morales, roberto 1995 elaboracion etnico-cultural del poder hegemonico estatal

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    UNIVERSIDADE DE SO PAULOPrograma de Ps-Graduao em Integrao de Amrica Latina -PROLAM-

    ELABORACION ETNICO-CULTURAL DEL PODER HEGEMONICO ESTATAL

    Recursos culturales de los Mapuches durante las dictaduras militares

    de Chile (1973-1990) y Argentina (1976-1983)

    Disertacin de Magister

    Candidato a Magister: Roberto Eduardo Morales Urra

    Orientador : Profesor Dr. Emir Simo Sader

    So Paulo.Noviembre.1994.

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    TEMARIO

    AGRADECIMIENTOS

    PRELIMINARES

    a) La investigacin: el proyecto y su desarrolloResumen del ProyectoFundamentos Terico- Metodolgicos-Hiptesis, Objetivos y Propsitos

    -La recuperacin de la memoria

    -El contexto acadmico y la produccin intelectual

    b) Referenciales tericos generalesCategoras Marxistas

    Mtodo Comparativo

    c) De la presentacin de este trabajoReferencias

    PRIMERA PARTE

    1: LOS MAPUCHES

    a) La gente de esta tierra: Mapu = Tierra, Che = Gente.

    b) Los Mapuches en la sociedad estatal chilena

    c) Los Mapuches en la sociedad estatal argentina.La "Campaa del Desierto"

    Despus de la "Campaa del Desierto"

    Situacin Actual

    d) El proceso de "araucanizacin" o mapuchizacinReferencias

    2: IMAGENESLas fotografas de los MapuchesReferencias

    3: DICTADURAS Y DIALECTICA CULTURAL DEL TERROR

    a) El perodo de la dictadura militar en Chile:1973-1990Aspectos polticos

    Aspectos econmicos

    La economa agraria

    La economa de la Regin con mayor poblacin campesina mapucheLos campesinos mapuches en la economa agraria nacional y regional

    b) La dictadura militar en Argentina:1976-1983

    c) La cultura del terror en las dictadurasLa represin poltica en Chile y Argentina

    La perspectiva psicosocial del miedo

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    Una perspectiva antropolgica de la cultura del terror

    d) La dialctica del terror: los Mapuches en el imaginario de los dominadoresLos mapuches como un pueblo con historia de guerrero e indmito.

    Los mapuches contemporneos como un amenazaLa izquierdizacin de los mapuches

    Referencias

    SEGUNDA PARTE

    4:LAS CARAS OCULTAS DEL PODER HEGEMONICO

    a) Identidad tnica, Estado y poder poltico.

    b) Diversidad,alteridad, racismo, ideologa nacional y construccin de identidades.

    c) La valoracin y recuperacin de nuestros saberes y recursos culturales

    d) El impacto de la dictadura en la sociedad y cultura Mapuche

    El proceso represivo en accinLa represin poltica hacia los Mapuches en la IX Regin de ChileReferencias

    5: LOS RECURSOS CULTURALES DEL PUEBLO MAPUCHE

    a)El Trabajo en las relaciones econmicas

    b)Las relaciones de parentesco y afiliacinc)El ejercicio del poder polticoEl poder poltico en las relaciones internasEl poder poltico en las articulaciones hacia afuera del grupo

    d)Las representaciones colectivas de la realidadSueosCuentos

    e)Salud fsica y mental

    Consideraciones interpretativas generalesViolencia estructurante y salud mentalElaboracin cultural de la violenciaLos recursos culturales de los grupos subalternosReferencias

    NOCIONES Y CONCEPTOS ORIENTADORES

    Estado, Poder Poltico y Sociedad Indgena, Ideologa Nacional, Identidad Cultural, Identidad,Cultura, Contexto de Dominacin, Estrategia de Sobrevivencia, Situaciones Lmites y TraumaSocial.

    FUENTES COMPLEMENTARIAS

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    AGRADECIMIENTOS

    * A los MapuchesLa primera referencia es respecto a los propios mapuches. Quiero agradecer- a las 25 familias de la comunidad Coipuco, cerca de Chol-Chol, comuna de

    Nueva Imperial, en la Novena Regin de Chile; quienes hace 15 aos me permitieronadentrarme en este camino; largo sendero de relaciones en el que an transito y en cuyorecorrido he ido transformndome. Entre las personas ms acogedoras de Coipuco, estla seora Estela Tranamil, la "papai Estelita", cuyo cario atravieza las fronteras delidioma y de la cultura;

