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NÚMERO 45 Septiembre de 2004 el programa comunista ÓRGANO DEL PARTIDO COMUNISTA INTERNACIONAL LO QUE DISTINGUE A NUESTRO PARTIDO la reinvindicación de la línea que va de Marx a Lenin, a la fundación de la Internacional Comunista y del Partido Comunista de Italia (Liorna, 1921); la lucha de la Izquierda Comunista contra la degeneración de la Internacional, contra la teoría del «socialismo en un solo país» y la contrarrevolución estaliniana; el rechazo de los Frentes Populares y de los bloques de la Resistencia; la dura obra de restauración de la doctrina y del órgano revolucionarios, en contacto con la clase obrera, fuera del politiqueo personal y electoralesco. Precio del ejemplar: Europa:3 "; 2 £; 8 FS; 25 Krs ; América latina: US$ 1,5 ; Canadá y USA:US$ 3 EN ESTE NÚMERO Los Estados Unidos de América en el límite de dos épocas 1 ¡Irak es el mundo! 10 ¡Internacional y mundial es el capitalismo; Internacional y mundial será la lucha proletaria anticapitalista de clase! 14 Chile, a treinta años de distancia 21 ¡El golpe de Estado fallido en Venezuela es una advertencia al proletariado! 25 Puntos de referencia marxistas acerca del imperialismo y el terrorismo 30 En defensa de la continuidad del programa comunista (7): Consideraciones sobre la actividad orgánica del partido cuando la situación general es históricamente desfavorable (1965) 37 Auschwitz o la Gran Coartada 42 La guerra imperialista en el ciclo burgués y en el análisis marxista (2) 48 Los fabricantes de íconos a la obra: Creación de la "Fundación Amadeo Bordiga" 60

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Page 1: NÚMERO 45 Septiembre de 2004 el programa …los Estados Unidos habían actuado hasta ahora. De ahora en adelante las cosas ya no serán como antes, repi-ten los portavoces de todos

NÚMERO 45 Septiembre de 2004

el programa comunistaÓRGANO DEL PARTIDO COMUNISTA INTERNACIONAL

LO QUE DISTINGUE A NUESTRO PARTIDOla reinvindicación de la línea que va de Marx a Lenin, a la fundación de laInternacional Comunista y del Partido Comunista de Italia (Liorna, 1921); lalucha de la Izquierda Comunista contra la degeneración de la Internacional,contra la teoría del «socialismo en un solo país» y la contrarrevolución estaliniana;el rechazo de los Frentes Populares y de los bloques de la Resistencia; la duraobra de restauración de la doctrina y del órgano revolucionarios, en contactocon la clase obrera, fuera del politiqueo personal y electoralesco.

Precio del ejemplar: Europa: 3 "; 2 £; 8 FS; 25 Krs ; América latina: US$ 1,5 ; Canadá y USA:US$ 3

EN ESTE NÚMERO

Los Estados Unidos de América en el límite de dos épocas 1

¡Irak es el mundo! 10

¡Internacional y mundial es el capitalismo; Internacional ymundial será la lucha proletaria anticapitalista de clase! 14

Chile, a treinta años de distancia 21

¡El golpe de Estado fallido en Venezuela es una advertenciaalproletariado! 25

Puntos de referencia marxistas acerca del imperialismoy el terrorismo 30

En defensa de la continuidad del programa comunista (7):Consideraciones sobre la actividad orgánica del partido cuando lasituación general es históricamente desfavorable (1965) 37

Auschwitz o la Gran Coartada 42

La guerra imperialista en el ciclo burgués yen el análisis marxista (2) 48

Los fabricantes de íconos a la obra: Creación de la "FundaciónAmadeo Bordiga" 60

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CORRESPONDENCIA

Italia : IlComunistaC.P. 1083520110Milano

Francia: Editionsprogramme3 rue Basse Combalot69007 Lyon

Suiza: EditionsprogrammeCh. de la Roche 31020Renens

EL PROGRAMA COMUNISTAÓrgano del Partido Comunista Internacional

ADMINISTRACIÓN Y DIFUSIÓNEdiciones Programme3, rue Basse Combalot69007 Lyon - France

Precio del ejemplar: 3 ".; América latina: US $1.5; USA y Cdn: US$ 3; 2 £; 8 FS; 25 Krs. Preciode sostén: 6 "; América latina: US$ 3; USA yCan.: US$ 6; 6 £; 16 FS; 50 Krs. Suscripción: elprecio de 4 ejemplares.Pago con giro postal o cheque al Sr. DESSUS,a la dirección de las Ediciones Programme(Lyon)

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Los fundamentosdel comunismorevolucionario

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Supplemento en español a la revista teórica delPartido Comunista Internacional, «programme

communiste»noISSN-0033-037 X.Acabado de imprimir en agosto de 2004

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Los Estados Unidos

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Los Estados Unidos de Américaen el límite de dos épocas

Los atentados que han destruidolas Twin Towers en Nueva York, quehan golpeado un ala del Pentágono yfallado otros blancos, han cambiadoobjetivamente el escenario en el cuallos Estados Unidos habían actuadohasta ahora. De ahora en adelante lascosas ya no serán como antes, repi-ten los portavoces de todos los paí-ses occidentales; y en cierto sentidoes verdad.

El suelo, el mar y el cielo de losEstados Unidos, desde que este paísse fundó, jamás habían sido violadoscomo lo fueron el 11 de Septiembre de2001.

Cuatro aviones civiles desviadosy transformados en bombas mortífe-ras, lanzados contra los mayores sím-bolos de la potencia económica y mili-tar estadounidense: las Twin Towers,las torres gemelas, en el centro delWorld Trade Center, donde se encon-traban las sedes de las sociedadesfinancieras, bancarias y comercialesmás importantes del mundo; y el Pen-tágono, el supervigilado ministerio dela defensa americano. De las noticiasrecogidas de muchos medias, el blan-co fallido parecía haber sido la CasaBlanca, símbolo por excelencia delpoder político americano. Tres objeti-vos sobre cuatro, dieron en el blanco.Una operación terrorista cumplida congran audacia y maestría, a la altura deuna precisa y verdadera operaciónmilitar. Provocando la muerte de cercade 6 mil personas.

La invulnerabilidad de los Esta-dos Unidos, ha sido vuelta añicos, almenos en esta ocasión. El mundo havisto frente a sí a la más grande po-tencia imperialista - verdadero gen-darme planetario del capitalismo -puesta de rodillas temporalmente porun golpe al corazón de las finanzasnorteamericanas. Durante tres díasWall Street permaneció cerrado, cosaque nunca había sucedido, ni siquieradurante el crac de 1929. La confianzade los inversionistas de la Bolsa, jun-to con las Torres Gemelas, se vinoabajo de un golpe. El pánico invadió

las Bolsas de todo el mundo; los índi-ces bursátiles se precipitaronretrogradándolos a las cotizacionesde 1998. Haciendo intervenir inmedia-tamente al gobierno para sostener aldólar; entre el 12 y el 13 de septiembrela Federal Reserve introdujo líquidoenelmercado pormásde100 millardosde dólares, junto con otros 100millardos aportados por el Banco Cen-tral Europeo que Washington les ha-bía solicitado. Bush, electo bajo laconsigna: «menos del Estado, más delprivado», debió echar marcha atrás yadherir a la causa del «más del Esta-do, menos del privado», demostran-do al mismo tiempo que «los grandeshombres» van donde quiere el Capitaly sus intereses. Todo ello en funciónde la defensa del dólar, no sólo y notanto como moneda «americana», sinocomo moneda de intercambio interna-cional, en la cual todas las potenciasimperialistas están interesadas.

EN EL FONDO, CONTRASTESINTERIMPERIALISTAS

Y RECESIÓN

Ningún representante del imperia-lismo norteamericano habladepeligrode recesión, tampoco sus colegas enlos otros países imperialistas. La reali-dad, que de hecho precede por variosmeses antes al fatídico septiembreneoyorquino, es que la economía esta-dounidense, luego de casi diez años decrecimiento, ya no está en capacidadde asumir el rol de locomotora de laeconomíamundial,yentraenrecesión.Ninguna economía, menos todavía lajaponesa que ha entrado en crisis des-de hace algún tiempo, puede jugar hoysemejante papel. En Europa, la crisisdel mercado norteamericano acarreasin duda graves repercusiones. Y nose trata solamente de caídas bursáti-les; desde hace más de un año la coti-zación de las empresas de la llamada«nueva economía» han caído al preci-picio.La «viejaeconomía», esdecir, lavieja y tradicional producción indus-trial, se encuentra de nuevo frente a la

saturación de mercados incapaces deabsorberrápidamente lasenormescan-tidades de mercancías que esta viejaeconomía es capaz de producir. Laeconomíanorteamericanapierde terre-no, el consumo no arriba a izarse alnivelde unaproducción hipertrofiada,los mercados se restringen, mientrasque la competencia entre potenciascapitalistas se agudiza. La competen-cia interimperialista regresa a los nive-les de 1989-91, época en que fueronnecesarios recursos políticos y milita-resextraordinariosparavolvera poneren marcha la maquinaria capitalista decada competidor. La caída del gigantesoviético había abierto vastos territo-rios económicos a la codicia de losimperialistas occidentales en su bús-queda frenética de nuevas posibilida-des de inversiones y ávidos de ampliarsus áreas de dominación económica ypolítica. La Alemania de Bonn queaprovecha para echar mano sobre laantigua RDA aprisionada en las redesde la Unión Soviética. Los EstadosUnidos posaban sus garras en EuropaCentral, reforzando a su vez su domi-naciónenMedio Oriente,mientrasquela Gran Bretaña retomaba silenciosa-mente el camino de Asia Central.

Encontrándose todos en el con-flictode losBalkanesyMedio Oriente,unos para bombardear, otros para ha-cer de policías, o para hacer «simple-mente» negocios, mientras que elmozaico del Imperio Soviéticose rom-pía a pedazos, haciendo emerger a lasuperficie las contradicciones múlti-plesque laborandesdesiempre la largabisagra entre los países del Cáucaso ydel AsiaCentralquienesseparancomouna lama el norte del sur del mundoeuro-asiático.

La caída de la URSS no ha signifi-cado sin embargo la caída del imperia-lismo ruso; menos aún la caída pura ysimpledelimperialismoengeneral.Ellaha abierto la vía a un nuevo proceso dereparto del mundo en el cual Rusiatendrá un rol redimensionado, conti-nental, pero también estratégico parala conservación del modo de produc-

Porprimeravezensuhistoria, luegodeunsiglodeasolaralmundodeterrorismoeconómico,políticoymilitardegranpotencia capitalista,el imperialismonorteamericano sufredesde elexterior unataque terrorista de granalcance. Asíchocan, pues, sobre los cielos de Wall Street, redes muy intrincadas de intereses capitalistas contrapuestos.

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ción capitalista, mientras que otraspotencias europeas como Alemania,Francia y la vieja Inglaterra se veránempujadas inexorablementeaacrecen-tar su rol internacional.

LaguerradelGolfoen1990-91ylaguerrade losBalkanes en1998-99 hanhecho aparecer tendencias de ciertaimportancia, primera de las cuales seencuentra el compromiso forzado detodas las grandes potenciasimperialistas sobre cada uno de losteatrosdeguerra.Ha terminado la épo-ca en que algunos podían aliarse conel Oeste, luego con los Estados Uni-dos, mientras que otros se alineabanenel campodel Este, es decir la URSS,en una especie de condominio plane-tario donde las incursiones de unos yotros dentro de los territorios «no ali-neados», o particularmente complica-dos (como en Medio Oriente), eranrelativizadospor lahorquilla recíprocadel terrorismo nuclear. Desde enton-ces, los alineamientos toman y toma-rán otras formas. Por el instante, setrata de no adversar a los EstadosUnidos, la sola verdadera potenciaimperialistaplanetaria,yde tratar, bajosu sombra «protectora», de proseguirsus intereses, de realizar sus negocios,cada vez que las condiciones contin-gentes lo permitan, a nivel diplomáti-co, o económico, político o militar.

Los ataques terroristas a los Esta-dos Unidos han tenido lugar en unperíodo duranteel cualel tablerode loscontrastes interimperialistas se amplíacada vez más; desde Cercano y MedioOriente hasta el Asia Central, y delOcéano Índico al Extremo Oriente. Laentrada en juego la constituyen porsupuesto las fuentes de energía pe-tróleo, gaz natural - las rutas de trans-portes internacionales eintercontinentales de estas materiasprimas, su control y el control de losterritorios económicos en los cualesexisten estas fuentes de energía, terri-torios por donde aquellas materiasprimas pueden atravesar.

Mirando el mundo desde Londres,Paris, Berlín,o Roma,desde eleste delMediterraneo, a espaldas del nudo depaíses siempre al borde de la urgenciasocial o militar (Israel, Jordania, Siria,Líbano), de paises que rebosan depetróleo (Arabia Saudita, Irak, Irán,Emiratos) y, siguiendo hacia Oriente,el Cáucaso y las antiguas repúblicassoviéticasdelAsiaCentral;ymás lejosaún Pakistán, la India, la China, etc.,paísesqueexcedendehabitantes ham-brientos y miserables. Al Oeste, másallá del Atlántico, los grandes aliados,

Canadá y Estados Unidos que aportanseguridad, al menos mientras no serompenlasalianzasexistentes.Es,pues,comprensible que las ambicionesexpansionistas de los europeos seandirigidas necesariamentehacia el sur yhacia el este, yes exactamente en estasdirecciones que estallan constante-mente las luchasmásviolentasdecom-petencia y las mayores tensiones in-ternacionales.

Si miramosal mundodesde Moscúy del petróleo del Mar Caspio, al surterminamos en el Cáucaso y sus paísesingobernables, y más allá Turquía eIrán que esconden los pequeños paí-ses de Medio Oriente y de la penínsulaarábiga. Al Sudeste se encuentran losnuevos Estados surgidos luego de ladesintegración de la URSS tales comoKazakhstán, Uzbekistán, Tadjikistán,Turkmenistán (con petróleo, gaz, oro,yplata), luego las feroces montañas deAfghanistan. Siguiendo hacia Orien-te, llegamosaChina,Pakistan, la India;hacia el océano Indico frecuentadopor lasflotasamericanas, inglesas, fran-cesas. Al Oeste conseguimos los anti-guos países satélites, caídos hoy en laorbita euro-occidental, Ucrania y másallá el enredado nudo de los Balkanes.Las ambiciones expansionistas deMoscú, luego de la derrota en Occi-dente y el derrumbamiento de su vastoimperio, se encuentran reducidas a susantiguos vasallos, sobre todo en elsur. Y es probablemente una de lasrazones por las cuales Moscu, si debebuscarse un aliado potente pero inco-modo, prefiere Estados Unidos que lavecina Europa.

Si miramos al mundo desde Was-hington o Nueva York, las cosas sevenmuydiferentes:alEste,másalládelAtlántico, se encuentra Europa Occi-dental, verdadero concentrado de po-tencias imperialistasconcurrentes másantiguas de carácter mundial como laGran Bretaña, hasta potencias másnuevas como Italia. Al Oeste, al otrolado del Pacífico, se encuentra Japón,luego China y la India, los inmensosarchipiélagos tropicales, y más lejosAustralia.AlSur estáAmérica Centraly Latina; colonizadas brutalmente eneste último siglo por el dólar y losblindados. Pero que continúa siendoun barril de pólvora socialpeligrosamente suspendido al destinodelgiganteamericano.Lasambicionesimperialistas de los Estados Unidos seextienden al mundo entero, pesandosin embargo particularmente sobre laszonas de fractura del imperialismomundial, las famosas «zonas de tem-

pestad» donde guerra es la norma, ypaz la excepción.

Según el punto de observación, elmundo se ve bajo prioridades diferen-tes, con vías de expansión más o me-nos practicables, esto no sin dejar depensar que las potencias capitalistasmás apremiadas por los límites territo-riales (que con el tiempo tienden avolverse demasiado estrechos) sontodavía una vez más Alemania, Rusiay Japón.

Alemania esta encerrada hacia elinterior de una Europa Occidentalsuperindustrializada y competitiva;bloqueada al este por Rusia que nocede facilmente su rol continental; porsu historia y tendencia económica, suvia de desemboque corre hacia el su-deste:Austria, Slovenia, los Balkanes,Turquía, Medio Oriente, pero por vo-cación imperialista sus vías de desem-boque se encuentran en los cuatropuntos cardinales, continentales yeurasiáticos.

Rusia, reducida más a potenciaasiática que europea después de lacaída de la URSS, tiene extrema nece-sidad de conseguir un partner econó-micamente fuerte y política y militar-mente interesado en su rol de gendar-me continental sobre tres frentes his-tóricos: poroccidente,hacia las poten-cias europeas, por oriente hacia Chinay Japón y, al sur, hacia la larga serie depaíses asiáticos que unen el Medite-rráneo con el Océano Ìndico, casual-mente henchidos de petróleo y gaznatural. Hoy las salidas de Rusia estánprácticamente bloqueadas en las tresdirecciones, teniendo que jugar el rolde policía euroasiático; pero, ¿policíaal servicio de quién? del más fuertenaturalmente, de los Estados Unidosde América.

El Japón, por largo tiempo y dece-nios después de la II Guerra Mundial,se ha consagrado a reconstituir y de-sarrollar una potencia económica deprimer orden. En diversas oportunida-des, se ha precipitado para paliar elendeudamiento americano, marchan-doalpasode losEstadosUnidos,hastael punto de considerarse a si mismocomo una potenciaoccidental!Segun-da potencia mundial, pero también elpaís que ha recibido los más fuertescontragolpes de las sacudidas delmercado mundial, cayendo en una cri-sis recesiva de gran magnitud. Esto noimpide que su vitalidad capitalista sehará sentir de nuevo sobre el mercadomundial y que sus ambicionesexpansionistas no quedarán bloquea-das por mucho tiempo frente a los

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Estados Unidos quien extiende su pre-sencia al antiguo «patio trasero» japo-nés: Indochina, Indonesia, Filipinas,etc.,ymásimportante todavía,aChina.

Los elementos de los próximoscontrastes interimperialistas, que lasconsecuencias de los actos de terro-rismo, islámico o de otra naturalezatienden hoy a esconder, se encuentranen realidad bien presentes, y trabajandesde el subsuelo económico prepa-rando las condiciones para losenfrentamientos militares y de guerraen las cuales estas mismas potenciasimperialistasmayoresseverán envuel-tas, no sólo para bombardear tercerossino para bombardearse entre sí.

EL TERRORISMO DEINSPIRACIÓN RELIGIOSA

ES ENEMIGO DELPROLETARIADO, TANTOCOMO EL TERRORISMO

ESTATAL BURGUÉS

Es erróneo pensar que el terroris-mo es un arma utilizada sólo por indi-viduos, o grupos de individuos noidentificables con entidades naciona-les o estatales, con la cual estos bus-can responder con la violencia a laviolencia que las entidades constitui-das, poderes políticos y militares bienprecisos, usan frente a las poblacionesy clases subalternas para someterlas ymantenerlas sometidas. El Estado esuna organización bien precisa de po-der y cohersión que las clases domi-nantes - en toda sociedad de clasedesarrolladaen lahistoriade laorgani-zaciónsocialhumana -usannecesaria-mente para organizar, mantener y de-fender el propio dominio sobre la so-ciedad. El Estado, y el moderno - bur-gués a la enésima potencia -, es elprincipal órgano de represión del cualtoda clase dominante se sirve hastaque caiga bajo los golpes de la revolu-ción que solo el movimiento de clasedelproletariado internacionalharáhis-tóricamente decisiva y definitiva; elEstado es el organizador sistemáticodel terror con el cual domina a toda lasociedad.

En el desarrollo de los antagonis-mos sociales entre las clases, el Esta-do, en virtud de su centralización y delcasi total monopolio de la violencialegalizada, tiene la tareadeusar toda laviolencia que considere oportuna (yque leyes a propósito prevean y lega-licen) con la finalidad de defender elorden constituido, la legalidad, el res-peto de las leyes por parte de los com-ponentes de todas las clases pero,

sobre todo, por parte de los compo-nentes de las clases subalternas, losproletarios, los campesinos pobres,los desheredados. En la época de lademocracia, en los países capitalistasdesarrollados, en los llamados países«civiles», países en los cuales las cla-ses dominantes compran el apoyo delas clases dominadas a través de ladistribución de migajas de riqueza so-cial a los estratos proletarios (a travésde un nivel de vida un poco más altoqueelde la sobrevivencia,ya travésdeuna serie de amortiguadores socialestodavía funcionando), el terror que laviolencia estatal se desencadene con-tra quiense coloque «fuera de las leyesburguesas», es decir, la amenaza de laviolenciacinética,de laviolenciaefec-tivamente practicada, es con frecuen-cia suficiente para obtener en generalun buen porcentaje de respeto de lasreglas burguesas y capitalistas porparte de las clases subalternas, la quemás sufre socialmente la opresión deltrabajo asalariado, de la miseria y elhambre y que por este motivo sonempujadas a veces a reaccionar conviolencia. El país «civil» es así identi-ficado con la democracia burguesa,con el bienestar económico, con elrespeto precisamente de las reglas yleyes que la sociedad burguesa se hadado.

La propaganda burguesa ha incul-cado en la cabeza de generaciones deproletarios que estos necesitan acep-tar - como si fuese un hecho «natural»- lacivilizacióndelaopresiónsalarialyla represión policial, de la violenciaeconómica y la violencia militar hastalaguerra declarada,con la finalidad dedefender el statu quo, el orden consti-tuido, en suma su dominio político yeconómico sobre la sociedad,almismotiempo que necesita rechazar (y luchar«contra») todo tipo de reacción vio-lenta aaquella violencia.Sinembargo,cuando la clase dominante burguesase encuentra en condiciones de acele-rar la conquista de determinados mer-cados o de ciertos territorios económi-cos de su interés, o en situación degran dificultad económica, o política osocial, esta se arroga el «derecho» deejercitar toda suerte de violencia (eco-nómica o policial, del asesinato políti-co a laacciónmilitar).Pues, tienenece-sidad de un enemigo contra el cualdesencadenarse; de vez en cuandopuede ser un Estado competidor, unestratoo clasesocial, unraza diferente,o una diferente fé religiosa.

Los Estados Unidos de América,por ejemplo, han construido su histo-

ria moderna bajo el exterminio de laspoblaciones indígenas, sobre el másbrutal racismo contra los negros, so-bre la conquista de zonas de influenciay de mercados al son de golpes ymasacres, y, naturalmente, como todopaís capitalista que se respete, sobre laexplotación del trabajoasalariado en-tre los más opresivos. ¿Cuál país eshoy el más representativo de la demo-cracia, del bienestar, de la libertad, dela moderna civilización burguesa quelos Estados Unidos de América? Elterrorismo que desarrolla una granpotencia de las dimensiones de losUSA de hoy no se habían visto nuncaantes; pero este tipo de terrorismo,estatal, legalizado de institucionesnacionales opuestas e internacionales-comolaONU-nopuedesinoproducirconstantemente contradicciones to-davíamásagudasyviolentasqueaque-llas que este intenta calmar. No es unaecuación matemática, es la historia dela competencia entre Estados burgue-ses capitalistas y entre imperialismosque lo demuestra.Este tipo de terroris-mo produce contrarreacciones, que engeneral son precisamente los estratospequeñoburgueses de la sociedad -que en períodos de crisis temen laproletarización - que descargan sudesesperacióne impotencia social his-tórica,utilizando formasde resistenciade tipo terrorista, osea formasde luchaque no ataque (¡dios nos libre!) a losfundamentos sagrados de la economíacapitalista, el sistema de ganancias ytrabajo asalariado sobre el cual conti-nuar viviendo como parásitos.

Elterrorismoreaccionario,el terro-rismo negro, el terrorismo de los faná-ticos religiosos es exactamente la ex-presión deaquella reacción conla cualla pequeña burguesía, yuna parte de lagran burguesía excluida del banquetemás opulento, tratan de imponer susintereses privados, de sectores de lasociedad, haciendo «la guerra» a losdetentores del poder político y econó-mico adversario. Si la globalización, osea lamás veloz mundializaciónde losfenómenos económicos y sociales, hapermitido ypermitea losgrandes capi-talistas de aprovechar la competenciapara valorizar lo máximo posible suscapitales sobre cada posible plaza fi-nanciera del mundo, incluso las reac-ciones de tipo terrorista, caracteriza-das fundamentalmente por el mismofrenesí, deaprovechar de la competen-ciaparavalorizar lomáximoposiblesuscapitales y privilegios sociales, tienencada vez más al mundo entero comoteatro. En todos estos casos se en-

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cuentrande frente burguesesque com-batenburgueses, capitalistasquecom-baten capitalistas y el hecho que en su«guerra» se encuentran involucradostambién estratos proletarios, no cam-bia en nada la sustancia del antagonis-mo de competencia entre burgueses,de los cuales los proletarios no obten-drán ningún beneficio con respecto asus condiciones de vida, de trabajo yde perspectiva.

Otra cosa es el terrorismo de tipobrigadista, de «izquierda», que mu-choshanllamadoerróneamente«rojo»,cuya finalidad no es la de imponerintereses económicos y financieros deun sector de la sociedad contra otros,sino lade atemorizar a lasclasespatro-nales con el fin de atenuar el grado deexplotación de los obreros. Grande esla ilusión de poder inducir al poderpolítico burgués a distribuir más«igualitariamente» los recursos de lariqueza nacional, figurémonos la ri-queza mundial. Es la habitual ilusiónreformista, con la cual se cree poderincidir en forma permanente sobre lasociedad actual, atenuando sus as-pectos más odiosos de desigualdad yviolenta brutalidad, y dirigiendo lasperspectivas de bienestar, que el desa-rrollo cuantitativode laeconomíacapi-talista deja entrever a cada paso avan-zado hacia su imposible realización. Adiferencia del reformismo clásico,tendencialmente pacifista, parlamen-tario y con tiempos de accióninconmensurablemente largos, el te-rrorismo «de izquierda» rompe la paz,rompecon losmedios pacíficosyelec-torales, y se dedica paralelamente asus fines con la organización de res-puestas violentas a la violencia delpatrón o del Estado, mas sin ubicarseen el terreno de la revolución socialefectiva, lo que significaría abatir elpoder político burgués e instaurar unadictadura - la de la clase proletaria -gracias a la cual proceder en los tiem-pos que necesita el abatimiento de laestructura económica capitalista, ladestrucción del modo de produccióncapitalista que se encuentra a la basede la explotación del trabajo asalaria-do,de la explotacióndel hombrepor elhombre, y, porconsiguiente, de la des-trucción de los presupuestos materia-les y sociales de toda forma de opre-sión y de violencia, capitalista oprecapitalista esta sea.

Toda dictadura de clase utiliza, endefensa de su dominio político y paracombatir la reacción de las clases ad-versas, al lado de la violencia estatalotrasformasdeterrorismo.Lacarcel, la

pena de muerte, la presión y la opre-sión económica y social, son aspectosde todas las dominaciones que hancaracterizado las sociedades clasis-tas, desde las antiguas (egipcia, grie-ga, romana, asiática) hasta las medie-vales, y hoy la sociedad burguesa. Ladictadura de clase de la burguesía, queen el desarrollo de la economía capita-lista se vuelve dictadura imperialista,no es menos efectiva bajo las faldas dela democracia parlamentaria que bajolas de la dictadura militar o fascista.Aunque la dictadura de clase del pro-letariado, instaurada con la victoria dela revolución antiburguesa yanticapitalista, adoptará una nuevaforma de Estado (que detendrá el mo-nopolio de la violencia) yutilizará for-mas de terrorismo - rojo este sí - paracontrarrestar eficazmente las tentati-vas de revanchismo burgués y de reac-ción militar por parte de las clasesadversas, y las tentativas de ataquemilitardesdeelexteriorporpartede laspotencias capitalistas todavía en pie.El proletariado consciente, los comu-nistas, no esconden el hecho que en lasociedad burguesa la fuerza, la violen-cia, la dictadurade lasclasesdominan-tes, sólo se pueden contrarrestar yvencer con otra mayor fuerza, violen-cia,dictadura.Lasfinalidadessoncom-pletamente opuestas: los fines de laburguesía se reducen a la sola conser-vación del modo de producción capi-talista del cual este sustrae su dominiopolítico,ypor lotantopolíticoymilitar,aún cuando la prosecusión de estosfines comporte la destrucción del me-dio ambiente en el cual vivimos;masacres y violencias de todo tipo,periódicasdestruccionesdeguerraquetiendenavolversecada vezmás gigan-tescas. Los fines del movimiento pro-letario de clase, luego del comunismorevolucionario, son los de derribardefinitivamente todo dominio de clasesobre la sociedad humana, toda explo-tación y opresión por parte de loshombres sobre otros hombres, todacontradicción entre riqueza social yapropiación privada de esta riqueza, ysuperar toda división de clase: luegode abrir la sociedad humana a unanueva historia, la historia de la especiehumana, armoniosamente organizaday capaz de desarrollos científicos, ar-tísticos, idealescompletamente irreali-zables dentro de una sociedad dividi-da en clases. Pero para arribar a estosfines, la callede larevolución violenta,del derrumbe violento del Estado y elpoder burgués es históricamente obli-gada: ninguna nueva sociedad ha na-

cido jamássino a través deuna profun-da revolución social.

LOS PROLETARIOSRECONOCEN UN SOLO

TIPO DE ALINEAMIENTO:LA LUCHA DE CLASE

CONTRA TODA OTRA CLASESOCIAL, EN DEFENSA DE SUS

EXCLUSIVOS INTERESESINMEDIATOS E

HISTÓRICOSDECLASE

Desde hace un par de décadas, elescenario mundial ha sido ocupadopor las iniciativas del terrorismo tipoislámico. Este terrorismo burgués in-tenta responder a la sistemática repre-sión de otros poderes burgueses, alia-dos a otros poderes burgueses consi-derados como adversarios, con el mé-todo de producir estragos en la pobla-ción inerme con el fin de provocar dostipos de consecuencias: una visible ytanto más cínica respuesta a la repre-sión, y el endurecimiento de la repre-sión misma, a través de la cual estatiende a ejercer una influencia mayorsobre las masas y de las cuales alcan-zar nuevos auges militantes a utilizaren las próximas rondas terroristas. Lallamada lucha contra las organizacio-nes terroristas por parte de los paísesárabes e islámicos «moderados» ( porlo tanto aliados a los imperialismosoccidentales) es una lucha exclusiva-mente interna de facciones burguesasantagonistas, alejadas de todo, inclu-so del más pequeño interés inmediatoproletario. Los proletarios son llama-dos hoy para escoger con quién sevan: con la coalición de capitalistasque se identifica con los interesesamericanos y occidentales contra otracoalición de burgueses y capitalistasque se identifica con los intereses desectores financieros y políticos de al-gunospaíses islámicos,comoPakistán,Irán, Afganistán, Indonesia. Pero losproletarios, desde el punto de vista desus intereses de clase, antagónico atodas las otras clases de esta sociedadsiendo al mismo tiempo internacional,tienen la tarea de cerrar filas en elpropiofrentede lucha, supropio frentede clase contra cualquier otro ordenburgués.

Derrumbado el orden soviético delaURSS,reconocidoensutiempocomoelcampoenemigo deOccidente, ¿dón-de se encuentra ahora el enemigo? ¿Esun Estado, o grupo de Estados, pobla-ciones dispersadas sobre vastos terri-torios ? ¿Es un enemigo económico,político, religioso?

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El Occidente capitalista, y por oc-cidente hablan hoy los Estados Uni-dos, tiene uncompetidor yun enemigo«histórico»,elOrientecapitalista;peroal Oriente de los Estados Unidos, es-tán las potencias europeas que, con elmoderno Japón, son las únicas quepueden preocupar a los capitalistasamericanos. Luego de la II GuerraMundial, los viejos enemigos: Alema-nia, Japón e Italia sevolvieron aliados,y de los más estrictos. Terminada lasegunda guerra mundial, un aliado deprimer orden como la URSS se trans-forma en enemigo N° 1. Después de lacaídadelaURSS,Rusiaretornagozan-do de los favores de Washington, ydonde laChina quehabíapermanecidodurante mucho tiempo al margen delbanquete mundial, ahora se estabacolando entre ellos. ¿Cuánto tiempopasará antes que del concentrado deimperialismos competidores que sig-nifica Europa Occidental emerjan laspotencias que enfrentarán a los USAcomo enemigos? ¿Una década, dos,tres? ¿Por cuánto tiempo la economíade las potencias imperialistas mayorespodrán sostener los ciclos cada vezmás cortos de crisis de superproduc-ción, sin hacerse recíprocamente laguerra por repartirse el mercado mun-dial, según intereses impuestos conlas armas?

Hoy estamos todavía en la épocaen la cual el enfrentamiento militar lohacen «todos los aliados» contra paí-ses y potencias menores, de vez encuando señalados como el mal a extir-par, como el focode brutalidady terro-rismo que hay que destruir. AyerSaddam Hussein e Irak, luegoMilosevich y Serbia, hoy bin Laden yAfganistán, y mañana será cualquierotro representante del «terrorismo in-ternacional» que, naturalmente, anteshabria sido una pieza importante delimperialismoamericano oeuropeo.Ensuma, si el oscuro director del terroris-mo internacional no existiese, habríaque haberlo inventado.

Es indiscutible que decenios deopresión y represión de las masas ára-bes y musulmanas - de palestinos akurdos, de argelinos a chechenos, deafghanistanes a pakistaníes - hemosdeducido la formación de grupos sub-versivos que se lanzan al terrorismo.Allí donde no existen recursos econó-micos abundantes, donde no existe lalenta pero inexorable intoxicación de-mocrática, pero sí en abundancia ladesesperación, miseria y muerte porhambre, la reacción a la opresión tomacasi inevitablemente loscaracteres del

fanatismo religioso, luego del terroris-mo religioso.Alasangrienta violenciadel capitalismoque destruye los viejosequilibriossociales yeconómicos sus-tituyéndolos sólo por miseria crecien-te y las masacres de masa, las masasdesheredadas que responden con laviolencia individual, con actos de te-rrorismo. Los telenoticieros y las cró-nicas periodísticas, nos han habitua-do demasiado a las acciones terroris-tas sucidas lanzadas contra hombres ysímbolos del poder constituido y de susistemática represión. Sin embargo, elterrorismo que viene de la poblacióncivil no es una característica de losgrupos que se oponen con la violenciaa la violencia de los Estados, como lodemuestran los numerosos casos enPerú,Argelia, Israel,Líbano,Rwanda,Sudáfrica, la India,etc., etc.Frecuente-mentehanpartido delEjército regular,algunas veces mimetizados en guerri-lleros, para provocar masacres terro-ristas,utilizando estasocasiones comopretextoparaoprimiryreprimir todavíamás su propia población y proletaria-do.

Actos terroristas que, de repente,tal como han sido organizados y lleva-dos a cabo, no pueden haber salidosino de organizacionesburguesas bienestructuradas, con recursos financie-ros notables, capaces de infiltrar losservicios secretos, los puestos de co-mando y control, sabiendo usar ciertotipo de fanatismo tal comoel religioso,como masa de choque y maniobra abajo costo. Y es lo que ha ocurrido enNueva York. El más puro terrorismoburgués, bien que amamantado confinalidades altamente religiosas !

MARTES,11 DE SEPTIEMBRE

Hora8:48:unBoeing767,envuelode Boston a Los Angeles, desviadohaciaNuevaYork,con81pasajeros,11miembros del equipaje, y 4 o 5 secues-tradores, golpea la Torre norte delWorld Trade Center.

Hora9:03:unBoeing767,envuelotambién de Boston a Los Angeles,desviado hacia Nueva York con 56pasajeros,9 miembrosdelequipajey4o 5 secuestradores, golpea la Torre surdel World Trade Center.

Hora9:45:unBoeing757,envuelode Washington a Los Angeles, con 58pasajeros,6 miembrosdelequipajey4o 5 secuestradores, golpea el Pentágo-no.

Hora10:00:unBoeing757,envue-lo deNewarkaSanFrancisco,38 pasa-jeros, 7 miembros del equipaje y 4 o 5

secuestradores, se precipita - antes degolpear un blanco no identificado (talvezlaCasaBlanca) -enJennerstown,en un bosque de Pensilvania, cercanoa Pitsburgh.

Todo sucede en el espacio de unahora y cuarto sin que los servicios deinteligencia americanos, conociendosituaciones similares muchas vecesantes, hubiesen logrado hacer algodurante ese lapso. Entre tanto, entrelas 10:25 y las 10:28 las dos TorresGemelas se derrumban hasta sus ci-mientos, devastando toda la zona delWorld Trade Center. Luego de días ydías de búsqueda y excavaciones, lasfuentes oficiales, que habian gritado20 milmuertos ymás, cierran la cuentaalrededorde4milvíctimas.Peroningu-no cuenta, naturalmente, la centena otal vez el millar de trabajadoresinmigrantes, clandestinos o no, quetrabajaban en las empresas de limpie-za, de transporte, garages, etc., y quequedaron encerrados en los ascenso-resysubterráneosde lasTwinTowers,verdadera ciudad-hormiguero con undesarrollo vertical capaz de acoger 20mil habitantes cada una, ulterior de-mostración dela locacarrera capitalis-ta con su despiadada separación entreciudad y campo y con la paralela con-centración paroxística de multitudesde grupos humanos aprisionados den-tro de un espacio ínfimo.

UNA GUERRAQUE DURARÁ AÑOS

La reacción del presidente Bush ysuAdministraciónsehizoesperar,perocuando se hace pública, ya en la miratienen al culpable: Osama bin Laden,multimillonario saudita, héroe de laresistencia afghana a la invasión so-viética, ya confidente y aliado de losUSAenfunciónantisoviética, líderdelfanatismoislámico, transformadoenelenemigo público N°1 ya quese sustra-jo al servilismo estadounidense, e in-culpado en una serie de atentadosanti-USA.DenadasirvequebinLaden,escondido en Afganistán, afirme noser el responsable en la creación yejecución de dichos ataques terroris-tas. El fundamentalismo islámico, ha-gan o no de bin Laden su jefe, sonseñalados como el terreno de cultivodel terrorismo anti-americano, yantioccidental;enparticularbinLaden,gracias a sus recurrentes declaracio-nes sobre la guerra santa del Islamcontra el Occidente corrupto, y en vir-tud de sus aparentemente ilimitadosrecursosfinancieros, esseñalado como

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el mandante y jefe del actual «terroris-mo internacional», contra el cual losrepresentantesdel imperialismoameri-cano -en loshechos, lamayorpotenciaeconómica y militar del mundo que haaterrorizado a todos los continentes,desde la segunda guerra mundial has-ta hoy - llaman en ayuda a todos losdemás países.

Que halla sido un atentado terro-rista nadie lo pone en duda, sin embar-go Bush alza el tiro y lo declara acto deguerra contra Estados Unidos, y Occi-dente. Este se empeña en aportar las«pruebas» de la culpabilidad de binLaden frente a los aliados y con lapresencia de todos los países árabes«moderados» a los que se les pidecerrar filas con los USApara combatiral terrorismo internacional considera-do, con justa razón, un peligroso yhuidizo competidor no sólo y no tantodesde el punto de vista económico-financiero, sino desde el punto de vis-tade la influencia yel controlde vastasmasas que pueblan países estratégica-mente importantes.Laguerracontra…el terrorismo internacional, está decla-rada. Lo que significa también que losUSA pueden pedir toda suerte de ayu-da en su guerra a cada uno de losaliados de laOTAN, incluyendo parti-cipaciónmilitar activa(artículo5delasTablas de la Ley de la OTAN).

Laamenazaamericana lanzadaporboca de Colin Powell es seria: ¡se tra-tarádeunaguerrano deundíao meses,sino de años! Donde serán golpeadosno sólo los «terroristas», sus bases yorganizaciones, sino también losEsta-dos que los protejan o les hospeden.Lo que significa, como ya ha sucedidoen todas las guerras precedentes, quepor muy «inteligentes» que sean lasbombas y misiles utilizados, estaráprevisto que habránmuertos civiles enabundancia. ¿No es esto una ulteriorconfirmación de terrorismo de granpotencia?

Entonces el gigante herido lanzasuartilleríayamenazaalmundoentero:¡cuidado si alguien se pone en contrade mí! No sólo Afganistán debe temerla ira americana, sino también algunospaíses árabes o musulmanes que poraños han organizado, subvenciona-do, protegido y defendido a los diver-sos grupos del terrorismo islámico; yentre estos no están sólo Siria, Yemen,IrakeIrán,sinotambiénLibia,Pakistán,Indonesia y Arabia Saudita. Y no espornadaquelaLibia,PakistányArabiaSaudita se hallan precipitado a decla-rar estar «de la parte de los EstadosUnidos».

Loquehacambiado, enlas relacio-nes inter-imperialistasyen las relacio-nes particulares con los países árabesy musulmanes, es el criterio deconfiabilidad frente a Washington: laamenazaesmuchomásclarahoy,quiense coloca contra los intereses america-nos en el mundo pagará un precio muycaro.

Pero, ¿a quién se dirige Washing-ton verdaderamente? ¿A Afganistán?¿O más bien, a sus preciosos y fidelesaliados occidentales, incluyendo a Is-rael? ¿Cuáles son los países que pue-den realmente poner en dificultadsistematicamente, a la potente máqui-na capitalista americana, sino los máspotentes competidores en el mercadointernacional? Los países producto-res depetróleo representan ciertamen-te un factor decisivo para la economíacapitalista no sólo americana sinomundial; pero estos países son abso-lutamente indispensables a losimperialistas europeos, que de petró-leo no tienen sino gotas con respectoa las extraordinarias cantidades queestos necesitan para hacer funcionarsu aparato productivo, mientras quepara los Estados Unidos lo es en mu-cho menor grado, tanto como para lamisma Rusia. Por ello la artillería queWashington ha alzado en las dunas deKuwait y Arabia Saudita hacen másdaño aBerlín yParisque a Riyadho AlKuwait. El gran interés que USA de-muestra por toda la cara mezoriental ypor Asia Central está ligado al controlde las fuentes de energía a las cualesvan a aprovisionarse los competido-res europeos más peligrosos, e inclusoJapón; si mañana un aliado de hoydebiera volverse un enemigo, nadamejor que cerrarle el grifo de petróleopara ponerlo de rodillas. Disparandocontra las montañas de Afganistán, ¿aquién realmente quieren hacer dañolos americanos?

Incluso en los enfrentamientos delos Estados Unidos algo ha cambiado.Hoy los U.S.A. piden ayuda, inclusomilitar, a los aliados de la OTAN. LaGranBretaña,espaldafidelísima,siem-pre en primera línea; pero al mismotiempo cuida sus propios negocios,trátesedeSomalia (luego, elMarRojo)odeBosnia,de Irak(yelgolfo pérsico)o de Afganistán (por lo tanto océanoÌndico yencrucijada delAsiaCentral).CanadáyAustralia, fidelesalfiles, par-ticipan silenciosamente y con pocasreivindicaciones a la empresa del gi-gante amigo. Pero, esta vez Alemaniadesciende al campo al lado de losU.S.A. mucho más decidida que en la

épocade laguerra enSerbia; iniciandoasí la nueva aventura militar del impe-rialismoalemán,quenoseráepisódica,sino constante e interesada. Para Ale-mania, Washington pide mucho másde loqueaparenta: exigirá informacio-nes, el aporte de sus servicios secre-tos, puesto que al parecer, la organiza-ción de los atentados de Nueva Yorkhabía sido orquestada en Hamburgo,Alemania; los americanos ya no esta-blecerán tan facilmente el hecho quede la intelligence alemana no hallasurgido ni la más mínima brizna deinformación de cuanto halla sucedido.Francia, que no falta jamás cada vezque están involucrados Africa, elMedio y Extremo Oriente, no puedesino acentuar su participación al ladode los Estados Unidos en la luchacontra el terrorismo islámico del cualrazones tiene de temer a sus atentados,pero sus fines no coinciden del todocon elde losamericanos:vuelvea Asiapara relanzar su imagen y contrastar lainfluencia que USA y Gran Bretañatienden a conquistar y reconquistarallí.

Los Estados Unidos deben nece-sariamente llamar en ayuda a sus alia-dos en esta campaña militar - ya que setrata de campaña militar, y no tanto deoperacióndepolicíainternacional,peropidiendo su ayuda lo ponen en situa-ción de negociar bajo posiciones másfavorables las condiciones de estaayuda.

¿Una guerra que durará años y nodías o meses? Pues la duración no serefiere sólo a la dificultad de ubicar yeliminar a los numerososgrupos terro-ristasque recorrenelglobo;ni siquierase refiere a una guerra asimétrica (de-finida de esta manera dado que no setrata exactamente de uno o más Esta-dos bien definidos y localizables con-tra los cuales descargar sus misiles ycañoneras) en la cual esa dificultadpuede ser más o menos en buena partesuperada con el uso combinado e inte-ligente de los servicios secretos de lospaíses aliados. La duración se refieretambién al hecho que esta nueva épo-ca de aparente alianza globalizada detodos los Estados capitalistas burgue-ses contra un enemigo que no es unEstado sino uno o más grupos terroris-tas organizados y dirigidos por fami-lias de capitalistas, lo que se pone enjuego no es la derrota del terrorismoislámico -delcual, además, losestadoscapitalistas burgueses se han servidoa manos llenas durante todos estosaños, y que todavía se servirán, enfunciónno sólo de defensade determi-

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nadas redes de intereses sino tambiénen función antiproletaria - sino la ma-duración de nuevos alineamientosimperialistas de guerra.

La nueva repartición del mercadomundial no ha acontecido aún; luegode la caída de la URSS, demasiadasvariantes emergen del desorden en elcual la situación mundial se haprecipitado. Frente a una América quesigue siendo la potencia imperialistadominante hoy, están otras potenciascuya progresión económica y militarno ha madurado aún para enfrentar alos USA y poner en discusión su su-premacía mundial. Está escrito en eldesarrollo de los contrastesinterimperialistas que los EstadosUnidos, como ya ocurrió en el pasadoa laGranBretaña, seencontraránenuncierto momento frente a una coaliciónde Estados que, como objetivo, sefijarán dearrancarle sudominio plane-tario. Las condiciones de este particu-lar contraste, de esta guerra, no estánmaduras aún, pero se están preparan-do desde hace tiempo. Y las diferentesburguesías dominantes sienten quehoy o mañana este enfrentamientoentre imperialismos se realizará.Tam-bién en relación a esta perspectiva,toda burguesíanacional tiendea refor-zar la unión patriótica entre las clases,reforzando la propaganda nacionalis-ta con cada pretexto; por ello vienenbien los ataques terroristas a las To-rres Gemelas, visto que estas muertespueden servir a la propaganda burgue-sa para reforzar los vínculos entre bur-gueses y proletarios sea en el campode la potencias imperialistas que sesienten todas igualmente golpeadas,sea en el campo adverso donde elllamado a la guerra santa, al cual todomilitante musulman «está obligado aresponder», produce el mismocompactamiento interclasista. En uncaso comoenelotro, a favorexclusiva-mente de intereses capitalistas contra-puestos.

BAJO EL PRETEXTO DELTERRORISMO SE ACELERANLAS GRANDES MANIOBRASDE CONTROL SOBRE LOS

TERRITORIOSCONSIDERADOS

ESTRATÉGICOS POR TODOSLOS IMPERIALISTAS

Los intereses de las potenciasimperialistas mayores tienden a con-verger en la medida en que sobre elmercado mundial existanlascondicio-nes para que todos ganen y pueden

continuar ganando en detrimento depotencias menores, y en la medida enque una potencia pueda compensarcon su intervención las insuficienciasde otra. Es indiscutible que los merca-dos más importantes para las mayorespotencias imperialistas estén repre-sentados sobre todo por sus propiosmercados «internos», y que si la crisisgolpea duramente uno de estos merca-dos,como hademostrado últimamenteJapón, y los Estados Unidos despuesdel 11 de Septiembre, todos sufren lasconsecuencias negativas de estos. Porello, a nivel internacional, son vitaleslas cada vez más apresuradas reunio-nes del vértice entre las grandes po-tencias, en cuanto a que estas debenmedir y concordarse constantementesobre qué hacer. Despues del 11 deSeptiembre, laadministraciónamerica-na ha puesto en el mercado una fuerteliquidez para reactivar el consumoadoptando recortes a las tasas de dine-ro y a las tazas de los ciudadanos. Laeconomía capitalista al estadio impe-rialista necesita apoyarse en la «con-fianza» de los consumidores, y en laconfianza en el «futuro» ya que estaempuja a los consumidores a empeñarlos recursos actuales y futuros con-fiando al sistema bancario dinero fres-co y dinero que ganarán seguidamentecon el resultado de empeñar con elcredito incluso a las generaciones fu-turas. Pero todo esto puede servir deverdad para controlar la economía, acolmar los déficits, a reactivar a plenamáquina la economía capitalista? Encierto sentido, todas las medidas quelos poderes centrales burgueses to-man, voluntariamente o de mala gana,a condición de frenar y contener todolo más posible la tendencia de los ca-pitalistas aextraerdel trabajo asalaria-do el máximo de plusvalor sòlo para síy a fagocitar sus rivales uno tras otro,pueden dar la idea de que estos pue-den efectivamente controlar la econo-míacapitalista.Perolarealidaddelmodode producción capitalista es otra muydiferente: la tendencia de los rivales aconcordar reglas y modos de colocar-seenelmercado,de respetar lapartedetodos, se contrasta con el hecho de latendencia opuesta donde el adversa-rio que tiene más recursos combate yvence aladversario másdébil, tendien-do a volverse monopolista sobre elmercado. La lucha de competencia esla linfa vital de la circulación de lasmercancías y del capital; no se le con-trola más que por períodos limitados ypor sectores de producción, y no sepuede eliminar, sin eliminar al mismo

tiempo el modo de producción capita-lista.

A los llamados de Bush, aun consus reservas, los aliados occidentaleshan respondido positivamente; a ellosse han agregado nuevos comensales:la Rusia de Putin, los países árabes«moderados»,desde laArabia Saudita- que es notoriamente un país quesostiene y hospeda a militantes y jefesde las diversas organizacionesislámicas consideradas por los occi-dentales como terroristas - incluyendoa Jordania, e Israel obviamente, hastael mismo Arafat que se ha tomado lamolestia de donar su sangre por losheridos víctimas de los atentados a lastorres gemelas; por último se añadePakistán, país que ha afiliado y soste-nido los talibanes afghanos, y que hoyles vuelven la espalda por pura conve-nienciadel poder (quiencorreel riesgode una guerra civil cuyo motivodesencadenante sería esta media vuel-ta, pero el motivo más profundo es lamiseria indeciblea lacualgranpartedela población ha sido arrojada).

«Somos todos americanos» es elgrito que los burgueses querrían oirlanzar de cada garganta y, aun cuandono se hallan pronunciado en favor debin Laden, constituye en su conjuntouna advertencia para todos aquellosque no se han alineado con Washing-ton. Ha sido lanzada una campaña depropaganda por un llamado a las ar-mas, por una «union sacrée» más alláde los confines nacionales, con lo cualse busca definir nuevas categoriassociales: por una parte, unidos bajo labanderade lalibrecirculacióndelcapi-tal y de la masiva liberalización delcapital privado, del cual los america-nos son los campeones, y de la parteopuesta, aquellos que están contraesta liberalización, contra ese modelode economía y de vida. La burguesiadominante siempre ha buscado soste-ner, bajo la bandera de sus intereses, atodas las clases sociales, sobre todo laclase proletaria; y esto no podría, nipuedehacerlo,declarandoabiertamen-te sus intereses privados. Esta debemaquillar toda campaña propagandis-ta y guerrerista, contra los enemigosdel momento, con palabras y concep-tos nobles, humanitarios, con idealis-mo.Durantelaprimeraguerramundial,la burguesía democrática llamará a laluchacontra labarbarieprusianapor laCivilización; en la segunda guerramundial la burguesía democrática lla-mará a luchar conta el nazifascismo,contra el totalitarismo que violaba lalibertad y la igualdad de los hombres;

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en la tercera guerra mundial la burgue-sía democrática ¿contra qué llamará aluchar? ¿contra el terrorismo y eloscurantismo religioso?

Desde los ataques a Irak, es unhecho que la propaganda occidentalutiliza de pivote la misma tecla sensi-ble: la luchacontrael terrorismo,ubica-do no sòlo como método, sino como«estrategia» de algunos Estados o al-gunasgrandes yramificadas organiza-cionesde lasque llamanocultas. Bastasólo un paso para que actitudes, pala-bras y acciones sean automáticamenteinterpretadascomo actitudes,palabrasyaccionescontra laCivilización.Pero,la civilización de la cual se habla notiene, para nosotros, la c mayúscula;no estamos ya en el período de lasgrandes revoluciones burguesas libra-dasentre finalesde1700 ylosprimeroscincuenta años de 1800, a través de lascuales efectivamente la moderna civi-lización capitalista le hacía las cuentasa lavieja sociedad cerrada económica-mente, precipitada en las tinieblas delas supersticiones religiosas. El nuevomodo de producción, el capitalista, seha impuesto en todo el mundo y con-diciona la vida económica, social ypolítica de todos los grupos humanos,incluso a aquellos que por razoneshistóricas ligadas a tareas económicasy sociales sin resolver por parte de laburguesía, sufren de residuosprecapitalistas, en particular sobre elterreno social y religioso, además deeconómico naturalmente.

Lacivilizacióndelcapitalismo,de-sarrollado hasta su último estadio his-tóricoposible,el imperialismo,no tieneya nada de progresivo y de civilizadoa aportar a las poblaciones del mundo.Si no hubiesen bastado dos guerrasmundiales y la hecatombe de muertosque las han caracterizado, decenas demillones de soldados muertos junto alas masacres civiles, prueban sin dudaalguna que la civilización que el capi-talismo ofrece al género humano es lacivilización del dinero y el cañón. Simiramoselcursode losdecenios trans-curridos, desde el fin de la segundaguerra mundial hasta hoy, y mañana,no pasa un año que no halla habidouna guerra en cualquier país del mun-do en la cual no se encuentre constan-temente en juego laapropiación priva-da de la riqueza social, ya sea estaconstituida por fuerza de trabajo deminerías, petróleo, diamante, de cur-sos de agua, de pasajes por montañas,de pastorales o de peces de mar. Lacivilización por la cual en Occidentellaman al apoyo a sus «ciudadanos»

noesmenosbárbaraquelacivilizaciónpor la cual en Oriente los islamistasllaman a sostener, desde el África nor-occidental hasta el Extremo Oriente, alas muchedumbres que habitan estasregiones.

