NE11NO ABRAS LOS OJOStras el gran xito conseguido por John verdon con S lo que ests pensando, ahora regresa con No abras los ojos.

Novedades Editoriales noviembre 2011

aRet beaSCOa COLLinS COneCta Debate DebOLSiLLO eLeCta fbULa tUSQUetS GRiJaLbO GRiJaLbO iLUStRaDOS LUMen

LUMen infantiL MaXi tUSQUetS MOnDaDORi MOntena PLaZa & JanS ROCa eDitORiaL ROCa bOLSiLLO ROCa JUniOR ROCa JUveniL vRtiCe

ZAFIROLa segunda parte de Rub, el exitoso libro que inici esta triloga de viajeros en el tiempo.

EL CLUB DE LA PELEAUna novela corrosiva e hilarante.The Washington Post Book World

DE QU HABLO CUANDO HABLO DE CORRERUna hermosa meditacin sobre el rpido paso del tiempo, sobre la aceptacin de la madurez y el envejecimiento inexorable de las clulas.Michel Bazin, Livres Hebdo

Patrick Rothfuss vive en Wisconsin y, tras el xito de El nombre del viento, dej su trabajo como profesor adjunto de Lengua y Literatura Inglesa en la universidad para dedicarse de tiempo completo a escribir. El nombre del viento ha sido el debut de literatura fantstica ms elogiado de la ltima dcada. Se ha publicado en ms de 30 pases.

El temor de un hombre sabioPatrick Rothfuss

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Todos los hombres sabios temen tres cosas: la tormenta en el mar, la noche sin luna y la ira de un hombre apacible.

Msico, mendigo, ladrn, estudiante, mago, hroe y asesino. Kvothe es un personaje legendario, el hroe o el villano de miles de historias que circulan entre la gente. Todos le dan por muerto, cuando en realidad se ha ocultado con un nombre falso en una aldea perdida. All simplemente es el taciturno dueo de Roca de Gua, una posada en el camino. Hasta que un da un viajero llamado Cronista lo reconoce y le suplica que le revele su historia, la autntica, la que deshaca leyendas y rompa mitos, la que mostraba una verdad que slo Kvothe conoca. Kvothe accede con una condicin: haba mucho que contar y le pide tres das para hacerlo. Aqu su historia.

Una obra de gran calidad y fuerza expresiva. Una historia maquiavlicamente hermosa y muy sensual, retorcida, apasionada e inolvidable.PLAZA Y JANS xitosNmero de pginas: 1272 Formato: 15 x 23 cm Encuadernacin: RsticaI S B N 978-607-310-594-1

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La cada del dragnJuan Miguel Zunzunegui

Juan Miguel Zunzunegui es comuniclogo, investigador, doctor en humanidades, y un desmitificador de la historia. Ha publicado alrededor de 300 artculos de temas diversos como turismo de aventuras, historia mundial y de Mxico, poltica, religin y actualidad internacional. Desde 2003 imparte, entre otros diplomados, el de Las Grandes Mentiras de la Historia de Mxico. sta es su segunda novela, secuela de la Triloga de la Independencia.

TRADE

La apasionante continuacin de la triloga del Misterio del guila en su ltimo captulo.Despus de que en La diosa y la serpiente Miguel y Sofa haban tomado caminos diferentes, ahora, 13 aos despus de iniciada la Guerra de Independencia, se reencuentran. Ya no son los mismos: saben que hay una herencia de la que son beneficiarios directos, pero no quieren buscarla ni intentar nuevamente su unin. Triunfar el amor o el desencuentro? A la par, la conclusin de la Independencia y las vicisitudes de Iturbide por unir a Mxico son contadas con maestra por el autor. La construccin de un pas est en juego. Un final inesperado dejar al lector con la sensacin de haber ledo la gran saga sobre Mxico y su Independencia.

Toda la elegancia y el poder narrativo de una saga histrica que llega a su fin.

