notas introducción a la teología, unidad 4

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31 6. EL MÉTODO TEOLÓGICO 23 ¿Cómo Hacer Teología Evangélica? “La iglesia en Latinoamérica es una iglesia sin reflexión teológica”. Este fue el fúnebre diagnóstico que en los tempranos setentas del siglo pasado, René Padilla, uno de los más reconocidos biblistas latinoamericanos, ofrecía al describir la condición teológica de una iglesia con más de cien años de existencia. El problema, como bien lo notaba, no era la ausencia de una teología implícita que reconocida o no, siempre está presente en el anuncio del evangelio. Tampoco lo era la carencia de cierta teología sistemática y especulativa. En palabras de Padilla, la cuestión se relacionaba con “el fallo de la Iglesia en pensar sobre el significado de la revelación de Dios aquí y ahora, y sobre sus implicaciones para la misión en una situación concreta”. 24 Es necesario destacar que la Teología de la Liberación (TL) popularizó en Latinoamérica su convicción de que con ella se estaba asistiendo no simplemente a una nueva teología en términos de contenidos. Lo más importante, según sus teólogos, era reconocer que ella representaba una nueva forma de hacer teología. Obviamente, para muchos evangélicos esto resultó sorprendente pues muy poco se había hablado en nuestros contextos del método teológico, por lo menos formalmente. Si la TL tenía su propio método de proveer convicciones y prácticas teológicas, ¿existían otros métodos? ¿Se tenía un método evangélico? El reflexionar sobre el método evangélico debe comenzar con la conciencia de que existen otras opciones metodológicas. Como ejemplos, uno puede pensar en el método liberal, el místico, el racionalista y el de la teología de la liberación. Una breve descripción de cada uno de ellos se presentará al final. Por ahora, nos concentraremos en la descripción general de algunos elementos que, a nuestro juicio, son esenciales en una metodología teológica evangélica. Algunas Presuposiciones Filosóficas del Método Teológico Evangélico 25 1. Un universo abierto Los evangélicos creemos en la realidad de lo trascendente y la posibilidad de lo sobrenatural. Esta convicción fue una parte incuestionable de la tradición cristiana generalmente hasta el siglo XVIII, y ha estado al frente de las preocupaciones evangélicas durante esta era de crítica bíblica. Una y otra vez la misma nota se oye: Es irresponsable, académicamente así como religiosamente, descartar lo sobrenatural cuando se consideran las Escrituras. 26 Uno de los objetos de 23 Material adaptado de Notas de Clase, Dr. Gerardo Alfaro, “Introducción a la Teología”. Usado con permiso. 24 René Padilla, “A Church without Theology” Christianity Today 18 (1974): 49. 25 Mark A. Noll, Between Faith and Criticism: Evangelicals, Scholarship, and the Bible in America (Grand Rapids: Baker, 1991): 142-61. 26 Para los filósofos del siglo XVIII el universo es una maquinaria; de allí la frase: “el universo cerrado”. Es decir, no se necesita nada de afuera para explicar el universo.

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Page 1: Notas Introducción a la Teología, Unidad 4

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6. EL MÉTODO TEOLÓGICO23

¿Cómo Hacer Teología Evangélica?

“La iglesia en Latinoamérica es una iglesia sin reflexión teológica”. Este fue el fúnebre diagnóstico que en los tempranos setentas del siglo pasado, René Padilla, uno de los más reconocidos biblistas latinoamericanos, ofrecía al describir la condición teológica de una iglesia con más de cien años de existencia. El problema, como bien lo notaba, no era la ausencia de una teología implícita que reconocida o no, siempre está presente en el anuncio del evangelio. Tampoco lo era la carencia de cierta teología sistemática y especulativa. En palabras de Padilla, la cuestión se relacionaba con “el fallo de la Iglesia en pensar sobre el significado de la revelación de Dios aquí y ahora, y sobre sus implicaciones para la misión en una situación concreta”.24

Es necesario destacar que la Teología de la Liberación (TL) popularizó en

Latinoamérica su convicción de que con ella se estaba asistiendo no simplemente a una nueva teología en términos de contenidos. Lo más importante, según sus teólogos, era reconocer que ella representaba una nueva forma de hacer teología. Obviamente, para muchos evangélicos esto resultó sorprendente pues muy poco se había hablado en nuestros contextos del método teológico, por lo menos formalmente. Si la TL tenía su propio método de proveer convicciones y prácticas teológicas, ¿existían otros métodos? ¿Se tenía un método evangélico?

