Índice - weebly—mi hermano está viniendo. no más de diez segundos después, daemon estaba de...
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Índice Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Sobre el autor
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Sinopsis Nadie es como Daemon Black.
Cuando se dispuso a demostrar sus sentimientos por mí, no
estaba bromeando. Dudar de él no es algo que haré otra vez, y
ahora que hemos atravesado por los momentos difíciles, bueno…
hay un montón de combustión espontánea pasando.
Pero ni siquiera él puede proteger a su familia del peligro al
intentar liberar a sus seres queridos.
Después de todo, ya no soy la misma Katy. Soy diferente…Y no
estoy segura de lo que eso significa al final. Cuando cada paso que
damos nos acerca a descubrir la verdad sobre la organización
secreta responsable de la tortura y pruebas de híbridos, más me doy
cuenta que no hay fin a lo que soy capaz. La muerte de alguien
cercano aún persiste, la ayuda viene de la fuente menos probable, y
los amigos se convertirán en los más mortales de los enemigos, pero
no nos retractaremos. Incluso si el resultado puede destrozar nuestros
mundos para siempre.
Juntos somos más fuertes…y ellos los saben.
Lux, #3
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1 Traducido por macasolci
Corregido Melii
No estaba segura de qué me despertó. El fuerte viento la intensa
tormenta invernal de anoche se había calmado y mi cuarto estaba
tranquilo. Pacífico. Me di la vuelta de lado y parpadeé.
Ojos del color de las hojas cubiertas de rocío me miraban fijamente.
Ojos extrañamente familiares pero apagados en comparación a los que yo
amaba.
Dawson.
Apretando la manta en mi pecho, me senté lentamente y aparté el
pelo enmarañado de mi cara. Tal vez aún seguía dormida, porque no
tenía idea de por qué Dawson, el hermano gemelo del chico del que
estaba perdida, profunda y es posible que locamente enamorada, se
encontraba sentado al borde de mi cama.
—Um, está... ¿está todo bien? —Me aclaré la garganta, pero las
palabras salieron roncas, como si estuviera intentando sonar sexy y, en mi
opinión, fallando miserablemente. Todo el griterío que produje mientras
que el Sr. Michaels, el novio psicópata de mamá, me mantuvo encerrada
en una jaula en la bodega todavía se reflejaba en mi voz una semana
después.
Dawson bajó la mirada. Pestañas gruesas y oscuras abanicaban la
cima de sus altos y angulosos pómulos que estaban más pálidos de lo que
deberían estar. Si yo había aprendido algo, era que Dawson tenía una
carga emocional excesiva.
Le eché un vistazo al reloj. Eran cerca de las 6 de la mañana.
—¿Cómo llegaste aquí?
—Me metí solo. Tu mamá no está en casa.
Con cualquier otro, eso me habría asustado como el infierno, pero
no le tenía miedo a Dawson.
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—Está atrapada en la nieve en Winchester.
Asintió con la cabeza.
—No podía dormir. No he dormido.
—¿Nada?
—No. Y Dee y Daemon están afectados por eso —Sólo me miró,
como si quisiera que yo entendiera las palabras que no podía pronunciar.
Los trillizos —Al diablo, todos— estábamos bastante nerviosos,
esperando que el DOD apareciera todos los días, ya que Dawson se había
escapado de su prisión de Lux. Dee todavía intentaba procesar la muerte
de su novio Adam y la reaparición de su querido hermano. Daemon
intentaba estar allí para su hermano y protegerlos. Y aunque las tropas de
asalto no habían irrumpido en nuestras casas todavía, ninguno de nosotros
estaba relajado.
Todo era demasiado fácil, lo que por lo general no era una buena
señal.
A veces... a veces siento como si se nos hubiera puesto una trampa,
y caímos directamente en ella.
—¿Qué has estado haciendo? —pregunté.
—Caminar —dijo, mirando por la ventana—. Jamás pensé que
volvería aquí.
Las cosas por las que había tenido que pasar Dawson y aquellas que
había sido obligado a hacer eran demasiado horribles de siquiera pensar.
Un profundo dolor llenó mi pecho. Intenté no pensar en ello, porque
cuando lo hacía, pensaba en Daemon estando en esa misma posición, y
no podía soportar eso.
Pero Dawson... Él necesitaba a alguien. Levanté la mano,
envolviendo mis dedos alrededor del familiar peso del collar de obsidian.
—¿Quieres hablar de ello?
Él sacudió la cabeza otra vez, los enmarañados mechones de
cabello ocultando parcialmente sus ojos. Era más largo que el de Daemon
—más rizado— y probablemente necesitaba un corte. Dawson y Daemon
eran idénticos, pero justo ahora no se parecían en nada, y en más
aspectos que el cabello.
—Me recuerdas a ella, a Beth.
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No tenía idea de qué responder. Si la amaba la mitad de lo que yo
amaba a Daemon...
—Sabes que está viva. La he visto.
La mirada de Dawson se encontró con la mía. Había una gran
abundancia de tristeza y secretos en las profundidades de sus ojos.
—Lo sé, pero no es la misma —Hizo una pausa, bajando la cabeza.
La misma sección de cabello que siempre caía en la frente de Daemon
cayó en la suya—. Tú... ¿amas a mi hermano?
Me dolió el pecho ante la desolación en su voz, como si al no
esperar volver a amar otra vez, ya no pudiera realmente creer en ello.
—Sí.
—Lo siento.
Me eché hacia atrás, perdiendo el agarre de mi manta mientras la
dejaba caer.
—¿Por qué te disculpas?
Dawson levantó la cabeza, dejando escapar un suspiro de
cansancio. Luego, moviéndose más rápido de lo que pensaba que era
capaz, sus dedos rozaron mi piel —sobre las tenues marcas rosadas que
rodeaban ambas muñecas de luchar contra las esposas.
Odiaba esas marcas, rogaba por el día que se desvanecieran por
completo. Cada vez que las veía, recordaba el dolor que me había
causado el ónix presionado contra mi carne. Mi voz arruinada había sido lo
suficientemente difícil de explicarle a mamá, por no mencionar la
repentina reaparición de Dawson. La mirada en su rostro cuando vio a
Dawson con Daemon antes de la tormenta invernal fue algo cómica,
aunque parecía feliz de que el "hermano fugitivo" hubiera vuelto a casa.
Pero estos bebés tenía que esconderlos con camisetas de mangas largas.
Funcionaría durante los meses más fríos, pero no tenía idea de cómo los
escondería durante el verano.
—Beth tenía este tipo de marcas cuando la vi —dijo Dawson en voz
baja, soltando mi mano—. Se hizo muy buena escapando, pero siempre la
atrapaban, y siempre tenía estas marcas. Por lo general, alrededor de su
cuello.
Las náuseas subieron, y tragué. ¿Alrededor de su cuello? No podía...
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—Llegaste... ¿Llegaste a ver a Beth a menudo? —Sabía que se les
había permitido al menos una visita entre ellos mientras estaban
encarcelados en las instalaciones del DOD.
—No lo sé. El tiempo perdió la noción para mí. Lleve la cuenta al
principio, usando a los humanos que me traían. Los curaba y generalmente
si... vivían, podía contar los días hasta que todo se viniera abajo. Cuatro
días —Volvió a mirar por la ventana. A través de las cortinas que habían
sido bajadas, lo único que podía ver era el cielo nocturno y las ramas
cubiertas de nieve—. Odiaban cuando todo se venía abajo.
Podía imaginarlo. El DOD —o Daedalus, un grupo supuestamente
dentro del DOD— usaban a los Luxen para mutar con éxito a los humanos.
A veces funcionaba.
Otras no.
Observé a Dawson, intentando recordar lo que Daemon y Dee
habían dicho sobre él. Dawson era el agradable, divertido y encantador —
el equivalente masculino de Dee y nada como su hermano.
Pero este Dawson era diferente: taciturno y distante. Además de no
hablar con su hermano, por lo que sabía, no había dicho una palabra a
nadie sobre lo que le habían hecho. Matthew, el guardián no oficial de
ellos, pensaba que era mejor que nadie lo presionara.
Dawson ni siquiera le contado a nadie cómo se había escapado. Yo
sospechaba que el Dr. Michaels —esa mentirosa rata bastarda— nos hizo
comenzar una búsqueda inútil para encontrar a Dawson y así tener tiempo
para huir de Dodge y luego "libero" a Dawson. Era lo único que tenía
sentido.
Mi otra suposición era mucho, mucho más oscura y nefasta.
Dawson bajó la mirada hacia sus manos.
—Daemon... ¿él te ama, también?
Parpadeé, regresando al presente.
—Sí. Eso creo.
—¿Te lo dijo?
No en tantas palabras.
—No lo ha dicho, dicho. Pero creo que lo hace.
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—Debería decírtelo. Cada día —Dawson echó la cabeza hacia atrás
y cerró los ojos—. No había visto la nieve en mucho tiempo —dijo, casi
nostálgico.
Bostezando, miré por la ventana. La tormenta que todos habían
predicho golpeó esta pequeña partícula del mundo y cubrió el condado
de Grant este fin de semana. Las clases del lunes y hoy fueron canceladas,
y las noticias de anoche dijeron que todavía habría tormentas para el final
de la semana. La tormenta de nieve no pudo haber llegado en un mejor
momento. Al menos teníamos una semana entera para descubrir qué
demonios íbamos a hacer con Dawson.
No era como si pudiera simplemente volver a aparecer en la
escuela.
—Jamás he visto que nevara así —dije. Yo era originalmente del
norte de Florida, y habíamos tenido un par de anormales tormentas de
nieve antes, pero nunca la cosa blanca y esponjosa.
Una pequeña y triste sonrisa apareció en sus labrios.
—Cuando sale el sol, será hermoso. Ya lo verás. Sin duda. Todo
estaría envuelto en blanco.
Dawson se levantó de un salto y de repente apareció al otro lado de
la habitación. Un segundo después sentí un cálido hormigueo a lo largo de
mi cuello y mi ritmo cardíaco se aceleró. Él apartó la mirada.
—Mi hermano está viniendo.
No más de diez segundos después, Daemon estaba de pie en la
puerta de mi dormitorio. El cabello desordenado por el sueño, el pantalón
de pijama de franela arrugado. Sin camiseta. La nieve allá afuera casi
llegaba al metro, y él todavía andaba medio desnudo.
Casi rodé los ojos, pero eso habría requerido que apartara la vista de
su pecho... y su estómago. Realmente necesitaba usar camisetas más a
menudo.
La mirada de Daemon se deslizó de su hermano a mí y luego de
vuelta a su hermano.
—¿Tienen una fiesta de pijamas y no me invitaron?
Su hermano pasó a su lado en silencio y desapareció en el pasillo.
Unos segundos después, oí cerrarse la puerta delantera.
—Bien —Daemon suspiró—. Esa ha sido mi vida durante los últimos
días.
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Mi corazón dolía por él.
—Lo siento.
Caminó hacia la cama, su cabeza inclinada hacia un lado.
—¿Puedo saber siquiera por qué mi hermano estaba en tu habitación?
—No podía dormir —Lo vi agacharse y tirar de las mantas. Sin darme
cuenta, yo las había agarrado de nuevo. Daemon tiró una vez más, y
fácilmente las dejé ir—. Dijo que está situación les molestaba a ustedes.
—Daemon se deslizó bajo las sábanas, acostándose de lado y
enfrentándome.
—No nos está molestando.
La cama era demasiado pequeña para los dos. Siete meses atrás —
diablos, cuatro meses atrás— Hubiera corrido colina abajo riendo si alguien
me dijera que el chico más ardiente y malhumorado de la escuela estaría
en mi cama. Pero habían cambiado muchas cosas. Y siete meses atrás, no
creía en los alienígenas.
—Lo sé —dije, poniéndome de lado, también. Mi mirada osciló sobre
sus anchos pómulos, su labio inferior lleno, y esos ojos verdes
extraordinariamente brillantes. Daemon era hermoso pero espinoso, como
un cactus navideño. Nos había costado muchísimo llegar a este punto,
estar en la misma habitación con el otro y no ser vencidos por la urgencia
de cometer asesinato de primer grado. Daemon tuvo que probar que sus
sentimientos por mi eran reales y lo hizo... finalmente. No fue la persona
más amable cuando nos conocimos, y realmente tuvo que
recompensarlo. Mamá no crio a una chica fácil de manejar—. Dijo que yo
le recordaba a Beth.
Las cejas de Daemon cayeron de golpe. Rodé los ojos.
—No de la manera en que estás pensando.
—Honestamente, por mucho que ame a mi hermano, no estoy
seguro de cómo me siento con él estando en tu habitación. —Estiró un
brazo musculoso y usó sus dedos para apartar unos mechones de cabello
de mi mejilla, metiéndolos detrás de mi oreja. Me estremecí, y sonrió—. Me
siento como si necesitara marcar mi territorio.
—Cállate.
—Oh, amo cuando te pones toda mandona. Es sexy.
—Eres incorregible.
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Daemon se acercó un poco más, presionando su muslo contra el
mío.
—Me alegra que tu mamá esté atrapada en la nieve en otro lugar.
Levanté una ceja.
—¿Por qué?
Encogió un ancho hombro.
—Dudo que estuviera de acuerdo con está situación.
—Oh, no lo estaría.
Más movimiento y nuestros cuerpos estuvieron separados por un
pelo. El calor que siempre salía de su cuerpo inundó el mío.
—¿Tu mamá ha dicho algo sobre Will?
El hielo cubrió mis entrañas. De vuelta a la realidad —una temible e
impredecible realidad donde nada era lo que parecía. Es decir, el Sr.
Michaels.
—Sólo lo que dijo la semana pasada, que él saldría de la ciudad por
algún tipo de conferencia y para visitar a su familia, lo que ambos sabemos
que es una mentira.
—Obviamente planeó esto con anticipación, así nadie dudaría de su
ausencia.
Desaparecer era lo que él necesitaba, porque si la mutación forzada
funcionaba en cualquier nivel, necesitaría algún tiempo libre.
—¿Crees que volverá?
Pasando la parte posterior de sus nudillos sobre mi mejilla, dijo—:
Estaría loco.
No, en realidad, pensé, cerrando los ojos. Daemon no había querido
curar a Will pero fue chantajeado. La curación no había sido en el nivel
requerido para mutar a un humano a escala celular. Y la herida de Will no
había sido fatal, así que o bien la mutación se quedaría o se desvanecería.
Y si se desvanecía, Will volvería. Apostaría por ello. A pesar de que
conspiraba contra el DOD a su propio beneficio, el hecho de que supiera
que fue Daemon quien me mutó era información valiosa para el DOD, así
que ellos se verían forzados a hacer que él regresara. Él era un problema —
uno enorme.
Así que estábamos esperando... esperando que algo malo ocurriera.
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Abrí los ojos, encontrándome con que Daemon no había apartado
su mirada de mí.
—Sobre Dawson...
—No sé qué hacer —admitió, pasando sus nudillos por mi garganta,
hacia donde se hinchaba mi pecho. Se me cortó la respiración—. No
hablará conmigo, y apenas habla con Dee. La mayor parte del tiempo
está encerrado en su habitación o afuera vagando por el bosque. Lo sigo,
y él lo sabe. —La mano de Daemon encontró su camino hacia mi cadera y
se quedó allí—. Pero él...
—Necesita tiempo, ¿de acuerdo? —Besé la punta de su nariz y me
retiré—. Ha pasado por mucho, Daemon.
Sus dedos se tensaron.
—Lo sé. De cualquier modo... —Daemon se movió tan rápido que no
me di cuenta de lo que pensaba hacer hasta que me puso de espaldas y
se cernió sobre mí, apoyando las manos a ambos lados de mi cara—, he
sido descuidado con mis deberes.
Y simplemente así, todo lo que estaba ocurriendo, todas nuestras
preocupaciones, nuestros miedos, y las preguntas sin respuesta,
simplemente se desvanecieron en la nada. Daemon tenía ese tipo de
efecto. Levanté la mirada hacia él, encontrando dificultades en respirar.
No estaba cien porciento segura de lo que eran sus "deberes", pero tenía
una imaginación muy vívida.
—No he pasado mucho tiempo contigo —Presionó sus labios contra
mi sien derecha y luego mi izquierda—. Pero eso no significa que no haya
estado pensando en ti.
Mi corazón saltó en mi garganta.
—Sé que has estado ocupado.
—¿Lo sabes? —Sus labios vagaron hacia el arco de mi frente.
Cuando asentí, él se movió, soportando la mayoría de su peso en un solo
codo. Tomó mi barbilla con la mano libre, echando mi cabeza hacia atrás.
Sus ojos buscaron los míos—. ¿Cómo lo estás llevando?
Usando cada gramo de autocontrol que tenía, me enfoqué en lo que
estaba diciendo.
—Estoy llevándolo bien. No necesitas preocuparte por mí.
Pareció vacilar.
—Tu voz...
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Hice una mueca e inútilmente me aclaré la garganta otra vez.
—Se está poniendo mucho mejor.
Sus ojos se oscurecieron mientras pasaba su pulgar por mi garganta.
—No lo suficiente, pero me está empezando a gustar.
Sonreí.
—¿En serio?
Daemon asintió y acercó sus labios a los míos. El beso fue dulce y
suave, y lo sentí en cada parte de mí.
—Es algo sexy —Su boca estuvo en la mía otra vez, con un beso más
profundo y duradero—. Toda esa cosa ronca, pero desearía...
—No lo hagas —Puse las manos en sus suaves mejillas—. Estoy bien. Y
tenemos suficientes cosas por las que preocuparnos sin mis cuerdas
vocales. En el gran esquema de cosas, no están ni un poco cerca de la
punta de la lista.
Arqueó una ceja y guau, sí que soné súper madura. Reí ante su
expresión, arruinando mi madurez recientemente descubierta.
—Te he extrañado —admití.
—Lo sé. No puedes vivir sin mí.
—Yo no iría tan lejos.
—Sólo admítelo.
—Aquí vamos. Ese ego tuyo metiéndose en el medio —bromeé.
Sus labios encontraron la parte inferior de mi mandíbula.
—¿De qué?
—Del perfecto paquete.
Él soltó un bufido.
—Déjame decirte que tengo el perfecto...
—No seas asqueroso —Me estremecí, porque cuando besó el hueco
de mi garganta no hubo nada de erróneo en eso.
Jamás le diría esto, pero además de su... lado espinoso que
sobresalía de vez en cuando, él era lo más cercano a la perfección que
jamás había conocido.
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Con una sonrisa sabionda que me tenía retorcida, deslizó su mano
por mi brazo, sobre mi cintura, y tomó mi muslo, enganchando mi pierna
alrededor de su cadera.
—Tienes una mente tan sucia. Iba a decir que soy perfecto en todas
las maneras posibles.
Riendo, envolví mis brazos alrededor de su cuello.
—Seguro que ibas a hacerlo. Completamente inocente, eso eres.
—Oh, jamás he afirmado ser así de ingenuo —La parte baja de su
cuerpo se hundió en el mío, y me tragué un fuerte jadeo—. Soy más...
—¿Atrevido? —Presioné mi cara en su cuello e inhalé
profundamente. Él siempre tenía esa esencia a aire libre, como hojas
frescas y especias—. Sí, lo sé, pero eres lindo debajo de lo atrevido. Es por
eso que te amo.
Un escalofrío lo atravesó, y luego Daemon se congeló. Pasó un latido
tartamudo y rodó de lado, envolviéndome en sus brazos con fuerza. Tan
fuerte que tuve que moverme un poco para levantar la cabeza.
—¿Daemon?
—Está bien —Con la voz gruesa, besó mi frente—. Estoy bien. Es...
temprano todavía. No hay escuela o mamá volviendo a casa, gritando tu
nombre completo. Sólo por un momento podemos fingir que la locura no
espera por nosotros. Podemos dormir, como adolescentes normales.
Como adolescentes normales.
—Me gusta como suena eso.
—A mí también.
—A mí tres1 —murmuré, acurrucándome contra él hasta que fuimos
prácticamente uno. Podía sentir su corazón latiendo a la par del mío.
Perfecto. Esto era lo que necesitábamos —momentos silenciosos para ser
normales. Dónde sólo éramos Daemon y yo...
La ventana que daba al patio delantero estalló cuando algo largo y
blanco estrelló a través de ella, enviando trozos de vidrio y nieve al suelo.
Mi grito sobresaltado fue cortado cuando Daemon rodó,
poniéndose de pie mientras se transformaba en su verdadera forma de
1 Es un chiste de pronunciación. Cuando dice "me, too" el "too" (también) suena igual que
"two" (dos). Entonces la respuesta de "a mí dos", sería "a mí tres".
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Luxen, convirtiéndose en una forma humana de luz que brillaba con tanta
intensidad que apenas podía verlo por unos preciosos segundos.
Santa mierda, dijo la voz de Daemon, filtrándose a través de mis
pensamientos.
Como Daemon no se había vuelto un mono salvaje con alguien, me
puse de rodillas y miré por encima del borde de la cama.
—Santa mierda —dije en voz alta.
Nuestro precioso momento de ser normales terminó con un cuerpo
tendido en el suelo del dormitorio.
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2 Traducido por perpi27
Corregido por Melii
Bajé la mirada al hombre muerto, vestido como si estuviera dispuesto
a unirse a la alianza rebelde en el sistema Hoth2. Mis pensamientos eran un
poco confusos al principio, y por eso me tomó unos segundos darme
cuenta, vestido así, él realmente se mezclaba con la nieve. A excepción
de todo ese fluido rojo que salía de su cabeza.
Mis ya fuertes latidos del corazón se dispararon. —¿Daemon...?
Se giró, estando de nuevo en su forma humana mientras pasó un
brazo alrededor de mi cintura, tirando de mí detrás de la carnicería.
—Es un… un oficial —tartamudeé, tirando de sus brazos para
liberarme—. Está…
Dawson de repente estuvo en la puerta, con sus ojos brillando tanto
como los de Daemon. Dos luces blancas brillantes, como diamantes
pulidos. —Merodeaba por fuera de la línea de árboles.
El brazo de Daemon se aflojo. —¿Tú... tú hiciste esto?
La mirada de su hermano cayó en el cuerpo. Este —porque yo no
podía pensar realmente en él como un ser humano— yacía como un
retorcido, montón antinatural. —Vigilaba la casa, tomando fotos —Dawson
sostuvo lo que parecía una cámara derretida—. Yo se lo impedí.
Sí, Dawson lo había arrojado directo a través de la ventana de mi
dormitorio.
2 La Alianza para Restaurar la República (comúnmente conocida como la Alianza
Rebelde, y, de manera informal, como la Rebelión) es una facción interestelar del universo
ficticio de Star Wars. El sistema Hoth es el lugar en que realizaron una aplastante derrota
por el Imperio Galáctico, liderado por Darth Vader
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Dejándome, Daemon se dirigió hacia allí. Se arrodilló y retiró
la chaqueta blanca para el frío. Había una mancha carbonizada en el
pecho que fue quemado. El olor de la carne quemada flotó en el aire.
Me bajé de la cama, apretando la mano a mi boca por si acaso me
pusiera a vomitar. Había visto a Daemon golpear a un ser humano con la
Fuente antes. Nada más que cenizas quedaron, pero este tenía un agujero
a través de su pecho.
—Tu puntería fallo, hermano —Daemon soltó la chaqueta, los fuertes
músculos de su espalda rígidos por la tensión—. ¿La ventana?
Los ojos de Dawson se desviaron a la ventana. —He estado fuera de
práctica.
Mi boca se abrió. ¿Fuera de práctica? En lugar de incinerarlo, lo
lanzó en el aire y a través de mi ventana. Por no hablar de que lo había
matado. No, yo no creo en eso.
—Mi mamá me va a matar —dije, sintiéndome aturdida—. En
verdad, me va a matar.
Una ventana rota —de todas las cosas que debía preocuparme era
la menos importante, pero prefería concéntrame en eso y no en quien
yacía en mi piso.
Daemon se puso de pie lentamente, sus ojos brillando y mandíbula
apretada como una piedra. No quito la mirada de su hermano, su
expresión una máscara en blanco. Me volví hacia Dawson, nuestras
miradas chocaron, y por primera vez, tuve miedo de él.
***
Después de un cambio rápido y una visita al baño, me quedé en la
sala de estar, rodeada de alienígenas por primera vez en días. Un
beneficio adicional de estar hechos de luz es la capacidad de ir a
cualquier sitio en un abrir y cerrar de ojos.
Desde la muerte de Adam, todos más o menos mantenían una
distancia de mí, así que no estaba segura de lo que pasaría.
Probablemente un linchamiento. Yo sabía que querían lincharme porque
fui responsable de la muerte de alguien a quien amaban.
Con las manos metidas en los bolsillos, Dawson presionó su frente
contra la ventana por donde el árbol de Navidad había estado una vez, a
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espaldas de la habitación. Él no había dicho nada desde que envió la
señal de ayuda y los alienígenas llegaron corriendo.
Dee se sentó en el sofá, sus ojos clavados en la espalda de su
hermano. La miré nerviosamente, sus mejillas encendidas por la ira. Creo
que le molestaba estar en esta casa. O sólo estar cerca de mí. No
habíamos tenido la oportunidad de hablar realmente después de... todo.
Mi mirada se deslizó a los otros ocupantes. Los asombrosos gemelos
malvados, Ash y Andrew, estaban sentados junto a Dee, sus miradas se
encontraron en el último lugar donde su hermano, Adam, estuvo sentado...
y murió.
Una parte de mí odiaba estar en la sala, ya que me recordaba lo
ocurrido cuando Blake finalmente confesó su verdadero propósito.
Cuando tenía que venir aquí, lo cual no era a menudo ya que mudé todos
mis libros lejos de la sala, miraba hacia la derecha, al punto de la alfombra
debajo de la mesa. Los pisos de pino estaban desnudos y brillantes ahora,
pero todavía podía ver la piscina de líquido azulado que yo había
limpiado junto con Mattew en la víspera de Año Nuevo.
Envolví mis brazos alrededor de mi cintura para tratar de suprimir el
temblor.
Dos juegos de pisadas bajaron por las escaleras, y me voltee,
encontrando a Daemon y su tutor, Matthew. Antes, ellos se había librado
de... eso, lo incineraron afuera, en el bosque, después de hacer un rápido
repaso de la zona.
Caminando a mi lado, Daemon tiró del borde de mi sudadera con
capucha. —Lo hemos arreglado.
Mattew y Daemon habían subido no hace más de diez minutos con
madera, un martillo, y un montón de clavos. —Gracias.
Él asintió mientras su mirada se deslizó a su hermano.
—¿Alguien encontró un vehículo?
—Había un Expedition cerca de la carretera que da a la autopista —
dijo Andrew, parpadeando—. Lo quemé.
Mattew se sentó en el borde del sillón, parecía como si necesitara un
poco de licor.
—Eso estuvo bien, pero esto no es bueno.
—No me digas —replicó Ash. Al mirarla más detenidamente noté que
hoy no tenía la imagen perfecta de la princesa de hielo. Su cabello
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colgaba alrededor de su cara, y estaba sudorosa. Creo que nunca la
había visto en chándal—. Ese era otro oficial muerto del DOD. ¿Cuántos ya
van? ¿Dos?
Bueno, en realidad, era el número cuatro, pero ella no tenía por qué
saberlo.
Se metió el cabello en la oreja, las uñas rotas presionando en sus
mejillas. —Van a preguntarse dónde están, ¿sabes? La gente no
desaparece.
—La gente desaparece todo el tiempo —dijo Dawson
tranquilamente sin darse la vuelta, sus palabras aspiraban el oxígeno del
aire.
Los brillantes ojos de zafiro de Ash se deslizaron hacia él. Bueno, casi
todo el mundo miró a Dawson, ya que era la primera vez que hablaba
desde que nos reunimos todos. Ella negó con la cabeza, pero sabiamente
se mantuvo callada.
—¿Qué pasa con la cámara? —preguntó Matthew.
Cogí la cosa derretida, examinándola. El calor seguía irradiando de
ella. —Si tenía fotografías, ya no están.
Dawson dio la vuelta. —Espiaba esta casa.
—Lo sabemos —dijo Daemon, acercándose a mí.
Su hermano ladeó la cabeza y cuando habló, su voz fue vacía. —
¿Importa lo que había en la cámara? Estaban espiándola a ella. A todos
nosotros.
Otro escalofrío me atravesó. Fue su tono, más que nada, lo que me
llegó.
—Para la próxima vez, necesitamos un poco... oh, no sé, hablar
primero antes lanzar a la gente a través de las ventanas —Daemon se
cruzó de brazos—. ¿Podemos intentarlo?
—¿Y nosotros podemos dejar vivos a asesinos? —dijo Dee, con voz
temblorosa mientras sus ojos se oscurecían, brillando con furia—. Porque
eso es al parecer lo que debería suceder. Quiero decir, ese agente pudo
haber matado a alguno de nosotros, y tú acabarías dejándolo irse.
Oh, no. El estómago me dio un vuelco.
—Dee —dijo Daemon, dando un paso hacia adelante—, sé que…
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—No me digas ―Dee, sé que‖ —Su labio inferior temblaba—. Dejaste
ir a Blake —Su mirada se movió hacia mí, y sentí como si me dieran una
patada en el estómago—. Ambos permitieron que Blake se escapara.
Daemon negó con la cabeza mientras desenrollaba sus brazos.
—Dee, hubo suficiente muerte esa noche. Suficiente muerte.
Dee reaccionó como si Daemon la hubiera golpeado con sus
palabras, envolviendo sus brazos alrededor de su cintura de forma
protectora.
—Adam no hubiera querido esto —dijo Ash en silencio, sentada en el
sofá—. Más muertes. Él era un pacifista.
—Es una lástima que no podremos pedirle su opinión, ¿no es así? —
La columna vertebral de Dee rígida, como si estuviera esforzándose por
morder sus siguientes palabras—. Está muerto.
Disculpas burbujeaban en mi garganta, pero antes de que pudiera
liberarlas, Andrew habló—: No sólo dejaron ir a Blake, también nos
mentiste. ¿Por ella? —Hizo un gesto hacia mí—. No espero lealtad. ¿Pero
tú? Daemon, que mantenías todo oculto a nosotros. Y Adam murió.
Me di la vuelta. —La muerte de Adam no es culpa de Daemon. No
se la echen a él.
—Kat…
—¿Entonces de quién es? —La mirada de Dee se encontró con la
mía—. ¿Es tuya?
Tragué una fuerte respiración. —Sí, lo es.
El cuerpo de Daemon se puso rígido al lado de mí, y entonces, el
siempre árbitro, Mattew intervino—: Muy bien, chicos, esto es suficiente.
Pelear y culparnos no ayuda a nadie.
—Nos hace sentir mejor —murmuró Ash, cerrando los ojos.
Parpadeé para contener las lágrimas y me senté en el borde de la
mesa, me sentía tan frustrada que estaba cerca de ponerme a llorar,
aunque no tuviera el derecho de esas lágrimas. No como ellos lo tenían.
Apretando mis rodillas hasta que mis dedos se clavaron a través del suave
material, dejé escapar un suspiro.
—En estos momentos tenemos que llevarnos bien —continuó
Mattew—. Todos nosotros, porque ya hemos perdido demasiado.
Hubo una pausa y luego—: Iré a rescatar a Beth.
21
Todos en la sala se volvieron hacia Dawson de nuevo. Ni una sola
cosa había cambiado en su expresión. Ninguna emoción. Nada. Y
entonces todo el mundo empezó a hablar a la vez.
La voz de Daemon resonó en el caos. —Claro que no, Dawson, de
ninguna manera.
—Es demasiado peligroso —Dee se levantó, juntando sus manos—.
Vas a ser capturado, y no voy a sobrevivir a eso. No otra vez.
La expresión de Dawson permaneció en blanco, como si nada de lo
que sus amigos o familiares dijeran hiciera alguna diferencia para él.
—Tengo que recuperarla. Lo siento.
Parecía como si hubieran abofeteado a Ash en la cara.
Probablemente todos nos veíamos igual. —Es una locura —susurró—, estás
absolutamente loco.
Dawson se encogió de hombros.
Mattew se inclinó hacia delante. —Dawson, lo sé, todos sabemos,
que Beth significa mucho para ti, pero no hay manera que tú puedas
traerla. No hasta que sepamos a los que nos enfrentamos.
Emoción brilló en los ojos de Dawson, convirtiéndolos en un bosque
verde. Ira, noté. La primera emoción que había visto de Dawson fue ira. —
Yo sé con lo que estoy tratando. Y sé lo que le están haciendo.
Merodeando por delante, Daemon se detuvo delante de su
hermano, las piernas abiertas y los brazos cruzados de nuevo, listo para la
batalla. Verlos uno frente al otro era surrealista. Eran idénticos, con la
excepción del cuerpo más delgado de Dawson y el pelo largo.
—No permitiré que hagas eso —dijo Daemon en voz tan baja que
apenas lo oí—. Sé que no quieres oír eso, pero no hay manera.
Dawson no se movió. —Tú no tienes opinión en esto. Nunca la
tuviste.
Por lo menos estaban hablando. Eso era algo bueno, ¿verdad? De
alguna manera yo sabía que verlos discutir era extrañamente
reconfortante como angustiante. Algo que Daemon y Dee pensaron que
nunca experimentarían de nuevo.
Por el rabillo de mi ojo vi a Dee avanzando hacia ellos, pero Andrew
se acercó, cogiendo su mano y la detuvo.
—No estoy tratando de controlarte, Dawson. Nunca se ha tratado de
eso, pero acabo de volver del infierno. Acabamos de regresar.
22
—Yo todavía sigo en el infierno —dijo Dawson—. Y si te metes en mi
camino, voy a arrastrarte conmigo.
Una expresión de dolor cruzó en el rostro de Daemon. —Dawson…
Me puse de pie, sin pensar en respuesta a la respuesta de Daemon.
Un impulso desconocido me impulsó a hacerlo. Supongo que ese impulso
fue el amor, porque no me gustaba el parpadeo de dolor en su rostro.
Ahora entendía por qué mi mamá era toda Oso Mamá a veces, cuando
pensaba que yo corría peligro o algo.
Un viento sopló a través de la sala de estar, revolviendo las cortinas y
volteando las páginas de las revistas de mamá. Sentí los ojos de las chicas
en mí y su sorpresa, pero me centré.
—Muy bien, la testosterona alienígena ha subido un poco en estos
momentos, y no quiero tener una pelea alienígena en mi casa, ya tengo
demasiado con una ventana rota y un cuerpo sin vida atravesándola —
Tomé una respiración—. Pero si no se detienen, voy a patearles el trasero.
Ahora todo el mundo me miraba. —¿Qué? —Exigí mientras mis
mejillas se ruborizaban.
Una lenta sonrisa irónica curvó los labios de Daemon. —Cálmate,
Kitten, antes de que tenga que conseguirte un ovillo de lana para jugar.
Molestia estalló dentro de mí. —No empieces conmigo, idiota.
Él sonrió mientras se centraba en su hermano.
A su lado, Dawson parecía algo... divertido. O con dolor, una de los
dos, porque en realidad no sonreía ni fruncía el ceño. Pero luego, sin decir
una palabra, salió de la sala, cerrando la puerta principal detrás de él.
Daemon me miró, y yo asentí. Suspirando profundamente, siguió a su
hermano, porque realmente era imposible saber lo qué Dawson iba a
hacer o a dónde iría.
El reunión alíen terminó después de eso. Los seguí hasta la puerta, mi
atención fija en Dee. Nosotras teníamos que hablar. En primer lugar, tenía
que pedirle disculpas por un montón de cosas, y luego tenía que tratar de
explicarle. No esperaba que me perdonara, pero tenía que tratar de
hablar.
Apreté el pomo de la puerta hasta que mis nudillos se pusieron
blancos.
—¿Dee...?
23
Se detuvo en el pórtico, su espalda recta. No me miró. —No estoy
lista.
Y con eso, la puerta principal se soltó de mi mano y se cerró.
24
3 Traducido por Amy
Corregido por Mel Cipriano
Ya pisando sobre hielo delgado con mi madre, decidí no mencionar
todo el asunto de la ventana cuando me llamó tarde en la noche para ver
como me encontraba. Esperé y recé que las carreteras estuvieran lo
suficientemente despejadas como para conseguir que alguien arreglara la
ventana antes de que mamá llegara a casa.
Sin embargo, odiaba mentirle. Todo lo que había estado haciendo
últimamente era mentirle, y sabía que necesitaba contarle todo,
especialmente acerca de su supuesto novio, Will. Pero, ¿cómo comenzar
este tipo de conversación? Oye, mamá, nuestros vecinos son alienígenas.
Uno de ellos casualmente me ha mutado, y Will es un psicópata. ¿Alguna
pregunta?
Sí, eso no iba a pasar.
Justo antes de colgar, ella sacó el tema de ver-un-doctor-por-mi-voz,
otra vez. Le dije que sólo era un resfriado por ahora, pero ¿qué le iba a
decir en una semana o dos? Dios, realmente esperaba que mi voz ya
estuviera curada para entonces, aunque una parte de mí sabía que esto
podría ser permanente. Otro recordatorio de… todo.
Tenía que decirle la verdad.
Tomé un paquete de macarrones con queso instantáneo, comencé
a hacerlo estallar en el microondas, pero luego me quedé mirando mis
manos, frunciendo el ceño. ¿Tenían poderes con el microondas como Dee
y Daemon? Me di vuelta hacia el cuenco, encogiéndome de hombros.
Estaba demasiado hambrienta como para arriesgarme.
El calor no era lo mío. Pero cuando Blake me entrenaba para
manejar la Fuente y trató de enseñarme cómo crear calor —es decir
fuego— pude encender unas velas con mis dedos.
25
Mientras esperaba por la comida, me quedé mirando por la
ventana sobre el fregadero. Dawson había tenido razón antes. Era
realmente hermoso ahora que el sol había salido. La nieve cubría el suelo y
las ramas. Carámbanos colgaban de los olmos. Incluso ahora, después de
que el sol se había puesto, había un mundo blanco y hermoso allí afuera. Y
como que tenía ganas de salir y jugar.
El microondas sonó, y me comí mi comida poco saludable de pie,
pensando en cuantas calorías podría quemar de esa manera. Desde que
Daemon me había mutado en este humano-alienígena-híbrido-mutante-
raro, mi apetito era fuera de este mundo. No había casi nada en la casa.
Cuando terminé, agarré rápidamente mi computador y me senté en
la mesa de la cocina. Mi cerebro estuvo confuso la semana pasada, así
quería buscar algo que antes se me olvidara. Otra vez.
Entrando a Google, escribí Daedalus y apreté ―buscar‖. Wikipedia
fue el primer link y como yo no esperaba un sitio web que dijera
―Bienvenido a Daedalus: Organización Secreta del Gobierno‖, hice clic.
Y tuve todo el conocimiento de mitos griegos.
Daedalus era considerado un innovador, creador del laberinto del
Minotauro, y otras cosas. Y también era el padre de Ícaro, el chico que
voló muy cerca del sol con las alas creadas por Daedalus, y luego se
ahogó. Ícaro tenía vértigo a volar, y los dioses sabiendo esto,
probablemente en forma de un castigo pasivo, lo hicieron perder sus alas.
Eso y un castigo para Daedalus, por haber equipado a Ícaro con el
artilugio con la capacidad divina de volar.
Una lección de historia buena pero, ¿cuál es el punto? ¿Por qué el
DOD nombraría una organización que supervisa la mutación humana
cómo…?
Entonces, lo comprendí.
Daedalus creó todo tipo de cosas para el beneficio del hombre, y
todo el ángulo de habilidades divinas eran como una especie de seres
humanos que fueron mutados por los Luxen. Era un salto en la lógica, pero
vamos, el gobierno estaba tan lleno de sí mismo que nombró a su
organización por un mito griego.
Cerrando el computador, me levanté y me encontré tomando mi
chaqueta y saliendo. Realmente no sabía por qué. ¿Quién sabría si hay
más oficiales espiando alrededor? Mi imaginación hiperactiva formó la
imagen de un francotirador escondido en un árbol y un punto rojo
apareciendo en mi frente. Lindo.
26
Suspirando, saqué un par de guantes de los bolsillos de mi chaqueta
y salí a través de los montones de nieve. Necesitando algún tipo de
ejercicio físico para mantener mi cerebro en marcha, así que comencé a
rodar una bola de nieve en el patio delantero. Todo había cambiado en
cuestión de meses, y luego de nuevo en cuestión de segundos. Pasar de
ser la tímida, libros-nerd-Katy a alguien imposible, alguien que había
cambiado en más que a nivel celular. Ya no veía el mundo en blanco y
negro, y en el fondo sabía que yo ya no operaba más bajo las normas
sociales básicas.
Como ―no matar‖ o lo que sea.
No maté a Brian Vaughn, el oficial que había sido pagado por Will
para entregarme a él en vez de a Daedalus, para ser utilizada como una
palanca que asegurara que Daemon lo mutara en vez de matarlo
directamente, pero lo había querido, y lo habría hecho si Daemon no se
me hubiera adelantado.
Había estado totalmente de acuerdo con la idea de matar a
alguien.
Por alguna razón, matar a los dos alienígenas malvados, los Arum, no
me afectaba tanto como la idea de matar a un humano lo hacía. No
estoy segura de que decía eso sobre mí, porque Daemon lo había dicho
una vez, una vida es una vida, pero no sabía como agregar las palabras
―de acuerdo con matar‖ a la biografía de mi blog de libros.
Mis guantes de algodón estaban empapados al momento de
terminar con la primera bola y me trasladé al segundo bulto de nieve. Todo
este esfuerzo físico, no me estaba haciendo nada más que lograr que mis
mejillas ardieran por el frío, la nieve perfumaba el aire. Fallé.
Cuando terminé, mi muñeco de nieve tenía tres secciones, pero sin
brazos o cara. En cierto modo reflejaba cómo me sentía por dentro. Tenía
la mayoría de las partes del cuerpo, pero me faltaban las piezas vitales
para hacerme real.
Realmente ya no sabía quién era yo.
Dando un paso atrás, me pasé la manga de mi brazo por encima de
la frente y dejé escapar una respiración entrecortada. Los músculos me
quemaban y la piel me dolía, pero me quedé allí hasta que la luna se
asomó detrás de las espesas nubes, enviando una rebanada de luz
plateada sobre mi creación incompleta.
Había un cadáver en mi dormitorio esta mañana.
27
Me senté en el medio de mi jardín, justo en una pila de nieve fría. Un
cuerpo muerto, otro cadáver, al igual que el cadáver de Vaughn que
había caído tan cerca de la entrada, al igual que el cadáver de Adam
que había estado en la sala de estar. Otro pensamiento que traté de
ignorar arrastró su camino a través de mis defensas. Adam había muerto
tratando de protegerme.
Húmedo, frío aire me picaba en los ojos.
Si hubiera sido honesta con Dee, diciéndole desde el principio
acerca de lo que realmente sucedió en el claro, que luchamos con Baruck
y sobre todo a partir de entonces, ella y Adam podrían haber sido más
cautos sobre llegar corriendo a mi casa. Ellos habrían sabido sobre Blake, y
que él era como yo, capaz de defenderse de una forma alienígena.
Blake.
Debería haber escuchado a Daemon. En su lugar, quería probarme
a mí misma. Quería creer que Blake tenía buenas intenciones cuando
Daemon había sentido algo raro en el chico. Debería haber sabido,
cuando Blake me tiró un cuchillo en la cabeza y me dejó sola con el Arum,
que había algo muy demente en él.
Pero, ¿Blake estaba demente? No lo creía. Él estaba desesperado.
Estaba desesperado por mantener con vida a su amigo Chris y se
encontraba atrapado en lo que se había convertido. Blake habría hecho
cualquier cosa para proteger a Chris. No porque su vida estaba unida a los
Luxen, sino porque él se preocupaba por su amigo. Quizás por eso yo no lo
había matado, porque incluso en esos momentos de puro caos, vi una
parte de mí en Blake.
Había estado de acuerdo con la idea de matar a su tío para
proteger a mis amigos.
Y Blake mató a mi amigo para proteger a los suyos.
¿Quién tenía razón? ¿La tenía alguien?
Estaba tan absorta en mis pensamientos, que no le presté mucha
atención a la calidez picando a través de mi cuello. Salté cuando oí la voz
de Daemon.
—Kitten, ¿qué estás haciendo?
Me di la vuelta y levanté mi cabeza. Él se puso de pie detrás de mí,
vestido con un suéter delgado y jeans. Sus ojos brillaban bajo sus gruesas
pestañas.
28
—Estaba haciendo un muñeco de nieve.
Su mirada se desvió más allá de mí. —Ya veo. Le faltan algunas
cosas.
—Sí —dije, malhumorada.
Daemon frunció el ceño. —Eso no me dice por qué estás sentada en
la nieve. Tus jeans tienen que estar empapados. —Hubo una pausa y ese
ceño se volvió al revés—. Espera. Eso significa que probablemente
conseguiría una mejor vista de tu trasero.
Me reí. Deja que Daemon siempre lleve las cosas a un nivel uno o
dos.
Se deslizó hacia delante como si la nieve se alejara de él y se sentó a
mi lado, cruzando las piernas. Ninguno de nosotros dijo algo por un
momento, y luego se inclinó, empujándome con su hombro.
—¿Qué estás haciendo realmente aquí? —preguntó.
Nunca había sido capaz de ocultarle algo, pero realmente no
estaba dispuesta todavía. —¿Qué pasa con Dawson? ¿Se ha escapado?
Pareció que Daemon iba a cambiar de tema por un momento, pero
luego sólo asintió con la cabeza. —Todavía no, porque lo he seguido todo
el día como una niñera. Estoy pensando en poner una campana en él.
Me reí suavemente. —Dudo que él lo aprecie.
—No me importa. —Un poco de ira brilló en su voz—. Correr detrás
de Beth no va a terminar bien. Todos sabemos eso.
No hay duda. —Daemon, tú…
—¿Qué?
Era difícil poner en palabras lo que pensaba, porque una vez que las
dijera, se convertirían en realidad. —¿Por qué no han venido detrás de
Dawson? Ellos tienen que saber que está aquí. Sería el primer lugar al que
volvería después de escaparse. Y es obvio que ellos han estado
observando. —Hice un gesto hacia mi casa—. ¿Por qué no vienen por él?
¿Por nosotros?
Daemon miró el muñeco de nieve, el silencio duró durante varios
segundos. —No lo sé. Bueno, tengo mis sospechas.
Tragué el nudo de miedo creciendo en mi garganta. —¿Cuáles son?
—¿Realmente quieres oírlas? —Cuando asentí, él volvió a mirar el
muñeco de nieve—. Creo que el DOD estaba al tanto de los planes de Will,
29
sabían que iba a organizar algo para que Dawson fuera liberado. Y ellos
dejaron que suceda.
Di una respiración superficial mientras tomaba un puñado de nieve.
—Eso es lo que pienso.
Me miró, con los ojos ocultos detrás de sus pestañas. —Pero la gran
pregunta es por qué.
—No puede ser bueno. —Dejé que la mayor parte de la nieve se
deslizara a través de mis dedos enguantados—. Es una trampa. Tiene que
serlo.
—Estaremos listos —dijo después de unos segundos—. No te
preocupes, Kat.
—No estoy preocupada. —Una mentira, pero parecía que era lo
correcto para decir—. Tenemos que estar delante de ellos de alguna
manera.
—Correcto. —Daemon estiró sus piernas largas. La parte inferior de
sus jeans eran de un color más azul ahora—. ¿Sabes como permanecer
fuera del radar de los humanos?
—¿Enojarlos y hacer cosas alienígenas? —Le di una sonrisa
descarada.
—Ja. Ja. No. Nosotros fingimos. Estamos constantemente
pretendiendo que no somos diferentes, que nada está sucediendo.
—No te sigo.
Se dejó caer de espaldas, su cabello oscuro salpicando contra el
blanco. —SI pretendemos como si hubiésemos salido con Dawson cuando
fue liberado, ellos no pensaran nada sospechoso o que sabemos que son
conscientes de nuestras habilidades, entonces podríamos darnos el tiempo
para averiguar lo que están haciendo.
Lo vi lanzar sus brazos a los costados. —¿Crees que ellos resbalarán
hasta entonces?
—No lo sé. No apostaría sobre eso, pero como que nos da ventaja.
Es lo mejor que tenemos en estos momentos.
Lo mejor tenía algo jodido.
Sonriendo como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo,
empezó a deslizar sus brazos a través de la nieve, junto con sus piernas,
moviéndolas como limpiaparabrisas. Un realmente bonito limpiaparabrisas.
30
Comencé a reírme, pero se quedó atascado en mi garganta
cuando mi corazón se hinchó. Nunca en mi vida pensé que Daemon
entraría a hacer ángeles de nieve. Y por alguna razón, eso me dejó cálida
y confusa.
—Deberías intentarlo —me convenció, con los ojos cerrados—. Te da
perspectiva.
Dudaba que me diera perspectiva de alguna cosa, pero me acosté
a su lado y seguí su ejemplo—. Así que busqué Daedalus en Google.
—¿Sí? ¿Qué encontraste?
Le conté sobre el mito y mis sospechas, lo que hizo que Daemon
sonriera. —No me sorprendería, el ego está detrás de eso.
—Lo sabes —dije.
—Ja. Ja.
Sonreí. —¿Cómo esto me da perspectiva, por cierto?
Se rió entre dientes. —Espera un par de segundos.
Lo hice, y cuando se detuvo y se sentó, se estiró agarrando mi mano
y llevándome con él. Nos sacamos la nieve el uno del otro, Daemon tardó
un poco más de lo necesario en ciertas áreas. Cuando terminamos, nos
dirigimos a nuestros ángeles de nieve.
El mío era mucho más pequeño que el suyo. El suyo era perfecto.
Crucé los brazos a mí alrededor. —Esperando a que la epifanía suceda.
—No hay ninguna. —Dejó caer un pesado brazo sobre mi hombro, se
inclinó, y me dio un beso en la mejilla. Sus labios estaban tan, tan
calientes—. Pero fue divertido, ¿no? Ahora… —me condujo de nuevo
hacia el muñeco de nieve—, vamos a terminar con tu muñeco de nieve.
No puede estar incompleto. No conmigo aquí.
Mi corazón se disparó. Todo este tiempo me he preguntado si
Daemon podría leer las mentes. Podría ser increíblemente perfecto cuando
quería. Incliné mi cabeza en su hombro, preguntándome como había
pasado de ser un idiota extraordinario a esto… este chico me enfurecía,
pero también constantemente me sorprendía y me asombraba.
Este chico del que estaba perdidamente enamorada.
31
4 Traducido por munieca
Corregido por Vericity
Cuando las quitanieves salieron, abriendo un camino por la ciudad y
por las carreteras secundarias, Matthew consiguió a una empresa de
reparación de vidrio aquí en el último momento. Se habían ido minutos
antes de que mamá llegara a casa el viernes, luciendo como si hubiera
comido, dormido, y salvado vidas en su uniforme a lunares.
Ella echó los brazos alrededor mio, casi llevándome al suelo. —¡Bebé,
te he echado de menos!
Le devolví el abrazo igual de fuerte. —Lo mismo digo. Yo... —Dejé ir,
parpadeando para contener las lágrimas. Apartando la mirada, me aclaré
la garganta—. ¿Realmente te has duchado en la última semana?
—No. —Trató de abrazarme de nuevo, pero salté hacia atrás. Se rió,
pero capté un destello de tristeza en sus ojos justo antes de que se volviera
hacia la cocina—. Es broma... Tenemos duchas en el hospital, cariño. Estoy
limpia. ¡Te lo juro!
La seguí, haciendo una mueca cuando fue directo a la nevera
allanada. Mamá abrió la puerta y dio un paso atrás, mirando sobre su
hombro. Mechones de cabello rubio se escabulleron de su moño. Sus cejas
delicadamente arqueadas bajaron y su alegre naricita se arrugó. —¿Katy
...?
—Lo siento. —Me encogí de hombros—. Estaba aislada por la
nevada. Y me dio hambre. Mucho.
—Puedo verlo. —Cerró la puerta—. Está bien. Voy a correr a la tienda
más tarde. Las carreteras no están mal ahora. —Hizo una pausa,
frotándose la frente—. Bueno, algunas se ven como que necesitas una
moto de nieve para bajar, pero puedo hacerlo en la ciudad.
Lo que significaba que habría clases el lunes. Buu. —Puedo
acompañarte.
32
—Eso estaría bien, cariño. Siempre y cuando no planees poner cosas
en el carro y luego hacer una rabieta cuando lo saque.
Le di una mirada suave. —No tengo dos.
Su sonrisa descarada fue interrumpida por su bostezo. —Apenas he
tenido tiempo de inactividad. La mayoría de las enfermeras no podían
tenerlo. Cubrí la sala de urgencias, atención prenatal, y mi favorito —dijo,
agarrando una botella de agua—: la planta de desintoxicación.
—Eso apesta. —Me arrastré detrás de ella otra vez, sintiéndome
increíblemente necesitada de mami.
—No tienes ni idea. —Tomó un sorbo, deteniéndose al pie de las
escaleras—. He sido ensangrentada, orinada, y vomitada. En ese orden y a
veces no.
—Puaj —le dije. Nota mental: enfermería estaba ahora ubicada con
la administración de la escuela en La Lista de Posible Trabajo de No Va a
Suceder.
—¡Oh! —Empezó a subir las escaleras, dando media vuelta y
tambaleándose al borde del escalón. Oh, querida—. Antes de que me
olvide, voy a cambiar turno la próxima semana. En lugar de trabajar en el
Grant los fines de semana, será Winchester. Más ocupado en la ciudad y
más acción en los fines de semana que hacer el turno por aquí, y Will
trabaja los fines de semana de todos modos, por lo que funciona mejor.
Lo que también significa más tiempo fuera.
—¿Qué? Mi corazón tartamudeó y estaba esta caída, con el
sentimiento de caer dando tumbos—. ¿Qué has dicho?
Mamá frunció el ceño. —Mi amor, tu voz... Tengo muchas ganas de
ver tu garganta. ¿De acuerdo? O podemos pedirle a Will que le eche un
vistazo. Estoy seguro de que no le importará.
Estaba congelada. —Has ... ¿has oído de Will?
—Sí, hemos hablado mientras ha estado en el oeste asistiendo a una
conferencia Medicina Interna. —Sonrió lentamente—. ¿Estás bien?
No, no estaba bien.
—Toma —dijo—. Vamos arriba, y le echaré un vistazo a tu garganta
con la lupa…
—Cuando... ¿cuando hablaste con Will?
33
Confusión cruzó la cara bonita de mi madre. —Hace un par de días.
Cariño, tu voz…
—¡No hay nada malo con mi voz! —Se quebró a medio camino, por
supuesto, y mamá me miró como si le dijera que estaba considerando la
posibilidad de hacerla abuela. Esta era mi oportunidad de decirle la
verdad.
Me acerqué un paso y me detuve. Todas las palabras, la verdad, se
enredaron en alguna parte entre mis cuerdas vocales y mis labios. No
había aclarado con nadie de decirle a mi mamá la verdad —o al menos
darle a alguno de ellos un aviso. ¿Y ella me creería? Peor aún, mamá... Ella
amaba a Will. Sabía que lo hacía.
Mi estómago retorciéndose en brutos nudos, me forcé a borrar el
pánico de mi voz. —¿Cuando vuelve Will a casa?
Ella me miraba de cerca, presionando sus labios en una línea
apretada.
—No en una semana más, pero Katy... ¿Estás segura de que es eso lo
que querías decir?
¿De verdad va a volver? Y si estaba hablando con Mamá,
¿significaba que había pasado a través de la mutación con éxito y
Daemon y yo estábamos vinculados ahora con él? ¿O se había
desvanecido?
Necesitaba hablar con Daemon. Ahora.
Tenía la boca tan seca que no podía tragar.
—Sí. Lo siento. Me tengo que ir...
—¿Adónde? —preguntó.
—A ver Daemon. —Di marcha atrás, en dirección a mis botas.
—Katy. —Esperó hasta que me detuve—. Will me dijo.
Hielo empapó mis venas mientras me daba la vuelta lentamente. —
¿Te dijo qué?
—Me habló de ti y Daemon, que ustedes dos habían decidido
empezar a verse unos a otros. —Hizo una pausa y puso esa ―mirada
mamá‖. La que decía: estoy tan decepcionada de tí—. Dijo que tú lo
mencionaste y cariño, tan sólo me gustaría que me lo hubieras dicho a mí
en su lugar. Averiguar a través de alguien más sobre el novio de mi hija no
es como quería enterarme.
34
Mi mandíbula cayó al suelo.
Dijo algo más, y creo que asentí con la cabeza. Honestamente,
podría haber estado diciendo que Thor y Loki tuvieron una batalla real por
la calle. Ya no estaba escuchando. ¿Qué estaba haciendo Will?
Cuando mamá por fin se dio por vencida tratando de mantener una
conversación conmigo, me apresuré a mis botas y saqué mi trasero a la
casa de Daemon. Cuando la puerta se abrió de golpe, ya sabía que
Daemon no estaba respondiendo. No había experimentado la extraña
conexión alienígena, el calor en la parte trasera de mi cuello cada vez que
él estaba cerca.
Pero los ardientes ojos del color del océano de Andrew no eran lo
que yo esperaba.
—Tú —dijo, lazando desprecio en su tono.
Parpadeé. —¿Yo?
Se cruzó de brazos. —Sí, tú, como en Katy, la pequeña bebé
humana-alien-híbrido.
—Um, vale. Necesito ver a Daemon. —Empecé a entrar, pero se
movió rápidamente, bloqueándome—. Andrew.
—Daemon no está aquí. —Sonrió, y no había ni una pizca de calidez
en eso.
Doblando mis brazos, me negué a dar marcha atrás. Andrew nunca
me gustó. Ni siquiera creía que le gustase la gente en general. O los
cachorros. O tocino.
—¿Y dónde está?
Andrew salió, cerrando la puerta detrás de él. Estaba tan cerca que
las puntas de sus botas tocaron las mías. —Daemon salió esta mañana.
Supongo que siguiendo a Rain Man3.
Furia pasó por mí. —No hay nada malo con Dawson.
—¿Es así? —Andrew ladeó una ceja—. Creo que dice tres frases
coherentes al día y eso es todo.
Mis manos se cerraron en puños contra mis costados. Una brisa suave
levantó mi pelo, revolviendo las hebras alrededor de mis hombros. Quería
pegarle. —Ha estado pasando por Dios sabe qué. Ten un poco de
3 Rain man: película donde Dustin Hoffman interpreta a un hombre con autismo.
35
compasión, imbécil. De todos modos, no sé por qué estoy hablando
contigo. ¿Dónde está Dee?
La sonrisa burlona desapareció de su rostro, sustituida por frio, fuerte
odio.
—Dee está aquí.
Esperé un poco más de detalle. —Sí, me lo había imaginado. —
uando todavía no había respuesta, estaba a dos segundos de mostrarle lo
que una pequeña bebé humano-alien-híbrido podía hacer—. ¿Por qué
estás aquí?
—Porque fui invitado. —Se inclinó hacia abajo, lo suficientemente
cerca como para besarme, y no tuve otra opción que dar un paso atrás. Él
siguió—. Y tú no lo estás.
Ay. Bueno, eso dolió. Antes de darme cuenta, mi espalda chocó
contra la barandilla y estaba atrapada. No había ningún lugar para que
me fuera y Andrew no estaba moviéndose. Sentí la Fuente, la energía pura
que los Luxen —y ahora yo— podían aprovechar construyendo dentro de
mí, extendiéndose sobre la piel como la electricidad estática.
Podría hacer mover a Andrew.
Andrew debió haber visto algo en mis ojos, porque se burló. —No se
te ocurra tirar esa basura conmigo, porque, ¿empujas? Yo voy a empujar
de regreso. No me quitará el sueño.
Luchar contra la respuesta de mi cuerpo de echárselo encima fue lo
más difícil. Mi lado humano y el otro lado, lo que fuera, querían aprovechar
ese poder y usarlo, explotarlo. Era como una flexión muscular sin usar.
Recordé la vertiginosa carrera de poder y la liberación.
A una parte de mí, a una pequeñísima, diminuta parte de mí le
gustó, y eso me asustó como la mierda.
Bueno para Andrew, porque el temor enrollado apretadamente
dentro había eliminado el viento nada más sacarlo de debajo de mí. —
¿Por qué me odias? —le pregunté.
Andrew inclinó la cabeza hacia un lado. —Es lo mismo que con Beth.
Todo estaba bien, y entonces ella llegó. Perdimos a Dawson y sabes muy
bien que no hemos conseguido que vuelva, no realmente. Y ahora está
sucediendo con Daemon, excepto que esta vez, hemos perdido a Adán
en el lío. Él se ha ido.
36
Por primera vez, algo más que desdén arrogante se asomó por sus
ojos cristalizados. El dolor, el tipo de sufrimiento con el que estaba bien
familiarizada. El mismo aspecto destrozado, desesperado que había usado
después de que mi papá falleció de cáncer.
—Él no va a ser el único que perdamos —continuó Andrew, con voz
ronca—. Lo sabes, ¿pero te importa? No. Los humanos son en última
instancia la más egoísta forma de vida que existe. Y no trates de fingir que
eres mejor. Si lo fueras, te hubieses apartado de Dee en el principio. Nunca
habrías sido atacada, y Daemon nunca habría tenido que curarte. Nada
de esto habría pasado. Es tu culpa. Está sobre ti.
***
Sí, el resto de mi día como que apestó. Estaba preocupada por lo
que Dawson había hecho que requería que Daemon lo persiguiera todo el
día y temía que el DOD estuviera esperando para llevarnos a todos dentro.
Encima de eso, me estaba volviendo loca sobre lo que Will tenía en la
manga, y después de esa conversación con Andrew, me sentía como que
tenía que arrastrarme debajo de mis mantas.
Y lo hice durante una hora. Mi autocompasión siempre tenía un
tiempo límite porque por lo general me enfado conmigo misma.
Tirando mi cabeza fuera de mi trasero, abrí mi laptop y comencé a
hacer algunos comentarios. Desde que había sido bloqueada por la nieve
y Deamon había estado mayormente ocupado con Dawson, había
conseguido leer cuatro libros. No era mi puntuación máxima, pero
bastante buena teniendo en cuenta que había estado holgazaneando
como una idiota en las críticas. Siempre se sintió bien escribir una reseña
sobre un libro que disfruté y me desviví buscando imágenes bizarras para
enfatizar el factor sorpresa. Prefería las que tienen lindos gatitos y llamas. Y
a Dean Winchester4. Presionando 'publicar post' esbocé una sonrisa.
Uno menos, quedan tres más.
Pasé el resto del día arrojando opiniones y luego acechando a
algunos de mis bloggers favoritos. Uno de ellos tenía un encabezado en su
4 Dean Winchester: es el nombre del protagonista de la serie de televisión Supernatural
("Sobrenatural" en España), interpretado por el actor estadounidense Jensen Ackles.
37
blog por el que haría cosas terribles. Yo nunca fui tan buena en diseño
web, lo que explica nada menos que mi fondo estelar.
Después de un rápido viaje a la tienda de comestibles con mamá y
la cena, estaba a punto de iniciar una cacería por Daemon cuando sentí
un cálido cosquilleo a lo largo de la parte de atrás de mi cuello.
Me tiré desde la cocina, prácticamente disparada a través de una
madre asustada. Abrí rápidamente la puerta un instante después de que
Daemon golpeó y luego me tiré —literalmente— en sus brazos no-tan-a-la-
espera.
Sin preparación para mi ataque, se tambaleó hacia atrás un paso.
Pero entonces se rió profundamente contra de la parte superior de mi
cabeza y envolvió sus brazos a mi alrededor. Me aferré, apretando el
infierno fuera de sus hombros, y estábamos tan fuertemente presionados
uno contra el otro que podía sentir su corazón acelerarse tan rápido como
el mío.
—Kitten —murmuró—. Sabes lo mucho que me gusta cuando dices
hola esta manera.
Con mi cabeza enterrada en el espacio entre su cuello y el hombro,
el cual olía a especias y masculinidad, murmuré algo ininteligible.
Daemon me levantó dejando libre mis pies. —Has estado
preocupada, ¿verdad?
—Mmm-hmm. —Entonces me acordé lo mucho que había estado
preocupada todo el maldito día. Me solté y golpeé su pecho. Muy, muy
duro.
—¡Ay! —Sonrió, sin embargo, mientras se frotaba el pecho—. ¿Por
qué fue eso?
Crucé los brazos y traté de mantener la voz baja. —¿Has oído hablar
de un teléfono celular?
Él arqueó las cejas. —Pues, sí, es esa cosa pequeña que tiene todas
estas aplicaciones interesantes en él…
—Entonces, ¿por qué hoy no lo tienes contigo? —interrumpí.
Inclinándose hacia abajo, sus labios rozaron mi mejilla mientras
hablaba, enviando escalofríos a través de mí. No era justo. —Entrando y
saliendo de mi verdadera forma todo el día como que mata lo
electrónico.
38
Oh. Bueno, no había pensado en eso. —Deberías haber
comprobado, sin embargo. Pensé...
—¿Pensaste qué?
Le di una mirada de ¿es realmente necesario que lo explique?
El centelleo de los ojos de Deamon se desvaneció. Poniendo sus
manos sobre mis mejillas, acercó sus labios a los míos, besándome con
dulzura. Cuando habló, mantuvo su voz baja.
—Kitten, nada va a pasarme. Soy la última persona por la que
necesitas preocuparte.
Cerré los ojos, respirando su calor. —Mira, esa es posiblemente la
cosa más estúpida que has dicho.
—¿En serio? Digo muchas cosas estúpidas.
—Lo sé. Así que eso es decir algo. —Me tomé un respiro—. No estoy
tratando de actuar como una de esas novias obsesivas, pero las cosas...
las cosas son diferentes entre nosotros.
Hubo una pausa, y luego sus labios se estiraron en una sonrisa.
—Tienes razón.
El infierno se congeló. Los cerdos volaban. —¿Qué dijiste?
—Tienes razón. Debería haber comprobado en algún momento. Lo
siento.
El mundo era plano. No sabía qué decir. De acuerdo con Daemon,
él estaba en lo correcto el 99 por ciento de las veces. Guau.
—Estás muda. —Se rió entre dientes—. Me gusta eso. Y también me
gustas toda luchadora. ¿Quieres pegarme otra vez?
Me eché a reír. —Eres un…
Abriendo la puerta detrás de mí, mamá se aclaró la garganta y
dijo—: No sé qué pasa con ustedes dos y los porches, pero entren, hace
mucho frío allá afuera.
Las mejillas encendidas de un rojo profano, no pude hacer nada
para detener a Daemon. Me soltó, caminó al interior, y de inmediato
comenzó encantador con mi mamá hasta que ella no fue más que un
charco viscoso en el centro del vestíbulo.
Él amaba su nuevo corte de pelo. ¿Ella tenía uno? Supuse que su
cabello se veía diferente. Como que lo había lavado o algo así. Daemon
39
le dijo que sus aretes de diamantes eran hermosos. La alfombra de debajo
de los escalones era muy agradable. Y ese olor sobrante de una cena
misteriosa —porque todavía no había descubierto lo que ella me dio de
comer— olía divino. Admiraba a las enfermeras en todo el mundo, y en ese
punto no pude mantener mis ojos de rodar.
Daemon era ridículo.
Agarré su brazo y empecé a tirarlo hacia las escaleras.
—Bueno, esto ha sido agradable...
Mamá cruzó de brazos. —Katy, ¿qué te dije del dormitorio?
Y yo que pensaba que mi cara no podía estar más roja. —Mamá... —
Tiré del brazo de Daemon. Él no se movió.
Su expresión seguía siendo la misma.
Suspiré. —Mamá, no es que vayamos a tener sexo contigo en casa.
—Bueno, cariño, es bueno saber que sólo tienes relaciones sexuales
cuando no estoy en casa.
Daemon tosió mientras luchaba contra una sonrisa. —Podemos
quedar…
Disparándole una mirada de muerte, me las arreglé para llegar a
subir un escalón.
—Ma-má. —Sobrevino la noñez.
Finalmente, tuvo que ceder. —Mantén la puerta abierta.
Yo estaba radiante. —¡Gracias! —Entonces giré alrededor,
arrastrando a Daemon a mi habitación antes de convertir a mi mamá en
una fanática. Empujándolo dentro, negué con la cabeza hacia él—. Eres
terrible.
—Y tú eres mala. —Retrocedió, sonriendo—. Pensé que dijo de dejar
la puerta abierta.
—Así es. —Hice un gesto detrás de mí—. Está entreabierta. Eso es
abierto.
—Tecnicismos —dijo, sentándose en la cama, mientras levantaba un
brazo, doblando sus dedos a mí. Un destello malvado profundizó el color
verde de sus ojos—. Ven... ven más cerca.
Me mantuve firme. —No llegaste hasta aquí arriba para disfrutar de
la lujuria salvaje de monos.
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—Mierda. —Dejó caer su mano a su regazo.
Obligándome a no reírme, porque sólo lo alentaría, me decidí a ir al
grano.
—Tenemos que hablar. —Me acerqué más a la cama,
asegurándome de que mi voz fuera baja—. Will ha estado hablando con
mi mamá.
Sus ojos se estrecharon. —Detalles.
Me senté junto a él, metiendo mis piernas contra mi pecho. Mientras
le contaba lo que mi mamá había dicho, el músculo de su mandíbula
empezó hacer un tic como un latido de corazón. La noticia no cayó nada
bien y no había forma de que alguno de nosotros averigase si la mutación
había sido exitosa o qué estaba haciendo, a menos de preguntar a Will, y
claro, eso no iba a pasar.
—Él no puede volver —le dije, frotándome los sienes, donde un latido
parecía estar a tono con el músculo en la mandíbula de Daemon—. Si la
mutación no se dio, él sabe que lo matarás. Y si lo hizo...
—Tiene la sartén por el mango —admitió Daemon.
Me dejé caer sobre mi espalda. —Dios, esto es un desastre, un
maldito desastre de proporciones épicas. —Era como si estuviéramos
condenados de cualquier lado—. Si vuelve, no puedo dejarlo cerca de mi
mamá. Tengo que decirle la verdad.
Daemon estuvo en silencio cuando se movió en la cama hasta que
se apoyó contra la cabecera. —No quiero que le digas.
Fruncí el ceño mientras inclinaba la cabeza hacia un lado,
encontrando su mirada. —Tengo que decirle. Ella está en peligro.
—Estará en peligro si se lo dices. —Se cruzó de brazos—. Entiendo por
qué lo quieres y necesitas, pero si conoce la verdad, estará en peligro.
Una parte de mí entendía eso. Cualquier ser humano que supiera la
verdad estaría en riesgo.
—Pero mantenerla en la ignorancia es peor, Daemon. —Me senté y
torcí hacia él, descansando sobre las rodillas—. Will es un psicópata. ¿Y si
vuelve y comienza donde lo dejó? —Bilis subió por mi garganta—. No
puedo permitir que eso suceda.
Daemon se pasó una mano por el pelo, el gesto estiró el fino material
de su camisa de manga larga por encima de su bíceps. Exhaló largo y
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duro. —Primero tenemos que averiguar si realmente tiene intenciones de
volver.
La irritación se disparó. —¿Y cómo propones que hagamos eso?
—Eso no lo he pensado. —Daemon destelló una débil sonrisa—. Pero
lo haré.
Me senté, frustrada. Lógicamente, teníamos tiempo. No era un
suministro interminable —unos días o una semana si teníamos suerte— pero
había tiempo. Simplemente no me gustaba la idea de mantenerla en la
oscuridad.
—¿Qué estuviste haciendo todo el día? ¿Persiguiendo a Dawson? —
le pregunté, dejando caer el tema por ahora. Cuando asintió, lo sentía por
él—. ¿Qué estuvo haciendo?
—Estuvo deambulando por allí, pero estaba tratando de zafarse de
mi. Sé que quería volver a ese edificio de oficinas y si no lo hubiera seguido,
lo habría hecho. La única razón por la que me siento seguro dejándolo solo
en este momento es porque Dee lo tiene acorralado. —Hizo una pausa,
mirando a otro lado. Sus hombros se tensaron como si un terrible peso se
hubiera establecido en ellos—. Dawson... Va a conseguir ser capturado de
nuevo.
42
5 Traducido por MaryLuna
Corregido por val_mar
Sorpresa coloreándome cuando Daemon apareció temprano el
sábado por la noche y quería salir. Como desafiar las carreteras
resbaladizas por la nieve y hacer algo normal.
Una cita. Como si tuviéramos el lujo de hacer algo así. Y no podía
evitar recordar lo que me había dicho cuando había estado en su cama y
tan lista para darle el visto bueno.
Él había querido hacer las cosas bien.
Citas. Películas.
Dee estaba actualmente de niñera de Dawson, y Daemon sintió la
suficiente confianza para dejarla con él.
Saqué un par de jeans de mezclilla oscuros y un jersey rojo de cuello
alto. Tomando unos minutos extra con mi maquillaje, luego bajé corriendo
por las escaleras. Me tomó alrededor de una hora y media escabullirme
para alejar a Daemon de mi mamá.
Tal vez no tendría que preocuparme sobre ella y Will. A lo mejor
necesitaba preocuparme sobre ella y Daemon.
Una puma.
Cuando estuvimos en el cómodo interior de Dolly, su todoterreno,
piso el acelerador y me dedico una sonrisa. —Está bien. Hay algunas reglas
sobre nuestra cita.
Mis cejas se levantaron. —¿Las Hay?
—Síp. —Disminuyendo la velocidad de Dolly dio la vuelta y empezó a
bajar el camino de entrada, con cuidado evitando los parches gruesos de
hielo negro.
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—La regla número uno es no hablar de nada relacionado con el
DOD.
—Está bien. —Me mordí el labio inferior.
Me miró de soslayo, como si supiera que estaba luchando contra
una estúpida sonrisa de enamorada. —La regla número dos es que no
hablamos sobre Dawson o Will. Y número tres, nos centramos en mi
genialidad.
Bien. Ya sin luchar contra mi sonrisa. Se extendió de oreja a oreja. —
Creo que puedo lidiar con estas reglas.
—Que bien, porque hay castigo por romperlas.
—¿Y qué clase de castigo podría ser?
Él se rió entre dientes. —Probablemente del tipo que disfrutarías.
Calidez lleno mis mejillas y venas. Decidí no responder a esa
declaración. En su lugar, llegué a la estación de radio al mismo tiempo que
Daemon. Nuestros dedos se rozaron y estática corrió por mi brazo,
extendiéndose a su carne. Me echo hacia atrás y él sonríe de nuevo, pero
el sonido fue ronco e hizo al espacioso todoterreno parecer de alguna
manera demasiado pequeño.
Daemon se decidió por una estación de rock, pero mantuvo el
volumen bajo. El viaje a la ciudad transcurrió sin incidentes pero divertido...
porque nada loco pasó. Eligió un restaurante italiano, y nos sentamos en
una mesita iluminada por velas parpadeantes. Miré a mí alrededor.
Ninguna de las otras mesas tenía velas. Estaban cubiertas con cursis
manteles de cuadros rojos y blancos. Pero nuestra mesa de madera estaba
vacía con excepción de las velas y dos copas de vino llenas de agua.
Incluso las servilletas se miraban como lino real.
Considerando las posibilidades mientras nos sentamos, mi corazón
dio un vuelco.
—¿Lo hiciste...?
Apoyó los codos sobre la mesa y se inclinó hacia delante. Las
sombras suaves bailaron sobre su rostro, destacando el arco de sus
pómulos y la curva de sus labios.
—¿Hacer qué?
—¿Organizar esto? —Señalé con la mano hacia las velas.
Daemon se encogió de hombros. —Tal vez...
44
Hice mi pelo hacia atrás, sonriendo.
—Gracias. Es muy...
—¿Impresionante?
Me eché a reír. —Romántico, es muy romántico. E impresionante,
también.
—Siempre y cuando pienses que es impresionante, entonces valió la
pena. —Levantó la mirada cuando la camarera llegó a nuestra mesa. Su
gafete decía Rhonda.
Cuando se volvió para tomar la orden de Daemon, sus ojos se
pusieron vidriosos, un efecto secundario común de estar cerca del Sr.
Extraordinario, estaba aprendiendo. —¿Y qué hay de ti, cariño?
—Espaguetis con salsa de carne —dije, cerrando el menú y
entregándoselo.
Rhonda miró hacia Daemon, y creo que podría haber suspirado. —
Traeré sus palitos de pan de inmediato.
Después nos quedamos solos, sonrió a mi cita. —Creo que vamos a
obtener albóndigas extra.
Se echó a reír. —Oye, soy bueno para algunas cosas.
—Eres bueno para un montón de cosas.
En el momento en que las palabras salieron de mi boca, me sonrojé.
Whoa. Eso podría ser percibido de muchas maneras.
Sorprendentemente, Daemon lo dejo pasar y comenzó a hacerme
bromas acerca de un libro que había visto en mi dormitorio. Era una novela
romántica. La típica portada con el modelo del macho alfa fornido con
abdominales marcados. Para cuando nuestra pila rebosante de palitos de
pan llegó, casi lo había convencido de que sería un modelo perfecto para
la portada de uno de esos libros.
—No uso pantalones de cuero —dijo, mordiendo lo mejor del ajo y
mantequilla.
Y eso era una maldita lástima. —Aun así. Tienes el estilo.
Rodó sus ojos. —Tú sólo me quieres por mi cuerpo. Admítelo.
—Bueno, sí...
Levanto sus pestañas y sus ojos brillaron como joyas. —Me siento
como un bombón.
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Rompí a reír. Pero entonces hizo una pregunta que no esperaba.
—¿Qué vas a hacer con la universidad?
Parpadeé. ¿Universidad? Sentada de nuevo, mi mirada cayó a la
pequeña llama.
—No lo sé. Quiero decir, en realidad no es posible a menos que
vayas a una cerca de un montón de cuarzo.
—Acabas de romper una regla —me recordó, sus labios formando
una media sonrisa.
Rodé los ojos. —¿Qué hay de ti? ¿Qué estás haciendo para la
universidad?
Se encogió de hombros. —No he decidido todavía.
—Se te está acabando el tiempo —dije, sonando como Carissa,
quien amaba recordármelo cada vez que hablamos.
—En realidad, a los dos se nos está agotando el tiempo, a menos
que hagamos una aceptación tardía.
—Está bien. Dejando a un lado lo de romper reglas, ¿cómo es
posible? ¿Tomar clases por Internet?
Se encogió de hombros otra vez, y en cierto modo quería apuñalarlo
a los ojos con el tenedor. —¿A menos que sepas de una universidad que
tenga... un ambiente adecuado?
Nuestras comidas llegaron, aplazando la conversación mientras la
camarera rallaba queso sobre el plato de Daemon. Eventualmente me
ofreció un poco. Y en el momento que se fue, me abalancé. —Así que, ¿lo
haces?
Cuchillo y tenedor en mano, empezó a cortar un trozo de lasaña del
tamaño de un camión. —Los Flatirons.
—¿Los qué?
—Los Flatirons es una montaña en las afueras de Boulder, Colorado.
—Cortó su comida en trozos pequeños. Daemon tenía tan delicados
hábitos alimenticios, mientras que yo estaba derramando mis espaguetis
alrededor de mi plato—. Están llenos de cuarcita.
—No es tan conocida ni tan visible como en algunos sitios, pero están
ahí, bajo varios metros de sedimentos.
—Está bien. —Traté de comer mis espaguetis en los más delicados
mordiscos—. ¿Qué tiene que ver eso con nada?
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Levantó la mirada a través de sus oscuras pestañas.
—La Universidad de Colorado está a unos dos kilómetros de los
Flatirons.
—Oh. —Masticaba lentamente y de repente se me fue el apetito—.
¿Es... es ahí donde quieres ir a la universidad?
Hubo otro encogimiento de hombros.
—Colorado no es un mal lugar. Creo que te gustaría.
Mirando hacia él, me olvide de la comida. ¿Estaba queriéndome
decir lo que creía que estaba queriéndome decir? No quería sacar
conclusiones, y tenía demasiado miedo para preguntar, porque él podría
estar sugiriendo que era un lugar que me gustaría visitar versus vivir allí...
con él. Y eso sería súper mortificante.
Con las manos frías, baje mi tenedor.
¿Qué pasa si Daemon se va? Por alguna razón había estado
pensando en la suposición de que no iba a salir de aquí. Nunca. Y lo había
aceptado, en un nivel subconsciente, estando atrapados aquí,
principalmente porque realmente no había pensado en encontrar otro
lugar que estuviera protegido de los Arum.
Mi mirada cayó a mi plato. ¿Hubiera aceptado quedarme aquí por
Daemon? ¿Era eso cierto? Él nunca ha dicho que te ama, una voz insidiosa
y molesta susurró. Ni siquiera después de que tú se lo has dicho.
Ah, la voz estúpida tenía un punto.
De la nada, un palito de pan tocó la punta de mi nariz. Mi cabeza se
sacudió hacia arriba. Salpicaduras de sal de ajo llovieron.
Daemon tenía el palo entre dos dedos, con las cejas arqueadas. —
¿En qué estabas pensando?
Me sacudí las migajas. Una sensación de tironeo lleno mi estómago,
y me obligué a sonreír. —Yo... yo creo que Colorado suena bien.
Mentirosa, dijo su expresión, pero volvió a su comida. Un silencio
tenso descendió entre nosotros, esa era la primera vez. Me obligué a
disfrutar de la comida, y pasó la cosa más divertida.
Con las burlas ligeras de Daemon y la conversación recurriendo a
diversos temas, como su obsesión con todas las cosas relacionadas con
fantasmas, me estaba divirtiendo de nuevo.
47
—¿Crees en los fantasmas? —pregunté, persiguiendo el último de mis
fideos. Con su plato vacio se echó hacia atrás y bebió de su copa—. Creo
que existen.
Sorpresa parpadeaba a través de mí.
—¿En serio? Huh. Pensé que sólo ves esos shows de fantasmas por
entretenimiento.
—Bueno, lo hago. Me gusta uno donde el chico grita: "¡Amigo!
¡Hermano!" Cada cinco segundos. —Él sonrió cuando me reí.
—Pero en serio, no puede ser imposible. Demasiadas personas han
sido testigos de cosas que no pueden ser explicadas.
—Al igual que demasiadas personas han presenciando
extraterrestres y ovnis —sonreí.
—Exactamente. —Dejo su copa sobre la mesa.
—Excepto que los ovnis son una basura total. El gobierno es
responsable de todos los objetos voladores no identificados.
Mi boca se abrió. ¿Por qué estaba incluso sorprendida?
Rhonda apareció con nuestra cuenta, y yo estaba renuente a irme.
Toda la cita fue una forma demasiado breve para un momento de
normalidad que a ambos nos hacía falta. A medida que nos dirigimos a la
parte delantera del restaurante, quería agarrar su mano y envolver mis
dedos alrededor de él, pero me contuve. Daemon hacia un montón de
cosas locas en público, pero ¿tomarse de las manos?
Así que no parecía su estilo.
Había un par de chicos de la escuela sentados junto a la puerta. Sus
ojos se abrieron del tamaño de platos cuando nos vieron. Considerando
que Daemon y yo teníamos esta relación de odio-odio la mayor parte del
año, pude comprender su sorpresa.
Había comenzado a nevar ligeramente mientras estábamos dentro y
una fina capa de nieve cubría el estacionamiento y autos. Nieve blanca
seguía cayendo. Deteniéndome en el lado del pasajero, incline la cabeza
hacia atrás y abrí mi boca, capturando un copo diminuto en la punta de
mi lengua.
Los ojos de Daemon se estrecharon sobre mí y la intensidad de su
mirada provocó un pequeño aleteo nervioso en mi estómago.
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Una urgencia para avanzar y cruzar la distancia entre nosotros, me
golpeó duro, pero yo no podía moverme. Mis pies estaban arraigados a la
tierra y expulsó el aire de mis pulmones.
—¿Qué? —susurré.
Sus labios se separaron. —Estaba pensando en una película.
—Está bien. —Me sentí caliente aunque estaba nevando—. ¿Y?
—Pero has roto las reglas, Kitten. Varias veces. Mereces algún
castigo.
Mi corazón dio un vuelco. —Soy una rompedora de reglas.
Sus labios se curvaron de las esquinas.
—Lo eres.
Moviéndose a la velocidad del rayo, Daemon estaba delante de mí
antes de que pudiera decir una palabra, ahuecando mis mejillas,
inclinando mi cabeza hacia atrás mientras bajaba la suya. Sus labios
rozaron los míos, enviando un escalofrío por mi columna vertebral. El
contacto inicial fue suave como una pluma y desgarradoramente tierno.
Entonces el contacto cambio con el segundo rose de sus labios y los míos
se separaron, dándole la bienvenida.
Realmente me gustó esta forma de castigo.
Las manos Daemon se deslizaron hasta mis caderas, y me atrajo
hacia él al mismo tiempo que nos movíamos hacia atrás, deteniéndonos
cuando mi espalda se apoyó contra el frío y húmedo metal de su auto,
con suerte en el suyo. Dudaba que alguien quisiera que una pareja
estuvieran haciendo lo que nosotros en su auto.
Porque nos estábamos besando, realmente besando, y no había ni
un centímetro de espacio entre nuestros cuerpos. Mis brazos encontraron
su camino alrededor de su cuello, dedos deslizándose a través del bloqueo
de seda cubierta con una ligera capa de nieve. Nos ajustamos en todas
las partes que eran importantes.
—¿Película? —murmuró, besándome otra vez—. ¿Y luego qué,
Kitten?
No podía pensar en torno cómo él sabía y sentía. Cómo mi corazón
estaba martillando locamente mientras sus dedos se deslizaron bajo mi
cuello de tortuga, extendiéndose a lo largo de mi piel desnuda. Y yo quería
estar completamente desnuda y sólo con él, siempre él. Él sabía lo que el
49
"¿y luego qué?" era. Haciendo las cosas bien... y querido Dios, yo quería
hacer esas cosas bien en estos momentos.
Ya que no podía conseguir que mi boca trabajara entre sus besos
adictivos, opte por hacer el show-no-decir nada, deslizando mis manos por
sus caderas vestidas de jeans. Enganchando mis dedos en su cinturón, lo
jale contra mí.
Daemon gruñó y mi pulso se aceleró. Sí, lo tiene. Su mano se deslizó
hacia arriba, sus dedos rozando contra el encaje. De repente su celular
sonó en su bolsillo, chillando tan fuerte como una alarma de incendio.
Pensé por un pequeño instante que iba a ignorarlo, pero se apartó,
jadeando. —Un segundo.
Me besó rápidamente, manteniendo una mano donde estaba
mientras sacó su teléfono. Enterré mi cara contra su pecho, respirando
rápidamente.
Él dejó mis sentidos girando en un delicioso lío que estaba fuera de
control.
Cuando Daemon habló, su voz era áspera. —Más vale que sea
realmente importante.
Lo sentí tensarse, su ritmo cardíaco mejorando, y supe al instante que
algo malo había pasado. Alejándome, lo miré.
—¿Qué?
—Está bien —dijo por el teléfono, sus pupilas volviéndose luminosas—.
No te preocupes, Dee. Me ocuparé de él. Te lo prometo.
El miedo enfrió el calor dentro de mí. Mientras Daemon bajaba el
teléfono, deslizándolo de nuevo en su bolsillo, mi estómago cayó. —¿Qué?
—pregunté de nuevo.
Cada músculo de su cuerpo endurecido. —Es Dawson. Escapó.
50
6 Traducido por Mel Cipriano
Corregido por val_mar
Me quedé mirando a Daemon, rogando haberle entendido mal,
pero la desesperación aguda y el toque de furia en sus ultra-brillantes ojos
me dijo que no lo había hecho.
—Lo siento —dijo.
—No. Entiendo completamente —Tiré mi cabello hacia atrás—. ¿Qué
puedo hacer?
—Tengo que ir —dijo, tomando las llaves de su bolsillo y colocándolas
en mi mano—. Y quiero decir que tengo que ir muy rápido. Tienes que ir a
casa y quedarte allí. —Y entonces me dio su celular—. Guarda esto en el
coche. Estaré de vuelta tan pronto como sea posible.
¿Ir a casa? —Daemon, te puedo ayudar. Puedo ir…
—Por favor —tomó mi rostro de nuevo, sus manos calientes sobre mis
mejillas ahora heladas. Me dio un beso, en parte lleno de anhelo y en
parte enojado. Entonces retrocedió—. Vete a casa.
Y luego se fue, moviéndose demasiado rápido para que el ojo
humano pudiera seguirlo. Me quedé allí durante varios minutos. ¿Habíamos
tenido una hora, tal vez dos, antes de que todo se fuera a la mierda? Mis
manos se apretaron alrededor de las llaves. El metal afilado se clavó en mi
carne.
Una cita arruinada era el menor de mis problemas.
—Maldita sea. —Giré y troté alrededor de la camioneta. Una vez
dentro, reajusté el asiento desde modo Godzilla a Normal, para que mis
pies pudieran alcanzar los pedales.
Vete a casa.
51
Dawson podría haber ido a uno de dos lugares. Ayer, Daemon había
dicho que Dawson trató de ir al edificio de oficinas, el último lugar donde
había estado cautivo. Ese lógicamente sería su primer lugar a verificar.
Ve a casa y quédate allí.
Salí del estacionamiento, agarrando el volante. Si me iba a casa y
esperaba como una niña buena, podía acurrucarme en el sofá y leer un
libro. Escribir una reseña y hacer un poco de palomitas de maíz. Luego,
cuando Daemon regresara, siempre y cuando nada terrible sucediera, yo
me tiraría a sus brazos.
Al girar a la derecha en lugar de a la izquierda, me reí en voz alta. El
sonido fue ronco y bajo, cortesía de mis jodidas cuerdas vocales y la
ansiedad.
A la mierda con irse a casa. Esto no era 1950. Yo no era un ser
humano frágil. Y seguro que no era la Katy que Daemon había conocido
inicialmente. Iba a tener que lidiar con eso.
