no. 17 obama. la hora de la verdad

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13 de febrero de 2009 • Número 17 Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver Suplemento informativo de La Jornada Pág. 20 Latinos de la diáspora por la reforma migratoria El TLCAN llamado a cuentas OBAMA LA HORA DE LA VERDAD ENTREVISTA CON EL SECRETARIO DE AGRICULTURA TEMA DEL MES

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El arribo de un negro a la Casa Blanca es un hecho de enorme trascendencia histórica para su país y para el mundo. Es verdad que la biografía de Obama es excepcional para un afroestadounidense: mientras en Harlem y Watts estallaban disturbios raciales y el Black Power se extendía de costa a costa, el joven Barack estudiaba en los mejores colegios de Hawai y de Indonesia

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Page 1: No. 17 Obama. La hora de la verdad

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13 de febrero de 2009 • Número 17

Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver

Suplemento informativo de La Jornada

Pág. 20

• Latinos de la diáspora por la reforma migratoria

• El TLCAN llamado a cuentas

OBAMA LA HORA DE LA VERDAD

ENTREVISTA CON EL SECRETARIO DE AGRICULTURA

TEMA DEL MES

Page 2: No. 17 Obama. La hora de la verdad

13 de febrero de 20092

Te invitamos a que nos envíes tus opiniones, comentarios y dudas a [email protected]

La Jornada del Campo, suplemento mensual de La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Me-dios, SA de CV; avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, delegación Benito Juárez, México, Distrito Federal. Teléfono: 9183-0300.Impreso en Imprenta de Medios, SA de CV, avenida Cuitláhuac 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, delegación Azcapotzalco, México, DF, teléfono: 5355-6702. Reserva de derechos al uso exclusivo del título La Jornada del Campo en trámite. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin la autorización expresa de los editores.

Suplemento informativo de La Jornada 13 de febrero de 2009 • Número 17 • Año II

Los negros no romperán las barreras del ghetto sino has-

ta que los blancos trasciendan las barreras de sus propias

mentes. La ironía es que el negro rechazado debe encontrar

la fuerza necesaria para liberar al blanco privilegiado.

Kenneth B. Clark, Ghetto Negro

Hace 43 años el sicólogo Kenneth B. Clark publicó Ghetto negro, con sus experiencias en Harlem. Estas voces

son parte del prólogo.

Ser de raza negra me ha causado muchos disgustos. Vine del sur y algunas veces la gente blanca escupe sobre mi vestido de domingo. (mujer, 30 años)

Va usted allá abajo a la agencia de empleos y resulta que no tienen ningún trabajo que darle a usted. Pero usted tiene que vivir. Yo estoy listo para hacer cualquier cosa que pueda hacer otra persona, porque yo quiero vivir, yo quiero vivir. Nadie quiere morir. Yo quiero vivir... (hombre, drogadicto, 30 años)

Muchas veces, cuando estoy trabajando, me siento tan deprimido como si estuviera en el infierno, y siento ganas de llorar. No soy un hombre, ninguno de nosotros lo es. Yo no poseo nada. No soy lo suficientemente hombre para tener una tienda; ninguno de nosotros lo es. (hombre, 30 años)

Sí, señor, muy bien; ya lo aceptan a usted en las tiendas de Wollworth; luchó usted y recibió golpes en la cabeza para ello; pero ¿qué pensarán de usted sus hijos? ¿Posee usted algún poder económico o político? (mujer, 15 años)

Aquí en Estados Unidos la bandera pertenece nada más al hombre blanco. El azul representa justicia. Las 50 estrellas blancas que ve usted en el fondo azul representan los 50 estados blancos; y el color blanco que ve usted en la bandera representa a la Casa Blanca. Todo ello es el símbolo de las gentes de color blanco. El rojo es la sangre del hombre blanco –él no respeta siquiera la sangre de usted y por eso es que lo linchan, lo ahorcan, lo queman... (hombre, 35 años)

Yo quisiera ver el día en que mi gente tuviera dignidad y orgullo de sí misma como gente negra. Y cuando esto llegue a suceder, cuando se den cuenta de que podemos hacer todo lo que cualquier hombre pueda hacer bajo el sol, entonces estas cosas sobrevendrán sin duda: igualdad, un gran pueblo, presidentes, todo... (hombre, 19 años)

Yo quisiera ser el primer presidente negro de los Estados Unidos. (hombre, 17 años)

Él se quedó con las ganas, pero 43 años des-pués Barack Hussein Obama ganó las eleccio-nes presidenciales.

El arribo de un negro a la Casa Blanca es un hecho de enorme trascendencia histórica para su país y para el mundo. Es verdad que la biografía de Obama es excepcional para un afroestadounidense: mientras en Harlem y Watts estallaban disturbios raciales y el Black Power se extendía de costa a costa, el joven Barack estudiaba en los mejores colegios de Hawai y de Indonesia. Pero lo atípico y privi-legiado de su trayectoria no le resta relevancia simbólica a una presidencia que es punto de inflexión en la cuenta larga de la mayor po-tencia del planeta, drástico reacomodo en el imaginario colectivo de una sociedad acos-tumbrada a pensarse como anglosajona.

Cambio de capítulo en la magna narrativa “Americana” y dramático viraje en la gran Política Estadounidense (con mayúsculas), que habrá que confrontar con el desempeño menudo de Obama, con su accionar en la pe-queña política cotidiana, con su manejo de la cuenta corta, con el balance que de su gestión terminen haciendo los grupos sociales de su país y del planeta en los que generó amplias expectativas.

Porque, paradójicamente, es muy posible que los alcances seculares de la elección del hijo de un keniano a la Presidencia de los Estados Unidos sean mayores que su impac-to tangible e inmediato en la enrevesada co-yuntura económica, social, política, bélica y ambiental que le heredó Bush. Ya celebramos la apoteósica toma de posesión como primer mandatario del representante de un grupo so-cial cuyos padres y abuelos fueron segregados y cuyos bisabuelos y tatarabuelos vivieron la esclavitud. Ahora habrá que darle seguimiento a la gestión del 44 ocupante de la Casa Blanca, un “hombre de color” llamado Barack Oba-ma, cuyo desafío es conseguir una aprobación social semejante a la que en los 30s del pasado siglo tuvo Franklin Delano Roosevelt, pero en una coyuntura en que los aun sensatos conse-jos de Keynes le quedan rabones a una crisis poliédrica que es económica, pero también ambiental, energética, alimentaria, migrato-ria, bélica, moral y lo que se acumule.

***Al urgir la aprobación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), Bill Clinton prometió al Congreso de su país “menos migración ilegal, porque más mexi-canos podrán sostener a sus hijos quedándose en casa”, y Carlos Salinas les dijo: “¿Quieren nuestros tomates o nuestros pizcadores de to-mate?” Quince años después, y con seis o siete millones más de compatriotas transterrados, en México y en Estados Unidos sabemos que los acuerdos comerciales y el desmantelamiento de las políticas públicas de fomento económi-co no promueven el desarrollo y en cambio profundizan la estampida poblacional.

A juzgar por su plataforma de gobierno, Oba-ma lo entendió: “debemos hacer más para pro-mover el desarrollo económico en las naciones expulsoras de migrantes, para reducir los incen-tivos de venir a Estados Unidos ilegalmente”, de lo que desprende la necesidad de “trabajar con Canadá y México para reformar el TLCAN”. Y como el daño está hecho y los mexicanos y otros “hispanos” ya se encuentran por millones en el gabacho, Obama ha dicho que “terminará con la persecución racial y la desconfianza hacia los extranjeros”, y su asesor en asuntos latinoa-mericanos, Dan Restrepo, ha anunciado que el nuevo presidente “se comprometió a trabajar el tema de una reforma migratoria integral duran-te su primer año de gobierno” (Jesús Esquivel, entrevista, Proceso 1671, 9/11/08).

Pero mientras que en el encuentro de me-diados de enero entre Obama y Calderón el primero planteó la revisión de los aspectos la-borales y ambientales del TLCAN, temas en los que está comprometido con los sindicatos y otras fuerzas que lo apoyaron, el segundo no asumió las cuestiones de interés trilateral, como el Acuerdo de Cooperación Laboral,

que no ha funcionado, ni tampoco promovió asuntos de interés nacional, como la revisión del capítulo agropecuario del tratado y la am-nistía para los mexicanos indocumentados que se encuentran en Estados Unidos. Y es que mientras que Obama ha manifestado su decisión de renegociar el TLCAN, Calderón insiste, contra toda lógica, que a México le conviene dejarlo como está.

Los campesinos mexicanos han dicho mil veces que el TLCAN y las políticas públicas de la Casa Blanca se han sumado a la agrocida política rural de los gobiernos de México en la tarea de arruinar a los pequeños y medianos productores de por acá. Pero esto no significa que los campesinos estadounidenses se be-neficien con los cuantiosos subsidios que ahí se otorgan (40 por ciento del ingreso agrícola neto de ese país proviene del gobierno), pues ocho de cada diez productores, que son gran-jeros familiares, reciben sólo una sexta parte de los subsidios que establece la Farm Bill, mientras que el resto, constituido por grandes agronegocios, capta dos terceras partes de los fondos públicos. Así, los pequeños y medianos productores agropecuarios de México y de Estrados Unidos, hostigados por las grandes corporaciones, el agrobusiness y las prácticas neoliberales de sus respectivos gobiernos, comparten el interés por revisar tanto el trata-do comercial como las políticas internas.

En tiempos de recesión y cuando la econo-mía estadounidense se deshace de fuerza de trabajo sobrante, nuestro interés como nación queda formulado en una claridosa definición de la Secretaria de Relaciones Exteriores (SRE): “Sería desastroso para nuestra econo-mía nacional el reconocimiento como sistema aceptado del precedente de facilitar la salida de nuestros mejores elementos de trabajo cuando encuentran demanda en el extranjero y, a la in-versa, recibir forzadamente tales contingentes de trabajo cuando ya no son necesarios en el extranjero y nosotros tampoco estamos econó-micamente en condiciones de recibirlos.”

Por desgracia la impecable declaración no es de Patricia Espinosa, titular de la SRE en el actual gobierno, sino de don Manuel Téllez, quien ocupó el cargo hace 80 años durante la presidencia de Plutarco Elías Calles, tiempos en los que aún primaban el nacionalismo y el sentido común.

Cuando los organismos multilaterales, como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) coinciden en que “el mer-cado no sana al mercado” y que el “libre co-mercio” no es la panacea; cuando los gobiernos de todos los países, incluidos los más conser-vadores, debaten abiertamente la pertinencia de un “cambio de modelo” que si no pone en cuestión la nuez del capitalismo, sí considera acotar el libertinaje financiero de los 30 años pasados; cuando en el mundo soplan vientos de cambio y en Estados Unidos gobierna un ne-gro que en su plataforma electoral planteó que “se hace necesaria la revisión de las prácticas de libre comercio”, el gobierno de México se ancla en las posiciones económicas más conser-vadoras, se atasca en el inmovilismo político, se sumerge en un profundo pasmo intelectual.

Allá una presidencia en negro, acá una pre-sidencia en blanco.

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COMITÉ EDITORIAL

Armando Bartra Coordinador

Luciano Concheiro Subcoordinador

Enrique Pérez S.Lourdes E. RudiñoHernán García Crespo

CONSEJO EDITORIAL

Elena Álvarez-Buylla, Gustavo Ampugnani, Cristina Barros, Armando Bartra, Eckart Boege, Marco Buenrostro, Alejandro Calvillo, Beatriz Cavallotti, Fernando Celis, Luciano Concheiro Bórquez, Susana Cruickshank, Gisela Espinosa Damián, Plutarco Emilio García, Francisco López Bárcenas, Cati Marielle, Brisa Maya, Julio Moguel, Luisa Paré, Enrique Pérez S., Víctor Quintana S., Alfonso Ramírez Cuéllar, Jesús Ramírez Cuevas, Héctor Robles, Eduardo Rojo, Lourdes E. Rudiño, Adelita San Vicente Tello, Víctor Suárez, Carlos Toledo, Víctor Manuel Toledo, Antonio Turrent y Jorge Villarreal.

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Diseño Hernán García Crespo

BUZÓN DEL CAMPO

LAS DOS ORILLAS

(PRESIDENCIA EN NEGRO, PRESIDENCIA

EN BLANCO)

Page 3: No. 17 Obama. La hora de la verdad

Un pequeño paso para Barackun gran paso para la negritud

Frayescobalibertaria

Barakpinguín

L@s de negro

Dos mujeres insumisas, un obispo sin sotana, un obrero metalúrgico,

un indígena aymara, un ex militar marxista, un economista anti-neoliberal, un guerrillero en receso y ahora un negro de

padre keniano gobiernan países americanos. Es verdad que

aún privan en el continente la falta de equidad y la exclusión,

pero algo está cambiando. Algo se mueve allá abajo.

OBAMA EN LA SALA OVAL¿El reformista justiciero del milenio, un conservador con cierta sensibilidad social, otro halcón imperialista?

Enemigo jurado de la maldad y la injusticia, su amor por el prójimo no tiene límites. Su vocación por los desheredados, los ofendidos y los humillados todo lo puede pues–-literalmente- hace milagros. El mulato de Honolulu va que chuta para santo.

No es un todopoderoso superdotado sino un chavo buena onda, algo despistado pero solidario. Fiel a la palomilla y comprometido con el barrio, el negrito tiene madera para volverse el héroe del vecindario.

Halcones embozados, tras su amable apariencia se oculta el belicismo imperial. Identificados con la ominosa “Agencia”, creada para vigilar y controlar a los “otros”, Barak y Hillary han sido y seguirán siendo azote de aliens alborotadores.

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13 de febrero de 20094

Kevin Gallagher y Timothy Wise

En México el aniversario 15 es una oca-sión especial, una opulenta celebración que marca el paso a la vida adulta y don-

de hay baile y piñatas. El uno de enero de 2009 el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) cumplió sus 15 años, pero na-die en México hizo fiesta para conmemorarlo.

Las celebraciones en Washington también enmudecieron. El presidente Barack Obama alcanzó la victoria desde una plataforma de críticas al TLCAN y acuerdos similares y tra-bajará con un Congreso que se aleja de las políticas de libre comercio.

Además Obama prometió que tomará un “descanso” de los acuerdos mercantiles mientras se realiza una revisión completa de la política comercial de Estados Unidos. De-berá cumplir esa promesa. Y a diferencia de su campaña -–que se enfocó exclusivamente a ver cómo esos acuerdos han generado be-neficios limitados a la gente en su país–, la revisión deberá hacer una observación pro-funda de la experiencia de México también. El escenario no es atractivo.

En Washington mucha gente casi da por sentado que México fue el gran ganador del TLCAN. Después de todo, el gobierno de ese país obtuvo exactamente lo que quería del acuerdo: sus exportaciones a Estados Uni-dos se multiplicaron por siete, mucho gracias a productos manufacturados, y la inversión extranjera directa se elevó en cuatro veces

respecto de los niveles previos al TLCAN. Con la inflación baja y con una productivi-dad creciente, la economía mexicana estaba lista para despegar.

Esto no ocurrió. La economía creció len-tamente, a una tasa anual de 1.6 por ciento per cápita. O sea menos que los estándares históricos –entre 1960 y 1979 el crecimiento económico fue de 3.5 por ciento anual, bajo las ampliamente criticadas políticas de “sus-titución de importaciones”–, y debajo de los registros de otros países en desarrollo: China, India y Brasil crecieron más siguiendo polí-ticas menos ortodoxas que serían ilegales en México bajo las condiciones del TLCAN.

Crecimiento lento ha significado en México creación escasa de puestos de trabajo, al tiempo que mercancías provenientes de Estados Uni-dos han desplazado a productores nacionales “ineficientes”. Las estimaciones varían, pero probablemente desde que el TLCAN entró en vigor México ganó alrededor de 600 mil em-pleos en el sector manufacturero, pero el país perdió por lo menos dos millones en la agri-cultura, debido a que importaciones baratas de maíz y otras materias primas inundaron el mercado durante el proceso de liberalización.

Por tanto, México vio una pérdida neta de empleos bajo el TLCAN, y hoy el país re-gistra alrededor de un millón de jóvenes que cada año se incorporan como oferta laboral. No es de extrañar que unos 500 mil mexica-nos crucen cada año la cada vez más peligro-sa y militarizada frontera de Estados Unidos,

y que la tasa de migración sea el doble hoy respecto de la previa al TLCAN. Recordemos que este tratado prometió poner fin al proble-ma de migración al permitir a México “expor-tar productos, no gente”.

No sorprende que algunos mexicanos estén pidiendo a su gobierno renegociar el TLCAN en su 15 aniversario. Con salarios en Estados Unidos que casi sextuplican los que se tienen en México, la brecha salarial entre ambos paí-ses se ha incrementado, no ha reducido, con el TLCAN. La mitad de la población mexi-cano no puede encontrar empleo formal. Las tasas de pobreza y desigualdad se han reduci-do sólo ligeramente, en parte debido a que las remesas que envían los migrantes en la Unión Americana se han incrementado en seis veces desde que entró en vigor el TLCAN.

Quienes defienden el TLCAN pueden te-ner razón al decir que el acuerdo fue un éxito para México, si éxito significa sólo incremen-tar comercio e inversión. Nadie puede negar que México ha recibido acceso preferencial al codiciado mercado de Estados Unidos y a gran-des flujos de capital de este país. Pero quienes están al pendiente del desarrollo económico piden más, piden lo que se prometió cuando se firmó el tratado: que las políticas económi-cas y comerciales beneficien a la población en general. En eso el TLCAN ha fallado.

Esto tiene importantes implicaciones para la política comercial de Estados Unidos y para cualquier país en desarrollo que busca firmar con aquél un acuerdo comercial. El

TLCAN es la balanza para esos acuerdos. Si México –con 3 mil 200 kilómetros de fron-tera con Estados Unidos; una fuerte historia de comercio bilateral, y preferencias mercan-tiles que en algo influyeron durante la más grande expansión económica de la historia de la Unión Americana— no prosperó con su acuerdo comercial, es menos probable que lo hagan otros países en desarrollo.

La administración Obama deberá hacer efectivas sus promesas de revisar el TLCAN. De hecho, revisar la política comercial esta-dounidense como un todo. Y examinar no sólo sus impactos en los trabajadores y agri-cultores de su país, sino también en México.

Será entonces cuando comencemos a diseñar acuerdos comerciales que merezcan grandes ce-lebraciones en ambos lados de la frontera. Este artículo apareció originalmente en el diario británico The Guardian, el uno de enero (Nafta’s unhappy anniversary) y se reprodujo también en Opinión Sur, de Argentina.

INFELIZ CUMPLEAÑOS

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TLCANTIEMPOS DE OBAMA

Laura Carlsen

La visita de cortesía el 12 de enero entre el entonces presidente electo Barack Obama y el presidente mexicano Felipe Calderón resultó ser más revelado-

ra de lo que se anticipaba. La declaración del secretario de Prensa, Robert Gibbs, dejó claro que la intención de rene-gociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no quedará entre meras promesas de campaña.

Dijo Gibbs: “(El presidente-electo Obama) expresó que su compromiso sigue en pie para mejorar el TLCAN fortalecien-do las estipulaciones laborales y ambientales para reflejar los valores compartidos ampliamente en ambos países, y propuso la creación de un grupo consultivo para trabajar en una serie de asuntos que son importantes para Estados Unidos y Méxi-co, incluyendo el TLCAN, la energía y la infraestructura”.

El compromiso de Obama de renegociar el tratado viene tras un cambio perceptible en la opinión pública. Una en-cuesta nacional de Rasmussen de junio de 2008 mostró que 56 por ciento de la población estadounidense está a favor de la renegociación. Los ataques al TLCAN durante las campañas probaron que las demandas para revisar el modelo de libre co-mercio han llegado a una masa crítica en Estados Unidos y la crisis económica ha dado más envergadura a esas demandas.

¿Qué se puede esperar de Obama? Obama está lejos de ser un opositor al sistema neoliberal en sí; sin embargo, el fra-caso del sistema y las medidas anti-crisis ponen en entredicho la fe ciega de antaño. El colapso del sector financiero implica la necesidad de una estrategia de reconversión para “la eco-nomía real”; es decir, para la capacidad productiva de Estados Unidos. Ello va a exigir darle un vistazo crítico al TLCAN.

Por otro lado, los consejeros económicos de Obama encabe-zados por Larry Summers y el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, así como la selección de Ron Kirk, –un ex alcalde de Dallas quien nombró su ciudad “la capital del TLCAN”– como representante de Comercio de Estados Unidos, parecen indicar un compromiso de apego al status quo en materia de comercio. Hilda Solis, la secretaria de Trabajo, es la única voz que ha sido crítica del neoliberalismo. Como representante de comunidades latinas, ella también comprende la necesidad de lograr que el TLCAN sea justo para los trabajadores mexicanos.