El reflexionar sobre el método evangélico debe comenzar con la conciencia de que

existen otras opciones metodológicas. Como ejemplos, uno puede pensar en el método liberal, el místico, el racionalista y el de la teología de la liberación. Una breve descripción de cada uno de ellos se presentará al final. Por ahora, nos concentraremos en la descripción general de algunos elementos que, a nuestro juicio, son esenciales en una metodología teológica evangélica.

Algunas Presuposiciones Filosóficas del Método Teológico Evangélico25

1. Un universo abierto Los evangélicos creemos en la realidad de lo trascendente y la posibilidad de lo sobrenatural. Esta convicción fue una parte incuestionable de la tradición cristiana generalmente hasta el siglo XVIII, y ha estado al frente de las preocupaciones evangélicas durante esta era de crítica bíblica. Una y otra vez la misma nota se oye: Es irresponsable, académicamente así como religiosamente, descartar lo sobrenatural cuando se consideran las Escrituras.26 Uno de los objetos de

23 Material adaptado de Notas de Clase, Dr. Gerardo Alfaro, “Introducción a la Teología”. Usado con

permiso. 24 René Padilla, “A Church without Theology” Christianity Today 18 (1974): 49. 25 Mark A. Noll, Between Faith and Criticism: Evangelicals, Scholarship, and the Bible in America (Grand Rapids:

Baker, 1991): 142-61. 26 Para los filósofos del siglo XVIII el universo es una maquinaria; de allí la frase: “el universo cerrado”.

Es decir, no se necesita nada de afuera para explicar el universo.

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mayor refutación por parte de los evangélicos en décadas recientes han sido afirmaciones como la de Rudolf Bultmann: “Un hecho histórico que involucra la resurrección de los muertos es totalmente inconcebible”. Para los evangélicos, este tipo de afirmación es evidencia de una bancarrota intelectual. Confiamos en que lo sobrenatural es verdadero—ya sea por experiencia personal, autoridad religiosa o argumentos de la existencia de Dios (los que pueden ir desde los de Pablo en Romanos 1, a través de las variaciones de Justino Mártir, Tertuliano, Tomás de Aquino, John Locke y otros, hasta las afirmaciones analíticas modernas que niegan las conclusiones ateístas). Por eso, insistimos en que aún cuando los estudiantes de la Escritura puedan posponer propiamente la consideración directa de lo trascendente para trabajar en problemas bíblicos específicos, nunca deben negarlo o proceder como si su existencia fuera irrelevante para un entendimiento adecuado de la Biblia.

2. El realismo evangélico

Junto con la afirmación de que la Biblia es verdad, los evangélicos somos realistas en el sentido de que creemos que el mundo goza de una existencia independiente aparte de la percepción humana. Sostenemos que la esencia precede la existencia y que la mente humana es capaz de percibir la existencia más allá de sí misma, con por lo menos cierta precisión.

En este sentido, los evangélicos podemos ser pre, anti o post-kantianos. Pocos evangélicos pueden estudiar a Kant con provecho, pero casi ninguno aceptará la conclusión kantiana de que la mente humana es el elemento determinante de la ontología27 y la ética.

Por esto mismo, los evangélicos rechazamos el historicismo en los sentidos

relativistas y subjetivistas del término. No creemos, por ejemplo, con algunos filósofos de la historia, que la historia escrita depende totalmente de la perspectiva del historiador, o que ella pueda clasificarse en último término como literatura imaginativa.

