museos

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Puede decirse que la apertura de grandes museos surge en la segunda mitad del siglo XVIII. Surgen como “almacenes” donde guardar las obras de arte coleccionadas por los reyes (GLIPTOTECA DE MÚNICH). Galería prematura es la abierta en 1750 en el Palacio del Luxemburgo en Francia. Posteriormente, surgirían espacios expositivos abiertos al público en múltiples categorías, desde la galería real a las iniciativas de academias, asociaciones, marchantes o artistas y finalmente los grandes museos públicos, que en el sentido estricto de la palabra, fueron una novedad surgida a finales del XVIII con el Museo Británico y el Louvre (1793). Aunque en este último no se incluían muestras del arte francés contemporáneo y en 1818 en el Palacio del Luxemburgo se abre el Musée des Artistes Vivants. Todo lo que ocurría en París era observado las cortes de los demás países y a lo largo del XIX, las colecciones de los reyes se abren al público (NATIONAL GALLERY, Londres; MUSEO DEL PRADO, Madrid). En muchos de estos museos solía haber una modesta presencia de arte contemporáneo. Las capitales del área cultural alemana contaban con otra tipología expositiva cuando los franceses inventaron el museo de arte contemporáneo: la Kunsthalle, pabellones o salones de arte fundados por círculos de artistas locales o aficionados particularmente interesados en promocionar el arte contemporáneo, aunque esto no era de ninguna manera una especialización declarada. Por su parte, Luis I de Baviera, que ya había erigido la Gliptoteca de Múnich, concibió en 1842 la Neue Pinakothek como museo dedicado al arte alemán reciente. El museo rompió con la privacidad de las colecciones. Asimismo, se rompe con la heterogeneidad de estos gabinetes privados y se impone un orden, una orientación (al visitante para la observación de las obras). El museo se entendió como una disciplina, como una enciclopedia de objetos artísticos y pasa de ser un almacén de obras a tener un orden museográfico. Se inicia la época de la utilización del museo para algo más que conservar obras de arte. La función del arte y del museo se plantea como educación, y con un sentido pedagógico. Es la hora de la museología como ciencia del patrimonio y del museo. En los 60 tiene lugar un período de crisis en lo que se refiere al museo y su concepto debe cambiar y adaptarse al arte del último tercio del siglo XX. La tercera fase de la ciencia de los museos, museografia/museología, se inicia hacia los años setenta con la introducción del museo o museo-centro (Pompidou, Miró, Caam, Ivam) en sentido integral (danza, música, cine, teatro, vídeo, mimo, pintura), donde se crean y se exponen obras como en lugares llamados Centro de Estudios de Arte Moderno (CEAM). Es el momento de la llamada museología, mostrada en coloquios, congresos, y la

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Puede decirse que la apertura de grandes museos surge en la segunda mitad

del siglo XVIII. Surgen como “almacenes” donde guardar las obras de arte

coleccionadas por los reyes (GLIPTOTECA DE MÚNICH). Galería

prematura es la abierta en 1750 en el Palacio del Luxemburgo en Francia.

Posteriormente, surgirían espacios expositivos abiertos al público en múltiples

categorías, desde la galería real a las iniciativas de academias, asociaciones,

marchantes o artistas y finalmente los grandes museos públicos, que en el

sentido estricto de la palabra, fueron una novedad surgida a finales del XVIII

con el Museo Británico y el Louvre (1793). Aunque en este último no se

incluían muestras del arte francés contemporáneo y en 1818 en el Palacio del

Luxemburgo se abre el Musée des Artistes Vivants. Todo lo que ocurría en

París era observado las cortes de los demás países y a lo largo del XIX, las

colecciones de los reyes se abren al público (NATIONAL GALLERY,

Londres; MUSEO DEL PRADO, Madrid). En muchos de estos museos solía

haber una modesta presencia de arte contemporáneo. Las capitales del área

cultural alemana contaban con otra tipología expositiva cuando los franceses

inventaron el museo de arte contemporáneo: la Kunsthalle, pabellones o

salones de arte fundados por círculos de artistas locales o aficionados

particularmente interesados en promocionar el arte contemporáneo, aunque

esto no era de ninguna manera una especialización declarada. Por su parte,

Luis I de Baviera, que ya había erigido la Gliptoteca de Múnich, concibió en

1842 la Neue Pinakothek como museo dedicado al arte alemán reciente.

