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Compuesta para honrar a la Ssma. Virgen en su imagen milagrosa venerada en el Convento de los Dominicos desde 1592 en la ciudad de Córdoba, Argentina.

∗∗∗∗ Coronada por su Santidad León XIII el primero de octubre de 1892.

∗∗∗∗ Declarada por Pío IX, en 1936, Patrona Principal de la Arquidiócesis de Córdoba.

1

DÍA PRIMERO

Acto de contrición (Para todos los días de la Novena)

Aquí estoy en tu presencia, Señor y Dios mío Jesucristo, consciente de mis faltas y pecados. Con sincero arrepentimiento, vengo a rechazarlos delante de ti, que eres un Dios tan digno de ser amado y a quien yo por debilidad o negligencia he ofendido. Tengo presente mi ingratitud, ya que no he correspondido al amor que me has manifestado, por ello es que quiero pedirte hoy perdón. Acudo a tu bondad, Redentor mío misericordioso y amparándome en tu bondad es que te ruego me concedas la gracia de hacer desde ahora y hasta mi muerte, una sincera penitencia. Amén.

Oración preparatoria (Para todos los días de la Novena)

Ábreme Señor los labios para que pueda honrar tu santo nombre y el de tu madre purísima en esta novena; limpia nuestros corazones de todo pensamiento malo y vano, ilustra nuestro entendimiento e inflama nuestra voluntad para que podamos atenta y devotamente alabarte, mereciendo por tu misericordia ser oídos. Amén.

2

Oración (Propia del primer día de la Novena)

¡Virgen Inmaculada y Santa, Madre nuestra del Milagro! Con gran confianza me acerco a tus pies para pedirte me obtengas de tu Hijo amado, anonadado por nosotros en el misterio de la Encarnación, la gracia de imitarlo e imitarte en aquella virtud sobre la que se funda toda tu grandeza y toda la eficacia de la oración: la humildad. María, Madre nuestra, tú que fuiste la más santa de las criaturas, la que habiendo sido elevada a la maternidad divina no aspiraba a otro título que al de esclava del Señor, ruega por mí para que sea contado entre tus hijos, para que pueda alejarme de las vanidades, superficialidades, y desprenderme de esa secreta autoestimación desmedida de mi mismo. Te ruego me alcances la virtud de la humildad, sin la cual es imposible agradar a tu divino Hijo ni salvarse. ¡Oh Madre bondadosa! Que tu ejemplo sea la norma de mi conducta y que como vos, esté yo siempre dispuesto a sufrir humillaciones con tal de que ni tú ni el Señor Jesús se olviden de mí y yo no me aparte de la senda de sus mandatos. Concédeme Señora no hacer nada con ánimo de atraer la estimación de los demás, ni las alabanzas de los hombres sino todo para mayor gloria de Dios, como fue tu vida, toda centrada en la alabanza y gloria del Señor. Amén.

¡Virgen del Milagro escucha nuestra oración!

∗∗∗∗ ∗∗∗∗ ∗∗∗∗ Se pide la gracia que se desea obtener ……… y se rezan tres Ave María. Se termina con la “oración final” de la página 3.

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3

Oración Final (Para todos los días de la Novena)

¡Oh María!, Madre nuestra, Patrona dulcísima y Reina de los cielos. Te rogamos que en la Gloria que el Señor te ha concedido no olvides a los desterrados hijos de Eva. Con amor de predilección has mirado a la Nación Argentina, y de un modo particular a la Provincia de Córdoba, que se gloría de tu patrocinio, ya que por tu imagen sagrada del Milagro has derramado incontables gracias sobre tu pueblo. Por tu larga y milagrosa travesía sobre las olas del océano Pacífico, por tu no menos admirable llegada al puerto del Callao; por el puro y tierno homenaje de veneración que te rindieron en la ciudad de Lima los primeros santos de América; por los triunfos y conquistas espirituales de tu Santo Rosario; por la gloria de tu divino Hijo crucificado que fue predicado con tanto fervor y amor, como Salvador en este nuevo mundo que amanecía a la fe, por todo esto te pedimos que tengas piedad de los corazones que están llenos de tristeza y temor.¡Ten piedad Señora de los que están desolados ante las dificultades de la vida, o luchan con la violencia de las pasiones y están a punto de desfallecer y abandonarse al desaliento u olvidar sus obligaciones! ¡Te piedad de los pecadores, de los desesperados, de los huérfanos, de las familias desgarradas, de los encarcelados, de los que sufren, de los que lloran, de los que agonizan, de todos aquellos a quienes amamos y Tú también amas! ¡Ten piedad Señora de las almas del purgatorio y socorre benignamente las necesidades de quien hoy humildemente te suplica! Amén.