Ahora la pregunta es ¿cómo quiere renegociar? Es posi-ble que Obama sólo busque aplicar las medidas establecidas en la plataforma del Partido Demócrata sobre el comercio, lo cual implicaría meter los acuerdos laborales y ambientales en el texto del TLCAN, añadir los estándares básicos de la Organización Mundial del Trabajo y crear un programa más amplio en Estados Unidos para ayudar a los que han perdido su trabajo. Obama apoyó el tratado de libre comercio entre su país y Perú, el cual fue modificado de esta forma.

Por otra parte, Obama ha hablado del problema de las im-portaciones en el campo mexicano pero no en el contexto concreto de la renegociación.

Sin embargo, con la crisis económica se han puesto so-bre la mesa nuevos temas, previamente intocables: mayo-res controles, vigilancia y reglamentación de las empresas trasnacionales; más espacio para un papel activo del Estado en la economía; la necesidad de protección a sectores vul-nerables y estratégicos, y políticas de fomento. Estos cam-bios contradicen el espíritu y en muchos casos la letra de los tratados de libre comercio y destacan la incapacidad del mercado para resolver la crisis que causó.

Revisar y rehacer: Los ciudadanos se organizan para la renegociación. En los tres países existen grandes sectores de la población que exigen y se movilizan para modificar el tratado. En Canadá crece la demanda para proteger los

recursos naturales de las cláusulas predatorias del TLCAN. Las encuestas en la población general muestran que 61 por ciento está a favor de la renegociación.

En México, después de dos grandes movilizaciones cam-pesinas para exigir la renegociación (enero de 2003 y 2008), se preparan más actividades frente a la crisis provocada por la última fase de apertura el año pasado. En medio del colapso de la producción lechera frente a las importaciones, las organiza-ciones de productores agrícolas demandan la protección de ali-mentos básicos; piden que éstos salgan del acuerdo comercial.

Para Estados Unidos se presenta un panorama compli-cado para la renegociación porque la oposición al TLCAN se divide en un sector que culpa a México por la erosión de la economía y el empleo, y otro que ubica el problema en la globalización de la producción y los mercados que privi-legia a las grandes empresas. Las prioridades ampliamente compartidas para la renegociación son:• Eliminar el Capítulo 11.• Eliminar la cláusula de proporcionalidad de energía entre Es-

tados Unidos y Canadá y excluir la comercialización del agua.• Sacar del TLCAN los alimentos básicos para asegurar el acceso

a ellos y garantizar su calidad y para conservar el trabajo rural.• Permitir que los gobiernos recuperen las herramientas de

desarrollo y de política social que han sido suprimidas por las reglas de competencia, y

• Darle fin a la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN). Para los sectores que se oponen a la desigualdad del neo-

liberalismo, éste es el momento para activar vigorosamente las campañas trinacionales en pro de la renegociación del TLCAN y de imponer una moratoria en nuevos acuerdos de libre comercio. Ésta es una oportunidad histórica para cambiar el rumbo en la crisis. Directora del Programa de las Américas del Center for International Policy en la Ciudad de México. www.ircamericas.org, [email protected]

obama dispuesto a renegociar

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Antonio Mejía Haro

Con el estigma de la inclina-ción que mostró por Mac Cain, Felipe Calderón no

pudo sentir la confianza de hablar con autoridad ante un político que –a diferencia de como él llegó a la Presidencia– ganó arrolladora y limpiamente las votaciones en su país, por lo que Calderón se limitó a expresar su coincidencia con Ba-rack Obama en revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) –aunque después se desdijo– para mejorar las cuestio-nes ambientales y laborales, y des-aprovechó la oportunidad de pro-poner, a manera de “trueque”, la revisión del tratado en su capítulo agropecuario. Una vez más a Cal-derón se le olvidó el campo mexica-no y confirmó su indiferencia por el sector rural donde habitan los más pobres de los pobres de México.

Así, para los mexicanos, y en particular para los campesinos, no tuvo un significado alentador el en-cuentro de Calderón con Obama.

Desde antes de su firma en 1993 y hasta hoy, el tratado de libre comer-cio que tiene México con Estados Unidos (EU) ha sido seriamente cuestionado con argumentos sóli-dos en los círculos académicos, po-líticos, legislativos, campesinos y en todo foro donde se discuten su efec-tos devastadores en el campo. Sólo el Ejecutivo federal y un reducido número de productores de horta-lizas y de empresas monopólicas dedicadas a la industria y comercia-lización de granos que acaparan el financiamiento y los subsidios para la producción y exportación decla-ran un “campo ganador”, mientras que los pequeños y medianos pro-ductores (93 por ciento del total) padecen el alza de los precios del diesel, electricidad, fertilizantes, semillas, maquinaria y demás in-sumos y la caída de los precios pa-gados al productor de maíz, frijol, leche y carne, y se ven obligados a dejar o disminuir la producción de esos básicos para la alimentación de la mayoría de los mexicanos.

La revisión del TLCAN en su ca-pítulo agropecuario no debería ser motivo de duda para el Ejecutivo, ya que se sustenta en indicadores oficiales como: la pérdida de la mitad de los empleos en el medio rural –de 10 millones de producto-res y jornaleros, hoy sólo quedan cinco millones–; la migración de 450 mil campesinos al año hacia EU; la incipiente inversión extran-jera, de 0.22 por ciento de la total,

en el campo mexicano; el deterioro progresivo del ingreso de los pro-ductores; el déficit de la balanza comercial agroalimentaria de cin-co mil millones de dólares anuales, y la alta dependencia agroalimen-taria, de 33 por ciento en maíz, 55 en trigo, 40 en sorgo, 95 en soya, 72 en arroz, 22 en cebada, 30 en carnes y 20 por ciento en leche.

Oportunidad perdida. Calde-rón debió aprovechar las declara-ciones de campaña de Obama, en el sentido de que es necesario apo-yar al sector rural de México para que la gente se quede en sus co-munidades y así detener la migra-ción a EU. Con base en eso debió promover la revisión y enmienda del capítulo agropecuario del TL-CAN, así como la negociación de fondos compensatorios trilaterales, similares a los del acuerdo comer-cial de la Unión Europea que for-talecen a los países y regiones con menos desarrollo. Pero no, Felipe Calderón y sus colaboradores han preferido decir que gracias al TL-CAN se han incrementado las ex-portaciones agropecuarias. Omiten precisar que este aumento se centra en el rubro agroindustrial –en par-ticular cerveza y tequila— y no en las exportaciones tradicionales, im-portantes desde antes del TLCAN, como las de aguacate, becerros, frutas y hortalizas. También eva-den señalar que el crecimiento de las importaciones ha sido mucho mayor que el de las exportaciones.

Por otro lado, la revisión de sólo las cuestiones ambientales y labo-rales nos anuncia penalizaciones que favorecerán a los productores estadounidenses, ya que en Méxi-co, en la búsqueda de la compe-tencia y del incremento de las agro exportaciones, se sobre explotan y contaminan los acuíferos; se devas-ta la foresta tropical; se erosionan los delgados suelos de esos frágiles ecosistemas que la naturaleza tardó miles de años en construir; se in-tensifica el uso de combustibles y agroquímicos que dañan la capa de ozono y aumentan las emisiones de gases con efecto invernadero que producen el calentamiento de la Tierra; se pagan bajos salarios, y se explota mano de obra infantil. Las acciones para combatir este tipo de prácticas son necesarias, el proble-ma es que muchas de ellas se apli-carán de forma unilateral y serán medidas no arancelarias proteccio-nistas para los productores de EU.

Desventajas. A Felipe Calderón le debiera quedar claro que, con el TLCAN, ante EU no tenemos un

campo ganador en materia de gra-nos, leche y carne, ya que aparte de los altos subsidios que destina ese país a la producción y exportación, existen grandes asimetrías agro ecológicas, tecnológicas, comer-ciales, políticas, entre otras que nos separan. Bastan algunos ejemplos: la disponibilidad de tractores por cada cien kilómetros cuadrados de tierra arable en México es de 130, en Estados Unidos es de 275; el uso de fertilizantes por hectárea aquí es de 73 kilogramos, en EU es de 110; en nuestro país los precios de los energéticos son más caros en 60 por ciento y el costo financiero lo es en 250 por ciento. Usamos en 80 por ciento el medio de transporte más costoso –el carretero– para mo-vilizar la carga doméstica, mientras que en EU este tipo de transporte se usa sólo en 35 por ciento y el fe-rroviario, que es mucho más barato, en 50 por ciento. El valor agregado por trabajador agrícola en México es de 2 mil 700 dólares y en Estados Unidos de 36 mil 800.

La carencia de una política de desarrollo rural integral es lo que li-mita al campo mexicano. Hace fal-ta para revertir esas asimetrías que se han profundizado en los 15 años de existencia del TLCAN.

Pero si los resultados negativos del TLCAN se pueden atribuir en parte al diferencial de competitivi-dad entre las economías, también se explican por el desmantelamiento progresivo de la infraestructura de apoyo a la producción que comenzó desde antes de 1993: desaparecieron instituciones como Pronase, Ban-rural, Anagsa y Fertimex. También las orientadas a la transformación –Iconsa, Triconsa, Miconsa y Li-consa–; al transporte ferroviario,

Ferronales, y al almacenamiento, comercialización y abasto alimen-tario –Conasupo, Andsa y Burucon-sa–. Como diría el profesor Denis Bergman, el desmantelamiento fue expresión de una política tenden-te a desestimular la producción y aumentar las importaciones –bajo la premisa equivocada de que era más barato importar que producir–, lo que ha hecho incosteable la ac-tividad de los pequeños y medianos productores y ha derivado en desem-pleo y en incremento de la pobreza rural y sus secuelas, de desnutrición, enfermedades de la miseria, abando-no de los estudios y migración hacia los centros urbanos y a EU.

En el orbe, bajo el amparo de la Organización Mundial de Comer-cio (OMC), las prácticas desleales de comercio han dado lugar a que los países más débiles apliquen sal-vaguardas y protecciones contra el dumping para evitar que los precios subsidiados afecten el mercado na-cional, debiendo los importes de las salvaguardas llegar directamen-te a los productores, lo cual nunca ha ocurrido a favor de los maiceros y frijoleros mexicanos que, a falta de la demolición del muro y un mejor trato a nuestros migrantes, habrían querido que Calderón al menos solicitara medidas que limi-taran los subsidios a la producción

y los apoyos a la exportación que reciben los estadounidenses, así como filtros sanitarios que impidan la exportación de productos que no reúnen la condiciones indispen-sables para el consumo humano, y también de los agro tóxicos que dañan los ecosistemas, la capa de ozono y la salud.

Las compensaciones que por daño derivado del TLCAN deben recibir los campesinos de México podrían significar un paso de bue-na voluntad en la relación con EU, para superar la dependencia y sumi-sión y para una política de desarro-llo integral en las comunidades de origen y destino de los migrantes, único camino para detener el éxodo rural, la crisis alimentaria y la inse-guridad social. Pero nada, nada dijo Calderón, nada… Sólo vino a re-petir, a decir que le dijeron que los estadounidenses quieren revisar las cuestiones laborales y ecológicas.

Mensajes falsos. Por último, es importante frenar la campaña me-diática y demagógica del Ejecutivo en contra de las intenciones de revisar el TLCAN en su capítulo agropecuario, ya que se mal infor-ma y se confunde a la ciudadanía con la idea de que se quiere extin-guir el TLCAN, lo cual es falso, ya que ni siquiera se pretende can-celar tal capítulo; sólo se quieren hacer enmiendas en lo referente a los productos altamente sensibles a la apertura comercial, como son maíz, frijol, leche, carne de res y caña de azúcar.

Con este propósito, el Grupo de Trabajo del Senado encargado de revisar los efectos del TLCAN sobre el sector agropecuario, y después de celebrar 13 reuniones de trabajo y varios foros regionales, donde se han escuchado a los organizaciones nacio-nales de productores, a la industria, a académicos, investigadores y juris-tas connotados, entre otros, ya inició los trámites para realizar en marzo una conferencia de legisladores y lí-deres de las organizaciones civiles y de productores de los tres países del TLCAN para encontrar las vías de un mejor trato en esta nueva era de la ad-ministración estadounidense, un trato más equitativo y que desde la campa-ña del presidente Obama se enmarca en la corriente del comercio justo. Senador de la República por Zacatecas, coordinador del Grupo de trabajo encargado de evaluar los impactos del TLCAN sobre el sector [email protected]

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13 de febrero de 20096

Manuel Pérez-Rocha L.

Es alentador que al iniciar 2009 decenas de organiza-ciones sociales y civiles de EU hayan presentado una carta a Obama urgiéndole a renegociar el Tratado de

Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con base en sus promesas de campaña. El texto cita un párrafo que apareció en la página web del demócrata después de que ganó las elecciones: “Obama y Biden creen que el TLCAN y su potencial para el pueblo estadounidense se sobrevaluó. Se trabajará con los líderes de Canadá y México para arreglar el TLCAN a fin de que funcione para los trabajadores”.

Esta carta, que se puede leer completa en el sitio www.cen-cos.org, fue oportuna en el contexto de la reunión a puerta cerrada entre Obama y Felipe Calderón, después de la cual el segundo acudió a The Washington Post (TWP) a revelar al-gunos contenidos de su plática y tratar de calmar las preocu-paciones de la clase empresarial en torno a la renegociación del TLCAN. El periódico premió las confidencias con el edito-rial “Oportunidad latinoamericana; ¿por qué el presidente de México cuenta con Barack Obama?”, en el que se dijo que “según el señor Calderón, aunque el señor Obama tocó asun-tos laborales y ambientales que están cubiertos por los acuerdos paralelos del TLCAN, no propuso reabrir el tratado en sí”.

Según TWP, ése es “un paso en la dirección correcta

(pero) mejor aún sería que el nuevo presidente (Obama) concertara esfuerzos para enfrentar el distanciamiento que la región (latinoamericana) ha tenido con la democracia y los mercados libres”. Según TWP, Calderón es el líder idó-neo para concertar esos esfuerzos con Obama.

Felipe Calderón dijo al periódico que Obama “tiene el liderazgo y la credibilidad para cambiar la situación rápida-mente y restaurar el liderazgo de Estados Unidos –el lideraz-go natural, si puedo decir eso– en la región” (el énfasis es puesto por el autor de este artículo). Dicho que contrasta con renovadas posturas en EU, incluso del Council for Foreign Relations, en el sentido de que “la política de EU ya no puede basarse en el supuesto de que este país es el actor externo más importante en América Latina. Si existió una era de hegemo-nía estadounidense en América Latina, ha llegado a su fin”.

El TLCAN ha servido como plataforma para los intentos de EU de extender esa hegemonía económica en la región –-por ejemplo mediante el fracasado ALCA-– y ahora se pre-tende impulsar con el apoyo de Calderón y por decisión de George W. Bush la iniciativa Caminos para la Prosperidad de las Américas, que además de ser el Plan B del ALCA, incorpora a la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN) como modelo.

Es también por esto que la carta de las organizaciones a Obama es oportuna; pues llama a “detener la antidemocrá-tica y corporativa ASPAN, porque excluye la vigilancia de los congresos, carece de cualquier consulta con la sociedad civil, conlleva a una mayor desregulación que beneficia tan sólo a las corporaciones y ha provocado un aumento de la militariza-ción y la violación de las libertades civiles en nuestros países”.

La carta cita el documento “El TLCAN debe ser re-negociado, una propuesta de redes de la sociedad civil de América del Norte”, elaborado por organizaciones de EU y redes de Canadá y México, que incluye las 10 áreas del tratado que se necesita renegociar; agricultura, energía, in-versión extranjera, servicios financieros, el papel del Estado en la prestación de servicios, empleo, migración, medio ambiente, derechos de propiedad intelectual y mecanis-mos para la solución de disputas. El texto puede leerse en www.rmalc.org.mx/principales/propuesta_redes_tlcan.htm.

Además la carta hace hincapié en los aspectos que son ur-gentes no sólo para los trabajadores de EU sino también para los trabajadores y campesinos de México, como es la renegociación del capítulo agrícola del TLCAN.

“(…) a la luz de la creciente crisis alimentaria, le insta-mos encarecidamente incluir una minuciosa evaluación de los mercados agrícolas, y de la liberalización del comercio, la cual ha desatado la volatilidad perjudicial de los precios y amenaza la seguridad alimentaria en todos los países, en par-ticular la de los ciudadanos más pobres en las naciones en vías de desarrollo, que son los más susceptibles a las alzas de los precios de alimentos. La desregulación del comercio agrícola ha permitido a los cárteles multinacionales de la agroindustria verter productos básicos –a precios menores de su costo de producción– en los mercados locales, obligando a los agri-cultores a emigrar del campo a los centros urbanos y al norte con el cruce de la frontera. Por lo tanto, renegociar el capítulo agrícola de TLCAN con la plena participación de las peque-ñas asociaciones de agricultores sería un gran paso adelante”.

Aunque en 2009 la economía mexicana se continuará hundiendo como resultado del fracaso de políticas económi-cas cuya única estrategia ha sido el abrir oportunidades a la inversión extranjera y apoyar las exportaciones de unas cuan-tas corporaciones, se abre también como un año de grandes retos y algunas oportunidades. Más que nunca, es urgente que las organizaciones sociales y civiles de los tres países firmantes del TLCAN refuercen sus redes trinacionales para exigir que, tal y como Obama ha prometido, se renegocie el TLCAN.

Es también necesario y urgente advertir a los gobiernos de los tres países que el revisar y dar una “manita de gato” a los inservibles acuerdos paralelos (laboral y de medio ambiente) del TLCAN no será suficiente, sino que se debe de asegurar que el TLCAN se renegocie con la profundidad necesaria para asegurar un nuevo modelo con el cual el comercio y la inversión no continúen exentos de observar y promover los derechos humanos y el desarrollo económico equitativo, los cuales deben de ser objetivos muy por encima de las ganan-cias de una cuantas grandes corporaciones. Investigador asociado del Institute for Policy Studies en Washington, DC y miembro de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC)

Alberto Arroyo Picard

La llegada de Barack Obama como nuevo presidente de Estados Unidos despierta

muchas expectativas, pero ¿real-mente tiene sustento la posibilidad de un cambio de fondo y en parti-cular una renegociación del Trata-do de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)?

Si las expectativas se basaran sólo en las promesas de campaña, consi-deramos que no habría mucho sus-tento. Como en todo el mundo, los políticos en campaña dicen lo que quieren oír los electores. Lo impor-tante es que esta promesa de Obama fue forzada por la demanda amplios sectores de sus potenciales votantes.

Ya electo presidente, Obama ra-tificó el compromiso, se lo planteó explícitamente a Felipe Calderón y conformó una comisión para estudiar el futuro del TLCAN y las demandas de cambio. Así, la promesa de renego-ciación está pasando a la operatividad.

Otro asunto es si la renegocia-ción es la conveniente para los pue-blos de los tres países. Ello no está definido. Lo único que ha dicho el nuevo gobierno de Estados Unidos es que hay que mejorar los aspectos laborales y ambientales, es decir re-negociar los llamados acuerdos pa-ralelos y no necesariamente el texto sustancial del TLCAN. Ello refleja la presión social que proviene princi-palmente de los sindicatos y las orga-nizaciones ambientalistas.

En México la oposición al TLCAN ha crecido significativamente durante estos 15 años de vigencia. Recordemos la enorme movilización aglutinada en El Campo No Aguanta Más. La demanda se mantiene hoy entre las organizacio-nes campesinas estén o no formalmente en la Campaña Sin Maíz No Hay País. En Canadá la oposición es también creciente y se ha centrado en los enor-mes derechos que el Capítulo 11 da a las grandes corporaciones trasnacionales.

Más allá de que las prioridades en una posible agenda de renego-ciación cambian según sectores

sociales y países, hay un creciente consenso de que se busca desmon-tar desde sus raíces al modelo neo-liberal. Ello se traduce en una al-ternativa: o se replantean las bases mismas del TLCAN o se deroga.

Para nosotros, la renegociación es ur-gente y necesaria, pues el TLCAN sig-nifica una camisa de fuerza que impide tanto tomar medidas de protección ante los efectos de la crisis global, como superar el neoliberalismo y poner en marcha una estrategia nueva.La mo-neda está en el aire, pero lo que de-finirá las cosas es la magnitud de la movilización social en los tres países.

