nazarín

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V CONGRESO GALDOSIANO m DE GALDOS A BUNUEL. FIDELIDADES, ADAPTACIONES Y EQU~VOCOS Félix J. Ríos U n a de las grandes aspiraciones de Benito Pérez Galdós es la regeneración de España no sólo en su di- mensión ética, mediante una actuación política y socioeconómica deter- minada, sino, sobre todo, en su extensión más amplia, la regeneración moral l. Se van a cumplir cien años de la publicación de Nazarín, una de las novelas galdosianas más directamente comprometidas con esta tesis. Para la consecución de su proyecto artístico y vital, el novelista canario utilizara un modelo muy cercano, el cristianismo. Y otro literario, la figu- ra de don Quijote. El modelo religioso no escapa a su critica porque el paso de los si- glos ha envejecido unas estructuras eclesiásticas que surgieron, poco tiempo después de la llegada de Jesús, para extender su mensaje, orien- tando y formando a sus seguidores 2. Se suele hablar de este anticlerica- lismo galdosiano de manera peyorativa. González Povedano (1989: 181) sale en defensa del novelista mati- zando el calificativo en su trabajo sobre la fe cristiana de Galdós: Puede concluirse que el adjetivo ~~anticlerical~~ no es justo aplicárselo a Galdós, en el sentido de que signifique una especial fobia por el clero que lleve al novelista a mirar a éste desde las peores perspectivas. Asi, no es Galdós anticlerical. Le cuadraría más el adjetivo ~~anticlericalista~~, precisa- mente porque lo que Galdós ataca no es el clero, sino el clericalismo de una sociedad, (.. .). Galdós es anticlerical, no hay por qué dudarlo, o anticlericalista si se quiere, al menos en una primera etapa militante, esquematizada con pre- cisión por Rodolfo Cardona ( 1989: 140- 14 1 ): ' Entendemos la ética como una forma de comportamiento, de conducta. El concep- to de moral tiene una dimensión más amplia, comprendiendo las producciones del espi- ritu humano. No vamos a estudiar la identificación del personaje con Jesucristo, analizada, en- tre otros. por Gustavo CORREA (1 962), El simbolismo religioso en Galdós, Madrid, Ciredos.

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Texto sobre la novela Nazarín. Comentario

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  • V CONGRESO GALDOSIANO m

    DE GALDOS A BUNUEL. FIDELIDADES, ADAPTACIONES

    Y EQU~VOCOS Flix J. Ros

    U n a d e las grandes aspiraciones d e Benito Prez Galds e s la regeneracin d e Espaa no slo e n su di- mensin tica, mediante una actuacin poltica y socioeconmica deter- minada, sino, sobre todo, en s u extensin ms amplia, la regeneracin moral l .

    Se van a cumplir cien aos d e la publicacin d e Nazarn, una d e las novelas galdosianas ms directamente comprometidas con esta tesis. Para la consecucin d e su proyecto artstico y vital, el novelista canario utilizara un modelo muy cercano, el cristianismo. Y otro literario, la figu- ra d e don Quijote.

    El modelo religioso no escapa a su critica porque el paso d e los si- glos ha envejecido unas estructuras eclesisticas que surgieron, poco tiempo despus de la llegada d e Jess, para extender s u mensaje, orien- tando y formando a sus seguidores 2. Se suele hablar d e este anticlerica- lismo galdosiano de manera peyorativa.

    Gonzlez Povedano (1989: 181) sale e n defensa del novelista mati- zando el calificativo en su trabajo sobre la fe cristiana d e Galds:

    Puede concluirse que el adjetivo ~~anticlerical~~ no es justo aplicrselo a Galds, en el sentido de que signifique una especial fobia por el clero que lleve al novelista a mirar a ste desde las peores perspectivas. Asi, no es Galds anticlerical. Le cuadrara ms el adjetivo ~~anticlericalista~~, precisa- mente porque lo que Galds ataca no es el clero, sino el clericalismo de una sociedad, (.. .).