El museo rompió con la privacidad de las colecciones. Asimismo, se rompe

con la heterogeneidad de estos gabinetes privados y se impone un orden, una

orientación (al visitante para la observación de las obras). El museo se

entendió como una disciplina, como una enciclopedia de objetos artísticos y

pasa de ser un almacén de obras a tener un orden museográfico. Se inicia la

época de la utilización del museo para algo más que conservar obras de arte.

La función del arte y del museo se plantea como educación, y con un sentido

pedagógico. Es la hora de la museología como ciencia del patrimonio y del

museo. En los 60 tiene lugar un período de crisis en lo que se refiere al museo

y su concepto debe cambiar y adaptarse al arte del último tercio del siglo XX.

La tercera fase de la ciencia de los museos, museografia/museología, se inicia

hacia los años setenta con la introducción del museo o museo-centro

(Pompidou, Miró, Caam, Ivam) en sentido integral (danza, música, cine,

teatro, vídeo, mimo, pintura), donde se crean y se exponen obras como en

lugares llamados Centro de Estudios de Arte Moderno (CEAM). Es el

momento de la llamada museología, mostrada en coloquios, congresos, y la

construcción de grandes museos en África, Asia y América. El discurso

enciclopédico, más adecuado para público especialista y coleccionista, debe

evolucionar hacia el público general. Por diversas razones, como por ejemplo

la influencia de los mass-media, hacen que los museos de arte contemporáneo

sean los espacios más demandados. Surgen nuevas propuestas como las

performances, videoinstalaciones… en fin, una ruptura y modificación del

estatus artístico tradicional. Los artistas buscarán otras zonas fuera del museo

para su arte y la museología debe modificar la arquitectura del museo creando

en ellos nuevas dependencias, cada vez más de estas dedicadas a los espacios

públicos y menos a las colecciones. Las nuevas pautas las crean en Alemania

las ya comentadas (pero ahora en época reciente) Kunsthalle, centros

culturales a pequeña escala cuya idea original era diferenciarse de los museos,

ya que no tenían una colección propia.

Una manifestación de la importancia de los museos es su incorporación a las rutas turísticas y la introducción de las nuevas tecnologías en la administración y catalogación de las piezas y colecciones.

Responde esta nueva ciencia como museología a varios principios:

1) Acentuación del valor del sujeto hombre sobre el valor de los objetos, que deben estar a su servicio.

2) Socialización de la cultura y de los bienes culturales.

3) Introducción en los museos del arte contemporáneo.

4) Popularización y conocimiento del patrimonio artístico y cultural.

El MoMA, fundado en 1929 se convirtió en abanderado de la modernidad, en

parte debido a la situación crítica que atravesaban en aquellos años los museos

de arte moderno europeos. Su director durante más de una década, Alfred H.

Barr, había entrado anteriormente en contacto directo y tomado inspiración

de la Bauhaus y el constructivismo, incluyendo la reivindicación conjunta

de todas las artes frente a la primacía tradicional de la pintura y así, una de

las mayores originalidades del museo fue contar no solo con departamentos

de pintura y escultura, de dibujo y grabado y de arquitectura, así como

desarrollar con gran éxito actividades en relación con la fotografía, el diseño

industrial o el cine. Una segunda característica que el MoMA heredó de la

Bauhaus fue la vocación didáctica. Barr concebía el museo como centro

educativo, que en lugar de libros usaba cartelas, catálogos u otras estrategias

de divulgación que distinguieron al museo. Su construcción, desde el principio

huye de las tipologías neoclásicas. El actual museo, diseño de Yoshio

Taniguchi es una obra de baja intensidad, respetuosa con lo preexistente. La

propia elección del arquitecto suponía escapar de proyectos del tipo museo-

monumento, presentados por otros arquitectos. Esto no quiere decir que no

sea una construcción monumental, pero a la vez es tradicional y discreta en

sus formas y materiales. El cubo blanco sigue imperando, pero

excelentemente aclimatado con luz natural y una estupenda iluminación

artificial (cubo blanco: se entiende como tal a los museos organizados en salas

amplias pintadas de blanco y en las que se pretende crear un lugar

descontextualizado, desacralizado, abstracto y desmaterializado. También sirve

para tener un control absoluto de la luz y de los parámetros de conservación.

