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  • 7/30/2019 Ojo Decolonialidad

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    Revista Herenci Vol. 22 (2), 49-56, 2009Recibido 03-2009 Aprobado 03-2009

    Resumen

    El presente artculo pretende mostrar que Mamita Yunai, como patrimonio cultural costarricense, presenta

    rasgos interesantes desde el punto de vista de tres actores de la identidad nacional: el costarricense criollo, ne-

    gro e indio. A partir de la Teora del Pensamiento Decolonial, se realiza una lectura de la obra que la entiende

    como un reflejo de la herencia cultural costarricense en lo que concierne la construccin de identidades.

    Palabras claves: identidad, colonialidad, poder, herencia cultural.

    AbstRAct

    This paper shows that Mamita Yunai, as heritage of the Costa Rican culture, presents interesting features

    from the perspective of three actors of the national identity: the Costa Rican "Creole," "black" and "Indian".

    Following the Theory of Decolonial Thought, we proposed a reading of the novel understood as a reflection of the

    cultural heritage of Costa Rica in regarding the construction of identities.

    Keywords: Identity, Coloniality, Power, Cultural Heritage.

    El colonialismo no se contenta con imponerse sobre el presente y eluturo de un pas dominado. Al colonialismo no le basta con tener a unpueblo entero en sus garras y vaciar la mente de los nativos de toda ormay contenido. Por una especie de lgica perversa, tambin se apodera delpasado de los oprimidos y lo distorsiona, lo desgura y lo destruye.

    Frantz Fanon

    Mamita Yunai (1940) como obra cultural y emblemtica de la produccinliteraria de Carlos Luis Fallas declarado benemrito de la Patria en el ao1977 ha sido analizada desde distintas disciplinas y enfoques. No en vano la

    Mara

    Martnez

    Licenciada en FilologaEspaola.

    Profesora de la ctedrade Comunicacin

    y Lenguaje de la Escuelade Estudios Generales

    de la Universidad deCosta Rica.

    Herenci culturly colonilidd del poder

    un enoque desde Mamita Yunai

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    novela ha sido catalogada la ms importante novela proletaria centroamericanade asunto poltico y antiimperialista (Dill, 1994: 221; citado en Mackenbach, 2006:132). Algunas de las reflexiones ms usuales de la obra giran alrededor del tema delrealismo social, el capitalismo y la explotacin humana como resultado del enclave

    bananero: la United Fruit Company.Este artculo pretende mostrar que Mamita Yunai, como patrimonio culturalque marc de alguna manera el punto de partida en el renacimiento de la novelanacional, presenta rasgos interesantes desde el punto de vista de tres actores dela identidad nacional: el costarricense criollo, negro e indio. Se plantea asque, desde la Teora del Pensamiento Decolonial, se puede hacer una lectura de laobra que la entienda como un reflejo de la herencia cultural costarricense en lo queconcierne la construccin de identidades.

    El pensmiento decolonilen el contexto ltinomericno

    Una de las teoras que explica la lgica del poder mundial es la que lo relaciona

    con la colonialidad del poder. Quijano plantea que, a partir del descubrimientode Amrica y su constitucin, se crea un nuevo patrn de poder mundial cuyo ejeprincipal es la clasiicacin social de la poblacin (...) sobre la idea de raza (2000:201). Al mismo tiempo, tal patrn de poder es capitalista y uno de sus elementosconstitutivos es la colonialidad.

    Se distingue aqu el concepto de colonialidad del concepto de colonialismo.La colonialidad es la matriz subyacente del poder colonial (Mignolo, 2005: 92),es decir, una organizacin del poder a partir de criterios coloniales como el deraza. Tal matriz no desaparece con la independencia de los estados que fueronuna vez colonizados. El colonialismo, en cambio, tiene distintas ubicacionesgeogricas e histricas (dem), lo cual significa una situacin de dominacin deun estado sobre territorios llamados colonias. Esta situacin tiene un inicio y un

    final histricos.Para los conquistadores, la idea de raza se convierte en elemento constitutivo

    de todas las relaciones, ya sean sociales y econmicas, que la conquista imponacon el fin de dominar. Asimismo, el nuevo patrn de poder constituye un nuevoorden en Amrica y, posteriormente, en el mundo:

    La idea de raza, en su sentido moderno, no tiene historia conocida antesde Amrica. Quiz se origin como reerencia a las dierencias enotpi-cas entre conquistadores y conquistados, pero lo que importa es que muypronto ue construida como reerencia a supuestas estructuras biolgicasdierenciales entre esos grupos (Quijano, 2000: 202).

