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Origen

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Introduccin (2. Obras)

En la base de ellas est la conviccin, contra el dualismo gnstico, de que todo lo que Dios ha creado est destinado, tarde o temprano, a ser recuperado para el bien, cualquiera que sea su actual decadencia en el mal: en este sentido esboza un proceso de todos los seres racionales que, creados todos iguales por Dios, en virtud del comportamiento determinado por el libre arbitrio, se han diferenciado en las categoras de ngeles, hombres, demonios, para retornar todos, en el momento final, a la condicin originaria.

3. exgesis

el mundo sensible, ms all de su real, pero modesto grado de autenticidad, es imagen desvalorizada, y por eso smbolo, del mundo inteligible, superior.

Sobre esta base, plante la distincin entre cristianos sencillos y cristianos perfectos o que de cualquier modo intentan progresar en la posesin de la verdad y del bien: los primeros se contentan con la realidad sensible, terrena, inferior; los otros buscan trascenderla para llegar a la realidad espiritual y superior.

Orgenes distingue ms tipos de significado espiritual: da un amplio margen a la tipologa tradicional, que vea en hechos y figuras del A. T. prefiguraciones y anticipaciones de hechos y figuras de Cristo y de la Iglesia. Pero, junto a esta interpretacin, que pudiramos llamar horizontal, la mayora de las veces pone en paralelo una vertical, que considera las vicisitudes terrenas narradas en el texto sagrado como imagen y smbolo de las realidades celestes, del mundo de las potencias superiores, angelicales y demonacas, lo cual, en sintona con la poca, tuvo una gran importancia.

Cantar de los cantares, Intro

Dicha interpretacin se lleva a cabo sistemticamente en dos lneas que se cruzan de muchos modos, pero que en conjunto permanecen bien diferentes. La primera est constituida por la interpretacin tipolgica, que Orgenes hereda de la tradicin: la esposa y el esposo son figura de la Iglesia y de Cristo respectivamente y apoyada en esta identificacin se propone la interpretacin de los otros personajes. La otra Inea, en cambio, representa una gran novedad en la interpretacin del Cantar, y que iba a tener mucho xito: interpretando en sentido que los modernos llaman psicolgico, Orgenes sigue viendo en el esposo a Cristo pero en la esposa al alma que tiende a l. Tambin aqu la interpretacin de los dems personajes se propone en base a esto.

Tema fundamental de la interpretacin psicolgica es el de la distincin entre los sencillos incipientes por un lado, y los perfectos por otro. La distincin no se introduce tericamente, sino con el nico fin de resaltar cmo cada cristiano, cualquiera que sea su condicin, debe sentir el empeo de progresar cada vez ms para unirse an ms y mejor a Cristo: cada cristiano debe volverse como la Esposa del Cantar. En el modo de describir la dulzura de la unin, de sealarla como meta a la que hay que tender con todo el ser, Orgenes se ve invadido con frecuencia por un autntico entusiasmo que se concreta en aperturas msticas11 de gran sugestin y que tanto xito tendran: baste pensar en los temas de los sentidos espirituales, de la herida de amor, y en el tema fundamental de toda la obra, el de los desposorios msticos.

En este contexto normalmente se ve a la esposa como expresin del alma perfecta que ya ha llegado al momento de la unin definitiva con el Logos divino12; en cambio, las doncellas que la rodean representan a las almas que, la que ms y la que menos, an son imperfectas, y corren tras el aroma del perfume del esposo pero todava no han logrado reunirse con l.

para l, como hemos visto antes, la relacin entre el Logos y el alma est siempre en estado de tensin dinmica, de extrema mutabilidad: an el alma que ms ha progresado, si no permanece bien atenta, si no llega a conocerse a si mismacomo queda dicho en las pginas 147 y siguientes aludiendo al Cantar 1,8puede perder su estado privilegiado. De ah las advertencias incluso a la esposa para que proteja su propia condicin, mientras que va aflorando otro tema tpico de este contexto origeniano, a saber, la exigencia de que el alma perfecta est siempre disponible para el progreso de las otras almas: incluso la esposa corre tras el perfume del esposo, bien sea porque quiz ella tambin necesite progresar, o bien porque deba ayudar en la carrera a las doncellas, es decir a las almas menos perfectas que ella y que por eso necesitan de su ayuda.

