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-NÚMERO 42I2OOO. REVISTA BIMESTRAI 1.100 p tas .
Archipiélago.^flt cuADERNos DE cnÍrcn DE tA cutruRA
42LAAUnTGUA Tr,xslót\
DE NTN,TCEDIA
PIERRE VIDAL-NAQUET. Tragedia griega y Polit¡ca/ CARLOS CnnCíl GUAL. Sobre la muerte ylo trágico en el teatro griego/ JORGE PEHEZ DE TUDELA VELASCO. Amenaza y escena: de latemporalidad/ AGUST¡N GARC|A CALVo. La rotura del sujeto. Acerca de la Tragedia/ SERGIoG|VQNE. La noción de la culpa/ ARTURO LEYTE. Hólderlin y la imposibilidad de la tragedia/¡UllÁU ¡lUÉrueZ HEFFERNAN. Puntos suspensivos: reiteraciones trágicas en Beckett/ JOSE M.CUESTA ABAD. La tradición del destino.
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DnsveNTELAMIENTo v DnsncHos :FÉrx DuquE y LA PASIóN on rn FIrosoFÍA
Una conversación de JUAN ANTONIO ROoRíOUez TOUS con fÉux oUOue. Desmantelandola filosof íal VOLKER nÜnle. El desafío filosófico a través del pasado: la historia "de la era crítica"de Félix Duquei JAIME Xlgll-LÉ MUNTANER. Naturalezas y Simulacros: expansionestecnoestéticas de la cultura contemporánea/ VINCENZO VITIELLO' Félix Duque: con Hegel másallá/ JUAN BARJA, A la luz de constelaciones muertas/ FELIX DUQUE' Hay uno que andaescribiendo algo sobre mÍ.
AMADOR FERNANDEZ-SAVATER, FERNANDO PARRA, JULIO QUESADA
Editorial Archipiélago f
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N." 42 / 2000. Jwro-luro-Acosro 1.100 ptc.
A#Pjil*.s*42
@ Joél l\4estre Fro¡ssard
@ lru ilustracions de ste núme¡o hm sido ¡eaiiadmpor Jórr Mnsrru. FnoIssARD, a quien agradecemostoda su colabonción.
Xrt"piel^gt!
nConjunto de islas unidas por aquelloque las separa,
¿UN JUCIO A LA ARQUITECIURfiJuan Diez del ftnal
LA GAILINAYEL HIJEVO DE tA "BOMB,{'DT]MOGRATICAFem¿ndo Pan¿...,.... 5
LA SECTADE LOS CONDUCTOREsAntonio Cán¿ve¡ Manín
LnAu¡rcue TrNsróNDE LA TNACTON
TMGEDT{ GRIEGA Y POLÍNCAPieneVidal-Naquet ........... 15
SOBRE LA MUERTE Y LO TRAGICOENELTEATRO GRIEGOCulos García Gual -.....,...,. 30
AMENAZAYESCENA:DE LA TEMPORATIDADJorge Pérez de Tudela Velasco .,........,.......,,,....,
LA ROTUM DEL SUJETO.ACERCA DE TATMGEDIAAgustín Gucía Calvo
LANOCION DE LA CULPASergio Givone.....,.
HÓLDERLIN Y LA IMPOSIBILIDADDE LA TRAGEDIAArtruo Iryte.,.,.....
PUNTOS SUSPENSIVOS: REITEMCIONESTRAGICAS EN BECKETIJulirán Jinéna Heffeman ................................. 73
LATMDICION DEt DESTINOJosé M. CuestaÁbad..,..................................... 82
DgsMANIETAMIENTo Y DESECHoS:FÉrxDuqwYLAPASIóN
DE LA FIT,OSOFÍA
DESMANTELANDO LA FILOSOFÍAUna conversación de Juan AntonioRodrlguez Tous.con Félh Duque....... *---.. 92
EL DESAIÍO FILOSÓFICO A TMVÉSDEL PASADO...Volker Riihle
NATURALEZAS Y SIMULACROS...IaineXbillé Munaner
FÉLX DUQUE: CON HEGEL M1s ATLAVincenzoVitiello.. ..............113
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105
O A LALUZ'
JuanBujaDE CONSTETACIONES MUERTAS
,,, ',,.,,,, |21
HAY UNO QUE ANDA ESCRIBIENDOAI-CO SOBRE MÍFélix Duque ...........,...,....... 125
El aío que pasé en la bahía de n¿diePe¡er HandkeporJulio Quesada .
Con reseñas de M.H. de Osomo, R. Andrés,R. Hásler, T. Fern'ández Aúa FJ. lama Sufuez.
