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N

N. La letra "N" es usada por Lu-kasiewicz para representar la conec-tiva 'no' o negación (VÉASE), quenosotros simbolizamos por ' — '. 'N'se antepone, como " ~ ', a la fórmula,de modo que ' — p ' se escribe enla notación de Lukasiewicz 'N p'.

NAASENOS. Véase GNOSTICISMO.NADA. Bergson ha declarado que

la idea de la nada ha sido con fre-cuencia el invisible motor de la es-peculación filosófica. En todo caso,pocas son las grandes filosofías quehan dejado de considerar la nadacomo un problema. Ello se advierteya en numerosos sistemas de la fi-losofía griega. Se ha alegado a veces(É. Gilson) que la idea de la nada nose halla, ni puede hallarse, en la filo-sofía griega; se ha puesto de relieve(X. Zubiri) que la filosofía griega hasido fundamentalmente una "filosofíadesde el ser", a diferencia de la filo-sofía cristiana, desde San Agustín aHegel, que puede caracterizarse comouna "filosofía desde la nada". Peroaunque la idea de la nada haya sidomenos importante en la filosofía grie-ga y, en todo caso, no haya sido fun-damento del pensar filosófico, ha sidocuando menos un problema" (É.Bréhier ).

De varias maneras surgió en la fi-losofía griega el problema de la nada:como problema de la negación delser, como problema de la imposibi-lidad de afirmar la nada, como pro-blema del espacio, del vacío, etc.Común a muchos pensadores fue se-guir la idea más común: la nada esnegación del ser: lo que hay, por lopronto, es el ser (o un ser) y sólocuando se niega éste "aparece" lanada. Ciertos filósofos (como Gor-gias) sostuvieron que nada existe,que si algo existe es incognoscibley que si es cognoscible es inexpre-sable, pero no sabemos aún si se tra-ta de tesis filosóficas o de ejerciciosretóricos. Otros mantuvieron que so-lamente puede hablarse con sentido

del ser, ya que, como afirmaba Par-ménides (y los eleatas), sólo el seres, y el no ser no es; a diferenciade Gorgias se declara aquí que elno ser no se puede ni conocer nisiquiera enunciar. Ello implicaba enciertos casos (como sucedió entrelos megáricos) que solamente se ad-mitieran como proposiciones que po-seían sentido aquellas que se referíana algo existente; las proposicionessobre lo que no es no son, propia-mente hablando, proposiciones. Mu-chos pensadores griegos se atuvierona la tesis de que de la nada nadaadviene; afirmar lo contrario equival-dría, como puso de relieve Lucrecio(De rerum natura, I, 150-210) a des-truir la noción de causalidad, a ad-mitir que de cualquier cosa podríasurgir cualquier otra cosa, a suponerque las cosas podrían surgir del azary en sazones impropias. Otros pen-sadores, sin poner en tela de juicio elprincipio del ex nihilo nihil fit, trata-ron de ver cuál es la función que una"participación en la nada" puededesempeñar en la concepción de losentes que son. Ejemplo al respectolo encontramos en Platón (Cfr. espe-cialmente Parménides, 162 A.) Aris-tóteles declaraba que, aunque puedehablarse de privación y de negación,éstas se dan dentro del contexto deafirmaciones, ya que aun del no serpuede afirmarse que es. En general,pues, los filósofos griegos afrontaronel problema de la nada desde elpunto de vista del ser. Pero el he-cho de que se plantearan la cues-tión del no ser confirma, comoapuntamos, su preocupación por elproblema. Por lo demás, la "positi-vidad" de la nada emergió en diver-sas ocasiones, por ejemplo cuandose suscitó el problema de la materia(VÉASE) en tanto que pura indeter-minación y cuando se hizo serviresta indeterminación para constituirlo determinado.

El pensamiento cristiano recogió

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también aquí muchos de los hilosproporcionados por la filosoíáa grie-ga, pero, a diferencia de la mayorparte de las manifestaciones de ésta,tendió a considerar la noción denada como una noción "positiva". Lasustitución del principio según elcual nada adviene de la nada (exnihilo nihil fit [v.]) por el principiosegún el cual de la nada advierte elser creado (ex nihilo fit ens creatum),es decir, la concepción según la cualDios ha creado el mundo de la nada,transformaron por entero las basesde la especulación filosófica. La nadaya no es entonces pura privación delente, aunque no sea tampoco aque-llo con lo cual simplemente se haceel ente. Esta concepción ha ejercidogran influencia sobre la filosofía mo-derna. Ahora bien, en el curso deésta se ha dado no solamente unaconcepción de la nada (o un filo-sofar desde ella o teniendo a la nadaen cuenta), sino también una seriede análisis de su concepto. Procede-remos a continuación a referirnos alos más significados de entre ellos.

El análisis kantiano de la idea dela nada tiende a completar, segúnsus propias palabras, el sistema dela analítica trascendental. Kant señalaque el concepto supremo del quesuele partir una filosofía trascenden-tal es la división entre lo posible ylo imposible. Como toda división su-pone, empero, un concepto dividido,hay que remontarse a éste; es, pres-cindiendo de que se trate de unalgo o de una nada, el conceptode objeto en general. Kant aplicaasí los conceptos categoriales a esteobjeto en general; de ahí surge lanada como un concepto vacío sinobjeto (ens rationís), como un géne-ro sin individuo, al modo de losnoúmeno, que no pueden figurar en-tre las posibilidades, aun cuando nopuedan ser tampoco excluidos comoimposibles, o al modo de aquellasfuerzas naturales que pueden pen-

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NADsarse sin contradicciones, pero de lasque no hay ejemplos procedentes dela experiencia. Esta nada correspondea la categoría de la cantidad; la decualidad da origen a una idea de lanada como objeto vacío sin concepto(nihil privativum), como simple ne-gación y ausencia de una cualidad;la de relación, a una nada que esuna intuición vacía sin objeto (ensimaginarium), como el espacio puroy el tiempo puro; finalmente, la demodalidad da origen a la idea de lanada como objeto vacío sin concepto(nihil negativum), como lo contra-dictorio e imposible, tal como unafigura rectilínea de dos lados. Elprimero se distingue del cuarto enque es algo que no puede figurarentre las posibilidades, aun cuandono sea contradictorio, mientras que elúltimo se anula a sí mismo. En cam-bio, el segundo y el tercero son, comodice Kant, datos vacíos para los con-ceptos (K. r. V., A 290-293/B 346-350). El sentido ontológico de laprivación y de la negación es reco-gido, y aun acentuado, por Hegelcuando, en los comienzos mismos dela Lógica, manifiesta que el ser y lanada son igualmente indeterminados:en efecto, "el ser, lo inmediatamentedeterminado es, en realidad, nada",y "la nada tiene la misma determi-nación o, mejor dicho, la misma fal-ta de determinación que el ser". Talidentificación es posible, según He-gel, porque el ser ha sido vaciadopreviamente, con el fin de alcanzarsu absoluta pureza, de toda referen-cia; así purificado, del ser se dice lomismo que del no ser, y, de consi-guiente, el ser y la nada son lo mismo.La absoluta inmediatez del ser lo co-loca en el mismo plano que su nega-ción, y sólo el devenir podrá surgircomo un movimiento capaz de tras-cender la identificación de la tesis yde la antítesis. Esta concepción deHegel ha sido muy criticada; se haalegado que la identificación del sercon la nada ha tenido lugar por ha-ber usado antes un concepto deter-minado de la abstracción (VÉASE),por haber entendido el procedimien-to abstractivo en un sentido pura-mente nominal-total y no en un sen-tido formal, como una parte de laescolástica la había aceptado. Demodo muy distinto han pensado alrespecto Spencer y Bergson. El pri-mero declara que un objeto no exis-

NADtente no puede concebirse como noexistente. El segundo rechaza todaposibilidad de un pensamiento de lanada. Bergson señala, en efecto,que la metafísica ha rechazado siem-pre la duración y la existencia comofundamentos del ser por creerlascontingentes. De ahí la adscripciónal ser de un carácter lógico-ma-temático y los intentos, siempre fra-casados, de deducir la existencia apartir de la esencia. Esta dificultadqueda solucionada, según Bergson,cuando se demuestra que la idea de

la nada es una pseudo-idea, cuandose advierte que no se puede ni ima-ginar ni pensar, y que el pensar úni-camente suprime una parte del todoy no el todo mismo, es decir, única-mente suplanta un ser por otro ser.Siendo, como mostró Kant, igual larepresentación de un objeto a su re-presentación como existente, la repre-sentación del objeto como inexistenteno consiste, debido a tal igualdad, enretirar de la idea del objeto la ideadel atributo "existencia". La repre-sentación de dicho objeto como in-existente agrega, pues, algo a la ideadel objeto; le agrega la idea de ex-clusión. Al pensar un objeto comoinexistente se piensa el objeto y lue-go algo incompatible con su existen-cia. Pero el hecho de que pensemosen la exclusión más bien que en lacausa de la misma no elimina ésta;como dice Bergson, el acto medianteel cual se declara irreal un objeto"pone" (véase PONER, POSICIÓN) laexistencia de lo real en general. Enotros términos, representarse un obje-to como irreal no puede consistir enprivarle de toda especie de existencia,pues la representación de un objeto esnecesariamente la representación deeste objeto como existente. De ahí quehaya más y no menos en la idea de unobjeto concebido como inexistente, queen la del objeto concebido como exis-tente. Mejor aun: no basta poner unarealidad total y luego suprimirla conun "no". Afirmación y negación noson operaciones de la misma índole;en vez de ser esta última un "no"agregado a un "sí", es el hecho deafirmar algo de una afirmación que,a su vez, afirma algo de un objeto.Por eso la negación no es el actode un puro espíritu desligado de todomóvil y enfrentado con los objetosen cuanto objetos. Bergson encuen-tra la raíz de la idea de la nada

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NADen la transposición al plano especu-lativo de la actitud vital, hecha par»la acción. Al tener toda acción su·motivo en una insatisfacción, se pien-sa esta insatisfacción como una nadade algo que debería ser o, cuando·menos, que podría ser. Por eso lanegación no tiene más contenido queel del juicio afirmativo juzgado: la

nada es, por consiguiente, ausencia deun ser parcial que es suplantado porotro y abolición de un juicio y node una cosa. Al suprimirse por Berg-son la posibilidad de un pensamientode la nada se suprime, por lo tanto,la posibilidad de su experiencia o,mejor dicho, es la imposibilidadde esta última la que elimina la po-sibilidad de un pensamiento. Esto hasido puesto en duda por varios filó-sofos. Ya Lachelier señalaba, sin dis-cutir el rigor de la argumentación·bergsoniana, que es imposible supri-mir la idea de la nada y al mismo·tiempo sostener la libertad de unespíritu que, por ser libre, puedeprecisamente negarse a afirmar laexistencia de un ser cualquiera.

Distinta de la de Bergson es tam-bién la meditación de Heidegger so-bre la nada. Mientras Bergson tratade explicar por qué se afirma que hayuna nada, Heidegger se pregunta porqué no la hay, es decir, se formula lamisma célebre pregunta de Leibniz:"¿Por qué hay algo y no más biennada?" Heidegger no tropieza, pues,con la ausencia de lo que busca; ade-más, no busca un ente — lo que, porlo demás, cambia la dirección mismade "la pregunta leibniziana". Lanada no es para Heidegger la nega-ción de un ente, sino aquello que po-sibilita el no y la negación (VÉASE).La nada sería en este caso el "elemen-to" dentro del cual flota, braceandopor sostenerse, la Existencia. Esta nadaes descubierta por un fenómeno pri-mordial de índole existencial: la an-gustia (VÉASE). Así, la nada es loque hace posible el trascender delser, es lo que "implica" —en sentidoontológico y no lógico— el ser. Poreso hay una "patencia" de la nada sinla cual no habría mismidad ni li-bertad. Esta concepción ha sido vi-gorosamente criticada por quienes,desde un punto de vista lógico-ana-lítico, han considerado tales "propo-siciones" sobre la nada como pseudo-proposiciones. El análisis de Carnapes el más conocido ejemplo; decir,

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NADseñala Carnap, que "la nada ano-nada" significa lógicamente lo mismoque decir "la lluvia llueve". Así, tales

tesis acerca de la nada serían, comodice Russell, un ejemplo de "malagramática", una insumisión a las re-glas sintácticas del lenguaje. Ahorabien, lo característico de la tesis deHeidegger es que no pretende seruna "proposición" acerca de la nada.La concepción de Jean-Paul Sartrepone nuevamente de relieve esta ca-racterística. Admitiendo en principiola descripción heideggeriana de lanada, Sartre la corrige y pone derelieve que en vez de decirse de lanada que es, hay que contentarsecon declarar que "es sida". Lo mismoacontece con el anonadar de la nada.La nada, dice Sartre, no se anonada;la nada "es anonadada". Por eso elser por el cual la nada viene al mun-do debe ser, señala Sartre, su propianada. Es probable que para dichosautores sólo la libertad radical delhombre permita enunciar significa-tivamente tales "proposiciones". Sar-tre lo reconoce explícitamente al de-cir que el problema de la libertadcondiciona la aparición del problemade la nada, por lo menos en la me-dida en que la libertad es entendidacomo algo que precede la esencia delhombre y la hace posible, es decir,en la medida en que la esencia delser humano se halla suspendida en sulibertad. En este autor habría, porconsiguiente, como en Heidegger, unsupuesto último: el de la "impoten-cia" de la lógica para afrontar se-mejante problema, pues la "lógica"aparecería solamente en el instanteen que hubiese un ser enunciadorque se haría posible justamente porhaber trascendido la nada. Una con-ciliación del punto de vista existen-cial con el punto de vista lógico-analítico parece, pues, totalmenteimposible. Se trata, en efecto, de su-puestos últimos que son justamentelos que permiten otorgar una signi-ficación determinada a las ulterioresproposiciones. En todo caso, la perió-dica reaparición del problema de lanada en el área de la especulaciónfilosófica parece confirmar lo que sehabía dicho al comienzo de este ar-tículo: que se trata de un motorinvisible de la meditación filosóficay que es improbable que en el futurodeje de funcionar como tal.

G. R. Malkam, The Problem of

ΝΑΕNothing, 1918. — É. Bréhier, "L'idéede néant et le problème de l'origineradicale dans le néoplatonisme grec".Revue de Métaphysique et de Mo-rale, XXVI (1919), 448-75, reimp.en la obra del autor, Études de philo-sophie antique, 1955, págs. 248-83.— Martin Heidegger, Was ist Meta-physik?, 1919 (ver las traducciones enel artículo sobre Heidegger; la críticadel análisis de la nada, por Heidegger,se halla en R. Carnap," Ueberwindungder Metaphysik durch logische Analy-se der Sprache", Erkenntnis, II [1931],219-41). — Louis Vialle, Le désir dunéant. Contribution à la psychologiedu divertissement, 1933. — Kurt Stern-berg, Die Geburt des Etwas aus demNichts, 1933. — Hans Pichler, "VomWesen der Verneinung und das Un-wesen des Nichtseins", Blätter fürdeutsche Philosophie, VIII (1934).— Jean-Paul Sartre, L'Être et leNéant. Essai d'ontologie phénoméno-logique, 1943 (trad, esp.: El ser y lanada, 1950). — H. Kühn, An Έη-counter with Nothingness, 1949 (trad,esp. Encuentro con la nada, 1953)[sobre los existencialistas]. — B. Fabi,U Tutto e U Nulla, 1952. — E. Pa-cí, II nulla e il problema dett'uomo,1950. — Eugen Fink, Alles undNichts. Ein Umweg zur Philosophie,1959. — G. Siegmund, Sein oderNichtsein, 1961. — Las observacionesde Spencer se hallan en First Princi-pies, II, 4; los análisis de Bergson, enL'Évolution créatrice; las observacio-nes de Lachelier, en el Vocabulaire deLalande. — Además de los textos clá-sicos a que se ha hecho referenciay que pueden completarse con losconocidos pasajes de las Pensées dePascal, es curioso comprobar la exis-tencia de algunos tratados filosóficossobre la nada; así el de MartinusSchookus, del año 1601, titulado Trac-tatus philosophicus de nihilo, con unPoema de nihilo, por loannes Pas-serati. Leibniz (Textes, ed. G. Grúa,pág. 364) cita (en 1965) una obrade Passentius titulada De nihilo.Agreguemos, a guisa de ejemplo, unescrito De substancia nihili et tene-brarum, debida a Fridugisio de Tours(véase Concettina Gennaro, Fridugisodi Tours e il De substantia nihili ettenebrarum, 1963).

NAESS (ARNE [DEKKE EIDE])nac. ( 1912 ) en Oslo, es profesor en laUniversidad de Oslo desde 1939.Miembro destacado del llamado "gru-po de Oslo", estrechamente relaciona-do con la Escuela de Uppsala (VÉASE),Naess ha trabajado en sentido positi-vista o, mejor, neopositivista y anti-metafísico. Sus dos más importantescontribuciones son: los estudios de los

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NAGsignificados de Verdad', y los análisisdel problema del valor. En lo que tocaa los primeros, Naess se ha preocu-pado sobre todo de investigar, me-diante cuestionarios, distintos modosde concebir la verdad, y estos modoshan sido considerados como otros tan-tos "comportamientos". En lo que serefiere a los segundos, Naess ha in-vestigado asimismo reacciones antediversos tipos de actos de preferenciay rechazo. Los estudios de Naess sehallan orientados en lo que podría ca-lificarse de "positivismo behaviorista".

Escritos principales: Erkenntnis undwissenschaftliches Verhalten, 1936(Conocimiento y comportamiento cien-tífico). — "Über die Funktion derVerallgemeinerung", Erkenntnis, VII(1937-1938), 198-210 ("Sobre la fun-ción de la generalización"). — 'Truth'as Conceived by Those who are notProfessional Philosophers, 1939. —Noen verditeoretiske standpunkter,1948 (Algunos puntos de vista sobreteoría de los calores). — Interpreta-tion and Preciseness. I. A Survey ofBasic Concepts, 1949. — An Empiri-cal Study of thé Expressions 'True','Perfectly Certain and 'ExtremelyProbable'", 1953. — Filosofiens his-torie. Een innföring i filosofiske pro-blemer, 1953 (Historia de la filosofía.Introducción a los problemas filosó-ficos) .

NAGEL (ERNEST) nac. (1901) enNovemesto (Checoslovaquia); se tras-ladó en 1911 a Estados Unidos. Hasido profesor ayudante (1931-1937),"profesor asociado" (1937-1939) yprofesor titular (1939-1946) en laUniversidad de Columbia (NuevaYork), y desde 1946 es "Dewey Pro-fessor" de filosofía en la misma uni-versidad.

Puede considerarse a Nagel comonaturalista con ciertas tendencias ins-trumentalistas e influencias recibidasdel positivismo lógico. El título deuna de sus colecciones de trabajos—'"La razón soberana" (Cfr. biblio-grafía)— puede asimismo caracteri-zar su pensamiento. Nagel se ha con-sagrado especialmente a los estudiosde filosofía de la ciencia, y con parti-cular detalle al estudio de la natura-leza y formas de la explicación cien-tífica, de los problemas planteadospor los intentos de reducción (VÉASE)de determinadas teorías a otras teo-rías y cuestiones similares. En el exa-men de todas estas cuestiones ha ma-nifestado una constante confianza enel poder de la razón; la razón es, en

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NAGefecto, "soberana", pero esta razón noes para Nagel especulativa, sino esen-cialmente crítica. Contra los filósofosque reducen la filosofía a un análisisde expresiones lingüísticas, Nagel hamanifestado que la filosofía no deberenunciar a "una amplia visión de lascosas"; la filosofía es "comentario crí-tico sobre la existencia". El filósofodebe, pues, poseer amplitud de mirase imaginación, si bien esta última de-be estar siempre disciplinada. Carac-terístico del modo de pensar de Nageles el rigor lógico en el análisis de losproblemas y a la vez la consideraciónde cada problema dentro de un con-texto filosófico más general. Nagelestima que este contexto puede pro-porcionarlo el naturalismo siempre queéste no sea dogmático, sino crítico.

Nos hemos referido más detallada-mente a algunas de las ideas de Nagelen otros artículos de la presente obra;como ejemplos, véanse EXPLICACIÓNy REDUCCIÓN.

Nagel ha escrito numerosos traba-jos para revistas (Journal of Philoso-phy; Erkenntnis; Philosophy of Scien-ce; Philosophy and PhenomenologicalResearch; Philosophical Review, etc.)y ha colaborado en varios volúmenescolectivos; gran parte de estos escritoshan sido recogidos en los dos volúme-nes citados infra, o incorporados, conalgunos cambios, a algunas de susobras mayores. De los libros publica-dos mencionamos: An Introduction toLogic and Scientific Method, 1934[en colaboración con Morris R. Co-hén]. — Principies of the Theory ofProbability, 1939 [International Έη-cyclopedia of Unified Science, I, 6].— Sovereipn Reason, 1954 [colecciónde escritos; de ellos destacamos "So-vereign Reason", antes publicado enel volumen Freedom and Expérience,1947, ed. Sidney Hook]. — LogicWithout Metaphysics, and Other Stu-dies in the Philosophy of Science,1956 [colección de trabajos; de ellosdestacamos "Naturalism Reconside-red", antes publicado en Proceedingsand Addresses of The American Phi-losophical Association, XXVIII, 1954-1955; "Logic Without Ontology", an-tes publicado en el volumen Natura-lism and the Human Spirit, 1944, ed.Y. H. Krikorian] (trad. esp. de laobra: La lógica sin metafísica, 1962;y de uno de los trabajos: "Lógica sinontología", en Antología semántica,1960, ed. Mario Runge). — Gödel'sProof, 1958 [en colaboración con Ja-mes R. Newman] (trad, esp.: Laprueba de Gödel, 1959 (Centro deEstudios Filosóficos. Universidad Na-

NATcional de México. Cuaderno 6). —The Structure of Science: Problemsin the Logic of Scientific Explanation,1961 [esta obra es el vol. I de TheStructure of Science; vol. Il en pre-paración] .

NATIVÍSIMO. Véase INNATISMO.NATORP (PAUL) (1854-1924)

nació en Düsseldorf, estudió en Ber-lín, en Bonn (con Hermann Usener),en Estrasburgo, y en Marburgo, don-de se "habilitó" (1881) junto conHermann Cohen. De 1885 a 1892 fue"profesor extraordinario" en Marbur-go, y desde 1892 profesor titular enla misma Universidad. A partir de1887 dirigió los Philosophische Mo-natshefte.

Natorp ha sido uno de los más emi-nentes representantes de la direcciónneokantiana conocida con el nombrede "Escuela de Marburgo" (v. ) y ca-pitaneada por Hermann Cohen (v.).El método filosófico de Natorp hasido, pues, el "método crítico". Pero,aunque importante, la metodología esinsuficiente para caracterizar su pen-samiento filosófico. Ante todo, porqueel contenido desborda con frecuenciala forma del pensar, pero tambiénporque sus intereses filosóficos no sehan limitado en ningún caso a unanálisis epistemológico de la estruc-tura lógica de las ciencias naturales,especialmente de las físico-matemáti-cas. En rigor, la actividad filosóficade Natorp se ha iniciado con inves-tigaciones de carácter psicológico y,sobre todo, bajo la inspiración dePestalozzi, de pedagogía social, in-cluyendo en esta última el problemade la función de la religión en lacomunidad humana. Ahora bien, lapedagogía social no es accesoria parala comprensión del pensamiento pro-piamente filosófico y metodológicode Natorp; en ella se nos muestra,por el contrario, una de las condi-ciones fundamentales de la estructu-ra de la conciencia, la cual no es,según Natorp, una mera substanciaindividual ni tampoco el simple re-flejo pasivo de la sociedad, sino elproducto dinámico de una correla-ción incesante. En verdad, es un ra-dical funcionalismo el que penetra,de punta a punta, toda la filosofía deNatorp y el que puede permitir ha-llar un denominador común en lamultiplicidad de intereses y aun deorientaciones que se manifiestan enella. Este funcionalismo no debe ser

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NATinterpretado, sin embargo, como laexpresión conceptual de los hechos,sino como una norma sin la cual loshechos carecerían de sentido. Así,tanto la idea de la conciencia comola de la voluntad y la de la refle-xión se hallan dominadas por unaconcepción normativa o, si se quiere,por una concepción que en vez dedetenerse en el sujeto o en el objeto,en el término o en su predicado,aspira de continuo a encontrar unarazón que permite hasta cierto puntoengendrarlos. 'Engendrar' significaaquí crear las condiciones necesariaspara la inteligibilidad de lo real y,de consiguiente, para que lo realpueda ser objeto de reflexión y deciencia. La lógica de Natorp tiene,pues, por objeto aquello que paraNatorp son las ideas platónicas: noentidades metafísicas, sino "puras po-siciones del pensar", hipótesis, lo-goi. Sólo desde este ángulo podrácomprenderse en efecto, la tesis fun-damental del idealismo; la identidaddel pensamiento y del ser. Y sólodesde este ángulo, además, podráestablecerse una relación entre pen-sar y "legalizar". El análisis de Na-torp sobre las ciencias exactas estabaya destinado a mostrar de un modoefectivo y concreto el modo de opera-ción propio del pensar que sólo vistodesde su cara puramente formalpuede ser calificado de lógico. Nomenos confirmadas resultaban, a suentender, las mencionadas tesis cuan-do eran aplicadas al examen del su-jeto tal como se da en los actos tra-dicionalmente estudiados por la psi-cología. De ahí el continuo y cons-tante acercamiento de todos los tér-minos aparentemente opuestos en launidad trascendental de la síntesis.En primer lugar, la lógica es paraNatorp una especie de ontología, yaque su aprioridad no puede ser elresultado de una previa formaliza-ción. En segundo término, la psicolo-gía es una especie de teoría delconocimiento, pues el sujeto por ellaestudiado es el núcleo de toda posi-ble objetivación y el "lugar" dondese da la experiencia transformable.Ahora bien, la unidad sintética delos actos de la conciencia, así comola unidad sintética de todo pensa-miento, son únicamente aspectos dela más última y radical unidad: ladel pensamiento y de la acción, la dela filosofía teórica y la práctica. El

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NATcombate contra la interpretación uni-lateral del idealismo como doctrinapuramente especulativa es llevado acabo por Natorp cuando ve justa-mente en su propio idealismo laúnica posibilidad de realizar unapráctica que sea al mismo tiempouna norma, de forjar una ley quesea a la vez un pensamiento. Puesla síntesis en que se resume todolo real de la realidad no es paraNatorp el producto de una dialécticameramente intelectual ni de una ope-ración meramente activa: es el lugaren que se asienta primaria e inevita-blemente todo lo que engendra elser como ser.

Obras principales: Descartes' Er-kenntnistheorie. Eine Studie zur Vor-geschichte des Kritizismus, 1882 (Lateoría cartesiana del conocimiento.Estudio sobre la prehistoria del cri-ticismo). — Einleitung in die Psy-chologie nach kritischer Methode,1888 (Introducción a la psicologíasegún el método crítico): 2* ed. conel título Allgemeine Psychologie nachkritischer Methode. — Die Religioninnerhalb der Grenzen der Huma-nität. Ein Kapitel zur Grundlegungder Sozialpädagogik, 1894 (hay trad,esp.: Religión y Humanidad, 1914).— Sozialpädagogik. Theorie derWillenserziehung auf der Grundlageder Gemeinschaft, 1899 (trad, esp.:Pedagogía social, 1915). — Herbart,Pestalozzi und die heutigen Aufga-ben der Erziehungslehre, 1899 (Her-bart, Pestalozzi υ los temas actua-les de la doctrina de la educa-ción). — Platons Ideenlehre. Ein-führung in den Idealismus, 1903(trad, esp.: La teoría de las ideas,de Platón, 1948). — GesammelteAbhandlugen zur Sozialpädagogik,1907 (Ensayos reunidos sobre pe-dagogía social). — Philosophie undPädagogik. Unterschungen auf ihremGrenzgebiet, 1909 (Filosofía y peda-gogía. Investigaciones sobre sus limi-tes fronterizos). — Pestalozzi, seinLeben und seine Ideen, 1909 (trad,esp.: Pestalozzi, 1931). — Die lo-gischen Grundlagen der exakten Wis-senschaften, 1910 (trad, esp.: Losfundamentos lógicos de las cienciasexactas, 1948). — Philosophie, ihrProblem und ihre Probleme, 1911(Filosofía, su problema y sus pro-blemas). — "Kant und' die Mar-burger Schule", Kantstudien, XVII(1912) (trad, esp.: Kant y la escuelafilosófica de Marburgo, 1915). —Deutscher Weltberuf, 2 vols., 1918:I. Die Seele der Deutschen; II. DasWeltalter des Geistes (La misiónuniversal de Alemania. I. El alma

NATdel alemán. II. La edad del espíritu).— Sozialidealismus, 1920 (Idealismosocial). — Der Deutsche und seinStaat, 1924 (El alemán y su Estado).— Vorlesungen über praktische Phi-losophie, 1925 (Lecciones sobre filo-sofía práctica). — Autoexposición enDie Philosophie der Gegenwart inSelbstdarsteltungen, t. I, 1921. —Philosophische Systematik. Aus demNachlass, 1958. Ed. Hans Natorp, int.y notas por H. Knittermayer. —·Véase J. Volkelt, Natorps Einleitungin die Psychologie, 1905. — FriedrichMeyerhols, Erkenntnisbegriff und Er-kenntniserwerb. Eine Natorpstudie,1908. — E. Weck, Der Erkenntnisbe-griff bei P. Natorp, 1914 (Dis.). — J.Gräfe, Das Problem des menschlichenSeins in der Philosophie P. Natorps,1933. _ H. Gschwind, Die philoso-phischen Grundlagen von NatorpsSozialpädagogik, 1920. — M. Ficht-ner, Transzendentalphilosophie undLebensphilosophie in der Begrün-dung von Natorps Pädagogik, 1933(Dis.). — Hans Schneider, Die Ein-heit als Grundprinzip der PhilosophieP. Natorps, 1936 (Dis.). — J.Klein, Die Grundlegung der Ethik inder Philosophie P. Natorps, 1942(Dis.). — Miguel Bueno, Natorp y laidea estética, 1958 [mesa redonda].

NATURA NATURANS y NATU-RA NATURATA. Estos términos sonconocidos sobre todo por el uso quede ellos hizo Spinoza. Sin embargo,como lo han mostrado H. Denifle,J. E. Erdmann y, sobre todo, Her-mann Siebeck, son expresiones quetienen una larga historia, y hasta unaprehistoria. Dentro de esta últimapueden incluirse los conceptos de•παράγον —lo que conduce a la exis-tencia— y de τιαραγόμενον —lo con-ducido a la existencia—, los cualesfueron usados por Proclo en sus Ele-mentos de Teología. En efecto,χαράγον y -τυαραγόμ,ενον designan res-pectivamente la entidad creadora yla entidad creada por la primera.Los mismos conceptos, y con signi-ficaciones parecidas, hallamos en elPseudo-Dionisio (De div. nomini-bus, IX), de quien Juan Escoto Eri-gena tomó su noción de la divinanatura quae créât et creatur (De di-visione naturae, I, 13). Ahora bien,la historia de los conceptos de naturanaturans y natura naturata se iniciapropiamente sólo cuando se desarro-llan algunos conceptos aristotélicos,especialmente los que se encuentranen la Physica (II 1, 193 b 12) y enDe coelo (I 1, 268 a 13 sigs.). En

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NATel primero de los citados textos elEstagirita había distinguido, en laφύσις, entre el crecer de lo que crece,y lo crecido. En la versión averroístade tal texto se utilizaron las expre-siones: esse artifici (in actu) per artemy esse naturati per naturam. Y enel comentario de Averroes en versiónlatina (Comm, ad Ar. Phys., II 1, 11,Venetiis 1553) aparecieron las ex-presiones: Necesse enim est, ut ini-tium medicinandi sit ex medicina etnon inducit al medicinam, et non esttalis dispositio naturae apud naturam;ser naturatum [ φυόμ,ενον ] ab aliquo adaliquid venit, et naturatur aliquid;ipsum igitur naturari aliquid non estillud ex quo incipit sed illud ad quodvenit. Este texto se comentó intro-duciéndose explicaciones sobre la con-traposición de naturari (en tanto queproducir o engendrar algo) y natu-ratum (en tanto que aquello que esproducido o engendrado). En el se-gundo de los mencionados textos, elEstagirita habla (al modo pitagóri-co) de que el número 3 y la tríadadeterminan la estructura de lo real,y de que, después de haber tomadoel número 3 de la Naturaleza, lo apli-camos para la adoración de los dio-ses. Al comentar este pasaje Averroes(Comm, ad De coelo, I I ) introdujola expresión natura naturata, la cualdesignaba el mundo en tanto que pro-ducido y especialmente en tanto queobra relacionada con la producción.Estos conceptos fueron también des-arrollados por Averroes en su Des-trucción de la destrucción (disp. 5,dub. 5) al distinguir en la naturale-za entre la causa primera (equiva-lente a la natura naturans) y lo pri-mero causado (equivalente a la natu-ra naturata). Desde entonces lasexpresiones natura naturans y naturanaturata se extendieron entre los esco-lásticos (como había indicado ya G.J. Vossius en De vitiis sermonas etglossematis latini-barbaris libri IV(Amsterdam, 1645), cap. xiv, pág.716). También fueron usadas por al-gunos místicos y por varios pensado-res del Renacimiento. La diferenciaentre natura naturans y natura natu-rata fue entendida como la diferen-cia entre Dios en tanto que natura-leza formadora de las cosas naturaleso ley del conjunto de estas cosas oser total y unitario frente a lo crea-do, y lo creado que encuentra suunidad en Dios. Muchos ejemplos

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NATpueden darse. Los más conocidos sonel de San Buenaventura (in Sent.,III dist. 8 dub. 2) al indicar que[con lo anteriormente dilucidado] noquiere decir [el maestro] que la ge-neración del Hijo tenga lugar supranaturam aeternam (que es la naturanaturans), sino super naturam créala(que se acuerda llamar natura natu-rata}; el de Vicente de Beauvais(Spec. quad., XV, 4) al indicar quela Naturaleza puede decirse de dosmodos, uno la natura naturans (lamisma suma ley de la Naturaleza quees Dios) y otro la natura naturata;el del Maestro Eckhart, con sus con-ceptos de ungenatûrten nature y ge-natûrten nature. Algo análogo ocurreen autores como Giordano Bruno yNicolás de Cusa. Ahora bien, se haplanteado el problema de hasta quépunto el uso de los términos en cues-tión roza tendencias panteístas. Enefecto, algunos autores interpretaronla natura naturans como una fuerzay la natura naturata como el resulta-do de ella, o, mejor dicho, como lamisma fuerza bajo otro aspecto. Pue-de decirse que aunque la interpre-tación panteísta no es forzosa (comono lo fue en los autores medievalescitados), los conceptos en cuestiónse prestaban a ser usados por unaconcepción panteísta. Es lo que su-cedió con Spinoza, quien entiendepor natura naturans la Substancia in-finita, el Deus sive Natura como elprincipio creador o la unidad vivifi-cadora de la natura naturata, delo que se encuentra en Dios, peroen tanto que conjunto de los modosde la Substancia. Toda la naturanaturata se halla así, según Spinoza,en el seno de la natura naturans, lacual es esencia, principio y funda-mento de aquélla. O, como diceSpinoza, "ha de entenderse por natu-ra naturans lo que es en sí y porsí es concebido, es decir, los atri-butos de la substancia que expresanuna esencia eterna e infinita, esto es,Dios en tanto que se le consideracomo causa libre. Por natura naturataentiendo, en cambio, todo lo quese sigue de la necesidad de la natu-raleza de Dios o la que se siguede cada uno de sus atributos, o todoslos modos de los atributos de Diosen tanto son considerados como cosasque son en Dios y no pueden sinDios ser ni ser concebidas" (Eth.,I, prop. xxix, schol. ).

NATLa expresión natura naturans fue

usada, en sentido distinto de los ante-riores, por Francis Bacon en NovumOrganum (Lib. II, aph. 1). Baconindica que la tarea propia de la cien-cia consiste en descubrir naturae For-ntam, sive differentiam veram, sivenaturam naturantem, sive fontememanationis. La natura naturans esaquí la causa productora de efectos(naturales); la ciencia consiste en des-cubrir tal causa, porque, según Bacon,veré scire, esse per Causas scire ( o p .cit., Lib. II, aph. 2).

Hermann Siebeck, "Ueber die Ent-stehung der Termini: Natura natu-rans und Natura naturata", Archivfür die Geschichte der Philosophie,III (1890), 370-78.

NATURAE SIMPLICES. VéaseDESCARTES, NATURALEZAS SIMPLES.

NATURALEZA. Como el términogriego φύσις (transcrito: physis) hasido traducido con frecuencia por 'na-turaleza' —correspondiendo al voca-blo latino natura— consideramos queel artículo Physis (VÉASE) es una in-troducción al presente. En éste trata-remos del concepto de "naturaleza"en dos sentidos, por lo demás no siem-pre independientes entre sí: el senti-do de 'naturaleza' principalmente co-mo la llamada "naturaleza de un ser"y el sentido de 'naturaleza' como "laNaturaleza". En este último caso pro-pendemos a escribir el término conmayúscula, pero no será siempre fá-cil seguir esta convención, por cuan-to a veces "la Naturaleza" ha sidoentendida por analogía con aquelloque tiene por sí mismo "naturaleza".La cuestión se complica, además, por-que a veces se ha entendido "lo quees por naturaleza" como contrapuestoa "lo que es por convención", y aveces se ha tratado de "Naturaleza"en contraste con "Arte", con "Espí-ritu", con "lo sobrenatural", etc.

El contraste entre "lo que es pornaturaleza" y "lo que es por conven-ción" fue tratado por los sofistas (yluego por Platón y otros autores) paradistinguir entre aquello que tiene unmodo de ser que le es propio y quehay que conocer tal como efectiva y"naturalmente" es, y aquello cuyo ser,o modo de ser, ha sido determinadode acuerdo con un propósito (huma-no). Así, por ejemplo, se discutió silos vocablos del lenguaje, y especial-mente los nombres son "naturales" o"convencionales" (véase LENGUAJE;

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NATNOMBRE). También se discutió —yse ha seguido discutiendo hasta elpresente— si las "leyes" en cuanto"leyes de una sociedad" o la "consti-tución" (de una comunidad) derivande un modo, o modos de ser, previos,o son resultado de un pacto o "con-trato social" (VÉASE). En todas estasdiscusiones la noción de "ser por na-turaleza" estaba cerca de la noción de"tener algo propio de sí y por sí".Ahora bien, esta última noción no esajena al modo como Aristóteles pro-puso sus influyentes definiciones de'naturaleza'. Dicho filósofo escribióque hay varios sentidos de 'naturale-za' ( φ ύ σ ι ς ) : la generación de lo quecrece ( φύεσθαι ) ; el elemento primerode donde emerge lo que crece; elprincipio del primer movimiento in-manente en cada uno de los seresnaturales en virtud de su propia ín-dole; el elemento primario del queestá hecho un objeto o del cual pro-viene; la realidad primaria de las co-sas (Met., Δ 4, 1014 b 16 - 1015 a12). Según estas definiciones, puededarse el nombre de "naturaleza" amuchas cosas o a muchos procesos: aun principio de ser, a un principio demovimiento, a un elemento compo-nente, al elemento del cual están he-chos todos los cuerpos, etc. Pero elpropio Aristóteles indica que todasestas definiciones tienen algo de co-mún: la naturaleza es "la esencia delos seres que poseen en sí mismos yen cuanto tales el principio de su mo-vimiento" (ibid., 4, 1015 a 13). Foteso se puede llamar "naturaleza" a lamateria, pero sólo en cuanto es capazde recibir dicho principio de su pro-pio movimiento; o también al cambioy al crecimiento, pero sólo en cuantoson movimientos procedentes de talprincipio. "Naturaleza" es, así, "unprincipio y una causa de movimientoy de reposo para la cosa en la cualreside inmediatamente por sí y nopor accidente (Phys., II, 1, 192 b 20).

De todo ello se desprende que la"naturaleza" de una cosa —y aun,podría decirse, la "naturaleza" de to-das las cosas en cuanto "cosas natu-rales"— es lo que hace que la cosa, olas cosas, posean un ser y, por consi-guiente, un llegar a ser o "movimien-to" que les es propio. Por eso lo queexiste por naturaleza se contrapone alo que existe por otras causas, porejemplo, por el arte, τέχνη (Phys., II,192 b, 18). Una cosa que no posea

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NATel principio del movimiento —y, po-dríamos decir, más generalmente, del"comportamiento"— que le hace des-envolverse y actuar de acuerdo conlo que es, no tiene esa "substancia"que se llama "naturaleza". La natu-raleza es, pues, a la vez substancia ycausa — y la causa es a la vez efi-ciente y final.

La noción aristotélica de 'naturale-za' es más compleja de lo arriba indi-cado, porque dentro de lo que llama-mos "mundo natural", "mundo de lascosas naturales" o, simplemente, "Na-turaleza", hay acontecimientos que noson producidos por "el arte" y, sinembargo, son de algún modo "contra-rios a la naturaleza". Tal sucede conlos llamados "movimientos violentos",a diferencia de los "movimientos na-turales". El estudio de la diferenciaentre estos dos tipos de movimientofue muy importante no sólo en la An-tigüedad, sino también en la EdadMedia y en los comienzos de la épocamoderna, cuando se establecieron losfundamentos de la llamada "física(v.) clásica". Pero, además, el ser"contrario a la naturaleza" podía dar-se en cuerpos naturales y en sus mo-vimientos. Así, por ejemplo, se podíadecir que un "monstruo" es algo con-trario a la naturaleza. Ello no con-vertía al "monstruo" en un ser "arti-ficial". Pero con el fin de aclarar enqué sentido se podía decir que hay"cosas naturales" que son "contra na-tura", hubo que poner en juego losconceptos fundamentales de la filoso-fía, de la "física", de la cosmología,etc. Así, mientras algunos autores (yAristóteles entre ellos) afrontaban elproblema subrayando, entre las cau-sas, las causas finales —lo que lesobligaba, por lo demás, a reducir con-siderablemente el ámbito de "lo natu-ral" como "natural", en el cual no ca-ben "movimientos violentos", "mons-truos", "despropósitos", etc.—, otrosautores (entre ellos, sobre todo, losatomistas, pero también muchos estoi-cos) lo afrontaban subrayando o bienlas causas puramente eficientes, o elcarácter fundamentalmente "mecáni-co" de los fenómenos naturales, o bien"la unidad de la Naturaleza" comoun "todo", del cual nada puede que-dar excluido.

Al referirnos a "la unidad de laNaturaleza" como un "todo" apunta-mos a ideas acerca de la "Naturaleza"más cercanas a las modernas, en las

NATcuales, como veremos luego, 'natura-leza* ha sido entendida con frecuenciacomo "el conjunto de las cosas natu-rales". Ello no quiere decir que losautores para quienes 'naturaleza' erasobre todo un principio de movimien-to de ciertas cosas no trataran tam-bién del "todo de la Naturaleza"— admitiesen o no otras "cosas", ade-más de semejante "todo". Lo que su-cede es que en algunos casos el con-cepto de Naturaleza como "un todo"fue dilucidado usando otros nombresque 'Naturaleza' — nombres tales co-mo "el cosmos", "el universo", "eltodo", "la realidad sublunar", etc., etc.

Buen número de escolásticos, espe-cialmente desde Alberto Magno ySanto Tomás, emplearon el términonatura en sentidos parecidos, y a ve-ces idénticos, a los de Aristóteles, perono sólo en ellos. Así, por ejemplo, elvocablo natura tiene en Santo Tomásmuy diversas significaciones. Por lopronto, natura puede entenderse decuatro modos: 1. Como generación deun ser viviente, por cuanto normennaturae a nascendo est dictum. 2. Co-mo principio intrínseco [inmanente]de un movimiento, principium intrin-secum motos. 3. Como forma y mate-ria de un ser corporal. 4. Comoessentía, forma, quidditas, de una cosa(Cfr. S. theol, I, y. X a 1). Pero sellama también, según Santo Tomás,natura cualquier cosa del mundo, seasubstancia o sea accidente; la subs-tancia dicha en cierto modo; el con-junto de las cosas reales en cuantosiguen un cierto orden, el ordo natu-rae. El término natura aparece en unnúmero considerable de expresiones,tales como natura intellectiva, naturasensibilis, natura completa, naturacorrupta, natura spiritualis, etc., etc.Se puede preguntar, en vista de ello,si hay o no algunas significacionespredominantes. Estimamos que lashay y que son tres: natura como prin-cipio intrínseco de movimiento; natu-ra como esencia, forma, índole, etc.,de una cosa, y natura como lo que sellamó en la Edad Media el complc-xum omnium substanciarum — lo quenosotros llamamos "Naturaleza" encuanto cosmos o universo. En el pri-mer caso, el sentido de natura es elde un modo de ser propio de ciertasentidades. En el segundo caso, es olo que constituye ciertas entidades oparte de ciertas entidades. En el pri-mer caso, el concepto de naturaleza

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NATes un concepto de la "física" o, si sequiere, de la "ontología de la reali-dad corporal" y, más específicamente,de la "ontología de la realidad corpo-ral-orgánica". En el segundo caso, elconcepto de naturaleza está co-rela-cionado con conceptos tales como losde hipóstasis, substancia, persona, su-puesto, etc., etc., es decir, conceptosmetafísicos o, si se quiere, de "filoso-fía primera". En el tercer caso elconcepto de Naturaleza es un con-cepto análogo al de "mundo" (VÉASE)o de ciertos aspectos del "mundo".No podemos detenernos en cada unode estos significados, pero señalare-mos que cada uno de ellos puede en-tenderse mejor si lo contrastamos conalgún otro. Así, por ejemplo, si toma-mos el concepto de natura en la se-gunda significación, podemos ver me-jor lo que se ha entendido por naturacon relación a lo que se ha entendidopor persona (v.). La natura aquíequivale al "qué" de una cosa, lo queuna cosa es, el sistere o lo que se tie-ne en los distintos modos en que pue-de tenerse, mientras la persona equi-vale al "quién" — cualquiera que seael supuesto (v.) que constituya este"quién" de acuerdo con los distintosentes. Los escolásticos señalan que elsupuesto se dice esse ut quod. Lanaturaleza, en cambio, se dice esse utquo. El supuesto es entonces lo quetiene natura, y la natura es aquellopor lo cual el supuesto se constituyeen su especie. Por eso natura se dicetambién de aquello en lo cual actúael supuesto. Y el supuesto es aquellopor lo que se es (natura ut quo).

El término natura puede aplicarsea toda clase de entes: creados, increa-dos, finitos, infinitos, etc. o, mejordicho, este término puede adjetivarsede muy distintas maneras. Pero fuemuy común, cuando se trató de lanatura (Naturaleza) como el conjun-to de "las cosas naturales", "de aquíabajo", "intramundanas", etc., etc.,aplicar a este conjunto, más que acualquier otro, el término natura. Porser este conjunto natura, se podía ha-blar de lo que cada uno de sus ele-mentos tiene de natura. Ahora bien,en uno de tales "elementos" el con-cepto de natura pareció sobremaneraimportante: en el hombre. Hemos di-cho antes que se han manifestado va-rias "contraposiciones" en las que haintervenido el concepto de Naturale-za: Naturaleza y Arte, etc. Una de

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NATellas es la contraposición entre la Na-turaleza como lo creado y Dios. Otra,de alguna manera derivada de la an-terior, es la contraposición de natura-leza y gracia.

Esta contraposición no es en la ma-yor parte de los casos una mutua ex-clusión; por el contrario, casi todoslos autores cristianos, empezando porSan Agustín, estimaron que la naturano es mala por sí misma. En rigor, encuanto creada por Dios la natura esfundamentalmente buena. Así, la na-tura no es una potencia mala que seopondría a una potencia buena. Lomalo en la natura ha surgido a conse-cuencia del pecado, el cual puede serinterpretado, metafísicamente, comoun "movimiento de alejamiento de lafuente creadora". Con el fin de redi-mir la natura así corrompida, es nece-saria la gracia. De ahí que la graciano elimine la naturaleza, sino que laperfeccione. San Agustín llegó a decirque la natura es una gracia común yuniversal; sobre esta gracia hay otra,que es aquella por la cual algunoshombres son elegidos. Se observaráque aquí el concepto de natura estámuy próximo al concepto de criatura,es decir, de lo creado, y hasta puededecirse que se identifica con ella. Lanatura no es, o no es sólo, aquello porlo cual una cosa posee una índolepropia suya, sino que es la índole pro-pia de toda cosa en cuanto creadapor Dios. Por eso la natura es cadacosa y además todas las cosas encuanto creadas. En las direcciones alas que aludimos ahora, las cosas crea-das lo han sido de acuerdo con lasideas residentes en el seno de Dios.Desde este punto de vista se puededecir que la natura misma no es inte-ligible, sino sensible, pero que parti-cipa de lo inteligible — sin el cual,por lo demás, no se podría decir que"es". No hay duda de que, filosófi-camente hablando, hay mucho en estaconcepción de platónico o, si se quie-re, de neoplatónico. Pero en virtud delos iiltimos supuestos cristianos, nopuede equipararse la contraposiciónmencionada entre natura y creador,natura y gracia, etc., con la contrapo-sición platónica y neoplatónica entrelo sensible y lo inteligible.

En todo caso, el concepto de "na-turaleza" dentro del pensamiento cris-tiano es básicamente comprensible co-mo concepto "teológico" y sólo porderivación adquiere un sentido "eos-

NATmológico". En la época moderna nose abandonó por entero el sentido"teológico" de "naturaleza" —o, si sequiere, de natura—, como lo pruebael que durante un tiempo estuvieronmuy vivas las discusiones acerca delconcepto de gracia (v. ) y, por tanto,acerca de las distintas "relaciones" po-sibles entre natura y gratta. Pero escaracterístico de buena parte del pen-samiento moderno el afrontar otras"contraposiciones". Durante los dosúltimos siglos especialmente, las si-guientes "contraposiciones" han sidoobjeto de múltiples debate?: natura-leza (en cuanto conjunto de fenóme-nos naturales que se suponen deter-minados por leyes) y libertad; natu-raleza y arte; naturaleza y espíritu;naturaleza y cultura.

