musica clasica y popular en la sociedad posmoderna del siglo xxi

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1 UNIVERSIDAD DE GRANADA MÁSTER EN INVESTIGACIÓN E INNOVACIÓN EN CURRÍCULUM Y FORMACIÓN INVESTIGACIÓN, INNOVACIÓN E INTERVENCIÓN EN EDUCACIÓN MUSICAL RAMÓN MONTES RODRÍGUEZ MÚSICA CLÁSICA Y POPULAR EN LA SOCIEDAD POSMODERNA DEL SIGLO XXI El objetivo de este texto es reflexionar acerca de cuál es la función y el papel del arte musical en este siglo que empezamos a caminar hace más de una década. Para ello es necesario hablar, aunque sea de forma tangencial y brevemente, de relativismo cultural, de globalización, de tecnología y también de política. Son muchos los cambios que la sociedad está “sufriendo” en estos últimos años en todos los niveles, nunca se había transformado tanto la forma de entender las individualidades ni se habían modificado las relaciones sociales y colectivas en tan corto periodo de tiempo como está sucediendo en nuestros días, por lo que creo es un tema de radical importancia. Aunque no son muchos, son bastantes los autores que han profundizado en estas temáticas desde una perspectiva y óptica musical, y por lo tanto, en este documento voy a tratar de reflejar mi punto de vista apoyándome en estos textos de autores de renombre que se han hecho eco de la importancia de hablar y pensar la música y sobre música en los tiempos que corren. Si nos remontamos al siglo pasado, más de treinta años atrás el músico y educador Christopher Small (1980) nos hablaba de “dos culturas” en la sociedad, que está dividida entre quienes están al lado de la ciencia y quienes no lo están. Esta forma de pensar, esencialmente modernista y tan presente a la hora de hablar de música clásica 1 , choca de lleno con los principios de un pensamiento más posmodernista en el que décadas después la sociedad está sumida. Una sociedad que no cree en dicotomías cerradas de carácter dual, sino que promueve el pluralismo y la diversidad por encima del poder positivista que tenía la ciencia entendida desde una visión más modernista. Small (ibíd..) aunando artes y ciencias habla en su libro “Música, Sociedad, Educación” de lo asombroso de los logros del arte musical desde 1600 hasta 1910 2 , donde la música alcanza su plenitud armónico-tonal, e intenta vincular el arte con la ciencia, para lo que 1 Cuando me refiero al término clásica no estoy hablando de exclusivamente de música del clasicismo, sino a toda la música de origen académico. Independientemente en este texto se usarán los términos música académica, docta o culta, para referirse al mismo tipo de música. 2 Periodo en el que se centra en este libro. Habla de música posrenacentista.

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Musica Clasica y Popular en La Sociedad Posmoderna Del Siglo XXI

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    UNIVERSIDAD DE GRANADA

    MSTER EN INVESTIGACIN E INNOVACIN EN CURRCULUM Y FORMACIN

    INVESTIGACIN, INNOVACIN E INTERVENCIN EN EDUCACIN MUSICAL

    RAMN MONTES RODRGUEZ

    MSICA CLSICA Y POPULAR EN LA SOCIEDAD POSMODERNA DEL SIGLO XXI

    El objetivo de este texto es reflexionar acerca de cul es la funcin y el papel del

    arte musical en este siglo que empezamos a caminar hace ms de una dcada. Para ello

    es necesario hablar, aunque sea de forma tangencial y brevemente, de relativismo

    cultural, de globalizacin, de tecnologa y tambin de poltica. Son muchos los cambios

    que la sociedad est sufriendo en estos ltimos aos en todos los niveles, nunca se

    haba transformado tanto la forma de entender las individualidades ni se haban

    modificado las relaciones sociales y colectivas en tan corto periodo de tiempo como est

    sucediendo en nuestros das, por lo que creo es un tema de radical importancia. Aunque

    no son muchos, son bastantes los autores que han profundizado en estas temticas desde

    una perspectiva y ptica musical, y por lo tanto, en este documento voy a tratar de

    reflejar mi punto de vista apoyndome en estos textos de autores de renombre que se

    han hecho eco de la importancia de hablar y pensar la msica y sobre msica en los

    tiempos que corren.

