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Osteología dental comparada de cinco
especies de mamíferos domésticos de los
Ordenes Perissodactyla y Artiodactyla con
utilidad en la criminalística.
Tte. Lic. Aimara Torres Martínez
Introducción
El propio origen de los mamíferos no se puede disociar del origen de sus
dientes, ya que la dentición heterodonta (Dentición compuesta de número
definido de piezas diferentes, como incisivos, caninos, premolares y molares
(Álvarez et al., 2007)), característica de este grupo zoológico, tiene su inicio en
el Jurásico a partir de un grupo de reptiles sinápsidos: los therápsidos
(Clemens, 1970). Debido a las adaptaciones ecológicas que presentan estos
vertebrados, sus dientes han mostrado una gran variedad de formas y
especializaciones; el tipo de alimentación, hábitos alimentarios y medio
ambiente en que viven son diversas causas que originan tal variedad. Por esto,
la anatomía dental ha sido utilizada en la diferenciación entre especies, en la
definición de taxones y en el establecimiento de relaciones filogenéticas (Pérez
et al., 2010).
Los dientes son estructuras derivadas del esqueleto dérmico. Estos
aparecieron con la formación de las mandíbulas en los gnatostomados, grupo
que incluye a los peces y los tetrápodos, como una mejora en su alimentación,
lo que posibilitó el aumento de tamaño de los vertebrados en general (Nadal,
2001; Prothero, 2007).
Según Pérez et al., (2010) en el embrión de los tetrápodos los dientes
empiezan a formarse a partir de la denominada cresta o lámina dental (Fig. 1)
de la epidermis, que contiene el órgano adamantino, cuyos adamantoblastos
forman el esmalte, debajo del cual se encuentran los odontoblastos, que
forman la dentina o marfil. En los tetrápodos existen dos crestas dentales, una
debajo de la otra, que originan sucesivamente las denticiones decidual o
temporales y permanente o definitiva.
Fig. 1: Sección de la lámina dental de un
tetrápodo donde se observa el órgano
adamantino con los adamantoblastos que
forman el esmalte y los odontoblastos que
forman la dentina. Tomado de Pérez et al.,
(2010: 170p).
Según Sisson y Grossman (2005) la forma más primitiva de los dientes de los
vertebrados aparece como estructuras cónicas situadas en las filas opuestas
dentro de la cavidad oral. Particularmente, cada diente se encuentra formado
por una porción contenida dentro del alveolo, que se le denomina raíz, y otra
porción que sobresale de la encía llamada corona, entre estas dos partes se
encuentra el cuello. Este tipo de unión dental con el hueso se denomina
tecodonto (Piezas dentarias que están implantadas en alvéolos individuales, en
el borde de los huesos correspondientes (Álvarez et al., 2007)).
Según Sisson (1947) los dientes están compuestos por cuatro tejidos que de
adentro hacia afuera se disponen de la siguiente manera: pulpa, dentina,
esmalte y cemento (Fig. 2). La pulpa es un tejido blando, gelatinoso, que ocupa
el centro del diente denominado cavidad dentaria y que además contiene vasos
sanguíneos y nervios. Hillson (2005) agrega que en aquellos dientes que
presenten raíces más estrechas que la corona, se crea una extensión de la
cavidad dentaria a modo de canal que culmina en un pequeño foramen en la
punta: el foramen apical. La dentina forma la masa más importante en los
dientes, cubriendo la superficie de la pulpa, es un tejido duro y tiene un color
blanco−amarillento. El esmalte es el tejido más duro del cuerpo constituyendo
una capa de grosor variable recubriendo la dentina de la corona de los dientes.
Es fácil de distinguir por su color blanco−azulado y por su gran densidad. El
cemento es la substancia más externa que en los incisivos forma solo una
delgada capa en la superficie de la raíz, mientras que en los restantes dientes
existe una cantidad considerable que tiende a rellenar los espacios existentes
entre los repliegues de esmalte en la corona. La estructura del cemento es casi
la misma que la de los huesos, pero sin Sistema de Havers. Hillson (2005)
argumenta que la corona puede ser más ancha, más alta o más plana, así
como puede incluir montículos adicionales, conocidos como cúspides. En la
raíz de los dientes se pueden encontrar raíces adicionales y pueden llegar a
ser muy amplias, de modo que todo el diente se compone de la dentina y el
cemento.
Fig. 2: Componentes
estructurales de los dientes.
Tomado de Hillson (2005: 9p).
Los dientes de una mandíbula se pueden dividir en diferentes tipos. Al nivel
más simple es posible dividir la dentición en: los dientes anteriores y los dientes
de la mandíbula. Hillson (2005) plantea que lo anterior significa que se
encuentran ubicados en la parte delantera de la mandíbula o en lo que
llamaríamos región sinficial, mientras que, con la segunda clasificación, el autor
hace referencia a aquellos dientes que se ubican en la región del cuerpo
mandibular.
Desde el punto de vista funcional, Sisson (1947) explica que los dientes son
órganos de prensión y masticación, como también pueden servir como medios
de defensa y de ataque. Los mamíferos tienen dos tipos de dentición: los
primeros aparecen en los primeros años de vida y se denominan dientes
temporales o caducos (son los llamados vulgarmente dientes de leche). Estos
son remplazados durante la época de crecimiento por los dientes permanentes,
siendo este el segundo tipo de dentición.
También es posible clasificar los dientes, según la posición y forma en cuatro
clases: incisivos, caninos, premolares y molares. Dicha clasificación fue
utilizada por Sisson en 1947 y continúa siendo así en Hillson (2005). Siguiendo
las consideraciones de Hillson (2005) refiriéndose a dientes anteriores y de la
mandíbula, los incisivos y caninos se encuentran agrupados para dientes
anteriores, mientras que los premolares y los molares como dientes de la
mandíbula. Los incisivos se encuentran situados delante e implantados en el
premaxilar y en la región sinficial de la mandíbula. Por su parte los caninos
están un poco más hacia atrás e interrumpen el espacio interalveolar (en las
especies que aparecen). Los premolares y molares constituyen los lados del
arco dental, los premolares se ubican en primer término apareciendo en ambas
series, sin embargo, los molares aparecen solo en la dentición permanente.
Si bien se conoce la morfología dental, así como la cantidad de dientes que
presentan las especies de estudio, existe un vacío de información dentro de las
ciencias criminalísticas en Cuba acerca de un método para identificar especies
de mamíferos domésticos en un lugar donde haya ocurrido un sacrificio ilegal
de ganado mayor y menor, cuando se encuentran piezas dentales completas
y/o fragmentadas. Por lo tanto, el objetivo de esta investigación es describir y
comparar la osteología dental en mamíferos domésticos de los Ordenes
Perissodactyla y Artiodactyla con utilidad para el esclarecimiento de
hechos delictivos.
Materiales y Métodos
Para esta investigación se tomó como referencia las especies Equus caballus
(Orden Perissodactyla), Bos taurus, Ovis aries, Sus scrofa y Odocoileus
virginianus (Orden Artiodactyla). Dicha selección está sustentada por que, en el
caso de Equus caballus y Bos taurus son especies que está regulada su
matanza por leyes que aparecen en el Código Penal de nuestro país por la
tanto es ilegal darles muerte a estos animales sin el permiso correspondiente
(López, 2011). No obstante, resulta frecuente hallar lugares donde se efectuó
sacrificio ilegal de este ganado mayor.
También se encuentra regulada la caza de Odocoileus virginianus (Gaceta
Oficial de la República de Cuba), pero en el caso de esta especie las
regulaciones no aparecen en el Código Penal, sino que son dictadas,
controladas y aplicadas por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio
Ambiente. Esta distinción no le da menos importancia al hecho de cazar esta
especie, sino que el trato para aquellas personas que infrinjan las regulaciones
pertinentes es diferenciado.
A diferencia de las tres especies mencionadas anteriormente, O. aries y S.
scrofa no poseen regulaciones sobre su matanza, de hecho, son animales
criados en cautiverio por numerosas personas e instituciones autorizadas; pero
en lugares donde haya ocurrido un sacrificio ilegal de las “especies reguladas”
se pueden encontrar mezclados hueso de O. aries y S. scrofa y llevar a
confusiones. Estas últimas especies pueden alcanzar gran tamaño y
osteológicamente pueden llegar a confundirse con ejemplares juveniles de las
especies reguladas, sobre todo cuando los huesos no aparecen completos, o
sea, se hallan fragmentos de las piezas óseas.
Para dar solución al objetivo, se realizó una comparación dental en las cinco
especies de estudio. Con el fin de obtener la mayor cantidad de información de
las piezas dentales se decidió dividir cada una de ellas en regiones y superficie,
así como por la ubicación propia de los dientes (Fig. 3). En las mencionadas
superficies se tomaron puntos y zonas diferenciales referidas en la Tabla 1, las
cuales fueron comparadas en las especies investigadas.
Fig. 3: Comparación dental en las cinco especies.
El material óseo fresco fue proporcionado, en su mayoría, por el Laboratorio
Docente del Museo Felipe Poey; por el material óseo conservado en el
Departamento de Antropología, ambos pertenecientes a la Facultad de
Biología, y por parte de la colección privada del Dr. Carlos Arredondo.
La muestra se compone de:
10 cráneos, ocho mandíbulas completas y siete hemimandíbulas de E.
caballus
Ocho cráneos y ocho mandíbulas de B. taurus adultos.
Un cráneo de B. taurus subadulto (ternero) y su mandíbula completa.
Siete cráneos y mandíbulas completas de O. aries adultos; seis cráneos
y mandíbulas de individuos subadultos.