Hemos tratado de algunos de losproblemas que han suscitado las men-cionadas "contraposiciones" en variosartículos (por ejemplo, CULTURA; ES-PÍRITU, ESPIRITUAL; LIBERTAD). Ade-más, hemos tratado algo in extensodel "concepto cosmológico" de "Na-turaleza" en el artículo FILOSOFÍANATURAL, que consideramos un com-plemento del presente. Recordemosahora que las "contraposiciones" deque hemos hablado —las cuales noson, como podría imaginarse, entera-mente nuevas, puesto que ya en laAntigüedad (por ejemplo, entre lossofistas) se había tratado ampliamen-te de "Naturaleza" y "Cultura", bajola forma de la indicada contraposi-ción entre "lo natural" y "lo conven-cional"— han suscitado muy diversasdoctrinas. Para resumir muy a la ca-rrera algunas de ellas, mencionaremossimplemente varias "posiciones" adop-tadas. Según algunos, ninguna de es-tas "contraposiciones" es legítima,puesto que "lo que hay" es simple-mente "la Naturaleza", a la cual debereducirse todo (véase NATURALISMO).Según otros, la Naturaleza está subor-dinada o a la libertad, o la cultura, oal espíritu, cada uno de los cuales,o todos ellos a un tiempo, terminaránpor "absorber" la Naturaleza. Segúnotros, cada uno de los términos decualquiera de estas contraposicionesexcluye al otro sólo en cuanto no setiene en cuenta la posibilidad de un"tercer término", que sería como una"síntesis". Observemos que este enfo-que "sintético" ha sido muy comúndesde el idealismo alemán, que engran parte puede caracterizarse como

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NATun intento de resolver la contraposi-ción "Naturaleza-Espíritu". Otros pre-fieren hablar de una complementa-ción recíproca, según la cual, y demodo análogo a lo que se había dichocon respecto a natura y gratta, la li-bertad, la cultura, el espíritu, etc., nose oponen propiamente a la Natura-leza, sino que la complementan ocompletan.

Las indicaciones anteriores acercade varios modos de concebir 'Natu-raleza' en la época moderna son ex-tremadamente esquemáticas, porquejustamente en el curso de dicha épocase han dado centenares de definicio-nes del término 'naturaleza' y ello,además, en diversos terrenos: en lasciencias positivas, en la jurispruden-cia, en la ética, en la teología, en laestética, etc., etc. Parece ser, pues, lomás razonable concluir que no hay enla modernidad ningún concepto co-mún de 'naturaleza'. Aun reduciendotal concepto a lo que hemos llamado"concepto cosmológico", es decir, a laidea de la Naturaleza como el con-junto de los "cuerpos naturales", delos "fenómenos naturales", etc., etc.,tenemos durante la época modernavarios conceptos básicos muy distin-tos entre sí. Así, por ejemplo, tenemosel concepto de Naturaleza como loque podríamos llamar "una región delser" (o de "la realidad"), región ca-racterizada por determinaciones espa-cio-temporales y por categorías talescomo la causalidad; como un ordenque se manifiesta mediante leyes ( de-terminísticas o estadísticas); como "loque está ahí" o "lo nacido por sí", el"ser-otro" o "exterioridad" del Espíri-tu, de la Idea, etc., etc.; como unmodo de ver la realidad, o parte de larealidad, que se ha dado en el cursode la historia y, por tanto, engendraun "concepto histórico" o "idea de laNaturaleza como historia", etc., etc.En suma, no parece haber, ni siquieradentro de límites previamente fijados,"un concepto de Naturaleza", sino va-rios, y posiblemente, muchos concep-tos de Naturaleza distintos entre sí yposiblemente incompatibles entre sí.Ello plantea a la filosofía actual elproblema de ver si se puede elaborar"un concepto de Naturaleza" y deaveriguar cuál es, o puede ser, esteconcepto. A tal elaboración y averi-guación pueden contribuir varias dis-ciplinas filosóficas, pero sugerimosque las investigaciones correspondien-

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NATtes pueden unificarse mediante una"Ontología de la Naturaleza". Tareaprincipal de esta ontología es diluci-dar las cuestiones siguientes: (1) De-terminar si hay un concepto de Natu-raleza al que convengan diversosmodos de tratar la Naturaleza; (2)Precisar qué relación hay, o puedehaber, entre el concepto de Naturale-za y conceptos ontológicos fundamen-tales tales como el de "ser", "reali-dad", etc.; (3) Determinar qué ca-racterísticas más generales tiene elconcepto en cuestión; (4) Establecerqué relaciones hay, o puede haber,entre el concepto de Naturaleza yotros conceptos tales como los de es-píritu, cultura, historia, etc. Una vezllevada a cabo esta serie de investi-gaciones ontológicas es necesario to-davía proceder a un análisis de con-ceptos que pueden relacionarse con elde Naturaleza — conceptos tales co-mo los de "orden", "ley", "necesi-dad", "observabilidad", "fenomenali-dad", etc., etc.

Para el concepto de φιίιι; y tam-bién de "naturaleza" en general entrelos griegos, véase el artículo sobre estetérmino. Sobre el concepto de Natu-raleza: Hans Driesch, Naturbegriffeund Natururteile. Analytische Unter-suchungen zur reinen und empirischenNaturwissenschaft, 1904. — A. N.Whitehead, The Concept of Nature,1920. — F. J. E. Woodbridge, AnEssay on Nature, 1940. — R. G. Co-llingwood, The Idea of Nature, 1935(trad, esp.: Idea de la Naturaleza,1950). — Alfred Holländer, VomWesen der Natur, 1948. — Raimun-do Paniker, El concepto de Naturale-za, 1951. — Hedwig Conrad-Martius,Der Selbstaufbau der Natur. Entele-chien und Energien, 2* ed., 1961. —·Sobre naturaleza y hombre: PaulWeiss, Nature and Man, 1947 (ade-

más, la bibliografía de los artículosANTROPOLOGÍA y HOMBRE). — Sobrerazón y naturaleza: Morris R. Cohén,Reason and Nature, 1931 (trad, esp.:Razón y Naturaleza, 1956). — Sobrenaturaleza y cultura, y naturaleza yespíritu, véase la bibliografía de los

artículos CULTURA y ESPÍRITU, ESPI-RITUAL; además: F. J. E. Woodbridge,Nature and Mind, 1937. Hans Pichler,Das Geistvolle in der Natur, 1939. —Sobre filosofía de la naturaleza (ade-más de la obra de Whitehead antesmencionada y de algunas de las quefiguran en la bibliografía de los artícu-los FÍSICA y MATERIA): Ti lmannPesch, S. J., Philosophie der Natur,1883 y sigs'., 3» edición, 1907. — Car-veth Read, The Metaphysics of Natu-

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NATURALEZAS SIMPLES. En elartículo sobre Descartes hemos he-cho referencia a la concepción de lasnaturalezas simples propuesta poreste filósofo. Tal concepción —ocuando menos la expresión de lamisma mediante la fórmula naturaesimplices— se halla casi exclusiva-mente limitada a las Regulae ad

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NATdirectionem ingentt (Reglas VI yXII). En el artículo citado hemosreproducido algunos pasajes perti-nentes de la Regla VI, pero hemosempleado tanto la interpretación on-tológica (o real) como la interpre-tación epistemológica (cognoscitiva)de las naturalezas simples. Ahorabien, es usual considerar que mien-tras en la Regla VI predomina laprimera interpretación, especialmenteen la definición cartesiana que dice:"Llamo 'absoluto' a todo lo que con-tiene en sí la naturaleza pura y sim-ple de que se trata, y así todo lo quees considerado como independiente,causa, simple, universal, uno, igual,semejante, derecho u otras cosas deeste género", en la Regla XII pre-domina la segunda interpretación, enparticular cuando nos fijamos en lafrase: "Decimos que las cosas quecon relación a nuestro sentimiento[subrayado por nosotros] son llama-das simples, son o puramente espi-rituales, o puramente materiales, omixtas." Todo esto ha suscitado mu-chas discusiones entre los comenta-ristas de Descartes. Para unos, lasnaturalezas simples son realidades úl-timas, que deben ser capturadas pornuestro entendimiento si queremosentender la estructura de lo que hay.Para otros, son entidades mentalespor medio de las cuales entendemosla realidad. Para otros, hay una co-rrespondencia completa entra las na-turalezas simples ontológicas y lasnaturalezas simples epistemológicas.Aun entre los que se adhieren a lasegunda opinión hay diversidad depareceres: las naturalezas simples car-tesianas pueden ser o conceptos oproposiciones o símbolos o —comodecía Hamelin— "átomos de eviden-cia". El asunto se complica cuandoprestamos atención a las diferentesclasificaciones que presenta Descar-tes. Es cierto que, por un lado, lasnaturalezas simples son ciertos "tér-minos absolutos" y que, por el otro,son "naturalezas" (materiales, o es-pirituales, o mixtas), con lo cual pa-rece claro que la misma expresióndesigna en un caso algo ontológicoy en el otro algo epistemológico.Pero como en las Meditaciones y enlos Principios habla Descartes deDios, el pensamiento y la extensióncomo últimos constitutivos ontológi-cos de lo real, parece difícil afirmarque el tipo de las naturalezas simples

NATenumeradas en la Regla XII debaser el único posible. Por si fuesepoco, se plantea la cuestión de la re-lación entre las naturalezas simples—cuando menos en el sentido epis-temológico— y las nociones comuneso las verdades eternas. En vista deesto parece tener que concluirse queDescartes no estaba perfectamente enclaro respecto a la índole de sus na-turalezas simples, o bien que huboen su pensamiento una evolución alrespecto. Lo único cierto es que Des-cartes piensa siempre en la posibili-dad de descomponer la realidad enciertos elementos comprendidos me-diante la intuición o "simple inspec-ción de la mente" y en la posibilidadtambién de reconstruir estos elemen-tos sintéticamente, con lo cual esplausible afirmar que hay en su pen-samiento la idea de una cierta corre-lación entre elementos simples en larealidad y elementos simples en lasmentes sin lo cual el mundo de Des-cartes carecería de esa "transparen-cia" que el filósofo quería donde-quiera imponer.

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NATURALISMO. Puede definirse'naturalismo' como la actitud filosófi-ca, o la doctrina filosófica, o ambas aun tiempo, que estiman la Naturaleza,y las cosas en ella, como las únicasrealidades existentes. Aunque esta de-finición es todavía demasiado amplia,puede notarse en ella una serie derestricciones; en efecto, excluye lla-mar "naturalismo" a la doctrina segúnla cual el órgano propio del conoci-miento es la razón natural, y tambiéna la doctrina que defiende el primadodel Derecho natural, o jusnaturalismo(VÉASE).

La definición en cuestión es toda-vía, sin embargo, demasiado amplia,porque no queda claro en ella lo quese entiende por 'Naturaleza'. Se ha

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NATdicho a veces que el aristotelismo esnaturalista, que son naturalistas losestoicos, los atomistas, etc. Hay algode verdad en ello, pero sólo en cuantoaceptemos en cada caso una ciertaidea de "Naturaleza". Pero como ellollevaría a largas dilucidaciones, y deellas resultaría posiblemente que laidea de Naturaleza en Aristóteles esmuy distinta de la idea de Naturalezaen los estoicos y más aun en los ato-mistas, es más razonable restringir eltérmino 'naturalismo' a ciertas tenden-cias filosóficas modernas, y en parti-cular a ciertas tendencias filosóficasmanifestadas durante los siglos xvm,xix y xx. Puede decirse entonces queel materialismo es naturalista — auncuando la inversa no es siempre cier-ta, es decir, se puede ser naturalistasin ser materialista. Puede decirsetambién que el mecanicismo es natu-ralista — aun cuando la inversa no seatampoco cierta, es decir, se puede sernaturalista sin ser mecanicista. Conesto vemos ya que, aunque restringidoa ciertas tendencias filosóficas, el na-turalismo ofrece variantes. A ellas nosreferiremos luego con más detalle.Por lo pronto, volvamos a la cuestiónde si es posible definir 'naturalismo*en forma que sea a la vez suficiente-mente precisa y no demasiado es-trecha.

Se ha indicado a veces que el natu-ralismo aparece como una negaciónde lo que podríamos llamar "sobre-naturalismo", entendiendo por este úl-timo no la afirmación de que todo loque hay es sobrenatural, sino simple-mente la afirmación de que hay, opuede haber, además de lo natural—de lo que a veces se ha llamado"este mundo", en contraposición con"el otro mundo"—, algo sobrenatural.Si aceptamos esta versión del natura-lismo, concluiremos que aunque estatendencia niegue lo sobrenatural, noes forzoso que niegue ciertas realida-des, tales como "el espíritu", "la ra-zón", "las ideas", etc. En efecto, estas"realidades no son, o no necesitan ser,propiamente hablando "sobrenatura-les". Desde este punto de vista el na-turalismo sería decididamente "anti-teológico", pero no, por ejemplo,"anti-espiritualista" o "anti-platónico".Ahora bien, estimamos que tanto Dil-they como Dewey tuvieron razón alintentar poner restricciones al signifi-cado de 'naturalismo'. Para Dilthey elnaturalismo es una concepción del

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NATmundo (v.) —muy ligada al mate-rialismo, por no decir identificada amenudo con ella— en la cual no cabeningún reino "ideal". Por eso Diltheycontrapone el naturalismo a las con-cepciones que llama "idealismo obje-tivo" e "idealismo de la libertad".Para Dewey, es impropio considerarque el esplritualismo metafísico, elidealismo y otras doctrinas afines son,o pueden ser, naturalistas. Estas doc-trinas pueden ser, si se quiere, "anti-sobrenaturalistas", pero no son porello todavía, según Dewey, naturalis-tas. Son más bien, dice Dewey, "unaherencia histórica del sobrenaturalismopuro y simple" o "una versión filosó-fica diluida del sobrenaturalismo his-tórico". Según esto, "lo espiritual","lo ideal", etc., no son réductibles a lo"natural". Y si se considera que sonréductibles a lo "natural", entonces esmejor decir que son realidades "na-turales" de tipo "no material". Afir-mar que hay un reino "platónico" deideas, valores, etc., es para Deweyequivalente a afirmar que hay unarealidad no natural; se trata, en suma,indica dicho autor, de un "sobrenatu-ralismo racionalista".

Es interesante observar que Deweyfundamenta el naturalismo, y la con-traposición entre naturalismo y las di-versas formas de sobrenaturalismo, enuna idea del hombre. Dewey sostieneque todas las formas de pretendidoanaturalismo y antinaturalismo espiri-tualistas o racionalistas se basan en laidea de que el hombre es un ser de-pravado que necesita alguna especiede salvación. Lo que hacen, pues, ta-les pseudo-naturalismos es afirmarque la "salvación" en cuestión se hallaen la contemplación de un mundointeligible, en la incorporación a larazón universal, etc. En tal caso, esdecir, si se admite la premisa indica-da, es más razonable adherirse a unfranco sobrenaturalismo, el cual tienepor lo menos la ventaja de que expli-ca la "salvación" por la "redención"y centra el reino de lo no natural enlo personal divino.

Es también interesante advertir queDewey contrapone el naturalismo alpositivismo científico (o, mejor dicho,"cientificista" ), el cual no sería, se-gún dicho autor, más que una de lasvariedades del pseudo-naturalismo ra-cionalista.

Nos hemos detenido en las opinio-nes de Dewey, porque se trata no sólo

NATde uno de los representantes más des-tacados del naturalismo en sentido es-tricto, sino también por haberse ocu-pado con frecuencia de la cuestión dela índole del naturalismo como doc-trina filosófica. Hemos indicado antesque las restricciones impuestas porDewey (y antes, desde un punto devista muy distinto, por Dilthey) alnaturalismo son necesarias con el finde no diluir excesivamente el signifi-cado de 'naturalismo'. Ahora bien,ello no quiere decir que el naturalis-mo sea necesariamente una posiciónfilosófica dogmática; en verdad, tie-ne más de "actitud" que de "doctri-na". Tampoco quiere decir que nohaya variantes en el naturalismo, aunrestringido en la forma antedicha. Dosde estas variantes son dignas demención.

Por un lado, hay un naturalismoque podemos llamar "reduccionista";éste consiste en sostener que todo loque hay es "natural", es decir, quetodas las entidades existentes son "en-tidades naturales" o, si se quiere, per-tenecientes al complejo (y al orden)de la Naturaleza. Pero, además, y so-bre todo, consiste en sostener quetodo lo que no parezca entidad natu-ral deberá "reducirse" a una entidadnatural o explicarse mediante una en-tidad natural. Las entidades naturalesde que ahora hablamos no deben serconfundidas con los objetos de que seocupan las ciencias naturales. Puedenser, y son con frecuencia, entidadesde que se ocupan las ciencias "huma-nísticas" y las ciencias sociales, y tam-bién entidades que son objeto de laexperiencia cotidiana.

Por otro lado, hay un naturalismoque sin negar que cuanto exista es"Naturaleza", y tratando a toda costade mantener la continuidad de lo realcomo una "continuidad natural", seresiste a practicar un reduccionismocomo el indicado. Este naturalismoantirreduccionista se ha manifestadoen diversas ocasiones dentro del natu-ralismo, pero se ha presentado como"programa filosófico" sólo hacia me-diados del presente siglo bajo los aus-picios de un grupo de pensadoresnorteamericanos que han colaboradoen el volumen titulado Naturalismand the Human Spirit (1944, ed. Y.H. Krikorian).

Este último naturalismo —que pue-de llamarse, y ha sido llamado a ve-ces "neo-naturalismo"— procede en

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NATgran parte de Dewey y acepta implí-citamente gran parte de las restriccio-nes impuestas por Dewey al natura-lismo. Sin embargo, podría acusar aDewey de desembocar, sin quererlo,en una posición dentro de la cual laactitud naturalista se hallaría incómo-da. En efecto, aunque en su "prácti-ca filosófica" Dewey no fue "reduc-cionista", parecía postular un "reduc-cionismo" en su "programa filosófico":la "reducción" constante de todo lono-natural (o aparentemente no-natu-ral) a lo natural. Pero esta reducciónes practicable solamente por mediode la razón — que es, como trató demostrar Meyerson, "naturalmentereduccionista". Con ello el natura-lismo se convertiría en un neo-racio-nalismo y, por tanto, en un pseudo-naturalismo. Para evitar estas conse-cuencias, los neo-naturalistas aludidoshan tratado de ampliar el marco delnaturalismo. En algunos casos, la"ampliación" de referencia ha sidomuy prudente. Pero en otros ha sidobastante radical. Así, por ejemplo,William R. Dennes, uno de los cola-boradores del antedicho volumen,afirma que mientras las viejas inter-pretaciones naturalistas pensaban entérminos de materia, movimiento yenergía, o inclusive en términos desubstancia y atributo (por tanto, entérminos racionalistas y "estáticos), lasnuevas concepciones piensan en tér-minos de "acontecimientos", cualida-des y relaciones, o de proceso y ca-rácter, esencia y flujo (op. cit., pág.270). Por tanto, el naturalista con-temporáneo cree "(1) que las tres cate-gorías básicas que emplea [proceso,cualidad, relaciones] designan aspectosde seres existentes que son efectiva-mente dados en la experiencia"; que"(2) ningún ejemplo de muchos deestos aspectos existe aparte de ejem-plos de otros aspectos, aun cuando losaspectos puedan distinguirse por una'distinción de razón' "; y que ( 3)

pueden darse ejemplos de los aspec-tos significados por sus términos ca-tegoriales a cualquiera que desee unadefinición de estos términos" (pág.283). Sterling P. Lamprecht dice que"la existencia de Dios en el sentido deuna persona es una posibilidad abier-ta" (pág. 31) y John Hermán Randall,Jr., manifiesta inclusive que el natu-ralismo "debe asimilar los valores au-ténticos de las filosofías personalistasy teístas dentro de su propio pensa-

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NATmiento y actitud científicos, acep-tando lo que es efectivamente válidoen la Vida espiritual' de las grandesvisiones religiosas" (pág. 376). Con locual este neo-naturalismo, al radica-lizar su positivismo, llega a conside-rar como positivos muchos elementosque el naturalismo, ahora ya tradi-cional, estimaba inexistentes en virtudo de su irreductibilidad a "natura-leza" o a causa de su supuesta nopositividad. La única reducción ad-mitida por el nuevo naturalismo es,pues, la reducción de lo sobrenaturala lo natural.

Es justo hacer constar que no todoslos colaboradores del volumen encuestión van tan lejos como los citadosen su rechazo del "naturalismo tradi-cional". Así, por ejemplo, Ernest Na-gel —considerado como uno de los"neo-naturalistas"— ha puesto de re-lieve en trabajos publicados posterior-mente a la aparición del volumen dereferencia que si bien una de las tesisprincipales del naturalismo es la deque hay en el Universo (como unade sus características) una "manifies-ta pluralidad y variedad de cosas, desus cualidades y de sus funciones", yque tal pluralidad y variedad no sonmeras "apariencias", otra de las tesises la del "primado existencial y causalde la materia organizada en el ordenejecutivo de la Naturaleza", de modoque parece postularse aquí un "re-duccionismo". A diferencia del reduc-cionismo "tradicional", sin embargo,Nagel indica que no hay que fiarse

exclusivamente de los supuestos pode-res de la razón, ya que aunque "elorden y conexión de las cosas son to-dos accesibles a la investigación racio-nal, estos órdenes y conexiones no sontodos derivables mediante métodosdeductivos de ninguna serie de pre-misas que la razón deductiva puedacertificar".

Otras tendencias del naturalismocontemporáneo se han basado en lasciencias naturales, que han tomadocomo modelo para su interpretaciónfilosófica. Ya en el naturalismo delsiglo xix se manifestaban diversasvariedades de acuerdo con la orien-tación hacia el tipo de conocimientofísico-matemático o el tipo de cono-cimiento biológico-social. Sin embar-go, el método utilizado —el de lareducción— no quedaba sensible-mente modificado. En cambio, en lasmás recientes tendencias naturalistas

NAT(y sobre todo en la que hemos men-cionado antes) el método es deter-minante y, por lo tanto, no se consi-dera del mismo modo un naturalismocon método racionalista u otro conmétodo preponderantemente funcio-nal. Estas nuevas formas de natura-lismo han sido apoyadas, por lo de-más, por los resultados del evolucio-nismo (VÉASE) emergentista, cuyamás sobresaliente característica esprecisamente el intento de no salirdel marco de la Naturaleza, pero ala vez de admitir inclusive las irre-ductibilidades ontológicas no estáti-cas o dadas de una vez para siempre.La aproximación del naturalismo alevolucionismo emergentista ha sido,así, completada con su tendencia alempleo de métodos funcionales quele han permitido, a su entender, en-contrar una posición intermediariaentre el extremo realismo de lasesencias y de los valores y el puroterminismo de muchos de los posi-tivistas lógicos. En todo caso, realis-mo y terminismo tienen en el nue-vo naturalismo las características deser simplemente métodos. Ahora bien,si las nuevas corrientes naturalistasrechazan, como hemos visto, el re-duccionismo, una distinción entre na-turalismo y no-naturalismo no es yatan radical como Dewey supone.En todos habría un intento de supera-ción del racionalismo tradicional, con-siderado, según indica J. B. Pratt,como investigación del mundo deesencias a diferencia de la investiga-ción del mundo de las existencias(Naturalism, 1939, pág. 17). Todo el"neonaturalismo" podría ser conside-rado, para emplear el vocabulario deGilson, como una de las reaccionescontemporáneas de "la existencia con-tra la esencia", en particular la "esen-cia" tal como fue defendida por to-dos los que intentaron reducir larealidad a razón.

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NAUFRAGIO. El término 'naufra-gio' ha sido empleado por Ortega yGasset numerosas veces para descri-bir uno de los modos de ser de lavida humana — lo que podríamos lla-mar "categorías vitales". Entre losmuchos textos al efecto elegimos el si-guiente, que procede de su trabajo"Pidiendo un Goethe desde dentro"(1932), reimp. en Obras completa»,IV, 395-420: "La vida es en sí mis-ma y siempre un naufragio. Naufra-gar no es ahogarse. El pobre huma-no, sintiendo que se sumerge en elabismo, agita los brazos para mante-nerse a flote. Esa agitación de losbrazos con que reacciona ante su pro-pia perdición, es la cultura — un mo-vimiento natatorio. . . La concienciadel naufragio, al ser la verdad de lavida, es ya la salvación."

La idea de la vida como naufragio,y en particular la idea de que la cul-tura es algo que el hombre hace parasostenerse a flote, aparece ya en Or-tega en 1914 (O.G., I, 354-6). Lue-go ha sido reiterada, y precisada, er»diversas ocasiones; así, además deltexto citado, tenemos: O.G., IV, 321(1930); V, 472 (1932); V, 24 (1933);IV, 254 (1950). Hay otros pasajes,pero consideramos éstos suficientes.

La idea orteguiana del "naufragio"ofrece cuando menos dos aspectos es-trechamente relacionados entre sí: (1)

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NAUUna noción que podríamos llamar "vi-tal" de la cultura, es decir, la nociónde que la cultura no se basta a símisma, sino que se justifica solamenteen cuanto sostiene vitalmente al hom-bre. Por eso la cultura puede ser "ner-viosa" o "adiposa", "auténtica" o "in-auténtica". (2) Una noción de la vidahumana como un estar originariamen-te perdido o, mejor dicho, como elproblema de sí misma. La vida hu-mana busca un saber que es prima-riamente el "saber a qué atenerse", ycon este saber se entreteje la culturao, si se quiere, este saber es radical-mente hablando la cultura misma.

Karl Jaspers ha usado el términoScheitern (Philosophie, III, págs. 219y sigs.), que en la versión española{Filosofía, tomo II, págs. 603 y sigs.)ha sido traducido por 'fracaso', peroque podría traducirse por 'naufragio'.En efecto, el Scheitern de que hablaJaspers es un "término último"; noes, pues, creemos, propiamente un"fracaso", sino más bien una "frus-tración" y un "naufragio". Jaspers in-dica que el mundo "naufraga" comorealidad empírica en la "orientaciónen el mundo"; que el "ser-sí-mismo-en-sí" de la existencia naufraga en la"sclaración existencial"; que el pensa-miento naufraga en la trascendencia.Que hay aquí un naufragio (y unafrustración) más bien que un fracasopropiamente dicho, se advierte enotras expresiones usadas por Jasperspara describir los modos de ser delas diversas "realidades"; entre estasexpresiones destaca la de "no podersostenerse por sí mismo", y ello obvia-mente es algo que corresponde al mo-do de ser que es el naufragar.

NÁUSEA. En su novela La náusea(La nausee [1938] ) Jean-Paul Sartreintrodujo una descripción de "la náu-sea" de la que se ha hecho uso fre-cuente para caracterizar el exietencia-lismo en general y la filosofía existen-cíalista de Sartre en particular. Elprincipal personaje de dicha novela,ïloquentin, escribe que ha tenido "unailuminación" y que ésta consiste endescubrir lo que quiere decir 'exis-tir*. Antes había pensado (o supues-*o) que la existencia era algo vacíoque se añadía a las cosas desde fue-ra. Ahora comprende que lu existen-cia no es ninguna categoría abstracta,sino "la masa" de la cual están hechaslas cosas. Las cosas mismas se desva-necen para desvelar It existencia. Las

NAUcosas y sus relaciones parecían algoarbitrario y sobrante; todo, incluyendoel propio Roquentin, le parecía a éstesobrante. Lo cual era "absurdo". Pe-ro en este absurdo se encontraba "laclave de la Existencia, la clave de misNáuseas, de mi propia vida". Era ab-surdo, porque no se explicaba. Elmundo de las explicaciones era distin-to del de la existencia. Un círculo seexplica, pero no existe. Esa raíz queyo veo, en cambio, existe en la me-dida en que no puede explicarse. "Loesencial —escribe Roquentin— es lacontingencia. Quiero decir que, pordefinición, la existencia no es la ne-cesidad . . . Ningún ser necesario pue-de explicar la existencia; la contin-gencia no es un falso semblante, unaapariencia que se puede disipar; es loabsoluto y, por tanto, la perfecta gra-tuidad. Todo es gratuito; este jardín,esta ciudad y yo mismo. Cuando unoacaba por darse cuenta de ello, elcorazón queda oprimido y todo em-pieza a flotar.. . : he aquí la náusea."

Como Sartre trata sólo brevementede la náusea en El ser y la nada(L'Être et le Néant [1943] ), y como,además, en esta última obra se refie-re a la náusea específicamente como"náusea corporal" (o del "En-sí" encuanto cuerpo), se ha dicho a vecesque se trata de una simple manifes-tación literaria del pensamiento exis-tencialista sartriano. Hay en ello algode cierto por lo menos en un punto:en que no se puede reducir dicho pen-samiento al "sentimiento fundamentalde la náusea" (y de lo absurdo), porrazones análogas por las que no sepuede reducir el pensamiento de Hei-degger (inclusive sólo el del "primerHeidegger") al "sentimiento funda-mental de la angustia" revelador dela nada, o al "sentimiento fundamen-tal del aburrimiento profundo" reve-lador del ser. Sin embargo, "la náu-sea" desempeña un papel fundamen-tal por ser uno de los modos como el"En-sí" reacciona ante el descubri-miento de la "esencial contingencia"del mundo y de sí mismo.

NAUSIFANES DE TEO (//. ca.300 antes de J.C) ha sido considera-do durante un tiempo como un filó-sofo de tendencia atomista que fuemaestro de Epicuro, pero ello se es-tima hoy harto improbable; lo queparece cierto es que Nausifanes deTeo fue uno de los primeros discípu-los de Pirrón (VÉASE) y que transmi-

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NECtió a Epicuro noticias de las doctrinaspirrónicas, que interesaban grande-mente al filósofo atomista. Nausifa-nes defendió como ideal ético la lla-mada acataplexia o imperturbabilidad,muy semejante a la ataraxia (VÉASE)pirrónica.

Noticias sobre N. en Diog. L. 64,69, 102. — Véase S. Sudhaus, "Nau-siphanes", Rheinisches Museum,XLVIII (1893), 321-41. — Id., id.,"Exkurse zu Philodem", Philologus,LIV (1895), 80-92, especialmente88-92.

NECESIDAD. Examinamos en esteartículo el concepto de necesidadprincipalmente desde el punto devista ontológico y metafísico. Refe-rencias más precisas a la necesidaden sentido lógico se encuentran enModalidad (VÉASE). Algunas de lascuestiones planteadas por la necesi-dad en sentido real se encuentranen Determinismo (v. ).

Tanto algunos presocráticos (porejemplo, Anaxágoras, Demócrito) co-mo Platón emplearon el concepto denecesidad. Pero sólo Aristóteles diosobre él precisiones suficientes. Unpasaje particularmente iluminativo alrespecto se encuentra en Met., Λ VII1072 b sigs. Según el Estagirita, elconcepto de lo necesario tiene los si-guientes sentidos: (1) la necesidad re-sulta de la coacción; (2 ) la necesidades la condición del Bien; (3) es nece-sario lo que no puede ser de otro mo-do y lo que, por consiguiente, existesolamente de un modo. El sentido ( 3 )es el más pertinente para nuestro pro-pósito y el que ha ejercido más largainfluencia. Mediante el mismo pode-mos distinguir entre la necesidad,ανάγκη, y el destino (ν.), ειμαρμένη,así como entre lo que sucede por ne-cesidad, κατ'ανάγκην, y lo que tienelugar por accidente, κατά συμβεβηχός.Ahora bien, aun reducida al sentido(3), la noción de necesidad puede en-tenderse de dos maneras: (a) como ne-cesidad ideal y (b) como necesidadreal, (a) expresa encadenamiento deideas; (b) , de causas y efectos.

Es frecuente en muchos filósofospasar de la necesidad ideal a la realy viceversa. En el primer caso sesupone que hay una razón que rigeel universo. En el segundo, que elriguroso encadenamiento causal pue-de expresarse en términos de necesi-dad ideal. Para evitar estas confu-siones, los escolásticos propusieron

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NECconfrontar la noción de necesidadcon otras nociones modales (enten-didas en sentido ontológico) y dis-tinguir entre varios tipos de necesi-dad. En lo que toca al primer puntoafirmaron que la necesidad incluye laposibilidad (v. ), es contradictoriacon la contingencia (v.), y es con-traria a la imposibilidad. En lo quese refiere al segundo punto, propu-sieron varias distinciones en el con-cepto de lo necesario — definidocomo lo que es y no puede no ser,quod est et non potest non esse. Enprimer lugar, hay la necesidad lógica,la física y la metafísica. En segundolugar, hay la necesidad absoluta (lonecesario simpliciter, άναγχ.3ίον άτυλώς)y la necesidad relativa, condicionadaO hipotética ( άναγκαϊον εξ υποθέσεως ).En tercer lugar, hay la necesidadcoactiva y la necesidad teleológica.Finalmente, hay la necesidad determi-nada por el principio mismo de quelo necesario deriva: de la forma, de lamateria, etc. Con lo cual se estableceuna gradación entre formas de necesi-dad que van de lo absoluto a lo máscondicionado, y aun que permiten in-clusive comprender la necesidad con-dicionada como una atenuación de laabsoluta. En verdad, sólo de Dios sesuele decir que no puede ser que nosea, mas ese non potest non essese refiere a algo más que a su cons-titución formal. Pues los principiosy las verdades eternas son tam-bién —cuando menos para las di-recciones "intelectualistas"— necesa-rios; aun cuando sean para las direc-ciones más voluntaristas dependientesde la "arbitrariedad" divina (véaseDios).

Por lo general, la época modernaentiende la necesidad en un sentidopreponderantemente ideal-racionalis-ta, de tal modo que, más bien quedistinguir entre la necesidad absolutay la condicionada, distingue entre laideal y la real, y atribuye a la pri-mera un carácter absoluto (primeropara la mente, y luego para la cosamisma). En Descartes, esto se haceposible por haber situado previamen-te a Dios fuera de la esfera de lanecesidad propiamente dicha: Diosno hace lo que hace por concordarconsigo mismo, sino porque su hacerlibérrimo crea el ámbito de cualquierposible concordancia. Así, la necesi-dad es, en último término, la tramaideal dentro de la cual son dados,

NECuna vez puestos, los principios y lasconsecuencias. En Spinoza, lo nece-sario es forzosamente, porque es con-tradictorio su no ser. De ahí su defi-nición de 'necesario': necessarium estid quod nulla rationae causa datur,quae impendit, quominiis existât (Eth.,I, prop. XI), definición tautológicasólo si no se tiene en cuenta que la de-finición del campo ideal se superponeexactamente en dicho autor con loque ocurre en el campo real. En suintento de fundir las concepcionesmodernas con las distinciones anti-guas, Leibniz distingue más bien en-tre los conceptos de necesidad meta-física o absoluta; lógica, matemáticao geométrica; física o hipotética, ymoral o teleológica. La primera nece-sidad lo es por sí; la segunda lo esporque lo contrario implica contra-dicción; la tercera, porque hay rigu-roso encadenamiento causal condicio-nado por un supuesto dado; la última,porque el acto necesario se deriva dela previa posición de fines. No hacefalta decir que la escuela de Wolffintentó reducir también aquí las di-versas acepciones al concepto racio-nal, y la definición de lo necesario,tanto absoluto como condicionado, aaquello cuyo contrario implica con-tradicción (Wolff, Ontología, § 279).Por otro lado, las tendencias llamadasempiristas descubrieron en la nece-sidad algo muy distinto tanto de unconcepto abstracto como de un prin-cipio ontológico; como toda idea, lanecesidad tiene que surgir de unaimpresión, de una representación, yde ahí que para Hume la necesidadsea resuelta últimamente en una cos-tumbre. Kant intenta mediar entreestos opuestos con su teoría de lanecesidad como categoría de la mo-dalidad, procedente de los juiciosapodícticos; la necesidad se oponeentonces a la contingencia y es "aque-llo en que la conformidad con lo realestá determinada según las condicio-nes generales de la experiencia". Des-pués de Kant, en cambio, y sobretodo en el curso del idealismo ale-mán, el problema de la necesidadha sido tratado más bien al hilo delproblema de la libertad: lo que enel artículo correspondiente se ha di-cho sobre ésta puede examinarse paracomprender aquélla.

Entre los filósofos contemporáneosque se han ocupado del problemade la necesidad (en sentido ontoló-

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NECgico) destaca Nicolai Hartmann. Dis-tingue este filósofo (Cfr. Möglichkeit·und Wirklichkeit, 1938, págs. 42 ysigs.) entre los siguientes tipos de ne-cesidad: (A) La necesidad lógica, quetiene la forma del "si-entonces", auncuando el "si" sea incondicionado.(B) La necesidad esencial, que serefiere a todo el dominio del serideal, donde la estructura lógica for-mal representa un mero "corte". Estanecesidad esencial se opone a lo ac- ·cidental, pues aunque arraiga en el.ser ideal no se limita a él, sino quese extiende por el orbe de lo real.Pero también vale para esta necesi-dad la independencia del último fun-damento. (C) La necesidad cognosci-tiva, que depende de la lógica, auncuando no consiste en una "necesidadde la intelección", sino en la "intelec- ·ción de la necesidad". Por eso talnecesidad es tratada como una cate- ·goría modal especial. (D) La necesi-dad real, a veces identificada con lacausal, aun cuando ésta sea sók>'una manifestación de aquélla. Enefecto, hay entre las cosas otras co-:

nexiones reales además de las físicas(las orgánicas, las estructurales, etc.).:

Sin embargo, el propio Hartmann re- ·conoce que desde el punto de vistaontológico son fundamentales única-mente —por ser "modos de ser"primarios— la necesidad real y laesencial.

O. Liebmann, "Drei Arten der Not-wendigkeit", en el tomo Gedankenund Thatsachen, I, 1883, págs. 1-45,— Jacques Chevalier, La notion A*nécessaire chez Aristote et ses prédé-cesseurs, 1915. — Guy Jalbert, O. F.I., Nécessité et contingence chez saintThomas d'Aquin et chez ses prédéces-seurs, 1961. — C. J. Ducasse, Causa/-tion and thé Types of Neccessity,1924. — G. Stammler, Notwendig-keit in Natur- und Kulturwissen-schaft, 1926. — Nicolai Hartmann,Zur Grundlegung der Ontologie,1935. — Jean Laporte, L'idée de né-cessité, 1941. — Albert Hofstadter,"Six Neccesities", The Journal of Phi-losophie, LIV (1957), págs. 597-6I3:

[conceptos de necesidad lógica, lin-güística, óntica, física del imperativohipotético y del imperativo catégorie,co]. — Para la noción de necesidaden lógica véase la bibliografía de MO-DALIDAD.

NECESITARISMO. Se ha dado aveces este nombre —más usado o*inglés (Necessitarianism) que en es-pañol o en otras lenguas— para desig-

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NEGmar las doctrinas según las cuales todoïo que acontece, acontece necesaria-mente no habiendo margen para elazar. Los partidarios del necesitaris-mo pueden ser llamados "necesitaris-tas", o también "necesitarios" — esteúltimo vocablo, en contraste con "li-bertarios" cuando 'libertarios' se usano para referirse a los anarquistas, si-no a los partidarios de cualquier sis-tema en el cual no sólo se admite lalibertad (o el libre albedrío), sino quese otorga a la libertad (o, según loacasos, al libre albedrío) un puesto cen-tral en el correspondiente sistema.

El necesitarismo puede adoptar di-versas formas. Una de ellas es el fa-talismo (VÉASE), cuando la necesidades identificada con el fatum, hado odestino. Otra de ellas es el determi-nismo (v. ), cuando la necesidad esidentificada con la determinación, ymuy especialmente con la determina-ción de índole causal. En rigor, elvocablo 'necesitarismo' puede em-plearse con ventaja para referirse acualesquiera sistemas en los que se dauna importancia capital, y hasta ex-clusiva, a la noción de necesidad parala explicación de todos los fenómenos,naturales o no naturales, pudíendo lue-go especificarse en qué sentido se en-tiende 'necesidad' y usarse entoncesotros nombres como variantes del ne-cesitarismo.

NEGACIÓN. En el artículo Nega-tivo (VÉASE) nos hemos referido aluso de este término en las expresio-nes 'proposición negativa" y 'juicionegativo', tan corrientes en la lógicatradicional. Aquí trataremos en gene-ral del concepto de negación. Aun-que tal análisis será primariamentelógico, mencionaremos también, comocomplemento a lo dicho en el artículoNada (v.), algunas de las cuestionesmetafísicas (o, según algunos autores,"pre-lógicas") suscitadas por dichoconcepto.

Negación es, ante todo, el nombreque recibe la conectiva singular 'no'.Esta conectiva es simbolizada por' ~ ', de modo que

~pse lee:

no py puede tener como ejemplo:Sócrates no es japonés,forma idiomática de las expresiones:

No (Sócrates es japonés)

NEGNo es el caso que Sócrates sea ja-

ponés.Algunos autores proponen como

signo ' — ', también antepuesto a lafórmula o fórmulas que son negadasasí, por ejemplo: ' — p '. Otros uti-lizan ' — ' sobrepuesto a las letrassentencíales que son negadas; así,por ejemplo: 'pVq'(noponoq}oa toda la fórmula; así, por ejemplo:'pVq' (no ρ ο q). Algunas (pocas)veces se ha empleado un acento, ' ' ',después de la letra; así, por ejemplo:'p ''. En la notación de Lukasiewicz,' — 'es representado por la letra 'N'antepuesta a las fórmulas; así, ' — p 'se escribe 'Np', Observemos que enla notación de Hilbert-Ackermann' — 'es usado como signo de equi-valencia.

' — ' sobrepuesto a las letras o sím-bolos que representan clases, es usa-do como signo del complemento (onegación) de tales clases. El mismosigno sobrepuesto a las letras o sím-bolos que representan relaciones, esusado como signo del complemento(o negación) de tales relaciones. Véa-se COMPLEMENTO.

En la lógica sentencial la doblenegación se escribe yuxtaponiendoa un signo ' — ' otro signo ' — '. Así,la ley de doble negación, que es unade las leyes de la lógica sentencialse formula: 'p =~~p'. En la ló-gica de clases y relaciones se sobre-ponen dos rayas horizontales encimadel símbolo o símbolos; por ejemplo:Ā, Ī, etc.

Como hemos visto en el artículosobre las Tablas de verdad, la tablade verdad en la lógica bivalente para' — p ' da efe si el valor de verdad 'p'ha sido indicado por ve, y ve si elvalor de verdad de 'p' ha sido in-dicado por efe. Para la tabla de ver-dad de ' — p' en una lógica trivalen-te, véase POLIVALENTE.

El lector habrá observado ya quehay una diferencia entre el modo co-mo se ha introducido aquí la nega-ción lógica y el modo como se hadescrito en el artículo Negativo. Enefecto, en el presente artículo la ne-gación se expresa mediante un signoantepuesto a una fórmula y que pue-de traducirse por la expresión 'No esel caso que' antepuesta a cualquierenunciado de cualquier parte de lalógica: sentencial, cuantificacional,etc. En el artículo aludido, en cam-bio, la negación se refiere a la có-

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NEGpula. Este es, dicho sea de paso,uno de los motivos que nos han im-pelido a escribir dos artículos dis-tintos sobre un tema por lo demássimilar.

Entre los signos usados en la ló-gica hay dos que reciben los nom-bres de negación conjunta y negaciónalternativa. El primero de tales sig-nos es ' 4- '; el segundo ' | '. Remiti-mos a lo dicho sobre ellos en el ar-tículo Conectiva; allí hemos indicadosu modo de leerlos, ejemplos de losmismos y diversos modos de definirmediante ellos otras conectivas.

Volvamos ahora a la conectiva ' ~ '.Ésta figura, ya sea como signo pri-mitivo, ya como signo definido, enla mayor parte de los cálculos lógi-cos. Pero hay ciertos cálculos de losque '~' ha sido excluido. El ejem-plo más eminente de ellos lo tenemosen la lógica intuicionista (véase IN-TUICIONISMO). Según ella, una enti-dad matemática existe sólo cuandopuede ser (intelectualmente) cons-truida. Las proposiciones sobre enti-dades matemáticas no existentes ca-recen, pues, de sentido. Por eso di-cen los intuicionistas que la nega-ción no es una actividad matemática,sino pre-matemática. Ello no signi-fica que el intuicionista desarrolle suactividad matemática en una formaazarosa, abierta siempre inesperada-mente a la posibilidad de construirentidades matemáticas antes exclui-das (o simplemente no tratadas);cuando se deriva una contradicciónde la suposición de que una propo-sición matemática es verdadera, hayque eliminar tal proposición. La ex-clusión intuicionista de la negaciónestá, pues, ligada a un cierto modode interpretar la noción de existen-cia de las entidades matemáticas.

Notemos, sin embargo, que la ac-titud de los intuicionistas frente alproblema de la negación, aunque ba-sada siempre en las ideas fundamen-tales antes expuestas (y debidas prin-cipalmente a Brouwer), es diversa-mente matizada. En algunos casos laactitud adoptada parece ser todavíamás "radical" que la antes indicada;en otros, en cambio, menos "radical".Ejemplo de lo primero es la matemá-tica intuicionista sin negación elabo-rada por G. F. C. Griss. Según esteautor, la construcción a la cual serefiere Brouwer debe ser efectiva. Nodebemos suponer, pues, ninguna de-

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NEGterminada entidad matemática paraluego excluirla si su construcción con-duce a contradicción. La matemáticaintuicionista sin negación, de Griss,admite una entidad matemática sólosi ha sido construida; únicamentecuando hay un ejemplo de un con-cepto matemático puede admitirse talconcepto. Como consecuencia de ello,en el sistema de Griss sólo tienensentido las proposiciones verdaderas.Ejemplo de lo segundo es el concep-to de "expectación" elaborado porHeyting, un concepto íntimamente li-gado con el de confirmación, puesadquiere sentido en vista de la con-firmación o no confirmación de unaproposición matemática propuesta.

Las nociones hasta aquí analizadasson de Índole lógica y matemática.No deben ser consideradas en nin-gún caso como fundadas en una teo-ría general filosófica o metafísica dela negación. Junto a ellas se han pre-sentado con frecuencia doctrinas quepretenden tener un alcance comple-tamente general. Nos hemos referidoa varias de ellas en el artículo sobreel concepto de Nada (VÉASE); he-mos visto allí que hay inclusive al-gunos pensadores (Heidegger) quedenuncian la "lógica" como impoten-te para decir algo acerca de la nada,pues la nada sería anterior al "no"y a la negación. Completemos ahoraaquella exposición con la referenciaa ciertas doctrinas que aspiran a for-mular una teoría general de la ne-gación.

Una de estas doctrinas es la ela-borada por varias escuelas de la An-tigüedad, principalmente por los elea-tas y los megáricos. Según la mis-ma, todo lo que es, es actual y, porlo tanto, toda proposición que no serefiere a lo que es o que se refierea lo que no es (como las proposicionesnegativas) carece de sentido. Nos he-mos extendido sobre este punto en losartículos Acto (v.) y Posibilidad (v.).Señalemos aquí que, así como en lamatemática aludida de Griss sólo lasproposiciones matemáticas verdaderastienen sentido, en la doctrina referidasólo tienen sentido en general todaslas proposiciones verdaderas.

Otra doctrina es la presentada porHusserl. Este filósofo ha señalado queno hay que buscar el origen de lanegación en el primario juzgar pre-dicativo (el cual constituye, a su en-tender, el tema central de la "gno-

NEGseología de la lógica"), sino que apa-rece ya en su forma primaria en la"esfera pre-predicativa de la expe-riencia receptiva", con lo cual lanegación puede ser definida como"una modificación de la conciencia"— siempre que no entendamos 'con-ciencia' en un sentido meramentepsicológico.

En una teoría de sentido más me-tafísico, Jean Guitton ha indicadoque la negación puede ser examina-da bajo la forma de la privación.Se trata, a su entender, de una ope-ración que sólo aparentemente tieneun carácter lógico o un carácter psi-cológico. En rigor, cuando supone-mos un acto de negación por partede un ente, le atribuimos la condi-ción humana y espiritual, por no de-cir que tal condición puede ser de-terminada muchas veces justamentemediante el acto de la negación, esdecir, de la suposición de la priva-ción ontológica de una realidad quees sustituida imaginativamente porotras realidades consideradas como"habiendo sido posibles". Por eso lle-ga a decir Guitton que "lo propiodel espíritu es ese poder que poseede suponer la inexistencia o la pre-sencia de otra realidad distinta dela que está presente", lo cual su-pone la percepción inteligible del"modelo ontológico" que hace resal-tar en las presencias las ausencias, yen las existencias ontológicas las ca-rencias de la misma índole.

F. Heinemann ha elaborado unadoctrina general de la negación abase de una crítica de diversas po-siciones contemporáneas sobre el pro-blema. Los resultados principales detal doctrina son los siguientes: (1) Lostérminos por medio de los cuales seexpresa la negación —'no' como res-puesta negativa a una pregunta, 'no'como expresión negativa; Ίο negati-vo' y 'la nada'— son símbolos incom-pletos (en el sentido de Russell).(2) 'No' (en las dos formas antesmencionadas) es un signo operacio-nal, esto es, un signo que expresasubstracción; se halla, pues, en el ni-vel pre-lógico, concentrándose en lalógica en el acto de la eliminación.(3) Lo negativo —no-Α; no ser; noexistencia; nada— son ficciones inevi-tables. (4) La negación no es unacategoría y no es anterior a la cate-goría de relación, porque ella mismaes una relación. (5) La negación es,

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NEGsin embargo, una relación significati-va y no una relación entitatíva.(6) La negación es una relación cons-tructiva primitiva, implicada en todadeterminación. (7) La negación esindispensable para una mente finita.(8) La función de la negación es laseparación. (9) La separación es ne-gación lógica y pre-lógica. ( 10) Lanegación carece de significación si serefiere solamente a "alteridad" o adiferencia, pero es plenamente signi-ficativa con auxilio de las leyes decontradicción y del tercio excluso (osu generalización).