Además, los evangélicos rechazamos el convencionalismo de la ciencia. Junto

con el mundo académico, muchos evangélicos han leído La Estructura de las Revoluciones Científicas de Thomas Kuhn con provecho, y han ocupado extensamente su punto de vista de que el conocimiento científico depende de las estructuras sociales. Pero, al mismo tiempo puede decirse que los evangélicos no comparten el escepticismo extremo sobre la tarea científica que puede verse en Kuhn y otros.

Además, los evangélicos nos oponemos al monismo filosófico, tanto de la variedad idealista como materialista. No creemos en los efectos relativizantes de la dialéctica de Hegel, ni nos unimos a Marx en que nuestras ideas no son sino resultado de las condiciones de la producción y de la propiedad. Para los evangélicos, los estados mentales y espirituales tienen una realidad independiente que en cierta forma nunca cambia.

27 Parte de la metafísica que trata del ser en general y de sus propiedades trascendentales.

Hegel Marx

Kuhn

Kant

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Finalmente, los evangélicos tampoco aceptamos la psicología determinista. Cualquier cosa que puedan aprender de Freud o Jung (y algunos quieren hacerlo), están dispuestos a afirmar que las explicaciones psicológicas no proveen las últimas explicaciones de la existencia y acciones humanas.

3. Confianza en el lenguaje

Aunque pocos evangélicos dedican mucho tiempo a esta cuestión directamente, se presupone que el lenguaje humano es un vehículo idóneo para comunicar genuina información acerca de las condiciones reales de sus asuntos. Dios ha ocupado ese lenguaje para proporcionar a los humanos su revelación. El lenguaje no está tan limitado por su “creaturidad” que sea inadecuado como vehículo para la revelación divina o que haya impedido la inspiración de la Escritura. Algunos evangélicos, recientemente, se han esforzado por justificar esta posición, pero en general, se mantiene como una presuposición.

Requisitos Generales del Razonamiento Teológico Evangélico

1. Requisitos Espirituales En lo que sigue nos vamos a concentrar en los elementos técnicos del razonamiento teológico. Esto no relega sino presupone los requisitos espirituales que el teólogo debe llenar. La fe en Cristo y la conversión toman prioridad. Como Bloesch nos recuerda, la buena teología evangélica debe provenir de alguien que ha experimentado el nuevo nacimiento.28 Como Anselmo de Canterbury lo describió en oración, la teología es fe en busca de entendimiento. De otra forma, solo es filosofía de la religión. Lutero, además, nos proporciona otros requisitos espirituales expresados en sus tres reglas: Oratio, Meditatio, Tentatio sacadas de una meditación del Salmo 119 de David.

- Según Lutero, al estudiar la Biblia se debe orar pidiendo la iluminación del Espíritu, pues mientras la Biblia es el libro que provee la vida eterna, los demás libros son tontería. Por eso, David repite con insistencia en el salmo: “Señor instrúyeme, guíame, muéstrame,” y con otras palabras quiere que el verdadero Maestro de las Escrituras (Dios) le enseñe, a fin de no terminar siendo él mismo su propio maestro.

- En cuanto a la meditación, Lutero afirma que este es un proceso que no debería terminar jamás. Solo el que entiende esto así puede llegar a ser “un buen teólogo.”

