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OVIDIO (43-17 A.D) El 8 d.C Ovidio fue condenado al exilio por orden del emperador; las razones que justifican tal proceder de Augusto constituyen uno de los enigmas más debatidos en la historia literaria latina, pues, si bien Ovidio se refiere en varias ocasiones a los motivos del destierro, nunca quiso decir cuáles fueron en concreto. Tal vez, el texto más explícito a ese respecto de cuantos escribió, sea el que puede leerse en Trist.II 207-212. Las interpretaciones formuladas con respecto a este pasaje son variadísimas, intentando romper ese silencio a que el propio poeta se obliga para no volver a ofender –con la mera mención de las razones de su castigo- la majestad de Augusto. El silencio es, por tanto, voluntario, en tanto que con él –y con sus poemarios escritos en el exilio bajo el título de Tristia y Epistulae ex Ponto –guardó siempre la esperanza del perdón. Las Metamorfosis, la última obra concebida antes de la relegatio (8 d.c.), responden a una evolución de su carrera literaria buscada por Ovidio, evolución que el exilio truncó. En efecto, el poeta, que había iniciado su actividad con la elegía amorosa (Amores), quiso cultivar géneros distintos y se introdujo en la elegía didáctica (Ars remedia, Medicamina), en la tragedia con su Medea perdida, >>inventó<< el género de Heroidas, compuso Phaenomena, traducción de la obra homónima de Arato, e incluso albergaba la intención de escribir epopeya, si se considera que no son meras recusationes las de Amores, y que el maius opus no debe referirse sólo a la tragedia. Es la última obra anterior al destierro, pero no la única, pues en el año 2 d.C. inicia la composición simultánea de Metamorfosis y Fastos, con la idea de que éstos fueran la obra etiológica que culminase su producción elegíaca, siguiendo los pasos de su admirado Propercio, para convertirse en el definitivo Calímaco romano. Paradójicamente Ovidio, pese a que había pensado escribir acerca de la religión y la realidad romanas antes de concebir lsa Metamorfosis, tuvo que abandonar sus Fastos al no sentirse cómodo con un tema que veía que se le agotaba, dado que el mundo que tenía ante sus ojos no le ofrecía apoyo alguno para una obra de tal clase, pues el nombramiento de Tiberio como heredero de Augusto en el 4 d.C le obligaba a introducir temas que no estaban prefigurados en la tradición del género. Las Metamorfosis se convierten así en herederas, compendio y clímax de su producción. Clímax porque pretende que sea su obra más perfecta, perfección que en varios pasajes de su Tristia lamenta

