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Grandes centros comerciales y recreacionales en Santafé de Bogotá:Origen, características y tendencias de desarrollo Por: Jan Marco Müller* Artículo tomado de la Revista Perspectiva Geográfica No. 3. RESUMEN.- Los centros comerciales y recreacionalesconstituyen hechosgeneradores de cambioen la organización de los espacios urbanos. El presente artículoexamina el origen, características y tendencias de desarrollo de estos centros en la ciudad de Santafé de Bogotá y sus impactos espaciales. Palabras claves. Centro comercial, centro recreacional, desarrollo urbano. 1. Introducción 2. Origen de los centros comerciales y recreacionales en Santafé de Bogotá 3. Los centros comerciales y recreacionales de Santafé de Bogotá 4. Comparación de los centros comerciales y recreacionales 5. El centro comercial y recreacional como lugar de esparcimiento 6. El impacto de los centros comerciales y recreacionales en el desarrollo urbano 7. Resumen 8. Bibliografía 1. Introducción 1.1 Centros comerciales y recreacionales como objetivo de la investigación en América Latina Los centros comerciales y recreacionales que recientemente han nacido en todas las metrópolis latinoamericanas tienen una importancia para el crecimiento urbano que todavía no se refleja en la investigación geográfica. Pocos estudios como los de GORMSEN/KLEIN-LÜPKE (1991) para México o las investigaciones sociogeográficas de PINTAUDI (1989) y PINTAUDI/FRUGOLI (1992) para Brasil no pueden ocultar que las tendencias más recientes de desarrollo no se documentaron en la literatura científica. Esta situación es sorprendente puesto que el concepto de los centros comerciales y recreacionales sobre todo en los países en desarrollo cambió fundamentalmente en los últimos años. La adaptación del concepto estadounidense de los centros comerciales generó en América Latina a partir de los años 80 la creación de diferentes tipos de estos centros que se dirigen hacia ciertos estratos socioeconómicos y que incluyen en su arquitectura elementos tradicionales de la ciudad latinoamericana (plaza, patio, etc.). Con estos cambios el centro comercial ya no es un privilegio de la población adinerada sino que ganó importancia también para miembros de los estratos bajos, sobre todo en el sentido sociocultural.

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Page 1: Muller, 1997, Grandes Centros Comerciales en Bogotá

Grandes centros comerciales y recreacionales en Santafé de Bogotá:Origen, características y tendencias de desarrollo

Por: Jan Marco Müller* Artículo tomado de la Revista Perspectiva Geográfica No. 3.

RESUMEN.- Los centros comerciales y recreacionalesconstituyen hechosgeneradores de cambioen la organización de los espacios urbanos. El presente artículoexamina el origen, características y tendencias de desarrollo de estos centros en la ciudad de Santafé de Bogotá y sus impactos espaciales. Palabras claves. Centro comercial, centro recreacional, desarrollo urbano.

1. Introducción

2. Origen de los centros comerciales y recreacionales en Santafé de Bogotá

3. Los centros comerciales y recreacionales de Santafé de Bogotá

4. Comparación de los centros comerciales y recreacionales

5. El centro comercial y recreacional como lugar de esparcimiento

6. El impacto de los centros comerciales y recreacionales en el desarrollo urbano

7. Resumen

8. Bibliografía

1. Introducción

1.1 Centros comerciales y recreacionales como objetivo de la investigación en América Latina

Los centros comerciales y recreacionales que recientemente han nacido en todas las metrópolis latinoamericanas tienen una importancia para el crecimiento urbano que todavía no se refleja en la investigación geográfica. Pocos estudios como los de GORMSEN/KLEIN-LÜPKE (1991) para México o las investigaciones sociogeográficas de PINTAUDI (1989) y PINTAUDI/FRUGOLI (1992) para Brasil no pueden ocultar que las tendencias más recientes de desarrollo no se documentaron en la literatura científica.

Esta situación es sorprendente puesto que el concepto de los centros comerciales y recreacionales sobre todo en los países en desarrollo cambió fundamentalmente en los últimos años. La adaptación del concepto estadounidense de los centros comerciales generó en América Latina a partir de los años 80 la creación de diferentes tipos de estos centros que se dirigen hacia ciertos estratos socioeconómicos y que incluyen en su arquitectura elementos tradicionales de la ciudad latinoamericana (plaza, patio, etc.). Con estos cambios el centro comercial ya no es un privilegio de la población adinerada sino que ganó importancia también para miembros de los estratos bajos, sobre todo en el sentido sociocultural.

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Este estudio tiene como propósito investigar este cambio tomando como ejemplo los centros comerciales y recreacionales de Santafé de Bogotá y busca responder también a la pregunta sobre el impacto que tienen estos centros en la estructura y el crecimiento de una metrópolis latinoamericana. El trabajo investiga por primera vez los centros comerciales y recreacionales de Bogotá desde el punto de vista geográfico y por lo tanto trata de llenar un vacío en la investigación científica. Los resultados del estufdio se obtuvieron durante dos estancias investigativas en 1995 y 1997.

1.2 Definición

Como el término "centro comercial y recreacional" es nuevo, hay que definirlo de manera exacta. Por lo tanto, quiero caracterizar este término de la siguiente manera: Un centro comercial y recreacional es una aglomeración de negocios del comercio al por menor, de recreación y de otros servicios que se planificó o que creció como un conjunto y cuya política de comercio y de publicidad es coordinada por una administración común. El centro comercial y recreacional se caracteriza por ubicarse en un edificio grande y de arquitectura refinada que no está conectado con otros edificios y que tiene buena conexión vial, grandes parqueaderos y generalmente dos o tres pisos comerciales. El centro se abre hacia un paseo peatonal en su interior que está dotado con elementos de adorno y posibilidades para sentarse y que generalmente está techado y climatizado. El paseo peatonal está flanqueado en ambos lados por negocios del comercio al por menor y de otros servicios que representan una gran variedad de ramos comerciales. Además, el centro cuenta con varias instalaciones comerciales y recreacionales muy frecuentadas y de gran extensión (almacenes por departamentos o de moda, cines, parques infantiles, patios de comida) que se ubican en puntos estratégicos horizontales y verticales del centro comercial y recreacional.

El centro comercial y recreacional representa un concepto urbanístico que sirve para el abastecimiento de la población con mercancía de uso a corto, mediano y largo plazo, para la satisfacción de funciones centrales de servicio, para la provisión de empleos para una gran cantidad de personas, como lugar de esparcimiento y como foco sociocultural y comunicativo. Los centros comerciales y recreacionales tienden a generar el desarrollo de comercio en sus alrededores y tienen un impacto duradero en el desarrollo físico y funcional del espacio urbano.

Según esta definición, los centros comerciales y recreacionales por principio son centros del tipo "Mall" que se caracterizan por tener un paseo peatonal en su interior. La mayoría de los centros cuenta con "almacenes ancla" en los extremos del edificio que se llaman así porque son los negocios más grandes atrayendo muchos clientes. El almacén ancla no tiene que ser necesariamente un almacén por departamentos, también puede ser un almacén de modas o un grupo de almacenes del mismo ramo. Incluso, los almacenes ancla pueden ser completamente sustituidos por grandes instalaciones de recreación como centros de cine o patios de comida, los cuales son una de las principales características de un centro comercial y recreacional. Hay varios centros comerciales y recreacionales en Bogotá que no tienen almacenes por departamentos o supermercados, como por ejemplo el lujoso "Centro Andino". Frente a esta situación hay que criticar autores como LEMA (1995, P.3) o FEDELONJAS (1987, P.5) según los cuales un gran centro comercial debe tener estos almacenes por definición.

Al contrario de anteriores intentos de definición (GASSER 1960; VOGEL 1978; HEINEBERG 1980; BRANDENBURG 1985; para América Latina: GORMSEN/KLEIN-LÜPKE 1991), resalto en mi definición sobre todo el concepto urbanístico de los centros comerciales y recreacionales, el cual va mucho más allá de la pura función de compras y servicios. Especialmente en el sentido sociocultural y como lugar de esparcimiento los centros tienen una creciente importancia. Finalmente, también hay que mencionar en la definición la influencia que tienen los centros comerciales y recreacionales sobre el desarrollo urbano, ya que ésta es de gran importancia en las metrópolis dinámicas de los países en vía de desarrollo.

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* Geógrafo, Candidato a Ph.D., Facultad de Geografía, Universidad de Marburg (Alemania).

2. Origen de los centros comerciales y recreacionales en Santafé de Bogotá

2.1 Historia general de los centros comerciales

La idea básica que tienen todos los centros comerciales en común no es nueva ni norteamericana. Se basa más bien en las grandes galerías comerciales que nacieron sobre todo en la segunda parte del siglo XIX en muchas metrópolis europeas y que impresionaron por sus audaces construcciones férreas, como ejemplos se pueden mencionar la Galleria Vittorio Emmanuele II en Milano (1865-1877), la Kaisergalerie en Berlín (1871-1873, destruida en 1944) o el famoso almacén por departamentos GUM en Moscú (1888-1893) (SAMPER MARTINEZ 1989, P.13). Todos estos pasajes citaron a su vez modelos antiguos como la agora griega, el foro romano o el bazar oriental.

Los primeros precursores de los centros comerciales modernos aparecieron en los Estados Unidos ya en la primera mitad del siglo XX, aunque no hay seguridad en señalar cual edificio fue el primer centro comercial del mundo. GASSER (1960, P.16) menciona el "Roland Park" de Baltimore, construido en 1907, que tenía un grupo de locales comerciales en una línea, con un parqueadero enfrente y avisos comerciales comunes. Otros autores como BECK (1978, P.48) se refieren al "Country Club Plaza Center" al sur de Kansas City que se construyó en 1923 y que por primera vez fue planeado, construido y administrado como un conjunto, fundándose con base en un análisis preliminar de mercado.

La literatura científica coincide en que el primer centro comercial grande al estilo moderno fue el "Northgate Center", construido en 1950 en los suburbios de Seattle (Estados Unidos). Fue diseñado por Victor GRUEN a quien se califica como el "padre" de los centros comerciales modernos aunque él mismo se distanció de su idea a principios de los años 70 (véase GRUEN 1973). El "Northgate Center" fue el primer centro con un pasillo central ("mall") y un almacén ancla que se ubicó al extremo del centro comercial. El centro ofreció todo "bajo un techo" y permitió hacer compras independientemente del clima o de los problemas de parqueo.