Según Eric Toms, hay cuatro con-cepciones fundamentales de la nega-ción: (1) Proposición negada o po-sibilidad negada; (2) Oposición; (3)Diferencia; (4) No existencia, o noser [lo que hemos llamado más bien"Nada" (VÉASE) ]. Dicho autor indicaque ninguna de estas concepcionespuede dar cuenta adecuadamente dela naturaleza de la negación. Sólo laúltima concepción parece capaz dehacerlo, pero ello es una ilusión, puestan pronto como entendemos la nega-ción como "no existencia" o "no ser"surgen las "paradojas de la negación",y especialmente la paradoja que con-siste en explicar, o intentar explicar,la negación por "algo" que "no es".

Finalmente, A. J. Ayer ha llevadoa cabo un análisis de la negaciónque, aunque basada principalmenteen los usos de las expresiones ne-gativas (o supuestamente negativas)en el lenguaje ordinario y en las for-mulaciones de la lógica, tiene asimis-mo un alcance general. Ayer procuradefinir o delimitar la clase de losenunciados negativos. Esta delimita-ción ha sido intentada por variospensadores o escuelas, pero sin ha-ber llegado a resultados satisfactorios.En efecto, ya comienza por resultardifícil la distinción entre enunciadosnegativos y enunciados positivos, porcuanto un enunciado como 'Pancra-cio es el hombre más rico de Badajoz*puede considerarse como equivalenteal enunciado 'No hay nadie en Ba-dajoz que sea tan rico como Pancra-cio'. Ni el punto de vista sintáctico,ni el psicológico ni el semántico re-suelven, según Ayer, la cuestión deun modo completo. Pero, además, nin-guno de estos puntos de vista puederesponder todavía a la cuestión acer-ca de lo que es un enunciado negati-vo. Las diversas doctrinas forjadas

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NEGpara responder a esta última cuestióntampoco pueden ser admitidas. Algu-nos, en efecto, han argüido que cuan-do se formula una expresión negativano se predica nada de nada, ni seadscribe ninguna relación a nada, nise caracteriza de ninguna manera nin-guna realidad. Pero, como advierteAyer, decir de algo que no es algodeterminado, no es simplemente su-primir toda información sobre estealgo: "decir que una descripción noproporciona gran información no esdecir que no es en manera algunauna descripción". Ayer concluye, envista de todo ello, que la diferenciaentre enunciados afirmativos y enun-ciados negativos depende del modocomo se acentúen cada uno de talesenunciados. Así, "un enunciado esnegativo si indica que un objeto ca-rece de una cierta propiedad másbien que indicar la propiedad com-plementaria; un enunciado es nega-tivo si indica que cierta propiedadno es ejemplificada, más bien queindicar que la propiedad complemen-taria es ejemplificada umversalmen-te". En última instancia, pues, la basede la distinción radica en lo que elmencionado autor llama los gradosde especificidad. De este modo, ladistinción entre enunciados afirmati-vos y negativos en términos de gra-dos de especificidad permite deciralgo acerca de la clase de los enun-ciados negativos y, de consiguiente,acerca del problema de la negación.Y aunque esta solución ofrece asi-mismo varias dificultades, no son, se-gún Ayer, tan considerables como lasplanteadas por la mayor parte delas teorías hasta ahora formuladas.

Sobre el uso de la negación enlógica, véanse los tratados menciona-dos en las bibliografías de LÓGICA yLOGÍSTICA. Para la negación en la ma-temática intuicionista, véase la biblio-grafía de INTUICIONISMO. Para la teo-ría de Griss especialmente: G. F. C.Griss, "Negatieloze intuitionistischewiskunde", Verslagen Ned. Ak. v.Wetens, LUÍ (1944), 261-8. — Id.,id., "Negationless Intuitionistic Ma-thematics", Proceedings Kon. Ned.Ak. v. Wetens, IL (1946), 1127-33, LUI (1950), 456-63, LIV (1951),452-71. — Id., id., "Logic of Ne-gationless Intuitionistic Mathematic",ibid., LIV ( 1 9 5 1 ) . — P. C. Gil-more, "The Effect of Griss' Criti-cism of the intu i t ionis t ic Logicon Deductive Theories formalizedwithin the Intuitionistic Logic", ibid.,

NEGLVI (1953), Ser A, 162-3. — A.Heyting, "G. F. C. Griss and HisNegationless Intuitionistic Mathema-tics", Synthèse, IX, 2, N' 2, págs. 91-6. — Aplicación de las teorías deGriss: N. Dequoy, Axiomatique intui-tionniste sans négation de Ία géométrieprojective, 1955. — Veli Valpola, EinSystem der Negationslosen Logik mitausschliesslich realisierbaren Prädika-ten, 1955 [Acta Philosophica Fennica,9], — Para la tesis de Heidegger,obra mencionada en el artículo NADA(ver también el resto de este artículoy su bibliografía). — Para Husserl,Erfahrung und Urteil, 1939, ed. L.Landgrebe 5 21 a (la teoría referidasobre el juicio predicativo en Fórmaleund transzentale Logik, 1929, § 1, delmismo autor). — Las tesis de J. Guit-ton, en L'Existence temporelle, 1949,especialmente págs. 23 y sigs. (trad,esp. : La existencia temporal, 1955).— Para Eric Toms, Being, Negation,and Logic, 1962. Parte I, cap. iv. —Para A. J. Ayer, "Negation", TheJournal of Philosophy, XLIX (1952),797-815, reimp. en la obra del mismoautor, Phüosophical Essays, 1954,págs. 36-65. — Otros trabajos sobreel problema de la negación: J. J. Bo-relius, Ueber den Satz des Wider-spruchs und die Bedeutung der Nega-tion, 181. — Nicolaus Petrescu, DieDenkfunktion der Verneinung: einekritische Untersuchung, 1914. — O.Becker, "Mathematische Existenz",Jahrbuch für Philosophie und phäno-menologische Forschung, VIII (1927),págs. 496 y sigs, [también en ediciónseparada]. — Hans Pichler, "VomWesen der Verneinung und das Un-wesen des Nichtseins", Blätter fûtdeutsche Philosophie, VIII (1934). —Gestrud Kahl-Fuhrtmann, Das Pro-blem des Nicht; kritisch-historischeund systematische Untersuchungen,1934. — Karl Dürr, "Die Bedeutungder Negation. Grundzüge der empiri-schen Logik", Erkenntnis V (1935),205-27. — B. K. Mallik, The Realand the Negative, 1940. — AdharChandra Das, Negative Fací, Nega-tion, and Truth, 1943. — Ed. Morot-Sir, La pensée négative, 1947. — A.N. Prior, "Negative Quantifiers", TheAustralasian Journal of PhilosophyXXXI (1953), 107-23. — G. H. vonWright, On the Logic of Negation,1959 (Societas Scientiarum Fennica.Commentationes Physico- Mathemati-cae, XII, 4).

NEGACIÓN ALTERNATIVA.Véase CONECTIVA, NEGACIÓN.

NEGACIÓN CONJUNTA. VéaseCONECTIVA, NEGACIÓN.

NEGATIVO. Según hemos visto enel artículo sobre la noción de pro-

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NEGposición, las proposiciones negativasson una de las clases en que se sub-dividen las proposiciones simples ( ca-tegóricas, predicativas o atributivas)por razón de la forma o modo deunión del predicado y el sujeto pormedio del enunciado del juicio. Elesquema tradicional más usado pararepresentar las proposiciones negati-vas es 'S no es P', cuyo ejemplopuede ser 'La rosa no es roja". Confrecuencia las proposiciones negati-vas son definidas como una de lasclases en las que se subdividen lasproposiciones por razón de la cuali-dad (VÉASE), pero hay que advertirque casi siempre las expresiones 'ra-zón de la forma' y 'razón de la cua-lidad' tienen el mismo significado. Lodicho de la proposión negativa puedeafirmarse también del juicio negativo.

Se ha discutido varias veces si lanegación de una proposición es o noposterior a la afirmación de la mis-ma proposición. Algunos autores seinclinan por sostener que se puedehablar de proposición negativa sóloen tanto que se trata de la negaciónde una proposición afirmativa; lo ne-gativo sería en este caso posterior(lógica, no psicológicamente) a loafirmativo. Otros autores mantienenque la afirmación tiene lugar sobreun fondo de negación; nos hemos re-ferido a este punto en el artículoNada. Otros, finalmente, señalan quehay coordinación entre proposicionesnegativas y proposiciones afirmativas.Este último punto de vista es el másdifundido.

Ciertos f i lósofos (por ejemplo,Kant) suponen que por razón de lacualidad las proposiciones (o los jui-cios) pueden ser no solamente afir-mativos y negativos, sino también "in-finitos", "indefinidos" o "limitativos".En tales proposiciones el sujeto esexcluido de la clase de los predica-dos a los cuales la proposición serefiere. Esquema de dichas propo-siciones es: 'S es no-P', que Kant yotros (véase CUALIDAD) suponen seruna proposición de forma distinta a'S no es P'. Otros filósofos, en cam-bio (entre ellos Aristóteles) rechazanque haya proposiciones "indefinidas";a su modo de ver, en el esquema'S es no-P' hay una afirmación y nouna negación.

Para el concepto general de nega-ción y los problemas que planteatanto en lógica como en metafísica,

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NELvéase NEGACIÓN. El término 'negati-vo' es usado asimismo en la expresión'teología negativa' a la cual nos he-mos referido en TEOLOGÍA.

NELSON ( L E O N A R D ) (1882-1927) nació en Berlín, se "habilitó"en Göttinga y fue, a partir de 1919,"profesor extraordinario" en la Uni-versidad de Göttinga. Nelson fue elpromotor de la llamada "escuela neo-friesiana", que aspiraba a continuary desarrollar la labor filosófica inicia-da por Fries (VÉASE) y la "escuelafriesiana", especialmente a través delórgano de la escuela: los Abhandlun-gen der Fries'schen Schule. La pri-mera serie de estos Abhandlungen sepublicó de 1847 a 1849, bajo la di-rección de E. F. Apelt, M. J. Schlei-den y otros filósofos, discípulos deFríes (reimp. en l vol., 1962). Lanueva serie fue dirigida por Nelsony apareció de 1904 a 1918. Colabo-radores de esta serie fueron, ademásde Nelson, varios filósofos y psicólo-gos a los cuales nos hemos referido alfinal del artículo FRIES; a ellos pue-den agregarse filósofos y matemáti-cos como J. Bernays, A. Fraenkel, Ju-lius Kraft, etc. Julius Kraft (nac.1898: Die Methode der Rechtstheoriein der Schule von Kant und Fries,1924. — Die "Wiedergeburt" desNaturrechts, 1932. — Von Husserl zuHeidegger. Kritik der phänomenologi-schen Philosophie, 1934, 2» ed., 1959.— Die Unmöglichkeit der Geistewis-senschaft, 1934, 2' ed., 1959 [véaseESPÍRITU, ESPIRITUAL]. — Erkenntnisund Glauben, 1937) continuó laorientación de Nelson y fundó en1937 una continuación de la nuevaserie de los Abhandlungen: la revistaRatio.

Lo más característico del pensa-miento de Nelson es su examen delproblema del conocimiento y del pun-to de partida y método de la filosofía.Según Nelson, es difícil, si no impo-sible, saber cuáles son dichos puntosde partida y método a causa de los"círculos viciosos" que se producen.Supongamos, en efecto, que la filoso-fía sea una busca racional de princi-pios básicos —o supuestos principiosbásicos— destinados a explicar la na-turaleza de la realidad. Estos princi-pios no podrán obtenerse por mediode una inferencia deductiva (ya queentonces no serían básicos) ni tam-poco por medio de una inferencia in-ductiva (ya que esta inferencia pre-

NELsupone justamente los "principios bá-sicos" buscados), ni por medio de laintuición (pues tales principios nopueden presentarse como verdadesevidentes por sí mismas). En vista deestas dificultades, Nelson postuló elmétodo de un "regreso reflexivo" so-bre los supuestos lógicos de los jui-cios corrientes. Tras esto, hay queexaminar su verdad. A tal fin Nelsonse sirvió del método de Fries, en elcual se postula un conocimiento inme-diato (pero no intuitivo). Puede re-currirse, además, a la psicología parala "deducción" de los principios me-tafísicos, y entonces tenemos lo queNelson llamó "deducción psicológi-ca", distinta de la lógica, aunque noincompatible con ella.

Para Nelson, el conocimiento no espropiamente hablando un problema:es un hecho; por eso la psicologíapuede, y debe, dar cuenta de él. Elconocimiento al cual se refiere Nelsonno es, por lo demás, solamente el co-nocimiento de la realidad; es también,y a veces sobre todo, el conocimientode principios de naturaleza ética, po-lítica, jurídica, etc. En la ética, porejemplo, sucede lo mismo que en elconocimiento de la realidad natural.Tratar de averiguar cuáles son losprincipios éticos supremos conduce acírculos viciosos que solamente serompen, o resuelven, en la medida enque se obtiene un conocimiento "in-mediato", y de carácter "psicológico",de tales principios. El contenido dela ética son las acciones humanas, yla ética debe examinar si tales accio-nes se conforman o no al deber. Aho-ra bien, este deber no es una formauniversal vacía, sino una "forma par-ticular"; la unión del realismo con elidealismo, que en la "teoría del cono-cimiento" estaba ya insinuada, quedaconfirmada en la ética y más todavíaen la filosofía política y del Derecho.Nelson mezcla aquí, siguiendo lasinspiraciones de Fries, los problemasde la fundamentación apriórica conel examen de los complexos psicológi-cos, pero se trata de vina mezcla queen vez de conducir a la afirmacióndel carácter sintético de ciertos jui-cios aprióricos, consigue destacar cadavez más la diferencia entre lo ana-lítico y lo sintético. De este modo seinclina por la fundamentación axio-mática, cuando menos de la parteformal de la filosofía del Derecho. Enlo que toca a la parte material, Nel-

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NELson establece una serie de postuladosdestinados a fundamentar todas lasleyes prácticas y a constituir la so-ciedad según bases jurídicas científi-cas y no meramente arbitrarias.

Obras principales: "Die kritischeMethode und das Verhältnis der Psy-chologie zur Philosophie", Abhand-lungen der Fries'schen Schule, N. F.,I ( 1904 ) ( "El método crítico y la re-lación entre la psicología y la filoso-fía"). — "Ueber die nichteuklidischeGeometrie und den Ursprung dergeometrischen Gewissheit", ibid., I(1904) ("Sobre la geometría no eucli-diana y el origen de la certidumbregeométrica"). — "Ist metaphysikfreieNaturwissenschaft möglich?", ibid., I(1904) ("¿Es posible la ciencia natu-ral sin metafísica?"). — "Über dassogenannte Erkenntnisproblem", ibid.,I (1904) ("Sobre el^llamado proble-ma del conocimiento"). — "Die Un-möglichkeit der Erkenntnistheorie",ibid., III (1905) ("La imposibilidadde la teoría del conocimiento"). —"Die Theorie des Interesses", ibid.,IV (1905) ("La teoría del interés").— "Die kritische Ethik bei Kant,Schiller und Fries. Eine Revision ihrerPrinzipien", ibid., IV (1905) "La éti-ca crítica en K., S. y F. Revisión desus principios"). — Kant und dienichteuklidische Geometrie, 1906(Kant y la geometría no-euclidiana).— Ethische Methodenlehre, 1915(Metodología ética). — Vorlesungenüber die Grundlagen der Ethik. I.Kritik der praktischen Vernunft, 1917(Lecciones sobre los fundamentos dela ética, I. Crítica de la razón prácti-ca). — Die Rechtswissenschaft ohneRech. Kritische Betrachtungen überdie Grundlagen des Staats- und Völ-kerrechts, insbesondere über die Lehrevon der Souveränität, 1917 (La cien-cia del Derecho sin Derecho. Conside-ciones críticas sobre los fundamentosdel Derecho público t/ del Estado, es-pecialmente sobre la doctrina de la so-beranía). — Die neue Reformation.I. Die Reformation der Gesinnung.Die Erziehung zum Selbstvertrauen;II. Die Reformation der Philosophiedurch die Kritik der Vernunft, 1918(La nueva reforma. I. La reforma dela actitud. La educación hacia la au-toconfianza. II. La reforma de la filo-sofía mediante la crítica de la razón).— Vom Beruf der Philosophie un-serer Zeit für die Erneuerung desöffentlichen Lebens, 1918 (De la mi-sión de la filosofía de nuestro tiempopara la renovación de la vida pú-blica). — öffentliches Leben, 1918(Vida pública). — Demokratie undFührerschaft, 1920 (Democracia ycaudillismo). — System der philoso-phischen Rechtslehre, 1920 (Sistema

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NEMde la doctrina jurídica filosófica). —Ethischer Realismus, 1921 (Realismoético). — Vorlesungen über dieGrundlagen der Ethik, 3 vols., 1924(Lecciones sobre los fundamentos dela ética). — Die bessere Sicherheit.Ketzereien eines revolutionären Revi-sionisten, 1927 (La mejor seguri-dad. Herejías de un revolucionariorevisionista).

Hay ed. de obras: Sämtliche Wer-ke, incluyendo escritos postumos, va-rios de ellos ed. por Julius Kraft. —·Véase también el volumen Beiträge•zur Philosophie der Logik und Mathe-matik, 1959, con prefacios y Botas porW. Ackermann, P. Bernays, D. Hil-bert [reimp. de varios trabajos de L.N., incluyendo las "Bemerkungenüber die nicht-Euklidische Geome-trie" (véase supra)].

Véase A. Kronfeld, "Zum Gedächt-nis L. Nelsons", Abhandlungen derFries'schen Schule, N. F. 5. — B.von Selchow, L. N., ein Bild seinesLebens, 1938, ed. W. Eichler y M.Hart. — O. W. von Tegelen, L. Nel-sons Rechts- und Staatslehre, 1958[Schriften zur Rechtsl. und Politik,13]. — Véase en el artículo sobreFries la bibliografía sobre la escuelaneofriesiana.

NEMESIO (fl. 400), obispo deEmesa (Fenicia), uno de los Padresgriegos y uno de los filósofos de lallamada escuela de Alejandría (VÉA-SE) del neoplatonismo (v.), apro-vechó muchos conceptos de esta ten-dencia para la elaboración de un pen-samiento neoplatónico-cristiano en elcual, sin embargo, se rechazaban to-dos aquellos rasgos (por ejemplo, elemanatismo), incompatibles con lascreencias. Nemesio se ocupó sobretodo de antropología filosófica en sen-tido cristiano en su obra Sobre la na-turaleza del hombre, Περί φύσεως άν-θρώχου, una obra que tiene, al pare-

cer, antecedentes en la tradición delestoicismo medio, así como de losconceptos de destino y providencia.Estos últimos fueron tratados porNemesio en un sentido parecido alde Hierocles de Alejandría —cuyotratado sobre el mismo asunto parecehaber utilizado—, con insistencia so-bre el predominio del segundo sobreel primero, pues la providencia co-rresponde al carácter personal deDios mientras que el destino es enti-dad impersonal. Nemesio discute ensu obra las opiniones de muchos filó-sofos antiguos sobre el hombre y supuesto en el universo, y se adhiere aalgunas de ellas (por ejemplo, a la

NEOteoría platónica de la preexistencia delas almas, y a las doctrinas aristotéli-cas sobre las facultades del alma),rechazando otras por estimarlas in-compatibles con los dogmas cristia-nos. Nemesio presenta al hombre co-mo un ser que media entre el mundosensible y el mundo inteligible, parti-cipando de ambos en la forma de unaespecie de "planta celeste".

La obra de Nemesio ejerció bastan-te influencia en la Edad Media, sien-do traducida al latín dos veces, y otrasdos durante el Renacimiento. Entrelos autores en quienes ejerció influen-cia se cuenta San Juan Damasceno.

Ediciones: De natura hominis, ed.C. F. Marthae, Halae, 1802; ed. C.Holzinger, Lipsiae, Pragae, 1887, yC. J. Burkhard, Vind., 1891, 1892,1896, 1901, 1902. — También Mig-ne, Patrología Graeca, XL, 504-817.— Véase M. Evangelides, N. undseine Quellen, 1882 (Dis.). — B.Domanski, Die Lehre des Nemesiosüber das Wesen der Seele, 1887(Dis.). — Id., id., Die Psychologie desN. von E., 1900 [Beiträge zur Ge-schichte der Philosophie der Mittelal-ters, III]. — D. Bender, Untersuchun.gen zu N. von Emesa, 1898 (Dis.).W. Jaeger, N. von Emesa. Quellen-forschungen zum Neuplatonismus undseinem Anfänge bei Poseldonios,1914. — H. A. Koch, Quellenuntersu-chungen zu N. von Emesa, 1921. —F. Lammert, "Hellenistische Medizinbei Ptolemais und Nemesios. EinBeitrag zur Geschichte der christli-chen Anthropologie", Philologus,XCIV (1940), 125;141. — E. Skard,"Nemesios-Studien", Sumbolae Oslo-enses, XV/XVI (1936), 23-43; XVIINEMOHONCE. (VÉASE);HIPOLITUS OLEJNIZAK.

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NEOCONFUCIONISMO. VéaseCONFUCIONISMO, FILOSOFÍA CHEMA.

NEOCRITICISMO. Ha sido fre-cuente llamar a la filosofía de Kant,"filosofía crítica" y también "criticis-mo" (v.). Estos dos últimos nombresse han usado asimismo para designarel kantismo (v.) y también la "acti-tud crítica" propia de ciertas tenden-cias en la época moderna. El término'neocriticismo' ha sido usado a vecescomo equivalente a "neokantismo". Aveces se ha restringido el uso de 'neo-kantismo' para designar el neokantis-mo alemán, desde el movimientollamado "vuelta a Kant" (Otto Lieb-mann y otros) hasta el neokantismo

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NEOde las escuelas de Badén y Marburgo.En este último caso se ha usado amenudo 'neocriticismo' para designartodo el movimiento neokantiano, tan-to el alemán como el italiano, el fran-cés, el inglés, etc. Algunos han llama-do "neocriticismo" al neokantismo fue-ra de Alemania. Otros han llamado"neocriticismo" específicamente alkantismo o neokantismo francés e ita-liano. Los kantianos y neokantianosfranceses e italianos se han calificadoa sí mismos muchas veces de "neo-criticistas". También se ha equipara-do "neocriticismo" a la llamada "crí-tica filosófica" en el sentido deRenouvier y otros autores francesesde la época.

Como puede verse, 'neocriticismo'es un vocablo que ha sido usado, ysigue siendo usado, para designar di-versas tendencias filosóficas más omenos afectas a la renovación del kan-tismo o por lo menos interesadas entratar problemas suscitados por vezprimera por las "Críticas" kantianas,y especialmente por la Crítica de larazón pura. En vista de esta diversi-dad de significados, conviene indicaren cada caso a qué tipo de criticis-mo, kantismo o neokantismo se refie-re el vocablo 'neocriticismo", o bienemplear simplemente 'neocriticismo'en un sentido muy general para de-signar todo el movimiento neokantia-no desde mediados del siglo xrx hastala fecha, y especialmente desde 1870hasta comienzos de la primera guerramundial.

NEOESCOLÂSTICA. El movimien-to llamado "neoescolástica", o "neo-escolasticismo", es decir, la renovaciónde la escolástica (VÉASE) dentro delpensamiento moderno, y especialmen-te durante los siglos xrx y xx, puedeser considerado como un movimientomás amplio que el llamado "neoto-mismo", si bien este último dio ori-gen a la neoescolástica y ha consti-tuido hasta el presente la parte máscentral e importante de ella. En elartículo NEOTOMISMO tratamos de larenovación de la escolástica en la for-ma del tomismo; en el presente ar-tículo trataremos sobre todo de losproblemas suscitados por la neoesco-lástica, de las actitudes adoptadasfrente a ella, de las posiciones de losneoescolásticos en general frente a la"filosofía moderna" y de diversas ten-dencias neoescolásticas.

Durante mucho tiempo hubo gran

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NEOdivergencia de opiniones respecto alvalor de una renovación escolástica,así como respecto a la posición de laneoescolástica frente al pensamientomoderno — y también respecto alpuesto que la tradición escolástica hatenido en el pensamiento moderno.Muchos autores modernos o, en todocaso, no escolásticos han negado todovalor a la tradición escolástica y hanconsiderado todo intento de resurrec-ción o revalorización de la misma co-mo una "detención" en la marca del"progreso" filosófico. Muchos autoresneoescolásticos, por otro lado, hanafirmado que la filosofía moderna hasido un "error" y hasta una especiede "degeneración" en el desarrolloarmónico de una philosophia peren-nis. Pero estas posiciones extremasfueron luego abandonadas en favorde una mayor inteligencia mutua. Enefecto, mientras muchos neoescolásti-cos han encontrado en la filosofía mo-derna y contemporánea elementoscoincidentes que no se pueden fácil-mente desdeñar, muchos filósofos noescolásticos, a su vez, han redescubier-to tras su propia meditación elemen-tos de la escolástica. El interés históri-co-filosófico ha trabajado también enfavor de la moderación. Más todavía:diversas investigaciones han acentua-do el importante papel desempeñadopor la escolástica clásica en el ori-gen y desenvolvimiento de la filosofíamoderna, tendiéndose de este modoun puente entre dos períodos que enlos siglos xvra y xrx se solían con-siderar como completamente separa-dos. La filosofía escolástica clásica noha sido ya desde entonces un "extra-ño interludio". Y, por lo tanto, laneoescolástica no ha podido ser con-siderada tampoco como una mera re-viviscencia de lo definitivamente pa-sado. El estudio de la influencia dela escolástica sobre Locke (Küppers,Jaspers), sobre Spinoza ( Freudenthal),sobre Descartes (Gilson, Koyré, Hert-ling), sobre Gassendi (Pendzig), so-bre Leibniz (Rintelen) y otros auto-res ha contribuido notablemente aesta mutua comprensión. A su vez,los filósofos neoescolásticos han teni-do que enfrentarse con el "problema"de la filosofía moderna y estudiar afondo el contenido y significaciónde esta filosofía. En el artículo acercade la Escolástica hemos intentadodefinir brevemente las tres posicionestípicas asumidas al respecto. Digamos

NEOsólo por el instante que de ellas pa-rece haber quedado descartada laactitud extrema de un rechazo glo-bal de la filosofía moderna y que,por consiguiente, aun los más purosdefensores del movimiento escolásticoy neoescolástico no se han creídodispensados, sino todo lo contrario,de un estudio atento de las manifes-taciones de tal filosofía.

Ateniéndonos ahora al problemade la estructura interna del movi-miento neoescolástico, señalemos loque constituye, a nuestro entender,los principales caracteres comunes dela tendencia.

(1) Ante todo, el intento de revalo-rizar para un presente el contenido dela tradición filosófica y teológica, des-pués de un parcial olvido de sus ri-quezas. Esta revalorización era tam-bién ambicionada por otros. En efecto,filosofías cada vez más influyentesatacaban por doquiera el escepticismoempirista, tanto mediante el recurso al"sentido común" como por la acen-tuación del valor de la vida interior ydel esplritualismo. Pero estas corrien-tes o pertenecían decisivamente a las"doctrinas modernas" o bien se "des-viaban" pronto hacia un racionalismoo hacia un sensualismo. El cruce sobreel abismo abierto entre la fe y la ra-zón sólo parecía poder lograrse, pues,mediante la justificación de ambas pormedio de un cuerpo de doctrina orgá-nica y, por lo tanto, mediante un pen-sar que evitara por igual los escollosdel racionalismo y del tradicionalismo,del ontologismo y del fideísmo. Laatención a la escolástica clásica pare-ció entonces inevitable. Ahora bien,dos tendencias pugnaban por impo-nerse. Por un lado, se predicaba unarenovación que tendiese a apaciguarlas diferencias internas y a presentar-se ante el movimiento moderno y antelas doctrinas consideradas como hete-rodoxas o posiblemente heterodoxascomo algo esencialmente armónico ycompacto. Las razones de tal "armo-nismo" eran obvias. A la altura desdela cual se contempla la tradición, po-día aparecer, en efecto, como mezqui-na la insistencia en la división de lasescuelas clásicas. Tomismo, escotismo,occamismo, suarismo —para limitar-nos a cuatro de las grandes "vías"—no desaparecían completamente, peropodían absorberse en una unidad decarácter ecléctico, que se preocupasetan sólo de no caer en extremos que

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NEOpudiesen disolver la tradición misma— así, y principalmente, de no recaeren el nominalismo o el realismo ex-tremos, lo que, dicho sea de paso,condujo una vez más al realismo mo-derado y a la preponderante influen-cia del tomismo. Por otro lado, erael tomismo, bajo la forma del neo-tomismo (VÉASE), lo que con mayorahinco e insistencia se predicaba porparte ya de quienes más se empeña-ban en la renovación neoescolástica.Cierto que inclusive algunos neoto-mistas, como M. de Wulf, pusieronde relieve la necesidad de no escin-dir demasiado pronto el movimientoneoescolástico. "Pues el neotomismo—dice de Wulf—, como también laexpresión neoescotismo, o cualquierotro vocablo que recuerde a un granfilósofo medieval, ofrece el defectode asimilar demasiado estrechamentela filosofía nueva con el modo depensar de un determinado personaje."Pero aun dentro de quienes, a causade su mayor atención por las comple-jas ramificaciones de la filosofía me-dieval, rechazaban una definición de-masiado angosta de la neoescolástica,la tendencia a la vía tomista eranotable. Así ocurre con la obra dereconstrucción de una serie de tra-tadistas que son ya clásicos dentrodel movimiento y que, aunque notodos estrictamente tomistas (y auncomo muchos jesuítas, predicando yrestableciendo el suarismo), no sontampoco ni mucho menos ajenos alparalelo desarrollo del neotomismodentro de la neoescolástica. Para nomencionar sino algunos (a que noshemos referido también en parte enel artículo sobre el NEOTOMISMO),nos limitaremos a señalar los nombresde L. Taparelli d'Azeglio (1793-1862[v.]), M. Liberatore (1810-1892 [v.],Gaetano Sanseverino (1811-1865 [v.]),Salvatore Tongiorgi (1820-1865), Do-menico Palmieri (1829-1909), Alber-to Lepidi (1838-1922), T. M. Ziglia-ra (1833-1893), etc., en Italia; Rosset(t 1892), Grandclaude (t 1900), Al-bert Farges (1848-1926), en Francia;Franz Jakob Clemens (1815-1862),Mathias Schneid (1840-1893), PaulHaffner (1829-1899), F. von deMorgott (1829-1900), Albert Stöckl(1823-1895), Joseph Kleutgen (1811-1883 [v.], A. Lehmann (1847-1910),Tilmann Pesch (1836-1899) GeorgFreiherr von Hertling (1843-1919),Konstantin Gut beriet (1837-1928),

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NEOHeinrich Denifle (1844-1905), Jo-seph Gredt (1863-1940 [v.]), MartinGrabmann (1875-1949 [v.]), JohannGeorg Hagemann (1837-1903), R.Stölzle (1856-1921), en Alemania; elCardenal Mercier (v.) y la Escuela deLovaina (VÉASE) en Bélgica; JaimeBalmes (v.) —considerado como pre-cursor—, Ceferino González (1831-1894 [v.]), Juan Manuel Ortí y Lara(1826-1904), Xarrié ( t 1866), J. T.González de Arintero ( t 1928), Ca-sajoana (t 1889), Juan José Urrábu-ru (1844-1904), A. Cornelias y Cluet(1832-1884), en España; ThomasM. Harper (1821-1893), John Ricka-by (1847-1927), en Inglaterra, etc.,etc., etc.

(2) La mencionada obra de re-construcción desembocó, ya desde elúltimo tercio del siglo xrx, en un am-plio movimiento. En la época que tra-tamos la reconstrucción estuvo deter-minada de un modo decisivo por laEncíclica Aeterna Patris (1879) delPapa León XIII —en la redacción dela cual colaboró Kleutgen—, impor-tante tanto para la neoescolástica co-mo para el neotomismo. En efecto, estaEncíclica propugna no sólo el restable-cimiento de la filosofía tradicionalfrente a los errores modernos, sinotambién la atención preponderantehacia el tomismo. Pero el predominiodel tomismo no excluye la posibilidadde otras "vías". Así, la neoescolásticase diversifica tanto en tendencias co-mo en diversos intereses filosóficos.Y, sin embargo, procura dondequieramantener una fundamental unidad.

(3) Esta unidad es precisamenteotra de las características del movi-miento. Por lo pronto, aparece sólo enuna forma negativa como oposición alos "errores modernos". Pero sus ca-racteres positivos son inmediatamentedestacados. Por ejemplo, la posiciónrealista, que ha hecho "coincidir" laposición escolástica con el realismosubyacente en la mayor parte de lascorrientes contemporáneas, pero quela neoescolástica ha conservado sinnecesidad de "rehacer el camino". Lomismo podría decirse de gran partede los problemas fundamentales dela filosofía, y especialmente del pro-blema del ser; el "despertar" onto-lógico y el primado de la ontologíasobre la gnoseología, en que desdevarios lugares se ha insistido en losúltimos tiempos, bastan para mostrar-lo. Pues no se puede negar que la

NEOfilosofía moderna ha sido, en ciertomodo, un constante tanteo de rutasque han tenido luego que ser aban-donadas. No es extraño, por consi-guiente, que quienes se mantuvieronalejados de ellas estimen tal aleja-miento como una notable ventaja.Por otro lado, la neoescolástica haconservado, con los problemas tradi-cionales de la filosofía y aun con suformulación tradicional, la concien-cia de una cierta dimensión de pro-fundidad de que muchas veces hancarecido las filosofías moderna ycontemporánea. Si a esto se añadeel disfrutar de la ventaja de un voca-bulario muy afinado y de una granordenación mental, no habrá de sor-prender la seguridad con que laneoescolástica ha terciado en las co-mentes contemporáneas de la filoso-fía. Sus dificultades quedan compen-sadas con sus seguridades, hasta elpunto de que son estas últimas lasque con gran frecuencia le han sidoreprochadas.

Procederemos acto seguido a seña-lar cuáles son los caracteres centralesdel movimiento neoescolástico en loque toca al contenido mismo de ladoctrina. Desde luego, se opone encasi todos sus puntos al idealismomoderno; frente a él sostiene el yacitado realismo gnoseológico —queha hecho aproximar muchas veces lagnoseología neoescolástica al neo-realismo, al realismo crítico deascendencia kantiana y a las pri-meras fases de la fenomenología—,así como al objetivismo de los valo-res. Frente al positivismo sostiene lanecesidad y la posibilidad de la me-tafísica; contra el relativismo y elsubjetivismo extremos, la objetividaddel conocimiento del ser y del valer;contra el individualismo atomista, elpersonalismo; contra toda filosofíadel devenir, la filosofía del ser. Lasvarias tendencias se mueven, pues,dentro de este ámbito. Precisemosalgunas de ellas. Según E. Przywara("Die Problematik der Neuscholastik",Kantstudien, XXXIII, [1928]), la neo-escolástica actual se escinde en tresdirecciones predominantes: (a) Eltomismo y el neotomismo puros, de-fendidos sobre todo por los domini-cos, (b) Las investigaciones sobre lafilosofía medieval, que implican enparte considerable, según hemos vis-to, el estudio de las influencias dela misma sobre el pensamiento mo-

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NEOdemo. (c) Una neoescolástica quepuede llamarse creadora y que si enalgunos consiste en la elaboraciónindependiente de los temas centralesescolásticos, en otros va encaminadaa la erección de una "metafísica cris-tiana". Algunas corrientes no propia-mente neoescolásticas, como la filo-sofía de la acción de Blondel, man-tienen la más estrecha relación coneste último punto de vista. Lo mismopuede decirse del agustinismo y devarias de las formas asumidas porel personalismo. A su vez, Bochenski(Europäische Philosophie der Ge-genwart, 1947, pág. 238) señala quelas escuelas más importantes de lafilosofía católica actual son, por unlado el agustinismo, de tendenciaintuicionista, actualista y hasta confrecuencia pragmatista, tal como hasido defendido por Peter Wust oJohannes Hessen (aunque debe ad-vertirse, en lo que toca a este últimoautor, que personalmente pretendeuna armonía entre agustinismo y to-mismo), y por el otro la neoesco-lástica, de tendencia intelectualista.Esta última se subdivide, según Bo-chenski, en las siguientes tendencias:(I) Escotismo, defendido sobre todopor la escuela franciscana. (II) Sua-rismo, defendido, entre otros, porPedro Descoqs, L. Futscher, etc.(3) Tomismo o neotomismo, subdivi-dido en: (a) un grupo que intentaunir el tomismo con direcciones mo-dernas no escolásticas (J. Maréchal,Pierre Rousselot, J. Geyser); (b) ungrupo molinista, cuyas preocupacio-nes son preferentemente teológicas,y (c) el tomismo en sentido rigurosoo neotomismo, que sería, tal vez ex-ceptuando Alemania, el grupo másnumeroso. Otras clasificaciones detendencias son posibles. Pero todasellas están determinadas por dos fac-tores capitales: uno, la adhesión oaproximación a una de las vías tradi-cionales (tomismo, escotismo, etc.);otra, la actitud adoptada respecto ala filosofía moderna y contemporá-nea y en particular respecto a cier-tas partes de tal filosofía.

Además de los textos citados enel artículo y de la bibliografía delartículo NEOTOMISMO, véase: Denifle,Grabmann, Geyer, Gilson, M. deWulf, Introduction à la philosophienéo-scolastique, 1904. — JosephLouis Perrier, The Revival of Scho-lastic Philosophy in thé NineteenthCentury, 1909. " — Juan Zaragüeta

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NEOBengoechea, Una introducción mo-derna a la filosofía escolástica (1946).— Edward Lowyck, SubstantiaíeVeränderung en Hylemorphisme. EenKritische Studie over de Neo-sco-lastik, 1948. — Para la influenciade la escolástica sobre la filosofíamoderna, véanse los títulos citadosen la bibliografía del artículo ESCO-LÁSTICA. — Entre las revistas que si-guen y reseñan el movimiento neo-escolástico, y especialmente neotc-mista, señalamos: la Revue Thomis-te (París, desde 1893), los Archivesde Philosophie (publicados en Vals-près-Le Puy, Haute-Loire, desde1923), la Revue néo-scolastique dePhilosophie (1894-1945; desde 1946se titula Revue philosophique deLouvain), el Divus Thomas (de Fri-burgo, Suiza, 1886 y siguientes).Divus Thomas (Piacenza) Criterio»(de Barcelona), el Angelicum (deRoma), la Revue des sciences philo-sophiques et théologiques (de Paris),el Tijdschrift voor philosophie, deLovaina, el Antonianum (de Roma),Scholastik (Eupen, Bélgica), Wis-senschaft und Weisheit (de Fribur-go i. B.), Ciencia Tomista (de Sa-lamanca), Razón y Fe (de Madrid),Estudis Franciscans (de Barcelo-na), The Thomist (Washington),The Modem Schoolman (S. Louis),Rivista di Filosofía Neoscolastica(Milán), los cuadernos Philosophie:Études et Recherches (publicadospor el Collège Dominicain de Ot-tawa), Pensamiento: Revista Trimes-tral de Investigaciones e informaciónfilosófica (de Madrid), Sapiente:Revista tomista de filosofía (La Pla-ta-Buenos Aires), en parte el Gior-nale di Metafísica (de Turin, desde1946) y Phílosophia (de Mendoza).No todas, por lo demás, son estric-tamente neoescolásticas y menos aunestrictamente neotomistas: los Archi-ves de Philosophie o Pensamiento seinclinan, por ejemplo, mucho al sua-rismo; la información más amplia seencontrará en las colecciones de laRevue de Lovaina y de la Rivista difilosofía neoscolastica.

NEOESTOICISMO y NEOESTOI-COS. Véase ESTOICOS.

NEOFRIESIANISMO. Véase FUTES(JAKOB FMEDWECH), NELSON (LEO-NARD).

NEOHEGELIANISMO. Véase HE-GELIANISMO.

NEOKANTISMO. El neokantismo—que surgió en Alemania aproxi-madamente a partir de 1860— debeser distinguido del kantismo en sen-tido estricto, no sólo por la fechade su desarrollo, sino también por sucontenido e intención. Por "kantismo"

NEOse entiende, en general, la influenciadirecta o indirecta de Kant sobreel pensamiento moderno y contempo-ráneo; por 'neokantismo', un intentode superar tanto el positivismo y elmaterialismo como el constructivis-mo de la filosofía romántica me-diante una consideración crítica delas ciencias y una fundamentacióngnoseológica del saber. En los orí-genes del neokantismo alemán sehallan, en primer lugar, la impulsióndada al estudio de Kant por la ex-posición de la doctrina kantiana enla Historia de la filosofía moderna,de Kuno Fischer (desde 1860), porla Historia del materialismo, de F. A.Lange (1866) y por el libro de OttoLiebmann, Kant y los epígonos(1860), alegato en favor de Kantcontra los románticos postkantianosy cuyos capítulos terminaban todoscon la frase: "Y, además, creo quehay que volver a Kant." Este movi-miento llamado de la "vuelta aKant" fue apoyado en parte por al-gunos científicos, como HermannHelmholtz (1821-1894) y J. K. F.Zöllner (1834-1882), cuya epistemo-logía coincidía en algunos puntoscon la gnoseología kantiana. El mo-vimiento tomó inmediatamente granauge en Alemania, donde por unaparte el retorno a Kant fue inter-pretado desde un punto de vista fi-lológico, como un mero comentarioy crítica a las obras del filósofo;por otra, desde el punto de vista deuna vuelta a la posición estrictade Kant, y, finalmente, en su direc-ción predominante, como una verda-dera renovación del kantismo, comouna profundización de Kant por me-dio de su recta comprensión. Repre-sentantes de esta última tendencia,que es a la que se puede llamar conmás propiedad neokantiana, han sidolas escuelas de Badén y Marburgo(VÉANSE), cuyas considerables dife-rencias mutuas no anulan el hechode haber entendido ambas la filosofía,sobre todo, como teoría del conoci-miento, y de haber objetivado, porasí decirlo, hasta un límite extremoel idealismo trascendental. Aparteestas escuelas y sus representantes(Cohén, Natorp, Cassirer, Windel-band, Rickert, etc.), el neokantismoinfluyó en diversas corrientes positi-vistas, que a su vez penetraron deun modo muy profundo en la direc-ción neokantiana. Esta penetración

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NEOfue completada con la efectuada porla especulación contra la cual sedirigió primitivamente el neokantis-mo; la especulación de los postkan-tianos, que dio por resultado la for-mación sucesiva de una tendencianeofichtiana y, sobre todo, de unatendencia neohegeliana, particular-mente importante en la escuela deBadén. El neokantismo influyó asi-mismo en la teología protestante (es-cuela de Ritschl) y aun en la cató-lica. En filosofía del Derecho, lafigura capital del neokantismo esRudolf Stammler (1856-1938). Unadirección particular fue la represen-tada por Franz Staudinger y KarlVorländer (1860-1928), que intenta-ron aproximar el kantismo y el mar-xismo. En Francia, la renovación deKant se desarrolló de un modo in-dependiente y a bastante distanciadel contenido del neokantismo ale-mán. Lo que haya de kantismo enLachelier, así como en Renouviery en sus discípulos, muestra de ma-nera suf ic iente que 'neokantismo'puede decirse de varios modos. Unaparticular importancia y amplitud al-canzó la renovación kantiana en Ita-lia y en Inglaterra. En lo que tocaal primero de los citados países, losprecedentes de Alfonso Testa ( 1764-1860: Della critica délia ragione pura,3 vols., 1841-1849; Del male delloscetticismo trascendentale e del suorimedio, 1840) fueron seguidos pordiversos autores; nos limitaremos aquía señalar los nombres de Cario Can-toni (1840-1906: Corso elementaredi filosofía, 1896; E. Kant. I. Lafilosofía teórica. II. La filosofía prat-tica. III. La filosofía religiosa, la cri-tica del giudizio e le dottrine minori,1879-1884); Filippo Masci(1844-1923:Una polémica su Kant, l'Esteticatrascendentale e le Antinomie, 1872;Le forme dell'intuizione, 1881; Cos-cienza, volonté, liberta. Studi dipsicología morale, 1884; SuZ sensodel tempo, 1890; SuZ concetto delmovimento, 1892; Pensiero e co-noscenza, 1922, etc.); Giacomo Bar-zellotti (1844-1917: La ntiova scuoladel Kant e la filosofía scientificacontemporánea in Germania, 1880;L'opéra storica délia filosofía, 1917).Testa se distinguió sobre todo porsu gran exposición y crítica del kan-tismo, el cual intentó valorizar frentea las corrientes filosóficas predomi-nantes en la Italia de la época y,

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NEOpor lo tanto, no sólo frente al onto-logismo, sino también frente al sen-sualismo. Cantoni opuso el kantismoal positivismo y al mecanicismo, in-capaces, a su entender, de explicarno sólo ciertas realidades, sino hastalas bases de su propio pensamiento.Masci se inclinó en parte a un subje-tivismo dinamicista, que subrayaba lacualidad y que resolvía el problemade la relación entre el pensamientoy la experiencia, haciendo de estaúltima algo no enteramente indepen-diente del pensamiento, pero a la vezno reducible al pensamiento. Su pun-to de vista se inclinó cada vez máshacia la interpretación idealista críti-ca del kantismo. En lo que toca aInglaterra, la renovación kantiana,defendida por Edward Caird (1835-1908: The Critical Philosophy of I.Kant, 2 vols., 1889) entre otros, seconvirtió en seguida en un idealismoy en un neohegelianismo. En térmi-nos generales, el movimiento neokan-tiano puede ser considerado ante todocomo una reacción vigorosa contra elpositivismo y el romanticismo, reac-ción que no ha dejado nunca de estarinfluida a su vez por las corrientescombatidas. El neokantismo acentúala importancia de la teoría del cono-cimiento en la filosofía; tanto en sudirección idealista (escuela de Mar-burgo) como en sus manifestacionesrealistas (Riehl, Külpe, Volkelt, Mes-ser, etc.). Lo mismo en quienes recha-zan la metafísica como en los quedefienden una metafísica inductiva ohacen de la "cosa en sí" la puertanatural de escape para todo afántrascendente, la teoría del conoci-miento constituye la disciplina fun-damental, el campo propio de la filo-sofía y lo único que puede evitar ladisolución de ésta en un materialis-mo dogmático o en una especulacióncompletamente alejada de las cien-cias positivas. Por una de sus partesesenciales el neokantismo se enla-za con el naturalismo; su encuen-tro con el positivismo y especialmen-te con cierta clase de positivismocrítico es, por lo tanto, una conse-cuencia natural de su ontofobia. Porotra, sin embargo, el neokantismo seha ido aproximando a varias otrasdirecciones de la filosofía, como esel caso en quienes han llegado des-de el campo neokantiano a la fenome-nología, a la filosofía del espíritu o ala teoría de los valores. De este

NEOmodo, el neokantismo y sus princi-pales direcciones, las escuelas deBadén y de Marburgo, han ido per-diendo el predominio que tuvieronespecialmente en Alemania hasta1914 aproximadamente; la irrupciónde la fenomenología, los trabajospara la constitución de una ontologíay los intentos metafísicos más recien-tes, así como, en general, cuanto for-ma parte de la crisis filosófica abiertadesde comienzos de siglo, han arrin-conado al neokantismo, pero, al mis-mo tiempo, han conservado de él loselementos más sólidos y definitivos.

Véase la bibliografía de los artícu-los KANTISMO, BADÉN (ESCUELA DE),MABBURGO (ESCUELA DE), así como,y sobre todo, la colección de losKantstudien, revista fundada por HansVaihinger en 1896 (primera serie:1896-1936; segunda serie: 1942-1944;tercera serie: 1954 y sigs.), y en losErgänzungshefte de los Kantstudien,iniciados en 1906 (Vols. I-XLIV,1906-1936; Vols. XLV y sigs., 1953 ysiguientes). Además: Raffaelo Maria-no, II ritomo a Kant e i neokantiani,1887. — Johannes Hessen, Die Reli-gionsphilosophie des Neukantianismus,1919, 2* ed., 1924. — A. Liebert, DieKrise des Idealismus, 1936. — Variosautores, Eine Sammlung von Beiträ-gen aus der Weh des Neukantiani-smus, ed. F. Myrho, 1926. — E.Keller, Das Problem des Irrationalemim wertphilosophischen Idealismus derGegenwart, 1931. — Kurt Sternberg,Neukantische Aufgaben, 1931. — A.Willmson, Zur Kritik des logischenTranszendentalismus, 1935. — T.Yura, Geisteswissenschaft und Wil-lensgesetz. Kritische Untersuchungder Methodenlehre der Geisteswis-senschaften in der Badischen, Mar-burger und Dilthey-Schule, 1938.(Dis.). — Mariano Campo, Schizzostorico délia esegesi e critica kantiana.Dal "ritorno a Kant" alla fine dell'Ot-tocento, 1959 [sobre O. Liebmann>F. A. Lange, H. von Helmholtz, H,Cohen, A. Riehl, H. Vaihinger, W.Windelband, A. Adickes et al.].

NEOEPICUREÍSMO y NEOEPI-CÜREOS. Véase EPICÚREOS.

NEOPELAGIANISMO. Véase PE-LAGIANISMO.

NEOPITAGORISMO. En el ar-tículo sobre el pitagorismo (VÉASE)nos hemos referido a lo que se hallamado a veces la escuela pitagóricaclásica y a las investigaciones cien-tíficas llevadas a cabo por miembrosde la misma. El pitagorismo fue re-novado a partir del siglo i antes deJ. C. y ejerció considerable influen-

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NEOcia durante los tres siglos subsi-guientes. Esta renovación recibe elnombre de neopitagorismo. Ahorabien, aunque los neopitagóricos —ofilósofos influidos por ellos— siguie-ran considerando a Pitágoras como elfundador de la escuela y proclama-ran en varias ocasiones que lo quepretendían era hacer revivir las doc-trinas pitagóricas originales, lo ciertoes que se trata de un movimiento enmuchos respectos diferente del pi-tagorismo clásico. En rigor, es unamezela de doctrinas pitagóricas, pla-tónicas, aristotélicas, estoicas y, enalguna proporción, de origen próximo-oriental, posiblemente judaicc-alejan-drinas. Por ese motivo algunos histo-riadores de la filosofía consideran elneopitagorismo como una de las for-mas del eclecticismo y del sincretis-mo antiguos.

