organizaciÓn y funcionamiento - portal de la biblioteca

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SERVICIO NACIONAL DE SALUBRIDAD Distrito Sanitario de San Miguel Direct.: Dr. NACIANCENO ROMERO y O. ESCUELA DE SALUBRIDAD Cátedra de Salubridad Aplicada Profesor HERNAN ROMERO ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO DE UNA UNIDAD SANITARIA TESIS DE PRUEBA PARA OPTAR AL TITULO DE MEDICO CIRUJANO DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE CARLOS SALOMON REX Santiago de Chile Imprenta Universitaria 19 4 6

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Page 1: ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO - Portal de la Biblioteca

SERVICIO NACIONAL DE SALUBRIDAD Distrito Sanitario de San Miguel

Direct.: Dr. NACIANCENO ROMERO y O.

E S C U E L A DE S A L U B R I D A D Cátedra de Salubridad Aplicada Profesor HERNAN ROMERO

O R G A N I Z A C I Ó N Y F U N C I O N A M I E N T O D E U N A

U N I D A D S A N I T A R I A

TESIS DE PRUEBA PARA OPTAR AL TITULO DE MEDICO CIRUJANO DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE

CARLOS SALOMON REX

S a n t i a g o de C h i l e I m p r e n t a U n i v e r s i t a r i a

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SERVICIO NACIONAL DE SALUBRIDAD Distrito Sanitario de San Miguel

Direct.: Dr. NACIANCENO ROMERO y O.

E S C U E L A DE S A L U B R I D A D Cátedra de Salubridad Aplicada Profesor HERNAN ROMERO

O R G A N I Z A C I Ó N Y F U N C I O N A M I E N T O D E U N A

U N I D A D S A N I T A R I A

TESIS DE PRUEBA PARA OPTAR AL TITULO DE MEDICO CIRUJANO DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE

CARLOS SALOMON REX

S a n t i a g o de C h i l e I m p r e n t a U n i v e r s i t a r i a

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A mi padre (Q. E. P. D.)

A mi madre y hermanos

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Al

Dr. Roberto Aburado C.

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Л los Dres.

Prof. Hernán Romero C.

Osvaldo Cifuentes T.

Víctor Arancibia Ai. (O. E. P. D.)

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UNIVERSIDAD DE CHILE F A C U L T A D D E B I O L O G Í A

Y C I E N C I A S M É D I C A S

La Comisión que prestó su aprobación a la Memoria del Sr. Carlos Salomón Rex, t i tulada: «Organización y- Funcionamiento de una Unidad Sanitaria», estaba compuesta por los siguientes Profesores:

Dr. Sótero del Río, Profesor Titular de Medici-na Social.

Dr. Hernán Urzúa M., Profesor Extraordinario de Higiene y Medicina Preventiva.

Dr. Abraham Horwitz, Profesor Extraordinario de Enfermedades Infecciosas.

FUE APROBADA СОЫ VEINTE PUHTOS. / Mínimum 12, Máximum 21.

Santiago, 8 de Octubre de 1946.

Dr. Aldo Contrucci, Secretario.

Dr, Armando Laríaguibel, Decano.

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P R O L O G O

Carlos Salomón llegó a la .salubridad en momentos en que estaba sufriendo una transformación profunda. Analiza los pro-cesos con espíritu moderno y por eso, su voz adquiere un tono de protesta. Esa rebelión es tanto más justificada cuanto que él ha procedido, consecuente con su convicción, a poner en marcha un programa que creía fructífero. Bajo la dirección y con la ayuda constante 'de Roberto Alvarado, lo están realizando y verificando su eficacia, real e indiscutible.

Quisiera él que la labor médica y sanitaria se realizase a través de unidades. Define como tales los servicios que se encar-gan de la atención íntegra de un grupo de población. Para el ob-jeto, habrá de agrupar todos los recursos existentes y quedar colocados bajo la dirección de un jefe técnico y de dedicación ex-clusiva. Procediendo en esta forma, será posible considerar a la familia como unidad y satisfacer directamente las necesidades locales siguiendo una política que se adapte a ellas.

Tíiscock, qüe dirige actualmente la Escuela de Salubridad de Yale, ha puesto de moda una comparación que no nos satis-face plenamente. Dice que los sanitaristas han resuelto proceder como la policía y los bomberos, dividiendo el territorio en cierto número de sectores y colocando~ en cada uno de ellos, una estación, un cuartel o un retén que les permita acción inmediata. No nos gusta el símil, porque sugiere la idea de emergencia, de hecho eventual que requiere intervención. Salomón, entiende, en cambio, su labor como un hecho permanente, programado y sereno. Así la interpretamos también nosotros y así querríamos que todos la comprendieran.

Al cuidado de Alvarado y suyo, entregan un distrito de San-tiago. Comienzan por conocerlo, visitándolo y levantando un ca-tastro. Después, se proponen abordar la solución de los problemas sor prendidos con cierto orden, que está fijado no sólo por su ur-gencia, sino también por los recursos a disposición. Comienzan por el saneamiento, porque lo saben previo a toda otra tarea y porque entienden que aquí habrá buenos dividendos con poca

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inversión. A medida que van disponiendo de enfermeras, aumen-ta su preocupación por la salud individual. Más interesante aún que esta comprensión del asunto es la, circunstancia de que se propongan, antes que nada, preparar al personal y que toda su tarea es esencialmente educativa.

De tanta o mayor eficacia es que se hayan propuesto romper lo que llaman el circulo de hierro de la sanidad. No se le da presupuesto porque no se la cree capaz de realizar su tarea y no puede cumplirla, simplemente porque no tiene dinero. Declinan ellos toda ayuda extraordinaria y movilizan los recursos normales para cumplir su programa. Con sobrada razón creen que una vez demostrada la utilidad de lo que están haciendo, podrán dis-poner de elementos materiales y de personal suficientes. No le temen a la 'disgregación actual de los servicios y buscan, desde luego, la colaboración de tres instituciones: el Servicio Nacional de Salubridad, los Servicios de Beneficencia y Asistencia Social y la Dirección General de Protección a la Maternidad, Infancia y Adolescencia. Además, están aguardando a la Caja de Seguro Obrero con la seguridad del que sabe que, normalmente, los orga-nismos crecen y las frutas maduran.

Es curiosa y atinada la manera como Salomón ve el desarro-llo de la medicina pública y la salubridad chilenas desde su ini-ciación. Para él, las distintas instituciones nacieron indepen-dientes unas de otras y fueron hijas de propósitos diferentes. Sólo ahora se están aproximando y están convergiendo gracias a la acción de los sanitaristas que comienzan a actuar en la época pre-sente. Son ellos los que están hoy empeñados en la tarea de alle-gar elementos dispares, agruparlos y ordenarlos en beneficio de un sedo/ de población. La unidad sanitaria, que produce esta fusión en las bases y que, obedeciendo a principios generales bien definidos, adapta su programa a las condiciones locales y de momento, constituye, sin duda, la fórmula de solución para nues-tros problemas de salud.

Porque así lo proclama fundadamente y porque representa trabajo real y denodado, el contenido de esta memoria es muy me-ritorio. La forma en que se la desarrolla revela espíritu y amor de sanitario. Por desgracia, su mérito está parcialmente disimu-lado detrás de una cortina de palabras. Pecado de juventud que con-viene señalar sólo para que el lector se encargue de descorrerla y de contemplar una obra que es digna de ser contemplada.

H E R N Á N ROMHRO.

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O R G A N I Z A C I O N V F U N C I O N A M I E N T O D E UNA UNI-D A D S A N I T A R I A

Introducción

I

Ya en la cpoca indígena se disciernen, en Chile, preocupa-ciones de orden sani tar io dir igidas pr inc ipa lmente a aumen ta r las resistencias físicas del indio, que, obligado a luchar con t ra la inclemencia del clima y otros factores adversos y empeñado en luchas cons tan tes con o t ras t r ibus o con los conquistadores , debió superarse cons tan temente . El baño m a t u t i n o en las aguas fr ías de los ríos y en el que solían par t ic ipar hombres , mujeres y niños; los ejercicios físicos, pr inc ipalmente carreras , o largas camina ta s a t ravés de los cerros; el en t r enamien to prepara to-rio de los períodos guerreros, etc. , hacían de ellos individuos sanos y resistentes. La medicina cura t iva es taba en t regada a los machis, que la ejercían a base de misticismo, r i tos religiosos y de algunos conocimientos elementales, adquir idos en la prác-t ica d iar ia y t rasmi t idos por t radición. Conocían var ias yerbas medicinales y prac t icaban intervenciones quirúrgicas que iban desde la sangría has ta la ampu tac ión y aun lapara tomías . Dis-t inguían var ias afecciones, sus t r a t amien to s respect ivos y tam-bién la t rasmisión de a lgunas enfe rmedades como la viruela <o pirú. Por eso a b a n d o n a b a n a su suer te a estos pacientes en sitios alejados, dejándoles sólo una cierta provisión de alimentos.

D u r a n t e la conquis ta y poco después de f u n d a d o Sant iago, se discutió la- necesidad de me jo ra r el agua de bebida que se obtenía del Mapocho, entonces y mucho después. Porque se la sabía malsana , el Cabildo acordó, en 1547, t raer cier ta can t idad de los manant ia les de Toba laba a t ravés de una acequia espe-cial y cubier ta . La resolución sólo se cumplió 31 años después. .Más adelante , hay nuevas disposiciones y nuevos t r a b a j o s des-t inados a proteger el agua y a a u m e n t a r la suminis t ración, que se hacía s iempre a t r avés de un sur t idor único s i tuado en la

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Plaza de Armas . Según las nociones de ¡a época, no preocupa el aseo y sólo se le prac t ica de t a rde en tarde . T a n t o es así que. en 1550, se registra la orden dada por el Cabildo de pract icar una limpieza de las calles.

A esta a l tura ocurren dos acontecimientos de señalada importancia . Un par t icular dona unos solares a una orden re-ligiosa con la condición de construir en ellos un hospi ta l . Se le-v a n t ó así el primero, l lamado del Socorro y después, Hospi ta l de San J u a n de Dios. Al año siguiente, se cons t ruyeron otros en Serena, Concepción y Sant iago. F.l segundo acontecimiento se refiere á la creación, en 1556, del protomedicato , dependien te del español y cuyo pr imer represen tan te fué don Alonso de Villadiego. E s t a b a encargado de examinar los candida tos a ejer-cer la medicina y r amas anexas, fiscalizar la profesión, pract icar la policía sani tar ia y servir , en la mate r ia , como asesor y como consultor de las autor idades . Quedan así esbozadas las pr imeras líneas de la prestación médica: fundac ión de hospitales por iniciat iva par t icular y adopción de medidas sani tar ias y de control es ta ta l sobre el ejercicio de la profesión.

F ren te al peligro de la in t roducción, desde el Perú, de la viruela, el sarampión y el t aba rde te , se impone, en 1589, cua-ren tena «sopeña de la vida» a los pasa je ros de los barcos en que los hubiera habido. Los via jeros y la t r ipulación, aparen-temente sanos, eran enviados a Casablanca y al Paso de Za-p a t a para el oreo de sus ropas y fa rdos con indicación de que-mar los utensil ios y ropas usados por el enfe rmo; en 1622, el A y u n t a m i e n t o impone cua ren tena te r res t re a las personas que vengan de la Provincia de Cuyo, región in fec tada de viruela. En 1731, se registra las pr imeras referencias a exámenes quími-cos de aguas provenientes de los abas tos de la cap i ta l—To-balaba y San R a m ó n — y se conf i rma la mala calidad de la que proviene del Mapoeho y sur te obl igadamente a la gran masa de la población.

En 1756, la Real Universidad de San Felipe se inicia con diez cá tedras , en t re las cuales es tá la de Medicina , a cargo del doctor DOMINGO XERVIX, de nacionalidad f rancesa . Los estu-dios du ran cua t ro años y van seguidos de dos de práct ica que ba de realizarse j un to a un médico t i tu lado, según la usanza española. A fines del siglo X V I I I , las medidas prevent ivas , que has ta entonces tenían carácter circunstancial y eran adop-t adas en momentos de peligro, son reaf i rmadas y somet idas a r igurosa práct ica por el P ro tomedica to y las au tor idades edi-licias. E n 1781, el Cabildo d ic ta una ordenanza , obligando a l a declaración de las enfermedades infecciosas que los médicos a t ienden a fin de quemar la ropa y utensilios y de proceder al a is lamiento y a fumigaciones. El incumplimiento es tá penado con mul t a de 50 pesos y las reincidencias con la suspensión del ejercicio. Muchas de es tas disposiciones se hacen extensivas a los cabildos provinciales y se pract ican con rigor en momentos

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de epidemia para dejar las , después olvidadas. Por esta época, f r ay Manuel Chapar ro emprende variolizaciones en unas cinco mil personas an tes aun de que la medida se prac t icara en Eu-ropa. El avance lento y dificultoso de es tas medidas se explica bien recordando que existía, t a n t o en el reino como en las colo-nias, menosprecio considerable por la profesión médica. A ella se dedicaban unos cuan tos individuos con espíritu científico y otros, que perseguían el lucro. Los hor izontes eran estrechos y la s i tuación no se modi f icaba : s iempre el agua era escasa, la v ivienda ant ihigiénica y no exist ía medio alguno de eliminar los desperdicios.

En los pr imeros años de vida independiente , no hubo opor-tun idad de reglamentaciones, porque la reconstrucción política, moral y mater ia l malograba toda o t ra ac t iv idad . E n 1811, el pr imer proyecto de Const i tución Polít ica, obra de Camilo Henr íquez , contempló la creación de la J u n t a Provincial de Sanidad , compues ta de médicos, c i rujanos, boticarios, quími-cos, na tura l i s tas y profesores. Seis años después, el Super in ten-den te de Policía hizo efect iva una disposición que reglamenta es t r i c tamente el aseo de la c iudad. En 1821, se d ic tó la Ley de Cementer ios , que prohibe inhumar cadáveres fue ra de los lu-gares señalados pa ra el obje to . En Sant iago , se establece el Panteón General en el mismo si t io en que hoy se encuent ra . En 1833, fruct if icaron los esfuerzos del Gobierno por interesar a los es tud ian tes a seguir la car re ra médica. Se inició el pr imer curso, después de 23 años de creado, b a j o la dirección del Pre-sidente del Protomedicato , Dr . GUILLERMO BLEST, Profesor de Medicina . Cuen t a con una mat r ícu la de once es tudiantes , sien-d o el p r i m e r o e n i n s c r i b i r s e el j o v e n FRANCISCO JAVIER T O C O R ->ÍAL, h i jo del Minis t ro del In ter ior .

En este mismo año, se i m p l a n t a de f in i t i vamen te el régi-men const i tucional , después de f r acasada la Reconquis ta y se inicia una nueva era republ icana . Se crean y consolidan enton-ces los diversos organismos e ins t i tuciones en que se c imenta rá el progreso mater ia l y moral de la Repúbl ica . Las disciplinas sani ta r ias son miradas con más interés por las au to r idades y se ponen en práct ica diversas medidas . Sucede así que la sanidad en t r a en período de organización ba jo el control del es tado y la Const i tución Política incorpora disposiciones sobre la mate r ia que han de cumplir el poder centra l y las municipal idades. De acuerdo con estos preceptos, se d ic tan leyes, ordenanzas y de-cretos que, en su mayor par te , se t raducen en acciones espo-rádicas y de te rminadas por angus t ias momentáneas . Una de las más impor t an t e s es «La Ley de Policía Sani ta r ia» , de 3 0 d e diciembre de 1886, que coincide con el estall ido de una epidemia de cólera en el valle de Aconcagua. Proveniente de Argent ina, causó, en poco más de un año, sobre 20.000 muer tes . En dicha Ley se incorporan disposiciones sobre cua ren tana de puer tos y cordones sanitar ios, locales e internacionales y ais lamiento de

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enfermos en hospi ta les o lazaretos . La bacteriología, apenas naciente, no permi te prever las epidemias, sino adop ta r medi-das f ren te a los pr imeros casos clínicos. Como complemento de la «Ley de Policía Sani ta r ia» , se d ic ta la Ordenanza General de Sa lubr idad (1887), que crea una J u n t a General y J u n t a s Depar t amen ta l e s de Sa lubr idad y las encarga de la asistencia de los enfermos ; de redac ta r las instrucciones cuyo conoci-miento conviene divulgar pa ra prevenir el desarrollo de epi- ' demias ; de in formar al gobierno sobre es tas m a t e r i a s , e i n s p e c -cionar los servicios del país. Son los pr imeros organismos cuya ac t iv idad, funciones y a t r ibuciones no cesan en lo fu tu ro , sien-do sólo modificados por las necesidades y los nuevos conoci-mientos. El Consejo Super ior de Higiene Públ ica , creado con-j u n t a m e n t e con el I n s t i t u t o de Higiene, por Ley de 1892, asu-me y perfecciona las labores de las jun tas . El Ins t i t u to mismo tiene encargo de hacer estudios superiores en la mater ia , prac-ticar análisis químicos y microscópicos de sustancias que inf luyan sobre la salud pública y acumular y elaborar las infor-maciones sobre demograf ía nacional ; poco más ta rde , se le agregan una sección de seroterapia y el Desinfector io Público. En es ta época se inicia la preparación de vacunas an t i r ráb ica y ant ivar iól ica , suero an t id i f té r ico y se hace diagnóst ico de t i fo idea y d i f te r ia .

Mien t r a s t an to , la as is tencia sigue creciendo m u y lenta-mente d u r a n t e toda la Colonia y conserva las caracter ís t icas iniciales. Ord inar iamente los hospitales se originan en bar ra -cones de emergencia, l evantados pa ra a tender a las v íc t imas de a lguna grave epidemia; se t r ans fo rman , después, por legados o donaciones, en establecimientos con funciones más generales; pero no se modif ican fundamen ta l fnen t e sus caracter ís t icas con la Independencia . La necesidad de un i formar regímenes tan dispares obliga al decre to de 1885 por el que se rfgen los hos-pi tales d u r a n t e casi c incuenta años. E n t r e g a su adminis t ra -ción a j u n t a s locales de beneficencia, con ampl ias a t r ibuciones pa ra dirigir los es tablecimientos de su región. El control del E s t a d o sólo se d e j a sent i r en el orden económico o adminis-t r a t ivo y a ob je to de caute lar su apor te .