La evolución capitalista hace quelas fuentes de energía, como petróleoy gas natural, sean de fundamentalimportancia, dado que sirven para in-numerables usos industriales. Lasbúsquedasdeyacimientospetrolíferoshan puesto al descubierto que talespreciosas fuentes energéticas se en-cuentran sobre todo en el hemisferionortedel globo terráqueo, quedesde elEcuador alcanza ysupera el trópico deCáncer,cubriendotoda lazonatempla-da. Es exactamente en esta gran por-ción de la tierra - que va desde el NortedeÁfrica,pasandoporelMedioOrien-te, hasta la Siberia y el Caspio - dondese encuentran los más grandes pro-ductores de petróleo y mucha de sugran inestabilidad. Si hoy incluso losUSA prestan una atención particular apaíses como Afganistán y Pakistán noes por motivos humanitarios, sino portorvos intereses de control imperialis-ta de una área que será estratégica-mente importante dentro de los futu-ros alineamientos de guerra mundial.

El pretexto del terrorismo no datade hoy. En los últimos diez años hanhabido muchos ataques terroristas apuestos militares norteamericanos,embajadas, buques, fuera de los Esta-dos Unidos; en 1993 en OkalahomaCityyen1996enNuevaYork,precisa-mentebajo lasTorresGemelas.Hubie-ron muertos, heridos, destrucciones;algunos atentados fueron reivindica-dos por grupos fundamentalistasislámicos, otros se revelaron ser razo-nes internas bajo el empeño de organi-zacionesdeladerechaamericana,comoen Oklahoma City. El pretexto delterrorismo pareció haber sido supera-do. Pero los atentados del 11 de Sep-tiembre señalan un retorno. Estos hanvuelto a acelerarse sobre el terreno delas iniciativas americanas respecto alos aliados occidentales. Luego de laGuerradelGolfoparaexpulsaralIrakdeKuwait, los americanos se establecie-ron con sus propias bases no sólo enKuwait sino también en la ArabiaSaudita, la tierra sagrada de los maho-metanos que no ha debido jamás serhoyada por los «corruptos» e«infideles». Después de la Guerra enlos Balkanes contra la Serbia, los ame-ricanos - ya presentes fuertemente enTurquíayGrecia-seencuentranacam-pados en Macedonia con bases pro-

pias. Después de la guerra contra elAfganistán de los talibanes, ¿dónde seubicarán los americanos? EnUzbekistán donde ya han arribado; talvez en el mismo Afganistán del cualprecisamenteenRoma,el2deOctubrepasado, un gobierno en el exilio presi-didoporelex-reyafgánZahirShah, fuebautizado en acuerdo con los gruposde oposición al régimen talibán reuni-dos en la Alianzadel Norte.Es eviden-te que un gobierno filo-americano se-ría un gran privilegio para Washinton,sobre todo en una zona destinada a serdegrandísimaimportancia,nosólo porlos recursos minerales presentes, sinopor el control de los mayores competi-dores presentes en esa parte del globo:el Japón, sobre todo, para el cual esestratégico el estrecho de Macca (quedivide Indonesia de Malasia y permitepasar del Mar de la China meridionalhasta el Océano Índico, hasta luegoalcanzar los yacimientos petrolíferosdel Golfo Pérsico); la China que, parallegar alOcéano Índico sin confrontar-se con Japón, está obligada a aliarsecon algunos países contiguos alsubcontinente indio, al oeste Pakistányaoriente Bangladesh,Birmania (hoyllamadaMyanmar);Rusiaqueno cesa-rá jamás de buscar pasadizos del AsiaCentral hacia el Océano Índico,aliándose tal vez con Irán o con laIndia,obienenfunciónantiamericana,o bien en función antichina.

LA RESPUESTA PROLETARIADEBE SER : DERROTISMO ENPAZ Y EN GUERRA, CONTRALOS INTERESES BURGUESES,

EN FUNCIÓN DE LAREORGANIZACIÓN CLASISTA

Y REVOLUCIONARIAA NIVEL INTERNACIONAL

La guerra durará años. ¿Mas cuálguerra?Laguerra inter-imperialista, laguerraquedecomercial yfinanciera seestá transformando, cada diaque pasa,en guerra militar por una nueva repar-tición de los mercados mundiales.

El derrotismo revolucionario deleniniana memoria, es la sola gran res-puesta, de clase, unificante, histórica-menteválida,queelproletariado inter-nacional debe dar a esta nueva oleadapropagandista de patriotismo burguéseimperialista.Rechazar lacomplicidadcon los designios imperialistas de lasburguesias dominantes, en Occidentecomo en Oriente, es posible sólo acondición de romper con la colabora-ción interclasista que los campeonesdel oportunismo de todos los países

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alimentan, con la finalidad de ligar lasuerte de las clases proletarias a lasexigenciasdelpredominiocapitalistaeimperialista del país en el cual se vivey se les explota hasta los huesos. Re-chazar la asimilación a la defensa «dela patria» confiando sus energías, suvida y su futuro en manos de las clasesdominantes que, con el pretexto de la«luchacontra el terrorismo internacio-nal», acentúan la feroz sumisión de lasclasesproletarias a las leyesdel capitalyde la gananciacapitalista de las gran-des potencias imperialistas; rechazarestaasimilaciónescondiciónvitalparaorganizar, de manera absolutamenteindependiente de los intereses bur-gueses y capitalistas, las fuerzas pro-letarias en defensa de sus propios in-tereses exclusivos en el campo econó-mico,por lasobrevivencia,enelcamposocial, por el renacimiento de la luchade clase y de la solidaridad entre todoslos trabajadores asalariados, los prole-tarios, y en el campo político, por laafirmación histórica de las finalidadesrevolucionarias y comunistas, las so-las que pueden ser realizadas a condi-cióndedestruir elmodo deproduccióncapitalista - fuente de todo género deopresiones - y de echar abajo parasiempre el dominio de la burguesiasobre toda la sociedad.

Losproletarios,decualquier razaopaís a los que pertenezcan, están uni-dos por una condición material funda-mental:no tienenreservas, yson toma-dos en consideración por los patronosypor las clases privilegiadas sólo en lamedida en que la explotación de sufuerza de trabajo produce gananciasencantidadessiempremayores.Si, porrazones de competencia, por razoneseconómicas empresariales, por razo-nes de relaciones internacionales de laburguesía dominante, las condicionesde explotación de la fuerza de trabajono están ya adaptadas a la superviven-cia de los estratos proletarios de tal ocual país, el remedio que conoce todaburguesia dominante, todo capitalis-ta, es lade deshacersede unaparte máso menos extensa de proletarios impli-cadosen la produccióno en ladistribu-ción: licenciamiento,miseria, hambre,muerte, es lo que espera a cada prole-tario que es expulsado del puesto detrabajo como un desecho. ¿Qué une elproletario al capitalista? Sólo la rela-ción de sumisión a las exigencias degananciadelcapitalista. ¿Quélos divi-

de? Todo: desde las condiciones devida a las condiciones de trabajo, de lasocialidad a la solidaridad de clase, yalas perspectivas de vida en el presentecomo en el futuro.

Contra toda empresa de guerra denuestras burguesías dominantes, losproletarios deben afirmar su rechazo acolaborar con toda empresa militar delas clases dominantes. Pero sólo acondición de romper con la colabora-ción de clase que se realizacuotiianamente, en cada empresa, encada actividad social, en cada expre-siónde vidadeesta sociedad mercantildonde todo se compra y todo se vende- del producto de fábrica hasta el idealpolítico, de las relacionesinterpersonales a la religión, del aireque respiramos al agua que bebemos -y a lo cual nos habituamos continua-mente, a cada paso, de la cuna a latumba, comouna lentapero inexorableintoxicación,ano tenerennuestra vidaotra perspectiva que la del dinero, delintercambio demercancías, de la luchacompetitiva entre los hombres, de laguerra, como si fuesen las cosas más«naturales» y «justas».

Laoperaciónmilitaramericanacon-tra los «terroristas islámicos», y lasintervencionesmilitaresenAfganistány probablemente en otros países con-siderados «enemigos», había sido lla-mada «Justicia Infinita». Pero los jefesreligiosos de todas las religionesmonoteistas han exhortado a los polí-ticos que sólo dios puede ejercer unajusticia infinita, mientras que a loshombres no se les ha dotado de un talpoder. Cierto que si al cristianismo,hebraismo,islamismo, selesdinamitanlas bases de la misma supersticiónreligiosa (sólo un ente sobrenatural,un dios, puede disponer de la vida enel más allá), ¿cómo hacen sus sacerdo-tespara difundir entre lasmultitudes laidea que el reino «de los justos» no esde este mundo, y que no podrá seralcanzado felizmente sino después dela muerte?, ¿y sólo a condición desoportar, en este mundo material, re-signados y pacíficos, las formas socia-les y los poderes constituidos tal cualson, con todas sus desigualdades einjusticias, puesto que sólo gracias aesta «prueba» dios abrirá las puertasde la eterna felicidad a los pecadoresuna vez enmendados sus pecados?

Así, laoperación militarcambió detítulo y los especialistas de la propa-

ganda imperialista encontraron otro;ahora se llama «libertad inmutable»,otrabellaimágendelainfinitahipocrecíaburguesa; ¿cuál libertad, para quién,desde cuándo y por cuánto tiempo? Laúnica verdadera e inmutable libertadque los capitalistas quieren es la depoderexplotar cadaposibilidad prácti-ca, lo más veloz posible, para hacerdinero, para ganar, para enriquecerse,la que requiere conservar el modo deproducción actual junto a las formassociales adecuadas para la más inten-sa y extensa explotación del trabajoasalariado, de la fuerza de trabajo pro-letariaquedevezencuandoes llamadapara llorar, junto a los burgueses, losmuertes que sólo las masacres burgue-sas provocan.

La libertad por la cual los proleta-rios combatirán no será la libertad decomercio, la libertad deapropiarsepri-vadamente de las riquezas sociales, lalibertad de explotar el trabajo humanocon fines pecuniarios, la libertad delmás fuerte de aplastar al más débil, lalibertaddehaceryexportar laguerra, silos intereses de la patria requieren dela intervención de la fuerza militar.

La libertad por la cualelproletaria-docombatirá será la libertadde romperlas cadenas de la esclavitud burguesaque lo mantienen atado al modo deproducción capitalista, obligándolo avivirymorir exclusivamente porel ca-pital, por el enriquecimiento privadode los capitalistas; la libertad de orga-nizarse independientemente de todapolítica y práctica que ligue su suertey su futuro a las exigencias del capitaly de la sociedad burguesa a su imágeny semejanza; la libertad de luchar con-tra todas las otras clases sociales queviven parasitariamente sobre la explo-tación de su capacidad laboral. La li-bertad de soñar con la revolución, yuna sociedad a talla humana, hecha nodelhomusmercantilis sinodehombrespertenecientes a una especie que hasuperado toda división social de clasey que ha arrojado al museo de cera lasformas de la dominacióncapitalista: eldinero, la mercancia, la publicidad, elmercado, el capitalista, el trabajadorasalariado, el policía, el soldado, elcura.

IlComunistaN°77(Ott. 2001) /LeProlétaireN°459(Oct.-Nov.2001)

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¡Irak es el mundo!La guerra que los anglo-america-

nos han desencadenado contra el Irakdelex-aliado SadamHussein, se inser-ta en una situación histórica en la quelos imperialismos actualesmásagresi-vos delmundo toman la iniciativa paracontrarrestar, no solamente los facto-res de crisis económica que atenazan atodo el sistema capitalista internacio-nal, sino también para contrarrestar lacompetencia con los otros centrosimperialistas - Berlín, Paris, Moscù,Pekín-quieneshan manifestado en losúltimos años una creciente hostilidadcon respecto a la hegemonía estado-unidense sobre el mercado mundial.

Con los acontecimientos del 11 deSeptiembre de 2001 - el ataque a lasTwin Towers de Nueva York -, había-mos escrito que los Estados Unidoshabían sido catapultados al límite dedos épocas. Los tiempos de la compe-tencia sobre el mercado mundial serestringen, y la necesidad de una nue-va repartición entre los más potentesimperialismosmundiales se tornacadavezmás apremiante.Laépocade inter-minables negociaciones bajo los aus-picios de las Naciones Unidas (quehan caído en la impotencia desde hacemucho tiempo, demostración más re-ciente hecha durante las guerras de losBalkanes) se acababa: las rivalidadesentre los centros capitalistas aproxi-man la hora de los enfrentamientos -aun cuando todavía no han llegado alterrenomilitar.Elataque terroristaa lasTwin Towers aportará el pretexto a laAdministración Bush para adoptaroficialmente la doctrina de guerra pre-ventiva contra el «terrorismo interna-cional». El más potente imperialismodel planeta, el que posee las fuerzasmilitares y los medios de destrucciónmasivos que jamás un Estado capita-lista halla poseído, declara la guerra a... Afganistán, uno de los países másatrasados del mundo, por el solo he-cho de «proteger» y «esconder» laorganización terrorista de Osama binLaden (Al-Quaeda) acusada de ser laautoramaterial eintelectualdelosaten-tados del 11 de Septiembre.

Pero lo que se ha iniciado en reali-dad, con laguerra contra el Afganistán

de los talibanes, es un nuevo ciclo deguerra de competencia entre los másimponentes centros imperialistas delmundo.

A más de diez años de distancia,después del derrumbe de la URSS y desu sistema de Estados satélites, queparecía ofrecer a la economía estado-unidense super-productiva una salidaa sus mercancías y capitales, el capita-lismo norteamericano debe enfrentarun déficit de grandes proporciones. Almismo tiempo, uno de sus mayorescompetidores ha logrado restar algu-nos beneficios de este derrumbe, sus-trayendo aldólar almenos partedeunazona siempre codiciada: Europa delEste. Alemania, primera beneficiaríadel derrumbe de la URSS, ha podidoampliar sus fronteras realizando enoctubre de 1990 la anexión de la RDAy volver a las fronteras con Polonia,bocadillo regularmente devorado unavez por los rusos y otras veces por losalemanes (y quien busca siempre unvano apoyo exterior, ayer en Francia yhoy con los Estados Unidos). Con lasguerras balkánicas de 1991-95, la des-integración de Yugoeslavia y la cons-titución de nuevos Estados indepen-dientes, Alemania se ha convertido denuevoenel imperialismodominantedela región.

LaRusia post-soviéticaha perdidoinevitablemente su influencia no sólode Europa del Este y los Balkanes(donde mantiene todavía lazos conSerbia), pero sobre todo sobre susantiguos territorios bálticos, las repú-blicas caucásicas, asiáticas, Ucrania.Esto no significa que no va a tratar dereconquistar esta influencia; al contra-rio, estos esfuerzos no pueden ir sinoen aumento y provocar contrastes tan-to frentea Alemania,que seha conver-tido en un partner económicamenteimportante de estos países, como fren-te aEstados Unidos, socio económica-mente importante también, pero quebusca sobre todo establecer cabezasde playamilitarescomo ha sido el casode Uzbekistán en la guerra de 2001contra Afganistán. En fin, China que,entre 1997 y 1999 ha vuelto a tomarposesión de Hong Kong y Macao

cuyoPIBmantieneuncrecimientoanualde 8%; todo lo cual lo transforma ensocio comercialdebastante respeto, almismo tiempo que peligrosa potenciaregional. Desde el punto de vista polí-tico, China hasta ahora ha evitado lasuerte de la URSS, lo que no quieredecir que no pueda suceder; tal vez apartirdeunacrisiseconómicaquearro-jará a la callea una parte importante detrabajadoreschinos,facilitandolaagre-sión económica de los centrosimperialistas más intereresados en elmercado chino: Japón y los EstadosUnidos.

LA SUERTE DE LOSIMPERIALISMOS EUROPEOS

SE JUEGA EN MEDIOORIENTE

Es de nuevo Medio Oriente que seinflama, y no sólo a causa del petróleoque es, no obstante, de una importan-cia permanentepara laeconomía capi-talista y para los diversos imperialis-mos. En Medio Oriente se juega, pues,la suerte de las potencias imperialistaseuropeas. El terremoto mediorientalestá destinado a acompasar los ciclosde crisis económica y política capita-listas. Como siempre, ningún imperia-lismo puede permanecer indiferente alo que pasa en esta región: todos,incluso aquellos que parecen indife-rentes a los acontecimientos, como esel caso de Japón (segundo socio eco-nómico de Arabia Saudita después delos estadounidenses), hoy se encuen-tran implicados. Cuando el reparto delas zonas de influencia entre los impe-rialismossevuelvecadavezmásdifícily tenso, todas las potencias capitalis-tas están inevitablemente obligadas ahacer todos los esfuerzos para evitarser dominadapor losotros competido-res.

Sostenemosdesdehace tiempo quelas contradicciones interimperialistasse dirigen cada vez más hacia unaagravación de las tensiones entre losEstados Unidos (secundado por GranBretaña) y el «resto del mundo». Esuna cuestión de hegemonía sobre elmercado mundial, una cuestión decontrol de los flujos de capitales y una

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cuestión de control de zonas conside-radas como estratégicas (tanto desdeel pundo de vista económico comomilitar). «A escala mundial, la fuerzade expansión y agresión más violen-ta, poco importa si se traduce en ar-mas, dólares o conservas en lata, esesto lo que alimenta las entrañas delgigantesco aparato productivo de losEstadosUnidos»escribíamosen1950,a la época de la guerra de Coréa (1).

Desde finales de la última guerramundial, los Estados Unidos constitu-yen lapotencia imperialistamásimpor-tante, el baluarte más sólido y mejorarmado del capitalismo internacional,elgendarmemásagresivo delaconser-vación burguesa, la fuerza reacciona-riamáspotentequeelmovimiento pro-letario y la revolución deberán afron-tar.Si todo loquedebilitaal imperialis-mo lidership es visto a favor por losmarxistas, esto no puede ni debe deninguna manera significar un apoyocualquiera a las fuerzas burguesas quese oponen y se opondrán a los EstadosUnidos. Desde hace 50 años las crisiseconómicas capitalistas que se hansucedido y que en algunos momentosha sido de gran amplitud, no han podi-do dar el choque suficiente para en-gendrar lo que para nosotros es elfactor decisivo: la reanudación de lalucha de clase internacional - no sola-mente por razones políticas, que a suvez no están solamente ligadas a laacción colaboracionista de las organi-zaciones politicas y sindicalesreformistas.

Lamaduraciondelascontradiccio-nes,productodeunacompetenciacadavez más aguda, ha podido ser amorti-guadaporlapolítica implementadaporlos grandes Estados burgueses en elcurso de estos últimos decenios.«(...)El nuevo método que tiende aplanificar la economía capitalista -dice uno de nuestros textos de partido- constituye, con respecto al liberalis-mo clásico ilimitado hoy en día supe-rado, una forma de auto-limitacióndel capitalismo destinado a nivelarla extorsión de plusvalía alrededorde una promedial. Se adoptan medi-das reformistas propugnadas desdehace décadas por los socialistas dederecha, con lo cual se reducen lasformas extremas y agudas de explota-ción patronal, mientras se van desa-rrollando las formas de asistenciasocial material. Todo ello tiende aretardar los choques entre las clasesy el estallido de las contradiccionesdel modo de producción capitalista,cosa que sería imposible conseguir si

no se lograse conciliar, en una ciertamedida, la abierta represión contralas vanguardias revolucionarias jun-to a ciertas concesiones a las necesi-dades económicas más imperiosas delas grandesmasas. Estosdos aspectosdel drama histórico que vivimos secondicionan uno al otro (...)» (2).

Estaauto-limitacióndelaextorsiónde plusvalía era válida para los paísesdesarrollados; en las colonias, semi-colonias, en los países menos desarro-lladospero ricosen materiasprimas, latasadeexplotación de la manodeobra,la tasa de extorsión de plusvalía eranmuy elevadas y las concesiones a lasnecesidades económicas de las masasmuydébiles. La explotación bestial delas masas laboriosas de estos paísespermitía inclusoa loscapitalistasacor-dar algunas migajas bajo forma de«garantías» o reservas inimaginablesen el pasado a los proletarios de lospaíses ricos: la burguesía podía distri-buirles una pequeña fracción de lasgananciasqueextraíade laexplotaciónde los proletarios y masas campesinasde los países sub-desarrollados.

Pero esta forma de planificar elandamiento de la economía no podíadurar eternamente; más aumentan lasdificultades económicas y más costo-sas yfinalmente insoportables se vuel-ven las medidas de auto-limitación dela plusvalía.

La agresividad siempre más cre-ciente del capitalismo sobre el merca-domundial serefleja tambiéndentro decada país.La violenciaeconómica estádestinada a ejercerse cada vez másabiertamente y sin freno alguno: lasolas de despidos se suceden una trasotra, las cadencias y, en consecuencia,los accidentes laborales no cesan deaumentar, la precaridad no cesa deganar terreno; en una palabra, la incer-tidumbredelmañanasegeneralizacadavez más en la clase obrera - compren-didos todos aquellos que se creíandefinitivamente «protegidos» por sustatut de funcionarios.

Yconlacompetencia cadavez másencarnizada, se acrecientan las proba-bilidades de guerras en las zonas «es-tratégicas» del capitalismo.

* * *

La guerra contra Irak ha tenidocomo pretexto el«desarme»de Irak, esdecir las destrucción de sus armas de«destrucción masiva». La pantomimade las inspecciones de la ONU no hanservido sino para darle a Estados Uni-dosyGranBretañael tiempo necesario

para preparar la guerra, para enrolar elmáximoposibledeEstadosensu«coa-lición»(como durante la guerra contraSerbia) y prepararse para una largaocupación militar de Irak.

Pero Irak, el cual guarda bajo susuelo las segundas reservas petrole-ras más importantes del mundo (pu-diendo probablemente ser más cuan-tiosas todavía), al igual queAfganistán, representa una bisagrageopolítica, en contacto con Turquía,delgolfo Pérsicoydelcercano Orienteislámico. Desde este punto de vistaBagdad y Kandahar se asemejan, aunconsiderando que el grado de desarro-llo capitalista de ambos no es compa-rable.

La guerra contra Irak, que ha dura-do la mitad de la de los Taliban, es unaverdadera guerra de rapiña, de saqueoimperialista.La mismaconstituyeparalos Estados Unidos el paso inicial paraun nuevo reparto del mundo; y, enrealidad, mucho menos debido a unrégimen irakí que después de 12 añosde embargo no se tenía ya en pie, quea sus competidores imperialistas que,aligualqueeste, intentabanmetermanosobre los preciosos yacimientos depetróleo.

Luego de la precedente guerra delGolfo, los Estados Unidos habían ex-pulsado al ejército irakí de Koweit - ydejado voluntariamente al régimen lasarmas y los soldados suficientes paraaplastar las revueltas de los chiitas alsur y kurdos al norte, ¡que hoy preten-den liberar y vengar de este aplasta-miento! Paralelamente, los EstadosUnidos han comenzado a incursionarenArabiaSaudita,KoweityQuatar, unvasto territorio desde el cual controlarno sólo a estos países, sino también algolfo Pérsico (e Irán, otra potenciaregionalproductora depetróleo libera-da del control estadounidense) dicien-do que temporalmente; pero allí estántodavía, lo que muestra el valor de lasafirmaciones actuales según las cua-les estos permanecerán por poco tiem-po en Irak...

GUERRA PREVENTIVACONTRALOSIMPERIALISMOS

COMPETIDORES

La «guerra preventiva» que haservido de bandera a las recientes in-tervenciones del militarismo, no estádirigida contra el terrorismo interna-cionaldeBinLaden,Hezbollah,Hamaso SadamHussein; la mismava dirigidacontra las potencias imperialistas ca-paces de obstaculizar la hegemonía de

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losEstadosUnidosenelmercadomun-dial. El enfrentamiento diplomáticoentre los anglo-americanos y el ejefranco-alemán sobre el desencadena-miento de una guerra o no contra Irak,antesdehaberencontradoalgunaprue-ba sobre la existencia de armas dedestrucción masiva, muestra que elchoque de intereses entre estos colo-sos ha alcanzado un nivel que nuncaanteshubiésemos podido imaginar. NiBerlín, niParis soninocentes palomas,interesadas solamente en la paz perpe-tua. Son más bien auténticos bandidosimperialistas como se ha demostradoen el caso de Francia con la ocupaciónmilitar de Costa de Marfil o sus envíosde soldados en Centroáfrica; en cuan-to a Alemania, desde 1994, su parla-mento ha adoptado una ley autorizan-do el envío de sus tropas al extranjero,comprendiendo aquellos países fueradel cuadro de la OTAN, lo que no hatardado en realizar. Los dos compin-ches organizan además una reunióncon la perspectiva de poner en pie unafuerza militar europea independientede los Estados Unidos.

Los planes americanos de inva-sión de Irak y su ocupación militarestaban listos desde hace años. Habíasolamente que esperar el momentooportuno. Los momentos de las gue-rras no son «decididos» por los go-biernos, sino determinados por la ma-duración de las oposiciones entre po-tencias imperialistas, sean regionalesomundiales.Lapersistenciade la rece-sión estadounidense, a pesar de laparcial y reciente recuperación, la au-sencia de reanudación económica enJapón y Europa, el estallido de la bur-buja especulativa que perjudicó a labolsa americana y en consecuencia atodas las bolsasdel mundo, las dificul-tades comerciales; todo esto empuja-ba a las autoridades estadounidensesa dirigirse hacia su industria de arma-mentos, sector económicomuyimpor-tante, y en consecuencia hacia el mili-tarismo y así aportar oxígeno a la eco-nomía. La doctrina de la «guerra pre-ventiva» oculta de hecho la moviliza-ción de recursos del país hacia unmilitarismo más pronunciado (3), loque no puede dejar de desembocar enunapolíticaexterior agresiva.Losaten-tadosdel 11 deSeptiempreno hicieronmás que amplificar el fenómeno dán-doleargumentos inapelables.Losacen-tos fundamentalistas que marcan to-dos los discursos de Bush (la lucha delos Estados Unidos del Bien contra elMal) seamoldandemaravillaa laagre-sividad militar del Pentágono y sirven

para justificar las decenasdemillardosdedólaresdecréditosmilitaresasigna-dosalcélebrecomplejomilitaro-indus-trial.

En lo que respecta a Berlín y París,su oposición «deprincipio»a la guerraestá determinada por el hecho de queestas se sentían bastante fuertes tantopara no ceder a la desiderata de Was-hington, como para no sacrificar mássin protestar sus intereses a los de losestadounidenses. Su «pacifismo» defachada está destinado a disiparserapidamente luego de la caídadel régi-men de Sadam para dejar la plaza a laacción diplomáticaa fin de tratar de nodejar escapar los negocios de la re-construcción o de hacer una cruz so-bre sus intereses petroleros y financie-ros. Mas Washington quiere reservar-se el pastel, con una porción para re-compensar a los fieles británicos, y talvez un bocado a los españoles, hasta,¿quiénsabe?,unamigajaalos italianosrepresentados por el voluble pero pro-americano Berlusconi. La victoria delos anglo-americanos hace caducoslos acuerdos para la explotación deyacimientos petroleros que fueron pa-sados con el régimen precedente: ru-sos, franceses, alemanes serán exclui-dos enconsecuencia. Endefinitiva, lastensiones imperialistas no serán ate-nuadas sino agravadas.

LA DICTADURA DE SADDAMHA CAÍDO, LA DICTADURA

DEL CAPITAL CONTINÚA

En Irak, los Estados Unidos dicta-ron las reglas de constitución de unnuevo régimen, menos en razón de suvictoriamilitar quede laocupación delpaís. La poblacion que esperaba lacaída deSaddamHusseindeberá cons-tatar la primacía de los intereses de lapotencia ocupante. Todas las contra-dicciones de una sociedad sometida ala opresión interna de la dictadura y ala opresión externa de un embargo quehasembrado hambre, miseriaymuertedurante12 años no han desaparecido;hoy se agregan la ocupación militar ylos estragos de la guerra. Después dela caída del régimen y la disgregaciónde su aparato, en una situación dondeningún movimiento político digno deese nombre tenga la posibilidad deconstituirse, no queda sino el aparatoreligioso para apoderarse de la direc-ciónycontrolde lapoblación.Másalláde la desaparición del Raïs y de losaltos dignatarios (muertos bajo lasbombas, en fuga o escondidos en al-gún subterraneo), ya fracciones liga-

das a su régimen o gruposfundamentalistas han aparecido paraorientar el descontento de las masaspobres de la población en una oposi-ción a los estadounidenses e inclusogrupos de guerrillas hoy se encuen-tran muy activos causando bajas con-siderables en las tropas de ocupación.El futuro de Irak bajo la ocupaciónanglo-estadounidense promete todosalvo ser apacible. Aun cuando la caí-da de la dictadura pueda hacer esperarmaravillas de la democracia, las pers-pectivas para la población son todosalvo color de rosas,

Enrealidad lapróximademocraciaimperialista que los anglo-estadouni-denses instauren en Irak tendrá porfinalidad la de enregimentar a los pro-letarios irakíes dentro de un ordensocial adaptado a una explotación máseficaz en beneficio de los capitalesextranjeros que serán invertidos, asícomo la de la burguesía irakí a quienserá confiada la tarea de control socialypolicial.Esmuyposiblequelospróxi-mos gobiernos democráticos no lle-guen como Saddam Husein a atacar yasesinar con gases tóxicos más de5000 kurdos en una sola ciudad paraaplastar sus aspiraciones independen-tistas, o a masacrar millares de oposi-tores en las prisiones. Sin embargo,está fuera de dudas que las condicio-nes de vida de los proletarios y masasirakíes no se mejorará con el arribo dela democracia: su cara autoritaria yrepresiva aparecerá muy pronto.

Los proletarios de las grandesmetrópolis capitalistas que han sidoimplicados por sus burguesías en lasguerras o en los negocios ligados amasacres militares (reconstrucción,«ayudas humanitarias») deben rom-per con la sumisión al orden burgués yla complicidad que la clase dominanteforjaenpermanencia, enparticular porintermedio de los partidos y organiza-ciones colaboracionistas. Deben rom-per con la pretendida comunidad deintereses por la defensa de la libertad,esta libertad no es otra cosa que lalibertad para los capitalistas de explo-tar la fuerza de trabajo asalariada, lalibertad de apropiarse de la riquezasocial, la libertad de arrojar a la calle ya la miseria a los trabajadores con elsolo fin de defender sus privilegiossociales ligados a la propiedad priva-da.

La liberación de la dictadura deSaddam Hussein que saludan todoslos propagandistas burgueses y losperiodistas del mundo entero, no des-embocará en realidad sino en una dic-

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tadura mucho más sólida, perniciosa,opresiva, la dictadura del capital, desu modo de producción y de su socie-dad. Saddam Hussein es hijo de laburguesía dominante, su poder dicta-torial no era sino la expresión de ladictaduradeesta clase.La eliminaciónde Saddam - que ningún proletariolamentará - no representa el debilita-mientodelcapitalismo,sino solamentela desaparición de uno de sus instru-mentos particularmente odiosos. Queestesea remplazado porunChalabi, un

Khomeiny irakí o todo un parlamento,ello no cambiará en nada el hecho queallí continuará reinandola leydel capi-tal, delaganancia,con tantamásfuerzabajo la égida del super-capitalismoestadounidense - y que los proletariosirakíes deberán combatirlo.

Irak es el mundo hemos intituladoeste artículo, parafraseando el de unescrito de 1950 consagrado a la guerrade Coréa. Si remplazamos Coréa porIrak, vemos que sus conclusiones sontodavía válidas:

«Coréa es el mundo entero; loscoreanos son los proletarios del mun-do entero, víctimas predestinadas deltercer conflicto mundial. El capitalis-mo que los divide en campos opues-tos, los unifica involuntariamente, porla lógica misma de su desarrollo, enun destino común. Para la críticamarxista, el imperialismo es la tra-ducción bajo forma espectacular yviolenta de la crisis permanente deuna sociedad en putrefacción: sumarcha terrible, gigantesca e impla-cable no puede esconder la realidadque periodistas, ideológos, pontífi-ces religiosos o laicos de la sociedadtienen todos igual interés en camuflardetrás de la cortina de humo de dia-rios y cañones: al mismo tiempo queempuja a su más alto grado de tensiónlasmanifestacionesdeviolencia,arro-gancia, opresión del modo de pro-ducción burgués, el imperialismoempuja y empujará cada vez más alextremo suscontradicciones internas,las razones objetivas de su disgrega-ción, las potencialidades subversi-vas de las fuerzas subjetivas nacidasen su seno quienes serán llamadas adestruirlo. Si la guerra encuentra supunto de partida en la derrota de laclase obrera, si las vías de ejecucióndel imperialismo está signada por eldeclive de la revolución internacio-nal, es en su dinámica misma queresiden los factores de la reanuda-ción revolucionaria del proletaria-do.

El imperialismo podrá o no utili-zar la bomba atómica como instru-mento técnico de guerra; pero lo queel imperialismo no podrá evitar derecibir en plena jeta, aun con todo loinmenso que parece hoy su omnipo-tencia, es la bomba atómica de larevolución internacional e interna-cionalista de la clase obrera» (4).

( Junio de 2003 )

(1) cf «Corea é il mondo» en«Prometeo» (para entonces la revistateórica del Partido), noviembre 1950,n°1.

(2)cf«Fuerza,violencia,dictaduraen la lucha de clase», Textos (en espa-ñol)delP.C. Internacionaln°2,Febrerode1972,p.27.

(3) Una explicación en detalles deeste fenómeno se podrá leer en «Laguerra imperialista en el ciclo burguésy en el análisis marxista» (II) páginas50-62 en esta misma revista.

(4) cf «Corea ...», op. cit.

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Internacionalymundial

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¡Internacional y mundiales el capitalismo;

Internacional y mundialserá la lucha proletariaanticapitalista de clase!

Proletarios,El capitalismo es, en su esencia, un

modo de producción internacional;que, en su incesante desarrollo, pene-tra en todos los rincones aún los maslejanos y apartados del planeta. El ca-pitalismo nacenacional pero,debido asu congénita tendencia globalizante,se ha desarrollado y se desarrolla sólointernacionalmente.Su períodode «li-bre competencia» - primer estadio dedesarrollo en el cual el capital indus-trial conquista el mundo sirviendo detrampolín parael desarrollodelcapitalfinanciero - ha sido superado por elestadio de desarrollo imperialista; allí,el capital financiero es quien dominasobre toda otra forma de capital, seaagrario, industrialocomercial, públicoo privado. Y es el estadio imperialistaquien revela en toda su magnitud que,históricamente, de revolucionaria ensus albores, se ha transformado encontrarrevolucionaria desde hace mu-cho tiempo. Ytal transformaciónno sedebe inscribir dentro de su tendenciaglobalizante - que al contrario, sí eshistóricamente revolucionaria - sinoensulimitaciónhistórica:elcapitalismono está en capacidad de resolver, deuna vez por todas, sus contradiccio-nes que se agudizan cada vez más; loque quiere decir que no está en capa-cidad de superarsea símismo.Supera-da una crisis, el capitalismo regeneralos factores de crisis que son cada vezmás extensas y agudas. Hoy, en suestadio imperialista, los intereses delos grandes Estados y grupos mono-

polistas no tienen ya como escenarioy no sólo su propio mercado nacional,sinodirectamenteelmercado mundial.

Una decena de mil grandes trusts,originarios de los países capitalistasmás avanzados (más numerosos enEuropa Occidental que en los U.S.A.)y que dictan las directivas a sus pro-pios Estados nacionales, tienen en susmanos el destino de todo el génerohumano. Los grandes monopolios, losgrandes holdings financieros, repre-sentados por los grandes Estadosimperialistas -EstadosUnidos, Japón,Gran Bretaña, Alemania, Francia, Ita-lia, Canadá, Rusia - han elevado la«libre competencia» entre empresasenelmercado mundial encompetenciaentre gigantescas oligarquías finan-cieras internacionales,agudizando, al-zando el nivel de contrastes entre susrespectivos intereses globales. No tar-dará mucho en que al grupo de los 8 seagregue la China que, si bien se en-cuentra en una perspectiva económicaa corto plazo y que puede representarun gran mercado «nacional» a invadircon todo tipo de mercancías naciona-les o extranjeras, dando así respiro auna economía capitalista en constantesobreproducción, en una perspectivano muy lejana representará otro poloimperialistaqueseimplantacomocom-petidordeprimeraimportancia,aumen-tando de esta manera los elementos decrisis, de contraste y enfrentamiento aescala mundial.

Lo que ha cambiado desde los pri-meros decenios del siglo XX no es el

tipo de economía; se trata todavía decapitalismo, sólo que desarrolladohasta su enésima potencia. Los intere-ses generales y objetivos del capitalis-mo - en cuanto modo de producción ysociedad a su imagen y utilidad - sonsiemprefundamentalmentelosmismos:acumulación de capital, producción yreproducción de capital contra cual-quier obstáculo, sea económico, so-cial, ambiental, cultural o militar. La«globalización» no es un nuevo y des-conocido estadio de desarrollo delcapitalismo, sino que corresponde alproceso de desarrollo imperialista delcapitalismo, que aún no ha sido inte-rrumpido y batido por la revoluciónproletaria intarnacional.

¡ EL CAPITALISMO NO ESREFORMABLE!

Proletarios,Lo que ha cambiado, desde la se-

gunda carnicería mundial, es el esce-nario de los conflictos inter-imperialistas,enelcual lavictoriamili-tar de los norteamericanos ha coloca-do a su Estado y a los monopolios queeste representa en posición de osten-sible ventaja respecto a los otros gran-des Estados de la tierra. Durante 45largos años, el mundo fue repartido endos grandes zonas de influencias, enun condominio - ruso-americano -que, si no ha impedido que algunasgrandes y tenaces luchasanticoloniales tuviesen un cierto su-ceso en las respectivas naciones, ha

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impedido sin embargo, la única verda-dera posibilidad de luchaefectiva con-tra el poder del capitalismo sobre lasociedad: la lucha revolucionaria y declase del proletariado de cada país,unido por encima de los confines na-cionales que cada burguesía erige endefensa de sus propios intereses es-pecíficos. Y hoy, a una década de lacaída de dicho condominio, con unaRusiadebilitadaeconómicamenteperocada vez más integrada al mercadomundial y una China que avanza apasos de gigante hacia la misma inte-gración, el escenario aparece como silos intereses generales de los paísesmás industrializados - verdaderospatronos del mundo - fuesen en ver-dad los de buscar continuamente unequilibrio entre losmismos, equilibrioque debería beneficiar a todos los paí-ses del mundo, ¡comenzando por losmás pobres y miserables! ¡No puedehaber mentira más impúdica!

En Goteborg,Silvio Berlusconi, elnuevo primer ministro de Italia, segui-do inmediatamenteporelnuevo minis-tro del exterior italiano Ruggero envísperas del próximo G8, «aseguran»que las preocupaciones de los cientosy cientos de grupos que rechazan lapotencia y prepotencia des grandestrusts mundiales y sus Estados son lasmismas que tienen ellos. ¡Nadie lescree! ¿Pues entonces qué resultadopudiera acaso obtenerse del diálogoentre los intereses de las oligarquíasfinancieras internacionales y los inte-reses de sobrevivencia y desarrollo de150 países reducidos al hambre preci-samente a causa del dominio mundialde los Estados capitalistas más avan-zados y de las pocas decenas de milesde multinacionales defendidas tenaz-mente por estos mismos Estados?

Como en el pasado, también hoylos grupos que contestan la suprema-cía de las multinacionales (pero quecasi siempre se olvidan de los Estadosque interpretan los intereses capitalis-tas en términos diplomáticos, econó-micos, militares) reivindican el dere-cho a la libre determinación de lospueblos, aun desarrollo económico nocondicionado por los intereses de losgrandes grupos multinacionales, a undesarrollo «sostenido» en un mercado«ecuánime».Desgraciadamente, la ilu-sión de poder reformar el capitalismodesde adentro, limando sus contradic-ciones más espinosas a través de mo-vimientos de opinión, la movilizaciónde las conciencias en un cuadro paci-fista e interclasista, es dura de superar.

Los proletarios más viejos - para-

lizados por decenios de oportunismointerclasista - desafortunadamente nohan podido transmitir a los jóvenes dehoyla tradición clasistadel movimien-to obrero que colocaba siempre enprimera instancia la defensa de losintereses del proletariado, defensa através de una lucha que no soñaba nisiquiera de pedir la caridad al rico pa-trón ni mucho menos pretendía de sen-tarse de igual a igual en la «mesa de lospoderosos». La tradición clasista te-níaclaro elhecho deque elenemigo declaseprincipal - laburguesíadominan-te - hubiese intentado todas las vías,usado todos los medios, desde la re-presión abierta y brutal al diálogo, dela trampa de la participación a la aper-tura democrática, desde la provoca-ción a través de infiltrados hasta ladesviación reformista y colaboracio-nista, para lograr el resultado funda-mental para ella; a saber, el controlpolítico y social del proletariado.

¿Por qué es vital para cada burgue-sía someter el proletariado a sus inte-reses - casi siempre mistificados yocultados detrás del patriotismo, de lasolidaridad de los ricos hacia los po-bres, de la democrática confrontacióny de la convivencia pacífica? Para po-derextorsionar trabajo asalariado can-tidades cada vez más gigantescas deplustrabajo, esto es, de plusvalor, estoes,la ganancia que cada capitalista seembolsillagraciasalaexplotacióncadavez más intensa y extensa del trabajoasalariado, verdadera esclavitud mo-derna.

Y esta explotación, con el desarro-llodelimperialismoyla«globalización»del capital, ha aumentadoexponencialmente a tal extremo queunos cuantos Estados capitalistasavanzados someten a una gran mayo-ría de países atrasados, y en conse-cuenciapobres, reduciendoalhambre,la desesperación, volviéndolos com-pletamente dependientes del mercadomundial, es decir de las pocas decenasde milesde multinacionalesque domi-nanprecisamente elmercado mundial.

El mercado es para el capital -luego, dinero - como el agua para lospeces; sin los mercados los capitalesno circulan, no se reproducen, no po-drían vivir. Pero en el mercado vencensólo los capitalesmás grandes, los másfuertes, los más competitivos y defen-didos por los respectivos Estadosnacionales construidos expresamenteno sólo con aparatos políticos y eco-nómicos complejos sino sobre todocon fuerzas armadas cada vez más a laaltura tecnológicamente con respecto

a la competencia mundial.Creer que el mercado puede vol-

verse «ecuánime» y «solidario» gra-cias a la buena voluntad de los grandesde la tierra, es como creer que el pezgrande renunciaría a comerse al pezmáschico.Lasleyesdelcapitalismo nolas ha inventado el capitalista; el capi-talista no es más que un producto delcapitalismo. Los diferentes modos deproducción que la sociedad humanaha desarrollado desde la era primitivahasta hoy provienen de más o menoslentas y complejas transformacionessociales yno de decisiones de jefes, dealgún genio o grupos particulares depersonas.

Entonces, es por razones materia-les e históricas, que el modo de pro-ducción capitalista - y por lo tanto elmercado;el valor, la ganancia, el dine-ro, laexplotacióndeltrabajoasalariado- no pueden someterse a objetivossociales que no sean sino aquellos, ysólo aquellos, que alimenten y desa-rrollenalcapitalismomismo,contodaslas consecuencias que el desarrollocapitalistahacomportado ycomporta:desigualdad entre los hombres, entrenaciones y Estados, guerras, miseriacreciente,hambreydesesperaciónparauna grandísima parte de la poblaciónmundial, destrucción y toxicidad am-biental a muy elevada potencia.

Y es por razones bien materiales ehistóricamente determinadas que elcapitalismo podrá ser superado paradar espacio a una sociedad efectiva-mente solidariayarmoniosa - la socie-dad de especie, el comunismo - sola-mente a través de la lucha de claseinternacional del proletariado de to-dos los países, y principalmente de lospaíses capitalistas actuales más avan-zados que dominan al mundo. La posi-bilidad decambiar elmundo noestá enla democracia burguesa, o en las insti-tuciones caritativas y religiosas, mu-cho menos en la «buena voluntad»,ella no puede recidir sino en la vigoro-sa y decidida lucha anticapitalista quehistóricamente sólo el proletariadomoderno, el «pueblo del trabajo asala-riado», puede desarrollar a través desu organización independiente de cla-se, su partido político.

LA VIA PARA VENCER LASINFAMIAS DEL CAPITALISMOESTÁ EN LA REANUDACIÓNDELA LUCHA PROLETARIA

INDEPENDIENTE Y DE CLASE

Proletarios,Lucharcontra elpoder desmesura-

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do de las multinacionales y sobre todocontra elde los8-9 Estadosmás poten-tes del mundo en defensa de los milesde pueblos oprimidos, en defensa delambienteydela vidabajo cadacielo esunprimerpasode lacríticaalstatuquo,de la resistencia a la presion y a laopresión del capitalismo sobre los se-res humanos. Pero los pasos sucesi-vos si son dirigidos en la senda de lasilusiones democráticas y reformistas,están destinados a fracasar; un grandesperdicio de energías avocadas aplegarse antes y después al statu quo,una vez que el empuje de fuertes emo-ciones y de sentimientos de solidari-dad hallan perdido su arrancada. Y escuando entonces asistiremos por laenésimavezalreflujodelosmovimien-tos «anti-globalización» como otrorasufrieron los movimientossesentiochistas de «la imaginación alpoder», o los movimientosantinucleares durante los años seten-ta; la democracia burguesa, con susmiles de cuentos de los cuales losmovimientos de aquel entonces y losde hoy se encuentran finalmente pri-sioneros, logra asimilar todo.

La vía más difícil, pero más eficaz,de la resistencia anticapitalista y de lalucha contra todo tipo de opresión -demultinacionales o empresas del país,de Estados imperialistas fuera de susfronteras o de su Estado nacional sir-viendo de estropajo, de la burguesíadel país que nos coloniza o la del pro-pio país más o menos al servicio dealgún poderoso de este mundo - es lavíade la luchadeclase;esto es, la luchaque el proletariado organizado crea endefensa exclusiva de sus intereses declase, en primer lugar inmediatos yluego sobre niveles más generales ypolíticos. ¡Son las condiciones mate-riales del trabajador asalariado queexisten en cualquier parte del planetalo que reune objetivamente a todos losproletarios del mundo!

Es por ello que, desde sus oríge-nes, el grito de guerra del comunismorevolucionario ha sido: ¡PROLETA-RIOSDETODOSLOSPAÍSES,UNÍOS!

Mas ¿dónde se encuentra el prole-tariado hoy? ¿dónde y cómo se orga-niza en defensa de sus intereses inme-diatos y de clase?

Hoyel poderburgués, su suprema-cía, su dominio se encuentra delantede un infinito archipiélago de movi-mientosque impugnanjustamenteestasupremacía, este dominio y piden -unos cristianamente, otros con deter-minacióndemocrática, losmás temera-rios con actitudes barricadistas - el

derecho de manifestar precisamenteesta impugnación. Pero, la substanciade las reivindicaciones «anti-globalización», en su gran mayoríacompatibles con el capitalismo aun-que no esté de acuerdo con la arrogan-cia de los grandes de la tierra, no quitaun solo gramo del peso del Gran Capi-tal sobre la sociedad. Hoy el poderburgués no se encuentra delante de unproletariado organizado, un proleta-riado unidoen la luchacontrael capitala cada nivel - partiendo de la defensadel puesto de trabajo hasta arribar alnivel más general y político de lasgrandes cuestiones sociales - , no seencuentra frente a un proletariadoguiado por su partido revolucionario.El proletariado ha desaparecido de laescena, no representa un punto dereferencia y de fuerza de la oposiciónal capital yal poder burgués; parecieradisuelto en la nada, tanto como paradar campo a las teorías más imbécilessobre la esperada transformación de lasociedad devidida en clases en socie-dad «sin clases» no obstante la conti-nuacióndeladominacióndelcapital, elmercado, laganancia capitalista,el tra-bajo asalariado.

La ausencia del proletariado, encuanto clase organizada en forma in-dependiente, de la escena de los con-trastes sociales determina la objetiva«invasión de campo» por parte de lapequeña burguesía que, numerosa enlos países capitalistas avanzados, ocu-pa el rol provisorio de «protagonista»,empuñando la bandera de la oposiciónsocial ypolítica contra las exageracio-nes del capitalismo y los capitalistas,estén directamente ligados o no algobierno, contra los símbolos másreconocibles, como es el caso de lasmultinacionales.

Todavía hoy, el proletariado seencuentra obligado a vivir en la som-bra, no poseyendo la «visibilidad»quegozan frecuentemente los actualesmovimientos«anti-globalización», nologrando plantear sus propias reivin-dicaciones en defensa de mejores con-diciones de vida y de trabajo sobre elterreno de la más elemental luchaanticapitalista; pareciera condenadopara siempre, expedido a un ángulo dela historia. Desgraciadamente esto esuna tremenda realidad.Lagravedad delosdañosque elcolaboracionismo sin-dicalypolíticode lossindicatostricolory de los partidos falsamente socialis-tas o comunistas han infligido a laindependencia de clase, a la organiza-ción proletaria clasista incluso sólo anivel de defensa inmediata, cosa que

se puede medir cuando en tiempos derecesión económica o de crisis la clasedominante burguesa pasa a la políticadirectamente antiproletaria, volvien-do aenglutir una tras otra las concesio-nes que las luchas proletarias habíanconquistados en años precedentes,sin ninguna seria y vigorosa resisten-cia obrera. Y esto es lo que está suce-diendo en todos los países capitalistasmásavanzados.Cuanto másseagudizala competencia internacional, más laburguesía de cada país en particulartiende a exprimir a su proletariado - ya triturar al proletariado de los paísesmás pobres - con la finalidad de man-tener y defender su propia «cuota demercado», o sea su propio provecho.Sin embargo, de este proceso de com-presión social no sólo la resiente elproletariado en términos de desem-pleo,miseria,hambre; loresiententam-bién más o menos largas franjas de lapequeña burguesía que, en tiempos deexpansión económica, había aprove-chado a manos llenas de la tasa deexplotaciónque lagranburguesía ejer-ce sobreel trabajo asalariado, enrique-ciéndose ella de paso y elevándose enprestigio social.

Ahora, con la crisis y la recesióneconómicas que avanzan -en Japón esya una brutal realidad - muchos estra-tos de la pequeña burguesía temen (oen parte ya han terminado) de caer enlas condiciones de vida del proletaria-do, esto es de los sin-reservas, en lascondiciones de quien no puede yapagarelarriendo, de tenerquevivir díapor día, de tener que venderlo todo e ira trabajar bajo las órdenes de un pa-trón. Estas son las condiciones mate-riales que empujan a la pequeña bur-guesíaa rechazarel empeoramiento desus específicas condiciones de vida.Mientras que en sus amplios estratosha aparecido la ilusión de poder mejordefender sus privilegios sociales apo-yando aquellos gobiernos más pro-pensos a mitigar los golpes de hachaque reciben constantemente sus posi-ciones sociales, en otros ha comenza-do a tomar auge la idea de solidaridad,de caridad, de legalidad, de democra-cia directa. Y así es como nacen milesymilesde grupos,asociaciones, círcu-los, centros sociales que se dedicanprecisamente a la defensa de los dere-chos humanos, a la defensa del am-biente, a ayudar a los inmigrados, y alos desesperados de la droga o delalcohol, en los países opulentos o enÁfrica, América Latina, o en Asia.

Para una gran parte de los movi-mientos actuales, la «anti-

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globalizacion» representa el comúndenominador que los reune en torno aun hipotético «frente» contra las másodiosas «incivilidades» de los pode-rosos de la tierra, contra la arroganciade las multinacionales y contra la de-mocracia «tronchada» del poder bur-gués, contra la usurpación de los re-cursos naturalesyambientalesdel pla-neta por parte de empresarios que lohan tomado por asalto y contra lasconstantes fechorías de los políticosen el poder. Un «frente» que no cues-tiona - y no puede cuestionarlo, dadosu origen y composición - las basesmismas de esta «incivilidad», las ba-ses productivas de esta sociedad bur-guesa, su modo de producción queempuja al capital a su enésima poten-cia, su producción y reproducción, suacumulación y valorización, que em-puja las empresas que se hacen com-petencia a coaligarse, fundirse y con-centrar sus capitales en dosis cada vezmás macizas, hasta transformarse pre-cisamente en trusts, las famosísimasmultinacionales, en un proceso que serepite en forma continua.

Existe sólo un movimiento que hapuesto y pondrá en discusión las ba-ses mismas del horror capitalista: elmovimiento proletariode clase, elmo-vimiento delcomunismo revoluciona-rio representado históricamente porMarx, Engels, Lenin y de ninguna ma-nera porStalin,MaoTse-Tung,CastrooelChéGuevara,muchomenospor losToni Negri o los movimientos de hoy.

DE LOS MOVIMIENTOSDELA «ANTI-GLOBALIZACIÓN»SE PUEDEN, SIN EMBARGO,

SACAR ALGUNAS LECCIONES

Proletarios,No obstante sus límites, los movi-

mientos «anti-globalización», que sonmovimientos reales, pero práctica eideológicamente, casi todos, prisione-ros de la democracia burguesa yde susaparatos - ya séan gubernamentales ono gubernamentales - ponen en evi-dencia algunos aspectos del podercapitalista que deben mover a la re-flexiónyllevar a los proletariosa reco-nocerensímismosyensufuerzasocialdesconocida hasta hoy la clave de lalucha contra el capitalismo.Primero que nada, se hace evidente

para todos que los grandes de la tierra,séan 8, 9, o 10, jamás han pedido, nipiden y no preguntarán jamás a ningu-no si tienen ellos o no el derecho detomar decisiones que involucran a to-dos los países del mundo: la razón del

«derecho»estácimentada en la fuerza,y más concentrada y armada está estafuerza, más este «derecho»se impone,plazca o no a los demócratas más con-vencidos. Entonces, primera lección:es la fuerza organizada, en asociacio-nes, partidos, aparatos estatales, loque determina el curso de la historia, yes con la fuerza que se imponen losderechos.

En segundo lugar aparece claropara todos que los intereses específi-cos de los más grandes y potentesgrupos multinacionalese imperialistasdel mundo, son los intereses que pri-man sobre todos los otros. Los Esta-dos burgueses son cada vez y siempremás el «comité de negocios de loscapitalistas» el cual defiende sus inte-reses; los Estados Imperialistas máspotentes y dominantes del mercadomundial dictan con la fuerza de supotenciaeconómica, financieraymili-tar las condiciones de participación almercado mundial de todos los otrospaíses, aumentando por esta razón lapresión y opresión capitalista sobretoda la población del mundo,proletarizando poco a poco y cada vezmás amplias masas de campesinos ex-pulsados de sus tierras y labranzas,aumentando al mismo tiempo el gradode explotación de un proletariado quese evidencia cada vez más como masaasalariada mundial.

