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19 de octubre 2013 • Número 73 Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver Suplemento informativo de La Jornada 6° aniversario TEMA DEL MES E C U A D O R CERO PARALELO CERO De la pág. 16 a la 20

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América Latina, a partir de una renovada crítica al desarrollo convencional, se encuentra en un interesante proceso de reencuentro con sus orígenes. Por un lado, se mantiene y recupera una tradición histórica de críticas y cuestionamientos que fueron elaborados y presentados desde esta región hace mucho tiempo, pero que quedaron rezagados y amenazados de olvido. Por otro lado, afloran otras concepciones, sobre todo propias de los pueblos y nacionalidades ancestrales del Abya Yala (Nuestra América, diría José Martí), así como también provenientes de otras regiones de la Tierra.

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Page 1: NO. 73 ECUADOR cero paralelo cero

19 de octubre 2013 • Número 73

Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver

Suplemento informativo de La Jornada

6° aniversario

TEMA DEL MES

ECUADORCERO

PARALELOCERO

De la pág. 16 a la 20

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La Jornada del Campo, suplemento mensual de La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Me-dios, SA de CV; avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, delegación Benito Juárez, México, Distrito Federal. Teléfono: 9183-0300.Impreso en Imprenta de Medios, SA de CV, avenida Cuitláhuac 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, delegación Azcapotzalco, México, DF, teléfono: 5355-6702. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin la autorización expresa de los editores. Reserva de derechos al uso exclusivo del título La Jornada del Campo número 04-2008-121817381700-107.

Suplemento informativo de La Jornada 19 de octubre de 2013 • Número 73 • Año VII

EL MUNDO LE FALLÓ A YASUNÍ

La diversidad cultural y medioambiental debe preservarse. No se vale lucrar dañando a la natu-raleza y las comunidades.

Las anteriores son aseveraciones políticamente correctas que pocos cuestionarían, pero en el mundo real las decisiones sobre cómo preservar no son tan sencillas. Por ejemplo: sabemos que devastar regiones bioculturales para extraer pe-tróleo es un buen negocio. ¿No extraerlo con el fin de preservar ecosistemas valiosos y poblaciones originarias puede ser también económicamente redituable? ¿Es legítimo demandar una retribu-ción económica por hacer -o dejar de hacer- algo moral y ambientalmente pertinente, y en sí mis-mo valioso? ¿Qué pasa si el pago reclamado no se consigue?

Las respuestas no son simples ni automáticas pues aun quienes rechazamos la dictadura del valor de cambio tenemos que reconocer la omnipresencia del mercado y por tanto la necesidad de hacer económicamente viable lo socio ambientalmente conveniente.

La propuesta que en 2007 hizo al mundo el go-bierno de Ecuador al demandar que su decisión de no extraer hidrocarburos en el Parque Nacional de Yasuní fuera económicamente compensada con un porcentaje de lo que el país dejaría de ga-nar debido a tal medida globalizó esa importante discusión.

La región amazónica de Yasuní es hervidero de vida y zona de refugio de pueblos autóctonos como como los tagaeri y los taromenane, que han decidido permanecer en aislamiento. En 1998 el Parque Nacional Yasuní fue reconocido por la Or-ganización de las Naciones Unidas (ONU) como Reserva Mundial de la Biósfera y en 1999 fue de-clarado Zona Intangible por el gobierno de Ecua-dor. Desde 2009 estos reconocimientos se ubican en el marco de la nueva Constitución ecuatoriana firmada en Montecristi, una de las más avanzadas en cuestiones ambientales. Dice la Constitución:

Art. 71. La naturaleza o Pacha Mama (…) tiene derecho a que se respete íntegramente su exis-tencia y al mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales (…)

Art. 407. Se prohíbe la actividad extractiva en las áreas protegidas y en zonas declaradas intangibles (…)

Art. 57. Los territorios de los pueblos en aislamiento voluntario son de posesión ancestral irreductible e intangible y en ellos está vedado todo tipo de activi-dad extractiva (…)

En 2007 Ecuador propuso que la decisión de mantener intocado el petróleo que se encuentra bajo Yasuní, que en caso de extraerse le reportaría más de siete mil millones de dólares, sea compen-sada por el mundo con aportaciones equivalentes al 50 por ciento de lo que se hubiera obtenido aprove-chando los hidrocarburos.

El Boletín del Ministerio de Energía y Minas del uno de abril de ese año informa que se ha acordado “dejar crudo represado en tierra, a fin de no afectar

un área de extraordinaria biodiversidad y no poner en riesgo la existencia de varios pueblos en aisla-miento voluntario“. Sin embargo, condiciona la deci-sión: “Esta medida será considerada siempre y cuan-do la comunidad internacional entregue al menos la mitad de los recursos que se generarían si se opta por la explotación del petróleo; recursos que requiere la economía ecuatoriana para su desarrollo”.

Lo que estaba en juego no era poca cosa pues, de proceder la propuesta, se quedarían en el subsuelo unos 856 millones de barriles, que de extraerse y quemarse emitirían 407 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono. En cuanto a los recursos solicitados -del orden de 350 millones de

dólares anuales por 13 años-, el gobierno se com-prometía a emplearlos en el manejo de 19 áreas protegidas, la reforestación de otras y la transición a una nueva matriz energética, pues hoy casi 50 por ciento de la energía eléctrica ecuatoriana se obtiene quemando combustibles fósiles.

Seis años después del promisorio planteo, habían ingresado al Fideicomiso creado ex profeso no dos mil 200 millones de dólares, sino apenas algo más de 13 millones, provenientes no de gobiernos sino sobre todo de agencias de cooperación. Así las cosas, el 15 de agosto de este año el presidente Rafael Correa dio por terminado el compromiso y solicitó a la Asamblea autorización para impulsar la extracción anunciando que “sólo” se afectarían mil hectáreas del Yasuní. “El mundo nos ha fal-lado”, dijo.

Y sí, el mundo falló, pero ahora también el gobierno de ese país está fallando. Porque cuando tienes una Constitución tan ecologista e indianis-ta como la de Ecuador, es inconsecuente condi-cionar a un pago, una medida de la que depende la preservación del medio ambiente y de los pue-blos amazónicos.

Sin embargo, el desafío global que significó la propuesta tuvo la virtud de poner sobre la mesa la tensión existente entre el cuidado de la naturaleza y la procuración del bienestar. Y de hacerlo no en abstracto, donde es claro que son dos caras insepa-rables de una misma moneda, sino en un mundo globalizado y sometido a los mercados; mundo al que paradójicamente remite la metáfora de la moneda. Porque en el orbe metalizado realmente existente, el daño ambiental, el daño social y el remedio a esos daños pasan indefectiblemente por el mercado. No digo que las batallas por la justicia y por la sustentabilidad sean asuntos de mercado o que se libren nada más en el mercado; digo, sí,

que los avances y retrocesos que en ellas logremos tienen una expresión insoslayable en el mercado.

En los tiempos del código de barras, algo intrínse-camente valioso como preservar la naturaleza tiene un costo económico, y atenuar la pobreza también lo tiene, de modo que alguien deberá pagarlo. Y no porque la naturaleza y las personas sean mercancía, sino precisamente porque no lo son, y porque la única forma de que la responsabilidad por la ero-sión ambiental y social sea compartida por todos en proporción a nuestra capacidad y nuestra responsa-bilidad, es reconocerla, medirla, asignarle un pre-cio y definir quién debe desembolsarlo.

Es claro que algunos de los que luchan contra el despojo socio ambiental ven mal que se le ponga precio a bienes que defendemos precisamente porque no son mercancía y el sistema los mercan-tiliza. Entiendo la reticencia, pues al hacerlo corre-mos el riesgo de caer en su juego. Pero por otra parte es la única forma de librar esa batalla. Y la historia está llena de ejemplos de cómo a veces es necesario ponerle precio a bienes y valores que debieran estar más allá de cualquier cotización. Veamos tres:

1.- Cuando el joven proletariado inglés exigía una jornada de trabajo “sostenible” y un salario remune-rador, estaba dando una lucha justa y necesaria. El ponerle medida y precio a lo inconmensurable –su capacidad laboral- no significa que estuviera legiti-mando la conversión de sus energías y talentos en mercancías. Es verdad que mientras de día los cartis-tas negociaban la tasa de explotación, de noche los ludditas aporreaban máquinas, pero a la postre se vio que las dos formas de resistir eran pertinentes y nece-sarias. Sería bueno, entonces, ir entendiendo que el empobrecimiento de las personas y de la naturaleza se combate desde adentro y desde fuera del sistema, y que las dos vertientes son complementarias.

2.- Uno de los saldos de las revoluciones justicieras del siglo pasado fue que los privilegiados del orden social anterior fueron obligados a pagar en alguna medida el costo de la nueva equidad, mediante una abrupta acción redistributiva del patrimonio y el ingreso. Y de la misma manera las reformas revolucionarias del siglo XXI deben obligar a los países, clases y personas privilegiadas a que asuman cada vez más el costo de la nueva justicia social y ambiental. Lo que pasa por la reasignación de la propiedad y de la riqueza, y tiene una expresión en el mercado. La vida y la dignidad no tienen precio; los hospitales y las escuelas, sí.

3.- La conversión al manejo orgánico de cientos de miles de huertas de café de montaña en manos de campesinos fue posible porque esa forma de trabajar tiene virtudes socio ambientales que un pueblo mil-pero sabe reconocer, pero también porque un amplio sector de consumidores incorporados al comercio justo estuvo dispuesto a compensar al esfuerzo requeri-do para la conversión con un precio mayor para el café.

La decisión del presidente Correa de sacar el pe-tróleo despertó en Ecuador una fuerte oposición. Al cuestionar la medida, Franco Viteri, presidente del Gobierno de las Naciones Originarias de la Amazonía Ecuatoriana, sostuvo que: “hemos esta-do sentados en un saco de oro durante años y no nos hemos muerto. La verdadera pobreza de la Ama-zonía empezó hace 40 años con el boom petrolero”.

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COMITÉ EDITORIAL

Armando Bartra Coordinador

Luciano Concheiro Subcoordinador

Enrique Pérez S.Lourdes E. RudiñoHernán García Crespo

CONSEJO EDITORIAL

Elena Álvarez-Buylla, Gustavo Ampugnani, Cristina Barros, Armando Bartra, Eckart Boege, Marco Buenrostro, Alejandro Calvillo, Beatriz Cavallotti, Fernando Celis, Luciano Concheiro Bórquez, Susana Cruickshank, Gisela Espinosa Damián, Plutarco Emilio García, Francisco López Bárcenas, Cati Marielle, Yolanda Massieu Trigo, Brisa Maya, Julio Moguel, Luisa Paré, Enrique Pérez S., Víctor Quintana S., Alfonso Ramírez Cuellar, Jesús Ramírez Cuevas, Héctor Robles, Eduardo Rojo, Lourdes E. Rudiño, Adelita San Vicente Tello, Víctor Suárez, Carlos Toledo, Víctor Manuel Toledo, Antonio Turrent y Jorge Villarreal.

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BUZÓN DEL CAMPOTe invitamos a que nos envíes tus opiniones, comentarios y dudas a

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Yolanda Massieu Trigo, profesora-inves gadora de la UAM-Xochimilco, fue coeditora en este número del suplemento, el cual fue integrado fundamentalmente con ar culos de profesores y estudiantes de Desarrollo Rural de la UAM-X que visitaron Ecuador en mayo de 2013.

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UNA CONSTITUCIÓN

DE AVANZADA

HE AQUÍ ALGUNOS FRAGMENTOS DE LA CONSTITUCIÓN DE ECUADOR:

“Artículo 2: El castellano es el idioma ofi cial del Ecuador; el castellano, el kichwa y el shuar son idiomas ofi ciales de relación intercultural. Los demás idiomas ancestrales son de uso ofi cial para los pueblos indígenas en las zonas donde habitan y en los términos que fi ja la ley. El Esta-do respetará y estimulará su conservación y uso”.

“Artículo 14.- Se reconoce el derecho de la po-blación a vivir en un ambiente sano y ecológi-camente equilibrado, que garantice la sostenibi-lidad y el buen vivir, sumak kawsay. Se declara de interés público la preservación del ambiente, la conservación de los ecosistemas, la biodiversi-dad y la integridad del patrimonio genético del país, la prevención del daño ambiental y la recu-peración de los espacios naturales degradados”.

Sobre los derechos de las comunidades, pueblos y nacionalidades, la Constitución dice, entre otras cosas: “Artículo 56.- Las comunidades, pueblos, y nacionalidades indígenas, el pueblo afroecuatoriano, el pueblo montubio y las co-munas forman parte del Estado ecuatoriano, único e indivisible”.

Algunos de los derechos colectivos que se re-conocen son: “conservar la propiedad impres-criptible de sus tierras comunitarias, que serán inalienables, inembargables e indivisibles. Estas tierras estarán exentas del pago de tasas e im-puestos (…); mantener la posesión de las tierras y territorios ancestrales y obtener su adjudi-cación gratuita (…); participar en el uso, usu-fructo, administración y conservación de los recursos naturales renovables que se hallen en sus tierras (…); la consulta previa, libre e infor-mada, dentro de un plazo razonable, sobre pla-nes y programas de prospección, explotación y comercialización de recursos no renovables que se encuentren en sus tierras y que puedan afec-tarles ambiental o culturalmente; participar en los benefi cios que esos proyectos reporten y re-cibir indemnizaciones por los perjuicios socia-

les, culturales y ambientales que les causen (…); conservar y promover sus prácticas de manejo de la biodiversidad y de su entorno natural. El Estado establecerá y ejecutará programas, con la participación de la comunidad, para asegurar la conservación y utilización sustentable de la biodiversidad (…); conservar y desarrollar sus propias formas de convivencia y organización social, y de generación y ejercicio de la autori-dad, en sus territorios legalmente reconocidos y tierras comunitarias de posesión ancestral”.

Asimismo, “no ser desplazados de sus tierras an-cestrales (…); mantener, proteger y desarrollar los conocimientos colectivos; sus ciencias, tec-nologías y saberes ancestrales; los recursos gené-ticos que contienen la diversidad biológica y la agrobiodiversidad; sus medicinas y prácticas de medicina tradicional, con inclusión del derecho a recuperar, promover y proteger los lugares rituales y sagrados, así como plantas, animales, minerales y ecosistemas dentro de sus territorios; y el conoci-miento de los recursos y propiedades de la fauna y la fl ora. Se prohíbe toda forma de apropiación so-bre sus conocimientos, innovaciones y prácticas”.

También dice: “Artículo 60.- Los pueblos ances-trales, indígenas, afroecuatorianos y montubios podrán constituir circunscripciones territoriales para la preservación de su cultura. La ley regulará su conformación. Se reconoce a las comunas que tienen propiedad colectiva de la tierra, como una forma ancestral de organización territorial”.

En el capítulo de Derechos de la naturaleza, la Constitución garantiza:

“Artículo 71.- La naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene de-recho a que se respete integralmente su existen-cia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos. Toda persona, comunidad, pueblo o nacionalidad podrá exigir a la autoridad públi-ca el cumplimiento de los derechos de la natu-raleza. Para aplicar e interpretar estos derechos se observaran los principios establecidos en la Constitución, en lo que proceda. El Estado in-

centivará a las personas naturales y jurídicas, y a los colectivos, para que protejan la naturaleza, y promoverá el respeto a todos los elementos que forman un ecosistema.

“Artículo 72.- La naturaleza tiene derecho a la res-tauración. Esta restauración será independiente de la obligación que tienen el Estado y las personas na-turales o jurídicas de Indemnizar a los individuos y colectivos que dependan de los sistemas naturales afectados. En los casos de impacto ambiental grave o permanente, incluidos los ocasionados por la ex-plotación de los recursos naturales no renovables, el Estado establecerá los mecanismos más efi caces para alcanzar la restauración, y adoptará las medi-das adecuadas para eliminar o mitigar las conse-cuencias ambientales nocivas.

“Artículo 73.- EI Estado aplicará medidas de precaución y restricción para las actividades que puedan conducir a la extinción de especies, la destrucción de ecosistemas o la alteración per-manente de los ciclos naturales. Se prohíbe la introducción de organismos y material orgáni-co e inorgánico que puedan alterar de manera defi nitiva el patrimonio genético nacional”.

En materia de justicia indígena, la Constitu-ción señala entre otras cosas que:

“Artículo 171.- Las autoridades de las comuni-dades, pueblos y nacionalidades indígenas ejer-cerán funciones jurisdiccionales, con base en sus tradiciones ancestrales y su derecho propio, dentro de su ámbito territorial, con garantía de participación y decisión de las mujeres. Las autoridades aplicarán normas y procedimien-tos propios para la solución de sus confl ictos internos, y que no sean contrarios a la Consti-tución y a los derechos humanos reconocidos en instrumentos internacionales. El Estado ga-rantizará que las decisiones de la jurisdicción indígena sean respetadas por las instituciones y autoridades públicas. Dichas decisiones estarán sujetas al control de constitucionalidad. La ley establecerá los mecanismos de coordinación y cooperación entre la jurisdicción indígena y la jurisdicción ordinaria”.

