muchachos rebeldes

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MUCHACHOS REBELDES (LA FLORESTA) A la juventud rebelde Maleficios de todas las angustias que vienen con soledades por la autopista del timón a la derecha. En la Av. Tacna city cogí una piedra enbarrada con caca de moscas y de locos eran tibios soles a las diez de la mañana Alguien gritaba en la plaza san martín enervando nuestras mentes con un poco de saliva caliente por nuestra cólera de humus juveniles Solo éramos gritos y alaridos de perros coléricos ¡Nada de lo humanos me es ajeno! Gritaba una pancarta y el ronco rochabús aparecía para despertarnos del sueño americano Eramos un modelo de un joven combatiente caído en algún callejón de belfast o bombay city luchando por sus muertos Eramos la cólera del hambre y del grillete en los ojos de blanco (hugo) Humus de gas lacrimógeno hería mis tibias narices, mi garganta rugía templada en

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Muchachos Rebeldes

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Page 1: Muchachos Rebeldes

MUCHACHOS REBELDES (LA FLORESTA)

A la juventud rebelde

Maleficios de todas las angustias

que vienen con soledades por la

autopista del timón a la derecha.

En la Av. Tacna city cogí una piedra

enbarrada con caca de moscas y de locos

eran tibios soles a las diez de la mañana

Alguien gritaba en la plaza san martín

enervando nuestras mentes con un poco

de saliva caliente por nuestra cólera de

humus juveniles

Solo éramos gritos y alaridos de perros

coléricos

¡Nada de lo humanos me es ajeno! Gritaba

una pancarta

y el ronco rochabús aparecía para

despertarnos del sueño americano

Eramos un modelo de un joven combatiente

caído en algún callejón de belfast o

bombay city luchando por sus muertos

Eramos la cólera del hambre y del grillete

en los ojos de blanco (hugo)

Humus de gas lacrimógeno hería mis tibias

narices, mi garganta rugía templada en

mis lecturas de marx-lenin

El diario de marka encendía nuestros

ojos azules de verdor de playa en verano

Page 2: Muchachos Rebeldes

tampoco éramos cojudos

Sabíamos ciriar a las bellas muchachas

peñiscar un trasero en el bus repleto

de indignados ciudadanos

El pan subía como la temperatura en

aquellos veranos sin dinero

El transporte cerraba las puertas en

nuestras narices

papá y mamá no nos entendían

Y ahora somos consignas disecadas en algún lugar

de mi casa

Estamos condenados pero reímos como

pájaros salvajes en la selva de quillabamba

y no eran rabietas de chiquillos por

no recibir un dulce-dulce-dulce

bicicleta los domingos con niñera de blanco

Eramos almas inocentes nuestros propios

verdugos.