oficios dek bosque

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55 AITIM MARZO-ABRIL DE 1999 El leæador Los leæadores trabajaban como bestias, sin domingos ni fiestas en todo el invier- no. El contratista les obligaba a deslo- marse porque los salarios, bien magros, se fijaban en funcin de la productivi- dad. Felizmente los leæadores se confor- maban con poco: vestirse y comer. El equipo individual se compona de un destral (hacha grande y ligera de ojo oval) y de una podadera. Hacan falta dos personas para manejar la sierra tronzadora. Se facilitaba el movimiento de la sierra frotando la hoja con corteza de tocino. Este engrase se practicaba sobre todo al final del invierno cuando comenzaba la subida de la savia y la madera se em- pastaba. La hoja se afilaba triscando, doblando moderadamente, sus dientes con tenazas, porque un triscado excesi- vo provoca un mal corte. La tronzadora deba socavarse, repara- cin que consista en recrecer la altura de paso de los dientes con lima triangu- lar. Un hacha ordinaria pesaba 2 kilogramos pero slo los mÆs fuertes podan mane- jar una de cinco libras (2,2 kilogramos). Los leæadores no utilizaban guantes sino una especie de manoplas que les prote- gan las manos cuando se entumecan los dedos. El afilado de las herramientas era muy importante. La calidad de un leæador se meda por su destreza en afilar el ha- cha. Al principio los filos se amolaban en casa, sobre la muela de agua. Cada quien tena su sistema, sus procedimien- tos, sus manas. Unos preferan las he- rramientas de forja y otros las de corte. La revolucin de la corta se produca cada treinta o cuarenta aæos para un bosque en sazn. Esto significaba que un leæador joven no volvera al mismo lu- gar mÆs que casi anciano. Se cortaba por lotes cuadrados de 420 m de lado. Cada cuadrado se divida en bandas de ancho variable para consti- tuir los lotes: un ancho de 12 m corres- ponda a una superficie de media hec- tÆrea. Con el fin de delimitar las cortas y localizarlas de una tala a otra, los le- æadores amojonaban cada esquina con Oficios del bosque J: ENRIQUE PERAZA Y MARCO A. GONZ`LEZ Lasactividadesforestalesmenores,pormuyestacionalesquefuesen, tenían una importancia fundamental en Europa hasta hace apenas unosaños. Durantelosfríos,loscampesinosabandonabansuscamposysusviñas paraatarearseenelbosquecomorefuerzoalosrarosleñadores profesionalesexistentes:seismesesenloscampos,seismesesenel bosque.Loscompradoreseventualesvisitabanloslotes,losquejigosdel otoñoylosresalvosacuyospiessedejaban,apiladas,lascortasdeese año. Laventaseefectuabaelsegundolunesdeoctubrebajolaautoridad deuncomisario.Lacontratadelosleñadoresserealizabaen noviembre.Adjudicatariosymarcadoressecitabanenelcrucede caminosmáspróximoallugaradesemboscar.Discutíanlossalarios, lascondicionesdeltrabajoylasprimas.Despuéslospatronos marcabanlosárbolesylosdistribuíanporsorteoalosdiferentes equipos.Cadaunoconstruíaentoncessurefugio. Laexplotacióndelamaderaocupabaalosoperariostodoelinvierno. Elbosqueseanimabayresonabanlosgritosdelosleñadores,el resbalardelassierras,loscrujidosdelostrozasacuñadasy desgarradas,lasrodadurasdelostroncos,lostacosdeloscarboneros, etc.Losarrastresdespejabanelcampoamedidaqueeltrabajo progresaba. Latemporadasecerrabaconlatrepadelosresalvos,quesepodaban parafavorecersucrecimientoygarantizarlosfrutosdelas generacionesvenideras.

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Oficios Dek Bosque

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  • 55AITIM MARZO-ABRIL DE 1999

    El leadorLos leadores trabajaban como bestias,sin domingos ni fiestas en todo el invier-no. El contratista les obligaba a deslo-marse porque los salarios, bien magros,se fijaban en funcin de la productivi-dad. Felizmente los leadores se confor-maban con poco: vestirse y comer.El equipo individual se compona de undestral (hacha grande y ligera de ojooval) y de una podadera. Hacan faltados personas para manejar la sierratronzadora.Se facilitaba el movimiento de la sierrafrotando la hoja con corteza de tocino.Este engrase se practicaba sobre todo alfinal del invierno cuando comenzaba lasubida de la savia y la madera se em-pastaba. La hoja se afilaba triscando,doblando moderadamente, sus dientescon tenazas, porque un triscado excesi-vo provoca un mal corte.La tronzadora deba socavarse, repara-cin que consista en recrecer la alturade paso de los dientes con lima triangu-lar.Un hacha ordinaria pesaba 2 kilogramospero slo los ms fuertes podan mane-jar una de cinco libras (2,2 kilogramos).Los leadores no utilizaban guantes sinouna especie de manoplas que les prote-gan las manos cuando se entumecan losdedos.El afilado de las herramientas era muyimportante. La calidad de un leador semeda por su destreza en afilar el ha-cha. Al principio los filos se amolabanen casa, sobre la muela de agua. Cadaquien tena su sistema, sus procedimien-tos, sus manas. Unos preferan las he-rramientas de forja y otros las de corte.La revolucin de la corta se producacada treinta o cuarenta aos para unbosque en sazn. Esto significaba que unleador joven no volvera al mismo lu-gar ms que casi anciano.Se cortaba por lotes cuadrados de 420m de lado. Cada cuadrado se divida enbandas de ancho variable para consti-tuir los lotes: un ancho de 12 m corres-ponda a una superficie de media hec-trea. Con el fin de delimitar las cortasy localizarlas de una tala a otra, los le-adores amojonaban cada esquina con