Prlogo

Al comienzo de los libros de Moiss, donde se escribe sobre la creacin del mundo, hallamos referida la creacin de dos hombres: el primero, hecho a imagen y semejanza de Dios12; el segundo, modelado del barro de la tierra13.

uno es, por la edad, un muchacho segn el hombre interior; entonces le es posible crecer y alcanzar la edad juvenil, y luego, continuando su crecimiento, llegar al estado de hombre perfecto16 y hasta convertirse en padre [espiritual de otro]17.

14 2 Co 4,1615 Rm 7,2220 1 Co 13,1121 Ef 4, 1 337 Orgenes contrapone los trminos griegos que designan al amor, esto es, eros y gape, como indicativos, respectivamente, del amor carnal y del amor espiritual

Ahora bien, el alma es movida por el amor y deseo celestes cuando, examinadas a fondo la belleza y la gloria del Verbo de Dios, se enamora de su aspecto y recibe de l como una saeta y una herida de amor43

[] de la misma manera que el hombre exterior puede caer en un amor ilcito y contrario a la ley, de modo que ame, por ejemplo, no a su prometida o a su esposa, sino a una ramera o a una adltera, as tambin el hombre interior, es decir, el alma, puede caer en un amor, no hacia su legitimo esposo, que dijimos que era el Verbo de Dios, sino hacia algn otro, adltero y corruptor.

lo que entre los sabios del mundo se denomina deseo (eros) lo llama, con vocablo ms decoroso, amor (gape)48

Ahora bien, debemos saber que todo aquel que ama el dinero o cuanto en el mundo hay de materia corruptible abaja la fuerza del amor, que proviene de Dios, hasta lo terrenal y caduco, y abusa de las cosas de Dios para cosas que Dios no quiere. Efectivamente, Dios no concedi a los hombres el amor de tales cosas, sino el uso.

(!) Sin embargo es preciso tambin saber que es imposible que la naturaleza humana no ame siempre algo.

este sentimiento de amor, que por favor del Creador fue entraado en el alma racional, algunos lo desvan hacia el amor del dinero y a la pasin de la avaricia, bien para lograr fama, y se hacen vidos de vanagloria, bien para frecuentar a las rameras, y se ven cautivos de la impudicia y la sensualidad, o bien derrochan la fuerza de este bien tan grande en otras cosas parecidas a esas. Pero incluso cuando este amor se ordena hacia las diversas artes de tipo manual, o por causa de actividades de la presente vidano las necesariasse aplica, por ejemplo, a la gimnasia o a las carreras, o tambin a la msica o a la aritmtica, adems de a otras disciplinas de parecida ndole, ni siquiera entonces opino que se le utiliza de manera digna de aprobacin.

El amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo aguanta. El amor jams decae84. Nada hay, pues, que no aguante el que ama perfectamente. Al contrario, si no aguantamos bastante ms, la causa cierta es que no tenemos el amor que todo lo aguanta.

84 1 Co 13,7

es de saber que de este amor se debieran decir tantas cosas cuantas se dicen de Dios, puesto que l mismo es amor.

tengo para mi que nadie puede llegar a este perfecto y mstico cantar y a esta perfeccin de la esposa, tal como se describe en el presente libro, si primero no camina a pie enjuto por medio del mar al hacrsele el agua un muro a derecha y a izquierda127 y puede as escapar de las manos de los egipcios, de modo que los vea muertos por la orilla del mar y, al mirar la fuerte mano de Dios que mat a los egipcios128, crea al Seor y a su siervo Moiss: quiero decir a la ley, a los evangelios y a todas las divinas Escrituras: entonces s que cantar y dir con razn: Cantemos al Seor, pues gloriosamente se ha cubierto de gloria129.

