nomadas 1 2 identidad nacional

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Identidad nacional, identidades culturales y familia. Las familias bogotanas 1880-1930 Miguel Angel Urrego Ardila * Se pretende en este texto brindar una visión sintética de los resultados obtenidos en la investiga- ción «Aproximación al proceso de construcción de las identidades culturales en Colombia. Las familias bogotanas 1.880-1.930». Inicialmente se señalan los principios teóricos metodológicos que sustentaron la reflexión en torno a la posibilidad de lectura de las identidades culturales a partir del estudio de la configuración de las familias en la ciudad de Bogotá entre 1.880-1.930. Posteriormente, el autor se detiene brevemente en la determinación de los procesos históricos que se abordaron para analizar la relación identidad-familia y, finalmente, presenta los nexos existen- tes entre familia e identidades culturales a luz de las principales conclusiones de la investigación. PRESUPUESTOS TEORICO-METODOLOGICOS La investigación tenía por objeto, en primer lugar, analizar en un período concreto, 1880-1930, y desde un tema es- pecífico, las familias bogotanas, el proceso de constitu- ción de la identidad cultural a partir del estudio de la rela- ción de los elementos que en una sociedad tienden a trans- formarse lentamente (usos del espacio, estructuras del tiempo, religiosidad popular, e imaginario político) y los que en un corto lapso generan rupturas (ascenso de proyectos políticos, transformaciones en el régimen de producción). En segundo lugar se pretendía estudiar la familia, sus caracteríticas, rituales cotidianos, funciones y transforma- ciones en el marco general de una ciudad como Bogotá entre 1880 y 1930, en la cual la modernización se gestó a partir del proceso de industrialización y constitución de la burguesía y la clase obrera. * Mágister en Historia, Investigador Universidad Central. Profesor Universidad Distrital. Consideramos la familia una alternativa viable para reali- zar el estudio del proceso de constitución de las identida- des culturales, por cuanto ésta es un lugar privilegiado de formación, construcción y difusión de la producción sim- bólica de las sociedades, gracias a la cual los hombres y las mujeres de una colectividad no sólo se identifican como miembros de ella sino que pueden vivir en su interior e interpretar, a su manera, el significado del universo sim- bólico. Este lugar privilegiado que ocupa la familia se explica por varias razones. En primer lugar, allí encuentra la sociedad

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  • Identidad nacional, identidadesculturales y familia.Las familias bogotanas 1880-1930

    Miguel Angel Urrego Ardila *

    Se pretende en este texto brindar una visin sinttica de los resultados obtenidos en la investiga-cin Aproximacin al proceso de construccin de las identidades culturales en Colombia. Lasfamilias bogotanas 1.880-1.930. Inicialmente se sealan los principios tericos metodolgicosque sustentaron la reflexin en torno a la posibilidad de lectura de las identidades culturales apartir del estudio de la configuracin de las familias en la ciudad de Bogot entre 1.880-1.930.Posteriormente, el autor se detiene brevemente en la determinacin de los procesos histricos quese abordaron para analizar la relacin identidad-familia y, finalmente, presenta los nexos existen-tes entre familia e identidades culturales a luz de las principales conclusiones de la investigacin.

    PRESUPUESTOS TEORICO-METODOLOGICOS

    La investigacin tena por objeto, en primer lugar, analizaren un perodo concreto, 1880-1930, y desde un tema es-pecfico, las familias bogotanas, el proceso de constitu-cin de la identidad cultural a partir del estudio de la rela-cin de los elementos que en una sociedad tienden a trans-formarse lentamente (usos del espacio, estructuras deltiempo, religiosidad popular, e imaginario poltico) y los queen un corto lapso generan rupturas (ascenso de proyectospolticos, transformaciones en el rgimen de produccin).

    En segundo lugar se pretenda estudiar la familia, suscaracterticas, rituales cotidianos, funciones y transforma-ciones en el marco general de una ciudad como Bogotentre 1880 y 1930, en la cual la modernizacin se gest apartir del proceso de industrializacin y constitucin de laburguesa y la clase obrera.

    * Mgister en Historia, Investigador Universidad Central. Profesor Universidad Distrital.

    Consideramos la familia una alternativa viable para reali-zar el estudio del proceso de constitucin de las identida-des culturales, por cuanto sta es un lugar privilegiado deformacin, construccin y difusin de la produccin sim-blica de las sociedades, gracias a la cual los hombres ylas mujeres de una colectividad no slo se identifican comomiembros de ella sino que pueden vivir en su interior einterpretar, a su manera, el significado del universo sim-blico.

    Este lugar privilegiado que ocupa la familia se explica porvarias razones. En primer lugar, all encuentra la sociedad

  • el sitio ideal para la transmisin -no mecnica- de princi-pios de convivencia social, de aceptacin o reinterpretacinde nociones generales sobre la vida, la muerte, el amor, laproduccin material y la vida espiritual.

    En segundo lugar, la familia es considerada socialmenteun instrumento de regulacin de la vida de las personasque la integran. Existen en su interior jerarquas, funcio-nes y privilegios claramente definidos y reconocidos portodos como naturales. Es natural, por ejemplo, que elpadre sea la cabeza de familia.

    En tercer lugar, la familia es una institucin que regula laexistencia de la sociedad, en la medida en que otorga ape-llido, transmite y prolonga valores de honor, filiacin, etc,y garantiza la trans-misin de la propie-dad. Las sociedadesreconocen, a travsdel derecho, estafuncin de la fami-lia y otorgan a quie-nes aceptan dichanormatividad el ca-rcter de individuostiles a la sociedad,de buenos ciudada-nos.

    El anlisis que efec-tuamos de las iden-tidades culturalesposee varias parti-cularidades. La pri-mera es que se realiza en torno a un perodo de transiciny en una ciudad en la cual se generan fenmenos de urba-nizacin e industrializacin.

    Por transicin entendemos la confluencia de fuerzas so-ciales de naturaleza opuesta en los terrenos poltico, eco-nmico, social y cultural; estas fuerzas se articulan en ladinmica de imposicin de un proyecto poltico conserva-dor, del nacimiento de nuevas clases sociales, como laburguesa y la clase obrera, de la insercin en nuevas re-des del comercio mundial y del inicio de procesos de in-dustrializacin y urbanizacin de las principales ciudadesdel pas. La transicin es fundamental por cuanto eviden-ci dinmicas de diferente naturaleza en plena desinte-

    gracin o constitucin. Esta tendencia histrica generhechos como los siguientes: sectores sociales que surgeny/o desaparecen, tensiones sociales entre los individuos ylas clases por la acomodacin ante las nuevas circunstan-cias, la alteracin de los ritmos cotidianos y el surgimientode nuevas concepciones sobre el cuerpo, el espacio y eltiempo.

    As por ejemplo, el artesanado se encontr ante una lentaindustrializacin y urbanizacin, que implicaron la desapa-ricin de ciertos tipos de oficio y su incorporacin a lasnacientes actividades industriales, y la necesidad de lu-char por el mantenimiento de sus formas de trabajo. Laburguesa, por su parte, comenz a gestarse alterando,con sus requerimientos histricos, las representaciones

    simblicas de la so-ciedad, no slo so-bre los grandes pro-blemas del pas, elEstado y la nacin,sino sobre las nocio-nes ms cotidia-nas, tales como lolimpio, lo sucio, lamoda, los valoressociales, etc.

    En un perodo detransicin hay ritmosdistintos entre dca-das y sucesos polti-cos y sociales. Apa-rentemente, porejemplo, son ms di-

    nmicos los veinte y los treinta que las dcadas anterioresy, por ello, los ltimos aos del siglo pasado y los primerosdel presente pueden tener un menor impacto en el creci-miento de la ciudad o en su industrializacin.

    Por otra parte, estas dinmicas no se manifestaron de unamanera homognea o monoltica sino que se adecuaron alas relaciones de oposicin, subordinacin y dominacinque guardaban con otros fenmenos. De esta manera, lapresencia de los capitales norteamericanos, la consolida-cin de la naciente clase obrera y el proyecto modernizantede la repblica liberal del presente siglo dieron un mayornfasis a las tendencias de modernizacin de la ciudadque contrastaba con algunos lineamientos centrales del

  • proyecto conservador. Esto se expre-s en la aoranza de la ciudad colo-nial y la nostalgia de una Bogot tran-quila, pequea y familiar que se ma-nifiesta en los escritos de algunos cro-nistas.

