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ESPECIAL PARA 1er ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE EXPERTOS EN HEMATURIA VESICAL BOVINA.ZARUMA, ECUADOR 15 y 16 DE NOVIEMBRE 2006
OTRAS CONSIDERACIONES ETIOPATOLÓGICAS DE LAHEMATURIA VESICAL BOVINA
ALFREDO SÁNCHEZ-VILLALOBOS, MED VET MSc. UNIVERSIDAD DELZULIA, FACULTAD DE Cs VETERINARIAS. [email protected]
RESUMENLa intoxicación por consumo de plantas del genotipo Pteridium resulta de laconjugación múltiple de factores, características, procesos, fenómenos y hechosconcurrentes que conforman sistemas interdependientes e interrelacionados en unaprogresión territorial extensa, complicada e inconstante, que terminan dando a laproblemática una complejidad múltiple. La combinación de sequía, alta viabilidad ycrecimiento del helecho, hábitos de pastoreo, alta concentración de metabolitos en lasplantas jóvenes parecen ser los elementos que implican mayor riesgo deenvenenamiento de los animales. En el caso de los bovinos, la conducta de pastoreo,caracterizada por la búsqueda de alimento al caminar a lo largo de las cercas o dentro delos bosques, donde la humedad está mejor preservada, favorece acceder aunque condificultad a los helechos pequeños y jóvenes, los cuales resultan tiernos y atractivoscomo alimento, no así las hojas grandes, que son fácilmente percibidas, pero que lesresultan toscas y poco palatables. Entonces, la toxicosis por consumo del “helecho delos pastos” o “Llashispa” es producto de la coexistencia e interrelación de un conjuntode factores múltiples, que culminan con la ocurrencia, en diferentes especies animales,de un número importante de enfermedades que por su origen común han sidoacertadamente descritos como síndromes de una misma patología. Dependiendo de laespecie animal presente y de las características de explotación que prevalezcan, se haránpresentes uno o varios de los episodios del envenenamiento. Estas reflexiones permitenconcluir que las intoxicaciones por plantas responden a procesos de carácter complejoque tiene impacto no sólo sobre la salud animal sino también en la salud pública, lo quea su vez define que el abordaje de los programas de prevención y control deberánrealizarse de manera integral atendiendo todos los factores involucrados, única formade alcanzar el éxito necesario.
Introducción.-
El estudio epidemiológico de una asociación causal persigue esencialmente prevenir la
enfermedad. El propósito principal de la epidemiología es investigar y descubrir, los
múltiples factores que originan un proceso patológico y por tanto las asociaciones que
ofrezcan posibilidades para la prevención de la enfermedad. El éxito en el control de
una determinada patología depende primordialmente del conocimiento que se tenga de
la asociación causal que la origina; se trata de averiguar las relaciones existentes entre la
enfermedad y las condiciones que la rodean. La prevención depende de adoptar las
medidas apropiadas para impedir que se produzca el estímulo etiológico que originará la
problemática.
Causalidad múltiple
El concepto de causalidad múltiple expresa -en un sentido amplio- la participación de
una serie de factores, en una asociación dada, cuya consecuencia es la aparición de un
fenómeno. Este concepto ha sido planteado desde tiempos remotos por filósofos,
médicos y muchos otros profesionales de las ciencias. A través del tiempo, la evolución
del pensamiento científico ha dado grandes vaivenes, unas veces rechazando su
concepción y retornando a creencias anteriores, y en otras respaldando la noción
discutida. Así, la noción de causalidad múltiple o conjunto causal se ha convertido en
parte fundamental del desarrollo de la medicina, a tal punto que hoy no se centra la
atención únicamente en una sola causa etiológica específica, que en algunos casos
incluso podría no ser necesaria, debido a la existencia de una multiplicidad de factores
causales.
Sobre este enfoque, cualquier efecto, llámese salud o enfermedad, es producto de la
participación intrincada y alcance de múltiples factores, que pudiese representarse
mostrando sólo la acción directa entre las causales y el efecto resultante {FIG. 2.1};
pero es importante considerar que entre dichos factores causales puede existir también
interacción y a su vez, cada uno de ellos puede estar integrado, asociado o influenciado
por una serie de distintas variables o elementos. {FIG. 2.2}. En conclusión, el conjunto
etiológico que produce una enfermedad es casi siempre la combinación de múltiples y
variados factores causales y nunca la acción aislada de uno de ellos. Esta concepción de
etiología múltiple corresponde al concepto holístico o de causalidad holística, que
ratifica que son los entes en su totalidad los que participan y no partes de la composición
de estos, actuando como un todo, sin independencia, en solidaridad e interacción entre
ellos y con respecto a la totalidad.
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DENTRO DE ESA CONNOTACIÓN HOLÍSTICA, EL AGENTE CAUSAL DE UNAENFERMEDAD SE DESCRIBE COMO UN ELEMENTO, UNA SUSTANCIA O UNA FUERZA,
ANIMADA O INANIMADA, CUYA PRESENCIA O AUSENCIA PUEDE, ENTRANDO ENCONTACTO EFECTIVO CON UN HOSPEDADOR SUSCEPTIBLE Y EN CONDICIONES
AMBIENTALES PROPICIAS, SERVIR COMO ESTÍMULO PARA INICIAR O PERPETUAREL PROCESO DE ENFERMEDAD.
Patogenia de la intoxicación
La intoxicación por Pteridium se desarrolla dependiendo de la interacción y confluencia
de un conjunto de factores relacionados a la tríada epidemiológica, ésta última se
plantea por la confluencia y relación de los siguientes factores: PLANTA - ANIMAL –
MEDIO AMBIENTE, donde el HOMBRE asume y juega un papel de intervención,
puesto que el equilibrio o balance resultante de esa interacción combinada y
permanente, depende básicamente de la actitud y conducta, individual y colectiva, que
ese hombre toma respecto a él y los otros elementos, {FIG. 2.1}.
Ahora bien, cada uno de estos factores está conformado por otra serie de características,
procesos, fenómenos y hechos concurrentes que conforman verdaderos sistemas
interdependientes e interrelacionados en una escala espacial vasta, complicada y
cambiante, que terminan dando a la problemática una complejidad múltiple, razón por la
cual estos autores destellan para la intoxicación por consumo del helecho un origen
multifactorial, FIG. 2.2.
