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NOTAS Y COMENTARIOS

Siete tesis sobre el libro Jesús de Nazaretde Joseph Ratzinger-Benedicto XVI

ÁNGEL CORDOVILLA

(Madrid)

TESIS 1.ª El libro Jesús de Nazaret sin ser formalmente un actomagisterial representa una de las mejores expresiones de la nuevaforma de ejercicio del magisterio que ha comenzado a practicarBenedicto XVI. Este libro es un don que hace un hermano en la fea la comunidad creyente fruto de su itinerario personal, pero tam-bién es una provocación a esta misma comunidad a que se planteede nuevo su forma de acceso a quien representa la entraña delcristianismo.

El autor del libro que comentamos es el actual Papa de la Igle-sia Católica, un hecho que condiciona en gran medida su lectura.Desde el punto de vista teológico, hubiera tenido el mismo valor sihubiera sido escrito por el Prefecto de la Congregación para laDoctrina de la fe, por el obispo de Munich o el teólogo JosephRatzinger, pero al escribirlo como teólogo siendo Papa, no tienela misma significación y repercusión eclesial. Para algunos estehecho ha sido sorprendente. ¿Puede un Papa escribir un libro deteología sobre Jesús de Nazaret? ¿Puede así imponer su visión per-sonal y teología particular a todos los creyentes? ¿Se trata de unacto magisterial? Propiamente no. El mismo autor nos lo dice en elprólogo del libro: «Este libro de ninguna forma es un acto magiste-rial, sino únicamente la expresión de mi búsqueda personal «del

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 67 (2008), 123-144

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rostro del Señor» (cfr. Sal 27,8) 1. Un Papa es un Papa, pero tambiénes un hombre y un creyente que tiene el derecho de contar su his-toria personal, de narrar su memoria, de comunicar sus más hondosdeseos y esperanzas. Juan Pablo II se atrevió a expresarse en unaliteratura cercana y personal, más allá del lenguaje formal y magis-terial de las encíclicas, en dos libros como Cruzando el umbral dela esperanza y Memoria e identidad. En esta misma línea, aún cuan-do teológicamente más atrevido y creo que mucho más relevante,hay que situar este libro de Ratzinger-Benedicto. ¿Por qué es másatrevido y relevante? Porque aquí está en juego la entraña y el co-razón de la fe católica. Aun siendo un libro que responde al caminointerior y personal del Papa, la presentación que hace de la figura deJesús afecta al centro neurálgico de la fe, ámbito en el que el Papanos preside en la unidad. Por esta razón su palabra, aun siendopersonal, nos afecta a todos los católicos, pues aunque su palabra noes formalmente la palabra del Papa hablando como maestro de la fe,tampoco es la de un teólogo particular sin más. Si tuviera que buscaralgún precedente en este sentido, podría mencionar la carta sobre laalegría cristiana de Pablo VI e incluso su personal Confesión de fe,aun cuando se distinguen en que no fueron presentados como librosen cuanto tal.

Por lo tanto, respecto a la autoría del libro hay que dejar claroque no se trata de un acto magisterial en el sentido de que el Papaquiera afirmar algo sobre Jesús desde su autoridad apostólica en elejercicio de su ministerio petrino. Pero una vez dicho esto, ¿podría-mos ir un poco más allá? Yo creo que sí. ¿Este libro no se sitúa enla misma forma como Benedicto XVI está ejerciendo su magisteriocuando en sus dos encíclicas nos ha presentado al Dios cristianocomo el Dios del amor y de la esperanza? Es evidente que este papaestá ejerciendo su magisterio de una forma diferente 2. En las encí-clicas el Papa no define ni propone afirmaciones desde la autoridad

1 J. RATZINGER-BENEDICTO XVI, Jesús de Nazaret I. Desde el Bautismo a laTransfiguración, Madrid 2007, 20. A partir de este momento se indican sin másen el texto el número de la página entre paréntesis.

2 Estoy plenamente de acuerdo con T. SÖDING, Aufklärung über Jesus. DasJesus-Buch des Papstes und das Programm seines Pontifikates, en HerderKorrespondenz, 61 (2007) 281-286.

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de fe, sino que argumenta desde la lógica de la fe y de la razónofreciendo a los creyentes y a los hombres de buena voluntad razo-nes para pensar, para creer, para amar y para esperar. No es uneslogan, ni una afirmación aislada, sino la totalidad del discursodesde su lógica global lo que él ofrece para que sea acogido desdela fe y la razón. Ratzinger sabe muy bien que no puede sancionar supensamiento imponiéndolo como fe para toda la Iglesia, pero esimposible que alguien que ha tenido un itinerario teológico determi-nado con una profundidad y libertad para tratar todos los problemasteológicos y pastorales de la Iglesia bien demostrado, ahora todoeste bagaje lo deje a un lado. El papa y el teólogo no se confunden,pero tampoco se pueden separar. Ésta será a mi modo de ver lagrandeza y la debilidad de su magisterio pontificio: no da órdenes,sino que da que pensar, ofreciendo luz para comprender los proble-mas y poder atisbar juntos nuevos caminos de solución, de ahí quesea de los papas más leídos de los últimos tiempos, incluso porquienes no son católicos o cristianos, aunque a la vez hay que serconscientes de que precisamente por esta razón, porque su magiste-rio está más ligado a su teología personal, fuerte y vigorosa, estambién más vulnerable.

Que un Papa nos ofrezca un libro como este es un don, perotambién es una provocación 3. Un don porque nos permite conocerlemejor en sus preocupaciones y deseos más profundos. Pues es en labúsqueda personal del rostro del Señor donde todos y cada uno denosotros nos mostramos en nuestras aspiraciones y deseos. Pero esuna provocación porque el resultado de su búsqueda personal obje-tivada y pasada por la razón es mostrada como luz y guía para unasituación eclesial y mundana, dominada por la inseguridad y la in-certidumbre que provoca injusticia y desesperanza en el mundo, ypor la inseguridad sobre la figura de Jesús de Nazaret que repercutedirectamente sobre la vitalidad de la fe de los creyentes y de lamisión de la Iglesia en el mundo. El Papa no duda en caracterizareste momento eclesial de «situación dramática», pues introduce unaprofunda inseguridad en el punto fundamental del cristianismo: la

3 Cfr. W. LÖSER, Jesús – der neue Mose. Zwölf Annährungen an das Jesus-buch von Papst Benedikt XVI, Theologie und Philosophie 82 (2007) 382-391.


amistad con Jesús, la íntima relación con él desde donde todo nacey tiene su fuente de alimentación. Ésta es la razón por la que el libromuestra en algunos momentos una cierta tendencia apologética ycarácter polémico frente a un método limitado que ha dominado lainvestigación sobre la vida de Jesús incapaz de trascenderse hacia suexposición e interpretación teológica.