La coyuntura ofrece algunos elementos favorables para una re-negociación de fondo del TLCAN.1. La crisis global ha dejado en claro que es falso el sustento teóri-co del paradigma neoliberal y de su forma jurídica (que son los tratados de libre comercio). ¿Cómo seguir empujando una legislación libera-lizante del comercio y de la inver-sión, cuando ya se reconoce que la desregulación propició la mayor crisis capitalista de la historia? La crisis es prueba viviente de que de-jar la dinámica de la economía a la ley del más fuerte no es lo idóneo.2. Las negociaciones a escala glo-

bal, en la Organización Mundial de Comercio (OMC), han refleja-do una correlación de fuerzas que ha logrado impedir hasta ahora que se avance en acuerdos nocivos para los pueblos.3. Amplios sectores sociales de los tres países han luchado por la dero-gación o renegociación a fondo del TLCAN. De hecho, la oposición so-cial ha crecido durante estos 15 años de vigencia. 4. Las redes de movimientos socia-les de los tres países, y más amplia-mente la Alianza Social Continental, han construido acuerdos y consen-sos. La lucha se dará pues con un significativo grado de unidad.Pero hay también muchos ele-mentos adversos para concretar una renegociación que beneficie a los pueblos.1. La oposición de los grandes capitales de los tres países que han sido grandes beneficiarios del TL-CAN Recordemos que el poder real en Estados Unidos no son los poderes formales; sino los fácticos: el gran capital.2. La negativa del gobierno mexi-cano a cualquier cambio en el TL-CAN. Ante la postura de Obama, Calderón tuvo durante meses un

discurso de oposición cerrada a cual-quier cambio en el TLCAN; pero en su reunión del 12 de enero con el aún presidente electo, tuvo que mo-derar su discurso y empezar a hablar de que el TLCAN se podía mejorar.3. En el caso de que efectivamen-te se abra una ronda renegociadora, no necesariamente terminará en algo bueno para el pueblo mexica-no. De hecho el TLCAN ha tenido en sus 15 años de existencia innume-rables cambios, pero siempre para profundizar en su lógica neoliberal.El futuro está en el aire. Los resul-tados dependen del grado de mo-vilización y propuestas concretas y creativas de la sociedad de los tres países. Otro mundo es posible, urgente y necesario, pero hay que conquistarlo. Nos preparamos para hacerlo unidos. Se camina hacia una nueva reunión de parlamenta-rios y organizaciones sociales de los tres países en los próximos meses para empujar una renegociación de fondo o la derogación del TLCAN. Confiamos en nosotros, no en las promesas de un candidato. Miembro de la coordinación de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC) e investi-gador de la UAM.

CONFIAMOS EN NOSOTROS, NO EN PROMESAS

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13 febrero de 20097

Rick Arnold

Cuando la mayoría de la gente compara México con Canadá, lo hace enfocándose en las diferencias (len-guaje, clima, historia colonial, forma de gobierno,

nivel de desarrollo industrial, etcétera). Aunque ello es signifi-cativo, también oculta las áreas de interés común. El lazo más obvio que conecta a nuestros dos países es que ambos vivimos al lado de Estados Unidos de América. Nuestro vecino común es un coloso global que históricamente ha ejercido una enor-me influencia económica respaldado por su poderío militar.

Como parte de su punto de vista, Estados Unidos ha consi-derado que el resto del continente americano es su patio tra-sero. A pesar de eso, durante mucho tiempo en el siglo XX tanto México como Canadá se atrevieron (en ocasiones) a “decirle sus verdades al poder”. Por ejemplo, ambos mantu-vieron relaciones con la Cuba revolucionaria ante la enorme presión de Washington para frenar cualquier tipo de contacto. La nacionalización de Petróleos Mexicanos decretada por el gobierno de Lázaro Cárdenas fue un acto de valentía frente a las amenazas de los gigantes petroleros de Estados Unidos y de representantes gubernamentales de ese país. En Canadá hubo innovaciones tales como la medicina socializada y las lonjas de comercio para productores agrícolas, que resultaron de luchas ganadas a pesar del pensamiento “anticomunista” que prevale-cía en ese tiempo en Washington.

No obstante, la puesta en marcha del Tratado de Libre Co-mercio de América del Norte (TLCAN) el uno de enero de 1994 cambió las cosas. Desde entonces éste ha servido para acercar todavía más a México y Canadá a los requerimientos de mercado de Estados Unidos, y ha llevado a ambos gobiernos a ser multiplicadores acríticos de la agenda neoliberal. Los dos países han llegado a ser extremadamente dependientes de las exportaciones a Estados Unidos, en más de 80 por ciento cada uno. Los partidarios del TLCAN que alababan este fenómeno como un indicador de éxito ahora matizan sus afirmaciones, pues la economía declinante de Estados Unidos arrastra a sus vecinos dependientes.

Enfrentar los subsidios ilegales. La remoción de aranceles en la importación mexicana de maíz, combinada con el man-tenimiento de subsidios agrícolas ilegales en Estados Unidos, ha llevado a unos dos millones de campesinos a abandonar su actividad. Y si bien esta dramática situación ha recibido alguna cobertura en la prensa de América del Norte, un similar “ha-chazo” que golpeó a los productores de maíz en Canadá ha sido prácticamente ignorado. Las súplicas de estos agricultores de Canadá fueron desoídas en Ottawa hasta que sorpresiva-mente el ocho de enero de 2007 (con un gobierno minoritario temeroso ante una elección federal), las autoridades de Cana-dá llevaron a la Organización Mundial de Comercio (OMC) una demanda contra los programas de subsidio al maíz de Es-tados Unidos. Aunque esta acción reconoce el dolor que sien-ten los productores de Canadá, no es previsible que la decisión final de la OMC sea pronta. Hay que esperar aún para que llegue el alivio.

Durante las dos décadas recientes, las familias campesinas de Canadá han sufrido bajo el “libre comercio”. Por ejemplo, aun cuando las exportaciones agrícolas canadienses se triplica-ron de 11 mil millones a 33 mil millones de dólares entre 1988 y 2007, el ingreso sectorial neto cayó en más de 50 por ciento. En ese mismo periodo la deuda agrícola se incrementó en más del doble, de 22 mil 500 millones de dólares a 54 mil millones. Los precios al menudeo de los alimentos escalaron al tiempo que los pagos al agricultor cayeron. Tanto campesinos como consumidores han sido los perdedores del TLCAN.

Promesas incumplidas. Previo a la puesta en marcha del TLCAN, los canadienses y los mexicanos recibieron por igual la promesa de una era de oro, con puestos de trabajo en abun-dancia. En cambio, en los seis años recientes, Canadá perdió 450 mil empleos en la manufactura. Esto es, más de 150 buenos empleos desaparecieron cada día. Y la situación empeora. La pérdida de trabajos golpea a muchas y diferentes industrias en

el país: automotriz, de procesamiento de alimentos, forestal, textil, metalúrgica, de mobiliario, etcétera. Una gran cantidad de los puestos de trabajo nuevos que se están creando son mal pagados, inseguros, con prestaciones disminuidas, lo cual en particular afecta a las mujeres. Claramente en ambos países ha crecido la brecha entre el ingreso de los más vulnerables y el de los ricos; se ha ensanchado durante los 15 años del TLCAN.

Ambas naciones han visto que su soberanía se debilita ante cor-poraciones extranjeras (la mayoría con sede en Estados Unidos) apoyadas por disposiciones contenidas en el Capítulo 11 del TL-CAN, un canal de respaldo legal que permite a los inversionistas foráneos evadir a las cortes locales y entablar demandas contra gobiernos federales ante un tribunal internacional. Esos desafíos tomaron fuerza en Canadá en 2008. En julio, un grupo de 200 inversionistas estadounidenses, liderados por un empresario de Arizona, promovió un juicio bajo el TLCAN contra el gobierno de Canadá, con la demanda de 155 millones de dólares como compensación porque dijeron haber enfrentado “controles ca-rreteros anti estadounidenses” al tratar de establecer clínicas de salud privadas en Canadá. En agosto, Dow Chemical anunció su intención de confrontar una legislación de Québec que prohíbe la venta y el uso cosmético de pesticidas. En diciembre, US Abit-biBowater amenazó con entablar una controversia bajo el Capí-tulo 11 del TLCAN, aun cuando el cierre de todas sus plantas en la provincia de Newfoundland fue violatoria de los términos de la legislación Newfoundland Charter Lease de 1905, la cual re-quiere a quienes ocupan tierras públicas en arriendo que propor-cionen empleos a fin de que pueden seguir siendo alojados allí.

Condiciones antiecológicas. Durante las negociaciones del TLCAN Canadá, se convino una disposición “de proporciona-lidad“ ligada a nuestras exportaciones petroleras a Estados Uni-dos. Ésta requiere que casi dos terceras partes de nuestro ener-gético sea enviado a Estados Unidos, incluso en caso de una emergencia en Canadá. Dado que las fuentes convencionales

de petróleo, en el oeste de Canadá, se están agotando (se pro-yecta la producción para un máximo de nueve años, con reduc-ciones anuales), las compañías petroleras desarrollan una vasta área que contiene arenas bituminosas. El procesamiento de este “petróleo seco” está llevando a Canadá a ser un “contaminador global”, un Estado paria sin voluntad para contribuir a frenar el cambio climático; es un “mega liberador” de gases invernadero.

Ante la visita pronta, el 19 de febrero, del nuevo presidente de Estados a Ottawa, ha crecido la esperanza de que Barack Obama cumplirá sus promesas de discutir la renegociación del TLCAN con el primer ministro canadiense. Hasta ahora el gobierno de Ca-nadá ha mostrado poca inclinación para reabrir el TLCAN a pesar de que en septiembre de 2008 una encuesta de opinión levantada por Environics mostró que 61 por ciento de los canadienses está a favor de la renegociación. A la larga, la renegociación será el acto transformador que transcienda fronteras para que nuestra gente, en cada uno de los tres países, pueda asegurar la construcción de un modelo de comercio justo para América del Norte.

Para más información de la iniciativa trinacional que tene-mos en marcha en oposición al TLCAN, favor de ver la página web www.rmalc.org.mx Coordinador de Common Fontiers, red multi-sectorial de organizaciones canadienses que trabajan en asuntos de comercio. Common Frontiers es también el capítulo canadiense de la Alianza Hemisférica Social.www.commonfrontiers.ca

México y Canadá:

COMERCIANDO NUESTRO FUTURO

TLCANTIEMPOS DE OBAMA

El Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria

OIRSA,felicita al pueblo y gobierno de México con motivo de

haber llegado a culminar la meta de hacer de

MÉXICO, PAÍS LIBRE DE FIEBRE PORCINA CLÁSICA

Este importante logro en materia de salud animal se debe al

esfuerzo continuado y coordinado durante muchos años por los

porcicultores y el gobierno de México y se suma a otros en

apoyo a la producción y productividad de la industria pecuaria, en

este caso la porcícola, en benefi cio de la población mexicana.

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13 de febrero de 20098

DEMANDAMOS UN PLAN ANTICRISIS URGENTE

PARA EL CAMPO El campo resiente con gravedad la crisis económica

No hay plan anticrisis para el campo; únicamente rescate para las grandes corporaciones y los ricos

Las organizaciones del CONOC se movilizan por un plan anticrisis urgente

Apoyamos las movilizaciones campesinas de Chihuahua y de los cafetaleros de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras

Mantienen su demanda de renegociación del TLCAN

El campo mexicano resiente con gravedad los impac-tos de la recesión económica mundial. A la de por sí grave situación del campo provocada por 15 años de TLCAN y 25 años de políticas gubernamentales neoli-berales contra la agricultura campesina y la soberanía alimentaria, ahora se agregan los impactos negativos de la crisis económica mundial y de la recesión con infl ación de la economía mexicana.

-El crédito, de por sí insufi ciente dado que no llegaba antes de la crisis al 15% de los productores mexica-nos, se está restringiendo aún más, concentrándose únicamente en los agricultores más ricos y en las re-giones más capitalizadas del país. Además, las tasas de interés se están disparando a niveles insostenibles, desestimulando la actividad productiva en el campo y contribuyendo a una mayor dependencia y desigual-dad en el sector agroalimentario mexicano.

-La devaluación del peso frente al dólar en 30% en los dos últimos meses, dada la extrema dependencia ali-mentaría del país, ha encarecido en esa misma propor-ción el costo de las importaciones de alimentos, fertili-zantes, maquinaria y equipo agrícola, etc., impulsando el encarecimiento de la canasta alimentaria básica y los costos de producción para el presente ciclo de siembras de primavera-verano. No fue adecuado so-brevaluar, en exceso el peso; debe mantenerse una política cambiaria acorde con la infl ación interna.

-Las remesas que nuestros compatriotas envían desde Estados Unidos cayeron en 10% (2 mil quinientos mi-llones de dólares) en 2008 y esta proporción se incre-mentará entre 15 y 20% en este año. Este hecho está afectando severamente la economía familiar de vastas regiones rurales del país, incluyendo la disponibilidad de liquidez para las siembras de primavera-verano.

-El empleo en Estados Unidos se está desplomando. Este hecho provocará un retorno de miles de trabaja-dores mexicanos que no tendrán alternativas de ocu-pación tampoco en nuestro país así como el cierre de la válvula de escape para los mexicanos que se ven obligados a migrar a Estados Unidos por el estanca-miento económico de los últimos 25 años y ahora por la recensión de la economía mexicana.

-El desempleo en México se está incrementando en niveles alarmantes. A los 3 millones de desempleados en 2008 se sumarán 1.3 millones en 2009 por el decre-cimiento de la economía mexicana a niveles de -0.5%.

-El gasto público para el campo, además de ser insu-fi ciente, es ejercido por el gobierno federal sin rumbo, sin oportunidad, sin efi cacia, concentrado en los agri-

cultores ricos, de manera discrecional y con un corpo-rativismo y clientelismo en extremo cínico, agudizado en 2009 por el año electoral y la caída en las preferen-cias del partido en el gobierno.

-Desde hace más de 25 años no hay prácticamente inversiones estructurales para el desarrollo productivo en el campo, por lo que junto al TLCAN y las políticas anti-campesinas, se ha desmantelado la capacidad productiva del sector agroalimentario del país.

-El défi cit sin precedentes de 4 mil millones de dóla-res de la balanza comercial agroalimentaria alcanzado en 2008 y la importación agroalimentaria récord de 23 mil millones de dólares en ese mismo año, contribuyen decisivamente en los desequilibrios externos a los que se precipita la economía nacional. Para 2008, el défi cit de la balanza comercial total ascendió en 17 mil millo-nes de dólares. Estas cifras hablan por sí mismas de la falacia calderonista de la economía mexicana como “potencia exportadora” y del hecho de que gracias a 25 años de neoliberalismo y 15 años de TLCAN somos una economía compradora: no producimos práctica-mente nada; se ha desmantelado la planta productiva nacional. Sin las exportaciones de petróleo y la indus-tria maquiladora, el défi cit comercial del país ascende-ría a más de 65 millones de dólares.

-La crisis aunada a la corrupción e impunidad guber-namental y del sistema de justicia está impulsando un proceso acelerado de descomposición social en el campo: fractura de la cohesión familiar y comunitaria, control creciente de la delincuencia organizada en las comunidades y poblaciones rurales, incremento del cultivo y tráfi co de estupefacientes, personas, especies animales y vegetales prohibidas, pérdida de credibili-dad en los gobiernos e instituciones, etc.

Atravesando el campo por una severa crisis estructural desde 1982 a la fecha y con los impactos negativos de la recesión mundial es una gravísima omisión del go-bierno de Calderón no considerar al sector rural en su plan anticrisis anunciado en días pasados. Esto confi r-ma una vez más la irresponsabilidad y el desprecio de Calderón y el gabinete económico de fanáticos neoli-berales respecto a la situación de vida y trabajo de 30 millones de mexicanos que habitan en el México rural.

Por eso, el Consejo Nacional de Organizaciones Cam-pesinas demanda urgentemente el establecimiento de un

PLAN ANTICRISIS EN DEFENSA DE LA ECONOMÍA CAMPESINA, LA AUTOSUFICIENCIA ALIMENTARIA,

LA CREACIÓN DE EMPLEOS RURALES, LA RESTAURACIÓN DE

LOS RECURSOS NATURALES Y EL ACCESO DE ALIMENTOS PARA

TODOS A PRECIOS CONTROLADOS, con los siguientes puntos:

1. Entrega en el mes de febrero y marzo de los apoyos del Procampo y el Progan. Esta media benefi ciaría a más de 2 millones de productores con 12 mil millones de pesos para estimular la actividad productiva y dismi-nuir los costos de producción.

2. Ampliación del crédito a través de la banca de desarro-llo para dar cobertura al menos el 50% de los productores agropecuarios y forestales y bajar las tasas de interés en 50%, impulsando la creación y fortalecimiento de interme-diarios fi nancieros propiedad de campesinos y poblado-res rurales organizados y apoyando su capital social.

3. Reducción de los precios de los energéticos pro-ducidos por el Estado mexicano utilizados en las ac-tividades productivas del campo: diesel agropecuario, electricidad, gasolina y amoniaco anhidro.

4. Programa nacional de compras consolidadas go-bierno-organizaciones de productores de fertilizantes.

5. Establecimiento de un sistema de precios-ingresos mínimos garantizados (costo de producción más utili-zada mínima garantizada) para los cultivos estableci-dos cómo básicos y estratégicos para la seguridad y soberanía alimentaria por la Ley de Desarrollo Rural Sustentable. Revisión y actualización por la Sagarpa y Acerca del ingreso-objetivo para maíz al nivel de 3 mil 500 pesos por tonelada; para el café 100 dólares por quintal (57.5 kilos)

6. Establecimiento de un Programa Multianual de In-versiones Estructurales para el Desarrollo Productivo Sustentable del Sector Rural con una asignación de 25 mil millones de pesos anuales. El presupuesto de este programa podría ser cubierto con la reducción del 20% del gasto corriente de las dependencias involucradas en el PEC Rural y un préstamo emergente del Banco Mundial y el BID. En el caso del café un ingreso objeti-vo de 100 dólares por quintal.

7. Creación de un programa especial de empleo ru-ral con una asignación de 15 mil millones de pesos para población rural sin tierras para la construcción y mejoramiento de infraestructura productiva y social, para la restauración de suelos, la conservación del agua y la reforestación comunitaria, todo ello con uso intensivo de mano de obra.

8. Incremento de 100% del componente alimentario del programa Oportunidades e incremento en 50% la cobertura del programa de abasto social de leche de Liconsa y del Programa de Abasto Rural de Diconsa.

9. Cese del uso clientelar y corporativo de los recursos del Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural Sustentable por el gobierno federal y también por los gobiernos estatales.

10. Aprobación por el Congreso de la Unión de una ley para obligar al Ejecutivo Federal a renegociar el TL-CAN, aprobación por el Senado de la Ley de Planea-ción para la Soberanía y la Seguridad Agroalimentaria y Nutricional y por la Cámara de Diputados de la refor-ma constitucional para elevar a rango constitucional el derecho a la alimentación.

El CONOC apoya decididamente las movilizacio-nes y demandas del movimiento campesino unita-rio de Chihuahua.

Asimismo, el CONOC respalda las justas demandas y apoya las movilizaciones de la Coordinadora Na-cional de Organizaciones cafetaleras (CNOC) y las demás organizaciones cafetaleras por un ejercicio concertado del presupuesto para el sector cafetalero y una política de crisis para las regiones cafetaleras y una reestructuración del Sistema Producto Café.

El CONOC anuncia la realización de una serie de movilizaciones en diferentes estados de la repúbli-ca para impulsar su el establecimiento de su pro-puesta de plan anticrisis para el campo.

El CONOC hace un llamado a la opinión pública a apoyar sus justas demandas y al Congreso de la Unión, particularmente a las bancadas priístas, a dejar de ser cómplices de las políticas anti-campe-sinas del gobierno de Calderón.

AtentamenteEl campo no aguanta más

Salvemos al campo para salvar a MéxicoConsejo Nacional de Organizaciones

Campesinas, CONOCAMUCSS, ANEC, CNOC, CEPCO,

MAÍZ, FDCCH, RED MOCAF

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13 febrero de 20099

Rufino Domínguez Santos

En los 67 millones de hec-táreas de los campos férti-les de California, Estados

Unidos, se estima que laboran 480 mil trabajadores del campo, de los cuales 85 por ciento son mexica-nos, y de éstos 18 por ciento somos indígenas, de acuerdo con cifras

difundidas en 2006. Estos números han aumentado 20 por ciento debi-do a la creciente migración de las comunidades indígenas en los años recientes.

Según han revelado varios in-vestigadores del mercado laboral, en el campo de esta población diez por ciento son hijos e hijas de mexicanos nacidos en Estados Unidos y cinco por ciento son des-cendientes de centroamericanos y sudamericanos.

Desde los verdes campos del condado norte de San Diego, el valle de Coachella –ubicado en el sur del estado–, el condado de Santa Bárbara, el inmenso valle de San Joaquín, el valle de Sali-nas –en el centro del estado– y el condado de Sonoma –en el norte–, entre los más importantes, las ma-nos callosas de hombres y mujeres trabajadores del campo levantan 27 millones de toneladas de vege-tales, legumbres, hortalizas y fru-tas. Ellos son quienes llenan día a día la canasta de la abundancia para que la producción llegue a la mesa de los estadounidenses y del mundo entero.

