no y amén. invitación a la duda - uta ranke heinemann

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  • Mulleres Cristis Galegas Exeria

    Espazo de Teoloxa Feminista 2013

    No y Amn. Invitacin a la duda Uta Ranke Heinemann, Ed Trotta, 1998

  • Mulleres Cristis Galegas Exeria

    Espazo de Teoloxa Feminista 2013

    Cuando yo era nia, del cristianismo me interesaba, en el fondo, slo un interrogante: hay una vida despus de la muerte? A veces permaneca despierta durante largo rato antes de conciliar el sueo, y me imaginaba a m misma metida en un atad: para siempre, para siempre, para siempre... Y el interrogante y la angustia que me acosaban de nia se hicieron graves y oscuros como la noche.

    Aproximadamente medio ao antes del final de la segunda Guerra Mundial, es decir, en 1944, cuando nuestra casa, la escuela y toda la ciudad de Essen (Alemania) quedaron destruidas en su mayor parte por efecto de las bombas y cuando tampoco en Winterberg, adonde nos haba arrojado entre tanto la guerra, haba ya una escuela para m, nos desplazamos mi madre y yo a Marburgo para ver al profesor Rudolf Bultmann (1884-1976), con el que ella haba estudiado en los aos veinte. Queramos preguntarle si yo poda vivir en su casa y seguir yendo a la escuela. Tena yo entonces 17 aos, y l dijo con tono amistoso: Estaremos (l, su esposa y sus hijas) encantados de tener con nosotros a la pequea Uta. As que me qued all hasta que termin la guerra.

    Entonces acalladas por las noches de bombardeos y las catstrofes de la guerra surgieron dentro de la Iglesia evanglica las primeras voces contra Rudolf Bultmann, telogo evanglico que se hara ms tarde tan famoso por su desmitologizacin del Nuevo Testamento. Y un da me lleg una carta de mi prroco Friedrich Graeber, con el que yo me haba confirmado y que era el mejor amigo de mi padre: Querida Uta: el profesor Bultmann no cree en la resurreccin. No te dejes influir por ello.

    En la comida (entonces muy frugal) dije: Seor profesor, es cierto que usted no cree en la resurreccin?. l dijo: Uta, t no puedes entenderlo todava. Y sonri con aire de cansancio, como alguien al que se pregunta siempre lo mismo. Su reaccin me llev a concluir: claro que cree en la resurreccin, pero de forma distinta a como creen otros. No pregunt ms y aplac la discusin de este problema para ms tarde. Adems, de momento yo estaba ocupada sobre todo en estar suficientemente preparada ya que Rudolf Bultmann dedicaba cada martes y cada viernes, arriba, en su cuarto de trabajo, dos horas a traducir conmigo a Platn; es decir, yo traduca y l explicaba el mundo conceptual de Platn.

    Mucho ms tarde, despus de que, siguiendo las huellas de mi madre, hubiera yo estudiado teologa evanglica y de que, no siguiendo los pasos de mis padres, me pasara en 1953 al catolicismo, volv a preguntarle en una carta acerca de su creencia en la resurreccin de los muertos. Pero hablar de ello en el captulo sobre Pascua de Resurreccin.

    La pregunta acerca de una vida despus de la muerte y el recuerdo de Rudolf Bultmann, el sabio que rebosaba servicialidad, el ilustrado lleno de piedad, me han acompaado a lo largo de mi vida. Tuve presente el recuerdo de Bultmann cuando las dudas se hicieron mayores en m. Pero, al mismo tiempo, su ejemplo me ense que tambin el escptico puede ser cristiano. Y el hecho de que en este libro se hable de algunos no es al usual mundo de la fe no excluye el amn que, sin embargo, el hombre puede pronunciar ms all de toda duda.

    PRLOGO

    Este texto est tirado do libro da teloga alem Uta Ranke Heinemann, No y amn, que se editou en Hamburgo co ttulo Nein und amen. Anleitung zun Glaubenszweifel, en Hamburgo, en 1992. A traducin espaola foi feita por Victor Abelardo Martnez de la Pera e foi editada por Trotta en 1998.

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    La persona humana es un ser crdulo por naturaleza. Por eso es ella el terreno ideal para la religin. Esto no resulta problemtico cuando el hombre tiene que vrselas con Dios mismo, pues el hombre puede confiar en que Dios no le conduce ms all de la luz. Pero el hombre tiene que vrselas mucho menos con Dios que con los representantes de ste. Y el hombre permite que ellos le cuenten muchas cosas porque le aseguran que es para su felicidad y salvacin eternas. Acepta de buena fe lo que ellos le ensean a creer y a hacer, pues considera pecaminosa toda duda si una autoridad le sale al paso por encargo divino.

    En su vida, el cristiano tiene que vrselas slo de forma indirecta con la verdad de Dios, pues la Iglesia catlica nos ensea lo que Dios ha revelado, dice el catecismo. O, como se expresa en un canto litrgico catlico: Creo, oh Dios, con absoluta confianza lo que tu Iglesia ensea, est escrito o no, pues t se lo has enseado a ella. Por consiguiente, el cristiano obtiene la verdad, si es que la obtiene, slo de una segunda mano. Pero la verdad que ha pasado por manos extraas es una verdad censurada. Y tambin el Dios con el que el hombre se encuentra al final de la cadena de los distribuidores eclesisticos es un Dios pasado por la censura. La verdad o lo que ha quedado de ella ha degenerado, adems, por la falta de comprensin teolgica de los pastores, en una masa de cosas incomprendidas e incomprensibles y, con ello, en una pseudo-fe o supersticin.

    La Iglesia llama al hombre a la fe y no a la reflexin. Y as, el hombre se ejercita durante toda su vida en la gimnasia cristiana de decir s y amn. En una religin que alaba al que cree y nunca al que duda, los que preguntan se quedan sin bendicin y llegan a resultar sospechosos para algunos creyentes. En ese contexto, el preguntar es una virtud cristiana aunque rara vez sea una virtud de los cristianos.

    Es posible que el hombre no se sienta ya satisfecho con lo que otros le exigen que crea, que no quiera or ms las fbulas de ellos ni tenerlas ya por verdaderas porque su corazn y su mente sufren.

    Pero adonde acudir? La Iglesia no est interesada en hacer comprender e ilustrar al hombre. Considera ms bien sospechosa y a veces condenable toda clase de ilustracin. La Iglesia habla slo de la vulneracin de los sentimientos religiosos. Presta gran atencin a tales vulneraciones y, por tales, ha corrido ella con frecuencia a los juzgados. Por desgracia, presta demasiada poca atencin a la vulneracin de la inteligencia religiosa. En modo alguno est protegida en la ley la inteligencia religiosa. No existe de derecho. Y as, el hombre, cuando siente ansia de la verdad y no entiende por ella slo las verdades propuestas por los jerarcas eclesisticos, est abandonado a sus propias fuerzas.

    Las explicaciones que exponemos en este libro quieren ser una ayuda a esa inteligencia que busca. Algunos dirn que con ellas se causa dao a la fe. Pero la razn no puede daar a la fe; ms bien, y con mayor frecuencia, la fe ha daado a la razn. Y, bien mirado, querer creer sin que la razn sufra daos es un acto piadoso.

    Si el hombre que ansia una verdad inmediata, ms autntica y mayor, pasa de las muchas palabras y de las predicaciones vacas, tal vez llegue a tener la experiencia de que una verdad nueva, bella y suave despunte en la oscuridad por la que l pasa, la verdad de la misericordia de Dios, que haba sido tapada por las muchas fbulas eclesisticas y que, sin embargo, es la nica verdad y la nica esperanza.

    Esta verdad se nos hace presente en la persona de Jess: No es mucho lo que sabemos acerca de

    INTRODUCIN

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    l. Desconocemos cundo y dnde naci, y cundo muri. El es un hombre sin biografa. Ignoramos cunto tiempo dur su vida pblica y no tenemos un conocimiento detallado de dnde se desarroll. En realidad, nuestro conocimiento se limita casi a saber que naci, que hubo personas que le siguieron durante su poca de predicador como sus discpulos y discpulas, que fue ejecutado como rebelde en la cruz, el patbulo romano, y muri as de forma desdichada.

    No sabemos mucho acerca de Jess. Pero si seguimos sus huellas percibimos que l busc a Dios, que encontr a Dios, que quiso revelar a ese Dios como prximo a cada hombre y como cercano de cada uno de nuestros prjimos. Quien quiere saberlo sabe tambin que la voz de Jess sigue siendo una voz viviente, su verdad una verdad an viva, y su Dios un Dios an viviente y cercano.

    Este Jess est enterrado no slo en Jerusaln, sino tambin bajo una montaa de cursilera, fbulas y fraseologa eclesisticas. Es preciso redescubrir a un desaparecido y eclipsado.

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    Navidad, la fiesta del nacimiento de Jess, es algo as como el portn de entrada al mundo cristiano. Es una puerta bella y lujosa, una especie de puerta mgica. Algo misterioso hay detrs de esa puerta, algo del cuento de las Mil y una Noches. Tambin aqu sucede todo en Oriente. Y hay reyes orientales, caravanas de camellos, una estrella extraa y el aroma de especias desconocidas.

    Ms all de tales doradas imgenes de sueo de un da misteriosamente transfigurado en un pasado lejano, Navidad ofrece al hombre actual una magia muy concreta. Le regala un mundo inundado de resplandor, con velas, olor a abeto y villancicos, y pone as sobre la mltiple pobreza interior y exterior humana, durante un da o varios, el reflejo de ngeles. Y estos anuncian una gran alegra.

    Y, sin embargo, todo ello no pasa de ser una fbula. Porque en realidad nunca viene un ngel a nuestra vida cotidiana para anunciar una gran alegra. En realidad, una fbula nunca resiste a la vida. Y tampoco aquel cuento fabuloso de la cuna, de los reyes y de los pastores en el campo resiste ante la mirada crtica a la historia verdadera del nio de cuyo nacimiento nos acordamos en Navidad, puesto que sta se convirti en una historia amarga y termin en una ejecucin. Y si tenamos en la fbula algo as como la orla del vestido de un ngel en la mano, cuando abrimos la mano y nos fijamos en ella vemos que est vaca de nuevo. Propio de las fbulas es que sus variopintas felicidades pasan como una Fata Morgana.

    Pero aunque este hecho pueda preocuparnos, no debemos esquivarlo. Porque no est claro, ni mucho menos, que salgamos tan malparados si volvemos la espalda a las imgenes de las fbulas fantsticas y las cambiamos por una verdad no fabulesca que afecta a nuestra vida con ms fuerza que todas las fbulas. Es la verdad que Jess anunci despus de que tambin l saliera de la magia de la infancia a los dolores del mundo: la verdad del amor de Dios.

    Pero como si fuera todava o slo el tiempo de las fbulas, en vez de esta verdad se ofrece a los cristianos decoracin y variopintas lentejuelas de la entrada fabulesca. Nos es presentado un sucedneo de verdad en la forma de fabulaciones a las que se pinta como una verdad digna de ser celebrada. Con ello se entierra lo esencial bajo la cursilera de Navidad y de los restantes prodigios. Cuando la Iglesia se estiliza en una especie de Sherezade eterna, en una incesante contadora de fbulas de mil y un prodigios, ha traicionado el nico prodigio importante para la vida trocndolo por milagritos vanos.

