nacional monte de piedad n.da pol' hermosas mujeres: la co loni~ roma.-. y las...

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el magnavoz, que viene a ser 10' mIsmo. Y esto, lo saben bien quienes hayan tenido ocasión. de dirigirse a un público visible sólo en par- te, es una mordaza insoportable. Una mordaza, he ahí la palabra justa. pero una mordaza de la que el orador moderno no puede librarse. y esta mordaza no tan sólo obliga al que habla o perora a mante.nerse quieto ante el micró- fono, en una sola postura la ca- beza, sino que paraliza, además, los brazos, los miembros todos: del que habla, porque de hacer cualquier movimiento liberato- rio. ahí estará el terrible hombre encargado de hacer llegar al jano y desconocido auditorio las palabras del orador, listo para volver a éste al estrechísimo cau- . ce, al odioso redil. A mí me tocó oír muchas ve- ces a Urueta y a Lozano, Eran' una maravilla. Un encanto no sólo para el oído, sino también para la vista. Sobre todo el pri- mero. Era un actor. Un formi- dable actor que medía con sus pasos todo 10 ancho de un esce· nario. Y las contorsiones de su cuerpo. los esguinces, los escor- zos que acompañaban las extra- ñas modulaciones de su voz de oro, deleitaban por entero al pú- blico electrizado. Lozano era muy distinto. No caminaba. Sus largas piernas no tenían necesidad de movimiento. Pero sus brazos, sí. Y su hermo- sa cabeza, aquella cabeza de im- pecable tipo griego, sí tenía ne- cesidad de movimiento. Su voz no recorría toda la gama del so·· nido; como la de Chucho, sino que yo la llamaría monorrítmi- ca. Unas pocas notas no .más, pero de, qué temple, de qué ar- monía melodiosa y sonora. Ahora, todo eso está conc1uí- do y pasado a la historia. A una historia muy bella y muy de re- ciertamente, .,pero defi- nitivamente historia. Porque, como apuntába'mos, ¿qué va a hacer ahora eL orador, con una mordaza y un verdugo que se les tiene delante? Tiene que desaparecer toda soltura, todo aquel grato despejo, toda aquella elegancia, toda aquella armonía de un cuerpo que en- marcaba una voz. Esto es 10 que toca oír a las actuales generaciones jóvenes, y yo sincerarn,ente l¡J.s compade.zco por: ello. ; ":,,'.¡ ". ;:'" , ..,- .. t'v ...... ' de de Piedad LIBROS DE HISTORIA. ING!:NIE RlA•. MEDICINA. MECANICA. MATEMAncAS. CIENCIAS QUI· MICAS. ARTE. ETC. AL 40% DESU VALOR ORIGINALASICO MO PLUMAS. FUENTES LAPICE- BOS. ESTUCHES DE DIBUJO. RE.- GLAS DE CALCULO. Y MILES DE OTROS OBJEfOS MAS. QUE ES MQOR QUE USTED L()S VEA, Se trata de la radio-transmi- sión, cosa obligada por lo que acabamos de apuntar: los audi- torios de hoy en día son eviden- temente más numerosos que los de otros días. Las multitudes que desean, y que deben oír, son tales que no tendrían cabida en locales reducidos. Ahora el pú- blico es simplemente ilimitado, no tendría cabida en una sala. escucha desde su qsa, y por esto la colocación de un micrófono delante de la boca del orador se hace indispensable. La radio, o Monte N. APARATOS CIENTIFICOS TEODOLITOS, NIVELES, PRISMATICOS, GEMELOS, INSTRUMENTAL DE R U G I A, PLANCHETAS, I,NGENIERIA ETC. ETC. roNDADO EN 1715 M.-----a----- Nacional EN DONDE SU DlNEIlO VALE MAS P. COMPRANDO EN EL ESCIJDE SIr BOLSILLO por NO DEJE DE VISITAR CONSTANTE Y MINUCIOSAMENTE El. NACIONAl NON TI: DE PIEDAD . EN DONDE ENCON1lIAÍlA NUEVAS OPORTUNIDAm;5 DE TODO LO QUE USTED NECESITE. ORATORIA ¿Cuál es la causa de esta anor- malidad? ¿Cuál el motivo de es- ta paradójica disminución? Se- gún mi opinión, hay un origen que lo explica. Hay, en nuestros días, un descubrimiento maravi- lloso que deja de serlo desde el momento en que acaba con aquel bello arte que inmortalizó a De- móstenes en la Antigüedad, a Mirabeau· en la revuelta Fran- cia de la Revolución, y, entre nosotros, a los "divinos" Jesús U rueta y José María Lozano. . .MARTIN GO.MEZ PALACIO de la D'ECADENCIA UN paseo ,solitario por uno de .; los 'más' bellos sitios de esta ciudad de·Mé-xico, me ha sumido en melancólicas reflexiones. . El' sitio ·a que me refiero no es otro que el parque "Jesús Uruera"'; -que marca la frontera entre d<?s colonias de muy dis- tinto· aspecto y de ambiente no- tablemente diferenciado. Separa la' colonia de los Doctores (i la- garto!) de la animada y pobla- da pOl' hermosas mujeres: la co- Roma.- . y las reflexiones 10 fueron con respecto a la ora- toria, arte súblime que el nom- bre de Jesús Urueta hubo de su- genrme. Podemos, los que tuvimos la suerte de. escuchar a' Urueta, compadecer muy de veras a las generaciones' de jóvenes que no tu vieron \.ese privilegio. Real- mente, ellos no saben, los jóve- nes de hoy, amantes de la ex- presión verbal, 10 que les fué a 1 rebatadopor el correr de los anos. Porque la oratoria puede con- siderarse como arte extinto. y no, ciertamente, por falta de oradores. Porqúe precisamen- te las condiciones del mundo ac- tual son tales que esta necesidad de' expresarse en público es más' grande que nunca, y, guientemente, los oradores de- ben ser .más numerosos y más' elocuentes. Las causas que. mue- ven ahota· a los hombres son más profundas e impor- tantesique'las causas que pudie- . ron haberlos determinado ayer o anteayer. Los programas ya sea sociales, o artísticos, o políticos, " ahora mucho mayor arraSifPqúeen época alguna an- terior. ha atención del público es -requerida hoy con una vehe- mencia, cón' uná necesidad vital que·antaño no conocida. .Hoy' e1'pO'l1tico, hoy el autor de una obra ártística, hoy el, sabio ó d'Sociólogo pugnan con mayor tesón que nunca antes por atraer a su sistema a las multitudes, .por la sencillísima razón que ,boy las multitudes comienzan a .'tener vóz y voto en las contien- das de' todo género. y estas circunstancias' del mundo actual, este combate fe- roz entre formas diversas y aun ópuestas 'de organización social 'requieren, .. como es natural, de- fensores acérrimos. Y los hay, sólo que 11'0 con la brillantez de antes, con el denuedo, el des- parpajo y la elegancia de los ora- que "tueroA y 'qu'é' 'yarto son. : \.: ;,:: \\