FIGURA 2.1: REPRESENTACIÓN DE LA TRÍADA EPIDEMIOLÓGICADETERMINANTE DE LA TOXICOSIS
FUENTE Y DISEÑO: SÁNCHEZ, 2006
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PLANTA
M. AMBIENTEANIMAL
HOMBRE HOMBRE
FIGURA 2.2: ILUSTRACIÓN GRÁFICA DE LA CONFLUENCIA E INTERACCIÓNDE FACTORES, CARACTERÍSTICAS, HECHOS, FENÓMENOS Y PROCESOS
QUE DEFINEN LA TOXICOSIS POR Pteridium
FUENTE Y DISEÑO: SÁNCHEZ, 2006
La aparición de la toxicosis está sujeta, de esa manera, a la interacción de un conjunto
de factores que inciden sobre las formas clínicas del cuadro: la influencia del animal,
los factores ambientales, el influjo del hombre y los aspectos asociados la planta, se
fusionan, componen y hacen posible la existencia de varios cuadros clínicos dentro de
una misma intoxicación.
Factores y hechos concurrentes
La toxicosis por consumo de esta maleza está sujeta así a cofactores que inciden en la
aparición de las diferentes formas clínicas del cuadro. Por una parte esta sujeta a la
influencia del animal donde intervienen los siguientes elementos: la especie, raza,
estado fisiológico, enfermedades concomitantes, edad, hábitos alimenticios, tipo de
alimentación, finalidad, tiempo de permanencia, vicio al helecho, calidad genética, entre
otros. A las condiciones del medio ambiente definidas por características como:
clima, altitud, vientos, incidencia de la luz solar, calidad del suelo, topografía, calidad
de pasturas, etc.
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PLANTA
ANIMAL AMBIENTE
HOMBRE HOMBRE
A estos debe adicionarse la influencia de la planta precisada por hechos tales como:
edad, estado fenológico, variedades y ecotipos, medidas de control, tala de los bosques,
entre otros. Así como la acción del hombre, determinada por: conocimiento sobre la
toxicosis, tipo de explotación, disponibilidad de recursos, capacidad gerencial, entre
muchas otras. Todos estos elementos integrados {TABLA 2.1} forjan la existencia de
varios cuadros clínicos en la intoxicación por consumo de helecho. Entonces,
dependiendo de cuales condiciones prevalezcan se presentará la problemática en alguna
o varias de sus formas posibles {síndromes}.
Condiciones favorables a la intoxicación
Una inmensa mayoría de los investigadores coincide en la defensa a ultranza de la
etiopatogenia multifactorial descrita anteriormente; sin embargo, no son concurrentes
los criterios relacionados a cuales de estos elementos predominan en la definición de
cada uno de los síndromes posibles. Así, surgen teorías sobre la existencia de
sinergismo entre dos {2} o más elementos y/o factores de la relación multicausal. Pero,
existiendo siempre la idea central que mantiene a genotipos del Pteridium como causal
determinante de los síndromes. En líneas generales, se destacan que los siguientes
aspectos contribuyen de manera significativa a la aparición de los mismos: {i}
Pteridium no representa una mala opción forrajera, especialmente en época de escasez;
{ii} la ingestión repetida y compulsiva del helecho conlleva al desarrollo de vicio por la
planta; {iii} la carencia de fibra en la dieta.
TABLA 2.1: LISTADO DE FACTORES Y COFACTORES {ELEMENTOS} QUE SEINTERRELACIONAN PARA DEFINIR LA TOXICOSIS
PLANTA ANIMAL M. AMBIENTE HOMBREedad especie, raza clima, altitud conocimientovariedad yecotipos
edo. fisiológico,edad vientos, suelos gerencia
fenología enfermedades luz solar recursosfinalidad, tiempo topografía
FUENTE: VARIOS AUTORES. DISEÑO: SÁNCHEZ, 2006
A estos, se han sumado otras peculiaridades como: {iv} la alta viabilidad y crecimiento
del helecho; {v} la conducta de pastoreo de los bovinos, caracterizada por la búsqueda
de alimento al caminar a lo largo de las cercas o dentro de los bosques, donde la
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humedad está mejor preservada, lo cual favorece acceder -aunque con dificultad- a los
helechos pequeños y jóvenes, los cuales resultan tiernos y atractivos como alimento; y,
{vi} la alta concentración de metabolitos en las plantas jóvenes.
Sobre esta misma perspectiva multifactorial se han realizado, a nivel mundial, diversas
investigaciones sobre otros tipos de intoxicaciones por plantas, donde se ha puesto de
manifiesto la conexión de diversos factores coherentes con la tríada epidemiológica ya
señalada, lo que ha permitido entender las problemáticas, minimizarlas y en algunos
casos, prácticamente eliminar la ocurrencia de casos clínicos. En casi todos los temas
estudiados, las toxicosis se asocian a la época del año, con mayor énfasis en la fase seca,
donde hay predominio de la planta tóxica y los animales se encuentran con baja
disponibilidad de pastos, así como también al estado fenológico de la planta resultando,
casi siempre, las semillas con un contenido más alto del tóxico al igual que las hojas, no
obstante los problemas pueden aparecer de manera esporádica a lo largo del año.
A modo de ejemplo cabe mencionar algunos de estos estudios: en el caso de la toxicosis
por Cynodon nlenfuensis {pasto estrella}, la intoxicación está directamente relacionada
a la concentración en la planta de un glucósido cianogénico, a la exposición al tóxico en
función del tiempo, al estado fisiológico de los animales y al manejo. Los factores
dependientes de la fertilización nitrogenada, la fenología de la planta {retoños}, la
escasa luminosidad y el predominio de épocas lluviosas, son aspectos que condicionan
una mayor producción y acumulación del tóxico en la planta.
