negri-carta a un amigo tunecino

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Documento 265-marzo de 2011 Carta a un amigo tunecino* Toni Negri Querido A., De verdad- cuando, hace veinte años, eras mi alumno en Paris 8 – no habríamos podido imaginar que la revolución tunecina habría tenido tales características y que habría planteado problemas constitucionales análogos a los de un vuelco social y político en centro Europa. Entonces estudiábamos juntos la expulsión de la clase obrera de las minas de fosfatos en el sur de Túnez, causante de grandes oleadas de migración interna y externa, así como el lento proceso de transformación que las deslocalizaciones de los sectores textiles europeos determinaban en tu país. Tu a duras penas me mostrabas las potencialidades productivas de tu país, mas allá, justamente, de la actividad textil o de la industria del turismo o de los servicios del gas y del petróleo (que solo mas tarde alcanzaron una cierta expansión). Todo ha ido terriblemente deprisa. Hace veinte años balbuceábamos sobre globalización y hoy está ya, hasta el punto de que Túnez se ha convertido en una provincia de Europa y, con ella, del mundo. Hace veinte años apenas percibíamos la transformación del trabajo de industrial a inmaterial/cognitivo y hoy día Túnez conoce una sobreabundancia de ésta última figura de fuerza-trabajo. Y todavía, después de veinte años, nos encontramos con las terribles transformaciones que el neoliberalismo ha impuesto sobre los y encima de los cambios de la figura del mercado y de la naturaleza de la fuerza-trabajo: el fin del sistema salarial clásico, y con él un mortífero desempleo de masa y una insostenible precariedad – el 35% de la población joven es fuerza-trabajo cognitiva pero solo el 10% trabaja; además, en Túnez, se han desencadenado y acumulado destrucciones de las primicias del Estado de Bienestar, desigualdades regionales feroces, efectos desastrosos de los procesos migratorios (tanto de los que se consiguieron llevar a cabo como de los que fueron interrumpidos), bloqueo de las inversiones del exterior, etc. En fin, estos últimos veinte años nos han regalado la consolidación de una dictadura mafiosa, una corrupción incontenible y un sistema represivo astuto y cruel (astuto para seguir y legitimarse basándose en los miedos occidentales de una amenaza islamista, cruel porque fue sencilla y claramente dominio de clase, explotación y opresión de potentados corruptos contra los trabajadores y la gente honesta). ¿Qué se hace, me preguntas, ahora que el conocimiento de la explotación se ha alzado y el deseo de libertad se ha rebelado y vencido? La insurrección ha creado nuevas fuerzas: ¿cómo usarlas, cómo moverlas contra los viejos enemigos y contra los nuevos que aparecerán? Querido profesor, escribes, ¿recuerdas cuando ironizábamos sobre los iluministas que participaban en concursos con proyectos sobre las nuevas Constituciones de Córcega o de Polonia o de Carolina? Por qué entonces no discutimos (esta vez sin reír) sobre los contenidos de una nueva Constitución para Túnez – no tanto porque

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  • Documento 265-marzo de 2011