    Dentro de los llamados evangelios sinpticos de Marcos, Mateo y Lucas, a los que se llama as porque tienen en sus exposiciones una sinopsis, una visin comn, se puede reconocer con claridad la tendencia a la historia milagrosa. Marcos es el ms antiguo de los tres; siguen luego Mateo y Lucas. Y en ellos se intensifica la intencin de sublimar ms y ms de forma celestial a Jess y de divinizarlo mediante la intervencin creciente de poderes celestiales en su vida concreta, ya sea en su nacimiento, ya en su procreacin y concepcin.

    Es significativo que Pablo, el escritor neotestamentario ms antiguo, no diga ni una palabra acerca de un parto virginal. Su fe se basa de manera exclusiva en la verdad teolgica, que todo lo decide y todo lo abarca, de la resurreccin de Cristo. Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe (1 Cor 15,17). Si Cristo no hubiera resucitado, entonces el anuncio de los ngeles, el parto

    Captulo 1. La fbula navidea contada por Lucas

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    virginal y las acciones milagrosas no habran impedido que la fe fuera vana. Pero, si Cristo ha resucitado, no hay necesidad de todas esas narraciones de milagros. De ah que Pablo tampoco hable de ellas.

    Pero a la generacin posterior, a la que pertenecieron los evangelistas, no le bastaba ya la fe en la resurreccin. Ellos queran suministrar pruebas slidas de la divinidad de Jess. En ese intento, convirtieron la verdad de la resurreccin en detalladas y milagrosas historias de resurreccin que se contradecan entre s. Adems, dataron en fecha cada vez ms temprana la divinidad de Jess que trataban de exponer.

    En Marcos, el ms antiguo, en el que falta an una historia milagrosa de anunciacin y de nacimiento, se abre el cielo en el bautismo de Jess y una voz declara la filiacin divina. En Marcos, Jess se convirti en hijo de Dios con motivo del bautismo. En Mateo, Dios interviene de modo milagroso ya antes del nacimiento de Jess. Un ngel se aparece a Jos, aunque slo en sueos. El ngel soado le trae el mensaje de un nacimiento divino. Por ltimo, en Lucas el ngel hace su aparicin de forma fsica, si cabe decir esto de un ngel. En el cuarto y ms tardo evangelio, el de Juan, al que no podemos contar entre los sinpticos porque ofrece una presentacin de los hechos propia, el proceso de la divinizacin milagrosa de Jess dentro del Nuevo Testamento alcanza su punto culminante: en l Jess es ya Dios antes de la concepcin.

    Desde las historias neotestamentarias de milagros, el cristianismo se ha desarrollado hasta hoy, cada vez ms, hacia una fe basada en milagros; se ha desplegado y volatilizado en curiosidades y absurdos cada vez ms singulares. Y stos se han convertido en la medida de la comprensin cristiana de la fe hasta el punto de que uno que hoy no quiera creer en otra cosa que en Jess y en su resurreccin es un hereje a los ojos de la Iglesia.

    Pero vayamos en concreto a las historias de Navidad del Nuevo 'Testamento. Los relatos de los evangelios de Mateo y de Lucas slo estos dos informan del nacimiento de Jess son legendarios en lo que se refiere a fecha, lugar y circunstancias del nacimiento de Jess. Los evangelios de Marcos y de Juan no dicen ni una palabra sobre el nacimiento de Jess, sino que comienzan su exposicin de la vida de Jess en un momento en que ste era ya adulto. (Es de observar que el evangelio de Lucas como los Hechos de los Apstoles ambos escritos son hijos del mismo autor no provienen de Lucas, el mdico y acompaante de Pablo mencionado en la carta a los Colosenses [4,14]. Tampoco el autor del evangelio de Mateo es el apstol Mateo. Los autores de ambos evangelios son desconocidos.)

    Es suficiente una rpida mirada a las imposibilidades y contradicciones que encontramos en los relatos de los evangelios sobre el nacimiento de Jess para reconocer su falta de credibilidad histrica. Comenzamos por la famosa historia de Navidad de Lucas, que se lee en alto por Navidad en muchas familias cristianas, sobre todo evanglicas:

    Por entonces sali un decreto del emperador Augusto, mandando hacer un censo del mundo entero. ste fue el primer censo que se hizo siendo Quirino gobernador de Siria. Todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad (Lc 2,1-3).

    Ya la afirmacin de tal censo hace que todo el relato aparezca como una fbula. Ningn emperador romano dio jams una orden tan insensata de migracin de gentes que hubiera hecho que los habitantes del imperio fueran de un lado para otro, a travs de las regiones, hasta sus ciudades de origen para retornar luego a su lugar de morada o de residencia. Tal mtodo de censo fiscal hubiera sido absurdo e irrealizable.

    Por supuesto que los censos y confecciones de listas de ciudadanos para el requerimiento fiscal y tambin para el reclutamiento militar eran habituales. Tales recuentos se llevaban a cabo en Roma cada cinco aos. Ese uso estaba vigente desde el ao 366 a.C. Cada ciudadano de la ciudad de Roma

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    deba presentarse en el Campo de Marte y manifestar ante los censores su situacin familiar y econmica. En las provincias no se hacan censos de forma regular sino cuando la necesidad lo requera. En tales censos, al Estado romano le eran por completo indiferentes los lugares originarios de las familias, en este caso judas. Segn el derecho romano haba que hacer las declaraciones fiscales en el lugar de residencia del obligado al impuesto; para los bienes rsticos, en el lugar donde se encontraba el terreno posedo.

    De hecho, tuvo lugar en Judea un censo de Quirino. Tras la muerte del rey Herodes en el ao 4 a.C., el hijo mayor de Herodes, Arquelao, se convirti en etnarca (prncipe del pueblo) de Judea, Samara e Idumea. l viva en discordias permanentes con sus sbditos. Despus de haberse llegado a un bao de sangre en el atrio del Templo, la poblacin se dirigi a Augusto con una delegacin para quejarse. El emperador mand que Arquelao se presentara ante l, lo depuso y exili a las Galias.

    Tras la deposicin de Arquelao, Judea fue anexionada en el ao 6 d.C. a la provincia romana de Siria. En ese mismo ao Quirino fue nombrado delegado (legatus) de Siria por el emperador, con el encargo especial de organizar la administracin de Judea. sta recibi al mismo tiempo un delegado regional (procurator, Lutero tradujo por Landpfleger, prefecto de una provincia romana). Estos prefectos no tenan su sede en Jerusaln, sino en Cesrea, junto al mar. Slo para las grandes fiestas, cuando los judos afluan en grandes masas a Jerusaln, iban tambin los procuradores para hacer frente a posibles tumultos. El procurador ms conocido fue Poncio Pilato (26-36 d.C).

    Josefo (37/38-100/110 d.C.), general del ejrcito judo y comandante en Galilea en 66/67 d.C., que capitul ante los romanos con la fortaleza Jotapata y que despus de la destruccin del Templo y de la terminacin de la guerra juda (66-70 d.C.), escribi una serie de obras histricas importantes que son para nosotros la principal fuente de informacin del tiempo en que discurre la historia neotestamentaria, informa sobre Quirino y sobre el censo realizado por ste:

    Quirino, un senador que ya haba ejercido todas las magistraturas y que luego de pasar por todos los grandes honores obtuvo el consulado adems de haber ejercido otras dignidades, lleg a Siria, enviado por el cesar, para administrar justicia en esta provincia y hacer el censo de los bienes. Lo acompaaba Coponio, de la orden ecuestre, para que quedara al frente de los judos con plenos poderes. Quirino pas a Judea, que haba sido anexionada a Siria, para llevar a cabo el censo de los bienes y liquidar los de Arquelao (Flavio Josefo, Antigedades de los judos, 18,1,1).

    En lo concerniente a este censo de poblacin o censo de bienes, Josefo, adems de referirse al procurador Coponio (6-9 d.C.), hace otra alusin al ao 6 d.C.:

    Quirino liquid los bienes de Arquelao y puso fin al censo en el ao treinta y siete despus de la victoria del cesar en Accio contra Antonio. Joazar, que se haba enemistado contra el pueblo, fue destituido, (ibid., 18,2,1).

    La batalla de Accio (en la que el futuro emperador Augusto venci a Antonio y a Cleopatra) tuvo lugar en el ao 31 a.C. En consecuencia, volvemos de nuevo al ao 6 d.C.

    El primer procurador fue, como queda dicho, E. Coponio (6-9 d.C.). Durante el mando de ste se produjo enseguida un grave enfrentamiento con la poblacin juda, justo a causa del censo ordenado por Quirino en el ao 6 d.C. La resistencia contra el censo de Quirino fue tan fuerte que un tal Judas, apodado el Galileo, provoc un levantamiento en Judea y Samara. Judas el Galileo fue acusado de que se haba rebelado, reprendiendo a sus naturales que sufran pagar tributo a los romanos, y que sufran por seor, excepto a Dios, a hombres mortales (F. Josefo, Las guerras de los judos, 2,7,1). Hechos de los Apstoles (5,37) informa de su muerte en estos tumultos. Aos despus, el procurador Alejandro (46-48 d.C.) mand crucificar tambin a sus dos hijos Jacob y Simn, por levantiscos (Josefo, Antigedades..., 20,5,2).

    En el mismo ao 6 d.C. tuvo lugar, tambin en conexin con este censo de poblacin, la fundacin del partido nacionalista extremista de los zelotes (celosos; con este trmino se designaba a la gente

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    que luchaba con celo por la Ley de Dios). Fundador e inspirador religioso fue de nuevo Judas el Galileo, junto con el fariseo Zadoc. Los zelotes consideraban la lucha contra la dominacin extranjera romana como mandamiento religioso. Es de sealar que la fundacin se llev a cabo en Galilea, aunque esta parte del pas no haba sido afectada por el censo. Pero Galilea se haba convertido ya antes en un centro de la resistencia contra el poder de ocupacin romano, y los galileos tenan fama de anarquistas. Es probable que el hecho de que Jess fuera galileo jugara un papel decisivo en su proceso y en su ejecucin.

    Retengamos que el censo mencionado por Lucas como fecha del nacimiento de Jess tuvo lugar, de hecho, en el ao 6 d.C. Nada se sabe de un censo en fechas anteriores. Esta datacin de Lucas en modo alguno concuerda con otro dato dado por l y segn el cual Juan el Bautista, primo de Jess y slo seis meses mayor que ste, fue engendrado en tiempos de Heredes (+4 a.C.) (Le 1,5).

    Junto con la cronologa discorde, Lucas aduce un motivo falso del viaje a Beln. Slo si Jos hubiera tenido posesiones en Beln habra venido al caso tal viaje para l. Sin posesiones y estando en Galilea, bajo el tetrarca Herodes Antipas, no se habra visto afectado por la orden de Quirino, procurador de Siria. En modo alguno poda ser el motivo para su viaje, como dice Lucas, el hecho de que l era de la casa y de la estirpe de David, porque, como ya hemos dicho, eso no interesaba a los romanos en este contexto.

    Pero Jos no tena posesiones en Beln. De lo contrario, hubiera tenido all esclavos o arrendatarios, hubiera sido un hombre acaudalado y hubiera podido hacer que el nio naciera en casa de arrendatarios o administradores y no en un pesebre. Pero que Jos y Mara eran gente pobre, una pareja sin propiedades, es algo que se desprende de la descripcin que Lucas hace de la purificacin de Mara. Escribe:

    Cuando lleg el tiempo de que se purificasen (Lucas refiere de forma errnea a ambos padres la necesidad de una purificacin ritual) conforme a la Ley de Moiss, llevaron a Jess a Jerusaln [...] para entregar la oblacin (conforme a lo que dice la Ley del Seor: Un par de trtolas o dos pichones (Lc 2,22 ss.).