TESIS 2.ª El objetivo principal del libro es el esfuerzo por la re-composición de la figura de Jesús de Nazaret como el nuevo Moisés(profeta), constituido por su relación al Padre y comprendido enrelación con la esperanza mesiánica del AT.

La expresión clave del libro es figura. Benedicto utiliza tresexpresiones diversas: Gestalt, Bild, Figur para afrontar su propósitoprincipal de acceso y presentación de Jesús de Nazaret en su caminohistórico y en su figura terrena, no en una reflexión posterior quehaya hecho después la comunidad cristiana primitiva. Para compren-der bien el alcance de esta opción habría que leer la primera partede la trilogía de Hans Urs von Balthasar, su estética teológica 4, asícomo los análisis exhaustivos y exegéticos de Heinz Schürmannresumidos en su libro editado con el significativo título Jesus. Ges-talt und Geheimnis 5. Sin necesidad de compartir todas y cada una delas tesis de estos dos teólogos, compañeros y amigos, Ratzinger sesitúa en el mismo ámbito de preocupación. ¿Cómo accedemos alJesús histórico real: desde el análisis minucioso que destruye lafigura y el misterio de su persona o desde la percepción de esafigura en su totalidad, dejando que se nos muestre ella desde símisma sin imponerle nuestros presupuestos y condiciones de posi-bilidad? Benedicto XVI, aun reconociendo la importancia y legiti-midad de los diversos métodos históricos que analizan y diseccionanla persona y el mensaje de Jesús en diferentes etapas y perspectivasbuscando una reconstrucción de la figura de Jesús detrás o más allá

4 Cfr. H. U. VON BALTHASAR, Gloria. Una estética teológica, Madrid 1985.5 La versión española de este libro El destino de Jesús: su vida y su muerte,

Salamanca 2003.


de los evangelios, no tiene dudas en afirmar que estos métodosfinalmente se muestran incapaces de acceder al Jesús real. Cuan-do la totalidad de la figura de Jesús, tal como es mostrada en losevangelios, se analiza de tal forma que esa figura se descomponecomo si fueran capas de una cebolla intentando alcanzar su núcleohistórico, original y verdadero, el resultado es un Jesús irreal quehay que reconstruir desde los modelos y precomprensiones que cadaépoca cultural tiene de él. El Papa estaría plenamente de acuerdocon la conclusión a la que llegó A. Schweitzer después de analizarlas obras dedicadas a la investigación de la vida de Jesús (Lebens-Jesu-Forschung): más que un retrato de Jesús son un espejo dondese refleja la imagen que los hombres de cada época tienen de símismos 6.

Benedicto XVI busca la figura de Jesús en los cuatro evangelios,no una reconstrucción detrás de los evangelios. Una figura que esmás lógica y también históricamente más comprensible que las re-construcciones a las que los cristianos nos hemos tenido que enfren-tar desde diversas décadas: burgués, liberal, vidente, revolucionario,cínico, etc. Para Ratzinger este Jesús de los evangelios es una figurahistórica acorde y plena de sentido (20). Esto no significa que losestudios que se hacen para situar mejor el contexto histórico de laspalabras, acciones y datos de la vida de Jesús sean irrelevantes parala comprensión de su figura, pero en realidad no alcanzan el corazónde su persona y de su misterio. Si esto es verdad para cualquierpersonaje de la historia, para cualquiera de nosotros que ahora mis-mo quisieran realizar una biografía y más aún dentro de 2000 años,con mayor razón lo es para la persona de Jesús.

Toda figura cristaliza en un punto. Y tener en cuenta este centroes esencial para su comprensión. Respecto a la figura de Jesús elpunto de convergencia y de cristalización es su relación con el Padreo dicho de otra manera su ser Hijo. La introducción en la que Be-nedicto nos ofrece la primera mirada al misterio de Jesús es progra-mática. En él se presenta a Jesús como profeta, como el nuevoMoisés. Pero en una profecía que no consiste en la capacidad de

6 Cfr. A. SCHWEITZER, De Reimarus a Wrede. Historia de la investigaciónsobre la vida de Jesús (1906, 21913).


predecir el futuro o en el poder de realizar acciones prodigiosas,sino precisamente en la cercanía, intimidad y amistad con Dios,desde la lectura de Ex 33,18-20 en paralelo con Jn 1,18. Moisés erael mayor de los profetas porque podía hablar con Dios cara a cara,como un amigo habla a otro amigo. Sin embargo aun con él Diostenía que ocultar su rostro. Jesús, por el contrario, el Hijo unigénitodel Padre «vive ante el rostro de Dios, no sólo como amigo, sinocomo Hijo, él vive en una unidad íntima con el Padre. Sólo desdeeste punto se puede comprender realmente la figura de Jesús» (28).

A mí me ha resultado muy llamativo, incluso sorprendente, queRatzinger haya querido comenzar su primera aproximación al mis-terio de Jesús desde el título de profeta. Este título es el predilectode ciertas aproximaciones a la vida de Jesús y de sus correspondien-tes cristologías que tienen una cierta precaución a hablar de Jesúscomo Hijo de Dios, tal como la tradición de la Iglesia siempre lo haconfesado y especialmente desde el Concilio de Nicea. ¿Por qué esteacercamiento y a la vez esta profunda distancia entre estas compren-siones? Desde mi punto de vista, Ratzinger quiere asumir esta pers-pectiva histórica pero no tanto desde los estudios generales sobre lahistoria cultural del Mediterráneo en el siglo I, sino desde la historiasalvífica narrada en el AT (Jesús como profeta) para así alcanzar elcorazón del misterio de su persona: es el profeta siendo el Hijo.Porque es el Hijo que vive en intimidad con el Padre es realmenteel Profeta que tenía que venir al mundo prometido por Dios en elAntiguo Testamento. Jesús es el nuevo Moisés. De esta forma lahistoria de Jesús es enraizada en la tradición judía del AT y unidaa la perspectiva teológica del evangelio de Juan. Lo que en realidadquiere decirnos Benedicto XVI es que la aproximación histórica a lapersona de Jesús si quiere alcanzar al Jesús real no puede ponerentre paréntesis la fe. Una fe, por cierto, entendida en su perspectivahistórica de forma horizontal en la historia del AT de la que Jesúses heredero y consumador; y una fe entendida en su perspectivateológica de forma vertical en su referencia a Dios. Sin estas dosreferencias fundamentales, la esperanza mesiánica del AT y la rela-ción con Dios, la figura profética de Jesús se vuelve inexplicable.«Sólo partiendo de esta afirmación se puede entender verdadera-mente la figura de Jesús, tal como se nos muestra en el NT; en ella