Trabajo escaso y con poca paga.Se trata de empleos temporales que duran desde 20 días hasta tres meses. Mientras no hay trabajo, los jornaleros descansan y se man-tienen con lo que hayan ahorrado en la temporada activa. El salario mínimo en California es de ocho dólares por hora, pero cuando se trabaja por pieza, la mayoría de tra-

bajadores no gana eso, aunque la ley laboral ordena que los patrones lo deben pagar.

La crisis económica ha estado presente siempre en este sector, pero desde hace dos años se ha agu-dizado porque han disminuido aún más los ingresos familiares debido al cese de trabajos en la construc-ción, restaurantes y jardines, entre otros. Durante el invierno, los tra-bajos de poda de los árboles en el valle de San Joaquín sólo duraron 20 días y hasta un mes y medio,

cuando antes duraban de un mes y medio a tres meses.

Esto debido a que los trabajado-res que estaban en otros sectores tu-vieron que trabajar en los campos. El exceso de mano de obra dio lugar a que los patrones se aprovecharan y redujeran sus pagos bajo el dicho de “si quieres trabajar, éntrale, si no, no hay problema, trabajadores hay de sobra”. Aunque muchos no estaban de acuerdo, la mayoría aceptaba para ganar aunque fuera un poqui-to. Ahora los desempleados tienen que esperar tres meses antes de que comience la nueva temporada y quizá van a tener que enfrentar la misma situación u otra más difícil.

Los jornaleros, con Obama.Esta es la situación en el campo es-tadounidense en momentos en que Barack H. Obama inicia su gestión como presidente de Estados Uni-dos. Durante su campaña y antes de la elección, la mayoría de los trabajadores del campo decidieron apoyar a un nuevo partido y a un nuevo candidato. Me daba cuen-

ta al hablar con ellos en persona o por teléfono de sus expresiones; percibía el coraje y la decisión por un cambio económico, político y social en el país (sobre todo en el aspecto migratorio).

Cuando el flamante candidato ganó la elección del 4 de noviem-bre con una barrida total ante su contrincante, muchos trabajadores agrícolas celebraron desde sus ca-sas esta victoria, llamándose entre ellos por teléfono y brindando por el triunfo de la esperanza.

Claro que la prioridad número uno para los trabajadores agrícolas es el mejoramiento de la economía, porque de esto depende el bienes-tar de la familia, desde el pago de la renta o de la casa hasta los gastos por servicios, transporte, el cuidado de niños y la comida. Todo esto es demasiado caro para ellos y sus fami-liares. No es suficiente el salario mí-nimo actual porque no alcanza para la sobrevivencia.

El segundo punto es una posible legalización integral para todos los trabajadores, incluyendo los cons-tructores, de limpieza, obreros, jardi-

neros y del campo, para que les per-mita salirse de los escondites, trabajar libremente sin ningún temor e ir y venir de sus pueblos y comunidades de origen sin tener que pagar el “lu-joso costo de un coyote” por “brincar-se” la frontera en busca de una mejor vida que lamentablemente el gobier-no mexicano no ha podido garantizar para nada en los 30 años recientes.

En tercer lugar está la seguridad y salud en los lugares de trabajo, don-de hay riesgos en la transportación, por posibles caídas en escaleras,

cortaduras o lastimaduras y por en-venenamiento por pesticidas, herbi-cidas o toda clase de químicos que se usan en los campos de cultivo.

Hay que mencionar también el riesgo de muerte por insolación, que en el verano es más frecuente, ya que en cada temporada de tra-bajo hay innumerables decesos y la mayoría no son reportados a las au-toridades debido al temor derivado de no tener “papeles”.

En los campos del condado nor-te de San Diego, algunas partes del valle de Salinas y el condado de So-noma, cientos de trabajadores del campo viven debajo de la tierra y de los árboles o en casuchas de plástico y cartón de papel construidas por ellos mismos. Y los que viven en las ciudades, están hacinados en un apartamento o casa, no porque les guste vivir así, sino porque es una solución ante el alto costo de la ren-ta. Algunos arrendatarios aprove-chan para sacarles dinero rentando garajes y lugares no aptos para vivir.

Los trabajadores tienen mucha esperanza de que haya un cam-bio: que se mejore la situación económica y haya una legalización para todos. La solución de estos dos problema sería un gran alivio y un acto de justicia para los casi medio millón de trabajadores del campo en California y más de dos millones en todo Estados Unidos. Sin embar-go, muchos están conscientes de la gravedad de la situación, la cual no se puede mejorar rápido como se quisiera aunque el gobierno haga lo que haga. Lo económico tardará, pero la reforma migratoria puede lo-grarse de inmediato si el presidente Obama, junto con el Congreso, así lo deciden y ésa es la expectativa. Director ejecutivo del Centro Binacional para el Desarrollo Indígena Oaxaqueño

MIGRACIÓNTIEMPOS DE OBAMA

¿QUÉ ESPERAN DE OBAMA

LOS BRACEROS?

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Víctor Suárez Carrera

En solidaridad con el pueblo palestino y contra el genocidio cometido por el gobierno de Israel en Gaza

EL Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha sido uno de los principales pilares para la imposición de una política de guerra transexenal con-

tra la agricultura campesina y la población rural de México. De 1994 a 2008 millones de campesinos fueron forzados a per-der su trabajo, caer en la pobreza y migrar a Estados Unidos.

Asimismo, con dicho tratado nuestro país ha perdido la so-beranía alimentaria y ha sometido los derechos de los cam-pesinos y el derecho a la alimentación de los mexicanos a la dictadura del mercado y a los intereses de las grandes corpora-ciones agroalimentarias.

Además, el TLCAN ha sido un factor determinante para el desmantelamiento de la capacidad productiva de nuestra eco-nomía. En la era TLCAN México se ha transformado en una economía compradora: en 2008 importamos 42 por ciento de los alimentos con un valor de 23 mil millones de dólares; ese año el sector agroalimentario registró un déficit de cuatro mil millo-nes de dólares, mientras que el déficit de la balanza comercial total ascendió a 17 mil millones de dólares. Si elimináramos las exportaciones petroleras y las de la industria maquiladora, el dé-ficit comercial ascendería a más de 65 mil millones de dólares.

En los hechos, el TLCAN ha sido elevado a rango de consti-tución supranacional por los gobiernos prianistas, la Suprema Corte y los poderes fácticos.

Es por esto que la renegociación del capítulo agropecuario del TLCAN ha sido una de las demandas centrales del movi-miento campesino y una de las condiciones sine qua non en su lucha por la defensa y valorización de la agricultura campesina y por la recuperación del derecho de nuestro país a la auto-determinación, al desarrollo, a la soberanía alimentaria y a la alimentación de los mexicanos. Así lo constatan la luchas re-cientes del movimiento El Campo No Aguanta Más, la Cam-paña Sin Maíz No Hay País y el Movimiento en Defensa de la Economía Popular, entre otras movilizaciones campesinas, sindicales y populares.

No obstante lo anterior y la opinión pública mayoritaria en contra del TLCAN, las administraciones federales –de Salinas a Calderón– se habían negado sistemática, irracional, fanática y autoritariamente a siquiera debatir en torno a la necesidad de renegociar el TLCAN a la luz de los daños causados a la economía nacional y a nuestra soberanía… hasta que llegó Obama.

Cabe aclarar que tal negativa fue siempre frente a las de-mandas campesinas, pero los gobiernos mencionados sí fueron flexibles ante las exigencias de renegociación de las corpora-ciones multinacionales de Estados Unidos, Canadá y México. Entre 1994 y 2008 el TLCAN se renegoció en 17 ocasiones para

eliminar anticipadamente aranceles, modificar normas de ori-gen, etcétera.

El factor Obama. Durante su campaña presidencial, Ba-rack Obama se comprometió ante el electorado a renegociar el TLCAN en los temas laborales y ambientales y en los asun-tos relacionados con la migración de mexicanos hacia Estados Unidos. La presión de los sindicatos, ambientalistas y de la opinión pública así como la severa recesión económica obli-garon a Obama a asumir dichos compromisos. Ante este he-cho, el presidente Felipe Calderón, su gabinete económico de fanáticos neoliberales y la cúpula empresarial se apresuraron a “aconsejar” a Obama respecto de los inconvenientes de la renegociación del TLCAN, argumentando las “bondades” y los “logros” del TLCAN que únicamente ellos ven.

Cuando el 12 de enero Calderón visitó en Washington a Obama –entonces en calidad de presidente electo–, se encon-tró con el diablo: Obama le expresó su interés por revisar las disposiciones laborales y ambientales del TLCAN y le propu-so –para empezar– la creación de un grupo consultivo para trabajar “on a host of issues important to the Unites States and Mexico, including NAFTA, energy and infrastructure” (sobre una amplia gama de temas importantes para Estados Unidos y México, incluyendo TLCAN, energía e infraestructura). Calderón no tuvo más remedio que aceptar la propuesta de Obama y pronunciar las palabras heréticas y prohibidas por la inquisición neoliberal: “revisar el TLCAN”.

Por otra parte, en su discurso de toma de posesión el 20 de enero, Obama reiteró su compromiso para revisar el modelo de libre comercio. Destaco los siguientes fragmentos de su discurso:

HACIA UN NUEVO ACUERDO MÉXICO-EU

Libby Haight

El 20 de enero el mundo fue testigo de un día histórico: la toma de protesta de Barack Obama como presidente núme-

ro 44 de Estados Unidos (EU). Con la mirada nacional e internacional en Washington, DC, según estimaciones oficiales reportadas en The Washington Post, un millón 800 mil personas acudieron al National Mall (su servidora fue una) para presenciar y sentirse parte de este acon-tecimiento memorable; fue el evento con mayor asistencia al Mall en la historia de la capital.

Para quienes no tuvimos posibilidad de con-seguir un boleto para estar cerca del Capitolio en la toma de protesta, lo mejor que podíamos aspirar era llegar a un espacio con vista a una de las múltiples pantallas que se colocaron a lo largo del Mall. Había que salir temprano, porque todos los noticieros predecían que la

asistencia rebasaría el espacio y que las medi-das de seguridad dificultarían el acceso. De hecho, se estima que más de cuatro mil per-sonas, aun con boletos y en fila para entrar, no pudieron llegar y se quedaron esperando en un túnel. El Washington Monument parecía ser un buen lugar para aterrizar, ya que era relativamente fácil su entrada y desde sus cos-tados había buena vista de una pantalla.

No tardó mucho para que todo el espacio verde se llenara en este rincón del Mall. Llegó gente de todas partes de Estados Unidos y del mundo, mu-chas y muchos con su “Obamamanía” colocada en algún lugar (y aquí me refiero al gran mercan-tilismo que se dio con el imagen del señor, su familia y el logo de su campaña que estaban por todos lados en la capital, cosa que nunca había visto en relación a una figura política de EU).

Por fin empezaron a pasar las imágenes en la pantalla de los personajes que llegaban al

escenario. El Mall casi temblaba con el gran “¡BUUUUUUUUUUU!” colectivo que se le gritaba a Bush cada que aparecía en pantalla. También se le cantaba, casi en ronda sincro-nizada, el “la-la-la-la, hey-hey-hey, goodbye”.

Prevalecía una enorme sensación de celebra-ción colectiva, entusiasmo y emoción. Atesti-guábamos la culminación de más de un año de campaña lleno de esperanza; la sed del cambio por fin se convertiría en realidad. Por lo tanto, no hubo una sola expresión “desagradable”, por lo menos no en mi alrededor. Estábamos allí para sentirnos parte de todo eso, no para provo-car ni mucho menos.

El gran momento llegó. El juramento (que a nadie le pareció importar que no saliera per-fecto, por lo menos no en ese momento) y las palabras de Barack Obama, entonces presi-dente de Estados Unidos. Fue impresionante el silencio que reinó para poderlo escuchar.

El ruido –gritos y aplausos— sólo se hizo presente en los momentos de clímax del dis-curso de Obama; la gente, emocionada, ex-clamaba frases de apoyo. Creo que hasta los más escépticos ante las posibilidades de que un solo hombre pueda cambiar el rumbo de la historia se contagiaron de la emoción y el

optimismo, por el poder del discurso y lo vivi-do en estos momentos.

Cuando terminó todo, y concluido el he-chizo de lo que vimos en pantalla, los presen-tes nos asombramos por la multitud a nuestro alrededor; no habíamos percibido cuántos éramos. Pero la emoción colectiva seguía viva y desfilamos muy, muy despacio para salir, ni un empujón nos dimos.

Eso nos permitió platicar con los demás, y reflexionar un poco sobre lo que acababa de pasar. Por fin Barack Obama es presidente de Estados Unidos. No sólo es “cualquier persona que no sea George W. Bush”. El presidente ahora es un hombre en el que muchos creen, en el que hemos colocado una esperanza im-presionante, una responsabilidad casi imposi-ble de dimensionar. Las expectativas puestas en él son difíciles de alcanzar. Por supuesto, la verdadera evaluación de su desempeño ten-drá que basarse en los hechos sobre el camino. Pero por ahora lo que más importa es estar pre-sente en este gran cambio en el gobierno de Estados Unidos, ser parte de esta gran historia que abre la oportunidad a Barak Obama. Universidad de California, Santa [email protected]

Retrato de un día histórico: La Inauguración del presidente Barack Obama

TEMA DEL MES

Page 11: No. 17 Obama. La hora de la verdad

Víctor M. Quintana S.

1. Las razones de una esperanza. No es que uno sea ingenuo. Hasta nuestro admirado poeta comunista Saramago acaba de escribir:

“Barack Obama, en su discurso, nos ha dado razones (las razones) para que no nos dejemos engañar. El mundo puede ser mejor que esto que parece una condena. En el fondo, lo que Obama nos ha di-cho es que otro mundo es posible.”

No sólo eso, porque por pre-sidencialista que sea el sistema político estadounidense, el Con-greso cuenta y cuenta mucho. Los checks and balances siguen siendo una realidad de la política de la Unión Americana. Y en la misma

elección que ganó Obama llegaron al Congreso 70 nuevos miembros partidarios del comercio justo que van a sustituir a otros tantos que apoyaron el viejo modelo del Tra-tado de Libre Comercio de Améri-ca del Norte (TLCAN). Al mismo tiempo, 50 legisladores y legislado-ras se han sumado al Acta de Re-forma del Comercio, Rendición de Cuentas, Empleo y Desarrollo (TRADE, por sus siglas en inglés), que proporciona una guía para un modelo alternativo de comercio que comenzaría por una revisión y renegociación del TLCAN y otros pactos comerciales.

2. Lo que esperamos que Oba-ma comprenda: Dice el amigo George Naylor, maicero de Iowa,

dirigente de la Nacional Family Farm Coalition:

“Como cultivador de maíz de una tradición granjera familiar, yo esperaría que mi país, por medio de la nueva administración Oba-ma, sea el líder de una visión de la agricultura familiar basada en los principios de la soberanía alimenta-ria, donde todos tienen acceso a la oportunidad económica en las áreas rurales y a una comida sana, nutriti-va y culturalmente apropiada.”

Lo que George expresa de mane-ra tan contundente, clara y concisa implica que Obama y su adminis-tración comprendan:

a) Que la agenda de las corpora-ciones del agronegocio es la agenda de la crisis para los más. Así lo ma-nifiesta el International Assesment of Agricultural Knowledge, Scen-cie and Agriculture, apoyado por las Naciones Unidas, con la partici-pación de 400 científicos: las prác-ticas de la agricultura comercial es-tán poniendo en peligro al planeta y no han solucionado el problema del hambre para miles de millones humanos. Un pequeño número de funcionarios corporativos que a nadie rinden cuentas ejercen ahora un control sin precedentes sobre la disponibilidad y el precio de la co-mida en perjuicio de los pequeños productores que cada vez reciben menos por sus cosechas y de los consumidores que pagan más caro por lo que comen. La agricultura industrial implica mayor uso de combustibles fósiles y el desarrollo de transgénicos llevando al planeta a su destrucción.

b) Que Estados Unidos no tiene por misión salvar ni alimentar al mundo. No es exportando su comi-da, así sea como ayuda alimentaria, ni su tecnología, las más de las veces dañina al medio ambiente, como se va a solucionar el problema del ham-bre en el mundo. Esto sólo genera más imposición y arrogancia por parte del sistema estadounidense.

c) Que la mejor forma de solu-cionar el problema de la migración indocumentada hacia su país es proteger y generar empleos en el campo mexicano: Desde que el TLCAN se inició, México ha per-dido dos millones de empleos en agricultura, de los cuales 95 por ciento son de pequeños agriculto-res. Y entre 31 y 43 por ciento de los migrantes indocumentados trabajan en el sector agroalimenta-rio. El círculo perfecto: la política comercial de las agrocorporaciones los deja sin empleo en su país y al emigrar éstas mismas los emplean con muy bajos salarios por ser in-documentados. Círculo vicioso para los trabajadores, virtuoso para las trasnacionales.

3. Lo que esperamos que el go-bierno Obama realice:

a) Que ponga en marcha una agenda de políticas favorable a los pequeños y medianos agricultores. Las actuales políticas agrícolas, por ejemplo las del TLCAN y las de las farm bills de 2002 y 2008, aunque han aumentado el comercio agroa-limentario y triplicado los subsi-dios, han hecho que en Estados Unidos quiebren más de 300 mil granjeros y que el ingreso neto de los que quedan haya caído en 16.5 por ciento. Dichas políticas han perjudicado seriamente a la biodi-versidad, a la disponibilidad de re-cursos naturales, han dividido a las familias y llevado a la agonía a las comunidades rurales.

b) Que ponga la soberanía ali-mentaria en la base de un nuevo modelo de agricultura: no se trata de que el gobierno de Estados Uni-dos siga “ayudando” a los países pobres con alimentos. Se trata de apoyar el desarrollo de las capaci-dades de estos países, sobre todo de las agriculturas campesinas para fortalecer su producción autócto-na de alimentos con inversiones en prácticas agroecológicas y en desarrollo científico-tecnológico

que incremente la producción participativa del conocimiento y la integración del conocimiento indí-gena. Esto requiere que el gobierno estadounidense respete totalmente el derecho de los gobiernos de otros países a trazar con independencia sus políticas agroalimentarias y comerciales.

c) Que esté abierto a la renego-ciación del TLCAN en agricultura: No se trata de abandonar la integra-ción regional sino replantearla bajo nuevos principios y valores: sobe-ranía alimentaria, respeto mutuo, equidad, colaboración constructiva entre los tres pueblos, respeto a los derechos humanos. Esta renegocia-ción en materia agrícola supondría el derecho de cada país a proteger los productos y sectores claves para su agricultura y alimentación. A proteger las economías, comunida-des y culturas locales para fortale-cer el bienestar familiar y comuni-tario y evitar la migración. Debería impedir la exportación de produc-tos bajo su costo de producción, fa-vorecer la constitución de reservas locales y nacionales de alimentos y de bioenergía. Asegurar la canali-zación de recursos suficientes para apoyar a los pequeños agricultores con infraestructura y financiamien-to rural, así como programas socia-les. Debería también contemplar un acuerdo migratorio con total respeto a los derechos humanos de los migrantes, y con pleno recono-cimiento a sus derechos civiles y laborales.

Las organizaciones de agricul-tores familiares de Estados Unidos están optimistas con respecto a Obama. Compartimos algo de su optimismo como hemos comparti-do sus críticas y sus luchas y, sobre todo, la convicción que la mejor esperanza es la que juntos construi-mos desde abajo. Los datos del artículo fueron aportados por Dennos Olson, del Institute for Agriculture and Trade Policy (IATP).

NUEVA ADMINISTRACIÓN¿NUEVA AGRICULTURA?

“(...) En este día, proclamamos el fin de las reivindica-ciones efímeras y las falsas promesas, las recriminaciones y los dogmas desgastados, que por demasiado tiempo han sido un lastre para nuestra política.

“(...) Tampoco se trata de preguntarse si el mercado es una fuerza del bien o del mal. Su poder para generar riqueza y extender la libertad es incomparable, pero esta crisis nos ha recordado que, sin una atenta vigilancia, el mercado puede descontrolarse, y que una nación no puede ser próspera cuan-do sólo favorece a los más ricos.

“(...) A aquellas naciones que como nosotros gozan de una relativa abundancia, les decimos que no podemos permitirnos la indiferencia ante quienes sufren en nuestras fronteras, ni po-demos consumir los recursos mundiales sin tener en cuenta sus efectos. El mundo ha cambiado y debemos cambiar con él.

“(...) A los pueblos de las naciones pobres, prometemos tra-bajar con ustedes para hacer florecer sus cultivos, y que fluya el agua limpia, para nutrir cuerpos hambrientos y alimentar espíritus voraces”.