    Si nos remontamos al siglo pasado, ms de treinta aos atrs el msico y

    educador Christopher Small (1980) nos hablaba de dos culturas en la sociedad, que

    est dividida entre quienes estn al lado de la ciencia y quienes no lo estn. Esta forma

    de pensar, esencialmente modernista y tan presente a la hora de hablar de msica

    clsica1, choca de lleno con los principios de un pensamiento ms posmodernista en el

    que dcadas despus la sociedad est sumida. Una sociedad que no cree en dicotomas

    cerradas de carcter dual, sino que promueve el pluralismo y la diversidad por encima

    del poder positivista que tena la ciencia entendida desde una visin ms modernista.

    Small (ibd..) aunando artes y ciencias habla en su libro Msica, Sociedad, Educacin

    de lo asombroso de los logros del arte musical desde 1600 hasta 19102, donde la msica

    alcanza su plenitud armnico-tonal, e intenta vincular el arte con la ciencia, para lo que

    1Cuandomerefieroaltrminoclsicanoestoyhablandodeexclusivamentedemsicadelclasicismo,sinoa

    toda la msica de origen acadmico. Independientemente en este texto se usarn los trminos msica

    acadmica,doctaoculta,parareferirsealmismotipodemsica.

    2Periodoenelquesecentraenestelibro.Hablademsicaposrenacentista.

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    es necesario hablar de lo que l denomina Segunda Ciencia, siendo sta la ciencia

    desarrollada a partir del siglo XVI y que produce un cambio en el centro de inters del

    conocimiento que se produce en Europa, convirtiendo al hombre en el ser que se sita

    en la cima de la pirmide, separado y abstrado de la naturaleza, para analizar sta desde

    una visin ms objetiva, distante. El concepto es mucho ms profundo, y el autor lo

    relaciona intensamente con la revolucin industrial, el capitalismo, as como con el

    ideal de progreso o del desarrollo del sistema armnico-tonal, pero lo importante a mi

    parecer para desarrollar este texto es cmo Small relaciona ambos mundos. Durante este

    periodo de esplendor musical, la figura del compositor se distancia de su obra, del

    mismo modo que el hombre cientfico se ha distanciado de la naturaleza. Con esto, la

    concepcin de la msica cambia. El producto musical es por lo tanto un producto

    acabado, finito, y por lo tanto, consumible. Y hasta la saciedad se ha consumido (y se

    consume) este producto musical cerrado, por la sociedad de varios siglos. A la cuestin

    a la que nos enfrentamos actualmente, y sobre la que Small tambin reflexiona con la

    sociedad del siglo pasado, es a la necesidad de encontrar nuevos lenguajes musicales

    que superen el agotamiento del sistema armnico-tonal que tanto (y tan bien) se explot

    durante ms de tres siglos. Con la afortunada metfora de un cuello de botella, Small

    explica cmo algunos autores superaron durante el siglo XX esta coyuntura intuyendo

    una nueva realidad musical de rasgos totalmente diferentes a la msica post-

    renacentista, que tambin supone entender la sociedad (ya diferente per se) desde otra

    ptica diferente. Y crea profundamente en las posibilidades de estas nuevas msicas

    para dar un salto hacia delante y superar la etapa armnico-tonal, y con ello, tener una

    gran influencia a la hora de transformar la sociedad.

    Para este autor, la herramienta ms poderosa a tener en cuenta a la hora de la

    transformacin es la educacin musical, como agente de cambio del propio sistema

    educativo, capaz de crear una perspectiva de cambio, una sociedad potencial donde la

    participacin, la colaboracin y la convivencia con la naturaleza estn ms presentes.

    Treinta y cuatro aos despus de sus textos, la realidad, al menos local y nacionalmente,

    dista amplia y desgraciadamente de los deseos y formulaciones de Small. La msica y el

    arte en general se ven perseguidas en este pas cual convicto que ha escapado de su

    prisin, y ms ferviente es este acecho si nos centramos en la parte ms educativa de

    esta disciplina, que con los nuevos planes universitarios ha visto relegado su espacio y

    su tiempo a la ridiculez de un cuatrimestre de formacin inicial del profesorado. Un

    profesorado con mencin de especialista en Educacin Musical que no sabe an si

    podr ejercer su profesin como educador musical en un colegio, ya que tambin la

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    msica como asignatura obligatoria en la etapa de educacin primaria est siendo

    cuestionada y parece tener los das contados. Malos tiempos pues para dejar la tarea de

    transformar a una educacin musical que agoniza.

