moxow - 35. homofobia en las aulas

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Homofobia

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UNO DE CADA TRES ADOLESCENTES HO-MOSEXUALES COMETE SUICIDIO: LA CAUSA ES LA FALTA DE COMPRENSIÓN EN SU EN-TORNO SOCIAL, EL ACOSO CONSTANTE EN LOS PLANTELES EDUCATIVOS Y EL RECHAZO POR PARTE DE LOS PADRES ANTE LA SEXUA-LIDAD DEL HIJO O HIJA HACEN QUE ESTOS NO ENCUENTREN OTRA SALIDA POSIBLE MÁS ALLÁ QUE LA OSCURA PUERTA DE LA MUERTE (WWW.YESINSTITUTE.ORG/RESOUR-CES). ESTA FUERTE ESTADÍSTICA NOS LLEGA DESDE ESTADOS UNIDOS, PERO NO SÓLO ES UNA REALIDAD PARA ESTE PAÍS AMERI-CANO, SINO QUE SE EXPANDE A LO LARGO DEL CONTINENTE.POR OSMAR PEÑA

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Solemos asociar la adolescencia con un periodo de crecimiento y de expe-rimentación, cuestión sin falsedad pero que muchas veces es algo que se ma-linterpreta cuando hablamos de homo-sexualidad. Crecer siendo homosexual no es una tarea sencilla y en un sector como el de América Latina los proble-mas crecen por la falta de derechos legales GLBT e información sobre la di-versidad sexual dentro de las escuelas.

Vivimos nuestra vida dentro de las nor-mas de la heterosexualidad, y las clases de biología no hacen más que expli-carnos el cómo la vagina y el pene son tan perfectos como la manzana que se comen los gusanos. Los muchachos buscarán siempre un patrón o modelo al cual adherirse; en la actualidad pa-rece que los medios de difusión se han encargado de promulgar la imagen es-tereotipada del divo gay que es frágil como un cristal, mientras que la imagen del hombre masculino con pelos en el pecho, barba acentuada y voz gruesa queda relegada a los bears sadomaso-quistas que ocupan un lugar XXX en la parte trasera de las video-tiendas o de las webs porno dependiendo de nues-tros gustos visuales.

El patrón que solemos seguir va a iden-tificarnos dentro de la comunidad en la que vivimos, esto incluye el colegio y el hogar. Dentro de la escuela compar-timos con otras personas que sienten la necesidad de sobresalir, siempre la lucha es por la diferenciación: tú eres blanco, tú negro, tú gay, tu bueno y yo malo. No hablamos de un acoso esco-lar de robo del dinero o de esconder los creyones y la cartuchera, sino de casos de violencia donde el sólo hecho de ser homosexual puede ser considerado por los otros estudiantes como algo in-tolerable que hay que eliminar, como

el trazo incorrecto del lápiz que se bo-rra con un corrector hecho a base de golpes.

Las agresiones pueden comenzar des-de pequeñeces como molestias con-tinuas, apodos y burlas dirigidas a un individuo específico, pero crecen has-ta el punto de acoso, persecuciones in-cansables y amenazas de muerte. Los proyectiles de tiza que poco a poco se acumulan en el recuerdo de un niño gay señalado en la sociedad logran aglomerarse dentro de un puñado de harina blanca que cubre sus rostros como la máscara de un pagliaccio en-tre nosotros.

Vivimos en una sociedad llena de caras blancas, todos siempre tenemos una característica por la cual se nos seña-la. Nadie puede decirte lo que debes ser, pero hay algunos que creen poder decidir lo que no quieren ver. Hay que entender que no estamos frente a un televisor del cual podemos hacer zap-ping para cambiar el canal, estamos obligados a asistir al colegio diariamen-te, existen situaciones incómodas y mu-chísima gente intolerable en él, pero se hallan aun más personas que ignoran todo lo concerniente a la homosexuali-dad y por allí nace algo que llamo “ho-mofobia por omisión”.

La homofobia por omisión se da debi-do a que se ignora todo el contenido sobre la homosexualidad, la naturali-dad de esta, y la defensa por los dere-chos humanos y legales de las personas gay, lesbianas, bisexuales y transgéne-ro (GLBT). Fácil: si nadie me enseña que hay una razón para que te respete, no lo haré por inercia.

Esto quizás es debido a que los padres suelen representar el mayor ícono a se-

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Osmar PeñaRedactor

Moxow Latino

guir en lo que está bien o está mal en la vida; si en la casa suele existir un cli-ma de homofobia lo más probable es que un niño considere a cualquier ho-mosexual como alguien malo a prime-ra vista, sólo porque sus padres le han mostrado ese modelo a seguir. No con esto se dice que en todos los hogares homofóbicos no pueda existir un hijo que piense distinto, ni tampoco que esta conducta cubra los miles de asesi-natos que ocurren por esta causa, sino que existe una raíz rastreable de una gran parte de la homofobia que pre-sentan los adolescentes de hoy en día.

En la mayor parte de los colegios se suele ver una asociación de la homose-xualidad con lo patético, siempre que algún estudiante suele mostrar alguna debilidad suelen abuchearlo con insul-tos relacionados al ámbito gay. ¿Tiene algo que ver un homosexual con una galleta de soda partida, con una par-chita o con pescado pargo? Al pare-cer, según las voces públicas de pasillo, sí.

¿Es el homosexual culpable de la ho-mofobia que sufre a su alrededor? No, pero tampoco parece justo pedir-le a un adolescente homosexual que se enfrente a toda una sociedad que mantiene un sistema de pensamiento muy diferente al de él. El colegio pue-de llegar a representar el peor lugar del mundo, debido a la presión social a la cual se ve obligado a asumir un joven diariamente, no es fácil ser rechazado, mucho menos si asistes todos los días a un lugar donde la repulsión hacia uno es algo asegurado.

La desinformación y la falta de materia-les educativos son muestras del desinte-rés por parte del sistema de enseñanza por mantener los derechos de los niñas

y niñas adolescentes gay en condicio-nes de igualdad. Desde pequeños exis-te el deber de informarnos y orientar-nos con respecto a estos temas, es algo necesario para que la homosexualidad sea vista como algo normal dentro de la sociedad. Mientras más rechazo exis-ta, más soledad entrará en la mente de las pequeñas personas gay, y también a mayor soledad menores serán las ga-nas de querer seguir en el mundo. Uno tan inhóspito que ni en las paredes de tu casa te permiten ser homosexual, ni en las de la escuela tampoco... esas pequeñas manitos no parecen formar parte del conjunto de palmas calca-das con tiza en la pizarra del preesco-lar, y tendremos quizás pequeñas ma-nos que comenzarán a desaparecer.

La alarma constante que queda so-nando en nuestras cabezas indica que deberíamos hacer algo al respecto, que ese niño incomprendido muchas veces fuimos nosotros mismos, quizá co-rrimos con suerte y nadie lo notó, pero algo que seguro todos hemos podido observar con impotencia es el abuso de muchos en contra de algún com-pañero que es acusado de ser homo-sexual y que por ello lo han humillado, golpeado y muchas veces hasta ha terminado en terapia intensiva. La cru-da verdad sea dicha hoy hay homofo-bia en las aulas, dentro de los pupitres y detrás del escritorio del profesor, y si no hacemos nada al respecto mañana también la habrá. □