La experiencia obtenida en el t r a b a j o diario, el conocimiento de las publicaciones y es tudios de los d e n t i s t a s europeos y ame-ricanos y el progreso van faci l i tando el camino pa ra consoli-dar , después de numerosas t en ta t ivas , la organización sani-t a r i a . S u s c o n s t r u c t o r e s f u e r o n JOAQUÍN AGUIRRE LUCO, F E -DERICO P U G A B O R N E , R A M Ó N CORBALÁN M E L G A R E J O , RICARDO DÁVILA BOZA, ALCIBÍADES V I C E N C I O , M Á X I M O C I E N F U E G O S , OCTAVIO M A I R A , ADOLFO M U R I L L O , FRANCISCO P U E L M A T U P -P E R , CARLOS SAZIÉ y m á s a d e l a n t e , A L E J A N D R O DEL R Í O y LUCIO CÓRDOBA, que t a n t a influencia tuvieron en el desarrollo de la sa lubr idad en el pr imer cua r to del siglo. Por razón de que el proceso de gestación demoró y hubo que da r ba ta l la en

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ambas cámaras , las act iv idades del Consejo Superior y del Ins t i t u to se cumplen en un clima de enorme entusiasmo. De-penden ambos del Minister io del Inter ior y el Consejo se com-pone de t rece miembros nombrados por t res años y que pue-den ser reelegidos indef in idamente . Es en esencia consult ivo, es tudia proyectos e ideas, a p r u e b a reg lamentos y vigila su cum-pl imiento; pero carece de au to r idad e jecut iva , que correspon-de al Minis ter io y a los alcaldes. Consecuentemente , no puede de te rminar la acción sani tar ia , prever epidemias ni organizar el control de las enfermedades infecciosas. Las memorias anua-les del Consejo y del Ins t i t u to demues t r an , no obs tan te , que aquél realiza numerosos y var iados es tudios sobre los aspectos sani tar ios más diversos y e jecuta , el segundo, los exámenes de laborator ios y análisis que se le encomiendan, así como los es-tudios científicos de higiene pública y p r ivada que el Consejo Super ior le encarga. El I n s t i t u t o hace exámenes químicos y bacteriológicos del agua potable de la capi ta l seis años an tes que en Par ís y a los cua t ro de su creación, agrega a sus servicios el Desinfector io Público de Sant iago. E n 1896, publica el pri-mer número de su segunda revis ta «Boletín de Higiene y De-mograf ía», que sucede a «Higiene», nacida en 1893. Se inicia, además , la reacción de Widal y el examen bacteriológico de las aguas de acequia de la capi tal y se p repara suero ant idi f tér ico. Pa ra hacer obligatoria la declaración de. cier tas enfermedades , se promulgan ordenanzas y decretos del poder e jecut ivo, que organizan vacunator ios , defensa de f ron te ras , servicios sani-tar ios del e jérci to y de la a rmada , j u n t a s depa r t amen ta l e s de beneficencia, desagües y servicios de agua potable de a lgunas ciudades, policía sani tar ia de las municipal idades, etc.

E n el pr imer cua r to de este siglo se ponen en prác t ica me-didas de organización y es t ruc turac ión de servicios, se codifica la sanidad y se es tudian reglamentos ; además , se ampl ían los servicios de acuerdo con los nuevos apor tes de las ciencias y es-pecia lmente de la bacteriología. Mien t r a s t an to , h a y un movi-miento político y económico que len tamente va inf i l t rando a las clases sociales y dignif icando y robusteciendo a los" obreros. La sanidad evoluciona den t ro del campo médico social, desde lo imprevisible y curable a lo asistencial y prevent ivo, pero el proceso no quema e t apas sino que se desenvuelve len tamente . De ahí que las medidas sani tar ias tomadas en este período sean escasas. Algunas de ellas t ienen, sin embargo, gran envergadu-ra y nos ponen en con tac to con la civilización con t emporánea .

E n 1903, el Congreso au tor iza al Pres idente de la Repúbl ica pa ra con t r a t a r públ icamente la construcción del a lcantar i l lado de la capi ta l . Los t r a b a j o s se real izan en t re 1905 y 1909, pero y a en 1908 la red pres ta servicios en zonas te rminadas . Se logran 4.000 instalaciones domicil iarias y se supr imen las acequias en 160 manzanas del barr io central . Se inician obras semejantes en numerosas o t ras ciudades. S imul táneamente , se ofrecen a

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Sant iago los nuevos servicios de agua potable, que aumentan la dotac ión de 33.000 mts . cúbicos a 63.200. Se viene ensanchan-do la red de distr ibución desde 1892 y se la te rmina en 1910. .Más ta rde , se hace insuficiente y obliga a nuevos t r aba jos . Problema seme jan te ' a fec ta a Valparaíso y o t ras poblaciones. En todo caso, ya es tán do tadas de agua potable las c iudades impor t an t e s de la República.

E n 1917, las J u n t a s Locales se ag rupan ba jo el Consejo Su-perior de Beneficencia. En 1918, se promulga el Código Sani-tar io, que permanece en vigencia has ta 1924 y crea la Direc-ción General de Sanidad, ba jo la dependencia del Minister io del Inter ior . En la historia política, social .y económica del país, es ta úl t ima fecha es de la mayor impor tancia , puesto que mar-ca el comienzo de la intervención en el mane jo de los asuntos públicos de la masa obrera y de la pequeña burguesía. E n t r a n a ac tuar decididamente , casi sin t iendas políticas, en la lucha por sus reinvindicaciones y por el derecho a poseer mayor bienestar de todo orden. La postración, la pobreza económica, la fa l ta de atención es ta ta l , la insalubridad ambienta l y la de-ficiencia asistencial a que es tán reducidos impresionan el cri-terio de los grupos dirigentes. Ven éstos el peligro de que el movimiento de renovación social pueda conducir a la violencia y se interesan por es tudiar y señalar soluciones desde todos los planos. La lucha ent re la clase dirigente, que defiende privile-gios y la nueva , que aspira al poder, t rae como consecuencia a lgunas leyes y medidas que colocan b a j o la protección esta-tal a las masas t r aba jadoras . Es t a t ransformación ideológica, que se hace sentir c'on singular fuerza en otros paísesv deriva del po ten te surgimiento industr ial , agrícola, comercial y cul-tura l . Grandes conglomerados humanos son absorbidos en estas nuevas actividades, sacándolos del reducto feudal para incorporarlos a la organización gremial. Como consecuencia obligada h a y mayor conocimiento de causa y conciencia de clase, que la guerra de 1914 y la revolución rusa agudizan. Contr ibuyen éstas también a crear nuevos principios ideológi-cos y nuevas modalidades de vida.

Nues t ro país no escapa a estas influencias, sino que va t rans-fo rmando su menta l idad y su concepción, según veremos en dis t in tas realizaciones. En 1921, el senador, doctor EXEQUIEL GONZÁLEZ CORTÉS, presenta al Congreso, un proyecto de Ley de Seguro Obligatorio de Enfermedad , i n v a l i d e z y Vejez, que, después de txes años, es aprobado y promulgado como Ley 4054. La evolución de la C a j a que ella crea es señera de la que han exper imentado los conceptos de asistencia y previsión social. Desde la asistencia médica individualis ta y preferente-men te cura t iva , avanza pau la t inamente , casi por e tapas , a la previsión, atención y control de los asegurados, relacionándo-los aún, ahora últ imo, con el medio ambiental . En el mismo 1924, se crea el Ministerio de Higiene, Asistencia y Previsión

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Social, del que depende la Dirección General de Sanidad , la Inspección General del T raba jo , las dis t intas J u n t a s de Bene-ficencia, el Consejo de la Habi tación Popular , la C a j a de Se-guro y la C a j a de Previsión de Empleados Particulares, am-bos en proceso de reciente organización. Ocupa el cargo el doc-tor ALEJANDRO DEL RÍO, quien con t ra t a como asesor al médi-c o h i g i e n i s t a a m e r i c a n o , D r . J O H N D . LONG e i n i c i a s u s f u n -ciones, como ministerio técnico, ba jo los mejores auspicios. En 1925, se codifican las funciones sani tar ias en el l lamado Código Longs pero el Ministerio, por su estructuración misma, por la var iedad de las funciones que desempeña y que, año a año, van aumen tando , sufre múltiples reorganizaciones. Se ponen ba jo la dependencia de este D e p a r t a m e n t o de Es tado, la C a j a de Empleados Públicos y Periodistas, el Ins t i tu to Bac-teriológico de Chile, la Dirección General de Hidráulica, la Di-rección General de Alcantari l lado y ot ras que no le pertenecen. Es ta diversidad de funciones y de servicios dificultan el t ra -ba jo y dan margen a confusiones. Las cosas se hacen y deshacen con frecuencia. Así, por ejemplo, se t raspasan al Ministerio del Interior , el año 1929, los Servicios de Agua Potable y Alcan-taril lado, la Dirección General de Crédito Popular y la Casa del Mart i l lo.

II

De 1924 a 1944, se suceden acontecimientos que han de influir en el desarrollo de nues t ra medicina social. Además se realiza toda una e t apa de t r a b a j o médico que de ja rica expe-riencia. La part icipación cada vez más ac t iva de las organiza-ciones sindicales en todos los aspectos de la ívida nacional repre-senta e lemento de pe rmanen te cr í t ica; por o t ra par te , menta-l i d a d e s v i g o r o s a s , c o m o ALEJANDRO DEL R Í O , LUCIO CÓRDOBA, RAMÓN CORBALÁN MELGAREJO y o t r o s , h a n e s t a d o a p o r t a n d o conceptos luminosos, que contr ibuyen a precisar las modal idades que debe asumir la organización de la sa lubr idad nacional. El pr imero de ellos de ja honda huella por la jus teza con que esta-blece los f undamen tos esenciales de su estructuración y finali-dades. Dos breves ci tas de las conferencias sobre Política Sani-tar ia del doctor DEL RÍO parecen m u y per t inentes :

¡Se ve—dice—que las líneas que aparentemente separan lá higiene de la asistencia social (Beneficencia) no son tan claras y precisas como pudiera aparecer a primera vista. No es, pues, aventurado af i rmar que las esferas de acción de a tabas actividades se entremezclan y confunden»; «. . .y deducir las lógicas consecuencias que se derivan del hecho de que la profilaxia efec-t iva de las plagas dominantes que afligen a la humanidad—hablo de tuber-culosis y enfermedades venéreas—sólo es posible mediante la asistencia de los respectivos enfermos. Predomina hoy la tendencia a susti tuir , en la me-dida de lo posible, la asistencia curat iva por la preventiva, lo que equivale a decir que existe una asistencia preventiva. Debemos agregar que esta nue-

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va rama adquiere, de día en día, mayor importancia , . . .se dirá y con ra-zón, que estas nuevas directivas introducen una lamentable contusión en el viejo concepto de los asuntos propios a la sanidad y a la asistencia (anti-gua beneficencia). Para salir de esta dificultad, muy real, basta un poco de lógica y decir: sanidad y asistencia son inseparables y deben, por ¡o tanto, re-fundirse en un solo organismo y en todo caso, obrar de concierto».

La segunda cita dice: «la eficiencia de un servicio nacional de salubridad depende de que exista un personal técnico especializado en las funciones directivas, que, a su vez, pueda disponer de auxiliares adecuados (enfermeras sanitarias, visitadoras sociales), de una correcta organización, bien discipli-nada, según las actuales normas y recursos suficientes. Mientras no se rea-licen estas condiciones, los códigos serán letra vana y se obtendrá poco pro-vecho de los dineros nacionales que se inviertan en servicios*rudimentarios \

La Ley de seguro Obrero Obligatorio crea un servicio mé-dico para sus afil iados que t iene ahora responsabil idad sobre la salud de la cua r t a pa r t e de la población y prác t icamente sobre la mi tad de la población ac t iva . E n 1931, se dic ta el Có-digo Sani ta r io en que se basa la organización del servicio Na-cional de Sa lubr idad . Las atr ibuciones y funciones que le se-ñala son tan amplias, que podrá , cuando disponga de recursos, abordar todos los problemas, sin más interferencia que la deri-vada de intereses políticos, s iempre transi torios, a fo r tunada-mente . O t r a ley de t rascendencia es la denominada de Medicina Prevent iva o 6.174, cuya finalidad es recuperar para la produc-ción a los afectos de t res grupos de enfermedades : tuberculosis, sífilis y cardiovasculares. Para sorprenderlas en su es tado pre-clínico, obliga al examen sis temático de salud y concede a los afec tados reposo con goce de sueldo y conservación del cargo. Establece t res innovaciones que no se han usado todavía conve-nientemente , en pa r t e por dif icul tades mater ia les y porque no se rompe del todo el cerco que l imita el crecimiento de la me-dicina social: a) f u n d a m e n t o de medicina dirigida; b) examen de salud, obligatorio y gra tu i to , y c) elementos para la lucha epidemiológica contra la tuberculosis y la sífilis.

La ley 7.200 que pudo ser un formidable ins t rumento de fusión o coordinación de servicios médicos, se usó sólo para efec-tua r la de a lgunas ca jas de empleados (Públicos, Par t iculares y ot ras) . Lamen tab lemen te autor izó la separación del Depar-t amen to de la Madre y el Niño y del D e p a r t a m e n t o Escolar del servicio Nacional de Salubr idad, para const i tuir , con otros, una Dirección General y a m p u t a r funciones que aquél debe cumplir . En este período se hace presente también en Chile la Fundación Rockefeller y el Ins t i t u to de Asuntos In teramer i -canos del Gobierno de los Es tados Unidos, a cuya acción ínt ima, relacionada con la Dirección General de Sanidad, se debe la organización y funcionamiento de t res unidades sanitarias, mo-delos para la experiencia nacional y sobre todo, dé l a Escuela de Salubr idad, b a j o el patrocinio de la Facu l tad de Biología y Ciencias Médicas de la Universidad de Chile. Se realizan aquí cursos de preparación sani tar ia para médicos, de inspectores

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de saneamiento , de estadísticos, etc., gracias a ios cuales se es tá en t regando el personal técnico adecuado.

I I I

Los servicios médicos de la C a j a de Seguro t ienen veinte años de experiencia y han perfeccionado y extendido su pres ta-ción médica sin influir , nada o casi nada , sobre la morbi l idad del país. Nos referimos aquí a medicina general y 110 al Depar -t amen to de Madre y Niño. Organizado y perfeccionado éste ent re 1936 y 1938, mediante el financiamiento especial que le dió la ley 6.236, ha sido, seguramente, la más evidente demos-tración de las v e n t a j a s que se obtienen con una política pre-ven tivo-asistencial, que c o m b á t a l a s causas de morbomorta l idad mediante el control de ¡a embarazada y del lac tante . Sus efec-1OS se miden por sus propias tasas, compara t ivamen te mucho más b a j a s que las nacionales. Si la Caja , con su poder econó-mico, dispusiese inversiones que cont r ibuyeran al saneamiento de sectores obreros - cont inuando así la política del mejor de sus adminis t radores , que estableció la pasteurización de la le-che y const ruyó viviendas higiénicas—al establecimiento de camas de ais lamiento para tuberculosos bacilíferos, etc., pro-veería, en plazo prudencial , a la reducción de la morbi l idad y obtendría todas las v e n t a j a s financieras de esta inversión.

.En cuan to a su acción sobre la mor ta l idad infant i l , que ha descendido apreciablemente en los úl t imos diez años, hay que decir que esta tendencia se inició mucho t i empo antes , aunque no en forma tan marcada . Si t razamos la curva en un gráfico a escala semilogarítmica y la comparamos con la mortal idad general, observaremos un marcado paralelismo en t re ambos t razados. Nos interesa saber has ta qué p u n t o el Servicio de Madre y Niño de la C a j a de Seguro Obrero ha inf luido en este descenso, porque de este conocimiento pueden salir conclusio-nes que orienten la medicina del fu tu ro . M á s aún, si se conside-ran las conclusiones que las Concentraciones de Médicos Jefes adop tó en su reunión de Pan imávida (Diciembre de 1945):

«1) Ha sido capaz de extender la atención al 25% de los niños que na-cen en el país;

«2) Es de tal efectividad que ha permitido disminuir la mortalidad de 252X1.000, en 1936 a 181, en 1944;

-3) La Caja de Seguro Obrero se ha colocado así en el primer lugar de las instituciones nacionales que presta atención médico social a la madre y al niño;

4) En consecuencia, la Concentración decide continuar y perfeccionar esta labor en, la siguiente forma:

•ra) Complementar el actual armamento con refugios, talleres maternales, garderies» infantiles (estado transitorio), colocaciones familiares a lactan-

tes; -<.'<) intensificar la atención materno-infantil en el medio rural; «c) Capacitar a todo médico que desempeñe sus funciones o vaya a

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actuar en localidades en que 110 haya ni tocólogos ni pediatras, mediante cursos de estas especialidades;

«d.) Obtener de la Universidad de Chile !a formación de un mayor nú-mero de matronas y de enfermeras para llenar las necesidades de estos ser-vicios ;

«5) La coordinación con otras instituciones sólo se hará cuando éstas acepten y apliquen las normas técnicas de la Caja. Los servicios resultantes de taíes convenios deberán quedar bajo el comando directo de esta institución >.

La pr imera conclusión peca de exceso. El t r a b a j o oficial de dicho Servicio, publ icado en el Boletín N.° 142, de julio de 1946, da como nacidos vivos en Chile, en 1944, 174.864 niños, correspondiendo a la C a j a 33.497, o sea el 19,1%. La ci f ra calculada por la Dirección General de Sanidad (Depar-t a m e n t o de Bioestadíst ica) es de 211.542, lo que ba ja r í a esta cuota a 15,8%. (La diferencia reside en que ésta incluye los inscritos fuera de plazo). Suponiendo vál idas las cifras dadas , hay que hacer una rectificación estadíst ica para poder apreciar con jus teza la información. De paso, al final del art ículo, se dice que : «durante el año 1944, hubo 8.833 niños menores de un año re t i rados por inasistencia, cuya suer te se ignora» ; agre-ga que puede est imarse en un 10% la mor ta l idad de este grupo perdido y concluye que la mor ta l idad de los nacidos vivos de la C a j a llegaría así a 11,9%, s iempre inferior al promedio del país. Es ta declaración, agregada a que no se encuen t ra el nú-mero de fallecidos menores de un año, confunde y explica con-clusiones t an halagüeñas, pero t an débi lmente mot ivadas . Tal vez sería mejor considerar como no a tendidos a los inasisten-tes, puesto que sobre ellos t a n t o cabe es t imar una mor ta l idad de 1 como de 9 9 % (no debe olvidarse que la C a j a no ofrece auxilio alguno por el fal lecimiento de los hijos). Pues bien, acep tando el 93%, como tasa de mor ta l idad infant i l , debemos calcular el número de fallecidos. Si lo apl icamos sobre los 33.497, obtenemos 3.120, pero si el iminamos a los inasistentes, quedan 24.664 niños, de los cuales habr ían muer to 3.120 o sea 125%o, tasa indudablemente inferior a la media del país. La cifra de 24.664 nacidos vivos sobre la cual existe control , representa el 14% del to ta l que d a la publicación y el 11,7% de la que acep-t a Sanidad . En o t ras palabras , se reduce la impor tanc ia y el f u n d a m e n t o del p u n t o pr imero de la declaración has ta ' / 7 ó J/9 y no 1/4 de los niños que nacen en el país. D a d a la impor-tancia de la mor ta l idad infant i l y el paralel ismo de las curvas, podr ía suponerse que su descenso condicionara el de mortal i-dad general. En a m b a s se acen túa esta tendencia a par t i r de 1939. ¿Qué causa de te rmina esta acentuación? H a y dos fenó-menos que precisa tener presente :

a) Creación, en 1936, del Servicio de M a d r e y Niño de la C a j a de Seguro Obrero Obligatorio, que alcanza madurez en 1938-1939, y

b) Introducción a la te rapéut ica nacional de las sulfadrogas. Si del to ta l de muer tos menores de un año, en 1944 (31.185),

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se descuentan los fallecidos que calcula el Seguro (3.120), que-dan 28.065 correspondientes a 130.200 nacidos vivos (diferencia en t re a tendidos del Seguro y no atendidos) , con una tasa de 186,8%u. Equivale a decir que los lac tantes no a tendidos por éste t ienen una tasa de mor ta l idad superior en 5 ,8X1,000 al promedio de Chile. Si se la aplica sobre los 24.664 niños a ten-d i d o s - s u p o n i e n d o h ipoté t icamente que no hubiesen recibido ningún cuidado—dar ía 4.615, o sea que los fallecidos del g rupo no a tend ido (28.065) con la morta l idad calculada para el gru-po asegurado, h ipoté t icamente no a tend ido suma 32.680 ni-ños, d a n d o entonces una tasa de 1870/o0 para el país. Por lo t an to , la acción del Seguro logra, en 1944, b a j a r la mor ta l idad infanti l en 6X1.000. Basando el mismo razonamiento en las tasas y c i f ras del D e p a r t a m e n t o de Bioestadíst ica de la Direc-ción General de Sanidad , resul ta para no a tendidos de 150%o y para a tendidos, 3.700. En tota l , se obt iene una tasa para Chile de 151%o, f r en t e a la oficial de 147,2. Resumiendo, se puede es t imar que el Seguro ba jó en 6X1.000 la tasa de 1944. Respecto a la segunda posibil idad, el ensayo de Moroder , Ro-jas y La tor re de ja establecido que la mor ta l idad c o n j u n t a de neumonía y bronconeumonía b a j a desde 611 (1923) has ta 340 (1941) por 100.000 hab i tan tes . Considerando el promedio 1931-37 igual a 100, se reduce, en 1942, a 50 pa ra la neumo-nía y a 70, para la bronconeumonía . Las letal idades respecti-vas descienden a 65 y 60%. Ano ta también que en los hospi ta-tales existe un apreciable descenso en la letal idad en las edades ext remas y que haciendo 100 el promedio 1932-1937, la letal idad, en los menores de un año, en 1941 y 1942, ba j a ha s t a 4 5 % en la neumonía y alrededor de 10%) en la bronconeumonía . Si tenemos presente que las afecciones pulmonares agudas repre-sentan un 12 a un 15% de la mor ta l idad tota l y un 3 0 % de la mor ta l idad infanti l y que las sulfadrogas están inf luenciando poderosamente las infecciones gastro-intestinales,— un 3 0 % o más de la mor ta l idad infanti l- podr íamos encontrar aquí o t ro factor de descenso. Podemos suponer que a m b a s la hayan re-ducido sólo en un 20%) y que, por t an to , por cada 100 niños fallecidos tengamos 80. Si negáramos a la sulfadroga toda ac-ción, t endr í amos entonces que a u m e n t a r en un 2 5 % (20 sobre 80) la mor ta l idad jn fan t i l del país, correspondiente a 1944, es decir, 7.850 más, lo que sumar ía un to ta l de 39.035 falle-cidos menores de un año o sea una tasa de 223"/00 (según las informaciones de Sanidad , sería de 186%o), o'sea, 42 pun tos °¡o<j sería el descenso inf luido por las sulfadrogas .