    Galds e s anticlerical, no hay por qu dudarlo, o anticlericalista si se quiere, al menos en una primera etapa militante, esquematizada con pre- cisin por Rodolfo Cardona ( 1989: 140- 14 1 ):

    ' Entendemos la tica como una forma de comportamiento, de conducta. El concep- to de moral tiene una dimensin ms amplia, comprendiendo las producciones del espi- ritu humano.

    No vamos a estudiar la identificacin del personaje con Jesucristo, analizada, en- tre otros. por Gustavo CORREA (1 962), El simbolismo religioso en Galds, Madrid, Ciredos.

  • m BIBLIOTECA GALDOSIANA

    El conflicto entre el liberalismo y la intolerancia constituye, entonces, el meollo de la tesis presentada en las novelas tempranas de Cialds: (...).

    Podemos ver que Galds gradualmente se encara con los problemas reales de Espaa en trminos de lo que l cree ha sido una postura err- nea asumida por la Iglesia con respecto a la posibilidad de guiar a sus feligreses hacia un mundo social y econmico ms justo.

    Pero los aos moderan el temperamento del novelista, que no tarda- r en descubrir que e s el hombre que est debajo de la sotana el que interesa rescatar, mostrndolo con sus dudas y contradicciones.

    Gonzlez Povedano (1 989: 183- 184) justifica las dos posturas del escritor:

    "7

    Puede decirse que Cialds tiene, a lo largo de su obra, un doble enfrenta- E miento con lo religioso: las novelas primeras son una crtica de la mala E

    religin; despus, se fija el escritor en las altas virtudes de la buena. (...). O El presupuesto para una solucin religiosa en las novelas de pnmera

    poca o en las contemporneas es el mismo. Consiste en la bsqueda de - m O lo humano para elevarse hasta Dios. E

    E 2

    No entraremos en las polmicas religiosas que con tanta virulencia s e prodigaron en la poca al calor de sus frecuentes y controvertidas crea- ciones.

    Nuestro anlisis s e centrar en el estudio *de los fragmentos ms sig- nificativos de la novela en relacin con la versin realizada por Bunuel.

    No olvidemos que Galds no es un poltico (al menos en su sentido profesional, pese a ser diputado varios aos) ni un telogo. Su herra- mienta es el lenguaje artstico; mediante sus particulares procedimientos intentar alcanzar los objetivos ideolgicos que s e ha propuesto incluir en su literatura.

    Cardona (1989: 147) apunta uno de ellos: >

    Cialds sabia y senta profundamente cules eran los defectos de su pas O y, con irona cenantina, instruy a sus compatriotas sobre estos defectos con la esperanza de que se pudieran lograr algunos cambios. Rehus, sin embargo, predicarles. La irona fue su manera sutil de enderezar el pensa- miento de sus compatriotas hacia un buen camino.

    El distanciamiento irnico e s una de las formas que utilizar Galds en el retrato magistral que va a ofrecernos de la Espaa de fin de siglo. Bunuel usar el mismo recurso pero tindolo con nuevos matices, los colores surrealistas.

    El director aragons recoge la propuesta de Galds y la hace suya. Y no slo con Nazarin. Sabemos que fue un apasionado lector del novelis- ta canario, pasin reflejada en otras creaciones a lo largo de una dilata- da trayectoria cineniatogrfica 3.

    La pnmera adaptacin galdosiana es Nazarn ( 1 958). a la que seguirn Viridiana (1961). en la que se descubren elementos de Halma y Angel Guerra, y Tristana (1970).

  • V CONGRESO GALDOSIANO m

    Octavio Paz (1974: 99) ha senalado acertadamente las diferencias ideolgicas entre los dos artistas:

    El hroe del libro es un cura rebelde e iluminado, un verdadero protestan- te: ahandona la Iglesia, pero se queda con Dios. La pelcula de Bunuel se propone mostrar lo contrario: la desaparicin de la figura de Cristo en la conciencia de un creyente sincero y puro.