El factor Congreso estadounidense. También el Congreso de Estados Unidos, mayoritariamente demócrata, ha recogido el sentir de la opinión pública, sindicatos y grupos ambienta-listas en relación a la renegociación del TLCAN. A la fecha, se han presentado dos importantes iniciativas de ley para impo-ner al presidente la obligación de renegociar el TLCAN y, en general, todos los tratados de libre comercio.

Se trata, por una parte, de la iniciativa de ley encabezada por la influyente diputada Marcy Kaptur (demócrata; Toledo, Ohio) denominada en su título largo “Ley para evaluar el impacto del TLCAN, requerir una renegociación de ciertas disposiciones

del TLCAN y promover el retiro del TLCAN a menos que cier-tas condiciones sean satisfechas” y en su título corto “Ley para la rendición de cuentas del TLCAN”. En esta iniciativa propone que el TLCAN en el marco de la legislación estadounidense está regido por una Ley de Implementación que expira el uno de octubre de 2009 y que si no se renegocia satisfactoriamente el tratado, Estados Unidos deberá retirarse del mismo y el Con-greso no extenderá la vigencia de la Ley de Implementación.

Por otra parte, un importante grupo de congresistas (demó-cratas y republicanos, incluyendo a la entonces representante Hilda Solis, hoy secretaria del Trabajo de Obama) –encabe-zados por el senador Sherrad Brown (demócrata; Ohio) y el diputado Mike Michaud (demócrata; Maine)– presentó el seis de abril de 2008 la iniciativa de ley denominada en su títu-lo largo “Ley de reforma del comercio, rendición de cuentas y empleo de 2008” y en su título corto “Ley de comercio de 2008”. Esta iniciativa de ley plantea una serie de reformas ra-dicales al modelo de libre comercio y propone imponer un conjunto de obligaciones al Ejecutivo federal en torno a la renegociación de los tratados de libre comercio, incluyendo los acuerdos de la Organización Mundial de Comercio.

Agenda de renegociación del capítulo agropecuario del TLCAN. Los factores Obama, Congreso estadounidense y re-cesión económica mundial deben obligar a los movimientos sociales mexicanos, así como al conjunto de los sectores pro-ductivos y culturales del país, a sincronizarse con sus contra-partes de Estados Unidos y Canadá y relanzar su lucha por la renegociación del TLCAN, el cambio de modelo económico en México y de la relación entre nuestros países desde el inte-rés de los pueblos y no de las corporaciones.

Es imperativo obligar al Congreso mexicano a que expida una ley que obligue al Ejecutivo federal a renegociar el TLCAN. Asi-mismo, el Congreso de la Unión debe dejar de ser cómplice de Calderón y aprobar por el Senado la minuta de Ley de Planeación para la Soberanía y la Seguridad Agroalimentaria y Nutricional y por la Cámara de Diputados la minuta de reforma constitucional para elevar a rango constitucional el derecho a la alimentación.

En lo que hace al capítulo agropecuario del TLCAN, a con-tinuación se presentan los objetivos a alcanzar para México: 1. Sustitución del capítulo agropecuario por un acuerdo para

la cooperación y complementación para el desarrollo agroa-limentario y rural de América del Norte.

2. Recuperación del derecho soberano de nuestro país a esta-blecer un mecanismo de administración de las importacio-nes y exportaciones de los productos agroalimentarios sen-sibles para su soberanía y seguridad alimentarias, así como para establecer una reserva estratégica alimentaria.

3. Recuperación del derecho soberano de México a establecer una política agroalimentaria y de desarrollo rural con base en la rectoría del Estado, la planeación a largo plazo, los derechos de los campesinos a preservar y valorizar su trabajo y sus modos de vida, el derecho a la alimentación y una po-lítica de administración de la oferta agroalimentaria.

4. Prohibición de las exportaciones desleales (dumping y sub-vención) y supresión de las barreras proteccionistas no aran-celarias disfrazadas de medidas fito-zoosanitarias.

5. Establecimiento de un fondo trinacional de inversiones estruc-turales y de cohesión social para el desarrollo rural de los tres países, con una aportación anual equivalente al uno por ciento del PIB de cada país.

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13 de febrero de 200912

Silvano Aureoles, perredista senador de la Repú-blica por Michoacán, formó parte del grupo de legisladores que acompañó al presidente Felipe

Calderón en su visita a Washington, DC, a mediados de enero. Aunque este grupo no participó en la re-unión con Barack Obama, sí tuvo encuentros con sus pares de Estados Unidos (representantes y senadores) y con directivos de centros de análisis e investigación enfocados a los temas de migración, comercio y dere-chos humanos, como el Centro Woodrow Willson, el Instituto Heritage y el Instituto de Políticas Públicas en Materia Migratoria.

La impresión que dejó en Aureoles Conejo esa vi-sita fue que “si bien fue un buen gesto que Obama haya recibido a Calderón previo a su toma de pro-testa como presidente de Estados Unidos (EU), no veo que eso vaya a cristalizar en resultados concretos en lo que a nosotros nos interesa, particularmente el problema migratorio. Ese tema no está en la agenda de ellos. Es más México no está en su agenda como prioridad (...) Si hace ocho años el problema del te-rrorismo (el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York el 9 de septiembre de 2001) impidió avanzar en la reforma migratoria de EU, ahora la crisis financiera internacional será el obstáculo, pues se están enfo-cando a enfrentarla”.

En la visita vimos que hay unos legisladores y es-tudiosos muy proclives a México, muy amigos, “que consideran que el gobierno de EU ha sido injusto y no ha dimensionado en forma correcta lo que México

significa para su país, más allá de los conflictos en la frontera o si los narcotraficantes pasan por México y van a EU o llegan mexicanos a buscar empleo. Pero otros creen que México es un lastre para EU y que quiere que siempre lo esté salvando y resolviendo sus problemas; y algunos de plano consideran que EU debería cerrar de forma total su frontera con México. Hay de todo, y es que hay un 30 por ciento de la po-blación estadounidense que sigue pensando contra-riamente a la amistad con México”.

En cuanto a las posibilidades de modificar el Tra-tado de Libre Comercio de América del Norte (TL-CAN), el Ejecutivo mexicano siempre ha estado en contra y en corto Felipe Calderón le dijo a Obama que ni se metieran en una revisión por todas las im-plicaciones que habría. Además el propio Obama tiene asesores, como la que fuera poderosa secreta-ria de Estado con Bill Clinton, Madeleine Albright, quien piensa que “es un horror, un absurdo” hablar de revisar o derogar el TLCAN. Pienso que Obama ya cambió su percepción del TLCAN, y que sí va a seguir hablando de sus preocupaciones de los temas laborales y de medio ambiente en el TLCAN, pero ya con un tono distinto, no en la vía de la revisión.

“Los legisladores mexicanos debemos tener un pa-pel muy activo dentro y fuera del país. Debemos acer-carnos a nuestras contrapartes en Estados Unidos para allegarles información, que mejore la percepción de México e impedir que la reforma migratoria, que es prioridad para nosotros, se diluya” (LER).

Pocas esperanzas para reforma migratoria y renegociación del TLCAN

MIGRACIÓNTIEMPOS DE OBAMA

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13 febrero de 200913

Óscar Chacón y Amy Shannon*

En todo el hemisferio, los gobiernos es-tán confrontando una incómoda rea-lidad. Aun cuando el incremento del

comercio ha motivado crecimiento económi-co en algunos sectores, esto no se ha transfor-mado en oportunidades económicas para la mayoría de la gente en las regiones pobres. Al contrario, muchos países en América Lati-na experimentan mayor desigualdad, con los más pobres de los pobres en el punto más crí-tico de los perdedores de la ecuación. Un do-cumento reciente del Banco Mundial –“Does more international trade openness increase world poverty?”– sugiere que aun cuando la liberalización comercial puede conducir al crecimiento, tiende a concentrar la riqueza y puede tener efectos no intencionales de exa-cerbación de la pobreza.

Durante los pasados 15 años, con el Trata-do de Libre Comercio de América del Nor-te (TLCAN) en vigor en México, Canadá y Estados Unidos, las promesas de integración regional siguen sonando vacías para la mayo-ría de los mexicanos y para muchos otros del continente americano.

Durante el debate sobre el TLCAN a prin-cipios de los 90s, sus promotores argumenta-ban que el acuerdo comercial reduciría la mi-gración, impulsaría protecciones ambientales trinacionales y crearía nuevos trabajos para todos. La experiencia de la década pasada ha probado algo muy diferente. A pesar de las cre-cientes restricciones en la frontera, millones de mexicanos han huido de sus deterioradas economías rurales para buscar trabajo en Es-tados Unidos. El rol dominante de China en las manufacturas a escala global sugiere fuer-temente que México no va a lograr un avance económico por medio de mano de obra barata y simple maquila. La atracción de la econo-mía en el lado estadounidense de la frontera, con su fuerte demanda de trabajadores agríco-las, de empleados para el sector de servicios, para el procesamiento de carne de res y pollo y otros trabajos manuales, está generando rá-pidamente un mercado laboral hemisférico integrado, una realidad no contemplada en el TLCAN. Al mismo tiempo la clase trabajado-ra en Estados Unidos ha sido testigo de una constante erosión de su calidad de vida. Mi-llones carecen de acceso a servicios de salud, envían a sus hijos a escuelas de bajos están-dares y luchan por salarios que les permitan vivir. Las enfermedades sociales de la globa-lización económica tienen una extraordinaria similitud a lo largo del hemisferio.

Así como nosotros miramos hacia estos 15 años del TLCAN, deberíamos hacer pregun-

tas a quienes diseñan las políticas públicas acerca de los beneficios programados de los acuerdos comerciales orientados hacia la ex-portación y el crecimiento a cualquier costo. Y tal vez algo más importante: deberíamos co-menzar a diseñar políticas que respondan a las realidades de nuestro mundo crecientemente globalizado y poner en primer plano de nues-tra agenda el desarrollo sustentable, con las personas como elemento central. Es tiempo de romper las barreras que impone la política y separan la migración de su causa, que es la falta de desarrollo sustentable, y buscar solu-ciones en políticas que reconozcan el grado en que nuestro futuro estará siendo depen-diente profundamente de nuestros vecinos. También debemos involucrar a los migrantes y sus familias como actores sociales claves.

La cuestión de movilidad humana a lo largo de las fronteras es deliberadamente ig-norada bajo el modelo del TLCAN o de la integración económica y comercial, a pesar de las conexiones obvias entre economía, cambios en la producción y migración. En contradicción, nuestro debate nacional alre-dedor de la política de inmigración en Esta-dos Unidos ignora consistentemente el factor fundamental de por qué la gente encuentra necesario abandonar sus hogares en primer lugar. Como los políticos debaten los méritos relativos de la seguridad en la frontera y la mi-litarización, se ganó una legislación, pero se otorga poca atención a las causas que condu-cen a la migración desde México y alrededor del mundo: la profunda desigualdad, la inse-guridad y la falta de oportunidades.

Si nosotros vamos a desarrollar políticas que promuevan un desarrollo sostenible en el largo plazo en nuestro hemisferio y pro-porcionen oportunidades económicas para la gente en sus propias comunidades, debemos reconocer la naturaleza interconectada de factores que están causando que mucha gente deje sus lugares de origen en busca de una mejor vida en otro país. La presión económi-ca y los factores que impulsan a la migración son amplificados por una homogenización de las expectativas culturales, conducidas por los conglomerados de comunicación globales, y estimuladas por la televisión y la cultura con-sumista del Norte. La migración también es motivada por el saludable impulso humano de reunirse con familiares. La migración per-manecerá como un factor significativo en el previsible futuro económico, cultural y po-lítico de nuestro hemisferio. Más que negar este fenómeno, debemos enfocarnos en las formas de aprovechas las experiencias de los migrantes y buscar una más sostenible visión centrada en las personas.

La Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y del Caribe (National Alliance of Latin American and Caribbean Communities, NALACC) coordina esfuerzos para la defensa de más de 75 organizaciones basadas en la comunidad de inmigrantes la-tinos en Estados Unidos, en asuntos que van desde reforma migratoria hasta compromiso cívico y desarrollo sustentable.

Los inmigrantes latinos y del Caribe juegan ya un papel fuerte y visible en sus países de origen y están comenzando a asumir un rol más visible en la Unión Americana.

En los dos años recientes, las organizacio-nes que forman NALACC se han empeñado en un diálogo político orientado a promo-ver el desarrollo sustentable de largo plazo. Como resultado de ello, las siguientes ideas podrían ser un primer paso para un nuevo acercamiento a una integración regional y desarrollo de nuestro hemisferio:

-Reconocer la urgente necesidad de modi-ficar las políticas comerciales y de desarrollo que Estados Unidos ha propiciado en Lati-noamérica durante los pasados 20 años. Las actuales políticas han fallado por mucho para permitir que la mayoría de las personas salgan de la pobreza y han profundizado la desigual-dad económica en la región. En lugar de se-guir buscando más acuerdos comerciales, concebidos de forma enfermiza, las políticas de asistencia estadounidense para el desarro-

llo deberían fortalecer economías locales y apostarle al desarrollo sostenible. El colapso de las economías rurales es un factor que impulsa a la gente a emigrar. Dada la impor-tancia de la producción local agrícola para la subsistencia de muchos latinoamericanos, deberíamos dar prioridad a construir merca-dos locales y regionales fuertes y a cuidar el medio ambiente, para lo cual se necesita re-visar los subsidios que Estados Unidos da a su producción agrícola.

-La Unión Americana debe dar pasos hacia una reforma migratororia. Unos 10 millones de personas viven con temor, al margen de la sociedad, sufren obstáculos para ser entes sociales comprometidos cívicamente y para ser totalmente productivos. Una reforma mi-gratoria sensible debería incluir un esquema para la residencia permanente, con una pron-ta y justa opción para la nacionalización de aquellos que ya viven, trabajan y han hecho familia en Estados Unidos. También debe atender peticiones, algunas de más de una década, de reunificación de familias.

-Debido a que todos los países en nuestro hemisferio están experimentando migración en dinámicas cada vez más complicadas, de-beríamos trabajar para establecer estándares mínimos de trato a los migrantes en los países de origen, destino y tránsito, que estén basa-dos en los principios de respeto a los derechos humanos y a la dignidad de las personas. Como primer paso, la migración debería ser discriminalizada.

-Además de re-evaluar nuestros políticas económicas y sus alcances de largo plazo, hay que dar pasos inmediatos para reducir las asi-metrías que propician migración, incluyendo una moratoria para nuevos acuerdos comer-ciales bilaterales o multilaterales que no to-men en cuenta las diferencias significativas entre la economía de EU y la de sus potencia-les socios, y la construcción de mecanismos apropiados de compensación, así como pro-tecciones laborales y del medio mabiente. Las asociaciones de inmigrantes pueden y deben ser parte de un diálogo nacional para repen-sar el camino qque deben tener las relaciones comerciales. *Extracto del artículo del mismo nombre, publica-do por Global Exchange en The right to stay home. Alternatives to mass displacement and forced migration in North America, 2008.

MIGRACIÓN Y DESARROLLO: MÁS ALLÁ DEL TLCAN

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Lourdes Edith Rudiño

México no debe ser demasiado optimista respecto de las posibilidades de que Estados Unidos (EU), bajo la batuta de Barack Obama, genere una reforma migra-

toria en el corto plazo –en el primer año del nuevo gobierno--, pues el ambiente social no es el propicio: La situación económica en EU, que es muy crítica --si bien no comparable en cuanto a shock con el evento del 9-11 que con George W. Bush frenó tal reforma--, ha propiciado pérdida de trabajos calificados y no ca-lificados, y ello impide por ahora a Obama formar una coalición con el Congreso suficientemente fuerte, grande, pasar una refor-ma que haga la diferencia, que incluya la legalización y más visas, afirmó Patricia Escamilla Márquez, investigadora de El Colegio de la Frontera Norte (Colef) y autora del estudio “Posiciones de Barack Obama en materia de migración y seguridad fronteriza”.

“El nuevo presidente está convencido de que la reforma es la mejor medida, y sí va a tratar de avanzar en ella pero va a ser muy cuidadoso políticamente, muy precavido (...) Va a esperar a que mejore la situación económica y financiera del país. Obama está haciendo todo lo posible por demostrar que hay un cambio y por ello ha tomado decisiones en cuanto a Guantánamo y el calen-tamiento global, pero ambos asuntos no son tan controversiales ni causan tanto debate y pelea como el tema de la migración, además de que hay gente que se opone sobre todo a la migración mexicana, y son grupos muy poderosos en el Congreso, con la capacidad de movilizar a los descontentos para culpar a los indo-cumentados de problemas económicos, e ‘indocumentados” en Estados Unidos se ha convertido en sinónimo de mexicanos; no piensan que la mitad de éstos no son mexicanos.”

Algo que sí es previsible y posible es que Obama ordene pronto bajar o suspender totalmente las redadas y la persecu-ción de migrantes, por medio de su secretaria de Seguridad Interna, Janet Napolitano, quien es una persona bastante pru-dente y práctica; fue gobernadora de Arizona, donde existe el problema de la migración indocumentada, que ella conoce muy bien. La decisión no tendría que pasar por la votación del Congreso, sería una medida administrativa.

“Esto podría hacer que la presión a los migrantes se reduz-ca, aunque no depende al cien por ciento de ellos (Obama y Napolitano); depende de que los grupos que se oponen a la migración no empiecen a movilizarse para que se tomen me-didas más severas, lo que ellos llaman de mayor seguridad de la frontera para que no pasen los indocumentados a quienes ellos consideran ‘criminales’”, señaló en entrevista.

Los jornaleros, en mejor posición. Escamilla Márquez, doctora en ciencias políticas por la Universidad de California en Irvine, con-sideró que una iniciativa de ley que se ha estado debatiendo en el Congreso desde antes de la llegada de Obama y que busca regular el trabajo de la agricultura, podría pasar, lo cual sería un paso posi-tivo para los migrantes mexicanos que trabajan en el campo de EU. A diferencia de otros sectores, como la construcción, donde se ha agudizado el desempleo, los patrones agrícolas siguen necesitando a los migrantes y en general no hay una presión social contra éstos ubicados en el campo, pues se les concibe como necesarios. Los migrantes jornaleros no han sido objeto de redadas como sí aquellos que trabajan en plantas de procesamiento de carne, por ejemplo.

Comentó que hace un mes y medio el Colef realizó un se-minario para discutir si efectivamente hay un retorno masivo de migrantes a México por la crisis económica en Estados Unidos,

“y la conclusión fue que aún no se está dando tal retorno; los mi-grantes tienen opciones, como moverse de un estado a otro en EU y no necesariamente regresar a México, pues en México la situación no está mejor, nada ha cambiado desde que se fueron e incluso está peor. Sí han bajado las remesas, pero eso no signi-fica que esté ocurriendo tal retorno. Sí hay mucho desempleo, pero sobre todo en compañías que contratan trabajadores muy calificados, de automóviles, computadoras, esto es mucho don-de no está la mayoría de los migrantes (...) Pero habrá que ver que ha pasado este mes y medio y qué pasará posteriormente”.

Desarrollo en México, la solución. La investigadora afirmó que entre los especialistas en migración y en seguridad fronteriza hay un consenso de que las políticas actuales para lidiar con la migra-ción indocumentada y la inseguridad en la frontera son equivoca-das y lo único que realmente funcionaría es generar desarrollo so-cioeconómico en México, que se cree oferta de trabajo en nuestro país para retener a los mexicanos, y para ello se requiere la asisten-cia de EU. Obama ha expresado esta idea de forma más enfática que cualquier otro presidente, y en su momento George W. Bush también habló de eso, “pero el tema es casi tabú en EU. No les ha importado gastar millones y millones de dólares en poner bardas, en personal de la patrulla fronteriza, cuando ese dinero se podría utilizar de forma más efectiva en apoyo de desarrollo en México. Muchos en EU no lo entienden, preguntan ¿por qué vamos a ayu-dar a México? Políticamente no ha sido un tema popular”.

Escamilla Márquez enfatizó que el presidente Felipe Cal-derón deben pensar más estratégicamente y empezar a utilizar el arte de la negociación. A México le interesa la reforma mi-gratoria, pero EU también depende de México en varias otras cuestiones, como el comercio y la seguridad fronteriza. Méxi-co debe decidir cuáles son los dos o tres puntos de la agenda más importantes con EU y hacérselos saber al gobierno de Obama. “Si hay que negociar no hay que dar todo sin pedir nada a cambio, que es lo que hemos hecho hasta ahora”.