La nueva Cons tución de Ecuador fue promulgada en 2008. En su preámbulo resalta el va-lor de la erra y de la naturaleza, así como de las lecciones de la historia y de los idiomas indígenas, pues dice entre otras cosas que: “celebrando a la naturaleza, la Pacha Mama, de la que somos parte y que es vital para nuestra existencia (….), apelando a la sabiduría de todas las culturas que nos enriquecen como sociedad (…), como herederos de las lu-chas sociales de liberación frente a todas las formas de dominación y colonialismo, y con un profundo compromiso con el presente y el futuro”, el pueblo soberano de Ecuador ha decidido construir “una nueva forma de convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con la naturaleza, para alcanzar el buen vivir, el sumak kawsay; una sociedad que respeta, en todas sus dimensiones, la dignidad de las personas y las colec vidades; un país demo-crá co, comprome do con la integración la noamericana -sueño de Bolívar y Alfaro-, la paz y la solidaridad con todos los pueblos de la erra (…)”.

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CEROPARALELO

CERO

BIODIVERSIDAD: UNA RIQUEZA FRÁGILYolanda Massieu e Irene Talavera

La biodiversidad com-prende a todos los seres vivos, que se relacionan en redes complejas con

los diversos ecosistemas en que habitan. Su valor se ubicó por mu-cho tiempo en el goce estético, la recreación y la ética, pero con el advenimiento de la crisis ecoló-gica actual se reconoce cada vez más su capacidad para proveer de bienes ambientales indispensa-bles, como el agua y el aire lim-pio. Además, con la aparición de la ingeniería genética a fines del siglo pasado, la variedad existente de organismos vivos se vislumbra como fuente de genes con poten-cial valor económico.

La polémica de la conservación se cruza cada vez más con la cuestión del acceso a esta rique-za. La existencia de la biodiversi-dad es frágil, pues la contamina-ción de suelos y aguas, la apertura de carreteras, la minería y la ex-plotación petrolera pueden acabar en corto tiempo con los bosques, selvas, mares, aguas continentales y hábitats diversos de microor-ganismos, animales y vegetales, que se pierden así de manera irremediable.

En el mundo, las zonas de más alta biodiversidad están comprendidas principalmente en los países peri-féricos, principalmente en los que están alrededor de la franja del ecuador, y es justamente Ecuador, atravesado por esta franja, con una superficie de 283 mil 520 kilóme-tros cuadrados, uno de los países con mayor biodiversidad. Ésta se encuentra tanto en la zona monta-ñosa andina, como en la costa, la sierra y la parte amazónica. Ade-más, a Ecuador pertenecen las Is-las Galápagos, de gran importan-

cia biológica, por su diversidad y su historia (al ser donde Darwin, a partir de la observación, concibió buena parte de las ideas que plas-mó en El origen de las especies en el siglo XIX). Es importante desta-car que la presencia y actividad de las organizaciones indígenas han sido muy importantes en Ecuador en las luchas por la defensa de los territorios y la naturaleza. Es el único país en el mundo que legis-ló, en su Constitución de Monte-cristi de 2008, los Derechos de la Naturaleza, un reconocimiento sin precedentes de que los seres vi-vos tienen derechos y éstos tienen que ser respetados por la actividad humana. Aún más, el Sumak Kaw-say (Buen Vivir ecuatoriano) está planteado en el proyecto político actual como un concepto en cons-trucción y una forma de vivir en armonía en la tríada: ser humano-colectividad-naturaleza. Esto ha sido difícil de ejercerse más allá de su registro en el papel.

Para el proyecto político del pre-sidente Correa, reelecto con una mayoría aplastante este año, el Buen Vivir consiste básicamente en dotar de bonos, carreteras, es-cuelas y hospitales a la mayoría de su población. Para lograrlo requiere de fondos económicos, y al parecer esto sólo puede obte-nerse ampliando la explotación petrolera en el área amazónica, y aumentando las concesiones mineras en áreas como el Íntag. Evidentemente, ambas produc-ciones extractivas tienen un alto costo ambiental, con pérdida de fuentes de agua, bosques, selvas y biodiversidad.

Ilustraremos con tres ejemplos: la resistencia desde hace más de una década de la región de Íntag contra

las concesiones mineras; los pro-yectos Amazoónico y Selva Viva, y la lucha contra la ampliación de la explotación petrolera en el área natural protegida del Yasuní, en la Amazonía. El Íntag está ubicado en la Sierra, al Norte de Quito, en la provincia de Imbabura. Es una región de alta biodiversidad, en la que habitan animales en peligro de extinción (como el mono araña y el jaguar), con una gran rique-za biológica y de fuentes de agua. En ella se localiza la Asociación Agroartesanal de Caficultores Río Íntag (AACRI), organización pro-ductora de café orgánico; la zona está habitada por campesinos que producen café, maíz, frijol y fru-tales diversos, en pequeñas pro-piedades llamadas chacras. Tiene un área de 40 mil hectáreas de bosques en conservación y en ella está la Reserva Ecológica Cota-cahi Cayapas. Las organizaciones regionales llevan varios años de

resistencia a las concesiones mi-neras, que iniciaron en los 80’s. En esos años y hasta los 90’s, la organización Decoin, una alianza de los locales contra las mineras, tuvo éxito en la expulsión de com-pañías belgas, canadienses y japo-nesas. Silvia Quimburgo, líder de Decoin, nos expresó en mayo de este año que el problema es aún mayor desde que el gobierno ecua-toriano apoya a Coldelco, empresa estatal chilena, y se ha creado una similar en Ecuador. En 2012, los gobiernos chileno y ecuatoriano aprobaron el inicio del proyecto minero Íntag Junin, para iniciarse en el segundo semestre de 2013, y las recientes noticias de ataques a líderes locales y cierre de vías para impedir el paso de técnicos mineros, indican que se agudiza la confrontación por la defensa te-rritorial del Íntag.

Nos trasladamos a Tena, cruzada por el caudaloso Río Napo, afluen-te del Amazonas. En la Amazonía ecuatoriana habitan siete naciona-lidades distintas, y son frecuentes los conflictos de tierras. Tiene una extensión de 120 mil kilóme-tros cuadrados, dentro de la cual existen tres zonas protegidas, una reserva y dos parques nacionales. Es en la Amazonía ecuatoriana en donde se realiza la mayor explota-ción petrolera del país.

En contraste, aquí encontra-mos el proyecto de preservación Selva Viva, creado en 1993 ante la creciente destrucción de la Amazonía, aún en la bio-reserva Sumaco de la Organización de las Naciones Unidas para la Edu-cación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). El proyecto comprende una extensión de selva protegida, el centro de rescate de animales Amazoónico, el hotel comunita-rio Runa Huasi, el Hotel Liana Lodge, una escuela local y ayuda financiera para los habitantes in-dígenas en caso de emergencia. Está sostenido por donadores europeos y trabajo voluntario. Resulta impresionante visitar el Amazoónico y observar la gran cantidad de especies animales que habitan esta región y que son usadas irresponsablemente como mascotas; están siendo cazadas o desplazadas de su hábitat por el avance de los proyectos petroleros y los asentamientos humanos. Se calcula que el 25 por ciento muere en el trayecto al refugio. Las gua-camayas, monos, tortugas, caima-nes, felinos y otros, que son resca-tados y pueden aún adaptarse a la vida silvestre (aproximadamente un tercio de los que llegan), son liberados en la reserva Selva Viva, los otros residen en el Amazoóni-co, ante la imposibilidad de regre-sar a su entorno natural.

Otro caso que no augura un buen futuro para la biodiversidad de la Amazonía ecuatoriana es la deci-sión gubernamental de autorizar la explotación petrolera, por la compañía estatal Petroamazo-nas, en el parque Yasuní (desig-nado reserva de la biosfera por la Unesco en 1989 y una de las zonas más biodiversas del pane-ta), donde hay mil 73 especies de fauna y dos mil 113 de flora. Además de afectar los recursos biológicos, la decisión tendrá un fuerte impacto en la forma de vida de los indígenas tagaeri, taromenane (en aislamiento vo-luntario) y oñamenane. Luego de denodados esfuerzos de orga-nizaciones sociales por detener esta medida, y de una propuesta del gobierno de Correa de recibir una compensación de la comuni-dad internacional por no extraer petróleo, ante la cual la respues-ta fue insuficiente, el Congreso aprobó la decisión el 4 de octubre del presente. Correa critica a los ambientalistas por “infantiles”, sostiene que los derechos cons-titucionales de la naturaleza son “supuestos derechos”, y defiende el petróleo como necesario para superar la pobreza. Una vez más, queda en el aire la pregunta de si la única manera para lograrlo es con la destrucción de la natura-leza, los seres vivos y el modo de vida de los indígenas dueños de un territorio biodiverso.

En la Amazonía

ecuatoriana habitan siete

nacionalidades distintas,

y son frecuentes los

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Tiene una extensión

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LA CHAKRA ANDINA COMO PARADIGMAWenceslao Cervantes H. y Sayab García E.

A partir de una visita al Amazonas ecuatoriano con productores de ca-cao, productores de café

en la región del Río Íntag y co-munidades indígenas campesinas en la provincia del Cotopaxi, nos propusimos abordar el tema de la Chakra, como opción campesina que guarda cercanías con la milpa mesoamericana.

En este artículo pretendemos abordar las racionalidades bajo las cuales funciona la chakra andino-americana, que han permitido su subsistencia no sólo como sistema productivo o modelo agroecológi-co, sino también como una opción concreta de manejo sustentable de los recursos.

En mayo pasado tuvimos oportu-nidad de conocer la experiencia organizativa de la Asociación Ka-llari, que acopia la producción de cacao proveniente de las chakras familiares de la región amazónica, para la elaboración de chocolates de alta calidad.

El éxito de la asociación radica en la importancia que le dan al sistema productivo conocido como chakra que, en palabras de uno de los jóvenes representantes de la organización, “es un sistema amigable, donde se juntan el ca-cao con otras plantas, maderables, medicinales y que este conjunto de plantas nos da un componente adicional de conservación de los recursos naturales de rescate de otros seres vivos que se encuen-

tran, esto es un valor agregado y una entrada económica adicional para el campesino”. Del testimo-nio anterior, aun y con el lengua-je gerencial, podemos inferir que mediante la chakra las familias no sólo producen cacao para obtener recursos económicos, sino que además garantizan la producción

de alimentos para el autoconsumo y la conservación de los recursos naturales, incluidos los suelos y las especies animales.

Coincidentemente otro testimonio de un campesino de la Asociación Agroartesanal de Caficultores Río Íntag” (AACRI) nos refiere a la chakra como el sistema de pro-ducción de las fincas familiares donde combinan el cultivo de café para obtener recursos con la producción de alimentos; “por so-bre todas las cosas está el alimen-to de la familia, la familia somos los productores, somos familias extensas. El sistema de la chakra es diversificado, tenemos tres siste-mas, uno es monocultivo rotativo, otro es agrosistema bajo árboles de sombra y agrosistema con bosque secundario con café abajo. El café sirve para generar recursos y los demás productos para subsistir el resto del año.” Además nos comen-ta que respecto a la seguridad ali-mentaria no les preocupa mucho, “porque mediante este sistema la familia siempre tiene alimento”.

En la provincia de Cotopaxi, en una comunidad indígena, presen-ciamos la entrega de varios con-juntos de granos y tubérculos de nueve diferentes especies de parte de las autoridades comunales a al-gunas mujeres para que siembren la chakra, quedándoles el compro-miso, una vez realizada la cosecha, entregar a otras mujeres una can-tidad igual de las semillas recibi-das para que también siembren la chakra. Estas actividades se inser-tan en el marco de una estrategia comunal para fortalecer la sobera-nía alimentaria de la comunidad.

De lo anterior podemos resaltar algunas de las características de la chakra andino-americana

1. Es el modo de producción cam-pesino de la unidad familiar.

2. Se basa en la diversificación de cultivos, en especies y variedades.

3. La producción se destina al au-toconsumo, y al mercado, caso del café y del cacao.

4. El motor de la chakra es el tra-bajo familiar.

5. Su principio es el manejo in-tegral ecológico de plantas de sombra, maderables, medicina-les, comestibles, etcétera.

Al caracterizar el sistema chakra no podemos dejar pasar la simili-tud que encontramos con la milpa mesoamericana, ambos como sis-temas campesinos agroecológicos fundamentados en la racionalidad de la satisfacción de las necesida-des familiares, porque buscan ga-rantizar la subsistencia y reproduc-ción de la unidad doméstica, y de alguna forma mantienen una rela-ción más armónica con la natura-leza a diferencia de la racionalidad económica instrumental en la que impera la lógica de la ganancia, de los máximos rendimientos y de la competitividad, misma que repro-duce la lógica capitalista.

Nos resta decir que actualmente en estos tiempos de crisis múlti-ples, estos sistemas productivos que hermanan las lógicas campe-sinas de reproducción social cons-tituyen una opción viable produc-tiva, ecológica, económica, social y cultural para el futuro de los pue-blos latinoamericanos que com-partimos el valor del trabajo no como mercancía sino como fuerza creadora y recreadora del vínculo con la tierra, con la vida.

El sistema de la chakra

es diversifi cado, tenemos

tres sistemas, uno es

monocultivo rotativo,

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bajo árboles de sombra y

agrosistema con bosque

secundario con café abajo

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LA CONSTRUCCIÓN DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIAVerónica Valdez y Viridiana Jiménez

En Ecuador, el debate en torno a la soberanía alimentaria puede ubi-carse en dos posiciones:

la que asume el actual gobierno enmarcado en el Plan Nacional del Buen Vivir, y las estrategias de sobrevivencia que se sustentan en la vida cotidiana el pueblo.

La soberanía alimentaria desde arriba. Por un lado, el Estado ecua-toriano realiza una importante inversión pública en varios progra-mas de alimentación, nutrición y asistencia alimentaria para que las poblaciones más vulnerables ten-gan garantizada su alimentación. Por ejemplo, el Ministerio de Salud Pública ha impulsado la Estrategia Nacional de Nutrición que tiene entre sus tareas proporcionar in-centivos monetarios y brindar ser-vicios de salud; por su parte, el Mi-nisterio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (MAGAP) im-pulsa el crecimiento sostenible de la producción y la productividad, apoyando principalmente a los pe-queños y medianos productores.

La soberanía alimentaria desde abajo. Del otro lado, se encuen-tran los pueblos andinos y ama-zónicos que desde sus territorios ofrecen diversidad de visiones so-bre lo que para ellos es la sobera-nía alimentaria.

En la comunidad de San Ignacio, la soberanía alimentaria implica la necesidad de recuperar semillas, hortalizas y animales endémicos de los Andes para hacer frente a las iniciativas empresariales como las semillas transgénicas. Asimismo, la agricultura como una forma de ejecutar esa soberanía signifi-ca una práctica que trasciende a formas de producir y reproducir su vida, así como territorializar viejos y nuevos conocimientos.

En la experiencia de las familias campesinas de la región de Río Ín-tag, así como de Imbabura, existe el interés de mantener una diver-sificación de cultivos para asegu-rar una soberanía alimentaria, al tiempo que este tipo de arreglo de agroecosistemas se vuelve menos

vulnerable a las inclemencias cli-máticas y de plagas, dando como resultado la conservación de la biodiversidad (aún con el predo-

minio de un solo cultivo). Las chacras ecuatorianas (los símiles de las milpas mexicanas) son eso, una producción de diversidad,

que hoy en día sorprendentemen-te también están sirviendo como una forma de resistencia social ante megaproyectos.

La soberanía alimentaria en cons-trucción. En el andar por los cami-nos ecuatorianos, se pueden mirar multiplicidad de opciones que buscan una soberanía alimentaria, algunas propuestas con puntos de encuentro y otras de desencuentro.

Es importante destacar que la soberanía alimentaria se ha posi-cionado como un tema relevante en la agenda política y social de Ecuador, principalmente por las luchas y exigencias del movimien-to campesino-indígena, cuyas de-mandas no sólo expresan su dere-cho para producir lo que necesitan y quieren consumir, sino también muestran alternativas distintas al desarrollo actual o, mejor dicho, al Plan Nacional del Buen Vivir, que para algunos actores locales no está satisfaciendo del todo sus necesidades de lo que para ellos significa el Buen Vivir.

