oficina libre de ruidos.docx

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Distrae y causa estrés. Un informe destaca que un menor nivel de sonidos aumenta la concentración en un 50%. Teléfonos sonando, murmullos de conversación, el ruido del teclado, la fotocopiadora, las risas de los compañeros en una reunión cercana, el pitido del email que informa que acaba de entrar un correo al compañero. Muchos trabajadores viven esta situación día a día en la oficina. El ruido no es la principal dolencia laboral, pero sí una de las principales causas de distracción y estrés entre los empleados. La American Society of Interior Designers (ASID) y Steelcase, compañía de diseño y equipamiento de espacios de trabajo, han estudiado los efectos de la acústica en la productividad y han llegado a la conclusión de que reduciendo los ruidos en la oficina, aumentaría la concentración de los trabajadores en casi un 50%. El informe, denominado Sound Solutions, pone de manifiesto además que el problema se ha agravado en los últimos años, con la proliferación de las tecnologías móviles y las nuevas formas de trabajo que han cambiado la configuración de las centros de trabajo. Jerónimo Maqueda, director de la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo, establece una vinculación directa entre el nivel de ruido y la percepción de malestar. Apoya su apreciación en la sexta Encuesta Nacional sobre Condiciones de Trabajo, en la que la cuarta parte de los trabajadores asegura estar sometidos a un ruido molesto. Confort acústico Pero ¿cómo se llega a la ausencia de confort acústico? José Manuel Rodríguez, jefe del Servicio de Medicina en el Trabajo, Ergonomía y Psicosociología Aplicada, organismo de la Comunidad de Madrid, distingue entre el ruido que supera los 80 decibelios, considerados nocivos y que son sancionados por la legislación, y otros que no superan ese volumen y que en una oficina se generan alrededor de los teléfonos, impresoras y conversaciones, entre otros. La recomendación es que el confort acústico en el trabajo con pantalla de visualización (de oficina) no supere los 55 decibelios, recuerda Mariano Martínez, coordinador de Higiene Industrial de la Sociedad de Prevención de Fremap. Jerónimo Maqueda considera recomendable un nivel de entre 30 y 40 decibelios para un ambiente de oficina. ´Soportando 30 decibelios, por la noche, el trabajador ya sufriría alteraciones de sueño´. Al insomnio, habría que sumar estrés, falta de concentración, trastornos digestivos, sensación de cansancio y problemas de comportamiento. ´En manos de las empresas está adoptar medidas para mejorar el confort en el trabajo´, señala José Manuel Rodríguez. Abordar el control del ruido en las oficinas no es sencillo, en la medida en que la fuente son las personas. Una charla normal genera un nivel de ruido cercano a los 50 decibelios, mientras que los gritos llegan a los 70, según el informe

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Page 1: oficina libre de ruidos.docx

Distrae y causa estrés. Un informe destaca que un menor nivel de sonidos aumenta la

concentración en un 50%.

Teléfonos sonando, murmullos de conversación, el ruido del teclado, la fotocopiadora, las risas de los

compañeros en una reunión cercana, el pitido del email que informa que acaba de entrar un correo al

compañero. Muchos trabajadores viven esta situación día a día en la oficina. El ruido no es la principal

dolencia laboral, pero sí una de las principales causas de distracción y estrés entre los empleados.

La American Society of Interior Designers (ASID) y Steelcase, compañía de diseño y equipamiento de

espacios de trabajo, han estudiado los efectos de la acústica en la productividad y han llegado a la conclusión

de que reduciendo los ruidos en la oficina, aumentaría la concentración de los trabajadores en casi un 50%. El

informe, denominado Sound Solutions, pone de manifiesto además que el problema se ha agravado en los

últimos años, con la proliferación de las tecnologías móviles y las nuevas formas de trabajo que han cambiado

la configuración de las centros de trabajo.