En vista de estas variadas fuentesde las tendencias neopitagóricas, esdifícil reducirlas a un sistema único.Ya entre los antiguos (por ejemplo,en Sexto Empírico) se encuentra laobservación de que hay muchas for-mas de neopitagorismo. Sin embargo,hay algunas tesis que son comunes atodos los pensadores neopitagóricos.Las principales son: la idea de quela realidad suprema es una unidad(de la cual la unidad numérica esuna manifestación); de que esta uni-dad engendra por medio de un movi-miento que luego será concebido co-mo una emanación ( v. ) las realidadesrestantes; de que la unidad es ab-solutamente pura y trascendente. Aello se agregan varios rasgos de ín-dole moral, como la tendencia a lapurificación ascética, y de índolepráctico-religiosa, como la creenciaen la posibilidad de la teurgia (v.),y la concepción de la existencia deuna jerarquía de espíritus. Se ha sub-rayado algunas veces que las concep-ciones neopitagóricas se hallan enestrecha relación con las ideas ma-nifestadas en los Oráculos caldeos (v.)y en el Corpus Hermeticum (v.).

Entre los más destacados neopi-tagóricos figuran Nicómaco de Gera-sa y Numenio de Apamea. Comoeste último es estimado a veces comoun precursor del neoplatonismo, seestablece con frecuencia una relaciónentre el neopitagorismo y el neopla-tonismo o, cuando menos, entre elneopitagorismo y el llamado plato-nismo medio. No es apenas necesario

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NEOapuntar que las especulaciones mís-tico-numéricas eran frecuentes entrelos neopitagóricos y que en este res-pecto influyó sobre ellos la interpre-tación de la doctrina platónica delas ideas como ideas-números. Tam-bién se cuenta entre los neopitagóri-cos a Apolonio de Tiana y a Nigi-dio Figulo.

Th. Gärtner, Neopythagoreorum debeata vita et virtute doctrina eiusquefontes, 1877 (Dis.). — H. Jülg, Stu-dien zur neupythagorischen Philoso-phie, 1891 (publicado en 1892 conel título Neupi/thagorische Studien).— Erich Frank, Plato und die soge-nannten Pythagoreer, 1923. — F. Bö-mer, Der lateinische Neuplatonismuiund Neupythagorismus und C. Ma-menus in Sprache und Philosophie.1936.

NEOPLATONISMO es, por unaparte, la renovación del platonismoen diversas épocas de la historia dela filosofía, y, por otra, una corrienteparticular, que, originada en la últi-ma fase pitagorizante de la filosofíaplatónica, atraviesa como una cons-tante la historia del pensamiento deOccidente, y llega, a través de múl-tiples vicisitudes y transformaciones,hasta la época actual. En este últimosentido el neoplatonismo se halla yapreformado en la antigua Academiaplatónica, cuando Espeusipo y Jenó-crates funden la idea platónica delBien con la idea pitagórica de loUno, o bien subordinan la primeraa la segunda. Esta subordinación,característica del neoplatonismo, con-siste en la atribución a lo Uno de lasuprema perfección y realidad, y enla derivación de todo lo existente apartir de esta unidad orginaria. Elneoplatonismo se enlaza de estasuerte con el neopitagorismo y agre-ga a la especulación pitagórica sobreel número los conceptos de hipóstasisy emanación. El tránsito entre Pla-tón y Plotino es cumplido por unaserie de pensadores más o menosrelacionados con las tradiciones orien-tales y en donde aparecen corrientesjudaico-alejandrinas que culminan enFilón. A partir de Plotino, y sin quedeba ser olvidado su maestro Am-monio Saccas, el neoplatonismo esrepresentado por los discípulos dePlotino, Amelio y Porfirio y por di-versas corrientes. A veces se conside-ra que sólo Plotino fue propiamenteun neoplatónico y que los otros au-tores mencionados que lo precedie-

NEOron o lo siguieron mezclaron el neo-platonismo (un neoplatonismo su-puestamente "puro") con otras ten-dencias. En tal caso se llega a iden-tificar el neoplatonismo con el plo-tinismo. A nuestro entender, estaidentificación es injustificada. Por unlado, no hay un "neoplatonismo pu-ro"; el propio Plotino fue tanto unplatónico como un aristotélico y enocasiones hasta un estoico. Por otrolado, las diferencias entre Plotino olos autores más plotinianos, y otrosfilósofos a quienes se califica asimis-mo de neoplatónicos, no logran bo-rrar ciertos caracteres comunes a to-dos ellos. Hubo, así, neoplatónicosque se inclinaron más hacia lo mís-tico que hacia lo intelectual y otrosque tomaron el camino inverso, neo-platónicos que acogieron con simpatíatodo lo "oriental" y otros que lo con-sideraron con cierta sospecha. Entreestos últimos figura, por cierto, elpropio Plotino al insistir repetidamen-te en que su meditación nada tieneque ver con las invasiones orientali-zantes. Tal oposición se advierte par-ticularmente en el tratado contralos gnósticos. Si éstos hablan de"destierros", de "huellas", de "arre-pentimientos", Plotino pregunta, conactitud rigurosamente f i losóf ica ypulcramente intelectual, si por arre-pentimiento designan las afeccionesdel alma que se arrepiente; si porhuellas designan lo que está en elalma cuando contempla las imágenesde los seres o bien los seres mismos."Son —escribe— palabras vacías desentido que emplean para forjarseuna doctrina propia. Son invencionesde gentes que no se vinculan a laantigua cultura helénica. Los grie-gos tenían ideas claras..." (Enn.,II, ix, 6).

Suelen considerarse neoplatónicaslas escuelas siguientes: la escuela deSiria (VÉASE), representada por Jám-blico; la escuela de Atenas (v. ), enla que figuran Proclo, Plutarco, Da-mascio y Simplicio; la llamada escue-la de Pérgamo (v.), derivada deJámblico, pero fundada por su discí-pulo Edesio y proseguida por Euse-bio, Máximo y Juliano el Apóstata; laescuela de Alejandría (v.), que cuen-ta entre sus adhérentes a Hipatía, Si-nesio, Ammonio y Olimpiodoro; fi-nalmente, los neoplatónicos latinos,muchos de ellos íntimamente relacio-nados con el estoicismo: Calcidio,

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NEOMacrobio y Boecio. El neoplatonismo,que en cuanto religión se hallaba enla más violenta oposición al cristianis-mo, pareció desaparecer temporalmen-te con la victoria cristiana, pero laposterior evolución del cristianismocondujo a las diversas síntesis helé-nico-cristianas que "culminaron" enSan Agustín, por el cual penetróprincipalmente el neoplatonismo enla mística de la Edad Media y sedesenvolvió no sólo en el sistema deEscoto Erigena, sino en gran partede los filósofos medievales hasta elsiglo xm, en que consiguió impo-nerse la corriente aristotélica. El he-cho del neoplatonismo como cons-tante en la historia de la filosofíaqueda confirmado tanto en esta pe-netración a través de la Edad Media,como en su irrupción, en el mismoumbral del Renacimiento y de lamodernidad, en diversas direcciones:por un lado, la Academia platónicaflorentina, vinculada a la tradiciónbizantina transmitida sobre todo porPsellos; por otro, en la filosofía natu-ral de Bruno; finalmente, en el inna-tismo que, procedente directamentede las tendencias platónico-agustinia-nas, dio origen a la escuela deCambridge. Prescindiendo de las di-recciones que confiesan formalmentesu dependencia del neoplatonismo enla filosofía moderna, tal corriente seinserta del modo más profundo enel idealismo romántico y en particu-lar en la filosofía de Schelling, cuyoAbsoluto indiferenciado es en mu-chos respectos similar a la concepcióndel êv en que neoplatónicos y neo-pitagóricos veían la expresión máspropia del fundamento de toda di-versidad.

C. Meiners, Betrachtungen über dieneuplatonische Philosophie, 1782. —I. H. Fichte, De philosophiae novaePlaton. Origine, 1818. — J. Mater,Essai historique sur Îécole £ Alexan-drie, 1820. — K. Vogt, Neuplatonis-mus und Christentum, 1836. — JulesSimon, Histoire de Îécole d'Alexan-drie, 2 vols., 1843-1845. — E. Vache-rot, Histoire critique de l'école d'Ale-xandrie, 3 vols. (I, 1846; II, III,1851).—Robert Hamerling, Ein Wortüber den Neuplatonismus mit Ueber-setzungsproben aus Platin, 1858.—H.Kellner, Hellenismus und Christentumoder die geistige Reaktion des anti-ken Heidentums gegen das Christen-tum, 1866. — Franz Hipler, Neupla-tontsche Studien, 1868. — F. Miche-lis, Ueber die Bedeutung des Neupla-

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NEOPOSITIVISMO. Con el fin dedistinguir entre el positivismo del si-glo χιχ —en particular el positivismode Comte— y el positivismo que haflorecido durante el presente siglo, seha usado a menudo para designar esteúltimo el término 'neopositivismo'. Elneopositivismo se ha caracterizado poiuna fuerte tendencia al empirismo y,dentro de éste, al sensacionismo deltipo de Hume y de Mach, unido a uninterés considerable por la llamada"nueva lógica" (lógica matemática,lógica simbólica). No describiremosaquí otras características del neoposi-tivismo por haberlo hecho en los ar-

NEOtículos EMPIRISMO [5] y POSITIVISMO.Nos limitaremos a indicar que se hanconsiderado como neopositivistas a lospositivistas lógicos y empiristas lógi-cos en general, así como a los miem-bros del Círculo de Viena, del Círcu-lo de Varsovia y muchos de los filóso-fos ligados al Grupo de Helsinki y ala Escuela de Uppsala. Entre los filó-sofos que se suele mencionar en rela-ción con el neopositivismo figuranRudolf Carnap, Hans Reichenbach,Philipp Frank, Viktor Kraft, OttoNeurath, Hans Hahn, en parte A. J.Ayer y otros. Hemos dedicado artícu-los especiales a las mencionadas co-rrientes, grupos y escuelas, así como ala mayor parte de los filósofos neopo-sitivistas. En lo que toca a cuestionesdebatidas por los autores neopositivis-tas en general, mencionaremos losproblemas de la significación (v.),de la verificación (v.) y de la natura-leza de lo intersubjetivo (v.). Entrelas tendencias que se han abierto pasodentro del neopositivismo nos limita-mos a mencionar el convencionalismo(v.), el fisicalismo (v.), el operacio-nalismo (v.) y el reísmo (v.), perohay que tener en cuenta que algunasde estas tendencias se han manifesta-do asimismo en autores no estricta-mente neopositivistas. Es tambiénimportante dentro del neopositivismoen general el llamado "emotivismo"(VÉASE).

Véanse las bibliografías de los ar-tículos a los que nos hemos referidoen el texto.

ΝΕΟ-RACIONALISMO. Este tér-mino no es de uso muy corriente enla literatura filosófica, pero puede em-plearse para designar ciertas tenden-cias o movimientos de los cuales des-tacaremos aquí algunos.

Puede calificarse de "neo-raciona-lismo" —con el fin de distinguirlo del"racionalismo moderno", que ofreceya la figura de un "racionalismo clá-sico"— la dirección filosófica ejempli-ficada en pensadores como AndréLalande, Léon Brunschvicg y, en ge-neral, todos los autores a los que se hareferido Sartre como "asimilacionis-tas", es decir, "englutidores de loreal" en la unidad de la razón y desus categorías. En este sentido, los"neo-racionalistas" aparecen como fi-lósofos que han defendido una "filo-sofía cerrada" (de ascendencia kan-tiana principalmente), a diferencia delos filósofos de orientación o inspira-

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NEOción fenomenológica, que han defen-dido una "filosofía abierta" — es de-cir, "abierta a lo real tal como se da yen el modo como se da".

También puede calificarse de "neo-racionalista" la actitud de algunospensadores que se han opuesto a lascorrientes irracionalistas, intuicionis-tas, etc. contemporáneas. Sucede estocon algunos autores marxistas —y,generalmente, marxistas no completa-mente "ortodoxos" (cuando menos enel sentido soviético de Ortodoxo')—como Georg Lukács y algunos otros(acaso Gramsci [v.] y Banfi [1.]).

También pueden considerarse como"neo-racionalistas" los pensadores detendencia analítica, en tanto que seoponen a las tendencias meramente"especulativas". Bertrand Russell, entodo caso, se ha visto a sí mismo co-mo un "neo-racionalista", como unrestaurador de la "orientación racio-nal" y aun "racionalista" moderna talcomo, por ejemplo, se ha manifestadoen los siglos XVH y xvm. A veces seha calificado también al positivismológico o empirismo lógico de "neo-racionalista". Curiosamente, en su crí-tica de este positivismo y de la filoso-fía analítica en general, Brand Blan-shard tiene conciencia de que defien-de "la razón" y de que es algo asicomo un "neo-racionalista".

Explícitamente se han consideradoa sí mismo como "neo-racionalistas"una serie de pensadores italianos detendencia empirista, positivista y ana-lítica; el que más ha insistido en elaspecto "neo-racionalista" ha sido Lu-dovico Geymonat (nac. 1908) en susobras Studi per un nuovo razionali-smo (1945), Snggi di filosofía neo-razionalistica (1953); para Geymonat,próximo al Círculo de Viena (VÉASE),el neo-racionalismo es un neopositi-vismo y un anti-neoidealismo. En unsentido parecido han trabajado auto-res como Paolo Filiasi-Carcano (nac.1912: Antimetafisica e sperimenta-lismo, 1941; Problemática della filoso-fía odierna, 1953); Giulio Preti (nac.1911: La crisi dell'uso dogmático del-la ragione, 1953); Ugo Scarpelli; Sil-vio Ceccato; F. Rossi-Landi, y algunosotros — bien que no todos ellos acep-tarían el calificado de "neorraciona-lista".

Pueden asimismo cal i f icarse de"neorracionalistas" los filósofos quehan seguido las inspiraciones de Leo-nard Nelson (VÉASE) y de la "escuela

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NEOneofriesiana" ( así, por ejemplo, JuliusKraft) y los filósofos de la llamada"Escuela de Zürich" (VÉASE).

ΝΕΟ-REALISMO. Como hemosvisto en el artículo Realismo, pue-den llamarse neo-realistas casi todaslas tendencias del realismo contem-poráneo y no sólo las que adoptanexplícitamente el nombre de neo-realistas. Esto sería, por lo demás,conveniente con el fin de distinguirdesde el punto de vista histórico elrealismo citado de todos los quelo han precedido y, por lo tanto, nosólo del realismo como una posiciónadoptada en el problema de los uni-versales, sino también como una ac-titud gnoseológica que tiene o no,según los casos, implicaciones meta-físicas. Así, la filosofía de pensa-dores tales como Külpe, Messer,Volkelt, Dilthey, Scheler, Rehmke,Nicolai Hartmann, en parte Husserl,etc., podría ser llamada neo-realista.Sin embargo, se suele reservar estenombre para algunas de las tenden-cias de la filosofía actual inglesa ynorteamericana, inclusive de aquellaque ha precedido o seguido al mo-vimiento neo-realista propiamente di-cho. Esto puede tener una razón su-ficiente en el hecho de que mientrasen los filósofos citados de la Europacontinental el realismo no es muchasveces una posición realmente centralen su pensamiento, en los pensado-res ingleses y norteamericanos pareceque constituya el verdadero puntode partida. Esto es cierto en Ingla-terra ya con los que se consideranprecursores del realismo o neo-realis-mo de G. E. Moore y sus discípulos:Hogdson (v.), Adamson (v.) y ThomasCase (1884-1925). Mas la reacción an-tiideah'sta, el regreso al empirismo yal naturalismo y la orientación pre-dominante hacia el realismo se ma-nifiestan sobre todo a partir de Moore(VÉASE) y en parte de B. Russell,desde quienes el realismo influye ypenetra en casi todas las direccionesposteriores, incluyendo el analitismode la Escuela de Cambridge (VÉA-SE). Lo mismo ocurre con los evo-lucionistas y neo-evolucionistas y enparticular con Alexander y LloydMorgan, cuyas filosofías se conside-ran muchas veces como manifesta-ciones del neo-realismo. Autores comoJohn Laird (1887-1946), C. D. Broad(v.), C. E. M. Joad (1891-1953), T.P. Nunn (18TO-1944), H. H. Pries

NEO(v. ) y otros están asimismo incluidosen esta tendencia, que ha desarrolla-do, entre otros, los problemas relativosa la percepción. En el artículo consa-grado a ésta hemos analizado algunosde los citados problemas. Limitémonosahora a señalar que la cuestión de larelación entre el sujeto y la realidadha desencadenado dentro del realis-mo inglés múltiples discusiones. Unossuponen, en efecto, que debe supri-mirse el sujeto y el objeto en tantoque subsistentes; a ello se inclinabaRussell en la fase "neutralista" desu pensamiento. Otros separan losdos, como lo hace el realismo dualis-

ta de Alexander, convirtiendo, por lotanto, las impresiones en elementosobjetivos elegidos por el sujeto me-diante una especie de perspectivismode la percepción, cercano al deBergson. Otros interponen los sensay hacen de ellos, como Moore y elrealismo llamado fenomenalista, losobjetos mismos. Otros (como Broad)hacen de los sensa realidades de losobjetos, que surgen en el curso deuna "emergencia". Otros, finalmente,llegan a atribuir espontaneidad nosólo selectiva, mas también forma-dora al sujeto; aunque éste sea de-finido como un "acontecimiento per-cipiente" es natural que esta posiciónhaya desencadenado posiciones neo-idealistas (Turner, Ewing, etc.).Aunque vinculado en parte conside-rable al realismo inglés, especialmen-te al de Moore, otros, en cambio,son los temas capitales y, sobre todo,los principales supuestos del neo-realismo norteamericano. Según seña-la William P. Montague, al histo-riarlo, el momento en que aparecióesta tendencia no hacía prever su flo-recimiento; el realismo de Peirce nohabía llamado grandemente la aten-ción, y no habían tampoco influidolos elementos realistas de algunospensadores como Paul Carus ( 1852-1919). Por otro lado, se habían des-vanecido las doctrinas de la escuelaescocesa defendidas por McCosh(1811-1894) Dominaba, pues, el idea-lismo en todas sus formas: grupo delos hegelianos de Saint Louis (Wi-liam T. Harris, 1835-1909, y el Jour-nal of Spéculative Philosophy), idea-lismo pluralista de Howison y de Tho-mas Davidson (1840-1900), enseñan-zas de James Edwin Creighton (1861-1924), A. T. Ormond (1847-1915),G. S. Fullerton (1859-1925), M. W.

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NEOCalkins (véase PERSONALISMO), G.T. Ladd (1842-1921), N. M. Butler(1862-1947), G. H. Palmer (1842-1933), Ch. C. Everett (1829-1900),Hocking, y, sobre todo, Bowne yRoyce. Aunque en algunos de elloshaya implicaciones realistas y, en ri-gor, algunos puedan ser consideradoscomo realistas sin saberlo, la tenden-cia realista no era jamás sostenida.Surgió, por lo pronto, la "revuelta delos pragmatistas" (James y Deweyprincipalmente), y en 1910 seis pro-fesores de filosofía formaron un gru-po para defender una filosofía realis-ta: R. B. Perry (v.) y E. B. Holt(nac. 1873), de Harvard; W. T. Mar-vin (1872-1944) y E. G. Spaulding(nac. 1873), de Princeton; W. P. Pit-kin (1878-1949), y W. P. Montague(v.), de Columbia. Aun cuando habíaentre ellos considerables diferenciasen otras esferas, todos concordaban,según afirma Montague, en los siguien-tes puntos: (1) Los filósofos tendríanque seguir el ejemplo de los científi-cos y trabajar en cooperación; (2) losfilósofos tendrían que seguir el ejem-plo de los científicos aislando sus pro-blemas y atacándolos uno tras otro;(3) por lo menos algunos de losparticulares de que tenemos con-ciencia existen cuando no tenemosconciencia de ellos — realismo par-ticularista o existencial; (4) por lomenos algunas de las esencias o uni-versales de que tenemos concienciasubsisten cuando no tenemos con-ciencia de ellos — realismo subsis-tencial; (5) por lo menos algunosde los particulares y universales rea-les son aprehendidos más bien directaque indirectamente por medio decopias o imágenes mentales — realis-mo presentativo de Reid a diferenciadel realismo representativo o dualis-mo epistemológico de Descartes yLocke. Pronto, sin embargo, se mar-caron las diferencias entre los neo-realistas, inclusive en algunos puntosde epistemología y, según Monta-gue, se centraron principalmente endos cuestiones: respecto a la natu-

raleza "behaviorista" de la concienciay respecto al estado "relativista",pero existencial, de los objetos deilusión y error. De ahí el tránsitoinmediato de algunos realistas a po-siciones sostenidas por otras escuelas:el intento de solucionar el problematradicional del dualismo de lo físicoy de lo psíquico condujo a la afirma-

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NEOción de la "neutralidad" de las enti-dades estudiadas por la ciencia; las"entidades neutrales" fueron así mo-dos de explicación de lo real, hablán-dose precisamente de las realidadescomo de complejos de tales entidades.Llegóse, pues, a una situación en queel 'neo-realismo' califica sólo muy im-perfectamente las verdaderas actitu-des adoptadas por los neo-realistas,situación muy parecida a la que seprodujo posteriormente con los rea-listas críticos. Éstos formaron un gru-po que incluía a George Santayana(v.), C. A, Strong (1862-1940), Du-rant Drake (nac. 1878), A. O. Lo-vejoy (v.), J. B. Pratt (1875-1914),A. K. Rogers (nac. 1868) y R. W.Sellars (v.). En 1920 se propusieroncompletar, en su obra colectiva, Essaysin Critical Realism, las tendencias neo-realistas, que hallaban insuficientes eingenuas. Todos estos pensadores coin-cidían sólo, sin embargo, en el supues-to gnoseológico, difiriendo grande-mente entre sí por sus orientacionesrestantes, principalmente metafísicas(naturalismo o realismo físico de Sel-lars; dualismo y realismo personal dePratt; temporalismo e historicismo deLovejoy, etc. ) . Por eso el realismo crí-tico quedó, lo mismo que el anteriorneorrealismo, disuelto en muy varia-das tendencias para las cuales son casisiempre otras instancias y no las delrealismo guoseológico el motor cen-tral del pensamiento.

El volumen colectivo de los seisneo-realistas norteamericanos se titu-la: New Realism. Studies in Philo-sophy, 1912. — Además de las obrasde los autores citados en el texto yde algunos de los libros señaladosen la bibliografía del artículo REA-LISMO, véase: René Kramer, Le néo-réalisme américain, 1920. — Id., id.,La théorie de la connaissance chezles néo-réalistes anglais, 1928. —Raymond P. Hawes, The Logic ofContemporary Realism, 1923. — P.S. Zulen, Del neohegelianismo al neo-realismo, 1924. — Mary Verda, NewRealism in thé Light of Scholasticism1926. — D. L. Evans, New Realismand OU Reality, 1928. — Arthur O.Lovejoy, The Revolt against Dualism;an Inquiry Concerning thé Existenceof Ideas, 1930. — Roy Wood Sellars,The Philosophy of Physical Realism,1932. — Binayendranath Ray, Cons-ciousness in Neo-realism, 1935. —J. B. Pratt, Personal Realism, 1937.— G. Dawes Hicks, Critical Realism.Studies in thé Philosophy of Mindand Nature, 1938. — Charles M. Pe-

NEOrry, Towards a Dimensional Realism,1939. — L. Boman, Criticism andConstruction in thé Philosophy of théAmerican New Realism, 1955. —H. W. Schneider, A History of Ame-rican Philosophy, 2* ed., 1963, Cap.IX. — El artículo de Montague, "TheStory of American Realism", fue pu-blicado primero en Philosophy, XII(1937), 140-61, y recogido en el libroThe Ways of Things, 1940 (trad, esp.:Los caminos de las cosas, 1948). —Bibliografía: Victor E. Harlow, A Bi-biography and Genetic Study of Ame-rican Realism, 1931.

NEOTOMISMO. Se ha identificadoa veces el neotomismo con la neoes-colástica (v.) a causa de la impor-tancia central que el primero tienedentro de la segunda. Nosotros consi-deramos el neotomismo como una par-te, bien que la parte más importante,de la neoescolástica (o neoescolasti-cismo). Su importancia se manifiestano solamente en el hecho de que lamayor parte de los filósofos neoesco-lásticos han sido, y siguen siendo,neotomistas, sino también en el he-cho de que el neotomismo se halla enel origen del movimiento neoescolás-tico.

Se ha debatido durante un tiempocuáles fueron los orígenes del neoto-mismo — y, por lo indicado antes, dela neoescolástica. Algunos conside-raron que el precursor del neotomis-mo fue Balmes (v.); otros, que fue-ron los pensadores italianos agrupadosen torno a la Civiltà Cattolica (véaseinfra) y mencionan a tal efecto nom-bres como los de Luigi Taparellid'Azeglio, Matteo Liberatore y otros.Es muy posible que haya habido inci-pientes movimientos neotomistas envarios países europeos a finales delsiglo xvni y a principios del siglo xix,movimientos en muchos casos ligadosa la lucha contra el idealismo, el sen-sualismo y otras diversas corrientes.Pero parece bastante probable que elprimer movimiento neotomista apare-ciera en Italia. Ahora bien, ha habidoal respecto dos opiniones. Según una,defendida por Monseñor Amato Mas-novo, el neotomismo, cuando menosel "neotomismo italiano", surgió porvez primera con las enseñanzas delcanónigo Vincenzo Buzzetti (VÉASE),el cual influyó sobre varios autores— por ejemplo, Bal tasar Masdeu(1741-1820), pero sobre todo AngeloTesta (1788-1873). Según la otra, de-fendida por Giovanni Felice Rossi,

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NEOel neotomismo surgió en el "CollegioAlberoni", de Piacenza, donde estu-diaron Bubbetti y Testa, pudiendo ha-blarse a este respecto de "los albero-nianos". Según Rossi, uno de los maes-tros de Buzzetti en el "Collegio Albe-roni" fue Bartolomeo Bianchi, el cualprofesó en el "Collegio" de 1793 a1810, impartiendo enseñanzas escolás-tico-tomistas iniciadas en el "Colle-gio" hacia 1751 por Francesco Grassi.En el "Prefacio" a la obra de G. F.Rossi (Cfr. bibliografía) sobre la filo-sofía en el "Collegio Alberoni", Cor-nelio Fabro concluye diciendo que "elneotomismo tuvo su comienzo en el'Collegio Alberoni' en la segunda mi-tad del siglo xvni. Buzzetti no fue untomista autodidacto". Ello no quieredecir que desde este momento el neo-tomismo se desarrollara de un modocontinuo, extendiéndose desde Italia aotros países. En la propia Italia tene-mos lo que podrían llamarse "renaci-mientos neotomistas". Uno de ellos esel que tiene su origen en GaetanoSanseverino (VÉASE) y sobre todo enel grupo de filósofos que publicaronla revista quincenal La Civiltà Catto-lica, que se inició en Ñapóles en1850, por los esfuerzos de Cario Ma-ria Curci, S. J. (1809-1891), pasó elmismo año a Roma y se publicó de1871 a 1897 en Florencia. Entre losautores que contribuyeron a este "re-nacimiento neotomista" —una especiede "neo-neotomismo"— figuran LuigiTaparelli d'Azeglio, Matteo Liberato-re, Gaetano Sanseverino y algunosotros. El otro, y más definitivo "rena-cimiento" fue el oficialmente inaugu-rado por la Encíclica Actcrna Patris(1879), del Papa León XIII, y va aso-ciado, entre otros nombres, al de Jo-seph Kleutgen (VÉASE). En dichaEncíclica se llama la atención sobrela importancia de la obra del Divus(Santo Tomás) para el pensamientocatólico. Aunque no se excluían, pues,otras "vías", la del tomismo adquiríauna significación central. Esta impor-tancia aumentó cuando se crearon endiversos lugares centros de difusióny de irradiación de la doctrina, ade-más de los ya existentes. La Escuelade Lovaina (VÉASE), con el InstitutSupérieur de Philosophie, fundadopor el Cardenal Mercier, lia sido, des-de luego, uno de los mayores. Perohan sido asimismo centros sobrema-nera destacados los del Instituto Ca-tólico de París, de la Universidad Ca-

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NEOtólica de Milán y de la llamada Es-cuela de Milán (VÉASE), de la Uni-versidad de Friburgo (Suiza), del An-gelicum romano, etc., etc. La mayorparte de las Universidades católicasextendidas por Europa y Américapueden ser consideradas también co-mo centros de difusión del neotomis-mo, siempre que no se olvide la pro-fesión de otras "vías" en algunos casosy, desde luego, el movimiento dedifusión del suarismo por parte demuchos jesuítas. Lo mismo, y a ma-yor abundamiento, podría decirse delas "Sociedades tomistas", cuyas dis-cusiones y symposia de los últimosdecenios han sido particularmenteimportantes para la cuestión de la re-lación entre la neoescolástica y, engeneral, el pensamiento filosófico ca-tólico, y la filosofía contemporánea,especialmente las direcciones másresonantes, tales como la fenomenolo-gía, el neopositivismo y el existen-cialismo. Cierto que aun dentro delpropio neotomismo ha habido consi-derables discusiones acerca de lo queconstituye la parte central del pensa-miento del Divus. La cuestión de las"tesis tomistas" ha sido por ello unode sus problemas esenciales. Esta

cuestión fue zanjada en considerablemedida desde el instante en que sereconoció un núcleo fundamental enla doctrina de Santo Tomás. La re-dacción por algunos profesores de 24tesis que fueron sometidas a la Sa-grada Congregación de Estudios, y larespuesta por ésta, por orden delPapa Pío X (27 de julio de 1914),de que dichas tesis contienen la doc-trina del Santo en sus líneas esencia-les, siendo por consiguiente tutae nor-mae directivae es, por lo tanto, unacontecimiento particularmente signi-ficativo para el desarrollo del neoto-mismo. Los debates internos entre to-mistas "ortodoxos" y tomistas "con-ciliadores" no han solido traspasar loslímites indicados. Por eso el tomismo(o neotomismo) ofrece diversos mati-ces, pero es un movimiento "unitario".

Algunos neotomistas se han distin-guido grandemente en el cultivo dela historia de la filosofía medieval; talsucede con autores como Maurire deWulf (v.), P. Mandonnet (1858-1936), Martin Grabmann (v.), Etien-ne Gilson (v.), C. Baeumker (v.), P.Vignaux, etc. Algunos de ellos, comoGilson, han llegado, en gran parte através de estudios históricos, a posi-

NEOciones sistemáticas que no son ya pro-piamente tomistas, pero el caso hasido poco frecuente. Muchos otros to-mistas, sin descuidar los aspectos his-tóricos, se han interesado más pordesarrollar sistemáticamente las posi-ciones tomistas, o bien otras posicio-nes que han estimado perfectamenteconciliables con el tomismo, sobre to-do cuando se entiende éste último enun sentido suficientemente amplio.Una lista de autores neotomistas, es-pecialmente si hubiese de comprenderdiversos matices, sería larga. Bastarácitar, como ejemplos, nombres comolos de D. Mercier (v.), J. Maritain(v.), A. D. Sertillanges (v.), RégisJolivet (nac. 1891), Ambroise Gar-deil (v.), Aimé Forest (nac. 1898),Léon Noël (1878-1955), Charles Sen-troul (1876-1933), Josef Pieper (nac.1904), R. Garrigou-Lagrange (v.),M. G. Roland-Gosselin (v.), Josephde Tonquédec (v. ), Georges van Riet(nac. 1916), L. de Raeymaeker (nac.1895), Désiré Nys (1859-1917), Sán-dor Horváth (1884-1956), GöttliebSöhngen (nac. 1892), Gallus Manser(1866-1950), Augustin Mansión (nac.1882), Joseph Mausbach (1861-1931), Joseph Gredt (v.), ThomasGreenwood (nac. 1901), Leslie J.Walker (nac. 1877), Peter Coffey(nac. 1876), Albert Farges (1848-1926), Adolf Dyroff (1866-1943),Viktor Cathrein (1845-1931), Kons-tantin Gutberiet (1837-1928), J. G.Hagemann (1837-1903), Agostino Ge-melli (v.), Santiago Ramírez (nac.1891), Octavio Nicolás Derisi, M. C.D'Arcy, etc. Hemos citado nombresun poco al azar, sin pretender ser nimedianamente completos ni seguirningún orden determinado (cronoló-gico o por "escuelas", tales como lasde Lovaina, Milán, etc.). El propósi-to principal que nos ha movido a elloha sido simplemente poner de relievequé tipo de pensadores son estimadoscomo neotomistas en sentido más omenos amplio. Hay ciertos autoresque son considerados a veces comoneotomistas, o como tomistas, peroque no es siempre fácil filiar de estemodo; tal es el caso, para dar algunosejemplos, de Francesco Olgiati (v.),Juan Zaragüeta (v.), y hasta de Jo-seph Maréchal (v.), Pierre Rousselot(v.), Otto Willman (1839-1920), Jo-seph Geyser (v.).

En lo que toca al contenido doctri-nal del neotomismo, hay ciertas "te-

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NEOsis" que son comunes a todos los auto^res neotomistas, cualesquiera que seanlos "matices". Tal ocurre en lo que·toca a la teoría del ser, una teoríaque no es, como a veces se supone,una defensa del ser estático", sino·más bien la acentuación de la actua-lidad del ser que se manifiesta erala existencia. La analogía del ser enlógica y ontología, la distinción en-tre devenir y actividad, la doctrinade la substancia, el hilemorfismo, laconcepción inmaterial del espíritu, elrealismo gnoseológico, la tesis de laposibilidad de una abstracción tras-cendental, la concepción de Dioscomo acto puro y fuente de la ver-dad, la doctrina de la premoción físi-ca, la ética objetiva de los fines, elpersonalismo, pueden ser considera-dos como algunos de estos rasgos. Sepuede decir, pues, como escribe Geor-ges Van Riet, que la problemáticafundamental del tomismo nuevo estádefinida por lo menos en sus líneas-esenciales después de cien años deesfuerzo en la comprensión, profun-dización y comparación con otras fi-losofías, del pensamiento de SantoTomás. Y se puede decir, por lo tan-to, como dicho autor señala, que han·

quedado cumplidas las condiciones;que hacia 1850 se habían impuesto·a los pensadores cristianos que em-prendieron la restauración de la filo-sofía tomista: "aprender a conocera Santo Tomás mismo, situarlo en sumedio, comprender sus preocupacio-nes; desglosar de sus obras los ele-mentos esenciales para una síntesisfilosófica; y satisfacer las nuevasexigencias del pensamiento moder- .no" (L'Êpistémologie thomiste, 194θ, ;

Avant-Propos, pág. V) .Sobre historia del neotomismo: A.

Viel, "Mouvement thomiste au XIXesiècle, aperçu d'après ses historiens",, jRevue Thomiste, XVII (1909), 733-46; XVIII (1910), 95-108. — G.Saitta, Le origine del neotomismo ne\secólo XIX, 1912. — Amato Masnovo,II neotomismo in Italia, 1923 [del'mismo autor, artículos complementa-rios en Rivista di filosofía neoscolasti-ca]. — Paolo Dezza, Alle origine delneotomismo, 1940. — P. Naddeo, Leorigini del neotomismo e la scuola na-poletana di G. Snnseverino, 1940. —-M. Batllori, "M. Masdeu y el neoes-colasticismo italiano", Analecta SacraTarraconensia (1942), 171-202;(1943),241-94. — L. Foucher, La philosophiecatholique en France au XIXe siècleavant la renaissance thomiste et dans

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NEOson rapport avec elle (1830-1880),1955. — Giovanni Felice Rossi, C.M., La filosofía nel Collegio Alberonie il neotomismo, 1959.

Sobre el movimiento neotomista: M.de Wulf, "Le mouvement thomiste",Revue néoscolastiquc de philosophie,VIII (1901). — M. Aináiz, O. S. A.,"La neoescolástica al comenzar el si-glo xx", La Ciudad de Dios, LVII(1902), 53-64, 197-209. — C. Besse,Deux centres du mouvement thomiste:Rome et Louvain, 1902. — G. Garcia,O. P., Tomismo y neo-tomismo, 1903,nueva ed., 1906. — F. Picavet, Larestauration thomiste au XIXe siècle,1905, 2» ed., 1907. — Id., id., "Lemouvement néo-thomiste", Revue phi-losophique, XXXIII (1908), 281-309;XXXV (1909), 394-442. — J. L. Pe-nier, The Revival of Scholasiic Philo-soph^ in thé Nineteenth Century,1909. — L. Noël, "Le mouvementnéo-scolastique", Revue néo-scolasti-que de philosophie, XVI (1909), 119-28, 282-90; XVII (1910), 93-103. —G. Gentile, "La filosofía scolastica inItalia", Bolletino délia biblioteca filo-sófica, III (1911), 497-519. — RogerAubcrt, "Aspects divers du néo-tho-misrne sous le pontificat de LéonXIII", en Aspetti délia cultura catto-lica nell' Età di Leone XIII, 1961,págs. 133-227 [Atti del Convegno te-nuto a Bologna Dec. I960].

Para algunas obras sistemáticas so-bre el conjunto de la doctrina tomistao alguna parte muy principal, véanse:Gallus Maria Manser, Das Wesen desThomismus, 1917, 3" ed., 1948 (trad,esp.: La esencia del tomismo, 1947).— É. Gilson, Le thomisme, 1920. —A. D. Sertillanges, Les grandes thèsesde la philosophie thomiste, 1928(trad, esp.: Las grandes tesis de lafilosofía tomista, 1949). — E. Hugon,Les vingt-quatre thèses thomistes,1926. — J. Webert, Essai de méta-physique thomiste, 1928. — J. DeTonquédec, Les principes de la philo-sophie thomiste. La critique de la con-naissance, 1929. — L. De Raeymae-ker, Introductio generalis ad philoso-phiam thomisticam, 1931. — RégisJolivet, Le thomisme et la critique deΊα connaissance, 1933. — G. Siewerth,Der Thomismus als Identitäsystem,3939.—G. Giacon, Le grandi tesi deltomismo, 1945. — R. Garrigou-Lagrange, La synthèse thomiste,1945 (trad, esp.: La síntesis to-

mista, 1947). — G. Van Rie t ,L'Epistémologie thomiste. Recherchessur le problème de la connaissancedans l'école thomiste contemporaine,1946. — A estos títulos hay queagregar, desde luego, los manualesde autores neo tomis tas (así, porejemplo, Zigliara, Urráburu, Mercier,Maritain, Jolivet, Gredt, Collin, etc.

NEOen el cuerpo del artículo y a al-gunos de los cuales se han dedica-do, por lo demás, artículos especia-les). Las obras en las que se estudiala influencia de la escolástica sobreel pensamiento moderno han sido ci-tadas en la bibliografía del artículoESCOLÁSTICA: en lo que toca especial-mente al tomismo, véase el libro deOctavio Nicolás Derisi, Filosofía mo-derna y filosofía tomista, 1941. Véaseasimismo la bibliografía del artículoNEOESCOLÁSTICA, en la que se hanindicado las principales revistas neo-escolásticas y, entre ellas, las neo-tomistas. Para bibliografía tomista(comprendiendo también, y sobretodo, obras sobre Santo Tomás y suinfluencia ) : P. Mandonnet y J. Des-trez, Bibliographie thomiste, 1921,continuada en el Bulletin Thomiste,1924 y siguientes; y Divus Thomas,1925 y siguientes. — Véase tambiénJ. Bourke, Thomistic Bibliography(1920-1940), 1943 (suplemento alvol. XXI de The Modem School-man) y P. Wyser, Thomas von Aquin,1950, y Der Thomismus, 1951 [enBibliographische Einführungen in dasStudium der Philosophie, ed. I. M.Bochenski, 13/14 y 15/16 respectiva-mente]. — Crítica de Louis Rougieren La Scolastique et le Thomisme,1925, y réplica de Pedro Descoqs, S.]., en Thomisme et Scolastique. Apropos de M. Routier, 1927 [Archi-ves de Philosophie, V, I]. — Críticaneoescotista del neotomismo por JeanCompagnion, La philosophie scolasti-que au XXe siècle, 1916.

NEOVITALISMO. Véase DRIESCH(H.), VIDA, VITALISMO.

NEURATH (OTTO) (1882-1945)nació en Viena y estudió economía ysociología en Viena, Heidelberg yBerlín. Miembro desde los comienzosdel Círculo de Viena (VÉASE), Neu-rath fue uno de los más tenaces de-fensores y propagadores de los idealesdel Círculo y, en general, del positi-vismo lógico. Activo colaborador en!a revista Erkenntnis, Neurath se dis-tinguió filosóficamente por sus estu-dios sobre el problema planteado porlos llamados "enunciados protocola-rios". A diferencia de quienes estima-ban que estos enunciados eran subje-tivos, Neurath desarrolló la tesis, aná-loga a la de Carnap, que eran ellosmismos intersubjetivos. Neurath seadhirió, pues, al fisicalismo (v. ). Enel problema de la verdad, Neurathdefendió la llamada "doctrina de laverdad como coherencia". Ahora bien,el interés principal de Neurath fue elde aplicar los ideales del positivismo

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NEUlógico a los problemas sociales. Influi-do por las tesis económicas marxistas—pero rechazando la epistemologíamarxista y cuanto hubiese en el mar-xismo de "metafísico"—, Neurath tra-tó la sociología como un "behavioris-mo social" y como una rama de la"ciencia unificada" fundada en el fi-sicalismo. Según Neurath, la sociolo-gía debe desprenderse de toda "meta-física" y también de toda implicaciónde carácter "ético". El punto de vistafisicalista implica, para Neurath, elrechazo de toda relación de los enun-ciados a "experiencias" o al "mundo",pues el lenguaje fisicalista no puedeadmitir "duplicaciones sin significa-ción".

Neurath fue el más activo organi-zador del llamado "Movimiento parala ciencia unificada", y el principalpromotor de los Congresos pro Uni-dad de la Ciencia (1929-1939) y dela International Encyclopaedia of Uni-fied Science.

Obras: Ludwig H. Wolframs Le-ben, 1906 (La vida de L. H. W.).—Antike Wirtschaftsgeschichte, 1909,3» ed., 1923 (Historia de la economíaantigua ) . — Wesen und Weg der So-zialisierung, 1919 (Naturaleza y ca-mino de la socialización}. — Voïïso-zialisierung, 1920 (Socialización to-tal) . — Antispengler, 1920. — Leben-sgestaltung und Klassenkampf, 1928(Estructuración de la vida y lucha declases). — Empirische Soziologie. Derwissenschaftliche Gehalt der Ge-schichte und Nationalökonomie, 1931[Schriften zur wissenschaftlichen Wel-tauffassung, 5, ed. Ph. Frank y M.Schlick] (Sociología empírica. El con-tenido científico de la historia y de laeconomía nacional). — Einheitswis-scnschaft und Psychologie, 1933 (Cien-cia unificada y psicología). — Wasbedeutet rationale Wirtschaftsbetrach-tung, 1935 (Lo que significa el exa-men racional económico). — Interna-tional Picture Language (Isotype),1935. — Le développement du Cerclede Vienne et Favenir de l'empirismelogique, 1935. — Unified Science asEncyclopédie Intégration, 1938 [In-ternational Encyclopcdia of UnifiedScience, I, 1]. — Man in thc Making,1939. — Foundations of thé SocialScience, 1944 [International Encyclo-pedia of Unified Science, II, 1J. —Neurath publicó numerosos artículosen varias revistas: Archiv für syste-matische Philosophie (1909, 1910);Erkenntnis (1930-1931; 1931-1932;1932-1933; 1934; 1935; 1937-1938);Sctentia (1931); The Monist (1931);Theoria ( 1936) ; Philosophy of Seien-

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NEUce ( 1937 ) ; Proceedings of thé Aristo-telian Society (1940-1941). Oe ellosdestacamos: "Soziologie im Physika-lismus" (Erkenntnis, I, 1931-1932);"Protokolsätze" (ibid., III, 1932-1933); "Radikaler Physikalismus undWirkliche Welt'" (ibid., IV, 1934).

NEUTRAL, NEUTRALISMO,NEUTRALIZACIÓN. En ciertas filo-sofías se admite que hay una sola es-pecie de realidad y aun una sola reali-dad: son las filosofías monistas (véaseMONISMO). En otras filosofías se ad-miten dos realidades fundamentales—que suelen ser (cuando menos "in-tramundanamente" ) lo físico y lo psí-quico—; son las filosofías dualistas(véase DUALISMO). En otras filoso-fías, finalmente, se admite que hayuna multiplicidad de especies de rea-lidad: son las filosofías pluralistas(véase PLURALISMO). Ahora bien, hayalgunas filosofías que pueden ser mo-nistas pero que no pueden ser enprincipio dualistas: son las que pode-mos llamar "filosofías neutralistas".Característico de las mismas es laafirmación de que lo físico y lo psí-quico (o cualquier otra realidad) sona lo sumo dos aspectos o caras de unamisma realidad, la cual es neutral conrespecto a lo físico y a lo psíquico ( oa cualquier otra realidad). La cues-tión de si alguna de estas filosofíaspuede ser a la vez neutralista y plu-ralista depende del significado que sedé a 'pluralismo'. Si por este últimose entiende la doctrina según la cualno hay más que una especie de reali-dad, si bien hay, o puede haber, mu-chas substancias, entonces el neutra-lismo puede ser pluralista. No puedeserlo, en cambio, si 'pluralidad' equi-vale a 'diferentes especies de substan-cias'. La cuestión de hasta qué puntoalguna de las filosofías neutralistas esa la vez monista, depende asimismodel significado de 'monismo'. Si poreste último se entiende una doctrinaque reduce toda realidad (o supuestarealidad) a una realidad única, y afir-ma que ésta es materia o espíritu ocualquier otro ser, entonces el neutra-lismo no puede ser monista. Puedeserlo, en cambio, si se niega a pro-nunciarse sobre el carácter físico, psí-quiso o cualquier otro de la realidadestimada como básica.

Ejemplos de filosofías neutralistasson la de Spinoza, y más especial-mente el grupo de doctrinas que pro-liferaron en los últimos años del siglo

NEUxrx y primeros años del siglo xx:doctrinas como las de Ernst Mach(v.), Richard Avenarius (v.), WilhelmSchuppe (v.), Richard Schubert-Sol-dern (v.) y otros — entre los cualescabe incluir una etapa temprana enel pensamiento de Bertrand Russell.Las doctrinas neutralistas suelen seral mismo tiempo perspectivistas, cuan-do menos en un sentido: en el de quelo físico y lo psíquico son presentadoscomo "perspectivas" de una sola rea-lidad, la cual no es ella misma ni fí-sica ni psíquica. Estas doctrinas sona menudo "sensacionistas" en cuan-to que, como en Ernst Mach sobretodo, consideran la sensación como elelemento fundamental neutral respec-to a lo físico y a lo psíquico, pero noes necesario que el neutralismo seasiempre e invariablemente un sensa-cionismo.

El concepto de neutralidad, y el"neutralismo" resultante, puede usar-se también en otro sentido: en el dela "ausencia de supuestos" (la Vo-raussetzunglosigkeit a que se han re-ferido muchos filósofos alemanes). Eneste caso la neutralidad se refiere noa la constitución de la realidad, sinoa las doctrinas o ideas sobre la mis-ma. En este sentido Husserl ha habla-do de neutralidad en cuanto neutrali-zación (Neutralisierung), o sea encuanto "modificación de neutralidad"(Neutralitätsmodifikation ). Consisteésta en el acto de "desconectar" todatesis relativa al mundo natural y co-locarla entre paréntesis (VÉASE), ha-ciéndola de esta manera "neutral" conrespecto a cualquier supuesto y hastacon respecto a cualquier afirmación(Ideen, § 31). La "modificación deneutralidad" es, según Husserl, aqueltipo de modalidad que descarta toda"modalidad doxal" a la cual se refie-re, pero en forma completamente dis-tinta de la mera negación, la cual espositiva y no "neutralizante". La mo-dificación en cuestión no suprimenada ni "hace nada": es sólo, diceHusserl, la contraparte consciente detoda ejecución o acto, es decir, su"neutralización" ( ibid., § 109).

Se ha discutido a este respecto (yen otros respectos) hasta qué puntoes posible una completa neutraliza-ción frente a toda "posición" o "ne-gación". Es común estimar que talneutralización es impracticable, perohay que tener en cuenta a qué se re-fiere la "actitud neutral" implicada

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NEWen la neutralización de referencia. Sidicha actitud es una actitud anteideas, nociones, "posiciones™, etc., noparece inconveniente admitir la posi-bilidad de una neulralización. Si, encambio, se refiere a "situaciones bási-cas", la neutralización parece difícil,si no imposible.

En nuestra opinión, la neutralidadcon respecto a todo supuesto de ca-rácter ontológico no es sólo posible,sino que es indispensable para que seponga en marcha el pensamiento filo-sófico. En efecto, éste no sería filosó-fico si no comenzara desde las "raí-ces", es decir, si no descartara todosupuesto (ontológico) que se presen-ta ante él con pretensión de verdad.Pero la "neutralidad ontológica" encuestión es sólo la condición indispen-sable para que haya un verdaderopunto de partida ontológico, el cualde este modo no será simplementedado, sino "asumido" en la forma de"ser radicalmente pensado". En otrostérminos, el pensamiento filosófico esneutral sólo en cuanto que, al empezara funcionar, deja de serlo. Ello dis-tingue el pensamiento filosófico delcientífico, en el cual es en principioimposible la neutralidad en el sentidoaquí indicado.

NEWMAN (JOHN HENRY) (1801-1890) nació en Londres. De 1817 a1820 estudió en Oxford; en 1822 fuenombrado "Fellow" en Oriel Collegey vicario de la Iglesia (anglicana) deSan Clemente. Adherido al "tracta-rianismo" (véase OXFORD) y tras de-fender, con E. B. Pusey, en los Tractsfor thé Times, opiniones cercanas alas de la Iglesia romana, manifestóen el Tract 90 la completa conformi-dad con ella. En 1845 fue bautizado;en 1847, ordenado sacerdote católico;en 1879, nombrado Cardenal po»León XIII.