Ejemplos de cubo blanco son el MOMA, la Tate Modern o el Reina Sofía). La

fachada es de cristal y se accede por una puerta giratoria. Tiene un jardín

interior, donde se colocan las esculturas. En cuanto a la colección permanente

del MoMA, es la más vasta de arte moderno, una colección que ha fijado los

cánones del relato sobre la modernidad artística, lo que dice mucho, por

cierto, del poder de difusión y pedagógico del museo. Con su clásica división

entre pintura y escultura, grabado, fotografía, diseño y arquitectura, los seis

niveles del museo acogen una parte mínima pero representativa de los fondos

del MoMA.

El Centro Pompidou. En 1969 (en respuesta a los acontecimientos de Mayo

del 68), el presidente Pompidou anunció su intención de crear en París un

nuevo centro cultural que incluiría aunados en un solo lugar una gran

biblioteca pública, el museo y la colección nacional de arte moderno, espacios

para el diseño, la investigación acústico-musical, galerías para exposiciones

temporales, auditorios para teatro, conferencias, conciertos, cine… Fue

diseñado por los entonces jóvenes arquitectos Renzo Piano (italiano) y

Richard Rogers (inglés). Proponían un edificio funcionalista (una “máquina de

exponer”) de espacios polivalentes que podrían intercambiar sus funciones,

transparente de manera que favorecía la curiosidad de las miradas

dentro/fuera, dejaban la posibilidad de cambiar la altura de los techos porque

todos los sistemas de aire, agua, escaleras, etc… están por fuera, subrayando

su visibilidad con colores. También fue original y rebelde el hecho de que

teniendo disponible un gran solar, lo convirtieron en una plaza peatonal,

limitándose a edificar a lo largo de una calle, en vez de enfatizarlo colocándolo

en el centro y rodeado de verde para hacerlo foco de las miradas. La clave del

proyecto era ofrecer una gran plaza que fuera a la vez lugar de circulación y de

reuniones espontáneas. Es un edificio mucho más respetuoso de lo que su

arquitectura High-tech (estética industrial) hacía suponer puesto que sus

autores pretendían que la gente pudiera en todo momento pasear la vista y

admirara el `paisaje urbano. Está notablemente influido por la arquitectura de

Mies Van der Rohe (su frase: menos es más. Su obra se destaca por la

composición rígidamente geométrica y la ausencia total de elementos

ornamentales, el inmueble es entendido como un contenedor vacío en el que

se puede meter cualquier cosa. El interior del Pompidou es completamente

diáfano y es entendido como un contenedor con espacios interiores móviles) y

por la del grupo Archigram (arquitectura enmarcada en el antidiseño, era

futurista, antiheroica y pro-consumista, inspirándose en la tecnología con el

fin de crear una nueva realidad que fuese expresada solamente a través de

proyectos hipotéticos, diseños llenos de fantasía y looks sicodélicos con

influencias hippies. En sus proyectos abundaban los tubos, colores y

estructuras metálicas exteriores.). El pavimento de la plaza se inclina hacia el

ingreso al centro, lo que parece animar al paseante a acercarse (esto se utilizó

luego en el Guggenheim-Bilbao y en la Tate Modern de Londres). Tratando

de ser una atracción y conseguir el mayor número de visitantes, su fachada se

irá adornando con enormes carteles, pantallas de televisión, de cine, rótulos

móviles… Hay que recordar que este edificio es el tercer sitio más visitado de

París. De esta manera, en el barrio que rodea al centro de arte hay una mezcla

entre turistas y gente joven “canalla” y desinhibida. También viven yuppies,

ejecutivos agresivos que viven en carísimos apartamentos. Jean Baudrillard

escribió el libro L’effect Beaubourg en 1977. En él habla de lo que supone la

construcción del Pompidou para el barrio en que se encuentra, una zona

deprimida antes de la existencia de este centro de arte. Baudrillard dice en su

libro que el arte del siglo XX es trasgresor, secreto y que quiere cambiar la

sociedad. También apunta que el previsto mal uso del Centro Pompidou es

una expresión del odio que genera ese arte contemporáneo y misterioso. Este

edificio es el primero que se exhibe por sí mismo, mostrando la arquitectura

como un espectáculo lúdico y divertido, algo similar a lo que ocurre con el

diseño del Museo Guggenheim de Nueva York, que hace sombra en muchas

ocasiones a las obras de arte que alberga.