Grijalbo Novela histricaNmero de pginas: 304 Formato: 15 x 23 cm Encuadernacin: Rstica

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Las finanzas de los pobres

Cmo viven los pobres del mundo con dos dlares al da Varios

Efectos secundariosRosa Beltrn

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Mucha gente de escasos recursos tiene, por increble que parezca, una vida financiera muy sofisticada, y este libro lo demuestra.

Un presentador de libros de autoayuda por encargo ve trastocado su mundo literario cuando la violenta realidad nacional irrumpe en la novela.pas. Se da cuenta de que de lo nico que se escribe ahora es de violencia. Con eso en mente, la autora real interviene la historia de su protagonista para retratar ese exceso que se vive en Mxico; al hacerlo descubre una nueva forma de narrar entre la pasmosa realidad cotidiana y la nobleza literaria.

Alrededor de el 40 por ciento de la poblacin mundial vive con menos de dos dlares al da. Si nunca has tenido que atenerte a un presupuesto tan reducido, es difcil imaginarlo. Cmo llevaras comida a tu mesa? Cmo pagaras una casa? Cmo educaras a tus hijos? Cmo lidiaras con las emergencias en tu vejez? Todos los das,

ms de mil millones de personas alrededor del mundo deben responder estas preguntas. Las finanzas de los pobres es el primer libro que explica sistemticamente cmo los pobres hallan soluciones al descubrir los mtodos que utilizan para paliar la carencia y novedosas formas para planear la bancarizacin universal.

Cierto da el protagonista de este relato comprueba que desde hace un tiempo la asistencia a sus presentaciones de libros ha disminuido. Algunas ciudades a las que suele viajar han empezado a vaciarse porque sus habitantes, agobiados por el continuo temor ante la violencia, prefirieron dejar atrs sus bienes y aventurarse en otro

Notable experimento narrativo que pone a prueba Esencial para todos aquellos que quieren saber ms sobre la pobreza y la forma en que se puede combatir. el estatuto del espacio de ficcin y sus vnculos con eso que llamamos realidad, concretamente la violenta realidad mexicana de hoy.

Debate DebateNmero de pginas: 336 Formato: 15 x 23 cm Encuadernacin: Rstica

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Mondadori LiteraturaNmero de pginas: 128 Formato: 13.5 x 23 cm Encuadernacin:Rstica Rstica

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PORTADA PRO VISIONAL

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John Verdon trabaj en varias agencias publicitarias en Manhattan como director creativo hasta que, como su protagonista, se traslad a vivir al norte del estado de Nueva York en un entorno rural. S lo que ests pensando fue su primera novela, un xito mundial y la primera en la triloga que tiene como protagonista a David Gurney, a la que sigue No abras los ojos.

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No abras los ojosJohn Verdon

David Gurney se senta casi invencible hasta que se top con el asesino ms inteligente con el que jams haba tenido que enfrentarse.

Ha pasado un ao desde que el ex detective Gurney consigui atrapar al asesino de los nmeros, y aunque es su intencin retirarse definitivamente junto a su esposa Madeleine, un nuevo caso se le presenta de forma imprevista. Una novia es asesinada de manera brutal durante su banquete de bodas, y se es un reto al que es imposible resistirse. Todas las pistas apuntan a un misterioso y perturbado jardinero, pero nada encaja: ni el mvil, ni la situacin del arma homicida y, sobre todo, el cruel modus operandi. Dejando de lado lo obvio, Gurney empieza a unir los puntos que le descubrirn una compleja red de negocios siniestros y tramas ocultas llevadas por un sdico...