En tercer lugar, resulta claro hastapara el más distraído que los grandesde la tierra, más se desarrolla la econo-mía capitalista, más se desarrollan loselementos de crisis y contraste entrelos mismos grandes imperialismos, ymás tienen estos necesidad de reunir-se cada vez con más frecuencia y atodo nivel institucional no sólo parapilotar el andamiento de la economíamundial y la de cada país, sino sobretodo para tratar de encontrar de vez encuando aquellos acuerdos a través delos cuales defender mejor sus especí-ficos intereses nacionales dentro deun mercado mundial que en realidad -como siempre lo ha sostenido el mar-xismo - no es nada fácil de gobernar.Así, en el mercado mundial, la congé-nita anarquía del mercado capitalistadesde sus orígenes no hace sino agi-gantar -paralelamente al loco desarro-llo de la producción capitalista - susbrutales consecuencias. Pero las re-uniones de los grandes de la tierratienen necesidad de «serenidad», de«tranquilidad», de «seguridad» ya queen estos encuentros se deciden cosasincluso muy importantes para el desti-no de tal o cual holding, de esta o

aquella economía nacional, de esta oaquella alianza. Los capitalistas de-sean ser dejados en paz en su granlabor de defensa de sus gigantescosbeneficios,ylograndomilitarizarlaciu-dad en la cualdecidan reunirse - comoen Génova - si los movimientos socia-les que los impugnan osan «desobe-decer»; y usando policías bien arma-dos - como en Gotebörg - prontosincluso adisparar aaltura dehombre siestos se estiman «sobrepasados» porlos manifestantes. Lo que demuestrauna vez más que la fuerza, y la fuerzaarmada, decide quien tiene «derecho»a reunirse y decidir sobre los destinosdel mundo (los grandes de la tierra) yquiénes no (los grupos deimpugnadores).

En cuarto lugar, la renovación deljueguito del diálogo y de la militariza-ción de la ciudad, revela por enésimavez que la burguesía dominante no selimita a usar el solo método del el paloy la zanahoria, sino que tiende cons-tantemente a difundir la idea según lacual toda discusión de su poder eintereses es «aceptable» en la medidaen que la misma se restrinja a los con-fines ya definidos de antemano, e «in-aceptable» si la protesta social superaaquellosconfines.Luego, la toleranciademocrática tiende a restringirse, ytodo movimiento que no acepta lasreglas que impone en el momento elpoder burgués es considerado preci-samente como «irregular», sospecho-so de ideología y acción violenta,criminalisado. Lademocracia burgue-sa revela así su otra cara, la más verda-dera: las reglas democráticas escritasno tienen valor sino cuando son inter-pretadas por los representantes delpoder burgués.Aquel que la interprete«líbremente» o «a la letra» corre elriesgo de encontrarse fuera de los con-fines de las reglas democráticas im-puestas por el poder burgués, y porello en condiciones de ser perseguido,golpeado si la necesidad lo amerita,arrestado o abaleado por las fuerzasdel orden - del orden burgués se en-tiende.

En quinto lugar, la protesta socialcontra las consecuencias más brutalesdel dominio capitalista sobre la socie-dad demuestra una vez más que elcapitalismo - como modo de produc-ción, poder político y sociedad - noposee ensu interior laposibilidad con-cretade transformarseen otromodo deproducción, en otro poder político,luego enotra sociedad.Tal imposibili-dad no reside en la arrogancia de lasmultinacionales, en la incivilidad de

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ávidos y sedientos empresarios, o enla falta de conciencia de hombres demala voluntad, en las ideas de superio-ridad racial o religiosa de los pueblos,sino que residen en las bases económi-cas del propio capitalismo. Capital ytrabajo asalariado son las dos fuerzasbasilares de la sociedad burguesa; elcapital domina la sociedad, y por endela clase burguesa, la que detenta lapropiedad privada del capital, es laclase dominante; el trabajo asalariadoes la fuente principal de la riquezasocial, la que aporta a los capitalistas,dado su dominio sobre la sociedad, elmanantial de sus beneficios expresa-dosenplusvalor, del tiempo de trabajono pagado a los trabajadores asalaria-dos y que se transforma en plusvalor,extorsionado a los trabajadores asala-riados directamente de su actividadproductiva cotidiana, día tras día. Elcapital no puede sino reproducir lascondicionesde sucrecida, desu repro-ducción. Con el crecimiento de su de-sarrollo, en la misma proporción el ca-pitalismo aumenta en proporción lasconsecuencias desastrosas por todosconocidas.Riquezadeunlado,pobresa,miseria y muerte del otro. Y no existefuerzaenelmundo,capazdedesviar sutrágico curso. No lo ha logrado el libe-ralismo,nisiquierael reformismo,mu-cho menos el falso comunismo sovié-tico, ni menos aún el todavía más falsocomunismo chino.

El capitalismo, aun con todas suscrisis cada vez más agudas que perió-dicamente se desatan a dimensiónplanetaria, y a pesar de susenfrentamientos de guerra cada vezmás extensos y destructivos, no sedetendrá jamás por sí solo y no existemovimiento democrático alguno,legalitario, pacifista que tenga la posi-bilidad (admitiendo y no concediendoque lo desee) de interrumpir su desa-rrollo. De vez en cuando pueden serencontrados paliativos o «soluciones»llamadas«intermedias»,aquellodeque«peor es nada», pero la verdadera rea-lidad se lee más en el hecho que eldesarrollodelcapitalismo,mientrasdeun lado agiganta la acumulación deriquezas en pocas manos y en pocospaíses al otro lado expande enorme-mente sobre 3/4 de la población mun-dial lamiseria,elhambre, lamuerte.Lastenazas entre países capitalistasindustrializados y avanzados y paísescapitalistas atrasados, con el pasar delas décadas, se amplía cada vez más,tendencia que se perfila en el horizon-te. El capitalismo no es reformable,sino que, como sostenía Marx, es aba-

tido y sustituido por otro modo deproducción y por otra sociedad; unmodo de producción no ya de mercan-cías mas de bienes de uso, no unasociedad mercantil mas una sociedadde especie que tenga en su centro noel mercado sino los hombres y susrelaciones sociales.

En sexto lugar, los proletarios de-ben extraer una exquisita lección polí-tica de todo cuanto está aconteciendobajo sus ojos.

Existe en la sociedad burguesa dehoy, como en la de ayer, una fuerzasocial capaz de oponerse con éxito a ladominación y ultrapotencia de la bur-guesía: esta fuerza reside enel proleta-riado, o sea en la única clase de estasociedad que no tiene nada qué ganarde la persistencia del modo de produc-ción capitalista, de la propiedad priva-da sobre los medios de producción yde la apropiación privada de toda laproducción social, o del desarrollo delcapital financiero.Peroelproletariado,que históricamente es la clase contra-puesta a las clases burguesas ypreburguesas, puede concretamentedevenir clase quea partir del momentoen que esta actúa en la sociedad a lasola condición de separar sus desti-nos, objetivos, reivindicaciones detodas las otras clases de la sociedad;en una palabra, de reconocerse comoclase distinta y contrapuesta, organi-zándose de manera independiente delas demás clases u otro aparato o ins-tituciónexistentes, poniendo por enci-ma de sus propios intereses inmedia-tos la defensa intransigente de losintereses exclusivamente proletarios.

La lucha que el proletariado debenecesariamente entablar para simple-mente sobrevivir no puede jamás sereficaz si la misma se limita a la esferaindividual, siendo condicionadas porlasexigenciaseconómicasdelaempre-sa en la cual son explotados o por lasexigenciasde pazsocialque laburgue-sía pone como condición para poderdedicarse mejor al incremento de susbeneficios. La lucha proletaria tiene laposibilidad de obtener resultados y deextenderse dentro de las filas proleta-riasacondición deunir concretamentea los proletarios en la defensa de susintereses inmediatos comunes y desa-rrollándose conmedios ymétodos cla-sistas, esto es que no dependan de ladefensa de los intereses patronales ode los intereses … del país.

Ylasolidaridadentreproletariosse vuelve un punto de fuerza que seagregaa la lucha anticapitalistaen lamedidaenquelamismaesunasolida-

ridad de lucha, que contribuye conactos concretos a una mejor defensade la lucha misma.

¡LOSPROLETARIOSDEBENALZAR LA CABEZA, OSAR,

LUCHARAL MENOSPOR LOSINTERESESDECLASE

QUELOFRATERNIZANENTODOELMUNDO!

Proletarios,Plantearse losproblemasdelSIDA

en África, del hambre en los paísespobres, de la alta mortalidad en losniños de los países del Sur, de losmillones de prófugos de las miles deguerras que apuntan en el mundo, delos desastres ambientales cada vezmás numerosos provocados por losasaltos salvajes a los recursos del pla-neta y por la siempre más aguda com-petencia capitalista en lacompetitividad del mercado, tiemposen los cuales el desarrollo tecnológicoda laposibilidad deinformación desdecada ángulo del globo, es un hechológico y sólo la misma insensibilidadpor la suertede loshombres en la tierramantiene alejados de estos problemasa largos estratos de la población de lospaíses opulentos. Pero incluso la in-formaciónquese difundea travésde latv, la radio, los cotidianos, y hoy através de Internet, está en manos de laclase dominante que la dirige, la con-fecciona, la distribuye, la controla, laoculta, la elimina, según sus interesesde propaganda. Y, vista la sustancialineficacia - desde el punto de vista dela solución de estos problemas - de losmovimientos que se ocupan con más omenosdevociónde losproblemasarri-ba mencionados, no hay ninguna dudasobre el hecho que la clase burguesadominante tiene todo interés en queuno se preocupe del hambre en elmundo en lugar de la concreta luchaobrera en defensa de las condicionesde vida y de trabajo en las galerascapitalistas. Es sólo esta concreta lu-cha obrera la que puede efectivamenteser portadora de un movimiento socialconcretamente anticapitalista yantiburgués.

Lo que interesa a la clase burguesaes mantener alejados a los proletariosdel terreno de la efectiva y abiertalucha entre las clases, único terrenosobre el cual se puede desarrollar elmovimiento social de la concreta yeficaz oposición a la presión yultrapoder del capitalismo. Entonces,dado que las contradicciones del capi-talismo desarrollan sinembargo movi-

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mientos de protesta en cierta maneraantagonistas al statu quo, las clasesburguesas prefieren de lejos enfren-tarse a movimientos como el de los«anti-globalización» que piden másdemocracia, más equidad social, másatención a los pobres y menos asaltosalvaje de las multinacionales que encada rincón de la tierra buscan extraerel máximo de beneficio posible en elmenor tiempo posible, mucho mejorque el tener que hacer a otro tipo deprotesta, a otro tipo de antagonismo,precisamente el proletariado clasista.¿Por qué? Porque los movimientos deopinión, democráticos,aunrealizandoacciones violentas, son antes y des-pués recuperables, tal como lo handemostrado ampliamente los movi-mientos de protesta del año 68, y losmovimientosde la lucha armadade losaños 70, en primer lugar las BrigadasRojas. Mientras que el movimientoindependiente de clase del proletaria-do, como lo han demostrado las luchasrevolucionarias a partir de junio de1848 en todas las principales capitalesdeEuropaydelaComunadeParisparaañadir a la revolución bolchevique deOctubre 1917, es imposiblede recupe-rar; para vencerlo la burguesía demo-crática ha debido no sólo utilizar lasarmas de la propaganda, de la corrup-cióneconómica, la traiciónde los jefesdel proletariado, sino que ha debidopasar por las armas a millones de pro-letarios, verdadera hecatombe olvida-da siempre por medias y profesores.Se dirá: ¡pero esta ha sucedido hace

tanto tiempo, hoy las cosas han cam-biado,haymás democracia,máscultu-ra, más medios a nuestra disposición,tenemos Internet!

¡Nada más ilusorio! ¡Las multina-cionales, a la par de cada capitalista,extraen sus gigantescas gananciassiempredelamismafuente:delaexplo-tación del trabajo asalariado, o sea delaextorsióndelplusvalordeltiempo detrabajo que no es pagado al trabajadorasalariado! ¡Los beneficios capitalis-tas, la riquezacapitalista,provienendeestaverdaderamina!Yes hastaque lasclases burguesas logren mantener eldominio no sólo económico, sino po-lítico, ideológico ymilitar sobreelpro-letariado del mundo entero, que estamina aparecerá como «inagotable».

He aquí el punto. La riqueza acu-mulada por las clases dominantes bur-guesas en doscientos años de capita-lismo es tan vasta que, en el estadioimperialistadeldesarollocapitalista, lacifra de activos de uno solo de losgrandes holdings fianancieros multi-

nacionales es superior al producto in-terno bruto de un gran número depaíses de la llamada periferia del capi-talismo. Es gracias a la posesión deesta gigantesca riqueza que las clasesburguesas tienen en su puño los Esta-dos y el mundo. Pero si la riquezacapitalista depende tan fuertemente,entoncesquieredecirqueelproletaria-do que representa el trabajo asalariadoen todo el mundo tiene objetivamenteenmanolaposibilidaddeinterrumpirelflujo de beneficios hacia los bolsillosde los capitalistas; de maneraprovisoria como por ejemplo con lashuelgas, a través de las cuales se pue-dan obtener resultados parciales si seactua enformabastantedura -clasista,pues - pero que todavía no revierte lasituación en favor de la clase asalaria-da; o en modo mucho más profundo ydecisivo como en elcaso de la lucha declase llevada al nivel de la lucha revo-lucionaria por la conquista del poderpolítico, derribando prácticamente elpoder dictatorial de la burguesía einstaurando en su lugar el poder dicta-torial del proletariado.

Es éste el espectro para toda laclase burguesa del mundo: encontrar-sedefrente, comoen1871enPariso enMoscú o en Petrogrado, el proletaria-do revolucionario que ha aceptado elencuentro,decidido a ir hastael fondo,guiado por su partido de clase.

La burguesía dominante habitua-da desde hace doscientos años dedictadura capitalista sobre la socie-dad, sabe que el método más eficazpara obtener el más amplio consensoen las masas populares es el democrá-tico. Lo ha experimentado tantas ve-ces, pero sabe también que las contra-dicciones que surjen constantementede lamisma sociedad ponenypondránen movimiento diferentes estratos so-ciales y no sólo la clase proletaria. Elfrenesí y la voracidad en que el capita-lismo desarrollado pone a sus repre-sentantes es tal que, en determinadassituaciones, aún sin la presencia de unverdadero peligro revolucionario porparte del proletariado - como lo fue enlos años de la primera postguerra en lacual se impone el fascismo paraItalia yel nazismo para Alemania - , el controlsocial con el método democrático nogarantizaban tiempos y modos de en-riquecimiento capitalista y por ello elmétodo autilizardebíaser elmásdirec-to de la dictadura abierta y militar -como en AméricaLatina, enÁfrica, enel Cercano yExtremo Oriente, o comoenel tiempodeloscoronelesenGrecia,Franco enEspaña,SalazarenPortugal.

En todos los casos, el objetivo socialsiguesiendo fundamentalmenteelmis-mo: control social y sumisión del pro-letariado a todo beneficio de la granfábrica de beneficios que representa elcapitalismo.

Democracia, pues, a dosis masi-vas, y sobre todo en términos de ideo-logía y propaganda; aunque no estéexcluida la represión, ladictaduramili-tar, el método fascista, según la situa-ción que se cree en la correlación defuerzas entre las clases principales dela sociedad, entre burguesía y proleta-riado. Por otra parte, que las democra-cias surgidas de la segunda post-gue-rra (llamada anti-fascista) se han pro-gresivamente «fascistizados» estádemostrado por toda una serie de he-chos: la concentración cada vez másmarcada del capital, la cada vez másevidente impotencia de las institucio-nes democráticas frente a la potenciaeconómica de los grandes grupos in-dustriales y bancarios, y de las gran-des multinacionales, la progresiva mi-litarizacióndel territorio, elproceso deintegración de los grandes sindicatosdentro del Estado, el colaboracionis-mo interclasista a todos los niveles yen todos los terrenos. Y más se proce-de hacia tiempos de dura competenciaen el mercado mundial, más loscaractelres de la democracia blindadadescubren la realidad de la dictadurade la clase burguesa dominante.

Por su condición de sin reserva yde productor de la riqueza social, porsu condición de clase históricamenteantagonista a la clase burguesa sobreel plano de intereses no sólo inmedia-tos sino también generales, por supresencia en todos los países del mun-do, por su tradición clasista y revolu-cionaria, el proletariado es la únicaclase social que posee lo que ningunaotra clase posee: el programa revolu-cionario, los fines históricos que supe-ran toda sociedad dividida en clases, yenparticular laúltimadeellas, la socie-dad burguesa, la doctrina marxista delsocialismo científico queno se limita a«explicar» cómo funciona verdadera-mente el capitalismo, sino sobre todoque explica hacia dónde conduce eldesarrollo del capitalismo, y por qué.Este programa revolucionario, estadoctrina del socialismo científico, y latradición clasista del movimiento co-munista, sirven de base al partido declase del proletariado, partido sin elcual el proletariado no tendrá ningunaposibilidad histórica de vencer en laguerra de clase contra la burguesía.

Pero el partido de clase no encon-

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trará jamás al proletariado si este últi-mo no sale de su torpor pluridecenalque lo anquilosa, si no se desembarazade las incrustaciones democráticas ycolaboracionistas que lo mantienensecuestrado del poder burgués desdehace decenios, si no retorna a la acciónde clase que toma su suerte en mano yse reorganiza sobre el terreno de lalucha de clase, sobre el terreno deantagonismos declarados de claseentre proletarios y burgueses, sobre elterreno de la independencia política ypráctica fuera de los aparatosinterclasistas empeñados exclusiva-menteen ladefensa de la conservaciónsocial, y por ende de la burguesía do-minante.

Proletarios,Hayqueencontrarelcorajedeosar:

decir no a las exigencias patronales,decirno aprivilegiar lasexigencias delmercado, decir no al chantaje sobre elpuesto de trabajo y el salario, decir noa la tratativas que no pongan en primerlugar la defensa del salario y la reduc-cióndel tiempo de trabajo,decir no a ladiferenciación entre trabajadoresinmigrantesytrabajadoresautóctonos,decir no a cada prepotencia de losjefes, jefecillos, patrones ypatroncillos, decir no al colaboracio-nismo con el patrón y las institucionesburguesas.

Proletarios,¡Vuestro porvenir se encuentra en

vuestras manos. Hay que encontrar elvalor de alzar la cabeza y de retomar lavía de la lucha clasista desembarazán-dose de las ilusiones reformistas,gradualistas, colaboracionistas, paci-fistas que durante todos estos añosles han impedido de mirar en cara larealidad: ningún poderoso, ningúnindustrial, ningún gobierno burgués,ningún parlamento democrático, niinstitución burguesa nacional osupranacional han realizado algo dedeterminante en favor de las condicio-nes de vida en la cual viven!

Todo mejoramiento incluso míni-mo, toda atenuación en el empeora-miento de las condiciones de vida y detrabajo, son el resultado de sus luchas.

Es la lucha de los proletarios en lasdécadas precedentes que ha obtenidotoda la seriedemejorasanivel salarial,normativo, providencial, sanitarios,pensionario que hoy la clase burguesaestá empeñada en volver a englutirpedazo a pedazo. Y es a través de laasociación económica clasista, comolaCGTenlasdosprimerasdécadasdel1900, que los proletarios han desarro-llado la propiadefensaorganizadaysusolidaridad de clase, lo que en vez ladegeneración colaboracionista y re-formista ha destruido entregando a laburguesíauna claseproletaria comple-tamente inerme y desmoralizada.

Antes incluso que el puesto detrabajo, el salario debe volver a con-vertirse en la primera reivindicaciónpor lacual luchar. La reducción drásti-ca de la jornada de trabajo y el consi-guiente rechazo de las horas extras,deben convertirse en las otras reivin-dicaciones de base de la lucha inme-diata de todos los proletarios. La luchacontra ladiscriminación salarialynor-mativa entre obreros autóctonos yobreros extracomunitarios, debe ca-racterizar la solidaridad proletaria. Lalucha contra toda prepotencia, en lafábrica y en la vida cotidiana, debevolver a ser el eslabón político queconjugue la lucha inmediata con lalucha general del proletariado contralos capitalistas y sus aparatos de po-der.

Si el proletariado no comienza aluchar nuevamente sobre este terreno,no habrá ninguna posibilidad de lu-char seriamente por objetivos más im-portantes, de nivel menos inmediato ymáspolítico.Lucharporejemplo, con-tra el desmesurado poder de las multi-nacionales, contra la explotación bes-tial a la cual se confrontan los proleta-rios de los países más atrasados, con-tra los desastres ambientales, contra laproducción extremadamente nocivatransferida invariablemente a los paí-ses más pobres, podra convertirse enalgo concreto yeficaz, incluso para losproletarios deestos países, bajo la solacondición que los proletarios de lospaíses capitalistas avanzados hallanalcanzado elniveldeorganizacióncla-sista y de tensión de lucha capaz de

obligara losvérticesde lasmultinacio-nales a conceder a los proletarios delos países de la periferia capitalista lasmismas condiciones salariales y detrabajo concedidas a los proletariosdela «casa madre». Este es el contenidode la lucha de clase y de la solidaridadde clase entre proletarios de todos lospaíses del mundo. Pero, para obtenertal resultado, es necesario que los pro-letarios de los países imperialistas, ri-cos, opulentos, derrochadores, no sedejen plegar a las exclusivas exigen-cias del «buen encaminamiento de laeconomía empresarial», de la«competitividad de nuestrasmercancias», de la «defensa de losintereses nacionales en el mercadomundial», ya que estas exigencias sonprecisamente la vía a través la cualpasan los intereses del capital, los in-tereses de los grandes holdings finan-cieros y de los grandes grupos multi-nacionales.

Estar concretamente y desde elpunto de vista proletario contra la«globalización», entendidacomo agu-dización de la explotación capitalistaen todos los países, mayor en los paí-ses capitalistas atrasados, significaestar por la reorganización clasista delproletariado sobre el terreno de la de-fensa de las condiciones de vida y detrabajo en «casa propia» antes quenada, luego actuar en el sentido deorganizar la lucha proletaria primerocontra la «propia» burguesía, contrasus «propios» patrones, contra sus«propios» gobernantes. Y ya esteobjetivo, dada la vorágine abierta porel colaboracionismo en la tradición delucha del proletariado es a considerarcomo una grande y difícil meta. ¡Loscomunistas revolucionarios, lejos detoda ilusión democrática ypequeñoburguesa, trabajan en estadirección!

Partido ComunistaInternacional

IlComunista N°76 (Luglio 2001) /LeProlétaire N°458 (Juil.-Août-Sept.2001)

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Chile, a treinta años de distancia

Hace treinta años, en septiembrede 1973, el sangriento golpede Estadopropinado por el general Pinochet de-rribabaal gobiernode laUnidad Popu-lar de Allende y desencadenaba unaferoz represióncontra losproletarios ymilitantes obreros: la pretendida «víachilena al socialismo», pontificadapor los reformistas de todos los países,se revelaba ser, como lo escribíamosen aquel entonces, la vía única de lacontra-revolución, la vía que lleva a lamasacrede laclaseobrera.Hoy,enquela persistente crisis económica enAmérica Latina (la CEPAL, comisióneconómica de la ONU para AméricaLatina, habla de «6 años perdidos»para el crecimiento económico en laregión) preñada de dificultades políti-cas para la burguesía, vemos reapare-cer en primer plano la zanahoria y elpalo del orden burgués, es decir, dosmétodos utilizados alternativamentepor laburguesía contra los proletarios:las ilusiones reformistas y populistasy las amenazas golpistas. Tal comohace treinta años, la historia comienzaa colocar de nuevo, concretamente, alproletariado frente a la alternativa obien de ser un juguete del reformismohasta que caiga el mandarriazo final odecolocarseenel terrenode la luchadeclase; es decir, romper con elinterclasismo, con la unión popular onacional con las clases burguesas ypequeño-burguesas, de constituir supartido revolucionario de clase, inter-nacionalista e internacional, con el findecomprometer la luchaabiertacontrael orden burgués, no en la perspectivadereformar,nacionalizaro democrati-zar al capitalismo, sino en la perspecti-va de echarlo abajo luego de haberinstaurado la dictadura del proletaria-do. Para que las víctimas de 1973 -víctimas no sólo de los golpistas chi-lenos y de sus padrinos imperialistas,sino también de los ilusionistas refor-mistas - no hallan caído en vano, paraque la tragediade ayerno se repita hoy,es indispensable recordar las ense-ñanzas cruciales de esa terrible expe-riencia.

El5deSeptiembrede1970,Allendeconquistaba la presidencia con 36,3%devotos frentea34,98%del candidato

de laderecha reaccionaria (Partido Na-cional) y 27,84% del candidato delpartido burgués tradicional, la Demo-cracia Cristiana. En su discurso de latarde del 5 de Septiembre, luego de lavictoria electoral, Allende decía, enmedio de frases líricas y demagógicasacercadel«gobiernorevolucionario»:«Hemos triunfado para derrotar defi-nitivamente la explotación imperia-lista, para terminar con los monopo-lios, para hacer una seria y profundareforma agraria, para controlar elcomercio de importación y exporta-ción, para nacionalizar, por fin, elcrédito, pilares todos que harán fac-tible el progreso de Chile, creando elcapital social que impulsará nuestrodesarrollo.» Y, más abajo: «Cuandoun pueblo ha sido capaz de esto, serácapaz también de comprender quesólo trabajando más y produciendomás podremos hacer que Chile pro-grese (…). Nunca, como ahora, sentíel calor humano; y nunca, como aho-ra, la canción nacional tuvo paraustedes y para mí tanto y tan profundosignificado. En nuestro discurso lodijimos: somos los herederos legíti-mosde lospadres de la patria, y juntosharemos la segunda independencia:la independencia económica de Chi-le».

Tal discurso, donde no faltaban nila puesta en guardia contra las «provo-caciones», ni el llamado a evitar todoespíritu de «venganza» sólo buscabatranquilizar a la burguesía, en caso deque esta lo exigiese, sobre las realesintencionesdelaUnidadPopular.Comoningún candidato había obtenido lamayoría absoluta, le tocaba en efectoal parlamento, mayoritariamente con-servador, de confirmar como era lacostumbre, o de rechazar, la ascensiónde Allende a la presidencia. Mientrasque el Partido Nacional y la extremaderecha lanzaban una furiosa campa-ña contra la confirmaciónyporel esta-blecimiento de nuevas elecciones (elgeneral Schneider, jefe del estado ma-yor del ejército, que había declaradoque un gobierno Allende era el únicocapaz de prevenir una insurrecciónpopular, fue asesinado por un grupode extrema derecha), la Democracia

Cristiana decidía votar por Allende,luego de la firma de un acuerdo dondelos partidos de la U.P. se comprome-tían a respetar las instituciones delEstado, lapolicíaymuyparticularmen-te la autonomía de las Fuerzas Arma-das(¿Noeselejércitoelmáximoinstru-mento de la burguesía?). ¡El represen-tante de la pretendida vía chilena alsocialismo accedía a la presidenciagracias al principal partido burgués!

ElprogramadelaU.P. -constituidopor el Partido Socialista, el PartidoComunista y un pequeño partido delcentro - no era en realidad otra cosaque una versión del antiguo programademócrata-cristiano, condimentadocon una gruesa capa dedemagogia «socialista»; este corres-pondía a las necesidades de desarrollodel capitalismoautóctono: liquidacióndel sector latifundista retardatario querepresentabauna verdaderacarga paralaeconomíanacional(25%delapobla-ciónactivaseencontraba enla agricul-tura), retomando y profundizando lareforma agraria puesta en marcha bajola presidencia demócrata cristiana; finde la tutela del imperialismo, naciona-lizando las industrias extractivas quese encontraban en manos de las gran-desmultinacionales,así comolos«mo-nopolios» extranjeros que estrangula-ban a las empresas chilenas; acrecen-tamiento delroldelEstadoenlaecono-mía,principalmentemedianteelcrédito,a fin de dirigir una parte más grande delos recursos hacia el desarrollo delcapitalismo nacional. ¡Esto no tienenada de «socialista» ni de «revolucio-nario»!

El carácter radical de las famosasnacionalizaciones realizadas por elgobiernode laU.P.debeserparticular-mente relativizado, ya que no sólonunca se trató de expropiar los intere-ses imperialistas, sinode volveracom-prar sus empresas - y a precio gordo:la nacionalización de la industria delcobre, lamásimportanteriquezanacio-nal, fue así un desastre para las finan-zas delpaís. ¡Habiéndose desplomadolos cursos mundiales del metal, en lu-gar de obtener recursos suplementa-rios de la nacionalización, el Estadotuvo que consagrar una parte impor-

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tante de su presupuesto para pagarlea los antiguos propietariosimperialistas!

Además que ya en el período pre-cedente, 40% de la industria chilenaformaba parte del sector del Estado, ladebilidaddelaburguesíalocal imponíaun rol prominente al Estado en la acu-mulación capitalista y para el desarro-llo de la economía nacional.

Hacer pasar el desarrollo del capi-talismo de Estado por socialismo hasido siempreunadelasmixtificacionesmás peligrosas del reformismo, quedesde un principio los marxistas hancombatido: estos han afirmado quemás el Estado hace pasar fuerzas pro-ductivas bajo su ala, más este explotaa los proletarios y más este se transfor-ma en capitalista colectivo (cf Engel,«ElAnti-Dühring»).Esdecir que lavíaal socialismo no puede comenzar sinoporladestruccióndelEstadoburguésy la instauración de la dictadura delproletariado. La vía reformista quedefiende al Estado ya las institucionesburguesas y llama a los trabajadores amovilizarse endefensa de la economíanacional, es en consecuencia una víacapitalista,anti-proletaria.

La demagogia «socialista» de laU.P. era necesaria para los reformistasen una situación donde desde hacíaalgunos años se asistía a una agrava-ción de la agitación social. El fin delmandatodelpresidentedemócratacris-tiano Frei había sido marcado por lacrisis económica, las huelgas que pa-saránde1.939en1969a 5.295en1970junto a un movimiento de campesinossin tierras que amenazaba a los gran-des propietarios; durante la campañaelectoral se desarrolló el primer movi-miento nacionalcampesino delahisto-ria del país, así como una huelga gene-ral. Esta demagogia sobre la vía alsocialismo y al «poder popular» teníapor objetivo el de hacer adherir a losproletarios a esta vía integralmentecapitalista, de hacerlos trabajar más,como lo había anunciado Allende cla-ramente en su discurso. Los sectoresdirigentes de la burguesía no se equi-vocaban: cuando Allende anunció lanacionalización de lasminas de cobre,el gran cotidiano reaccionario «ElMercurio» sostuvo esta medida di-ciendo queera inevitable; luego, cuan-do un acuerdo fue establecido en Di-ciembre de 1970 entre el gobierno y lacentral sindical C.U.T. en el cual elsindicato se comprometía a hacer au-mentar la produccióncomo contrapar-tida a su participación en la elabora-ción de lapolíticaeconómica guberna-

mental (medida llamada «socialista»),«El Mercurio» se felicitó de que estoera unmétodo para hacerdisminuir lashuelgas. Y a propósito de la reformaagraria, el mismo órgano de los círcu-los burgueses más influyentes referíaen Enero del 71 que había una reformaoficial correcta, y una otra, la del «he-cho consumado» bajo la presión «decampesinos y comunistas». El gobier-no comprendió esta protestación yreprimió lasocupacionesde tierras porlos indios mapuches: «Ocupar la tie-rra es violar un derecho», afirmabaentonces Allende. Pareciera oirse alministro de la reforma agraria (¡trots-kista!)delgobiernoactualdeLulacon-denando las ocupaciones salvajes detierra por los campesinos sin tierras…

El problema es que la dinámica delos enfrentamientos entre las clases nopuede respetar los límites que los re-formistas quisieran quisieran darle. Eltemor de los grandes propietarios de-lante de la generalización del movi-miento espontáneo de ocupación detierras por parte de los campesinos setraducía en el plan político con la agi-tación anti-gubernamental de la extre-ma derecha,mientras queeldesarrollode las huelgas luego de la disipaciónde la euforia inicial alimentaba la des-confianza de la burguesía hacia ungobierno que se mostraba cada vezmás impotente para calmar las tensio-nes sociales. Las dificultades econó-micas (en parte debidas a esta descon-fianza creciente de la burguesía) semanifestaban por un aumento de lainflación:140%en1972,másde300%

en 1973 y la penuria de bienes de con-sumo, de la cual sufrían las masasproletarias principalmente. Las tenta-tivas del gobierno de modernizacióncapitalista del país le valieron ademásla hostilidad de cada vez más sectoresde la pequeña burguesía, ya tradicio-nalmente reaccionarios; la perspecti-va de crear una compañía nacional detransporte, que habría significado susentencia de muerte, conllevó en Oc-tubre de 1972 la revuelta de los artesa-nos camioneros (entre los cuales unode susportavoces era también dirigen-tedelgrupodeextremaderecha«Patriay Libertad»), al cual se incorporan unamultitud de capas pequeño-burgue-sas (abogados, medicos, comercian-tes, etc. sedeclararon tambiénen huel-ga), poniendo al gobierno de rodillas.Un lock-out patronal se generalizó enmuchos sectores. A este cuadro nohay que olvidar de agregar la accióndel imperialismo estadounidense queveía con malos ojos las tentativas deindependencia económica del gobier-no chileno, así como sus propósitosanti-americanos o sus gestos en direc-ción a Cuba.

Delante del descontento de ciertossectores burgueses, la U.P. había yadecretado la «pausa» de su programasocial. Frentea la revuelta de la peque-ña burguesía, a laagitación de la extre-ma derecha ymientras que los proleta-rios habían dado respuestas en nume-rosos lugares al lock-out patronal,mediante las ocupaciones de empre-sas y la constitución de diversas orga-nizaciones y coordinaciones reagru-

Supplemento al n° 44«el programa comunista»

Agosto 2002

- ¡El golpe de Estado fallidoen Venezuela es una adverten-cia al proletariado!

Supplemento al n° 44«el programa comunista»

Octubre de 2003

- Las lecciones del fracasosangriento de la experiencia chi-lena - Chile, a treinta años dedistancia - El caráter desastrosode lapoliticade losfrentespopu-lares

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pando a los trabajadores y la pobla-ción de un mismo sector - los «cor-dones» - , la U.P. invita, al lado de losbonzos sindicales de la C.U.T., a losmilitaresa formarparte desu gobiernodesde Noviembre de 1972. Se tratabade dar a los proletarios la impresión deestar representados enel gobierno (losobreros de las cementeras del Estadoen huelga habían recientemente des-trozado «su» ministerio) mostrando ala burguesía que la U.P. era cuidadosadel orden establecido y que no vacila-ría en oponerse a los «extremistas». Esen esta época que fue aprobada la leycontra la posesión de armas de fuego,la cual no será utilizada sino contra laextrema izquierda en las semanas pre-cedentes al golpe de Estado de Sep-tiembre 73, como preparación a este.

En aquellos momentos escribía-mos: «En la medida que Allende, los‘socialistas’ y el P.C. sean capaces decontener las reivindicacionesdel pro-letariado y campesinado pobre, almismo tiempo que se ‘desarrolla lanación’ sobre su lomo, la burguesía,que tiene fino instinto, las tolerará.Pero si la acción anti-capitalista delproletariado pasaba por encima dela fraseología de izquierda del go-bierno, entonces la reacción entraríaen acción, armada hasta los dientes»(cf«LeProlétaire»n°138,13-26/11/72).

Durantelosprimerosmesesde1973la tensión social no cesó de aumentar;decenas de empresas permanecíanocupadas por los trabajadores, mien-tras que la U.P. estaba preocupadasobre todo por las elecciones munici-pales.ElP.C. realizabacampañasobreel tema: «No a la guerra civil». Estemensaje no se dirigía por supuesto a laburguesía quien no iba a pedirle con-sejos al P.C., sino al proletariado: paraevitar provocar la guerra civil, los pro-letarios deberán moderar sus reivindi-caciones («había que frenar la ocu-pación de empresas, dar garantías alempresario privado y contener todamovilización popular estrictamentedentro del cuadro legal» declarabaaños más tarde un dirigente del PC (cf«El Chile de Luis Corvalán», EditorialFontamara,p.215). ¡Lagranhuelgadu-rante2mesesde los13.000minerosdelcobre de El Teniente fue condenadapor los partidos de izquierda bajo elpretexto de que era irresponsable rei-vindicar aumentos de salarios cuandola inflación era ya tan elevada! Losmineros fueron acusados decorporatismo y de hacerle el juego a laoposición burguesa por el hecho dedefender sus salarios roídos por la

inflación: según los partidos de laUnidad Popular, estos habrían debidoaceptar sacrificarse para no obstaculi-zar la políticaeconómica deun gobier-no que no deseaba bajo ningún pretex-to atacar los mecanismos económicosdelcapitalismo ¡yquepor consiguien-te atacaba a los proletarios! El gobier-no temía que una victoria de los mine-ros alentaría a otros obreros a entrartambién en lucha. En el plano político,ellohabríaarruinadoeldifícilequilibriode la Unidad Popular entre sus discur-sos «socialistas» y su sumisión en lapráctica a los imperativos burgueses.El gobierno de la U.P. se había fijadocomo objetivo llegar aun compromisoen el parlamento con la DemocraciaCristiana para nacionalizar unas cua-renta empresas ocupadas y entregarlas otras a sus propietarios. Numero-sas manifestaciones obreras se desa-rrollarán entonces contra la amenazade retorno de los antiguos propieta-rios y harán abortar este compromiso.

Es en tal situación que en Junio de1973 prorrumpió el «Tancazo»: unatentativa de putsch por parte de unregimiento de tanques de la capital.Estaacción prematuracuyo inspiradorera «Patria y Libertad», no fue seguidapor el resto del ejército y es abortadarápidamente. El secretario general delPS,Altamirano,afirmabaenundiscur-so destinado a los proletarios : «Ja-más la unidad de todas las fuerzasrevolucionarias sin excepción ha sidomás vigorosa y decisiva que en estadefensa de la patria amenazada. Ja-más se ha producido como hoy unaidentidad tan grande entre el pueblo,las Fuerzas Armadas y los carabine-ros, identidad que se reforzará toda-vía más en el curso de cada combatede esta guerra histórica. El pueblo encivil y el pueblo en uniforme no sonmás que uno».

En realidad el«tancazo»había ser-vido de ensayo general. Mientras quela efervescencia se propalaba a granescala entre las masas luego del fraca-so del golpe de Estado, el gobierno dela U.P. no tomaba ninguna medida se-ria contra los verdaderos responsa-bles del putsch y los altos responsa-blesmilitares queexpresaban simpatíapor los putschistas. Lejos de buscarapoyarse en la movilización de lasmasas a las cuales se les temía más quea los golpistas, este se tornó hacia elejército haciendo entrar a su jefe deestado mayor, el general Prats, en elgobierno; declarando el estado de ur-gencia, lo quesignificaba dejar al ejér-cito las manos libres para dividir en

zonasa lacapital. Esteúltimo multipli-ca rápidamente los allanamientos bru-tales y la búsqueda de armas … en lasfábricas, los barrios obreros y en loslocales de los grupos de extrema iz-quierda cuyos militantes eran busca-dos por la policía militar. Esta se lanzóen una gran campaña de intimidacióncontra las zonascampesinasmapuchesa partir del mes de Agosto. Los mediasdel Estado multiplicaban los ataquescontra la «subversión»mientras que elgobierno se declaraba presto a adop-tar una serie de medidas demandadaspor laDemocraciaCristianaparaprote-ger los intereses de los grandes terra-tenientes o de los patronos. El gobier-no había cedido en efecto a la presiónde los sectores burgueses más durosa pesar que los golpistas habían sidovencidos…

Mas, en lugar de satisfacer a laclase dominante, estas retiradas nohacíanmás que reforzar aaquellos queestimaban que el tiempo del gobiernode Allende ya había terminado y queera hora de pasar a la represión abiertay brutal del proletariado, barriendo depaso a los reformistas: para la burgue-sía, el enemigo acargarse no era Allen-deo sugobierno, sino el proletariado,a las masas explotadas y oprimidas,cuyo movimiento amenazaba los inte-reses capitalistas. Los putschistas deSeptiembre73 efrecieron aAllende unsalvo-conducto (que este rechazó),mientras que a los proletarios no so-brevendrán sino las balas, las salas detortura y las prisiones. La metódicapreparación del verdadero golpe deEstado (con la ayuda de los serviciosnorteamericanos) había comenzadoprácticamente al día siguiente deltancazo.

Una semana antes del golpe, mien-tras que el impulso hacia la coordina-ción de sectores obreros máscombativos tomaba cuerpo, cuando latentativa deallanar la fábrica SUMARhabía fracasado frente a, por primeravez, una resistencia armada de losobreros(ya lamovilizacióndelapobla-ción del cordón local), los cordonesindustriales y otras organizacionesproletarias de Santiago de Chile orga-nizarán una manifestación para cele-brar el tercer aniversario de la victoriade la U.P. En esta ocasión una «carta»,redactadabajo la influenciade laextre-ma izquierda, fue enviadaal «camara-da presidente Allende»; en ella sedecía: «Ayer temíamos que la marchahacia el socialismo se iba a transfor-mar para desembocar en un gobiernode centro reformista, democrático-

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burgués que tenderá a desmovilizar alas masas o a conducirlas a accionesinsurreccionales de tipo anarquistapor instinto de conservación. Perohoy nuestro temor no es ese, tenemosahora lacerteza queno sólonosarras-tran por el camino que va hacia elfascismo sino que nos han quitadotodos los medios para defendernos.(…) En este país no habrá una guerracivil, dado que la misma se encuentraen pleno desarrollo, sino una ma-sacre fría, planificada». Para contra-rrestar esta perspectiva, la carta exigíaa Allende de colocarse a la cabeza del«ejército sin armas» que constituíanlos cordones industriales.

No pudohaber ilusiónmásmortífe-ra. Luego que un grupo de varias dece-nas de marineros denunciaba semanasantes el haber sido torturados por ha-berseopuestoal tancazo,Allende,parano chocar con los jefes de la marina, sehabía negado a apoyarlos declarandoque se trataba de «elementos de extre-ma izquierda que actuaban conjunta-mente con la extrema derecha». Porsu parte, el jefe del Partido Comunistareafirmaba su apoyo al ejército: «No-sotros continuamos sosteniendo elcarácter absolutamente profesional delas Fuerzas Armadas». En Agosto, elgeneral Prats había demisionado de supuesto deministro del Interior yde jefedelestado mayor(seguido por losotrosmilitares en el gobierno) luego de larupturade lasdiscusiones entre la U.P.y la Democracia Cristiana. Pararemplazarlo, Allende nombra a otromilitar, escogido por sus «conviccio-nes democráticas», un cierto …Pinochet. Comenzada con el acuerdode la burguesía y afirmando solemne-mente su respeto al ejército, la «víachilena al socialismo» lograba así fa-talmente poner la suertedel proletaria-do y las masas entre las manos de susverdugos.

* * *

A la izquierda de la U.P. existíandiversas organizaciones que se afir-mabanrevolucionarias. Lamás impor-tante era el MIR (Movimiento de Iz-quierda Revolucionario). Grupo deorientaciónguerrillerista,criticando alelectoralismo yreformismo de la U.P.,el MIR había llamado a la abstenciónluego de las elecciones presidencialesde 1970. Su apoyo a las reivindicacio-

nes y luchas le permitió ganar influen-cia entre las capas más radicales de laclase obrera y de los campesinos sintierra. Pero desprovisto de todo pro-grama marxista verdadero y pringadode prejuicios populistas, este se mues-tra incapaz de oponerse a la U.P. ydefenderunaorientacióndeclase.Peseal odio que su apoyo a las luchasinspiraba los sectores más a la derechade la U.P. como el Partido Comunista,este se le acerca (¡al punto de aportarguarda espaldas a Allende!). Ni la re-presióndelmovimiento Mapucheenelque se encontraba activo, ni el asesi-nato de uno de sus militantes por partedel PC lo decidirán a romper con elgobierno y la U.P. a la cual esperabadesde siempre y a pesar de todo empu-jar hacia la izquierda. Su «apoyo críti-co»a la U.P. lo llevó inevitablemente aoponerse a las luchas obreras cuandoestas entraban demasiado en oposi-ción con la política de los reformistas;es así como el MIR condenó también alagranhuelgademinerosdeElTenien-te (acusados de hacer el juego a laoposiciónal gobierno);es así como,enlas semanas precedentes al golpe, estecondena la constitución de «coordi-naciones de cordones» por las co-rrientes proletarias más radicales ennombre de la unidad con la C.U.T. ypara preservar las posibilidades deuniónconelPC.Cuando enlos últimostiempos,elgobiernodejabaqueelejér-cito lo persiguiera, el MIR esperabatodavía convencer a la U.P. de desen-cadenar la lucha contra la reacción. Elmismo díadel golpede Estado, el MIRparticipaba a una reunión con el PS yel PC para organizar la resistencia ar-mada. El PC rechazó organizar cual-quier iniciativa que se presentara pre-textando que iba a esperar primero desaber si los golpistas iban a... cerrar elParlamento. Le PS llegaba con 2 horasde retraso (¡era la hora del desayuno!)y las discusiones se eternizaban cuan-do el ejército rodeó el sitio de la re-unión, obligando a los participantes ahuir(cfMIR,«Courrierdelaresistance»n° especial, Mayo 1975).

Congénitamente incapaz de rom-per con el reformismo, elrevolucionarismo pequeño-burgués -el centrismo - tampoco pudo aprendernada de los acontecimientos. A pesarde la fatal experiencia de la políticacriminaldel reformismoestigmatizadopor él mismo, luego del golpe de Esta-

do elMIRadheríaal frentepopular delPCyPSyproponíaextenderestaalian-za a los partidos burgueses democrá-ticos. Concretamente esta decisión noteníaninguna importancia, dadoque ladictadura de Pinochet habría de aplas-tar por decenios a todo el movimientoproletarioenChile;pero políticamentela misma era el reconocimiento de queel MIR no fue jamás en los hechos sinouna cobertura de izquierda del refor-mismo contra-revolucionario.

La lección de los trágicos aconte-cimientos de Chile no es original, auncuando losmarxistasdebenrecordarlaencadagiro delahistoria;para retomarla fórmula de Trotsky, en el enfrenta-miento inevitable que tarde o tempra-no la opone a la clase dominante y suEstado, la clase obrera no puede espe-rar vencer sin partido o con un sucedá-neo de partido. Si ella quiere evitar deser conducida a la masacre, tiene queromper completamente con todas lasfuerzas ligadas, de lejos o de cerca, a laburguesía y sus instituciones; le espreciso combatir a todos los falsosamigos llámense«obreros», «socialis-tas», «comunistas», «revoluciona-rios» u otros, que recomiendan la re-forma o la democratización de las ins-tituciones existentes, a todos aquellosque la llaman a la unidad interclasista«popular» «democrática» o «nacio-nal»: todos estos son sus adversariosde clase o agentes de sus adversarios.

La sóla via real al socialismo, elúnico camino para poner fin a su mise-ria,a laexplotación yrepresión capita-listas, no es nacional, sino internacio-nal: es la vía que comienza por la orga-nización independientedeclase,por laconstitución delpartido declase arma-do del programa comunista verdade-ro; es la vía de la lucha abierta y coti-diana contra los patronos y el Estadoburgués, quien llegado el momentopuede alzarse por la toma del poder yla instauración de la dictadura del pro-letariado; es la vía de la lucha políticano yapopular sinoproletaria, tampocopatrióticasinointernacionalista, resuel-tayabiertamenteanti-capitalista,úni-ca capaz de arrastrar detrás de la claseobreraa todoslosexplotadosyoprimi-dos al asalto del Estado burgués.

Todo el resto es pura propalaciónde engaños, concientes o no, para elsólo provecho de la burguesía y sussicarios.

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El golpe de Estado

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¡El golpe de Estado fallido en Venezuelaes una advertencia al proletariado!

El viernes 12 de Abril pasado, lue-go de una candente y prolongada cam-paña de los medios contra el régimen,después de varias manifestaciones deburgueses y pequeños burgueses,luego de desencadenar huelgas encomún con los patronos y el sindicatoCTV (¡!) contra el gobierno, etc. losmilitares venezolanos derribaban alpresidente Chávez, utilizando el pre-texto de queunagranmanifestacióndeoposición, que se dirigía hacia el pala-ciopresidencial,veníaderecibirdispa-ros en la que resultaron 15 personasmuertas y varias centenas heridas.

Mientras Chávez, que aparente-mente demisionaba, había sido lleva-do ensecreto haciaunabasemilitar, unnuevo presidente fue inmediatamentejuramentadobajo losauspiciosde jefesmilitares, dignatarios de la Iglesia, je-fes sindicales y otros notables: ¡PedroCarmona, ni más ni menos que «elpatron de los patronos», el presidentede Fedecámaras (la cámara que reunea los principales burgueses venezola-nos)!

A nivel internacional, el portavozde la Casa Blanca estadounidense re-chazaba llamar golpe de Estado a loque venía de ocurrir, estimando queChávez era el único responsable de loque le pasaba, mientras que el embaja-dor de España (España ocupaba lapresidencia europea) saludaba a lasnuevas autoridades. Los dirigentes delos países de América Latina, en re-unión ese fin de semana, manifestabanmás circunspección y prudencia, lar-gando algunas declaraciones alambi-cadas sobre el respeto de la democra-cia y del orden constitucional: ningu-no de ellos querría tomar partido pourun perdedor que tanto ha irritado alpoderoso padrino norteamericano;temiendo que a sus militares, un buendía, se les ocurra expulsarlos del po-der... si lasituacióneconómicaysocialno se resolviere …

Sin perder tiempo, el nuevo presi-dente decreta la abrogación de lasmedidasdelgobiernoprecedente(prin-cipalmente todo lo que concierne a la

polìtica petrolera ya la distribución delas tierras de los grandes propietarioslatifundistas, la disolución del parla-mento, de la Corte Suprema y de lasdiversas instituciones electivas, anun-ciando además que gobernará por de-cretosdurante unaño. Unaprimera olade arrestos de una centena de partida-rios del presidente destituido fue in-mediatamente lanzada por la policía -quien, bajo el gobierno «popular» de-rribado minutos antes, no había ce-sado de poner al día sus archivos.

Sin embargo, las cosas se compli-can para los golpistas. Desde el sába-do, las manifestaciones de proletariosy sin reservas se extienden por todo elpaís, acompañadas de saqueos detiendas comerciales (la represión darácuenta de 47 muertos).

Luego de discusiones a cabildocerrado entre los jefes militares yCarmona,estedemisionafinalmentealfinal de la tarde; el anterior vice-presi-dente Cabello que venía de prestarjuramento como Presidente, anunciaentonces que el «orden constitucionalse ha restablecido» y que él asume lapresidencia hasta la «reaparición» deChávez. Los mismos militares que lohabían destituido se declaran partida-rios de su retorno.

Habrá que esperar todavía variashoras para que Chávez reaparezca enmedio de la multitud que lo aclamaba,enarbolando uncrucifijo yunejemplarde la Constitución. En su discursodonde jura queél nunca renunció, afir-ma que no habrá caza de brujas (felizcoincidencia: los responsables norte-americanos acababan de poner enguardia contra toda persecusión hacialos golpistas…) y llama a la unión detodos los venezolanos.

LASRAZONESDELGOLPEDEESTADO

Chávez es un antiguo coronel (te-niente) que devino ruidosamente céle-bre luego de su tentativa de golpe deEstado en 1992, transformándose enuna suerte de héroe popular contra los

poderosos ylosprivilegiados.Fuéele-gido presidente en 1998 frente a losdesacreditados partidos políticos tra-dicionales presentándose como el sal-vador de la Patria y el defensor de lospobres (en un país donde el 80% de lapoblación se encuentra por debajo delsuelo de la pobreza). A pesar de todasu demagogia sobre una confusa «re-voluciónbolivariana»pacíficaqueestepretende realizar, lapolíticadeChávezno ha sido para nada anti-capitalista;que más tiene de grandilocuencia (talcomo su reforma constitucional inau-gurando una supuesta V República)que de realidad (1). Es por esto queChávez había sido sostenido en lasombra por los círculos capitalistasdirigentes del país (2).

Masenelcurso delúltimo período,atenazado entre la necesidad de com-batir su rápida pérdida de influenciaentre las masas desheredadas que novenaúnnada enconcreto, ylas exigen-cias crecientes deuna clase dominantereaciaa lamenormedidasocial signifi-cativa, llevan a Chávez a chocar conlos intereses de ciertos sectores bur-gueses. Las incoherencias de su yademasiado tímidapolíticareformistayla fragilidad de su posición no sonsino, en definitiva, las incoherencias yla fragilidad del reformismo enun paísde laperiferiacapitalista queno dispo-ne sino de muy pocas migajas queconceder a las masas proletarias; ymás que en otras partes, las mejorasreales de las condiciones del proleta-riado y los sin reservas no pueden serarrancadas sino por la lucha proleta-ria, la más resuelta, y no por la víareformista.

Queriendo demostrar con fragorque él era un reformador enemigo delos privilegiados, Chávez trata en estaoportunidad de jugar la comedia de lareforma agraria, promulgando una leyque busca la compra y redistribucióndelos grandes latifundios,paraqueallípuedan instalarse los desheredados.En un país donde las nueve décimas dela población vive en las ciudades, elalcance de tales medidas no podía ser

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más que limitado para las masas, perola misma liberó la ira de los burguesesquienes la denunciarán como un aten-tado intolerable al principio de la pro-piedad privada.

Sin embargo, es otra la medida laque consumó finalmente su divorciocon los sectores burgueses dominan-tes: la tentativa de controlar la socie-dad petroleraPDVSAafindeaumentarel presupuesto del Estado. Es precisosaber que el petróleo, producido esen-cialmenteporPDVSA,representa70%de las exportaciones venezolanas y50% de las recetasestadales. Sibienhasido nacionalizada desde hace años,PDVSA, que viene a ser la principalempresa del país, y formando parte delas grandes «multinacionales» del pe-tróleo, es un verdadero Estado dentrodel Estado; celosa de su independen-cia, esta representa la «gallina de loshuevos de oro» para un número con-siderable de grupos burgueses, gran-des o pequeños, mientras que no otor-ga sino un 30 % de sus beneficios alEstado contra 75% hace unos veinteaños (3). La decisión del gobierno denombrar nuevos directores para hacerla limpieza y obtener nuevas entradasfinancieras del cual tiene necesidadpara avanzar su política, desencadenóuna verdadera fronda contra el «esta-tismo» de Chávez.

Oponiéndose a la nominación delos nuevos dirigentes y al despido delos antiguos y con la intención decla-rada de derribar al gobierno, los cua-dros superiores de PDVSA desenca-denarán una «huelga» de la produc-ción petrolera sostenida por el patro-nato y la confederación sindical CTV,con el apoyo de los medios de teleco-municaciones.