Bardebyy compañiaEnriqueVila-Matas .........,... 135
Las aventura¡ de unüoloncheloCarlos P¡ieto ......... ..............136
El afilador de cuchillosRafael,A"rgullol ...... ......,....... 137
I¡s Señores del aire: Telepolis y el Terar EntornoJaviei khevería
Harnlet en la holocubierta.El futuro de la nurativa e¡ el ciberesoacioJ.H. Munay... . . . . . . . . , , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . : . . . . . . . . . . . . . . . . 139
lns dominios del hombre/ El ascensode la insignificancia/ Figuras de lo pensóle(las encrucijadas del laberinto, rl, v, t't)Cornelius CastoriadisporAmador Fernández-Samter..........,,......,,,,....,,., I42
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CARPETA
La rotura del sujeto. Acerca de la Tlagedia
AcusrÍN G¡,ncÍn C¡rvo
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"Lo trágico", sin distinguir por ahora entre su uso primero, en el
arte, en el teatro y luego en la literatura, y su aparición' por imita-
ción, en la vida cotidiina cuando se habla de "una tragedia", es in-
separable de la rotura, implica una rotura. N9 puede uno pensar
qr. .t.t" vida, por ejemplo, es trágica. Una vida es, tal vez, desgra-
üada, triste, plto p"." que haya algo trágico tiene que haber un
momento de toturi, tieni que haber un suceso rompedor. Sin esto
no hay tragedia: ni en el teáüo, ni en la vida cotidiana. Romper es
como esa cosa maravillosa que sucede todos los días, que es que por
ejemplo el agua rompe a hervir en un momento; o lo mismo, se
q".d".o.rg.Ld", en un momento; o resulta que los cristales de sal
ti.rr.tr arisias, donde, de la continuidad delaaata, se produce una
rotura que hace saltar a otra cara. "Catástrofe" es un término tea-
tral que-hace muchos años el profesor René Thom ,uúlizó para una
teoría y una formulación matemática a propósito de estas disconti-nuidaáes, de estas roturas de la conti.t.rid"á. Es, pues, la rotura, la
catástrofe, la vuelta repentina del revés (que es lo que katastrophé
quiere decir), necesariá para entender esto de.lo trágico. Hay un
momento que, como rrei.mos, es el momento de laverdad: un mo- IArchipiélago / 42+)
mento de revelación. Por tanto, en un sentido preciso, un momen-
to de crisis, no olvidando que esto de crisis quiere decir en Primeflugar juicio, y decisión del fuicio. Esto respecto al término "roturd'
del título de mi intervención.El otro término es de naturalezamrty distinta. "Romper" y"'o-
turd' pertenecen al lenguaje corriente y popular,..al lenguaje de
verdad, pero "sujeto" nós viene de arriba. "Sujeto",. li -." sl'l uso
gramatical, ni en el lenguaje de la Filosofía ni en el Psicoanálisis
áomesticado, es decir, convertido a su vez en Filosofía o Ciencia(que da lo mismo decir lo r¡no que lo otro), dice algo claro. Es más
biér,. un. confusión, un lío, un amontonamiento de cosas que no
tenían que haberse amontonado, un cúmulo de contradicciones..A lo méjor donde está más claro el término es en su uso político(que en español no se usa mucho, pero sí en otras lenguas):."suje-
td" como équivalente de "súbdito". Esto por 1o menos- es relativa-mente claro. lJn suieto, como un súbdito' es Llno de los que for-man una población sometida a un poder. Un poco más claro queen los otros usos desde luego está.
Pero el terminacho este, que viene de la Cultura' que viene de
arriba, ha tenido mucho éxiio en español. La gente lo emplea, y
esto ya es otra cosa. Y conviene que os fijéis un mornento en cómolo emplea la gente. Sabéis lo que quiere decir cuando uno oye porla calli "un sújeto": pues eso es 1o que de verdad quiere decir en lalengua verdadera. Así es como la gente lo ha adoptado y en ese sen-
tidó lo usa. Es decir que está claro que un sujeto es un mal sujeto.Así es como se usa. Pero todos somos unos malos suietos, cada uno
de nosotros y todos en conjunto, en el senddo que voy a intentar
aclam ahora.Por 1o pronto, si todos somos unos malos sujetos, cualquier con-
sideración moral no tiene sentido, y no hace más que estorbar, lo
mismo en el estudio del teatro, la prictica del teatro, que en el es-
tudio y práctica de la vida corriente. Eso de h{e1 maJo.s y buenos
,ro ,rr..á. en la tragedia: eso sucede en las películas del Oeste, en
los peliculones senrimenrales, en toda literatura degenerada, llüe esla iñmensa mayoúade la literatura de nuestro mundo, que es pre-
cisamente la traición y muerte de, por ejemplo, el teatro o la épica.Con motivo de los prolegómenos de mi versión de la llíada, tuve
que hacer costar no hace mucho cómo enla llíada (que no es una
tragedia, porque todavía no se había inventado el teatro, pero que