    Un par de pichones no era la regla, sino una excepcin permisible slo a gente pobre: Al terminar los das de su purificacin [...] llevar al sacerdote [...] un cordero aal en holocausto y un pichn o una trtola en sacrificio expiatorio. El sacerdote los ofrecer al Seor, har la expiacin por ella y quedar purificada del flujo de su sangre [...] Si no tiene medios para comprarse un cordero, que tome dos trtolas o dos pichones: uno para el holocausto y el otro para el sacrificio expiatorio. El sacerdote har la expiacin por ella, y quedar pura (Lv 12,6-8).

    Si el ofrecimiento de trtolas por Mara no es de nuevo pura fantasa del escritor del evangelio, se hace patente ah la pobreza de la pareja. En todo caso, no se puede presentar, por un lado, a Jos como poseedor de propiedades en Beln para tener as un motivo para su viaje, y, por otro lado, hacer que Mara ofrezca un sacrificio de pobres.

    Pero si no tuvo lugar censo alguno en el tiempo del nacimiento de Jess, si suponemos que ste acaeci en tiempos de Herodes, entonces tampoco hubo razn alguna para que Jos expusiera a su mujer encinta, en la inminencia del parto, a las molestias y peligros de un viaje as. Por consiguiente, se puede decir que Mara y Jos no hicieron ese viaje a Beln ni en la fecha ni por el motivo apuntados. Se sigue de ah que Jess, si Mara y Jos vivan en Nazaret, no naci en Beln, sino en Nazaret. Pero para Lucas (como para Mateo) Beln como lugar de nacimiento es importante por ser la ciudad de David. Con su construccin del censo, Lucas quiere hacer plausible el nacimiento de Jess en Beln, pero, dado que l manipula de forma arbitraria los hechos, stos se vuelven contra l. Por eso no hubo una supuesta bsqueda de albergue, ni un nio en un pesebre, ni pastores junto al pesebre; tampoco buey y asno.

    Aun en el caso de que quisiramos suponer por un instante que hubo tal censo en la fecha

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    indicada por Lucas, es decir, en tiempos de Herodes, sera absurda la idea de que una embarazada de nueve meses, en vsperas del parto, hiciera tal caminata a Beln. Habra que calificar abiertamente de incomprensible el comportamiento de Jos, que hubiera puesto as en peligro de muerte a su esposa y al nio no nacido; sobre todo, si se piensa que la presencia de Mara en un censo fiscal en modo alguno era necesaria, pues la obligacin de inscripcin afectaba slo a los cabeza de familia. Adems, tales censos no tenan lugar en un da determinado, sino que el plazo vlido era de semanas e incluso meses. En cualquier caso, el asunto no era de tal urgencia.

    Si seguimos el relato del evangelio, es del todo incomprensible que Jos no dispusiera mejor las circunstancias del nacimiento; que, por ejemplo, no dispusiera que Mara, cuando le lleg el tiempo del parto, residiera en casa de su parienta Isabel, que segn el Nuevo Testamento viva slo a unos pocos kilmetros de distancia, y pariera all a su hijo. Aunque cabe la posibilidad de que tambin esta parienta sea slo un personaje de leyenda.

    Adems, el camino de Mara y de Jos (en un principio se menciona slo al marido: Tambin Jos [...] subi desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Beln, en Judea [Lc 2,4]) para el pretendido censo era un camino fatigoso y peligroso de unos 130 kilmetros. En lo que respecta a las fatigas, bastar con pensar en la ltima parte del camino, desde Jeric hasta Jerusaln (pues es de suponer que el camino ms fcil era el que discurra a travs del valle del Jordn y no el camino que se cea a las laderas ascendentes y descendentes de los montes y, adems, atravesaba la planicie hostil de Samara. Tambin de Jess se dice que subi a Jerusaln pasando por Jeric: Mc 10,46). Jeric est a 250 metros por debajo del nivel del mar; Jerusaln a unos 750 metros sobre el nivel del mar. En tiempo de lluvias, en invierno, resultaba impracticable el camino por el reblandecimiento del terreno. Por eso es tambin absurdo imaginar que la historia de la Navidad tuvo lugar en diciembre (en pleno fro invierno, como dice un villancico alemn).

    Y el camino era adems peligroso porque el robo y el atraco estaban muy extendidos entonces. Personas solas y grupos reducidos corran peligro constante de sufrir un atentado. La historia del hombre que quera bajar de Jerusaln a Jeric y fue vctima de los ladrones, como Jess la cuenta (Lc 10,30), est tomada de la vida cotidiana. Es de presumir que difcilmente algn otro habitante de Nazaret hubiera ido con Mara y Jos a Beln para el censo, pues no cabe imaginar que un nmero mayor de terratenientes belenitas habitara precisamente en Nazaret. Slo para las grandes fiestas podan organizarse grupos de viaje mayores, caravanas, para la proteccin contra salteadores.

    Pero en ningn lugar se dice est ms bien excluido que la fijacin de la cuota impositiva tuviera lugar precisamente en una de las tres fiestas mayores (Pascua, Pentecosts y Fiesta de los Tabernculos), en las que los peregrinos judos suban a Jerusaln. En el caso de que ellos hubieran tenido que censarse en otro lugar fuera de Jerusaln, una de dos: o la obligacin religiosa de peregrinar les hubiera impedido acudir al censo o, por el contrario, su obligacin poltica de inscribirse en el censo les hubiera impedido cumplir su obligacin religiosa de peregrinar. Pero esa obligacin religiosa de peregrinar afectaba a todos (con algunas excepciones):

    En las tres fiestas todos estn obligados a comparecer (delante de Dios, es decir, en el templo), a no ser el sordo, el idiota, el menor, el hombre de rganos tapados (sexo dudoso), el andrgino, las mujeres (!), los esclavos, los tullidos, el ciego, el enfermo, el anciano y todo el que no puede subir a pie (a la montaa del templo). (J. Jeremas, Jerusaln en tiempos de Jess, 1977)

    En una palabra, el censo no puede llevarse a cabo precisamente en las tres grandes fiestas.

    Salvo en los das en que los peregrinos acudan en masa a las fiestas, los establecimientos para pernoctar en Jerusaln estaban prcticamente vacos. Jerusaln era una ciudad turstica de dimensiones nicas. Se consideraba como el octavo de los diez milagros que acaecen en el santuario el que hubiera plazas suficientes y jams uno deca a otro: La aglomeracin es demasiado grande; no

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    encuentro alojamiento para pernoctar en Jerusaln. Pero esto no es del todo cierto. Leemos: Nadie fue jams aplastado en el atrio del templo, excepto en una Pascua en tiempo de Hillel, en la cual lo fue un anciano. Por eso se la llam Pascua de los aplastados.(J. Jeremas, Jerusaln en tiempos de Jess, 1977)

    Por eso, fuera de los das de fiesta, cuando en Jerusaln todo estaba vaco, era innecesario el camino a un Beln abarrotado segn Lucas, pues Beln estaba cerca de Jerusaln (a unos 8 km). Ni siquiera era necesario ir a Jerusaln. Todas las localidades circundantes, tambin las que se encontraban entre Jerusaln y Beln, estaban preparadas para recibir a forneos.

    El autor del evangelio de Lucas llega al colmo de las divergencias histricas, por no decir sinsentidos, al traer, junto a la datacin en la fecha del censo de Quirino (6 d.C.), una segunda datacin. Porque en Lc 1,5 hace que todos los acontecimientos se desarrollen en el reinado de Herodes. Pero ste haba muerto ya en el ao 4 a.C. Hacer que un evento suceda en dos dcadas distintas significa un spagat (en ballet, mxima separacin lateral de piernas) histrico. O es falso que l sita el nacimiento de Jess en el tiempo del registro fiscal de Quirino en el ao 6 d.C. o es falso que lo pone en el tiempo de Herodes (+4 a.C.), ya que slo una de las dos fechas puede ser correcta salvo que ambas sean errneas. Y uno tendra que darse por satisfecho suponiendo que Lucas narra fbulas en todos los hechos histricamente comprobables, pero en todos los hechos no comprobables relata hechos reales para poder seguir viendo como eventos histricos sus mensajes anglicos, etc. Con su manipulacin arbitraria de la historia, Lucas se ha mostrado como un informador no histrico, como narrador de fbulas.

    Otro ejemplo de que los datos cronolgicos de Lucas no son fiables es el siguiente. Junto a la datacin del nacimiento, Lucas ofrece tambin el ao del comienzo de la actividad pblica de Jess. Hace que ese comienzo coincida con la entrada del Bautista en escena. Los datos se caracterizan tambin aqu por su confusin. Al principio del captulo 3 leemos:

    En el ao quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea; Herodes, virrey de Galilea; su hermano Filipo, virrey de Iturea y Tracontida, y Lisanio, virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdote Anas y Caifas, le lleg un mensaje de Dios a Juan, hijo de Zacaras.

    En concreto: Tiberio (42 a.C.-37 d.C.) se convirti en emperador el 19 de agosto del ao 14 d.C., por lo que el ao quince de su reinado cay entre agosto del ao 28 y agosto del ao 29 d.C. Poncio Pilato fue gobernador de Judea desde el ao 26 hasta el ao 36 d.C. Herodes Antipas fue desde el ao 4 a.C. hasta el ao 39 d.C. tetrarca (gobernante de una parte de un pas, originariamente prncipe de una cuarta parte) de Galilea, y su hermano Filipo desde el ao 4 a.C. hasta el ao 34 d.C. tetrarca de Iturea y Tracontida. De Lisanio sabemos casi slo que muri entre los aos 28 y 37 d.C. Es posible el ao 28/29.

    Pero es imposible la aadidura de Lucas: bajo el sumo sacerdote Anas y Caifas. En primer lugar, Lucas, de forma sorprendente, hace de ambos un singular (el sumo sacerdote). En segundo lugar, bajo la indicacin cronolgica entiende todo el mundo el tiempo del cargo y no, por ejemplo, la duracin de la vida de ambos. Pero el tiempo del cargo de Anas termin en el ao 15 d.C. Fue desposedo del cargo en ese momento por el que era entonces procurador romano, Valerio Grato (15-26 d.C.), el antecesor de Poncio Pilato (Josefo, Antigedades..., 18,2,2). Caifs comenz a ejercer el cargo en el ao 18 d.C. Entre el uno y el otro hubo otros cuatro sumos sacerdotes cuya duracin respectiva en el cargo fue como de un ao.

    Es obvio que Lucas no tena la menor idea de las fechas histricas reales. Por eso afirm prcticamente que Jess actu, por un lado, desde el ao 15 hasta el 18 (como mnimo del lapso de tiempo en el que fueron sumos sacerdotes tanto Anas como Caifs), y, por otro lado, en el ao 29. Hace, pues, un spagat histrico igual que con la datacin cronolgica del nacimiento de Jess, al que sita, por un lado, en el tiempo de Herodes (+4 a.C.) y, por otro lado, en el tiempo del censo de

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    Quirino (6 d.C.). En la actualidad se esquiva la problemtica de la datacin falsa bajo el sumo sacerdote Anas y Caifs diciendo que uno de ambos sumos sacerdotes (Anas) no detentaba ya el cargo, pero que lo haba sido en su vida, y que segua teniendo influencia cuando Jess comenz su vida pblica en el ao 29.