Ambiente social, no propicio para la reforma migratoria: Escamilla Márquez

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Joseph Sorrentino

Hay una cierta belleza en la cosecha de la col, pues los hombres y la máquina se

mueven en sincronía para levantar los cultivos. Los trabajadores, tres hombres, están encorvados y cami-nan con lentitud en reversa al tiem-po que un tractor empuja continua-mente una gran canasta hacia ellos. Al unísono, los hombres toman con una mano la parte superior de las coles y hacen un corte limpio en la base con sus machetes. Sin romper la dinámica, lanzan las coles hacia la canasta. Esto se repite sin descan-so hasta que la canasta se llena. Es como un ballet. Pero es un ballet brutal. A pesar de que es una maña-na relativamente fría, los hombres están sudando profusamente.

“Cosechar coles es lo peor”, dice Juan Carlos, un jornalero migrante. “De cada cinco personas, tal vez sólo una puede hacerlo. Es como traer una clavo en tu espalda.”

El tractor sólo se detiene cuando es tiempo de cambiar las canastas. Los hombres pueden entonces robar un minuto o dos para estirarse, tomar algo de agua y afilar sus machetes. Es necesario mantener afilados los machetes para que las coles puedan ser cortadas rápidamente. “Yo me he

cortado varias veces”, continúa Juan Carlos. “Si no es profunda la herida, sigo trabajando; si lo es, espero hasta que cure. Una vez tuve ocho corta-das y dejé de trabajar cuatro días, no más. Necesitaba dinero.”

El trabajo agrícola está demandan-do mano de obra, requiriendo largas horas en todo tipo de climas. Tam-bién requiere habilidades especiales. “Uno de los mitos en la sociedad es que los trabajadores migrantes no tienen especialización”, dice George Lamont, un productor de manzanas. “Eso es totalmente erróneo. Hay tra-bajadores altamente especializados. Toma entre dos y tres años tener un buen cosechador de manzanas”. Aun así, los trabajadores migrantes están entre los peor pagados en Es-tados Unidos (su ingreso promedia unos 10 mil dólares por año) y en Nueva York son sujetos a las llamadas leyes de exclusión que les niegan de-rechos garantizados a la mayoría de los otros trabajadores, incluidos el de un día semanal de descanso, el pago de tiempo extra y la contratación co-lectiva. Una vez más este año, igual que en los tres anteriores, los defen-sores de los trabajadores tratarán de convencer a la legislatura neoyorkina que apruebe el Acta de Prácticas Jus-tas para los Trabajadores del Campo (Farmworkers Fair Labor Practice), la cual podría remover esas exclusio-nes. Y una vez más, los agricultores y sus abogados harán todo lo posible por bloquear esta ley.

Perspectiva de los patrones. Los agricultores temen que remover las leyes de exclusión incrementará sus costos laborales, los cuales re-presentan ya un alto porcentaje de sus gastos. “Los costos por manos de obra participan en alrededor de 45 por ciento de los costos totales de un cultivo”, dice Bob King, de la Cor-nel Cooperative Extensión, y La-mont también cita este dato. Kathy Martin, de Martin Farms, estima que sus costos laborales son de 60 por ciento y “podrían ser menores

que eso”. Adicionalmente, en virtud de que los precios de los alimentos son establecidos por los minoristas y los procesadores, los agricultores se quejan de que no pueden compar-tir con ellos sus costos. “La mayoría de nosotros vendemos al mayoreo”, dice Martin, “y si ellos quieren com-prarme coles y yo digo: ‘es a diez centavos la libra’, y ellos dicen ‘cin-co centavos la libra’, yo tengo que decidir si tomo esos cinco centavos o dejo pudrir la cosecha”.

Los agricultores son presionados por el incremento de los costos y, con la globalización, por la crecien-te competencia. “Acostumbrábamos competir sólo dentro del país”, dice Lamont, “pero ahora estamos en un mercado mundial”. Kathy Martin está de acuerdo. “China y México tie-nen precios muy baratos debido a que sus costos de mano de obra son muy bajos”, dice. “Ellos pueden poner sus productos en este país a un precio en que los agricultores estadounidenses no podemos ni siquiera producirlos”. Cualquier cosa que incremente sus costos -–como la remoción de las leyes de exclusión— dejaría a los agricultores fuera del negocio. Esto propiciaría un decremento en el nú-mero de empleos disponibles para los trabajadores migrantes.

Muchos estadounidenses no se dan cuenta de que absolutamente toda nuestra producción es cultivada y co-sechada a mano, la mayor parte por trabajadores migrantes. Hay alrededor de 60 mil jornaleros en Nueva York, 40 mil de los cuales son extranjeros. Casi todos los trabajadores migrantes y jornaleros agrícolas son mexicanos o mexicanos-estadounidenses.

En un pequeño apartamento a las afueras de Brockport, 12 hom-bres y una mujer esperan el co-mienzo de la temporada de plan-tación. Cinco colchones sucios y viejos están en línea en la habita-ción principal del oscuro lugar y los jóvenes –algunos adolescentes, de unos 14 años de edad— hara-ganean viendo un programa en español en un televisor pequeño. El apartamento tiene sólo un baño. Una pequeña recámara es usada por una pareja joven; ella está pre-ñada de su primer bebé. “Trabajará hasta que esté lista para que nazca el niño”, dice orgulloso el marido.

Coyotes mafiosos. Hay inicial-

mente un rechazo a hablar acerca de la experiencia del cruce de la fronte-ra o de cómo son sus vidas aquí. En Estados Unidos se restringe el nú-mero de inmigrantes permitido, y la mayoría de las personas en este apar-tamento están aquí ilegalmente. Si son descubiertos, serán enviados de regreso a México. Debido a que no pueden obtener permiso para entrar a Estados Unidos legalmente, ellos han tenido que cruzar la frontera de forma costosa y peligrosa bajo el control de los llamados “coyotes”. “Los coyotes son como una mafia”, dice un trabajador migrante. “Una mafia estadounidense y mexicana”.

“Somos de diferentes lugares de México”, dice Juan, un vocero no oficial del grupo. “Chiapas, Oaxa-ca... estos dos son de Guerrero”. Ello significa que algunos de ellos han viajado más de 3 mil 500 millas. “Nos cuesta unos 2 mil 500 dólares llegar aquí”, dice Isidro. Eso incluye el costo de cruzar la frontera y viajar a Nueva York. Los trabajadores de áreas rurales de México, de donde la gente viene, gana unos cuatro dóla-res diarios en su país, por tanto es im-

posible que puedan ahorrar. “Yo pedí prestado dinero a un hombre rico de mi pueblo para pagar al coyote”, dice Salvador Solís, un antiguo trabajador migrante y ahora participante del Congreso de Trabajadores Agrícolas Independientes. “Entonces debo pagar. Fueron dos mil pesos del prés-tamo y tengo que pagar dos mil 500 o tres mil, no recuerdo. Esto, por los intereses”. Quienes no pueden con-seguir dinero prestado, se compro-meten con deudas con los coyotes o con “contratistas”, esto es gente que recluta personas para llevarlas a tra-bajar con agricultores.

A Víctor le costó dos mil dólares cruzar la frontera y un monto no determinado para viajar desde allí hasta Brockport. “No sé cuál es el costo desde la frontera hasta Nueva York”, dice. “El contratista no me lo mencionó. Cada semana le abono cien o 150 dólares. El resto del dine-ro lo envío a México para pagar otra deuda que tengo del transporte de mi pueblo hacia la frontera y para mi familia”. El trabajo agrícola tien-de a ser esporádico, con semanas de 70 horas de labor intercaladas con semanas con poco o nada de traba-jo. Cuando no hay trabajo, no hay paga y por eso a muchos migrantes les toma un año o más pagar sus deudas. El alto costo del trayecto para llegar a Estados Unidos no ga-rantiza seguridad ni un trato justo.

Se estima que 400 personas mue-ren cada año en el intento de pasar ilegalmente de México a Estados Unidos. Desde los ataques terroris-tas, se ha reforzado la vigilancia a lo largo de la frontera, obligando a la gente a cruzar en los puntos más re-motos y peligrosos. El viaje está lleno de dificultades. “Es peligroso”, dice Daniel. “Te pueden asaltar ladrones, te puedes morir al atravesar el desier-to, por calor o por desesperación”. Juan hizo este cruce de frontera hace varios años y ha permanecido en Estados Unidos, trabajando. “Yo vine de Chiapas a Florida”, dice. “Pasé seis días sin comida con muy poco agua. Estuve en Phoenix tres días, viviendo en el estacionamien-to del coyote con otras 12 personas. Sólo nos daban un poco de agua. “Yo no sabía nada... nadie”. * Extracto del artículo “Slapping the hand that feeds us”, publicado por City Paper, de Rochester, en [email protected]

MIGRACIÓNTIEMPOS DE OBAMA

MORDIENDO LA MANO QUE NOS ALIMENTA• Trabajadores migrantes en Nueva York, sin gozar derechos básicos

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Jonathan Fox

En la primavera de 2006, las marchas masivas a favor de una reforma migratoria lo-

graron derrotar una propuesta de ley que hubiera apretado las tuer-cas más que nunca. La amenaza que representó esa propuesta unió a los migrantes con los latinos na-cidos en Estados Unidos una vez más, y juntos hicieron historia con la combinación de su presencia multitudinaria, su repertorio cívico y sus propuestas propositivas.

Esas marchas fueron las más grandes en la historia de muchas ciudades, para cualquier causa. Una de las consignas más resonan-tes fue: “Hoy marchamos, mañana votamos”. Después, con más cal-ma, algunos se preguntaron qué significaba esa frase. ¿Era una ame-naza, un pronóstico o una esperan-za poco viable? Es cierto que la pre-sencia callejera masiva difícilmente podría traducirse en votos entre los indocumentados sin derechos, los residentes legales sin ciudadanía, los ciudadanos latinos no empadro-nados o los que simplemente no salían a votar consistentemente.

Al plantear esta pregunta sobre las secuelas electorales de la ola de movilización callejera de 2006, hay que reconocer que las preguntas pragmáticas sobre cómo acelerar el proceso de ciudadanización de los residentes legales y cómo pro-

mover el voto entre los ciudadanos latinos con mayor eficacia, habían quedado relegadas al segundo pla-no a raíz de la fuerza del debate polarizado en torno al futuro de los indocumentados. Según las estima-ciones más recientes del demógrafo Jeffrey Passel, de 2004, si bien una mayoría de mexicanos en Estados Unidos no tenían papeles (53 por ciento), los demás sí eran migran-tes legales, y por eso potenciales ciudadanos, y 14 por ciento ya se había ciudadanizado en ese mo-mento. Muchos habían legalizado su estatus migratorio después de la amnistía de 1986, que permitió la regularización de un millón de trabajadores agrícolas, entre otros (una cifra que representaba la sex-ta parte de los hombres mexicanos rurales en esas fechas, según el eco-nomista Phil Martin). Después de cinco años con la residencia oficial, los inmigrantes son elegibles para solicitar la ciudadanía. Sin embar-go, según las cifras oficiales más recientes, en 2003, 2.3 millones de mexicanos elegibles no habían dado ese paso –-en un país donde a veces las elecciones presidenciales se deciden por unos cuantos cien-tos de miles de votos o menos.

¿Entonces qué pasó después de las marchas? Muchos de los acti-vistas detrás de las movilizaciones se dedicaron a promover tanto la ciudadanía como el voto. Inclusive, después de la movilización migran-te de 2006, muchos de los promoto-

res binacionales del voto remoto en las elecciones mexicanas giraron su atención hacia el proceso electoral en Estados Unidos. El ritmo de ciu-dadanización de los mexicanos con residencia oficial ya iba crecien-do, principalmente en los estados de California, Texas e Illinois. En 2007, motivados por las campañas anti-migrantes y por el aumento en los costos de los trámites, más de un millón de residentes permanentes latinos solicitaron la ciudadanía. La empresa Televisa Univisión, junto con organizaciones de la sociedad civil latina, lanzaron una campaña muy eficaz, dedicada a promover la ciudadanía entre los residentes lega-les: “!Ya es hora!” Comentaristas ob-servaron que el enorme rezago en el procesamiento federal de esas solici-tudes parecía tener un sesgo políti-co, con la intención de obstaculizar el ejercicio de su voto en 2008.

El peso latino en las elecciones presidenciales resultó mayor que en cualquier sufragio anterior, al representar nueve por ciento de los votantes (un poco más que el ocho por ciento en 2004). Según las me-jores encuestas de salida, analiza-das por el Pew Hispanic Center, Obama ganó 67 por ciento del voto latino, frente a 31 captado por Mc-Cain, mientras que en 2004 Bush recibió entre 40 y 44 por ciento de este voto, si bien se mantuvo la ten-dencia previa de que los latinos fa-vorecen a los demócratas con más de 60 por ciento de sus sufragios.

Entre los latinos jóvenes, Obama ganó con una ventaja aún más im-presionante, con 79 por ciento ver-sus 19 para McCain (como entre los jóvenes en general). Aunque Mc-Cain captó la mayoría de los votos de los blancos (55 por ciento), los márgenes abrumadores que ganó Obama entre los afro-descendientes y latinos le dieron la mayoría. Un factor notable aquí es que en las elecciones internas del Partido De-mócrata la candidata Clinton había ganado la mayoría de los votos lati-nos, además del apoyo de la mayor parte de la clase política latina. Pero con una excepción clave: Obama sí ganó el voto latino en su propia ciudad, Chicago, donde los latinos ya lo conocían. Además, el entor-no político de esa ciudad y la pro-pia formación política de Obama habían quedado marcados por la herencia histórica de la Coalición Arcoíris, una convergencia progre-sista multiétnica que logró gobernar el municipio a principios de los 80s.

En general, las elecciones re-cientes despertaron mucho más interés entre los latinos que las de 2004, y aún más entre los migrantes no-ciudadanos encuestados. De los latinos que votaron, la quinta parte lo hizo por primera vez en 2008. Por cierto, dos videos de canciones de promoción electoral nos permiten palpar los ecos interculturales de la campaña de Obama –-uno al estilo mariachi y el otro reggaeton (www.amigosdeobama.com).

En términos del impacto en el re-sultado final, la importancia de los votos latinos estuvo -–más que en su

número absoluto– en la influencia que ejercieron en varios estados en disputa, sobre todo Florida, Colorado y Nevada. Con el sistema constitucio-nal estadounidense, de seleccionar al presidente por medio del llamado Colegio Electoral, no importa si un candidato gana con 51 o 99 por ciento en un estado determinado. Este me-canismo institucional viola el princi-pio de “una persona igual a un voto” y limita la influencia del voto latino en las elecciones presidenciales porque de los cinco estados con la mayor po-blación latina, sólo uno de ellos sue-le estar en disputa (en contraste con California, Illinois y Nueva York, que casi siempre apoyan a los demócratas, y con Texas, que casi siempre vota por los republicanos en las elecciones presidenciales, aunque las elecciones suelen ser cerradas en Florida).

Por eso destaca que Obama ganó 57 por ciento del voto latino en Flo-rida, cuando Bush obtuvo allí 56 por ciento de ese voto en 2004. Este giro se debe a las diferencias políti-cas entre generaciones de cubanos-estadounidenses y a la creciente di-versidad de los orígenes nacionales de los latinos en el estado.

¿Qué implica este fortalecimiento notable de la importancia del voto latino, incluyendo una voz creciente para los llamados “nuevos estadouni-denses”? La moneda está en el aire, pero como bien dijo el entonces can-didato Obama, los grandes cambios vienen desde abajo. Universidad de California, Santa Cruz. El libro más reciente de Jonathan Fox es Accountability politics: Power and voice in rural Mexico, Oxford University Press, 2007.

Andrew Selee

La llegada de Barack Obama a la Presidencia de Estados Unidos (EU) es un gran cambio, simbólico y real. La elección de un presidente que se opuso a la guerra en

Iraq, tiene un padre africano y musulmán y creció en un am-biente de diversidad cultural (nació en Hawaii, el estado mús pluricultural de EU y vivió un tiempo en Indonesia), sugiere que este país tiene un hambre de cambio después de ocho años de desencuentros en asuntos internacionales.

Sus propuestas iniciales –-promover un paquete económico ambicioso que recupere el papel rector del Estado en la eco-nomía, iniciar una salida paulatina de tropas de Iraq y la pro-hibición de tortura y el cierre de Guantánamo-– son señales tempranas de un cambio real en la trayectoria del país. Obama inicia su gestión con un gran apoyo público y con pasos firmes para fijar rumbo en las políticas públicas.

Sin embargo, en los temas que afectan más directamente a México, es muy probable que la administración Obama avan-ce cautelosa y paulatinamente. Sin duda, se verán cambios importantes a lo largo de su gestión, pero es probable que sean graduales más que iniciativas de gran envergadura.

Tardará la reforma migratoria. Es muy probable, por ejem-plo, que se den cambios en la política migratoria en los prime-ros meses de su administración, pero serán más en la aplica-ción de la ley que en reformas nuevas. Todo parece indicar que Obama y su equipo bajarán el ritmo de las redadas después de que se han incrementado en los dos años recientes y darán mayor énfasis a perseguir a empleadores que contratan a in-documentados en vez de aprehender a estos trabajadores. Sin embargo, las esperanzas de una reforma integral del sistema migratorio, la cual apoya Obama, tendrán que esperar mejores

momentos económicos, que podrían verse dentro de uno, dos o tres años.

En cuanto a cuestiones de crimen organizado, es previsible que surja una política anti-drogas distinta en EU, con mayor énfasis en la prevención y el tratamiento de adicciones y mayor cooperación en el tema de tráfico de armas, pero éstos serán cambios paulatinos y tomados con cautela, sin un debate públi-co. De igual manera, es probable que la cooperación fronteriza sea más fluida, ya que Obama no tiene que lidiar con una base dura en su partido que quiera construir cercos, pero esto ocurri-rá sobre la cooperación ya existente.

Con respecto a la política económica, es viable que el com-promiso para la inversión en infraestructura permita la cons-trucción de puentes, garitas e infraestructura medioambiental necesarios para las comunidades fronterizas, y sería alentador encontrar las formas de agilizar los procesos de permisos que siempre hacen que esos proyectos tarden.

Es muy probable asimismo que los tres gobiernos que sus-

criben el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) exploren medidas para fortalecer el cumplimiento de las leyes laborales y medioambientales (un tema que tal vez impactaría más a México, por la aplicación desnivelada de leyes laborales, pero también a Estados Unidos por el trato a trabajadores migrantes).

Improbable, la revisión del TLCAN. Es poco posible, sin embargo, que se intente abrir el TLCAN mismo, ya que esto daría pie a que muchos grupos de interés en cada país trataran de dejar su sello en el nuevo acuerdo. Ante ello, una estra-tegia alternativa podría ser intentar coadyuvar a los compro-misos del TLCAN con una mayor cooperación en esfuerzos de desarrollo. Esto tiene pocas probabilidades de concretarse en medio de la actual crisis económica, pero podría empezar a cimentarse las bases de la cooperación proponiendo áreas específicas. Sería de gran utilidad, por ejemplo, pensar en cómo acompañar los esfuerzos que hacen los grupos de mi-grantes organizados para el desarrollo de sus comunidades y aumentar las opciones de crédito a pequeños productores y microempresas.

El nuevo periodo que se inicia en Estados Unidos es de gran esperanza y traerá nuevos aires a la relación entre México y Estados Unidos. Sin embargo, puesto que Obama enfrentará algunos desafíos apremiantes en sus primeros días –-la crisis económica, los compromisos de EU en el Medio Oriente y la necesidad de re-encauzar el estado de derecho—, lo que se puede esperar en los temas bilaterales con México es que se den cambios lentos pero seguros. Cambios que, con un poco de creatividad, pueden contribuir a una mejor relación y, so-bre todo, a un mayor bienestar para ambos países. Director del Instituto México del Centro Woodrow Wilson y profesor adjunto de la Universidad Johns Hopkins.

¿QUÉ PASÓ CON EL VOTO LATINO?

DE CANDIDATO A PRESIDENTETIEMPOS DE OBAMA

Cambio y Continuidad

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Page 17: No. 17 Obama. La hora de la verdad

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Alexandra Spieldoch

El telón ya cayó sobre la inauguración histórica de Barack Obama. Ahora como nuevo presidente está obligado

a responder ante la presión de las mútliples crisis que enfrentan Estados Unidos (EU) y el resto del mundo. Él no sólo ofrece la espe-ranza de que el panorama político mejorará sustancialmente, sino que también se ha mo-vido rápidamente en esa dirección. En el es-caso tiempo transcurrido desde que asumió el cargo, Obama trabajó para que el Congreso aprobara un paquete de estímulos económi-cos para su país, anunció el cierre de la cár-cel de Guantánamo y se ha comprometido con una cooperación multilateral orientada no sólo al mercado sino con regulaciones en pro del bien común. En su discurso inau-gural del 20 de enero dijo: “A los pueblos de las naciones pobres les prometemos trabajar codo a codo para que sus siembras germinen y fluya el agua fresca, así como nutrir cuerpos hambrientos y alimentar mentes ávidas”. Si el liderazgo estadounidense demuestra que está dispuesto a mojarse los pies e incluso a ensuciarse un poquito, quizás todo esto pueda convertirse en realidad.