Principal representante del llamado"movimiento de Oxford", y apologistadel catolicismo, la obra de Newmanno pertenece enteramente a la filoso-fía, aunque tiene en ésta algunosde sus más profundos fundamen-tos. Así ocurre, ante todo, con sudoctrina del asentimiento (VÉASE).Newman establece, por lo pronto,una diferencia entre dos modos deacción mental que parecen confun-dirse, pero que son, cuando los con-sideramos desde el punto de vista desu tendencia última, completamentedistintos y aun opuestos. Estos modos

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NEWde.:·acción mental son formas deaprehensión y pueden ser llamadostambién asentimientos a proposicio-

nes, en tanto que actos de asentira algo que es propuesto a la mente.Ahora bien, el asentimiento puedeser entendido como nocional y como

real. En el artículo sobre dicho vo-cablo liemos señalado las definicionesdadas por Newman a cada una deéstas formas de asentimiento y losdistintos modos bajo los cuales puedeser entendido el asentimiento nocio-nal. Digamos ahora solamente quemientras el mundo de la aprehen-sión conceptual y del correspondienteasentimiento se acerca, en su extremoúltimo, al mundo de la indiferenciay de la razón lógica, el mundo de laaprehensión real tiende a abarcar algomás que lo cognoscitivo o, si se quie-re, comprende lo intelectual solamen-te como uno de sus momentos o ele-mentos. Voluntad y emoción parti-cipan, por así decirlo, en el asenti-miento real, de modo que la respues-ta a lo dado puede ser ya completa.De ahí la tendencia a la unicidad del

asentimiento real frente a las grada-ciones del asentimiento nocional. Yde ahí también que el asentimientoverdadero y total excluya por princi-pio la duda, pues ha eliminado deaquel anterior mundo de la indiferen-cia todas las posibilidades por lascuales la afirmación de algo puedeser efectivamente indiferente para elque la establece. El asentimiento realno puede entonces ser objeto de unasimple operación de naturaleza lógi-ca. Ahora bien, el asentimiento real

no supone una subjetivación arbitrariade la situación a la cual asiente, sinoel hecho de que únicamente para unespíritu limitado al aspecto intelectualo contraído a lo meramente nocional,existe la posibilidad del error o dela duda. El asentimiento real es,así, la potenciación hasta lo máximode la objetividad en virtud de haberhecho radicar en ésta todos los ele-mentos y no sólo los intelectuales ycognoscitivos. Newman se aproximacon ello a los intentos realizados des-de diversos ángulos para ampliar laobjetividad de la verdad, y en parti-cular de la verdad religiosa, pues elmentado asentimiento se produce asu entender de un modo perfecto conlas verdades de fe del catolicismo. Elcombate contra la mera objetividadintelectual no equivale, sin embargo,

NEWcomo ocurrió con el modernismo(VÉASE), a una subjetivación de lodado, ni a una reducción de los pro-cesos de inferencia y deducción almaterial empírico, ni a un "sentimen-talismo religioso", ni, finalmente, aun activismo pragmatista: la prima-ria reducción de lo objetivo a lo sub-jetivo no es más que el primer pasopara alcanzar un nuevo concepto dela objetividad como algo que incluyecomo elemento suyo, y no ciertamen-te el menos importante, el sujeto quecapta lo real, y, por lo tanto, un es-fuerzo para crear el ámbito o la situa-ción desde la cual puede darsecualquier demostración mediante unainferencia nocional. Objetividad ysubjetividad serían, así, filosófica-mente, dos aspectos de una mismarealidad completa, sólo falsificadacuando se atendiera separada y ex-clusivamente a uno de ellos.

Obras filosóficas principales: AnEssay on thé Development of Chris-tian 'Doctrine, 1845. — The Idea ofa University, 1852. — An Essai/ inAid of a Grammar of Assent, 1870. —Hay que mencionar aquí también laApología pro vita sua, 1864. Ediciónde obras: Collected Works, 36 vols.,1868-1881; nueva edición, desde1947. Edición de Essays and Sket-ches, 3 vols., 1948. —' Ed. de Ser-mons and Discourses por Ch. F. Ha-rold, 2 vols., 1949. — Leiters of J.H. Newman, 1957 [con parte de ma-terial hasta entonces inédito]. — Tex-to hasta ahora inédito de N. sobreprueba de la existencia de Dios enCap. IV de Adrián J. Boekraad yHenry Tristam, The argument fromconscience to thé Existence of Godaccording to J. H. IV., 1961. — Lei-ters and Diaries of J. H. N., Il vols,(ed. C. S. Dessdin). — En trad, esp.,El sentimiento religioso. Ensayo sobrelos motivos racionales de la fe, 1960.— Antología. Selección de sus princi-pales obras en prosa, 1946. — VéaseA. M. Rae, Die religiöse Gewissheitbei J. H. Newman, 1809 (Dis.). —Lucie Félix Faure, Newman, sa vie etses oeuvres, 1901. — Thureau-Dan-gin, Newman, catolique, d'après desdocuments nouveaux, 1912. — W.Ward, The Life of J. H. CardinalNewman, 2 vols. 1912. — FlorisDelattre, La pensée de J. H. New-man, 1914. — Th. Haeckner, Kar-dinal Newmans Glaubens-philoso-phie, 1920. — Erich Przywara, Re-ligionsbegründung. Max Scheler - }.H. Newman, 1923. — Id. id., New-man Synthesis, 1931. — Jean Guit-ton, La philosophie de Newman:essai sur l'idée de développement,

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NEW1933. — Antonio Alvarez de Linera,El problema de la certeza en New-man, 1943. — Charles FrederickHarrold, John Henry Newman. AnExposition and Critical Study of HisMind, Thought and Art, 1945. —J. Moody, /. H. Newman, 1946. —Maurice Nédoncelle, La philosophiereligieuse de J. H. Newman, 1946.— J. A. Lutz, Kardinal J. H. New-man, 1948. — Robert Sencour, TheLife of Newman, 1948. — HeinrichFries y Werner Becker, Newman-Studien. Erste Folge, 1948. — L.Bouyer, Newman. Sa vie. Sa spiritua-lité, 1952. — H. Fries, Die Religions-philosophie Newmans, 1953. — A.J. Boekraad, The Personal Conquestof Truth according to J. H. New-man, 1955. — J. H. Walgrave, N. Ledéveloppement du dogme, 1957. —Varios autores, Newman-Studien, 3vols., 1957. — A. T. Boekraad, ThePersonal Conquest of Truth accordingto Cardinal Newman, 1959.

NEWTON (ISAAC) (Sir IsaacNewton desde 1705) (1642-1727)nació en Woolsthorpe, cerca de Gran-tham ( Lincolnshire ). Cursó sus estu-dios (1661-1665) en Trinity Collège,de Cambridge, y en 1667 fue nom-brado "Fellow" en el mismo College.De 1669 a 1701 profesó matemáticasen Trinity. En 1695 Lord Halifax leencargó la dirección del "Mint" ("Ca-sa de la Moneda") y en 1703 fuenombrado presidente de la "RoyalSocieyt".

Los escritos de Newton son abun-dantes; además de varios informescompuestos como director del "Mint",Newton escribió sobre asuntos teoló-gicos (sobre las profecías de Daniely el Apocalipsis de San Juan) y hastase ha dicho que se interesaba, en elfondo, más por la teología que por lamatemática y la física. Sin embargo,fue en estos últimos campos dondeescribió sus obras más importantes einfluyentes (véase bibliografía). Nonos ocuparemos aquí del contenidopropiamente científico de los trabajosde Newton, que damos por conocidoy sobre el que el lector puede infor-marse en lugares más pertinentes. Noslimitaremos a recordar sus contribu-ciones en el campo de la matemática(especialmente su "método de 'fluxio-nes'" [véase INFINITO]) y en la física(desarrollo y sistematización de la me-cánica, con las leyes del movimiento[v.] y el 'sistema del mundo' con lateoría de la gravitación universal;desarrollo de las leyes de refracción yreflexión de la luz y teoría corpuscu-

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NEWlar de la luz). La mecánica de New-ton, en particular, llamada hoy "me-cánica clásica", constituyó la primeragran exposición y sistematización dela física moderna y, en calidad de tal,ejerció una influencia considerable so-bre la ciencia y la filosofía. Casi todoslos grandes filósofos desde Newtontuvieron en cuenta la mecánica new-toniana, casi siempre para celebrarlay aceptarla (Locke, Voltaire, etc.),algunas veces para someter ciertosconceptos básicos a crítica (Berkeley,Leibniz); otras veces para partir deella como la ciencia o, mejor dicho,"el factum de la ciencia", que se tra-taba de justificar y fundamentar gno-seológicamente ( Kant ) .

Desde el punto de vista filosóficointeresan en Newton varios aspectosque mencionaremos rápidamente. Enprimer lugar, el "método" usado en laexposición de "los principios mecáni-cos de la filosofía" (de la "filosofíanatural" o "física"), consistente en"investigar, a partir de los fenómenosdel movimiento, las fuerzas de la Na-turaleza, y pasar a demostrar los de-más fenómenos a base de estas fuer-zas". Ejemplo eminente del método esla exposición del "sistema del mun-do", en el tercer libro de los Principia,pues "mediante las proposiciones ma-temáticamente demostradas en los li-bros anteriores, derivamos de losfenómenos celestes las fuerzas de gra-vedad mediante las cuales los cuerpostienden hacia el Sol y los demás pla-netas. Y luego, a partir de estas fuer-zas, y mediante otras proposicionesque son también matemáticas, dedu-cimos los movimientos de los planetas,de los cometas, la Luna y el mar",con la aspiración a deducir "el restode los fenómenos de la Naturalezapor el mismo tipo de razonamiento apartir de principios mecánicos". Enotros artículos de la presente obra(véanse, por ejemplo, ESPACIO, HIPÓ-TESIS, INERCIA, MOVIMIENTO, TIEM-PO) hemos tratado con más detalle dealgunos de los conceptos fundamenta-les usados por Newton. Estos concep-tos son para Newton conceptos de loque llama "filosofía experimental", lacual se rige por varias "reglas de ra-zonamiento en filosofía", de las cua-les destacamos la regla según la cualel "argumento por inducción" "nodebe ser evadido por hipótesis". Poreso Newton proclamó: "No fraguohipótesis." Las proposiciones en "fi-

NEWlosofía experimental" deben ser "in-feridas de los fenómenos y generali-zadas mediante inducción."

El método de la "filosofía natural"consiste, pues, como Newton indicaen la Óptica, en "hacer experimentosy observaciones y en derivar conclu-siones generales de las mismas me-diante inducción, y en no admitirobjeciones contra las conclusiones ex-cepto las que proceden de experi-mentos o de ciertas otras verdades".Una vez llevadas a cabo estas opera-ciones, que constituyen el análisis,hay que proceder a la síntesis, la cualconsiste en "asumir las causas descu-biertas y los principios establecidos,y explicar mediante ellos los fenóme-nos que proceden de ellos, y demos-trar las explicaciones". Se ha discutidomucho a este respecto si Newton fueo no fiel a las propias reglas del mé-todo, ya que no sólo la noción de"corpúsculo" —con sus "cualidadesprimarias": dureza, impenetrabilidad,movilidad, etc., y con la suposición deque poseen una vis inertiae—, sinotambién la teoría de la gravitaciónuniversal —con el supuesto de laadió al distans— parecen ser "hipó-tesis" no derivables de ningún expe-rimento y de ninguna proposiciónobtenida inductivamente. Debe adver-tirse, al respecto, sin embargo, que alhablar de las "hipótesis" Newton serefería a cierto género de hipótesis,especialmente a las que consisten ensuponer "cualidades ocultas" en loscuerpos. De este punto hemos trata-do en el artículo HIPÓTESIS.

Filosóficamente es importante asi-mismo la concepción newtoniana delespacio, tiempo y movimiento "abso-lutos" — ya sea que tales concepcio-nes sean "reales" o meramente "ope-racionales". No pocas de las ideasfilosóficas presupuestas por Newton oderivables de sus "Principios" y "Re-glas" fueron objeto de debate entre"newtonianos" y "leibnizianos", y es-pecialmente entre Samuel Clarke (v.)y el propio Leibniz. Aunque Newtonindicó que "discurrir acerca de Diosa base de las apariencias de las cosas[los "fenómenos"]" no compete a la"filosofía natural", puso de relieveque el sistema del universo no podíaproceder sino "del consejo y dominiode un Ser inteligente y poderoso".En qué relación se hallan ciertos"atributos" de Dios con ciertos "con-ceptos absolutos" como Espacio y

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NEWTiempo, es justamente uno de los te-mas del debate Leibniz-Clarke.

Obras principales: Phüosophiae na-turalis principia mathematica [citadoa menudo: Principia], 1687, 2* ed.,ed. R. Cotes, 1703, 3' ed., ed. Pem-berton, 1726. — Opticks, or a Trea-tise on thé Reflection and Colours ofLight [citado a menudo: Opticks],1704, 2' ed., amp., 1717, 3* ed.,amp., 1721. — En 1665 Newton com-puso su Analysis per aequationes nu-mero terminomm infinitas; hacia 1668compuso el Tractatus de quadraturacurvarum y en 1671 compuso el Me-thodus fluxionum et serierum infinita-rum, cum eiusdem applicatione adcurvarum geometriam, pero estos es-critos matemáticos fueron publicadosbastante después de su composición:el citado Tractatus fue publicado co-mo apéndice a la Opticks [Cfr. su-pra]; en 1712 se publicó el Analysis,y sólo en 1736 el Methodus fluxio-num. En 1774 se publicaron una seriede Opúsculo. — Entre los escritosteológicos de Newton destacan susObservations on thé Prophecies of Da-niel and thé Apocalypse of St. John,publicadas en 1733.

Edición de obras: Opera quaeexstant omnia, 5 vols., 1779-1785, ed.S. Hornsley, reimp., 1963 y sigs. —Véase también: Papers and Leiters onNatural Philosophy and Related Do-cuments, 1958, ed. I. B. Cohen, conla colaboración de R. E. Schofield[no incluye ni Principia ni Opticks].— Importantes para el conocimientode N. son las siguientes ediciones detextos, en su mayor parte procaden-tes de la importante colección, aún noenteramente publicada, de manuscri-tos de N., o relativos a N., que sehalla en la Universidad de Cambridge(la "Portsmouth Collection" ) : Uncol-lected Scientific Papers of I. N., 1962,ed. A. R. Hall y M. B. Hall. — TheCorrespondent of I. N., 3 vols.: I(1661-1675), 1959; Π (1676-1687),1960; III (1688-1694), 1961, ed. H.W. Turnbull [cartas de Newton y aNewton, a Collins. Oldenburg, Huy-gens, etc.]. — Selección de escritosteológicos: Sir I. N.: Theological Ma-nuscripts, 1950, ed. H. McLachlan.

Vida: David Brewster, N., 1831.— íd., id., Memoirs of the Life, Writ-ings, and Discoveries of Sir I. N., 2vols., 1855, 2» ed., 1860. — A. deMorgan, Essays on the Life and Workof N., 1914, ed. F. E. B. Jourdain. —L. T. More, I. Ν. Α Biography, 1934.— F. Dessauer, Weltfahrt "der Er-kenntnis. Leben und Werk I. New-tons, 1945. — Cortes Pía, Ι. Ν., 1945.— E. N. da C. Andrade, Sir L N.,1954.

De los escritos sobre la obra de N.,

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NEWdestacamos: K. Snell, N. und die me-chanische Naturwissenschaft, 1843.—A. Struve, Newtons naturphilosophi-sche Ansichten, 1869. — C. Neu-mann, Über die Prinzipien der gali-leischnewtonsche Theorie, 1870. — I.Rosenberger, N. und seine physikali-sche Prinzipien, 1893. — P.' Volk-mann, Über Newtons Philosophia Na-turalis, 1898. — L. Bloch, La philo-sophie de N., 1908. — H. G. Stein-mann, Über den Einfluss Newtons aufdie Erkenntnistheorie seiner Zeit,1913. — A. J. Snow, Matter and Gra-vity in Newion's Phi/sical Philosophy,1926. — Hélène Metzger, Attractionuniverselle et religion naturelle, 1938.— Stephen Toulmin, "Criticism inthe History of Science: Newton onAbsolute Space, Time, and Motion",The Philosophical Review, LXVIII(1959), 1-29, 203-27.

Todas las obras sobre los orígenesde la ciencia moderna y sobre la his-toria de la teoría del conocimientomoderna se ocupan de Newton; des-tacamos: E. A. Burtt, The Metaphysi-cal Foundations of Modern PhysicalScience, 1925, ed. rev., 1932 v la obraDas Erkenntnisproblem, de E. Cassi-rer (Cfr. bibliografía de CASSIBER[ERNST]). — También: E. W. Strong,Procédures and Metaphysics: A Studyin the Philosophy of MathematicalPhysical Science in the Sixteenth andSeventeenth Centuries, 1936. — En-tre las obras sobre la relación entreNewton y otros, mencionamos: J.Durdik, Leibniz und N., 1869. — K.Dieterich, Kant und N., 1877. — H.McLachlan, The Religious Opinionsof Milton, Locke, and Newton, 1941.— E. T. Whittaker, Anstaue, Newton,Einstein, 1942. — Para los desarrollosanteriores a Newton (además deBurtt, Cassirer cit. supra) : HerbertButterfield, The Origins of ModernScience 1300-1800, 1950. — Para lainfluencia de Newton (además de H.G. Steinmann, Cassirer et al., cit. su-pra): Pierre Brunet, L'introductiondes théories de N. cn France auXVIIIe siècle (avant 1738), 1931.

NEXO. En la doctrina de las rela-ciones (véase RELACIÓN), sobre todosi se entiende a la vez lógica y onto-lógicamente, se pueden plantear pro-blemas relativos al tipo de relaciónque liga dos o más entidades entre sí.Puede hablarse entonces de muchasclases de relación, tales como la unión,la fusión, la mezcla, la cohesión, etc.,etc. Uno de los vocablos que puedenusarse para designar cualesquiera ti-pos de relación es el vocablo 'nexo'.En principio se puede considerar elnexo desde dos puntos de vista: como

NEWnexo "lógico" y como nexo "real".Ejemplo del primero es el nexo quepuede establecerse entre dos o másproposiciones, especialmente dentrode una cadena deductiva. Ejemplo delsegundo es el que se llama a veces"nexo causal" o, simplemente, causa-lidad.

Aristóteles se planteó el problemade la naturalexa del "nexo", αυμχλοχήy en particular se planteó el problemade si el nexo es real (pertenece a lascosas) o "lógico" (pertenece al dis-curso). Dicho filósofo concluyó quepertenece al discurso (Met., E, 4, 1027b 30). Esto significa, o puede signi-ficar, que las relaciones entre entida-des no pertenecen a las entidades sinoal modo de considerarlas o ligarlas.Se puede decir entonces que las re-laciones son "externas". En cambio,cuando se afirma que el nexo perte-nece a las cosas, se mantiene la lla-mada "doctrina de las relaciones comorelaciones internas". Otros filósofos sepreguntaron por la naturaleza delnexo entre diversas entidades: entrelas cosas naturales entre sí; entre elalma y las cosas (por lo menos entanto que conocidas); entre Dios ylas criaturas; entre las diversas Per-sonas de la Trinidad; entre las ideasy las realidades, etc., etc. Diversasdoctrinas formuladas acerca del modocomo las entidades están relacionadascon su principio o sus principios, co-mo están relacionadas entre sí, etc.,pueden ser mejor comprendidas cuan-do analizamos la naturaleza del nexoconsiderado — por ejemplo, cuandotratamos de averiguar si el nexo es elque se establece entre un modelo y loimitado, o entre una causa y un efec-to, etc. En casi todos los sistemas filo-sóficos es importante el modo de con-cebir el nexo (o, según los casos, losdiversos tipos de nexo), pero en algu-nos sistemas la cuestión de la índoledel nexo, o nexos, es fundamental. Talocurre, por ejemplo, en Spinoza, encuya filosofía la idea de nexo comoorden, ordo, y conexión, connexio, delas ideas y de las cosas (Eth., II, prop.vii), desempeña un papel capital. Talocurre asimismo en Hegel, a causa dela importancia básica del nexo como"nexo dialéctico". En algunas doctri-nas filosóficas la idea de nexo encuanto conexión estructural pareceser más básica que la de las cosas,entidades, términos, etc. conexiona-dos. Tal sucede en la mayor parte de

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NEWlas filosofías llamadas "funcionalistas",a diferencia de las filosofías de ca-rácter primariamente "substancialis-ta". En algunas de estas filosofías"funcionalistas" las realidades son des-critas como "conexiones estructura-les". Uno de los autores que másinsistió en la idea del nexo como co-nexión estructural fue Dilthey. Esteautor describe a menudo "nexos"(psíquicos, históricos, etc.) en lasmencionadas conexiones estructurales(Zusammenhänge) y habla a veces detipos fundamentales de nexos estruc-turales — como, por ejemplo, el nexoestructural como tal y la conexióntemporal (Psychologie, VIII).

El examen de la idea de nexo estáen relación estrecha con el análisis delos todos y sus partes (véase TODO) ycon las diferencias a veces estableci-das entre un todo como estructura yun todo como suma. Muchos de losautores que han insistido en la impor-tancia del nexo han mantenido quelos todos son estructuras y no, parausar expresiones de Hegel, Und-Ver-btngunden o blasse Kopulation.

Observemos que Whitehead ha uti-lizado el vocablo 'nexo' (nexus) comotérmino técnico, cuya significación es,según el autor, distinta de la tradicio-nal, de forma que 'nexo' está en elpensamiento de Whitehead en una si-tuación análoga a la que están expre-siones como 'entidad actual [efectiva,real]', 'prehensión' (VÍASE) y 'princi-pio ontológico'. Grosso modo, el nexoes en Whitehead el modo peculiarcomo los "acontecimientos" estánagrupados. El nexo no es siempre, nifrecuentemente, un "nexo universal";es más a menudo un nexo particularde un determinado grupo de aconte-cimientos con otro determinado grupode acontecimientos. Según Whitehead,una entidad percipiente puede perci-bir, mediante "sensibilidad percep-tual", nexos particulares. Últimamen-te, el mundo efectivo de una "enti-dad actual" puede ser concebido comoun nexo "cuya objetivación constituyela unidad completa de un dato obje-tivo para la sensibilidad física de talentidad actual", de suerte que "estaentidad actual es el percipiente origi-nario de aquel nexo". Así, "cada mun-do actual [efectivo, real] es un nexo(nexus) que en este sentido es inde-pendiente de su percipiente origina-rio". Todo nexo, además, es "un nexocomponente, primero realizado en al-

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NICguna fase ulterior de concrescencia(concrescente] de una entidad actual"(Process and Reality, Parte III, Cap.I, sección ix).

NICÉFORO CHUMNO (1261-1321), uno de los más destacados einfluyentes filósofos bizantinos, es con-siderado como un antiplatónico yantineoplatónico por su constante opo-sición a todo realismo. Según este fi-lósofo, las ideas (o formas) no existensino con los cuerpos. Ello le llevó enocasiones a una posición claramentenominalista, la cual tenía como fun-damento un supuesto teológico: el deque Dios está por encima de todarealidad y, por tanto, no está en nin-gún modo ligado a ideas eternas (opi-nión similar a la de muchos nomina-listas de la escuela occamista). Sinembargo, en otras ocasiones se inclinóhacia un conceptualismo de tipo aris-totélico. El nominalismo (o concep-tualismo) de Nicéforo Chumno no leimpedía, sin embargo, seguir algunasde las opiniones platónicas, especial-mente en lo que toca a la naturalezadel alma, su simplicidad, inmortali-dad, etc. En alguna medida, NicéforoChumno se manifestó ecléctico res-pecto a Platón y a Aristóteles, los dosautores que tuvo constantemente encuenta en sus tratados.

Nicéforo Chumno escribió tratadosSobre la materia, Sobre las ideas ySobre el alma sensible y vegetativa.Escribió también una serie de cartasde índole filosófica y teológica. —Véase F. Boissonade, Anécdota Grae-ca, I, 293-312; II, 137-87; III, 356-408; V, 183-50, y Anécdota Nova,1-201. Para escritos teológicos, Migne,P. G., CXL, 1397-1526. — Véasetambién B. Tatakis, La philosophiebyzantine, 1949, págs. 247-49.

'NICOL (EDUARDO) nac. (1907)en Barcelona, ha sido secretario ge-neral de la Fundació Bernât Metgey es actualmente profesor titular decarrera en la Universidad Nacionalde México. Nicol ha trabajado so-bre todo acerca del tema de la ex-presión. Varias fases son perceptiblesen su pensamiento al respecto. Laprimera está representada por un aná-lisis fenomenológico del hombre ensus situaciones vitales (véase SITUA-CIÓN), del cual resulta una teoríadel hombre como ser determinadopor la temporalidad y la espaciali-dad, y de la vida como acción (ex-presión). La segunda se manifiestamediante un estudio de la historici-

NICdad del ser del hombre; de este es-tudio se desprenden, entre otros re-sultados, la erección de una ley deherencia histórica por la cual se hace

posible la salvación de la verdad enla ley reguladora de producción de

las verdades. La tercera consiste enuna investigación de la salvaciónde la verdad antes de la ciencia, locual implica una teoría del conoci-miento como re-conocimiento, y laafirmación de que el objeto se cons-tituye como tal no en la relación dualsujeto-objeto, sino en la apófansis ver-bal por la cual dos sujetos identifi-can el ente como realidad común.La cuarta se revela en una afirmaciónde la evidencia inmediata y apodíc-tica del otro (el prójimo) como serde la expresión. Con ello se superan,según Nicol, las posiciones opuestasdel realismo y del idealismo; además,ello permite fundamentar una onto-logía de lo humano. La expresiónresulta ser así el carácter ontológicoprimario (y constitutivo) del hombrea partir del cual derivan fenómeno-lógicamente los otros caracteres, detal suerte que la propia ciencia pue-de ser considerada como una ex-presión.

Obras: Psicología de las situacio-nes vitales, 2» ed., 1963.—La idea delhombre, 1946. — Historicismo y exie-tencialismo. La temporalidad del sery la razón, 1950. — La vocación hu-mana, 1953. — Metafísica de la ex-presión, 1957. —El problema de lafilosofía hispánica, 1961.

NICOLÁS DE AUTRECOURT,Ultricuria o Autricuria (t ca. 1350),estudió artes y teología en París,desempeñando el cargo de maestrode artes hasta que le fue prohibidala enseñanza en virtud de la conde-nación, en 1347, de un considerablenúmero de sus tesis. Siguiendo losprecedentes de Occam y en claraoposición al aristotelismo, Nicolás deAutrecourt admite solamente comoverdaderas las proposiciones resultan-tes de la experiencia inmediata y lasque pueden remontarse al principiode contradicción. Ahora bien, tal afir-mación supone la limitación del co-nocimiento al hecho de que una cosasea, pero no de que haya otra cosaderivada de ella. La inmediata con-secuencia de tal supuesto es una crí-tica de la causalidad y la substanciaque ha hecho de Nicolás de Autre-court un predecesor de Hume. Pero

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NICmientras Hume niega no sólo que larelación causa-efecto sea analíticasino que pueda ser dada en la expe-riencia inmediata, Nicolás de Autre-court rechaza sólo el carácter analí-tico de esta relación. En cambio,puede afirmarse la procedencia deun efecto y su vinculación a la causapor la inmediata experiencia, únicaque proporciona el saber al lado delcriterio supremo de la contradicción.Lo mismo ocurre, según Nicolás deAutrecourt, con la idea de la subs-tancia y la relación substancia-acci-dente. En uno y otro caso puede con-cluirse de una cosa a otra, pero estarelación no es necesaria; la relacióncausal y la substancial pueden afir-marse sólo, pues, con seguridad den-tro de los límites de la experiencia,y su ampliación es meramente algoprobable. De ahí la reducción de lasevidencias a lo existente experimen-tado y aun la negación de la substan-cia en su sentido tradicional, pues losubstancial se halla meramente en loque es experimentado. La crítica deNicolás de Autrecourt pasa asimismoal terreno de la teología construida abase de la filosofía aristotélica, peroante la improbabilidad de las afirma-ciones concernientes a lo inexperi-mentable o que no pueden deducirsedel principio supremo de contradic-ción se remite a la revelación admi-tida por la mayor probabilidad ads-crita a la fe.

Las cartas de Nicolás d'Autrecourta Bernardo de Arezzo han sido pu-blicadas con otros textos; las tesiscondenadas en 1347 fueron impresasen varias ediciones de las sentenciasde Pedro Lombardo. La más recientey completa edición de escritos, concomentario y exposición de su filoso-fía, en J. Lappe, Nicolaus von Autre*court. Sein Leben, seine Philosophie,seine Schriften, 1908 [Beiträge zurGeschichte der Philosophie des Mitte-lalters, VI, 2]. — Véase, además:Paul Vignaux, art. Nicolas d'Autre-court, en Dictionnaire de théologiecatholique, de Vacant - Mangenot -Amann, t. XI, cols. 562-587. — J.Reginald O'Donnell, "Nicholas ofAutrecourt" (Medioeval Studies, t. I,1939; contiene edición del tratadoSatis exigit ordo executionis). — E.A. Moody, "Ockham, Buridan, andNicholas of Autrecourt", 1947 [Fran-ciscan Studies, 7], págs. 113-46. —J. R. Weinberg, Nicolaus of Autre-court. A Study in Fourteenth CenturyThought, 1948. — M. del Pra, Nicoladi Autrecourt, 1951.

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NICNICOLAS DE CUSA (1401-1464)

Nicolaus Cusanus, Nicolaus Chrypffso Krebs (llamado a veces "el Cusa-no"), nació en Cues (Cusa). Despuésde estudiar en Heidelberg y Padua,se trasladó a Roma, y de allí a Colo--nia para seguir estudios eclesiásticos.En 1426 se ordenó sacerdote. Secre-tario durante un tiempo del legadodel Papa en Alemania, Orsini, y ami-go de muchos humanistas, así comode Gutenberg, contribuyó a la impre-sión de manuscritos, especialmente demanuscritos griegos. En 1432 Nicolásde Cusa participó en el Concilio deBasilea, representando primero el lla-mado "partido conciliar", y luego elllamado "partido papal". Como repre-sentante de la Santa Sede intervinoen diversas negociaciones esclesiásti-cas, incluyendo la que contribuyó ala incorporación por un tiempo de laIglesia oriental a Roma. En 1448 Ni-colás de Cusa fue nombrado Carde-nal. En 1450 fue nombrado obispo deBrixen y durante los años 1451 y1452 fue legado del Papa en Ale-mania.

Familiarizado con la tradición neo-platónica, agustiniana y mística de laEdad Media, sin por ello descartartotalmente la tradición aristotélico-tomista, y con la influencia de ciertosautores nominalistas, Nicolás de Cusaparece ser, visto superficialmente, unfilósofo y teólogo "ecléctico". Estaapariencia tiene algo de verdad encuanto que Nicolás de Cusa aspira acompletar armónicamente el pensa-miento de otros autores. Sin embargo,hay en su pensamiento, y sobre todoen el modo de expresar su pensamien-to, mucho que en su época era "nue-vo ' y que ha sido calificado de "mo-derno" o de "pre-modcrno". Desde elpunto de vista filosófico —o filosófi-co-teológico— interesan en Nicolás deCusa especialmente el modo comoafrontó dos cuestiones, para él, por lodemás, íntimamente relacionadas en-tre sí: la cuestión del conocimiento o,más adecuadamente, del acceso a larealidad; y la cuestión de la naturale-za de Dios y de la relación entre Diosy el mundo, o Dios y las criaturas.

En lo que toca a la "cuestión delconocimiento", Nicolás de Cusa dis-tinguió cuatro grados del conocer: lossentidos, que proporcionan imágenesconfusas e incoherentes; la razón, quelas diversifica y ordena; el intelecto orazón especulativa, que las unifica; y

NICla contemplación intuitiva, que, alllevar el alma a la presencia de Dios,alcanza el conocimiento de la unidadde los contrarios. En cierto modo, elconocimiento de Dios es un conoci-miento por vía negativa, pues es elque se obtiene cuando se descartantodos los demás conocimientos. Peroen cierto modo es un conocimientopositivo, por cuanto es saber lo queconstituye Dios en su realidad infi-nita.

Para Nicolás de Cusa, la menciona-da "unidad de los contrarios", o la"unidad suprema", es el propio Dios.Es coincidentia oppositorum, porquees, por decirlo así, "el lugar" en elcual tiene asiento la verdad supremacomo superación de toda contradic-ción. Dios es para Nicolás de Cusa laposibilidad de todas las cosas y, a lavez, su realidad; es el passest, esto es,el poder ser que ha llegado a ser deun modo real y absoluto. Pero esta su-ma potencia y sumo ser no le convier-te sólo en un máximo, en una eleva-ción a la potencia infinita de la finituddel mundo; por hallarse en todo estambién un mínimo. De la misma ma-nera que en las figuras geométricasque tienden a un límite, este límite esla unidad de él mismo y de la figura,así Dios es el punto en donde coinci-de toda oposición de figuras, el ver-dadero y auténtico infinito actual.Nicolás de Cusa se vale de ejemplosextraídos de los problemas matemá-ticos de límite para ilustrar sus con-cepciones acerca de la divinidad ydel mundo: el arco de una cuerdacoincide con ésta cuando el arco esmáximo; la curva coincide con larecta cuando la circunferencia crecehasta el infinito. El mundo es mani-festación de Dios y en él posee elprincipio de su unidad y orden; es,por así decirlo, "el máximo concretoy compuesto". Mas para aspirar alsaber de la unidad suprema es ne-cesario que el hombre se sumerjaen un espíritu de ausencia de deter-minaciones positivas, de renuncia atoda afirmación. Tal estado de espí-ritu, en el cual el alma se desprendedel conocimiento de los contrarios yse aproxima al conocimiento por larazón especulativa o intuición inte-lectual, es la verdadera docta igno-rantia (véase DOCTA IGNORANCIA), la"sabiduría" y no la "ciencia", la igno-rancia que se hace consciente de laimpotencia de todo saber racional.

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NICEllo es posible, según Nicolás deCusa, tanto más cuanto que el hom-bre es, en realidad, una imagen de lodivino, un microcosmo en el cual serefleja, disminuido, pero omnipresen-te, el macrocosmo de la totalidad.

Obras: De concordantia catholica(1433). — De reparaíione Calendara(1436). — De docta ignorantia (1440).De coniecturis (1440). — De quae-rendo Deum (1445). — De filiationeDei ( 1445 ). — De dato patris lumi-num (1446). — De Genest (1447).— Apología doctae ignorantiae (1449).— Idiota ( 1450, con De sapientia dia-logi dúo, De mente, De staticis expe-rimentis). — De novissimis diebus(1453). — De cisione Dei (1453). —De pace seu concordantia fidei (1454).— Complementum theologicum, fi-guratum in complementis mathemati-cis (1454). — De beryllo (1458).— De passest (1460). — De criba-tione Álchorani (1461). — De nonaliud ( 1462 ). — De venatione sa-pientiae (1463). — De ápice theo-riae, De ludo globi (1464). — Com-pendium ( 1464 ).

Ediciones de obras: Estrasburgo(1488) [reimp. de la misma en prep.por Paul Wilpert, en Miscellania Me-dievalia, 5]; Paris (1514); Basilea(1565). — Edición crítica al cuidadode la "Heidelberger Akademie derWissenschaften. Phil.-Hist. Klasse" ybajo el cuidado de E. Hoffmann, R.Klibansky, J. Koch et al.: Nicolaus deCusa Opera Omnia iussu et auctorita-te Academiae Litterarum Heidelber-gensis ad Codicum Fidem édita. — Elplan de publicación de las obras(muchas ya aparecidas ) es : /. De doc-ta ignorantia; H. Apología; II. Apolo-gía doctae ignorantiae; III. De coniec-turis; IV. De filiatione Dei, De Genesi;V. Idiota de sapientia, De mente, destaticis cxperimentis; VI. De cisioneDie; VIL De pace fidei; VIII. Criba-tio Álchorani; IX. De ludo globi; X,Compendium, De passest; XL Deberyllo, De dato patris luminum, Dequàerendo Deum; XII. De venationesapientiae, De ápice theoriae; XIIIy XIV. De concordantia catholica. Enla publicación el plan ha sido algocambiado; por ejemplo, el t. XIII(aparecido en 1944) incluye Direc-tio speculantis seu de non aliud; elt. XIV el Libro I de De concordan-tia catholica (aparecido en 1939). —En trad, esp.: La docta ignorancia,1957 (trad., prólogo y notas de Ma-nuel Fuentes Benet).

Eduard Zellinger, Cusanus-Konkor-danz. Unter Zugrundlegung der phi-losophischen und der bedeutendstentheologischen Werke, 1960 [basadaen ediciones críticas, ed. de París de1514 y varios manuscritos]. — Una

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NICCusanus-Gesellschaft publica desde1961 Mitteilungen und Forschungsbei-träge, en forma de anuario. Hay, enla Universidad de Maguncia, un Ins-titut für Ciisanus-Forschung, fundadopor Rudolf Haubst en I960.

Véase F. A. Scharpff, Der Kardina]N. von Cues, 1843. — Id., id.,Der Kardinal und Bishof N. von Cuesals Reformator in Kirche, Reich undPhilosophie des 15. Jahrh., 1871. —R. Falckenberg, Grundzüge der Phi-losophie des N. Cusanus mit besonde-rer Berücksichtigung der Lehre vomErkennen, 1880. —'j. Uebinger, Phi-losophie des N. Cusanus, 1881. — Id.,id., Die Gotteslehre des N. C., 1888(con edición del texto hasta entoncesinédito: De non aliad}. (Otros escri-tos de Uebinger sobre las obras deCusa en el Zeitschrift für Philoso-phie, Philosophisches Jahrbuch eHistorisches Jahrbuch, 1893-1894). —G. Grüning, Wesen und Aufgabe desErkennens nach N. Cusa, 1902. —Max Jacobi, Das Weltgebäude desKardinals N. von Cues, 1904. — Ch.Schmidt, Kardinal N. Cusanus, 1907.— K. P. Hasse, Nikolaus von Kues,1913. — Edmund Vansteenberghe,Le Cardinal M. de Cues: L'action. Lapensée, 1920, reimp., 1963 [con bi-bliografía; el mismo autor publicó, en1910, el texto hasta entonces inédito:"De ignota literatura" de Juan Wenckde Herrenberg contra Nicolás de Cu-sa]. — Ernst Cassirer, Individuumund Kosmos in der Philosophie deiRenaissance, 1927 (trad, esp.: Indivi-duo y cosmos en la filosofía del Re-nacimiento, 1951). — J. Ritter, DoctaIgnorantia. Die Theorie des Nichtwis-sens bei Nicolaus Cusanus, 1927. —Paolo Rotta, II Cardinale Nicolo diCusa, la vita ed il pensiero, 1928. —E. Hoffmann, "Cusanus-Studien. I.Das Universum des N. von Cues"(Sitzungsberiche der Heidelb. Akade-mie der Wissenschaften, Phil-Hist.Klasse, 1929/1930. — P. Mennicken,N. von Cues, 1932. — H. Bett, N. ofCusa, 1932. — H. Rogner, Die Bewe-gung des Erkennens und das Sein inder Philosophie des Nikolaus vonKues, 1937. — H. Kunkel, Schickalund Liebe des Nikolas von Cusa,1949. — R. Schultz, Die Staatsphilo-sophie des N. con Kues, 1948. — G.Saitta, N. Gusano e l'umanesimo ita-liano, 1957. — Karl Volkmann-Schluck, N. C. Die Philosophie imÜbergang vom Mittelalter zur Neu-zeit, 1957. — C. Hummel, N. C. DasIndividualitätsprinzip in seiner Philo-sophie, 1961.

NICOLÁS DE DAMASCO (nac.ca. 64 antes de J. C. ) fue uno delos más destacados peripatéticos dela época. Como Andrónico de Rodas

NICy Aristón de Alejandría, se dedicó in-tensamente a la recopilación y a lainvestigación: resultado de ello esuna descripción de las plantas, toda-vía conservada. Nicolás de Damascoescribió también numerosos comenta-rios filosóficos, que abarcaban prác-ticamente todos los campos del sa-ber —desde la metafísica y teologíahasta la meteorología—, pero de mu-chos de ellos solamente se han con-servado fragmentos y de algunos úni-camente los títulos. En una obratitulada Sobre Aristóteles, Περί τί,ς'Αριστ ο τ έλο^ις , Nicolás de Damasco pare-ce haber escrito una introducción sis-temática al estudio del Estagirita.Nicolás fue consejero de Heredesel Grande.

Textos: Th. Roeper, Nie. Dam. deAristotelis philosophia librorum reli-quiae (Lectiones Abulpharagianae),1844. — Hay fragmentos de unatraducción siria de la obra sobreAristóteles en un manuscrito canta-brigiense. — E. H. F. Meyer, Nie.Damas, de plantis libri dúo, 1841. —K. Müller, Fragmenta historicorumGraecorum, III, 348 y sigs. — VéaseC. Trieber, Quaestionae Laconicae,pars I: De N. Dam. Laconicis, 1866.

NICOLÁS DE ORESME ( t 1362)nació en un lugar (según algunos,Allemagne) del obispado de Bayeux,en una zona ocupada hoy por el de-partamento de Calvados, en Norman-día (Francia). Estudió teología enParís y fue gran maestro del Colegiode Navarra, de la Universidad de Pa-rís, en 1356. En 1377 fue nombradoobispo de Lisieux.

Nicolás de Oresme es consideradocomo un precursor del tipo del uomouniversale renacentista a causa de laamplitud de sus intereses intelectua-les. En efecto, se ocupó de filosofía,física, matemáticas, astronomía, astro-logía y economía (su tratado sobre lasmonedas es uno de los primeros, si noel primero, sobre la cuestión en laúltima Edad Media y comienzos de laépoca moderna). Es considerado asi-mismo como uno de los precursoresde la física (y especialmente de lacinemática) moderna. Habitualmentese incluye a Nicolás de Oresme entrelos físicos de la llamada "Escuela deParís" (VÉASE), pero debe tenerse encuenta que en muchos respectos Ni-colás de Oresme trató de cuestionesfísicas en formas que se acercan a lasde los mertonianos (v. ) y, en todocaso, insistió más que otros en la des-

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NICcripción matemática de procesos físi-cos. Su influencia al respecto fue con-siderable; según hemos indicado en elartículo sobre los mertonianos, mu-chos autores influidos por éstos fueronasimismo influidos por Nicolás deOresme, por lo menos en cuanto usa-ron su famoso "método gráfico".

Este método consiste esencialmenteen el uso de figuras bidimensionalescon el fin de representar variacionesen cualidades y en movimientos delos cuerpos. Para la representación demovimientos, Nicolás de Oresme usóuna línea para representar el tiempoy otra para representar las llamadas"velocidades instantáneas". Para larepresentación de cantidades de unacualidad, usó una línea para represen-tar extensión de la cualidad en unsujeto y otra línea para representarlas diversas cualidades intensivas. Ni-colás de Oresme dio también unaprueba muy influyente del teoremade la velocidad media y desarrolló lanoción de la "cantidad de velocidad",haciendo progresar grandemente elanálisis y descripción matemática delmovimiento uniformemente aceleradode los cuerpos.

Los más importantes escritos físicosy matemáticos de Nicolás de Oresmeson: Tractatus de configurationibusformarum. — De unifonnitate et dif-formitate intentionum. —· Cuestionessuper geometriam Euclides. — De ve-locitate motus alterationis. — De pro-portionibus velocitatum in motibus. —Álgorismus proportionum. — De pro-portionibus proportionum. Algunos deestos tratados fueron publicados a fi-nales del siglo xv y comienzos del si-glo xvi (generalmente con otros tex-tos); otros han permanecido inéditoshasta el presente; de otros se han pu-blicado fragmentos (P. Duhem, M.Clagett, L. Thorndike, A. Maier, etc.).Las más abundantes y exactas refe-rencias a las ideas físicas y matemáti-cas de Nicolás de Oresme se encuen-tran en los escritos de los historiadoresmencionados en el paréntesis anteriora que hemos hecho referencia en de-talle en las bibliografías de MERTO-NIANOS y PABÍS (ESCUELA DE). — Delos escritos astronómicos destacan:Cuestiones super de celo. — Libre duciel et du monde. De este último hayed. por A. D. Menut y A. J. Denony,en Medioeval Studies, III y IV ( 1941-1943); Cfr. de dichos autores: "Nico-las Oresme: Le Libre du Ciel et duMonde", Franciscan Studies, VII(1947), 113-46. — Su tratado sobrela moneda se titula Traicté de la pre-mière invention des monnaies (y, en

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NIClatin: De mutationes monetarum, otambién De maneta; véase al efectoÉmile Bridey, Ν. Ο. Étude d'histoiredes doctrines et des faits économiques.La théorie de la monnaie au XlVesiècle, 1906, y Ch. Johnson, The DeMoneta of N.de O., 1957. — De susescritos astrológicos es importante so-bre todo el Livre des divinations; ed.,trad, y notas en G. W. Coopland, IV.O. and the Astrologers; A Study ofHis Livre de Divinacions, 1952 [in-cluye porciones del De falsis Prophe-tis, de Pedro de Ailly, y texto dellatino Tractatus contra Judicarios As-trónomos, de Nicolas de Oresme]. —·Se deben asimismo a Nicolás de Ores-me paráfrasis francesas de la Políticau de la Oeconomica de Aristóteles(Aristotelis Política et Oeconomicacum glossematibus gaïïice versa[I486], así como comentarios a laEthica Nicomachea (ed. por A. D.Menut, 1940).

Sobre N. de O. véanse obras de P.Duhem, M. Clagett, L. Thorndike, A.Maier antes referidas; además: ErnstBochert, Die Lehre von der Bewegungbei N. O., 1934 (Dis.) . — Sobre el"método gráfico", obras de M. Clagett[que ha ed. fragmentos] y H. Wieleit-ner, "Über den Funktionsbegriff unddie graphische Darstellung bei Ores-me", Bibliotheca Mathematica, 3 Fol-ge, XIV (1914), 193-248.

NICOLE (PIERRE) (1625-1695)nació en Chartres, de donde salió en1642 hacia París para estudiar en elCollège d'Harcourt, siendo recibidode maestro de Artes en 1644. Su fre-cuentación de la casa de Port-Royalde París y sus conversaciones con Ar-nauld (v. ) lo llevaron al jansenismo(v.). Nicole profesó en Port-Royal deParís (1646-1650) mientras obteníael grado de bachiller en 1649 perorenunciaba a seguir la carrera ecle-siástica que había iniciado. En 1650pasó a Port-Royal-des-Champs, dondecompuso con Arnauld la Lógica dePort-Royal (véase PORT-ROYAL [LÓ-GICA DE] ) , y colaboró en la redacciónde multitud de tratados, cartas y apo-logías jansenistas y antimolinistas, in-cluyendo, según se dice, las Provincia-les de Pascal, de las cuales bosquejóalgunas, retocó otras y tradujo todasal latín con un comentario que lleva-ba el pseudónimo de Guillermo Wend-rock, doctor en teología en Salzburgo.Hacia 1664-1665 compuso unas Car-tas sobre la herejía imaginaria (Lettressur l'hérésie imaginaire). Después dela llamada "paz clementina", es decir,cuando el Papa Clemente IX accedióa que se firmara el célebre formulario

NIChaciendo reservas "de hecho" —la fa-mosa distinción entre la "cuestión dederecho" y la "cuestión de hecho" enel curso de la polémica jansenista sedebía justamente a Nicole—, Nicolese retiró de las querellas jansenistas yse consagró en gran parte a la com-posición de varias obras de carácterético, educativo y teológico. En lasúltimas combatió las tendencias quie-tistas (véase QUIETISMO) y protestan-tes, y desarrolló un sistema de la gra-cia en oposición a muchas ideas de suantiguo amigo y colaborador, Arnauld.Nicole subrayó en sus últimas obras"la debilidad del espíritu humano"contra los que pensaban haber descu-bierto de una vez por siempre losprincipios de las ciencias. Ello ha he-cho pensar a algunos que Nicole sedejó llevar por el pirronismo, pero de-be tenerse en cuenta que los ataquesde Nicole contra las pretensiones delos filósofos a alcanzar verdades abso-lutas no lo conducían a negar la posi-bilidad de demostrar verdades talescomo la existencia de Dios y la in-mortalidad del alma siempre que lademostración no fuese puramente es-peculativa y se atuviese a la conside-ración racional del orden del mundo.Característico del pensamiento de Ni-cole en muchos de sus escritos nopolémicos es la actitud del moralista,con la aplicación del "espíritu de fi-nura" a los problemas del "conoci-miento del hombre" y de la relaciónentre los hombres en la sociedad.

Además de la Logique de Port-Royal, de los escritos en los cuales co-laboró y de las mencionadas Lettressur l'hérésie imaginaire, se deben aNicole: Essais de morale, una vastacolección de volúmenes diversos, cuyoprimer tomo apareció en 1671 bajo elpseudónimo de Mombrigny. En laforma en que fueron impresos en1744, los Essais de morale de Nicolecomprenden: Divers opuscules de mo-rale (6 vols.); Lettres sur différentssujets (3 vols.); Réflexions moralessur les Epîtres et Évangiles (5 vols.);Vie de Nicole, tirée de ses écrits, porel Abate Goujet ( l vol. ) ; Instructionsthéologiques et morales sur les sacre-ments (2 vols.); Instructions théolo-giques et morales sur le Symbole (2vols.); Instructions théologiques etmorales sur le Décalogue (2 vols.);Instructions théologiques et moralessur l'Oraison dominicale (1 vol.);Traité de la prière (2 vols.); L'es-pirit de Nicole, ou Instructions ti-rées de ses ouvrages, por el AbateCerveau (l vol.). — Nicole escribió

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NICtambién un Essai sur le moyen deconserver la paix avec les hommes; unTraité de la grâce générale, en 2 vols.;una Réfutation des principales erreursdes quiétistes, y De ^éducation d'unprince (para el primogénito de Vic-torio Amadeo II de Saboya).

Edición de obras por C. Jourdain(Paris, 1844). — Véase ReinholdSchenk, Die Verstandes- und Urted-sbildung in ihrer Bedeutung für dieErziehung bei N., 1908. — E. Thou-verez, P. N., 1926. — Le BretonGrand-Maison, P. N. ou la civilitéchrétienne, 1946. — Véase tambiénbibliografía de JANSENISMO y PORT-ROYAL (LÓGICA DE).