KALLARI: UNA COOPERATIVA CON VISIÓN DE EMPRESA SOCIALAdelina González Marín y Marcela Orraca

Mujeres y hombres de la Amazonía ecuato-riana están a cargo de este proyecto in-

tegral de producción de chocolate orgánico de primera calidad para la exportación, con materias pri-mas e insumos locales. La Asocia-ción Kallari está conformada por 850 familias de 21 organizaciones campesinas, y vende alrededor de 15 millones de dólares cada año.

Innovación tecnológica, proceso de producción de calidad integral que cuida desde el precio compe-titivo para las familias producto-ras de cacao hasta el diseño del empaque que se exportará prin-

cipalmente a Europa, pasando por la ética en la publicidad del producto.

Las y los kichwas presumen al gru-po de visitantes que han aceptado la propuesta de la Coca-Cola de colocar el chocolate en sus redes de distribución a cambio de impri-mir el logo de la trasnacional en el empaque. Y esto no implica el ais-lamiento: en Kallari son expertos en aprovechar redes internacio-nales para encontrar nichos en el mercado y trabajar con voluntarios de todas partes del mundo.

Kallari quiere decir principio, comienzo. Surge ante las dificul-

tades económicas que enfrentan las familias campesinas, particu-larmente los intermediarios que acaparan las utilidades. Pero tam-bién nace como un esfuerzo por revalorar el campo y la agricultu-ra. “Soñamos con un cambio de mentalidad en los jóvenes, lograr que se enamoren del cacao, que se enamoren de la tierra,” explica Carlos Pozo, coordinador general.

Mientras uno los escucha, admira las mesas con los chocolates, con los premios internacionales, con la joyería artesanal que aprovecha las semillas y la creatividad local. Nos reciben en una bodega que rentan y de la que se despedirán

en cuanto terminen de construir sus propias instalaciones con un crédito otorgado por el gobierno. En el nuevo lugar, además de pro-cesar los productos, ofrecerán hos-pedaje temático para el turismo social interesado en conocer esta cadena de producción y reproduc-ción social.

Y es que para ellas y ellos, además de mejorar la calidad de vida lo importante es visibilizar a las per-sonas y familias en ese proceso de dignificación de sí mismos, de su ser indígena, de la tierra y territo-rio que ocupan y del país del que son parte. Quieren mostrar que es posible brindar trabajo digno, aprovechar y desarrollar las capa-cidades de la gente y usar adecua-damente la tecnología, siempre con un profundo respeto y cuida-do de la tierra.

Por eso vamos a la chacra. Ahí en el centro de Ecuador, ahí donde nace la Selva del Amazonas, ahí donde la diversidad no sólo es una riqueza amenazada, sino también defendida y cuidada. Ahí nos re-cibe una familia completa y nos muestra con cariño sus cultivos bajo técnicas ancestrales de ali-mentos y hierbas medicinales.

Una empresa social en manos de los cooperativistas, en la que se reconoce el aporte de cada inte-grante para construir los sueños y para los y las que vienen. No podemos dejar de comprar choco-lates y, al disfrutarlos, los colores de la selva, las miradas de nues-tros anfitriones, el olor del cacao fermentado y su jugo cuando es fresco, invaden la memoria y nos llenan de esperanza.

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CERO

EL TERRITORIO Y LA CULTURA COMO PATRIMONIOSPablo Cruz, Carlos Cañete Ibáñez y Juan Carlos Loza Jurado

Hablar de Ecuador es hablar de una nación con un proyecto dife-rente en el concierto

de las naciones latinoamericanas. En la mitad del mundo hoy se in-tenta, y se debate, poner en prácti-ca una alternativa muy diferente al “desarrollo” basado sólo en el libre mercado, apertura de las fronteras a empresas trasnacionales, capitales golondrinos y en general en la venta de la vida misma en una mercanti-lización sin freno, tal como ocurre en la mayor parte de los territorios de Norte, Centro y Sudamérica, con las excepciones sobresalientes de Cuba, Bolivia y Venezuela.

Con la implementación de políti-cas públicas diferentes a las aplica-das en los países donde el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Coo-peración y el Desarrollo Econó-micos (OCDE) tienen asentados sus reales desde hace ya décadas -con imposiciones que facilitan los negocios para la extracción de la riqueza local, del beneficio económico de las oligarquías en-démicas, con la destrucción de la naturaleza y con el beneplácito de gobiernos en turno-, en Ecuador hoy se sigue construyendo una utopía, una forma de vida surgida desde las bases campesinas e indí-genas principalmente, y de sujetos sociales que apuestan por un mo-delo diferente al neoliberal.

En mayo de 2013 nos tocó compar-tir y conocer de cerca las luchas, experiencias y propuestas de tra-bajo de académicos, estudiantes, líderes y representantes de comu-nidades campesinas e indígenas que, intentando resumir en el contexto mundial actual, apues-tan por la vida y la esperanza en un mejor presente.

Así fue como en pocos días de convivencia nos tocó escuchar de viva voz y acercarnos al Sumak Kawsay o Buen Vivir del Ecuador actual. Una forma o filosofía de vida de los indígenas quechuas, similar a las formas y valores tradi-cionales de muchas comunidades indígenas de América Latina, y que en este caso ha sido reconocida en la carta constitucional ecuatoriana, donde se reivindica la igualdad y la justicia social (productiva y distri-butiva); se reconoce y valora a los pueblos, sus culturas, saberes y mo-dos de vida, y se plantea el respeto y equilibrio entre la naturaleza y la satisfacción de las necesidades.

Conocimos las ideas y perspectivas del Buen Vivir en la ciudad con académicos como Alberto Acos-ta, Francois Houtart y Francisco Hidalgo; con jóvenes radialistas del Churo (Caracol), y aun con los dirigentes de la Confedera-ción de Nacionalidades Indígenas

del Ecuador (Conaie) y del Mo-vimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC). También escuchamos las perspectivas de de-sarrollo y defensa de la naturaleza en la montaña y zona del Río Íntag de la Asociación Agroartesanal de Caficultores y de los talleres artesa-

nales del Gran Valle, y observamos las experiencias de productores kichwas de cacao orgánico en la Amazonía y su trabajo comuni-tario de turismo ecológico. Con todo ello, nos resultó esperanzador que una concepción de vida veni-da de las comunidades originarias tuviera cabida en el mundo actual saturado y gobernado por el afán consumista de depredación social, ambiental y cultural.

Con dicha experiencia en la mitad del mundo, el horizonte de com-prensión y reflexión acerca del Buen Vivir se ha ampliado, pues aun en el país que ha reconocido el goce de los derechos como con-dición del Buen Vivir y el ejerci-cio de las responsabilidades en el marco de la interculturalidad y de la convivencia armónica con la na-turaleza (Constitución de la Repú-blica del Ecuador, Artículo 275) no se han llevado a cabo del todo ni

con la rapidez necesaria las trans-formaciones que hagan pleno ese Buen Vivir, lo cual ha generado tensiones y contradicciones, sobre todo frente al gobierno, aun entre aquellos sujetos sociales que las promovieron y lucharon por que se reconocieran esos derechos.

Quizá una de las enseñanzas con cada uno de los sujetos sociales que nos compartieron no sólo tiempo sino comida y techo en Ecuador es la capacidad de análisis, reflexión y sobre todo autocrítica para seguir construyendo su Buen Vivir y reco-nocer que dicha forma de vida no es homogénea, monolítica ni estática; todo lo contrario, es diversa, dinámi-ca y en constante reconfiguración.

Territorio armónico: sistema cultural de la vida andina (Su-makawsay). Los espacios territo-riales visitados como el Valle de Tumbaco, Sierra de Imbabura y la Amazonía y los campesinos de Cotopaxi nos mostraron los múlti-ples rostros que tiene Ecuador en diversidad cultural y de formas de organización campesina y agrícola.

En estas y más regiones que con-forman la gran nación andina ecuatoriana la vida se estructura

por medio de la relación equili-brada con los entornos naturales, lo que resulta en un sistema de convivencia, reciprocidad y co-rrespondencia entre los seres.

Con la filosofía de vida que los ecuatorianos llaman Sumakawsay han trascendido en el tiempo y actualmente le muestran al mun-do que la vida digna e integral es posible siguiendo el camino del respeto, resguardo y conservación de los espacios y territorios que la madre tierra nos ha heredado.

El Sumakawsay es la cultura de la vida, que no compite con el otro para ver quién es mejor, es sabidu-ría heredada por los antepasados y hoy hermana a los seres vivos den-tro de su espacio; sistema de vida humana-natural que resguarda la raíz en la Chakra para que maña-na asegure la vida en el Pueblo y dé sentido de futuro a esta y las generaciones que vienen.

El Sumakawsay sin duda es el pa-trimonio heredado que contribuye a la existencia de los territorios an-dinos, es el aliento de los seres que cultivan la vida y “ayuda a parir a la madre tierra” que otorga el frejol, la

yuca y el ají como alimento para los individuos que colectivamente con-servan el territorio y lo reproducen y reconstruyen desde sus creencias, testimonios y prácticas cotidianas.

El sistema cultural de los pueblos ecuatorianos se sustenta en el terri-torio (cantones y parroquias), que es la demarcación geográfica don-de el imaginario social se une y da fuerza de vida a los que ahí habi-tan, pero también sustenta la carga simbólica que nutre el pensamien-to andino como rasgo de identidad y referencia para los otros.

El territorio ecuatoriano porta y transmite un sinnúmero de mani-festaciones y significados que dan vida y movilidad como el respeto a la madre tierra y el reconocimien-to a la biodiversidad, creando y recreando los elementos cultura-les que actualmente los identifica en el mundo y articula sustantiva-

mente a los sujetos, preservando el territorio ante cualquier intento de intromisión de algún agente ajeno al sentido de vida armónico, como pueden ser los transgénicos.

Todo lo que vimos y escuchamos en los territorios ecuatorianos res-ponde a la conservación de la me-moria histórica construida, desde la salvaguarda de las semillas has-ta la conservación de los sistemas

de cultivo en la Chakra; así cons-truyen y reproducen su sistema de vida en sus espacios, defendiendo y conservando sus territorios y sis-tema cultural como vía para here-dar un patrimonio biocultural a las próximas generaciones.

Que llegue hasta ese país hermano un enorme agradecimiento por en-señarnos que el territorio se disfru-ta y se conserva, pero también se defiende y se hereda. Un agradeci-miento por mostrarnos que el res-peto a la Chakra, a la Madre Tierra y a los pueblos es una vía integral y saludable que en la actualidad pro-mueve la vida digna, es ejemplo para el mundo desde el Ecuador.

Gracias por albergarnos a la Quinceava Generación de la Maestría en Desarrollo Rural de la Universidad Autónoma Metro-politana, Unidad Xochimilco. Un abrazo fraterno.

Sumak Kawsay o Buen Vivir

del Ecuador actual. Una

forma o fi losofía de vida

de los indígenas quechuas,

similar a las formas y

valores tradicionales

de muchas comunidades

indígenas de América

Latina, y que en este caso

ha sido reconocida en

la carta constitucional

ecuatoriana, donde se

reivindica la igualdad

y la justicia social

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CERO

DECEPCIONA LA POLÍTICA AGRÍCOLA: CRECEN BRECHAS ENTRE CAMPESINOS Y AGROINDUSTRIA

Análisis académicos ma-nifiestan decepción so-bre los efectos concretos en el desarrollo social y

económico del campo de Ecuador y en materia de soberanía alimen-taria obtenidos como resultado de las políticas públicas, plantea-mientos constitucionales y resta-blecimiento de instituciones para el agro durante el gobierno de Ra-fael Correa.

Un amplio estudio, Ecuador rural del siglo XXI: Soberanía alimen-taria, inversión pública y política agraria, publicado en 2011 por el Instituto de Estudios Ecuato-

rianos, Oxfam, Fundación Rosa Luxemburgo y otras organizacio-nes, dice que la Constitución de 2008 “pone al campo en el centro de las oportunidades (…) y po-dría permitir las posibilidades de ensayar, en América Latina y el mundo, alternativas de desarrollo no capitalistas que han sido larga-mente trabajadas por las organiza-ciones campesinas en el mundo, con la soberanía alimentaria como nuevo modelo de agricultura”.

Sin embargo, dice, las acciones gubernamentales –aparentemente positivas, pues sí han incrementa-do el gasto público y han recupe-rado la institucionalidad y política agraria que se había perdido en 20 años previos de neoliberalismo- no han beneficiado a los campesinos, comunidades indígenas, a los sin tierra o a las mujeres rurales. Más bien “muestran una enorme com-plicidad con el modelo primario agroexportador (…) favorecen los intereses del gran capital”. Esas acciones “desplazan los mandatos constitucionales que favorecen las políticas de soberanía alimen-taria y sitúan a la agricultura fa-miliar como beneficiaria de los programas de inclusión económi-ca y asistencia social, y no como sujetos de la política que incen-tiva la producción y el desarrollo agropecuario”.

Y aún más. En las conclusiones, el libro –que fue coordinado por Diego Carrión y Stalin Herrera y cuenta con la participación de otros expertos-, afirma que la po-lítica del gobierno de Rafael Co-rrea “ha ampliado las brechas de oportunidad entre los grandes y pequeños productores, y los míni-mos avances en la distribución de tierras muestran la falta de volun-tad política para levantar acciones redistributivas de recursos produc-tivos a favor de un modelo de sobe-ranía alimentaria”.

Apoyado en estadísticas y grá-ficos, el documento señala que

el Producto Interno Bruto real del agro ha registrado durante el gobierno de Correa una reduc-ción en su ritmo de crecimiento (entre 2002 y 2010), debido a “un comportamiento nuevo que está ligado a un cambio de la estruc-tura agraria, donde el efecto más nocivo es el decrecimiento de la producción campesina frente a la agroindustria”.

Dice que mientras la agroindus-tria y la agroexportación “gozan de buena salud”, pues sostienen precios buenos y estables, crecen sus exportaciones y dominan los circuitos comerciales y de consu-mo, la agricultura campesina se observa debilitada, con precios de sus cultivos estancados y un decre-cimiento de su producción.

Afirma que la balanza comercial agroalimentaria de Ecuador es superavitaria, pero existe déficit en algunos bienes sensibles para la alimentación del pueblo ecua-toriano. Esto “es un síntoma de lo que podría pasar si el crecimiento de la agroindustria sigue minando a las capacidades de los agentes campesinos que han garantizado históricamente el autoabasteci-miento interno”.

Como ejemplos expone: entre 2009 y 2010 decreció la produc-ción de cebada, choclo, trigo,

yuca (en 13, 22, 33 y 22 por ciento, respectivamente). Y otros cultivos típicamente campesinos, si bien no disminuyeron su producción, sí sufrieron reducción en superficie de siembra: fréjol tierno, en siete por ciento, y tomate riñón asocia-do, en 26 por ciento.

Asimismo, se ve un estancamien-to en los precios de arroz, trigo, ajo, papa, cebolla y choclo en el periodo 2000-09, mientras que los precios de productos agroin-dustriales crecieron más, como en maíz duro, leche, carne de res y de pollo, y todavía más los productos de exportación, como banano y café, fundamentalmente y en me-nor medida cacao y palma.

El estudio señala que el gasto público para el agro ha crecido significativamente en el gobierno de Rafael Correa, en particular en 2007-09, pero el análisis de cómo se aplica el recurso revela sesgos que favorecen a los pro-ductores de mayor escala y a la agroindustria.

Por ejemplo, destaca que en 2009, el año de mayor inversión sectorial agropecuaria de este gobierno, el 80 por ciento del presupuesto se destinó a la Costa, la región con el mayor peso agroindustiral y agroexportador.

El documento señala por otra par-te que en Ecuador hay “una enor-me desigualdad en la distribución de los recursos (en especial tierra, agua y capital), herencia de la co-lonia y la hacienda, y condición estructural del modelo primario agroexportador”, y esto no se ha modificado durante el gobierno de Correa. “La concentración de los recursos productivos se com-bina con el control de los canales de comercialización y precio por parte de los intermediarios, y la agroindustria. De tal forma que, el mercado y la estructura agra-ria, (ambos elementos del patrón de acumulación primario agroex-portador), operan como una es-tructura de actores, relaciones de poder, instituciones y prácticas

socio-culturales, que se articu-lan eficientemente en función de captar la producción, excedente y riqueza generada por la economía familiar campesina. Una estructu-ra y dinámica en la cual el Estado participa de manera cómplice a fa-vor de los sectores más modernos´’ de la economía”.