    Oficiosdel bosque

    J: ENRIQUE PERAZA Y MARCO A. GONZLEZ

    Las actividades forestales menores, por muy estacionales que fuesen,tenan una importancia fundamental en Europa hasta hace apenasunos aos.Durante los fros, los campesinos abandonaban sus campos y sus viaspara atarearse en el bosque como refuerzo a los raros leadoresprofesionales existentes: seis meses en los campos, seis meses en elbosque. Los compradores eventuales visitaban los lotes, los quejigos delotoo y los resalvos a cuyos pies se dejaban, apiladas, las cortas de eseao.La venta se efectuaba el segundo lunes de octubre bajo la autoridadde un comisario. La contrata de los leadores se realizaba ennoviembre. Adjudicatarios y marcadores se citaban en el cruce decaminos ms prximo al lugar a desemboscar. Discutan los salarios,las condiciones del trabajo y las primas. Despus los patronosmarcaban los rboles y los distribuan por sorteo a los diferentesequipos. Cada uno construa entonces su refugio.La explotacin de la madera ocupaba a los operarios todo el invierno.El bosque se animaba y resonaban los gritos de los leadores, elresbalar de las sierras, los crujidos de los trozas acuadas ydesgarradas, las rodaduras de los troncos, los tacos de los carboneros,etc. Los arrastres despejaban el campo a medida que el trabajoprogresaba.La temporada se cerraba con la trepa de los resalvos, que se podabanpara favorecer su crecimiento y garantizar los frutos de lasgeneraciones venideras.

  • un rbol desmochado a una altura de obtener el mximo rendimiento pagan- 120 m. do salarios lo ms bajos posibles y ven- El bosque produca lea y madera de so- diendo cara la madera. Los trabajado- bra. Las especies principales eran el Ro- res se vean obligados por lo tanto a re- ble y el Carpe pero tambin estaban los gatear. blancos - el Abedul y el Chopo- y algu- nos alisos (no convena mezclar las es- Cafs del -01 Pelador (26 ~ 1 0 cm)- -- ~- ~~ ~ pecies al apilar). Se poda razonable- necesitaban dos mente contar con 200 estreos por h e - hachems. primero con el hacha

    en cada corta (hoy en da no selle- se semionaban las patas y se descalzaha ga a 70). el pi. Esto se denominaba 'redondear' Con el anuncio de la adjudicacin, los el rbol, necesaria para cor- guardas marcaban con pintura roja 10s tar a ras de suelo. Una hora no bastaba rboles jvenes que no se podan t o w - para unviejo roble. Un correc-

    ...~ .., . ~ -- unos cuarenta por hectrea- T e slo se to 'redondeo' del fuste determinaba la podn desramado,. Para ramas altas puede ~odaban. Junto a stos se respetaban al- diireccin de tallando un en /levar mango de 140 m (O 23 cm) p o s 'modernos' de 60 a ochenta Pfi- la base del rbol (cua). Se prevea una maveras, y 10s 'ancianos', tres veces ms zona de que impeda que el r- viejos. En total se llegaba a la centena bol se virara, O desplomndose presewados por hectrea. Para la deter- de flanco. cuando la cua se conclua se minacin de rboles venerables se tena atacaba el fuste por el lado opuesto con en cuenta la tradicin oral ms que el 1, de tronzar. por segundad se da- - dimetro de los troncos, siendo an as vaban un par de cuas de hierro detrs illaa ambos mtodos harto imprecisos: se tra- de la hoja sta haba penetrado taba de rboles bicentenarios de unos 150 a 180 aos. Los 'ancianos' solan ser Se trat&a de dirigir la cada a fin de no robles que daban por lo menos 2 metros deteriorar los rboles jvenes de alre- cbicos de madera para carpintera y dedor y de impedir que se aplastara el ebanistera. Algunos de corazn sano tronco sobre alguiia rama gruesa con podan llegar a los 5 y a los 6 m3. riesgo de romper o astillar o rajar el Sobrevivan tambin los ejemplares que tronco. Cuando el rbol emita su clsi- parecan prometer un a~rovechamiento co chasquido de agona era preciso re- ,, en el descortezado. El periodo del 'pe-

