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Nataliay Tania ya se

habían hecho a laidea de que nunca iban

a tener un perro cuandoaparece el valiente Yerik. Este

las defiende de las cotillas, siempreparticipa en sus juegos y consigue un

papel en la película ¡Cuidado, tortuga!Todos ellos vivieron en una época queahora se llama los «tiempos soviéticos».He aquí la historia de esta familiay la de su país, que ha experimentadotantos cambios.

Natalia Nusinova

Las aventuras de YerikIlustraciones de

Mercè López

www.pearsoneducacion.com

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Natalia Nusinova(Moscú, 1955),Licenciada en FilologíaAlemana, es una conocidacrítico de cine, doctoraen Historia del Arte,experta en cine antiguo,

autora de numerosos ensayos,profesora invitada en las mejoresuniversidades del mundo y ganadorade varios premios de cine, ahora seestrena en el mundo de la literaturapara niños.En Las aventuras de Yerik, NataliaNusinova echa un vistazo al mundode su infancia, sin culpar ni juzgar.Con amor.Por esta obra, la autora recibió,en 2007, el Diploma de Honordel premio «The Art of Book».

Yo también queríaun perro de pequeña,pero lo que conseguífueron tortugas (dos).Mi abuelo tampocofue un viejo bolchevique,murió en la Guerra Civil.

Así que de haberlo escrito yo, este librosería totalmente distinto.Una historia se cuenta a sí mismay cuenta una época. Cuando alguiennos la explica, cuenta, además,una parte de ese alguien.Ilustrar es como narrar. Quería que misimágenes contaran la historia con estejuego de lo particular a lo social,del detalle a la composición.Han sido creadas antes de la primavera,en Barcelona, así que algo deben contarde su época, también. Y lo que hay de míen ellas son muchas cosas, para empezar,que me regalaron dos tortugas, en lugarde un perro.

Mercè López, ilustradora

Las aventuras de Yerik

Todos los derechos reservados.Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sgts. Código Penal).

Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos –www.cedro.org),si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

© Del texto: Natalia Nusinova© De las ilustraciones: Mercè López© De la traducción: Monika Lazaruk© Pearson Educación, S. A., 2009Ribera del Loira, 2828042 Madridwww.pearsoneducacion.com

ISBN: 978-84-205-5656-7Depósito legal: M-

Traducido de: PrckpÁhencq Dæercka© Samokat, Moscú, 2006

Editora: Lupe Rodríguez SantizoTécnico editorial: Irene MolinaCoordinación de producción: José Antonio Clares

Impreso en España – Printed in Spain

Este libro ha sido impreso con tintas y papel ecológicos

Aventuras Yerik:Yerik 19/05/09 10:49 Página 2

Queridos lectores:

El libro que tenéis en vuestras manos narra lahistoria de un perro y, a la vez, es también la historia de sus dueños, la historia de una fa-milia que, aparentemente, ha vivido en untiempo no tan remoto. Sin embargo, resultaque fue en el siglo pasado y, sobre todo, enotra época que ahora se denomina «los tiem-pos soviéticos». Hay ciertas cosas de aquellavida que ni siquiera podéis entender. Han de-saparecido de la lengua rusa muchos vocablos,se han desvanecido los símbolos de aquellostiempos, ha cambiado la mentalidad de lagente. Porque, ¿cómo explicar a un alumno de hoy qué era un timurita1 o un «viejo bol-

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1 Un timurita era un adolescente que, en secreto, ayu-

daba a los mayores y a la gente necesitada en gene-

ral. Su nombre proviene del libro titulado: Timur y su

pandilla, de Arkady Gaidar, que se publicó en 1940 y

marcó toda una época en la URSS (N. de la T.).


chevique»? Seguro que en los niños actualessolo provocan risas o incluso, más probable-mente, perplejidad. «Y ¿por qué permitíaisuna cosa así?», nos preguntan. Y con más ra-zón cuando algunos de ellos creen que los queen algún momento «hacían la revolución» y «cons truían el comunismo» estaban muy lejos de ser malas personas y eran, más bien,simplemente ingenuos, y que, en cualquiercaso, como todas las personas de la Tierra —aunque siempre hay de todo en la viña del Señor—, deseaban que reinase la igualdady la justicia para todos, a pesar de que aca -baran cayendo en una nueva injusticia y unadesigualdad incluso mayor.«Cada uno tiene su versión de la verdad»,

afirmó el director francés Jean Renoir en supelícula La regla del juego. Esta gente tambiéntenía su versión de la verdad, que era su es-pejismo, su «Gran falacia». Pero ¿acaso noso-tros tenemos siempre razón? De los fallos deesta generación podemos obtener únicamen-