Dave Gurney, el protagonista de la primera novela de John Verdon, S lo que ests pensando, vuelve para enfrentarse al caso ms difcil de su carrera en un relato policiaco de calidad extraordinaria.Roca TrhillerNmero de pginas: 552 Formato: 15 x 23 cm Encuadernacin: RsticaI S B N 978-849-918-320-6

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No abras los ojosJohn Verdon

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Primeras pginasenfrascarse, aunque con cierta desgana, en estas cuestiones de casa y jardn en las que Madeleine se haba implicado con un entusiasmo instantneo. Sin embargo, las inquietantes termitas del arrepentimiento del comprador no dejaban de carcomer sus esfuerzos. No era tanto la compra de esa casa en concreto, con sus veinte hectreas de terreno, pues segua considerndola una buena inversin, sino la decisin que haba cambiado su vida: abandonar el Departamento de Polica de Nueva York y retirarse a los cuarenta y seis aos. La pregunta recurrente era si haba cambiado demasiado pronto su placa de detective de primera clase por las tareas de horticultura de un aspirante a hacendado. Ciertos sucesos de mal agero sugeran que s. Desde su traslado al paraso buclico le haba aparecido un tic espordico en el prpado izquierdo. Para su desgracia y la angustia de Madeleine, haba empezado a fumar de nuevo de manera ocasional despus de quince aos de abstinencia. Y, por supuesto, estaba el problema imposible de ocultar: haber tomado la decisin de zambullirse en el dantesco caso del asesinato de Mellery, que le haba ocupado el otoo anterior, un ao despus de su jubilacin. Haba sobrevivido por poco a aquello. Al implicarse, incluso haba puesto en peligro a Madeleine. Gracias a ese momento de clarividencia que sigue a enfrentarse cara a cara con la muerte, durante un tiempo se haba consagrado de lleno a los placeres sencillos de su nueva vida campestre. Pero hay algo curioso en la imagen cristalina que te dice cmo debes vivir. Si no te aferras a ella todos los das, la visin pronto se desvanece. Un momento de gracia es solo un momento de gracia. Si no se aprovecha, enseguida se convierte en una especie de fantasma, en una imagen plida e inasible que retrocede como el recuerdo de un sueo hasta quedar reducido a una simple nota discordante en el trasfondo de tu vida. Gurney haba descubierto que comprender aquello no proporcionaba una clave mgica para revertirlo; as pues, su actitud hacia esa vida buclica era una especie de tibieza. Y esa actitud le haca perder el paso con su esposa. Tambin le llevaba a preguntarse si alguien poda cambiar de verdad alguna vez o, ms concretamente, si alguna vez podra cambiar l. En sus momentos ms sombros le desalentaba la rigidez artrtica de su propia manera de pensar; o en un sentido ms profundo, de su manera de ser. La cuestin de la excavadora era un buen ejemplo. Seis meses antes haba comprado una pequea y usada; se la haba descrito a Madeleine como la mquina adecuada para unos propietarios de veinte hectreas de bosques y prados, as como de un camino de tierra de cuatrocientos metros de largo. La vea como un medio para llevar a cabo las reparaciones de jardinera necesarias y hacer mejoras objetivas: algo bueno y til. En cambio, al parecer Madeleine la vio desde el principio no como un vehculo que prometa una mayor participacin de su marido en su nueva vida, sino como el smbolo ruidoso y con olor a gasleo de su descontento, de su insatisfaccin con el entorno, de su fastidio con el traslado de la ciudad a las montaas, de la enfermiza obsesin por el control que lo empujaba a demoler un mundo nuevo e inaceptable para adaptarlo a la forma de su propio cerebro. Solo se lo haba dicho una vez, lacnica: Por qu no puedes aceptar todo esto que nos rodea como un don, como un regalo fastuoso, en lugar de tratar de arreglarlo?. &

