obra educativa santander, 1819-26, vol 1

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1: 1 1 r FUNDACION PARA LA CONMEMORACION DEL BICENTENARIO DEL NATALICIO Y EL SESQUICENTENARIO DE LA MUERTE DEL GENERAL FRANCISCO DE PAULA SANTANDER OBRA EDUCATIVA DE SANTANDER 1819- 1826 TOMOI / PROLOGO JORGE ELIECER RUIZ BIBLIOTECA DE LA PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA ADMINISTRACION VIRGILIO BARCO BOGOTA. 1990

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Obra educativa de Francisco de Paula Santander, 1819-26. Volumen 1 de 3.

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    FUNDACION PARA LA CONMEMORACION DEL BICENTENARIO DEL NATALICIO Y EL SESQUICENTENARIO DE LA MUERTE

    DEL GENERAL FRANCISCO DE PAULA SANTANDER

    OBRA EDUCATIVA DE SANTANDER 1819- 1826

    TOMOI

    / PROLOGO JORGE ELIECER RUIZ

    BIBLIOTECA DE LA PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA ADMINISTRACION VIRGILIO BARCO

    BOGOTA. 1990

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    Santander, Francisco de Pauta, 1792-1840 Obra educativa de Santander 1 Compilacin Luis Horacio Lpez Domnguez

    Prlogo Jorge Elicer Ruiz. -- Bogot: Fundacin Francisco de Pauta Santander. 1990. 3 V. : 17 x 24 cm. (Coleccin documentos; nos. 65-67) (Biblioteca Presidencia de

    la Repblica; administracin Virgilio Barco). Prlogo general en Tomo _1. Obra editada en 3 Tomos. Asignacin de Tomo dada por el editor.

    l. EDUCACION-COLOMBIA-HISTORIA, 1820-1837. 2. EDUCACION-CO-LOMBIA-LEGISLACION, 1820-1837-HISTORIA. 3. EDUCACION Y ESTADO-COLOMBIA. 4. ENSEANZA OBLIGATORIA-COLOMBIA. 5. ESCUELAS PU-BLICAS-COLOMBIA-HISTORIA. 6. SANTANDER, FRANCISCO DE PAULA, 1792-1840. l. Lpez Domnguez, Luis Horacio, comp. 11. Ruiz, Jorge Elicer, pro l. III. Ttulo.

    Primera edicin: 1990

    ' Fundacin para la Conmemoracin del Bicentenario del Natalicio y el Sesquicentenario de la Muerte del General Francisco de Paula Santander, 1990

    Caa de Moneda. Apartado Areo 18708 Bogot, D. E.

    ISBN: 958-643-000-6 (obra completa) ISBN: 958-643-137-1 (tapa dura) ISBN: 958-643-138-X (rstica)

    Diseo de portada: Taller editorial de la Fundacin Fotografas de portada y guardas: Antonio Castaeda

    Preparacin litogrfica: Grupo Editorial 87. Impresin y encuadernacin: Editorial Presencia Ltda.

    Impreso en Colombia Printed in Colombia

    ADVERTENCIA: Los textos que se renen en el presente volumen

    han sido actualizados onogrfica y tipogrficarnente. cunservnndo la integridad de su contenido.

    eco 370.986

    TABLA DE CONTENIDO

    Santander, educador de la Repblica. Cuatro lustros de construccin nacional XVII

    Nota metodolgica XL VII

    l. Decreto sobre la educacin e instruccin pblicas 3 2. Reedificacin de la biblioteca y el observatorio astronmico 5 3. Sociedad de enseanza de idiomas 6 4. Colegios de la capital 7 5. Acto literario de la provincia de religiosos franciscanos 9 6. Establecimiento de una escuela de primeras letras

    en la parroquia de Chitag, Pamplona 12 7. Decreto sobre patronato de los establecimientos literarios 13 8. Decreto que establece el patronato

    en establecimientos educativos por el gobierno 15 9. Decreto sobre establecimiento de escuelas pblicas en el departamento 17

    10. Reforma al plan de estudios 21 11. Apertura de un curso de geometra en el colegio de San Bartolom 25 12. Decreto por el cual se habilitan los estudios de filosofa y teologa

    en el convento de San Francisco de Tunja 26 13. Teologa y ciencias naturales 29 14. Escuela de Zipaquir 31 15. Ley 8 sobre creacin de escuelas de primeras letras 32 16. Ley lO sobre el establecimiento de escuelas en los conventos

    de religiosas para la educacin de las nias 39 17, Ley sobre la exencin de portes en los correos a los peridicos y gacetas 41 18. Ley por la que se ordena el establecimiento de colegios

    o casas de educacin en las provincias de Colombia 43

  • 19. Fundacin de escuelas en la provincia de Tunja 46 59. Decreto sobre establecimiento de una casa de educacin en Tocuyo, 20. Ley sobre la supresin de conventos menores 47 provincia de Caracas 116 21. Escuelas de Antioquia 49 60. Decreto sobre el establecimiento de un colegio en el departamento 22. Libro de aritmtica 50

    del Istmo, en la ciudad de Panam 118 23. Decreto sobre establecimiento de escuelas normales 61. Educacin patritica de la juventud colombiana. Fundacin de un instituto 121

    del mtodo lancasteriano 51 62. Decreto por el cual se establece una escuela en la provincia 24. Decreto sobre capellanas que se aplicarn a colegios 53 de Veragua, departamento del Istmo 123 25. Escuelas en San Gil y Bogot 55 63. Apertura del colegio de Antioquia 125 26. Decreto sobre becas para indios 57 64. Apertura del colegio de ordenandos de Bogot 127 27. Decreto sobre bibliotecas pblicas 59 65. Difusin del conocimiento de la constitucin en colegios y universidades 128 28. Decreto de creacin del colegio de Boyac 61 66. Certamen pblico en la escuela de Simit, Magdalena 129 29. Decreto sobre hospicio de Pamplona 63 67. Apertura del aula de filosofa en la villa de Socorro 130 30. Decreto sobre la escuela nutica en Cartagena 65 68. Decreto sobre el establecimiento de una ctedra de botnica 31. Escuela de enseanza mutua de Bogot 68 en el museo de la capital 131 32. Relacin de decretos de 1821 y 1822 70 69. Publicacin de dos memorias 133 33. Decreto sobre administracin de los conventos suprimidos 74 70. Decreto que establece el reglamento interior de la escuela de minas 134 34. Cursos de anatoma y de fisiologa 75 71. Nombramientos de profesores para la escuela de minas 138 35. Decreto sobre creacin del colegio de Antioquia 77 72. Apertura de la academia de nutica en Guayaquil 139 36. Instalacin del colegio de Boyac 80 73. Apertura del curso de filosofa en el colegio nacional de Cartagena 140 37. Restablecimiento del colegio de Popayn 83 74. Escuelas establecidas en las provincias de la Repblica 141 38. Escuela de Santa Rosa, Boyac 84 75. Contribucin del obispo de Popayn para el fomento del colegio seminario 142 39. Decreto sobre creacin del colegio de San Simn en lbagu 85 76. Conmemoraciones con motivo de las fiestas nacionales 144 40. Fiestas nacionales del 24 al 27 de diciembre de 1822 88 77. Decreto por el cual se suprime la ctedra de moral prctica 41. Decreto sobre creacin de escuelas en Mariquita, Honda e lbagu 90 y se establece una de derecho pblico en la universidad de Caracas 147 42. Colegio y escuela de Popayn y escuelas en Antioquia y Socorro 92 78. Decreto sobre el plan de estudios en todos los colegios 43. Colegio de Boyac 94 y casas de educacin 149 44. El padre Mora y el mtodo lancasteriano en Popayn 95 79. Estado de las escuelas de primeras letras 151 45. Expedicin de historia natural . . 96 80. Toma de una beca por un indgena en el colegio mayor del Rosario 153 46. Decreto sobre establecimiento del colegio de Santa Ltbrada en Calt 97 81. Certamen en la escuela lancasteriana de la parroquia de las Nieves 154 47. Decreto sobre establecimiento de un seminario 82. Establecimiento de escuelas en el departamento de Venezuela 155

    o casa de educacin en Pamplona lOO 83. Establecimiento de ctedras de derecho en los colegios de Cuenca 156 48. Decreto sobre establecimiento de una casa de educacin en Valencia 102 84. Decreto sobre establecimiento de ctedras de derecho civil, pblico 49. Apertura de curso de filosofa en el colegio de Guayaquil 104 y poltico en el colegio seminario de Cuenca 158 50. Ley sobre la creacin de un colegio de ordenandos 105 85. Colegios de las provincias del Orinoco y leyes para la educacin pblica 160 51. El cura de Ramiriqu ofrece una beca en el colegio de Boyac 107 86. Certamen pblico en el colegio de Boyac 161 52. Ofrecimiento del presbtero Juan Antonio Eguiguren para la dotacin 87. Escuela de primeras letras de la villa de Rionegro 163

    de la escuela de Puente Nacional 1(}8 88. Escuela de la parroquia del Espinal 164 53. Relacin de las escuelas de primeras letras establecidas en la Repblica 109 89. Cuestiones sobre la ley de imprenta 165 54. Ofrecimiento de clases de oratoria en el colegio mayor del Rosario 111 90. Certamen pblico de los estudiantes de las escuelas de V lez y Charal 167 55. Casa de estudios de la villa de San Gil 112 91. Libros donados al colegio de la ciudad de Cali en la provincia 56. Establecimiento de un museo y escuela de minera en la capital 113 de Popayn por su vicerrector, el doctor Ignacio Nez 169 57. La apertura del curso de medicina en el colegio de San Bartolom 114 92. Mtodo lancasteriano en las provincias del Magdalena y Venezuela 170 58. Establecimiento de la escuela de minera en la capital de la Repblica 115 93. Lista de las escuelas establecidas en el departamento de Guayaquil 171

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    94. Fomento de la literatura en la universidad de Caracas . 172 130. Examen pblico de los alumnos de la escuela lancasteriana de Medelln 229 95. Decreto restableciendo el antiguo colegio seminario de Santa Marta 174 131. Exmenes literarios de los alumnos de la universidad de Caracas 230 96. Colegio de Boyac . . 177 132. Certamen pblico de los alumnos de la casa de educacin de V lez 231 97. Nombramiento de un taqugrafo para la cmara de representantes. 133. Certamen pblico de los alumnos de las escuelas

    Enseanza de taquigrafa 178 de Chipat y Valle-de-Jess-Mara 232 98. Ensayo de la historia civil del Paraguay, Buenos Aires y Tucumn 179 134. Certamen pblico en la escuela lancasteriana de las Nieves 233 99. Decreto que establece el colegio de San Jos de Guanent, de San Gil 180 135. Examen de geometra y aritmtica en la escueta nutica 234