En 1956 se construyó el primer gran centro comercial techado y climatizado, el "Southdale Shopping Center" cerca de Minneapolis (Estados Unidos). Poco después se inauguró otro centro parecido en la ciudad de Houston (HELMS 1992, P.119). HELMS nota en este respecto que originalmente la función del centro comercial climatizado era evitar fluctuaciones en los negocios a consecuencia de las temporadas. Por lo tanto, no sorprende que esta forma de centro comercial apareciera por primera vez en las metrópolis del norte continental y del húmedo sur de los Estados Unidos. A partir de los años 50, sobre todo a partir de 1960, la moda de los centros comerciales procedente de América del Norte llegó a otros continentes, entre ellos el sudamericano.

2.2 Desarrollo de los centros comerciales en Santafé de Bogotá

Las aglomeraciones del comercio al por menor ya tienen una larga tradición en Bogotá. Los primeros precursores se encuentran en los pasajes y galerías que en la segunda mitad del siglo pasado y a principios del presente siglo nacieron en el centro histórico de la ciudad. Las más famosas fueron las "Galerías Arrubla" en el costado occidental de la Plaza Bolívar que fueron destruidos por un incendio en mayo de 1900. En el mismo lugar se construyeron las "Galerías Liévano" que se remodelaron en 1938 para la administración municipal (EL TIEMPO del 23 de octubre de 1985, P.1C). Otro pasaje conocido de estos tiempos que se conserva hasta hoy es el "Pasaje Hernández" entre las calles 11 y 12 con carrera 8 que fue diseñado por Juan Ballesteros.

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A finales de los años 40 aparecieron los primeros almacenes por departamentos en las nuevas urbanizaciones del entonces norte de Bogotá. Estos sirvieron como núcleos de cristalización de nuevos subcentros y tenían con algunas cafeterías ya precursores de los establecimientos de recreación. Como ejemplo se puede mencionar el almacén de la cadena estadounidense Sears Roebuck en la calle 53 que se construyó en el año 1953 en la entonces periferia de la ciudad y que influyó en el crecimiento urbano de Bogotá (véase FEDELONJAS 1988b, P.101). Hoy se encuentra en ese lugar la "Ciudadela Comercial Galerías" que será investigada en este estudio.

En los años 50 aparecieron los primeros supermercados que fueron introducidos a Colombia por las tradicionales cadenas del comercio al por menor (sobre todo Carulla, Ley, Tía). El primer supermercado de Colombia fue el mercado Carulla en la calle 57 No.21-34 en Bogotá que abrió sus puertas al público el 29 de julio de 1953 (MOYA MANRIQUE 1982, P.36). Al mismo tiempo se diseñaron los primeros centros comerciales pequeños como centros vecinales y comunitarios.

En América Latina, los grandes centros comerciales aparecieron por primera vez a mediados de los años 60. En 1966 se inauguró en la metrópolis brasileña de São Paulo el centro comercial "Iguatemi" como primer centro de su tipo en el subcontinente (véase GORMSEN/KLEIN-LÜPKE 1991, P.140). En los años siguientes nacieron otros centros - por ejemplo en México y Argentina - pero no se podía observar una difusión tan fuerte como en Estados Unidos y Canadá o en Europa. Aún la gran metrópolis de São Paulo tuvo en 1980 solamente tres grandes centros comerciales (PINTAUDI 1989, P.91). Todos estos centros se dirigieron hacia miembros del estrato alto como clientes.

En Colombia, el desarrollo se demoró aún más. No fue sino hasta 1972 cuando se inauguró el primer gran centro comercial del país, el "Centro Comercial San Diego" de Medellín. Este centro hasta hoy es uno de los más importantes de la capital paisa y fue ampliado dos veces en 1986 y 1995 (LOPEZ, L.P./CASTILLO, X. 1995, P.110).

En 1976, o sea diez años después de la inauguración del "Iguatemi" de São Paulo, entró en funcionamiento "Unicentro" como el primer centro comercial regional de Bogotá. Por muchos años este centro comercial quedó sin competencia debido a los problemas que tuvo en el principio, los cuales desalentaron a otros inversionistas en realizar semejantes proyectos. Sólo en 1982 y 1984 surgieron con los centros "Granahorrar" y "Metrópolis" otros dos centros comerciales grandes. Sin embargo, éstos tenían solamente la mitad de los locales de "Unicentro", por lo tanto representan hoy los centros comerciales y recreacionales más pequeños de Bogotá.

Veinte años después de la introducción de los grandes centros comerciales en América Latina (1966) y diez años después de su introducción en Bogotá (1976) funcionaron en 1986 en la capital colombiana solamente tres centros comerciales y recreacionales - en 1997 ya fueron catorce. En los últimos diez años los centros comerciales y recreacionales cundieron explosivamente en América Latina (véase GORMSEN/KLEIN-LÜPKE 1991, P.145) y este desarrollo también se observó en la metrópolis andina de Bogotá. Los años de mayor actividad constructora en esta ciudad respecto a este tipo de centros comerciales se dieron entre 1987 y 1991. Este lapso coincide más o menos con el período de expansión que PINTAUDI (1989, P.91) observó en São Paulo. En estos años nacieron siete centros comerciales y recreacionales en Bogotá, entre éstos figura el "Centro Comercial Ciudad Tunal" como primer gran centro comercial dirigido a los estratos medio-bajo y bajo.

Para explicar la expansión de los grandes centros comerciales, varios autores hacen alusión a la crisis económica y financiera de América Latina en los años 80 que indujo a la inversión de capital en inmuebles (GORMSEN/KLEIN-LÜPKE 1991, P.145; GERAIGES DE LEMOS 1991, P.122; PINTAUDI 1992, P.41). Este argumento parece lógico pero no es satisfactorio, ya que los grandes centros comerciales y recreacionales aparecieron sólo a finales de la década y hasta principios de los años 90 cuando ya se terminó la crisis económica. Considerando este argumento parece más adecuada la teoría de HÜBENER (1992) según la cual hay que buscar la razón para la expansión

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de los centros comerciales y recreacionales en el "cambio neoliberal" y la introducción de nuevas estrategias económicas.

Efectivamente se puede constatar que la difusión de los centros comerciales y recreacionales en Bogotá coincide con la administración del presidente liberal Virgilio BARCO VARGAS (1986-1990) cuyo gobierno introdujo el neoliberalismo en la política económica colombiana. Esta política se continuó y se intensificó bajo su sucesor César GAVIRIA TRUJILLO (1990-1994). El neoliberalismo abrió el mercado colombiano para productos extranjeros cuya introducción generó una demanda creciente por los consumidores. Con la apertura del mercado aparecieron almacenes por departamentos vendiendo exclusivamente mercancía importada, como por ejemplo las cadenas Iserra, Máximo y Pomona. Estos almacenes mostraron un gran interés por ubicaciones dentro de centros comerciales, lo cual trajo como resultado que casi cada centro comercial y recreacional de Bogotá cuenta por lo menos con un almacén de mercancía importada como ancla secundario.

Hablando de las condiciones económicas hay que mencionar otros factores que tenían una influencia positiva en la economía colombiana y por lo tanto en el poder adquisitivo de la población. Uno de estos factores fue la política de diversificación de las exportaciones que generó una decreciente dependencia del café. Al mismo tiempo se pudieron explotar nuevos recursos naturales, sobre todo el carbón de la Guajira y el petróleo de Casanare y Arauca. A este respecto también hay que mencionar por supuesto las ganancias del narcotráfico que contribuyen indirectamente a la economía colombiana. Además, la tasa de inflación se pudo mantener por debajo del 30% y a partir de 1992 aún por debajo del 25%. Es muy probable que estos factores hayan generado un creciente bienestar de los estratos medios que se representó en una demanda aumentada.

Pero también hay que buscar motivos para la expansión de los centros comerciales y recreacionales fuera de los aspectos económicos. Por ejemplo, seguramente no es casualidad que el tiempo de mayor desarrollo de estos centros (1987-91) coincidió con la "Guerra de la Droga" entre el gobierno colombiano y el cartel de Medellín. En estos años hubo muchos atentados con carro-bombas que ocasionaron la muerte de centenares de personas inocentes. El concepto de los centros comerciales vigilados ofreció entonces una solución permitiendo una vida "normal" en las horas de la noche. El atentado contra el "Centro 93" en Bogotá en 1993 no pudo frenar este desarrollo porque llevó a una vigilancia aún más estricta en los demás centros comerciales. Por último, no se puede descartar la posibilidad que durante la "Guerra de la Droga" la mafia haya invertido narcodólares en centros comerciales y recreacionales para "lavar" sus ganancias. Estos inmuebles parecen ser muy atractivos para dicho propósito porque según PINTAUDI (1992, P.41) el tiempo de su amortización generalmente no dura más que cinco años.

Hay tres aspectos adicionales que favorecieron la expansión de los centros comerciales y recreacionales en Bogotá. En primer lugar hay que mencionar el desencadenado crecimiento urbano de la capital colombiana. Mientras que en 1905 vivían 100.000 personas en Bogotá, la población se multiplicó por el factor 60 en los últimos 90 años (GUHL/PACHON 1992, P.3). Otro factor que influyó de manera positiva en la expansión de los centros comerciales y recreacionales es el respaldo que estos proyectos recibieron por parte del gobierno distrital y su departamento de planeación. En el caso de Bogotá se puede explicar la posición franca del estado frente a los centros comerciales y recreacionales con la comprensión de que estos centros pueden servir para abastecer sectores que crecieron sin planeación previa o una infraestructura adecuada. Los centros comerciales que crean artificialmente "centros" o "plazas" y que sirven como focos sociales y culturales coinciden con el interés de la política.

Finalmente, hay que mencionar el cambio en el comportamiento recreativo de la población colombiana como factor que influye en la construcción de centros comerciales y recreacionales. Esta transformación tiene motivos económicos, como horarios de trabajo más flexibles, pero también motivos sociales como por ejemplo un cambio en el comportamiento de los sexos. Sobre todo el mejor bienestar de los estratos medios llevó a una situación en la que se invierte más

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capital que nunca en actividades recreativas. Una consecuencia es el desarrollo de la dinámica industria recreativa colombiana que puso pueblos pesqueros como Capurganá y Bahía Solano en el mapa. Esta expansión de la industria recreativa favorece también la construcción de centros comerciales y recreacionales como se puede observar en la construcción de grandes complejos de cine tipo "Multiplex" (véase capítulo 5.1).