De lo anter ior se puede deducir que los dos factores contri-buyen al descenso de la mor ta l idad infant i l : las sulfadrogas, apo r t ando una te rapéut ica más eficaz y menos costosa de afec-ciones que representan cerca de la mi tad y el Servicio de Madre y Niño de la C a j a de Seguro Obrero, que da atención eficiente a un 1 /6 ó 1

5 de la población correspondiente . En el momento

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actual , es la insti tución que influencia un mayor número de niños y a qi\ien, por t a n t o , como dice Avendaño Por t ius (Asis-tencia Ma te rna l en la C a j a de Seguro Obrero, Boletín Médico Social N.° 142), «corresponde una responsabil idad en los ru-bros generales de morbomor ta l idad por causa de la atención a la madre y al niño». La sa t i s fa rá cuando logre realizar el segundo aspecto del control ma te rno infant i l o sea la educación sani tar ia , comprendiéndola como labor de enfermeras sani ta-rias, s i s temat izada y pe rmanen te ; no colectiva, sino individual ; real izada en cada hogar y a d a p t a d a a sus condiciones. E s t á n impor t an t e como el o t ro y si a lguna crítica pudiese hacerse a las publicaciones respect ivas es que no se lamente ba s t an t e su ausencia, como lo hace Avendaño respecto a la atención mater -nal. Sensible es también el malentendido que se produce al ha-blar de la acción de enfermería sani tar ia y visitación social, porque parece que la segunda pudiera suplir a la pr imera , cuando son funciones diferentes y que se complementan . Resal ta t ambién el hecho de que haya 115 vis i tadoras y sólo unas 25 enfermeras sani tar ias . N o sería exagerado decir, pues, que el esfuerzo médico se es tá vaciando ín tegramente para obtener un resul tado que, desde el p u n t o de vis ta prevent ivo, es par -cial por la f a l t a de educación sani tar ia , que subs t rae la coopera-ción intel igente de la madre en la crianza de su h i jo y en la expecta t iva de los próximos.

IV

La asistencia hospi talar ia está a cargo casi exclusivamente de los Servicios de Beneficencia y Asistencia Social, herederos directos y seculares del primer hospital , f u n d a d o a los pocos años de comenzada la Conquis ta . El concepto de sus funciones ha ido modificándose con lent i tud, a la vez que adquir iendo su ac tua l es t ructura técnica y económicamente central izada. De-riva ésta del apor t e económico fiscal, más que de la const i tu-ción de su patrocinio y la unidad técnica, de la preparación científica de los médicos, adqui r ida en una sola escuela. La pr imera insti tución médica del país, por la cuan t ía de su pre-supues to y de sus atenciones, t ampoco ha podido influir en la morbi l idad nacional ; a ella se debe, en cambio, la reducción de la letal idad, sobre todo ep el campo de la medicina infant i l . Los esfuerzos de los úl t imos 30 años, inspirados, de nuevo, en ALEJANDRO DEL RÍO, t r a t an de or ientar su ac t iv idad hacia la «prevención curat iva», abr iendo el hospital pa ra el ob je to y entendiendo mejor la función médica. Así, «Bases para el Re-g lamento In te rno de los Hospi ta les del País» ( informe de A. D E L R í o , L A VAL, S C H W A R Z E N B E R G , T O R R E S Y C O V A R R U B I A S ) , dice: «el pr imer grupo (de establecimientos de asistencia social) de finalidad p redominan temen te prevent iva , sería fo rmado por

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los centros de salud. . .concepto que se confi rma ú l t imamente en «Organización del T r a b a j o Hospi ta lar io» (Revis ta de Asis-tencia Social, Т . X I I I , N.» 1-2: 1944) del Dr . I. GONZÁLEZ GINOUVÉS. Aquí se habla del examen de salud como medio de acción prevent iva y de la función educa t iva que pueden desempeñar los hospitales. Algunas realizaciones de medicina en equipo logradas en establecimientos como los -hospitales re-gionales—sobre todo 'Vald iv ia , Ta lca y Concepción,—-o desti-nadas al t r a t amien to ambula tor io , como en la 2. a Sección de Medicina In t e rna del Hospi ta l «San Borja» (Prof. CONTRUCCI Y D r s . H E R M O S I L L A Y F E R N Á N D E Z ) — q u e n o h a p o d i d o c o m p l e -tarse por fa l ta de recursos - -y la br i l lante acción prevent ivo-asistencial de la Casa de Socorro de Puen te Alto han dado f ru tos abundan t e s y promisores. Sin embargo, la pe rmanen te utilización de las camas de hospi ta l para la atención de casos que pueden ser t r a t a d o s ambula to r iamente , la prolongación de es tadas pa ra estudios que no s iempre responden a necesidades reales de nues t ra patología y la repetición de exámenes, con que se procede en los t ras lados de un establecimiento o sección a o t ro disminuyen la capacidad de atención y encarecen estos servicios. La intención de los jefes es tá f r enada así por la iner-cia de los médicos pa ra a d a p t a r su t r a b a j o a la necesidad so-cial y es responsable d e que el rendimiento sea m u y inferior al que correspondería a la excelente cal idad de su técnica. Aquélla, a su vez, es consecuencia de que la enseñanza médica se man tenga en el te r reno de la prestación profesional individual v liberal. N o puede desconocerse la enorme impor tanc ia que tendr ía , en la asistencia social, la implantación de la medicina dirigida, como norma técnica de t r a b a j o hospitalario.

La Dirección General de Sanidad , que dispone de un ins-t r u m e n t o legal de primer orden, no ha podido realizar labor provechosa, excepto en algunos rubros . D u r a n t e años, su pre-supuesto, s iempre decreciente, h a pues to obstáculos al t ra-b a j o ; pero la fa l ta de personal—médicos, enfermeras e inspec-tores—técnicamente preparado , especializado y dedicado con exclusividad a su labor es ta l vez el factor más fundamen ta l de su impotencia . N o puede haber interés en la car rera sani ta-ria con r en ta s exiguas, sin expec ta t ivas y con el obstáculo cons tan te de las fuerzas polít icas que se conjuran pa ra defender intereses secundarios. Ningún médico ha t r a b a j a d o a t i empo completo has ta hace pocos años. Por eso, la función se cumple por medio de acciones adminis t ra t ivas o puni t ivas ,—tendientes a solucionar un problema individual y sin preocuparse de los generales de sa lubr idad,—que acarrean al funcionario desa-grado y animadvers ión. A menudo, se hacen vacunaciones en grandes grupos humanos (regimientos, escuelas, etc.,) y se las repite, año t ras año, en los mismos; se exhiben estadís t icas de centenares de visi tas o encuestas con un pobrís imo resul ta-do práctico, por ejemplo, en construcción de s is temas higié-

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nicos. Cuando Sanidad ha contado con posibil idades de acción, ha realizado t r aba jos meritorios, rea lmente salvadores de cala-midades tan graves como el cólera, la fiebre amari l la y en los úl t imos años, de la viruela, meningitis y el t i fus exantemát ico. Pa ra el ob je to sacrifica buenos funcionarios, que no miden ni el t iempo ni el peligro. Aun den t ro de las actuales condiciones de personal y de presupuesto, se podría realizar t r a b a j o pro-duct ivo, si se consiguiera concentrar lo en una o dos funcione?, elegidas cuidadosamente entre aquéllas cuyo rendimiento fuese útil y apreciable.

En los úl t imos años, San idad ha encauzado t r aba jo s que comienzan a adquir ir impor tanc ia nacional, como la coordina-ción de la lucha an t ivenérea ; con la cooperación internacional (Rockefeller y D e p a r t a m e n t o Cooperat ivo In te ramer icano de Obras de Sa lubr idad) , la organización de unidades sani ta r ias : Quin ta Normal , Cerro Barón y Antofagas ta (pronta a comen-zar la de T e m u c o y en proyecto avanzado algunas otras) , y obras de saneamiento en diversos pun tos del país : ac tua lmente en terminación Puen t e alto, sector Nor t e de Sant iago, Calera, San Vicente de Tagua Tagua y la instalación de le t r inas hi-hiénicas a lo largo del ferrocarril a Puen te Al to y desde Cis ter-na a San Bernardo, pa r a l impiar los canales de riego, der iva-dos del Maipo. Agréguese la construcción de un hospital para tuberculosos bacilíferos con 500 camas e instalaciones para 1.000; la culminación de diversas t en t a t i vas de crear un esta-blecimiento que prepare especialistas, median te la fundación de la Escuela de Sa lub r idad ; por úl t imo, la reest ructuración pau-la t ina de los depa r t amen tos y de la J e f a t u r a Sani ta r ia Pro-vincial de Sant iago, con vistas a aprovechar mejor los conoci-mientos que adquir ieron funcionarios que acudieron a universi-dades de Es tados Unidos, becados por las inst i tuciones coope-radoras .

Después d é l a mor ta l idad infant i l , la tuberculosis es el rubro más impor t an t e de nues t r a patología y const i tuye, por sí sola, el 20% de la mor ta l idad y sumada a aquélla, causa la mi tad de los muer tos del país. E n los úl t imos 30 años, se observa en ésta una tendencia decreciente, aunque apenas señalada. Efec-t ivamente , las tasas anuales están oscilando ent re 265 y 225 por 100.000 hab i t an tes . Anua lmente sacrifica 12.000 a 13.000 (1943) h a b i t a n t e s . . E n un t r a b a j o d e ALFREDO LEONARDO BRAVO (Orientación de la c amp añ a cont ra la tuberculosis. Boletín Médico social N." 138-139) dice que <la guerra p rodujo , en 5 años, en Es tados Unidos, muer tes equivalentes a 0 ,75% de su población, mient ras Chile, en los mismos años, perdía a conse-cuencia de la tuberculosis 75.000 de sus 5 millones de hab i tan-tes, lo que en función de la población es 1,5%, o sea, propor-cionalmente el doble. . .». El examen de salud, hecho de acuerdo con la Ley 6.174, acusa una tasa de 6 a 6 ,5% en apa ren t emen te sanos. Aceptando que haya en t re 8 y 10 tuberculosos activos

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por cada muer to , podemos calcular en 130.000 el número de enfermos, es decir, 2 ,3%, de j ando el saldo—3 a 4 % — p a r a casos inaparentes o inactivos. La lucha se va desviando paula t ina-men te desde el cri terio exclusivamente cura t ivo e individual hacia el epidemiológico y social, pasando por la e t a p a interme-dia, aun incomple tamente cumplida , de la creación de camas sanatoriales y de dispensarios de diagnóstico y distr ibución de enfermos (que dirigen también el t r a t amien to ambula tor io) .

E n un p rograma de t a n t a magn i tud y tan caro, la disper-sión de orientaciones y esfuerzos hace más improduct iva la c a m p a ñ a : lo revela la curva señalada. La provisión de camas pa ra el t r a t amien to de curables o recuperables a t e n ú a conside-rab lemente la eficacia de las medidas que se han adop tado , por cuan to no el imina necesar iamente el foco. Con mucha razón, el mismo Bravo dice, al calcular el costo diario de la es tada sena-torial en $ 51.96 por individuo, que debe duplicarse, puesto que sólo el 4 5 % ob tuvo beneficios, t raducidos en mejor ía apre-ciable o curación aparen te . Por cuan to la es tada promedio es de 300 días, cada paciente cuesta más de $ 30.000. Debe agre-garse todav ía que, de acuerdo con un estudio hecho en 259 egresados del Sana tor io «La Higuera», de los 150 que salieron en condiciones favorables, habían fallecido ya más del 60%. Si bien la estadís t ica t iene defectos, cabe recordar que expe-riencias ex t ran je ras establecen, pa ra condiciones similares, un 80% de mor ta l idad diez años después del a l ta . Carecemos to-davía de demostraciones que permi tan calcular los resul tados que dar ía una lucha epidemiológica bien concebida, que sin prescindir del inaparen te ni del recuperable, ponga su acento en el ais lamiento del contagiante . La enfermera sani tar ia desa-rrolla aquí una acción educa t iva muy impor t an te . Es ta s con-cepciones han sido realizadas con resul tados evidentes en Es ta -dos Unidos, Holanda , D inamarca y Alemania, donde se logra reducir , en los t r e in ta años anter iores a la guerra , la t asa de mor ta l idad en más de un 6 5 % ; en t re nosotros , sólo se observan oscilaciones en t re 300 y 200% sin n inguna tendencia f ranca al descenso.

Respecto a o t ras enfermedades f ren te a las cuales tenemos a rmas pero poca información estadís t ica , cabe recordar el en-sayo de coordinación, hecho en Valparaíso, pa r a extinguir las infecciones venéreas y que, en cinco años, se t raduce en dis-minución ev idente de la morbi l idad. El examen de salud im-pues to por la ley 6.174 sorprende sífilis en cerca de 6 % . Inúti l señalar la impor tanc ia de es ta cifrá, sobre todo en lo que se re-fiere a los pa r tos p rema tu ros de que der ivan muchas muer tes neonata les y a los abor tos espontáneos, además de las conse-cuencias que su cronicidad t r ae pa ra el adu l to en la época plena de su ac t iv idad product iva . L a acción desarrol lada en los últi-mos años, especialmente por el Seguro, ha disminuido en un 20% los índices con respecto a la cifra de 1941. La terapéut ica ,

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perfeccionada en los úl t imos años y con esquemas pa ra el em-pleo en masas , coloca es te problema en t re los que pueden ser resueltos con una acción organizada y to ta l . Desgrac iadamente los esfuerzos es tán l imi tados por la estrechez económica.

La simple observación de la curva de mor ta l idad por ti-foidea mues t r a cómo se es tá perdiendo el t r a b a j o médico—como en tuberculosis y en mor ta l idad infáht i l—en un tonel sin fondo : s iempre se man t i ene el número de enfermos que ocupan las ca-mas de los hospitales y que consumen buena pa r t e de los pre-supuestos de la sa lubr idad nacional. Se han hecho y publ icado múlt iples t r aba jo s que de j an def in i t ivamente establecido algunos factores de nues t ra a l t a endemia, como las condiciones ambien-tales: insuficiencia de a lcantar i l lados domiciliarios, ag ravada por la mala disposición final de las aguas serv idas de la c iudad; condiciones semi-rurales en que se vacian las aguas negras en los propios canales de riego ; inconsciencia criminal de producto-res y expendedores de al imentos, que usan a r t e fac tos o elemen-tos contaminados ; existencia incontrolada de por tadores , p u n t o en el cual la mayor responsabil idad cae sobre el gremio médico, etc . Por fo r tuna , el es tudio estadíst ico de la morbi l idad cono-cida comienza a revelar que es ta profesión está me jo rando las denuncias. MORODER, en el «Segundo Es tud io de Fiebre Tifoidea» (Revista Chilena de Higiene y Medicina• Preventiva, Vol. VI I , N." 1) ano ta , pa ra 1938^ una relación de 4,7 casos por cada defunción, que llega, en 1943, a 6,9. Por cuan to las con-diciones te rapéut icas son iguales o semejantes , la letalidad pue-de est imarse en 1X9 , proporción a la que nos aproximamos cada vez más. En la d i f te r ia , la adopción de medidas profilác-ticas está condicionada sólo por la capacidad económica y de personal de que pueda disponer el Servicio Nacional de Salu-br idad . Por lo mismo, las medidas han sido genera lmente insu-ficientes y la cu rva de morbi l idad man t i ene sus oscilaciones, sin reve lar t endenc ia a l g u n a a reducirse.

La morbil idad nacional no var ia rá f u n d a m e n t a l m e n t e mien t r a s no puedan modificarse a fondo las causas que la mo-t ivan . Debe entenderse como buena política de previsión el manten imien to de las actuales cuotas de medicina cura t iva y el apor te de nuevas sumas que vayan a servir propósi tos ver-dade ramen te prevent ivos—saneamiento del ambiente , control materno- infant i l ; mejoramien to de la al imentación, lucha con-t r a las enfermedades t ransmisibles y educación sani ta r ia—y dirigidas, al núcleo famil iar .

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S E G U N D A P A R T E

E n t r e los d i ferentes factores que dif icul tan el t r a b a j o sa-ni tar io, hay uno cuya impor tanc ia no cabe desconocer: la exi-güidad y la disminución progresiva del p resupues to var iable . De él provienen los elementos, y éstos a u m e n t a n y encarecen. El círculo de hierro es t recha y ahoga la realización de cualquier plan nacional para el cumpl imiento de las múlt iples funciones que la ley encomienda al Servicio Nacional de Sa lubr idad . La incomprensión de muchos grupos f ren te a la impor tancia real de la salubridad en la economía, impide modificar la si tuación. Precisa demost ra r que la protección de la salud no sólo es técni-camente posible, sino también económicamente conveniente. Se cons t i tuye un círculo vicioso: el Gobierno, vale decir la sociedad, no le a u m e n t a los recursos, porque el Servicio no hace t r a b a j o eficiente y la deficiencia se debe parc ia lmente a la fa l ta de me-dios. Como ya di j imos, no es posible esperar una mayor com-prensión y puesto que le corresponde la responsabil idad de vi-gilar y mejorar el es tado sani tar io del país, debe ser quien busque la manera de abrir camino en la conciencia colectiva pa ra las nuevas concepciones. La cooperación de la Fundación Rockefeller y del D e p a r t a m e n t o Coopera t ivo In te ramer icano de Obras de Salubr idad, cumple un rol de t rascendenta l impor tanc ia en la iniciación de estas tareas . Sin embargo, la mediocridad am-biente discute su valor demos t ra t ivo a base de que son produc-tos de experiencias ex t ran je ras d i f íc i lmente adaptab les a nues-t ro medio y a t r ibuye los éxitos conseguidos a las sumas «fabu-losas» que imaginan inver t idas . He aquí la primera razón en que se f u n d a la creación del Dis t r i to Sani ta r io de San Miguel.

