muralismo mexicano

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1 EL MURALISMO MEXICANO Cuando hablamos de una estética latinoamericana se nos hace difícil atisbar, en medio de ese amasijo cultural que nos impregna, lo que podemos definir como auténticamente latinoamericano. De hecho, nuestras escuelas pictóricas y musicales se han nutrido de las escuelas europeas, como el impresionismo, por no hablar de las escuelas más tradicionales. Sin embargo, la lucha por alcanzar nuestra propia expresión no ha cesado desde que Latinoamérica por primera vez tomó conciencia de su particularidad. Ese es el camino que comenzó en el siglo XIX y que, ya en el siglo XX, alcanzó una fuerza arrebatadora de la mano de los muralistas mexicanos. Era el tiempo de la Revolución Sin duda, los primeros años del siglo XX fueron años de gran idealismo en todas las áreas de la vida: los valores del progreso ya impregnaban el ambiente, la tecnología comenzaba a desarrollarse con fuerza, nuevos proyectos políticos surgían por doquier y, en el arte, los movimientos de vanguardia rompían con la tradición academicista que supeditó la creatividad a valores inmutables durante algún tiempo. Era el tiempo de la revolución: tecnológica, económica, política y artística. Pero ninguno de estos aspectos lograron desligarse. Quizá, una de las ideas más determinantes en el desarrollo del siglo XX, especialmente es la construcción de su ideología, fue el impacto del marxismo que ya desde el siglo pasado se había pronunciado y esperaba su momento. La lucha de clases fue su bandera: el proletariado debía alzar su voz frente a los sistemas de dominación y opresión, tomar conciencia de su protagonismo histórico. Y si era el tiempo de la esperanza para el proletariado, o mejor dicho, el Tiempo del proletariado, entonces todo debía reflejar este nuevo tiempo, identificarse con él, incluso el arte, que debía ir de la mano con la construcción revolucionaria. Aunque los teóricos del marxismo poco se ocuparon de la cuestión estética, esto no impidió que se prefiguraran una idea en torno al "deber ser" del arte. Desde este punto de vista, el arte se planteaba como un reflejo de la realidad. Esto se derivó en que el arte se comprendiera como un "medio" propagandístico a favor de la revolución. Se pensaba en un arte "comprometido", solidario e inspirado en la realidad de los individuos, un arte de "realismo social", un arte también capaz de intervenir en esa "realidad" y cuyo destinatario era, por tanto, "la masa". Estos valores se expandieron por todo el globo, encontrando resonancia especialmente en América Latina e influenciando al muralismo mexicano desde el punto de vista ideológico. Tanto la experiencia de la revolución mexicana durante el mandato de Porfirio Díaz -la primera revolución del siglo XX-, así como la expansión de los ideales de la revolución rusa en 1917, fungieron como inspiradores, en un primer momento, de esta "revolución estética" porque "la tierra es de quien la trabaja " y porque "ya basta de academicismos", ya basta de mirar a Europa. Los muralistas mexicanos se volvieron hacia sí mismos, hacia su propia tierra, aun cuando algunos de ellos se formaron también en las escuelas europeas. Despertar del letargo academicista Fue a partir de la revolución mexicana de 1910, en contra del régimen de Porfirio Díaz, cuando el movimiento plástico del país azteca comienza a despertar del letargo academicista en que se hallaba sumido, demandando una verdadera escuela de arte. Sin embargo, es sólo en la dictadura

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ARTE

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    EL MURALISMO MEXICANO Cuando hablamos de una esttica latinoamericana se nos hace difcil atisbar, en medio de ese amasijo cultural que nos impregna, lo que podemos definir como autnticamente latinoamericano. De hecho, nuestras escuelas pictricas y musicales se han nutrido de las escuelas europeas, como el impresionismo, por no hablar de las escuelas ms tradicionales. Sin embargo, la lucha por alcanzar nuestra propia expresin no ha cesado desde que Latinoamrica por primera vez tom conciencia de su particularidad. Ese es el camino que comenz en el siglo XIX y que, ya en el siglo XX, alcanz una fuerza arrebatadora de la mano de los muralistas mexicanos.