    Pero si cabe tal vez la posibilidad de que l no hubiera pensado con la precisin con la que, por otro lado, afirma que Jess actu durante el tiempo del cargo de Anas y Caifs, sin embargo telogos posteriores lo entendieron al pie de la letra. Pone esto de manifiesto, por ejemplo, una mirada a la famosa Historia Eclesistica de Eusebio de Cesrea, Palestina (+339 d.C.), obispo de esa misma ciudad. Eusebio entiende a Lucas tal como Lucas lo dice: que la actividad de Jess tuvo lugar en los aos que van de Ans a Caifs. Pero al mismo tiempo, se aferra tambin al ao 29. As, Eusebio ofrece la siguiente exposicin carente de sentido:

    Fue, por tanto, [...] estando Tiberio Csar en el ao decimoquinto de su imperio [...] Dice adems la Sagrada Escritura (comentario: la inexactitud de Lucas ha pasado a ser entre tanto sagrada) que todo el tiempo de su enseanza transcurri durante el sumo sacerdocio de Anas y Caifs, mostrando que, efectivamente, todo el tiempo de su enseanza se cumpli en los aos que stos ejercieron sus cargos. Por lo tanto, empez durante el sumo sacerdocio de Anas y continu hasta el comienzo de Caifs, lo que no llega a dar un intervalo de cuatro aos completos [...] Puesto que desde Anas hasta el nombramiento de Caifs fueron cuatro los sumos

    sacerdotes que, en cuatro aos, ejercieron el cargo un ao cada uno.

    En la historia de la Iglesia se han seguido durante largo tiempo tales artimaas de datacin. Los telogos apenas tuvieron jams problema alguno de garganta para tragarse todo lo que est en los evangelios. As, tambin Toms de Aquino, el telogo ms importante de la Edad Media (+1274), recogi el sinsentido en su Catena urea, una interpretacin de los evangelios. Toms, como Eusebio, sita la predicacin de Jess tanto en el ao decimoquinto del imperio de Tiberio (ao 29 d.C.) como en los cuatro aos que van del 15 al 18, de Anas a Caifs (Comentario de Lucas a 3,1-2).

    En realidad, no tenemos ni una sola noticia biogrfica segura sobre el ao del nacimiento de Jess. Hubo en su tiempo historiadores que podran haber ofrecido alguna informacin, as Josefo. Pero ste no menciona a Jess. Y los que escriben sobre l, los cuatro evangelistas, no estn interesados de verdad en una biografa de Jess. As, Jess, en lo que atae a la fecha concreta de su nacimiento, entr en la historia casi como un fantasma. Y, puesto que tampoco conocemos el ao de su muerte, sale de la historia envuelto en la misma confusin. Nada concreto tenemos en las manos; slo las huellas que l dej en el paisaje religioso de Palestina.

    Para terminar, otra observacin sobre la escena de la anunciacin descrita en Lucas (1,26 ss.). El ngel Gabriel, que no revela su nombre aqu, actuando de forma distinta que en la escena con el padre de Juan el Bautista, Zacaras, de la que Lucas informa antes (Lc 1,19), pero al que Mara identific enseguida como Gabriel, fue a Nazaret y profetiz la concepcin de un hijo. Mara formul una objecin: Cmo suceder eso puesto que no mantengo relaciones carnales con un varn? (Lc 1,34). Lutero ofrece una traduccin vaga: Porque no s de varn alguno. Mara debera haber sabido algo al menos de su propio hombre, Jos. Pero tambin la pudorosa traduccin puesto que no conozco varn, recogida tanto en la Biblia catlica como en la evanglica, es inexacta, ya que el trmino conocer significa hoy slo un proceso intelectual en el sentido de un percibir inteligente; en modo alguno designa un evento sexual, en contra de lo que significaba el verbo griego utilizado en este pasaje por el Nuevo Testamento. Pero dejando a un lado la cuestin de si la traduccin es clara o vaga, la formulacin de la objecin, observada de cerca, muestra que la objecin est puesta en boca de una figura artificial y es una invencin literaria.

    En realidad, con puesto que no mantengo relaciones carnales con un varn, Mara traduce de forma correcta la vertiente objetiva de su situacin. Pero en el plano subjetivo o psicolgico, esa forma de hablar es del todo inexacta. En el plano objetivo o jurdico estaba prohibido a Mara mantener

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    relaciones sexuales con un hombre ajeno. Eso hubiera significado adulterio y un crimen merecedor de la muerte. Y para su propio hombre, aunque ste era jurdicamente ya su marido, ella segua siendo una especie de novia. Jos no la haba llevado an a su casa. La cpula sexual entre prometidos, si bien no estaba prohibida, tampoco era corriente. La rplica de Mara reproduce, pues, de forma correcta el lado objetivo de la situacin.

    Pero, desde el punto de vista psicolgico, Mara no pudo haber dicho as la frase, pues sta expresa que ella no mantiene relaciones sexuales ni con su varn ni con ningn otro; que, viceversa, ve el requisito para la realizacin del mensaje del ngel en que ella tendra que copular con su propio hombre o con otro hombre. Mara no dice lo que slo podra decir: puesto que no tengo relaciones sexuales con mi hombre, sino que dice: con un hombre, y esto significa con un hombre cualquiera. Y esta discrecionalidad de relaciones sexuales que ella expresa con esta frase, la indiferencia en el sentido de la similar validez de cpula matrimonial o adltera, delata que toda la objecin de Mara frente al ngel es una ficcin literaria. Y lo es en realidad, como veremos (cf. el captulo sobre la Madre Virgen).

    Apndice

    La casa de la Santsima Virgen en Nazaret fue transportada por ngeles, en la noche del 9 al 10 de mayo de 1291, a Europa; primero a Kaunitza, en Dalmacia, entre Tersato y Fiume. A la maana siguiente, los habitantes vieron, llenos de asombro, que la casa, de estilo arquitectnico raro, estaba en un lugar en el que hasta entonces jams haba habido casa alguna. Estaba all sin cimientos. Y en la casa se encontraba una cruz sobre un altar y una estatua de la Santsima Virgen. El obispo del lugar, al que la enfermedad tena postrado en cama, recibi en una visin informaciones sobre la casa extraa; recobr la salud de inmediato y cont a todos lo que le haba sido revelado. El gobernador de Fiume, Nicolaus Frangipani, envi una delegacin a Nazaret. sta supo por los nazarenos que la santa casa haba desaparecido de Nazaret. Y los cimientos que quedaban an coincidan con la casa extraa de Raunitza.

    Todo esto est avalado por juramento y se puede leer en el archivo de Fiume. Los documentos estn publicados en su totalidad. Pero a los tres aos y siete meses, en la noche del 10 de diciembre de 1294, la casa desapareci de Raunitza y apareci de repente al otro lado del Adritico, cerca de la ciudad de Recanati, en Italia. Unos pastores la vieron volar sobre el mar. Pero como, junto a muchos peregrinos, tambin muchos criminales se sentan atrados, la casa emigr de nuevo, primero unos dos kilmetros y, por ltimo, otros 150 metros, a Loreto, y se pos en medio de una calle pblica. Y all sigue todava hoy:

    La santa casa de Loreto ha superado a lo largo de los siglos todas las pruebas tanto de la demostracin histrica como de la investigacin cientfica, y es humanamente cierto que se trata de la casa en la que Mara la Reina del Cielo vivi en Nazaret.

    El papa Julio II (1503-1513) orden que el afamado Bramante diseara un revestimiento de mrmol para la casa. Los papas Len X (1513-1521), Clemente VII (1523-1534) y Paulo III (1534-1549) mandaron ejecutar el diseo. Papas posteriores Po V (1566-1572) y Sixto V (1585-1590) construyeron una suntuosa baslica sobre la casa. Por desgracia, la imagen milagrosa fue robada por los franceses en 1797, pero Napolen mand devolverla en 1801. En recuerdo del devoto acontecimiento del traslado de la santa casa de Mara la Madre de Dios donde el Verbo se hizo carne, Inocencio XII, tras un examen concienzudo por comisiones competentes, cre en 1699 una fiesta con misa propia. En un principio, fue slo una fiesta regional, pero en 1719 se extendi a la Toscana. El papa Benedicto XIII (1724-1730) la extendi a los Estados Pontificios, a Venecia y a

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    todas las posesiones espaolas. Los visitantes del lugar de gracia ganaban y ganan muchas indulgencias.

    En noviembre de 1887 una famosa santa visit la Casa de Loreto. Fue santa Teresa de Lisieux, conocida tambin como Teresa del Nio Jess o como santa Teresita, para distinguirla de la gran Teresa de vila. Entr con 15 aos en la orden del Carmelo y falleci a los 24 aos de edad, en 1897, tras una dura vida religiosa. Santa Teresita informa de su viaje a Loreto en su diario:

    Despus de despedirnos de Venecia veneramos en Padua la lengua de san Antonio; luego en Bolonia el cuerpo de santa Catalina, cuyo rostro conserva las huellas del beso que le dio el Nio Jess. Me senta alegre en el camino a Loreto. Qu buena eleccin hizo la bienaventurada Virgen al escoger este lugar para su casita bendita! [...] Qu decir de la Santa Casa? Una profunda emocin me embarg cuando me encontr bajo el mismo techo que en otro tiempo la Sagrada Familia, cuando contempl los muros en los que se haba posado la mirada del Seor, cuando pis el suelo que san Jos haba regado con su sudor, el lugar donde Mara llev en brazos al Nio Jess. Vi el pequeo aposento, el sitio de la anunciacin. Puse mi rosario en el platito del Nio Jess.

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    Las historias de la infancia de Jess en Mateo y Lucas son presentaciones nacidas en las postrimeras del siglo I. En el fondo, la denominacin habitual historias de la infancia es inapropiada, pues no se nos dice qu tipo de nio fue Jess. Fue un nio activo o tranquilo? En estas historias se trata principalmente de su nacimiento.

    El que estas historias de nacimiento fueran redactadas slo en una fecha tarda es algo natural para Karl Hermann Schelkle, afamado estudioso catlico del Nuevo Testamento:

    De los cuatro evangelios, al menos tal como se nos presentan hoy en lengua griega, el evangelio de Marcos es el ms antiguo, escrito sin duda antes del ao 70 d.C, fecha de la hecatombe de Jerusaln. El evangelio de Marcos no contiene historia alguna de infancia. La constatacin resulta llamativa. Pero sera precipitado concluir de ah que las historias de la infancia son una excrecencia posterior, ms bien legendaria. Haba que proclamar primero la resurreccin de Cristo y, con ello, explicar y superar la cruz espantosa, que estaba ante los ojos de todos [...] Slo despus se centr el inters en los acontecimientos ocultos de la primera infancia de Jess. As se explica que slo los evangelios tardos de Mateo y de Lucas tengan historias de la infancia.

    Schelkle quiere decir: las historias de la infancia nacieron slo tan tarde no porque sean leyendas, sino porque antes hubo que ocuparse de otra cosa. Primero haba que anunciar la resurreccin. Pero luego y mediante ese anuncio estuvo explicada y superada a finales del siglo I -el evangelio de Mateo y el de Lucas fueron escritos segn Schelkle hacia el ao 80 d.C.- la muerte de Jess. Y slo en ese instante pudieron ambos evangelistas atender a nuevos campos de inters.