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4

DÍA SEGUNDO

Oración (Propia del segundo día de la Novena)

Santa Madre mía, Virgen del Milagro, aquí estoy a tus pies, consciente de lo mucho que he ofendido al Señor y con toda mi esperanza puesta en tu intercesión. No merezco que tu dulce mirada me ilumine, pero se que eres poderosa ante el Altísimo y Madre por encima de todo, que deseas ardientemente derramar en tus hijos pecadores los tesoros de la divina Misericordia. Mira Señora mis dolores e cada día y mis necesidades presentes. Sé el auxilio, el consuelo y la esperanza mía. Creo firmemente que la infinita bondad de Dios es la que me envía a vos. ¡Como en tantas otras ocasiones ayúdame Señora! Que tu poderosa intercesión me haga volver la amistad que tu adorable Hijo y único Redentor, Jesucristo, a quien deseo servir y amar durante toda la vida.



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5

DÍA TERCERO

Oración (Propia del tercer día de la Novena)

Santísima Virgen María, dulce madre nuestra; la más solícita de la suerte de sus hijos, la más celosa en su custodia, la más abnegada y heroica en su defensa, como lo predica tu advocación singular del Milagro, las maravillas de tu imagen coronada y la gloria de tu santísimo Rosario. Por las angustias que atormentaron tu purísimo corazón desde Belén hasta el calvario, y por las inefables alegrías que inundaron tu alma desde el instante de la encarnación del Verbo de Dios, hasta la mañana radiante de la resurrección, te suplicamos pongas en nosotros tus ojos misericordiosos, en toda circunstancia adversa o próspera, y de un modo particular en mis tribulaciones a la hora de mi muerte. Acude presurosa a socorrerme, interponiendo entre mi vida culpable y la justicia de Dios tus merecimientos a fin de que tus ruegos me alcancen la misericordia divina y el poseer a Dios eternamente, en tu compañía, por los siglos de los siglos.



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6

DÍA CUARTO

Oración (Propia del cuarto día de la Novena)

¡Santísima y queridísima Madre mía del Milagro! Amparado en tu bondad es que me abandono confiado en tus brazos y por tu intermedio en los de mi Salvador Jesucristo. Espero poder amarte siempre, a pesar de mis veleidades y pecados, y que por la sola bondad de tu corazón siempre me amarás y protegerás. Recibe, pues, una vez más, la entera donación que te hago de mi vida y acepta que ponga en tus manos mi suerte temporal y eterna. ¡No dejes nunca de ayudarme Madre mía, no mires mis ingratitudes! Yo confío que no dejarás de socorrerme en mis necesidades, en mis dolores, en mis penas, cada vez que acuda a ti. Pero tu misma deberás concederme esta gracia de acudir siempre a ti en las tentaciones y en los momentos en que podría perder la gracia de Dios. ¡No permitas Madre mía que esto suceda! Por el honor de tu nombre dulcísimo y por la sangre preciosa de tu divino Hijo. Después de Dios, mi dicha y mi satisfacción han de ser obra de Tu amor. Amén.