    Era el tiempo de la Revolucin

    Sin duda, los primeros aos del siglo XX fueron aos de gran idealismo en todas las reas de la vida: los valores del progreso ya impregnaban el ambiente, la tecnologa comenzaba a desarrollarse con fuerza, nuevos proyectos polticos surgan por doquier y, en el arte, los movimientos de vanguardia rompan con la tradicin academicista que supedit la creatividad a valores inmutables durante algn tiempo. Era el tiempo de la revolucin: tecnolgica, econmica, poltica y artstica. Pero ninguno de estos aspectos lograron desligarse.

    Quiz, una de las ideas ms determinantes en el desarrollo del siglo XX, especialmente es la construccin de su ideologa, fue el impacto del marxismo que ya desde el siglo pasado se haba pronunciado y esperaba su momento. La lucha de clases fue su bandera: el proletariado deba alzar su voz frente a los sistemas de dominacin y opresin, tomar conciencia de su protagonismo histrico. Y si era el tiempo de la esperanza para el proletariado, o mejor dicho, el Tiempo del proletariado, entonces todo deba reflejar este nuevo tiempo, identificarse con l, incluso el arte, que deba ir de la mano con la construccin revolucionaria. Aunque los tericos del marxismo poco se ocuparon de la cuestin esttica, esto no impidi que se prefiguraran una idea en torno al "deber ser" del arte. Desde este punto de vista, el arte se planteaba como un reflejo de la realidad. Esto se deriv en que el arte se comprendiera como un "medio" propagandstico a favor de la revolucin. Se pensaba en un arte "comprometido", solidario e inspirado en la realidad de los individuos, un arte de "realismo social", un arte tambin capaz de intervenir en esa "realidad" y cuyo destinatario era, por tanto, "la masa".

    Estos valores se expandieron por todo el globo, encontrando resonancia especialmente en Amrica Latina e influenciando al muralismo mexicano desde el punto de vista ideolgico. Tanto la experiencia de la revolucin mexicana durante el mandato de Porfirio Daz -la primera revolucin del siglo XX-, as como la expansin de los ideales de la revolucin rusa en 1917, fungieron como inspiradores, en un primer momento, de esta "revolucin esttica" porque "la tierra es de quien la trabaja" y porque "ya basta de academicismos", ya basta de mirar a Europa. Los muralistas mexicanos se volvieron hacia s mismos, hacia su propia tierra, aun cuando algunos de ellos se formaron tambin en las escuelas europeas.

    Despertar del letargo academicista

    Fue a partir de la revolucin mexicana de 1910, en contra del rgimen de Porfirio Daz, cuando el movimiento plstico del pas azteca comienza a despertar del letargo academicista en que se hallaba sumido, demandando una verdadera escuela de arte. Sin embargo, es slo en la dictadura

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    de Victoriano Huerta cuando comienza a despertarse este proceso de cambio en la plstica mexicana con el nombramiento del pintor Alfredo Ramos Martnez como director de la Escuela de Nacional de Artes Plsticas en 1913, quien dio impulso a la reforma. Posteriormente, fue Gerardo Murillo -mejor conocido como Dr. Atl- quien, al suceder a Ramos en el cargo, inculc en los nuevos artistas una manera distinta de crear: "El Dr. Atl no estuvo contento nicamente con alimentar la imaginacin de los estudiantes, as que quiso transformar el academicismo del arte mexicano por uno por uno real y revolucionario" (Rivera Marn, 1997). As, el movimiento pictrico mexicano estuvo influenciado por los valores que el Dr. Atl impartiera al negarse a continuar con la tradicin plstica europea, siendo l, justamente, quien retomara los temas relativos a la mexicanidad.

    El muralismo mexicano fue promovido Jos Vasconcelos, ministro de Educacin pblica durante el mandato de lvaro Obregn finalizando la dcada de 1920, y fue ste (Vasconcelos) quien puso a la disposicin de los artistas el espacio mural de los edificios pblicos, como parte de una poltica de educacin popular en pro de reforzar el conocimiento de la historia revolucionaria.