    Obviamente, ninguno de estos proce-sos enunciados -nacimiento de la cla-se obrera, industrializacin y urbani-zacin- se encuentra concluido en elperodo estudiado, de manera que losfenmenos descritos a lo largo del in-forme no son exclusivos de este pe-rodo. Por el contrario, la urbaniza-cin, por ejemplo, ha conocido a lolargo del presente siglo dcadas departicular auge, como el registrado enlos cincuenta o en los setenta, quepodran llevar a considerar que el tr-mino urbanizacin es inadecuadopara el perodo estudiado y que sloes aplicable para dcadas ms re-cientes

    Asimismo, cada dinmica tiene una cobertura particular.La industrializacin, concretamente el trabajo asalariado,no involucr a la mayora de la poblacin, pues relativa-mente fueron muy pocos los obreros asalariados. Por elcontrario, el transporte masivo de personas o la instala-cin de servicios pblicos, aunque muchos de los bogota-nos no tuvieron acceso a ellos, modificaron al conjunto dela poblacin. La ciudad cambi con la presencia del tran-va, ya que para todos los habitantes era posible trasladar-se a Chapinero, sin caminar, o llegar fcilmente al centrode la ciudad. Igual efecto caus la instalacin del acue-ducto, puesto que paralelamente se adelantaron campa-as masivas de aseo e higiene.

    La segunda particularidad del estudio sobre las identida-des culturales es que su objeto de trabajo es la ciudadcapital. Esta circunstancia requiere una precisin en tor-no a la manera como se considera la ciudad.Especficamente es necesario sealar si sta se asumecomo un objeto de estudio o como un espacio sobre elcual se desarrollan fenmenos. Para la investigacin seprivilegi la ciudad como un escenario donde los sujetos,clases e individuos, se mueven. Este criterio de trabajo se

    manifiest en la segunda parte del informe con la descrip-cin de varios fenmenos especficos: servicios pblicos,tendencias de urbanizacin y otros ms, con la intencinde que sirvieran como referencias sobre las cuales segeneran o se readecan representaciones simblicas.

    Adems de lo expuesto, el informe final tiene otra parti-cularidad: la existencia de tres caractersticas especiales:una seleccin de conceptos centrales que guan el anli-sis, unas hiptesis bsicas y una utilizacin especial de lasfuentes.

    A lo largo del informe se trabaja con conceptos tales comoidentidad cultural, cultura nacional, identidades culturalesy cultura bogotana. El manejo de este conjunto de con-ceptos corresponde a la necesidad de diferenciar la exis-tencia de procesos histricos que poseen dinmicas parti-culares y que en la mayora de los casos son mutuamentedependientes.

    En la investigacin, entendemos por cultura el conjunto detramas de significacin que el hombre mismo teje y, portanto, el estudio de la cultura es una ciencia interpretativaen busca de significaciones. Existen diferentes niveles de

  • produccin simblica. La formacin de las naciones im-plic la elaboracin de soportes ideales que permitieran elforjamiento de una cierta organicidad; hay, por tanto, unaproduccin institucionalizada de smbolos y de sus inter-pretaciones cuya funcin es lograr la existencia de unalectura comn. Paralelamente existen otros niveles de laproduccin simblica, pues las clases, las minoras tnicasy las regiones generan igualmente sus propias represen-taciones.

    La identidad no sera otra cosa que la posibilidad de efec-tuar una misma lectura de lo simblico. Lectura que, debi-do a la naturaleza abierta de la cultura, es decir, a su cons-tante renovacin, est definida por dos extremos que secomplementan y se definen: lo permanente y las rupturasparciales. Lo primero significara la posibilidad de mante-ner, de generacin en generacin, estructuras simblicasbsicas para garantizar la continuidad de la comunidad.Lo segundo, implica la permanente readecuacin de losimblico y la aparicin de nuevas posibilidades de inter-pretacin. Por ello es necesario diferenciar los distintosniveles de lo cultural y de su interpretacin.

    La cultura nacional y la identidad cultural son tomadascomo la elaboracin ideolgica que, desde el proyecto po-ltico de la Regeneracin, institucionalizan los sectoresdominantes blancos del altiplano cundiboyacence,especficamente la lite bogotana, para el resto delpas. En dicha elaboracin aparecen claramen-te establecidos los fundamentos de la nacio-nalidad: hispanismo, cultura cristianizada, unEstado sin presencia nacional, una polti-ca maniqueizada y el reconocimientode una regin dominante. Sus mani-festaciones ms obvias fueron laoficializacin del himno nacional,la consagracin del pas al Sa-grado Corazn, la formacindel ejrcito nacional, el esta-blecimiento de una culturacafetera, la proteccin de laIglesia -manifestada en laConstitucin de 1886 y elConcordato- y la persecu-cin del disidente poltico.

    Sin embargo, esto no quieredecir que no existan manifes-

    taciones de variadas producciones culturales que elabo-ran, cotidianamente, clases en constitucin y la poblacinde distintas regiones; estas producciones superviven, almargen o con el beneplcito de la cultura nacional oficial.A esta realidad la denominamos identidades culturales -en plural- para destacar, precisamente, la convivencia com-plementaria y contradictoria de distintas representacionessimblicas que se desarrollan en el marco de una culturanacional.

    Como el estudio gira alrededor de un espacio geogrficodeterminado -la ciudad de Bogot-, hicimos referenciaigualmente a una cultura dominante regional: la bogotana;esto con la intencin de sealar un fenmeno especial: laexistencia de una elaboracin cultural regional clasista,claramente definida que establece una relacin de domi-nacin en la regin y que se hace oficial con la Regenera-cin; es decir, se institucionaliza en un modelo para el res-to de las regiones, se hace, por tanto, cultura oficial domi-nante, constituyendo as la base de lo que denominamos lacultura nacional.

    Esta cultura bogotana se conforma y se recrea por la con-fluencia de tres fenmenos de distinta naturaleza: Bogotaparece como el principal centro poltico, cultural y deservicios (educativo, financiero, etc.) del pas; permane-

    cen valores de la cultura tradicional de los blancos dela colonia cuya identidad est ligada al manteni-

    miento de las tradiciones, la cultura, el ho-nor y el orden; existen nuevos valores entre

    los bogotanos blancos aburguesados queasumen los privilegios de las dinmicas

    sealadas anteriormente. Por ello, lacultura bogotana es tradicional en

    la medida en que mantiene cier-tas diferencias sociales, cultura-les y polticas imperantes en lacolonia; es paternalista, clasistay racista; y es modernizadora,en la medida en que incor-pora nuevos elementos deluniverso de la burguesadominante en Europa ylos Estados Unidos.

    Como hiptesis plantea-mos, en primer lugar, queel perodo analizado es de

  • transicin general de la sociedad. En l, la burguesa co-mienza a gestarse y a esbozar el conjunto de elaboracio-nes simblicas sobre la organizacin de la sociedad y lafamilia; estas elaboraciones son propias de su manera deconcebir la sociedad y sobre ellas se fundamenta su pro-yecto poltico. Este proyecto, que histricamente no hasido dominante, ni en muchos aspectos est concluido, seexpresa, en el terreno de nuestro objeto de estudio, en elmodelo de familia bogotana de lite y en los atributos quesupuestamente la diferenciaban de las familias de otrasregiones y clases: privacidad, elegancia, cultura, buenasmaneras, moralidad, etc. El proyecto, adems, se confi-gura en una dualidad de mantenimiento de una tradicin,gracias a la cual se legitima, y, paralelamente, en la gene-racin de cambios en diferentes instancias de loinstitucional, econmico y social para adecuarse a las exi-gencias de los tiempos o la divisin internacional del tra-bajo. Lo anterior se puede ilustrar con los intentos demodernizacin del Estado.

    En la segunda hiptesis se considera que el concepto b-sico para estudiar las identidades culturales durante el pe-rodo es el de intimidad. Por intimidad se entiende el pro-ceso burgus de encerramiento y diferenciacin social deuna clase que lentamente se consolida cultural y poltica-mente.

    La tercera hiptesis de trabajo sostiene que en el perodoconsiderado se desarrollan moralidades alternativas queconstituyen valores y modelos de familia que subvierten y,paradjicamente, acatan ciertas normas de comportamientoimpuestas por la Iglesia y los sectores dominantes. Estaruptura se expresa en conductas sexuales, actitudes anteel matrimonio y, de una manera ms general, en una afir-macin clasista de lo popular, sin que ello signifique unenfrentamiento agudo entre las clases. Lo que sucede esque la afirmacin de lo popular convive, de manera con-tradictoria, con el acatamiento a las normas e instrumen-tos de dominacin. Se elaboran as complejas pautas decomportamiento antiinstitucionales que no ponen en peli-gro el stau quo, pero que s evidencian las diferencias so-ciales.