    La opinin del propio Bunuel (1982: 210) s e acerca a la interpretacin del poeta mejicano

    Conserv lo esencial del personaje de Nazarn tal como est desarrollado en la novela de Galds, pero adaptando a nuestra epoca ideas formula- das cien anos antes, o casi.

    En una carta a Jos Rubio Barcia (1992: 70-71) precisa aun ms sus planteamientos.

    Creo que Nazarn ha resultado una buena pelcula. He tenido libertad to- tal para realizarla. Y, como siempre, no he pensado si puede o no gustar a la gente. Conservo los tipos o caracteres tal como los ha descrito Galds, pero la tendencia, la lnea oculta, el sentido de las andanzas del curita est bunuelizado y puesto al da. No he cado en la parfrasis del evangelio por estimarla truco fcil. Y al final la duda y no el Espritu Santo, descienden sobre Nazarn.

    Nosotros no vamos a senalar lo que distancia a los dos proyectos ar- tsticos, diferencias que, por otro lado, ya han sido serialadas sobrada- mente 4 . Nuestro objetivo ser precisar la forma en que dispone Bunuel los materiales que ha respetado de la novela galdosiana.

    Se har especial hincapi en aquellos procedimientos de estudio del texto cinematogrfico que guardan una gran similitud con el anlisis na- rratolgico. Consideramos que los dos artistas parten de la misma histo- ria pero presentndola de distinta manera, es decir, creando dos relatos distintos que muestran las cualidades artsticas de cada uno.

    Nos centraremos en dos fenmenos, el ritmo y la focalizacin en el relato, que no dejan de incidir, pese a su condicin formal, en los plan- teamientos ideolgicos de ambos.

    Finalmente, intentaremos desentraar el sentido de cada texto artsti- co en el momento de su creacin y la pervivencia de su mensaje.

    La primera parte de la novela galdosiana est focalizada por un narra- dor interno que en primera persona nos presenta al heroe del relato. Ruiz Ramn (1964) ha sealado que este planteamiento busca subrayar el valor histrico del hroe de ficcin.

    Bunuel no necesita utilizar ese punto de vista dado que su sistema d e

    Vase, por ejemplo, el libro de M a x Aus (1985) Conversaciones con Buuel, Ma- drid, Aguilar 1: 128-130 y 28 l l.

  • m BIBLIOTECA GALDOSIANA

    representacin artstica s e basa en la imagen que, por su carcter inme- diato, se basta para simular la realidad.

    La descripcin del mesn [:9) s e ofrece al iniciarse la pelcula median- te un plano general del mismo. Buuel suprime los tipos populares de Galds [: 10-1 1) porque ha trasladado la historia a la sociedad mexicana. Pese a estas diferencias de matiz, la primera secuencia refleja con relati- va fidelidad los captulos iniciales de la novela galdosiana.

    El narrador y su amigo periodista s e han convertido en un ingeniero y su ayudante que conversan con el sacerdote. Nazarn deja clara, desde el principio, su postura ante la vida y la sociedad que le ha tocado en suerte.

    El captulo 5 sirve para caracterizar al personaje mediante las opinio- m nes que recogen el periodista y su amigo el narrador de boca de la Chan- D faina y de un gitano viejo. Buuel deja que sea el propio Nazarn, al pres- E tar sus escasos bienes o atender a un mendigo, el que s e retrate a s O n

    -

    rriisiiio. - m O

    Hasta aqu llega la primera parte de la novela. E;n el relato cinemato- E I grfico, antes de acabar la secuencia, s e introducen unos planos en los 2

    que s e nos presenta a Beatriz, una de las dos mujeres que seguirn a m - Nazarn en su aventura apostlica. Galds no la hace participar en el re- lato hasta la tercera parte. Buuel, por el contrario, quiere robustecer su

    3

    -

    papel en la historia y la presenta desde la primera secuencia en un pla- - 0 m no espectacular, fruto de su genial creatividad: Beatriz intenta ahorcarse E (foto 1). Por qu este cambio? O

    La enajenacin mental e s una forma distinta de apreciar la realidad, n un punto de vista que s e acerca a la inocencia de la infancia. Galds tie- ne un gran lnteres por los locos. Como advirLio Ricardo aullri (1973: a

    2

    238), suele fijarse *( ...) detenidamente en la conformacin espiritual, en n n

    las irregularidades, deformaciones, rugosidades del almalb. n Nazarn est un poco loco y e s tambin un poco nio. Al menos as S 5

    lo ven los personajes que lo acompaan en su particular corte de los O milagros. Cialds introduce en el cura visionario muchos rasgos quijotes- cos sobradamente conocidos y que no vamos a repetir ahora5.