El presidente Obama y su nueva admi-nistración tendrán que enfrentar problemas estructurales de talla mayor en distintos ám-bitos del quehacer político, uno de los cuales es la política agrícola y comercial estadouni-dense que ha afectado negativamente a pro-ductores y trabajadores, así como a los dere-chos ambientales y de seguridad alimentaria. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha perjudicado conside-rablemente al sector rural tanto en México como en Estados Unidos, de tal manera que Obama y su equipo tienen mucho trabajo por delante a fin de enderezar lo que está torcido.

Vale la pena recordar que como candi-dato el presidente Obama le dio mucha importancia a los asuntos rurales: se mostró a favor de apoyar redes de seguridad para la agricultura familiar, y de que hubiera una po-lítica competitiva más firme, incluyendo una mayor regulación de las granjas ganaderas de gran escala. También apoyó que en las eti-quetas se indique el país de origen y en crear

nuevos programas para apoyar la agricultu-ra orgánica y la producción local, así como sistemas alimentarios regionales. El nuevo secretario de Agricultura, Tom Vilsack, se ha manifestado a favor de reducir el hambre y la obesidad infantil mediante la creación de un sistema alimentario más sano en EU. Todo ello parece indicar que, al menos, se ha abier-to un espacio para iniciar un diálogo acerca de qué tipo de reformas positivas se requieren en materia agrícola.

Por otra parte, la nueva administración debe sujetarse a lo establecido por la Farm Bill de 2008, la cual todavía permite entregar enormes subsidios que benefician a la agroin-dustria y promueve la agroexportación con un doble fin: erradicar el hambre y crear merca-dos para las empresas agroindustriales estado-unidenses. Es de esperar que, en medio de la crisis financiera y una caída en los precios de las materias primas, se efectuarán más resca-tes para atender emergencias agrícolas. A pe-sar de la información sobre los efectos negati-vos del etanol y de su carácter no sustentable, Obama prevé incrementar la producción de este energético en Estados Unidos como un medio para satisfacer la demanda energética del país en el corto plazo. Una demanda que también ha estado afectando a México, en la medida en que éste se ha visto ante el dilema de optar entre su seguridad alimentaria y la obtención de ingresos sustanciales abaste-ciendo el mercado estadounidense de ener-gía. Otro reto tiene que ver con que el nuevo secretario de Agricultura es un firme partida-rio de la biotecnología, postura que favorece la producción en gran escala de organismos genéticamente modificados y la biología sin-tética por encima de la agricultura sustenta-ble en pequeña escala.

Por último, es tal el control que tiene el ca-bildeo corporativo sobre las políticas estado-unidenses para las materias primas agrícolas, que revertirlo tomará un tiempo considera-ble. Habiendo reconocido esto, Obama or-denó poner límites al cabildeo, impidiéndole a cualquier funcionario de su administración que lo realice mientras dure esta administra-ción. Asimismo, tampoco podrán ser funcio-narios de su gobierno quienes hayan cabildea-do en una dependencia del Poder Ejecutivo

durante los dos años recientes. El presidente indica así que el gobierno está tomando dis-tancia de su antigua relación, casi íntima, con el sector corporativo, al menos por un tiempo.

En materia de comercio, el presidente Obama ha afirmado que trabajará para am-pliar los alcances del TLCAN. Pero todavía no es claro lo que esto quiere decir. Ha pro-puesto crear un grupo de trabajo consultivo dedicado a buscar una mejor colaboración entre EU y México en asuntos como segu-ridad, migración, energía e infraestructura. Obama ha escogido como representante comercial de EU a Ron Kirk, antiguo alcal-de de Dallas, quien apoyó el TLCAN, pero que quizás no se muestre como un defensor celoso del libre comercio. Por lo pronto, la actual administración ha dado a entender que el comercio no ocupa un sitio destacado en su lista de prioridades. En 2008, el Congreso dejó expirar el Fast Track, una ley que deman-daba un sí o un no para acuerdos mercantiles, sin posibilidad de enmiendas. Desde ese mo-mento, las conversaciones regionales y multi-laterales en torno al comercio han quedado prácticamente estancadas. Las elecciones presidenciales y para el Congreso del cinco de noviembre dieron como resultado 36 nue-vos representantes y siete nuevos senadores que apoyan el libre comercio. Pero actual-mente en la opinión pública estadounidense tiende a prevalecer una postura más negativa hacia el comercio, sobre todo a la luz de los impactos que ha tenido el TLCAN. Esto abre una ventana para el debate público acerca de la dirección que debe tomar la política mer-cantil de EU. Es posible entonces que se cree una comisión del Congreso para supervisar las futuras negociaciones en el tema.

En materia agrícola y comercial, hay varios asuntos pendientes para discutir en el corto plazo, los cuales son motivo de tensión entre Estados Unidos y México, pero que también pueden dar lugar a reformas conjuntas de las respectivas políticas económicas.

Seguridad de los alimentos.El número de incidentes en esta materia ha aumenta-do en las procesadoras industriales de carne, y durante la administración Bush, EU pidió que se revisara la normatividad respectiva con miras a una reforma en las políticas.

Esto tiene implicaciones para los países del TLCAN. Por lo pronto, la exportación hacia EU de carne producida industrialmente está suspendida en Canadá y México, mientras EU inspecciona los métodos de producción. Debido a las alarmas que ha habido acerca de la seguridad de alimentos, es de esperar que haya acción en los medios y en las políticas a este respecto. Se requiere entonces que los tres países actúen de forma más coordinada, con más capacidad operativa y más recursos.

Productos etiquetados.La Farm Bill estado-unidense de 2008 estableció una normativi-dad para etiquetar productos cárnicos, avíco-las y pesqueros dentro de América del Norte, denominada Etiqueta de País de Origen” (COOL, por sus siglas en inglés). Esta dispo-sición requiere que ciertos bienes agrícolas empacados lleven una etiqueta indicando su país de origen cuando se venden a los consu-midores estadounidenses. La discusión en tor-no a este tipo de etiquetas lleva cierto tiempo y es motivo de fuertes tensiones entre los paí-ses del TLCAN. Tanto Canadá como México han amenazado con presentar una controver-sia comercial en contra de Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio por bloquear el acceso a mercados. Por otra parte, las agrupaciones estadounidenses están apoyando cada vez más la colocación de las etiquetas para que el consumidor pueda deci-dir de manera más informada. Para alcanzar algún tipo de consenso, los tres países deben primero comprometerse a mejorar tanto las opciones de alimentos como el acceso a los mercados para los pequeños agricultores.

Dumping. Durante el período en que pre-valecieron los precios altos (de 2006 hasta a mediados de 2008), el dumping de bienes es-tadounidenses disminuyó su volumen. Pero ahora que los precios han bajado, es de es-perar que aumente, lo cual afectará negativa-mente a México y empeorará las relaciones. No obstante, hay indicios de esperanza: los sectores agropecuario y empresarial ahora es-tán de acuerdo en la importancia de enfrentar la volatilidad del mercado. Esta situación se va a desenvolver en el curso de la presente ad-ministración estadounidense, como también lo está haciendo en las discusiones globales. EU debe prohibir todo dumping en el futuro. Para lograrlo, es fundamental que reinvierta en sus agricultores, asegurándoles precios justos y que establezca reservas estratégicas de granos, a fin de que América del Norte se convierta en una región más estable y sana.

Migración. Obama ha indicado que está interesado en resolver el problema migratorio. Pero lamentablemente no lo vincula con las causas profundas por las cuales tantos mexica-nos van a Estados Unidos ni lo relaciona con la agricultura. Le corresponde entonces a las agrupaciones de la sociedad civil y del sector agrícola persistir en su esfuerzo por lograr que esto se entienda así, en el contexto de la rene-gociación del TLCAN y en este momento his-tórico tan crítico. La agricultura no se puede desvincular de la justicia social, los derechos humanos y el desarrollo Hay que adoptar pos-turas integrales ante el tema de la integración regional, en vez de posturas estrechas. A ma-nera de conclusión: Obama basó su campaña en “la necesidad de un cambio”. Este es el momento entonces de ponerlo a prueba. Institute for Agriculture and Trade Policy (www.iatp.org) Traducción: Mauricio Sánchez-Álvarez

DE CANDIDATO A PRESIDENTETIEMPOS DE OBAMA

¡OBÁMANOS!DESAFÍOS AGRÍCOLAS Y COMERCIALES DE LA NUEVA ADMINISTRACIÓN

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El presidente de Estados Unidos acompañado de Hilda Solís (secretaria de Trabajo) y Ron Kirk (encargado de la Ofi cina del Representante Comercial).

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Formar, monumento a la corrupción• Recursos para pobres van a trasnacionales, comadres y aliadosEl Programa de Fomento al Desarrollo Agrario (Formar) de la Se-cretaría de la Reforma Agraria (SRA) es una clara muestra de la manera en que el gobierno federal maneja los recursos públicos desti nados al campo; de lo que ocurrió en 2008 pueden derivarse refl exiones acerca de la oportunidad de su aplicación, de cómo se (des) ati ende a la población prioritaria (pobres e indígenas), y de cómo estos recursos son vía para estrechar lazos entre los aliados del poder (políti cos, empresas trasnacionales, correligionarios de parti do y hasta comadres).

Un listado de las solicitudes aprobadas en 2008, obtenido por medio del mecanismo de acceso a la información gubernamental, mostró que el Formar ese año benefi ció a 111 proyectos con 133 millones 420 mil 522 pesos. Entre los receptores aparece una mul-ti plicidad de organizaciones con registro federal de causantes (RFC) de 2005, 2006 o 2007, esto es de reciente creación, y una de ellas es la Fundación Caminos con Desti no, claramente de fi liación panista y con RFC de octubre de 2007.

Los comadrazgos. Esta fundación, cuya presidenta es Mariel Paredes Reynosa, quien en agosto de 2007 bauti zó a su primer hijo en Guadalajara y escogió como madrina a la esposa de Felipe Calderón, Margarita Zavala Gómez, recibió aprobación en 2008 de dos parti das, una de millón y medio de pesos a favor del proyecto “La costura como detonante económico de mi comunidad” y otra por un millón para “fi nanzas y administración personal”.

También vemos en la lista que el Consejo Nacional Agropecua-rio (CNA), que agrupa a grandes como Bimbo, Maseca, Monsanto, Cargill, Alpura, Lala, recibió de Formar dos millones de pesos para su Foro Global Agroalimentario, evento anual que dura unos tres días y que se realiza en lujosos hoteles de la ciudad de México. Un millón de pesos de ese recurso se justi fi có para apoyar a “jóvenes emprendedores” que se capacitarían en tal foro.

En su artí culo diez, las reglas del Formar dicen que el programa dará prioridad a grupos y/o núcleos de municipios, microrregiones y zonas rurales de alta marginación, principalmente de regiones indígenas.

Entre otros benefi ciarios con cheques de a millón o millón y me-dio está el Insti tuto para el Desarrollo de la Reingeniería Rural, AC, con RFC de 2006 y sede en el Distrito Federal, cuya presidenta María Teresa Moreno Moreno, fue convocante de la marcha Iluminemos México. También está Desarrollo Integral de la Caprinocultura por México, organización nacida en 2007 y en manos de Sergio Fernán-dez Acevedo, ex coordinador de negocios del Fideicomiso de Riesgo Comparti do (FIRCO), instancia de la Secretaría de Agricultura.

Y es que tener experiencia en el aparato público abona. En la lista aparece Mario Villegas Olvera, ex asesor de la SRA, a cuya agrupación, Sociedad Producti va para el Etnodesarrollo de los Pueblos Potosinos de Alta Marginación, le aprobaron casi un millón de pesos del Formar.

Los correligionarios. Por supuesto también las siglas parti darias infl uyen. En la lista aparece la panista Rosalba Núñez Montelongo, apoderada Legal de la Red Nacional de Refugios, que recibió millón y medio de pesos para un proyecto relati vo a la “autonomía, empo-deramiento y autogesti ón de mujeres en zonas indígenas”. Núñez está vinculada con el Centro Mexicano de Filantropía (Cemefi ).

Mientras tanto, el Consejo Nacional de Organizaciones Campe-sinas (CONOC), que integra agrupaciones con historia de 15 o 20 años, se queja de que después de haber realizado diversas gesti o-nes (incluso modifi cación de los montos pedidos y de los proyectos, a peti ción de los funcionarios de la SRA), recibieron en diciembre un ofi cio donde se les informa que “en sesión de septi embre” se decidió autorizar sólo algunos de sus proyectos.

En la CONOC están agrupadas la Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social (AMUCSS), la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC), MAÍZ, la Red Mexicana de Organi-zaciones Forestales (Red Mocaf) y la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras del Campo (ANEC). De todas, sólo la ANEC, la Red Mocaf y la CONOC en su conjunto vieron sus proyectos aprobados (aunque, con excepción de Mocaf, aún no les giran este recurso, que

sabemos es del presupuesto 2008). Y lo más curioso es que el argu-mento de la SRA para los proyectos rechazados fue que “no cumplie-ron con el artí culo diez de las reglas del Formar”.

Indígenas rechazados. Alejandro Cruz, representante de MAÍZ, se dice extrañado de no haber cumplido tales requisitos, pues “trabajamos en zonas indígenas, en la zona sur de Veracruz, en Papantla, en el norte de Veracruz, y en Oaxaca (en la Mixteca y el Istmo)” y la agrupación nació desde 1996 y ha tenido relación con la SRA desde 1998. “Nuestra peti ción al Formar era de un millón de pesos para capacitación.

“Lo que vemos es que hay una gran canti dad de organizaciones que de repente comenzaron a crearse y a ésas les dieron preferencia. Por lo que ha salido en los medios, de que integrantes del Parti do Ac-ción Nacional (PAN) del Distrito Federal han recibido dinero de pro-gramas para el campo, podemos imaginar dónde están los recursos”.

Considera que el hecho de que Formar no dé seguimiento a los recursos que otorga, que no verifi que si efecti vamente se usan para capacitación, propicia “manga ancha” para que haya tanto una asignación como un uso discrecional del programa.

Para Isabel Cruz, directora de la AMUCSS, se observa que “hay una impunidad total” en la asignación de los recursos. Comenta que el sub-secretario de Políti ca Sectorial de la SRA, José Luis Novales, se compro-meti ó con la CONOC a que les autorizarían sus proyectos de Formar, “pues cumplíamos con los requisitos”. El problema es que el gobier-no “da prioridad a las organizaciones panistas y a sus aliados que les pueden hacer líos”, como la UGOCM (dirigida por José Luis González Aguilera, antes priista y ahora panista, cuya organización y una fi lial re-cibieron aprobación para 2 millones de pesos), o la panista UNIMOSS.

Fernando Celis, asesor de la CNOC, organización nacida hace casi 20 años, considera ilógico el argumento de que su proyecto, que pe-día un millón de pesos, no cumplió requisitos (en cuanto a perfi l de benefi ciarios), pues de ser así, tampoco el CONOC hubiera recibido aprobación. “La mayoría de los 50 mil benefi ciarios de nuestro pro-yecto –-en café orgánico, organismos fi nancieros, servicios ambien-tales y ecoturismo– iban a ser indígenas; ya habíamos tenido acceso al Formar en años pasados. Se supone que ya el proyecto lo había revisado la SRA y que cumplíamos los requisitos formales.

“Lo que está ocurriendo es que hay una descomposición insti -tucional. No hay certeza de que se respeten las reglas, los apoyos no se dan con base en el interés de los proyectos, sino en infl uen-cias de legisladores, funcionarios; hay un indefensión ciudadana. Se está uti lizando el dinero público para formar clientelas. No hay certeza jurídica en México. Hay mucha arbitrariedad”. (LER)

Con esta edición, La Jornada del Campo inaugura "La Letrina", donde daremos cuenta de las corruptelas con recursos públicos, con la esperanza de que el balconeo haga que los responsables se enmienden.

DESDE el cine

María Guadalupe Ochoa

Desde sus inicios, el cine ha tenido al campo como uno de sus escenarios, como uno de sus temas y como una

de sus metáforas. La ruralidad ha sido decreta-da opuesta a lo urbano, a lo citadino. Y ha sido confundida con categorías tan disímiles como provincia, salvaje, nobleza, tormenta y paz.

México siendo –como fue hasta hace me-nos de medio siglo– un país con una mayoría de población rural, también ha nutrido sus artes con el campo. La literatura, la pintura y el cine han consolidado estereotipos rurales de formas de ser mexicanos muy mexicanos. En el cine, el campo mexicano –hacienda para-disíaca, temible mar, comunidades indígenas tan extrañas a los ojos de los mestizos, peque-ños pueblos conservadores– ha sido un espacio privilegiado para desarrollar el melodrama en-vuelto en naturaleza; lugar donde se enfrentan el bien y el mal; tiempo de fiesta y tragedia; paraíso conservado o infierno tan temido.

Uno de los géneros más socorridos durante la llamada “época de oro” del cine nacional fue sin duda la comedia ranchera que explotó sus oríge-nes en la zarzuela mexicanizada de las revistas teatrales, continuó la línea del nacionalismo posrevolucionario tan experto en exacerbar par-ticularidades culturales, y fue enriquecido con el dramatismo de la plasticidad de la cámara.

Idilio campirano. El primer éxito en ta-quilla del cine mexicano apuntaló estos esce-narios –que habrían de dar decenas de asom-brosas películas durante más de una década–; fue la primera versión de Allá en el Rancho Grande (1936) de Fernando de Fuentes, con fotografía de Gabriel Figueroa, ganadora en el Festival de Venecia de 1938. La cinta es

una comedia de enredos cuya trama se basa en el idilio. Idilio del amor, de la amistad, de la vida en el campo. La necesidad del final feliz cambió la historia basada en un hecho real –según los hijos de Luz Guzmán,� her-mana y coautora del argumento con Guz Águila– para hacer realidad que el amor y la lealtad vencieran todas dificultades.

La historia idílica sucede en un espacio desprovisto de referencias a la realidad histó-rica del momento –Lázaro Cárdenas repar-tía tierras, se difundían doctrinas acerca de la mujer económicamente productiva y se prometía la extinción de patrones y terrate-nientes–. En el espacio inventado, los rivales accidentales –el patrón de la hacienda y su caporal– son entrañables amigos a pesar de las diferencias sociales. El guapo, valiente, honrado y por encima de todo muy macho, recién nombrado capataz José Francisco, te-nor de tez blanca y ojos verdes, está enamo-

rado de la hermosa, dócil y casta jovencita Crucita, que le corresponde amorosamente. Múltiples peligros asechan el amor de los protagonistas. La ambición de la villana, que causa sufrimiento sin par a la bella joven, pone en riesgo tanto la honradez de la pro-metida como la amistad entre el capataz y el hacendado, cuando éste, engañado, va a ejercer su –no tan olvidado– derecho de per-nada. José Manuel, por supuesto, defenderá su honor –depositado en la entrepierna de ella– si fuese necesario con su vida.

Afortunadamente es una comedia ranche-ra y todo se resuelve felizmente entre peleas de gallos, tequilas, bailables, canciones, y se vuelve a la feliz vida en Allá en el rancho grande… donde, entre otros, Emilio El Indio Fernández baila el jarabe tapatío, Esther Fer-nández interpreta la Canción Mixteca y Tito Guízar canta para deleite de todos Allá en el rancho grande, allá donde vivía, había una rancherita…

ALLÁ EN EL RANCHO GRANDEuna mirada al campo

Tito Guízar y Esther Fernández, protagonistas de Allá en el Rancho Grande (Fernando de Fuentes, 1936)

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Lourdes Edith Rudiño

La demanda de renegociar el apartado agro-pecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha sido el

eje de las movilizaciones campesinas que en ene-ro de 2003, 2007, 2008 y 2009 se han realizado en México y cuyo colofón –mega marchas en la capi-tal del país al cierre de cada enero— se ha vuelto ya casi una “tradición” que incluye inmediatas promesas gubernamentales de mesas de negocia-ción con miembros del gabinete económico y so-cial, las cuales al final han derivado en casi nada.

Cada una de las movilizaciones ha tenido su sello: la de 2003 fue consecuencia de la in-conformidad campesina manifestada por la libe-ralización, el uno de enero de ese año, de un número importante de fracciones arancelarias del agro en el TLCAN, que trató de frenarse (infructuosamente, pues el Senado lo impidió) con una “declaratoria campesina de moratoria al apartado agropecuario del TLCAN”. Desde

entonces ya las organizaciones del campo se movilizaron aliados con grupos sindicales, con la Unión Nacional de Trabajadores, el Sindicato Mexicano de Electricistas y el Frente Sindical Mexicano. Y también desde ese año los campe-sinos de Chihuahua jugaron un papel crítico: realizaron al iniciar enero un ayuno en el Puen-te Internacional de Córdoba, en Ciudad Juárez.