Una conclusión fundamental del texto es que: “Los datos muestran un ‘nuevo’ escenario para la eco-nomía familiar campesina que está por estudiarse y verificarse a nivel nacional: a) la apuesta estatal por una agricultura de ex-portaciones ha creado un marco institucional que beneficia a los empresarios agrícolas (precios, infraestructura, crédito, seguridad

en el mercado, disponibilidad de tecnología, políticas de fomento), y que ‘empuja’ a que los pequeños campesinos reconviertan su pro-ducción hacia cultivos agroindus-triales en detrimento de la produc-ción para el consumo interno b) la coyuntura internacional de altos precios para los cultivos agroin-dustriales favorece un incremen-to de los cultivos de exportación que compiten por tierra, agua y trabajo; c) como síntesis del pri-mer y segundo proceso, dada la debilidad estructural de las eco-nomías campesinas (minifundio, falta de riego y tecnología) y la falta de un entorno institucional para su promoción y protección (políticas públicas adecuadas, cré-dito, mercado y precios, asistencia técnica, etcétera) estas familias se ven obligadas a migrar hacia otras actividades, convertirse en jorna-leros o trabajadores precarios, fun-cionalizar o vender su tierra a la agroindustria”.

Con esto, dice, surge la hipótesis de que “la soberanía alimentaria enfrentaría un grave riesgo en el mediano y largo plazos”, pues la economía campesina, que ha sostenido en volumen y calidad la alimentación de los ecuatorianos y ecuatorianas, es el modelo de producción que tiene menos opor-tunidades de reproducción en el tiempo. (LER)

VARIACIÓN DE PRECIOS 200-09

Fuente: MAGAP (2000-2009). Elaboración: IEE .

35025015050 3002001000

Productos campesinos

Arroz

Trigo

Cebolla

Choclo

Papa

Ajo

Productos agroindustriales

Maíz duro

Leche

Carne de res

Carne de pollo

Productos de exportación

Banano

Cacao

Café

Palma

%

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GRAVES Y CRECIENTES, LAS DESIGUALDADES EN EL ACCESO A LOS RECURSOS PRODUCTIVOS

La situación de fuerte des-igualdad que ocurre en el agro ecuatoriano, con los campesinos de corte

familiar cada vez menos competi-tivos y empobrecidos, por un lado, y con la agroempresa boyante, por el otro, tiene entre sus raíces una franca falta de equidad en la distri-bución de los recursos (tierra, agua e inversión), la cual si, si bien es histórica, se ha venido agudizando.

Estadísticas y análisis comparati-vos contenidos en el libro Ecua-dor rural del siglo XXI: Soberanía alimentaria, inversión pública y política agraria, señalan esto y advierten que el fenómeno ocurre no obstante que la Constitución de 2008 establece que el Estado debe promover la redistribución y eliminar los privilegios de unos pocos en el control de los recursos, además de que, según los artículos 334 y 282, se prohíbe el latifundio.

Adicionalmente, en la Ley Orgá-nica del Régimen de Soberanía Alimentaria (LORSA), su artículo

tres estipula como deber del Esta-do la redistribución de la tierra. Y la Secretaría de Planificación y Desarrollo (Senplades) seña-la que la revolución económica debe “concretarse a través de la democratización del acceso al agua, tierra, crédito, tecnologías, conocimientos e información, y diversificación de las formas de producción y de propiedad”.

El libro establece que la frontera agrícola del país casi se duplicó entre 1954 y 2001 al pasar de seis millones 400 mil hectáreas a 12 millones 356 mil; esto, en una lógi-ca agresiva con el medio ambien-te, “insostenible”, que ha derivado en serios daños a la naturaleza.

Asimismo se observa una fragmen-tación de las unidades de pequeña escala y el control de la tierra por un pequeño grupo de agricultores (asociados con la agroindustria). En el periodo señalado las unida-des productivas menores de cinco hectáreas pasaron de sumar 251 mil 686 (con 7.2 por ciento de la

tierra) a 335 mil 309 (con 6.3 por ciento de la superficie). A la par, aunque las unidades mayores de 200 hectáreas, seis mil 116, se han reducido en número, mantienen un control muy alto de la tierra, pues constituyen el 0.1 por ciento del total de unidades productivas, pero controlan 29 por ciento de la superficie, dice el libro.

“Las grandes propiedades cubren buena parte de las distintas pro-vincias y se concentran en la Cos-ta, mientras que los pequeños agri-cultores están fundamentalmente distribuidos en la Sierra ecuato-riana; zonas de mayor predomi-nio indígena que por efecto de la limitada reforma agraria se en-cuentran ocupando suelos de poca calidad y alta pendiente. Tal distri-bución, además es representación de la especialización regional en la producción de alimentos; histó-ricamente la Sierra se concentró en la producción de alimentos para el consumo interno mientras que la Costa en la producción de alimentos para la exportación”.

La desigual distribución del agua es también muy evidente. Los pequeños productores (con predios de hasta diez hectáreas), que representan el 75 por ciento de las unidades productivas, dis-ponen de menos tierra y pueden regar hasta el 26 por ciento de su superficie, mientras que las gran-des propiedades, superiores a 50 hectáreas -que representan 6.4 por ciento del total de unidades y concentran el 60 por ciento de la tierra agrícola del país- pueden re-gar 51 por ciento de sus superficies.

“Pero además las economías cam-pesinas pagan más por riego que las empresas agroindustriales: por

ejemplo, por cada cien dólares que gana una bananera, paga por con-cepto de riego entre 0.05 y 0.4 dó-lares, mientras que las economías campesinas, por cada cien dólares que ganan, deben gastar entre 1.2 y 30 dólares. El problema central es que, en un contexto de dispu-tas por los recursos productivos, a pesar de ser muy pocos quienes se benefician con los sistema de riego privado, estos acaparan la mayor cantidad del caudal de riego, 64%; mientras los sistemas comunales solo se benefician del 13 por ciento”.

El libro dice que el eje central del conflicto, la privatización y concen-tración del agua, no se ha resuelto. En todo el país hay alrededor de 40 mil conflictos sociales por el agua.

El estudio menciona que un tercer elemento que determina la falta de

equidad es el acceso al crédito. Se-ñala que las economías campesi-nas no tienen capacidad de ahorro debido a sus reducidos ingresos, y su única posibilidad de invertir pasa por obtener crédito, pero en-frentan serias barreras tanto en la banca pública como en la privada, por lo cual su opción es la usura, que implica “robo” prácticamente, por las altísimas tasas de interés.

Un cuarto factor de desigualdad es el precio que reciben los pro-ductores. Según el estudio, los precios de los cultivos típicamente campesinos son los que se ven más castigados, en términos de lo que recibe el productor primario; del precio al mayoreo, el porcentaje que queda al campesino es muy bajo, en relación con los precios de productos agroindustriales, como flores, café y cacao. (LER)

Importaciones y exportaciones agrícolas 2005-2010

Fuente: BCE (2005-2010). Elaboración: IEE .

millones de USD FOB

3.000

3.500

2.500

2.000

1.500

1.000

500

2005 2008 2009 20102006 2007

Importaciones agrícolasExportaciones agrícolas

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CERO

EL BUEN VIVIR, UNA ALTERNATIVA AL DESARROLLOAlberto Acosta*

Dentro del capitalismo no hay solución para la vida; fuera del capitalismo hay incertidumbre, pero todo es posibilidad. Nada

puede ser peor que la certeza de la extinción. Es momento

de inventar, es momento de ser libres, es momento de vivir bien.

Ana Esther Ceceña

América Latina, a partir de una renovada crítica al desarrollo conven-cional, se encuentra en

un interesante proceso de reen-cuentro con sus orígenes. Por un lado, se mantiene y recupera una tradición histórica de críticas y cuestionamientos que fueron ela-borados y presentados desde esta región hace mucho tiempo, pero que quedaron rezagados y ame-nazados de olvido. Por otro lado, afloran otras concepciones, sobre todo propias de los pueblos y na-cionalidades ancestrales del Abya Yala (Nuestra América, diría José Martí), así como también pro-venientes de otras regiones de la Tierra.

En este punto reconozcamos que, mientras buena parte de las postu-ras sobre el desarrollo convencio-nal, e incluso muchas de las co-rrientes críticas, se desenvuelven dentro de los saberes occidentales propios de la Modernidad, las pro-puestas latinoamericanas más re-cientes escapan a esos límites.

En efecto, estas propuestas re-cuperan posturas clave ancladas en los conocimientos y saberes propios de los pueblos y naciona-lidades ancestrales. Sus expresio-nes más conocidas nos remiten a las constituciones de Ecuador y Bolivia; en el primer caso es el Buen Vivir o Sumak Kawsay (en

kichwa), y en el segundo, en parti-cular el Vivir Bien o Suma Qama-ña (en aymara) y también Sumak Kawsay (en quechua). Existen nociones similares (mas no idénti-camente iguales) en otros pueblos indígenas, como los mapuche (Chile), los guaranís de Bolivia y Paraguay, los kunas (Panamá), los achuar (Amazonía ecuatoria-na), pero también en la tradición maya (en Guatemala; en Chiapas, México), entre otros.

Además de estas visiones del Abya-Yala, hay otras muchas aproximaciones a pensamien-tos filosóficos de alguna manera emparentados con la búsqueda del Buen Vivir desde perspec-tivas filosóficas incluyentes en diversas partes del planeta. El Sumak Kawsay, en tanto cultura de la vida, con diversos nombres y variedades, ha sido conocido y

practicado en diferentes períodos en las diferentes regiones de la Madre Tierra. Aunque se le puede considerar uno de los pilares de la cuestionada civilización occiden-tal, en este esfuerzo colectivo por reconstruir/construir un rompeca-bezas de elementos sustentadores de nuevas formas de organizar la vida, se pueden recuperar algunos elementos de la “vida buena” de Aristóteles.

El Buen Vivir, entonces, no es una originalidad ni una novelería de los procesos políticos de inicios del siglo XXI en los países andi-nos. Los pueblos y nacionalida-des ancestrales del Abya-Yala no son los únicos portadores de estas propuestas. El Buen Vivir forma parte de una larga búsqueda de al-ternativas de vida fraguadas en el calor de las luchas de la Humani-dad por la emancipación y la vida.

Una propuesta desde la perife-ria del mundo. El Buen Vivir, en tanto sumatoria de prácticas vivenciales, muchas de ellas de resistencia a la realmente larga no-che colonial y sus secuelas todavía vigentes, es aún un modo de vida en muchas comunidades indíge-nas, que no han sido totalmente absorbidas por la modernidad ca-pitalista o que han resuelto mante-nerse al margen de ella. Sus sabe-res comunitarios, muchos de ellos ancestrales -esto es lo que cuenta-, constituyen la base para imaginar y pensar un mundo diferente en tanto camino para cambiar éste.

De todas maneras, siempre será un problema comprobar lo que es y lo que representa un saber ancestral cuando probablemente lo que se presenta como tal no es realmente ancestral, ni hay modo de corro-borarlo. Las culturas son tan hete-rogéneas en su interior que puede resultar injusto hablar de “nuestra” cultura como prueba de que lo que uno dice es correcto. Además, la historia de la humanidad es la histo-ria de los intercambios culturales y, como bien vio José María Arguedas, eso también se aplica a las comuni-dades originarias americanas. Es im-perioso, de todos modos, recuperar las prácticas y vivencias de las comu-nidades indígenas, asumiéndolas tal como son, sin llegar a idealizarlas.

Lo destacable y profundo de estas propuestas alternativas, de todas formas, es que surgen desde gru-pos tradicionalmente marginados. Son propuestas que invitan a rom-per de raíz con varios conceptos asumidos como indiscutibles, em-pezando por el concepto tradicio-nal de progreso y desarrollo.

Una alternativa al desarrollo. El Buen Vivir plantea una cosmovi-

sión diferente a la occidental al surgir de raíces comunitarias no capitalistas. Rompe por igual con las lógicas antropocéntricas del ca-pitalismo en tanto civilización do-minante y también de los diversos socialismos realmente existentes hasta ahora.

La propuesta del desarrollo, sur-gida desde la lógica del progreso civilizatorio de Occidente es-tableció una compleja serie de dicotomías de dominación: desa-rrollado-subdesarrollado, avan-zado-atrasado, superior-inferior, centro-periferia… Así cobró nue-va fuerza la ancestral dicotomía salvaje-civilizado, que se introdu-jo de manera violenta hace más de cinco siglos en América con la conquista europea.

En ese contexto de proyecciones globales, propio del sistema capi-talista, se plasma la estructura do-minante de la actual civilización. La institucionalización global de la dicotomía superior-inferior im-plicó la emergencia de la colonia-lidad del poder, así como la colo-nialidad del saber y la colonialidad del ser. Dicha colonialidad, vigen-te hasta nuestros días, no es sólo un recuerdo del pasado. Explica la actual organización del mundo en su conjunto, en tanto punto fun-damental en la agenda de la Mo-dernidad, como anota con justeza Aníbal Quijano.

En concreto, a lo largo y ancho del planeta, las sociedades fueron y continúan siendo reordenadas para adaptarse al “desarrollo”. El desarrollo se transformó en el destino común de la humanidad, una obligación innegociable. Para conseguirlo, por ejemplo, se acepta la destrucción social y ecológica que provoca la mega-minería o la explotación petrole-ra, a pesar de que éstas, además, ahondan la modalidad extractivis-ta de producción heredada desde la Colonia. En esta línea del ex-tractivismo del siglo XXI apare-cen también los transgénicos y los agrocombustibles.

Cuando los problemas comen-zaron a minar nuestra fe en el desarrollo, empezamos a buscar alternativas de desarrollo, y les pu-simos apellidos para diferenciarlos de lo que nos incomodaba, pero seguimos por la misma la senda: desarrollo económico, desarrollo social, desarrollo local, desarrollo rural, desarrollo sostenible o sus-tentable, ecodesarrollo, desarrollo a escala humana, desarrollo local, desarrollo endógeno, desarrollo con equidad de género, codesarro-llo, etnodesarrollo, desarrollo glo-bal… desarrollo al fin y al cabo.

El Buen Vivir es algo diferente. No se trata de aplicar un conjunto

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de políticas, instrumentos e indi-cadores para salir del “subdesa-rrollo” y llegar a aquella deseada condición del “desarrollo”. Una tarea por lo demás inútil. Veamos lo acontecido a lo largo de estas úl-timas décadas, cuando casi todos los países del mundo han intenta-do seguir ese supuesto recorrido. ¿Cuántos lo han logrado? Muy pocos, asumiendo que la meta buscada puede ser considerada desarrollo.

De hecho, poco a poco se cayó en cuenta que el tema no era simple-mente aceptar una u otra senda hacia el desarrollo. Los caminos hacia el desarrollo no eran el pro-blema mayor. La dificultad radica en el concepto mismo del desarro-llo. El mundo vive un “mal desa-rrollo” generalizado, incluyendo los considerados como países in-dustrializados, es decir aquellos cuyo estilo de vida debía servir como faro referencial para los paí-ses atrasados. Eso no es todo. El funcionamiento del sistema mun-dial contemporáneo es “maldesa-rrollador”, como anota José María Tortosa.

En suma, es urgente disolver el tradicional concepto del progreso en su deriva productivista y del de-sarrollo en tanto dirección única, sobre todo en su visión mecani-cista de crecimiento económico, así como sus múltiples sinónimos. Pero no sólo se trata de disolverlos, se requiere una visión diferente, mucho más rica en contenidos y en dificultades.

Bajo algunos saberes indígenas no existe una idea análoga a la

de desarrollo, lo que lleva a que en muchos casos se rechace esa idea. No existe la concepción de un proceso lineal de la vida que establezca un estado anterior y posterior, a saber, de subdesarrollo y desarrollo; dicotomía por la que deben transitar las personas para la consecución del bienestar, como ocurre en el mundo occidental. Tampoco existen conceptos de riqueza y pobreza determinados por la acumulación y la carencia de bienes materiales. El Buen Vi-vir asoma como una categoría en permanente construcción y repro-ducción. En tanto planteamiento holístico, es preciso comprender la diversidad de elementos a los que están condicionadas las acciones humanas que propician Buen Vi-vir, como son el conocimiento, los códigos de conducta ética y espiri-tual en la relación con el entorno, los valores humanos, la visión de futuro, entre otros. El Buen Vivir, en definitiva, constituye una cate-goría central de la filosofía de la vida de las sociedades indígenas.

Hacia un reencuentro con la Naturaleza. La acumulación ma-terial -mecanicista e interminable de bienes-, asumida como progre-so, no tiene futuro, nos recuerda Eduardo Gudynas. Los límites de los estilos de vida sustentados en la visión ideológica del pro-greso antropocéntrico son cada vez más notables y preocupantes. Si queremos que la capacidad de absorción y resilencia de la Tierra no colapse, debemos dejar de ver a los recursos naturales como una condición para el crecimiento. Y por cierto debemos aceptar que lo humano se realiza en comunidad,

con y en función de otros seres humanos, como parte integrante de la Naturaleza, sin pretender dominarla.