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te una conclusión: no hay que hacer nada ennombre de los demás. Tal y como dijo Ale -xander Galich, poeta y bardo de aquella épo-ca: «Temed exclusivamente a aquel que dice:“¡Yo sé qué es lo justo!”».Este librito es una historia de amor. Del

amor de los padres hacia sus hijos y nietos, del amor de los niños hacia papá y mamá, ha-cia la abuela y el abuelo, hacia las hermanas ylos hermanos, hacia los amigos y hacia el perro,con el que tanto tiempo estuvieron soñando;hacia el mundo exterior, que se abría anteellos y en el que entraban plenamente con-fiados en que el mundo los acogería. Porqueel amor que les rodeaba en su familia —esecapullo de seda, ese caparazón de tortuga dedureza inquebrantable que les protegeríacontra viento y marea de la lluvia y de la in-vasión de los enemigos a lo largo de toda lavida— permanece incluso cuando las perso-nas y los acontecimientos de la niñez no sonmás que un lejano recuerdo.

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Esta es la razón por la que las aventuras denuestra novela se asemejan a las divertidas yterribles sesiones de un cine de barrio. Noimporta realmente por qué vivencias tuvoque pasar el heroico Yerik, digno y orgullosocomo un armadillo; él atravesaría un sinfínde calamidades, huiría de las persecuciones yse salvaría gracias a su valor y valentía y, porsupuesto, gracias al amor de sus dueñas —dosniñas pequeñas. Estas niñas, que crecieronarropadas por el amor y el cariño, y que re-cibieron de sus padres sus nombres comohome naje a las dos heroínas más grandes dela literatura rusa: Natasha Rostova y TatianaLarina2, de repente oyen en el patio de sucasa, en Moscú, que no son como los demás,que son «sangre sucia», nietas de un enemigo

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2 Natasha es la protagonista femenina del famoso

libro de Leon Tolstoi: Guerra y paz, mientras que

Ta tia na es la protagonista de la novela: Eugenio

Oneguin, de Alexander Puskhin (N. de la T.).


del pueblo. Y cuando en el alma de las niñas,acostumbradas a la bondad como regla ge-neral y que desconocen el sentimiento demiedo, entra el aturdimiento y se sienten in-sultadas, el fiel y valiente Yerik se lanza al ata-que, capaz de defender a sus amigas con lacabeza bien alta.Esta novela habla de mí misma, de las per-

sonas más cercanas a mí y de nuestro perro.Muchas de las historias descritas en ella nosocurrieron realmente y todas las demás sonpura invención, como suele suceder en los libros. Incluso yo misma ignoro ya qué ocu-rrió de verdad y qué he inventado. Sueño yrealidad se confunden en un mismo ovillo, enuna sola madeja de hilo. Lo único que sé aciencia cierta es lo que elegí describir con lamáxima exactitud: el carácter de la gente, las actitudes, el ambiente de aquella forma de vida ya pasada en la que muchas cosas eraninapropiadas, divertidas y salvajes y que, noobstante, me resultan muy valiosas. Y justa-

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mente esto es lo que me gustaría compartircon vosotros, estas preciadas memorias sobrepersonas que sabían amar y que no se dejabanguiar en sus actos por propósitos deshonestosni por intereses egoístas.Me encantaría que los personajes de estas

aventuras os resultaran tan simpáticos como a mí.

Con todo mi cariño, Natalia Nusinova

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Capítulo 1

De cómo nosotras queríamos tenerun perro…, pero no lo teníamos

Todos los niños tienen derecho a querer unperro. Todos los niños tienen derecho a soñarcon un perro. Y todos los niños tienen dere-cho a suplicar, lloriquear, lamentarse, quejarsey aferrarse a sus padres para que les comprenun perro. Los padres les contestan: «¡Qué pe-sado eres!»; pero ellos siguen siendo pesados y suspiran y se quejan de su duro destino y desu difícil situación hasta que no aparezca en sucasa un perro, porque su causa es justa y, anteso después, invariablemente, vencerán en su le-gítima y honrada lucha por un perro.

Nosotras —Tania, mi hermana pequeña, yyo— también deseábamos que en nuestra casavivieran diferentes bichos pero, sobre todo,por supuesto, un perro. Porque un perro es

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listo y uno no se aburre con él. Se puede sersu amigo y jugar a adiestrarlo. Para mí esto eraespecialmente importante, porque habíacumplido siete u ocho años y ya era hora depensar seriamente en mi futuro oficio. Re -flexioné y decidí que, cuando me hiciera ma-yor, trabajaría en el circo o en el zoológico. Ysi no llegaba a ser domadora de animales sal-vajes, como mi celebérrima tocaya y heroínade mi libro favorito: Natalia Durova. ¡Su nú-mero!, entonces, aunque fuera una salida me-nos gloriosa, podría ser bióloga, estudiar a losanimales y observar sus progresos. Y comotodo el mundo sabe, estudiar a los animales yobservar sus progresos resulta más cómodo silos animales viven en tu casa, como ocurríaen la de mi amiga Marisha, de la manzana deal lado. Los padres de Marisha eran biólogos,por lo que en su casa había bichos de todotipo: un perro, una gata, una rana grande, mu-chos pájaros que cantaban e, incluso, una per-diz silvestre, la perdiz Chukar, que era muy