    Con respecto al anlisis de fuentes primarias, existen limi-taciones profundas en los trabajos colombianos sobre ciertotipo de archivos y documentos que nos llevan a presentarslo imgenes generales, es decir, algunos aspectos dedicha documentacin -no los de menor importancia- de-jando el campo abierto a otras investigaciones o a futurascomplementaciones del presente trabajo. Teniendo encuenta esta circunstancia, nos hemos inclinado a realizaruna serie de avances en diferentes frentes documentales,con el objeto de crear un cuadro general de imgenes.Hemos preferido este tipo de aproximacin en vez de li-mitarnos a la informacin exclusiva de la prensa del pe-rodo; por ello el trabajo, sobre diferentes archivos no es,de manera alguna, exhaustivo. Este criterio de trabajoobedece a la naturaleza del problema que investigamos -las familias y las identidades culturales- y da la posibilidadde sugerir, para otros proyectos de investigacin o futurasetapas del presente, nuevas hiptesis de trabajo. Igual-mente, hemos preferido dar mayor nfasis a la cita de losdocumentos que a la de los textos tericos.

    PRESUPUESTOS HISTORICOS

    En esta parte del artculo trataremos, en primer lugar, la

  • relacin existente entre Estado nacional y cultura nacio-nal. En segundo lugar, la funcin de lo regional en la con-figuracin del Estado nacional y la cultura nacional. Final-mente, los nexos entre identidades culturales y familia1. ESTADO NACIONAL Y CULTURA NACIONAL1

    Lo caracterstico del perodo estudiado es el proceso deconstitucin del Estado nacional. Este proceso conllev launificacin nacional en los pases europeos (Italia, Ale-mania) y en Amrica Latina la construccin de las rep-blicas independientes.

    La independencia en Amrica Latina, al igual que la unifi-cacin en Europa, no signific, de manera alguna, la con-solidacin sin traumatismos de la forma republicana; porel contrario, lo que se inaugur fue una poca plena decontradicciones polticas, militares, ideolgicas y sociales.

    La Colombia del siglo XIX vivi esta coyuntura histricacon la confrontacin entre los proyectos polticos liberal yconservador en torno al tipo de Estado y nacin que debapredominar. Este enfrentamiento se dio en todos los te-rrenos de la vida nacional, por ello, la constitucin de for-mas especficas de cohesin de la nacin y la imposicinde una lectura de sus simbologas, fueron un aspectos fun-damentales de los proyectos polticos. No es extrao afir-mar que los espacios de la vida cotidiana, en ltimas de lacultura, estn plenamente politizados.

    La identidad nacional -entendida aqu como un discursoconfigurado con smbolos, frases, mitos, estereotipos, no-ciones vagas, imgenes colectivas2 que le dan rostro auna formacin social, y en la cual los hombres y las muje-res se definen y se reconocen como nacin- corresponde,entonces, a la imposicin del modelo de sociedad que unsector dominante consider como el ms adecuado a susintereses, y que para el conjunto de la sociedad aparecacomo el ms natural 3 . Lo que encontramos en Colom-bia a finales del siglo pasado y las primeras tres dcadasdel presente siglo es la implementacin, en medio de opo-siciones y replanteamientos, del proyecto poltico del par-tido conservador, lo cual se expres en lainstitucionalizacin de un modelo de nacin y de una con-cepcin especfica de cultura nacional.

    Esta cultura nacional se construy desde una contradic-cin bsica: la de desarrollarse en una coyuntura mundial

    de consolidacin de la burguesa pero imponindose en elinterior del pas desde una perspectiva retardataria. Te-niendo en cuenta este punto de vista analizaremos la cul-tura nacional durante la Regeneracin 4 .

    En la conformacin de la identidad nacional se articulanprocesos de diferente naturaleza. Entre estos podemosmencionar: un sistema educativo de carcter nacional, unalegislacin que cobija a todos los ciudadanos del Estado,la definicin de una nocin de ciudadana que sustenta elsistema poltico, la instauracin de un proceso de laicizacinde la sociedad, la institucionalizacin de mitos fundacionales

    2 En el presente texto diferenciamos cultura nacional

    e identidad nacional por considerar que son dos lugares

    del mismo proceso. La cultura nacional es la

    institucionalizacin de una lectura simblica que se ela-

    bora con la conformacin del Estado nacional. La identi-

    dad es la manifestacin de la lectura que efectan los

    nacionales.

    3 Jorge Orlando Melo.Etnia, Regin y Nacin: el

    Fluctuante Discurso de la Identidad (Notas para un Deba-te) en V Congreso Nacional de Antropologa. Memo-rias del Simposio Identidad Etnica, Identidad Regional,

    Identidad Nacional. COLCIENCIAS-FAES. Villa de Leyva.

    1989. Pg 28.

    4 Hay unanimidad por parte de los investigadores so-

    bre la identidad y la cultura en considerar al Estado y las

    lites como configuradoras de la identidad nacional. Va-

    se Jorge Orlando Melo Ibd. y Jess Martn-Barbero Iden-

    tidad, Comunicacin y Modernidad en Amrica Latina

    en Ibd. Pg 53.

    5 Sobre la nocin de cultura como ideologa y sus di-

    versas implicaciones vase Clifford Geertz. La Interpre-

    tacin de las Culturas. Gedisa editorial. Barcelona. 1990.

    parte IV. La Ideologa Como Sistema Cultural.

  • del Estado nacional ( fiestas patrias, hroes nacionales,etc). Sin embargo, para el perodo estudiado creemos quelos ejes bsicos de este proceso son los siguientes:

    A-Hispanizacin de la Cultura.

    A lo largo del siglo XIX los idelogos del conservatismoplantearon una disputa ideolgica contra el sector radicaldel liberalismo en torno a la interpretacin histrica delperodo colonial, especialmente a la valoracin del signifi-cado de la herencia hispnica y a la determinacin de culeselementos se deban mantener en la sociedad. El punto devista del conservatismo se sintetiz en la exaltacin delnexo histrico con Espaa y en el rechazo al sentido his-trico de la Revolucin Francesa y al modelo afrancesa-do que el liberalismo vena impulsado para reorganizar lanueva sociedad. Este debate terico poltico entre los par-tidos se explica porque La Revolucin Francesa habapretendido subvertir la frontera entre lo pblico y lo priva-do, construir un hombre nuevo, y remodelar lo cotidianomediante una nueva organizacin del espacio, el tiempo yla memoria 5 .

    B-Cristianizacin de la Cultura.

    Con la cristianizacin de la cultura se concibi la educa-cin, la ciencia y la sociedad en general como espaciosque deberan estar al servicio de la moralizacin de lasconductas pblicas y privadas de los hombres y las muje-res. Como es conocido, este criterio no era nuevo para laiglesia catlica; lo nuevo era la coyuntura histrica en lacual se afirmaba.

    C-Conformacin de un Estado sin Nacin.

    Los proyectos polticos decimonnicos no coincidieron enel modelo de Estado, en las funciones asignadas a ste, enel tipo de relaciones que deba tener con la Iglesia y, mu-cho menos, en la realizacin de lo que se ha dado en lla-mar la Unidad Nacional.

    La Regeneracin, en trminos polticos, defini un fuerteprotagonismo del ejecutivo y un Estado dbil y sin presen-cia nacional. La funcin del Estado se limitaba a uncontrol poltico de la oposicin, la regulacin de la econo-ma (finanzas estatales, balanza comercial, etc) y garanti-zar el predominio de la iglesia catlica 6 .

    A la Iglesia, adems de corresponderle una labor funda-mental en el control de la poblacin y en la produccin deun rgimen de verdad, el proyecto de dominacin le asig-n la funcin de sustituir al Estado en la labor de unifica-cin nacional. Esta labor la convirti en mediadora delas necesidades espirituales y fsicas del pueblo y en fuen-te creadora de sentido. La mediacin se dio, especial-mente en las regiones de colonizacin y de fuerte presen-cia conservadora, al ser el nico medio con el cual pudie-ron contar los sectores pobres y marginales para relacio-narse con las altas esferas del Estado a nivel regional onacional. La creacin de sentido (histrico, poltico, tni-co, racial, cultural) se dio en razn de que el cura eraquien articulaba el pueblo a los sucesos nacionales y mun-diales.

    D-Maniqueizacin de la Poltica.

    En principio no exista impedimento para tener opinionespolticas alternas al pensamiento conservador; sin embar-go a los liberales se les juzg, inicialmente, no por ser libe-rales sino por ser anticatlicos, es decir, enemigos del or-den social. De lo cual se conclua que no se poda aceptarla existencia de liberales. Por ello, la polaridad expuestapor algunos sacerdotes entre catlico o anticatlico, cons-tituye el principio desde el cual se elimina la posibilidad de

    6 Michelle Perrot, Ann Martin-Fugier Los Actores.

    La Familia Triunfante en Philippe Aries y Georges Duby.