Lantana camara, Ageratun houstonianum y Crotalaria sp. son plantas productoras de
dermatitis fotodinámica de origen hepatógeno, que se asocian a varios factores como el
tipo de manejo: pastoreo o forrajes, el estado fisiológico de los animales, el estado
fenológico de esas plantas, entre otros. Es de señalar que en ellas intervienen algunos
factores comunes tales como la predisposición a la enfermedad por alto consumo de la
planta después de un ayuno prolongado, el tipo de manejo, edad, la existencia de otras
enfermedades concomitantes, y que por tratarse de diferentes especies vegetales, los
factores dependientes de la acumulación de los tóxicos varían, lo cual a su vez esta
relacionado al tipo de suelo donde se desarrollan con mayor facilidad.
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En cabras, plantas del género Ipomoea {violacea y purpurea} suelen provocar signos
nerviosos semejantes a la embriaguez con marcha torpe acompañada de debilidad,
anemia, enflaquecimiento, temblores musculares en varias partes del cuerpo y
desequilibrio del tren posterior que culminan en paresia, decúbito lateral y muerte. El
metabolito involucrado parece ser una amida del ácido lisérgico, considerado fuerte
alcaloide. La problemática por él causada se asocia a explotaciones extensivas, con
deficiente manejo sanitario y alimenticio, épocas de sequía y pobre palatabilidad de los
animales. La reducción de las pérdidas requiere corregir los factores y restringir el
ramoteo a horas de mayor calor, ya que la toxina parece ser sensible a la temperatura y
capaz de traslocarse a los rizomas bajo tales circunstancias.
Un denominador común de todos los casos señalados es el estado fisiológico y de salud
en que se encuentra la masa animal expuesta; ya que la integridad de los sistemas
destoxificadores resulta imprescindible para una correcta biotransformación de los
xenobióticos con particular interés el hígado, por su participación directa en los
procesos metabólicos asociados al complejo enzimático vinculado al citocromo P450,
de ahí que por ejemplo la existencia de fascioliosis hepática con el subsiguiente daño
del órgano, disminuirá la capacidad de respuesta de este y por consecuencia, los
animales así expuestos a plantas potencialmente tóxicas, resultarán enfermos con una
dosis relativamente menor que otros animales sanos.
Vista de esa manera, la toxicosis sólo puede ser correctamente abordada mediante un
enfoque multidisciplinario, donde con el concurso de diferentes especialidades de las
ciencias agropecuarias, biomédicas y naturales, así como de las llamadas exactas
{química, bioquímica, física, entre otras}, podrá brindarse integralmente una respuesta
rápida y acertada para el diagnóstico y fisiopatología del proceso, todo lo cual permitirá
contribuir a la explicación de los fenómenos involucrados y sobre todo a proponer las
soluciones prácticas necesarias para el control de las pérdidas económicas y sociales que
esta problemática representa.
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FACTORES CORELACIONADOS A CADA UNO DE LOS SÍNDROMES
1-. DEFICIENCIA DE TIAMINA Ó POLIOENCEFALOMALACIA {PEM}
Este síndrome esta definido por una deficiencia de tiamina {vitamina B1} inducida por
efecto de una enzima existente en el helecho, la tiaminasa tipo 1. El papel tóxico del
vegetal deriva de la enzima tiaminasa I, que se encuentra en su follaje y rizoma; ella
destruye a la tiamina (vitamina B1) en el tracto digestivo, por lo que los síntomas de la
intoxicación corresponden a los de una deficiencia aguda de ésta. En virtud que los
monogástricos son incapaces de sintetizar esta vitamina, resultan altamente susceptibles
al metabolito; los caballos son los más afectados, aún cuando también se ha reproducido
en cerdos y roedores. Los equinos deben consumir una dieta que contenga de 3 a 5 por
ciento de helecho por lo menos 30 días antes de que aparezcan los signos clínicos de la
intoxicación. Los rumiantes se afectan rara vez porque producen –mediante la
microflora- gran cantidad de vitamina B1 en el rumen; pese a ello, las ovejas pueden
ser envenenadas de forma experimental si se alimentan con cantidades grandes de la
maleza por períodos prolongados o altas cantidades de rizomas {hasta un 30}.
Ahora bien, los rumiantes no son capaces de sintetizar por sí mismos todas las vitaminas
del grupo B y por lo tanto necesitan del aporte externo de los insumos y de condiciones
ideales en la panza o rumen {correcto pH} que favorezca la supervivencia y
proliferación de microorganismos capaces de sintetizarlas. Estos microorganismos son
muy sensibles a la acidez y por lo tanto cuando se consumen grandes cantidades de
concentrados {cereales, melaza y otros carbohidratos} respecto a la cantidad de fibra
larga mayor a 10 cm. (pasto, heno) se produce una mayor cantidad de ácido láctico
creando un ambiente marcadamente ácido e indeseable. Además en este ambiente
proliferan ciertos microorganismos {Gram positivos} que producen tiaminasa y
substancias análogas que actúan engañando al organismo, agravando más el problema.
Epizootiología
La tiamina es esencial como coenzima en el metabolismo de los alfacetoácidos y
alfacetoazucares. Es cofactor de enzimas como el piruvato deshidrogenasa y alfa
cetoglutarato deshidrogenasa que son vitales para el metabolismo de los carbohidratos,
y de la enzima trancetolasa, necesaria para el ciclo de las pentosas y síntesis de
acetilcolina. Su déficit determina una disminución del metabolismo de la glucosa en el
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cerebro, produciéndose un cambio en el metabolismo que pasa de ser aeróbico a
anaeróbico, de forma similar a lo que ocurre en las lesiones provocadas por ausencia de
oxigeno {hipoxicas} o en la detención de la circulación arterial {isquémicas}. Además
podría darse lugar a alteraciones genéticas de estas enzimas que serian desenmascaradas
con el déficit de tiamina. Actualmente se piensa que la tiamina afecta el transporte
activo de iones en las terminales nerviosas y es necesaria para la regeneración y
mantenimiento del potencial de membrana.
Estos cambios metabólicos producen lesiones estructurales cerebrales específicas. La
razón de esta distribución focal no se conoce totalmente, ya que la deficiencia de
tiamina se produce en todas las áreas cerebrales más o menos al mismo nivel. Sin
embargo, la transcetolasa, pierde la actividad rápidamente. Probablemente, la diferencia
obedezca a que algunos núcleos son morfológica y bioquímicamente más sensibles a la
deficiencia.