Museo Guggenheim de Nueva York. Fue fundado en 1937 y en 1959 se

completó el edificio diseñado por el arquitecto Frank Lloyd Wright, que

abogaba por la “arquitectura orgánica”, de tal manera que mediante el diseño

busca comprender e integrarse al sitio, los edificios, los mobiliarios, y los

alrededores para que se conviertan en parte de una composición unificada y

correlacionada. Desde la calle, el edificio parece una cinta blanca enrollada en

forma cilíndrica, levemente más ancha en la cima que abajo. Internamente, las

galerías forman una espiral. Así, el visitante ve las obras mientras camina por

la rampa helicoidal, como un paseo. En 1992 el edificio fue complementado

adosándole una torre rectangular, más alta que el espiral original. Esta

modificación del diseño original de Wright generó una fuerte controversia. El

edificio de Wright ha sido víctima de algunas críticas hechas por artistas que

sienten que el edificio ensombrece las obras allí expuestas y que es dificultoso

colgar apropiadamente las pinturas.

Museo Guggenheim de Bilbao. Diseñado por el arquitecto canadiense

Frank O. Gehry. La característica más llamativa del museo es el innovador

edificio en el que se emplaza, constituido por formas curvilíneas y retorcidas,

recubiertas de piedra caliza, cortinas de cristal y planchas de titanio. Alberga

exposiciones de arte de obras pertenecientes a la fundación Guggenheim y

exposiciones itinerantes. Muy pronto el edificio se reveló como uno de los

más espectaculares edificios deconstructivistas (fragmentación, el proceso

de diseño no lineal). El interior del museo es menos complicado que el

exterior pero también tiene elementos curvos. En general el interior es muy

diáfano y se pueden distinguir tres plantas. En el centro del hall hay un

enorme pilar. Además hay ascensores, pasarelas y escaleras que comunican

con las plantas superiores. Las formas interiores del hall no siguen las formas

geométricas y tiene partes recubiertas de piedra y otras acristaladas. Casi todas

las salas del museo tienen lucernarios que dan una luz cenital muy interesante.

Las exposiciones en el museo cambian frecuentemente y contienen

principalmente trabajos realizados a lo largo del siglo XX siendo las obras

pictóricas tradicionales y las esculturas una parte minoritaria comparada con

otros formatos e instalaciones artísticas y formatos electrónicos. Algunos

entusiastas del arte consideran que el edificio en sí está muy por encima de las

obras que forman parte de la colección del museo. En los últimos años, de

acuerdo a la política general de los centros Guggenheim, se han incluido

exposiciones de arte antiguo, acaso con el deseo de captar más público. Este

museo contribuyó a la regeneración de una parte marginal de Bilbao, en el

margen izquierdo de la orilla del Nervión

El CGAC Se encuentra en el límite de la ciudad monumental de Santiago de

Compostela, y se integra en él en un espacio en el que comparte vecindad con

el convento de Santo Domingo de Bonaval. Diseñado por el arquitecto

portugués Álvaro Siza. En general, la construcción es respetuosa con el

entorno y viene a complementar los espacios arquitectónicos generados por

las fachadas del convento y la Iglesia de Santo Domingo de Bonaval, y al

mismo tiempo, aporta una nueva fachada a la nueva calle. La estructura de su

interior consta de un gran espacio en el que destacan los juegos de volúmenes

de las salas, los pequeños detalles escultóricos de la terraza o la presencia de la

luz exterior. Cuenta con varias salas de exposiciones permanentes y

temporales, auditorio, biblioteca, cafetería de uso público y zona de despachos

de los servicios administrativos del Centro. Es preciso destacar la sala

denominada "doble espacio", entre la planta baja y la planta de exposición

permanente, su vestíbulo de recepción y distribución, la terraza, etc., todas

conectándose unas con las otras. También destacable es la rampa lateral de

acceso al Centro así como la escalera. El exterior en tres volúmenes y la gran

capota de granito que cubre la escalera, como integrando al visitante a la

entrada.