    Pero incluso si los cristianos hubieran explicado y superado con mayor celeridad la muerte de Jess, las historias de la infancia -a las que ellos, en consecuencia, podran haberse dedicado ya antes- seran leyendas a pesar de todo. Por otro lado, hay gentes que, todava hoy, no pueden explicar la muerte de Jess en la cruz, y, sobre todo, no pueden superarla, y que toman nota, no sin superarse, de las explicaciones teolgicas sobre la muerte en cruz as como de la superacin de la muerte en cruz por los telogos. Pero, de ello hablaremos ms tarde. Sin embargo, esto no afecta para nada a las historias de la infancia, que siguen siendo leyendas.

    Tambin Mateo hace que Jess de Nazaret (lugar probable de su nacimiento) nazca en Beln, la ciudad de David, pero cuenta una historia que en nada se parece a la de Lucas. En primer lugar, Mateo sita los acontecimientos exclusivamente en el tiempo de Herodes. Con ello, para l la fecha ms tarda posible del nacimiento de Jess es el ao 4 a.C., ya que Herodes muri en ese ao.

    Mateo nada sabe de un censo ordenado por Augusto, censo que en Lucas era indispensable para hacer que Mara y Jos fueran a Beln, la ciudad de David. Para Mateo, Mara y Jos viven no en Nazaret, sino en Beln desde un principio. Por eso el problema de Mateo es del todo distinto al de Lucas. Mientras que Lucas, para que Jess de Nazaret nazca en Beln, hace que Mara y Jos viajen a Beln, Mateo tena que resolver un problema diametralmente opuesto. Para l, Jess de Nazaret deba trasladarse, como fuera, de Beln a Nazaret, lo que Mateo ve de inmediato como cumplimiento de un vaticinio veterotestamentario: As se cumpli lo que dijeron los profetas, que se llamara Nazareno (Mt 2,23).

    Pero este vaticinio tiene una imperfeccin: su inexistencia. Como resulta que no es posible referir a una persona concreta como vaticinio las palabras escritursticas existentes, tampoco se

    Captulo 2. La fbula de la infancia contada por Mateo

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    puede referir a Jess un dicho de la Escritura inexistente. Ese vaticinio se basa, pues, en un total malentendido de Mateo acerca del pasaje de Isaas 11,1, donde al Mesas se le califica de Nezer (rama), de rama que sale del tronco de Jes (padre de David). Y Mateo en la palabra Nezer ley Nazaret. Pero todo esto de nada sirve: Mara y Jos tenan que trasladar por eso su residencia a Nazaret.

    Como motivo para ese traslado a Nazaret, Mateo no escogi el caos del censo ordenado por Augusto ni nada parecido, sino que eligi el tema de la huida, aunque con una estacin intermedia. Jos huy del rey Herodes primero a Egipto; luego, por temor a su sucesor, a Nazaret. Claro que podra haber huido de inmediato a Nazaret, pero, a fin de que se cumpliera otro vaticinio, tuvo que huir antes a Egipto, pues el profeta Oseas haba dicho: Desde Egipto llam a mi hijo (Os 11,1). Por consiguiente, tambin Jess deba ser llamado de Egipto en algn momento. Pero, como es natural, para que eso pudiera suceder, antes tena que ir a aquel pas. Por esa razn se produjo la huida a Egipto para escapar del infanticida Herodes. Sealemos de pasada que en ese hijo llamado de Egipto no se trata de un solo hijo, sino que con ese trmino se apunta al pueblo de Israel en su conjunto.

    Pero antes de ambas huidas (a Egipto y a Nazaret) tuvieron lugar las asechanzas de Herodes; y stas, a su vez, estuvieron en conexin con una visita eximia proveniente de Oriente. La situacin concreta fue la siguiente: Mateo, despus de mencionar slo de forma breve el nacimiento de Jess, del que no conoce detalle alguno, comienza su narracin propiamente dicha con eventos astrolgicos: Jess naci en Beln de Judea en tiempos del rey Herodes. En esto, unos magos (astrlogos) de Oriente se presentaron en Jerusaln (Mt 2,1). Venan probablemente de Babilonia y buscaban al recin nacido rey de los judos, cuya estrella haban visto. Con ellos hicieron que Herodes entrara en escena.

    Porque, al parecer, en el nterin la estrella no haba funcionado bien. Despus de que los magos vieran la estrella en Oriente, ella les haba acompaado con su brillo hasta Jerusaln; all la perdieron de vista, pero ella volvi a iluminarlos tras la visita a Herodes y fue delante de ellos hasta el lugar concreto de Beln donde se encontraba el nio buscado. Si ella les hubiera iluminado de continuo o si hubiera vuelto a lucir slo un poco antes o hubiera lucido dejando de lado a Jerusaln, entonces la fatal visita a Herodes habra sido superflua y el nuevo rey de los judos no hubiera corrido peligro de muerte a causa de la momentnea desaparicin de la estrella. En todo caso, para los nios de Beln asesinados por orden de Herodes, segn Mateo, la estrella celeste se convirti de ese modo en estrella letal.

    Era del todo superfluo que la estrella brillara en el camino de Jerusaln a Beln, pues Herodes haba hecho saber a los magos que la ciudad donde se haba producido el nacimiento en cuestin era Beln. Dirase que la estrella era necesaria slo para dar con el nmero exacto de la casa. Y al respecto opina ya Hermann Samuel Reimarus (+1768), el padre de los escpticos modernos: Un cometa con cola est demasiado alto como para apuntar a una determinada casita.

    La cronologa hace que en la descripcin de Lucas no pudiera encajar esta historia de estrellas y magos. Puesto que, segn Mateo, Herodes mand matar a todos los nios de dos aos para abajo en Beln y sus alrededores, calculando la edad por lo que haba averiguado de los magos (Mt 2,16), debe haber transcurrido al menos un ao entre el nacimiento de Jess y la visita de los magos guiados por la estrella, y Jess deba de encontrarse en su segundo ao de vida. Pero, curiosamente, como se desprende de todas las representaciones eclesisticas del pesebre con los tres reyes magos, Jess se encontraba todava en el pesebre. Parece que no era un nio muy vivaz. En esa caracterizacin flemtica, Jess haba salido al padre, que, a pesar del mucho tiempo transcurrido, mantena a su joven familia en el establo.

    Segn Lucas todo sucedi de manera bien distinta: Mara y Jos han retornado a Galilea y Nazaret

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    ya al cabo de cuarenta das, despus de la purificacin de la madre exigida por la Ley (Lc 2,39). Pero en esos cuarenta das no pudieron tener lugar ni la visita de los magos al Jess de uno o dos aos de edad ni la subsiguiente huida a Egipto ni el asesinato de los nios inocentes. Y en este sentido las fbulas se aproximan al menos de forma indirecta a la verdad ya que una fbula contradice a la otra.

    En la Antigedad se habla con frecuencia de una estrella que anuncia acontecimientos importantes, en especial el nacimiento de grandes hombres. En un primer momento haba sido del todo cotidiana la idea de una conduccin por estrellas. Toda nacin relacionada con la navegacin martima estaba familiarizada con esa idea. Pero dado que tales signos de conduccin fueron entendidos como seales divinas, se consider ya en fechas tempranas que aludan a una dignidad divina que sobrepasa la medida ordinaria de los hombres.

    No expresamente de una estrella, sino en general de unos signos portentosos en conexin con el nacimiento de Augusto, informa Suetonio (n. ca. 70 d.C., no se sabe el ao de su fallecimiento). Suetonio, haciendo referencia a Julio Marato, liberto y secretario de Augusto, cuenta lo siguiente:

    Refiere Julio Marato que, pocos meses antes de su (de Augusto) nacimiento, acaeci en Roma un prodigio del que fueron testigos todos sus habitantes y que significaba que la Naturaleza preparaba un rey para el pueblo romano. El Senado, asustado, prohibi criar a los nios que naciesen en el ao; pero aqullos cuya esposa estaba encinta, esperando cada cual que la prediccin les favoreciera, consiguieron impedir que llevasen el senadoconsulto a los archivos.

    Suetonio cuenta, adems, esto: Leo en los Theologumena de Asclepio que Ada (la madre de Augusto), que haba acudido a media noche a un culto solemne en honor de Apolo, se qued dormida en la litera que haban colocado para ella en el templo. Y que de repente una serpiente rept hasta ella y desapareci poco despus; y que ella se levant y se purific como despus de hacer copulado con su marido; y que en seguida se manifest en su cuerpo una mancha semejante a una serpiente pintada, a la que no se pudo eliminar, de forma que Ada tuvo que renunciar desde entonces y para siempre a los baos pblicos. Y que diez meses despus naci Augusto, que por ello fue tenido por hijo de Apolo [...] El padre, Octavio, tuvo una visin en sueos: del seno de Ada sala un resplandor solar.

    Los mismos elementos narrativos que aparecen en conexin con el nacimiento de Jess se dan aqu en relacin con Augusto: una seal portentosa, una concepcin sin intervencin de hombre, una visin en sueos del marido, asechanza de los detentadores del poder.

    Tambin Schelkle remite a paralelos de signos astrales en la historia de la religin: Segn Virgilio (ti 9 a.C.), Eneida 2, 694 ss., Eneas fue guiado por una estrella en el viaje de Troya al Lacio. Segn el comentario de Servio (vivi en el 400 d.C.) a Eneida 10, 272, apareci un cometa cuando Augusto alcanz el poder. Se dijo entonces que una gran alegra caa en suerte a todo el pueblo. Es posible calificar de legendaria la descripcin de la estrella de los magos, que aparece, desaparece y vuelve a aparecer.

    Visto as, el relato evanglico acerca de tal aparicin milagrosa de una estrella en el nacimiento de Jess deja de ser un milagro.

    Orgenes, Padre de la Iglesia (+253), reclama incluso una estrella para el nacimiento de Jess: Se ha observado que, en los grandes acontecimientos, en los trastornos mayores de la tierra, nacen estrellas semejantes que anuncian cambios de dinasta, guerras o cuanto puede acaecer entre los hombres capaz de sacudir las cosas de la tierra. Sin embargo, en el libro del estoico Queremn (vivi en el siglo I d.C.) Sobre los cometas hemos ledo haberse dado, de algn modo, casos en que los cometas aparecieron tambin como buen augurio de lo futuro, y l cuenta algunos de esos casos. Ahora bien, si al advenir nuevas dinastas o en otras grandes calamidades aparece un llamado cometa u otra estrella semejante, qu tendr de sorprendente que aparezca una estrella al nacer Aquel que tamaa novedad vena a traer al gnero humano e introducir su doctrina no slo entre los judos, sino tambin entre los griegos y muchos pueblos brbaros?.

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    Por otro lado, debido al hecho de la aparicin de una sola estrella y no, por ejemplo, de una pluralidad de estrellas, queda excluida la posibilidad de que pudiera tratarse de la rara conjuncin triple Jpiter-Saturno en la constelacin de Pisis en mayo, octubre y diciembre, de la que han informado algunos astrnomos desde los tiempos de Kepler (+1630) para el ao 7 a.C. Una conjuncin no migra de Jerusaln a Beln para quedarse parada all encima de una casa. Slo es capaz de hacer eso una estrella de fbula; y en concreto una estrella de fbula que est muy baja, pues en el caso de una estrella que se encuentre en lo alto del cielo es imposible averiguar sobre qu casa se encuentra.