Aceleré, esperando que los chicos de azul estuvieran ocupados
haciendo otras cosas además de vigilar el tráfico esa noche. No había
manera de que pudiera llegar antes que Daemon, pero si ellos se metían
en algún problema, podría correr a distraerlos o algo así. Yo podría hacer
algo.
A mitad de camino, vi un destello de luz blanca por el rabillo de mi
ojo, en lo profundo de una línea de árboles que inundaban la carretera.
Luego llegó otra vez, blanca teñida de rojo.
Pisando los frenos, me desvié a la derecha mientras la parte de atrás
de la camioneta patinaba hasta llegar a una parada desigual a lo largo
de la orilla. Con el pulso acelerado, encendí las luces de emergencia y abrí
la puerta. Salí corriendo hacia el otro lado de la carretera de dos vías,
medio deslizándome hasta que mis pies tocaron el otro extremo y gané
fuerza. El aprovechamiento de la Fuente y todo lo que existía dentro de mí,
me hizo tomar velocidad, corriendo tan rápido que mis pies apenas
tocaban el suelo.
Ramas bajas se enganchaban en mi cabello. Hojas de nieve caían
mientras me sumergía en torno a un árbol grueso, desbaratando una tierra
que había sido virgen una vez. A mi izquierda, había una mancha de color
marrón alejándose de mí. Lo más probable era que fuera un ciervo o,
conociendo mi suerte, un chupacabras.
52
Una luz de color blanco-azul se encendió más adelante, como un
rayo de luz horizontal. Definitivamente se trataba de poder de origen
Luxen, pero no del rojizo de Daemon. Tenía que ser Dawson o...
Corrí alrededor de un conjunto de rocas grandes, levantando nieve
como carámbanos asesinos cayendo desde los olmos, rompiéndose en el
suelo a mí alrededor. Volando a través del laberinto de árboles, me agarre
de uno repentinamente…
Allí estaban, dos Luxen en completo modo luciérnagas y ellos se
encontraban... ¿Qué demonios? Me patiné hasta detenerme, tragando el
aire.
Uno era alto, de color blanco puro con bordes sumergidos en rojo.
Otro era una forma delgada y más lenta con un resplandor azulado. El más
grande, que yo sabía que era Daemon, tenía a su compañero en lo que
parecía una llave de cabeza. Una brillante, con forma humana, llave de
cabeza que yo podría haber visto ser utilizada antes en la WWE5.
Oficialmente había visto todo.
Suponiendo que el otro era Dawson, era bastante rudimentario,
soltándose y empujando a Daemon atrás con un pie. Pero Daemon puso
sus brazos alrededor del centro de la luz, lo levantó en el aire y su cuerpo
golpeó tan fuerte contra el suelo que más carámbanos cayeron de los
árboles, que nos rodeaban.
La luz de Dawson palpitó y rayos de luz azul rebotaron en los árboles,
volviendo hacia ellos, evitándolos por poco. Intentó hacer rodar Daemon,
al menos eso es lo que parecía, pero Daemon tenía la sartén por el
mango.
Crucé los brazos, temblando. —Tienen que estar bromeando.
Las dos exaltados alienígenas se congelaron, y tuve muchas ganas
de subir y patearlos a ambos. Un segundo después, las luces parpadearon
hacia fuera. Los ojos aún incandescentes de Daemon encontraron los
míos. —Pensé que te había dicho que fueras casa y te quedaras ahí —dijo,
con advertencia en su voz.
—Y la última vez que lo comprobé, no tienes que decirme que me
vaya a casa y me quede allí. —Di un paso hacia adelante, ignorando la
forma en que sus ojos se iluminaron—. Mira, yo estaba preocupada. Pensé
en venir y ayudar.
5 World Wrestling Entertainment: Entretenimiento de Lucha Mundial.
53
Sus labios se tensaron. —¿Y cómo podrías haber ayudado?
—Creo que lo hice. Logré que dos idiotas dejaran de luchar.
Observó un momento más, y su mirada prometía un montón de
problemas más adelante. Tal vez una especie de castigo. Ah, borren eso.
Su mirada no prometía nada divertido.
—Déjame levantarme, hermano.
Daemon bajó la mirada. —No lo sé. Probablemente vas a echar a
correr y me obligarás a perseguirte de nuevo.
—Tú no puedes detenerme —dijo Dawson, con espeluznante voz
apática.
Los músculos se abultaban bajo suéter de Daemon. —Puedo y lo
haré. No voy a dejar que hagas esto. Ella…
—¿Ella qué? ¿No vale la pena?
—Ella no quiere que hagas esto —Daemon hirvió de furia—. Si la
situación fuera a la inversa, tú no querrías que ella hiciera esto.
Dawson se irguió, logrando obtener suficiente espacio entre ellos
para ponerse de pie. Allí, compartieron posturas cautelosas. —Si ellos
tuvieran a Katy…
—No vayas allí. —Las manos de Daemon se cerraron en puños
poderosos.
Su hermano no se vio afectado. —Si la tuvieran, harías lo mismo. No
mientas.
Daemon abrió la boca pero no dijo nada. Todos estábamos al tanto
de lo que habría hecho, y nadie lo hubiera detenido. Sabiendo eso,
¿cómo lográbamos contener a Dawson? No podíamos.
Supe el momento exacto en que Daemon se dio cuenta de eso,
porque dio un paso atrás y metió ambas manos en su cabello removido
por el viento. Estaba dividido entre hacer lo que era correcto y lo que
realmente había que hacer.
Dando un paso adelante, juré que podía sentir el peso que Daemon
cargaba como si fuera mío. —No podemos detenerte. Tienes razón.
Dawson miró bruscamente hacia mí, con los ojos de un verde
brillante. —Entonces dejen que me vaya.
—Pero no podemos hacer eso, tampoco. —Me atreví a echarle un
vistazo a Daemon. Nada podía obtenerse de su expresión—. Dee y tu
54
hermano han pasado el último año creyendo que habías muerto. Eso los
mató. No tienes ni idea.
—No tienes ni idea de lo que pasó —bajó la mirada—. Bueno, quizás
sí un poco. Lo que te hicieron a ti fue hecho sobre Beth una y mil veces. No
puedo olvidarme de ella, aunque ame a mis hermanos.
Oí a Daemon tragar duro. Era la primera vez desde su regreso, que
Dawson admitía los sentimientos hacia su familia.
Los tomé y corrí con ellos. —Y lo saben. Yo lo sé. Nadie espera que te
olvides de Beth, pero huyendo y logrando que te capturen no estás
ayudando a nadie.
Guau. ¿Cuando me convertí en la voz de la razón?
—¿Cuáles son las alternativas? —preguntó Dawson. Tenía la cabeza
inclinada hacia un lado, un gesto igual al de su hermano.
Ahí estaba el problema. Dawson no se detenía. En el fondo, Daemon
sabía y entendía el por qué, y habría hecho lo mismo. Era hipócrita a la
enésima potencia exigirle a alguien más que haga lo contrario. Tenía que
haber un compromiso.
Y lo habría. —Vamos a ayudarte.
—¿Qué? —exigió Daemon.
No le hice caso. —Sabes que ir tras el DOD no va a funcionar.
Tenemos que averiguar dónde está Beth, si es que siquiera la retienen aquí,
y necesitamos un plan para llegar a ella. Un muy bien pensado plan, con
bajas posibilidades de fracaso.
Ambos hermanos se me quedaron mirando. Contuve la respiración.
Eso era todo. No había forma de que Daemon pudiera vigilar a su
hermano por siempre. Y no era razonable suponer que podía.
Dawson se dio la vuelta, su espalda recta. Varios segundos pasaron
mientras el viento azotaba los árboles, haciendo girar la nieve. —No puedo
soportar la idea de que ellos la tengan. Duele respirar sólo de pensarlo
—Lo sé —susurré.
Luz de luna se deslizaba a través de las ramas, esculpiendo el rostro
de Daemon en una luz severa. Se había quedado en silencio, pero la ira
salía de él. ¿De verdad creía que podría continuar tras Dawson? Si era así,
entonces estaba loco.
Finalmente Dawson asintió. —Está bien.
55
Dulce alivio me inundó, haciendo que mis piernas se sintieran débiles.
—Pero tienes que prometerme que nos darás tiempo. —Todo dependía del
tiempo del que no éramos dueños—. No puedes impacientarte y salir
corriendo. Tienes que prometerlo.
Me miró y un escalofrío rodó a través de él, llevándose su lucha
fuera. Mientras estaba allí, la tensión se desenrolló, y sus brazos cayeron a
los costados sin fuerzas. —Te lo juro. Ayúdame y te lo juro.
—Es un trato.
Hubo un momento de silencio, como si el desierto estuviera tomando
su promesa y mi trato, guardándolos en la memoria. Y entonces los tres nos
dirigimos de nuevo a la camioneta, el ambiente estaba silencioso y tenso.
Mis dedos eran como paletas de hielo mientras le entregaban las llaves a
Daemon.
Dawson se subió atrás, con la cabeza apoyada en el asiento y los
ojos cerrados. Yo no dejaba de mirar a Daemon, esperando que dijera
algo, cualquier cosa, pero estaba concentrado en la carretera, su silencio
era una bomba de tiempo.
Me asomé sobre el respaldo. Detrás del delgado asiento, él estaba
observando a Daemon.
—Oye. ¿Dawson...?
Su mirada se deslizó a la mía. —¿Sí?
—¿Quieres volver a la escuela? —La escuela lo mantendría ocupado
mientras nos dábamos cuenta de cómo diablos podíamos llegar a Beth. Y
encajaba en el plan de Daemon de fingir que habíamos superado al DOD,
mientras nos permitía mantener un ojo en Dawson, sólo en caso de que no
cumpliera con su promesa—. Quiero decir, estoy segura de que puedes.
Podrías decirle a todo el mundo que huiste. Eso pasa.
—La gente piensa que está muerto —dijo Daemon.
—Estoy segura de que a algunos fugitivos de todo el país se los
considera muertos y no lo están —razoné.
Dawson parecía estar considerándolo. —¿Qué les diré sobre Beth?
—Esa es una buena pregunta. —Desafío goteaba en la voz de
Daemon.
Dejé de morder mi dedo. —Que los dos se escaparon, y tú decidiste
volver a casa. Ella no.
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Inclinándose hacia adelante, Dawson apoyó la barbilla en las
palmas de sus manos. —Es mejor que estar sentado ahí pensando en todas
las cosas.
Jodidamente cierto. Se volvería loco si lo hiciera.
—Tendría que ser registrado en las clases —dijo Daemon, con los
dedos tocando el volante—. Voy a hablar con Matthew. Ver lo que
podemos hacer para conseguir que se ocupe de ello.
El Daemon emocionado por fin conseguía ponerse detrás de esto,
me recosté y sonreí. Crisis evitada. Ahora sí sólo pudiera arreglar todo lo
demás con tanta facilidad.
Dee estaba esperando en el porche cuando nos detuvimos en el
camino de entrada. Andrew oficiaba de centinela, de pie a su lado.
Dawson salió del asiento trasero y se acercó a su hermana. Intercambiaron
palabras demasiado bajas para lograr escucharlas, y luego se abrazaron.
Era un increíble tipo de amor. Diferente al que mis padres habían
compartido, pero aún así más fuerte e inquebrantable. No importaba qué
loco infierno los separara.
—Pensé que te había pedido que te fueras a casa.
No me había dado cuenta de que estaba sonriendo hasta que la
sonrisa se desvaneció al oír la voz de Daemon. Lo miré y sentí mi corazón
caer. Sí, aquí estaba el problema que había prometido antes. —Tenía que
ayudar.
Miró por el parabrisas. —¿Qué habrías hecho si no hubiese sido
Dawson con el que te hubieras topado, sino a mí luchando contra el DOD,
o lo que sea que el otro grupo es?
—Daedalus —le dije—. Y si hubiesen sido ellos, todavía habría
ayudado.
—Sí, y es con eso con lo que tengo problemas. —Salió de la
camioneta, dejándome mirándolo fijamente.
Con un suspiro de frustración, también salí. Estaba apoyado contra el
parachoques, los brazos cruzados sobre su pecho. No me miró cuando me
detuve a su lado. —Sé que estás molesto porque te preocupas por mí,
pero no voy a ser la chica que se sienta en casa y espera a que su héroe
acabe con los villanos.
—Esto no es un libro —espetó.
—Bueno, duh…
57
—No. No lo entiendes —se volvió hacia mí, furioso—. Esto no es una
fantasía paranormal o lo que diablos sea que lees. No hay una trama, o
una idea clara de a dónde va todo esto. Los enemigos no son obvios. No
hay garantizados finales felices, y tú… —bajó la cabeza, para estar a la
altura de mis ojos—. Tú no eres un superhéroe, no importa lo que puedas
hacer.
Guau. Realmente había estado acechando mi blog. Pero ese no era
el punto. —Sé que esto no es un libro, Daemon. No soy estúpida.
—¿No lo eres? —Se rió sin humor—. Porque ser inteligente no es salir
corriendo detrás de mí.
—¡Lo mismo se podría decir de ti! —Mi ira ya lo había igualado—.
Corriste detrás de Dawson, sin saber en lo que te estabas metiendo.
—No me digas. Pero puedo controlar la Fuente sin proponérmelo. Sé
de lo que soy capaz. Tú no.
—Sé de lo que soy capaz.
—¿En serio? —cuestionó. Las puntas de sus mejillas encendidas de
rabia—. Si yo hubiera estado rodeado por agentes humanos, ¿habrías sido
capaz de acabarlos? ¿Y vivir contigo misma después de eso?
Ansiedad floreció en mi estómago, sus tentáculos llenos de humo se
envolvían alrededor de mí. Cuando estaba sola y tranquila, el hecho de
que había estado tan dispuesta a tomar una vida humana era en lo único
en que pensaba. —Estoy preparada para hacer eso. —Mi voz salió en un
susurro.
Dio un paso atrás, sacudiendo la cabeza. —Maldita sea, Kat. No
quiero que experimentes eso. —Cruda emoción llenaba su expresión—.
Matar no es difícil. Es lo que viene después: la culpa. No quiero que tengas
que lidiar con eso. ¿No lo entiendes? No quiero que tengas ese tipo de
vida.
—Pero ya tengo ese tipo de vida. Todas las esperanzas, deseos y la
buena voluntad del mundo no van a cambiar eso.
La verdad pareció enfurecerlo más. —Esa cuestión es aparte, lo que
le prometiste Dawson es una completa locura.
—¿Qué? —Mis brazos cayeron a los costados.
—¿Ayudar a encontrar Beth? ¿Cómo demonios se supone que
vamos a hacer eso?
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Cambie mi peso de un pie al otro. —No lo sé, pero vamos a
encontrar algo.
—Oh, eso es bueno, Kat. No sabemos cómo encontrarla, pero lo
ayudaremos. Un plan genial.
Calor corrió por mi columna vertebral. Oh, esto era grandioso. —¡Eres
un hipócrita! Ayer dijiste que ibas a encontrar lo que Will estaba haciendo,
pero no tienes ni idea de cómo. ¡Lo mismo con Daedalus! —Él abrió la
boca, pero yo sabía que lo tenía—. Y no pudiste mentirle a Dawson
cuando preguntó qué harías si ellos me tuvieran. No eres el único que
puede tomar decisiones temerarias y estúpidas.
Su boca se cerró de golpe. —Ese no es el punto.
Levanté una ceja. —Argumento pobre.
Daemon salió disparado hacia adelante, su voz áspera. —Tú no
tienes derecho a hacerle ese tipo de promesas a mi hermano. Él no es tu
familia.
Me estremecí, dando un paso atrás. Ser golpeada se hubiera sentido
mejor. A mi modo de ver, por lo menos había sacado a Dawson del
acantilado. Claro, la promesa de ayudarlo a encontrar Beth no era ideal,
pero era mejor que tenerlo corriendo como un adicto al crack.
Traté de controlar mi ira y decepción, porque entendía de dónde
venía una gran parte de su furia. Daemon no quería salir lastimado, y él
estaba preocupado por su hermano, pero su inherente, casi obsesiva
necesidad de protección no excusaba su comportamiento.
—Dawson es mi problema, porque es tu problema —le dije—.
Estamos juntos en esto.
Daemon puso sus ojos en los míos. —No en todo, Kat. Lo siento. Es
justo en la manera que es.
La parte posterior de mi garganta quemaba, y parpadeé varias
veces, negándome a derramar lágrimas a pesar de lo mucho que mi
pecho dolía. —Si no estamos juntos en todo, entonces ¿cómo podemos
realmente estar juntos? —Mi voz se quebró—. Porque no veo cómo eso es
posible.
Sus ojos se abrieron. —Kat…
Negué con la cabeza, sabiendo hacia dónde se dirigía esta
conversación. A menos que estuviera dispuesto a verme como algo más
que una frágil pieza de porcelana, estábamos condenados.
59
Alejarme de Daemon fue la cosa más difícil que había hecho.
Agravada por el hecho de que no trató de detenerme, porque ése no era
su estilo, pero en el fondo, en un lugar donde sólo hablaba la verdad, yo
no esperaba que lo hiciera. Pero lo quería. Yo lo necesitaba.
Y no lo hizo.
60
7 Traducido por Mery St. Clair
Corregido por Mel Cipriano.
Como era de esperar, la escuela se reanudó el lunes, y no había
nada peor que volver después de una pelea inesperada y con todos los
profesores zumbando por allí para recuperar el tiempo perdido.
Añadiéndole el hecho de que Daemon y yo no habíamos hecho nada
después de nuestra pelea y, bueno, los lunes siempre apestaban.
Me dejé caer en mi asiento, sacando mi enorme libro de
trigonometría.
Carissa me miró por encima del borde de sus gafas anaranjadas.
Otras nuevas. Una vez más. —Te ves totalmente emocionada por estar de
vuelta.
—¡Yupi! —dije sin entusiasmo.
La simpatía enmarcó su expresión. —¿Cómo… cómo está Dee? He
intentado llamarla un par de veces, pero no ha devuelto ninguna de mis
llamadas.
—Ni las mías —agregó Lesa, sentándose delante de Carissa.
Lesa y Carissa no tenían ni idea de que Adam no murió realmente en
un accidente de auto, y teníamos que mantenerlas en la oscuridad. —Ella
no habla con nadie en este momento. —Bueno, además de Andrew, lo
cual era tan bizarro que apenas podía creerlo.
Carissa suspiró. —Me hubiera gustado que el funeral fuera aquí. Me
hubiera gustado ofrecer mis respetos, ¿sabes?
Al parecer, los Luxen no hacían funerales. Así que inventamos una
excusa sobre que el funeral sería fuera de la ciudad y únicamente la
familia podría asistir.
61
—Esto apesta —dijo, mirando a Lesa—. Pensé que quizás podríamos
llevarla al cine después de la escuela esta semana. Para desconectar su
mente.
Asentí. Me gustaba como sonaba eso, pero dudaba que
pudiéramos llegar muy lejos con ella. También era tiempo de iniciar el Plan
A —El cual era reintroducir a Dawson a la sociedad. Incluso cuando yo
estaba en la lista de popo de su hermano, Dawson ayer le explicó a
Matthew que él estaba abordo. Probablemente no se descubriría hasta
mediados de la semana, pero saldría a la luz.
—Sin embargo, ella no podrá hacer ningún plan para esta semana
—dije.
—¿Por qué? —La curiosidad brilló en los oscuros ojos de Lena. Me
gustaba la chica, pero era una jodida chismosa. Lo cual era exactamente
lo que yo necesitaba.
Si la gente esperaba la reaparición de Dawson, no sería una sorpresa
cuando ocurriera. Lesa lo esparciría por todo el mundo.
—Chicas, no van a creer esto, pero… Dawson regresó a Casa.
Carissa se volvió varios tonos más pálida, y Lesa gritó algo que sonó
muy parecido a «¿Qué mierda?»
Mantuve mi voz baja, pero sus expresiones llamaban mucho la
atención. —Sí, aparentemente, él esta vivo. Huyó y finalmente decidió
volver a casa.
—De ninguna manera —jadeó Carissa, sus ojos muy abiertos detrás
de sus lentes—. No puedo creerlo. Quiero decir, son buenas noticias para
todos… bueno, tú sabes.
Lesa estaba totalmente en shock. —Todo el mundo pensó que él
estaba muerto.
Me forcé a encoger los hombros casualmente. —Bueno, no lo
estaba.
—Guau. —Lesa apartó un mechón rizado de su rostro—. Ni siquiera
puedo procesarlo. Mi cerebro está sobre trabajando. Por primera vez.
Carissa hizo la pregunta que probablemente pasaría por la mente
de todos. —¿Sabe si Beth volverá?
Manteniendo mi rostro en blanco, negué con la cabeza. —Al
parecer, huyeron juntos, pero Dawson quería volver a casa. Y ella no. Él no
sabe donde está.
62
Carissa se me quedó mirando mientras Lesa seguía jugueteando con
su cabello. —Eso es… muy extraño. —Hizo una pausa, regresando su
atención a su cuaderno. Una mirada extraña, que yo no pude descifrar, se
deslizó por su rostro, pero después, su expresión volvió a la de «¿Qué
mierda?»
—Quizás está en Nevada. ¿No es de allí ella? Sus padres volvieron
allí, creo.
—Quizás —murmuré, preguntándome qué demonios se suponía que
haríamos si no conseguíamos liberar a Beth. No era como si pudiéramos
mantenerla aquí. Seguro, ella tenía dieciocho ahora y era legalmente una
adulta, pero su familia se encontraba en una zona horaria diferente.
El calor se extendió por encima de mi cuello, y miré al frente de la
clase. Unos segundos más tarde, Daemon entró caminando. Mi estómago
se apretó, y me obligué a mi misma a no bajar la mirada. Si yo
argumentaba que era capaz de manejar las cosas malas, no podía
ocultarme de mi novio cuando teníamos una pelea.
Daemon arqueó una ceja al pasar, sentándose después detrás de
mí. Antes de que mis amigas pudieran atacar verbalmente a Daemon con
todas sus preguntas relacionadas con Dawson, me retorcí en mi asiento.
—Hola —dije, y luego me sonrojé, porque no había nada de malo en
saludar.
Él pareció pensar lo mismo y lo demostró mientras un lado de su labio
se curvaba hacia arriba, dándome la sonrisa marca Daemon. ¿Sexy? Sí.
¿Exasperante? Oh, sí. Me pregunté que sería lo que él diría. ¿Se disculparía
por haberme gritado por hablar con Dawson ayer? ¿Me pediría disculpas?
Porque si él se disculpaba, yo saltaría sobre su regazo justo aquí, en medio
de la clase. ¿O haría su siempre fiel comentario de «Necesitamos hablar en
privado». Mientras Daemon amaba tener audiencia, yo sabía que no se
mostraba como realmente era ante el mundo, y si él iba a abrirse,
vulnerable hasta la médula, no quería tener a la gente observándolo.
—Me gusta tu cabello así —dijo.
Mis cejas se arquearon. Bien. No era lo que yo esperaba. Levantando
mis brazos, alisé los costados de mi cabello con mis manos. La única cosa
que había hecho diferente era dividirlo por la mitad. Nada asombroso. —
Umm, ¿Gracias…?
La sonrisa permaneció en su rostro mientras seguíamos mirándonos el
uno al otro, y mientras más pasaban los segundo, más crecía mi irritación.
¿En serio?
63
—¿Hay algo que quieras decir? —pregunté.
Se inclinó hacia delante, deslizando sus codos sobre el escritorio.
Nuestros rostros a centímetros. —¿Hay algo que tu quieras decirme?
Tomé una profunda respiración. —Un montón de cosas.
Bajó sus gruesas pestañas, y su voz era suave como el satén. —Eso
apuesto.
¿Pensaba que estaba coqueteando? Luego habló de nuevo—: Hay
algo que me gustaría que dijeras. ¿Algo como, «lamento lo del sábado»?
Quería golpearlo. Quitarle toda esa arrogancia, lo juro. En lugar de
ser sarcástica, le lancé una mirada de fastidio y me giré. Lo ignoré el resto
de la clase, e incluso me marché sin dirigirle la palabra.
Por supuesto, él estaba a dos pasos detrás de mí en el pasillo. Mi
espalda se estremeció bajo su escrutinio, y si yo no lo conociera mejor,
creería que le divertía todo esto.
Las clases de la mañana transcurrieron. Biología fue raro, ya que el
asiento a mi lado estaba vacío. Lesa lo notó con un ceño fruncido. —No he
visto a Blake desde que terminaron las vacaciones navideñas.
Me encogí de hombros, mirando fijamente el proyector de pantalla
que Matthew estaba utilizando para la clase. —No tengo idea.
—Ustedes eran mejores amigos, ¿Y no tienes idea de dónde esta? —
La duda nubló su tono.
Sus sospechas eran totalmente comprensibles. Petersburgo era como
el Triángulo de las Bermudas para los adolescentes. Muchos venían.
Algunos nunca volvían a ser vistos de nuevo, mientras que otros resurgían
de la nada. En ese justo momento, me encontré queriendo soltar la sopa
como lo hacía de vez en cuando. Ocultando el hecho de que él era un
asesino.
—No lo sé. Mencionó algo sobre visitar a su familia en California.
Quizás decidió quedarse. —Dios, era terriblemente buena mintiendo—.
Petersburgo es un poco aburrido.
—Sin lugar a dudas. —Hizo una pausa—. ¿Pero no te dijo si volvería o
no?
Mordí mi labio. —Bueno, como Daemon y yo estamos saliendo
ahora, Blake y yo no hemos hablado.
64
—Ja —su rostro se transformó con una sonrisa de complicidad—.
Daemon no parece ser del tipo que le gusta que hables con otros chicos.
A él no le agradaría que fueras muy amigable con otros chicos.
Un sonrojo cubrió mis mejillas. —Oh, él esta de acuerdo con que
tenga amistades… —Mientras no maten a sus amigos. Froté mi frente,
suspirando—. De todos modos, ¿Cómo te va con Chad?
—¿Mi chico del momento? —rió—. Él es perfecto.
Me las arreglé para mantener la conversación centrada en Chad y
cuan cerca estuvieron de hacerlo. Por supuesto, Lesa quería saber sobre
Daemon y yo, y me negué a contarle algo, muy a su pesar. Ella admitió
que quería ser como yo.
Después de Biología, me detuve en mi casillero como de costumbre,
y me tomé todo el tiempo del mundo cambiando mis libros. Dudaba que
Dee quisiera ver mi cara. El sentarnos en la cafetería sería muy incómodo, y
yo aún seguía molesta con Daemon. Para cuando terminé de guardar mis
libros, el pasillo estaba vacío y el murmullo de las conversaciones era
distante.
Cerré la puerta del casillero y me detuve en medio pasillo, cerrando
el cierre de la bolsa de mensajero que mamá me dio en navidad. Algo se
movió al final del corredor vacío, pareció salir de la nada. Una figura alta y
delgada en el extremo del pasillo, obviamente un hombre por la rápida
mirada que di, y usaba una vieja gorra de beisbol; eso era una violación al
código de vestimenta del instituto. Era una de esas espantosas gorras de
camionera que todos los chicos usan alguna vez en su vida.
―Drifter‖6 estaba escrito en negro y detrás de las letras había una
figura ovalada… que se parecía mucho a una tabla de surf.
Mi pulso se disparó y parpadeé, dando un paso atrás. El chico
desapareció, pero la puerta de al lado se cerró lentamente.
No… no, esto no podía ser. Debía estar completamente loco para
volver aquí, pero… Sosteniendo con fuerza mi bolso, comencé a caminar y
luego a trotar antes de darme cuenta. Golpeé la puerta, abriéndola.
Corriendo hacia la barandilla, miré alrededor. El misterioso chico estaba en
el piso de abajo, como si estuvo esperando a que la puerta se abriera.
Pude ver el gorro de camionero con más claridad. Sin duda era una
tabla de surf.
6Marca de ropa para surfistas.
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Blake había sido un ávido surfista cuando vivía en California.
Luego, una mano bronceada, como si la persona pasara su vida
debajo del sol, se envolvió alrededor de una perilla plateada, y una ola de
familiaridad erizó los diminutos vellos de mis brazos.
Oh, mierda.
Una parte de mi cerebro se apagó. Bajé los escalones de tres en tres,
mi aliento atrapado en mi pecho. El pasillo estaba más lleno en la primera
planta, ya que la gente se dirigía a la cafetería. Oí a Carissa gritar mi
nombre, pero yo estaba concentrada en la gorra moviéndose hacia el
gimnasio y la puerta trasera, la cual llevaba al área del estacionamiento.
Lancé a un lado a una pareja que demostraban su afecto en
público, me deslicé entre amigos platicando, y perdí de vista la gorra por
un segundo. Maldición. Todo el mundo parecía atravesarse en mi camino.
Choqué con alguien, murmuré una disculpa, y seguí caminando. Cuando
llegué al final del pasillo, el único lugar a donde él pudo haber ido fue salir
por la puerta. No lo pensé dos veces. Empujé las pesadas puertas dobles y
salí. El cielo cubierto de nubes volvió todo sombrío y frío, y cuando mis ojos
recorrieron el lugar y más allá del estacionamiento, noté que él se había
ido.
Sólo dos cosas en este mundo podían moverse así de rápido: los
alienígenas y los humanos mutados por extraterrestres.
Y no tenía duda de que a quien había visto era Blake, y él quería que
yo lo viera.
66
8 Traducido por MarMar
Corregido por Juli_Arg
Encontrar a Daemon no fue para nada difícil. Se encontraba
tumbado contra el mural con el dibujo de la mascota escolar de la
cafetería, hablando con Billy Crump, un chico de nuestra clase de
trigonometría. Cartón de leche en una mano, y un pedazo de pizza
doblada a la mitad en la otra. Qué combinación asquerosa como el
demonio.
—Tenemos que hablar —dije, interrumpiendo el tiempo de chicos.
Daemon mordió su pizza mientras Billy me observó. Debió haber visto
algo en mi mirada, porque su sonrisa se desvaneció, y levantó las manos,
retrocediendo lentamente.
—De acuerdo, bien, te hablo más tarde, Daemon.
Él asintió, sus ojos fijos en mí. —¿Qué hay, Kitten? ¿Vienes a
disculparte?
Mis ojos se estrecharon, y por un breve momento, me entretuve con
la idea de sacudir su cuerpo en el medio de la cafetería. —Uh, no, no estoy
aquí para disculparme. Tú me debes a mí una disculpa.
—¿Así es cómo lo ves? —Tomó un trago de su bebida luciendo
inocentemente curioso.
—Bueno, para comenzar, no soy una imbécil. Tú lo eres.
Se rió entre dientes mientras miraba a un lado. —Ese es un buen
comienzo.
—Y puse a Dawson sobre sus pies. —Sonreí victoriosa cuando sus ojos
se estrecharon—. Y… Espera. Esto ni siquiera es importante. Dios, siempre
haces esto.
67
—¿Hacer qué? —Su mirada intensa osciló de nuevo hacia mí sin un
rastro de ira. Algo más como diversión y algo realmente inapropiado, dado
el hecho que estábamos parados en un salón de comidas. Dios santo…
—Distraerme con lo inane. Y en caso que no sepas lo que significa, es
tonto, siempre me distraes con algo tonto.
Terminó su pizza. —Sé lo que significa inane.
—Qué sorpresa —repliqué.
Una lenta sonrisa del tipo gato que atrapó al canario se formó en sus
labios. —Debo realmente distraerte, porque aún no me has dicho sobre
qué tenemos que hablar.
Diablos. Tenía razón. Ugh. Tomando una bocanada profunda de aire
me enfoqué. —Vi…
Daemon me tomó por el codo, dio un giro, y comenzó a caminar por
el pasillo. —Vayamos a un lugar más privado.
Intenté tironear mi codo de su agarre. Realmente me molestaba
cuando se ponía en plan He-Man7 y comenzaba a darme órdenes. —Deja
de arrastrarme, Daemon. Puedo caminar sola, zopenco.
—Ajá. —Me guió por el pasillo, deteniéndonos frente a las puertas del
gimnasio. Colocó sus manos a cada lado de mi cabeza, encarcelándome
mientras se inclinaba. Su frente apenas tocando la mía—. ¿Puedo decirte
algo?
Asentí.
—Encuentro increíblemente atractivo cuando te vuelves toda
luchadora conmigo. —Sus labios rozaron mi sien—. Eso probablemente me
hace lucir un poco trastornado. Pero me gusta.
Sí, lucía un poco mal, pero había algo… ardiente sobre lo rápido que
me defendía cuando algo sucedía.
Su cercanía era tentadora cuando su aliento era seductoramente
cálido y estaba tan cerca de mis labios. Convocando a mi fuerza de
voluntad, coloqué mis manos en su pecho y lo alejé levemente. —Enfócate
—dije, no muy segura de si le hablé a él o a mí—. Tengo algo más
7 He-Man: fue una serie de dibujos animados de principios de los años 80. Transcurría en el
fantástico planeta Eternia, donde He-Man, el hombre más poderoso del Universo, luchaba
contra Skeletor para proteger los secretos del Castillo de Grayskull.
68
importante que decirte que las cosas perturbadoras que te ponen
ardiente.
Sus labios se curvaron en una sonrisa. —De acuerdo, de vuelta a lo
que viste. Estoy enfocado. Con la cabeza en el juego y todas esas cosas.
Me reí para mis adentros, pero me despejé con rapidez. No había
forma de que Daemon respondiera bien a esto. —Estoy bastante segura
que vi a Blake hoy.
Daemon inclinó su cabeza a un lado. —¿Has dicho qué?
—Creo que vi a Blake aquí, justo hace unos minutos.
—¿Cómo estás tan segura? ¿Lo viste, su rostro? —Ahora era todo
negocios, sus ojos agudos como los de un halcón y su rostro establecido en
líneas sombrías.
—Sí, vi… —No había visto su cara. Mordiendo mi labio, miré hacia el
pasillo. Los estudiantes apilados fuera de la cafetería se empujaban los
unos a los otros, y reían. Tragué—. No vi su rostro.
Soltó un largo suspiro. —De acuerdo. ¿Qué fue lo que viste?
—Un gorro, un gorro de camionero. —Dios, eso sonaba lamentable—
. Tenía una tabla de surf. Y vi su mano… —Y eso sonaba aún peor.
Sus cejas se alzaron. —Así que, déjame entender esto. ¿Viste un gorro
y una mano?
—Sí —suspiré, dejando caer mis hombros.
Daemon suavizó su expresión y colocó un pesado brazo sobre mis
hombros. —¿Estás realmente segura que era él? Porque si no lo estás, está
bien. Has estado bajo mucho estrés.
Arrugué mi nariz. —Recuerdo haberte oído decirme algo como eso
antes. Ya sabes, cuando intentabas esconder lo que eras. Sí, recuerdo eso.
—Ahora, Kitten, sabes que esto es diferente. —Apretó mis hombros—.
¿Estás segura, Kat? No quiero volver a todo el mundo loco si no estás
segura.
Lo que había experimentado fue más con un sentimiento que haber
visto a Blake. Dios sabía que un montón de chicos rompían las reglas de
vestimenta con atrocidades como gorras de camioneros. La cosa era, que
no había visto su rostro, y recordando, no podría estar cien por ciento
segura de que era Blake.
69
Miré a la intensa mirada de Daemon y sentí mis mejillas arder. No
había juicio en su mirada. Era más como compasión. Creyó que me
quebraba bajo la presión de todo lo sucedido. Tal vez imaginaba cosas.
—No estoy segura —dije finalmente, bajando la mirada.
Y esas palabras fueron agrias para mi estómago.
* * *
Más tarde esa noche, Daemon y yo cumplimos deber de niñeras. A
pesar de que Dawson había prometido no llevar a cabo su propia misión
de búsqueda y rescate, sabía que Daemon no lo iba a dejar solo en su
casa, y Dee quería salir esta noche, ver una película o algo.
Yo no fui invitada.
En su lugar, me encontraba sentada entre Daemon y Dawson, por
cuatro horas con un zombiethon de George Romero, con un tazón de
palomitas de maíz en mi regazo y un cuaderno descansando en mi pecho.
Habíamos estado ideando planes para rescatar a Beth, llegando tan lejos
como anotando dos lugares que deberíamos visitar, antes de decidir hacer
vigilancia este fin de semana para ver qué tipo de seguridad tenían. Para
el comienzo de Land of the Dead, los zombies se habían vuelto más feos e
inteligentes.
Y me divertía.
—No tenía idea que eres fanática de los zombies. —Daemon tomó
una mano entera de palomitas—. ¿Qué es, la sangre y tripas, o las
connotaciones sociales refregadas en tu rostro?
Reí. —Principalmente, la sangre y tripas.
—Eso es tan poco femenino de tu parte —comentó Daemon, sus
cejas marcando su punto cuando un zombie intentó usar su cuchilla de
carnicero para tirar una pared abajo—. No estoy muy seguro de esto.
¿Cuántas horas nos quedan?
Dawson alzó su brazo y dos DVDs volaron hacia su mano. —Uh,
tenemos Diary of the Dead y Survivial of the Dead.
—Genial —murmuró Daemon.
Rodé mis ojos. —Gallina.
70
—Lo que sea. —Me codeó, haciendo que un grano de maíz volara
entre mi pecho y el cuaderno. Suspiré—. ¿Quieres que lo limpie por ti? —
preguntó.
Lanzándole una mirada, lo desenterré y se lo arrojé en el rostro. —Vas
a estar agradecido cuando el Apocalipsis zombie ocurra y sepa qué hacer
gracias a mi fetiche zombie.
Lucía dudoso. —Hay mejores fetiches ahí fuera, Kitten. Podría
mostrarte algunos.
—Uh, no, gracias. —Pero sí me sonrojé. Y hubo un montón de
imágenes que de repente contaminaron mi mente.
—¿No se supone que tienes que ir al Costco8 más cercano o algo
así? —preguntó Dawson, dejando que los DVDs flotasen de nuevo a la
mesita de café.
Daemon se giró lentamente hacia su hermano gemelo, incrédulo. —
¿Y cómo sabrías eso tú?
Se encogió de hombros. —Está en la Guía de Supervivencia Zombie.
—Lo está. —Asentí con entusiasmo—. Costco tiene todo lo que
necesitas, paredes gruesas, comida y suministros. Incluso venden armas y
municiones. Puedes refugiarte allí por años mientras los zombies buscan su
comida.
La boca de Daemon se abrió grande.
—¿Qué? —Sonreí—. Los zombies tienen que comer también, sabes.
—Es muy cierto eso de Costco. —Dawson tomó un solo maíz y lo
lanzó en su boca—. Pero nosotros podríamos simplemente volar a los
zombies. Estaríamos bien.
—Ah, buen punto. —Revolví el tazón buscando un maíz casi sin
explotar, mis favoritos.
—Estoy rodeado de fenómenos —dijo Daemon, luciendo
estupefacto mientras sacudía su cabeza, pero sé que secretamente se
sentía emocionado.
8 Costco: Costco Wholesale Corporation es el séptimo mayor minorista en el mundo. A
partir de julio de 2012, fue el quinto más grande minorista en los Estados Unidos, y el mayor
almacén con cadena de club de membresías en los Estados Unidos. En octubre de 2007,
Costco es la mayor cadena minorista del vino en el mundo.
71
Por un lado, su cuerpo se hallaba completamente relajado al lado
del mío, y esta era una de las primeras veces que Dawson actuaba…
normal. Sí, hablar sobre zombies no era probablemente el más grande
paso en la humanidad, pero era algo.
En la pantalla plana, un zombie tomó un pedazo de brazo de un
tipo. —¿Qué diablos? —se quejó Daemon—. El tipo simplemente se quedó
allí. Hola. Hay zombies en todas partes. Intenta mirar detrás de ti, gran
imbécil.
Solté una risita.
—Es por eso que las películas de zombies son increíbles para mí —
continuó—. De acuerdo. Digamos que el mundo termina en una gran
tormenta de zombies. La última cosa que una persona con dos células
funcionando haría, es quedarse parada junto a un edificio esperando que
un zombie venga arrastrándose sigilosamente.
Dawson esbozó una sonrisa.
—Cállate y mira la película —dije.
Me ignoró por completo. —¿Así que en realidad piensas que te iría
bien en un Apocalipsis zombie?
—Sip —dije—. Totalmente salvaría tu trasero.
—Oh, ¿de verdad? —Miró la pantalla. Entonces se desvaneció y
algo… algo más lo reemplazó.
Chillando, me tiré bruscamente hacia Dawson. —Oh, por Dios…
La piel de Daemon se encontraba horriblemente gris y colgaba
suelta de su rostro. Marchas marrones en descomposición cubrían sus
pómulos. Uno de sus ojos era sólo… un hoyo. El otro era vidrioso y blanco
como la leche. Matas de cabellos habían desaparecido.
Daemon zombie sonrió con sus dientes podridos. —¿Salvar mi
trasero? Sí, no lo creo.
Sólo podía observarlo.
Dawson realmente rió. No estaba segura de qué era más
impresionante: eso o el zombie sentado a mi lado.
Su forma se desvaneció y entonces volvía a ser él, hermoso, pómulos
tallados y cabeza llena de cabellos. Gracias a Dios. —Creo que apestarías
en un Apocalipsis zombie —dijo.
72
—Tú, estás trastornado —murmuré, sentándome a su lado
cuidadosamente.
Con una sonrisa satisfecha, alcanzó el tazón, el cual estaba vacío.
Algo de él debía estar en el suelo. Sintiendo unos ojos en mí, miré a
Dawson.
Nos observaba, pero no estoy segura de que nos estuviera mirando
en realidad. Había una expresión nostálgica en sus ojos, teñida de tristeza y
algo más. ¿Determinación? No sabía, realmente, pero por un segundo, el
matiz verde brilló, dejando de ser sombrío y apático, y lucía tanto como
Daemon que me hizo tomar una respiración poco profunda.
Entonces, sacudió un poco su cabeza y miró hacia otra parte.
Miré a Daemon y supe que lo había notado. Se encogió de hombros.
—¿Alguien quiere más palomitas? —preguntó—. Tengo colorante de
comida. Puedo hacerlas rojas para ti.
—Más palomitas, pero sin colorante, por favor. —Cuando tomó el
tazón y se puso de pie, lo atrapé echándole un vistazo aliviado a su
hermano—. ¿Quieres que le ponga pausa a la película?
Su mirada me dijo que no y solté unas risitas de nuevo. Daemon se
paseó fuera de la habitación, deteniéndose en la puerta cuando los
zombies escudaron el agua. Luego, sacudió su cabeza y se fue. Él no me
engañaba.
—Creo que secretamente disfruta de las películas de zombies —dijo
Dawson, mirándome.
Le sonreí. —Pensé lo mismo. Tiene que hacerlo, desde que le gusta
toda esa cosa de los fantasmas.
Dawson asintió. —Solíamos grabar esos programas y pasar todo el
sábado mirándolos. Suena algo patético, pero era divertido. —Hubo una
pausa y su mirada se deslizó de nuevo al televisor—. Lo extraño.
Mi corazón estaba con él y Daemon. Miré la pantalla, masticando mi
labio inferior. —Sabes, todavía puedes hacerlo.
No respondió.
Me pregunté si el problema era que Dawson no se encontraba
cómodo a solas con Daemon. Definitivamente, había un montón de
equipaje entre ellos. —Me encantaría mirar algunos este sábado cuando
volvamos de vigilar los edificios.
73
Dawson se encontraba en silencio mientras cruzaba sus talones.
Estaba bastante segura que no respondería, que ignoraría mi ofrecimiento,
y estaba bien con eso. Pasos pequeños y esas cosas.
Pero entonces sí habló. —Sí, eso sería algo agradable. Yo… yo puedo
hacer eso.
Sorprendida, mi cabeza giró hacia Dawson. —¿De verdad?
—Sí. —Sonrió. Era débil, pero era una sonrisa.
Contenta sobre eso, asentí y volví la atención de vuelta a la sangre.
Pero vi a Daemon de pie justo fuera de la sala. Mi mirada fue atraída a la
suya, y me ahogué en un inestable respiro.
Había escuchado todo.
Alivio y gratitud vertían de él. No necesitaba decir nada. El
agradecimiento se veía en su mirada, en la pequeña sacudida de sus
manos alrededor del tazón con palomitas frescas. Entró en la habitación y
tomó asiento, colocando el tazón en mi regazo. Entonces, alcanzó mi
mano, la tomó y estuvimos así por el resto de la noche.
* * *
Durante el siguiente par de días, acepté que probablemente había
sufrido de un pequeño ataque de locura el lunes. No hubo más visiones de
gorros de camioneros del infierno, y entonces el jueves, todo el tema de
Blake había dejado de ser un problema.
Dawson había vuelto a PHS.
—Lo vi esta mañana —dijo Lesa en trigonometría, su cuerpo
prácticamente zumbando como un tenedor puesto a punto de la
emoción—. O al menos, creo que lo hice. Realmente, podía haber sido
Daemon, pero este tipo era más delgado.
Para mí, era sencillo definir a los dos hermanos. —Era Dawson.
—Esa es la cosa más extraña. —Algo de su entusiasmo se había
desvanecido—. Dawson y yo nunca habíamos sido mejores amigos, pero
siempre fue amigable. Nos acercamos a él, pero continuó caminando
como si ni siquiera me hubiese visto. Y oye, soy difícil de pasar por alto. Mi
burbujeante personalidad es como otra gritona persona.
Me reí. —Es tan cierto.
74
Lesa sonrió. —Pero, de verdad algo… algo no me cierra sobre él.
—¿Oh? —Mi pulso se aceleró. ¿Había algo sobre Dawson que los
humanos podían sentir?—. ¿A qué te refieres?
—No lo sé. —Miró hacia el frente del salón de clases, sus ojos
viajando sobre las desvanecidas fórmulas garabateadas en la pizarra. Sus
rizos se derramaron en sus hombros. —Es difícil de explicar.
No hubo mucho tiempo para enterrarnos lo que había querido decir.
Carissa llegó a clases, y luego Daemon. Él colocó un vaso de mocha latte
sobre mi escritorio. Canela impregnó el aire.
—Gracias. —Sosteniendo el cálido vaso—. ¿Dónde está el tuyo?
—No tenía sed esta mañana —dijo, haciendo girar su lápiz. Miró por
encima de mi hombro—. Hola, Lesa.
Lesa suspiró. —Necesito un Daemon.
Me giré hacia ella, incapaz de esconder mi sonrisa. —Tienes un
Chad.
Hizo girar sus ojos. —Él no me trae bebidas.
Daemon se rió entre dientes. —No todo el mundo puede ser tan
genial como yo.
Ahora, yo hice girar los míos. —Chequea tu ego, Daemon, chequea
tu ego.
Del otro lado del pasillo, Carissa jugueteaba con sus anteojos, sus
ojos serios y sombríos mientras miraba a Daemon. —Sólo quería decir que
estoy feliz de que Dawson ha vuelto y está bien. —Dos manchas rojas
florecieron en sus mejillas—. Debe ser un gran alivio.
Daemon asintió. —Lo es.
La conversación sobre su hermano terminó allí mismo. Carissa se dio
la vuelta, y a pesar de que raramente los temas incómodos desvían a Lesa,
no la continuó. Pero luego de clases, mientras Daemon y yo navegábamos
por los pasillos, la gente casi se quedaba inmóvil.
Todo el mundo observaba a Daemon y había montones de susurros.
Algunos trataron de mantenerlos bajos. A otros parecía no importarle.
—¿Lo has visto?
—Dos de ellos de nuevo…
—Es tan raro que haya vuelto sin Beth…
75
—¿Dónde está Beth…?
—Tal vez volvió por Adam…
Pude notar que la fábrica de chismes se encontraba en pleno auge.
Tomé un trago de mi todavía cálido mocha y eché un vistazo a
Daemon. La curva de su mandíbula estaba dura. —Uh, tal vez esto no fue
una buena idea.
Su mano descansaba en la parte baja de mi espalda mientras abría
la puerta de las escaleras. —¿Qué te hace pensar eso?
Ignoré su sarcasmo. —Pero si no volvía, ¿qué se suponía que hiciera
él?
Daemon se mantuvo a mi lado mientras nos acercábamos al
segundo piso, cubriendo la mayoría del estrecho espacio. Los chicos
tenían que apretarse para dejarlo pasar. Y no tenía idea realmente a
dónde se dirigía. Su clase era en el primer piso.
Se inclinó, manteniendo su voz baja. —Fue una mala y buena idea.
Necesita volver al mundo. Va a haber repercusiones, pero va a valer la
pena.
Asentí. Lo que dijo era cierto. En la puerta de mi clase de inglés, tomó
un sorbo de mi mocha y me lo devolvió.
—Te veo en el almuerzo —dijo, besándome brevemente antes de
girarse.
Mis labios hormiguearon mientras veía la parte de atrás de su oscura
cabeza desaparecer, y entonces entré a mi clase. Había tanto sucediendo
que concentrarme estaba fuera de la ecuación. El profesor llamó mi
atención una vez, pero no lo noté. La clase entera lo hizo, sin embargo.
Incómodo.
Resultó que Dawson estaba en mi clase de biología, y hombre sí
tenía todos los ojos sobre él. Se encontraba sentado al lado de Kimmy
cuando pasé. Asintió, y luego volvió a pasar las hojas de su libro de textos.
Los ojos de su compañera de mesa eran como dos lunas.
¿Obtuvo algún tipo de educación mientras no estaba? No era que
importara. Los Luxen se desarrollaban mentalmente mucho más rápido
que los humanos. Perderse un año de escuela probablemente no
significará nada para él.
—¿Lo ves? —Lesa se giró justo en el momento que tomé asiento
detrás de ella.
76
—¿Ver qué?
—Dawson —susurró—. Ese no es el Dawson que recuerdo. Siempre
hablando y riendo. Nunca leyendo un libro de textos de biología.
Me encogí de hombros. —Probablemente haya pasado por algunas
cosas locas. —No era mentira—. Y es probable que se sienta algo
incomodo de estar de vuelto con todo el mundo con sus ojos sobre él. —
Tampoco era mentira.
—No lo sé. —Tiró de su bolso mientras miraba hacia la mesa de
Dawson—. Está más malhumorado de lo que Daemon solía estar.
—¿Daemon solía ser malhumorado? —dije un poco seca.
—Bueno, sólo no muy amigable, supongo. Él como que se pegaba a
sí mismo antes. —Se encogió de hombros—. ¡Oh! A propósito, ¿qué diablos
sucede con Dee pasando el rato con el Escuadrón Malvado?
Escuadrón Malvado era un nombre clave que Lesa le había dado a
Ash y Andrew cuando llegué por primera vez al instituto. Hace algún
tiempo, supongo que Daemon también era parte de ese grupo.
—Ah —dije, de pronto queriendo leer mi libro de textos de biología.
Cada vez que pensaba en Dee, quería llorar. Nuestra amistad había
tomado un mordaz desvío hacia la villa de los rompimientos—. No lo sé. Ha
estado… diferente desde lo que sucedió con Adam.
—Ni que lo digas. —Lesa sacudió su cabeza—. Su proceso de duelo
es aterrador. Intenté hablar con ella ayer en su casillero, y me miró, no dijo
nada, y simplemente se alejó.
—Auch.
—Sí, en realidad hirió mis sentimientos.
—Bastante parecido a lo que he tenido que…
La puerta del salón se abrió mientras la campana sonaba y lo
primero que noté fue una usada remera vintage de Nintendo. Amaba esas
remeras de la vieja escuela que lucían como una pantalla. Luego, el
desordenado cabello bronce y los ojos almendrados.
Mi corazón se detuvo; un zumbido comenzó a llenar mis oídos,
transformándose en un rugido. El aire fue absorbido de la habitación.
Esperaba que Will volviera, pero no… él.
—Oh. Mira quién está aquí —dije Lesa, acariciando su cuaderno con
sus manos—. Blake.
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78
9 Traducido por ♥...Luisa...♥
Corregido por Juli_Arg
Tenía que estar soñando, porque esto no podía ser real. De ninguna
manera. Por supuesto que no. Blake no estaría paseándose en el salón de
clases como si fuera cualquier otro día. Tampoco Matthew dejaría caer su
bloc de notas. Eché un vistazo a Dawson antes de darme cuenta de que
no conocería nada mejor. Nunca había visto a Blake.
—¿Estás bien, Katy? Te ves un poco agitada —dijo Lesa.
Mis ojos se clavaron en ella salvajemente. —Yo...
Un segundo más tarde, Blake tomaba su asiento—su asiento a mi
lado. El resto de la clase borrosa. Estúpidamente atrapada por su
reaparición.
Puso el libro sobre la mesa y se reclinó en la silla, cruzando los brazos.
Dándome una mirada de soslayo, me guiñó un ojo.
¿Qué demonios...?
Renunciando a esperar que yo terminara lo que estaba diciendo,
Lesa dio la vuelta, sacudiendo la cabeza. —Tengo amigos extraños —
murmuró.
Blake no dijo nada mientras Matthew recogió sus papeles dispersos.
Mi corazón corría tan rápido que estaba segura de que iba a tener un
colapso en cualquier momento.
La gente miraba, pero no pude sacar mis ojos de Blake. Finalmente,
encontré mi voz. —¿Qué... qué haces?
Me miró, mil secretos entre las manchas verdes de su mirada. —Ir a
clase.
—Tú... —No había palabras. Y luego el shock desapareció,
reemplazado con un pico de ira tan poderoso y caliente que sentí prisa
estática sobre mi piel.
79
—Tus ojos —murmuró Blake, con una sonrisa burlona en sus labios—,
están empezando a brillar.
Cerré los ojos y me esforcé por controlar mis emociones
arremolinadas. Cuando estaba alrededor del 40 por ciento segura de que
no iba a saltar sobre él como un mono y romperle el cuello, volví a abrir los
ojos. —No deberías estar aquí.
—Pero lo estoy.
Este no era el momento para comentarios evasivos. Miré hacia el
frente del salón y vi a Matthew escribir en la pizarra, con el rostro pálido. Él
hablaba, pero no escuché nada.
Metí mi pelo detrás de la oreja y mantuve la mano allí. Cualquier
cosa que me detuviera de golpear a Blake, porque era una posibilidad
real que lo haría. —Te dimos una oportunidad. —Mantuve mi voz baja—.
No vamos a hacerlo de nuevo.
—Pero creo que lo harán. —Se inclinó sobre el pequeño espacio,
acercándose demasiado y haciendo que mis músculos se bloquearan—.
Una vez que escuchen lo que tengo que ofrecer.
Una risa loca brotó de mi garganta mientras mantuve los ojos fijos en
Matthew. —Estás tan, tan muerto.
Lesa miró por encima del hombro interrogante. Forcé una sonrisa.
—Hablando de muertos —murmuró, una vez que Lesa se había
vuelto—. Veo que el gemelo perdido hace mucho tiempo ha regresado. —
Tomó su pluma y comenzó a escribir—. Apuesto que Daemon está tan
emocionado. Ah, lo que me recuerda, estoy bastante seguro de que es él
quien te mutó.
Mi mano más cercana a él se curvó. Una luz blanca tenue bailó
sobre los nudillos, agitando como el núcleo de una llama. El conocimiento
de quien me había mutado era peligroso. Además las ramificaciones que
Daemon tendría que enfrentar si salía de la comunidad Luxen, el DOD
podría utilizarlo contra nosotros. Como habían hecho con Dawson y
Bethany.
—Cuidado —dijo—, veo que todavía tenemos que trabajar sobre tu
enojo.
Le lancé una mirada oscura, prometedora. —¿Por qué estás aquí?
¿En serio?
80
Puso su dedo sobre sus labios. —Shh. Tengo que aprender acerca
de... —Miró el tablero, entornando los ojos para concentrarse—. Los
diferentes tipos de organismos. Bostezo.
Tomó hasta la última gota de mi autocontrol para sentarme a través
de esa clase. Incluso Matthew parecía que tenía problemas, olvidando a
dónde iba con su charla cada dos minutos. Capté la mirada de Dawson
una vez y deseé poder comunicarme con él...
Espera. ¿No podría comunicarme con Daemon? Lo habíamos hecho
antes, pero siempre había estado en su forma Luxen cuando sucedió.
Tomando una respiración profunda, bajé la mirada a las líneas borrosas en
mi cuaderno y me concentré lo más fuerte que pude.
¿Daemon?
El espacio entre mis oídos zumbaba como un televisor en silencio. No
había sonido perceptible, sino un zumbido de alta frecuencia. ¿Daemon?
Esperé, pero no hubo respuesta.
Frustrada, dejé escapar un suspiro. Tenía que encontrar una manera
de hacerle saber que Blake regresó, al igual que, de verdad y de nuevo en
la escuela. Pensé que podría conseguir que Dawson hablara con él, pero
no se sabía cómo actuaría Dawson si me levantaba para ir al baño y le
decía que el idiota a mi lado era Blake.
Miré a dicho imbécil. Sin lugar a dudas, Blake era bien parecido.
Sacudió todo el cabello desordenado y luciendo una piel de surfista. Pero
debajo de esa sonrisa fácil, se ocultaba un asesino.
En el momento en que sonó la campana, recogí mis cosas y me dirigí
hacia la puerta, lanzando una mirada a Matthew. De alguna manera
parecía saberlo, porque salió al paso Dawson —y esperaba— mantendría
a Dawson de lanzar a Blake a través de una ventana en frente de todo el
mundo una vez que Matthew compartiera quien era Blake. Seguía el
período de almuerzo, pero saqué mi celular de mi bolso mensajero.
Di unos tres pasos antes de que Blake acechara detrás de mí en la
sala y me tomara el codo. —Tenemos que hablar —dijo.
Traté de tirar de mi brazo libre. —Y tienes que dejarme ir.
—¿O qué? ¿Vas a hacer algo al respecto? —Tenía la cabeza
inclinada hacia mí y cogí el olor familiar de su loción de después de
afeitar—. No. Porque sabes lo que el riesgo de exposición es.
Apreté los dientes. —¿Qué quieres?
81
—Sólo hablar. —Me condujo a un aula vacía. Una vez dentro, rompí
mi brazo libre mientras cerraba la puerta—. Mira…
Actuando por instinto, dejé caer mi bolso en el suelo y dejé que la
Fuente se disparara a través de mí. Blanco-rojo claro repartidas en mis
brazos, crepitando en el aire. Una bola de luz blanca del tamaño de una
pelota de béisbol construida encima de mi palma.
Blake cerró los ojos. —Katy, sólo quiero hablar. No es necesario…
Solté la energía. La luz se disparó a través de la habitación en un
perno. Blake se lanzó fuera del camino y la luz se estrelló contra la pizarra.
La intensidad fundió el medio de la pizarra verde y el olor de ozono
quemado llenó el aire.
La fuente se construyo en mí otra vez, y esta vez no iba a fallar. Corrió
por mis brazos a mi alcance. En ese momento, realmente no sabía si era lo
suficientemente potente como para matar a Blake o simplemente hacer
algo de daño grave. O tal vez lo era y no quería admitirlo.
Corriendo detrás de un escritorio de roble enorme, Blake levantó la
mano. Todas las sillas a la izquierda volaron a la derecha, golpeando mis
piernas haciéndome caer. Mi objetivo estaba perdido y la bola de energía
se disparó en la cabeza de Blake, estrellándose contra el reloj circular por
encima de la mesa. Explotó en un centenar de piezas deslumbrantes de
plástico y vidrio que llovieron...
Y luego las piezas se detuvieron en el aire, colgando allí como si
estuvieran colgados por hilos invisibles. Debajo de ellos, Blake se enderezó,
sus ojos luminosos.
—Mierda —dije en voz baja, lanzando mi mirada hacia la puerta. No
había forma de que lo lograra allí y si había congelado las piezas, todo
muy probablemente se encontraba congelado. La puerta. La gente fuera
de la habitación, imaginaba.
—¿Has terminado ya? —Era la voz de Blake dura en mis oídos—.
Porque te vas a cansar aquí en unos segundos.
Él tenía razón. Los seres humanos mutados no tenían las reservas de
energía, como los Luxen. Así que cuando utilizaban sus habilidades, se
acababan con bastante rapidez. También estaba el hecho de que a
pesar de que golpeé a Blake la noche en que todo se fue abajo, Daemon
había estado allí y nos alimentábamos mutuamente.
Pero eso no significaba que iba a quedarme allí y dejar que Blake
hiciera lo que había planeado.
82
Di un paso hacia adelante y las sillas reaccionaron en defensa. Todas
se lanzaron al aire, obligándolas de nuevo a apilarse unas encima de otras,
formando un círculo a mí alrededor que llegaba hasta el techo.
Extendí mis manos, imaginando las sillas conectando en áreas
pequeñas como el escritorio volándolo pedazos. Mover cosas era fácil
para mí ahora, así que en teoría, esos bebés deberían haberse disparado
contra Blake como balas. Comenzaron a temblar y se deslizaron fuera de
mí.
Blake empujó hacia atrás y sacudió la pared de sillas, pero no se
movió. Me quedé con la imagen de ellas alejándose, aprovechando la
energía estática dentro de mí hasta que un latido feroz atravesó las sienes.
El dolor aumentó hasta que bajé los brazos. Mi corazón se disparó cuando
me di la vuelta. Atrapada—encerrada en una tumba maldita de sillas.
—¿Y apuesto a que no has estado practicando en absoluto? —A
través de los huecos en las sillas, lo vi llegar alrededor de la mesa—. No
quiero hacerte daño.
Caminé en un pequeño círculo, arrastrando en respiraciones
profundas. Mis piernas se sentían como gelatina, la piel seca y quebradiza.
—Mataste a Adam.
—No fue mi intención. Tienes que creer que lo último que quería era
que nadie saliera herido.
Mi boca se abrió. —¡Me ibas a entregar! Y alguien si se lastimó, Blake.
—Lo sé. Y no tienes ni idea de lo mal que me siento por eso. —Me
siguió al otro lado de la pared—. Adam era un tipo agradable…
—¡No hables de él! —Lo detuve, con las manos en puños débiles e
inútiles—. No debiste volver.
Blake inclinó la cabeza hacia un lado. —¿Por qué? ¿Debido a que
Daemon me va a matar?
Reflejé sus movimientos. —Porque yo te voy a matar.
Una ceja arqueada y la curiosidad marcaron sus facciones. —Tú ya
tuviste tu oportunidad, Katy. Matar no está en tu naturaleza.
—Pero está en la tuya, ¿no? —Di un paso atrás, revisando las sillas. Se
estrecharon un poco. Blake podía tener más experiencia con estas cosas,
pero se había cansado, también—. ¿Lo que sea para proteger a tu
amigo?
Dejó escapar un largo suspiro. —Sí.
83
—Bueno, haré cualquier cosa para proteger a los míos.
Hubo una pausa. Durante esos segundos, los pedazos del reloj se
cayeron. Hice un poco de baile en el interior de victoria. —Has cambiado
—dijo finalmente.
Una parte de mí quería reír, pero la acción quedó atascada en la
garganta. —No tienes ni idea.
Volviendo a las sillas, pasó una mano por el pelo desordenado. —
Esto es bueno, porque a lo mejor vas a entender la importancia de lo que
voy a ofrecer.
Mis ojos se estrecharon. —No hay nada que puedas ofrecer.
Una sonrisa irónica apareció en sus labios—labios que yo había
besado una vez. La bilis picó la parte posterior de mi garganta. —He
estado observándolos a todos por días. Al principio no era el único, pero ya
lo sabes. O por lo menos la ventana de tu dormitorio lo hace.
Se cruzó de brazos cuando se dio cuenta de que tenía toda mi
atención. —Sé que Dawson ha estado tratando de encontrar a Beth, pero
no sabe dónde buscar. Yo sí. Está siendo mantenida con Chris.
Dejé de pasear. —¿Dónde está eso?
Blake se echó a reír. —Como si te fuera a decir cuando es lo único
que podría mantenerme con vida. Estén de acuerdo en ayudarme a
liberar a Chris, y me aseguraré de que Dawson llegue Beth. Eso es todo lo
que quiero.
Sin palabras, parpadeé. ¿Pedía ayuda después de todo? Esa risa
loca se construyó de nuevo y salió esta vez, gutural y baja. —Estás
malditamente loco.
Su expresión se convirtió en una mueca. —El DOD cree que soy su
pequeño híbrido perfecto. Pedí quedarme aquí por la comunidad de
Luxen y la probabilidad de otro ser mutado. Soy su implante. Y puedo
entrar en el centro en el que están recluidos. Sé dónde están, en qué piso
están, y qué celda. Y lo más importante, conozco sus debilidades.
No podía estar hablando en serio. Las sillas en la parte superior se
tambalearon, y sabía que estaba a segundos de ser enterrada bajo las
malditas cosas.
—Sin mí, nunca la encontrarían y lo único que harían sería caminar
justo a las manos de Dédalo. —Dio otro paso atrás. Por encima de su
84
hombro, y el aire estaba distorsionada por oleadas. El tipo de poder que
arrojaba...
—Ustedes me necesitan —dijo—. Y sí, yo los necesito. No puedo
conseguir a Chris solo.
Bueno, él hablaba de verdad. —¿Por qué en el mundo confiaríamos
en ti?
—No es una opción. —Se aclaró la garganta y sacudió las sillas. Mi
mirada cayó. Las patas de las de abajo se inclinaron hacia él—. Nunca la
van a encontrar, y Dawson va a terminar haciendo algo loco.
—Correremos nuestros riesgos.
—Tenía miedo de que dijeras eso. —Blake cogió el bolso y lo puso
sobre la mesa del profesor—. O bien pueden ayudarme o iré a Nancy
Husher y le diré lo poderosa que eres. —Al oír su nombre, respiré fuerte.
Nancy trabajaba para el DOD y lo más probable Dédalo—. Nunca me
presenté de nuevo ante ella y desde que Vaughn trabajaba con Will
Michaels, tampoco ante él —continuó—. Ella piensa que tu mutación
desapareció. Y entregar este tipo de información podría salvar mi culo.
Puede que no, pero de cualquier manera, vendrán a por ti ahora. Y antes
de pensar que deshacerse de mí arreglaría esto, te equivocas. Tengo un
mensaje que se enviará a ella si me pasa algo, que le dice de lo que eres
capaz y expone a Daemon como el que te mutó. Sí, he pensado en todo.
La ira hizo estragos en mi interior y las sillas realmente comenzaron a
temblar. En cuestión de segundos, se había despojado cualquier poder
que realmente había ganado, dejándome indefensa. —Rata bastarda...
—Lo siento. —Fue a la puerta ahora, y Dios mío, era una idiota,
porque se veía y sonaba sincero—. No quería llegar a esto, pero entiendes,
¿verdad? Incluso tú lo has dicho. Harías cualquier cosa para proteger a tus
amigos. En realidad no eres tan diferente, Katy.
Luego abrió la puerta y salió. La pila de sillas se derrumbó,
derramándose por el suelo. Algo irónico cómo cayeron sobre sí mismas, al
igual que lo hacía toda mi vida.
85
10 Traducido por Madeleyn
Corregido por Violet~
En mi aturdimiento, di un paso fuera del salón de clases y atravesé la
mitad de la sala antes de que la puerta se abriera de golpe y Daemon
pasara por ella.
Sus ojos eran de un verde muy brillante cuando su mirada se posó en
mí, le llevó cerca de cuatros pasos llegar a mí y sujetar mis hombros. Tras él,
estaban Matthew y un confundido Dawson, pero Daemon… yo nunca lo
había visto tan furioso, y eso era decir algo.
—Hemos estado buscándote por todos lados —dijo con la
mandíbula apretada.
Matthew apareció junto a nosotros.
—¿Lograste ver hacia dónde se fue? ¿Blake?
Cómo si necesitara que me lo aclarara. Entonces me di cuenta, que
ellos no sabían que había estado con él. ¿Cuánto tiempo pasé en esa
habitación? Lo sentí como horas pero pudieron haber sido solo minutos. Y si
Blake había congelado a todo el mundo fuera de la habitación, los otros
luxen lo habrían sabido, porque no los habría afectado. Por lo que Blake no
debió haber afectado nada fuera de la habitación.
Trague saliva, sabiendo que la reacción de Daemon sería épica.
—Si, él… quería hablar.
Daemon se puso rígido.
—¿Qué?
Lancé una mirada nerviosa a Matthew. Su expresión era serena
comparada con la feroz expresión de Daemon.
—Nos ha estado observando. No creo que alguna vez se fuera.
86
Daemon dejó caer sus manos y dio un paso atrás pasando las manos
por su cabello.
—No puedo creer que él está aquí. Tiene muchas ganas de morir.
La confusión se deslizó del rostro de Dawson dándole paso a la
curiosidad, caminando hasta situarse al lado de su gemelo.
—¿Por qué nos está observando?
Y aquí viene el golpe, pensé. —Quiere que lo ayudemos a conseguir
a Chris.
Daemon se volvió tan rápido que de haber sido humano se habría
desgarrado un músculo.
—¿Qué?
Tan rápido como pude, les dije lo que Blake me había dicho,
dejando fuera la parte acerca de Daemon y yo con Nancy. Imaginé que
eso era algo que mejor le contaba en privado. Buena decisión, porque
Daemon estaba casi en modo luxen ahí mismo.
Matthew sacudió su cabeza.
—No… no puede pensar que vamos a confiar en él.
—No creo que le importe si lo hacemos —dije, moviendo mi cabello
hacia atrás. Todo lo que yo quería hacer era sentarme a comer unas
galletas de azúcar, mis manos comenzaron a temblar por el cansancio.
—Pero, ¿él realmente sabe dónde mantienen a Beth? —Los ojos de
Dawson eran febriles.
—No lo sé —Me apoyé en un casillero—. No hay forma de saberlo
con él.
De repente Dawson estaba justo frente a mi rostro.
—¿Dijo algo, lo que sea que podamos usar para encontrarla?
Parpadeé, sorprendida por su imprevista reacción.
—No, no realmente. Yo…
—Piensa —ordenó Dawson, cabizbajo—. Él tiene que haber dicho
algo Katy.
Daemon apretó el hombro de su hermano, empujándolo lejos.
—Atrás, Dawson. Hablo en serio.
Se alejó de la mano de Daemon, su cuerpo rígido.
87
—Si él sabe…
—No vayas ahí —Daemon lo interrumpió—. Él fue enviado aquí por el
DOD para determinar si Kat era un objetivo viable. Para hacer con ella lo
que hacen con Beth. Mató a Adam, no estamos trabajando con…
Mis piernas habían empezado a tambalearse, me deslicé un poco a
la izquierda. Realmente no puedo imaginar como Daemon lo sabía, pero
se volvió hacia mí antes de que pudiera enderezarme. Brazos fuertes
rodearon mi cintura, sosteniéndome a su lado.
—¿Qué está mal?
Mis mejillas enrojecieron.
—Estoy bien. En serio. Lo estoy.
—Mientes —Su voz se tornó más baja, más peligrosa—. ¿Trató de
hacerte daño? Porque juro que ahora mismo voy a desgarrar a través de
este estado…
—Estoy bien —Traté de soltarme, pero sus brazos eran como unas
tenazas—. Yo ataqué primero, y pregunté después. Estoy cansada, pero no
me hizo daño.
Daemon no parecía convencido, pero llevó su atención de vuelta a
su hermano.
—Sé que quieres creer que Blake nos puede ayudar de alguna
manera, pero no podemos confiar en él.
Dawson miró hacia otro lado, un músculo de su mandíbula
temblando. Las oleadas de frustración presente en sus ojos.
—Daemon tiene razón —Matthew colocó sus manos en su cadera. Al
final del pasillo, la puerta fue abierta y dos profesores entraron, cargando
consigo papeles y tazas humeantes—. Pero éste no es lugar para discutir
nada de esto. Después de la escuela, en tu casa.
Y con eso, giró en otra dirección y se alejó.
—Entiendo lo que quieres decir —dijo Dawson bruscamente—. No
voy a hacer nada imprudente. Se los prometí a los dos, voy a mantener mi
parte del trato. Será mejor que mantengas la tuya.
Daemon no se sintió mejor al ver la cabeza de Dawson en dirección
opuesta.
—Esto no es bueno —dijo él.
88
—No tienes idea —Eché un vistazo y esperé a que los profesores
desaparecieran en sus aulas—. Confiar en Blake quizás sea un punto
discutible.
Entrecerró sus ojos cuando me miró, inclinando su cuerpo como si
me estuviera protegiendo.
—¿Qué estás diciendo?
Recé por no enloquecerlo.
—Blake confirmó lo que dijo Will. El DOD y Daedalus creen que mi
mutación desapareció. Buenas noticias, ¿verdad? Pero él está
desesperado, más de lo que comprendemos. Si no estamos de acuerdo en
ayudarlo, planea entregarnos.
La reacción de Daemon fue como esperaba. Ahora había un puño
marcado en el casillero justo a nosotros, agarré su brazo y lo arrastré a las
escaleras cercanas antes de que los profesores comenzaran a buscar el
origen del ruido.
La ira y la impotencia cayeron sobre él como una manta. Él sabía
que yo no estaba dispuesta a decir nada todavía. Igual que Will, nos
habían engañado, chantajeado otra vez, ¿Qué deberíamos hacer?
¿Negarnos y ser entregados? O, ¿Confiar en alguien que ya había
demostrado no era digno de tal cosa?
Dios, estábamos jodidos hasta la décima potencia.
Podría decirle a Daemon que quería abandonar la escuela y buscar
en todo el condado, pero él tampoco quería dejarme sola… no importa
cuán duro yo me esfuerce para ser convincente, de todos los lugares, yo
estaba a salvo en la escuela. Porque aparentemente yo no estaba segura,
no con Blake devuelta, actuando como un estudiante normal. Y Blake
sabía que mientras el permaneciera alrededor de la gente no había nada
que pudiéramos hacer.
Durante el resto del día, esperé ver a Blake de nuevo, pero no lo
hice. Al final del día yo no estaba sorprendida de encontrar a Daemon en
mi casillero.
—Me voy a casa contigo —dijo.
—Claro —No tenía sentido discutir sobre esto—. Pero, ¿cómo Dolly se
irá a casa?
Esbozó una sonrisa, amando cuándo llamo a su auto por su estúpido
nombre.
89
—Lo remolqué con Dee ésta mañana. Andrew y Ash van con ella a
casa.
Dejé que esto se hundiera en mí, preguntándome cuando Dee se
había vuelto tan cercana a ellos. Nunca había sido una gran fan de ellos
por sus ideas y odio hacia los humanos. Tantas cosas habían cambiado, y
yo sabía que no había visto el espectro completo todavía.
—¿Crees que realmente nos entregará? —pregunté una vez que
estábamos en el interior de mi pequeño Sedan. Fuera, los árboles desnudos
que rodeaban el estacionamiento traqueteaban como un millar de huesos
secos.
—Él está obviamente desesperado —Daemon trató de estirar sus
largas piernas, gruñendo—. Blake ya mató para proteger a su amigo, y la
única forma que tiene para mantenerse a salvo es volviéndose contra ti,
como fue enviado originalmente a hacer, o para que le ayudemos. Por lo
que sí, creo que lo haría.
Me aferré al volante, acogiendo la ira como lava que inundaba mi
piel. Nosotros dejamos ir a Blake, dándole la oportunidad de irse tan lejos
como pudiera, y él vino de vuelta para manipularnos ¿Cuán
desagradecido era eso?
Le eché un vistazo a Daemon.
—¿Qué vamos a hacer?
Su mandíbula se apretó.
—Tenemos dos opciones: Trabajar con él o matarlo.
Mis ojos saltaron.
—¿Y tú eres quien lo haría? No es correcto. No deberías ser siempre
tú. No eres el único Luxen que puede pelear por aquí.
—Lo sé, pero no puedo esperar que alguien más lleve esa carga —
me miró—. Y no estoy tratando de iniciar otra discusión sobre si eres o no la
Mujer Maravilla, pero nunca esperaría que tú o mis hermanos hagan eso,
tampoco. Sé que tú puedes hacerlo… defenderte a ti misma y a nosotros,
Kat, pero no quiero ese tipo de culpa en tus hombros, ¿de acuerdo?
Asentí. Imaginando lo que yo sentía, sólo que amplificado, retorció
mis entrañas.
—Yo podría manejarlo... si tuviera que hacerlo.
Un latido, y sentí su mano en mi mejilla. Sacó mis ojos de la carretera
por un segundo. Sonrió un poco.
90
—Tú brillas, al menos para mí, y sé que podrías manejarlo, pero la
última cosa que quiero es que tú luz sea manchada por algo tan oscuro.
Estúpidas lágrimas de chica empezaron a derramarse de mis ojos,
haciendo que mi visión se volviera algo borrosa. No podía dejarme caer,
pero llorar cuándo él estaba diciendo algo realmente dulce no ayudaba
con el caso de ―soy una tipa dura‖. Pero le di una sonrisa llorosa, y creo
que lo entendió.
Llegué a mi casa antes que el resto. Llena de energía nerviosa, seguí
a Daemon al interior de su casa, tomó una botella de agua y luego regresó
a la sala. Antes de que yo pudiera desgastar la alfombra, Daemon atrapó
mi mano y me jaló para que me sentara en su regazo.
Sus brazos me apretaron y enterró su cara en mi cuello.
—¿Sabes lo que tenemos que hacer? —dijo en voz baja.
Dejando caer la botella al lado de nosotros, envolví mis brazos
alrededor de su cuello.
—Matar a Blake.
Se ahogó en su risa.
—No, Kitten. No vamos a matarlo.
Yo estaba sorprendida.
—¿No?
Se retiró, encontrándose con mi interrogante mirada.
—Vamos a hacer lo que quiere.
Vale, estaba más que sorprendida. Más como atónita.
—Pero… pero… pero…
Una sonrisa jugó en sus labios.
—Usa tus palabras Kitten.
Me sacó de mi estupor.
—Pero no podemos confiar en él. ¡Esto probablemente sea una
trampa!
—Estamos atrapados si lo hacemos, cómo si no —dijo, deslizando sus
manos por mi espalda—, pero he estado pensando.
—¿Qué? ¿Los diez minutos que nos tomó llegar a casa?
91
—Creo que es lindo que llames a mi lugar casa —Su sonrisa se
extendió hasta sus ojos, profundizando el verde brillante de sus ojos—. Por
cierto, es mi casa. Mi nombre está en las escrituras.
—Daemon —dije con un suspiro—. Es bueno saberlo, pero creo que
no es importante ahora mismo.
—Cierto, pero es bueno que lo sepas. Como sea, desde que
desviaste totalmente el tema…
—¿Qué? ¿Cómo llegaste a eso? Tú eres el único…
—Sé como es mi hermano. Dawson buscara a Blake si nosotros no
aceptamos —Todo su humor había desaparecido en un instante—. Es lo
que yo haría si fuera él. Y sabemos que Blake es mejor que él.
—No sé, Daemon.
Se encogió de hombros.
—No voy a dejar que te entreguen.
Fruncí el ceño.
—Él va a entregarte, también, y ¿qué pasa con tu familia?
Doblegarse ante Blake es peligroso… y estúpido.
—El riesgo es mayor que las posibles consecuencias.
—Estoy sorprendida —admití, desenredando mis brazos—. Tú no
querías que entrenara con Blake porque no confiabas en él y eso fue antes
de saber que era un asesino.
—Pero ahora ambos sabemos de qué es capaz. Nuestros ojos están
abiertos.
—Eso no tiene sentido —escuché el sonido de unas puertas
cerrándose, lancé una mirada a la ventana—. La única razón por la que
vamos a trabajar con él es por Dawson y por mí. Esa es probablemente la
decisión menos sensata que hemos hecho.
—Tal vez no —Se movió rápidamente, apretando mis mejillas, me
besó y me tendió en el puesto junto a él sin ceremonia—. Pero mi mente
está preparada. Ésta reunión no va a ir bien.
Tendida en el sofá, me dejó con la boca abierta. Saqué la botella de
agua debajo de mi muslo y me incorporé cuando el equipo de alienígenas
hizo su camino al interior de la casa.
92
Dee inmediatamente tomó asiento frente a la TV. Su largo y
ondulado cabello como un río reposaba en su espalda. Un familiar y febril
brillo cubrió sus ojos verdes.
—Entonces, ¿Blake está devuelta?
—Si —Daemon asintió con la cabeza, apoyando sus codos en sus
rodillas, mirando a su hermana.
Ella me miró y luego apartó la mirada rápidamente.
—Por supuesto que iba a hablar con ella como si nada hubiera
pasado. Eran mejores amigos.
¿De qué demonios iba con lo de mejores amigos? La ira se agitó en
mi interior, pero la empujé lejos.
—Esa no fue una conversación particularmente amistosa.
—Por lo tanto, ¿qué haremos? —preguntó Ash. Una gorra cubría su
cabello rubio que caía en su espalda en una cola de caballo. En cualquier
otra persona se vería mal, pero ella lo llevaba como si fuera la ultima
moda.
—Mátarlo —dijo Dee, deteniéndose frente a la mesa de café.
Al principio, pensé que era una broma, porque se trataba de Dee.
Durante el verano, una vez la había visto recoger un montón de tierra llena
de hormigas y sacarlas para que no fueran asfixiadas. Pero mientras la
miraba, todos en la sala se quedaron en silencio, me di cuenta que ella
hablaba en serio.
Mi boca cayó abierta.
—¿Dee…?
Sus hombros se cuadraron.
—No me digas. ¿Tú estas en contra de matarlo? Lo sabía.
Convenciste a mi hermano para que lo dejara vivir.
—No me convenció —dijo Daemon, sus dedos se encerraron bajo su
barbilla.
Salté antes de que continuara. No era su trabajo correr siempre en
mi defensa.
—No lo convencí de nada, Dee. Nosotros acordamos que ya habían
muerto suficientes personas esa noche. No pensamos que volvería.
93
—Es más que eso —dijo Matthew—. Él está conectado a otro luxen. Si
él muere, su amigo muere. No podemos sólo matarlo. Estamos matando a
una persona inocente.
—¿Cómo Katy y Daemon? —preguntó Ash, su voz carecía de su
usual veneno. Su antipatía se había transferido a Dee en algún momento.
La culpa cavó un lugar en mi interior, me retorcí tocando una zona
gastada de mis pantalones vaqueros. Eso no era justo. Dee y Adam tenían
una historia, una larga historia en donde probablemente habían ignorado
lo que siempre existió entre ellos. Amor y afecto. Y ellos sólo habían llegado
a conocerse a ese nivel, poco tiempo antes de que fuera arrebatado lejos
de Dee.
Ash miró a Dawson.
—¿Y cómo tú y Beth? —Cuándo los dos chicos asintieron, Ash se
echó hacia atrás y miró a un silencioso Matthew—. No podemos matarlo
sabiendo que podríamos matar a un luxen inocente. Eso es como matar a
Katy y sacar a Daemon.
Arqueé una de mis cejas, lo que me hizo ganar un rodillazo de
Daemon.
—No estoy sugiriendo que matemos a Katy o a Beth —Nos recordó
Dee a todos—. No sabemos quién es ese otro Luxen. Por lo que sabemos,
podría estar trabajando con el DOD o cualquier otro grupo. Blake… mató a
Adam, Ash.
—Lo sé —replicó ella, sus ojos de un brillante azul—. Era su hermana.
La columna vertebral de Dee se enderezó cuando habló.
—Y yo era su novia.
Santo Dios… esto era como días opuestos o algo. Negué con mi
cabeza, aturdida.
—El grupo es llamado Daedalus.
Si, a Dee podría importarle menos como el grupo se llamaba. Ella se
volvió a Matthew.
—Tenemos que hacer algo antes de que alguien salga herido.
Matthew se veía sorprendido.
—Dee, no podemos…
94
—¿Matarlo? —Su rostro enrojeció y luego palideció—. ¡Hemos
matado antes para protegernos! Matamos Arums todo el tiempo. ¡Daemon
mató a un oficial del DOD!
Daemon se estremeció, y yo inmediatamente me molesté por esto. Él
no demostraba que la cantidad de asesinatos le molestaba, pero yo sabía
que lo hacían.
—Dee —dije, y sorprendentemente, ella me miró—. Sé que estás
sufriendo ahora mismo, pero ésta… ésta no eres tú.
Respiró fuerte y detrás de ella el televisor parpadeaba.
—Tú no me conoces. No sabes una mierda. Ese… ese fenómeno, o lo
que sea que es él, estaba aquí debido a lo que mi hermano te hizo. En
teoría si nunca hubieras venido aquí, nada de esto habría pasado.
Adam… —Su voz se quebró—. Adam seguiría vivo.
Daemon se tensó a mi lado.
—Ya está bien, Dee. No es su culpa.
—Está bien. —Me recosté contra la almohada, sintiendo como si las
paredes se hubieran desplazado más cerca. Andrew había dicho la misma
cosa antes, a pesar de que me había herido no importó, pero saliendo de
la boca de Dee era como la picadura de una avispa. Parte de mi no
podía creer lo que Dee había dicho. No era la histérica y linda TinkerBell9
Dee. No es la chica que cambió mi vida en el verano, sintiéndose tan sola
como yo. Ésta no era mi mejor amiga.
Y luego el pensamiento me golpeó.
Dee ya no era mi mejor amiga.
Dios, me di cuenta que esto parecía más importante que cualquier
otra cosa que estaba pasando. Si, eso era estúpido comparado con el
panorama de las cosas, pero Dee era importante para mi, y yo le había
fallado.
A mi lado, Dawson se desplazó hacia adelante.
—Si Katy no hubiera venido aquí, yo nunca habría sido liberado. El
mundo funciona de esta forma.
Dee parecía que no había considerado eso. Giró alrededor, jugando
con un mechón de su cabello, un hábito nervioso. Su brazo se desvaneció
9 Campanita, personaje animado de Disney.
95
por unos segundos, y luego se sentó en la mesa de café de espalda a
nosotros.
Desde el brazo del sillón, Andrew suspiró. Cada vez que lo miraba, él
tenía la mirada fija en Dee.
—Chicos, si no nos gusta la idea de matar a alguien o no, tenemos
que hacer algo.
—Lo haremos —acordó Daemon. Me miró rápidamente antes de
enfrentar al grupo.
—Discutir acerca de lo que tenemos que hacer con Blake es una
pérdida de tiempo. Si no lo ayudamos a liberar a Chris y a su vez traer a
Beth de vuelta, él nos entregará, a Kat y a mí.
—Guau —murmuró Matthew, pasando los dedos por su cabello. Y
luego hizo algo inaudito, por lo menos para él. Maldijo.
Dee saltó de nuevo, sus movimientos bruscos y espasmódicos.
—¿Él dijo eso?
—No dudo que vaya en serio —dije, odiando que todos estuvieran
en esa posición por mi culpa. Si yo hubiera escuchado a Daemon desde
un principio… tantas cosas que pude haber evitado—. Está increíblemente
desesperado por liberar a Chris.
—Entonces está hecho —dijo Dawson, pareciendo aliviado—.
Nosotros le ayudaremos, y él nos ayudara.
Dee se volvió.
—¡Ustedes chicos enloquecieron! No podemos ayudar al asesino de
Adam.
—Entonces, ¿qué es lo que sugieres? —preguntó Matthew—. ¿Dejar
que entregue a tu hermano y a Katy?
Ella rodó sus ojos.
—No. Como dije, vamos a matarlo. Eso detendría cualquier cosa que
esté haciendo.
Negué con la cabeza, sorprendida por la ferocidad de su voz. Yo
también creía que Blake debía morir. ¿Porqué el seguía viviendo cuando
Adam no?, pero escucharlo de Dee era como ser cortada por un cuchillo
sin filo.
Daemon se puso de pie tomando un largo respiro.
96
—No vamos a matar a Blake.
Su hermana cerró las manos en un puño.
—Tú decisión. No mía.
—Vamos a ayudarlo y a mantener un ojo sobre él —continuó
Daemon severamente—. Y no vamos a matar a nadie.
—Basura —susurró ella.
De pie, Andrew dio un paso adelante.
—Dee, creo que necesitas sentarte y pensar sobre esto. Tú nunca has
matado antes. Ni siquiera a un Arum.
Se cruzó de brazos y alzó la barbilla.
—Siempre hay una primera vez.
Los ojos de Ash se abrieron como platos mientras me daba una
miraba que decía: Santa mierda. Me hubiera gustado saber que hacer o
que decir, pero no había nada.
Rápidamente perdiendo la paciencia, Daemon reflejó la postura de
su hermana.
—Esto no está en discusión, Dee.
Un débil rayo de luz blanca rodeó su tembloroso cuerpo.
—Tienes razón. No hay nada que puedas decir que me vaya a
convencer de que su vida debe ser salvada.
—No tenemos opción. Blake ha establecido que si algo le sucede,
Nancy será notificada acerca de Katy y de mí. No podemos matarlo.
Ella no se dejó intimidar.
—Entonces podemos encontrar con quién habla o trabaja y acabar
con ellos.
La mandíbula de Daemon cayó.
—¿Hablas en serio?
—¡Si!
Él se dio la vuelta, perdido. Mi estómago se contrajo. Toda ésta
situación estaba mal.
A mi lado, Dawson se inclinó hacia adelante, asumiendo la misma
posición que tenía antes Daemon.
97
—¿Es tu necesidad de venganza más importante que lo que ellos le
están haciendo a Beth?
Ella no apartó la mirada, pero sus labios se apretaron en una línea
sombría.
Todos los ojos estaban puestos en Dawson.
—Porque, hermana, déjame decirte que lo que le ocurrió a Adam
palidece en comparación. Las cosas que vi… —Se interrumpió y bajó su
mirada—. Si dudas de lo que digo, entonces pregúntale a Katy. Ella
conoce algunos de sus métodos y todavía apenas puede hablar de tanto
gritar.
Dee palideció. No habíamos hablado, no realmente, desde la
víspera de Año Nuevo. No tenía ni idea de lo que sabía acerca de mi
breve secuestro o los métodos que Will había utilizado para someterme. Su
mirada parpadeó en mi dirección, y miró hacia otro lado con demasiada
rapidez.
—Pides demasiado —dijo ella con voz ronca, su labio inferior
temblaba. Con sus hombros caídos se dirigió a la puerta principal y sin una
palabra más se fue.