    Historia de la Vida Privada La Revolucin Francesa y el

    Asentamiento de la Sociedad Burguesa. Ed Taurus. Ma-

    drid. 1989. Tomo 7. Pg 99.

    7 Habra que considerar en la definicin del espacio de

    lo nacional la dualidad: naturaleza propia del proceso de

    constitucin de los Estados nacionales y lo que proyecta

    la cuestin transnacional. Al respecto vase Jess

    Martn-Barbero Op. Cit.

  • existencia del disidente poltico y se crea una prctica po-ltica fundamentada en la intolerancia.

    De manera que la presencia de la triloga burguesa (liber-tad, igualdad, fraternidad) fue sustituida por la triloga decaridad, obediencia y moralidad. Para el proyecto de laRegeneracin, el clero conformara un nuevo Estado don-de los ciudadanos no requeran del ejercicio de la polticani de la presencia del Estado o sus funcionarios, por cuan-to el cura daba razn de su nacimiento, formacin, matri-monio, enfermedad y muerte.

    Asimismo, el clero al velar por la moralidad de la ley, juz-gar a la autoridades civiles y, finalmente, mediar entre quie-nes se postulan como candidatos y el pueblo, dej sin pisolos excesos de las pasiones polticas. Esta concepcinse justific como parte del rechazo a las innumerablesguerras civiles desatadas durante todo el siglo por las pa-siones polticas.

    En sntesis, podemos afirmar:

    1-La Regeneracin se consolid a tra-vs de un sistema poltico cuya basefue la intolerancia poltica y unanocin de ciudadana restrin-gida a la figura del cat-

    lico virtuoso. Ante la rigidez del Estado y la violencia delsistema poltico, las relaciones entre la sociedad y el Esta-do son definidas por las dualidades legitimidad/ilegitimi-dad y dominacin/resistencia. Por ello, los ciudadanosviven siempre enfrentados al Estado, sus instituciones y ala sociedad en terrenos como la moral, la poltica o la ideo-loga, ya sea por que son librepensadores, comunistas, pro-testantes o inmorales. Por su parte, el Estado defini supresencia desde la legitimidad de la fuerza. La presen-cia del Estado es reconocida slo desde la perspectiva delorden pblico.

    2-Conviven formas de resistencia con formas de domina-cin que garantizan, paradjicamente, la estabilidad de lasociedad. Aunque los colombianos se enfrentan al Esta-do, asumen, contradictoriamente, una fidelidad relativa afenmenos como el bipartidismo o el respeto a ciertos ni-veles de lo institucional.

    3-La formacin del Estado nacional, concebida en el pro-yecto conservador para el altiplanocundiboyacense, gener un Estado en el cualno estaba considerada la nacin. El Estadonacional fue construido nicamente para loscatlicos conservadores del interior del pas;por fuera de l qued cualquier clase de mi-nora poltica, tnica, social o religiosa.

    2. CULTURA NACIONAL, REGION E

    8 Solamente en este artculo trata-

    mos un aspecto de las fisuras, el pro-

    blema regional. Un tratamiento ms

    amplio requiere el anlisis de contra-

    dicciones, oposiciones y sometimientos

    de clases, tnias y culturas locales. Una

    de las perspectivas, por ejemplo, parala consideracin de estas fisuras puede

    ser el concepto de culturas hbridas,

    vase Nstor Garca Clanclini. Cultu-

    ras Hbridas. Estrategias para entrar y

    salir de la modernidad. CNCA-

    Grijalbo. Mxico. 1990.

  • gotana se instituye en la forma predominante y culta,de la cultura nacional. Sobre esta dinmica entre lo na-cional y lo regional Jorge Orlando Melo afirma:

    La Identidad nacional se forma en interrelacincon otras formas de identidad, que coexisten con ella: elsujeto se reconoce al mismo tiempo como miembro deuna regin, de un pueblo, de un grupo racial, de unaclase social, de una profesin. La coexistencia de es-tas identidades no es, sin embargo, amorfa: algunas domi-nan en ciertos momentos de la historia o se refuerzan ala luz de determinados proyectos polticos, culturales o his-tricos9 .

    IDENTIDADES CULTURALES.

    Es claro que el sentido de la denominada cultura nacionalno es, al igual que el Estado Nacional, un hecho nacionalni una construccin monoltica. Por ello es necesario re-saltar las fisuras de la cultura nacional 7 . Uno de los as-pectos que permite considerar precisamente la diversidady las contradicciones es l a relacin de los procesos na-cionales con las dinmicas regionales. Colombia, al igualque todos los pases de Amrica Latina, est conformadapor regiones, la mayor parte de las cuales, an hoy, sobre-viven aisladas de las dems, estan al margen de las deci-siones polticas y econmicas adoptadas en el centro delpas, y reclaman una reconfiguracin de las unidades po-ltico administrativas en busca del rescate de las regionesnaturales y con caractersticas culturales que las diferen-cian plenamente de las regiones vecinas y, en algunoscasos, las acercan a las zonas de frontera de pases ami-gos.

    Por otra parte, en las regiones existen culturas dominan-tes que se construyen por la relacin entre fenmenosespecficos locales y que se moldean a partir de la mane-ra como se articulan los procesos histricos globales, lasformas concretas que asume la reproduccin de la vidamaterial y espiritual de los hombres, la especficidad delos procesos de poblamiento y por las dinmicas localesde las relaciones de poder. De all que en las regiones seencuentre, adems de la aceptacin de la identidad na-cional dominante, formas locales de identidad, las que de-nominamos aqu, en plural, identidades culturales.

    As pues, en Colombia se presentan dinmicas culturalesregionales que en muchos casos, dada la manera como seconstruy el Estado y la nacin, aparecen al margen de lainstitucionalizacin de una cultura nacional. Situacinque se presenta por ser la cultura nacional de lite ydominante y por la incorporacin despectiva como folclo-re de las culturas regionales8 .

    Para nuestro estudio fue indispensable sealar los vncu-los entre esas tendencias generales y el proceso regional;es decir, la relacin entre Estado nacional y Bogot. Par-timos de la hiptesis segn la cual Bogot se constituyeen el paradigma de lo que debera ser la cultura nacional.Las formas econmicas, polticas y culturales que se de-sarrollan all, aparecen como modelos dignos de ser asi-milados por los dems habitantes del pas. La cultura bo-

    9 Sobre la relacin entre Estado nacional, cultura y regin,

    vase Dario Fajardo Cultura y Regin en la Construccin de unaNueva Sociedad; Fabio Zambrano Regin, Nacin e IdentidadCultural; Francisco Cifuentes Introduccin al Estudio de losProcesos Culturales Regionales; Orlando Fals Borda Regin yCultura: Algunas Implicaciones Tericas y Polticas y HernnHenao Territorio e Instituciones de la Cultura-En Torno a losProcesos Culturales Regionales en Foro Nacional Para Con PorSobre de Cultura. Imgenes y Reflexiones de la Cultura en Colom-bia. Regiones, Ciudades y Violencia. COLCULTURA. Bogot.1991. II Procesos Culturales Regionales.

    10 Jorge Orlando Melo. Op. Cit.

  • Bogot no es una simple ciudad. Es la capital de la rep-blica, lugar de las principales autoridades polticas, cultu-rales y religiosas, circunstancia que le da un carcter es-pecial a la regin que domina, pues sta abarca otras ciu-dades ms pequeas.

    La ciudad es un polo de desarrollo econmico de la na-cin, sede de las principales industrias y capital del sectorfinanciero. Actividades que le imprimen una dinmica es-pecial, pues para el establecimiento de estas empresas serequiere el empleo de toda la gama de servicios pblicos yla capacidad tcnica del sector de la construccin, hechoque se manifest en un rpido proceso de urbanizacin.

    Bogot es el lugar, al igual que Europa, donde aparente-mente se encuentra la cultura. De esta poca es el mitode la Atenas suramericana, razn por la cual es seleccio-nada por los jvenes miembros de las oligarquas regiona-les para adelantar su formacin acadmica.

    Finalmente, esta ciudad es el sitio ideal de los jvenes ad-venedizos para lograr el ascenso en la carrera poltica ymilitar, toda vez que la capital fue el principal escenario dela lucha entre las facciones polticas del siglo pasado 10 .

    Estas caractersticas hacen de la ciudad el objetivo de lamigracin interna que busca mejores condiciones de viday/o escapar de la miseria y la violencia en el campo. Porlo cual la capital de la repblica se constituye, a pesar delregionalismo, en el paradigma para la naciente burguesa.