A partir de 1991 la expansión de los centros comerciales y recreacionales se retardó pero queda en un nivel alto: desde 1991 se inaugura anualmente en Bogotá un centro grande en promedio. Obviamente la construcción de centros para el estrato medio-bajo entró cada vez más al foco de los inversionistas - sólo en 1995 nacieron dos en la capital colombiana. La tendencia de desarrollo más reciente es la llegada de la "onda" de los grandes centros comerciales a ciudades intermedias como Pereira y Manizales.

3. Los centros comerciales y recreacionales de Santafé de Bogotá

3.1 Clasificación de los centros comerciales y recreacionales

En Santafé de Bogotá existen catorce centros comerciales y recreacionales que cumplen con las exigencias de la definición. Todos estos centros tienen más de 150 locales y cuentan con cines o tratan de establecerlos. Solamente los centros comerciales "Metrópolis" y "Unisur" con 145 y 140 locales respectivamente (véase más adelante) cayeron bajo este límite pero se incluyeron en el estudio debido a sus modernas salas de cine. En el proceso de selección, los centros comerciales tipo "San Andresito" ocasionaron ciertas inquietudes. Se trata de un tipo especial de centros comerciales que apareció a medianos de los años 80 en Colombia y donde se vende mercancía de contrabando legal o ilegal con el consentimiento del estado. Esta política tiene como fin el desalojo de vendedores ambulantes de las calles. Según su número de locales (en muchos casos superior a los 300, a veces hasta 500) son los centros comerciales más grandes de Bogotá y por lo tanto deberían ser incluidos en la investigación - sobre todo porque muchos cuentan con el típico diseño interior de los centros comerciales, como por ejemplo elementos de adorno o escaleras rodantes.

Finalmente, estos centros no se incluyeron porque no cumplen con requisitos fundamentales establecidos en la definición. Por ejemplo, carecen de varias características elementales de los centros comerciales y recreacionales, como instalaciones de esparcimiento y parqueaderos. Además, muchos de los negocios presentes en estos centros no se pueden clasificar porque venden productos de una mezcla de ramos. La diferencia más fundamental se refiere al tamaño de los locales: los centros tipo "San Andresito" tienen un tamaño medio de los locales que está por debajo de los 20 m². Tiendas con menos de 4 m² de superficie no es raro encontrarlas. Por lo tanto, estos centros comerciales informales se excluyeron puesto que los catorce centros comerciales y recreacionales escogidos tienen un tamaño medio de los locales superior a los 50 m². Con los límites mínimos de 150 locales comerciales y una superficie media de 50 m² por local se puede calcular un área comercial mínima de 7.500 m² necesaria para ser incluida en el estudio. Tabla 1: Lista de los centros comerciales y recreacionales en Santafé de Bogotá

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1 Entre paréntesis: Abreviatura que se utiliza en este estudio para el centro comercial y recreacional. 2 Si un negocio ocupa dos o más locales consecutivos, éstos se cuentan como un solo local. Consultorios y oficinas forman únicamente parte de este número si éstos se ubican sobre los niveles comerciales. 3 El "área comercial" es la suma de las superficies de todos los locales comerciales. Fuente: Elaboración propia, según datos de los centros comerciales y recreacionales

De acuerdo con las entrevistas hechas con las diferentes administraciones, consultas de oficinas estatales y propias visitas, los centros fueron clasificados en tres grupos dependiendo de su dotación, su oferta y los estratos socioeconómicos que los visitan (tabla 1).

3.1.1 Centros del estrato alto

A este grupo pertenecen cinco centros con características muy diferentes. En primer lugar hay que mencionar el centro comercial "Hacienda Santa Bárbara", inaugurado en 1989, que se construyó sobre los terrenos de una antigua hacienda en el barrio de Usaquén. La casona, construida en 1847 en estilo republicano, fue integrada en la nueva edificación. Con su fuerte arborización, sus amplias zonas libres y su dotación orientada hacia necesidades muy exclusivas, el centro se convirtió en un punto de atracción no solamente del estrato alto, sino también de turistas. A esto contribuye un hotel anexo con un centro de convenciones. Hernán VIECO, el arquitecto encargado de la planeación del centro comercial, logró conjugar las edificaciones antiguas y nuevas de una manera muy equilibrada, dando a la "Hacienda Santa Bárbara" la apariencia de "un parque en el que uno también puede comprar" (CORREA MUÑOZ 1990, P.14).

El segundo centro comercial del estrato alto es el "Centro Andino", construido sobre el antiguo terreno del colegio alemán de Bogotá en medio de la hoy "Zona Rosa" de Bogotá. Fue inaugurado en 1993, junto con un centro de negocios anexo. Tiene una dotación muy lujosa y se caracteriza por un alto porcentaje de instalaciones de recreación, incluyendo un centro de cines "Multiplex" que sirve como "ancla". Un almacén ancla "clásico" como por ejemplo un almacén por departamentos no fue previsto para evitar que éste atrayera clientes por debajo del estrato alto. Este centro comercial genera profundos cambios en sus alrededores que se manifiestan en una fuerte verticalización de las construcciones vecinas, llegando en algunos casos hasta los diez pisos de altura.

El tercer centro comercial del estrato alto, el "Centro Chía", es uno de los más interesantes de Bogotá, ya que fue construido en las afueras de la capital, a 15 km de la periferia urbana. Con sus largos techos de ladrillo que casi llegan al suelo, el "Centro Chía" da la impresion óptica de una finca sabanera. A esta imagen rural del centro comercial corresponden también un "Agrocentro" anexo y una ordeñadora pública en la rotonda de comidas en donde los visitantes pueden observar la producción de leche a través de grandes vitrinas. Sin embargo, el centro comercial con sus negocios de muebles, antigüedades y arte no se dirige hacia los habitantes de los pueblos vecinos, sino a clientes socioeconomicamente acomodados y hacia un consumo a largo plazo. Es una inversión dirigida hacia el estrato alto bogotano. Un gran parque detrás del centro comercial atrae a la gente los fines de semana, mientras que de lunes a viernes se ven pocas personas. El flujo bajo entre semana genera problemas funcionales en cuanto a la fluctuación de locales. Más adelante será discutido de qué manera este centro comercial sirve para valorizar la finca raíz adyacente.

El cuarto centro del estrato alto es el más antiguo: "Unicentro". Fue construido en forma de la letra "W", tiene dos pisos climatizados y está rodeado por un gran parqueadero con cupo para 2.000 carros. En los extremos del pasillo interior se encuentran dos almacenes por departamentos entre los cuales se mueven los clientes. Por su diseño, este centro comercial es muy interesante, ya que representa un tipo de transición entre los centros de los años 60 y los centros comerciales y recreacionales de nuestros tiempos: por un lado, todavía no existe un patio de comidas (los negocios gastronómicos están repartidos en todo el centro) y por el otro lado, "Unicentro" ya cuenta

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con centros de cine y de bolos, o sea grandes instalaciones de recreación. Construido en el entonces borde de la ciudad en la avenida 127, "Unicentro" tenía que luchar en los primeros años con grandes problemas funcionales y una alta fluctuación de los negocios. Debido a esta situación insegura, "Unicentro" quedó durante muchos años el único gran centro comercial de Bogotá. En los años siguientes se invirtió más bien en centros pequeños y medianos que nacieron en grandes cantidades a lo largo del eje de la carrera 15 que lleva para "Unicentro". Desde el punto de vista de hoy, hay que estimar a este desarrollo como una gran suerte para este centro comercial y recreacional, ya que "Unicentro" se convirtió de esta forma en el núcleo de un importante subcentro de Santafé de Bogotá. Debido a su tradición, "Unicentro" es el centro comercial y recreacional que más atrae clientes de estratos diferentes y que tiene la más grande área de influencia. Para muchos, eset centro comercial es el destino del paseo dominical, también para familias de clase más baja. Tal como el centro histórico de Bogotá, "Unicentro" en el norte de Bogotá también se convirtió en un punto de referencia geográfico. La posición de "Unicentro" como polo de desarrollo en el norte de la ciudad es decisivo para esta situación, ya que muchas líneas de transporte público terminan su recorrido frente al centro comercial. En 1996 se dió el primer paso para una completa remodelación de "Unicentro". Fuera de una nueva corporate identity para el centro (rojo-azul en vez de rojo-blanco), se remodelaron todas las áreas públicas. Además, se instalaron ascensores panorámicos, nuevos mostradores y una nueva señalización. Entre las novedades se destaca también que el parqueadero ya no es gratuito - una medida que demuestra la creciente incorporación de "Unicentro" a la ciudad.

Finalmente, el quinto centro del estrato alto es el "Centro Granahorrar", un centro relativamente pequeño que se ubica en el corazón del distrito financiero de Bogotá en la Avenida Chile. El centro fue construido en 1982 por el banco Granahorrar que estableció su sede central en el cruce de la Avenida Chile con carrera 11 y conectó sus cuatro torres empresariales a través del centro comercial. El centro con su fachada lúcida de mármol y sus torres espejadas se construyó alrededor de la antigua iglesia "La Porciúncula" creando un complejo arquitectónico muy encantador. El "Centro Granahorrar" tiene tres niveles comerciales que rodean un patio cubierto por una cúpula transparente. Es el único centro comercial cuyos pisos están enteramente cubiertos por tapetes y por su ubicación en el sector financiero también el único centro que es visitado mucho más entre semana que los sábados y domingos.