tieñe todá la éstructura de un drama trágico) todos son malos. Nohay ningún héroe en el sentido en que la cosa después empieza-aasomar y a envenenarlo todo. Lo hay ya en cierto sentido en laOdisea, donde puede pensarse que Ulises es un bueno, un héroe en
.1 ,.rrtido.t q,r. r. di...ro,'p.ro enla llíadano. En la llíada,
como en cada una de las tragedlas bien hechas que después se han
producido, no hay nadie buéno. No hay ningún lugar para la mo-\
Archipiélago / 42 46
AGUSTIN GARCIACATVO
bien hecho, eso se nos tiene q.r. Áortt.t claro, ¡ s,i no, es que s.e es inseparable
está contribuyendo al embrolló por distinción, que distingue preci- de Ia rotura':
samenre.rrtr. -"los y buenos, y qr. da lugar a-la justificacióny a irnplica u'na rot'ura"
la administración de la Justiciay a todos los dem:ís horrores que
conocéis igual que yo. , , "Sor^",9
,es una
Somos i"or r¡'os sújetos en el sentido en que estamos mal he- confusión, un lío,
chos. Lo que sucede .. (,r. el llamado sujg1o., si lo comparáis con an arnontonatniento
eso que, cán l" domesticición del Psicoanálisis sobre todo, pero ya de cosas que.nq
d.sd! los filósofos anteriores, ha dado en llamarse ."el y9" ; para no tenían que haberse
decir "el alma" como se decía en otros tiempos (el yo, lejos de ser amontlnado"
yo, es lo contrario de mí: el yo es la sustantivación de mí. Yo no soyí'.íyo"), el sujeto, el yo, .l i-a, está precisamente roto, mal costi-
.;iá; ár, .r. i."ii¿o. Érro ., el descubrimiento precisamente delpsicoanálisis (disolución del alma, como la palabra dice de por sí),
antes de qr. ,. domesticara y se inregrara, dedicado a la disolución
del alma,is decir, al descubrimiento de que uno no era uno en ver-
dad,. [Jno está roto: uno era uno y otro, uno y otrof' y estaba en
una perpetua contradicción consigo mismo. Antes del Psicoanálisis
o,r"r'nof.r ya nos habían venido s"ugiriendo esto- Por ejemplo la de
sócrates en'la medida en que nos ll-ega: "Nadie hace mal creyendo
que hace mal']. Por el contiario, cada uno hace 1o que hace con-ven-
JÁ ¿. que es lo mejor que puede hacer. Y Cristo en la cruz: "No
saben lo q.t. hacen".'Se p,r.d. decir_que Freudy la obra del Psico-
análisis pri-.t" es una elaboración de ese descubrimiento: uno que
.t.. qr'ré sabe lo que hace en verdad no sabe lo qu.e hace' Si no os
.olo.ái, ahí, no rr"i, "
entender nada de lo que quiere decir "trági-
;;;, .; el sentido en que lo estoy pr.r.rrtr."áo, como ligado con la
rd, paruel juicio en este sentiio perverso-y bajo que es el del-juicio -
-oial. Todos somos unos malos iuietos. Y en el teatro, cuando está "Lo ttigico
rotura del sujeto.lJno no ., ,mo; uno está mal hecho; uno está roto. Pero esa rotu-
ra está tapada, Porque cada uno está obligado a.creer que sí es uno'
el oue diée su Úo.,rh.ttto de Identidad, a identificarse consigo mis-
;J. Ér," es la orden del Señor, la orden del Dinero, la orden de toda
Iaorganización social. uno tiene qne ser uno, de forma que su fotu-
,".ríá necesariamente tapada, .r-1" situación normal y querida por
el poder. La rotura consiite, en el teatro y fuera del teatro, en que
viene algo, sucede algo, y destapa, revela la rotura o contradicción
que hay"en uno' que uno no era IJno' que eso era mentira' A eso es
;l; d; aludía "o,.,
.o' lo de que llega el momento de la verdad' el
,.rorri..rao de la catástrofe. Algo viene"a destapar la creencia normal
necesaria de que uno es uno.
Q"¿ ., lo qrr. lo hace, qué es lo que viene.a producir esto' en el
,."Jo y f,r.r" d.l rearro, tiene para^mí una importancia segunda.puede il"-"tr. de muchas maneras. Se le puede llamar, como a ve-
ces se hace, "destino". Y "destino" es una cosa que, si se identifica
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CARTI
con "el futuro", ese futuro con el que el Poder reduce nuestras vidas
;;; ;o puede hacer nada: ,.ttt Ti.-po ya establecido es iner-
;:.:tT. i. iáJ;ifi." con,,azar",qrr. p"t.i.lo contrario, puede ser,
Dero, como no se ob. q,re t', pltdt que sea eso lo que.lo hace'
;;;";;;;;;ti;pi;-*r. des'onocimiento' ¿o preferís que loto".
f. pt"¿uce sea'la propia conciencia? H"y para elegir''-ü;;;;;daros jguno, de los ejemplos de las buenas rrage-
di";;;g"; J. U, biln hechas. Por eiemplo, se diría que, efecti-
u"-.nr.f .l destino (hay hasta oráculos) es el.que produce la ca-
tástrofe o rotura.; .iá; de Edipo. Como le canta el coro, "el
ilñ * h" d.r..rbierro". "Desdnb" ahí no quiere decir más que
el tiernpo, pero sobre qué es eso del tiempo volverem-os después
iod"rri", poiqrr. sólo de una manera -'''y 'p"ttl",t:tá clara la for-
;;i";tó;. ¿dr.ferís qt. ,." la propia conciencia del sujeto l" 9Tglleva a producir t" ."-lárrtof.? Á u.i.t funciona de esa manera' Ahí