28 D. Bloesch, A Theology of Word and Spirit (Downers Grove, IL: InterVarsity, 1992): 116-18.

Freud

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- La palabra que se traduce al latín como tentatio es la palabra alemana Anfechtung, que significa “asalto” o “embate”. Lutero se refiere a los asaltos y embates del Diablo, sus demonios y sus instrumentos humanos. ¿Cómo así? El Reformador afirma que una vez empieces a estudiar con seriedad el texto bíblico, la Palabra de Dios, el Diablo te convertirá en un “real doctor por medio de sus asaltos”. Estos embates, si lo entiendes así, te enseñarán a buscar y a amar aún más la Palabra de Dios. “Yo mismo estoy en deuda con mis papistas los cuales, a través de la furia del diablo, me han golpeado, oprimido, desanimado tanto. Esto significa que ellos me han hecho un muy buen teólogo, lo que no hubiera podido ser de otra forma”. Los tres principios observados en David, deben practicarse continuamente en genuina humildad.29

La Comunidad Eclesial. Dentro de los requisitos espirituales debería agregarse además la

relación del teólogo o teóloga con la comunidad cristiana.

- El teólogo no hace teología en soledad. Lo hace en comunicación y comunión con la iglesia local y con la iglesia universal. El papel que juega la comunidad eclesial es fundamental para cualquier reflexión. De acuerdo con el NT, el crecimiento se hace en comunión con los santos.

- De hecho, la teología no solo se debe interpretar como una respuesta doxológica o apologética, sino también como una de “diakonía”, como una de pastoral, un servicio a los santos (Efesios 2 y 4).

- Ya que la teología evangélica tiene como primer interlocutor a la iglesia, debe esforzarse por hablar su lenguaje. Debe reconocerse que principalmente desde la Ilustración, el lenguaje de muchas teologías se ha vuelto cada vez más esotérico. La teología se habla en los círculos académicos y científicos a niveles poco inteligibles por las grandes mayorías de la iglesia. Ha estado interesada en que se le reconozca como ciencia y así poder tomar un lugar en la universidad, junto a las otras ciencias.30 Para poder entender a un teólogo

29 Martín Lutero, “Luther Concerning the Study of Theology”, en Gerhard Ebeling, The Study of Theology

(Philadelphia: Fortress, 1975): 167-69. 30 Todavía esta cuestión es discutida acaloradamente. La clave está en qué se entiende por “ciencia”. Si

por ciencia se entiende una disciplina que puede comprobar empírica o racionalmente todas sus afirmaciones, entonces la teología no puede reclamar ese título por razones obvias. Las cosas son diferentes si por “ciencia” se entiende una disciplina metodológicamente rigurosa que se esfuerza por proveer una descripción ordenada y entendible de sus contenidos e investigaciones, sometiendo éstos a criterios intersubjetivos de comprobación comunitaria. La problemática se complica aún más pues la filosofía de las ciencias modernas no permite que “ciencia” sea entendida solo en los dos sentidos de arriba. Debido a esta complejidad, varios teólogos evangélicos evitan llamar a la teología “ciencia”, prefiriendo el de “disciplina”.

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“de profundidad”, a veces se necesitan disertaciones doctorales exclusivamente dedicadas a explicar la terminología y vocabulario específico de él. Si bien la naturaleza técnica de una disciplina como la teología haga que este factor sea ultimadamente necesario, cuando la teología se vuelve solo eso, su papel didáctico y ministerial a la iglesia sufre significativamente. La teología, entonces, se percibe como no esencial a la vida real de la iglesia. Es solo un accesorio lujoso del que podemos prescindir.

- Por el otro lado, sin caer en el extremo de la ICR, quien coloca a la tradición prácticamente al mismo nivel de la Escritura, debemos reconocer que la tradición eclesiástica tiene mayor valor del que a veces los evangélicos en la actualidad le hemos conferido. Es a través de la tradición que entramos en contacto con la iglesia universal de más de dos mil años de existencia. Los mismos Reformadores nos enseñaron que la tradición es el gran comentario de la Escritura que no debe descuidarse, sino conocerse. Esto es requerido tanto por la naturaleza orgánica de la iglesia—la iglesia son todos los creyentes en Cristo contemporáneos o no de nosotros—y además por la obra de iluminación del Espíritu Santo—obra digna de reconocerse y apreciarse—que ha estado presente con la iglesia desde hace ya más de 2,000 años. Entre otras cosas, el desarrollo de un buen teólogo se da cuando éste aprende a leer a otros grandes teólogos.