NICOLETTO DA UDINE (PAO-LO). Véase PABLO DE VENECIA.

NICÓMACO DE GERASA (Ara-bia) (fl. 140) desarrolló las tenden-cias neopitagóricas en el sentido deuna mística numérica en su Introduc-ción a la aritmética, Αριθμητική ει-σαγωγή. Según Nicómaco, los núme-ros han pre-existido al mundo y hanconstituido el modelo según el cualéste ha sido forjado. El neopitagoris-mo se combinaba, pues, en Nicóma-co con el platonismo (del Timeo),con típicas concepciones neoplatóni-cas según las cuales los númerosconstituyen la realidad de las ideas,y con concepciones filónicas segúnlas cuales las ideas (o números) es-tán en la mente de Dios como prin-cipios. Por lo demás, los números eraninterpretados como representando ta-les principios (así, el Uno o, mejor,lo Uno es la divinidad o la razón; eldos o, mejor, la diada, la materia)en forma que recuerda las especula-ciones, a base de oposiciones, de losmiembros de la Academia antigua.

Nicomachi Geraseni Pytliagorei in-troductionis aríthmeticae libri II, ed.R. Hoche, Lipsiae, 1866. Hay comen-tarios y escolios a la obra por Jám-blico (ed. H. Pistelli, Lipsiae, 1894),y por Juan Filopón (ed. R. Hoche,Wesel, 1864-1865 y 1867). — La In-troducción de Nicómaco fue tradu-cida al latín por Apuleyo y Boecio y,como indica A. J. Festugière (LaRévélation d'Hermès Trímégiste, I,1944, pág. 2), sirvió en esta formacomo manual de estudio todavía du-rante los siglos xn y xni.

NICÓSTRATO (fl. 160 a 170) fuemás fiel a la ortodoxia platónica ymenos inclinado al eclecticismo quela mayor parte de los autores plato-nizantes de su época. Su importanciaen la historia de la filosofía se debeal minucioso comentario que hizo de

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NIElas Categorías de Aristóteles, comen-tario que fue ampliamente usado porvarios filósofos neoplatónicos (Ploti-no, Porfirio) y que ha valido du-rante muchos siglos como expresiónde la actitud "ortodoxa" frente a estaparte de la doctrina aristotélica. Ni-cóstrato pretendía hallar numerosasaporías en la doctrina aristotélica;casi todas ellas se derivaban, a suentender, de la tendencia de Aristó-teles a considerar lo sensible y lointeligible como especies de un mis-mo género en vez de mantenerlosseparados.

Fragmentos del comentario de Ni-cóstrato han sido conservados en loscomentarios de Simplicio. Véase K.Praechter, "Nikostrat, der Platoniker",Hermes, LVII (1922), 481-517.

NIETZSCHE (FRIEDRICH) (1844-1900), nació en Röcken y estudióen la Universidad de Bonn con O.Jahn y F. Ritschl, pasando en 1865a Leipzig, donde cursó filología ycomenzó a entusiasmarse con Scho-penhauer y la música. Allí trabóamistad con Erwin Rohde y luegocon Richard Wagner. Nombrado elaño 1870 profesor ordinario de fi-lología clásica en Basilea, donde serelacionó con J. J. Bachofen y JakobBurckhardt, abandonó el cargo en1878 por grave enfermedad, despuésde haber roto con Wagner. Hasta1889, aproximadamente, y justamen-te durante el período de su mayoractividad literaria, pasó una granparte de los veranos en Sils-María,en la Engadina, y el resto del tiem-po en la Riviera y en diversas ciu-dades de Italia y de Alemania, casisiempre solitario, y sufriendo múlti-ples recaídas, rodeado a veces de susescasos amigos y discípulos. Final-mente, la profunda depresión ner-viosa que sufría desde hacía años leprodujo un súbito oscurecimientomental y, por último, le sobrevinouna parálisis, teniendo que ser tras-ladado a la clínica psiquiátrica dela Universidad de Jena y pasando elresto de su vida en Naumburg yWeimar con su madre y su hermana.

La doctrina filosófica de Nietzsche,cuyo carácter poético y personal hasido muy insistentemente subrayado,es también, en cierto modo, como lade Kierkegaard, una filosofía exis-tencial, pero de un "existencialismo"de muy distinto sentido y contenido.Suelen distinguirse en su evolución

NIEfilosófica tres períodos más o menosdefinidos: el primero, que va desdesus estudios en Leipzig hasta 1878,se caracteriza por sus primeros tra-bajos de interpretación y crítica dela cultura y por su devoción scho-penhaueriana y wagneriana; es laépoca de El origen de la tragediaen el espíritu de la música (1872),de La filosofía en la época trágica delos griegos (1874), de las Conside-raciones intempestivas (1873-1876). Elsegundo período, donde rinde home-naje a la cultura y al espíritu libres,en un sentido semejante al de laIlustración francesa, es representadopor Humano, demasiado humano(1876-1880), Aurora (1881) y La GayaScienza (1882). E1 tercero y último,el llamado período de Zaratustra ode la "voluntad de poder", compren-de: Así habló Zaratustra (1883), Másallá del bien y del mal (1889), Ge-nealogía de la moral (1887), El casoWagner (1888), El ocaso de losídolos (1889), los diversos planespara la Inversión de todos los valores,con El Anticristo, El Inmoralista, laCrítica de la filosofía, y, finalmente,su obra capital, La Voluntad de po-der, Ensayo de una trasmutaciónde todos los valores, ejecutado enparte fragmentariamente, ampliacióny realización de los planes anterio-res, con las tesis sobre El nihilismoeuropeo, la Crítica de todos los valo-res, los Principios de una nueva ta-bla de valores y los aforismos defi-nitivos sobre El eterno retomo. Sinembargo, a través de estos períodos,en apariencia tan distintos, late enNietzsche una perfecta unidad y,para decirlo con Pfänder, un sistema.Este sistema resulta más compren-sible desde su última fase, dondequedan englobados los momentosanteriores, desde la época scho-penhaueriana y la distinción entreel espíritu apolíneo y el espíritu dio-nisiaco, hasta los intentos para esta-blecer una nueva tabla de valores.La distinción entre lo apolíneo y lodionisíaco en la cultura griega y, através de ella, en toda la cultura occi-dental, es resuelta por Nietzsche me-diante una acentuación del elementoúltimo, entendido como una afirma-ción de la vida, como una voluntadde vivir. Esta voluntad, que ofrece,en su concepción, caracteres ahistó-ricos, que significa una negación de,toda la cultura alemana de su época

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NIEy, sobre todo, de la identificaciónhegeliana de lo real con lo racional,tiene como natural consecuencia unaaguda crítica del filisteísmo cultural,que Nietzsche ve representado antetodo en David F. Strauss y que ex-tiende a la cultura burguesa y sa-tisfecha, a la vida que no se resignaa "vivir en peligro". Genialidad esté-tica y espíritu trágico, música y des-mesura son las categorías con lascuales construye Nietzsche el primerandamio de su sistema, en el cual nopuede quedar excluida, sino integra-da, la aparente fase contradictoria delamor al iluminismo volteriano,'por-que éste no es entendido como unoptimismo filisteo sobre el progreso,sino, siguiendo las tendencias de losmoralistas franceses del setecientos,como una verdadera y profunda com-prensión del alma humana, de suvalor tanto como de su incurable es-tupidez. El supuesto iluminismo deNietzsche es, consiguientemente, sólouna preparación para su posterior eincisiva crítica de la cultura europea,para la elaboración de su propiafilosofía, en donde el radical prag-matismo vitalista y aun biológico nologra desvirtuar su descubrimientodel elemento en que reposa necesa-riamente la cultura: la creación delvalor.

Este descubrimiento de los valores,realizado al hilo de una constantepolémica contra la moral, por la cualentiende Nietzsche casi siempre loque llama "moralina", es el resultadode un análisis apasionado y hondo delos valores de la cultura europea,valores que ve encarnados en el cris-tianismo, el socialismo y el igualita-rismo democrático. Nietzsche susten-ta que semejantes ideales no son sinoformas de una moral que debe sersuperada mediante un punto de vistasituado más allá del bien y del mal,manifestaciones de una vitalidad des-cendente, de un ascetismo al cualopone como valor supremo la vitali-dad ascendente, la voluntad de viviry, en última instancia, la voluntad depoder. La lucha contra los valoresvigentes hasta la fecha implica, cier-tamente, la demostración de su se-creta llaga, la evidencia tanto de lafalsedad radical del pretendido obje-tivismo del hombre de ciencia comodel espíritu decadente del cristiano,en el cual ve Nietzsche una mani-festación del resentimiento moral.

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NIEFrente a estos valores, Nietzscheacentúa lo que llama, con términono siempre unívoco, la vida. Ésta esla norma y el valor supremos, al cualdeben someterse los restantes, puesla voluntad de vivir es el mayordesmentido posible a la objetivi-dad, al igualitarismo, a la piedad ycompasión cristianas. Pero la volun-tad de vivir, que es voluntad depoder y de dominio, exige, juntocon la crítica de dichos falsos valores,la erección de un nuevo ideal delSuperhombre, que es "el sentido dela Tierra", pues "el hombre es algoque debe ser superado". El Super-hombre es aquel en quien la volun-tad de dominio se revela en toda sufuerza; es el que está situado verda-deramente más allá de la moral, elque tiene el valor de afirmar frentea la moral la virtú en el sentido delRenacimiento italiano. El Superhom-bre es el que vive en constante pe-ligro, el que, por haberse desprendidode los productos de una cultura de-cadente, hace de su vida un esfuerzoy una lucha. Si el Superhombre tienealguna moral, es la moral del señor,opuesta a la moral del esclavo y delrebaño y, por lo tanto, opuesta a lamoral de la compasión, de la piedad,de la dulzura femenina y cristiana.La idea del Superhombre, con sumoral del dominador y del fuerte, esya la primera inversión de los valores,pues éstos adquieren una jerarquíacontraria cuando son contempladosdesde su punto de vista. Obje-tividad, bondad, humildad, satisfac-ción, piedad, amor al prójimo sonvalores inferiores; están en un rangodistinto del que supone el esclavo,pues la vida y su afirmación, el podery su afirmación son infinitamentesuperiores a ellos y exigen la creaciónde una nueva tabla estimativa, de latabla en donde la objetividad es sus-tituida por la personalidad creadora,la bondad por la virtú, la humildadpor el orgullo, la satisfacción por elriesgo, la piedad por la crueldad yel amor al prójimo por el amor a lolejano. Estos son los valores de la vidaascendente, los valores que la culturaeuropea ha rechazado, desembocan-do por ello en su estado actual, enel nihilismo que se anuncia y paracuya música "todos los oídos estánaguzados". El profetismo de Nietz-sche es pura y simplemente una con-secuencia de su crítica de los valores

NIEde la cultura presente, pues la cul-tura que ha abrazado una falsa tablade valores debe desembocar necesa-riamente en el hundimiento y en ladecadencia, debe quedar sepultadapor la marea que avanza impetuosay de la cual sólo se salvarán los quesientan como propia la necesidad desuperación del hombre. La filosofíade Nietzsche está enteramente ex-presada en los principios de su nuevavaloración, que comprende la subor-dinación del conocimiento a la nece-sidad vital e inclusive biológica, laformación de una lógica para la vida,el establecimiento de un criterio deverdad según la elevación del senti-miento de dominio, la negación delo universal y necesario, la lucha con-tra todo lo metafísico y absoluto.Crítica e inversión de los valores queexige a la vez una destrucción de lafilosofía y de su historia; en lugarde los valores morales aparecen losvalores naturales; en lugar de la so-ciología, la doctrina de las formasde dominio (o de poder); en lugar dela teoría del conocimiento, una jerar-quía de los afectos estructurada deacuerdo con el principio de la volun-tad de poder; en lugar de la metafísi-ca y de la religión, la doctrina deleterno retorno. Esta última doctrina,que desempeña acaso el papel culmi-nante en la filosofía de Nietzsche, quehace de ésta una mítica y una filo-sofía de la salvación, es llamada porNietzsche "una profecía"; su demos-tración científica no oculta su esen-cial motivo, ese motivo que Unamu-no ha visto en la sed de inmortalidady que el propio Nietzsche ha consi-derado desde un punto de vista mo-ral, dando a cada uno de los momen-tos de la existencia un valor infinitopor la forzosidad de su repeticióneterna. El medio para sobrellevar estadoctrina es justamente la transmuta-ción de todos los valores; sólo porella cobra el eterno retorno una sig-nificación adecuada y sólo por ellapuede ser entendido el mundo, ya enun sentido plenamente metafísico,como la manifestación de la voluntadde dominio, como la voluntad dedominio misma, como "algo que deborepetirse eternamente, como un de-venir que no conoce satisfacción,aburrimiento ni fatiga".

La filosofía de Nietzsche ha sidointerpretada muy diversamente. Elmodo aforístico de escribir de Nietz-

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NIEsehe ha contribuido a la multiplicidadde interpretaciones, no sólo por la na-turaleza a la vez ambigua y "sugesti-va" de los aforismos, sino tambiénporque el modo de interpretarlos de-pende grandemente de la manera co-mo han sido ordenados. En nuestraexposición nos hemos atenido a lo quenos parecía que resaltaba más en elpensamiento de Nietzsche en sus di-versas "etapas", pero un estudio másdetallado de Nietzsche debe tener encuenta los cambios que puede intro-ducir una distinta ordenación de afo-rismos y, sobre todo, una distinta or-denación de los fragmentos publica-dos en las ediciones más conocidascon el nombre de "La voluntad de do-minio" o "La voluntad de poder" (DerWille zur Macht). Hay que hacerconstar a este respecto que la inter-vención de la hermana de Nietzsche,Elisabeth Förster-Nietzsche, en los es-critos del filósofo, ha introducido nopocas confusiones y malas interpreta-ciones de su pensamiento. Con el finde despejar las primeras y rectificarlas segundas Karl Schlechta ha pre-sentado su edición de "Obras" en 3vols, a la que nos referimos en la bi-bliografía; importante en esta ediciónes la distinta ordenación de los frag-mentos de Nietzsche, especialmentelos conocidos con el citado nombrede "La voluntad de dominio" o "Lavoluntad de poder".

Títulos originales y fechas de lasprimeras ediciones: Die Geburt derTragödie aus dem Geiste der Musik,1872. — Unzeitgemässe Betrachtun-gen, en 4 partes, I, 1873; Π, 1874;III, 1874; IV, 1876 (abarcan: DavidStrauss, der Bekenner und der Schrif-steller; Vom Nutzen und Nachteil derHistorie für das Leben; Schopenhauerals Erzieher; Richard Wagner inBayreuth), 2» edición, 2 vols., 1893.— Menschliches, AllzumenschlichesEin Buch für freie Geister, 1878. —Der Wanderer und sein Schatten,complemento a la obra anterior, 1880(edición total de la obra y sus apén-dices y prefacio: 2 vols., 1886). —Morgenröte. Gedanken über morali-sche Vorurteile, 1881. — Die fröhli-sche Wissenschaft, 1882, 2* edición,ampliada, 1887. — Also sprach Za-rathustra, partes I a III; I, 1883; II,1883; III, 1884; Parte 4, 1891. —Jenseits von Gut und Böse. Vorspielzu einer Philosophie der Zukunft,1886. — Zur Genealogie der Mo-ral, 1887. — Der Fall Wagner, 1888(edición de 1900 con el escrito:Nietzsche contra Wagner). — Die

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NIEGötzendämmerung, 1889. — Ge-dichte und Sprüche, ed. ElisabethFörster-Nietzsche, 1898. — EcceHomo, ed. R. Richter, 1908. Otrasobras —tales como los fragmentossobre La voluntad de poder (DerWille zur Macht. Versuch einerUmwertung aller Werte)— aparecie-ron sólo en las ediciones de obrascompletas. — La correspondenciafue editada en varios volúmenes:Gesammelte Briefe, ed. E. Förster-Nietzsche y P. Gast, I, 1900; II, 1y 2, 1902; III, 1, 2, 1904-1905; IV,1908, 1909. — Nueva edición decorrespondencia por R. Oehler, 1911.También está incluida en las grandesediciones ulteriormente mencionadas.Éstas se han basado en parte en lospapeles y obras postumas proporcio-nados por el Nietzsche-Archiv, deWeimar, a cargo de la hermana deNietzsche, Elisabeth Förster-Nietz-sche [sobre el Archiv véase: P. Kühn,Der Nietzsche-Archiv, 1904. — E.Förster-Nietzsche, Der Nietzsche Ar-chiv, seine Freunde und seine Fein-de, 1907. — A. Oehler, NietzschesWerke und der Nietzsche Archiv,1910]. — La primera edición deobras de Nietzsche, por PeterGast, quedó incompleta (5 vols.,1892-1893). Después de ella aparecióla Grossoktavausgabe, 20 vols., 1899-1912; la Kleinoktavausgabe, 16 vo-lúmenes, 1899 y siguientes; la Ta-schenausgabe, 11 vols., 1906 y si-guientes; la "Neue Ausgabe", 19vols., 1905-1913; la Musarion-Ausga-be, 21 vols, y 2 vols, de índices,1920-1929; la Dünndruckausgabe, 6vols., y 2 complementarios, 1930 y

siguientes; la Historisch-kritische Ge-samtausgabe, 1933 y sigs. — La edi-ción de escritos de N. por Karl Schlec-ta a que nos referimos en el texto delartículo es: Werke, 3 vols., 1956. Im-portantes en esta edición son las si-guientes secciones del volumen III:"Autobiographisches aus den Jahren1856-1869" (págs. 7-154); "Aus demNachlass der Achtzigerjahre" (págs.415-925); "Briefe" (págs. 927-1352)y los apéndices (apéndice filológico,págs. 1383-1432; y apéndice generalsobre la edición, págs. 1433-1452).En la "Zeit- und Lebenstafel" (págs.1359-1382), Schlechta pone de relie-ve las "falsificaciones de cartas" per-petradas por Elisabeth Förster-Nietz-sche. — Véase también ed. crítica detextos a base de los manuscritos devarias obras de la última época (IV.contra Wagner; Der Antichrist; Eccehomo, Dionysos-Dithyramben ), por E.F. Podach: N. Werke des Zusammen-bruchs. Authentische Texte, 1962.

Trad, al esp. de obras de N. por E.Ovejero y Maury, 1932 y sigs, (reim-

NIEpresa). Trad, de Epistolario por L.López-Ballesteros, 2' ed., 1932; nuevatrad, de "Correspondencia" por Feli-pe González Vicen.

Para bibliografía: Herbert W. Rei-chert y Karl Schlechta, InternationalN. Bibliography, 1960 [North Caroli-na Studies in Comparative Literatu-re, 29].

Mencionamos aquí los libros biográ-ficos o, según Schlechta, "pseudo-biográficos" escritos por ElisabethFörster-Nietzsche: Das Leben F.Nietzsches, 3 vols., 1805-1904 (I,1805; Π, 1897; III, 1904). — Derjunge N., 1912. — Der einsame N.,1913. De la amiga de N., Lou An-dreas-Salomé, se menciona: F. N. inseinen Werken, 1894. — Biografía porD. Halevy, La vie de F. N., 1909(trad, esp.: La vida de N., 1943).

De la abundante bibliografía nietz-scheana, destacamos: Hugo Kaatz,Die Weltanschauung F. Nietzsches,1892. — W. Weigand, F. N. Ein psy-chologischer Versuch, 1893. — AloisRiehl, F. N., der Künstler und derDenker, 1897. — E. Zoccoli, F. N.La filosofía religiosa. La morale. L'e-stetica, 1898. — Henri Lichtenberger,La philosophie de N., 1898 (trad,esp.: La filosofía de N., 1899). —Theobald Ziegler, F. N., 1900. — E.Horneffer, Vorträge über N. Versucheiner Wiedergabe seiner Gedanken,1900. — Paul Deussen, Erinnerungenan F. N., 1901. — Rudolf Eisler,Nietzsches Erkenntnistheorie und Me-taphysik, 1902. — Hans Vaihinger,N. als Philosoph, 1902. — FrancescoOrestano, Le idee fondamentali diF. N. nel loro progressive svolgimen-to. Esposizione e critica, 1903. — O.Ewald, Nietzsches Lehren in ihrenGrundbegriffen, die ewige Wieder-kehr des Gleichen und der Sinn desU ebermenschen, 1903. (Sobre el con-cepto del eterno retorno véase tam-bién la bibliografía de este artículo.)— R. Richter, F. N., sein Leben undsein Werk, 1903. — Arthur Drews,Nietzsches Philosophie, 1904. — J. deGaultier, N. et la réforme philosophi-que, 1904. — Rudolf Willy, N. EineGesamtschilderung, 1904. — KarlJöel, N. und die Romantik, 1905. —Georg Simmel, Schopenhauer und N.,1906 (trad, esp., 1915). — G. Dwel-shauvers, La philosophie de N., 1909.— E. Seillière, N. et Rohde s/f.(1910). — S. Friedländer, F. N. Eineintellektuelle Biographie, 1911. — P.Eimer More, N., 1912. -— R. M. Me-yer, Nietzsches Leben und Werk,1913. — G. Brandes, F. N., 1914. —E. Bertram, N. Versuch einer Mytho-logie, 1918. — Charles Andler,' Lesprécurseurs de N., 1920. — Id., id.,La jeunesse de N., 1920. — Id., id.,

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NIFI960. — Giles Deleuze, N. et la phi-losophie, 1962. — E. Heftrich, Nietz-sches Philosophie. Identität von Weltund Nichts, 1962. — K. Schlechte etal., N. Von der verborgenen Anfän-gen seines Philosophierens, 19Θ2. —Para N. en los países hispánicos: UdoRukser, N. in der Hispania, 1962.

NIFO ( A G O S T I N O ) ( 1463-ca.1546) nació en Sessa (y llamado porello "Suessanus" ), y profesó en diver-sas ciudades (Ñapóles, Padua, Pisa,Bolonia y Roma entre otras). Discí-pulo de Nicoletto Vernia (VÉASE), si-guió por un tiempo las opiniones filo-sóficas de éste, siendo consideradocomo uno de los averroístas de la lla-mada "Escuela de Padua" (v. ). Es-pecialmente importantes fueron en es-te sentido sus investigaciones acercade los métodos de conocimiento de laNaturaleza. Nifo defendió y elaboróla doctrina de Averroes sobre la nece-sidad del uso de los dos métodos—del efecto al descubrimiento de lacausa; de la causa al efecto— tratan-do de probar que este uso no envuel-ve ningún círculo vicioso. En su es-crito contra Pomponazzi, Nifo seopuso a la idea de que el alma no esindividualizable ni puede actuar sin elcuerpo. Nifo se inclinó a las opinionesde Sigerio de Brabante en lo que tocaal problema de la naturaleza del inte-lecto.

Obras principales: De intellectu etdaemoníbus, 1942. — De infinítateprimi motoris, 1504. — Tractatus deimmortalitate animae comtra Pompo-natium, 1518 (Pomponazzi respondióa Nifo en su Defensorium contraNyphum). — De pulchro et amóte,1531. — Opúsculo moralia, 2 vols.,1643. — Además: comentarios a Aris-tóteles (14 vols., 1654), en particularcomentarios a la Phi/sica, ya publica-dos antes; por ejemplo, en Exposi-tio. . .de phi/sico auditu, 1522).

De Nifo tratan la mayor parte delas obras sobre AVERROÍSMO y PADUA(ESCUELA DE).

NIGIDIO FIGULO (PUBLIUSNIGIDIUS FIGULUS) (t 45 antesde J. C.), pretor en 58 fue, segúnCicerón, amigo suyo, uno de los neo-pitagóricos de la época — de hechoel primero de los neopitagóricos. Ensu obra Sobre los dioses (De dis) ma-nifestó tendencias místicas, astrológi-cas y mágicas, a la vez que una ten-dencia a la erudición que era máspropia de la época que de las doc-trinas sustentadas.

Véase P. Nigidii Figuli operum re-

NIHliquide, ed. A. Swoboda, Pragae, 1889[comprende fragmentos eruditos ehistóricos, los únicos que han sidoconservados]. — M. Herzt, De P.N. F. studiis caque operibtts, 1845.— J. Klein, Quaestiones Nigidianae,1861 (Dis.). — A. Swoboda, Quaes-tiones Nigidianae, 1890 (Dis.). —A. Gianola, P. Ñ. F. astrólogo etmago, 1905. — Abbé L. Legrand,Publius Nigidius Figulus, philosophenéopythagoricien orphique, 1931.

NIHIL EST IN INTELLECTUQUOD PRIUS NON FUERIT INSENSU = "Nada hay en el entendi-miento (o intelecto) que no estuvieseantes en los sentidos". Esta frase ex-presa un principio introducido pormuchos autores escolásticos, especial-mente los de tendencia aristotélica.Aristóteles había considerado que enlos sentidos —en la sensación: α'ίσθη-σις— se hallan los gérmenes del co-

nocimiento. Algunos autores acentúanel carácter radicalmente empirista deesta opinión y manifiestan que enAristóteles el entendimiento se reducede un modo o de otro a las impresio-nes sensibles. Otros autores, en cam-bio, estiman que aunque Aristóteles"empezaba" con los sentidos (o laspercepciones sensibles) no derivabasimplemente el conocimiento de lossentidos, sino que lo explicaba comoresultado de las operaciones del en-tendimiento sobre los contenidos sen-sibles. El entendimiento abstrae detales contenidos las formas; sin el en-tendimiento no habría, pues, formasy, por tanto, universales, pero éstosno han sido impuestos o sobrepuestosa la realidad sensible, sino extraídos(y abstraídos) de tal realidad. Losescolásticos a los cuales nos referimossiguen por lo común esta segunda in-terpretación de Aristóteles. Tal sucedecon Santo Tomás, el cual arguye con-tra los que estiman que el entendi-miento y los sentidos son lo mismo:contra ponentes intellectum et sensumesse idem ( C . Gent. II, 66), mani-festando que si no fueran distintos nohabría diferencia entre los animales yel hombre. Por lo demás, el sentidosolamente conoce las cosas singulares(sensus non est cognitivus nisi singu-larium) y ningún sentido se conoce así mismo (nullus sensus seipsum cog-noscit). (Cfr. también S. Theol, I, q.LXXXIV, 2 ad 3). Es cierto que, co-mo había dicho Aristóteles (De an.,III, 4, 430 a 1), el entendimiento(intelecto) es como una tabla (v.)

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NIHrasa sobre la cual no hay nada escrito,como lo muestra el hecho de que alprincipio estamos sólo en potenciafrente al entendimiento y sólo luegopodamos efect ivamente entender— por lo cual se puede decir que elentendimiento es "una potencia pasi-va". En efecto, el entendimiento ocu-pa un ínfimo lugar en el orden de losentendimientos y es el que está máslejos de la perfección del intelecto di-vino (S. theo., 1, q. LXXIX, 2 ad 3).Pero ello no significa que las cosasexistan en el alma "materialmente";una vez más: nada hay en el entendi-miento que no estuviera antes en lossentidos, pero el entendimiento mis-mo no está en los sentidos, pues esdistinto de éstos. Esta opinión es muyparecida a la muy conocida de Leib-niz cuando, al referirse a quienes man-tienen (como Locke) que "el alma esuna tabla rasa, horra de caracteres ysin ninguna idea", dice que esta tablarasa es una ficción. "Se me objetaráese axioma aceptado por los filósofos,de que nada hay en el alma que noproceda de los sentidos. Pero hay queexceptuar de ello la propia alma y susafecciones. Nihil est in intellectu, quodnon fuerit in sensu, excipe: nisi ipseintellectus" (Nouveaux Essais, II, i,§ 2) , es decir: "Nada hay en el en-tendimiento que no estuviera en lossentidos, salvo el propio entendi-miento."

En cambio, los autores más decidi-damente empiristas entienden el prin-cipio en cuestión como equivalente ala afirmación de que los sentidos sonlas únicas causas de las ideas. En al-gunos casos ello se debe a suponerseque el órgano del conocimiento noestá, como decía Lucrecio, alojado enninguna otra parte que en el propio"cuerpo vital" (De rerum natura, III,98-100). En otros casos se debe a quese rechazan las ideas innatas, o el in-natismo (v.), cual ocurre con Locke,si bien puede discutirse si este últi-mo autor es tan radicalmente empi-rista como los filósofos declaradamen-te "sensacionistas" o, como se lesllama también, "sensualistas". Entrelos últimos figuran pensadores deltipo de Condillac, el cual sostiene que'"no poseemos ideas que no procedandel sentido" (Essai sur l'origine desconnaissances humaines. I, i, § 8)— aunque agrega que sólo habla "delestado en que nos hallamos despuésdel pecado". "Todos nuestros cono-

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NIHcimientos y todas nuestras facultades—escribe también Condillac— proce-den de los sentidos o, para hablar másexactamente, de las sensaciones"(Traité des sensations. Introduccióntitulada "Extrait raisonné du Traitédes sensations"). En esta última afir-mación se destaca claramente el "sen-sualismo" de Condillac, pues sostieneque proceden de los sentidos los co-nocimientos y todas nuestras facul-tades.

Al tratar de colocarse en una posi-ción que superara a la vez el empi-rismo sensualista y el racionalismoinnatista, Kant admitió al comienzode la Crítica de la razón pura el prin-cipio de que aquí hablamos —o loque él significa o dice—, pero delmodo como dicho autor ataca el pro-blema del conocimiento se desprendeque el principio Nihil est intellectuquod príus non fuerit in sensu esaceptable en lo que toca al origen delconocimiento (o explicación genéticadel conocimiento), pero no en lo quetoca a la validez del conocimiento (oexplicación de la "constitución" delconocimiento). Parece, pues, haberuna cierta semejanza entre la posiciónadoptada al respecto por Kant y laantes reseñada de Leibniz. Sin em-bargo, hay una diferencia fundamen-tal entre el modo como Leibniz en-tendía "el alma" (o "el entendimien-to") y el modo como Kant entiendeel proceso de constitución del objetocomo objeto de conocimiento. Enefecto, el entendimiento no es paraKant tanto una facultad como unafunción, o conjunto de funciones.

NIHILISMO. Como tendencia a lanegación absoluta, a la aniquilación,el nihilismo puede ofrecer un aspec-to teórico y un aspecto práctico apa-rentemente independientes, pero dehecho íntimamente vinculados. Se ca-lifica habituabnente de nihilistas atodas las doctrinas que niegan laposibilidad del conocimiento de unmodo radical; el nihilismo sería ladogmatización del escepticismo, elhecho, subrayado por Pascal, de que"pocos hablen dudando del pirronis-mo"; pero este nihilismo se hallafundado en una previa negación dela posibilidad de existencia de algopermanente dentro de la multiplici-dad y del cambio. En este sentido(pero sólo en este sentido) se habladel nihilismo de Gorgias (ν.) ο delnihilismo de Pirrón (v.).

NIHEl nihilismo se ha expresado a ve-

ces en forma de una "concepción delmundo". Ésta puede ser la concep-ción del mundo del que adopta unpesimismo radical, o bien la del queadopta un punto de vista totalmente"aniquilacionista". En este último sen-tido se ha expresado el nihilismo porboca de Mefistófeles, en el Fausto,de Goethe, al decir:Ich bin der Geist, der stets verneint!Und das mit Rech; denn alles, was

entstehtIst wert, das es zugrunde geht;Drum besser war's, dass nichts

entstünde.(Soy el espíritu que siempre niega.Y ello con razón, pues todo lo que

naceno vale más que para perecer.Por eso sería mejor que nada surgiera).

El último verso puede relacionarsecon manifestaciones tales como losdos célebres versos que Calderón po-ne en boca de Segismundo, en Lavida es sueño:

Pues el delito mayordel hombre es haber nacido

y con similares manifestaciones depoetas, que se remontan (en Occi-dente) hasta Teognis, pero debe ad-vertirse que en Calderón por lo menosno se trata de nihilismo, sino de senti-miento radical de "criaturidad".

En su aspecto "práctico" o "apli-cado", el nihilismo se refiere casisiempre a la moral y es, como Nietz-sche dice, "la desvalorización de losvalores superiores", la colocación delos distintos valores en lugares queno corresponden a su jerarquía yrango. Según Nietzsche, el nihilismomoral es la consecuencia de la inter-pretación de la existencia dada porla Europa cristiana y moderna. Elnihilismo se presenta de esta formacomo una negación de la vida, comoel término final del pesimismo, delhistoricismo, del afán de compren-derlo todo, de la tendencia a sobre-estimar los juicios morales de valor.

Una importancia particular dentrode la historia del nihilismo modernoposee el nihilismo ruso, el cual tieneen parte raices psicológicas, raícessociales y raíces religiosas. Una ex-presión radical del nihilismo se hallaen Bakunin (v.), quien afirmaba quesólo la destrucción es creadora. Perola fórmula más radical de este nihilis-mo se encuentra acaso en Dimitrí

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NIRIvanovith Pisarév (nac. en Znamens-koé: 1840-1868), el cual escribió que"todo lo que pueda romperse, hay queromperlo; lo que aguante el golpe,será bueno; lo que estalle, será buenosólo para la basura. En todo caso,hay que dar golpes a derecha y a iz-quierda: de ello no puede resultarnada malo".

E. Benz, Westlicher und östlicherNihilismus in christlicher Sicht, s/f.(ap. 1919). — Armand Coquart, Di-mitrí Pisaren (1840-1868) et l'idéolo-gie du nihilisme russe, 1946. — Ma-nuel de Diéguez, De l'absurde. Essaisur le nihilisme, 1948. — M. Cioran,Précis de décomposition, 1948. — Îd.,id., La tentation d'exister, 1956. —Sigmund Fries, Nihilismus. Die Ge-fahr unserer Zeit, 1949. — HelmutThielicke, Der Nihilismus. Entste-hung, Wesen, Überwindung, 1950. —Ernst Mayer, Kritik des Nihilismus,1958, ed. Robert Oboussier. — RenéCannoc, Netchaiev. Du nihilisme auterrorisme, 1961.

NIRVANA. En el artículo Budis-mo (VÉASE) nos hemos referido a lanoción central budista del Nirvana.Damos aquí algunas precisiones com-plementarias sobre la misma.

Hay que observar, ante todo, queel Nirvana no representa para el bu-dismo, como tantas veces se afirma,la nada, sino el verdadero ser, elcual aparece solamente cuando se halogrado apartar y destruir el engañode la individualidad. El significadomás aproximado de Nirvana es "ex-tinción" (como cuando se habla dela extinción de una llama). En efec-to, lo que parece real, según los bu-distas, no es real, sino meramente"hinchado". Al reducirse y última-mente suprimirse esta hinchazón apa-rece desde fuera algo vacío. Desdedentro, en cambio, no aparece algovacío. Tampoco puede decirse queaparece algo lleno. En rigor, los con-ceptos que responden a las expre-siones 'estar vacío' y 'estar lleno' sonconceptos valederos únicamente cuan-do se está sumergido en el engañode la existencia individual. Suprimi-da la individualidad por medio de lacontemplación desaparecen todas lasdificultades y todas las contradiccio-nes lógicas. Las definiciones que losbudistas dan del Nirvana pretendenser, pues, solamente aproximaciones.Desde este punto de vista se com-prende que el Nirvana pueda ser de-finido tanto negativamente ("el vacío

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NOque aparece al suprimirse lo hincha-do") como positivamente ("el sólo-Espíritu", "la sola-Conciencia", etc.).

NO REFLEXIVIDAD. Véase RE-LACIÓN.

NO SIMETRÍA. Véase RELACIÓN.NO TRANSITIVIDAD. Véase RE-

LACIÓN.NO-YO. En las filosofías idealistas,

y en particular en las filosofías idea-listas extremas o radicales, el "objeto"o el "mundo" son descritos o, másexactamente, "puestos" como lo "con-tra-puesto" al Yo, entendiendo éste,por lo pronto, como Yo trascendental.Por consiguiente, lo primario es el Yo(v.) y sólo a partir de éste puede "de-ducirse" el no-Yo.

Tal sucede sobre todo en el pensa-miento de Fichte. Este filósofo co-mienza con una proposición absoluta:la proposición "A = A". Ésta pareceser una proposición "vacía". Pero dejade serlo cuando consideramos que el"A" de que se habla al decir "A = A"no es primariamente cualquier objeto(pues entonces no habría razón paradecir que es idéntico a sí mismo),sino el Yo, cuya realidad consiste jus-tamente en su identidad consigo mis-mo, es decir, en el hecho de ponersea sí mismo. Así, la proposición de re-ferencia adquiere sentido y, podría-mos añadir, "plenitud en cuanto es vis-ta como la proposición "Yo = Yo". Ladiferencia entre "A = A" y "Yo = Yo"consiste en que mientras en la prime-ra proposición no se "pone" nada (o,si se "pone", se "pone" arbitrariamen-te, asumiendo que existe el "A" deque se habla), en la segunda proposi-ción, es decir, en "Yo = Yo", el Yo sepone a sí mismo. La validez de laproposición "Yo = Yo" no es una va-lidez puramente formal. Tampoco esuna validez condicionada. Es una va-lidez real y al mismo tiempo incondi-cionada y absoluta, por cuanto el Yose pone a sí mismo, y se identificaconsigo mismo, necesariamente — surealidad consiste justamente en talautoposición. El Yo "ponente" y elYo "puesto" son, en suma, la mismarealidad. No hay ninguna mediación,como la habría en una relación sujeto-objeto; el "Yo que se pone a sí mismoen la identidad 'Yo = Yo' " es identi-dad de sujeto y objeto de modo in-mediato.

Pero de la proposición "Yo = Yo"no se deriva ningún movimiento; elacto por el cual el Yo se pone a sí

NOCmismo y se constituye a sí mismo pa-rece ser el principio y el fin de todarealidad. Para evitar esta "inmovili-dad" (metafísica) —que sería, por lodemás, contraria a la realidad esen-cialmente "ponente" del Yo— debepasarse a otra proposición, que en suforma general y "abstracta" tiene laforma "No-Α es no A", y que, "tra-ducida" al lenguaje trascendental, oal lenguaje del Yo trascendental, dalugar a la inclusión del no-Yo en elYo. Si se quiere, en la conciencia"autoposicional" del Yo hay un no-Yo, el cual no se deriva del "objeto"o del "mundo", sino del Yo mismo.Al poner el no-Yo como constitutivodel Yo, el Yo se limita a sí mismo.Pero esta limitación es resultado deuna auto-determinación y, por tanto,es un acto de libertad. De no admi-tirse este acto, arguye Fichte, habríaque abrazar una posición no idealista,en la cual el Yo aparecería simple-mente como resultado de un "mun-do". Cuando el mundo, en cambio,surge como una autolimitación del Yo,el mundo no es determinante, sinodeterminado.

Si consideramos que el Yo es el su-jeto de conciencia —la ouíoconcien-cia— y llamamos "Mí mismo" alobjeto de conciencia —la autoconcíen-cia— aparecerá más claro el procesode posición del no-Yo por el Yo enFichte. En efecto, entonces podrácomprenderse que la realidad absolutaes el Yo que pone a la vez el mí mis-mo y el no-mí mismo. Cada uno deestos últimos determina el otro, y enel curso de esta determinación mutuase engendra la limitación que haceposible el "objeto". El "mundo ' apa-rece entonces como el "objeto" entanto que "contra-puesto". En el sis-tema de Fichte el Yo se pone a símismo como determinado por el no-Yo y es esta autodeterminación de símismo la que engendra justamente lalibertad. Debe observarse a este res-pecto que esta libertad es en últimotérmino una libertad "práctica" ("mo-ral" ) y no "teórica", y que para Fich-te sólo en la "práctica" pueden resol-verse las antinomias que se planteanen la pura teoría de la posición delno-Yo por el Yo.

NOCIÓN. Cicerón (Tópica, VII,31) introdujo el vocablo notio (="no-ción) para traducir los términos grie-gos Ivvota y πρόληψις. Ambos signifi-can "pensamiento", "idea", "imagen

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NOCen el espíritu", "designio", pero mien-tras έννοια fue empleado por muchosautores griegos en el significado de"idea" (en general), πρόληψις fue em-pleado por estoicos y epicúreos en elsignificado de una "idea" o "imagen"anticipadas que se forma el espíritude un objeto. Por este motivo se hatraducido πρόληψις por "anticipación"(VÉASE). En el sentido de "pensa-miento", "idea", "concepto" y otrosvocablos análogos, el término 'noción'ha sido, y sigue siendo empleado deun modo muy general; se llama "no-ción" a la idea o concepto que se tie-ne de algo, y más específicamente auna idea o concepto suficientementebásico. La noción se distingue de laidea propiamente dicha por cuan-to mientras esta última puede ser (se-gún ciertos filósofos) el principio deuna realidad, la primera solamentepuede ser el principio del conocimien-to de una realidad. Cuando las nocio-nes consideradas son suficientementebásicas, equivalen a los principios, lla-mándose "nociones comunes" (VÉASE)a los principios que se supone son, odeben ser, admitidos por todo sujetoracional. La noción se distingue asi-mismo de la concepción por cuantomientras esta última puede ser la pro-ducción de una realidad, la primeraes simplemente la recepción y el re-conocimiento de la idea de una reali-dad. Muchos autores, en todo caso,han usado el término 'noción' comoequivalente a la representación men-tal de un objeto. Esta representaciónmental puede ser el acto mismo de larepresentación o lo representado en elacto — una diferencia aproximada-mente igual a la que hay entre el con-cepto objetivo y el concepto formalen el vocabulario de muchos escolás-ticos.

En la actualidad el vocablo 'no-ción' es usado en español sin un sig-nificado muy preciso, como equiva-lente a "representación (menta l )" ,"concepto", "idea", etc. También esusado como equivalente a "noticia".De emplearse como vocablo "técni-co", convendría precisar en cada casosu significado preciso.

NOCIONES COMUNES. Crisipo yotros estoicos usaron con frecuenciala expresión κοιναί i vvota i , traducidaal latín con los vocablos notionescommunes. Con ella daban a enten-der una serie de ideas o nocionesbásicas que la mente reconoce como

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NOEadecuadas y fundamentales para cual-quier ulterior desarrollo del conoci-miento. Muchos escolásticos adopta-ron la tesis de las notiones commu-nes, si bien transformándola en di-versos sentidos y sin adherirse a lossupuestos ontológicos generales pro-pugnados por los viejos estoicos. En-tre las manifestaciones modernas dela doctrina de las nociones comunespuede mencionarse la escuela esco-cesa (VÉASE) y, en general, las fi-losofías basadas en el sentido común(VÉASE). Todas ellas estimaron quees menester admitir en principio unaserie de nociones comunes si se quie-ren evitar los escollos del escepti-cismo.

Las nociones comunes no debenconfundirse con las ideas innatas. Ad-mitir nociones comunes no equivaletodavía a adherirse al innatismo (VÉA-SE) en la teoría del conocimiento.Puede suponerse que tales nocioneshan sido adquiridas, pero siempre quese agregue que su adquisición, enel curso del desarrollo individual oa lo largo del desenvolvimiento cul-tural o histórico, no equivale a surelativización. Innatas o adquirida?,las nociones comunes siguen siendonociones básicas, de las que no cabedudar, porque sin ellas el conoci-miento no sería posible. Tampocodebe confundirse una noción comúncon un "hecho primitivo", del tipodel Cogito o del fait primitif buscadopor Maine de Biran y otros autores.Finalmente, no deben confundirse lasnociones comunes con las "eviden-cias" de tipo lógico o matemáticoque durante mucho tiempo fueroncalificadas do axiomas (véase AXIO-MA) . Las nociones comunes son siem-pre plurales; además, constituyen unabase para el conocimiento de la rea-lidad. La mayor parte de los autoresque se adhieren a la doctrina de lasnociones comunes consideran, ade-más, que éstas son (para emplear elvocabulario kant iano) constitutivasy no regulativas: no son, al entenderde ellos, meras reglas para el cono-cer, sino ideas que denotan realida-des sobre las cuales esté edificadotodo conocimiento.

NOEIN. Véase NOESIS, NOÉTICO YNOÉTICA.

NOEMA, NOEMÁTICO. El voca-blo griego νόημα, noema, s i g n i f i c a"pensamiento" en tanto que objetodel pensar; en plural νοήματα [noe-

NOEmata], noemas puede traducirse por"pensamientos". El noema es en estesentido el término, más específica-mente, el objeto intencional, de lanoesis como intelección o pensar; losnoemas son simplemente las ideas, lasnociones, el contenido de lo pensado— o, en el vocabulario posterior, elobjeto formal. Es frecuente inter-pretar los noemas como significacio-nes; en este caso puede llamarse tam-bién "significativo" a lo noemáticocomo lo que corresponde al noema oa los noemas, es decir, como la ca-racterística de todo noema.

El vocablo 'noema' ha sido usadopor Husserl ante todo como un "sen-tido" o una "significación" a la cualapunta el acto "tético" o "posicional"de la noesis. Según Husserl, al conte-nido noético (véase NOESIS, NOÉTICOγ NOÉTICA) corresponde punto porpunto un contenido noemático, es de-cir, hay una correlación entre noesisy noema. El noema no es propiamen-te el objeto —en el sentido corrientede esta palabra— porque el noemasigue siendo "inmanente" a la corrien-te intencional. El noema es como el"blanco" de la intencionalidad noéti-ca. El noema posee también una cier-ta "materia", el llamado "núcleo noe-mático", pero no se trata de la "capahilética" (véase HILÉTICO), sino deuna especie de "contenido ideal"(Ideen, § 133).

Según Joaquín Xirau (La filosofíade Husserl [1941], pág. 142), es in-teresante notar la diferencia que hayen Husserl al respecto entre las ideaspropuestas en las Investigaciones ló-gicas y las desarrolladas en las Ideas.Mientras en la primera obra Husserl"distingue todavía, a la manera 'rea-lista', entre la conciencia y el objetoindependiente de ella", en las Ideasel objeto "se incorpora al noema, yéste no es sino el objeto mismo entanto que es dado a la conciencia enuna forma determinada". Por eso elnoema aparece en la última obra co-mo un núcleo o materia de cualidadespredicativas; es, por así decirlo, una"significación significada".

NOESIS, NOÉTICO y NOÉTICA.El verbo griego νοέω (infinitivo,νο-είν ) s i g n i f i c a "ver discerniendo"—a diferencia del mero "ver"—, y,de ahí, "pensar". Entre los filósofosgriegos fue común usar νοείν para de-signar un "ver inteligible" o "ver pen-sante", que es al mismo tiempo un

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NOE"intuir". Algo es objeto de vosív cuan-do se lo aprehende directa e infalible-mente tal cual es. Para Parménides,esta aprehensión directa e infaliblede lo que es como es y en cuanto esse identifica con el ser, según se ex-presa en la famosa tesis: το γα? αυτΐ>νοείν έοτίν τε καΐ ε ίναι, que se tradu-ce a menudo: "es lo mismo el pensary el ser". Para que algo sea objeto deνοείν es, pues, preciso que sea inteli-gible. El sustantivo correspondiente aνοείν es νους , nous, término al cualhemos dedicado un artículo.

El acto por medio del cual se llevaa cabo la operación del vo:tv es laνοησις, noesis, y el término de la noe-

sis es el νόημα, noema (VÉASE). Lanoesis es una "intelección" o "intui-ción" —especialmente "intuición inte-ligible", que se distingue de la διάν-οια , dianoia (v. ) o "discurso". Loque pertenece a la noesis, o poseenoesis, es algo noético, νοητό; ο νοητι-κός . Desde Parménides, y especial-mente desde Platón, ha sido muy co-rriente, inclusive entre filósofos queno la han aceptado, hablar de unadiferencia entre "las cosas noéticas" o"los objetos noéticos", ν ο η τ ϋ , y "lascosas sensibles" o "los objetos sensi-bles", αισθητά — que es la distinciónentre lo inteligible y lo sensible, oentre el κόσμος νοητός , mundus in-telligibilis, y el κόσμις αισθητός , mun-dus sensibilis (véase INTELIGIBLE).La noesis como un pensar tiene porobjeto lo noético ( tiene, podríamosdecir, lo noético como noema); comopuro pensar puede decirse que tienepor objeto el pensar mismo: es la ideade la ν ο τ σ > ς νοήσεως , del "pensar delpensar", característica del acto puro oprimer motor aristotélico.

Los conceptos de noesis y noético-—así como de noema y noemático(véase NOEMA, NOEMÁTICO)— desem-peñan un papel importante en la fe-nomenología (v.) de Husserl (v.).Nos hemos referido a la idea husser-liana de lo noético en el artículo HI-LÉTICO, al hablar de la diferencia en-tre hilético y noético, especialmentecomo diferencia entre una capa mate-rial o hilética y una capa noética enel "flujo de lo vivido". Recordemos, oagreguemos, aquí para Husserl (Cfr.,sobre todo, Ideen, §§ 87-102), la noe-sis es aquella fase en la corriente delser intencional (véase INTENCIÓN, IN-TENCIONAL, INTENCIONALIDAD) queforma o conforma los materiales en

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ΝΟΗexperiencias intencionales, dando, porasí decirlo, "sentido" (Sinn) al flujode lo vivido. La noesis es una síntesisconformadora. La noesis se constituyeen la conciencia interna del tiempo,pero no es un puro acto unitario, puesadmite, como indica Husserl, modifi-caciones, las cuales son de naturaleza"atencional". Las noesis pueden ser,además, de diversos tipos, habiendotantas clases de noesis como clases de"síntesis noéticas" o de "posiciones".La fase noética en la experiencia co-rresponde a lo intencional en la expe-riencia, pero a la vez a lo "subjetivo"— siempre que por 'subjetivo' no seentienda simplemente lo "psicológica-mente subjetivo", ya que estamos enel terreno de la descripción fenome-nológica, previa a lo ps ico lóg ico .Para llegar a lo "objetivo", es menes-ter atender al correlato de la noesis.Este correlato es el noema, al que nosreferimos en el correspondiente artícu-lo, donde hablamos de nuevo sobrela correlación noesis-noema en Hus-serl.

