no es la educación lo que nos rescatará

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NO ES LA EDUCACIÓN LO QUE NOS RESCATARÁ, SINO CIERTO TIPO DE EDUCACIÓN. Por: Mtro. Fernando A. Granados Hernández. Definitivamente sin educación, no se avanza, se retrocede. Entonces ¿Por qué la educación no prospera tanto como la economía, la tecnología, o la ciencia? Pero, mejor cambiamos la pregunta por las siguientes: ¿Tiene sentido andar un camino sin saber hacia dónde nos lleva? ¿Se vale centrar la atención de manera preponderante en el proceso de aprender o enseñar, y olvidarse del contenido de lo que se aprende o enseña? ¿Es posible establecer programas educativos de “mejora continua” sin considerar quienes somos como especie, y a dónde deseamos llegar como nación independiente? Hablando de educación todas estas respuestas se encuentran relacionadas, o deberían de estarlo. Pues, como raza humana racional la principal motivación que debe alentar la educación es preservar la vida, y sólo existe una forma de lograrlo: cuidar la tierra, el agua, las especies; pues a pesar de que hoy la población del mundo recibe más “educación”, aumenta la devastación de la naturaleza y con ella se atenta contra nuestra existencia. Por tanto, la educación debe plantearse en términos de supervivencia humana. No es la educación la que nos

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Hoy se habla mucho de educación, pero ¿Necesitamos más de lo mismo? es decir una educación que no resuelve nuestros problemas básicos de sobrevivencia.

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Page 1: No es la educación lo que nos rescatará

NO ES LA EDUCACIÓN LO QUE NOS RESCATARÁ, SINO CIERTO TIPO

DE EDUCACIÓN.

Por: Mtro. Fernando A. Granados Hernández.

Definitivamente sin educación, no se avanza, se retrocede. Entonces ¿Por qué

la educación no prospera tanto como la economía, la tecnología, o la ciencia?

Pero, mejor cambiamos la pregunta por las siguientes: ¿Tiene sentido andar un

camino sin saber hacia dónde nos lleva? ¿Se vale centrar la atención de

manera preponderante en el proceso de aprender o enseñar, y olvidarse del

contenido de lo que se aprende o enseña? ¿Es posible establecer programas

educativos de “mejora continua” sin considerar quienes somos como especie, y

a dónde deseamos llegar como nación independiente?

Hablando de educación todas estas respuestas se encuentran

relacionadas, o deberían de estarlo. Pues, como raza humana racional la

principal motivación que debe alentar la educación es preservar la vida, y sólo

existe una forma de lograrlo: cuidar la tierra, el agua, las especies; pues a

pesar de que hoy la población del mundo recibe más “educación”, aumenta la

devastación de la naturaleza y con ella se atenta contra nuestra existencia.

Por tanto, la educación debe plantearse en términos de supervivencia

humana. No es la educación la que nos rescatará, sino cierto tipo de

educación. Así, al reflexionar sobre educación inevitablemente no sólo se llega

a su función social y ética, sino a su más noble destino: enriquecer al hombre

con el legado cultural. Y ¿no creó el hombre la cultura para responder a los

cambios que enfrenta?

La raza humana en su devenir histórico, ya sea de forma lenta y gradual

o a través de saltos bruscos en momentos puntuales, ha experimentado

evoluciones biológicas que lo ayudan a adaptarse a su entorno físico. Pero, no

solo ha esperado a que la naturaleza le brinde las herramientas necesarias

para que sobreviva. También, el hombre, se ha dado a la tarea de generar una

cultura que además de apoyarlo en su sobrevivencia, lo ha ayudado en su

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adaptación social. De esta manera, tanto la cultura, como la educación (que es

parte de la cultura), no pueden apartar al hombre de su sobrevivencia.

Sin meditarlo, la sociedad actual en su deseo de obtener comida rápida,

se ha macdonalizando sin pensar siquiera que se trata de alimento “chatarra”,

es decir sin valor alimenticio y si lleno de grasa. Este concepto, creado por

George Ritzer en su obra La McDonalización de la sociedad, ha desviado al ser

humano de su cauce normal evolutivo, al producir sociedades obesas, llegando

al extremo de que un hombre pese 300 Kg. Si no respeta su propio cuerpo,

menos hará por el planeta.

De manera irreflexiva, este concepto de macdonalización se ha llevado

al campo educativo, ofreciendo educación “chatarra” y rápida. Por lo que la

estupidez no encuentra límites. Diariamente se destruyen 300 Km2 de selva

tropical, 168 Km2 se convierten en desiertos como resultado de la

sobrepoblación y el mal manejo de los recursos. Desaparece entre cuarenta y

cien especies, sin que nadie sepa con exactitud cuántas son. El día de hoy la

población humana se incrementará en doscientas cincuenta mil personas.

También le agregaremos a la atmósfera dos mil setecientas toneladas de

clorofluorocarbonos y quince millones de toneladas de carbón. Esta noche la

Tierra estará un poco más caliente, y sus aguas serán más ácidas.

Lo más triste es que esto no es obra de gente ignorante, es de personas

con licenciaturas, y posgrados. Por lo que surge la siguiente pregunta obligada:

¿Qué estuvo mal en su educación? ¿Se puso mayor énfasis en las teorías que

en los valores? ¿En los conceptos, más que en los seres humanos? ¿En la

abstracción antes que en la concientización? ¿En las respuestas y no en las

preguntas? ¿En la eficiencia y la ideología, mas no en la conciencia? ¿En las

finanzas más que en la ecología?

Hasta hoy, la educación no ha garantizado la decencia, la prudencia o la

sabiduría requerida para garantizar nuestra existencia. Realmente, no

necesitamos más educación de este tipo, porque sólo agrava nuestros

problemas, aunque obviamente, esto no es una razón para preferir la

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ignorancia. La educación en vez de ser dimensionada en todo tipo de datos

numéricos, puede empezar a medirse en términos de decencia y supervivencia

humana. No es la educación lo que nos rescatará, sino cierto tipo de

educación.

Por ello, lo que se espera de la educación, es que forme personas

íntegras, seguras, con valores, que puedan tomar decisiones sobre su vida y

sobre sus entornos. Se espera de la educación que, enseñe cómo vivir y

convivir, que enseñe a crear relaciones de respeto. No es posible restaurar el

daño ocasionado al planeta, pero se puede conservar lo que tenemos, y es

posible ofrecer una educación con sentido crítico, ecológico y humano a las

generaciones actuales y futuras.