1 Vida en el campo La quietud en el aire de la maana de septiembre era como el silencio en el corazn de un submarino a la deriva, con los motores apagados para eludir el snar del enemigo. Todo el paisaje permaneca inmvil en las garras invisibles de una inmensa calma, la calma que precede a una tormenta, una calma tan profunda e impredecible como el ocano. Haba sido un verano extraamente suave; un clima que rayaba en la sequa poco a poco iba extinguiendo la vida de pastos y rboles. Las hojas ya haban pasado del verde al marrn y comenzaban a caer en silencio desde las ramas de arces y hayas, lo que dejaba escasas perspectivas de un otoo colorido. Dave Gurney estaba junto a la puerta cristalera de su cocina de estilo rstico, mirando al jardn y al csped recin cortado que separaba la casa de labranza del prado, demasiado alto, que descenda hasta el estanque y el viejo granero rojo. Se senta vagamente incmodo y distrado; su atencin iba pasando de las esparragueras de un extremo del jardn a la pequea excavadora amarilla aparcada junto al granero. Tom un sorbo de su caf de la maana, que ya se estaba enfriando por el aire seco. Abonar o no abonar, esa era la cuestin con los esprragos. O por lo menos fue lo primero que se pregunt. En caso de respuesta afirmativa, se planteara un segundo interrogante: directamente desde el camin o en sacos? La clave del xito con los esprragos, segn se haba informado en varias pginas web a las que lo haba dirigido Madeleine, estaba en el fertilizante. Ahora bien, no le quedaba del todo claro si tena que complementar el abono de la ltima primavera con ms estircol. En sus dos aos en los Catskills haba tratado de

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Haruki Murakami (Kioto, 1949) estudi literatura en la Universidad de Waseda, y regent durante varios aos un club de jazz. Es uno de los pocos autores japoneses que ha dado el salto de escritor de culto a autor de prestigio y con grandes ventas tanto en su pas como en el exterior. Su peculiar universo narrativo, cargado de una sensualidad de turbadora belleza y fruto de una imaginacin portentosa, lo ha convertido en un autor de referencia en todo el mundo.

De qu hablo cuando hablo de correrHaruki Murakami

Fascinante A lo largo de esta joya brillante y rara, Murakami despliega su filosofa vital con una claridad y una fuerza que atraern a un pblico amplio, incluso a aquellos que no ambicionan a escribir complejas novelas ni participar en extenuantes maratones. Time Out New York

En 1982, tras dejar el local de jazz que regentaba y decidir que, en adelante, se dedicara exclusivamente a escribir, Haruki Murakami comenz tambin a correr. Al ao siguiente correra en solitario el trayecto que separa Atenas de Maratn, su bautizo en esta carrera clsica. Ahora, ya con numerosos libros publicados con gran xito en todo el mundo, y despus de participar en muchas carreras de larga distancia en diferentes ciudades y parajes, Murakami reflexiona sobre la influencia que este deporte ha ejercido en su vida y en su obra. Mientras habla de sus duros entrenamientos diarios y su afn de superacin, de su pasin por la msica o de los lugares a los que viaja, va dibujndose la idea de que, para Murakami, escribir y correr se han convertido en una actitud vital. Reflexivo y divertido, filosfico y lleno de ancdotas, este volumen nos adentra plenamente en el universo de un autor que ha deslumbrado a la crtica ms exigente y hechizado a miles de lectores. MAXI TUSQUETSNmero de pginas: 232 Formato: 12.5 x 19 cm Encuadernacin: RsticaI S B N 978-607-421-294-5

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De qu hablo cuando hablo de correrHaruki Murakami