El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía .El edificio principal del museo es el antiguo Hospital General, gran edificio neoclásico del siglo XVIII encargado por Carlos III y diseñado inicialmente por José de Hermosilla y continuado posteriormente por Francesco Sabatini, aunque sólo se construyó una parte del proyecto (el edificio previsto llegaba hasta la calle Atocha y la fachada principal que hoy se ve iba a ser la de uno de los patios interiores) y prácticamente nada de la ornamentación, causa de su aspecto desangelado. Salvado de la demolición al ser declarado edificio protegido, a partir de 1980 se hicieron renovaciones y adiciones extensas. En 1988 partes del nuevo museo se abrieron al público, principalmente para albergar exposiciones temporales; ese mismo año un decreto lo declaraba Museo Nacional, lo que obligó a replantearse sus colecciones a fin de ofrecer un panorama convincente del arte español del siglo XX. Precisamente la coexistencia de ambas funciones, museo y centro de exposiciones, ha originado algunas fricciones y críticas, pues se considera que no puede cubrirlas por sí solo. En diciembre de 2001 se inició la construcción de una gran ampliación diseñada por el arquitecto francés Jean Nouvel. Inaugurada en 2005, su planta tiene forma de triángulo truncado, y cuenta con un patio central bajo una cubierta de color rojo, acaso su elemento más peculiar.

Las ampliaciones realizadas en los museos, como la hecha en el Reina Sofía, en el Louvre con el aumento de los lugares de tránsito hasta el hall centrado por la gran pirámide, el British Museum, al que se le ha hecho una reforma en el vestíbulo de entrada, la Tate Modern rehabilitada por una ampliación para poder colocar la obra de Turner…tiene una doble función, por un lado proveer al museo de instalaciones y otorgarle funciones y servicios que antes no tenía (cafeterías, bibliotecas…) y por otro lado, modernizarlo arquitectónicamente. Se cambian también los propios planteamientos del museo, se alternan exposiciones permanentes con temporales y en general, los museos tradicionales tratan de parecerse a los centros de arte contemporáneo.

LOUVRE

BRITISH MUSEUM

BRITISH MUSEUM VESTÍBULO

TATE MODERN

TATE MODERN

En ocasiones se rehabilitan edificios para convertirlos en museos y estos pasan a convertirse en edificios de nueva planta. Algunos provienen de rehabilitaciones de grandes fábricas o antiguas estaciones que permiten grandes espacios. Un ejemplo es el Reina Sofía, que era un hospital. La

ampliación accede a un gran patio interior donde se encuentran las instalaciones de ocio.

El MARCO de Vigo era una antigua cárcel, de la cual se conserva la planta y la fachada. En un primer momento se creó para albergar el patrimonio de Castrelos aunque finalmente se destinó al arte contemporáneo

La Mediateca de Nimes es un edificio de Norman Foster de nueva tecnología. Arquitectura de cristal. Suprime el protagonismo tecnológico.

El MOCA de Los ángeles, es un museo integrado en un centro comercial

La Nueva Galería de Stuttgart, diseñada por el arquitecto escocés James Stirling, resultado de la ampliación de la Galería Estatal antigua que se quedó pequeña. Por esta razón se realizó la ampliación del museo, la cual también incluye un teatro de cámara, una escuela de música, una biblioteca y un aparcamiento subterráneo. En su diseño hay citas a la arquitectura High-tech, al centro Pompidou.

En España se reformaron gran parte de los museos y en los años 80 aparece en Valencia el museo que servirá de referencia al resto, el IVAM. Es un edificio de nueva planta inaugurado en 1989, su diseño original corresponde a los arquitectos valencianos Emilio Giménez y Carlos Salvadores, y fue objeto de una remodelación en el año 2000 llevada a cabo por el propio Emilio Giménez y Julián Esteban.

Álvaro Siza crea también el Museo Serralves, blanco, con volúmenes marcados, sobriedad, espacios con detalles que sobresalen y crean efectos de luz y sombra. Busca luces en pasarelas, escaleras, busca sorpresa, pretende seducir al visitante, pero por esa razón, puede distraer la atención de las obras expuestas.

Hay actualmente otros espacios alternativos que se recuperan como centros expositivos (como la conservera de Murcia). En muchos casos, las obras que se exponen en ellos son creadas especialmente para estos lugares. Algunos de estos sitios incluso son centros de creación.