Seis cráneos y cinco mandíbulas de S. scrofa (adultos) y ocho cráneos y
mandíbulas de individuos subadultos.
Cráneo y dos mandíbulas completas de O. virginianus adulto.
Para una clara demostración de cómo se comportan los distintos puntos o
caracteres observados en los huesos, se tomaron fotografías que permitieran
ver la variación existente en cada una de las especies. Para esto se utilizó una
cámara digital NIKON Coolpix P510 y fueron procesadas posteriormente en el
programa PhotoShop versión 8 para Windows, con el objetivo de visualizar los
detalles en específico.
Tabla 1. Relación de los puntos y zonas diferenciales entre las cinco especies, según el tipo de dentición y región ósea.
Dentición Superior
Región Maxilar Región Premaxilar
Superficie Labial Superficie Lingual
Superficie Oclusal Superficie
Labial
Superficie Lingual Superficie Oclusal
Forma Forma Marca Forma Forma Marca
Concavidades Proyecciones Cúspides Depresiones Textura Borde
Quillas Depresiones Textura Borde Protuberancias
Protuberancias Bordes Borde Protuberancias
Proyecciones Surcos
Bordes Áreas adyacentes a los surcos
Dentición Inferior
Región del Cuerpo Mandibular Región Sinficial
Superficie Labial Superficie Lingual
Superficie Oclusal Superficie Labial
Superficie Lingual Superficie Oclusal
Estrías Estrías Invaginaciones Forma Forma Marcas
Textura Surcos Marcas Textura Textura Proyecciones
Surcos Eminencias Eminencias Borde Depresiones Protuberancias
Eminencias Proyecciones Tuberosidades Depresiones Borde
Borde Depresiones
Depresiones Áreas adyacentes a las depresiones
Áreas adyacentes a las depresiones
Resultados y Discusión
Dentición en Equus caballus
Los dientes de los équidos presentan coronas altas por lo que son
denominados dientes hipsodontos (Fig. 4). Su desarrollo se ha considerado
como una adaptación para procesar alimentos abrasivos como los pastos, es
por eso que se han considerado como ungulados pacedores (Barrón y
Guzmán, 2009). Siguiendo la clasificación de Sisson (1947) la dentición de los
équidos también se diferencia en dientes temporales y dientes permanentes y
es de tipo selonofodonte. Este último término según Álvarez et al., (2007) se
refiere a aquella dentición en donde los molares presentan una combinación de
cúspides romas y de crestas.
Fig. 4: Cráneo de Equus caballus.
Vista lateral quedando al
descubierto los dientes
empotrados. Tomado de Sisson
(1947: 382p)
Dentición temporal
Según Sisson (1947) los dientes temporales son más pequeños y menos
numerosos que los de la serie permanente. Los incisivos temporales presentan
un cuello muy marcado en la unión con la raíz y la corona. Esta última
estructura es corta y presenta en la superficie labial cinco crestas y surcos, que
al alcanzar mayor edad se torna lisa y adquiere un color blanco. El infundíbulo,
que es una invaginación en la corona; característica de los équidos, es en este
caso poco profundo y la raíz es aplanada. Los caninos, de la serie de dientes
temporales son totalmente rudimentarios y se presentan en forma de delgadas
espinas. Los premolares de esta serie, con coronas cortas y raíces que se
forman temporalmente, poseen el cuello muy visible.
Dentición permanente
En el caso de esta serie se definen bien cada uno de los tipos de dientes
presentes en las mandíbulas de los équidos. Según Sisson (1947) los incisivos
se encuentran en número de doce (seis en la mandíbula superior y seis en la
mandíbula inferior), ubicándose muy juntos de manera que sus bordes labiales
forman casi un semicírculo en el caballo joven. Estos dientes ofrecen la
particularidad de presentar un infundíbulo muy profundo y que en parte se
rellena con cemento. Por lo tanto, la zona oclusal de los incisivos presentan
una superficie de esmalte periférico y un anillo central de esmalte circundando
la cavidad del infundíbulo (Fig. 5) Esta cavidad toma color negro producto al
depósito de restos de alimentos y comúnmente se denomina marca. Estos
dientes se incurvan de modo que la superficie labial es convexa y las partes
empotradas convergen. Los caninos se encuentran en número de cuatro en el
macho, mientras que en la hembra o no existen o simplemente son
rudimentarios, lo que significa que son muy pequeños y que en general no
brotan. Estos dientes, cuando están presentes, se ubican interrumpiendo el
espacio interdentario y su presencia está indicada por una prominencia en la
encía.
Fig. 5: Sección transversal de un
incisivo inferior de Equus
caballus. Tomado de Sisson
(1947: 382p). I: Infindíbulo.
El canino superior está situado en la unión entre el hueso premaxilar y el hueso
maxilar, mientras que el inferior se encuentra más próximo al incisivo más
externo. Estos son dientes simples y más pequeños que los incisivos. Están
incurvados con la concavidad dirigida hacia atrás. La porción más externa de la
corona está comprimida, es convexa y lisa; mientras que hacia el lado más
interno es cóncava con una cresta media y su borde es agudo cuando los
dientes no se encuentran desgastados. La raíz o región empotrada de este tipo
de dientes, es redondeada y la cavidad dentaria es grande (Sisson, 1947).
Al describir los molares Sisson (1947) incluye a los premolares y los propios
molares, siendo este un término veterinario muy utilizado. Esta gran utilización
se debe a que en los équidos los premolares son molariformes. Los molares
son veinticuatro (doce en cada mandíbula); este número puede aumentar por la
presencia del llamado diente de lobo en la mandíbula superior e inferior, que es
un rudimento que alcanza alrededor de los 2cm y es posiblemente un vestigio
de un diente desarrollado en los antepasados eocénicos.
Desde el punto de vista estructural los molares son grandes, de forma
prismática y sección cuadrilátera a excepción del primer y último de la serie que
son prismáticos y triangulares. La corona es muy alta y en su mayor parte se
encuentra empotrada en el hueso.
Los molares superiores están incrustados en las apófisis alveolares del maxilar
y sus raíces divergen. Su superficie bucal presenta una cresta central, dirigida
longitudinalmente y que separa dos surcos. Mientras que la superficie lingual
presenta una cresta ancha y redondeada. En la superficie masticatoria se
observan dos infundíbulos: anterior y posterior. Los molares inferiores se
implantan en las ramas de la mandíbula formando dos fuertes filas que
divergen hacia atrás. La superficie bucal de estos molares presenta una ranura
longitudinal, sin embargo, el último molar presenta otra ranura secundaria
menos profunda. La superficie lingual es desigual y los surcos no son
regulares; tres en el primero y en el último molar, la superficie masticadora es
oblicua, inclinándose hacia arriba y hacia adentro en correspondencia con los
molares opuestos. Estructuralmente, los molares superiores presentan dos
infundíbulos situados verticalmente a lo largo de la de la corona y están llenos
de cementos. En estos molares hay cinco divisiones principales de la cavidad
dentaria y cinco pliegues de esmalte. Sin embrago, en los molares inferiores los
infundíbulos están abiertos a lo largo de la superficie lingual hasta que se
cierran con depósitos de cemento (Sisson, 1947).
Dentición en Bos taurus
Dentición Temporal
Los incisivos son pequeños y las coronas son más estrechas y más
divergentes, todo esto en comparación con la dentición permanente a la que
haremos referencia más adelante. Sisson (1947) destaca que tanto en la
dentición temporal como en la permanente no existen los caninos para B.
taurus, haciendo la acotación de que existen autores que consideran al cuarto
incisivo como representante de los caninos en el maxilar inferior.
Dentición Permanente
Para esta especie la dentición es de tipo selodonta, lo que significa que se
caracteriza por presentar molares con un patrón de cúspides alargadas en
forma de medias lunas (Álvarez et al., 2007). Los incisivos están ausentes en el
maxilar superior, mientras que en el inferior o mandíbula se encuentran en
número de ocho y están dispuestos en forma de abanico. Estos dientes no
presentan infundíbulo y la corona se encuentra, al inicio de la vida,
completamente cubierta de esmalte, pero producto del desgaste comienza a
aparecer una región o superficie masticatoria, va apareciendo a la vista la
dentina (Sisson, 1947). Martínez et al., (2012) agrega, que el crecimiento de la
corona es rápido y limitado y no está sometido a renovación constante, por lo
tanto, disminuye en proporción a su desgaste. Lo que significa que a medida
que pase el tiempo, la corona va disminuyendo su altura llegándose a consumir
en su totalidad pudiéndose observar las raíces, que están muy separadas y la
parte superior es redondeada sobresaliendo a causa del retraimiento de la
encía y son redondeadas lo que permite ligeros movimientos en el momento de
la masticación.
Los molares están en número de seis (en cada hemimandibula) y son más
pequeños con respecto a los descritos anteriormente en E. caballus, haciendo
la comparación con esta especie producto de la similitud en tamaño. Estos
molares aumentan su tamaño de adelante hacia atrás (en una vista desde la
región distal). Dicho carácter es tan marcado que el primer molar es muy
pequeño en comparación con los demás y el espacio ocupado por los primeros
molares (los premolares) representan la mitad del espacio que requieren los
otros tres molares. Haciendo mención también a la usencia del diente de lobo
que se puede ver en E. caballus (Sisson 1947).
Dentición en Ovis aries
La dentición de esta especie es parecida, morfológicamente, a la presente en
B. taurus, lo que puede deberse a su historia evolutiva y tipo de alimentación.
No existen incisivos ni caninos en el maxilar superior. Sisson (1947) hace
mención a que los incisivos inferiores de esta especie forman un arco estrecho
y muy curvo, elemento diferencial con B. taurus, destaca que la corona de este
tipo de diente es alta y estrecha y que la cara labial es convexa y culmina en un
reborde cortante que se va desgastando por el uso. Los molares en O. aries
poseen una capa más delgada de cemento con respecto a B. taurus, esta se
va ennegreciendo con la acumulación de residuos alimentarios.