    lar rpidamente para no ser alcanza- im grj y abajo pdones de doble filn lado' -se llamaba tambin de 'limpie- do por alguna rama prxima despren- za'- y coincida naturalmente, con la dida; 1 h a venganza d e ~ ejecutado. hijos se instalaba all todo el tiempo que subida de la savia (finales de marzo, L~ prndencia reduca mucho el peligro, duraba el trabajo; era un cobertizo de mediados de abril). de suerte que los amidentes eran raros. dos a tres metros de alto, recubierto de Lacorteza se agavillabatambiny sede- batidos, desmochados y desramados, ramas, musgo, terrones y trozos de jaba secar en el suelo. Se llewran ms los troncos se convertan en trozas que ped y semienterrado o bien aprovecban- tarde a las teneras para su pulveriza- se evacuaran al verano siguiente. Como do una pendiente del te,eno lo que le cin remate los leadores retestaban los to- baca fresco verano y templado en La estacin de corta iba desde finales de cones demasiado altos curvnd~los lige- invierno. El suelo se tapizaba de hele- octubre hasta m e d i o s de abril, con =amente para impedir una pudricin mrgenes de 15 das antes y despus, de- cbos. Estos se colocaban tambin como precoz. A se procuraba abatir

    aislante sobre una trama pendiendo de la ~limatolo$adeeseano. 10s rboles destinados a carpintera, de- do que les diera el sol para que no se ! &as ofertas de contrato emanaban de la jhdolos cortados en pie, muertos, con- secaran. sociedad de edotacin forestal, no de dicin esencial para preservarlos del El resto de la constrnccin era simple. 1 'los intermediarios adjudicatarios como apoyfilado. / ocurre actualmente. Normalmente se Se clavaban cuatro pies de esquina so-

    1 sorteaban los lotes entre los p p o s de bre los cuales se armaba un eaizo o una un urdimbre de muros y techos. La nica leadores, quedando al azar los mejo- Hace res lotes, lo que poda dar lugar a roces res del abertura de la cabaa era la puerta. bosque vivan en comunidad dentro de Siempre se orientaba a Levante para entre las cuadrillas.

    cabaas que construan en cualquier &tar las lluvias dominantes. La puerta Las sociedades , . forestales trataban de claro. Cada familia con la mujer Y 10s era un enrejado o tablazn girando so-

  • 57AITIM MARZO-ABRIL DE 1999

    bre goznes de cuero. Otra solucin in-geniosa era hacer girar el eje sobre elcuello de una botella enterrada. El mo-biliario no poda ser ms exiguo; un ta-burete de tres patas y la cama que setenda sobre un entramado, entre cua-tro piquetas clavadas en el suelo y relle-na de paja o helechos. La chimenea seformaba con ladrillos de arcilla. Un pe-queo horno fuera de la cabaa servapara calentar el guiso del medioda.Aunque el agua escaseaba para lavarse,el vino no faltaba nunca.La cabaa tardaba dos semanas en cons-truirse y tena de seis a siete pasos dedimetro. Los leadores hacan una vidalibre, lejos del sistema.La comunin con el bosque proporcio-naba al leador una gran familiaridadcon todos sus habitantes. Conoca losrboles por el sonido de sus hojas al pasodel viento.El bosque aseguraba el trabajo a todo elmundo pero especialmente a los ms po-bres. Muchos leadores eran emigran-tes; provenan de Yugoslavia, Portugal oBlgica.Terminada la corta el administradorproceda a evacuar la madera de lea.Cada comprador reciba un ticket corres-pondiente al lote adquirido. Los guar-das determinaban, sin contestacin po-sible, estreos y haces a llevarse en las

    pesadas carretas cargadas hasta los to-pes.

    Descortezador o peladorEl descortezador o pelador era un oficioespecializado. Se trataba de despojar alos robles de su piel, que despus de supulverizacin, alimentara la casca, tanreclamada por las teneras. El descorte-zado comenzaba tradicionalmente elprimero de mayo, la fiesta del trabajo,beneficindose de la subida de la savia.

    Los robles abatidos con sierra de tron-zar o con hacha en gris, es decir, con cor-teza. Se evitaba abatirlos demasiadopronto porque las trozas muy secas nose dejaban desollar fcilmente. Loshombres desnudaban los gruesos tron-cos, mientras las mujeres rascaban lastrozas y los chavales ayudaban a liar loshaces. La podadera entallaba losregruesos que se desmochaban ensegui-da con la ayuda de un rascador afilado:la descortezadora. Las peladuras seapilaban a un lado, la madera desnuda

    Arriba la cabaa de los leadores en medio del bosque. Abajo desramado y pelado

  • a otro. El pelado llegaba a medidos de junio cuando el follaje no pesa. Se despiezaban entonees los troncos pelados. Se les tronzaba (en torno a 1,14 m) y se apilaba en cuerda (siguiendo una trama). Des- pus se atacaba a los otros rboles basta la Navidad. De vez en cuando baba que desengra- sar la trouzadora con petrleo cuando se cortaban las viejas peeas resinadas. Se preparaba la siguiente corta desde los primeros das del ao siguiente. Los le- adores limpiaban la vardasca y despe- jaban los grandes robles capaces de pro- ducir corteza en la estacin siguiente. Durante su estancia en el bosque la fa- milia del 'pelador' viva en la clsica ca- baa de leador.