    - a las familias (alrededor de un centenar) de 23 comunidades en los sectores deCunco Chico, Boyeco, Launache, Toro Melin y Truf-Truf en la provincia de Cautn; deAmasa, y Reico Chico en Malleco y Tranicura en Arauco; con quienes compartimos laslimitaciones y las posibilidades de una educacin popular que era propuesta comoalternativa a lo establecido e impuesto en el difcil perodo de la dictadura militar; por susesperanzas y alegras de lo cotidiano. A muchas de estas personas debo aprendizajes:variados, multifacticos y, en definitiva, el haber incorporado en la propia vida la

    importancia de sus urgencias;- a las familias de la zona costera de Cautn, en la comuna de Puerto Saavedra porlos alrededores del Lago Budi, sectores de Calof, en Puaucho, en la Isla Huapi(redundancia chilena), en Piedra Alta, quienes aceptaron mi presencia y en algunoscasos, como en Trahua-Trahua -con tu familia Jorge Pichiual-, me fueron incorporando amayores intimidades;

    - a mis amigos mapuches que hice, algunos de ellos que ya no estn, como:+Martn Painemal Huenchual, a quin sus parientes le decan "pobre obrero" y en verdadmuri pobre y mucho de lo que hizo an est en las brumas de lo desconocido, esperandopara que sea sacado del anonimato de los grandes. Gracias Martn, por el libro que meregalaste, ese que habla de tu vida y del que te quedaban solo dos ejemplares, a lasemana siguiente cuando volv para retribuirte con ese libro que tanto queras volver a

    tener "Historia del Movimiento Obrero" de Hernn Ramirez N., tu esposa me dijo quehabas sido enterrado; +a Anselmo Raguileo Lincopil, de quin aprend la fuerza de laesperanza y la riqueza del idioma mapuche; +a Manuel Aburto Panguilef, a quin noconoc , pero que a travs de sus manuscritos pude acceder a su sensibilidad y al mundode los sueos;

    - y tambin a los que todava estan: a don Jos Luis Huilcaman, "lonko" mapuchedel sector de Cullimque en la comuna de Lumaco, Malleco, Novena Regin de Chile; a sumujer y a sus hijos, por la persistente y honesta intencin de mejorar las condiciones devida para su gente; a don Domingo Montupil, mapuche que vive hace tiempo en el pueblode Nueva Imperial, Cautn, Novena Regin de Chile, por esa actitud positiva de encontrarlo bueno en las cosas que no lo parecen; a mi "cuado", amigo, compaero, Eusebio

    Painemal Huircapan, a toda su familia. Junto a ellos he sentido el transitar de la vida entodas sus gamas, y Eusebio tiene mucha responsabilidad en mis adhesiones polticas; aShiurra Morales, quin me tendi el puente de la familia mapuche que he querido tener,de verdad, ms all de los intereses acadmicos; a Rosamel Millaman, uno de aquellosque llevan las ideas a las prcticas y que se juegan hasta lmites insospechados; a LuisCaniuman, mi ahijado de matrimonio, cuya fuerza se alimenta de la cotidiana prctica concampesinos mapuches como de esa relacin que construye da a da en la ciudad deTemuco, por esas tardes y noches de lluvia y fro, donde siempre saba tener espacios ytiempos para una calurosa conversacin; a Zoila Ancalef, quin siempre me sorprende por

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    sus observaciones, su cario, su profundidad y su irrenunciable compromiso; a ElicuraChihuailaf, quin inevitablemente me ha mostrado caminos de entendimiento, que meobligan a repensar lo dicho y hecho, a respetar y ser cauteloso con lo que pudiera hacer ydecir de los mapuches; a Elisa Loncon, profesora y dirigente mapuche,

    - a las instituciones mapuches: "Sociedad Mapuche Lonko Kilapan", "SociedadMapuche Nehuen" y "Centro de Estudios y Documentacin Mapuche Liwen".

    - a las organizaciones mapuches, especialmente a "AdMapu"* A mis compaeros y profesores de la Licenciatura en Antropologia entre los aos 1974 y1978, de la Universidad Catlica de Chile, en Temuco.* A mis colegas de la institucin no-gubernamental Capide, en la que trabaj en esos aosde 1979 hasta 1987, especialmente a aquellos con los cuales tuve mucha sintonia: JorgeSanderson, Arturo Rojas, Maria Teresa Aqueveque.* Al "Centro Regional de Salud Mental", localizado en Temuco, institucin de derechoshumanos y salud mental colectiva, a las personas con las que trabajamos juntos entre1988 y1991, quienes me ensearon a encontrar otro mirar de las relaciones humanas, atener mas en cuenta lo subjetivo de estas.* Al "Programa Interinstitucional Maquehue", en especial a las personas del primer equipo