    El movimiento surrealista es, en su esencia, otra visin de la realidad. Puede as explicarse que desde sus orgenes se sintiera atrado por el extravo de la mente. Andr Breton (1924: 20) afirma:

    N o ser el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginacin.

    Despus de haber instruido proceso a la actitud materialista, es impe- rativo instruir proceso a la actitud realista.

    Don Quijote y Nazarn son dos casos ejemplares de seres humanos que deciden coger otro camino, distinto al que les presenta la sociedad

    Ruiz Ramn (1964) ha subrayado las semejanzas de Nazarin con el hidalgo man- chego.

  • V CONGRESO GALDOSIANO [jlg

    que les ha tocado vivir; son dos hombres que deciden extraviarse. No e s extrao que susciten tanto inters.

    Luis Bunuel, como el resto d e los surrealistas, est muy interesado en las mentes desviadas. El cura visionario no es el nico personaje con sntomas de inestabilidad emocional; Beatriz padece d e histerismo y d e amor, dos ingredientes que pueden desequilibrar a la persona ms sen- sata.

    La segunda parte del Nazarin galdosiano se recoge en varias secuen- cias de distinta extensin.

    Andara se esconde en la habitacin del sacerdote. Est herida, por lo que cae, dice la novela, S I ( ...) en extenuacin alarmante, con frecuentes colapsos y delirio)) [:4 1 l.

    Bunuel nos presenta en un plano famossimo una d e las alucinacio- nes d e la fugitiva: la imagen d e Jesucristo que Nazario tiene en una ~ a r e d de su celda re a mandbula batiente. El valor semntica de la ico- nografa c r s l i~a se Lrarisfurrria radicalriiente (fotos 2 y 3).

    El cineasta resalta libremente otros aspectos degradantes d e la perso- nalidad d e Andara. En la novela s e nos muestra sedienta de alcohol. En la pelcula la vemos beberse el agua utilizada para curar sus heridas al no encontrar otra cosa mejor.

    Pero en poco tiempo s e produce una transformacin radical. En la novela s e da cuenta d e lo que sucede los cuatro das que la mujer per-

    ~ -

    manece escondida mediante un pequeo fragmento relatado d e forma sumaria1 [ :5 11.

    Bunuel prefiere que el espectador deduzca el paso del tiempo, eludi- d o en la pantalla, al mostrarnos al personaje sustancialmente transforma- do: Andara lleva un pauelo en la cabeza, se mantiene aseada y le aver- genza que Nazarn vea su rostro libre d e cremas y coloretes (foto 4). Las enseanzas d e nuestro hroe parecen haber surtido efecto ... Vana ilu- sin.

    Tras el incendio que destruye el mesn, Nazarin se refugia en varios lugares. Finalmente, decide marcharse al campo para, en contacto con la naturaleza, continuar con su labor apostlica. El relato adopta el rit- m o escnico para resaltar el cambio que va a experimentar el aspecto externo del personaje [:68). E1 cura consigue ropas viejas d e campesino, minuciosamente detalladas. Galds debe contarlo; Buuel se limita a mostrar al cura en el camino con s u atuendo, seglar ... (foto 5).

    La tercera parte d e la novela no tiene un fiel reflejo en el relato cine- matogrfico que va acelerando su ritmo a medida que avanza la accin.

    La-narracin galdosiana nos presenta ahora a ~ e a t r i z , amiga d e Anda- ra, que vive provisionalmente con una hermana viuda y s u hija grave- mente enferma.