Taldecisión demantener alpaso laprincipal empresa productora de pe-tróleoatrajo la furiadeEstadosUnidostambién;nosólo enrazónde lassimpa-tías pro-cubanas de Chávez y de suscontactos desde 1999 con Irak, sinotambién - y esto es lo más importante- porque la práctica venezolana norespetaba hasta aquel entonces la dis-ciplina de la OPEP en cuanto a precioycantidad. Dichaactitud había jugadoun rol importante en el debilitamientode ese cartel de países petroleros paramayor ventaja de los grandes paísescapitalistas, siempre a la búsqueda decostos más baratos de las materiasprimas. Desde su llegada al poder, laAdministración Chávez puso empeñoen restaurar la disciplina de la OPEPcon la finalidad de aumentar los pre-cios - con moderado éxito, debido alrechazo de Rusia y de la baja demanda

consecutivaa lacrisiseconómicamun-dial(4).

Pero, aun antes de ganarse la ene-mistad de la burguesía, el gobierno deChávez ya había atacado a las masassin reservas y a una importante frac-ción de la pequeña burguesía que loapoyaba.

Bajo la presión, no del FMI o delBanco Mundial (estas institucionesque generalmente sirven de cómodochivo expiatorio a la burguesía local,no son sino los fundamentos del capi-talismo mundial) sino de lapropiabur-guesía venezolana (importante fugade divisas organizada por los grandescapitalistas) e internacional, Chávez,pese a sus fanfarronadas contra lo«ricos» imponía, a finales de 2001,medidas de austeridad dejando flotarel bolívar, la moneda nacional. Lasconsecuencias se expresaron en unafuerte alza de los precios, comprendi-dos en ellos a los bienes de primeranecesidad (cabe decir que Venezuelaimporta copiosamente productos ali-menticios) golpeando evidentementey primero que nada a los más pobres.

El principal argumento de Chávezdestinado a la burguesía ha sido que éles el único en poder evitar una explo-sión social, un nuevo «caracazo» (lasrevueltas y saqueos de Febrero 89)quizá más terrible que entonces. Subajada de popularidad entre las masasconvenció a los círculos dirigentes dela burguesía de que dicho argumentoya no se sostenía y que Chávez norepresentaba sino un estorbo. Pode-mos concluir que la burguesía no vaci-la jamás en arrojar al trasto, de un díapara otro, al servidor gastado e inútil,sin embarazarse en cuidar su imágende respeto a las reglas constituciona-les o de libertades democráticas.

Los autores del golpe de Estadopensaban que el régimen de Cháveziba a caer como fruta madura, pero noue así. Esto no significa sin embargo,sí lo vemos nosotros, que nada haocurrido y que todo va a continuarcomo antes. Preciosas enseñanzasdeben ser recogidas deestosacontecimientos para los prole-tarios de Venezuela y de todo el plane-ta, másún cuando todas las fuerzasburguesas y pequeño-burguesas ha-cen todo lo posible por esconder estasenseñanzas y presentar falsas leccio-nes.

LAS ENSEÑANZASDEL GOLPE DE ESTADO

ElgolpedeEstadomuestraprimeroclaramente la gravedad de la situación

económicaypolíticadelpaís.Las con-tradicciones internas, ya sean socia-les, económicas o políticas son talesque la ficción democrática ha voladoen pedazos. Esto es una confirmación,si todavía se requiere alguna, del aná-lisismarxista; lademocraciano es másque una de las formas políticas de ladominación de clase de la burguesíaque deja inevitablemente su puesto alaabiertadictadura, sinmáscaras,cuan-do la primera no puede resistir las ten-siones sociales engendradas por elmismo capitalismo. Vemos entoncescomose transformanporencantamien-to los demócratas en «fascistas», ytodo elarco políticoburguésadscribir-se a los métodos de fuerza y dictadura.

El presidente golpista, Pedro «ElBreve», era hasta hace poco un «mo-derado» (al igual que el alcalde deCaracas, Peña, quien nunca ha vacila-do enreprimir violentamente lasmani-festaciones en el casco central) a lacabeza de Fedecámaras para asegurarel «diálogo» con Chávez - que recuer-daauncierto Pinochet,militar «demó-crata» encargado por Allende de man-tener el contacto entre su gobierno y elejército chileno.Pero mientrasel «diá-logo» no ha logrado convencer aChávez de satisfacer las demandas delpatronato, el «moderado» Carmona sevuelve extremista y lo expulsa con lasarmasen lamano -de lamisma maneraque el demócrata Pinochet se transfor-mó en dictador después que Allendefue incapazdesatisfacer lasexigenciasde la burguesía.

De los representantes de lo que losmedios llaman la «sociedad civil» - esdecir, la burguesía, sus aliados y sussirvientes - que participaron o apoya-ron el golpe de Estado se encontraban:desde los jefes sindicales de la CTV,quienes jugaron un rol irremplazableen la movilización de ciertas capas dela aristocracia obrera en favor del pa-tronato, pasando por los dignatariosde la Iglesia católica, de la cual no hayque olvidar su temible función de em-brutecimiento de lasmasas oprimidas;desde las organizaciones patronales yjefes militares, unidos a todos los an-tiguos partidos políticos conservado-res tradicionales, incluyendo a losantiguos guerrilleristas maoistas de«Bandera Roja» quienes, según cier-tas declaraciones, habrían jugado elrol de agentes provocadores lo cualdesencadenó la andanada de dispa-ros, luego de la manifestacióndel vier-nes 11 de Abril, sirviendo de pretextopara el golpe de Estado.

Todo este buen mundo burgués sehabía asegurado el apoyo de la poten-

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cia tutelar estadounidense quien apor-tó los consejeros militares y dinero alos conspiradores - ¡utilizando inclusolos canales de un organismo creadopor el Congreso USA para «promoverla democracia» en el extranjero (5)!¿Escándaloso ? No, no más que unanueva demostración de que todas lasbellas frases sobre la democracia ytoda la desalentadora ideología demo-crática no sirven sino para disfrazar larealidad delpredomino absolutode losintereses burgueses.O, como lo decla-ró el portavoz de la Casa Blanca parajustificar el apoyo tácito de los Esta-dos Unidos a los putschistas: «la legi-timidad no se mide con el número desufragios».

Son palabrasen oro las declaracio-nes delportavoz del Imperialismo máspotente del planeta; para los burgue-ses, la legitimidad es la que sirve a susintereses; todo lo demás (elecciones,Democracia, Derecho, etc.) no es másque viento; para muestra están losmismos falsos escrutinios en las re-cientes elecciones estadounidenses. ¡Desgraciados sean los proletarios sino entienden estas declaraciones, sicaenen la trampa del juego democráti-co, del circo electoral, del respeto porla legalidad y el Derecho! Pues, secondenan a la impotencia con respec-to a sus enemigos de clase, a no poderdefenderseni contra laexplotaciónylarepresión cotidianas, ni contra losgolpes de mandarria «sorpresivos»después que la clase dominante deci-da pasar a la abierta dictadura.

Porelcontrario, precisoserá orga-nizarse y luchar por sus exclusivosintereses de clase, sin dejarse desviaro frenar un sólo momento por la falsa«legitimidad» de la Democracia, sa-biendo que deberán combatir y derri-bar el Estado burgués e instaurar supropio poder para destruir el capitalis-mo y toda su sociedad basada en lamiseria, la opresión y la explotación. ¡Dictaduradelaburguesíaodictaduradelproletariado!Estaes laalternativacrucial fundamental y estas han sidolas enseñanzas históricas de este cor-to fin de semana de Abril.

FRACASO DEL GOLPE DEESTADO Y VICTORIA DE LOS

PUTSCHISTAS

A pesar del amplio sostén del cualgozaba entre la burguesía y pequeñaburguesía (sin olvidar el apoyo esta-dounidense), el golpe de Estado sedisolvió en pocas horas con Chávezentrando triunfalmente al Palacio Pre-sidencial. Para sus partidarios, tanto

en Venezuela como en el exterior, estoera la prueba que la democracia y lavoluntad popular eran más fuertes quelos tanques y las conspiraciones de laminoríaprivilegiada aliadaal imperia-lismo yanky.

Otros, más realistas, señalan lasdivisiones en el seno de losputschistas; algunos afirman inclusoun «golpe dentro del golpe»: la líneadura de la cual Carmona se hizo eco,disolviendo el parlamento y revocan-do sus dirigentes a todos los niveles,habría provocado de esta forma el dis-tanciamiento de aquellos que busca-ban un «simple» retorno al estatus quoantes de Chávez, arrastrando la desin-tegración del amplio frente que soste-nía el golpe de Estado. Ninguna dudacabe que, en este frente, todos noperseguíanlosmismosobjetivos;comotampoco existen dudas que luego quese emprende un acto de tales dimen-siones, son los sectores más decidi-dos, los más «extremistas», aquellosquienes desde hacía meses planifica-ban y preparaban complots, aquellosque constituían la «vanguardia» de lareacción, son quienes suben a la pales-tra al momento de la acción. Y si sevuelven un estorbo para los mediosdirigentes, estos de alguna manera,tarde o temprano, los echan a un lado.

Estas divisiones, que luego fueronpuestas de manifiesto por todos aque-llosque buscabana todacarreraalejar-se de los perdedores (como fue el casode los dirigentes de la CTV), no expli-can nada en sí mismas.

En realidad el factor decisivo delfracaso del golpe fue la reacción de lavasta masa miserable de los cerros deCaracas y otras ciudades venezola-nas. Es su masiva participación en lascalles lo que derrotó al frente de losputschistas, lo que incitó a algunosmilitares a la desobediencia y lo queempujó a los políticos chavistas a laresistencia. Habiendo juzgado mal lasituación, los círculos burgueses diri-gentes se vieron confrontadosde pron-to a la amenazadeunaexplosiónsocialinminente, a un sacudón extendido atodo el país mientras que el ejércitoincluso se encontraba inseguro. Elpoder de la burguesía no se encontra-ba amenazado, pero era todo el equili-brio social, político yeconómico vene-zolano (ymás allá) que corría el riesgode quebrantarse seriamente. El realis-mo por lo tanto recomendaba hacermarcha atrás y parar un golpe de Esta-do quecomenzaba aponer todobajo elfuego.

Para salir de esta delicada situa-ción sin demasiados destrozos en la

cualellamismasehabíaentrampado, laburguesía encuentra un aliado en lapersona de... ¡Chávez ! Sin ningunaduda, este fue debidamente sermonea-do (él adora los sermones); se le expli-có durante el cautiverio no sólo quehabía que restablecer la calma en lasmasas que habían «bajado de los ce-rros», sino que debía modificar tam-bién su política conforme a los intere-ses de la «oligarquía» burguesa. Apa-rentemente, estas«explicaciones»fue-ron más eficaces que el «diálogo» deCarmona o las presiones de la oposi-ción antes del golpe de Estado; enton-ces, un terreno de entendimiento fueencontrado, y, en consecuencia, elaspirante-dictador demisiona al díasiguiente de su ascención al poderabsoluto y los putschistas hicieronreaparecer a aquél que ellos venían dederrocar.

Para sorpresa de sus partidarios,que ignoraban todos estos conciliá-bulos, las primeras frases de Chávezquien regresaba triunfalmente, fueronpara llamara lareconciliaciónnacionaly a la unión con aquellos que lo habíandestituido, apresado y amenazado deasesinarlo, y para afirmar que ningunapersecución _penal se retendrá contraaquellos que, sin embargo, acababande violar de la forma más brutal y des-carada la Ley, la Constitución y laDemocracia sacrosantas.

Ni hubierondespidos enelejércitoni ningún rico burgués fue molestado.Alcontrario,unade lasprimerasmedi-das políticas de Chávez consistió enlicenciar a los dirigentes de PDVSAque él mismo había nombrado yremplazarlosprácticamentepor todo elantiguo equipo, consagrando la victo-ria total de estos Barones de la mafiapetrolera.Yotramedidamás importan-teaúnfue larevisiónenlacomposiciónministerial destinada a «restaurar laconfianza»- laconfianzade los capita-listas - con un cambio de política eco-nómica tal como lo pedía la oposición.Remplazóa Cabello, suvice-presiden-te, culpable por haber llamado a los«círculos bolivarianos», organizaciónde los partidarios de Chávez, a armar-se,poniendo en telade juicio, al menosen palabras, elprivilegio exclusivo delarmamentoyutilizacióndelaviolenciaque poseen los órganos oficiales delEstado, policía y ejército, cosa inso-portable para los burgueses. El minis-tro deldesarrollo yplanificaciónquienfue el artífice de la política económicadel gobierno, volviéndose una pesadi-llapara los círculospatronales quieneslo denunciabancomo unodioso «ideó-logo de izquierda», un «estatista»,

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perdió su puesto; al igual que el minis-tro de finanzas, quien fue remplazadoporuneconomistaformado enla famo-sa escuela de Chicago, más el ministrodel Interior. En cuanto al nuevo minis-tro de la Defensa, se trata … del jefesupremo de las fuerzas armadas quienhabíaafirmado falsamentequeChávezhabía renunciado - y que luego se echóa dormir (¡sic!)... Para justificar dichanominación a sus partidarios, este úl-timo explicaba que el general Rincónhabía esa noche «mal interpretado suspalabras»debido a la fuerte intensidademotivadelmomento(¡!)yqueesteera«un hombre del pueblo y un soldadode la nación, leal a sus principios»!Cuando Allende cometió el «error»dellamar al «general demócrata»Pinochet, este al menos no estaba in-miscuido ni venía de organizar un gol-pe de Estado…

Como la función política funda-mental del reformismo es la defensaindirectadelsistemacapitalista,al cualse encuentra irremediablemente ata-do, pretendiendo que es posible mejo-rarlo y poder conciliar tanto los intere-ses del proletariado como los de laburguesía, mintiendo al proletariado ya sí mismo, este no puede sacar laslecciones de la historia y está conde-nado a repetir los mismos «errores»que luego recaensiempre sobre el pro-letariado.

En resumen, la presión de la calledio al traste con el putsch y liberó aChávez, pero este cedió todo o casitodo a los putschistas…

LAS EXPLOSIVASCONTRADICCIONES

SOCIALES ANUNCIANNUEVOS ENFRENTAMIENTOS

Peroellono bastaráparacalmara laoposición; la situación económica estalque, cuandoelmiedoaunnuevo 27-F osacudón social se disipe, la burgue-síanosoloexigirádelreformistaCháveza que renuncie a sus promesas hacialossin-reservas, sino a que los ataque.En Venezuela como en todas partes, elcapital se nutre del sudor de aquellosque no tienen nada, los patronos vivendelaexplotaciónde losproletarios, losburgueses se enriquecen hambreandoy empobreciendo a los desposeídosde todo. Desde el putsch la burguesíano ha esperado para lanzarse de nuevoal ataque, esta vez a través de unagigantesca fuga de capitales - causadapor la «poca confianza» de los capita-listas en la «gestión económica» gu-bernamental, como lo escribe un órga-no de la finanza internacional - deva-

luando aún más la moneda. En conse-cuencia, la inflación, evaluadaenAbrilen 30% corre el riesgo indudable deacrecentarse aun más, lo que será «unimpacto particularmente severo en lavida de los partidarios de Chávez, losvenezolanos más pobres» (6).

Se espera entonces una «austeri-dad» redoblada para las masas vene-zolanas que sufren ya de unapauperización generalizada. Pese alobjetivo queelgobiernose hafijado deluchar contra la pobreza, el número depobres no ha cesado de aumentar des-de la ascención de Chávez a la presi-dencia, pasando de 12,2 millones en1999 a 15,6 millones este año; sobreeste número 7,3 millones se encuen-tran en estado de pobreza extrema (supresupuesto no cubre las necesidadesalimenticias básicas), o sea casi untercio de la población del país, contra6,1millonesen1999(«ElNacional»,13/5/2002). Los economistas preven quela actual recesióneconómica (unabajade4%para2002)podríallevaralaruinauna cuarta parte de las pequeñas em-presas, mientras que ya una parte im-portante de la fuerza de trabajo seencuentra cesante, según la mayoríade las estimaciones (en realidad esmucho más, si se toma en cuenta aaquellos que sobreviven de pequeñostrabajos ultraprecarios o como «buho-neros»llamadosasí enVenezuelaa losvendedores ambulantes, etc.), la tasade desempleo podría llegar a 22% afinalesdeaño. Hayque agregarque lasindemnizacionesdeldesempleo tienenun nivel muy bajo...

El abismo social entre las clases seahondará todavía más, tanto más que,bajo la presión de la burguesía, el go-bierno ha renunciado a sus ya débilespretensiones de imponer una cargaimpositiva a las ganancias petroleras yde disciplinar un poco el juego delmercadoconelfindepoder redistribuiralgunas migajas a las masas.

De las promesas reformistas de lapretendida «revolución bolivariana»,no quedarán sino los discursos hipnó-ticos cuyo objetivo no es otro que el dehacer aceptar a los proletarios el agra-vamiento suplementario desusbestia-les condiciones actuales. El reformis-mo de Chávez ya no es capaz de obte-ner concesiones significativas de laburguesía, incluso tratando de meter-les miedo con el espectro de nuevasrevueltas; por el contrario, este hace yhará todo lo posible para mostrar a susamos burgueses que él sigue siendoindispensable como bombero social,que él es su mejor escudo frente acualquier descenso de las masas sin-

reservas a la calle, que él es el únicocapaz de desviar a las masas proleta-rias del enfrentamiento de clase orien-tándolas hacia objetivos ymovilizacionesenfavordelademocra-cia, de la nación o del ejército, es deciren favor de objetivos burgueses quelas paralicen.

Pero el número de ilusionista nopodrá durar indefinidamente. Tarde otemprano, las masasproletarias perde-rán toda confianza en Chávez y sugobierno; empujadas por el hambre yla miseria, volverán a mostrarseamenazantes para el orden burgués.Entonces la burguesía no vacilará niun segundo para descartar sin ningúnmiramiento a los reformistas usados ya la ficcióndemocrática. Sinesperar lacaída de todas las ilusiones sobre launidad popular, lademocracia,elEsta-do y el ejército, aprovechando por elcontrario del efecto paralizante de es-tas ilusiones propagadas por el refor-mismo (8) y de la represión que sindudas esta deberá desarrollar contralos elementos de vanguardia, la bur-guesía volverá a preparar y desenca-denar un nuevo golpe de Estado, queestavez iráhastael final, hastael terrorabierto, la violencia desatada contralos proletarios.

Fruto del alto grado de acuidadalcanzado por las contradicciones so-ciales, elgolpe deEstado fallidodel12de Abril no fue sino en definitiva unglobo de ensayo; si fue prematuro conrespecto a capacidad de movilizaciónde las masas, el mismo ha permitido ala burguesía no sólo marcar puntos anivel de política gubernamental, sinodeverificarel terrenoydesacarprecio-sas conclusiones de los enfrentamien-tos que se anuncian irremediablemen-te.

Las retiradas políticas de Chávez(como las de su mentor Bolívar) hanpodido hacerbajar momentáneamentela tensión política haciendo menosurgente para los círculos burguesesdirigentes de echar mano a una solu-ción por la fuerza para imponer susintereses; pero las mismas no podránimpedir la acumulación acelerada delas tensiones sociales que terminaránestallando.

El golpe fallido de Abril es unasiniestra advertencia a los proletariosde Venezuela - y de América Latina;este es la demostración de lo que escapaz, de lo que quiere y prepara laclase dominante no solamente vene-zolana, pese a decenios de «democra-tización» que han visto desaparecerdictaduras y hecho entrar el ejército alos cuarteles. No es ningún azar que el

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de vanguardia de Venezuela - y detodas partes.

(Traducido de «le prolétaire», N.462,Mayo-Junio-Juliode 2002)

(1) No somos nosotros quienes lodecimos, sinoelFinancialTimes,órga-no de los medios financieros de la Citylondinense, en un editorial del 28/2/02 : «Durante sus tres años en la admi-nistración, el Presidente de VenezuelaHugo Chávez no ha sido el pirómanodel que frecuentemente oimos hablar,combinandoreformaspolíticasconunapolíticaeconómicarelativamenteprag-mática y que está por cambiar».

(2) En general, se habla mucho delas supuestas contradicciones entreFedecamaras y Chávez. Sin embargo,en 1998, cuando Chávez fue electopresidente, después que en 1992 habíarealizado una tentativa por tomar elpoder por la fuerza, Gustavo Cisneros(propietario del grupo capitalista pri-vado másgrandedeVenezuela,princi-palmenteenlosmediosradioeléctricos,ndr.) y otros empresarios influyenteslo sostuvieron, buscando igualmenteinfluenciarlo.Este apoyofuealejándo-seen lamedida enque Chávezponíaenclaro que sus planes fundamentales decambio eran de tratar de redistribuir elbienestar en Venezuela, donde el 80%de la población vive en la pobreza.OscarGarcìa Mendoza,presidente delBanco Venezolano deCrédito dijo en-tonces que ‘Cisneros, como empresa-rio, le gustaría ver a Chávez partir’(SimonRomero/TheNewYorkTimes),29/4/ 2002. Los cambios previstos porel gobierno eran todo salvo«fundamentales», pero disgustabanfuertemente a estos grandes capitalis-tas motivados por la preocupación, node redistribuir la más mínima fracciónde su riqueza, sino de acrecentarla aúnmás. Cisneros constituyó entonces elcentro de las discusiones y preparati-vos para desembarazarse de un presi-dente y un gobierno que «los influyen-tes hombres de negocios» no logra-ban ya influenciar : «La lujosa man-sión de Cisneros en Caracas se convir-tió en punto de encuentro para lasgentes interesadas en discutir sobrealternativas políticas» (…) «Toda lacontrarrevolución se concentró en sucasa en ciertos momentos» (…) Perolos opositores políticos de Chávez noeran los únicos visitantes de Cisneros.Este organizó recepciones para el em-bajador estadounidense en Caracas,

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embajador del Chile democrático seprecipitóparafelicitaralosputschistas.Si en las dos extremidades delsubcontinente, Venezuela y Argenti-na se encuentran sumergidos en unagrave crisiseconómica, socialypolíti-ca, en realidad son todos los países dela región quienes, en grado diverso,están amenazados de secundarlos,incluso ya algunos se encuentran ensituación similar. Queesta amenaza sevuelva realidad, que los expedientesburgueses clásicos no logren paliarlos efectos desestabilizadores de lacrisis, y ya veremos a las clases domi-nantes, probable, pero no obligatoria-mente, después del paso de los refor-mistas por el gobierno, reinstalar losregímenes «gorilas», esas dictadurasmilitares que se decían que pertene-cían a un pasado definitivamente ca-duco.

No obstante, el golpe ha hecho verotra cosa. Ha demostrado que paraoponerse a un golpe militar, la sola víaes la lucha abierta, directa, masiva delas proletarios y sin-reservas; ha de-mostrado que los proletarios, solos,abandonados por sus «amigos» refor-mistas, pueden hacer fracasar los ata-ques militares de la burguesía, arras-trando tras de sí a todos los oprimidos,apartir delmomento enquenosedejenmás frenar por consideraciones lega-listas, pacifistas o constitucionales.

Lasfalsasaparienciasde democra-cia y legalidad se volatilizaron en esefin de semana de Abril, dejando lugara la cruda realidad de la sociedad capi-talista: no son sino la correlación defuerzas y el enfrentamiento violentoentre las clases quienes determinan elfuturo. ¡Vital lección que no se debeolvidar jamás!

Los burgueses maniobran suspiones, fomentan sus operaciones,aportan armas, los proletarios debende saberlo. Comprometidos en unaguerra de clases despiadada, los pro-letarios deben igualmente preparar-se para los inevitables pero necesa-rios enfrentamientos que los espe-ran, recuperando las armas de claseque les permitirán salir victoriosos:sus organizaciones clasistas por ladefensa cotidiana contra los bur-gueses y su Estado, su partido declase, internacionalista e interna-cional, para centralizar y dirigir estalucha hacia el derrocamiento delpoder burgués y la instauración delpoder proletario dictatoriala escalainternacional.

Es para esto que tienen que tra-bajar los proletarios y los militantes

El golpe de Estado

junto con el antiguo embajador, actualembajador en Brasil. Cisneros es tam-biénamigo deOttoReich, sub-secreta-riodeEstado(vice-cancillernorteame-ricano, ndr.) para América Latina yantiguo embajador en Venezuela. Laspersonas cercanas al grupo Cisnerosdicen que Reich llamó por teléfonovarias veces a Cisneros para discutirde la situación en curso durante las 48horas durante las cuales Chávez habíasido retirado del poder», ibidem.

(3) cf. Le Monde Diplomatique,mayo2002.

(4) Chávezha dado otra razóna laparticipación de Estados Unidos en elgolpe de Estado contra él, razón quehabla claramente sobre su pretendido«antimperialismo»:elmismoafirmóqueel Secretario General de la OPEP (unvenezolano que ha sido nombrado a ladirección de PDVSA) le había telefo-neado para advertirle que los EstadosUnidos fomentaban un golpe paraderrocarlo afín de impedir que Vene-zuela se asocie a un llamado de embar-go petrolero contra ellos por parte deLibia e Irak en razón del apoyo ameri-cano a Sharon. Chávez rápidamenteordenó al ministro del petróleo de de-clarar oficialmente que su país no par-ticiparía a tal embargo. Sinembargo elgolpe se había puesto ya en marcha…

(5) La «National Endowment forDemocracy»,unaorganización creadapor el Congreso estadounidense apor-tó un millón de dólares a diferentesgrupos de oposición contra Chávez.Más de 150 mil dólares sirvieron parafinanciar la elección de Carlos Ortegaysu equipo a lacabeza del sindicato detrabajadores del petróleo -y, por ende,de la Confederación de Trabajadoresde Venezuela donde ha desplegadotodo sucelo comoagenteestipendiadopor la burguesía. (Cf The New YorkTimes, 26/4/2002) Cierto es que no setrata aquí sino de una ínfima parte deintrusión o implicación de EstadosUnidosdentro de lavidapolítica vene-zolana y en la preparación del putschde lo cual existen numerosos testimo-nios.

(6) CfThe FinancialTimes,13/5/2002

(7) CfElNacional,13/05/2002.(8) Uno delos temasdepropagan-

da de los chavistas ha sido el de launión del «Pueblo con la Fuerzas Ar-madas». Esta propaganda es realmen-te criminal ya que la confianza en lasFuerzas Armadas burguesas y elinterclasismo popular significan elaplastamiento asegurado a los prole-tarios.

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Puntos de referencia

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Puntos de referencia marxistasacerca del imperialismo

y el terrorismo

En momentos en que terminabamos de redactar esta revista, el imperialismo estadounidense se dirigía a toda mechahacia la segunda guerra contra Irak, el imperialismo ruso prosigue sus estragos en Chechenia, el imperialismo francésacrecienta su intervención militar en su antigua colonia de Costa de Marfil, Israel continúa sus ataques en los territoriospalestinos, mientras que los soldados de una retahíla de países se encuentran implicados en diversas operaciones decontrol militar llamadas de «apaciguamiento» en lo puntos álgidos del globo. Mientras que muestra con una clamorosaevidencia su carácter despiadadamente agresivo, el imperialismo no vacila en presentarse como el defensor de la paz,la civilización, el progreso humano frente a las terribles amenazas de un bárbaro enemigo, misterioso y multiforme: elterrorismo. Los puntos que siguen se proponen brevemente poner cada cosa en su lugar.

1° Por «imperialismo» los marxis-tas entienden la fase última del desa-rrollo del capitalismo, que no puededesembocar sino en la revolución pro-letaria o en el reforzamiento de la dic-tadura burguesa, reaccionaria en to-dos los planos. Su mejor explicaciónha sido dada por el famoso libro deLenin, al cual nos referiremos para estetema.

«El capitalismo se transforma ensistema mundial de opresión colonialy dominación financiera sobre laaplastante mayoría de la poblacióndel globo por parte de un puñado depaíses "avanzados". Y al reparto delbotín concurren 2 o 3 bandidos (In-glaterra, USA, Japón) de potenciamundial, armados de pie a cabeza,que arrastran al mundo entero en suguerra por el reparto del botín» (1).

Llegado a su estadio imperialista,el capitalismo tiende a transformar laconcurrencia en monopolio, determi-nando de esta manera una inmensaampliación del proceso de socializa-ción de la producción a escala mun-dial. «La producción deviene social,pero la apropiación continúa siendoprivada. Los medios de producciónpermanecen como propiedad privadade un pequeño número de individuos.El cuadro general de la libre concu-rrencia nominalmente reconocidasubsiste, y el yugo ejercido por un pu-ñado de monopolistas sobre el restode la población se vuelve cien vecesmás pesado, más tangible, más into-lerable». Con el capital financiero, losbancos se transforman, en virtud deldesarrollo capitalista, en los verdade-

ros actores de la centralización delcapital, acrecentando la potencia degigantescos monopolios. En el esta-dio imperialista del capitalismo, es elcapital financiero quien domina losmercados, las empresas, toda lasociedad, y esta misma dominaciónconduce a la concentración financieraal punto en que «el capital financie-ro, concentrado en pocas manos yejerciendo un monopolio de hecho,saca enormes y crecientes beneficiosde la constitución de firmas,emisiones de valores, préstamosestatales, etc., consolidando ladominación de las oligarquíasfinancieras y golpeando a toda lasociedad con un tributo en provechode los monopolistas». El capitalismoque nació de un minúsculo capitalusurario, termina su evolución bajo laforma de un gigantesco capitalusurario.

2° «Lo propio del capitalismo es,en regla general, separar a la pro-piedad del capital de su aplicaciónen la producción, separar al capital-dinero del capital industrial o pro-ductivo, separar al rentista, cuyos in-gresos salen del capital-dinero, delindustrial, así como de todos aque-llos que participan directamente enla gestión de capitales. El imperia-lismo, o la dominación del capital fi-nanciero, es ese estadio supremo delcapitalismo en que esta separaciónalcanza vastas proporciones. La su-premacía del capital financiero sobretodas las otras formas del capital sig-nifica la hegemonía del rentista y de

la oligarquía financiera; significauna situación privilegiada de unospocos Estados financieramente « po-tentes » con respecto a todos losotros ».

El viejo capitalismo, en la épocade libre competencia, estaba caracte-rizado por la exportación de mercan-cías; el capitalismo moderno, en laépoca de los monopolios, está carac-terizado por la exportación de capita-les. El capital financiero extiende sustentáculos a todos los países del mun-do. «Los países exportadores de ca-pitales se han, en sentido figurado,repartido el mundo. Pero el capitalfinanciero ha conducido también alreparto directo del globo».

La competencia se eleva entoncesal nivel de una lucha entre gigantes-cos monopolios de enorme potenciafinanciera. El teatro de esta lucha yano es el mercado nacional, sino que,desde finales del siglo XIX, se ha vuel-to cada vez más el mundo entero.

«Los carteles internacionalesmuestran hasta que punto se han de-sarrollado hasta hoy los monopolioscapitalistas, y cuál es el objeto de lalucha entre los agrupamientos capi-talistas. Esto último es esencial; élsólo nos revela el sentido histórico yeconómico de los acontecimientos,ya que las formas de la lucha puedencambiar y cambian constantementepor diversas razones, relativamenteprovisorias y particulares, mientrasque la esencia de la lucha, sucontenido de clase, no podría cam-biar mientra que las clases existan».

«La época del capitalismo moder-

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Puntos de referencia

no nos muestra que entre los agrupa-mientos capitalistas ciertas se esta-blecen ciertas relaciones basadas enel reparto económico del mundo y que,paralela y consecuentemente, se es-tablece entre los agrupamientos po-líticos, entre los Estados, relacionesbasadas en el reparto territorial delmundo, de la lucha por las colonias,la « lucha por los territorios econó-micos».

3° El reparto económico y territo-rial del mundo es el motivo principalde la lucha entre los grupos capitalis-tas, sus carteles, sus Estados.

Que esta lucha sea llevada a cabode manera pacífica o manu militari, estodepende de la correlación de fuerzasentre los que compiten, de situacio-nes económicas pero también políti-cas; mas es cierto que la paz capitalis-ta prepara la guerra, y que la guerra setermina por un nuevo reparto econó-mico y territorial del mundo, que serábase a su vez para nuevos choques ynuevas guerras. La espiral capitalistaen la época de libre competencia paz-guerra-paz se transforma en la épocaimperialista en guerra-paz-guerra. Enrealidad, bajo los cielos de la últimaetapa del desarrollo capitalista, jamáshay paz.

En la realidad las alianzas entreEstados imperialistas « no son inevi-tablemente, cualesquiera que sean lasformas de estas alianzas, trátese deuna coalición imperialista dirigida con-tra otrl, o de una unión general queabrace todas las potencias imperialis-tas, sino ‘treguas’ entre guerras. Laevolución de las relaciones entre losgrupos capitalistas puede desembo-car en una unión general entre todoslos Estados, como es en particular elcaso después de la caída de la alianzaconformada alrededor de Moscú. Pero«las alianzas pacíficas preparan lasguerras y, a su vez, nacen de la gue-rra; estas se condicionan unas a otras,engendrando alternativas de luchapacífica y no pacífica sobre una solay misma base, la de los vínculos y re-laciones imperialistas de la economíay política mundiales».

4° «El imperialismo es la épocadel capital financiero y losmonopolios, que provocan en todaspartes tendencias a la dominación yno a la libertad. Reacción por todala línea, sea cual sea el régimen polí-tico, agravamiento extremo de losantagonismos en este dominio igual-mente; tal es el resultado de estas ten-

dencias. Igualmente se reforzan par-ticularmente la opresión nacional yla tendencia a las anexiones, es de-cir, a las violaciones de la indepen-dencia naciona (ya que la anexiónno es sino una violación del derechode la naciones a disponer de sí mis-mas)».

Mientras que la opresión salarialtiende a aumentar, en la medida en queel capitalismo no puede parar su fre-nética carrera hacia la acumulación deriquezas en manos de un puñado decapitalistas, aumenta también la opre-sión de las nacionalidades, cuyo finno es otro que el de garantizar de po-blaciones enteras su completa sumi-sión a las exigencias del capital finan-ciero de las grandes potencias impe-rialistas, de obtener gigantescas so-bre-ganancias mediante la explotaciónde una fuerza de trabajo a un costoirrisorio, y de mantener, también, a unbajo nivel el porcentaje general de lossalarios de los obreros de la metrópo-lis. Este sistema es empleado por to-das las burguesías; las burguesíasmás débiles, que sufren de la opresiónnacional por parte de los países impe-rialistas hacen caer sobre las clasesinferiores de su sociedad las conse-cuencias más terribles de esta opre-sión; en consecuencia los proletariosy las masas campesinas de estos paí-ses son particularmente explotadas yoprimidas: frecuentemente, ellos notienen otro derecho que el de morir dehambre o de fatiga.

Desde el comienzo del siglo XX, elcuadro general de la situación de lasantiguas posesiones coloniales hacambiado totalmente. Los pueblosotrora sometidos al yugo colonial delas potencias europeas han aprendi-do del mismo capitalismo, de las na-ciones europeas, los métodos para suliberación. Muchos de estos puebloshan llegado a constituir Estados inde-pendientes. Pero esto no cambia elproceso de centralización y concen-tración financieras característico delcapitalismo imperialista. Son siempreun pequeño número de grandes Esta-dos imperialistas (hay que agregar aInglaterra, Japón y los Estados Uni-dos, citados por Lenin más arriba,otras grandes potencias como Rusia,Alemania, Francia, Italia, etc.) quienesse disputan el mercado mundial, los«territorios económicos»; y es sobrela base de esta dominación sobre losotros países que la lucha entre losmonopolios capitalistas agrava la com-petencia entre los grandes países im-perialistas. Y esta concurrencia es la

base de las oposiciones entre Esta-dos y de su transformación en guerraabierta.

5° La perspectiva política que ofre-ce el imperialismo no es la autodeter-minación de los pueblos, ni la pleni-tud de las culturas de estos diversospueblos, ni el libre progreso económi-co, ni el desarrollo pacífico de los di-versos grupos humanos.

El futuro que el imperialismo reser-va a las poblaciones del mundo - tan-to de los países imperialistas como delos países dominandos por estos - esun futuro de opresión cada vez másgrande, de guerras, hambrunas, epi-demias, destrucciones, miseria crecien-te, reacción política, y de represiónpolicial y militar. El terror que inspiranlas potencias imperialistas viene deesta terrible perspectiva; nace de lafalta de medios de sobrevivencia y delmiedo de ser aplastados por una opre-sión todavía más grande que aquellaen la cual viven estas poblaciones oen la cual estas han vivido en el pasa-do.

La evolución histórica del capita-lismo hace objetivamente irrealizablela aspiración de estas poblacionessometidas hoy todavía al yugo de laspotencias imperialistas a emanciparsepor medio de la lucha de «liberaciónnacional». La posibilidad de emanci-pación no puede venir de las orienta-ciones políticas burguesas, sino úni-camente de las orientaciones políticasde la sola clase social que desde unpunto de vista histórico es el antago-nista irreductible de la burguesía y detoda su organización social, la claseproletaria; la sola clase que tiene ver-dadero interés en terminar con todotipo de opresión, sea nacional, racial,sexual, religiosa o salarial.

El ciclo de las grandes luchas na-cionales, de guerras anti-coloniales, seha terminado con la victoria de Viet-Nam sobre los Estados Unidos y deAngola y Mozambique sobre Portu-gal. Las naciones que no tuvieron lafuerza para «liberarse» del yugo polí-tico colonial en el momento en queexistió la posibilidad de realizarlo, hoyen día no tienen ninguna posibilidadde conquistar su autodeterminación,en particular debido a que los antago-nismos interimperialistas a nivel mun-dial y los rígidos alineamientos resul-tantes del reparto del mundo despuésde la II Guerra Mundial obstaculiza-ban las ambiciones colonizadoras. Noes sino en la oportunidad de gravesdesequilibrios inter-imperialistas pro-

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vocados por guerras o muy fuertescrisis económico-políticas que es po-sible que nuevas naciones logren unaapariencia de independencia política.Pero en nuestra época de desarrolloimperialista extremo donde todas lasnaciones son sometidas a la coloniza-ción financiera y la dominación políti-ca por parte de los más grandes Esta-dos capitalistas de los cuales depen-den préstamos, subvenciones, comer-cio, restricciones, embargos, interven-ciones de todo género, aún llevandoa cabo una lucha armada de liberacióncon lo prolongada que esta sea, esprácticamente imposible que una na-cionalidad oprimida pueda obtenerefectivamente su independencia polí-tica. Frente a la liga general de poten-cias imperialistas esta «independen-cia» es o una quimera o una conce-sión arrancada a un precio extremada-mente elevado en términos de muer-tos, destrucciones, miseria y explota-ción para las masas. Basta pensar enla situación de las masas palestinas ode poblaciones que se combaten so-bre el gigantesco territorio congolés,para no hablar del Sud-este asiático,del archipiélago indonesio o del sub-continente indio, etc. Si es en Europa,podemos recordar la situación de Ir-landa del Norte que la Gran Bretañano resolverá nunca sino por medio dela represión y ocupación militar, o delos Balkanes con su maraña de nacio-nalidades que todos conocemos.

6° Entre los derechos burguesesque los proletarios, y con más fuerterazón los comunistas revolucionariosestán obligados a respetar, se encuen-tra el famoso derecho a la autodeter-minación de los pueblos oprimidosayer por el colonialismo u hoy por elimperialismo. Es un problema que estáplanteado por Lenin exclusivamentedesde el punto de vista proletario, esdecir desde el punto de vista de losintereses generales de la revoluciónproletaria actual y futura.

Los proletarios de los países opre-sores deben demostrar en la prácticay no solamente sobre el plano de lasdeclaraciones, que ellos no toman par-tido sino que combaten la opresión yla explotación inflingidas por su bur-guesía a las poblaciones dominadas.Esta actitud implica la ruptura de lacolaboración interclasista, esto es, laruptura de toda complicidad con losintereses y las exigencias burguesas.Esto es indispensable para hacer lademostración de la solidaridad de cla-se con los proletarios de los países

oprimidos quienes, sometidos a laopresión de los países más potentes,son propensos a confundir sus pro-pias aspiraciones con las de su bur-guesía. Sostener el derecho a la auto-determinación no debe significar sos-tener la causa de la burguesía domi-nada, ni tener como objetivo que cadapueblo, etnia, grupo humano logredotarse de su Estado nacional. La his-toria de la sociedad humana es unahistoria de guerras y revoluciones, unahistoria de fuerza, violencia y dicta-dura que las clases utilizan sobre otraspara defender o imponer intereses bienprecisos.

Pero la historia de la lucha de cla-ses supera las aspiraciones de las po-blaciones particulares y determinaobjetivamente épocas y lugares don-de estas aspiraciones pueden o norealizarse. La historia de la lucha declases ha traído al estrado de la esce-na un actor bien particular, el proleta-riado, que el desarrollo del capitalis-mo ha esparcido por el mundo entero.La característica del proletariado esque sus aspiraciones y tareas históri-cas no son compatibles con una so-ciedad dividida en clases, sino queimplica al contrario la desaparición dela opresión y dominación de la mayo-ría de la población por una minoríaprivilegiada.

Ùnica clase revolucionaria de lasociedad moderna, la clase de los sin-reservas, la clase de los proletarios,está constituida por la fuerza de tra-bajo que los capitalistas explotan parasacar provechos. Es la clase la cual laburguesía le usurpa la plusvalía, la ri-queza social cuya apropiación priva-da representa la opresión inherente asu sociedad.

Porque es de su explotación quenace la riqueza social, la clase proleta-ria tiene la fuerza potencial de revolu-cionar la sociedad capitalista y dearrastrar tras de sí en su lucha revolu-cionaria todas las capas deshereda-das y oprimidas abarcando las de lospaíses capitalistas podo desarrollados.Pero es preciso que ella sea política-mente clarividente: en los países capi-talistas industrializados el problema dela opresión nacional está a grossomodo superada (aún cuando subsisteel racismo contra miembros de las na-ciones más débiles), y la cuestión dela lucha por la toma del poder se plan-tea directamente ; a la inversa, en lospaíses débilmente desarrollados don-de, aún si domina el modo de produc-ción capitalista, subsisten todavía for-mas sociales y económicas precapita-

listas (por ejemplo en las relacionesentre familia y sociedad, en la existen-cia de castas, de formas religiosas,etc.), el atraso económico y social seacompaña de opresión nacional, inclu-so étnica, por parte de las clases do-minantes locales e imperialistas.

La oposición de los proletarios delos países industrializados a todo tipode opresión significa también oponer-se a la opresión nacional que su bur-guesía ejerce contra estas poblacio-nes. Y oponerse a esta opresión, sos-tener el derecho de estas poblacionesa no ser más oprimidos por otros pue-blos, sostener su derecho a la inde-pendencia, quiere decir aprovechar lafuerza de clase para obligar a la bur-guesía a cesar esta opresión; estoquiere decir luchar abiertamente con-tra su burguesía de manera que sehaga más difícil sus operaciones deopresión y represión; pero esto quie-re decir también lanzar al proletariadode estos países, aun siendo poco nu-meroso, la consigna de la solidaridadde clase entre proletarios más allá delas fronteras, la consigna de unidadde lucha contra todas las burguesías.

La actitud proletaria clasista esentonces dialécticamente unificante,y ello por que esta se sitúa en la pers-pectiva de la revolución comunistainternacional. Tal era el mensaje deLenin, y tal era la acción del partidobolchevique en los primerísimos añosde la dictadura.

7° El derrotismo revolucionarioque caracteriza la actividad práctica delos proletarios conscientes en la gue-rra imperialista encuentra su realiza-ción y preparación incluido en tiem-pos de paz. La clase dominante bur-guesa llama siempre al proletariado ala colaboración por el bien de la em-presa, la economía nacional, la patria,los intereses nacionales que defendercontra los diversos competidores. Enel curso de su desarrollo, el capitalis-mo ha acumulado tal cantidad de be-neficios que puede utilizar una míni-ma parte para atar a los proletarios a ladefensa de las exigencias del capital ydel Estado burgués. El imperialismotiende a constituir entre los proleta-rios categorías privilegiadas y a sepa-rarlos de la gran masa; tiene la posibi-lidad económica de dividir al proleta-riado en capas inferiores y capas su-periores que este corrompe. Es asícomo este ha creado y reforzado loque se llamaba en el movimiento obre-ro el oportunismo y que preferimos lla-mar en lo sucesivo el colaboracionis-

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mo. La aristocracia obrera esta consti-tuida por estas capas privilegiadasque ligan su suerte a los intereses delos capitalistas; estos trabajadoresson proletarios, pero con un rol cola-boracionista, puesto que burgués,antiproletario, en el seno de las masasobreras. Estas capas de aristocraciaobrera, asimilables por su rol social ala pequeña-burguesía, aportan el grue-so del personal político y sindical deloportunismo, verdaderos lugartenien-tes de la burguesía en el seno del pro-letariado. ka

Característico de estas capas so-ciales es la de asumir el cargo de de-fender las formas de dominación bur-guesa que les permite actuar, de «ejer-cer su función social de influencia ycontrol de las masas proletarias»: lademocracia, el parlamentarismo, el cir-co electoral, el partenariado social, lasnegociaciones permanentes, todo ellodentro de un clima de paz social y deconflictividad reducida al máximo.

La democracia burguesa se modi-fica en la época imperialista. No es yala democracia liberal donde pese atodo el proletariado ha podido con-quistar espacios que han permitido ladifusión de la propaganda socialistay la constitución de organizacionesclasistas algunas veces imponentes.La democracia es un velo que camuflala realidad del poder de la burguesía,la dictadura de esta clase que en épo-ca imperialista se ejerce con una fuer-za implacable. En los países mas po-tentes los capitalistas tienen aún sufi-cientemente reservas para mantenerfuncionando las costosas formas de-mocráticas con su serie interminablede instituciones, partidos, sindicatos,de las asociaciones más diversas conel fin de aceitar las relaciones socialesy de prevenir la reconstitución de lafuerza de clase del proletariado. Pero,en la época imperialista la democraciaes cada vez y siempre más blindada,de más en más «totalitaria», «dirigi-da» y en una sola dirección, cada vezmás preparada para utilizar si es nece-sario los métodos represivos y losmedios de fuerza; y el día en que lasituación social y política los hagannecesarios para preservar al sistemacapitalista, esta dejará la plaza en unguiño de ojo a la dictadura abierta,como ya sucedió en la época del fas-cismo.

¿De cuál democracia pueden en-tonces hacerse campeones los Esta-dos imperialistas, cuando estos pre-tenden hacer adoptar en todos los paí-ses, incluso por medio de la fuerza ar-

mada, regímenes democráticos? Losproletarios de los países poco desa-rrollados no deben alimentar ningunailusión sobre las ventajas que pudie-sen sacar de la administración - ¡in-cluso forzada! - de dosis de democra-cia imperialista. Mucho más favorablepara ellos, al menos sobre el plano dela clarificación de las relaciones entrelas clases, es la lucha abierta contra laopresión, la guerra de liberación na-cional, que pudiese transformarse enguerra civil contra la burguesía a con-dición de que existan fuerzas organi-zadas y dirigidas por el partido de cla-se. Esto último jamás ha ocurrido y esmuy poco probable que dicha even-tualidad se verifique en el futuro.

SOBREELTERRORISMO

8° Los métodos de dominaciónburguesa, aun en pleno régimen de-mocrático parlamentario, jamás han

excluido la utilización de medios vio-lentos para reprimir, el terrorismo deEstado, el golpe de Estado o la dicta-dura militar. Son numerosos los ejem-plos que datan del siglo XIX y XX.Esto demuestra que la dictadura delcapital - del modo de producción ca-pitalista, de sus leyes y de su procesode apropiación privada de la riquezaproducida - no tiene siempre la posi-bilidad o la necesidad de embellecer-se con los logros de la democraciaparlamentaria, muy al contrario. Laguerra misma es la expresión supremadel terrorismo estatal. Y aquí no esta-mos hablando solamente de bombasatómicas o de campos de concentra-ción; en las guerras imperialistas lasclases dominantes utilizan cada vezmás la masacre de poblaciones civilescomo un elemento estratégico paradebilitar y desmoralizar al enemigo yadelantar así la victoria.

Pero estos métodos no son más

Puntos de referencia

Sumario:

• • • Attacks against the U.S.A. :Only the Revolutionary Class’Struggle against Capitalisme willend the Bourgeois Terror andMassacres • • • To our Readers• • • Capitalism is internationaland global. The anti-capitaliststruggle must be internationaland global • • • The Struggle ofthe International ProletariatAgainst the Imperialist Strong-holds, the Only Means to Helpthe Palestinian Proletarians andMasses • • • Against the Imperi-alist War in Chechnya. The Rus-sian Workers Must Break withTheir Bourgeois Chechnyan Warby reviving the Daily Struggle inthe Factories, the Cities and theCountry • • • No to the imperialistaction in Yugoslavia! Down withall nationalisms and all bourgeoisoppressions! Leaflet publishedon March 1999 • • • Rover: Needof the Class Struggle • • • At theEditions Programme • • • TheInternational Communist Party’sProgrammePrecio del ejemplar: 1,5 " - £ 1 -3 CHF

El objetivo de este boletín -episódico por ahora - es el de dar aconocer a los lectores de hablainglesa las posiciones teóricas ypolíticas de nuestro partido - elPartidoComunistaInternacional/LeProlétaire/Il Comunista - que secaracteriza por la defensa del pro-grama comunista, es decir, delmarxismonofalsificado,contratodotipo de revisionismo.

Unapublicacióndelpartido:

«The Proletarian»Suplemento en inglés de "Le Prolétaire -"Febrero 2002

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que la prolongación de las guerrascoloniales que las potencias capita-listas emprenderán sobre los diversoscontinentes con el fin de apropiarsede las fuentes de materias primas, víasde comunicación, mercados, de «te-rritorios económicos», en suma. En es-tas guerras los ejércitos colonialescombatían más a las poblaciones quea los ejércitos regulares; el métodoempleado para vencer la resistencia deestas poblaciones era la de destruiraldeas enteras junto con sus habitan-tes. Estos respondían a este terroris-mo utilizando todos los medios y re-cursos que pudieran tener a la mano,preparando para el combate a mujeresy niños. Es así como nace la guerrapartisana, la guerrilla, es decir, la gue-rra emprendida no por profesionalessino por civiles transformados provi-soriamente en combatientes.

La técnica militar cambia con elprogreso técnico y, paralelamente losinstrumentos utilizados por los méto-dos terroristas; 2000 años han trans-curridos para pasar del fuete y la cru-cifixión a la bomba atómica y a la gue-rra bacteriológica. Pero siempre nosencontramos en presencia del terro-rismo de sociedades divididas en cla-ses, sociedades fundadas en la opre-sión, esclavista o capitalista, pocoimporta.

9° La propaganda burguesa demo-crática difunde la creencia que el Es-tado central con sus diversas institu-ciones es un amparo de la civilización,la paz, cuyo objetivo fundamental esde asegurar el bienestar de todos losciudadanos sin distinción de clases.Se le confía el monopolio del uso de laviolencia, ejercida únicamente paracombatir los crímenes y hacer respe-tar las leyes por el bien de todos. Es,pues, el Estado quien organiza dichaviolencia legal en fuerzas policiales ymilitares encargadas de intervenirdentro y fuera de las fronteras en de-fensa de los intereses nacionales, con-siderados como bien común, y el or-den constituido, que se supone quees el mejor posible. Y todo lo que seopone a este orden constituido sedefine como crimen; la burguesía uti-liza así toda su potencia económica,política y militar para poner fuera de laley a toda fuerza constituida, aun mo-destamente, para combatir este orden,particularmente a quien utiliza la vio-lencia.

La democracia burguesa, verdade-ro fetiche moderno, disfraza hipócri-tamente bajo un velo de ilusiones la

realidad de la división de la sociedaden clases, y de los antagonismos en-tre las clases que ponen en movimien-to las fuerzas sociales. La sociedadburguesa se encuentra atravesadapermanentemente por una lucha ince-sante tanto en el plano de la compe-tencia entre los mismos burgueses,entre sus empresas y Estados como elplano de la lucha entre las clases, en-tre burgueses y proletarios, o entreclases y semi-clases (burgueses y pe-queño-burgueses, etc.). La violenciaque se ejerce en esta lucha permanen-te no es todo el tiempo «cinética»,esto es, abierta: en los países capita-listas desarrollados, la simple amena-za de utilizar la violencia basta, en pe-ríodos normales, para garantizar la pazsocial y la sumisión a las exigenciasdel capital. La eficacia de esta violen-cia «virtual» significa que todavía ladominación de la clase burguesa noes repudiada por las clases domina-das

La lucha abierta, declarada, efecti-va, entre las clases que saben que suantagonismo es irreductible, no es unsituación normal para los países im-perialistas donde la burguesía utilizalas migajas de sus beneficios o sobre-ganancias con el fin de mantener elcolaboracionismo comprando a cier-tas capas sociales. No es sino en pre-sencia de situaciones de graves difi-cultades económicas - donde las am-plias masas sufren una degradacióngeneral de sus condiciones y cono-cen de nuevo la inseguridad y el mie-do al mañana - que pueden reaparecera gran escala marejadas de lucha abier-ta.

Con sus crisis periódicas, los ci-clos económicos capitalistas arrastranal empobrecimiento a capas importan-tes de poblaciones no solamente obre-ras, empujan grupos sociales a rebe-larse hasta suscitar movimientos delucha de tipo guerrilleras o terroristas.

10° Si echamos a un lado las ac-ciones del Estado o de algunos de susservicios, el terreno político en quenace el terrorismo reaccionario, dederecha, sigue siendo el terreno dedominación de clase burgués. Los in-tereses que defiende este terrorismoson intereses de fracciones burgue-sas bien localizadas que combaten alas que están a la cabeza del país. Y enla época de capitalismo ultra-desarro-llado, estos intereses particulares nopueden dejar o buscar de tener lazoscon otras fracciones burguesas fueradel país. La universalización del capi-

talismo es también la universalizaciónde sus contradicciones y rivalidades.Esta universalización conduce a lacartelización de intereses de gruposcapitalistas determinados y a la agra-vación de sus oposiciones. Desdeeste punto de vista no es falso hablarde terrorismo internacional puesto queeste terrorismo está ligado a intereseseconómicos internacionales. Se tratade terrorismo burgués, aun si este uti-liza como masa de maniobra - comosiempre lo hace la burguesía - a ele-mentos surgidos de las capas pobresde la sociedad e incluso del proleta-riado.

El terreno político de donde surgeel terrorismo de izquierda es el del re-formismo. Reformismo significa paralos marxistas la política que pretendeque, gracias a una mediación perma-nente, utilizando los instrumentos dela democracia aportados por la mismaburguesía, es posible la conciliaciónentre intereses proletarios y burgue-ses. La historia ha demostrado de ma-nera irrefutable que esta política nosirve en realidad sino a la burguesía.Las bases materiales del reformismo -que nace de la corrupción del movi-miento obrero - se encuentran en ladivisión que el capitalismo crea en lasfilas del proletariado; el capitalismocrea en ellas capas, bastante ampliasen ciertos períodos, relativa o absolu-tamente «privilegiadas» con respectoa la masa no solamente a nivel desalarios sino sobre todo en el planode «garantías» que en apariencia leshace escapar a la condición proleta-ria.