128 En sentido alegrico, Egipto y los egipcios son siempre, en Orgenes, smbolo del mal y del pecado.

cuando haya pasado por todo lo que se describe en el xodo y en el Levtico y llegue al punto de ser incorporado al censo divino, entonces cantar, nuevamente, el segundo cantar, en cuanto haya salido del valle de Zared (que significa descenso extrao) y haya alcanzado el pozo130 del que est escrito: Y dijo el Seor a Moiss: Junta al pueblo, y les dar de beber agua del pozo131

130 POZO/SIMBOLO: Normalmente, en Orgenes, el pozo se entiende como smbolo de la profundidad de la sabidura y de la ciencia que se ocupan de las cosas divinas.

(?) Despus de este cntico, se llega al cantar del Deuteronomio, del que dice el Seor: Y ahora escribos las palabras de este cantar, y enseadlo a los hijos de Israel, y metedlo en sus bocas, para que este cantar me sirva de testigo contra los hijos de Israel133. Y mira la importancia y calidad de este cantar, pues para escucharlo no basta la tierra, sino que se convoca al cielo. Dice, en efecto: Escucha, cielo, y hablar, y oiga la tierra las palabras de mi boca134. Y mira cun grandes y elevadas son las cosas que se dicen: Esprese como lluvia mi doctrina, y caiga como roco sobre la grama y como nieve sobre el csped, porque invoqu el nombre del Seor, etc.135. El cuarto cantar se halla en el libro de los Jueces, y de l se escribe: Y cantaron Dbora y Bareq hijo de Abinoam aquel da diciendo: Al dar comienzo los prncipes de Israel al plan del pueblo, bendecid al Seor. Escuchad, reyes, prestad odos, etc.136. Realmente, la que canta, abeja tiene que ser, cuya obra es de tal naturaleza que tanto los reyes como la gente corriente la usan para curar. [...] Y se canta este cntico despus de la victoria, porque nadie puede cantar lo que es perfecto, sin haber vencido antes a los enemigos.

cuando el siervo se haya hecho como el amo y el discpulo como el maestros, parece que ya ni el siervo es siervo, porque se ha convertido en amo, ni el discpulo es discpulo, puesto que se ha convertido en maestro, sino que, en su tiempo, efectivamente, fue discpulo, pero ahora es como el maestro, y en un tiempo fue siervo, pero ahora es como el amo. Por consiguiente parece que tambin se podr utilizar un razonamiento semejante acerca del rey y de aquellos sobre quienes reina, cuando ya el reino sea entregado a Dios Padre.

LIBRO PRIMERO

Que me bese con los besos de su boca! (1,2).

Como tercera interpretacin, introduzcamos un alma cuya nica voluntad sea la de unirse estrechamente con el Verbo de Dios y penetrar en lo interior de los misterios de su sabidura y de su ciencia como en el tlamo del esposo celestial; y esta alma est en posesin tambin de sus regalos, los que le dieron a titulo de dote. En efecto, como la dote de la Iglesia fueron los volmenes de la ley y de los profetas, as tambin pngase a cuenta de esta alma, como regalo dotal, la ley natural, la razn y el libre albedro.

Por lo tanto, cada vez que en nuestro corazn hallemos sin ayuda de maestros algo que andamos buscando acerca de las doctrinas y pensamientos divinos, creamos que otras tantas veces nos ha besado el esposo, el Verbo de Dios.