El término "noética" puede em-plearse para designar todo lo que serefiere al pensar, especialmente alpensar "objetivo" y también "inteligi-ble". Husserl ha hablado de "noética"(Noëtik) para designar "la fenomeno-logía de la razón" (op. cit., § 145)como conciencia racional; esta "noéti-ca" presupone la fenomenología gene-ral, ya que, como escribe dicho autor,"es un hecho fenomenológico que.. .toda conciencia tética ["posicional"]está sometida a ciertas normas". Tam-bién se ha usado el término 'noética'para designar la ciencia de las leyesdel pensar (leyes lógicas sobre todo);tal ocurre en Hamilton (Noetic).Georg Hagemann ha usado el términonoética' para designar la ciencia delpensar en general, a la cual se hallasubordinada la propia lógica (Logikund Noetik, 1873). Se habla a vecesde "la noética de Aristóteles" parasignificar su doctrina de la inteligen-cia (del intelecto, del entendimiento)[véase ENTENDIMIENTO; INTELECTO].

NOHL (HERMANN) (1879-1960)nació en Berlín, donde fue discípulode Wilhelm Dilthey. En 1908 se "ha-bilitó" en la Universidad de Jena,donde fue "profesor extraordinario"de 1919 a 1920. Desde 1920 fue pro-fesor titular en la Universidad deGöttinga.

Nohl fue uno de los más fieles dis-

NOLcípulos de Dilthey. Inspirado por éstese consagró principalmente a trabajosde estética y examinó el problema delos estilos, y de diversos estilos artísti-cos, a la luz de la "teoría de las con-cepciones del mundo". Según Nohl,un estilo artístico no es nunca unapura expresión formal, ni tampocouna manifestación del carácter psico-lógico puro y simple del artista; en elestilo se reflejan motivos muy diversos-—formales, psicológicos, históricos,etc.— unificados por una "actitud"radical frente al mundo y a la vida.Nohl se interesó también por cuestio-nes pedagógicas y caracterológicas.

Obras: Sokrates und die Ethic,1904. — Die Weltanschauungen derMalerei, 1908 (Las concepciones delmundo de la pintura). — Pädagogi-sche und politische, Aufsätze, 1919,2* ed., 1930 (Artículos pedagógicos ypolíticos). — SíiZ und Weltanschau-ung, 1920 (Estilo y concepción delmundo). — Einführung in die Philo-sophie, 1935, 4» ed., 1948 (Introduc-ción a la filosofía). — Die ästhetischeWirklichkeit; eine Einführung, 1935,2' ed., 1954, 3» ed., 1961 (La reali-dad estética. Una introducción). —Charakter und Schicksal. Eine päda-gogische Menschenkunde, 1938, 2*ed., 1940 (trad, esp.: Antropologíapedagógica, 1954 [Breviarios, 21]).— Oie sittlichen Grunderfahrungen.Eine Einführung in die Ethik, 1939(trad, esp.: Introducción a la ética,1953). — F. Schiller. Eine Vorlesung,1954.

Nohl escribió también varios traba-jos para la Deutsche Vierteljahrschriftfür Literaturwissenschaft und Geiste-sgeschichte (1923, 1924, 1928). —Se le debe la edición de los escritosjuveniles de Hegel: Hegels theologi-sche Jugendschriften ( 1907 ) y la delvolumen de Dilthey: Von deutscherDichtung und Musik (1933).

NOLUNTAD. El no querer (nolle)puede ser considerado como acto (ne-gativo) de la voluntad, como acto deuna voluntad negativa, o como actode lo que puede llamarse "noluntad"(noluntas). Santo Tomás decía quenolle fieri es lo mismo que velle nonfien, y definía el nolle o noluntas co-mo una huida del mal, de suerte quemientras la voluntad (voluntas) con-cierne al bien, la noluntad (noluntas)concierne al mal (S. theol., I-IP, q.VIII, a 1, ad 1). Ello no quiere decirque la noluntad tenga propiamentepor objeto el mal; quiere decir queno tiene por objeto el bien.

Algunos filósofos han discutido si

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NOMla noluntad es positiva o negativa.Wolff estimaba que lo que llamabanolitio es una acción positiva; en suPhilosophia practica universalis man-tenía que la nolitio no es una purapérdida (amissio) de la volición, puesen tal caso sería simplemente nega-ción de voluntad. Un sentido todavíamás "positivo" de la noluntad lo tene-mos en autores como Schopenhauer,Renouvier y Unamuno. De acuerdocon una de sus tesis fundamentales,Schopenhauer estima que cuando laVoluntad ha llegado al estadio en elcual se conoce a sí misma completa-mente, se transforma en renuncia vo-luntaria; al negarse a sí misma comoVoluntad, se cambia entonces en No-luntad. Para Renouvier, la noluntades el poder de no querer, y como estepoder es característico del hombre, lanoluntad es realmente una voluntad.Unamuno ha descrito la noluntad co-mo un voluntarioso no querer; la no-luntad no es entonces el reverso de lavoluntad, y menos todavía lo opuestoa la voluntad, sino un acto de vo-luntad.

NOMBRE. I. Evoca antigua y me-dieval. La cuestión de la naturalezadel nombre, όνομα fue abundante-mente discutida por los sofistas. Setrataba de saber ante todo si el nom-bre es una pura convención (indivi-dual o social) o si las cosas tienensus nombres justos, es decir, si elnombre es justo por naturaleza. Lacuestión del nombre era, pues, laminalista de Hermógenes. Pero laLa primera de las citadas opinionesfue con mucho la predominante entrelos sofistas, y contra ella se dirigióPlatón al comienzo del Cratilo, alcombatir la tesis completamente no-minaksta de Hermógenes. Pero laopinión —defendida por Cratilo— deque los nombres son justos por na-turaleza no es, según Platón, másaceptable que la anterior. Así, la tesisplatónica en dicho diálogo pareceecléctica: los nombres son a la vezarbitrarios y constantes. Ahora bien,este eclecticismo está siempre subor-dinado al supuesto de que, puesto quelas cosas tienen su naturaleza fija—su esencia—, la misión del nombrey de las oraciones que contienen losnombres es expresar la verdad esen-cial de las cosas. Así, el problemadel nombre es para Platón un pro-blema a la vez ontológico y epistemo-lógico; en modo alguno es solamente

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NOMun problema retórico o filológico. Elnombre es, como escribió el filósofogriego, un órgano {Crat., 338 A) — seentiende, un órgano para pensar elser de la realidad.

Aristóteles llamaba nombre a unsonido vocal que posee una significa-ción convencional, sin referirse altiempo —como el verbo (v. )— ysin que ninguna de sus partes tengasignificación cuando se toma separa-damente — a diferencia del discur-so (v.) (De int., I, 1 a 19 ss.). Estaúltima condición debe interpretarsedel siguiente modo: una palabra com-puesta de dos partes tiene una sig-nificación propia que no posee nin-guna de las dos partes aun cuan-do, tomadas éstas separadamente,signifiquen algo. Un ejemplo dadopor el Estagirita hará comprendermejor su definición: έπαχτροκελης, quesignifica bajel pirata, contiene el vo-cablo χέλης , que quiere decir bajel(rápido). Sin embargo, el vocabloκέλης no significa nada por sí mis-mo (sí pensamos en el compuesto),sino que significa algo sólo en elcompuesto.

La concepción aristotélica del nom-bre ofrece aspectos a la vez lógicosy gramaticales, siendo difícil un des-linde completo entre ellos. Lo mismoocurre con las concepciones medieva-les. La definición del vocablo no-men se daba en la lógica dentro dela doctrina de los términos. Pero estadoctrina, que incluía el estudio de lasdiferentes clases de voces, era parale-la a la gramática. Los filósofos sereferían en esta cuestión tanto al ci-tado texto de Aristóteles como a laGramática (Ars Grammatica) de Do-nato (fl. 333), el maestro de San Je-rónimo. Ahora bien, como el nombrepodría ser considerado de tres ma-neras: (1) como una voz significa-tiva, (2) como una "idea", (3) comoun jlatus vocis, la cuestión de la na-turaleza del nombre implicaba la delos universales (v.). Muchos de losproblemas que se presentaron al res-pecto fueron solucionados, de acuerdocon las normas escolásticas, mediantedistinciones precisas. En el curso delas mismas se advirtió que el para-lelismo entre gramática y lógica nopodía ser llevado demasiado lejos. Enefecto, el nombre podía dividirse envarias clases. Algunas de ellas —comolas de los nombres substantivos yadjetivos— parecen pertenecer a la

NOMgramática, y otras —como las de losnombres abstractos y concretos— ala lógica, si bien la lógica podía enprincipio asumir todas estas distin-ciones y reducirlas a sus propios tér-minos. La multiplicidad de tipos denombres puede verse claramente enla clasificación establecida por L.Schütz en su Thomas-Lexikon ( 1895,s. v. "Nomen"). Se indican allí 55acepciones de nomen cuando se consi-dera esta voz en un sentido análogoal de Aristóteles en De interpreta-tione, y prescindiendo de algunasotras significaciones, como las quetiene dicho vocablo al referirse a laconcepción del intelecto acerca deuna cosa significada por el nombre.Sin embargo, todas las definicionesparten de supuestos parecidos, y ladificultad principal consiste en queno siempre se distingue entre el nom-bre y otros vocablos, tales como eltérmino (v.), la locución y la dic-ción.

Dentro de la escolástica fueron losgramáticos especulativos (v. GRAMÁ-TICA ESPECULATIVA) y los terminis-tas quienes más interés mostraron porel problema del nombre. Los prime-ros se preocuparon sobre todo porlos diversos modos de significar elnombre, distinguiendo entre un modoesencial generalísimo de significar ymodos de significar subalternos queiban de una mayor a menor genera-lidad. Según Tomás de Erfurt en suGramática especulativa (trad. esp.Luis Farré, 1947), "el modo esencialgeneralísimo de significar del nom-bre es un modo de significar encuanto ente y una aprehensión de-terminada. Se distingue al respectoentre un modo del ente —permanen-te— y un modo de existir — o modode fluidez y sucesión (Caps. VIIIy IX). En cuanto a los modos esen-ciales subalternos generales del nom-bre, las distinciones son de natura-leza a la vez lógica y gramatical:nombres propios y nombres comu-nes que son especiales con relaciónal modo generalísimo y generales res-pecto a los otros modos. Las clasi-ficaciones que siguen contienen otrosmodos generales de significar e in-cluyen análisis de diversos tiposde adjetivos, pronombres, cognomina(Caps. X a XIII), modos accidenta-les del nombre en común (XIV),especie accidental (XV), género ac-tual (XVI), número accidental (XVII),

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NOMfigura accidental o gramatical (XVIII)y caso (XIX). La mezcla de los ele-mentos gramaticales y lógicos estáaquí muy acentuada. Sin embargo,esta confusión, perturbadora para lalógica, puede resultar iluminadorapara dilucidar muchas cuestiones dela semántica (v.). En cuanto a losterministas, desarrollaron ampliamen-te la teoría de los nombres, perocomo muchas veces usaron el voca-blo 'término', expondremos esta doc-trina en el artículo sobre este con-cepto. En efecto, la conocida divisiónde Occam (Lógica, I, xi) de los nom-bres en nombres de primera imposi-ción [v.] (que se aplican a cosas) yde segunda imposición (que se apli-can a palabras, aunque no forzosa-mente a nombres de nombres, puespor 'palabras' se entienden pronom-bres, conjunciones, etc.) es paralela ala doctrina de los términos. Lo mismoocurre con la división de los nom-bres en nombres de primera y desegunda intención (v.) y de las fre-cuentes divisiones de los nombres enabstractos, concretos, universales, par-ticulares, etc., etc.

II. Época moderna. Durante laépoca moderna el vocablo "nombre"fue usado en sentidos menos técnicosy precisos que en la filosofía aristo-télica o durante la escolástica. Losque más se ocuparon del problemade los "modos de significar" el nom-bre fueron los autores nominalistaso empiristas, y éstos no hicieron, enmuchos casos, sino reelaborar con-cepciones medievales (terministas) odarles un sentido psicológico-episte-mológico. Es el caso en cuatro auto-res al respecto significativos: Hobbes,Locke, John Stuart Mill y Taine. Elprimero definió el nombre en suComputation or Logic, Parte I, Cap.ii (Works, ed. W. Molesworth, 1839,págs. 13-28), diciendo que es "unapalabra tomada arbitrariamente, quesirve como marca que puede suscitaren nuestra mente un pensamiento pa-recido a algunas otras cosas que ha-bíamos tenido antes, y que, al serpronunciado por otros, puede conver-tirse para ellos en signo de qué pen-samiento tenía en sus mientes el es-pectador". Esta larga definición es laclara expresión de una actitud termi-nista con respecto al nombre. Losnombres pueden ser, según Hobbes,positivos y negativos; contradictorios;comunes; de primera y de segunda

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NOMintención; universales, particulares, in-dividuales e indefinidos; unívocos yequívocos; absolutos y relativos; sim-ples y compuestos. En todos los casoslos nombres son marcas arbitrarias conlas cuales nos hacemos entender delos otros —o entendemos a los otros—en virtud de ciertas convenciones queno necesitan ser establecidas conscien-temente, sino que pueden estar fun-dadas en la naturaleza de nuestrapsique. Hobbes habla asimismo, si-guiendo a Occam, de la posibilidadde tomar los nombres en primera ysegunda intención: los primeros serefieren a cosas; los segundos, aciertos nombres ( como 'general', 'par-ticular', 'silogismo', etc. ). Por lo tanto,los nombres son, como había dichoya Francis Bacon, puntos de referen-cia en medio del constante fluir delos "pensamientos" (las cogitationes).La importancia de la tesis hobbesianasobre el nombre es, sin embargo,mayor de lo que resalta de los ante-riores pasajes. En Leviathan (I. c.4) Hobbes, después de clasificar alos nombres —que pueden, según él.estar expresados mediante una o máspalabras— en propios y comunes, yde indicar que los únicos universalesque hay en el mundo son los nom-bres comunes, concede a éstos mayory menor extensión (por ejemplo,'cuerpo' tiene mayor extensión que"hombre"), de modo que llega aconcebir "la agrupación de conse-cuencias de las cosas imaginadas enla mente" como "agrupación de lasconsecuencias de sus designaciones".Con esto usa los nombres en un sen-tido puramente denotativo-extensio-nal, análogo al que ha sido propues-to por varios lógicos contemporáneos.Así, por ejemplo, las expresiones 'unhombre es una criatura viva' y 'sies un hombre, es una criatura viva'son de tal índole, que si 'criatura vi-va" significa todo lo que significa'hombre', la afirmación o consecuen-cia es cierta; de lo contrario, es fal-sa. Ello es posible, porque Hobbesusa implícitamente un concepto se-mántico del predicado 'es verdadero"(v. VERDAD): verdad y falsedad, dice,"son atributos del lenguaje, no delas cosas" (loc. cit.).

Para Locke no es cierto que cadacosa pueda tener un nombre; a lavez, cuando pueden designarse variascosas mediante un nombre, éste sejustifica pragmáticamente, por la co-

NOMmodidad de su uso. Los nombres pue-den ser propios (nombres de ciu-dades, de ríos, etc.) y comunes(formados por abstracción nominal)(Essay, III, i i i) . En general, los nom-bres son comprendidos en función delas ideas que designan. Así, puedehaber nombres de ideas simples, deideas completas, de modos mixtos yde substancias (aunque estos últimosson dudosos).

Actitudes parecidas a las de Hob-bes y Locke adoptaron los filósofosde las escuelas sensualistas, así comomuchos ideólogos y pensadores per-tenecientes a la llamada "filosofíadel sentido común". Sin embargo,todos ellos acentuaron considerable-mente el aspecto psicológico del pro-blema. Los nombres eran para mu-chos de tales pensadores nombres deideas y no de cosas o de otros nom-bres. Una vuelta a la concepciónepistemológica del nombre —sin ol-vidar las implicaciones lógicas y psi-cológicas— la ofreció John StuartMili. Su doctrina de los nombres estáexpuesta en su System of Logic: laParte I trata enteramente de los nom-bres, pero también la Parte IV con-tiene algunas indicaciones al respec-to. Al entender de J. Stuart Mili,nombrar constituye una función (psi-cológica o psicológico-epistemológica)con alcance lógico (P. IV, c. iii, 5 1).Esta función se refiere a las cosas mis-mas y no a las ideas de las cosas. Así,Mill rechazó la concepción de lossensualistas por considerarla "meta-física" y adoptó la tesis según la cualun nombre dado es el nombre de unacosa y no de nuestra idea de ella('el sol' es el nombre del sol y no denuestra idea del sol). Ahora bien, laclasificación de los "nombres de lascosas" sigue las leyes propias de losnombres, no las leyes de las cosas.De acuerdo con la tradición escolás-tica, Mill dividía los nombres en sin-categoremáticos (como 'a', 'con', etc.)y categoremáticos (como 'hombre','mesa', etc.). Los adjetivos planteanun problema. Por un lado, parecenno poseer subsistencia por sí mismos.Por otro lado, son nombres de cier-tas expresiones, cuando menos si sehacen explícitos (así, 'el blanco esagradable'). Junto a la mencionadadivisión Mill introdujo otra: los nom-bres son generales e individuales (osingulares), abstractos y concretos,connotativos (que denotan un sujeto

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NOMe implican un atributo) y no conno-tativos (que significan sólo un suje-to o un atributo, por lo que puedentambién llamarse absolutos). SegúnMili, todos los nombres concretos sonconnotativos (P. I, cap. ii, § 1 sigs.).Finalmente, Mill dividió los nombresen positivos y negativos, relativos yno relativos (o que expresan o norelaciones). La doctrina de los nom-bres en Mill equivale, pues, a unadoctrina general de los términos y delos diversos modos de significar éstos.

En cuanto a Taine, concibió losnombres como una especie de signos(De l'Intelligence, P. I, I, ii). Losnombres designan cosas particulareso complejos de cosas particulares. Enambos casos sustituyen a imágenes(ibid., iii). Para Taine, pues (comopara los sensualistas), el aspecto psi-cológico en la concepción del nombrepriva sobre el lógico, a diferenciade lo que ocurría en Hobbes —quienposeía una aguda comprensión parael problema del status lógico del nom-bre—, en Locke (quien pareció fun-damentar su concepción en una pecu-liar mezcla de lo lógico y lo psico-lógico) y en J. S. Mill (quien aten-dió principalmente a lo epistemoló-gico).

III. Época contemporánea. El pro-blema del nombre ha sido tratadoprincipalmente por tres direcciones:la neoescolástica, la fenomenología yla lógica matemática (principalmen-te en las investigaciones semánticas).

La neoescolástica ha desarrolladoy refinado la doctrina tradicional. Lafenomenología —en la fase husser-liana de las Investigaciones lógicas—ha tratado la cuestión desde variospuntos de vista. Señalamos dos. Elprimer punto de vista es el fundadoen la distinción entre notificación(Kundgabe) y nominación (Nennung).Husserl indica (op cit., Investigaciónprimera, § 25, trad. García Morente-Gaos) que las expresiones pueden sero sobre objetos nombrados o sobre vi-vencias psíquicas. En el primer casoson expresiones del objeto que nom-bran y a la vez notifican. En el segun-do, son expresiones donde el contenidonombrado (gennantes) y el notificadolo mismo. El segundo punto de vista—complementario del anterior— esel que presenta el nombre como algono enunciativo, pero que puede fun-cionar como un enunciado (op. cit.,Inv. 5», § 34).

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NOMLa lógica matemática ha tratado

el asunto con frecuencia. A Frege sedebe ya la famosa distinción entreel sentido (Sinn) y lo denominado onominatum (Bedeutung), con la in-dicación de que puede haber másde una denominación para el mismosentido. Nos hemos referido a estepunto en varios artículos (véase prin-cipalmente CONNOTACIÓN, DENOTA-CIÓN). En la literatura lógica con-temporánea es usual introducir ladoctrina del nombre en relación conla distinción entre el uso y la men-ción. Nos hemos referido a este pun-to no sólo en mención (v. ), sinotambién en metalenguaje (v.). Estadoctrina tiene un precedente en lateoría escolástica de las suppositio-nes (V. SUPOSICIÓN), con la diferen-cia de que en la doctrina medie-val la jerarquía de lenguajes no erainfinita.

Entre los lógicos y semánticos quehan estudiado el problema del nom-bre merece especial mención RudolfCarnap. En Meaning and Necessity(Cap. III), dicho autor ha analizadoel método de la "relación de nom-bre". Se trata, a su entender, de unmétodo alternativo de análisis semán-tico más usual que el método de laextensión y la intensión. Tal métodoconsiste en considerar expresiones co-mo nombres de entidades (concretaso abstractas) según tres principios:(1) cada nombre tiene exactamenteun nominatum; (2) Cualquier enun-ciado (o, mejor, sentencia) hablaacerca de los nombres que aparecenen él; (3) Si un nombre que apareceen una sentencia verdadera es susti-tuido por otro nombre con el mismonominatum, la sentencia sigue siendoverdadera. Carnap analiza los proble-mas que ofrece la duplicación inne-cesaria de los nombres manifestadaen algunos sistemas donde se usannombres distintos para propiedadesy para las correspondientes clases.Según dicho autor, un nombre parala propiedad Humano y un nombredistinto para la clase Humano nosólo tienen la misma extensión, sinotambién la misma intensión. Un nom-bre para una clase debe, pues, serintroducido mediante una regla quese refiera exactamente a una propie-dad. Según Carnap, la distinción deFrege antes apuntada entre el sen-tido y lo denominado o nominatumes una forma particular del citado

NOMmétodo de la "relación de nombre".

NOMINALISMO. En la llamada"disputa de los universales" (véaseUNIVERSALES) durante la Edad Me-dia, el nominalismo, posición nomina-lista o "vía nominal" consistió grossomodo en afirmar lo siguiente: las es-pecies y los géneros y, en general, losuniversales no son realidades anterio-res a las cosas, según sostenía el rea-lismo (v.) o "platonismo", ni realida-des en las cosas, según mantuvieronlos llamados oportunamente "concep-tualismo" (v.) y "realismo modera-do", o "aristotelismo", sino que sonsolamente nombres ( nomina ) o térmi-nos, vocablos (voces) por medio delos cuales se designan colecciones deindividuos. Según el nominalismo, portanto, solamente existen entidades in-dividuales; los universales no son en-tidades existentes, sino únicamentetérminos en el lenguaje.

Esta descripción de la posición no-minalista no tiene en cuenta los diver-sos matices de la "vía nominal" du-rante la Edad Media ni tampoco lasrazones por las cuales algunos filóso-fos adoptaron dicha "vía". En gene-ral, suele hablarse de dos períodos deflorecimiento del nominalismo en laEdad Media: uno, en el siglo xi, en elque se distinguió Roscelino de Coni-piègne, y otro, en el siglo xiv, en elque se distinguió Occam. En amboscasos, la posición nominalista teníaraíces filosóficas. En los dos casos,además, pero especialmente en el úl-timo, se adoptaba esta posición por-que se suponía que admitir universa-les (ideas) en la mente de Dios eralimitar de algún modo la omnipoten-cia divina, y admitir universales (ideas,formas) en las cosas era suponer quelas cosas tienen, o pueden tener, ideaso modelos propios, con lo cual tam-bién se limita la omnipotencia divina.Pero dentro de estas analogías haydiferencias. Dilthey ha indicado quela diferencia principal entre las doscorrientes nominalistas medievalesconsiste en que en Occam el nomina-lismo está vivificado por el volunta-rismo, cosa que, según dicho autor,no sucede en Roscelino. Algunos au-tores, por lo demás (como Paul Vig-naux), manifiestan que el primer cla-ro tipo de nominalismo medieval nose halla en Roscelino, sino en Abelar-do 1.), pero ya hemos visto en elartículo correspondiente que la posi-ción de Abelardo respecto a la cues-

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NOMtión de los universales es compleja, desuerte que no es fácil adscribir dichoautor determinadamente a una posi-ción nominalista stricto sensu.

Desde el punto de vista filosófico,el nominalismo medieval tiene antece-dentes en posiciones adoptadas porfilósofos antiguos. Así, algunos auto-res escépticos pueden ser considera-dos como nominalistas. Además, en elmodo como Porfirio planteó para laEdad Media la cuestión de los uni-versales (v.), se ve claramente queuna de las posiciones posibles era laluego llamada "nominalista" o por lomenos "conceptualista": es la posiciónque Porfirio describe al decir que losgéneros y las especies pueden ser pre-sentados como "simples concepcionesdel espíritu". Sin embargo, sólo en laEdad Media y luego en las épocasmoderna y contemporánea el nomina-lismo ha ocupado un lugar central enla serie de actitudes posibles acercade la naturaleza de los universales.

A los nominalistas se opusieron so-bre todo los realistas, como San An-selmo, que calificaba a los primerosde "dialécticos de nuestra época". Enefecto, los realistas no podían admitirque un universal fuera solamente unavox, y que ésta pudiera ser definida,según hizo Hoecio, como sonus et per-cussio aerís sensibilis, como un "soni-do y percusión sensible del aire". Nopodían admitir, en suma, que un uni-versal fuera solamente un flatus vocis,un "soplo" (de la voz), un "sonidoproferido". En rigor, si un universalfuera únicamente lo indicado, seríauna realidad física. En tal caso, losnombres serían un "algo", una "cosa",res, y como tal habría que decir algode ella. Lo que pudiera decirse de lossonidos como res sería dicho por me-dio de un "universal", el cual estaríapor lo menos "en los sonidos" encuanto "instituciones de la naturale-za". Con ello el nominalismo carece-ría de base. Estas objeciones (o, másexactamente, este tipo de objeciones)de autores realistas o, por lo menos,no nominalistas, obligaron a los parti-darios de la vía nominal a precisar elsignificado de su posición. No pode-mos extendernos aquí sobre las sutilesdistinciones presentadas al efecto, ymenos todavía sobre las razones —confrecuencia, extrafilosóficas— que lle-varon a unos u a otros a adoptar talo cual versión de la posición nomina-lista. Indicaremos simplemente lo si-

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NOMguíente: con el fin de mantenerse ensus posiciones, el nominalista tieneque poner en claro lo que entiendepor nomen, vox, etc. Si insiste en queun nomen es una realidad física, en-tonces tiene que adoptar una posiciónque se dio oportunamente con elnombre de "terminismo" (v. ) y quese ha manifestado contemporánea-mente bajo el nombre de "inscripcio-nismo" ( v. ) . Pero entonces se planteala cuestión de cómo reconocer bajodiversos términos o "inscripciones" elmismo nombre. Algunos autores hanhablado al efecto de "similaridad" o"semejanza", pero otros han indicadoque un nombre o voz puede expre-sarse (oralmente o por escrito) en di-ferentes tiempos y espacios y seguirsiendo, sin embargo, el mismo nombreo voz a causa de la permanencia desu significación. Para un nominalistaesta significación no puede derivarsede las cosas, como si ellas mismas lle-varan su significación; deberá origi-narse, pues, por medio de una "con-vención". Pero, en todo caso, no es lomismo ser un nominalista de tipo ter-minista o inscripcionista que ser unnominalista del tipo que podríamosllamar "conceptualista" ( admitiendoque lo que caracteriza por lo pronto aun concepto es su significación). Entodos los casos los nominalistas afir-man que los nombres no se hallanextra animam (ya sea en las cosasmismas, ya en un universo indepen-diente de nombres y significaciones),sino ín anima. Pero el matiz de nomi-nalismo adoptado depende del modocomo se entienda este estar in anima.Esto explica que, como ya indicabaVictor Cousin en su introducción a suedición de escritos de Abelardo (1936,pág. clxxxii), el nominalismo —por lomenos el medieval— haya osciladode continuo entre un conceptualismo(que, a su vez, se aproxima al realis-mo moderado) y un terminismo o no-minalismo stricto sensu. Al final de laEdad Media el nominalismo que seimpuso fue el expresado por Occam(véase GUILLERMO DE OCCAM), lla-mado por ello el princeps nominalium,y por la schola nominalium, llamadaasimismo "terminismo". Este nomina-lismo consiste grosso modo en soste-ner que los signos tienen como fun-ción el supponere pro, es decir, el"estar en el lugar de" las cosas desig-nadas, de modo que los signos no sonpropiamente de las cosas, sino que se

NOMlimitan a significarlas. Pero puedenadmitirse otras versiones del nomina-lismo de la Edad Media y, sobre to-do, puede acentuarse más o menos,en el nominalismo, el convencionalis-mo, el terminismo, etc.

Es frecuente leer que la filosofíamoderna ha sido fundamentalmentenominalista. Así, por ejemplo, Jac-ques Maritain ha escrito que una grancantidad de tendencias —neokantia-nos, neopositivistas, idealistas, prag-matistas, neospinozistas, neomísticos,etc., etc.— son nominalistas y "desco-nocen a fondo el valor de lo abstracto,de esa inmaterialidad más dura quelas cosas, aunque impalpable e inima-ginable, que el espíritu busca en elcorazón de las cosas", de modo queabrazan el nominalismo porque "te-niendo el gusto de lo real, carecen delsentido del ser" (Degrés du savoir,5 2). Maritain se funda para ello enla idea de que la mayor parte de losfilósofos modernos se adhieren a unacierta teoría de la abstracción (véaseABSTRACCIÓN Y ABSTRACTO). Aunquehay algo de verdad en esta tesis deMaritain, estimamos que es excesiva-mente general. En efecto, si nos ate-nemos a una concepción un poco es-tricta del nominalismo, no podremosdecir que la filosofía moderna (o mo-derna y contemporánea) haya sidofundamentalmente nominalista. Esharto dudoso, por ejemplo, que hayansido nominalistas autores como Spino-za o Hegel. Desde luego, no lo hasido Husserl. El propio Locke no fuenominalista, sino más bien conceptua-lista y hasta realista moderado. No-minalistas han sido, en cambio, auto-res como Hobbes, Berkeley y Con-dillac, aun cuando cada uno de elloslo haya sido en diversa proporción ypor motivos distintos. Así, Hobbes yCondillac fueron prácticamente "ins-cripcionistas", en tanto que Berkeleynegaba que pudiera hablarse con sen-tido de ideas abstractas, pero admitíalas "ideas generales". Por otro lado,Hobbes y Condillac basaban su no-minalismo en una cierta idea de laciencia y del lenguaje científico, entanto que Berkeley fundaba su nomi-nalismo en supuestos teológicos simi-lares a los de Occam. Según hemosindicado en el artículo UNIVERSALES,puede hablarse de un nominalismomoderado, de uno exagerado y de unoabsoluto. Todas estas especies de no-minalismo afirman que no existen

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NOMentidades abstractas (ideas, universa-les), y que sólo existen entidadesconcretas (individuos). Las diferen-cias aparecen cuando se trata de in-dicar qué función tienen las supuestasentidades abstractas.

Varias tendencias filosóficas con-temporáneas han sido explícitamentenominalistas. Tal ha sucedido, porejemplo, con diversas formas de neo-positivismo (v.) y también con variasespecies de intuicionismo e "irracio-nalismo". Nos limitaremos aquí a al-gunos ejemplos.

Ernst von Aster (1880-1948) hadefendido el nominalismo (Cfr. obraen bibliografía) en oposición a la teo-ría de los universales de Husserl. Esteautor mantenía que las teorías sobrelos objetos universales han estado do-minadas por tres falsas concepciones:primero, por la hipóstasis metafísicade lo universal (realismo en sentidotradicional); segundo, por la hipósta-sis psicológica de lo universal (rea-lismo psicologista ) ; tercero, por elequívoco del nominalismo, "que ensus diferentes formas cree poder in-terpretar lo universal por lo que res-pecta al objeto y al acto mental,convirtiéndolo en particular". Ásterrechaza estas críticas de Husserl ymantiene que la universalidad concre-ta de las esencias de que Husserl ha-bla es sólo una ficción. Nelson Good-man (v.) y W. van Quine (v.) handefendido lo que han llamado un"nominalismo constructivo". Estos au-tores manifiestan "no creer en entida-des abstractas", pero reconocen queesta declaración de principios es de-masiado vaga y es menester precisar-la. Nelson Goodman sobre todo haprecisado y elaborado la mencionadadoctrina como doctrina según la cual"el mundo es un mundo de indivi-duos". "El nominalismo, tal como loconcibo —ha escrito—.. . no equi-vale a la exclusión de entidades abs-tractas, espíritus, insinuaciones deinmortalidad o nada de este tipo; re-quiere únicamente que cuanto esadmitido como una entidad, sea con-cebido como un individuo. Un deter-minado filósofo, nominalista o no,puede imponer requisitos muy estric-tos sobre lo que va a admitir comoentidad. Mas por razonables que sean,y por más íntimamente ligados quese hallen al nominalismo tradicional,los citados requisitos son, a mi en-tender, enteramente independientes

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NOMdel nominalismo. Tal como lo descri-bo, el nominalismo exige sólo que to-das las entidades admitidas, sean loque fueren, sean tratadas como indi-viduos" (véase art. de N. Goodmanen op. cit. infra, pág. 17). Ello signi-fica negarse a concebir nada comouna clase, y también negar que dosentidades distintas estén hechas delas mismas entidades. "En el mundodel nominalismo, si comenzamos concualesquiera dos entidades distintas yseccionamos cada una de ellas tantocomo queramos (tomando partes, par-tes de partes, etc.) llegamos siemprea alguna entidad que se halla conte-nida en una, pero no en otra de nues-tras dos entidades originales. En elmundo del platónico, por el contrario,hay por lo menos dos distintas entida-des que podemos seccionar del modoindicado (tomando miembros, miem-bros de miembros, etc.) de modo quelleguemos exactamente a las mismasentidades" (op. cit., pág. 19). El"principio del nominalismo" puedeser por ello: "ninguna distinción deentidades sin distinción de conteni-do"; es decir, "para un sistema nomi-nalista no hay dos cosas distintas quetengan los mismos átomos; cosas dis-tintas pueden ser engendradas sólo abase de diferentes átomos; todas lasno identidades entre cosas, son réduc-tibles a no identidades entre sus áto-mos" [entendiendo por 'átomo' algoasí como "elemento constitutivo"] (op.cit., pág. 21). El nominalismo siguepor ello estrictamente la regla entianon sunt multiplicando praeter neces-sitatem, a diferencia del platonismo(realismo), que multiplica, o tiende amultiplicar, las entidades prodigiosa-mente, y, en rigor, ad infinitum.

Una explícita concepción nomina-lista del mundo ha sido defendidavigorosamente por Karl Pribram enel libro mencionado en la bibliogra-fía de este artículo. Pribram afirma,en efecto, que hay cuatro grandesconcepciones del mundo o, mejordicho, cuatro grandes "formas depensamiento". Éstas son: la concep-ción universalista (del tipo de losescolásticos medievales); la concep-ción dialéctica (del tipo de los mar-xistas); la concepción intuitivista (deltipo de los fascistas o, en general,de los irracionalistas) y la concep-ción nominalista. Según Pribram, sóloesta última corresponde a una so-ciedad libre, pues no pretende alean-

NOMzar ninguna verdad absoluta y, deconsiguiente, permite la tolerancia.De este modo, Pribram interpreta lacrisis de la cultura occidental nocomo una "falta de fe", sino comoun "exceso de fe". Todo dogmatis-mo es, así, enemigo del nomina-lismo, el cual representa la formade pensar correspondiente al empi-rismo, al antiabsolutismo y, de unmodo general, a la aspiración a lalibertad.

Las formas de nominalismo antesdescritas son por lo común de carácter"epistemológico"; se refieren a juiciosde carácter cognoscitivo más bien quea juicios de carácter valorativo. Sinembargo, estos últimos están asimismode algún modo implicados en todaconcepción nominalista. Puede, de to-dos modos, hablarse de un nominalis-mo relativo a valores que Scheler hallamado "nominalismo ético": es elnominalismo expresado, por ejemplo,en el emotivismo (v. ). Contra talnominalismo —especialmente en laforma que ha adoptado en el relati-vismo ético— se dirige Scheler (DerFormalismus in der Ethik, Parte II,cap. l, § 2) , alegando que supone, asu entender erróneamente, que no hayexperiencias morales peculiares y quetodo juicio de valor es una mera apre-ciación "subjetiva" incapaz de apre-hender nada en la realidad moral.

Sobre el nominalismo medieval:Paul Vignaux, art. "Nominalisme", enel Dictionnaire de Théologie catholi-que, de Vacant-Mangenot-Amann,t. XI, col. 717-784; del mismo Vig-naux, el opúsculo Nominalisme auXlVe siècle, 1948 [Conférence Al-bert Le Grand]. — Giulio Canella, IInominalismo e Guglielmo d'Occam,1908. — J. Heiners, Der Nominalis-mus in der Frühscholastik, 1910. —-A. Kühtmann, Zur Geschichte desTerminismus, 1911 [Occam, Condil-lac, Helmholtz, F. Mauthner]. —·Paul Honigsheim, "Zur Soziologieder mittelalterlichen Scholastik. Diesoziologische Bedeutung des Nomina-lismus' (en Hauptprobleme der So-ziologie. Erinnerungsaufgabe für MaxWeber, ed. W. Palyi, vol. II, 1923).— Meyrick H. Carré, Realists aridNominalists, 1946. — H. Veatch,Realism and Nominalism, 1954. —Heiko A. Oberman, The Harvest ofMedieval Theology: Gabriel Biel andLate Medieval Nominalism, 1963. —·Textos de lógica medieval: L. M. deRijk, Lógica Modernorum. A. Contri-bution to the History of Early Termi-nist Logic, I (On thé Twelfth Century

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NOMTheories of Fallacy), 1962 [Wijsgeri-ge teksten en studies, ed. C. J. deVogel y K. Kuypers, 6]. — Sobre elnominalismo moderno: H. Spitzer,Nominalismus und Realismus in derneusten deutschen Philosophie mitBerücksichtigung ihres Verhältnis zurmodernen Naturwissenschaft, 1876.—A. von Meinong, tomo I (Zur Ge-chichte und Kritik des modernen No-minalismus, 1877), de los Hume-Stu-dien. — K. Grube, Ueber den Nomi-nalismus in der neueren englischenund französischen Philosophie, 1890(Dis.) (y el libro antes citado de A.Kühtmann). — El libro de E. vonAster a que se ha hecho referencia enel texto del artículo es: Prinzipien derErkenntnislehre. Versuch einer Neu-begründung des Nominalismus, 1913.— El articulo de Nelson Goodman yW. van Quine es: "Steps towards aConstructive Nominalism", The Jour-nal of Symbolic Logic, XII (1947),105-22. — El de Nelson Goodmanes: "A World of Individuais", en I.M. Bochenski, A. Church, N. Good-man, The Problem of Universals. A.Symposium, 1956, págs. 15-31. —Véase, además, Uuno Saarnio, Unter-suchungen zur symbolischen Logik.Kritik des Nominalismus und Grund-legung der logistischen Zeichentheorie(Symbologie), 1935 [Acta Philosophi-ca Fennica]. — R. M. Martin, "ANote on Nominalistic Syntax", Jour-nal of Symbolic Logic, XIV (1949),266-87. — Id., id.. "A Note on No-minalism and Recursive Functions",Journal of Symbolic Logic, XIV(1949), 27-31'. — Para la concepciónnominalista del mundo: K. Pribram,ConflictíngPattems of Thought, 1950.

NOMOLOGÍA, NOMOLÓGICO.Algunas veces se ha usado 'nomología'para designar la ciencia de las leyes—en el sentido jurídico de 'leyes'—;"nomología" equivale en este caso a"ciencia del Derecho" y especialmen-te a la parte más general de tal cien-cia. Ardigo (v.) distinguió entre "no-mología" y "nomogonía", entendien-do por la primera la ciencia de lasleyes morales, y por la segunda laciencia del origen o génesis de dichasleyes. Husserl empleó en las LogischeUntersuchungen el término 'noología'y específicamente la expresión 'noolo-gía aritmética' para designar la mate-mática general o universal. El mismoautor usó en Formale und transzen-dentale Logik las expresiones 'cienciasnomológicas' y 'sistema nomológico"para designar respectivamente lasciencias y el sistema de índole deduc-tiva. Según Husserl, los matemáticos

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NOMtratan de definir "formas de multipli-cidad"; la ciencia más general de es-tas formas de multiplicidad es una"nomología" o "ciencia nomológica".Un sentido de 'nomología' y 'nomoló-gico' semejante al de Husserl apareceen la obra de |ean Cavaillès, Sur lalogique et la théorie de la science (2*ed., pág. 70).

Ninguno de los usos anteriores haprevalecido. En cambio, sigue usán-dose (bien que no a menudo) 'nomo-lógico' como equivalente a "todo loque concierne a una ley" o "todo loque concierne a leyes". La ley o leyesen cuestión pueden ser naturales osociales (sociales y jurídicas) o am-bas a un tiempo. En escritos episte-mológicos, las expresiones 'nomología'y 'nomológico' suelen referirse a leyesen tanto que leyes naturales. Si se in-cluyen dentro de las leyes las "nor-mas", entonces las ciencias nomológi-cas son al mismo tiempo ciencias nor-mativas (véase NORMATIVO).

NOMOTÉTICO. En la Crítica dela razón pura (A 424 / B 452) Kantescribe que "la antinomia que se re-vela en la aplicación de las leyes es,para nuestra sabiduría limitada, lamejor piedra de toque de la nomo-tética; gracias a ella, la razón que,en la especulación abstracta, no per-cibe fácilmente sus pasos en falso,prestará más atención a los momentosde la determinación de sus princi-pios". La nomotética es entendidaaquí, pues, en un sentido casi ente-ramente calcado sobre el etimológico,como un conjunto de proposicionesque expresan leyes; la nomotética sedistingue así de la tética y de laantitética, términos asimismo usadospor Kant (véase TESIS).

Windelband contrapone el pensarnomotético —origen de las cienciasnomotéticas—· al pensar idiográfico— origen de las ciencias idiográfi-cas. El pensar nomotético es el quebusca las leyes; el idiográfico es elque se propone la descripción de losacontecimientos o hechos particula-res. El primero es el que se hallaen la base de las ciencias naturales;el segundo el que se encuentra enla base de las ciencias del espíritu.La división de las ciencias en cientí-fico-naturales y científico-espiritualeses, pues, para Windelband, menosfundamental que su propia divisiónen ciencias legales y ciencias des-

NONcriptivas — que es, a la postre, elparalelo de los saberes nomotéticosy de los saberes idiográficos. Las dosdificultades principales que planteaesta clasificación son: (1 ) el hechode que los aspectos nomotético eidiográfico se hallan con frecuenciamezclados en las diversas ciencias;(2) la dificultad de aplicar la lógicaa un cierto número de ciencias. Es-tos dos problemas son resueltos porWindelband mediante la introducciónde la noción de forma y de la nociónde valor —que son, a su entender,los "tipos" característicos de la rea-lidad histórica y humana—, y me-diante el postulado de una "nuevalógica", capaz de manejar estas nor-mas y valores y no solamente las le-yes científico-naturales.

NON CAUSA PRO CAUSA. VéaseSOFISMA.

NOOLOG1A, NOOLÓGICO. En laobra de Abraham Calovius (Calov)titulada Desumptae Exercitationes(1666), publicada junto con la obrade Georg Gutke, Habitus primorumprincipiorum seu intelligentiae, se in-troduce el vocablo latino de raíz grie-ga Noologia. Calovius había usado yadicho vocablo en escritos publicadosanteriormente ( Scripta philosophica,1654), pero en la obra mencionadadescribe con particular detalle cuál es,a su entender, el contenido de la noo-logía. La noología equivale, segúnCalovius, a la archeologia, es decir, ala ciencia de los principios (supre-mos). Estos principios son primaria-mente principios del conocimiento dela realidad, es decir, principios subratione formale. . .in habitu intclligen-tiae ( o p . cit., pág. 286). La noologíatrata, pues, de complexis cognosccndiprincipiis (pág. 285). En algún senti-do la noología es igual a la metafísi-ca, ya que "todos los axiomas verda-deramente metafísicos son axiomas dela noología" (loc. cit.}. Sin embargo,en otro sentido, la noología se distin-gue claramente de la metafísica; enefecto, la noología es anterior a la me-tafísica, porque trata de principios delos cuales la metafísica deduce lasconclusiones (op. cit., pág. 286). Así,los principios de que tratan la noolo-gía y la metafísica pueden ser los mis-mos (y son para Calovius, como paraotros autores de su época, principios ala vez "lógicos" y "metafísicos"),pero el modo de tratarlos es distintoen cada caso. Por eso la noología en

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NOOel sentido de Calovius es parecida ala ontosofía en el sentido de Cara-muel de Lobkowitz, a la ontosofía yontología en el sentido de Clauberg ya lo que a veces Calovius llamó tam-bién "ontología" (véase ONTOLOGÍA).J. Michaelius usó asimismo el nombre'nología' como equivalente a archeo-logia (véase supra) y como una delas diversas disciplinas metafísicas: laque trata de los "primeros principios"en cuanto principios habidos y formu-lados por el entendimiento o espíritu(nous).

Siguiendo en parte a los autoresmencionados, Crusius consideraba lanoología como una "ciencia del espí-ritu" (Geisteslehre). Se trataba enparte de una ciencia del espíritu comoentendimiento (o sujeto cognoscente)en cuanto posee principios del saber,y en parte de una ciencia de los prin-cipios mismos del conocimiento. Era,pues, algo así como una "psicología"unida a una "gnoseología".

Kant empleó el término 'noologista'para significar en un caso "racionalis-ta" (el neologismo de Platón frente alempirismo de Aristóteles). Ampère(v.) llamó "ciencias noológicas" a lasque se ocupan del espíritu y de susproducciones; estas ciencias se divi-den, según Ampère, en ciencias noo-lógicas en sentido estricto y cienciassociales. La significación del tér-mino experimenta, pues, desde suscomienzos considerables variaciones.Para algunos, lo noológico se refierea la estricta razón en su sentido másobjetivo. Para otros, la noología abar-ca el estudio de los principios ra-cionales, tanto en su misma constitu-ción como en las posibilidades de suaprehensión, y por eso —como sucedecon Hamilton — la noología se con-vierte en estudio de lo noético. Paraotros (como H. Gomperz), la noolo-gía se ocupa de los problemas plan-teados por la relación entre los pen-samientos subjetivos y los objetivos.Para otros, finalmente, lo noológicoconcierne a lo racional en su sentidomás subjetivo. Rudolf Eucken, queha vuelto a utilizar el término comola expresión más característica de laorientación fundamental de su pen-samiento, ha intentado superar lasmentadas dificultades señalando quela ciencia noológica trata siempre delespíritu concebido como lo creador,a diferencia de la vida anímica ypsíquica. Lo noológico es para este

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NORfilósofo irreductible a todo análisispsicológico tradicional, y a toda ex-plicación naturalista, que acaso pue-dan resultar efectivas en la vidapsíquica y anímica, pero no en lapropiamente espiritual. El métodonoológico permite, a su entender,una aprehensión directa del espíritusin el velo que interpone la meca-nización naturalista, y por eso talmétodo se aproxima a la compren-sión (VÉASE) de lo espiritual y a unahermenéutica (VÉASE) que luego seaplicará, subdividiéndose, al reino delespíritu subjetivo y al del espírituobjetivo. Por eso dice Eucken quesolamente la "vida del espíritu", di-recta e inmediatamente captada porla existencia humana, puede propor-cionar a ésta la estabilidad de queahora carece. "Una tal participacióndel hombre en la vida del espíritu—ha escrito Eucken (Geistige Strö-mungen der Gegenwart, A, l, g)—transforma todo su ser. Y como estaparticipación no es posible si no esmás allá de la existencia inmediata,su vida adquiere una más profundabase espiritual." De ahí la posibilidadde la "consideración noológica" quetiene como objeto la base espiri-tual del hombre, a diferencia de lamera "consideración empírico-psico-lógica" que trata de los hechos in-mediatos de la vida psíquica.

El término 'noología' ha sido em-pleado asimismo como equivalente a"teoría de la inteligencia", especial-mente desde el punto de vista de lallamada "clasificación de la inteligen-cia" o de "tipos de inteligencia". Talsucede en François Mentré (Espèceset varietés d'intelligence. Éléments deNoologie, 1920).

NORMATIVO. Como ciencias nor-mativas se han definido a veces lalógica, la ética y la estética: la pri-mera sería entonces la disciplina quemostraría, no cómo son en sí mismoslos pensamientos de acuerdo con laestructura peculiar de la esfera lógi-ca (VÉASE), sino cómo deben ser, adiferencia de cómo efectivamenteocurren en la conciencia psicológica.La dirección normativista de la ló-gica se opondría, así, a la direcciónpsicologista, y equivaldría a un pri-mer intento de superación del rela-tivismo a que conduce esta última.La lógica, se ha dicho, estudia nocómo pensamos, sino cómo debemospensar. La segunda —la ética— sería

NORla disciplina que mostraría el modocomo debemos comportarnos, a di-ferencia del modo como efectivamen-te solemos conducirnos; también aquíhabría un primer intento de supera-ción del relativismo moral, supe-ración que sólo alcanza su plenitudcuando la ética se funda en la teoríade los valores, más allá de todo nor-mativismo. Algo parecido, y por mo-tivos análogos, ocurriría en la esté-tica. Por eso las direcciones más re-cientes de las tres disciplinas hanprocurado no sólo superar las difi-cultades que opone el relativismopsicologista, sino también las deriva-das del normativismo. Esto se ad-vierte sobre todo en la lógica y den-tro de ella en la forma como haintentado superar ambas direccionesla fenomenología de Husserl. Ésteindica que la ciencia normativa hade fundarse en la ciencia teorética.Pues mientras las disciplinas norma-tivas, determinadas esencialmente porla norma fundamental o idea de loque debe ser en cada caso el "bien",acaban en un relativismo de carácterhedónico, en las disciplinas teoréticas"falta esta referencia central de todaslas investigaciones a una valoraciónfundamental, como fuente de un in-terés predominante de la normación".Entonces "la unidad de sus investi-gaciones y la coordinación de susconocimientos están determinadas ex-clusivamente por el interés teorético,que se dirige a la investigación delo que se implica objetivamente (estoes, teoréticamente, por virtud de lasleyes inmanentes a los objetos) ydebe, por tanto, investigarse en su

implicación" ( Investigaciones lógicas,trad. García Morente-Gaos, I, § 14).Lo cual en modo alguno supone queexista un abismo entre lo teórico y lonormativo; los mismos esfuerzos pararelacionar el ser con el valor contribu-yen a vincular ambos tipos de cien-cia, pues del hecho de que unaciencia sea teórica no se deduceque no puedan derivarse de ellanormas o que en el tratamiento desus objetos no pueda referirse anormas.