2. Requisitos Teológicos

La Prioridad del Texto Bíblico. La teología es la reflexión de la iglesia sobre la revelación divina, con el

propósito de la obediencia integral a Dios en la historia. La revelación divina se consigna principalmente en las Sagradas Escrituras judeo-cristianas. Dios ha hablado en la historia y en la experiencia individual de los creyentes. Sin embargo, tanto la historia como la experiencia humana deben ser supeditadas al testimonio de la Biblia. La Sola Scriptura de la Reforma tiene prioridad teológica sobre otras posibles manifestaciones divinas. La Escritura es la Norma Normans31 de toda la actividad teológica. Ella debe interpretar los eventos históricos y la experiencia humana. La teología debe corregir la experiencia humana si es necesario. No se debe permitir que tanto la

historia, como la experiencia expliquen en sus propios términos la teología. En otras palabras, tanto la experiencia como los eventos históricos cobran sentido a la luz de la Escritura. En palabras de Alister McGrath, quien cita a su vez a Lutero: “Lutero... argumenta que la experiencia es corregida por la doctrina, incluso al punto de ser contradicha, por y dentro de un marco teológico. La experiencia, en otras palabras, es

31 La norma que norma.

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el explicandum, en lugar de ser el explicans; es lo que requiere interpretación, en lugar de ser el agente interpretador mismo”.32

La historicidad de la Teología.

Es importante reconocer también que la teología evangélica toma en cuenta tres elementos más que están íntimamente relacionados. El primero de ellos es la historicidad de la formulación teológica. Por esto se quiere decir que todo discurso humano, incluido el teológico, está influido por la localización particular (por ejemplo: geográfica, social, cultural, económica, racial y de género) de la persona. Su percepción, apropiación y expresión de la verdad teológica (epistemología33) son filtradas a través de este tamiz, se dé cuenta o no. De este factor surge también la necesidad de la contextualización de la teología. Es de esperarse que si la teología se expresa dentro de un ambiente determinado, y generalmente trata de dirigir al pueblo de Dios a vivir dentro de ese marco, cuando este marco ambiental cambia—y junto con él las necesidades y problemas del pueblo de Dios—, una teología que pudiera ser óptima para el primer contexto podría resultar irrelevante para el segundo.

La Finitud de la Teología.

Un segundo elemento y que es correlativo al anterior es el de la finitud del entendimiento humano. No hay otra esfera en la que la finitud del cristiano se observe con más claridad que en su formulación teológica. De hecho, la teología está limitada no solo en sentido cuantitativo, sino también en el cualitativo. De otra forma, como bien lo atestigua la historia de la iglesia, la teología podría seguir hablando de Dios con frescura durante muchísimos años, sin esperar que su objeto se agote. Al mismo tiempo, la teología debería darse cuenta de que la forma en que ha trabajado no describe a Dios en sí mismo, sino solo a través de los símbolos lingüísticos de su revelación. Esta finitud, por un lado, nos debería ejercitar en humildad y en cooperación a fin de siempre estar mejorando en nuestro entendimiento de Dios, y, por el otro, nos debería precaver de idolatrizar a un sistema teológico determinado, considerándolo como absoluto y terminado.

La Pecaminosidad de la Teología.

Finalmente, un tercer elemento también relacionado con los anteriores es el de la pecaminosidad de la teología.34 Siendo ésta una actividad propiamente humana, participa—trágicamente—también de la condición de pecado que permea toda la existencia humana. Mientras la teología se esfuerza por presentar la verdad sobre Dios, el pecado la obstaculiza, la tuerce, la detiene y la oculta (Ro. 1:18ss). Darse cuenta de este hecho como una realidad no solo en las teologías liberales, sino también en las conservadoras y principalmente en la suya propia es una responsabilidad primordial para el teólogo evangélico. Su teología debería armarse no solo con los recursos espirituales más abundantes (oración, devoción, obediencia, comunión), sino también con los técnicos e interdisciplinarios que lo ayuden a aminorar los estragos de su hibris35 teológica.