    Como las relaciones sociales se fundaban en la idea de raza, en Amricase crearon nuevas identidades desde el punto de vista histrico. Entre ellas elindio, el negro y el mestizo. Las nuevas identidades se afiliaron, a su vez, conjerarquas y con roles sociales, pues las relaciones que se configuraban en esasnuevas sociedades, eran de dominacin (Ibd.: 202). De esta manera, el trabajo sedistribuy a partir de la idea de raza:

    El hecho es que ya desde el comienzo mismo de Amrica, los uturoseuropeos asociaron el trabajo no pagado o no asalariado con las razasdominadas, porque eran razas ineriores. El vasto genocidio de los indiosen las primeras dcadas de la colonizacin no ue causado principalmente

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    por la violencia de la conquista, ni por las enermedades que los conquis-tadores portaban, sino porque tales indios ueron usados como mano deobra desechable, orzados a trabajar hasta morir (Ibd.: 207).

    En esta constitucin histrica de Amrica, la distribucin del trabajo se convierteen una forma de dominacin y, por lo tanto, de control en el interior de un nuevosistema econmico: el capitalismo colonial/moderno:

    As, cada orma de control del trabajo estuvo articulada con una raza par-ticular. Consecuentemente, el control de una orma especca de trabajopoda ser al mismo tiempo el control de un grupo especco de gente domi-nada. Una nueva tecnologa de dominacin/explotacin, en este caso raza/trabajo, se articul de manera que apareciera como naturalmente asociada.Lo cual, hasta ahora, ha sido excepcionalmente exitoso. (Ibd.: 205).

    Tal como afirma Quijano, se asocia el trabajo no pagado con las razas dominadas.Esto ocurre desde el nacimiento de Amrica y provoca que, en la mente de los

    futuros europeos, cale profundamente ese orden en la distribucin del trabajo(Ibd.: 207). Ahora bien, la lgica de la distribucin del trabajo como forma dedominacin, predomin durante todo el periodo colonial. Sin embargo, luego de laIndependencia, inclusive siglos despus, la poblacin se segua clasificando a partirde lo racial. Se evidencia incluso que una parte amplia de la servidumbre indiaestaba obligada a reproducir su uerza de trabajo por su propia cuenta (Ibd.: 207).De tal manera, entre los blancos se segua asociando el trabajo pagado con unprivilegio exclusivo a ellos:

    No es muy dicil encontrar, hoy mismo, esa actitud extendida entre losterratenientes blancos de cualquier lugar del mundo. Y el menor salario delas razas ineriores por igual trabajo que el de los blancos, en los actuales

    centros capitalistas, no podra ser, tampoco, explicado al margen de la cla-sicacin social racista de la poblacin del mundo. En otros trminos, porseparado de la colonialidad del poder capitalista mundial (Ibd.: 208).

    La propuesta de Quijano, en este sentido, es que la colonialidad del poder serefleja en una actitud presente en el mundo entero en las acciones de los blancos.Se pretende insistir aqu en que la Independencia no rompe con la colonialidad delpoder como se podra esperar, sino que la sigue reproduciendo en varios niveles. ParaMignolo, Amrica Latina, como idea, es motivo de una triste celebracin, pues laslites criollas piensan en lo positivo de su insercin en la modernidad, cuando enrealidad se hundieron cada vez ms en la lgica de la colonialidad (2005: 81).

    A raz de la Independencia de los pases latinoamericanos, surge una nuevasubjetividad que es la criolla-mestiza. Esta nueva identidad hereda la ideologa colonialen tanto que busca sus ideales polticos en Francia, en Europa, y se ve reflejada en elliberalismo como una nueva doctrina inglesa, abogando as por la libertad individualy el libre comercio, mas enajenndose cada vez ms de los pueblos indgenas y deorigen africano que poblaban sus tierras desde antes.