Es f recuente oír que no se cuenta con personal capac i tado y que por eso es improduct ivo el t r aba jo , sobre todo en provin-cias, donde, con honrosas excepciones, la inact ividad técnica está dis imulada por una labor burocrá t ica de inspecciones. Es indudable que los ba jos salarios impiden seleccionar y cap-tar mejores elementos y que hay recargo de funcionarios con más condiciones nega t ivas que posi t ivas. X o es, sin embargo, hecho absoluto, sino m u y relat ivo. Desde luego, algunos han envejecido o se han incapaci tado en las du ras campañas li-bradas en los 25 ó ,50 últ imos años contra los azotes epidémicos: viruela, t i fus exantemát ico, meningitis, etc. y otros son jóvenes sin preparación, pero capaces de asimilar los conocimientos ne-cesarios. En acciones episódicas o campañas sanitarias, se han revelado capaces de desarrollar, consciente y eficientemente, labores auxiliares y poseedores de abnegación y entusiasmo. He aquí el segundo motivo que justif ica la creación del Distr i to de San Miguel.

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Era necesario demostrar , primero, que el Servicio Nacio-nal de Salubridad, pese a .su presupuesto exiguo, podía realizar un t r a b a j o determinado, que just i f icara categóricamente su existencia y diera resultados perceptibles. Se est imó que no era necesario ni t ampoco conveniente que abarcara el to ta l de los problemas, sino que se circunscribiera a algunos. Era ne-cesario también romper el pesimismo cómodo de los que, es-cudándose en la insuficiencia de medios y en la incompetencia del personal, esterilizan el esfuerzo de loe que quieren a tender a la misión confiada al Servicio; finalmente, había que antici-parse a la argumentación que pretendiera negar la magnífica demostración de técnica y los espléndidos resul tados de las unidades sanitarias, como organismos de cooperación. La sepa-ración permanen te y dañ ina dé los servicios de Sanidad, Bene-ficencia y Seguro Obrero,—basada en diferencias más aparen-tes que efectivas y que sólo se sus tentan en un errado concepto de divorcio en t re lo cura t ivo y lo preventivo, de antagonismo ent re la previsión y la asistencia social, sea ent re organismos dest inados a prevenir las enfermedades pa ra disminuir la mor-bilidad, y los que at ienden la enfermedad para disminuir la mor ta l idad—indujo a in ten ta r una conjugación de esfuerzos. Racional y metódicamente desarrollada, permit i r ía demostrar , categóricamente, que el separat ismo, como ya lo había sostenido ALEJANDRO DEL RÍO en 1923, no tenía f u n d a m e n t o serio y que los repetidos fracasos se debían a razones pueriles o subal ternas , que hablaban más bien de la incapacidad menta l de los que buscaron la manera de malograr su éxito. Basados en recuerdos ingratos, se presumía que la comunidad , sobre todo ent re las gentes pobres, opondría resistencia enérgica a la penetración de todo concepto de higiene y de saneamiento, t a n t o por resen-t imiento hacia el organismo sanitario, der ivado de las campa-ñas de t i fus exantemát ico, como a su incapacidad económica que le impediría a f ron ta r los gastos. Por el contrario, los pro-piciadores del Distr i to Sani tar io creyeron conocer más a fondo la realidad y pensaron,-—por la experiencia de act ividades sos-tenidas al lado del pueblo du ran t e muchos años—que, esencial-mente , había una ignorancia sani tar ia de la cual no eran res-ponsables, puesto que nadie había in ten tado hacerles com-prender y sentir las ven t a j a s de la higiene pública y pr ivada . Supusieron la existencia de un verdadero deseo de ser enseñados y de un sincero anhelo de cooperación consciente y act iva. Esta const i tuye una tercera razón para f u n d a m e n t a r la creación del Distr i to.

Se eligió la Comuna de San Miguel por dos razones espe-ciales: porque sus problemas biodemográficos y ambientales re-presentan los de cualquiera de nuestros centros poblados y porque existe allí un hospital que permitir ía ensayar la coordi-nación de funciones. Si su t r a b a j o tenía éxito, quedar ía demos-t rado que era posible la organización de unidades sani tar ias en

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diversos puntos del país y cabía solicitar de la opinión pública una mayor comprensión que indujera a do tar adecuadamente al Servicio.

II. Plan de acción general

Para que el Distr i to funcionara bien, había que iniciar los estudios preliminares que moldearan el plan de acción; había que tener un conocimiento, lo más completo posible, de las condiciones geopolíticas y biodemográficas de la comuna ; que estudiar todos los recursos de que podía disponer la comunidad, y analizar las capacidades de t r a b a j o y su rendimiento real. Se puede valorar así la impor tancia de los problemas 3- deter-minar los susceptibles de abordar con los recursos disponibles. Sólo entonces cabe iniciar el plan de t r aba jo , cuyas e tapas de-bían sostener firmemente en su desarrollo cronológico, mientras la experiencia y la mejor información no indicase la convenien-cia de modificarlo. Las visitas a los dist intos sectores de la co-muna permitieron formarse impresión de la calidad de los habi-tantes , de las habi taciones y de los problemas, a la vez que efec-tua r la acumulación de informaciones.estadíst icas y adminis-t ra t ivas de las diferentes reparticiones públicas. Sobre esta base, se presentó, el 25 de oc tubre de 1945, un informe que se resume a continuación.

I I I . — I n f o r m e general sobre la comuna de San Migue!

Es una de las 9 que rodea a la ciudad^ se halla al Sur de la comuna de Sant iago y colinda con lá de Nuñoa . por el Este-la de Cisterna, por el Sur, y la de Maip'ú, por el Oeste. Sus lí, mites más impor tan tes son al Norte, ferrocarril de circunva-lación; al Oeste, camino de Melipilla y ferrocarril al Sur ; al Sur, línea que sigue a lo largo del Callejón Ovalle y al Este, camino a Puente Alto.

Superficie y población.- - Aquélla alcanza a 2.573 hectáreas y ésta era, según el censo general de 1940, de 65.463 hab i tan tes ; para 1943, se la calculó en 75.168. Su distribución por edades, de acuerdo con dicho censo, aparece indicada en el cuadro N." 1.

Densidad.- - Es t imada según dicho censo, era de 23,44 hab i tan tes por hectárea (2.544 habi tan tes por Km. 2 ) y para la población actual , de 28,4; sin embargo, en las par tes pobladas es muy var iable en los diversos barrios. Citaremos, como da to i lustrat ivo, que en las encuestas de la Población El Carmen (1944), se obtienen 27.475 habi tan tes por K m . 2 ; en El Carmelo, 25.835 y que la estadística para el Distr i to Subercaseaux, casi todo residencial, da 4.676.

Vías principales y canales.- —La atraviesan : de Nor te a Sur , el camino a Puen te Alto, la calle S a n t a Rosa, la Gran Avenida y el camino Ochagavía ; de Este a Oeste, San Joaquín, Av. San

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Miguel, Las Mercedes, camino Depa r t amen ta l y callejón Lo Ovalle; además el Zanjón de la Aguada ,—un colector máximo de alcantar i l lado que es tá canalizado en regular extensión, nace en la quebrada Macul y cruza por el Nor te , de Oriente a Poniente ; el canal San Joaquín , fo rmado por aguas de regadío sacadas del río Maipo, a la a l tura de La Obra, a t raviesa de Sur a Nor te y desemboca al Zanjón de la Aguada ; el canal de S a n t a Elena recoge derrames de la Chacra S a n t a Elena, en el extremo Nororiente y se vacia también en el Zanjón de la Aguada.

Organización y Servicios Públicos.—La autor idad comunal está representada por un alcalde y cua t ro regidores; la sanidad municipal está a cargo de un médico, un veter inar io y dos ins-pectores y existe una Comisaría de Carabineros. H a y veinte escuelas primarias, dos hogares infantiles, una escuela industr ial , un liceo fiscal y diez establecimientos part iculares de enseñan-za pr imar ia y secundaria . A ellos concurren poco más de 8.000 niños. Den t ro de sus límites se halla también la Ciudad del Niño.

Servicios asistenciales.—El Hospital «Barros Luco» perte-neciente a los Servicios de Beneficencia, cuenta con:

a) 30Q camas, repar t idas en 60 para cirugía; 77 pa ra medi-cina in terna (incluidas infecciosas y 15 broncopulmonares) ; ma te rn idad , 62; ginecología, 54; urología, 31; ojos y oídos, 6 y urgencia, 18.

b) Policlínicos de medicina, cirugía, pediatr ía , ginecología, otorrino y oftalmología, broncopulmonares, urología, gastro-enterología, dermatología y dent ís t ica.

c) Servicio de urgencia, con posta de primeros auxilios. Se está cons t ruyendo un gran pabellón para infecciosos y

te rminando el hospital para tuberculosos contagiosos (500 camas) .

A cargo de un internis ta , dos pedia t ras y un tocólogo, el consultorio de la Caja, de Seguro Obrero Obligatorio a t iende sólo el sector comprendido entre S a n t a Rosa y Ochagavía, has ta al a l tu ra de Callejón Lo Ovalle. La lucha ant ivenérea queda a cargo de un especialista y una enfermera y el Cent ro Mate rno-Infant i l N.° 21, de un tocólogo y dos pedia t ras . Los dos fun-cionan en el hospital . El consultorio de la Cruz Roja de San Miguel t iene ac t ivo movimiento .

Industrias y agricultura.—La comuna es tá rodeada , por el Oriente y por el Poniente , de chacras y fundos , que se dedican especialmente a chacarer ías y a lgunas, a lecherías. Las indust r ias y fábr icas—unas 220—son l ivianas y van desde la gran em-presa manufac tu re ra de metales has ta la más pr imi t iva de subproduc tos del ma tade ro .

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Saneamiento

a) Alcantar i l lado. La red cubre sólo la q u i n t a p a r t e de la superficie edif icada. Podr ía servir 3.100 casas, de las que ape-nas 1.600 es tán conec tadas Se ext iende desde S a n t a Rosa h a s t a Ochagav ía y por el sur, h a s t a el pa rade ro 9, a u n q u e en fo rma incomple ta . En la zona se hal lan muchas de las po-blaciones más densas y a lgunas pobr ís imas. En los sectores residenciales, existen fosas sépticas, pero no es exagerado calcular que un 70% de los pobladores emplea letr inas sobre pozos negros o sobre acequias, en pésimas condiciones.

b) Agua potable . La recibe de San t i ago y del Canelo en casi toda la Comuna , pero es insuficiente t a n t o en can t idad como la presión. Las matr ices t ienen, genera lmente , diáme-tros menores que los necesarios, lo que puede explicarse por-que se han vendido los terrenos y se ha cons t ru ido sin preo-cuparse de la urbanización. Zonas aun m u y pobladas deben abastecerse por medio de pilones o grifos callejeros y en nú-mero escaso. Se han encon t rado instalaciones domicil iarias en sectores donde la Adminis t ración de Agua Potable de San t i a -go no regis t raba la existencia de matr ices .

Viviendas .---has de pr imera cal idad se encuen t ran en los sectores residenciales; las medianas , que son b a s t a n t e nume-rosas, pr inc ipa lmente en t re S a n t a Rosa y Gran Avenida , y las insalubres, que incluyen las per tenecientes a mejoreros o compradores de sitios a plazos, en los extremos.

Basuras.—Los servicios municipales son insuficientes y no logran servir todos los sectores ni con frecuencia diar ia . Los menesterosos a r ro jan sus desechos a la calle o a sitios baldíos. Fuera de los 50 mt ! . diar ios que produce, aproxima-damen te , la C o m u n a de San t iago envía en t re 250 y 300 mt3 . a basurales ubicados, en su mayor par te , a lo largo de la ave-n ida San Joaqu ín . Las condiciones de man ten imien to y explo-tación son deplorables, contravienen las disposiciones regla-menta r ias y se hal lan demas iado próximos a poblaciones.

Establos.—Existen 30 en m u y var iadas condiciones de saneamiento . Algunos deberán ser c lausurados .

Caballerizas.—Además de las 44 b a j o control , hay mu-chas c landest inas . Su es tado general es hab i t ua lmen te defi-ciente y a lgunas están ubicadas en las viviendas mismas.

Demografía y estadística sanitaria

a) Población. Según el censo de 1930, a lcanzaba a 35.293 hab i t an t e s y según el de 1940, a 65.463. Pa ra 1943, el cálculo a r ro ja 69.633. Es te crecimiento que, en 13 años, llega al 9 3 %

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se puede a t r ibui r a dos fac to res : l . u ocupación de an t iguas chacras vendidas, en porciones pequeñas a gentes de escasos recursos y sin previa u rban izac ión : y 2.°) a la instalación de indus t r ias de todo t ipo. Crea hac inamien to y di f icul tades para aprovis ionarse de agua potable y especialmente, para elimi-nar la servida. Se t r a t a de una comuna nueva cuya urbaniza-ción es tá no to r i amen te a t r a sada . Apl icando la distr ibución por edades del censo de 1940 a la población ca lculada para 1943, se obt iene el s iguiente cuad ro :

CUADRO NT." 1. Distribución de población por grupos de eda-des. (Estimada 1943)

Grupo de edades Población de

Grupo de edades • m o 1943. Calculada.

1 año . 3,03 2.110 1 - 4 años 9,12 6.350 5 - 9 > 12,8 8.913

1 0 - 1 4 12,5 8.705 1 5 - 1 9 • 9,6 6.684 20 - 24 > 8,74 6.086 25 - 34 15,85 11.037 3 5 - 4 4 13,08 9.095 45 - 54 ; 8,00 5.570 55 - 64 4,55 3.168 65 v más 2,75 1.915

Toda edad 100,00 69.633

Natalidad. -VA promedio del quinquenio 1939-1943 es 2.912,4 al año, lo que da una tasa de 48,5 por 1.000 hab i tan tes .

Mortalidad infantil.- En el qu inquenio han muer to , al año, un promedio ele 456 lac tantes , lo que da 158,2 por mil nacidos vivos. Sus principales causas se encuent ran en el cuadro 2 y están cons t i tu idas por la p remadurez , los t ras-tornos nut r i t ivos , las neumonías y bronconeumonías . que suman casi el 80%.

Mortalidad General.---El promedio quinquenal es de 1.480 con una tasa de 24,88X1.000. La infant i l cons t i tuye aproxi-m a d a m e n t e el 33%. Sus causas, en 1943, han sido t abu ladas en el cuadro s iguiente:

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CUADRO N . ° 2 . — C a u s a s de muerte - 1043

CAUSAS

—1 año

1-14 15-44 45- + Totales

+ 1 año

Total general

CAUSAS -cifra %

1-14 15-44 45- + Totales

+ 1 año cifra %

Premadurez 1 1 5 2 2 , 2 1 1 5 7 , 3

Trast. nutritivos. 1 7 5 3 3 , 8 — — — — 1 7 5 1 1 , 1

Neumonía y bron-coneumonia . . . 1 1 9 2 3 , 0 4 2 1 1 5 2 1 0 5 2 2 4 1 4 , 2

Tuberculosis 1 2 — 3 9 1 4 9 4 6 2 3 4 2 4 6 1 5 , 6

Infecciosas 3 8 7 , 3 3 6 1 4 5 5 5 9 3 5 , 9

Cardíacos 1 4 — 1 3 • 2 7 1 2 4 1 6 4 1 7 8 1 1 , 3

Accidentes 1 — 1 0 4 2 2 2 7 4 7 5 4 , 7

Cáncer — — — 9 4 1 5 0 5 0 3 , 1

Lúes 1 0 — 1 — 1 1 1 —

Mal definidas. . . . 1 9 — 1 3 9 9 3 1 5 0 —

Otras 1 4 — 9 9 9 5 1 5 1 3 4 5 3 5 9 —

Totales 5 1 7 2 5 3 3 5 6 4 5 0 1 . 0 5 9 1 . 5 7 6

S o r p r e n d e el p redomin io d e ' las afecciones ca rd í acas y b r o n c o p u l m o n a r e s a g u d a s . Se podr ía expl icar p o r q u e el 2 9 % de las m u e r t e s en genera l y el 6 9 % , en menores de un año , f u e r o n ce r t i f i cadas por tes t igos . Se des t aca , a d e m á s , q u e la m o r t a l i d a d in fan t i l , en c o n j u n t o y la m o r t a l i d a d por t u b e r c u -losis (22 ,1% de los mayore s de un año) f o r m a n el 4 8 , 4 % de la global .

Enfermedades transmisibles. -Ocupan q u i n t o lugar en t r e las causas de m u e r t e . El conoc imien to cor rec to de es tas c i f ras es tá m u y lejos de a lcanzarse por la def ic ien te denunc ia y po rque , m u c h a s veces, se reg is t ran como lal las afecc iones in-t e r c u r r e n t e s q u e i n d u j e r o n al l l a m a d o médico. Ocur re así con la tos consu ls iva , el s a r a m p i ó n y o t ras . El c u a d r o s igu ien te r e s u m e el p r o m e d i o anua l de casos y de t a s a s por año , corres-p o n d i e n t e al q u i n q u e n i o 1939-1943.

CUADRO N." 3,-—Morbo mortalidad por enfermedades infecto contagiosas (Tasas por 100.000 hbts.)

P R O M E D I O 1 9 3 9 - 1 9 4 3

Morbilidad Mortalidad

С T С T

Tifoidea y Parat 3 3 5 2 , 8 8 , 4 1 3 , 4 Tos ferina 1 2 4 1 9 8 , 0 2 2 3 5 , 2 Tifus Exantemático 6 9 , 6 0 , 5 0 , 8 Difteria : 1 8 , 8 3 0 , 0 3 . 8 6 , 1 Meningitis Meningoc 1 5 0 , 6 2 4 0 , 0 2 6 4 1 , 6 Tuberculosis ., 2 2 9 , 8 3 6 6 , 0

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Es de interés conocer, con respecto a tuberculosis , que, en 1043, la tasa de Chile f u é 229,2; de San t iago (provincia) , 285,3 y San Miguel, 361,8 % u n hab i tan tes . Cons t i tuye el 22,1% de la mor ta l idad de mayores de un año y el 41,8% de los 356 fallecidos en t re las edades de 15 a 44 años. Es presumible la existencia de 2.500 a 3.000 enfermos. Miseria, subal imentac ión , hac inamiento , vivienda insalubre, fa l ta de hábi tos higiénicos, descuido de la salud y finalmente, carencia de medios adecua-dos pára la lucha son otros t a n t o s factores que inf luyen en el man ten imien to y extensión del contagio. N o existen da tos de n inguna clase para formarse opinión sobre enfermedades ve-néreas. Podemos suponer una cifra ap rox imada de 7.000 pa-cientes. Los servicios func ionan en el Hospi ta l «Barros Luco y a t ienden, anua lmente , no más de 250 a 300 casos nuevos.