    Carta a un amigo tunecino* Toni Negri

    Querido A., De verdad- cuando, hace veinte aos, eras mi alumno en Paris 8 no habramos podido imaginar que la revolucin tunecina habra tenido tales caractersticas y que habra planteado problemas constitucionales anlogos a los de un vuelco social y poltico en centro Europa. Entonces estudibamos juntos la expulsin de la clase obrera de las minas de fosfatos en el sur de Tnez, causante de grandes oleadas de migracin interna y externa, as como el lento proceso de transformacin que las deslocalizaciones de los sectores textiles europeos determinaban en tu pas. Tu a duras penas me mostrabas las potencialidades productivas de tu pas, mas all, justamente, de la actividad textil o de la industria del turismo o de los servicios del gas y del petrleo (que solo mas tarde alcanzaron una cierta expansin). Todo ha ido terriblemente deprisa. Hace veinte aos balbucebamos sobre globalizacin y hoy est ya, hasta el punto de que Tnez se ha convertido en una provincia de Europa y, con ella, del mundo. Hace veinte aos apenas percibamos la transformacin del trabajo de industrial a inmaterial/cognitivo y hoy da Tnez conoce una sobreabundancia de sta ltima figura de fuerza-trabajo. Y todava, despus de veinte aos, nos encontramos con las terribles transformaciones que el neoliberalismo ha impuesto sobre los y encima de los cambios de la figura del mercado y de la naturaleza de la fuerza-trabajo: el fin del sistema salarial clsico, y con l un mortfero desempleo de masa y una insostenible precariedad el 35% de la poblacin joven es fuerza-trabajo cognitiva pero solo el 10% trabaja; adems, en Tnez, se han desencadenado y acumulado destrucciones de las primicias del Estado de Bienestar, desigualdades regionales feroces, efectos desastrosos de los procesos migratorios (tanto de los que se consiguieron llevar a cabo como de los que fueron interrumpidos), bloqueo de las inversiones del exterior, etc. En fin, estos ltimos veinte aos nos han regalado la consolidacin de una dictadura mafiosa, una corrupcin incontenible y un sistema represivo astuto y cruel (astuto para seguir y legitimarse basndose en los miedos occidentales de una amenaza islamista, cruel porque fue sencilla y claramente dominio de clase, explotacin y opresin de potentados corruptos contra los trabajadores y la gente honesta). Qu se hace, me preguntas, ahora que el conocimiento de la explotacin se ha alzado y el deseo de libertad se ha rebelado y vencido? La insurreccin ha creado nuevas fuerzas: cmo usarlas, cmo moverlas contra los viejos enemigos y contra los nuevos que aparecern? Querido profesor, escribes, recuerdas cuando ironizbamos sobre los iluministas que participaban en concursos con proyectos sobre las nuevas Constituciones de Crcega o de Polonia o de Carolina? Por qu entonces no discutimos (esta vez sin rer) sobre los contenidos de una nueva Constitucin para Tnez no tanto porque

  • aqu no haya quien no sea capaz de hacerlo bien ( empapado por las solitarias reflexiones de la conspiracin, de la cultura poltica global, que aqu an as circulan cierto, ms que en Italia y de la angustia de las revueltas y de la alegra por la victoria) ms bien porque hablar de Tnez, de los nuevos derechos a construir, de las garantas por definir, es hoy da hablar tambin de Europa, si acaso alguna de sus regiones se librase de los actuales dspotas! Amigo mo, compaero A., no me has convencido esa irona que tu juzgas como innecesaria es para m una costumbre, estoy convencido de que nadie puede reemplazar lo que los protagonistas hacen y proponen. Es verdad eso s que tu problema es ahora general, que una nueva constitucin de la libertad no es solo un problema tunecino sino un problema de todos los hombres libres. Te pongo por lo tanto alguna reflexin, con el fin de abrir una discusin, un frum en el que muchos pueden participar. Para comenzar insisto sobre algn punto, que a m me parece ms importante que otros, para cualificar que es lo que puede ser hoy da una verdadera democracia es decir, una democracia absoluta hacia la que ya entonces, hace veinte aos, aspirbamos. 1) A los viejos poderes (legislativo, ejecutivo, judicial), que es necesario sean purgados y restaurados con vigor bajo un continuo y mayor control del poder legislativo, hay que unir por lo menos otras dos agencias del gobierno democrtico, una que acte en el sector meditico y otra que acte sobre los bancos y sobre las finanzas. En primer lugar, por lo tanto, no es ya posible imaginar un rgimen democrtico que no tenga la posibilidad de obligar a la informacin, a la comunicacin y a la construccin de la opinin pblica a respetar la verdad, la libertad y el conjunto de la multitud. La importancia extrema que han tenido las iniciativas en internet durante la insurreccin va salvaguardada como una continua posibilidad de ejercicio. Esas prcticas hay que sacarlas de la excepcionalidad y traducirlas en un ejercicio de control democrtico continuo. Pero no es suficiente: los viejos media van tambin llevados a un control social que libere su actividad de los bloqueos que el ejecutivo y las partes polticas podran imponerles. Ahora, hay un solo modo para afirmar esta figura democrtica: el derecho de expresin va liberado del poder del dinero. La pluralidad de la informacin no puede representar la va para su capitalizacin sino que va garantizada por la soberana popular con el fin de multiplicar la discusin, el debate de opiniones, las decisiones. El derecho de expresin no va garantizado tan slo a ttulo individual sino tambin dirigido a un ejercicio colectivo, excluyendo cualquier demanda capitalista de aprovechamiento y de cualquier intentona de someterlo. El derecho de expresin va afirmado como una potencia constituyente, abierta a la legitimacin de lo comn. 2) Los bancos, las finanzas, se han convertido durante el desarrollo del capitalismo en un poder aparte, controlado por lites industriales y polticas. En el neoliberalismo tambin ese control ha terminado y las finanzas se han hecho completamente independientes, fundando en el nivel global la legitimacin de sus actuaciones. En Tnez, como tu decas, en el pasaje a la democracia se pone en juego tambin un avance de las formas de control capitalista sobre la vida civil. El capital financiero se est ya presentando de manera ms agresiva y, en cuanto a la comunicacin, mientras la censura est definitivamente desapareciendo, nuevas formas de control se estn ya mostrando. El problema por lo tanto es el de bloquear este proceso, el de transformar los bancos en un servicio pblico, de modo que la locacin de fondos financieros y

