no nos disgusta lo que creemos que nos disgusta; en verdad nos disgusta otra cosa

1
No se trata de un relativismo moral en sí mismo, sino de un problema de percepción. No nos disgusta lo que creemos y decimos que nos disgusta; en verdad nos disgusta otra cosa. Cuando un asesinato nos provoca repulsión, decimos que estamos en contra del asesinato. Y estamos convencidos de ello. Pero a veces, otro asesinato nos satisface y buscamos excusas para validarlo. Con lo cual, lo que nos disgusta en verdad, no es el asesinato en sí mismo, sino q hay otra cosa detrás. Casi siempre los sentimientos y pensamientos, están escondiendo otra cosa detrás. No estamos exentos de ir en contra de nuestra propia moral. A cualquiera que se le pregunte si está en contra de la muerte, dirá que “sí”. Pero detrás de esa convicción moral, hay otros sentimientos, otras convicciones; que incluso no tenemos conciencia completa de ellas. Siempre podemos contradecirnos. Allí es donde tiene que prevalecer la duda; la duda en nosotros mismos y nuestras convicciones. Permanentemente debemos evaluar nuestra conciencia, y tratar de discernir si lo que estamos pensando o sintiendo es verdadero; o se trata de un impulso superficial promovido por esos sentimientos solapados.

Upload: jmortiz77

Post on 29-Jul-2015

81 views

Category:

Spiritual


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: No nos disgusta lo que creemos que nos disgusta; en verdad nos disgusta otra cosa

No se trata de un relativismo moral en sí mismo, sino de un problema de percepción. No nos disgusta lo que creemos y decimos que nos disgusta; en verdad nos disgusta otra cosa. Cuando un asesinato nos provoca repulsión, decimos que estamos en contra del asesinato. Y estamos convencidos de ello. Pero a veces, otro asesinato nos satisface y buscamos excusas para validarlo. Con lo cual, lo que nos disgusta en verdad, no es el asesinato en sí mismo, sino q hay otra cosa detrás. Casi siempre los sentimientos y pensamientos, están escondiendo otra cosa detrás. No estamos exentos de ir en contra de nuestra propia moral. A cualquiera que se le pregunte si está en contra de la muerte, dirá que “sí”. Pero detrás de esa convicción moral, hay otros sentimientos, otras convicciones; que incluso no tenemos conciencia completa de ellas. Siempre podemos contradecirnos. Allí es donde tiene que prevalecer la duda; la duda en nosotros mismos y nuestras convicciones. Permanentemente debemos evaluar nuestra conciencia, y tratar de discernir si lo que estamos pensando o sintiendo es verdadero; o se trata de un impulso superficial promovido por esos sentimientos solapados.