mosca de la remolacha - transición ecológica · 2007. 4. 9. · mosca de la remolacha está este...

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MOSCA DE LA REMOLACHA Está este insecto muy extendido, a pesai• de lo oual rara vez, en España, llegan a pro,- vocar los daños consecuencias graves. Han tenido alguna importancia en las provincias de Valladolid y Palencia, y también se han registrado en varias zonas de Avila, Madrid, Córdoba, Granada y Almería. Su área de difusión abarca toda Europa, Africa dei Norte, Estados Unidos, Canadá, Japón y Groenlandia, Ilegando a ser peligro- sa en algunos pafses. Es conocida la plaga desde mediados del siglo pasado, y ha sido muy estudiada, prin- cipalmente en estos últimos tiempos, por en- tomólogos alemanes y belgas, sin que, a pesar de ello, sea aún perfectamente conocída. Sue- le designarse el insecto con el nombre de Pe- gomyia iayo^sc^ami Panz, aunque algunos au- tores, como Bremer y Kaufmann, diferen- cian esta especie de la Pegomyia betae Cur- tis, atribuyendo a esta última los daños de la

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MOSCA DE LA REMOLACHA

Está este insecto muy extendido, a pesai•de lo oual rara vez, en España, llegan a pro,-vocar los daños consecuencias graves. Hantenido alguna importancia en las provinciasde Valladolid y Palencia, y también se hanregistrado en varias zonas de Avila, Madrid,Córdoba, Granada y Almería.

Su área de difusión abarca toda Europa,Africa dei Norte, Estados Unidos, Canadá,Japón y Groenlandia, Ilegando a ser peligro-sa en algunos pafses.

Es conocida la plaga desde mediados delsiglo pasado, y ha sido muy estudiada, prin-cipalmente en estos últimos tiempos, por en-tomólogos alemanes y belgas, sin que, a pesarde ello, sea aún perfectamente conocída. Sue-le designarse el insecto con el nombre de Pe-gomyia iayo^sc^ami Panz, aunque algunos au-tores, como Bremer y Kaufmann, diferen-cian esta especie de la Pegomyia betae Cur-tis, atribuyendo a esta última los daños de la

Fig. 16.-Hoja <íe remolacha atacada por la "mosca".(APpel.)

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ren^olucha, y u la primera lo^ eaus.sdus en al-^,^unas solanáceas.

D^scxiYCiórr.-E1 adulio es L^na moscri, d+^ltamaño de la doméstica, de color gris. EI ah-

FiKs. 17 y 1R.-Arlulto ,y huevo^ de "rnuyca de la remo-lacha" Pegomyia hyosr.yruni Yanz. (Foto Alfaro.)

domen va recubierto por una ve}josida^! c^n^rcienta, que marca en la parte dprsal uná lt^^iea más oscura.

La cabeza, también gris, lleva eit 1a frenteuna banda longitudinal rojo ladrillo; ^ienelos ojos rosados, y las patas, muy caracterís-ticas, amarillas con los tarsos negros.

La larva vive dentro de la hoja, entre lasdos ^epidermis; alcanza, en su máximo des-arrollo, una longitud de seis a ocho milíme-tros ; tiene la forma cónica, sin patas, de co-lor blancuzco, con el anillo anal truncado. Lacabeza es gruesa, apareciendo dividida porun surao medio; las mandíbulas son suma-mente alargadas y agudas.

Los huevos, de color blanco lechoso, sonalargados, de un milímetro de longitud, y susuperficie aparece rugosa, dibujándose unaretícula en relieve; el polo anterior es trun-cado, y el posterior, redondeado.

La pupa es de forma oval, de color rosá-ceo pardo, sin percibirse los segmentos.

BIOGRAFÍA.-Comienzan a aparecer los in-sectos perfectos a principios de primavera ;durante la noche permanecen ocultos entrelas hojas, y lo mismo cuando llueve o,hacefrío; el sol los aviva y hace que adquierantoda su actividad. Son, sin embargo, pocoágiles, dando cortos vuelos en busca de líqui-dos azucarados, de los que se alimentan, prin-cipalmente de la savia que escurre de las he-

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ridas causadas a las plantas por el hombre opor Ios instrumentos de labor; también me-rodean por las flores de las umbelíferas.

A mediados de mayo comienza la puesta ;cada hembra llega a deposítar unos 50 hue-vos, en grugos de dos o cinco, en la cara infe-rior de la hoja. EI avivamiento de estos hue-vos depende especialmente, según observa-ciones de Bremer y Kaufmann, de la hume-dad atmosférica, que precisa sea muy eleva-da y superior al 90 por 100, para qué aquéllatenga lugar. A poca que descienda de estacifra los huevos se desecan y mueren.

En condiciones favorables nacen las larvasal cabo de cuatro o cinco días, las cuales pe-netran en la hoja y viven en el interior, res-petando la epidermis de ambas caras; devo-ran el parénquima y forman galerfas, que en-sanchan sucesivamente, hasta constituir la-gunas, que ocupan gran parte del limbo, delcual resaltan por haber perdido su color ver-de, apareciendo como grandes manchas blan-quecinas, en las cuales, vistas por transpa-i•encia, se perciben las larvas.

La evolución de éstas es muy rápida; du-rante los doce o quince dfas que siguen a sunacimiento tienen tres mudas y alcanzan sumáximo desarrollo ; perforan entonces la epi^-dermis de su galería y_ se dejan caer en elsuelo, en el cual penetran y se transformanen pupa.