En períodos de crisis económicasestos privilegios merman y para nu-merosas capas proletarias tienden adesaparecer. Sostenidas por las fuer-zas de los Estados las clases patrona-les tienden inexorablemente a cuestio-nar las prebendas concedidas ante-riormente. La política del reformismolegalista clásico aporta cada vez me-nos frutos, y las manifestaciones yacciones, incluyendo la huelga, queeste se ve obligado a organizar, resul-tan ineptas para frenar el deterioro delas condiciones proletarias. Es enton-ces cuando cierto grupo de intelec-tuales y proletarios pueden recurrir aformas de lucha armada con el fin deintimidar a los patronos y fuerzas delEstado o de empujar el reformismo a lalucha. Es inevitable que algunas ca-pas del proletariado puedan ser arras-tradas hacia este género de luchas porcuanto las mismas sienten en primeralínea la necesidad de responder en el

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terreno de la violencia a los ataquesde la burguesía.

Pero es la orientación política delterrorismo de izquierda - tipo Briga-das Rojas para tomar el ejemplo italia-no - lo que determina su impotencia.El brigadismo aun con todo el enfren-tamiento militar frente al Estado y alimperialismo a través de las grandesmulticionales, no se salía del cuadropolítico del reformismo tradicional; nopedía en el fondo sino «más democra-cia», más respeto de los «derechosadquiridos», trataba de impedir eldesmantelamiento del sistema deamortiguadores sociales edificadodurante el curso de expansión econó-mica, queriendo que el reformismo re-gresara a una práctica más combati-va » que era la suya para aquella épo-ca. Defendía estas reivindicacionescon las armas en la mano, y es por elloque le hemos llamado reformismo ar-mado.

El reformismo armado ha demos-trado su impotencia. Pero el mal queeste ha causado en los repartos obre-ros consistió fundamentalmente enparalizar todas las tentativas de reor-ganización clasista que nacían poraquel entonces, tanto contra los pa-tronos como contra el colaboracionis-mo tradicional de los sindicatos trico-lor y los partidos nacional-comunis-tas (estalinistas, ndr). El reformismoclásico que no ha tenido ninguna res-ponsabilidad en el nacimiento de lasBR u otros grupos lucharmatistas pudoobtener sin embargo grandes benefi-cios de su participación en las luchasobreras durante un período particu-larmente crítico para el capitalismocomo fue la crisis capitalista mundialde 1974-75, mientras que en realidadsu influencia comenzaba a declinarluego de las luchas de aquellos años.

11° La lucha proletaria contre elimperialismo no puede ser conducidaen el terreno y con los métodos de lademocracia. Es la historia de todas lasluchas de liberación nacional y de to-das las luchas obreras que han marca-do los decenios de post-guerra que lodemuestran. Ningún pueblo se ha au-todeterminado jamás sino por la fuer-za, la guerra nacional contra las po-tencias coloniales e imperialistas. Nin-gún movimiento obrero ha podido re-sistir a la presión y a la represión capi-talistas sino mediante la fuerza en lacalle. La violencia que transpira a tra-vés de todos los poros de esta socie-dad no podra ser jamás vencida y eli-minada sino por una violencia supe-

rior. Mas entonces no se tratará de unaviolencia episódica, «ejemplarizante»o en represalia contra el enemigo declase que, aun cuando serán inevita-bles, útiles también serán; no se trata-rá de grupos terroristas, ni de actosde «violencia ciega» dictados por ladesesperación o, peor todavía, por eldesprecio por la vida de los proleta-rios, aun cuando los revolucionariosno pueden prescindirse del terror quesus armas infligen a sus adversarios.Se tratará de violencia revolucionaria,se tratará de métodos de respuesta yde ataque que el proletariado reorga-nizado en organizaciones de clase yalrededor de su partido será capaz deponer en marcha de manera científicaen la perspectiva del enfrentamientoúltimo con la clase enemiga.

Si observamos al mundo contem-poráneo, podemos constatar los innu-merables casos de violencia estatalcontra violencia de grupos armados.El imperialismo ha derramado su opre-sión a las cuatro esquinas del plane-ta; al mismo tiempo que ha enseñadoa los burgueses de los países pocodesarrollados la forma mejor para opri-mir a sus habitantes. Ha creado, man-tenido y sostenido todo tipo de orga-nización terrorista incluyendo a lasque se basan en el fundamentalismoreligioso con tal de que estas puedanser utilizadas en cualquier momentocontra otros competidores. Ha pasa-do en todas partes, en Europa, Àfrica,América Latina,Asia, Medio Oriente,y continuará pasando, aun cuandomañana el imperialismo deberá hacerfrente a la revolución proletaria inter-nacional.

El imperialismo puede utilizar todotipo de guerra, todo tipo de terroris-mo, a excepción de la lucha indepen-diente de clase de los proletarios. Peroesta lucha es la más difícil de iniciar yllevar hasta el final, hasta la lucha re-volucionaria por el derrocamiento dela dictadura burguesa y la instaura-ción de la dictadura proletaria ejercidapor el partido único de clase. Se preci-sa de condiciones históricas determi-nadas para que esta lucha renazca ypueda extenderse internacionalmente.Esta perspectiva no es una utopíapuesto que ya se realizado, luego dela gran ola revolucionaria surgida trasla primera guerra mundial y de la vic-toria de la Revolución bolchevique.Estas condiciones históricas reapare-cerán de manera inevitable; las con-tradicciones del capitalismo no con-ducen solamente a una guerra impe-rialista general, sino también a la aper-

tura de un período revolucionario elcual no podrá concluirse positivamen-te que cuando el proletariado logredotarse de su partido marxista com-pacto y potente.

12° La burguesía siempre ha justi-ficado sus guerras en nombre de ladefensa de la paz, la civilización y otrosprincipios democráticos. En el cursode los últimos años las potencias im-perialistas han llevado sus guerras derapiña por motivos sedicentemente«humanitarios», para traer la paz enregiones desgraciadamente azotadaspor guerras intestinas, etc. El colabo-racionismo, aun cuando critica recu-rrir a la «solución militar», aporta in-defectiblemente su apoyo al propioEstado en estas guerras. Es imposibleesperar otra cosa de estas organiza-ciones colaboracionistas inextricable-mente atadas a la burguesía; toda opo-sición a la guerra que quisiera apoyar-se en ellas, tan siquiera en una mínimaproporción, no sería sino una tristemascarada. La iglesia cristiana misma,más hipócrita que las iglesias musul-manas, no habla nunca de « guera san-ta » pero en los hechos santifica laintervención militar imperialista comoayer en Yugoeslavia y Afganistán.

El pacifismo característico de losmovimientos religiosos y reformistas,a partir del momento en que encuen-tra la excusa perfecta, se manifiestasiempre listo para apoyar a las gue-rras de su propio imperialismo. Y elpretexto del terrorismo islamista es porsupuesto uno de los más eficaces yaque el primero puede sostenerse so-bre la base de la compasión hacia po-blaciones sin defensa golpeadas porel segundo y sobre la creencia muydifundida de que el cristianismo esmás civilizado que su competidor mu-sulmán, sin olvidar la connotación ra-cista reforzada por el hecho que el is-lamismo es la religión de las capas máexplotadas del proletariado. El pretex-to del terrorismo musulmán es utiliza-do también para silenciar la opresiónbrutal que ejercen las grandes poten-cias imperialistas, a las cuales el paci-fismo ofrece su apoyo en los hechos;incluso dentro de las manifestacionesanti-guerra, puesto que este se limitaa rogar piedad por los más débiles. Elpacifismo es sin duda una de las ma-nifestaciones más evidentes de la im-potencia frente a la dominación capi-talista; pero es también y sobre todouna traba para la reanudación de lalucha de clase en la medida en queeste difunde entre los proletarios la

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creencia de que es posible resolver lascontradicciones sociales apelando ala buena voluntad, a la humanidad delos capitalistas.

No son los buenos o malos senti-mientos de los capitalistas lo que seobjeta; son las leyes del modo de pro-ducción capitalista que engendrannecesariamente desigualdad, explota-ción, opresión, violencia; son estasleyes que imponen a los capitalistasmismos una conducta conforme a lasnecesidades de la conservación y de-fensa de su sistema. Es imposible opo-nerse verdaderamente a los efectosinevitables del sistema capitalista, siigualmente no se combate al capitalis-mo en sí; es precisamente esto lo queel pacifismo no quiere ni puede hacer.

13° La reanudación de la lucha declase del proletariado no se producede repente, no estalla como rayo encielo sereno. No puede ser sino unproceso de maduración largo y con-tradictorio. Los fundamentos materia-les de la lucha de clase residen en larelación misma que se encuentra en elcorazón del capitalismo, la relaciónentre capital y fuerza asalariada; losfundamentos sociales residen en lacorrelación de fuerzas que se estable-ce entre las clases; los fundamentospolíticos residen en el programa delcomunismo revolucionario el cual sin-tetiza toda la trayectoria histórica dela lucha entre las clases, desde su orí-gen hasta el enfrentamiento final conla burguesía.

En la realidad cotidiana del capita-lismo, la explotación y opresión prin-cipalmente nacional, provocan conti-nuamente luchas de resistencia. Entanto que estas luchas, incluso utili-zando métodos violentos, están con-denadas a ser reabsorvidas y a reco-menzarlas indefinidamente: las desgra-cias que sufren las masas oprimidas,proletarias o no, no cesan jamás yaque el capitalismo no puede cambiarde naturaleza y transformarse en modode producción harmonioso, no anta-gónico. La sola perspectiva con futu-ro de estas luchas de resistencia esque se alcen al nivel de la lucha clasis-ta, que pasen por encima de los lími-tes burgueses a los cuales las restrin-

gen todas las fuerzas de la colabora-ción entre las clases.

Los comunistas revolucionariosdeben luchar contra todas las opre-siones burguesas o pre-burguesas.No pueden en ningún caso apoyar ala clase dominante, incluso cuandoesta es víctima de agresión o fracasoeconómico. Los golpes infligidos a laestabilidad del poder burgués puedenvenir de diversas direcciones: de laintervención militar de potencias su-periores, de los actos terrorista de di-versos tipos, etc. Los comunistas es-tán interesados en calibrar los dañoscausados al poder burgués, no paraacudir en su ayuda sino para apreciarsu más débil capacidad de resistenciaa la lucha obrera, a la lucha por la de-fensa de los intereses inmediatos ylargo plazo del proletariado. De sulado, la burguesía busca utilizar lasamenazas que pesan sobre sí o losgolpes que recibe para llamar a la cla-se obrera en su socorro, a sacrificarsus propios intereses en nombre delos intereses «superiores» del burguésen una unión sagrada - precisamenteen el mismo momento en que esta bur-guesía necesita acrecentar la explota-ción, de arrebatar una parte suplemen-taria de plusvalía para contrarrestar laspérdidas sufridas.

Los proletarios conscientes nopueden regocijarse delante de las ma-sacres cometidas por los bombardeoshumanitarios del imperialismo, tampo-co de aquellos actos terroristas come-tidos por organizaciones burguesas.En estas masacres son sus hermanosde clase los que constituyen lamayoría de las víctimas. No se sola-zan de estas masacres, pero tampocoparticipan en la unión sagrada de to-dos los ciudadanos que promuevenlos burgueses para defender el ordenestablecido. Sí recuerdan que sonellos las víctimas cotidianas de esteorden establecido, víctimas de laesclavitud asalariada y su diariocortejo de horrores, miserias ymuertes, aun en los períodos idílicosde expansión económica.

Los comunistas revolucionarios ylos proletarios conscientes saben quela burguesía no tiene ninguna piedadpor sus víctimas, por aquellos que ella

explota y hambrea en el mundo enterocon el fin de apropiarse de riquezascada vez más gigantescas. ¿Cuál pie-dad podrán tener por los burgueses?Que cada quien llore por sus muertos.

Los proletarios tienen un futuro,los burgueses y su sistema no tienenningún futuro que ofrecer a la huma-nidad, de ellos no queda sino un pa-sado de miseria, desgracias y malesde todo género en el cual quieren man-tenerla eternamente. Indisolublemen-te atados a la propiedad privada, aldinero, dependientes del mercado queles permite respirar o llevarlos a la rui-na, son desde hace mucho tiempo unaverdadera clase superflua para la hu-manidad; peor, una clase peligrosa yaque su necesidad de ganancia losempuja cada vez más no sólo a masa-crar a seres humanos sino también adevastar el planeta mismo. Su fuerzaes directamente proporcional a la de-bilidad del proletariado el cual está lla-mado a ser su enterrador y sepulture-ro de su sistema.

Si desde el punto de vista objeti-vo, la maduración de las condicionesgenerales de la reanudación de la lu-cha de clase no puede ser aceleradamediante algún cuento; desde el pun-to de vista subjetivo: es posible y ne-cesario que actúen la voluntad y laconsciencia militantes teniendo comofinalidad principal la constitución deun verdadero partido comunista inter-nacional, capaz de armar a los proleta-rios de vanguardia del patrimonio le-gado de las generaciones preceden-tes, capaz mañana de ser el órganodirigente de la lucha revolucionaria yluego del ejercicio de la dictadura pro-letaria mundial. La historia de las re-voluciones y contrarrevoluciones haindicado ya la ruta a seguir, la vía es-clarecida por el marxismo fuera de todorevisionismo, de todo expedientismo,de todo personalismo.

(1) Esta citación, y las que siguen,son sacadas de la obra clásica escritapor Lenin en 1916 «El imperialismo,fase superior del capitalismo», O.C.Tomo 22.

Puntos de referencia

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Consideraciones sobre la actividadorgánica del partido cuando la situacióngeneral es históricamente desfavorable

(1965)

INTRODUCCIÓN

Las Consideraciones fueron redactadas a comienzosdel año 1965, bajo una forma lapidaria, con la precisaintención de esclarecer y reafirmar las tareas del Partido enuna fase, no de grandes enfrentamientos de clase, sino deprofunda estagnación del movimiento real del proletariadoydelobscurecimientode suconcienciapolítica (el partido).Ellas representan lo que a justo título podemos llamarnuestro «¿Qué hacer?». No decimos esto para hacer retó-rica, o en razón de analogías exteriores, sino en un sentidomás profundo y dialéctico, ya que las mismas se sitúanexáctamentesobre lamisma líneayresponden,conpalabrasdiferentes,almismo objetivoinscrito enlavisióngeneraldelmarxismo.

Tal como «¿Qué hacer?», estas consideraciones bus-can dar una justa orientación al órgano-partido que, dentrode una «situación históricamente desfavorable», no puedesino ser ese «pequeño grupo compacto, que sigue una rutaescarpadaydificil tenidosfuertementede la mano»,delcualhabla Lenin. En tal situación no se trata, no puede tratarsede ataque, sino que se trata y debe tratarse de preparaciónrevolucionaria, lo que exige que veamos frente a nosotrosla realidad objetiva, no para adaptarse, sino para no dejarsearrastrar por élla.

Asícomoelmarxismonocontieneunapizcadeutopismo,nuestro texto - al opuesto, incluso sobre el plan formal, delas innumerables plataformas de variantes sin nombres deltrotskysmo - no hace concesiones ni a la edulcorada retó-rica deaquellos quebuscan unavía rápida,corta yfácil parasalir de la más terrible contrarrevolución de la historia, ni ala resignación pasiva de aquellos que, por no haberlaencontrado (o porque han juzgado la vía demasiado largay difícil), deponen las armas. El partido del cual emana estetexto no esconde, sino al contrario declara abiertamenteque la situación objetivaactual de la sociedad,ypor lo tantode la clase,«no podríaserpeor».No rechazasolamente sino

que acepta ser -envirtudde lasdeterminacionesmateriales,y no porque lo halla deseado o escogido - un pequeñonúcleo, e incluso muy pequeño, de militantes; si se quiere,el embrióndelpartidodemañana, aquelqueenfinmerecerá«a la vez el nombre de partido histórico y partido formal»,cuando «la acción y la historia reales (hallan) resuelto lacontradicción aparente(…) entrepartido histórico, esdecircontenido (programa histórico invariante) ypartido contin-gente, esdecir forma, actuando comofuerzaypráctica físicade una partida decisiva del proletariado en lucha». ComoLeninenelprimercapítulode«¿Quéhacer?»,perocontantamás severidad en cuanto al retardo de la fase actual conrespecto a la de1902, yque importaque todos losmilitantestengan claramente consciencia, lo sabe y no teme decir quela historia le ha confiado la tarea de «sobrevivir y transmitirla flama a lo largo del hilo del tiempo histórico», lo que esmil veces más difícil que atacar, y al menos tan difícil comovencer luego dehaberpodidoysabidoatacar.Comoel textoclásico de Lénin, no teme decir, a las barbas de todos losconcretistas, que la «restauración de los principiosdoctrinales» del movimiento comunista, es decir de lateoría, es la condición primera, esencial, de esta transmi-sión, de la cual depende, no el retorno de situacionesrevolucionarias - que son el producto de un concurso decircunstanciasmaterialesexterioresenun95%alpartido declase (y a todo partido, incluso el mejor armado) - sino desu resultado en la conquista y ejercicio del poder.

Como «¿Qué hacer?», rechaza, además, la idea de quela restauraciónyladefensa integralesde ladoctrinamarxis-ta invariante pueda realizarse de otro modo sino medianteun órgano, una organización militante, de un núcleo com-pacto que ejerza en forma unitaria la totalidad de lasfunciones que caracterizarán al partido histórico y formal ala vez - aun cuando las condiciones objetivas restrinjan sucampo global de acción (1), y más aún su intervención

Consideraciones

En defensa de la continuidaddel programa comunista (7)

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sector por sector; si no ejercieran estas funciones, y si nose preparara para su entrenamiento difícil, fastidioso y singloria, incluso esta lejana confluencia no será posible.

No seríamosmarxistas sierigiéramos «unabarrera entreteoría yacción práctica»,ya queelmaterialismo nos enseñaque, «más allá de cierto límite, eso sería destruirnos noso-tros mismos así como nuestras bases de principio». Sinembargo,esta afirmaciónno basta:nuestro texto la comple-ta afirmando que el partido, quien por principio y como hadeclarado siempre abiertamente, se opone a toda concep-ción que querrá reducirla a una secta secreta o a una élite,una asociación «obrerista» compuesta unicamente de pro-letarios, o, en fin, un cenáculo cultural, intelectual y esco-lástico, «desarrolla en su propio seno (no desde mañanasino, de forma embrionaria, desde hoy) los órganos aptosa diferentes funciones que nosotros llamamos propaganda,proselitismo, trabajo sindical,etc., y,mañana,organizaciónarmada (un mañana que no vendrá jamás si no preparamosmucho tiempo antes las condiciones mínimas)»; es por esoque, en la medida en que las condiciones reales ofrezcan laposibilidad objetiva, consagramos a cada una de estasfuncioneselmismo cuidado atentivo, sin jamás considerar-lo como sectores separados (ya que «tal distinción esmortalno sóloparaelconjunto delpartido sinotambiénparacada militante»), proclamando al contrario «que, en princi-pio, ningún camarada debe ser extraño a ninguna de ellas»(2) ya que todas son cualitativamente igual de vitales parael partido, y ninguna, por modesta que ella sea, debe serabandonada bajo el pretexto que la misma no aporta en loinmediato - esto no es una sorpresa para nosotros - sinoresultados irrisorios.

Como «¿Qué hacer?», nuestro texto tiene como puntodepartida ladefensavigorosayapasionadadeldogmatismo,es decir de la invariancia de la doctrina, y de la afirmaciónde que esta debe prevalecer para que la acción, cualquierasea su importancia cuantitativa, sea conforme a los princi-pios; prosigue reivindicando el carácter indisociable deestas tareas más modestas y menos exaltantes, pero nece-sarias también como oxígeno de la teoría, como son elproselitismo, lapropaganda, el trabajo sindical, la agitación(3), etc., en suma la importación de la teoría a una capa aunmínimade laclase. Así las Consideracionescombaten paradefender de manera inseparable y la pesada tarea - hoy casisobrehumana - de reafirmación de los «principiosdoctrinales» precisándolos siempre más, y las tareas máshumildes, pero igual dedifíciles, de preparacióndel peque-ño núcleo comunista superviviente - y bien decidido asobrevivir - al conjunto de misiones que este no podrádesdeñar sin condenarse a muerte a sí mismo.

Estas lo hacen buscando menos la suerte - evidente-

mente infinitesimales - de influenciar a la clase o inclusiveuna minoría restringida de la misma, que la posibilidad depreparar y luego de formar el núcleo que será llamado atransformarse en el estado - mayor de la revolución - ensituaciones que, sin duda, serán radicalmente diferentes alas de hoy, pero que estarán dialéctica e indisolublementeligadas.

O bien admitimos, con humildad pero con firmeza, quedichas tareas, todas sin excepción - bien que a gradosdiferentes por razones de hecho - , se condicionan mutua-mente, de tal manera que si una perece, si la misma esseparada de la otra, o bien destruimos, almismo tiempo queal partido, la teoría misma,es decirquedestruimos el futurode la clase, o bien reconocemos que el órgano-partido seforma precisamente dentro de situacionescontrarrevolucionarias desarrollando (bien que a gradosdiversos, como es el caso de todo organismo duranteciertas fases de su ciclo de vida) todas sus funcionesespecíficas, preparando así a militantes que sean lo máscompleto posible (lo que no significa que estén ya aptos aejercer tal función en lugar de tal otra integrándose a lavidacolectiva del partido revolucionario - es este el sentido delunitarismo ydelcentralismo orgánico), o bien caemosen lametafísica de las sectas, élites y círculos intelectuales,culturales y escolásticos, es decir, nos suicidamos comopartido.

Contra esta debacle final nacida de la impotencia ensacar las «lecciones de la contrarrevolución», nuestro textoes una severa y vigorosa advertencia. Tal es nuestraconsigna, no de 1965, sino desde siempre.

(1) Para una interpretación correcta y más completa delpunto 8 de Consideraciones, ver los § 4, 8, 9,de laparte IV°de las Tesis Características.

(2) Tal es igualmente el sentido - el único posible paralos marxistas - de la superación tendencial en el seno delpartido, no de la división social del trabajo, sino de susinnobles barreras: ni reducción de todas las funciones a unasola, sea simpleo compleja,ni igualaciónde todoslos donespersonales e incluso de todas las «competencias y especia-lizaciones» de los individuos, sino su integración en lacolectividad-partido yen laactividad militante de cada unode sus miembros.

(3) Hay que señalar que incluso hoy la agitación nopuede ser excluida, en los momentos episódicos yfugitivossin duda, pero fecundos para la preparación de los militan-tes.

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Consideraciones sobre la actividadorgánica del partido cuando la situacióngeneral es históricamente desfavorable

(1965)

1. -La llamada cuestión de la orga-nización interna del partido ha sidosiempreobjeto de las posicionesde losmarxistas tradicionalesyde la izquier-dacomunistaactual, nacidacomo opo-sición a los errores de la Internacionalde Moscú. Naturalmente esta cues-tión no es un sector aislado en uncompartimento cerrado, sino que esalgo inseparable delcuadro general denuestras posiciones.

2. - Todo cuanto forma parte de ladoctrina, de la teoría general del parti-do, se encuentra en los textos clásicosy está profundamente resumido enmanifiestos más recientes, en textositalianos como las Tesis de Roma y deLyon y en otras muchas con las cualesla izquierda presagió la ruina de la III.Internacionalpor fenómenosno menosgravesquelosofrecidospor la II.Todoestematerial enparteesutilizadoahorapara el estudio sobre la organización(entendida en un sentido restringidocomo organización del Partido yno enel sentido amplio de organización delproletariado en sus diversas formashistóricas y sociales) y no se pretendeaquí resumirlo, remitiendo a dichostextos y al amplio trabajo en curso dela Historia de la Izquierda, cuyosegundo volumen se está preparando.

3. - Se deja a la teoría pura, comúna todos nosotros y fuera de discusión,todo lo que respecta a la ideología delpartido ya la naturaleza del mismo, yalas relaciones entre el partido y supropiaclaseproletaria, quese resumenen la conclusión obvia de que sólo conel partido y su acción, el proletariadose convierte en clase para sí y para larevolución.

4. - Indicamos normalmente comocuestiones de táctica (repetida la re-

serva de que no existen capítulos ysecciones autónomas) las que surgeny se desarrollan históricamente en lasrelaciones entre el proletariado y lasotras clases, el partido proletario y lasotras organizaciones proletarias, yentre él y los partidos burgueses y noproletarios.

5. - La relación que fluye entre lassoluciones tácticas, para no ser con-denadas por los principios doctrinalesy teóricos, y el desarrollo multiformede las situaciones objetivas y, en cier-to sentido, externas al partido, es enverdad bastante mutable; pero la Iz-quierda ha mantenido que el partidodebe dominarla y preverla con antela-ción, como está escrito en las Tesis deRomasobrela táctica,entendidascomoproyecto de Tesis para la táctica inter-nacional. Existen, para ser sintéticoshasta el extremo, períodos de situacio-nes objetivas favorables junto a con-diciones desfavorables del partidocomo sujeto; puede darse también elcaso opuesto, hay estados raros queson sugestivos ejemplos de un partidobien preparado y de una situaciónsocialqueencuentraa lasmasas lanza-das hacia la revolución y hacia el par-tido que la ha previsto y descrito conantelación,comoLeninreivindicó paralos bolcheviques en Rusia.

6. - Dejando a un lado «distincio-nes» pedantes, podemos preguntar-nos en qué situación objetiva se en-cuentra lasociedad dehoy.Ciertamen-te la respuesta es que estamos en lapeor situación posible yque gran partedelproletariado,másqueser golpeadopor la burguesía, está controlado porlos partidos que trabajan al servicio deésta e impiden al proletariado todomovimientoclasista revolucionario,de

modo que no se puede prever cuántotiempo transcurrirá hasta que, en estasituación muerta y amorfa, llegue loque otras veces definimos como «po-larización»o«ionización»delasmolé-culassocialesqueprecederáa laexplo-sión del gran antagonismo de clase.

7.- ¿Cuáles son, en este periododesfavorable, las consecuencias so-bre la dinámica orgánica interna delpartido? Hemos dicho siempre, en to-dos los textos más arriba citados, queel partido se ve inexorablemente afec-tado por el carácter de la situación realque lo rodea. Por tanto, los grandespartidos proletarios que existen sonnecesaria y declaradamente oportu-nistas.

Es una tesis fundamental de la Iz-quierda que nuestro partido no debepor este motivo renunciar a resistir,sino que debesobrevivirytransmitir lallama a lo largo del histórico «hilo deltiempo».Está claro que seráunpartidopequeño, no por nuestro deseo o elec-ción, sino por ineluctable necesidad.Pensando en la estructura de este par-tido, incluso en laépocade decadenciade la III. Internacional, yen innumera-bles polémicas, hemos rechazado va-rias acusaciones con argumentos queno es necesario repetir . No queremosun partido de secta secreta o de élite,que rechace todo contacto con el exte-riorpormaníasdepureza.Rechazamostoda fórmula de partido obrero o labo-rista que quiera excluir a todos los noproletarios, fórmula que pertenece atodos los partidos oportunistas histó-ricos.No queremosreducir elpartido aunaorganizaciónde tipo cultural, inte-lectual y académica como la que diolugar a las polémicas que se remontana hace más de medio siglo; tampoco

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creemos, como ciertos anarquistas oblanquistas, que se pueda pensar enun partido de acción armadaconspirativa y que se dedique a conju-rar.

8. -Dado queelcarácterdedegene-ración del complejo social se concen-tra en la falsificación y en la destruc-ción de la teoría y de la sana doctrina,está claro que el pequeño partido dehoy tiene un carácter preeminente derestaurador de los principios de valordoctrinal, estando privado desgracia-damente del ambiente favorable en elque Lenin realizó esta tarea tras eldesastre de la primera guerra. Sin em-bargo, no por esto podemos trazar unabarrera entre teoría y acción práctica;porque más allá de cierto limite nosdestruiríamos a nosotros mismos y atodas nuestras bases de principio.Reivindicamos, por lo tanto, todas lasformas de actividad propias de losmomentos favorables en la medida enque las relaciones de fuerza reales lopermitan.

9. - Todo esto podría desarrollarsemucho más ampliamente, pero se pue-de llegar a una conclusión sobre laestructura organizativa del partido enun periodo tan difícil. Sería un errorfatal verlo como divisible en dos gru-pos: uno dedicado al estudio y otro ala acción, porque esta distinción esmortal no sólo para el cuerpo del par-tido, sino también en relación a cadamilitante individual. El sentido delunitarismo y del centralismo orgánicoes que el partido desarrolla en sí losórganos aptos para sus distintas fun-ciones, que nosotros llamamos propa-ganda,proselitismo,organizaciónpro-letaria, trabajo sindical, etc.; hasta lle-gar mañana, a la organización armada,pero nada se debe deducir del númerode compañeros que se considera dedi-cado a tales funciones, porque en prin-cipio ningún compañero debe ser aje-no a ninguna de ellas.

Es un percance histórico que enesta fase puedan parecer demasiadoslos compañeros dedicados a la teoría ya lahistoriadelmovimiento ypocos lospreparados para la acción. Sería sobretodo insensata la búsqueda del núme-ro de los dedicados a una y otra mani-festación de energía. Todos sabemosque, cuando la situación se radicalice,innumerables elementos se alinearáncon nosotros, en una vía inmediata,instintiva y sin el mínimo curso deestudios que pueda imitar a lascualificaciones académicas.

10. - Sabemos muy bien que elpeligro oportunista, desde que Marx

luchó contra Bakunin, Proudhon,Lasalle y en todas las fases ulterioresdel morbo oportunista, ha estado liga-do enteramente a la influencia de fal-sos aliados pequeño burgueses sobreel proletariado.

Toda nuestra desconfianza infini-ta hacia la aportación de estos estratossociales no debe ni puede impedirnosutilizarles sobre labase de las potentesenseñanzas de la historia de los ele-mentos de excepción, que el partidodestinaráal trabajo de reordenacióndela teoría, fuera del cual no existe másque la muerte y que en el futuro, con suplan de difusión deberá identificarsecon la inmensa extensión de las masasrevolucionarias.

11. - Las violentas chispas quesaltaron de entre los conductores denuestra dialéctica nos han enseñadoqueescompañero militante comunistay revolucionario quien ha sabido olvi-dar, renegar, quitarse de la mente y delcorazón la clasificación en que lo ins-cribe el padrón de esta sociedad enputrefacción, y se ve y confunde a símismo en todo el arco milenario queliga al ancestral hombre de la tribu queluchabacontra lasbestias,conelmiem-brode lacomunidad futura, fraternaenla alegre armonía del hombre social.

12. - Partido histórico y partidoformal. Esta distinción está en Marx yEngels, y ellos tuvieron el derecho dededucir que, estando con su obra enlínea con el partido histórico, despre-ciaban pertenecer a todo partido for-mal. De esto ningún militante actualpuedeinferir elderecho aunaelección:tener las cartas en regla con el «partidohistórico», y burlarse del partido for-mal. Esto no porque Marx y Engelsfuesen superhombres de un tipo o razadistinta a los demás, sino precisamen-te por la sana inteligencia de su propo-sición que tiene sentido dialéctico ehistórico.

Marx dice: partido en su acepciónhistórica, en el sentido histórico, ypartido formal o efímero. En el primerconcepto está la continuidad, y de élhemos derivado nuestra tesis caracte-rística de la invariabilidad de la doctri-nadesdequeMarxlaformuló,nocomouna invención de genio, sino comohallazgo de un resultado de la evolu-ción humana. Pero los dos conceptosno están en oposición metafísica, yseria necio expresarlos con ladoctrinilla:vuelvolaespaldaalpartidoformal y voy hacia el histórico.

Cuando hacemos surgir de la doc-trina invariante la conclusión de que lavictoria revolucionaria de la clase tra-

bajadora no puede obtenerse mas queconelpartido de clase yla dictaduradeéste, y con la guía de las palabras deMarx afirmamos que antes del partidorevolucionario ycomunista el proleta-riado es una clase, quizás para la cien-cia burguesa,pero no para Marxyparanosotros; la conclusión a deducir esque para la victoria será necesario te-ner un partido que merezca al mismotiempo lacalificacióndepartido histó-rico y de partido formal, o sea, que sehaya resuelto en la realidad de la ac-ción y de la historia la contradicciónaparente - que ha dominado un largo ydifícil pasado - entre partido histórico,por tanto, en cuanto al contenido (pro-grama histórico, invariable), y partidocontingente, es decir, en cuanto a laforma, que actúa como fuerza y praxisfísica de una parte decisiva del prole-tariado en lucha.

Esta sintética puesta a punto de lacuestióndoctrinalhacereferencia tam-bién rápidamente a los procesos histó-ricos que nos preceden.

13. - El primer paso, desde un con-junto de pequeños grupos y ligas, enlos que se manifiesta la lucha obrera,hasta el partido Internacional previstopor la doctrina, se da con la fundaciónde la I. Internacional en 1864. No eseste el momento de reconstruir el pro-ceso de su crisis; Internacional que,bajo la direcciónde Marx, fuedefendi-da a ultranza de las infiltraciones deprogramas pequeño-burgueses comolos de los libertarios.

En1889,sereconstituye laII. Inter-nacional tras la muerte de Marx, perobajoelcontroldeEngels, cuyas indica-ciones no fueron aplicadas. Por algúntiempo se tendió a tener de nuevo en elpartido formal la continuacióndelpar-tido histórico, pero fue despedazadoen los años siguientes por el tipo fede-ralista y no centralista, por las influen-cias de la praxis parlamentaria y delculto a la democracia y por la visiónnacionalista de las distintas seccio-nes, no concebidas como ejércitos deguerra contra el propio estado, comohabría querido el Manifiesto de 1848;surge el revisionismo abierto que des-valoriza el fin histórico y exalta el mo-vimiento contingente y formal.

El surgimientodelaIII. Internacio-nal, tras la caída desastrosa en 1914 enel puro democratismo y nacionalismode casi todas las secciones, fue paranosotros en los años que siguieron a1919 la plena conjunción del partidohistóricoenelpartido formal.LanuevaInternacional surgió declaradamentecentralista y antidemocrática, pero la

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praxis histórica de la incorporación delas secciones federadas en la Interna-cional fracasada fue particularmentedifícil y apresurada ante la preocupa-ción de que fuese inmediato el pasoentre la conquista del poder en Rusiay la conquista en los países europeos.

Si la sección surgidaen Italiade lasruinasdelviejopartidode laII. Interna-cional fue particularmente conducida,no por virtud de las personas, sino porderivaciones históricas, a advertir dela exigencia de soldar el movimientohistórico y su forma actual, fue porhaber librado luchas particulares con-tra las formas degeneradas y, por tan-to, por haber rechazado lasinfiltraciones no sólo de las fuerzasdominadas por posiciones de tipo na-cional, parlamentario y democrático,sino también de aquellas (itálicas,maximalismo) que se dejaron influen-ciar por el revolucionarismo pequeño-burgués, anarco-sindicalista. Esta co-rriente de izquierda luchó particular-mente para que las condiciones deadmisión fuesenrígidas (construccióndelanuevaestructura formal), lasapli-có de lleno en Italia, y cuanto éstasdieronresultadosno perfectosenFran-cia, Alemania, etc., fue la primera enadvertir de la existencia del peligropara toda la Internacional.

Lasituaciónhistórica,por lacualelEstado proletario sólo se había cons-tituido en un país, mientras que en losotros no se había conseguido con-quistar el poder, hacía difícil a la sec-ción rusa laclara solución orgánica demantener el timón de la organizaciónmundial.

La Izquierda fue la primera en ad-vertir queel comportamiento del Esta-do ruso, tanto en su economía internacomo en las relaciones internaciona-les, comenzaba a acusar desviaciones,yadvirtió tambiénde quese establece-ría una diferencia entre la política delpartido histórico, esdecir, de todos loscomunistas revolucionarios del mun-do, y la política de un partido formalque defendiese los intereses del Esta-do ruso contingente.

14. - Este abismo se excavó tanprofundamente desde entonces quelas «aparentes» secciones que depen-dían del partido-guía ruso, hicieron enun sentido efímero una política vulgarde colaboración con la burguesía, nomejorque la tradicionalde los partidoscorruptos de la II. Internacional.

Esto da la posibilidad, no diremosel derecho, a los grupos que surgieronde la lucha de la Izquierda italiana con-tra la degeneración de Moscú, de en-tender mejor que cualquier otro el ca-mino que el partido verdadero, activoy formal, debe mantener para ser con-secuente con las características delpartido histórico revolucionario queen línea de praxis se ha afirmado engrandes fragmentos históricos a tra-vésde la serie trágicade lasderrotas dela revolución.

La transmisión de esta tradiciónno deformada por los esfuerzos parahacer real una nueva organización delpartido internacional sin pausas his-tóricas, organizativamente no se pue-de basar en la elección de hombresmuy cualificados o muy informadosde la doctrina histórica, sino queorgánicamente tiene que utilizar delmodo más fiel la línea entre la accióndel grupo con el que ella se manifesta-ba hace 40 años y la línea actual. Elnuevo movimiento no puede esperarsuperhombres ni Mesías, sino que sedebe basar en un nuevo despertar decuanto ha podido conservar a travésde mucho tiempo, y la conservaciónno puede limitarse a la enseñanza detesis y a la búsqueda de documentos,sino que se sirve también de utensiliosvivos que forman una vieja guardia yque confían en dar una consignaincorrupta y potente a una joven guar-dia. Esta se lanza hacia nuevas revolu-ciones que tal vez no deban esperarmás de un decenio desde ahora para laacción en un primer plano en la escenahistórica; no interesan al partido y a larevolución el nombre de unos u otroshombres.

La correcta transmisión dela tradi-ción por encima de las generaciones,

y por esto por encima de nombres dehombres vivos o muertos, no puedereducirse a la de los textos críticos, yal método único de empleo de la doc-trina del partido comunista de maneraadherente y fiel a los clásicos, sinoque debe referirse a la batalla de claseque la Izquierda marxista (no quere-mos limitarel reclamoalaregión italia-na) implantó ycondujo en la lucha realmás encendida en los años posterio-res a 1919, yque fuedespedazada másque por la relación de fuerzas con laclase enemiga, por el vinculo de de-pendencia de un centro que degene-raba de lo que había sido el partidoMundial histórico, para convertirseen un partido efímero destruido por lapatología oportunista, hasta que his-tóricamente se rompió de hecho.

La Izquierda intentó históricamen-te, sin romper con el principio de ladisciplinamundial centralizada, dar labatalla revolucionaria y defensivamanteniendo al proletariado de van-guardia indemne para la colusión conlos estratos intermedios, sus partidosy sus ideologías dirigidas para la de-rrota. Frustrada también esta contin-gencia históricade salvar si no la revo-lución al menos elnervio desu partidohistórico, hoy se ha reiniciado en unasituación objetiva apática y hostil, enmedio de un proletariado infectado dedemocratismo pequeño burgués has-ta la médula; pero el organismo na-ciente,utilizandotoda la tradicióndoc-trinaly tácticareafirmada por la verifi-cación histórica de previsionestempestivas, la aplica también a suacción cotidiana persiguiendo la re-anudación de un contacto cada vezmás amplio con las masas explotadas,y elimina de su propia estructura unode los errores de partida de la Interna-cional de Moscú, liquidando la tesisdel centralismo democrático y la apli-cación de toda máquina de voto, comoha eliminado de la ideología inclusodel último miembro, toda concesión alas directricesdemocratoides, pacifis-tas, autonomistas y libertarias.

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Auschwitz o la Gran Coartada

INTRODUCCIÓN

En Francia, en diversas ocasiones, el artículo que acontinuación publicamos ha resultado ser el centro deviolentas polémicas, describiéndosele como el «textofundador del negacionismo» y el ejemplo manifiesto de¡la colución inevitable entre fascistas y «ultra-izquier-da»!

En el último número de nuestra revista hemos publi-cado un volante difundido para responder a esta campa-ña calumniosa lanzada por los grandes cotidianos bur-gueses franceses. En este número hemos vuelto a publicar

dicho artículo, con una introducción bastante eficaz,aun cuando data de 1979, la cual también ha sidoatacada ya que recuerda que los crímenes de losimperialismos «democráticos» son tan horribles comoaquellos cometidos por los imperialismos fascistas y que,por consiguiente,confirman que no hay diferencia denaturaleza entre «democracia» y «fascismo»; tratándosede dos formas de dominación de la burguesía que la clasedominante utiliza alternativamente, razón por la cualambas deben ser combatidas por los proletarios.

Esteartículofuepublicadoen1960eneln°11denuestrarevista«Programme Communiste». Igualmente enesa épo-ca, hemos tenido que hacer frente a una vasta campaña«anti-antisionista» que había que denunciar por suhipocrecía y cinismo. El objeto real de estas campañaslanzadasperiódicamente porEstados ypartidos«democrá-ticos» no tiene nada que ver con lo que pareciera ser sucausa inmediata, cuando no es más que su pretexto.

Así, en Noviembre de 1978, la entrevista con el ex-comisariode lascuestiones judíasDarquierdePellepoixdiólugaraunaenormecampañademovilizacióndelacacareadaopinión pública. Todos los partidos se lanzaron a piejuntillas en una campaña de crítica al racismo y de elogiosa la democracia; campaña que busca evidentemente laautojustificación yautoglorificación de la democracia bur-guesa, pero teniendo objetivos mucho más precisos yespecíficos, los cuales trataremos de despejar aquí, dejan-doatrás lasimple rabiadelantedelcinismo deestacampaña.

Loquegolpeaantetodo,esenefectolainnoblehipocrecíade la burguesía y sus lacayos, que quisieran hacer créer queson el racismo y el antisemitismo mismos los responsablesde sufrimientos y masacres, provocando en particular lamuerte de seis millones de judíos durante la última guerra.El artículo que reproducimos desmonta la mixtificación deesta afirmación, poniendo al desnudo las reales raíces de laexterminación de los judíos, raíces que no se puedenencontrar en el dominio de las «ideas», sino en el funciona-miento de la economía capitalista y los antagonismossocialesque élengendra. Demostrando también que,si bienel Estado alemán fue el verdugo de los judíos, todos losEstados burgueses fueron corresponsables de su aniqui-lación, sobre la cual estos ahora derraman lágrimas decocodrilo.

LAS MASACRESDE LA DEMOCRACIA BURGUESA

La hipocresía democrática posee además otra cara, aúnmás repugnante de lo que le es posible: ella no se indignasino de las masacres y «crímenes de guerra» perpetradospor otros.Losaliadoscubren bajo la indignacióndelante delas cámara de gaz las masacres de Dresde-Hamburgo queocasionaron cientos de miles de muertes en una sola nochede bombardeo «clásico», y las deflagraciones atómicas de

Hiroshima y Nagasaki las cuales exterminaron centenas demiles de «inocentes» en pocos segundos. Resulta imposi-ble erigir aquí el balance terrorífico de las masacres come-tidas por la democracia burguesa entre las masas explota-das y oprimidas del mundo entero. Pero, frente al desenca-denamiento de la autosatisfacción francesa, desde losrepresentantes del estado capitalista hasta los represen-tantes del social-chauvinismo pseudo-obrero, hay que sinembargo recordar algunos altos hechos de la hija mayor delademocracia.

Sin siquiera remontar hasta la trata de negros que fuedurante el siglo XVIII una de las mayores fuentes del augede la burguesía francesa, hay que decir que desde hace unsiglo y medio la democracia francesa reposa sobre suimperiocolonial.Yquiendiceimperiocolonial,diceguerrasde conquista, pillajes y masacres, guerra permanente paramantener sudominación. Lasimple construccióndelpuertode Dakar de entreguerra habría costado unas 150.000 milvidashumanas.En1945,enplenaeuforiade la«democraciareconquistada», la represión de una revuelta en la región deSetif provocó 45.000 muertos. En 1946, 80.000 malgachespagaban con sus vidas el poco entusiasmo que les inspi-raba la Unión Francesa. ¿La guerra de Indochina, la «nues-tra»(francesa) comienza en1946 también;cuántosmuertoscausará? Estas represiones son particularmente instructi-vas: no solamente los «camaradas ministros» del P.C.F.ocupando escaños en el gobierno no renunciaron por tanpoca cosa (¡Tillon era incluso ministro de las fuerzas aéreascuando los aviones franceses ametrallaban las puertas deSetif!), sinoqueelP.C.F.denunciabatambiénaaquellosquese alzaban contra la dominación francesa como«provocadores fascistas»… ¿Es preciso continuar? Evi-dentemente, la guerra de Argelia no produjo sino un millónde muertos… ¿Es por ello que sus crímenes son cubiertosbajo laprescripción? ¿Los«camposde reagrupamiento», elpase de mechtas al napalm, las «corvées de bois», lagegène, las ciudades argelinas transformadas en centros detorturas especializadas, no son altos hechos de nuestra«armada democrática»? Si los capitanillos de la tortura dela época fueron promovidos desde entonces al rango decoroneles encargados de meter en cintura, so pretextohumanitario, las revueltas que pongan en peligro los inte-reses franceses ¿es o no es la democracia inseparable de larepresión colonial ? Todavíahoy¿la grandemocracia fran-

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cesa no interviene cotidianamente en Àfrica, directa oindirectamente, para ahogar en sangre toda revuelta contrael orden imperialista? Después de Estados Unidos y laURSS ¿no es la Francia el más grande negociante de armasy uno de los pilares de todos los regímenes racistas yreaccionarios que hay en el mundo?

No cabe dudaque la democracia francesa ledebe un ojode la cara a Darquier, lo cual le permite refabricarse unavirginidad, de esconder la realidad del imperialismo bajouna marea de verborrea antiracista, humanista y democrá-tica, y de desviación de la cólera del proletariado y de lasmasas oprimidas de la causa real de las masacres: lasrelaciones de producción capitalistas y el Estado que lasdefiende. ¡Gracias, chivo expiatorio! ¡Si este no se presen-tara por cuenta propia, habría que haberlo inventado!

En realidad, chivos de este género se encuentran pre-sentes todos los días, y si hoy se crea un tal drama, no essolamente por las razones generales de la glorificación delracionalismo burgués, de la sociedad burguesa, de sudemocraciaydesuEstado.Hoy, lacampañaanti-antisemitaposeeobjetivos másdelicados: eldeunorden internacionalbajo el control directo de los franceses.

LA DEFENSADE LOS « DERECHOS DEL HOMBRE »

Esta campaña, en efecto, se inserta dentro de la grancampaña internacional lanzada por los Estados Unidos enla «Defensa de los Derechos del Hombre», bandera tradi-cional de la agresividad del imperialismo estadounidense.Está claro que la propaganda contra el antisemitismo sedirige en parte contra la URSS. Tal vez no sea inútil deciralgunas palabras sobre el antisemitismo en URSS.

Para los ideólogos burgueses, la existenciade antisemi-tismo en URSS da profunda satisfacción, y su indignaciónes hipócrita. Admitiendo que es el socialismo lo que reinaen Rusia, sacan enconclusión queel odio a los judíoses unacaracterística universal de la «naturaleza humana», inde-pendiente de las condiciones económicas, sociales ehistóricas. Luego, estos declaran que el socialismo no escapaz de resolver la «cuestión judía» y que este último hafracasado. El mismo punto de vista lo encontramos conrespecto a la opresión de la mujer, de las minorías naciona-les, etc. La versión «izquierdista» de esta posición buscadecir que «el socialismo no es suficiente» para resolverestos problemas, y que además hace falta la democracia, lalibertad, etc.

Todas estas elucubraciones evidentemente han sidoaniquiladaspor elhecho dequenohaysocialismoen URSS,como hemos hecho ver en numerosas ocasiones. Luego dela revolución de Octubre, la dictadura del proletariadocondujo en verdad una ofensiva vigorosa contra el antise-mitismo, pero la misma no pudo modificar en pocos añosancianas costumbres sociales que el estado de las fuerzasproductivas en Rusia no le permitía «pasar al socialismo».La contrarrevolución staliniana no destruyó solamente ladictadura del proletariado sino que, promoviendo un desa-rrollo acelerado delcapitalismo, lamisma agudizó los anta-gonismos sociales que, en la ausencia de una fuerza declase, se tradujeron en antisemitismo entre otras cosas.

Paulatinamente, el Estado ruso se lanzó en el antisemi-tismo, a la vez como derivativo clásico al descontentopopular y por razones de estrategia internacional. Pero sieste antisemitismo pudo cuajar, no fue sólo porque este seapoyaba en el viejo antisemitismo campesino. El mismo

expresaba, sobre todo,elperfectoarrivismo ycarrerismo,elapuro por lo buenos puestos y privilegios del aparatopolítico y económico del Estado, dentro de la superestruc-tura científica, artística y literaria; porque era un armatradicional y cómoda a la vez dentro de la competenciaencarnizada que reinaba en estos medios. En la ausencia detal competencia, ningún maquiavelismo podría fabricarracismo alguno.

Es evidente que la indignación estadounidense delantedel antisemitismo ruso es pura hipocresía. Los rusos notenían sino que responder cómodamente evocando la cues-tión de los negros norteamericanos. Sin embargo, la defen-sa de los judíos, la defensa de la Libertad y la Igualdad (ladel vecino…) es un instrumento de la propaganda norte-americana,unsloganalrededordelcualU.S.A.busca reuniry movilizar las fuerzas de su campo en la perspectiva de unnuevo conflicto imperialista. ¿Hay que sorprenderse siincluso la extrema derecha se despierta con un horror porel racismo y un amor por la libertad?

CORTINA DE HUMODE LA CAMPAÑA ACTUAL

En fin, es preciso analizar las causas inmediatas enFrancia de los clamores contra el antisemitismo. En estosmomentosenestepaísdondevariosmillonesde inmigrados,privados de derechos, sometidos a una represión policialcontinua, son tratados como bestias de produccioón en losgrandes presidios industriales «nacionales», encerradosbajo vigilancia dentro de dormitorios o residencias-cuarte-lesytratadossalvajemente almínimo amotinamiento;no espara nada un azar que dicha campaña tome un tal auge. Laburguesíapuedefingirquerepruebaoficialmenteel racismoy las exacciones «privadas» de lo cual estos son víctimas;la misma en los hechos lo mantiene escrupulosamente,colocando deliberadamente a los trabajadores inmigradosen condición de categoría inferior, ya que tiene necesidadde aterrorizar y dividir a la clase obrera. En cuanto a lasdirecciones sindicales y partidos de «izquierda» quienes seproclaman todo lo antirracista que uno quiera, estos sontodavía más hipócritas, puesto que admitenydefiendenenla realidad las medidas que el Estado toma para situar a losinmigrados en situación de inferioridad, constituyendo labase objetiva de las manifestaciones racistas tales como elcontrol de la inmigración, la carta de trabajo, ausencia dederechos,etc.; peor, estos se afanan en sabotear toda lucharesuelta llevada a cabo por los trabajadores inmigrados,etc., izquierdas y sindicatos superan a las campañas bur-guesas defendiendo - obra maestra de la hipocresía - el«derecho al retorno» ¡cuando el Estado cierra las fronterasy se dispone a expulsar a los inmigrados por centenas demiles!

¿Qué mejor cortina de humo cuando se super-explotan,encierran y aterrorizan varios millones de inmigrados, queuna campaña contra el racismo y antisemitismo? En parti-cular ¿qué mejor cortina de humo que, después de haberlosaspirado en períodos fastos, haciéndoles sudar beneficiossuplementarios, hoy se busca expulsar a una buena parte?La«Lettrede l’Expansion»del23/10/78señalaabiertamenteque el gobierno se interroga por las cientos de miles decartas de trabajo que no se podrán renovar; tanto así quesegún un ministro «una parte importante de la opiniónpública no sería hostil». La actual campaña ideológicasirve también de preparación y cobertura a esta operación.¿Racista, nosotros? ¡No juegue, miren como condenamos

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Auschwitz o la Gran Coartada

a los antisemitas, cómo somos de democráticos, de respe-tuosos de los derechos del Hombre y el Ciudadano, noso-tros emprendemos una lucha feroz contra el racismo, re-únanse todos a nuestros principios de Igualdad, y todosjuntos podremos «democráticamente» expulsar una partede los extranjeros, gentes a quienes reconocemos el dere-cho de ser nuestros iguales… casa de ellos!

Esta tentativa preliminar de volver solidario alobrero «nacional» con el Estado burgués frente a sus

hermanos de clase venidos de otras partes, con una piel decolordiferenteyquehablanotroidioma,conlacomplicidadde todas las fuerzas colocadas en el terreno de laburguesía,del interés nacional, tal tentativa debe ser combatida bajotodos sus ángulos y por todos los medios. Combatiendoel anti-antisemitismo burgués; denunciando y demoliendosu infame hipocresía. Es esta razón la que nos empuja avolver a publicar dicho artículo.

(Enerode1979)

La prensa de izquierda acaba dedemostrar nuevamente que, de hecho,el racismo, esencialmente el antisemi-tismo, constituye hasta cierto punto lagran coartada del antifascista, su ban-dera favorita y su último refugio en ladiscusión. ¿Quién resiste a la evoca-ción de los campos deexterminación ylos hornos crematorios? ¿Quién no seinclina delante de los 6 millones dejudíos asesinados? ¿Quién no se es-tremece delante del sadismo nazi? Sinembargo, esta es una de las másescandalosas mixtificaciones delantifascismo, y vamos a desmontarlo.

Un reciente afiche del MRAP(1)atribuyeal nazismola responsabilidaden la muerte de 50 millones de sereshumanosentre loscuales6 millonesdejudíos. Esta posición, idéntica al «fas-cismo-promotor-de-guerra» de lossupuestos comunistas, es una posi-ción típicamenteburguesa.Rechazan-do ver en el capitalismo en sí la causade las crisis y cataclismos que asolanperiódicamentealmundo,losideólogosburgueses y reformistas han pretendi-dosiempreexplicarlospor lamaldaddeunos u otros. Vemos aquí la identidadfundamental de las ideologías (si osa-mos a decir) fascistas y antifascistas:ambas proclaman que son el pensa-miento, las ideas, la voluntad de gru-pos humanos quienes determinan losfenómenossociales.Contraestas ideo-logías, que llamamos burguesas yaque defienden al capitalismo, contraestos «idealistas» pasados, presentesy futuros, el marxismo ha demostradoque son, al contrario, las relacionessociales quienes determinan el movi-miento de las ideologías. Esta es labasemismadelmarxismo,yparadarsecuenta hasta qué punto nuestros pre-tendidos marxistas la han renegadobasta ver que en ellos todo pasa en la

idea:elcolonialismo,elimperialismo,elcapitalismo mismo no son más queestados mentales. Y a causa de estotodos los males que sufre la humani-dad se deben a malvados promotores:promotores de miseria, promotores deopresión, fomentadores deguerra, etc.

