NicoEl niño que

aprendió a ser FelizLucía Pascual

Ilustraciones:

Naia Urraca(Nieta de la autora)

© Lucía Pascual

Textos: Lucía Pascual

Ilustraciones: Naia Urraca (Nieta de la autora)

I.S.B.N.: 978-84-15649-61-8

Primera edición: Diciembre 2012

Edita:

Impreso en España

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alguno sin permiso previo y por escrito de la autora.

Índice

Nico Y Su Nueva Hermanita ........................... 5

La vuelta al cole ............................................ 15

Nico visita a Jorge......................................... 23

Nico va de campamento ................................. 29

UN DÍA DE PESCA ........................................ 41

Llega la Navidad ........................................... 49

Nico Y Su Nueva Hermanita

Os presento a Nico y a su familia. Le seguiremos los pasos en casa, en el colegio y en todas sus andanzas a través de estos cuentos. Es un niño muy alegre pero a veces le ocurren cosas que le hacen sentirse triste e infeliz. A través de estas historias vamos a ver cómo Nico se da cuenta de que cambiando su forma de hacer las cosas consigue estar más contento y también los que le rodean. Es más fácil de lo que parece. ¡Ah! Y tiene a su perrito Tomy que es su compañero de fatigas; siempre que tiene un problema recurre a él. Y Tomy le escucha con mucha atención. En casa de los Ruiz había sucedido un acontecimiento que iba a cambiar la vida de Nico: Una nueva hermanita ocupaba ahora la atención de la casa.Todas las tardes venían visitas a felicitar a la mama de la nueva criatura y a traer regalos para la recién nacida.–Yo creo que esta es aún más guapa que su hermano, ¿verdad?Nico las oyó al pasar.–No, guapo, que tú eres también muy rico- Decía la segunda mujer dándole un codazo a la primera y recriminándole por bajines.

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–¡Qué cosas tienes mujer! ¿No ves que luego tienen envidia?Nico cansado y fastidiado por tanta tontería se salió al porche y sentándose en los escalones se consoló con su perrito Tomy.–Desde que ha nacido mi hermanita ya nadie nos hace caso y menos mamá. ¿Tú también lo has notado?Y Tomy meneaba el rabo y le daba una lengüetada tratando con su afecto de consolarlo.Así trascurrieron los días.

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Una tarde Nico le pidió a su mamá que leyese un cuento con él y su madre algo airada le dijo:-¡Ahora no puedo Nico, tengo que atender al bebe! En otro momento. Anda vete a jugar al jardín.Nico agachó la cabeza, se dio media vuelta y se fue.Allí estaba como de costumbre sentado en el porche, pero esta vez sin Tomy, que se había quedado dormido en la cocina en su cesta. Era verano, y los pájaros pasaban cansinos sin parar de piar para recogerse, al caer la tarde, en algún árbol, y pensó: –Para eso se estaba mejor en el colegio.

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De pronto oyó la bocina del coche de papá que llegaba en esta ocasión antes a casa. Su padre entraba eufórico diciendo:–Ya estoy en casa ¿No sale nadie a recibirme?En ese momento Tomy salió de la cocina ladrando y meneando el rabo mientras que Nico contemplaba la escena.

Al verlo su padre se extrañó de encontrarlo tan mustio y cogiéndolo en volandas le dijo:

–¿Qué le pasa a mi chico preferido?

–Nada papá. No quiero decirlo.

–¿Cómo que no? Desde cuando hay secretos entre tú y yo. Venga, de hombre a hombre, qué te pasa.

–Jo papa, pues que desde que ha nacido Martita nadie me hace caso y el otro día que se lo dije a mamá, al salir, le oí decir: ¡Qué egoístas son los niños, no piensan más que en ellos!

–Bueno, bueno. No lo tomes así, mamá está un poco agobiada con el bebe y lo pagó contigo, son los nervios.

–Y yo, qué culpa tengo de que esa mocosa llore y no la deje hacer nada ni leerme cuentos ¡la odio!

–No me gusta que digas eso Nico. Te lo paso porque sé que estás furioso, pero es tu hermanita y tienes que quererla mucho. Ella ahora es tan pequeña que le tienen que hacer todo: bañarla, darle de comer, dormirla. Y mamá sabe que tú no la necesitas tanto como el bebé. Verás cuando sea un poco más mayor que bien vais a jugar juntos.

–¿Con ese enana consentida? No creo.

–Su padre le acaricio el pelo y sacó su pañuelo para sonarle la nariz.

Mira, vamos a hacer una cosa. Voy a entrar a saludar a mamá y a ver si necesita algo y salgo para hablar contigo que tengo cosas que contarte ¿De acuerdo campeón? Y chocó su mano con la de Nico.

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El padre entró a casa y besó a mamá que estaba cambiando a Martita. Habló un poco con ella y después salió a hablar con su hijo.

Lo sentó sobre sus rodillas y le habló así:

–Mira, hijo. Cuando yo tenía más o menos tu edad me pasó algo parecido cuando nació la tía Bea, por eso sé cómo te sientes, pero mi padre, que era muy listo, me ayudó preparando un plan como el que vamos a preparar nosotros.–¿Si, papá? ¿El abuelo entendería lo que me pasa?–Ya lo creo que sí. A todos nos pasan cosas parecidas. Lo que pasa es que hay que ser inteligentes y en vez de llorar y quejarse, hay que intentar solucionarlas.–Y ¿qué tengo que hacer yo para no sentirme tan triste y para que mamá me vuelva a hacer caso?–Pues simplemente pensar no sólo en ti, sino más en mamá, en cómo ayudarla, y así poder estar más tiempo con ella. Verás qué bien te vas a sentir. Yo procuro ayudarla pero tengo poco tiempo.–Y ¿Cómo puedo yo ayudar a mamá?–Ya verás, de muchas formas. Acunando al bebé cuando llore. Acercándole los pañales a mamá para cambiar a Martita. Incluso ayudándole a bañarlo; le traes la toalla para secarla, juegas con ella acercándole el patito al agua. Nico se puso contento pensando que todo se iba a arreglar e iba a volver a ser como antes.Después de cenar el bebé se puso a llorar y mamá cansada dijo: –Ya se ha vuelto a despertar.Entonces Nico miró a su padre y éste le hizo un guiño.–Mamá, no te levantes, ya voy yo a ponerle el chupete.

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