NORRIS (JOHN) (1657-1711) na-ció en Collingbourne-Kingston, en elcondado de Wiltshire, y fue rector enBemerton, cerca de Sarum. Norris esconsiderado como uno de los partida-rios de Malebrance (v. ) y como unode los adversarios de Locke, el cual

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NORcontestó a Norris (y a Malebranche)en el escrito "Observaciones acercade algunos de los libros de Mr. No-rris". Norris tradujo y comentó a Pla-tón, especialmente la teoría del amorplatónico, que interpretó en el sentidode la contemplación de Dios. En suobra capital, el Ensmjo hacia la teoríadel mundo ideal o inteligible (véasebibliografía) Norris distinguió entre elestado de cosas natural y el estado decosas ideal. El primero, proclamó, hasido investigado por muchos autores,pero del segundo no tenemos, pese aPlatón, Filón, Plotino, San Agustín,Tomás de Aquino, Marsilio Ficino, yotros, más que ideas sumamente con-fusas. Sin embargo, es el estado decosas fundamental , pues se tratade ese estado en el cual la realidad esno sólo preexistente a todo lo quehay, sino que contiene de un modoeminente todo lo que hay en el mun-do natural. El estado de cosas ideal o"mundo ideal" es un mundo eterno,necesario e inmutable (Essay, I, i, 8).Norris trata de demostrar que el mun-do ideal o inteligible es más cierto yevidente que el mundo natural, puesaquél es el mundo de las verdadeseternas desde el cual todas las demásverdades son vistas. Norris examinócon detalle el modo, o modos, como"entendemos", y concluyó que sóloentendemos los objetos materiales yacaso la mayor parte de los espiritua-les por la mediación de las "Ideas"(ibid., II, vi, 1), y que éstas no sonperfecciones o modalidades de nues-tras propias almas, sino que están enDios, de suerte que "lo vemos todoen Dios". Las "ideas divinas" son lasideas "por medio de las cuales enten-demos" (ibid., II, xii, 12).

El título completo del Ensai/o es:AJÍ Essay Towards the Thcory of theIdeal or Intelligible World, Design'dfor Two Purts, the First Consideringit Absolutelí/ in it self, and the Secondin Relation to Human Understanding,2 partes, 2 vols., 1701, 3* ed., 1722[la segunda parte lleva el subtítulo:Being the Relative Part of it. Whereinthe Intelligible World is considerawith relation to Human Understand-ing, Whereof some Account is hereattempsted and proposed]. — Se de-ben también a Norris: An Idea ofHappiness, 1683. — Reason and Re-ligión, or the Ground and Mensuresof Dévotion Considered from the Na-ture of God and the Nature of Man,1Θ89. — Cursor!/ Réélection, 1690. —Upon the Conduct of Human Life

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NORwith Référence to thé Study of Learn-ing and Knowledge, 2 vols., 1690-1691. — An Account of Reason andFaith in Révélation to thé Mysteriesof Christianity, 1697 [contra JohnToland]. — À Philosophical Discour-se Concerning thé Natural Immortali-ty of thé Soûl, 1708.

Véase F. I. McKinnon, The Philo-sophy of J. N., 1910.

NORTHROP (F. S. C.) nac. (1893)en Janesville, Wisconsin (EE.UU.),profesor en la Universidad de Yale,ha trabajado sobre todo en dos cam-pos: en la epistemología y filosofíade las ciencias, y en la interpreta-ción de las culturas, incluyendo lasiberoamericanas y orientales. En loque toca al primero, Northrop ha des-tacado la necesidad de no atenersea un solo método que se imponga ar-bitrariamente sobre las diversas cien-cias; no solamente es necesario exami-nar cuidadosamente la naturaleza delos diferentes métodos, sino tambiéntener en cuenta la evolución de cadamétodo y la estructura que adoptade acuerdo con el correspondienteestadio de la investigación. Esto noconduce, sin embargo, al relativismo.Todo lo contrario, la comprensiónadecuada de la complejidad de losmétodos hace posible averiguar susrelaciones mutuas; sobre todo, per-mite entender cómo las ciencias na-turales y las ciencias sociales y lasdistintas fases de desenvolvimiento decada una de ellas en las grandes cul-turas se articulan en una unidad, quees la unidad normativa. El problemade lo normativo se sitúa, así, en elcentro de toda investigación metodo-lógica y epistemológica. En lo quetoca al segundo campo, Northrop haexaminado la cuestión de los contac-tos de culturas, haciendo ver que laceguera ante las culturas no situadasestrictamente dentro de ciertos límitesdel "Occidente" es la causa de mu-chas incomprensiones que es necesariourgentemente eliminar.

Obras: Science and First Princi-pies, 1931. — The Meeting of Eastand West, 1946 (trad, esp.: El en-cuentro de Oriente y Occidente,1948). — The Logic of the Sciencesand the Humanities, 1947. — Ideolo-gical Différences and World Order:Studies in the Philosophy and Scienceof World's Culture, 1949. — TheTaming of the Nations, 1952. — TheComptent!/ of Legal and Ethical Ex-périence: Studies in the Method ofNormative Subjects, 1959. ·— Philoso-

NOTphical Anthropology and Practical Po-litics, 1960. — Man, Nature, andGod, 1962. — Véase José Gaos, Unmétodo para resolver los problemas denuestro tiempo (La filosofía del profe-sor Northrop), 1948.

NOTA. El vocablo latino nota hasido usado por muchos autores esco-lásticos en el significado de notio(véase NOCIÓN). Con mucha frecuen-cia se ha entendido por nota lo quetambién significa todavía en español'nota', es decir, "marca", "señal", "ca-racterística". En este último sentidose puede entender por nota: ( 1 ) unacaracterística de un ente, cosa u obje-to; (2) una característica de un con-cepto. Aunque se puede seguir ha-blando de "las notas de una cosa", hasido, y sigue siendo, más común refe-rirse a las notas de un concepto, sibien en la medida en que el conceptoes concepto de una cosa —y en parti-cular de una clase de cosas—, lasnotas de un concepto son también dealgún modo notas de la cosa —o, másbien, clase de cosas— denotada por elconcepto. Se habla entonces de notascomunes, notas esenciales, notas acci-dentales, notas individualizadoras, etc.Las notas determinan la comprensión(VÉASE) de un concepto, de tal suerteque cuanto mayor es el número denotas admitidas mayor es la compren-sión (y menor la extensión [v.]) delconcepto. En otras palabras, las notasde un concepto connotan (con-notan)el concepto (véase CONNOTACIÓN).

Para el significado de la fórmulaNota notae est nota reí ipsius, répug-nons notae répugnât reí ipsi (abre-viado a menudo: Nota notae), véaseDlCTUM DE OMNI, DICTUM DE NULLI.

Para el vocablo latino nota en laexpresión per se nota, véase PER SENOTA.

NOTACIÓN SIMBÓLICA. Resumi-remos aquí los signos empleados enbuena parte de los artículos lógicosde este Diccionario. Junto al uso pornosotros adoptado, y que, basándoseen la notación de Principia Mathema-tica, corresponde al de la mayoríade los textos actuales relativos a lalógica formal simbólica (en españolusualmente llamada logística), men-cionaremos algunos otros usos más omenos extendidos.

Puesto que los signos son mencio-nados, los colocaremos entre semi co-millas de acuerdo con lo establecidoen el artículo Mención (VÉASE). Se

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NOTIFICACIÓN. Véase SIGNO.NOTITIA. Este término ha sido

empleado, sobre todo por autores es-colásticos, en los sentidos de "idea","noción", "conocimiento" y "ciencia"(scientia). Estos dos últimos sentidoshan sido los predominantes, pero no-titia ha sido empleado, además, en unsentido más específico, como "modode conocimiento" en tanto que ligadoal "objeto conocido".

Varios han sido los modos como seha entendido la notitia. Santo Tomásdecía que hay cuatro modos principa-les: según la naturaleza cognoscitiva;según la potencia cognoscitiva; segúnel hábito cognoscitivo y según el actocognoscitivo o acto mismo de conoci-miento (Quod. 7, 1, 4 c). Además,puede hablarse de varios tipos de no-titia: real o efectiva; de aprobación osimple; de visión; completa; arquitec-tónica (que es lo mismo que princi-pativa o notitia de principios; experi-mental; sensible; mental; natural, etc.(S. theol, I, q. XXXIV, 1 ad 2).Occam distinguía entre notitia com-pleja (sobre enunciados o demostra-ciones ) y notitia no compleja ( incom-plexa) o sobre términos o cosas signi-ficadas por ellos. Importante es enOccam, y autores i n f l u i d o s porOccam, la noción de notitia intuitiva,o conocimiento de que una cosa existecuando existe o de que no existe cuan-do no existe (Quaestiones in. . .IVSententiarum, II, q. 15 E). Esta noti-tia se distingue de la notitia abstrac-tiva, la cual no permite conocer demodo evidente si una cosa (contin-gente) existe o no existe.

La principal discusión acerca delconcepto de notitia entre los escolásti-cos versó acerca de si hay o no notitiadirecta posible de cosas existentes.Cuando se sostiene que la hay, seconcluye que se puede tener conoci-miento directo de lo individual. Cuan-do se afirma que no la hay, el cono-

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NOTcimiento de lo individual no es cono-cimiento directo, sino indirecto (porabstracción, interposición de species,etcétera).

Siendo la notifia un conocimiento,puede predicarse de la notitia todo loque puede predicarse del conocimien-to o, mejor dicho, de las diversas for-mas de conocimiento. Así, además delos tipos de notitia antes indicados,puede hablarse de notitia clara, dis-tinta, perfecta, imperfecta, especulati-va, práctica, etc., etc.

NOTUM. Véase PER SE NOTA.NOÚMENO. El término 'noúmeno'

(más propiamente, aunque escasamen-te usado en español, 'noumenon') sig-nifica "lo que es pensado"; en elplural 'noúmenos' (más propiamente,'noumena'), "las cosas que son pen-sadas". Como 'ser pensado' es enten-dido aquí en el sentido de "lo que espensado por medio de la razón" (opor medio de una intuición intelec-tual), se suele equiparar 'noúmeno' aΊο inteligible'. El mundo de los noú-menos es, así, el mundus intelligibilis,contrapuesto, desde Platón, al mundussensibilis o mundo de los fenómenos.Dentro de la llamada (vagamente)"tradición racionalista" (y, por lo co-mún, también realista), se admite queel mundo nouménico o noumenalconstituye la realidad última o reali-dad metafísica, y que no sólo estarealidad es cognoscible, sino que es laúnica plenamente cognoscible — sólotal realidad es objeto de saber en vezde ser meramente objeto de opinión(v. ). Puede suceder que este saberno se alcance nunca, pero si hay co-nocimiento verdadero tiene que ser,según dicha tradición, conocimientodel mundo nouménico e inteligible.

'Noúmeno' es un vocablo técnico enla filosofía de Kant. Con frecuenciaes difícil distinguir en Kant entre elconcepto de noúmeno y el de cosa ensí ( v. ) . 'Noúmenos' y "cosas en sí' sonexpresiones que designan lo que sehalla fuera del marco de la experien-cia posible tal como ha sido trazadoen la "Estética trascendental" y en la"Analítica trascendental" de la Críticade la razón pura. Sin embargo, Kantintrodujo asimismo la noción de noú-meno como distinta de la cosa en sí.En K. r. V., A 249 escribió que "lasapariencias (véase APARIENCIA) entanto que son pensadas como objetossegún la unidad de las categorías sellaman fenómenos [phaenomena],

NOUmientras que si postulo cosas que seanmeros objetos del entendimiento yque, sin embargo, pueden ser dadascomo tales a una intuición, bien queno a una intuición sensible —por tanto,dadas coram intuitu intellectualis—,tales cosas podrían ser llamadas noú-menos [noúmeno] (intelligibilia)". Ladistinción en cuestión puede enten-derse de varios modos: (1 ) Suponien-do que 'noúmeno' es el nombre me-diante el cual se designa la cosa en sio, si se quiere, el concepto de la cosaen sí (de modo parecido a como 'fe-nómeno' puede ser el nombre median-te el cual se designa la apariencia o,si se quiere, el concepto de aparien-cia). (2) Suponiendo que mientras lacosa en sí es una pura X —vina incóg-nita (lo que Kant llama a veces,harto imprecisamente, dado el uso téc-nico de 'trascendental' [VÉASE], "obje-to trascendental")—, el noúmeno es elotro aspecto, por supuesto incognosci-ble, del fenómeno. (3) Suponiendoque mientras el concepto de cosa en síno puede tener ningún empleo, el denoúmeno tiene por lo menos un em-pleo regulativo. (3) es menos plausi-ble que ( 1 ) o ( 2 ) s i s e admite, comoKant hace a veces, un doble conceptode noúmeno: el positivo, tal como esadmitido por los "racionalistas" y filó-sofos "especulativos" y el negativo."Si por 'noúmeno' —escribe Kant—queremos decir una cosa en tanto queno es un objeto de nuestra intuiciónsensible, y abstraída de nuestra mane-ra de intuirlo, se trata de un noúmenoen el sentido negativo de la palabra.Pero si entendemos por 'noúmeno' unobjeto de una intuición no sensible,presuponemos con ello una maneraespecial de intuición, esto es, la intui-ción intelectual, que no poseemos, yde la que no podemos entender ni si-quiera su posibilidad. Esto sería el'noúmeno' en el sentido positivo de lapalabra" (K. r. V., Β 307). En estecaso, el significado de 'noúmeno posi-tivo y de 'cosa en sí' serían equivalen-tes. "Si, por consiguiente, intentamosaplicar las categorías a objetos no con-siderados como apariencias, tendremosque postular una intuición distinta dela sensible, y el objeto será entoncesun noúmeno en sentido positivo. Perocomo esta forma de intuición, la in-tuición intelectual, no es parte denuestra facultad de conocimiento, sesigue que el empleo de las categoríasno puede ampliarse más que a los

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NOUobjetos de la experiencia. Es, por cier-to, indudable que hay entidades inte-ligibles que corresponden a las sensi-bles. Puede haber asimismo entidadesinteligibles con las que nada tengaque ver nuestra facultad de intuiciónsensible. Pero como nuestros conceptosdel entendimiento son meras formasde pensamiento para nuestra intuiciónsensible, no puede en modo algunoaplicarse a ellos. Por lo tanto, lo quellamamos 'noúmeno' debe entendersecomo tal sólo en sentido negativo"(ibid., Β 308/309). Pero en este caso elsignificado de 'noúmeno positivo' y de'cosa en sí' son equivalentes, mientrasque no lo son el de 'noúmeno negati-vo' y 'cosa en sí'.

Las mismas razones que llevaron aalgunos filósofos postkantianos a echarpor la borda la noción de cosa en sí,los indujeron a prescindir del concep-to de noúmeno. Para la interpretaciónde Kant es fundamental precisar elpapel que desempeña este último con-cepto en su sistema. Si se tiende a sueliminación, o se considera que elnoúmeno en cuanto concepto-límite esuna pura "declaración de principios"sin ningún efecto ulterior en la cons-titución crítica del saber, la teoría delconocimiento de Kant adquiere unfuerte tinte fenomenista. En cambio,si se pone de relieve la importanciadel concepto de noúmeno, la teoríadel conocimiento de Kant se inclinafuertemente hacia el idealismo — bienque a un idealismo trascendental y noa un idealismo absoluto o dogmáti-co. En todo caso, la distinción entrefenómeno y noúmeno es importanteen la filosofía kantiana. Un ejemplo alrespecto lo hallamos en la presenta-ción y discusión de las antinomias(véase ANTINOMIA) en la "Dialécticatrascendental", especialmente en lapresentación y discusión de las antino-mias tercera y cuarta. En estas anti-nomias, las antítesis se refieren almundo fenoménico; las tesis, al mun-do nouménico.

Véase la bibliografía de los artícu-los COSA EN sí y FENÓMENO. Además,Franz Staudinger, Noúmeno. Die"transzendentalen" Grundgedankenund "die Widerlegung des Ideali-smus", 1884. — G. Dawes Hicks, DieBegriffe Phänomenon und Noumenonin ihrem Verhältnis zueinander beiKant. Ein Beitrag zur Auslegung undKritik der Transzendentalphilosophie,1897 (Dis.).

NOUS. Por la frecuencia con que

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NOUse usa en textos filosóficos el términogriego νους y su transcripción Nous,daremos aquí algunas precisiones quecompleten las que figuran en el ar-tículo Espíritu (VÉASE). Nous esempleado en griego en varios senti-dos: (1) como facultad del pensar,inteligencia, espíritu, memoria y aveces (como en la Odisea, VI, 320),sabiduría; (2) como el pensamientoobjetivo, la inteligencia objetiva; (3)como una entidad (penetrada de in-teligencia) que rige todos los pro-cesos del universo. El sentido (1) esfrecuente en Aristóteles, quien con-cibe el nous como la parte superiordel alma, ψυχή. Siendo, empero, estaparte común a todos los seres inteli-gentes, se objetiva hasta convertirseen el entendimiento (v.) agente ypon ello adquiere la significación (2).En esta conexión se ha traducido confrecuencia νους por intellectus, yse ha definido como un hábito (v.)del alma y a veces como la propiaalma en tanto que unidad de todassus actividades. En algunas ocasio-nes (como en San Agustín), el nousrepresenta la vida interna del espíri-tu, y en este sentido equivale a laViens. El sentido (3) es el propio deAnaxágoras (V. ANAXÁGORAS y ES-PÍRITU). La combinación del sentido(3) con el (2) se halla con frecuen-cia en los neoplatónicos. Así lo vemosen Plotino, para quien el νους es lasegunda hipóstasis (v.), emanada delo Uno y emanadora del Alma delMundo. El nous plotiniano es, pues,el acto primero del Bien, y es a loUno como el círculo es al centro delcírculo. El nous es concebido enton-pes con frecuencia como la visión(inteligible) del principio, de lo Uno,constantemente vuelta hacia él. Noes, sin embargo, pura forma: el noustiene materia y forma, aunque sumateria es también de carácter in-teligible. Para algunos neopitagóricosel νους es la unidad de las ideas (yde los números) ; así, según Numeniode Apamea el νους es la "divinidadsegunda" que unifica la diversidadnumérica e ideal.

Sobre el Nous en varios pensado-res, R. Schottlaender, "Nus aïs Ter-minus", Hermes, LXIV (1929), 228-42. — K. von Fritz, "ΝΟΥΣ, NOEINand Their Derivatives in PresocraticPhilosophy ( excluding Anaxágoras ).I. From thé Beginnings to Parmeni-des", Classical Philology, XI (1945),223-42. — Id., id., "Ibid., II. The

NOVPost-Parmenidean Period", ibid., XLI(1946), 12-34. — J. H. M. Loenen,De nous in het System van Plato'sphilosophie, 1951 (Dis.) [resúmenesen inglés, págs. 269-76 y en francés277-84]. — W. Biehl, Ueber den Be-griff νους bei Aristoteles, 1864. —A. Bullinger, Aristoteles' Nus-Lehre,1882. — W. Andres, Die Lehre desAristoteles vom νους, 1906. — O. Per-ler, Der Nus bei Platin und das Ver-bum bei Augustinus als vorbildlicheUrsache der Welt, 1913. — Para elNous como entendimiento (activo ypasivo), véase la bibliografía de EN-TENDIMIENTO; para el Nous como es-píritu, véase la bibliografía de ESPÍ-RITU. — En un sentido ligado a la"filosofía del espíritu" francesa, véasela doctrina del nous de G. Madinieren su libro Conscience et Amour.Essai sur le "Nous", 1938, 3' ed., 1962.— Una doctrina más poética que fi-losófica acerca del concepto de Nousen E. Oribe, Teoría del Nous, 1943.

NOVEDAD. El concepto de nove-dad es filosóficamente interesante encuanto que es uno de los conceptosbásicos implicados en la cuestión si-guiente: "¿Hay nunca algo que nohubiese de algún modo preexistido?"Esta cuestión se descompone a su vezen diversas otras cuestiones, tales co-mo: "¿Hay nunca alguna propiedad ocualidad que no hubiese preexistido?";"Dadas dos entidades, ¿puede surgirde su combinación algo distinto, espe-cialmente alguna cualidad o propie-dad distinta de lo que se halla en lasentidades mismas?"; "¿Es posible con-cebir la existencia de algo que noexistía antes, de una cualidad queno existía antes", etc., etc. Si se con-testa a estas preguntas, o a algunade ellas, afirmativamente, se suponeque hay "novedad", es decir, algo"nuevo", o que puede concebirse laexistencia de una "novedad" o de algo"nuevo".

Dentro de una doctrina como la dela creación de algo a partir de la nada(véase CREACIÓN), no sólo se admiteque hay novedad, sino también quela novedad es absoluta. Si, en efecto,adviene algo de la nada, este "algo",sea lo que fuere, tendrá que ser radi-calmente nuevo. Si se supone, en cam-bio, que de la nada no adviene nada(véase Ex NIHILO Nmn, FIT) podráno admitirse novedad relativa. Enefecto, decir que de la nada no advie-ne nada no significa todavía decirque si hay algo nuevo tiene que ad-venir de la nada. La novedad de que

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NOVaquí tratamos principalmente es, pues,la novedad que procede de algo pre-existente. Cierto que si hay algo queahora existe y que antes no existía, sepuede decir que este "algo" no estabaen ninguna parte y, por consiguiente,estaba in nihilo, y, por tanto, vienetambién ex nihilo. Pero el sentido de"nada" —o, mejor, de advenir de lanada— en el caso de la creación esmucho más radical que en el caso delo que podemos llamar simplemente"producción", "formación", etc. Porconsiguiente, seguiremos hablandoaquí de novedad relativa en cuantonovedad que procede de algo preexis-tente y que constituye justamente elfundamento, la causa, la razón, etc.de tal novedad.

En ciertos casos puede admitirseque la novedad de que se trata es lanovedad de "cosas", "substancias","entidades", etc. En otros casos, encambio, se trata, o se trata principal-mente, de la novedad de cualidades,propiedades, etc. La mayor parte delos filósofos han admitido, explícita-mente o no, que hay novedad; lo úni-co que se trata de hacer es explicarcómo ha surgido o puede surgir. Aho-ra bien, desde el momento en que seintenta dar una explicación de la no-vedad, se pasa con frecuencia a lanegación de la novedad. En efecto, si"lo nuevo" es completamente nuevo,aun cuando sea completamente nuevoen sentido relativo y no algo surgidode la nada, no parece que pueda ex-plicarse en qué consiste su supuestanovedad sin referirse a algo que no esnuevo, y, por tanto, sin reducirlo aalgo preexistente. En otras palabras,la explicación lleva a la reducción(v.), la cual puede ser real o concep-tual, o ambas a un tiempo. Si se daun rodeo a la cuestión y se dice queno se trata de explicar lo nuevo, sinosolamente de describirlo, el problemaseguirá en pie; en efecto, si la des-cripción de algo nuevo es inteligible,tendrá que llevarse a cabo a partir dela descripción de algo que no es nue-vo. Etc., etc. Y si se dice que lo nue-vo preexistía, pero en estado sólo la-tente, de modo que la novedad es lamanifestación, o presencia, de algopotencial, habrá que explicar de quémodo hay en lo potencial algo que nohay (todavía) en él. Parece, así, quela novedad no es explicable, ni des-cribible, ni concebible y que hay quedeclarar que es "irracional".

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NOVY, sin embargo, se admite que hay

de hecho cosas nuevas y sobre todopropiedades nuevas; que, por ejemplo,hay "todos" (véase TODO) que exhi-ben propiedades que no son deriva-bles de la suma de las propiedadesexhibidas por sus partes; que haycambios de cantidad que producencambios de cualidad; que hay unadistinción entre cambios de grado ycambios de naturaleza, etc., etc. Lacuestión está en ver si puede relacio-narse la citada admisión de hecho conun principio o principios. El asuntoes suficientemente complejo para queaquí nos sea permitido simplementeenunciar el problema. Diremos, sinembargo, que el problema es de talíndole que está presente en todos lossistemas filosóficos, los cuales puedenexaminarse desde el punto de vistade su actitud respecto al concepto denovedad y de las nociones que hanelaborado con el fin de dar cuenta dela "novedad".

Ello no quiere decir que en todaslas filosofías encontremos explícita-mente el concepto de novedad y me-nos todavía que haya en ellas eltérmino 'novedad' — o términos sinó-nimos. En rigor, este término hasido introducido, como término técni-co en la filosofía, solamente por auto-res como los que han elaborado ladoctrina de la llamada "evoluciónemergente" (véase EMERGENTE), asícomo por autores como Bergson yWhitehead. Este último autor haintroducido el término 'novedad' (no-velty) para designar una de las cate-gorías incluidas en su "esquema catc-gorial". Whitehead llama "creativi-dad" al principio de la novedad."Una ocasión actual [real, efectiva]es una entidad nueva distinta de cual-quier entidad en los 'muchos' queunifica." La noción de novedad aquí,y en otros autores, no sería posible sinla noción de potencialidad y, en últi-mo término, si hubiese que mencionarun autor en el cual se planteó con to-da agudeza la cuestión de la existen-cia de algo nuevo junto con la necesi-dad de explicar por qué y cómo surgey en qué consiste, habría que mencio-nar a Aristóteles, algunas de cuyasnociones filosóficas fundamenta les(Potencia, Acto, etc.) parecen habersido formadas para afrontar el proble-ma planteado por el concepto de no-vedad.

NUMENIO DE APAMEA (Siria)

NUM(siglo n) es considerado por unos co-mo un neopitagórico, por otros comoun platónico y por otros, finalmente,como un neoplatónico y hasta (segúnla opinión de K. S. Guthrie) comoel padre del neoplatonismo. Todasestas opiniones tienen su fundamento.En efecto, Numenio mezcló las es-peculaciones pitagóricas con las delúltimo Platón (a quien considerócomo un Moisés que hablaba enlengua ática), con las de Filón, ycon ideas teológicas de origen orien-tal, especialmente las procedentes delos misterios egipcios de Serapis ylas que habían dado origen a variastendencias gnóstícas, al parecer va-lentinianas. De las obras de Numenio—que versaban sobre el bien, sobrelas enseñanzas de los misterios porPlatón, sobre la incorruptibilidad delalma, sobre el espacio y sobre losnúmeros— nos quedan solamente al-gunos fragmentos, la mayor parte deellos procedentes del diálogo sobreel bien. El problema capital de Nu-menio era el de la naturaleza de ladivinidad primera y su relación conlas otras realidades. Como la divi-nidad primera era, a su entender,unidad absoluta y completa trascen-dencia, y el resto era multiplicidad(no poseyendo existencia real, aun-que sí un movimiento propio), sehacía necesario introducir realidadesintermediarias. La más fundamentalde ellas eran las ideas platónicas (ylos números pitagóricos, identificadoscon tales ideas), que representabanlos modelos de las cosas. Ahora bien,estas ideas no eran solamente mode-los o arquetipos, sino que tenían,según Numenio, una unidad propia:la de la divinidad segunda. Estadivinidad era la creadora del mundosegún las formas contenidas en suseno, el verdadero demiurgo. Por esola divinidad segunda era el principiodel devenir, a diferencia de la divini-dad primera, definida como el prin-cipio del ser. Resultado de su crea-ción era la tercera divinidad, la divi-nidad legisladora, que contenía elAlma del Mundo y la Providencia.En el seno de esta divinidad Nu-menio introdujo, además, una seriede dioses inferiores, algunos de ellosidentificados con figuras de la antiguamitología griega, otros con divini-dades orientales y otros con demoniosanálogos a los descritos por los plató-nicos eclécticos, especialmente por

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NUMPlutarco. Esta serie ontológica termi-naba en la materia primordial, últimoeslabón de la cadena del ser. Peroentre esta materia y las divinidadesinferiores había todavía el alma hu-mana, el cuerpo animado y dirigidopor el alma, y la naturaleza inorgá-nica. La doctrina del alma y de susalvación mediante el ejercicio ascé-tico y la identificación extática conla fuente primera del ser constituían,junto con la teología, las partes másdesarrolladas del sistema de Numenio.

Según cuenta Porfirio (Vit. Plot.,3), Amelio, el amigo y discípulo dePlotino, puso por escrito las opinio-nes de Numenio, de las cuales hizoun resumen. Este es uno de los he-chos que hacen considerar a algunosa Numenio como el verdadero origi-nador del neoplatonismo, opinión queya algunos habían manifestado enla Antigüedad y contra la cual se ma-nifestó Amelio al escribir su tratadoacerca de la diferencia entre las doc-trinas de Plotino y las de Numenio.

Ediciones de fragmentos: F. The-dinga, De Numenio philosopha Pla-tónico, 1875 (Cfr. también, del mismoautor, textos complementarios enHermes, 1917, 1919 y 1922). — K.S. Guthrie, NumenÍus of Apamea,the Father of Neo-Platonism, 1917(con biografía y comentario). — E.A. Leemans, Studie over den wisgeerNumenÍus van Apamea met uitgaveder fragmenten, 1937 [Mém. Ac. Bel-gique, 37]. — Sobre Numenio: C. E.Ruelle, "Le philosophe Numenius etson prétendu traité de la matière",Revue de philosophie, XX ( 1896), 3Θy sigs. — B. Domanski, Die Psycho-logie des Nemesius, 1900 (se refieretambién a Numenio). — H. Ch. Puech,"Numenius d'Apamée et les théologiesorientales au Ile siècle", MélangesBiffez, 1934, págs. 745-78. — G. Mar-rano, Numenio di Apamea, 1941.

NÚMERO. Muchos pensadores grie-gos se ocuparon de dos problemasen relación con el concepto de nú-mero: el problema de la estructurade los números; el problema de larelación entre los números y la reali-dad. En algunos casos estos dos pro-blemas se fundieron en uno solo. Esel caso de los pitagóricos. La conoci-da proposición de Filolao, según lacual todas las cosas poseen un nú-mero, ha sido entendida de diversasmaneras. Una de ellas consiste en re-conocer que al principio los pitagó-ricos concebían los números comoelementos directamente representati-

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NUMvos de la realidad o, mejor dicho, delas formas (geométricas) de la reali-dad. Así, había, a su entender, nú-meros sólidos (como los números cú-bicos), números tetraédricos, etc. Labase de esta concepción era la ideade que el número era análogo a unaespecie de unidad material cuya or-ganización en el espacio daba lugara una figura según la cantidad depuntos usados y la disposición dadaa los mismos. Relacionada con laidea anterior se halla la concepciónde que los cuerpos elementalesestán representados numéricamente.De todo ello podía llegarse fácilmen-te a otra idea, que constituye otra delas interpretaciones del pitagorismo:los números son la esencia de lascosas; una vez desnudadas éstas detodas sus cualidades accidentales po-demos descubrir mediante la razónsus esenciales propiedades numéricas.A su vez, estas propiedades puedencombinarse; junto a la tabla pitagó-rica de las oposiciones (véase PITÁ-GORAS, PITAGÓRICOS) y en correspon-dencia con ella, la reflexión sobre losnúmeros naturales produce resultadosque los pitagóricos consideraban pun-to menos que maravillosos. Así ocurre,por ejemplo, con la suma de los cua-tro primeros números naturales, queda por resultado el número sagrado10; o con 1, que no es propiamenteun número, pero que engendra lapluralidad numérica. Consecuente-mente desarrolladas estas ideas dieronorigen a la aritmetología metafísicaen que se complacieron muchos neo-pitagóricos (por ejemplo, Nicómacode Gerasa) y algunos neoplatónicos.Estas dos tendencias se basaron nosolamente en las especulaciones delos pitagóricos, sino también en lasde Platón, en la medida en que éstefue influido por las doctrinas de Pi-tágoras. En efecto, no solamente Pla-tón usó de los conceptos de unidady de pluralidad en algunas partes desu doctrina de las ideas, sino que,además, parece haber llegado a unateoría de las ideas como ideas-núme-ros, por lo menos si nos atenemos aciertos pasajes de Aristóteles (quealgunos autores, empero, consideranreferidos a los miembros de la Aca-demia platónica). Estas ideas-núme-ros no son ya, sin embargo, los nú-meros en tanto que ideas, sino, comoha indicado W. D. Ross, el resultadode asignar números a las ideas, pro-

NUMduciéndose así el concepto de ideamonádica, idea diádica, etc.

Junto a las teorías pitagóricas, pla-tónicas, neopitagóricas y neoplatóni-cas acerca de los números y de surelación con la realidad, la más in-fluyente concepción del número enla edad antigua fue la de Aristóteles.Este autor está de acuerdo en noconcebir la unidad como un número,"pues la unidad de medida no esuna pluralidad de medidas, sino quela unidad de medida y lo uno sonigualmente principios" (Met., N l,1088 a 4-7). El número es definidocomo la multitud medida, y como lamultitud (o multiplicidad) de lasmedidas: πλήθος μεμετρημένον χαΐ πλή-θος μέτρων . Esta concepción influyógrandemente entre los escolásticos.Fue retomada especialmente por San-to Tomás, el cual concibió el núme-ro como multitude mensurata pernnum (S. theol, I, y. 7, 4 c). Estenúmero es, empero, el numeras nu-meratus, el cual se distingue delnuméros numeran«, que es considera-do abstractamente y que conciernea la enumeración. Los escolásticos,por lo demás, trataban siempre dedistinguir diversos conceptos de nú-mero. Así, por ejemplo, Duns Escotodistinguía entre el número esencial,obtenido por división de la primeraunidad divina, el número natural oformal, y el número accidental; esteúltimo es el propiamente matemático.En lo que toca al número como ob-jeto de la matemática, las ideas de losescolásticos no diferían, por lo demás,grandemente, de la clásica defini-ción de número que encontramos enEuclides (Elem., VII) y que puedeparangonarse con la aristotélica: elnumero es το εκ μονάδων συγκείμενονπλήθος.

Durante el Renacimiento imperóen muchas mentes la simbología nu-mérica de carácter platónico-pitagó-rico. Esta simbología no fue, empero,totalmente infecunda; cuando menos,dio alas a la idea de que la realidadpuede ser representada matemática-mente y, por consiguiente, insuflólos ideales de panmatematización delo real en que han sido pródigosel pensamiento y la ciencia moder-nos. Ahora bien, los filósofos mo-dernos propiamente dichos se inte-resaron más por la epistemología quepor la ontología del número. Se dis-cutieron así sobre todo las cuestiones

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NUMacerca de la formación del conceptode número. Dos opiniones extremasse contrapusieron: la de quienes esti-maban que el concepto de número seobtenía empíricamente, por abstrac-ción de las cosas particulares, y lade quienes consideraban que el con-cepto de número era enteramenteapriórico. Ahora bien, las reflexionesepistemológicas implicaban con fre-cuencia supuestos ontológicos. Así, losempiristas suponían muchas veces queel número carece de toda realidad ex-tramental; los racionalistas aprioristas,que tiene alguna forma de realidad —aunque sea la realidad "ideal". Es di-fícil, sin embargo, encontrar represen-tantes puros de cualquiera de las dostendencias; aun el más extremado delos empiristas, como John Stuart Mili,roza a veces posiciones conceptualis-tas. Lo mismo, y a mayor abunda-miento, sucede en autores como Loc-ke, el cual estima que el número esuna representación simple y que,aunque pertenece a las cualidadesprimarias, está tejido con las nocio-nes proporcionadas por la represen-tación. Un claro intento de mediaciónse halla en Kant y en los neokantia-nos. Según Kant, el número es elesquema (v. ) puro de la cantidad(v. ), es decir, "la unidad de la sín-tesis de lo diverso de una intuiciónhomogénea en general, al introduciryo el tiempo mismo en la aprehensiónde la intuición" (K. r. V., A 142/B182). El concepto de número quedacolocado de este modo en el planotrascendental (v.), y en algunos au-tores influidos por Kant (Renouvier,Hamelin) llega a convertirse en unacategoría (v.).

Los problemas epistemológicos nohan sido abandonados en época másreciente, pero el antiguo problemade la "forma de realidad" del nú-mero se ha colocado de nuevo enprimer plano. Dos grandes contribu-ciones pueden mencionarse al res-pecto. Una de ellas es la fenomeno-logía de Husserl y su teoría de laobjetividad ideal (v.). Otra —másinfluyente entre los matemáticos—es la investigación lógica realizada enla línea Frege-Peano-Russell y auto-res más recientes. Describiremos estaúltima con más detalle antes de pro-ceder a mencionar los diferentes tiposde números admitidos por los mate-máticos y las principales posicionesque todavía parecen posibles en lo

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NUMque toca a la concepción del número.

El intento de fundamentación ló-gica del concepto de número se hallaya en Dedekind cuando escribe que"si examinamos exactamente lo quehacemos cuando contamos un grupoo colección de cosas, nos vemos con-ducidos a considerar el poder del es-píritu para relacionar una cosa conotra, para hacer que una cosa corres-ponda a otra, que una copie a la otra,como una capacidad en general sinla cual el pensamiento es imposible.Sobre esta base única, pero comple-tamente inevitable, debe erigirse todala ciencia del número". La operaciónde correlación surge asimismo en lateoría cantoriana de los conjuntos(V. CONJUNTO, INFINITO). Pero se ha-lla sólo claramente en Frege (1884)y (descubierta con independencia deéste) en Russell (1901). Usaremosaquí de preferencia las formulacionesde este autor. Según Russell, el núme-ro resulta en principio del modo deagrupar ciertas clases. Así, por ejem-plo, todas las clases compuestas decuatro miembros son agrupadas bajoel número 4. Pero como no puedepresuponerse que se cuenten las clasessin saber del número, es mejor esta-blecer si dos clases, A y B, tienenel mismo número de miembros. Seestablece esto mediante la correla-ción uno a uno de cada miembro deuna clase con cada miembro de otraclase similar. Dos clases finitas tienenel mismo número de miembros si sonsimilares, es decir, si hay entre losmiembros de cada clase una relaciónbiunívoca. Por ejemplo, O es el nú-mero de las clases que no tienen nin-gún miembro (clase nula); 1 es elnúmero de las clases que tienen unsolo miembro; 2, de las clases quetienen 2 miembros, y así sucesivamen-te. En general, el número de unaclase es la clase de todas las clasessimilares a la misma. O, si se quiere,el número es "algo que es el númerode alguna clase". Esta definición pa-rece circular pero no lo es; en efecto,puede definirse 'número de una clase'sin usar de la noción de número engeneral. No se parte, pues, del nú-mero para "aplicarlo" a una colección,sino de la correlación uno a uno endos colecciones similares para extraerel correspondiente número. De estemodo los números y las operacionescon los mismos pueden ser expresadossimbólicamente. Suelen usarse a tal

NUM(IV) El sistema de los números

reales, que comprende los anterioresy, además, los números irracionales,tales como ( 2)1/ 2, i.

La serie (III) es llamada com-pacta; la serie ( I V ) , continua.

(V) El sistema de los númeroscomplejos, en el cual se introducennuevos símbolos indefinidos. Unaclase importante de números comple-jos son los números imaginarios, delos que suele darse como ejemploY-l.

Las posiciones todavía discutidasrespecto al problema del número sonsensiblemente las mismas que hayea la filosofía de la matemática(VÉASE). En efecto, es posible defen-der una posición formalista, una lo-gicista y una intuicionista. La adop-ción de una de las posiciones es im-portante no solamente por las diferen-tes interpretaciones que tenemos encada caso acerca del concepto denúmero, sino también por las modi-ficaciones que introducen en la pre-sentación de los diferentes sistemasnuméricos. Estas posiciones puedenser llamadas (latamente) ontológi-cas. A ellas se agregan las posicionespredominantemente epistemológicas;entre estas últimas destacaremos laradicalmente empirista, la aprioristay la conceptualista. Es común que losdos tipos de posiciones se combinen.Es también frecuente que se adop-ten posiciones intermedias o bien quese elijan algunas de ellas a modo denecesaria convención.

Exposiciones del concepto de nú-mero y teorías acerca del número:E. Husserl, Ueber den Begriff derZahl, 1877. — G. Frege, Die Grund-lagen der Arithmetik, eine logisch-mathematische Untersuchung überden Begriff del Zahl, 1884. — Id.,id., Grundgesetze der Arithmetik be-griffschriftlich abgeleitet, 2 vols.,1893-1903. — R. Dedekind, Wassind und was sollen die Zahlen?,1888. — Giuseppe Peano, "Sul con-cetto di numero", Rivista ai Matemá-tica, I (1899). — Peano y otros au-tores, Formulaire des Mathématiques,1894-1908, especialmente vol. I. —Β. Russell, The Principies of Mathe-matica, I, 1903, 2' ed., 1938 (trad,esp.: Los principios de las matemáti-cas, 1951). — Id., id., Introduction toMathematical Philosopha, 1919, Caps.I y II. — Whitehead-Russell, Princi-pia Mathematica, t. I, 1910, 2* ed.,1925. — E. Cassirer, Substanzbegriffund Funktionsbegriff, 1910. — H.

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NUMRickert, "Das Eine, die Einheir unddie Eins. Bemerkungen zur Logik desZahlbegriffs", Logos, II (1911-1912),págs. 26-78. — F. Waismann, Ein-führung in das mathematische Den-ken. Die Begriffsbildung der moder-nen Mathematik, 1936. — R. Poirier,Le nombre, 1938. — R. Wavre,L'imagination du réel. L'inventionet la découverte dans la science desnombres, 1948. — R. Dubish, TheNature of Numbcr, 1952. — Kurt Rei-demeister, Raum und Zahl, 1957. —B. Goussinsky, Continuity and Num-ber, 1959. — P. Greco, J. B. Grize,S. Papert, J. Piaget, Problèmes de laconstruction du nombre, 1960. —Georges Bénézé, Le nombre dans lessciences expérimentales, 1961. — Véa-se asimismo algunas de las obras lógi-cas citadas en la bibliografía del ar-tículo LOGÍSTICA. — Para el conceptode número y el infinito: A. Raymond,Logique et Mathématiques. Essai his-torique et critique sur le nombre in-fini, 1908. — H. Bergmann, DosUnendliche und die Zahl, 1913. —Obras históricas: F. C. Endres, DieZahl, in Mystik und Glauben derKulturvölker', 1935. — F. Vera, Evo-lución del concepto de número, 1929.— K. Joël, Zur Geschichte der Zahl-prinzipien in der griechischen Philoso-phie, 1890. — H. Zitscher, Philosophi-sche Untersuchunger über die Zahl,1910 (Dis.) . — F. A. Weber, Diegenetische Entwicklung der Zahl- undRaumbegriffe in der griechischen Phi-losophie bis Aristoteles und der Begriffder Unendlichkeit, 1895.—G. Mühle,Ein Beitrag zur Lehre von den pytha-gorischen Zahlen, 1913 (véanse, ade-más, las obras sobre el concepto pita-górico de número citadas en la biblio-grafía del artículo PITÁGORAS, agregan-do: Vermehren, Die pythagorischenZahlen, 1863, y Milhaud, "Le conceptdu nombre cliez les Pythagoriciens etles Éléates", Reçue de Métaphysiqueet de Morale, I (1893), 140-56."— L.Robin, La théorie platonicienne desidées et des nombres d'après Aristote.Étude historique et critique, 1908. —E. Frank, Plato und die sogenanntenPythagoreer, 1923. — J. Stenzel, Zahlund Gestalt bei Platon und Aristote-les, 1924, 2» ed., 1933, 3» ed., rev.,1959. — K. Staehle, Die Zahlenmystikbei Philon von Alexandreia, 1931. —R. Achsel, Ueber den Zahlbegriff heiLeibniz, 1905. — G. Stammler, DerZeitbegriff seit Gauss, 1926. — G.Martin, Klassische Ontologie der Zahl,1956 [Kantstudien. Ergänzungshefte70].

NUMINOSO. Véase OTTO (RU-DOLF), SANTO.

NÜNEZ VELA (PEDRO). VéaseRAMÉE (PIERRE DE LA).

NYANYÄYA es el nombre de uno de

los seis sistemas (véase DARSANA)ortodoxos (ästika) de la filosofía india(v. ). Su fundación se atribuye a Gau-tama (Gotama o Aksapâda), siendoel texto básico de la escuela el Nyâya-sütra, de Gautama, pero ha sido ela-borado y modificado en el curso delos siglos por muchos autores: Vätsyä-yana, Uddyotakara, Vàcaspati, Uda-yana, Jayanta, Gangesa, Navadvïpa,etc., etc. Hay tres formas fundamen-tales de la doctrina: la antigua (Brá-cinä-nyäya), la moderna (Navya-nya-ya) —esta última a partir de Gange-sa— y la sincrética (que es una com-binación del sistema Nyaya con elVaisesika, en muchos respectos simi-lares, de modo que es frecuente, yadesde el siglo xvn, presentarlos con-juntamente bajo el nombre de Nya-ya-Vaisesika). Nosotros excluiremosesta última forma de presentacióny nos atenderemos al sistema Nyayaaislado, con particular atención a lasformas "clásicas" del mismo.

Es habitual leer en tratados sobrela filosofía india que el sistema Nyá-ya es exclusivamente de índole lógicao metodológica. Ello se debe a dosmotivos: a que el término Nyayapuede traducirse por 'lógica' o 'mé-todo', y a que en la forma moderna(Navya-nyäya) la lógica formal hallegado a tener tal predominio sobrelas demás partes, que ha podido jus-tificarse la identificación de Nyayacon 'escuela de lógica'. Como hemosvisto en el artículo Lógica, además, laescuela Navya-nyäya ha percibido tanclaramente las exigencias de la for-malización lógica que ha podido ela-borar algunos problemas en formatraducible al moderno lenguaje sim-bólico. Sin embargo, tomada en con-junto, la doctrina Nyaya no es sólo ló-gica y metodológica: incluye una ela-borada teoría del conocer, una teo-ría sobre el universo físico y unateoría sobre la divinidad, todo ellobasado en un propósito último: elde la liberación (véase MOKSA). Loúnico que ocurre es que el punto devista adoptado sobre este conjuntoes predominantemente lógico-metodo-lógico; se trata de elaborar desde esteángulo (y usando, por lo demás, unconcepto más amplio de 'lógica' y'método' del que suele emplearse enlas filosofías occidentales, especial-mente las modernas) lo que puedesaberse acerca de la realidad para

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NYAdecidir lo que cabe hacer frente aella.

Nos limitaremos a destacar algunoselementos fundamentales de la doc-trina. Aunque aplicada al conjuntode la realidad, establece un ciertonúmero de temas (padartha) que cir-cunscriben "aquello de que se trata".Hay dieciséis padartha: (1 ) modosde conocimiento (a veces se hablade "pruebas" o "evidencias"); (2)objetos de conocimiento (o lo quese prueba); (3) duda; (4) finalidadde la operación; (5) hecho seguro;(6) doctrina cierta; (7) proposicionesque forman la inferencia; (8) argu-mento hipotético; (9) obtención dela verdad; (10) discusión en vistade la obtención de la verdad; (11)discusión puramente verbal; (12) crí-tica meramente negativa; (13) so-fismas en la inferencia; (14) ambi-güedad; ( 15 ) objeción innecesariay ( 16 ) admisión de que el adversa-rio ha probado lo contrario de loque uno había defendido. Debe ob-servarse que no se trata solamente deproblemas a debatir, sino también demodos mediante los cuales está ar-ticulada la realidad. Se ha dicho porello que la doctrina Nyaya puede sercalificada —en términos de la filo-sofía occidental— de "realismo ló-gico". En la doctrina Nyaya clásicapor lo menos, la lógica no es sóloun lenguaje elegido para hablar acer-ca de la realidad, sino la realidadmisma en tanto que es objeto de aná-lisis lógico (y metodológico). Entodo caso, lo que se prueba se da porsupuesto como verdadero en vez depreguntarse por las condiciones detoda verdad en cuanto verdad.

La padartha ( 1 ) es objeto de muydetenido examen. Varios tipos de co-nocer son examinados: percepción,inferencia, comparación y testimonio.Cada uno de estos tipos de conoceres clasificado a su vez en múltiplesformas, analizándose su validez ofalta de validez. Particular atenciónse presta a la inferencia, a sus funda-mentos y a sus falacias; se elaboraal respecto una compleja doctrina ló-gica, que incluye un estudio de laestructura de diversos razonamientosy de los motivos que hacen acepta-ble un razonamiento en virtud de sumera forma.

La padartha (2) distribuye los ob-jetos del conocimiento y señala lasarticulaciones reales del universo. Su

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NYAcontenido es una cosmología, peroentendiendo ésta en un sentido muyamplio, pues incluye —y examina conmás atención que ningún otro obje-to— un estudio del yo y de sus ac-tividades. El yo es concebido de unmodo substancial, pero su substanciano es del mismo tipo que el de lasrealidades meramente físicas, talescomo la tierra, el agua, el aire, elfuego, el espacio, el tiempo, etc., queson asimismo substancias, pero concualidades perceptibles por los sen-tidos. La distribución de los objetosdel conocimiento implica algo muysemejante a una doctrina de las cate-

NYAgorías y una ontología: problemascomo los de la naturaleza de losatributos, de los universales, de la in-dividualidad, de las relaciones reales,etc., son temas de preocupación porparte de los pensadores de la doctri-na Nyáya, si bien ea las partes más"clásicas" de la doctrina aparecencon frecuencia sólo insinuados; dehecho, el estudio de las categoríasgenerales de lo real fue emprendidocon detalle sólo por la doctrina Vaí-sesíka, y luego por el sistema eclécti-co Nyâya-Vaisesika. En cuanto a ladoctrina de la divinidad, está enlaza-

NYAda en el sistema Nyaya con la doc-trina del yo; por lo demás, el siste-ma se ocupa menos de la descripciónde la naturaleza de la divinidad quedel estudio de los diferentes argumen-tos para probar su existencia.

Véase bibliografía de FILOSOFÍA IN-DIA. — Manikana, A Navya-NyayaManual, I960. Ed. (con trad, inglesa)por E. R. Sreekrishna Sarma. — So-bre la teoría del conocimiento del sis-tema Nyâya: S. C. Chatterjee, TheNyaya Theory of Knowledge, 1950.— Sobre la lógica Nacya-nyäya: D. H.H. Ingalls, Materials for tfie Study ofNavya-nyaya Logic, 1951 [HarvardOriental Series, 40].

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