se fundamenta todo lo que se nos dice sobre las palabras, las obras,los sufrimientos, la gloria de Jesús. Si se prescinde de este auténticobaricentro, no se percibe lo específico de la figura de Jesús, que sehace entonces contradictoria y, en última instancia, incomprensible»(28).

TESIS 3.ª La recuperación de la figura de Jesús remite a su verdadhistórica, a su significación actual y a su relación con la comunidadcreyente que es la Iglesia.

Hay tres tipos de aproximaciones a la figura de Jesús: histórica,filosófica y teológica. La aproximación histórica remite y preguntapor los hechos que son verificables desde la mirada de las cienciashumanas. Es una mirada desde fuera hacia los hechos de una vida.La aproximación filosófica se pregunta por el sentido y la significa-ción que ese hombre ha tenido para la historia de los hombres comoejemplo supremo y maestro de humanidad. Es una mirada desdefuera hacia el sentido de esa vida para el resto de los hombres.Finalmente la aproximación teológica se pregunta por la revelacióndivina que encuentra en las palabras, dichos, acciones y persona deJesús para que no sólo afirmemos que ese hombre ha existido, o queincluso ha dado sentido a la vida humana, ni siquiera que ha habladobien de Dios, sino que es Dios, y por eso él mismo es digno de fey de adoración. Es una mirada desde dentro hacia los hechos ysentido de esa vida comprendidos como revelación de Dios 7.

En principio estas tres perspectivas son diferentes y legítimas.Cada una en su orden. Jesús ha despertado el interés de los historia-dores (cristología histórica) y desde este nos hemos nutrido con unaingente información sobre el contexto y la geografía de su vida quesin lugar a dudas nos ayudan a comprender mejor esta figura. Perotambién esta historia ha sido comprendida como una historia ejem-plar, haciendo de Jesús un ejemplo y modelo de humanidad, juntoa otros hombres que han dado en la historia la medida de lo huma-

7 Cfr. O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Fundamentos de Cristología I, Madrid2005.


no 8. La vida de Jesús sigue teniendo una significación actual, inclu-so para los hombres que no son creyentes y que la aproximaciónhistórica se les queda corta. Pero estas dos aproximaciones todavíano responden a un hecho singular: Jesús ha sido objeto de fe. Loshombres han creído en él, poniendo su vida en juego y en riesgo.Ahora la cuestión es si esta fe en él es un hecho que responde a lapretensión real de Jesús o si es un añadido posterior de la comuni-dad primitiva. En el fondo la duda que siempre nos asalta es si laaproximación teológica es menos significativa para el hombre dehoy y no alcanza realmente el corazón de la historia real y verdaderade Jesús. En el fondo hemos interiorizado que la aproximación rea-lizada por las ciencias históricas es la objetiva, la filosófico-morales la significativa y la teológica es la que le otorga un plus ontoló-gico que somos incapaces de mostrar y justificar adecuadamente.

La proliferación de las imágenes marginales de Jesús esbozadasdesde textos gnósticos con la pretensión de ser la verdadera imagende Jesús, la que la Iglesia nos habría ocultado durante tanto tiempo,pone siempre en evidencia que hay una sospecha permanente sobrelos testimonios creyentes que hay sobre Jesús. Como si se quisieradecir que para tener un acceso a la verdadera historia de Jesús hayque poner entre paréntesis la fe. Sin llegar a estos excesos y siendoinfinitivamente más valiosa para el creyente, la actual investigaciónhistórica sobre la vida de Jesús en realidad piensa de forma seme-jante. La fe no es un principio de conocimiento, sino de adhesiónpersonal que tiene que ver no tanto con la inteligencia sino con lavoluntad. Sin embargo para Benedicto XVI la fe es principio deconocimiento. La fe no es un límite para acceder a la historia deJesús, sino una posibilidad que nos acerca más y mejor a ella. Nohay que abandonar la fe para llegar a la historia, sino que la historiareal de Jesús nos es más accesible por la fe. El ejemplo más evidentede esta afirmación es el uso que el Papa hace del Evangelio de SanJuan, especialmente en el capítulo 8. Este evangelio fue desterradopor la investigación crítica moderna al considerar que se trataba de

8 Cfr. p. 343 del libro del Papa, donde cita a Karl Jaspers y su famosa obrasobre los hombres decisivos, donde sitúa a Jesús en relación con Sócrates,Buda y Confucio.


un evangelio que «nos transmitía una situación en la cual la cristo-logía estaba muy desarrollada, pero no puede constituir una fuentepara el conocimiento del Jesús histórico» (262). Parecería que Juanabandonando la historia, realizó una profunda y personal construc-ción teológica. Ratzinger piensa en realidad de forma contraria.«Nadie como Juan ha puesto de relieve precisamente esta dimensiónde lo que verdaderamente ha sucedido en la carne de la historia»(274). Y lo ha hecho juntando la memoria personal y la realidadhistórica. Desde ese recuerdo, que es a la vez obra de la Iglesia y delEspíritu, es posible el «acceso al interior de los acontecimientos»,pasar «del aspecto exterior hasta la profundidad de la palabra y delos acontecimientos» (279).