3.1.2 Centros de los estratos medio-alto y medio

A este grupo pertenecen cinco centros comerciales. Primero, hay que mencionar el impresionante "Búlevar Niza", cuyo diseño con tres pisos comerciales fue decidido por un concurso de arquitectos. En su plano y su forma este centro se parece a un templo religioso: una nave larga y techada de 30 metros de altura, coronada por una cúpula, que tiene dos naves secundarias, dos coros cruzando la nave principal y en los extremos un par de torres respectivamente. "Búlevar Niza" es una catedral de consumo en el sentido textual de la palabra. El centro fue financiado por el banco estatal B.C.H. dentro del marco de un programa de vivienda. A pesar de su arquitectura fina y extravagante de mármol y piedra arenisca, "Búlevar Niza" solamente se puede clasificar como centro elevado de los estratos medios debido a su oferta de menor calidad. Sin embargo, es el centro que más forma parte integral del espacio urbano: no se entra por puertas laterales para pasear entre dos almacenes ancla, sino se entra por un lado y se sale por el otro. Se nota que "Búlevar Niza" no fue planeado por expertos de comercio sino por una oficina de planeación urbana. Así, mientras que la arquitectura es una maravilla para los clientes, es un dolor de cabeza para los comerciantes. El centro comercial tiene muchos locales en ubicaciones desfavorables y una alta fluctuación de los almacenes ancla. No obstante, "Búlevar Niza" ha introducido nuevas formas en el mercado de los centros comerciales en Colombia. Por ejemplo, fue el primer centro comercial de Bogotá que reservó un piso entero para negocios de diversión.

El más nuevo centro comercial y recreacional de Santafé de Bogotá es "Salitre Plaza", inaugurado a finales de 1996 en la nueva ciudad satélite Ciudad Salitre. Con sus tres niveles comerciales se dirige hacia el estrato medio viviendo en los alrededores. Mientras que la arquitectura exterior de

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"Salitre Plaza" con sus grandes muros es muy pobre y poco encantadora, su diseño interior es espectacular. La galería principal es un espacio gigante que con sus estructuras de hierro y el ascensor panorámico da una imagen muy futurista al centro comercial. En "Salitre Plaza" se celebra el espacio. Una mención especial merecen los grandes invernaderos, ubicados en los extremos del edificio. Con su vegetación no contribuyen solamente al ambiente visual, sino permiten además a través de sus grandes ventanales tener un panorama del espacio urbano afuera.

Al grupo de los centros de los estratos medios pertenece también el centro comercial "Metrópolis" que fue desarrollado como centro de un proyecto de urbanización construido a principios de los años 80. Este centro comercial y recreacional es bastante pequeño con sus 145 locales y ha tenido graves problemas estructurales en el pasado que fueron generados especialmente por la construcción de un gran almacén "EXITO" en poca distancia. A esta situación contribuyó también el mal diseño del "Centro Metrópolis" que tiene varios pasillos oscuros o sin salida. En ningún otro centro comercial investigado cambió tantas veces el almacén ancla. Gracias a la ampliación con un centro de convenciones y tres cines, el centro se pudo estabilizar un poco en los últimos años.

El cuarto centro de este grupo es la "Ciudadela Comercial Galerías" que nació como ampliación de un antiguo almacén por departamentos de la cadena estadounidense Sears Roebuck. Este centro comercial forma el núcleo de un subcentro bien frecuentado en la calle 53 y aprovecha especialmente el gran número de empleados que trabajan en los alrededores. Este centro comercial tiene un corte demasiado pequeño de los locales, en algunos casos con menos de 10 m² de superficie, razón por la cual el centro tiene una oferta de baja calidad llevando a un proceso de "San Andresitocización".

El quinto centro comercial y recreacional que se dirige a los estratos medios es el "Centro Comercial Cedritos", ubicado en el norte de la ciudad. Es el centro con las mayores deficiencias estructurales, puesto que se hicieron graves errores en la fase de planificación, especialmente en cuanto a su ubicación en una calle secundaria y su conexión vial. La deficiencia estructural se manifiesta en un número alto de locales vacíos (39%) y la ausencia completa de bancos y cajas de ahorro y vivienda. Además, el "Centro Cedritos" se ubica en un sector donde están presentes todos los estratos sociales. Por lo tanto, ha sido necesario colocar vigilancia armada en las entradas del centro comercial.

3.1.3 Centros de los estratos medio-bajo y bajo

A este grupo que apenas apareció en los últimos años pertenecen cuatro centros. Primero, hay que mencionar "Plaza de las Américas" que dentro de poco tiempo se convirtió en el centro comercial y recreacional más frecuentado y exitoso de toda Colombia. El centro fue construido en el suroccidente de la capital colombiana sobre los terrenos de un antiguo hipódromo y tiene la forma de la letra "Y". Las tres alas de la "Y" se unen en un atrio central denominado "Plaza de las Américas" que dió su nombre al centro comercial. Este espacio sirve para eventos culturales y representa con su superficie de 2.400 m² la sala techada más grande de Colombia. En el frente del atrio se ubica un gran almacén por departamentos como almacén ancla. Contiguo al centro comercial está planeada la construcción de un parque polideportivo. "Plaza de las Américas" tiene muy pocos locales vacíos. Los fines de semana la afluencia de gente es tan grande que se presenta un caos de tránsito generado por las calles estrechas alrededor del centro que no fueron construidas para tantos vehículos. Especialmente los domingos "Plaza de las Américas" está repleto de familias. En cuatro años "Plaza de las Américas" se ha vuelto el centro comercial y recreacional más conocido de Bogotá, igualando a la fama de "Unicentro". Sobre todo los domingos ambos centros están compitiendo como destino turístico del estrato medio-bajo.

El centro más antiguo de este grupo es el "Centro Comercial Ciudad Tunal", inaugurado en 1987, el cual como "Búlevar Niza" fue construido por el Banco Central Hipotecario dentro del marco de un programa de vivienda. Lo especial de este centro comercial y recreacional es su ubicación en el

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sur de Bogotá donde generalmente no hay clientes con altos recursos económicos. El sector más pobre y más violento de Bogotá - Ciudad Bolívar con sus barrios marginales - queda a distancia visual del centro comercial. El centro cuenta con varias instalaciones de funciones centrales, entre ellas un centro médico. Un "ancla" muy especial es una iglesia conectada con el centro comercial. El "Centro Comercial Ciudad Tunal" se define a sí mismo como conjunto cívico-comercial, que quiere ser centro cultural del sur de Bogotá (CASTILLA 1987, P.14). Por eso, la administración organiza eventos culturales junto con las autoridades locales y grupos ciudadanos. Al contrario de los demás centros comerciales de Bogotá, "Ciudad Tunal" no tiene avisos comerciales en periódicos y revistas. El centro hace propaganda en las cadenas de radio que se escuchan en el sur de Bogotá, tiene folletos que se distribuyen en los barrios y tiene carros con altavoces pasando por las calles.

Finalmente, hay que mencionar dos centros que fueron inaugurados en 1995. Ambos se ubican en zonas que con 410 y 395 unidades de vivienda, respectivamente, se caracterizaron por tener la mayor actividad edificadora del Distrito Capital en 1994 (CAMACOL 1994, P.45). Por un lado, se trata del "Centro Suba" que fue construido como ampliación funcional del centro histórico de Suba, un municipio antiguamente independiente que quedó atropellado por la metrópolis. Tal como "Plaza de las Américas" cuenta con un atrio para eventos culturales y un gran almacén de la cadena S.A.O.

Por el otro lado, se trata del centro comercial "Unisur" que nació sobre la Autopista Sur en el límite municipal entre Bogotá y Soacha. Tal como el "Centro Suba", se encuentra en medio de un barrio de estrato bajo, teniendo una arquitectura sencilla pero interesante. Fue construido en un estilo morisco-andaluz y enlucido con azulejos en diferentes colores. La sílaba "Sur" en el nombre del centro comercial sobresale ópticamente y parece ser una respuesta al nombre del "Unicentro" del estrato alto. La oficina de planeación municipal de Soacha apoyó la construcción del centro comercial y recreacional, especialmente porque Soacha casi no tiene áreas de diversión y recreación. Por ejemplo, había solamente un cine en la ciudad. Planeación municipal espera que Soacha progrese a través del centro comercial. Es probable que los inversionistas y la administración municipal de Soacha esperen que "Unisur" de un impulso para la invasión de estratos socioeconomicamente mejores.

4. Comparación de los centros comerciales y recreacionales

En la figura 1 se puede observar de qué manera la distribución de los centros comerciales y recreacionales depende de la estratificación socioeconómica de Santafé de Bogotá. Se pueden identificar los cuatro centros del estrato alto (el "Centro Chía" queda fuera del Distrito Capital) que se agrupan en el sector relativamente pequeño de este estrato. Los centros de los estratos medio-alto y medio rodean como un collar de perlas en distancias regulares al estrato alto. Solamente el nuevo "Salitre Plaza" rompe con este esquema, ya que forma parte de un gran proyecto de urbanización para el estrato medio. Los centros de los estratos medio-bajo y bajo se dispersan a través del restante casco urbano.

Figura 1: Estratificación socioeconómica de Bogotá (1986) y distribución de los centros comerciales y recreacionales

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Fuente: Elaboración propia; estratificación socioeconómica según GUHL/PACHON 1992, P.9

Primero que todo, hay que preguntarse cómo los centros de los estratos bajos se pueden financiar puesto que el poder económico de los estratos bajos es mucho menor que el del estrato alto. A este respecto vale la pena dar un vistazo a la distribución de la población según estratos socioeconómicos: los estratos medio-bajo y bajo representan la gran mayoría de la población bogotana. Una persona de dichos estratos seguramente no estará en capacidad de invertir tanto dinero en sus compras como un miembro del estrato alto, no obstante el poder adquisitivo de esta población en total parece suficiente para que se beneficie un centro comercial, teniendo en cuenta el gran número de personas. El número de personas que pertenece a estos estratos es más de veinte veces mayor al número de personas de estrato alto - por lo tanto, un centro comercial para el estrato medio-bajo puede ser lucrativo.

Figura 2: Flujo de clientes en los centros comerciales y recreacionales (promedio diario en 1997)

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Fuentes: Información de las administraciones (HB, AN, UC, GR, AM, TU, SB) y estimaciones propias (CH, NZ, SP, MP, GL, CD, US)

Este análisis implica que los centros comerciales y recreacionales de los estratos bajos deben ser más frecuentados que los del estrato alto (véase figura 2). Efectivamente, el principal centro de los estratos medio-bajo y bajo, "Plaza de las Américas", es visitado por 75.000 personas en un sábado o domingo común y corriente - en el tiempo navideño son aún más. Es interesante observar que el flujo de clientes es mucho más alto los fines de semana que en días hábiles. Este puede alcanzar como en el caso del "Centro Suba" hasta más del triple de los visitantes que vienen en un día hábil. Aquí se manifiesta la importancia sociocultural que tienen los centros comerciales y recreacionales como "destino del paseo dominical", especialmente para los estratos bajos. Lo que para el estrato alto es el club adonde se va el domingo, es el centro comercial para los estratos bajos. Como ya hemos visto, un caso especial es el "Centro Granahorrar" que por su ubicación en el principal centro financiero de Bogotá registra mucho más clientes entre semana que los sábados y domingos. El flujo de visitantes bastante alto de "Unicentro" se puede explicar porque este centro tiene una gran cantidad de clientes habituales por ser el más antiguo y por muchos años el único centro comercial grande de Bogotá. Seguramente la dotación de "Unicentro" con muchos servicios centrales y su ubicación bien accesible también influyen en esta situación.