Hillson (2005) propone un término que agrupa al género Ovis y a otras
especies de cabras pertenecientes a las subfamilias Antilopinae y Caprinae; el
termino es Ovibos. De estos menciona que es difícil la diferenciación entre
ellos, referente a la dentición, y más cuando han alcanzado la etapa de la
adultez. Siendo solo el infundíbulo de los molares inferiores y superiores lo que
pudiera dar alguna diferencia entre esas especies agrupadas en Ovibos,
comparación que no es objetivo en esta investigación. Con la especie que
podrían confundirse los dientes de O. aries, de las tratadas en este texto,sería
con O. virginianus por su similar tamaño y morfología. La dentición del chivo
(Capra hircus) es bastante similar, pero esta especie no es objeto en el
presente trabajo.
Dentición en Sus scrofa
En esta especie existe una distinción marcada entre la dentición superior e
inferior sobre todo en los incisivos y los caninos, no tanto entre premolares y
molares. Los incisivos superiores son pequeños y se hallan separados entre sí
por espacios pequeños y separados de los caninos por un gran intervalo
denominado diastema. Sisson (1947) destaca que los primeros incisivos son
los de mayor tamaño con respecto a los demás, que presentan una forma
aplanada, encorvada y que las coronas convergen. La cara labial es convexa y
existe una extensa capa de esmalte, a diferencia de la cara lingual, la cual es
cóncava y el esmalte solo cubre una porción pequeña de la misma. Los
segundos incisivos se destacan por ser más cortos y ligeramente curvos, con
una corona aplanada y la raíz redondeada. No siendo así en el caso de los
terceros incisivos, los cuales son mucho más pequeños que los anteriores y
aplanados lateralmente, presentando tres pequeñas eminencias en la corona.
Los incisivos superiores no son similares a los inferiores, estos últimos son
relativamente horizontales, convergentes y se disponen muy próximos los unos
de los otros. En este caso los primeros y segundos incisivos presentan casi el
mismo tamaño, son cilíndricos, ligeramente curvos y están profundamente
imbricados en la mandíbula. Dichos incisivos son convexos en su cara labial y
cóncavos en la cara lingual, presentando una cresta cercana a la región más
externa. El tercer incisivo es un diente mucho más corto y algo aplanado, que
presenta una corona estrecha, corta y con la presencia de un cuello bien
marcado.
Los caninos o colmillos del macho están muy desarrollados y se exhiben
proyectados hacia afuera de la boca. Los superiores presentan una corona
cónica incurvada hacia atrás y hacia afuera, la porción que se encuentra
incrustada es curva, no siendo de esta manera para los caninos inferiores, los
cuales pueden alcanzar un mayor tamaño y la corona es prismática e
igualmente incurvada hacia atrás con la diferencia que esta sobresale por
delante de los caninos superiores. La fricción entre ambos caninos resulta con
un borde cortante en los caninos inferiores. En la hembra estos caninos son
más pequeños. La cara convexa de los caninos se encuentra recubierta por
esmalte, mientras que la cara cóncava lo está por cemento.
Los molares son de tipo bunodonte (Sisson, 1947), lo cual significa que se
encuentran constituidos por bicúspides romas en forma de rectángulo (Álvarez
et al., 2007). Estos son dientes de coronas cortas, con cuellos marcados y
raíces redondeadas y agudas; aumentan en su tamaño de adelante hacia atrás
en una vista desde la región distal. Este carácter se evidencia con que el
primer premolar es pequeño y sencillo, en el caso del que se encuentra en la
mandíbula este se sitúa cercano al colmillo y en el maxilar superior cercano al
segundo molar. El segundo y tercer premolar son a su vez más voluminosos y
se hallan comprimidos lateralmente; el cuarto premolar difiere el superior del
inferior ya que este último es más voluminoso y el superior más ancho y con
más tuberosidades.
Dentición en Odocoileus virginianus
De forma general los miembros de la familia Cervidae, donde se incluye O.
virginianus, presentan en los dientes una forma característica; sus coronas son
bajas y las raíces son prominentes en comparación con el resto de los
rumiantes. Estos animales poseen una estructura denominada cingulum que,
según Álvarez et al., (2007) es una cresta de esmalte, frecuentemente con
cúspides, que rodea uno o todos los márgenes de un diente. Dicha estructura
se encuentra fuertemente desarrollada y se ubica en la superficie lingual de los
dientes superiores. Esta cresta también está presente en el lado bucal de los
dientes más bajo, pero es ligeramente menos prominente. Sobre el cingulum se
curva la corona notablemente con el propósito de que la superficie oclusal
estropeada sea más pequeña. En la mayoría de los cérvidos se desarrollan, en
las superficies bucales de los dientes superiores, una estructura denominada
cresta (Hillson, 2005).
Los caninos superiores, pertenecientes a la dentición permanente, son de
presencia variable y cuando están son muy reducidos (Hillson, 2015). Tanto la
hembra como el macho pueden presentar dicho diente con el suficiente
dimorfismo sexual como para poder ser distinguidos.
Comparación dental de las especies de investigación
Fórmula dental
Cuando hablamos del término Fórmula Dental (FD), según Álvarez et al.,
(2007) nos referimos a que es un conjunto de letras y números que se emplea
para enunciar las clases y cuantías de las piezas dentarias características de
un mamífero. Cardona y Álvarez (2010) agregan que se representa a manera
de quebrados, cada parte de esta es un tipo de dentición: superior o inferior. En
el quebrado superior se muestra la cantidad de piezas dentales de los
maxilares y premaxilares, mientras que en el quebrado inferior se menciona el
número de estos que tiene la mandíbula en su conjunto. Debido a la simetría
del cuerpo de los mamíferos, en la fórmula dental solo se expone la cantidad
de piezas de una sola mitad de la boca; por lo que para conocer la totalidad de
los dientes es necesario multiplicar por dos.
La FD puede variar con la edad, con el sexo y también se hace desigual en
cuanto a las denticiones temporales y permanentes. Un ejemplo de la variación
de la fórmula dental con el sexo es lo que ocurre en E. caballus, en donde solo
el macho posee caninos (Cardona y Álvarez, 2010).
Según Sisson (1947) las letras que se utilizan indican la clase de diente: la I
para los incisivos, la C para los caninos, la P para los premolares y la M para
los molares. Estos símbolos son utilizados por casi toda la comunidad científica
además de otras letras accesorias (t = temporales y D = deciduos) que se
emplean para indicar la correspondencia con la dentición temporal. La usencia
de estas últimas, indicaría entonces que se refiere a dientes de la dentición
permanente. No todos los autores utilizan este método de diferenciación.
A continuación, se expondrán las FD para cada una de estas especies, con las
diferencias pertinentes.
FD E. caballus (Cardona y Álvarez, 2010):
Dientes deciduos, de leche o temporales:
2 (I 3/3, C 0/0, P 3/3) = 24 dientes, para ambos sexos.
Segunda dentición, permanentes, de hueso o definitivos:
machos: 2 (I 3/3, C 1/1, P 3-4/3-4, M 3/3) = 40-44
hembras: 2 (I 3/3, C 0/0, P 3-4/3-4, M 3/3) = 36-44
FD B. taurus y O. aries (Sisson, 1947):
2 (It 0/4, Ct 0/0, Pt 3/3) = 20
2 (I 0/4, C 0/0, P 3/3, M 3/3) = 34
FD S. scrofa (Sisson, 1947):
2 (It 3/3, Ct 1/1, Pt 4/4) = 32
2 (I 3/3, C 1/1, P 4/4, M 3/3) = 44
FD O. virginianus (Emmons y Feer, 1999):
2 (I 0/3, C 0-1/1, P 3/3, M 3/3) = 32-34
Con estas fórmulas podemos ver que, de todas las especies en estudio la que
presenta mayor cantidad de piezas dentales es S. scrofa, lo que puede estar
relacionado con la dieta y la evolución de este grupo, que ha necesitado una
dentadura más fuerte y diversificada para poder aprovechar todo tipo de
alimento. Podemos ver además que, en B. taurus y O. aries a pesar de tener
una gran diferencia de tamaño su fórmula dental es similar, lo que puede estar
dado por la cercanía evolutiva familiar que poseen. También estas dos
especies son las que tienen mayor cantidad de incisivos en la dentición inferior,
lo que puede estar compensando la ausencia de este tipo de diente en la
dentición superior. Además, a pesar de no pertenecer al mismo orden, E.
caballus presenta una fórmula dental muy similar al resto de las especies en
estudio, lo que puede estar condicionado por la semejanza en la dieta que
comparte con B. taurus, O. virginianus y O. aries.
En el caso de O. virginianus, la FD que se expone es la correspondiente de
forma general a los cérvidos, ya que no se encontró literatura referente a la
descripción craneal de esta especie. Sin embargo, en el material óseo se
observó que la FD de esta especie es: 2 (I 0/4, C 0/0, P 3/3, M 3/3) = 32, lo cual
difiere un poco con lo planteado en la literatura para la familia en general. No
se pudo verificar a ciencia cierta si existían diferencias en cuanto a los dientes
temporales, ya que no se cuenta con un cráneo completo de algún individuo
joven y también por la escasa literatura referente a la morfología ósea para
esta especie.