    100. Colegio del Istmo 183 136. Progresos de la juventud de Caracas en la ciencia de derecho pblico 235 101. Colegio de Antioquia 184 137. Apertura de la escuela de primeras letras en Turbaco, Magdalena 237 102. Apertura del museo de historia natural 185 138. Representaciones de los alumnos de San Bartolom 103. Escuela de primeras letras en Cali . 187 con motivo de la victoria de Ayacucho 238 104. Decreto que establece una escuela de primeras letras en V lez 188 139. Sobre el plan de estudios de Espaa 239 105. Actos literarios de la juventud de Bogot 190 140. Retraso en el establecimiento de colegios para Maracaibo y Apure 241 106. Ley sobre los medios para civilizar a los indios salvajes 193 141. ResultadOs de las disposiciones del ejecutivo en materia de arreglo 107. Actos literarios de los colegios de Cuenca, Popayn y V lez 195 de los estudios en el Ecuador 242 108. Apertura de la academia de taquigrafa en el colegio de San Bartolom 197 142. Relacin del nmero de estudiantes de la universidad de Caracas 244 109. Colegio de Guayaquil 198 143. Apertura de la escuela de primeras letras en Panam 246 110. Libertad de imprenta 199 144. Iniciacin de actividades en el colegio de San Simn, lbagu 247 111 . Escuela nutica de Cartagena 200 145. Decreto sobre presentacin de exmenes anuales pblicos en los colegios 248 112. Apertura de la escuela de enseanza mutua en Caracas 202 146. Ley por la cual se dispone que la ilegitimidad no es obstculo 113. Donacin de una casa para escuela de nias en Pamplona por parte para obtener grados 250

    de la hermandad de San Pedro 203 147. Fundacin de una casa de educacin en Guanare, Venezuela 252 114. Decreto por medio del cual se establece un colegio en Cuman 204 148. Presentacin de exmenes en el colegio de San Ignacio 254 115. Decreto por medio del cual se establece un colegio 149. Ley sobre el establecimiento de escuelas de navegacin

    en Santo Toms de Angostura 207 en los puertos de la Repblica 255

    1

    116. Decreto por el cual se establece una ctedra de idiomas 150. Ley que establece las reglas que han de observarse en el colegio de San Bartolom 210 en la incorporacin de abogados de otros estados

    117. Apertura de la clase de filosofa en el colegio de Pamplona 212 en los tribunales de la Repblica 257 118. Nombramientos en los colegios de Boyac y de San Simn 213 151. Progresos en el colegio de Cuenca y la educacin religiosa 259 119. Defensa de estudiantes de filosofa en el colegio de Guanent 214 152. Actos literarios en el colegio de San Bartolom 261 120. Establecimiento de escuelas de primeras letras en Neiva 153. Resolucin por la cual se reglamentan los estudios de derecho 263

    y parroquias de Villavieja y Yaguar 215 154. Certmenes en Boyac, Vlez, Medelln, Rionegro y Neiva 265 121. Decreto que establece el colegio de Cartagena de Colombia 216 155. Actos literarios en el colegio del Rosario 267 122. Nombramiento de ctedra de economa poltica 156. Convocatoria a ctedras vacantes en colegios de Boyac y San Gil 270

    en el colegio de San Bartolom 219 157. Donaciones al colegio de Guanent, Socorro 271 123. Funciones de msica y canto en el teatro 220 158. Apertura de la escuela de primeras letras en Guayat 272 124. Decreto que establece el tiempo destinado para los estudios 221 159. Actos literarios pblicos en el colegio seminario de Popayn 273 125. Colegio de San Jos de Guanent 223 160. Certmenes en el colegio de Santa Librada, Cali 274 126. Examen general de los nios de la escuela lancasteriana 161. Actos pblicos de la escuela de anatoma 275

    durante las fiestas nacionales 224 162. Donacin al colegio de Medelln 276 127. Ofrecimiento para ensear matemticas y humanidades a los jvenes 225 163. Concurso de filosofa 277 128. Decreto que establece una casa de educacin en Momps 226 164. Certmenes en Quito y Pamplona 281 129. Apertura del colegio de Santa Marta 228 165. Certmenes en los colegios de San Gil y Socorro 283

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    166. Inauguracin del colegio de Cartagena de Colombia 167. Establecimiento de escuela de primeras letras en Ortega 1

    168. Sucesin en rectora del colegio de San Bartolom 169. Decreto estableciendo una ctedra de derecho cannico

    en el colegio de Boyac 170. Circular de la secretara de Estado en que se solicita la aplicacin

    del plan de estudios en los colegios y casas de estudio 171. Decreto que seala los autores por los cuales deben estudiar

    los alumnos en las ctedras de derecho 172. Establecimiento de la escuela de primeras letras en Honda 173. Solicitud de la junta provincial de Pichincha sobre el establecimiento

    de una escuela y reformas universitarias 174. Proposiciones de los estudiantes de la universidad de Caracas 175. Certamen en el colegio de San Simn 176. Renuncias de los rectores de los colegios de Boyac y Guanent 177. Instalacin de la casa de educacin de la villa de Momps 178. Examen pblico en la escuela de Garagoa 179. Contribucin de los habitantes de Socorro a la educacin 180. Adelantos en las escuelas de la provincia de Manab 181. Donacin a la educacin pblica de la ciudad de Maracaibo

    1

    182. Certamen en la escuela lancasteriana 183. Federacin literaria de las repblicas americanas 184. Sociedad de amigos de la instruccin elemental, Momps 185. Apertura de la escuela lancasteriana de Guayaquil 186. Donacin de objetos al museo nacional por Antonio Jos de Sucre 187. Informe de actividades del director del museo nacional 188. Certamen pblico de la escuela de Rionegro 189. Fundacin de casa de estudios en Chiquinquir 190. Establecimiento del colegio de la villa del Socorro 191. Creacin de ctedra de gramtica en la provincia de Casanare 192. Certamen en la escuela de Honda 193. Cursantes en la universidad de Caracas 194. Actos pblicos en el colegio de San Buenaventura de Mrida 195. Matriculados en escuelas de Cuenca y Loja 196. Progresos de los estudiantes en la escuela lancasteriana de Ecuador 197. Gratitud expresada t>Or la instalacin del colegio

    en la provincia del Socorro 198. Ley sobre supresin de conventos menores 199. Certmenes en el colegio de Guayaquil 200. Proposiciones para el arreglo de gastos de alimentos de los colegiales 201. Decreto sobre reformas en los colegios para promover

    la mejora de los estudios 202. Presentacin de exmenes en la casa de educacin de Vlez

    285 286 288

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    296 298 300 301 302 303 304 305 306 307 308 310 312 313 314 316 317 319 321 323 324 326 327 328

    329 331 334 335

    337 339

    203. 204.

    . 205. 206.

    207. 208.

    209. 210. 211. 212.

    213. 214. 215. 216. 217. 218. 219.

    Decreto sobre civilizacin de indgenas 340 Postergacin de actos pblicos en el colegio del Rosario por terremoto 342 Sancin del plan general de enseanza 343 Decreto que autoriza el establecimiento de la universidad central de Bogot 344 Designacin de miembros de la academia nacional de Colombia 347 Renuncia del rector de la universidad de Santo Toms y confirmacin por el gobierno del sucesor 349 Creacin de escuelas en los departamentos del sur 351 Certmenes en los colegios de Bogot 352 Instalacin de la universidad central de Bogot y de la academia nacional 353 Actos de instalacin de la universidad central de Bogot y de la academia nacional 354 Examen pblico en la escuela lancasteriana de la capital 357 Escuelas y colegios en las provincias. de Cuenca y Loja 358 Designacin de catedrticos en la universidad central de Bogot 359 Validez de los ttulos de la universidad de Santo Toms 361 Dificultades en la universidad de Bogot 362 Comentarios sobre el plan de instruccin pblica 364 Ms comentarios sobre el plan de instruccin pblica 367

    INDICES

    Onomstico 375 Toponmico 389 Temtico 403

    Cronologa 435

  • SANTANDER, EDUCADOR DE LA REPUBLICA. CUATRO LUSTROS DE CONSTRUCCION NACIONAL

    Los aos que siguieron en forma inmediata a la proclamacin de la independencia constituyen uno de los campos privilegiados de los historia-dores, principalmente de aquellos que se ocupan de los aspectos polticos, militares y diplomticos de la vida de los pueblos. Los historiadores tradi-cionales, fascinados por los grandes acontecimientos, olvidaban con frecuen-cia la trama de la cultura material e intelectual sobre la que se libraban las luchas por el poder y las batallas militares. Slo a partir de los trabajos de los precursores de lo que entre nosotros se ha convenido en llamar Nueva Historia -Luis Eduardo Nieto Arteta, Luis Os pina V squez- se ha prestado atencin a la sociedad y a la cultura, se han examinado los problemas bsicos con una mirada nueva y se han perfeccionado nuevos instrumentos para asir la realidad, diferentes a la narracin de los sucesos ms o menos extraordi-narios que desbordaban la monotona de la vida cotidiana. Jaime Jaramillo Uribe y sus discpulos introdujeron nuevos "problemas", "nuevos objetivos" y ''nuevos mtodos" en el tratamiento de la historia, sacndola del marasmo narrativo, entre ficcin, apologa y dicterio, en que se movi a partir de los cronistas de la colonia y los memorialistas del siglo XIX, obstinados estos ltimos en prolongar sus querellas ms all de los enfrentamientos armados. Para entrar en materia vamos a definir, en primer lugar, los lmites de este prlogo, que pretende servir de introduccin a los tres tomos en que se recogen las leyes, decretos, informaciones periodsticas y comentarios doc-trinales que integran la empresa educativa del general Santander.

    XVII

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    Veamos, en primer lugar, cul fue el punto de partida y el propsito del presidente de la Repblica, doctor Virgilio Barco, de incorporar dentro de la Biblioteca de la Presidencia de la Repblica el repertorio documental de la vida pblica de Santander. Examinaremos luego los resultados que es esperable obtener de este empeo arqueolgico, y, por ltimo, aventuraremos algunas interpretaciones sobre el alcance, la significacin y la permanencia de una obra que se sita en las races mismas de nuestra personalidad histrica.

    Largos aos de trajinar en los dominios inabarcables de la educacin y de la cultura nos han convencido de que en estos campos, a contrario sensu de los de la ciencia y la tecnologa o del manejo econmico, son imprescin-dibles la .continuidad, el examen de la tradicin, el minucioso escrutinio de la raz histrica. La personalidad no da saltos. Por eso si queremos cambiar debemos indagar en el pasado las causas de esta apetencia, ya que el solo deseo de cambio implica ya un cambio y mejor podremos comprender su sentido y dominar su direccin si nos colocamos con decisin en sus comien-zos. El dominio consciente de los materiales histricos no es una garanta de que podremos construir el futuro pero probablemente realizaremos mejor esta ltima tarea si conocemos las dificultades y las trampas que tuvieron que sortear o en que cayeron nuestros predecesores. En pocas oscuras se impone apelar al pasado, pero no a su fascinacin mtica sino a su escrutinio crtico. Y nada tan semejante a nuestra poca como la poca en que vivieron los constructores de la Repblica, cuando parece que todo anda trastornado y que es preciso echar los cimientos no slo de una nueva legalidad sino de una tica y una moral consecuentes.