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Page 1: Ovidio

OVIDIO (43-17 A.D)El 8 d.C Ovidio fue condenado al exilio por orden del emperador; las razones que justifican tal proceder de Augusto constituyen uno de los enigmas más debatidos en la historia literaria latina, pues, si bien Ovidio se refiere en varias ocasiones a los motivos del destierro, nunca quiso decir cuáles fueron en concreto. Tal vez, el texto más explícito a ese respecto de cuantos escribió, sea el que puede leerse en Trist.II 207-212. Las interpretaciones formuladas con respecto a este pasaje son variadísimas, intentando romper ese silencio a que el propio poeta se obliga para no volver a ofender –con la mera mención de las razones de su castigo- la majestad de Augusto. El silencio es, por tanto, voluntario, en tanto que con él –y con sus poemarios escritos en el exilio bajo el título de Tristia y Epistulae ex Ponto –guardó siempre la esperanza del perdón. Las Metamorfosis, la última obra concebida antes de la relegatio (8 d.c.), responden a una evolución de su carrera literaria buscada por Ovidio, evolución que el exilio truncó. En efecto, el poeta, que había iniciado su actividad con la elegía amorosa (Amores), quiso cultivar géneros distintos y se introdujo en la elegía didáctica (Ars remedia, Medicamina), en la tragedia con su Medea perdida, >>inventó<< el género de Heroidas, compuso Phaenomena, traducción de la obra homónima de Arato, e incluso albergaba la intención de escribir epopeya, si se considera que no son meras recusationes las de Amores, y que el maius opus no debe referirse sólo a la tragedia. Es la última obra anterior al destierro, pero no la única, pues en el año 2 d.C. inicia la composición simultánea de Metamorfosis y Fastos, con la idea de que éstos fueran la obra etiológica que culminase su producción elegíaca, siguiendo los pasos de su admirado Propercio, para convertirse en el definitivo Calímaco romano. Paradójicamente Ovidio, pese a que había pensado escribir acerca de la religión y la realidad romanas antes de concebir lsa Metamorfosis, tuvo que abandonar sus Fastos al no sentirse cómodo con un tema que veía que se le agotaba, dado que el mundo que tenía ante sus ojos no le ofrecía apoyo alguno para una obra de tal clase, pues el nombramiento de Tiberio como heredero de Augusto en el 4 d.C le obligaba a introducir temas que no estaban prefigurados en la tradición del género. Las Metamorfosis se convierten así en herederas, compendio y clímax de su producción. Clímax porque pretende que sea su obra más perfecta, perfección que en varios pasajes de su Tristia lamenta no haber conseguido pues su precipitada salida de Roma le impidió la última lima, por lo que, al modo de Virgilio con su Eneida, decidió quemarlas sin conseguir tampoco su desaparición. Sin embargo, por muy insatisfecho que se muestre Ovidio, sus Metamorfosis son una obra más universalmente conocida, como de Virgilio lo es la Eneida y de Horacio las Odas. El libro III se inicia con la búsqueda de Europa por parte de su hermano Cadmo, lo que nos adentra en las leyendas de la geneología Tebana (Acteón, Sémele, Baco), con la inclusión de la historia de Narciso, y lo termina el castigo de Penteo. El propio Ovidio nos indica cómo pretende desarrollar todo este contenido en los cuatro primeros versos de su obra: >>Mi inspiración me lleva a hablar de las figuras transformadas en cuerpos nuevos (in nova…mutatas…/corpora): dioses entrelazad mi poema sin interrupción desde los albores del origen del mundo hasta mi época (primaque ab origine mundi/ad mea perpetuum deducite tempora carmen)<<. Ovidio pretende establecer un nexo que justifique por qué unos episodios suceden a otros, pero sin renunciar la libertad de engarzar relatos que de por sí tienen entidad propia. -Y ya el dios, despojándose de la apariencia del engañoso toro, había declarado quién era, y se encontraba en los campos dicteos, cuando el padre de la muchacha, que nada sabía, ordena a Cadmo que parta en busca de la raptada, y le impone como castigo, si no la encuentra, el destierro, mostrándose por este acto a la vez piadoso y malvado. ´