    Desviando un poco el tema y retomando el concepto de capacidad

    transformadora de la msica del que habla Small, debemos pensar en el momento

    actual de la msica culta o clsica, en este pas esencialmente (pues es la nica realidad

    que conozco de primera mano). Hoy en da en las salas de conciertos, cada vez con la

    audiencia ms envejecida, son pocos los que se atreven a copar sus programaciones de

    msica compuesta en el siglo XX o XXI. Prcticamente llenas estn sus butacas cuando

    Hndel, Beethoven o incluso Wagner o Mahler hacen acto de sonora presencia. Son

    menos los que se atreven a embarcarse en un viaje musical con Cage, Ligeti o Glass. El

    premiado crtico especialista en msica clsica Alex Ross (2009), en el prlogo de su

    aclamado libro El ruido eterno, se cuestiona por qu otras disciplinas artsticas como

    las artes plsticas o el cine experimental s han sido ampliamente asimiladas por el gran

    pblico, y sin embargo, la msica contempornea an sigue perteneciendo a una esfera

    diminuta por comparacin.

    Mientras que las abstracciones de Jackson Pollock se venden en el mercado del

    arte por cien millones de dlares o ms, y las obras experimentales de Matthew

    Barney o David Lynch se analizan en las residencias universitarias de una punta

    a otra de Estados Unidos, el equivalente en msica sigue provocando olas de

    desasosiego entre los asistentes a conciertos y tiene un impacto apenas

    perceptible en el mundo exterior.

    El propio Ross hace referencia a aquello que subrayaba Small, al impacto en el

    mundo exterior, en la sociedad, y en cmo estas nuevas msicas cultas o acadmicas

    no estn sabiendo o no estn pudiendo utilizar sus lenguajes para transformar y

    participar del cambio de una sociedad que cada vez recurre ms a otros artes para

    construir su ser, o a la propia msica pero no en su corriente ms clsica o acadmica,

    sino a travs de nuevos gneros de msica popular. El pensamiento sonoro del

    ciudadano del siglo XXI parece alejarse de las abstracciones de la msica acadmica de

    las ltimas dcadas para aproximarse a otras realidades musicales menos exigentes o

    ms complacientes con el oyente. Aunque esto no siempre sea as, puesto que la msica

    popular tambin se ha servido de estructuras y de sonidos de la msica culta desde sus

    orgenes, llegando a ser tambin en casos determinados un ejercicio de profunda

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    intelectualidad para el que la escucha. Podemos hablar de bandas internacionales como

    Radiohead o Muse, o del panorama musical nacional, como Standstill. Sus

    composiciones pop-rock (sin el afn de etiquetar), lejos del mundo de la msica

    acadmica, han sabido aproximarse a sta para la creacin de verdaderos himnos

    musicales que sin embargo no son precisamente sencillos o simples musicalmente

    hablando. Sobre esta dicotoma, este choque entre msicas de la esfera culta o

    proveniente de la cultura pop tambin incide Ross (ibd..) restndole importancia. Para

    l ya no tiene sentido enfrentar estas dos formas de entender la msica, pues los

    compositores de msica acadmica ms jvenes han crecido rodeados de msica

    popular, luego la utilizan o no, segn convenga o exija la ocasin.

    El autor americano pretende con su libro, bastante accesible para nefitos en lo

    musical, encender una llama que ilumine un poco el apagado mundo de los conciertos

    de msica clsica contempornea. Desconozco si este tipo de iniciativas destinadas al

    pblico no especializado se convertirn en un mayor inters por el arte musical

    acadmico ms cercano a nuestros das o si por el contrario, seguirn sus leves impulsos

    y estertores de vida cerca de extinguirse por completo, o de deslavazarse totalmente