    La supersticin d e las mujeres y la intervencin milagrosa del sacer- dote se expresan d e forma distinta en el medio escrito y en el flmico.

    En la novela, el narrador nos dice que lograron persuadir a Nazarin para que viera a la nia:

  • m BIBLIOTECA GALDOSIANA

    Tanto le instaron a que la viera, que Nazarin pas tras la cortinilla [:83).

    En la pelcula, el cura s e sienta en una silla a escuchar a las mujeres. Es un plano en el que la cmara adopta el punto de vista del sacerdote mediante un ngulo contrapicado que muestra desde abajo la imagen de una indgena mexicana que con el dedo extendido parece exigir su mila- grosa mediacin (foto 6).

    Una vez en la estancia, dice la novela, Nazarn observa en silencio a la criatura:

    Tenia Carmencita el rostro cadavrico, los labios casi negros, los ojos hundidos, ardiente la piel y todo su cuerpo desmayado, inerte, pregiando ya la inmovilidad del sepulcro [:84).

    "7

    D

    Buuel hace que la cmara recorra el cuerpo de la nia de los pies a la cabeza, resaltando el patetismo de la escena (foto 7). O

    En la novela s e nos cuenta que Nazarin reza con tanto ardor ((( ... 1 que a las mujeres prorrumpieron en gritos, acometidas sbitamente de una ; exaltacin insana. El entusiasmo del sacerdote s e les comunic como chispa que cae en montn de plvora, y all fue cl llorar sin tasa y el g

    -

    cruzar de manos convulsivamente, confundiendo los alaridos de suplica % con los espasmos de dolor)) [:851. 3

    BuAuel transforma estos acontecimientos mediante la adopcin del punto de vista del sacerdote. En la versin cinematogrfica se presenta E la exaltacin de las mujeres con una intensidad semejante a la de un S aquelarre (foto 8).

    Los cuatro ltimos captulos de la tercera parte relatan la historia de don Pedro Belmonte, terrateniente q u e recibe a Nazarin en s u casa por- ; que lo confunde con un patriarca de la Iglesia armenia. Bunuel suprime estos acontecimientos con buen criterio, puesto que no son significati- : vos para el relato priricipal. Sin embargo, nos interesa resaltar algunas ! 5 ideas que luego recoger el movimiento surrealista. O

    Belmonte quiere saber lo que piensa el sacerdote del estado de la conciencia humana en la sociedad de aquellos anos:

    -La situacin del mundo es tal -prosigui Nazarin, animndose-, que ciego estar quien no vea las seales precursoras de la Edad de Oro reli- giosa. Viene de all un ambiente fresco que nos da de cara, anuncindo- nos que el desierto toca a su fin y que la tierra prometida est prxima, con sus risueos valles y fertilisimas laderas [: 109).

    Esta referencia clsica nos trae de nuevo a la memoria la imagen de don Quijote. En una de sus primeras salidas, el ingenio del hidalgo s e manifiesta de forma sublime ante unos atnitos cabreros:

    Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados (...) porque entonces los que en ella vivan ignoraban estas dos palabras de tuyo y mo. Eran en aquella edad todas las cosas comunes: (...) (1, 22) .

  • V CONGRESO GALDOSIANO m

    Aunque la reflexin, llena de los tpicos de la poca, la provoca el estmago satisfecho del manchego, no podemos dudar de la verdad quijotesca que reitera el cura Nazario.

    El hroe cervantino aora ese tiempo difuso y primigenio al que in- tenta aproximarse a travs de la enajenacin, de la no consciencia. El personaje galdosiano piensa hacer lo mismo; pero gracias a los saluda- bles efectos del principio cristiano en el que tiene una confianza abso- luta.