    3. IDENTIDADES CULTURALES Y FAMILIA

    Las identidades culturales constituyen la forma especfi-ca regional en que las clases viven el proceso de cons-truccin de la cultura nacional. Esta especificidad se con-forma a partir de las particularidades del poblamiento, lascondiciones que rigen la reproduccin de la vida material,las formas que gobiernan la vida cotidiana de los hombresy las mujeres, el imaginario y las relaciones de poder anivel local.

    En el perodo estudiado, el bogotano se represent asimis-mo por la construccin de un sistema de vida en el cualeran fundamentales la rectitud, las buenas maneras, lamoralidad, la ilustracin, el dominio del lenguaje, el estar ala moda y la posesin de dinero.

    La familia, objeto de control social y sujeto de control 11histricamente surge como garanta de cohesin de la so-ciedad. A ella se le ha confiado la transmisin de la pro-piedad a travs del cumplimiento de determinadas reglas-la primogenitura en la edad media, por ejemplo, que ga-rantiza la conservacin de los apellidos y la supervivenciade la casa-; la regulacin de la conducta de sus miem-bros al establecer roles y normas de comportamiento; y laenseanza de las primeras nociones sobre el mundo so-cial y sobre la corporalidad, all los hijos aprenden normassobre el afecto y la sexualidad.

    De manera que es al interior de la familia donde inicial-mente los hombres y las mujeres construyen las referen-cias para el desenvolvimiento en la sociedad. El nioaprende all sus primeras palabras, escucha los primerossonidos y percibe los primeros colores. El padre o la ma-dre ordena los vestidos, las comidas y el uso del tiempolibre. Como es natural las posibilidades para concebir yasumir la vida cotidiana son bien distintas, pues dependendel lugar que sus miembros ocupen en el aparato produc-tivo, de la presencia o ausencia de las figuras paterna ymaterna, y de la especificidad de lo local y nacional.

    11 Sobre la funcin de las ciudades como centro provin-

    cial del poder y terreno de la lucha poltica ver Marco

    Palacios La Fragmentacin Regional de las Clases Do-

    minantes en Colombia: una Perspectiva Histrica en

    Estado y Clases Sociales. PROCULTURA. Bogot. 1986.

    Pg 93 y ss.

    12 Ver Jacques Donzelot. Las Policas de las Familias.

    Pretextos. Valencia. 1976.

  • Estas referencias bsicas para los hombres y las mujeresfueron posteriormente complementadas y reordenadas porel sistema educativo y el conjunto de experiencias que loshombres y las mujeres pudieron desarrollar por hechoscomo las amistades, el trabajo y los sucesos de vida (en-fermedad, amor y muerte), desde donde se asumen unadefensa explcita o un rechazo abierto de su sistema devida 12 .

    Asimismo la familia se constituye en instrumento de con-trol sobre las conductas pblicas y privadas de vecinos yamigos. La familia se encarga de vigilar las actividadesde aquellos que pueden alterar su orden interno. Por ello,se disean mecanismos para constatar la moralidad de lossirvientes, los profesores, los amigos de los hijos y de aque-llos centros de formacin de costumbres, tales como laescuela y el teatro.

    Finalmente, hay que decir que son las grandes familias lasque tradicionalmente ejercen la poltica, dirigen el Estado,impulsan y monopolizan actividades productivas, adminis-

    tran la cultura estatal, etc.

    En esta construccin de cultura e identidad, la familia bo-gotana desarrolla una forma predominante: la intimidadburguesa, definida como el predominio de la privacidad dela pareja y la familia 13 . Es la elite bogotana la que mslejos llegar en la adopcin de los modelos de vida de laburguesa francesa o americana. Son los bogotanos losque imponen la moda, las prcticas de higiene, los ritualesde mesa, una moralidad y los que se encierran en suscasas.

    La naciente burguesa colombiana establece no slo unatica productiva sino una formulacin de prcticas quetuvieron como efecto la restructuracin de las nocionesdecimonnicas de vivir la corporalidad, el tiempo y los es-pacios.

    Esta tendencia se manifest, en primer lugar, en los pasosdados para la transformacin de la imagen sobre el cuer-po, a travs de los discursos clasistas sobre la salud, lahigiene, la moda y la sexualidad. Desde finales del siglocomenzaron a difundirse, a travs de los peridicos y tex-tos especializados, la incorporacin de prcticas de higie-ne, la nocin de aseo personal como parte de un buenestilo de vida y el uso de nuevos productos (tinas, jabonesperfumados, etc) que implicaron, igualmente, la circula-cin de conceptos distintos sobre el cuerpo, sus enferme-dades y sus cuidados.

    En segundo lugar, en la elaboracin y consolidacin deconcepciones de manejo de los espacios de las casas, laformulacin de un discurso sobre la privacidad, la diferen-ciacin de la ciudad por clases sociales, la reestructura-cin de las funciones de la familia, etc.

    El cambio en el espacio se produjo principalmente por laconstruccin de una arquitectura pblica, que por primeravez evidenci el poder del Estado; y la arquitectura priva-da, que con la construccin de quintas y el traslado de laburguesa y sectores medios a barrios como Chapinero,pudo definir espacialmente las diferencias de clase. Qui-

    12 Para Jorge Orlando Melo las unidades formativas de

    la identidad son las imgenes, los trminos y las palabrasque recibimos en la infancia, en la escuela, en los peridi-cos y en todas las formas de comunicacin. Op. Cit.

    13 El concepto de intimidad como propio de la burgue-

    sa vase en Carlos Castilla del Pino (ed). De la Intimidad.Ed Crtica. Barcelona. 1989.

  • plano y una vinculacin cada vez mayor de la mujer altrabajo. El efecto inmediato de estos hechos fue el acele-ramiento de la vida en la ciudad. Bogot tiende a percibirsebajo los mismos parmetros de las grandes capitales y noresulta extrao que los cronistas miren con nostalgia a laciudad apacible y tranquila del siglo pasado, regida nica-mente por el ritmo de sus campanas.LAS FAMILIAS BOGOTANAS 1880-1930

    Antes de sealar los vnculos en-tre identidades culturales y fami-lia creemos necesario destacaralgunos aspectos bsicos de laconstitucin de las familias bogo-tanas en el perido estudiado.

    El matrimonio y la conformacinde una familia en la Bogot delsiglo XIX, y comienzos del sigloXX, se efectuaron a partir de laconfluencia de los discursos ynormatizaciones de la Iglesia ylas autoridades civiles, y el con-junto de representaciones que so-bre el amor, la sexualidad, la afir-macin como clase y las experien-cias de vida tenan los bogotanos.Esto quiere decir que tras la ma-nera como la poblacin asumi elestablecimiento de la pareja exis-tieron dos realidades distintas y,segn las circunstancias socialese individuales, se acentuaron msla aceptacin de la normatizacino la constitucin de la familia de

    hecho. Sin embargo, esto no signific que a los hombres ylas mujeres se les presentara una disyuntiva, sino dos op-ciones que frecuentemente se combinaban. Dicho de otramanera, las parejas se conformaban vulnerando o acep-tando la normatizacin establecida por el clero y la socie-dad: viviendo en los extremos, al margen de la norma -enconcubinato-, o aceptndola, casndose por lo catlico ,lue-go de aos de convivencia, y reconociendo a sus hijos.

    La eficacia del proyecto regenerador estuvo medida porla capacidad para reorganizar instituciones fundamenta-les y ponerlas al servicio de las concepciones estratgicasdel proyecto poltico. En el perodo que estudiamos, la re-

    zs uno de los hechos ms significativos en el perodoestudiado fue la creacin de viviendas con nuevos espa-cios (antejardines, cuartos de piano, comedores para lasvisitas, etc.), zonas plenamente definidas (cuartos de aseo,cocinas, dormitorios) y empleo de materiales poco usadosanteriormente para las fachadas (hierro, vidrio, mrmol,etc.).

    Finalmente, la industrializacin y la urbanizacin dieronimpulso a la transformacin de no-ciones como tiempo y espacio; va-ri la interiorizacin de las distan-cias en la ciudad y los ritmos de vida(usos del tiempo libre, vacaciones).

    La industrializacin de la ciudad alpromover nuevas prcticas produc-tivas, relaciones distintas entre loshombres y usos del tiempo y el es-pacio gener, por una parte, ruptu-ras en los modelos de vida cotidia-na y, por otra, alternativas para laordenacin de la vida pblica y pri-vada de los bogotanos. Estas alter-nativas se expresaron en la forma-cin de un nuevo tipo de familia yconcretamente en la asignacin denuevas funciones para sus miem-bros y en la aparicin de nuevos ri-tuales, tales como la organizacinde la intimidad, prcticas alimenti-cias, acceso a determinadas modasy clubes e imposicin de determi-nados valores.