    (como si se pudiera) de los odos de la sociedad con la que convive para centrar sus

    esfuerzos en un proceso creativo puro que no tenga en cuenta a la audiencia. Hace ya

    muchos aos, un Walter Benjamin pre-Segunda Guerra Mundial adverta que cuanto

    ms disminuyera la importancia de un arte en la sociedad, ms se separaba el pblico de

    la actitud crtica y fruitiva o de disfrute. Lo que s parece estar bastante claro, es que no

    va a ser fcil sanar la brecha existente entre msica acadmica y sociedad del siglo

    XXI, ya que son necesarias aproximaciones de las dos partes para devolver la salud a un

    arte que parece condenado a pasar desapercibido. Esto supone, como posible solucin,

    que debemos educar musicalmente en consecuencia, y aqu hablo como educador ms

    que como msico, para aproximar a la sociedad desde su ms tierna infancia a estos

    nuevos lenguajes musicales, y tambin renunciar (en la medida de lo posible) a

    chocantes abstracciones musicales por parte de los creadores, que puedan no conectar

    con la audiencia, o al menos con una parte de ella. Aunque con este acercamiento de

    posturas se nos abre tambin otro mar de cuestiones: debe el compositor pensar en la

    audiencia a la hora de crear? perturba esto el proceso creativo? debe subordinarse

    aunque sea levemente a los gustos del pblico? Es el eterno dilema presente en todas y

    cada una de las artes: la literaria, la plstica o la cinematogrfica (con mejor aceptacin

    de la sociedad en sus vertientes ms innovadoras o transgresoras) y por supuesto

    tambin la musical. Segn con la ptica con la que miremos, la respuesta a estas

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    preguntas ser distinta, y determinar nuestra posicin frente a la msica acadmica.

    Desde mi humilde visin, parte de la solucin a este distanciamiento como comentaba

    Small la podemos encontrar en la educacin. Si educamos musicalmente en

    consecuencia y hacemos sensibles a las nuevas formas de expresar la msica culta a las

    nuevas generaciones, por muy difcil que nos lo pongan los medios actuales (tan agentes

    socializadores y educadores como la propia escuela) y su poca difusin de esta msica,

    ya habremos recorrido parte del largo camino. Pero claro, qu msica se ensea en

    nuestras aulas? La respuesta a esta pregunta nos desviara del tema a tratar, por lo que

    queda relegada a otra ocasin. Lo que s podemos tener en cuenta es que desde la

    escuela, quizs en esas otras artes contemporneas, aceptadas en mayor grado por la

    sociedad, se est educando de distinta forma a como se ha estado haciendo (y se hace)

    con la msica.

    Es necesario tambin hablar de medios, teniendo que vincular stos al tema

    musical y cmo el desarrollo tecnolgico ha tenido un gran impacto en este arte desde

    siempre, pero sobre todo a partir del siglo XX. Para Arstegui (2008), la historia de la

    msica es, en parte, la del desarrollo tecnolgico que comporta, desde la construccin

    de los instrumentos ms sencillos hasta la digitalizacin del sonido. Estas tecnologas,

    tal y como comenta el autor han influido seriamente en los hbitos de produccin y

    consumo musical de la sociedad, y tambin han modificado la msica como tal.

    Modificaciones que no suceden por ejemplo en la bsqueda de la perfecta ejecucin de

    los grandes clsicos de la msica acadmica, donde la tecnologa de la que se sirve la

    msica sigue siendo la partitura. Exceptuando claro est, grandes grabaciones

    discogrficas de estos clsicos que se han beneficiado de las nuevas tcnicas de

    grabacin digital. Volviendo a Ross, ste comentaba en una entrevista a La Vanguardia3

    que la misma msica dance que bailan los jvenes en las discotecas no se entiende sin

    el vanguardismo y el minimalismo y viceversa, aado. Es decir, no slo la msica

    popular se ha nutrido de los avances creativos de la msica culta del siglo XX, sino que

    tambin la msica culta se ha servido de las tecnologas de vanguardia (creadas

    principalmente para la msica popular) para continuar su proceso creativo. Como

    comentaba con anterioridad, la msica acadmica no est actualmente en el centro de

    los gustos culturales de la sociedad, sino en grupsculos pequeos de gente

    determinada. Y esto, tiene varios factores negativos, como la poca incidencia del propio

    arte en la futura construccin ciudadana, pero tambin permite a los compositores, al