32 Alister McGrath, A Passion for Truth: The Intellectual Coherence of Evangelicalism (Downers Grove, IL:

InterVarsity, 1996): 78. 33 Teoría del conocimiento. Gnoseología. 34 Uno de los teólogos que mejor ha trabajado este asunto en Latinoamérica es Jon Sobrino. Ver, por

ejemplo, su “Liberation from Sin”, Theology Digest 37 (verano 1990): 141-45. 35 Alude a un orgullo o confianza exagerados.

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3. Terminología del Razonamiento y Argumentación Teológicos36

- Análisis: El estudio de una entidad compleja (sistema) por medio de separar sus partes

(conceptos) y examinar la naturaleza de sus relaciones.

- Síntesis: La composición o combinación de partes (conceptos) en un todo organizado y complejo; también el sistema resultante.

- Razonamiento y Argumentación: El acto o proceso de dar razones (afirmaciones ofrecidas como explicación y justificación), y de sacar inferencias (conclusiones) y aplicarlas a un caso en discusión.

- Inferencia: El proceso mental y verbal de formular una proposición sobre la base de una o más premisas.

Deducción: Inferencia de una premisa a una conclusión sobre la base de una premisa general o universalmente aceptada.

Inducción: Inferencia de una premisa general sobre la base de premisas que expresan una existencia, ocurrencia o relación particular que ha sido observada.

Abducción (alejamiento, separación): La formulación creativa de nuevas hipótesis estadísticas que explican un conjunto de datos dados.

- Descripción: El acto de relatar algo en palabras.

- Definición: La declaración formal del significado, es decir de la realidad o concepto al que un término refiere. También es la declaración formal de una doctrina.

4. Procedimiento del Razonamiento Teológico

Desarrollo de Doctrinas

A) Exploración Identificar la particular idea teológica a investigar y desarrollar formalmente es

el punto de entrada al método teológico. Esta idea puede ser sugerida desde alguna de las fuentes (Escritura, razón, experiencia, tradición, cultura, comunidad). Puede surgir de la expresión del presente nivel de fe del creyente que investiga. Pero puede provenir también de la comunidad de fe. Puede surgir del presente trabajo de exposición o del estudio exegético. Puede ser una doctrina o una herejía de la historia. Puede también ser una idea con implicaciones teológicas que ha sido expresada y abrazada en el contexto actual, sea filosófico, cultural o religioso.

36 Stephen Spencer, Introduction to Theology, Notas de clase (Dallas Theological Seminary, 1994).

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B) Expresión Se expresa el problema específico o la cuestión a ser tratada. Se trata aquí de

discernir cuidadosamente la naturaleza de la cuestión, a fin de orientarse y encontrar una respuesta para ella. En esta fase se formula más exacta y precisamente. No se trata solo de identificar el tema, sino además la forma precisa de él.

C) 1ª Investigación (Exegética)

Se debe aquí acumular todos los datos exegéticos relevantes a esta

idea teológica. Las interpretaciones exegéticas de la Escritura de acuerdo con sus relaciones gramaticales, históricas, contextuales y bíblico-teológicas deben ser ordenadas como datos desde los cuales se harán inferencias hacia una conclusión teológica. Se debe tener cuidado de no confundir inferencias teológicas preliminares con la interpretación de la Escritura (lo que nosotros creemos que es importante teológicamente de lo que la Escritura dice versus lo que la Escritura dice). Esta es un área central de posibles fallos metodológicos y por lo mismo requiere que se revise continuamente, repetidas veces. Cuando se completa esta etapa, se dispone de la materia prima, el dato principal para la argumentación teológica.

D) 2ª Investigación

En este punto deben hacerse inferencias relacionadas a la cuestión desde el sistema teológico que al presente se tiene.