    Colonilidd del podery l construccin de identiddes en Mamita Yunai

    Margarita Rojas y Flora Ovares ya se haban referido al asunto del tratamientode actores como el negro y el indio en Mamita Yunai:

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    Los otros sectores sociales se agrupan segn un esquema que opone opre-sores y oprimidos. Sucede as con el indio y el negro, sobre los cuales elpunto de vista no deja de ser un tanto ambiguo. En algunas ocasiones, selos presenta desde una perspectiva racista (por ejemplo, los indios hablan

    de modo estereotipado, el negro se relaciona con lo olclrico o con con-diciones demonacas). Sin embargo, al aludir a sus malas condiciones devida, su miseria y abandono extremos, el texto plantea la necesidad de lasolidaridad con estos grupos marginados. As, en este plano, el texto oscilaentre un intento de integrar al indio y al negro y la incapacidad para lograrese objetivo (Rojas/Ovares, 1995: 132).

    Las autoras se refieren aqu a problemas de identidad que no van ms all de lopoltico y social. En este caso, el indio y el negro se unen al grupo de los oprimidos, yen esa denuncia del sistema econmico capitalista, representado por la Yunai, losopresores son los gringos y los criollos, es decir, los blancos. Desde este discursode denuncia socialista de Carlos Luis Fallas, el indio y el negro deben ser ayudadospor ser tambin vctimas del capitalismo salvaje de la United. Tal como afirma Dill,

    citado por Mackenbach:

    A pesar de que toda esta novelstica apropia una nueva realidad con pro-tagonistas nuevos a la literatura, la innovacin no va ms all de la intro-duccin de consabidas condiciones econmico-sociales y polticas, tratandosolamente desde el punto de vista poltico-social la identidad del obrero ynegro o indio: no desde una posicin tnico-cultural, en una regin dondelos ex-esclavos se haban convertido en obreros agrcolas; es denuncia deexplotacin econmico-social, no racial. La visin de los autores marxistasa travs de sus narradores heterodiegticos queda racionalista-occidental(Dill, 1994: 221. Citado por Mackenbach, 2006: 136).

    Ciertamente, hay un claro tono racista en la voz del personaje protagonistade la novela. Ya Mackenbach lo seala cuando se refiere a una construccin delotro en la narracin. Se hace referencia aqu al negro como representante dela poblacin caribea afrocostarricense:

    (...) los negros no solamente permanecen en el anonimato, son seres sinnombres y apellidos, caras negras (100), una especie de humanoides osalvajes sin rasgos personales. Ms que seres humanos, ms que hombresparecan demonios negros y musculosos brillando bajo el sol, sentados enlas orillas con los pies colgando, o de pie, apoyndose los unos contra losotros (19), unos pobres diablos (29), apenas vestidos con trapos sucios,unos cuantos negros haraposos (26) (...) En suma, pertenecen a la tribuaricana con su aullar y su clamor salvaje y primitivo (24) y no a la co-munidad civilizada de la sociedad costarricense (Mackenbach, 2006: 132).

    Se puede reflexionar entonces acerca de esa comunidad civilizada costarricensey su conformacin luego de la Independencia. Son las lites herederas del podercolonial las que tienen como proyecto la construccin del Estado. Se trata de unproyecto poltico de las lites criollo-mestizas, que tal como lo plantea Mignolo,trajo aparejado el ascenso de la poblacin de origen europeo y el borramientode los pueblos indgenas y de origen aricano (2005: 83). En Costa Rica, se le da laespalda tambin a la poblacin aborigen y africana con la que se conviva. Al igualque en el resto de Amrica Latina, luego de la Independencia, la lite criolla busca

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    nuevos ideales polticos y los encuentra en Francia y en Inglaterra. De esta forma, seva construyendo el Estado-Nacin y, tal como lo afirma Jimnez, la retrica liberaldel XIX se expresaba en el lema de una sola raza, una sola nacin. Su intento deondo era impulsar el blanqueamiento cultural (2002: 177).