Esto nos lleva a la reflexión que hace el Papa sobre la necesidady el límite del llamado método histórico-crítico. Según la PontificaComisión Bíblica los principios fundamentales en su forma clásicason: que es un método histórico que intenta dilucidar los procesoshistóricos de producción del texto bíblico, procesos diacrónicos aveces complicados y de larga duración; es un método crítico porqueopera con criterios científicos tan objetivos como sea posible encada uno de sus pasos (de la crítica textual al estudio crítico de laredacción) y finalmente es un método analítico que estudia el textocomo otro texto de la antigüedad y lo comenta como lenguaje hu-mano 9. Desde esta lógica la PCB lo considera como «el métodoindispensable para el estudio científico del sentido de los textosantiguos». Y como nos ha mostrado Ratzinger con su libro aquíprecisamente está su fortaleza y su debilidad. La dimensión históricade la fe cristiana lo hace indispensable. Pues la fe cristiana se remitea un hecho y a un acontecimiento histórico que tiene lugar y fecha(no de caducidad, por cierto). Y si pensamos en la Escritura, Diosnos ha hablado y nos habla en lenguaje humano. En este sentidoRatzinger afirma la necesidad de este método en la comprensión dela Escritura o en el acceso a Jesús de Nazaret. Hay que estar agra-decidos a los últimos 40 años de investigación bíblica e histórica porel material que desde estos estudios se ha aportado para actualizar

9 Pontifica Comisión Bíblica, La interpretación de la Biblia en la Iglesia,I, A, 2.


la figura de Jesús en viveza y profundidad (20), pero hay que servalientes para reconocer los límites que necesariamente hay quetrascender 10.

Para nuestro autor estos límites se reducen a tres:a) Es un método que se queda en el pasado en cuanto pasado

y para ser fiel a su propio método no puede actualizar esa palabraque interpreta. La fija en un pasado que en el fondo nos resultairrelevante e inaccesible. Ya Maurice Blondel en el diálogo querealizó con Alfred Loisy a comienzos del siglo XX mostraba supreocupación porque el método histórico, la apologética historicista,lo llamaba él, que se comprende y quiere a sí misma como métodoafilosófico y ateológico, oculta la relación actual con Dios y sucontinua presencia en la vida humana. La historia considera super-ficialmente hechos lejanos, pero la realidad verdadera y propia, elfondo de las cosas que Loisy como historiador se abstiene sistemá-ticamente de considerar, para Blondel, es la encarnación, es decir, lapresencia de Cristo en nuestra vida y en nuestra historia. Frente a lacristología histórica y fenoménica de Loisy que no quiere ocuparsedel fondo de las cosas, Maurice Blondel propuso la consideracióndel Cristo total que es el fundamento de la entera realidad 11.

b) En segundo lugar, el método histórico-crítico opera con elcriterio de la uniformidad del contexto en el que se insertan losacontecimientos de la historia. En este sentido el método histórico-crítico comprende las acciones y palabras como realidades humanas,sin poder ir más allá en lo que tienen de singularidad y novedad. E.Troeltsch propuso las tres características principales del métodohistórico 12: el principio de correlación, el principio de analogía y elcarácter hipotético de todo juicio sobre el pasado o la insuperableprovisionalidad de todo juicio histórico. Según el primer principiotodo acontecimiento histórico es susceptible de ser entendido e in-

10 Palabra que según C. Theobald es una de las predilectas de la teologíade J. Ratzinger. Cfr. C. THEOBALD, Die vier Evangelien und der eine Jesus vonNazaret. Erwägungen zum Jesus-Buch von Joseph Ratzinger/Benedikt XVI, enTheologische Quartalschrift 187 (2007) 157-182.

11 Cfr. M. BLONDEL, Historia y Dogma. Lagunas filosóficas de la exégesismoderna, Paris 1904.

12 Cfr. E. TROELTSCH, Aufsätze zur Geistesgeschichte und Religionssoziolo-gie I-IV, Tübingen 1925.


terpretado dentro de la secuencia causa-efecto-resultado. El princi-pio de la analogía afirma que todo hecho histórico puede ser com-prensible como un caso particular de algo global y general. Y elprincipio de la insuperable provisionalidad de todo juicio sobre elpasado afirma la imposibilidad de que un acontecimiento pueda teneruna interpretación decisiva y definitiva. Debe estar abierta a futurasinterpretaciones. Con estas premisas, ¿cómo podemos pensar que elacontecimiento de Cristo es un hecho escatológico, último y defini-tivo que nos revela en plenitud la verdad de Dios y la verdad últimadel hombre y de su historia?

c) Finalmente, el método histórico crítico aísla y secciona eltexto para su estudio, perdiendo de vista la profunda unidad queexiste en toda la Escritura. Una unidad externa (canon) que respon-de a una unidad interna dentro de la propia Biblia. La reacción enEEUU proponiendo una exégesis canónica es un intento de paliaresta deficiencia estructural del método histórico. La Biblia es ellibro de un pueblo. Los autores de cada uno de los libros de la Bibliapertenecen a un sujeto común que es el pueblo de Dios. Esta rela-ción entre Escritura e Iglesia es vital para la interpretación bíblica.Pues es la única forma de que esa palabra no se nos quede en elpasado, sino que se haga actual y presente entre nosotros. «El pue-blo de Dios es el sujeto vivo de la Escritura; en él, las palabras dela Biblia son siempre una presencia» (17).

Sin negar, por lo tanto, la importancia del método histórico(historische Methode), Joseph Ratzinger aboga por prolongarlo conuna exégesis e interpretación teológica (theologische Auslegung) quetenga en cuenta la actualidad de la Palabra, que siendo palabrahumana es Palabra de Dios, comprendiendo los textos bíblicos nocomo palabras aisladas, sino desde la totalidad de la única Escrituraque tiene por sujeto al Pueblo de Dios (Iglesia). Esta articulación demétodo histórico e interpretación teológica es una forma de concre-tar la relación entre fe y razón (histórica) que Benedicto XVI pro-ponía en el discurso de la Universidad de Ratisbona. Su objetivo esalcanzar la verdad histórica de Jesús desde la que comprender lasignificación actual que tiene esta persona de Jesús para el hombrede hoy (le trae a Dios en persona) y profundizar y revitalizar larelación que existe entre Jesús y la comunidad creyente (interna


amistad con Jesús, según la perspectiva joánica). La verdad históri-ca, la significación actual y la relación eclesial son tres perspectivasque aun siendo diferentes no pueden finalmente comprenderse deforma aislada y separada.

TESIS 4.ª El libro se sitúa en la tradición clásica de la contempla-ción de los misterios de la vida de Jesús más que en la tradiciónmoderna de las vidas sobre Jesús.