    De la mano de Diego Rivera, Jos Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros principalmente, los murales fueron la reafirmacin de lo que significaba "llegar a las masas", el espacio del que nadie poda ser dueo, por tanto, todos podan poseerlo: el muralismo quiso hacer accesible el arte a travs, justamente, de los murales. La pintura de caballete apenas se circunscriba a los salones de arte, crculos elitescos por excelencia y, por tanto, alejados completamente de la experiencia popular. As, David Alfaro Siquieros, verdadero activista, junto con Rivera, Orozco y otros artitas de esta tendencia, organizados polticamente en la Unin de Trabajadores Tcnicos, Pintores y Escultores, declararan en un manifiesto publicado en el rgano divulgativo El Machete: "Repudiamos la llamada pintura de caballete y todo el arte de los crculos ultraintelectuales porque es aristocrtico, y glorificamos la expresin de arte monumental porque es de dominio pblico". (Rivera Marn, 1997)

    Esta fue la primera bandera esttica del movimiento. Su principal soporte plstico fue tambin materializacin de su ideologa. La monumentalidad sera inevitable, pues tenan como lineamiento resaltar y engrandecer la revolucin y el pasado histrico del pas: su pasado precolombino, su identidad nacional como "provocadora" y "contenedora" de la conciencia social. El muralismo mexicano como expresin de la monumentalidad es una de las ltimas evidencias de la integracin de todas las artes en el siglo XX, es tambin una forma de conciencia plstica: "La pintura llamada de caballete debe tener medios, intenciones y aspectos opuestos a los de una pared. La pintura de un cuadro es absoluta, es decir, no tiene relacin alguna con arquitectura o medio material determinado. La pintura mural es subordinada, es decir, tiene que ser complementaria de la arquitectura, siguiendo las proporciones modulares de la misma" (Charlot y Siqueiros, 1923 ).

    Este arte, "parte tesis, parte propaganda"

    Este arte, "parte tesis, parte propaganda" -tomando una expresin de Wilde- debi recoger elementos capaces de ser "ledos" por las masas, justamente para lograr su cometido: fortalecer en el ciudadano, reafirmar, el sentido de la mexicanidad y los valores de la revolucin. Sin embargo, para algunos autores, el muralismo mexicano presenta una paradoja: "la idea de que los murales llegan al pueblo es a veces errnea. Los murales mexicanos se encuentran, en su mayor parte, en los edificios estatales... El campesino comn no fue nunca la verdadera audiencia de este

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    trabajo", dado que "fue producido por los burgueses y apoyado por un gobierno reformista que mat dirigentes populares como Zapata y Villa" (Ver aqu).

    Quiz, una de las cosas que ms llama la atencin, es que este movimiento artstico, si bien se supedit en gran parte a la propaganda poltica, fue capaz de crear un cdigo esttico particular, aun cuando haya sido influenciado por la esttica europea. Fue un arte comprometido con la realidad social sin duda, pero tambin comprometido con los altos valores de la plstica. Sus temas se centraron en la vida del mexicano comn, sus valores, costumbres y, claro est, la lucha social. Los temas que tanto motivaron a los artistas europeos, dejaron de ser inspiracin para los aztecas, porque el muralismo fue tambin una propuesta ontolgica. En los Escritos sobre Arte Mexicano, al referirse a los pintores ms destacados del muralismo, se dice:

    "[Siqueiros] encontr la cosa de que tantos se haban olvidado: la utilidad y la finalidad del arte, pues en un pas donde se lee poco, como en Mxico, la pintura conserva su antigua funcin de propagar ideas... Pens que una pintura, como una frase, era buena si expresaba clara y sobriamente una idea... Es pintura bella de seria simplicidad, bella de humildad voluntaria, fuerte de la sana disciplina que se puso el pintor que quiso ser hombre antes que ser hombre ilustre" (Charlot, 1926).

    De Orozco se dira: "el hombre es aparentemente el nico asunto de su obra; lo rodean sus complementarios, su arquitectura, sus instrumentos de trabajo... Empero, su obsesin por el hombre, lejos de ser una exaltacin, nace del inters que suscita en l lo incompleto, lo dbil del tema" (Charlot, 1928).

    Pero de aquellos hombres, el trabajo de Rivera alcanzara un total compromiso revolucionario: "Rivera pint la nueva ideologa del movimiento revolucionario, especialmente la relacionada con Emiliano Zapata y la lucha por la tierra y los trabajadores con su pelea por mejores condiciones de trabajo" (Rivera Marn:1997).