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-En medio de tantas prosperidades fue un nieto tuyo, Cadmo, tu primer motivo de dolor, y unos curnos postizos añadidos a su frente, y también vosotros, perros que os saciasteis de la sangre de vuestro dueño. Y sin embargo, si bien se mira, se encontrará en él una falta de la Fortuna y no un crimen; pues ¿qué crimen podía haber en un error? Acteón, a quien Ovidio no nombra hasta el verso 230, hijo de Autónoe, una de las hijas de Cadmo, hermana de Ino, Ágave, Sémele, Polidoro y Ilirio. -Los comentarios fueron diversos; a unos les pareció que la diosa había sido más rigurosa de lo justo, otros la aprueban y la llaman digna de su austera virginidad; los dos bandos encuentran sus razones. La esposa de Júpiter es la única que, en vez de hablar de si censura o alaba el hecho, se alegra de la desgracia que aflige a la casa de Agénor, y el odio acumulado contra su rival de Tiro lo traslada a quienes comparten su sangre. Pero he aquí que un nuevo motivo viene a añadirse al anterior, y sufre de que esté Sémele grávida de la semilla del gran Júpiter; desata entonces su lengua en recriminaciones: "¿Pero de qué me han servido las recriminaciones tantas veces?, dijo. "A ella es a quien hay que atacar; a ella la he de perder si con justicia se me llama la augusta Juno, si soy digna de sostener en mi diestra un cetro de piedras preciosas, si soy reina y la hermana y esposa de Júpiter, la hermana por lo menos."-Mientras tales cosas sucedían en la tierra en virtud de la ley del destino, y quedó asegurada la cuna del dos veces nacido Baco, cuéntase que Júpiter, encontrándose eufórico por el néctar, dejó a un lado sus graves inquietudes y se puso a bromear despreocupadamente con Juno, que también estaba libre de cuidados, y le dijo… Ella le contradice. Decidieron consultar el parecer del sabio Tiresias; conocía este los dos aspectos del amor; pues con un golpe de su bastón había maltratado los cuerpos de dos grandes serpientes que estaban en cópula en la verda selva, y, convertido, cosa prodigiosa, de hombre en mujer, había pasado así siete otoños; al octavo vio de nuevo a las mismas serpientes y dijo: "Si el poder de los golpes que recibís es tan grande que hace que se transforme en su contraria la naturaleza de quien os los da, voy a heriros también ahora." -Así él, famosísimo en las ciudades de Aonia, daba respuestas siempre certeras al pueblo que venía a consultarle. La primera que hizo la prueba de la credibilidad y garantía de sus oráculos fue la azul Liríope, a quien un día el Cefiso aprisionó en su sinuosa corriente, y, cautiva en sus aguas, la violó. De su vientre grávido dio a luz la bellisima ninfa un niño que ya en aquel momento hubiera podido despertar la pasión amorosa, y le llamó Narciso. Durante mucho tiempo pareció vana esta fórmula del adivino: pero la hizo valer el resultado, la realidad, el género de la muerte y lo inaudito de la locura. Perseguía él un día hacia las redes a los espantados ciervos, cuando lo vio la ninfa de la voz, la que no ha aprendido ni a callar cuando se le habla ni a hablar ella la primera, Eco, la resonadora. Un curpo era todavía Eco, y no sólo una voz; pero, charlatana ya entonces, no tenía para el uso de su boca otras facultades que las que ahora tiene, las de poder repteir, de entre muchas palabras, sólo las últimas. Era esto obra de Juno, porque, siempre que ésta podía sorprender, y era con frecuencia, a ninfas acostadas en el monte con su Júpiter, aquella, astuta, la retenía con sus largas conversaciones hasta que las ninfas hubiesen podido huir. Cuando la Saturnia se dio cuenta de esto, le dijo: "De esa lengua con la que me has engañado se te dará un servicio restringido, y el más breve uso de tu voz." E incorporándose un poco y tendiendo sus brazos a las selvas que le rodean, habla así: "¿Alguien, oh selvas, ha amado con mayor sufrimiento? Porque vosotras lo sabéis y habéis sido para muchos un cómodo escondrijo. ¿Acaso, siendo tantos los siglos de la vida que han transcurrido para vosotros, recordáis en toda esa larga etapa a alguien que así se haya consumido?"

Page 3: Ovidio

-Cuando se supo el suceso, proporcionó al adivino justa fama en las ciudades de Acaya, y era inmensa la reputación del vidente. El único que entre todos lo desprecia es el Equiónida, el escarnecedor de los dioses, Penteo, que se ríe de las palabras proféticas del anciano, y le echa en cara sus tinieblas y la desgracia de haber perdido la luz. Él, moviendo sus sienes que blanqueaban de canas, le dice: "¡Qué felix serías si también tú te vieras privado de esta luz y no pudieras ver los ritos de Baco! Porque llegará un día, que auguro que no está lejos, en que venga aquí un desconocido, Líber, el vástago de Sémele; si a éste no lo honras con templos, se te despedezará y disipará por mil lugares, y con tu sangre mancharás las selvas y a tu madre y a las hermanas de tu madre. (Cadmo + Armonía 1.Autónoe Acteón; 2.SémeleBaco; 3.Ágave + Equíon, uno de los Espartos sobrevivientesPenteo) Así ocurrirá; pues no otorgarás a esa divinidad sus honores, y te lamentarás de que yo haya visto demasiado bajo estas tinieblas mías." "Qué locura, hijos de la serpiente, descendencia de Marte, ha ofuscado vuestra razón? Los tebanos son descendientes de los Espartos, y por tanto de la serpiente que mató Cadmo; por ello mismo son también linaje de Marte, puesto que la serpiente era vástago del dios, sin que la mitología precise cómo, ni quién era su madre. ¿O es que Acrisio tiene bastante energía para despreciar a esa ficticia divinidad y cerrarle a su llegada las puertas de Argos, y en cambio va a aterrorizar ese advenedizo a Penteo y a toda Tebas? Marchas presto –ordena a sus criados-, merchad y arrastrad aquí al cabecilla encadenado. Que no haya tardanza ni flojedad en ejecutar mis órdenes.