Andrew ya estaba detrás de ella, disparando a Daemon una mirada.
—Voy a mantener un ojo en ella.
—Gracias —dijo él, frotando la palma de su mano a lo largo de su
mandíbula—. Bueno, eso estuvo fantástico.
—¿En serio esperas que ella o alguno de nosotros esté bien con esto?
—preguntó Ash.
Daemon resopló.
—No, pero tengo un problema con mi hermana tan dispuesta a
matar.
—No puedo… —No pude terminar. Al entrar en esto sabía que no
sería bueno, pero yo esperaba que la actitud de asesino serial viniera de
Ash y Andrew, nunca de Dee.
Matthew dirigió la conversación hacia el presente.
—¿Cómo podemos contactar con Blake? No es algo que pueda o
desee hablar con él en clases.
Todo el mundo me miraba, todos excepto Daemon.
—¿Qué?
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—Tienes su número ¿no? —dijo Ash, mirando su uñas—. Escríbele,
llámalo. Lo que sea. Y dile que somos ridículamente estúpidos y que lo
ayudaremos.
Hice una mueca pero tomé mi bolso y saqué mi celular. Le envié un
mensaje rápido a Blake, suspiré. Un segundo mas tarde el respondió, nudos
formándose en mi estómago.
—Mañana, sábado por la noche —Mi voz sonó débil—. Quiere
reunirse mañana por la noche en un lugar público, el Smoke Hole.
Daemon dio un rápido movimiento con su barbilla.
Mis dedos querían rebelarse, pero escribí un rápido bien y luego
guardé mi teléfono de nuevo en mi mochila como si fuera una bomba a
punto de estallar en mis manos.
—Está hecho.
Nadie parecía aliviado. Incluso Dawson. Había una gran posibilidad
de que esto estallara en nuestras caras. Sin embargo, nuestras opciones
eran limitadas. Como Daemon había dicho, Dawson de cualquier modo
iría a Blake si no lo hacíamos. Y era mejor trabajar con un enemigo que
conocíamos.
Pero algo frío y repulsivo se abrió en mi pecho.
No porque íbamos por este camino con Blake y tampoco porque
Dee quería muerto a Blake. Sino porque en el fondo, debajo de las capas
de piel, músculos y huesos, escondido de todos, incluso más profundo que
Daemon, yo también quería a Blake muerto.
Luxen inocente o no… mi código moral no estaba en absoluto
ofendido por eso. Y había algo muy malo, realmente malo con eso.
99
11 Traducido por noenatale
Corregido por Melky2012
De pie en el porche delantero, observé a Ash y a Mathew
marcharse, mi corazón estaba cargado con pesar y un billón de otras
cosas. No necesitaba mirar hacia atrás para saber que Daemon se
me había unido. Le daba la bienvenida al calor y la fuerza que sus brazos
ofrecían cuando él me rodeó desde atrás.
Me recosté contra su pecho, dejando que mis ojos se cerraran. El
posó su barbilla sobre mi cabeza y los minutos pasaron con solo el sonido
de un solitario canto de pájaro y una bocina
sonando en la distancia. Contra mi espalda su corazón latía fuerte y
constante.
—Lo siento —dijo sorprendiéndome.
—¿Por qué?
El respiró hondo. —No debí haber enloquecido con todo el asunto
de Dawson el fin de semana pasado. Hiciste lo correcto diciéndole que lo
ayudaríamos. Si no, Dios sabe lo que habría hecho por ahora. —Hizo una
pausa lo suficientemente larga para besar la parte superior de mi
cabeza, y sonreí —. Estaba tan perdonado.
—Y gracias por todo lo de Dawson. A pesar que nuestro sábado
tomara un giro hacia Villa Estupidez, Dawson… Él ha estado diferente
desde la noche zombie. No como el viejo Dawson, pero cerca.
Me mordí el labio. —No necesitas agradecerme por eso. En serio.
—Lo sé. Y lo decía en serio.
—De acuerdo —Pasaron varios segundos.
—¿Piensas que cometimos un error? ¿Dejando ir a Blake esa noche?
Sus brazos apretaron. —No lo sé. Realmente no.
100
—Tuvimos buenas intenciones, ¿no? Quisimos dale una oportunidad,
supongo.
Entonces me reí.
—¿Qué?
Mis ojos se abrieron. —El camino al infierno está empedrado con
buenas intenciones. Debimos haber explotado su trasero.
Daemon bajó la cabeza, su barbilla ahora sobre mi hombro,
—Quizás hubiera hecho algo así antes de ti.
Volví la cabeza hacia la suya. —¿Qué quieres decir?
—Antes que llegaras, hubiera matado a Blake por lo que hizo y
sentirme como una mierda después, pero lo hubiera hecho. —Él presionó
un beso contra mi acelerado pulso.
—De algún modo, me convenciste. No de la manera que piensa
Dee, pero pudiste haber eliminado a Blake y no lo hiciste.
Todo sobre aquella noche ahora parecía caótico y surrealista. El
cuerpo de Adam sin vida y luego el Arum que había atacado…Vaughn y
el arma… Blake corriendo…
—No lo sé.
—Yo sí. —dijo, y sus labios se extendieron en una sonrisa sobre mi
mejilla.
—Tú me haces pensar antes de actuar. Me haces querer ser mejor
persona —Luxen— lo que sea.
Lo enfrente completamente, mirando hacia él.
—Tú eres una buena persona.
Daemon sonrió, sus ojos chispeantes. —Kitten, ambos sabemos que
eso es increíblemente raro.
—No
El colocó un dedo sobre mis labios. —Tomé decisiones terribles.
Puedo ser un imbécil y hacerlo a propósito. Tiendo a intimidar a la gente
para que haga lo que quiero. Y dejé que todo lo que ha pasado con
Dawson amplifique aquellos…uh, rasgos de mi personalidad. Pero —quitó
su dedo, y su mueca se extendió en una sonrisa.
101
—Pero tú…me haces querer ser diferente. Eso es por lo que no maté
a Blake. Es por eso, por lo que no te quiero tomando esas decisiones o
tenerte cerca si yo debo tomarlas.
Abrumada por lo que había admitido, no supe que decir.
Pero él bajó su cabeza y me besó, y había aprendido que a veces
cuando alguien dice algo tan devastadoramente perfecto, no hay
necesidad de una respuesta. Las palabras lo decían todo.
***
Pasé la mañana del sábado con mi mamá. Tuvimos un desayuno
grasiento, mata arterias en IHOP10 y luego desperdiciamos un par de horas
comprando en la tienda de un dólar.
Por lo general, preferiría arrancarme las pestañas antes que
serpentear por esos pasillos, pero quería pasar tiempo con ella.
Esta noche, Daemon y yo estábamos reuniéndonos con Blake —solo
nosotros, según su petición—.
Mathew y Andrew, iban a jugar a los espías en el estacionamiento
como apoyo, ya que Dee y Dawson, por razones muy diferentes, se les
había prohibido acercarse a una milla del lugar.
No había que decir lo que iba a suceder, sin embargo. Este podía ser
mi último sábado, mi último algo con mi mamá. Y eso hizo la experiencia
agridulce y aterradora. Varias veces en el desayuno y otras en el auto
quise decirle lo que estaba sucediendo, pero no podía.
E incluso si pudiera, las palabras probablemente no habrían salido.
Ella se estaba divirtiendo —encantada de pasar tiempo conmigo— y
no podía arruinárselo.
Pero los que pasaría si me obsesionaban. ¿Y si era una trampa? ¿Y si
el DOD o Daedalus nos llevaban? ¿Y si me convertía en Beth y mi mamá
nunca volvía a escuchar de mi otra vez? ¿Y si ella se mudaba de nuevo a
Gainesville para escapar de mi recuerdo?
10
The International House of Pancakes (IHOP) es un restaurante establecido en los Estados
Unidos especializado en desayunos
102
En el momento que llegamos a casa, estaba bastante segura que
iba a vomitar. Mi estómago se retorcía y giraba en torno a la comida.
Era tan malo que fui a descansar mientras mamá iba a
dormir antes que su turno comenzara.
Alrededor de una hora después de estar mirando la pared, Daemon
envió un mensaje y respondí diciéndole que entre por sí mismo. Tan pronto
como había presionado enviar sentí la calidez
disparándose a través de la parte trasera de ni cuello y giré hacia la
puerta.
Daemon no hizo ruido mientras abría mi puerta con facilidad y se
deslizaba con un brillo perverso en los ojos.
—¿Tu mamá duerme?
Asentí.
Su mirado examinó mi cara, y luego cerró la puerta detrás de él. Un
latido más tarde, estaba sentado a mi lado, con el ceño fruncido.
—Estás preocupada.
Como sabía lo que me superaba. Comencé a decirle que no estaba
preocupada porque odiaba la idea de estresarlo por mí o pensando que
era débil, pero no quería ser fuerte en este momento. Necesitaba consuelo
—lo quería a él.
—Sip, un poco.
Sonrió. —Todo va a estar bien. No importa que, no dejaré que nada
te pase.
Daemon corrió la yema de sus dedos por mi mejilla, y me di cuenta
entonces que podía sentir ambas cosas. Podía enloquecerme un poco por
dentro y necesitarlo, pero todavía podía ser lo suficientemente fuerte para
levantarme a las seis y encontrar de frente nuestro destino. Podía ser
ambos. Dios, necesitaba un poco de ambos.
Sin decir palabras, me aparté, dándole espacio. Daemon se deslizó
debajo de las mantas, lanzando un pesado brazo sobre mi cintura. Me
acurruqué contra él, apoyando mi cabeza debajo de su barbilla, con mis
manos apoyadas sobre su pecho. Con mis dedos, dibuje un corazón
encima del suyo, y él se rió entre dientes.
Nos quedamos allí por un par de horas.
A veces hablando y riendo en voz baja, asegurándonos de no
despertar a mi mamá. Por un rato, dormimos juntos y luego me despertaba
103
enredada en sus brazos y piernas. Otras veces, nos besamos y los
besos…bueno ocuparon la mayor parte del tiempo.
Él era tan condenadamente bueno en eso.
Mis labios se sentían hinchados mientras él me sonreía, sus parpados
cubiertos pesadamente, pero bajo esas pestañas, sus ojos eran del color
de la hierba cubierta del rocío primaveral.
A lo largo de la nuca, su cabello se rizaba. Me encantaba correr mis
dedos a través de él, estirando las hebras hacia afuera y verlos volver a su
lugar. Y a él le gustaba cuando jugaba con él. Cerrando sus ojos, inclinó la
cabeza a un lado para darme mejor acceso, igual que un gato se
extiende para ser acariciado.
Ah, las pequeñas cosas de la vida.
Daemon tomó mi mano mientas la deslizaba en torno a los gruesos
músculos en su cuello. Llevó mi palma a sus labios.
Mi cabeza hizo la cosa del aleteo, y luego me besó otra vez…y otra
vez.
Su mano se movió a mi cadera, sus dedos se curvaron en el algodón
antes de deslizarse debajo del dobladillo de mi camiseta, haciendo que mi
pulso martillara a través mío. Rodó sobre mí, su peso haciendo cosas locas
en mi estómago.
A medida que sus manos subían, mi espalda se arqueaba. —
Daemon.
Su boca silencio lo que fuera que iba a decir, y vacié mi cerebro.
Solo estábamos él y yo. Lo que íbamos a hacer más tarde
simplemente desapareció de mi radar de preocupación. Me moví,
colocando una pierna sobre la suya y mi…
Pasos trotando por el pasillo.
Daemon desapareció de encima mío reapareciendo en la silla de mi
escritorio. Sonriendo desvergonzadamente, tomó un libro mientras me
arreglaba.
—El libro está al revés. —Me burlé, alisando mi cabello con la mano.
Riendo entre dientes, le dio la vuelta y lo abrió.
Con unos segundos de margen, mamá golpeó la puerta y la abrió.
Sus ojos se dispararon de la cama a la silla.
104
—Hola, Sra. Swartz —dijo Daemon—. Luce bien descansada.
Le lance una mirada y luego sujete mi mano sobre mi boca,
ahogando mis risitas. Él había tomado una de esas novelas históricas
victorianas con un pecho fornido en la cubierta.
Mamá arqueo una ceja. Su expresión básicamente se leía como
QD11, y casi lo perdí.
—Buenas noches, Daemon. —Se volvió hacia mí, entrecerrando los
ojos.
¿Bragueta? Articuló Daemon, rodando sus ojos.
—La puerta del dormitorio, Katy. —Mamá se dirigió hacia la puerta—.
Ya conoces las reglas.
—Perdón. No queríamos despertarte.
—Que considerados, pero se mantiene abierta.
Cuando sus pasos se retiraron, Daemon tiró el libro a mi cabeza,
levanté la mano, deteniéndolo de modo que permaneciera inmóvil y lo
cogí al vuelo.
—Agradable material de lectura.
Entrecerró los ojos. —Cállate.
Me reí tontamente.
***
No hubo más risas cuando nos detuvimos en el estacionamiento de
Smoke Hole Dinner un poco antes de las seis. Mirando por encima de mi
hombro, vi la SUV de Mathew estacionada en la parte posterior. Esperaba
seriamente que él y Andrew prestaran atención.
—El DOD no va a buscar pelea aquí —dijo Daemon, quitando las
llaves.
—No en público.
—Pero Blake podría congelar todo el lugar.
11
WTF: ¿Qué demonios?
105
—Yo también puedo.
—Oh. Nunca te he visto hacer eso.
Rodó lo ojos. —Sí, lo hiciste. Congelé el camión. ¿Recuerdas? ¿Salve
tu vida y todo eso?
—Ah, sí. —Luche contra una sonrisa—. Hiciste eso.
Alargo la mano, rozándome suavemente bajo la barbilla.
—Sip. Es mejor que lo recuerdes. Además, no soy un exhibicionista.
Abriendo la puerta, me reí. —¿Tú? ¿No un eres un exhibicionista? Está
bien.
—¿Qué? Falsa indignación cruzó por su rostro mientras cerraba la
puerta y se alejaba a grandes zancadas del frente del SUV—. Soy muy
modesto.
—Si recuerdo correctamente, dijiste que la modestia era para los
santos y los perdedores.
El bromear ayudaba a aliviar mis nervios.
—Modesto no es una palabra que usaría para describirte.
Dejó caer su brazo sobre mi hombro. —Nunca he dicho tal cosa.
—Mentiroso.
Daemon me lanzó una pícara sonrisa mientras nos dirigíamos dentro.
Recorrí el lugar buscando a Blake, mi mirada se sumergió en los
grupos naturales de roca que sobresalían de los suelos y al lado de las
cabinas, pero él no estaba allí todavía.
El camarero nos sentó en una mesa cerca de la parte posterior,
acurrucados junto a la chimenea. Traté de mantenerme ocupada
rasgando la servilleta en pequeños trozos.
—¿Te vas a comer eso o estás haciendo camas caseras para
hámster? —preguntó.
Me eché a reír. —En realidad, arena orgánica para gatos.
—Lindo.
Una mesera pelirroja apareció, usando una brillante sonrisa.
—Daemon, ¿como te va? No te he visto en décadas.
106
—Bien. Qué hay de ti, Jocelyn? —Por supuesto tuve que dar más de
una mirada pasajera, puesto que los dos estaban con lo del nombre de
pila. No por celos ni nada. Sí, claro.
Jocelyn era mayor que nosotros pero no por mucho. Quizás cerca de
los veintes, pero era muy, muy bonita con todo ese cabello rojo
amontonado en gruesas rizos, rodeando una tez de
porcelana.
Está bien, era hermosa… como un Luxen hermoso.
Me senté más recta.
—He estado muy bien. —dijo ella—. Cedi un poco de la
administración desde los bebes. Trabajando tiempo parcial, ya que ellos
son traviesos, pero tú y tu familia deberían visitarnos pronto,
especialmente desde…. —Ella me miró por primera vez, y dejó caer su
sonrisa—. Desde que Dawson ha regresado. A Roland le encantaría verlos
a ambos.
Una alíen total, pensé.
—Nos encantaría hacerlo. —Daemon me miró y me guiño el ojo con
picardía—. Por cierto, Jocelyn, esta es mi novia, Katy.
Sentí una oleada ridícula de placer mientras extendí mi mano.
—Hola.
Jocelyn pestañeó, y juraría que su rostro se volvió aún más blanco.
—¡Novia?
—Novia. —Repitió Daemon.
Ella se recuperó rápidamente y estrechó mi mano. Una suave chispa
saltó de su piel a la mía, y fingí no notarlo.
—Encantada… encantada de conocerte.
—Uh, ¿qué puedo ofrecerles?
—Dos Coca Colas. —ordenó.
Jocelyn salió pitando después de eso, y levanté mis cejas hacia
Daemon.
—¿Jocelyn…?
El deslizó otra servilleta sobre mi pila. —¿Estás celosa, Kitten?
—Pfff. Lo que sea. —Me detuve de rasgar.
107
—Está bien, quizás un poco hasta que me dí cuenta que ella estaba
en el PRA.
—¿PRA? —Se puso de pie, viniendo a mi lado mientras decía—:
Deslízate.
Me deslice de nuevo. —Programa de reubicación de alliens.
—Ja. —Dejo caer su brazo sobre el respaldo de la cabina y estiró sus
piernas. —Sí, ella es buena gente.
Jocelyn retornó con nuestras bebidos y preguntó si queríamos
esperar hasta que nuestro amigo se nos uniera para tomar nuestras
órdenes. Eso fue un gran no.
Daemon ordenó un sandwich de carne mientras que yo decidí
comer la mitad de su orden. No estaba segura de poder soportar algo
más.
Inclinó su cuerpo hacia el mío tan pronto como terminó decidiendo
entre las papas fritas y el puré de papas —las papas fritas ganaron—.
—Nada va a pasar —dijo en voz baja. —¿Está bien?
Poniendo cara valiente, asentí mientras miraba alrededor del
comedor.
—Solo quiero terminar con esto.
Ni siquiera un minuto más tarde, las campanas arriba de la puerta
tintinearon y antes que pudiera mirar hacia arriba, Daemon se tensó junto
a mí. Y lo supe —lo supe en ese momento. Mi estómago dio un vuelco en
mi garganta.
Cabello puntiagudo color bronce —de estilo desordenado, con una
tonelada de gel— apareció a la vista, y luego unos ojos avellana se
clavaron sobre nuestra mesa desde la puerta.
Blake estaba aquí.
108
12 Traducido por Danny_McFly
Corregido por Itxi
Blake tenía un aire de confianza mientras se acercaba a nuestra
mesa, pero no tenía nada de la arrogancia fatal de Daemon o la sonrisa
fría y arrogante que llevaba ese instante. Era una mirada puramente
depredadora.
De repente, no estaba segura de que un lugar público fuera una
buena idea.
—Bart —Daemon arrastró las palabras, sus dedos tocando a lo largo
de la cabina detrás de mí—. Ha pasado mucho tiempo.
—Veo que todavía no te sabes mi nombre —Blake se deslizó en el
asiento frente a nosotros. Bajó la mirada al montón de servilletas rotas,
luego a mí—. Hola, Katy.
Daemon se inclinó hacia delante. La sonrisa estaba todavía en su
rostro, pero sus palabras eran como los vientos árticos.
—No hables con ella. En absoluto.
No había manera de detener a He-Man cuando salía a jugar, por lo
que lo pellizque bajo la mesa. Daemon me ignoró.
—Bueno, hablar solo contigo va a hacer esta conversación
realmente difícil.
—¿Parece que me importa? —dijo Daemon, colocando su otra
mano sobre la mesa.
Exhalé lentamente.
—Está bien. Vayamos al grano. ¿Dónde están Beth y Chris, Blake?
Blake deslizó su mirada a la mía de nuevo.
—Yo...
109
Una corriente de electricidad corría de la mano de Daemon y la
disparó al otro lado de la mesa, sorprendiendo a Blake. Se echó hacia
atrás con un siseo, entrecerrando los ojos en Daemon.
Daemon sonrió.
—Mira, no me puedes intimidar en este momento —la voz de Blake
salió con desprecio—. Así que estás perdiendo el tiempo molestándome.
—Vamos a ver eso.
Jocelyn volvió con la enorme comida de Daemon y tomó la orden
de Blake. Como yo, sólo pidió un refresco. Cuando nos quedamos solos
una vez más, me centré en Blake.
—¿Dónde están?
—Si te lo digo, tendría que confiar en que ustedes dos, además de
cualquier otra persona, no me den un baño de cemento.
Puse mis ojos en blanco por la referencia a la mafia.
—La confianza es una calle de doble sentido.
—Y nosotros no confiamos en ti —dijo Daemon.
Blake dejó escapar un largo suspiro.
—No te culpo. No te he dado ninguna razón para confiar en mí
aparte del hecho de que no le dije a Daedalus acerca de lo bien que la
mutación se llevo cabo.
—Y apuesto a que ni tu tío Vaughn te ha detenido de volver a mí
otra vez, o pensabas que estaba haciendo su trabajo —repliqué, tratando
de no recordar la expresión de horror que se había instalado en el rostro de
Blake cuando su tío lo traicionó. No se merecía mi simpatía—. Pero te jodió
por encima del dinero.
La mandíbula de Blake se abrió.
—Lo hizo. Y puso a Chris en peligro. Pero no es como si no hubiera
tenido que convencerles de lo contrario después de los hechos. Creen que
estoy feliz de ser un implante. Que bebí refresco y pedí repetir.
Daemon soltó una risita.
—Para salvar tu propio trasero, estoy seguro.
Ignoró el comentario.
—El hecho es que Daedalus no cree que seas un sujeto viable.
—¿Cómo lo sabes? —los dedos de Daemon apretaron el tenedor.
110
Blake le lanzó una mirada obvia.
—La única tarjeta real salvaje aquí es la Voluntad. Obviamente, él
sabía y utiliza ese conocimiento.
—No hace nuestro problema más grande o más molesto en estos
momentos —Daemon dio un bocado, masticando lentamente—. Tú debes
tener un montón de coraje o eres increíblemente estúpido. Me quedo con
la parte de increíblemente estúpido.
Blake soltó un bufido.
—Sí. Está bien.
Una mirada peligrosa sombreo la cara de Daemon, y por un
momento, nadie se movió hasta que Jocelyn regresó con la bebida de
Blake.
En el segundo en que se fue, Daemon se inclinó hacia delante, sus
ojos empezaron a brillar detrás de sus pestañas.
—Te dimos una oportunidad y volviste aquí después de matar a uno
de los nuestros. ¿Crees que soy la única persona a la que tienes que mirar
por encima del hombro y tener en cuenta? Estas muy equivocado.
Un hilo de miedo finalmente apareció en los ojos abatidos de Blake,
pero su voz era inclusa.
—Lo mismo va para ti, amigo.
Daemon se echó hacia atrás, con los ojos entrecerrados.
—Mientras estemos en la misma página.
—Volviendo a Daedalus —dije—. ¿Cómo sabes que están vigilando
a Dawson?
—Los he estado observando a ustedes, chicos, y los he visto dando
vueltas.
Se inclinó contra la cabina, cruzándose de brazos.
—No sé cuánto trabajo costó dejarlo libre, pero dudo que le hayan
puesto una venda sobre los ojos. Dawson es libre porque ellos querían que
fuera libre.
Eché un vistazo a Daemon. Las sospechas de Blake reflejaron las
nuestras, pero eso es otro problema para otro día, al parecer.
La mirada de Blake cayó a su vaso.
111
—Este es el trato. Sé dónde están manteniendo a Beth y Chris. Nunca
he estado allí, pero conozco a alguien que tiene y nos puede dar los
códigos de seguridad para entrar en el recinto.
—Espera —dije, sacudiendo la cabeza—. Así que realmente tú no
puedes meternos dentro. ¿Pero alguien más puede hacerlo?
—Ya me lo imaginaba —Daemon rio entre dientes—. Biff es
prácticamente inútil.
Los labios de Blake se apretaron.
—Yo sé cuál es el nivel y las celdas en las que están encerrados, así
que sin mí, solo estarán corriendo alrededor de todo el recinto pidiendo ser
capturados.
—Y mi puño está pidiendo estar en tu cara —disparó Daemon de
vuelta.
Rodé los ojos.
—No sólo nos estás pidiendo que confiemos en ti, si no que, ¿quieres
que confiemos en alguien más?
—Ese alguien más es como nosotros, Katy —los codos de Blake
cayeron sobre la mesa, moviendo su vaso—. Es un híbrido, pero ha salido
por debajo de Daedalus. Y como era de esperar, los odia y nada le
gustaría más que joderlos. Él no nos va a traicionar.
Sí, no me está gustando nada de esto.
—¿Y cómo es que alguien sale "por debajo" de Daedalus?
La sonrisa de Blake carecía de calidez.
—Ellos... desaparecen.
Oh, bueno, eso suena tranquilizador. Metí mi cabello hacia atrás en
ambos lados, sintiéndome cautelosa.
—Está bien, digamos que hacemos esto, ¿cómo te pondrás en
contacto con él?
—No van a creer cualquier cosa que les diga a menos que estén allí
para ser testigos de ello—y tenía razón sobre eso—. Yo sé dónde encontrar
a Luc.
La boca de Daemon se curvó.
—¿Su nombre es Luc?
Blake asintió.
112
—No va a ser accesible por teléfono o por correo electrónico. Es una
especie de paranoico sobre los teléfonos y los ordenadores del gobierno.
Vamos a tener que ir a él.
—¿Y dónde está eso? —preguntó Daemon.
—Cada miércoles por la noche va a un club a unos pocos kilómetros
fuera de Martinsburg —explicó Blake—. Estará allí este miércoles.
Daemon se echó a reír y me pregunté qué demonios encontró tan
gracioso.
—Los únicos clubes en esa parte de West Virginia son los clubes de
striptease.
—Se podría pensar eso —presunción se apoderó de la expresión de
Blake—. Pero este es un tipo de club diferente —me miró—. Las mujeres no
aparecen en jeans y suéteres.
Le di una mirada suave mientras comía una patata frita del plato de
Daemon.
—¿En qué es lo que se aparecen? ¿En nada?
—Lo más parecido a la nada —su sonrisa era real ahora, haciendo
que el verde de sus ojos brillara, me recordaba al Blake que había
conocido primero—. Mal por ti. Bien por mí.
—De verdad quieres morir, ¿no? —dijo Daemon.
—A veces creo que sí —hubo una pausa e hizo un movimiento de
hombros—. De todos modos, vamos a él, nos da los códigos y ya está.
Entramos, obtienen lo que quieren y yo también. Entonces, nunca me
volverán a ver otra vez.
—Eso es casi lo único que has dicho hasta ahora que me gusta —la
aguda mirada de Daemon se posó sobre Blake—. La cosa es, que estoy
teniendo un tiempo difícil en creerte. Dices que este híbrido está en
Martinsburg, ¿verdad? No hay ningún cuarzo beta cerca de ese lugar.
¿Cómo es que no se ha convertido en merienda de algún Arum aún?
Un rayo misterioso llenó los ojos de Blake.
—Luc puede cuidar de sí mismo.
Algo no estaba bien aquí.
—¿Y dónde está el Luxen al que está atado?
—Con él —dijo Blake.
113
Bueno, eso responde a esa pregunta, pero aun así, nada de esto
está bien conmigo. Mierda, toda esta situación era arriesgada, pero ¿qué
otra opción teníamos? Ya estábamos metidos hasta el cuello. Puede ir
sobre nuestra cabeza, hundirse o a nadar, como mi padre solía decir.
—Mira —dijo Blake, dando una mirada firme a Daemon—. Lo que
pasó con Adam... Nunca quise eso. Y lo siento, pero tú, de todas las
personas, tienes que entender. Harías cualquier cosa por Katy.
—Lo haría —un leve temblor recorrió a Daemon. Electricidad estática
erizando el vello de mi cuerpo—. Así que, si por un momento creo que
estas a punto de jodernos, no voy a dudar. Tú no recibirás una tercera
oportunidad. Y aún no has visto de lo que soy capaz de hacer, muchacho.
—Entendido —murmuró Blake, con la mirada baja—. ¿Estamos?
La pregunta del millón de dólares era, ¿realmente vamos a hacer
esto? El latido del corazón de Daemon era calmado y lo sentí en mi propio
pecho.
Su decisión estaba tomada. No sólo iba a hacer cualquier cosa para
mantenerme a salvo, haría cualquier cosa por su hermano.
Hundirse o nadar.
Levanté mis pestañas y me encontré con los ojos de Blake.
—Estamos.
***
Pasé la mayor parte del domingo en la casa de Daemon viendo un
maratón de Investigadores de fantasmas con los hermanos mientras
esperaba por...er, acechaba a Dee.
Tenía que volver a casa algún día. Eso es lo que dijo Daemon.
Era casi de noche cuando regresó. Salté del sofá, sorprendiendo a
Dawson, quien se había dormido alrededor de cuatro horas viendo cosas
que asustan mucho por la noche.
—¿Está todo bien?
Estaba completamente despierto ahora.
Daemon se deslizó, tomando mi lugar.
—Todo está bien.
114
Su hermano le devolvió la mirada por un segundo y luego volvió a
centrarse en la televisión. Sabiendo lo que yo quería hacer sin ni siquiera
decirle, Daemon asintió.
Dee se dirigió a las escaleras sin decir una palabra.
—¿Tienes un par de minutos? —le pregunté.
—No realmente —dijo por encima del hombro mientras continuaba
subiendo las escaleras.
Cuadré mis hombros y la seguí.
—Bueno, si sólo tienes un minuto, entonces lo tomaré.
Al detenerse en la parte superior de la escalera, se dio la vuelta. Por
un momento, pensé que me podría empujar, y eso sería estropear mis
planes de hacer las paces.
—Está bien —dijo, y suspiró como si le hubieran pedido recitar
fórmulas de trigonometría—. Así ya terminamos con esto.
No es la forma en que quería empezar esta conversación, pero por
lo menos me estaba hablando. La seguí hasta su habitación. Como
siempre, me sentí abrumada por la cantidad de color de rosa. Paredes de
color rosa. Rosados edredones de cama. Ordenador portátil rosa. La
alfombra rosa. Pantallas de lámparas de color rosa.
Dee se trasladó al asiento de la ventana y se sentó, cruzando sus
tobillos delgados.
—¿Qué es lo que quieres, Katy?
Reuniendo coraje, empecé a sentarme en el borde de la cama.
Durante todo el día, había planeado este largo discurso, pero de repente,
sólo quería arrastrarme a sus pies. Quería a mi mejor amiga de vuelta. Una
mirada de impaciencia se posó en sus delicados rasgos y mi estómago
cayó.
—No sé por dónde empezar —admití en voz baja.
Ella tomó una respiración pesada.
—¿Tal vez puedas empezar con el por qué me mentiste durante
meses?
Me estremecí, pero me merecía esa pregunta.
—La noche en el claro, cuando luchamos contra Baruck, no sé qué
pasó, pero Daemon no lo mató.
115
—¿Tú lo hiciste? —miró por la ventana, jugando distraídamente con
un mechón oscuro.
—Sí... me conecté con él... contigo. Nosotros... nosotros creemos que
fue porque Daemon me había sanado antes. De alguna manera esas
curaciones ya nos habían mezclado —el miedo de esa noche regresó,
enrollando mis entrañas fuertemente—. Pero estaba herida...realmente
muy mal, supongo, y Daemon me sanó después de que te fuiste.
Sus hombros se tensaron.
—La primera mentira, ¿verdad? Me dijo que estabas bien, y yo fui
una estúpida por creerle. Te veías… realmente muy mal. Y después,
cuando Daemon se había ido, no actuaste bien. Debería haber sabido
que algo estaba pasando —dio una pequeña sacudida de su cabeza —
. De todos modos, podrías haberme dicho la verdad. No me hubiera
desmayado o algo así.
—Lo sé —estuve de acuerdo—. Pero nosotros no estábamos seguros
de lo que realmente sucedió. Pensamos que sería mejor no decir nada
hasta que supiéramos. Y para cuando nos dimos cuenta que estábamos
conectados de alguna manera, todo... todo lo demás estaba pasando.
—¿Blake? —escupió el nombre, dejando caer un poco de su pelo.
—Él... y otras cosas —quería sentarme a su lado, pero sabía que no
debía presionarla—. Cosas empezaron a suceder. Si quería un vaso de té,
el vaso volaba fuera del armario. No lo podía controlar, y tenía mucho
miedo de exponerlos de alguna manera.
Ella me miró entonces, bajó las pestañas.
—Le dijiste a Daemon, sin embargo.
Asentí con la cabeza.
—Sólo porque pensé que tal vez sabía lo que me estaba pasando,
ya que me sanó. No era porque confiaba más en él que en ti.
Dee levanto sus pestañas.
—Pero dejaste de salir conmigo.
Mis mejillas se sonrojaron de vergüenza. Lo había hecho, tantas
malas decisiones.
—Pensé que era lo correcto. Que si terminaba cambiando a algo sin
sentido a tu alrededor, no quería que estuvieras en medio.
Soltó una breve carcajada.
116
—Eres tan como Daemon. Siempre pensando que son mejor que los
demás —empecé a responder, pero ella siguió adelante—. Lo gracioso es
que yo podría haberte ayudado. Es agua pasada, sin embargo.
—Lo siento —deseaba que esas dos palabras pudieran recuperar
todo lo que había hecho mal—. Estoy realmente...
—¿Qué pasa con Blake? —miró duramente hacia mí.
Mi mirada se fue a mis manos.
—Yo no sabía lo que era al principio. Honestamente, me gustaba
porque era normal. No era como Daemon y pensé... pensé que no tenía
que preguntarme por qué Blake se parecía a mí —me reí, el sonido tan
duro como el de Dee—. Fui una idiota. Daemon no se fiaba de Blake.
Pensé que estaba celoso o simplemente estaba siendo Daemon. Pero
entonces un Arum entró en el restaurante cuando estaba con Blake y me
enteré de lo que era.
Dee se desvaneció y reapareció en la cómoda, las manos en las
caderas.
—Así que, vamos a ver si lo entiendo bien. Había un Arum, ¿y nunca,
ni una sola vez pensaste en decirme o a cualquiera de los otros?
Me volví hacia ella.
—Lo hice, pero Blake lo mató y Daemon lo sabía. Y estábamos
observando por ellos...
—Suena como una excusa poco convincente para mí.
¿Era eso una excusa? Lo era, porque debí decirles. Me tragué el
nudo en mi garganta. Sus ojos se pusieron brillantes.
—¡No tienes ni idea de lo difícil que era mantener todo lejos de ti al
principio! ¿Qué tan preocupada estaba de que salieras lastimada sólo por
estar cerca de nosotros y...? —Dee se detuvo y cerró los ojos—. No puedo
creer que Daemon no me haya dicho nada.
—No deberías estar molesta con Daemon. Hizo todo lo posible para
detener esto. No confiaba en que Blake sólo quería ayudar a controlar mis
habilidades. Fue mi culpa —y la culpa me carcomía poco a poco—. Pensé
que Blake podía ayudarme. Que si yo sabía cómo controlar mis
habilidades, podía luchar, podría ayudaros. Ya no necesitarías protegerme
o estar preocupada por mí. No sería tu problema.
Sus ojos se abrieron de golpe.
117
—¡Tú nunca fuiste un problema para mí, Katy! Eras mi mejor amiga,
mi primera amiga real. Y sí, soy un poco lenta en eso de la amistad, pero si
sé que los amigos se supone que deben confiar entre ellos. Y deberías
haber sabido que nunca te he visto como si fueras débil o un problema.
—Yo... —me quede sin saber qué decir.
—Nunca creíste en nuestra amistad —había humedad en sus ojos, y
me sentí como la idiota más grande—. Eso es lo que me mata. Desde el
principio, no creías en mí.
—¡Lo hice! —empecé a ponerme de pie, pero me congelé—. Tomé
decisiones estúpidas, Dee. Cometí errores. Y para cuando me di cuenta de
lo mal que mis errores fueron, fue...
—Demasiado tarde —susurró—. Era demasiado tarde, ¿verdad?
—Sí —tomé un respiro, pero se atascó—. Blake era quien era y todo
lo que pasó fue por mi culpa. Ya se eso.
Dee se adelantó, sus pasos medidos y lentos.
—¿Cuándo te enteraste de Beth y Dawson?
Levanté la mirada, encontrando la suya. Una gran parte de mí
quería mentir, quería decir que no fue hasta que Will lo confirmó, pero no
pude.
—Antes de las vacaciones de Navidad, vi a Beth. Y entonces
Matthew confirmó que si Beth estaba viva, Dawson también tenía que
estarlo.
Contuvo el llanto y sus dedos se cerraron en sus palmas.
—¿Cómo... cómo te atreves?
Me di cuenta de que me quería dar una bofetada y mi mejilla ardió
a pesar de que no lo hizo. Como que quería que lo hiciera.
—No sabíamos si podíamos encontrarlo o recuperarlo. No queríamos
que te hicieras ilusiones sólo para que pudieras perderlo otra vez.
Dee me miró como si ni siquiera me conociera.
—Esa es la cosa más estúpida que he oído nunca. Déjame adivinar,
¿fue idea de Daemon? Porque suena como él. Me quería proteger al
mismo tiempo que me retenía por la espalda, lastimándome.
—Daemon...
118
—No —dijo ella, dándose la vuelta. Su voz tembló—. No lo defiendas.
Conozco a mi hermano. Sé que tiene buenas intenciones pero por lo
general sólo apestan. Pero tú... tú sabes cuánto dolió perder a Dawson. No
era sólo Daemon el que perdió su mierda. Puede que no me haya
comportado como él, pero una parte de mí murió el día que me dijeron
que estaba muerto. Merecía saber el momento en que pensaron que
estaba vivo.
—Tienes razón.
Su cuerpo brilló por un segundo.
—Está bien. Está bien... todo eso a un lado. Si me hubieran dicho lo
que estaba pasando con Blake, Adam y yo hubiéramos sabido en lo que
nos estábamos metiendo. Todavía lo hubiéramos podido hacer, créeme,
fuimos a esa casa para ayudarte, pero no habríamos sido sorprendidos.
Mi garganta se paralizo. Había una mancha en mi alma, oscura y
fría. Yo no había asesinado a Adam, pero tenía algo que ver en su muerte.
Como un encubridor del delito. La gente comete errores todo el tiempo,
pero la mayoría de ellos, no causan la muerte de alguien.
Los míos lo hicieron.
Mis hombros se hundieron bajo el peso. Decir lo siento no iba a
suavizar nada, ni para ella ni para mí. No podía dar marchas atrás en el
tiempo. Lo único que podía hacer era seguir adelante y tratar de
compensarlo.
La ira de Dee disminuyó mientras me miraba. Caminando de regreso
al asiento de la ventana, se sentó, colocando sus piernas contra su pecho.
Apoyó la mejilla en sus rodillas.
—Y ahora están cometiendo otro error.
—No tenemos otra opción —le dije—. Realmente no la tenemos.
—Sí, sí la tienen. Podemos encargarnos de Blake y de lo que sea que
les haya dicho.
—¿Qué pasa con Dawson? —pregunté en voz baja.
No respondió durante un largo tiempo.
—Sé que debería ser capaz de dejar a un lado lo que siento por
Blake, pero no puedo. Eso está mal. Lo sé. Pero no puedo.
Asentí con la cabeza.
119
—No espero que lo hagas, pero no quiero que las cosas sean así
entre nosotras. Tiene que haber una manera... —el orgullo se fue por la
ventana—. Te extraño, Dee, y odio que no nos estemos hablando y que
estés molesta conmigo. Quiero superar esto.
—Lo siento —susurró.
Las lágrimas quemaban la parte posterior de mi garganta.
—¿Qué puedo hacer para arreglar esto?
—No puedes. Y no puedo, tampoco —Dee meneó la cabeza con
tristeza—. No puedo arreglar la muerte de Adam. No puedo arreglar que tú
y Daemon piensen que trabajar con Blake es una buena idea. Y no puedo
arreglar nuestra amistad. Algunas cosas simplemente no tienen solución.
120
13 Traducido por Mery St. Clair
Corregido por Mrs.Styles♥
Lesa vino a casa después de la escuela el martes para ayudarme a
estudiar para nuestro examen de Biología del mañana, lo cual apestaba,
porque lo último que yo podía hacer era concentrarme en las tareas
escolares. Una parte de mi esperaba que Matthew lo reprogramara, ya
que él sabía lo que yo tenía que hacer mañana por la noche. Incluso se lo
sugerí el lunes después de clases, pero no, no aceptó.
Me apoyé con el respaldo de mi silla, apenas había leído mi libro de
bilogía en mi regazo. Lesa estaba leyendo sus notas, y se suponía que yo
debía estar escuchándola, pero abrí mi ARC de un nuevo libro juvenil para
hacer mi entrada de mi Teaser Tuesday.
Escribiendo una rápida entrada, escogí un par de párrafos con una
sonrisa maligna.
«Yo era su as bajo la manga. Yo era el principio y él era el final. Y
juntos, nosotros éramos todo» Presioné el botón de publicar y luego cerré la
bonita cubierta del libro.
—No me estás prestando atención —dijo Lesa, sentándose.
—Sí, lo estoy hacienda —Me giré, luchando contra una sonrisa—.
Decías algo sobre células y organismos.
Arqueó una ceja.
—Guau. Le atinaste.
—Voy a reprobar —Dejé caer mi cabeza hacia atrás, cerré los ojos y
dejé escapar un largo suspiro de sufrimiento—. Simplemente, no puedo
concentrarme. Prefiero leer algo interesante… como esto —Levanté el libro
que acababa de postear y luego lo dejé donde sabía que estaban toda la
pileta de libros sin leer—. Y hay una cosa que tengo que hacer mañana en
la noche.
121
—¡Oh! ¿Qué cosa? Algo con Daemon, y si dices que sí, por favor,
dime que inicia con una S y termina con O.
Abrí mis ojos y fruncí el ceño.
—Caray, eres peor que los chicos.
Sus rizos rebotaron mientras ella asentía.
—Lo sé.
Le lancé mi lápiz.
Riendo, cerró su cuaderno.
—Entonces, ¿Qué harás mañana que te tiene tan distraída?
De ninguna manera podría decírselo, pero yo estaba muy nerviosa, y
la necesidad de hablar serpenteaba por mis labios.
—Daemon y yo vamos a ir a… un club o algo así en Martinsburg para
visitar algunos de sus amigos.
—Bien, eso suena divertido.
Me encogí de hombros. Yo ya le había dicho a mi madre que iría al
cine y, dado a que trabajaba mañana por la noche, el toque de queda
no sería un problema. Lo que era un problema era que yo no tenía ni idea
de que vestir y las cosas con Dee me habían dado una racha de mala
suerte.
Me levanté de mi asiento y me acerqué a mi armario.
—Se supone que dedo usar algo sexy. Yo no tengo nada sexy.
Lesa frunció el ceño.
—Estoy segura de que encontraré algo allí.
Había un mar de vaqueros y sudaderas, nada como lo que Blake
insinuó. La ira subió por mi garganta. Con Blake de regreso en la escuela,
esto era un desastre. Él era un asesino… mi compañero de laboratorio era
un asesino.
Molesta, empujé una pila de vaqueros a un lado.
—Sí, yo no sé nada de esto.
Lesa me apartó a un lado.
—Déjame echar un vistazo. Yo soy la reina de la sensualidad. Al
menos, eso es lo que Chad piensa, le doy algo de razón al chico —Me
dedicó una sonrisa rápida y descarada—. Él tiene buen gusto.
122
Me apoyé contra la pared.
—Haz tu magia.
Cinco minutos más tarde, Lesa y yo mirábamos los objetos colocados
sobre la cama como si una prostituta invisible los llevara puesto. Mis mejillas
ya sonrojadas.
—Uh…
Lesa rió.
—Deberías ver tu cara.
Negué con la cabeza sin poder hacer nada.
—¿Has visto lo que yo normalmente uso? Esto… esto no es para mí.
—Eso es lo divertido de ir a los clubes, especialmente lo que están en
la ciudad —Arrugó la nariz—. Bueno, aquí no hay ningún club, así que todo
lo bueno esta fuera de la ciudad, pero de todos modos, conseguirás verte
como alguien más. Sacar tu desnudista interior y dejarla jugar.
Me eché a reír.
—¿Mi desnudista interior?
Asintió.
—¿Nunca te has colado en un bar o un club?
—Sí, pero estaban en las playas y todo el mundo estaba vestido para
el verano. Aquí no es verano.
—¿Y eso qué?
Rodé los ojos cuando me volví a la cama. Lesa había encontrado
una falda de mezclilla que yo compré en línea para el verano, pero que
terminó quedándome demasiado corto. Apenas cubriéndome el trasero, y
me dio demasiada flojera regresarla. Un poco arriba de la falda estaba un
suéter negro que yo normalmente usaba sobre una camisa o blusa de
tirantes. Era manga larga, así que cubría las cicatrices en mis muñecas,
pero apenas nada más. En el suelo estaba un par de bodas hasta las
rodillas que las compré el invierno pasado.
Y eso era todo.
Sí, eso era todo.
—Mi trasero y mis pechos estarán al descubierto.
Lesa bufó. —Tus pechos estarán cubiertos.
123
—¡Pero no todo mi estómago!
—Tienes un lindo estómago, presúmelo —Cogió la falta,
sosteniéndola frente a su cintura—. Cuando termines de usar esta,
préstamela.
—Claro —Y luego fruncí el ceño—. ¿Dónde vas a usarla?
—En la escuela —Se rió al ver la expresión en mi rostro—. Voy a
ponerme unas mallas debajo, tranquilízate.
Una idea me golpeo.
—¡Medias! —Me di la vuelta hacia mi tocador y comencé a hurgar
en mis calcetines. Saqué un par de medidas negras—. ¡Aja! Puedo usar
estás —Y una chaqueta… quizás una máscara, también.
Ella me arrebató las medias, arrojándolas al otro lado de la
habitación. —No, no puedes usar medias.
Mi rostro se ensombreció.
—¿No?
—No —Miró por encima de mi hombro y luego sonrió mientras me
rodeaba y sacaba algo de mi cajón—. Pero si puedes usar estás.
Mi boca se abrió de golpe. Un par de medias rotas colgaban de sus
dedos.
—Eso era parte de un disfraz de Halloween.
—Perfecto —Las colocó sobre la cama.
Oh, querida María, madre de Dios…
Me senté con las piernas cruzadas en el suelo.
—Bueno, creo que Daemon lo aprobará, al menos.
—Maldición —Se sentó en la cama, su sonrisa desvaneciéndose—.
¿Puedo preguntarte algo y contestarme con honestidad? —Sonaron
campanas de advertencia, pero asentí. Tomó una respiración profunda—.
Seriamente, ¿Cuan buen besador es Daemon? Porque imagino que tu y él
al menos…
—¡Lesa!
—¿Qué? Una chica tiene que saber ese tipo de cosas.
Mordí mi labio, sonrojándome.
—Vamos, es tiempo de compartir información.
124
—Él… me besa como si estuviera muriéndose de sed y yo fuera el
agua —Golpeé mis manos sobre mi rostro enrojecido—. No puedo creer
que dije esto en voz alta.
Lesa rió.
—Suena como uno de esos libros románticos que lees.
—Así es —Comencé a reír—, pero, oh, querido Señor, es la verdad.
Me vuelvo papilla cuando me besa. Es vergonzoso. Estoy tan, como,
―Gracias, ¿Me das otro?‖ Es patético.
Ambas reímos. Era extraño, porque mucha de la tensión salía de mi
cuerpo. Reírnos de chicos era tan increíblemente normal.
—Lo amas, ¿no? —preguntó cuando recuperó el aliento.
—Sí —Estiré mis piernas con un suspiro—, realmente lo amo. ¿Qué hay
de Chad?
Se deslizó fuera de la cama y se apoyó contra ella.
—Me gusta… mucho. Pero iremos a diferentes universidades. Así que
soy realista al respecto.
—Lo siento.
—No lo lamentes. Chad y yo nos divertimos y seriamente, ¿Cuál sería
el punto de esto si no me divierto? Es el lema de mi vida —Hizo una pausa,
apartando sus rizos de su rostro—. Creo que necesito enseñarle a Dee ese
lema. ¿Qué diablos pasa con ella? Todavía no ha hablado conmigo o con
Carissa.
Todo mi humor se desvaneció y me tensé. Yo no puedo arreglar
nuestra amistad. Yo había intentado —realmente lo intenté— pero los
daños infligidos a nuestra amistad eran irreparables.
Suspiré.
—Ella tiene muchas cosas que lidiar —Adam y con el regreso de
Dawson.
Lesa saltó en eso.
—Eso es lo más curioso, ¿no?
—¿Qué quieres decir?
—¿No crees que es raro? Tú no vivías aquí entonces, pero Beth y
Dawson eran como el Romeo y Julieta de West Virginia. No puedo creer
que él no sepa nada de ella.
125
La inquietud se deslizó por mi espalda.
—No lo sé. ¿Tú qué piensas?
Lesa apartó la mirada, mordiéndose el labio.
—Esto es muy raro. Dawson parece diferente ahora. Él está triste y
melancólico.
Luché por decir algo.
—Bueno, probablemente aún se preocupa por ella y le molesta que
las cosas no funcionaran, y perdió a Adam. Ya sabes, hay mucho con que
lidiar.
—Supongo —Me miró de reojo—. Algunas personas han estado
hablando.
Mis instintos se pusieron en alerta.
—¿Hablando de qué?
—Bueno, esto es más sospechoso de lo habitual… Kimmy y lo demás.
Pero son tantas cosas extrañas las que han ocurrido aquí —Se puso de pie
y peinó sus rizos en una coleta desordenada—. Primero, Beth y Dawson
desaparecieron de la faz de la tierra. Luego, Sarah Butler muere el verano
pasado.
El hielo cubrió mi piel. Sarah Butler había estado en el lugar y
momento equivocado. La noche que fui atacada por el Arum, Daemon
apareció y me salvó. Fuera de control, el Arum mató a esa chica.
Lesa comenzó a pasearse por el lugar.
—Y luego Simon Cutters desaparece. Nadie ha sabido nada de él.
Adam muere en un accidente de auto, y luego Dawson aparece de quien
sabe donde, sin el supuesto amor de su vida.
—Es extraño —dije lentamente—, pero totalmente una casualidad.
—¿Lo es? —Sus oscuros ojos brillaron. Sacudió la cabeza—. Algunos
chicos —amigos de Simon— creen que algo le ocurrió.
Oh, no.
—¿Cómo qué?
—Que fue asesinado —Se sentó junto a mí, su voz baja, como si la
gente estuviera escuchado—, y que Adam tuvo algo que ver con eso.
—¿Qué? De acuerdo, esto no me lo esperaba.
Asintió.
126
—No creen que Adam este realmente muerto. No hubo un funeral al
que alguien pudiera ir. Creen que huyó antes de que la policía se enterara
de que le hizo algo a Simón.
Me le quedé mirando.
—Créeme, Adam murió. Él está realmente muerto.
Lesa frunció los labios.
—Te creo.
No creía que ella lo hiciera.
—¿Por qué creen que Adam tuvo algo que ver con Simon?
—Bueno… algunas personas saben que Simón intento algo contigo.
Y Daemon le dio una paliza. Quizás intentó algo con Dee y Adam se
enteró.
Reí, más por shock.
—Adam era incapaz de golpear a alguien. Él no era así.
—Eso es lo que yo creo, pero los demás… —Se apoyó hacia atrás—,
de todas maneras, ya es suficiente de chismes, tienes que verte caliente
mañana.
La conversación eventualmente regresó al estudio, pero tenía una
sensación helada en la boca de mi estómago, una sensación penetrante.
Como si estuvieras haciendo algo mal y supieres que estabas a punto de
ser pillada.
Si las personas comenzaban a prestar atención a todas las cosas
raras de por aquí, ¿Cuánto tiempo les tomaría seguir las pistas hasta llegar
a la fuente de todo? ¿Llegar a Daemon, su familia, su naturaleza, y a mí?
127
14 Traducido por Juli_Arg
Corregido por Mrs.Styles♥
Martinsburg en realidad no era un pueblo, pero tampoco se podría
llamar una ciudad, al menos no para los estándares de Gainesville. Se
encontraba en la cúspide de un crecimiento, a una hora de la capital del
país. Ubicada a la derecha de la carretera interestatal, situada entre dos
montañas—una puerta de entrada a las grandes ciudades como Baltimore
y Hagerstown. El lado sur de la ciudad era muy desarrollado—había
centros comerciales, restaurantes por los que daría mi libro favorito de
Petersburgo para tener, y edificios de oficinas. Incluso había un Starbucks, y
maldita sea si no tendría que conducir más allá de eso. Se nos hacía tarde.
El viaje comenzó mal, lo que no habla bien de cómo la noche
progresaría.
En primer lugar, Blake y Daemon habían comenzado antes de que
incluso saliéramos de Petersburgo. Algo sobre la manera más rápida de
llegar a la península oriental del estado. Blake dijo que fuésemos hacia el
sur. Daemon dijo que hacia el norte. El argumento épico siguió.
Daemon terminó ganando, porque él conducía, lo que hizo que
Blake hiciera pucheros en el asiento trasero. Luego tuvimos una tormenta
de nieve en torno a Deep Creek, por lo que tuvimos que aminorar la
velocidad, y Blake había sentido la necesidad de señalar que las
carreteras del sur probablemente eran claras.
Además, la cantidad de obsidian estaba engalanada y la falta de
ropa me ponía toda nerviosa. Llevaba la ropa que Lesa me había elegido,
para gran alegría de Daemon. Si hacía un comentario más sobre la
longitud de la falda, iba a hacerle daño.
Y si Blake lo hacía, Daemon iba a mutilarlo.
Me quedé esperando que un Arum llegara flotando de la mitad de
la nada y sacara nuestro vehículo fuera de la carretera, pero hasta el
128
momento, el collar de obsidiana, una pulsera y un cuchillo atado en el
interior de la bota—por el amor de Dios—seguían fríos.
En el momento en que llegamos a Martinsburg, quería saltar del
vehículo en movimiento. Cuando nos acercábamos a la salida Falling
Waters, Daemon preguntó.
—¿Cuál?
Blake apareció delante, dejando caer los codos sobre las espaldas
de nuestros asientos.
—Una salida más, a Spring Mills. Gira a la izquierda en la salida, como
si estuviera regresando a Hedgesville o Back Creek.
¿Back Creek? Negué con la cabeza. Habíamos ido más lejos en la
civilización, pero los nombres de algunos de estos pueblos no
concordaban.
Cerca de dos kilómetros de la salida, Blake dijo:
—¿Ves la vieja gasolinera, delante de las bombas?
Los ojos Daemon se estrecharon.
—Sí.
—Gira allí.
Me incliné hacia delante para ver mejor. Hierbas altas rodeaban
viejas y gastadas bombas. Había un edificio—más que nada una choza—
detrás.
—¿El club está en una estación de servicio?
Blake se echó a reír.
—No. Sólo la unidad de todo el edificio. Permanezcan en el camino
de tierra.
Murmurando sobre conseguir que Dolly se ensucie, Daemon siguió las
indicaciones esquemáticas de Blake. El camino de tierra era más como un
camino limpio por miles de neumáticos. Esto era tan sombrío que quería
exigir que demos la vuelta.
Cuanto más avanzábamos, más temible se volvía el paisaje. Árboles
gruesos llenaron el camino, roto por los edificios arruinados con ventanas
tapiadas y vacíos espacios en blanco donde las puertas una vez
estuvieron.
129
—No sé acerca de esto —admití—. Creí que lo había visto todo en la
Masacre de Texas12.
Daemon resopló. El SUV golpeaba por el terreno desigual, y luego
había coches. En todos lados. Coches estacionados en líneas al azar, al
lado de los árboles, acumulados en un campo. Más allá de las
interminables filas de vehículos había un edificio alto, de forma cuadrada
edificio sin iluminación exterior.
—Está bien. Creo que en realidad vi esto en Hostel13 , la uno y dos.
—Vas a estar bien —dijo Blake—. El lugar está escondido para
mantenerse fuera de la red, no porque secuestran y matan a los turistas
desprevenidos.
Me reservo totalmente el derecho a no estar de acuerdo en eso.
Daemon estacionó lo más lejos que pudo, obviamente con más
miedo de que Dolly consiga abolladuras en los lados a que nosotros
seamos devorado por Pie Grande.
O ser comidos por un chico gótico.
Un hombre salió tambaleándose de entre una manada de coches.
La luz de luna se reflejaba en su collar de pinchos y Mohawk verde.
Abrí la puerta y salí, apretando más cerca mi abrigo.
—¿Qué clase de lugar es éste?
—Un tipo muy diferente de lugar —Fue la respuesta de Blake. Cerró
de golpe su puerta, y Daemon se presionó la cabeza. Rodando los ojos,
Blake dio un paso a mí alrededor—. Vas a tener que dejar la chaqueta.
—¿Qué? —Lo fulminé con la mirada—. Está helando. ¿Ves mi
respiración?
12
The Texas Chain Saw Massacre es una película de terror independiente de 1974,
producida, escrita y dirigida por Tobe Hooper. La historia muestra a dos hermanos, quienes
viajan junto a sus amigos a Texas con el objetivo de revisar la tumba de uno de sus
familiares, la cual, según informes de la radio, había sido profanada. Sin embargo, en el
trayecto son atacados por una familia de caníbales.
13 Hostel es una película de terror de 2005 escrita, producida y dirigida por Eli Roth. Fue
protagonizada por Jay Hernandez, Derek Richardson, Jennifer Lim, Eythor Gudjonsson y
Barbara Nedeljáková. Su estreno fue restringido en algunos países, especialmente en
aquellos con estrictas normas de censura.
130
—No te vas a congelar en los segundos que tardamos en caminar
hacia la puerta. Ellos no van a dejarte entrar.
Sentí como si fuera a dar pisotones mientras miraba a Daemon con
impotencia. Al igual que Blake, vestía vaqueros oscuros y una camisa. Sip.
Eso es todo. Al parecer, estas personas no se preocupan por el código del
vestuario masculino.
—No lo entiendo —me quejé. Mi chaqueta era mi gracia salvadora.
Ya era bastante malo que las medias rotas no hicieran nada para ocultar
mis piernas—. No es justo.
Daemon caminó hacia mí, colocando sus manos sobre las mías. Un
mechón de cabello ondulado caía sobre sus ojos.
—No tienes que hacer esto si no quieres. Lo digo en serio.
—Si no lo hace, entonces esto era una pérdida de tiempo enorme.
—Cállate —gruñó Daemon mirando por encima de su hombro y
luego a mí—, lo digo en serio. Dime ahora, y nos vamos a casa. Tiene que
haber otra manera.
Pero no había otra manera. Blake, que Dios me perdone, tenía razón.
Perdía el tiempo. Sacudiendo la cabeza, di un paso atrás y empecé a
desabrocharse la chaqueta.
—Estoy bien. Jalando la ropa interior niña grande y todo eso.
Daemon observaba en silencio mientras me despojaba de lo que se
sentía como una armadura. Quité mi chaqueta, él contuvo el aliento
cuando la arrojé sobre el asiento del pasajero. Tan frío como estaba, todo
mi cuerpo de alguna manera se sentía como si estuviera en llamas.
—Sí —murmuró, dando un paso delante de mí como un escudo—.
No estoy tan seguro de esto.
Por encima de su hombro, Blake frunció las cejas.
—Guau.
Daemon se dio la vuelta, volando su brazo, pero Blake se lanzó a la
izquierda, evitando la mano de Daemon. Saltaron chispas rojas y blancas,
iluminando la oscuridad como muchos petardos.
Crucé los brazos sobre el abdomen desnudo, expuesto por el jersey
recortado y la falda de poca altura. Me sentía desnuda, lo que era una
estupidez, porque yo llevaba trajes de baño. Sacudiendo la cabeza, rodeé
a Daemon.
131
—Vamos a llegar allí.
Los ojos de Blake flotaron sobre mí con la suficiente rapidez para
evitar una muerte segura debido al alíen irritado detrás de mí. Mi mano se
moría de ganas de golpear a sus globos oculares fuera de su cabeza.
Nuestro camino hacia la puerta de acero en la esquina del edificio
fue rápido. No había ventanas ni nada, pero a medida que nos
acercábamos, el ritmo pesado de la música se podía sentir fuera.
—¿Entonces, podemos llamar…?
De las sombras, un enorme tipo apareció. Brazos como troncos de
árboles se mostraban fuera de las ropas de trabajo desgarradas que
llevaba. Sin camisa, porque hacía, como, cien grados aquí fuera o algo
así. El cabello del chico, estaba parado en tres secciones a través del
centro de su cráneo afeitado de otra manera. Eran de color púrpura.
Me gustaba el púrpura.
Tragué saliva con nerviosismo.
Tachas brillaban en todo su rostro, la nariz, los labios y las cejas. Dos
tornillos gruesos perforaron sus orejas. No dijo nada cuando se detuvo
frente a nosotros, sus oscuros ojos vagando sobre los chicos y luego se
detuvieron en mí.
Di un paso atrás, chocando con Daemon, que puso una mano en mi
hombro.
—¿Ves algo que te gusta? —preguntó Daemon.
El tipo era grande—un luchador pro grande—y sonrió con
satisfacción como si estuviera evaluando a Daemon para la cena. Y yo
sabía que Daemon probablemente hacía lo mismo. La probabilidad de
que nos vayamos de aquí sin una pelea masiva era delgada.
Blake intervino.
—Estamos aquí para la fiesta. Eso es todo.
El Luchador Pro no dijo nada durante un segundo y luego alcanzó a
la puerta. Los ojos fijos en Daemon, abrió la puerta y la música resonó. Hizo
una reverencia burlona.
—Bienvenidos a El Heraldo. Que se diviertan.
¿El Heraldo? Qué nombre tan bonito... y tranquilizador para un club.
Blake miró por encima del hombro y dijo:
132
—Creo que le gustas, Daemon.
—Cállate —dijo Daemon.
Blake soltó una risa baja y entró, y mis piernas me llevaron por un
pasillo estrecho que de repente se convirtió en un mundo diferente. Uno
lleno de enclaves sombreados y las luces estroboscópicas, y el olor era casi
abrumador. No malo, pero era una potente mezcla de sudor, perfumes,
aromas y otros cuestionables. El sabor amargo del alcohol era espeso en el
aire.
Luces azules, rojas, y blancas corrían y deslumbraron por la multitud
rebosante de ondulantes cuerpos en intervalos de vértigo. Si yo fuera
propensa a convulsiones, estaría en el suelo en un santiamén. Toda la piel
desnuda—en su mayoría por mujeres—brillaba como las niñas habían sido
espolvoreadas con purpurina. La pista de baile se hallaba llena, cuerpos
moviéndose, algunos en ritmo, otros sólo empujando. Más allá, había un
escenario de baile elevado. Una chica con el pelo largo y rubio se giró en
el centro del caos, su cuerpo esbelto era corto pero se movía como una
bailarina, todos los movimientos gráciles y fluidos mientras giraba.
Yo no podía apartar los ojos de ella. Dejó de dar vueltas, su mitad
inferior todavía se balanceaba en sintonía con el ritmo mientras empujaba
el pelo húmedo. Su rostro lucía radiante de inocencia, su sonrisa hermosa y
amplia. Era joven—demasiado joven para estar en un lugar como este.
Por otra parte, mientras mis ojos recorrían la multitud, muchos de los
chicos definitivamente no tenían la edad legal para beber. Algunos sí, pero
la gran mayoría parecía que tenían nuestra edad.
Pero la parte más interesante era lo que había por encima del
escenario. Las jaulas colgadas del techo, ocupadas por muchachas
escasamente vestidas. Bailarinas go-go14 era como mi madre las hubiera
llamado. No estaba segura de lo que su nombre era ahora, pero las chicas
tenían unas botas pateadoras de culo. La parte superior de sus caras se
encontraban cubiertas con máscaras brillantes. Todas tenían el pelo con
todos los colores del arco iris.
Bajé la mirada a la piel entre mi falda vaquera y mi jersey recortado.
Sí, realmente podría haber ido más alocada.
14
Un o una gogó o go-go (inglés: go-go dancer) es un bailarín o una bailarina que actúa
en discotecas y diferentes tipos de centros nocturnos.
133
Aún más extraño, no había una mesa o un conjunto de sillas donde
yo podía ver. Había sofás asomados al margen de sombra, pero no había
manera de que yo me sentara en esas cosas.
La mano de Daemon estaba firmemente en la espalda mientras se
inclinaba, hablándome al oído.
—¿Un poco fuera de su elemento, Kitten?
Lo curioso era, que Daemon todavía se destacaba en esta multitud.
Era una buena cabeza más alto que la mayoría, y ninguno de ellos se
movía como él o se le parecía.
—Creo que debería haber venido con el delineador de ojos.
Sus labios se curvaron hacia arriba.
—Eso nunca va a suceder.
Blake se puso delante de nosotros mientras lo seguimos por la pista
de baile, el rápido tecno disminuyendo y otro empezando, pesado en la
batería.
Todo el mundo se detuvo.
De repente los puños se levantaron al aire, seguido de gritos, y mis
ojos se ampliaron. ¿Iba a haber un pogo? Una parte de mí como que
quería probar eso. El ritmo furioso puede haber tenido algo que ver con
eso. Las chicas en las jaulas golpearon las manos contra los barrotes. La
muchacha bonita en el escenario con todo ese pelo rubio había
desaparecido.
La mano de Daemon se deslizó en la mía y la apretó. Mis oídos se
esforzaron por recoger las letras a través de los gritos. A salvo del dolor y de
la verdad y la elección y otros demonios venenosos... Los gritos se oían,
ahogando todo excepto la batería.
El pelo se elevó al dorso de mi cuello.
Definitivamente había algo con este club. No era bueno... No era
bueno en absoluto.
Rodeamos el bar y entramos en un estrecho pasillo. La gente se
encontraba en contra de las paredes, tan cerca entre sí que no podía
decir dónde un cuerpo empezaba y terminaba otro. Un hombre levantó la
mirada del cuello con el que estaba ocupado, y sus ojos fuertemente
delineados se encontraron con los míos.
Me guiñó un ojo.
134
Rápidamente miré hacia otro lado. Nota mental: no hacer contacto
visual.
Antes de darme cuenta, habíamos parado en la puerta que decía:
―Sólo personal‖, pero la parte personal había sido tachada y alguien había
escrito: ―Fenómenos‖, con marcador permanente.
Bonito.
Blake golpeó con los nudillos en la puerta, pero se resquebrajó
primero. No podía ver quién se hallaba detrás de ella. Miré por encima del
hombro. Los ojos delineados seguían mirando. Repugnante.
—Estamos aquí para ver Luc —dijo Blake.
Cualquiera que sea la persona misteriosa detrás de la puerta, no dijo
algo bueno, porque la columna vertebral de Blake se puso rígida.
—Dile que es Blake, y que me debe —Hubo una pausa y su nuca se
enrojeció—. No me importa lo que está haciendo, necesito verlo.
—Genial —murmuró Daemon, su cuerpo tensándose y relajándose
en intervalos—. Sin amigos como siempre.
Otra respuesta confusa y la puerta se abrió un poco más. Entonces
Blake gruñó:
—Maldita sea, me debe. Esta gente es genial. Confía en mí. No hay
bichos aquí.
¿Bichos? Oh, otra palabra para los implantes.
Finalmente Blake se volvió hacia nosotros, sus cejas se marcaron con
fuerza.
—Quiere hablar conmigo primero. Solo.
Daemon se irguió en toda su estatura.
—Sí, no va a suceder.
Blake no dio marcha atrás.
—Entonces nada va a pasar. O haces como él quiere y alguien
vendrá a por ti, o hicimos este viaje para nada.
Podía decir que Daemon no estaba bien con esto, y yo no me había
sentado en un viaje de coche del infierno ni saqué mi separador interior
para nada. Levantándome en mis pies, me presioné contra su espalda.
—Vamos a bailar —Daemon dio media vuelta, los ojos brillantes. Tiré
de su mano—. Vamos.
135
Él cedió y cuando se giró del todo, por encima de su hombro, vi la
puerta abierta y a Blake deslizándose dentro. Un mal presentimiento se
instaló en mi estómago, pero no había nada que pudiéramos hacer, ahora
que nos encontrábamos aquí.
Los tambores se desvanecieron, y una canción algo familiar había
comenzado. Tomando una respiración profunda, atraje a Daemon,
deslizándonos alrededor de los cuerpos mientras buscaba un lugar.
Encontrando uno, me giré alrededor.
Me miró con curiosidad, casi como si estuviera diciendo: ¿Realmente
estamos haciendo esto? Lo hacíamos. Bailar parecía una locura cuando
teníamos en cuenta la información que habíamos venido a buscar, pero
aparté nuestras razones para venir aquí. Cerré los ojos y tomando valor, me
acerqué a él, pasé un brazo alrededor de su cuello, y puse la otra mano en
la cintura.
Comencé a moverme contra él, al igual que los otros bailarines
hacían, porque en realidad, cuando los chicos bailaban, ellos como que
se quedaban allí y dejaban que las chicas hagan todo el trabajo. Si yo
recordaba bien de las pocas veces que me escapé a los clubes con los
amigos en Gainesville, las chicas hicieron que los chicos se vean bien.
Tomó unos segundos de rigidez para encontrar el ritmo de la canción
y aflojar los músculos que realmente no habían visto ninguna acción
recientemente, pero cuando lo hice, el ritmo de la música resonaba en mi
cabeza y luego a través de mi cuerpo, mis extremidades. Balanceándome
con la música, di vuelta alrededor y mis hombros se movieron con mis
caderas. El brazo de Daemon se arrastró alrededor de mi cintura, y sentí su
barbilla rozar mi cuello.
—Está bien. Voy a tener que agradecer a Blake por no tener amigos
—me dijo al oído.
Sonreí.
Su brazo se apretó al ritmo y mis movimientos lo mismo hicieron.
—Creo que me gusta esto.
Todo a nuestro alrededor, los cuerpos se hallaban resbaladizos y
brillantes de sudor, como si hubieran estado bailando durante años. Eso
era lo que pasaba con lugares como este, te involucras y pasan las horas,
pero sólo se siente como largos minutos.
Daemon me hizo girar, y yo estaba en la punta de mis botas, frente a
él. Bajó la cabeza, presionando su frente contra la mía, nuestros labios
136
rozándose. Una ráfaga de energía pasó por Daemon, transfiriéndose a mi
piel, y en las luces intermitentes, nos habíamos perdido en este mundo.
Nuestros cuerpos surgieron con el ritmo, encajando de manera fluida,
mientras que otros parecían golpear a nuestro lado, sin encontrar la
sincronización correcta.
Cuando los labios de Daemon se apretaron con más fuerza contra
los míos, los abrí, sin perder el ritmo a pesar de que me robaba el aliento.
Mi—nuestros corazones latían, tomados de las manos, amarrándonos,
deslizándose sobre la curva de la espalda, y detrás de mis párpados, vi un
destello de luz blanca.
Deslizando mis manos por sus mejillas, le devolví el beso. Electricidad
fluida, cayendo a torrentes de nuestros cuerpos en corrientes de luz blanca
rojiza que se ocultan bajo las luces estroboscópicas parpadeantes, que
fluye por el suelo como una ola de electricidad. Y todo lo que nos rodea, la
gente bailaba, ya sea ajena a los choques o alimentándose con ellos, pero
no me importaba. Las manos de Daemon estaban sobre mis caderas,
tirando de mí más cerca y nos encontrábamos tan cerca de terminar
como una de esas parejas ambiguas en el pasillo.
La música se detuvo o se cambió o lo que sea, pero nosotros
seguíamos presionados juntos, prácticamente devorándonos uno al otro. Y
tal vez más tarde, mañana o la próxima semana, podría estar
avergonzada por la DPA, pero no ahora.
Una mano cayó sobre el hombro de Daemon, y él se dio vuelta. Con
un segundo de sobra, lo agarré del brazo, deteniendo su puño de saludar
a la mandíbula de Blake.
Blake sonrió y gritó sobre la música a todo volumen:
—¿Están teniendo relaciones sexuales o bailando?
Mis mejillas se encendieron. Bueno, quizás ahora estaría
avergonzada.
Daemon gruñó algo y Blake dio un paso atrás, levantando las manos.
—Lo siento —gritó—. Caray. Él está dispuesto a verlos si han
terminado de comerse la cara del otro.
Blake iba a ser golpeado en algún momento.
Tomando mi mano otra vez, seguí a Daemon y Blake a través de los
cuerpos de serpientes y por el pasillo. Mi corazón seguía acelerado, mi
pecho subía y bajaba demasiado rápido. Ese baile...
137
Ojos delineados había desaparecido y esta vez, cuando Blake
golpeó la puerta, se abrió del todo. Lo seguí, esperando que mi cara no se
quemara.
No estoy segura de lo que esperaba encontrar detrás de la puerta.
Quizás una habitación llena de humo, oscura, con hombres con gafas de
sol, agrietando sus nudillos, u otro tipo grande en pantalones de trabajo,
pero no esperaba lo que encontré.
La habitación era grande y el aire limpio, perfumado de vainilla.
Había varios sofás, uno ocupado por un chico con el pelo castaño, largo
hasta los hombros escondido detrás de las orejas. Al igual que la chica que
había visto bailar antes, él era joven. Tal vez quince, si eso, y tenía agujeros
en sus vaqueros del tamaño de Marte. Alrededor de su muñeca, llevaba
un brazalete de plata que rodeaba una extraña piedra. Era negro, pero no
de obsidian. En el centro de la piedra, había una llama de color rojizo-
anaranjado y por debajo de ella, motas de azul y verde.
Cualquiera que sea la piedra que era, que era preciosa y se veía
cara.
El chico levantó la vista de la DS que jugaba, y quedé un poco
estupefacta por su belleza juvenil. Los ojos del color de la amatista se
encontraron brevemente con los míos y luego regresó al juego. Ese chico
iba a ser un galán un día.
Entonces me di cuenta de Daemon se había puesto rígido y miraba
a un hombre en una silla de cuero. Montones de cientos fueron extendidos
sobre la mesa delante de un chico rubio que miraba hacia atrás a
Daemon, con los ojos brillantes de plata abiertos en shock.
El tipo era probablemente de unos treinta años, y mi Dios, era
precioso.
Daemon se adelantó. El chico se levantó. Y mi corazón se aceleró.
Mis peores temores se extendieron como reguero de pólvora a través de
mí.
—¿Qué está pasando? —le pregunté. Incluso Blake parecía nervioso.
El chico en el sofá tosió una carcajada, cerrando DS.
—Alíens. Tienen este sistema loco interno que les permite olfatear el
uno al otro. Supongo que ninguno de los dos esperaba ver al otro.
Me volví hacia el niño poco a poco.
138
Se sentó, balanceando las piernas del sofá. Habría tenido una cara
de niño si no fuera por la aguda inteligencia en sus ojos o la experiencia en
establecer las líneas duras de su boca.
—Así que, chicos locos ¿quieren entrar en la fortaleza Dédalo y
quieres mi ayuda?
Me quedé boquiabierto. Luc era un maldito niño.
139
15 Traducido por Nats
Corregido por Violet~
Esperé a que el niño gritara—: ¡Broma! —y correteara hasta el
siguiente patio de juegos, pero mientras los segundos se extendían, llegué
a aceptar que nuestro mesías de la información era casi un adolescente.
Luc sonrió como si supiera lo que estaba pensando.
—¿Sorprendida? No deberías. Sorprendida por nada, quiero decir.
Se levantó, y me impactó el descubrir que era casi tan alto como
Daemon.
—Tenía seis años cuando decidí jugar a Gallina con un taxi a toda
velocidad. Ganó. Perdí la bici más sensacional del mundo y mucha sangre,
pero por suerte, mi amigo de la infancia era un alien.
—¿Cómo… cómo escapaste de Daedalus? —Y tan joven, quise
añadir.
Luc se acercó a la mesa, sus pasos suaves y sin esfuerzo.
—Era su alumno estrella. —Su sonrisa era malvada, casi inquietante—.
Nunca confíes en el que sobresale. ¿No es cierto, Blake?
Apoyado contra la pared, Blake se encogió de hombros.
—Suena bastante bien.
—¿Por qué? —Luc se sentó en el borde de la mesa—. Porque
eventualmente el alumno se vuelve más inteligente que el maestro, y tuve
algunos profesores muy, muy inteligentes. Entonces… —Palmeó las
manos—. Tú debes de ser Daemon Black.
Si Daemon se sorprendió de que Luc supiera su nombre, no lo
demostró.
—Ese sería yo.
140
Las ridículamente largas pestañas del chico descendieron.
—He oído hablar de ti. Blake es un gran fan.
Blake levantó el dedo medio.
Daemon dijo secamente—: Me alegra saber que mi club de fans es
de gran alcance.
Luc inclinó la cabeza a un lado.
—Y que club de fans… Oh, mi error, no te he presentado a tu
compañero Luxen de las estrellas. Se hace llamar Paris. ¿Por qué? No lo sé.
Paris sonrió apretadamente mientras extendía la mano hacia
Daemon.
—Siempre es un placer conocer a otro no-vinculado por viejas
creencias e innecesarias normas.
Daemon le estrechó la mano.
—Lo mismo. ¿Cómo te juntaste con él?
Luc se rió.
—Larga historia para otro día, si existe un día diferente. —Aquellos
extraordinarios ojos se deslizaron en mí—. ¿Tienes alguna idea de lo que te
harán si se dan cuenta de que eres un híbrido completamente funcional?
—Bajó la cabeza, sonriendo—. Somos muy raros. Tres de nosotros juntos en
realidad es bastante sorprendente.
—Tengo una buena imaginación —dije.
—¿La tienes? —Las cejas de Luc se alzaron—. Dudo que Blake te
haya dicho incluso la mitad, o lo peor de ello.
Le eché un vistazo a Blake. Su expresión permanecía bloqueada. Un
viento helado que no tenía nada que ver con mi falta de ropa me recorrió
la espalda.
—Pero eso ya lo sabes. —Luc se levantó y se estiró, como un gato
después de la siesta—. Y sigues dispuesta a correr el enorme riesgo de
entrar en el avispero.
—Realmente no tenemos otra opción. —Daemon le disparó al
tranquilo Blake una oscura mirada—. ¿Así que vas a darnos los códigos o
no?
Luc se encogió de hombros, acariciando la pila de dinero.
—¿Qué hay para mí?
141
Exhalé bruscamente.
—Además de molestar a Daedalus, realmente no tenemos mucho
que ofrecer.
—Hmm, no sé de eso. —Tomó un grupo de cien asegurados con una
goma elástica. Un segundo después, los bordes de los billetes se curvaron
hacia el interior, el papel derritiéndose hasta que la esencia a quemado
llenó el aire y no hubo ningún resto.
Le tenía envidia, considerando que toda la cosa uso-la-luz-para-
calor-y-fuego me superaba completamente.
—¿Qué podemos hacer por ti?
—Obviamente el dinero no es un problema —añadió Daemon.
Luc frunció los labios.
—El dinero no es necesario. —Se limpió los dedos en los vaqueros—.
El poder, tampoco. Sinceramente, lo único que necesito es un favor.
Blake se apartó de la pared.
—Luc…
Sus ojos se estrecharon.
—Un favor es todo lo que quiero, uno que pueda cobrar en cualquier
momento. Eso es lo que quiero a cambio, y te diré todo lo que necesites
saber.
Bueno, eso sonaba fácil.
—Val…
—Espera —me cortó Daemon—. ¿Quieres que aceptemos el favor sin
saber cuál es?
Luc asintió.
—¿Dónde está el riesgo si lo saben todo?
—¿Dónde está la inteligencia si no lo hacemos? —disparó de vuelta
Daemon.
El chico se echó a reír.
—Me gustas. Mucho. Pero mi ayuda no llega sin su propio peligro a
cambio.
—Dios, eres como la mafia preadolescente —murmuré.
142
—Algo así. —Esbozó una sonrisa inocente—. Lo que tú, todos ustedes,
no entienden es que hay cosas mucho, mucho más grandes que la novia
de un hermano o un amigo… o incluso acabar sometido a un hombre. Hay
cambios gestando detrás del viento, y este será feroz. —Miró a Daemon—.
El gobierno teme a los Luxen, porque representan la caída de la
humanidad desde la cima de la cadena alimenticia. Para solucionar esto,
han creado algo mucho más fuerte que un Luxen. Y no hablo de
pequeños híbridos bebé comunes.
Me estremecí.
—¿De qué estás hablando?
Sus ojos violáceos se encontraron con los míos, pero no dijo nada.
Paris se cruzó de brazos.
—No quiero ser grosero, pero si no estáis dispuestos a negociar, ahí
está la puerta.
Daemon y yo intercambiamos miradas. Sinceramente no sabía qué
decir. Era en serio como hacer un trato con la mafia, con un espeluznante
chico-jefe de la mafia.
—Chicos —dijo Blake—. Él es nuestra única oportunidad.
—Cristo —murmuró Daemon—. Vale. Te debemos un favor.
Los ojos de Luc brillaron.
—¿Y tú?
Suspiré.
—Seguro. Por qué no.
—¡Asombroso! ¿Paris? —Le tendió la mano. Paris se agachó, cogió
un pequeño MacBook Air, y se lo entregó—. Denme un segundo.
Le observamos golpear el teclado, el ceño fruncido en
concentración. Mientras esperábamos, una puerta al fondo de la
habitación se abrió y la chica joven del escenario se asomó.
La cabeza de Luc se alzó.
—Ahora no.
El ceño de la joven fue épico, pero cerró la puerta.
—Ella es la chica de…
143
—No termines esa frase si quieres que continúe. Ni siquiera hables de
ella. Francamente, nunca jamás la has visto. —dijo Luc, sus ojos fijos en la
pantalla de nuevo—. O todos los tratos terminarán.
Cerré la boca fuertemente incluso a pesar de tener mil preguntas
sobre cómo ambos escaparon y cómo sobrevivían prácticamente sin
protección.
Finalmente, Luc colocó el portátil en el escritorio. La pantalla estaba
dividida en cuatro secciones, en blanco y negro, granuladas también,
como vídeos de seguridad. Una imagen tenía un bosque. Otra una alta
valla y un portón, la siguiente un puesto de seguridad, y la última mostraba
a un hombre en uniforme patrullando otra sección de la valla.
—Saluda a Mount Weather, propiedad de FEMA, vigilado por
Homeland Security. Ubicado lejos en las montañas Blue Ridge, es usado
como centro de formación y como polizón para todos los bonitos
funcionarios en caso de que nos bombardeen —dijo Luc, riéndose—.
También conocido como una fachada completa para el DOD y Daedalus,
porque bajo tierra, hay casi ciento ochenta y tres jodidos metros
cuadrados para entrenar y torturar.
Blake se quedó mirando la pantalla.
—¿Has hackeado sus sistemas de seguridad?
Se encogió de hombros.
—Como he dicho, alumno estrella y eso. Miren esta sección de aquí.
—Señaló la pantalla en la que el guarda patrullaba la valla, casi
mezclándose con el fondo granulado—. Esta es la entrada ―secreta‖ que
no existe. Muy pocas personas son conscientes de ella, chico-Blake es uno.
Luc golpeó la barra espaciadora, y la cámara se movió hacia la
derecha. Una puerta se hizo visible.
—Aquí está la cosa: el domingo a las nueve de la noche será su
mejor apuesta. Hay cambio de turno y el personal se encuentra al mínimo,
sólo dos guardias estarán patrullando este portón. Porque, ya saben, el
domingo es un día de tipo bajo.
Paris sacó una libreta y un bolígrafo.
—Este portón es el primer obstáculo de elección. Tienen que quitar a
los guardias, pero eso es duh. Me aseguraré de que las cámaras estén
hacia abajo entre las nueve y las nueve y cuarto, ya saben, en plan
Jurassic Park. Tienen quince minutos para entrar, conseguir a vuestros
144
amigos, y salir pitando. Así que no dejen que el dragón escupe-fuego los
pille.
Daemon se atragantó con una carcajada.
—Quince minutos —murmuró Blake, asintiendo—. Factible. Una vez
dentro del recinto, la entrada conduce a los ascensores. Podemos bajar
hasta la décima planta y de allí ir hacia la celda.
—Genial. —Luc señaló el portón—. El código para ésta es Icarus. ¿Se
ve la tendencia? —Se echó a reír—. Dentro del recinto, verán tres puertas
juntas.
Blake asintió de nuevo.
—La del centro, lo sé. ¿El código?
—Espera. ¿A dónde llevan las otras puertas? —pregunté.
—Al gran Oz —dijo Luc, tapeando la barra espaciadora hasta que la
cámara enfocó las puertas—. En realidad, a ningún sitio interesante. Sólo a
oficinas y cosas del FEMA. ¿Alguien quiere adivinar cuál es el código de
ésta puerta?
—¿Daedalus? —lancé.
Él sonrió.
—Casi. El código es Labyrinth. Es una palabra difícil de deletrear, lo
sé, pero asegúrense de hacerlo correctamente. Sólo tienen una
oportunidad. Introducen un código incorrecto y se pondrá feo. Bajen en
ascensor hasta la sexta planta como ha dicho Blake y luego ingresar el
código DAEDALUS, todo en mayúsculas. ¡Voilà!
Daemon negó con la cabeza, dudoso.
—¿Sólo hay códigos para entrar? ¿Esa es su seguridad?
—¡Já! —Luc golpeó un par de botones y la pantalla quedó en
negro—. Estoy haciendo algo más que darles los códigos y desmontando
las máquinas, mi nuevo mejor amigo. Acabaré con su software de
reconocimiento visual. Se puede apagar durante diez o quince minutos al
día sin levantar una ceja.
—¿Qué pasa si seguimos allí y se vuelve a conectar? —pregunté.
Luc alzó las manos.
—Uh, será como estar en un avión a punto de estrellarse. Asoma la
cabeza entre las rodillas y despídete.
145
—Oh, eso suena genial —dije—. ¿Así que eres como un hacker
mutante, también?
Guiñó un ojo.
—Pero tengan cuidado. No voy a desconfigurar otras medidas de
seguridad que hayan decidido poner. Eso crearía sospechas.
—Whoa. —Daemon frunció el ceño—. ¿Qué otras medidas de
seguridad pueden tener?
—Rotan los códigos cada dos días, según he descubierto. Aparte de
eso, nada más que guardias, pero es un cambio de turno. —Blake sonrió—.
Estaremos bien. Lo tenemos.
Paris tendió la hoja con los códigos que había garabateado.
Daemon se la arrebató antes de que Blake pudiera y se lo guardó en el
bolsillo.
—Gracias —dijo.
Volviendo al sofá y a su DS, Luc se dejó caer, su sonrisa
desvaneciéndose.
—No me agradezcas todavía. En realidad, no lo hagas. No existo, ya
sabes, no hasta que necesite mi favor. —Abrió su DS—. Sólo recuerden,
este domingo a las nueve de la noche. Tienen quince minutos y eso es
todo.
—Vaaaale —Alargué la palabra, mirando a Blake. Me encantaría
saber cómo se conocieron estos dos—. Bueno, supongo…
—Que iremos —administró Daemon, tomando mi mano—. Fue
agradable, en parte, conocerlos.
—Lo que sea —dijo él, sus pulgares volando sobre los controles. La
voz de Luc nos detuvo en la puerta—. No tienen ni idea de lo que los
espera. Sean cuidadosos. Odiaría que mi trato fuese unilateral, si consiguen
que los maten… o peor.
Me estremecí. Buena forma de acabar la conversación, con una
saludable dosis de histeria.
Daemon saludó al otro Luxen, y salimos, Blake cerrando al puerta
detrás de él. Sólo entonces me di cuenta de que la habitación estaba
insonorizada.
—Bueno —dijo Blake, sonriendo—. No fue tan malo, ¿no?
Rodé los ojos.
146
—Tengo la sensación de que acabamos de hacer un pacto con el
diablo, y que vendrá por nosotros y querrá nuestro primer hijo o algo así.
Daemon meneó las cejas.
—¿Quieres niños? Porque ya sabes, la práctica hace…
—Cállate. —Negué con la cabeza y empecé a caminar.
Nos apresuramos a través del club, rodeando la pista todavía llena.
Creo que todos estábamos listos para salir de allí. Mientras nos
acercábamos a la salida, miré alrededor de Daemon y Blake, mis ojos
demorándose en la pista de baile.
Una parte de mí se preguntaba cuáles, si acaso, eran híbridos.
Éramos raros, pero como noté al principio, había algo diferente sobre este
lugar. Algo realmente diferente sobre el chico llamado Luc, también.
Pro Wrestler nos recibió en la puerta. Se desplazó a un lado, sus
enormes brazos cruzados sobre el pecho.
—Recuerden —dijo—. Nunca estuvieron aquí.
147
16 Traducido por krispipe
Corregido por Melky2012
Llegamos tarde a casa de Marinsburg, y me fui directamente a la
cama. Daemon me siguió, pero lo único hicimos fue acurrucarnos y dormir.
Los dos estábamos agotados de todo, y esto era agradable con él
allí, una presencia constante que relajaba y aliviaba mis exhaustos nervios.
Yo era un zombie el jueves, y la actitud asquerosamente alegre de
Blake en biología me dio ganas de vomitar.
—Deberías estar más feliz —susurró mientras me apresuraba a
garabatear notas—. No había duda de que había fracasado en el
examen de ayer. —Después del domingo todo habrá terminado.
Todo habrá terminado. Mi lápiz se detuvo. Un músculo se tensó en mi
cuello.
—No va a ser fácil.
—Sí, lo será. Sólo necesitas fe.
Casi me reí. ¿Fe en quién? ¿En Blake? ¿O en el chico de la mafia? No
confiaba en ninguno de ellos.
—Después del domingo te habrás ido.
—Igual que la última década —respondió.
Después de clase, recogí mis cosas, sonreí a algo que Lesa dijo, y
luego esperé a Dawson. No me gustaba dejarlo solo con Blake. No cuando
Dawson estaba echando un vistazo al tipo como si quisiera apalear la
información fuera de él.
Blake pasó junto a nosotros, sonriendo mientras cambiaba sus libros a
su otra mano. Se pavoneó hace abajo por el pasillo, saludando a un grupo
de chicos que lo llamaron por su nombre.