ARQUITECTURA DE LOS MUSEOS

El museo de los siglos XVIII y XIX. Templo-Palacio. Aunque el coleccionismo surge en la Antigüedad, el museo, tal y como lo conocemos nosotros, es decir, como edificio público, nace en el S. XVIII. No nace en esta época por casualidad, estamos en pleno siglo de la Ilustración y es entonces cuando comienza a recuperarse la memoria del arte gracias a las excavaciones arqueológicas y al espíritu enciclopédico. Sin embargo, aunque sobre el papel todo suena bien, lo cierto es que los museos de esta época están separados de la vida cotidiana, ya que el arte se considera como algo sacro y sublime. Además, el museo se plantea como un recorrido cronológico, darwinista, evolutivo, en definitiva, los museos de los siglos XVIII y XIX tiene un carácter ordenador y de clasificación poco apto para el pueblo inculto. Son museos que a pesar de considerarse públicos, en realidad están planteados para la burguesía ilustrada como si ellos fueran la clase representativa de la sociedad. Conclusión: son museos elitistas. Por otra parte, ese afán de clasificar y dar a conocer dio lugar a museos repletos de obras, y dicho abigarramiento respondía tanto al querer mostrar todo por su interés histórico, como al orgullo nacional de poseer todo ese patrimonio.

En cuanto a la arquitectura, sus dos características fundamentales son dos: claridad en sus formas y linealidad, basándose en los principios clásicos del arte, y hay un elemento que destaca por encima de otros, la rotonda. Históricamente, la rotonda se asocia a las musas y en el siglo XVIII el icono por excelencia del arte fue el Panteón de Agripa. Sus imitaciones proliferaron, sobre todo en la construcción de los museos. Estas rotondas sirven para articular y organizar las salas que son amplias y se iluminan con lucernarios cenitales por donde penetra la luz natural.

Por último, uno de los elementos más destacados de este tipo de museos son sus entradas monumentales con escalinatas, simulando las entradas de los templos clásicos, esto es, todo un conjunto teatral para potenciar la imagen de lugar sagrado.

Hay muchos museos de este tipo: Gliptoteca de Munich, Altes Museum de Berlín… nosotros tenemos un gran ejemplo, el Museo del Prado. Edificio diseñado por Juan de Villanueva en 1785 por orden de Carlos III para albergar un gabinete de ciencias naturales. Finalmente, y por orden de Fernando VII, el edificio fue destinado a guardar las colecciones reales de pintura y escultura. Hasta 1819 no se abrió al público.

Hoy el Museo del Prado se ha “modernizado”, incluso se ha ampliado, sin embargo, aún no hay sitio para todas las obras que posee, siguen existiendo salas empapeladas, cortinajes polvorientos, suelos y zócalos de mármoles de colores, cordones separadores obsoletos y difíciles recorridos, elementos que en definitiva delatan ese origen burgués del edificio. Como aliciente positivo, es un edificio histórico, sobrio, de techos altísimos que dan amplitud. Lo peor, obras desvirtuadas por el lugar donde se exponen: rincones escondidos, recovecos en las escaleras, haciendo juego con los extintores… A veces es mejor una selección más exhaustiva que evite la degradación de las obras y el cansancio visual del visitante.

El espacio isótropo y el cubo blanco Como parte integrante de las ciudades, los museos también se modernizan, se escapan de las ataduras dieciochescas y comienzan a pensar en el público. Es en el siglo pasado cuando se democratizan los museos, éstos dejan de ser lugares reservados para la clase alta y a medida que la alfabetización se extiende, se da una apertura de esos antiguos lugares sacrosantos que apenas tenían visitas. Esta actitud es debida, en gran parte, al cambio que hay del concepto del arte. En el siglo XX se plantea la idea de obra de arte total, se difuminan los límites entre pintura, escultura y arquitectura. Pero no sólo los movimientos artísticos plantean la renovación del arte y los museos, sino que desde la propia arquitectura también se promueven cambios, ya que no sólo se lucha contra la idea de museo-templo sino que las obras de