    Este oficio se trasladaba de padres a bi- jos y slo se practicaba durante el in- vierno cuando sus pequeos cultivos les dejaba de brazos cados. Los rematautes compraban los lotes en octubre bajo ad- judicacin y enviaban sus equipos en uo- viembre desplazndose en bieicleta a distancias cortas (en torno a 30 km des- de su lugar de residencia). Por ese mo- tivo no llegaban a construir cabaas. El desramador debata las condiciones de su contrato que inclua el cobro en es- pecies (madera para carbn, etc.). Se mondaban 5 o diez robles por jornada segn grosores. Los podadores entraban en accin cuan- do los leadores terminaban el desbro- ce del terreno. Se abrochaban sus garras de elevacin, se afilaban y se colocaban el haeba. Una herramienta es efectiva- mente un bien personal que correspon- de a la mano del hombre que la maneja. Dos hachas no se usan nunca de idnti- ca manera; todo depende de emo se la empua, de la fuerza con que abate, del corte que se exige. El desramador tasa- ba rpidamente los rboles de un solo vistazo. Slo se interwaba por los tron- cos que superaban en su base un metro de circunferencia. Ajustaba entonces su par de garras a sus borcegues, unos es- polones enfrentado interiormente, anu-

    Sierra de tronzar (tronzadora) de 130-180 cm de largo y 3.4 kg de peso

    dando fuertemente las eorreas a las pier- nas, una bajo la rodilla y la otra alrede- dor de la espinilla, cindose finalmen- te su ancho cinturn de cuero. Despus se cinchaba al tronco cerrando este cin- turn que se haca deslizar sobre la cor- teza rugosa con fuertes golpes de rin repetidos. La escalada no comenzaba ms que mando baba asegurado sus he- rramientas a las cadenas de la cincha. El hacha en un lado y la sierra en otro. El ejercicio exiga naturalmente una agi- lidad de ardidla y una gran temeridad. El podador desmochaba el rbol eoran- do el rabern cuando juzgaba un p e s o no apruvechablepara madera decarpin- tera. El desmoche no se realizaba ms que con hacha o sierra. Slo se sola rea- lizar en los robles y las pceas en fun- cin de las talas previstas. Esta decapi- tacin tena por finalidad facilitar el abatimiento y sobre todo evitar el asti- llado del fuste en su cada. El desramador trabajaba en las alturas sin preocuparse de sus compaeros que tra- bajaban a ras de suelo. El oficio no se ha perdido pero se ha mo- dernizado. Los selvicultores utilizan ahoraplataformas elevadoras y motosie- rras. Los petardeos de los motores han llenado ahora el bosque.

    dor ara un oficio trasumante que se trans- mita de padres a hijos, como las berra- mientas. Procedentes de Italia o Yugos- lavia con la sierra a la espalda recorran a pi los caminos de Europa (Francia, Suiza, Alemania) en busca de trabajo durante dos o tres aos e induso m&. El aserrado al hilo se realizaba simult- neamente a los otros oficios del bosque* sin entorpecerse. Cuando el trabajo se acababa, otro patrn ofreca una nueva contrata en otro lugar y todo recomenzaba.

    Sierra de cinta de diversos usos (varios tamaos)

    Sierra de despiezar al1 hilo (longitud en torno a los 170 cm)

    Hacha de escuadrar. Mango 70 cm y 2,s kg de peso

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    Desde que llegaban al tajo, losaserradores montaban su trpode de colalarga que les serva durante toda la es-tacin con ligeras mejoras. Cadaaserrador, segn su origen y hbitos,construa un trpode diferente pudin-dose llegar a transformar en caballete.La sierra era un bastidor madera de laaltura de un hombre, en medio de la cualse colocaba la hoja dentada. Un puo omango completaba la sierra en su partesuperior.La eficacia dependa del afilado de lasierra que se haca diariamente y deltriscado para dar una buena va. Algu-nos la engrasaban con la corteza de to-cino, lo que facilitaba el deslizamientoen la madera.Un equipo de aserradores se componasiempre de una pareja de hombres, nor-malmente hermanos: uno aserraba des-de arriba y otro desde abajo.Primero se escuadraban los fustes conla ayuda de un hacha de gran hoja en elmismo suelo. Un trabajo ms delicadoque el aserrado y que requera muchahabilidad.Una vez escuadrado y liso a la mano, eltronco se elevaba, se izaba a pulso y sefijaba firme y slidamente con cuas su-jetndose con una cadena. Las marcasse trazaban con cordel de una forma biensimple: se empapaba ste en agua en-negrecida con cenizas. Despus se ten-da sobre la troza y se pellizcaba comola cuerda de un arco y al restallar semarcaba sobre la madera. El aserradopoda entonces comenzar.Uno de los hombres brincaba sobre latroza con los pies desnudos mientrasabajo permaneca el otro con las pier-nas separadas y empezaban a tirar cadauno hacia s. El de arriba guiaba la hojaque morda la madera al descender.Cada postura tena sus inconvenientes.El de arriba trabajaba reculando y pron-to se notaba en los riones (por ello uti-lizaba una faja) mientras que su pareja,que trabajaba avanzando, reciba el se-rrn en los ojos. Cuando la madera eramuy prieta o la troza muy ancha se po-nan dos hombres abajo para bajar bienla sierra.Se despiezaban vigas para construccin,