Signos clínicos
El envenenamiento en caballos por consumo del helecho es infrecuente y se caracteriza
por una depresión del sistema nervioso central denominada polioencefalomalacia. Los
primeros signos surgen 3 a 4 semanas después del inicio del consumo, pero suele
reducirse cuando los animales se alimentan en establos con heno contaminado. El
apetito y conducta pueden no verse afectados, pero algunos animales suelen perder peso.
La depresión, los temblores musculares evidentes, el paso no coordinado, especialmente
de las patas traseras y la parálisis son típicos del envenenamiento; incluso, la marcha
puede llegar a ser totalmente incordinada (atáxica) con cruzamiento de las patas
anteriores y amplia acción de las posteriores, lo que conlleva a una postura anormal con
base ancha, arqueamiento del dorso y acurrucamiento. También pueden demostrar
cólico, estreñimiento, hemoglobinuria, anemia severa, temperatura elevada, ritmo
cardíaco acelerado y arritmias. En fase terminal, el caballo cae con facilidad o se
recuesta mostrando signos de hiposensibilidad con movimientos convulsivos.
En las ovejas, la afección clínica se caracteriza por producir signos moderados y/o
severos a nivel del sistema nervioso. Temblores, desorientación, incoordinación,
depresión, convulsiones y muerte han sido descritos en varios casos, donde la
desviación de la pupila a una posición inclinada surge como una evidencia temprana de
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la enfermedad {ver Figura 3.2}. En casos agudos se describe dificultad respiratoria
brusca, depresión, decúbito y muerte en 6 a 8 horas. Los cerdos que pastan pueden
desenterrar y consumir rizomas del helecho, capaces de inducir la patología. Los signos
aparecen cuando los rizomas rebasan el 25% de la dieta, prevaleciendo anorexia,
decúbito, dificultad respiratoria y muerte tras 6 horas de evolución. En los bovinos, los
signos clínicos más destacados incluyen decúbito, ceguera aparente, espasmos tónico de
los músculos del cuello {opistótonos}, andar tambaleante y movimientos de pedaleo.
2-. CEGUERA BRILLANTE DE LAS OVEJAS {CB}
Se trata de una retinopatía degenerativa de los ovinos causada por estenosis de las
venas y, consecuentemente, atrofia progresiva de la retina. La lesión se acompaña de
degeneración del neuroepitelio retinal y alta reflexión del tapetum lucidum en medios
oscuros y semi oscuros, lo que conlleva a ceguera bilateral y permanente, razón por la
cual la afección ha sido denominada ceguera brillante {bright blindness}. El
ptaquilósido presente en el helecho (Llashipa) ha sido involucrado experimentalmente
como responsable de producir este cuadro; sin embargo, el metabolito causal aún es
desconocido.
Epizootiología
Se trata de una degeneración retiniana progresiva causada -probablemente- por el
ptaquilósido y observada en las ovejas que permanecen más de tres años en pastos muy
ricos en helecho común. La enfermedad ocurre en animales mayores a 4 años de edad,
siendo rara antes de los 2 años. Los primeros signos de la dolencia experimental son
observados cuatro {4} meses después de la administración del ptaquilósido
determinando la aparición de la degeneración progresiva de la retina. La enfermedad
igualmente puede ser reproducida a partir de la décimooctava semana con concentrados
conteniendo 50% del helecho seco {aprox. 1 Kg. por día}.
Signos clínicos
El síntoma más precozmente detectable es el aumento de la reflexión a partir del
tapetum lucidum, el cual aparece como un espejo al ser evaluado por oftalmoscopia. En
algunos casos parte los vasos sanguíneos de la coroides pueden estar visibles, aunque
las lesiones están confinadas a la retina; la capa de células sensibles a la luz, conos y
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bastones, y la capa granulosa o nuclear externa se encuentran completamente
destruidas, conjuntamente con porciones de la capa nuclear interna. Los animales
afectados quedan ciegos y se niegan a moverse, pero se mantienen despiertos y alerta.
Las pupilas están dilatadas y muestran escasos reflejos a la luz y al peligro.
3-. SÍNDROME HEMORRÁGICO AGUDO {SHA}
Este síndrome ocurre principalmente en bovinos jóvenes recién incorporados a áreas
donde el helecho está presente, aunque también se ha descrito en animales de mayor
edad. Esta enfermedad aguda es la manifestación clínica de un cambio degenerativo
súbito en las células de crecimiento más rápido del cuerpo, por acción de las toxinas
sobre la médula ósea. Una dosis de 10 grs/kg/día de materia verde del helecho por 3 a 4
semanas es suficiente para provocarlo. La tasa de morbilidad alcanza un 70% y su
letalidad 100%. Esta patología es más común y relevante en el ganado bovino, sin
embargo el ovino es igualmente afectado, pero con menor incidencia.
Epizootiología
El SHA afecta principalmente animales jóvenes menores de dos años de edad, aunque
puede ocurrir en adultos y becerros, cuando ingieren diariamente cuantidades mayores a
10 grs/Kg. de la planta, durante algunas semanas a pocos meses. La toxina induce
aplasia medular ocurriendo hemorragias mucho antes de la aparición de anemia, debido
a la corta vida media de las plaquetas. El cuadro responde a la siguiente secuencia: las
células que dan origen a las plaquetas se agotan durante la aplasia de la médula ósea y
una trombocitopenia profunda {disminución del contaje de plaquetas} se produce en
consecuencia; esto causa una crisis hemorrágica aguda severa. Otras células del sistema
hematopoyético también se ven afectadas, sobre todo la formación de granulocitos y
linfocitos, originando una leucopenia severa. En el ganado bovino, el desarrollo de la
trombocitopenia toma más de tres semanas, suficiente para causar una crisis
hemorrágica.
De acuerdo a los informes, casos de intoxicación aguda por consumo de helecho común
son esporádicos, generalmente con morbilidad baja y alta mortalidad. En ciertas épocas
del año, pueden alcanzar grandes proporciones en algunas áreas. La incidencia es más
alta al final de la sequía, presumiblemente por incrementarse el consumo de la maleza.
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Escasez de pastizales, clima adverso, carencia de material fibroso y sobrepastoreo
podrían ser los responsable de desencadenar la intoxicación; adicionalmente, otros
autores citan que algunos animales desarrollan un gusto especial por la ingestión de la
planta {vicio}. Este síndrome en general se asocia al consumo de rebrotes y partes
tiernas aéreas de la maleza.