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Page 1: Nacional Monte de Piedad N.da pOl' hermosas mujeres: la co loni~ Roma.-. y las m~lancólicasreflexiones 10 fueron con respecto a la ora toria, arte súblime que el nom bre de Jesús

el magnavoz, que viene a ser 10'mIsmo.

Y esto, lo saben bien quieneshayan tenido ocasión. de dirigirsea un público visible sólo en par­te, es una mordaza insoportable.Una mordaza, he ahí la palabrajusta. pero una mordaza de laque el orador moderno no puedelibrarse.

y esta mordaza no tan sóloobliga al que habla o perora amante.nerse quieto ante el micró­fono, en una sola postura la ca­beza, sino que paraliza, además,los brazos, los miembros todos:del que habla, porque de hacercualquier movimiento liberato­rio. ahí estará el terrible hombreencargado de hacer llegar al k·jano y desconocido auditorio laspalabras del orador, listo paravolver a éste al estrechísimo cau-

.ce, al odioso redil.

A mí me tocó oír muchas ve­ces a U rueta y a Lozano, Eran'una maravilla. Un encanto nosólo para el oído, sino tambiénpara la vista. Sobre todo el pri­mero. Era un actor. Un formi­dable actor que medía con suspasos todo 10 ancho de un esce·nario. Y las contorsiones de sucuerpo. los esguinces, los escor­zos que acompañaban las extra­ñas modulaciones de su voz deoro, deleitaban por entero al pú­blico electrizado.

Lozano era muy distinto. Nocaminaba. Sus largas piernas notenían necesidad de movimiento.Pero sus brazos, sí. Y su hermo­sa cabeza, aquella cabeza de im­pecable tipo griego, sí tenía ne­cesidad de movimiento. Su vozno recorría toda la gama del so··nido; como la de Chucho, sinoque yo la llamaría monorrítmi­ca. Unas pocas notas no .más,pero de, qué temple, de qué ar­monía melodiosa y sonora.

Ahora, todo eso está conc1uí­do y pasado a la historia. A unahistoria muy bella y muy de re­cordars~, ciertamente, .,pero defi­nitivamente historia.

Porque, como apuntába'mos,¿qué va a hacer ahora eLorador,con una mordaza y un verdugoque se les tiene delante? Tieneque desaparecer toda soltura,todo aquel grato despejo, todaaquella elegancia, toda aquellaarmonía de un cuerpo que en­marcaba una voz.