Problema maternal e infantil

La a l ta cifra, de mor ta l idad infant i l que ano tamos y es-pecialmente, la dis tr ibución de sus causas principales, revelan que este a sun to es g rave y requiere acción bien planif icada. Los defectos de la a tención materna l (fal ta de camas , personal y medios económicos) y la cu l tu ra higiénica del pueblo, escasa o nula , favorecen los par tos accidentados y prematuros , que de te rminan el 22,2% de aquél la ; o t ro 33,8%, ocasionado por t ras tornos nut r i t ivos , puede a t r ibui rse al desconocimiento de las normas de la a l imentación infanti l y al desaseo. Aten-didos por especialistas competentes , los servicios ac tua les no bas tan para cubrir las necesidades.

Movimiento asistencia!

Los diferentes servicios nombrados toman cuidado de la mayor par te de la morbi l idad. Pa ra comprender la dif icul tad de obtener informaciones precisas, d igamos que un número no pequeño de niños concurre al Hospi ta l Arriarán y otro , al «Roberto del Río», y par te de la población adpl ta recurre a establecimientos de fue ra y que t ampoco el Seguro Obrero cubre toda la población. El Cen t ro 21 de la Dirección General de Protección a la In fanc ia y Adolescencia funciona den t ro del Hospi tal Barros Luco y sus límites, semejan tes al Seguro, excluye pa r t e de la población. El Consul tor io del Seguro dió, en 1943, unas 5.815 atenciones y pagó subsidios de enfer-medad por valor de S 21.495. El consultorio externo del Hos-pi tal recibió 4.230 pacientes, de los que 2.164 eran nuevos ; a él ingresaron 6.849 individuos, de los que fallecieron 349. De los 1.088 asegurados, murieron 36. La policlínica denta l a ten-dió sobre 1.380 personas л- el dispensario de la Cruz Ro ja , más de 1.500.

Tuberculosis.- -En el Servicio Exte rno de Broncopulmo-

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nares del Hospi tal , que a t iende también a los asegurados, se recibieron 4.644 tuberculosos. Sólo dispone de 15 camas y hay, por t an to , deficiencia considerable.

Lucha Antivenérea.—Se realiza en el Hospital y atendió, en 1943, 278 enfermos nuevos: 113 lúes y de ellas, sólo 12 pri-marias. Este movimiento, sumamen te ba jo pa ra el volumen y calidad de la población, revela las insuficiencias, t a n t o más serias cuan to que casi todos son asegurados. Obsérvese que se han registrado apenas 12 casos primarios y que el promedio de ingresados alcanza a 1 por día hábil; también que, según la información recogida, no se hace investigación epidemioló-gica por fal ta de personal.

Atención maternal e infantil

En 1943, el Seguro Obrero recibió 971 laclan tes que se agre-garon a los 1.071 existentes y egresaron 921. La Protección a ia In fanc ia a tendió 606 lac tantes y 404 preescolares y exa-minó 7.500 escolares; la policlínica infanti l del Hospi tal , 368 lac tantes y 617 preescolares. El cuadro siguiente esquemat iza estas cifras .

C U A D R O X . " 4 . Población infantil atendida durante 1943 pol-las tres organizaciones que se indican.

InstiturioiK1^ j Lactante* Preescolares Escolares Total

Seguro Obrero 2.042 _ 2.042 Protec. Infancia 606 404 7.500 8.510 Policl. Hospital Ж 617 — 483

T o t a l a t e n d i d o s 3.014 1.021 7.500 11.535

Déficit atención 628 7.204 6.715 14.547 Pobl. calculada 3.642 8.225 14.215 26.082

La cif ra de lac tan tes sumada a la de a tendidos fuera nos revela, de inmediato , abu l t amien to por la repetición de inscrip-ciones tan f recuentes en este medio y des t inada a tener bene-ficios económicos o materiales. El absurdo crece si recordamos la a l t a t asa de mor ta l idad infant i l y la proporción que ésta representa en la mor ta l idad general y si se prescinde de él, ten-dr íamos que acep ta r que los servicios respectivos son ineficaces. En cuan to a atención mater ia l , el Seguro Obrero tenía, al co-menzar el año, 221 madres en control , a lás que se agregaron 801 d u r a n t e 1943. Se dieron de a l t a 645 y quedó entonces un saldo de 342; al consultorio externo del Hospi ta l ingresaron 608 embarazadas pa ra control y a la Cruz Roja , unas 30. Den-

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t ro de la vaguedad de estas cifras y considerando las tasas de mor ta l idad infant i l y de na ta l idad, podemos concluir que no más de la mi tad de los menores de 15 años y en especial de los menores de un año y que menos de la tercera par te de las em-barazadas , reciben atención de servicios preventivos o asis-tenciales.

IV.—Programa de trabajo

Acumulados los elementos de juicio, se puede establecer qué problemas son los más impor tantes , cuáles serán abordados desde luego, en qué fo rma y con qué orden se seguirá desen-volviendo el p rograma y hacia dónde se or ientará , qué métodos deberá emplearse y qué se espera obtener . En cuan to a sanea-miento, se sabe que en la Comuna de San Miguel ,—de t ipo semi-urbano y semi-rural en sus par tes pobladas y rural en la mi t ad de su extens ión—presentan gravedad especial la elimi-nación de excretas y aguas servidas; la recolección y disposi-ción de basuras ; la producción, distr ibución y expendio de ali-mentos , especialmente de leche; la distr ibución de las zonas industr ia les ; las condiciones de los establecimientos fabriles; la completa insalubridad de todos los locales escolares; el uso de los canales de regadío pa ra eliminar aguas negras y a su mala conservación en circunstancias que van a servir a gran numero de pequeños predios con hor t i cu l tu ra casera; el agua potable, escasa en can t idad y con b a j a presión, y la escasez y mala calidad de la v ivienda. Las c i f ras revelan la impor tan-cia seria de la tuberculosis, de la mor ta l idad infant i l , de las afecciones cardíacas y pulmonares agudas, de las enfermedades infeceiosas incluida la lúes y has t a la morta l idad por causas t r aumát icas , cáncer, e tc . Ocupa el pr imer lugar la morta l idad in fan t i l ; el segundo, la tuberculosis; el tercero, las enfermeda-des infecciosas, como el sarampión, la tos convulsiva, la dif ter ia , etc., que, como la t i foidea y el t i fus exantemát ico, crean grave problema médico social. Ño hay manera de s i tuar a la lúes y sólo se puede de ja r más a t rás las afecciones cardio-vasculares y otras .

Considerando las posibilidades, hay que descar tar el me-jo ramien to de la vivienda, problema de excesiva magni tud en que el médico no t iene intervención. Procede, en cambio, modificar las condiciones ambientales y desarrollar una per-sis tente y bien organizada campaña de educación sani tar ia a cargo de enfermeras e inspectores bien preparados . Cuando las condiciones lo permi tan , cabe prevenir enfermedades como dif ter ia y tos convulsiva; intensificar la lucha ant ivenérea ; hacer campaña epidemiológica cont ra la tuberculosis; controlar la producción, distribución y expendio de leche, es t imulando también su consumo y prac t icando educación a l imentar ia . Para todo esto se precisan enfermeras sani tar ias e inspectores,

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centros de atención maternal e infanti l y recursos para hospi-talización opor tuna ; además, disponer de atr ibuciones y del arsenal mínimo para los* dis t intos exámenes, listos individuos y elementos debían agruparse y ordenarse en una insti tución que obedezca a dirección técnica y e jecute sus funciones com-pene t rada de la idea de que la educación sani tar ia es la mejor a r m a de acción. Podía in tentarse lograrlo ut i l izando exclusiva-mente las disponibil idades de la Dirección General de Sanidad u obteniendo la coordinación con inst i tuciones de finalidades similares: Beneficencia, Dirección General de Protección a la Infanc ia y Adolescencia y Seguro.

La pr imera manera ocasiona el defecto actual de la repe-tición de funciones y funcionarios que persiguen propósitos similares con diferente criterio de t rabajo. ' La o t ra manera resolvía dichos inconvenientes y permit ía mejor utilización. Obtener la asquiescencia de las au tor idades respectivas no era difícil, por cuan to la Beneficencia había expresado, sobre todo en el úl t imo t iempo, por medio de su Director General que :

para lograr completamente sus fines, debe estimarse y actuar cada día como par te integrante del conjunto de esfuerzos tendientes a proteger y fomentar la salud de la colectividad, en cada zona del país .

(Teoría y Práct ica de las Unidades Sani ta r ias y Centros d e S a l u d . D r e s . MOLINA, BUDNICK, ALVARADO Y URZÚA, 1 9 4 5 ) Y también por el Jefe del D e p a r t a m e n t o Médico, Dr . ENRIQUE LA VAL, que :

la evolución mundial i¡ue se opera hoy día en mater ias hospitalarias per-mite definir al hospital como organismo activo en materia de medicina preventiva y social .

Surgió así un acuerdo que dice reconocer, a base de expe-riencia, la necesidad de eliminar- si tuaciones contradictor ias y que malogran los esfuerzos median te la integración y coordi-nación de los respectivos servicios a base de tres principios fundamen ta l e s :

a) P laneamiento correcto con debida jerarquización de los problemas y considerando la capacidad de los organismos;

b) Centralización de acción prevent iva y asistencial en el cen t ro de salud en cuan to a organismo vivo de acción educado-ra y vigi lante de la salud en el hogar :

c) Dirección técnica y funcional a cargo de un médico sani-tario que es responsable de su desarrollo gradual y de su apli-cación correcta.

El plan general presupone el acuerdo de las Direcciones Generales de Sanidad y Beneficencia, con adhesión, en la pa r t e que le corresponde, de la Protección a la Infancia y Adolescen-cia y de j ando expresa la aceptación de que se incorpore, más adelante , el Seguro. El Cent ro de Salud de San Miguel desarro-

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liará progresivamente su p rograma de control del ambien te y protección individual , a base del núcleo familiar y por medio de enfermeras e inspectores. Pa ra aquel ob je to p rocura rá hi-gienizar los s is temas de eliminación de excretas especialmente donde se usa como tales a los canales de regadío; la producción de expendio de al imentos, par t icu la rmente de leche y helados, porque los consumen mucho los niños; de las industr ias , in-t e n t a n d o su distr ibución de acuerdo con las zonas municipa-les. Pa ra la protección de la salud individual da rá atención a l a madre , el recién nacido y el lac tan te , el preescolar y el escolar; p rocura rá prevenir y ejercer control sobre las enfermedades infecciosas agudas con debida preferencia por aquéllas que tie-nen medios eficaces de vacunac ión ; t r a t a r á al venéreo y al tu -berculoso y or ientará las respect ivas campañas con sent ido epidemiológico, insist iendo en la educación y en la cont inuidad de los t r a t amien tos ; ha r á cuidado dental y- de especialidades médicas y de o t ro orden siempre que no interf iera con las más impor tan tes . Las inst i tuciones pac tan tes acordaron sus apor tes de personal y mater iales y facil i tar la reorientación gradual que requiere una acción correcta de sa lubr idad. El Hospi ta l Barros Luco cuidará mucho que su t a rea cura t iva sirva los objet ivos del centro .

V.—Organización, funcionamiento y desarrollo

Se logró venciendo innumerables dif icultades, der ivadas de la incomprensión, de la. escasez de los recursos y de que, fiel a la tesis sus ten tada , el personal no ha contado con retri-buciones extraordinar ias . Debe realizar, además, un esfuerzo grande pa ra desembarazarse de las an t iguas cos tumbres de t ra -ba jo , basadas en un criterio puni t ivo-burocrát ico y asimilar la técnica y el método que convienen a la nueva modal idad de funciones. La selección se hizo a base de honradez funcionar ía y de la edad requer ida pa ra la mayor act ividad.

Mien t ras se iniciaban los contactos con las diversas ins-t i tuciones comunales, funcionó en un local to ta lmente inade-cuado de la Dirección General de Sanidad. El f u t u r o debía cumplir condiciones casi inalcanzables: ubicación adecuada, mín imo de uso y canon ba jo . Se tomó uno, a los seis meses, sin tener aún ni la cua r t a pa r t e de los muebles, ni movilización, ni teléfono. Con taba con un médico jefe, un a y u d a n t e técnico, t res inspectores de saneamiento , un auxiliar y una enfermera san i ta r ia ; meses más ta rde , se agregaron dos enfermeras hospi-ta lar ias del Cen t ro de Salud N.° 2, a las que fué imposible en-t renar . Como no cabía organizar el plan ma te rno infant i l , se concentraron los esfuerzos en el saneamiento ambienta l y en la recopilación de las informaciones biodemográficas, a la vez que se conversaba con los médicos del «Barros Luco», especial-mente con los que mayor relación tendr ían en el desarrollo del

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plan, con los jefes y funcionarios de la Protección a la Infan-cia y de la Dirección de Sanidad , para aclarar las finalidades y los métodos de t r aba jo . Se reunieron así has ta 14 enfermeras sanitarias, que se dest inaron a los sectores. El Comando Na-cional de Lucha Ant ivenérea ent regó también sus funciones. Pa ra allegar otros elementos, se organizó un Comité de Higiene Escolar y o t ro de Vecinos y se establecieron relaciones con los organismos comunales.

Por cuan to el t r a b a j o se as ienta en la educación sani tar ia , se insistió mucho en las instrucciones del personal y se consideró inconveniente toda medida pun i t iva que no correspondiera hechos de consecuencias rea lmente graves pa ra la comunidad. Has t a el momento , no se ha producido que ja de n inguna na tu -raleza respecto al compor tamien to de enfermeras e inspectores f r en te al público. Por el contrar io , se ha hecho evidente que asimilan y pract ican con sumo interés estos procedimientos que las elevan a la condición de técnicos cooperadores y les br indan opor tunidad de adquir i r influencia moral y au tor idad . En t re los resultados, ios hay mensurables y no. De éstos, cabe citar dos casos: mientras se t r a b a j a b a en El Mirador , se cons-ta tó , en varias oportunidades , que ios pobladores esperaban el paso del inspector pa r a consultar le detal les técnicos de sus pozos negros; son notorios el interés y la pun tua l idad con que acuden las madres c i tadas por la enfermera de su sector al Cent ro de Salud.

A . Plan de saneamiento ambiental

En el sector residencial comprendido ent re Gran Avenida y Ochagavía , San Joaquín y Las Mercedes, las v iv iendas son de construcción sólida y terminaciones de lujo, con comodi-dad moderna, independientes, t ipo chalet y con jard ín , parque o huer to . Desde su periferia, las casas van desmejorando pau-l a t inamen te a medida que se ap rox ima al l ímite de la Comuna , pa ra te rminar con la población Atacama, que ocupa el ext remo sur de rec tángulo residencial. Al poniente del camino Ochaga-vía, existen potreros inhabi tados de diversos fundos o chacras, que están adquir iendo impor tanc ia por razón de que se estu-dian parcelaciones pa ra poblaciones obreras, campos deport i-vos, e tc . Opues to a ellos, se ext iende el sector de Gran Avenida a S a n t a Rosa y desde San Joaqu ín , por el Nor t e has ta el Calle-jón de lo Ovalle, por el sur . Ofrece condiciones similares, está más densamente poblado y las construcciones son an t iguas y modestas . Las hay excelentes y éstas aumen tan mient ras más próximos se es tá de la Gran Avenida . Existen también zonas residenciales de construcción moderna y abundan los negocios e indust r ias hacia la calle S a n t a Rosa. Hacia el l ímite sur, se observa el mismo empeoramien to y cerca del límite, dos pobla-ciones esencialmente obreras y de pésimas condiciones am-

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bien ta les : Recreo y Colón-América. Al oriente del camino San-t a Rosa y bordeándolo, se ubican un número de indust r ias g rande y creciente; ha s t a el camino a P u e n t e Alto, hay chacras o fun-dos con escasas viviendas de pa t rones o inquilinos. Al nor te de estos dos bande jones hay , en t re la calle San Joaquín y la l ínea del ferrocarri l de circunvalación, una f rar t ja d e n s a m e n t e h a b i -t ada , que ocupa construcciones an t iguas y modestas . En los ex t remos cardinales se ven o t ras poblaciones densas en sitios pequeños y viviendas de construcción pobr ís ima; abundan los ranchos y f a l t a de urbanización. Se originan en parcelaciones de part iculares , quienes, en beneficio de sus intereses, han en-t regado sitios pa ra habi taciones obreras, sin urbanizarlos, am-parados por la f a l t a de control y previsión es ta ta l y munici-pal. Se han fo rmado así las poblaciones El Carmen, El Mira-dor, Berna, Carmelo, Colón-América, la Legua, Var ian te San Diego y Recreo. Además de poblaciones bien del imitadas, se observan, a lo largo de la zona canal izada del Zanjón de la Aguada, ranchos de pésima calidad, levantados sin control ni autorización alguna, en terrenos de propiedad fiscal.

Además de la v ivienda preocupan los numerosos basurales agrupados en la intersección de San Joaquín con Sierra Bella. Ocupan extensión considerable, reciben gran can t idad de dese-chos de San t i ago y se los mant iene deplorablemente . Existen bo-taderos de basuras , t ambién en pésimas condiciones, cerca de habi taciones obreras, como el ubicado en calle San Joaqu ín , a t res cuadras de la población El Mirador . La urbanización y o rna to de la C o m u n a , — b a s t a n t e sa t is factor io en los sectores residenciales, con veredas y calles pav imen tadas y limpias, bue-na i luminación, jardines bien tenidos,—están abandonados en o t ras par tes .

Las redes de a lcantar i l lado y agua potable son insuficientes: aquél la se extiende has ta la calle Las Mercedes, donde hay sólo 3.000 viviendas de las 14.000. Sólo un 60% de ellas cuenta con instalación domiciliaria. Y a hablamos de los defectos del agua. Di j imos también que, en un principio, sólo disponíamos de t res auxiliares venidos de una oficina de la J e f a t u r a San i ta r i a Pro-vincial de Sant iago y sin preparación técnica. La Municipal idad, en tus ias ta y progresista, carece de orientación técnica en la mater ia . Aun así no quisimos posponer las zonas más necesi-t adas de mejoramien to en favor de las más susceptibles de in-fluir con medidas sencillas, como la conexión domiciliaria del alcantari l lado. Nues t ro programa comprendía : a) planeamien-to; b) modo de realización, у с) objet ivos.

Planeamiento.—Incorpora dos fac tores : 1) preparación téc-nica del personal, y 2) conocimiento de las condiciones sanita-rias de la localidad.

1) N o todos los funcionarios sanitarios tienen formación cul tural suficiente. Si se los consigue con educación secundaria , se habrá ade lan tado mucho. Sólo dos de los nuestros habían

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cursado los tres primeros años de humanidades . In formados de la inconveniencia de pesquisar infracciones y de las visitas cont inuadas , a granel y sin obje t ivo organizado, se les enseñó los f u n d a m e n t o s teóricos y práct icos en que es ta rán basadas las act ividades del dis t r i to entero. Salieron entonces con el médico y el a y u d a n t e técnico para realizar ob je t ivamente las ense-ñanzas y condicionar su aplicación a las c i rcunstancias . Se pretendió a u n a r la eficiencia técnica con la personalidad, re-velada en el t r a to con el público, la convicción, flexibilidad y paciencia de las explicaciones, la entereza y los buenos modales f r en te a ac t i tudes esquivas de los visitados.