La teología clásica con un fuerte arraigo en la tradición espiri-tual ha comprendido las acciones y las palabras de Jesús comomisterios que nos revelan la vida de Dios y el destino pleno de lavida humana, más que como datos históricos para la elaboración deuna biografía de su vida. No es porque esta cuestión no sea impor-tante. Ya hemos visto que remitirse a la historia es algo que perte-nece a la estructura de la fe. En realidad, la cuestión decisiva sobreJesús nunca ha sido su historicidad, que casi nunca ha sido seria-mente y con rigor puesta en duda. Sino que la cuestión decisiva yhoy más acuciante que nunca, ha sido y es la fe en él. ¿Por qué loshombres han depositado la fe en un hombre como él? Ésta es lapregunta que causa extrañeza y que la teología ha de tratar y desaber responder.

La teología de los misterios, fundados en la historia real deJesús, nos ofrece un acceso a la fe en Cristo desde los acontecimien-tos concretos de la vida de Jesús, donde se hace carne la revelaciónde Dios y se hace visible para nosotros el camino de nuestra salva-ción. La recuperación de la teología de los misterios de la vida deJesús supone la afirmación de la inseparabilidad entre el Jesús de lahistoria y el Cristo de la fe, entre la confesión de fe en Cristo y lasignificación salvífica que él tiene para mi vida. Este acceso a la feen Cristo realizada desde una teología de los misterios, se sitúa másallá de la mera facticidad de la historia y de la pura positividad delos dogmas, intentando salvar el llamado «foso horrible» que Les-sing y sus sucesores han establecido entre la vida concreta de Jesúsde Nazaret y nuestra fe en él. El paso a la fe en Cristo no vienedeterminado por la elaboración de una pretendida historia objetiva


de la vida de Jesús, como tampoco es posible por la repetición yafirmación de las meras formulaciones dogmáticas, sino por el en-cuentro personal con el Cristo vivo y concreto que se nos hacepresente en sus misterios. Aunque esto no significa que pueda «dar-se una fe sin historia, sin los acontecimientos de la vida de Jesús».Pero esas acciones y acontecimientos particulares de la vida de Je-sús (hechos) poseen un significado salvífico para todos los hombresy para todos los tiempos (misterio). Los hechos son misterios, quenos conducen al encuentro vivo con Cristo, objetivo real de todacristología y aproximación teológica a la figura de Jesús (Orígenes,Devotio moderna, Guardini, Rahner, Balthasar…).

TESIS 5.ª Desde esta teología de los misterios se propone la estruc-tura del libro en diez capítulos, recorriendo la vida pública de Jesús,desde el bautismo en el Jordán hasta la confesión de Pedro y latransfiguración. En este sentido hay que entender que el libro delPapa es la primera parte de una obra en la que falta desarrollar elorigen de Jesús y su destino.

Toda vida humana tiene un origen, un desarrollo y un final.También la vida de Jesús de Nazaret ha de ser comprendida desdeestos tres momentos decisivos de toda vida humana: su origen, sumisión y su destino. Este libro nos ofrece en diez capítulos el cuerpocentral de la vida pública de Jesús centrada en la misión del Reinode Dios. El origen de ella lo constituye el Bautismo (cap. 1.º), unhecho paradójico y decisivo para Jesús de Nazaret y para la cristo-logía del Nuevo Testamento. Este acontecimiento más que entender-lo como una conversión al estilo de la llamada de los profetas,Ratzinger lo ha comprendido desde tres perspectivas teológicas com-plementarias: a) afirma sin ambigüedad la verdadera inserción his-tórica de Jesús en la vida de los hombres. Jesús no es un mito sinoun hecho. Su vida se entiende en solidaridad real con la historia deIsrael que como pueblo de la alianza necesita la purificación de lospecados (Mateo); en la historia entera de la humanidad pecadora,donde Jesús a través de su obediencia a la justicia del Padre (Ma-teo), le devuelve la salud perdida y abre de nuevo el acceso para lacomunión con Dios; b) En segundo lugar es un anticipo del misterio


pascual, pues es aquí donde Jesús como Cordero de Dios cargadefinitivamente con el pecado del mundo quitándole su fuerza ydonde los hombres pueden ver manifestada en plenitud su filiación(Marcos); c) Finalmente, en sintonía con toda la interpretación pa-trística, el bautismo es inicio de la revelación trinitaria de Dios, puesen él se manifiesta la comunión de voluntad con el Padre abriendoel cielo y revelando en profundidad el misterio de Dios.

Unidas al bautismo están las tentaciones (cap. 2.º), donde Jesúses conducido a impulsos del Espíritu. Jesús vive la solidaridad conlos hombres hasta el final, acrisola su filiación divina y desde am-bas, y no desde otros caminos aparentemente más poderosos, ven-ce al mal en su raíz. El quicio de toda tentación se ilumina desdela pregunta fundamental y decisiva del hombre, desde la preguntapor Dios. ¿Dios es la realidad misma o no es nada? La respuestaque Jesús da es que Dios es real; que no podemos hacer de él unobjeto a nuestro servicio; y que en él está la fuente y el límite delpoder que él solo podrá ejercer como Crucificado Señor de laGloria. Sólo Dios es el Bien supremo para el hombre, por eso noes posible ni la divinización del poder, ni del bienestar ni de latécnica.

Desde este origen y equipamiento otorgados en el Bautismo ylas tentaciones Jesús comienza a anunciar el evangelio del Reinode Dios (cap. 3.º). Su predicación es evangelio, buena noticia,porque realiza aquello que dice. Su evangelio consiste en mostrarcon hechos y palabras que Dios en persona actúa en él por mediodel Espíritu. El Reino es Dios actuando en la historia de loshombres, haciéndose inmanente a esa historia desde Jesús y elEspíritu. Por esta razón no puede darse una disociación entre elreino que Jesús anuncia y su propia persona (dimensión cristoló-gica), el reino que se hace presente en la conciencia de los hom-bres, dentro de su intimidad (dimensión mística) y el reino quecomienza a germinar de forma visible en el mundo por medio dela comunidad de discípulos reunidos en torno a él que después desu resurrección y del envío del Espíritu formarán la Iglesia (di-mensión eclesial).