    Es notable en este contexto lo que el papa Len I (+461) dice, en el marco del antijudasmo cristiano desarrollado ya en fechas tempranas, sobre la estrella. Afirma que la estrella era invisible para los judos a causa de su ofuscacin (Sermo 35,1). Debi de haber sido una ofuscacin supradimensional pues la estrella, en opinin de la Iglesia antigua, era de un tamao supradimensional. Ignacio de Antioqua (+110), Padre de la Iglesia, escribe sobre ella:

    Brill en el cielo un astro ms resplandeciente que los otros astros. Su luz era inexplicable y su novedad produjo estraeza. Y todos los dems astros, juntamente con el sol y la luna, hicieron coro a esta nueva estrella; pero ella, con su luz, los sobrepujaba a todos.

    Y en el Protoevangelio apcrifo de Santiago (ca. 150 d.C.), los magos describen la estrella a Herodes en los trminos siguientes:

    Vimos cmo una estrella indescriptiblemente grande apareci entre estas estrellas y oscureca a las dems, de forma que ellas ya no brillaban (21).

    Para los escritores del Nuevo Testamento y muy en especial para Mateo, el Antiguo Testamento era un libro lleno de profecas referidas a Jess. l se esfuerza sobre manera para exponer que esas profecas se han cumplido, aunque a la hora de demostrar su cumplimiento tenga que hacer en ocasiones verdaderos malabarismos.

    Para Beln, que, como ciudad de David, fue puesta en relacin con el Mesas futuro, Mateo menciona de forma adicional otro vaticinio del profeta Miqueas. ste habla de Beln como lugar de nacimiento de un futuro Jefe de Israel (Miq 5,1). Los sumos sacerdotes (sealemos de pasada que se debe distinguir entre el sumo sacerdote y los sumos sacerdotes; los sumos sacerdotes son los miembros de un consistorio compuesto por sacerdotes y seglares nobles y subordinado al sumo sacerdote en ejercicio) y los escribas, basndose en esta profeca, supieron sealar a Herodes el lugar del nacimiento del rey recin nacido: Y t, Beln, tierra de Jud, no eres ni mucho menos la ltima de las ciudades de Jud; pues de ti saldr un jefe que ser pastor de mi pueblo, Israel (Mt 2,6). En Miqueas se dice justo lo contrario: T eres la ms pequea entre las parentelas de Jud.

    Si nos fijamos bien vemos, adems, que la relacin entre este jefe profetizado en Miqueas y Jess es incorrecta. Lo que se profetiza es un jefe guerrero sangriento. Sus hombres pastorearn Asira a espada, Nimrod con daga (Miq 5,5). La conocida Biblia Pattloch, catlica, no tiene inconveniente alguno en dar a este pasaje de muerte y destruccin del profeta Miqueas (siglo VIII a.C.) el ttulo siguiente: Nacimiento y actuacin del Mesas. Sobre esa actuacin del Mesas se dice en el texto del profeta Miqueas: ... Que penetra y pisotea y hace presa, impune (Miq 5,7). Y a causa de esa promesa del Mesas naci finalmente Jess en Beln (o tampoco).

    Siempre que Mateo crea haber encontrado en algn pasaje del Amiguo Testamento algo as como una profeca se esforzaba en hallar en la vida de Jess eventos que pudieran cuadrar como cumplimiento del vaticinio. En caso de necesidad, l inventa eventos. A tales inventados cumplimientos de viejos vaticinios denominamos sagas de realizacin, como en el poema de Christian Morgenstern, donde una comadreja (Wiesel) se sentaba sobre un pedernal (Kiesel) slo por razones de rima.

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    Insertemos aqu una realizacin especialmente curiosa de un vat ic in io del Antiguo Testamento segn el estilo de Mateo a pesar de que tal cumplimiento sucedi al final de la vida de Jess, en relacin con la entrada de Jess en Jerusaln. Mateo concibe esa entrada en Jerusaln como cumplimiento del dicho del profeta Zacaras: Algrate, ciudad de Sin; aclama, Jerusaln; mira a tu rey que est llegado: justo, victorioso, humilde, cabalgando un asno, el pollino de una borrica (Zac 9,9).

    El pollino de una borrica es una explicacin de asno. En realidad, se habla de un nico asno. Pero como Mateo piensa de forma errnea que Zacaras habla de dos asnos, traduce tambin de forma errnea: Decid a la ciudad de Sin: mira a tu rey que llega, humilde, montado en un asno y en el pollino de una borrica (Mt 21,4 s). Para que todo case, Mateo hace que Jess diga con anterioridad a los discpulos:

    Id a esa aldea de enfrente y encontraris en seguida una borrica atada, con un pollino; desatadlos y tradmelos. Y si alguien os dice algo, contestadle que el Seor los necesita [...] Fueron los discpulos e hicieron lo que les haba mandado Jess; trajeron la borrica y el pollino, les pusieron encima los mantos y Jess se mont (en ambos!) (Mt 21, 2ss.).

    Sin embargo, la Iglesia, en unin con el Estado, sabe sacar miel teolgica de esta traduccin errnea de Mateo. En la Patmos-Synopse (1968) catlica aprobada como texto escolar por el ministro de cultura del Land de Renania del Norte-Westfalia se puede leer:

    As testimonia a su modo Mateo la fe de que el evento concuerda con la voluntad de Dios [...] Por lo visto, es muy importante para Mateo que el vaticinio veterotestamentario se cumpla hasta en su ms mnimo detalle (p. 13).

    Se subsana, pues, teolgicamente un curioso malentendido de un pasaje del Antiguo Testamento tomndolo como testimonio de la fe de que el evento concuerda con la voluntad de Dios. Es, sin embargo, inadecuado hacer entrar en juego a la voluntad de Dios cuando se trata de un malentendido. No hay por qu buscar la voluntad de Dios tambin en el absurdo; basta con verla en lo cuerdo. Pero compaginar Dios y cordura, eso, lo hace cualquiera. El sinsentido es para los telogos el poso de caf del que leer la voluntad de Dios se convierte para ellos no rara vez en su cometido principal.

    Que Jess mismo tena ms sentido comn que el gremio de los telogos que todo lo retuercen lo pone de manifiesto un dicho suyo recogido en el Evangelio de Toms, apcrifo, copto, reencontrado en 1945 en Nag Hammadi, Alto Egipto, y que tiene caracteres de autenticidad. El dicho de Jess suena as: No es posible que un hombre monte dos caballos.

    La teologa de los dos asnos podra exceder a la capacidad de los alumnos jvenes, por ejemplo a los que tienen entre ocho y diez aos de edad. Pero los telogos tambin han pensado en eso, y en este paso prefieren pasar de la teologa a la zoologa en vez de seguir cabalgando de un lado para otro sobre ambos burros. Se ofrece ah una consideracin respetuosa con las relaciones familiares de los animales al presentar la entrada de Jess en Jerusaln con ambos asnos, madre y cra. Encontramos tal presentacin en el Kommentar [...] zum Glaubensbuch fr das 3. und 4. Schuljahr, (equivalente a un texto de religin para 3 y 4 de primaria) preparado por Joseph Solzbacher, que quiere ahorrar a los profesores de religin una exgesis complicada (explicacin del texto):

    Mont Jess en la burra? En el pollino? En ambos? [...] Jess cabalg en el pollino; slo en l. Pero haba que llevar tambin a la madre; sin la burra el pollino se hubiera puesto terco, no hubiera ido con ellos y no hubiera permitido que nadie montara en l (1966, p. 190).

    Cumplimiento de una profeca es tambin la espantosa historia de Herodes con el asesinato de los nios pequeos de Beln. Sin embargo, no es preciso que hagamos luto por esas muertes. La historia entera es, como la de los tres sabios de Oriente, una fbula y se escribi slo a causa de una profeca. Dice Mateo: Entonces se cumpli el orculo del profeta Jeremas: "Un grito se oy en Rama,

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    llanto y lamento grandes: es Raquel que llora por sus hijos y rehusa el consuelo, porque ya no existen" (Mt 2,17 s; Jer 31,15). En modo alguno se trata ah de que en Jeremas se hable de Rama, un lugar situado a 8 km al norte de la Ciudad Santa, ni en modo alguno de Beln, a 8 km al sur de Jerusaln. Tampoco se trata en Jeremas de un asesinato de nios, pues en Jeremas los hijos de Raquel estn prisioneros y el profeta promete: Volvern del pas enemigo (Jer 31,16).

    Encontramos la narracin del asesinato de nios tambin en otro tiempo y en otros lugares. Ella contiene un extendido motivo de fbula y de saga. En lo esencial, Mateo toma la fbula de Ex 1,15 s. l utiliza la forma que esta historia de Moiss ha tomado entre tanto en el crculo cultural judo y en la que la narra, por ejemplo, Josefo (+ ca. 100 d.C.):

    Uno de sus escribas sagrados, hombres que son muy astutos para predecir los acontecimientos, dijo al rey que por aquella poca nacera un n io israelita que, cuando fuera mayor, derribara el dominio de los egipcios y exaltara a los israelitas [...] El rey tuvo tanto miedo que [...] orden que mataran a todos los nios, arrojndolos al ro (Antigedades..., 2,9,2).

    Esta persecucin de los nios israelitas ordenada por el faran es la plantilla para la persecucin de los nios de Beln prescrita por Herodes.

    Mateo enriquece su cuento del asesinato de nios con algunas otras citas tomadas del Antiguo Testamento que se refieren a un estadio posterior en la vida de Moiss adulto. ste haba tenido que huir del faran por haber matado a un egipcio (Ex 2,12 ss), y permaneci lejos hasta que Dios le comunic que poda retornar sin temor a peligro alguno: Han muerto todos los que intentaban matarte (Ex 4,19). Han muerto los que intentaban matar al nio (Mt 2,20). Moiss tom a su mujer y a sus hijos [...] y volvi a Egipto (Ex 4,20). Cogi al nio y a su madre y se traslad a la tierra de Israel (Mt 2,21). Mateo utiliza, pues, los acontecimientos de Ex 1,15 s en la ornamentacin contempornea y las frases de Ex 4,19 s para construir un nuevo evento.

    Aunque ser imposible poner en apuros a los telogos con la demostracin de que ha habido una recepcin de historias. Hermann Schelkle, por ejemplo, escribe:

    La tradicin sobre la prodigiosa historia de la infancia de Moiss ha repercutido en la exposicin de la historia de la infancia de Jess. Pero este dictamen histrico-formal tiene un contenido teolgico: se trata de declarar as que Jess es el nuevo Moiss.

    Bajo tal lema de un contenido teolgico se puede copiar mucho de muchos y convertir a Jess en una copia de todos los casos posibles. Pero aqu la comparacin de Jess con Moiss es inadecuada por el hecho de que Jess, a diferencia de Moiss, no haba matado a nadie.

    De Herodes conocemos bastantes de sus infamias, pero entre ellas no se encuentra la del asesinato de nios de Beln. Se trata tan slo de una calumnia cristiana. Adems, tal asesinato de nios no habra sido necesario, pues todos los habitantes de Beln deban de saber a qu casa con qu nio pequeo (entraran en cuestin entre 20 y 30 nios) se haban dirigido la estrella y la caravana de los sabios.