ffi;ó;;+-p1" " v"lueth v a Ladv Macbeth' que a,lo largo de
los añás de iormentos de conciencia acaban por venlf.al momento
d.1".".¿r,rof., "l
,,'omefrro del descubrimiénto fatal. Pueden ser
cosas más tri.,iales. P;.4; ser' por ejemplo' el mero desprecio de
la sociedad. Ahi t.n¿ir Jpobr.iy"át. d. Sófocles, después de la
suerra de toya: es una lá.,,'" la'suya que está producida por el
á.rp...io, la falta de aprecio, que los,otros seres le han demostra-
áo,'y, efectivamena., li lo..,i", t""ndo no es el asesinato' cuando
;.'J; el suicidio, ., úr" de las formas en que la catástrofe, la rotu-
ra, se manltresta..-'f'.¿"r son manifestaciones más o menos diferentes de algo fun-
damental, que es esto a lo qqe- llamo rotura' que al mismo tiempo
., .",er*ofé y crisis- Un poiible motor puede ser. el mismo despre-
.io, .o-o .n .1 ."ro de Fedra, es decir' una mujer que se atreve a
t.".it-f "
declarar su sentir para.con un muchacho y que queda
desoreciada. Fedra ,;;;;;" i.ttdt soportar el desdén del amado
il;;¿;ndición socii. Peró puede darse de muchas otras mane-
;;r ,*¿ir "14;;"ón
de Esquilo volviendo victorioso de la
g".r* ¿. 1.roy". H?-r"lido indemn. d. nueve años de guerra, llega
a su casa, ¡ enseguida'vaamorir enlapaz',De forma que es aquí
.l ,"lto i. í" g"á;;í^ P",lo que h" s&"ido como motor para la
rotura. Clitemnestra, Eiisto o ios demás son istrumentos' como
son rodos lo, orrorlrr*i'.trror en la tragedia,.pero lo esencial es el
momenro de la verdad: ahora te vas "
.nlr", dé lo que es guerra de
,rerdad, la paz, ,rr^ pu.., l" qt"- has caído' Otro motor puede ser
.i;i;p;,'to d. l" rrid", sino ell tiempo en un sentido que para no-
sorros es mucho -¿ri"liuar: el del progr..o de eso que llaman "la
Hrr*"rrid"d" y que yo me guardo mttcho de saber lo que es' Por
.¡.rnplo, en L'as'Borárrrrdeiurípides' Penteo es víctima de eso' es
il.."u"o.,-. ""
r"u. ca-biar d. iégi-.tt con la rapidez.suficiente'
;;;ú.i; cabida a la nueva religiZn, a la religión de Dioniso. Eso
Archipiélago / 42 48
AGUSTIN GARCIA CALVO
le cuesta la vida y el descuartizamiento. No ha sabido estar a la al- -
tura siquie." d. i., madre y de las ménades., que han acogido, ade- *¿@é es lo que
lantándose, la nueva religión. Se ha quedado átrás, y eso es otro de ,i"ida cuan-do a la
los motores que puedenácabar co.t totur". ryersont se Ie arrancaEl caso .. qrr.^..r una buena tragedia 1o que mueve_la cosa no ?t
'la persona? Porque
ninguna.'.r.riión moral, ninguna-cuestión de.justicia..Lo que la dínadarnenosmueve son cosas como estas dé las que os he dado ejemplos, que no que d.e eso se trnta"tienen nada que ver ccin eso.
Ahora t.ttgo que pregunta¡ dejaros que os Preguntéis, por qué
estas cosas tenemos que saberlas primero en Ia ficción, en la escena,
en el tearro, y sólo secundaria-ént. en la vida, en fruestras vidas,
aunque yo hé tratado de confundir hasta aquí bien lo uno con lo
otro. P.io es normal que sepamos primero las cosas por literatura,
por la ficción, por el t."tto-o por el gin-e, y es normal, por tanto'
qu" el término ?'tragedia" y la noción de "trágico".aparezcan prime-
á .r l" ficción t.at-ral, y que sólo después se trasladen a la vida co-
rriente, a la llamada realidad, pata ie.onocer' por analogía,-por
imitación, también en la realidid (que nunca está igual de bien
costruida que una obra de teatro) esaincisión del momento de ver-
dad que ,*rrp. el tiempo y que descubre su menrira y que hace de-
cir: "¡Qué trágico es eso!".Ert i, r-ro.ri"l, pero además hay motivos especiales p.aralatrage-
dia paraque tengamos primero que_reconocerla sobre la escena, en
,r, fbrrrr,ri" t."tál. Eso Aristótelis lo dice bien en la Poética: glo-
sándolo, es que tienen que ser personajes grandts, de una estatula
po, .rr.i-" i. lo, hombr"s y mujeres reales. Esta condición del
perso.raje trágico que ya apuntaba A¡istóteles es fundamental y
iorr.h"r'.r...r r. d.j" p"t"t iesapercibida. Tienen que ser grandes,
reyes, preferiblemente un rey, porque e-l rey es una repres"¡tación y
"l -ir-o tiempo una burla del caso del sujeto particular. Cada uno
tiene que .r".ir. que es re¡ desde el momenro en que se cree y le
hacen .r.., qrr. él rige sus acciones' que sabe lo que hace, como se
supone que le pasa a un rey. F.ntonces cada uno el rey' y' Por tanto'
los personajes irágicos tienen que tener esta condición, que, como
digá, at mismo tiá-po que representa la condición de cada uno,
híce burle de ella potr el propio mecan¡smo de )a traged*. A p1o-
fárir" de esto hay.rn fr"g-*to del libro de Heraclico, Razón Co-'*r;n,
donde dice que lo, "q,t.