    El replanteamiento general de la vida cotidiana es posibleya que la industrializacin, desarrollada en Bogot entre1880 y 1930, permiti cambios en el aspecto fsico de laciudad, la formacin de nuevos lugares pblicos y la rup-tura con los vigentes en la colonia, nuevos patrones deconsideracin del espacio y el tiempo (arquitectura repu-blicana por ejemplo), la circulacin de nuevos saberes yvalores (modas, alternativas literarias al costumbrismo),ritmos de vida diferentes etc.

    El tiempo de la casi parroquial ciudad decimonnica sequebr con el surgimiento de la fbrica y la urbanizacinde la ciudad. Surge Chapinero y su tranva, el ferrocarrilque comunica rpidamente las zonas clidas con el alti-

  • organizacin de la familia signific:

    1-Normatizacin de la unin. La regulacin del matrimo-nio por parte de la iglesia catlica se desarroll en variosniveles. En primer lugar, se reglament -en el concordatoy la legislacin- que el matrimonio catlico tena todos losprivilegios. En segundo lugar, se implementaron medidascontra los hechos que lesionaban la existencia de la fami-lia. Se busc la marginacin de las conductas considera-das inmorales, o anticatlicas, en la conformacin de lapareja, a travs de medidas contra el concubinato, los hi-jos ilegtimos, el aborto, etc. Por ltimo, se inici una laborpropagandstica en torno a las virtudes del matrimonio con-sagrado por el culto catlico.

    2-El control de las pasiones. Todos los excesos deban sereliminados (chichismo, concubinato, delincuencia, etc.). Elmatrimonio fue considerado, como ya haba sido expresa-do en otras pocas, como el nico lugar donde poda de-sarrollarse la sexualidad y donde podan evitarse los pe-cados de incontinencia. Asimismo el matrimonio, por ha-ber sido instituido por Dios, aparece como sacramento14 .

    3-La asignacin de funciones de vigilancia moral. Los pa-dres seran quienes vigilaran todo espacio de sociabilidaddonde la moral estuviese en entredicho o donde los ene-migos de la sociedad pudiesen ejercer influjo.

    4-Reglamentacin de las funciones e incluso actividadesde los miembros de la familia, tal como lo sealamos ante-riormente.

    En la ley colombiana correspondiente al perodo investi-gado, en los estudios de derecho qued plenamente regla-mentada -desde la moral catlica-, la legislacin relativaal matrimonio y los asuntos propios de la familia.

    En efecto, el matrimonio fue definido como una institu-cin de derecho natural, lo cual fue explicado de la mane-ra siguiente:

    (...) las instituciones de Derecho Natural sonaquellas normas reguladoras del ejercicio de las fa-cultades humanas y del cumplimiento de los debe-res, para que sea posible al hombre alcanzar su fin;el conocimiento de esas normas o reglas lo adquie-re el hombre por su sola razn; emanan del pensa-miento eterno de Dios y son la participacin de la

    Eterna Sabidura en la criatura racional15 .

    El establecimiento de la ley desde concepciones moralesy la evidente presencia de los criterios de la Iglesia en lostemas que venimos comentando quedaron instituidos enel Cdigo Penal. En algunos de sus artculos se protegi,por ejemplo, la supremaca del hombre en todos los asun-tos ligados a la vida familiar. Veamos slo algunos ejem-plos. En primer lugar, se reconoci al hombre la inocenciacuando mataba a su mujer, a su hija o a los amantes destas cuando eran sorprendidos yaciendo o incluso so-lamente cuando consideraba deshonesto el trato. En se-gundo lugar, a la mujer se le neg la posibilidad de ejercercierto tipo de actividades econmicas. En tercer lugar, elhombre tena derecho a controlar cualquier tipo de co-rrespondencia que sostuviera su esposa. El ltimo casoque queremos destacar es el establecimiento de crcelpara aquellos testigos que asistieran a matrimonio sabien-do que algunos de los contrayentes ya estaba casado 16 .

    Para el comentario del matrimonio en Bogot nos basare-mos en las cifras del cuadro 1, que nos presenta los datosde los uniones realizadas en la ciudad entre 1892 y 1950.Se observa que slo en 1912 los matrimonios se acerca-ron, en promedio, a los 50 mensuales y que a partir de1917 la tendencia fue creciendo. En 1925 se superaronlas cien uniones y para el final del perodo los matrimoniosfueron alrededor de 500. En 1917 se super la cifra anualde 1.000 matrimonios en Bogot, la cual descendi a 842entre 1919 y 1922 y nuevamente lleg a 1.011 uniones en1923.

    En el perodo estudiado las tendencias mensuales de cele-bracin de matrimonio sufrieron una importante variacinen Bogot, tanto cuantitativa como cualitativa. Esta va-

    14 Es conocido por todos que el matrimonio slo se elev a

    la categora de sacramento hacia el siglo XVI.

    15 Rogelio Vega L, La legislacin del matrimonio en el

    derecho positivo Colombiano, Tesis para el doctorado, Bo-

    got, Casa editorial San Bernardo, 1919, pp. 9 y 10.

    16 En el artculo 441 se establecan las penas. Ibd., p. 228.

  • riacin se produjo por la transformacin de la costumbrede los bogotanos de seleccionar algunos meses para unir-se sacramentalmente. Para estudiar este comportamien-to hemos escogido tres aos con el fin de establecer lascomparaciones: 1892, 1930 y 1950.

    Lo primero que llama la atencin es que, al comenzar ladcada de los aos noventa, los bogotanos preferan cele-brar su matrimonio en los meses de febrero, julio, sep-tiembre y noviembre. Durante el mes de septiembre lacantidad de matrimonios era mayor.

    El menor nmero de matrimonios se present en los me-ses de marzo, abril, diciembre y enero. Marzo y diciembrefueron los de menor frecuencia. Este comportamiento, enlneas generales, se mantiene en las primeras dcadas delpresente siglo. En 1950, ao extremo para establecer lacomparacin los cambios son profundos. En primer lugar,hay dos meses en los cuales los matrimonios son altos:julio y diciembre. Sin embargo, diciembre duplica la mediade matrimonios que se celebran durante el ao. En segun-do lugar, los meses con menor cifra de matrimonios sonmayo, agosto y noviembre. Con relacin a los meses ba-jos de la dcada de los aos noventa, caso anteriormentecomentado, se observa que no son ya tan bajos y, por elcontrario, que se celebran ms matrimonios que en losmeses de mayo, agosto y noviembre.

    En sntesis, al comenzar la segunda dcada del presentesiglo las tendencias mensuales de matrimonio se hacenmas homogneas y diciembre aparece como el mes pre-ferido por las parejas para contraer nupcias. Estos he-chos son muy claros cuando se comparan las tendenciasde los meses de abril, agosto y diciembre para los dosperodos que venimos comentando.

    En cuanto a las tendencias de los matrimonios por parro-quias podemos sealar lo siguiente. En primer lugar, sedebilita la participacin de las parroquias ms tradiciona-les en el total de matrimonios en la ciudad, particularmen-te Beln, Egipto y Las Aguas, debido en parte a la reduc-cin relativa de la poblacin y fundamentalmente al ca-rcter popular de la parroquia, pues, como lo veremos msadelante, estos sectores tienen otros patrones de constitu-cin de la pareja. En efecto, en Beln se celebraron 29uniones en 1918 y 52 en 1938.

  • En segundo lugar, el crecimiento de la ciudad implic laconformacin de nuevas parroquias, de las cuales algu-nas lograron un crecimiento vertiginoso, en especialChapinero, donde en 1918 se realizaron 50 matrimonios y207 en 1938. Detrs de estas cifras hay otro hecho signi-ficativo: el habitante de este barrio perteneca a la nacien-te burguesa o a la pequea burguesa, muy ligadas al man-tenimiento del estatus, donde cumpla un papel fundamen-tal el matrimonio catlico. Por ello es muy evidente que elmatrimonio y el bautizo fuesen muy importantes,

    analicemos el matrimonio en la parroquia de Las Aguas.Otra caracterstica importante de los contrayentes es que,en un alto porcentaje, eran provenientes de lugares distin-tos a Bogot. Por esta razn, las parejas que contraanmatrimonio anotaban como lugar de origen los puebloscercanos a la capital o de otro departamento, en especialBoyac. Dos fuentes confirman este hecho. La primera,las actas matrimoniales; pues en caso de que uno de losconyuges no fuera originario de la parroquia deba de-mostrar la soltera mediante una constancia del cura p-rroco, la cual en muchos casos vena de fuera de la ciu-dad. La segunda, la consulta de testamentos permite se-alar que en una muestra de 432 personas que registraronsu ltima voluntad, el 62% de ellas, 271, no era originariode la ciudad 17 .