Desde los albores de la Humani-dad, el miedo a los impredecibles elementos de la Naturaleza estuvo presente en la vida de los seres hu-manos. Poco a poco la ancestral y difícil lucha por sobrevivir se fue transformando en un deses-perado esfuerzo por dominar la Naturaleza. Paulatinamente el ser humano, con sus formas de orga-nización social antropocéntricas, se puso figurativamente hablan-do por fuera de la Naturaleza. Se llegó a definir la Naturaleza sin considerar a la Humanidad como parte integral de la misma. Y con esto quedó expedita la vía para do-minarla y manipularla, sobre todo en la civilización capitalista.

Frente a esta añeja visión de do-minación y explotación, sostenida en el divorcio profundo de la eco-nomía y la Naturaleza, causante de crecientes problemas globales, han surgido varias voces de alerta. El punto es claro, la Naturaleza no es infinita, tiene límites y estos lí-mites están siendo superados.

La crisis provocada por la supera-ción de los límites de la Naturaleza conlleva necesariamente a cuestio-nar la institucionalidad y la orga-nización sociopolítica. No hacerlo amplificaría aún más las tendencias excluyentes y autoritarias, así como las desigualdades y falta de equidad tan propias del sistema capitalista.

La tarea parece simple, pero es en extremo compleja. En lugar de

mantener el divorcio entre la Na-turaleza y el ser humano, hay que propiciar su reencuentro. Para lo-grar esta transformación civiliza-toria, una de las tareas iniciales ra-dica en la desmercantilización de la Naturaleza. Los objetivos eco-nómicos deben estar subordinados a las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales, sin perder de vista el respeto a la dignidad humana y procurando asegurar la calidad en la vida de las personas. Y esto se logra con verdaderos pro-cesos de redistribución del ingreso y de la riqueza.

Las ref lexiones anteriores en-marcan conceptualmente los pasos vanguardistas dados en la Asamblea Constituyente de Montecristi, en Ecuador. Ubican con claridad por dónde debería marchar la construcción de una nueva forma de organización de la sociedad, si realmente ésta pre-tende ser una opción de vida, en tanto respeta y convive dentro de la Naturaleza.

En dicha Constitución, aprobada el año 2008, al reconocer los De-rechos de la Naturaleza, es decir entender a la Naturaleza como sujeto de derechos, y sumarle el derecho a ser restaurada cuando ha sido destruida, se estableció un hito en la historia de la Humani-dad. La restauración difiere de la reparación que es para los seres humanos, cuyas condiciones de vida pueda verse afectadas por algún deterioro ambiental provo-cado por otros seres humanos. Por igual, trascendente fue la incorpo-ración del término Pacha Mama, como sinónimo de Naturaleza, en tanto reconocimiento de plurina-cionalidad e interculturalidad.

A lo largo de la historia del de-recho, cada ampliación de los derechos fue anteriormente im-pensable. La emancipación de los esclavos o la extensión de los derechos a los afroamericanos, a las mujeres y a los niños y niñas fueron una vez rechazadas por ser consideradas como un absurdo. Se ha requerido que se reconozca “el derecho de tener derechos” y esto se ha conseguido siempre con una intensa lucha política para cam-biar aquellas leyes que negaban esos derechos.

La liberación de la Naturaleza de esta condición de sujeto sin dere-chos o de simple objeto de propie-dad exigió y exige, entonces, un esfuerzo político que le reconoz-ca como sujeto de derechos. Este aspecto es fundamental si acep-tamos que todos los seres vivos tienen el mismo valor ontológico, lo que no implica que todos sean idénticos. Lo central de los Dere-chos de la Naturaleza es rescatar el “derecho a la existencia” de los propios seres humanos.

Por cierto que en este punto ha-bría que relievar todos los aportes

y las luchas desde el mundo indí-gena, en donde la Pacha Mama es parte consustancial de sus vidas. Pero igualmente, y esto también es importante, hay otras razones científicas que consideran a la Tierra como un súper organis-mo vivo. Este súper organismo extremadamente complejo, que requiere de cuidados y debe ser fortalecido, es sujeto de dignidad y portador de derechos, porque todo lo que vive tiene un valor in-trínseco, tenga o no uso humano. Incluso hay razones cosmológicas que asumen a la tierra y a la vida como momentos del vasto proce-so de evolución del Universo. La vida humana es, entonces, un mo-mento de la vida. Y para que esa vida pueda existir y reproducirse necesita de todas las precondicio-nes que le permitan subsistir. En todas estas visiones aflora como eje fundamental el principio de la relacionalidad: todo tiene que ver con todo, en todos los puntos y en todas las circunstancias.

Entonces, lo que urge es caminar hacia una Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza, como punto de partida para empe-zar a reconstruir relaciones armo-niosas de los seres humanos con su Madre Tierra.

Un penúltimo punto. De lo exse puede concluir que el Buen Vivir se aparta de las ideas occidentales convencionales del progreso, y apunta hacia otra concepción de la vida, otorgando una especial atención a la Naturaleza.

Queda en claro, por lo tanto, que el Buen Vivir es un concepto plu-ral (mejor sería hablar de “buenos vivires” o “buenos convivires”) que surge especialmente de las comu-nidades indígenas, sin negar las ventajas tecnológicas del mundo moderno o posibles aportes desde otras culturas y saberes que cues-tionan distintos presupuestos de la modernidad dominante. Como plantean los zapatistas, la tarea es construir un mundo donde caben todos los mundos, sin que nadie viva mal para que otro viva mejor.

En síntesis, esta compleja tarea implica aprender desaprendiendo, aprender y reaprender al mismo tiempo. Una tarea que exigirá cada vez más democracia, nunca menos, cada vez más participa-ción, nunca menos, y siempre so-bre bases de mucho respeto. Nadie puede asumirse como propietario de la verdad.

*Economista ecuatoriano. Profesor e investigador de la FLACSO-Ecuador. Profesor honorario de la universidad Ricardo Palma, Lima Ex ministro de Energía y Minas. Ex presidente de la Asamblea Constituyente. Ex candidato a la Presidencia de la República. El autor recomienda la lectura de su libro Buen Vivir –Sumak Kwasay–: Una oportunidad para imaginar otros mundos, ICARIA, Barcelona, 2013.

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“¡NI UNA LEY MÁS SIN NOSOTRAS!”Theres Hoechli

A lo largo de la historia la-tinoamericana, las muje-res han tenido un papel fundamental en la cons-

trucción y transformación de las sociedades. Aunque su presencia ha sido invisibilizada y sus puntos de vista han sido silenciados den-tro de los movimientos sociales, su participación ha sido relevan-te, tal como lo ilustra el caso de Ecuador.

Rafael Correa, el actual presiden-te del país, con su proyecto inicial de justicia social llegó al poder en buena parte con y por el apoyo del voto femenino, ya que la pobreza y marginalidad en gran medida toca a las mujeres. Al mismo tiempo, existía una adhesión de las organi-zaciones de mujeres a la lucha por la democracia y la justicia desde la caída de varios presidentes en los años 90’s. Varias organizaciones feministas ingresaron al pacto y movimiento político del gobier-no de Correa, otras optaron por mantenerse fuera y consolidar su fuerza desde una posición crítica, entre ellas las mujeres de laCon-federación de Nacionalidades In-dígenas del Ecuador (Conaie), el movimiento Luna Creciente, las Defensoras de la Pachamama y la Asamblea de Mujeres Populares y Diversas del Ecuador (AMPDE).

En nuestro viaje al Ecuador tuvi-mos la oportunidad de reunirnos con Alejandra Santillana, una integrante de la AMPDE, por lo cual presentaré en este artículo esta experiencia como ejemplo de la lucha amplia y diversa de las mujeres de este país.

La AMPDE nació como platafor-ma entre diversas organizaciones de mujeres y feministas del país que se juntaron para debatir y ela-

borar propuestas para la Asamblea Constituyente en 2008. El espacio se ha caracterizado desde sus ini-cios por la diversidad de temas que las organizaciones han trabajado en sus regiones y localidades, ade-más de tener una base fuertemente popular. La AMPDE hace énfasis en la diversidad de organizacio-nes que aglutina y que se unen en “la voz política de la igualdad en medio de las diferencias, (…) una fuerza política y social que el capitalismo y el patriarcado no ha podido callar”, según establece en su Manifiesto del Movimiento de Mujeres Populares y Diversas de 2010. Es un ejemplo práctico de la diversidad proclamada en la Cons-titución del Ecuador como Estado Plurinacional.

Alejandra recuerda que en las reuniones de la Asamblea Cons-tituyente, fueron las mujeres in-

dígenas las que principalmente plantearon temas atípicos para la agenda feminista, como son la so-beranía alimentaria, las semillas nativas o el derecho al agua, a la vez que se sumaron a la demanda histórica del movimiento feminis-ta por la despenalización del abor-to. Para Alejandra, la AMPDE re-presenta un feminismo que piensa en la totalidad y no se limita a tematizar asuntos relacionados ex-clusivamente con las mujeres: “Es un problema que se piense que el feminismo nada más puede tema-tizar algunos asuntos. Nosotras queremos pensar y debatir el siste-ma económico, el modelo de de-sarrollo, la criminalización de la protesta. Todo ello, desde nuestra perspectiva como mujeres”.

La AMPDE da cuenta de una lu-cha histórica de las mujeres ecua-torianas que vincula la demanda

por la igualdad de género con la construcción de alternativas a la política y al modelo de desarrollo. El fuerte vinculo con el campo que la AMDPE tiene por las di-versas organizaciones de mujeres rurales se refleja en su agenda, que incluye demandas por una economía solidaria y centrada en las diversas iniciativas productivas y populares desde las mujeres, la soberanía alimentaria como un derecho, la soberanía de los cuer-pos, la lucha por los recursos na-turales y contra el extractivismo, la despenalización del aborto y la eliminación de todas formas de violencia, de acuerdo con el Ma-nifiesto mencionado

En México son las mujeres in-dígenas las que tienden puentes entre el movimiento feminista e indígena, reivindicando por un lado el derecho a la autodetermi-nación de los pueblos indígenas y el cumplimiento de sus dere-chos constitucionales, a la vez que cuestionan las relaciones de poder, costumbres y tradiciones que generan desigualdad y vio-lencia contra las mujeres en sus comunidades.

“¡Ni una ley más sin nosotras!” es el lema de la AMPDE que hoy pre-tende crear el espacio para debatir, analizar, proponer y actuar sobre las leyes. A pesar de haber logrado colocar ideas y propuestas en la Constitución, no siempre se tradu-cen en leyes, o no de manera ade-cuada. Alejandra nos comentó que, aunque se lograron ampliar los de-rechos de las mujeres, no perciben una legislación sensible al género: hay iniciativas por la penalización del aborto por violación, y el femi-nicidio está creciendo de manera alarmante, muestra de que el dere-cho al Sumak Kawsay (Buen Vivir) de las mujeres no está garantizado. Por ello y por las incongruencias que perciben en el gobierno de Correa, la AMPDE y otras organi-zaciones feministas y de mujeres toman distancia y cuestionan la po-lítica del gobierno que se ha alejado de la sociedad civil y de sus ideolo-gías iniciales. Como consecuencia de formar parte del proceso de la Asamblea Constituyente, están más que dispuestas a luchar por sus de-rechos no satisfechos y por el cum-plimiento de la Constitución en legislación y políticas públicas: ¡Ni una ley más sin nosotras!

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EL "BUEN VIVIR" Y LA PROTESTAPaola Ávila

Visitar Ecuador respon-día a una necesidad de saber cómo se concreta una Constitución cuyo

eje rector rompe la lógica del ca-pitalismo. Sabíamos que nos en-contraríamos con un fenómeno en construcción que nos permi-tiría aprender más. Como era de esperarse, observamos conflicto; en los lugares que visitamos había denuncias puntuales por despojo o imposición pero, sobre todo, ac-ciones ante ello.

Llegamos a la capital Quito para atestiguar la marcha del uno de mayo que-igual que ocurre en México- estaba dividida en dos: la marcha oficial y la independiente. Observamos el desacuerdo con el gobierno de Rafael Correa y con-signas y mantas que contradecían los grandes espectaculares sobre el “Quito del Buen Vivir”.

Esa misma tarde nos enteramos que hubo un operativo policiaco denominado “Sol rojo” en diciem-bre de 2012 en el que fueron dete-nidos diez jóvenes por terrorismo, y esa fue la primera vez que se uti-lizó esta figura legal (artículo 160 del Código Penal), lo que causó mucha indignación.

En algunos portales electrónicos encontramos dos versiones de los hechos: por un lado se denuncia-ba que las pruebas condenatorias presentadas eran playeras del Che Guevara, libros de política, discos de Víctor Jara y de Inti Illimani y cuadernos de la Universidad Cen-tral del Ecuador. En otras fuentes se decía que existían manuales de armado de bombas y que se ponían de acuerdo por mensajes cifrados para hacer “llamadas de explosivos durante las marchas”. Una de las campaña en apoyo a los chicos y chicas detenidos fue “Yo

también soy sol rojo”, que circula por las redes sociales.

Diversos grupos y personas men-cionaban el asunto de los “eco-logistas infantiles”, término que utilizó el presidente Correa para nombrar a quienes se oponen a la explotación de los yacimientos de petróleo en el Yasuní, área protegi-da de la selva amazónica. Este tér-mino peyorativo que los acusaba de candorosos e ignorantes ante el pro-blema primordial de que Ecuador se quedará sin crudo en 20 años, terminó siendo adoptado y reivin-dicado por quienes defienden esta importante área llena de riqueza endémica que queda en su país.

Después de las grandes moviliza-ciones que dieron origen a la actual Constitución y al gobierno, las orga-nizaciones indígenas se encuentran en un proceso de balance y reflexión en torno a los resultados obtenidos. Percibimos cierto desaliento, pero también un análisis profundo de los procesos que están viviendo.

Fuimos testigos de múltiples formas de resistencia ante ciertas políticas gubernamentales para el campo: bancos de semillas ori-ginarias, producción de café de exportación como expresión de defensa del territorio ante una minera, organizaciones indígenas coordinadas regional y nacional-mente, empresas productivas y de turismo alternativo para poder au-toemplearse y encuentros contra las represas, entre otras situacio-nes. Cada esfuerzo con aspectos contradictorios pero todos en bús-queda de que se concrete el buen vivir que cada grupo concibe.

Se observa la tensión entre lo que el gobierno y los habitantes del Ecua-dor consideran necesario para que el país siga funcionando. Si bien se

habla de una mejor distribución de la riqueza y de una concepción de la nación muy diferente a la del de-sarrollo capitalista, no deja de ha-ber polarización en ciertos temas como el uso de los recursos natura-les, el uso de semillas endémicas o las leyes de radio. Para acabar con dichas diferencias se hace uso de la gestión, de la negociación, e inclu-so de la confrontación.

Al final del viaje, unos jóvenes nos planteaban la ventaja que teníamos los mexicanos al saber que en nues-tro país es evidente que el gobier-no está contra el pueblo, mientras que en Ecuador la mayoría de la población piensa que no es así, por lo que percibían que protestar no tenía sentido para un amplio sector social. A lo largo de nuestro viaje observamos muchas similitudes entre ambos países, pero en ma-teria de violencia se hizo evidente que allá es significativamente me-nor a la que sufrimos en México.

Esta diferencia no aminora las dificultades que deben resolver los ecuatorianos, porque la pro-testa también es desvirtuada o francamente condenada en vez de ser un derecho. Así, se enfren-tan con los medios que tienen a la mano. Si bien es cierto que la Constitución abre ciertas posibili-dades, ya que se pueden exigir de-rechos que en México ni siquiera se consideran, el cumplimiento de ellos pareciera a veces tan lejano como en nuestro país.

Sabemos que no se trata de cues-tiones nacionales, ni siquiera ex-clusivas de Latinoamérica, sino del orden mundial imperante, ante el cual los habitantes de Ecuador también encuentran mo-dos de protesta creativos, simbóli-cos y profundos, características del pensamiento de este pueblo.

REGRESO A CASALucero Mendizábal

¿Quién decide movilizarse hacia otro lugar que no es su país de origen? Esta es una de las primeras

preguntas al tratar el tema de la migración y que nos lleva a indagar en los derechos univer-sales sobre movilidad humana que sostienen que las personas tienen el derecho de buscar una mejor opción para mejorar su calidad de vida. Esta decisión sobrepasa todos los temas y sus orígenes se definen a partir de la sobrevivencia humana, del vivir dignamente.

No es una decisión simple ya que son varios los factores que determinan llegar a una con-clusión de dicha magnitud para una persona o una familia pues el hecho de decir adiós o hasta pronto y emigrar a otro país es una decisión que cambia la vida de modo radical.