También vale la pena analizar el número de vigilantes que tiene cada centro comercial (Figura 3). Mientras que el "Centro Andino" no quiso dar información por razones de seguridad, los demás centros del estrato alto revelaron que tienen un cuerpo de vigilancia bastante grande. Por ejemplo, el centro comercial y recreacional más exclusivo de Bogotá, "Hacienda Santa Bárbara", emplea 125 vigilantes. El pequeño número de vigilantes del "Centro Chía" sorprende a este respecto, pero se puede explicar por la poca afluencia de público, especialmente entre lunes y viernes. El cuerpo de vigilancia de los centros comerciales de los estratos medios y bajos es mucho más pequeño y no excede las 45 personas. Sin embargo, en comparación con los vigilantes de los centros exclusivos, éstos generalmente parecen mejor dotados, estando presentes con sus armas en las

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entradas. El número de guardianes de "Búlevar Niza" puede ser un argumento para clasificar este centro comercial como uno de los estratos medio-alto y medio y no como uno del estrato alto.

Figura 3: Número de vigilantes de los centros comerciales y recreacionales "Centro Andino" (AN) y "Salitre Plaza" (SP) no quisieron dar datos. La cifra de "Granahorrar" (GR) incluye las torres empresariales.

Fuente: Elaboración propia según información de los centros comerciales

Es fácil de comprender que el diferente poder adquisitivo de los clientes también se nota en el nivel de precios en los centros comerciales y recreacionales (Tabla 2). Para hacer una comparación, se eligió un vaso de 350 ml de Coca-Cola que en el mismo tamaño y la misma calidad se consigue en todos los centros investigados. Como los precios difieren aún dentro del mismo centro comercial, fue anotado para cada centro un rango dentro del cual se mueven los precios. De hecho, la diferencia de precios es impresionante. Desde 800 pesos en el exclusivo "Centro Andino" hasta 400 pesos en "Unisur" todo se puede pagar por el mismo vaso de Coca-Cola.

Aún más grande es la diferencia en el valor de las boletas de cine aunque a este respecto hay que tener en cuenta la dotación técnica. En la tabla 2 se pueden observar los precios de las boletas, comparando también el precio los lunes y los domingos. Aquí, en un día hábil los precios van de 8.000 pesos en "Hacienda Santa Bárbara" hasta 1.800 en "Unisur" - o sea que en este centro del estrato medio-bajo la boleta es 75% más barato que en el centro del estrato alto, a pesar de que los cines de "Unisur" son completamente nuevos. Son sorprendentes también las diferencias dentro del grupo de centros del estrato alto: los fines de semana la entrada en uno de los cines de "Unicentro" no cuesta ni siquiera la mitad de lo que se paga en la "Hacienda". Probablemente hay que buscar la razón en el envejecimiento de las instalaciones de "Unicentro" y también del "Centro Granahorrar". El nivel de precios en "Búlevar Niza" es otro argumento para clasificar este centro comercial entre los centros de los estratos medio-alto y medio.

Tabla 2: Comparación de precios entre los centros comerciales y recreacionales (en marzo/abril de 1997)

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1000 pesos colombianos equivalen en marzo de 1997 aproximadamente a un dólar estadounidense. Fuente: Investigación propia

Otra característica que difiere entre los tipos de centros comerciales es la capacidad de los parqueaderos. Se puede afirmar que la capacidad de los parqueaderos depende directamente del nivel socioeconómico de los clientes. Los centros del estrato alto ofrecen un promedio de 1164 cupos para sus clientes, mientras que los parqueaderos de los centros de estratos medio-bajo y bajo solamente tienen un promedio de 495. En el último lugar aparece el "Centro Comercial Ciudad Tunal" en el sur de Bogotá donde solamente hay espacio para 300 carros. Esta situación se puede explicar por la tenencia muy baja de automóviles en los estratos bajos de la población. Según estos datos, solamente una de diez familias del estrato bajo y una de cinco del estrato medio-bajo tiene un carro.

Figura 4: Locales vacíos en marzo de 1995 y marzo de 1997

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"Salitre Plaza" no se incluyó porque en 1995 todavía estaba en construcción. Fuente: Elaboración propia

Es interesante observar que la crisis económica de 1996/97 afectó a los centros comerciales de Bogotá de manera muy diferenciada. Comparando el porcentaje de locales vacíos en marzo de 1995 y marzo de 1997 (Figura 4), sorprende que la mayoría de los centros comerciales y recreacionales tiene hoy una mejor ocupación que hace dos años. Junto a los centros que en 1995 estaban recién inaugurados ("Centro Suba" y "Unisur"), se fortaleció especialmente el "Centro Chía". En menor grado mejoraron "Plaza de las Américas", "Ciudad Tunal", "Centro Andino", "Unicentro" y "Galerías". "Plaza de las Américas" tiene hoy la mejor ocupación de todos los centros comerciales (97,6%). Al mismo tiempo, hay varios centros en los cuales la situación empeoró en estos dos años. Aquí, hay que mencionar a "Hacienda Santa Bárbara" y a los centros de los estratos medio-alto y medio "Granahorrar", "Búlevar Niza" y "Metrópolis". En el "Centro Cedritos" que ya se encontraba en estado crítico, el número de locales vacíos aumentó aún más.

El número de los almacenes de cadena es un buen indicador para el éxito de un centro comercial y recreacional. Las cadenas no son solamente arrendatarios serios y representan un riesgo bajo por su volumen de ventas, sino que atraen con su nombre también a otras empresas que de otra forma no se arriesgarían a invertir en un centro comercial. En la figura 5, la cual solamente se refiere a cadenas presentes también en otros centros comerciales, se puede ver que casi tres cuartos de los negocios presentes en "Unicentro" y "Plaza de las Américas" son de cadenas, mientras que en los centros débiles "Chía" y "Cedritos" éstas representan apenas un 15% de los almacenes. Con la excepción de estos casos, se puede decir que los centros del estrato alto generalmente cuentan con una mayor presencia de cadenas que los centros de los estratos medio-bajo y bajo. Llama la atención el porcentaje reducido de cadenas en la "Ciudadela Comercial Galerías" (34%). Posiblemente el corte demasiado pequeño de los locales no motiva a las empresas grandes para que inviertan en este centro comercial.

La tabla 3 muestra el número de cadenas que al mismo tiempo tiene una sucursal en uno y otro centro comercial. Este número nos permite concluir en cuánto se iguala la oferta entre dos centros comerciales y recreacionales. Se puede esperar que entre los centros comerciales de un mismo grupo socioeconómico existan muchas conexiones. Efectivamente, 63 cadenas están presentes al mismo tiempo en "Hacienda Santa Bárbara" y "Centro Andino", 69 tanto en "Hacienda" como en "Unicentro" y 74 cadenas al mismo tiempo en "Centro Andino" y "Unicentro". Los centros de los estratos medios y bajos también cuentan con amplias concordancias, como lo demuestran 51 cadenas que al mismo tiempo están en "Búlevar Niza" y "Salitre Plaza" o 45 negocios que tienen una sucursal tanto en "Plaza de las Américas" como en "Ciudad Tunal".

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Figura 5: Porcentaje de cadenas en los centros comerciales y recreacionales en abril de 1997

El porcentaje se refiere al número total de locales ocupados. Solamente se incluyeron cadenas presentes en por lo menos dos centros comerciales. Fuente: Investigación propia

Tabla 3: Número de cadenas iguales entre los centros comerciales y recreacionales en abril de 1997

Fuente: Investigación propia

Son especialmente de gran interés las conexiones que se pueden observar entre un tipo socioeconómico y otro. Estas sirven como prueba para verificar si la clasificación socioeconómica de los centros es correcta o si hay que añadir algún centro a otro grupo. A este respecto es

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sorprendente la gran cantidad de cadenas presentes en las combinaciones "Búlevar Niza" y "Unicentro" (80 negocios en común) y "Búlevar Niza" y "Hacienda Santa Bárbara" (62 negocios en común). Esto podría ser un argumento para clasificar a "Búlevar Niza" como centro comercial del estrato alto. Pero como el centro también muestra una gran coincidencia de arrendatarios con los centros del estrato medio-bajo y bajo (60 negocios también en "Plaza de las Américas", 41 negocios en común con "Ciudad Tunal") no se justifica una reclasificación. En un caso se ve una concordancia relativamente fuerte entre un centro del estrato alto y uno de los estratos medio-bajo y bajo: 47 cadenas tienen al mismo tiempo sucursales en "Unicentro" y en "Plaza de las Américas". Aquí se manifiesta el hecho de que se trata de dos de los centros comerciales y recreacionales más frecuentados de Bogotá. Por eso, muchas empresas invierten en ambos centros comerciales aunque el tipo de clientes difiere bastante.

Figura 6: Porcentaje de negocios que vende ropa masculina (en abril de 1997)

El porcentaje se refiere al número total de locales comerciales. Fuente: Investigación propia

A continuación se analiza de manera más detallada el peso que los diferentes ramos tienen dentro de los centros comerciales y recreacionales. Según lo esperado, el ramo comercial dominante en la mayoría de los centros es el de ropa y tejidos. Su porcentaje varía generalmente entre un 30 y 45% de los locales en total. Sin embargo, se notan diferencias entre los centros del estrato alto y los de los estratos medio-bajo y bajo. Por ejemplo, los negocios que venden ropa masculina representan en "Centro Andino" un 6,5% de los locales mientras que la cuota más alta en un centro del estrato medio-bajo es de 2,7% (véase figura 6). Si se quiere tomar el número de locales que vende ropa masculina como indicativo para el porcentaje de ejecutivos entre los clientes, se puede constatar que "Centro Andino" y "Unicentro" son la primera dirección para este grupo de personas, seguido por otros centros del estrato alto y medio-alto. Por el contrario, los clientes de los centros de los estratos medio-bajo y bajo no compran muchos trajes y corbatas. En estos últimos se vende más la ropa informal: "Ciudad Tunal" y "Plaza de las Américas" son líderes en Bogotá con un 20,4 y 18,3% de los locales respectivamente.