    Las actas matrimoniales estaban constituidas por las si-guientes partes: nombres de los contrayentes; proclamas,en las cuales se explicaban las razones para solicitar elmatrimonio, las cuales en su mayor parte fueron concubi-nato, rubor de la novia (embarazo), tener todo preparado,viaje urgente, arreglo de vida (cuando exista concubina-to o rubor de la novia), no demorar (que segua general-mente a una primera proclama de rubor, o preparado),oposicin paterna y peligro inminente de muerte; y, final-mente, un comentario en que se consignaban explicacio-nes sobre la condicin (econmica, moral, penal) de lapareja.

    Dos ltimos hechos queremos registrar en esta visin ge-neral sobre la familia: las prcticas de constitucin de pa-reja en una parroquia popular de la ciudad y la ilegitmidaden Bogot.

    De las 2.278 actas encontradas en la parroquia de LasAguas se estudiar la primera razn que los contrayentesexpusieron al sacerdote al momento de solicitar la cele-bracin del matrimonio. De los argumentos expuestoshemos considerado pertinente analizar slo los de concu-binato, rubor, preparado, viaje urgente y no demorar -1858casos-, alrededor del 81%. El siguiente cuadro sintetiza laposibilidades de la primera causal:

    CUADRO 2EDAD DE LOS CONTRAYENTES.PARROQUIA DE EGIPTO, 1893

    Fuente: Archivo Parroquial, barrio Egipto.

    cuantitativamente en esta parroquia.

    Para la consideracin de la edad de los contrayentes to-maremos como ejemplo las actas matrimoniales de la pa-rroquia del barrio Egipto, que en el ao 1893 traen datossobre edad de los contrayentes.

    17 Una fuente no consultada en el presente proyecto, pero que contribuye

    a la confirmacin del alto nmero de inmigrantes es el acta de defuncino los informes mensuales de mortalidad en la ciudad aparecidos en elperidico de la municipalidad, Registro Municipal.

    Como se observa en el cuadro anterior, los hombres ten-dan a casarse entre los 22 y los 25 aos, el 59.4% de loscasos registrados. Por otra parte, el 20.4% de las mujeresllegaban al altar hacia los 22 aos y el 41% entre los 22 ylos 25.

    Esta tendencia tiene una particularidad. Una situacin esel matrimonio y otra el inicio de la vida de pareja, la sexua-lidad, los hijos, etc. Es claro que muchas de las parejas debarrios como Egipto vivieron primero juntos y luego secasaron, hecho que constataremos ms adelante cuando

  • Fuente: Archivo parroquial de Las Aguas.

    El concubinato y el rubor de la novia aparecen como lasrazones ms importantes para la celebracin del matri-monio catlico; entre las dos representan el 75% de lascausas para llevar a cabo el rito. Este hecho confirma loque decamos anteriormente: la relativa libertad en las re-laciones entre hombre y mujer de los sectores populares.

    Una primera mirada a la causal tener todo preparado,nos lleva a considerar que a pesar de la multitud de con-ductas contra la moral, existi un nmero importante deparejas que se casaban porque estaban preparadas; algoms de un 14% segn las cifras. Lo anterior, naturalmen-te, si suponemos lo mejor, ya que si consideramos queno demorar, causal que en la mayor parte de los casossegua a la de estar preparado en la proclama, puedeser interpretado como una forma de evitar comentariosmalintencionados sobre el estado de la novia, tendramosque los matrimonios consagrados en la parroquia consti-tuan la oficializacin de una relacin de hecho 18 .

    En conclusin, podemos anotar que durante el perodoanalizado existi una dualidad, social e individual, de lasactitudes ante la conformacin de la pareja y la celebra-cin del matrimonio. Existi una pareja imaginada por laIglesia y reglamentada por la ley, en que se fortaleca laestructura patriarcal y la moralidad de las costumbres p-blicas y privadas de sus integrantes. No obstante, al mis-mo tiempo los sectores populares, para quienes era nor-mal y no constitua pecado el establecer relacionesprematrimoniales, convivir y tener hijos, vulneraron dichaelaboracin institucional.

    Una caracterstica especial de la natalidad en Bogot fueel alto nmero de ilegtimos, un 51% en promedio mensualpara la dcada de los noventa, lo cual implic igualmente

    un alto nmero de parejas de hecho, el madresolterismo yel concubinato. Esta tendencia slo se quebr a partir de1915 cuando los legtimos fueron mayores que los ilegti-mos.

    Para la dcada de los ochenta, el nmero de ilegtimosestaba compuesto, en trminos generales, por igual n-mero de hombres que de mujeres. En la ltima dcada delsiglo pasado, la tendencia fue que la cantidad de mujeres,dentro del total de los ilegtimos, era levemente superior ala de hombres.

    CUADRO 4HIJOS LEGITIMOS E ILEGITIMOS EN BOGOTA.

    1891-1899

    AO ILEGITIMOS % LEGITIMOS %

    1891 1.232 53.4 1.073 46.61892 1.271 52.9 1.131 47.11893 1.307 51.9 1.207 48.11894 1.500 53.5 1.303 46.51895 1.259 51.1 1.201 48.91896 1.327 53.4 1.155 46.61897 1.391 52.4 1.263 47.61898 1.488 53.0 1.316 47.01899 1.389 52.2 1.268 47.8

    Fuente: Registro Municipal, Bogot, 1891-1899.

    En la muestra de casi 400 testamentos considerados seencontr que 17 de los solteros reconocieron la existenciade hijos. En este grupo se destaca la existencia de 12mujeres que aceptan tener hijos; la mayora reconoce laexistencia de uno solo, aunque una mujer afirm que tenasiete hijos. Los ejemplos anteriores corresponden, a nues-tro juicio, a mujeres de los sectores medios y altos quelegitimaron los resultados de relaciones sexuales antes delmatrimonio. La circunstancia de que sean las solteras lasque legitimen en los testamentos la concepcin de hijosnos lleva a pensar en la existencia de la paternidad irres-ponsable, pues los datos sealan que los hombres solterostienden menos a reconocer los hijos ilegtimos.

    18 Como no poseemos argumentos para confirmar o negar, preferimos

    establecer como hiptesis la existencia de un 14% de matrimonios cele-brados por mutuo acuerdo y sin mediar urgencia alguna.

  • COMENTARIO FINAL

    En el perodo que estudiamos se produjeron, debido al sen-tido adoptado por el enfrentamiento entre los partidos po-lticos, a la presencia de fuerzas sociales de diferente na-turaleza, a las tendencias de urbanizacin e industrializa-cin, y al impacto del proceso mundial de consolidacinde la burguesa, dinmicas contradictorias en el procesode institucionalizacin de una cultura nacional.

    La hegemona conservadora y el respaldo de la Iglesia asu proyecto poltico se manifestaron en unainstitucionalizacin de una cultura nacional en la cual ju-gaban un papel fundamental la definicin del ciudadanodesde criterios morales. Es el catlico virtuoso el sujetode la nueva repblica en construccin.

    No obstante, esta dinmica se enfrent a fenmenos eco-nmicos, polticos y sociales que en algunos casos cues-tionaron y en otros acentuaron los ejes de esta nocin decultura nacional. En efecto, la presencia de nuevos secto-res sociales, como la naciente clase obrera, ciertos efec-tos del proceso de urbanizacin e industrializacin y elimpacto de la consolidacin de la burguesa a nivel mun-dial llevaron a que algunas nociones sobre el cuerpo, elespacio y el tiempo transformaran la rigidez de ciertascostumbres de los hombres y las mujeres, as, por ejem-plo, los vestidos, los cuidados del cuerpo, la moda y algu-

    nos hbitos de consumo llevaron a los bogotanos a revisarsus prcticas cotidianas y a cuestionar algunos principiosmorales que la Iglesia y el conservatismo haban impues-to.

    El caso contrario se present cuando la naciente burgue-sa, fundada en una lite blanca, clasista y aristocratizante,defendi algunos principios conservadores sobre el ordensocial. De esta manera, se formulan reglas sobre la higie-ne, la educacin y las costumbres desde argumentos queacentuaban, aunque por razones distintas, las diferenciassociales, tnicas y morales entre la lite y el pueblo. Es eneste contexto donde surgen los discursos sobre el mejora-miento de la raza, la moda y la higiene.