Signos clínicos
Los animales enfermos suelen presentar fiebre, palidez y petequias en las mucosas, que
se acompañan de hemorragias espontáneas por los orificios naturales, tales como melena
y epistaxis, como consecuencia al aumento en el tiempo de coagulación sanguíneo. Es
común que durante este curso clínico agudo algunos animales puedan encontrarse
muertos.
La signología clínica tiene inicio a tres {3} semanas de la exposición al helecho y hasta
8 semanas después de la última ingestión. Como ocurre leucopenia concomitante, los
animales son más susceptibles a las infecciones bacterianas, y en especial a la
septicemia hemorrágica. Los ovinos también padecen este síndrome de forma natural,
pero son mucho más resistentes que los bovinos. Algunos autores sugieren que la
diferencia en la susceptibilidad se debe al hábito alimenticio mucho más selectivo de los
ovinos, es decir a la pobre selectividad e insensibilidad gustativa de los bovinos durante
el pastoreo. Para el diagnóstico diferencial hay que considerar otras enfermedades
hemorrágicas, incluyendo pasteurelosis (manhemiosis), carbón bacteridiano o ántrax,
entre otras.
SHA en ovinos Casos de intoxicación natural han sido observados en ovinos provenientes de zonas
invadidas por helecho de Gran Bretaña {Inglaterra}, encontrando 37,2% de casos del
síndrome SHA. En Australia, ovinos intoxicados por la “especie” esculentum,
presentaron cuadros de toxicosis aguda, luego de ingerir grandes cantidades de rebrotes
durante meses.
4-. HEMATURIA ENZOOTICA BOVINA {HEB}
La HEB representa al síndrome de mayor prevalencia e importancia económica dentro
de la toxicosis; resulta de la combinación de la alta viabilidad del helecho, la
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concentración de metabolitos en las plantas jóvenes, su palatabilidad, los hábitos de
alimentación de los bovinos, y la inherencia viral. Ha sido denominado hematuria
crónica bovina, hematuria vesical bovina, hematuria enzootica bovina o vejigazo, y se
caracteriza por la emisión intermitente de sangre en la orina acompañada de períodos de
regresión de pocas semanas o meses, con poliuria y disuria, que responde a la presencia
de lesiones múltiples de la vejiga urinaria. Cursa además con cambios hematológicos y
bioquímicos importantes.
Epizootiología
La problemática se asocia a animales adultos mayores a dos años de edad y consumo
continuo de pequeñas cantidades de la planta durante un tiempo muy largo, razón por la
cual el padecimiento se considera de carácter crónico. Al respecto, se ha señalado que es
necesario el consumo de 200 a 500 g diarios de la planta tóxica durante seis meses a dos
años, para que se produzca este cuadro. Sin embargo, otros investigadores consideraron
que incluso cantidades de la planta menores a 10 grs/Kg. de peso vivo, ingeridas
durante menos de 1 año, ocasionan la aparición de este cuadro clínico. La morbilidad
esta entre 10 a 20% y su letalidad es del 100%.
La HEB se ha reportado en numerosos países de los continentes: Euroasiático {Gran
Bretaña, y parte del este de Europa; y varios países asiáticos: Japón, China, India,
Turquía, Filipinas}, África, Australia y Nueva Zelanda, y particularmente en América
{Norte: parte de los Estados Unidos; Centro: Costa Rica; Sur: Brasil, Bolivia, Ecuador,
Colombia y Venezuela}. Las pérdidas económicas de la enfermedad no han sido
cuantificadas, pero se considera como importante limitante en el crecimiento y
desarrollo de los animales en las fincas de las zonas montañosas del mundo. Estas
pérdidas se derivan de la disminución de peso, baja producción de leche, costo de
medicamentos y mano de obra, honorarios profesionales, bajo rendimiento en canal,
retraso en el crecimiento, costos de reemplazos, valor genético y muerte.
La HEB se manifiesta como un problema regional que suele ser mortal. Los bovinos
mayores de dos años de edad son afectados con mayor frecuencia, aunque la enfermedad
se observa también en ovejas y búfalos expuestos. La intoxicación se limita
fundamentalmente a tierras pobres, abandonadas o recién abiertas y tiende a desaparece
a medida que mejorar la fertilidad y el cultivo. No existe asociación estrecha entre un
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tipo de suelo concreto, aunque parece ser más frecuente en suelos ligeros. La cantidad
de ptaquilósido varía mucho según las distintas localizaciones geográficas y existe
buena correlación estadística entre su concentración y la incidencia de neoplasias en las
ratas alimentadas con helecho procedente de estas zonas.
El ptaquilósido es el causante de las lesiones tumorales de carácter maligno que se
descubren en los animales. Cuando el pH es alto, el ptaquilósido se convierte en un
intermediario, la dienona, sustancia que posee capacidad carcinógena. Se ha sugerido
que esta reacciona con el ADN, sobre todo con la adenosina, e inicia así la
carcinogenesis. Las hemorragias provenientes de la pared vesical son intermitentes y
provocan pérdidas de sangre mantenidas. La muerte se debe a la anemia hemorrágica
Investigaciones llevadas a cabo en el estado Mérida, Venezuela evidenciaron como
factores de riesgo asociados a la enfermedad clínica: edad mayor a los 24 meses y zonas
geográficas. No evidenciándose relación estadística con la cantidad de helechos
presentes en los potreros, ni con la manifestación de papilomatosis cutánea de los
animales; tampoco se comprobó asociación de la enfermedad con el grado de
tecnificación de las fincas, con el sexo, ni tipo racial de los animales. La existencia de
factores predisponentes como el sobrepastoreo, el ayuno prolongado, la falta de
disponibilidad de alimentos, el estado nutricional, el estado de salud, entre otros
muchos factores, pueden también condicionar la ocurrencia de la toxicosis en áreas
donde el helecho esta presente y los suelos son pobres y han sido abandonados.