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El grupo de ramos donde más se puede esperar una discrepancia entre los centros del estrato alto y los de los estratos bajos es el de joyas y detalles. Sobre todo los almacenes de joyas y relojes sirven como indicador para el poder adquisitivo de los clientes. En efecto, el número de 59 joyerías en los cinco centros del estrato alto dice todo frente a 11 joyerías en los cuatro centros de los estratos medio-bajo y bajo. La figura 7 pone en evidencia el predominio que tiene especialmente "Hacienda Santa Bárbara" al respecto. Casi un tercio de todas las joyerías presentes en los centros comerciales de Bogotá se ubica en "Hacienda Santa Bárbara", resaltando de esta manera el alto nivel socioeconómico de este centro. Una concentración secundaria se encuentra con 13 negocios en la "Ciudadela Galerías", pero éstos están especializados más en joyas de moda como aretes y cadenas.

Figura 7: Porcentaje de joyerías por centro comercial y recreacional (en abril de 1997)

El porcentaje se refiere al número total de locales comerciales. Fuente: Investigación propia

Mucho más fuerte es el desequilibrio respecto a los negocios de arte y antigüedades: frente a 31 negocios en los centros del estrato alto, no hay ni uno en un centro de los estratos medio-bajo y bajo. Sobresale el "Centro Chía" con 17 negocios de estos ramos, que por razones ya explicadas se especializó en arte y antigüedades. El mismo rango excepcional tiene este centro en lo relacionado con los artículos de decoración, hogar y oficina: de los 158 almacenes existentes en los centros comerciales de Bogotá, 63 se ubican en el "Centro Chía".

La dotación de un centro comercial con negocios de artesanías indica si un centro comercial es visitado por turistas, puesto que estos negocios dependen económicamente de este grupo de clientes. En los centros comerciales de Bogotá existen en total 13 almacenes de artesanías cuya distribución es muy interesante: 11 se encuentran en los centros del estrato alto y los dos restantes en los centros de los estratos medio-alto y medio. En los cuatro centros de los estratos medio-bajo y bajo no hay ningún negocio que vende artesanías, situación que se debe a la ausencia completa de turistas en estos centros. Esto se nota también en la falta absoluta de casas de cambio en los centros de los estratos bajos.

Otro ramo que permite hacer conclusiones acerca del tipo de clientes de los centros comerciales es el de las librerías. Estos negocios se dirigen por supuesto hacia clientes que saben leer y que tengan un interés para la literatura y la ciencia. Como en los estratos bajos de la población no existe tanto esta "cultura de leer" y además los centros comerciales y recreacionales

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correspondientes se ubican en sectores de la ciudad que tienen un porcentaje relativamente alto de analfabetas, no es sorprendente que estos centros tengan pocos negocios de este ramo (véase figura 8). Sin embargo, el resultado es impresionante: mientras que los centros del estrato alto tienen 15 librerías, los de los estratos medio-bajo y bajo no tienen ni una. Por lo tanto, se puede decir que los centros de los estratos bajos son visitados por un porcentaje de analfabetas más alto que los otros centros aunque no se permite deducir directamente del número de librerías el porcentaje de analfabetas.

Figura 8: Número de librerías por centro comercial y recreacional (en abril de 1997)

Fuente: Investigación propia

También hay ramos donde los centros de los estratos medio-bajo y bajo son líderes: por ejemplo, los negocios que venden electrodomésticos tienen una presencia fuerte en estos centros (11 almacenes), mientras que en los centros del estrato alto hay solamente uno. Aquí se manifiesta el tipo de vivienda de los estratos bajos: generalmente no se trata de apartamentos con los principales electrodomésticos incluidos, sino de casas realizadas por autoconstrucción.

Otra característica de los centros de los estratos bajos son sus altos porcentajes de instalaciones recreacionales. La figura 9 muestra que estos centros tienen un promedio más alto de dichas instalaciones que los centros del estrato alto. Una excepción es el exclusivo "Centro Andino" en el cual más de un 20% de los locales tiene esta función. Esto se debe probablemente a su edad (inaugurado en 1993), puesto que entonces ya se consideró la tendencia fuerte hacia los elementos recreativos. Por el contrario, "Unicentro" como centro comercial más viejo de Bogotá tiene pocos negocios de recreación. Sorprende por su mala dotación con estas instalaciones la "Ciudadela Galerías", situación que puede deberse a la amplia presencia de restaurantes en los alrededores del centro comercial.

Figura 9: Porcentaje de los negocios de recreación, incluyendo negocios gastronómicos,en los centros comerciales y recreacionales (en abril de 1997)

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El porcentaje se refiere al número total de locales comerciales. Fuente: Investigación propia Figura 10: Número de bancos y cajas de ahorro y vivienda por centro comercial

Fuente: Investigación propia

Para verificar la función de los centros comerciales en Bogotá como lugares centrales se pueden omar como indicador las entidades bancarias. Como se observa en la figura 10, la distribución de los bancos muestra la imagen esperada: los bancos se concentran allí donde está el capital. En los centros comerciales del estrato alto se ubican 16 sucursales mientras que los de los estratos bajos tienen solamente 8. La imagen contraria se ve respecto a las cajas de ahorro y vivienda, en donde se concentran 12 sucursales en los centros de los estratos medio-bajo y bajo mientras que los centros del estrato alto tienen solamente 6 (excluyendo a "Unicentro" por ser un caso especial debido a su antigüedad y centralidad). La explicación más probable es que la construcción privada de casas es más frecuente entre los estratos bajos mientras que el estrato alto se compra apartamentos en condominios vigilados. Además, las buenas tasas de ahorro de las cajas de ahorro y vivienda atraen a pequeños inversionistas, frecuentes entre los estratos medios y bajos.

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Los centros comerciales y recreacionales de los estratos bajos están ampliamente dotados con instituciones centrales. A este grupo pertenecen por ejemplo Centros de Atención Distrital (CADE) donde se pueden hacer trámites oficiales, oficinas de Telecom o consultorios médicos. "Ciudad Tunal" cuenta incluso con una iglesia y en el "Centro Suba" un local está ocupado por una secta religiosa. Una característica especial de los centros de los estratos medio-bajo y bajo son sus atrios techados en los cuales las administraciones ofrecen gratuitamente eventos culturales. Con estas actividades los centros comerciales tratan de atraer clientes pero al mismo tiempo se crea un foco sociocultural que influye en la identificación del ciudadano con "su" centro comercial. Los centros del estrato alto también organizan eventos parecidos, pero ninguno de éstos tiene una sala grande como se encuentra en los centros de los estratos bajos. Cabe anotar que sorprendentemente los centros de los estratos medio-alto y medio carecen casi completamente de instituciones, con excepción de una oficina de Telecom en el "Centro Cedritos" y de los consultorios médicos, frecuentes en muchos centros comerciales. Seguramente no es casualidad que los centros dotados con muchas funciones centrales también se destacan como los centros comerciales y recreacionales con el mayor flujo de clientes.

Resumiendo este capítulo se puede afirmar que existen discrepancias funcionales muy fuertes entre los diferentes centros comerciales y recreacionales. Por lo tanto, la clasificación de los centros en tres tipos socioeconómicos parece justificada. Con los centros comerciales dirigidos hacia los estratos medio-bajo y bajo se desarrolló en los últimos años un tipo nuevo e independiente cuyo desarrollo en el futuro debe ser observado cuidadosamente por la investigación científica.

5. El centro comercial y recreacional como lugar de esparcimiento

Con el desarrollo hacia una "sociedad de esparcimiento" el aspecto recreativo gana cada vez más importancia para el diseño de los centros comerciales. BÜHLER probó en su investigación de los centros comerciales alemanes que solamente la mitad de los visitantes va al centro comercial para comprar. Un 30% de los encuestados afirmó que visita el centro para "pasear" (BÜHLER 1991, P.139). De igual forma se multiplicó el tiempo que los visitantes pasan en los centros comerciales y recreacionales. GOSS (1993, P.34) mostró para el ejemplo norteamericano que un visitante en el año 1960 se quedaba aproximadamente 20 minutos en un centro comercial, mientras que hoy el visitante se queda tres horas en promedio.

La creciente dotación de los centros comerciales con instalaciones de esparcimiento muestra que en Colombia el desarrollo parece seguir el mismo curso. Mientras que en "Unicentro" (inaugurado en 1976) los locales gastronómicos todavía se dispersan a través de todo el centro comercial, no se inauguró desde 1987 ni un centro comercial grande en Bogotá que no tenga un patio de comidas o hasta un piso entero para el uso gastronómico. La concentración de los negocios gastronómicos no sirve solamente como imán de clientes sino que tiene también ventajas muy prácticas, ya que se pueden evitar consecuencias indeseables para el resto del centro comercial, como por ejemplo la difusión de olores. Además, el mobiliario (en el caso de "Hacienda Santa Bárbara" también la losa) se puede utilizar de manera compartida. Respecto al aseo también se pueden ahorrar costos empleando mano de obra común.

La expansión del sector recreativo se puede visualizar sobre todo investigando el desarrollo de los cines que tienen tradicionalmente una gran importancia en Colombia. No es una sorpresa que precisamente los únicos centros comerciales de Bogotá que no tienen cines muestran graves debilidades funcionales: tal es el caso del "Centro Chía" y del "Centro Cedritos" en los cuales están vacíos un 17% y un 39% de los locales, respectivamente. Ambos centros tratan en el momento de encontrar un socio para la instalación de cines; el "Centro Chía" ya pudo hacer un contrato sobre la construcción de un conjunto de cines "Multiplex" con seis salas.