    No estamos de acuerdo con la interpretacin que hace Claire-Nicolle Robin ( 1989: 164) de este pasaje:

    En realidad, lo que Nazarin expresa aqu es una teora mesinica que como todos mesianismos y milenarismos -estamos en 1895 y estas ideas "7 venan agitando a las sociedades- se fundan en conceptos arcaicos por E oposicin a las normas modernas, (...). O

    n -

    La alusin que hace Nazarn de la Edad de Oro no e s una propuesta - m O mesinica, ni nicamente el lamento por la prdida del paraso; es tam- E E bin una reflexin interior que s e pregunta por la edad en la que todos 2 los hombres han podido ser felices: la niez:

    ((So criatura, ms inocente que los que todava maman!)), le dice la 3 Sea Chanfa al incauto sacerdote a poco de empezar el relato [:161.

    El paso del tiempo, el avance de la vida trae consigo una prdida pro- - 0 m gresiva de los valores ureos de la infancia. Cirlot (1 9 8 1 : 180) seala E que estos mitos N( ...) derivan, segn Jung, de la analoga con la infancia, O poca en la cual la naturaleza colma al nio de regalos, sin que tenga n que esforzarse por conquistar nada, pues todo s e le da. Pero adems, y ms profundamente, la edad de oro simboliza la vida en la inconscien- cia, en la ignorancia de todo problema, en el "centro" anterior al tiem- n n po, o en lo que, dentro de la esfera existencial, resulta mas similar al n E paraso. La ignorancia del mundo crea una niebla dorada, pero con la 5

    O

    penetracin progresiva en la idea del deber, en el principio paterno, en lo racional, surge el mundo. La LenLaliva del surrealismo rio es otra sino la de reintegrar, hasta el punto factible, ese estado de irracionalidad afec- tiva propia d e lo primigenio y auroralll.

    En el primer manifiesto surrealista, Breton (1924: 18) habla del con- cepto de la vida que s e tiene en la edad de la inocencia:

    En la infancia, la ausencia de toda norma conocida ofrece al hombre la perspectiva de mltiples vidas vividas al mismo tiempo; el hombre hace suya esta ilusin; slo le interesa la facilidad momentnea, extremada, que todas las cosas ofrecen. Todas las maanas, los nios inician su ca- mino sin inquietudes.

    Esa posibilidad de abrir nuevos caminos parece diluirse a medida que crecemos. Responsabilidades ms o menos ineludibles van ahogando la espontaneidad del ser humano. qu hacer?

    Octavio Paz (1974: 30) afirma que seguir la propuesta del surrealis-

  • m BIBLIOTECA GALDOSIANA

    mo [ I ( ...) e s volver a la infancia. Seguir ese llamado e s partir a la recon- quista de los poderes infantiles. Esos poderes -ms grandes quiz que los de nuestra ciencia orgullosa- viven intactos en cada uno de no- sotros~~.

    La trayectoria de Butiuel e s extremadamente coherente desde sus ini- cios cinematogrficos. Recordemos que en 1930 realiza L'age d'or, con galdosiana repercusin, dado el escndalo que produjo. La coincidencia en el uso del mismo mito no e s casual.

    Pero volvamos a Nazarn. En la cuarta parte de la novela, el cura y sus dos discpulas s e acercan a un pueblo que sufre el terrible azote de la peste:

    No eran an las nueve cuando llegaron, y una soledad lgubre, una hura- ", a tristeza les salieron al encuentro (...) [: 1291. E

    "

    Buuel nos presenta el lugar mediante un plano general que muestra n -

    una calle del pueblo por la que camina un nio solitario, acercndose a m O una sbana tendida que puede recordarnos a un sudario ... (foto 9). E E

    Pero ms que muerte, en este fragmento del relato, tanto en una 2 como en otra versin, encontraremos amor. El amor de Ujo el enano, de Andara, del Pinto, de Beatriz y del mismo Nazarn. El sentimiento amoro- 3 so e s t i en el centro de la meditacin personal. Escuchemos de nuevo a

    -

    Paz (1974: 41): 0 m E

    El verdadero tema de nuestro tiempo -y el de todos los tiempos- es el O de la reconquista de la inocencia por el amor.

    n

    Inocente e s Ujo, que estima a la horrorosa Andara con pasin infan- til. La mujer s e toma a risa las pretensiones del enano, pero sus palabras n no esconden el cario que le tiene: n

    -Si es Ujo, mi novio! -exclama Andara, riendo-. Aqu viene el chiqui- 5 O tin del mundo ... [: 149).