Son muchas las condiciones que incrementan la prolifera-ción de personas cambiando de país, en algunos casos gue-rras internas, persecución por razones políticas, un Estado en extrema descomposición que no genera garantías para poder desarrollarse en plenitud y sí distintos tipos de violencia. En Latinoamérica la migración es parte de las historias en las que todos los pueblos nos podemos mirar, y Ecuador no es una ex-cepción a la regla, viviendo las distintas categorías del migrar. La que abordaremos en este texto se refiere a la migración de retorno, es decir, cuando al-guien emigró y regresó al lugar de origen, la tierra en donde nació.

En 2001 había un aproximado de 45 mil a 50 mil migrantes ecuatorianas en otros países y de 20 a 25 mil hombres ecuato-rianos. En 2010 los números dis-minuyeron a menos de 25 mil mujeres y 15 mil hombres en el exterior de Ecuador. El informe Perfil Migratorio Ecuador 2011 señala que entre 2000 y 2010 hubo un crecimiento moderado de la emigración; una desacele-ración de los flujos migratorios, y una tendencia de aumento de las personas retornadas, mismas que se reunieron con sus fami-liares. Los países con mayor población ecuatoriana son Es-tados Unidos, España e Italia, y un porcentaje de población retornada de estos mismos, de 26, 46 y seis por ciento, con una mayoría de mujeres. El total de personas retornadas en el lapso de diez años es de 60 mil personas. Cabe mencionar que muchas de estas personas han intentado migrar de nuevo y que en muchos casos fueron

deportadas de esos países con la sanción de no volver en un determinado número de años, según las leyes penales de cada país, pero que igualmente de-jaron familia, trabajo, sueños y una vida de la cual fueron ex-pulsados por no tener un estatus migratorio que les permitiera continuar con su vivir en ese otro lugar que también se había hecho propio.

Un nuevo escenario aparecía en Ecuador. ¿Qué oportuni-dades han encontrado los emi-grantes retornados en su país natal? Ésta y otras preguntas son las que viene trabajando el gobierno del presidente Rafael Correa. Como respuesta se han constituido instituciones como la Secretaría Nacional del Mi-grante (Senami) y la Dirección Nacional de Migraciones de la Policía Nacional, dependiente del Ministerio del Interior, pero siguen siendo insuficientes da-das las dimensiones de retorno. Y aunque una parte importante de la población reconoce que su situación está mejor que an-tes de haber salido de Ecuador, enfrentan problemas de adapta-ción, pues han aprendido otras costumbres y otras formas de pensamiento que en muchos casos contrastan con la reali-dad. En ocasiones, muchas per-sonas retornadas aprendieron en el extranjero mucho más so-bre el hacer valer sus derechos, y vivieron experiencias que tras-tocaron parte de su identidad y sus propios códigos de comuni-cación y relación. Además de que el retorno también se in-terpreta como una disminución en las remesas, las cuales son el segundo rubro de ingresos ex-ternos en el país.

Por último, cabe decir que no es una mera cuestión de núme-ros sino que hablamos de vida, de gente en constante movili-dad, intercambiando saberes, aprendizajes, conocimientos. Recuerdo que en Barcelona, trabajando yo de mesera, con-viví con varias mujeres ecuato-rianas, muchas de ellas madres solteras que para apoyar a su familia habían emprendido el desafío de la soledad, y de vivir para trabajar cubriendo jorna-das de hasta 36 horas seguidas para poder “comprarse un te-rrenito”, “mejorar la casa de la mamá”, “ahorrar lo suficiente para volver en un futuro”. A ellas, a quienes recuerdo con estas líneas, reconozco mi total admiración por su valentía, su coraje y luchar con todo para salir adelante, y espero que si retornan o no sea por haber es-cuchado a su corazón.

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TV MICC, UNA TELEVISIÓN DESDE EL PUEBLO PARA EL PUEBLO Lucero Mendizábal y Ángel Tibán* *Actualmente es gerente de TV MICCG Canal 47

Situado en la provincia de Cotopaxi, Ecuador, TV MICC Canal 47 es un esfuerzo de televisión

comunitaria que suma casi cin-co años de existencia y que ha logrado permanecer no obstante los retos que impone el contar y sostener una serie de recursos, hu-manos, económicos, de respaldo social y otros. Este es un canal que permite compartir las historias de las personas en la comunidad y las formas de organización, además de implicar contenidos educativos y culturales que muestran los ros-tros de las diferentes identidades, lenguas y costumbres.

En una visita que estudiantes de la Universidad Autónoma Metropo-litana (UAM) Unidad Xochimilco hicimos a las instalaciones del Ca-nal el pasado mayo, nos resultó ad-mirable y alentador ver el espacio desde el cual transmiten. Pero lo más valioso fue conocer a quienes editan, graban y conducen, perso-nas de las propias comunidades que se redescubrieron a partir de este compromiso de comunica-ción social.

La televisora es un proyecto del Movimiento Indígena Campe-sino de Cotopaxi (MICC), que suma 30 años de existencia y se in-tegra por 32 organizaciones presen-tes en más de mil comunidades.

El MICC trabaja enfocado temá-ticamente en la salud (medicina ancestral y seguridad alimentaria), la juventud, la comunicación y en la equidad de género, y se ha esforzado en la formación de cua-dros. Una de sus luchas principa-les es por políticas públicas que beneficien a las poblaciones. Y ha impulsado la participación de las mujeres; varias de ellas han sido reconocidas en sus gestiones y han ocupado cargos importantes. Dio-selinda Iza fue la primera mujer presidenta del MICC (actualmen-te ya no ocupa ese cargo).

Entre sus tareas fundamentales está la recuperación de las semi-llas nativas y endémicas; esto, rela-cionado con la identidad cultural expresada en sus comidas y formas propias de alimentación. Su ex-pectativa es garantizar la existen-cia de la chakra comunitaria (mil-pa) en Cotopaxi para fortalecer

el consumo de lo local. Entre sus prácticas culturales se encuentra la minga, que en México se ase-meja al tequio, es decir, la labor colectiva que hacen las comuni-dades como ofrenda laboral para el bien común.

La televisora de Cotopaxi busca ser un medio crítico, propositivo, cercano, democrático e intercul-tural. Sus políticas se enmar-can en los conceptos y retos del MICC; está prohibida la difusión y promoción de productos que de-nigren a la mujer, al hombre y a la comunidad, y no publicita bebidas embriagantes ni de empresas co-merciales, ni imágenes que aten-ten contra la cultura e identidad. La publicidad que se transmite muestra el trabajo de las coope-rativas, así como de los productos que elaboran.

La concesión de la señal de tele-visión se obtuvo el 24 de septiem-

bre de 2008, vía un con convenio por diez años entre las autoridades gubernamentales de radiodifu-sión y televisión y el MICC, y es-tablece la operación en la banda UHF para operar una estación matriz en la categoría de servicio público, para servir a la ciudad de Latacunga, con cobertura en Ambato, provincias de Cotopaxi y Tungurahua.

En la Ley de Radiodifusión y Te-levisión de Ecuador, el artículo octavo define a las estaciones co-munitarias “como las que nacen de una comunidad u organiza-ción indígena, afroecuatoriana, campesina o cualquier otra orga-nización social, que su labor esté orientada al fortalecimiento de la comunidad, a la consolidación intercultural y social, a la defensa de los valores humanos, históricos, artísticos, que afiancen la identi-dad nacional y vigoricen la vigen-cia de los derechos humanos (…) pueden realizar autogestión para el mejoramiento, mantenimiento y operación de sus instalaciones, equipos y pago de personal a tra-vés de donaciones, mensajes pa-gados, y publicidad de productos comerciales”.

La intención del MICC al con-tar con un canal de televisión es mantener un rol democrático, con el fin de que sea posible una comunicación justa, equilibrada, dinámica y transparente entre las diferentes culturas, de manera que contribuya a la afirmación de la identidad y la recuperación de tradiciones propias de la vida del pueblo andino. La televisora es un espacio que busca construir el Sumak Kawsay (Buen Vivir), que implica el ejercicio pleno de los derechos colectivos de los pueblos y también de las personas, siendo un aporte a la lucha organizada del pueblo pobre.

La misión de TV MICC es ser un medio de comunicación alterna-tivo, comunitario, participativo, innovador e intercultural, que crea nuevas formas de producción co-municativa y de relación con la gen-te, para que se fortalezca, promueva y revitalice la cosmovisión y la iden-tidad cultural de los pueblos. Asi-mismo, ponderar las formas propias de gobierno, costumbres, tradicio-nes, sabiduría, el arte y la artesanía. El objetivo general es contribuir a la construcción de una mejor cali-dad de vida para la población que habita en el centro del Ecuador, ba-sándose en los principios políticos organizativos del MICC, de solida-ridad, comunidad y autodetermina-ción de los pueblos.

Los criterios de su programación son permitir la comunicación a los movimientos populares empe-ñados en trabajar para el recono-cimiento identitario y cultural de manera colectiva. Por ello la pro-gramación está siendo construida de manera colectiva, inclusiva, vinculada a los movimientos socia-les organizados y no organizados, estrechamente ligada con quienes son expresión de la cultura, de la política y de la organización social en general.

Su enfoque de medio de comuni-cación alternativa exige la partici-pación activa de la juventud, las mujeres y los niños, así como de los adultos mayores con su sabidu-ría y experiencia. Una participa-ción crítica que posibilite la recu-peración de la memoria histórica y la proyección al futuro como pue-blo, con su cultura, su identidad, sus saberes y conocimientos.

Algo no negociable dentro de la programación de TV MICC es que un gran porcentaje de la pro-gramación es en idioma kichwa, originario del pueblo de

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Cotopaxi y de todo el cen-tro del país. La televisora busca potenciar el uso oral y escrito de esta lengua.

En cuanto a la sostenibilidad económica, según la legislación actual, el MICC tiene la facultad de vender servicios exclusivamen-te para reinvertir en el medio de comunicación y garantizar la par-te tecnológica, infraestructura y personal. Las alianzas económicas están dirigidas a garantizar el re-curso económico para el funcio-namiento y crecimiento del medio de comunicación y no al lucro personal o de algún grupo.

Hoy día se mantiene en marcha el proceso de institucionalización de TV MICC, con la mira pues-ta en la promoción y el desarrollo comunicacional comunitario. Se ha trabajado en la capacitación de reporteros, técnicos y periodis-

tas, siempre pensando en hacer una comunicación de calidad y utilizando adecuadamente la va-riedad de formatos periodísticos, de opinión y de entretenimiento. Suman ocho las personas que aquí laboran.

Al ser la primera experiencia en Ecuador de un medio de comuni-cación que pertenece a una organi-zación social, el MICC ha tenido que superar varios vacíos jurídicos y la concepción social de la pobla-ción con respecto a los medios. Por ejemplo, dado el hecho de que TV MICC es un canal comunitario, hay quienes asumen que todo es gratuito, que los medios comuni-tarios no necesitan de publicidad porque supuestamente hay alguien que los financia. Esta visión no es mayoritaria, pero está presente so-bre todo en los grupos económicos y políticos que tienen influencia de inversión en los medios.

Para la contratación del personal se considera el criterio de equidad de género, que en lo posible sean bilingües (kichwa y castellano) con una cierta formación acadé-mica en áreas sociales y experien-cia en comunicación social.

La televisora ha realizado gestiones jurídicas y logró que TV MICC se acoja al artículo octavo de la Ley de Radio y Televisión. Ello implicó el reordenamiento administrativo del concesionario de la frecuencia; en este caso se realizaron reformas al estatuto del MICC y se modificó el carácter administrativo del Registro Único de Contribuyentes del MICC; así, TV MICC cumple con las obli-gaciones tributarias y laborales. La administración de TV MICC está a cargo del gerente designado por el presidente del MICC y el manejo fi-nanciero está bajo la responsabilidad del contador del MICC.

Además se establecieron alianzas con instituciones fraternas (orga-nizaciones no gubernamentales, ONGs) que cooperan con la labor social del MICC, las cuales han realizado aportes en el campo técnico, la capacitación de per-sonal y pequeñas contribuciones económicas con las cuales han contribuido en la adquisición de equipos básicos para el Canal.

En 2012 TV MICC creó un pro-grama para abordar las fortalezas y debilidades de las organizacio-nes indígenas, campesinas y de mujeres. Un compromiso a futuro es conocer también las diferentes acepciones organizativas existen-tes en las zonas urbanas del centro del país. Y es que uno de los ras-gos identitarios de los pueblos es su sistema de organización, como forma de regularizarse y autogo-bernarse. Por lo menos en Ecua-dor, sin la organización el mundo rural no soportaría el abandono y la exclusión que padece en todos los sentidos (de políticas, social, económico y cultural) de parte del Estado y de la sociedad.

El idioma es otro factor fundamen-tal de la identidad. Por ello para MICC el idioma indígena, en este caso el kichwa, es el que marca el sello de identidad del canal.

Para 2012 un 30 por ciento de ha-blantes de kichwa habían pasado por diferentes programas en vivo y en noticias recabadas en las co-munidades y ciudades para expre-sar sus pensamientos y reflexionar sobre la situación del idioma y de la vida cotidiana en su propio idio-ma. Sin embargo, hay dificultades para que el idioma tenga mayor carga horaria en las emisiones de la televisora: la escasa producción en kichwa y la falta de políticas estatales que para que este idioma sea lengua oficial. Además hemos sentido que la nueva Ley de Edu-cación que denomina a todo el sistema como intercultural subes-tima la reivindicación del idioma kichwa. También hemos constata-do que hay escasa apertura para fi-nanciar la producción audiovisual en kichwa. En este contexto, nues-tro desafío es mantenernos produ-

ciendo en idioma kichwa. Docu-mentos como la Constitución de Ecuador, los tratados internacio-nales en los que se reconocen los derechos de los pueblos, especial-mente los derechos humanos y los colectivos, son lo que nos guían en la reflexión en los diferentes temas que son tratados en las noticias y análisis de opinión pública.

TV MICC transparenta y ac-tualiza de manera permanente su información por medio de las redes sociales (twitter y facebook), y vía el sitio web, la población puede acceder al proyecto político comunicativo de la televisora y a algunas producciones de interés. Diversas instituciones de carácter educativo (estudiantes de varias universidades del país), organizati-vo (ONGs y organizaciones cam-pesinas e Indígenas) han realizado visitas de investigación y conoci-miento del trabajo de TV MICC.

TV MICC cumplirá cinco años el 28 de febrero de 2014 como una de las televisoras comunitarias más importanes de América Latina. Su experiencia ha representado una enseñanza ejemplar para quienes sienten un verdadero compromiso con la difusión desde la palabra del pueblo, la palabra simple, hu-mana, que nace del corazón.

Misión de TV MICC

es ser un medio

de comunicación

alternativo,

comunitario,

participativo, innovador

e intercultural, que

crea nuevas formas

de producción

comunicativa y de

relación con la gente,

para que se fortalezca,

promueva y revitalice

la cosmovisión y la

identidad cultural

de los pueblos

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FRENO JUDICIAL AL MAÍZ TRANSGÉNICO: TRIUNFO DE LA SOCIEDAD

Por decisión de un juz-gado federal, deberán suspenderse desde ya las siembras de maíz trans-

génico en México que están en marcha, ya sea en etapa experi-mental o piloto, y las que están en proceso de análisis y autorización, las cuales implican también pla-

nes de siembra comercial.

El Juzgado Federal Décimo Se-gundo de Distrito en Materia Ci-vil, en el Distrito Federal, emitió una medida cautelar en la que ordena esta suspensión a las Se-cretarías de Agricultura (Sagarpa) y de Medio Ambiente (Semarnat).

Ello, como una medida cautelar en tanto se resuelve el juicio de demanda colectiva, la cual fue presentada el pasado 5 de julio por un grupo de 53 organizaciones y personalidades, con la petición de detener la siembra de maíz transgénico en México, pues ésta atenta contra los derechos huma-

nos a la alimentación, la salud y el medio ambiente.

En conferencia de prensa el 10 de octubre, Adelita Sanvicente, representante de los demandan-tes y de la Fundación Semillas de Vida, AC, dio a conocer esta decisión judicial, junto con el re-presentante legal de la demanda, René Sánchez Galindo; Víctor Suárez Carrera, director de la Aso-ciación Mexicana de Empresas Comercializadoras de Producto-res del Campo (ANEC); el padre Miguel Concha, del Centro de Derechos Humanos Fray Francis-co de Vitoria, y Mercedes López, de Vía Orgánica (asociación de consumidores).

Se congratularon de la deci-sión judicial; dijeron que era la primera de su tipo en la historia de largas luchas sociales contra el maíz transgénico, y consideraron que la resolución final debería ser la suspensión total de las siem-bras de este grano en México, pues ponen en riesgo de conta-minación y daño, a los maíces na-tivos. Precisaron que el juez aún no ha podido notificar a las em-presas dueñas de esta tecnología y las principales interesadas en su siembra en México y el mundo: Monsanto y Pionner, entre otras; no han sido notificada debido a

estrategias comunes que utilizan las empresas en este tipo de asun-tos judiciales, pero la notificación ocurrirá sin falta.