El 2007 inició con los ánimos sociales en-cendidos, pues el principal alimento nacional, la tortilla, se había encarecido de seis a ocho y hasta 10 pesos el kilo en unos cuantos meses, y en buena parte en unos cuantos días, de tal for-ma que el 31 de enero los campesinos encontra-ron como nunca la solidaridad urbana, al tiem-po que en las encuestas el gobierno federal y el recién inaugurado presidente Felipe Calderón eran señalados como culpables de la carestía. Y sí, dijeron los campesinos, el gobierno y el libre comercio a ultranza eran responsables del des-entendimiento del impulso productivo de culti-vos básicos, que colocaban y colocan a México en una situación vulnerable frente a la oferta/demanda global, en ese momento desequili-brada en el maíz por el uso estadounidense del grano para elaboración de etanol.

El uno de enero de 2008 el TLCAN entró a su año 15 de vigencia y con ello se liberalizó total-mente, de tal forma que en el primer minuto de ese día agricultores de Chihuahua y organizacio-nes de la Campaña Sin Maíz No Hay País esta-blecieron un muro humano en la frontera Ciudad Juárez-El Paso, y luego los chihuahuenses inicia-ron una gran marcha de dos mil kilómetros, con tractores. Marcha que luego se juntó con otras de Tlaxcala, Morelos y Michoacán y concluyó en una gran concentración en el Zócalo capitalino, ya allí unidos un amplio y plural conglomerado de orga-nizaciones campesinas y sindicales. Pero igual que en años previos la respuesta del gobierno federal fue cosmética, con negociaciones que iniciaron truncadas en la Secretaría de Gobernación.

Es cierto, en 2003 las movilizaciones (las previas a la marcha y a esta misma) derivaron en el Acuer-do Nacional para el Campo, pero los compromisos

fundamentales de éste han quedado incumplidos, básicamente los que buscaban protección de maíz y frijol en el TLCAN y políticas orientadas a favo-recer la agricultura campesina. Y en 2007 y 2008 ni qué decir. Las medidas para acotar el alza de la tor-tilla en realidad oficializaron su encarecimiento y alentaron la importación de maíz y la liberalización total del TLCAN siguió su curso sin problema.

El 30 de enero de 2009 se repitió la historia, aunque con variación en los protagonistas. En la marcha del Ángel de la Independencia al Zócalo la demanda de revisión del TLCAN fue clave, aunque lo coyuntural fue la exigencia de reduc-ción de los precios del diesel y su congelamiento, y las alianzas sindicales-campesinas se mantuvie-ron vigentes. La diferencia fue que varias orga-nizaciones se mantuvieron al margen, como fue el caso de la mayoría de la Campaña Sin Maíz No Hay País, y los campesinos de Chihuahua ya no se involucraron en la movilización nacional; hicieron las suyas en su estado –con el lema “Vá-monos en bola para defender el campo”--, pues su reflexión fue que lo nacional anula lo regional o lo local. Allá en Chihuahua Víctor Quintana promovió un punto de acuerdo entre los dipu-tados para generar soluciones locales al encare-cimiento de insumos agrícolas y para demandar desde el estado al Ejecutivo federal para impul-sar políticas que frenen la alta dependencia ali-mentaria del país pues, argumentó Quintana, en 2008 llegamos a una cifra récord de importacio-nes agroalimentarias, de más de 20 mil millones de dólares, lo que resulta absurdo pues “este año por cada dólar que recibamos de remesas (de los migrantes) tendremos que enviar otro dólar para importar alimentos que aquí podemos producir”.

La movilización nacional, luego de la con-centración en el Zócalo, concluyó con lo que se preveía: una reunión de líderes campesinos y sindicales con los secretarios de Gobernación y de Agricultura, quienes prometieron, como siempre, “mesas de negociación” con “los miembros del gabinete que tienen a su cargo las áreas a que corresponden los problemas plan-teados”. La tradición sigue.

Evento: VII CONGRESO. EL CAMPO MEXICANO SIN FRONTERAS. Proble-mas comunes, alternativas compartidas.Organiza: Asociación Mexicana de Estudios Rurales (AMER).Con registro RENIECYT-CONACYT.Lugar: San Cristóbal de las Casas, Chiapas.Fecha: 19 al 23 de mayo, 2009.Informes: http://www.amer.org.mx/

CONVOCATORIA DE INGRESO A LA ESPECIALIZACIÓN, MAESTRÍA Y DOCTORADO EN DESARROLLO RURAL 2009 - UAM-XOCHIMILCO.Calendario: Recepción de documentos: del 9 de febrero al 17 de abril de 2009.Entrevista y examen escrito: del 18 de mayo al 5 de junio de 2009.Resultados: 3 de julio de 2009.Inicio de clases: septiembre de 2009.Mayores informes:Posgrado en Desarrollo Ru-ral, UAM-Xochimilco.Calzada del Hueso 1100, Col. Villa Quie-tud, CP 04960, Coyoacán, México DF.Teléfono: 54-83-70-66. Fax: 54-83-74-11.Página Electrónica: http://dcsh.xoc.uam.mx/desarrollo/index.htmlCorreo-E: [email protected], [email protected] y [email protected]

Libro: Formas de explotación y con-diciones de reproducción de las eco-nomías campesinas en el Ecuador.Autores: Blanca Rubio (coordinadora), Florencia Campana y Fernando Larrea.Editorial: Heifer International / Semillas (Es-tudios Agrarios 2008) / Ediciones La Tierra.Heifer y Ediciones La Tierra presentan esta publicación basada en un estudio cualitativo realizado en varias provincias de la costa y sierra ecuatorianas, explora las formas de dominio, explotación y despojo impuestas por el capital a los campesinos, en su proceso de expansión y en su lógica de acumulación. Analiza las condiciones de producción y reproducción de distintos tipos de campesinos y su articulación con el proceso de desarrollo capitalista.Informes: [email protected] / [email protected]

Folleto: La mujer y el agua (Foro regional Mujer y Agua, Petatlán, Guerrero, 2008)Editorial: Indesol / Instituto de Estudios para el Desarrollo Rural Maya / Brot für die Welt.El 13 de diciembre del 2008 se realizó el foro regional Mujer y Agua en la cabecera municipal de Petatlán, Guerrero, convocado por la Organización de Mujeres Ecologistas de la Sierra de Petatlán (OMESP), la Socie-dad Cooperativa Amanecer del Sur y el Instituto de Estudios para el Desarrollo Rural Maya.En el evento se destacaron las virtudes del agua, se re-fl exionó sobre la crisis que actual-mente vivimos por la forma en que este vital líquido se ha desperdiciado y contaminado en el mundo y en México. Y todos los asistentes se manifestaron a favor de una cultura de cuidado del agua y un acceso democrático y equitativo a este recurso, pues son los pobres quienes más padecen su escasez y son las mujeres -–quienes más contribuyen a preservarla y mantenerla limpia– las más excluidas de su gestión, administración, uso y benefi cio.

Video: Sin maíz no hay país: las semillas de la dignidad.Directores: Jonathan Cadiot y Arthur Riffl et (Francia). Duración: 49 minutos. Año: 2008. "Sin maíz no hay país" es un viaje en el corazón del maíz nativo, en la Sierra Norte de Puebla, México. Campe-sinos e Indígenas nos cuentan la historia de esta planta sagrada y nos expresan su voluntad de conservar estas "semillas de la dignidad". Además de las reivindi-caciones socioeconómicas, el activismo medioambiental y la defensa de la sobe-ranía alimentaria, la defensa del maíz nos aparece como una lucha por la identidad.Informes: [email protected]

El Acuerdo para Apoyar la Economía Familiar Ignoró al Campo: Mejía HaroEl olvido es la característica del gobierno federal en su relación con el campo mexicano, y así se hizo patente en el Acuerdo Nacional a Favor de la Economía Familiar y el Empleo. El medio rural, donde vive una cuarta parte de la población, fue ignorado en él y eso es un gran error pues se desestima la gran capacidad del campo para generar empleo y mitigar la pobreza: por cada punto de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) agropecuario se podrían generar cien mil empleos y au-mentar el gasto de los tres deciles más pobres en 2.5 veces.

Antonio Mejía Haro, senador por el estado de Zacatecas y coordina-dor en la Cámara alta del Grupo de trabajo encargado de evaluar los impactos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TL-CAN) sobre el sector agropecuario, afirmó lo anterior y precisó que las 25 acciones anunciadas por Felipe Calderón incluyeron disminuciones en el precio del gas, así como de la electricidad de uso industrial, y se congelaron los precios de las gasolinas, pero no hubo una reducción en las tarifas de energía eléctrica agrícola ni en los precios del diesel agro-pecuario y marino. En este último caso “fue hasta que organizaciones de productores y el Congreso de la Unión presionaron, que se logró que Calderón de manera timorata e insuficiente congelara sólo 75 por ciento de los incrementos por actualización” en la última semana de enero.

Acciones mediáticas. El problema, dijo el legislador, es que cuando el Ejecutivo federal se acuerda del campo, sólo lo hace en el discurso, con medidas mediáticas que nunca aterrizan en los hechos. Así ocurrió con las acciones anunciadas de créditos preferenciales para pequeños productores, suministro de maquinaria, equipo, fertilizantes y tecnificación del riego para enfrentar en 2007 el desabasto de maíz blanco que encareció en 40 por ciento la tortilla. Y algo similar pasó en 2008 para enfrentar la crisis alimentaria mundial. “En ambas ocasiones todo derivó sólo en palabras y mensajes mediáticos”.

Destacó que particularmente el campo requiere apoyo para paliar los costos energéticos que se han elevado de forma bárbara. Los subsi-dios que se tienen han sido neutralizados. “Por ejemplo, la energía para

extraer agua de un pozo pasó de costar 20 mil a 60 mil pesos”. Estos aumentos han hecho cada vez menos rentable la actividad agrícola; rebasan con mucho lo que reciben los productores por sus cosechas.

“Pero que no haya una propuesta para el campo no es novedad. Po-demos ver el Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural (PEC), cuyos presupuestos quedan en muchos casos en la oscuridad. Por ejemplo, en Activos Productivos (lo que antes era Alianza para el Campo) hemos visto, y así lo constatan varios secretarios de Desarrollo Agropecua-rio de los estados de la República, que hay una parte del dinero que no se sabe dónde está y cómo se ejerce. Este programa se divide en dos: 80 por ciento federalizado y 20 de ejecución nacional. Para el primer 80 por ciento, en 2008 la Secretaría de Agricultura dijo que daría una primera ministración de 90 por ciento del recurso y, una vez que estuviera ejerci-do, se daría el diez restante. En varios estados, como Zacatecas, este diez por ciento no se entregó y no sabemos tampoco cómo se está ejerciendo el 20 por ciento de ejecución nacional”.

Crédito inexistente. Además, el PEC se está cada vez más orientando a fines asistencialistas (electorales y políticos) y a favor de las trasnacio-nales de alimentos, y menos a la productividad agrícola, y hay muchos obstáculos para que la actividad de los agricultores. Está el caso del cré-dito, se pregona que hay financiamiento para el campo, pero cuando los campesinos acuden a la Financiera Rural, tienen que pasar una investi-gación, 25 requisitos o más, y al final no les autorizan el crédito. “Si no hay préstamos para productores ricos mucho menos para los pobres”.

El senador consideró que es un grave error que en estos momentos de crisis económica el campo sea olvidado, pues tiene el potencial para amor-tiguar el desempleo: el 32 por ciento de los costos del sector agropecuario corresponden a mano de obra. Además de que apoyarlo adecuadamente, en términos productivos (con investigación crédito, asistencia técnica, al-macenamiento, valor agregado), permitiría reducir nuestra dependencia de alimentos del exterior (en 2008 importamos un récord de 23 mil millo-nes de dólares, y el déficit de la balanza comercial sectorial fue de cuatro mil millones). “Las importaciones de leche, granos y otro tipo de alimen-tos estratégicos resulta más cara que si se produjera aquí” (LER).

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Lourdes Edith Rudiño

Para el titular de la Secretaría de Agri-cultura (Sagarpa), Alberto Cárdenas Jiménez, el Acuerdo Nacional a Favor

de la Economía Familiar y el Empleo, anun-ciado por el presidente Felipe Calderón el siete de enero, es un instrumento que sirve no para esperar apoyos del Estado, sino para que los sectores productivos expresen cómo van a contribuir. “No es tanto qué me toca a mí, sino qué le pongo a México”.

Eso es lo que comenta el funcionario ante la pregunta de por qué este acuerdo ignoró al campo, pero también dice: “no hay tal omi-sión. El acuerdo habla de los tres mil millones de pesos con que estamos subsidiando al diesel pesquero y agrícola” y además “acá en el cam-po traemos más subsidios que nunca: vamos a entregar (desde la Sagarpa) más de 60 mil mi-llones de pesos como gobierno federal a todos los productores de alimentos con Procampo, apoyos a la comercialización, recursos ener-géticos, ingreso objetivo; vamos a apoyar la compra de activos, la investigación, la sanidad, la comercialización... Un abanico que pocos países del mundo tienen para sus agricultores”.

-Sin embargo -–se le comenta– hay evalua-ciones que indican que los presupuestos no tie-nen impacto en la productividad, en una me-jor condición de vida de los campesinos, como es el documento recientemente publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que concluye que el “Programa para apoyar facto-res estructurales” (relativo a apoyos a la comer-cialización, mercados, coberturas de precios, y que implica 18 por ciento del presupuesto de la Sagarpa) no tiene efectos claros.

-Difiero de ese estudio. En estos tiempos de crisis que nos tocó vivir, con un alza del maíz que nos agarró arrancando el gobierno, y luego una caída que vemos ahora, el efec-to de ese programa estos dos años es que los precios de la tortilla, las carnes, la leche y el huevo, no se nos fueron a las nubes; sirvió también para contener la inflación. Al menos 12-13 millones de toneladas fueron protegidos por coberturas, donde pagamos entre 30 y 40 dólares por tonelada al productor y otros 30-40 al comprador. Sirvió también para evitar que este primer año del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) totalmente desgravado nos hayan inundado granos de Estados Unidos como se preveía.

Más productividad. Cárdenas Jiménez considera que, en efecto, hasta antes de iniciar el siglo XXI, hasta antes de la llegada del PAN a la Presidencia de la República y del arribo de la democracia a México, el enfoque de las políticas del campo fue electoral y político y de allí los resultados de estancamiento producti-vo en granos, carne, leche. “En este siglo nos toca llegar a otro equipo. No digo que hayamos hecho las cosas de manera excelente, no nos merecemos ni un diez ni un nueve, pero sí se ha dado un giro al campo, pues hay una nueva

ley que habla de sustentabilidad; un nuevo es-quema que termina con el financiamiento ob-soleto y rancio que traía Banrural y se crea una Financiera Rural que va trabajando mejor, con crédito más limpio y recuperable; el apoyo a la comercialización se da de manera más inten-sa en los ocho años recientes, antes no había apoyos a energéticos para barcos y tractores, ni para equipos del campo. En estos ocho años se han construido nuevos programas, nuevos ajustes y vemos cómo la productividad se em-pieza a mover. En el sexenio de Calderón to-dos los programas los hemos reconvertido, los hemos forzado a que nos muevan más pronto la aguja (de la productividad).

Al replicársele que tal mejoría de produc-tividad no se observa en las estadísticas, Cár-denas acepta: “tampoco aquí hay milagros, De la noche a la mañana no pueden darse las cosas. Hay aspectos de tradición, cultura, cos-tumbre, métodos”, pero destaca que el tercer trimestre de 2008 el sector agropecuario cre-ció 4.9 por ciento, más que cualquier otro sec-tor, y que hay datos oficiales que sí demues-tran avances, como el hecho de que Chiapas, dice, elevó su productividad agrícola en los dos años recientes, gracias entre otras cosas a que cada vez el estado cuenta con más ma-quinaria –“el año pasado trajo mil tractores, ahora mil 200, es un estado que antes tenía 200 o 300”—y que los presupuestos públicos están apoyando más al sureste. “¿Usted pen-saría que a Chiapas le daríamos más subsidio que a Sonora, Sinaloa o Tamaulipas?, pues así es”. Cárdenas afirma que “uno de los ma-yores cambios” impulsados por Calderón es que el apoyo al campo se oriente más a los productores pequeños.

-¿Cuál será la condición del campo mexi-cano en esta crisis económica mundial?

-En otros sectores se habla de miles de desem-pleados, de fábricas que cerraron la cortina. Acá nuestra fábrica son las hectáreas, los corrales de engorda, los barcos, las lanchas, y hasta ahora no tengo reporte de que se esté dejando de sembrar. A pesar de la crisis, en el campo la gente sigue tirada para adelante. Se dice que hay menos consumo, que menos demanda, que el mercado mundial... la gente en el campo en México no está abandonando el surco, ni se está bajando de la lanchas, estuvo el conflicto camaronero, pero pongámoslo en su justa dimensión, de 1.5 millo-nes de toneladas de pesca, lo que ellos capturan son 26 mil, no menosprecio, no reduzco pero no está en crisis toda la pesquería del país.

Alimentos accesibles. Según el funciona-rio, el mayor y mejor papel que el sector rural jugará en la crisis es “asegurar que haya ali-mentos frescos y a precios accesibles durante todo el año. Que no paremos de producir”, que se eleve la productividad para llegar con precios justos al consumidor y tener buenos precios para el productor.

“Con los números que tenemos, pensamos que los precios deberán tener una tendencia a mantenerse estables, incluso varios de ellos irán más a la baja que al alza. Lo digo así porque vie-

ne una mayor producción y productividad en el país. Espero que el temporal nos ayude como en los dos años pasados y para el ciclo otoño/invierno, que está ya sembrado, contamos con presas repletas de agua; habrá riegos extraordi-narios y tendremos granos de invierno como nunca en la historia del país. Espero que man-tengamos todo el año 250 millones de jornales, los empleos que da el campo directa e indirecta-mente, y que sigamos moviendo a la economía.

“Que el sector siga creciendo arriba del cuatro por ciento es mucho (...) Habrá mu-chos que digan que no se puede y por qué no y cómo no, pero mi función aquí es que sí se puede, que vamos a producir más, a elevar la productividad, a alimentar a la gente, que le van a quedar más pesos al productor (...) nadie me va a doblar”.

-Algo que se observa es que en la crisis eco-nómica quienes ganan son las trasnacionales; al consumidor le llegan los alimentos caros y al productor precios bajos.

-Aquí y en China, ésa es la historia de la relación del campo con el sector industrial y de servicios. Es una lucha histórica quizá desde el origen mismo de la humanidad, y el productor primario no ha ganado la batalla en todos los países.

Cooperativismo. Así responde el funciona-rio pero confía en que los programas que pro-mueven la organización como el Programa de Apoyo al Maíz y Frijol (Promaf) induzcan una cultura nueva -–con miras a llegar al coopera-tivismo al estilo europeo— en que los agricul-tores fortalezcan su posición en esta relación de la cadena productiva. Con el Promaf, dice, “hemos creado casi cuatro mil 500 grupos” de campesinos y esto hace una diferencia, pues antes los subsidios vía fertilizantes o semilla o tractores se entregaban al productor de forma individualizada y ahora ya se hacen a grupos de productores, lo cual permitirá una mayor eficiencia de los recursos.

Por último, el secretario considera que el asunto de diesel –la demanda de que se ele-ven los subsidios no va a poder ser, pues en los momentos actuales de crisis sería peligroso establecer desbalances entre ingresos y egre-sos del Estado. Pero, asegura, “no veo riesgo de estallido social, el diesel en México sigue siendo de los más baratos del mundo”. En Estados Unidos está en 7.50-7.60 dólares por litro, mientras que en México está en 7.30, pero baja a 5.2-5.4 gracias al subsidio existente.

No obstante, el secretario reconoce dife-rencias estructurales entre la agricultura de ambos países, en particular en las subven-ciones. “En el campo, Estados Unidos tiene subsidios diez veces más que nosotros, y los europeos 20 veces más. Los subsidios al agro se justifican en el mundo porque es una actividad de mucho riesgo.”

Entrevista con Alberto Cárdenas, secretario de Agricultura

EN EL ACUERDO NACIONAL EL CAMPO DEBE PONER MÁS QUE PEDIR• Empleo y más productividad, pese a la crisis

Excluir al agro del TLCAN ha sido la demanda tradicional de las marchas campesinas del cierre de enero, pero este año los confl ictos coyunturales, como la carestía del diesel y la electricidad, fueron elemento central.

Alberto Cárdenas Jiménez

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