tienen mayores partes, cargos, son los
que tienen mayores muertes. A mayores cargos' a mayores suertes'
Jo.r.rpond.n -"yor., muertes. Y esto t. p"!d5 usar como glosa de
lo q.r. .rtoy diciendo respecto a los héroes de la tragedia'
Éf..tirr"*.nte, la ,,.r.ia" que ellos representan es 1a suerte de
cada quisque: nadie ,e .s."pi de entre los individuos qu€ están en
.l priÉlico. Pero la pr.r.rttá así, como se debe, en grande' porque
mayor suerte qtrt.rÉ decir mayor muerte también, y aunque desde
lrr.go la -uerie es la muerté, conviene que se distingan de mo-
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CARI
mento muertes mayores, muertes más graves y más_notables para
que el público entiánda un poco mejor qué quiere .lecir eso de su
muerte, que se cree que sabé lo que es'- pero que no lo s.abe P.o1 lo
mal hech^o que él está. Así se entiende la participación del público
en una tt"gédi" teatral bien hecha. Así es como san Agustín toda-
vía, cuandó ya apenas en los teatros romanos se representaba teatro
en el sentido própio, nos cuenra en sus Confesiones que lloraba con
las suertes, laJmuertes, las pasiones de los héroes del teatro, y se re-
procha ante Dios haberse áejado_llevar por este encantamiento del
i."tto, de la tragedia tal como él la conocía.Espero que ahora se vaya entendiendo- un poco. mejor qué es eso
del pio..ró de descubrimiento, de revelación, el momento de la
,'etd"d en que la tragedia consiste. Es el momento en que se puede
til. vez aplicar un verso de Lucrecio que, según una conjetura que
en mi .ái.ión he hecho, a los comienzos del libro tefcero deI De
Rerum Natura, tendría que decir: "[...] eripitur Persona ibi ab ore":"Se arranca la máscara alli de la cari' , "Allí, en aquel momento' se
arfaflca de la cara la máscard'. Emplea la palabra "persona", que,
como todo el mundo sabe, es de origen teatral y que sólo por imi-
tación y analogía, como el propio nombre de lo-trágico, ha pasado
después "
.-p.-l."rre para lós seres de esto que llamamos realidad.
Es óomo si el momento de revelación consistiera en esto: se afran-
ca la máscara, queda Ia cara. Pero resulta qge la máscara es la perso-
na, es decir, la máscara es uno mismo en la medida que está bien
hecho. ¿Qué es lo que queda cuando_a la persona se le.arranca la
p.rror"i Forq.t. de nada menos que de eso se trata. Todavia el ac-
ior (no el personaje) sobre la escena puede tener un arranque y qui-
tarse la r¡Árr r^, áo-o pretendiendo que, si el personaje era falso,
al quitarse la máscara, queda debajo é1, el actor, que es de la misma
, rlnu^que las personas del público, y que_ése es verdadero. Pero si
bajamos i. l" .i..na y aplicamos el procedimiento, ¿qué es lo que
queda cuando a la persona se le arÍancala persona? .No os voy a contestar a esa pregunta' Pero, desde lt.gg' ésa es
una descripói¿n d.l momento de revelación en.que coloco lo trágj-
co. Por r.ri p"ror, por su Proceso' por los que la tragedia.y la.vida
tienen q.t. Í.rr"t, se llega al descubrimiento. En el caso de Edipo,
que es ,r.r" t."g.dia (háe sófocles) ryuy bien hecha p.recisamente
por eso, porque es una tragedia de descubrimiento, de investiga-
Lión, el piotagonista, Edipo, por sus pasos llega a descubrir que, pri-
mero, eia el que no es. Eito es ya mucha rorura de Ia persona. Des-
pués, que, po-, t"rrto, no es el que es' no es el q". ÍJ creía hasta este
momento que era. Y, como incapaz de ver esto (de verlo, propia-
mente ciega el alma), se árranca los ojos. Esto es un momento de
descubrim"iento. Tenéis a comienzos del acto quinto del Macbeth a
Lady Macberh en su sueño insomne mirándose las manos ensan-
grentadas. Se está mirando las manos: ¿dónde está su persona?, y ¿a
Archipiékgo / 42 50
AGUSTIN GARCfACALVO
quién pertenecen las manos ensangrentadas, que ellave ensangren-
ád"r, p.ro q,r., desde luego, no pueden ser de ella? Ahí tenéis 'En el rnornento
cómo l" p.trán", también .-tr .tt. caso, se ha desgarrado: ha descu- nágico la uerdad
bierto q,r. .ro efa una. Estas manos, desde el momento que las inlide-miro, y".to pueden ser propiamenre mis manos. Las mira como no sobre la realidad,
,*y"r, y., .i -o*.nro en que estamos llegando a la catástrofe del aproaecbandoAiacbeth, el momento de la tragedia. iutta.rnente
Como consecuenciá de estos descubrimientos, a veces, en la tra- sus roturas, sus
gedia, pero no de una manera predilecta, el personaje se,mata, no resAuebrajadu.rA.s"íólo ,.'.i.ga como Edipo. Erto, por ejemplo, en la tiagedia de Só-
'
focles lo háce Yocasta, iólo q.t. fu.r, á.1á escena, no al descubier- 'tlybris quiere decir
to. Deja que el mensajero io .n.ttt.. Se mata' El suicidio, q9:, el ireerse-uno misrno
como áigo, no es muy ir..,r.nt. en momentos de catástrofe :.r.áFi;. de una TrTaneracos, parece que es ,"Ábién la manifestación de esa- imposibilidad extraordinaria"d. i..orro..i d. ,.p..rte que uno no es uno' que^ !a persona real
con la que contab" .t" -éntira, era una_persona falsa. Puede que
efectivamente, como en ese caso, el suicidio aParezca, Pero aparece
de otras muchas maneras. En el caso de Medea, por ejemplo, la in-
cidencia de la catástrofe consiste en algo tan trivial como el descu-
brimiento de la infidelidad. lJna mujer, aunque sea una ,teina, .yademás una maga, obedece a la ley de las muj^eres normales de la
sociedad: tiene ñna entidad segunda, como el Señor lo ha manda-
do, que depende de la entid"{ d. qn primero al qu.e está pegada,
d. -"rr.r" que, si el primero falta, ñlli igualmente la propia enti-
dad del suj.?o de una. En ese ."ro, .o-ó sabéis, no hay suicidio,
hay un asesinato, un asesinato múltiple, una. manera de hacer
dino ^Jasón a rravés de los hijos, p.tó .s igual. Cuál sea Ia reac-
ción nÁ importa menos. Lo que quiero es señalar las diferentes
maneras .r qr. la catástrofe, el iescubrimiento, P"..d.. manifestar-
se. Lo esenci'"I es el descubrimiento de la falsedad de la realidad de
la persona de uno mismo.