    Se niega, entonces, la identidad de grupos tnicos, tanto de los indgenas comode los de ascendencia africana. Es preciso indicar que estos ltimos arriban al pasen dos momentos diferentes: primero en el siglo XVI, trados como esclavos porlos conquistadores; luego, en el siglo XIX, desde lospases de la cuenca del Caribe, trados para trabajaren la construccin del ferrocarril al Atlntico y,posteriormente, para trabajar en la United. Lapoblacin afrocaribea de Costa Rica ha luchadopor ser reconocida tnica y polticamente, y esto laha llevado a ser considerada la poblacin negra deCosta Rica (dem).

    Para Jimnez Matarrita, la blancura era la imagenideal para mostrar una serie de valores positivos al

    mercado capitalista mundial, pues era imaginadacomo garanta laboral, moral, racional(Ibd.: 178) Se trata de un discurso liberal delblanqueamiento, en donde la misma poblacinmestiza se reconoca como blanca negando laexistencia de la poblacin indgena. (Ibd.: 180).Se identifica en este aspecto lo que Mignoloarga: los criollos de Amrica Latina tomaronla diferencia colonial para darle una formadistinta. As lograron identificarse como unaraza latina, y se convirtieron en colonizadores,a su vez, de indios y de negros y creyeron en

    una independencia ilusoria de la lgica de lacolonialidad (2005: 109).

    En la novela, el negro es considerado comopersona que es vctima de un sistema econmicoy poltico. Carlos Luis Fallas tiene, en algunosmomentos, un discurso lcido que se relaciona conla reflexin decolonial:

    Huyeron en la jungla aricana de los cazadores de esclavos; tieron con susangre las argollas en las proundas bodegas de los barcos negreros; gimie-ron bajo el ltigo del capataz en los algodonales sin n y se internaron enla manigua tropical como alzados, perseguidos por los perros del patrn.Pareciera que para los negros se ha detenido la rueda de la Historia: paraellos no foreci la Revolucin Francesa, ni existi Lincoln, ni combati Bol-var, ni se cubri de gloria el negro Maceo. Y ahora los pobres negros costa-rricenses, despus de haber enriquecido con su sangre a los potentados delbanano, tenan que huir de noche a travs de las montaas, arrastrando suprole y sus brtulos. No los persegua el perro del negrero: los perseguael antasma de la miseria. Qu les esperara al otro lado de la rontera?Adnde iran a dejar sus huesos? (Fallas, 1978: 26).

    No tiene caso sealar que, a pesar de su lucidez para mostrar la brutalidadde la opresin que ha sufrido el negro, Carlos Luis Fallas no llega a concretar

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    que el problema tiene que ver justamente con la colonialidad del poder. Sera unanacronismo discutir acerca de un discurso que no tiene sentido para su poca, enla primera mitad del siglo XX en Costa Rica.

    Sin embargo, resulta particularmente interesante que muestre la exclusin de

    los negros de acontecimientos que tienen que ver con la modernidad eurocntricatales como la Revolucin Francesa, la abolicin de la esclavitud en los Estados Unidosy el mismo Bolvar como libertador latinoamericano cuyo discurso no se salva de loliberal-colonial.

    Por otra parte, el indio, como segundo actor, se muestra de forma muy similara la del negro:

    Talamanca es una regin poblada de indios, en su mayor parte analabe-tos, que casi no hablan espaol y que hacen una vida primitiva y miserable.Viven agrupados en rancheros cerca de las mrgenes de los dierentes ycaudalosos ros o en el corazn de la montaa (Ibd.: 18).

    Son asociados evidentemente con lo primitivo, lo atrasado, con la barbarie.

    Mackenbach lo seala, tambin, al indicar que, a lo largo de la novela, se los describecomo indios sombros (30), indios legaosos y trasnochados (49) (2006: 133).Son personajes animalizados, lo que se ana al hecho de carecer de cultura por nosaber cantar. Adems, no tienen un idioma parecido a los seres humanos civilizados

    y cultos (dem):

    Indios no tienen cancin me dijeron. Perodespus de mucho insistir comenzaron a exha-lar una serie de gemidos cortos, sin vida ni ar-mona; era una especie de montona salmodia,que haca pensar en largas las de indios atiga-dos bajo el sol de uego, arrastrando enormes

    cargas por una pendiente interminable (Fallas,1978: 34).