También en la ninfosis tiene la humedad

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una infiuencia preponderante; si el terrenoes húmedo, se verifica casi a fior de tierra;en cambio, en suelos secos penetra la larvahasta 10 ó 15 centímetros. A pesai• de esto,la humedad hace un efecto retardador; se-gún experiencias de Decoux y R,oland, en te-rrenos arenosos y secos emergen los aduItosantes que en un medio hú^medo.

Estas moscas, de la segunda generación,suelen aparecer en el mes de j^ulio y dan ori-gen, en general, a una tercera, de la cualsalen los adultos a final de agosto o prime-ros de septiembre, efectuando la puesta sa-bre las últimas remolachas, y especialmentesobre otras quenopodiáceas silvestres.

El número de generaciones anuales varfasegún las regiones : en el norte de Africa pa-rece no hay más que dos; a este efecto hahecho notar Bodenheimer que un verano pro-longado hace se distancien las generacionesde primavera y otoño. En cambio, en Amé-rica del Norte se cuentan hasta cuatro, y cin-co en California.

La evolución de Ia pupa sufre a veces pa-radas, o diapau^sias, de causa aún desconocí-da ; asf, observaron Bremer y Kaufmann quepupas d^e la segunda y tercera generación nose avivan hasta que la temperatura es per-fectamente favorable, y que a veces no emer-gen los adultos hasta la pri^mavera inmedia-ta. También hizo notar Decoux que se pre-sentan casos en que el 25 por 100 de las pii-

pas de primera generación permanecen ental estado hasta el año siguiente.

DAÑOS.-Los daños mayores los causan laslarvas de la primera generación cuando ata-can a las plantas aún pequeñas, las cuales lle-gan a morir a causa de su escasa resistencia.Más adelante, al estar ya crecidas las remola,-chas, los daños son menos sensibles, aunque,por quedar destruído el parénquima de lashojas, se dificulte el normal desarrollo de larafz, lo que se traduce en una disminución dela cosecha y en un descenso de la riq^ueza enazúcar,

En España, gtineralmente, por presentarseel ataque exx plantas aisladas, no suele sergrave esta plaga ; no obstante, en Ias provin-cias de Valladolid y Palencia hemos podidocomprobar en algunas fincas daños estima-bles.

ENEMIGO5 NATURALES.-Sori muy várlable5los daños d^2 la Pegomyin, hyoscyami de unosafios a otros; ya hemas visto la influencia quetiene el medio ambiente, bien desecándo loshuevos, o provocando un retraso en la evo-lución de las pupas; pero además de ello in-fluye el considerable número de parásitos quela atacan. Han sido éstos estudiados parti^u-larmente por los entomólogos álemanes y bel-gas ya citados, los cuales mencionan dos hi-menópteros parásitos de los huevos, y hasta

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36 de las larvas y pupas. Estas t^l^i^,s,ori,además, atacadas por coleópte^••os y,t•xq i-dos. También los adultos mueren f^e^u^ -mente por la acción de un hongo, F?t^usamzcscae Cohn, que los parasitiz^ .^e.

MEDIOS DE LUCHA.--LO mismo que lleva-mos dicho para otras plagas anteriormentedescritas, se recomienda en relación con lamosca de la remolacha : la siembra tempranay abonado con nitrato para facilitar el rá-pido crecimiento, ya que en la primera edades cuando los daños pueden ser de considera-ción. Es también una buena práctica culturalretrasar el entresaq^ue de la remolacha hastaque termine el período de puestá de la mosca,con lo cual se reparte el ataque de ésta sobremayor superficie foliar, dejando después tansólo las remolachas aparentemente sanas. To-das las arrancadas, que Ilevarán consigo grannúmero de larvas de la primera geueración,deberán quemarse para evitar el contagio.

Como medios de lucha directa, aunqueciertos investigadores belgas han ensayadométodos para combatir la larva, no tenemosgran fe en su eficacia, por vivir aquélla pro-tegida por la epidermis de la hoja. En cam-bio, parece probada la utilidad de combatir alas moscas adultas por medio de cebos enve-nenados antes de efectuar la puesta.

Se han recomendado diversas fórmulas decebos; parece, sin embargo, que los prepara-

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dos a base de arsenicales no han dado muy}auenos resultados, por obrar este productocomo insectífugo; por ello se recomienda,principalmente por los entomólogos belgasMayné y Van den Bruel, sustituirle por flo-runo de sodio.

En 10 litros de agua se disuelven cinco li-tros de melaza de azucarerfa de densidad noinferior a 1,40, y removiendo bien se añaden404 gramos de floruro sódico. El jarabe asípreparado se diluye hasta 100 litros, pulveri-zándose a continuación una línea de remola-chas de cada cinco. Las moscas, atraídas porel cebo, se intoxican y mueren en gran núrmero, pudiendo comprobarse en el suelo, don-de aparecen muertas.

Para que el tratamiento sea eficaz hay quehacerlo en tiempo seco, ya q^ue si sobrevieneuna lluvia lava las hojas y arrastra el insec-ticida. La pulverización debe repetirse variasveces durante todo el mes de mayo, por serésta ia época en que salen los adultos de pri-mavera. Es inútil combatir a las otra,s gene-raciones, por no ser, en general, de conside-ración los daños que producen, y resultar, porello, antieconómico el tratamiento.