Esto tiene que vef con el tiempo, al que ya- aludí al recordar las
palabras del córo a Edipo: "El tiémpo té ha descubierto". "Tiem-'po",
en griego, a diferencia de las lenguas €ufopeas, se decía toda-
,ri" d. dós matt.ras distintas e incompatibles. IJna era aión, que e.s
más o menos lo que en latín dice aeuim, de donde se deriva "evo",
"eternidad", o sei el tiempo todo (el tiempo, desde luego, someti-
do a unos límites; porque, si hay todo, hay límites),-un tiempo en
el que no pasa .r"á", puesto que todo está.pasado..Y.frente a eso
,t á khróni$ que es ui tiempó más bien del baile, de la danza, del
ritmo, un tiempo de la suceiión de momenros. El progreso ha he-
cho que todasia, lenguas europeas hayan tenido. que confundir
los dás tiempos, p.t.ró que todás no denen-ya_más que una pala-
bra con la qu. h"bl"" dé lo uno y hablan de lo otro, lo cual 91-r^ntiza, una^confusión tremebunda, que abarca desde el filósofo
5r Archipiékgo / 42
CARPI
hasta el vulgo y que todos habéis sufrido lo bastante bien.Si tratamos de cavar en lo que el coro le dice a Edipo, tenemos
que entender que el Tiempo ha descubierto supropia falsedad. Supropia contradicción, que he tratado de poner de relieve con el jue-
go á. las palabras, y, por tanto, su propia falsedad. Lafalsedad deEdipo y li catástrofe de Edipo es inseparable de la falsedad delTiempo y de la falsedad del descubrimiento del tiempo, porque lafalsía de que uno es uno está fundada en la fe en el Tiempo, y, portanto, el áescubrimiento de que no era verdad eso que yo creía delmundo, del tiempo, del dinero, la realidad, está implicado y al mis-mo tiempo implica el descubrimiento de que yo no.era el que creía,de que yb .to ér" u.to, de que yo era más bien un lío, una contra-dicción, una guerra conmigo mismo. Lo uno va con lo otro.
Tengo que recordar a este propósito una costumbre muy absurdaque loJ átiios tomaron para la representación de sus tragediT, gu-e.i q.t. en muchas de ellis, tal como se nos han conservado, al final,aparece una moraleja. Esto, desde luego, no pertenece de ningunamanera a la estructura primordial de la tragedia, pero aparece. Sonmoralejas en las que el coro viene a decir de diferentes maneras loque se.dice e.t nuestro refrán: "Ya habéis visto lo que ha pasado.Hasta el fin, nadie es dichoso". Fiiaos en el absurdo, la manera enque aquí se ha traído la muerte como una especie de solución, tam-bi¿.r .n nuestro refrán. Es decir que dichoso es el que se ha pasadotoda su vida hasta el momento de la muerte sin descubrir nada desu falsedad: eso es lo que viene a decir la moraleja añadida a las tra-gedias antiguas, de minera que resulta que "felicidad" (o cualquierade los términos con que se dice en esas moralejas) consiste en unanecedad, en un no-deicubrimiento, en que no se haya producido a1o largo de la vida de uno computada como tiempo ninguna catás-trofe, ningún descubrimiento. Como si la muerte misma' qu^e secoloca al final, no fuera el origen mismo de todas las catástrofes yde todos los descubrimientos. Como si hubiera que contar con ellacomo una especie de redentora o guardadora de la felicidad en lu-gar de como productora de todas las catástrofes que se puedan pro-ducir o no a lo largo de la vida.
Volvamos, p^rl acer. rnos al final, al Psicoanálisis, es decir, a laprácticade la disolución del alma. Volvemos, dejando ya atrás lite-i"trrt", y filosofías. Uno está roto. Roto en un sentido muy elemen-tal, por lo pronto, porque uno por un lado es real, dene su entidadreal, uno es el que dice su nombre propio. ¿Cómo no voy a ser yodon Agustín García si me han puesto.ese nombre, si está en mi Do-.um.nto de Identidad? A la fuerza. Esa es una necesidad. Por otraparte yo no.soy ése. Ésta es una formula que descubrí el año pasadoy que me vlene sln duda de un recuerdo de cuando era niño antesde haber quedado convencido por los adultos de que tenía que serel que es. Imagino el momento en que los mayores llevan al niño,
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AGUSTÍN GARCÍACATVO
con ese traidor amor de los adultos y de las familias, delante del es- -
o.i. Ui." arregladitá,-.on ,., traieciio nuevo y le dicen:,"Mira, Ti- "No es k cy!'pa /e;ii' ¿;; ;' '1", y en ese momento se queda delante del espejo y haber nacido' sino
todavía dice eso: "Pero ése no soy yo"'
Esto tenéis que enlazarlo con 1o qg. antes a propósito del verso f:":f:;t;;: k:"!{
d.i,r....io o, ii¡.' ¿qrá f. queda "'1"
p.rror,"'.,t"ttdo se le arran- es decir, él que en
ca la persorr", .,r"rdt-r. l. "ir"rrca
la máscara? Ahí está la contra- aerdAd no es"
ái.aá" fundamental: úno es real, se sabe quién es' él sabe. quién es'