Esto es 10 que toca oír a lasactuales generaciones jóvenes, yyo sincerarn,ente l¡J.s compade.zcopor: ello. ; ":,,'.¡ ". ;:'" ,..,-.. ~r,.".,· t'v ...... '

de

de Piedad

LIBROS DE HISTORIA. ING!:NIERlA•.MEDICINA. MECANICA.MATEMAncAS. CIENCIAS QUI·

MICAS. ARTE. ETC.AL 40%

DESU VALOR ORIGINALASICOMO PLUMAS. FUENTES LAPICE­BOS. ESTUCHES DE DIBUJO. RE.­GLAS DE CALCULO. Y MILES DEOTROS OBJEfOS MAS. QUE ESMQOR QUE USTED L()S VEA,

Se trata de la radio-transmi­sión, cosa obligada por lo queacabamos de apuntar: los audi­torios de hoy en día son eviden­temente más numerosos que losde otros días. Las multitudesque desean, y que deben oír, sontales que no tendrían cabida enlocales reducidos. Ahora el pú­blico es simplemente ilimitado,no tendría cabida en una sala.escucha desde su qsa, y por estola colocación de un micrófonodelante de la boca del orador sehace indispensable. La radio, o

MonteN.

APARATOS CIENTIFICOSTEODOLITOS, NIVELES,PRISMATICOS, GEMELOS,INSTRUMENTAL DE C¡~

R U G I A, PLANCHETAS,I,NGENIERIA ETC. ETC.

roNDADO EN 1715

M.-----a-----

Nacional

EN DONDE SU DlNEIlO VALE MAS

P.

COMPRANDO EN EL

ESCIJDE SIr BOLSILLO

por

NO DEJE DE VISITAR CONSTANTE Y MINUCIOSAMENTE El.NACIONAl NON TI: DE PIEDAD .

EN DONDE ENCON1lIAÍlA NUEVAS OPORTUNIDAm;5 DETODO LO QUE USTED NECESITE.

ORATORIA

¿Cuál es la causa de esta anor­malidad? ¿Cuál el motivo de es­ta paradójica disminución? Se­gún mi opinión, hay un origenque lo explica. Hay, en nuestrosdías, un descubrimiento maravi­lloso que deja de serlo desde elmomento en que acaba con aquelbello arte que inmortalizó a De­móstenes en la Antigüedad, aMirabeau· en la revuelta Fran­cia de la Revolución, y, entrenosotros, a los "divinos" JesúsU rueta y José María Lozano.

. .MARTIN GO.MEZ PALACIO

de la

D'ECADENCIAUN paseo ,solitario por uno de.; los 'más' bellos sitios de esta

ciudad de·Mé-xico, me ha sumidoen melancólicas reflexiones. .

El' sitio ·a que me refiero noes otro que el parque "JesúsUruera"'; -que marca la fronteraentre d<?s colonias de muy dis­tinto· aspecto y de ambiente no­tablemente diferenciado. Separala'colonia de los Doctores (i la­garto!) de la animada y pobla­da pOl' hermosas mujeres: la co­loni~ Roma.- .

y las m~lancólicas reflexiones10 fueron con respecto a la ora­toria, arte súblime que el nom­bre de Jesús Urueta hubo de su­genrme.

Podemos, los que tuvimos lasuerte de. escuchar a' Urueta,compadecer muy de veras a lasgeneraciones' de jóvenes que notuvieron \.ese privilegio. Real­mente, ellos no saben, los jóve­nes de hoy, amantes de la ex­presión verbal, 10 que les fuéa1rebatadopor el correr de losanos.

Porque la oratoria puede con­siderarse como arte extinto.

y no, ciertamente, por faltade oradores. Porqúe precisamen­te las condiciones del mundo ac­tual son tales que esta necesidadde' expresarse en público es más'grande que nunca, y, consi~

guientemente, los oradores de­ben ser .más numerosos y más'elocuentes. Las causas que. mue­ven ahota· a los hombres sonmuch~ más profundas e impor­tantesique'las causas que pudie-

.ron haberlos determinado ayer oanteayer. Los programas ya seasociales, o artísticos, o políticos,

" ·ti-eHell~_' ahora mucho mayorarraSifPqúeen época alguna an­terior. ha atención del públicoes -requerida hoy con una vehe­mencia, cón' uná necesidad vitalque·antaño no e~a conocida.

.Hoy' e1'pO'l1tico, hoy el autor deuna obra ártística, hoy el, sabioó d'Sociólogo pugnan con mayortesón que nunca antes por atraera su sistema a las multitudes,

.por la sencillísima razón que,boy las multitudes comienzan a.'tener vóz y voto en las contien-das de' todo género.

y estas circunstancias' delmundo actual, este combate fe­roz entre formas diversas y aunópuestas 'de organización social'requieren, ..como es natural, de­fensores acérrimos. Y los hay,sólo que 11'0 con la brillantez deantes, nó con el denuedo, el des­parpajo y la elegancia de los ora­d~res que "tueroA y 'qu'é' 'yartoson. .,:)~. :.~ : ~ ~F \.: (\fl.~~ ;,:: \\