—No me gusta —Se quejó Dawson.
148
—Ponte a la cola. Nos dirigimos por el pasillo. —Pero lo necesitamos
hasta el domingo.
Dawson miró por delante. —Todavía no me gusta. Y luego
preguntó—: ¿Él tenía una cosa por ti, verdad?
Mis mejillas ardieron. —¿Qué te hace pensar eso?
Una pequeña sonrisa apareció. —El odio de mi hermano por él no
tiene límites.
—Bueno, él mató a Adam —dije en voz baja.
—Sí, lo sé, pero esto es personal.
Fruncí el ceño. —¿Cómo es esto más personal que eso?
—Lo es. Dawson abrió la puerta y fuimos atacados por el escuadrón
risitas en el descanso.
Kimmy era la capitana.
—Guau. ¿Por qué no me sorprende?
Me encontré moviéndome delante de Dawson.
—¿Y por qué no tengo ni idea de lo que estás hablando?
Detrás de mí, Dawson cambió su peso de un pie al otro.
—Bueno, es bastante obvio. —Ella estaba apoyada en la barandilla,
la mochila descansando en la parte superior. A su alrededor, las chicas se
reían—. Un hermano no es suficiente para ti.
Antes de que pudiera reaccionar, Dawson dio la vuelta y escupió—:
Eres triste y repugnante.
La sonrisa de Kimmy se congeló, y tal vez el viejo Dawson nunca
hubiera dicho nada de eso, porque ella y todas sus amigas se veían como
si alguien caminara sobre sus tumbas.
En algún lugar, en el fondo de mi mente, quería reír, pero estaba tan
enojada —así que rechacé la sugerencia de que estaría viendo a los dos
hermanos gemelos.
Sinceramente, no sé qué pasó después. Un pulso de energía me
dejó, y la bonita mochila rosa tembló y luego se cayó sobre la barandilla.
El peso sacudió a Kimmy. Sus zapatos de tacón salieron del piso, y en
un instante vi lo que iba a suceder.
Ella iba derecho sobre la barandilla, de cabeza.
149
Un grito se inició en mi garganta y salió de la de Kimmy. Las miradas
horrorizadas de sus amigas fueron permanentemente grabadas en mi
memoria y el latido de mi corazón se disparó.
Dawson salió disparado hacia adelante, capturando uno de sus
agitados brazos. La tenía en sus pies antes de que su grito se hubiera
desvanecido de mis oídos.
—Te tengo —dijo, sorprendentemente suave. Kimmy tragó en el aire,
agarrando la mano de Dawson—. Está bien, estás bien.
Arrancó cuidadosamente sus dedos de los de él y dio un paso atrás.
Sus amigas inmediatamente la rodearon. Luego él se volvió hacia mí,
sus ojos nublados.
Tomando mi codo, rápidamente me condujo por las escaleras.
Tan pronto como salimos de donde pudieran oírnos, se detuvo y me
miró.
—¿Qué fue eso?
Contuve aliento y miré lejos, confusa y llena de vergüenza.
Todo había sucedido tan rápido y estaba tan furiosa. Pero había sido
yo —una parte de mí que había actuado sin pensamiento o conocimiento.
— Una parte de mí que había sabido el peso de su mochila la había
derribado justo sobre el borde.
***
En el almuerzo, no le conté a Daemon sobre lo que pasó con Kimmy
en la escalera, convenciéndome de que estando Carissa y Lesa con
nosotros, no era una conversación para tener. No era más que una
disculpa, pero me sentía tan repugnante como las palabras de Kimmy.
Más tarde ese mismo día, cuando estábamos en casa de Daemon,
repasando los planes para el domingo con el equipo, me dije que aún no
era el momento.
Especialmente cuando Dee estaba exigiendo ir y Daemon no estaba
de acuerdo.
—Necesito que tú y Ash se queden atrás, junto con Matthew, por si
acaso algo va mal.
150
Dee se cruzó de brazos. —¿Qué, no crees que me pueda manejar
con ustedes? ¿Qué puedo tropezar y apuñalar a Blake hasta la muerte?
Su hermano le lanzó una suave mirada.
—Bueno, ahora que lo dices…
Ella rodó los ojos. —¿Katy va con ustedes?
Mis hombros se hundieron. Ahí vamos. El cuerpo de Daemon se
tensó. —No quiero
—Sí. Le interrumpí con una mirada mortal. —Sólo porque la mayoría
de nosotros esta en este lio y Blake no harán nada de esto sin Daemon y
yo.
Ash sonrió desde el sofá. Otra que miraba fijamente a Daemon
como si quisiera reavivar su romance, ella no estaba haciendo o diciendo
mucho. —Qué valiente, Katy.
La ignoré. —Pero necesitamos personas en el exterior en caso de que
algo vaya mal.
—¿Qué? —preguntó Andrew—. ¿No confías en Blake? Vete a saber.
Daemon se echó hacia atrás, corriendo ambas manos por su pelo.
—De todos modos, vamos a estar dentro y fuera. Entonces
todo…todo se acabará.
Su hermano parpadeó lentamente, y yo sabía que él estaba
pensando en Beth. Tal vez incluso la imaginaba, y me pregunté cuánto
tiempo había pasado desde la última vez que la vio. Así que pregunté y
sorprendentemente, él respondió.
—No lo sé. El tiempo era diferente. ¿Semanas? ¿Meses? —Se puso de
pie, sus hombros rodando.
—No, creo que yo estaba en ese lugar de montaje. El sitio era
siempre cálido y seco cuando me llevaban a fuera.
Llevado fuera, como una mascota o algo. Mal en muchos niveles.
Dawson dejó escapar una respiración entrecortada. —Necesitaba
caminar o moverme.
Miré a mí alrededor rápidamente. El sol se había puesto hacía un
rato. No como él necesitaba, sin embargo. Él estaba ya fuera de la puerta
antes de que nadie pudiera decir nada.
—Iré —Era Dee esta vez.
151
Andrew se levantó. —Te seguiré.
—Creo que me voy de aquí. —Esto dijo Ash.
Matthew suspiró. —Uno de estos días, vamos a superar todo sin
ningún drama.
Daemon rió cansadamente. —Bien, suerte con eso.
En unos cinco minutos todo el mundo excepto Daemon fue
despejado de la casa. Tiempo perfecto para confesar que casi le rompo el
cuello a Kimmy, excepto que había un brillo en los ojos jade de Daemon.
Mi boca se secó. —¿Qué?
Damon se puso de pie y se estiró, mostrando un pedazo de piel
tirante. Está tranquilo. Ofreció su mano y la tomé en la mía. —Nunca está
tranquilo por aquí. Ya no.
Él tenía un punto. Le dejé tirarme sobre mis pies. —No va a durar.
—Nop. Me atrajo hacia él y unos segundos más tarde estaba en sus
brazos y estábamos volando escaleras arriba. Me colocó sobre mis pies en
su dormitorio.
—Admítelo. Te gusta mi método de viajar.
Sintiéndome un poco mareada, reí.
—Uno de estos días voy a ser más rápida que tú.
—Sigue soñando.
—Tonto —repliqué de regreso.
Los labios de Daemon se curvaron hacia un lado. —Encantador15.
—Oh. —Abrí ampliamente mis ojos. —Qué cruel.
—Deberíamos usar este tiempo de silencio —avanzó hacia mí como
un predador frente a su presa.
—¿En serio? —De repente sintiéndome demasiado caliente,
retrocedí hasta que llegué a su cama.
—En serio. —Él se quitó los zapatos. —Digo que tenemos unos treinta
minutos antes de que alguien nos interrumpa.
15 En el original pone ―Trouble‖ y usa un juego de palabras, ya que significa tanto
encantador como cuando a un chico le llueven invitaciones indecorosas de mujeres.
152
Mi mirada descendió mientras él se quitaba su camiseta y la tiraba.
Tragué en una exclamación. —Probablemente no tanto tiempo.
Sus labios formaron una sonrisa malvada. —Cierto. Así que vamos a
decir que tenemos veinte minutos, cinco arriba o cinco abajo. Se detuvo
frente a mí, sus ojos entrecerrados. —No hay tiempo suficiente para lo que
me gustaría hacer, pero podemos trabajar en eso.
El calor se extendió por mis venas, y me sentí mareada otra vez.
—¿Podemos?
—Mmm-hmm. Él colocó sus manos sobre mis hombros y presionó
hasta que estuve sentada en el borde de la cama. Llevó sus manos a mis
mejillas, se arrodilló entre mis piernas para que nuestros ojos estuvieran al
mismo nivel.
Las pestañas de Damon bajaron, abanicando sus mejillas. —Te he
echado de menos.
Envolví mis dedos alrededor de sus muñecas. —Me has visto todos los
días.
—No es suficiente —murmuró y apretó sus labios donde mi pulso
golpeaba a lo largo de mi cuello—. Y estamos siempre con alguien.
Dios, eso era cierto. Últimamente no habíamos estado solos en
ninguna cantidad considerable de tiempo, sin estar dormidos. Así que estos
momentos eran preciosos breves, y robados.
Sonreí mientras él arrastraba una línea de besos hasta mi barbilla, sin
llegar a mis labios.
—Probablemente no deberíamos gastarlo hablando, entonces.
—Uh-huh. Besó una esquina de mis labios. —Hablar es una pérdida
de tiempo. Y luego besó la otra esquina. —Y cuando hablamos por lo
general terminamos discutiendo.
Me eché a reír. —No siempre.
Daemon se echó hacia atrás, sus cejas elevadas. –Kitten…
—Está bien. Me deslicé hacia atrás y él me siguió, subiendo por
encima de mí, sus enormes y poderos brazos. Dios, estaba fuera de mi
cabeza con él a veces. —Puede que tengas razón pero estás perdiendo el
tiempo.
—Yo siempre tengo razón.
153
Abrí la boca para discrepar, pero sus labios tomaron el control de los
míos, y su beso llegó muy dentro de mí, derritiendo músculos y huesos. Su
lengua se apoderó de la mía, y en ese momento, él podría haber estado
en lo cierto en todo lo que quisiera tanto tiempo como se mantuviera
besándome de esa manera.
Deslicé mis dedos por su pelo, tirando cuando él levanto su cabeza.
Empecé a protestar, pero él estaba besando su camino por mi
garganta, a través del borde de mi chaqueta, hasta los pequeños botones
en forma de flores, y más abajo aún, hasta que no pude mantener
controlada su cabeza. O realmente mantener un registro de a dónde se
dirigía.
Damon se sentó sobre sus piernas, yendo a por mis botas. Tiró una
fuera, lanzándola por encima de su hombro. Esta rebotó en la pared con
un ruido sordo.
—¿De qué están hechas? ¿Piel de conejo?
—¿Qué? —Reí—. No. Son de imitación de piel de oveja.
—Son tan suaves. Tiró la otra y también golpeó la pared. Mis
calcetines fueron los siguientes. Besó la parte superior de mi pie, y me
sacudí. —No son tan suaves como esto, sin embargo. Sonriendo, levantó la
cabeza—. Me encantan las medias, por cierto.
—¿Sí? —Mi mirada estaba fijada en el techo, pero realmente no
estaba viendo una maldita cosa. No cuando sus manos se trasladaron a
mis pantorrillas—. ¿Es porque son rojas?
—Eso. Sentí su mejilla en mi rodilla y mis manos revolotearon a la
cama. —Y porque son tan finas. Y calientes, pero eso ya lo sabes.
¿Caliente? Yo me sentía caliente. Sus manos viajaron a mis muslos
exteriores, bajo la falda vaquera, empujando el material hacia arriba y
arriba.
Mordí mi labio, lo suficiente duro para que un sabor metálico surgiera
en mi boca. El material era realmente delgado, una frágil barrera casi
inexistente entre su piel y la mía. Podía sentir cada caricia, e incluso la más
mínima era como mil voltios de electricidad.
—Kitten…
—¿Hmm? —Cerré los puños en las cubiertas.
—Sólo me aseguraba de que sigues conmigo. —Besó el lado de mi
pierna, justo encima de mi rodilla—. No quiero que te duermas o algo.
154
Como si dormir fuera posible. Nunca.
Sus ojos se encendieron. —Ya sabes. Dame dos minutos. Es todo lo
que necesito.
—Lo que sea —dije—. ¿Qué vamos a hacer con los dieciocho
minutos restantes?
—Acurrucarnos.
Me eché a reír, pero sus dedos encontraron la banda en la parte
superior de mis medias, y las bajó, maldiciendo cuando se enredaron en
mis pies.
—¿Necesitas ayuda? —Ofrecí, mi voz temblando.
—Lo tengo —murmuró, haciendo una pelota con ellas. También
salieron volando hacia alguna parte.
Las cosas estaban yendo más allá de lo que lo habían hecho antes.
Yo estaba nerviosa, pero no quería parar. Estaba demasiado curiosa,
y confiaba en él irrevocablemente. Y luego no había nada separando sus
manos de mi piel o sus labios y me detuve a pensar, no era capaz de
formar cualquier pensamiento coherente. Era sólo él y la fiebre loca de
sensaciones que él arrancaba, sacando de mí como un artista haciendo
algún tipo de obra maestra. Entonces yo no era ni siquiera yo más, porque
mi cuerpo no podía agitarse tanto. Como un globo siendo derribado y
luego puesto en libertad, estaba flotando y había un suave resplandor
blanquecino deslizándose por las paredes que no estaba saliendo de
Daemon.
Cuando volví a bajar, los ojos de Daemon eran brillantes diamantes.
Parecía impresionado, lo que me pareció extraño, porque él me
impresionaba a mí.
—Brillas un poco —dijo, levantándose—. Sólo te he visto hacer eso
una vez.
Sabía la noche, pero no quería pensar en eso ahora. Era feliz donde
estaba flotando. Era bueno —muy bueno, incluso, y realmente no podía
hablar— Mi cerebro era una masa informe. No tenía idea de que podía ser
así.
Diablos, estaba sorprendida incluso de que pasara. Sentía como si
tuviera que decir gracias o algo.
La sonrisa que él me dio fue parte orgullo masculino y arrogancia,
como si supiera que había revuelto mi cerebro. Se tendió a mi lado, tirando
155
de mí cerca de él. Bajó la cabeza, besándome suavemente,
profundamente.
—Ni siquiera fueron dos minutos —dijo—. Te lo dije.
Mi corazón estaba en algún lugar de mi garganta.
—Tenías razón.
—Siempre.
156
17 Traducido por Lunnanotte
Corregido por Dara.Nicole18
Un tiempo después, intente estirarme y cuando hablé, mi voz fue
amortiguada contra su pecho. —No puedo moverme.
Su risa retumbo a través de mí, mientras él aflojaba su brazo. —Así es
como nos acurrucamos.
—Realmente debería irme pronto —Bostecé, no queriendo irme.
Estaba tan relajada que no podía sentir los dedos de mis pies—. Mi mamá
estará en casa pronto.
—¿Tienes que irte ahora?
Negué con mi cabeza. Tal vez teníamos una hora. Quería hacer la
cena, así que unos treinta o cuarenta minutos como mucho. Daemon puso
un dedo en mi barbilla y la levanto.
—¿Qué? —pregunté.
Sus ojos buscaron los míos. —Quería hablar antes de que te fueras.
Ansiedad floreció. —¿Sobre qué?
—Domingo —dijo y mi ansiedad se volvió más oscura—. Sé que
sientes como si nos metiste en esto, pero sabes que no lo hiciste, ¿Verdad?
—Daemon… —Sabía a donde se dirigía esta conversación—.
Estamos en este punto por las decisiones que yo…
—Nosotros —me corrigió con suavidad—. Las decisiones que nosotros
tomamos.
—Si no hubiera entrenado con Blake y te hubiera escuchado a ti, no
estaríamos aquí. Adam estaría vivo. Dee no odiaría mis entrañas. Will no
estaría corriendo por ahí diciendo Dios sabe qué. —Apreté mis ojos
cerrados—. Podría seguir, y seguir. Tú sabes lo que quiero decir.
157
—Y si tú no hubieras hecho ninguna de esas decisiones, no
tendríamos a Dawson de vuelta. Fue una especie de movimiento estúpido-
inteligente.
Me reí secamente. —No es eso.
—No puedes llevar esta culpa contigo, Kat —La cama se movió
cuando se levantó en un codo—. Vas a terminar como yo.
Lo miré. —¿Qué? ¿Un alienígena extremadamente alto e idiota?
Él sonrió. —La parte estúpida, sí. Me culpe por lo que le paso a
Dawson. Eso me cambio. Todavía no estoy de vuelta a donde estaba
antes de que todo sucediera. No te hagas eso a ti misma.
Más fácil decirlo que hacerlo, pero asentí. Lo último que quería era
que Daemon se preocupara por la posibilidad de mis futuras cuentas de
terapias. Y llego el momento de llegar a lo que yo sabía que él quería. —Tú
no quieres que vaya el domingo.
Daemon respiro profundamente. —Escúchame, ¿De acuerdo? —
Cuando asentí, continúo—. Sé que quieres ayudar, y sé que tú puedes. He
visto de lo que eres capaz. Puedes ser bastante aterradora cuando te
vuelves loca.
No tiene ni idea pensé con ironía.
—Pero... Si las cosas van al sur, no quiero que te involucres. —Su
mirada sostuvo la mía. Quiero que estés en algún lugar seguro.
Sabía a dónde estaba llegando y quería tranquilizarlo, pero
quedarme atrás no era algo que pudiera hacer. —Yo no quiero que tú te
involucres, Daemon. Quiero que tú estés en algún lugar seguro, pero no te
estoy pidiendo que te quedes fuera de esto.
Sus cejas se entrelazaron. —Eso es diferente.
Me senté, alisando mi suéter. —¿Cuál es la diferencia? Y si me dices
que es porque eres un chico, voy a hacerte daño.
—Vamos, Kitten.
Mis ojos se estrecharon.
El suspiro. —Es más que eso. Es porque tengo experiencia. Así de
simple. Tu no.
—Está bien, tienes un punto, pero también he estado dentro de una
jaula. Con ese intimo conocimiento, tengo más razones que tú para no
quedar atrapada.
158
—Y esa es una razón más por la que no quiero que hagas esto —Sus
ojos brillaron un verde intenso. Una señal de que estaba a punto de
golpear ligeramente en su alimentado temperamento-protector—. No
tienes ni idea de lo que me paso por la cabeza cuando te vi en esa jaula
cuando yo oigo como tu voz todavía se quiebra cuando te emocionas o
molestas. Gritaste hasta que. . . .
—No necesito un recordatorio —le espeté y luego maldije bajo mi
aliento. Trate de controlar mi propio temperamento. Puse mi mano en su
hombro—. Una de las cosas que amo de ti es como de protector eres, pero
también me vuelve loca. No puedes protegerme siempre.
Su mirada decía que podía y lo intentaría.
Exhale bruscamente. —Tengo que hacer esto, tengo que ayudar a
Dawson y a Beth.
—¿Y Blake? —preguntó.
—¿Qué? ¿De dónde viene eso?
—No lo sé —Movió si brazo lejos de mí—. No importa. Puedo…
—Espera. Si importa. ¿Por qué iba a querer ayudarlo después de lo
que él sacó? ¡El mato a Adam! Lo quería muerto. Tú fuiste el que estaba,
como, daño la vuelta a una página o algo así.
En el momento en que esas palabras salieron de mi boca, las
lamente. Su expresión se bloqueó.
—Lo siento —dije, queriéndolo decir—. Sé por qué no querías…
Acabar con Blake, pero tengo que hacer esto. Esto me ayudara a
conseguir más allá de lo que cause. Como haciendo las paces o algo así.
—Tu no. . . .
—Lo hago.
Daemon volvió su mejilla, apretando la mandíbula. —¿Puedes hacer
eso por mí? ¿Por favor?
Mi pecho dolía, porque cuando Daemon dijo por favor, lo que era
raro, sabía lo mucho que algo le preocupaba. —No puedo.
Pasaron unos segundos y sus hombros se tensaron. —Esto es estúpido.
No deberías estar haciendo esto. Lo único en lo que me voy a preocupar
es sobre si sales heridas.
—¿Ves? ¡Ese es el problema! No siempre puedes estar preocupado
por si salgo herida.
159
Su ceja se arqueo. —Tú siempre sales herida.
Mi boca cayó abierta. —¡Yo no lo hago!
Él se echó a reír. —Sí, intenta eso de nuevo.
Lo empuje, pero era una pared de musculo inmovible. Enfurecida,
me puse sobre él, todavía más furiosa cuando vi el destello de humor en
sus ojos. —Dios, me fastidias.
—Bueno, al menos te tengo. . . .
—¡Ni siquiera termines esa declaración! —Arranque mis calcetines y
medias. Rodando sobre ellos, cojeando en un pie—. Ugh, a veces te odio.
Se sentó en un movimiento fluido. —No hace mucho tiempo, estabas
realmente, realmente amándome.
—Cállate —pase a la otra pierna—. Voy con ustedes el domingo. Eso
es todo. Fin de la discusión.
Daemon se levantó. —No quiero que vayas.
Me moví hasta mis muslos, mirándolo. —Tú no puedes decirme lo que
puedo o no puedo hacer, Daemon —Tome una de mis botas,
preguntándome como había llegado todo el camino hasta ahí—. No soy
una frágil, heroína indefensa en la necesidad de tu rescate.
—Esto no es un libro, Kat.
Tire de mi otra bota. —No, ¿En serio? Mierda. Esperaba que saltaras
hasta el final y me contaras lo que pasaba. En realidad me encantan los
spoilers.
Girando alrededor, salí y baje las escaleras. Por supuesto, él estaba
un paso detrás de mí, una sombra gigante. Llegamos fuera cuando él me
detuvo.
—Después de todo lo que se hundió con Blake, dijiste que no
dudabas de mí —dijo él—. Que confiarías en mis decisiones, pero lo estás
haciendo de nuevo. ¿Qué se supone que tengo que hacer entones?
Jadeé, dando marcha atrás. —Eso es… Eso fue un golpe bajo.
Él puso sus manos en sus caderas. —Es la verdad.
Lágrimas picaron mis ojos, y tarde un par de segundos en conseguir
fuera las siguientes palabras. —Sé que todo esto viene de un buen lugar,
pero no necesito un recordatorio amistoso de lo mal que metí la pata. Lo
sé totalmente. Y estoy tratando de arreglarlo.
160
—Kat, no estoy tratando de ser un idiota.
—Lo sé, solo viene fácilmente a ti —Faros se asomaron a través de la
niebla, subiendo por la carretera. Mi voz fue ronca cuando hable en
seguida—. Me tengo que ir. Mamá está en casa.
Corrí escaleras abajo y atravesé la grava y dura, congelado suelo.
Antes de llegar a mi propio porche, Daemon apareció. Deteniéndome un
poco. Y escupí. —No me gusta cuando haces eso.
—Piensa sobre lo que te dije, Kat. —Su mirada parpadeo sobre mi
hombro. El coche de mi mamá casi estaba aquí—. No tienes que
demostrar nada.
—¿No tengo? —Daemon dijo que no, pero no me pareció eso
cuando dijo que esperaba que todo estallara en mi cara otra vez.
***
Sacudiendo y girando, mi cerebro no se apaga. Repetí todo lo que
había pasado desde el punto en que había dejado la rama enfrente de
Blake hasta el momento en que encontré el reloj ensangrentado de Simón
en su camioneta. ¿Cuántas veces hubo señales de que él era más de lo
que dijo que era? Demasiadas. ¿Y cuántas veces Daemon había
intervenido y tratado de disuadirme del entrenamiento con Blake?
Demasiadas.
Rodé sobre mi espalda, apretando mis ojos cerrados. ¿Y que había
querido decir acerca de Blake? ¿De verdad creía el que yo quería
ayudarlo y con qué propósito? La última cosa que quería hacer es respirar
el mismo aire que Blake. No había forma de que Daemon pudiera estar
celoso. No. No. No. Tendría que darle una patada en la cara si ese era el
caso. Y luego llorar, porque si el dudaba de mí…
Ni siquiera podía pensar en eso.
Solo una cosa buena había venido del desastre –Dawson. Pero todo
lo demás era…
Bueno, era la razón por la que no podía sentarme y cruzarme de
brazos.
Gire sobre mi costado, golpee mi almohada y obligue a mis ojos a
permanecer cerrados.
161
Al amanecer, caí a la deriva durante lo que parecieron segundos
para hacer frente solo al sol arrastrándose a través de la ventana de mi
cuarto un minuto después. Tirando de mí fuera de la cama, me duche y
cambie.
Un dolor sordo había tomado residencia detrás de mis ojos. Cuando
llegue a la escuela y agarre mis libros de mi casillero, no se había
desvanecido como yo esperaba. Me arrastre a trigonometría y revise mi
teléfono por primera vez desde la noche anterior.
Ningún mensaje.
Deje caer el teléfono en mi bolso y apoye mi barbilla en mis manos.
Lesa fue la primera en entrar.
Su nariz se arrugo cuando me vio. —Ew, te vez horrible.
—Gracias. —murmure.
—De nada. Carissa tiene la gripe aviar o algo así. Espero que tú no lo
tengas.
Casi me reí. Desde que Daemon me había sanado, no había
estornudado ni una sola vez. Y de acuerdo con Will, una vez mutado, no
podías enfermarte, y por eso había tratado de forzar a Daemon para que
lo mutara.
—Tal vez. —le dije.
—Probablemente ese Club al que fuiste. Se estremeció.
Calor bailo a lo largo de mi cuello, y aparte mis ojos como una
cobarde mientras Daemon se sentaba detrás de mí.
Sabía que él estaba mirándome. No dijo nada durante sesenta y dos
segundos. Los conté.
Me dio un golpecito en la espalda con su leal pluma.
Me di vuelta, manteniendo mi rostro en blanco. —Hey.
Una sola ceja arqueada. —Te ves bien descansada.
Él, por otra parte, se veía como normalmente lo hacía.
Enloquecedoramente perfecto. —Tenía mucho sueño la noche anterior.
¿Tu?
Daemon metió la pluma detrás de su oreja y se inclinó hacia delante.
—Dormí por alrededor de una hora. Creo.
162
Baje mi mirada. No estaba contenta de que la noche anterior se
hubiera aspirado para el también, pero por lo menos significaba que
estaba pensando en eso. Comencé a preguntar, pero él negó con la
cabeza.
—¿Qué? —dije.
—No he cambiado de opinión, Kitten. Tenía la esperanza de que
hubieras.
—No. —dije, y sonó la campana. Una última mirada significativa y
me di la vuelta. Lesa me lanzo una expresión extraña y me encogí de
hombros. No era como si pudiera explicar por qué sólo íbamos a
intercambiar unas pocas sílabas hoy
Esa sería una conversación entretenida.
Cuando sonó la campana. Me debatí en hacer una carrera hacia la
puerta, pero reconsiderando cuando dos piernas-vestidas-de-mezclilla
llenaron mi visión periférica. No podía detener el revoloteo de mi
estómago, incluso cuando estaba enfadada con él.
Era una perdedora.
Daemon no dijo nada cuando nos marchamos o cuando nos
separamos, y después de cada clase apareció locamente de la nada. Lo
mismo ocurrió antes de Bio, y me acompaño hasta la escalera, sus ojos
escaneando sobre las cabezas de los estudiantes.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté finalmente cansada del
silencio.
Él se encogió de hombros. —Solo pensé en hacer la cosa
caballerosa y caminar contigo a tus clases.
—Uh, huh.
No hubo respuesta, así que lo miré. Tenía los ojos entrecerrados y los
labios apretados como si acabara de comer algo amargo. Me puse de
puntillas y trague una maldición. Blake estaba de pie apoyado contra la
puerta, su cabeza inclinada hacia nosotros, con una sonrisa arrogante en
su cara.
—El me desagrada demasiado. —murmuro Daemon.
Blake se apartó de la pared y camino con aire arrogante hacia
nosotros. —Ustedes chicos se ven animados para su viernes.
Daemon golpeo un libro de texto sobre su muslo. —¿Tienes una razón
para estar aquí?
163
—Esta es mi clase —El hizo un gesto con la barbilla hacia la puerta
abierta—. Con Katy.
Calor voló de Daemon mientras daba un paso adelante, bajando su
mirada a la nariz en Blake. —Tú solo amas presionarla, ¿No?
Blake trago nerviosamente. —No sé de qué estás hablando.
Daemon rio, y envió escalofríos por mi columna. A veces me
olvidaba de lo peligroso que podía ser. —Por favor. Puedo ser muchas
cosas realmente malas, Biff, pero estúpido y ciego no son dos de ellas.
—Está bien —dije manteniendo mi voz baja. La gente estaba
mirando—. Tiempo para jugar limpio.
—Tengo que estar de acuerdo —Blake miró a su alrededor—. Pero
esto no es un patio de recreo.
Daemon arqueo una ceja. —No quieres jugar, Barf, porque podemos
hacer esa cosa ingeniosa de la congelación y jugar, aquí y ahora.
Oh, por el amor de todos los bebes del mundo, esto no era
necesario. Puse mis dedos en el brazo tenso de Daemon. —Vamos. —le
susurré.
Un segundo se extendió y estática salto de su brazo al mío. Poco a
poco, él me miró y luego se inclinó. Plantando sus labios en los míos. El beso
fue inesperado, profundo y enérgico.
Aturdida, me quede ahí mientras se tiraba hacia atrás, mordiendo mi
labio inferior.
—Sabrosa, Kitten. —Entonces giro, plantó su mano derecha sobre el
hombro de Blake, golpeando su espalda en un casillero.
—Ya nos veremos. —dijo, sonriendo.
—Jesús —murmuro Blake, enderezándose—. Tiene problemas para
controlar la ira.
Las caras boquiabiertas alrededor de nosotros se volvieron borrosas.
Aclarando su garganta, Blake se deslizo a mi lado. —Realmente
deberías dirigirte adentro.
Asentí, pero cuando sonó la campana de aviso, todavía estaba ahí
parada, mis dedos puestos contra mis labios.
164
18 Traducido por Demoiselle
Corregido por Dara.Nicole18
En el almuerzo, el estado de ánimo de Daemon era en parte entre
melancólico y malvado. El tenía a la mitad del cuerpo estudiantil asustado
de muerte de cruzar su camino, o respirar el mismo aire que él. Yo no podía
entender porque tenía su ropa interior en un montón.
No podía ser nuestro argumento el que estaba trayendo este mal.
Cuando se levanto para tomar su tercera ración de leche, Lesa se echo
hacia atrás y dejo escapar un silbido. —¿Cual es su problema?
—No lo sé —dije, empujando un trozo de carne en mi plato—. Debe
ser su periodo del mes.
Chad soltó una carcajada. —Seh, no vayan allí.
Lesa sonrió a su novio. —Si sabes lo que es prudente para ti, no lo
harás.
—¿Que es prudente? —Daemon preguntó mientras se sentaba.
—Nada —dijimos los tres al mismo tiempo.
El frunció el ceño.
El resto de la tarde paso demasiado rápido y de vez en cuando el
fondo de mi estómago caía.
Un día más –sábado- y nosotros íbamos a intentar lo imposible.
Irrumpir en el Monte Weather y rescatar a Beth y a Chris. ¿Qué
íbamos a hacer si lo conseguíamos?
No, cuando lo hiciéramos, me corregí rápidamente.
En el camino, mi celular vibro.
Un chequeo rápido dejo un sabor amargo en mi boca. Deseaba que
Blake perdiera mi número telefónico.
Necesitamos hablar.
165
Apretando mis dientes, mande un mensaje de vuelta: Xq
La respuesta fue inmediata: Sbre el domingo.
—¿Quién puso esa mirada de miedo en tu cara? —Daemon
preguntó, inesperadamente.
Chillando, di un salto. —Dios mío, ¿De dónde vienes?
Él sonrió, lo cual hubiera sido una cosa buena considerando su
estado de ánimo todo el día, pero solo me puso más cautelosa. —Estoy
tranquila como un gato.
Suspire, mostrándole mi teléfono.
—Blake. Quiere hablar acerca del domingo.
Daemon gruño. —¿Por qué te está enviando mensajes de texto?
—Probablemente porque él sabe que tu quieres hacerle daños
corporales.
—¿Y tú no?
Negué con la cabeza. —El esta obviamente menos asustado de mi.
—¿Tal vez necesitamos cambiar eso?
Dejo caer su brazo sobre mis hombros, metiéndome a su lado
mientras íbamos hacia el amargo viento de febrero. —Dile que hablaremos
mañana.
Mi cuerpo caliente contra el suyo.
—¿Dónde?
—Mi casa —respondió con una sonrisa malvada—. Si tiene las
pelotas, estará ahí.
Hice una mueca de asco pero le envié el mensaje de vuelta a Blake.
—¿Por qué no esta noche?
Daemon frunció sus labios. —Necesitamos un poco de tiempo a
solas.
¿Tiempo a solas como el tiempo a solas de ayer? Porque podría a fin
de obtener eso, sin embargo realmente necesitábamos hablar.
Antes de que pudiera abordar ese tema, Blake respondió y mañana
era un hecho.
—¿Condujiste por ti mismo hoy? —pregunté.
166
El negó con la cabeza, sus ojos fijos en un grupo de arboles. —Vine
con Dee. Esperaba que pudiéramos hacer algo normal. Como un paseo
de tarde.
Parte de mi hizo un baile feliz. La otra parte más responsable se puso
las gafas de maestra y estrello la regla. La adulta y molesta Katy gano. —
Eso suena genial, pero ¿no crees que tenemos que hablar sobre anoche?
—¿Acerca de mi generosa naturaleza?
Mis mejillas ardieron. —Um, no… Después de eso.
Hubo un atisbo de sonrisa.
—Seh, creo que lo sabía. Hagamos un trato. Vamos por unas
películas, y luego hablaremos. ¿Está bien?
Fue una buena oferta, así que estuve de acuerdo.
Y honestamente, me encantaba hacer cosas normales con Daemon
como salir. Era una rareza. El me dejo escoger la película, y elegí una
comedia romántica. Sorprendentemente, él no se quejo. Podría haber
tenido algo que ver con el enorme cubo de palomitas de maíz que
sobrepasaba nuestras caras entre besos mantecosos.
Todo era divinamente normal.
***
Divinamente normal finalizo el momento en que llegamos a su casa y
el salió de su coche, entrecerrando los ojos. Todas las luces estaban
encendidas. Aparentemente, Dee no estaba con la conservación de
energía.
—Kat, creo que deberías ir a casa.
—¿Huh? —Cerré la puerta del coche, con el ceño fruncido—. ¿Pensé
que íbamos a hablar? Y comer helado, tu prometiste helado.
Él se rio entre dientes. —Lo sé, pero tengo compañía.
Me plante delante de los escalones del porche. —¿Qué tipo de
compañía?
—El tipo Luxen —dijo, poniendo sus manos sobre mis hombros. Sus
extrañamente brillantes ojos verdes se encontraron con los míos—.
Ancianos.
167
Debe ser bueno tener un sistema interno de detección loco como
ese.
—¿Y no puedo entrar?
—No creo que sea una buena idea.
El hecho una mirada cuando escuche la puerta abrirse.
—Y yo no creo que esa sea una opción.
Miré sobre mi hombro. Con un traje de tres piezas y todo, con pelo
negro medianoche que era plateado en la sien. No sé que esperaba de
un Luxen anciano. Tal vez un hombre con una bata blanca y cabeza calva
que vivía en una colonia al pie de Seneca.
Esto era totalmente inesperado.
Incluso más que el hecho de que Daemon no bajara sus manos y
pusiera un apropiado espacio extraterrestre-humano entre nosotros.
—Ethan —dijo Daemon—. No te esperaba.
Los sorprendentes ojos violetas del hombre se deslizaron sobre mí. —
Puedo ver. ¿Es esta la chica sobre la que tu hermano y hermana
amablemente me informaron?
Tensión apretando la estructura de Daemon.
—Dependiendo de lo que amablemente le informaran.
Aire estancado en mis pulmones. No sabía qué hacer conmigo
misma, así que me quede allí, tratando de parecer tan inconsciente como
fuese posible. El hecho de que sabía que el hombre en el traje no era
humano era un gran problema. Otros Luxen no podían saber que sabia el
secreto o que era un hibrido.
Ethan sonrió. —La que estuviste viendo. Me ha sorprendido. Estamos
prácticamente en familia.
De alguna manera pensé que tenía más que ver con el hecho de
que querían que hiciera pequeños extraterrestres bebes Daemon con Ash
que notificar a todos que el ya no estaba en el mercado.
—Me conoces, Ethan; No me gusta besar y contarle al mundo. —Su
pulgar trazo un perezoso, suave circulo a lo largo de la parte baja de mi
espalda.
—Kat, este es Ethan Smith. Es como un…
168
—Padrino. —dije, y luego me ruborice, porque fue la cosa más
estúpida que podría haber dicho.
Pero la expresión de Ethan dijo que le gustaba como sonaba eso. —
Si, como un padrino. —Sus raros ojos se establecieron en mí, y me obligue a
poner mi barbilla en un nivel superior.
—No eres de por aquí, ¿verdad Kate?
—No, señor, soy de Florida.
—Oh —Levanto sus oscuras cejas—. ¿Es West Virginia de tu agrado?
Eche un vistazo a Daemon. —Sí, es agradable.
—Eso es encantador —Ethan bajo un paso—. Es un placer conocerte
—El extendió una mano.
Por costumbre, la alcance, pero Daemon intercedió, envolviendo sus
dedos alrededor mío. Llevó mi mano a sus labios y me besó la palma.
Ethan tomo nota de la acción con un destello de curiosidad y algo
más que no podía identificar.
—Kat, vendré de nuevo en poco tiempo —Soltó mi mano,
colocando su cuerpo entre nosotros—. Tengo algo en lo que ponerme al
día, ¿está bien?
Asentí con la cabeza y forcé una sonrisa para Ethan. —Fue un gusto
conocerte.
—Igualmente —dijo el hombre—. Estoy seguro que nos volveremos a
ver.
Por alguna razón, las palabras me golpearon como una mordedura
helada. Le hice a Daemon un pequeño gesto y luego regrese a mi auto y
agarre mi bolso. Ellos ya habían entrado, y daría mi pulgar izquierdo por
saber de que estaban hablando.
Desde que conocía a Dee y Daemon, nunca había visto a otro
Luxen de la colonia ir a su casa.
Tuve una especie de susto por la aparición de Ethan, deje caer mi
mochila en el interior de la sala y tome un vaso de jugo de naranja. Mamá
estaba durmiendo, así que entre de puntillas por el pasillo y cerré la puerta
de mi dormitorio. Me senté en la cama, deje el vaso sobre la mesa.
Concentrándome en mi computadora portátil, levante mi mano.
Esta salió de la mesa y fue directamente a mi mano. Trato de no usar
las habilidades alienígenas demasiado a menudo, tal vez una o dos veces
169
por día para mantener el… uh, lo que sea bien engrasado. Siempre está
este torrente extraño cuando lo uso, como si estuviera en la cresta de una
montaña rusa, lista para volar a ochenta kilómetros por hora, el momento
en que los saltos de estómago y la piel hormiguea con conciencia. Era una
sensación diferente, no mala, bastante divertida, y tal vez incluso un poco
adictiva.
Y cuando toque ligeramente lo que fuera la noche en que Adam
murió, nunca me sentí más poderosa en mi vida. Así que, Seh, podía ver
como ese poder podía ir directamente a la cabeza. Si la mutación había
funcionado con Will, Dios sabe que locas cosas estaba haciendo.
No podía permitirme el lujo de pensar en el, así que encendí mi
laptop y controle el internet media hora, leyendo criticas hasta que
apague el ordenador y lo envié de vuelta a mi escritorio.
Agarrando un libro, me acurruque, con la esperanza de terminar
algunos capítulos antes de que Daemon se balanceara, pero termine
quedándome dormida tras tres páginas.
Cuando desperté, estaba oscuro en mi habitación y en una mayor
investigación, descubrí que eran las nueve pasadas y que mamá ya se
había ido a trabajar. Sorprendida de que Daemon no hubiera parado
aquí, me puse mis botas y me dirigí al lado.
Dawson contesto, con una lata de refresco y un Pop-Tart en la otra.
—Linda fiebre de azúcar estas teniendo ahí —dije, sonriendo.
Bajó la mirada. —Seh, supongo que no dormiré pronto.
Me acorde de lo que había dicho sobre no dormir en absoluto, y yo
esperaba que eso hubiera cambiado. Antes que pudiera preguntar, dijo—:
Daemon no está aquí.
—Oh —Traté de ocultar mi decepción—. ¿Sigue con este tipo
Anciano?
—Dios, no, Ethan solo estuvo aquí por una hora. No estaba feliz. Pero
Daemon salió con Andrew.
—¿Andrew? —Inesperado.
El asintió con la cabeza. —Seh. Andrew, Dee y Ash querían tomar
algo para comer. No quise ir.
—¿Ash? —Susurré. Bueno, realmente inesperado. Y lo que era
totalmente esperado era la ola de celos irracionales que se extendió a
través de mi, determinada a llevarme a la tierra de chica loca.
170
—Seh —dijo, y luego hizo una mueca—. ¿Quieres entrar?
No me di cuenta que lo había seguido dentro hasta que estaba
sentada en el sofá, mis rodillas apretadas juntas. ¿Daemon realmente fue a
cenar con Ash y los demás? —¿Cuándo se fueron?
Dawson le dio un mordisco a su Pop-Tart. —Uh, no hace tanto
tiempo.
—Son casi las diez de la noche —El Luxen tenia apetitos enormes,
pero vamos; ellos no cenaban a la noche. Sabía mejor que eso.
Él se sentó en el sillón y miró su pastel. —Ethan salió a las cinco. Y
entonces Andrew se acercó alrededor de… —Dawson hecho un vistazo al
reloj de pared, su expresión apretada—. El y Ash vinieron alrededor de las
seis.
Mi estómago se desplomo sobre sí mismo.
—¿Y los cuatro se quedaron luego de buscar algo de comer?
Dawson asintió, como si hablar fuera dolorosamente incomodo.
Cuatro horas para cenar. De repente no podía sentarme por más
tiempo. Quería saber a qué restaurante habían ido. Quería encontrarlo.
Empecé a estar de pie, pero trate de tragar ese espantoso bulto que
quemaba en la parte de atrás de mi garganta.
—No es lo que piensas —Dawson dijo en voz baja.
Sacudí mi cabeza hacia él, y estaba horrorizada de encontrar
lágrimas en mis ojos. La ironía de todo esto me abofeteo en la cara. ¿Era
así como Daemon se sintió cuando él sabía que iba a cenar y luego a
almorzar con Blake?
Pero no estábamos juntos entonces. No era como si hubiera tenido
obligaciones con él en ese momento.
—¿No lo es? —Grazne.
Dawson termino su Pop-Tart.
—No. Creo que el solo necesitaba salir un rato.
—¿Sin mi?
El sacudió algunas migas azucaradas de sus jeans. —Tal vez sin ti o tal
vez no. No es el mismo hermano que conocía. Nunca hubiera pensado
que estaría con un humano. Sin ánimo de ofender.
—No hay problema —susurré.
171
Sin mí. Sin mí. Estas palabras estaban repitiéndose. No era una de
esas chicas necesitadas que tenían que estar alrededor de su novio todo
el tiempo, pero demonios si no ardía.
Y ese ardor se convirtió en un caliente, enojado cuchillo cuando me
imaginaba a Dee y Andrew sentados a un lado de la cabina y a Daemon
y Ash por el otro, porque eso es lo que tuvo que haber pasado cuando
fueron a comer. Sería como en los viejos tiempos cuando Daemon y Ash
estaban juntos.
Blake y yo quizá nos besamos una vez, pero no teníamos una larga
relación. Dios, ellos probablemente la tenían. Me registre a mi misma justo
allí.
Dawson se puso de pie, camino alrededor de la mesa de café y se
sentó a mi lado. —Ethan lo molesto. El quería saber que la relación que
Daemon tiene contigo no interferirá en su lealtad a su clase —Dawson se
inclino hacia delante, frotándose las palmas de las manos sobre las
rodillas—. Y, bueno, puedes imaginar la respuesta de Daemon.
No estaba tan segura de poder. —¿Qué le dijo?
Dawson se echo a reír, con los ojos entrecerrados como Daemon
hacia. —Digamos que Daemon explico con quien no estaban sus
lealtades, pero usando palabras diferentes.
Sonreí un poco. —¿Malas palabras?
—Muy malas palabras —dijo, mirándome—. No me esperaba esto de
él. Nadie lo hizo. ¿Yo? Seh, bueno, nunca esperaron mucho de mí.
Principalmente porque no me importaba lo que ellos pensaran, no
pensaba que a Daemon le importara, pero…
—Lo sé. El siempre fue del tipo que se encargaba de todo, ¿no? No
el tipo de causar problemas como este.
El asintió con la cabeza. —No saben lo que eres, pero dudo que
Ethan deje como así esta caída.
—¿Van a marginarlo? —Cuando el asintió, yo sacudí mi cabeza. Si
un Luxen era marginado, no estaba autorizado para estar en o cerca de
las comunidades Luxen, lo que significaba que no podía estar cerca del
grupo protector de cuarzo beta.
El estaría prácticamente por su cuenta contra el Arum. —¿Qué es
Ethan? Obtuve que es un anciano, pero ¿qué es eso?
172
Las cejas de Dawson se apretaron. —Los ancianos son los mayores y
los presidentes de nuestras comunidades. Ethan es nuestro presidente.
Mis cejas se levantaron. —Suena importante.
—Todos los que viven en la colonia lo escuchan. Los que no se
arriesgan a las consecuencias sociales lo mismo —El se inclino hacia atrás,
cerrando los ojos—. Incluso aquellos que se mezclan con los humanos,
como los que trabajan fuera de la colonia o lo que sea, tienen miedo de
los ancianos. Ninguno de nosotros puede irse sin el permiso del DOD pero
maldita sea, si queremos salir, encontraríamos una forma de hacerlo.
—¿Te hicieron eso por Beth?
Su rostro se tenso. —Podrían haberlo hecho, pero no ha habido
tiempo suficiente. No hay tiempo suficiente para nada.
El dolor rebano mi pecho y puse mi mano sobre su brazo. —Vamos a
recuperar a Beth.
Una pequeña sonrisa apareció. —Lo sé. Este domingo… Todo se
reduce a este domingo.
Mi estómago se puso al revés, y mi pulso se recogió. —¿Qué se siente
ahí dentro?
Sus ojos se abrieron en ranuras delgadas.
Pasaron varios momentos antes de que el respondiera. —Al principio,
no era tan malo. Dejaban que Beth y yo nos viéramos el uno al otro. Nos
dijeron que nos guardaban para nuestra seguridad. Tu sabes, todo el ―si la
gente descubre lo que hice con Beth, se pondrá malo y necesitaremos
estar protegidos‖. Daedalus estaba de nuestro lado. Realmente parecía ser
así por un tiempo. Yo… Yo casi creía que saldríamos de eso juntos.
Era la primera vez que lo oí decir Daedalus. La palabra sonaba
extraña de sus labios.
—Creer eso me condujo solamente a la miseria y eventualmente a la
locura cuando la esperanza se desvaneció —Sus labios se inclinaron en las
esquinas—. Daedalus me quería para recrear lo que paso con Beth. Ellos
querían que creara más como ella. Para ayudar a mejorar la humanidad y
toda esa mierda, y cuando no funciono, las cosas… las cosas cambiaron.
Me removí. —¿Cómo cambiaron?
La línea de su mandíbula apretada. —Al principio, no me dejaban
ver a Beth, mi castigo por fallar cuando todo era demasiado fácil para
ellos. Ellos no creían que no supiese como curarme y como la había
173
cambiado. Traían a estos humanos a punto de morir a mí y lo intente, Katy,
realmente lo intente. Ellos solo morían no importaba lo que hiciera.
Las nauseas brotaron dentro de mí, y me hubiera gustado saber que
decir, pero parecía que este era uno de esos momentos donde decir nada
significaba todo.
—Entonces ellos empezaron a traer seres humanos sanos y hacerles
cosas —herirlos— y yo los curaba. Algunos… algunos de ellos mejoraron.
Por lo menos lo hicieron por poco tiempo, y era como si todas las heridas
que les infringían volvían por venganza. Otros… otros se desestabilizaron.
—¿Desestabilizaron?
Las manos se Dawson se abrían y cerraban en puños. —Ellos
desarrollaron algunas de nuestras capacidades, pero algo… algo salió mal.
Esta chica —ella no era mucho mayor que nosotros y era agradable, muy
agradable. Le dieron algún tipo de píldora y ella estaba muriendo. La sane.
Realmente quería sanarla, porque ella estaba tan asustada —Sus ojos
esmeraldas se encontraron con los míos—. Pensamos que había
funcionado. Ella se enfermo como la primera vez con Beth. Y luego ella
podía moverse tan rápido como nosotros. Alrededor de un día después de
que se enfermara se desvaneció, se encontró con una pared.
Fruncí el ceño. —¿Cómo es eso tan malo?
Su mirada se deslizo lejos. —Podemos movernos tan rápido como las
balas, Katy. Ella se estrello contra la pared. Fue como golpear a una
velocidad supersónica.
—Oh mi Dios…
—Y fue como si ella no pudiera contenerse a sí misma. A veces me
pregunto si lo hizo a propósito. Había muchos, muchos después de ella.
Humanos que murieron con mis manos sobre ellos. Humanos que murieron
luego de que los curara. Humanos que vivían sin mutaciones pero que no
fueron nunca vistos de nuevo —Bajó la mirada—. Hay tanta sangre en mis
manos.
—No —Sacudí mi cabeza con fuerza—. Nada de eso fue tu culpa.
—¿No lo fue? —La ira profundizo su voz—. Tengo la capacidad de
curar, pero no pude hacerlo bien.
—Tenias que querer curarlos, como a nivel celular. Estabas forzado a
hacerlo.
174
—No cambia que tanta gente haya muerto —Se sentó de nuevo
hacia adelante, ansioso—. Hubo un tiempo en que creí que merecía lo
que me estaban haciendo, pero nunca… nunca a Beth. Ella no se merecía
eso.
—Tu tampoco, Dawson.
Se me quedo mirando un momento, luego aparto la mirada. —Ellos
retuvieron a Beth, entonces la comida, entonces el agua, y cuando aun no
funcionaba, se pusieron creativos.
El dejo escapar un largo suspiro. —Creo que hicieron lo mismo con
Beth, pero realmente no lo sé. Todo lo que vi fue lo que le hicieron en frente
mío.
Mi estómago se hundió en el almohadón del sofá. Tuve un mal
presentimiento sobre esto.
—Ellos la herían para que pudiera curarla, y ellos poder estudiar el
proceso. —Dawson trabajo su mandíbula.
—Cada vez sentía la peor clase de temor. ¿Y si no funcionaba?
¿Qué si le fallaba a Beth? Yo… —el movió su cuello, como si estuviera
trabajando en una torcedura. El nunca sería el mismo. Las lágrimas
subieron por mi garganta de nuevo. Quería llorar por él, por Beth, pero
sobre todo, por las personas que alguna vez fueron y nunca volverían a ser.
175
19 Traducido por Vane-1095
Corregido por Vericity
Después de eso, Dawson se cerró. Habló sobre nada —clima, fútbol,
los Pitufos— pero nada acerca de Daedalus o de lo que le hicieron a él y a
Beth. Una parte de mí estaba agradecida. No estaba segura de cuánto
conocimiento más podría manejar, tan egoísta como sonaba.
Pero lo malo era que una vez que dejó de hablar de cosas serias, mi
cerebro corrió de vuelta a donde Daemon estaba y lo que estaba
haciendo. Cuando se acercaba la medianoche y todavía no había vuelto
a casa, no pude permanecer sentada allí por más tiempo.
No podía permanecer sentada en cualquier lugar.
Diciendo buenas noches, hice el viaje rápido y frío por el césped. Lo
primero que hice fue revisar mi celular. Había un texto en espera y mi
corazón tartamudeó.
Prdón x sta nche. Hblams mñana.
Había llegado hace aproximadamente una hora. Lo que significaba
que aún estaba con Ash —er, Andrew, Dee, y Ash.
Eché un vistazo al reloj, como si de alguna manera cambiaría la
hora. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, como si hubiera corrido de
la casa de al lado. Bajando la mirada a mi celular, contuve el impulso de
tirarlo contra la pared. Sabía que estaba haciendo el ridículo. Daemon era
amigo de ellos, incluyendo a Ash. Podía pasar el rato con ellos sin mí. Y con
las secuelas entre Dee y yo, no había pasado mucho tiempo con ella.
Ridículo o no, mis sentimientos estaban heridos. Y odiaba eso, odiaba
que algo tan estúpido como eso me molestara.
Llevando mi teléfono arriba, me lavé la cara, me lavé los dientes, y
me cambié a mis pijamas, aún debatiéndome sobre responderle un texto.
Quería fuerza de voluntad para no hacerlo, algo en mí estaba como en tu
176
cara, pero maldita sea si eso no era todo estúpido teniendo en cuenta lo
que estaba pasando.
Por otro lado, tenía un dolor en el culo por esto. Así que puse el
celular en posición y me metí bajo las sábanas, poniéndolas a la barbilla.
Me quedé así, castigándome a mí misma por no haberle mandado un
texto de vuelta, por salir con Blake la primera vez, por besarlo, y por estar
despierta castigándome. Por último, mi cerebro tuvo suficiente y cerró la
tienda por la noche.
Algún tiempo después, no estaba seguro de si estaba soñando o no.
Estaba en esa etapa confusa donde la realidad se mezcla con el
subconsciente. Parte de ella fue un sueño, sabía que mucho, porque pude
ver a Daemon en este edificio. Cogí la vista de su cabello oscuro y luego se
alejó. Se encontraba en una habitación y antes de que pudiera llegar a él,
se iba a otra. Era un laberinto sin fin y no dejaba de moverse, nunca
respondiéndome mientras gritaba su nombre.
La frustración creció dentro de mí y me dolía el pecho.
Persiguiéndolo, nunca alcanzándolo a tiempo, perdiéndolo... no
terminaría.
Y entonces la cama se movió y el edificio desapareció, se evaporó
en volutas de humo y oscuridad. Un cuerpo pesado se sentó junto a mí.
Una mano rozó la parte posterior del pelo de mi cara, y creo que sonreí,
porque él estaba aquí y eso me tranquilizó. Volví al sueño profundo, en el
que no estaba persiguiendo a Daemon en mis sueños.
***
Cuando llegó la mañana, me di la vuelta, esperando encontrar
Daemon. Mamá trabajaba hasta tarde en la mañana los sábados y
Daemon se había acostumbrado a permanecer todo el tiempo que podía,
pero mi cama estaba vacía.
Pasando la mano a lo largo de la almohada extra, inhalé, esperando
el olor limpio de aire libre que era únicamente suyo, pero todo lo que olía
era un débil rastro de cítricos. ¿Había soñado la presencia de Daemon?
Caray, estaba tan mal si era así.
Frunciendo el ceño, me senté y agarré mi celular. Había un texto
perdido que había llegado cerca de las dos de la mañana de Daemon.
177
Tocino & huevos pra l dsayuno. Vn cuando t dspierts.
—¿Dos de la mañana? —Miré fijamente el teléfono. ¿Y si hubiera
estado con ellos hasta entonces?
Mi corazón latía de nuevo y me dejé caer sobre mi espalda,
gimiendo. Al parecer, estaba mal y Daemon había tenido una noche muy
tarde, pero no conmigo.
Arrastrándome de la cama, me duché y me puse unos vaqueros y un
jersey. El entumecimiento se había apoderado de mí, me sequé el pelo
hasta la mitad y lo retorcí en un moño desordenado. Me dirigí al lado y
comprobé que la puerta estuviera cerrada con llave.
Puse mi mano en la manija y esperé hasta que oí los bloqueos de
giro nuevo. Cuando abrí la puerta, el malestar floreció. Era demasiado fácil
entrar y salir de las casas de las personas, incluyendo la mía.
Sacudiendo la cabeza, facilité la puerta cerrada y respiré profundo.
La casa estaba silenciosa como una tumba. Todo el mundo estaba
durmiendo. Subí las escaleras, con cuidado de los dos escalones en la
parte superior que crujían. Las puertas de los cuartos de Dawson y Dee
estaban cerradas, pero podía oír el zumbido de la música viniendo de la
de Daemon.
Abrí la puerta de la habitación de Daemon y me deslicé a través de
ella. Mi mirada se fue directamente a la cama y no podía haber detenido
el aleteo en el pecho aunque quisiera.
Daemon estaba tendido de espaldas, con un brazo estirado a través
del espacio a su lado y el otro descansaba sobre su vientre desnudo. Las
sábanas estaban retorcidas alrededor de sus caderas estrechas. Su rostro
era casi angelical en el sueño, las líneas cinceladas suavizaban y relajaban
los labios. Gruesas pestañas abanicaban la parte superior de las mejillas.
Parecía mucho más joven en reposo, pero, de una manera extraña,
estaba aún más fuera de mi alcance. Su tipo de belleza masculina era de
otro mundo e intimidaba. Algo que existía entre las páginas de los libros
que había leído.
A veces me costaba mucho convencerme de que era real.
Fui de puntillas hacia él y me senté en el borde de la cama, incapaz
de alejar mis ojos. No quería despertarlo. Así que me senté allí como una
enredadera total, viendo el constante aumento y caída de su pecho. Me
pregunté si lo había soñado la noche anterior o si se había detenido para
revisarme. El aleteo estaba de vuelta y casi podía olvidar el golpe de la
178
ansiedad de la noche anterior. Casi pero no...Daemon rodó de pronto,
serpenteando un brazo alrededor de mi cintura y tirando de mí a su lado. Él
siguió moviéndose, enterrando su cara en mi cuello. —Buenos días —
murmuró.
Una sonrisa se extendió por todo mi rostro cuando puso una mano en
mi hombro. Su piel estaba caliente. —Buenos días.
Él pasó una pierna sobre la mía y se acurrucó más cerca. —¿Dónde
está mi tocino y huevos?
—Pensé que te estabas ofreciendo a hacerlos.
—Te confundiste con lo que dije. Ve a la cocina, mujer.
—Lo que sea. —Me di la vuelta a mi lado, frente a él. Levantó la
cabeza, me besó en la nariz, y luego hundió la cara en la almohada. Me
eché a reír.
—Es demasiado pronto —refunfuñó.
—Son casi las diez.
—Es demasiado pronto.
Una piedra se instaló en mi estómago. Me mordí el labio, insegura de
lo que debía decir.
Dejó caer perezosamente un brazo por encima de mi cadera y
volvió la cabeza para que pudiera ver su rostro.
—No respondiste anoche.
Así que íbamos a ir allí. —Me quedé dormida y yo... pensé que
estabas ocupado.
Una ceja arqueada. —No estaba ocupado.
—Me detuve anoche a verte, y esperé por un poco de tiempo. —Yo
jugaba con el borde de la sábana, girando alrededor de mis dedos—. Te
quedaste hasta tarde.
Un ojo abierto. —Así que conseguiste mi texto y tuviste tiempo para
responder.
Yo había caminado directo a esa.
Daemon suspiró. —¿Por qué me ignoras, Kitten? Mis sentimientos
están heridos.
—Estoy segura de que Ash los tranquilizó por ti. —En el momento en
que esas palabras salieron de mi boca, me quería golpear.
179
Ambos ojos estaban abiertos ahora, y luego hizo algo que me
sorprendió y fastidió: sonrió realmente grande. —Estás celosa.
Según yo, la forma en que lo dijo lo hizo sonar como una buena
cosa. Empecé a sentarme, pero su brazo me mantenía abajo. —No soy
celosa.
—Kitten...
Rodé mis ojos y luego se produjo un caso malo, malo de diarrea
verbal.
—Estaba preocupada por el Anciano estando aquí, y se suponía que
íbamos a hablar anoche. Nunca apareciste. En su lugar saliste con Andrew,
Dee, y Ash. Ash, como la ex-novia de Ash, ¿y cómo lo supe? Tu hermano.
¿Y cómo los arreglos de asientos funcionaron? ¿Dee y Andrew sentados en
un lado y tú y Ash en el otro? Apuesto a que era realmente cómodo.
—Kitten...
—No me llames Kitten. —Fruncí el ceño, en una buena racha
ahora—. Te fuiste alrededor de las cinco o menos, ¿y no volviste hasta
cuándo? ¿Las dos de la mañana? ¿Qué estabas haciendo? Y saca esa
sonrisa estúpida de tu cara. Esto no es divertido.
Daemon trató de deshacerse de la sonrisa, pero fracasó. —Me
encanta cuando tus garras salen.
—Oh, cállate. —Indignada, empujé su brazo—. Déjame ir. Puedes
llamar a Ash y ver si ella te hará unos huevos y tocino. Me voy de aquí.
En lugar de dejar que me fuera, cambió de puesto encima de mí,
sosteniéndose con las manos plantadas a ambos lados de mis hombros.
Ahora estaba sonriendo, esa sonrisa suya exasperante, engreída. —Sólo
quiero que me lo digas: estoy celosa.
—Ya lo he dicho, cara de culo. Estoy celosa. ¿Por qué no iba a
estarlo?
Inclinó la cabeza hacia un lado. —Oh, no lo sé. Tal vez porque nunca
quise Ash, y te quise desde el primer momento en que te vi, y antes que
empieces, sabía que tenía una mala manera de demostrarlo, pero sabes
que te quería. Sólo a ti. Estás loca para estar celosa.
—¿Lo estoy? —Luché por contener las lágrimas de enojo—. Ustedes
estaban juntos.
—Estábamos juntos.
—Ella probablemente todavía te quiere.
180
—Yo no la quiero, así que no importa.
Era importante para mí. —Es una hermosa modelo.
—Y tú eres más hermosa.
—No trates de hablar dulce.
—No lo hago —dijo.
Mirando por encima de su hombro, me mordí el labio. —Tú sabes, al
principio pensé que lo de anoche lo merecía. Ahora sé cómo te sentiste
cuando salí con Blake. Como si el karma me dominara, pero no es lo
mismo. Tú y yo no estábamos juntos y luego Blake y yo no teníamos ese tipo
de historia.
Tomó una respiración profunda. —Tienes razón, no es lo mismo. Yo no
salí con Ash en una cita. Andrew se detuvo y nos pusimos a hablar de
Ethan. Andrew tenía hambre, así que decidimos ir a comer algo. Dee se
coló y Ash estaba allí, porque sabes, ella es su hermana.
Me encogí de hombros. Bueno, él tenía razón.
—Y no fuimos a comer. Terminamos pidiendo pizza, volvimos a la
casa de Andrew, y hablamos del domingo. Ash tiene un miedo de muerte
que vaya a perder Andrew, también. Dee todavía quiere matar a Blake.
Pasé horas hablando acerca de eso. No era una fiesta a la que no fuiste
invitada.
Pero no estaba invitado en absoluto, quería decir, pero sabía que
era estúpido.
—¿Por qué no me lo dijiste, al menos? Podrías haber dicho algo.
Entonces mi imaginación no tendría que haberse disparado.
Se me quedó mirando un momento y luego se levantó, sentándose a
mi lado. —Quería pasar cuando llegué a casa, pero ya era tarde.
Así que anoche fue un sueño. Mal confirmado oficialmente.
—Mira, no pensaba en ello.
—Aparentemente —murmuré.
Daemon frotó el punto por encima de su corazón. —Honestamente,
no pensé que conseguiría este problema. Pensé que sabrías mejor.
Todavía estaba de espaldas, demasiado cansada para moverme.
—¿Sabría mejor?
181
—Sí, que sabrías que si Ash estuviera haciendo cabriolas desnuda en
mi habitación en este momento, todavía enviaría su embalaje. Que no
tenías nada de qué preocuparte.
—Gracias por esa imagen implantada en mi cerebro para siempre.
Él negó con la cabeza, resoplando una carcajada seca. —Esta
inseguridad me hace enojar, Kat.
Mi boca se abrió y volé hacia arriba, llegando a descansar sobre mis
rodillas.
—¿Perdón? ¿Eres tú el único que tiene permitido ser inseguro?
—¿Qué? —Sonrió—. ¿Por qué iba a estar inseguro?
—Buena pregunta, pero ¿cómo se llama tu pequeño episodio con
Blake ayer en el pasillo? Y esa pregunta estúpida de mí queriendo ayudar
a Blake?
Cerró la boca con un chasquido.
—¡Ja! Exactamente. Es aún más ridículo que tú seas inseguro.
Permíteme explicar por ti. —Cuando mi ira se levantó, la Fuente también lo
hizo. Patinando sobre mi piel—. Detesto a Blake. Me usó y estaba dispuesto
a entregarme a Daedalus. Mató a Adam. Sólo hay una parte pequeñita
de mí que realmente lo puede tolerar. ¿Cómo puedes estar cualquier
poco de celoso de él?
La mandíbula de Daemon apareció. —Él te quiere.
—Oh, Dios mío, no lo hace.
—Lo que sea. Soy un chico. Sé lo que otros chicos están pensando.
Tiré mis manos. —No importa si lo hizo. Yo. Lo. Odio.
Él miró hacia otro lado. —Está bien.
—Y tú no odias a Ash. Hay una parte de ti que la ama. Sé que lo
haces y tal vez no de la manera que sientes por mí, pero hay afecto, hay
historia. Demándame si estoy un poco intimidada por eso.
Me levanté de la cama, con ganas de pisar al otro lado de la
habitación como un niño pequeño. Tal vez incluso tirarme en el suelo. Me
gustaría trabajar un poco de energía de esa manera.
Daemon apareció delante de mí y dio un paso adelante, acunando
mis mejillas. —Está bien. Puedo ver tu punto. Debería haber dicho algo. Y
las cosas con Blake... Sí, es estúpido.
182
—Bien. —Crucé los brazos.
Sus labios temblaron. —Pero tienes que entender que tú eres a quien
quiero. No Ash. No nadie más.
—¿Incluso si los Ancianos quieren que estés con alguien como ella?
Bajó la cabeza, rozando sus labios a lo largo de mi mejilla. —No me
importa lo que quieren. Soy increíblemente egoísta de esa manera. —Besó
mi sien—. ¿Está bien?
Mis ojos se cerraron. —Está bien.
—¿Estamos bien, entonces?
—Si me prometes darme ninguna mierda acerca de ir contigo
mañana.
Presionó su frente contra la mía. —Conduces un negocio duro.
—Lo hago.
—No quiero que vayas, Kitten. —Suspiró, envolviendo sus brazos
alrededor de mí—. Pero no puedo detenerte. Prométeme que te quedarás
a mi lado.
Mi sonrisa se escondía en su pecho. —Te lo prometo.
Daemon besó la parte superior de mi cabeza. —Siempre te sales con
la tuya, ¿no?
—No siempre. —Coloqué mis manos en sus costados, dibujando en
su calor. Si por mí fuera, nada de esto estaría sucediendo. Pero eso fue lo
que pasó con todo esto. Me preguntaba si alguno de nosotros nos salimos
con la nuestra.
Sus brazos se apretaron, y sentí un escalofrío suspirar por él. —Vamos.
Vamos a obtener el tocino y los huevos. Necesito toda mi fuerza para hoy.
—¿Qué, por... —me interrumpí, dándose cuenta de lo que estaba
diciendo—. Oh, sí... Blake.
—Sí. —Me besó suavemente—. Va a tomar mucho de mí no cometer
daño corporal. Ya lo sabes, ¿verdad? Así que tocino extra para mí.
183
20 Traducido por BlancaDepp
Corregido por Violet~
Dee estaba sentada en el escalón inferior, cómo un duende loco a
punto de desatar el santo infierno. Su cabello estaba recogido
bruscamente, sus ojos de un verde brillante y febril. Sus labios formaban
una línea delgada. Sus dedos se cerraron sobre sus rodillas como navajas
afiladas listas para cavar.
—Él está aquí —dijo, con la mirada centrada en la ventana al lado
de la puerta.
Eché un vistazo a Daemon. Una sonrisa lobuna se dibujó en su rostro.
No estaba preocupado en absoluto por los deseos asesinos de su
hermana. Tal vez que Blake viniera aquí no fue una buena idea.
Ella saltó del escalón, abriendo la puerta antes de que Blake incluso
llamara. Nadie la detuvo o incluso se adelantó.
Sorprendido, Blake bajó la mano.
—Eh, hola…
Dee echó hacia atrás un delgado brazo y golpeó su puño derecho
en la mandíbula de Blake. El impacto lo derribó a unos buenos tres pies.
Mi boca se abrió.
Andrew se rió.
Girando alrededor, dejó escapar un largo suspiro.
—Está bien. He terminado.
La vi avanzar hacia el sillón y sentarse, sacudiendo la mano.
—Le prometí un buen golpe.
Daemon, riendo entre dientes dijo—: Va a comportarse ahora.
Me quedé mirándolo.
184
Blake se tambaleó por la puerta, frotándose la mandíbula.
—Está bien —dijo, haciendo una mueca—. Me lo merecía.
—Te mereces algo mucho peor que eso —dijo Andrew—. Ten eso en
mente.
Asintió con la cabeza y miró a su alrededor. Seis Luxen y un híbrido
bebé le devolvieron la mirada. Tenía el sentido de lucir nervioso, incluso
con miedo. La animosidad de la habitación era palpable.
Blake se movió de modo que su espalda estaba contra la pared. Un
tipo inteligente. Poco a poco, metió la mano en el bolsillo de atrás y sacó
un papel enrollado.
—Creo que deberíamos acabar con esto rápido.
—Supongo que sí —dijo Daemon, arrebatándole el papel—. ¿Qué es
esto?
—Un mapa —respondió—. La ruta que debemos tomar está
indicada en rojo. Es un camino de acceso de incendio y nos llevará hasta
la entrada trasera de Mount Weather.
Daemon desenrolló el mapa en la mesa de café. Dawson se asomó
por encima del hombro de su hermano, pasando el dedo a lo largo de la
línea roja.
—¿Cuánto tiempo se tarda en llegar por este camino?
—Unos veinte minutos en coche, pero no hay forma de lograr pasar
un coche desapercibido allí —dio un paso tímido hacia delante, mirando a
Dee, que le estaba echando un vistazo hacia atrás. Una marca roja se le
marcaba en la mejilla derecha. Eso iba a ser un moretón—. Vamos a
hacerlo a pie y rápido.
—¿De qué velocidad estamos hablando?
Matthew le preguntó en su puesto en la puerta del comedor.
—Tan rápido como inhumanamente sea posible —respondió Blake—.
Tenemos que ir a la cosa de la velocidad de la luz. Luc nos está dando
quince minutos y no podemos andar por Mount Weather, esperando por
nueve minutos. Tenemos que llegar allí unos cinco minutos antes de llegar a
la carretera y lo más rápido posible.
Me senté de nuevo. Sólo una vez llegué a las velocidades necesarias
para lo que estaban hablando. Fue cuando había estado persiguiendo el
culo de Blake.
185
Daemon me miró.
—¿Puedes hacer esto?
—Sí —Teniendo en cuenta las razones, estaba segura de poder
hacerlo. Espero. Dee estaba sacudiendo la cabeza.
—¿Qué tan rápido pueden correr realmente?
—Lo malditamente rápido que sea necesario —dijo Blake—. Ven
conmigo otra vez, y te enseñaré lo rápido que puedo correr.
Dee soltó una risita.
—Apuesto a que todavía te alcanzo.
—Tal vez —murmuró y luego dijo—: Tienes que practicar todo el día
de mañana. Tal vez incluso ésta noche. No podemos tener a nadie que
nos haga más lentos.
Me tomó un segundo darme cuenta de que me estaba hablando.
—No voy a frenar a nadie.
—Sólo me aseguraba —Sus ojos se agitaron cuando encontraron los
míos.
Aparté la vista rápidamente. El hecho de que yo era, obviamente, el
eslabón más débil me quemaba. Dee o Ash, probablemente serían una
mejor opción para esto, pero sabía que podía hacerlo.
—Ella no es tú problema para qué te preocupes —espetó Daemon.
Matthew se adelantó, poniéndose entre Daemon y Blake.
—Está bien. Sabemos que tenemos este camino para seguir, pero
quieres que nos quedemos atrás, ¿dónde?
Daemon se cruzó de brazos, con los ojos entrecerrados.
—En la parte inferior de la carretera de acceso, esto debe darles una
oportunidad para salir corriendo si algo sale mal.
—Nada va a salir mal —dijo Ash, mirando Daemon—. Vamos a
esperar allí por ti.
—Por supuesto —dijo Daemon, sonriendo para tranquilizarla—.
Vamos a estar bien, Ash.
Me pellizco el muslo. Él no la quería. Él no la quería. Él no la quería.
Eso ayudó.
186
—Confío en ti —dijo Ash, reteniendo sus ojos con adoración. Como si
Daemon fuera un santo o algo así.
Me pellizco duro el muslo. Voy a pegarle. Voy a pegarle. Voy a
pegarle. Eso no ayudó.
Blake se aclaró la garganta.
—De todos modos, Luc dijo que hay una antigua granja en el fondo
de la carretera de acceso. Debemos ser capaces de aparcar los coches
allí.
—Me parece bien —Dawson dio un paso atrás, poniendo sus manos
sobre sus caderas. Un mechón de pelo cayó hacia adelante—. Una vez
que estemos allí, tenemos quince minutos, ¿no?
Daemon asintió.
—De acuerdo con el líder de la mafia, Luc, eso es lo que tenemos.
—Y este chico, ¿es digno de confianza? —preguntó Matthew.
—Yo puedo hablar por él.
Miré a Blake.
—Ese es un rotundo respaldo.
Sus mejillas se sonrojaron.
—Es digno de confianza.
—¿Crees que es suficiente tiempo? —Le preguntó Dawson a su
hermano—. ¿Para llegar allí, llegar a Beth y Chris, y salir?
—Debería serlo —Daemon dobló el mapa y lo introdujo en su bolsillo
trasero—. Vas a llegar Beth y el mierda aquí obtendrá a Chris.
Blake rodó sus ojos.
—Andrew, Kat y yo vamos a cubrirlos. Esto ni siquiera debería tomar
quince minutos —Daemon se sentó a mi lado y niveló una mirada
puntiaguda en Blake—. Y entonces tú tendrás a Chris y te largarás de aquí.
No tienes ninguna razón para volver.
—¿Y qué si lo hace? —preguntó Dee—. ¿Y si encuentra otra excusa
para chantajearte y lo ayudas?
—No lo haré —dijo Blake, y sentí su mirada—. No tengo una razón
para volver.
Daemon se tensó.
187
—Si lo haces, vas a obligarme a hacer algo que no quiero hacer,
probablemente disfrutaré de ello, pero no quiero hacerlo.
Blake sacudió la barbilla.
—Comprendido.
—Está bien entonces —dijo Matthew, dirigiéndose a la habitación—.
Nos reunimos aquí a las seis y treinta mañana. ¿Tienes las cosas cubiertas,
Katy?
Asentí con la cabeza.
—Mamá piensa que estoy haciendo una fiesta de pijamas con Lesa.
Ella trabaja de todos modos.
—Ella siempre trabaja —dijo Ash, mirando sus uñas—. ¿Siquiera le
gusta estar en casa?
No estaba segura si era una interrogación o no, mantuve mi
temperamento bajo control.
—Está pagando una hipoteca, comida, gastos, y todos mis gastos
por su cuenta. Tiene que trabajar mucho.
—Tal vez deberías conseguir un trabajo —sugirió ella, sus ojos
moviéndose—. Como algo después de la escuela que lleve cerca de
veinte horas o menos de tu vida...
Crucé los brazos, mis labios fruncidos.
—¿Por qué estás sugiriendo eso, dime por favor?
Una sonrisa gatuna apareció, cuando su atención se deslizó a mi
lado.
—Creo que si estuvieras preocupada por tu mamá a fin de mes, la
ayudarías.
—Estoy seguro de que es por eso —me relajé cuando Daemon
deslizó una mano por mi espalda.
Ash notó el gesto y dio una pizca amarga en los labios.
Toma eso.
—Sólo hay una cosa por la que tenemos que preocuparnos —dijo
Blake, como si en realidad sólo hubiera una cosa que podía salir mal—.
Tienen las puertas de emergencia cerradas que cada tantos pies cuando
las alarmas suenan. Las puertas también tienen un arma defensiva. No se
acerquen a las luces azules. Son láseres.
188
Todos nos miraban. Guau, sí, eso era un gran problema.
Blake sonrió.
—Pero no deberían ser un problema. Debemos entrar y salir sin ser
vistos.
—Está bien —dijo Andrew lentamente.
—¿Algo más? Como, ¿una red de ónix por la que tengamos que
preocuparnos?
Blake se echó a reír.
—No, eso debería cubrirlo.
Dee quería que Blake se fuera una vez que los planes estaban en
marcha. Sin protestar, se dirigió a la puerta y se detuvo como si fuera a
decir algo. Sentí su mirada una vez más, pero luego se fue. Nuestro grupo
se disolvió, dejando a los hermanos detrás.
Apreté mis manos juntas.
—Quiero poner en práctica la cosa de la velocidad. Quiero decir, sé
que puedo hacerlo tan rápido como ustedes, pero sólo quiero practicar.
Dee se concentró en el brazo del sofá, retirándose con un profundo
suspiro.
—No podemos hacer eso —Dawson sonrió torcidamente—. Podría
usar la práctica para mí.
Daemon se estiró hacia atrás, pasando un brazo alrededor de mi
cintura.
—Está un poco oscuro ahora. Probablemente vas a terminar
rompiéndote el cuello, pero lo podemos hacer mañana.
—Gracias por el voto de confianza.
—Ya lo tienes.
Le di un codazo cuando me volví a Dee.
Seguía mirando los muebles como si buscara la respuesta en algo.
Sin encontrar nada.
—Quieres… ¿quieres ayuda?
Ella abrió la boca y luego la cerró, sacudiendo la cabeza. Entonces,
sin decir una palabra, se giró y se dirigió escaleras arriba.
189
—Va a entrar en razón —dijo Daemon, y me dio un pequeño
apretón—. Sé que lo hará.
Dudaba, pero asentí. Dee nunca iba a entrar en razón. No sé por
qué me molestaba en intentarlo.
Dawson se sentó a mi otro lado, confusión marcaba su expresión.
—No sé qué pasó con ella mientras yo no estaba. No lo entiendo.
Apreté los labios. Yo sucedí.
—Todos hemos cambiado, hermano —Daemon me tiró de nuevo, así
que estaba a su lado—. Pero las cosas... las cosas pronto van a volver a la
normalidad.
Él nos miró, con las cejas apretadas. El dolor se deslizó en sus ojos,
botando su color vibrante. Me pregunté qué pensaba cuando nos veía
juntos. ¿Recordaba cuando él y Beth se abrazaban en el sofá? Entonces
parpadeó y apareció una sonrisa.
—¿Maratón de Ghost Investigators16?
—No hace falta que me lo preguntes dos veces —Daemon levantó
la mano y el control remoto se disparó hacia él—. Tengo, como, seis horas
grabados. ¿Palomitas de maíz? Necesitamos palomitas de maíz.
—Y helado —dijo Dawson—. Tengo frituras.
El reloj de pared decía que eran las siete y media. Iba a ser una
noche larga, pero mientras me acomodaba a un lado de Daemon, me di
cuenta que no quería estar en ningún otro lugar.
Daemon rozó sus labios a lo largo de mi mejilla, cuando llegó a
nuestras espaldas, tiró una manta de la parte de atrás del sofá. Nos cubrió
a los dos, permitiendo que la mayoría de la manta me cubriera.
—Está volviendo en sí, ¿no es cierto?
Me volví hacia él, sonriendo.
—Sí.
Sus ojos se encontraron con los míos.
—Vamos a hacer que mañana no pase nada.
16 Programa paranormal de U.S.A
190
***
A la una de la tarde del día siguiente, estaba cubierta de barro y
sudando como un cerdo en el infierno. Lo había hecho mejor de lo que me
temía, capaz de mantenerme al día fácilmente con Dawson y sólo caí,
como... cuatro veces. El terreno era implacable.
Caminé pasando a Daemon, y me golpeó. Le eché un vistazo que
devolvió con una sonrisa pícara.
—Tienes suciedad en la mejilla —dijo—. Lindo.
Como de costumbre, se veía perfecto. Ni siquiera había comenzado
a sudar, por todos los cielos.
—¿Es siempre así de molesto?
Dawson, que lucía tan mal como yo, asintió con la cabeza.
—Sí, es el mejor en este tipo de cosas de lucha, correr, cosas físicas.
Su hermano sonrió mientras yo golpeé el barro de mis zapatos y le
dije—: Chúpamela.
Daemon rio.
Le saqué la lengua y volví a estar al lado de los hermanos. Estábamos
en el borde de los bosques que corrían mi patio delantero. Tomé un par de
respiraciones profundas y le di la bienvenida a la Fuente corriendo a través
de mí. Esa sensación de montaña rusa estaba de vuelta y mis músculos
bloqueados.
—Preparados —dijo Daemon, deslizando las manos a los costados—.
¡Vamos!
Empujando, saqué mis pies del suelo, luego corrí contra los
hermanos. Aire volaba a mí alrededor mientras aceleraba. Ahora que
sabía que tenía que estar atenta a las ramas podridas y piedras, mantuve
los ojos fijos en el suelo y mi entorno. Había un poco viento en mis mejillas,
pero era un buen tipo de ardor. Quería decir que yo era rápida.
Los árboles se borraban cuando me lanzaba a su alrededor y debajo
de ramas bajas. Saltando sobre arbustos y rocas, me moví por delante de
Dawson. La velocidad desgarró mi pelo, sacándolo de mi cola de caballo.
Una risa escapó de mi garganta. Mientras corría, me olvidé de los celos
estúpidos, el problema persistente de la voluntad, e incluso de lo que tenía
que hacer ésta noche.
191
Corriendo así, tan rápido como el viento, fue liberador.
Daemon voló por delante de nosotros, alcanzando la corriente unos
diez segundos antes de que nosotros lo hiciéramos. Disminuir la velocidad
fue un problema. No podía parar, no a esta velocidad. Podía quedar de
cara en el suelo en cuestión de segundos. Saqué mis pies, levantando
sedimento y roca suelta, ya que me deslicé los últimos centímetros.
El brazo de Daemon salió disparado, envolviéndose alrededor de mi
cintura, así no terminaría en el lago. Riendo, giré alrededor y lo alcancé,
besando su mejilla.
Sonrió.
—Tus ojos están brillando.
—De verdad, ¿cómo los tuyos? Como, ¿un conjunto de diamantes
brillantes?
Dawson se detuvo, quitándose la mata de pelo de la frente.
—No, sólo el color es luminoso. Es bonito.
—Es hermoso —corrigió Daemon—. Pero es mejor tener cuidado de
no hacer eso delante de la gente —Cuando asentí con la cabeza, se
acercó a su hermano, dándole una palmada en la espalda—. ¿Por qué no
lo dejamos? Ambos están bien para ir, y me muero de hambre.
Un estremecimiento de orgullo despertó en mi interior hasta que me
acordé de lo importante que iba hacer esta noche. No podía ser el
eslabón más débil.
—Chicos vayan adelantándose. Voy a hacer algunas carreras más.
—¿Estás segura?
—Sip. Quiero correr en círculos a su alrededor.
—Nunca sucederá, Kitten.
Se contoneó hasta mí y me besó en la mejilla.
—Puedes renunciar a ello.
Empujé a su pecho juguetonamente.
—Uno de estos días vas a comer cuervo.
—Dudo que alguno de nosotros va a estar ahí para verlo —Dawson
sonrió a su hermano.
192
Mi corazón se detuvo cuando vi a los dos en bromear, y me obligué
a que mi expresión siguiera siendo la misma, aunque vi a Daemon vacilar
un poco.
Sin darse cuenta de la importancia del intercambio, Dawson se retiró
el pelo hacia atrás de nuevo y se dirigió a la casa.
—Una carrera, hermano —llamó Dawson.
Ve, le articulé a Daemon.
Me envió una rápida sonrisa y luego corrió hasta su hermano.
—Sabes que vas a perder.
—Probablemente, pero oye, es bueno para tu ego, ¿verdad?
Como si necesitara ayuda con eso, pero sonreí y me sentí toda
cálida y difusa, cuando bromearon y luego se fueron. Esperé unos minutos,
aclarando mi mente, y luego corrí hacia la casa. A velocidad normal, que
tomó cerca de cinco minutos si estaba contando correctamente. Una vez
en la línea de árboles, me di la vuelta y me preparé. Sintiendo la presión de
la Fuente saliendo, me puse en marcha hacia adelante.
Dos minutos.
Lo hice otra vez y lo temporicé.
Un minuto y treinta segundos, el segundo viaje. Lo hice una y otra
vez, hasta que mis músculos quemaron junto con mis pulmones y el trote de
cinco minutos me tomó cincuenta segundos. No creo que pudiera
conseguir algo mejor que eso.
Y lo curioso es que a pesar de que mis músculos temblaban, no me
dolían. Como si hubiera estado corriendo de esta forma durante años, y
que prácticamente salí corriendo de la parte delantera de la tienda de
libros a la sección de nueva versión y eso era todo.
Estirándome, vi el sol filtrar a través de los árboles y rebotar en arroyo
parcialmente congelado. La primavera no estaba demasiado lejos.
Empujé mi cabello y lo puse sobre un hombro. Esto era, si lo hiciéramos en
el Mount Weather en la noche.
—Estaba equivocado. Realmente no necesitabas práctica.
Me volví al oír la voz de Blake. De pie a varios metros de distancia, se
apoyó en un árbol grueso, con las manos en los bolsillos. La inquietud y
discordia hizo una bola en mi estómago.
—¿Qué haces aquí? —exigí, manteniendo mi voz.
193
Blake se encogió de hombros.
—Mirar.
—Sí, eso no es raro ni nada.
Sonrió con fuerza.
—Probablemente debería haber pensado en una mejor manera de
decir eso. Te estaba mirando correr. Los chicos son buenos… tú eres genial.
Al Daedalus le encantaría tenerte a bordo.
La bola en el estómago creció.
—¿Es una amenaza?
—No —parpadeó, sus mejillas ruborizadas—. Dios, no, yo sólo quería
decir que eres muy buena. Eres lo que quieren en un híbrido.
—¿Igual que tú?
Bajó la mirada al suelo.
—Si, como yo.
Esto era incómodo y respirar el mismo aire que Blake me irritaba.
Normalmente, no guardo rencor, pero he hecho una excepción con él.
Empecé a volverme hacia la casa.
—¿Estás preocupada por ésta noche?
—No quiero hablar contigo.
Estaba a mi lado rápidamente.
—¿Por qué no?
¿Por qué no? ¿En serio? ¿Por qué no?
Esa pregunta me enfureció. Sin pensarlo, me giré bruscamente y
cerré el puño en su plexo solar17. Expulsé su aire fuera y la satisfacción
plantó una sonrisa en mi cara.
—¡Dios! —gruñó, doblándose—. ¿Qué pasa con ustedes chicas que
siempre me golpean?
17 El plexo solar o celiaco es una densa red nerviosa que rodea a la arteria aorta ventral
en el punto de donde salen la arteria mesentérica superior y el tronco celíaco, a nivel de
la primera vértebra lumbar, detrás del estómago.
194
—Te mereces algo mucho peor que eso —Me giré antes de que lo
golpeara de nuevo y reinicié mi caminata—. ¿Por qué no quiero hablar
contigo? ¿Por qué no se lo preguntamos a Adam?
—Está bien —Me alcanzó, frotando su estómago—. Tienes razón.
Pero ya he dicho que lo siento.
—Lamentablemente las cosas no se solucionarán de esa manera.
Tomé aire, entrecerrando los ojos a la luz dura del sol atravesando las
ramas. No podía creer que estaba teniendo esta conversación.
—Estoy tratando de compensarlo.
Me reí de la ridícula idea de que podría compensar todo lo que
había hecho. Desde la noche que Adam murió, una parte de mí entiende
la Pena de Muerte y por qué se creó. Quizás no es una vida por una vida,
pero tengo toda la cosa de la vida en la cárcel.
Me detuve.
—¿Por qué estás realmente aquí en este momento? Sabes Daemon
probablemente va a fastidiarse, y él golpea más fuerte que Dee y yo.
—Quería hablar contigo —su mirada se inclinó hacia arriba—. Y hubo
un momento en el que te gustaba hablar conmigo.
Sí, antes de que él resultara ser la encarnación del demonio, era un
tipo genial.
—Te odio —le dije, y lo dije en serio. El nivel de animosidad que sentía
por este muchacho era un tope gráfico.
Blake dio un respingo, pero no apartó la mirada. Viento rugía entre
los árboles, azotando mi pelo alrededor de la cara y haciendo que se
elevara hacia arriba.
—Nunca quise que me odiaras.
Solté una breve carcajada y empecé a caminar de nuevo.
—Apestaste totalmente en la parte no-me-odies.
—Lo sé —siguió el paso a mi lado—. Y yo sé que no puedo cambiar
eso. Ni siquiera estoy seguro de que lo haría si tuviera la oportunidad de
hacerlo de nuevo.
Le corté con una mirada de odio.
—Por lo menos eres honesto, ¿no? Como sea.
Se metió las manos en los pantalones vaqueros.
195
—Harías lo mismo si estuvieras en mi lugar, si con eso pudieras
proteger a Daemon.
Un escalofrío recorrió por mi columna vertebral cuando mi
mandíbula se quedó fija en su lugar.
—Lo harías —insistió tranquilamente—. Podrías hacer lo que hice. Y
eso es lo que te molesta más que nada. Somos más parecidos de lo que
quieres admitir.
—¡No nos parecemos en nada! —Sin embargo, mi estómago subió,
porque en el fondo, como le había dicho a Daemon antes, me parecía
mucho a Blake.
Saber eso no significaba que iba a darle el placer de admitirlo, sobre
todo porque lo que había hecho me había cambiado. Mis manos se
cerraron en puños mientras pisoteaba las ramas y arbustos.
—Eres un monstruo, Blake. Un verdadero monstruo, que respira… no
quiero ser eso.