Consideraron que los promotores de la demanda colectiva –la cual está en posibilidad de ampliarse con más adherentes- son personas con autoridad moral y científi-ca para exigir el freno del maíz transgénico. Entre ellos están científicos como Antonio Turrent y Víctor Manuel Toledo, el antro-pólogo Julio Glockner, el doctor Raúl Hernández García Diego, la organización campesina Tosepan Titataniske de Puebla y el Grupo Vicente Guerrero de Tlaxcala. Entre los demandantes están aca-démicos, campesinos, apicultores, activistas, asociaciones civiles y demás.

Víctor Suárez destacó la importan-cia de frenar el maíz transgénico en los campos de México, pues los científicos “han demostrado que no es posible contener este maíz y que su acumulación progresiva e irreversible de los paquetes trans-génicos actuales y futuros pudiera rebasar el umbral letal de la tole-rancia de la planta e impedir su so-brevivencia, afectando gravemen-te al maíz y la condición única de México como centro de origen y diversificación continua.

MONSANTO, ÁVIDO POR MAÍCES TRANSGÉNICOS, SE ADUEÑA DE TIERRAS EN NAYARITLourdes Rudiño

El excelente clima, la alta calidad del suelo, y la vastedad de agua han hecho que Monsanto,

la trasnacional líder en transgéni-cos, coloque sus ambiciones en la región de El Tizate, en el munici-pio de Santiago Ixcuinta, Nayarit, donde ya desde 2010 cuenta con su Centro Internacional de Mejo-ramiento de Maíz y Sorgo –el más grande de su tipo en Latinoamérica y el tercero a escala global, según la propia empresa- y donde enfoca hoy sus baterías a la adquisición y renta masiva de tierras, en medio de la indiferencia y/o complicidad de autoridades locales y federales.

La trasnacional -que por ahora está bateada por la decisión judi-cial de frenar cautelarmente cual-quier siembra de maíz transgénico en México- desarrolla una estrate-gia de debilitamiento de la econo-mía campesina, para poder hacer-se de las tierras de los productores:

Desde el ciclo otoño/invierno 2010-11 Monsanto ha venido esta-

bleciendo, como en ningún otro lugar del mundo, contratos de compra de semillas híbridas con precios fijos a niveles inferiores de lo que el mercado global marca, afirma Federico Langarica Cha-varín, quien ha representado a los productores en el conflicto.

Agrega: al mismo tiempo –lo cual parece un mecanismo concerta-do- la Financiera Rural (Finrural), las cajas de ahorro y préstamo y los agiotistas, están ejerciendo presión sobre los campesinos por carteras vencidas: “les han metido cientos de demandas y amenazan con embargar sus tierras”, situación que convierte a los productores en carne de cañón para la compa-ñía que no oculta sus ambiciones por acaparar tierras en El Tizate, zona privilegiada con temperatu-ras idóneas y agua a más no poder. “Finrural ha apretado tanto que ni siquiera tiene acreditados ya en la región”, comentó Langarica.

“En el Registro Público de la Pro-piedad no nos querían dar infor-

mación, pero con amigos hemos investigado y vemos que Monsanto está comprando mucha tierra, al precio que sea, además tiene ren-tadas más de mil hectáreas, pues paga 13 mil pesos de arriendo por año y hace contratos por tres años.

Ante eso, ¿qué hacen los produc-tores, qué hace por ejemplo una campesina viuda con hijos y tres hectáreas, pues renta, recibe 39 mil pesos juntos y no se molesta en sembrar ni se preocupa si va a llover o no”, dice Langarica. En la

zona, en las márgenes del río San-tiago, ya está en proceso un canal que va a servir de riego a unas 70 mil hectáreas. “Monsanto está to-mando tierras allí. La mayoría es de pequeña propiedad, pero también compra predios ejidales”.

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El trasfondo está en el in-terés explícito de Monsanto de potenciar su Centro de Investi-gación “una vez que el gobierno federal permita la producción y comercialización de maíz trans-génico”, según la expectativa ex-presada al periódico Milenio, en marzo de 2010, por el presidente de la empresa para América La-tina Norte, José Manuel Made-ro (www.milenio.com/cdb/doc/impreso/8729411).

Según esa nota, publicada con motivo de la inauguración del Centro mencionado, que impli-có una inversión de 70 millones de pesos, Monsanto pretende impulsar la producción semillas del Centro de Mejoramiento, “para exportar a todo el mundo (…) México tiene la capacidad para convertirse en un centro de producción y exportación de semillas biotecnológicas, o transgéncias, para lo cual deben cumplirse los requisitos de la le-gislación mexicana”, dijo, según el texto de Milenio.

Ya en octubre de 2012, La Jorna-da publicó información de com-pras de tierra de Monsanto en El Tizate. Entonces se hablaba de una compra de más de mil 800 hectáreas en las márgenes del río Santiago. El alcalde, Pável Jarero Velázquez, dijo entonces que “los labriegos venden sus tierras porque los acaparadores de granos, en especial los de Si-naloa, les ofrecen precios irriso-rios por sus cosechas, en especial las de frijol. Jarero detalló que las tierras agrícolas altamente productivas que Monsanto está

adquiriendo se encuentran en las localidades de Sauta, El Papa-lote, Valle Zaragoza, San Isidro, La Presa, Ejido de Villa Hidalgo, Miguel Hidalgo, El Solorzeño y Patroneño” (www.jornada.unam.mx/2012/10/03/estados/036n1est).

Y ¿cómo reacciona la autoridad? Emeterio Carlón Acosta, quien fue delegado de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa) en Nayarit hasta hace seis meses y durante dos años, “se dio cuenta del pro-blema (de los contratos amañados con precios injustos); escuchó las quejas de los productores, ofreció interceder y luego no nos volvió a atender. Ahora es el titular de Agricultura del gobierno de Na-yarit. El delegado actual de Sa-garpa, Sergio Mendoza Guzmán, no nos quiere recibir, no quiere saber del tema. El gobernador (Roberto Sandoval) es amigo de Monsanto, pues la empresa le regala todos los esquilmos de su maíz para que él obsequie pacas de pastura a los ganaderos. No te-nemos apoyo del gobierno”.

El viacrucis de los campesinos de Nayarit con la trasnacional comenzó en 2010. Ya Monsan-to había realizado sin problema contratos de habilitación para compra de semilla con produc-tores desde hacía unos pocos años atrás en El Tizate y desde más de 20 años en Bahía de Ban-deras. Los contratos respetaban el precio que corría en el merca-do. En 2010, sin embargo, actuó como no lo había hecho antes “ni en ningún país del mundo, ni con algodón, soya o cualquier otro cultivo”: pactó con los agri-

cultores un pago de 2.70 por kilo, sobre una superficie de más de dos mil hectáreas en ambos municipios, a sabiendas que al momento de la cosecha el pre-cio sería mayor (pues la lonja de Chicago avizoraba un nivel de cuatro pesos).

“Fue una acción, ventajosa, premeditada y con mucha alevosía”. Los productores se vieron en una encrucijada pues sus costos de producción resulta-ron de tres a 3.5 pesos por kilo en promedio, o sea que salían perdiendo.

Ante ello, viendo que el contrato era leonino y anticonstitucional, en los dos municipios “fuimos a pláticas con Monsanto, pero los gerentes nos dijeron ‘háganle como quieran’ y no aceptaron su-bir el precio”, recordó Langarica.

La situación derivó en la toma, por parte de los productores de la planta de Monsanto en Bahía de Banderas y del Centro de Me-joramiento de El Tizate, la cual duró varios días. El entonces se-nador perredista Javier Castellón Fonseca gestionó a favor de los productores, y Monsanto al final decidió concertar una compen-sación de precio la cual fue paga-da en el ciclo del año posterior, 2011-12. Productores que habían emprendido demandas legales contra Monsanto fueron com-prados y se desistieron, y ade-más las demandas no procedían porque los contratos establecían que cualquier conflicto debía di-rimirse en la Ciudad de México, situación para la cual los campe-sinos no estaban preparados.

En el ciclo 2012-13, que corres-ponde a la cosecha actual, Mon-santo generó “nuevos contratos fraudulentos”. Pagan la semilla de maíz a 3.635 el kilo, cuando el mercado mundial marca que el precio debería ser de 4.2 a 4.40. Los agricultores han realizado reuniones para inconformarse y definir estrategias, pero enfren-tan acciones intimidatorias de representantes de la trasnacional. “Llegan a su casa a amenazarlos de que si siguen organizándose, la empresa no entregará la habi-litación (dinero para la siembra, parte de los contratos)”.

Langarica comenta que la situa-ción es grave, que los juzgados están llenos de campesinos que están siendo demandados por las entidades financieras y por los agiotistas, y que todo parece encaminado a que Monsanto se adueñe masivamente de tierras. Pero los productores, dice, tie-nen también herramientas para defenderse, y una de ellas podría ser la siembra de maíz amarillo que contamine los maíces que se siembran para la trasnacional. Esta es una historia que apenas comienza.

EL MAÍZ: DRAMÁTICA DEPENDENCIA DE LAS IMPORTACIONES Ignacio Lazcano Martínez

Dobla un arco hasta su límite y desearás haberte detenido a tiempo

Tao Te Kin

México exportó du-rante 1964-1969 gra-no de maíz blanco por 5.4 millones de

toneladas métricas, cuyo valor fue de 303 millones de dólares (con un tipo de cambio de 12.50 pesos por un dólar).

Ahora México importa aproxi-madamente 12 millones de to-neladas del grano al año (princi-palmente amarillo) con un valor de cuatro mil millones de dólares (tipo de cambio equivalente com-parable al de 1964-1969 de 12 mil 500 nuevos pesos por dólar; re-cuérdese la eliminación de los tres ceros).

En el lustro de referencia la pro-ducción del maíz blanco per cápi-ta fue de 193 kilos; ahora, 45 años después, es de 183 kilos, e impor-tamos 105 per cápita, es decir 57 por ciento de lo producido en el país y 37 por ciento del consumo total del grano nacional (humano, pecuario, industrial).

Esta es la cuenta del maíz grano, blanco y amarillo, pero en reali-dad importamos mucho más sólo que ya transformado en fructosa, glucosa, carnes, leche, huevo, só-lidos de destilerías (DDG s), etcé-tera, etcétera, fabricados, produci-dos, con maíz, por ejemplo:

México importó en 2012 de Es-tados Unidos, principalmente para la industria refresquera, 1.3 millones de toneladas métricas de fructosa que demandaron de aproximadamente 2.4 millones de toneladas de maíz amarillo para su fabricación.

Al sumar los 12 millones de tone-ladas de maíz grano importado ahora con el contenido del grano de las compras al exterior de los productos que lo conllevan im-plícitamente, resulta que nuestra dependencia del maíz del exterior se aproximó a 19 millones de tone-ladas métricas.

Estas impresionantes impor-taciones de maíz se explican parcialmente, al conocer que la superficie sembrada con el grano en el país disminuyó de 1995 a 2012 de 9.1 a 7.7 millones de hec-táreas, con una clara tendencia descendente, lo cual contrarrestó el aumento en el área y en la pro-ductividad de superficies de riego completo en el cultivo del maíz,

principalmente en los distritos de Sinaloa, cuyos agricultores mos-traron su capacidad al elevar de forma sostenida sus rendimientos de maíz blanco, al pasar de 6.88 a 10.45 toneladas por hectárea entre 1995 y 2010.

Así, se hace evidente que el gra-ve descuido en la producción del maíz se ha propiciado en la agri-cultura de temporal. De seguir así las cosas, ¿qué nos depara el futu-ro? Obviamente más dependen-cia, pues para el año 2023, seremos aproximadamente 15 millones más de habitantes en el país que demandarán de 4.3millones de to-neladas más del grano.

Pero además, como si no tuviéra-mos suficientes problemas con el maíz implícito en otros productos, revisemos el caso de las dramáti-cas importaciones de gasolinas. ¿De las gasolinas? Pues sí, de las gasolinas. Veamos:

Por razones de salud y del cuida-do de nuestros recursos natura-les como el agua potable, Pemex debe oxigenar sus gasolinas con bioetanol carburante, lo cual está intentando desde hace varios años con nulos resultados, entre otras causas porque en México no pro-ducimos este alcohol anhidro.

Si por las razones mencionadas, Pemex que ahora importa algo más de la mitad de la gasolina que nos vende, imitara a Estados Unidos mezclando sus gasolinas al diez por ciento en volumen con bioetanol, entonces consumiría al año cuatro mil 400 millones de litros de bioetanol carburante, el cual se produce de maíz, y así estaríamos importando del grano implícito en este alcohol 10.6 mi-llones más de toneladas de maíz por año.

Post datas: a) Entre 2000 y 2011, en Estados Unidos la producción de bioetanol carburante derivado del maíz creció en 22.8 por cien-to anual hasta alcanzar los 55 mil millones de litros, utilizando 133 millones de toneladas de grano de maíz es decir, el 39 por ciento de su producción nacional del grano.

b) Aun tratándose de maíz este texto, permítaseme informar aquí que Brasil, que produce aproxima-damente 22 mil millones de litros de bioetanol carburante por año, utilizando caña de azúcar, mezcla por norma toda su gasolina al 25 por ciento en volumen con el alco-hol carburante. Allá, en aquel país no se vende gasolina sin bioetanol de caña.

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NECESARIOS, NUEVOS DEBATES SOBRE EL MAÍZ TRANSGÉNICO Y LA SOBERANÍA ALIMENTARIASusana Carro, Marta Astier, Tzivia Huante, Adelita San Vicente, Aída Castilleja, Antonio Turrent, Catherine Marielle, Joanildo Burity, José Antonio Serratos, Juan José Lavaniegos, León Olivé, Martín Tiznado, Patricia Tovar, Margarita Tadeo, Alejandro Espinosa, Antonio Turrent, José Luis Sánchez, Patricia Artía

El proyecto internacional GMFuturos, que realiza la Universidad de Dur-ham (Gran Bretaña),

en colaboración con el Centro de Investigaciones de Geografía Am-biental (CIGA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con sede en Morelia, tiene un enfoque multidiscipli-nario e investiga las razones socio culturales, religiosas y filosóficas que influyen en las perspectivas de diversos actores sociales acerca de los cultivos transgénicos o ge-néticamente modificados (GM).

En esta iniciativa participan in-vestigadores de ciencias sociales, naturales y humanidades de cua-tro países (Gran Bretaña, México, Brasil e India), y en la actualidad concluye su estudio de caso en México, el cual se replicará en los dos últimos países. Mediante estos estudios se pretende recoger las voces de actores sociales que históricamente se han visto ex-cluidos de los debates y consultas sobre transgénicos, y para ello se han realizado estancias en comu-nidades de pequeños agricultores (indígenas y no indígenas) en Mi-choacán; se ha encuestado a estu-diantes e investigadores en un la-boratorio de biotecnología; se han realizado grupos de enfoque con consumidores urbanos en More-lia, y se ha entrevistado a profun-didad a actores nacionales claves en los debates y las políticas sobre el maíz transgénico, como regula-

dores de autoridades competentes, grandes y pequeños agricultores, representantes de organizaciones no gubernamentales y desarrolla-dores de cultivos GM, entre otros.

Una de las actividades fudamenta-les del proyecto fue la realización de un taller en la UNAM, en la Ciudad de México, en el que ade-más de presentar una selección de resultados preliminares a los actores invitados, se les solicitó realizar discusiones deliberativas en grupos multi-sectoriales.

Allí estuvieron presentes diversos representantes de la comunidad académica, asociaciones de agri-cultores, centros de investiga-ción, agronegocios, asociaciones religiosas y civiles y organismos gubernamentales (entre ellos, las secretarías de Agricutlura y de Medio Ambiente, así como la se-cretaría ejecutiva de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamen-te Modificados, Cibiogem).

Los organizadores del taller, las doctoras Marta Astier y Patricia Artía, de CIGA-UNAM, y Susana Carro Ripalda de la Universidad de Durham, así como el doctor Joanil-do Burity de la Fundación Joaquim Nabuco (Brasil), quedaron muy sa-tisfechos con el alto índice de parti-cipación en el taller, con la actitud dialogante de los asistentes, y con los resultados obtenidos. “Tuvimos un excelente nivel de respuesta a

nuestras invitaciones al taller, el cual acabó recibiendo unos 40 de-legados, representando a amplios sectores de la sociedad y con un buen balance de género”, dijeron.