Jesús es el nuevo Moisés que enseña con autoridad en el ser-món de la montaña (cap. 4.º). Lo hace sentado, como los maestros


con plena autoridad, en la montaña, lugar de la experiencia de lainmediatez con Dios en la oración y, por eso mismo, lugar privi-legiado de enseñanza; y realiza esa enseñanza desde una cercaníay cordialidad, que no diluye la dureza, el escándalo que nos hablande la necesidad de conversión. En el centro de esta enseñanza estánlas bienaventuranzas como unas palabras de promesa que nos ayu-dan a discernir los espíritus en el camino de la sabiduría y la fe-licidad que busca todo ser humano. Muestran la paradoja en la quevivió en primer lugar Jesús y después verdaderos discípulos suyoscomo San Pablo (2 Cor 12-13). No son un programa de máximospara cristianos aventajados, sino una llamada al seguimiento deCristo como forma fundamental para la vida de toda la Iglesia.Este sermón constituye la nueva ley del Mesías, la ley de la liber-tad para la realización del amor (Gálatas). La novedad no está enla radicalización o intensificación de su doctrina respecto a otroscódigos éticos o morales, sino en la centralidad del yo de Jesús.Esto le separa profundamente de Israel. Pues Jesús se comprendey se propone como el nuevo lugar del encuentro con Dios (Tem-plo), el verdadero descanso para los hombres como realización delprecepto sabático (Mt 11,28-30) y como verdadero camino paravolver a la alianza con Dios y al orden justo entre los hombres(Torah).

El centro del mensaje de Jesús lo constituye el misterio de supersona: la relación entre el Padre y el Hijo. Y éste se revela entoda su plenitud en la oración de Jesús (cap. 5.º). En su oraciónque él mismo entrega y regala a sus discípulos. La oración es larelación que Jesús, el Hijo, vive y es con el Padre. Una relación queél vive en el ámbito y la fuerza del Espíritu. Por esta razón, laoración cristiana siempre es trinitaria. En el Espíritu nos unimos ala oración del Hijo que ora al Padre. La actitud fundamental es ladiscreción, como en toda relación de amor. Su órgano es el corazón,como símbolo de la intimidad y el centro de la vida personal (y nomágica automática). Como recuerda San Benito a sus monjes en laoración la mente ha de concordar con la voz, es decir, que nuestramente unida al Espíritu concuerde con la voz del Hijo, para quenuestra oración sea en Espíritu y en Verdad (Jn 4). Esta oracióntiene en el Padre su palabra central y se explicita en dos direcciones


fundamentales: hacia el primado de Dios en el mundo (peticionestú) y hacia las necesidades, esperanzas y deseos fundamentales de lavida humana (peticiones nosotros). Estas dos direcciones constitu-yen el ser personal de Jesús, su oración a Dios y la oración de losdiscípulos.

La predicación y misión de Jesús va unida a los discípulos (cap.6.º), un «nosotros» que significa la nueva familia creada en torno a élcon una esencial vocación universal. Una familia que no es in-formal,sino que tiene una forma y un orden. Éste viene diseñado por la elec-ción de los Doce (Mc 3,13-19) como representantes de todo el Israelde Dios y la vocación universal a todas las naciones. Son elegidos enoración, lugar donde se manifiesta la raíz y la fuente de toda la viday actividad de Jesús, no por una mera delegación humana. Para estarcon él y enviarlos a predicar con los mismos gestos y palabras deJesús. Junto a este grupo están los 72, signo de la misión ad gentes, dela universalidad de la misión donde también se integran otros compa-ñeros de Jesús, incluidas las mujeres que caminando junto con losDoce desempeñan una forma de discipulado diverso.

En la predicación de Jesús las parábolas (cap. 7.º) son una partecentral. Nos acercan a su persona: a su vida, a su forma de verla, asu lenguaje y experiencia personal. Desde ellas, que representan unaforma peculiar de Jesús frente a los rabinos de su tiempo, muestrala trasparencia de la luz de Dios en las cosas del mundo y en lasrealidades cotidianas de la vida. Nos manifiesta a un Dios concretoen camino siempre hacia nosotros. Pero a diferencia de los discursosracionales que intentan demostrar, a las parábolas les falta la eviden-cia necesaria para provocar inmediatamente la adhesión sin restric-ciones. Ellas nos invitan y nos provocan a entrar en un proceso ymovimiento de conocimiento que, en el fondo, es una conversión enla forma de mirar el mundo y de vivir en él. Jesús invita a queentremos en la dinámica de la parábola misma, para entrar así en suhorizonte de ver a Dios en el mundo cotidiano. Sin ser propiamenteparábolas, pero en relación con ellas, están las imágenes que utilizael evangelio de Juan para hablar de Jesús: agua, vid, pan y pastor(cap. 8.º).

Dos hitos importantes en el camino de Jesús son la Confesión dePedro y la Transfiguración (cap. 9.º), que explica de nuevo la con-


fesión de Pedro, profundizándola y poniéndola al mismo tiempo enrelación con el misterio de la muerte y resurrección. En la estructuradel libro tiene el sentido de afrontar ya con toda claridad la preguntapor la identidad de Jesús. En la doble orientación de la respuesta ala pregunta de Jesús, se ponen en evidencia las dos formas de acer-carnos a él o de conocerle. Hay un conocimiento externo, que nosignifica que no sea verdadero, pero no alcanza la profunda intimi-dad y ser de Jesús. Y un conocimiento más profundo que percibe laverdadera naturaleza de Jesús y su novedad, vinculado a los quehacen el camino de seguimiento y discipulado con él. La primeraforma de conocimiento la constituyen aproximaciones al misterio deJesús desde el pasado y lo ya conocido (Elías, Jeremías, uno de losprofetas). La segunda forma se acerca desde la propia evidencia deJesús, desde su singularidad propia y desde su ser único (Cristo,Ungido, Hijo de Dios, Señor).