No dijo nada por un momento.
—No eres un monstruo.
Mi mandíbula dolía de lo duro que estaba rechinando los dientes.
—Eres como yo, Katy, realmente, pero mejor. —Hubo una pausa y
luego dijo—: Te he querido desde el momento en que nos conocimos.
Aunque sabía que era estúpido que te gustara, lo hago.
Estupefacta, me detuve y lo miré.
—¿Qué?
Las puntas de sus mejillas ardían rojas.
—Me gustas, Katy. Mucho. Y sé que me odias y amas a Daemon. Lo
entiendo, pero yo sólo quería que lo supieras en caso de que la mierda
golpeara el ventilador esta noche. No es que lo haga, pero ya sabes... lo
que sea.
Ni siquiera podía procesar lo que estaba diciendo. No había manera.
Di media vuelta y emprendí el regreso a la casa que ya estaba a la vista,
sacudiendo la cabeza. Me gustaba. Mucho. Es por eso que traicionó a mis
amigos y a mí. Mató a Adam y luego volvió a nosotros con chantaje. Una
risa histérica se formó en mi garganta y una vez que me eché a reír, no
podía parar.
—Gracias —murmuró—. Me expresé y te ríes de mí.
196
—Deberías estar contento de que me estoy riendo. Debido a que la
otra opción era que te golpeara de nuevo, que todavía está arriba…
Blake se estrelló contra mi espalda, me tiró al suelo. Aire voló de mis
pulmones en una ráfaga y con su peso inmediatamente preparé mi
cuerpo para una pelea.
—No —susurró en mi oído, con sus manos envolviendo mis brazos—.
Tenemos compañía, y no de las buenas.
197
21 Traducido por Chachi—
Corregido por Melky2012
Mi corazón saltó en mi garganta. Mientras me las arreglaba para
mirar hacia el frente, esperé ver una flota de agentes del DOD reunidos
contra nosotros.
No vi nada.
—¿De qué estás hablando? —pregunté en voz baja—. No veo nada.
—Silencio.
Me enfurecí pero me mantuve en silencio. Después de unos pocos
segundos estaba convencida de que él estaba intentando insinuarse o
algo. —Si no te levantas de mí, realmente voy a lastimarte.
Y luego vi de qué estaba hablando. Arrastrándose, solo, por el borde
de mi casa había un hombre con traje negro. Algo en su apariencia me
lucía familiar, y luego recordé dónde lo había visto antes.
Él había estado con Nancy Husher el día en que el DOD apareció,
mientras Daemon y yo estábamos en el claro dónde luchamos contra
Baruck.
Oficial Lane.
Luego vi su Expedición aparcado más abajo en la calle.
Tragué saliva. —¿Qué está haciendo aquí?
—No lo sé —El suspiro de Blake fue caliente contra mi cuello y apreté
mis dientes—. Pero el obviamente está buscando algo.
Un segundo o dos más tarde, un movimiento en la casa de Daemon
atrapó mis ojos. La puerta del frente se abrió y Daemon salió. Para un ojo
humano, el desapareció del porche y reapareció en mi calle, a unos
198
pocos metros del Oficial Lane. Pero se movió tan rápido, que éste no pudo
haberlo notado.
—¿Hay algo con lo que te pueda ayudar, Lane? —Su voz llegó en la
distancia, aunque sin emoción.
Sorprendido por la silenciosa aparición, Lane dio un paso atrás y
presionó su mano en el pecho. —Daemon, Dios, odio cuando haces eso.
Daemon no sonrió y lo que sea que el Oficial haya visto en sus ojos,
hiso que valla directo al grano. —Estoy haciendo una investigación.
—Bien.
Lane lanzó su mano al bolsillo de su traje y extrajo un pequeño block
de notas, abriéndolo de un tirón. Su saco quedo enganchado en la funda
de su pistola. No estaba segura de si eso fue a propósito no. —El Oficial
Brian Vaught ha estado desparecido desde antes del Año Nuevo. Estoy
revisando todas las posibles pistas.
—Mierda —murmuré.
Daemon cruzó sus brazos. —¿Por qué me iba a importar o iba yo a
saber qué le pasó?
—¿Cuándo fue la última vez que lo viste?
—No lo he visto desde ese día que tus chicos aparecieron para
hacer su revisión y todo lo que querían era comer en el asqueroso buffet
Chino —respondió Daemon, su voz tan convincente que casi le creo—.
Todavía no me recupero de eso.
Lane le dio una sonrisa renuente. —Sí, la comida era terrible
—Escribió algo y luego deslizó el block de notas devuelta en su bolsillo—.
Así que ¿No has visto a Vaught en lo absoluto?
—Nop —dijo.
El otro hombre asintió. —Sé que ustedes dos no eran grandes fans de
él. No pensé que haría ningún tipo de visitas desautorizadas, pero tenemos
que ver todas las posibilidades llegados a este punto.
—Entendible —La mirada de Daemon aterrizó en los árboles entre los
que estábamos escondidos—. ¿Porqué estabas inspeccionando la casa
del vecino?
—Estaba verificando todas las casas —repuso—. ¿Sigues siendo
amigo de la chica con la que te vimos?
Oh, no.
199
Daemon no dijo nada, pero incluso desde mi posición boca abajo,
pude ver la forma en que sus ojos se estrecharon en el Oficial.
Lane rió. —Daemon, ¿Cuándo vas a soltarte? —Le dio una palmada
en el hombro mientras pasaba junto a él—. No me importa con quien…
inviertas tú tiempo. Sólo estoy haciendo mi trabajo.
Daemon siguió los movimientos del Oficial, girando hacia él.
—Entonces, si decido tener citas exclusivamente con humanas y
sentar base con una, ¿No me reportarías?
—Mientras no vea evidencia indiscutible, no me importa. Esto es sólo
un trabajo con una buena jubilación, y tengo la esperanza de llegar a ese
punto —Empezó a ir hacia su vehículo pero se detuvo, mirando a
Daemon—. Hay una diferencia entre la evidencia y mi instinto. Por ejemplo,
mi instinto me dijo que tu hermano estaba en una relación seria con la
humana con la que desapareció, pero no había ninguna evidencia.
Y por supuesto, nosotros sabíamos cómo el DOD descubrió a Beth y
Dawson: Will. Pero ¿estaba este chico insinuando que él no sabía nada de
Dawson?
Daemon se apoyó en la SUV de Lane. —¿Viste el cuerpo de mi
hermano cuando lo encontraron?
Un momento de tensión siguió, y Lane bajó la barbilla. —No estaba
allí cuando dijeron que encontraron el cuerpo junto con el de la chica.
Sólo fui instruido de lo que pasó. Soy solo un Agente —levantó la
cabeza— Y no he sido informado de nada diferente. No soy nada en el
gran esquema de cosas, pero tampoco soy ciego.
Contuve la respiración. Sentí a Blake hacer lo mismo.
¿Qué estás diciendo? —preguntó Daemon.
Lane sonrió forzadamente. —Sé quién está en tu casa, Daemon. Sé
que me mintieron, a muchos de nosotros nos han mentido y no tienen idea
de lo que realmente está pasando. Sólo tenemos trabajos. Lo hacemos y
mantenemos la cabeza baja.
Daemon asintió. —¿Estas manteniendo tu cabeza baja ahora?
—Me dijeron que registre los posibles paraderos de Vaugh y eso era
todo —Hizo un gesto hacia su auto y Daemon se paró lejos de él. Sé que
no debo abordar nada que no me sea dicho. Realmente quiero el plan de
retiro —Se subió al auto cerrando la puerta—. Ten cuidado.
Daemon retrocedió. —Nos vemos, Lane.
200
Los neumáticos levantaron la grava mientras el Expedición se
retiraba por la carretera, arrojando humo por el tubo de escape.
¿Qué diablos acaba de pasar? Mejor aún ¿Por qué Blake seguía
encima de mí?
Lancé mi codo hacia atrás, conectado con su estómago a lo que le
sigue un gruñido. —Aléjate de mí.
Se puso de pie, sus ojos brillando. —Te gusta pegar.
Me levanté, saliendo a la vista. —Necesitas irte de aquí.
Precisamente ahora, no necesitamos encargarnos de ti.
—Buen punto —retrocedió, su sonrisa desapareciendo—. Te veo más
tarde en la noche.
—Lo que sea —murmuré, volviendo hacia donde Daemon estaba
caminando por la calle. Troté fuera de los bosques hasta llegar a su lado—.
—¿Está todo bien?
Daemon asintió. —¿Escuchaste algo de eso?
—Sep, estaba de regreso cuando lo vi —Me imaginé que si Daemon
no sabía sobre Blake siendo todo Señor Repulsivo antes de que
asaltáramos Monte Weather era algo bueno—, ¿Le crees?
—No lo sé —Arrojó sus brazos sobre mis hombros, dirigiéndome
devuelta hacia su casa—. Lane siempre ha sido un chico decente, pero
eso no quiere decir que me siente bien.
Crucé un brazo alrededor de su cintura y me apoyé contra él.
—¿Qué parte?
—Todas ellas… todo este escenario —dijo, sentándose en uno de los
escalones de arriba. Me tiró sobre su regazo, manteniendo sus brazos
alrededor de mí—. La parte en la que el DOD —Incluso Lane— saben
malditamente bien que Dawson está de vuelta, y ellos se dan cuenta que
nosotros sabemos que nos mintieron. Y no están haciendo nada —cerró sus
ojos mientras yo presionaba mi mejilla contra él—. Y lo que estamos
haciendo esta noche… Puede funcionar, pero es tan descabellado. Una
parte de mi se pregunta si ellos ya saben que estamos yendo.
Suavizando su mandíbula con mi pulgar, presioné un beso contra su
mejilla, deseando que haya algo que pueda hacer. —¿Crees que estamos
caminando hacia una trampa?
201
—Creo que ya hemos estado dentro de la trampa todo el tiempo y
sólo estamos esperado a que la primavera termine —Capturó mi sucia
mano en la suya y la mantuvo en alto.
Un suspiro tembló a través de mí. —¿Y vamos a continuar haciendo
esto?
La determinación en sus hombros fue respuesta suficiente. —No
tienes que hacerlo.
—Tampoco tú —Razoné en voz alta—. Pero ambos lo hacemos.
Daemon inclinó su cabeza hacia atrás, sus ojos reuniéndose con los
míos. —Eso somos nosotros.
No estábamos haciendo esto porque teníamos un deseo de muerte
o porque éramos estúpidos, sino porque había dos vidas en juego,
probablemente más, que valían tanto como las nuestras. Quizá todo el
esfuerzo era sacrificable, pero si no terminábamos con aquello,
perderíamos a Beth, Chris, y Dawson. Blake era una pérdida aceptable.
Un atisbo de pánico se apodero de mi pecho, a pesar de todo.
Tenía miedo…miedo de mi mente. ¿Quién no lo estaría? Pero nos
llevé a este punto y ahora esto es más grande que yo, más grande que mí
miedo.
Arrojando un suspiro tembloroso, hundí la cabeza y besé sus labios.
—Creo que voy a pasar un poco de tiempo con mi mamá antes de
que nos vallamos —Mi garganta se sentía espesa—. Ella debería estar
despierta pronto.
Él me devolvió el beso, sus labios lentamente. Su tacto era en parte
de anhelo y en parte de desesperación con aceptación. Si las cosas iban
mal esta noche, realmente no había habido tiempo suficiente para
nosotros. Tal vez nunca haya suficiente, de todas formas.
Finalmente él dijo con voz áspera, cruda: —Esa es una buena idea,
Kitten.
***
Cuando el momento de meterse en la SUV de Daemon llegó, y
comenzamos a manjar a través de Blue Ridge Mountains, el ambiente era
tenso. Y por una vez, no tenían nada que ver con la presencia de Blake.
202
Hubo arrebatos de risas y maldiciones, pero todo el mundo estaba
un manojo de nervios.
Ash se subió al asiento del pasajero en el vehículo de Matthew.
Estaba vestida toda de negro —medias negras, zapatillas negras, y
un jersey negro con cuello de tortuga—. Lucía como un ninja. Junto a ella,
Dee estaba de rosa. Aparentemente había obtenido el memorándum de
quedarse en el auto. A menos que Ash planee mezclarse con los cojines
del auto, no estaba muy segura de por qué se había vestido de esa
manera.
A parte del hecho de que se veía insanamente caliente.
Por otro lado, yo llevaba unos pantalones de ejercicio oscuros y un
térmico negro no lo suficientemente largo para que le quede bien a
Daemon. Tuvo que haber sido de sus años como preadolescente, porque
no pasaría incluso por su cabeza ahora, y yo luzco como si estuviese yendo
al gimnasio.
Era una total fracasada al lado de Ash, pero Daemon dijo algo sobre
mí usando sus ropas que envió a recorrer la sangre a cada parte de mi
cuerpo y no me importó si lucia como una jorobada al lado de ella.
Dawson y Blake estaban viajando con nosotros, el resto con
Matthew. A medida que nos retirábamos de la carretera, mis ojos se
pegaron a mi casa hasta que la lejanía la hizo desaparecer de la vista. Las
pocas horas que pasé con mi Mamá habían sido geniales… realmente
geniales.
Los primeros treinta minutos del viaje no estuvieron mal. Blake se
mantuvo callado, pero cuando empezó a hablar las cosas desde allí
fueron cuesta abajo. Unas pocas veces pensé que Daemon iba a detener
el auto y estrangularlo.
No creí que Dawson o yo quisiéramos pararlo.
Dawson se movió, dejando caer su cabeza entre sus manos.
—¿Alguna vez paras de hablar?
—Cuando estoy durmiendo —replicó Blake.
—Y cuando estés muerto —agregó Daemon—. Tú pararás de hablar
cuando estés muerto.
Los labios de Blake se apretaron. —Ya capté.
—Bien —Daemon se enfocó en la carretera—. Intenta mantenerte así
por un momento.
203
Escondí mi sonrisa mientras me giraba. —¿Qué vas a hacer cuando
veas a Beth?
La inquietud cruzó las facciones de Dawson, y sacudió su cabeza
lentamente.
—Oh hombre, no lo sé. Respirar… finalmente sería capaz de respirar.
Movida por las lágrimas, le di una acuosa sonrisa. —Estoy segura de
que ella se sentirá de la misma manera —por lo menos, eso esperaba—. La
última vez que había visto a Beth, ella no estaba muy bien de la cabeza.
Pero aún si yo no conociese nada acerca de Dawson, sé que él
podría manejarla porque la ama —él tiene el mismo tipo de amor que mis
padres—.
Por el rabillo de mis ojos, vi los labios de Daemon levantarse en las
esquinas. Algo dentro de mi pecho se agitó.
Succionando una suave bocanada de aire, me enfoqué en Blake.
La palma de su mano estaba contra la ventana mientras miraba
hacia afuera, a la oscura noche. —¿Qué hay de ti?
Su mirada se deslizó hacia la mía. Durante algunos segundos, él no
respondió. —Nos iríamos de aquí y nos dirigiríamos hacia el oeste. La
primera cosa que haríamos seria ir a surfear. Solía gustarle el mar.
Me di la vuelta, mirando mis manos. A veces era difícil odiar sin sentir
pena. Y sentía pena por su amigo. Incluso sentí pena por Blake. —Eso… eso
es bueno.
Ninguno de nosotros habló después de eso, al principio el ambiente
era sombrío y pesado con memorias y probablemente cientos de ―Que
si...‖ además de una docena de escenarios de cómo sería esta noche
para Dawson y Blake, pero en lo que pasábamos Winchester y cruzamos
sobre el río y pude ver las sombras oscuras del Blue Ridge sobre nuestras
cabezas, el estado de ánimo cambió.
Los chicos estaban tensos, arrojando testosterona a montones.
Ansiosos y listos para hacer sólo esto, le lancé una mirada a la hora.
Veinte minutos para las nueve.
—¿Cuánto tiempo más? —preguntó Dawson.
—Tenemos tiempo.
El SUV se puso en una marcha más baja cuando empezamos a subir
la montaña. Junto a nosotros, Matthew nos seguía de cerca. El conocía las
204
direcciones. El acceso a la carretera estaba supuestamente casi un
kilometro de distancia antes de la entrada. Daemon había tipiado las
direcciones en el GPS, pero más o menos las escupió de regreso.
Un celular sonó y Blake sacó el suyo. —Es de Luc. Él quiere estar
seguro de que estamos a tiempo.
—Lo estamos —respondió Daemon.
Su hermano se acercó a los asientos delanteros. —¿Estás seguro?
Daemon rodó los ojos. —Sí, estoy seguro.
—Sólo quería comprobarlo —Dawson se quejó, sentándose
nuevamente hacia atrás.
Ahora Blake estaba entre los asientos. —Todo bien, Luc está listo para
hacer esto. Quiere recordarnos que sólo tenemos quince minutos. Si algo
va mal, tenemos que salir e intentarlo de nuevo más tarde.
—No quiero intentarlo de nuevo —Dawson protestó. —Una vez que
estemos ahí, tenemos que seguir adelante.
Blake frunció el ceño. —Quiero sacarlos tan desesperadamente
como tú, hombre, pero tenemos un límite de tiempo. Eso es todo.
—Nos apegaremos al plan —Daemon reunió su mirada con la de su
hermano en la ventana. —Eso es todo, Dawson. No voy a perderte
nuevamente.
—Nada va a ir mal, de todas maneras —interrumpí antes de que se
arme una verdadera pelea en el auto. —Todo va a ir como lo planeamos.
Me concentré en el camino. La carretera era de cuatro carriles y
estaban abarrotadas de densos árboles de sur a norte. Era una confusión
de sombras. No tenía idea de cómo Daemon pudo encontrar el camino,
pero él empezó a ir disminuir la velocidad e inclinarse hacia el carril
izquierdo.
La presión se asentó en mi pecho mientras el giraba a un camino
apenas visible. No había señalizaciones —ninguna señal de que ahí había
incluso un camino. Dos faros nos guiaron hacia la estrecha entrada, la cual
no era más que tierra y grava en vez de pavimento. Cerca de setenta
metros adentro, bajo la luz pálida de la luna, una vieja granja apareció a
la derecha. La mitad del techo había desaparecido. La maleza ahogada
el frente y los costados.
—Espeluznante —murmuré—. Apuesto que tus chicos fantasmas
dirían que este lugar está embrujado.
205
Daemon rió entre dientes. —Ellos dicen que cada lugar está
embrujado. Eso es el por qué los amo.
—Esa no es la verdad —dijo Dawson mientras aparcábamos y
Matthew lo hacía a nuestro lado.
Ambos autos apagaron las luces y los motores, dejándonos sin otra
fuente de luz; estaba tan negro como el petróleo. Mi estómago dio un
vuelco. Nueve menos cinco. No había vuelta atrás ahora.
El celular de Blake sonó de nuevo. —Sólo se está asegurando de que
estamos listos.
—Dios, él es un niño pequeño bastante molesto —murmuró Daemon,
mirando dónde había aparcado Matthew. —Estamos listos para hacer
esto. ¿Andrew?
Él se deslizó inadvertidamente susurrándole algo a Dee y a su
hermana. Luego se volvió, arrojando lo que juro eran señales pandilleras.
—Estoy listo.
—Caray —murmuró Blake.
—Nos apegaremos al plan. En ningún momento, ninguno de nosotros
—Daemon se dirigió directamente hacia su hermano—, se desviara del
plan. Todos volveremos a casa esta noche.
Hubo murmullos de acuerdo. Con mi pulso acelerando hasta llegar
al terreno de un paro cardíaco, abrí la puerta.
Daemon apoyó su mano en mi brazo. —Mantente cerca de mí.
Mis cuerdas vocales parecían haber dejado de funcionar, asique
asentí. Luego los cuatro estábamos fuera del auto, respirando el aire de la
helada montaña. Todo estaba oscuro —con algunos cortes de la luz de la
luna a lo largo del camino. —Probablemente estaba de pie junto a un oso
y no tenía idea.
Me deslicé por el frente del vehículo y me detuve junto a Daemon.
Otro movimiento junto a mí y me di cuenta que era Blake.
—Tiempo —dijo Daemon.
Hubo un rápido destello de la luz de un celular, y Blake dijo: —Un
minuto.
Aspiré una bocanada poco profunda, pero se detuvo. Podía sentir
mis latidos en cada parte de mi cuerpo. Fuera en la oscuridad, Daemon
encontró mi mano y la apretó.
206
Podemos hacer esto, me dije a mi misma. Podemos hacer esto. Lo
haremos.
—Treinta segundos —dijo Blake.
Trabajé en mi mantra, porque recordé algo sobre las leyes del
universo y que si creías en algo podrías hacerlo ocurrir. Dios, espero que
ellos estén en lo correcto.
—Diez segundos.
Daemon me dio un apretón más, y me di cuenta que él no me iba a
dejar ir. Desearía que vaya más lento, pero no había tiempo para protestar
por ello. Un estremecimiento pasó a través de mis brazos. Sentí la Fuente
vibrar y despertar. Mi peso balanceándose atrás y adelante.
Junto a mí, Blake se inclinó hacia adelante. —Tres, dos, ¡vamos!
Me lancé, dejando la Fuente correr a través de mí, expandiendo
cada célula con luz. Ninguno de los chicos estaba brillando, pero todos
ellos estaban corriendo, prácticamente volando. Mis zapatillas derraparon
sobre el camino. Trepamos, manteniéndonos junto al camino, evitando las
líneas de luz. En la parte de atrás de mi cabeza, me di cuenta de que
mantenerles el ritmo nunca había sido la cuestión.
Era mirar dónde íbamos.
Pero la mano de Daemon se mantuvo en la mía y él no me estaba
empujando, sino que estaba más como guiándome a través de la noche,
alrededor de baches con el tamaño de cráteres, y arriba del tortuoso
camino montañoso.
Setenta y cinco segundos después, porque los conté, una valla de
seis metros de alto quedo a la vista bajo las luces. Fuimos disminuyendo a
medida que llegábamos a la última línea de árboles donde nos detuvimos.
Expulsé el aire, mis ojos bien abiertos. Señales rojas y blancas
enmarcaban la valla que parecía estar electrificada. Más allá de eso
había un campo de football de espacio abierto y una estructura enorme.
—¿Tiempo?
—Un minutos antes de las nueve —Blake pasó una mano por su pelo
en puntas—. Está bien, tengo un guardia en la puerta. ¿Ves algún otro?
Esperamos por casi un minuto para ver si no había patrullas, pero tal
y como Luc dijo, era el cambio de turno. Sólo la puerta estaba cubierta. No
podíamos esperar más.
207
—Dame un segundo —dijo Andrew, escapándose lejos de los
árboles, arrastrándose hacia el guardia vestido de negro.
Estaba a punto de preguntar qué diablos estaba haciendo cuando
lo vi bajar su mano y ponerla en la tierra. Chispas azules volaron y el
guardia comenzó a girarse hacia él, pero la sobrecarga de electricidad lo
alcanzó.
Un violento temblor corrió por el cuerpo del hombre, y dejó caer el
arma. Un segundo después, él estaba tirado junto a ella. Los chicos se
dirigieron hacia el frente y yo los seguí, echando un vistazo al guardia. Su
pecho subía y bajaba, pero estaba fuera de combate.
—Él no sabrá qué lo golpeó —Sonrió Andrew mientras soplaba su
aliento entre sus dedos—. Estará fuera cerca de veinte minutos más o
menos.
—Lindo —dijo Dawson—. Me freiría el cerebro si intentase eso.
Mis ojos se abrieron.
Daemon estaba en movimiento, acercándose a la puerta. El teclado
blanco parecía poca cosa, pero solo era la primera parte de la prueba.
Solo podríamos desear que Luc haya apagado las cámaras y nos
haya dado los códigos correctos.
—Icarus —dijo Blake en voz baja.
Asintiendo, los hombros de Daemon se tensaron mientras el tipiaba
rápidamente el código. Hubo un sonido mecánico, unas bajas vibraciones
le siguieron, y luego la puerta tembló. Esta se abrió, invitándonos como a
introducirnos en la alfombra roja.
Daemon nos hizo seña hacia adelante. Pasamos a través del campo
tomándonos un par de segundos para llegar a las puertas que Luc y Blake
habían confirmado. Fui junto a Daemon mientras ellos buscaban el muro.
—¿Dónde está el maldito teclado? —Demandó Dawson,
posicionándose entre las puertas.
Di un paso atrás y forcé mi mirada a moverse de izquierda a derecha
lentamente. —Ahí —Señalé hacia la derecha. El teclado era pequeño,
estaba escondido en el revestimiento.
Dawson trotó hacia él, mirando sobre sus hombros. —¿Listos?
Miró hacia mí y luego a la puerta del medio en frente de nosotros.
—Sí.
208
—Labyrinth —murmuró Daemon detrás de nosotros—. Y por favor,
Dios, escríbelo correctamente.
Andrew se rió e introdujo el código. Quería apretar los ojos en caso
de que terminemos con una docena de armas frente a nuestros rostros. La
puerta se abrió ante nosotros, revelando el espacio centímetro a
centímetro.
No armas. No gente.
Deje salir el aire que estaba conteniendo.
Más allá de la puerta, había un túnel anaranjado y, al final de éste,
estaban los elevadores. Ni siquiera a cientos de metros, y todo lo que
teníamos que hacer era tomarlos y bajar seis pisos. Blake conocía las
celdas.
De verdad íbamos a hacer esto.
La puerta era lo suficientemente angosta para que dos personas se
puedan mover a la vez, pero Dawson dio un paso al frente primero.
Entendible, considerando lo qué tenía para ganar al final de la
noche. Lo seguí por atrás. Mientras se movía bajo el marco de la puerta, se
oyó un ruido de liberación de aire, un pequeño ruido resoplando.
Dawson cayó como si hubiera recibido un disparo, pero no hubo
ninguna explosión. Un segundo él estaba en el marco de la puerta y al
siguiente estaba del otro lado, desbastado en el suelo, su boca abierta en
un grito silencioso.
El tiempo se detuvo. Los cabellos detrás de mi cuello se erizaron. Miré
arriba. Una hilera de pequeñas boquillas, apenas perceptibles a la vista,
estaba boca abajo. Demasiado tarde, me di cuenta con horror. El sonido
de resoplido volvió.
Dolor al rojo vivo quemaba a través de mi piel, como si miles de
pequeños cuchillos estuviesen cortándome desde adentro, atacando
cada célula. Cada parte de mi cuerpo estalló cuando di una inspiración
abrasadora. Mis piernas se desmoronaron y caí, incapaz incluso de aliviar
la caída. Mi mejilla se estrelló contra el concreto, un destello de dolor para
nada comparado con el fuego que arrasaba mi cuerpo.
Las células del cerebro mezcladas y retorcidas. Los músculos
contraídos en pánico y dolor. Mis parpados estaban despegándose
abiertos. Los pulmones tratando de expandirse para aspirar el aire, pero
algo estaba mal con el aire —quemó mi boca y garganta. —En algún
209
lugar, una parte distanciada de mí que aún continuaba funcionando, supo
qué era esto.
Ónix—pulverizado, el ónix convertido en un arma.
210
22 Traducido por kass
Corregido por Itxi
Mi cuerpo convulsionó incontroladamente mientras oleadas de dolor
me sacudían. A lo lejos, podía oír voces llenas de pánico, e intentaba
procesar lo que decían. Nada tenía sentido, pero en medio de todo, sentía
la agonía del corte de ónix.
Unas fuertes manos agarraron mis brazos y la angustia se disparó. Mi
boca se abrió y un grito ronco se me escapó. De repente, estaba
levantada, mi cara apretada contra algo sólido y cálido. Reconocí el
fresco aroma.
Entonces estábamos volando.
Teníamos que estar volando, porque nos estábamos moviendo tan
rápido que el viento silbaba y rugía en mis oídos. Mis ojos estaban abiertos,
pero todo estaba oscuro y mi piel se sentía como si hubiese sido
despellejada con pequeñas navajas.
Cuando reducimos la velocidad me pareció oír un grito de sorpresa
de Dee y entonces alguien dijo ―río‖. Íbamos a volar otra vez y ni siquiera
sabía dónde estaba Dawson o si habían llegado a él, al otro lado de la
puerta.
Todo lo que sabía era el dolor que bombeaba a través de mi
cuerpo, las carreras de mi pulso y mi estruendoso corazón.
Parecía que habían pasado horas antes de que se detuviera de
nuevo, pero sabía que esto duraría solo unos minutos. El aire húmedo y frio
que olía como a almizcle sopló sobre nosotros.
—Agárrate a mí —La voz de Daemon sonaba áspera en mis oídos—.
Vas a sentir frio, pero el onix está sobre tu ropa y tu pelo. Solo aguanta, ¿de
acuerdo?
211
No podía responder, y pensé, que si todo esto estaba sobre mí, tenía
que estar sobre Daemon también. Habría estado sobre él todo el camino
de Mount Weather hasta el río, que estaba a kilómetros. Estaría sufriendo.
Daemon dio un paso hacia delante, se deslizó hacia abajo unos
metros y luego dejo escapar una maldición entre sus dientes. Un momento
después, el contacto con el agua fría golpeo mis piernas, e incluso a través
del dolor, intente trepar por el cuerpo de Daemon para escapar, pero
continuaba empujándome más y el frío me rodeaba hasta mi cintura.
—Aguanta —dijo de nuevo—. Solo aguanta por mí.
Después nos hundimos y mi respiración fue robada de nuevo.
Sacudiendo mi cabeza con fuerza, los sedimentos se mezclaron en el agua
sucia y mi cabello flotaba alrededor de mi cara, cegándome. Pero el
fuego del ónix… se estaba desvaneciendo.
Unos brazos se apretaron a mí alrededor, y luego nos impulsamos
hacia arriba. Mi cabeza salió a la superficie en busca de una bocanada
de aire. Las estrellas daban vueltas y estaban borrosas, y Daemon nos saco
fuera del agua hasta la orilla.
El agua salpicaba a unos metros de distancia y mi visión se aclaró,
Blake y Andrew arrastraban fuera del agua a Dawson hacia la orilla. Blake
se sentó junto a él, metiendo sus manos entre su pelo empapado.
Mi corazón cayó. ¿Era él…?
Dawson pasó un brazo por encima de su rostro mientras inclinaba su
pierna. —Mierda.
El alivio hizo que mis rodillas se debilitaran. Sentí las manos de
Daemon sobre mis mejillas y luego volvió mi cara hacia la suya. Brillantes
ojos verdes se encontraron con los míos.
—¿Estás bien? —preguntó—. Di algo Kitten. Por favor.
Forcé a mis fríos labios para que se movieran. —Guau.
Sus cejas se movieron hacia abajo mientras negaba confundido con
la cabeza y luego le rodee el cuello con mis brazos, apretándolo con tanta
fuerza que chilló.
—Dios, yo ni siquiera se… —Ahueco la parte de atrás de mi cabeza
mientras se apartaba del resto, bajando la voz—. Estaba muerto de miedo.
—Estoy bien —mi voz sonó ahogada—. ¿Qué hay de ti? Tú tenías que
tener…
212
—Se me pasará. No te preocupes por eso —un estremecimiento le
sacudió—. Maldita sea, Kitten…
Me mantuve en silencio mientras me apretaba de nuevo, me dio
una palmadita hacia abajo como si estuviera comprobando y
asegurándose de que todavía tenía los brazos y los dedos. Cuando me
besó en los párpados, pensé que iba a llorar, porque sus manos estaban
temblando.
Cuatro pares de luces se abalanzaron sobre nosotros y entonces
había una oleada de voces y preguntas. Dee fue la primera en escena. Se
dejo caer al lado de Dawson, agarrando su mano.
—¿Qué paso? —exigió—. ¿Alguien nos va a decir lo que pasó?
Matthew y Ash aparecieron curiosos y preocupados. Fue Andrew
quien tomó la palabra. —No lo sé. Tenían algo que salió cuando se
abrieron las puertas. Era una especie de espray, pero no olía y no pudimos
verlo.
—Me dolió jodidamente —Dawson se incorporó, frotándose los
brazos—. Y solo hay una cosa que se siente así. Ónix.
Por supuesto que sabía como se sentía. Me estremecí. Dios sabe
cuántas veces se había utilizado en su contra.
—Pero yo nunca lo había visto de esa forma antes —continuó,
levantándose lentamente con la ayuda de Ash y Dee—. Estaba en el aire.
Descabellado. Creo que trague un poco.
—¿Estás bien katy? —me preguntó Matthew.
Los dos asentimos. Mi piel me dolía un poco, pero lo peor ya había
pasado. —¿Cómo supiste que tenías que traernos al río?
Daemon se arregló los rizos mojados de su frente. —Supuse que era
ónix cuando no vi ninguna herida visible, estaba en tu ropa y en tu piel.
Recordé que habíamos pasado un río. Pensé que era el mejor lugar al que
podíamos ir.
—Bien pensado —dijo Matthew—. Demonios…
—Ni si quiera pasamos de la primera puerta —Andrew soltó una
carcajada—. ¿En qué demonios estábamos pensando? Tienen ese lugar
preparado contra Luxen, y por lo que parece, contra híbridos también.
Daemon desenredo sus brazos de mí y se dirigió hacia donde estaba
el resto. Se detuvo detrás de Blake. —Has estado antes en Mount Weather,
¿verdad?
213
Poco a poco, Blake se puso en pie. Sus mejillas se veían pálidas bajo
la luz plateada de la luna. —Sí, pero no hay nada…
Daemon fue como una cobra. Lanzó su puño, golpeando la
mandíbula de Blake. Se tambaleó hacia atrás y cayó, golpeando el suelo
con su trasero. Inclinándose, escupió una bocanada de sangre. —No lo
sabía, no sabía que tenían algo así.
—Me cuesta creerte —Daemon acechaba los movimientos del
chico.
Blake levantó la cabeza. —Tienes que creerme. Nada como eso
había ocurrido antes. No lo entiendo.
—¡Mentira! —dijo Andrew—. Tú lo preparaste.
—No. De ninguna manera —Blake estaba de espaldas al calmado
río. Puso una mano en su mandíbula—. ¿Por qué querría preparar eso? Mi
amigo es…
—No me importa tu amigo —gritó Andrew—. ¡Tú has estado allí!
¿Cómo no podías saber que tenían las puertas equipadas con eso?
Blake se volvió hacia mí. —Tienes que creerme. No tenía ni idea de
que iba a suceder eso. No os llevaría a una trampa.
Me quede mirando al río, sin saber que creer. Parecía tonto que nos
hiciera eso y si lo hubiese hecho, ¿no estaría el DOD rodeándonos ahora?
Algo no estaba bien. —¿Y Luc no lo sabía?
—Si lo hiciera, nos lo hubiese dicho. Katy…
—No —Daemon advirtió y su voz era tan baja que me llamó la
atención. Las líneas de su cuerpo brillaban—. No hables con ella. Ni
siquiera hables con cualquiera de nosotros en este momento.
Blake abrió la boca, pero nada salió de ella. Negó con la cabeza
mientras caminaba de vuelta a los coches.
Hubo un silencio y luego Ash preguntó—: ¿Qué hacemos ahora?
—No lo sé —la cara de Daemon se ensombreció al ver caminar de
un lado a otro a su hermano—. Realmente no lo sé.
Dee se levantó. —Esto es una mierda. Esto apesta como el trasero de
un burro.
—Hemos vuelto al punto de partida —dijo Andrew—. Demonios,
estamos en desventaja.
214
Dawson se movió hacia su hermano. —No podemos renunciar.
Prométeme que no nos daremos por vencidos.
—No lo haremos —Daemon se apresuró a tranquilizarlo—. No vamos
a renunciar.
Ni siquiera me di cuenta de que estaba temblando hasta que
Matthew me cubrió mis hombros con una manta. Me miró a los ojos y
luego se centro en los faros de luz brillantes. —Siempre llevo una manta por
si acaso.
Mis dientes castañearon y me resguarde en la manta. —Gracias.
Asintió mientras colocaba una mano sobre mi hombro. —Vamos.
Vamos a entrar en el coche donde hace calor. Hemos terminado por esta
noche.
Deje que me dirigiera hacia la SUV de Daemon y la explosión de
bienvenida de calor era una maravilla, pero no había nada por lo que
alegrarse. La decepción aumentó. A menos que hubiéramos averiguado
la forma de evitar el ónix, no habíamos conseguido nada esta noche.
Estábamos dando vueltas como un desagüe. Se nos acababa el
tiempo.
***
En palabras de Dee, el viaje a casa había sido una mierda. Era cerca
de medianoche cuando nos detuvimos en el camino de entrada. Blake no
dijo nada cuando salió de la camioneta y se dirigió hacia su coche. El
motor rugió y los neumáticos chirriaron mientras salía de la calzada.
Me dirigí hacia mi casa, pero Daemon me lo impidió y me guio hacia
la suya. —Tú no te vas todavía —dijo.
Mis cejas se levantaron en respuesta y sus ojos brillaban, pero no
estaba de humor para discutir. Era tarde, mañana había escuela, y esta
noche había sido un gran fracaso.
Fui a su casa, todavía envuelta en la manta de Matthew. Mi piel
estaba tan fría bajo mis ropas húmedas que estaba entumecida. Agotada,
me temblaban las piernas y me costaba mantenerme en pie, pero todo el
mundo estaba hablando, Dee, Andrew, Ash y Dawson. Matthew estaba
tratando de mantener la calma, pero no lo estaba consiguiendo. Todos
estaban llenos de ira y adrenalina, y creo que Dawson no paraba de
215
hablar, porque si dejaba de hacerlo, tendría que hacer frente a lo
sucedido esta noche.
Beth estaba todavía con Daedalus.
—Vamos a ponernos algo de ropa seca —dijo Daemon
tranquilamente tomando mi mano.
En la parte inferior de la escalera Daemon fue a cogerme, pero lo
rechace. —Estoy bien.
Hizo un sonido en la parte posterior de la garganta que me recordó
a un león descontento, pero me siguió en mi lenta subida. Una vez dentro
de su habitación, cerró la puerta. La determinación se filtraba por sus
poros.
Suspiré. Esta noche había sido un drama. —Nos merecemos esto.
Se acercó, capturando los bordes de la manta y tirando de ellos.
Luego agarró mi térmico prestado. —¿Cómo es eso?
Parecía obvio para mí. —Somos un grupo de adolescentes,
¿pensábamos que podríamos entrar en una instalación administrativa del
Departamento de Defensa y Seguridad Nacional? Quiero decir, vamos.
Tenía que salir mal. ¡Espera! —el térmico estaba a mitad de mi estómago.
Mis dedos fríos rodearon sus muñecas—. ¿Qué estás haciendo?
—Conseguir desnudarte.
Mi boca se abrió al mismo tiempo que mi corazón dio un salto hacia
atrás. Un calor embriagador se movía a través de mis venas. —Oh, guau.
Vaya manera de ir al grano.
Una media sonrisa bromeo en sus labios. —Tu camiseta y pantalones
están empapados y fríos. Y probablemente hay rastros de ónix en ellos.
¡Tienes que quitarte la ropa!
Golpeo sus manos. —Puedo hacerlo yo misma.
Daemon se inclinó, hablándome al oído. —¿Dónde está la diversión
en eso? —me suelta sin embargo, y se dirige a su armario—. ¿De verdad
crees que estábamos condenados al fracaso?
Como se había dado la vuelta, me apresuré a quitarme la ropa.
Todo lo que estaba alrededor de la pieza fría de obsidiana, colgada
alrededor de mi cuello, se arruinó, y lo tuve que sacar. La ropa olía a
almizcle del agua del río. Temblando, cruce mis brazos sobre mi pecho. —
No…no te des la vuelta.
216
Sus hombros se estremecieron por su risa silenciosa mientras buscaba
por algo que ponerme. Esperaba.
—No lo sé —le dije, respondiendo su pregunta—. Es una tarea difícil
para espías entrenados. La situación nos supera.
—Pero nos fue bien hasta que llegamos a las puertas —sacó una
camiseta—. Odio decir esto, pero yo realmente no creo que Blake lo
supiera. La expresión de su rostro cuando tú y Dawson cayeron, era
demasiado real.
—Entonces, ¿por qué le diste un puñetazo en la cara?
—Quería hacerlo —se dio la vuelta, con una mano sobre sus ojos
mientras me ofrecía una camiseta—. Aquí tienes.
Se la arrebato y rápidamente la tiro por encima de mi cabeza. El
material lo sentí suave y gastado a mí alrededor, terminando en mis muslos.
Cuando levante la vista, vi sus dedos separados sobre sus ojos. —Estabas
espiando.
—Tal vez —cogió mi mano, tirando de mí hacia la cama—. Métete.
Voy a comprobar a Dawson y enseguida vuelvo.
Realmente debería dirigirme a mi cama, pero razonándolo, esta
noche era diferente. Además mi madre no estaría en casa hasta que
empezaran las clases y no quería estar sola. Haciendo lo que me pidió, me
metí y tire del edredón hasta mi barbilla. La cama olía a ropa limpia y a
Daemon. No tardó mucho, pero en ese corto tiempo, mis párpados se
encontraban cerrados. El ónix había consumido la mayor parte de mi
energía, que era para lo que estaba hecho. Habíamos tenido mucha
suerte de haber conseguido salir de allí antes de que los guardias hubieran
aparecido.
Daemon había vuelto, moviéndose por la habitación en silencio, y
me sentía demasiado perezosa para abrir los ojos y ver lo que estaba
haciendo. Ropa caía al suelo y mi temperatura subió un grado. Otro cajón
se abrió y luego tiró de la colcha, deslizándose dentro.
Acostado en su lado, pasó un brazo alrededor de mi cintura y me
movió contra su pecho desnudo. La franela de su pijama burlaba mis
piernas, y solté un suspiro de satisfacción.
—¿Cómo esta Dawson? —pregunté, moviéndome más cerca, lo que
era más o menos estar pegada a él—. No es un campista feliz, sin
embargo.
217
—Lo está llevando bien —Daemon apartó lentamente el pelo de mi
mejilla con su mano.
Podía imaginarlo. Habíamos estado tan cerca de Beth solo para
tener que dar la vuelta. Es decir, si Beth estaba realmente allí. Blake quizás
no sabía nada sobre el maldito sistema de ónix, pero no confiaba en él.
Ninguno de nosotros lo hacía.
—Gracias por sacarnos de allí —inclino mi cabeza hacia atrás,
buscando su rostro en la oscuridad. Sus ojos brillan con suavidad.
—Tuve ayuda —aprieta sus labios contra mi frente y su brazo se
aprieta a mi alrededor—. ¿Te sientes bien?
—Me siento bien. Deja de preocuparte por mí.
Sus ojos se encuentran con los míos. —No vuelvas a ser la primera en
caminar hacia una puerta de nuevo, ¿de acuerdo? Y no discutas conmigo
sobre esto o me acuses de ser machista. No quiero volver a verte sentir ese
tipo de dolor de nuevo.
En lugar de discutir, me retorcí entre sus brazos y puse mis labios sobre
los de él. Lo beso suavemente mientras sus pestañas se mueven hacia
abajo, protegiendo sus ojos. Me devuelve el beso y éste es dulce y tierno,
tan perfecto que había una gran posibilidad de que empezaría a chillar
como un bebé.
Pero entonces los besos cambiaron. Se profundizaron cuando rodé
sobre mi espalda y él me siguió, su peso era una deliciosa sensación contra
mis piernas, y esos besos eran cualquier cosa menos dulces. Ellos
quemaban dentro de mí, limpiando los acontecimientos del último par de
horas, como el río cuando se había llevado la quemadura de ónix.
Cuando me besaba de esa forma, cada músculo de su cuerpo se
enrollaba en un muelle apretado, era mi perdición.
Su mano empujó mi camiseta hacia abajo, dejando al descubierto
mi hombro, y fue seguida por su boca. Estática se construyó en el aire y un
temblor recorrió su cuerpo. En ese momento, después de todo lo que pasó,
deseaba la sensación de tenerlo contra mí sin barreras, sin nada en el
camino. Me levanté y puse mis brazos hacia arriba y Daemon no dudó.
Tomó lo que le ofrecía. Sin nada en medio, sus manos estaban en todas
partes, localizó la pieza delgada de obsidiana, la curva de mi estómago,
mis caderas, y estaba bastante segura de que no habría otro momento
tan perfecto como este.
¿O tal vez fue lo cerca que estuvimos esta noche de perderlo todo lo
que nos impulsó a los dos? No lo sabía, ni estaba segura de cómo
218
habíamos llegado a este punto, pero lo único que importaba es que
estábamos aquí y listos. Realmente listos. Y cuando su ropa se unió a la mía
en el suelo, no había vuelta atrás.
—No te detengas —le dije, solo por si tenía alguna duda acerca de
lo que quería.
Hubo un destello de una sonrisa, y entonces me besó de nuevo y me
estaba ahogando en la crudeza de lo que se estaba construyendo entre
nosotros. Electricidad corría a través de nuestra piel, arrojando sombras
danzantes sobre las paredes cuando él se irguió, tratando de alcanzar la
mesita pequeña de noche que estaba al lado nuestro.
Me sonroje, dándome cuenta de lo que estaba buscando. Cuando
se sentó y se encontró con mis ojos, empecé a reír. Una sonrisa amplia y
hermosa estalló en su rostro, suavizando las líneas que mantenían su belleza
áspera.
Daemon habló en su idioma. La calidad lírica de sus palabras no
tenían sentido para mí, pero eran hermosas, como música hablada que
hace que mi parte alíen baile.
—¿Qué has dicho? —pregunté.
Me mira a través de sus espesas pestañas, con el paquete de papel
de aluminio en su puño. —En realidad no hay traducción para ello —dijo—,
pero las palabras humanas que más se parecen serían, eres hermosa para
mí.
Contuve fuertemente el aliento y nuestras miradas se enlazaron.
Lágrimas se formaban en mis ojos. Llegue a él, hundiendo mis dedos en su
pelo sedoso. Mi corazón latía rápido y sabía que el suyo también.
Esto era todo. Y tenía razón. Era perfecto sin la cena, las películas y
las flores, porque ¿Cómo podía planear algo como esto? No podía.
Daemon se echó hacia atrás.
Un puño golpeó la puerta y se entrometió la voz de Andrew. —
Daemon, ¿estás despierto?
Nos miramos el uno al otro con incredulidad. —Si lo ignoro —susurró—
, ¿crees que desaparecerá?
Mis manos cayeron a los costados. —Tal vez.
El golpeteo se repitió. —Daemon, realmente te necesito abajo.
Dawson está listo para volver al Mount Weather. Nada de lo que Dee o yo
219
estamos diciendo está causando diferencias. Es como un suicida conejito
Energizer.
Daemon cerró los ojos. —Hijo de puta…
—Está bien —Empecé a sentarme—. Te necesita.
Suelta un suspiro irregular. —Quédate aquí y descansa un poco. Voy
a hablar o golpearlo para que entre en razón —Me besó brevemente y
luego me empujó suavemente hacia abajo—. Volveré enseguida.
Asintiendo, sonreí. —Trata de no matarlo.
—No prometo nada —Se levanta, se pone los pantalones del pijama
y se dirige a la puerta. Antes de llegar, mira por encima de su hombro, una
mirada intensa fundiendo mis huesos—. Maldita sea.
Unos segundos después de que salga al pasillo y cierre la puerta, se
oye un golpe y luego Andrew grita—: Ouch. ¿Qué demonios fue eso?
—Absorbéis mi tiempo de una manera espectacular —disparó
Daemon de vuelta.
Sonriendo dormida, rodé sobre mi lado y me ordené permanecer
despierta, pero cuando mi respiración volvió a la normalidad, el sueño me
arrastró. Algún tiempo después, oí la puerta abrirse y luego Daemon
estaba a mi lado, tirando de mí hacia él. No pasó mucho tiempo antes de
que el ritmo de las subidas y bajadas de su pecho me llevaran de nuevo
dentro del sueño. De vez en cuando me despertaba cuando apretaba sus
brazos alrededor de mí, su abrazo era tan fuerte que pensé que había
cortado mi circulación, sosteniéndome como si incluso en sueños, estuviese
obsesionado por el miedo de perderme.
220
23 Traducido por Andreani
Corregido por Zafiro
Daemon y yo fuimos juntos a la escuela el lunes. El coche aún tenía
un olor mohoso y húmedo, un doloroso recordatorio de donde había
terminado nuestra misión, en un río. En el camino, Daemon estaba
convencido de que su hermano había sido condescendiente sobre
acabar con el Mount Weather, pero yo sabía que necesitábamos
encontrar otra forma de llegar a Beth y Chris. Dawson no podía esperar
para siempre, y podía comprenderlo. Si fuera Daemon el que estuviera
encerrado, no creo que nadie pudiera ser capaz de detenerme.
Tan pronto como salimos, vi a Blake apoyado contra su camioneta a
poca distancia. Se enderezó y se acercó en el momento en que nos vio.
Daemon gruñó. —Él no es a quien quiero ver tan pronto como llego
a la escuela.
—Estoy de acuerdo —dije, envolviendo mi mano alrededor de la de
Daemon—. Solo recuerda que estamos en público.
—No es gracioso.
Blake redujo la velocidad en cuanto nos alcanzó, su mirada de
dirigió a nuestras manos unidas y luego la retiró rápidamente. —Tenemos
que hablar.
Seguimos caminando, o Daemon siguió caminando. —Hablar
contigo es lo último que quiero hacer.
—Puedo entenderlo. —Nos alcanzó—. Pero en serio no sabía sobre
los escudos de ónix en las puertas. No tenía ni idea.
—Te creo —dijo Daemon.
El paso de Blake flaqueó. —Tú me golpeaste.
221
—Eso fue porque quería —respondí por Daemon, ganándome un
guiño de él—. Mira, no confío en ti, pero tal vez no sabías sobre los escudos.
Eso no cambia el hecho de que no vamos a poder entrar.
—Hablé con Luc anoche. No sabía sobre los escudos, tampoco. —
Blake metió sus manos en los bolsillos y se paró frente a nosotros. Tuvo
suerte de que Daemon no lo derribara en el momento—. Está dispuesto a
hacerlo de nuevo, acabar con las cámaras y esas cosas.
Daemon soltó un largo suspiro. —Y ¿qué bien nos hace eso? No
podemos pasar por esas puertas.
—O si cada puerta está armada como esa —agregué, temblando.
No podía imaginar pasar por eso tres o cuatro veces. Claro, había estado
en esa jaula por más tiempo, pero el ónix aerotransportado lo había
cubierto todo.
Los tres nos apiñamos a lo largo de la valla que rodeaba la calle,
cuidadosos de mantener nuestra voz baja para que otros estudiantes no
nos escucharan y se preguntaran de qué demonios hablábamos.
—Bueno, estaba pensando —Blake dijo, cambiando de un pie al
otro—. Mientras estaba con Daedalus, solían exponernos a esta piedra
todos los días. Nuestros tenedores y cubiertos estaban revestidos de ella.
Muchas cosas lo estaban, casi todo con lo que entrabamos en contacto.
Quema al tacto como si fuera fuego del infierno, pero no teníamos otra
opción. He cruzado las puertas antes y recientemente. No pasó nada.
Daemon se rió cuando alejó la mirada de Blake. —¿Y hasta ahora
sólo piensas que era buena cosa decirnos?
—Yo no sabía lo que era. Ninguno de nosotros sabía. —La mirada de
Blake se encontró con la mía—. No pensé mucho en eso.
Estupefacta, me di cuenta de que ellos habían condicionado a
Blake. Probablemente exponiéndolo a él y a otros al ónix repetidamente
pero como anoche, algo no estaba bien. ¿Por qué los expondrían a eso?
¿Un castigo enfermo y retorcido o por la tolerancia? Y ¿por qué quieren
que Luxen o híbridos desarrollen una tolerancia a un arma que podría ser
utilizada contra ellos?
—No puedes decirme que no sabías sobre el ónix y lo que podría
hacer —dije.
Me puso en la mira. —No sabía que podía incapacitarnos.
Presioné mis labios. —Sabes, hay tantas cosas que tenemos que
creerte. Que realmente estás trabajando en contra de Daedalus y no para
222
ellos. Que Beth y Chris están donde dices que están y ahora, que
realmente no sabías sobre el ónix.
—Sé lo que parece.
—No creo que lo sepas —dijo Daemon, soltando mi mano a la vez
apoyaba su cadera contra la valla—. No tenemos ningún motivo para
confiar en ti.
—Y nos has estado chantajeado para ayudarte —agregué.
Blake exhalo ruidosamente. —Está bien. No tengo un historial
brillante, pero no quiero nada más que alejar a mi amigo de ellos. Por eso
estoy aquí.
—Y ¿por qué estás aquí justo en este momento? —Daemon
preguntó, obviamente en su umbral de paciencia.
—Creo que podemos pasar a través del ónix —dijo él, sacando sus
manos de los bolsillos y manteniéndolas frente a él—. Ahora, escúchame.
Esto va a sonar descabellado.
—Oh, por todos los cielos —murmuró Daemon.
—Creo que tenemos que crear una tolerancia. Si eso era lo que
estaba haciendo Daedalus, tiene sentido. Los híbridos tienen que entrar y
salir por esas puertas. Si nos exponemos a ella…
—¿Estás loco? —Daemon dio vuelta, pasando su mano a través de
su cabello, sujetándose la parte posterior de su cuello—. ¿Quieres que nos
expongamos al ónix?
—¿Ves alguna otra opción?
Sí, había una, no volver. ¿Pero es realmente una opción? Daemon
estaba empezando a calmarse. No era una buena señal. —¿Podemos
hacer esto más tarde? Vamos a llegar tarde.
—Seguro. —Miró de soslayo a Daemon—. ¿Después de clases?
—Tal vez —dije, centrándome en Daemon—. Hablaremos más tarde.
Captando la indirecta, Blake comenzó a retirarse. No tenía idea de
qué decir a todo esto. —¿Exponernos al ónix?
Daemon resopló. —Está loco.
Lo estaba. —¿Crees que funcionaría?
—¿No estarás...?
223
—No sé. —Cambié mi mochila de hombro y comenzamos a caminar
hacia la escuela—. Realmente no sé. No podemos darnos por vencidos,
pero ¿qué otras opciones tenemos?
—Aún no sabemos si va a funcionar.
—Pero si Blake tiene realmente una especie de inmunidad a ella,
entonces podemos probar con él.
Una amplia sonrisa se extendió a través de su cara. —Me gusta el
sonido eso.
Me reí. —¿Por qué no que me sorprende? Pero en serio, ¿Si tiene una
tolerancia a ella, entonces no deberíamos ser capaces de tenerla nosotros
también? Es algo. Sólo tendríamos que averiguar cómo conseguir un poco.
—Daemon guardo silencio por unos segundos—. ¿Qué? —Le pregunté.
Entrecerró los ojos. —Creo que tengo la parte de lo del ónix cubierta.
—¿Qué quieres decir? —Me detuve nuevamente, haciendo caso
omiso del débil sonido de la campana de advertencia.
—Después de que Will te atrapó y un par de días después de que
Dawson volvió, regresé al almacén y quité la mayoría del ónix del exterior.
Mi mandíbula cayó al suelo. —¿Qué?
—Sí, no sé por qué lo hice. Como una gran joda al establecimiento.
—Rió—. Imagina sus caras cuando regresaron y vieron como estaba todo.
Me quedé sin palabras.
Tocó mi nariz. Golpeé su mano. —Estás loco. ¡Podrían haberte
atrapado!
—Pero no lo hicieron.
Yo lo golpeé de nuevo, esta vez más con más fuerza. —Estás loco.
—Pero te gusta mi locura. —Se inclinó hacia abajo, besando la
esquina de mi labio—. Vamos, estamos retrasados. Lo último que
necesitamos es una detención.
Solté un bufido. —Sí, ese sería el más grande de nuestros problemas.
***
Carissa aún no había regresado a la escuela el lunes. La gripe debió
haber pateado su trasero. Lesa parecía un poco celosa sobre todo el
224
asunto. —Yo estoy, como, a dos kilos de mi peso ideal —dijo antes de que
comenzara trigonometría—. ¿Por qué no puedo caer con algo también?
Dios.
Me reí y pasamos a algunos chismes. Por un rato, olvidé todo. Fue un
agradable y muy necesario tiempo de inactividad a pesar de que
estábamos en la escuela. La mañana pasó volando y cuando Blake entró
a biología, me negué a dejar que arruinara mi estado de ánimo.
Pero luego abrió su boca y la gran declaración —¡Qué demonios! —
salió—. ¿No le dijiste a Daemon acerca de lo que te dije en el bosque?
¿Acerca de que tú me gustas?
Ah, ¿qué rayos? —Um, no. Te me mataría.
Blake se rió.
Fruncí el ceño. —Lo digo en serio.
—Oh. —Su sonrisa se desvaneció y él palideció. Imaginé que estaba
proyectando ese escenario en su cabeza: Yo diciéndole Daemon sobre su
sucio secreto y Daemon volviéndose loco al respecto. Llegó a la misma
conclusión que yo—. Sí, buena idea.
—De todos modos —continuó—. Sobre lo que dije esta mañana…
—Ahora no. —Abrí mi cuaderno—. Realmente no quiero hablar de
eso ahora mismo.
Sonreí cuando Lesa se sentó y por suerte, Blake respetó mi petición.
Conversó con Lesa como una persona normal. Era bueno en eso,
fingiendo.
Un nudo se formó en mi estómago cuando lo miré fijamente. Le
platicaba a Lesa sobre lo diferentes tipos de técnicas de navegación.
Estaba bastante segura de que ella ni siquiera estaba escuchando,
teniendo en cuenta que su mirada se centraba en como su camisa
mostraba su bíceps.
Se reía fácilmente, mezclándose perfectamente. Como un buen
implante debería hacer, y sabía por mi previa experiencia que Blake era
hábil fingiendo. Realmente no había manera de decir que lado de Blake
estaba actuando en este momento, y era estúpido intentar adivinarlo.
Al frente de la clase, Matthew sacó su libro. Sus ojos se encontraron
con los míos por un instante y luego pasaron al chico a mi lado. Me
pregunté cómo Matthew conseguía conservar la calma todo el tiempo.
Como lograba ser el pegamento que mantenía a todos juntos.
225
***
Me detuve frente a mi casillero y agarré el libro de historia
americana, al final del día. Las posibilidades de un examen sorpresa
mañana eran altas. La Señora Kerns tenía un horario, lo cual realmente no
hacía al examen una gran sorpresa. Cerré la puerta de mi casillero y me di
vuelta, metiendo mi libro en la mochila. La multitud se dirigía hacia fuera ya
que todos se apresuraron a salir de la escuela. No estaba segura si quería o
no apresurarme. Blake ya me había enviado un mensaje de texto durante
gimnasia acerca de reunirnos todos para hablar sobre la situación del ónix
y realmente no quería.
Quería un día en el que solo fuera a casa y no hacer nada, no
conspirar o lidiar con desplantes extraterrestres. Libros necesitaban ser
leídos y comentados y a mi pobre blog le vendría bien un cambio de
imagen. No podía pensar en una mejor forma de terminar un lunes.
Pero probablemente eso no iba a suceder.
Saliendo fuera, me arrastré detrás del último grupo de estudiantes
que iban rumbo al estacionamiento. Desde mi ventajosa posición, pude oír
a Kimmy decir en voz alta desde el frente.
—Mi papá dice que el padre de Simon ha estado hablando al FBI.
Exige una investigación completa y no va a parar hasta que Simon regrese
casa.
Me pregunté si el FBI sabía sobre los extraterrestres. Imágenes de Los
Expedientes Secretos X volaron en mi cabeza.
—Escuché en la televisión que mientas más tiempo lleve una persona
perdida, menos son las probabilidades que lo encuentren con vida —dijo
uno de sus amigos.
—Pero mira a Dawson. Estuvo desaparecido por más de un año, y
está de regreso —dijo otro.
Tommy Cruz frotó su rolliza mano a lo largo de la parte posterior de su
cuello. —¿Y no es extraño eso? Se había ido para siempre. ¿Pasa lo del
niño de los Thompson y luego regresa Dawson? Eso es algo de locos.
Había oído lo suficiente. Caminé por entre los autos, poniendo
distancia entre el grupo y yo. Dudé de si sus sospechas conducirían a algún
226
lado, pero no quería encontrar cosas nuevas porque preocuparme.
Teníamos suficientes.
Daemon esperaba en su coche. Sus largas piernas se cruzaban por
los tobillos. Sonrió cuando me vio y se retiró del lado del vehículo. —Estaba
empezando a preguntarme si ibas a quedarte aquí.
—Lo siento. —Abrió la puerta del pasajero y se inclinó. Riendo, entré.
Esperé hasta que él estuvo detrás del volante—. Blake quiere hablar esta
noche.
—Sí, lo sé. Al parecer consiguió contactar a Dawson y ya le contó
todo lo de la tolerancia al ónix. —Retrocedió, con su mano en la palanca
de cambios. Ira brillaba en sus ojos—. Y por supuesto, Dawson lo apoya
totalmente. Fue como entregarle un billete de lotería ganador.
—Genial. —Recargué mi cabeza contra el asiento. Dawson
realmente era un conejito de Energizer suicida.
Y de repente me di cuenta. Esto era mi vida, toda su locura. Los
altibajos, los momentos cercanos a la muerte y aquellos peores, las
mentiras y el hecho de que probablemente no sería capaz de confiar en
cualquiera que se hiciera mi amigo sin preocuparme de si se trata de un
implante. Y demonios, ¿Cómo podría ser amiga de alguien normal? Como
Daemon al principio, mantuvo su distancia y quería que Dee hiciera lo
mismo para que yo no quedara atrapada en su mundo.
Sería lo mismo con cualquier persona que conociera.
Mi vida no era mía. Cada momento era como esperar a que pasara
algo. Me hundí en el asiento, y suspiré. —Allí van mis planes de comentarios
y lectura.
—¿No debería ser de lectura y, a continuación, comentarios?
—Como sea —murmuré.
Daemon orilló la todoterreno fuera de la carretera. —¿Por qué ya no
puedes hacerlo?
—Si Blake quiere hablar esta noche, entonces va a absorber todo el
tiempo. —Realmente quería hacer un puchero. Tal vez incluso patalear.
Con una mano en el volante y el otro brazo sobre el respaldo de mi
asiento, me dio una media sonrisa. —No necesitas estar ahí, Kitten.
Podemos hablar con él sin ti.
—Sí claro. —Me reí—. Hay muchas posibilidades de que alguien mate
a Blake si no estoy allí.
227
—¿Y de verdad te molestaría eso?
Hice una cara. —Bueno...
Daemon se rió.
—Y el hecho es de que a su muerte prematura, hay una carta
dirigida a Nancy Husher. Así que, lo necesitamos vivo.
—Cierto —dijo él, cogiendo un mechón de mi cabello entre sus
dedos—. Pero podemos mantenerlo en corto. Tendrás una noche de lunes
normal llena de cosas normales y sin mierda de extraterrestres.
Vergüenza quemó mis mejillas al mismo tiempo que mordí mi labio
inferior. Tan loco como todo había resultado, podía admitir que las cosas
podrían ser peores. —Eso es realmente egoísta de mí parte.
—¿Qué? —Revolvió suavemente mi cabello—. No es egoísta, Kitten.
Toda tu vida no gira en torno a esta mierda. No lo hará.
Estiré mis dedos, sonreí. —Suenas muy decidido.
—Y sabes lo que pasa cuando decido algo.
—Obtienes lo que quieres. —Me levantó las cejas, y me reí—. Pero,
qué hay de ti, tu vida no puede girar en torno a esta mierda.
Retiró su mano, apoyándola en su muslo. —Yo nací en esto. Estoy
acostumbrado, y además, todo se trata de saber administrar el tiempo. Es
decir, como administramos el tiempo anoche. Hicimos lo de nuestra
misión…
—Y fallamos.
—Esta ese detalle, pero ¿el resto de la noche? —Un lado de sus
labios se curvó hacia arriba y sentí calor en mis mejillas por una razón
totalmente diferente—. Tuvimos lo malo, lo anormal. Y luego tuvimos lo
bueno, lo normal. De acuerdo, lo bueno fue interrumpido por lo malo, pero
hubo administración del tiempo.
—Lo haces sonar tan fácil. —Extendí las piernas, relajándome
—Es así de fácil, Kat. Sólo necesitas saber cuándo trazar la línea,
cuando has tenido suficiente. —Hubo una pausa mientras redujo la
velocidad y giró hacia el solitario camino a nuestras casas—. Y si has tenido
suficiente por hoy, lo has tenido. Nada de que sentirse culpable o
preocuparse.
Daemon se detuvo en su casa y apagó el motor. —Y nadie matará a
Bill.
228
Me reí suavemente mientas desabrochaba el cinturón de seguridad.
—Blake. Su nombre es Blake.
Daemon sacó las llaves y se inclinó hacia atrás, sus ojos brillaban con
diversión. —Él es lo que sea que decida llamarlo.
—Eres terrible. —Atravesando la distancia entre nosotros, lo besé.
Cuando me alejé, se acercó a mí y yo me reí, abriendo la puerta—. Y por
cierto, no he tenido suficiente hoy. Sólo necesitaba una patada en los
pantalones. Pero debo estar en casa a las siete.
Cerré la puerta y di vuelta. Daemon se paró enfrente de mí. Dio un
paso adelante y no me iría a ningún lugar aunque quisiera. Y no quería.
—¿No has tenido suficiente? —preguntó.
Reconociendo el tono de su voz, mis huesos se fundieron en
respuesta. —No, no lo suficiente.
—Bueno. —Sus manos estaban sobre mis caderas, tirándome hacia
delante—. Eso es lo que me gusta escuchar.
Coloqué mis manos sobre su pecho, inclinando mi cabeza hacia
atrás. Esto era totalmente un ejercicio de administración del tiempo.
Nuestros labios se rozaron y una calidez en cascada me inundo. Era un
ejercicio muy divertido. Me levanté sobre las puntas de mis dedos y deslicé
mis manos hasta el plano duro de su pecho, maravillada por la forma
vacilante en que aumentó.
Daemon susurró algo y luego me beso suavemente, lo cual no fue
más que un toque de una mariposa, fortaleciéndome. Sus brazos se
envolvieron a mi alrededor, y pude sentir su corazón latiendo a la par con
el mío.
—¡Hola! —gritó Dawson, desde la puerta—. Creo que Dee volvió a
prender fuego al microondas. Otra vez. Y he intentado hacer algunas
palomitas de maíz con mis manos y como que algo salió mal. Como muy,
muy mal.
Daemon presionó su frente contra la mía y gruñó. —Joder.
Yo no pude sino reír. —¿Administración del tiempo, cierto?
—Administración del tiempo —murmuró él.
***
229
Sorprendentemente, casi todo el mundo estaba de acuerdo con la
cosa del ónix. Estaba convencida de que habíamos tenido una invasión de
los ladrones de cuerpos o algo, porque incluso Matthew asentía para
acordar que exponerse al terriblemente doloroso ónix era una cosa buena.
Tenía la sensación de que cambiaría de idea la primera vez que
entrara en contacto con ella.
—Esto es tan loco —dijo Dee, y tuve que estar de acuerdo—. Esto es
equivalente a la automutilación.
Ah, como que tenía un punto.
La cabeza de Dawson cayó hacia atrás, y suspiró. —Eso es un poco
extremo.
—Recuerdo como lucias cuando te trajeron de la montaña. —Ella
enredó su cabello en su mano—. Y Katy perdió su voz durante un tiempo
de tanto gritar. ¿Quien se anotaría por algo así?
—Locos. —Daemon suspiró—. Dee, no quiero que hagas esto.
Su expresión fue claramente una de no, en serio. —No te ofendas,
Dawson, te amo y quiero que veas a Beth y la abraces, porque deseo... —
Su voz se quebró, pero enderezó su espalda—. Pero no quiero hacer esto.
Dawson se inclinó hacia delante, colocando una mano en su brazo.
—Está bien. No espero que lo hagas.
—Quiero ayudar. —Su voz fue vacilante—. Pero no puedo...
—Está bien. —Dawson sonrió y hubo un momento entre los hermanos,
como si se estuvieran diciendo más con sólo ese simple gesto. Lo que sea
que fuera, funcionó, porque Dee se relajó—. No todos nosotros
necesitamos hacer esto.
—¿Entonces quién está dentro? —Los ojos de Blake pasaron por
todos nosotros—. Si vamos a hacer esto, necesitamos comenzar, como,
ayer, porque no sé cuánto tiempo llevará construir una tolerancia.
Impaciente, Dawson se paró. —No puede tomar mucho tiempo.
Blake dejó escapar una carcajada sorprendida. —He estado con
Daedalus durante años, por lo que no hay manera de decir en qué
momento construí una tolerancia... o si realmente tengo una.
—Tenemos que probar, entonces. —Sonreí.
Él frunció el ceño. —Guau. ¿Algo de emoción por eso?
Asentí.
230
Dee se inclinó, observando a Blake. —¿Puedo hacer la prueba,
también?
—Estoy muy seguro de que todo el mundo conseguirá una ronda. —
El giro siniestro de los labios de Daemon era realmente algo aterrador—. De
todas formas, volvamos a lo básico. ¿Quién está dentro?
Matthew levantó su mano. —Quiero estar dentro en esto. Sin
ofender, Andrew, pero yo prefiero tomar tu lugar esta vez.
Andrew asintió con la cabeza. —No hay problema. Puedo esperar
con Dee y Ash.
Ash, que no había dicho más de dos palabras, sólo asintió. Me di
cuenta de que la mitad de la habitación me estaba observando a mi —
Oh —dije—. Sí, estoy dentro. —A mi lado, Daemon me dio una mirada que
decía, estás completamente loca. Crucé mis brazos—. No comiences
conmigo. Estoy dentro. Nada de lo que puedas decir cambiará eso.
La siguiente mirada se traducía como, esto se va a convertir en una
conversación, discusión, en privado. Blake me miró con aprobación, un
gran apoyo que no quería o necesitaba. Francamente, hizo que mi piel se
erizara, ya que me recordó a cuando había asesinado al Arum que él
prácticamente lanzó contra mí.
Dios, quería golpearlo nuevamente.
Se hicieron planes para reunirse después de la escuela, y si el tiempo
lo permitía, iríamos al lago básicamente para comenzar a causarnos a
nosotros mismos una cantidad obscena de dolor. Sí.
Ya que quedaban algunas horas antes de acostarse, dije adiós y salí
para estudiar un poco y con suerte hacer una maldita revisión.
Daemon me acompañó y sabía que no era un acto de
caballerosidad, pero lo dejé entrar y le ofrecí su favorita: leche.
Terminó la bebida en cinco segundos exactos. —¿Podemos hablar
acerca de esto?
Me senté en el mostrador y abrí mi mochila, sacando mi libro de
historia. —No.
—Kat.
—¿Hmm? —Abrí el libro en el capítulo que habíamos estado leyendo
en clase.
Se acercó, colocando sus manos a ambos lados de mis piernas
cruzadas. —No puedo ver mientras te hieren una y otra vez.
231
Busqué un resaltador.
—¿Viendo lo que pasó anoche y cuando Will te tuvo esposada en
esas cosas? Y se supone que yo solo me quede allí parado… ¿Me estas
escuchando?
A la mitad de la frase marqué algo, me detuve. —Te estoy
escuchando.
—Entonces mírame.
Levanté mis pestañas. —Te estoy mirando.
Daemon frunció el ceño.
Suspirando, coloqué la tapa en el resaltador. —Está bien. No quiero
verte pasar por dolor.
—Kat…
—No. No interrumpas. No quiero verte pasar por dolor y solo pensar
en que estas pasando través de lo que eso se siente, me hace querer
vomitar.
—Yo puedo soportarlo.
Nos miramos fijamente. —Sé que puedes, pero eso no cambia lo
horrible que va a ser verte pasar a través eso, pero no te estoy pidiendo
que no lo hagas.
Se alejó de golpe y giró alrededor, pasándose sus dedos por su
cabello. Tensión y frustración se instalaron sobre la cocina como una cálida
manta.
Dejando mis cosas a un lado, bajé de un salto. —No quiero discutir
contigo, Daemon, pero no se puede decir que está bien para mí verte
pasar por esto y no para ti.
Caminé hacia él y envolví mis brazos alrededor de su cintura. Se
tensó. —Sé que tienes buenos motivos, pero sólo porque la cosa se está
poniendo fea, yo no puedo echarme para atrás. Y sabes que no lo harás
tú tampoco. Sólo es justo.
—Odio tu lógica. —Colocó sus manos sobre las mía, sin embargo, e
hice presión contra su espalda, sonriendo—. Y realmente voy a odiar esto.
Apretándolo como a mi oso de peluche favorito, sabía lo difícil que
era para él ceder en esto. Era monumental, realmente. Se retorció en mis
brazos, bajando la cabeza y pensé: Guau, así es cómo adultos hacen las
232
cosas. Pueden no estar de acuerdo todo el tiempo, pueden discutir, pero
al final, trabajan juntos y se aman.
Como mi mamá y mi papá.
Un bulto se formó en mi garganta. Llorar no sería lo correcto, pero
era difícil retener esas lágrimas.
—Lo único bueno es que voy a sujetar a Buff y hacerlo besar ónix una
y otra vez —dijo.
Estrangulé a una carcajada. —Eres sádico.
—¿Y necesitas estudiar, cierto? Es administración del tiempo escolar,
no administración del tiempo de Daemon, lo cual apesta, porque estamos
solos y requiere más esfuerzo de parte ellos interrumpirnos aquí.
Decepcionada, me liberé. —Sí, tengo que estudiar.
Hizo un puchero y lució increíblemente sexy en él. Mal. —Bien, me
voy.
Lo seguí a la puerta. —Te mandaré un mensaje cuando haya
terminado y puedes venir.
—De acuerdo —dijo, besando la parte superior de mi cabeza—.
Estaré esperando.
Y sabiendo que me tenía toda excitada y confusa. Me despedí de
él, cerré la puerta y volví a la cocina, cogí mis cosas y un vaso de jugo de
naranja. Feliz que toda la conmoción se había ido con Daemon, fui arriba y
abrí mi puerta.
Me detuve en seco.
Una chica estaba sentada en mi cama, con las manos cruzadas
remilgadamente sobre su regazo. Me tomó un momento reconocerla,
porque su cabello colgaba en flojos mechones alrededor de su pálida
cara y sus ojos almendrados no estaban ocultos detrás de gafas de color
morado o rosa.
—Carissa —dije, sorprendida—. ¿Cómo... cómo llegaste aquí?
Se levantó sin palabras. Extendió sus manos. La luz del techo se
reflejaba en una pulsera que también reconocí: piedra negra con fuego
dentro.
¿Qué diablos...? Luc tenía esa piedra. ¿Por qué la tendría…?
233
Un sonido de estática se escucho en el aire y hubo un olor a ozono
quemado un segundo antes de que una luz blanquecina-azulada irradiara
por las manos de Carissa. La pulsera ya no era una preocupación.
Sorprendida en un estado de estupor, miré a mi amiga con
incredulidad. —Mierda.
Carissa atacó.
234
24 Traducido por Mel Cipriano
Corregido por Vericity
El rayo de energía se estrelló contra mi libro de texto de historia,
haciendo un agujero a través de él. Se apagó antes de que pudiera
tocarme, pero el libro víctima me dijo lo que necesitaba saber.
Carissa no era amistosa.
Y esa pequeña exhibición de la Fuente no era una advertencia.
Dejé el libro y me lancé hacia la izquierda mientras ella se
abalanzaba sobre mí. Jugo de naranja se derramó por el borde de mi
copa, cubriendo mis dedos. ¿Por qué lo seguía sosteniendo? Mi cerebro no
estaba captando este giro de los acontecimientos.
Se lanzó hacia mí, e hice lo único que podía pensar en ese
momento. Tiré el vaso hacia su cara. El vidrio se rompió mientras se
tambaleaba hacia atrás, alzando sus manos a los ojos. Líquido pegajoso y
cristal corrían por sus mejillas, mezclándose con pequeñas manchas de
sangre.
Apuesto a que picaba como una perra.
—Carissa —dije, retrocediendo—. No tengo ni idea de cómo sucedió
esto, pero soy tu amiga y puedo ayudarte Sólo cálmate. ¿De acuerdo?
Se secó los ojos, arrojando líquido contra las paredes. Cuando su
mirada se encontró con la mía, no había ni una pizca de reconocimiento
en ella. Sus ojos estaban terriblemente vacíos y vastos. Como si todos esos
meses hubieran sido arrasados, y no fuera nadie para ella. No había nada
de nada sucediendo detrás de esos ojos.
Mis ojos tenían que estar engañándome, o tal vez estaba soñando,
porque era definitivamente un híbrido y eso no tenía sentido. Carissa no
sabía nada acerca de los extraterrestres. No era más que una chica
normal. Tranquila y tal vez un poco tímida.
Pero estuvo fuera por la gripe...
235
Oh, queridos gatitos bebés... Había sido mutada.
Tenía la cabeza inclinada hacia un lado, entrecerrando los ojos.
—Carissa, por favor, soy yo. Katy. Tú me conoces —le supliqué. Mi
espalda golpeó el escritorio mientras miraba hacia la puerta detrás de
ella—. Somos amigas. No quieres hacer esto.
Ella caminó hacia mí, como ese loco terminador femenino después
de John Connor18.
Y yo era tan John Connor.
Tomé aire, pero éste se atascó. —Vamos a la escuela juntas,
tenemos trigonometría y almorzamos juntas. Usas gafas realmente geniales.
—No sabía qué decir, pero seguí parloteando, con la esperanza de llegar
a ella de alguna manera, porque lo último que quería era hacerle daño—.
Carissa, por favor.
Pero al parecer no tenía reparos sobre hacerme algún daño a mí.
El aire estaba cargado de estática. Di un vuelco hacia un lado
mientras ella soltaba la Fuente de nuevo. El final de su cola chamuscó mi
suéter. Un olor a pelo quemado y algodón flotó en el aire cuando me volví
hacia mi mesa. Había un zumbido bajo de la mesa y luego el humo se
elevaba de mi portátil cerrado.
Me quedé boquiabierta.
Mi precioso, perfecto, portátil nuevo, el que apreciaba como si fuera
un niño pequeño.
Hija de una madre...
Amiga o no, esto era la guerra.
Me lancé hacia Carissa, llevándola hasta el suelo de mi dormitorio.
Mis manos fueron a su pelo y la levantaron. Una corriente de filamentos
oscuros ondeaba, y luego me golpeó con la cabeza hacia abajo. Se oyó
un golpe satisfactorio y dejó escapar un pequeño grito de dolor.
—Tú, estúpida… —Carissa inclinó la pelvis hacia arriba, envolvió sus
piernas alrededor de mis caderas y rodó, ganando la partida en cuestión
de segundos. Ella era como un maldito Ninja… ¿quién sabe? Volvió a
golpear mi cabeza mucho más fuerte y, maldita sea, esa venganza
18 Hace referencia a la película Terminator.
236
apestaba. Un estallido de estrellas nubló mi visión. Dolor agudo explotó a lo
largo de mi mandíbula, alertándome momentáneamente.
Y entonces algo dentro de mí se rompió.
Ampollas de rabia brotaron, revistiendo mi piel, estableciendo un
incendio en cada célula de mi cuerpo. Hubo una ráfaga fuerte de poder
centrada en mi pecho. Corría como lava por mis venas, llegando a la
punta de mis dedos. Un velo de color blanco-rojo caía sobre mis ojos.
El tiempo se estaba retrasando de nuevo hacia un rastreo infinito. El
calor de la ventilación sopló las cortinas hacia fuera, y el material endeble
nos alcanzó y luego se detuvo, se suspendió en el aire. Las pequeñas
bocanadas de humo gris y negro se quedaron heladas. Y en el fondo de
mi mente, me di cuenta de que no se habían congelado realmente, pero
me estaba moviendo tan rápido que todo parecía haberse detenido.
No quería hacerle daño, pero iba a detenerla.
Arqueándome hacia atrás, golpeé ambas manos en su pecho.
Carissa voló contra mi tocador. Las botellas de loción se sacudieron y
cayeron, pegándose en su cabeza. Salté sobre mis pies, respirando
pesadamente. La Fuente hizo estragos en mí, exigió ser aprovechada, para
ser utilizada de nuevo. Frenarla era como atreverse a no respirar.
—Está bien —jadeé—. Vamos a tomar un momento para calmarnos.
Podemos hablar de esto, averiguar lo que está pasando.
Lenta y dolorosamente, Carissa se puso en pie. Nuestros ojos se
encontraron y la mirada ausente en ella envió escalofríos a mi esencia.
—No —le advertí—. No quiero hacerte daño…
Su mano se deslizó hacia fuera, rápido como un rayo, me quemó la
mejilla, y me hizo girar. Mi cadera encontró la cama y me deslicé hasta el
suelo. Un sabor metálico estalló en mi boca. Mi labio estaba herido y mis
oídos aturdidos.
Carissa agarró un puñado de mi cabello y me tiró a mis pies. El fuego
ardía en mi cuero cabelludo, y dejé escapar un grito ronco. Me obligó a
quedar de espaldas, envolviendo sus manos alrededor de mi cuello.
Delgados dedos se clavaron en mi tráquea, cortando el aire. En el
momento en que no podía respirar, regresé a mi primer encuentro con el
Arum, reviviendo la sensación de desesperación e impotencia mientras mis
pulmones estaban hambrientos de oxígeno.
No era la misma chica que entonces, demasiado asustada para dar
batalla.
237
A la mierda con eso.
Dejando que la Fuente se construyera dentro de mí, la dejé pasar.
Estrellas explotaron en mi habitación, deslumbrando con su efecto a
tiempo que la explosión derribaba a Carissa de espaldas contra la pared.
El yeso se agrietó pero ella permaneció de pie. Jirones de humo brotaba
de su suéter carbonizado.
¡Dios mío, la chica no iba a detenerse!
Me di la vuelta en mis pies, tratando una vez más de llegar a ella. —
Carissa, somos amigas. No quieres hacer esto. Por favor, escúchame. Por
favor.
Energía crujió sobre sus nudillos, formando una bola, y en cualquier
otra situación, estaría celosa de la facilidad con la que había dominado la
capacidad en lo que parecía un nanosegundo, porque la semana
pasada... la semana pasada había sido normal.
Y ahora no sabía qué o quién estaba delante de mí.
Hielo llenó la boca de mi estómago, formando fragmentos alrededor
de mis entrañas. No se podía razonar con ella. Ninguna posibilidad, y la
realización me costó.
Distraída, no me moví lo suficientemente rápido cuando lanzó la
bola de energía. Levanté las manos y grité—: ¡Alto! —Tirando todo lo que
tenía en la palabra, imaginando las diminutas partículas de luz en el aire
respondiendo a mi llamada, formando una barrera.
Aire brillaba a mi alrededor como si una bañera de purpurina
hubiera sido arrojada en una línea perfecta. Cada mota brillaba con el
poder de mil soles. Y en el fondo de mi mente, sabía que lo que estaba
pasando debería haber sido capaz de detener la bola.
Pero se abrió paso, rompiendo el muro resplandeciente, que la frenó,
pero no la detuvo.
La energía me golpeó en el hombro y el dolor explotó,
momentáneamente, robándome la vista y el sonido, tirándome al suelo,
con las piernas sobre mi cabeza. Caí boca abajo en la cama con un fuerte
oomph. Aire escapó de mis pulmones, pero yo sabía que no tenía tiempo
para dejar que el dolor se hundiera a través de mí.
Levanté la cabeza, mirando a través de los mechones de mi pelo
enredado.
238
Carissa acechaba hacia adelante, sus movimientos eran fluidos y
entonces... no tanto. Su pierna izquierda comenzó a temblar y temblar
violentamente. El escalofrío rodó por el lado izquierdo de su cuerpo y sólo
el lado izquierdo de su cuerpo. Su brazo se sacudió y la mitad de su rostro
se contrajo.
Me levanté en mis brazos débiles, pasando rápidamente a través de
mi cama hasta que me detuve a su lado. —¿Carissa?
Todo su cuerpo empezó a temblar como si la tierra se estremeciera
sólo para ella. Pensé que estaba teniendo un ataque, y me paré.
Saltaron chispas de su piel. El hedor de la tela y la piel ardiente
quemó mis fosas nasales. Ella seguía temblando, con la cabeza dejándose
caer sobre su cuello sin hueso.
Sujeté la mano sobre mi boca mientras daba un paso hacia ella.
Tenía que ayudarla, pero no sabía cómo. —Carissa, yo…
El aire alrededor de ella se rompió.
Una onda de choque destrozó mi habitación. La silla de la
computadora volcó, la cama se levantó por un lado, suspendiéndose, y la
ola continuó llegando. Ropa voló de mi armario. Papeles se arremolinaban
y caían como hojas de nieve.
Cuando la ola me alcanzó, me levantó de mis pies y me arrojó de
nuevo como si no pesara más que uno de los artículos flotantes. Golpeé la
pared junto a la pequeña mesa al lado de mi cama, y me quedé allí
mientras la onda de choque se disparaba.
No podía moverme ni respirar.
Y Carissa... Oh, Dios mío, Carissa...
Tenía la piel y los huesos hundidos como si alguien hubiera
conectado un vacío a la espalda de ella y le hubiera dado una patada.
Poco a poco ella se encogió hasta que una ráfaga de luz con la fuerza de
una tormenta solar iluminó la habitación —toda la casa y, probablemente,
toda la calle—, cegándome.
Un chasquido fuerte y ensordecedor sonó y la luz se retiró, al igual
que la onda de choque. Me deslicé hasta el suelo, un montón de ropa y
papeles, arrastrados por el aire. No pude conseguir suficiente oxígeno,
porque la habitación estaba vacía.
239
Me quedé mirando el lugar donde había estado Carissa. No había
más que una mancha oscura en el suelo, como la que Baruck había
dejado atrás cuando fue asesinado.
No había nada, absolutamente nada de la chica, de mi amiga.
Nada.
240
25 Traducido por Annabelle
Corregido por Violet~
Sentí el cálido cosquilleo en mi nuca, y luego Daemon se apareció
en la puerta, con las cejas levantadas y la boca abierta.
—No puedo dejarte sola ni por dos segundos, Kitten.
Salté del desastre de ropa y me lancé a sus brazos. Todo salió en un
incoherente balbuceo de palabras y oraciones a medias. Varias veces
tuvo que tranquilizarme y pedirme que repitiese antes de poder darle algo
de sentido a lo que estaba ocurriendo.
Me llevo al piso inferior y se sentó junto a mí en el sofá, sus dedos
acariciaban mi labio inferior mientras sus ojos se entrecerraban al
concentrarse. Una calidez sanadora se extendió por mis labios y alrededor
de mis mejillas adoloridas.
—No entiendo qué sucedió —dije, pendiente de sus movimientos—.
La semana pasada era normal. Daemon, tú la viste. ¿Cómo es que no
sabíamos de esto?
Su mandíbula se tensó.
—Creo que la pregunta adecuada sería, ¿por qué vino por ti?
El nudo que tenía en mi estómago ascendió, acomodándose en mi
pecho, impidiéndome respirar bien.
—No lo sé.
Ya para este momento, no entendía nada. Continuaba recordando
cada conversación con Carissa, desde la primera vez que la conocí hasta
que estuvo fuera de la escuela con una ―gripe‖. ¿Dónde estaban las
pruebas, las pistas falsas? No podía encontrar una que se destacara.
Daemon frunció el ceño.
241
—Ella pudo haber conocido a un Luxen, enterarse de la verdad y
saber que no podía decir nada. Es decir, nadie dentro de la colonia sabe
que tú eres consiente de la verdad.
—Pero no hay más Luxen, alrededor, de nuestra edad —dije.
Su mirada se encendió.
—Nadie fuera de la colonia, pero hay algunos que son sólo un par
de años mayor o menor que nosotros dentro de la colonia.
Era posible que Carissa siempre lo hubiese sabido y nosotros no.
Nunca le conté nada ni a ella ni a Lesa, así que no había que pensar
mucho para llegar a la conclusión de que Carissa sabía pero nunca le dijo
a nadie. Pero, ¿por qué intentó matarme?
Era muy posible que yo no sea la única persona aquí que conocía lo
que vivía entre nosotros, pero santo Dios, ¿qué salió mal? ¿La lastimaron y
un Luxen intentó salvarla?
—¿No crees que… —No pude terminar la pregunta. Era demasiado
nauseabundo, pero Daemon sabía lo que intentaba decir.
—¿Qué Daedalus la tomó y forzaron a un Luxen a curarla como
hicieron con Dawson? —La ira oscureció el matiz verde de sus ojos—. En
verdad rezo porque ese no sea el caso. Si es así, es demasiado…
—Terrible —dije roncamente. Mis manos temblaban, así que las
introduje dentro de mis rodillas—. No era ella. No había ni siquiera un atisbo
de su personalidad. Era como una zombie, ¿sabes? Totalmente demente.
¿Es eso lo que la inestabilidad provoca?
Daemon retiró sus manos, y la calidez sanadora se evaporó. Cuando
lo hizo, también se desvaneció la barrera que impedía que la realidad de
todo saliera a la luz y me consumiera.
—Dios, ella… ella murió. ¿Eso significa…? —Tragué, pero el nudo
continuaba abriéndose paso por mi garganta.
Los brazos se Daemon se tensaron.
—Si fue uno de los Luxen de aquí, entonces escucharé al respecto,
pero no sabemos si la mutación se mantuvo. Blake dijo que a veces las
mutaciones son inestables, y eso sonó bastante inestable para mí. Creo
que la unión sólo ocurre cuando es una mutación estable.
—Tenemos que hablar con Blake —dije, y un temblor recorrió mi
cuerpo. Parpadeé, pero mi visión se hizo más borrosa. Tomé un respiro y me
242
ahogué—. Oh… oh, Dios, Daemon… esa era Carissa. Era Carissa y eso no
estuvo nada bien.
Otro temblor llegó, antes de poder darme cuenta de lo que sucedía,
comencé a llorar, con sollozos grandes, que te roban el aliento.
Vagamente, noté que Daemon me había arrimado hacia él, y sostenía mi
cabeza contra su pecho.