Tabla 4: Cines en los centros comerciales y recreacionales de Santafé de Bogotá

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1 CC = Cine Colombia, PR = Procinal 2 Una sala pertenece a Cine Colombia ("Suba 1"), la otra a Procinal ("Suba A"). Fuente: Información de las administraciones y de los propietarios de los cines

Si uno mira como los cines se distribuyen sobre los centros comerciales y recreacionales (tabla 4), se puede dar cuenta que fuera de los centros mencionados arriba todos tienen por lo menos 2 salas de cine. Sin embargo, su capacidad de espectadores varía mucho, de 100 por sala en "Hacienda Santa Bárbara" hasta casi 700 por sala en "Unicentro". Hay solamente dos empresas manejando todos los cines en los centros comerciales de Bogotá. La mayor parte pertenece a Cine Colombia, la empresa más grande del país en este sector, que es dueño de todos los cines en los centros comerciales del estrato alto. Los cines en los centros de los estratos bajos pertenecen generalmente a la cadena Procinal. Un caso muy curioso es el "Centro Suba", donde una sala pertenece a Cine Colombia y la otra a Procinal. Para que ambos quedan "de primera", un cine se llama "Suba 1" y el otro "Suba A". Aquí se manifiesta dentro de un solo centro comercial la lucha entre ambas empresas que también se nota considerando la pertenencia de los cines en los centros comerciales de los estratos medios.

De los 62 cines comerciales de Bogotá, en 1997 ya se encontraban 34 (54,8 %) en centros comerciales y recreacionales. Este porcentaje es muy alto pensando en que la mayoría de estos centros nació después de 1987. Cine Colombia, propietario de 37 de los 62 cines en el área metropolitana de Bogotá, menciona en una entrevista con el autor cuatro explicaciones para este desarrollo. Primero, los centros comerciales y recreacionales ofrecen mucha más seguridad para el visitante - sobre todo en las horas de la noche. Segundo, el ambiente es mucho más agradable que afuera en la calle puesto que no pueden molestar las lluvias o los vendedores ambulantes. Tercero, los visitantes en los centros comerciales tienen la posibilidad de vincular la visita al cine con otras actividades y cuarto, los cines en los centros comerciales y recreacionales ofrecen más parqueaderos.

Sin embargo, los cines no son los únicos anclas de esparcimiento de los centros comerciales. Por ejemplo, se colocan cada vez más instalaciones deportivas: sobre todo las pistas de patinaje llegaron a ser una parte obligatoria de cada centro comercial y recreacional colombiano, sea de estrato alto o bajo. Muchos centros tienen además una sala de bolos. De especial importancia son los parques infantiles con sus juegos mecánicos que se encuentran en todos los centros comerciales grandes de Bogotá.

6. El impacto de los centros comerciales y recreacionales en el desarrollo urbano

Se sabe que los centros comerciales y recreacionales funcionan como "catalizadores" que influyen y en muchos casos aceleran el desarrollo urbano. El papel principal en la construcción de los centros comerciales y recreacionales, y por lo tanto en el crecimiento físico de las metrópolis

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latinoamericanas, lo juegan las empresas urbanizadoras. Debido a su potencia financiera, éstas tienen el poder de desarrollar nuevas urbanizaciones y nuevos centros comerciales aún contra la oposición de las oficinas de planeación municipal. La estrategia de las empresas urbanizadoras es muy simple: construyendo un centro comercial se aumenta el valor de los terrenos adyacentes que también pertenecen a la empresa urbanizadora. Sobre estos terrenos se desarrolla entonces una nueva urbanización que se puede vender con alta rentabilidad. Debido al desarrollo de vivienda en sus alrededores sale ganando a su vez el centro comercial del cual los nuevos vecinos pueden ser futuros clientes.

Hay que preguntarse entonces, si los centros comerciales verdaderamente son un "resultado del desarrollo de Bogotá" como RUBIO (1987) dice en el título de su estudio o si no más bien el desarrollo de Bogotá es un resultado de los centros comerciales. Un representante de la empresa Pedro Gómez & Cía. afirma en una conversación: "Nosotros no buscamos lotes en venta sino buenas ubicaciones." De manera ejemplar se puede señalar la conexión causal entre los centros comerciales por un lado y el crecimiento urbano por el otro, analizando el desarrollo de "Unicentro" que abrió sus puertas en 1976 en las afueras de la ciudad.

Cuando a principios de los años 70 Hernando CASAS propuso la construcción de "Unicentro", el casco urbano de Bogotá todavía terminaba en la calle 100. El 2 de junio de 1972 se fundó la sociedad de desarrollo "Unicentro S.A." que hizo un análisis profundo del mercado. Se llegó a la conclusión de que la mejor ubicación era al norte de las urbanizaciones existentes porque ésta era la dirección dominante del crecimiento urbano, sobre todo de los barrios del estrato alto (véase EL TIEMPO, Abril 28 de 1986, P.3G). Originalmente se pensaba localizarlo en la Autopista Norte con la hoy calle 113 pero luego se vió favorecida la ubicación sobre la carrera 15, la cual ya mostraba cierto desarrollo dinámico (PROA 1976, P.14). También influyeron en la decisión los proyectos que tenía Planeación Distrital para la prolongación de la carrera 15 y la realización de la Diagonal 127. Además, se discutía sobre la transformación del Country Club en un parque público que hasta hoy no se efectuó a pesar de que el club ya se encuentra en plena ciudad.

Cuando se conocieron las dimensiones entonces increíbles del proyecto, la gente se burlaba de los arquitectos Hernando CASAS, Pedro GOMEZ y Juan PIZANO por su "idea quijotesca". Por el contrario, el visionario GOMEZ construyó con "Unicentro" el fundamento de su imperio económico que le llevó a ser uno de los líderes y mecenos más grandes de Colombia. Poseyendo suficiente capital para el proyecto y terminados los estudios preliminares, el consorcio de los tres arquitectos empezó en enero de 1974 en pleno campo con la construcción de "Unicentro". Cuando se inició la construcción de "Unicentro", los precios del suelo en la zona se dispararon, duplicando el valor de los terrenos entre 1974 y 1976. Este desarrollo favoreció a las empresas urbanizadoras que poseían grandes partes del sector Santa Bárbara.

Después de 27 meses de construcción, "Unicentro" arrancó el 28 de abril de 1976 con un 87% de los 310 locales ocupados (PROA 1976, P.18). A pesar de su ubicación ideal duró varios años hasta que "Unicentro" finalmente despegó y se convirtió en el centro comercial líder de Bogotá. En los primeros años se registró una alta fluctuación de los locales. Cuando se inauguró el centro comercial, estaban presentes negocios de nivel bajo como por ejemplo una tienda de mascotas y una lavandería - ramos que ya no existen en "Unicentro". Debido a estos problemas funcionales en el comienzo, no se realizó una segunda etapa del proyecto que tenía prevista la construcción de un hotel de 20 pisos, una clínica y un centro empresarial y cultural detrás del centro comercial donde hoy se ubica el parqueadero (véase PROA 1976, P.18).

Figura 11: Uso de las tierras en Santafé de Bogotá

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Fuente: PLANEACION DISTRITAL 1994, P.28, modificado.

En los terrenos ubicados al este del centro comercial Pedro GOMEZ desarrolló a partir de 1976 la urbanización Multicentro con 2.000 unidades de vivienda (PROA 1976, P.18) que hasta 1980 fue el sector con mayor actividad constructora de Bogotá (CENAC 1987, P.37). Este barrio con su población fue uno de los factores claves para la consolidación de "Unicentro" a finales de los años 70, a la cual también contribuyó el acercamiento del frente urbanizador de Bogotá (FEDELONJAS 1987, P.26). Como al norte de "Unicentro" el Country Club con sus extensos terrenos frenó el crecimiento urbano por varios años, el centro comercial se pudo transformar rápidamente en un polo de desarrollo en el que la mayoría de las líneas de transporte público norte-sur terminaban. La empresa urbanizadora Pedro Gómez & Cía. apoyó este desarrollo colocando el hotel de cinco estrellas "La Fontana" diagonal a "Unicentro". El hotel generó varios servicios en el sector; otros negocios que no pudieron pagar un local en el centro comercial se establecieron alrededor del mismo para aprovechar como "parásitos" el flujo de clientes.

Por el dinámico desarrollo en el sector de "Unicentro" empezó a crearse un corredor comercial a lo largo del tramo norte de la carrera 15, que se puede identificar claramente en un mapa de los usos de la tierra en Bogotá que fue elaborado por Planeación Distrital (figura 11). El punto final de este eje era el centro comercial y recreacional como núcleo de cristalización de un nuevo subcentro de la ciudad. Sobre todo a principios de los años 80 nació una multitud de pequeños y medianos centros comerciales y empresariales sobre la carrera 15. El más grande de éstos es el "Centro 93" (inaugurado en 1980) con 61 locales comerciales y un complejo empresarial. La construcción de estos centros llevó a una verticalización de los edificios y apoyó la consolidación de "Unicentro".

El proceso que generó la construción de "Unicentro" se repite actualmente con el "Centro Chía", cuya situación ya se describió de manera más detallada en el capítulo 3. Construido lejos al norte de la capital, su función principal es la de atraer a la clase alta bogotana a este lugar. Sobre los potreros que rodean el centro comercial, los cuales pertenecen a los mismos dueños que construyeron el centro, se desarrolla ahora un gigantesco conjunto residencial ("Urbanización Santa Ana"). Sobre una superficie de 100 hectáreas éste va a contar con chalets, piscinas, un campo de golf y una entrada propia al centro comercial y recreacional, del cual la urbanización está

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separada a través de una cerca alta que impide la vista. Según la oficina de planeación municipal, se van a construir 400 unidades lujuosas de vivienda, todas vigiladas. Sobre todo el paisaje bonito y la infraestructura existente (el centro comercial) van a atraer el estrato alto hacia este lugar. Hasta que haya suficiente poder adquisitivo en los alredores, "Centro Chía" no va a funcionar bien. Pero esto no importa, ya que ser un negocio para los comerciantes no es su propósito. "Centro Chía" es ante todo una herramienta de valorización, tal como lo fue "Unicentro" en su época. Por lo tanto, este centro comprueba como ningún otro la afirmación de un representante de la Federación Nacional de Comerciantes (FENALCO), según la cual el centro comercial "no fue una invención de comerciantes sino de empresas urbanizadoras".

7. Resumen

Considerando el desarrollo de los centros comerciales y recreacionales para los estratos medio-bajo y bajo no se puede mantener la conclusión de BÄHR/MERTINS (1995, P.107) según la cual el "creciente número de centros comerciales y recreacionales es un indicador del aumento de las disparidades socioeconómicas y una creciente apartheid social." Es indudable que los centros comerciales específicos para ciertos estratos llevan a una segregación de la población, sin embargo ésta no perjudica unilateralmente los estratos bajos. Para estos estratos se ha desarrollado una forma propia de centros comerciales.