Jerónimo Maqueda, director de la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo, establece una vinculación

directa entre el nivel de ruido y la percepción de malestar. Apoya su apreciación en la sexta Encuesta

Nacional sobre Condiciones de Trabajo, en la que la cuarta parte de los trabajadores asegura estar sometidos

a un ruido molesto.

Confort acústico

Pero ¿cómo se llega a la ausencia de confort acústico? José Manuel Rodríguez, jefe del Servicio de Medicina

en el Trabajo, Ergonomía y Psicosociología Aplicada, organismo de la Comunidad de Madrid, distingue entre

el ruido que supera los 80 decibelios, considerados nocivos y que son sancionados por la legislación, y otros

que no superan ese volumen y que en una oficina se generan alrededor de los teléfonos, impresoras y

conversaciones, entre otros. La recomendación es que el confort acústico en el trabajo con pantalla de

visualización (de oficina) no supere los 55 decibelios, recuerda Mariano Martínez, coordinador de Higiene

Industrial de la Sociedad de Prevención de Fremap.

Jerónimo Maqueda considera recomendable un nivel de entre 30 y 40 decibelios para un ambiente de oficina.

´Soportando 30 decibelios, por la noche, el trabajador ya sufriría alteraciones de sueño´. Al insomnio, habría

que sumar estrés, falta de concentración, trastornos digestivos, sensación de cansancio y problemas de

comportamiento. ´En manos de las empresas está adoptar medidas para mejorar el confort en el trabajo´,

señala José Manuel Rodríguez.

Abordar el control del ruido en las oficinas no es sencillo, en la medida en que la fuente son las personas. Una

charla normal genera un nivel de ruido cercano a los 50 decibelios, mientras que los gritos llegan a los 70,

según el informe Sound Solutions. Y los espacios diáfanos, tan acordes a las últimas tendencias, dan lugar a

un ambiente mucho más ruidoso.

Según José Luis López Saldaña, director de Marketing e I+D+i de AF Steelcase, ´cuando varias personas

trabajan juntas en un recinto, los aspectos acústicos deben estar cuidadosamente estudiados. Es preciso

analizar dos fenómenos contrapuestos que se complementan: el aislamiento y la absorción del ruido´. El

aislamiento se trata mediantes superficies aislantes que actúan como barreras a la propagación del sonido,

mientras que, por el contrario, la absorción requiere superficies fonoabsorbentes que reducen el nivel de

ruido, atrapándolo y evitando que las ondas sonoras reboten o se reflejen.

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La fuente de sonido más habitual, la conversación, puede tratarse con la instalación de pantallas o paneles

del orden de un metro y medio de altura. Otra opción es colocar sobre la mesa objetos absorbentes de sonido

que alcance 1,25 metros de altura sobre el suelo.

En los recintos vacíos de suelos, techos y paredes duras (reflectantes) el ruido retumba o reverbera de forma

muy molesta y tarda mucho en amortiguarse porque rebota una y otra vez. Una disposición adecuada del

mobiliario puede mejorar el comportamiento acústico del espacio. Sillas con tapizado bland, carteles en las

paredes, techos huecos, suelos enmoquetados y cortinas tapizadas son las mejores soluciones para la

absorción del ruido.

Menos metros

Cada trabajador europeo dispone de un espacio medio de oficina de 13 metros cuadrados, según el estudio

europeo de propietarios e inquilinos de oficinas elaborado por la consultora inmobiliaria Cushman &

Wakefield. La tendencia apunta a una mayor densidad, ya que el ratio es menor en las oficinas construidas a

partir del año 2000. En la encuesta realizada por Cushman & Wakefield hace un año, el 40% de las

compañías entrevistadas aseguraban que su densidad de ocupación se estaba incrementando, en

comparación con el 33% actual. La disminución de superficie por trabajador se explica por factores como la

apuesta por los espacios diáfanos, los puestos compartidos y el crecimiento de teletrabajo, según la directora

de oficinas de Cushman & Wakefield en Madrid, Alicia Puertas. En el estudio, el 58% de las empresas

europeas que han participado en el estudio admite que podría utilizar el espacio de manera más eficiente.