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No. 49 Órgano de difusión de la Biblioteca Central del Colegio de Bachilleres Junio 2013

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No. 49 Órgano de difusión de la Biblioteca Central del Colegio de Bachilleres Junio 2013

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DIBUJO DE ESPÍNDOLA

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Sus años de ser profesor de literatura y enfrentarse al desafío de convertir estudiantes en

lectores deben de haber inspirado a Daniel Pennac a desacomodar los lugares comunes

acerca de la lectura. ¿Es obligatorio leer? ¿Le debe gustar a todo el mundo? ¿Nos hace

mejores personas? Escritor él mismo, Pennac no cuestiona todas estas creencias pero sí se

permite repensarlas.

Agrupados bajo el nombre “Los derechos imprescriptibles del lector”, listó (y desarrolló en su

libro Como una novela) estos permisos:

1. EL DERECHO A NO LEER.

Aceptemos de una vez que hay gente a la que leer puede no gustarle…allá ellos;

dice Pennac: “La idea de que la lectura humaniza al hombre es justa en su

conjunto, a pesar de que existen algunas excepciones deprimentes. Se es sin

duda un poco más humano, si entendemos por eso un poco más solidario con la

especie (un poco menos fiera), después de haber leído a Chejov que antes. Pero

cuidémonos de flanquear este teorema con el corolario según el cual todo

individuo que no lee debería ser considerado a priori como un bruto potencial o

un cretino redhibitorio. Si lo hacemos convertiremos la lectura en una obligación

moral, y este es el comienzo de una escalada que nos llevará rápidamente a

juzgar, por ejemplo, la moralidad de los libros mismos”.

2. EL DERECHO A SALTARSE PÁGINAS.

Si una historia (sobre todo las prosas morosas y detallistas del siglo XIX,

podemos agregar) abunda en fragmentos que nos desesperan o aburren, es

mejor dejarlos pasar que renunciar del todo a la obra. Así dice Pennac que hizo

en su infancia con La guerra y la paz: devoró la historia de amor y descartó las

páginas sobre política y estrategias bélicas.

3. EL DERECHO A NO TERMINAR UN LIBRO.

Y así como se puede esquivar algunas partes centrales en un libro, se puede

obviar su final. Para Pennac, nada (¡y menos el temor a ser juzgados como

perezosos o ignorantes por otros!) justifica que leer se convierta en una

obligación. Si un libro comienza a aburrirnos, dejémoslo para otro momento…o

para otro lector).

4. EL DERECHO A RELEER.

Dice Pennac: “Releer lo que me había rechazado antes, releer sin saltarse una

línea, releer desde otro ángulo, releer para verificar, sí… nos concedemos todos

los derechos. Pero releemos sobre todo gratuitamente, por el placer de la

repetición, la alegría de los reencuentros, la puesta a prueba de la intimidad. Otra

vez, otra vez, decía el niño que fuimos…”

El derecho a

NO leer…

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5. EL DERECHO A LEER CUALQUIER COSA.

Si. A leer literatura estereotipada, comercial, que repite una fórmula… si la

disfrutamos. Que nadie se rasgue las vestiduras. Según Pennac, tarde o temprano,

hechizados por la lectura en sí misma, daremos con textos mejores (más

verdaderos, que no ocultan la complejidad de las cosas) y nos haremos adictos a

ellos. Tendremos (pero naturalmente, sin imposiciones ni vergüenzas) a buscar

escrituras más autenticas y profundas.

6. EL DERECHO AL BOVARISMO (ENFERMEDAD TEXTUALMENTE TRANSMISIBLE).

Leer febrilmente, vibrar de emoción, obsesionarnos por un texto o personaje es

válido (y no una etapa inmadura que debemos superar).

7. EL DERECHO A LEER EN CUALQUIER PARTE.

En cualquier parte y haciendo diferentes cosas. Tomando sol. Viajando. Caminando.

Adormeciéndonos. Comiendo. Agreguen sus variantes.

8. EL DERECHO A PICOTEAR.

Leer de aquí y de allá, varios libros a la vez. O abrir un volumen en cualquier lugar y

leer con toda intensidad la página casual… para cerrar el libro hasta otra temporada.

“Cuando no se tiene el tiempo ni los medios para tomarse una semana en Venecia

-argumenta Pennac-, ¿por qué rehusarse el derecho de pasar allí cinco minutos?”.

9. EL DERECHO A LEER EN VOZ ALTA.

De poner nuestro cuerpo, nuestra voz, nuestra saliva, nuestra interpretación en la

lectura. Pero también, por supuesto, derecho a leer en voz baja.

10. EL DERECHO A CALLARNOS.

O derecho a mantener con el texto una relación compleja, extraña, personal e

intransferible. “La lectura es una compañía que no ocupa el lugar de ninguna otra y

a la que ninguna compañía distante podría reemplazar. No le ofrece (al lector)

ninguna explicación definitiva sobre su destino, pero teje una retícula apretada de

complicidades entre la vida y él. Ínfimas y secretas complicidades que hablan de la

felicidad paradójica de vivir, al tiempo que iluminan el absurdo trágico de la vida”.