Dientes superiores
Región Maxilar
Es en esta región donde se encuentra la línea alveolar que alberga los dientes
superiores, que son los molares, los premolares, los colmillos en el caso de S.
scrofa y el ¨diente de lobo¨ en el caso de E. caballus. En cuanto al número de
dientes podemos observar que, son seis los dientes que se encuentran para la
mayoría de las especies. Sin embargo, en O. aries se puede encontrar un 4to
molar o la muela del juicio para un total de siete piezas maxilares además en S.
scrofa son ocho los dientes que se observan entre molares, premolares y el
canino.
En cuanto a la forma, podemos ver que los dientes de E. caballus adultos,
presentan una forma rectangular, es decir que predomina más el alto que otras
dimensiones (Fig. 6), con la excepción del primer premolar que esboza un
triángulo con el ápice hacia la región más distal del cráneo. También el último
molar, el cual se hace más estrecho hacia la región más proximal. Mientras
que, en el caso del resto de las especies en estudio, los dientes van
aumentando en grosor desde la región distal hacia la región proximal. Sin
embargo, los dientes de O. aries y O. virginianus son los más pequeños entre
las cinco especies de interés, teniendo en cuenta que son especies que
anatómicamente adquieren un tamaño corporal menor en comparación con las
demás.
Fig. 6: Dientes temporales y permanentes de
E. caballus. Tomado de Hillson (2005: 127p).
Con el fin de obtener una mayor información entre los dientes de las especies
en estudio, se designaron distintas superficies o caras para la comparación:
Superficie labial, Superficie lingual y Superficie oclusal o masticadora. Se
expondrán a continuación los resultados obtenidos.
Superficie labial
Esta área se observa desde la cara labial del diente o cara externa. En ella,
para E. caballus, se evidencian dos concavidades (Fig. 7A), limitadas por
rebordes o quillas que se pueden encontrar más o menos marcadas, lo que
puede deberse a la edad del individuo y la corpulencia del mismo. Esta
superficie presenta, al tacto, un aspecto liso, carácter en el cual no influye la
edad del animal.
En el caso de B. taurus también están presentes concavidades, más estrechas
que en E. caballus, y se observan cuatro en los molares con cinco quillas y dos
en los premolares con tres quillas definidas. Esta distribución no se presenta
así en E. caballus donde se observan dos concavidades y dos quillas para
todas las piezas dentales (Ver Fig. 7B). Toda la superficie dental de las piezas
dentales, de B. taurus, es lisa al tacto. En individuos jóvenes de esta especie,
los llamados terneros, la morfología es similar al de los animales adultos,
aunque las concavidades no estén muy profundas.
En el caso de O. aries, al igual que en E. caballus este tiene dos concavidades,
pero con la diferencia de que en O. aries se generan tres quillas en vez de dos
(Ver Fig. 7C). Tanto las quillas como las concavidades presentes son de menor
tamaño comparadas con las de E. caballus y con B. taurus debido a la propia
diferencia de tamaño corporal que existe entre estas especies. La combinación
de dos por tres está presente en los molares y en los dos primeros premolares
con la diferencia de que en ellos las tres quillas están menos marcadas que en
los molares y las concavidades son una más estrecha (la más distal) que la
otra. Mientras que el tercer premolar presenta una sola concavidad con dos
quillas. En la muestra ósea estudiada notamos que en algunos individuos
existe una evidencia poco desarrollada de una quilla, en los molares, pero
nunca desarrollada como en otras especies
Esta combinación de concavidades y quillas presentes en O. aries es un
carácter que no varía con la edad del individuo, ya que en animales más
jóvenes se mantiene. Pero la diferencia radica en la distancia entre las quillas,
es decir que en animales adultos existe una mayor distancia entre ellas. Esta
modificación puede estar dado por el propio proceso de crecimiento dental del
individuo.
Fig. 7: Dientes de la
Región Maxilar de la
dentición superior
visto desde la
Superficie labial.A: E.
caballus, B: B. taurus,
C: O. aries, D: S.
scrofa y E: O.
virginianus.
En S. scrofa no son evidentes las concavidades, ya que la superficie labial de
los dientes de estos animales es más redonda (Ver Fig. 7D). En esta especie
hasta el 3er premolar (visto desde la región distal hacia la proximal) la
superficie labial es ligeramente aplanada, mientras que desde el 4to premolar
al último molar dicha superficie está compuesta por tuberosidades y
proyecciones que se dirigen hacia la región más ventral del cráneo. Las
tuberosidades se vuelven más evidentes hacia los dos últimos molares y
presentan un borde romo y liso al tacto.
En el caso de O. virginianus las concavidades son muy pequeñas y poco
nítidas. También se diferencia en que, estas estructuras no se encuentran en
un número constante ni en todos los dientes maxilares. Ya que en los molares
existen dos concavidades hacia la región más distal con dos quillas, mientras
que para la región proximal de los dientes hay una zona ligeramente convexa.
Dicha combinación se va haciendo más evidente del 1er molar hacia el 3er
molar (visto desde la región distal hacia la proximal). Sin embargo, en los
premolares existen dos concavidades que generan tres quillas y estas
concavidades están una más marcada que la otra (la proximal y la distal
respectivamente) y también una más ancha que la otra (la proximal y la distal
respectivamente) (Ver Fig. 7E).
En las quillas y concavidades descritas se pueden apuntar otros elementos
descriptivos y diferenciales entre las especies en estudio. En E. caballus y O.
aries las concavidades son conspicuas en dirección inferior, aunque en E.
caballus ocurre en todos los dientes superiores y en O. aries no ocurre en los
dos primeros premolares, pues es la quilla central la que se proyecta.
Referente a los bordes de estas proyecciones, en E. caballus este puede ser
romo o más filoso en dependencia de la edad del animal; mientras que en O.
aries son muy filosos y no varía con si es un animal adulto o joven.
De la misma manera se pueden observar estas proyecciones, dirigidas hacia la
región ventral, en B. taurus, pero con la diferencia de que el número de ellas no
depende del proceso de desgaste como E. caballus, sino del tipo de diente. Por
ejemplo, si es un molar tendrá dos proyecciones coincidiendo con las dos
quillas que tienen mayor grosor, sin embargo, en el caso de los premolares
vemos que solo hay una proyección correspondiendo igualmente con la quilla
de mayor grosor. Los bordes de dichas proyecciones son filosos en el caso de
los terneros y un poco más rugosos en el caso de animales adultos, por lo que
podemos decir que este es un carácter que varía con la edad producto del
proceso de desgaste.
Al igual que en O. aries, en S. scrofa también las proyecciones son en números
de a dos, pero con la diferencia que esto ocurre así para todos los dientes. Sin
embargo, los primeros premolares de S. scrofa presentan una sola proyección.
La punta de estas estructuras en S. scrofa pueden variar dentro del mismo
individuo, puede encontrarse una punta roma y también encontrarse una punta
un poco más afilada, lo que puede deberse al tipo de uso que tengan los
dientes indistintamente. Este carácter de las proyecciones no varía con la
edad, ya que tanto en individuos jóvenes como en individuos adultos se puede
observar esta combinación.
En el caso de O. virginianus también se pueden observar dichas proyecciones,
que igual que en O. aries y S. scrofa se presentan de a dos en los molares y en
los premolares solo se pueden encontrar una de ellas. Los bordes de estas
estructuras, como en O. aries, son puntiagudos y afilados.
Superficie lingual
Al contrario de la superficie labial, esta superficie es la que queda hacia el
interior de la cavidad bucal. Para E. caballus, se observan surcos que pueden
estar más o menos marcados dentro de la mima pieza dental (Fig. 8A). Dichos
surcos se presentan en números de a dos con la excepción del primer premolar
el cual presenta tres surcos. La edad del animal es capaz de modificar la
profundidad del surco, debido a que en individuos subadultos se observan más
profundos que en animales adultos. El borde ventral interno de las piezas
dentales para esta superficie puede ser liso, al tacto, o rugoso producto del
desgaste al punto de que en algunas piezas se puede quedar al descubierto la
dentina.
Fig. 8: Dientes de la
Región Maxilar de la
dentición superior
visto desde la
Superficie lingual. A:
E. caballus, B: B.
taurus, C: O. aries, D:
S. scrofa y E: O.
virginianus.
Los surcos también se encuentran presentes en B. taurus, pero con la
diferencia de que en esta especie son más finos en comparación con E.
caballus, a modo de inserciones y que solo se presentan en los molares. En
este tipo de dientes estas estructuras se presentan en número de a tres, en el
último molar, mientras que en los dos primeros molares (vistos desde la región
distal hacia la proximal) son dos los surcos que se ven (Ver Fig. 8B). Sin
embargo, en los premolares, estos son completamente convexos en toda su
superficie. El borde ventral de esta superficie es liso al tacto y en los terneros
es más filoso que en animales adultos por lo que se puede afirmar que dicho
carácter varía en cuanto a la edad del individuo.
Para O. aries también se hacen presentes los surcos, pero con la diferencia de
que en esta especie existe uno solo en el centro de los molares y son mucho
más profundos que en B. taurus (tanto es así que puede dar idea de que son
dos dientes diferentes) (Ver Fig. 8C). El área que se encuentra a ambos lados
del surco son muy convexas, a diferencia que en E. caballus y B. taurus en los
cuales es ligeramente convexa. En O. aries al igual que en B. taurus existen
diferencias entre los molares y premolares, ya que en estos últimos no existen
los mencionados surcos y su superficie es igualmente convexa. Dicha
distinción entre premolares y molares, la profundidad de los surcos, la
convexidad y el aspecto filoso del borde ventral de esta superficie se
mantienen en juveniles, adultos y subadultos en O. aries. Este mismo
comportamiento de el surco central y la presencia de áreas circundantes
convexas, así como la distinción entre molares y premolares también se
presenta en O. virginianus. Sin embargo, en esta última especie la profundidad
del surco no sobrepasa la línea media del diente, aspecto diferencial a tener en
consideración (Ver Fig. 8E).