Finalmente el libro analiza los nombres con los que Jesús sedesigna a sí mismo (cap. 10.º). Aquí encontramos dos títulos cris-tológicos: Hijo del hombre e Hijo y la expresión utilizada en elevangelio de Juan Yo soy, ya sea de forma absoluta o relativa afunción esenciales en la vida humana (pan, luz, pastor, puerta, vid,vida,…). En ellas Jesús se oculta y se desvela al mismo tiempo,pues teniendo en el AT su base y fundamento, sólo en él adquierensu verdadero y pleno sentido. En las tres se presenta la origina-lidad de Jesús, que por ser tan novedosas y escandalosas, sólo élpuedo aplicarse a sí mismo y no la comunidad cristiana. Porque«lo grandioso y lo provocativo aparece precisamente en los co-mienzos… Lo grande, lo novedoso, lo impresionante, procedeprecisamente de Jesús; en la fe y la vida de la comunidad sedesarrolla, pero no se crea» (376). Desde aquí se comprende queel desarrollo posterior de la cristología de la comunidad cristianacentrado en el título Hijo de Dios, no es un progresivo proceso dehelenización del cristianismo, sino la explicitación del misterioinsondable de Cristo. Cuando la Iglesia fija este contenido en laafirmación del Credo de Nicea no hace sino traducir lo incompa-rablemente nuevo del diálogo de Jesús con el Padre y volver adecir de nuevo con Pedro «Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo»(Mt 16,16).


TESIS 6.ª La acogida del libro ha de ser desde la simpatía y lalibertad. Una confianza y empatía con el autor sin la cual no puededarse la comprensión y una libertad que hace posible la distanciarespetuosa y crítica.

Nuestra sociedad europea (en la que estamos también nosotros)es hija de los grandes maestros de la sospecha: Nietzsche, Marx yFreud. Todos nosotros, en el fondo, tenemos interiorizado que paracomprender mejor un texto, un documento o a una persona hay quetomar distancia respecto a lo que dice, introduciendo la duda y lasospecha. A. Gesché siguiendo el camino de H. Arendt, P. Ricouer,ha hablado de la necesidad de introducir el principio de la sospechade la sospecha, es decir, de no dejarnos encerrar en la visión limi-tada y reducida que nos han impuesto estos maestros de la duda.Ratzinger va más allá. Es necesario partir del principio de confianzay de simpatía para poder comprender a un autor y más aún cuandose refiere a los textos del NT que nos conducen y entregan a Jesús.Ratzinger continúa el camino recorrido por Agustín cuando en ellibro IX de las Confesiones, teniendo en cuenta que éstas son untestimonio eclesial, exhorta al futuro lector al ejercicio de la caridadfraterna, ámbito en el que ha de ser acogida siempre la palabra delotro (libro X) y virtud que sirve para la regla de oro de la interpre-tación de la Escritura. Cuando buscamos en común algo que a todosnos concierne son esenciales la caridad y el amor a la verdad (librosXI-XIII).

Esta confianza y simpatía no nos priva de la necesaria libertadque ha de existir en el lector para hacerse su propio juicio de la obra.La simpatía no priva de la libertad crítica, aunque ésta tiene que serhecha razonablemente y con rigor, mostrando los límites o discon-formidades que tenemos desde lo que ha intentado hacer al autor, nodesde lo que cada uno de nosotros hubiésemos deseado. Un ejemploparadigmático de esta doble actitud la ha mostrado el Cardenal CarloMaría Martini. En un breve comentario que publicó la prensa nacio-nal, mostró la simpatía por el autor y el contenido del libro, confe-sando que después de leerlo, si tenía alguna intención de escribir unlibro sobre Jesús, ya no se sentía capaz de hacerlo. Benedicto XVIhabía llegado a un nivel difícil de superar en belleza, verdad y


profundidad. Sin embargo, junto a este bello elogio y profundaadmiración por la obra, comentó de forma elegante que algunas delas afirmaciones del libro no las hubiera hecho alguien dedicado deforma profesional a la exégesis bíblica.

Las críticas razonadas al libro de Ratzinger se dirigen hacia elmodo como él articula la relación entre la fe y la razón histórica ensu aproximación a Jesús de Nazaret, cuando utilizando en exceso elJesús del Evangelio de Juan da la impresión que no subraya elverdadero hombre que aparece en los estratos más originales de losevangelios Sinópticos y que sancionó posteriormente el Concilio deCalcedonia. El libro del Papa puede y debe ser criticado. Él mismolo ha querido así y en un gesto de humildad sin precedentes en unPapa que se ha expuesto a todos y así se ha vuelto vulnerable. Yacomentaba anteriormente que el libro no es un acto formal de ma-gisterio pontificio, pero sí representa un ejemplo muy bueno de laforma como Benedicto XVI ha preferido ejercer como maestro de lafe: llama la atención sobre temas esenciales: Dios, Cristo, hombre,mundo, fe, esperanza, amor, para que los cristianos y todos aquelloshombres inquietos que buscan la verdad, se interroguen y busquencon él.

En este sentido me han parecido relevantes las críticas de auto-res como Thomas Söding 13 y Gabino Uríbarri, por un lado, yChristoph Theobald y Rafael Aguirre, por otro. Esto no significaque yo comparta todo lo que dicen estos autores, pero creo que estánhechas desde la caridad y la búsqueda común de la verdad. No eséste el lugar para analizarlas a fondo, pero sí de ver hacia dondeapuntan. Los dos primeros están de acuerdo en la visión global dellibro y en la cuestión de fondo que plantea el Papa, piensan sinembargo que en algunos puntos concretos de su exégesis puede sercriticado haciendo una valoración diferente que el Papa. Así porejemplo G. Uríbarri ha puesto de relieve que el Papa no ha tenidosuficientemente en cuenta en su libro sobre Jesús «la elaboración delos jalones de una reconstrucción histórica del proceso de desplie-gue de la fe a través de las primeras generaciones» 14. Es decir, cuál

13 T. SÖDING (hrsg.), Das Jesus-Buch des Papstes. Die Antwort der Neutes-tamentler, Freiburg 2007.


sería el papel de las comunidades primitivas en la gestación de la fecristológica, mostrando «la fiabilidad, consistencia y continuidadentre la predicación de Jesús, su ministerio, la comprensión queJesús tenía de sí mismo y lo que posteriormente basado en ello, lacomunidad primitiva entendió acerca de Jesús y su significado» 15.Piensa este autor que el propio Papa da pistas para ello desde lafunción que atribuye al recordar en el evangelio de Juan.