  • la elaboracin de polticas de inversin sean decididas comnmente. Los instrumentos de las finanzas van puestos al servicio de la multitud. Est claro que esto implica la construccin de poderes democrticos de programacin financiera, coordinados con la actividad legislativa y ejecutiva, y por lo tanto poderes monetarios arrancados de esa independencia de pastiche e hipcrita del Banco central que lo hacan un instrumento del capital global. Este es un camino difcil de recorrer. Nos encontramos no solo a los banqueros nacionales sino a los interese globales del capital. Pero es un camino que va recorrido con gran decisin con cautela pero con decisin. As, de hecho, se coloca una primera piedra de un alzamiento global contra el neoliberalismo y el capitalismo financiero, un alzamiento sea an inmaduro! El New York Times se ha dado cuenta inmediatamente: one small revolution, como la tunecina, puede inflamar no solo el Maghreb sino el mundo rabe. Con lo que es necesario tener en mente, en su tratamiento, que un autcrata puede dar concesiones (al pueblo, pero sobre todo a los bancos y a las empresas multinacionales) ms fcilmente de cuantas pueda dar un lder democrtico pero dbil cmo el que al final elegirn los tunecinos. Esa es la previsin americana. Esta es, en consecuencia, nuestra hiptesis: no es posible hoy imaginar una revolucin democrtica que no acte, antes de cualquier otra operacin, una nacionalizacin de los bancos, una reapropiacin de las rentas, a las que hacer seguir poco a poco la instauracin de figuras de derecho comn. Solamente as la potencia de la multitud puede constituirse. El objetivo al que se dirige esta agencia financiera, democrticamente gestionada, es el de garantizar el Bienestar de la poblacin tunecina, contra la precariedad, estableciendo una renta garantizada, la posibilidad de una educacin completa y una asistencia sanitara adecuada a cada ciudadano. Hoy no hay libertad que no se base en lo comn. No es de extraar que la dictadura haya privatizado todo aquello que poda ser privatizado en Tnez as que hay que reapropirselo. Querido A., solo sobre lo comn y sobre la gestin comn puede basarse el futuro de vuestra generacin y de vuestros hijos. Claro, el desastre que heredis no se borra de una sola vez cuando las nieblas que siguen a la insurreccin se aclaren, habr prioridades entorno a las que centrarse y decidir. Pero el dispositivo de un gobierno constituyente no puede ms que mirar hacia lo comn. No dejis la propuesta de lo comn (esta es tambin tu preocupacin, compaero A.) a los islamistas. Es basndose en una falsa propaganda de lo comn sobre la que ellos llevan a cabo su actividad. 3) El tercer punto trata sobre las formas de gobierno. Como t dices, la revuelta tunecina ha sido social, ha nacido de la sociedad entera que trabaja. Ben Al haba ya comprendido que sobre todo no haba que permitir que la revuelta social se expresase polticamente y cada poltico saba que en el desempleo juvenil haba una bomba de relojera que estaba a punto de estallar. Porqu? La juventud fuerza-trabajo cognitiva es hoy da la verdadera clase trabajadora post-industrial. Dado que es la fuerza-trabajo cognitiva, esta juventud no es impotente, es ms, ella tiene los medios para superar la frustracin que ha bloqueado a las capas ms pobres y ancianos de la poblacin. La cultura de la impotencia ha sido abatida con fuerza en las calles de Tnez. Ahora, esta juventud tiene que tener abierto el proceso revolucionario, transformando la insurreccin en maquina de gobierno constituyente.