Discusión sobre otro origen
La implicación o acción viral ha sido insistentemente asociada a este síndrome. En este
sentido, Campo y col. {1998}, si bien reconocen que las lesiones típicas de HEB pueden
ser reproducidas experimentalmente en bovinos con dieta de helechos, sugieren que la
inmunosupresión provocada por el consumo de Pteridium es un paso crítico necesario,
pero no suficiente para lograr la carcinogénesis; siendo necesaria la presencia de
papilomavirus bovino tipo 2 {BPV-2} para su desarrollo.
Esta hipótesis establece que infecciones latentes en combinación con carcinógenos e
inmunosupresores del helecho, exacerbarían los efectos de cada uno por separado. Sin
embargo, los mecanismos a través de los cuales se produce la transformación de
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papilomas a carcinomas no han sido explicados de forma convincente. Recientemente la
polémica vuelve a revivirse cuando Wosiacki (2002) y Wosiacki y col. 2003,
demuestran que la presencia de BPV-2, asociada a la acción de compuestos tóxicos del
helecho, conlleva a la progresión maligna de las lesiones de la mucosa vesical. Aunque,
Falbo y col. 2005, reportan que pruebas inmuno histoquímicas y de reacción de cadena
de polimerasa {PCR} resultaron negativas a la presencia del BPV en lesiones típicas de
HEB. Por lo que se puede concluir que el papel del papilomavirus es mucho más
especulativo que científico.
Al respecto, cabe señalar que el análisis de muestras de vejiga urinaria de animales
provenientes del municipio Campo Elías {Mérida, Venezuela} al microcopio
electrónico de transmisión demostraron la presencia de citomegalovirus {CMV}, un
virus perteneciente a la familia de los Herpesvirus, en lesiones con múltiples
hemorragias, ulceraciones y fibrosis de la pared, sugiriéndose que el CMV pudiese estar
implicado en la etiología de la HEB ó estar provocando una entidad patológica similar,
con signos indiferenciables entre ellas. Los resultados encontrados sugieren que la
hematuria presente en los animales estudiados es producida por un fenómeno de
ulceración múltiple de la pared vesical. Estos procesos ulcerativos tienen inicio en
fenómenos producidos en el espesor de la pared, en la lámina propia, y concluyen en la
erosión, de adentro hacia fuera, del epitelio de transición de la vejiga urinaria. Cuando
se configura el cuadro ulcerativo se desprenden, desde la úlcera, glóbulos rojos y restos
de la lámina propia, además de fragmentos del epitelio que recubren la zona afectada.
Se define que estas hemorragias, que concluyen en necrosis focal y múltiple, se
transforman en un proceso hemorrágico agudo, el cual a su vez, al no permitir la
regeneración de las zonas afectadas se transforma en un proceso crónico que no produce
la muerte del animal, pero que deteriora su salud. Cuando el proceso es masivo,
obviamente puede terminar en la muerte del mismo. El punto de partida de la
hemorragia está en la ruptura de la integridad de los capilares y probablemente de otros
elementos vasculares de menor calibre que irrigan la lámina propia de la vejiga. Estas
aseveraciones buscan explicar gran parte de la patogenia de la enfermedad, la cual hasta
el momento no ha sido establecida de forma definitiva.
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Concluye esa investigación, que la HEB puede ser consecuencia de la combinación o
sinergismo de los dos {2} agentes etiológicos: Pteridium y CMV. De tal manera, que
los inmunodepresores y carcinógenos presentes en el helecho estarían actuando como
agentes primarios, provocando entre otras cosas una disminución de la línea defensiva
de los bovinos, facilitando así la acción viral y la presencia de la enfermedad. Sin
embargo, la inexistencia de lesiones de carácter maligno, en esa investigación, deja
abiertas algunas interrogantes al respecto.
Signos clínicos
La HEB es una afección de carácter muy grave que se caracteriza clínicamente por la
presencia de sangre en la orina, la cual puede presentarse de manera intermitente o
continua, acompañada de anemia y pérdida progresiva de la condición corporal del
animal, y disminución marcada de la producción de leche. Este cuadro puede
prolongarse por algún tiempo desde meses hasta más de 2 años. Los animales que
sobreviven más tiempo pueden observarse en grave estado de caquexia.
Los hallazgos clínicos y clínico patológicos surgen como expresión de los tumores de
origen epitelial y vascular presentes en la vejiga urinaria, entre los que destacan: palidez
de las mucosas, taquipnea, taquicardia, pérdida de la condición corporal, leucocitosis,
altos niveles de nitrógeno ureico, hipoproteinemia y hipoalbuminemia, baja densidad
urinaria, proteinuria, presencia de sangre entera y nitritos en orina. Datos indicativos de
anemia, procesos infecciosos y disfunción renal. Los casos graves se manifiestan por
expulsión de grandes cantidades de sangre, a menudo en forma de coágulos, por la
orina. El animal desarrolla una anemia hemorrágica y puede morir tras una ó dos
semanas. En casos menos graves, la hematuria clínica es leve y discontinua, incluso
subclínica persistente o intermitente. El estado general empeora gradualmente a lo largo
de varios meses.
Desde el punto de vista general del cuadro, destaca la presencia de una serie de
alteraciones que indican que varios procesos metabólicos e infecciosos están
sucediendo a la vez, pudiendo existir una relativa asociación entre ellos. A la
exploración rectal, en algunos casos, puede palparse un engrosamiento de la pared
vesical. La infección bacteriana secundaria de la vejiga facilita el desarrollo de cistitis y
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pielonefritis. El cuadro en cualquier fase es irreversible, dada la gravedad de las
lesiones.
Las observaciones hechas en Brasil por Tokarnia y col. {2000} en relación a que los
bovinos que han ingerido la planta por algún tiempo, adquieren un vicio a continuar
ingiriéndola, resultan de gran interés y ha sido corroborada de manera empírica por
gran número de técnicos y ganaderos. Otro elemento clínico importante es el
relacionado con el estado de gestación de los animales, refiriéndose que en estas
circunstancias, las vacas suelen no presentar hematuria visible, aún cuando hubiesen
tenido la sintomatología previamente y que después del parto, la misma se vuelve a
manifestar y con mayor crudeza.