    tablas para ebanistera, traviesas paraferrocarril, ejes para carros... Las dimen-siones variaban segn las necesidades delos clientes: algunas vigas requeran has-ta 11 metros de longitud.Los aserradores estaban en el tajo al des-puntar el alba y lo abandonaban al po-nerse el sol. El patrn pagaba por metrocbico aserrado pero teniendo en cuen-ta la especie de madera. Las piezas msinteresantes eran las traviesas de ferro-carril porque al ser muy gruesas reque-ran menos trabajo. Se despiezaban detroncos de Roble, Haya, Olmo o Acacia.Jams del Castao, porque lostrabadores del ferrocarril exigan que lostornillos pudieran quitarse con facilidad.Cuando la madera se dejaba morder f-cilmente una pareja poda producir 12a 14 traviesas al da pero se bajaba a 8 9 cuando la madera era dura.El acabado se haca con el hacha de es-cuadrar, una terrible hacha de 2,5 kg defilo impresionante, de una treintena decentmetros y de un ancho superior a dospalmos; su espesor por contra no supe-raba una ua. Al contrario que el ase-rrado al hilo, el escuadrado exiga mshabilidad que fuerza, cualquier mellaechaba a perder todo el trabajo y era lavergenza del operario. Hoy es un aca-bado que se busca y se imita.Cuando empezaron a aparecer lasserreras elctricas (circular y de cinta)los aserradores ambulantes siguieron te-niendo mercado en lugares apartadoshasta final de los aos 40.Los imperativos de la productividadanulaban sin embargo una manera deaserrar que se adecuaba a la fibra de lamadera sin astillarla ni quebrarla.

    Las gavilladorasLa madera muerta se abandonaba paralas gavilladoras, lo mismo que las viru-tas, que sin valor comercial, eranaprovechables para calefaccin. Los ta-rugos se empleaban en carbn vegetalmientras que las puntas y las ramasmedianas servan para ramojos o hacesde lea menuda.La costumbre crea derecho, y cualquiercampesino poda disponer librementedesde la Edad Media de la lea que pu-

    Aserrado al hilo arriba y gavilladora abajo

  • dieran acarrear. Gracias a esta ley mu- chos pobres campesinos podan sobre- vivir a los duros inviernos. Esta toleran- cia feudal permita recoger la madera muerta en los territorios de su seor. En ningn caso se po

    da

    vender. El derecho y la tarea de recoger lea en el monte concerna principalmente a las mujeres, las males dedicaban un da a la semana para este menester y no po- dan utilizar ningn instrumento cortan- te, ni hacha ni sierra. Slo podan valer- se de sus manos y tronchar ramas lige- ramente desprendidas. Algunas, sin embargoinfringan la IeyUevando en sus refajos algn que otro cuchillo. Las gavilladoras eran paisanas de con- dicin modesta. La mayor parte eran es- posas de aparcems o medianems en las granjas cercanas. Iban al bosque porque los salarios de sus maridos no alcanza- ban un sostenimiento decente, as que tenan que ramonear por aquy por all. Algunas cuidaban gallinas, unos cone- jos, una cabra, una vaca como mucho. Otras cultivaban tres coles en un dado de jardn. Las gavilladoras salan en grupos por los eaminos Uevando su tartera de comida para dirigirse a donde el administrador les haba asignado y volver al caer la noche. Cada una llevaba un enorme far- do sirvindose de una red de espalda, de una percha con forma de tenedor, de un capacho de mimbre o de un ancho hatiUo de tela de yute.

    Los escobones se sacaban de los abedu- les jvenes, de una docena de anos como mximo; al podarse se aprovechaban las copas. Los escobones se confeccionaban inmediatamente sobre un palo. Liados en pequeos haces servan tambin para calefaccin y hornos de panaderas. Los leiadores utilizaban otro combustible, espinos, negros o blancos. A principios del siglo XX la escobonera constitua una industria importante en las regiones boscosas. Existan pocas f- bricas pero bastantes pequeos talleres familiares ya que el consumo de esco- bas y escobones era de cientos de miles de unidades anuales, especialmente en