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La guerra de los mundos / H. G. Wells

Los viajes de Gulliver / Jonathan Swif

1984 / George Orwell

Robinson Crusoe / Daniel Defoe

La Peste/ Albert Camus PIERRE BETEILLE FOTÓGRAFO FRANCÉS

Elogio del Photoshop. Serie libros www.pierrebeteille.com

El libro rojo / Mao

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¿ESO DIJO?

CUERPO: DIFERENCIA SEXUAL Y GÉNERO

Marta Lamas ¿Qué hace femenina a una mujer y masculino a

un hombre? ¿Es la diferencia sexual un valor

social, cultural, o un destino biológicamente

determinado? ¿Son las mujeres de hoy

verdaderamente autónomas? ¿Qué relación

existe entre la autonomía y los roles sexual,

social y laboral? ¿Cómo demostrar que no es

“natural” la subordinación femenina, como

tampoco lo son la heterosexualidad y otras

prácticas? Marta Lamas cuestiona la forma en

que el pensamiento feminista y las ciencias

sociales han intentado dar respuesta a ésta y

otras interrogantes respecto de la “pequeña gran

diferencia” sobre la que se han tejido las

prácticas y las creencias que constituyen

nuestro entramado cultural: la diferencia entre

los sexos.

Todo indica que los seres humanos no aceptan

la diferencia sin jerarquizarla, y que tener cuerpo

de hombre o cuerpo de mujer se ha convertido,

por sí mismo, en un dato fundamental del

manejo del poder.

Hoy el reto es hacer una lectura distinta de lo

biológico, sin que la aceptación de la diferencia

sexual sea un obstáculo para la igualdad social.

EL MACHISMO INVISIBLE

REGRESA Marina Castañeda

No es necesario ser mujer para ser victima del

machismo, ni hombre para ser machista.

Profundamente enterrado en nuestras

costumbres, el machismo se ha vuelto

invisible, pero siempre esta presente.

El machismo sigue vivo y se ha vuelto aún

más urgente desenmascararlo, comprenderlo

y combatirlo bajo todas sus formas, debido a

sus enormes costos psicológicos, sociales y

económicos en las sociedades modernas. Si

bien la violencia contra las mujeres es su

manifestación más extrema, existen

mecanismos más sutiles que se expresan en

la comunicación, el trabajo, la salud y la

sexualidad mediante roles de género

sumamente rígidos, limitantes e ineficientes.

Que las mujeres tengan menos acceso a la

educación y al trabajo bien remunerado

equivale a desperdiciar un inmenso capital

humano; que tengan menor poder de compra

priva a las empresas de un nicho de mercado

importante; que los varones sólo sepan

“cosas de hombres” y las mujeres “cosas de

mujeres” crea personas con sólo la mitad de

las habilidades que requiere la vida moderna.

En el campo laboral, el llamado techo de

cristal sigue impidiendo que las mujeres

lleguen a los puestos ejecutivos más altos; y,

en la vida pública, la representación popular

sigue siendo, muy mayoritariamente, un

asunto de hombres. Para que esto cambie, no

basta con mejorar la condición de las mujeres.

Ya no se trata de “darle oportunidad a las

mujeres”, quienes ya han demostrado con

creces su capacidad intelectual y laboral. Lo

que se requiere ahora es cambiar las reglas

del juego en todas las áreas de la vida; y, para

ello, es indispensable la participación de los

hombres.

En esta nueva edición revisada y actualizada,

Marina Castañeda incluye una sección sobre

la misoginia, datos sobre la violencia contra

las mujeres y dos amplios cuestionarios para

que hombres y mujeres reflexionen acerca de

los mecanismos invisibles del machismo en la

vida diaria.

Los placeres son placeres, pero no siempre

se comparten y no deben ser obligatorios. La

educación está para desarrollar placeres

inteligentes y creo que se pierde algo si no

se lee, pero no podemos estar de misioneros

tratando de obligar a la gente a que lo haga.

Fernando Savater

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ELECTRODOS PARA SER FELIZ Feggy Ostrosky

Todos hemos deseado ahogar nuestras penas en

alcohol alguna vez, ¿o no?; sin embargo, hay

quienes sufren una depresión mayor y

experimentan episodios de honda e incontrolable

tristeza sin razón aparente. Para aquellas

personas que padecen una depresión severa, ya

existe un nuevo tratamiento: la estimulación

cerebral profunda…

Revista QUO No.187 mayo 2013

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Sylvia Ortega Salazar Directora General del Colegio de Bachilleres

Miguel Ángel de Jesús López Reyes Secretario de Servicios Institucionales

Jorge González Isassi

Director de Administración y Servicios Escolares

José Luis Hernández Espíndola Subdirector de Servicios de Apoyo

al Aprendizaje

David Zamora Díaz Jefe del Departamento de Bibliotecas

y Salas de Cómputo

Addiel Amador Pérez Bibliógrafo

¡¡ Visítanos en la Biblioteca Central … nos dará gusto atenderte !!