    J. Una celebracin centenaria

    Desde el comienzo de su gobierno se preocup el presidente Barco por iniciar los preparativos para la conmemoracin del sesquicentenario de la muerte (6 de mayo de 1990) y el segundo centenario del nacimiento del general Santander (2 de abril de 1992), quien mereci del Libertador el ttulo de Organizador de la victoria y de sus conciudadanos el de Hombre de las Leyes, por el respeto y obedecimiento que siempre manifest por ellas y por el cuidado con que contribuy a la formulacin de un cuerpo constitucional y legal que permitiera el desarrollo ordenado de la Repblica que haba contribuido a crear.

    XVIII

    Organiz el presidente, en efecto, la Fundacin para la Conmemoracin del Bicentenario del NataliCio y el Sesquicentenario de la Muerte del General Francisco de Pauta Santander, al frente de la cual destac a un selecto grupo de esciitores e investigadores que haban comprometido sus talentos en la investigacin histrica y en el manejo y direccin de asuntos educativos, culturales y econmicos. En fecha tan temprana como el 6 de mayo de 1988, al hacer entrega de los primeros tomos de lo que ira formando la coleccin bibliogrfica del general Santander y sobre su vida y obra, expres el doctor Barco:

    "Coincidirn las conmemoraciones santanderinas con un proceso de recapitulacin histrica de nuestra nacionalidad, de nuestra emanci-pacin y formacin de la vida republicana, que nos permita afirmar nuestra identidad en el concierto de los pueblos de Amrica, al aden-trarnos en la celebracin del quinto centenario del descubrimiento del continente, encuentro de dos mundos"1

    Y ms adelante aadi, precisando el alcance de sus propsitos:

    "La invitacin que estamos haciendo a conocer la verdadera dimen-sin de Santander, uno de los actores ms importantes en la construccin de nuestra Repblica, est acompaada de un esfuerzo por evitar la historia alternativa Santander-Bolvar. Este dualismo, enconado por un siglo y medio de ditirambos, diatribas, invectivas y detracciones, dirigidos a disminuir o menospreciar a uno u otro, ha correspondido a una etapa que ya estamos superando en la forma de interpretar nuestro pasado"2

    Esta invitacin a superar las querellas que dividieron a los idelogos de su poca y que se prolongaron en los enfrentamientos de los dos partidos histricos (conservador-bolivariano y liberal-santanderista) durante todo el siglo XIX, refleja no solo el pragmatismo del presidente sino que constituye una apelacin ejemplar a aquella historia monumental y crtica a la vez, en la que debe haber un lugar para todos los grandes constructores de la nacio-nalidad, as estu\lieran inspirados por doctrinas antitticas o contradictorias, el que no es el caso de Bolvar y Santander, que solamente se opusieron cuando sus seguidores ms ignorantes y pendencieros o ms idealistas y

    XIX

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    empecinados envenenaron sus espritus con el corrosivo de la suspicacia. In-fortunadamente quienes se reclamaban sus herederos no comprendieron el profundo sentido de las palabras del Libertador cuarido dijo, al final de su vida:

    "El no habernos compuesto con Santander nos ha perdido a todos"3

    Las pasiones y el irracionalismo que se fueron amontonando en esta querella fijaron y limitaron la accin de los partidos, impidieron su adaptacin a los tiempos y los mantuvieron, hasta muy entrado el siglo XX, en un arcaico ideologismo que ha sido muy difcil de superar.

    El examen de una cuestin tan controversia} y tan actual como la de las ideologas, enfrentada o no a la del pragmatismo en poltica, tal vez no tenga un perodo tan rico como aquel en que se desempe la vida pblica del general Santander, y los nombres y las ideas de Azuero, Castillo y Rada, Florentino Gonzlez, Ezequiel Rojas, Mariano Ospina Rodrguez, prolongan su imperio hasta la poca del radicalismo y aun de la regeneracin. Esta circunstancia reclama para l una consideracin detenida, con instrumentos nuevos y previa la compilacin y publicacin de todo el acervo documental que sustente los hechos y establezca las ideologas, tal como fue la aspiracin del presidente Barco al constituir la Fundacin:

    "La Fundacin Francisco de Pauta Santander se cre para rescatar, ordenar, editar y fomentar los estudios histricos de la emancipacin y de la vida republicana de Colombia, perodos en los cuales Santander fue protagonista poltico, militar y diplomtico"4

    Y ms adelante puntualizaba:

    "Recuperar las fuentes histricas de tres dcadas de la vida nacional ha sido uno de los objetivos de la Fundacin. Identificar y sistematizar todos aquellos manuscritos y originales impresos, ediciones conmemo-rativas y repertorios documentales. En fin, toda aquella literatura sobre el general Santander y su poca"5

    Esta aspiracin se previ colmar en 30 volmenes, hoy se han publicado 63 y seguramente superar esta cifra si el cambio de gobierno no cambia

    XX

    tambin las preocupaciones de los historiadores y de los administradores, dejando de nuevo inconclusa una obra que hace tiempos debiera haberse culminado.

    Por lo que respecta a la obra educativa de Santander esta se recoge en los tres volmenes que se han completado con las leyes, decretos, noticias, instrucciones y declaraciones de intencin expedidas entre 1819 y 1837, durante las vicepresidencias de Santander en Cundinamarca y la Gran Colom-bia y su presidencia en la Nueva Granada. Quien las examine con deteni-miento dentro del contexto de la poca, seguramente llegar a la misma conclusin a que lleg don Salvador Camacho Roldn en los artculos que dedic a su vida y su obra en el Papel Peridico Ilustrado en 1881 y 1892, en donde puede leerse esta apretada sntesis que nos servir para retener la atencin de los lectores en uno de los aspectos ms exaltados pero menos estudiados de la obra del general Santander:

    "Establecimiento de escuelas y colegios, las primeras en todos los distritos, los segundos en las capitales de las provincias. Este es el gran timbre de la administracin republicana del general Santander, y el que por s solo bastara para darle un ttulo incontestable a la gratitud de los colombianos. Nadie ha mostrado despus el vigor y la perseve-rancia de esfuerzos que l para poner este ramo esencial de la Repblica en la altura que corresponde. El general Santander es sin disputa el fundador de la educacin pblica en Colombia. Esos trabajos en medio de otras multiplicadas y urgentes tareas, del atraso del tiempo, de la penuria del tesoro, de la escasez de maestros, de la ignorancia de los mtodos, revelan convicciones profundas, espritu republicano de la ms pura ley, y alta previsin del porvenir"6

    Estas son las dificultades que tuvo que vencer, estas las calamidades con que supo adelantar su obra. Unas y otras son suficientes para demandar un estudio detenido que ponga de manifiesto los resortes que dieron movi-miento y continuidad a una empresa que supera los lmites de la cuantificacin y se establece por derecho propio en el terreno ejemplar de la educacin de los pueblos. Surgir as Santander como el educador de la Repblica y no slo de sus conciudadanos. Y se ver cmo su obra, as discrepe circunstan-cialmente de la de Bolvar, se integra, por su espritu, en el gran movimiento

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    que trataba de sacar a la Gran Colombia del atraso en que la haban sumido las cadenas que echaron a su cuello los explotadores.

    II. La utilidad de los estudios hist6ricos

    A menudo omos decir, con una frase que ha hecho carrera de refrn, que los colombianos vivimos a la penltima moda. Probablemente el asfixi-ante dominio que tienen los medis de comunicacin perecederos -radio y televisin- sobre las opiniones y creencias de los ciudadanos, pone una venda en sus ojos y un tapn en sus odos que no les permiten advertir las fuerzas y tendencias que se imponen en el mundo y los condenan a vivir del pasado, de los ruidos del pasado.La aceleracin que imponen los medios a la vida presente imposibilita ver y analizar los actos y sus consecuencias y, ms an -lo que resulta sutilmente daino-, apreciar los efectos del pasado. En suma, las condiciones en que se desarrolla la vida actual -un desarrollo combinado entre modernismo de los medios de comunicacin y primitivismo de las ideas y creencias- son del todo impropias para la reflexin y la crtica, para la admiracin y el respeto. Carecemos, en suma, del sentido histrico que pueda acrecentar las fuerzas vitales y a lo ms nos solazamos en esa historia "anticuarla" que nos hace asombrarnos ms ante los sombreros "Bolvar" y "Morillo", que se impusieron en Pars, durante la Restauracin, como nos trae a la memoria Margarita Combes en sus deliciosos recuerdos de Roulin y sus amigos7 , y nos deja fros e indiferentes ante las contradictorias fbricas de las nuevas repblicas que se estaban edificando entre convulsiones y utopas, pesadillas de la realidad y aspira-ciones inconmensurables.

    Vimos atrs cmo el presidente Barco, al entregar los primeros volme-nes de la Biblioteca Santander, invitaba a los estudiosos colombianos a examinar las fuentes de su pasado para afianzar su identidad y afrontar con instrumentos ms eficaces los retos que nos plantea el porvenir.

    Vimos tambin, de pasada, cmo la historia se habra escrito, en muy buena parte, con los ingredientes de la arqueologa y de la ficcin. Cul es, entonces, la historia que sera deseable edificar en estos momentos en que buscamos con ansiedad una tabla de salvacin, ya venga ella del pasado o nos caiga del cielo, trada por una man inenos cruel y omnii:x>tente que

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    la que entreg las Tablas de la Ley a Moiss? Cul es esta historia y cul es el papel que debemos atribuir a los documentos en su construccin?

    Tal vez nadie lo haya formulado en mejor forma, a la vez til y utpica, es decir, creadora e incitante, que Edward H. Carr en sus conferencias Trevelyan sobre la historia publicadas en 1961, bajo el ttulo Qu es la historia?:

    "As, pues, la historia, en sus dos sentidos -la investigacin lle-vada a cabo por el historiador y los hechos del pasado que l estudia-, es un proceso social, en el que participan los individuos en calidad de seres sociables; y la supuesta anttesis entre la sociedad y el individuo no es sino un despropsito interpuesto en nuestro camino para confun-dimos el pensamiento. El proceso recproco entre el historiador y sus hechos, lo que he llamado el dilogo entre el pasado y el presente, no es dilogo entre individuos abstractos y aislados, sino entre la sociedad de hoy y la sociedad de ayer. La historia, como dijo Burckhardt, 'es el conjunto de lo que una poca encuentra digno de atencin en otra'. El pasado nos resulta inteligible a la luz del presente y slo podemos comprender plenamente el presente a la luz del pasado. Hacer que el hombre pueda comprender la sociedad del pasado, e incrementar su dominio de la sociedad del presente, tal es la doble funcin de la historia"8

    En la medida en que los historiadores -y los ciudadanos, primordial-men>- puedan establecer este dilogo interrumpido entre el presente y su pasado, sus esfuerzos para orientar el futuro sern menos abstractos y la historia ser cada vez menos una distraccin para convertirse en un instru-mento para la crtica d la sociedad. En este orden de ideas, el rescate de la memoria histrica que ha emprendido la Fundacin Santander constituye un aporte fundamental para construir los dos trminos del dilogo: los docu-mentos hablarn por el pasado, los historiadores lo harn por el presente. Aquellos deben ser autnticos y completos hasta donde sea posible; estos deben ser competentes, cultos y profesionales.