    las grandes ciudades. Los talleres posean maestros y apren- dices y era un oficio a dedicacin com- pleta, no estaciona1 y que se realizaba a cubierto, siendo por tanto menos dnm y precario que los dems oficios del bos- que. El escobonero comenzaba su jornada a las cinco menos cuarto de la maana. Se enfundaba un delantal de mero refor- zado con una pechera de enlatado de madera y trabajaba hasta medioda. Coma en el taller y terminaba a las sie- te y media de la tarde. Su primera tarea por la maana consista en traer una veintena de manojos del almacn de donde liaban cerca de cien escobas. Las destripaba para eliminar las ramas gme- sas y la madera muerta. Despus diwda cada manojo en cuatro o cinco ramos idnticos, con las ramas ms aparentes en el exterior y cortadas a la longitud deseada. Estos ramos eran a wntinua- cin embucbados, comprimidos y embridados. La antigua herramienta era un banco provisto de un aro de hierro que se cie- rra pisando un pedal; la escoba se liga- ba con tres aros y se desmochaba o cer- cenaba el taln con una eillaza que pos- teriormente se sustituy por una guillo- tina. Las bridas eran de tallos de mim- bre o ramas de avellano en tiras. Aunque la guillotina ahorraba esfuerzos en cambio impeda la ligazn, modo se- cular de fijacin que requera el volteo y una ligereza incompatibles con la gui- llotina. A partir de este momento se em- pezaron a utilizar bridas de alambre procedentes de las trefileras. Un rodete con garra, un golpe de guillotina y ya estaba acabado el escobn. An as en muchos sitios, por ejemplo en las estaciones de tren, se han seguido utilizando el modelo antiguo por miedo a la condnctividad del alambre con la instalacin electrificada de las estado- nes. Cada obrero fabricaba al da unas cien escobas de tres anillos o de dos si stos eran metlicos. Los mayoristas reprochaban a veces que los mangos salan torcidos. Razn im- portante cuando se estimaba que un

    mismo mango poda servir a quince es- cobas sucesivas. Las escobas estaban normalizadas: vein- ticinco centmetros entre las dos ligadu- ras de hierro y ninguna bra de dime- tro superior a 8 mm. Cada envo se revi- saba escrnpnlosamente y el material re- chazado se devolva al fabricante. Escohonems y carboneros estaban muy unidos ya que los tocones sobrantes se empleaban para el earboneo. El engavillado de las puntas del abedul destinadas a los escobones deban co- menzar despus de la desfoliacin. Los gavilladores juntaban estas ramillas en manojos; un cargador efectuaba el trans- porte basta la escobonera durante el in- vierno. Los empleados apilaban el car- gamento en un almacn prximo. All deban permanecer al abrigo de la Ilu- via mientras no se fueran produciendo los pedidos, en prietas capas apiladas durante aos sin que los manojos per- dieran ealidad. No se estropeaba ms que la primera hilada, inevitablemente perdida por la humedad del suelo y ra- da por la musaraas. Las gavillas no pro- tegidas, por ejemplo las que se quedan en el monte, se pudren inevitablemen- te. Lo ideal era proceder al almacenaje de los manojos antes de finalizar el mes de abril. Pasado ese tiempo, bastaban algunas lluvias para echar a perder el producto: se cubran de hongos y se vol- van quebradizos. Tambin se confeccionaban escobas con brezo o de retama que se dejaban secar antes de engavillar. Estas escobas servan en trabajos domsticos basta que se co- mercializ la paja de arroz. Las escobas de bra vegetal han tenido un gran mercado hasta relativamente poco; en los aos 60-70 en que se intro- dujeron las fibras plsticas. Tras el hnn- dimiento del mercado algunos fabrican- tes se reciclaron hacia otros productos: cerillas para barbacoas, setos, lea me- nuda, camas para ganado, etc. Otros des- aparecieron.

    Carboneros Los carboneros llevaban una vida de mendigns en lo ms profundo del bos- que. Se alimentaban de races y tubr-

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    culos. No vean un pueblo en cuatro ocinco meses, slo al final del verano.Pasaban dos o tres semanas y volvan aperderse en el bosque.A principios de siglo, un carbonero notrabajaba ms que en primavera: en in-vierno preparaba escobas ya que no sepoda carbonear cuando las heladas en-durecan la tierra impidiendo remover-la con la pala.El procedimiento del carboneo era el si-guiente: un contratista de madera com-praba las cortas sobre las que emplaza-ba a varios leadores y carboneros de suconfianza. Los diferentes equipos se re-partan entonces pero cada uno de ellosse dedicaba a su tarea sin preocuparsede los dems.La temporada comenzaba a primeros demarzo. Se construa primero la cabaadonde se vivira durante toda la campa-a sin regresar al pueblo aunque algu-nos vivan en familia.Los tizones se despiezaban primero porparte de los leadores, raramente por lospropios carboneros. Se prefera la ma-dera de Roble, se amontonan ramas conbuen aspecto porque es una madera queconserva el agua bajo una corteza com-pacta. La Acacia daba tambin buen car-

    bn, mejor que el Castao pero el Abe-dul, el Avellano y la Pcea no ofrecangrandes rendimientos. An as secarboneaba todo pero procurando nomezclar especies en un mismo horno.El carbonero escoga un lugar adecuadoque limpiaba previamente. Deba seruna superficie con tierra blanda y per-fectamente aplanada ya que la menorpendiente hara hacer deslizar el fuegoy provocar burbujas estancas. Se carbo-nizaba a menudo sobre un horno anti-guo.La carbonera se construa alrededor deun pilar central de dos metros, al pi delcual se depositaban carbonilla y virutas.Despus se acotaba una corona de tizo-nes sobre este pilar con un radio de sie-te codos. Las ramas, cortadas a 85 cmdeban apretarse verticalmente sin en-redarse entre s, de manera que la car-bonera se hundiera progresivamente enel curso de su calcinacin. Este asientopor hiladas se produca sobre otro pisode carbones dispuestos sobre el suelo.La carbonera alcanzaba una altura deun metro sesenta y se compona de docea catorce estreos.Posteriormente se recubra de una es-pesa capa de hojas, musgo y de hierbaso caas y se revesta todo con tierra quese apelmazaba en tongadas. Era unacapa pesada que permita a la maderacalcinarse lentamente sin llama viva.