No estoy segura de cuánto tiempo estuve llorando, pero cada parte
de mi dolía en una forma que no podía ser reparada por Daemon. Carissa
era completamente inocente en todo este asunto, o al menos creía que lo
era, y quizá eso era lo que hacía que todo este asunto fuese mucho peor.
No sabía cuán profundo Carissa se encontraba involucrada, y ahora,
¿cómo podría saberlo?
Las lágrimas… fluían, prácticamente empapando la camisa de
Daemon, pero no me separó. Más bien, me abrazó aún más fuerte, y
murmuró con esa voz magistral, su lengua que nunca entenderé pero que,
aún así, me atraía completamente. Las palabras desconocidas me
tranquilizaron, y me pregunté si hace tiempo, alguien, un padre o algo así,
lo sostuvo y le murmuró esas palabras exactas. ¿Y cuántas veces ha hecho
esto mismo por sus hermanos? Incluso con todos los ladridos y mordidas
que lanzaba, era natural en este tipo de cosas.
Calmaba el oscuro abismo, calmaba los bordes de un golpe
doloroso.
Carissa… Carrisa se había ido. Y no sabía como lidiar con ello. O con
el hecho de que lo último que hizo fue intentar matarme, lo cual era,
completamente, lo opuesto a quién era ella.
Cuando las lágrimas por fin dejaron de caer, sorbí mi nariz y sequé mi
rostro con la mangas de mi blusa. La de mi derecha se encontraba
carbonizada por la explosión de energía, y se sentía áspera contra mi
mejilla. La tosca sensación trajo un recuerdo a mi mente.
Levanté la cabeza.
—Traía puesto un brazalete que nunca le había visto usar antes. El
mismo tipo de brazalete que tenía puesto Luc.
—¿Estás segura? —Cuando asentí, se recostó sobre el respaldo del
sofá, manteniéndome abrazada—. Esto es incluso más sospechoso.
—Sí.
—Necesitamos hablar con Luc sin nuestro nada querido socio
primero. —golpeteó su barbilla, suspirando. La preocupación adornó sus
243
facciones, e hizo que su voz se hiciera más tosca—. Le contaré lo que
sucedió a los demás —Comencé a hablar, pero sacudió la cabeza—. No
quiero que tengas que pasar por eso.
Recosté mi mejilla contra su hombro.
—Gracias.
—Y me haré cargo de tu habitación. Lo limpiaremos.
El alivio descendió sobre mí. Limpiar ese cuarto, ver la mancha en el
piso, era lo último que quería hacer.
—Eres perfecto, ¿lo sabes?
—A veces —murmuró, acariciando mi mejilla con su barbilla—. Lo
lamento, Kat. Siento mucho lo de Carissa. Era una buena chica y no
merecía esto.
Mis labios temblaron.
—No, no lo merecía.
—Y tú no merecías tener que pasar por eso con ella.
No dije nada respecto a eso, porque ya no estaba segura de lo que
merecía o no. A veces, ni siquiera creía merecer a Daemon.
Hicimos planes para ir a Martinsburg el miércoles, lo que significaba
que nos perderíamos nuestro segundo día de entrenamiento de ónix, pero
ahora mismo, no podía pensar en eso. Encontrar la razón por la cual
Carissa terminó siendo híbrida, y poseyente del mismo tipo de brazalete
que Luc era mucho más importante. Si podía descubrir lo que le había
ocurrido, entonces haría valer algo de justicia.
No tenía idea lo que diría en la escuela cuando Carissa nunca
regresase y las inevitables preguntas comenzaran a surgir. No creo que
fuera capaz de pretender que no tengo idea y salir con más mentiras. Otra
chica desaparecido…
Oh, Dios, Lesa… ¿Qué hará Lesa? Habían sido amigas desde la
escuela primaria.
Cerré mis ojos con fuerza y me acurruqué contra Daemon. Los
dolores producto de la pelea habían desaparecido hace rato, pero me
sentía completamente exhausta, drenada mental y físicamente. Era irónico
que durante el último mes hubiese evitado la sala de estar, y ahora se iba
a convertir en mi habitación. Ya casi no me quedaban cuartos en los qué
esconderme.
244
Daemon continúo hablando en su hermosa lengua, transmitiéndome
una melodía hasta que me quedé dormida en sus brazos. Sólo estuve
consciente cuando me recostó completamente en el sofá y me arropó
con una manta.
Horas más tarde, abrí mis ojos y vi a Dee sentada en el asiento
reclinable, con las piernas contra su pecho, y leyendo uno de mis libros. Un
Adulto Juvenil paranormal de mis favoritos, sobre un demonio persiguiendo
a una chica que vive en Atlanta.
Pero, ¿qué estaba haciendo Dee aquí?
Me senté, apartando mi cabello fuera de mi rostro. El reloj bajo la
televisión, un viejo reloj de cuerda que mamá amaba, decía que faltaba
un cuarto para la medianoche.
Dee cerró el libro.
—Daemon fue al Supermercado en Moorefield. Así que eso tomará
una absurda cantidad de tiempo, pero es el único lugar abierto que tiene
alfombras.
—¿Alfombras?
Sus facciones se tensaron.
—Para tu habitación… En la casa no había ninguna extra, y no
quería que tu mamá buscara una, viera la macha, y pensara que habías
intentado incendiar la casa.
¿La mancha…? El sueño se me fue completamente, y el último par
de horas resurgió. La mancha en el piso de mi habitación, donde Carissa,
básicamente, se había autodestruido.
—Oh, Dios… —lancé mis piernas fuera del sofá, pero temblaban
demasiado como para levantarme. Las lágrimas se acumularon detrás de
mis ojos—. Yo no… no la maté.
No sé por qué dije eso. Quizá porque, en mi interior, me preguntaba
si Dee inmediatamente asumiría que yo era la responsable de lo que le
había sucedido a Carissa.
—Lo sé. Daemon me contó todo. —Bajó sus piernas, y sus pestañas
cayeron, abanicándose sobre sus mejillas—. No puedo…
—¿No puedes creer que esto haya ocurrido? —asintió, y abracé mis
piernas, envolviendo mis brazos alrededor—. Yo tampoco puedo. Ni
siquiera puedo convencer a mi cerebro.
Dee se quedó en silencio por un momento.
245
—No he hablado con ella desde… bueno, desde todo. —inclinó la
cabeza, y todo su cabello se deslizó sobre sus hombros, cubriendo todo su
rostro—. Me caía bien, y fui una completa perra con ella.
Comencé a decirle que eso no era cierto, pero Dee levantó la
mirada, y una sonrisa triste adornaba su rostro.
—No mientas para hacerme sentir mejor. Lo aprecio, pero no
cambia los hechos. Ni siquiera creo haberle dirigido dos palabras desde
que Adam… murió, y ahora…
Y ahora, ella también estaba muerta.
Quería confortarla, pero entre nosotras se encontraba un golfo y una
pared de diez metros con alambre de púas. La valla eléctrica alrededor
de la pared había desaparecido, pero aún no había ningún nivel de
tranquilidad entre nosotras, y ahora, eso dolía más que cualquier otra cosa.
Acariciando una arruga en mi cuello, cerré los ojos. Mi cerebro se
encontraba inactivo y no estaba muy segura de lo que debería estar
haciendo en este momento. Todo lo que quería era lamentar la muerte de
mi amiga, pero ¿cómo se supone que pueda estar de luto por la muerte
de alguien, cuándo nadie en el exterior sabe que había muerto?
Dee aclaró su garganta.
—Daemon y yo limpiamos tu habitación. Um, hubieron algunas cosas
que no tuvieron salvación. Algunas prendas de ropa quemadas o rotas
que tiré a la basura. Yo… colgué una pintura sobre la grieta en la pared. —
Subió rápidamente la mirada, como midiendo mi reacción—. Tu laptop…
no… funciona.
Mis hombros decayeron. La laptop era lo último que me preocupaba
de todo lo que había ocurrido esta noche, pero no tenía idea de cómo se
lo explicaría a mamá.
—Gracias —dije, finalmente, con la voz ronca—. No creo que
hubiese sido capaz de hacer todo eso.
Dee enrolló un mechón de su cabello alrededor de su dedo. Minutos
pasaron en silencio, y entonces dijo—: ¿Te encuentras bien, Katy? Es decir,
¿en verdad estás bien?
La sorpresa me impidió responder durante algunos minutos.
—No, no lo estoy —dije, con honestidad.
—Eso creí —hizo una pausa, limpiándose los ojos con el dorso de su
mano—. En verdad me caía bien Carissa.
246
—A mí también —murmuré, y no hubo más que decir.
Todo lo que vino antes de ésta noche, y todo en lo que habíamos
estado tan enfocados ya parecía sin importancia, lo cual no era cierto,
pero una amiga había muerto, otra amiga. Su vida y su muerte eran un
misterio. Tenía seis meses conociéndola, pero nunca la conocí en realidad.
247
26 Traducido por Anna Banana
Corregido por Melky2012
Fingiendo estar enferma el martes, me quedé en casa y vegeté en el
sofá. No podía ir a la escuela. Mirar a Lesa y saber que su mejor amiga se
encontraba muerta y fingir que no sabía nada. Simplemente no podía
hacerlo, todavía.
De vez en cuando, veía la cara de Carissa. Había dos versiones:
antes de ayer por la noche y después. Cuando la veía con sus gafas en mis
recuerdos, mi pecho dolía, y cuando veía esos ojos inmensamente vacíos,
quería llorar.
Y lo hacía.
Mamá no insistió. Por un lado, muy raramente faltaba a la escuela. Y
en segundo lugar, parecía mierda. Estar enferma no quedaba tan lejos de
eso. Ella pasó la mayor parte de la mañana mimándome y lo disfruté,
necesitando a mi madre más de lo que ella podría saber.
Más tarde, después de que ella subió a su habitación para dormir un
poco, Daemon apareció inesperadamente. Llevando un gorro negro,
entró y cerró la puerta detrás de él.
—¿Qué estás haciendo aquí? —era la una de la tarde.
Me tomó de la mano, tirando de mí hacia la sala de estar. —Bonito
pijama.
Ignoré eso. —¿No deberías estar en la escuela?
—No deberías estar sola ahora. —giró la gorra hacia atrás.
—Estoy bien.
Daemon me lanzó una mirada sabelotodo. En realidad, era feliz de
que él estuviera aquí, porque necesitaba a alguien que supiera lo que
248
estaba pasando en realidad. Todo el día había sido desgarrada
violentamente, atrapada por la culpa y la confusión, sacudida por el dolor
que no podía comprender.
Sin decir palabra, me llevó hasta el sofá y se recostó, sosteniéndome
a su lado. Su brazo fuertemente alrededor de mi cintura era un peso
calmante. Manteniendo nuestras voces bajas, hablamos de cosas
normales —cosas seguras que no cortaban a través de él o de mí—.
Después de un rato, me volví en sus brazos para que nuestras narices
se rozaran. No nos besamos. No había nada sexual pasando entre
nosotros. Sólo nos abrazamos el uno al otro y eso fue mucho más íntimo
que cualquier cosa que pudiéramos haber hecho. La presencia de
Daemon me aliviaba. En algún momento, nos quedamos dormidos,
nuestros alientos mezclándose.
Mamá tuvo que haber bajado en algún punto y nos había visto
juntos en el sofá, tal y como estábamos cuando desperté: la cabeza de
Daemon apoyada sobre la mía, mi mano apretando su camisa. Fue el
aroma a café lo que me despertó alrededor de las cinco.
De mala gana, me zafé de su abrazo y pasé mis manos por el pelo.
Mamá residía en la puerta, una pierna cruzada sobre su tobillo
mientras se apoyaba contra el marco. Una taza humeante de café estaba
entre sus manos.
Mamá llevaba pijamas de Lucky Charms.
Oh, santo Houdini. —¿De dónde las sacaste? —pregunté.
—¿Qué? —tomó un sorbo.
—Esas…horrendas pijamas —le dije.
Se encogió de hombros. —Me gustan.
—Son lindas —dijo Daemon, quitándose el gorro y pasándose su
mano por su pelo desordenado. Le di un codazo y él me dio una sonrisa
descarada.
—Lo siento, Señora Swartz, no fue mi intención quedarme dormido
con…
—Está bien —lo desistió—, Katy no ha estado sintiéndose bien y me
alegro que quisieras estar aquí para ella, sólo espero que no obtengas lo
que tiene.
Él me lanzó una mirada de soslayo. —Espero que no me hayas
pasado tus piojos.
249
Resoplé. Si alguien estaba difundiendo piojos extraterrestre, era
Daemon.
El celular de mamá sonó, y ella lo sacó del bolsillo de su pijama,
chapoteando café sobre el suelo. Su rostro se iluminó de la misma manera
en que siempre lo hacía cuando Will llamaba. Mi corazón cayó a mis pies
cuando ella se volvió y se dirigió a la cocina.
—Will —susurré, poniéndome de pie sin darme cuenta.
Daemon estaba justo detrás de mí. —No lo sabes con certeza.
—Lo sé. Está en sus ojos, él la hace brillar. —quería vomitar, como,
mucho. De pronto, vi a mamá en el suelo del dormitorio, sin vida, ida como
Carissa. El pánico floreció y echó raíz. —Tengo que decirle por qué Will se
acercó a ella.
—¿Decirle qué? —Bloqueó mi camino—. ¿Decirle que se acercó a
ella para llegar a ti, qué la usó? No creo que eso vaya a disminuir el dolor.
Abrí la boca, pero él tenía un punto.
Puso sus manos en mis hombros. —No sabemos si era él llamando o
qué ha pasado con él. Mira a Carissa —dijo, hablando en voz baja—. Su
mutación fue inestable. No le tomó mucho tiempo para que…hiciera lo
que tenía que hacer.
—Entonces, significa que funcionó. —Él realmente no me estaba
haciendo sentir mejor acerca de nada en ese momento.
—O significa que se desvaneció. —Intentó de nuevo—. No podemos
hacer nada hasta que sepamos a qué nos estamos enfrentando.
Me removí incómodamente, mirando sobre su hombro. El estrés se
sentó en mí como una pelota de siete toneladas, su peso sobre mis
hombros. Había tanto con que tratar.
—Uno a la vez —dijo Daemon, leyendo mis pensamientos—. Vamos a
enfrentarnos a las cosas una a la vez. Eso es todo lo que podemos hacer.
Asintiendo con la cabeza, tomé una respiración profunda y la dejé
escapar lentamente. Mi corazón aún estaba acelerado.
—Voy a ir a ver si era él.
Me soltó y dio un paso a un lado, me apresuré a la puerta.
—Me gustan más tus pijamas —dijo y me volví. Daemon me sonrió su
sonrisa torcida, esa que sugería risa.
250
Mi pijama no era mucho mejor que la de mamá. Tenían, como, miles
de puntos color rosa y púrpura. —Cállate —le dije.
Daemon regresó al sofá. —Estaré esperando.
Fui a la cocina justo cuando mamá estaba colgando, su expresión
agria. El peso en mis hombros aumentó. —¿Qué está mal?
Parpadeó y forzó una sonrisa. —Oh, nada, cariño.
Agarrando una toalla, limpié la azúcar derramada. —No parece ser
nada.
De hecho parecía ser mucho de algo.
Mamá hizo una mueca. —Era Will. Aún está en el oeste. Piensa que
contrajo algo en el viaje. Va a estar fuera hasta que se sienta mejor.
Me congelé. Mentiroso, quería gritar.
Tiró su café y enjuagó su tasa. —No te quería decir esto, cariño,
porque no quería traer malos recuerdos, pero Will…bueno, estuvo enfermo
una vez, al igual que tu padre.
Mi boca se abrió.
Confundiendo mi sorpresa, dijo—: Lo sé. Parece cósmicamente
injusto, ¿verdad? Pero Will ha estado en remisión. Su cáncer era
completamente curable.
No tenía nada que decir. Nada. Will le había dicho que estaba
enfermo.
—Pero, por supuesto, yo me preocupo. —colocó la taza en el
lavaplatos, pero no cerró la puerta completamente.
La cerré por costumbre. —Es inútil preocuparme por algo como eso,
lo sé. —se detuvo frente a mí, colocando su mano en mi frente—. No te
sientes caliente. ¿Te sientes mejor?
El cambio de conversación me confundió. —Sí, me siento bien.
—Bien. —mamá sonrió entonces y no fue forzada—. No te preocupes
por Will, cariño. Él va a estar bien y de regreso antes de darnos cuenta.
Todo va a estar bien.
Mi corazón se estrujo. —¿Mamá?
—¿Sí?
251
Estaba tan cerca de decirle todo, pero me quedé congelada.
Daemon tenía razón. ¿Qué podía decir? Negué con la cabeza. —Estoy
segura…Will está bien.
Se inclinó rápidamente, besando mi mejilla.
—Él va estar encantado de que estabas preocupada.
Una risa histérica se arrastró hasta mi garganta. Estaba segura que lo
iba a estar.
***
Más tarde ese mismo día, después de que mamá se había ido a
trabajar, estaba de pie al lado del lago, observando una pila de
relucientes ónix.
Matthew y Daemon no habían dicho mucho desde que llegamos, y
hasta Blake estaba anormalmente callado. Todos sabían lo que ocurrió la
noche anterior con Carissa. Daemon habló con Blake temprano en el día;
toda la conversación había transcurrido sin puños siendo lanzados y me lo
perdí. Aparentemente, Blake nunca había sido testigo de un híbrido
inestable con sus propios ojos. Sólo había oído hablar de ellos.
Pero Dawson lo había sido.
Vio a las personas que habían sido traídas a él, eran personas
normales antes de la mutación y después otras días más tarde. Arrebatos
violentos eran comunes antes de entrar en modo autodestructivo. Todos
ellos recibieron el suero que yo recibí. Sin él, de acuerdo con Blake, la
mutación perduraría, y era raramente y en la mayoría de las veces, las
mutaciones se desvanecían.
Desde que llegué al lago, Dawson se quedó a mi lado mientras
Daemon y Matthew manejaban el ónix con cuidado.
—Tuve que hacerlo una vez —dijo Dawson calladamente, viendo el
cielo nublado.
—¿Hacer qué?
—Ver un híbrido morir así. —Tomó un respiro, entrecerrando los ojos—.
El tipo se volvió loco, y nadie pudo detenerlo. Eliminó a uno de los oficiales
y luego hubo un destello de luz. Como una especie de combustión
espontánea, porque cuando la luz se desvaneció, él ya no estaba. No
quedó nada. Sucedió tan rápido, que no hay manera de que haya sentido
algo.
252
Recordé cómo Carissa estaba temblando, y sabía que ella tuvo que
haber sentido eso. Sintiéndome mareada, me centré en Daemon. El ónix
estaba en un agujero, y él se arrodilló delante de él, hablando en voz baja
con Matthew. Me alegré que el resto del grupo no estuviera.
—¿La gente que te traían sabían por qué estaban allí? —pregunté.
—Algunos, muchos de ellos se inscribieron para ello. Otros fueron
sedados. No tenían ni idea. Creo que eran personas sin hogar.
Eso era repugnante. Incapaz de permanecer allí, me dirigí a la orilla
del lago. El agua ya no estaba congelada, pero si calmada y cálida.
Completamente en desacuerdo en cómo yo me sentía en el interior.
Dawson me siguió. —Carissa era buena persona. No se merecía esto.
¿Sabemos por qué la eligieron?
Negué con la cabeza. Había pasado una buena parte del día
pensando en todo. Incluso si Carissa hubiese sabido acerca de los Luxen y
hubiera sido sanada por uno, Daedalus estaba involucrado. Lo sabía. Pero
el cómo y por qué eran misterios. Como lo era la piedra que vi en su
muñeca.
—¿Nunca viste algo sobre los híbridos? ¿Cómo una piedra negra que
parecía tener fuego dentro de ella?
Las cejas de Dawson se juntaron. —Ninguno de los míos lo lograron
excepto Beth. Ellos nunca tuvieron algo. A los otros nunca los vi.
Terrible…era terrible.
Tragué saliva, pero mi garganta se sentía apretada. Una suave brisa
agitó el lago, y una ola onduló de una piedra a la otra. Como una ola de
choque…
—¿Chicos? —llamó Daemon, y nos volvimos a él—. ¿Están listos?
¿Qué si estábamos listos para entrar a la casa del dolor? Uh, no. Pero
nos acercamos a ellos. Daemon se puso de pie, sosteniendo una pieza
circular de ónix en su mano enguantada.
Se volvió hacia Blake. —Este es tu show.
Blake respiró hondo y asintió con la cabeza. —Creo que lo primero
que tenemos que probar es si tengo resistencia al ónix. Si lo hago, entonces
eso nos da un punto de partida, ¿no? Al menos sabremos que podemos
construir una tolerancia.
253
Frente a él, Daemon miró hacia el ónix en su mano y se encogió de
hombros. Sin preámbulo, se echó hacia adelante, colocando el ónix
contra la mejilla de Blake.
Mi mandíbula tocó el suelo.
Matthew dio un paso atrás. —Dios.
A mi lado, Dawson se rió bajo su aliento.
Pero no pasó nada por varios segundos. Finalmente, Blake alejó el
ónix, sus fosas nasales dilatadas.
—¿Qué diablos?
Decepcionado, Daemon tiró la piedra en la pila. —Bueno, al parecer
tienes una tolerancia contra el ónix y aquí estaba yo, esperando que no lo
hicieras.
Puse mi mano sobre mi boca, ahogando una risa. Él era un cabrón, y
así lo amaba.
Blake lo miró fijamente. —¿Qué pasa si no hubiese tenido una
tolerancia? Dios mío, como que quería prepararme para eso.
—Lo sé —Daemon sonrió.
Matthew negó con la cabeza. —De acuerdo, de nuevo en marcha,
chicos. ¿Cómo sugieres hacer esto?
Acercándose a la pila de ónix, Blake agarro una. Hubo una
ondulación leve de malestar, pero la sostuvo. —Sugiero que Daemon vaya
primero. La sostendremos contra la piel hasta que ya no puedas. No más.
—Oh, Dios mío —murmuré.
Daemon se quitó los guantes y extendió sus brazos. —Adelante.
No hubo un momento de vacilación. Blake dio un paso adelante y
presionó el ónix contra la palma de Daemon. Inmediatamente, su rostro
hizo una mueca y trató de dar un paso atrás, pero el ónix lo mantuvo en su
lugar. Un temblor comenzó en su brazo y viajó a través de su cuerpo.
Dawson y yo dimos un paso al frente. Ninguno de los dos pudo
evitarlo. De pie aquí, mirando el dolor oscurecer su bello rostro, era
demasiado. El pánico se disparó en mí. Pero después Blake se alejó y
Daemon se dejó caer de rodillas, golpeando sus manos sobre el suelo
delante de él. —Mierda…
Me precipité hacia él, tocando sus hombros. —¿Estás bien?
254
—Está bien —dijo Blake, poniendo el ónix en el suelo. Su mano
derecha tembló cuando nuestros ojos se encontraron—. Comenzó a
quemar. Debe haber un límite a mi tolerancia…
Daemon se puso de pie tambaleándose. —Estoy bien. —luego le dijo
a su hermano, quien miraba a Blake como si quisiera arrojarlo a través de
una ventana: —Estoy bien, Dawson.
—¿Cómo sabemos que esto va funcionar? —exigió Matthew.
—El tocar ónix es completamente diferente que ser rociado con ella.
—He salido de esas puertas antes y no pasó nada. Y no es como si
me hubieran rociado ónix en mi cara antes. Esto tiene que ser.
Recordé que dijo que todo lo que tocaba estaba encerrado en una
joya brillante. —Está bien. Hagámoslo.
Daemon abrió la boca, pero lo interrumpí con una mirada. Él no iba
a hablar de esto.
Recogiendo el guante, Blake sostuvo el ónix diferente ahora. No vino
a mí, sino a Matthew. Lo mismo ocurrió con el antiguo Luxen. Él estaba de
rodillas, jadeando por aire, y entonces fue el turno de Dawson.
Le tomó un poco más de tiempo, lo que tenía sentido. Él había sido
expuesto al aerosol como yo y fue torturado con esas cosas una y otra vez.
Pero después de diez segundos, se derribó y su hermano masacró el
idioma inglés.
Luego fue mi turno.
Cuadrando mis hombros, asentí. Estaba preparada para esto,
¿verdad? Rayos, no. ¿A quién engañaba? Esto iba a doler.
Blake hizo una mueca y siguió adelante, pero Daemon se puso en su
camino. Usando el guante, tomó el ónix y se paró frente a mí.
—No —le dije—. No quiero que tú hagas esto.
La fuerza determinada en su mandíbula me enfureció. —No voy a
dejar que él lo haga.
—Entonces deja que alguien más lo haga.
No había manera de que él fuera quien pusiera el ónix en mí.
—Por favor —Daemon sacudió su cabeza, y quise darle un
puñetazo—. Esto no está bien.
—Soy yo o nadie.
255
Y entonces entendí. Estaba tratando de salirse con la suya. Tomando
un suspiro, me encontré con sus ojos. —Hazlo.
La sorpresa brilló en sus ojos verde botella y luego la ira se profundizo
en ellos. —No me gusta esto —dijo, en voz lo suficientemente alta para que
sólo yo escuchara.
—A mí tampoco. —La ansiedad atacó mi garganta—. Sólo hazlo.
No apartó la mirada, pero sabía que quería hacerlo. Cualquier sea el
dolor que sabía estaba a punto de sentir sería simbiótico. Él lo sentiría —no
físicamente, pero la angustia viajaría a través de él, como si fuera el suyo—.
Era lo mismo como cuando Daemon estaba sufriendo.
Cerré los ojos, pensando que le ayudaría. Parecía, porque diez
segundos después, sentí el frío del ónix contra mi mano y lo áspero de su
guante. Nada pasó inmediatamente, pero entonces lo hizo.
Un ardor creciendo rápidamente viajó a través de mi mano y luego
se disparó a mi brazo. Un millar de diminutos pinchazos de dolor radiaron
por mi cuerpo. Me mordí el labio, ahogando mi grito. No pasó mucho
tiempo después de eso antes de que tocara el suelo, tragando aire
mientras esperaba que el ardor se desvaneciera.
Mi cuerpo se estremeció. —De acuerdo…Bueno…No fue tan malo.
—Mierda —dijo Daemon, poniéndome de pie—. Kat…
Me solté, tomando más respiraciones profundas. —De verdad, estoy
bien. Necesitamos continuar.
Daemon parecía como si quisiera echarme sobre su hombro y salir
corriendo como un hombre de las cavernas, pero continuamos.
Una y otra vez, cada uno de nosotros tocó el ónix, sosteniéndolo
hasta que nuestros cuerpos se negaron a cooperar. Ninguno aumentó en
el tiempo, pero estábamos empezando.
—Es como ser electrocutado con una pistola eléctrica —dijo,
Matthew mientras dejaba caer un trozo de madera contrachapeado
sobre el ónix, entonces puso dos piedras pesadas sobre la madera.
Era tarde y todos estábamos cansados. Incluso, Blake. —No es que
haya sido electrificado, pero me imagino que así es como se siente.
Me pregunté si no habría algún efecto a largo plazo por esto. Como
ritmo cardíaco acelerado o estrés postraumático. Lo único bueno que
resultó de esto fue que entre el alucinante dolor y viendo a otras personas
sucumbir a él, realmente no había pensado en otra cosa.
256
Cuando terminamos y comenzamos a cojear de vuelta a casa, Blake
redujo su velocidad hasta que estuvo a mi lado. —Lo siento —dijo.
Yo no dije nada.
Metió las manos en sus pantalones vaqueros. —Me gustaba Carissa.
Deseo…
—Si los deseos fueran peces, estaríamos todos en redes, ¿no? ¿No es
eso lo que dicen? —el dolor afiló mi tono.
—Sí, eso es lo que dicen. —Hizo una pausa—. Las cosas se van a
poner locas en la escuela.
—¿Por qué te importa? Vas a irte tan pronto como cuando tengas a
Chris. Sólo vas a ser uno de esos chicos que desaparecen en el aire.
Se detuvo, la cabeza inclinada a un lado. —Me quedaría si pudiera.
No puedo, sin embargo.
Frunciendo el ceño, miré hacia adelante. Daemon había disminuido
su paso, claramente haciendo todo lo posible para no aumentar la
distancia entre Blake y yo. Por un segundo pensé en preguntarle a Blake
sobre la piedra. Él sabría, ya que trabajó para Daedalus—aún trabajaba—.
Pero era demasiado arriesgado. Blake afirmaba estar jugando al
doble agente. Palabra clave: afirmaba.
Envolví mis brazos a mí alrededor. Sobre nosotros, las ramas se
agitaban unas contra las otras, como un tambor bajo y constante.
—Me quedaría —dijo de nuevo, colocando una mano sobre mi
hombro—. Yo…
Daemon estaba allí en un instante, retirando los dedos de Blake de
mi hombro. —No la toques.
Blake palideció mientras liberó su mano y dio un paso atrás. —Amigo,
no estaba haciendo nada. ¿Demasiado sobreprotector?
Colocándose entre nosotros, Daemon dijo—: Pensé que teníamos un
entendimiento. Estás aquí porque no tenemos otra opción. Sigues vivo
porque ella es mucha mejor persona que yo. No estás aquí para
consolarla. ¿Comprendes?
La mandíbula de Blake se tensó. —Como sea. Los veo después.
Vi a Blake pasar junto a Matthew y Dawson. —Eso fue algo
sobreprotector.
257
—No me gusta que te toque —gruñó. Sus ojos comenzaron a brillar—
. No me gusta que esté en la misma zona horaria que tú. No confío en él.
Levantándome de puntillas, le di un beso en su mejilla. —Nadie
confía en él, pero no puedes amenazarlo cada cinco segundos.
—Sí, sí puedo.
Reí y lo abracé, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura. Bajo
mi mejilla, su corazón latía a un ritmo constante. Sus manos se deslizaron
por mi espalda mientras su cabeza se inclinó sobre a la mía. —¿De verdad
quieres hacer más días como éste? —preguntó—. ¿Días interminables y
llenos de dolor?
No estaba en el top de mi lista. —Sirve como una gran distracción, y
necesito eso ahora.
Esperaba que discutiera, pero no lo hizo. En cambio, besó la parte
superior de mi cabeza. Nos quedamos así por un momento. Cuando nos
separamos, Dawson y Matthew había desaparecido. La luz de la luna
comenzó a aparecer a través de las ramas. Tomados de la mano,
caminamos de regreso a nuestras casas, y él se fue a limpiar.
Mi casa estaba a oscuras y en silencio, y mientras estaba de pie en
la base de la escalera, tuve dificultades para respirar. No podía tener
miedo de mi dormitorio. Eso era estúpido. Puse mi mano sobre la barandilla
y di un paso.
Mis músculos se tensaron.
Era sólo una habitación. No podía dormir en el sofá para siempre, y
no podía entrar y salir de mi dormitorio como si un Arum estuviera detrás de
mí. Cada paso fue una lucha contra mi instinto que me decía dar la vuelta
y correr en la otra dirección, pero continué hasta que me paré en la
puerta, con las manos cruzadas bajo mi barbilla.
Daemon y Dee habían limpiado como dijeron que lo harían. Mi
cama estaba hecha. Mi ropa estaba guardada, y todos los papeles
estaban apilados en mi escritorio. Mi portátil destruida ya no estaba. Y
había una alfombra circular sobre el lugar donde Carissa había estado. Era
de color marrón suave. Daemon sabía que no era fan de los colores
llamativos, no como Dee. Aparte de eso, la habitación parecía normal.
Conteniendo la respiración, me obligué a entrar. Me moví alrededor,
recogiendo libros y poniéndolos de nuevo en el orden en que los tenía,
manteniendo mi mente en blanco. Después de un tiempo, me puse una
258
camisa vieja y calcetines altos hasta la rodilla, después me metí debajo de
las mantas y rodeé sobre mi lado.
Más allá de la ventana de mi dormitorio, las estrellas rompieron en el
cielo oscuro. Una cayó, dejando un corriente de luz detrás cuando se
estrelló contra la Tierra. Envolviendo mis dedos alrededor de la manta, me
pregunté si era una estrella fugaz o algo más. Todos los Luxen estaban
aquí, ¿no?
Forcé mis ojos a cerrarse y me concentré en mañana. Después de la
escuela, Daemon y yo iríamos a Martinsburg en busca de Luc. El grupo
pensaba que sólo queríamos pasar tiempo juntos. Tal vez después de
nuestra visita, sabríamos un poco más sobre lo que le pasó a Carissa.
Dormí durante ratos esa noche. Tenía que ser tarde cuando sentí a
Daemon acostarse a mi lado, su brazo firmemente alrededor de mi cintura.
Medio dormida, decidí que tenía que ser más cuidadoso. Si mi
mamá lo encontraba de nuevo en mi cama, las cosas se pondrían feas.
Pero estaba feliz en sus brazos y me recargué contra él, siendo
arrullada por su cálido aliento detrás de mi cuello.
—Te amo —Creo que dije. Puede que sea un sueño, pero su brazo se
apretó y su pierna se deslizó alrededor de la mía. Tal vez esto era sólo un
sueño, porque había una calidad surrealista a ello. Incluso si lo era, era
suficiente.
259
27 Traducido por Mery St. Clair
Corregido por Max Escritora Solitaria
Al día siguiente, Lesa prácticamente me abordó en el instante en
que entré a la escuela. Ni siquiera había llegado a mi casillero. Agarrando
mi brazo, me jaló hacia la habitación cerca de la vitrina de trofeos.
Supe desde el momento en que la vi que de alguna manera ella
sabía que algo malo había ocurrido. Su rostro estaba pálido, ojos
ensombrecidos, y su labio inferior temblando. Nunca la había visto tan
alterada.
—¿Qué ocurre? —Forcé mi voz a salir.
Sus dedos apretaron mi brazo. —Carissa está desaparecida.
Sentí la sangre drenarse de mi rostro y en voz ronca dije—:¿Qué?
Con los ojos brillantes, asintió. —Tenía gripe, ¿recuerdas? Y
aparentemente se puso muy enferma en los últimos días, con fiebre alta.
Sus padres la llevaron al hospital. Pensaban que tenía meningitis o algo así.
—dejó escapar un suspiro tembloroso—. No supe nada hasta que sus
padres me llamaron esta mañana preguntándome si yo la había visto o
hablado con ella. Y yo estaba como ―No. ¿Por qué? Ella ha estado
demasiado enferma como para hablar por teléfono y todo.‖ Y me dijeron
que desapareció un par de noches atrás en el hospital. Sus padres han
estado buscándola y la policía no puede hacer un reporte de
desaparecida hasta que pasen cuarenta y ocho horas.
El horror que me atravesó no fue falso. Dije un par de cosas y
realmente no supe que pronuncié. Lesa no estaba procesando nada, de
todos modos.
—Creen que salió del hospital… Que estaba enferma y
probablemente esté en alguna parte pérdida y confundida —su voz
tembló—. ¿Cómo es que nadie la ha visto o reportado?
260
—No lo sé —susurré.
Lesa se abrazó a sí misma. —Eso no puede estar pasando, ¿verdad?
No puede ser. No Carissa.
Mi corazón se sentía como si estuviera roto. La mayoría de las veces
quería decir la verdad y confiar en Lesa, pero este era uno de esos
momentos cuando no hay nada en el mundo que me hiciera querer ser la
portadora de esa noticia.
No había nada que yo pudiera decir, pero envolví mis brazos
alrededor de ella y la abracé hasta que la primera campana sonó. Nos
dirigimos directamente a clase sin nuestros libros. No importaba. Las
noticias de la desaparición de Carissa habían comenzado a extenderse, y
nadie prestaba atención en clase.
Kimmy anunció que al final de la clase la policía organizaba un
grupo de rescate al terminar la escuela. Ella y Carissa no eran amigas, pero
eso no importaba, comprendí. Demasiados chicos habían desaparecido, y
esto tocaba la vida de todos. Miré por encima del hombro a Daemon, y él
me dio una sonrisa tranquilizadora. Me calmó un poco. Yo era un manojo
de nervios. Cuando la clase acabó, Lesa me esperó.
—Creo que me iré a casa —dijo ella, parpadeando rápidamente—.
Yo no… yo no puedo seguir aquí.
—¿Quieres que vaya contigo? —pregunté, no queriendo dejarla sola
si ella necesitaba hablar con alguien.
Lesa sacudió la cabeza. —No. Pero gracias.
Le di un rápido abrazo y luego la vi salir apresuradamente de la
clase, mi corazón dolió.
Daemon no dijo nada mientras presionó un beso en mi sien. Él sabía
que no había nada que decir. —¿Crees que tenemos tiempo para unirnos
a los grupos de búsqueda antes de irnos? —pregunté.
Ambos sabíamos que no tenía sentido, pero parecía deshonrar su
memoria no darle este respeto. ¿O era equivocado hacerlo sabiendo lo
que realmente ocurrió? No lo sabía.
Daemon tampoco parecía saber, pero acepto. —Claro.
Quería irme de la escuela, también. Especialmente porque todos
hablaban de Carissa y encontrarla. Las personas tenían muchas
esperanzas en encontrarla, porque parecía imposible aceptar que ella
pudiera terminar como Simón.
261
La culpa y la ira luchaban dentro de mí, y durante todo el día iban a
mi lado. Sentarme en clase parecía inútil cuando tantas cosas pendían de
un hilo. Estas personas —estos chicos— no tenían idea de lo que ocurría a
su alrededor. Vivían dentro de una alegre burbuja de ignorancia y ni
siquiera las desapariciones podían estallarla. Sólo había pequeños agujeros
producidos con cada desaparición y yo estaba esperando a que
finalmente estallara.
En el almuerzo, por primera vez, nos sentamos todos juntos. Incluso
Blake se nos unió. Mi falta de apetito no tenía nada que ver con la
misteriosa comida que ocupaba mi plato.
—¿Van a unirse a los grupos de rescate? —preguntó Andrew.
Asentí. —Pero todavía tenemos que hacer nuestras propias cosas
después.
Blake frunció el ceño. —Seriamente, creo que ustedes deberían
esperar.
—¿Por qué? —pregunté antes de que Daemon le arrancara la
cabeza de sus hombros.
—Necesitas trabajar en ser más tolerante, no es el mejor momento
para una noche de citas —Frente a él, Ash asintió—. Eso no es lo que
importa en estos momentos.
Daemon miró en su dirección. —Cállate.
Con las mejillas sonrojadas, Blake se inclinó sobre la mesa. —
Necesitamos aprovechar todos los días que podamos si tenemos alguna
esperanza de hacer esto pronto.
Un músculo se flexionó en la mandíbula de Daemon. —Un día no va
a cambiarlo todo. Ustedes pueden practicar o no. No me importa.
Blake comenzó a protestar, pero Dawson lo interrumpió. —Déjalos
irse. Necesitan esto. Nosotros estaremos bien.
Cogí el tenedor, sintiendo mis mejillas arder. Todo el mundo pensaba
que yo necesitaba salir, relajarme, y no quería que sintieran lastima o se
preocuparan por mí. Pero esta noche no era noche de cita. Lo que
Daemon y yo íbamos a hacer era tan difícil como jugar con ónix.
Como si intuyera mis oscuros pensamientos, él se acercó más a mi
lado y su mano encontró la mía debajo de la mesa. Me dio un apretón y
por alguna razón sentí ganas de llorar. Me estaba convirtiendo en una
cobarde y todo era su culpa.
262
Pude haber soñado con él la noche anterior, porque al amanecer, él
se había ido y la almohada a mi lado no llevaba ese aroma que yo podía
reconocer en cualquier lugar. Pero me gustaba creer que fue real. Que no
fue un sueño que me abrazaba con fuerza, sus manos calientes sobre mis
caderas o sus labios viajando por mi cuello.
Si yo lo imaginé todo… Oh, Dios, mis sueños son muy realistas. No
podía preguntárselo, porque sería demasiado vergonzoso, por no hablar
de que el ego de Daemon no tiene necesidad de ser alabado diciéndole
que soñé con él.
Pensar en su reacción si se lo dijera, lo cual traería un montón de
comentarios a la mesa, me hizo sonreír un poco. Daemon lo notó y mi
corazón dio un vuelco, ya que su corazón saltó primero.
Algunas veces, la cosa extraña de la conexión tenía sus ventajas.
Como esto, que me decía que yo afectaba a Daemon tanto como él me
afectaba a mí, y en días así, necesitaba aferrarme a momentos como este.
263
28 Traducido por Mary Jane
Corregido por Violet~
La patrulla de búsqueda era justo como las que había visto en la
televisión y en películas. Las personas agolpándose en una directa y
horizontal línea detrás de los policías y sus perros de búsqueda. Todo era
una pista para inexperto, un montón de papeles desordenados; una
rasgada y vieja pieza de ropa; desvanecidas huellas.
Era un asunto lamentable.
Principalmente porque había tanta esperanza…esperanza de
encontrar a Carissa, que estuviera bien aunque un poco cansada, y todo
regresara a la normalidad. Ella no sería el último caso de personas
perdidas, porque su situación era diferente. Ella aparentemente salió de un
hospital.
Sin embargo, tuve un tiempo difícil creyendo eso.
Will había sido un implante en el centro médico local, y no tenía que
ser un investigador para deducir que no era el único. Mi suposición era que
Carissa tuvo ayuda dejando ese hospital.
Daemon y yo salimos después de las cinco, dirigiéndonos hacia
nuestras casas. Entré a cambiarme para nuestra ―cita de esta noche‖. No
todo estaba saliendo como la última vez. Me decidí por un par de jeans
ajustados, tacones, y un, aprobado por Lesa, ajustado suéter que
mostraba un poco de estómago.
Mamá estaba en la cocina haciendo una tortilla. Sus ojos se salieron
de las orbitas cuando tiré del dobladillo de mi abrigo. Me miró por encima
de su hombro, echando los huevos y fallando la mayor parte de la sartén.
Llevaba La Cocina del Infierno a un nuevo extremo.
—¿Saldrás esta noche con Daemon?
264
—Sí —dije, agarrando una toalla del papel. Recogí los huevos antes
de que el olor a quemado pudiera llegar a mi reflejo de vomito—. Vamos a
ir a cenar y luego una película.
—Recuerda tu toque de queda. Es noche de escuela.
—Lo sé. —Tiré la toalla y sostuve mi suéter con una mano—. ¿Has
oído algo sobre Carissa?
Mamá cabeceó.
—No estaba trabajando en el Grant cuando fue ingresada o
durante los últimos dos días, pero el hospital está plagado de policías y los
jefes están haciendo sus propias investigaciones.
Ella había cambiado sus turnos en Winchester.
—Así que, ¿piensan que realmente sólo salió de allí?
—Por lo que he oído, estaba tratándose por meningitis y eso puede
venir con una fiebre alta. Las personas hacen cosas extrañas cuando están
así de enfermos. Es por eso que estaba tan preocupada por ti cuando
enfermaste en noviembre —apagó la estufa—. Pero, no hay ninguna
excusa para lo que pasó. Alguien debió haber detenido a la pobre
muchacha. Esas enfermeras del turno de noche tendrán mucho que
explicar. Sin médicos, Carissa… —Se calló, enfocándose en verter los
huevos hacia su plato. Unos pedazos rociaron el suelo. Suspiré—. Cariño,
encontrarán a Carissa.
No, no lo harán, quería gritar.
—No pudo ir lejos —continuó mamá mientras yo recogía los grumos
amarillos rellenos con pimientas y cebollas—. Y esas enfermeras no
permitirán que algo tan descuidado como esto pase de nuevo.
Dudé que fuera un acto de descuido. Probablemente girarían la
mejilla o ayudarían. El deseo de vengarme o por lo menos caminar en ese
hospital y abofetear a un montón de personas, era casi demasiado difícil
de ignorar.
Despidiéndome de mamá y prometiendo no estar fuera pasado el
toque de queda, besé su mejilla y luego agarré mi chaqueta, abrigo y
bolso. Daemon estaba solo al lado. Todo el mundo estaba junto al lago, ya
sea poniéndose a través del indescriptible dolor o viéndolo.
Se pavoneó hacia mí, sus ojos cayendo directamente a la diminuta
muestra de piel… y algo cambió en su rostro.
—Me gusta éste más que el otro conjunto.
265
—¿En serio? —me sentía expuesta cuando me miraba como si
estuviera mirando fijamente una pieza de arte simplemente hecha para
él—. Creí que te gustaba la falda.
—Sí, ¿pero esto…? —tiró de mi cinturón e hizo un sonido profundo en
la parte de atrás de su garganta—. Realmente me gusta éste.
Calor barrió a través de mí, debilitando mis rodillas.
Sacudiendo su cabeza, dejó caer su mano y sacó las llaves de su
bolsillo.
—Tenemos que continuar. ¿Tienes hambre? No comiste nada en el
almuerzo.
Me tomó un momento calmarme.
—Podría ser una Cajita Feliz.
Se rió mientras salíamos.
—¿Una Cajita Feliz?
—¿Qué hay de malo con eso? —Tiré de mi abrigo—. Es perfecto.
—¿Es el juguete, verdad?
Sonreí cuando me detuve en el lado de pasajero.
—Los chicos obtienen los mejores juguetes.
Daemon se volvió de repente, poniendo sus manos en mis caderas y
acercándome a él. Sobresaltada, dejé caer mi bolsa cuando tomé sus
brazos.
—¿Qué…?
Me silenció con un beso que me emocionó y asustó. Cuando me
besó, fue como si hubiera alcanzando mi alma.
Lo gracioso era que él ya tenía mi corazón en sus manos.
Lentamente, me bajó y me puso en mis pies. Aturdida, lo miré
fijamente.
—¿Por qué fue eso?
—Sonreíste. —Sus dedos se arrastraron a lo largo de mi mejilla, luego
bajaron a mi garganta. Abotonó mi suéter rápidamente—. No has estado
sonriendo mucho. Extraño eso, así que decidí premiarte por hacerlo.
—¿Premiarme? —Reí—. Dios, sólo tú pensarías que besar a alguien es
un premio.
266
—Sabes que lo es. Mis labios cambian vidas, nena. —Daemon se
agachó, agarrando mi bolso del suelo—. ¿Lista?
Tomando el bolso, salté en el auto con rodillas temblorosas. Una vez
a mi lado, aceleró, y nos dirigimos al pueblo, parando por el local de
comida rápida para que pudiera tener mi Cajita Feliz.
Me consiguió una de chico también.
Su cena incluyó tres hamburguesas y dos órdenes de frituras. No
tenía idea de dónde fueron esas calorías. A su ego, ¿tal vez? Parecía
probarlo después de su último comentario acerca de los labios. Tenía
hambre más a menudo después de la mutación, pero no como Daemon.
En el camino a Martinsburg, empezamos con un juego de Yo Espío,
pero Daemon hizo trampa y no quise jugar más.
Se rió profundamente, el sonido creciendo.
—¿Cómo puedo hacer trampa en Yo Espío?
—¡Sigues escogiendo cosas que ningún humano en este mundo
puede ver! —Luché con una sonrisa ante su expresión ofendida—. O
escoges c, sigues escogiendo c. ¡Espío con mi pequeño ojo, algo que
comienza con una c!
—Auto —dice, sonriendo—. Gato. Chaqueta. Iglesia. —Hace una
pausa, dándome una malvada mirada de reojo—. Pecho19.
—Cállate. —Lo golpeé en el brazo. Unos momentos de silencio
después, y estaba desesperada por encontrar otro juego. Esta tontería
mantenía mi mente en blanco. Cambiamos al juego de las matriculas, y
juro que pasaba a los autos tan rápido, que así no podía verlos. Él tenía
una cruel vena competitiva.
Antes de saberlo, nos dirigíamos a la salida y ninguno de nosotros
estaba ya en humor de jugar.
—¿Crees que entraremos?
—Sí.
Le lancé una mirada.
—Ese guardia era muy grande.
Sus labios se curvaron.
19 En el original: Car, cat, coat, church, chest.
267
—Oh, Kitten, ves, trato de no decir cosas malas.
—¿Qué?
La sonrisa se extendió.
—Diría que el tamaño no importa, pero lo hace. Lo sabría. —Él
pestañeó, dejé salir un gemido asqueado. Rió—. Lo siento, te acercaste a
eso. En serio, sin embargo, el guardia no será un problema. Creo que le
agrado.
—¿Q-q-qué?
Deslizó la camioneta alrededor de las curvas.
—Creo que le agrado, como, realmente le agrado.
—Tu ego no conoce límites, ¿sabes eso?
—Lo verás. Sé de ese tipo de cosas.
De lo que recordaba, el guardia pareció querer matar a Daemon.
Sacudiendo su cabeza, me senté otra vez y comencé a mordisquear la
uña de mi pulgar. Mal hábito, pero los nervios estaban consiguiendo lo
mejor de mí.
La estación de gas abandonada apareció delante. La camioneta
golpeando sobre el camino irregular y agarré la manilla de la puerta. Autos
alineados en el área frente del club, como esperaba. Una vez más,
Daemon estacionó a Dolly lejos de otros automóviles. Recordé
deshacerme de mi abrigo esta vez. Lo envolví alrededor de mi bolsa y lo
dejé en el piso. Hicimos nuestro camino alrededor de los autos.
Deteniéndonos en la primera fila, me agaché y eché mi cabello por
encima de mi cabeza, sacudiéndolo.
—Esto me recuerda un video de Whitesnake20 —dijo Daemon.
—¿Eh? —Pasé mis manos por mi cabello, esperando lucir sexy y no
como si hubiera tenido mi cabeza fuera del auto.
—Si comienzas a escalar los techos de los autos, creo que podría
casarme contigo.
Rodando mis ojos me enderecé, dando una sacudida más a mi
cabeza.
—Hecho.
20 Whitesnake es una banda británica de hard rock y Heavy Metal fundada en el año 1978
por David Coverdale.
268
Me miró fijamente.
—Eres linda.
—Eres raro. —Me levanté y le di un rápido beso en la mejilla antes de
que me tambaleara a través del césped. Tacones, no tan buena idea.
El guardia gorila apreció de la nada, aún en ese overol. Brazos
tamaño barril cruzados a través de su pecho.
—¿Pensé que les dije que se olvidaran de este lugar?
Daemon se movió en frente de mí.
—Necesitamos ver a Luc.
—Yo necesito muchas cosas en la vida. Como desearía poder
encontrar un corredor de bolsa decente que no pierda la mitad de mi
dinero.
Bieeen. Aclaré mi garganta.
—No tardaremos mucho, pero por favor, realmente necesitamos
verlo.
—Lo siento —dijo el guardia.
Daemon inclinó su cabeza a un lado.
—Tiene que haber algo que podamos hacer para convencerte.
Oh, hombre, por favor dime que él no…
El guardia levantó una ceja y esperó.
Daemon sonrió, esa sexy curvatura de sus labios que tenía todas las
chicas en la escuela tropezando, y yo… quería arrastrarme bajo un auto.
Antes de que pudiera morir de vergüenza, el celular del guardia
sonó, y lo sacó de su bolsillo delantero.
—¿Qué pasa?
Tomé el momento para codear a Daemon.
—¿Qué? —dijo—. Estaba funcionando.
El guardia rió.
—No hacía mucho. Sólo hablaba con un fanfarrón y una linda chica.
—¿Perdón? —dijo Daemon, sorprendido.
Me ahogué en mi risa.
269
Hubo una amplia sonrisa, y luego el guardia suspiró.
—Sip, están aquí por ti. —Hizo una pausa—. Seguro.
Colgó el celular.
—Luc los verá. Entren y diríjanse directamente a él. Ningún baile ésta
noche, o lo que fuera que hicieron la última vez.
Incómodo. Bajé mi cabeza y pasé al guardia. En la puerta, él detuvo
a Daemon. Miré sobre mi hombro.
El guardia pestañeó a Daemon cuando él le dio algo que parecía
una tarjeta.
—No eres normalmente mi tipo, pero puedo hacer una excepción.
Mi boca cayó abierta.
Daemon tomó la tarjeta con una sonrisa y luego abrió la puerta.
—Te lo dije —me dijo.
Me negué a darle el beneficio de una respuesta, en cambio me
concentré en el club. Nada había cambiado desde la última vez. La pista
de baile estaba llena. Acompañando las jaulas colgadas del techo,
balanceándose por los movimientos en el interior. Personas moviéndose al
fuerte ritmo. Un diferente y extraño mundo en el epicentro de la
humanidad.
Y el lugar todavía me atraía de una manera extraña.
Por el pasillo oscuro, un hombre alto esperó en la puerta por nosotros.
Paris, el Luxen rubio que conocimos la última vez. Asintió a Daemon,
abriendo la puerta, y luego se hizo a un lado.
Esperaba ver Luc tirado en el sofá, jugando DS como la última vez,
así que me asusté cuando lo descubrí en el escritorio, viendo una laptop,
su rostro arrugado en concentración.
La pila de billetes se había ido.
Luc no levantó la mirada.
—Por favor siéntense. —Señaló hacia el sofá cercano, todo
profesional.
Mirando Daemon, me moví con él hacia el sofá y me senté. En la
esquina, una alta vela amarilla extendía un olor de melocotones a través
de la habitación. Ésa era toda la decoración. ¿La puerta detrás del
escritorio llevaba a otra habitación? ¿Luc vivía aquí?
270
—Oí que ustedes chicos no llegaron muy lejos de Mount Weather la
última vez. —Cerró la laptop y cruzó las manos bajo la barbilla.
—Acerca de eso —dijo Daemon, inclinándose hacia adelante—.
¿No supiste sobre los escudos de ónix?
El chico, el pequeño mini magnate/capo de la mafia/lo que sea se
quedó inmóvil. La tensión llenó la habitación. Esperaba que algo explotara.
Sólo que no fuera ninguno de nosotros.
—Te advertí que puede haber cosas de las que no soy consciente —
dijo—. Ni siquiera yo sé todo del Daedalus. Pero creo que Blake está en el
buen camino. Está en lo cierto sobre el material brillante negro-rojizo. Quizá
si construimos una tolerancia no nos veremos afectados por los escudos de
ónix.
—¿Y si no es así? —pregunté, odiando la sensación helada
recorriendo mis venas.
La mirada amatista de Luc se concentró.
—¿Qué si no lo es? Tengo la sensación de que no va a detenerte de
intentarlo de nuevo. Es un riesgo y todo tiene riesgos. Tienes suerte de que
te sacó de allí la última vez antes de que cualquiera comprendiera lo que
pasaba. Tienes otra oportunidad. Mucha gente no.
Hablar con este chico era raro, porque tenía los gestos y patrones de
habla de un adulto bien educado.
—Tienes razón —dije—. Aún vamos a intentarlo.
—Pero, ¿conociendo todos los peligros por delante parece injusto?
—Se metió un mechón de pelo marrón, su angelical rostro impasible—. La
vida no es justa, nena.
Daemon se tensó a mi lado.
—¿Por qué tengo la sensación de que hay mucho que no nos estás
diciendo?
Los labios de Luc formaron una media sonrisa.
—De todos modos, ¿viniste aquí por un motivo diferente de los
escudos de ónix? Vamos al grano.
Molestia cruzó el rostro de Daemon.
—Un híbrido inestable atacó a Kat.
—Eso es lo que las personas inestables hacen, híbridos o no.
271
Contuve una réplica.
—Sí, nos dimos cuenta, pero ella era mi amiga. No dio ninguna
indicación de que sabía algo acerca del Luxen. Estaba bien, enfermó, y
luego fue a mi casa y se volvió loca.
—Tú no diste ninguna indicación sobre que ET llamara a casa.
Mocoso. Tomé una respiración profunda.
—Lo entiendo, pero esto fue de la nada.
Luc se inclinó hacia atrás en su silla, golpeando sus piernas sobre el
escritorio. Cruzó los tobillos.
—No sé qué decirte sobre eso. Ella pudo haber sabido de los Luxen,
se hirió, y un pobre inocente lo intentó y no la sanó. O el hombre la sacó de
la calle como lo hacen a veces. Y a menos que sepas alguna maldita
técnica buena de tortura y están dispuestos a emplear a un oficial del
Daedalus, no veo como alguna vez lo sabrás.
—Me niego a aceptarlo —susurré. Sabiendo que traería algún tipo
de final y justicia.
Se encogió de hombros.
—¿Qué le pasó a ella? —la curiosidad coloreó su tono.
Mi aliento se atoró en mi garganta cuando apreté las manos en
puños.
—Ya no es…
—Ah —murmuró Luc—. ¿Hizo lo de la combustión espontánea? —la
mirada en mi cara debió haber sido respuesta suficiente porque él suspiró
tristemente—. Eso apesta. Lamento eso. Una lección de historia retorcida
para ti, ¿conoces todos los casos inexplicables de combustión espontánea
en toda la historia?
Daemon hizo una mueca.
—Tengo miedo preguntar.
—Es curioso que no haya muchos casos conocidos, pero que
ocurren en el mundo novato. —extendió sus brazos para indicar el mundo
fuera de la oficina.
—Híbridos, mi teoría por lo menos. Y tiene sentido si lo piensas,
muchos hacen lo de la autodestrucción en las instalaciones, pero algunos
lo hacen fuera. Por eso no les ocurre con frecuencia a los humanos.
272
Todo esto era bueno y un poco inquietante si lo pensabas, pero no
era por lo que estábamos aquí.
—Mi amiga llevaba una pulsera…
—¿Tiffany? —preguntó y sonrió.
—No. —sonreí—. Era justo como la que llevas.
La sorpresa cruzó por la cara de Luc como una ola. El pequeño punk
dejó caer sus piernas hacia el suelo y se sentó recto.
—Nada bueno.
Escalofríos recorrieron mi piel cuando Daemon se concentró en Luc.
—¿Por qué no es bueno?
Él pareció debatir si debería hablar sobre eso y luego decidió.
—Oh, qué demonios. Me deberás, espero que entiendas. ¿Pero que
ves allí? —Luc pasó su dedo a través de la piedra—. Es un opal negro, tan
raro que sólo unas minas pueden desenterrar éstos bebés. Y es sólo éste
tipo.
—¿Los únicos que lucen como si tuvieran fuego en ellos? —pregunté,
inclinándome para obtener una mejor vista. Realmente lucía como un
orbe negro con una llama dentro—. ¿De dónde se extraen?
—Australia, normalmente. Hay algo en la composición de un opal
negro como un impulso de poder. Sabes, como Mario lo obtiene cuando
golpea un hongo. Imagina ese sonido. Es lo que un opal negro hace.
—¿Qué tipo de composición? —preguntó Daemon, los ojos
entrecerrados con interés.
Luc desenganchó la pulsera y lo sostuvo en la tenue luz.
—El opal tienen ésta notable habilidad de refractar y reflejar
específicas ondas de luz.
—De ninguna manera —respiró Daemon, y al parecer esto era súper
genial. Estaba todavía perdida en toda la cosa de la piedra y luz.
—Sí. —sonrió Luc a la piedra, como un padre sonríe a su hijo
pródigo—. No sé quién lo descubrió. Alguien del Daedalus, estoy seguro.
Una vez que dedujeron lo que podría hacer, lo alejaron de los Luxen y de
los nuestros.
273
—¿Por qué? —Me sentí estúpida por preguntar, principalmente
porque ambos me miraban como si lo fuera—. ¿Qué? No tengo un título
en mineralogía extraterrestre. Jesús.
Daemon dio golpes a mi muslo.
—Está bien. Refractando y reflejando ondas de luz que nos afectan,
como la obsidiana afecta a los Arum y el ónix nos afecta.
—Bien —dije suavemente.
Los ojos purpura de Luc brillaron.
—La luz refractando cambia la dirección y la velocidad. Nuestros
amistosos vecinos alienígenos están hechos de luz, bien, hechos de más
que eso, pero déjenme explicarlo de esta manera: digamos que su ADN es
luz. Y digamos que cuando un humano es mutado, su ADN está ahora
encerrado en ondas de luz.
Recordé a Daemon tratando de explicar esto antes.
—Y el ónix rompe estas ondas de luz, ¿correcto? Los hace rebotar un
poco y volverse locos.
Luc asintió.
—La habilidad del opal de refractar permite a un Luxen o a un
híbrido ser más poderoso, refuerza nuestra habilidad de refractar la luz.
—Y la parte de reflejar… guau —Intimidado, Daemon sonrió
abiertamente.
Logré entender toda la cosa de la refracción. Seguro, súper
velocidad, capacidad de tirar de la Fuente más fácilmente, y
probablemente un montón de otros beneficios, pero, ¿reflejar? Esperé.
Daemon me codeó.
—Parpadeamos o nos desvanecemos porque nos movemos rápido.
Y algunas veces nos ves desvanecernos dentro y fuera, solo es reflejo. Algo
en lo que todos tenemos que trabajar para controlarlo cuando somos
jóvenes.
—¿Y es difícil cuando estás emocionado o disgustado?
Asintió.
—Entre otras cosas, pero, ¿controlar el reflejo? —se fijó en Luc—.
¿Estás diciendo que puedes hacer lo que creo que puedes?
274
Riendo, Luc enganchó la pulsera alrededor de su muñeca y se sentó,
dejando caer sus piernas de nuevo en el escritorio.
—Los híbridos son buenos. Nos podemos mover más rápido que los
humanos, pero con las proporciones de obesidad hoy en día, las tortugas
pueden moverse más rápido que la mayoría de los humanos. A veces
somos aún más fuertes que los Luxen regulares cuando viene de la Fuente,
es la mezcla de ADN humano y alienígena que puede crear algo
poderoso, pero eso no es normal. —una sonrisa autosuficiente estiró los
labios de Luc—. Pero dale a un Luxen uno de éstos, y ellos pueden reflejar
completamente la luz.
Mi corazón se saltó un latido.
—Quieres decir… como, ¿invisible?
—Muy genial —dijo Daemon, mirando la piedra—. Podemos cambiar
la manera en que nos vemos, pero ¿volvernos invisibles? Sí, eso es nuevo.
Confundida, sacudí mi cabeza.
—¿Podemos ser invisibles?
—No. Nuestro ADN humano se interpone en el camino de eso, pero
nos hace tan poderosos como el más fuerte Luxen y algo más. —se movió
un poco en su asiento—. Así que puedes imaginar que ellos no querrían
que ninguno de nosotros tengamos éstos… especialmente uno que no ha
demostrado ser estable, a menos que…
Un soplo de aire frío se disparó por mi cuello.
—¿A menos qué?
Algo de entusiasmo desapareció de su rostro.
—A menos que no les importara qué tipo de daño causara el híbrido.
Tal vez tu amiga era una prueba de funcionamiento de un incidente
mayor.
—¿Qué? —Daemon se tensó—. ¿Crees que hicieron esto a
propósito? ¿Conectaron a un híbrido inestable y la enviaron a lo salvaje a
ver qué pasaba?
—Paris cree que soy un teórico de la conspiración con un toque de
paranoia esquizofrénica. —Él se encogió de hombros—. Pero no puedes
decirme que Daedalus no tiene un plan maestro bajo la manga. No voy a
poner una sola cosa más allá de ellos.
275
—Pero, ¿por qué ella vendría detrás de mí? Blake dice que no saben
de la mutación. Por lo tanto, no es como si la hubiesen enviado tras de mí.
—Hice una pausa—. Y, bueno, eso es si Blake está diciendo la verdad.
—Estoy seguro de que se trata de la mutación —respondió Luc—. Si
no lo fuera, no estaría sentado aquí. Mira, no estoy seguro de que incluso
Daedalus sabe todo lo que esta piedra es capaz de hacer y cómo nos
afecta. Aún estoy aprendiendo.
—¿Y qué has aprendido? —preguntó Daemon.
—Para empezar, antes de que tuviera mis sucias manos en uno de
estos, no podía reconocer a otro híbrido si uno brincara frente a mí. Supe el
momento que tú y Blake llegaron a Martinsburg, Katy. Fue raro, como una
respiración recorriendo mi cuerpo entero. Tu amiga probablemente te
sintió. Esa es la probabilidad menos terrible.
Daemon soltó una larga respiración y luego desvió la mirada por un
momento.
—¿Sabes si puede reforzar las habilidades de los Arum?
—Me imagino que podría si estuvieran llenos de los poderes de un
Luxen.
Abrumada, me recliné y luego salí disparada hacia adelante.
—¿Crees que el opal puede, como, neutralizar el ónix?
—Es posible, pero, no lo sé. No he abrazado ningún ónix
recientemente.
Ignoré el tono sarcástico.
—¿Dónde podemos conseguir algo de opal?
Luc rió y quise patear sus piernas del escritorio.
—A menos que tengas aproximadamente treinta mil dólares
alrededor y conozcas a alguien que extraiga opal, o quieras pedirle
algunos a Daedalus, estarás de suerte. Y no te daré el mío.
Mis hombros cayeron. Genial, otro callejón sin salida. No podíamos
tomar un descanso.
—Da igual, ya es hora de que ustedes salgan a la carretera. —Él
inclinó su cabeza hacia atrás, mientras cerraba sus ojos—. ¿Asumo que no
tendré noticias de ustedes dos hasta que estén listos para ir a Mount
Weather?
276
Ah, fuimos echados. Cuando me levanté, debatí en aproximarme a
Luc y agarrar su pulsera. La forma en que sus ojos se volvieron delgadas
rendijas me advirtió que olvidara esa idea.
—¿Hay algo más que puedas decirme? —instó Daemon.
—Seguro, tengo algo más. —Luc levantó esas largas pestañas—.
Realmente no debes confiar en un alma en este juego. No cuando todos
tenemos algo que ganar o perder.
277
29 Traducido por Deeydra Ann
Corregido por Chio
A lo largo de varias semanas, las entrevistas dadas por la policía local
y las súplicas llorosas de los padres de Carissa aparecieron en el noticiero
de la noche, se realizaron vigilias con velas y reporteros de todas partes
vinieron, atraídos por morbosa curiosidad. ¿Cómo puede una pequeña
ciudad tener tantos chicos que sólo desaparecieron? Incluso algunas
especularon que un asesino en serie había puesto como objetivo la
tranquila ciudad en el Oeste de Virginia.
Estar en la escuela, escuchando a todo el mundo hablar sobre
Carissa, Simon, e incluso Adam y Beth, era difícil. No sólo para mí, sino para
todos los que sabían la verdad.
Esos chicos no desaparecieron.
Adam y Carissa estaban muertos y probablemente Simon, también.
Beth estaba retenida en contra de su voluntad en un centro del gobierno.
Un ambiente oscuro y sombrío se estableció, arrastrando dentro
cada parte de nosotros y no había agitación. Por supuesto, desconfianza
floreció junto con la hierba de la primavera y los pequeños brotes en la
escuela, ya que sólo uno de los chicos había reaparecido y ese había sido
Dawson. Pero su reaparición había señalado la desaparición de otros.
Había murmullos en el pasillo y largas miradas pasaban entre los
estudiantes cada vez que Dawson o Daemon estaban cerca.
Posiblemente porque muy pocos podían distinguirlo, pero ambos hermanos
actuaban como si no los oyeran. O quizá simplemente no les importaba.
Incluso Lesa había cambiado. Perder a un amigo haría eso, al igual
que la incapacidad de encontrar algún cierre. Nunca hubo una razón del
por qué Carissa había desaparecido, al menos no para Lesa. Ella, al igual
que muchos otros, se pasaría toda la vida preguntándose por qué y cómo
sucedió. Y el no saber creó esta impotencia a seguir adelante. A pesar de
que las estaciones del año estaban cambiando y la primavera estaba en
278
camino, Lesa estaba atrapada en el día antes en que descubrió que su
mejor amiga había desaparecido y el día después. Era la misma chica en
algunos aspectos: momentos en donde decía algo totalmente
inapropiado y se reía, y luego los otros cuando no creía que estaba
mirando, sus ojos se nublaban con recelo.
Sin embargo, Carissa no era el único caso de interés periodístico.
El doctor William Michaels, alias el novio excesivo y hábilmente idiota
de mamá, fue reportado como desaparecido por su hermana unas tres
semanas después que Carissa cayera fuera del radar. Una frenética
tormenta descendió una vez más. Mamá había sido cuestionada y ella...
Ella había sido un desastre. Especialmente cuando se enteró de que Will
nunca se había registrado en ninguna conferencia en el oeste y nadie
había visto o sabido nada de él desde que dejó Petersburgo.
Las autoridades sospechaban que un crimen podría haber estado
involucrado. Otros murmuraban que debía tener algo que ver con lo que
le pasó a Carissa y Simon. Un importante doctor simplemente no deja de
existir.
Pero Daemon y yo seguíamos vivos, por lo que todo lo que podíamos
asumir era que la mutación se había mantenido y puesto que había
conseguido lo que quería, estaba oculto. En el peor de los casos, Daedalus
lo había capturado en alguna parte. No es un buen augurio para nosotros
si eso sucediera, pero bueno, bien merecido si él fue encerrado en una
jaula en alguna parte. En general, no estaba destrozada por el hecho de
que, por ahora, Will no era un problema, pero odiaba ver a mamá pasar
por esto de nuevo. E incluso odiaba más a Will por ponerla en medio de
ello. Alcanzó todas las etapas del proceso de duelo: incredulidad, tristeza;
ese horrible y persistente sentimiento de pérdida y luego la ira.
No tenía idea de qué hacer por ella. Lo mejor que podía hacer era
pasar las noches con ella en sus días libres, después de terminar con las
cosas del ónix. Mantener su compañía y distraerla parecía ayudar.
Mientras las semanas pasaban y no había señal de Carissa o
cualquier otra persona que el pequeño pueblo había mantenido cautivo,
sucedió lo inevitable. Las personas no olvidaron, pero los reporteros se
fueron y luego otras cosas ocuparon el noticiero de la noche. Para
mediados de abril, todos en su mayor parte volvieron a hacer sus propias
cosas.
Le había preguntado a Daemon una noche mientras caminábamos
de vuelta al lago, disfrutando las cálidas temperaturas, ¿cómo podía la
279
gente olvidar tan fácilmente? Una sensación amarga se instaló en mi
estómago. ¿Me pasaría algún día si no regresaba de Mount Weather? ¿La
gente simplemente lo superaría?
Daemon había apretado mi mano y dicho—: Es la condición
humana, Kitten. Lo desconocido no es algo que se sienta bien. Prefieren
alejarlo, no del todo, pero sólo lo suficiente para que no ensombrezca
cada pensamiento y acción.
—¿Y eso está bien?
—No estoy diciendo que lo sea. —Se había detenido, colocando sus
manos en mis brazos—. Pero no tener las respuestas a algo puede dar
miedo. La gente no puede centrarse en eso para siempre. Al igual que no
puedes concentrarte en por qué fue tu padre quien tuvo que enfermarse y
morir. Esa es la gran incógnita. Tienes que dejarlo ir eventualmente.
Lo miré fijamente, sus rasgos más llamativos resaltaron en la luz
menguante. —No puedo creer que puedas sonar tan sabio.
Daemon se había reído, pasando sus manos por mis brazos.
Escalofríos prometedores siguieron. —Soy más que apariencias, Kitten.
Deberías saber eso.
Y lo sabía. Daemon era ridículamente de ayuda la mayoría del
tiempo. Todavía odiaba que estuviera participando en el entrenamiento
del ónix, pero no lo estaba presionando y apreciaba eso.
Me adentré en el entrenamiento con el ónix, que me dejaba poco
tiempo para otra cosa más que ir a la escuela. El ónix despojado de
energía y después de cada sesión, todos nos apresurábamos a perder el
conocimiento. Y estábamos tan envueltos en construir nuestra tolerancia,
estando alertas por oficiales e implantes que aún no habíamos celebrado
el Día de San Valentín a parte de las flores que me había comprado y la
tarjeta que le había dado.
Teníamos la intención de compensarlo, para hacer la cosa de la
cena, pero el tiempo se nos escapaba o alguien se interponía entre
nosotros. O bien Dawson estaba impaciente por salvar a Beth y a un pelo
de destruir Mount Weather, Dee queriendo asesinar a alguien o Blake
demandando que hiciéramos la cosa del ónix todos los días. Había
olvidado lo que se sentía cuando sólo éramos Daemon y yo.
Realmente comencé a pensar que sus esporádicas visitas nocturnas
eran en realidad un producto de mi hiperactiva imaginación ya que, al
final de la noche, estaba tan derrotado como yo. Cada mañana parecía
como un vívido sueño y desde que Daemon nunca lo mencionó, lo dejaba
280
pasar mientras esperaba con ansias por ello. Soñar a Daemon era mejor
que nada de Daemon, supuse.
Pero para principios de mayo, los cinco de nosotros podíamos
manejar el ónix por unos cincuenta segundos sin perder el control de
nuestras funciones musculares. No parece como un montón de tiempo
para los otros, pero era un progreso para nosotros.
A mitad de la práctica de hoy, ganamos una audiencia que incluía
a Ash y Dee. Las dos se estaban convirtiendo en verdaderas amigas íntimas
últimamente, mientras yo estaba básicamente sin amigos, con excepción
de Lesa en días buenos.
Los malos días eran cuando extrañaba a Carissa y nadie podía
remplazar esa amistad perdida.
Observando a Ash balanceándose en sus ridículos tacones, me
preguntaba cómo Ash y Dee estaban incluso llevándose bien. Además de
su obsesión por la moda, tenían poco en común.
Entonces, me di cuente de lo que probablemente las había unido: su
dolor. Y aquí estaba yo, envidiándoles eso. Podía ser tan tonta.
Matthew estaba en el proceso de levantarse del suelo mientras Ash
se tambaleaba hacia el ónix, frunciendo el ceño. —No puede ser tan
malo. Tengo que intentarlo.
Contuve una loca sonrisa. No iba a detenerla.
—Uh, Ash, realmente no recomendaría hacer eso —comenzó
Daemon.
Aguafiestas, pensé, pero Ash era una pequeña alienígena decidida.
Así que me senté, estiré las piernas y esperé a que el show comenzara.
No tuve que esperar mucho.
Inclinándose con gracia, tomó una de las joyas brillantes de color
rojo oscuro mientras yo contenía el aliento. Ni siquiera un segundo después,
gritó, soltó el ónix como si fuera una serpiente y se tambaleó hacia atrás,
cayendo sobre su trasero.
—Sip, nada mal en absoluto —comentó secamente Dawson.
Los ojos de Ash estaban muy abiertos, su boca tragando saliva como
un pez. —¿Qué... qué fue eso?
—Ónix —respondí, recostándome sobre mi espalda. Brillantes cielos
azules y toques de sol calentaban el aire. Ya había tenido tres rondas con
eso hoy. No podía sentir mis dedos—. Apesta.
281
—Se sintió... se sintió como si mi piel se estuviese rasgando —dijo. El
shock endureció su voz—. ¿Por qué se han puesto a pasar por esto durante
meses?
Dawson aclaró su garganta. —Sabes por qué, Ash.
—Pero ella es...
Oh, no.
—¿Es qué? —Dawson se puso de pie—. Es mi novia.
—No quise decir nada. —Ash miró alrededor por ayuda, pero estaba
sola en esto. Poniéndose de pie con cuidado, dio un paso vacilante hacia
Dawson—. Lo siento. Es sólo que... eso duele.
Dawson no dijo nada mientras pasaba junto a Daemon,
desapareciendo en los matorrales. Los ojos de Daemon se encontraron
con los míos, luego suspiró y se alejó trotando tras su hermano.
—Ash, necesitas aprender un poco más de sensibilidad —dijo
Matthew, sacudiendo la suciedad de sus pantalones.
Su rostro cayó y luego se derrumbó. —Lo siento. No quise decir nada
con eso.
No lo podía creer. Era raro ver a Ash mostrar alguna otra emoción
que no fuera ser una perra. Dee fue a su lado y las dos se marcharon,
Matthew le siguió, luciendo como si necesitara unas vacaciones o una
botella de whisky.
Lo que me dejó sola con Blake.
Gruñendo, cerré los ojos y volví a recostarme. Mi cuerpo se sentía
pesado, como si pudiera hundirse en el suelo. En un par de semanas, me
brotarían flores.
—¿Te sientes bien? —preguntó Blake.
Varias respuestas sarcásticas se alinearon en mi lengua como
soldaditos, pero lo único que dije fue —: Sólo estoy cansada.
Hubo una larga pausa y luego oí sus pasos acercándose. Blake se
sentó junto a mí. —El ónix es mortífero, ¿verdad? Nunca había pensado en
eso, pero cuando fui instalado en Daedalus por primera vez, siempre
estaba cansado.
No supe qué decir, así que guardé silencio y por un rato, él también.
Blake probablemente era la persona más difícil para tener alrededor.
Porque en el fondo, no era una horrible persona, tal vez ni siquiera un
282
monstruo. Era una persona desesperada y la desesperación podía hacer
que la gente hiciera cosas locas.
Llevaba sentimientos continuamente en conflicto. Durante el último
par de meses, había crecido, como los demás, para tolerarlo, pero no
confiaba en él porque recordaba las palabras de despedida de Luc —
Realmente no debes confiar un alma en este juego. No cuando todos
tienen algo que ganar o perder. No podía dejar de preguntarme si se
había referido a Blake. No quería ir despacio con él por lo que le hizo a
Adam y no quería tenerle lastima, pero lo hacía a veces. Era un producto
de su ambiente. No era ningún tipo de justificación, pero Blake no hizo
todo por sí mismo. Hubo varios factores. Lo más extraño de todo fue en el
almuerzo, viéndolo sentarse en la misma mesa con los hermanos del chico
al que había matado.
Honestamente, no creo que alguien sepa cómo manejar a Blake.
Finalmente, dijo —Sé lo que estás pensando.
—Pensé que no podías leer las mentes de otros híbridos.
Rió. —No puedo, pero es obvio. Te sientes incómoda estando aquí
contigo, pero estás demasiado cansada y eres demasiado amable para
levantarse.
Blake tenía razón en todo. —Y sin embargo, aún estás aquí.
—Sí, sobre eso... No creo que dormir aquí afuera sea lo más seguro
para hacer. Además de los osos y los coyotes, el DOD o Daedalus siempre
pueden venir por aquí.
Abrí los ojos, suspirando. —¿Y qué sería sospechoso sobre mi estando
aquí?
—Bueno, aparte de que es un poco temprano en Mayo y tarde en el
día para tomar el sol... Saben que sigo hablando contigo. Manteniendo las
apariencias y todo.
Incliné mi cabeza hacia él. Cada uno de los Luxen tomaban turnos
para explorar el área mientras practicábamos, asegurándose de que
nadie estuviera mirando. Parecía extraño que Blake estuviera preocupado
por eso. —Cierto —dije.
Dobló sus rodillas, apoyando los brazos sobre ellas mientras miraba
hacia el pacífico lago. Hubo otro silencio y luego—: Sé que Daemon y tú
fueron a ver a Luc en febrero.
283
Abrí la boca, pero luego negué con la cabeza. Estaba segura como
el infierno que no necesitaba explicarle por qué.
Blake suspiró. —Sé no confían ni confiarán en mí, pero pude haberles
ahorrado un viaje. Sabía lo que el ópalo negro hace. Vi a Lucas lograr
cosas muy locas a causa de eso.
La irritación se encendió. —¿Y no pensaste en decirnos sobre eso?
—No pensé que sería un problema —dijo—. Ese tipo de ópalo es casi
malditamente imposible de conseguir y lo último que esperaba era a
Daedalus equipando híbridos con él. Diablos, ni siquiera había pensado en
eso.
Aquí estaba yo, en la misma posición con Blake como de costumbre:
creerle o no. Crucé mis piernas por los tobillos y observé una espesa y
mullida nube en el cielo.
—Está bien —dije, porque honestamente, no había forma de probar
si estaba mintiendo o no. Apuesto a que si lo conectábamos a un detector
de mentiras, los resultados serían inconclusos.
Blake parecía sorprendido. —Desearía que las cosas fueran
diferentes, Katy.
Solté un bufido. —Yo también, y probablemente un centenar de
personas.
—Lo sé. —Cavó a través del suelo, buscando una piedra. La giró en
su mano lentamente—. He estado pensando últimamente sobre lo que voy
a hacer cuando todo esto termine. Hay una buena probabilidad de que
Chris... no va a estar bien, ¿sabes? Tenemos que ir a alguna parte y
desaparecer, pero ¿y si no puede mezclarse? Si es... ¿diferente?
No está bien, al igual que Beth lo había estado cuando la había
visto. —Has dicho que le gusta la playa. A ti también. Ahí es a donde
deberían ir.
—Suena como un plan. —Me miró—. ¿Qué harán ustedes con Beth?
Diablos, ¿qué harán después de recuperarla? Daedalus estará
buscándola.
—Lo sé. —Suspiré, deseando hundirme en el suelo—. Vamos a tener
que esconderla, supongo. Ver cómo es. Cruzaremos ese puente cuando
lleguemos ahí, ese tipo de cosas, pero mientras todos estemos juntos se nos
ocurrirá algo.
284
—Sí... —Se detuvo, sus labios delgados. Balanceando su brazo hacia
un lado, arrojó la piedra al lago. Saltó tres veces antes de hundirse. Luego,
se puso de pie—. Te voy a dejar sola, pero estaré cerca.
Antes de que pudiera responder, se levantó y se fue trotando.
Frunciendo el ceño, arqueé la espalda para poder verlo. La orilla alrededor
del lago estaba vacía, a excepción de unos cuantos petirrojos saltando en
el suelo cerca de un árbol.
Esa sí que fue una extraña conversación.
Recostándome de nuevo, cerré los ojos y obligué a mi mente a
quedarse en blanco. En el momento en que estuve sola y había silencio,
mil cosas vinieron de todas direcciones dentro de mí. Caer dormida era
difícil, por lo que tenía la costumbre de describir la playa en Florida a la
que le gustaba a papá ir. Creando la imagen de las olas turquesas espesas
rompiendo contra la costa mientras crecían y se alejaban, mantuve esa
escena. Nada más que esa imagen se coló en los recovecos de mis
pensamientos. No había estado pensando realmente en quedarme
dormida aquí, pero tan agotada como estaba, me dormí bastante rápido.
No estoy segura de qué me despertó, pero mientras mis ojos
parpadeaban para abrirse, me encontré a mí misma mirando a un par de
brillantes ojos verdes. Sonreí. —Hola —murmuré.
Un lado de sus labios llenos se alzó. —Hola, bella durmiente.
Por encima de su hombro, el cielo se había profundizado a un azul
oscuro. —¿Me besaste para despertar?
—Lo hice. —Daemon estaba apoyado sobre su costado, usando el
brazo para apoyar su cabeza. Puso su mano sobre mi estómago y mi
pecho revoloteó en respuesta—. Te lo dije, mis labios tienen poderes
místicos.
Mis hombros se movieron en una risa silenciosa. —¿Cuánto tiempo
has estado aquí?
—No mucho. —Sus ojos buscaron los míos—. Encontré a Blake de mal
humor por el bosque. No quería irse mientras tú estuvieras aquí.
Rodé mis ojos.
—Por mucho que me moleste, me alegro de que no lo hiciera.
—Vaya. Los cerdos están volando. —Cuando entrecerró los ojos,
levanté mi mano, pasando mis dedos a través de las suaves ondas que
285
caían sobre su frente. Sus ojos se cerraron y contuve el aliento—. ¿Cómo
está Dawson?
—Calmado. ¿Cómo está Kitten?
—Somnolienta.
—¿Y?
Lentamente, arrastré mis dedos por el lado de su cara, a lo largo de
su amplia mejilla y por debajo de la dura línea de su mandíbula. Se giró en
mi palma, presionando sus labios en ella. —Feliz de que estés aquí.
Sus dedos hicieron un rápido trabajo en la ligera chaqueta que
estaba usando, separando las solapas del material. Sus nudillos se rozaron
contra la blusa que tenía debajo. —¿Y?
—Y me alegra que no fui comida por un oso o un coyote.
Arqueó una ceja. —¿Qué?
Sonreí. —Al parecer, son un problema por aquí.
Daemon sacudió su cabeza. —Volvamos a hablar sobre mí.
En lugar de decirle, le mostré. Como Daemon decía, era la amante
de los libros en mí. Mostrarle era mucho mejor que decir. Toqué
suavemente su labio inferior con mis dedos y luego moví mi mano hacia su
pecho. Levanté mi cabeza y me encontró a medio camino.
El beso comenzó vacilante y tranquilo. Suaves besos crearon un
anhelo que se estaba haciendo muy familiar. La sensación de sus labios
contra los míos, el saber lo que quería, despertó algo profundo dentro de
nosotros y nuestros corazones se alzaron juntos, golpeando fuerte y rápido.
Me rendí en ese beso, me ahogué en él, me convertí en él. La creciente
ola de sentimientos era difícil de procesar. Era emocionante y aterrador a
la vez. Estaba lista, había estado lista y sin embargo sabía que estaba
asustada, porque como Daemon había dicho antes: Los humanos le tienen
miedo a lo desconocido. Y Daemon y yo habíamos estado rondando al
borde de lo desconocido por un tiempo.
Presionó hacia abajo hasta que estuve sobre mi espalda, y él estaba
encima de mí, su peso perfecto y loco. Su mano se deslizó hacia arriba,
juntando la tela, sus dedos rozando al pasar. El contacto era demasiado e
insuficiente. Mi pecho subía y bajaba rápidamente a medida que su pierna
se movía sobre la mía, entre las mías. Cuando se apartó, jadeé por aire,
por el control que estaba rápidamente perdiendo.
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—Necesito parar —dijo bruscamente, cerrando sus ojos con fuerza,
sus pestañas abanicando las puntas de sus mejillas—. Como, justo ahora.
Enrosqué mis dedos entre los rizos de su nuca, esperando que no se
diera cuenta de lo mucho que temblaba mi mano. —Sí, debemos.
Asintió, pero entonces bajó su cabeza y me besó de nuevo. Era
bueno ver que tenía la misma cantidad de fuerza de voluntad que yo, que
era nada de nada. Mis manos se deslizaron por su espalda, indagando
dentro de la camisa que llevaba, encontrando su camino debajo de ella,
extendiéndose a través de su piel cálida. Acurruqué mi pierna alrededor
de la suya. Estábamos cerca, tan cerca que incluso si nuestros corazones
no hubieran latido a la par antes no habría importado, porque se habían
encontrado y unido ahora.
Nuestras respiraciones venían rápidas. Esto era una locura. Perfecto.
Su mano se deslizo por debajo de mi camisa, moviéndose más y más
arriba, y cada parte de mi quería presionar el botón ―detener‖ del mundo
y después hacer clic en el de repetición para que pudiera sentirme así una
y otra vez.
Daemon se puso rígido.
—¡Oh, querido Dios y bebé Jesús en el pesebre, mis ojos! —gritó
Dee—. ¡Mis ojos!
Mis propios ojos se abrieron de golpe. Daemon levantó la cabeza,
sus ojos luminosos. Entonces, me di cuenta que mis manos seguían en su
camisa. Las saqué de un tirón.
—Oh Dios mío —dije en voz baja, mortificada.
Daemon dijo algo que quemó mis orejas. —Dee, no has visto nada.
—Y luego, mucho más bajo añadió—. Porque tienes una sincronización
impecable.
—Estabas sobre... ella y sus bocas estaban haciendo esto. —Sólo
podía imaginar sus señas con la mano en ese momento. Continuó—: Y eso
es más que lo que quiero ver. Como, nunca.
Empujé el pecho de Daemon y rodó. Me senté y me giré,
manteniendo la cabeza baja, así mi cabello podía ocultar mis mejillas
sonrojadas. Vi a Dee y a pesar de que podría pensar que nos atrapó
completamente desnudos en el acto, en lugar de salir estaba sonriendo.
—¿Qué quieres, Dee? —dijo Daemon.
287
Resopló, presionando sus manos sobre sus caderas. —Bueno, no
quiero nada de ti. Quería hablar con Katy.
Mi cabeza se alzó, la vergüenza condenada. —¿Si?
—Ash y yo íbamos a ir a esta pequeña tienda nueva en Moorefield el
sábado por la tarde. Venden vestidos vintage. Para el baile —añadió
mientras seguía mirándola fijamente.
—¿Baile? —No entendía.
—Sí, el baile al final del mes. —Miró a su hermano, sus mejillas
tornándose rosas—. La mayoría de los vestidos se irán. Y no sé si el lugar
tiene algo, pero Ash lo escuchó y ya sabes cómo es con la ropa, así que
está al tanto. Hace como un par de días, encontró este lindo suéter corto
que...
—Dee —dijo Daemon, una pequeña sonrisa tirando de sus labios.
—¿Qué? No estoy hablando contigo. —Me miró, exasperada—. De
todos modos, ¿te gustaría venir con nosotras? ¿O ya conseguiste un
vestido? Porque si ya tienes un vestido, entonces supongo que el viaje no
tiene sentido, pero aún podrías...
—No. No he conseguido un vestido. —No podía creer que me
estaba pidiendo que hiciera algo con ella. Estaba aturdida, llena de
esperanzas y un poco más sorprendida.
—¡Bien! —Sonrió—. Entonces podemos ir el sábado. Pensé en
preguntarle a Lesa si quería ir...
Tenía que estar soñando. ¿También quería preguntarle a Lesa? ¿Qué
me perdí? Miré a Daemon mientras su hermana parloteaba y sonrió. —
Espera —dije—. No tenía pensado un baile de graduación.
—¿Qué? —La boca de Dee ese abrió—. Es el baile de graduación.
—Lo sé, pero con todo lo que pasa... No he pensado realmente en
ello. —Mentira, porque no podía dar un paso en cualquier lugar en la
escuela y no ver los folletos y carteles sobre eso.
La expresión incrédula de Dee creció. —Es el baile de graduación.
—Pero... —Recogí mi cabello hacia atrás y miré a Daemon—. Ni
siquiera me has pedido que fuera.
Sonrió. —No pensé que necesitaba preguntar. Asumí que iríamos.
—Bueno, ya sabes lo que dicen sobre las personas que asumen —
dijo Dee, balanceándose sobre las puntas de sus pies.
288
La ignoró, su sonrisa desvaneciéndose. —¿Qué, Kitten?
Parpadeé. —¿Cómo podemos ir al baile con todo lo que pasa?
Estamos tan cerca de tener la tolerancia suficiente para volver a Mount
Weather y...