    Los documentos que ahora se publican permitirn construir la imagen confiable de una poca decisiva y conocer los mecanismos de accin de los conductores y gobernantes de entonces. Pondremos fin, entonces, a la historia como una prolongacin de las querellas del pasado y la cultivaremos y

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    disfrutaremos como una savia y como una luz vivificante que nos permita dar continuidad a lo que hasta ahora han sido esfuerzos epilpticos para salir de la barbarie y establecemos en la civilizacin. Una aspiracin razonable y modesta pero que parece desmesurada en poca de crisis.

    Nietzsche, a quien es preciso recordar en los momentos de marasmo, para escapar a su fatal parlisis, fijaba los lmites y criterios de los estudios histricos, desde su posicin de fillogo y de filsofo, en trminos que no pugnan con los de un profesional tan competente como Carr. Deca, en efecto, el pensador alemn en su intempestiva 11, De la utilidad y los inconvenientes de los estudios histricos para la vida:

    "La vida tiene necesidad de los servicios de la historia: de esto es tan preciso convencerse como de esta otra proposicin que habr de demostrar ms tarde, a saber: que el exceso de estudios histricos es nocivo para los que viven. La historia pertenece a un ser vivo bajo tres aspectos: le pertenece porque es activo y aspira, porque conserva y venera, porque sufre y tiene necesidad de consuelo. A esta trinidad de relaciones corresponden tres especies de historia, si es lcito distin-guir, en el estudio de la historia, un punto de vista 'monumental', un punto de vista 'anticuario' y un punto de vista 'crtico' '".

    Llevar a un solo cauce estas tres vertientes de los estudios histricos es ahora ms necesario que nunca, cuando la agona de ideologas ancestrales pone trmino al imperio de las pasiones sistemticas y nos indica que el criterio "anticuario" nos sirve para establecer los hechos, el criterio "crtico" para desmitificar la sociedad y el criterio "monumental" para apelar a los hombres representativos que la formaron en las condiciones ms adversas.

    No es necesario apelar a Emerson o a Carlyle para reclamar respeto y restablecer la memoria de quienes fundaron la nacionalidad. El simple pudor nos impide ya poner en los conductores del pasado nuestros rencores e impotencias, nuestros resentimientos. A la luz de los efectos de una obra de tal magnitud, como la empresa educativa del general, se comprendern mejor los grandes temas de nuestra historia, las races de los enfrentamientos polticos, la precariedad de las grandes construcciones ideolgicas.

    Sin pretender tomar partido en la querella del historicismo, podemos convenir en que el sentido de la historia es el producto de los hombres y que los historiadores cumplirfan una elevada tarea educatt~ si lograran

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    desentraar los motivos de sus actos y las aspiraciones que guiaban a los cond~tores y no se entretuvieran en las pequeas pasiones de sus subal-ternos.

    Examinemos algunos de estos. problemas y veamos cmo la memoria histrica nos ensea, si la utilizamos con modestia y prudencia, a conducir la socie4ad por caminos menos catastrficos que los del pasado y menos angustiosos que los que se nos ofrecen en el presente.

    La falta de atencin a la continuidad necesaria de la vida determina una preocupacin obsesiva por ciertos hechos destacados o determinantes -una batalla, una escaramuza diplomtica, la vida de un personaje notable al que se suelen imputar todas las aspiraciones, las frustraciones y las protestas del pueblo- Y el descuido o abandono de la trama sutil con que estn tejidos los movimientos sociales a largo plazo, que dan sentido y coherencia a la vida y a la historia.

    Esta preocupacin por los hechos y por las personas cre naturalmente ciertos ncleos de preferencia que fascinaron a los escritores y dejaron en la oscuridad muchos perodos que no estaban iluminados por las llamaradas de la guerra o monopolizados por un caudillo desorbitado o pintoresco. Jaime Jaramillo Uribe, en sus Tendencias cientficas y frecuencias temticas del pensamiento histrico latinoamericano 10 traza un sugerente bosquejo del desarrollo de la historiografa a partir de la independencia y muestra los puntos temticos que han atrado recurrentemente la atencin de historiadores y crticos. Afortiori podemos deducir que hay sectores ignorados, problemas tan ocultos, pero no por ello de menor importancia, que an estn aguardando al estudioso que los ataque con entusiasmo y rigor. Todo el siglo XVII y parte del xvm, hasta la llegada de la Ilustracin y la revolucin comunera, se mueven an en esta especie de limbo, terreno gaseoso para especulaciones y aventuras de todo gnero pero que poco tienen que ver con el quehacer histrico.

    111. El sentido de la educacin en el proceso revolucionario

    Pocos historiadores y no muchos de los polemistas comprometidos a lo largo de los aos en infmctuosas querellas en tomo de la vida y de la obra del general Santander, han calado tan profunda y certeramente en la perso-nalidad del constructor de la Repblica como el diplomtico e historiador

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    Laureano Garca Ortiz, quien en fecha tan temprana como 1918, con una seguridad que no sucumbe an a los embates de contradictorios y muchas veces arreglados documentos, expresaba en afortunada sntesis:

    "Las dotes para el gobierno que caracterizan a Santander fueron resultado de una robusta y armoniosa combinacin de facultades: una inteligencia clarsima y penetrante, poco inclinada a especulaciones ideolgicas, persistentemente aplicada a la consideracin de los hechos y de los hombres; un gran sentido prctico, lleno de recursos y expe-dientes; una incansable aplicacin al despacho de los negocios; mucha atencin y gran curiosidad en la lectura de ciencias polticas y de historia, es decir, de lo que directa o indirectamente se relaciona con el manejo del Estado, y tan solo con eso; una base de instruccin casi nica entre los guerreros de la independencia, pues cuando ingres al ejrcito acababa de coronar sus estudios jurdicos".

    Ahora, cuando pretendemos introducir al lector en este acopio de docu-mentos en los que se concretan las aspiraciones de Bolvar y Santander (sobre todo de este ltimo, como ejecutor de muchas de las iniciativas que sin su sentido prctico hubieran permanecido como meras utpicas aspiracio-nes) en el dominio de la educacin, es bueno que no perdamos de vista respecto del ilustre granadino que sus dotes de militar, de jurista poltico Y de administrador, reconocidas en su momento por su jefe y superior, el Libertador, y ratificadas en las horas de su larga y miserable agona, son el fundamento indispensable para lograr una comunidad. autntica que legi-time un gobierno democrtico y representativo, como lo queran en Angos-tura y Ccuta los fundadores de la Repblica.

    Para dar a la obra educativa de Santander el sentido que la hace oportuna e inapreciable no basta invocar el tono ideolgico en que se recreaban_ los caudillos de la poca --casi todos, porque la gran mayora, a pesar de sus pugnas y querellas intestinas invocaban los mismos principios y los mismos ancestros: la Ilustracin, Voltaire y Rousseau, la revolucin americana Y los derechos del hombre- sino que es necesario tomar en cuenta las medidas concretas que se tomaron y que no se pueden valorar con la medida de la retrica. Ciertamente Nario y Torres estaban imbuidos de la ideologa revolucionaria de su tiempo, y saban muy bien que la democracia, a dife-rencia de la monarqua y la aristocracia, se fundamenta en la virtud. Bolfvar

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    daba a "las luces" una preeminencia sin discusin en la construccin de los Estados. Casi todos haban ledo con fervor a Montesquieu pero como

    estab~ ocupados en conseguir la independencia en los campos de batalla, no tenan un momento para construir las aulas, en donde se forman los autnticos ciudadanos.

    Carlos R.estrepo Piedrahta, en su examen de los antecedentes y las circunstancias histricas en que se desarroll el congreso constituyente de la Villa del Rosario de Ccuta, 1821 12 , llama "Estado analfabeto" al que se alumbr en aquel escenario mendicante, esclarecido tan slo por el fulgor de la libertad que presagiaban los recientes triunfos de las armas patriotas. Estado analfabeto porque no poda ser otro el que s levantara sobre las tinieblas de la colonia, mantenidas como una condicin necesaria para la explotacin de las riquezas y de las personas y para la inclusin de estas en las posiciones decisorias del gobierno. Quien repase sin prejuicios las rela-ciones de mando de los virreyes podr ver cun poca atencin se prestaba a la educacin y cmo esta estaba siempre ligada a la religin como una forma refinada de convertirla en instrumento de sumisin. En vano muchos tradicionalistas invocarn a los mismos revolucionarios como argumento para destruir la leyenda negra de las tinieblas coloniales: nadie menos que don Rufino J. Cuervo en la Vida de Rufino Cuervo y noticias de su poca, escrita con la colaboracin de su hermano, don Angel, puede ser invocado como exponente ejemplar de esta tesis:

    "Concretndonos a nuestra patria, vemos que la revolucin de 1810 fue proclamada y difundida por un ncleo de hombres que no pudieron formarse sino en el seno de una sociedad culta: Cmo pudo Nario comprender los Derechos del Hombre, que en 1794 tradujo e imprimi furtivamente para circularlos entre sus conciudadanos, y dnde aprendi a manejar la pluma para redactar peridicos polticos en los primeros das de la independencia? Don Camilo Torres no fue a otra parte a adquirir su ciencia jurdica, y en el foro bogotano ensay su magnfica elocuencia. Caldas estudia nuestro cielo en el observatorio de Bogot; como miembro de la comisin botnica, dirigida por el sabio espaol Mutis, describe las bellezas de nuestra zona, y en compaa de Lozano, Valenzuela, Pombo, Zea y otros no menos ilustres funda el Semanario, el peridico ms cientfico que se haya producido en la Amrica del Sur, y que vivi y fue ledo por aos enteros, probando que el pas

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    estaba preparado para recibirlo y que no escaseaban personas vidas de saber. No sin razn, pues, qued sorprendido Alejandro de Humboldt al encontrar all la ciencia floreciente y con elementos para progresar, entre los cuales no era lo ~nos el fervor de sus cultivadores"13

    No obstante este reconocimiento, oportuno y justo, que pone en su sitio las luces y sombras del cuadro colonial, los Cuervo no pudieron por menos de reconocer la precariedad de los recursos que se destinaban a la educacin y el poco calado que esta tena en la sociedad:

    "Sera insensato ocultar que los mtodos de enseanza eran defec-tuossimos, pero eso no dependa de mezquindad en la metrpoli, sino en la misma decadencia en que de tiempo atrs se encontraba ["Culpa fueron del tiempo y no de Espaa", parecen decir, con un argumento que no puede tener otro valor que el de la piadosa disculpa]. Muchos de los maestros y profesores de la colonia eran trasunto de los que formaron a fray Gerundio, y todava en poca muy posterior se vea a los ergotistas manotear, zapatear y vociferar sustentando cuestiones balades; pero nada de eso impeda que los priVilegiados se abriesen camino y que se extendiese ms y ms cada da la aficin a las letras".

