niña pringada

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La fábula de la niña pringada* No siempre llegan clientes famosos a las agencias. En muchas ocasiones toca sacar adelante a lo que me gusta denominar la “pringada” de la clase. Imaginaos la escena que servirá para ilustrar cómo hacer un plan relaciones públicas en redes sociales. La madre de la “pringada” pide a otra madre del colegio que su hija, “encantadora”, que introduzca a la suya en el grupo de amigas. La madre de la niña “encantadora” le contesta que “por supuesto”, y en la cena le plantea el reto a su hija, que le mira horrorizada: ¡¡Pero si fulanita es una PRINGADA!! Ayudemos a la madre en apuros: hay empresas o instituciones que, o no proyectan ninguna imagen, o lo que percibe la gente está muy lejos de lo que desearían. ¿Cómo empezamos? Sácale brillo Pongamos que Sandra -la niña “pringada”- no tiene especiales dotes comunicativas, no es atractiva, es tímida y, las pocas veces que abre la boca es para decir algo inoportuno. a) Debemos centrar los primeros esfuerzos en que Sandra deje el chándal y las gafas anticuadas, y se ponga lentillas y unos vaqueros: rediseña sus perfiles de acuerdo al carácter que deseamos proyectar, sin pasarnos de la raya (tiene que ser verosímil). b) Después tenemos que conseguir que hable con el lenguaje de los demás, que no utilice términos incomprensibles propios de una jerga introvertida. El esfuerzo de un buen copy no es sólo plasmar en frases comprensibles la madeja de una empresa, sino que comienza un proceso de educación para que esa compañía asuma que tiene que hacerse entender. Elige y marca la diferencia Sandra seguro que, como todas, tiene alguna cualidad: pongamos que juega bien el baloncesto. Elena -la niña “encantadora”-, una vez que Sandra viste y habla mejor puede proponer a su grupo de amigas aceptarla en el descanso del colegio para jugar un partido. Si Elena además de encantadora es lista, antes tiene que contar personalmente a varias chicas del grupo que “Sandra ha cambiado en estas semanas”, y que “ahora parece distinta, como normal”. Esto es el trato habitual de una agencia con comunicadores influyentes –bloggers, tuiteros, youtubers, o lo que sean-. Llegamos al momento crucial: el partido de baloncesto. Porque es el momento en que el público le da una oportunidad a Sandra y no puede fallar: el producto o servicio tiene que asombrar. Por su calidad o por la atención al cliente, por su amabilidad o su precio… En definitiva, tiene algo de lo que carecen los demás, o lo muestra de manera diferente.

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La fábula de la niña pringada*No siempre llegan clientes famosos a las agencias. En muchas ocasiones toca sacar adelante a lo que me gusta denominar la “pringada” de la clase. Imaginaos la escena que servirá para ilustrar cómo hacer un plan relaciones públicas en redes sociales. La madre de la “pringada” pide a otra madre del colegio que su hija, “encantadora”, que introduzca a la suya en el grupo de amigas. La madre de la niña “encantadora” le contesta que “por supuesto”, y en la cena le plantea el reto a su hija, que le mira horrorizada: ¡¡Pero si fulanita es una PRINGADA!!Ayudemos a la madre en apuros: hay empresas o instituciones que, o no proyectan ninguna imagen, o lo que percibe la gente está muy lejos de lo que desearían. ¿Cómo empezamos?Sácale brilloPongamos que Sandra -la niña “pringada”- no tiene especiales dotes comunicativas, no es atractiva, es tímida y, las pocas veces que abre la boca es para decir algo inoportuno. a) Debemos centrar los primeros esfuerzos en que Sandra deje el chándal y las gafas anticuadas, y se ponga lentillas y unos vaqueros: rediseña sus perfiles de acuerdo al carácter que deseamos proyectar, sin pasarnos de la raya (tiene que ser verosímil). b) Después tenemos que conseguir que hable con el lenguaje de los demás, que no utilice términos incomprensibles propios de una jerga introvertida. El esfuerzo de un buen copy no es sólo plasmar en frases comprensibles la madeja de una empresa, sino que comienza un proceso de educación para que esa compañía asuma que tiene que hacerse entender.Elige y marca la diferenciaSandra seguro que, como todas, tiene alguna cualidad: pongamos que juega bien el baloncesto. Elena -la niña “encantadora”-, una vez que Sandra viste y habla mejor puede proponer a su grupo de amigas aceptarla en el descanso del colegio para jugar un partido. Si Elena además de encantadora es lista, antes tiene que contar personalmente a varias chicas del grupo que “Sandra ha cambiado en estas semanas”, y que “ahora parece distinta, como normal”. Esto es el trato habitual de una agencia con comunicadores influyentes –bloggers, tuiteros, youtubers, o lo que sean-.Llegamos al momento crucial: el partido de baloncesto. Porque es el momento en que el público le da una oportunidad a Sandra y no puede fallar: el producto o servicio tiene que asombrar. Por su calidad o por la atención al cliente, por su amabilidad o su precio… En definitiva, tiene algo de lo que carecen los demás, o lo muestra de manera diferente.Cuenta con el tiempoY una agencia tiene que asegurar en el plan de relaciones públicas que esa empresa lo va a hacer de la mejor manera posible. Y, para conseguirlo, el éxito depende de las horas que Elena haya pasado con Sara: a) horas de escucha para comprenderla: b) de observación para ser capaz de detectar sus virtudes ocultas; y,c) muchos ratos de explicarle cómo debe actuar siendo ella misma pero de manera diferente. Porque hay empresas que son auténticos “patitos feos” pero chulos, y pretenden en dos semanas abrir una cuenta en Twitter y pasar a ser Trending Topic…, y eso no sucede ni en las películas de Disney.En caso de no estar seguros es mejor no intentarlo: porque fracasará esa empresa… y el prestigio de la agencia con ella. De ahí que sea necesario asegurar los procesos de venta de la empresa sean acordes con la imagen que proyectamos, porque lo peor que puede suceder es que no cumplamos las expectativas de los comunicadores influyentes y del público, hartos de escuchar cuentos de Pedro y el lobo. * “Pringada”:

El asombro es la llave maestra de la amistad #LaLeccióndelDía