    (...) Di olrd vez que me eslimas. A urid le yusla ... (:150).

    Buuel resalta la distancia fsica que los separa mediante la focaliza- cin. Mientras los dos personajes caminan, se alternarn los puntos de vista. A la deslenguada Andara la veremos a travs de la perspectiva del enano, por lo que la cmara va de abajo a arriba. Con la imagen de Ujo sucede lo contrario (fotos 10 y 1 1).

    El amor que siente Beatriz e s mucho ms pasional. Cialds la man- tendr al lado de Nazario hasta el final, con un fuego entre carnal y mis- tico:

    (...) Beatriz sinti que en su alma se encenda sbitamente como una hoguera de cario hacia el santo que las diriga y las guiaba. Otras veces sintiera el mismo fuego, mas nunca tan intenso como en aquella ocasin. Despus, observndose hasta lo mas profundo, crey que no deba com- parar aquel estado del alma al voraz incendio que abrasa y destruye, sino

  • V CONGRESO GALDOSIANO m

    a un raudal de agua que milagrosamente brota de una pea y todo lo inun- da [: 155-1541.

    En el texto flmico, el Pinto acaba marchndose con ella. En los dos casos triunfa el amor, aunque Bunuel prefiera el terreno.

    Vamos a entrar en la quinta y ltima parte de la novela. Como s e ha- br observado, la versin cinematogrfica va apartndose progresivamen- te de su modelo hasta llegar a la secuencia final.

    En la crcel, Nazarn sufrir la agresin de sus compaeros de celda con esforzada resignacin cristiana; el buen ladrn acaba convirtindo- s e en su protector y compaero. Bunuel parece seguir fielmente el guin galdosiano. No e s as.

    Don Benito convierte al delincuente en un nuevo discpulo que escu- cha en silencio las palabras del sacerdote:

    En la libertad, lo mismo que en la condena, podrs ser lo que quieras (: 1851.

    Bunuel prefiere que las cosas sucedan al revs y que sea el cura el que recoja el rrierisaje del hombre:

    Su vida pa que sirve? Usted pa'l lado bueno y yo pa'l lado malo. Ningu- no de los dos servimos para nada.

    As habla el preso arrepentido en la secuencia carcelaria. La duda ator- menta el corazn del padre Nazarn. Suenan los tambores d e Calan- da, seal inequvoca de la tensin que sufre el personaje. Una vieja le ofrece una fruta que en un primer momento rechaza; luego, la acepta. N o est seguro de nada ... U n plano general del cielo cierra la pelcula (foto 12).

    Galds prefiere un final menos claro. Su personqje s e debate entre la fiebre y el delirio casi mstico. Desea decir misa y s e ve transportado a un altar donde Cristo le pide que descanse.

    Seleccionamos un fragmento del desvaro de Nazarn que refleja per- fectamente su estado final, cercano a las propuestas surrealistas que aparecern anos despus:

    Lo que vea y oa era la realidad, o una proyeccin externa de los deli- rios de su fiebre ardentsima? Lo verdadero, dnde estaba? Dentro o fuera de su pensamiento? Los sentidos percibian las cosas, o las crea- ban? (: 1961.

    Hasta aqu el cotejo de las dos creaciones artsticas. Galds e s un gran novelista pero Bunuel sabe engrandecer una de sus novelas meno- res gracias a su adaptacin cinematogrfica.

    Los dos autores buscan una salida para el hombre que, paradjica- mente, est en el propio ser humano. Prez Galds apunt el camino, a caballo entre la rebelin y el misticismo. Bunuel encontr la respuesta en el surrealismo. Para volver a la edad ednica hace falta la inocencia del nio, la hoja en blanco. Y el amor...

  • BIBLIOTECA GALDOSIANA

    AA. VV. (1989), Actas del Tercer Congreso Internacional de Estudios Galdosianos, Las Palmas, Ediciones del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, 1989, to- mosI y Il.

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