    No obstante, la mayora de las familias vivan de la luz que esparcan estos talentos privilegiados y no es, entonces, extrao que l!ubiese hombres ilus-trados tan grotescos como el clebre Baos del congreso de Ccuta o caudillos que escriban sus "Autobiografas" por s mismos, como el valeroso Pez, pero que, por su ignorancia de lo que es el Estado y cules sus deli.!ados y sutiles mecanismos, echaron a perder los esfuerzos y la sangre de miles de sus compatriotas que tenan ms derecho que ellos a conducir el gobierno.

    Aceptado que exista una brillante pero reducida capa de intelectuales formados en los recientes aos de la Ilustracin, todos fueron barridos por la metralla pacificadora entre 1816 y 1819. Los que lograron sobrevivir salieron como sombras declinantes de las prisiones o regresaron para empuar las armas que les dieron la libertad. Lo que quedaba, entonces, era una sociedad analfabeta que deba sustentar un "Estado analfabeto".

    "Lamentacin habitual durante las sesiones del congreso -dice Carlos Restrepo Piedrahta- fue la escasez de ciudadanos preparados

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    -recursos humanos en la moderna teora economicista- para el go-bierno y la administracin. No obstante ello, granadinos notables asis-

    . tieron al congreso y tambin 'algunos de Venezuela, que formaban el ncleo dinmico de la corporacin y en cuyo entorno los acompaaban JDOdestas figuras corporales, vegetativos y desdibujados miembros para los efectos del interna corporis, que cumplan, eso s, su deber patri-tico en calidad de 'representantes de los pueblos de Colombia' llamados a constituir 'la nacin colombiana' "u.

    El diputado Bernardino Tobar expres muy bien esta aflictiva situacin cuando dijo:

    "Los pueblos, no me avergenzo en confesarlo, yacen todava en la ignorancia en que los tena sumergidos el gobierno feudal; ellos tienen aversin a los destinos pblicos, y esto puede salvarse abriendo desde ahora los canales de la ilustracin. La imprenta los ilustrar, les abrir los ojos, y en mejores circunstancias una futura convencin dar a la Repblica la constitucin que le convenga"16

    En estas condiciones de penuria humana tuvo que mantener Santander las conquistas que la espada de Bolvar -y la suya propia- iban sumando a la amenazada y cercada Nueva Granada. Cuando tantos nuevos estadistas se escudan tras las "prioridades" para dejar la educacin en tercer trmino, resulta una leccin reconfortante de previsin y preparacin del futuro, ver cmo un Santander cercado, exigido por las campaas de Bolvar, encuentra tiempo y recursos para adelantar la ms slida, oportuna y perdurable cam-paa educativa que se ha realizado en nuestro pas.

    Muchos son los que niegan a Santander sus mritos apoyndose en sus enemigos polticos, la mayora de ellos provincianos resentidos que slo aspiraban a consolidar para beneficio propio inmediato las conquistas obte-nidAs por las armas. Slo Bolvar supo, realmente, cul era la posicin de Santander, su vala excepcional, la necesidad imprescindible de su presencia y as lo consign en sus cartas al vicepresidente, cuando ya se conjuraban contra l los resentimientos provincianos. El 7 y el 8 de junio de 1825 le escribe desde Arequipa en el cenit de su gloria y quiz tambin de su autoestima:

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    "Usted me habla de retirarse del ser;vicio pblico a causa de sus clicos. No, amigo: usted no debe ni puede retirarse. Usted es el necesario para la marcha de. la Repblica. Usted debe morir en el tribunal, como mi destino es morir en el campo de batalla. Sin usted, qu sera de Colombia, qu sera de nuestro ejrcito y qu sera de nuestra gloria! Dir a usted francamente que si yo no hubiera tenido a usted para defender con sus talentos y con su energa mi obra, ya habra sido arruinada. Y creo ms, sin usted y conmigo no se hubiera perfeccionado bien. Yo no soy administrador y adems soy poco seden-tario para sufrir el bufete. Por lo mismo yo hubiera destruido la obra de mis compaeros de armas por falta del carcter de usted. y de su capacidad para manejar los negocios pblicos. As, repito: usted es el hombre necesario de Colombia"17

    Y ms adelante, para rematar esta defensa, necesaria en esos momentos, envenenados ya por las pasiones banderizas, y tambin hoy cuando muchos se aferran a las cuestiones de segundo orden para definir el papel de los hombres en la historia, tarea difcil porque los actores estn ntimamente entrelazados con el drama, y es muy difcil imaginar una obra excelsa con actores pequeos:

    "Yo me congratulo a m mismo, a mi patria y a vuestra excelencia por el trmino de una empresa que colma de bendiciones al pueblo, de laureles a los soldados y de gloria al gobierno que ha sido el arquitecto de esta prodigiosa creacin. El ejrcito en el campo y vuestra excelencia en la administracin, son los autores de la existencia y de la libertad de Colombia. El primero ha dado la vida al suelo de sus padres y de sus hijos; y vuestra excelencia la libertad, porque ha hecho regir las leyes en medio del ruido de las armas y de las cadenas. Vuestra excelencia ha resuelto el ms sublime problema de la poltica: si un pueblo esclavo puede ser libre. Vuestra excelencia, pues, merece la gratitud de Colombia y del gnero humano"11

    Estos brochazos, que no pueden ser ms que meras impresiones, sobre las circunstancias en que se construy la obra de los fundadores de la Repblica, las pasiones que los movan, la clientela que los rodeaba, debe-ran inclinarnos ms a la admiracin que al desnimo, mayormente a imitar-

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    los que a cubrirlos de dicterios porque se equivocaron y tuvieron desfalle-cimientos.

    La ~ducacin, por muchas razones, que son evidentes en cualquier poca, tiene que ver directamente con lo que los hombres son o pretenden ser, Y constituye un potencial enorme de manipulacin o de formacin, llmese comoquiera, que puede mantener la clientela en un estado de su-misin permanente o determinarla a abandonar las toldas de una familia, que en lo >ltico suele llamarse "partido"; la educacin, pues, constituye una operacin de la llamada ingeniera social a la que los estadistas suelen prestar la mayor atencin.

    Santander, que no era un idelogo, de esos que construyen "repblicas areas", pero que tena sus textos sagrados, como Bolvar tena su Montes-quieu en las alforjas de su cabalgadura, .saba que con analfabetos no se poda construir una nacin, y como hombre de letras est inclinado a dar mayor credibilidad a las voces de la razn que a las rdenes de la autoridad. Cuando las circunstancias lo volvieron militar y tuvo que luchar cuerpo a cuerpo con el pueblo ignorante y vislumbr el enorme potencial de fuerza Y humanidad que haba en cada descamisado, comprendi que solo la unin de las armas y las letras poda mantener la independencia y la libertad conseguidas a costa de tantos sacrificios.

    El ms egregio de los contemporneos de Santander -por la movilidad de su constitucin, por las circunstancias que lo desarraigaron tan pronto de su provincia, por las oportunidades que tuvo de entrar en contacto directo con los hombres ms radicales de su tiempo, los franceses, por el maestro, don Simn Rodrguez, posedo por un eros pedaggico desatentad~ pudo entrar en contacto con las ideologas ms dismiles, los caracteres ms contradictorios y las circunstancias ms difciles y a veces catastrficas. Santander, por el contrario, fue sedentario en su juventud y los pocos mo-vimientos que hizo los realiz con el mtodo y la astucia del que sabe que un error puede ser fatal. El haberse enrolado desde los 18 aos en las armas patriotas permiti que su personalidad se ordenara en torno de un centro de inters y que de all saliera el gran administrador, ejecutor y planeador, al mismo tiempo. Porque no haba entonces muchos hombres capaces, y quien lea con detenimiento las actas del congreso de Ccuta comprender el porqu de la concentracin del poder, el porqu del aplazamiento del federalismo por los mismos federalistas y el porqu era tan urgente formar una nueva generacin que se hiciese cargo de administrar y preservar la libertad.

    XXXI

  • Despus de la Patria Boba y de la Reconquista -dos breves perodos histricos en que no hubo tiempo sino para la muerte-los soldados debieron pensar en consolidar, en administrar. Un poltico como Bolvar comprendi que slo estableciendo un poder equilibrado y encendiendo 'las luces de la instruccin podran conservarse los tesoros ganados. Angostura fue el co-mienzo de una cruzada ininterrumpida, signada por los relmpagos de los odios de los secuaces de estos grandes hombres que no queran tener secuaces sino continuadores ilustrados e incorruptibles. Bolvar expuso en Angostura conceptos que nunca deben ser olvidados como hilos conductores de cual.: quier reflexin sobre la formacin de nuestras naciones y, ms an, de su educacin:

    "Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la tirana y del vicio, no hemos podido adquirir, ni saber, ni poder, ni virtud. Discpulos de tan perniciosos maestros, las lecciones que hemos recibido, y los ejemplos que hemos estudiado son los ms destructores. Por el engao se nos ha dominado ms que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado ms bien que por la supersticin. La escla-vitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destruccin; la ambicin, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conoci-miento poltico, econmico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traicin por el patriotismo, la venganza por la justicia ( ... )

    "La libertad -dice Rousseau- es un alimento suculento pero de difcil digestin. Nuestros dbiles ciudadanos tendrn que robustecer su espritu mucho antes que logren digerir el saludable nutritivo de la libertad. Entumidos sus miembros por las cadenas, debilitada su vida en las sombras de las mazmorras, y aniquilados por pestilencias serviles, sern capaces de marchar con pasos firmes hacia el augusto templo de la libertad? Sern capaces de admirar de cerca sus esplndidos rayos y respirar sin opresin el ter puro que all reina?"19

    Y ms adelante, despus de esbozar la arquitectura y hacer la apologa de un sistema de gobierno atemperado -mixto, llamaban los aristotlicos-, apropiado para sortear los riesgos de los extremos, Bolvar resume las aspiraciones de un pueblo, estudioso siempre:

    XXXII

    "Para formar un gobierno estable se requiere la base de un espritu nacional, que tenga por objeto una inclinacin uniforme hacia dos puntos capitales, moderar la voluntad general, y limitar la autoridad pblica: los trminos que fijan tericamente estos dos puntos son de una difcil asignacin; pero se puede concebir que la regla que debe dirigirlos, es la restriccin, y la concentracin recproca con el fin de que haya la menos frotacin posible entre la voluntad y el poder leg-timo. Esta ciencia se adquiere insensiblemente por la prctica y por el estudio. El progreso de las luces es el que ensancha el progreso de la prctica, y la rectitud del espritu es la que ensancha el progreso de las luces"20

    Es de aqu, de esta asamblea de guerreros ansiosos de reposo en libertad, de donde debemos partir para apreciar la arquitectura del edificio que cons-truye Santander. Los fundamentos ideolgicos, todos lo reconocen hoy, despus de siglo y medio de envenenadas querellas retricas, los ech Bolvar con su intuicin poltica sin par en el continente.

    Pero los materiales los acarre Santander, sacndolos casi de la nada, los orden paciente y sistemticamente y le dio continuidad a una obra que de otra manera no hubiera pasado de esfuerzos espordicos y discontinuos, consignados en decretos que se hubieran amontonado en los pudrideros de la histora.