En el caso de S. scrofa se observa una pequeña depresión hacia el centro de
las piezas dentales. Sin embargo, en individuos adultos puede encontrarse que
el 4to molar (visto desde la región distal hacia la proximal) no presenta dicha
depresión, sino que es convexo en toda su extensión. Las áreas que se
disponen a los lados de las depresiones son ligeramente convexas (más que
en B. taurus y E. caballus y menos que en O. aries). En el borde ventral de esta
superficie lingual se pueden distinguir tuberosidades y proyecciones dirigidas
hacia la región ventral del cráneo (Ver Fig. 8D). Esto es posible observarlo
desde el último premolar hasta el último molar (visto desde la región distal
hasta la proximal). Mientras que en el resto de los premolares la cara lingual se
une a la cara labial en el borde ventral, a pesar de esto en la superficie lingual
se pueden distinguir algunas protuberancias pequeñas. Este borde ventral para
el último premolar y los molares es liso al tacto y tanto sus tuberosidades como
las proyecciones tienen puntas romas. Este carácter se ve modificado por la
edad, debido a que se puede ver que en individuos jóvenes y subadultos este
borde es ligeramente filoso.
En la superficie lingual hallamos proyecciones derivadas de las convexidades a
los lados de los surcos. Estas estructuras, en el caso de E. caballus, se
encuentran en número de a dos para todas las piezas dentales y se disponen
de forma paralela a las proyecciones de la cara labial, con la única diferencia
de que estas últimas son más largas que las de la región lingual, por lo que le
da al diente un aspecto de estar inclinado hacia arriba desde la región labial
hacia la región lingual (Ver Fig. 8A). La presencia de estas proyecciones por la
superficie lingual se ve condicionada por el proceso de desgaste, el cual
ocasiona que en individuos adultos estas estructuras no se encuentren,
mientras que en animales subadultos si lo hagan. Dicho fenómeno nos da la
idea de que los dientes de esta especie sufren el proceso de desgaste con
diferente profundidad para las superficies labial y lingual, evidenciándose más
en esta última (Fig. 9).
Fig. 9: Proceso paulatino de desgaste.
Tomado de Muñóz (2005: 20p)
En el caso de B. taurus, también aparecen las mencionadas proyecciones y
ocurre muy similar a lo que se observa en E. caballus, con la única diferencia
de que en esta especie existe una distinción en cuanto a la cantidad de
proyecciones entre los molares y premolares (Ver Fig. 8B). En estos últimos
solo se observa una proyección, igualmente dirigida hacia la región ventral.
Otra de las diferencias es que en B. taurus no se sufre un proceso de desgaste
tan marcado como en E. caballus, por lo que se puede decir que los dientes de
B. taurus el proceso de desgaste es de forma pareja para las superficies labial
y lingual.
El aspecto de inclinación dental hacia arriba, también se evidencia en O. aries,
donde la punta de las proyecciones es filosa y cortante en el caso de individuos
juveniles, mientras que en animales adultos puede encontrarse roma y son lisa
al tacto. Mientras que en el caso de S. scrofa las proyecciones encontradas en
esta superficie se disponen al mismo nivel que las proyecciones de la superficie
labial. Por lo que no se evidencia una inclinación de las piezas dentales. Al
igual que en los individuos adultos de O. aries la punta de las proyecciones en
los dientes de S. scrofa, son roma y lisas al tacto.
A pesar de que en O. virginianus existe la inclinación dental hacia arriba como
en E. caballus, B. taurus y O. aries, las proyecciones presentes en esta especie
no son muy marcadas y se encuentran todas al mismo nivel, formando una
línea recta desde el último molar hacia el primer premolar. El borde de estas
pequeñas proyecciones es filoso.
Superficie oclusal
Esta superficie es a la que otros autores como Hillson (2005) y Sisson (1947)
denominan superficie masticadora y es la que mantiene contacto directo con
los dientes inferiores. En cuanto a la forma de la superficie oclusal en los
diferentes molares tenemos que en E. caballus el primer premolar es
puntiagudo hacia la región distal y cuadrado hacia la región proximal. En el
resto de las piezas dentales, excepto en el último molar, la forma es
semicuadrada. En B. taurus, O. aries y O. virginianus la forma general tiende a
ser rectangular. En el caso de S. scrofa la forma en vista oclusal tiende a ser
redondeada en la mayoría de los molares excepto en los primeros premolares,
donde esta es alargada en dirección antero-posterior (Fig. 10).
Fig. 10: Dientes de la
Región Maxilar de la
dentición superior visto
desde la Superficie oclusal.
A: E. caballus, B: B. taurus,
C: O. aries, D: S. scrofa y
E: O. virginianus.
Para E. caballus se evidencia en esta superficie una zona denominada por
Sisson (1947) como infundíbulo, la cual se presenta en dos regiones en todas
las piezas dentales presentando una forma regular en todas ellas. En B. taurus,
O. aries y O. virginianus no ocurre de esta manera, en ellas existe distinción
entre los molares y premolares. Para estas tres especies existen dos
infundíbulos en los molares y uno solo en el caso de los premolares (Ver Fig.
10A, B, C y E).
El infundíbulo, dependiendo de la edad, el tipo de dieta y la intensidad de
comer un tipo u otro de alimento, puede tener variaciones en su morfología
producto del desgaste que ocurre en los dientes. En E. caballus jóvenes y
adultos jóvenes se observa una depresión transversal en los dientes, en
individuos más viejos esta depresión se mantiene, pero es menos evidente
producto del proceso de desgaste. En B. taurus también la depresión
transversal es observable, pero a diferencia de E. caballus se observan
rebordes cortantes (generalmente tres) en la región anterior y posterior de los
molares. La depresión no se observa en los premolares.
En O. aries la morfología general es similar a B. taurus (salvando las
diferencias de tamaño), en los molares se aprecia una depresión transversal en
la posición media de los molares; las crestas cortantes y filosas son más
elevadas hacia la región labial que hacia la región lingual. En los premolares no
se observa la depresión mencionada (Ver Fig. 10C). En el caso de O.
virginianuslos molares tienden a ser más cuadrados en su forma que en O.
ariespor tanto la superficie es más amplia y la depresión transversal es poco
evidente; las crestas cortantes labiales son menos pronunciadas que las
linguales (Ver Fig. 10E).
En el caso de S. scrofala superficie oclusal posee protuberancias romas que
aumentan de los premolares a los molares. Esta superficie permite un nivel de
trituración muy elevado en estos animales; no hay crestas cortantes, como
tampoco se dibuja un infundíbulo parecido a las demás especies (Ver Fig.
10D).
Otras estructuras
También en la región del maxilar de estas especies se pueden encontrar otras
piezas dentales como un par de colmillos o caninos en el caso de S. scrofa y el
‘‘diente de lobo’’ en el caso de E. caballus. Dichas estructuras serán descritas a
continuación.
En el caso del colmillo de S. scrofa, por la región labial tiene un aspecto
ligeramente cóncavo y se encuentra dirigido hacia los laterales del cráneo. La
punta de este diente es roma y lisa al tacto. Por el borde distal presenta un
reborde filoso, mientras que por el borde proximal se observa un pequeño
surco que abarca todo el borde. Sin embargo, la superficie lingual de este
diente es aplanada y lisa al tacto en el caso de individuos adultos, mientras que
en individuos subadultos esta superficie es convexa y presenta líneas óseas
que convergen en la punta del canino (Fig. 11B y C).
Fig. 11: Otros dientes pertenecientes
a Región Maxilar de la dentición
superior. A: Diente de Lobo, B:
Superficie Labial del colmillo y C:
Superficie Lingual del colmillo.
En el caso del diente de lobo de E. caballus podemos decir que este es un
diente pequeño que cuando está, se encuentra en una hemimandíbula. Este
diente es cóncavo por la superficie lingual y convexo por la superficie labial.
Ambas caras se unen en el borde ventral, donde presenta una superficie
áspera al tacto (Ver Fig. 11A).
Región Premaxilar
En esta región se incluyen los incisivos y los colmillos. Los incisivos solo se
pueden encontrar en E. caballus y S. scrofa, mientras los colmillos están en las
machos de E. caballus.
Superficie labial en incisivos
En el caso de E. caballus esta superficie es completamente convexa y se
pueden observar dos pequeñas depresiones centrales en dirección vertical, las
cuales están más o menos marcadas en dependencia de la edad. Esta
superficie es lisa al tacto en animales adultos, mientras que en individuos
subadultos se puede notar ligeramente rugosa. El borde ventral es recto en
casi todos los dientes, excepto en los incisivos más externos, donde presentan
una ligera concavidad hacia la región más proximal, también puede ser más o
menos filoso en dependencia de la edad del animal. (Fig. 12A).
Fig. 12: Dientes de la Región Premaxilar
de la dentición superior visto desde la
Superficie labial. A: E. caballus, B: S.
scrofa.
Para S. scrofa ocurre diferente que en E. caballus porque, en animales jóvenes
de esta especie la superficie labial es lisa al tacto mientras que en animales
adultos se pueden encontrar ligeras rugosidades en toda su extensión (Ver Fig.
12B). En S. scrofa también se pueden apreciar diferencias entre los incisivos
centrales y el resto de ellos. Los primeros presentan un pequeño surco que
divide la pieza en dos mitades casi simétricas, dirigiéndose desde la base del
diente hasta la punta. Mientras que en el resto no existe el surco. Dicha
distinción, solo es apreciable en animales subadultos, ya que en adultos no se
observa, lo que puede estar dado por el proceso de desgaste.