El marxismo ha demostrado que alcontrario, la miseria, la opresión, lasguerras y destrucciones, lejos de seranomalías debidas a voluntades deli-beradas y maléficas, las mismas for-man parte del funcionamiento «nor-mal»del capitalismo. Esto se aplica enparticular a las guerras de la épocaimperialista. Y aquí hay un punto quevamos a desarrollar un poco más, acausade la importancia queeste repre-senta para nuestro sujeto: el de la des-trucción.

Admitiendo que nuestros burgue-ses o reformistas sostengan que lasguerras imperialistas son debidas aconflictos de intereses, ellos mismosse ubican muy por debajo de lo quesignifica el capitalismo. Lo vemos ensu incomprensión del sentido de ladestrucción. Para ellos la finalidad dela guerraes laVictoria yladestrucciónde hombres e instalaciones ocasiona-das al adversario no son más que me-dios para lograr aquel fin. ¡A tal puntoque algunos inocentes preven guerrasmediante somníferos! Hemos demos-trado por el contrario que la destruc-cióneraelfinprincipalde laguerra.Lasrivalidades imperialistasque constitu-yen la causa inmediata de las guerras,no son sino la consecuencia de lasobreproducción cada vez más cre-ciente. La producción capitalista estáobligada efectivamente a precipitarsey tratar de frenar la caída de la taza debeneficios junto a la crisis que nace dela necesidad de acrecentar sin cesar laproducción y la imposibilidad de dar

salida a sus productos. La guerra es lasolución capitalista a la crisis: la des-trucción masiva de instalaciones, me-dios de producción y productos per-mitea laproducciónarrancardenuevo,y a la destrucción de hombres deremediar la crisisde«superpoblaciòn»periódicaquevaparalelaa la sobrepro-ducción. Hay que ser un iluminadopequeñoburgués para creer que losconflictos imperialistaspudieran arre-glarse tanto al poker come en mesaredonda, y que estas enormes destruc-ciones y la muerte de decenas demllones de hombres no se deba sino ala obstinación de unos, la maldad deotros y la codicia de terceros.

Yaen 1844,Marx reprochabaa loseconomistas burgueses de considerarla codicia como innata en lugar deexplicarla. Es también desde1844 queel marxismo ha mostrado cuáles eranlas causas de la «superpoblación».«La demanda de hombres rige necesa-riamente la producción de hombrescomo una mercancía cualquiera. Si laoferta supera ampliamente la deman-da,unaparte de los trabajadorescae enla mendicidad o muere de hambre»escribe Marx. Y Engels: «Sólo haysuperpoblación allí donde hay dema-siadas fuerzas productivasen general»y«…(lo hemosvisto) que la propiedadprivada ha hecho del hombre unamercancía, cuya producción y des-trucción no dependen sino de la de-manda, y que la competencia ha es-trangulado y continúa estrangulandoamillonesdehombres…»(2).Laúltimaguerra imperialista, lejosde infirmaralmarxismo yde justificar su «actualiza-ción» ha confirmado la exactitud denuestras explicaciones.

Era,pues, necesario recordar estospuntos antes de ocuparnos de la exter-minación de los judíos. Esta ocurre en

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efecto, no en un momento cualquiera,mas en plena crisis y guerraimperialistas.Es,pues,enel interiordeesta gigantesca empresa de destruc-ción que es preciso explicarla. El pro-blemaestáclaro,yanohayqueexplicarel «nihilismo destructor» de los nazis,sino por qué la destrucción se concen-tró en parte sobre los judíos. Sobreeste punto nazis y antifascistas estánde acuerdo: es el racismo, el odio a losjudíos, esuna«pasión», libre yferoz loque causó la muerte a los judíos. Peronosotros marxistas, sabemos que nohay pasión social libre, nada es másdeterminado que estos grandes movi-mientosdeodiocolectivo.Vamosaverque el estudio del antisemitismo de laépoca imperialista no hace más queilustrar esta verdad.

Lo hacemos a propósito cuandodecimos: el antisemitismo de la épocaimperialista, ya que si idealistas detodo pelo,denazis a teóricos«judíos»,consideran que el odio a los judíos hasido el mismo en todas las épocas ylugares, nosotros sabemos que no esasí.Elantisemitismode laépocaactuales totalmente diferente al de la épocafeudal(3).Nopodemosdesarrollaraquíla historiade los judíos que losmarxis-tas ya han explicado cabalmente. Sa-bemosporquéla sociedad feudal man-tuvo los judíos como tales: sabemosque si las burguesías fuertes, aquellasque pudieron tempranamente hacer surevolución política (Inglaterra, Esta-dos Unidos, Francia) han asimilado asus judíos casi totalmente, no obstantelas burguesías débiles no lo hanlogrado. No tenemos por qué explicaraquí la sobrevivencia de los «judíos»,sinoelantisemitismode laépoca impe-rialista. No será difícil de explicarlo sien lugar de ocuparnos de la naturalezade los judíos y de los antisemitas con-sideramos su lugar en la sociedad.

Como consecuencia de su historiapasada, los judíos se encuentran hoyen día esencialmente en la mediana ypequeña burguesía. Ahora bien, estaclase está condenada por el avanceirresistible de la concentración delcapital. Es eso lo que nos explica queesta sea la fuente del antisemitismo,que, como dice Engels, no es «otracosa que una reacción de capas socia-les feudales, destinadas a desapare-cer, contra la sociedad moderna com-puesta esencialmente por capitalistasy asalariados. Este no está más que alservicio de objetivos reaccionariosbajo un velo pretendidamente socia-lista».

La Alemania de entre-dos-guerras

nos muestra esta situación a un gradoparticularmente agudo. Sacudido porla guerra, el empuje revolucionario de1918-28,amenazadotodavíaporelpro-letariado, el capitalismo alemán sufreprofundamente la crisis mundial de lapost-guerra. Mientras que las burgue-sías victoriosas más fuertes (EstadosUnidos,GranBretaña,Francia), fueronrelativamente poco tocadas, superan-do fácilmente la crisis de «readapta-ción de la economía a la paz», el capi-talismo alemán cayó en un marasmocompleto. Y son tal vez las pequeñas ymedias burguesías que más padecerá,como en todas las crisis que conducena la proletarización de las clases me-dias y a una concentración crecientedel capital mediante la eliminación deuna parte de las pequeñas y medianasempresas. La situación era tal que lospequeños burgueses arruinados, que-brados, embargados, liquidados nopodíanni siquieracaer enelproletaria-do, golpeado él mismo por el desem-pleo (7 millones de cesantes en el pa-roxismo de la crisis): estos caían puesdirectamente al estado de mendigos,condenados a morir de hambre en loque agotaran sus reservas. Es en reac-ción a esta terrible amenaza que lapequeña burguesía ha «inventado» elantisemitismo. No tanto, como dicenlos metafísicos, para explicar las des-gracias que la golpeaban, sino paratratar de preservarse de esta,concentrandolo en una de sus grupos.A la horrible presión económica, a laamenaza difusa de destrucción quevolvía incierta la existencia de todossus miembros, la pequeña burguesíareaccionó sacrificando una de suspartes, esperando así salvar y asegu-rar la existencia de las otras. El antise-mitismo no proviene tampoco de un«plan maquiavélico», mucho menosde «ideas perversas»; este resulta dela coacción económica. El odio a losjudíos, lejos de ser una razón a prioride su destrucción, no es sino la expre-sión del deseo de delimitar sobre ellosla destrucción.

Ocurre a veces que los obreroscaigan en el racismo. Mientras sonamenazados de desempleo estos tra-tan de concentrarlo sobre ciertos gru-pos: italianos, polacos u otros«métèques», «bicots», «negres», etc.Pero dentro del proletariado estos ac-cesos no tienen lugar sino en los peo-res momentosdedesmoralizaciónynoduran. A partir de que el proletariadoentraenlucha, lograverclarayconcre-tamente dónde está su enemigo: él esuna clase homogénea que tiene una

perspectiva y una misión históricas.La pequeña burguesía, al contra-

rio,esunaclasecondenada.Condenadaademás a no comprender nada, a serincapaz de luchar: ella no puede sinodebatirse ciegamente en la prensa quela tritura. El racismo no es unaaberración del espíritu; este es y serála reacción pequeño-burguesa. Laopción de la «raza», es decir escogerelgrupo sobre el cual se trata deconcentrar la destrucción, dependeevidentemente de las circunstancias.En Alemania, los judíos reunían las«condiciones requeridas» y eran losúnicos que las reunían: todos eran casiexclusivamente pequeños-burguesesy, dentro de esta pequeña burguesía,el único grupo suficientementeidentificable. No era sino sobre ellosque la pequeña burguesía contabacanalizar la catástrofe.

Enefecto,eranecesarioquela iden-tificaciónno presentaraalguna dificul-tad: había que definir exactamentequién sería dispensado. De allí el re-cuento de abuelos bautizados que, encontradicción flagrante con las teoríasde la raza y la sangre, bastaba parademostrar su incoherencia. ¡Se trata-ba, pues, de lógica! El demócrata quese contenta de demostrar lo absurdo yla ignominia del racismo pasacomo decostumbre al lado de la cuestión.

Acosada por el capital, la pequeñaburguesía alemana ha arrojado a losjudíosa los lobosparaaligerarel trineoy salvarse. No de forma consciente,por supuesto, pero este era el sentidode su odio por los judíos y la satisfac-ción que le producía la clausura y elsaqueo de los almacenes judíos. Po-dríamos decir que por su lado el grancapital se encuentra encantado por lanoticia: este podía liquidar una partede la pequeña burguesía; mejor toda-vía, es la pequeña burguesía mismaquien se encargaría de esta liquida-ción. Sin embargo, esta forma«personalizada» de presentar al capi-tal no es más que una mala imagen: lapequeña burguesía no sabe lo quehace, el capitalismo menos aún. Estesufre lacoaccióneconómica inmediataysiguepasivamente las líneasdemenorresistencia.

No hemos hablado del proletaria-do alemán. Y es porque el mismo nointervino directamente en este asunto.Este había sido vencido y, por supues-to, la liquidación de los judíos no pudorealizarse sino después de su derrota.Las fuerzas sociales que condujeron adicha liquidación existían antes de laderrota del proletariado. Esta les hubo

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de permitir su «realización», dejandolas manos libres al capitalismo.

Es entonces cuando comienza laliquidación económica de los judíos:expropiación en todas sus formas,despojo de funciones en las profesio-nes liberales, la administración, etc.Poco a poco los judíos fueron priva-dos de todo medio de existencia, vi-viendo de las reservas que habíanpodido salvar. Durante todo este pe-ríodo que va hasta vísperas de la gue-rra, la política de los nazis hacia losjudíos se resume en dos palabras:¡Juden Raus! ¡Judíos fuera! Se buscópor todos los medios de favorecer laemigración de los judíos. Los nazis nobuscaban sino desembarazarse de losjudíos, de los cuales no sabían quéhacer; si, de un lado, los judíos nopedían otra cosa que irse de Alemania,nadieenningunapartequería dejar-los entrar. Yesto no debe sorprender-nos, ya que nadie podía dejarlos en-trar: no había un solo país capaz deabsorber y y hacer vivir varios millo-nes de pequeños burgueses arruina-dos. Sólo una pequeña parte de losjudíos pudo partir. La mayoría se que-dó, pese a ellos y pese a los nazis.Suspendidos en el aire, si osamos de-cir.

La guerra imperialista agravó la si-tuación cuantitativa ycualitativamente. Cuantivamente,puesto queelcapitalismoalemán,obli-gado a reducir a la pequeña burguesíapara concentrar entre sus manos elcapital europeo, había extendido la li-quidación de los judíos a toda EuropaCentral.Elantisemitismohabíademos-trado su eficacia; no había sino quecontinuar. Esto correspondía con elantisemitismoindígenadeEuropaCen-tral aun cuando este era más complejo(unahorrible mezclade antisemitismofeudal y pequeño-burgués, dentro decuyo análisisno podemosentrar aquí).

La situación se agravócualitativamente también. Debido a laguerra, las condiciones de vida se ha-bían vuelto cada vez más duras: lasreservas de los judíos fundían, encon-trándose condenados a morir de ham-bre en poco tiempo.

Entiempo «normal», tratandosedeun pequeño número, el capitalismopuede dejar morir perfectamente a loshombres que este expulsa del procesoproductivo. Pero esto era imposible dehacerlo enplena guerra ycontra millo-nes de hombres: tal «desorden» hu-biese paralizado todo. Al capitalismole era preciso organizar su muerte.

Y esto no los hubiese matado ense-

guida.Paracomenzar, se les retiróde lacirculación, se les reagrupó, se lesconcentró. Se les hizo trabajarsubalimentándolos, es decirsobreexplotándolos hasta la muerte.Matar a unhombremedianteel trabajoes un viejo método del capital. Marxescribíaen 1844:«Para ser llevadaconéxito, la batalla industrial precisa denumerosos ejércitos, que puedan serconcentrados en un punto y diezma-dos copiosamente» Era necesario quela gente pudiese sufragar sus gastosmientras vivieran y luego cuando mu-rieran. Que estos produjeran plusvalíael tiempo más largo posible, ya que elcapital, si no puede extraer beneficiosde este envío al patibulo, tampocopuedeejecutar loshombres queélmis-mo condenó.

Pero el hombre es coriáceo. Redu-cidos, incluso, al estado esquelético,estos no morían tan rápidamente. Ha-bía que masacrar a aquellos que nopodían ya trabajar, luego a aquellos delos cuales no se tenía más necesidad,ya que los avatares de la guerra haceninutilizable esta fuerza de trabajo.

El capitalismo alemán no se resig-naba alasisinato puro ysimple.No porhumanitarismo sino porque con estono se ganaba nada. Es así como nacióla misión de Joel Brand del cual habla-remos, ya que su historia coloca biena la luz la responsabilidaddelcapitalis-momundial (4). JoelBranderadirigenteen una organización semiclandestinade judíos húngaros. Esta organizaciónbuscaba salvar judíos por todos losmedios: escondites, emigración clan-destina, y también corrupción de losS.S. Los S.S. del Juden Kommandotoleraban estas organizaciones, tra-tando más o menos de utilizarlas como«auxiliares» en las operaciones deredadas y triaje.

En Abril de 1944, Joël Brand fueconvocado al Judenkommando deBudapest para encontrar a Eichmann,quien era el jefe de la sección judía deHimmler, le encargó la siguiente mi-sión: ir a casa de los anglo-americanospara la venta de un millón de judíos.

Los S.S. pedían a cambio 10.000camiones, sin negarse a cualquier otrotipo de negocio, tanto por su naturale-zacomo por lacantidaddemercancías,proponiendo además la entrega de100.000judíosala recepcióndelacuer-do para mostrar su buena fé. Era unasunto serio.

¡Desgraciadamentesi laofertaexis-tía, la demanda no! No sólo los judíossino también los S.S. se habían dejadoengañar por la propaganda humanita-

ria de los aliados. Los aliados no que-rían nada de este millón; ni por 10.000camiones, ni por 5.000, ni siquiera pornada.

No podemos entrar en detallessobre las vicisitudes de Joël Brand.Joël Brand partió hacia Turquía y sedebatió en las prisiones inglesas delCercano Oriente. Los aliadosnegandose a «tomar este asunto enserio», hacen todo por enterrarlo ydesacreditarlo. Finalmente Joel Brandencontró a Lord Moyne en El Cairo,ministro del Estado Británico para elcercano Oriete. Este le suplica paraobtener al menos un acuerdo escrito,aunque después no se honorara: yaserían al menos 100.000 vidas salva-das;

«- ¿Y cual sería el número total?- Eichmann habló de un millón.- ¿Cómo se imagina Ud. una cosa

semejante, mister Brand?- ¿Qué hago yo con un millón de

judíos?- ¿Dónde los meto?- ¿Quién los acogerá?- Si la tierra no tiene sitio para

nosotros, no nos queda otro remedioquedejarnosexterminar»(5)dijoBrand,desesperado.

LosS.S. fueronmás lentosencom-prender, ¡ellos creían en los ideales deOccidente! Después del fracaso de lamisión de Joël Brand y en medio deexterminaciones, estos tratarántodavían de vender judíos al Joint (6)entregando un «anticipo» de 1700judíos en Suiza. Aparte de los nazisnadie estaba dispuesto a concluir estanegociación.

JoëlBrandlo habíacomprendido,ocasi. Él había comprendido cuál era lasituación, pero no por qué. No era enla tierra donde no había más plaza sinoen la sociedad capitalista. Y no habíalugar para ellos, no porque eran judíossino porque fueron rechazados delproceso de producción, inútiles a laproducción.

Lord Moyne fue asesinado por dosterroristas judíos, y Joël Brand supomás tarde que él se compadeció mu-chas veces del trágico destino de losjudíos. «Su política le fue dictada porla administración inhumana de Lon-dres». Pero Brand no comprendió quees esta administración del capital y elcapital mismo los que son inhumanos.Este no sabía ni siquiera qué hacer delos raros sobrevivientes, esas«personas desplazadas» que no sesabía donde ubicar.

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Los judíos sobrevivientes final-mente lograron hacerse una plaza. Porla fuerza y aprovechando la coyunturainternacional se formó el Estado deIsrael. Pero ello incluso no pudo serposible que «desplazando» otras po-blaciones: centenas de miles de refu-giados árabes que arrastran, desdeentonces, su existencia inútil (¡al capi-tal!)en loscampos dealojamiento (7) .

Hemos visto cómo el capitalismocondenó a muerte a millones de hom-bres expulsándolos de la producción.Hemos visto cómo los masacró sindejardeextraerles toda laplusvalíaqueles fue posible. Queda ver cómo elcapitalismo los explota todavía des-pués de su muerte.

Son ante todo los imperialistas delcampo aliado quienes se sirvieron deesta masacrepara justificar suguerra yjustificar, después de la guerra, eltratamiento infame infligido al puebloalemán.Cómo nosprecipitamos sobrecampos y cadáveres, paseando portodas partes fotos horribles yclamando: ¡Vean lo hijo de puta queeran esos boches! ¡Cuánta razóntuvimos de haberlos combatido! ¡Ycómo ahora tenemosrazónde hacerlespasar el tragoamargo!Cuando se pien-saenlos innumerablescrímenescome-tidos por el imperialismo; cuando sepiensa, por ejemplo, que en ese mismomomento(1945)enquenuestrosThorazcantaban suvictoria sobreel fascismo,45.000 argelinos (¡provocadores fas-cistas!) caían bajo los golpes de larepresión; cuando se piensa que es elcapitalismo mundial el responsable deestas masacres da realmente náuseasel innoble cinismo de esta satisfacciónhipócrita.

Al mismo tiempo todos nuestrosbuenos demócratas se arrojaron sobrelos cadáveres de los judíos. Que desdeentonces no han cesado de agitar a lasnarices del proletariado. ¿Para hacer-lessentir la infamiadelcapitalismo? Alcontrario, para hacerles apreciar porcontraste la verdadera democracia, elverdadero progreso, ¡el bienestar delcual goza en la sociedad capitalista!Los horrores de la muerte capitalistadeben hacerolvidar alproletariado loshorrores de la vida capitalista y delhecho que ¡ambos estánindisolublemente ligados! Las expe-riencias de los médicos S.S. debenhacer olvidar que el capitalismo expe-rimenta a gran escala productos can-cerígenos, los efectos del alcoholismosobre la herencia, la radioactividad delas bombas «democráticas». Si semuestran las lámparas forradas en piel

dehombre, esparahacerolvidarqueelcapitalismo ha transformado al hom-bre viviente en lámpara. Las montañasde cabellos, los dientes en oro, el cuer-po del hombre muerto han convertidoal hombre viviente en mercancía. Es eltrabajo, la vida misma del hombre queelcapitalismoha transformadoenmer-cancía. Es esta la fuente de todos losmales. Utilizar los cadáveres de lasvíctimas del capital para tratar de es-conder la verdad, hacer que estos ca-dáveres sirvan a la protección del ca-pital es bien la más infame forma deexplotarlos hasta la médula.

(1)Movimiento contraelRacismo,el Antisemitismo y por la Paz

(2) Citado de los Manuscritos de1844.

(3) El comercio, sobre todo el co-mercio de dinero, era extraño al esque-ma de la sociedad feudal, arrojada agentes fuera de esta sociedad,generalmete los judíos. El ostracismoque los aturdía traducía la tentativa delfeudalismo de mantener estas activi-dades que no podían seguirrealizandosealmargendelasociedad.Sin embargo, el comercio y la usuravenían a ser las formas primarias delcapital: el odio a los judíos expresabade manera mixtificada e inadecuada laresistencia que las clase de la sociedadfeudal, del paisano al hidalgo, pasan-do porelartesanode laguilda yelclerooponían al irresistible desarrollo delmercantilismo que disolvía su ordensocial. Así como después del auge delcapitalismo productivo y la gran in-dustria, la tradición «popular» peque-ño-burguesa continúa a identificar ju-dío y Capital.

(4)Ver:«L’HistoiredeJoëlBrand»por Alex Weissberg; Ediciones delSeuil.

(5)En«L’HistoiredeJoëlBrand»,op. cit.

(6)Joint : JewishComitée,Organi-zación de judíos estadounidenses.

(7) El objeto del artículo no eraevidentemente la cuestión del Estadode Israel y el problema palestino engeneral.Noesaquí tampocolacuestióna tratar, pero podemos añadir algunasobservaciones:

El movimiento comunista ha con-denado siempre al sionismo como unafalsa solución burguesa al «problemajudío»,unproblemaqueenrealidad noes un problema nacional sino un pro-blemasocial;el sionismohademostra-do que un Estado hebreo en Palestina

no podía ser sino un instrumento de ladominación imperialista en MedioOriente. Es lo que afirma en particularla InternacionalComunista enlos años20, la evolución ulterior no ha hechomásqueconfirmarnuestraposición.Eltriunfo de la contrarrevoluciónestaliniana, el aplastamiento interna-cional del proletariado y su ausenciade la escena histórica en tanto quefuerza independiente durante dece-nios, hanpermitido al imperialismo dehacer trabajar para sus propios fineshasta sus propias víctimas, los sobre-vivientes de la exterminación.

El Estado que debía supuestamen-teeliminarelantisemitismo,ladiscrimi-nación racial, no sólo no arregló la«cuestión hebrea» a escala mundial,sino que el mismo ha sido fundadosobre la discriminación y la opresiónracial y religiosa. Este no es un Estadonacional en el sentido moderno, bur-gués, es decir fundado sobre la igual-dad jurídica de todos los ciudadanossino un Estado colonial. A tal puntoque ha podido retomar contra los ára-bes las leyesdiscriminatorias talcualelcolonialismo ingléshabía promulgadocontra los judíos, entre otros. Lo quequehalogradoobtenerel imperialismoes que varios millones de sus víctimasidentifiquen la defensa de susobrevivencia con la defensa de suEstadocolonialyracial, cabezade pla-ya del imperialismo U.S. y gendermeregional por cuenta de la santa alianzaimperialista.

Es verdad que la constitución delEstado de Israel ha contribuido tam-bién a revolucionar el área árabe; peroa contrario, como lo hace siempre lapenetración y opresión capitalistas.Las masas palestinas, la mayor parteexpropiadas y dispersas por toda laregión, juegan en esta situación un rolde fermento revolucionario. La coali-ción contrarrevolucionaria que va delos Estados árabes más reaccionariosalEstadohebreo, capitalistae imperia-lista, englobando poco a poco a losEstados más «progresistas», más elpesoenormedelimperialismomundial,someten a estas masas a una opresióny represión feroces. A través de unlargo y doloroso camino, estas masasven cerrarse todas las soluciones na-cionales y burguesas, empujadas aerigirse contra todo el sistema de Esta-dos en plaza y todo el equilibrio man-tenido porel imperialismo.Estascons-tituyen el elemento motor de la luchadeclaseenMedioOrienteelcualdebe-rá integrarse a la luchadelproletariadomundial.

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La guerra imperialista en el cicloburgués y en el análisis marxista

( 2 )

10. CAPITALISMO YMILITARISMO

Antes de tratar los problemas de lalucha proletaria contra el militarismoburguésycontra laguerra imperialista,tendremos que volver a la argumenta-ción desarrollada hasta aquí.

Un gran espacio hemos acordadoal rol del militarismo y la guerra en lagénesis misma del modo de produc-ción capitalista. Esta noción, que yaMarx presenta como uno de los pilaresde ladoctrinacomunista, hasido toma-da luego vigorosamente por RosaLuxemburgo en su espléndida batallacontra el revisionismo.

Destruyendo despiadadamente elidílico velo sobre el cual la ideologíadominante se esfuerza en colocar elnacimiento del modo de producciónburgués, Luxemburgo ha restablecidocon viva claridad y gran profundidaddesde el punto de vista histórico elverdaderosentido delmilitarismo mo-derno;y, al mismotiempo, hapuesto aldesnudo el carácter intrínseca, conge-nitalmentemilitaristadelrégimenbur-gués:

«En lo que llamamos el período de‘acumulación primitiva’, es decir, alcomienzo del capitalismo europeo, elmilitarismo juega un rol determinan-te en la conquista del Nuevo Mundoy de los países productores de espe-cias, las Indias; más tarde, este sirvepara conquistar a las colonias mo-dernas, destruir las organizacionessociales primitivas y apoderarse desus medios de producción, introdu-ciendo por el contrario intercambioscomerciales obligatorios en paísescuya estructura social se oponía a laeconomía mercantil, transformandopor la fuerza a los indígenas en pro-letarios e instaurando el trabajo for-

zado en las colonias. Ayuda a crear yampliar las esferas de interés del ca-pital europeo, arrancando concesio-nes ferrocarrileras a los países atra-sados y haciendo respetar los dere-chos del capital europeo en los em-préstitos comerciales. En fin, elmilitarismo es un arma en la compe-tencia de los países capitalistas, enlucha por el reparto de territorios decivilización no capitalista» (30).

Desdesusprimeroschillidos,pues,el capital exuda militarismo por todossus poros. Y aquellos que, delante desus manifestaciones más violentas yvirulentas hablan de retorno a formasbárbaras, retrógradas, pre-burguesasen substancia, no están sólo fuera delmarxismo, sino que repiten la apologíavulgar de las clases dominantes, posi-ción típica de cualquier época y lugardel revisionismo y del oportunismo yen el que también se encuentran lastesis que buscan en el fascismo unareacción agraria y pre-capitalista. «Seequivoca Bernstein cuando en ‘LaVida Socialista’ del 5 de Junio de1905, dice que las instituciones mili-taristas actuales no serían sino laherencia de la monarquía más o me-nos feudal» escribe Karl Liebknechten1907(31).Nadanuevo,pues,bajo elsol; nada que debieramos rectificar, niinnovar.

En efecto militarismo y guerra sonfenómenos a tal punto ligados a lasbrumasoscuras delmundo feudal, a talpunto incompatibles con la racionali-dad luminosa de la era burguesa que,después de haber asistido al modo deproducción capitalista en los doloresde su parto, luego acompañan «el pro-ceso de acumulación en todas susfases históricas» (32).

Estos fenómenos acompañan alcapitalismoen el sentido quevelanpor

su desarrollo, lo ayudan en su marcha,lo sostienen en su esfuerzo por supe-rar dificultades, contradicciones y cri-sis en las cuales este se hunde perió-dicamente.

Nos hemos detenido en la relaciónque liga acumulación y guerra, remar-cando el hecho que la acumulacióncapitalista encuentra la energía y elimpulso, necesarios para la activaciónde un nuevo ciclo de expansión y ex-plotación, en las destrucciones a granescala de las guerras; o sea, el hechoque,para retomar laspalabrasdeMarx,la economía burguesa es forzada pe-riódicamente a reconstituir mediante«una violenta aniquilación de capi-tal» (33) las condiciones necesariaspara su propia auto-conservación. Noestá demás señalar que el resultado denuestro trabajoes laestricta repeticiónde posiciones clásicas.

Luego de haber puesto en eviden-cia que «el desarrollo de las fuerzasproductivas del capital (…) llegadoa un cierto punto impide la auto-valorización en lugar de provocar-la», enla medidaenqueelcrecimientode la población, los descubrimientoscientíficos y su aplicación a la totali-dad de la producción, conducen inevi-tablemente a un declive de la taza me-diade ganancias,Marx afirmaen efec-to que estas contradicciones provo-can crisis y explosiones en el curso delas cuales «a través de la suspensiónmomentánea del trabajo y la liquida-ción de una gran porción del capital,este último es violentamente llevadoal punto en que puede continuar», alpunto en que «está en la capacidad deemplear completamente sus fuerzasproductivas sin suicidarse» (34).

Es evidente que la destrucciónperiódica de capital constante yfuerzade trabajo en las sacudidas guerreras,

Laguerra imperialista

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presupone la acumulación de un po-tencial apreciable de medios de des-trucción y una preparación particularno solamente de material humano aarrojar sobre los campos de batalla,sino también de toda la sociedad. Paracumplir eficazmente con sus tareas, laguerra debe apoyarse sobre un milita-rismo que halla alcanzado antes unnivel suficientededesarrolloe integra-ción en el seno de la sociedad.

Sinembargo sería ingenuo atribuiral capitalismo la capacidad de progra-mar conscientemente la «fabricación»de guerras cada vez más devastado-ras, menos aún de planificar con estafinalidadel desarrolloexponencialdelmilitarismo y la producción de arma-mentos cada vez más potentes y mor-tíferos. El capital no se siente atraidopor el largo plazo, este no se interesamás que a los negocios que se perfilanen su horizonte inmediato.

Eldesarrollodelmilitarismo yde laproducción de armas en los períodosde entre-guerras deben pues ser con-siderados como fenómenos que sedesprenden de la dinámica natural,espontánea, de la economía burguesay que en un momento dado se conju-gan con la necesidad de una «violentaaniquilación de capital», desembo-que necesario de su curso catastrófi-co.

Dentro de la cuestión general de larelación entre acumulación y guerra,hay una cuestión más específica, la dela relación entre acumulación y desa-rrollodelmilitarismo;esdecir, la cues-tióndela función económicadelmili-tarismo para retomar la expresión deRosaLuxemburgo,delmilitarismocomo«campo de acumulación del capital»(35).

Mediante impuestos indirectos elEstado se da la posibilidad de equiparmilitarmente a sus fuerzas armadas.Está claro que si la carga impositivapara financiar las necesidades del apa-rato militar no recayera sobre los hom-bros de la clase obrera (sabemos quelos impuestos indirectos penalizansobre todo a los trabajadores asalaria-dos), «los mismos capitalistas sopor-tarían esta carga. Una parte de la plus-valía debería irdirectamente al mante-nimiento de los órganos de su domina-ción de clase, la cual sería descontadasobre su propia consumición que es-tos restringirían tanto o más, lo queparece más aceptable, por sobre laporción de la plusvalía destinada a lacapitalización.»(36);graciasalaextor-sión que realiza el Estado mediante lafiscalidad, una cantidad enorme de

plusvalía es «liberada» y se vuelvedisponible para la acumulación.

Lo que resalta a primera vista esque elmilitarismo no es unpasivo paraelcapitalismo.Pero lascosas aparecenmás claramente si hacemos un análisismás detallado.

Constatamos, en efecto, un cam-bio en la relación entrecapital variable«salario obrero» y productos de laSección II: «la expresión monetariade la fuerza de trabajo es entoncesintercambiada contra una cantidadmenos grande de medios de consu-mo»(37). «(…)Ha habido pues trans-formación en la repartición del pro-ducto total: una porción de produc-tos que otrora estaban destinados alconsumo de la clase obrera, comoequivalente de v (capital variable), esentonces asignada a la categoríaanexa de la clase capitalista para suconsumo» (38).

¿Cuál es el nudo de la cuestión? Elpunto nodal es que, por un lado, elmilitarismo impone una disminucióndelvalordelsalario delobreromedian-te los impuestos indirectos - así comouna disminución del capital constanteyvariableempleados en la producciónde medios de consumo de la claseobrera - , por otro, abre un nuevomercado a la acumulación mediante lademandademediosmilitares,ofrecien-do de esta manera una posibilidad decapitalización tanto a la parte del capi-tal variable, sustraido a los trabajado-res por medio del descuento fiscal,como a las fracciones del capital cons-tante y variable que se encontrabanincorporadas a la sección II para pro-ducir bienes de consumo destinados alos trabajadores, yque han sido libera-dos en razón de la reducción del con-sumo de estos, cuyos límites estándefinidos por la posibilidad de poderser pagados por el obrero.

No es, pues, solamente el capitalobtenido mediante eldescuento fiscal,el cual se invierte en la producciónmilitar, sino también aquel que vienedel «desgravamiento» del sector queproduce medios de subsistencia. Di-ciendo que una «porción de los pro-ductos destinados en otra época alconsumo de la clase obrera … estáahoradestinada a la categoríaanexadela clase capitalista para su consumo »,no se trata en efecto de denunciar queuna parte de los productos que seencontraban antes sobre la mesa odentro del hogar de los trabajadores seencuentra ahora sobre la mesa o en elhogar de los militares. Si fuese así, elvolumen de producción de las indus-

trias que producen bienes de subsis-tenciapermanecería igual.Enrealidad,sólo una pequeña parte del valor des-tinado al consumo del aparato militarde la clase burguesa debe sufrir unametarmorfosisqueimplicaprecisamen-te un «desgravamiento» de las ramasindustriales que producen bienes desubsistencia. Para ser consumidos porel apéndicemilitardelcapitalismo, losproductos deben presentarse bajo laforma de metralletas, obuses o blinda-dos y sólo un pequeña parte en formade productos alimenticios o vestimen-tarios, tal como lo fue antes.

Si bien es cierto que las fraccionesde salarios absorbidas por el Estadocon los impuestos son destinadas acubrir todos los gastos de manuten-ción del militarismo, esto trae en con-secuencia quela reduccióndel volumede los medios de subsistencia produ-cidos por la Sección II en equivalenciade salarios, debe ser superior al au-mento de la producción de la mismaSección provocada por la demanda demedios de subsistencia por parte delaparato militar. Lo esencial del presu-puesto de las fuerzas armadas no seconsagra a los gastos cotidianos delas tropas, o a su uniforme, sino aacumular chatarra homicida para ladefensa de la dictadura burguesa. Laconclusión es que el volume de pro-ducción del sector de los medios desubsistencia no puede sino reducirsepara liberarcantidades correspondien-tes de capital constante y variable.Una masa creciente de capital se pro-yecta hacia inversiones más lucrativasy se concentra en un mecanismo pro-ductivo único: valor creciente de laindustria militar como campo de acu-mulación del capital.

Recapitulemos entonces los térmi-nos de esta colosal empresa:

Primero: provocando un disminu-ción neta del valor de v (y también,como hemos mostrado,de c), elmilita-rismo tiende a contrarrestar el descen-so de la tasa media de ganancias, apor-tandoentoncesoxígeno alcapitalexan-güe.

Segundo: si esta magnífica «eco-nomía de costos generales en la pro-ducción de plusvalía» (39) conllevauna limitación de la producción demedios de subsistencia en general,desde el punto de vista del capital, lamisma no aparece como la pérdida deun mercado, sino como el preludio a laconquista de mercados mucho másrentables.

Como hemos visto, una vez con-centrada en sus manos, la masa mone-

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taria transfundida de las venas delproletariado al Estado,«comienza unacarreracompletamentenueva»(40).Sefunde primero con la parte de la rentasustraida mediante idéntico mecanis-mo a las capas medias como el campe-sinado, artesanado, etc…(41). Y sefunde después con las fracciones delcapital constante y variable liberadasde la sección II de la forma que yahemos descrito.

Al final de esta serie de concentra-ciones, un poder de compra colosal sehamaterializado enlasmanosdelEsta-do.Unaparte considerableehistórica-mente creciente de este poder de com-pra se invierte en la producción deartefactos bélicos, abriendo así unvasto y creciente campo de acumula-ción para el capital.

«Las sumas que los campesinos olasclases mediashubieraneconomiza-do (…) se encuentran ahora disponi-bles en las arcas del Estado, volvién-dose objeto de solicitudes y ofrecien-do posibilidades de inversión para elcapital»; lo que, si se hubiese quedadoen los bolsillos de los proletarios o delos pequeños burgueses, necesaria-mente se hubiera transformado en una«multiplicidad y en un desparrama-miento de pedidos mínimos de diver-sas categorías de mercancías que nocoinciden enel tiempo»,ahora cambiacompletamente de aspecto dando «lu-gar a un pedido concentrado y homo-géneo del Estado» (42).

A una exigencia (y a una produc-ción) de bienes diferenciada y disper-sa, se sucede, pues, un pedido unifica-do y constituido por grandes masas deproductos, dado que el «consumo po-pular» pide al aparato productivo pe-queñas cantidades de pan, azúcar,mantequilla, aceite, vestimenta, etc.,etc., cuyo efecto sobre el «hambreardiente de plustrabajo» del capital espuramenteafrodisíaco,mientrasque lamáquina militar enguye en sí, mercan-cías de un sólo tipo (armas) y a dósismasiva. El capitalismo, que es por de-finición producción masiva, se entre-ga de lleno a esta tarea. Por otra parte,¿no reacciona este a la caída de la tasamedia de ganancias mediante el acre-centamiento de la masa de produc-ción ? Para este el dilema no puede sermásobvio:oelfeliz jolgoriodelrearma-mento, o la lúgubre cuaresma de lacrísis. Aún si el capitalista individual,o todos los capitalistas en su conjuntoaspiran sinceramente a la paz, nadafuera de la revoluciónproletaria podrádetenerlos en su loca carrera hacia laguerra.

Volvamos a lo que representan losatractivos del sector militar a los ojosdel capital. En la citación que hemoshecho más arriba, Luxemburgo hablade lapotenciadelademandademediosde subsistencia fragmentada en milla-res de partes que no coinciden en eltiempo. Además de los precedentes(producción en gran cantidad, y mer-cancías de un mismo tipo), este aspec-to de la producción militar tiene unpeso determinante. La continuidad dela demanda es, en efecto, sinónimo decontinuidad en la extensión del proce-so productivo y por tanto de la conti-nuidad de la afluencia de ganancias.Cambiando el tipo dedemandas, desa-rrollando lademanda militar, elEstadosustrae lagananciaa la tiraníadel«con-sumo popular», la protege de rupturasen su continuidad que le serían fatales.Gracias al militarismo esta sería sus-traída a lo arbitrario, a las oscilacionessubjetivas del consumo individual» y«asume una regularidad casi auto-mática, un ritmo de desarrollo cons-tante» (43). Todo el mecanismo de lademocracia parlamentaria facilita esteprocessus: «Gracias al aparato delegislación parlamentaria y a la pren-sa, quienes tienen como tarea formara la opinión pública, es el capitalmismo quien controla este movimien-to automático y rítmico de la produc-ción para el militarismo» (44) .

Todo lo que venimos de decir per-mite comprender que la producciónmilitar es un sector que garantiza alcapital un alto rendimiento. Fraccio-nes cada vez más consistentes delcapital social se separan de los secto-res menos rentables y van a parar a laindustria militar; la masa de gananciasque el conjunto de los capitalistasarrancan, aumenta; almismotiempo latasa media de ganancia aumenta, con-secuenciadirecta yaltamente benéficapara elcurso económicocapitalista delcontragolpe militarista sobre los sala-rios. Mientras que el desangramientode la clase obreray la pequeña burgue-sía ejerce un efecto tonificante sobretodas lasramas del industrialismo bur-gués, la expansión de la producciónmilitar arrastraensuvertiginoso movi-miento a todos los sectores-claves dela economía nacional: para producirarmas se precisa de torres, máquinas-herramientas, acero y otras materiasprimas, etc. Toda la metalurgia y lamecánica, y más generalmente todo elsector que produce medios de produc-ción encuentran una nueva vida.

He aquí develado todo el misteriode la «vigorosa» recuperación que

caracteriza losperíodosde pre-guerra,los arcanos de la transformación delciclo económico en ciclo de guerra.Pero si este punto fundamental es co-rrectamentecomprendido,siel roleco-nómico del mulitarismo es restableci-do en sus verdaderos términos depotente palanca de la acumulacióncapitalista,entoncessedemixtificatam-bién una de las mas innobles e insidio-sas leyendas de guerra. Así como laguerra, el militarismo es también unnegocio para todos los capitalistas yno, como lo dice la leyenda, útil sólopara unos cuantos (los traficantes dearmas) y nocivo para todos los demás,los capitalistas sedicentemente «paci-fistas».

Luxemburgo observa que «los ad-versarios del militarismo casi siemprese encuentran de acuerdo con estepunto de vista, mostrando que el ar-mamento de guerra, como inversióneconómica para el capital, no hacesino hacer pasar las ganancias dealgunos capitalistas en el bolsillo deotros.» (45).

Este análisis, completamente falsodesde el punto de vista económico,caracterizaa losadversariospequeño-burguesesdel militarismo.Sufunciónpolítica consiste únicamente en des-viar la reacción de la clase obrera diri-giéndola sobre el terreno podrido delpacifismo, sobre el terreno de la ende-ble oposición entre capitalistas huma-nistas, el terreno sobre el cual los re-presentantes de la burguesía domi-nante esperan atraer al proletariadoengañado e inconsciente para final-mente arrojarlo una vez más en el ho-rror fratricida de la guerra entre Esta-dos.

11. ECONOMÍA DE GUERRACONTRARREVOLUCIONARIA

Y ECONOMÍA DE GUERRAREVOLUCIONARIA

Lapreparación a laguerraseapoyasobreel desarrollodeunaeconomíadeguerra; esta se funda en la sobre-ex-plotación de los obreros, en la desva-lorización de la fuerza de trabajo, en lapauperización no sólo relativa sinoabsoluta del proletariado y, como yahemos visto, de las capas inferiores delas clases medias,.

Burgueses y social-imperialistas(antes del desmoronamiento de laURSS,NdR)sedesgañitan tratando depromover las delicias reservadas a lostrabajadores;pudiendorealizarungranesfuerzo tratando de explicar que unaparte del ejército industrial de reserva

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puede ser absorbido por la expansiónde las industrias armamentísticas.Queda el hecho que el desarrollo deuna industria de guerra es simplemen-te imposible si no se toca la consumi-ción, esto es, si no se reduce en formadrástica el nivel de vida de las masaspopulares en general, y de la claseobrera en particular. Queda el hecho,mucho más potente que todos los dis-cursos que llueven sobre los proleta-rios desde lo alto del parlamento, lasasociaciones patronales, las oficinaspolíticas de los partidos democráticoso delas organizacionessindicales, quela economía de guerra tiene por con-signa: ¡Comer menos! ¡Vestirse mal! ¡ Producir más, en nombre de losintereses superiores de la Nación ysus ejércitos ! ¡ Obedecer sin discu-tir !

Es innegable que ciertas empresasque quiebran pueden ser «salvadas»mediante su reconversión en la pro-ducción militar y que, en razón deldesarrollo impetuoso de esta rama dela industria, ciertos desocupados po-drían conseguir trabajo.Pero todo estono es posible si no se logra el deteriorodraconiano delnivel devidadelamasadel proletariado, del conjunto de lostrabajadores.

Con bastante frecuencia, los traba-jadores conscientes y resueltos a de-fender los intereses materiales de supropia clase deben oír en los megáfo-nos lavozdel bonzo sindical acusarlosde ser «corporatistas». No sin razón,estos retornan dichas acusacionescontra quienes las lanzan, ya que sonlos responsables de los sindicatos tri-colores quienes se corporatizan, po-niendo por delante la defensa de limi-tados intereses obreros, circunscritosa grupos privilegiados de trabajado-res, ligados a la buena marcha de laempresa y a las vicisitudes de las ga-nancias patronales. Pero la acusaciónlanzada contra los «extremistas» con-tiene otro veneno, en la medida en quela misma es testigo de una relaciónparental con los métodos y los postu-ladosde laextremaderechafascista.Espor ello que es interesante señalar queel reformismo político ysindical avan-za,paralelamentea laevoluciónmilita-ristaybelicistade laeconomíaburgue-sa, hacia posiciones abiertamente so-cial-imperialistas, adoptando comple-tamente la retórica fascista en favor dela industria militar como fuente de tra-bajo y de bienestar para los proleta-rios. Fascistas y social-imperialistasactúan ambospara defender los intere-ses inmediatos de grupos limitados de

trabajadores en detrimento de los inte-reses inmediatos e históricos de laclase obrera. Iluminados por el res-plandor de la economía de guerra, losdos corporatismos, reformista y fas-cista respectivamente, avanzan aga-rradosdela mano.

Para los campeones de derecha eizquierda de la economía de guerra, elleit-motif es: Austeridad y Disciplinaante todo! La disciplina, a partir de lasfábricas militarizadas, debe irradiarhacia todas las empresas y lugares detrabajo hasta llegaraunamilitarizacióngeneralde lavida social.La austeridaddebe ser tanto más estricta y rígidacuanto el almacenamiento de materiasprimas y bienes de consumo para lasfuerzas armadas es sinónimo de alzageneral de los precios (46).

Sin embargo, la significación con-tra-revolucionaria de la economía deguerra burguesa no reside tanto ensus repercusiones inmediatas sobre laclase obrera, sino en el hecho que supunto de llegada es el maldito «bañode juventud» del capital en la guerraimperialista que le abre la posibilidadde una nueva expansión, de un nuevociclo deexplotaciónaescalaampliada,de un período suplementario de escla-vitud, aun más odioso que el prece-dente.

Tanto más cuanto, desde el puntode vista de su contenido inmediato, laeconomía de guerra burguesa no esmuydiferentede laeconomíadeguerrarevolucionaria. Nuestra economía deguerra implica tambien la contingenta-ción y la disminución del consumoobrero, ennombre de la prioridad de lalucha contra los ejércitos blancos eri-gidos por la reacción burguesa internae internacional. Desde el punto de vis-ta económico, estas medidas no tienenabsolutamente nada de comunistas,algo que la Izquierda ha repetido innu-merables veces.

«(…) El comunismo de guerra noes un rasgo particular de Rusia o de1917, es universal y antiguo; existíaen toda ciudad sitiada; así como elmantenimiento de un ejército moder-no se hace según una fórmula de eco-nomía colectiva y no individual (…)de la misma manera, en una ciudadasediada el mercado es remplazadopor el racionamiento: las ratas cap-turadas en las cloacas de París en1870-71 no estaban cotizadas en bol-sa, pero se distribuían en especie.Comunismo de guerra: no porquehabía comunistas en el poder quesoñaban poner en práctica a Marx oa Moro, sino porque Rusia, reducida

en algunos momentos a un círculo de200kmdediámetro alrededordeMos-cú, era como una ciudad asediada.Soldados y ciudadanos tenían quecomer: grupos de obreros y soldadosrojos iban a los campos y tomaban elgrano allí donde se encontrara; o, enel mejor de los casos, lo intercambia-ban por bonos. Durante la últimaguerra, Hitler hizo cosas por el estilo,y en forma más hipócrita aún lo hanhecho los americanos, imprimiendopapel moneda» (47).

Taldiminucióndelconsumo popu-lar, que se hace bajo apariencia dedistribución comunista, responde a laexigenciadeasegurar al ejército rojo elsuministro en armas y medios de sub-sistencia.

Así, podemos observar que el me-canismo que usa la dictadura obrera esmuysimilaralquecaracterizalaecono-mía de guerra burguesa. Sin embargonoesidéntico.Yladiferenciaresideenel hecho que la economía burguesa seensaña con el consumo obrero, exi-giendoa este lapartemás grandede lossacrificios; en efecto, las condicionesmismas en las cuales se desarrolla lalucha armadaentre elproletariado vic-torioso yla fuerzasconfederadasdelareacción burguesa interior e interna-cional, son tales que constriñen alEstado obrero a exigir sacrificios ysufrimientosmásgrandes que los infli-gidos por la economía burguesa. Ladiferencia reside más bien en el hechoque nuestra economía de guerra setorna hacia las otras clases con unainflexibilidadincomparableconrespec-to a la de los Estados burgueses. Lenindecía: «se requisa lo que queda des-pués que el campesino y su familia sehallan saciado e incluso antes de queestos hallan comido lo suficiente»(48) no por razones económicas, sinopor razones de urgencia social.

Sin embargo, la economía de gue-rra revolucionaria no consiste única-mente en la expoliación de categoríasburguesas urbanas y rurales para ali-mentar a las ciudades y al Frente; sig-nifica tambiénsacrificiosparaelprole-tariado, más importantes todavía queaquellos que impone una guerra impe-rialista.

¿Donde encuentran los obreros laenergía necesaria para realizar esfuer-zo titánico? Heaquí unacuestión inso-lublee incomprensiblepara lamentali-dad burguesa yel cálculo mezquino dela búsqueda del beneficio individual einmediato.

Durante la guerra imperialista, losobreros son obligados a sufrir por una

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causa que no es la suya sino la de unaburguesía nacional en lucha contraunaburguesía extranjera.Enelcaso dela guerra y de la economía de guerrarevolucionaria, sufrentalvezmás,perolo hacen para sí mismos; para sí mis-mos, no como individuos, sino comoclase. Defienden un poder que es elsuyo, no porque sacan ventajas con-cretas inmediatas como individuos,sino porque pertenecen a su clase,porque son el puesto avanzado de unafuerza que tiende a subvertir a todo elplaneta.

Defender el poder rojo contra elataque concéntrico, simultáneo de to-das las burguesías extranjeras unidasalaburguesíainterna, significaenefec-to defender la posibilidad de extenderla revolución al mundo entero. Lo queestá en juego no es el interés inmedia-to, sino el interés histórico de la claseobrera. Los obreros defienden en elpresente su porvenir. No combatenparaarrancaralgunasconcesiones quese pudieran aprovechar aqui y ahora,sino que luchan para cercenarle lo másrápido posible la garganta al capitalis-mo,abriendoasí el camino aun mundosin mercancías, sin dinero, sin trabajoasalariado ni cuentas a partida doble,un mundo donde la Especie humanapodrá finalmente comenzar a existir.

Es de la grandeza de sus objetivosque el proletariado saca la energía ne-cesaria para soportar las privaciones ylos sacrificios que de otra forma loaplastarían.

Paraelmarxismo,elEstadohasidosiempre una cuestión central. Su rol enlas crisis burguesas y, por supuesto,en las guerras, y su rol en las crisisrevolucionarias y la guerra revolucio-nariadebe,poresta razón,serexamina-do con la más grande atención.

Para hacer frente a las exigenciasde la guerra contra los blancos, losbolcheviques debieron «poner en piey rápidamente un organismo de Esta-do para confiscar los cereales a loscampesinos y concentrarlos en susmanos» (49), lo que Trotskyllama «unaparato aproximativo y provisorio»,«extremadamente desequilibrado yabarrotado», pero centralizado, conlo cual «pudo aprovisionar al ejércitoactivo en equipos y material de gue-rra - de manera insuficiente, tal vez,pero que nos permitió salir de la gue-rra no vencido sino vencedores» (50).

Alprimitivismo,ala improvisaciónde este aparato estatal correspondíaentonces su incapacidad relativa ahacer frente a las necesidades de laeconomía de guerra.

Al contrario, allí donde la econo-mía capitalista está mas ampliamentedesarrollada, allídondeelEstado tienelos caracteres de un aparato modernoy eficaz, se encuentran las mejorescondiciones para sostener una econo-mía de guerra.

«Eldesarrollode laeconomía bur-guesa y la importancia enorme toma-da por los organismos de Estado queconcentran tanto funciones que per-miten a aquellos de invertir en lapreparación militar de recursos fi-nancieros que no podían soñar lasviejas monarquías y condottieres delpasado.»

Graciasalageneralizacióndelsala-riadoyde la producciónde mercancíaslos recursos generados por el sistemafiscalmoderno nosecomparanennadaconlos extraídosmedianteeldiezmo ola faena.;

«Por otra parte, bajo el barniz dela civilización democrática los lazoscon los cuales el Estado ciñe a losindividuos se han vuelto tan estre-chos que el Estado puede disponer demasas enormes de soldados, capaz deextraer hasta el último gallardo exis-tente en la población» (51).

Hemos mostrado que uno de loscaracteres que hacen de la economíade guerra un verdadero elíxir para elcapitalismo es el consumo en masa y aun ritmo constante de mercancías porelaparato militar.

Para poder representar una salidareal, para ser verdaderamente, inclusotemporalmente, una alternativa a lacrisis, laeconomíade guerradebe apo-yarse sobre unaparato militar demasareclutado por la circunscripción obli-gatoria y sobre un poder de Estadofuerte y centralizado capaz de realizarel tipo de movilización que satisfagalas exigencias del régimen burgués.

Laeconomíadeguerraimplicaade-más una reorganización de todo elaparato industrial y de toda la vidaeconómica de la nación en función delaproducciónmilitaryde las necesida-desdeavituallamiento de los ejércitos.

Se trata de controlar y de dirigir latotalidad de la producción, de colocary distribuir las materias primas sobretodo, de manera que limite la produc-ción«de paz»,ypromuevaal contrariola producción de interés militar. Y laorganizacióndeunsistemadecontro-lesmúltiplessobre lasmateriasprimasde interés inmediatamente estratégicoprimero, y luego aquellas incluso deutilidad indirecta, todo al servicio delfuncionamiento de la máquina militar(52), no hacen sino reafirmar el rol

central que juegan las estructuras delEstado moderno en la instalación y eldesarrollo de la economía de guerra.

En conclusión: más grande es eldesarrollo del capitalismo, inmensa eslacentralizacióneconómicaypolítica,más grande es la fuerza de la cualdisponen las estructuras del Estadopara organizar y controlar totalitaria-mente a la sociedad, y más profunda ysólida es la base sobre la cual se apoyala economía de guerra.

Más el mundo rebosa de civiliza-ción, mejor está organizada la socie-dad, más social es el Estado y másaplastante es el dominio del militaris-mo sobre la sociedad.

12. DESARROLLO DE LOSARSENALES YDESEN

CADENAMIENTO DE LATERCERA GUERRA MUNDIAL

Despuésdehaberdefinidolasgran-des líneas de la economía de guerra, espreciso observar que los plazos y rit-mos de acumulación de armamentosno coinciden necesariamente con losplazos de maduración de la guerramundial.Laspremisaseconómicas delconflicto pueden estar ya madurasmientras que el aparato militar no seencuentra todavía en capacidad deestar sobre el terreno. En oposición,encontramos que los arsenales pue-den estar llenos hasta el tope mientrasque las condiciones económicas, polí-ticasydiplomáticasdel conflicto no sehan desarrollado todavía.

Los arsenales no constituyen en síel coeficiente decisivo en el ritmo degestión de la guerra. Con todo lo terrí-ficos que puedan aparecer, no son lospotenciales militares quienes «hacenla guerra».