    Pragmtico por naturaleza y respetuoso de los lmites del poder que le haba sido conferido primero por el Libertador, como vicepresidente de Cundinamarca, y luego por el congreso de Ccuta, como vicepresidente de Colombia, Santander dirime los grandes problemas polticos en correspon-dencia con el presidente --el poder a caballo--, pero se consagra, no tan calladamente, pues la Gaceta de la ciudad de Bogot primero y luego la Gaceta de Colombia dan cuenta de sus disposiciones y de los certmenes que organiza. Sus amigos y voceros, Soto y Azuero, son una especie de

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    prolongacin suya y don Estanislao Vergara, al principio de la .Repblica, un pilar inapreciable de su obra.

    Si bien desde el inicio mismo de su actuacin como vicepresidente se advierte su inters por la educacin y la cultura, ya que patrocina certmenes literarios y abre la Gaceta a la "publicidad" de cursos especiales dictados por ciudadanos ilustrados, fue en el mes de mayo de 1820 cuando puso su mano en la cuestin de fondo del patronato de los colegios y seminarios,

    XXXIII

  • que tanta tinta hiciera correr en las interminables y tediosas disputas entre conservadores y liberales a lo largo del siglo pasado, atizados en ocasiones, como en la poca del internuncio Baluffi, por la inconstancia y la volubilidad de la Santa Sede.

    Habiendo sido necesario proveer la ctedra de derecho pblico en el colegio de San Bartolom, se revivi la cuestin, suscitada por un artculo de don Jos Ignacio de Mrquez, sobre si era a la potestad civil o a la eclesistica a la que competa hacer tal provisin, lo mismo que el patrocinio de las becas y el cuidado general de la instruccin. En carta a Bolvar, del 26 de mayo de 1820, Santander decide tan peliaguda cuestin -en esa poca, por importante y despus, porque era necesario darle importancia-con un estilo en que ya estn presentes las caractersticas de su actuacin como gobernante: firme, prudente y claro:

    "El gobierno es el nico y exclusivo protector de las casas de la educacin, es el jefe principal de todas las instituciones consagradas a la prosperidad de la Repblica. El colegio de San Bartolom tiene becas de fundacin de particulares, tiene becas de pensionistas pagados por los mismos alumnos y tiene becas pagadas por el tesoro nacional. La mayor parte de los catedrticos reciben sus rentas del ramo de temporalidades incorporado en el tesoro pblico. Parece muy regular que el gobierno sea el patrono particular de esta casa, como lo es del colegio mayor del Rosario y como lo es de la universidad pontificia de Santo Toms. No. tiene nada de irregular que el provisor, en sede vacante, patrocine las becas seminarias, concedindolas segn la ley, vigilando en el cumplimiento de sus deberes, y en su educacin ecle-sistica; pero s parece serlo que por solo 18 becas seminarias patrocine todo el colegio y sea exclusivo patrono de l.

    "En consecuencia, y no versndose ningn punto de materia espi-ritual en el negocio, ruego y pido a vuestra excelencia que se sirva declarar: que el gobierno de la Repblica es patrono del colegio de San Bartolom, como lo es del colegio del Rosario y de la universidad pontificia de Santo Toms, sin perjuicio de que la autoridad eclesistica conozca en la provisin de las becas seminarias y objeto de su instituto.

    "Este es el voto general que ms conforme parece ser a la unifor-midad y educacin de la juventud"21

    XXXIV

    Conforme a este parecer, el Libertador expide el 20 de junio de 1820 el decreto que establece el patronato, cuyos considerandos y primeros artcu-los di~positivos prestan constancia cierta de la importancia que los dos mandatarios concedan a la educacin de la Repblica y de su criterio unnime sobre las cuestiones fundamentales y aun ideolgicas, cuando los segundones no haban sembrado la cizaa entre ellos:

    "Considerando

    "r. Que la educacin civil y literaria de la juventud es uno de los primeros y ms paternales cuidados del gobierno.

    "2. Que no pudiendo reformarse por ahora la educacin literaria que se da en los pocos establecimientos hechos por el gobierno espaol, debe por lo menos velar sobre ellos y procurar su adelantamiento y perfeccin.

    "3. Que la diferencia de mtodos y rgimen de enseanza en los diversos establecimientos es embarazosa y perjudicial.

    "4. Que este mal es inevitable mientras los establecimientos no sean regidos por un mismo jefe y sobre todo por el gobierno.

    "5. Que la direccin o patronato que ejerca la autoridad eclesistica en los colegios seminarios era delegada por el rey de Espaa.

    "6. Y ltimo: Que en nada se alteran las disposiciones cannicas sobre los seminarios, siempre que la autoridad eclesistica contine ejerciendo su inspeccin y derechos sobre las becas seminarias, sin mezclarse en la direccin general de los establecimientos, he venido a decretar y decreto lo siguiente:

    "Artculo ]0 El patronato, direccin y gobierno de los colegios de estudios y educacin establecidos en la Repblica pertenecen al gobier-no, cualquiera que haya sido la forma del establecimiento"22

    Das ms tarde, el 8 de julio del mismo ao, el vicepresidente Santander expide un decreto que reglamenta la ley, y que se fundamenta en la medida tomada por Bolvar y

    "para evitar todo motivo de duda en la materia y que se fijen los lmites de la jurisdiccin que corresponde al ordinario eclesistico en los mismos seminarios"23

    XXXV

  • i '1

    En el mismo ao de 1820, el 6 de octubre, el vicepresidente expide el decreto que ordena establecer una escuela pblica en todas las ciudades y villas, en los conventos religiosos, en las "parroquias y pueblos llamados antes de blancos", "en los pueblos de indgenas, que antes se denominaban indios" y en diversos lugares, escuelas que sern gratuitas y su asistencia a ellas obligatoria para los nios y jvenes, con el objeto de aliviar la vergenza que priva del voto a los analfabetos, ya que "el voto activo constituye el ejercicio del ciudadano en un gobierno representativo''24.

    Medida trascendental para la construccin de la Repblica y para la formacin de nuestro derecho pblico interno, ya que se incorporan en l principios y derechos conquistados muy poco antes por los pueblos que fueron nuestros antecesores y que hoy constituyen la vanguardia de la civi-lizacin occidental cristiana. Es por ello que hemos dado tanta importancia a la presentacin de los primeros pasos de una empresa de tal magnitud y tan visionaria grandeza que an hoy est sin concluir.

    La reforma del plan de estudios del 26 de octubre de 182()25, responde al anhelo latente, ya expresado por Bolvar, de ordenar el contenido de los estudios a la revolucin que se estaba produciendo a medda que se indepen-dizaban en la prctica nuevos territorios. No resulta necesario a estas alturas

    . '

    de los tiempos, repetir las crticas que desde Moreno y Escandn y Caballero y Gngora se hacan a los estudios escolsticos de la colonia. Los planes son "defectuosos y no pueden producir un gran aprovechamiento" y, por sobre todo, no son "tiles al Estado", concepto nuevo no tanto porque se lo inventara ahora sino porque se archivaba de una vez por todas el concepto patemalista y espiritualista del gobierno y se introduca el de utilidad que vena de las manos de Bentham, el padre del utilitarismo, y tambin de Lancaster, idelogo el uno, pedagogo el otro, que se repartieron la influencia en Colombia, en la primera mitad del siglo XIX.

    Estas disposiciones deben analizarse en concordancia con la ley del 28 de junio de 1821 , por la cual el congreso de Ccuta expidi la Ley de educacin que cre colegios o casas de educacin en cada una de las provincias y que est vinculada, ms que ninguna otra, a la administracin de Santander. En sus consideraciones se lee:

    "r. Que la educacin pblica es la base y fundamento del gobierno representativo y una de las primeras ventajas que los pueblos deben conseguir de su independencia y libertad.

    XXXVI

    ~2. Que establecido un buen sistema de educacin, es preciso que la ilustracin se difunda en todas las clases, con lo cual conocern sus respectivos deberes, promovindose de este modo el sostenimiento de a religin y de la moral pblica y privada"26

    Las disposiciones sobre libertad de imprenta (1824), sobre franquicia postal (5 de septiembre de 1821), la creacin de las academias de artes y letras, la fundacin de la universidad central en 1826 y el impulso que tomaron entonces los estudios de comercio y artes tiles y manualidades son pruebas fehacientes de que se abra paso un nuevo espritu y que la enseanza casustica y peripattica ceda el tumo a mtodos ms acordes con los adelantos de las ciencias y las industrias y tambin con las leyes que fundaban la Repblica. Por primera vez, entonces, se incorporan los estudios de los Derechos del Hombre al plan de estudios y se sealan los textos por los cuales deben ser dictadas materias tan importantes en ese momento como la legislacin y el derecho poltico constitucional, que son encomendadas a Bentham y Constant.

    La querella del utilitarismo, que ocup los ocios de ms de un intelectual granadino, no tuvo a nuestro parecer mucha importancia para Bolvar el guerrero, ni para Santander el constructor. Ocupados en sus empresas, de-jaron que los polticos prepararan sus venenos, destilados desde la religin y la teologa, y ellos se ocuparon de asuntos ms importantes. No obstante, por haber tenido el punto tanta incidencia en la formacin de las parcialidades polticas vamos a examinarlo con algn detenimiento, para ver cmo a travs de la trama se alcanza a advertir la poca importancia que los talentos verda-deramente ilustrados daban al asunto.

    La Gaceta de Colombia public un concepto del 9 de agosto de 1827 de los doctores Vicente Azuero y Estanislao Vergara -santanderista el uno, bolivariano el otro- sobre la obra de Jeremas Bentham, solicitado por Santander, con el propsito de acallar la algaraba eclesistica que se haba anbado en tomo de los Principios de legislacin universal del filsofo ingls. Con espritu transaccional escriben:

    "Proscribir una obra entera porque en ella solo se encuentran algunas proposiciones menos ortodoxas y aun errores dogmticos, no es hecho digno de un gobierno ilustrado y protector de las ciencias. Al lado de los errores que a todos los hombres se escapan, porque su principal

    XXXVII

  • ' ~!

    patrimonio son siempre la debilidad 1 . . chos principios y verclades u't'l . y a tgnorancta, puede haber mu-

    . I es e Importantes y t l dtcta que separndose los u d 1 ' en onces a prudencia . nos e os otros s h od .

    evite todo el mal Este 1 f . ' e aga t o el bten y se d. . . , es e undarnento indicado 1 . tspostcton en que se prescribe , ue n ~r a refenda autores designados para la enseanz~ o s~ adopten Ciegamente los doctrinas contrarias a la religi 1 ' y que SI alguno o algunos tuviesen o errneos por alg , tr n: a a moral y a la tranquilidad pblica

    un o o motivo los t dr . ' enseanza de tales doctrina . '. ca e ttcos deben omitir la gan y manifestando a los alumns supnl miendo los captulos. que las conten-d os os errores del autorp e ellos y de ningn modo pe . d' ara que precaven 1 . , fJU Iquen a los sanos os Jovenes deben ser imbuidos' "27. pnnctpiOs en que