Pues bien, por causa de estas almas doncellas y en pleno crecimiento y progreso de la vida, se anonad86 aquel que tena la condicin de Dios, a fin de que su nombre se convirtiera en perfume derramado87, de modo que el Verbo no siguiera habitando nicamente en una luz inaccesible ni permaneciera en su condicin divina88, sino que se hiciera carne89, para que estas almas doncellas y en pleno crecimiento y progreso no slo pudieran amarlo, sino tambin atraerlo hacia s. Efectivamente, cada alma atrae y toma para s al Verbo de Dios segn el grado de su capacidad y de su fe.conviene entender este pasaje del alma que sigue al Verbo de Dios, cualquier alma que primeramente se haya instruido en las cuestiones morales y luego se haya ejercitado tambin en las de la naturaleza, gracias a todo cuanto arriba dijimos que en esta disciplina se ensea: enmienda de las costumbres, conocimiento de las cosas y disciplina integra, un alma tal atrae a si al Verbo de Dios, y l se deja atraer de buena gana, pues viene con grandsimo placer a las almas instruidas, y con gran condescendencia acepta y bondadosamente concede que ellas le atraigan.

As el ojo, en cuanto logre ver su gloria, gloria como del Unignito del Padre100, ya no querr en adelante ver ninguna otra cosa, ni el odo oir a nadie, sino al Verbo de vida y de salvacin101. Ni la mano que haya tocado al Verbo de vida102 tocar ya nada material, frgil o caduco, ni el gusto, cuando haya gustado la bondad del Verbo de Dios, su carne y el pan que baja del cielo103, soportar ya el gustar otra cosa, despus de esto.

[] en el hombre hay, adems de estos cinco sentidos corporales, otros tantos que deben buscarse con el ejercicio y que decimos estar ejercitando cuando, por ejemplo, examinamos el significado de las cosas con una penetracin ms sutil116.

2 Cor 4, 18 (NBJ) no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sinoen las invisibles; pues las cosas visibles son pasajeras, mas las invisibles son eternas

2 Cor 4, 18 (N-C) Y no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisibles, pues las visibles son temporales; las invisibles, eternas.

Sin embargo, los que siguen el sentido espiritual y sutil y entienden que hay ms verdad en las cosas que no se ven que en las que se ven 119.

Libro II

la esposa negra y hermosa es la misma que la etope que Moiss, esto es, la ley espiritual que sin duda alguna es Cristo, el Verbo de Dios32 uni a s en matrimonio, a pesar de las murmuraciones y crticas de las hijas de Jerusaln, es decir, del pueblo judo con sus sacerdotes

Pero vino tambin repleta de oro (la reina de Saba), indudablemente de los pensamientos y de las disciplinas racionales, que haba ido recogiendo de la instruccin escolstica comn antes ya de tener la fe.

La negrura del alma, en cambio, es de un orden opuesto: no la produce la accin de los rayos del sol, sino su descuido, ni se adquiere por nacimiento, sino por negligencia, y por eso, como se asume con la desidia, as tambin se rechaza y se elimina con la diligencia.

...y es que no oye el gemido de los que no claman al Seor desde sus obras113

Ahora bien, si se quiere proseguir y explicar el tercer tipo de interpretacin, apliquemos todo esto a cada alma que, convertida a Dios y llegada a la fe, sufre indudablemente combates de pensamientos y luchas de los demonios, que se esfuerzan por tornarla a los atractivos de la vida anterior y al error de la infidelidad. Mas, para que esto no suceda ni los demonios tengan de nuevo tanto poder contra ella, la divina Providencia cuid de dar a cada pequeo y a los que, por ser todava nios y lactantes en Cristo, no pueden librar por si mismos los combates contra las astucias del diablo y de los demonios132, ngeles protectores y defensores, que Dios instituy como tutores y curadores133 de los que, por estar an en edad dbil, no pueden, segn dijimos, combatir por s mismos134