Debe investigarse la historia de la teología en busca de conclusiones teológicas directas o indirectas sobre la temática. Debe analizarse críticamente el proceso de razonamiento por el cual esas conclusiones fueron obtenidas. En otras palabras, debe evaluarse críticamente el uso de la Escritura, de la tradición, de la cultura y de la razón en la producción de esas conclusiones.

Debe analizarse críticamente lo que se afirma sobre el tema en el ambiente contemporáneo tanto filosófico y cultural, así como en el religioso. ¿Cuáles son los argumentos esgrimidos a favor de esas afirmaciones? ¿Cuáles son las presuposiciones generales que se involucran en la argumentación? ¿Qué procedimientos metodológicos se siguen?

Deben analizarse las propuestas teológicas contemporáneas (sistemas y otros escritos) que se dan en relación con la idea investigada. Evalúe las conclusiones, proceso de razonamiento y fuentes usadas en toda la propuesta.

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E) Evaluación

Debe evaluarse la relación de todas las conclusiones en la 2ª Investigación con los datos exegéticos de materia prima en la 1ª Investigación.

¿Existen algunas de estas conclusiones que sean contradichas por los datos primarios? Vuelva a revisar el proceso exegético y si las contradicciones permanecen, deben colocarse dentro del proceso del razonamiento como datos negativos que probablemente requieran ser evitados en lenguaje de la declaración doctrinal final.

¿Pueden sacarse válidas inferencias de los datos exegéticos hacia estas conclusiones? Si es así, el proceso desde datos a inferencia y conclusión debe especificarse.

Cuando los datos primarios respaldan las conclusiones, debe anotarse como información valiosa a la hora de la formulación doctrinal final.

F) Producción de la idea

Razone las conclusiones doctrinales con base en el campo total de información

obtenida del ajuste y coordinación de los datos del apartado anterior (Evaluación). Note específicamente las varias restricciones que limitan la certeza de esas conclusiones.

G) Refinamiento

Formular una definición o descripción doctrinal de la idea teológica con base en

los datos de la Evaluación y el razonamiento de la Producción de la idea. Idealmente, una vez terminado este proceso y presentada la idea, se está listo para comenzar de nuevo el proceso, convirtiéndose así en un genuino círculo teológico.

Desarrollo de un Sistema

Al desarrollarse varias doctrinas, la teología sistemática busca un patrón de arreglo. Este patrón debería ayudar a mostrar las relaciones orgánicas entre las doctrinas. Varios patrones han sido propuestos en la historia de la teología sistemática: Un patrón alfabético a la diccionario (no orgánico), un patrón doctrinal, un patrón filosófico, el patrón de temas en el libro de Romanos, el supuesto orden del decreto divino, el orden pactal, el patrón de ley-evangelio o creación-redención, el orden del credo, un orden escatológico y otros. En este orden, el teólogo pretende identificar un principio organizacional que dé razón del orden e interrelacione las doctrinas. Este tipo de ordenación es similar a la formación de modelos y teorías en las ciencias.

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Otras opciones metodológicas

Como se mencionó, existen otras posibilidades metodológicas que se han ofrecido a la teología cristiana. Mencionamos algunas de ellas, brevemente.

1. La Opción Liberal a la Schleiermacher

Este teólogo danés es reconocido por muchos como el “padre de la teología contemporánea”. La frase delata la importancia que el trabajo de este teólogo tuvo y tiene para muchos teólogos. En esencia, lo que Schleiermacher propone es entender la teología y la fe cristiana como la expresión organizada de la experiencia interna del humano, que para él era un sentimiento (Gefül) de dependencia absoluta. La teología se encarga de articular el significado de esta experiencia y lo coloca en palabras y conceptos relevantes a la época. La Biblia y la tradición de la iglesia registran las maneras culturales y temporales en que aquel mismo sentimiento fue expresado. La revelación, entonces, se da en lo íntimo de la subjetividad humana en contacto con la comunidad de la misma fe.