Eselcursode laeconomía imperia-lista quien, llegado a un cierto nivel,«hace» la guerra. Y, si bien es ciertoque el enfrentamiento militar resuelveprovisionalmente los problemas plan-teados por la crisis, es preciso sinembargo señalar que el enfrentamien-to militarno lo origina larecesión, sinola reanudación artificial que esta crea.Drogada por la intervención del Esta-do, financiada por ladeudapública (dela industria militar en buena parte), laproducción recupera su altura; pero laconsecuencia inmediata es el atasca-miento de un mercado mundial ya sa-turado, la reproducciónbajouna formaaguda del enfrentamiento inter-impe-rialista, y por tanto la guerra.

En ese momento los Estados searrojan unos contra otros, estos deben

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hacerse la guerra,ylaharán si es preci-so a golpe de bulldozers, de segado-ras-trilladoras o de cualquier otra má-quina pacífica que podamos imaginar.

La fase de la precipitaciónfinal delconflicto comenzará cuando en todaslas capitales resuenen gritos de alegríay cantos de júbilo en honor de la «sa-lida del túnel»de la crisis, y no cuandose perfilen las bombas detrás de lassiluetas de los generales.

Cuando en nuestro «Manifiesto»de1981 habíamosseñalado quela ace-leración cuantitativa de la carrera ar-mamentista mostraba que la pre-gue-rra había comenzado no habíamos he-cho ningún pronóstico en cuanto a suduración ni tampoco habíamos ligadoel veredicto al ritmo de crecimiento delos stocks termonucleares o conven-cionales. Elpoder dedesdencadenar laguerra no pertenece a los fusiles sinoa las masas de mercancías no vendi-das.

Conlamanifestacióndeunaprime-ra ola de recesión mundial en 1974comienza lapreparacióndelconflictoyla carrera armamentista se acelera envirtud. Pero será la aparición de una«vigorosa recuperación» económicay una expansión patológica del volú-men de la producción que dictará lascondicionesdeconsumicióndel arma-mento acumulado, es decir la transi-ción de la pre-guerra a la guerra.

Los imperialistas vencedores del2° conflicto son los ejecutores testa-mentarios del fascismo cuya substan-cia totalitaria ycentralizadora, desem-barazada de sus formas contingentes,estos han heredado.

No solamente lahanheredado sinoque la han desarrollado y llevado a unnivelsuperiordentrode laformademo-crática.

Con respecto a los años 30 loscoeficientes de la economía de guerraestán hoymucho másdesarrollados: laintervención del Estado en la econo-mía se ha acrecentado al igual que laimportancia de su rol de organizadorde la interpenetración entre ejército,gobierno e industria. La transforma-ción de la economía burguesa en eco-nomía de guerra ha podido conocerdespués de la crisis del 74 un desarro-llo impetuoso,más rápidoe irresistibleque en los años 30.

Los mismos factores que frenan laevolución de la crisis económica y sudesemboque en la guerra, actúan paraacelerar frenéticamente los ritmos deacumulación del armamento.

La conclusión no es que la guerraestallará primero, sino que cuando

estalle su potencia destructiva seráacrecentada por la combinación deestos dos fenómenos.

Con la victoria de la democracia ya la salida de la segunda guerra mun-dial, lamilitarización hapodido alcan-zar niveles mucho más elevados y conunavelocidadmuchomásalta,máximaen los Estados Unidos, la capital delmundolibre.El fascismo bajosuformademocrática reina sin adversarios conlo que severifica nuestra fórmula: másdemocracia =másmilitarismo.

13. « MAS DEMOCRACIA,MAS MILITARISMO »

Esta breve fórmula resume una delas tésis fundamentales de la Izquierdacomunista, que no son fruto de impre-siones contingentes sino de más demedio siglo de batallas teóricas y deenfrentamientos físicos:

1915: «se describía entonces (esdecir enelmomento en que laamenazaalemana sobre París se precisaba, ndr)a las naciones más democráticas y lasmás pacíficas asaltadas de improvisopor una Alemania autocrática y mili-tarista, preparada desde hacía tiem-po para la guerra, reduciendo así elescenario de esta horrible tragedia alcuadro restringido de una banal an-títesis entre democracia y militaris-mo.

Se decía superada la tésis clásicadel socialismo internacional segúnla cual el militarismo es un mal comúna todos los Estados burgueses comoconsecuencia del régimen capitalis-ta y de la desenfrenada concurrenciaindustrial y comercial.

Es entonces que los revisionistasnacionales (trátaseaquídeItalia,NdR)del socialismo (basta recordar a losLabriola y Barboni) se empeñaron ensostener que las causas del militaris-mo no son económicas, y comunes atodas las burguesías en general, sinopolíticas, y en este sentido limitadasa ciertos Estados donde sobrevivenformas sociales pre-burguesas, talescomo la influencia de las dinastías,castas feudales y militares, etc» (53).

El punto de partida esta constitui-do, como siempre, por contra-verda-des que el enemigo de clase nos lanzabajo laforma invariante dela revisiónde posiciones que se pretenden habersido «superadas». Y es en la luchacontra estas deformaciones que seencuentra la posibilidad de restaurarlas tésis centrales de nuestra doctrina,loquesignificareafirmarlas, troquelar-las(segúnlaexpresióndelaIzquierda,)

en forma más neta y tajante.¿Qué afirmaban entonces las «té-

sis clásicas del socialismo internacio-nal»?

Las mismas afirmaban que el mili-tarismo, fruto del capitalismo, es «co-mún a todos los Estados burguesesdonde sobrevivan restos pre-burgue-ses, pero igualmente a los Estados másavanzados y más democráticos».

La restauración más neta y tajantede la doctrina en la lucha contra elrevisionismovaatraducirseenla trans-formación de este «igualmente» en un«sobre todo»: el militarismo se desa-rrolla en forma más virulenta precisa-mente en los Estados más democráti-cos y civilizados.

«Las condiciones del militarismobajo todossusaspectos, técnicos, eco-nómicos, políticos y morales, paradecirlo en forma rápida y sintética,son las siguientes: desarrollo intensoy racional de la gran industria mo-derna; grandes recursos financierosde la máquina de Estado; organiza-ción administrativa que permite ex-plotar todos los recursos de la nación(conscripción obligatoria, sistemafiscal moderno); posibilidad de obte-ner el acuerdo y consensus de la casitotalidad de los ciudadanos, lo quepresupone un régimen político libe-ral y la realización de reformas socia-les» (54).

La conclución es clara y neta:«No es conveniente decir: la de-

mocracia no es militarista, sino que,a la inversa, más democracia igualmásdemocracia,másmilitarismo,máspotencial belicoso» (55).

La importancia política de esta té-sis no debe ser subestimada: anterior-mente el filisteo, el eterno pequeño-burgués disfrazado de rojo, podía in-terpretar así nuestras posiciones: haymilitarismo incluso en los Estados de-mocráticosporque,apesardelademo-cracia, el capitalismo dicta sus leyes,los magnates de la Finanza e Industriasostienen a los señores de la guerraburlándose de la soberanía popular,pisoteando lademocracia, lacual seríaintrínsecamente pacífica y pacifista.

Reafirmarmásnítidamentenuestradoctrina no significa sino una cosa:impedir al «innovador» de servicio detocarla sin quemarse los dedos, hacer-le tragar las dulces frases que hacenrevivir lasviejasmentiras, denunciarloa lamenor líneaequívocaquecamufla-ra el hecho que en «nuestros» Estadoscivilizadoselcapitalismoreina graciasa la democracia y al hecho que cuandoel capitalismo envía a la palestra caño-

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nes y generales, lo hace apoyándoseen la democracia, sus mecanismo ysusritos hipnóticos.

Lejos de ser la simple constataciónqueelmilitarismomodernoesacompa-ñado por formas políticas democráti-cas, nuestra tésis establece una rela-ción de causa a efecto: la democraciaes una condición y un factor de creci-miento del militarismo burgués.

Desarrollo del militarismo y desa-rrollo de la democraciano son2 proce-sos paralelos, sostenidos de formaindependiente por el crecimiento delindustrialismo burgués. La expansiónde la gran industria es la premisa de lafloracióndeestosdosfenómenos:peroestos 2 fenómenos no son indepen-dientes; no son «paralelos» sino en«serie», enel sentido que a igualdad dedesarrollo industrial, potencia finan-ciera de Estado, eficacia administrati-va,«un régimendemocrático favorecela preparación y el éxito de la guerra»(56).

Dos guerras mundiales e innume-rables conflictos que han cadenciadolos 40 años de «paz» imperialista seencuentran aquí para demostrar la jus-teza de nuestra argumentación y parademoler «el binomio caro a la retóricaburguesa banal que asocia despotis-mo a potencia guerrera, autocracia einvencibilidad y describe a los Esta-dos liberales modernos como pacífi-cos y desarmados, inadaptados a laguerra a ultranzas» (57).

Primerconflictomundial:democra-ciayeficacia militar vana lapar.

«Francia, Inglaterra, Italia mis-ma, luego Estados Unidos, países quese jactan de libertad y gobierno par-lamentario,atraviesan laguerra prác-ticamnete intactos y con ventajas yconquistas» mientras que los Estadosdespóticos se desintegran bajo losgolpes de las derrotas militares y laefervescencia interna; «la primera enceder será Rusia y siguiéndola des-puéslas ‘feudales’Alemania, Austria,Turquía» (58).

En los frentes de 1914-18, una pri-mera sentencia es entonces emitida:son los corderos democráticos congarras de acero quienes ganan laapuesta a los Estados despóticos.

Segundo conflicto mundial: la his-toria repite la misma sentencia. Laspotencias fascistas de Alemania e Ita-liasonaplastadasalmismo tiempo queelJapón imperialdebido a la superiori-dad de los ejércitos que izan el emble-ma de la Libertad. Comparemos el Ja-pón atomizado a Estados Unidos in-tacto, los limitados daños sufridos por

Francia e Inglaterra cuyos territoriosno conocieron laeficacia aniquiladoraque borró a Dresde del mapa y des-membróal territorioalemán.Ydel ladode los vencedores, la única potenciaque salió afectada y afligida de la gue-rra fue Rusia, la única potencia conrégimenpolítico internono democráti-co. Las faldas de Marianna (efigie yforma familiar para representar a laRepública y Revolución francesas,n.d.r. ) le ganan a los mostachos deStalin…

La existenciade unrégimen demo-cráticopermitealEstado lamásgrandeeficaciamilitaryaque lepermitepoten-ciaralmáximotanto lapreparacióndela guerra como la capacidad de resis-tencia de los países en guerra.

En efecto, la victoria no dependesolamente del potencial económicopuesto en juego. La victoria de lasdemocracias en 1945 no se la puedeatribuir exclusivamenteasu superiori-dad industrial y financiera.

«Contrariamente a Alemania, en1939 Inglaterra y Estados Unidostenían ya una economía de guerraplanificada» (59). Ya hemos evocadoel efecto tonificante que tiene sobre laeconomía estadounidense los gastosmilitares en 1938 (60). «Estudios re-cientes (61) han demostrado queAlemania en aquella época no estabapreparada militarmente para unaguerra general, como el lugar comúnpodía hacerlo créer, pero que la mis-ma sacaba la doctrina del Blitzkrieg(guerra relámpago sin gran utiliza-ción de medios) del hecho material detener un ejército que, más allá de lasapariencias de un número enorme detropas, estaba basado en produccio-nes normales de tiempos de paz»; noserá sino a partir de 1942 que estepodrá seralimentado poruna verdade-ra economía de guerra (62).

El segundo factor de éxito para losEstados democráticos en la segundaguerramundial, lacapacidadde resistirsobre un largo período, puede ser ilus-trado por el hecho que Churchill pudopermitirse de prometer a los ingleses«sangre, sudor y lágrimas», mientrasque Hitler y Mussolini debieron recu-rrir a la demagogia de victorias fácilesy paseos militares sin dolor. Pero tam-bién se puede constatar en el hechohistórico irrefutable de la aparición delaguerra deguerrillas en los territorioscontrolados por los nazis, pero jamásen los territorios controlados por elocupante democrático; hubo resisten-cia en Francia, en Italia del Norte, etc.,pero no en Alemania invadida o en

Italia del Sur ocupada por los anglo-americanos. Aún cuando su valor mi-litar era poco, las fuerzas de guerrillasactuarán como medio de presión auxi-liar capazde favorecer la disgregaciónde los ejércitos de ocupación y deoponerse a la tendencia de las pobla-ciones civiles a colaborar con estos;estas fueron, pues, un elemento defuerza en el cuadro de un enfrenta-miento militar aultranza.

Las guerras localesque se desarro-llaron desde 1945 no han infirmado laeficaciamilitarde losregímenesdemo-cráticos: Israel, con sus fulminantesvictorias sobre las diversas coalicio-nes árabes es la demostración vivientede la indisolubilidad del lazo entre de-mocracia y militarismo; mientras quederrota de la dictadura argentina de-lante de la bien democrática Inglaterraluego de la guerra de las Malvinas,ilustradeformaelocuente laeficaciadelos regímenesparlamentarios. Es cier-to que la Gran Bretaña posee un apara-to industrial netamente superior al deArgentina: pero el éxito de una opera-ción militar conducida en condicioneslogísticas bastante desfavorables, amiles de millas de distancia de susbases pone en relieve la perfecta efi-ciencia militar de la «cuna de la demo-cracia moderna». Y las manifestacio-nes de derrotismo en Argentina hanresaltado a contragolpe la unanimidadguerrera en Inglaterra, en una situa-ción enque laolachovinapudo encon-trar menos justificación en Londresque en Buenos Aires.

14. CARACTERES DELMILITARISMO BURGUES

Las razones de la eficacia militarsuperior de los regímenes democráti-cos están ligadas al mecanismo defuncionamientodelmilitarismomoder-no, es decir del militarismo burgués.

«El militarismo - dice con razónLiebknecht (63) - no es un fenómenoespecíficodelcapitalismo.Esmásbienun aspecto propio y esencial de todaslas formaciones sociales de clase, delas cuales el capitalismo no es másque la última» (64) Dado que en elmilitarismo «se expresa de la formamás vigorosa, concentrada y esclusi-va el instinto de conservación nacio-nal, culturalyde clase,esdecir,el máselementalde los instintos» (65),ydadoque este instinto se manifiesta en for-ma diferente dependiendo del tipo dedominación de clase con el cual sebusca asegurar su conservación, deello se desprende que «el capitalismo,

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así como cualquier otra formaciónfundada sobre la división de la socie-dad en clases, desarrolla su propiotipo de militarismo» (66).

En la sociedad antigua «los ejérci-tos eran mucho menos numerosos,formados en gran parte por necesi-dad técnica de tener veteranos, todosvoluntarios o mercenarios; la reclutaforzada era limitada, episódica ymucho más difícil que hoy. La mayorparte de los trabajadores era dejadaen los campos y en sus oficios, hacerde soldado era una profesión o unalibre decisión; no se conocían enor-mes masas como hoy, como tampocolas carnicerías provocadas en lasbatallas libradas con armas moder-nas. Las invasiones bárbaras eran ensí migraciones de pueblos que se des-plazaban con familia, armas e instru-mentos de trabajo para apoderarsede tierras fertiles en el interés de to-dos, aún cuando este interés era ga-rantizado por la fuerza bruta. El sol-dado moderno, cuando sobrevive auna guerra victoriosa, retorna des-pués de la victoria a su vida habitual

de explotación y miseria, probable-mente agravada, y a su familia quehabía abandonado al flaco apoyo delEstado. (…) Las guerras de la épocafeudal eran también diferentes. Losseñores llevaban personalmente lasarmas y arriesgaban sus vidas, segui-dos por varios miles de hombres enarmas para quien la guerra era unoficio, con los riesgos inherentes atodo oficio» (67).

Tal como hemos visto más arriba,es la masa de la producción la que, enladinámicadel régimenburgués, impo-ne hasta un cierto punto la destrucciónen masa de instalaciones, medios deproducción, productos y hombres«excedentarios»; y, por tanto, la gue-rracomofenómenodemasao,comosedice, la guerra delpueblo.

Adiferenciadelmilitarismodeépo-cas pre-capitalistas donde la regla erael ejército profesional y la recluta vo-luntaria, el militarismo burgués, porrazones que se indentifican con elmecanismoíntimodelaeconomíacapi-talista, se caracteriza por la conscrip-ciónobligatoriaquepermitealaguerra

moderna absorber «hasta el últimogallardo de la población». Esta cons-cripción obligatoria es sinónimo dereclutamientoydearmamentogenera-lizado de todo el pueblo que, luego dehaber sido introducido por la Conven-ción en Francia inmediatamente des-pués de 1793, ha sido sistemáticamen-te adoptada por todos los Estadosmodernos.

«Esa lafasededesarrollocapitalis-ta que mejor corresponde al ejércitofundado sobre la circunscripción ge-neral, un ejército salido tal vez delpueblo, no un ejército del pueblo, sinoun ejército contra el pueblo o un ejér-cito cada vez más manipulado en estadirección»(68).

Esun error, inducido por las suges-tiones de la ideología burguesa, ver enlos recientes desarrollos del militaris-mo imperialista una tendencia a rem-plazar laconscripcióngeneralporejér-citos profesionales. Las clases domi-nantes actuales pueden bien soñar enuna tal solución todo lo que ellas quie-ran; estas no pueden ni podrán jamásadoptarla. Estas están obligadas a re-

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Sumarios de «Il Comunista»

N° 89 - Febbraio 2004-Parmalat,Cirio ...Lacrisidelcapi-

tale finanziario, che domina sulla so-cietà in epoca imperialista, è crisi delcapitalismo. La soluzione non sta incontrolli di borsa più streetti, ma nelfarla finita col capitalismo in tutti i suocampidisviluppo!-Autoferrotranvieri.Emblematico esmpio di rottura delladisciplinacollaborazionistaedellapacesociale - I metalmeccanici, nella trap-poladegliaccordi volutidal collabora-zionismo sindicale. che l’esempio de-gli autoferrotranvieri contagi anche imetalmeccanici. - Sull’attaco del 12novembre2003 alla postazionedei ca-rabinieriitalianianassiriyainiraq.Strancoincidenze-Solidarietàallalottadegliautoferrotranvieri significa incammi-narsiverso lariorganizzazioneproleta-ria classista sul terreno immediato -Autoferrotranvieri in sciopero: Incon-dizionatasolidarieta’!Lo sciopero im-provviso e ad oltranza. Si dimostra ilmezzo piu’ efficace. Per imporre il ri-spettodei propridiritti.Edegli accordigia’ presi ! - La nostra posizione sullalotta degli autoferrotranvieri e sull’in-tervento di partito - Vita di partito.Imperialismo e comunismo - Le batta-glie di classe della Sinistra comuni-

sta1923. Il processo ai comunisti inItalia. Il governo fascista prende dimira militanti ed esponenti del Partitocomunistad’Italia, alloraguidato dallasinistra - Il pericolo giallo torna a sof-fiare sull’Occidente… Un tempo era ilGiappone. Ora è la volta della Cina -Canicola: è il capitalismo che uccide -A proposito dei morti per il caldo del-l’estate scorsa. - Sinistra.net - DallaBolivia un appello al proletariatolatinoamericanoemondiale -«Ilcomu-nista: indicedegli articolipublicati nel2003

N° 90-91 Giugno 2004-Patriottismoecomunismo -L’Ita-

lia in Iraq e il suo avventurismomilitaresco - Ennesimo attacco allepensioni operaie -Madrid, 11 marzo2004.Ancoraproletarimassacratidallareazione terroristica (Volantinodipar-tito) -Primo maggio operaio. Per la ri-presa generale della lotta di classe !(Volantino di partito) -Non siamoelezionisti, nonsiamo parlamentaristi.Siamo astensionisti rivoluzionari - Ilparlementarismo è un cadavere, soste-nuto a forza dai poteri borghesi al soloscopo di corrompere il proletariato e ilsuo partito di classe -Sulla «questionepalestinese», sull’autodeterminazione

nazionale e sulle posizioni proletarie ecomuniste -Imperialismi francese eamericano fuori daHaiti ! -Le battagliediclassedellaSinistracomunista.1923.Il processo ai comunisti in Italia. Ilgoverno fascista prende di mira mili-tanti ed esponenti del Partito comuni-sta d’Italia, allora guidato dalla sini-stra. (2) -Ustica: tutti assolti i militariaccusati di depistaggio - Alla Zanussisi produce e si muore

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currir en caso de guerra, y tanto más enguerras generalizadas, al armamentogeneraldelpueblo, sola formadereclu-tamiento que responde eficazmente ala necesidad de destrucción a granescala de las guerras modernas.

Sería pueril creer que un númeroreducido de soldados profesionalespodrían decidir la suerte de un conflic-to mundial apretando botones y des-truyendo a golpe de bombas atómicaslos territorios enemigos, lo que haríainútil tanto las armas convencionalescomo lasmasas humanas de la infante-ría.

¿Quién controlará los territorios ylas poblaciones vencidas, luego deuna primera ola de proyectiles nuclea-res lanzados de cada lado del Frente?Serán todavía las tropas de infanteríaquienes deberán disputarse a tiro defusil y en el cuerpo a cuerpo zonas deterritorios calcinados y quienes debe-ránpodrirseunavezmásenlas trinche-ras.

Lapróximaguerrasera lo contrariodeunaguerra libradaenpocosdíasporun puñado de superhombres encerra-dos en bunkers atiborrados de electró-nica que la ideología vulgar de la clasedominante se place de imaginar y ahacer imaginar.Las cabezas nuclearesno servirán sino para abrir la via a unaguerra de posición y a una infanteríasumergida hasta el cuello en el barroradioactivo.

La dinámica del desarrollo de latecnología de los armamentos desdesiempre ha mostrado que el descubri-miento de armas ofensivas nuevasconduce a la proliferación de disposi-tivos para neutralizar los primeros…Lo que conduce inevitablemente a lamultiplicación del material humanonecesario a la utilización de los arma-mentos. En fin que hay razones políti-cas que imponen de cualquier maneraenregimentar ycontrolar militarmentea las masas humanas destinadas a lamasacre.

En conclusión, los famosos «pro-fesionales» de la guerra no deben serconsiderados como una alternativa alosejércitosde conscripción,sino sólocomo unelementoqueloscomplemen-teylespermitacumplir consus funcio-nes de ejército del capital.

Desde el comienzo, el militarismoburgués sepresentacomo un militaris-mo democrático, popular. El ejércitoburgués esel triunfo delprincipiode laigualdad democrática: todos los ciu-dadanos son iguales delante de la leyque les impone defender armas en lamanoa lapatria.Noexistenprivilegios

de casta o de sangre que puedan con-trariaresteprincipio.Combatirnoesyauna decisión o un privilegio, es underecho-deber al cual todos los ciuda-danos sin ninguna distinción son so-metidos (como el voto). El ejércitomoderno no es ya un producto artesa-nal; es una máquina compuesta porengranajes al cualestaprohibido pedirprivilegios, que deben someterse a laleycomúnyalcual sepuede remplazarpor otros elementos idénticos. Es so-lamente así que el ejército puede fun-cionar de manera unitaria como unaverdaderamáquinadeguerraynocomoun revoltijo de hombres en armas. Noes por azar que a los ridículos atavíoscoloridos individuales de los guerre-ros de la edad media ha sucedido laobligacióndel uniforme.

«Napoleón no fue invencible por-que era un déspota, sino porque avan-zaba sobre el impulso de la revolu-ción democrática que antes habíacreado al ciudadano-soldado» (69).

Heaqui laexplicacióndelasexcep-ciones aparentes a la regla que atademocraciayeficaciamilitar(porejém-plo la victoria de Viet-Nam sobre losU.S.A.): Hanoi obligó a los marines ahuir, luego de haber derrotado a losfranceses, porque sus ejércitos se en-contraban «sobre el impulso de la re-volución democrática» igual que losotros ejércitos quienes, en nombre delas revoluciones anti-coloniales hanpodido mantener a raya a los ejércitosimperialistas.

Hemos visto que la superioridadmilitarde los regímenesburguesesestáíntimamente ligada a las característi-casdelmilitarismodemocrático, formi-dableaparatocapaz,porprimeravezenla historia, de arrojar a millones dehombres en el campo de batalla. «Lainmensa red de ferrocarriles que seencuentra al alcance de los Estadosmodernos, permite desplazar y movi-lizar en pocas horas a masas enormesde hombresqueson reclutados,arma-dos y enviados por millones a veloci-dad impresionante a las fronteras.¡Deténganse un momento a pensar eneste espectáculo de movilizacionesmodernas!» (70).

Para que tales masas humanaspuedan ser eficazmente enviadas a lamasacre es preciso que la poblacionestépreparadaatiempoparalaguerra;y para que estas puedan resistir alcurso de una guerra a ultranza estetrabajo de preparación debe ser segui-do de untrabajo demovilización cons-tante de energías y consciencias de lanación, de toda la nación, en favor de

la guerra.Las guerras de mercenarios y vo-

luntarios del pasado, que no implica-ban directamentea lamasade la pobla-ción, podían ser combatidas y gana-das sin el apoyo de estas últimas. Lasguerras modernas, las guerras de mo-vilizaciones generales exigen al con-trario «el acuerdo y el consenso de lacasi totalidad de sus ciudadanos», sinlo cualelEstado conducirá laguerraenlas peores condiciones. La misma pre-paraciónmaterialde laguerraserá tan-to más eficaz y acertada cuanto sólidoy profundo será el consenso de todaslasclasessobre las razonesdel conflic-to y losvalores quecon ella se «defien-den». Por otro lado la capacidad deresistencia de los diversos Estados noes solamente una cuestión de cantidadde acero, municiones y armamento,sino también una cuestión de «moral»que debe estar permanentementesostenida, reforzada y desarrollada almáximo. Sin la cohesión de todo elcuerpo social, sin la solidaridad detodas las clases hacia una guerra por lacual se sacrifican las propias exigen-cias y las propias espectativas, inclu-so las tropas mejor armadas están con-denadas a desintegrarse a golpe deprivaciones y horrores cotidianos enel conflicto.

Es este el secreto de la eficaciamilitar superiorde lasdemocraciasconrespecto a los regímenes burguesesabiertamente totalitarios.

Cierto es que el fascismo tambiénbusca reunir todas las energías de lanación en el bloque unitario del inter-clasismo belicista.Pero el fascismo noha podido suscitar una ola de apoyo ala guerra tan fuerte como el creado porla democracia del otro lado del Frente.La razón de ello es que el fascismo nopuede en los hechos sino hacer uso delsentimiento nacional, empujado hastala histeria racista, para cimentar la«Unión Nacional»; mientras que lademocracia posee un recurso más po-tente todavía para soldar la totalidaddelapoblacióna laguerra imperialista:el hecho que la guerra emana directa-mente de la voluntad popular libre-mente expresada en las elecciones yque esta aparece así, gracias a la mixti-ficación de las consultaciones electo-rales como una guerra de defensa delos intereses y esperanzas de las ma-sas populares y las clases trabajado-ras en particular.

Frente a la potencia de este moder-no encantamiento, los mitos de la san-gre y el suelo pierden su poder.

«Los italianos que vieron pasar la

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guerra a pocosmetros en las cavernastrogloditas, italianos sin armas ypartidarios de nadie y sobre todo node cualquier régimen italiano, pasa-do o presente, pudieron discutir tran-quilamente con soldados y oficialesalemanes pero también americanos.Los primeros conducían con fría téc-nica sus acciones de guerra, sin im-pulso ni gusto por el riesgo, pero sinomisiones ni errores tampoco. (…)Casi nadie se planteaba el problemade por qué se ejecutaban las órdenes,estando sólo convencidos de una res-puesta: yo hago la guerra, no tengoningún interés personal en ello, tam-poco ganaré algo haciéndola. Lesparecía indigno, no de hacer la gue-rra, sino de hacer negocio con ella.(…) Vinieron los americanos, segu-ros de ellos, convencidos de portar laesperanza del mundo. ¿Por qué ha-cían la guerra? Pues, porque ellosmismos habían ordenado a su gobier-no de hacerla, convencidos de queeste era el interés de todos los ciuda-danos. «The president is my servan»,u otra frase del mismo estilo, erandichas frecuentemente. El presidente,los Ministros, los funcionarios, losgenerales son mis servidores, elloscumplen las ódenes del pueblo y mías,yo, ciudadano que vote y que «lespaga». Con los impuestos yo les doylo que corresponde a su «job». (…)Entonces estaban interesados en laguerra, o soñaban con estarlo, en unpaís donde todo es comercio y publi-cidad comercial, donde todo se com-pra, a crédito si es preciso, la guerramisma se hace ‘a contra-reembolso’ -a crédito cuando los gastos son dema-siado grandes» (71).

Bajo el régimen democrático mo-derno «el reclutamiento de los hom-bres (…) se ha hecho más fácil (…)gracias a un aparato administrativocomplejo que se desarrolla paralela-mente a la introducción de formas másdemocráticas de gobierno (recensa-miento, estado civil, igualdad de losciudadanos delante de la ley) (72);pero este aparato, fruto del desarrollohistórico del sistema burgués puedeser separado de las formas políticasdemocráticas y parlamentarias». Estacitación de un «Hilo del tiempo»seña-la sin embargo que las institucionesdemocrático-parlamentarias aportanoxígeno al militarismo por su capaci-dad de dar a las masas desgarradas porla guerra la ilusión de combatir por suspropios intereses, yde darles el impul-so necesario para vencer.

Hemosdicho que«bajo elbarnizde

lacivilizacióndemocrática»los víncu-los con los cuales los Estados moder-nos atan a los individuos se vuelvencada vez más estrechos y sofocantesverdaderos cables de acero que impi-den toda veleidad de independenciaindividual. (73)

Es precisamente gracias a este bar-niz de civilización que las atadurasdestructoras de la persona humanaindividual se han desarrollado hastasu monstruoso estado actual, el tota-litarismo del capital, triunfal en la pazcomo en la guerra, en el desprecio máscompleto de la tan cacareada «libertadindividual».

15. CONFLICTOS INTER-IMPERIALISTAS , ALIANZAS

MILITARESYTENDENCIAA LAGUERRA

Los Estados burgueses se encuen-tran todos (en Europa desde por lomenos 1871) aliados contra el proleta-riado revolucionario. Dispuestos apasar por encima de particularismosnacionales con tal de salvaguardar ladictadura de las clases dominantes encualquier parte del planeta. Desde laépoca de la Comuna de Paris este «in-ternacionalismo» del capital y de lacontrarrevolución no cesó de exten-derse y reforzarse. En el siglo XIX,prusianos y versalleses no actuaránencomúnsino despuésdelestallido dela insurrección de los obreros parisi-nos, mientras que durante la últimaguerra los estados-mayores alemanesno se atreverán, después de Dunker-que, a golpear en el corazón a la GranBretaña por miedo a desencadenar, enplena guerra imperialista, una guerrade clases y de razas que hubiese podi-do llevar a la catástrofe a las 2 alianzasimperialistas y al mundo del capital. Yel primer acto de paz imperialista, eldesmembramientodelproletariadoale-mán a través de la formación de dosAlemanias,demuestra queal finalde laguerra la Internacional de la contra-revolución guardaba toda su eficaciapara prevenir el desarrollo de las ten-siones sociales en los países venci-dos, antes de tener que reprimirlas.

No obstante, unidos por una soli-daridad recíprocacontra el espectro dela revolución proletaria, los Estadosimperialistas no cesan de ubicarse enuna relación entre bandidos, en con-flicto permanente por la repartición demercados, materias primas y ganan-cias mundiales, como lo explicaba Le-nin.

Lascontradicciones inter-imperia-

listas son un elemento permanente einevitable del sistema capitalista mun-dial, la enfermedad, o mejor una de lasenfermedades crónicas e incurablesde la cual es afligido; pero periódica-mente estas contradicciones explotanbajo una forma aguda. Lo que era unacontradicción latente toma entoncesel aspecto de un enfrentamiento vio-lento, abierto, donde todos los golpesson permitidos.

Esta agravación de los conflictoseconómicos, financieros, políticos ydiplomáticos entre Estados, no es otracosa que la manifestación concreta,visible de la exuberancia periódica demercancía ycapital quecada capitalis-mo nacional está condenado a acumu-lar y a arrojar al mercado mundial. Yeste mercado se vuelve cada vez másexiguo con respecto a la necesidad devalorización de capitales obligados apersonificarse en cantidades cada vezmás crecientes de mercancías. Sínto-ma de las crecientes dificultades para-lelas en que encuentra el capitalismopara realizar una masa de gananciaadecuada en presencia de la lenta peroinexorablebajade la tasadeganancias,la agravación de los conflictos inter-imperialistasesalmismotiempolafuen-te inmediata de laguerra;esel elemen-to que precipita el desenlace feliz deldrama para el capitalismo mundial: lareconstitución de las condiciones in-dispensables para una sana y fructuo-sa valorización, con la liquidación demasas de mercancías, instalaciones yfuerzas de trabajo excedentarias.

Pero, si el verdadero objetivo de laguerra es la destrucción y por tanto sisu resultado real es el regreso flore-ciente de las ganancias sobre un suelofertilizado con cadáveres, esta mismadestrucción logra establecer un nuevoequilibrio entre los Estados, según lasrelaciones de fuerza sancionados so-bre el campo de batalla.

Lasegundaguerramundialhadadonacimiento a un equilibrio correcta-mentedescrito con la fórmulade«con-dominio ruso-americano», teniendosin embargo como primera potencia yverdadero dominador a los EstadosUnidos mientras que la URSS perma-necía en sordina en tanto que potenciafinanciera, económica y política, ju-gando más un rol de gran potenciamilitar continental que de verdaderopilardel orden imperialista mundial.

Contrariamente a lo quesostiene laimbecilidad pequeño-burguesa, siem-pre lista a ver en las 2 superpotenciasy en su predominancia incontestableuna espada de Damócles que amenaza

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la paz mundial, nosotros decimos quesi la paz ha reinado hasta ahora en lasmetrópolis imperialistas, es precisa-mente en razón de esta dominación delos USA y la URSS; y si la guerra esinevitable - a menos que la revoluciónno destroce antes el orden burgués - espor la simple razón que cuarenta añosde «paz» han permitido la maduraciónde fuerzas que tienden a cuestionar denuevo este equilibrio surgido del últi-mo conflicto mundial. En otros térmi-nos, la guerra es inevitable porque lasrelaciones de fuerza entre los diversoscapitalismos, en el curso de esta post-guerra, se han modificado lenta peroinexorablemente,produciendounairri-tación creciente de los capitalismoseuropeos y japonés frente a los USA,más los empujes centrífugos análogosen la zona de influencia soviética.

El proceso de integración de lospaíses del «bloque del Este» al merca-do mundial hace además sospecharque las tensiones que este atraviesavan a jugar un rol nada secundario enel futuro estallido de las contradiccio-nes inter-imperialistas. Tanto más quela historia de esta post-guerra ha de-mostrado lavirulencia de las tensionesque estallan regularmenteen el bloquesoviético, desde el «cisma» yugoesla-vo, las revueltas húngaras y checoes-lovacas, hasta la reciente crisis polo-nesa (la relación quese encuentra en labase de este artículo es bastante ante-rior a los acontecimientos que sacu-dieron a finales del siglo pasado dicho«bloque»). Y la debilidad relativa deMoscú no ha hecho más que acentuarsus devastadoras consecuencias, enun período no obstante en que lasperspectivas de guerra mundial seencontraban lejanas.

Siexaminamoslahistoriaeconómi-ca de estos cuarentas últimos años de«paz», podemos no sólo apercibirnosdel encadenamiento que va del desa-rrollo de la post-guerra a la crisis mun-dial simultánea del74-75 (yal períodode pre-guerraen el cualvivimos), perotambién a encontrar de nuevo el hiloconductor que permite evidenciar lasmodificaciones de la correlación defuerzas entre los Estados, y por ello deprever, sobre la base de la dinámicaeconómicapasada, lascondicionesqueharán la guerra inevitable así como losFrentes sobre los cuales se chocaránlas diversas coaliciones imperialistas.

En 1945, los Estados Unidos y laURSS aparecieron como los únicosverdaderos vencedores de la guerra;sus aliados europeos (Francia y GranBretaña) se vieron económicamente

de rodillas y su suerte no fue diferentea la de los países vencidos: regresar ala categoría de potencias imperialistasde segundo orden.

Enelcursodelos3años45a48,unagrave crisis económica golpea a todoslos países europeos involucrados enla guerra. Los más duramente alcanza-dos son los imperialismos que hansido los más directamente afectadospor la guerra: bastante poco a la GranBretaña (quien enel 46 mantiene toda-vía el nivel de producción del año depre-guerra 1938); para nada los paísesneutros como Suecia (en el 46 su PNBequivaleal136%delde1938);Franciaun poco menos (su PNB del 46 es casiiguala50%delde1938)asícomoItalia(en el 46 la producción equivale a61%del nivel de pre-guerra).

Vemos entonces que el marasmode post-guerra no hace diferencia en-tre vencidos y vencedores (74). Pero,fortalecidapor laexperiencia de la pri-mera post-guerra, la burguesía mun-dial ha aprendido que ese marasmopodíadarnacimiento a llamaradascla-sistas y revolucionarias. Esta es larazón por la cual el período de depre-sión económica de post-guerra serátambién el período de ocupación mili-tar masiva de Europa. Esta ocupaciónno comenzará a atenuarse, en el sectoroccidental, sino apartir de1949, cuan-do el espectro del “desorden social” sehabía alejado.

El régimende ocupaciónmilitar vaa mantenerse sin embargo mucho máslargo tiempo en Alemania y subsiste(«subsistió» hasta hace poco, NdR)todavía hoy en Berlin, a ambos ladosdel «muro», bajo el comando de losvencedores aliados en la guerra.

En Europa del este, la presenciamilitar soviética, abiertaydirecta,sehamantenidoenrazónde lapotencia eco-nómica y financiera más débil del cen-tro moscovita.

Pero hay que recordar que la ocu-pación militar no ha sido sino el aspec-to más aparente de un gran esfuerzo decontra-revoluciónpreventivacondu-cido por laburguesía mundial.El yun-que que ha «normalizado» y «estabili-zado» al proletariado europeo en esteatormentado y peligroso período po-seía dos mandíbulas bien temibles: lapolicíamilitarU.S.ylapolicíapolíticade los partidos del «comunismo» na-cional.

Señalemos de paso que los U.S.A.enesemomento yahan digerido la faserecesiva inducida por el esfuerzo deguerra y que se había manifestado del44 al 46. Lo que significa que durante

el primer año de paz mientras que loscapitalismos europeos están por elsuelo, la economía americana se en-cuentra ya en plena recuperación.

El finde ladepresióndela inmedia-ta post-guerra se sitúa en Europa en1948.Enmarzodeeseaño,elCongresoamericanoaprueba el planMarshall».Al final del 48, los primeros signos dereanudación económica se manifies-tan en los principales países europeos.

Si examinamos la serie de recesio-nesde lapost-guerra(48-49,53-54,57-58 y 67-68), todas de débil intensidady no simultáneas en el mundo capita-lista, podemos subdividir en diferen-tes fases los 30 años de desarrollocapitalista hasta la crisis del 74-75.

Mientras que la economía U.S.conocía2 añosde recesiónen 1948-49(recesión modesta superada por el«boomcoreano»del50-52),1948mar-capara laseconomíaseuropeas laaper-tura de la fase de reanudación econó-micade1948-52.

Luego de la pausa recesiva de 53-54 los índices volvían a escalar y en-tonces se debe hablar, no de «recupe-ración», sino de «expansión»del capi-talismomundial.Esposibledividir esteciclo unitario 54-74 en 3 segmentos,separados por las recesiones que he-mos indicado y los cuales se distin-guen por las diferencias de velocidaddel desarrollo económico: 54-57; 59-68; 69-74.Tres períodosen elcurso delos cuales los ritmos de crecimiento dela economía mundial disminuyen pro-gresivamente.

(Continuará)

(30) Rosa Luxemburgo, «L’Accu-mulation du Capital», Ed. Maspero,tomoII, p.123.

(31) K.Liebknecht,«MilitarismeetAntimilitarisme»,1907.Largosextrac-tos de este folleto son traducidos en«K. Liebknecht, militarisme, guerre,revolution», Ed. Maspero.

(32)R.Luxemburgo,op.cit.p.123.(33) K. Marx, «Fundamentos de la

crítica a la economía política».(34)Ibid.(35)R.Luxemburgo,op.cit.p.124.(36)R.L.op. cit.p.125.(37) Ibid. p. 124. Es de hacer notar

que Marx hace la distinción entre elsector I de laeconomía capque produ-ce medios de producción y un sector IIque produce medios de consumo.

(38)Ibid.(39) Ibid.p.130.

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(40) Ibid.p.132.(41) Esta expoliación de las capas

medias urbanas y rurales constituye labase material de la oposición peque-ño-burguesaalmilitarismoyalaguerray se encuentra en la raíz del pacifismo,de la ideología pacifista que distinguea las capas medias.

Pero, víctimas del militarismo so-bre el plan de sus efectos inmediatos,los representantes de esta capa parti-cipan también a su beneficios, a losefectos benéficos que esta tiene sobrela economía nacional. He aquí por quéla protesta anti-militarista del peque-ño-burgués no va nunca más allá dellamentoso lloriqueo ni del reprocheimpotente.

(42) Rosa Luxemburgo, op. cit., p.133.

(43) Ibid.,p.134.Hemostraducido«ritmo de desarrollo constante» enlugarde «crecimiento rítmico»utilisa-do en la edición Maspero.

(44)Ibid.(45) Ibid.,p.128.(46) Una serie de aspectos de la

economía de guerra que hemos recor-dado aquí son puestos en relieve en unartículo publicado en el n°2/1951 de«Battaglia Comunista» («Esperandoquenos traigan la guerra,nos preparanla economía de guerra»). En lo querespecta a las posiciones corporatis-tas y pro-armamentistas del oportu-nismo político y sindical, ver también«Los sindicatos de la movilizaciónguerrera» («B.C.» n°9/1951) y «Lospartidarios de la paz rezan por el rear-mamento» (B.C. » n°21/1951), «Lossindicatosamericanosafiliana lacarnede cañón»(«B.C.»n°16/1951).

No es inútil recordar que las posi-ciones tomados en aquel entonces porlos sindicatos U.S., que coinciden conlaguerradeCorea, seránluegoretoma-das y acentuadas durante la guerra deViet-Nam.

(47) «Las grandes cuestiones his-tóricas de la revolución en Rusia», enel volumen «Estructura económica ysocial de Rusia 1913-1957», p.27en laedición española, Madrid)

(48)Ibid.

(49)Ibid.(50)Ibid.(51) «Elsocialismo deayerdelante

de la guerra de hoy», en «Storia dallaSinistra Comunista», vol. 1, p. 290.

(52) «En attendant de nous donnerla guerre… ("Esperando que nos trai-gan la guerra, ...")»,op. cit.

(53) «Lo que se vuelve evidente»enit. en«Avanti !»,17/9/1915, retoma-do en «Storia della Sinistra Comunis-ta», vol. 1, p. 290.

(54)Ibid.(55) «Struttura económica…» op.

cit.P.106.(56) «Lo que se vuelve eviden-

te… » op. cit. p. 292(57)«Struttura… »p.105(58)Ibid.(59) «Armamentos. Un sector ja-

más en crisis» en it. y fr., Quaderni dalProgrammaComunista n°2, junio 77.

(60) Cf. el punto 9 del texto.(61) A.S.Millward «La economía

de guerra en Alemania», Ed. Angelli,1972.

(62) «Armamentos…», op. cit.(63)KarlLiebknecht,«Militarismo

y Anti-militarismo», op. cit.(64) Antes de la aparición de la

sociedad declasenohabíamilitarismo.Liebknechtescribe:«Enlascivilizacio-nes inferiores, que no conocen toda-víaningunadistincióndeclase,el armasirve también de herramienta. Es elmedioparaprocurarseelalimento(paracazar,paraarrancarlasraíces,porejem-plo) así como instrumentos de defensacontra animales feroces, tribus enemi-gas y de agresión contra ellas.. Estasarmas son todavía tan primitivas quetodo el mundo puede fabricarlas encualquier momento (piedras, palos,lanzasconpuntasde piedra,arco, etc.).Lo mismo es válido con respecto a lossistemas de defensa.

Puesto (…) que no existe aún unadivisión del trabajo digna de ese nom-bre y que todos los miembros de lacomunidad tienen casi la misma fun-ción social, y que no existen tampocorelaciones dedominación económicaso políticas, el arma no puede represen-tar al interior de la comunidad un apo-

yo a estas relaciones. Y aun existiendotales relaciones, estas armas no po-drían constituir un «apoyo» justamen-te a causa del carácter todavía rudi-mentario y primitivo de la técnica defabricación de armas.

No es sino después que «aparecela división en clases y una más ampliaevolución de la técnica de las armas»que«la situacióncambia»:enefecto, elcomunismo primitivo «no conocía re-laciones de dominación de clases nitampoco normalmenterelacionespolí-ticas.Engeneralnohay«militarismo».Con el progreso general de la técnicaproductiva aparece la división socialdel trabajo yla comunidad primitiva sedivide en clases. Como el arma, entanto que herramienta agrícola, seemancipa y se vuelve el producto deunaramaparticularde laproducción,eluso delas armassevuelve también unaramaparticularde laactividadhumana.Lo que era una actividad ocasional detodos se transforma en una actividadpermanente de unos pocos, es decir unoficio pedidodemanera institucionalagrupos bien precisos de la sociedad.La demanda social - en este caso, lademanda de defensa armada de la do-minación de una clase por otra - noaparece sino cuando la sociedad po-see los medios para responder a dichademanda; una técnica productiva su-ficientemente evolucionada para ha-cer de la producción de armas un mo-nopolio de la clase dominante.

(65)K.Liebknecht, ibid.(66)Ibid.(67)«El socialismo de ayer frentea

la guerra de hoy», op. cit.(68) K. Liebknecht, op. cit.69 «Struttura … », p. 105.70 «El socialismo de ayer … », op.

cit.(71) «Ustedes no pueden parar.

Sólo la revolución puede hacerlo, des-truyendo su poder», «Battaglia Com-munista»n°2/4.1.1951.

(72) «Lo que se vuelve evidente… », op. cit.

(73)«Elsocialismo deayer… »cit.(74)Cf.Postan,«Storiaeconómica

d’Europa1945-196»,Ed.Laterza,1975.

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Los fabricantes de íconos

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Los fabricantes de íconos a la obra:Creación de la «Fundación

Amadeo Bordiga»

«La "Fundación AmadeoBordiga", constituida según la vo-luntad testamentaria de Madame DeMeo (viuda de Bordiga), ha sido re-conocida oficialmente mediante de-creto del Ministerio del Interior del 8/5/98. Han contribuido a la formaciónde la Fundación personas de diversosorígenes culturales y políticos y dediversas actividades profesionales,quienessehancomprometido,ademàsdecumplircon la voluntaddeMadameDe Meo a muchos de los cuales estabaligada por lazos de amistad, a prose-guir con los fines comunes expresa-dos en los estatutos».

El artículo 2 de dichos estatutosafirma que «La finalidad de la Funda-ción es la de valorizar la figura deAmadeo Bordiga, fundador del Parti-do Comunista de Italia durante elCongreso de Liorna (enero de 1921)dentro de la complejidad de todos susinseparables aspectos ideológicos,culturales y humanos, en el cuadrodel movimiento proletario nacional einternacional; su rigor intelectual ymoral en las visicitudes de la situa-ción italiana y mundial; la inflexibi-lidad de su batalla para defender ladoctrina y el programa marxistas ».En esta óptica, la Fundación «acuerdabolsas de estudio, toma la iniciativay asegura el financiamiento de activi-dades de investigación histórica, depublicaciones relativas a los finesgenerales arriba indicados; de la co-locación, clasificación y conserva-ción del material existente asi comosu incremento por medio de la reco-lecta de documentos donde estos seencuentren; de puesta en relacióncon las principales bibliotecas ita-lianas y extranjeras a fin de documen-tar la presencia de Amadeo Bordiga;de publicación de sus escritos poco

conocidos o dificilmente accesibles,de reimpresión de sus textos escritosen diversas épocas, de edición de lasobras completas. El material docu-mental y de librería será conservadoen una biblioteca-archivo que se de-berá organizar en la casa misma deFormia donde la testamentaria viviócon Amadeo Bordiga, hoy sede legalde la Fundación».

He aquí lo que podemos leer delprospecto de presentación de la «Fun-dación Amadeo Bordiga» inauguradaoficialmente el 27 de mayo de 2000,bajo el patrocinio de la municipalidaddeFormia,enpresenciadelalcaldeyeldelegado de Trabajos Públicos de laciudad (la calle que conduce a la casadonde Bordiga acostumbraba a pasarsus vacaciones ha sido rebautizadacon su nombre - ¿cuándo veremos suestatua, o si no el mausoleo?).

De tal manera, Amadeo Bordiga,tan calumniado durante su vida e igno-rado después de su muerte, va a en-contrar «su» lugar en la historia delmovimiento proletario y comunistagracias a la obra de elegidos, investi-gadores, historiadores y amigos dediversos orígenes políticos y cultura-les, sin olvidar los cientos de millonesde libras de generosa subvención atri-buidapor partedel Ministerio del Inte-rior del gobierno de centro-izquierda!Gracias a toda su buena voluntad, sufigura será por fin valorizada!

Lenin comienzasu obra«ElEstadoyla revolución»escribiendo: «En vidade los grandes revolucionarios, lasclases opresoras les someten a cons-tantes persecuciones, acogen susdoctrinas con la rabia más salvaje, conel odio más furioso, con la campañamás desenfrenada de mentiras y ca-lumnias. Después de su muerte, seintenta convertirlos en íconos inofen-

sivos, canonizarlos, por decirlo así,rodear sus nombres de una cierta au-reolade gloriapara «consolar»yenga-ñara lasclases oprimidas, castrando elcontenido desudoctrina revoluciona-ria, mellando su filo revolucionario,envileciéndola.Ensemejante«arreglo»del marxismo se dan la mano actual-mente la burguesía y los oportunistasdentro del movimiento obrero».

Lacreaciónde laFundaciónactual,así como las tentativas precedentesdel mismotipo, se inscribeexactamen-te en esta orientación que correspon-de en efecto a una necesidad perma-nentede laburguesía:destruirel carác-ter subversivo de programas, posicio-nes, teorías negando su naturalezaclasista; reduciendolas a invencionesu opiniones de pensadores aisladospara que luego a estos se les puedaentonces saludar sus cualidades inte-lectuales y morales, ya que estas sonindividuales.

EL SENTIDO DEL ANONIMATOEN NUESTRO TRABAJO

DE PARTIDO

Amadeo Bordiga, más que ningúnotro, insistió sin descanso sobre lalucha contra los daños del individua-lismo burgués, incluyendo allí a losrevolucionarios, contra los estragos,incluyendo allí a los proletarioscombativos, de la espera de salvado-res,de lacreenciaengrandeshombres,del culto a los jefes geniales, breve delo que él llamaba «la teoría delbattilochio»:

«Lo nuevo que hay es que, contra-riamente a las revoluciones preceden-tes, no hemos tenido ninguna necesi-dad,ni siquiera a título desímbolos, dehombres particulares, teniendo unaindividualidad y un nombre particula-

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res.(…) La revolución burguesa debe

necesariamente tener un símbolo y unnombre, si bienesta también,enúltimainstancia, esté hecha por fuerzas anó-nimasyrelacionesmateriales.Ellaes laúltima revolución que no sabrá seranónima: es por esto que la recorda-mos como una revolución romántica.

Nuestra revoluciónaparecerácuan-do hallamos terminado de postrarnosde rodillas delante de individuos, enuna actitud hecha sobre todo de co-bardía y desconcierto. El instrumentode su fuerza será un partido perfecta-mente homogéneo en su doctrina, suorganización y su combate; un partidoqueno otorgaráningúncréditoal nom-breoalméritodel individuo,querecha-zará al individuo la conciencia, la vo-luntad, la iniciativa, elmérito o la falta,para concentrar todo en una unidadneta y claramente delimitada» (1).

Amadeo Bordiga frecuentementeexplicó (ver «Lenin en el camino de larevolución») que en la concepciónmarxistaelpartidono esel instrumentode un «gran líder», sino al contrario el«jefe» no es más que uno de los instru-mentos del partido, sin duda más im-portante y más eficaz que otros, peroque, él solo, no puede ser determinan-te. Las posiciones que los dirigentesdel partido tienen la tareaydeben tenerla capacidad de expresar, de explicar,de traducir en directivas y reglas deacción,sonelpatrimoniocolectivodelmovimiento de clase, más allá de paí-ses y generaciones.

Elcarácteranónimo delas publica-ciones del partido tiene por finalidadprecisamente de facilitar y colocar enprimer plano este aspecto: si bien esevidente que son individuos quienesescriben, los mismos no escriben paraexpresar sus opiniones personales,sino para expresar las posiciones delpartido - y el partido en su conjuntocontrae la responsabilidad de lo que sepublica, así como toda la actividad desus militantes. El anonimato es portanto un medio para facilitar la com-prensión del carácter impersonal, co-lectivo, en una palabra clasista, de lasposiciones y programa comunistas, almismo tiempo que un medio prácticopara luchar contra la creenciasupersiticiosa en los grandes hom-bres, en los «salvadores supremos», ycontra los estragos del individualismoburgués; esta es la razón por la cual entoda la historia del movimiento prole-tario, los textos fundamentales, pro-gramas, cuerpos de tésis no llevanfirma, aun cuando en la tormentosa

lucha de tendencias y organizacionesque caracteriza la formación del parti-do, algunos nombres particulares ha-llan podido servir para simbolizar lasorientaciones en lucha.

La lucha contra esta influencia dela ideología burguesa es todo menosfácil, y nuestras «Tésis de Milán»,debidas a la pluma de Bordiga, se ter-minan asi:

«El esfuerzo actual de nuestro par-tido en su difícil tarea es el de liberarsepara siempre del empuje traidor queparecía emanar de hombres ilustres, yde la función despreciable de fabricar,para alcanzar en sus objetivos y victo-rias, una estúpida notoriedad y publi-cidad para otros nombres personales.Al partido no le deben faltar en ningu-no de sus meandros la decisión y elcoraje de combatir por un resultadosimilar, que anticipa de la historia y dela sociedad de mañana» (2).

LA NEGACIÓN DE«IL PROGRAMMA

COMUNISTA»

Si, entre los dirigentes de la Inter-nacional, Amadeo Bordiga a sido elque ha encarnado la lucha intransigen-te de la Izquierda comunista contra lasoscilaciones, las maniobras azarosas,les crecienteszigzags, luego contra lasdegeneraciones del _movimiento re-volucionario proletario; como todoslos verdaderos comunistas, no ha que-rido jamás ser el inventor de un nuevomovimiento político (elbordiguismo),sino el defensor e intérprete más fielposible a la teoría yal programa políti-co proletario el cual - pese a Marxmismo - ha pasado a la historia bajo elnombre demarxismo; jamásdeseó quesu actividad política o teórica sea otracosa que un trabajo de partido, untrabajoeminentementeimportanteperoque cobraba todo su valor por cuantose integraba al esfuerzo secular deemancipación de la clase proletariadándose por objetivo la reconstitu-ción del partido de clase destruido porla contra-revolución.