    de la "Central de Apoyo", con los cuales compartimos en 1991, las incertezas de los inciosde una interesante experiencia:Andrs, Benigno, Cristina, Eduardo, Elisa, Jorge ySergio. Tambin a Francesco, encargado desde 1993, por su acogida y apoyo para larealizacin del Taller de discusin de la versin preliminar de este trabajo* A las personas que dirigen y atienden las oficinas de la "Confederacin Campesina eIndgena El Surco", en su sede en Santiago de Chile.* A las personas del "Movimento de Trabalhadores Sem Terra", aquellas del alojamiento yoficinas en Barra Funda, como aquellas de la oficina en Perdizes, ambos en San Pablo,Brasil..* A los amigos que hice y que todava tengo en el Partido Comunista de Chile.* El otro gran mundo es el de las relaciones familiares, afectivas, amorosas, amistosas,de complicidad en lo cotidiano.

    - Aqu ha sido esencial la existencia de Lorena Duhalde Ruiz, mi compaera, conquin hemos hecho un recorrido juntos, compartiendo espacios, tiempos, sueos ytambin este ltimo perodo donde hemos unido Temuco y San Paulo.

    - A Humberto,mi padre, por su apoyo permanente, a Licha, mi madre, por sucario, a Laurita, mi abuela materna, a mis hermanas: Anamara y Alicia, a sus familias, ami bien amado hermano Oscar, cuyos afectos los llevo junto a mi como un gran tesoro.

    - A Diana, cuyo trabajo fotogrfico me permite hacer una presentacin mscompleta y profunda de los Mapuches.

    - A mis amigos y amigas en Temuco, con quienes reafirmamos regularmentenuestras ganas de vivir.

    - A los amigos que he hecho en Brasil, muchos de los cuales aparecen aqu

    mencionados, pero debo destacar a mi amiga argentina Perla Zusman, de cuyaresponsabilidad y afectos me siento prodigado.- Al vnculo esencialmente humano establecido con Mareia Quintero Rivera,

    puertorriquea. Por todo su apoyo, ayuda, sentimientos y ganas de vivir.* A mis colegas y amigos del PROLAM en la USP

    - a mis compaeros del Prolam , con los curs las disciplinas, disfrutamos algunasfiestas, compartimos las preocupaciones propias de la condicin de estudiantes; MnicaArroyo, Liliana Rico, Rosangela Malachias, Dina Trascher, Luis Estensoro, Angelo Geron,Maria Helena Ramos, .Tengo especiales recuerdos del grupo de estudios "Identidad

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    Cultural", los del ao 92: Humberto, Jos Luis, Mara Teresa, Perla, Sidney y Viviana;como tambin los del 93: Mareia, Mario y Neuza (adems de Humberto y Perla). Porquecon ellos hemos estado compartiendo dudas, certezas y opiniones como tambin nuestrasproyecciones de vida.

    - a Maria Helena Weichmann, a quien conoci en el Memorial de America Latina,antes de ser compaeros en el Prolam, y de cuya amistad me siento honrado.

    - a Vernica Aravena, una chilena proveniente de Chillan con la que me encontren el Prolam, y a la cual le debo la traduccin de este documento al portugus, as comosu empuje y fuerza para canalizar nuestras inquietudes mientras eramos alumnos delPrograma.* A las personas con las cuales compartimos alojamiento y amistades en el CRUSP:Mnica (argentina), Rubn (argentino), Rodrigo y Alfredo (colombianos), en el 511 del G;Efendy, Maria y sus hijos Emiliano y Rafael (ecuatorianos), Vctor (colombiano), en 104del E; Carlos (brasilero), Rafael (venezolano), en el 302 del E; Guillermo y Regino(cubanos), en el 207 del G y a Mercedes (cubana), quin durante el 2o. semestre de 1993apareca algunos fines de semana llegando desde Piracicaba como un "cicln del Caribe",como tambin a otros amigos cubanos: Carbeny, Gilberto, Jorge, Juan Jos, Luis, Miguel