2. La Opción Mística

El misticismo (ver Charles Hodge, Teología Sistemática) es similar al liberalismo de Schleiermacher en varios puntos. Quizá el más obvio es el papel que juega la experiencia individual en la elaboración y formulación de convicciones. Sin embargo, mientras el misticismo enfatiza el elemento sobrenatural y singular de la experiencia religiosa, Schleiermacher enfatizaba más la universalidad de la experiencia. La revelación de Dios se da en la experiencia mística, generalmente a un nivel no tanto verbal sino extático. Mientras no se niega la autoridad del texto bíblico, el misticismo cree que la afirmación teológica tiene valor siempre y cuando haya sido confirmada por la experiencia. El texto es generalmente estudiado como una serie de modelos místicos que deben imitarse. Una de las tentaciones más peligrosas de esta metodología es que una vez una persona experimenta algo, el texto siempre se mirará supeditado y jaloneado excesivamente por la experiencia.37

3. La Opción Liberal Racionalista (Siglo XIX)

La fe cristiana debe entenderse como una ética que se fundamenta principalmente en el modelo de Jesús, tal como la ciencia histórica lo reconstruye al momento. Esta metodología fue típica de la escuela liberal del siglo XIX, en donde Jesús se investigaba históricamente. En esta investigación, se aceptaba como verdadero solo lo que tuviera analogías con el presente

37 En Latinoamérica, uno de los ejemplos más claros de esto dentro de los evangélicos se ve en el trabajo

histórico y teológico de Pablo Deiros, especialmente en obras como Protestantismo en América Latina, La acción del Espíritu Santo en la Historia.

Schleiermacher

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(por ejemplo: la resurrección no existe pues hoy no hay resurrecciones como la de Jesús). Cualquier cosa que se debiera creer debería poder explicarse dentro de un sistema cerrado de causa y efecto (por ejemplo: la Resurrección no es histórica, pues no tiene una causa histórica). Con todo y su afán en mostrarse objetiva, esta metodología resultó ser sumamente subjetiva. Además del reduccionismo que comportaba el proyecto liberal, sus trabajos históricos y exegéticos resultaron ser autorretratos del mismo liberalismo burgués de la época. En otras palabras, lo único que llegó a conseguir fue afirmar el tipo de humanidad que en aquel entonces se promovía. Fue un proyecto hedonista y narcisista. El llamado “seminario de Jesús” es un muy buen representante de esta metodología en el presente.

4. La Metodología de la Teología de la Liberación

Aunque existen muchos detalles que no podemos sondear aquí, lo fundamental de esta metodología es considerar la historia y la realidad de los oprimidos socioeconómicos como la

revelación presente de Dios. Si esto es así, la teología debe “optar por los pobres” en oposición a los poderosos. La palabra de Dios se encuentra en los pobres. Es a través de ellos que Dios le está hablando a la iglesia. Él quiere que ella se una con aquellos en una práctica de liberación social y económica—en palabras de Jon Sobrino, práctica de amor político. En este momento es que la teología entra formalmente como disciplina. La teología es reflexión sobre la praxis liberadora del pueblo de Dios, tal como Gustavo Gutiérrez la definió. La realidad presente se lee y se interpreta con ayuda de las ciencias sociales, en especial de la teoría marxista. Habiéndose concluido este análisis con el resultado de tener explotadores y explotados, la teología se unirá al proceso de liberación proveyéndole la armazón teórica que lo apoye y anime. Es desde este entendimiento que se lee la historia de la iglesia y el texto bíblico. Tanto de una como del otro se sospecha que hayan sido manipulados por los opresores, quienes son generalmente los que escriben la historia. Por esto mismo, debe jerarquizarse los contenidos de ambos, dando prioridad a aquellos momentos que privilegian la liberación de los pobres. En especial, esos momentos se

encuentran en los temas del éxodo, la denuncia social profética y el ministerio y muerte de Jesús que se interpretan siempre en clave socio-política.