—Y el baile es el sábado —dijo, quitando mi mano de mi cabello—.
Así que digamos que en dos semanas cuando estemos listos para ir, será
domingo.
Dee caminó hacia adelante, cojeando de un pie al otro como si sus
pies estuvieran jugando papa caliente. —Y sólo son unas cuantas horas.
Pueden detener la auto-mutilación durante unas horas.
El problema no era el tiempo ni siquiera el ónix. No parecía bien ir al
baile después de todo, después de Carissa...
Daemon deslizó su brazo a mí alrededor mientras se inclinaba, su voz
baja mientras hablaba. —No está mal, Kat. Mereces esto.
Cerré los ojos. —¿Por qué tenemos que celebrar cuando ella no
puede?
Apoyó su mejilla contra la mía. —Todavía estamos aquí y merecemos
estarlo, para hacer cosas normales de vez en cuando.
¿Podemos?
—No es tu culpa —susurró y luego besó mi sien. Se hizo hacia atrás,
sus ojos buscando los míos—. ¿Quieres ir al baile conmigo, Kat?
Dee se movió un poco más. —Realmente deberías decir sí, así
podemos ir a comprar vestidos y así no tendré que ser testigos de un
momento realmente incómodo de ti rechazando a mi hermano. A pesar
de que merece que le bajen los humos.
Reí, mirándola. Dee me dio una sonrisa vacilante, y esa esperanza
fue una recuperación. —De acuerdo. —Tomé una respiración profunda—.
Iré al baile de graduación, sólo porque no quiero que esta conversación se
vuelva incómoda.
Daemon pellizcó mi nariz. —Tomaré lo que pueda obtener mientras
que lo pueda conseguir.
Una nube pasó por el sol y pareció detenerse. La temperatura
descendió considerablemente.
Mi sonrisa empezó a caer mientras un escalofrío se deslizó por mi
espalda. Éste era un momento feliz, un buen momento. Había esperanza
para mi relación con Dee. Y un baile era un gran asunto. Daemon en un
289
esmoquin y todo sería un espectáculo bastante asombroso. Íbamos a ser
adolescentes normales por una noche, pero la sombra sobre nosotros de
alguna manera se había deslizado dentro de mí.
—¿Qué es? —preguntó Daemon, preocupado.
—Nada —dije, pero era algo. Sólo no sabía qué.
290
30 Traducido por Becky_abc2
Corregido por Verito
Una de las primeras cosas que hice al día siguiente fue invitar a Lesa,
me emocioné cuando ella se animó y aceptó, me hizo sentir mucho mejor
con la decisión que tomé sobre ir. Como mejor amiga de Carissa aprobé y
fue un largo camino.
Al igual que yo, ella estaba un poco preocupada de ir de compras
con Ash, un poco de su antigua personalidad comenzaba a brillar.
—Apuesto a que ella encontrará algo ridículamente corto y pegado
y hará que el resto de nosotros nos sintamos tan poco atractivos como un
Oompa Loompa —suspiró tristemente—. No. Tacha eso, ella
probablemente solo irá a la tienda de vestidos y se parará frente al espejo
desnuda.
Me comencé a reír. —No lo dudo, pero estoy feliz, Dee nos invitó.
—Yo también —dijo seriamente—. La extraño, sobre todo después
de... sí, yo solo la extraño.
Mi sonrisa se tambaleó, siempre que el nombre de Carissa surgía en
la conversación, no sabía cómo manejarlo. Por suerte hoy fuimos
interrumpidos por Daemon quien decidió jalar mi cola de caballo como un
niño de seis años.
Se sentó detrás de mí y me empujó contra él con su fiel pluma.
Le rodé los ojos a Lesa, volteándome. —Tú y esa maldita pluma.
—La ama. —Se inclinó en la mesa y me golpeó en la barbilla con la
pluma—. De todas maneras, pensé que podrías llevarme a casa después
de la escuela, esa cosa que haremos después, se retrasó una hora y tu
mamá ya estará en Winchester para entonces, ¿cierto?
291
Un tumulto de emociones atravesó por mis venas, sabía a dónde iba
con esto. Casa libre sin mamá y con suerte una hora sin interrupciones.
No pude evitar el suspiro soñador que se me escapó. —Eso suena
perfecto.
—Me lo imaginaba. —Se sentó nuevamente y tomo su pluma,
mirándome—. No puedo esperar.
El oxígeno abandonó mi cabeza, mientras la sangre corría
rápidamente por todas partes. Sintiéndome un poco fuera de sí, asentí y
me volteé nuevamente. La mirada en el rostro de Lesa me dijo que
escuchó la conversación.
Sus cejas se movieron sugestivamente, y yo sentía como mi cara
ardía. Oh, querido Dios...
Después de trigonometría, el tiempo pasó lentamente. El cosmos
estaba en mi contra, como si supiera que yo estaba saltando de la
emoción y entusiasmo. ¿Quién no lo estaría? Si tuviéramos tiempo para
nosotros dos, y no fuéramos interrumpidos y las cosas cayeran en su lugar...
¿Las cosas cayeran en su lugar?
Sofoqué la risa.
Blake alzo su vista del libro y frunció el ceño. —¿Qué?
—Nada —sonreí—. Nada.
Arqueó una ceja. —¿Daemon te dijo que Matthew tenía una reunión
después de la escuela con los padres de los niños?
Me reí nuevamente, ganándome una mirada extraña de él. —Sí, lo
hizo.
Blake me miró atentamente por un segundo y luego bajó su pluma,
sin ninguna advertencia se estiró y retiró una pelusa de mi cabello. Me hice
para atrás al mismo tiempo que él retiraba su brazo, mi nariz quedó por
unos segundos oliendo su muñeca.
El aroma limpio y cítrico me provocó una sensación de bochorno
como cuando haces algo estúpido y estás a punto de recibir una
humillación pública. La sensación de alfileres y agujas se extendió por toda
mi piel.
Un recuerdo que estaba perdido, se removió... ese olor, ya lo había
percibido antes.
—¿Estás bien? —me preguntó.
292
Moví la cabeza hacía un lado como si eso ayudaría mis habilidades
olfativas. ¿Dónde lo había olido? Era obvio que lo había olido en Blake
antes. Sin duda era una de esas colonias caras pero era más que eso.
Como cuando escuchas la voz de un actor pero no le ves la cara. La
respuesta la tenía en la punta de la lengua y no me pude quitar esa
sensación.
¿Por qué ese olor me era dolorosamente familiar? El rostro de
Daemon apareció en mi cabeza, pero eso no era lo correcto. El olía a la
tierra, como al viento y el aire libre. Y su esencia persistía mucho tiempo
después del que se fuera, en mi ropa, en la almohada...
La almohada...
Mi corazón se aceleró y dio un vuelco. Se hundió y amenazó con
tirarme del asiento. Una sacudida se apoderó de mí, seguido de un rayo
de ira tan intensa que me sacudió hacía enfrente.
No podía quedarme aquí. No podía respirar.
La estática crujía bajo mi blusa. Todo el vello de mi cuerpo se tensó.
El ambiente me estaba quemando. Enfrente de toda la clase, Matthew
levantó la vista. Su mirada fue primero a Dawson, porque si alguien
perdería el control, sería él. Pero Dawson también estaba viendo alrededor
del salón en busca de la fuente de la fricción y estática en el aire.
Venía de mí.
Yo iba a estallar.
Automáticamente cerré mi libro y lo metí en el bolso. Sin perder
tiempo, me paré en mis piernas temblorosas. Mi piel se sentía como si
estuviera vibrando. Y tal vez era por una frecuencia baja. Energía violenta
rodó por mi cuerpo. Sólo una vez había sentido esto y fue cuando Blake...
Pasé a Matthew, incapaz de responder su mirada llena de
preocupación, e hice caso omiso a las miradas curiosas. Corriendo del
salón, tomé varias respiraciones profundas para tratar de calmarme. Los
casilleros grises estaban borrosos a mí alrededor. Las conversaciones fueron
silenciadas y sonaban muy lejanas.
¿A dónde iba? ¿Qué iba hacer? Ir con Daemon estaba fuera de
cuestión, porque justo ahora era la última cosa que necesitábamos.
Comencé a caminar, mis dedos estaban apretados fuertemente
contra la correa de mi bolso. Sentía... sentía que iba a vomitar. Ira y
293
nauseas combinadas. Me dirigí hacía el baño de mujeres que estaba al
final del pasillo.
—¡Katy! ¿Estás bien? Espera.
El piso se movía debajo de mí, pero seguí caminando.
Blake me alcanzó, agarrándome del brazo. —Katy—
—¡No me toques! —Me solté de su agarre, horrorizada... simplemente
horrorizada—. No vuelvas a tocarme.
Se me quedó viendo, las líneas de su rostro se tensaron con enojo. —
¿Cuál es tu problema?
Una sensación terrible me atravesó, desgarrando con sus garras en
mis entrañas. —Lo sé, Blake. Lo sé.
—¿Sabes qué? —Parecía confundido—. Katy tus ojos están
comenzando a brillar, tienes que calmarte.
Di un paso hacia él pero me obligué a detenerme, estaba tan cerca
de perder el control. —Tú…tú eres un fenómeno.
Sus cejas se alzaron. —De acuerdo, tendrás que darme una mejor
explicación que eso, porque no tengo idea qué te hice.
El pasillo estaba vacío por el momento, pero no era un lugar para
entrar en este tipo de conversación. Me volteé hacía las escaleras. Blake
me siguió y una vez que las puertas se cerraron detrás de nosotros, me volví
hacía él.
No era la primera vez que lo golpeaba.
Una ráfaga de energía, que probablemente parecía el golpe de un
Taser, lo golpeó en el pecho. Blake se tambaleó hacia atrás con la puerta,
su boca estaba abierta mientras sus brazos y piernas se crisparon.
—¿Qué? —Jadeó—. ¿Por qué fue eso?
La estática crujía en mis dedos, quería hacerlo de nuevo. —Has
estado durmiendo en mi cama.
Blake se enderezó, frotándose con una mano el pecho. La tenue luz
procedente de la ventana bailaba en su rostro. —Katy, yo…
—No me mientas acerca de eso. Sé que lo has hecho. Olí tu colonia.
Está en mis almohadas. —La bilis golpeaba contra mi garganta y el impulso
de arremeter duro contra él, me llegó fuertemente—. ¿Cómo has podido?
¿Cómo has podido hacer algo tan escalofriante y repugnante?
294
Algo brilló en sus ojos. ¿Dolor? ¿Ira? No sabía ni me importaba. Lo
que él hizo estaba tan mal en tantos niveles que órdenes de restricción son
emitidas usualmente como respuesta.
Blake pasó sus dedos por su cabello. —No es lo que piensas.
—No lo es. —Solté una breve carcajada—. No sé qué más podría ser.
Viniste a mi casa y a mi cuarto sin ser invitado, tú... te metiste en la cama
conmigo, eres un enfermo hijo de…
—¡No es lo que piensas! —casi gritó y la fuente dentro de mí se animó
un poco más, en respuesta a la explosión—. He estado vigilando todas las
noches por los Daedalus. Patrullo la zona como Daemon y los otros Luxen.
Me burlé. —Ellos no entran en mi cama, Blake.
Me devolvió la mirada tan descaradamente que quería golpearlo. —
Lo sé. Como te dije, eso... nunca fue mi intención. Fue un accidente.
Abrí la boca sorprendida. —¿Te resbalaste y caíste en mi cama?
Porque no entiendo cómo pudiste por accidente terminar en ella.
Sus mejillas se tiñeron de rojo. —Revisé en la calle y adentro, solo
para estar seguro. Los híbridos como ya sabes pueden estar en tu casa
Katy. Lo mismo pasaría con los Daedalus si ellos quisieran.
¿Qué habría hecho si Daemon hubiera estado ahí? Entonces me di
cuenta... y me sentí enferma de nuevo. —¿Cuánto tiempo patrullas en la
noche?
Se encogió de hombros. —Un par de horas.
Así que él habría sabido si Daemon había estado la mayor parte del
tiempo, y el resto fue pura suerte. A una parte de mí le habría gustado que
hubiera tratado cuando Daemon estaba aquí. Él no podría estar
caminando derecho por un par de meses.
Había una buena posibilidad de que saliera de aquí cojeando.
Blake me veía como si estuviera viendo por donde iban mis
pensamientos. —Después de que revisé el interior de tu casa, yo... yo no sé
qué paso. Tenías pesadillas.
Me preguntaba por qué. Había pervertidos durmiendo en la cama
conmigo.
—Yo solo quería consolarte. Eso es todo. —Se apoyó en la pared,
debajo de la ventana cerrando los ojos—. Supongo que me quedé
dormido.
295
—Esto no ha sido la única ocasión. No es que si hubiera sido una sola
vez estaría bien. ¿Entiendes eso?
—Lo sé. —Abrió un poco los ojos—. ¿Se lo vas a decir a Daemon?
Negué con la cabeza. Podía manejar esto. Me ocuparía de esto. —Él
te mataría en cuanto supiera y luego te pondría en manos de Daedalus.
La tensión de su cuerpo se fue. —Katy, lo siento. No es tan raro ya
que—
—¿No es raro? ¿Estás hablando en serio? No, no me contestes, no
me importa. —Di un paso hacia delante con mi voz temblando—. No me
importa si solo estabas preocupado y vigilabas. No importa si mi casa está
en llamas. No entrarás de nuevo. Y te aseguro como el infierno que no
dormirás en mi cama de nuevo. Tú besaste... —tomé una fuerte respiración.
El crudo, feo y negro sentimiento estaba de vuelta, trepando por mi
garganta—. No me importa. No quiero estar cerca de ti, más de lo
necesario. ¿Entendido? Quiero que te alejes de mí. No más de vigilar o
cualquier cosa.
El dolor brilló en sus ojos, y por un largo momento parecía como si
fuera a protestar. —Está bien.
Caminé hacía la puerta, todo mi cuerpo temblaba. Me detuve y lo
enfrenté, tenía la cabeza agachada y pasaba una mano por las puntas
de su cabello.
—Si haces de nuevo lo que has estado haciendo, te lastimaré. —La
emoción obstruía mi garganta—. No me importa lo que pase, te haré
daño.
***
Superar mi descubrimiento era difícil de hacer. Alternaba entre el
deseo de tomar un baño caliente y el coraje tan potente que pude sentirlo
el resto del día. Por suerte, tuve la oportunidad de convencer a Matthew
que Blake me molestó porque era simplemente Blake, lo que explicaba
porque Blake me había seguido. Convencí a Lesa que no me sentía bien y
que por eso había salido corriendo de la clase, haciendo que señalara
que era un obstáculo para mis planes de la tarde.
Planes que ya se habían arruinado.
296
No tenía intención de traer esto con Daemon. Él perdería su siempre-
amorosa mente y por mucho que lo odiará, necesitábamos a Blake.
Habíamos llegado muy lejos para ser capturados por ellos. Tampoco
estaba dispuesta a arriesgar el rescate de Beth.
Cada vez que pensaba en eso en el día, mi piel se ponía de gallina.
Yo había pensado que era Daemon todas esas veces o un sueño, pero
debería haberlo sabido. No sentí ni una sola vez la conexión cálida que
tenía con él y que se hacía presente cada que Daemon estaba cerca.
Debería saber que Blake era el fenómeno más grande que había
imaginado.
De camino a casa, me detuve en la oficina de correos. Daemon
saltó del carro y me siguió. A tres pasos de la puerta, él me agarró por
detrás de la cintura y me cargó. Me dio la vuelta tan rápido que mis
piernas parecían un pequeño molino de viento.
Una mujer y su hija que venían saliendo de la oficina de correos,
evitando por poco chocar con mis piernas. Ella se rió y estaba segura que
era por la sonrisa que Daemon tenía.
Cuando él me puso de pie y me dejó ir, caminé inestablemente a
través de la puerta. Él se rió. —Te ves un poco borracha.
—No gracias a ti.
Dejó caer un brazo sobre mi hombros, al parecer estaba en un modo
juguetón. Nos detuvimos en el código postal de mi mamá y saqué los
paquetes. Algunos eran compras que había hecho, la mayoría era correo
basura.
Daemon me quitó el paquete amarillo de mis manos. —¡Oh! ¡Libros!
¡Tienes libros!
Me reí mientras varias personas que estaba esperando en la fila
miraban sobre sus hombros. —Entrégamelos.
Los apretó contra su pecho. —Mi vida ahora está completa.
—Mi vida estaría completa si pudiera publicar una reseña en algo
que no sea en las computadoras de la biblioteca.
Lo hice como dos veces por semana, desde que mi última laptop fue
al gran cielo de las computadoras. Daemon siempre iba conmigo, en sus
palabras, él estaba ahí para "aprobar" mis comentarios. En otras palabras,
él era una gran distracción.
297
Tomando el resto del correo de mis manos, besó mi cuello. —¿No
sería eso agradable? Pero creo que ya has agotado la asignación que
tenía tu mamá para laptops.
—Tampoco fue mi culpa. —Le había escondido recientemente mi
destruida laptop. Ella se volvería loca si la encontrara.
—Cierto. —Abrió la puerta para una anciana que iba a pasar y la
sostuvo hasta que pasé—. Pero puedo apostar que vas a la cama cada
noche soñando con una nueva y brillante computadora portátil.
Una cálida brisa removió suavemente los mechones de mi cabello
mientras me detenía en el carro. —¿Soñar con algo más además de ti?
—Mientras sueñas conmigo. —Me corrigió, poniendo el correo en el
asiento trasero—. ¿Qué es lo primero que harías si tuvieras una laptop
nueva?
Dejándolo que tomará las llaves de mi mano, me fui al asiento del
copiloto y pensé sobre ello. —No lo sé. Probablemente la abrazaría y le
prometería que no voy a dejar que nada malo le pase.
Se rió nuevamente, sus ojos brillando. —De acuerdo, ¿y además de
eso?
—Hacer un blog agradeciendo a los Dioses de las laptops de que
me otorgaron una. —Se me escapó un suspiro, porque esa sería la única
forma que pudiera tener una—. Tengo que conseguir un trabajo.
—Lo que necesitas hacer es aplicar para la universidad.
—Tú no lo has hecho —le señalé.
Me miró de reojo. —He estado esperando por ti.
—Colorado —dije, y cuando él asintió con la cabeza, la expresión
horrorizada de mi madre apareció en mi cabeza—. Puede que mi mamá
se asuste.
—Creo que ella estará feliz con el hecho de que vayas a la
universidad.
Él tenía razón en eso, pero el asunto de la universidad parecía en el
aire en este momento. No sabía qué pasaría con nosotros la próxima
semana, por no hablar de los meses que venían en camino, pero tenía
buenas calificaciones y había estado viendo varias becas en las que
pudiera matricularme para la primavera del próximo año.
En Colorado... Y sabía que Daemon había visto los folletos de la
universidad. La perspectiva de ir con él a la universidad como
298
adolescentes normales era atractiva. El problema era poner todas mis
esperanzas y al final no ser capaz de hacer algo como que eso apestaría
mucho.
Mi casa estaba silenciosa y un poco calurosa. Abrí una ventana de
la sala mientras Daemon se servía un vaso de leche. Cuando entré a la
cocina se estaba limpiando la boca con el dorso de la mano, su pelo
estaba revuelto y tenía los ojos verdes como las plantas en primavera, su
movimiento hizo que su playera se apretará sobre sus bíceps y pecho.
Contuve el aliento. La leche hace un buen cuerpo.
Me sonrió maliciosamente. Poniendo el vaso sobre el mueble se
movió tan rápido que no lo vi hasta que estaba frente a mí, tomando mis
mejillas entre sus manos. Me encantaba que él estuviera aquí conmigo.
Solía pensar la súper velocidad alienígena lo hacía para molestarme, pero
era su estado natural. Actuar a una velocidad humana disminuía su
energía.
Entonces me besó, y sabía a un poco de leche con algo más rico,
exuberante y suave. No me había dado cuenta que me estaba llevando
hacía atrás y que estábamos al pie de las escaleras hasta que me levantó
sin romper el beso.
Pensé que el asunto con Blake arruinaría esta tarde, pero sobrestimé
el magnetismo de Daemon y sus besos. Enrolle mis piernas alrededor de su
cintura, deleitándome tocando sus músculos.
No se detuvo en lo alto de las escaleras, siguió y los besos cada vez
eran más profundos, mi corazón latía rápidamente. Empujó la puerta de mi
cuarto y entonces mi corazón estaba saltando porque estábamos en mi
habitación y nada nos interrumpiría, los nervios me envolvieron.
Daemon levantó su cabeza. Una media sonrisa apareció en sus
labios y me puse de pie, respirando rápidamente. Observé aturdida como
caminaba y se sentaba al borde de la cama, sus dedos lentamente
soltaron los míos, dejando un rastro por toda mi palma. Sentía un
hormigueo por donde él me había tocado.
Luego miró mi escritorio.
Seguí su mirada y parpadeé, pensando que estaba viendo un
espejismo en mi recamara, porque no podía creer lo que había ahí.
Descansando en mi escritorio estaba una MacBook Air con una
funda rojo cereza.
299
—Yo... —no sabía que decir. Mi cerebro no funcionaba. ¿Estábamos
en la casa correcta? Miré a mi alrededor y decidí que si estábamos en mi
casa.
Di un paso hacía el escritorio y me detuve. —¿Es para mí?
Una lenta sonrisa se deslizó por su bello rostro, llegando hasta sus ojos.
—Bueno está en tu escritorio, entonces...
Mi corazón tartamudeó. —Pero no entiendo...
—Verás, hay una tienda llamada Apple fui ahí, y elegí una. Pero no
tenían ninguno en almacén. —Se detuvo asegurándose de que estaba
escuchándolo, lo único que podía hacer era mirarlo—. Entonces ordené
uno, mientras tanto pedí una funda, me tomé algunas libertades ya que la
prefiero roja.
—¿Pero por qué?
Rió suavemente. —Hombre, me gustaría que pudieras ver tu cara.
Puse mis manos sobre mis mejillas. —¿Por qué?
—Porque no tenías una y sé lo mucho que la usas y lo que significa
para ti. Usar las computadoras de la escuela no es para ti. —Se encogió de
hombros—. Y nosotros no hicimos nada en San Valentín así que... aquí
estamos.
Me di cuenta que él había estado planeando esto durante todo el
día. —¿Cuándo la pusiste aquí?
—Esta mañana, después de que te fuiste a la escuela.
Tomé una profunda respiración, había estado más de cinco
segundos en el modo de chica-fan. —¿Y tú conseguiste esto para mí?
¿Una MacBook Air? Esas laptops cuestan mucho dinero.
—Gracias a los contribuyentes, los fondos de dinero del DOD quienes
nos regresaron el dinero. —Se rió de mi expresión—. Y yo guardé el dinero.
Tengo una pequeña fortuna guardada.
—Daemon, es demasiado.
—Es tuyo.
Mi mirada fue de nuevo hacía la Mac como si fuera mi propia meca.
¿Cuántas veces desde que pude deletrear laptop soñé con una
MacBook?
Quería llorar y reír al mismo tiempo. —No puedo creer que hayas
hecho esto.
300
Se encogió de hombros nuevamente. —Lo mereces.
Algo adentro de mí se rompió, abrace a Daemon, quien rió y
envolvió sus brazos en mi cintura.
—Gracias. Gracias —dije una y otra vez, en medio de una lluvia de
besos cortos por toda su cara.
Echó la cabeza hacia atrás en el edredón, riendo. —Vaya, eres
bastante fuerte cuando estás emocionada.
Me paré sonriéndole, su rostro estaba un poco confuso. —No puedo
creer que hayas hecho esto.
Una expresión de satisfacción llenó su rostro. —No tenías idea,
¿verdad?
—No, pero esto es por lo que me motivabas a mantener las cosas del
blog —golpeé juguetonamente su pecho—. Eres...
Cruzó sus brazos detrás de la cabeza. —¿Qué soy?
—Increíble. —Me incliné y lo besé—. Eres increíble.
—Eso es lo que te he estado diciendo por años.
Me reí contra sus labios. —En serio, sin embargo, tú no debiste
hacerlo.
—Quería hacerlo.
No sabía qué decir, a parte de gritar con todo lo que daban mis
pulmones. Tener una MacBook es como tener Navidad y Halloween en
uno.
Bajó sus pestañas. —Está bien, sé lo qué quieres hacer, ve a jugar.
—¿Estás seguro? —Mis dedos me picaban por ir a explorarla.
—Sí.
Chillando, lo besé una vez más y salté de la cama. Traje la súper-
ligera laptop a la cama y me senté junto a Daemon. La siguiente hora me
familiaricé con los programas y pasé por diferentes fases de sentirme guay
e inteligente por tener una MacBook Air.
Daemon se inclinó sobre mi hombro, señalando ciertas
características—: Ahí está la webcam.
Grité y luego sonreí cuando nuestros rostros aparecieron en la
pantalla. —Debes hacer tu primera publicación justo ahora.
Apreté el botón rojo de grabar y grité. —Tengo una MacBook Air.
301
Daemon rió divertido mientras enterraba su cabeza en mi cabello. —
Eres una inepta social.
Apreté el botón de parar y me di cuenta de la hora que era. La
batería de la laptop había bajado, la dejé a un lado de nosotros y pasé
mis brazos por su cuello una vez más. —Gracias.
Él me bajó y alzó la mano, metiendo el pelo detrás de mi oreja. Su
mano se detuvo. —Me gusta cuando eres feliz, y si puedo hacer algo
pequeño para que lo seas, entonces lo haré.
—¿Algo pequeño? —Pregunté sorprendida—. Esto no es algo
pequeño, esto tuvo que costarte—
—Eso no importa. Tú eres feliz. Yo soy feliz.
Mi pecho se hinchó de felicidad. —Te amo. Lo sabes ¿verdad?
Una sonrisa arrogante se formó en sus labios. —Lo sé.
Esperé. Nada. Rodando los ojos me senté del otro lado de él y me
quité los zapatos. Mirando por la ventana de la habitación, no vi nada más
que un hermoso cielo azul. Era lo suficientemente agradable para usar
unas sandalias. ¡Sandalias!
—Nunca lo vas a decir, ¿verdad?
—¿Decir qué? —La cama se movió cuando él se sentó, poniendo sus
manos en mis caderas.
Lo miré por encima de mi hombro, espesas pestañas cubrían sus ojos.
—Ya sabes qué.
—¿Hmm? —Sus manos recorrieron por mi costado, distrayéndome
como de costumbre.
Eso puede molestar a algunas chicas, que sus novios nunca les digan
la palabra con tres-letras. Con cualquier otro chico, puede que me
molestará, también, para hacer honesta, pero con Daemon, bueno, esas
palabras nunca sería fáciles de decir para él, a pesar de que no tenía
ningún problema en demostrármelo.
Y yo estaba bien con eso. No quiere decir que no lo iba a molestar
acerca de eso, sin embargo.
Me dio un beso en la mejilla y se levantó de la cama. —Me alegro
que te haya gustado.
—Lo amo.
Daemon alzo una ceja.
302
—En serio, me encanta no puedo agradecerte lo suficiente.
Ahora él agitó esta ceja. —Estoy seguro que sí puedes.
Me puse de pie y lo empujé suavemente, mientras buscaba con la
mirada mis sandalias. No había buscado nada desde la noche que Carissa
estuvo aquí. Seguía encontrando cosas que había guardado en lugares
extraños. Agachándome, levanté el borde de mi edredón de lunares y me
asome a la-tierra-de-nadie bajo mi cama.
Varias hojas de cuaderno tiradas en el piso. Calcetines enrollados
por todas partes. Un zapato junto a un par de revistas. El otro zapato no se
veía dónde estaba, parecía que él zapato había huido con la mitad de los
calcetines, ya que parecía que ninguno tenía par.
Las sandalias estaban justo en medio, me agaché para tratar de
agarrarlos, golpeando el suelo.
—¿Qué estás haciendo? —Me preguntó Daemon.
—Tratando de alcanzar mis sandalias
—¿Esta realmente difícil?
Ignorándolo, me concentré en los zapatos y agarrarlos. Un segundo
después, agarré el primero y cuando tomé el segundo mi mano choco con
algo cálido y suave rebotó en mi palma.
—¿Qué de...?
Poniendo las sandalias de lado, tenté alrededor hasta que mi mano
sostuvo en el objeto. Salí de debajo de la cama y me senté, abriendo mi
mano.
—Dios mío —dije.
—¿Qué? —Daemon se arrodilló a mi lado, y respiró pesadamente—.
¿Es lo que creo qué es? —Descansando en mi mano había una brillante
piedra negra con una raya roja atravesando el centro como una vibrante
llama roja. Debe haber sido de Carissa y aunque la parte del brazalete no
estaba unido y debió ser destruido junto con su cuerpo, esto sobrevivió.
Tenía en la mano una pieza de opal.
303
31 Traducido por pau_07
Corregido por Verito
Nos miramos el uno al otro como dos estúpidos, y luego entramos en
acción. Tomando la piedra que era un poco más grande que una
moneda, bajamos las escaleras. Nuestros corazones recuperándose a su
ritmo.
Le entregué la piedra. —Intenta algo, como esa cosa de reflexión.
Daemon, quien probablemente había estado añorando un pedazo
de ópalo desde que se enteró de lo que podía hacer, no se negó. Envolvió
su mano a su alrededor, la concentración apretando la línea de su boca.
Al principio no pasó nada, y entonces un débil resplandor rodeó el
contorno de su cuerpo. Como cuando Dee se emocionó y su brazo
centelleó y se desvaneció, pero entonces el brillo se extendió por todo su
cuerpo y él desapareció.
Desapareció por completo.
—¿Daemon? —Una suave risa vino desde la proximidad del sofá.
Entrecerré los ojos. —No te puedo ver.
—¿En absoluto?
Negué con la cabeza. Extraño. Él estaba aquí, pero no podía verlo.
Retrocediendo, me obligué a concentrarme en el sofá. Entonces me di
cuenta de la diferencia. En frente del cojín del medio y detrás de la mesa
de café, el espacio era distorsionado. Más o menos ondulado, como ver
agua a través de un vaso, y supe que tenía que estar de pie ahí,
mezclándose como un camaleón.
—Oh por Dios, eres completamente como Depredador.
Hubo una pausa y entonces—: Esto es tan genial. —Momentos
después reapareció, sonriendo como un niño que acaba de recibir su
primer videojuego —. Dios, completamente me voy a escabullir en tu baño
como el hombre invisible.
304
Puse los ojos en blanco. —Entrégame el ópalo.
Riendo, lo entregó. La piedra estaba a temperatura corporal, lo cual
pensé era raro. —¿Quieres escuchar algo más loco que yo siendo
completamente invisible? A duras penas me quito energía. Me siento bien.
—Vaya. —Le di vuelta a la piedra—. Tenemos que probar esto.
Tomando la piedra, Daemon y yo nos dirigimos al lago. Teníamos
unos quince minutos antes de que alguien más se apareciera.
—Inténtalo —dijo Daemon.
Sosteniendo el ópalo en mi mano, no estaba segura de qué intentar.
Lo más difícil y lo que tomó más fuerza era usar la Fuente como arma. Así
que decidí irme con eso. Me concentré en el asalto que sentí y esta vez se
sintió diferente… potente y consumidor. Aprovecharla se hizo más rápido,
más fácil, y en segundos, una bola de luz roja y blancuzca apareció por
encima de mi nano libre.
—Genial —dije sonriendo—. Esto es… diferente.
Daemon asintió. —¿Te sientes cansada o algo?
—No. —Y esto normalmente me secaba con una rapidez bastante
increíble, así que el ópalo realmente tuvo un impacto. Entonces tuve una
idea. Dejando que la Fuente se esfumara, busqué en la tierra y encontré
una pequeña rama.
Llevándola a la orilla del lago, apreté el ópalo en una mano. —
Nunca pude hacer la cosa de calentar-hasta-el-fuego. Me quemé los
dedos bastante mal la última vez que lo intenté.
—¿Deberías estar intentándolo ahora, entonces?
Ah, buen punto. —Pero estás aquí para sanarme.
Daemon frunció el ceño. —La peor lógica del mundo, Kitten.
Sonreí mientras me concentraba en la rama. La Fuente se encendió
nuevamente, viajando a lo largo del delgado y torcido cuerpo de la rama,
encerrándola. Un segundo después, el palo colapsó en una réplica de
cenizas, la rama se vino abajo.
—Uh —dije.
—Eso no era fuego, pero estuvo bastante malditamente cerca.
Nunca había hecho algo así antes. Tenía que ser el ópalo mejorando
la genialidad extraterrestre, porque acababa de convertir un palo en
Pompeya.
305
—Déjame tenerla —dijo Daemon—. Quiero ver si tiene algún efecto
en el ónix.
Entregándosela, lo seguí a la pila de ónix, limpiando la ceniza de mis
dedos. Sosteniendo el ópalo en una mano, descubrió las piedras y,
apretando la mandíbula, cogió una.
No pasó nada. Todos nosotros habíamos desarrollado una tolerancia
a las rocas, pero por lo general había un jadeo o una mueca de dolor.
—¿Qué está pasando? —pregunté.
Daemon levantó la barbilla. —Nada… no siento nada.
—Déjame intentar. —Intercambiamos y él tenía razón. La picadura
del ónix no estaba allí. Nos miramos el uno al otro—. Santa mierda.
Pasos y voces llegaron al claro. Daemon apagó el ópalo,
deslizándolo en su bolsillo. —No creo que debamos dejar que Blake vea
esto.
—Sin duda —estuve de acuerdo.
Nos dimos la vuelta cuando Matthew, Dawson y Blake aparecieron
en el borde del bosque. Sería interesante ver si el ópalo tenía algún efecto
en el bolsillo de Daemon o si teníamos que estarlo tocando físicamente.
—Hablé con Luc —anunció Blake mientras todos estábamos de pie
alrededor del ónix—. Está bien con este domingo, y creo que estaremos
listos para entonces.
—¿Crees? —dijo Dawson.
Él asintió con la cabeza. —O va a funcionar o no.
El fracaso no era una opción. —¿Entonces el domingo después del
baile?
—¿Ustedes van al baile? —preguntó Blake, frunciendo el ceño.
—¿Por qué no? —dije a la defensiva.
Los ojos de Blake se oscurecieron. —Sólo parece como una cosa
estúpida por hacer la noche anterior. Deberíamos pasar el sábado
entrenando.
—Nadie pidió tu opinión —dijo Daemon, con las manos curvándose
en puños.
Dawson se acercó más a su hermano. —Una noche no va a hacerle
daño a nadie.
306
—Yo tengo obligaciones en el baile —dijo Matthew, sonando
absolutamente disgustado con la idea.
Superado en número, Blake dejó escapar un mascullo descontento.
—Bien. Lo que sea.
Entonces empezamos, y mantuve los ojos fijos en Daemon cuando
llegó su turno. Cuando tocó el ónix, inmediatamente se estremeció pero
resistió. A menos que estuviera fingiendo, el ópalo tenía que estar en
contacto con la carne. Bueno saberlo.
Durante el siguiente par de horas, hicimos nuestras rondas con el
ónix. Yo estaba empezando seriamente a pensar que el control de mis
dedos y músculos nunca serían lo mismo. Blake mantuvo la distancia de
diez pies requerida y no trató de hablar conmigo. Me gustaba pensar que
mi discusión de la venida de Jesús le había llegado.
Si no… bueno, dudo que hubiera sido capaz de controlarme.
A medida nos separábamos por la noche, me quedé atrás con
Daemon. —No funcionó en tu bolsillo, ¿verdad?
—No. —Sacó la cosa—. Voy a esconder esto en algún lado. Ahora
mismo, no creo que necesitemos a nadie peleando por ella o cayendo en
manos equivocadas.
Estuve de acuerdo. —¿Crees que estamos listos para este domingo?
—Mi estómago se revolvió pensando en ello, sin importar cuánto tiempo
hubiera sabido que este día estaba llegando.
Daemon deslizó el ópalo de regreso en su bolsillo y luego me reunió
en sus brazos. Cada vez que él me abrazaba, siempre se sentía
increíblemente bien y me preguntaba cómo podía haberlo negado por
tanto tiempo.
—Vamos a estar tan listos como nunca lo estaremos. —Rozó su mejilla
a lo largo de la mía y me estremecí, cerrando los ojos—. Y no creo que
podamos mantener a Dawson fuera por mucho más tiempo.
Asentí y envolví mis brazos a su alrededor. Ahora o nunca.
Curiosamente, en ese momento, me sentía como si no tuviéramos
suficiente tiempo, a pesar de que habíamos estado practicando por
meses. Tal vez no era eso.
Tal vez sólo sentía que no teníamos suficiente tiempo juntos.
***
307
El sábado, Lesa y yo subimos en la parte trasera del Jetta de Dee.
Con las ventanas bajadas, disfrutamos la temporada de temperaturas
cálidas. Hoy Dee también parecía diferente. No era el vestido de verano
tan rosado que llevaba puesto, a la par con un cárdigan negro y sandalias
de tirantas. Su cabello estaba recogido en una cola de caballo y su grueso
cabello caía por su espalda, revelando un rostro perfectamente simétrico
que llevaba una sonrisa fácil—no con la que estaba tan familiarizada y
extrañaba dolorosamente, pero casi. Estaba más ligera de alguna forma,
sus hombros menos tensos.
Ahora mismo, tarareaba una canción de rock en la radio,
acelerando alrededor de los autos como conductor de Nascar.
Hoy era un punto de inflexión.
Lesa sujetó la parte posterior del asiento de Ash, con el rostro pálido.
—Uh, Dee, te das cuenta de que este es una zona restringida, ¿no?
Dee sonrió en el espejo retrovisor. —Creo que es una sugerencia, no
una regla.
—Creo que es una regla —aconsejó Lesa.
Ash soltó un bufido. —Dee piensa que los signos de ceda el paso
también son una sugerencia.
Me reí, preguntándome cómo podría haber olvidado la terrible
conducción de Dee.
Normalmente también estaría agarrada a un asiento o manija, pero
hoy no me importaba mientras nos llevara a la tienda en una sola pieza.
Y lo hizo.
Y sólo evitamos aniquilar por poco a una familia de cuatro y un bus
turístico religioso una vez.
La tienda estaba en el centro, ocupando una vieja casa adosada.
Ash arrugó su nariz respingada mientras sus tacones tocaban la graba en
la que aparcamos. —Sé que parece menos que sabroso desde afuera,
pero realmente no está mal. Tienen vestidos geniales.
Lesa estudió el antiguo edificio de ladrillo, dudosa. —¿Estás segura?
Pavoneándose delante de ella, Ash lanzó una sonrisa traviesa sobre
su hombro. —Cuando se trata de ropa, nunca te voy a guiar mal. —Luego
frunció el ceño y extendió la mano, agitando sus uñas pintadas de verde
sobre la camisa de Lesa—. Tenemos que ir de compras algún día.
308
La boca de Lesa cayó abierta al tiempo que Ash se giraba y se
dirigía hacia la puerta trasera que llevaba un letrero de ABIERTO en
elegante caligrafía.
—Voy a golpearla —dijo Lesa en voz baja—. Tú sólo mira. Voy a
romper esa linda nariz suya.
—Trataría de resistir ese impulso si fuera tú.
Ella sonrió. —Podría tomarla.
Ah, no, no podría.
Encontrar vestidos no tomó mucho tiempo. Ash se fue con uno que a
duras penas cubría su trasero, y yo encontré un vestido rojo realmente
genial que simplemente sabía haría babear a Daemon. Después, nos
dirigimos a Smoke Hole Diner.
Salir a comer con Lesa se sintió bien, y Dee estando allí fue como el
proverbial glaseado del pastel. ¿Ash? No estaba tan segura acerca de esa
parte.
Pedí una hamburguesa mientras que Ash y Dee ordenaron
prácticamente todo en el menú. Lesa fue por un sándwich de queso a la
plancha y algo que me pareció totalmente asqueroso. —No sé por qué
bebes café helado. Simplemente puedes pedir un café normal y dejarlo
enfriar.
—Simplemente no es lo mismo —respondió Dee mientras la mesera
bajaba nuestros refrescos—. Diles, Ash.
La Luxen rubia levantó la mirada con sus pestañas ridículamente
largas. —El café helado es más sofisticado.
Hice una mueca. —Seré incivilizada con mi café caliente.
—¿Por qué eso no me sorprende? —Ash arqueó una ceja y volvió su
atención a su nuevo teléfono celular.
Sacándole la lengua, sofoqué una risita cuando Lesa me dio un
codazo. —Sigo pensando que debería haber conseguido las alas
transparentes para mi vestido.
Dee sonrió. —Eran lindas.
Asentí, pensando en que Daemon las hubiera amado.
Lesa tiró de sus rizos fuera de su rostro. —Ustedes tienen suerte de que
encontraron vestidos en este corto plazo.
309
Dado que ella y Chad habían hecho planes para ir como personas
normales hace meses, ella había conseguido su vestido de una tienda en
Virginia. Había ido más que todo por el camino.
Mientras la conversación seguía y Dee empezaba a hablar de su
vestido, me recosté contra la cabina. Tristeza corría a través de mí, seguida
de recuerdos agridulces. Pensé que conocía a Carissa, pero realmente no
lo hacía. ¿Había conocido a un Luxen? ¿O había sido recogida y usada
por Daedalus? Meses habían pasado y no ha habido respuestas; el único
recordatorio era el pedazo de ópalo que había descubierto bajo mi cama.
Algunos días no había sentido nada más que ira, pero hoy, dejé que
se deslizara de mis hombros con una respiración profunda. En lo que
Carissa se había convertido no podía empañar sus recuerdos para
siempre.
Ash sonrió. —Estoy penando que mi vestido será un éxito.
Lesa suspiró. —No sé por qué simplemente no vas desnuda. Ese
pequeño vestido negro que encontraste es pequeño y nada más.
—No la tientes —dijo Dee, sonriendo mientras nuestra comida era
entregada en nuestra mesa.
—¿Desnuda? —Ash arrastró las palabras—. Estos bienes no se
muestran de forma gratuita.
—Sorprendente —murmuró Lesa en voz baja.
Fue mi turno para darle un codazo.
—Así que ¿vas al baile con alguien? —Preguntó Lesa, ignorándome
mientras agitaba su sándwich queso a la parrilla a Dee—. ¿O vas a ir sola?
Dee se encogió de hombros. —No iba a ir, sabes, por… Adam, pero
es mi último año, así que… quería ir. —Hubo una pausa mientras empujaba
su pollo tierno alrededor de su cesta—. Voy a ir con Andrew.
Casi me ahogo en mi refresco. Lesa se quedó boquiabierta. Nos
quedamos mirándola.
Sus cejas se levantaron. —¿Qué?
—No estás… como, saliendo con Andrew, ¿cierto? —las mejillas de
Lesa flamearon—las de Lesa—. Digo, si lo estás, bien y por qué no.
De ese río. —No. Dios, no. Eso sería demasiado extraño para los dos.
Somos amigos.
—Andrew es un cretino —Lesa dijo lo que yo estaba pensando.
310
Ash soltó un bufido. —Andrew tiene gusto. Por supuesto que ustedes
pensarían que es un cretino.
—Andrew ha cambiado mucho. Estaba ahí para mí y viceversa. —Y
Dee tenía razón. Andrew se había calmado un poco. Todos habían
cambiado—. Simplemente vamos como amigos.
Gracias a Dios, porque a pesar de que no quiero juzgar, Dee
enganchándose con el hermano de Adam sería demasiado raro. Y luego
Ash soltó la bomba de todas las bombas mientras yo masticaba una papa
frita. —Tengo una cita —dijo.
Creo que tal vez desarrollé un problema de audición. —¿Con quién?
Una delicada ceja se arqueó. —Nadie que conozcas.
—Es… —me contuve—. ¿Es de por aquí?
Dee se mordió el labio. —Es un estudiante de primer año de
Frostburg. Lo conoció en el centro comercial de Cumberland hace unas
semanas.
Pero eso no respondió a la pregunta que quemaba por ser hecha.
¿Era humano? Dee debió leer que me estaba muriendo por saber en mis
ojos, porque asintió con la cabeza y sonrió.
Casi se me cae mi refresco.
Santa carretera llévame a casa, porque esta era una realidad
alternativa si Ash iba al baile con un humano… un vulgar y mediocre viejo
humano.
Ash puso en blanco sus ojos azul zafiro. —No sé por qué ustedes me
están mirando como si estuvieran en el lado equivocado del especial. —
Metió otra fritura en su boca—. Nunca iría sola al baile. Por ejemplo…
—Ash —dijo Dee, entrecerrando los ojos.
—Fui con Daemon al baile el año pasado —continuó, y mi estómago
se retorció en nudos, lo cual se hizo peor por la sonrisa secreta que
adornaba sus carnosos labios—. Esa fue una noche que nunca olvidaré.
Quería golpearla.
Tomando una profunda respiración, forcé una sonrisa. —Es curioso
porque Daemon no ha mencionado esa noche.
Los ojos de Ash brillaron en advertencia. —No es del tipo de besa y
cuenta, querida.
Mi sonrisa se volvió frágil. —Eso lo sé.
311
Recibió mi mensaje y gracias a Dios esa conversación fue
abandonada y Dee empezó a hablar sobre un programa de TV que
estaba viendo, que de alguna manera provocó otra discusión entre Ash y
Lesa sobre quién era el chico más ardiente del programa. Estoy bastante
segura de que esas dos discutirían por el color del cielo.
Me puse del lado de Lesa.
En el auto en el camino de regreso, Lesa se volvió hacia mí. —
Entonces, ¿Daemon y tú consiguieron una habitación de hotel o algo?
—Uh, no. ¿Las personas en serio hacen eso?
Lesa se echó hacia atrás y se rió. —Sí. Chad y yo conseguimos una
en el Fort Hill.
En el frente de asiento de pasajero, Ash rió por lo bajo.
—¿Tú qué vas a hacer, Ash? —preguntó Lesa, sus ojos afilados—.
¿Planeas quedarte en el baile y golpear a la reina del baile?
Ash se rió en su asiento pero no dijo nada.
—De todas formas —Lesa arrastró las palabras—. Daemon y tú no
han hecho nada todavía, ¿verdad? El baile…
—¡Oye! —gritó Dee, sorprendiéndonos—. Estoy sentada aquí
¿recuerdas?, no quiero escuchar sobre esto.
—Tampoco yo —murmuró Ash.
Ajenas a ellas, Lesa miró y esperó. De ninguna manera iba a
responder esa pregunta. Si mentía y decía que sí, marcaría a Dee de por
vida y si decía la verdad, estaba segura de que Ash entraría en una
detallada sinopsis de sus pasadas actividades sexuales con él.
Finalmente Lesa lo dejó, pero eso era todo por lo que pensaba
agradecerle. Suspiré, mirando por la ventana. No era como si estuviéramos
listos, supongo. Digo, ¿cómo sabes que estás realmente listo? No creo que
alguien en serio lo haga. El sexo no era algo que pudieras planear. O
pasaba o no.
¿Conseguir una habitación de hotel con la expectativa de tener
sexo? Los hoteles eran tan… desagradables.
Parte de mí se preguntaba si había estado viviendo en una cueva o
algo, pero no lo había hecho. En la escuela, en medio de las clases, había
escuchado a otras chicas hablar sobre las cosas que esperaban y
planeaban luego del baile. También había escuchado hablar a los chicos.
Pero tenía otras cosas en mi mente, supuse.
312
¿Y quién era yo para juzgar? Hace unos cuantos días realmente
habría creído que la razón por la que Daemon quería venir a mi casa
luego de clases era… para hacerlo. Pero diablos, al paso en que íbamos,
tendríamos cincuenta antes de que algo como eso sucediera.
Empujando todo el tema fuera de mi mente para el momento en
que llegamos a casa, dije adiós a Lesa e incluso a Ash. No podía esperar
hasta que viera a este humano universitario.
Dee y yo nos quedamos solas.
Se dirigió a su casa mientras yo me quedaba ahí como una idiota,
insegura de qué decir. Pero se detuvo y entonces se dio la vuelta. Bajó sus
pestañas mientras jugueteaba con las puntas de su cabello. —Me divertí
hoy. Me alegro de que hubieras venido.
—A mí también.
Cambió su peso. —Daemon va a amar ese vestido.
—¿Tú crees? —levanté la prenda en la bolsa.
—Es rojo. —Sonrió, dando un paso atrás—. Tal vez antes del baile
podemos reunirnos y alistarnos… ¿Cómo con un regreso a casa?
—Me encantaría. —Mi sonrisa apareció tan rápido que apuesto a
que me veía un poco loca.
Ella asintió, y quise correr y abrazarla, pero no estaba segura si
todavía estábamos ahí. Con un pequeño gesto, se dio la vuelta y se dirigió
hasta su porche. Por un momento, me quedé de pie ahí con mi vestido y
dejé escapar un suspiro feliz.
Esto era un progreso. Tal vez las cosas nunca volverían a ser como
eran, pero esto era realmente bueno.
Entrando, abracé la bolsa de mi vestido y cerré la puerta de una
patada. Mamá ya se había ido al trabajo, así que subí las escaleras con el
vestido y lo colgué en la puerta de mi armario. Me pregunté qué me iba a
hacer para la cena.
Sacando mi celular, le envié a Daemon un texto rápido. ¿Q stas
haciendo?
Respondió unos minutos después. Con Andrew & Matthew, cenando.
¿Quieres algo?
Eché un vistazo a la bolsa, recordando como de coqueto era el
vestido. Sintiéndome traviesa, le mande un mensaje: A ti.
313
La respuesta fue rápida como un rato, y reí. ¿En serio? Y entonces,
Por supuesto, ya lo sabía. Y antes de que pudiera responder, mi teléfono
sonó. Era Daemon.
Contesté, sonriendo como una idiota. —Hola.
—Desearía estar en casa —dijo, y un auto tocó la bocina—. Puedo
estar allí en segundos.
Bajando las escaleras, me detuve y apoyé contra la pared. —No.
Rara vez tienes tiempo de chicos. Quédate con ellos.
—No necesito tiempo de chicos. Necesito tiempo de Kitten.
Mi cara enrojeció. —Bueno, puedes tener tiempo de Kitten cuando
vengas a casa.
Él gruñó y luego—: ¿Conseguiste un vestido?
—Sí.
—¿Me va a gustar?
Sonreí y puse los ojos en blanco cuando me di cuenta que estaba
haciendo girar mi cabello. —Es rojo, así que creo que sí.
—Diablos —alguien gritó su nombre—sonaba como Andrew—y
suspiró—. De acuerdo. Voy a regresar. ¿Quieres que te lleve algo? Andrew,
Dawson y yo vamos a Smoke Hole.
Pensé en la hamburguesa que acababa de comer. Estaría
hambrienta después. —¿Tienen filete de pollo frito?
—Sí.
—¿Con salsa de la casa? —Pregunté a volver los pasos.
La risa de Daemon era ronca. —La mejor salsa de los alrededores.
—Perfecto. Quiero eso.
Prometió traerme a casa una porción de un hombre hambriento y
luego colgó. Primero entré a la sala de estar y solté mi celular en la mesa
de café. Luego cogí uno de los libros que había conseguido la semana
pasada para criticar y me dirigí a la cocina por algo de beber.
Hojeando el libro, leí la propaganda y tuve que ir más despacio
porque casi me estrello con la pared. Riéndome de mí misma, di un paso a
través de la puerta y miré hacia arriba.
Will estaba sentado en la mesa de la cocina.
314
32 Traducido por Andreani
Coregido por Melky2012
El libro se deslizó de mis dedos sin vida, cayendo al suelo. El golpe
resonó dentro de mí, todo a mí alrededor. Solté de golpe mi aliento pero se
quedó atascado en mis costillas, cerca de mi corazón que latía con fuerza.
Mis ojos tenían que estar engañándome. Él no podía estar aquí. Y él
no podía lucir como lo hacía. Era Will... Lo era pero no lo era. Algo estaba
terriblemente mal con el hombre.
Will se sentó encorvado sobre la mesa de espaldas a la nevera. La
última vez que lo había visto, su cabello castaño oscuro había sido
abundante y ondulado, con un toque de gris en las sienes. Partes de su
cráneo brillaban bajo una fina capa de su ahora cabello café claro.
Will... Will había sido un hombre guapo, pero este hombre que estaba
sentado delante de mí había envejecido considerablemente. Su piel era
pálida y muy ceñida alrededor de su rostro. Sin grasa o forma y me recordó
a las decoraciones de esqueletos para asustar a los niños en Halloween.
Algún tipo de erupción afectó su frente, como una mancha de
frambuesas. Sus labios eran increíblemente delgados, al igual que sus
brazos y hombros.
Sólo sus ojos eran como los recordaba. Azul pálido, llenos de fuerza y
determinación, fijos en los míos. Algo más afilados. ¿Resolución? ¿Odio? No
estaba segura, pero lo que brillaba en ellos era más espantoso que ver una
horda de Arum.
Will soltó una seca risa dolorosa. —Soy un espectáculo para ojos
sensibles, ¿Cierto?
No supe qué hacer o qué decir. Tan extremadamente aterrador
como fuera él estaba aquí, en mala forma como para hacerme alguna
cosa. Esto me dio un poco de confianza.
315
Se sentó bien en su silla; el movimiento pareció dolerle y dejarlo sin
aliento.
—¿Qué pasó contigo? —Le pregunté.
Will me miró por un largo momento antes de deslizar una mano sobre
la mesa. —Eres más inteligente, Katy. Es obvio. La mutación no fue
permanente.
Eso lo tengo claro pero no explicaba por qué él se veía como él
guardián de alguna cripta.
—Planeé regresar aquí después de unas semanas. Sabía que la
enfermedad sería difícil… sabía que necesitaba tiempo para controlarla.
Luego regresaría y seríamos una gran familia feliz.
Tragué saliva. —De ninguna manera dejaría que eso pasara.
—Tu madre lo quería.
Mis manos se cerraron en puños.
—Parecía hacerlo al inicio —Un ataque de tos agitó su frágil cuerpo y
casi esperaba que se callera—. Pasaron semanas y las cosas que podía
hacer... —Una débil y frágil sonrisa, dividió sus secos labios—. Mover objetos
con solo agitar de mi mano, correr kilómetros sin sudar...Me sentí mejor que
nunca. Todo había caído en su lugar tal y como pensaba, justo por lo que
había pagado.
Mi mirada horrorizada calló sobre su pecho hundido. —¿Entonces
qué fue lo que te pasó?
Su brazo izquierdo se crispó. —La mutación no se mantuvo, pero eso
no significa que no me cambié a nivel celular. Algo que quería evitar
terminó sucediendo... por la mutación. Mi cáncer—, dijo, torciendo los
labios. —Mi cáncer estaba en remisión. Las estadísticas de una completa
recuperación eran altas, pero cuando la mutación desapareció, esto...
—Él agitó una mano débil alrededor de sí mismo. —Esto sucedió.
Parpadeé, sorprendida. —¿El cáncer volvió?
—Con venganza—, dijo, riéndose con una risa terrible y frágil. —No
hay nada que se pueda hacer. Mi sangre es como una toxina. Mis órganos
están fallando a un ritmo anormal. Al parecer, la teoría entera de que el
cáncer está vinculado al ADN puede tener alguna base en eso.
Cada palabra que habló parecía agotarlo no había duda de que
estaba a un paso, tal vez dos, de la muerte. Sentí simpatía obligada. ¿Qué
316
tan horrible es que todo lo que había hecho para asegurar su salud lo
condujo finalmente a su muerte?
Sacudí mi cabeza. La ironía era una bruja. —Si sólo hubieras dejado
todo como estaba, estarías bien.
Sus ojos se encontraron con los míos. —¿Quieres restregármelo?
—No —. Y realmente no quería. En todo caso, me sentía enferma por
esto—. Lo que pasa es que es triste, muy triste.
Se movió incómodamente es su asiento. —No quiero tu lástima.
Bien. Crucé mis brazos. —Entonces ¿Qué quieres?
—Quiero venganza.
Mis cejas se levantaron de golpe. —¿Por qué? Tú te metiste solo en
esto.
—¡Yo hice todo bien! —Él dejó caer su puño sobre la mesa, haciendo
que esta se sacudiera y sorprendiéndome. Bueno, era más fuerte de lo que
lucía—. Yo hice todo bien. Fue él, Daemon. No hizo lo que debía.
—Te sanó como querías.
—¡Sí! ¡Me sanó! Y que me dio una mutación temporal. —otro ataque
de tos robó sus palabras—. Él... él no me hizo mutar. Lo que hizo... entregó
lo que él quería y suficiente tiempo para salirse con la suya.
Miró. —Todo el asunto de la curación y la mutación no es una
ciencia exacta.
—Estás en lo correcto. El DOD ha dedicado organizaciones
completas a descubrir cómo se crea un híbrido con éxito. —Ninguna
noticia espectacular—. Pero Daemon es el más fuerte. No había razón
para que fuera temporal.
—No hay ninguna manera de saber lo que habría sucedido.
—No finjas que no sabes —escupió—. Ese punk sabía lo que estaba
haciendo. Lo vi en sus ojos. Sólo no sabía lo que significaba entonces.
Aparté la mirada y luego lo enfrenté. —Tiene que haber un
verdadero deseo detrás de la sanación para que funcione. Todo lo demás
no hace el trabajo... o al menos eso es lo que hemos aprendido.
—Eso es basura mística.
—¿Lo es? —Mi mirada lo recorrió. Sí, que estaba siendo una perra,
pero él me había encerrado en una jaula, me torturó y se acostó con mi
317
mamá para conseguir lo que quería. Sentía simpatía por el tipo, pero de
una manera retorcida, él había recibido lo que merecía—. Seguro, no lo
parece.
—Eres tan engreída, Katy. La última vez que te vi estabas gritando
con todas tus fuerzas. —Sonrió una vez más, su cabeza bamboleó sobre su
cuello.
Y allí se fue mi simpatía. —¿Qué es lo que quieres, Will?
—Ya te dije. —Se situó de torpemente, inclinándose a la izquierda de
la mesa—. Quiero venganza.
Enarqué una ceja. —No estoy segura de cómo lo vas a conseguir.
Colocó una mano sobre el mostrador, apoyándose. —Esto es tú
culpa, culpa de Daemon. Hice un acuerdo. Sostuve mi parte del trato.
—Dawson no estaba donde dijiste que estaría.
—No. Lo liberé del edificio de oficinas. —Su sonrisa presumida salió
como una mueca—. Tenía que darme más tiempo para huir. Sabía que
Daemon vendría después por mí.
—No. Él no tenía por qué hacerlo, porque realmente no sabía si
funcionaba o no. De ser así... —Me detuve.
—¿Estaríamos unidos, y no habría nada que él pudiera hacer?
—proporcionó—. Eso es lo que yo esperaba.
Lo observé colocar una mano sobre el hueso de su cadera, a la vez
agradecida de que mamá nunca lo viera así. Le recordaría a papá. Parte
de mí sentía que debía ayudar Will a sentare o algo.
Él descubrió sus dientes amarillos. —¿Pero ustedes dos están unidos,
cierto? Una vida dividida en dos. Uno de los dos muere, él otro también
morirá.
Me puse alerta. Mi estómago se retorció.
Él se dio cuenta de mi reacción. —Si tuviera que elegir lo que me
gustaría lograr aquí, sería hacerlo sufrir, vivir sin lo que más valora, pero... lo
no va a morir instantáneamente, ¿Cierto? Él lo sabrá… y esos segundos en
los que él lo sepa...
Sus intenciones comenzaron a tener sentido lentamente. Un zumbido
llenó mis oídos y mi boca se secó. Quería matarnos. ¿Con qué? ¿Su poder
de mal de ojo?
Sacó una pistola de debajo de su holgada camisa.
318
Oh, sí, eso lo lograría.
—No puedes hablar en serio —dije, sacudiendo la cabeza.
—Estoy hablando muy en serio. —Tomó un respiro y su pecho vibró un
sonido muerto—. Y entonces voy a sentarme aquí y esperar a que tu linda
mamá llegue a casa. Ella va a ver tu cadáver primero y después verá el
trabajo final de mi arma.
Mi corazón dio un salto. Agua de hielo cayó sobre mi piel. El zumbido
rugía ahora. Como un interruptor que se enciende dentro de mí, algo más
se hizo cargo. No era la tímida y crédula Katy que siguieron en un coche.
No era la misma que estaba en la cocina hace unos momentos
sintiendo lástima por él.
Esta era la chica que se plantó delante de Vaughn y observó como
la vida lo abandonaba.
Tal vez más tarde estaría molesta por la rapidez del cambio que me
invadía. Cuan fácil era para mí pasar de la chica que acababa de
comprar su vestido y coquetear con su novio a esta extraña que ahora
ocupaba mi cuerpo, lista para hacer cualquier cosa para proteger a
quienes amaba.
Pero en este momento, no me importaba.
—No vas a lastimar a Daemon. No vas a lastimarme a mí —dije—. Y
sobre todo no vas a lastimar a mi madre.
Will levantó la pistola. El metal parecía demasiado pesado para su
débil mano. —¿Qué vas a hacer, Katy?
—¿Qué crees que haré? —Di un audaz paso hacia adelante, mi
cerebro y boca impulsado por este extraño—. Vamos, Will, eres lo
suficientemente inteligente como para descubrirlo por tu propia cuenta.
—No tienes las agallas.
La calma se apoderó de mí, y sentí que mis labios formaban una
sonrisa. —No sabes de lo que soy capaz.
Hasta entonces, yo no era consciente de lo que era capaz, no
realmente, pero viendo a Will, mirar el cañón de la pistola, sabía
exactamente de lo que yo era capaz. Y tan malo como pudiera ser, no me
importaba lo que tenía que hacer.
Lo acepté completamente.
319
Hubo una parte de mí que estaba asustada de lo fácil que fue la
aceptación y quería aferrarse a la vieja Katy, porque ella hubiera tenido un
problema con esto. Ella se habría sentido enferma por esto y por las
palabras que decía.
—Te ves un poco enfermo, Will. Puede que quieras que alguien te
revise. Oh, espera. —Amplié mis ojos inocentemente—. No puedes ir a un
médico porque aunque obviamente no lograste la mutación, estoy segura
de que te cambió y no puedes ir al DOD, porque eso sería como un
suicidio.
Su mano tembló sobre la pistola. —Piensas que eres muy inteligente y
valiente, ¿No es así, niña?
Me encogí de hombros. —Tal vez, pero sé que estoy completamente
sana. ¿Qué hay de ti, Will?
—Cállate —siseó.
Caminando junto a la mesa de la cocina, miré de reojo la pistola. Si
pudiera distraerlo, entonces podría quitársela. Realmente no quería probar
toda la teoría de detener una bala.
—Sólo piensa en todo ese dinero que pagaste, y ni siquiera funcionó
al final —dije—. Y has perdido todo: tu carrera, tu dinero, mi mamá y tu
salud. El karma una herramienta, ¿no?
—Estúpida perra. —La saliva voló de entre sus labios agrietados—.
Voy a matarte, y morirás sabiendo que tu precioso freak está muerto
también. Y entonces voy a sentarme aquí y esperar a que tu madre llegue
a casa.
Mi humanidad se apagó. Me había hartado de esto.
Will sonrió. —¿Dónde está tu inteligente boca ahora?
Mi mirada bajó a la pistola, y sentí la Fuente aumentar sobre mi piel.
Mis dedos se separaron, con las yemas ya hormigueando. Dirigiendo
el poder, me centré en la pistola. Su mano se sacudió de nuevo. El cañón
de la pistola se balanceó hacia la izquierda. El dedo del gatillo tembló.
La garganta de Will sufrió un espasmo cuando tragó. —Qué... ¿Qué
estás haciendo?
Levanté mí mirada, y sonreí.
Sus ojos inyectados en sangre se ampliaron. —Tú…
Agité mi mano hacia la izquierda y varias cosas sucedieron después.
320
Hubo un ruido, como un corcho que se extrae de una botella de
champagne, pero el sonido y todo lo demás se perdió con el rugido de
electricidad que escapó y luego voló la pistola de su mano.
Fue como un rayo o relámpago —puro y crudo—.
La corriente de luz blanca-rojiza irrumpió a través de la habitación,
golpeando el pecho de Will. Tal vez, tal vez si él no hubiera estado tan mal,
no habría hecho mucho, pero el hombre era débil y yo no lo estaba.
Voló hacia atrás, rebotando contra la pared junto a la nevera, su
cabeza caía desde su cuello como una muñeca de trapo. No hizo ningún
sonido mientras golpeó el suelo en un montículo sin hueso. Eso fue todo
—había terminado—. No más preguntarse acerca de Will o donde estaba
o lo que estaba haciendo. Esta parte de nuestras vidas estaba cerrada.
Mi casa es como los campos de exterminio, pensé.
Exhalé y algo, no sé, algo salió mal. El aire estaba atorado en mi
garganta, en mis pulmones, pero cuando solté el aire, sentí este dolor
ardiente que no había notado antes. Pero cuando la Fuente regresó a mí,
el ardor creció en mi pecho, esparciéndose en mi estómago.
Bajé la mirada.
Una mancha roja se habían formado en la camisa azul pálido y se
extendió... más y más grande, un irregular círculo que sangraba.
Apreté mis manos contra el círculo —era húmedo, caliente y
pegajoso. Sangre. Era sangre, mi sangre. Mi cabeza daba vueltas.
—Daemon —susurré.
321
33 Traducido por Akires
Corregido por Violet~
No recuerdo estar cayendo, pero estaba mirando al techo, tratando
de mantener mis manos presionadas a la herida por arma de fuego,
porque había visto a la gente hacer eso en la televisión, pero no podía
sentir mis manos, así que no estaba segura de sí estaban allí o por los
costados.
Mi rostro estaba mojado.
Iba a morir en cuestión de minutos, quizá antes, y le había fallado a
Daemon y a mi mamá. Les fallé, porque Daemon iba a morir, también, y mi
mamá… oh, Dios, mi mamá llegaría a casa para encontrar esto. No iba a
sobrevivir a ello, no después de papá.
Un escalofrío rodó por mi cuerpo y mi pecho se esforzó en respirar.
No quería morir sola en el suelo frío y duro. No quería morir en absoluto.
Parpadeé y cuando volví a abrir los ojos, el techo era borroso.
Sin embargo, nada dolía mucho. Los libros tenían razón. Había un
punto donde existía tanto dolor que no podías procesarlo o estabas más
allá de él. Probablemente más allá...
La puerta principal se abrió y una voz familiar gritó—: ¿Katy? ¿Dónde
estás? Algo está mal con Daemon...
Mis labios funcionaban, pero no había sonido. Lo intenté de nuevo.
—¿Dee?
Paso a paso se acercó más y luego—: Oh, Dios mío... Oh, Dios mío.
Dee estaba de repente en mi línea de vista, con el rostro borroso en
los bordes.
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—Katy, santa mierda, Katy... espera. —Movió mis manos manchadas
de sangre lejos y puso las de ella sobre la herida mientras levantaba la
vista, viendo a Will desplomado junto a la nevera—. Dios...
Me esforcé en sacar una palabra.
—Daemon...
Ella parpadeó rápidamente, su forma desapareció por un segundo y
luego su cara estaba frente a la mía, sus ojos brillaban como diamantes, y
no podía apartar la mirada. Sus ojos, sus palabras, me consumían.
—Andrew le está trayendo de vuelta. Está bien. Va a estar bien,
porque tú vas a estar bien. ¿Entiendes?
Tosí en respuesta y algo húmedo y caliente cubrió mis labios. Tenía
que ser malo—sangre—porque la cara de Dee palideció aún más mientras
ponía sus dos manos sobre la herida y cerró los ojos.
Mis párpados parecían demasiados pesados y el repentino calor que
irradiaba de ella iba y venía por mí. Su figura se desvaneció y ella estaba
en su verdadera forma—brillante y lustrosa como un ángel—, y pensé que
si fuera a morir, por lo menos había visto algo tan hermoso como esto antes
del final.
Pero tenía que aguantar, porque no era sólo mi vida la que pendía
de un hilo. Era la de Daemon. Así que obligué a mis ojos a abrirse,
manteniéndolos en Dee, viendo como su luz parpadeaba en las paredes,
bañando la habitación. Si ella me sanara, ¿podríamos estar vinculadas?
¿Los tres? No pude envolver mi cabeza en eso. Y no sería justo para Dee.
Y entonces había voces. Reconocí la de Andrew y la de Dawson.
Hubo un ruido sordo al lado de mi cabeza y entonces él estaba allí, su
hermoso rostro pálido y tenso. Nunca lo había visto tan pálido, y si me
concentraba, podía sentir su corazón funcionando como el mío. Sus manos
estaban temblando mientras tocaba mis mejillas, suaves bajo mis labios
entreabiertos.
—Daemon...
—Shh —dijo, sonriendo—. No hables. Está bien. Todo está bien.
Se volvió hacia su hermana, tirando suavemente sus manos
manchadas de vuelta.
—Puedes parar ahora.
Ella debe de haber respondido directamente a él, porque Daemon
estrechó su mano.
323
—No podemos arriesgarnos a que hagas esto. Tienes que parar.
Alguien, que sonó como Andrew, dijo—: Hombre, estás demasiado
débil para hacer esto. —Y entonces me di cuenta de que era él, y que él
estaba a mi otro lado. Creo que me cogió la mano. Podía haber estado
alucinando, sin embargo, porque vi a dos Daemons.
Espera. El segundo fue Dawson. Él estaba sosteniendo a Daemon,
manteniéndolo en posición vertical. Daemon nunca necesitaba ayuda. Era
el más fuerte, él es más fuerte. Pánico floreció.
—Deja a Dee hacer esto —instó Andrew.
Daemon negó con la cabeza y después de lo que pareció una
eternidad, Dee se retiró y asumió su forma humana. Se arrastró fuera del
camino, con los brazos temblando.
—Es una locura —dijo ella—. Estás absolutamente loco.
Cuando Daemon se deslizó en su verdadera forma y puso sus manos
sobre mí, sólo estaba él entonces. El resto de la habitación se escabulló. No
quería que me curara si ya estaba débil, pero entiendo por qué él no
quería que Dee lo hiciera. Demasiado arriesgado, sin saber cómo o si nos
vincularíamos los tres juntos.
El calor fluyó a través de mí y luego ya no estaba pensando
realmente. La voz de Daemon estaba en mis pensamientos, murmurando
palabras tranquilizadoras una y otra vez. Me sentía ligera, fresca y
completa.
Daemon... dije su nombre una y otra vez. No sé por qué, pero me
mantenía conectada a la tierra sólo por oír su nombre.
Y cuando cerré los ojos, no se volvieron a abrir. El calor renovador
estaba en todas las células, lo que facilitaba a través de mis venas,
acomodándose en mis músculos y huesos. El calor y la seguridad me tiraron
abajo y lo último que oí fue la voz del Daemon.
Puedes irte ahora.
Lo hice.
***
Cuando abrí los ojos de nuevo, una vela en algún lugar de la
habitación parpadeaba y bailaba en las sombras. No podía mover mis
324
brazos y no sabía dónde estaba durante un segundo, pero mientras
arrastraba una respiración profunda, un olor a tierra me rodeaba.
—¿Daemon? —Mi voz era ronca y seca de pánico.
La cama, estaba en una cama, sumergido y de la oscuridad llegó
Daemon. La mitad de su cara estaba bañada en sombras. Sus ojos
brillaban como diamantes.
—Estoy aquí —dijo—. Justo a tu lado.
Tragué saliva, manteniendo la mirada fija en él.
—No puedo mover mis brazos.
Hubo una risa profunda y ronca, y pensé que era terrible que él se
riera cuando mis brazos no se podían mover.
—Aquí, déjame arreglar eso para ti.
Las manos de Daemon se sentían a mí alrededor, encontrando los
bordes de las mantas. Las soltó.
—Eso es.
—Oh. —Moví mis dedos y luego deslicé mis brazos. Un segundo
después, me di cuenta de que estaba desnuda —Completamente
desnuda bajo las mantas. Fuego corrió sobre mi cara y bajó por mi cuello.
¿Habíamos...? ¿Qué diablos no estaba recordando?
Me aferré al borde de la manta, estremeciéndome mientras sentía la
piel sobre mi pecho.
—¿Por qué estoy desnuda?
Daemon me miró. Un segundo paso y luego dos, tres.
—¿No recuerdas?
Tomó un momento más para que mi cerebro procesara todo y
cuando lo hice, me senté y empecé a tirar de la manta lejos. Daemon me
detuvo con su mano.
—Estás bien. Sólo hay una pequeña marca, una cicatriz, pero es muy
tenue —dijo, su mano rodeando la mía—. Honestamente, no creo que
nadie se dé cuenta a menos de que la busquen realmente de cerca, y yo
estaría perturbado si alguien estuviera mirando tan cerca.
Mi boca se movió sin sonido. A nuestro alrededor, la vela proyectaba
sombras en la pared. Era la cama de Daemon, porque mi cama no era tan
cómoda o tan grande como la suya.
325
Will había vuelto. Él me había disparado, me disparó justo en el
pecho y yo... no pude terminar ese pensamiento.
—Dee ayudó a limpiarte. También lo hizo Ash. —Sus ojos buscaron mi
cara—. Ellas te pusieron en la cama. No… les ayude.
¿Ash me vió desnuda? Estúpidamente, fuera de todo, eso hizo querer
arrastrarme bajo las sábanas. Hombre, necesitaba poner mis prioridades en
orden.
—¿Estás segura de que estás bien? —llegó a tocarme, pero se
detuvo, con la mano persistente a un centímetro o más de mi mejilla.
Asentí con la cabeza. Había recibido un disparo, un disparo en el
pecho. Ese pensamiento estaba en repetición. Había estado cerca de la
muerte una vez antes, cuando habíamos luchado contra Baruck, pero ser
disparada era un estado totalmente diferente. Iba a tomarme un
momento para comprender plenamente, especialmente porque no
parecía real.
—No debería estar sentada y hablando contigo —le dije
torpemente, mirando a través de mis pestañas—. Esto es...
—Lo sé. Es mucho. —Entonces me tocó, colocando la punta de sus
dedos en mis labios con reverencia. Dejé escapar un suspiro tembloroso—.
Es realmente mucho.
Cerré mis ojos por un momento, absorbiendo el zumbido y el calor
que su toque trajo.
—¿Cómo lo supiste?
—De repente sentí que me faltaba el aire —dijo, dejando caer su
mano y acercándose más—. Y había una sensación ardiente en mi pecho.
Mis músculos no funcionaban bien. Sabía que algo había pasado.
Afortunadamente, Andrew y Dawson fueron capaces de sacarme sin
causar una escena. Lo sentimos, no filete de pollo frito.
No creí que volvería a comer de nuevo.
Una sonrisa apareció en sus labios.
—Nunca había estado tan asustado en mi vida. Tuve a Dawson
llamando a Dee para ver cómo estabas. Yo... estaba demasiado débil
para llegar aquí por mí mismo.
Recordé lo pálido que había lucido y que Dawson había estado
sosteniéndolo.
—¿Cómo te sientes ahora?
326
—Perfecto. —Inclinó la cabeza hacia un lado—. ¿Tú?
—Me siento bien. —Sólo quedó un dolor sordo, pero no era nada—.
Salvaste mi vida, nuestras vidas.
—No fue nada.
Me quedé boquiabierta. Solo Daemon podría pensar que algo como
esto no era nada. Y luego otra nueva preocupación se levantó.
Retorciéndome en la cama, busqué el reloj de cabecera en la oscuridad.
Las verdes luces digitales me mostraron que era sólo un poco más allá de
una de la mañana. Había dormido durante unas seis horas.
—Tengo que ir a casa —le dije, recogiendo la manta a mi
alrededor—. Tiene que haber sangre y cuando mi mamá llegue a casa por
la mañana, yo no…
—Se han hecho cargo de todo. —Me detuvo—. Se ocuparon de Will
y la casa está bien. Cuando tu mamá llegue a casa, no sabrá que algo
paso.
El alivio fue potente y me relajé, pero no duró mucho. Una imagen
surgió, de pie en la cocina, sonriendo a Will e incitándolo, enviando un
escalofrío a través de mí. Silencio calló entre nosotros mientras miraba la
habitación en la oscuridad, reproduciendo la tarde una y otra vez. Seguí
atrapada en lo tranquila que me había convertido, lo fría que tendría que
haberme sentido cuando esa parte de mi decidió que tenía que… tenía
que matar a Will.
Y lo había hecho.
Un sabor amargo llenó la parte trasera de mi garganta. Había
matado a gente y eso contando el Arum. Una vida era una vida, había
dicho Daemon. Entonces, ¿cuántos había matado yo? ¿Tres? Así que
había matado a cuatro seres vivientes.
Mi respiración se levantó y se atascó alrededor del nudo que crecía
rápidamente en la garganta. Lo que fue peor que el saber que había
tomado vidas, fue mi aceptación de hacerlo. No había tenido ningún
reparo acerca de lo que hice cuando ocurrió y esa no era yo, esa no
podía ser yo.
—Kat —dijo en voz baja—. Kitten, ¿qué estás pensando?
—Lo maté. —Las lágrimas brotaron y se derramaron por mis mejillas
antes de que pudiera detenerlas—. Lo maté, y no me importó en absoluto.
Él puso sus manos sobre mis hombros desnudos.
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—Hiciste lo que tenías que hacer, Kat.
—No. Tú no lo entiendes. —Mi garganta se cerró y me esforcé por
respirar—. No me importó. Y me deberían preocupar este tipo de cosas. —
Me reí con voz ronca—. Oh, Dios...
El dolor apareció en su mirada brillante.
—Kat…
—¿Qué está mal conmigo? Algo está mal en mí. Yo podría solo
haberle desarmado y detenerlo. No tenía por qué…
—Kat, el trató de matarte. Te disparó. Actuaste por defensa propia.
Todo sonaba razonable para él. Pero, ¿lo era? El hombre era débil y
frágil. En lugar de incitarlo, pude haberle desarmado y eso era todo. Pero
lo maté...
Mi control se resbaló y se rompió. Me sentía loca por dentro,
calambres formaban tantos nudos que pensé que nunca estaría
enderezada de nuevo. Todo este tiempo había estado tan convencida de
que podía hacer lo que era necesario, que podría fácilmente matar y
cuando llegó, había matado, pero Daemon había tenido razón. Matar no
es la parte difícil. Era lo que venía después: la culpa. Era demasiado. Todos
los fantasmas de los que habían muerto por mi propia mano y los que
habían pasado sobre quienes fueron vinculados a mí aparecieron
rodeándome y asfixiándome hasta que el único sonido que pude hacer
fue un grito ronco.
Daemon hizo un sonido en la parte trasera de su garganta y me llevó
a sus brazos, mantas y todo. Las lágrimas seguían llegando, y me sacudió,
sosteniéndome cerca. Y no se veía correcto o justo que él me confortara.
No sabía lo fácil que había sido para mí para tirar de ese interruptor, para
convertirme en otra persona. Ya no era la misma chica. No era la Katy que
lo había cambiado y la que lo inspiró a ser diferente.
No era ella.
Luché para soltarme, pero él aguantó y yo odiaba eso, odiaba que
él no viera lo que yo veía.
—Soy un monstruo. Soy como Blake.
—¿Qué? —Incredulidad espesó su voz—. No eres nada como él, Kat.
¿Cómo puedes decir eso?
Lágrimas corrían por mis mejillas.
328
—Pero lo soy. Blake mató porque estaba desesperado. ¿Cómo lo
que hice es diferente? ¡No lo es!
Negó con la cabeza.
—No es lo mismo.
Arrastré aire en una bocanada.
—Podría hacerlo de nuevo. Juro que lo haría. Si alguien amenazara a
mi mamá o a ti, lo haría. Y sabía que después de todo lo que había
sucedido con Blake y Adam. Así no es como la gente reacciona, no es
correcto.
—No hay nada malo con proteger a tus sus seres queridos —
argumentó—. ¿Crees que he disfrutado matar? No lo hago. Pero no
volvería a cambiar las cosas.
Limpié mis mejillas mientras mis hombros temblaban.
—Daemon, es diferente.
—¿Cómo es eso? —Agarró mi cara entre sus manos, obligándome a
mirarlo a través de pestañas empapadas por lágrimas—. ¿Recuerdas
cuándo me encargué de los dos oficiales del DOD en el almacén? Odiaba
lo que había hecho, pero no tenía otra opción. Si ellos hubieran informado
que nos habían visto, todo habría terminado y no iba a dejar que te
tomaran. —Sus dedos siguieron mis lágrimas y bajó la cabeza, atrapando
mi mirada cuando traté de mirar lejos—. Y odié lo que había hecho, he
odiado cada vez que he tenido que tomar una vida, Arum o humano,
pero a veces, no hay otra opción. No lo aceptas. No estás bien con ello,
pero sí llegas a entenderlo.
Agarré sus muñecas. Eran tan gruesas que mis dedos apenas las
rodeaban.
—Pero qué... ¿Qué si yo estaba bien con ello?
—No estás bien con ello, Kat. —Él creía en esa declaración, en mí,
sonaba verdad en su voz, y no podía entender esa fe ciega—. Sé que no
es así.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? —susurré.
Daemon sonrió un poco. No un tipo de sonrisa plenamente
impresionante, pero aun así se inclinó hacia mí, envolviendo mi corazón.
—Sé que eres buena en tu interior. Eres el calor y la luz y todo lo que
no merezco, pero tú… tú crees que te merezco. Sabiendo todo lo que he
329
hecho en mí pasado a otras personas y a ti, y todavía crees que te
merezco.
—Yo…
—Y eso es porque eres buena por dentro, tú has sido y siempre lo
serás. —Sus manos se deslizaron por mi garganta, a la curva alrededor de
mis hombros—. No hay nada qué puedas decir o hacer que cambie eso.
Así que lamenta lo que tenías que hacer. Llora, pero nunca, nunca te
culpes por cosas que están fuera de tu control.
No sabía qué decir.
Su sonrisa se deslizó en esa media sonrisa engreída que me enfurecía
y emocionaba.
—Ahora consigue sacar el resto de esa mierda de tu cabeza, porque
eres mucho mejor que eso, eres más que eso.
Sus palabras, bueno, tal vez no habían borrado todo y quizás no
habían cambiado la parte de mí que no era tan perfecta como él
pensaba, pero me envolvió como un suave edredón. Ellas fueron
suficientes para ese momento... para entender lo que había hecho y que
era importante, que era suficiente. No había palabras para lo mucho que
apreciaba lo que dijo y lo que había hecho. Un agradecimiento no era
suficiente.
Todavía temblando, con las manos hechas bola en esos pequeños
nudos, me incliné y presioné mis labios contra los suyos. Sus dedos se
cerraron alrededor de mis hombros mientras su pecho se levantó
bruscamente. Probé mis propias lágrimas saladas en sus labios mientras el
beso se profundizaba, probé mi propio miedo.
Pero había algo más.
Era nuestro amor, estaba nuestra esperanza de que pudiéramos salir
de esto con un futuro. Era nuestra aceptación del uno al otro, lo bueno, lo
malo y lo absolutamente feo. Había tanto anhelo reprimido. Tanta
emoción que llevaba un puñetazo directo a mi alma y a la suya. Lo sabía,
porque podía sentir su ritmo cardíaco elevándose. El mío igualó el suyo a su
medida. Todo eso estaba en un simple beso y era demasiado, no es
suficiente, y simplemente perfecto.
Me aparté, respirando agitadamente. Nuestros ojos se encontraron.
Una gran cantidad de emoción brilló en sus brillantes ojos verdes. Tomó mi
mejilla con una mano tiernamente, y habló en su lengua encantadora.
Sonaba como tres liricas palabras, un verso corto y hermoso.
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—¿Qué has dicho? —Le pregunté, mis dedos aflojándose alrededor
de la manta.
Su sonrisa era reservada y luego sus labios estaban en los míos de
nuevo y mis ojos se cerraron. Solté la manta, sintiéndola deslizarse,
alrededor de mis caderas, y sentí a Daemon dejar de respirar por un
momento.
Me guió hacia atrás, y envolví mis brazos alrededor de él. Nos
besamos durante lo que pareció una eternidad y eso no fue lo
suficientemente largo. Podría seguir, nunca parar, porque en ese
momento, creamos un mundo en el que nada más existía. Estábamos
perdidos uno en el otro por un momento en el tiempo, se aceleró y se
deslizó por la misma instancia. Nos besamos hasta que me quedé sin
aliento, deteniéndonos sólo para explorarnos uno al otro. Estábamos
calientes y enrojecidos, girando el uno contra el otro. Mi cuerpo se arqueó
contra él y cuando me quejé, él se calmó.
Levantó la cabeza, pero no dijo nada. Miró durante tanto tiempo y
tan duro que cada punto de mi cuerpo parecía estirase demasiado lejos.
Mi pecho se apretó. Me estiré, colocando mi mano temblorosa en su
mejilla.
Inclinó su cabeza contra mi mejilla, y su voz era áspera y cruda.
—Dime que me detenga y lo haré.
No iba a hacerlo. No ahora. No después de todo. No había nada
que negar nunca más, y mi respuesta fue darle un beso, y sin palabras,
comprendió.
Se puso sobre mí, sin tocar del todo. La electricidad entre nosotros
rompió y tiró. Una sensación salvaje pulsaba a través de mí. Levanté mis
manos, hundiéndolas en su cabello, tirándolo más cerca. Barrí mis labios
sobre los de él, y su cuerpo se estremeció. Sus ojos ardientes se cerraron
mientras mi pulgar se movió en su labio inferior. Mis manos estaban en
movimiento, deslizándose sobre los gruesos músculos en su cuello y su
espalda, alrededor de su pecho y hacia abajo. Bajé, sobre los duros planos
de su estómago. Respiró fuerte.
Los bordes de su cuerpo comenzaron a brillar iluminando la
habitación con una luz suave. Calor salió de su cuerpo. Los ojos de
Daemon se abrieron de golpe y se sentó, tirando de mí en su regazo. Sus
ojos ya no eran verdes, sólo orbitas de luz pura. Mi corazón se disparó sobre
sí mismo. El fuego comenzó en mi estómago, esparciéndose a través de mí
cómo una ola de lava.
331
Sus manos temblaban en mis caderas y el repentino ataque de
energía, de poder desenfrenado se apoderó de mí. Era como tocar el
fuego o ser golpeada por mil voltios de electricidad. Fue emocionante.
Nunca había estado tan emocionada, más lista.
Cuando sus labios se encontraron con los míos, mil emociones
estallaron en mí. Su sabor era delicioso y adictivo. Me apreté contra él,
nuestros besos se profundizaron hasta que estaba nadando en sensaciones
embriagadoras que golpeaban contra todos los poros de mi cuerpo.
Donde quiera que tocara mi piel cobraba vida. Sus labios se perdían en un
camino ardiente desde los míos hasta la columna de mi garganta. Todo
alrededor de nosotros, su luz parpadeaba, como mil estrellas cubriendo las
paredes, apareciendo y desapareciendo.
Nuestras manos estaban por todas partes. Sus dedos estaban en mi
estómago, subiendo, entre mis costillas. Parecía que iba ser más lento en
esto. Cada contacto fue medido y preciso. La respiración se hizo difícil,
mientras nuestras exploraciones crecían. Definitivamente no era su primera
vez en nada de esto, pero no se apresuró y se sacudió tanto como yo lo
hice.
Sus vaqueros terminaron en algún lugar del suelo y nuestros cuerpos
estaban sonrojados. Manos profundizándose más y más. Daemon se tomó
su tiempo, incluso cuando yo estaba empujándolo a ir más rápido. Lo hizo
más lento, lo hizo por último durante lo que pareció una eternidad... hasta
que ninguno de nosotros podía esperar más. Recordé lo que Dee había
dicho de su primera vez. No había ninguna incomodidad aquí. Más cosas
de las que esperaban. Daemon tenía protección y hubo malestar... al
principio. Bien. Me dolió, pero Daemon... lo hizo mejor. Y entonces
estábamos moviéndonos uno contra el otro.
Siendo así con él era como tocar la fuente, pero más potente. El
sentimiento de la montaña rusa estaba allí, pero diferente y más profundo,
y él estaba allí conmigo. Era más que perfecto y hermoso.
Después de lo que parecieron horas más tarde y honestamente
podría haberlo sido, Daemon me besó suavemente, profundamente.
—¿Estás bien?
Mis huesos se sentían sensibles de una manera totalmente buena.
—Estoy perfecta. —Y luego bostecé, justo en su cara. Qué
romántico.
332
Daemon rompió a reír, y giré mi mejilla contra la almohada, tratando
de ocultarme. Sin embargo, no me dejó. Como si no esperara nada
menos. Rodó sobre su costado, tirando de mí contra él, inclinando mi
cabeza hacia la suya.
Sus ojos buscaron los míos.
—Gracias.
—¿Por qué? —Me encantó la sensación de sus brazos alrededor de
mí y cómo encajé contra él, duro contra blando.
Pasó sus dedos sobre mi brazo, y quedé impresionada con la forma
en que podía hacerme temblar.
—Por todo —dijo.
Regocijo aumentó dentro de mi pecho, y mientras estábamos en los
brazos del otro, nuestras respiraciones salían entrecortadas, nuestros
cuerpos entrelazados, todavía no podíamos conseguir lo suficiente el uno
del otro. Nos besamos. Hablamos. Vivimos.
333
34 Traducido SOS por Elle87
Corregido por Juli_Arg
Cuando dejé la casa de Damon el domingo por la mañana, él se
quedó conmigo hasta que escuchó el coche de mi mamá aparcando en
la entrada. Entonces hizo esa cosa rara alienígena de súper velocidad y
salió sin ser visto; pero mientras yace en la cama junto a mí, sin querer
dejarme sola después de lo que pasó con Will, nunca me he sentido más a
salvo. El sexo no tiene nada que ver con eso, pero cuando regresó por la
tarde y nos fuimos a por almuerzo para nosotros y mamá, cada pequeña
mirada o roce de nuestra piel significó algo más, una cualidad de
complicidad y ternura que ya estaba ahí, pero acentuada.