Los incisivos centrales de esta especie presentan una posición diagonal, con
respecto a un plano horizontal que atraviesa la región premaxilar (Ver Fig.
12B). Debido a esto se puede distinguir un borde distal y un borde proximal.
Ambos bordes son romos y lisos al tacto en individuos jóvenes, no así en los
adultos que es muy rugosa. Producto a la forma cónica del diente, lo que sería
el borde ventral es una punta, que en se mantiene roma y lisa al tacto en todos
los estadios de vida.
Superficie lingual en incisivos
En E. caballus esta superficie es completamente convexa para los cuatro
incisivos centrales. Mientras que para los más externos esta es ligeramente
aplanada, dándole a estas piezas una forma triangular con la punta hacia la
región más proximal (Fig. 13A). Al tacto, esta superficie es completamente lisa
para los cuatro incisivos centrales, mientras que en los incisivos más externos
se puede encontrar un pequeño surco dirigido hacia la región más ventral. Este
carácter no cambia con la edad, ya que se mantiene en jóvenes y adultos. El
borde ventral para esta superficie es liso y romo en los cuatro incisivos
centrales, mientras que en el los más externos este presenta una depresión
hacia el centro del borde (es como se uniera en ese lugar el borde), dicho
carácter tampoco varia con la edad.
Fig. 13: Dientes de la Región
Premaxilar de la dentición superior
visto desde la Superficie lingual y
oclusal.A: E. caballus, B: S. scrofa.
A diferencia de lo explicado antes, en S. scrofa esta superficie es cóncava en el
caso de los incisivos centrales, mientras que en el resto de los incisivos esta
superficie es recta (Fig. 13B). En individuos adultos se pueden encontrar tres
proyecciones pequeñas en los incisivos centrales, su grado de desarrollo no
está en correspondencia con la edad.
Superficie oclusal en incisivos
La estructura más evidente en esta superficie es el infundíbulo en el caso de E.
caballus, el cual se presenta solo uno en las piezas dentales y que se extiende
por toda la superficie (Ver Fig. 13A). En dependencia de la edad se podrá
encontrar una distinción en la apertura del infundíbulo, debido a que producto
de la acumulación de desechos alimenticios esta se va cerrando hasta el punto
que desaparece a una edad avanzada. También podemos observar que no se
van “cerrando” a la misma vez, ya que lo hacen desde los incisivos centrales
hacia los más externos. En estos últimos se puede visualizar, hacia la región
más proximal, una pequeña protuberancia rugosa al tacto.
Las grandes diferencias entre la dentición de E. caballus y S. scrofa aumentan
en esta superficie ya que no existe, (en esta última especie) el infundíbulo. Por
el contrario, estos dientes presentan un aspecto cónico y, por lo tanto, esta
superficie es una punta en el caso de los incisivos centrales, mientras que en
los restantes dientes existe un borde que une la superficie labial con la
superficie lingual (Ver Fig. 13B). Dicha distinción es un carácter que no varía
con la edad, ya que está presente tanto en animales adultos como en
individuos jóvenes. La punta de las piezas centrales es roma y rugosa al igual
que el borde del resto de piezas.
Los colmillos
Los colmillos de los machos de E. caballus, por la superficie labial son
convexos, presentando una eminencia ósea cortante en su borde anterior que
abarca desde la mitad de la pieza hasta aproximadamente la punta de la
misma. Toda su superficie es lisa al tacto. En el ápice distal del colmillo es
puntiagudo más o menos en relación con la edad. Por la superficie lingual
estos dientes presentan dos concavidades hacia los extremos (distal y
proximal), las cuales abarcan, aproximadamente, desde la mitad de la pieza
dental hasta el extremo más agudo del diente. Dichas concavidades generan
hacia el centro del diente una eminencia similar a la encontrada en la superficie
labial, pero en este caso es más corta. Tanto el borde proximal como el borde
distal se encuentran dirigidos hacia dentro y presentan un reborde filoso y
cortante. Ambas superficies, labial y lingual, se unen en el borde ventral del
diente, dándole al mismo un aspecto de pala (Ver Fig. 14A y B).
Fig. 14: Otros dientes pertenecientes a Región
Premaxilar de la dentición superior. A: Superficie labial
del colmillo de E. caballus. B: Superficie lingual del
colmillo de E. caballus.
Consideraciones
Después de un análisis de la dentición superior de estas especies notamos que
la dentición que más se diferencia de las demás es la de S. scrofa, lo que
puede relacionarse con la dieta ya que estos animales son omnívoros y el resto
de las especies son herbívoras. Esto significa que los cerdos necesitan de una
dentición más robusta y compleja para su mejor aprovechamiento de los
alimentos y poder picar, desgarrar y triturar. Sin embargo, en cuanto a
uniformidad de caracteres morfológicos para una misma placa dental tenemos
que E. caballus es la especie que menos varía su dentadura en un mismo
individuo. Por lo tanto, en esta especie cuando exista una combinación de:
todas las piezas dentales emergidas, desgaste dental evidente por la región
lingual de premolares y molares, con infundíbulos maxilares casi cerrados y,
además, los infundíbulos de los incisivos desapareciendo también, estamos
muy probablemente, ante un animal adulto.
En la superficie oclusal de los dientes de las especies en estudio, se
encontraron disímiles diferencias. Una de estas es la forma que presentan de
forma general: se asemejan entre ellas B. taurus, O. aries y O. virginianus, las
cuales tienden a ser generalmente rectangulares; lo que puede estar
relacionado con la cercanía evolutiva y familiar que poseen. Las especies más
diferenciales en este aspecto son E. caballus y S. scrofa, en donde los dientes
son semicirculares y redondeados respectivamente.
Otra de las diferencias radica en la presencia y forma de crestas cortantes.
Referente a esto vimos que estas estructuras están presentes en B. taurus, O.
aries y O. virginianus. En estas dos últimas especies existen diferencias entre
las crestas labiales y linguales, lo que puede estar relacionado con la forma de
morder de estos animales y también con la superficie de contacto entre la
dentición superior e inferior. En el caso de E. caballus y S. scrofa estas crestas
no son evidentes.
También se hace diferente la presencia de una depresión transversal ubicada
en el centro de las piezas dentales. Esta puede encontrarse en todos los
dientes, como en E. caballus o en los molares de B. taurus, O. aries y O.
virginianus, así como no estar en S. scrofa. Esta diferenciación puede deberse
a múltiples factores en dependencia de la especie. En el caso de S. scrofa
puede deberse a la propia morfología dental con cúspides y protuberancias. En
el caso de los demás artiodáctilos en estudio donde existe una diferenciación
de molares y premolares, puede deberse a la utilización que les dan estos
animales a estas piezas. En el caso de los molares, estos son utilizados
específicamente para triturar; mientras que los premolares son utilizados con
mayor frecuencia para cortar y por lo tanto es más funcional una superficie
cortante y puntiaguda. Mientras que, las diferencias de E. caballus con el resto
de las especies estudiadas, puede estar relacionado con que todas las piezas
dentales son utilizadas uniformemente en la masticación y por lo tanto aumenta
la superficie de contacto para la trituración del alimento.
Dientes Inferiores
Región del Cuerpo Mandibular
Dicha región solo comprende a los premolares y molares de la dentición
inferior. Estos en el caso de E. caballus se encuentran ubicados en un área
alveolar curva hacia abajo (Fig. 15A). Las piezas dentales van aumentando en
grosor desde el último molar hacia el primer premolar. De forma general los
dientes presentan una forma rectangular con excepción del primer premolar
que, al igual que su diente opuesto superior, presenta una forma de triángulo
con la punta hacia la región distal. También el último molar es diferente, ya que
se va haciendo más estrecho hacia la región proximal. En B. taurus el área
alveolar es menos marcada que en E. caballus, los dientes inferiores de B.
taurus van aumentando en tamaño desde el último molar hasta el primer
premolar (Ver Fig. 15B).
Fig. 15: Vista lateral de la mandíbula. A: E. caballus. B: B. taurus. C: O. aries. D: S.
scrofa. E: O. virginianus.
En el caso de O. aries, en cuanto al área alveolar, se nota que esta es recta, al
contrario de lo que sucede en E. caballus y B. taurus. En O. aries los dientes
son generalmente semejantes y se encuentran al mismo nivel. Este
comportamiento del área alveolar y de los dientes ocurre de forma similar en S.
scrofa y en O. virginianus (Ver Fig. 15C, D y E).
Superficie labial
Los dientes de E. caballus, presentan estrías horizontales con respecto a la
línea alveolar (Fig. 16A). Las que pueden ser más profundas hacia los primeros
dos premolares. Toda esta superficie rugosa es convexa en el caso del primer
premolar y aplanada en el resto de las piezas dentales. Hacia la mitad de cada
diente se puede observar un surco poco profundo, con excepción del último
molar donde se encuentran dos surcos. Además, se observan eminencias que
se disponen en número de a dos con excepción del último molar que presenta
tres.
Fig. 16: Dientes de la
Región del Cuerpo
Mandibular de la
dentición inferior visto
desde la Superficie
labial. A: E. caballus,
B: B. taurus, C: O.
aries, D: S. scrofa y
E: O. virginianus.