Elpartido hareplicado alapublica-ción de obras de Bordiga, a la citaciónde pensamientos de Bordiga que co-menzaron a prosperar desde los añossetenta bajo la labor de individuos uorganizaciones con posiciones políti-cas diversas (3). El problema no es deesconder la identidad delos revolucio-narios que han escrito tal texto, toma-do cual posición- incluyendo aquelloscuya finalidad es lade «proteger»de larecuperación: eso sería caer en una

especie de superstición, en un anti-individualismo fáctico que no es sinolaotracaradel individualismo burgués(elnombredeBordigaseríademasiadoterrible o demasiado precioso para serdivulgado más allá de los muros de lasecta)(4) - sino el de transformar lostextos de partido en textos de un granhombre, tales publicaciones tenían porfinalidad justamente la de negar sucarácter departido, de romper la cohe-rencia de esta actividad, de incensar alindividuo, alpensador,paramejordes-valorizar al militante de partido y alpartido mismo, con el fin de tratar deutilizar fragmentos de textos, textosaislados o simples frases para sus pro-pias orientaciones políticas y teóricas.

Hace algunos años, un grupo deintelectuales de izquierda había orga-nizado, en colaboración con el Institu-to Universitario de Nápoles, un con-greso sobreAmadeo Bordiga reunien-do una paleta de especialistas enbordiguismo.«IlProgrammaComunis-ta» denunció con razón este eventocomo un ataque contra la verdaderaobra de Bordiga y contra el marxismo:

«Hacer de Amadeo Bordiga unpensador solitario o en un teórico en-cerrado en su torre de marfil, no essolamentenegar desnaturalizarycam-biar completamente su obra. Es tam-bién colocarse fuera del surco de latradición marxista, esto es caer pura-mente en el idealismo.

(...) Sabemos bien que la restaura-cióndelmarxismorevolucionarioesunhecho material que no se convertirá enreadquisición teóricade laclase prole-taria hasta que esta sea empujada aactuar como claseparasí, bajo ladirec-ción de su partido revolucionario.Confiar esta tarea a las proezas edito-riales de comerciantes burgueses o delsub-artesanado de «ultra-izquierda»,sino más bien a la actividad orgánicadel partido, es la posición clásica deaquellos que no tienen nada que verconelmarxismo.

(...) Hemos siempre hablado de la«impersonalidadde ladoctrinamarxis-ta». Este nace en una encrucijada his-tórica, filosófica y política, como unbloque único que comprende todoslos aspectos esenciales en todo lo quecorresponde a principios, fines, pro-grama y táctica - categorías estrecha-mente ligadas entre sí en la función delPartido comunista mundial y validaspara todo el ciclo de luchas que elcomunismo está destinado a concluir.Y ella encuentra sus instrumentos, susmáquinas, en tal o cual individuo, ental o cual grupo de individuos: el indi-

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viduo aporta precisamente su contri-bución a este ciclo de luchas, le ofrecesus capacidades personales, subordi-nándolas a las exigencias históricas,negandolasalmismotiempocomo‘pro-piedad personal’regidaporel copyrig-ht. Ello no significa negar al individuoo al ‘jefe’ y sus funciones, sino clarifi-car su sentido material de órgano alservicio del partido y de la clase» (5).

Palabras fuertes, pero vacuas yaque las mismas no han impedido, 4años más tarde, la participación a unareedición agravadade lamisma opera-ción: los dirigentes de «Il ProgrammaComunista» están efectivamente pre-sentes en la Presidencia, en el consejode administración y el «comité cientí-fico» de la Fundación destinada a «va-lorizar la figura»del gran vacacionistade Formia, publicando sus obras com-pletas, a instruir a los niños en lasescuelas, acordando bolsas a «inves-tigadores», al lado de aquellos que losmismos condenaban y gracias a losdineros del Estado:habrá que concluirque tal condenación fue debido al des-pecho de no haber sido asociados a laempresa?

La presencia de dirigentes de «IlProgramma Comunista» en la Funda-ción es, en todo caso, indispensablepara el funcionamiento de esta últimaya que es en este periódico que, des-pués de la ruptura de 1952, AmadeoBordiga había publicado artículos ytextos - anónimamente como el de to-doslosmilitantes.No se trata solamen-te de hacer el triaje entre todas laspublicaciones del partido, a fin de«identificar»aquellosque veníande lapluma del grande hombre»; el famosocopyright, el derecho de autor, de es-tos escritos está en las manos de aque-llos a quienes la ley burguesa recono-ce la propiedad del periódico «IlProgrammaComunista»:publicarbajoelnombredeBordigaescritos apareci-dos anónimamente en esa época nece-sita por lo tanto del permiso de estospropietarios.Yesprecisamente,mien-tras la grave crisis golpeaba al partidoa comienzos de los años ochenta, ha-ciendo volar en pedazos su red inter-nacional, que los dirigentes de estegrupo, incapaces de conducir la luchacontra las tendencias liquidadoras anivel político no habían encontradonada mejor que recurrir a la justiciaburguesa para verse reconocer el fa-moso derecho de propiedad comercial(la ley italianahabía impuesto un«pro-pietario legal» quien formaba parte deestos militantes).

La que siguió a estos hechos ha

demostrado que tal iniciativa, que, sinla sombra de una sola duda, se encon-traba fuera del sillón de la tradiciónmarxista, no se debía a un extravíomomentáneo y sin consecuencias de-bido a una excepcional e inesperadasituación de crisis. Ya durante la esci-siónen1952 enelPartitoComunista, lacorriente opuesta a la nuestra se habíadirigido a la justicia burguesa paraconservar la propiedad del periódicodel partido «Battaglia Comunista».Sobre los primerosn° del nuevo perió-dico, «Il Programma Comunista», fuepublicada una nota que decía:

«Advertimos a los lectores que elcambio anunciado en el título del pe-riódico que de «Battaglia Comunista»cambia a «Il Programma Comunista»no se debe a iniciativa nuestra, ni aacciones judiciales coactivas de lascuales no tenemos ningún interés enindicar el orígen. Habiéndose tratadode hacer valer contra el partido, contrasu continuidad ideológica y contra superiódico, y por supuesto después dehaberse apoderado de esta, una pro-piedad comercial ficticia existiendosólo ensu fórmulaburocrática impues-ta por la ley, no nos prestaremos aconstestaciones o discusiones entrepersonas o individuos; soportaremoslas imposiciones ejecutivas sin caer enel terreno de la justicia establecida.Aquellos que se han rebajado delantede ella no podrán jamás regresar alterreno del partido revolucionario. In-útil pues de hablar de sus personas ode sus actuaciones, tanto hoy comomás tarde.

El periódico continuará colocán-dose en la línea que siempre lo hadefinido y la cual han representadosus títulos no de ‘propiedad’, sino decontinuidad programática y política(…)»(6).

Las desviaciones tienen su lógicay sus consecuencias irremediables silasmismasno son corregidasa tiempo.Habiendo roto entonces con la conti-nuidad programática y política paraasegurarse la propiedad comercial,habiendo pedido a la justicia burguesade reconocerlos como los continuado-resyherederosdelpartido, losdirigen-te de «Il Programma Comunista» nolograrán más que en apariencias retor-nar al terreno del partido revoluciona-rio. La participación en la FundaciónAmadeo Bordiga de brazos con elegi-dos, sabios profesores, amigos de todaprovenienciapolítica-«comerciantes»o «sub-artesanos» que no tienen nadaque ver con el marxismo - es la demos-tración que las afirmaciones de fideli-

dadaltivaalalíneateórica,programáticay política de la Izquierda Italiana y delpartido enelcualella sehabíaencarna-do,sehabíanvaciado desentido inexo-rablemente, se habían transformadoen pura fachada, en falso semblante.

Cierto es que el periódico «IlProgrammaComunista»mantienehas-ta ahora un silencio total sobre la últi-ma «hazaña» de algunos de sus miem-bros ydirigentes. ¿Qué quieren escon-der a sus lectores? ¿Qué es lo que losembaraza: la participación en una ins-titución burguesa, la gestión de millo-nes acordados por el Estado a dichainstitución, la ruptura con el falso pu-rismoacercadelnombredeBordiga, laconciencia más o menos clara de ha-berse dejado enlodarse en el fango delas acciones sin principios? En el fon-do,poco importa; el silencio delperió-dico no es másque un signo suplemen-tario de la degeneración política dedicho grupo que ya no es ni siquieracapaz de reivindicar suspropios actos,remplazando definitivamente por pe-queños arreglos y compromisos a laclarificación política, la condición in-dispensable de una «unidad neta yclaramente delimitada»yala verdade-ra defensa intransigente del programacomunista.

Sobre esta vía no hay otro desen-laceque eldeslizamiento cadavezmásacentuado e irreversible hacia el opor-tunismo.

IlComunistaN°71-72 (Settembre-2000)/LeProlétaireN°455(Oct.-Nov.-Déc.2000)

(1) cf «Le Batilocchio dansl’histoire»(«IlProgrammaComunista»n°7,1953)

(2) cf «Tésis suplementarias sobrela tareahistórica, la acciónyestructuradelpartido comunistamundial»(Milán1966), en «Defensa de la continuidaddelprogramacomunista»,p.221 (Tex-tos del P.C.Int. N°7).

(3) cf por ejemplo: «Mise au pointà propos de certains "dépasseurs duprogramme communiste"»,«Programme Communiste» n° 67 (ju-lio-agosto-septiembre)

(4) Este defecto caracteriza a losflorentinos místicos de «Il partito co-munista» los cuales hablan del «silen-cio protector» del anonimato. Esteanonimato es utilizado por ellos paraapropiarse de los textos del partidocon el fin de afirmar una continuidadficticia de su organización con estos.

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Es así como dan, sin indicación de suorigen,unacitación delartículo escrito(anónimamente) por Bordiga («IlBattilocchio …») presentandolo así:«A tal propósito (la utilización delnombre de Lenin, ndr), nosotros (sic!)tenemos el corage de escribir:». Elcorage político de esta gente consisteesencialemente en confundir las car-tas, a protegerse bajo el silencio. En suartículo sobre la Fundación Bordiga,escribe para criticar «Il Programma

Comunista», este grupo no es desig-nado sino bajo una obscura alusión(«miserables restos del‘bordiguismo’, que no tienen nadaque ver con nuestro movimiento des-de hace decenios y que concluyen asíde forma ‘coherentes con su viraje’»Cf «Embaumeurs», «Il Partito Comu-nista»n°277 (julio-agosto 2000). Am-pliarel temaseríaexplicarunpocoasuslectores de dónde viene este grupo,cuál es el «viraje», y por supuesto

también cuáles son los orígenes de «IlPartito», cuáles fueron las causas po-líticasyprogramáticasde la ruptura de1972 que condujo al nacimiento de su«movimiento». Treinta años despuésprefieren todavía el silencio protectora lacríticaya la luchapolíticaabiertas.

(5) cf «Il programma Comunista»n°6-7, junio-julio 1996.

(6) «En défense du programmecommuniste», «Le Prolétaire» n° 384(octubre-diciembre1985).

SUMARIOS DE «EL PROGRAMA COMUNISTA»Órgano del partido comunista internacional

No 1 - Julio 1972-ProgramadelPartidoComunista Internacional. -«Pac-

to por la libertad» = traicion al proletariado. - Vietnam.No 2 - Septiembre 1972

- Resumen historico del movimiento comunista. - Mar-xismo y cuestión sindical. (1) - ¿«Unidad de las fuerzassocialistas»? ¡Lucha revolutionaria del proletariado!No 3 - Nov.- Diciembre 1972

-Restauración de la doctrina. (1) -Marxismo ycuestiónsindical (2) - Consideraciones no «situacionistas» sobre lasituación española.No 4 - Enero - Febrero 1973

- Restauración de la doctrina (2) - La huelga de Vigo.No 5 - Marzo- Abril 1973

- Restauración de la doctrina (Final). - Las enseñanzasde la Comune de Paris (Trotzky). - El VIII Congresooportunista.No 6 - Abril 1973 (ed. especial)

- La tragedia del proletariado aleman después de laprimeraguerramundial (1).No 7 - Mayo- Junio 1973

-Primerodemayorojo-Utopiaycretinismo. -Laverdadtras el mito del Vietminh (1).No 8 - Junio 1973 (ed. especial)

- La tragedia del proletariado alemán... (Final)No 9 - Julio - Agosto

-Quéfueenrealidad el«FrentePopular»(1). -Laverdadtras elmito delVietminh (Final).No 10 - Sept.- Octubre 1973

- Qué fue en realidad el «Frente Popular» (Final). -Dictadura proletaria y partido de clase.No 11 - Nov. -Dic. 1973

- Sin revolución violenta, ninguna clase puede vencer;ni conservar el poder sin dictadura y terror. - Invarianza deloportunismo. - Desde Alemania: Sindicatos «civiles» yhuelgas «salvajes» -No 12 - Enero - Febrero 1974

- Lenin no es el símbolo de la casualidad practica deloportunismo, sino de la ferrea unidad de la fuerza y de lateoriade larevolución. -Exigenciaprimariadelpartido-Losfinesde loscomunistas-LaemigraciónenSuizayla funcióndel oportunismo.No 13 - Marzo - Abril 1974

- Por la lucha contra el capital y contra su principalbaluarte, el oportunismo. - Marxismo y clases medias. -

Crisismonetariasy«especulación». -¡Quevuelvaa«expor-tarse» la revolución! - Un nuevo asesinato de la burguesía.No 14 - Mayo - Julio 1974

-Marxismo yclases medias (Final). - El Marxismo y losintelectuales (Hilo del tiempo de 1949).No 15 - Agosto - Octubre 1974

- Crisis y Revolución. - Los errores que cometereissiempre. - Las «lecciones» del MIR. - La daga y Viernes(Hilodel tiempo de 1950).No 16 - Enero 1975

- La parabola del laborismo. - La única via de emanci-pación del proletariado es la de la insurreción, de ladestrucción del estado burgués y de la dictadura (1921).No 17 - Mayo 1975

- ¡A muerte el viejo y el nuevo contrato social! - Lacuestión agraria (1947).. - El curso del imperialisme mun-dial. - Argentina: Represión burguesa y claudicación deloportunismo. - Introducción al Hilo del tiempo «La daga yViernes».No 18 - Septiembre de 1975

- Una vez más sobre crisis y revolución. - Portugal: dela revolución floreada a la austeridad. - Cuestiónes dedoctrina y de táctica revolucionarias: Introducción; Parti-do abierto y partido cerrado; El frente único - En lacontinuidad del hilo histórico: Acerca de las relaciones delpartido comunista con los otros partidos y corrientespoliticas.No 19 - Enero de 1976

- El mito de la dualidad de poder en Portugal. - EImarxismo y la cuestión rusa (1957). - El Curso del imperia-lismo mundial (1). - Al margen del 55° aniversario delLLamamienzo a la clase obrera de ambas Americas delComite Ejecutivo del la III Internacional.No 20 - Mayo de 1976

-1926-1976:Delsocialismoenunsolopaísalademocra-ciaentodos. -Elcursodel imperialismomundial(2). - Lucharevolucionaria, partido y militantismo comunistas. - Lafunción histórica de la democracia en España.No 21 - Septiembre de 1976

-España, Italia, Portugal:Elposestalinismo latino, hon-radelestalinismo internacional. - LasTesisde laIzquierda:Introducción; EI asalto de la duda revisionista a losfundamentos de la teoría revolucionaria marxista; Elciclo histórico de la economia capitalista; El ciclo histó-rico de la dominación politica de la burguesía. - Al

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Los fabricantes de íconos

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margen delX° planquinquenal: elmito de la «planificaciónsocialista» en Rusia. - Acerca de la Conferencia de losPartidos Comunistas de America Latina y del Caribe: Lasvíasquellevanalascloacasde lahistoria. - Loquedistinguea nuestro partido.No 22 - diciembre de 1976

- Desde el Líbano a la R. Sudafricana pasando porEuropa: las consecuencias extremas y devastadoras de lacontrarrevolución estaliniana. - Las Tesis de la Izquierda:Introducción; El curso histórico del movimiento de clasedel proletariado; Guerras y crisis oportunistas. - Propie-dad y Capital. - Elementos de critica política y de aprecia-ción histórica de la Junta de Coordinación RevolucionariaLatinoamericana.No 23 -Marzo-Mayode 1977

- La revolución burguesa china ya tuvo lugar; la revo-lución proletaria en China queda aún por hacer. - Comu-nismo,democraciay fascismo: Introducción; Lafunción dela socialdemocracia en Italia; Las vías que conducen al«noskismo»; Roma y Moscú. - Curso del imperialismomundial (3). - La cuestión de las nacionalidades en España(1). - Verdad y mentira en la Constitución cubana.No 24 - Junio de 1977

-Enlamemoriade losmillaresdeproletariosferozmenteasesinados en Shanghai el 13 abril de 1927 y en los mesessucesivos en toda China. - En defensa de la continuidaddel programa comunista (1): Introducción; Tesis de laFracción Comunista Abstencionista del Partido Socialis-ta Italiano (1920). - Factores económicos y sociales de larevolución en América latina (1). - España: la democraciablindada. - Notas internacionales:LasituaciónenItalia;Lasoposiciones en los paises «socialistas»; La normalizaciónburguesa en Angola.No 25 - Octubre de 1977

- Otro paso adelante en el camino de la confesión de lanaturaleza capitalista de la URSS: la nueva Constituciónsoviética. - Marxismo y cuestión sindical: Introducción;En la continuidad histórica del marxismo; Tesis sindicales.- Factores económicos y sociales de la revolución enAmerica latina(2). - Vicisitudesde la Italia de la posguerra.No 26 - Febrero de 1978

- El imperio de los grandes Estados capitalistas agitadopor incurables antagonismos. - En defensa de la continui-dad del programa comunista (2): Introducción; Tesissobre la táctica del Partido Comunista de Italia (Tesis deRoma-1922). - LacuestióndelasnacionalidadesenEspaña(2)- A la memoria de Ernesto «Che» Guevara. - Nota delectura: «Debate sobre los consejos de fábrica».No 27-28 - Junio de 1978

-Laevolución de las relaciones interimperialistasdesdela últimaguerra. - Cuestiónfemenina ylucha declase. - Lasproezasdelmarxismo universitario:Apropósito de laobrasde Baran y de Sweezy. - El «pensiamento de Mao»:expresión de la revolución democrática-burguesa en Chinayde lacontrarevoluciónantiproletariamundial (1). - Acercade la revolución en America latina. - El programa delPartido.No 29 - Diciembre de 1978

- Nuestro «saludo» a la nueva Constitución española.- En la defensa de la continuidad del programa comunista(3): Introducción; La tactica de la Internacional Comunis-ta en el proyecto de Tesis presentado por el PC de Italiaal IVCongreso mundial (Moscú-Noviembrede1922). - El«pensamiemto de Mao»: expreción de la revolución demo-crática-burguesa en China y de la contrarrevolución anti-proletariamundial (2). - Elproletariado chicano,un poten-cial revolucionario que hay que defender.No 30 - Marzo de 1979

- La defensa del marxismo es la defensa del arma de larevolución proletaria. - El terrorismo y el dificil camino dela reanudación general de la lucha de clase (1). - Curso delimperialismomundial: laofensivadelcapital contra laclaseobrera. - El «pensamiemto de Mao»: expresión de larevolución democrática-burguesa en China y de la contra-rrevoluciónantiproletariamundial (3). - EnIrán, revolucióna la cosaca. - Nota de lectura: No sólo el estalinismo tienesu «escuela de falsificación».No 31 - Junio de 1979

- De España a América latina: la democratización des-pliega su papel contrarrevolucionario. - Sobre la vía delpartido «compacto y potente» de mañana. - Siguiendo elhilo del tiempo: El proletariado y la guerra (1): Socialis-mo y nación; Guerra y revolución; Guerra imperialista yrevolutionaria. - Nota: ¿Socialismo o producción indivi-dual?No 32 - Octubre de 1979

- Hace 60 años nacío la Internacional Comunista. -Siguiendo el hilo del tiempo: El proletariado y la guerra(2): La guerra revolucionaria proletaria; La novela de laguerra santa; Estado proletario y guerra. - La cuestiónagraria. Elementos marxistas del problema (1). - Marxis-mo y subdesarrollo. - Nota de lectura: La InternacionalComunista y la revolución china de 1927.No 33 - Enero de 1980

- ¡Acuérdatede lasdos guerras imperialistas! - Siguien-do el hilo del tiempo: Introducción. La «invariancia»histórica del marxismo; Teoria y acción; El programarevolucionario inmediato; Las revoluciones múltiples;La revolución anticapitalista occidental. - La cuestiónagraria. Elementos marxistas del problema (2). - Elvolcán del Medio Oriente: El largo calvario de la transfor-mación de los campesinos palestinos en proletarios. - Notade lectura: ETA, o la imposible amalgama de nacionalismoy comunismo.No 34-35 - Abril de 1980

-Laerade lasguerrasydelas revoluciones. - En defensade la continuidad del programa comunista (4): Introduc-ción. Proyecto de tesis presentado por la Izquierda al IIICongreso del Partido Comunista de Italia - Lyon 1926. -Una exigencia fundamental para el movimiento obrero:liquidar la dependencia colonial del Ulster respecto a GranBretaña. - Nota: Marcuse, profeta de los buenos viejostiempos.No 36 - Octubre de 1980

- Asociacionismo obrero, frente proletario de lucha ypartido, hoy. - El marxismo y la cuestión nacional ycolonial: Las revoluciones múltiples (1953); Presión«racial» del campesinado, presión de clase de los pueblosde color (1953); Factores de raza y de nación en la teóriamarxista (1953): Introducción; La lucha de clases y deEstados en los pueblos de color, campo histórico vitalpara la critica revolutionaria marxista (1958); La Cues-tión naciónal y colonial (1958); El ardiente despertar delos «pueblos de color» en la visión marxista (1960). -Lecciones de las contrarrevoluciónes (1). - Nota delectura: Pierre Frank manipula la história.No 37 - Enero de 1981

- Polonia: necesidad de la organización, necesidad delpartido. - El cierre de la fase revolucionaria burguesa en el«Tercer mundo». - El programa revolucionario de lasociedad comunista elimina toda forma de propriedad dela tierra, de las instalaciones de producción y de losproductos del trabajo. - Lecciones de las contrarrevolu-ciónes (2).No 38 - Mayo de 1981

-Polonia,punto neurálgico del orden imperialista mun-

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dial. - Las perspectivas de la posguerra en relación con lapletaforma del Partido. - El virajede losFrentes Populareso la capitulación del stalinismo ante el orden establecido(1934-1938) (1). - Trotsky, la Fracciónde izquierdadel PCde Italia y las «consignas democráticas».No 39 - Septiembre de 1981 - Manifesto del PartidoComunistaInternacional:

- De la crisis de la sociedad burguesa a la revolucióncomunista mundial.No 40 - Enero de 1982

- Tras los acontecimientos polacos: ¿en qué punto estála reanudación internacional de la lucha de clase? - Endefensa de la continuidad del progama comunista (5):Introducción. Naturaleza, función y táctica del partidorevolucionario de la clase obrera (1945). - El viraje de losFrentes Populares o la capitulación del estalinismo ante elorden establecido (1934-1938) (2). - Los comunistas y lasluchas obreras. « ¿Qué hacer? » ayer y hoy.No 41 - Noviembre de 1990

- Programa comunista reanuda su publicación. - Impe-rialismo,chauvinismo,antimperialismodeclase.- Larecon-quista del patrimonio teórico y politico de la Izquierdacomunista pasa también con la reapropriación de la praxisdel partido correcto. - ¿Qué significa hacer el balance delas crisis del partido? (1). - Lo que distingue a nuestropartido. - El programadel partido comunista internacional.

No 42 - Septiembre de 1992- En el este: Detrás la omnipresente reivindicación de la

democracia, madura a pesar de todo la reanudación de lalucha proletaria de clase - Siguiendo el hilo del tiempo:Iglesia y fe, individuo y razón, clase y teoria - ¿Quésignifica hacerelbalancede lascrisis delpartido? (segundaparte) - Una nueva publicación del partido en francés:«Bilan d’une révolution»No 43 - Diciembre de 1995

- La burguesía ha celebrado la «Liberación» y el fin dela guerra mundial - El capitalismo soviético en crisis (1) -Siguiendo el hilo del tiempo: ¡Para poner los puntos sobrelas ies ! - Alamemoriadeun compañerode lavieja guardia:Riccardo Salvador.No 44 - Mayo de 2001

¡A los proletarios de hoy! ¡A los camaradas de mañana!- La guerra imperialista en el ciclo burgués y en el análisismarxista (1) - Siguiendo el hilo del tiempo: Brújulas locas -En defensa de la continuidad del programa comunista (6):Tesis características del partido (1951) - El capitalismosoviético en crisis (Fin) - Volante: ¡No a la intervenciónimperialista en Yougoeslavia! ¡Abajo todos los nacionalis-mosy todaslas oppresionesburguesas! -Volante: Repuestaa «Rouge», a «Le Monde», a «Le Figaro», a «Liberation»,etc. Auschwitz o la gran coartada: lo que nosotros negamosy lo que nosotros afirmamos.

En las «Ediciones Programme»

ENFRANCÉS:Revista teórica « Programmecommuniste »•Numéros1à50(disponiblesuniquementen photocopies) 2 à 3" le numéro• Numéros 51 à 57 2"

• Numéro 58 (112 pages) 4"

• Numéros 59 à 88 2"

• Numéro 89 3"

• Numéros 90 à 97 4"

• Numéros 98 8"

Série «Les textesduPartiCommunisteInternational»1. Communisme et fascisme (Nouvelleédition,2001) 8"

2. Parti et classe 5"

3. LesFondementsducommunismerévo-lutionnaire. 3 "

4. Elémentsd’orientationmarxisteagotado

5. «La Maladie infantile», condamnationdes futurs renégats (sur la brochure deLénine«Lamaladieinfantileducommunis-me») 3"

6. Force, violence, dictature dans la luttedeclasse agotado7.Défensede lacontinuitédu programmecommuniste (224 pages dans lesquellessontreproduitsles textesfondamentauxdenotre courant publiés de 1920 à nosjours) 9"

8. Dialogue avec Staline (réfutation desthéories staliniennes sur le socialisme enURSS) 6"

9.Biland’uneRévolution(192pagessurla

question russe ) 10"

10. Elementsdel’économiemarxiste 10"

Opúsculos «le prolétaire»5. Question féminine et lutte de classe(1977) 1"

6.Socialismeprolétariencontresocialismepetit-bourgeois (1980) 1"

7. La grève des nettoyeurs du métro (le-çons et bilan) (1977) 1"

8. Violence, terrorisme et lutte de classe(1977) 1"

9. Elections et gouvernement de gauche,mystificationsbourgeoises (1977) 1"

10. Postiers en lutte (grève de 78 à Créteilet dans les centres de tri ) (1978) 1"

11. Auschwitz ou le grand alibi (1960)1"

12. Solidaritéprolétarienne contrele con-trôlede l’immigration (1980) agotado13. Le marxisme et l’Iran (1980) 1"

14.Foyersde travailleurs immigrés:ensei-gnements de 6 ans de lutte (1981) 1"

15. Contre la farceélectorale, pour la luttede classe, pour la révolution (1981) 1"

16. Pourdes revendications etdes métho-des de classe (Orientation pratique d’ac-tion syndicale) (1981) 1"

17.Delacrisedelasociétébourgeoiseà larévolution communiste mondiale (Mani-feste du P.C. International - 1981) 1,5"

18.Vive la lutte des ouvriers polonais!(1982) 1"

19.Laquestionparlementairedansl’Inter-nationaleCommuniste 2"

21. Lénine sur le chemin de la révolution(Texte de 1924, discours après la mort

deLénine) 1,5"

22.Marxismeetsciencebourgeoise 1,5"

23. Yougoslavie. L’opposition réelle auxinterventions militaires et aux actes deguerre résidedans lalutte révolutionnairedu prolétariat et dans sa réorganisationclassiste et internationaliste contre touteformed’oppressionbourgeoiseetdenatio-nalisme. (1999) 1,5"

24.Mai-Juin68:Nécessité duparti politi-que de classe 1,5"

25.Fascisme,antifascismeet lutteproléta-rienne / Italie 1921-1924 (Mai 2001)1,5"

26. A propos de la polémique sur notretexte«Auschwitzoulegrandalibi»:Cequenous nions et ce que nous affirmons (mai2001) 1,5"

27.Algérie:Seulelaluttedeclasseproléta-rienne pourra mettre fin à la misère et àl’exploitation enabattant lecapitalisme etl’Etatbourgeois! (oct. 2001) 1,5"

28.Swissair.Delafaillitedufleuronsuisseà la défaite sans combat des travailleurs.Quelbilan tirer? (Janv. 2002) 1,5"

29.LeCourantCommunisteInternational:àcontre-courantdumarxismeetdela luttede classe (Déc. 2001) 2"

30.Lemarxismeet laquestionpalestinien-ne 4"

Suplementos al «le prolétaire»• Mouvements revendicatifs etsocialisme 0,5"

• Révolution et contre-révolution enRussie 1"

•L’antifascime démocratiqueun mot

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d’ordre anti-prolétarien (1995 - Texte de1972) 1"

• Algérie:Lesenseignementsdu«Mouve-ment de Printemps» (1981) 1"

Serie «Les cahiers d’el-Oumami»1. Le syndicalisme en Algérie(1919-1979) 2"

2. La situation politique en Algérie et lestâchesdesrévolutionnaires (1981) 1"

3. Critique de la théorie de la «Révolutionnationale-démocratiquedetypenouveau»(1982) 2"

EN ITALIANO:• Storia della Sinistra Comunista:vol. I ( 1912-1919 ) agotadovol. I bis (racolta di scritti 1912-1919) 10"

vol. II ( 1919-1920 ) 18"

vol. III ( 1920-1921 ) agotado•Struttura economicaesocialedellaRussiad’oggi 20"

I testidelpartitocomunista internazio-nale1.Tracciatod’impostazione.I fondamentidelcomunismorivoluzionario 5"

2. Indifesadellacontinuitàdelprogrammacomunista (disponibileorasolo in fotoco-pia) 9"

4. Partito e classe 5"

5. «L’estremismo, malatia infantile delcomunismo»,condannadei futuririnnegati 5"

6.Per l’organicasistemazionedei principicomunisti (disponibileora solo in fotoco-pia) 9"

7.Lezionidellecontrorivoluzioni 5"

Quaderni del Programma Comunista• Il mito della pianificazione socialista inRussia (1976) 4"

• Il «rilancio dei consumi sociali »ovverol’elisirdi lunga vitadeidottoridell’oppor-tunismo. Armamenti: un settore che nonandrà mai in crisi (1977) 6"

• Il proletariato e la guerra (1978) 6"

•La crisi del 1926 nelpartito russoe nell’Internazionale(1980) 8"

Reprint « il comunista »• Marxismo escienza borghese 3,5"

• La lotta di classe dei popoli nonbianchi 3,5"

•La successionedelle formedi roduzionenella teoriamarxista 5,5"

•Trotsky: Insegnamentidell’Ottobre. In-segnamentidellaComune 5,5"

•Bordiga:Lafunzionestoricadelle classimedieedell’intelligenza(1925) 3,5"

•Abacodellaeconomiamarxista 3,5"

• Lotta di classe e questione feminile5,5"

•La teoria marxista della moneta 3,5"

• Ilproletariatoelasecondaguerramondia-le 3,5"

•Antimilitarismodiclasse e guerra 4,5"

•Sullalotta immediataegliorganismipro-letari indipendenti 4,5"

•P.C.d’Italia,sezionedell’Internazionale

comunista: Relazione del Comitato Cen-traleal2°CongressoNazionale,Roma20-24 marzo 1922. 5,5"

• Auschwitz, o il grande alibi 3,5"

Otros opúsculos• Il terrorismo e il tormentato camminodellaripresa generaledella lottadiclase 1,5"

•LalottadiclasseridivampainEuropacolpoderoso moto proletario polacco(1980) 1,5"

• Il marxismo e l’Iran (1980) 1,5"

• Dalla crisi della società borghese allarivoluzionecomunistamondiale(Ilmani-festo delP.C.Internazionale, 1981) 2"

•Puntidiorientamentoedirettivepratichediazionesindicale 1,5"

• Avanti verso la rivoluzione comunistamondiale(1981) 1,5"

• Non pacifismo, antimilitarismo diclasse! 1,5"

•Puntibasediadesioneper l’organizzazio-ne, 1952 1,5"

• Chi siamo e che cosa vogliamo(1969) 2"

• Punti di azione sindacale (1972) 2"

•Solidarietàdiclassecolproletariatocileno(1974) 2"

•Neofascismo, opportunismoe comunis-morivoluzionario (1974) 2"

• Fascismo e antifascismo, strumenti ge-mellidel rafforzamentodell’ordinecosti-tuito (1975) 1,5"

• Il Portogallo dopo il 25 Aprile(1975) 2"

• Elezioni e proletariato (1975) 1,5"

• Dopo le elezioni: cos’è cambiato per iproletari? (1975) 1,5"

• Orientamentipratici di azione sindacale(1975) 1,5"

• Ilprogrammacomunistadelmovimentodeisoldati (1975) 1,5"

• Chimici e contratti (1975) 2"

•Lottedei ferrovieriepubblico impiego (aproposito di «corporativismo» e lotta diclasse) (1975) 1,5"

• Risposta di classe al riformismo nellascuola (suidecretidelegati) (1975) 2"

• Innocenti: lotta contro i licenziamenti erisposta di classe organizzata (1975)1,5"

•Acacciadi«governioperai»si smarriscelavia della rivoluzione proletaria(1976) 1,5"

•Le ragionidel nostro astensionismo(1976) 2"

•Doveconducelaviaparlamentare?(1976)1,5"

• La scheda elettorale non è l’arma delproletariato (1976) 1,5"

• Elezioni e proletariato (1976) 1,5"

• IlproletariatonellaIIaguerramondialeenella «resistenza»antifascista (1976) 3"

•Gliinvestimenti, falserisorsedell’oppor-tunismosindacale (1976) 2"

•Cronologia,Bibliografia,Indicedellavoro

di partito 1951-1975 (1976) 2"

• Distingue il nostro partito (1977) 2"

• Analisi della ideologia delle BR: dallospontaneismo al terrorismo (1978) 2"

•DallafondazionedelPCd’IallaquestionedelPartitooggi (1978) 2"

•All’insegnadiobiettiviemetodidiclasse,gli ospedalieri hanno rotto lapace sociale(1978) 1"

•Per lacostituzionediunaveraopposizio-nediclassenelle lotteproletarie immediate(1979) 1"

• Iran:qualerivoluzione? (1979) 1,5"

• No al lavoro nero! (1980) 1,5"

• Lottiamo uniti per la casa (1980) 1"

•Droga:undisperato tentativodi evaderedalla realtàcapitalistica (1980) 2"

•E’lasocietàborghesecheproduceemar-ginazione(1981) 1,5"

• Difesa proletaria e repressione(1981) 1"

• La casa è un diritto che si difende con laforza (1981) 1"

•Contro lapreparazionedellaguerraimpe-rialista,prepararelarivoluzioneproletaria(1981) 1"

•Chiha paura della scala mobile?(1982) 1"

• Ilnemicodellemassesfruttatepalestinesiè anche il nostro nemico (1982) 1,5"

•Elezioni?... Nograzie! (1983) 1,5"

• Una prospettiva per le lotte dei disoccu-pati (1983) 1,5"

•Chiciguadagnaconlamafia?(1983) 1,5"

• Carlo Marx, teorizzatore e formidabilecombattentedella rivoluzioneproletariaedelcomunismo(1983) 1,5"

•Suimovimentidilottadelnapoletano(dal1995 al 2002) - (Giugno 2003) 4"

EN INGLÉS :•The fundamentalsofRevolutionary Com-munism 5"

• Party and Class 5"

• Communist Program (Organ of theInternational Comunist party)Ns 1 to 7 3"

• The Party’s Programme 1,5"

• The Proletarian (Nr.1) (February2002) 1"

ENESPAÑOL:1. Losfundamentos delcomunismo revo-lucionario 4"

2. Fuerza, violencia,dictadura enla luchadeclase 4"

3. Partido y clase (agotado)El Programa Comunista• n°1 à 38, n°40 2"

• n°39 (Manifesto del P.C.I.: De la crisisde la sociedad burguesa a la revoluciòncomunistamundial) 4"

• n° 41, 42, 43, 44 3"

• n° 45 4"

•Laepopeyadelproletariadoboliviano (lalucha de clase en Bolivia hasta

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Sumarios «Programme communiste»Órgano del partido comunista internacional

No 88 (mai 1982)Après la Pologne, où en est la reprise de classe interna-

tionale? /Lasignificationdela tentativeavortéed’ouverturedémocratique en Pologne / Cronstadt: une tragique néces-sité / Le mouvement syndical en France de 1900 à 1908 /Aperçus de la situation au Brésil.

No 89 (mai 1987)«Programme communiste» reprend sa publication /

Nous aurons les lendemains que nous aurons su préparer/ Rapport du centre international à la Réunion Générale dejuillet 1982 / La religion: appui ou obstacle à la lutte declasse? (Considérations à propos de la théologie de lalibération - prêtres et marxisme - Théologie de la libération

- En marge du synode des évêques)No 90 (septembre 1988)Impérialisme, chauvinismeetanti-impérialismedeclas-

se / La guerre impérialiste dans le cycle bourgeois et dansl’analyse marxiste (1) / La reconquête du patrimoine théo-rique et politique de la Gauche communiste passe aussi parla réappropriation de la praxis de parti correcte / Histoire etconditions de la classe ouvrière japonaise dans le secondaprès-guerre.

No 91 (juin 1990)A l’Est: derrière l’omniprésente revendication de la

démocratie, mûrit malgré tout la reprise de la lutte proléta-rienne de classe / Cours de l’impérialisme mondial (8) / La

1981) 1,5"

EN ALEMÁN :1. Die Frage der revolutionärenPartei 3"

2. Revolution und Konterrevolution inRussland 3"

3.DerKampfgegendenaltenund heutigenRevisionismus 2"

4.DieGrundlagendesrevolutionärenKom-munismus 3"

5. Was heisste, den Marxismus zuverteidigen? 4"

6. Gewalt und Diktatur imKlassenkampf 3"

Kommunistisches Programm (Theore-tische Zeitschrift der IKP, bis Nummer28) 3"

Broschüren• Auschwitz oder das grosse alibi 1"

•KlassensolidaritätmitdemChilenischenproletariat (1975) 4"

•Portugal:Rausch undKatzenjammer ei-nerScheinrevolution(1976) 5"

EN ARABE:• Pour le parti ouvrier indépendant 1"

• Thèses caractéristiques du parti 2"

• Les communistes et la question de lalibertépolitique 1,5"

• Manifeste du P.C. International 2"

• Ce qui distingue notre parti 0,5"

EN PORTUGUÉS :1. Teses caracteristicas do partido 1,5"

2. Liçôesdas contra-revoluçôes 1,5"

3.Osfundamentosdocomunismorevolu-cionario 1,5"

• As lutas de classe em Portugal de 25 deAbril a 25 de Novembro 1,5"

ENTURCO :• Karl Marx Friedrich Engels: Komünistpartisi manifestosu 1,5"

• Rusya’da devrim ve karsi-devrim 1"

• Bulletin Enternationalist Proleter(3 nos parus, 19 - 1983) 1"

EN HOLANDÉS :• Het demokratisch principe 1"

ENPOLONAIS• W Polsce tak samo walka klasy robotni-czej 1,5"

EN PERSA :•Retourauprogrammecommuniste révo-lutionnaire. Ce qu’est et ce que veut lePCInt. 1,5"

• Les fedayins et la question de l’Etat 1"

EN GRIEGO :• Parti et classe 3"

EN DANÉS / SUECO :1.Marxismensgrundtraek-Partiets karak-teristike teser 3"

2. Vad är och vad vill det InternationellaKommunistika Partiet 3"

OTROSTEXTOSENLABIBLIOTECADELAIZQUIERDACOMUNISTA

En italiano :•AmadeoBordiga:Economiamarxistaedeconomia controrivoluzionaria (263 p.) -Ed. Iskra 12"

• Amadeo Bordiga: I fattori di razza enazionenellateoriamarxista(175p.) -Ed.Iskra 10"

•A.Bordiga:Drammigialli esinistridellamodernadecadenzasociale- Ed. Iskra 10"

•AmadeoBordiga:Impreseeconomichedipantalone (153 p.) - Ed. Iskra 12"

• Amadeo Bordiga: Proprietà e capitale(202p.) - Ed. Iskra 12"

• Amadeo Bordiga: Mai la merce sfameràl’uomo (306 p.) - Ed. Iskra 12"

• A.Bordiga: Dialogato con Stalin - Ed.Sociali 8"

• A.Bordiga: Dialogato coi Morti - Ed.Sociali agotado•O. Perrone:LatatticadelComintern1926- 1940 - Ed. Sociali agotado•LetterediEngelssulmaterialismostorico

(1889/95) (130 p.) - Ed. Iskra 10"

•Plechanov:Contributiallastoriadel ma-terialismo(198p.)-Ed.Iskra 10"

• Trotsky,Vujovic,Zinoviev: Scritti e dis-corsisullarivoluzioneinCina1927(299p)- Ed. Iskra 12"

•RelazionedelP.C.d’Italiaal IVcongressodell’ Internazionalecomunista,nov.1922(124 p.) - Ed. Iskra 10"

•WilliamD.Haywood:LastoriadiBigBill(L’autobiografiadelprincipalerappresen-tante degli IWW)(376 p.) - Ed. Iskra 12"

• N. Bucharin-L. Trotsky: Ottobre 1917:Dalladittaturadell’imperialismoalladitta-tura del proletariato 10"

• La sinistra comunista nel camino dellaRevoluzione-Ed.Sociali 7"

En francés :•LéonTrotsky:Terrorismeet communis-me - Ed. Prométhée 10"

• A. Bordiga: Facteur de race et de nationdans la théorie marxiste- Ed. Prométhée agotado

ENRUSO• ¿Qué es el partido comunistainternacional? N° 1: (En el sumario: -quées el partido Comunista Internacional -RevoluciónycontrearrevoluciónenRusia- crítica de la teoría del Estado obrerodegenerado -programadelPartidoComu-nista Internacional) 3"

•¿Qué eselpartidocomunista internacio-nal? N° 2: (En el sumario: - el cambio dedireccióndelFrentePopular o la capitula-cióndel estalinismoante elorden estable-cido(1976)-China:Larevoluciónburgue-sachinayatuvolugar; larevoluciónprole-taria enChina quedaaún porhacer (1976)-lacuestióndelareanudacióndelaluchadeclase y las tareas de los comunistas (Reu-nión de San Donà, de dic. de 1992) 3"

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«Aufheben» - Marc Laverne et le Courant CommunisteInternational - «(Dis)continuité»

No 98 (mars 2003)Pointsde repèresmarxistes sur l’impérialisme et le terroris-me / Propriété et capital (2) - V La légalité bourgeoise.L’économie capitaliste dans le cadre juridique du droitromain/HistoiredelaGaucheCommuniste. lespremierspasdu Parti Communiste d’Italie / Annexes à l’«Histoire de laGaucheCommuniste»: - LafonctiondelaSocial-Démocra-tie en Italie («Il Comunista» n° 3 - 6/2/1921) - La bataillecommuniste pour le Congrès de la Confédération dutravail(«IlComunista»n°4-10/12/1921) - Leproblèmedupouvoir(«IlComunista»n°5 -13/11/1921) - Lamarcheaupouvoir(«IlComunista»n°6 -17/12/1921) - L’usagedela violence(«Il Comunista»n° 7 -24/12/1921) / Elémentsde l’histoirede laFraction deGauche à l’étranger (de 1928 à 1935) (2) /En défense de l’incendiare du reichstag. - Van der Lubbe.Les fascistes exécutent. Socialistes et centristes applaudis-sent («Bilan» n° 3 - Janvier 1934) - Pour les funéraillesdesvictimesdu«Diana» («Bilan»n°3-Janvier1934) / Noted’actualité: Réforme des allocations de chômage et réduc-tion du temps de travail: les grandes escroqueries de labourgeoisieeuropéenne / Notes de lecture: -«Marxist»n°5(2004) -«L’Internationaliste»

guerre impérialiste dans le cycle bourgeois et dans l’analy-semarxiste (2) /Sur le fil dutemps; Capitalismeclassiqueetsocialisme romantique - L’Ours et son grand roman.

No 92 (novembre 1991)La guerre du Golfe démontre que les Etats bourgeois

sont de plus en plus poussés à résoudre leurs contradic-tions par la guerre / Le capitalisme soviétique en crise (1) /Points sur la question de la lutte immédiate et des organis-mes prolétariens indépendants (1) / La guerre impérialistedans le cycle bourgeois et dans l’analyse marxiste (3).

No 93 (mars 1993)Marxisme et écolo-socialisme: deux conceptions anta-

goniques de classes aux intérêts opposés / Histoire de laGauche Communiste. Vers le Parti Communiste d’Italie,sectionde l’InternationaleCommuniste /Vers leparti com-muniste / Le capitalisme soviétique en crise (2) / Points surla questions de la lutte immédiates et des organismesindépendants (2) / La portée de la scission de 1952 dans lePartito Comunista Internazionalista

No 94 (mai 1995)Le nouveau désordre mondial. De la guerre froide à la

paix froide et, en perspective, vers la troisième guerremondiale /Histoirede laGaucheCommuniste.Lanaissancedu Parti Communiste d’Italie (1) / La question de la reprisede la lutte de classe du prolétariat et les tâches des commu-nistes(RéuniondeSanDonà-déc.1992)(1) /Lecapitalismesoviétique en crise (Fin) / C’est ainsi qu’est codifié lemarxismeagraire /Alamémoired’uncamaradedelavieillegarde: Ricardo Salvador / Sur le fil du temps: La batracho-myomachie

No 95 (mai 1997)Auxprolétaires d’aujourd’hui,Aux combattantsde demain/ Histoire de la Gauche Communiste. La naissance du PartiCommunisted’Italie (2) /Laquestionde lareprise de la luttede classe du prolétariat et les tâches des communistes(Réunion de San Donà - déc. 1992) (2) / Sur le fil du temps:Parodie de la praxis / Question kurde: Emancipation popu-laire ou prolétarienne / Mysticisme florentin / Notes delecture

No 96 (octobre 1998)La perspective du communisme trouve dans l’Octobrebolchévique une formidable confirmation. Leçon histori-que et internationale de la révolution prolétarienne et de lacontre-révolution bourgeoise / Les grandes questions his-toriques de la révolution en Russie. La Russie dans l’his-toiremondiale,dans laGrande Révolutionet dansla sociétécontemporraine / Repli et déclin de la révolution bolchévi-que / Annexe. Co-rapport de Zinoviev au XIVe Congrès duP.C.R. (décembre 1925) / Sur le fil du temps: Danse desfantoches: de la conscience à la culture / La question de lareprise de la lutte de classe du prolétariat et les tâches descommunistes (Réunion de San Donà - déc. 1992) (fin) /Notes sur les thèses sur les questions d’organisation (1964)/ Les trotskysteset la naturede l’URSS.LacharlataneriedesSpartacistes / Notes de lecture. Parution du quatrième tomede la Storia della Sinistra Comunista

No 97 (mars 2000)Lerôle contre-révolutionnairede l’opportunisme/ Proprié-téet capital (1) -Encadrement dans la doctrinemarxiste desphénomènes du monde contemporain / Eléments de l’his-toire de la Fraction de Gauche à l’étranger (de 1928 à 1935)(1) / Histoire de la Gauche Communiste. La naissance duParti Communiste d’Italie (3) / Annexes à l’«Histoire de laGauche Communiste» - Les abstentionnistes et la fractioncommuniste: la valeur de la discipline («Il Comunista»n° 3-28/11/1920) -L’opportunisme international («IlComunis-ta»n° 9 - 9/1/1921) -Les unitaires ne sont pas communistes(«Il Comunista» n° 7 - 26/12/1920) / Notes de lecture -

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EL PROGRAMA DEL PARTIDO COMUNISTA INTERNACIONAL

ElPartidoComunistaInternacionalestáconstituidosobrela base de losprincipios siguientesestablecidos enLiorna con la fundación delPartido Comunistade Italia(Secciónde laInternacionalComunista):

1/ En el actual régimen social capitalista se desarrolla unacontradicción siempre creciente entre las fuerzas productivas ylas relaciones deproducción dando lugar a la antítesisde interesesy a la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía.

2/ Las actuales relaciones de producción estan protegidaspor el poder del Estado burgués que, cualquiera que sea la formadel sistema representativo y el uso de la democracia electiva,constituye el órgano para la defensa de los interesses de la clasecapitalista.

3/ El proletariado no puede romper ni modificar el sistemade las relaciones capitalistas de producción del que deriva suexplotación sin la destrucción violenta del poder burgués.

4/ Elpartido declase esel órgano indispensable de la lucharevolucionariadel proletariado.ElPartidoComunista, reuniendoen su seno la fracción más avanzada y decidida del proletariadounifica los esfuerzos de las masas trabajadoras encauzándolas delas luchas por intereses parciales y por resultados contingentesa la lucha general por la emancipación revolucionaria del prole-tariado. El Partido tiene la tarea de difundir en las masas la teoríarevolucionaria, de organizar los medios materiales de acción, dedirigir la clase trabajadora en el desarrollo de la lucha de clasesasegurando la continuidad histórica yla unidad internacional delmovimiento.

5/ Después del derrocamiento del poder capitalista, elproletariado no podrá organizarse en clase dominante más quecon la destrucción del viejo aparato estatal y la instauración desu propria dictadura privando de todo derecho y de toda funciónpoliticaa laclase burguesayasus individuosmientras sobrevivansocialmente,ybasandolos órganosdel nuevo régimen únicamen-te sobre la clase productora. El Partido Comunista, cuyacaracteristica programática consiste en esta realización funda-mental, representa, organiza y dirige unitariamente la dictaduraproletaria.La necesaria defensa delEstado proletario conra todaslas tentativas contrarrevolucionarias sólo podrá ser aseguradaprivando a la burguesía y a los partidos hostiles a la dictaduraproletaria de todo medio de agitación y de propaganda política,y con la organización armada del proletariado para rechazar losataques inernos y externos.

6/ Sólo la fuerza del Estado proletario podrá ejecutarsistematicamente las sucesivas medidas de intervención en lasrelaciones de la economia social, con las que se efectuará lasubstitución del sistema capitalista por la gestión colectiva de laproducción y de la distribución.

7/ Como resultado, de esta transformación económicay delas consiguientes transformaciones de todas las actividades de lavida social, irá eliminandose la necesidad del Estado politico,cuyo engranaje se reducirá progresivamente al de la administra-ción racional de las actividades humanas.

* * *La posición del partido frente a la situación del mundo

capitalista y del movimiento obrero después de la segundaguerra mundial se basa sobre los puntos siguientes:

8/ En el curso de la primera mitad del siglo XX, el sistemasocial capitalista ha ido desarrollándose en el terreno económicocon la introducción de los sindicatos patronales con finesmonopolisticos y las tentativas de controlar y dirigir la produc-ción y los intercambios según planes centrales, hasta la gestión

estatal de sectores enteros de la producción; en el terrenopolitico con el aumento del potencial policial y militar delEstado y con el totalitarismo gobernamental. Todos estos noson nuevos tipos de organización con carácter de transiciónentre capitalismo y socialismo ni menos aún un retorno aregimenes políticos preburgueses; al contrario, son formasprecisas de gestion aún más directa y exclusiva del poder ydelEstado por parte de las fuerzas más desarrolladas del capital.

Este proceso excluye las interpretaciones pacifistas,evolucionistas yprogresivas del devenir del régimen burguésyconfirma laprevisión de la concentración y de la disposiciónantagónica de las fuerzas de clase. Para que las energíasrevolucionarias del proletariado puedan reforzarse y concen-trarse con potencial correspondiente a las fuerzas acrecenta-das del enemigo de clase, el proletariado no debe reconocercomo reivindicación suya ni como medio de agitación elretorno ilusorio al liberalismo democrático y la exigencia degarantias legales, ydebe liquidar históricamente el método delas alianzas con fines transitorios del partido revolucionariode clase tanto con partidos burgueses y de clase media comocon partidos seudo-obreros y reformistas.

9/ Las guerras imperialistas mundialesdemuestran quela crisis de disgregación del capitalismo es inevitable debidoa que ha entrado en el periódo decisivo en que su expansiónno exalta más el incremento de las fuerzas productivas, sinoque condiciona su acumulación a una destrucción repetida ycreciente. Estas guerras han acarreado crisis profundas yrepetidas en la organización mundial de los trabajadores,habiendo las clases dominantes podido imponerles la solida-ridad nacional y militar con uno u otro de los bandos belige-rantes. La única alternativa histórica que sedebe oponer a estasituación esvolveraencender la luchadeclasesal interiorhastallegara laguerra civil en que las masas trabajadoras derroquenel poder de todos los estados burgueses y de todas lascoaliciones mundiales, con la reconstitución del partido co-munista internacional como fuerza autonoma frente a lospoderes políticos y militares organizados.

10/ El estado proletario, en cuanto su aparato es unmedio yun armade luchaen unperíodo históricode transición,no extrae su fuerza organizativa de cánones constitucionalesy de esquemas representativos. El máximo ejemplo históricode su organización ha sido hasta hoy el de los Consejos detrabajadores que aparecierón en la Revolución Rusa de octu-brede 1917,en elperíodo delaorganizaciónarmadadelaclaseobrera bajo la única guía del Partido Bolchevique, de laconquista totalitariadel poder,de ladisolución de laAsambleaConstituyente,de la lucha para rechazar los ataques exterioresde los gobiernos burgueses y para aplastar en el interior larebelión de las clases derrocadas, de las clases medias ypequeño-burguesas, y de los partidos oportunistas, aliadosinfalibles de la contrarrevolución en sus fases decisivas.

11/Ladefensadel régimenproletario contra lospeligrosde degeneración presentes en los posibles fracasos y replie-gues de la obra de transformación económica y social, cuyarealización integral no es concebible dentro de los limites deun solo país, no puede ser asegurada más que por la dictaduraproletaria con la lucha unitaria internacional del proletariadode cada país contra la propria burguesia y su aparato estataly militar, lucha sin tregua en cualquier situación de paz o deguerra, y mediante el control político y programatico delPartido comunista mundial sobre los aparatos de los estadosen que la clase obrera ha conquistado el poder.

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