    Pero si tomramos de hecho la narracin del asesinato de nios por histrica, entonces habra que preguntar por qu Dios salv a su propio Hijo enviando a Jse en sueos un ngel que le avisara, pero permiti que murieran sin aviso nios pequeos de otros padres y madres. Aunque tal vez sea sta una pregunta no cristiana. El papa Len I Magno (+461) ve, en todo caso, el lado positivo del hecho: Dios confiri a los niitos muertos la dignidad de mrtires (Sermo 51). Tambin debe quedar abierta la pregunta de por qu Mara y Jos, tras aquella advertencia transmitida en sueos, no pusieron sobre aviso a los padres de los otros nios pequeos. Tal vez pensaron de una forma tan positiva como ms tarde el papa Len Magno.

    Aunque con el asesinato de los nios de Beln se ha imputado una fbula a Herodes, sin embargo bien se le podra calificar, en cierto sentido, de infanticida, pues mand ejecutar a tres de sus propios

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    hijos bajo la inculpacin de conjura contra el padre: en el ao 7 a.C. a sus hijos Alejandro y Aristbulo, tenidos de Mariamne, su segunda esposa, a la que haba mandado asesinar por adltera; y cinco das antes de su propia muerte en el ao 4 a.C. a su hijo mayor Antipater, tenido de Doris, su primera esposa. Herodes estuvo casado con un total de diez mujeres. Su comportamiento parricida habra dado pie a Augusto a decir que prefera ser cerdo de Herodes antes que hijo de Herodes. En griego -los romanos cultos hablaban entonces en griego- el trmino para hijo y para cerdo tienen un sonido parecido: hys (cerdo) e hyios (hijo). Como judo, Herodes no coma carne de cerdo, pero asesinaba a sus hijos.

    En cuanto a los magos y a su visita en Beln, cabe decir que, no obstante la fascinacin que la aparicin oriental de tales sacerdotes de la magia y del vaticinio causaba en todos los lectores y oyentes, todo el escenario segua siendo demasiado pobre y plido como para que no existiera el incontenible deseo de saber an ms acerca de aquellos visitantes misteriosos. La Iglesia acudi a subsanar tal carencia, y calm ms y ms -hasta la satisfaccin plena- el hambre de saber piadoso ofreciendo al pblico crdulo una decoracin coreogrfica amplia, siempre creciente, una especie de teologa grfica, con ilustraciones. De ese modo naci una de las fbulas centrales del cristianismo; y no pocos ven en esta familiar imagen del tiempo de Navidad con sus fantasas de pesebre, reyes, buey y mula y en el centro la querida pareja con el encantador nio de cabello ondulado el centro del cristianismo.

    Si en un principio no se saba ni cuntos magos haban venido de Oriente, esta laguna de saber fue la primera que se subsan. De la terna de los obsequios mencionados en el evangelio de Mateo -oro, incienso y mirra- se concluy la terna de donantes. Fueron tres magos, dice ya Orgenes (+253; en Gen. hom. XIV,3). Para el papa Len I Magno la terna est asentada de forma definitiva en sus Sermones sobre la Epifana.

    A los magos se les convirti de forma paulatina en reyes. El proceso est completado de forma definitiva en Cesario (+542), obispo de Arles (la Roma glica), el prncipe de la Iglesia ms influyente del siglo VI. En el siglo VIII se supieron incluso sus nombres: Gaspar, Melchor y Baltasar; tambin sus edades respectivas: eran hombre joven, hombre y hombre anciano. Tambin desde el siglo VIII se sabe que ellos provenan de tres continentes: Europa, Asia y frica.

    Sus nombres servan para defenderse del aquelarre y de los demonios. La noche que precede a la fiesta de los Tres Reyes es Befana, la ltima de las doce noches que van desde la fiesta de Navidad a la de Reyes, en las que los malos espritus vagan por los aires. La bendicin de los tres reyes hace que el mal se mantenga alejado de la casa y de las propiedades. Los conjuros de los tres reyes eran tiles contra pestes, desgracias y ardores del fuego. Sus iniciales en las campanas de la iglesia eran un seguro contra el mal tiempo, y prometen todava hoy al viajero una estancia segura en fondas que lleven el nombre de Estrella o Corona. La estrella de Beln ha perdido as parte de su gran brillo sacro y se ha secularizado en aras del comercio.

    Uno de los tres reyes est todava vivo en el teatro de guiol. No es casual que esto ltimo suceda de forma especial en Colonia, porque el arzobispo de Colonia, Rainald von Dassel (+1167), adems canciller del Imperio, hizo traer por la fuerza, en 1164, de Miln a Colonia las reliquias de los tres. Se encontraba l con Federico I Barbarroja de campaa militar en Italia y compagin de ese modo lo impo de la guerra con lo santo del robo de reliquias. No se sabe qu buena o mala estrella haba conducido con anterioridad a los tres a Miln. Y permanece del todo en la oscuridad quin los encontr y quin haba tenido la idea fantstica de que se trataba de los despojos mortales de los Magos. Existe una tradicin segn la cual la emperatriz Elena, que tena de vez en cuando visiones sobre lugares y objetos sagrados, los habra despachado hacia Miln. Pero esto es otra fbula.

    Para quien lo crea, los tres viejos magos reposan silenciosos y muertos en un sarcfago de oro en la

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    catedral de Colonia, junto al Rin, y esperan a que transcurra el tiempo. Y algn que otro visitante nocturno de la catedral cree incluso haber detectado que en la noche anterior a la fiesta de Reyes haban sucedido cosas misteriosas alrededor del sarcfago. Algunos creen incluso haber visto por un instante una extraa luz sobre el sarcfago, como una especie de estrella. Otros, a su vez, afirman que eso habra sido tan solo un reflejo extraviado de las farolas callejeras de Colonia.

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    La Virgen y el ngel. He ah una imagen para literatos y pintores. Un literato, Lucas, la consign por escrito; y pintores la han pintado de manera siempre nueva. El mensajero de lo divino y la virginalmente an distante de la existencia humana concreta, en el umbral entre la condicin de nia y de mujer guarnecida an por un espacio de espera y esperanza y de los sueos propicios [...] La imagen se agran-da hasta convertirse en un hechizo de la fantasa humana y religiosa como el que fascin siempre a los hombres.

    Empujadas por una fantasa similar, las antiguas religiones as-trolgicas pusieron en el cielo a la virgen como constelacin atribu-yndole la funcin de causante celeste de la fertilidad; los egipcios elevaron a Isis hasta las estrellas; los griegos concibieron a Dike como la Astrea, la virgen de las estrellas, o tambin a Demter y Tique. En virtud de la misma fantasa fueron vrgenes tambin muchas otras diosas antiguas: por ejemplo, Artemisa, la diosa que no slo protege a mozos castos, sino que es tambin la patrona de la juventud, de las bodas y de los partos. Atenea fue una virgen, una diosa sin madre que, como la Nike virginal, sali de la cabeza de Zeus. Y Nmesis y la mencionada Dike son como vrgenes, las inaccesibles e indepen-dientes diosas del derecho.

    Podramos nombrar an muchas ms. En todas ellas, la idea de diosa y virgen a la vez era el eco y la expresin de un antiguo anhelo, nacido de sueos humanos, de un ser no terreno y supraterrenal. Y virgen es tambin la gran Virgen del cristianismo: Mara. Para mu-chos, por ms que la Iglesia lo niegue, ella es aunque nunca se confiese esto con palabras la gran diosa cristiana.

    Pero la Mara virginal no es una idea originalmente cristiana. En cierto modo ella entr en el edificio de la fe del cristianismo dando un rodeo por los gentiles y por los cristianos de la gentilidad. Las imgenes mencionadas arriba son todas ellas extrajudas. Tales con-cepciones fueron extraas al judasmo y tambin al cristianismo de cuo judo. Este ltimo no crea en un parto virginal.

    Las vrgenes han jugado de continuo en todos los mitos de reden-cin un papel especial como expresin y smbolo del comienzo nue-vo, puro, de un mundo nuevo y mejor. Antiqusima es la idea de vr-genes que paren nios salvadores divinos. El rey salvador aparece por doquier como hijo de una virgen. Y el cardenal Joseph Ratzinger escribe: De hecho el mito del nacimiento milagroso del nio salvador est muy extendido, y supone que el Nuevo Testamento indirecta-mente haba visto realizada en la virgen-madre la confusa esperanza de la humanidad. Con ello reconoce incluso el cardenal Ratzinger que el mito del parto virginal no es algo especficamente cristiano.

    Para la accin de cubrir con su sombra el Espritu Santo a Mara haba de hecho diversas imgenes anteriores y competidoras. Escribe la obra capital evanglica Religin in Geschichte und Gegenwart:

    Los ms diversos crculos de mitos y sagas hablan de hijos de dioses que nacieron de la unin del dios con una mujer terrena. Segn una tradicin del Egipto antiguo, Amn-Ra engendra con la esposa del rey al hijo de dioses que ejercer un magnfico reinado en todo el pas. Reyes babilonios, hroes griegos (Heracles, Asclepio y otros) y emperadores romanos son engendrados por dioses. En este orden de cosas, precisamente la religin griega acenta con una fuerza especial la virginidad de la madre preada por el dios [...] En este contexto histrico-

    Captulo 3. La madre virgen.

    Este texto est tirado do libro da teloga alem Uta Ranke Heinemann, No y amn, que se editou en Hamburgo co ttulo Nein und amen. Anleitung zun Glaubenszweifel, en Hamburgo, en 1992. A traducin espaola foi feita por Victor Abelardo Martnez de la Pera e foi editada por Trotta en 1998.

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    religioso hay que situar tambin la leyenda del nacimiento de Jess.

    Para la procreacin de un hijo de dios nacido de una mujer Karlheinz Deschner ofrece un bello ejemplo extrado del crculo de los mitos persas:

    Seora, dijo una voz; el gran Helios me ha enviado a ti para anun-ciar la procreacin que l realiza en ti [...] Sers madre de un [...] nio cuyo nombre es Principio y Fin.

    Sucedi, pues, tambin en el Nuevo Testamento ta como suce-da con ms frecuencia en los mitos antiguos: que el salvador era el hijo de una virgen. Si nos atenemos a Lucas, todo haba comenzado en Nazaret, una pequea ciudad de la Baja Galilea de la que hasta entonces nadie haba odo ni una palabra Y haba comenzado con una muchacha de unos doce aos; en realidad, una nia. El nombre judo y por tanto autntico, de la muchacha era Miriam, latinizado ms tarde en Mara. La muchacha estaba desposada con un hombre que se llamaba Jos y que era o debera haber sido de la estirpe de David.

    La edad normal de desposorio para una muchacha juda era la de doce a doce aos y medio. Si una muchacha haba sobrepasado esa edad y no haba encontrado an un hombre, algunas madres eran presa del miedo de no encontrar mando para su hija y a ms de un padre le salan canas. El desposorio era la primera parte de casamiento, a la que algo ms de un ao despus segua el llevrsela a casa. El desposorio era considerado, si no en la prctica si jurdicamente, como matrimonio. La desposada era ya la esposa del hombre. Si mora el varn antes de habrsela llevado a casa, ella era ya su viuda. Y la infidelidad era considerada tambin en el caso de la desposada como adulterio. Si el varn exiga ante los tribunales el castigo de ella y si sta era encontrada culpable le esperaba un duro castigo: una muchacha cuya edad oscilaba entre los doce anos y un da y doce aos y seis meses era lapidada con su amante. Una muchacha de ms edad era estrangulada; la menor de doce aos era consideradla menor de edad y se vea libre de castigo. Por fortuna, los escribas haban provisto con tal cmulo de condiciones la fijacin del castigo para el adulterio de desposados (Dt 22,23 s.) que el castigo apenas era posible; al menos dos testigos deban probar que ellos haban advertido a la pareja adltera aludiendo a las consecuencias y que, no obstante, la pareja en cuestin segua en su pecado.