Es necesario alejarse de la idea del centro comercial como templo lujoso de compras puesto que su concepto se ha vuelto más "democrático". Con la transformación de una "máquina de consumo" en un substituto multifuncional del centro urbano histórico, el centro comercial deja participar a los estratos bajos en su mundo mágico. FRUGOLI (1992, P.78) afirma que el concepto del centro comercial como espacio "elitario" se substituye cada día más por la idea del centro comercial como espacio sin clases sociales. Sin perder su filosofía de maximizar sus ganancias, los centros comerciales se transforman en centros comunitarios que sirven como focos cívicos, sociales y culturales (CASTILLA 1987, P.14). Durante este proceso el ciudadano empieza a identificarse con "su" centro comercial.

Ya no es correcta la afirmación de MANOTAS CHAR (1994, P.12) según la cual los centros comerciales con su orientación hacia el interior exponen solamente "muros monumentales y agresivos" hacia la ciudad. Por el contrario, los nuevos centros comerciales y recreacionales cuentan con una arquitectura exterior de gusto exquisito. Esta los hace resaltar ópticamente sin que los centros parezcan cuerpos extraños. En su interior, los nuevos centros comerciales latinoamericanos también se refieren a modelos urbanos. Desde el "patio" (de comidas) hasta la "plaza" que se encuentra sobre todo en los centros de los estratos bajos, los centros comerciales y recreacionales tratan de simular un espacio urbano familiar a la población. A este respecto la plaza tiene una importancia especialmente grande como se puede observar en los nombres de muchos de los centros ("Plaza de las Américas", "Salitre Plaza", etc.).

En su función sociocultural la plaza en el centro comercial y recreacional ya alcanzó a tener la importancia de la plaza histórica o aún la sobrepasó. En la plaza del centro comercial la gente se encuentra para charlar, mantener contactos vecinos o solamente para observar la vida urbana desde un banco. Ultimamente los centros comerciales tratan de simular la plaza histórica hasta en el sentido institucional: en la plazoleta central de "Plaza de las Américas" se encuentran instituciones bancarias, heladerías y al frente la catedral - la catedral de consumo por supuesto, que es más alta que el resto del centro y funciona como lugar sagrado.

Si uno se pregunta qué consecuencias surgen de los centros comerciales y recreacionales respecto al comercio al por menor tradicional, siempre se presume que los centros grandes destruyen empleos en los negocios pequeños que no pueden competir. Este temor seguramente tiene su justificación aunque no se puede cuantificar en el caso bogotano. No obstante, hay que afirmar que los centros comerciales también crean muchos empleos. Así, parece más adecuado decir que no se suprimen empleos sino que éstos se desplazan.

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Hoy en día el centro histórico de Bogotá no es más que un "centro comercial" entre muchos que abastece solamente a sus propios habitantes. Su importancia regional como lugar de compras desapareció completamente, sobre todo en relación con la mercancía de uso a mediano y largo plazo. A pesar de esta situación, el centro histórico ha podido mantener su importancia en dos aspectos: como centro institucional con entidades nacionales, departamentales y eclesiásticas y como centro intelectual con teatros, galerías de arte, museos, bibliotecas, salas de concierto, etc. Solamente la "cultura popular" con sus cines, discotecas y restaurantes de comida rápida se trasladó hacia los centros comerciales y recreacionales.

Los pasillos de los centros comerciales y recreacionales de Bogotá con sus fontanas, esculturas y relojes nostálgicos son recuerdos del pasado, cuando uno podía salir a cualquier calle bogotana sin el temor de que a uno le roben el reloj o de que uno se caiga a una alcantarilla destapada. BORGES LEMOS (1992, P.103) con razón califica al centro comercial como "espacio público con carácter museal". Ni siquiera los emboladores de zapatos en "Unicentro", "Andino" y "Búlevar Niza" faltan en la imagen folclórica, pues pertenecen al espacio urbano de Bogotá. Sin embargo, ellos no son sino comparsas con un salario fijo cuya realidad no tiene nada que ver con la lucha de sobrevivencia de sus colegas enfrente al centro comercial.

Los centros comerciales y recreacionales son importantes puntos de comunicación y han cambiado duraderamente el comportamiento de la población. Para muchas familias los centros son el destino de su paseo dominical. Esto rige sobre todo para los estratos bajos que no tienen los recursos para pagar viajes fuera de la ciudad. "Ver y ser visto" es el lema de las familias de estos estratos cuando frecuentan los centros comerciales con sus niños los fines de semana. Así quieren mostrar que "se pueden costear una visita al centro comercial". El centro tiene ofertas para todos: los niños se quedan en el parque infantil, los jóvenes frecuentan las salas de juegos electrónicos y las heladerías, los padres hacen sus compras y los abuelos disfrutan su paseo por los pasillos. Una atracción especial son los eventos culturales que ofrece el centro comercial y recreacional. Durante todo el año hay conciertos, obras de teatro, desfiles de modas, exposiciones de arte, etc. Especialmente en los centros de los estratos bajos se crearon atrios con este propósito.

Sin embargo, el acceso al nuevo mundo solamente es posible pasando por un "control de caras" en la entrada, ya que este espacio público es de propiedad privada. Según GERHARD (1994, P.63) se "privatiza la plaza" y se cierra el centro urbano para grupos marginales. Los centros comerciales y recreacionales son el espejo de una sociedad que se esconde detrás de muros y condominios y que no quiere saber nada de los problemas sociales. Sobre todo la juventud del estrato alto bogotano se cría en espacios cercados: del condominio cercado al colegio cercado y de allí al centro comercial cercado. En vez de enfrentarse con los problemas sociales reales, el estrato alto se salta de un lote "seguro" al próximo.

El centro comercial y recreacional es una utopía urbana: una ciudad ideal, en la cual no hay problemas ni crímenes. Llegando de la calle con su ruido y su contaminación, uno entra a un ambiente tranquilo que está lleno de vegetación, colores y música suave. En el centro comercial siempre es de día, nunca caen aguaceros y cada navidad es blanca. No hay lotes sin construir, muros embadurnados o construcciones en ruinas. En el microcosmos del centro comercial tampoco existen vendedores ambulantes, gamines, ladrones o prostitutas que puedan dañar la imagen. Están prohibidos los eventos políticos y la distribución de volantes. La observación en el centro comercial es total, todo se nota. A cualquiera que se comporte extrañamente inmediatamente se le acercan vigilantes para interrogarlo.

La realidad social se queda en el "vestuario" del centro comercial y recreacional. Aquí, el pueblo puede tomar unas vacaciones de la vida cotidiana y olvidar sus problemas. Esto se refiere a los estratos bajos aún más que a los estratos altos. En el mundo mágico del centro comercial no existen espacio ni tiempo. La revista HOY X HOY (1990, P.59) lo describe así: "Si sucede por ejemplo que el visitante entró a las 10 de la mañana ‚para hacer una vueltica' le dan perfectamente las 5 de la tarde." El peligro de la droga "centro comercial y recreacional" es que hace adicto y

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suprime la vista de la realidad social. Hay que asentir a RUBIO (1987, P.4) cuando dice que los centros comerciales son "una respuesta a los problemas que generaron por su propio concepto".

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Blog…

Para poder analizar la Globalización en Colombia a partir de los centros comerciales es importante mirar la historia de estos

a nivel mundial, por lo cual, y tras mirar varios textos decidimos publicar el texto “Historia general de los centros

comerciales”, del autor Jan Marco Müller, puesto que da una visión practica, general y acertada sobre esta.

La idea básica que tienen todos los centros comerciales en común no es nueva ni norteamericana. Se basa más bien en las

grandes galerías comerciales que nacieron sobre todo en la segunda parte del siglo XIX en muchas metrópolis europeas y

que impresionaron por sus audaces construcciones férreas, como ejemplos se pueden mencionar la Galleria Vittorio

Emmanuele II en Milano (1865-1877), la Kaisergalerie en Berlín (1871-1873, destruida en 1944) o el famoso almacén por

departamentos GUM en Moscú (1888-1893) (SAMPER MARTINEZ 1989, P.13). Todos estos pasajes citaron a su vez

modelos antiguos como la agora griega, el foro romano o el bazar oriental.

Los primeros precursores de los centros comerciales modernos aparecieron en los Estados Unidos ya en la primera mitad

del siglo XX, aunque no hay seguridad en señalar cual edificio fue el primer centro comercial del mundo. GASSER (1960,

P.16) menciona el "Roland Park" de Baltimore, construido en 1907, que tenía un grupo de locales comerciales en una línea,

con un parqueadero enfrente y avisos comerciales comunes. Otros autores como BECK (1978, P.48) se refieren al "Country

Club Plaza Center" al sur de Kansas City que se construyó en 1923 y que por primera vez fue planeado, construido y

administrado como un conjunto, fundándose con base en un análisis preliminar de mercado.

La literatura científica coincide en que el primer centro comercial grande al estilo moderno fue el "Northgate Center",

construido en 1950 en los suburbios de Seattle (Estados Unidos). Fue diseñado por Victor GRUEN a quien se califica como

el "padre" de los centros comerciales modernos aunque él mismo se distanció de su idea a principios de los años 70 (véase

GRUEN 1973). El "Northgate Center" fue el primer centro con un pasillo central ("mall") y un almacén ancla que se ubicó al

extremo del centro comercial. El centro ofreció todo "bajo un techo" y permitió hacer compras independientemente del clima

o de los problemas de parqueo.

En 1956 se construyó el primer gran centro comercial techado y climatizado, el "Southdale Shopping Center" cerca de

Minneapolis (Estados Unidos). Poco después se inauguró otro centro parecido en la ciudad de Houston (HELMS 1992,

P.119). HELMS nota en este respecto que originalmente la función del centro comercial climatizado era evitar fluctuaciones

en los negocios a consecuencia de las temporadas. Por lo tanto, no sorprende que esta forma de centro comercial

apareciera por primera vez en las metrópolis del norte continental y del húmedo sur de los Estados Unidos. A partir de los

años 50, sobre todo a partir de 1960, la moda de los centros comerciales procedente de América del Norte llegó a otros

continentes, entre ellos el sudamericano.