Hallazgos de laboratorio
Los resultados clínico patológicos de vacas con HEB muestran valores sanguíneos más
bajos que los de los controles sanos, advirtiendo una clara tendencia hacia el desarrollo
de anemia microcítica, probablemente debido a la pérdida crónica de la sangre a través
de orina. Al comparar los resultados de las vacas hematúricas con los valores de
referencia considerados normales, se ha evidenciado disminución en los niveles de
hematocrito y hemoglobina, lo que corrobora la presencia de anemia y explica la
aparición de algunas variaciones fisiológicas {signos vitales, en especial}, que han sido
descritas de manera frecuente en relación con la enfermedad. La pérdida crónica de
sangre produce anemia por deficiencia de hierro, lo que conduce a eritropoyesis
deficiente, en donde los eritrocitos son en gran parte más pequeños {microcíticos} ó
normales y en algunos de ellos se observa una hipocromía leve. Este tipo de anomalía
también ha sido descrita asociada a HEB por varios investigadores en otras partes del
mundo.
Al considerar el número promedio de glóbulos blancos se revelan diferencias
estadísticas significativas entre ambos grupos estudiados. Esta diferencia pudiese
relacionarse con la inmunosupresión causada por la presencia del metabolito
ptaquilósido en el helecho de los pastos, pero la ausencia de leucopenia y
trombocitopenia en esa investigación no permitió sugerir la existencia de aplasia
medular, fenómeno comúnmente relacionado con el SHA y pocas veces con HEB. Las
diferencias encontradas se deben probablemente a que las observaciones provienen de
17
casos naturales, donde los animales están en contacto permanente con los diferentes
factores del medio ambiente donde han permanecido de por vida, mientras que los
estudios con los cuales se comparan provienen de fases experimentales, con factores
controlados.
Otras revelaciones de las vacas con HEB demuestran –además- hipoproteinemia e
hipoalbuminemia, los cuales habiéndose descartado la presencia de mal nutrición,
sugieren posible disfunción hepática, o explicarse debido a la pérdida de sangre o de
albúmina a través de orina, bien por disfunción renal o por la hematuria. Bajos niveles
de las transaminasas contrasta –en parte- con la amenaza perenne de Fascioliosis hecha
para la zona alta del estado Mérida, y los señalamientos de varios autores en la HEB.
Caso contrario, los valores de nitrógeno ureico {BUN} de las vacas enfermas se
encontraron elevados ligeramente, lo que asociado a otras alteraciones en la orina –baja
densidad específica y proteinuria-, pudiese considerarse un indicativo importante de
disfunción renal. Al respecto, investigaciones previas han informado sobre valores
comparativos del BUN y de creatinina perceptiblemente más altos en vacas
hematúricas con respecto a sus contrapartes sanas, sugiriendo función renal deteriorada.
En las vacas problemas de este estudio, si bien los valores de creatinina se encontraron
normales, ello no descarta la presencia de esa patología, ya que en afecciones renales el
BUN aumenta primero y la creatinina lo hace cuando más del 75% de los nefrones son
infuncionales.
Los animales con HEB obtuvieron valores comparativos bajos para los niveles de
potasio, calcio, fósforo inorgánico y sodio en comparación con los controles; resultando
además, los datos de calcio y fósforo subnormales para su especie. Esos valores bajos de
Ca y P han sido descritos asociados a casos de mala absorción y en la filtración
glomerular deficiente, fenómeno este estrechamente relacionado con la enfermedad en
estudio. Las variaciones en los niveles de potasio {K} y magnesio {Mg} han sido
informadas como comunes en los casos de daños hepáticos y renales.
Tripathi y colaboradores {1989}, al experimentar con becerros alimentados con una
ración a base de helecho, evidenciaron una disminución significativa para los valores de
calcio {Ca} y fósforo {P} y no significativa para el sodio {Na}; además de un
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incremento progresivo de los valores de potasio {K}, magnesio {Mg} y cobre {Cu}.
Estos hallazgos responden a condiciones controladas y representan –muy
probablemente- valores intermedios de la enfermedad subclínica y no a condiciones
crónicas como las presentes en condiciones naturales. Por su parte, Mengi y col. {2001}
al estudiar vacas hematúricas demostraron una significativa disminución de calcio y un
aumento significativo en el fósforo inorgánico, mientras no detectaron diferencias en
magnesio, molibdeno y niveles de cobre. Las diferencias podrían deberse al hecho que
la investigación proviene de un área en la cual no existen indicios del Pteridium
obedeciendo la problemática a una causa aún desconocida.
La presencia de sangre entera {eritrocitos y leucocitos}, en cantidades importantes en la
orina, corrobora la hematuria clínica como consecuencia a las lesiones a nivel de vejiga
urinaria. La determinación de nitritos positivos sugiere la existencia de infecciones
bacterianas, que se asumen puedan ser de origen oportunista, por la riqueza de los
nutrientes del medio, aspecto que se corrobora al encontrar abundante número de
bacterias en el sedimento. Similares observaciones han sido hechas en casos naturales, y
experimentales de HEB.
El sedimento urinario de los animales controles se mantuvo dentro de los límites
normales en cuanto a las células de descamación presentes. En un 31% de las vacas con
HEB se observó un número de células transicionales superior a 12 por campo, lo cual se
sugiere tiene estrecha relación con la presencia de lesiones en la pared vesical, cuya
evidencia ha sido demostrada en diversas investigaciones. Los resultados de los análisis
de orina de los animales afectados son elocuentes en comparación con los sanos. Se
revela proteinuria, la cual tiene estrecha relación con la hipoproteinemia e
hipoalbuminemia descritas. Estas observaciones, junto al aumento del nitrógeno ureico
y la baja gravedad específica urinaria, son indicativos importantes de disfunción renal.
Los niveles de bilirrubina, acetona, glucosa y pH tanto en las vacas controles como en
las enfermas con HEB se encontraron normales. Estos hallazgos coinciden plenamente
con los resultados reportados por otros autores.
5-. SÍNDROME DIGESTIVO ANTERIOR {SDA}
El síndrome digestivo anterior {SDA} denominado igualmente carcinoma alimentario
superior o carcinoma superior del tracto alimentario se caracteriza por la presencia de
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tumores malignos {carcinomas} en la cavidad oral, nasofaringe, esófago y rumen
{panza}. El bovino normalmente es más susceptible a este síndrome pero también se ha
informado de ovejas con fibrosarcomas de la mandíbula, maxilar y papilomas del
rumen. La morbilidad alcanza al 3% de los bovinos, siendo su letalidad del 100%.