    Lo Occidental es nuevamente referente para queel narrador defina lo indgena. Se trata de una visinbinaria que es caracterstica de la colonialidad. Seotorgan nuevas identidades desde una perspectivadualista. Es decir, en el momento de la conquista, secodificaron las relaciones intersubjetivas y culturalesentre Occidente (Europa) y el resto del mundo:Oriente-Occidente, primitivo-civilizado, mgico/mtico-cientico, irracional-racional, tradicional-moderno (Quijano, 2000: 211). La clasificacinbinaria hizo, en suma, una gran divisin: lo europeoy lo que no lo era. Sin embargo, ni los indios ni losnegros entran en la categora de lo no europeo,en tanto que ellos eran seres arcaicos. Es decir,el otro de Europa, es Oriente (nico digno deadquirir ese estatus). El indio y el negro estnpor debajo incluso de esa categora binaria: ellosno son ni siquiera considerados para ser otredad,son solo seres primitivos (dem).

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    De la misma manera, para categorizar a todos esos pueblos indgenas muydiferentes entre s se recurre a un solo nombre: el indio. Lo mismo sucede con los quevienen de muy distintos pueblos africanos, quedan reducidos a una sola categora:el negro. En este sentido, los pueblos aborgenes quedan homogeneizados en una

    sola palabra, una sola forma de entenderlos: desde la relacin de dominio colonialen la que solo caben dos polos antagnicos, excluyentes y necesarios: el dominadory el dominado, el superior y el inferior, la verdad y el error (Bonfill, 1986: 31).

    Carlos Luis Fallas aporta algo interesante ante esta problemtica: reflexionaacerca del indio costarricense, al preguntarse por qu los espaoles no fueroncapaces de domarlos y ahora, los imperialistas yanquis (73) junto a los criollosserviles (73) conquistadores mil veces menos valientes (73) lograron sometera aquellos belicosos talamancas (73).

    Se evidencia la colonialidad como un orden del poder, pero siempre a partirde criterios coloniales. Los indios fueron domados, embrutecidos y destruidos porese mismo poder de la civilizacin, que les arrebata todo con sus nuevas armas:muchos cheques y muchos dlares (74), para convertirlos, finalmente, en esclavosal servicio de la United, mientras que, en San Jos, los criollos aplaudan las proezas

    de su obra civilizadora (74). Fallas cuestiona fuertemente el papel que desempeanlos criollos como sirvientes fieles de los intereses de la United en Talamanca. Sonlos representantes de la lite criollo-mestiza que aprovecha la llegada de losestadounidenses al pas para sacar provecho y una vez que estos se van, siguenexplotando al indio en la montaa para sus intereses econmicos y polticos:

    Mas si los yanquis de la Frutera se marcharon al n, ahtos de oro y de san-gre, no se retiraron en cambio las autoridades criollas. All quedaron parasiempre como una maldicin, escudriando atentamente la montaa, comobuitres voraces, dispuestos a saciarse con la carroa de la Raza vencida(Fallas, 1978: 75).

    Esto evidencia que, en Costa Rica, sucede lo mismo que en el resto de paseslatinoamericanos luego de la Independencia. La estructura que conforma esas nacionesrecin inauguradas conserva el mismo orden instaurado durante los tres siglosanteriores (Bonfill, 1986: 38). Los indios como categora social, al igual que los negros,siguen constituyendo el sector explotado y dominado con formas coloniales, pero ahoraen pases democrticos e independientes (dem).

    Cabe reiterar que, en Mamita Yunai, se hace una defensa de estos grupos marginales,desde los ideales polticos de izquierda de la Costa Rica de la primera mitad del sigloXX. No obstante, a esos actores quienes aparecen como oprimidos, nunca se les da unaposibilidad de redencin por medio de una revolucin que venga de ellos. Sino siempredesde una idea revolucionaria impuesta por un grupo ajeno, criollo y occidental, comolos del grupo socialista o marxista costarricense.

    Mediante este anlisis se ha demostrado que, en Costa Rica, existe un lado del imperioque no es solo econmico, sino que es una herencia de subjetividades coloniales, lascuales aparecen claramente como otra faceta de Mamita Yunai. Se puede as estableceruna lectura que va ms all de lo meramente econmico y que forma parte de unaherencia cultural, en tanto que la formacin de Costa Rica, como Estado Nacin, se basaen una idea de pas que no est libre de la lgica colonial.

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