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hogareña y paseaba por el piso a sus anchas,dejando por todas partes las huellas de sus an-danzas y haciéndose notar. Me encantaba pa-sar por la casa de Marisha después del colegiopara dedicarme un rato con ella a la observa-ción, al estudio y al adiestramiento de los pá-jaros, de la gata, la rana y, sobre todo, de supreciosa perra Gipsy, una cocker spaniel ne-gra de ojos tristes y orejas gachas que le col-gaban hasta el suelo, y con las que, al parecer,Gipsy se tapaba cuando se hartaba de que lamolestásemos.Con esto quería hacer mella en mis padres

y ponerles como ejemplo a los padres de Ma -risha, que habían poblado su piso —de undormitorio y en un edificio de protecciónoficial— con un montón de pájaros y anima-les. Ellos me ponían de ejemplo a Ma risha,que solo sacaba sobresalientes, y lavaba los pla-tos después de comer, y hacía gimnasia todoslos días, y siempre obedecía sin rechistar, ynunca llegaba tarde, y jamás perdía ni olvidaba

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nada. Y lo más importante: cuidaba sus ojos ylos nervios de los demás, y no leía de corridotodos los libros, directamente en plena calle—parada en la puerta de la biblioteca—,como hacían algunas... Así que no se tratabade proporcionar los buenos ejemplos de losdemás, sino de corregir los errores personales.Pero como buen miembro de mi familia, yohabía heredado su rasgo de no hacer muchocaso a los mayores, como tampoco ellos pres-taban atención a mis súplicas de que se pusie-ran a la altura de los padres de Marisha.—Entiéndelo, Nati3 —me decía con so-

siego mi padre—, los amigos los elige uno

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3 En ruso, como en todas las lenguas eslavas, se utili-

zan un sinfín de diminutivos para expresar afecto. Por

eso a Natalia, la protagonista, la llaman de tantas ma-

neras: Nati, Natulka, Natasha, Natashenka, Nataska…

Cada diminutivo tiene una connotación: expresan

cariño, preocupación, pena… Y lo mismo sucede con

los nombres de otros personajes (N. de la T.).


Índice

Carta para los lectores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71. De cómo nosotras queríamos tener un perro..., pero no lo teníamos . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

2. De cómo perdimos la esperanza de tener un perro… y cómo de improviso Yerik vinoa nosotros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39

3. De cómo nos encariñamos de Yerik... y cómo él se convirtió en nuestro perro . . . . . 83

4. De cómo robaron a Yerik... y cómo él volvió a casa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127

5. De cómo Yerik cazó una gallina... y cómo ella luego puso huevos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145

6. De cómo el oficial de la milicia vino a ver aYerik... y cómo él ladraba a las cotillas desdeel alféizar y paseaba a los niños en trineo . . . . 167

7. De cómo Yerik actuó en el cine... y no se volvió un presumido, pero echaba de menosel trabajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185

Listado de palabras difíciles y soviéticas . . . . . . . . . 209


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a tener un perro cuandoaparece el valiente Yerik. Este

las defiende de las cotillas, siempreparticipa en sus juegos y consigue un

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Las aventuras de YerikIlustraciones de

Mercè López

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Natalia Nusinova(Moscú, 1955),Licenciada en FilologíaAlemana, es una conocidacrítico de cine, doctoraen Historia del Arte,experta en cine antiguo,

autora de numerosos ensayos,profesora invitada en las mejoresuniversidades del mundo y ganadorade varios premios de cine, ahora seestrena en el mundo de la literaturapara niños.En Las aventuras de Yerik, NataliaNusinova echa un vistazo al mundode su infancia, sin culpar ni juzgar.Con amor.Por esta obra, la autora recibió,en 2007, el Diploma de Honordel premio «The Art of Book».

Yo también queríaun perro de pequeña,pero lo que conseguífueron tortugas (dos).Mi abuelo tampocofue un viejo bolchevique,murió en la Guerra Civil.

Así que de haberlo escrito yo, este librosería totalmente distinto.Una historia se cuenta a sí mismay cuenta una época. Cuando alguiennos la explica, cuenta, además,una parte de ese alguien.Ilustrar es como narrar. Quería que misimágenes contaran la historia con estejuego de lo particular a lo social,del detalle a la composición.Han sido creadas antes de la primavera,en Barcelona, así que algo deben contarde su época, también. Y lo que hay de míen ellas son muchas cosas, para empezar,que me regalaron dos tortugas, en lugarde un perro.

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