Generalmente ocurre tras el consumo prolongado de helecho durante varios meses e
incluso años.
Epizootiología
Se cree que este síndrome ocurre en bovinos mayores de cinco años por la interacción
del virus del papiloma bovino y el consumo prolongado de pequeñas cantidades del
helecho, estando las lesiones determinadas por la formación de carcinomas
epidermoides en las vías digestivas superiores. Se sugiere que el helecho tendría un
efecto inmunodepresor que impide la respuesta eficiente del sistema inmunológico del
animal frente a virus capaces de provocar tumores, como el virus del papiloma bovino
tipo 4 {BPV-4}. Además del ptaquilósido se han mencionado como cofactores que
contribuyen a la progresión de los tumores a otros metabolitos del Pteridium, como la
quercetina y otros agentes immunosupresivos. De esa forma, la relevancia del
quercetin presente en el helecho se ha investigado como un co-carcinógeno que potencia
la acción del BVP-4 en la progresión del papiloma. Sin embargo, la importancia de este
como carcinógeno en herbívoros domésticos y en animales experimentales todavía es
desconocida.
Otras investigaciones han sugerido la asociación de las lesiones tumorales de la vejiga
urinaria con el BPV-2. Al respecto, se ha propuesto la interacción entre papilomavirus y
la ingestión de carcinógenos, como los que aporta el ptaquilósido, predisponen al
desarrollo de carcinomas de células escamosas en el esófago y los preestómagos. De
igual forma se ha establecido una relación directa con carcinomas de la orofaringe y
esófago, la ocurrencia de estas lesiones con papilomavirus bovino parece resultar de
una cierta sinergia.
Signos clínicos
En este síndrome, los tumores aparecen de manera común en la base de la lengua,
cardias y esófago. La forma clínica se manifiesta por accesos de tos -escasa en la fase
inicial del proceso y que posteriormente se acentúa-, dificultad en la deglución
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{disfagia}, regurgitación de los alimentos {que incluso pueden salir al exterior por las
fosas nasales}, salivación, pérdida progresiva del apetito y del peso corporal.
Al inspeccionar la cavidad oral, pueden evidenciarse lesiones ulcerativas en la región de
la faringe y percibir un olor muy desagradable {halitosis} cuando el animal espira.
Igualmente, se ha reportado que algunos animales pueden manifestar timpanismo.
Después de un periodo de 2 a 4 meses, los afectados caen en un estado de caquexia,
adoptando en ocasiones la posición de decúbito lateral en la fase Terminal. Los
tumores localizados en el cardias pueden provocar timpanismo recurrente, pero
independiente de su localización siempre la pérdida prolongada de la condición corporal
está presente, Figura 3.13. La muerte ocurre a causa de la caquexia, aunque también
puede responder al cierre mecánico de la orofaringe a los trastornos generales que
producen las lesiones malignas.
La evolución del cuadro generalmente es de unos seis meses, pero puede ser tan larga
como de 2 a 3 años. Los principales signos del SDA son de orden mecánico, de acuerdo
al sitio de ocurrencia de las neoplasias, y están asociados con la ingestión y rumia de los
alimentos. Dificultad de deglución, “ronquera”, regurgitación, timpanismo crónico, tos,
dificultad respiratoria, edema submaxilar, secreciones nasales, dificultad de masticación
y rumia, diarrea y emaciación progresiva son síntomas observados con frecuencia.
Signos tales como “ronquera” y dificultad de deglución fueron asociados a la presencia
de tumores en la faringe, mientras la regurgitación y el timpanismo crónico a la tumores
en esófago. Adicionalmente, se observa pelo seco y áspero, mucosas pálidas, dolor
abdominal y sed intensa.
6-. TUMORES INTESTINALES {STI}
Algunos investigadores han excluido del SDA a las lesiones tumorales encontradas en la
parte baja del aparato digestivo de las ovejas, al considerar que por sus características,
conforman un síndrome propio, diferente al SDA, al cual llamaron Síndrome Tumoral
Intestinal {STI}. Las lesiones se clasifican como adenocarcinomas intestinales y han
sido reportados en Nueva Zelanda, Australia, en Islandia, Inglaterra y en Escocia. Desde
1978, se sugirió que el helecho común pudiera estar envuelto en la génesis de estos
tumores.
21
En Nueva Zelanda, se describió en 1960, adenocarcinomas localizados en la parte distal
del intestino delgado de ovinos con edades superiores a los 5 años con denso estroma y
áreas de degeneración mucoide; estos tumores se diseminaban hacia la cavidad
abdominal; sin embargo, el investigaor no correlacionó la aparición de este tipo de
tumor con la presencia de la planta. Luego en Australia en 1965, describen casos de
adenocarcinoma de intestino delgado en ovinos {5 a 7 años de edad} con metástasis en
hígado y pulmones. Hay además, referencias sobre la ocurrencia de varios tipos de
tumores en ovinos de Gran Bretaña, en áreas infestadas por Pteridium. En ese trabajo, la
mayor parte de los animales morían entre 4 y 6 años. Entre los tumores se observaron
adenocarcinomas de intestino {en intestino delgado y en colon}; algunos ovinos
presentaron signos de hematuria enzootica.
En este supuesto nuevo síndrome de la intoxicación, también es posible encontrar
lesiones características de otras patologías; así, es viable localizar neoplasias en la
mandíbula y el hígado. Incluso, en vacas lecheras pueden desarrollarse carcinomas
intestinales y tumores en vejiga urinaria. En 1980, en Australia, se describió la
ocurrencia de carcinomas intestinales que envolvían a yeyuno e íleo y causaban
estenosis y dilatación caudal en intestino. Con frecuencia se encontró metástasis para los
linfonódulos mesentéricos y las vísceras abdominales.
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Como citar este artículo:SÁNCHEZ-VILLALOBOS, A. J. 2006. Otras consideraciones etiopatológicas de lahematuria vesical bovina. 1er Encuentro Latinoamericano de Expertos en HVB.Memorias. Zaruma, Ecuador. Noviembre 15 al 16. :1-24 pp.
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