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7

DÍA QUINTO

Oración (Propia del quinto día de la Novena)

Pobres y peregrinos, en este valle de lágrimas, acudimos a Ti, dulcísima Virgen María, sabiendo que tu vocación más gloriosa, después de haber dado a luz al salvador del mundo, es realizar en la tierra el misericordioso designio de Dios. Estando, pues, persuadidos que nunca podremos alcanzar el bienestar en esta vida y el coronamiento de ella en el cielo sin tu poderosa mediación. Comparecemos ante Tu trono, para agradecerte el habernos dado como ayuda poderosa para acercarnos al Señor tu Santo Rosario. El gran amor que tienes por tus hijos te movió a inspirar a Santo Domingo esta entrañable devoción, que este apóstol utilizó para predicación y salvación del mundo. Por ese maternal amor, por las alegrías emanadas de tu Hijo Jesús sobre tu alma santísima, por la comunión con sus dolores, por el esplendor de su gloria y la tuya que contemplamos en sus Misterios, te suplicamos Señora, nos obtengas la gracia de recitarlo y meditarlo siempre con sincera piedad. Haz que nuestros goces sean puros y santos. Haz que llegue a todos copiosamente la Redención de Tu Hijo, de modo que se traduzca en perseverancia en los justos, fervor en los tibios, conversión en los pecadores, luz en los que no tienen fe, humildad en los que se apartaron de la Iglesia, e instauración del Reino de Dios en toda la tierra con la glorificación final de todos tus hijos en la eternidad.



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8

DÍA SEXTO

Oración (Propia del sexto día de la Novena)

¡Oh María, toda inflamada en divino amor! Tú, que has tenido un corazón todo entregado al Señor, y que has comprendido como nadie el precio de nuestra redención, desde la cercanía de Dios ten una mirada compasiva sobre nuestra pobre condición. Ten misericordia de tantos hombres que olvidan la grandeza de su vocación a vivir, eternamente, en intimidad con Dios. Recuerda que por estas pobres personas fue derramada la sangre de tu Hijo; que por ellas sus ojos vertieron lágrimas y se nublaron de sangre; que por ellas, finalmente, sufrió la muerte. San Bernardo te llamaba la omnipotencia suplicante; arranca a tus hijos del pecado, almas que te fueron encomendadas en la cruz y que también te pertenecen. Cúbrenos a todos bajo la amplitud de tu manto, defiéndenos de la sagacidad y malicia de nuestros enemigos librándonos de las trampas que nos tienden; condúcenos Tú misma a lo largo de la vida, guardándonos de las tentaciones, e insidias del demonio, hasta que podamos poder entonar el himno eterno de alabanza a tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.



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9

DÍA SÉPTIMO

Oración (Propia del séptimo día de la Novena)

Madre santísima e inmaculada, oh Virgen María, Tú que eres la madre del Salvador, el refugio de los pecadores, a ti recurro yo en este día, el más pobre de tus hijos. Yo te venero oh gran Señora y te agradezco todas las gracias que me has concedido, especialmente librarme de la condena que tenía merecida. Yo te amo, madre mía, y por tu amor me consagro a servirte y a la vez hacer todos los esfuerzos para que seas amada también por todos. Pongo en ti toda mi esperanza, toda mi salvación. ¡Tómame por tu siervo, y recíbeme bajo tu protección oh Madre de misericordia! Ya que eres tan poderosa, por voluntad divina, líbrame de todas las tentaciones o dame la gracia de amar verdaderamente a tu Hijo, Jesucristo, como también espero la gracia de una buena muerte. Te ruego, Madre, que no me abandones nunca, hasta que no me veas en la seguridad del cielo alabándote y cantando tus misericordias durante toda la eternidad. Así lo espero y que así sea. Amén.



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10

DÍA OCTAVO

Oración (Propia del octavo día de la Novena)