Primeras pginasvertirlo en letras, tambin para poder reflexionar sobre el sentido del correr tena que ponerme manos a la obra e intentar escribir un texto como ste. Un da, mientras lea el International Herald Tribune tumbado en la habitacin de un hotel de Pars, encontr por casualidad un especial dedicado a los corredores de maratn. En l entrevistaban a un montn de corredores famosos y, entre otras cosas, les preguntaban qu clase de mantras recitaban en el interior de sus mentes para conseguir autoestimularse durante la carrera. Era muy interesante. Cuando lo le, qued admirado al comprobar las cosas tan diversas que la gente pensaba para poder correr aquellos 42,195 kilmetros. As de terriblemente despiadado era el maratn: un deporte imposible de practicar si uno no se recitaba mantras a s mismo o haca algo por el estilo. Haba un corredor que deca que, ya desde que empezaba a correr, y luego durante toda la carrera, no haca ms que rumiar para sus adentros una frase que le haba enseado su hermano, que tambin era corredor: Pain is inevitable. Suffering is optional, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional, depende de uno. Por ejemplo, cuando una persona que est corriendo piensa: Uf, qu duro, no puedo ms, lo de la dureza es un hecho inevitable, pero lo de poder o no poder ms, eso queda ya al arbitrio del interesado. Creo que estas palabras resumen de manera clara y concisa lo ms importante de un maratn. Lo de intentar escribir un libro sobre correr se me ocurri, entre unas cosas y otras, hace ya ms de diez aos, pero desde entonces, atormentado porque no acababa de dar con lo que buscaba, fueron pasando los das sin que me pusiera a ello. Correr. Dicho as, en una sola palabra, resulta un tema tan vago e impreciso que no saba ni qu ni cmo escribir sobre l. No consegua ordenar mis pensamientos. Pero, cierto da, de repente me dije: Voy a intentar transmitir lo que siento, lo que pienso, en un texto escrito a mi manera, de modo natural, volcando en l las cosas tal como estn en mi cabeza. Al fin y al cabo, no hay otra manera de empezar, as que, a partir del verano de 2005, empec a escribir partiendo desde cero, paso a paso, y en otoo de 2006 haba terminado. En alguna ocasin reproduzco textos que escrib en el pasado, pero la mayor parte de lo escrito es slo mi sentir actual. Y es que escribir honestamente sobre el hecho de correr es tambin (en cierta medida) escribir honestamente sobre m. Me di cuenta de ello cuando iba por la mitad. De ah que suponga que no tendrn ustedes inconveniente en leer este libro tomndolo como una especie de memorias que giran en torno al hecho de correr. Creo que esta obra aborda unos cuantos aspectos que, aunque no puedan calificarse de filosficos, s son al menos una especie de reglas de experiencia. Tal vez no sean gran cosa, pero, al menos, son lo que he aprendido, a ttulo estrictamente personal, a travs de ese sufrimiento opcional derivado de haber puesto en funcionamiento mi cuerpo. Tal vez no resulten de mucha utilidad, pero, en cualquier caso, esto soy yo como persona.&

La existencia de una mxima que dice que un autntico caballero nunca habla de las damas con las que ha roto, ni de los impuestos que ha pagado es..., es una mentira como una catedral. De hecho, acabo de inventrmela. Disculpen. Pero, si de veras existiera una mxima como sta, tal vez otra de las condiciones para ser un autntico caballero sera la de no hablar nunca de los mtodos que utiliza para conservar su salud. En efecto, los caballeros de verdad no suelen prodigar charlas en pblico sobre este tema. Al menos as me lo parece a m. Por supuesto, como todos saben, yo no soy un autntico caballero, de modo que estas cosas tampoco me preocupan en exceso, pero, aun as, escribir un libro como ste me causa cierto apuro. Y lo siento si esto suena a excusa, pero, aunque este libro trate sobre el hecho de correr, no trata sobre mtodos para la conservacin de la salud. No pretendo aqu promocionar ideas del tipo: Venga, salgamos todos a correr cada da y lleve mos una vida saludable. Como mucho, me limitar unas veces a reflexionar y otras a preguntarme sobre lo que ha supuesto para m, como persona, el hecho de correr habitualmente. Somerset Maugham escribi que todo afeitado encierra tambin su filosofa. Viene a decir con eso que al realizar cualquier acto, por trivial que sea, con el paso de los das acaba por surgir algo similar a una contemplacin filosfica. Tambin yo quiero sumarme, de corazn, a esta teora de Maugham. Por ello, aunque sea en mi condicin de escritor o en la de corredor escriba ahora este modesto texto privado sobre el hecho de correr, lo ponga en letras de imprenta y lo publique, no creo que me aparte de mi camino. Tal vez se deba a mi complicada manera de ser, pero, como soy una persona incapaz de pensar a fondo sobre algo si antes no intento con-

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