2) Una vez reconocida la localidad, el inspector ent rega al médico jefe las estadíst icas recogidas y se fo rma criterio pro-pio, que le permi ta , en t re o t ras cosas, aconsejar la iniciación de de te rminadas obras de saneamiento o su cont inuación.

Resueltos a comenzar las labores en la población «El Carmen > de San Miguel, que acusaban las peores condiciones, se trasla-daban , dos veces al día, el médico jefe, enfermera y auxiliares por sus propios medios desde la Dirección General . En repeti-das visi tas de reconocimiento se discutían y analizaban las condiciones generales con la población misma y en reuniones bisemanales en la oficina. Se le solicitó a cada uno un croquis con el t r azado de calles y manzanas , urbanización, red de al-cantar i l lado, agua potable y o t ras condiciones sobresalientes. Cons t i tuyó buen método de enseñanza y se perfeccionó con la confrontación de todos ellos y la preparación de uno completo, a escala. Mien t ras t an to , en todo el período de preparación del personal, se estudió y confeccionó una ficha o encuesta de saneamiento, adap tab le a las condiciones locales. Después de vaHas t en ta t ivas , una recibió aceptación general y se la mandó imprimir en papel corriente,- por no existir mejor, - en la impren ta de la Dirección General de Sanidad . Su aplicabilidad fué discut ida en reuniones y verif icada en la práct ica . El per-sonal entendió que era p roduc to de maduración y que su efi-ciencia depender ía del cuidado con que cubrieran los diversos pun tas . Las pocas dif icul tades de manejo , mot ivadas casi s iempre por fa l ta de experiencia, fueron superadas con enco-miable espír i tu . Se les insistió que ano ta ran los da tos previstos y sólo por excepción, agregaran o t ras observaciones; que no se t rans formaran en detectives, no ano ta ran cuanto defecto sor-prendan. Comen tadas al final del día, en la oficina, se les br indó c u a n d o d a expedición del auxiliar indicaba confianza en su téc-nica, la posibilidad de desenvolverse individualmente has ta lograr que todos ellos es tuvieran a un nivel común.

Entonces se inicia la encuesta de la población «El Carmen -, dividiéndola en manzanas y dándoles designación alfabética, por el orden de precedencia que les corresponde por calle. Se incluyó en el repar to al auxiliar jefe, quien, además, debía faci-l i tar y vigilar el t r a b a j o de los demás—a fin de darles opor tu-

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nidades de experiencia. C a d a inspector debía realizar diar ia-men te diez encuestas y ent regar las en la t a rde pa ra control —prev ia anotación en su hoja—del médico o auxiliar jefe. T e r -minada una manzana , debía resumir ios resultados obtenidos en un formular io especial. Ideado por la Dirección técnica del Distr i to, contemplaba todos los rubros de la ficha y tenía por ob je to ir e laborando pau la t inamente el Censo de Saneamiento . Para simplificar la tarea con fines educativos, se exigió que se l imitaran a llenar las encuestas sin pedir arreglos; que dieran todas las informaciones que solicitaran ios hab i t an tes acerca del objet ivo de la encuesta y se les predispusiera para analizar, en conjunto , los resultados finales y el posible mejoramiento de algunos factores. El público cooperó siempre. Tabu lados los dist intos rubros, se podrá de terminar cuáles son los aspec-tos más graves y vendrá el proceso de mayor importancia o sea el de dar valor real, den t ro de la esfera sanitaria, a cada una de las cifras. Unas t raducirán daño y ot ras simples molestias e incorporarán las informaciones más diversas. Las medidas que se derivan fueron clasificadas en de carácter inmediato y mediato. En t r e las primeras y siempre en relación con la po-blación El Carmen, se propuso a tender a la eliminación de excretas, a la instalación de agua potable domiciliaria, a la re-colección y disposición de basuras en la vivienda, a las normas elementales de limpieza corporal, de las ropas, piezas y patios, a la incineración de basuras domiciliarias y al saneamiento re-lat ivo de las viviendas.

Método de Realización Práctica

Todavía no se ha dado a conocer al público la recopilación sani tar ia que han apor t ado las encuestas a domicilio. Cuando se lo haga, el éxito dependerá de la buena ejecución, puesto que es indiscutible la conveniencia de que la población se com-penetre de las nociones de higiene conducentes a preservar y mejorar la salud. Ahora bien, ¿qué conducta y qué recursos se han de adoptar? H a y dos a rmas que, también en San Miguel, han dado espléndidos resul tados: la educación colectiva y la familiar, a t ravés de las visitas domiciliarias. Aquélla se realiza por medio de charlas - no conferencias -a t ravés de las cuales las autor idades sani tar ias se acercan, por ejemplo, a los comités o j u n t a s de vecinos, sindicatos y agrupaciones depor t ivas exis-tentes . Se requiere tac to , ya que suelen tener génesis política, pese a sus denominaciones. Si no existen, se in ten tará , como se ha logrado con éxito en San Miguel, formarlos y se los reunirá en los locales del servicio. Se les invi ta rá después a que den a conocer sus problemas y una vez fo rmado un ambiente de com-prensión, se a d a p t a r á el plan de t r a b a j o de acuerdo con las as-piraciones de ellos, que se convierten así en portavoces an te sus representados. El Distr i to fomenta rá las reuniones perió-

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dicas y se ha rá representar por el médico jefe o el inspector jefe de saneamiento. Su presencia en las primeras, por lo menos, evi tará que afloren intereses o ideas políticas y se preocupen del adelanto local. En nues t ra experiencia, la intromisión polí-t ica ha sido frecuente, acaso por el carácter mismo del munici-pio. Sin embargo, las agrupaciones locales han cont inuado existiendo y enviando memorandos o notas para pedir colabo-ración del servicio y consejo técnico de los inspectores en la solución de sus problemas de saneamiento .

Para facili tar la acción a domicilio, se acuerda, por ejem-plo, que el comité, por intermedio de sus asociados, cite a to-dos los pobladores—en aquellas zonas donde no existe red de alcantar i l lado - - a observar una demostración práct ica de cons-trucción de un pozo negro modelo. Se fija fecha en que puede concurrir el mayor número—probablemente un fest ivo—y se conviene con el comité que cont r ibuya a tener lista la exca-vación según las instrucciones impar t idas . Los t r aba jadores voluntarios que tengan nociones de albañilería at ienden a la par te más dificultosa e impor t an t e : el brocal y la loza de con-creto y el distr i to, por su parte , suministra los materiales de ejecución y la letrina. Iniciada la reunión a que concurren todos los inspectores de saneamiento y la enfermera del sec-tor, se da una corta charla sobre la gestación de la iniciativa y se la f u n d a m e n t a en la necesidad de vivir higiénicamente, sin insistir en que las habitaciones son insalubres ni menos pocil-gas, ya que esto acarrea sent imientos adversos. Se les expone que el Distr i to no sólo se preocupará de mejorar aquéllas, sino también de la salud de los pobladores para cuyo propósito está la enfermera sani tar ia . Se les invi ta rá a observar la construc-ción, instruyéndolos sobre la ubicación y dimensiones de la excavación y la manera de pract icar la ; también sobre el bro-cal y loza de concreto. Se les detalla primero, en forma gráfica, en un pizarrón y se ruega al comité designado que los ejecute, pa r t e por par te , a la vis ta de los pobladores. El funcionario sanitario, que sincronizará lo que se está haciendo con explica-ciones sobre su util idad y necesidad, repite que esta demostración tiene por obje to posibilitar el t r aba jo en cada una de las viviendas. Cont inúa aconsejando respecto a la elaboración e instalación del asiento y de la caseta y evacuando las consultas. Una vez te rminadas las faenas, se calcularán los costos, haciendo notar que buena pa r t e de los materiales provienen de la misma exca-vación (arena y ripio componentes del brocal y loza de concreto) . Se insistirá en que es una obra de albañilería muy sencilla que pueden e jecutar ellos mismos, ahorrándose así la mano de pbra e induciendo a par t ic ipar a casi todo el con jun to familiar, que aqui la tará , a t ravés del esfuerzo, el valor de la construcción. El Dis t r i to no procura dinero ni da facilidades de pago, puesto que el desembolso está, al alcance de cualquier bolsillo y el pequeño sacrificio hará más duradera la acción educat iva y la

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preocupación por el mantenimiento y uso. En la reunión moti-vada, preguntan con frecuencia si es posible hacer un pozo algo mejor. Se deja, entonces en claro que ésta es la exigencia mínima, pero que se la puede superar e introducir var iantes venta josas ; además que conviene esperar a que el inspector haga la visita y decida la ubicación y condiciones.

2.°) Visitas domiciliarias. S imul táneamente con la for-mación de este ambiente de comprensión y colaboración los inspectores practican visitas, vivienda por vivienda y solicitan la ejecución de los t r aba jos inmediatos, algunos de los cuales son ya conocidos (pozo negro). Las encuestas indican a cuáles ir. Sirven aquéllas para hacer realidad el plan educat ivo for-jado y verificar sr, adaptabi l idad y marcha. Las explicaciones no deben tener carácter individual, porque sería la negación de nuestros principios, sino alcanzar al con jun to familiar. Inducirá a éste a acompañar lo en el recorrido de las dependencias y se-ñalará los aspectos convenientes e inconvenientes que ella tiene. Insistirá en la relación directa de las condiciones higiéni-cas y la salud de los moradores y de sus vecinos. La disertación, breve y precisa, se hará en buen tono para no molestar ni fati-gar y a jus tándose a la realidad, a la vez que interesando a la familia para que part icipe y exponga su criterio. Par t i rá de los problemas más simples e irá pau la t inamente a los más comple-jos. Propondrá soluciones que no signifiquen desembolsos eco-nómicos, sino un-poco de preocupación y de t r aba jo : barrido de las habitaciones y patios, higiene del cuerpo, vestidos y ropas, aireación de los dormitorios, incineración de basuras combustibles, limpieza de la acequia, etc. Se explicará tam-bién las funciones de la enfermera, desper tando interés por ellas. Dará a conocer las disposiciones legales que lo autorizan para proceder a la notificación y ratificación, por par te del representante familiar, de las construcciones o mejoramientos convenidos. En las zonas donde exista red pública de alcanta-rillado, echará mano de la Resolución N." 4.072, del 18 de noviembre de 1941, que concede 30 días de plazo para estable-cer la conección y 15, donde no la hay. para construir letr ina sani tar ia sobre pozo negro, pozo absorbente o fosa séptica, se-gún proceda. En ambas casos, entregará una copia de la Reso-lución al interesado con firma y t imbre del Distr i to y hará firmar la notificación, que quedará en poder del servicio. Si hay pozo negro ant iguo y en malas condiciones, lo hará cegar, agregándole desinfectantes, como cal viva o creolina y ret i rará las letrinas sobre acequia si existieran.

Para la instalación de agua potable con medidor empleará una resolución dic tada por la J e f a tu ra Sani tar ia Provincial que fija un plazo prudencial de 30 días. Enviará copia al domi-cilio, quedando el original en poder del servicio. Asimismo, para la recolección y disposición de basuras aconsejará su de-pósito en utensilios de preferencia metálicos y tapado. El Dis-

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tr i to concede, por medio de estas visitas domiciliarias, todas las f ranquicias o facilidades de mejoras : por ejemplo, las que otorga la Ley N.° 5.613 mediante la cual la C a j a Nacional de Ahorros concede a las propiedades de avalúo inferior a S 50.000 prés tamos que se cancelan con cómodas cuotas t r imestrales du-ran te un plazo de cinco años. Para los que no deseen acogerse, existen las f ranquic ias de la E m p r e s a de Agua Potab le de San-tiago, según las cuales el sol ic i tante cubre el 50% del costo de instalación al con tado y el resto a 6 meses. P a r a pozos negros, el Dis t r i to consigue cemento a precio de Comisariato, en los depósitos correspondientes y maderas , a precio módico, en bar racas par t iculares . Además, pu,ede que proceda la construc-ción de pi le tas de desagüe, la eliminación de caballerizas insa-lubres, el a le jamiento de animales que conviven con los seres humanos , el cierre de acequias que corren por deba jo de habi-taciones, etc. Es tos aspectos figuran en la ficha y el inspector los conoce de an temano .

En el Distr i to , las práct icas adminis t ra t ivas se han sim-plificado al máximo, se ha reducido la burocracia y el t r a b a j o por sectores posibilita un func ionamiento ba s t an t e sat isfactorio. P a r a ubicar una ficha, ba s t a conocer la calle y número de la vi-vienda, buscándolos en el plano que indica la letra de orden de la ma nzana correspondiente. Así es tán ag rupadas también en el archivo. El s is tema de t r a b a j o es tá basado en la concentración por sectores o poblaciones de te rminadas , manzana por man-zana, casa por casa. De este modo se lleva al mismo t iempo, un es tado sucinto del desenvolvimiento de la obra de saneamiento de una casa, que v a ano t ada al dorso de la ficha. Después de procurados notificaciones y consejos, deberá proceder a la re-visión del cumplimiento, ano t ando el es tado de cosas en el dorso de la ficha. Si es sat isfactor io deberá demost ra r su complacen-cia y exhor ta r a la famil ia al buen uso. Si no lo es, indagará los mot ivos y t r a t a r á de corregirlos, a la vez que remediar la de-sidia. D a r á un úl t imo plazo y c i t a rá al propietar io a la oficina para que informe per iódicamente de la marcha de sus t raba jos .

Objetivos.—El primero en lograrse ha sido una buena experiencia, que nos permite abandonar la ac t i tud clásica—cum-pl imiento de una ordenanza san i ta r ia—y su reemplazo por una labor educat iva . El saneamiento no es ya la orden de mejorar vina vivienda, sino un producto de convencimiento que guía a mejorar las condiciones ambienta les de manera progresiva y cont inuada . Es axiomático que buena pa r t e de nues t ro pueblo vive despreocupadamente en ambien te de desaseo y miseria. Sufre de indiferencia anormal , de embotamiento , de postra-ción. Es el medio donde la na ta l idad y la mor ta l idad infanti l son más al tas , o t ra razón que hace imperiosa la urgencia de re-volucionar sus hábitos. Nues t ro t r a b a j o de San Miguel revela que este fa ta l i smo no es invencible y que se consigue interesarlos y aun convert ir los en colaboradores. Porque ésta ha sido nues-

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t ra meta , no hemos quer ido hacer las cosas nosotros mismos y la marcha ha sido lenta. La lent i tud se compensa con la 'es tabi-lidad y permanencia de los resul tados y porque se los obt iene en la gran mayoría de la población sobre la cual se es tá t r a t an -do de ac tuar . Has ta el noven ta por ciento de ella, en cada uno de los sectores que se escogió, ha dado cumpl imiento a las in-dicaciones y notificaciones. Queda siempre un pequeño rema-nente de refractar ios , sobre los cuales hay que cont inuar ac-tuando con paciencia y dándoles plazos sucesivos. Conforme con nuestros principios y experiencia, no les aplicamos sancio-nes, porque la fuerza produce la resistencia ac t iva y pasiva y da lugar a comentar ios desfavorables con los vecinos o f ren te a los comités a quienes acuden en busca de defensa. Porque las san-ciones dan resul tados cont raproducentes , preferimos, cuando las condiciones de insalubridad significan evidente peligro pa ra la salud, echar mano del recurso máximo, o sea de la c lausura . Los refractar ios te rminan por convencerse de que const i tuyen un lunar en medio del g rupo de viviendas saneadas y suelen ser impelidos por la presión y denuncia de sus vecinos, o bien por su amor propio. O t r a enseñanza que se desprende de esta modal idad de t r a b a j o es que la población no debe ser de j ada de mano : el t iempo, Ja inercia y la cos tumbre van minando todos los principios y des t ruyendo la faena . J u n t o a la acción domi-ciliaria hay que ofrecer y pres tar a y u d a pa ra el mejoramien to de las condiciones ambienta les de la población, poniendo en conocimiento de la Municipal idad de la C o m u n a y demás au-toridades, las ac t iv idades que se es tán e fec tuando y ver modo de interesarlos en la realización de de te rminados t r aba jo s : plazas, jardines, l impieza de calles, plantación de árboles, reco-lección de basuras , pavimentac ión , etc.

A medida que las ac t iv idades se ex t iendan, la experiencia irá clarif icando muchos conceptos y el cri terio de los funciona-rios, renovando conceptos y modal idades, perfeccionando la organización y el uso de los elementos. Fué así como el t r a b a j o en El Carmen nos i ndu jo a modif icar la ficha, adap t ándo la a las condiciones de la Comuna y a las finalidades perseguidas. La mayor práct ica permi t i rá a los inspectores economizar t iempo y supr imir , por e jemplo, la visita des t inada exclusivamente a la encuesta, fundiéndola con la de not if icación; mejora r la ficha, colocándole todos los rubros necesarios y faci l i tando su verifica-ción. La enfermera , que prac t ica visi tas periódicas, puede asegurar la cont inuidad del saneamiento y la vinculación per-manen te con la oficina, además de dar sensación de equipo y de que se ac túa sobre la familia como unidad. Es de esperar que llegue día en que la acción san i ta r ia se pueda e je rc i ta r a t ravés de los organismos representa t ivos del vecindario, sin necesidad de visi tas inspectivas.