En la relatoría de los resultados del estudio de caso más relevantes que presentaron los organizadores del taller, cabe destacar (de forma resumida):

a) �La importancia del maíz en el contexto mexicano, mucho más allá de sus facetas alimen-ticias. Agricultores, científicos y consumidores coinciden en resaltar la centralidad de este cultivo como constitutivo de identidad cultural en México y como organizador de formas de vida sociales y agrícolas. Inclu-so algunos jóvenes investigado-res entrevistados presentaron cuestionamientos filosóficos con respecto a la manipulación genética del maíz, y preferirían definir límites al respecto, si bien reconocen la necesidad de mejorar la productividad de este cultivo y la calidad de vida de los pequeños productores.

b) Muchos sectores sociales (con-sumidores, pequeños agriculto-res y organizaciones indígenas y de mujeres, entre otros) denun-cian una falta de información respecto a los transgénicos y a su regulación, y demandan un mayor involucramiento en los procesos de consulta e imple-

mentación. También algunos jóvenes biotecnólogos admi-tieron su desconocimento de los procesos regulatorios sobre GM en México, y reclamaron mayor participación del sector científico en este ámbito, que sugirieron incorporar como parte de su formación y poste-rior labor de investigación.

c) La desconfianza de la mayoría de los sectores sociales en los procesos consultivos y regula-torios sobre GM en México, a los que se critica por su falta de transparencia y de demo-cracia y por la exclusión a la que se ven sometidas muchas voces (incluso, a veces, las de algunos científicos). Además de la percepción por parte de muchos grupos sociales de intereses ocultos en la aproba-ción de ciertas políticas, que a menudo no benefician a aque-llos a quienes se dice la biotec-nología debería ayudar, como son los pequeños productores.

Tras la presentación y discusión de los resultados, los participan-tes fueron divididos en equipos para generar acuerdos –por medio de una metodología deliberativa específicamente diseñada para el evento-, sobre los aspectos que ne-cesariamente se tendrían que in-cluir en caso de abrirse un nuevo ciclo de debate. “En un principio algunos participantes plantearon dudas respecto a la viabilidad de

reabrir un debate social nacional que parecía estancado o incluso cerrado, pero tras deliberar colec-tivamente, la mayoría de los par-ticipantes expresó la conveniencia de abrir un nuevo ciclo de debate en términos más transparentes, inclusivos y democráticos”, apun-taron los organizadores del taller.

En opinión de un representante de una organización religiosa, se-ría necesario también “recuperar el debate histórico, que fue cerra-do por la vía de los hechos”.

Aunque hubo opiniones discre-pantes, el conjunto de los grupos en reunión plenaria llegó al acuer-do de que uno de los ámbitos de acción urgente para México es el del diseño e implementación de políticas públicas para el maíz, que involucren el cumplimien-to del marco jurídico nacional, y que tomen en cuenta los intereses y las perspectivas de los peque-ños productores. Otros ámbitos de acción prioritarios acordados por los grupos fueron los de la información y la participación social. Las líneas de acción suge-ridas por los grupos fueron: 1) El establecimiento de una moratoria activa a la liberación de maíz ge-néticamente modificado, dentro de la cual se debería promover un debate informado, que incluya a toda la sociedad (no sólo a grupos de interés), que fije plazos y obje-tivos claros, y que no implique de-tener el proceso de investigación científica y tecnológica nacional, siempre que este último se dirija a lograr un desarrollo realmente sustentable a todos los niveles; y 2) La apertura de un nuevo deba-te nacional sobre la producción y conservación del maíz nativo y so-bre la seguridad agroalimentaria, en donde haya una buena difusión de información veraz y verificable respecto de la bioseguridad y los GM y consultas activas e inclu-yentes de todos los sectores de la ciudadanía, y en donde se debata de forma más democrática y trans-parente a dónde se dirige México como país.

En el marco de este proyecto se están realizando durante 2013 ta-lleres con los actores relevantes en los debates y la regulación de trans-génicos en India, Brasil y México, y en el 2014 se darán a conocer los resultados finales de la investiga-ción en una Cumbre Internacional sobre Políticas, que tendrá lugar en Londres. También se realizan ac-tividades de difusión del proyecto y sus resultados por medio de pu-blicaciones, conferencias y una pá-gina web (https://www.dur.ac.uk/ihrr/gmfuturos/).

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Michoacán

DEL MAÍZ AL COMAL, DE LA TORTILLA A LA BOCA: LA LABOR DE LA RED TSIRIClaudia Guerrero, Vanessa Salazar, Mariana Soto, Luis Olivares y Gonzalo Álvarez

El maíz es uno de los tres cereales más importan-tes del mundo; la re-gión Mesoamericana es

el centro de origen y diversi�cación de las más de 50 razas nativas de maíz. Las culturas de toda esta zona se desarrollaron en una es-trecha relación con este cultivo, la cual permanece como un fuerte pilar en la cosmovisión, tradicio-nes, acciones y preferencias de los diferentes grupos que lo manejan.

En México, por su historia y tra-dición, el maíz constituye la base alimenticia; está presente en un sinfín de platillos, variados en for-mas y colores, texturas y sabores que hacen que resulte infaltable en la mesa. La tortilla es uno de los más populares.

El consumo de tortilla es indis-pensable en el día a día de la ma-yoría de los mexicanos, pero ¿de dónde la sacamos? En nuestra ac-tualidad, la sociedad mexicana es predominantemente urbana por lo tanto el proceso artesanal que dio origen a la tortilla -la nixtama-lización, el amasar, dar forma a la tortilla con las manos y la cocción en comal- es cada vez más escaso. Ha sido desplazado por las máqui-

nas tortilleras. Sin embargo, aún en zonas rurales y periurbanas son muchas las familias que dependen y gustan de la elaboración manual de la tortilla.

En el estado de Michoacán exis-ten aún muchas de estas zonas. Un ejemplo es Uricho. Esta “es la localidad que posee más tortilleras de la región de la cuenca del lago de Pátzcuaro”, nos comentó Car-men, impulsora y promotora de Red Tsiri. Tsiri significa grano de maíz en purépecha.

La Red Tsiri es un organización que busca promover el consu-mo de tortillas elaboradas con semilla de maíces cultivados en la región de Pátzcuaro-Zirahuén, bajo prácticas agroecológicas, con el objetivo de conservar las variedades nativas de maíz pre-sentes en la región, sobre todo las de colores azul, morado y negro. Esta Red ha participado con or-ganizaciones de la sociedad civil y académicas, entre ellas el Grupo Interdisciplinario de Tecnología Rural Apropiada (GIRA) y el Cen-tro de Investigaciones Geográficas y Ambientales (CIGA) de la Uni-versidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En plática con la señora Marta, integrante de la Red Tsiri y elabo-radora de gorditas, nos compartió su experiencia en la Red, “me siento más contenta, pues antes tenía que ir al mercado (de Pátz-cuaro) a vender y ahora con la Red ya tengo una venta más segura”. La creación de una microempresa que permite a mujeres como doña Martha vender sus productos ha incidido de manera positiva en su calidad de vida.

La Red no sólo ha permitido la organización para la venta de pro-ductos como tortillas, gorditas, pinole, dulces, etcétera, sino que les ha brindado los medios para mejorar sus cocinas mediante la instalación de estufas ahorradoras de leña, que además de disminuir el consumo de la madera para co-cinar también evita la emisión de gases tóxicos para las señoras que cocinan en fogones.

La señora Martha se incorporó a la Red una vez que le instalaron su estufa ahorradora de leña y empe-zó a elaborar tortillas para la venta por medio de la Red. El éxito en la sazón de la señora Martha la llevó a preparar otros productos, como las ya famosas gorditas, las cuales

se venden en diferentes puntos como la UNAM campus Morelia, la Universidad la Salle y algunas clínicas del Seguro Social. “Em-pecé haciendo unas poquitas, 20 o 30, pero ahora les han gustado mucho y ya hago hasta 280 en un día”. Estas delicias rellenas de fri-jol, papa, mole, chicharrón, rajas o nopales las prepara todos los miér-coles en punto de las 2:30 de la mañana para que a las 8:00 estén listas para partir a sus diferentes puntos de venta.

Muchas otras personas, como la señora Martha, están dentro de la Red Tsiri, ya sea como agricul-

tores, elaboradoras de tortillas, conductores, cuerpo logístico, in-vestigadores y vendedoras. Todos se han visto muy beneficiados del trabajo conjunto de la Red, que re-quiere mucha organización, com-promiso y ganas de ayudarse entre comunidad.

Ejemplos de organización como ésta surgen ante la necesidad de crear fuentes de empleo en el medio rural, que permitan a las personas mejorar su calidad de vida, así como conservar las espe-cies de maíz nativas de la región. Por ello apoyemos y consumamos ¡nuestro Tsiri!

LA TRADICIÓN DE HACER TORTILLASAnahí Aguilera Pantoja, Clara Migoya Bulnes, Nadia Citlali Talavera Sánchez y Mónica Mariana Zamora González

(…) entonces Quetzalcóatl bajó al Mictlán, donde tomó unos huesos de hombre y de mujer, los llevó a

la diosa Coatlicue y ella, afanosa, los molió en el metate de piedra

junto con mazorcas de maíz. Con la masa resultante, Quetzalcóatl

formó a los primeros habitantes de Mesoamérica. Por eso su

alimento principal es el maíz.Popol Vuh

Para unos chilaquiles verdes o rojos, unas ri-cas tostadas, unas enfri-joladas con queso, unas

chalupitas, un buen pastel azteca, unos totopos para botanear, unas flautas de barbacoa, unas enchi-ladas de mole, unos peneques calientitos, unos tacos al pastor, unas quesadillas doraditas, para acompañar cualquier guisado o simplemente pa’ echarle salsa de molcajete..., en fin, hasta en la sopa podemos saborear ese emble-mático manjar de la gastronomía nacional: la tortilla. Sin importar clase social, raza o ideología, este elemento indispensable en las me-sas de todos los mexicanos repre-

senta un volumen de producción y consumo cercano a los 22 millones de toneladas al año.

Así, México es el primer consu-midor de tan nutritivo alimento a escala mundial.

El origen de la tortilla se remonta hasta los inicios mismos de la his-toria del maíz, entre el año 2000 y 1000 antes de nuestra era, cuando fue domesticado este importante cultivo que ha adquirido la forma de 64 razas, reflejo de su diversifi-cación a lo largo y ancho de nues-tro país. La cuenca del lago de Pátzcuaro alberga muchas de estas coloridas variedades y, dentro de ella, el ejido de San Francisco Uri-cho, en Erongaricuaro, ha resalta-do por su fama como pueblo torti-llero. En esta localidad la mayoría de las señoras se dedican al arduo oficio de la elaboración a mano de deliciosas tortillas con maíces criollos de la región. Después, las cargan en sus tlaxcales cuidadosa-mente tejidos y las llevan a vender o trocar a los mercados, como el de Pátzcuaro.

Allá, la señora María del Carmen Pérez Silverio nos recibió en su casa para platicarnos que, cuando niña, solían trabajar en el cam-po tres veces al día y no añadían ningún tipo de fertilizante, que toda la familia iba junta a “alzar zurco” en la milpa y que su ma-dre le enseñó el arte de moler el grano y echar tortillas poco antes de que cumpliera los 12 años. Pero las cosas han cambiado mucho, y ahora su nieta, que ya va para los 13, no tiene idea de cómo se hace una buena tortilla. Aun así, otras costumbres más ligadas con el aspecto ritual del maíz sí prevale-cen, como los adornos de hoja de maíz y mazorcas que se hacen el día de la fiesta patronal, o como los altares del Día de Corpus, don-de colocan su metate, su mano, comales de barro adornados y tlax-cales repletos de tortillitas de masa blanca o de vistosos colores.

El amplio techo cubierto de ho-llín se reflejaba en los ojos de doña Carmen, cansados por el humo de la “chiminía”, mientras nos comentaba que no hace mu-cho tiempo que Uricho es cono-

cido por sus tortilleras (por ejem-plo, la madre de doña Carmen se dedicaba sólo a la elaboración de petates, y la ichuskuta era hecha únicamente para consumo fami-liar), pues las ventas se esparcieron como pólvora hace apenas 50 años cuando doña Salud Cortés, tras varias veces de ir al mercado de Pátzcuaro, corrió la voz entre sus vecinas de que por allá se vendían muy bien y que se le acababan muy rápido.

Así, poco a poco, muchas mujeres comenzaron a ir todas las maña-nas a vender. Doña Carmen lleva tan sólo 24 años haciéndolo, pero hace unos diez la competencia aumentó con tortilleras de otros pueblos de la cuenca. Además, el precio de la tortilla ha ido cayen-do y el precio del maíz es cada vez mayor, lo que representa im-portantes dificultades para este oficio. Sin embargo, el aumento en la demanda de tortillas hechas a mano, así como su competencia en la venta quizás se deba a que cada vez más gente está empezan-do a darse cuenta de la importan-cia cultural y culinaria de este rico

producto.

Es conocido que en las décadas recientes la tortilla hecha a mano está siendo relegada de muchas partes de México, sobre todo en las ciudades, pues la tortilla “de máquina” se ha vuelto la protago-nista diaria de nuestras comidas y, tristemente, se encuentran cada vez menos señoras que ofrezcan un producto de alta calidad que, al contrario de la tecnificación tor-tillera, no es de harina de maíz de dudosa procedencia, sino de puro grano nixtamalizado del campo nacional.

Por suerte, existen iniciativas como la Red Tsiri (a la que perte-nece la señora María del Carmen) que buscan rescatar los maíces criollos de la región, cultivados en sistemas tradicionales, haciendo grandes esfuerzos por preservar la salud de sus suelos y la cultura regional, y que fomentan que el trabajo de estas mujeres sea bien remunerado, con pagos justos por un producto que procura la con-servación de nuestras tradiciones y nuestra sana alimentación.

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19 de octubre de 201320

QUINTO AÑO DEL DÍA NACIONAL DEL MAÍZ

Rosario Cobo

Fecha: 29 de sep embre de 2013. Llegamos cien-tos de personas al Monumento a la Madre. Una enorme cabeza colorida de Quetzalcóatl indicaba el punto de reunión. Nos convocó la Campaña Na-cional Sin Maíz no hay País y el Carnaval del Maíz para defender la cultura campesina, hacer efec vo el derecho a la alimentación e impedir las siem-bras comerciales de transgénicos que contaminan nuestras semillas y amenazan priva zar la vida.

La fi esta empezó con una narración a muchas voces alertando: “el empo se acaba… ahora es cuando”, mientras en el centro de la plaza varios jóvenes desplegaban en círculos cientos de me-tros de telas mul colores representando el paso de empo con un reloj imaginario y los ciclos de la milpa. Atrás se escuchaba: “Porque sembrar maíz y hacer milpa son dos cosas dis ntas: el maíz es una planta, y la milpa, un modo de vida”.

Luego entraron bailando los huehues del Carnaval de Tlaxcala con sus espectaculares ropajes: capas, penachos de preciosas plumas y máscaras. En el siglo XVI, su danza sa rizaba a los conquistado-res. Hoy la bailamos para burlamos de las grandes compañías trasnacionales que quieren priva zar nuestras semillas y del gobierno que entrega nues-tra soberanía nacional. ¡Hoy es nuestra fi esta!

Jóvenes de la Campaña y del Carnaval leyeron el pronunciamiento de la celebración, acompañados

por doña Amalia, campesina de Xochimilco; Abe-lardo, joven contador de Milpa Alta que disfruta trabajar la erra con su familia; Alejandro Cruz coordinador del Consejo Nacional de Organiza-ciones Campesinas (CONOC); una joven del Mo-vimiento Urbano Popular (MUP) que coreaba la consigna ¡Si Zapata viviera, en esta lucha estuvie-ra! También par ciparon académicos y delegados de otros colec vos.

Enseguida marchamos al Monumento a la Re-volución guiados por un largo dragón con cabeza de Quetzalcóatl, coreando “No a la priva zación de la educación, de las semillas, del petróleo… No al gobierno que priva za el país”. Allá nos esperaban los maestros, y el colec vo Comida no Bombas, que repar ó sabrosos guisos. Lue-go se armó el bailongo al calor del son cubano del grupo Toque Bullanga. Algunos compar eron alimentos y pulque orgánico sólo para “los ver-sadores”, y no tardaron en apuntarse maestros de Chiapas y Oaxaca, poetas improvisados por la magia de un pulque.

Ya pardeaba la tarde cuando un viejo trovador morelense entonó unos cantos, y luego el ballet de la Ollin conmovió al público con el huapango de Moncayo. Al fi nal la lluvia interrumpió los acor-des musicales de un fl au sta y tuvimos que dis-persarnos. Así terminó la fi esta, en una plaza mo-jada y con ánimos renovados para seguir luchando por un país donde quepamos todos.

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