    Pero la obra de estos amanuenses no cont siempre con la buena voluntad de los gobiernos mexicanos. El arte muralista no slo se plante intervenir la realidad a travs de sus ideas y propuestas, sino que su poder era tal, que en ms de una oportunidad sus trabajos fueron censurados por "revolucionarios", por sus temas "comunistas y sacrlegos". No fue una tarea fcil. Sus ideas polticas y sus aspiraciones para con la sociedad de Mxico se encontraron ms de una vez con los intereses de los distintos gobiernos y de otros sectores poderosos de la sociedad, tanto en este pas, como fuera de l, especialmente en el caso de Diego Rivera, echando por tierra la afirmacin de "arte burgus". Estos hombres, adems de artistas, fueron autnticos militantes de una causa: la revolucin social.

    Pero la contienda no fue slo por la causa del "pueblo", en el sentido estricto de la palabra. Fue tambin la contienda por la libertad de expresin y de creacin, contienda por la prctica pblica, abierta y clara, de los valores en los que estos artistas depositaron su fe. El "Manifiesto por la libertad de un arte revolucionario", proclamado por Bretn, Trotsky y Rivera, as lo demostrara. Pero sin duda en algo fue absolutamente nico este movimiento: el muralismo mexicano pudo ser, al fin, la puerta de la independencia esttica de Mxico con respecto a Europa, la sublimacin de un pensamiento en el cual cada latinoamericano se observa a s mismo. Ms all de las

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    posiciones polticas de los artistas -o quiz a causa de ellas-, el muralismo mexicano fue la voz de Amrica Latina, la materializacin de un sueo comn: el de la verdadera libertad.

    EL MURALISMO MEXICANO

    Un gran idealismo, producto de la creencia en el progreso como salvacin, invadi los primeros aos del siglo XX. En Amrica Latina se haban dado guerras de Independencia y haban surgido diversos planes polticos y econmicos. En el terreno artstico, los movimientos de vanguardia rompan con la tradicin academicista y exhortaban a los creadores a la experimentacin.

    A pesar de que en Mxico haba diversas tendencias artsticas, una de stas fue la que planteaba que la creacin fuera un reflejo de la realidad, por lo que se esperaba que el arte fuese un "medio" propagandstico a favor de la revolucin, capaz de intervenir en la realidad social y cuyo espectador deba ser el pueblo. Esta visin influenci, sin duda, a los muralistas que acababan de vivir en carne propia la experiencia de la Revolucin Mexicana de 1910, en contra del rgimen de Porfirio Daz.

    Con el nombramiento del pintor Alfredo Ramos Martnez como director de la Escuela de Nacional de Artes Plsticas en 1913, comienza a despertar un sentido nacionalista en la plstica mexicana Posteriormente, fue Gerardo Murillo, mejor conocido como el Dr. Atl, quien, al suceder a Ramos en el cargo, inculc en los nuevos artistas una manera distinta de crear.

    El muralismo fue tambin promovido por Jos Vasconcelos, Secretario de Educacin Pblica durante la presidencia de lvaro Obregn. Vasconcelos puso a la disposicin de los artistas los muros de los edificios pblicos, como parte de una poltica de educacin popular, que intentaba reforzar el conocimiento de la historia revolucionaria de Mxico.

    Diego Rivera, Jos Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y otros artistas de esta tendencia, se organizaron en la Unin de Trabajadores Tcnicos, Pintores y Escultores, y, a travs del peridico El machete, difundieron sus ideas polticas. Una de sus posturas era favorecer la monumentalidad con temas que reforzaran la identidad nacional y el rescate de los valores prehispnicos y combinar arquitectura y pintura en mensajes que pudieran ser descifrados por las masas. An as, una de las crticas que recibi este movimiento fue el hecho de que los campesinos, obreros e indgenas a los que se exaltaba en los murales, nunca constituyeron el verdadero pblico de este trabajo.

    El muralismo represent, adems de un movimiento poltico, un estilo esttico independiente de las tendencias europeas que predominaban en ese momento, e hizo un especial nfasis en la figura humana y en el color.

    En cuanto a la tcnica, puede decise que los muralistas redescubrieron el empleo del fresco y de la encustica, y utilizaron nuevos materiales y procedimientos que aseguraban la duracin de las obras pintadas al exterior. Siqueiros, por ejemplo, emple como pigmento pintura de automviles y cemento coloreado con pistola de aire; Rivera, Orozco y Juan O'Gorman emplearon mosaicos en losas precoladas, mientras que Pablo O'Higgins utiliz losetas quemadas a temperaturas muy altas.