    3Disponibleen:http://www.lavanguardia.com/cultura/20090914/53783682359/alexrosslamusica

    clasicaeselnuevounderground.html

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    alejarse de las masas, una mayor libertad creativa. Se coment, por ejemplo como

    curiosidad, que tras el clasicismo que todos los horizontes de la msica tonal estaban ya

    explorados, y se equivocaron de lleno. Lo mismo se extrapola al momento actual, y la

    msica acadmica del siglo XX y comienzos del XXI puede que sea vista con otros

    ojos y perspectiva en el futuro. Aunque eso es tal vez aventurarse demasiado, nadie sabe

    qu puede suceder, pero al menos albergamos esa esperanza. Hoy en da, son tres las

    B que definen el panorama de la msica global segn Noya (2011): Baremboim y su

    fundacin como figura visible de la tradicin culta; Karl Berger desde la esfera del jazz

    con su Estudio de Msica Creativa de Woodstock; y Bono, lder de U2 y sumo

    sacerdote del rock a nivel mundial. En los tres podemos ver y analizar que sus

    actuaciones no se quedan exclusivamente en lo musical, sino que van ms all

    interfiriendo en la esfera de lo poltico a nivel global, algo que tambin es caracterstico

    de este arte (y de otros) en nuestros das, hasta en la tradicin ms clsica. Su

    performatividad, o capacidad de cambiar o modificar algo existente, presentando la

    msica como lugar de interaccin entre lo interior y lo exterior (Rodrguez-Quiles,

    2013).

    Otra de las caractersticas actuales de las artes en general, y que define tambin a

    la msica en particular es la no existencia de un gnero musical hegemnico y nico,

    sino que el pblico est ampliamente dividido, entre aquellos que disfrutan del sencillo

    pop de radio-frmula, los que an se aferran al rock, blues o jazz ms clsico (que

    pueden ser comparados con los que se aferran a los periodos clsico o romntico de la

    msica culta), aquellos que rapeando encuentran la belleza lrica de las palabras, los

    que disfrutan de nuevos gneros y msicas ms experimentales o alternativas, y

    tambin, como no, los que gozan con la msica clsica, segn Ross, el nuevo

    underground. La educacin musical debera por lo tanto educar al respecto, ya que es

    un rea que permite que los estudiantes decidan y argumenten por s mismos en el

    sentido que prefieran una cosa u otra, de forma ms sencilla que en otras reas

    (Arstegui, 2011). John Cage en una grabacin del ao 1992, observando el panorama

    de las diversas msicas cultas del siglo XX comentaba al respecto:

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    Vivimos en un tiempo en el que creo que no hay una corriente principal, sino

    muchas corrientes, o incluso, si se quiere pensar en un ro de tiempo, que hemos

    llegado a un delta, puede que incluso ms all de un delta, a un ocano que se

    extiende hasta el cielo. 4

    No podemos obviar que el caldo de cultivo, el contexto del siglo XX a nivel

    social, cultural y econmico es completamente distinto al que por ejemplo se

    encontraron los compositores en otras pocas como el clasicismo o el romanticismo,

    ms propio para la creacin artstica individual. El convulso siglo XX y el

    prcticamente recin nacido siglo XXI estn marcados por el auge de la tecnologa,

    polticas de marcado acento exclusivamente econmico (y poco cultural) y la

    globalizacin como manto que todo lo cubre. Si bien los compositores de msica culta

    se han podido servir de nuevos medios tecnolgicos para sus creaciones, ni el mundo de

    la poltica o del marketing planetario ni la globalizacin derivada de estos han jugado

    mucho a su favor. La msica popular ha ido comiendo terreno a la msica acadmica

    que ha visto reducidos de forma drstica sus marcos de actuacin y exposicin, as

    como su impacto social. Sin embargo, encuentro contradictorio que en un mundo donde

    las TIC han democratizado el acceso a la cultura (ya sea de forma legal o ilegal), los

    actuales compositores no hayan encontrado un espacio mayor donde presentar sus obras

    que abarcara un espectro ms amplio de poblacin.