io, ¿.rrre, saben q.ti." es; uno es rey de sus acciones, de la manera "(Jna nagedia bien
Áá, ,r.." e' l" d.-ocracia desarrollada, puesto que el Régimen hech-a es una alegría
.r,e frrn¿"do en la fe de que cada uno sabe qué quiere' qué,vota' y relaciono
etc., de manera que uno !. t.y de su voluntad, de sus facultades esta alegría
;;;;;t.r. Y, al Áismo tiempó, es evidente que hayalgg más, que con el nxornento
ése no soy yo, que eso tiene efectivamente h óondición de persona, de reuekción"
de máscara. Y esto nos queda a pesar de que y1 t9t hayapo¡ {eja.;; h;;;;;uy adultos, ito, qrr.áa siempie latiendo por lo bajo el
sentimiento, que ,r rión, d. qqe yo rr-o soy ése' Eso será todo lo
real que se quiera, Pero.no-es.'.id"á. Yo 3toy,¡ieyP:1más
allá' me
escapo, estoy en otro sitio, me escurro' Es¡e "y?" '.evtdentemente'
ro ., un Yo'personal, porque personal quiere decir de.la persona'
de la máscara, por ,"ná dÉt Yó re"l' Este otro qu: s.e niega a ser el
yo real evidentemenre no es personal. Tal comó la lengua, 1a ben-
dita lengua que no es de nadie, no las jergas de los científicos' filó-
,of"r, pEriodirt"r, políticos y demás, ttt: l: l,engua de verdad' nos
lo demuestr", porqr'r. todas las lenguas de Babel no pueden menos
de tener.t r,r..nito una palabra {ue dice "yo" zY esta.palabra-q-u:
Ji.. ;'yo" funciona sin disiinción ninguna de clases,ni sexos.-"Yo"
es literalmente cualquiera. Del mismo modo que. el lengua¡e ver-
á"d..o es también áe cualquiera, aunque reina la pretensión de
;;;tde uno, y no aParece'en la realidád el lenguaje común' sino
los idiomas. Esa contiadicción entre "idiomas" y "l.ttgu" verdade-
rd' es la misma que entre mí y mi Yo. La trage.lia sobre la escena, y
luego por imitaclón delante de la escena, consiste en que esa con-
tradicción que está normalmente oculta, tapada' por,alguna de las
.ir.,rr,".r.i"r, d. las incidencias más o menos tremebundas a que
;;;h; "l,rdido,
prodrr.. el descubrimiento: deja,al descubierto la
;;;;;;.r á *t¿"¿ero momento de la. tragedia. Podemos de-
cir:,,La'realidad es falsd" por supuesto, costitutivamente falsa. Pero
,ro .stá nunca bien hecha del todo. La de uno mismo tampoco..Es
costitutivamente falsa, pero por otro lado nunca acabo de estar he-
cho del tod.o, nunc" ".ábo
di t.t el que soy' Entonces podemos de-
;i;q* .n .í -o-.nto trágico h vérdad'incide sobre la realidad,
;.J;*h""do justamenre sus roruras, sus resquebrajaduras. Es el
momenro en que la verdad hiere en, incide sobre la realidad. Es 1o
oo. ...o q,r. pod.-os considerar como la virtud de la tragedia. ,t-L. t.rfi¿r¿'"iá pr.r.n,rda, tiene que presentarse' a 1o largo de la
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CARPI
hora y media o de lo que dure la tragedia o^ la trilogía, en.grande, la
fe de'uno en sí mism'o, por ejempló, en forma de h.ybls,sobre lo
que se ha hecho -.r.h" liteíauna.,Hyb.ris quiere decir el creerse
.rno mirmo de una manefa extraordinaria. Cada uno se cfee' pefo
hav alsunos que lo hacen desmesuradamente. Entonces hay que
oo'rr.r?l ."ro á. la hybris,la presencia del Poder, de la identidad de
i" p.r.on, con el poáer (antás hablábamos de la figura del rey), tie-
ne que presentarse, ir presentándose poco a poco' la equivocación'
la falsía de la realidad.En definitiva, tiene que aparecer sobre todo la culpa, porque, sin
culpa, ¿quién soy yo, t."l? Cnlp", ¿de qué? Se puede d.ecir' como en
La'uid) es sueño,"Lttqn. con bastante rorpeza: culpa de haber naci-
do. No ., l" .,rip" dÉ hab.. nacido, sino propiamente la culpa de
ser el que oto .i. La culpa de ser quien es' Eso de nacer ¿qué ten-
drá qui ver con .rorotror^? De eso no sabemos nada. Son cosas que
,ro, p"r*. Pero, en cambio, el ser uno el que es, eso sí que nos toca'
,r.rá ., la culpa. Es la culpa de ser el que uno es' es decit el que en
íerdad no es.'Es la culpa de la realidad, y, como comprendéis, so-
bre la escena puede prár.rr,"rr. la culpa, pero en.la verdad la culpa
queda, con t;do .l iesto de la realidad, eliminada, porque se trata
del descubrimiento de la verdad. La culpa sólo era necesaria para el
establecimiento de la realidad, Paf^ tapat la verdadera rotufa que
había por debajo de todo eso. Por_ debajo de todo eso, en el teatro y
.n l" uid" corriente, sigue fluyendo el tiempo que no es el Tiempo'
el tiempo que no r. üb. lo'que es- Sigue {uyendo el sinfín, que
ouede uno'llamar tranquilamente la vérdad, una vez que (espero'q".
f. bastante radicdÁente) se ha separado la verdad de la reali-
i"¿. po, debajo de todo el Tiempo real, de los calendarios, de las
horas y todo .io, sigue fluyendo de verdad el que no se sabe q":.:.