arte de la Vanguardia con sus diferentes formatos exigen una arquitectura que se adapte a sus nuevas necesidades. Aparecen nuevos materiales (hormigón, acero y cristal) que permiten la creación de un nuevo orden de arquitectura dinámico basado en los espacios isótropos (Espacio como creación continua, es decir, espacios que puedan modificarse y crecer a lo largo del tiempo, en teoría, hasta el infinito, esto es lo que llamamos el espacio isótropo, cuyo origen lo encontramos en la arquitectura japonesa de muros móviles). Es ahora cuando los materiales constructivos, a pesar de su pobreza, no se ocultan sino, que además, sirven para crear edificaciones abstractas con la función de desacralizar el museo. Las características principales de la nueva arquitectura de los museos se pueden resumir en: · La importancia que adquiere la tecnología, incluso como lenguaje en sí misma. · Importancia de la iluminación: se quieren abrir los espacios para iluminar el interior, esta es una bonita idea sobre el papel, en la práctica el uso de la luz natural es prácticamente incompatible con la conservación de las obras de arte. · Espacio como creación continua, es decir, espacios que puedan modificarse y crecer a lo largo del tiempo, en teoría, hasta el infinito, esto es lo que llamamos el espacio isótropo. · Minimalismo: ausencia de elementos significativos a través del cubo blanco.

Interior de la Nueva Galería Nacional de Berlín

Estas dos últimas características son las dos grandes aportaciones de la arquitectura museística del siglo XX. En cuanto al espacio isótropo, uno de los primeros en utilizarlo fue Le Corbusier, pero el gran maestro de estos espacios modulares fue Mies van der Rohe. Respecto al cubo blanco se entiende como tal a los museos organizados en salas amplias pintadas de blanco que pueden estar insertas en un espacio isótropo o dentro de cualquier tipo de edificio ya que lo que se pretende con el cubo blanco es crear un lugar descontextualizado, desacralizado, abstracto y desmaterializado. El cubo blanco es un microclima, una opción estética, pero

también sirve para tener un control absoluto de la luz y de los parámetros de conservación. Ejemplos de cubo blanco son el MOMA, la Tate Modern o el Reina Sofía. Un edificio ejemplar de la nueva arquitectura de museos del siglo XX lo encontramos en Berlín. La Neue Nationalgalerie diseñada por Mies Van der Rohe en 1968, es posiblemente uno de los edificios más espectaculares y que responde a todas las inquietudes de los arquitectos de esta época. La tecnología se deja ver en la gran cubierta de acero, sólo sustentada por ocho pilares, ninguno de ellos en las esquinas. Esta cubierta se sostiene gracias a la distribución matemática de los pesos. Tuvo que soldarse en el suelo y luego elevarla con bombas hidráulicas. En esta operación, muy peligrosa, Mies Van der Rohe se colocó bajo la cubierta mientras se elevaba, seguro de que sus cálculos no fallarían, y no lo hicieron. Dicha cubierta acoge el hall, gigante y acristalado, sin ningún elemento que lo sustente. Mies funde el exterior con el interior, y consigue hacer un espacio impresionante, casi mágico porque parece estar sostenido por la nada. Si alguna vez visitáis este lugar, lo hermoso es verlo vacío, la belleza del vacío es muy poco valorada en nuestra cultura, y sin embargo, puede ser muy evocadora.

Nueva Galería Nacional de Berlín

Las salas de exposición se encuentran bajo el podio que sostiene el hall. Todo un frontal se abre a un patio donde se exponen esculturas en el jardín y el resto son muros móviles blancos que forman salas susceptibles de ser modificadas. Cada sala es un cubo blanco donde se controla la luz. Así hay parte iluminada con luz natural y otra con luz artificial.

Podio de la Nueva Galería Nacional de Berlín

Conclusión: este edificio acoge las cuatro grandes características de la nueva arquitectura museística, tecnología (cubierta, materiales), iluminación (natural y artificial), espacio isótropo (las salas de exposición podrían ampliarse hasta el infinito, y además son móviles) y cubo blanco (solución estética con la que se articulan las salas de exposición). Y todo esto con una belleza que sólo el gran Mies Van der Rohe, con su aspecto de hombre campestre metido en un traje de chaqueta podría conseguir. Porque sólo un hombre capaz de adaptarse a todo (desde ser cantero a conducir un mercedes con total naturalidad), puede hacer de la nada una obra de arte.