  • No se puede dejar en las manos de las viejas lites (ni socialistas, ni democrticas, ni islamistas) las transformaciones de la constitucin del pas. Por otra parte, los tunecinos tienen hoy da menos necesidad de una nueva constitucin, de cunto necesitan en cambio de un proceso constituyente alargado a todo el pas incluidas las fuerzas armadas, la magistratura, las universidades. El poder legislativo y la governance necesaria para volver a poner en marcha el pas tienen que ser directamente ejercidas por los jvenes y los grupos revolucionarios, organizndose en todos los lugares en los que sea posible y urgente. Pero todo ello se puede hacer si se evita por el mayor tiempo posible la fijacin de formas de representacin estables (segn aquellos proyectos iluministas de constitucin democrtica de los que hablbamos, este tiempo no tiene que ser superior a un decenio). La agilidad del poder global, de sus bancos, de sus institutos centrales, es realmente grande: no tendran ninguna dificultad, esos seores, en encontrar (y pagar) a algn socialista o islamista para determinar equilibrios que les sean favorables! La insurreccin ha sido gil y tiene que encontrar la misma o ms agilidad movindose contra el poder global y sus emanaciones mediterrneas, que estn ya concentrndose contra el peligro de la insurreccin tunecina y de su expansin al Maghreb. Recordmonos ( no era precisamente tu preocupacin, compaero A.?) : si no construimos comits de accin constituyente, sern los islamistas que, radicales o moderados, llevarn la poltica a las mezquitas. En cambio, mientras ms poltica democrtica y constituyente haya, mas laicidad habr Ciao, sigamos intercambiando informacin. Se respira aire nuevo, desde hace tiempo, un poco por todas partes. Esperando a Argelia! Toni Negri P.S: Si leis los peridicos econmicos occidentales, estn los que, de derechas, ante todo conversan sobre la bajada de las calificaciones de la deuda pblica tunecina por parte de las agencias de calificacin. Moodys ya ha degradado la calificacin de la deuda pblica tunecina y ha cambiado la perspectiva de estable a negativa. Con el mismo argumento, desde la izquierda, se lamentan de esta decisin porque, al contrario, se insiste sobre el hecho de que tambin la insurreccin esproductiva. El fin de las cuotas de la mafia sobre la industria tunecina tendra que permitir una vuelta al crecimiento. Pero qu crecimiento? Crecimiento de la pobreza, de la precariedad? En cuanto a la prensa poltica, desde la derecha se multiplican las amenazas. Atencin , ciudadanos tunecinos, porque si exageris, el ejrcito est ya listo para la represin. Justo ese mismo ejrcito que os ha ayudado a liberaros de Ben Al prosiguen los comentaristas de derechas. No incrementis el miedo del vaco. Pero desde la izquierda, finalizado un breve momento de alegra, qu es lo que se pide ahora? Ahora que Ben Al se ha marchado, el pas sabr reconstruir su aparato estatal y llevar a cabo una transicin pacfica hacia la democracia? Slo esto pide la izquierda? En realidad, de un lado a otro, la preocupacin es tan alta tanto como lo ha sido la sorpresa. Se convertir la transicin de Tnez hacia la democracia un ejemplo, un laboratorio, para todo el mundo musulmn? Pero si es tan slo esto lo que se quiere, es realmente poco novedoso, es ms, es realmente viejo: es sencillamente nuevo colonialismo. Querido A., no nos asustemos pensando una nueva constitucin, un nuevo proceso constituyente, nuevos instrumentos de la potencia democrtica de los

  • ciudadanos. En el Maghreb, en Tnez y tambin en Egipto ha habido momentos de un gran y profundo desarrollo de una democracia construida desde abajo. Desmintamos la bajeza represiva de los comentadores americanos y europeos. P.P.S: releeo esta carta antes de envirtela, estamos a 28 de Enero, Egipto arde. * Ledo en Sur-Versin