En B. taurus no se observan las estrías mencionadas, sino surcos verticales
profundos con respecto a la línea alveolar. En casi todos los dientes dichos
surcos se ubican centralmente, con la excepción del tercer premolar en donde
se encuentra más dirigido hacia la región proximal (Ver Fig. 16B). El número de
estas estructuras va variando dentro de la misma placa dental, pueden
observarse tres, dos o una de estas estructuras. Dicha variación se denota
desde el último molar hasta el tercer premolar. El primer premolar presenta una
superficie lisa y ligeramente aplanada, con la particularidad de que presenta
una pequeña inclinación hacia arriba y hacia adentro. Las áreas que se
encuentran adyacentes a los surcos, tanto en los molares como en los
premolares, son convexas y lisas al tacto.
Al igual que en E. caballus, en B. taurus también se pueden observar
eminencias, pero en este caso corresponden con las áreas convexas referidas
anteriormente. En los dos primeros premolares, existe una sola eminencia que
abarca todo el borde superior de la pieza dental. Las puntas de las eminencias
son filosas y cortantes, con excepción de las que están en los primeros
premolares las cuales son romas.
De la misma manera que ocurre en B. taurus, también en O. aries aparecen los
surcos verticales, pero con la diferencia de que en esta especie estos son más
profundos (Ver Fig. 16C). También se diferencian en cuanto al número de los
surcos, ya que en O. aries estos se pueden encontrar una sola de ellas hacia el
centro de la pieza dental en los dos primeros molares. En el tercer molar
generalmente existen tres surcos conspicuos, en los dos últimos premolares se
localiza un surco hacia la región proximal y en el caso del primer premolar
existe igualmente un surco poco conspicuo pero esta vez dirigida hacia el
borde superior del diente. Al igual que en B. taurus, las áreas adyacentes a
estas estructuras son convexas y lisas, pero con la diferencia de que en O.
aries estas están más marcadas en cuanto a la convexidad. También se
asemejan en las eminencias ya que, en ambas especies, estas corresponden a
las áreas convexas.
En el caso de S. scrofa no están presentes ni los surcos, ni las estrías. Esta
dentición se comporta similar a su opuesta superiorya que en estos dientes
inferiores también se pueden observar áreas cóncavas, protuberancias y
eminencias (Ver Fig. 16D). Esta superficie en el caso de individuos adultos es
rugosa, mientras que en animales jóvenes es lisa, lo que puede deberse al
propio proceso de desgaste dental y la edad. Las puntas de las eminencias y
de las protuberancias son filosas, como sucede en el caso de las especies
anteriores. Estas características no se evidencian en O. virginianus, ya que la
dentición de esta especie se asemeja a la presente en O. aries. En O.
virginianus existen también los surcos verticales, pero con respecto a O. aries
estos son más cortos, debido a que la corona de esta especie es más corta
que la que se puede observar en O. aries. En el caso de los premolares estas
estructuras son menos profundas, evidenciándose esto de forma gradual desde
el tercer premolar hasta el primer premolar.
De la misma forma que ocurre en B. taurus y en O. aries, en O. virginianus las
áreas adyacentes a los surcos son convexas, pero con la diferencia de que en
esta especie se pueden observar líneas óseas verticales a lo largo de la
superficie (Ver Fig. 16E). En esta especie también se pueden observar las
eminencias correspondiendo también a las zonas convexas, lo que a diferencia
de O. aries estas no son muy conspicuas.
Superficie lingual
En el caso de las piezas dentales de E. caballus podemos observar que, como
en la superficie labial, existen aquí también estrías horizontales con respecto a
la línea alveolar, siendo más profundas hacia los dos primeros premolares. En
esta superficie también se pueden apreciar surcos poco profundos,
perpendiculares a la línea alveolar (Fig. 17A). Estos se pueden encontrar en
número de a dos o uno por pieza dentro de la misma placa dental. Las
eminencias que se pueden observar también presentan esa variedad de
número dentro de una misma placa, generalmente pueden ser cuatro, tres o
dos en dependencia del diente. Las puntas de dichas eminencias son filosas y
cortantes, así como también se disponen más altas que en la superficie labial.
Esto último nos refuerza la idea de que existe, en esta especie, un desgaste
desigual para ambas caras y por lo tanto genera que el diente se vea inclinado
hacia abajo desde la superficie lingual a la superficie labial. Siendo contrario a
lo que ocurre con la dentición superior.
Fig. 17: Dientes de la
Región del Cuerpo
Mandibular de la
dentición inferior visto
desde la Superficie
lingual. A: E. caballus,
B: B. taurus, C: O. aries,
D: S. scrofa y E: O.
virginianus.
Esta superficie lingual en B. taurus, se asemeja a lo que ocurre en su superficie
labial, donde tampoco hay estrías sino surcos verticales. Estos surcos
disminuyen drásticamente su número, de cuatro en los dos últimos molares a
una desde el primer molar hasta el segundo premolar. También, en esta
superficie, las áreas adyacentes a los surcos son convexas y lisas al tacto (Ver
Fig. 17B).En el caso del primer premolar tenemos que la mayor parte de su
superficie es ligeramente cóncava a excepción de su región más proximal,
donde presenta una concavidad mucho más marcada. De la misma forma que
en la superficie labial, en esta cara las eminencias corresponden con las áreas
convexas y presentan una punta filosa, con la excepción de los primeros
premolares donde son romas y lisas. Como en E. caballus, en esta especie las
eminencias están más altas por esta superficie que por la superficie labial,
dando el mismo aspecto de inclinado hacia abajo.
La superficie labial en O. aries, al igual que en B. taurus no hay presencia de
estrías horizontales como en E. caballus. Los surcos verticales son evidentes
en esta superficie y su número varía de tres en el tercer molar a uno en los
premolares. Las eminencias corresponden a las zonas convexas, poseen
puntas filosas y bordes cortantes y son más altas en la cara lingual con
respecto a la labial (Ver Fig. 17C).
En S. scrofa no existen diferencias entre las caras labial y lingual. En ambas,
se encuentran eminencias y protuberancias que le dan, a las piezas dentales,
un aspecto complejo y robusto, ideal para el tipo de dieta que presentan estos
animales (Ver Fig. 17D). En cambio, en O. virginianus, a pesar de tampoco
poseer muchas diferencias entre las superficies labial y lingual, podemos
observar que como ocurre en E. caballus, B. taurus y O. aries se puede
observar una inclinación hacia abajo desde la región lingual hacia la región
labial, siendo esta inclinación más profunda en el primer molar (Ver Fig. 17E).
Superficie oclusal
En el caso de E. caballus, el dibujo que se observa en esta superficie es
bastante complejo (Fig. 18A) debido a la presencia de surcos y depresiones.
Estos diseños son utilizados por los paleontólogos en la identificación de
especies extintas. El primer premolar y el último molar poseen forma triangular
con el ápice alargado, el resto de los dientes son rectangulares.
Fig. 18: Dientes de la Región del Cuerpo Mandibular de la dentición inferior visto
desde la Superficie oclusal. A: E. caballus, B: B. taurus, C: O. aries, D: S. scrofa y E:
O. virginianus.
Las marcas o infundíbulos que se pueden observar están en número de a dos
y se localizan desplazadas hacia la región lingual. Estas son de pequeño
tamaño y también suelen cerrarse producto a la acumulación de residuos
alimentarios (Ver Fig. 18A). Los bordes de los surcos generan proyecciones en
la superficie masticadora de esta especie. Esto que puede permitirle al animal
un mejor aprovechamiento del alimento.
En B. taurus, a diferencia de E. caballus se observa un dibujo en forma de alas
de mariposa (Ver Fig. 18B) en el caso de los molares. En los dos últimos
premolares el dibujo cambia, ya que presenta, por la cara lingual, algunas
invaginaciones que se adentran hacia el centro de la pieza (Ver Fig. 18B). En la
superficie masticadora del primer premolar solo se observa la punta del diente,
lo cual es roma y lisa al tacto. Al igual que en E. caballus, en esta especie
también se pueden observar las marcas o infundíbulos, pero con la diferencia
de que en este caso hay variación en el número de ellas. En el tercer molar se
localizan dos marcas en forma de U y en los dos primeros molares presentan
forma de mancuerna. Los bordes de estas marcas, al igual que en E. caballus,
generan proyecciones en esta superficie.
La dentición inferior de O. aries, es muy similar a la existente en B. taurus,
debido a que el dibujo de que se observa en esta especie es también en forma
de alas de mariposa (Ver Fig. 18C). También en O. aries existen diferencias
entre los molares y premolares en cuanto al número de marcas o infundíbulos.
En esta especie se pueden encontrar dos marcas en los molares, como en B.
taurus, pero también existen dos en el tercer premolar, mientras que en el
segundo premolar solo se puede encontrar un infundíbulo y en el primero se
observa la punta del diente. A diferencia de B. taurus, la forma de las marcas
de las piezas es en herradura, pero igualmente sus bordes generan
proyecciones para facilitar el aprovechamiento del alimento. Con la diferencia
de que en O. aries estas presentan las puntas filosas y cortantes.
Diferente a las especies explicadas anteriormente se encentra la dentición de
S. scrofa, donde no hay dibujos en mariposa. Esta dentición inferior es muy
similar a su opuesta superior, donde existen protuberancias y tuberosidades
(Ver Fig. 18D). Cuando el animal es muy adulto el dibujo ya cambia, producto
al propio proceso de desgaste, el cual solo deja que se vean las separaciones
de las tuberosidades y protuberancias.
En el caso de O. virginianus el dibujo de esta superficie es muy similar al de O
aries, pero con la diferencia de que en el tercer premolar de O. virginianus
existe una depresión que no se observa en O. aries (Ver Fig. 18E). También
son semejantes en cuanto al número de infundíbulos, pero con la diferencia de
que en esta especie existen tres marcas en el último molar y una en el primer
molar. Además de que en el segundo premolar existen alrededor de cuatro
depresiones que llegan hasta el centro de la pieza y por lo tanto no se asemeja
a lo que sucede en O. aries, ni tampoco mantiene el dibujo del resto de las
piezas dentales.