    Entendiendo la msica clsica y su lnea temporal de la forma ms modernista y

    empirista posible, se puede ver cmo exista un progreso visible hasta comienzos del

    siglo XX donde cada compositor fue un paso ms all y consigui un hito ms que

    aadir a la historia de este arte. A partir de ah existe una ruptura, un salto, una brecha

    que la sociedad en trminos generales an no ha terminado de saltar. Pero todo esto

    visto con otros ojos ms relativistas propios de la sociedad posmoderna en la que nos

    encontramos puede entenderse de otra forma, no como un camino recto, como una lnea

    unidireccional, sino como un rbol con cientos o miles de bifurcaciones, todas ellas

    presentes, unas ms verdes y otras ms secas, unas ms visibles y otras ms escondidas,

    pero todas ellas con una misma raz sin la cual no seran nada. Es evidente que existe un

    agotamiento del sistema tonal, pero son muchos los compositores que sin inventar

    nuevos lenguajes han explorado y buscado la belleza en la msica a travs de otras

    bsquedas compositivas. Del mismo modo, considero totalmente innecesario seguir

    incidiendo en la diferenciacin entre msicas clsica y popular. Queda claro que en la

    4TextoextraidodeRoss,A.(2009).Elruidoeterno.Barcelona:SeixBarral(Pg.425)

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    actualidad ambas se nutren de la otra, algo que no es nuevo, sino que desde siempre ha

    existido este hecho. Desde el mismsimo Mozart hasta Bartk, todos se han valido de la

    fusin con otras msicas de carcter ms popular o folklrico para sus composiciones.

    A modo de reflexin final, hago hincapi en esto ltimo, la ruptura o lnea de

    separacin que durante muchos aos ha existido entre la msica popular y la culta, hoy

    en da est algo ms difuminada y oculta. No hay una jerarqua, una buena y otra mala,

    sino que en el relativismo de nuestros das existe un fluir, un convivir y un coexistir, y

    esto nos lleva a una nueva forma de pensar la msica, un nuevo orden musical

    (Arstegui, 2008) que est tratando de adaptarse a las circunstancias econmicas,

    sociales y culturales de la sociedad actual, y es aqu donde entra en juego una nueva

    educacin musical, ms plural y accesible, menos centrada en los parmetros ms

    objetivos de la msica y ms focalizada en el gusto por lo esttico, lo bello. No

    olvidemos nunca que estamos hablando de un arte, y que necesitamos de creador y

    receptor para que se establezca un nexo, un vnculo. La novena sinfona de Beethoven

    no se completa, no es tal, hasta que alguien no la escucha, hasta que alguien no la vive.

    Todo esto debiera suceder sin caer en el absoluto pragmatismo del mundo

    neoliberal a escala cuasi-global que vivimos, luchando por que las nuevas creaciones

    artsticas se abran paso a la par que conservamos el patrimonio musical que durante

    tantos aos hemos acumulado. No es ni debe ser una lucha, sino una conjuncin.

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    Referencias bibliogrficas

    Arstegui,J.L.(2008).Brahmscomomiscelnea:msicayeducacinmusicalpara

    una era posmoderna, en Arstegui, J.L. y Martnez, J.B. (coords.):

    Globalizacin,PosmodernidadyEducacin.Madrid:Akal.

    Arstegui, J.L. (2011). Por un currculo contrahegemnico: de la educacin

    musicalalamsicaeducativa.RevistadaABEM,19(25),1929.

    Benjamin, W. (1990). Discursos interrumpidos I. (En la obra de arte en la poca de su

    reproductibilidad tcnica). Madrid: Taurus.

    Noya, J. (2011). Armona universal. Msica, globalizacin cultural y poltica

    internacional.Madrid:BibliotecaNueva.

    RodrguezQuiles, J.A. (2013). Educacin musical performativa en contextos

    escolares interculturales. Un estudio de caso. Ensear Msica. Revista

    PanamericanadeInvestigacin,1,4570.

    Ross, A. (2009). El ruido eterno. Escuchar al siglo XX a travs de su msica.

    Barcelona: Seix Barral.

    Ross, A. (2009). Entrevista en el diario La Vanguardia (14.09.2009). Versin

    electrnica disponible en:

    http://www.lavanguardia.com/cultura/20090914/53783682359/alex-ross-la-

    musica-clasica-es-el-nuevo-underground.html

    Small, C. (1980). Msica, sociedad, educacin. Madrid: Alianza.