Los otros dos autores también acogen el libro como «una reflexiónespiritual y teológica sobre Jesús de Nazaret, escrito de forma bella,elegante y clara» 16, pero creo intuir en sus críticas que disienten másprofundamente con el Papa que los anteriores en la forma como Ra-tzinger ha articulado los resultados de la ciencia histórica y la fe enJesús. Ch. Teobald, por ejemplo, critica el uso del evangelio de Juanal identificar sin más el Jesús del Evangelista con el Jesús terreno, oque no respete la diversidad de las perspectivas de los cuatro evange-lios, tal como lo habría realizado el exégeta alemán Rudolf Schnac-kenburg 17. Para este autor el Papa realiza un salto mortal con la cris-tología del evangelio de Juan al identificarla sin más con el Jesústerreno 18. Por otro lado, Rafael Aguirre comenta: «Pienso que, contralo que promete el título, nos encontramos no con un libro sobre Jesús,preocupado por su historia, sino con una reflexión sobre Dios a partirde elementos centrales que un creyente confiesa en Jesús» 19. Y con-tinúa, «lo que falta en este libro es la articulación de su profunda ybella meditación teológica con la toma en consideración de los resul-tados críticos sobre la historia de Jesús» 20. Desde mi punto de vistaesta crítica no tiene en cuenta que esto es precisamente lo que intentailuminar el libro del Papa: «Este libro intenta comprender el camino

14 G. URÍBARRI BILBAO, Mirar al Jesús real, en Razón y fe (2007) 123-140;aquí 135.

15 ÍD., 135-136.16 R. AGUIRRE, El libro de Ratzinger, en El Correo digital (26. 09. 2007).17 A este libro hace referencia el Papa en su prólogo La persona de Jesu-

cristo reflejada en los cuatro evangelios, Barcelona 1998. El propio Ratzingerdice que se sitúa en la perspectiva que quiso recuperar este gran exégeta ale-mán, aunque yendo un poco más allá de él.

18 Cfr. C. THEOBALD, Die vier Evangelien und der eine Jesus von Nazaret,180-181.

19 R. AGUIRRE, El libro de Ratzinger.20 Ibid.


de Jesús en la tierra y su mensaje, y no hacer un estudio teológico dela fe y del pensamiento de la Iglesia primitiva» (373). Que no guste lasolución que Ratzinger da es una cosa, pero no percatarse de que aquíestá el meollo de la cuestión del libro desde el punto de vista herme-néutico creo que es diferente.

Finalmente hay otras críticas que se han ceñido al contenidoconcreto desarrollado en el libro. Estos autores han echado en faltalo que el prestigioso exégeta J. Jeremias denominó como el escán-dalo pre-pascual, es decir, la comunión de mesa y solidaridad últimade Jesús con los pobres y pecadores, aspecto esencial de su minis-terio terreno, así como el significado de los milagros y exorcismosde Jesús en su misión y predicación del Reino. Unida a esta críticaestaría la que echa de menos una consideración más significativa dela perspectiva escatológica en el anuncio del reino de Jesús.

TESIS 7.ª No puede haber una verdadera cristología que no desem-boque en la apropiación personal de Jesús en la vida del creyenterealizada gracias al Espíritu de Cristo.

Durante muchos años el Cardenal Ratzinger ha estado insistien-do en la necesidad de realizar una cristología espiritual. El título quemás nos acerca al centro de la figura de Jesús es el de Hijo (y desdeaquí el de profeta). Y este, donde mejor se revela es en la oración.«Su persona se constituye en el acto de la oración, en el acto de lapermanente comunicación con quien Jesús llama Padre. Si esto esasí, entonces un real conocimiento de esa persona es sólo posibleentrando en ese acto de oración, participando en él» 21. La participa-ción en su oración es el presupuesto para conocer y comprender aJesús de Nazaret. Como ha escrito bella y certeramente el teólogoprotestante Eberhard Jüngel «las puertas del misterio se abren siem-pre desde dentro» 22. Por eso «donde no existe una relación conDios, tampoco es comprensible quien en su esencia no es otra cosaque relación a Dios, al Padre; aunque sin duda es posible asignarle

21 J. RATZINGER, Miremos al traspasado. Fundamentación teológica de unacristología espiritual, Santa Fe 2007, 29.

22 E. JÜNGEL, El ser sacramental, Salamanca 2007, 17.


muchas notas particulares… Participar en su oración es el presu-puesto fundamental para que pueda realizarse un genuino conoci-miento en el sentido de la hermenéutica actual, es decir, devenircontemporáneo y sintonizar con sus mismos sentimientos» 23.

Para que se de esta participación en sus mismos sentimientosson necesarias dos cosas: la comunión en su Espíritu, que es quieninterioriza y actualiza en nosotros la enseñanza y la vida de Jesús yla incorporación en el Cuerpo de Cristo, verdadero sujeto del cono-cimiento de Jesús. Esta es la razón por la que el objetivo último dellibro de Ratzinger es «favorecer en el lector un crecimiento de surelación viva con él». Para Ratzinger, los avances en la cristología,en el conocimiento de Jesús nunca pueden provenir de una purateología escolar. Esta es importante, pero tanto y sólo como la es-cuela. Junto a ésta, ha de integrarse la teología de los santos, que esteología de la experiencia que tiene su origen en las raíces del ojoque es el amor y el corazón. En este sentido habría que decir que lamejor interpretación que tenemos de Jesús es la «exégesis real» quenos ha ofrecido la vida de los santos. «Fue Charles de Foucaultquien, buscando el último lugar, encontró Nazaret… Él halló alJesús trabajador yendo tras las huellas de los misterios de la vida deJesús. Se encontró con el «Jesús histórico» real… Entrando en laexperiencia nazarena de Jesús, comprendió mucho más que cuantopueda iluminar una discusión erudita. Y así abrió también para laIglesia una nueva vía, allí, en la meditación sobre Jesús. Fue para laIglesia un redescubrimiento de la pobreza. Nazaret proclama unmensaje permanente para la Iglesia» 24.

Este debe ser nuestro objetivo en la lectura de este libro. Unaexégesis real que logre transformar nuestro corazón y nuestra vida.Nos acercamos a Jesús de Nazaret porque queremos compartir susmismos sentimientos, su misma misión, su mismo aliento, su mismavida, hasta que podamos decir lo mismo que dijo el apóstol que sinconocer personalmente a Jesús fue realmente contemporáneo deCristo: «Ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí, que me amó hastaentregarse por mi» (Gal 2,20).

23 J. RATZINGER, Miremos al traspasado, 29.24 ID., El Dios de los cristianos, Salamanca 2005, 79.

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