L" rr.rd"d sigue flulendo, disp.testa a aflorar en el momento de Ia
verdad.Hay en la tragedia, pu€s, una revelación:.por eso.es por 1o que
una tiagedia biei hecha da alegría.-Prefiero (en vez de todo lo que
se ha dÉho desde Aristóteles déla h¿tharsisy cosas de ésas para ha-
blar de los efectos de la tragedia sobre el público) decir que una tra-
t.Ji" bi.n hecha es una aiegría, y relacióno esta alegría con lo del
momento de revelación.Ha d.e contraponerse, Para que no surja-el engaño, sobre todo
con la compasión, l".onirireración que el Régimen os di{a y ala
que obedecéis, porque ¿quiénes de nosotros, como seres reales, no
*-o, seres mái o *.r"i compasivos, solidarios con los prójimos?
Tenéis que sepafa, .o*pl.ta-ente el sentimiento.trágico de toda
esa laya he ,entimi.tto, ,."1.s y bastardo:s qu: son la compasión' la
.orr*ir.r".ión, la solidaridad y demás. con los héroes de la trage-
dia no hay ni compasión ni conmiseración. No caben, si la tragedia
está bien h..h". Fi"y.o-pasión, conmiseración de los héroes lite-
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AGUSTfN GARCÍACATVO
rarios, de los héroes de las malas tragedias, de los héroes de las no-
u.1", l.rr"l*s, de los héroes de los pel-iculones televisivos que hacen
llorar a las señoras. Ahí lo que esrá funcionando es, efectivamente,
""".rp..ie de conmiseración. Este sentimiento que trato de sepa-
,", .oÁpl.ramente de lo otro. No hay diferencia entre la conmise-
,".iá" ,irp..ro a las víctimas de las desgracias del teatro,y la con-
;il;".ió; que las mismas señoras, o ,.áor.r, delante del televisor
pueden sentir por las víctimas de tales guerritas por las márgenes
á.ip.r"rrollo,^o de tales hambrunas, de tales pestes, o cualesquie-
ra oue la televisión os quiera poner delante de las narices Para con-
;;;;.; día tras día dÉ q,re la realidad es la realidad y-se acabó. Ya
,"bJir. Para con todas esas víctimas lo mismo que con los héroesde
la tragedia mala, lo que se da no es más que eso.' conmlseraclon'
-Áp?ri¿", solidaridad. Y eso es triste y aburrido. Pero hay una
;;;J;J q"; deja al descubierto la rotura,-la herida, en unatragedia
Ui." lr..1",yi^urrd^d es alegre,_es una_alegría, a diferencia de to-
das las diversiones y de todos ios f"lsos placeres vendidos como pla-
ceres con que os entredenen la vida cada día'- L" r."liáad es falsa, rriste, aburrida, pero, en cambio, es alegre el
descubrimiento de rr., fd..á"d. Esto es lo mejor que de la realidad
puede decirse: que, aburrida y triste como es, sin embargo' por su
;r*, iÁp.rf..'.ión, s9 prestá.a la alegría del descubrimiento de su
i"tré¿"¿. ño o, voy a decir quién es eLque se alegra en ese momen-
to, o quién es el que al mismo tiempo llora, porque en estos raptos
i, úJgtí" de la verdadera-tragedia muchas vecgs hay una alegría
;;J;;il"r.r lo, ojos. Ahí rá.h"n anulado las divisiones habitua-
les deTos sentimientát. No os diré, pues, quién es el que se alegra'
;i-q* lbt" al mismo tiempo, peto á.sde ['-tego lo que q"{tri 1:::gurar es que no es el Yo, que no soy yo en cuanto ser real' slno. que
il;;;.';;t Jg,.ri.t que no conocemos: tiene que ser yo' es decir'
el descbnocido. Yo, qri. ., cualquiera, y que, P.or tanto' no se sabe
quién es. Eso qr'r. .rr,r. el público de Ía iragedil.\"y: que está ahí
¡t"J""r" ¿. *á"d.t"-enté comunitario: nó solidario, no social,
sino lo contrario: común, comunitario, corno es común y comuni-
tario yo, que no soy nadie, que es cualquiera'
si alguien en el público se alegra y hasta llora al mlsmo tlempo'
."1ü;?;;-t., t"t i.rror,", re"leí t'yo, el común' el desconocido'
* Este texto es la transcripción de la conferencia que pronunció el autor en el congreso de Jóve-
nes Filósofos, en el Círculo de Bellas Anes de Madrid el 8 de abril de 1999'---
i". p..ji"ridades ortográficas del texto responden al expreso deseo del autor'
La obra escrita de Agustín García calvo va apareciendo fundamentalmente en la editorial Lu-
,rn ¿r-i^^or^. Hareiir"do unaversión dela'Ilíada(1995)y unaversiónyordenación comen-
tada del libro de Heráclito, Razón cornún(l985). Sus últimos textos son'. Noticias de Abaio (1991);
Locura. 17 casos (199nt au;;; gil,A¡, Áo;r^ para el derrurnbe (1998). En laFundación Anselmo
Lorenzo de Madrid h".t "p-..iio
Co''tra 'l himb" (1996) y Quién dice ,no,(1999)'
Colabora re-
ilñ;"; en Archipiélago, J."¿. .L r.oor curioso p,r.d. ..r.o.tr"t múltiples transcripciones de
sus charlas.
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