48 —

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В.—Plan de Protección Individual

Se h a desarrol lado en riguroso orden de impor tanc ia y se-gún las posibilidades. T res rubros es tán en plena evolución:

a) Control maternal e infantil (lactante? y preescolares); h) Control de escolares, y s) Control de enfermedades infecciosas.

a) Se sabe que el p roblema más urgente es la mor ta l idad infant i l . De sus causas primeras, la más impor tan te es la fa l ta de conocimientos respecto a los cuidados prenata les y a las más elementales no rmas de cr ianza. Dicha ignorancia queda clara y br i l lantemente demos t rada en el t r a b a j o de Riquelme Barr iga

Alimentación en el medio escolar rural», en el que a f i rma que la dueña de casa no sabe comprar ni qué comprar . T r a b a j o s posteriores del au to r en San Miguel, sobre uso del pescado, hab lan en el mismo sent ido y los inédi tos sobre el es tado nu t r i -t ivo de los preescolares de la población El Carmen, revelan carencia p redominan te de v i t aminas В y A. Acaso la f a l t a de В tenga a lguna relación con el alcoholismo tan d i fundido y sea más úti l des t inar el dinero que se gas ta en p ropaganda a cu-brir la deficiencia en un grupo social de terminado, que serviría de exper imentación. Por desconocimiento, la mu je r encinta de j a t ranscurr i r los meses de su embarazo sin pres tar atención a los s ín tomas más a la rmantes ni a la necesidad de una alimen-tación más adecuada , ni de una higiene racional de su persona. De ahí los niños que nacen p r e m a t u r a m e n t e , los que son vícti-mas de t ras tornos nut r i t ivos o enfermedades in tercurrentes y ot ros males. Por eso, que la educación sani tar ia es la par te f u n d a m e n t a l de la labor y debe ser realizada s is temática y per-m a n e n t e m e n t e por todos los funcionario^ y en todas partes . El principal agente es la enfe rmera sani tar ia cuya especializa-ción la hace más eficiente. Nosot ros tenemos catorce de estas profesionales (incluida la jefe) : 8 de la Dirección General de Sanidad , 5 de la Protección a la Infanc ia y Adolescencia y 1 de la Beneficencia. Sus funciones se a ju s t an a los conceptos siguientes:

-La enfermera sanitaria realizará su labor en el hogar, tomando la fa-milia como unidad y relacionando al individuo con el Centro de Salud, y a éste con la población. Se dedicará especialmente a educar y controlar el cum-plimiento de los tratamientos, sobre todo en lo que respecta a la madre y al niño, completando las instrucciones del médico, vigilando su cumplimiento y realizando toda la enseñanza que tienda a mejorar el índice sanitario del hogar, especialmente en lo que se refiere al factor alimentación y a la pre-vención de enfermedades; hará comprensibles también los beneficios de la medicina y la utilización de los recursos que el Estado dispone para este efec-t o . (Teoría y práctica de las Unidades Sanitarias y Centros de Salud»).

b) Control de los escolares.—A pesar de que son más de 16.000 en la comuna, sólo existen 20 escuelas pr imarias , unas

4 — 49

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pocas part iculares , un liceo fiscal, una escuela industr ia l y al-gunas par t icu lares de educación secundaria . Reciben, en to ta l , 8.000 niños y su es tado de salud, en líneas generales, es igual al de cualquier p a r t e del país. Los locales, especialmente de es-cuelas pr imarias , presentan el más deplorable aspecto de insa-lubr idad . La J u n t a de Auxilio Escolar proporcionaba desayuno a la mi t ad del promedio de asistencia diaria., prefir iendo a los que demos t r aban evidentes signos de desnutr ic ión. El Ser-vicio Médico Escolar, siguiendo las normas generales, con taba con dos médicos y tres enfe rmeras sani tar ias , que debían mul-t iplicarse a tendiendo 6 ó 7 es tablecimientos cada uno y este-r i l izando gran pa r t e de su t r aba jo . Los profesores 110 encontra-ban en ellos consejo en la in terpre tac ión de algunos fenómenos pedagógicos que entorpecen su ac t iv idad del maest ro . Nues t ro ("omite de Higiene Escolar ha hecho sugerencias útiles que el inspector del sector se h a mani fes tado dispues to a ensayar y realiza su t r a b a j o sobre las siguientes bases :

1.° Uniformar el criterio y los fundamentos de enseñanza de higiene y de salud;

2.° Aumentar la acción preventiva del maestro a través de la enseñan-za y de su colaboración en el control de la salud de los alumnos; y

3.° Aumentar la influencia sanitaria, a través de los centros de padres y otros organismos colaboradores e instituciones auxiliares, como clubes de madres, guarderías infantiles, etc.

La enseñanza de la higiene se da ahora en forma activa y aplicada a las circunstancias ambientales y familiares que rodean al niño. La compenetra-ción de los profesores en los propósitos y actividades del Distrito hará posi-ble su cooperación consciente y entusiasta. El empleo de las escuelas como locales de exhibiciones, proyecciones o exposiciones educativas, etc., es una de las múltiples posibilidades. Hay, además, la constitución de cooperativas de consumo que rebajen los precios y fomenten la adquisición racional de alimentos.

c) Control de enfermedades infecciosas.—Sabemos ya que la certificación de causas de muer te por test igos y la mala de-nunc ia son males nacionales, der ivados de la limitación de recursos, la f a l t a de sent ido de deber y de la ineficacia de la acción sani tar ia . Aun la eficiente ha sido ocasional y determi-n a d a por amenazas epidémicas o por es tudios acadéhiicos. Nues t ro plan consta de t res pun tos :

1) Control de certificación de causa de muerte, estableciendo el diagnós-tico en la mejor forma posible;

2) Control de las enfermedades infecciosas, estimulando la denuncia, comprobando el diagnóstico (para el objeto ofreceremos exámenes de labo-ratorio a-los médicos del sector) y aconsejando la realización de las medidas tendientes a proteger a los contactos y a la colectividad (hospitalización, aislamiento, desinfección', tratamiento, inmunizaciones oportunas y rutina-rias, etc.); y

3) Mantener al día la información bioestadística.

Dadas la extensión del problema y la insuficiencia de me-dios, nuest ro criterio fundamen ta l , en cuan to a campaña anti-

50 —

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venérea, se basa en la captación de enfermos a t ravés del tra-ba jo materno- infant i l . En la Comuna la prosti tución práctica-mente no existe. En cuan to a lucha ant i tuberculosa, es necesa-rio considerar que en San Miguel la tasa promedio del quin-quenio es bas t an te superior a la provinca de Sant iago y casi el doble de Chile y que no se dispone de centros de aislamiento, lo que esteriliza la labor. En el segundo semestre de 1946, se iniciará el es tudio de los focos tuberculosos, a t ravés del re-gistro de muertes , para establecer el índice de contaminación del ambien te y la conveniencia de aislar al bacilífero en el ho-gar o en el hospital . El res to de los problemas, como reumat is-mo, cáncer, etc. , se abordarán cuando se cuente con posibilida-des económicas y de personal.

c) Educación Sanitaria.— Además de desconocimiento, rei-na cierta apa t í a para exigir de los gobernantes la solución de los problemas de salubridad, en concordancia con los conoci-mientos de la época. Pa ra enmendar estas condiciones se re-quiere acción persistente y s is temat izada de educación sani-tar ia por todos y en todo momento . No debe olvidarse j amás que esta no es una miscelánea de folletos, cartelones, conferen-cias o proyecciones cinematográficas, sino que es la explicación, clara y razonable, de los fenómenos biodemográficos con con-tenido práct ico y condicionada a las circunstancias geográficas, económicas y sociales.

Se pueden medir éstos, de inmediato, por el número de obras realizadas y su costo; también por la influencia que ellas han tenido en el mejoramiento de las condiciones de las vivien-das y de la higiene pública del sector. Todavía no repercuten en la biodemografía, aunque ya existen presunciones de que hayan descendido algunos rubros como la t ifoidea. Para dar idea de la aplicación y las dificultades, nos referiremos a algu-nas poblaciones:

a) Población «El Carmen de San Miguel».—Ubicada en el sector nororiente de la Comuna, t iene 4.948 habi tantes , de los cuales 1.887 son menores de 15 años (38%) y 511 casas dis-t r ibuidas en 21 manzanas . H a y un total de 1.623 piezas con 2.^08 camas. En cuanto a densidad:

VI. Aplicación y Resultados

Comuna: Habitantes por Km.2. . Población: Habitantes por Km Л

2 . 7 2 0 ( 1 9 4 3 ) 2 7 . 4 7 5

Habitantes por casa.. Habitantes por pieza Habitantes por cama

<),6 3 , 0 1 . 7

Casas unifamiliares . Colectivos Conventillos

262 226

2 7

51

Page 48: ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO - Portal de la Biblioteca

Se habían cons t ru ido an tes 161 a lcantar i l lados y el resto de las casas vac iaban sus desperdicios sobre una especie de acequia por la cual no corría agua ni tenía desnivel . De las casas con instalación de agua potable , 240 disponían de medi-dor y 125 de aforo. El res to se servía de la vec indad , por mano . En la población hay red de a lcantar i l lado y agua potable , excep-to en la calle Lira, que carece de ésta. Una de las di f icul tades consistió en que gran pa r t e de sus propietar ios están acogidos a ios beneficios de las leyes de Habi tac ión Popular y por lo

DENSIDAD DE POBLACION El* ALGUNAS POBLACIONES DE LA COMUNA DE SN. MIGUEL

Depto de Bi'o estadística.. J. N«J A-0.C-6.G,

G R Á F I C O 1 .

t a n t o , el fisco debía ins ta lar les ambos , g r a t u i t a m e n t e . H u b o que pos tergar el p lan de t r a b a j o d u r a n t e un a ñ o y mien t ra s , se a y u d ó a las J u n t a s de Vecinos a solicitar de las au to r idades el financiamiento de es tas obras . El f racaso de es tas gest iones

52 —

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influyó para que los vecinos acepta ran la sugerencia de la Oficina de Saneamiento y procedieran, en abril de 1945, a ce-gar !a acequia e iniciar la construcción de sus sistemas de eli-minación de excretas, de acuerdo con sus posibilidades eco-nómicas y legales.

Labores de saneamiento realizadas por el Distrito

Alcantarillados 180 $ 5.000 $ 900.000 Letrinas sobre pozos negros 80 500 40.000 Pozos absorbentes 2 1.500 3.000 Cámaras de decantación И 1.000 11.000 Conexiones domiciliarias 7 400 6.300 Medidor agua potable 28 1.600 44.800 Arranques agua potable 20 1.000 20.000 Cocinas Cconst. v lavaplatos) 12 3.000 36.000

S 1.061.10Ó

Sólo 92 casas decidieron esperar los beneficios de la Ley 7.739. Los vecinos de la calle Lira obtuvieron, gracias a la ofi-cina, que los de Sierra Bella les au tor izaran ar ranques . En re-sumen, se han const ruido 262 servicios pa ra eliminación de excretas, que sumados a los existentes, alcanzan el 8 2 % de las viviendas; 48 servicios de agua potable que, unidos a los an-teriores, (365 casas) hacen un 8 0 % ; se han cegado 3.000 mts . de acequia, más o menos; se han realizado ot ras diversas me-didas: pavimentación de patios, reparaciones de piezas, de servicios de alcantari l lados, instalaciones completas de excu-sados con baños de t ina o con dos servicios, etc . ; además, la Municipal idad clausuró las acequias y sifones de las calles, ret iró los escombros y montones de basuras y mejoró el servicio de recolección; se logró la pavimentación de veredas, nivela-ción de una calle, do tándola de cunetas y la canalización del c a n a l S a n t a Elena, causa de inundaciones anuales; finalmente se han encuestado:

Industrias 15 Establos .5 Caballerizas 46

b) Población «El Mirador-Ubicada en el sector nor-poniente, t iene 2.575 habi tantes , de los cuales 1.004 son me-]lores de 15 años (38,9%). El número de viviendas es de 286, formadas por 189 casas y 97 ranchos que, en conjunto , repre-senta 742 piezas, en las que hay 1.347 camas. Sus densidades alcanzan :

53

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Comuna San Miguel. Población «El Mirador > ( *)

Comuna: Habitantes por Km.2 2.700 (1943) Población: Habitantes por Km.2 15.000 N.° de casas . . . . . . . . 18')

1 » unifamiliares 49 • - > colectivos 83

conventillos 7 personas que habitan en casas 1.962

• hbts. por casa 10,3 > piezas-dormitorios en casas. . . 610

• ; camas por total de casas 1.083 de hbs. por cama 1,7

• ranchos 97 unifamiliares 85

>• ' colectivos 11 - conventillos 1

personas que habitan en rancho 613. • - hbts por rancho 6,3

» piezas-dormitorios en ranchos.. 132 camas por total de ranchos . . 264

• » hbts. por cama . . 2,3

Casas con fosa séptica antes de las labores del Distrito 5—4 malas

Casas con alcantarillado 7 Casas con pozos negros antes de las

labores del Distrito 137—todos malos Casas y ranchos sin servicios de eli-

minación de excretas 137

La población no cuen ta con red pública de alcantari l lado, a excepción de la calle Club Hípico, que forma su límite Oriente . De ella se sirven 7 casas. Tampoco la t iene de agua potable . En cortos trechos, una o dos cuadras , hay cañerías que se de-r ivan de las matrices de calles límites. Existe un sólo pilón público, que abastece al lado poniente.

Labor de saneamiento.—Se limitó a sanear las casas y no los ranchos por la excesiva pobreza de sus moradores.

Letrinas sobre pozos negros , Fosas sépticas Fosas séptcas arregladas... . Pozos absorbentes Alcantarillados Arranques agua potable

X." Valor promedio Total

152 •5 500 $ 76.000 -7 7.000 14.000 4 2.000 8.000

12 1.600 19.200 7 5.000 35.000

13 1 .000 13.000

s 165.200

De 181 viviendas con sistema de eliminación de excretas por corregir, se ha logrado que 177 realicen las obras solicitadas (97,7%). La J u n t a de Vecinos ha estado ac t ivamente t r a t a n d o de conseguir a lgunas obras de mejoramiento local, que eleven el s tandard , tan deficiente: pavimentación de veredas en las

(*) Ver gráfico N.° 1.

54 -

Page 51: ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO - Portal de la Biblioteca

calles Chañarciilo y Carmelo; intubación del Canal Ochagavía, para darle cont inuidad a aquélla (realizada por la Municipa-lidad con un costo cercano a los S 50.000), prolongación de! pilón de agua en 50 mts . y relleno de un basural local y de una enorme depresión de terreno, en el cual se ubican gran cant idad de ranchos. Se encuestaron t ambién :

Industrias Л Talleres 10 Negocios 30 Establos 1 Caballerizas 21

c) Población «El Carmelo».—Situada e n - l a par te norte, limita, por el Oeste, con «El Mirador» y t iene 5.166 habi tan tes , de los cuales 1.828 son menores de 15 años (35,5%). Existen 442 viviendas, dis t r ibuidas en 1 2 manzanas , que cuentan con 1.704 piezas y 3.070 camas. Dan las siguientes densidades, en t re las que se separan las de hab i tan tes y de camas por piezas:

Comuna San Miguel. Población < E! Carmelo (*)

Comuna. Habitantes por Km.-'. . . 2.720 (1943) Población. Habitantes por Km.'. . 25.835

Habitantes por casa 11,69 Habitantes por pieza 3,03 Habitantes por cama 1 ;63

<*) Ver gráfico N." 1.

Distribución de los habitantes según densidad -bor dormitorio

Distribución de tas camas segiin mi-mero por piezas-dormitorios

Personas por N.» de i X.» de ! ("amas por N> de i N.» (le dormitorio piezas | habitantes dormitorio piezas camas

0 6 l

0 i 1 360 360 1 322 ¡ 322 7 354 708 ? 464 , 928 í 3 139 41.7 3 j a s 1.065 í 4 22 86 4 258 1.032 i 5 / 335 3 132 í 660 Camas por 6 87 522 ! piezas co-7 39 273 1 munes. 8 21 168 1 1 321 321 í) 11 99 ¡ 7 379 758

10 з 50 3 102 306 11 1 ! 11 • 4 18 72 12 3 : 36 з 1 5

Total 1.704 1 5.116 j Total 1.704 i 3.070

(Ver gráfico N.° 2)

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Depto. de BioevUdutic» . J Ntf A-O.C-G.ü

G R Á F I C O 2 .

Distribución de las viviendas

ti) En unifamiliares, colectivos y conventillos.

Tipo de casa Número (Г

Unifamiliar Colectivo Conventillo

2 2 7 1 8 5

2 5

5 2 , 0 4 2 , 3

5 , 7

Total 4 3 7 1 0 0 , 0

b) Según condiciones higiénicas.

Estado higiénico Número

Salubre Insalubre Inhabitable

2 7 7 1 5 6

4

6 3 , 4 3 5 . 6

0 , 9

Total 4 3 7 1 0 0

Cinco casas están deshabi tadas . H a y red de alcantar i l lado Y agua potable en toda la extensión Y tienen instalación domici-liaria, de las 442 viviendas encuestadas, 334. Las 108 restantes.

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de las que sólo 84 corresponden a sitios edificados -evacúan en pozos negros en m u y mal es tado y 24 son construcciones muy modestas , t ipo rancho, que poseen simples hoyos. Las casas con agua se distr ibuyen :

Casas con medidor ¿03 Casas con aforo 137 Casas con arranques 66 Se abastecen por mano 36

Labor de saneamiento realizada ¡юг el Distrito:

X." Valor promedio Total

Alcantarillados 32 $ 5.000 $ 160.000 Pozos negros 26 500 13.000

$ 173.000

Las casas que restan (50) no han construido sistemas de eliminación, porque 16 están acogidas a la Ley 7.739, 6 son propiedades fiscales, 2 t ienen su posesión efect iva en t rámi te judicial, 2 están consiguiendo prés tamos en la Ca ja Nacional de Ahorros y 24 no han cumplido la Resolución N.° 4.072. Antes había 75% de viviendas con alcantari l lado. Logramos sanear un 53,6% y ahora hay un 88,5%. Encues tamos además :

Industrias 12 Talleres -10 Negocios 60 Establos 3 ( * ) Caballerizas 18

d) Población «La Legua . -S i tuada en el sector medio orien-te del Camino S a n t a Rosa, t iene 5.497 habi tan tes , distr ibuidos en 18 manzanas , con 543 casas, que cuentan con 1.781 piezas y 3.256 camas. Dan las siguientes densidades, de las que se des-glosan. de nuevo, el número de hab i tan tes y de camas por pieza:

Comuna de San Migue'. Población «La Legua (**)

Comuna. Habitantes por Km.-. . . 2.720 (11'43) Población. Habitantes por Km.'.. 15.01')

Habitantes por casa 10,1 Habitantes por pieza 3,08 Habitantes por cama 1.68

(*) 2 sin control sanitario. (**) Ver gráfico N.° 1.

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Distribución de los habitantes según j; Distribución de las camas según mí-densidad por dormitorio ¡j mero por piezas-dormitorios

Personas por X.° de N".° de Camas por X." de X.» de dormitorio piezas habitantes dormitorio piezas camas

0 4 0 1 392 392 t 295 295 7 449 898 > 494 988 3 178 34 3 379 1.137 4 32 128 4 279 1.116 ! -1 i 10 •i 153 765 Camas por 0 97 582 piezas co-i 47 329 munes 8 20 160 1 265 265 9 8 72 i 365 730

10 3 30 3 93 279 t i 1 12 4 .i 20 12 1 12

Total . . . 1.781 5.997 Total 1.781 3.256

58 GKAFICU 3.

Page 55: ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO - Portal de la Biblioteca

D I S T R I B U C I O N DE L A S V I V I E N D A S

a ) E N U N I F A M I L I A R E S

C O L E C T I V O S V C O N V E N T I L L O S

SEGUN C O N D I C I O N E S

H I G I E N I C A S

• 1 . 8 % F777TK I n s a l u b r e

| I Salubre ШШШ Inhabitable

1-3%

Oepto. de Biotsbdi'stica - ) N»f A -O.C- 0.0.

G R Á F I C O 4 .

Distribución de las viviendas.

En unifamiliares, colectivos y conventillos.

Tipo de casa

Unifamiliar. . Colectivos. . . Conventillos..

Número

317 216

10

54.4 39.8

1,8

Total

b) Según condiciones higiénicas.

Estado higiénico

Salubres Insalubres Inhabitables

543

Número

38 498

100.0

" 1 , 7 1 , 3

Total 543

L a s e n c u e s t a s d e m u e s t r a n q u e s o n :

Propietarios Compradores a plazo. Industrias

100,0

294 249 y que existen:

17

— 59.