Debemos, pues, entender tambin nuestro pasaje segn esta imagen y pensar que en este drama nupcial unas almas, que se unen al esposo con un afecto ms generoso y noble, tienen junto a l la dignidad y el afecto de reinas; que otras, cuya estima es sin duda inferior, tanto en sus progresos como en sus virtudes, ocupan el lugar de las concubinas; y que otras, el de las doncellas, que parecen estar puestas fuera del palacio, aunque no fuera de la ciudad regia; pero que las ltimas y a la zaga de todas las que hemos mencionado estn las que son llamadas ovejas145

Ahora la esposa ha llamado al esposo con una denominacin nueva. Efectivamente, porque saba que l es el hijo del amor, ms an, que es el que procede de Dios156, como denominacin le dice esto: a quien ama mi alma y con todo, no dijo: a quien amo, sino: a quien ama mi alma, pues saba que al esposo no se le debe amar con cualquier amor, sino con toda el alma, con todas las fuerzas, con todo el corazn157

Pues, aunque ande en medio de la sombra de la muerte, no temer mal alguno, porque t ests conmigo Sal 22,4

En efecto, si la luz de la mente y la pureza del corazn que en l hay son claras y refulgentes, dar la impresin de tener en s mismo el medioda; y por causa de esa pureza del corazn, como puesto al medioda, sentado junto a la encina de Mambr, cuyo significado se relaciona con visin170, ver a Dios.

De uno de los siete que la fama celebra entre los griegos como seeros en sabidura, se ha transmitido, junto con otras, esta admirable sentencia: Concete a ti mismo180. Sin embargo, Salomn, que ya en nuestro prlogo mostramos que haba precedido a todos ellos en tiempo, en sabidura y en conocimiento de las cosas, dice lo mismo hablando al alma como a una mujer y con cierto tono amenazador: Si no te conoces a ti misma, oh bella entre las mujeres181; si no reconoces que las causas de tu belleza estn en el hecho de haber sido creada a imagen de Dios182, por lo cual hay en ti tanto esplendor natural; y si no sabes lo bella que eras desde el principio, por ms que ahora aventajes ya a las dems mujeres y entre ellas seas la nica en ser llamada bella, con todo, si no te conoces a ti misma, quin eres, pues yo no quiero que tu belleza parezca buena por comparacin con las menos bellas, sino que haya en ti correspondencia contigo misma y te pongas al nivel de tu propia dignidad; si no haces todo esto, yo te ordeno que salgas y camines sobre las ltimas huellas de los rebaos, y que no apacientes ya ovejas ni corderos, sino cabritos183, es decir, aquellos que por su depravacin y su lascivia estarn a la izquierda del rey que preside en el juicio.

el alma probar que se conoce a si misma y que contempla su belleza, la que recibi a imagen de Dios en la creacin, con tal que haya podido restaurarla y restablecerla189

Es como si hablara al alma que ya est dentro y apostada en el interior de los misterios pero que, por haber descuidado el conocerse a si misma y preguntarse quin es y qu y cmo debe obrar, o qu no debe obrar, se oye decir: Sal, como si por culpa de esta su desidia la enviara fuera el que preside. As es un peligro tremendo para el alma el descuidar la ciencia y el conocimiento de si misma. Sin embargo, puesto que hemos expuesto un doble modo para conocerse el alma a s misma, quiz le parezca a alguien que, segn el primer modo, el alma que descuida examinar sus costumbres y acciones, indagar sus progresos y sondear sus pecados, es de razn que le diga: Sal, dando la impresin de arrojar fuera a la que estaba dentro. Pero en cambio, si la cosa ocurre segn la otra versin, por la que dijimos que el alma debe conocer su naturaleza y su substancia, as como su condicin presente, pasada y futura, entonces crase que el asunto es grave207

As, pues, parecer justa la amenaza contra aquellos que, a pesar de su capacidad para la ciencia y el conocimiento, sin embargo, por desidia los descuidan: contra estos es justsima la indignacin del esposo, pues sabe que la negligencia de uno slo redunda en perjuicio de muchos213