    La presencia de las minoras, tnicas, sociales y polti-cas, se evidencia en actitudes contradictorias que cues-tionan y respaldan el orden social vigente. Por un lado,permanente vulneran las normas sociales al ser concubinos,crticos del sistema poltico y poco ortodoxos en materiareligiosa. Por otro, son catlicos, liberales o conservado-res, y preocupados por las apariencias sociales.

    Lo caracterstico de nuestra identidad, en sentido plural yno institucional, es la diversidad regional, social y tnica, yla constitucin de parejas de oposiciones, afirmacionespositivas y negativas.

  • La colombianidad se constituye en complejo contradicto-rio que se define desde un conjunto de dualidades, afirma-ciones positivas y negativas, las que a su vez estn cons-tituidas por variados elementos de dinmicas particulares.La definicin, por tanto, se realiza sealando lo institucional,lo antiinstitucional, la afirmacin negativa desde las clasesdominantes, la afirmacin positiva desde las minoras, lasdinmicas regionales y su articulacin con los procesosregionales y la coyuntura histrica en la cual se efecta ladefinicin.

    Al abordar el proceso de constitucin de las identidadesculturales en el perodo estudiado, encontramos que lofundamental fue la circulacin del discurso de legitima-cin de la burguesa en el marco del dominio conservadory las diversas maneras como los sectores populares resis-tieron a dicha imposicin, como lo venan haciendo a losdiscursos clericales y conservadores durante el siglo XIX.No pretendemos explicar de nuevo dichas imposiciones yresistencias, sino destacar algunos aspectos que a partirde dicho perodo y proceso conforman la identidad en sin-gular, es decir la institucionalidad.

    1. Para acentuar las diferencias entre las clases y lasetnias, se desarroll un discurso clasista y racista enla sociedad colombiana. Los bogotanos dominantes,con sus nociones sobre el aseo, la higiene y desdediscursos como los de degeneracin de la raza, evi-denciaron cmo el pueblo llano era ignorante, sucio,inmoral y peligroso.

    De manera que la afirmacin clasista de la burguesaimplic que lo popular asumiera una dualidad. Por unlado, que reconociera la diferencia en trminos nega-tivos; con esto se afirmaron negativamente como losucio, lo inmoral y lo peligroso. Por ello aceptan, porejemplo, el predominio poltico de los sectores ilustra-dos llegando a institucionalizarse una fidelidad polticaque va ms all de cualquier principio ideolgico y decualquier lmite, en trminos de la respuesta de LenMara Lozano, el famoso Cndor: Lo que mandenlos doctores. Esta dimensin negativa manifiesta lapresencia de cierta comodidad con la situacin exis-tente: se sabe de la mentira del poltico pero no sebuscan alternativas al monopolio bipartidista. Asimis-mo, la afirmacin negativa implica la aceptacin deque el ascenso en la escala social est dado por elrechazo de su origen y la adopcin de los nuevos valo-res como propios; naturalmente desde el olvido delpasado.

    Por otro lado, el reconocimiento de la diferencia semanifiesta en trminos positivos de una maneracreativa y dinmica. Se originan, con vitalidad, formasde resistencia a todo lo que entrae institucionalidad:la iglesia, el Estado y las clases dominantes. Se desa-rrollan prcticas que tienden a quebrar permanente-mente dicho dominio. Se vive en concubinato, se esdisidente poltico y se asume plenamente lamarginalidad. Del mismo modo, la positividad de ladiferencia se recrea interiorizando renovadora ycreativamente lo popular, es decir, se siente orgullopor las tradiciones, los smbolos y en general por losmodos de vida. Esta positividad lleva, de manera pa-radjica, a un clasismo excluyente en los sectores po-pulares.

    2. Ninguno de los aspectos mencionados anteriormentese manifiesta puro. La tendencia histrica es que segeneran prcticas desde dualidades aparentemente

  • contradictorias. As, los sectores populares viven enconcubinato, pero son fieles creyentes; viven la reli-giosidad, pero se distancian de la institucin; rechazanel Estado, pero aceptan su democracia.

    Por otra parte, los sectores burgueses desarrollan undiscurso clasista recurriendo a la introduccin desaberes modernos, pero se apoyan en el mantenimientode sus privilegios basados en institucionesdecimonnicas y prcticas polticas premodernas, comoel caso del gamonalismo.

    Esta dualidad tambin se manifiesta en la existenciade frreas formas de control social y de discursos ynormas que definen comportamientos pblicos y pri-vados que conviven con formas de resistencias. En elterreno poltico, por ejemplo, se concreta una duali-dad, utilizando los trminos de Pcaut, de orden y deviolencia.

    3. A pesar del clasismo de unos y otros, del racismo yde un orden poltico excluyente, con todas sus contra-dicciones, este orden social es relativamente funcio-nal por cuanto las contradicciones sociales no hanpuesto en peligro, hasta el momento, la hegemona delos sectores dominantes ni su control del Estado. As,aunque permanentemente y desde diversos lugares einstituciones se viene repitiendo que la sociedad estal borde de la desintegracin, esto no ha sido total-mente cierto. Paradjicamente, esta proximidad al caosha permitido la renovacin del sistema poltico sin ge-nerar transformaciones sustanciales del mismo. Hajustificado el orden conservador durante la Regenera-cin, el acuerdo entre facciones liberales y conserva-doras luego de la Guerra de los Mil Das, el FrenteNacional, la guerra sucia, y la actual reforma poltica.

    4. La familia nuclear fue el fin y el medio con el cualla naciente burguesa produce, institucionaliza y re-

    crea una produccin simblica que se liga al discursoestatal de la identidad nacional y genera el estableci-miento de un significado particular de la normatividad(cdigos de diverso orden y leyes). Este tipo de fami-lia (sus atributos, sus normas y modelos) apareci comoforma paradigmtica para el conjunto de la sociedad.Vivir haciendo patria -para la poca, cristianamente-se liga a las nuevas representaciones sobre el cuerpo,el espacio y la ciudadana. Los ciudadanos del pro-yecto poltico dominante son los burgueses blancos,limpios, cultos, practicantes de las normas de ur-banidad, conservadores y, por supuesto, casados.

    Para el establecimiento y la institucionalizacin de es-tos atributos se elaboran y se ponen en funcionamien-to, en colegios y otras instituciones y espacios, ma-nuales de urbanidad, manuales de puericultura, nor-mas de higiene para las escuelas, campaas contra elchichismo, estudios sobre la degeneracin de la raza,excomunin de liberales y socialistas, persecucin amorales laicas, revistas y columnas en los peridicospara destacar el sistema de vida de los sectores domi-nantes (sus fiestas, su manera de vestir, comer y mo-rir) y condenar, de modo paternalista y clasista, a lossectores populares por pobres, mestizos, ignorantes,sucios y peligrosos.

    5. Esta nocin de familia, y en general de identidad, seinstitucionaliz con la misma violencia con la que seimpuso el proyecto poltico conservador. A los pobreshaba que obligarlos a comer, vivir, asearse, cambiarde prcticas polticas y casarse, pues deba evitarse ladegeneracin de la raza y la disolucin moral de lanacin. En este pas imaginado viven los sectores do-minantes, a l acceden los recin llegados y debensometerse todos los nacionales. El discurso institucionalexcluyente de la identidad nacional, niega la existen-cia de la posibilidad de constitucin plural de la identi-dad.

  • Los sectores populares, el denominado pueblo, chus-ma, etc., aparecen sin representacin real en la cultu-ra oficial, puesto que su existencia se manifiesta enformas familiares, sociales y polticas que desbordanlos lmites impuestos por la normatividad burguesa yconservadora. Los hombres y las mujeres del puebloviven sin normas que regulen el encuentro entre sexos,sin higiene, alimentndose inadecuadamente, toman-do chicha, empleando el lenguaje sin atender a los cri-terios recomendados, siendo liberales o socialistas,divertindose inmoralmente y por ello deben ser ex-cluidos.

    6. Bogot, por ser capital del pas, centro poltico, reli-gioso, financiero y educativo y por el hecho delegitimarse all cualquier actividad, poltica o econmi-ca, se instituye, por accin de los sectores dominanteslocales, como la ciudad donde se configuran las for-mas ms acabadas de produccin simblica sobre lonacional, modelos para el resto del pas. El bogotanode los sectores dominantes es el ciudadano de la Re-pblica.

    7. Las familias bogotanas de burgueses y de sectorespopulares crean una sociedad cuya continuidad se basa,contradictoriamente, en una enorme variedadde conflictos polticos, sociales y cultu-rales, entre clases y etnias, debidoa las dinmicas descritas a lo lar-go del presente texto y por losefectos del lugar ocupado por elpas en la acumulacin internacio-nal del capital.