    Y ms adelante agregan, para extr . Iglesia: emar la prudencta y contentar a la

    "Cmplase, pues, la recordada dis .. todo est hecho. El catedrtico d 1 . pos~cin ~el plan de estudios y sidad, que es uno de los qu h eblegislacin umversal en esta univer-

    e a anydecuy r moral no se puede dud 1 fre . a re tgiOsidad y buena excita a las personas arqu'e oho ce al gobierno y al pblico; y adems

    an censurado la -Bentham a que concurran a su 1 ensenanza de Jeremas

    e ase cuando qui fagan de que se cumple con la d' . . eran para que se satis-partes"2s. Isposicin del gobierno en todas sus

    y para rematar, con el espritu ms tran . en aquellos momentos de pas. al saccional que puede encontrarse . Iones ex tadas avivad 1 . Inconfesables y concretos 1 ' as por os Intereses ms

    ' conc uyen su concepto:

    "Todava puede hacerse ms principios de legislacin u . al' y es que cese la enseanza de los

    mvers por Bentham 1 otro autor que trate fundam tal uego que se halle

    . en mente y en algu rti . matena. La falta absoluta de t na pe eccin esta ha dado motivo para ol ro autor que pueda subrogar a aquel

    que se e adopte. que ' legislacin universal y ent ' vengan otras obras de

    onces no ser nece 1 de ham. Convendra por tanto 1 sana a Jeremas Bent-midad con el artculo 229 ' qu~ e figob,ie~o desde ahora y de confor-

    ' paragra o umco del plan de .. n.,4-' ~~nanza,

    XXXVIII

    facultase a la direccin para encargar otra obra que trate magistralmente de la materia, y para poder mandar que se adopte en todas partes luego que se haya conseguido"29.

    Santander reacciona inmediatamente y el 16 de agosto de 1827 expide el decreto que debera haber puesto fin a la querella, si detrs de conceptos morales y teolgicos no se moviera un mar de fondo partidario y mezquino:

    "Articulo 2. La direccin general encargar a los catedrticos de principios de legislacin que cumplan rigurosamente con la disposicin del artculo 229 respecto de la obra de Jeremas Bentham, manifestando a sus alumnos los errores que algunas personas timoratas juzgan hoy en sus doctrinas, y omitiendo la parte o partes que los contengan.

    "Articulo 3. Mas, para que cesen enteramente los escrpulos y las crticas que se hacen de que las obras de Bentham se ensean a la juventud colombiana, se autoriza a la direccin general de estudios para que, suministrndosele fondos de la universidad central, haga venir de Europa alguna obra de principios de legislacin que no tenga los defectos de la de Bentham, y luego que llegue cese la enseanza por los tratados de dicho autor. Por tanto queda desde ahora reformado el artculo 168 del plan de estudios que prescriba la enseanza de la legislacin civil y penal por los tratados de Bentham"30

    De tal manera que, cuando en octubre de 1828 el Libertador, completa-mente envenenado por los enemigos de Santander y natural y alevemente herido por los septembrinos, expidi el decreto de variacin de estudios de la universidad central que figura como la pieza 249, pgina 53 en el segundo tomo de esta compilacin, se trataba ms de contentar a la Iglesia que de corregir un abuso. El plan se haba adoptado desde 1826 y se haba regla-mentado cuando an las relaciones entre Santander y Bolvar no se haban descompuesto completamente. El congreso de la Repblica (senado y cmara reunidos conjuntamente) adopt entonces los autores en boga, que coincidan con el pensamiento ilustrado, y cuyos principios tendan a no posponer por ms tiempo, para otra vida, la felicidad a que crean tener derecho en sta.

    La Gaceta de Colombia, en su nmero 281 de 1927 explicaba en los siguientes trminos los objetivos del plan, trminos que formaban parte del clima intelectual de la poca como puede comprobarse en cualquier historia-

    XXXIX

  • dor de l~s ideas, desde Nicols Garca Samu . hPstaJaimeJaramiUo Uribe Dec' dio.y Rafael Gmez Hoyos

    . ta entonces el annuno escritor de la Gaceta:

    "La forma de gobierno tiene un influ o i . educacin que debe darse 1 . lJ nmedtato en el gnero de a a juventud, y sin que Monte . otros, hubiera explicado estad tri fi" squteu, entre ;:~: "::r.'~~:o~=o ~ :::.:.,~.~:: pblica puede ser limitada e~ que en las monarquas la instruccin

    mnguna en los gobiernos ab 1 t grande, extensa y general en los gob. . so u os, y bia, que felizmente pertenece a esta I::os repub~tcanos. El de Colom-educacin de todos los colombianos al se, ha cutdado .de proveer a la naturalmente d be . travs de las dificultades que,

    ' e presentar la Infancia a laR , br . reformando y alterando dif epu tea, Y adtcionando, llegado a presentar el pi ederentes reglamentos para la educacin, ha

    . an que nos ocupamos en 1 al el sentimiento de ver que ha 1 , e cu tenemos pero que no ha sido mezquino e~ 1: !~acvt. ~ct~ del la educacin fsica;

    on mte ectual y moral"31.

    Construir una Repblica y formar los ciud dan servirla y engrandecerla, tal era el ro , . a os. que contribuyeran a de Santander en primer lugar y hp post~o de los pnmeros gobernantes y tarea fue la carencia de homb. a emos v~sto cmo el gran escollo en esta

    res capaces e llustrados b de la administracin La care . d para cu nr los puestos . neta e maestros en parti 1 .

    aqu.que la apelacin al mtodo tutoral de Lan . cu ar ~ra afltctiva, de El Libertador trajo al mismo Lan caster se tmpoma con urgencia.

    d caster a Caracas y en la N 0 pa re Mora fue el misionero oficial d 1 d ueva ranada el cual tal vez an anduvisemos entre 1 e 1 e~ o de la esc~la activa, sin la . d" os atmos macarrmcos 1 . nn tendo culto a una autoridad . f:...l"bl . . Y st ogtsmos, J . . In td e y ommsaptente

    ararntllo Un be en su imprescind "bl b . en el siglo X/)(32 ha .. d 1 e 0 ra, El pensamiento colombiano

    examma o las diferente popularidad de Bentham s razones de la acogida y

    en nuestro pas Encontram 1 sera, ciertamente, su conservaduris . , os que a menor no nos de los que entendan 1 1 mo que lo hacta tolerable aun para algu-" que a engua y la religi al madre" nos haba legado d b' n eran v ores que la

    . . y que e tamos preservar de emancipacin y tal ve~ para no caer en la defin . aun spus de la todo caso el espritu tolerante y tr . tiva orfandad de la barbarie. En

    ansacctonal de sus doctrin fu por muchos y su influencia se prolong hasta fiinal .as e apreciado

    es del. siglo XIX .. XL

    No obsta11te la resistencia que opuso la Iglesia al derrocamiento de su autoridad y a la difusin de las ideologas ilustradas, la obra educativa de Santander,, en sus vicepresidencias de los aos veinte se impone como una empreM unitaria, como un plan coherente, movido por una finalidad superior: la salvacin de la Repblica y la formacin de ciudadanos.

    No hay colombiano ilustre que no haya vivido su exilio, una variante tal vez, del ''vivir su Egipto" de Napolen, y Santander no podra ser la

    excepcin~ La paradoja de la situacin es .que si bien la vctima sobrevivi al "verdugo", lleg a su fin en medio del ms doloroso olvido de quienes haban conducido su mano para firmar la sentencia. Pero, lamentaciones a un lado, el exilio de Santander result un complemento necesario para su obra educativa y cultural del Hombre de las Leyes y en su preparacin para desproporcionada obra Santander en el exilio33 , ha sabido mostramos la curiosidad insaciable de Santander, su avidez intelectual, la forma como fue apropindose de todos los adelantos de la poca para traerlos, luego que su nombre fuera reivindicado, a su amada Colombia. Santander, en cierta forma, tena plena conciencia de que no haba completado su obra y que deba coronarla con todo lo que en Europa y en Estados Unidos fuese digno de la admiracin de los americanos y contribuyese a su progreso.

    Los doctores Rodrguez Plata, Martnez Briceo y Hernndez de Alba, junto con el ya citado Garca Ortiz, son los historiadores que han aportado mayor cantidad de documentos y han calado con mayor perspicacia en la obra educativa y cultural del Hombre de las Leyes y en su preparacin para esta empresa, que en la poca de su exilio apenas haba completado su primera parte. Viendo el despliegue de su vida y el vagabundeo metdico de su viaje, parece que todo hubiera estado sujeto a un plan. De ah que nos detengamos con algn detalle en esta encrucijada de su vida en que aparece de nuevo el estudiante, vido de conocimientos, unido al viajero a pesar suyo, que a cada momento vuelve los ojos a su patria desgarrada por las pasiones y las bajezas de quienes sintindose libres e independientes no encuentran en qu ocupar sus ocios y sus espadones. Horacio Rodrguez Plata consigna en su obra, clave para comprender la biografa del gobernante y que explica, en parte, su ingente obra de educador:

    "El general Santander, propulsor de todas las actividades culturales de Colombia de 1819 a 1827 como vicepresidente de la Repblica, y posteriormente de la Nueva Granada de 1832 a 1837 en su calidad de

    XLI

  • e ,,

    ! .

    pri~r mandat~o, quien mereciera de don Salvador Camacho Roldn el !usto apelativo de 'Padre de la instruccin pblica en Colombia' ~Uten creara el Museo Nacional Y la Academia Nacional quien s~ mte. tesara por las contrataciones de cientfflcos qut"en fund ' .

    "d d 1 ' ara umver-st a. es, e~ egtos y escuelas por todo el territorio del pas dei al monr una tmportant b"bl" . . ' :.1

    . e I toteca de la cual se hizo el inventario . d" "al en 1~40, cuya copia autntica se encuentra en el respectivo p~~o:::lo not'anal. y que permite sealar as los volmenes y otras alhaias la constttuyeron"34. ~ que

    Despus de detenerse en el examen del inventario de la biblioteca de !;~ct;;~~ut: c~n~ab~ con. l. 266 volmenes, acopio considerable para la

    , mez nceno, cttado por Rodrguez Plata, concluye:

    "~ara fin~izar estas notas sobre la biblioteca de Santander' fundadas ~n el mventano de sus bienes y en los volmenes perfectamente autn-ticos que qu~dan en ella, conviene asegurar una vez ms que Santander f~e el amencano que en la poca de la Restauracin conoci mayor nume~o de estable~imientos de cultura en Europa y los Estados Unidos El procer colomb~ano no dej de estudiar las mejores bibliotecas d~ Roma, de Florenc~a, de Berln, de Pars y de las capitales de Inglaterra ~omo ~ndres, Edtmburgo, Dubln, etc., lo cual se demuestra mediante

    ~s pgmas de su diario. Santander como hombre de buen gusto apre-ciaba las obras por su valor intrnseco y su inters se extenda ta b. , a Ida parte material de los volmenes, que en muchos casos eran art:i~:~ Y e verdadera seleccin"Js

    . y' en el prlogo del Diario de viaje Martnez Briceo consign a recia-ClOnes y con~eptos que transcribimos a continuacin en toda su ext:nsin porque permiten establecer la autora de la obra educativa y concluir co~ fundamento que Santander no fue un "firm " . 1 . . . d n smo e mspirador y ejecutor e una qbra que le pertenece y en la que pudieron contribuir sus secretarios

    y colaboradores Estanislao Vergara y Jos Manuel Restre L" d p bo , po o mo e om ' pero cuya autona no pueden reclamar' como el poder detrs del ~rono, como suele decirse cuando quien ocupa el trono es un pelele o un m capaz:

    .XLII

    "Santander, vido de conocerlo todo de manera directa y personal, no dej ni una sola vez de visitar en su larga odisea las catedrales de todos los pases recorridos, ni los museos de arte y ciencias naturales. Universidades, bibliotecas, arsenales, obras artsticas, fbricas, prisio-nes, hospitales, todo lo observaba para anotarlo con rapidez. Le atraan particularmente los grandes centros de cultura famosos en el mundo, como el Instituto de Francia, la British Institution, o la Institucin Filosfica Americana.Estudi en todos los pases las colecciones de ciencias puras y aplicadas como puede comprobarse al recorrer las pginas del Diario. Observ y anot el mecanismo de las filaturas y de la amonedacin con curiosos pormenores en pequeos esquemas de la mquina empleada.