Yo no lucía diferente. Una parte de mí pensaba que estaría
estampado en mi frente o algo así y tenía un poco de miedo de que mi
mamá de algún modo lo averiguara, entonces tendríamos de nuevo esa
molesta conversación sobre aves y abejas, pero no lo hizo.
La vida siguió adelante por un rato. Era lo mismo… un poco mejor en
algunas áreas, pero durante la siguiente semana, Daemon y yo tuvimos
poco tiempo juntos. Nadie habló de Will, con la excepción de preguntar si
yo estaba bien. Había una posibilidad de que Daemon tuviera algo que
ver con eso.
Nuestras prácticas se habían incrementado con Dawson, Matthew y
Blake, y también incluían al resto del equipo. Todos conocían su plan.
Todos sabían también que no tendríamos otra oportunidad después del
domingo si fallábamos.
Ya tentábamos nuestra suerte.
Blake se apartó del grupo. Se había comportado así desde que lo
había enfrentado acerca de su espeluznante y acosadora actitud…
Gracias a Dios.
—La ventana de tiempo sigue siendo la misma. Tenemos quince
minutos para entrar y salir con ellos.
334
—¿Y si algo va mal? —preguntó Dee, revolviendo su cabello
nerviosamente entre sus desvanecidos dedos.
Daemon recogió un pedazo de ónix. A este punto todos podíamos
manejarlo por un minuto y veinte segundos, y con el pequeño pedazo de
opal ni siquiera nos molestaba a Daemon y a mí.
—Estaremos bien con los escudos de ónix. —Lanzó la roca de vuelta
al montón—. Cada uno puede soportarlo lo suficiente.
—Pero no está rociado sobre nuestros rostros —protestó Dee con los
ojos abiertos como platos—. Sólo lo estás manejando.
Blake se acercó un poco más.
—Nunca estuvo pulverizado en mi rostro. Lo único que hice fue
manejarlo una y otra vez. Es la única explicación lógica.
—No. No lo es. —Ella soltó su cabello y enfrentó a sus hermanos—.
Manejar el ónix y tener tolerancia es una cosa. Tenerlo rociado sobre el
rostro es otra completamente diferente.
Dee tenía un buen punto, pero era todo lo que podíamos hacer.
Dawson sonrió por ella y siempre era extraño para mí cuando lo
hacía, porque era tan extraño ver una sonrisa real y transformaba su rostro.
—Estaremos bien Dee. Lo prometo.
—Y los láseres… tienen que cuidarse de ellos —agregó Andrew
haciendo una mueca.
—Sin duda —dijo Blake—. Pero no deben ser un problema. Las
puertas de emergencia sólo son activadas cuando la alarma se dispara y si
todo va de acuerdo al plan, estaremos bien.
—Ese es un gran ―y si‖ —se quejó Dee.
Demonios sí, eran un gran ―y si‖, pero estábamos en esto hasta el
final. Sólo mirando a Dawson reafirmé por qué estábamos a punto de
arriesgar nuestras vidas de nuevo. Porque conocía, sin duda alguna, que si
fuera Daemon el que estuviera encerrado en Mount Weather, me
arriesgaría tantas veces como fuera necesario para liberarlo.
Una parte de Dawson se encontraba perdida y la otra mitad era
Beth. Ninguno de nosotros podía esperar que se alejara de esto, y todos
iríamos hasta el fin del mundo por aquellas personas que amamos.
Después de otra agotadora sesión con el ónix, decidimos descansar
y dirigirnos a casa. Matthew y los Thompsons se marcharon, al igual que
335
Blake. Dee entró, mientras nosotros tres nos rezagamos y finalmente
Dawson desapareció hacia algún sitio al lado de la casa.
Daemon tomó mi mano y se sentó en el tercer escalón, tirando de mí
entre sus piernas para que mi espalda se recostara a su pecho.
—¿Te sientes bien?
—Sí —dije. Era la misma pregunta que hacía después de cada
práctica, y sí, medio que lo amaba por eso—. ¿Tú?
—No necesitas preocuparte por mí.
Rodé los ojos pero me recosté, disfrutando de la sensación de su
pecho y el modo en que sus brazos se encontraban a mí alrededor. Inclinó
su cabeza, presionando sus labios contra mi pulso. Podía saber hacia
dónde se dirigía su mente y yo estaba a bordo de ese tren.
Dawson reapareció, el sol poniente proyectando un halo a su
alrededor. El tren se detuvo bruscamente. Metió las manos en sus vaqueros
y se meció sobre los talones sin decir una palabra.
Daemon suspiró y se enderezó.
—¿Qué pasa?
—Nada —dijo, sus ojos entrecerrándose hacia el cielo que se
oscurecía con rapidez—. Sólo pensaba.
Esperamos tranquilamente, ambos sabíamos que no se podía
apresurar a Dawson. Él diría lo que quería decir cuando estuviera listo. Una
vez más, me encontré preguntándome cómo sería él antes de que estas
cosas terribles le sucedieran.
Finalmente dijo—: Ustedes no necesitan hacer esto el domingo.
Los brazos de Daemon se alejaron.
—¿Qué?
—Ustedes no deberían hacer esto. Dee tiene razón, es mucho el
riesgo. No sabemos si realmente seremos capaces de atravesar esos
escudos de ónix. ¿Quién sabe cuál es el verdadero propósito de Blake?
Esto no los incumbe en lo absoluto.
Dawson nos miró, su expresión lucía llena de sinceridad.
—No deberían hacer esto. Dejen que Blake y yo entremos. El riesgo
es nuestro.
Daemon se mantuvo en silencio unos momentos.
336
—Eres mi hermano Dawson, así que cualquier riesgo tuyo, es mío.
Sonreí, inclinando mi cabeza hacia atrás.
—Y cualquier riesgo de Daemon es mío.
—No estoy de acuerdo con eso, ¿pero entiendes lo que estamos
diciendo? —Daemon puso sus manos en mis hombros—. Estamos juntos en
esto, en lo bueno y en lo categóricamente malo.
Dawson dejó caer sus pestañas.
—No quiero ver a ninguno de ustedes dos heridos. No creo que
pudiera vivir con ello.
—No nos haremos daño —dijo Daemon, tan fuerte, que no hubo
duda en mi mente de que él lo creía cierto. Sus manos aterrizaron en mis
hombros, masajeando mis músculos tensos—. Todos saldremos de ahí junto
con Beth y Chris.
Sacando sus manos de los bolsillos, Dawson las pasó por su cabello.
—Gracias. —Sus labios se crisparon mientras bajó las manos—.
¿Saben que me voy… me voy a tener que marchar después? Tal vez…
pueda terminar el semestre, pero Beth y yo tendremos que irnos.
Las manos de Daemon se tensaron y pude sentir tropezar su corazón,
pero entonces se movió de nuevo.
—Lo sé hermano. Nos aseguraremos de que Beth esté escondida
hasta que estén listos para marcharse. Apestará, pero… pero sé lo que
tienes que hacer.
Su hermano asintió. —Nos mantendremos en contacto.
—Por supuesto —dijo Daemon.
Bajando la vista, me mordí el labio. Hombre, quería comenzar a
hacerme un ovillo. Su familia no debería ser dividida otra vez. Todo esto
porque eran lo que eran y ninguno se lo buscó. No era justo.
Lo peor de todo: no parecía que hubiese algo que pudiéramos
hacer.
***
El jueves por la noche, después de otra entumecedora sesión de
entrenamiento, Daemon y yo sucumbimos a nuestra insana necesidad de
337
azúcar, visitando los tugurios locales de comida rápida, el té dulce para la
victoria. En lugar de entrar, quitó el pestillo de la parte trasera de su
camioneta y nos relajamos.
El cielo estaba claro y titilantes estrellas comenzaban a llenarlo.
Cuando las miraba, pensaba en Daemon y en su especie.
Me codeó juguetonamente.
—¿En qué estás pensando?
Sonreí con la pajita en los labios.
—A veces olvido lo que eres, pero entonces miró esas estrellas y lo
recuerdo.
—¿Tú olvidas lo que eres?
Riendo bajé el vaso.
—Sí, supongo que sí.
—Genial.
Balanceé los pies.
—Pero en serio, lo olvido. Creo que si la gente supiera acerca de
ustedes, se acostumbraría a los Luxen.
—¿En serio? —Sonaba asombrado.
Me encogí de hombros.
—Ustedes no son diferentes.
—Además de todo el asunto de ser perdedores —bromeó.
—Sí, además de eso.
Soltó una risita y se recostó, frotando su barbilla contra mi hombro
como un gato grande. Pensando que le gustaría la idea de ser
comparado con un león o algo, sonreí.
—Quiero que lleves el opal contigo el domingo —dijo.
—¿Qué? —Me levanté y volteé hacia él—. ¿Por qué? Tú eres el más
fuerte de todos nosotros.
Una sonrisita engreída apareció.
—Y por eso es por lo que no necesito el opal.
338
—Daemon —suspiré, entregándole el resto del té, él lo tomó—. Tú
lógica falla. Porque eres el más fuerte, el opal hará más por ti que por
cualquiera de nosotros.
Sorbió el té, sus ojos prácticamente centelleando.
—Quiero que uses el opal en caso de que algo vaya mal. No estoy
discutiendo contigo.
—Como sea. —Me crucé de brazos.
—Y si no estás de acuerdo, te ataré, no de manera divertida, y te
encerraré en tu habitación.
Me quedé boquiabierta.
—Está bien, puede que de manera divertida. Tal vez después,
cuando todo esté resuelto, regresaré y…
Lo corté.
—Me gustaría verte intentando atarme.
Arqueó una ceja.
—Apuesto a que sí.
—Cállate —gruñí—. Estoy hablando en serio.
—Yo también. Estarás usando el opal.
Arrugué el ceño.
—Esto no tiene sentido.
—Tiene todo el sentido del mundo —besó mi mejilla—, porque soy
perfecto.
—Oh por Dios. —Lo codeé y se rió. Volví la mirada al cielo estrellado
y entonces me di cuenta. ¿Cómo no había pensado antes en ello?―.
Tengo una idea.
—¿Tiene que ver con desnudarse?
Le di otro codazo.
—Dios, no. Eres un pervertido. Tiene que ver con el opal. ¿Y si lo
partimos en pedazos y lo repartimos entre todos?
Arrugó el entrecejo concentrándose.
—Podría funcionar, pero es un gran riesgo. ¿Y si hacemos añicos la
roca? Dudo que funcione como polvo. Aún si la partimos en pedazos
¿todavía surtirá efecto?
339
Todas eran buenas preguntas.
—No lo sé ¿no podemos probar? Entonces todos están protegidos, al
menos alguno.
No dijo nada por un prolongado momento.
—Es un riesgo. Prefiero saber que estás protegida antes que esperar
a que lo estés. Sé que suena egoísta, pero lo soy. Soy increíblemente
egoísta cuando se trata de ti.
—¿Pero Dawson…?
Daemon me miró.
—Como dije, soy increíblemente egoísta cuando se trata de ti.
Honestamente no sabía qué decir.
Suspiró mientras se frotaba la mandíbula.
—Si terminamos destruyendo el pedazo de opal, entonces entrarás
sin nada que te resguarde. Matthew, Dawson y yo somos Luxen. Seremos
más fuertes que tú, no nos cansaremos con facilidad, no necesitamos el
opal, no como tú.
—Pero…
—No estoy dispuesto a arriesgarme. Si romper el opal lo debilita,
entonces ¿cómo te ayuda realmente? —Sacudió la cabeza—. No
necesitamos un empujón extra, tú sí.
Mis hombros cayeron con el carácter irreversible de sus palabras. La
frustración me inundó. No era que no entendiera lo que me decía,
sencillamente no estaba de acuerdo.
Más tarde, Daemon recuperó el opal de su escondrijo y lo presionó
contra la palma de mi mano, envolviendo la suya alrededor mientras nos
deteníamos en el portal de mi casa. Los pájaros nocturnos cantaban a
nuestro alrededor, un dosel de gorjeos y trinos. Las rosas de primavera que
había plantado después de la escuela una semana antes llenaban el aire
con un aroma limpio y fresco.
Sería romántico si no quisiera pegarle un puñetazo.
—Sé que estás enojada —sus ojos se clavaron en los míos—, pero
esto me hace sentir mucho mejor acerca de todo ¿está bien?
—Hace un par de días le dijiste a Dawson que nada iría mal.
340
—Lo hice, pero por si acaso… quiero que seas capaz de salir sin
importar qué.
Mi corazón tartamudeó.
—¿Qué… qué estás diciendo?
Sonrió, pero era forzado y lo odié.
—Si algo sale mal, quiero que salgas de allí. Si tienes que dejar este
maldito pueblo o estado, hazlo. Y si por alguna razón no puedo salir, no te
detengas. ¿Entendido?
El aire en mis pulmones dolía.
—¿Quieres que te abandone?
Sus ojos brillaban mientras asentía.
—Sí.
—No —lloré, soltándome—. Nunca te dejaré atrás Daemon.
Atrapó mis mejillas, sujetándome.
—Lo sé…
—¡No, no lo sabes! —Sujeté sus muñecas, mis dedos hincándose en
su piel—. ¿Tú me dejarías atrás si algo me pasara?
—No. —Su rostro se torció en un gesto feroz—. Nunca haría eso.
—¿Entonces cómo puedes pedirme que haga lo mismo? —Estaba a
punto de llorar, principalmente porque no podía soportar la idea de
Daemon siendo atrapado, sufriendo lo mismo que su hermano—. No
puedes.
—Lo siento. —Las líneas de su rostro se suavizaron y bajó la cabeza,
besándome fugazmente—. Tienes razón. No debería haberte pedido que
hagas eso.
Parpadeé furiosamente.
—¿Cómo puedes siquiera considerar pedirme hacer algo como eso?
Ahora sí que quería darle un puñetazo porque mi corazón corría,
imágenes terribles y horrendas pasaban por mi cabeza. Entonces…
entonces me di cuenta de algo.
—Te diste por vencido con facilidad —susurré desconfiada.
Sonrió y deslizó sus brazos por mis hombros, jalándome hacia él.
—Sólo entiendo lo que dices.
341
Uh, seh, esto era raro. Eché la cabeza hacia atrás, escrutando su
rostro por alguna señal que lo delatara, pero todo lo que vi fue ternura y un
poco de confiada seguridad que siempre se hallaba ahí. No me molesté
en preguntarle si ocultaba algo, dudaba que confesara, y yo quería creer
que había visto el error de su modo.
Pero yo no era estúpida.
342
35 Traducido por Vane-1095 & Carii
Corregido por Melii
En la tarde antes del baile, Dee estaba en mi habitación, retorciendo
mi pelo alrededor de un medio cilindro rizador. Mientras que la
conversación comenzó un poco torpe, mejoró a mitad de camino a través
del proceso de diseño. La conversación era ligera y fácil por el tiempo que
había depositado mi pelo recogido en un intrincado diseño que dejaba
ver todo su trabajo duro.
Yo estaba aplicando el maquillaje en mi ojo cuando ella se sentó en
el borde de mi cama, con las manos entrelazadas sobre el regazo. Había
ido con una simple vuelta—una sencilla cola de caballo con el pelo
envuelto alrededor de él en un grueso moño, un aspecto clásico que
mostraba su rostro anguloso perfectamente.
Frotando mi dedo meñique debajo de mi ojo, mezclé el delineador
de ojos marrón. —¿Estás emocionada por esta noche?
Ella se encogió de hombros. —Sólo quiero hacerlo, porque, ya sabes,
es nuestro último año. Probablemente va a ser nuestro último año juntos,
todos nosotros, y quiero experimentarlo. Sé que Adam querría ir y divertirse.
Puse el lápiz de ojos en mi bolso y hurgué por mi rímel. —Él lo haría —
le dije, mirando hacia atrás en el dormitorio—. Él parecía el tipo de persona
que quería lo mejor para ti, no importa lo que significaba para él.
Una sonrisa parpadeó y se desvaneció. —Lo hacía.
Con una sensación de tristeza, me volví hacia el espejo y mi mirada
cayó al tubo dorado. Ella debería estar con Adam esta noche. —Dee, yo—
—Lo sé. —Un segundo estaba en la cama y en el otro estaba de pie
en el umbral. Su parte inferior se desvaneció y guau, era tan raro de ver—.
Sé que lo sientes. Sé que nunca quisiste que Adam muriera.
343
Me volví hacia ella, girando la pieza de obsidiana entre mis dedos. —
Yo lo cambiaría todo si pudiera.
Su mirada parpadeó lejos de mí, colocándola por encima de mi
hombro. —¿Tienes miedo de mañana por la noche?
Frente al espejo una vez más, parpadeé para contener las lágrimas.
Por un momento, se había sentido como si hubiésemos llegado tan lejos,
pero entonces la puerta había sido cerrada de golpe en mi cara. Bueno,
tal vez había llegado en algún lugar, pero no por lo que yo quería.
Por lo tanto, deja de ser una quejosa, me ordené a mí misma. Eso es
un montón de maquillaje que perder.
—¿Katy?
—Estoy asustada —admití con una risita—. ¿Quién no lo estaría? Pero
estoy tratando de no pensar en ello. Eso es lo que hicimos la última vez, y
yo me encontraba alterada.
—Yo estaría asustada no importa lo que… yo estoy asustada, en
realidad, y todo lo que estoy haciendo es esperando en el coche. —Ella
desapareció de la puerta en un instante y volvió a aparecer en el armario.
Desenvolvió cuidadosamente mi vestido de fiesta—. Sólo ten cuidado y
mantener a mis hermanos seguros. ¿De acuerdo?
Mi corazón se disparó y no lo dudé. —De acuerdo.
Cambiando lugares, terminó con su maquillaje, y me deslicé en mi
vestido. Mamá apareció en mi dormitorio, cámara en mano, y aquí fuimos
de nuevo. Tomó fotos nuestras, con lágrimas en los ojos, hablando de
como solía jugar a disfrazarme en sus zapatos y correr por la casa desnuda,
y eso era todo antes de Dee se fuera y Daemon llegara.
Sólo podría empeorar a partir de ahí.
Pero cuando Daemon entró en la sala de estar, donde yo esperaba,
jugueteando con un pequeño bolso que mamá me había dado, me
quedé sin palabras.
Daemon se veía bien en casi cualquier cosa—jeans, sudaderas, ropa
de leñador, pero en un esmoquin negro ajustado a sus hombros anchos y
caderas estrechas, él era absolutamente increíble.
Ondas oscuras le caían sobre la frente, barridas a la derecha.
Llevaba un bonito ramillete en una mano. Mientras enderezaba la corbata,
su mirada se inició a las puntas de mis zapatos y hasta hizo la lectura lenta,
persistente en algunos puntos que me esperaba que mi mamá no se diera
344
cuenta. Sus dedos se calmaron en torno a la corbata, y me sonrojé,
sintiendo la intensidad de su mirada y su aprobación.
A Daemon le gustaba el color rojo.
Mis mejillas tenían que coincidir con mi vestido para entonces.
Se acercó a mí con esa arrogancia de estrella de rock y se detuvo a
un pie delante de mí, inclinó la cabeza y susurró—: Te ves hermosa.
Un aleteo profundo comenzó en mi estómago y se propagó. —
Gracias. No te ves tan mal.
Mamá revoloteaba alrededor como un pájaro un poco irregular,
tomando fotos y quejándose sobre nosotros. Cada vez que miraba a
Daemon, lucía unos ojos saltones en su cara. Ella se enamoró totalmente
de él.
Tomó un montón de fotos de él tomando el ramillete y atándolo a mi
muñeca. El ramillete era una rosa en plena floración sencilla rodeada de
hojas verdes y aliento de bebé. Hermosa. Posamos para las fotos de mamá
y todo el proceso fue natural, nada como Simón y la bienvenida. Mis
pensamientos vagaban a Simón mientras hacíamos un par de fotos y
Daemon intercambiaba la cámara, así que pudimos hacer un poco de
madre-e-hija.
¿Estaba Simón vivo? Blake había jurado que la última vez que había
visto a Simón, el chico había estado vivo mientras el Departamento de
Defensa lo llevara lejos. Lo que sea qué pasó con Simón era porque me
había visto perder el control de la Fuente. Otra posible muerte ligada a mí,
y Simón tenía que estar muerto, ¿por qué lo que el Departamento de
Defensa o Daedalus lo querían vivo? No era más que humano...
Pensé en Carissa.
Daemon puso su mano en mi espalda baja. —¿Dónde estás?
Parpadeé, volviendo al presente. —Estoy aquí, contigo.
—Eso espero.
Mamá se acercó, tirando de mí en un abrazo. —Nena, te ves tan
hermosa, ustedes dos se ven tan hermosos juntos.
Daemon se alejó, sonriéndome por encima de su hombro.
—Simplemente no puedo creer que esto esté pasando. Su baile de
graduación —dijo ella, sollozando mientras retrocedía hacia arriba, frente
a Daemon—. Fue sólo ayer cuando estaba corriendo por la casa,
arrancando sus pañales.
345
—Mamá —le espeté, finalmente saltando a la conversación. Ella
diciendo cualquier historia de bebé Katy era bastante malo. Que cualquier
persona las oyera era mortificante. Pero con Daemon era
aproximadamente mil veces más horrible.
Los ojos de Daemon se iluminaron con interés. —¿Tienes fotos? Por
favor, dime que tienes fotos.
Su rostro esbozó una amplia sonrisa. —¡En realidad, lo hago! —Ella
giró hacia un librero de la esquina, sus repisas llenas de fotos humillantes—.
Guardé todo.
—Oh, mira la hora. —Agarré del brazo y tiré de Daemon. Él no se
movió—. Realmente tenemos que irnos.
—Siempre hay un mañana —le dijo a mi mamá, guiñándole un ojo—.
¿Cierto?
—No voy a trabajar hasta las cinco. —Ella sonrió.
Eso no estaba sucediendo. En el camino, se detuvo y me dio otro
abrazo. —Te ves hermosa, nena. Lo digo en serio.
—Gracias. —Apreté su espalda.
Ella se aferró como si nunca fuera a dejarme ir y no me importó,
porque después de mañana por la noche, había una posibilidad de que
no regresaría. Así que necesitaba abrazar a mi mamá y era lo
suficientemente orgullosa para admitirlo.
—Estoy feliz por ti —susurró—. Él es un buen chico.
Le di una sonrisa aguada. —Lo sé.
—Bien. —Ella tiró de regreso, acariciando mis brazos con ambas
manos—. ¿Toque de queda?
—Yo—
—Esta noche no tienes ninguno. —Para mi sorpresa, sonrió—. Así se
compórtate y no hagas nada de lo que te arrepentirás por la mañana. —
Su mirada se desvió por encima de mi hombro y murmuró—: No mucho.
—¡Mamá!
Riendo, ella me dio un ligero empujón. —Estoy vieja, no muerta.
Ahora sigan adelante y diviértanse.
Me fui tan rápido como pude. —No has oído la última parte, ¿no?
Daemon sonrió.
346
—Oh, Dios...
Inclinando la cabeza hacia atrás, se rió mientras tomaba mi mano.
—Ven, mi lady, tu carro está esperando.
Me reí mientras subía a Dolly y una vez que estuvimos dentro,
argumentamos en la radio hasta que estuvimos a mitad de camino a la
escuela y Daemon me envió una mirada de reojo. —Realmente te ves
hermosa, Kitten. Lo digo en serio.
Sonreí, pasando mis dedos sobre las cuentas de bolso. —Gracias.
Hubo una pausa. —Pensé que te veías hermosa la noche de la
bienvenida, también.
Mi cabeza gira hacia él, el bolso olvidado. —¿En serio?
—Demonios sí. Odiaba que estuvieras con alguien más. —Él se rió al
ver mi expresión y luego se volvió a centrarse en la oscura carretera. Una
sonrisa fácil tiró de mi corazón—. ¿Cuándo te vi con Simón? Quería darle
una por siempre-adorable paliza y arrebatarte a la distancia.
Me eché a reír. A veces me olvidaba que durante esos primeros
meses tumultuosos de conocernos, una parte pequeñita de él me había
gustado.
—Así que, sí, pensé que eras hermosa entonces.
Me mordí el labio y luego esperaba no haber manchado mi brillo de
labios. —Siempre pensé que eras… —Hermoso no era exactamente un
descriptor varonil, así que fui con—: Muy guapo.
—Lo que quieres decir es que siempre pensaste que era
increíblemente caliente y que no podrías quitarme los ojos de encima.
—Realmente tenemos que trabajar en tu modestia. —El bosque
borroso fuera de las ventanas, y pude ver mi sonrisa en el reflejo—. Pero
Dios, alguna vez me sacaste de mis casillas.
—Es parte de mi encanto.
Solté un bufido.
El baile de graduación se celebró en el mismo lugar que el de
bienvenida—el gimnasio de la escuela secundaria. Realmente lujoso aquí.
El aparcamiento estaba lleno y porque estábamos corriendo un poco
tarde, tuvimos que dejar a Dolly en la sección de hemorragia nasal.
Daemon tomó mi mano mientras caminábamos a la escuela. El aire
era cálido con un toque de frescura. Las noches eran todavía bastante
347
frías aquí en mayo, pero no necesitaba un chal o algo así, no con Daemon
mi lado. Él siempre le daba una increíble cantidad de calor.
En el de bienvenida, el gimnasio había sido transformado por todas
las decoraciones festivas del otoño, pero para el baile de graduación,
luces blancas habían sido colgadas en el techo y hacia abajo de las
gradas cerradas, formando un efecto cascada deslumbrante. Las plantas
grandes en macetas, hojas habían sido traídos, en torno a las mesas y
mantel cubiertos que se posaban en el borde de la llena pista de baile.
La música era fuerte, y apenas podía oír lo que Daemon me decía
mientras me tiraba hacia adelante. Lesa apareció de la nada, tomando mi
mano y tirando de mí hacia el piso. Se veía impresionante en un vestido de
trompeta azul profundo que halagaba sus curvas de reloj de arena. En el
suelo las otras chicas nos rodeaban. La risa se mezclaba con el ritmo y
pensé en el club en Martinsburg y las jaulas.
Mundos totalmente diferentes.
Daemon volvió a aparecer, robándome lejos de las chicas. Era un
baile lento y su brazo se ajustaba perfectamente alrededor de mi cintura.
Apoyé la mejilla en su hombro, me alegraba de que él y Dee me hubieran
convencido. Salir y hacer esto se sentía muy bien, como un peso de siete
toneladas siendo levantado de mis hombros.
Daemon se deslizó junto con la canción, con la barbilla rozando mi
mejilla cada cierto tiempo. Me gustó la forma en que su pecho vibraba
contra el mío, me recordaba a la forma natural de cómo su cuerpo se
sentía.
Hacia el final de la canción, abrí los ojos y me encontré con los de
Blake.
Inhalé en una respiración fuerte. No esperaba que estuviera aquí, así
que ver Blake causó un poco de sorpresa para disparar a través de mí.
¿Estaba con alguien? Ninguna chica estaba cerca de él, pero eso no
significaba nada. Algo sobre la forma en que se quedó mirándonos estaba
por encima del factor de deformación aceptable para mi gusto.
Una pareja se cambió, riendo mientras el chico pateaba sus
caderas. Cuando pasaron adelante, Blake había desaparecido, pero una
sensación extraña, repulsiva había aparecido en mi estómago. La
sensación que tuve cuando vi a Blake, lo que significaba que trataba de
no pensar en él en absoluto.
Al verlo me hizo pensar en alguien más, sin embargo. Levanté mi
cabeza. —¿Dawson no ha venido?
348
Daemon negó con la cabeza. —No, creo que se sentiría como si
estuviera traicionando a Beth si lo hacía.
—Guau —dije en voz baja, sin saber qué pensar de eso. Su
dedicación a Beth era más que digna de admiración, que era una
especie de impresionante. Tal vez era el ADN alienígena.
El brazo de Daemon se tensó y el esmoquin se tensó sobre sus
hombros.
Sí, definitivamente el ADN ajeno trabajando en muchos, muchos
aspectos.
Después de la danza lenta, Andrew y Dee se unieron a nosotros. Se
veía tan divina como pensé que lo haría en su vestido y apariencia fresca y
limpia. Noté que Dee y Andrew mantuvieron una discreta distancia entre sí.
Para mí, estaba claro que eran sólo amigos-mayormente sólo porque
compartían algo que habían perdido.
Cuando Daemon se fue para encontrar algo de beber, fui
sorprendida por Ash y su cita humano... y su pequeño vestido negro.
Ash sonrió como un gato que se comió toda una familia de canarios. —
David, esta es Katy. No te preocupes por recordar su nombre.
Probablemente lo vas a olvidar.
La ignoré y le ofrecí una mano. —Mucho gusto.
David era guapo, muy guapo y podría sostenerse a sí mismo con los
Luxen. Tenía el pelo rizado de color marrón y sus cálidos colores ojos whisky
era amables, también.
Me dio un buen apretón de manos. —El placer es mío.
Y educado. ¿Qué estaba haciendo con Ash?
—Tengo ciertos talentos —susurró en mi oído, como si leyera mis
pensamientos, y me fruncí el ceño—. Pregúntale a Daemon. Te puede
decir todo sobre ellos. —Enderezándose, se rió.
En lugar de golpearla, lo cual era algo que realmente quería hacer,
y podía sentir la Fuente rogándome ser utilizada—sonreí dulcemente
mientras pasaba junto a ella y ponía mi mano en la longitud expuesta de
su esbelta espalda. Una oleada eléctrica altamente cargada pasó de mi
mano a la piel.
Dejando escapar un grito bajo, Ash saltó y se dio la vuelta. —Tú...
349
A su lado, David parecía confundido, pero detrás de él, Dee rompió
a reír. Seguí sonriendo, dando un pequeño guiño a Ash antes de darme la
vuelta. Daemon estaba de pie con dos vasos, una ceja arqueada.
—Pequeña Kitten mala —murmuró.
Sonriendo, me estiré y lo besé. Se trataba de uno inocente-o tal vez
por mi parte, pero Daemon totalmente lo llevó allí. Cuando nos separamos,
no tenía aliento.
Dejando el grupo atrás, bailamos otra vez, tan cerca que quedé
esperando que un maestro se acercara y nos separara. Varias veces baile
con Lesa e incluso Dee se unió una vez. A todos nos parecía ridículo,
agitándonos alrededor y divirtiéndonos.
En el momento en que estaba de vuelta en los brazos de Daemon,
habíamos estado en la fiesta de graduación durante unas dos horas.
Algunos chicos ya se marchaban, dirigiéndose a las famosas fiestas de
campo celebradas en granjas.
—¿Estas lista para salir ya? —dijo.
—¿Tienes algo planeado? —Oh, Dios mío, hizo mi mente enloquecer
después.
—Sí. —Sonrió maliciosamente—. Te tengo una sorpresa.
Y mi mente fue lejos, muy al sur de ese punto. Daemon y la palabra
sorpresa en la misma frase generalmente era una entretenida aventura.
—Muy bien —dije, con la esperanza de que sonara adulto y fresco
mientras mi corazón estaba haciendo el tonto baile de chica feliz.
Encontrando a Lesa, le dije que nos íbamos y le di un abrazo. —
¿Ustedes consiguieron una habitación de hotel? —preguntó ella, con los
ojos brillando bajo las luces blancas.
Le di una palmada en el brazo. —No. Dios. Bueno…no lo creo. Dice
que tiene una sorpresa para mí.
—Totalmente la habitación del hotel —gritó—. Ah mi Dios, ustedes
van a tener ya sabes, la palabra de cuatro letras.
Sonreí.
Los ojos de Lesa se estrecharon y luego se abrieron. —Espera.
Ustedes…
—Me tengo que ir. —Empecé a alejarme pero ella me siguió.
350
—¡Tienes que decirme! Necesito saber. —Detrás de ella, Chad miró
con curiosidad.
Escapando, negué con la cabeza. —Realmente tengo que irme. Voy
a hablar contigo más tarde. Qué se diviertan.
—Oh, que es mejor hablar más tarde. Lo exijo.
Con la promesa de llamarla, entonces busqué a Dee, pero a la única
que encontré fue a Ash, y después de destruirla parecía que ella quería la
revancha. Viré en la otra dirección, escudriñando el suelo por la esbelta
muchacha de pelo negro.
Me di por vencida cuando vi de nuevo a Daemon. —¿Has visto a
Dee?
Él asintió con la cabeza. —Creo que ella se fue con Andrew.
Decidieron ir a la cafetería o algo y comer.
Lo miré fijamente.
Daemon se encogió de hombros.
Ahora no estaba segura acerca de mi convicción anterior cuando
se trataba de su relación. Adam y Dee eran conocidos por hacer las cosas
de esa manera. Por otra parte a los Luxen les gusta comer… todo el
tiempo—: ¿No crees que ellos son…?
—No quiero ni saber.
Yo tampoco, decidí. Tomando su mano tendida, nos dirigimos afuera
del gimnasio lleno de vapor y por el pasillo cargado de serpentinas. Afuera
había bajado la temperatura, pero el aire frio se sentía bien contra mi piel
enrojecida.
—¿Vas a decirme sobre la sorpresa?
—Si lo hiciera, entonces no sería sorpresa —respondió.
Puse mala cara. —Pero es una sorpresa ahora.
—Buen intento. —Él se rió, abriendo la puerta para mí—. Entra y
pórtate bien.
—Como sea. —Pero subí, remilgadamente cruzando las piernas.
Daemon volvió a reír mientras trotaba alrededor de la parte delantera de
su coche y entraba.
Echándome un vistazo, él sacudió su cabeza—: Te mueres por saber,
¿Verdad?
351
—Sí. Debes decirme.
No dijo nada y se quedó callado todo el camino a casa, para mi
gran sorpresa. Nerviosa excitación se construía dentro de mí.
Solo habían sido unos pocos minutos aquí y allá, de estar solo juntos
desde aquella fatídica noche del sábado.
Es curioso como algo tan terrible y tan hermoso podría suceder en
una noche—el mejor y el peor día de mi vida, me di cuenta.
No quería pensar en Will.
Daemon aparcó el coche en su camino de entrada. La luz de la sala
de estar estaba prendida en su casa. —Quédate en el coche, ¿De
acuerdo?
Cuando asentí, él salió y desapareció en un destello. Curiosa, me di a
vuelta en el asiento pero no lo vi a él ni a nadie. ¿Qué podría estar
haciendo?
De repente, la puerta de mi lado del coche se abrió y Daemon
extendió su mano. —¿Lista?
Un poco golpeada descentrada por su reaparición, le di mi mano y
deje que me llevara fuera del SUV. —Así que ¿Mi sorpresa…?
—Ya verás.
De la mano, empezamos a caminar. Pensé que me iba a llevar a su
casa, pero no lo hizo, y cuando pasamos por la mía y nos dirigimos por la
carretera, no tenía ni idea de lo que había planeado. Eso fue, hasta que vi
que nos dirigíamos a la carretera principal y cuando nos detuvimos allí, fui
conducida a varios meses atrás a la primera vez que me enteré acerca de
Daemon.
Yo había caminado en frente de un camión.
Sí, un movimiento idiota, pero me encontraba molesta y no pensado
claramente. La versión-idiota de Daemon había sido la culpable.
Cruzando la carretera, tuve una idea general de hacia dónde nos
dirigíamos. El lago. Apretando la mano de Daemon, luché contra una
sonrisa estúpida.
—¿Crees que puedes caminar con esos tacones? —preguntó,
frunciendo el ceño como si acabara de pensar en ello.
Dudoso, pero yo no quería arruinar esto para él. —Sí, voy a estar bien.
352
Él lo tomo despacio de todos modos, asegurándose de que no me
caería de bruces o me rompería el cuello. Increíblemente dulce, en
realidad, él sacó todas las ramas que colgaban bajas fuera del camino y
en un punto, dejó una parte de su verdadera forma afianzarse. Luz blanca
rodeó su mano, desparramándola por el suelo desigual.
¿Quién necesitaba una linterna cuando tenías a Daemon?
Nos tomó un poco más de lo normal para llegar al lago, pero me
gustó el paseo y su compañía. Y cuando salimos de la última hilera de
árboles y apareció la escena delante de mí, no podía creer lo que
miraba.
La luz de la luna se reflejaba en las aguas tranquilas y a varios metros
de distancia de la orilla, junto a las flores silvestres blancas que habían
comenzado a florecer, estaban varias mantas extendidas y amontonadas
una encima de la otra, creando un sitio cómodo de aspecto de estar.
Había unas cuantas almohadas y un refrigerador grande. Un fuego
crepitaba más cerca del lago, rodeado de grandes piedras.
No había palabras.
Todo el conjunto fue excepcionalmente romántico, dulce,
impresionante, y tan, tan perfecto que me preguntaba si estaba soñando.
Sabía que Daemon era capaz de sorprenderme —siempre lo hacía, pero
¿Esto…? Mi corazón se hinchó tan rápido que estaba segura de que
flotaría.
—Sorpresa —dijo, dando un paso adelante, con la espalda hacia el
fuego—. Pensé que esto sería mejor que una fiesta o lo que sea. Y te gusta
el lago. A mí también.
Parpadeé para contener las lágrimas. Dios, tenía que dejar de llorar
todo el tiempo, especialmente esta noche, porque había cargado mis
pestañas con rímel. —Es perfecto, Daemon. Oh mi Dios, es maravilloso.
—¿En serio? —Un poco de vulnerabilidad se arrastró en su voz—. ¿De
verdad te gusta?
No podía creer que preguntara. —Me encanta. —Y entonces me
eché a reír, lo cual era mejor que llorar—. Realmente me gusta esto.
Daemon sonrió.
Me lancé sobre él, envolviendo mis brazos y mis piernas a su
alrededor como una loca chica-mono.
353
Riendo, él me agarró y no tropezó. —Realmente te gusta esto —dijo,
caminado hacia atrás—. Me alegro.
Tantas emociones estaban corriendo a través de mí que no podía
decidirme por una cosa, pero todas eran buenas. Cuando me dejó, me
quité los zapatos y me moví a las mantas. Eran suaves bajo los dedos de
mis pies, de lujo.
Sentada, metí mis piernas debajo de mí—: ¿Qué hay en la nevera?
—Ah, las cosas buenas. —Él brilló en la oscuridad y apareció al lado
de la nevera, arrodillándose. La abrió, sacó una botella de vino y dos
copas—. Vino fresco, de fresa, tu favorito.
Me reí. —Oh mi Dios.
Hizo reventar el corcho con algún tipo de extraño alíen-mente-
fuente-jedi poder y vertió cada uno de nuestros vasos. Lo tomé y bebí a
sorbos el líquido burbujeante. Me gustaba el vino fresco, ya que no sabe a
alcohol y era realmente una debilucha.
—¿Qué más? —le pregunté, inclinándome.
Sacó una lata y con cuidado le quitó la tapa y la inclinó hacia mí.
Fresas cubiertas con chocolate rodaron tentadoramente.
Se me hizo agua la boca. —¿Tú las hiciste?
—Ja. No.
—Uh… ¿Las hizo Dee?
Eso consiguió una risa. —Las ordené de la tienda de dulces de la
ciudad. ¿Pruebas uno?
Lo hice y mi boca murió y fue al cielo. Y quizás incluso babeé sobre
mí. —Son tan buenas.
—Hay más. —Sacó un envase de plástico lleno de queso en rodajas
y galletas—. También pre-hechos de la tienda porque no soy un cocinero o
lo que sea.
¿A quién le importaba como se le ocurrió la cosa? Él hizo esto—esto
era todo él.
También había sándwiches de pepino y pizza vegetariana. Perfecta
comida para picar, y empezamos, riendo y comiendo mientras el fuego se
apagó lentamente.
—¿Cuándo hiciste todo esto? —pregunté, alcanzando más o menos
mi quinta rebanada de pizza vegetariana.
354
Tomó una fresa, inspeccionándola con los ojos entrecerrados. —
Tenía las cosas en el refrigerador aquí y las mantas envueltas en una lona.
Todo lo que hice cuando llegamos fue venir aquí verdaderamente rápido,
extender las mantas y empezar el fuego.
Terminé mi rebanada. —Eres increíble.
—Sabía que no te tomaría tiempo para darte cuenta de eso.
—No. Siempre lo he sabido. —Lo vi rebuscar por otra fresa—. Quizá
no en el principio…
Él hecho un vistazo hacia arriba—: Mi genialidad tiene que ver con la
cautela.
—¿Es así? —La temperatura había disminuido y me acurruqué más
cerca de Daemon y el fuego moribundo, temblando pero ni de lejos lista
para volver.
—Ajá. —Sonrió, cerrando el recipiente y colocando el resto del
alimento de vuelta en el refrigerador.
Me lanzó un soda, y limpió todo. Nos habíamos movido más allá de
los refrigeradores de vino hace un rato. —No puedo mostrar todas mis
partes dinámicas a la vez.
—Por supuesto que no. ¿Dónde está el misterio en eso?
Tomó una manta de tiro. —No hay ninguno. —Cubriéndola sobre mis
hombros, luego se acomodó a mi lado.
—Gracias. —Tiré del suave material cerca—. Creo que el público en
general se sorprendería al saber la profundidad de tu dulzura.
Daemon se recostó, descansando sobre su costado. —Ellos nunca lo
sabrán.
Sonriendo, me incliné hacia adelante y besé sus labios. —Me llevaré
el secreto hasta la tumba.
—Bueno. —Palmeó el sitio junto a él—. Podemos volver siempre que
tú quieras.
—Yo no quiero irme.
—Trae tu feliz y pequeño trasero hibrido aquí.
Pasando rápidamente sobre el espacio restante, me acosté a su
lado. Daemon movió una almohada hacia abajo hasta que estuvo bajo mi
cabeza.
355
Hablamos del baile, la escuela, e incluso de la universidad de
Colorado. Conversamos mucho más allá de la medianoche.
—¿Estás preocupado en absoluto por el mañana? —pregunté,
corriendo la punta de mis dedos a lo largo de su mandíbula.
—Estoy preocupado, pero estaría loco de no estarlo. —Besó mis
dedos cuando estos fueron muy cerca de sus labios—. Pero no se trata de
lo que piensas.
—¿Qué es, entonces? —Mi mano se deslizó por su cuello, encima de
su camisa. Se había quitado la chaqueta. Su piel era cálida y dura debajo
de la fina tela.
Daemon se acercó más. —Me preocupa que Beth no sea como
Dawson la recuerda.
—A mí también.
—Sé que él puede manejarlo, sin embargo. —Él se unió, su mano
deslizándose debajo de la manta, curvándose sobre mi hombro desnudo—
. Sólo quiero lo mejor para él. Se lo merece.
—Lo hace. —Contuve la respiración mientras su mano viajaba hacia
el sur, sobre la pendiente de mi cintura y luego el brote de mi cadera—.
Espero que esté bien, que todo el mundo esté bien, incluso Cris.
Él asintió con la cabeza y me facilitó suavemente sobre mi espalda.
Su mano alisó la falda de mi vestido a la rodilla. Me estremecí.
Sonrió. —¿Alguna otra cosa te está molestando?
Cuando pensaba en el mañana y lo que el futuro podría sostener, un
montón de cosas me estaban molestando—: No quiero que nada te
suceda a ti. —Mi voz se quebró—. No quiero que le pase nada a nadie.
—Shh. —Él me besó suavemente—. Nada le va a suceder ni a mí ni a
nadie.
Apreté mis manos alrededor de su camisa, sosteniéndolo, como si de
algún modo podría detener el escenario del peor-caso realizarse solo por
mantenerlo cerca.
Tonto, lo sabía, pero teniéndolo allí mantuvo el más horrible de los
miedos en la bahía.
Qué yo saliera de Mount Weather, pero sin Daemon.
—¿Qué pasa si tenemos éxito mañana por la noche?
356
—¿Te refieres a cuando lo hagamos? —Su pierna rozó la mía,
colocándola en el medio—. Volvemos a la escuela el lunes, aburrido, lo sé.
Espero aprobar nuestras clases, que lo haremos. Entonces nos graduamos.
Y luego tenemos todo el verano…
Todo su peso hizo cosas malas con mis pensamientos, pero el pánico
apareció demasiado cerca. —Daedalus vendrá en busca de Cris y Beth.
—Y no los encontrarán. —Sus labios se apretaron contra mi sien y
luego en la curva de mi frente—. Es decir, si se acercan lo suficiente.
Mi estómago se revolvió. —Daemon…
—Va a estar bien. No te preocupes.
Quería creerle. Más como si necesitara.
—Mejor no pensar en el mañana —susurró, sus labios rozan mis
mejillas y mi mandíbula—. No pienses en la próxima semana o la noche
siguiente. Es sálo nosotros ahora mismo y nada más.
Con mi corazón latiendo como loco, incliné mi cabeza hacia atrás y
cerré los ojos. Era casi imposible de olvidar todo lo que se avecinaba, pero
cuando su mano recorrió mi rodilla y bajo el dobladillo de mi vestido,
realmente éramos nosotros y nada más.
357
36
Traducido por BlancaDepp & Perpi27
Corregido por Melii
Al igual que la última vez que hice el viaje a Mount Weather, pasé la
mayor parte del domingo con mi mamá. Fuimos a un desayuno tardío y la
puse al corriente de todos los detalles del problema. Se le pusieron los ojos
llorosos cuando le hablé de la sorpresa junto al lago de Daemon.
Demonios, tenía los ojos llorosos y mi pecho ondeaba cuando le dije.
Daemon y yo nos quedamos allí hasta que las estrellas habían
desaparecido de la noche y el cielo se había vuelto de color azul oscuro.
Había sido simplemente perfecto y las cosas que habíamos hecho en esas
horas finales todavía hacían que mis dedos se doblaran.
—Estás enamorada —dijo mi mamá, persiguiendo un trozo de melón
a través de su plato con el tenedor—. No es una pregunta. Lo puedo ver
en tus ojos.
Mis mejillas se pusieron rojas. —Sí, lo estoy.
Ella sonrió. —Creciste demasiado rápido, nena.
No siempre se siente de esa manera, sobre todo esta mañana,
cuando no podía encontrar mi otro flip-flop21 y había sido, como, dos
segundos de patear un ataque.
Entonces su voz baja para que la multitud de la iglesia llena no
pudiera oír—: Estás siendo cuidadosa, ¿verdad?
Curiosamente, no estaba avergonzada por el cambio de la
conversación. Tal vez tenía que ver con el comentario de ―Bebé Katy
desnudo quitándose sus pañales‖ de ayer. De cualquier manera, me
alegré de que ella preguntara-que le importara lo suficiente. Mi mamá
21
Es una forma graciosa de llamar a las sandalias en estados unidos y todo se basa en el
sonido que se escucha cuando una persona con sandalias camina.
358
puede estar ocupada trabajando como todos los padres, pero no fuera de
la lista de correo.
—Mamá, siempre tendré cuidado con ese tipo de cosas —tomé un
sorbo de mi refresco—. No quiero a cualquier bebé Katy corriendo por ahí.
Sus ojos se abrieron con sorpresa y luego se rió otra vez. Oh,
querida... —Haz crecido —dijo, colocando su mano sobre la mía—. Y estoy
orgullosa de ti.
Al enterarse de que se sentía bien, porque en el lado de los padres
de cosas, no estaba segura de lo que podía sentir orgullosa. Claro, iba a la
escuela, me mantuve fuera de problemas-sobre todo-y sacaba buenas
notas. Pero había fallado en lo colegio hasta el momento, y sabía que le
molestaba. Y todo lo demás por lo que he luchado y tratado, ella no lo
sabía.
Pero aún estaba orgullosa de mí, y no quería hacer nada que la
decepcionara.
Cuando llegamos a casa, Daemon vino por un momento y me llevó
todo en mí para mantener a mamá lejos de los álbumes de fotos antes de
ir a tomar unas pocas horas de sueño, dejándonos a Daemon y a mí a
nuestros propios recursos, lo cual sonaría como una cosa muy divertida,
pero estaba colgada con demasiada fuerza ya que las horas se fueron
rápido.
Una vez que me había cambiado a un suéter negro, Daemon me
pidió el ópalo. Se lo entregué.
—No me mires así —dijo, sentado frente a mí en mi cama. Metió la
mano en su bolsillo y sacó una cuerda delgada, blanca—. En lugar de
guardarla en tu bolsillo, pensé que podríamos hacer un collar con ella.
—Oh. Buena idea.
Lo vi envolver la cuerda alrededor de la pieza de ópalo, ajustándolo
así que no había cuerda suficiente en ambos lados para encajar
cómodamente alrededor de mi cuello. Me senté para que lo atara debajo
de mi camisa. Se apoyaba ligeramente por encima de la pieza de
obsidiana que llevaba.
—Gracias —dije, a pesar de que todavía pensaba que deberíamos
habernos arriesgado rompiéndola.
Él sonrió. —Creo que deberíamos pasar del almuerzo de mañana e ir
al cine.
359
—¿Eh?
—Mañana, creo que deberíamos hacerlo a medio día.
Hacer planes para saltarse las clases de mañana por la tarde no
estaba en mi lista de prioridades y estaba a punto de señalarlo cuando me
di cuenta de lo que estaba haciendo. Distrayéndome, dándome la
posibilidad del mañana, mantener las cosas normales y, en cierto modo,
esperanzadoras.
Levanté mis pestañas y mantuve sus ojos. El color verde quemado
extraordinariamente brillante y luego se volvió blanco cuando me puse de
rodillas, tomé su rostro y lo besé, realmente lo besé como si fuera el aire
que necesitaba.
—¿Qué fue eso? —preguntó cuándo me senté—. No es que me
queje.
Me encogí de hombros. —Sólo porque quería. Y para responder a tu
pregunta, creo que definitivamente deberíamos saltarnos y desaparecer
durante el día.
Daemon se movió tan rápido que un segundo estaba sentado y al
siguiente sobre mí, con los brazos como bandas de acero a ambos lados
de mi cabeza y yo estaba de espaldas, mirando hacia él.
—¿Te he dicho que tengo una debilidad por las chicas malas? —
murmuró. Su forma borrosa en los bordes, blanca y suave como si alguien
hubiera tomado un pincel y dibujara un contorno borroso a su alrededor.
Un mechón de pelo cayó hacia adelante, en esos asombrosos ojos como
diamantes.
El aliento me abandonó—: ¿Ausentismo lo hace para ti?
Cuando bajó su cuerpo, vibraba con una carga baja y donde
nuestros cuerpos se reunieron, volando chispas—: Tú lo haces para mí.
—¿Siempre? —le susurré.
Sus labios rozaron los míos. —Siempre.
***
Daemon se fue un tiempo después para reunirse con Matthew y
Dawson. Los tres querían correr alrededor de las cosas de nuevo, y
Matthew, siendo el planificador anal-retentivo en el fondo, quería tomar
algunas fotos más del ónix.
360
Me quedé atrás, situándome en torno a mi mamá como un niño
pequeño mientras se preparaba. Sintiéndose excepcionalmente
necesitados, incluso me siguió afuera y vio de nuevo fuera de la calzada
en su Prius.
Sola, mi mirada se dirigió al macizo de flores rodeando el porche. El
mantillo se desvaneció lo necesario para reemplazarlo y le vendría bien un
buen deshierbe.
Al salir del porche, me fui a los pequeños rosales y empecé a tirar los
pétalos muertos. Había oído una vez que podría ayudar a las flores florecer
de nuevo. No estaba segura de sí era correcto o no, pero la monotonía de
escoger cuidadosamente las hojas alivió mis nervios.
Mañana, Daemon y yo nos iríamos en el almuerzo.
El próximo fin de semana, convencería a mi mamá de que tenía que
revisar los macizos de flores.
A principios de junio, me graduaría.
En algún momento de ese mes, me gustaría tomar en serio lo de
llenar el papeleo para la Universidad de Colorado y dejaría caer esa
bomba sobre mi madre.
En julio, pasaría todos los días nadando con Daemon en el lago y
conseguiría un bronceado a lo Jersey Shore.
A finales del verano, las cosas serían normales entre Dee y yo.
Y llegado el otoño, me gustaría pasar de todo esto. Las cosas no
volverían a ser mundanas. Ya no era completamente humana. Mi novio, el
hombre que amaba, era un extraterrestre. Y puede llegar un punto donde,
como Dawson y Blake, Daemon y yo tendríamos que desaparecer.
Pero no iba a ser mañana, o la semana próxima, ni al mes, el verano
y el otoño.
—Solo tú estarías haciendo jardinería en estos momentos.
Me di la vuelta al oír la voz de Blake. Se apoyó en el coche, vestido
de negro, listo para esta noche.
Esta fue la primera vez desde nuestra confrontación que Blake había
llegado a mí alrededor mientras estaba sola, y el extraterrestre en mí
respondió. Esa sensación de montaña rusa se hinchaba dentro de mí.
Estática picaba a lo largo de mi piel.
Me mantuve firme. —¿Qué es lo que quieres, Blake?
361
Se rió suavemente mientras su mirada se posó en el suelo. —Nos
vamos pronto, ¿no? Sólo estoy un poco más tempranero.
Y yo era un pedacito de un libro nerd. Sí, claro.
Cepillé la suciedad de mis dedos, lo observé con ironía. —¿Cómo
has llegado hasta aquí?
—Estacionado al final de la calle, en la casa vacía. —Hizo un gesto
con la barbilla—. La última vez que aparqué aquí, estoy bastante seguro
de que alguien fundió la pintura del capó de mi coche.
Sonaba como Dee y sus manos microondas. Me crucé de brazos. —
Dee y Andrew están al lado. —Sentí la necesidad de señalar.
—Lo sé. —Sacó una mano, la pasó por su puntiagudo pelo—. Te
veías muy bien en el baile.
La inquietud se desplegó en mi vientre. —Sí, te vi. ¿Fuiste solo?
Él asintió con la cabeza. —Estaba allí sólo por unos minutos. Nunca
hice alto en la escuela de danza. Un poco decepcionante.
No dije nada.
Blake dejó caer su mano—: ¿Estás preocupada por lo de esta
noche?
—¿Quién no lo estaría?
—Chica lista —dijo y sonrió un poco. Era más bien una mueca que
otra cosa—. Nadie, que yo sepa se ha infiltrado en una de sus instalaciones
antes o incluso llegado tan lejos como lo hicimos la última vez. Ningún
Luxen o híbrido, y podemos ser los primeros en intentarlo. Apuesto a que
hay una docena de Dawsons y Beths, Blakes y Chrises.
Los músculos se apretaron en mi cuello y hombros. —Si esto se
supone que es una charla, estás fracasando completamente en ello.
Blake se echó a reír.
—No me refiero a esa forma. Así que si hacemos esto, somos los más
fuertes, ya sabes. El mejor partido de híbridos y fuera de Luxen.
Divertido o tal vez sólo irónico, pensé, que lo que Daedalus tanto
deseaba era lo único que podía ir en contra de ellos.
Metí la mano en mi bolsillo, sintiendo los bordes cálidos y suaves del
ópalo. —Entonces somos simplemente impresionantes, supongo.
362
Otra sonrisa dolorida y luego Blake dijo—: Eso es con lo que estoy
contando.
***
Estábamos vestidos todos como un grupo de gentuza de rechazar
ninjas. Mi piel sudaba bajo el térmico negro de manga larga. La idea era
que entre menos piel expusiéramos, menor ónix nos impactaría.
Realmente no una panorámica de esa manera la última vez, pero no
estábamos tomando ningún riesgo esta noche.
El opal quemaba un agujero en mi bolsillo.
Conducir por las montañas de Virginia era un asunto tranquilo. Esta
vez, incluso Blake se quedó en silencio. Dawson era una bola de energía a
su lado. Una vez, por suerte, cuando los coches no nos rodeaban, se metió
en su verdadera forma, casi cegándonos.
Las palabras de Blake se quedaron en mi cabeza. Eso es con lo que
estoy contando. Probablemente estaba siendo paranoica, pero se
establecieron como la leche agria. Por supuesto que se cuenta con
nosotros para conseguir lo casi imposible. Tenía tanto como nosotros que
ganar.
Y entonces pensé en la advertencia de Luc, ―Nunca confiar en
aquellos que tienen algo que ganar o perder‖. Pero eso significaba que no
podía confiar ni en él ni en nuestros amigos. Todos nosotros teníamos algo
que ganar o perder.
Daemon llegó a más de la consola central y apretó mi mano.
Pensar en esas cosas en este momento no era la mejor ruta para
viajar. Me estaba metiendo en todos mis estados y sin valor.
Sonreí a Daemon y decidí centrarme en nuestra tarde. Nosotros
realmente no haríamos nada. Sólo abrazarnos, ambos despertándonos, y
de alguna manera que fuera más íntimo que cualquier otra cosa. Ayer por
la noche o temprano en la mañana había sido una historia diferente.
Daemon era un tipo creativo.
Mis mejillas estaban teñidas de rojo el resto del viaje.
Las dos camionetas llegaron a la pequeña granja en la parte inferior
de la carretera de acceso negro con cinco minutos de sobra. A medida
que ascendíamos, Blake consiguió el texto de confirmación de Luc.
363
Las cosas eran una oportunidad.
En lugar de hacer ejercicios de calentamiento, todos nos quedamos
quietos, conservando nuestra energía. Ash, Andrew y Dee se mantuvieron
en su SUV. El resto de nosotros se acercó al borde del campo cubierto de
hierba.
Tenía la esperanza de que no me infestara con las garrapatas.
Con una última mirada a los Luxen en el vehículo, era hora de irse.
Dejé que el flujo de origen a través de mi sangre y de los huesos y rizado
sobre mi piel, salimos a la oscuridad, sin la luz de la luna en la noche
nublada. Como la última vez, Daemon se quedó a mi lado. Lo último que
necesitaba era que me tropezara con algo y hacer retroceder cuesta
abajo.
Las cosas estaban tranquilas y tensas cuando llegamos al borde del
bosque, esperando a ver que sólo un guardia del personal estuviera en la
valla.
Fue Daemon quien lo llevó a cabo en esta ocasión. Entonces
estábamos en la valla, introducimos el primer código.
Icarus.
Quitando toda la extensión de terreno, los cinco nos movimos como
fantasmas. Visible en la visión periférica, pero desapareciendo cuando
miramos de frente.
En el conjunto de tres puertas, Dawson ingresó la segunda
contraseña.
Labyrinth.
Y ahora el tiempo era de vida o muerte. Todos estos meses nos han
llevado a esto. ¿Nuestra formación de ónix significaría nada?
Daemon me miró.
Metí la mano en mi bolsillo, envolviendo mis dedos alrededor del
opal.
Pasando por el spray ónix todavía dolía como las entrañas ardientes
del infierno para los demás, pero debe ser manejable si Blake tenía razón.
La puerta se abrió con un sonido de cámara de aire y Daemon fue el
primero que pasó.
364
Tomó aire y se encogió, pero una pierna se colocó delante de la otra
y luego fue a través, hasta el otro lado. Se detuvo, mirando por encima del
hombro y sonrió con esa media sonrisa.
Todos nosotros dejamos escapar un suspiro colectivo.
Pasamos a través de la puerta de ónix blindado. Cada uno de los
chicos tomó el aerosol con una mueca de dolor. Yo casi no sentí nada.
Dentro de Mount Weather, por primera vez, nos quedamos detrás de
Blake, que conocía la mayor parte del camino. El túnel fue ensombrecido,
con pequeñas lámparas colocadas cada veinte metros más o menos en
las paredes de color naranja. Busqué las puertas de emergencia de
asesinos, pero estaba demasiado oscuro para ver.
Inclinando mi cabeza, me di cuenta de algo terrible sobre el techo.
Era brillante, como que estaba mojado o algo así, pero no era líquido.
—Ónix —murmuró Blake—. Todo el lugar está cubierto de ónix.
A menos que hubieran hecho recientemente una remodelación
masiva, que no podía ser algo nuevo para Blake. Sintiendo el opal contra
mi piel, tiré de la Fuente y esperé la carga extrema de energía ya que
volaríamos por el túnel.
Había una pequeña chispa de energía extra, pero nada como lo
había sido cuando Daemon y yo lo habíamos probado. Mi corazón se
hundió cuando nos acercábamos al final del largo túnel. Tenía que estar
lleno de ónix, para que de alguna manera debilitara el opal.
Al final del túnel, se dividió en un cruce. Los ascensores estaban en el
medio. Matthew se dirigió hacia la apertura, comprobando el primer
espacio.
—Limpio —dijo, luego desapareció, moviéndose tan rápido que
cuando pulsó el botón del ascensor, mis ojos no podían seguirle la pista
hasta que estuvo junto a nosotros otra vez.
Cuando las puertas se abrieron, nos movimos, llenando el ascensor
de acero. Al parecer, las escaleras estaban bajo contraseña y me
preguntaba lo que la gente haría para salir en caso de emergencia.
Miré a mi alrededor en el ascensor, miré algunas partes negruzco-rojo
brillante en la luz del techo oscilante. Casi esperaba que nos rociara con
ónix mientras esperábamos, pero no fue así.
La mano de Daemon rozó la mía y lo miré.
Me guiñó un ojo.
365
Sacudiendo la cabeza, cambié mi peso sin descanso. Este parecía el
ascensor más lento en el mundo. Podría encontrar una fórmula
trigonométrica más rápido. Daemon me apretó la mano, como si pudiera
sentir mi nerviosismo.
Me estiré hacia arriba en la punta de los dedos de los pies y
ahuequé la mejilla de Daemon, guiando su cabeza a la mía. Lo besé
profundamente y sin reservas.
—Para la buena suerte —le dije después de que se retiró, un poco sin
aliento.
Sus ojos esmeraldas brillaron con una gran cantidad de promesas
que envió un tipo muy diferente de escalofríos sobre mí. Cuando
llegáramos a casa, conseguiríamos un poco de tiempo uno-a-uno.
Porque queremos llegar a casa, todos nosotros. No podía haber otro
resultado.
Finalmente, las puertas del ascensor se abrieron, revelando una
pequeña sala de espera. Las paredes blancas. Techos blancos. Pisos
blancos.
Habíamos entrado en un manicomio.
—Encantadores colores decorativos —dijo Matthew.
Daemon sonrió.
Su hermano se adelantó, deteniéndose en la puerta. No había
forma, ni idea de ver lo que nos esperaba al otro lado. Con este código,
íbamos a ciegas.
Pero habíamos llegado muy lejos. Emoción zumbaba a través de mí.
—Hermano, cuidado —dijo Daemon—. Hay que hacerlo lento.
Él asintió con la cabeza—: Nunca he estado aquí. ¿Blake?
Blake fue a su lado. —Debería haber otro túnel, más corto y más
ancho, y habrá puertas en el lado derecho. Las celdas, en realidad, están
equipadas con una cama, un televisor y un baño. Habrá unas veinte
habitaciones. No sé si las demás están ocupados o no.
¿Otras? No había pensado en los demás. Miré a Daemon. —No
podemos simplemente dejarlos.
Antes de que pudiera contestar, Blake intervino—: No tenemos
tiempo, Katy. Tomar demasiados nos retrasaría y no sabes en qué
condiciones están ahí.
366
—Pero-
—Por primera vez, estoy de acuerdo con Blake. —Daemon se reunió
con mi mirada de asombro—. No podemos, Kitten. Ahora no.
No estaba de acuerdo con eso, pero no podía correr por el pasillo,
dejando a la gente libre. No teníamos pensado eso y sólo teníamos una
cantidad fija de tiempo. Esto era peor que la gente que pirateaban libros,
apestaba más que esperar un año para el próximo libro de una serie
amado y más de un final brutal de melodrama. Dejando aquí, sabiendo
que podríamos estar dejando atrás a gente inocente, me perseguiría para
siempre.
Blake respiró hondo y tecleó el último código.
Daedalus.
El sonido de varias cerraduras de succión en su lugar rompió el
silencio y una luz en la parte superior de la puerta, a la derecha, brilló
verde.
Cuando Blake avanzó a la puerta abierta, Daemon se movió para
estar delante de mí. Matthew estaba de repente detrás de mí y yo estaba
blindada. ¿Qué...?
—Estamos limpios—dijo Blake, sonando aliviado.
Pasamos por la puerta, descubriendo otro escudo ónix. Ahora
teníamos dos más para llegar a través de los demás. Esto no iba a ser fácil.
El túnel era como el de arriba, pero todo blanco y como Blake nos
había informado, era más corto y más ancho. Todo el mundo se movía
más que yo. Lo hicimos, estábamos aquí. Mi estómago se sacudió y
estremeció mi piel.
Casi no lo podía creer.
Feliz y ansiosa de repente, sentí la punta de la Fuente responder,
pero alcanzó su punto máximo y luego rápidamente escupió hacia fuera.
La cantidad de ónix en este edificio era una locura.
—La tercera celda es la de ella —dijo Blake, corriendo por el pasillo,
hacia el último grupo de puertas.
Girando, contuve la respiración cuando Dawson tomó la manija de
la puerta con revestimiento de ónix y se volvió. No encontró ninguna
resistencia.
Dawson entró en la habitación, con las piernas temblando, todo su
cuerpo temblaba, y su voz se quebró al hablar—: ¿Beth?
367
Esa palabra, ese único sonido que fue retirado de las profundidades
de Dawson y todos nos detuvimos, conteniendo el aliento de nuevo.
Por encima de su hombro, vi una forma delgada sobre una estrecha
cama sentarse. Cuando ella apareció a la vista, casi me emocioné,
porque era ella, era Beth... pero no se veía como lo había hecho cuando
la había visto por última vez.
Su cabello castaño no estaba desaliñado o grasiento sino recogido
en una cola de caballo suave. Algunos mechones se habían deslizado
libres, enmarcando un rostro pálido pero delicado. Una gran parte de mí
temía que no reconociera a Dawson, que sería esa cáscara agrietada de
la chica que había conocido. Había estado preparada para lo peor. Que
incluso atacara a Dawson.
Pero cuando vi los ojos oscuros de Beth, no estaban vacíos como
habían estado en la casa de Vaughn. Tampoco se parecían en nada a la
mirada terriblemente en blanco de Carissa.
El reconocimiento brilló en los ojos de Beth.
El tiempo se detuvo para los dos y luego aceleró. Dawson se
tambaleó hacia delante, y pensé que caería de rodillas. Sus manos se
abrieron y se cerraron a sus costados como si no tuviera ningún control
sobre ellas.
Todo lo que pudo decir fue—: Beth.
La chica saltó espantada de la cama, con los ojos saltando por
encima de nosotros y luego se instalaron y se quedaron con él. —
¿Dawson? Es que... no lo entiendo.
Ambos se movieron como si fueran el otro, corriendo hacia delante,
cruzando la distancia en el mismo momento. Sus brazos rodearon unos a
otros y Dawson la levantó, enterrando la cara en su cuello. Palabras fueron
transmitidas, pero sus voces estaban cargadas de emoción, demasiado
bajas y demasiado rápidas para mis oídos para poder escucharlas.
Estaban sosteniéndose el uno del otro de una manera que sabía que
nunca se iban a dejar ir.
Dawson levantó la cabeza y dijo algo en su idioma y me pareció tan
hermoso como lo fue cuando Daemon habló. Entonces él la besó, y me
sentí como una intrusa observándolos, pero no podía apartar la mirada.
Había tanta belleza en su reunión, en la forma en que derramo besos
pequeños en su cara y la humedad que se reunió en sus mejillas.
368
Las lágrimas se deslizaron hasta mi garganta, quemando la parte de
atrás de mis ojos. Lágrimas de felicidad borraban mi visión. Sentí a Mattew
colocar su mano sobre mi hombro y apretarla. Sollozando, asentí.
—Dawson. —Urgencia llenó el tono de Daemon, recordando a todos
que se nos acaba el tiempo.
Tirando aparte, Dawson le agarró la mano y le dio la vuelta mientras
un conjunto de interrogantes salían de la boca de Beth.
—¿Qué están haciendo? ¿Cómo entraron aquí? ¿Ellos saben? —Y así
sucesivamente fue mientras Dawson, quien estaba sonriendo como un
idiota, trataba de mantenerla calmada.
—Más tarde —dijo—. Pero tenemos que pasar por dos puertas y va a
doler.
—Escudos de Ónix, lo sé —dijo.
Bueno, eso resuelve el problema.
Me volteé mientras Blake regresó, cargando el cuerpo propenso de
un chico Luxen de cabello oscuro. Una mancha rojiza apareció a través de
la mandíbula del adolescente.
—¿Está bien?
Blake asintió. La piel alrededor de sus labios se dibujó apretada y
pálida. —Yo... no me reconoció. Tuve que mantenerlo tranquilo.
Una grieta pequeña rompió mi corazón. La mirada en los ojos de
Blake era tan desesperada y triste, especialmente cuando parpadeaba
hacia Dawson y Beth. Todo lo que había hecho: mentido, engañado y
asesinado había sido todo por el chico en sus brazos. Alguien a quien
consideraba un hermano.
Una vez más, odiaba sentir simpatía por Blake.
Pero lo hacía.
Beth levantó la vista y su avalancha de preguntas se desvaneció. —
Tú no puedes…
—Tenemos que irnos, Beth. —Blake la interrumpió y se dirigió a
nosotros—. Se nos está acabando el tiempo.
Y así era. El recordatorio batía a través de mí y le di a la otra chica lo
que esperaba fuera una sonrisa tranquilizadora. —Tenemos que irnos.
Ahora. Todo lo demás puede esperar.
Beth estaba negando con la cabeza vigorosamente. —Pero…
369
—Tenemos que irnos, Beth. Lo sabemos —Y ella asintió con la cabeza
al oír las palabras de Dawson, pero el pánico se estaba construyendo en
sus ojos.
La urgencia pateó a la adrenalina a toda velocidad y sin más
demora alguna, los cinco nos fuimos por el pasillo. Daemon marcó el
código en el panel de la pared, y abrió la puerta.
La habitación totalmente blanca no estaba vacía.
Simón Cutters estaba allí, el desaparecido, dado por muerto Simón
Cutters, más grande y corpulento que nunca. Todos nosotros fuimos
tomados por sorpresa. Daemon dio un paso atrás. Matthew se detuvo. Mi
cabeza no podía tratar de entender como estaba vivo, por qué estaba allí
de pie, como si estuviera esperando por nosotros.
Los pequeños vellos en mis brazos empezaron a alzarse.
—Oh, mierda —dijo Daemon.
Simón sonrió. —¿Me extrañaron? Yo los extrañé.
Luego levantó un brazo. La luz se reflejó por un brazalete de metal
que llevaba. Un pedazo de ópalo brillaba, casi idéntica a la que llevaba
alrededor del cuello. Todo sucedió tan rápido. Simón abrió la mano, y era
como ser golpeado por fuertes vientos. Me levanté de mis pies y hacia
atrás a través del aire. Choqué contra la puerta más cercana, mi cadera
golpeó la manija de la puerta de metal. El dolor explotó, golpeando el aire
de mis pulmones, golpeé el suelo.
Oh, Dios mío... Simón era...
Mi cerebro se apresuró a mantenerse al día con lo que estaba
sucediendo. Si Simón tenía un pedazo de ópalo, entonces eso significaba
que tuvo que haber sido mutado. Él probablemente no nos habría
sorprendido si no hubiéramos estado tan desprevenidos para verlo. Era
como con Carissa. Él fue la última persona que esperaba.
Daemon se estaba levantando a varios metros por el pasillo, al igual
que Mattew. Dawson tenía a Beth presionada contra la pared. Blake
estaba más cerca, usando su cuerpo para escudar al de Chris.
Me empujé hacia arriba, haciendo una mueca cuando el dolor se
arqueó abajo de mi pierna. Traté de levantarme, pero mi pierna dejó de
funcionar. Blake estaba allí, agarrándome antes de caer al suelo por
segunda vez.
Simón entró en la habitación y sonrió.
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Daemon se puso en pie. —Oh, estás tan muerto.
—Ah, creo que esa es mi línea —respondió Simón. Una explosión de
energía voló de su mano, y grité el nombre de Daemon. Él evitó un
impacto directo.
Las pupilas de Daemon estaban empezando a brillar blancas. Él se
echó hacia atrás. La energía se alzó a través de la habitación, una luz
blanquecina-roja. Simón la esquivó, riéndose.
—Vas a desgastarte, Luxen —se burló Simón.
—No antes que tú.
Simón le guiñó un ojo y luego se volvió hacia nosotros, echando
mano de nuevo. Blake y yo pateamos de vuelta. Empecé a caer y Blake
me agarró. De alguna manera su brazo terminó alrededor de mi cuello.
Había una sensación de tirón y luego Daemon estaba junto a mí,
empujándome a sus espaldas.
—Esto no es tan bueno —dijo Blake, acercándose a Simón—. Se nos
está acabando el tiempo.
—No me digas —escupió Daemon.
Dawson disparó hacia Simón, pero él se echó hacia atrás, riendo. Era
como un súper híbrido con esteroides. Otra ráfaga de energía voló a Blake
y luego hacia Matthew. Ambos se agacharon en picada al suelo para
evitar recibir un golpe. Simón siguió avanzando, sin dejar de sonreír. Miré
hacia arriba y nuestros ojos se encontraron. Los suyos carecían de toda
emoción humana. Irreal. Inhumanos.
Y eran tan fríos.
¿Cómo había sido mutado? ¿Cómo lo logró? ¿Y cómo lo habían
convertido en este monstruo sin sentimientos? Había tantas preguntas, y
ninguna de ellas importaba en estos momentos. El dolor que me robaba la
respiración hacía difícil concentrarse, mantenerme incluso de pie.
La sonrisa de Simón se extendió, y un escalofrío rodó a través de mí
mientras tiraba de la Fuente, sintiendo su despertar dentro de mí. Antes de
que pudiera liberarla, él abrió su boca. —¿Quieres jugar, Kitty Kat?
—Oh, joder —gruñó Daemon.
Daemon era mucho más rápido que yo. Él pasó junto a Blake y
Mattew, más allá de Dawson y Beth. Moviéndose tan rápido tenía que
verse afectado por todo el ónix, pero era como un relámpago. Medio
371
segundo más tarde, él estaba delante de Simón, con sus manos a ambos
lados de la cabeza de Simón.
Una grieta repugnante resonó en el pasillo.
Simón cayó al suelo.
Daemon dio un paso atrás, respirando profundamente. —Nunca me
gustó ese punk en primer lugar.
Me tropecé a un lado, con el corazón acelerado mientras la Fuente
agitó inquieta en mi interior. Mis ojos abiertos, tragué saliva. —Él es... él era...
—No tenemos tiempo. —Dawson sacó a Beth por el pasillo, en la sala
de espera—. Tienen que saber que estamos aquí.
Blake cogió a Chris, echando un vistazo a Simón al pasar junto al
cuerpo tendido. No dijo nada, pero ¿qué podía decir?
Mi estómago se cayó cuando el pánico amenazó con tomar fuerza.
Obligándome a mí misma a dar un paso hacia adelante, ignoré el dolor
irregular corriendo arriba y abajo de mi pierna.
—¿Estás bien? —preguntó Daemon, enroscando sus dedos con los
míos—. Recibiste un golpe desagradable.
—Estoy bien. —Estaba viva y podía caminar, por lo que tuve que
decir que estaba bien—. ¿Tú?
Él asintió con la cabeza al entrar en la sala de espera. Tomar el
ascensor me llenó de espanto tanto que pensé en lanzarme, pero no
había puertas a las escaleras. Nada. No teníamos otra opción.
—Vamos. —Matthew se metió en el ascensor, con el rostro pálido—.
Tenemos que prepararnos para cualquier cosa una vez que estas puertas
están abiertas.
Daemon asintió. —¿Cómo están todos?
—No me estoy sintiendo muy bien —contestó Dawson, su mano libre
abriéndose y cerrándose—. Es el maldito ónix. No sé cuánto queda en mí.
—¿Qué demonios estaba pasando con Simón? —Daemon se giró a
Blake mientras el ascensor se lanzó en movimiento—. Casi no parecía
afectado por el ónix.
Blake sacudió la cabeza. —No lo sé, hombre. Yo no lo sé.
Beth estaba parloteando acerca de algo, pero no podía prestar
atención. La pelota del temor se estaba construyendo en mi estómago,
372
circulando por mi cuerpo. ¿Cómo Blake no iba a saber? Sentí a Daemon
pasar junto a mí, y entonces sus labios rozaron mi frente.
—Todo va a estar bien. Ya casi estamos fuera de aquí. Tenemos esto.
—Daemon me susurró al oído, y más tensión se filtró fuera de él, fuera de
mí. Luego sonrió. Fue una de verdad, tan ancha y hermosa que mis propios
labios se curvaron para acompañar a la suya—. Lo prometo, Kitten.
Cerré los ojos un momento, absorbiendo sus palabras y aferrándome
a ellas. Necesitaba creer en ellas, porque yo estaba a segundos de
enloquecer. Tenía que mantener la compostura.
Estábamos a un túnel de la libertad.
—Tiempo —preguntó Blake.
Matthew miró su reloj—: Dos minutos.
Las puertas se abrieron con un turbulento ruido y el túnel largo y
estrecho apareció, afortunadamente, muy vacío y carente de sorpresas
que me asustaran. Blake y su compañero fueron los primeros en salir, con
pasos largos y rápidos. Daemon y yo fuimos por el costado con Matthew
delante de Dawson y Beth, por si acaso algo sucediera.
—Quédate detrás de mí —dijo Daemon.
Asintiendo con la cabeza, mantuve los ojos bien abiertos. El túnel era
un borrón, que se movían tan rápido. El dolor en mi pierna aumentaba con
cada paso. Tan pronto como Blake llegó a la puerta del medio, paso a
Chris por encima del hombro y marco la clave. La puerta se sacudió y
luego se abrió.
Blake se quedó allí, envuelto en la oscuridad de la noche invasora.
En sus brazos, el inmóvil Luxen estaba pálido y parecía apenas con vida,
pero él sería libre en cuestión de segundos. Blake había conseguido por fin
lo que quería. Nuestros ojos se encontraron a través de la distancia. Había
algo produciéndose en esas motas verdes.
Un gran sentido de premonición se arraigó y se extendió
rápidamente. Inmediatamente, cogí el ópalo alrededor de mi cuello y lo
único que sentía fue la cadena de la pieza de obsidiana que colgaba.
Los labios de Blake lentamente se curvaron en las esquinas.
Mi corazón tartamudeó y entonces mi estómago cayó tan rápido que
pensé que iba a vomitar. Esa sonrisa... Esa sonrisa se sentía como una gran
trampa. Una oleada de terror desenfrenado me puso la piel helada. Pero
no podría ser. No. No. No. No puede ser...
373
Blake inclinó la cabeza hacia un lado mientras daba un paso hacia
atrás. Abrió su mano libre. La cadena delgada, blanca desentrañada,
deslizándose entre sus dedos. El trozo de ópalo colgaba allí, en sus manos.
—Lo siento —dijo, y él realmente parecía arrepentido. Fue increíble—. Tenía
que ser así.
—¡Hijo de puta! —bramó Daemon, liberándose de mí. Se puso en
marcha hacia adelante, pasando después a Blake en una forma que yo
sabía que iba a terminar en una violencia sangrienta.
Calor estalló entre mi pechos, inesperado e igual de terrible como un
ejército de soldados del Departamento de Defensa. Me agaché, tirando
de la obsidiana de mi camisa. Brillaba rojo.
Daemon se detuvo en seco, gruñendo.
La oscuridad detrás de Blake se espesó y se estiró, introduciéndose
en la entrada del túnel. La negrura se filtraba por las paredes. Las lámparas
se encendieron y apagaron. Las sombras se dejaron ver en el suelo,
levantándose alrededor de Blake. Sin tocarlo. Sin detenerlo. El humo
formaba pilares al principio y luego formas humanas. Sus pieles eran como
el aceite de la medianoche, pulido y brillante.
Arum formados alrededor de Blake, siete de ellos. Todos vestidos
igual. Pantalones oscuros. Camisetas oscuras. Ojos protegidos detrás de
gafas de sol. Uno por uno, sonrieron.
Ignoraron a Blake.
Lo dejaron ir.
Blake desapareció en la noche mientras un Arum voló hacia
adelante.
Daemon se encontró con la primera cabeza, su forma humana
resplandecía mientras él golpeó la parte trasera del Arum en la pared.
Dawson empujó a Beth a un lado mientras cerró la línea en un avance
para llegar a un Arum, llevándolo hacia abajo.
Al llegar abajo, Matthew agarró un trozo delgado de obsidiana,
afilado en una punta fina. Le dio la vuelta, golpeando profundamente en
las entrañas del Arum.
El Arum se detuvo, perdiendo su forma humana mientras se elevaba
hacia el techo bajo. Se quedó allí un momento y luego se hizo añicos
como si estuviera hecho de nada más que frágiles huesos.
Rápidamente me repuse.
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Sabiendo que ninguno de ellos, incluyéndome a mí, sería capaz de
utilizar la Fuente por mucho tiempo, esto sería un mano a mano. Tiré la
obsidiana alrededor de mi cuello y rompí la cadena mientras uno de los
Arum me alcanzaba. Vi mi rostro pálido en sus gafas de sol oscuras y
busqué la Fuente dentro de mí.
Él extendió la mano, y una luz color blanco-rojo brotó de mí, tirando
hacia atrás el Arum y derribándolo completamente en su trasero. Energía
salió precipitada como un torrente desbordado. El ónix había disminuido el
golpe, y el Arum estaba de pie mientras Daemon mató al que estaba
luchando con él. Otra explosión de humo negro que sacudió el pasillo.
El Arum que derribé estaba delante de mí, las gafas de sol se habían
ido. Sus ojos eran del azul más pálido, el color del cielo de invierno. Ellos
eran tan fríos como los de Simón, si no más.
Di un paso atrás, mi mano apretando la pieza de obsidiana.
El Arum sonrió, y luego se torció hacia un lado, balanceando su
pierna y agarrar mi pierna mala. Grité cuando mi pierna cedió. Empecé a
bajar, pero él me agarró por el cuello, levantó mis pies en el aire. Más allá
de él, vi girar a Daemon, vi la ira en él, vi el Arum que se levantaba detrás
de él.
—Daemon —grité mientras hundí el trozo de obsidiana en el pecho
del Arum que me sostenía.
El Arum cayó mientras Daemon giró, esquivando el otro. Golpeé el
suelo de cemento por enésima vez mientras el Arum se quebró con tal
fuerza que sopló el cabello de mi cara.
Daemon agarró de los enemigos más cercanos a él por los hombros
y los arrojó varios metros detrás de mí mientras estaba con las piernas
temblorosas. Mi mano temblaba alrededor de la obsidiana climatizada.
—¡Vamos! ¡Tenemos que irnos! —Dawson agarró a Beth y se dirigió
hacia la puerta, esquivando a un Arum—. ¡Ahora!
No necesitaba que lo dijeran dos veces. Esta era una batalla que no
íbamos a ganar. No cuando no teníamos tiempo y había cuatro Arum
todavía en pie, obviamente no afectados por el ónix.
Empujando el dolor, empecé a avanzar, dando unos pasos antes de
que mi pierna fuera agarrada por detrás. Fue rápido y duro, dejando caer
la obsidiana para salvar mi cara de estrellarse contra el cemento. La
frialdad del contacto del Arum impregnado en mis sudores, viajando por
mis piernas como su agarre apretado en mi tobillo.
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Me torcí hacia mi lado y le di patadas con la pierna buena,
atrapando el Arum en la cara. Hubo un sonido satisfactorio de crujido
húmedo y me alejé del Arum. Me puse de pie, apretando los dientes por el
dolor en mi pierna mientras me dirigía hacia Daemon. Se había regresado
y estaba volviendo por mí cuando un zumbido grave retumbó por todo el
edificio, aumentando y aumentando hasta que era todo lo que podía oír.
Todos nos detuvimos. La luz inundó el túnel y al final del pasillo, se oyeron
cerraduras automáticas deslizarse. El golpe-golpe-golpe fue una sucesión
interminable.
—No —dijo Matthew, sus ojos desplazándose hacia debajo de
donde vinimos—. No.
Daemon tiro detrás de mí. Me volví, viendo la luz en el túnel crujir y
formar un muro de luz azul brillante. Una tras otra, cada diez metros más o
menos, una y otra vez...
La luz azul cayó sobre uno de las Arum no muy lejos detrás de mí. Lo
atrapó, y se encendió la luz. Hubo un crujido fuerte, como una mosca
atrapada en una de esas trampas.
—Oh Dios mío —susurré.
El Arum había desaparecido, simplemente desapareció.
No se acerquen a la luz azul, Blake había dicho. Son láseres. Directo
a una muerte segura.
Daemon se tambaleó hacia delante, con las manos extendidas para
mí, pero ya era demasiado tarde. Antes de que pudiera llegar a mí, y ni
siquiera una palma de mi cara, una hoja de luz azul apareció y voló calor,
soplando mi cabello hacia atrás. Daemon dejó escapar un grito
sobresaltado y me eché hacia atrás.
No lo podía creer. No era posible. Me negué a creerlo. Daemon
estaba en el otro lado de la luz, más cerca de la salida, y yo... yo estaba
en el otro lado, el lado equivocado.
Los ojos de Daemon se encontraron con los míos y la mirada en ellos,
el horror en sus extraordinarios ojos verdes rompieron mi corazón en mil
inútiles pedazos. Entendí, oh Dios, comprendí lo que estaba sucediendo.
Estaba atrapada con el resto de los Arum.
Gritos se escuchaban. Botas golpeaban en el suelo. Sonaban como
si vinieran de todas partes. Frente a nosotros, por detrás, y en todos los
rincones. No podía voltearme, no podía mirar hacia atrás o lejos de
Daemon.
376
—Kat —susurró, suplicó, en realidad.
Sirenas sonaron agudamente.
Daemon reaccionó tan rápido, pero por una vez en toda su vida, él
no fue lo suficientemente rápido. No podía ser. Las puertas de emergencia
comenzaron a deslizarse desde la parte superior e inferior, y Daemon saltó
a un lado, golpeando su palma sobre un panel de control muy pequeño.
Nada funcionaba. Las puertas corredizas uniéndose. La luz azul era como
una corriente de destrucción que nos separaba. Daemon se lanzó contra
mí. Se puso en marcha hacia el escudo azul, y dejé escapar un grito
ahogado sobresaltada. Él sería destruido si lo golpeaba el láser.
Tirando de la Fuente tanto como pude, le tendí la mano, ignorando
el calor mientras empujaba a Daemon con lo último de mis fuerzas y,
sosteniendo su cuerpo tenso detrás de las luces azules hasta que Matthew
entró en acción, tomando a Daemon alrededor de su cintura. Me deslicé
hasta el suelo, las rodillas apenas me funcionaban. Daemon se volvió loco,
lanzando golpes y arrastrando a Mattew mientras luchaba por salir
adelante, pero Mattew lo regresó a la luz, logrando que Daemon quedara
de rodillas.
Ya era demasiado tarde.
—¡No! ¡Por favor! ¡No! —rugió él, con la voz quebrada de una
manera que nunca había escuchado antes—. ¡Kat!
Las voces y los sonidos de pies golpeando se fueron acercando, y así
fue la frialdad escalofriante del Arum. Las sentí a lo largo de mi espalda,
pero no podía apartar la mirada de Daemon.
Nuestros ojos se encontraron, y nunca, nunca olvidaré el terror en los
suyos, la mirada de pura impotencia. Todo parecía surrealista en mi final,
como si realmente no estuviera aquí. Traté de sonreír para él, pero no
estaba segura si lo conseguí.
—Todo va a estar bien —dije en voz baja mientras las lágrimas
llenaron mis ojos. Las puertas estaban saliendo del techo y el piso—. Todo
va a estar bien.
Los ojos verdes de Daemon dieron brillo vítreo. Su brazo extendió la
mano, sus dedos extendidos. Más nunca alcanzaron el láser o la puerta—:
Te amo, Katy. Siempre lo he hecho. Siempre lo haré —dijo, en voz gruesa y
ronca por el pánico—. Voy a regresar por ti. Lo haré.
Las puertas de emergencia se sellaron con un ruido sordo.
377
—Te amo —le dije, pero... Daemon, él se había ido. Ido en el otro
lado de las puertas y yo estaba atrapada con los Arum y Daedalus. Por un
momento no pude pensar, no pude respirar. Abrí la boca para gritar, pero
el terror se vertió en mí, cortando el sonido.
Me di la vuelta lentamente, levantando la cabeza mientras una
lágrima rodaba por mi mejilla. Un Arum estaba allí, la cabeza inclinada
hacia un lado. No podía ver sus ojos detrás de las gafas de sol, y me alegré
de no hacerlo.
Se arrodilló, y más allá de él y los otros Arums, pude ver a hombres
vestidos con uniformes negros. El Arum se acercó, arrastrando un dedo
helado por mi mejilla, persiguiendo la lágrima, y retrocedió lejos,
presionando contra las puertas de emergencia.
—Esto va a doler —dijo el Arum. Se inclinó, su cara a centímetros de
la mía y su aliento frío contra mi boca.
—Oh Dios —susurré.
Una ráfaga de dolor abarcó cada célula de mi cuerpo, y el aire
escapó de mis pulmones. Suspendida allí, no podía alejarme. Mis brazos no
funcionaron. Alguien me agarró por el lado, pero no podía sentir. Se sentía
como si gritara, pero no había sonido.
No había Daemon.
Fin
378
Origin - Jennifer L. Armentrout
Julio, 2013
379
Sobre el Autor
La autora USA Today Bestselling, Jennifer L.
Armentrout, vive en Martinsburg, Virginia
Occidental. Todos los rumores que han oído sobre
su estado no son verdad. Bueno, la mayoría.
Cuando no se encuentra escribiendo, pasa su
tiempo leyendo, haciendo ejercicio, viendo
películas sobre zombies, pretendiendo a escribir y
pasando el tiempo con su esposo y su Jack Russell,
Loki.
Sus sueños de convertirse en autora iniciaron en la
clase de álgebra, donde pasó la mayor parte de su
tiempo escribiendo historias cortas…lo que explica
sus deprimentes notas en matemáticas. Jennifer
escribe YA Paranormal, ciencia ficción, fantasía y romance contemporáneo.
También escribe novelas para adultos bajo el nombre de J. Lynn.
380
Traducido, Corregido
& Diseñado en:
https://www.librosdelcielo.net