    La carbonera ofreca finalmente el as-pecto de un montculo redondeado conaspecto de caparazn de tortuga.Un mismo carbonero diriga varias uni-dades a la vez pero slo se prenda unaal mismo tiempo para no dejarse des-bordar por el trabajo.La carbonera se encenda a primera horade la maana. El carbonero saltaba en-cima, extraa el pilar central y verta enel hueco unas cuantas brasas al rojo. Lasfumarolas producidas en la superficieindicaban que el fuego devoraba ya lacarbonilla y las virutas. Entonces se ta-paba de nuevo con una estaca, conser-vndose el pilar para otras carboneras.La coccin de un horno llevaba entretreinta y seis y cuarenta y ocho horas se-gn la importancia de la pila, su com-posicin y el tiro. El brasero se agran-daba bajo el caparazn de tierra y seimpeda su respiracin moderando lavoracidad del fuego. El carbonero vela-ba su evolucin observando el color delas volutas que orlaban la cpula; se adi-vinaba la parte que se consuma mal,rascando la capa con su rastrillo paraatizar el fuego que se incubaba con re-molonera, luchando por contra el ex-

    A la izquierda un fabricante deescobones con su delantal de cueri.Arriba y a la derecha carboneros

  • cesivo oreo lo que producira ms ceni- za que carbn. Los flancos de la carbonera se hacan ms inclinados, pero el pico no se asen- taba apenas para favorecer la combus- tin. Mientras, el carbonero montaba sobre las espaldas del horno que piso- teaba a fin de reducir las cavidades. La segunda tarde ahogaba la carbonera bajo un nuevo manto de tierra y la deja- ba extinguir durante la noche. La abertura de un horno exiga dos bue- nas horas de trabajo abrumador, preci- so y rpido. En la fase ms delicada de la obra el carbonero socavaba primero la mole, es decir, descardaba la base de su ganga terrosa con rasqueta o zapapi- co. Haba que hacerlo rpido sin que el fuego se avivara10 que arruinarael con- junto por su rpida ignicin. Si las fumarolas aparecan lejos del carbn in- candescente introducido, los tizones se remojaban o se les echaba tierra enci- ma. En este sentido la madera de abe- dul era la ms traicionera: mando se la cree extinguida se recciende a la mni- ma. La carbonera se converta pronto en un infierno. El polvo ardiendo sofocaba al carbonero. Cientos de veces su rastrillo de largos dientes de hierro arqueados, escarbaba las entraas de la masa para arrancar las brasas; y cien veces el hom- bre se incendiaba los pulmones. No se introducan carbones al rojo ms que cuando el horno se encontraba estaeio- nario y enfriado. Ms tarde obtendra el fruto de su tra- bajo llenando anchas paneras de mim- bre, en el momento del ensacado. Una carbonera daba para una veintena de sacos de diez decalitros, cada uno con cerca de treinta kilos; no se cargaban como un saco eoniente de grano sino que se colmataba con largos trozos transversalmente a la boca El buen carbn daba un sonido mcti- co al chocar entre s dentro del saco. El patrn pagaba a sus carboneros por volumen, no por saco ni al peso. Las ca- rretas de carga venan cada semana. El carbn vegetal se utilizaba muchsi- mo en hogares agrcolas. La temporada acababa en octubre cuan-

    do las heladas amenazaban endurecer la tierra empapada de agua. Los carbo- neros pasaban entonces a otros oficios humildes del bosque

    CsrUleri~s ~~ ~ ~ ~-~ Son los haces de lea menuda (astillas O tbaras) de los que se ser&, en las Hacha de abatir (ancho de la hoja 11-14

    cm, peso 2,s kg y mango 80 cm) sas para prender fuego, especialmente en las ciudades. No hay que confundir las cerillas con los las teas, o las fajas de toen recogidas por los escoboneros, ni con las duelas de 120 cm, obtenidas por hendido. La fabricacinde cerillas estaba muy re- . ~ ~ ~~ ~ , lacionada con la del carbn vegetal de la que no es ms que una actividad com- Cepilladora de duelas (longitud 34-42 cm, plementariamuy bumilde+~os cerilleros longitud de la cuchilla 14-25 cm y pero