    "La industria del carbn mineral que haba tomado auge extraordi-nario en las minas inglesas, las aplicaciones del vapor, todas las nove-dades cientficas de primer orden en esos comienzos de la era industrial del siglo XIX, despertaban su admiracin, como las fbricas de gas de alumbrado, o la perforacin del tnel bajo el Tmesis. El nuevo puente de Londres, el de la isla de Anglese y la obra extraordinaria del Simpln, los conoci detalladamente. Pero con particular inters inquira informaciones completas sobre la educacin de la infancia, la instruccin superior y la universitaria, con la mira de implantar algn da nuevos y tiles mtodos en el pas. Recorri las escuelas de ciegos y de sordomudos en Europa y Amrica y conoci de cerca los cursos dictados en esas importantes instituciones".

    "Santander asista por invitacin especial a las sesiones del Instituto de Francia y en una de ellas fue presentado individualmente a los sabios de las tres academias reunidas. Estuvo en el parlamento britnico y en audiencias de los tribunales tanto de Londres como de Pars; presenci el juicio criminal seguido a cierto periodista de esta metrpoli y la prensa, al dar cuenta de la audiencia, anot que a ella haba asistido el general Santander hasta su terminacin. Era citado a las reuniones de la Revista Enciclopdica, fundada por Jullien de Pars, notable publicista, lo mismo que a las sesiones de la sociedad de geografa, a la de instruccin elemental y a la de estadstica, de la cual fue nombrado miembro honorario ... "36

    XLlll

  • 1 1'

    El caudal de conocimientos adquiridos y los modernos sistemas tcnicos que tuvo oportunidad de ver implantados en la industria no determinaron un cambio en la orientacin que Santander haba dado a la educacin y a la cultura desde 1820; antes, por el contrario, lo reafirmaron en sus criterios.

    Solamente se advierte una mayor inclinacin hacia la Iglesia, ,hacia el derecho cannico y la teologa. Haba que contentar a la Iglesia por los puntos que se le haban ganado en la cuestin del patronato y en la destinacin de los conventos a la educacin de la poblacin civil? Todo parece indicar que este viraje exterior coincida con una mayor necesidad de acercamiento interior de Santander a los consuelos de la religin. La muerte se acercaba.

    Tal vez los dos elementos ms importantes que se introducen en el cuadro de la ~ultura a partir de 1830 fueron las sociedades democrticas, rplica de las espaolas de Jovellanos y otros ilustrados y el cuidado por las manualidades y artesanas en la prctica educativa, principalmente de la mujer.

    El historiador americano Frank Safford ha sido el primero en analizar cuidadosamente el impacto que tuvo la reforma del hospicio -la casa de refugio- en la modernizacin de algunos sectores del pas -la educacin y la produccin manufacturera-- y en el aprovechamiento de todos sus recursos. Santander mismo se dedic a su cuidado despus de abandonar la presidencia.

    Al principio de estas pginas aceptamos que los historiadores podan derivar nuevas y muy valiosas lecciones del estudio de una poca tan apa-sionante como la de los gobiernos de Santander. La fundacin de la Repblica convoc todas las energas y todas las pasiones. Es por eso que no slo los historiadores ganaron con volver los ojos a aquellos tiempos sino tambin los administradores, los que luchan por sacar adelante un pas asediado por los ms terribles flagelos.

    Santander hizo lo que haba que hacer para educar la Repblica y para formar los ciudadanos que le sirvieran y defendieran. Lo hizo en el momento oportuno y no adujo obstculos ni dificultades para aplazarlo. Encontrare-mos un modelo mejor cuando ya todos parecen hastiados de aplazamientos

    XLIV

    i r,: ,,,,, ......,;;;;;:;::::=:::::::::===:illllli:lllll--------;.~

    y de planificaciones? Es posible que lo haya; pero en estos tiempo~ o~~uros Santander parece, por muchos conceptos, un "hombre representativo .

    , JORGE ELICER RUIZ

    Bogot, junio-julio, 1990

    NOTAS

    1 Palabras del seor presidente de la Reptiblica, doctor Virgilio B~o Y_ argasj e~ el ~~de ==~ 1 meros ,cuatro volmenes de la coleccin Biblioteca Pres1denc1a de a epu a,

    :::.rancisco de Paula Santander. Bogot, 6 de mayo de 1988, folleto, P l.

    2. Idem, p. 2. . A Carta de Simn Bolvar a Rafael Urdaneta. Barranquilla, 16 de noviembre de 1830, en LECUN ~icente, Canas del Libertador, t. 11, Caracas, Del Comercio, 1929, p. 389.

    4_ Palabras del seor presidente ... op. cit., P 6.

    5. Idem, p. 6. AMACHO ROLDAN Salvador, "Santander", en Papel Peridico Ilustrado, ~ogot, 1~ de abril

    6. e 92 "d RODRIGUEZ PLATA Horacio y RODRIGUEZ, Juan Camilo, Escntos sobre dse 1and8 ' rectogl Booegnot Fundacin Francisc~ de Paula Santander, 1988, p. 144.

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    &. , w t S B 1 1966 la Universidad de Cambridge en 1961, Barcelona, elx arra' .

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    Aguilar, 1963. . . . JARAMILLO URffiE Jaime, Tendencias cientfjicas y frecuencia temtica del pensamiento hlstnco

    lO. & ' meografiada Bogot Universidad de los Andes, 1990. latinoamericano, con,erencla mi , ,

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    15, RESTREPO PIEDRAHITA. Carlos, op. cit., p. 88.

    16. ldem, p. 93.

    XLV

  • 17. Carta de Bolvar a Santander Arequi a 30 de Cartas Santander-Bolfvar, t. 4, C~ No ~JO B mayQ de 1~25, con ~ontinuacin el 7 de junio, en p. 386. . ' ogot, Fundacin Francisco de Paula Santander, 1990,

    18. Carta de Bolvar a Santander Arequipa 8 de . . Carta No. 633, Bogot Fundacin Francisc, d p JUimoS de 1825, en Cartas Santander-Bolivar, t. 4 '

    0 e au a antander, 1990, p. 396. ' 19. Discurso del Libertador en la instalacin del 15 de febrero de 1819 en BOLIV AR s n SAcongreso de Venezuela en la ciudad de Angostura el

    ' lm Y NTANDER Fran d p proclamas y discursos, 1812-1840, Bog t Fundac" . ' Cisco e aula, A los colombianos: o ' 1 nFranclscodePaulaSantander, 1988, p. 78-79

    20. 1dem, p. 93.

    21. Carta de Santander a Bolvar Bogot 26 de d Carta No. 272, Bogot, Fundaci~ Fran . , d pmayo e 1820, en Cartas Santander-Bolfvar, t. 2,

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    26. Codificacin Nacional, t. 2, Repblica de Colombia, Consejo de Estado, Imprenta Nacional' 1926. 27. Gaceta de Colombia, Bogot 9 de . b de la Repblica, 1975. ' septiem re de 1827 No. 308, P 1, edicin facsimilar del Banco

    28. ldem.

    29. ldem.

    30. ldem.

    31. Gaceta de Colombia, Bogot, 4 de marzo de 1827 .. la Repblica, 1975. 'No. 281 p. 3, ed1c1n facsimilar del Banco de

    32. JARAMILLO URIBE Jaim El . ' e, P,ensamlento colombiano en el siglo XIX Bog t T .

    33. RODRIGUEZ PLAT . . ' o ' emls, 1964. A, HoracJO, Santander en el exilio, 1828-1832 Bo ot K 11

    34. 1dem, p. 21 8. ' g e y, 1976.

    35. Citado en dem, p. 219.

    36. Diario del general Francisco de Pauta Sa t nd transcripcin, notas y comentarios de Rafael M~n/r Be~ E_uropa y los Estados Unidos, 1829-1832, p. 9-10. z nceno, Bogot, Banco de la Repblica, 1963,

    XLVI

    NOTA METODOLGICA

    La figura del general Santander dentro de la historia poltica colombiana del siglo XIX estuvo asociada con multitud de transformaciones en todos los campos de la vida poltica, econmica, social y cultural de la por entonces recin. creada Repblica de Colombia o Gran Colombia.

    Consciente de la necesidad de dotar a la primigenia nacin de los elementos que permitieran conservar y consolidar la independencia, a la vez que organizar una estructura poltica capaz de dictar normas de conducta a los ciudadanos y con ello obtener un respaldo institucional y un reconocimiento externo en cuanto a su soberana e integridad nacionales, Santander se constituy en abanderado y promotor de una legislacin compleja, dentro de la que estuvieron consideradas las necesida-des, los retos y las alternativas futuras de la Repblica. Reflejo fiel de esta preocu-pacin y de la praxis auspiciada por este gobernante fue la estructuracin de meca-nismos legales suficientes en materia educativa.

    Como estadistas, los fundadores, y entre ellos de manera destacada el general Santander, estuvieron imbuidos de la idea de promover la instruccin pblica como el camino necesario para el conocimiento y reivindicacin de los derechos de los hombres, de su participacin como ciudadanos, como la va para formar las gene-raciones llamadas a asumir en el futuro los destinos de la nacin recin conformada.

    Desde el ao de 1820, a pocos meses de la batalla de Boyac y cuando ejerca plenos poderes en la Nueva Granada por delegacin del Libertador, el general Santander emprendi su memorable obra educativa. Aparte de establecer un colegio de hurfanos, dict el primer decreto (6 de octubre) que organiz la instruccin pblica, ordenando el establecimiento de escuelas pblicas en todos los lugares del departamento. En los considerandos y en la parte resolutiva de este decreto Santander esboz el carcter y las directrices de su obra educativa:

    La obligacin del Estado de brindar y apoyar la instruccin pblica; El establecimiento de escuelas, colegios y universidades