Región Sinficial
Esta región es la más distal de la mandíbula y alberga a los incisivos de las
cinco especies, además de los caninos en el caso de S. scrofa y los machos de
E. caballus.
Superficie labial de los incisivos
Para E. caballus esta superficie es completamente convexa. Se puede
observar también que hacia el borde superior de las piezas se notan (al tacto)
pequeñas depresiones que salen a partir del plano central de esta superficie. El
número de depresiones puede variar entre una y/o dos dentro de la misma
placa dental y son más evidentes en los cuatro incisivos centrales (Fig. 19A).
En estos dientes se puede encontrar que los bordes superiores son
ligeramente rectos, mientras que en los incisivos más externos se observa una
ligera inclinación hacia abajo. Comparado con E. caballus, en B. taurus la
corona dental es más pequeña y se ubica con una ligera inclinación hacia el
plano medio de la mandíbula (Ver Fig. 19B). Sin embargo, también presenta
una superficie labial convexa y lisa al tacto. El borde superior de los incisivos
de B. taurus son convexos, filosos y cortantes, lo que difiere con E. caballus.
Fig. 19: Dientes de la Región
Sinficial de la dentición inferior
visto desde la Superficie labial.
A: E. caballus, B: B. taurus, C:
O. aries, D: S. scrofa y E: O.
virginianus.
En el caso de O. aries, a diferencia de B. taurus, las coronas son largas y con
una inclinación hacia afuera (Ver Fig. 19C), pero igualmente convexas y lisas al
tacto. A diferencia de B. taurus, en esta especie el borde superior puede variar
su forma en dependencia de la edad, ya que en animales subadultos algunas
piezas presentan concavidades en este borde, lo cual genera proyecciones
filosas. Mientras que, en individuos adultos, las piezas pueden tener el borde
superior ligeramente recto y/o convexo en algunas ocasiones dentro de la
misma pieza dental.
S. scrofa presenta una dentición completamente diferente, ya que presenta
dientes con una forma casi rectangular dirigidos hacia el plano medio de la
mandíbula (Ver Fig. 19D). Estas piezas, por la superficie labial, son lisos y
ligeramente planos en el caso de individuos jóvenes. Mientras que en animales
adultos esta superficie se torna rugosa debido a la presencia de líneas óseas
que abarcan verticalmente toda la superficie, lo que puede estar dado por el
proceso de desgaste. En el caso del borde superior también podemos
variaciones en cuanto a la edad ya que, podemos ver que en animales jóvenes
estos son filosos y en individuos adultos se vuelve rugoso y áspero.
En O. virginianus podemos observar que presenta dientes semejantes a B.
taurus, con la propia diferencia de tamaño de los animales (Ver Fig. 19E). Esta
superficie es, en esta especie, plana, lisa y con el borde superior puntiagudo y
filoso. A diferencia de los incisivos de B. taurus en esta especie la corona más
ancha es la del incisivo más externo, mientras que para B. taurus esta es la del
incisivo más interno.
Superficie lingual de los incisivos
Esta superficie para E. caballus, es ligeramente cóncava y lisa. En los incisivos
más externos se pueden observar dos ligeras depresiones, una situada hacia
el centro de la pieza y la otra orientada más hacia la región externa del mismo.
El borde superior de las piezas es recto en el caso de los incisivos centrales
(Fig. 20A). Para las piezas más externas se observa una ligera concavidad
hacia el centro del borde. En el caso de B. taurus esta superficie es igualmente
cóncava. El borde superior de las piezas dentales de B. taurus es liso y romo,
este borde está situado más abajo que el borde de la superficie labial, por lo
que indica una inclinación del diente (Ver Fig. 20B).
Fig. 20: Dientes de
la Región Sinficial de
la dentición inferior
visto desde la
Superficie lingual y
oclusal. A: E.
caballus, B: B.
taurus, C: O. aries,
D: S. scrofa y E: O.
virginianus.
A diferencia de las especies mencionadas en el párrafo anterior, en O. aries a
pesar de que esta superficie es plana presenta, en algunas piezas, un reborde
filoso (Ver Fig. 20C). Mientras que en animales subadultos solo se puede
evidenciar dos pequeñas concavidades poco conspicuas, en la base del diente.
En cuanto al borde superior existen diferencias en dependencia de la edad,
debido a que en animales subadultos este borde es romo y, al igual que en E.
caballus y B. taurus, se encuentra más bajo que el borde de la cara labial. Sin
embargo, en animales adultos no existen diferencias perceptibles entre los
bordes de las caras y se encuentran al mismo nivel.
En el caso de S. scrofa, las piezas dentales, por esta superficie, presentan,
centralmente, un reborde conspicuo y romo (Ver Fig. 20D). Este reborde se
encuentra perpendicular al hueso de la mandíbula. En animales jóvenes se
puede observar el esbozo de dicho reborde y en individuos muy adultos esta
superficie se torna algo triangular, quizás por el desgaste de los bordes
laterales. Igualmente, el borde superior es rugoso en animales adultos y liso
para individuos jóvenes. En esta especie no se observa la inclinación hacia
abajo que se denota en las especies mencionadas anteriormente, debido a que
los bordes de las caras (labial y lingual) se disponen en el mismo nivel.
Mientras que, en O. virginianus ocurre similar a E. caballus y B. taurus, donde
la superficie lingual es cóncava y lisa en toda su extensión (Ver Fig. 20E). En
los incisivos más externos se puede encontrar un reborde filoso, similar al que
se observa en los animales adultos de O. aries, con la diferencia que en O.
virginianus se ubica lateralmente. El borde superior es puntiagudo y, al igual
que en E. caballus, B. taurus y O. aries, está situado más abajo que el borde
labial, por lo que se puede apreciar cierta inclinación.
Superficie oclusal de los incisivos
Para E. caballus no hay diferencias entre la dentición superior y la dentición
inferior debido a que en ambas se pueden observar la presencia de
infundíbulos y con el mismo patrón de sellado (Ver Fig. 20A). También es
posible observar que, hacia la región más externa de cada pieza, existe una
proyección que se desplaza más por la cara labial. Dicha proyección hace
contacto con los dientes vecinos, con excepción del incisivo más externo. A
diferencia de lo explicado, en B. taurus se puede observar un pequeño
infundíbulo en el caso del incisivo central, no siendo así en el resto de las
piezas (Ver Fig. 20B). El dibujo que se puede observar en esta superficie para
B. taurus es en forma de medialuna, lo que difiere de lo que se observa en E.
caballus.
En el caso de O. aries el dibujo que se imprime en esta superficie es similar al
que se encuentra en B. taurus, siendo más evidente en los incisivos centrales.
Igualmente, en el resto de piezas no se observan infundíbulos (Ver Fig. 20C).
En animales adultos, es aún menos evidente el dibujo de esta superficie,
debido a la unión de los bordes lingual y labial. Completamente diferente a esto
es lo que se puede ver en S. scrofa, en donde no se observan infundíbulos sino
una superficie completamente compacta. El dibujo presente en las piezas de
esta especie es generalmente rectangular (Ver Fig. 20D), siendo más evidente
en individuos jóvenes, ya que, en animales adultos, existen en esta superficie,
pequeñas protuberancias, lo que leda el aspecto rugoso. En O. virginianus la
superficie oclusal es muy semejante a la existente en O. aries, y no se
observan infundíbulos (Ver Fig. 20E).
Otras estructuras
Los colmillos o caninos de los machos de E. caballus, de esta dentición inferior,
son similares a los descritos para la dentición superior. Estos son convexos por
la superficie labial, con líneas óseas verticales por toda la superficie y con el
borde superior romo. En el caso de la superficie lingual, podemos ver que esta
es cóncava e igualmente se pueden observar las líneas óseas. Además,
presentan dos depresiones que se ubican a los laterales de la pieza dental, de
ellas la que se encuentran en la región más distal es más marcada que la de la
región proximal. En cuanto a los bordes laterales podemos decir que, al igual
que en la dentición superior, se encuentran orientados hacia el interior de la
cavidad bucal. En la superficie oclusal, en esta especie, se evidencia una punta
roma (Fig. 21A y B).
Fig. 21: Dientes de la Región Sinficial de la
dentición inferior. A: Colmillo de E. caballus
visto desde la Superficie labial, B: Colmillo de E.
caballus visto desde la Superficie lingual, C:
Colmillo de S. scrofa visto desde la Superficie
labial y D: Colmillo de S. scrofa visto desde la
Superficie lingual.
Los caninos de S. scrofa por la superficie labial son planos, rugosos y curvos
hacia la región proximal del cráneo (Ver Fig. 21C y D). En cambio, en la
superficie lingual son ligeramente convexos y lisos, además de que se observa
un reborde poco conspicuo hacia el centro de la pieza. El borde lateral
proximal, es ancho, cóncavo y presenta dos rebordes cóncavos y lisos. Estos
convergen en la punta del diente, mientras que el borde lateral distal es un
reborde romo y liso al tacto. Por la superficie oclusal, estos caninos presentan
una punta rugosa.
Conclusiones.
En cuanto a la morfología general de los dientes, se demostró que la especie
que más se diferenciaba del resto de las estudiadas era S. scrofa, debido a la
presencia de eminencias y protuberancias oclusales. En cuanto a la
comparación por superficies y regiones, fueron las superficies labial y lingual
las que aportaron mayor número de caracteres diferenciales con carácter
identificativo. Estas superficies mantienen su valor identificativo tanto en la
dentición superior como inferior, así como en todas las tres regiones
designadas para la comparación.
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