¡Oh María! ¡Oh Virgen Madre de Dios! ¡Dichosa y bendita entre todas las criaturas! ¿Quién podrá ensalzarte y hablar dignamente de tu esplendor y poderío? ¡Tú has engrandecido la naturaleza humana, has superado las jerarquías de los ángeles; eclipsaste el fulgor de los coros celestiales; Tú en fin, has traspasado los límites de toda creación, porque has recibido en tu seno al autor de la vida, Jesucristo, el Señor! Por eso alegrándonos de tu gloria, te alabamos y bendecimos en este valle de lágrimas y te saludamos diciendo: ¡Dios te salve llena de gracia, de hermosura y majestad! ¡Dios te salve, gloria de la Jerusalén celestial y de la santa Iglesia que peregrina en la tierra, alegría, esperanza del mundo cristiano, honor y regocijo de tu pueblo! Utiliza tus atribuciones de Reina y tus ternuras de Madre a favor nuestro; no nos abandones, Señora nuestra, a las propias fuerzas. Has que experimentemos tu oportuno socorro y tu auxilio perpetuo en nuestras vidas. Haznos, Virgen Santísima, partícipes de tu dicha, aquí en la tierra, hasta obtenerla completa con todos los bienaventurados en el cielo. Amén.



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11

DÍA NOVENO

Oración (Propia del noveno día de la Novena)

Oh Dios, cuyo Unigénito Hijo, con su vida, muerte y resurrección nos alcanzó los premios de la vida eterna; te suplicamos nos concedas, que recordando estos misterios del Santo Rosario de la Virgen María, nos aprovechemos con su imitación y consigamos lo que ellos nos prometen. Por Jesucristo, tu Hijo, y Señor nuestro, que contigo vive y reina en unión del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Señora del Rosario del Milagro, Patrona nuestra, contemplando en ti aquel rosal plantado en los jardines de la santa Iglesia, que echó raíces en tu pueblo, que extendió sus ramas hasta cobijar toda la tierra, y cuyas flores dan frutos de honor y de virtudes, nos atrevemos a pedirte que te dignes hacer llegar a todos los dones de tu prodigalidad y de tu gracia; socorre a los pobres, fortalece a los débiles, alienta a los pusilánimes; consuela a los tristes, ruega por el pueblo, protege a tus sacerdotes, y bendice a cuantos rezan tu santísimo Rosario y celebran tu solemnidad. Amén


∗∗∗∗ ∗∗∗∗ ∗∗∗∗ Se pide la gracia que se desea obtener ……… y se rezan tres Ave María. Se termina con la “oración final de la Novena” de la página 12.

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12

Oración Final de la Novena (Propia del último día)

María del Milagro, Madre de Dios y Madre nuestra, desde el cielo, donde unida a Dios, te asisten y rinden homenaje los ángeles, y arcángeles, desde allí, donde ejerces tu reinado de amor y misericordia sobre el mundo te pedimos nos dirijas tu mirada. Nosotros, como los coros angélicos, queremos unirnos a tu alabanza. Recíbenos Señora, no olvides los dones y beneficios que has dispensado a tu pueblo, recuerda que en la paz, o en las guerras, en las pestes, en las prolongadas sequías y desgracias públicas fuiste siempre su auxilio, su baluarte y reconciliación ante la justicia de Dios. Nosotros aquí, en tu santuario, unidos al Romano Pontífice, con nuestro querido Arzobispo, nos hacemos presentes para proclamarte y reconocerte como Patrona de la Arquidiócesis de Córdoba. Escucha Oh gran Señora, nuestra oración de fe con que renovamos nuestra consagración a ti, esa consagración que hicieron nuestros mayores y que hoy aquí renovamos. Sé Madre testigo, y ayuda, de cómo lo transmitimos a las generaciones futuras, siendo parte de nuestro patrimonio común la devoción a ti Madre del Santísimo Rosario. Hoy más que nunca necesitamos de tus favores, sin muchas las incertidumbres, y angustias, por las que atraviesa el mundo, y nuestro pueblo. Por eso una vez más nos acogemos a tu protección, Santa Madre de Dios. Escucha la súplica de tu pueblo, y de toda la Nación Argentina que se gloría de tu protección y patrocinio. No olvides a la Provincia de Córdoba, con todas sus necesidades, ella que hoy te celebra como su Patrona. Cubre con tu manto a cuantos habitan el suelo argentino y reúnelos en una única comunión de fe y amor. Finalmente, te rogamos que así como hoy te veneramos aquí en la tierra te contemplemos, todos, algún día, eternamente en la gloria del cielo. Amén.

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