oda a la cebolla
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Citlali Valentina Bonilla García
ODA A LA CEBOLLA
Pablo Neruda
Una oda es un poema lírico largo y serio tanto en el tema que trata como en la forma de
manejarlo, su estilo es elevado y posee una elaborada estructura en las estrofas… el
prototipo de este tipo de poemas fue establecido por el poeta griego Píndaro (Abrams
198). Pero la oda que se analiza en este ensayo no cae enteramente dentro de esta
definición puesto que la oda pindárica establece un patrón de grupos de tres: estrofa,
antiestrofa y epodo; más bien se podría decir que Oda a la cebolla es una oda irregular.
Este tipo de oda fue introducida en 1656 por Abraham Cowley quien imitó el estilo y
asuntos que trataba la oda pindárica pero ignoró el modelo recurrente de las estrofas y
en cambio permitió que cada una estableciera su propio modelo en cuanto a la
variación del largo de los versos, el número de los mismos y el esquema de la rima
(Abrams 198).
Neruda trata en esta oda un asunto o tema aparentemente intrascendente como la
cebolla. Esto ejerce un contraste formidable con los temas tradicionales de las odas ya
que éstas lidian habitualmente con temas relativos a las grandes hazañas de seres
mitológicos o héroes del folklor. En cambio Neruda decide adentrarse en un tema
común, tan común que para la gente pasa desapercibido: el origen y los favores de una
planta. Sin embargo lo hace con un lenguaje esmerado y delicado que establece una
tensión entre dicho lenguaje y el tema tratado puesto que no se esperaría que se
empleen versos tales como / y parece que el cielo contribuye / dándote fina forma de
granizo / a celebrar tu claridad picada /. Se preocupa por enaltecerla, por hacer que el
lector vuelva la mirada hacia un tema tan simple pero a la vez tan vital como la comida
y esto lo hace patente con la comparación que hace de ella con un planeta resaltando
así la importancia que tiene para la vida misma.
De la misma forma que la oda irregular, en Oda a la cebolla no se aprecia un patrón
regular en las rimas ni en el largo de los versos, pero aunque pareciera que no siguen
patrón alguno, un detalle curioso que vale la pena mencionar es que si se centran los
versos la forma que toma el poema es precisamente como la de una cebolla con su
tallo.