Page 56: ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO - Portal de la Biblioteca

Talleres 42 Negocios 69 Caballerizas 46 Establos 1

Letrinas sobre acequias 482 casas Fosas sépticas 35 Pozos negros 18 Libre 8

Con medidor de agua 310 casas Con aforo 61 Con arranques 69 Por mano 103

Xo hay red de alcantar i l lado y cuando es tábamos a p u n t o de emprender t raba jos , fu imos informados de que, en breve pla-zo, se iniciaba su construcción, lo que nos obligó a postergarlo.

e) Población «Colón-América».—Situada en el sector surorien-te de la Comuna, t iene 3.917 habitantes,- -de los cuales, 2.003 son menores de 15 años (51,1%)—distr ibuidos en 26 manza-nas con 535 casas. Cuen tan con 1.162 piezas, con 2.241 camas. Dan las siguientes densidades:

Comuna San Miguel. Población < Colón-América»

Comuna. Habitantes por Km A.. . 2.720 (1943) Potación. Habitantes por Km.-.. 11.700

Habitantes por casa 7.3 Habitantes por pieza 3,3 Habitantes por cama 1,7

Distribución de ios habitantes según j densidad por dormitorio •

Distribución de las camas según nú-mero por piezas-dormitorios

Personas por N ti mero Número de Camas por Número de Número de dormitorio de piezas habitantes dormitorio de piezas de camas

9 0 1 292 292 1 156 156 ; 2 "335 670

269 538 3 132 , 396 3 257 771 4 14 56 1 197 788 5 3 15

134 670 6 1 6 6 78 468 ¡ Camas por 7 39 273 ¡ piezas co-8 18 144 ! mimes

4 36 1 139 139 10 5 50 i 211 422 t i 1 11 3 75 225 12 1 12 4 : 20 "80

Total . . . . 1.162 3.917 i Tota! 1.162 1 2.241

..-.г:.' ......... . . . . . _ - - . . . - . _ - .-_• — vi . -

60

Page 57: ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO - Portal de la Biblioteca

Distribución de las viviendas.

it) En unifamiliares, colectivos y conventillos:

Tipo de casa Número

Unifamiliar 423 Colectivo 100 Conventillo 1

Total 524

b) Según condiciones higiénicas:

Estado higiénico Número

Salubres 119 Insalubres 339 Inhabitables 46

Total 524

Pozos negros Fosas sépticas , Letrinas sobre acequias Libres

80,7 19,1

0 ,2

100.0

22,7 68,5

8,8

100,0

430 casas 13 9

73

Depto. de bíoctbdi'sficj• J.NeJ. A.QC-úG.

G R Á F I C O 5 .

Page 58: ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO - Portal de la Biblioteca

Ent re las 535 casas, hay diez encuestas pendientes y una fábrica abandonada . Xo existe red pública de alcantar i l lado y la de agua potable, ant igua e insignificante, se extiende sólo en algunas calles. Como la presión es baja , se han instalado 17 pilones públicos, de los que se sirven 402 casas. Existen, además :

Con medidor 8 casas Con arrañques 110 Con aforo 4

Labor de saneamiento realizada por e,l Distrito

Pozos negros Pozos absorbentes.. Fosas sépticas . . . .

Ya!or N." promedio Tota!

4 1 4 $ 5 0 0 $ 2 0 7 . 0 0 0 2 6 1 .600 4 1 . 0 0 0 13 7 . 0 0 0 9 1 . 0 0 0

S 330.000

Entre las 512 casas con defectos por corregir, se han reali-zado 453 obras de saneamiento, lo que lleva al 88,5% la pro-porción con sistemas de eliminación en buenas condiciones. La J u n t a de Vecinos ha colaborado en la limpieza de las ace-quias y en el arreglo de unos pilones de agua. Se encuestaron, además :

Industrias 6 Talleres 25 Negocios 41 Caballerizas 41 Porquerizas 8

/ ) Población -Recreo—Ubicada al nor te de la población Colón-América, tiene 3.446 habi tantes ,—de los cuales 1.341 son menores de 15 años (38,9%)—distr ibuidos en 26 manzanas , con 525 casas. Cuentan con 1.152 piezas con 2.150 camas. Dan las siguientes densidades:

Comuna de San Miguel. Población 'Recreo

Comuna' Habitantes por Km.' .. . 2.720 Población. Habitantes por Km.-.. 14380

Habitantes por casa 6.56 Habitantes por pieza 3 Habitantes por cama 1,6

62 —

Page 59: ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO - Portal de la Biblioteca

Distribución de los habitantes según || Distribución de las camas según nú-densidad por dormitorio mero por piezas-dormitorios

í i

Personas por Número ¡ Número de | Camas por Número Número dormitorio de piezas 1 habitantes ¡ dormitorio

1 de piezas

1 de camas

1 197 197 ! ¡ i 2 9 0 2 9 0

1 3 5 6 7 0 6 ! 2 3 9 3 7 8 6 3 2 3 6 i 7 0 8 ! 3 140 4 2 0 4 159 i 6 3 6 í 4 19 76 a 118 | 5 9 0 5 2 10 6 47 i 2 8 2 Camas por / 2 4 168 piezas co-8 9 72 munes 9 5 4 5 1 109 10'»

10 3 50 -> 140 2 8 0 11 — i 3 . 52 1 5 6 12 1 12 4 5 20

! 5 2 10

Total . . . . 1 .152 3 . 4 4 6 Total 1 .152 2 . 1 5 0

GKÁFICO 6.

— 63.

Page 60: ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO - Portal de la Biblioteca

Distribución de las viviendas.

a) En unifamiliares, colectivos, conventillos y negocios:

Tipo do casa Número ' ,

Unifamiliares 381 73,7 Colectivos 112 21,7 Conventillos — — Mejoras 24 4,6

Total 517 100.0

b) Según condiciones higiénicas:

litado higiénico Número ' ,

Salubres 119 23 Insalubres 390 75,5 inhabitables 8 1,5

Total 517 100,0

Industrias 2 Talleres 22 Negocios 4 7 Caballerizas 30 Establos 1

N o ex i s t e r e d p ú b l i c a d e a l c a n t a r i l l a d o y se a c a b a d e i n s t a l a r la d e a g u a p o t a b l e , s u b s i s t i e n d o a ú n m u c h o s p i l o n e s p ú b l i c o s d e los q u e se s u r t e n n u m e r o s a s c a s a s .

Con aforo Con arranque Se abastecen de los pilones Por mano

34 casas 23 -

444 17

Pozos negros Fosas sépticas Ocupan servicios casas vecinas Libres

412 (todos en malas condiciones) 20 'todas con funcionamiento deficiente) 17 69

Labor de saneamiento realizada por el Distrito

Medidores agua potable. Fosas sépticas Pozos absorbentes Pozos negros

Valor Ñ.» promedio Tota '

177 S 1.600 S 283.200 23 7.000 161.000 7 " 1.500 115.000 41 500 20.500

.$ 579.70(1

64 —

Page 61: ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO - Portal de la Biblioteca

CUADRO RESUMEN

POBLACIONES N.° de de hbts. Densidad N.° de

casas Salubres Insalubres Inhabita-bles

Hbts . por casa

N.° de piezas dorm.

Hbts. por piezas

N.° de camas

Hbts. por cama

N.° casas unifamilia-

res N.° casas colectivos

N.° con-ventillos

Casas que deben

const. sist. de excretas

Casas que const. sist, de excretas

Inversión obras de Sa-

neamiento

El Carmen 4.948 27.475

15.000

515 9,6 1.623 3,0 2.908 1,7 262 226 27 354 262 $ 1X61.200

El Mirador (Casas) . 1.962

27.475

15.000 189 10,3 610 3,2 1.083 1,7 99 83 7 181 177 165.2; ü

El Mirador (Ranchos) . . 613

5.166

5.497

3.917

3.446

15.000 97

156 4

6,3 132 4,6 264 2,3 85 11 1

El Carmelo

613

5.166

5.497

3.917

3.446

25.835 442 277 156 4 11,69 1.704 3,03 3.070 1,63 227 185 25 108 58 173.000

La Legua 18.186

613

5.166

5.497

3.917

3.446

15.019 543 38 501 7 10,1 1.781 3,08 3.256 1,68 317 216 10

Colón-América

613

5.166

5.497

3.917

3.446

11.7C0 535 119 359

390

46 7,3 1.162 3,3 2.241 1,7 423 100 1 512 453 339.000

El Recreo

613

5.166

5.497

3.917

3.446 18.380 525 120

359

390 10 6,56 1.145 3 2.Í50 1,6 381 112 24 498 143 579.700

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Otra labor

Control de Alimentos.—Se inicia recientemente enfocando su atención en la leche y p rocurando aumen ta r la producción y mejorar el producto. Se están fichando los establos y lecherías en relación, exclusivamente, con las condiciones y construc-ción del local. Los propietarios están notif icados de las obras de saneamiento que deben emprender y sus plazos. Es tán pre-paradas , además, las fichas de intención educacional para la bigienización del producto y cartillas para instrucción de los manipuladores y del público.

Protección del Individuo.—Las enfermeras del Cent ro rea-lizaron previamente práct ica en la Unidad Sani tar ia de Quin ta Normal o de Barón y les fueron asignados sectores de 5.000 hab i tan tes aproximadamente . De a poco, se fueron vin-culando con las organizaciones y actividades, especialmente con las escuelas primarias. En 1945, cooperaron en el examen médico en las escuelas que no tuvieron enfermeras y en plan de aproximación, se facilitó el t raslado de niños a los estable-cimientos de examen y t r a t amien to de la Protección-a la In-fancia. En marzo de 1946, se dispuso oficialmente que los fun-cionarios de ésta que t r aba jaban en San Miguel se integraron a! Cent ro de Salud ba jo la dirección técnica del Jefe del Dis-tr i to. Al 31 de mayo, había ya :

Revisado el total de ¡as fichas de embarazadas , se abrió, a las activas, ficha familiar y maternal , y se citó a las interesa-das a control, algunas de las cuales no concurrían por más de 2 ó 3 meses. Como consecuencia del control infantil y escolar, se inscribieron 124 madres, entre el 1." de junio v el 3! de julio. El promedio mensual era de 31 inscritas al mes y subió a 62. Se t ra ta ac tua lmente de t rasladar el Servicio Maternal a la Policlínica correspondiente del Hospital , para aumen ta r su capacidad de atención. Las fichas infantiles han sido revisadas en un 80%, abriendo las respectivas del Centro y colocando en el activo a los que viven en sectores con enfermeras. El enor-me t r a b a j o que ha significado, unido al número de asistentes al Consultorio, casi colma la capacidad de atención de sus dos pedia t ras y ha obligado a limitar es t r ic tamente la inscripción. Ent re el 1." de junio y el 31 de julio, ha sido de 54 lactantes y 31 preescolares. La enfermera at iende ac tua lmente la escuela que le corresponde; hace entre 2 y 5 visi tas; asiste una ta rde al consultorio materna l o infant i l ; realiza las encuestas epidemio-lógicas, vacuna , contactos y toma muestras para examen, se-gún corresponda.

N.° de embarazadas inscritas.. N.° de lactantes inscritos N.° de preescolares inscritos.. .

157 3 7 4 475

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Servicio de Higiene Escolar: El Comité organizado a fines de Í944, desarrolló, du ran te todo 1945, una labor de pre-paración y de divulgación entre el profesorado de la Comuna , que llevó a aprobar el plan de participación act iva de aquél en el cuidado de la salud de sus alumnos. Par t ic ipa ahora en la confección de ficha y en el examen de los escolares, presen-cia éste, se preocupa del cumplimiento de las indicaciones mé-dicas y colabora con la enfermera , que se dirige al hogar pa ra vincularse a él. Para mejorar el desayuno escolar, el Jefe del Dis t r i to presentó a la J u n t a de Auxilio un proyecto para in-vert i r todo el presupuesto respectivo en leche pas teur izada y darla a los es tudiantes primarios, cuya asistencia sube de 5.000 al día. La ración comprendía 200 gramos, más 40 ó 50 grs. de pan y dos veces por semana, 20 grs. de queso. La Centra l de Leche «Chile» cooperó proporcionando, a ba jo precio, los 1.000 litros diarios de leche completa y se in ten tó lo mismo en cuan to al pan . L a J u n t a lo acogió con sumo interés y resolvió las dificultades, de modo que, desde el 17 de junio y de lunes a viernes, se les da 200 grs. de leche y medio pan a un costo de S 0,61 (que incluye todos los gastos menos el camión que presta Sanidad) . Los días de lluvia, en que la asistencia suele dismi-nuir considerablemente, se duplican las raciones y el excedente se repar te ent re los hermanos y familiares de los alumnos. El Comité ha propiciado ú l t imamente la reparación de servi-cios de agua potable y excretas de los locales escolares, que será financiada ent re el D e p a r t a m e n t o de Educación Sani tar ia de la Dirección General de Sanidad y el D e p a r t a m e n t o de Locales Escolares de la Dirección General de Educación Primaria , t r a b a j o cuyo costo, en material , ascenderá a cerca de S 13.000 y que está realizando un operario de Sanidad .

Control de enfermedades infecciosas.—El médico epidemió-logo y el auxiliar estadístico se preocupan de las denuncias, que han aumentado , especialmente de tos convulsiva y tifoidea. Un estudio detenido de aquélla reveló que su incidencia cono-cida era superior al promedio de la provincia y que la tenden-cia de su letalidad, en los últimos dos quinquenios, marca un ascenso muy superior a Sant iago. Se desarrolla entonces una fuer te campaña de inmunización, combinada con difteria, en las poblaciones más densamente pobladas. Se practica, casa a casa y por persuasión, en niños de 6 meses a 6 años. Se han colocado 2.600 pr imeras dosis y 1.900 segundas. En correspon-dencia con la campaña con t ra ' las enfermedades entéricas, or-g a n i z a d a ' p o r la J e f a t u r a Sani tar ia Provincial de Santiago, se ha realizado encuestas con sus respectivos exámenes de com-probación y control de portadores , vacunación de los contac-tos y adopción de medidas higiénicas.

Educación Sanitaria—Ya se habló de los programas de con jun tó con organizaciones de vecinos. Gracias a este esfuerzo, se pudo repart i r g ra tu i tamente , en el Carmen y en el Mirador ,

66

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200 а 300 litros diarios de leche descremada, du ran t e un año, a los pobladores con mayor número de hijos. Fué proporcio-nada gent i lmente por la Centra l Torreblanca . La Pesquera Arauco obsequió 4 ca jas de pescado, que se distr ibuyeron en la misma forma. La a y u d a fué menos cons tante y a los 3 meses, se suprimió. Leche y pescado fueron obtenidos por el Depar ta -mento de Alimentación de la Dirección General de Sanidad. Actualmente se estudia con la Directora de la Escuela de Mu-jeres de «El Carmen», la organización de una cooperat iva es-colar para vender, a precio popular , leche pasteur izada, como paso inicial de una campaña de educación al imentar ia que se desarrol lará a base del Comité de Madres . Las escuelas de la comuna han organizado, ent re 1945 y 1946, seis comités de padres. Se está acumulando material para establecer una expo-sición permanente , que se pondrá a disposición de las escuelas, comités, etc.

En dos años y medio, se han hecho realidad muchos de los propósitos formulados al organizar el Distr i to Sani tar io de San Miguel. Sucede así con el de mantenerse den t ro del presu-puesto. El costo, difícil de calcular aún, debe representar , en total , un millón de pesos, suma que incluye los desembolsos de las d is t in tas insti tuciones. Las obras de alcantari l lados, pozos y agua potable logradas representan $ 2.318.000 o sea un rendimiento de 1 a 2,3. Será mayor cuando el t r a b a j o de las enfermeras se haga product ivo. Si el iminamos todo este equipo y el de médicos de clínicas, los gastos ba jan a $ 500.000 y el rendimiento del t r a b a j o de saneamiento sube a 1 a 4,6.

Se han encuestado 2.846 casas, de las que excluímos las 543 de La Legua. Quedan (2.303 de las que 1.653 necesi taban arreglos en sus servicios de excretas. El 67,3% estaba, pues, en malas condiciones. Se ha obtenido la reparación necesaria en 1.093 casas (66% de este to ta l ) . La zona higienizada repre-senta 16.506 habi tantes , o sea el 22% dé la Comuna. Próximo a terminarse en el Recreo, hab rá alcanzado pronto al 26,6%. De las viviendas conocidas -el 33%—que son las más pobres, hay

Estas cifras representan los sectores más pobres de la Comuna . El promedio de inversión por hab i t an te es de $ 111,10. La suma var ía en relación directa con la urbanización existente: en la población «El Carmen - ,—que incluye el Distr i to -asciende a $ 376, mientras en «El Mirador » y «Colón América » que no cuentan con urbanización, a S 84 y S 86,50, respect ivamente .

VI I .— Consideraciones generales y conclusiones

Salubres.. . . Insalubres . Inhabitables

2 7 , 2 % 6 9 , 5 % 3,3%

— 67.

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La labor se ha efectuado con personal reducido: 3 inspectores adiestrados en el servicio, uno de los cuales cambió tres veces. I Á eficiencia mejorará con la estabilización y la experiencia. Se ha logrado también la coordinación de Sanidad, Beneficen-cia y Protección a la Infancia y la colaboración con otros insti-tuciones, como las de educación pública, los comités y agrupa-ciones de vecinos y otras.

La medicina pública de Chile ha evolucionado mucho en los úl t imos veinte años y sus técnicas han mejorado sensible-mente . Xecesita superarse, sin embargo. Además, la educación permanen te en mater ias de salud, s is temática y condicionada a las circunstancias, debe ser el método fundamenta l de t r aba jo . Las directivas, or ientadas y eficientes, deben estar en manos de médicos funcionarios, a t iempo completo y especializados en salubridad.

La escasez de presupuesto dificulta, pero no impide, el t r aba jo . Para mejorar el rendimiento procede:

1.°) Coordinar las funciones homologas de los dist intos servicios;

2.") Concentrar el t r a b a j o en rubros impor tan tes y solu-cionables de la sa lubr idad local.

Para el obje to de la Unidad Sani tar ia const i tuye la mejor fórmula . El Cent ro de Salud o Unidad Sani tar ia de San Miguel está cumpliendo las pr imeras e tapas de su organización, a jus-tándose a las condiciones que señaló la Convención Internacio-nal de Ginebra (1931):

«Es una institución que tiene por objeto mejorar la salud y el bienestar de la población de una región determinada. Trata de lograrlo, sea centrali-zando en un mismo edificio o coordinando de cualquier otro modo, bajo la dirección de un médico funcionario sanitario, todas las aetividades locales de higiene, como asimismo, los organismos de protección y asistencia social, cuyas funciones pueden relacionar-e con la higiene pública en general».

68 —

Page 66: ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO - Portal de la Biblioteca

Interior de una vivienda en Población «El Carmen . Se puede observar una letrina sobre acequia, con acumulación «in situ

de materias, y el paso, por debajo del tablado, a la casa vecina.

Interior de otra vivienda en Población «El Carmen La letrina sobre la acequia, que tiene caracteres de charca.

69

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Fondo de una casa en Población «El Carmen Al lado de la acequia se observa útiles de lavado, y sobre ella !a letrina. Un niño juega en el barro de la charca.

Población «El Mirador».—Dos ranchos de mejoreros y un conjunto de viviendas de la población. ,

Se observa el desnivel en que está el piso de las construcciones. En un ángulo el Canal Ochagavía. Al fondo, en Santiago, la Fábrica Yarur y su población. Entre ambos el Zanjón de la Aguada, abierto.

70

Page 68: ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO - Portal de la Biblioteca

Población «El Mirador .—Letrina sobre hoyo abierto. Se puede ver el Canal Ochagavía a tajo abierto y cerca de las viviendas los tubos con que se canalizó el paso de esta calle.

Población ;<E! Mirador .—Pilón público en el que se abastecen cerca de 1.000 habitantes.

71

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Población «E! Mirador >.—Conjunto de viviendas. En el patio se ve un pozo negro, construido bajo la dirección del Distrito Sanitario. Más allá, en hoyo, otra parte de la Población.

Población «El Mirador».—Conjunto de viviendas en que se observan pozos negros bien construidos junto a las viejas letrinas.

Page 70: ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO - Portal de la Biblioteca

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