    Con todo se producan ejecuciones. As, una hija de sacerdote desposada -las hijas de sacerdote estaban sujetas a penas ms duras segn Lv 21 9- fue quemada por adulterio. Rabb Eleazar ben Zadoc I (nacido poco despus del 35 d.C.) presenci, siendo jovencito la ejecucin de ese castigo. Aquella ejecucin tuvo lugar durante el reinado del rey Herodes Agripa (41-44 d.C.).

    Por cierto, Herodes Agripa I era nieto de Herodes el Grande ,(+4 a.C.) y de Mariamne (asesinada por su marido en el 29 a.C.), hijo de Aristbulo (asesinado en el ao 7 a.C.) y hermano de Herodas, la que dio pie a la decapitacin de Juan el Bautista. (La escena con la bailarina Salom que pide la cabeza de Juan el Bautista provocando as la decapitacin del Bautista (Me 6,17-29) es consi-derada por Bultmann un relato del todo legendario [...] mientras que Josefo cuenta que Heredes, al ver las muchedumbres que acu-dan al Bautista, temi que Juan instigara al pueblo a sublevarse y se adelant a los acontecimientos mediante la ejecucin. En Hechos de los Apstoles (Hch 12,2) se menciona a Herodes Agripa I: Hizo pa-sar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.

    En cuanto a Jos, ste, como es obvio, no habra podido aportar la prueba testifical de la infidelidad de Mara que hubiera sido nece-saria para el juicio. Slo le quedaba la posibilidad de separarse de su prometida dndole el libelo de repudio. Porque result que esta muchacha llamada Mara, que estaba ya desposada, aunque an no haba sido llevada a casa del prometido, haba quedado embarazada. Pero no se trataba de una infidelidad, sino de una concepcin virginal.

    En el Nuevo Testamento se nos ofrecen dos versiones de esta preez virginal: una ms amplia, ms colorista, en el captulo 1 del evangelio de Lucas; y otra, distinta de la primera y ms bien desluci-da, en el captulo 1 de Mateo. Pero ste sita la narracin no en Nazaret, sino en Beln. Mateo, como ya hemos visto, hace que la pareja y el nio vayan a Nazaret slo unos aos ms tarde. Salvo Mateo y Lucas, el

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    resto del Nuevo Testamento no hace la menor mencin de la concepcin y nacimiento virginales. Al contrario, cabe decir que en Pablo, el autor cristiano ms antiguo, se encuentran resonancias de lo opuesto a un nacimiento virginal: Nacido de una mujer, dice l (Gal 4,4); no dice, por ejemplo: nacido de una virgen.

    Fijmonos en Mateo. Ah se dice escuetamente: Mara [...], antes de empezar a estar juntos, se encontr encinta por obra del Espritu Santo (Mt 1,18). Es claro que la situacin de la que se habla aqu es distinta a la del evangelio de Lucas, donde aparece un ngel y anuncia la concepcin. En el evangelio de Mateo tiene que tratarse de un instante varios meses posterior al momento de la con-cepcin; de otro modo no podra encontrarse encinta; es decir, resultar que estaba embarazada. Y slo pudo encontrarse el hecho de la preez misma. No se poda encontrar que esa preez se ha-ba producido por medio del Espritu Santo. Esto deba ser revela-do primero.

    Pero no se dice ni una palabra de que hubiera tenido lugar algn tipo de anuncio o de que Mara hubiera sido informada de cualquier otro modo acerca de una preez inminente o de que durante el em-barazo mismo se hubiera dado explicacin alguna acerca de la cua-lidad o significado de ste. Parece que no se pregunt a ella ni se le dijo nada. En consecuencia, ella tampoco poda saber nada. A tenor de todo esto, Mara aparece como una figura marginal y menor de edad. Ella no dice ni una sola palabra en toda la historia. Se encon-tr que ella estaba encinta. Es obvio que ella tampoco dijo nada a su marido Jos sobre su preez hasta que su estado fue manifiesto.

    Que se trataba de un embarazo por obra del Espritu Santo es revelado a Jos slo ms tarde, mediante un ngel que se le apareci en sueos. Tampoco entonces habla alguien con la muchacha, Ma-ra misma, tampoco entonces dice ella nada. Pero, como es natural, hay que hablar acerca de ella, en vista de la situacin. Y ella no tiene poder de decisin alguno. Por eso hay que decidir acerca de ella. Cuando un ngel se aparece a Jos, le informa como amo de ella que tiene que determinar lo que debe suceder. El destino de una mujer est del todo en manos de un hombre; pero as y todo, el ngel aparecido en sueos es capaz de hacer que Jos decida acerca de ella de manera distinta a como haba pensado en un primer momento. Y no despide a su desposada, sino que la conserva.

    Tambin la indicacin de llamar Jess al nio es dada a Jos en esta versin de Mateo; no as en la versin de Lucas, donde es la madre la que debe poner nombre al nio. Todo el conjunto es, pues, una escena cortada a la medida de Jos. l es el nico protagonista que acta en la narracin. Mediante la madre muda, la historia del nacimiento pasa a ser una historia de hombres y, con ello, sin ador-nos. Quizs sea sta la razn de por qu esta versin de Mateo no se presta demasiado para la fantasa piadosa.

    Los que tienen a Mateo por un escritor histrico deberan pre-guntarse quizs cmo es que Dios puso a esta muchacha, sin pregun-tarle ni informarle, en esta situacin de vergenza pblica con la apariencia de una adltera. Es sta una pregunta de la no se han ocupado los telogos que conciben esta narracin fabulesca como relato documental histrico. Por eso, tampoco han ofrecido respuesta alguna al respecto. Eso dice algo acerca de su teologa machista.

    En Lucas, la primera persona en ser informada, y por anticipa-do, no es Jos, sino Mara, como debe suceder en tales casos. La versin de Lucas difiere por completo de Mateo tambin en otros puntos. En Mateo se hablaba slo de un ngel visto en sueos; en Lucas aparece un ngel real. Y un ngel visto en sueos se diferencia de un ngel real como el soar que le ha tocado a uno la lotera primitiva se diferencia de que le haya tocado en realidad. En Lucas, Mara no es una figura carente de informacin, muda y al margen. Aqu, ella es un centro viviente de la descripcin.

    Mediante el despliegue imaginativo de la figura de la Virgen Mara y del mensaje del ngel, llevado a cabo en los siglos posteriores, esta narracin impresionante de Lucas ha marcado al cristianismo catlico tanto en su piedad popular como en su teologa de modo que, comparativamente, el resto del Nuevo Testamento salvo historia de la Pasin obtiene un eco mucho menor en las formas devocionales y en

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    la doctrina de la Iglesia catlica.

    Con esta acentuacin excesiva de lo mariano se ha puesto patas arriba con frecuencia el sentido y el contenido de la doctrina cristiana. Por ejemplo, el Kirchenlexikon, catlico, de Wetzer y Welte ensea la suma de un mundo teolgicamente trastornado:

    Todo el acento de la fe cristiana recae en el hecho de que Mara como virgen concibi y pari fecundada mediante el influjo del Espritu Santo. Todo lo que se ensea y se cree luego sobre la purificacin de los pecados y liberacin del gnero humano mediante la sangre de Cristo como Cordero inmaculado se apoya en este factum (VIII, pp. 719 s.).

    El ngel se present, pues, ante ella y dijo: Salve, la llena gracia! El Seor es contigo! Pero ella se turb al or estas palabras y se preguntaba qu significaba este saludo (Le 1,28). Lucas sabe que el ngel se llamaba Gabriel, y que era hombre, pues Gabriel significa Hombre de Dios o Hroe de Dios, y un hroe es siempre hombre. No existen ngeles femeninos como tampoco hay diablos femeninos; slo la abuela del diablo aporta algo de feminidad al infierno masculino.

    En la vida real ningn ngel se presenta ante virgen alguna; ni hoy ni entonces. No obstante, omos que el ngel sigue hablando Vas a concebir en tu cuerpo, dars a luz un hijo y le pondr nombre Jess. Ser grande, se llamar Hijo del Altsimo. Y el Seor Dios le dar el trono de David su padre (Lc 1,31 s.).

    En estos versculos hay una toma, en parte literal, de pasaje Antiguo Testamento; por ejemplo, de Gn 16,7 ss., donde el ngel del Seor sali al encuentro de Hagar, concubina de Abraham. dijo: Mira, ests encinta y dars a luz a un hijo y lo llamar Ismael. El ngel del Seor se apareci tambin a la esposa deManoj, madre de Sansn, que haba sido estril hasta entonces, y le dijo: "Concebirs y dars a luz un hijo [...] el nio estar consagrado a Dios desde antes de nacer" (Jue 13,3 ss.). Y en Gn 17,19 Dios mis-mo vino a Abraham y anunci: Tu mujer Sara te parir un hijo, al que le pondrs el nombre de Isaac.

    Pero Mara formula una objecin y dice al ngel: Cmo suce-der eso puesto que no conozco hombre alguno? (Lc 1,34). Natu-ralmente, jams tuvo lugar de verdad este dilogo entre el ngel y Mara. Ms bien lo construy Lucas segn un esquema del Antiguo Testamento. El exegeta catlico Gerhard Lohfink llam la aten-cin sobre esto ya en 1973. Seala que, en la historia de anuncio, es importante observar el gnero literario para no llegar a la conclu-sin falsa de que se trata de un dilogo real entre Mara y el ngel Gabriel. Ms bien, Lucas utiliza un esquema veterotestamentario habitual para historias de vocacin divina y que consta de cuatro elementos.

    Entre una serie de ejemplos, Lohfink trae tambin la historia de la vocacin de Moiss (Ex 3,10-12), en la que se encuentran estos cuatro elementos:

    1) Dios habla a Moiss: Y ahora, anda, que te envo al Faran para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas.

    2) Moiss le responde: Quin soy yo para acudir al Faran y para sacar a los israelitas de Egipto? (objecin).

    3) Responde Dios: Yo mismo estoy contigo (eliminacin del reparo).

    4) Y sta es la seal de que yo te envo: que cuando saques al pueblo de Egipto daris culto a Dios en esta montaa (seal de refrendo).

    Tambin en la historia del anuncio a Mara se encuentran estos cuatro elementos. En este contexto es importante, sobre todo, el punto 2, la objecin de la receptora de la revelacin: Cmo suce-der eso si no conozco varn alguno?. Vienen a continuacin el punto 3, es decir, la eliminacin del reparo mediante una explicacin (El Espritu Santo bajar sobre ti...) y el punto 4, la seal del refrendo, el ltimo elemento de las historias veterotestamentarias de vocacin: en la preez de la anciana Isabel conocer Mara que Dios cumplir su promesa.

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    Pero a pesar de que el dilogo entre Mara y el ngel no se dio en realidad, sino que fue compuesto por Lucas siguiendo un esquema dado en el Antiguo Testamento, las palabras que Lucas pone en boca de