    300-500 grJ no se interesaban ms que por la made- - - ra blanca fcilmente inflamable como el pino, la pcea, el chopo o el abedul. El artesano raramente eompraba la ma- dera para su industria sino que cmplea- ba restos de la peor calidad: rboles no aprove&ables, desechos de las serreras, etc. Las astillas tenan que estar bien secas para que ardieran bien. Los fustes se despiezaban primero en la sierra cireular en rollizos de 10 em de alto y se eliminaban los nudos. El des- garro se hada primitivamente con hocina posteriormente de forma me- cnica. Esta se trataba de una mquina formada por untablero sobre cuyos bor- des rodaban dos cadenas enlazadas por paletas de hierro. Una biela accionaba un enorme brazo rematado por una an- cha cortadora triangular, la cuchilla, y este brazo se abata eon cadencia rpi- da entre las cadenas. Los rollizos, colo- cados de pie sobre el tablero estaban sujetos entre las aletas justo bajolacu- chilla que las fendaba en finas tmaras o astillas. La mquina era peligrosa y produca muchos accidentes. Las ceri- llas se cinchaban con alambre. Un taller de cerillero contaba con una sierra, una fendadora, media docena de flejadoras y dos hombres para cargar la mercanca y hacer los portes. Se fabri- caban entre mil y cinco sacos de cerillas al da, dependiendo del nmero de cm- pleados. Este tipo de producto dej de

    fabricarse en los aos sesenta.

    Liertonecidor CW tkt trabajaban en el bos- que o en el aserradero segn fuera la de- manda para los propietarios o para los almacenistas. El oficio era agradable so- bre todo porque no se trabajaba a las rdenes de ningn patrn y se reparta el tiempo a voluntad. Su produccin se centraba en ripias y la- tas para cubiertas, techos y paredes. No se incluan las duelas, postes para em- palizadas, estacas (para vicdos) ni va- ras o fajas de tonelera. Un techo de tejas sobre un enlatado po- da durar medio siglo perfectamente. Las cnbriciones de los hrreos y grane- ros daban en cambio ms problemas a causa del heno salado apilado que des- prenda un vaho corrosivo. El listoneador deba seleccionar los me- jores robles, ninguna otra especie erav- lida, y lo primero que baca era cons- truir la cabra sobre la que se fendaran las latas: un caballete compuesto por una rama en horquilla y dos pies ensambla- dos en forma de pirmide. Una horquilla con buena forma era con- servada como oro en pao por el fendador que la llevaba de obra en obra junto al resto de sus berramientas. Se utilizaban tres herramientas: la doladera, el hacha de leador y un mazo

  • 63AITIM MARZO-ABRIL DE 1999

    de cabeza cilndrica, tallado en una ni-ca pieza de madera.Las hojas de corte medan unos 40 cm,aunque la mitad era de latn.Los robles se despiezaban todava ver-des. Se aserraban primero las trozas enlargos de 4 pies (1,33 metros). Algunosrboles daban justo para cuatro trozasde los que se obtenan cien haces de cin-cuenta ripias. stas se dividan acto se-guido en mitades, cuartos y octavos conla doladera y el hacha. El listoneador nohablaba ms que en medidas antiguas;pies y pulgadas. Una ripia tena un an-cho de una pulgada antigua (o undoceavo de pie), alrededor de 2,7 cm. Sugrueso se contabilizaba de siete en sieteripias cada dos pulgadas, lo que daba acada una siete u ocho milmetros. Sefendaban dos latas por cada ripia de te-jado.

    Dolador o hendidor demaderaEl dolador era un rudo ganapn que vi-va tambin en cabaas en medio delbosque. Las cortas se proponan a los in-termediarios de madera para su adju-dicacin. Una vez concluda la venta, elbeneficiario juntaba a leadores ydoladores que remuneraba en el tajo.Estos seleccionaban los fustes destina-dos a fendarse mientras que los carre-teros retiraban los troncos no reserva-dos, para la serrera. Los fendadores adi-vinaban el valor de la pieza a primeravista. El rbol deba presentar una su-perficie lisa, sin nudos. Escogan prefe-rentemente robles de alto fuste, de fi-bras rectas y apretadas. No todos los ro-bles valan pero podan servir algunoscastaos y robinias. ste ltimo, deno-minado comnmente falsa acacia, erasobre todo empleado en la fabricacinde toneles para aguardiente porque sedilua ligeramente y se beneficiaba deun gusto agradable que el roble no daba.La panoplia del dolador comprenda po-cas herramientas: una sierra, un destral,cuas, un hacha sencilla, un separadory una plana (til para cepillar la made-ra). El hacha y el separador se parecan,con su larga lengua perpendicular almango; pero el hierro del primero, con-

    Arriba una gavilla de lea. Abajo con unosalicates para flejar las cerillas. A la derecha(arriba) pilas de cerillas. A la derechaabajo un fendador va sacando las duelas dela troza

    vexo, era cortante, mientras que el se-gundo, recto, no lo era.Todos estos instrumentos salan de laforja de los afiladores con temple de ace-ro. Un dolador o fendador deba mor-der la madera sin que sta se torcierani se debilitara. El dolador afilaba susherramientas personalmente, en la mue-la (piedra de afilar) y ms raramente conlima; el tanino del roble y del castaocorroa las herramientas con el uso.Cada dolador procuraba dar a sus hojasun filo impecable, de tal forma que eranmuy frecuentes las cicatrices en la manoizquierda, consecuencia de cortes des-afortunados. Sin embargo los acciden-tes no solan ser graves si se manejabanlas herramientas con atencin.Se comenzaba por examinar la troza queno tena prcticamente nudos. Despus