    Angel, Nelson, Ricardo y Rolando.* A las personas que participaron durante los aos 92, 93 y 94 en el Comit de EstudantesLatino Americanos da USP, particularmente a Rubn Duarte, Mnica Arroyo.* Un agradecimiento muy especial a Marcelo, un chileno que me acogi desde que nosconocimos en el bus que en Enero del 92 llegaba a San Pablo. El como estudiante dePeriodismo en la Universidad de San Pablo, supo darme todas aquellas indicacionesprcticas que me facilitaron mi entrada a la vida universitaria. Desde ah he tenido siempreun buen amigo, un entusiasta camarada de ideas y de actividades.* A los estudiantes chilenos en la USP, Carlos Abarza (temucano, fsico y buen amigo),Francisco Pea (porteo en Temuco, fsico).* A las personas que me recibieron muy bien en el sur de Argentina en agosto del 93,tanto a Elisa Martinez, su marido Angel y sus dos hijos; como a los investigadores

    argentinos, los particulares como Lidia N. Bruno en Neuqun, los de la "UniversidadNacional del Comahue" en las ciudades de Neuquen , como Nlida Bonacorci, CarlosCalderon, Gladys Varela y Susana Rodriguez, y en General Roca a Ana Mara Menni; alos del equipo que trabaja en el Area de Investigaciones Arqueolgicas de la DireccinProvincial de Cultura en Neuquen, como Ana Mara Biset..* A los colegas del "Centro Latino Americano de Estudos em Sade Mental", en SanPablo. Especialmente a Irineu Silva, Jorge Broide, Leila Bonfim, Rosa Scaramuzzi, Nacira,Paulo Endo, Sonia, Vernica Mendes de Melo.* A mis camaradas del Centro de Estudos e Aplicao de Capoeira, especialmente a mismestres Alcides y Dorival; y a Fabrissio, Regiani, Roberta, Dede, Dalila, Sergio, Mareia,Rocio, Carlos V,

    *A los profesores que hicieron sugerencias al trabajo: John Cowart Dawsey y OrlandoPinto de Miranda. A los profesores del PROLAM, a su coordinador Sedi Hirano, a lassecretarias Silvia, Katia, Ida .* A mi orientador Emir Simo Sader, con quin he establecido un dilogo fundamental ydesde las aulas, las conversaciones, las indicaciones, los intercambios ha estimuladopermanentemente el desarrollo de este trabajo.

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    PRELIMINARES

    a) La investigacin: el proyecto y su desarrolloLa investigacin se ha desarrollado en el marco del Programa de Integracin de

    Amrica Latina -PROLAM- de la Universidad de San Paulo en Brasil. Est referidaempricamente al pueblo MAPUCHE contemporneo -localizado tanto en Chile como enArgentina- durante el perodo de las dictaduras militares iniciadas en la dcada del setentaen ambos pases. El propsito de interpretar la estrategia socio cultural levantada por estepueblo, ha hecho necesario construir un cuerpo terico que permita llevar a una fecundaexplicacin de los hechos. De esta manera, los recursos culturales que permiten lacontinuidad de la existencia de un grupo tnicamente diferenciado, han sido el temacentral de la investigacin en torno a la que se organizaron los estudios. Estos recursoshan sido investigados en el presente de este pueblo, y la mirada est centrada en lasprcticas y significados de los mbitos sociopolticos, de la relacin con el medio ambientey de la mantencin de la salud mental. Lo que resulta de la investigacin es un productocultural, es una interpretacin desde la socioantropologa para el mundo cultural de unpueblo que codifica y elabora estrategias diferentes a las sociedades estatales.

    Lo que los Mapuches han desarrollado como estrategia para su sociedad, ha sidopresentado por algunos sectores mapuches organizados como propuestas deautodesarrollo. Las condiciones diversas en las que se ha articulado esta estrategia,permite suponer una solidez social en la misma, aunque slo en los ltimos 10 aos seest enfrentando a la gran estrategia del capitalismo agrofinanciero en la globalizacinneoliberal, por lo que sera prematuro avanzar una opinin ahora sobre la articulacin ental contexto, que es fuertemente hegemnico en la sociedad chilena, en la sociedadargentina, en Amrica Latina y en el mundo.

    En la investigacin se ha trabajado con contenidos que son propuestas internaspara un pueblo, y como producto cultural de este tiempo puede quizs contribuir a quetales propuestas atraviezen las fronteras Mapuches y sean asumidas por el conjunto de lasociedad.

    Resumen del ProyectoLa hiptesis medular de este estudio es que el comportamiento sociopoltico y

    cultural desarrollado por los mapuches a lo largo de su historia, puede ser interpretadocomo una estrategia de continuidad y desarrollo del grupo, la que se manifestara en sumultiplicidad en contextos de fuerte opresin generalizada. Se plantea que las claves detal estrategia son posibles de identificar y recuperar en un intento de elaboracin terica.

    El ttulo del Proyecto fu: "Estrategia de sobrevivencia sociocultural del puebloMapuche durante las dictaduras militares de Chile (1973-1990) y Argentina (1976-1984,)"Interesaba conocer y explicar la estrategia global que han desarrollado los mapuchescomo grupo tnico, para hacer frente a contextos de opresin. Se defini esta estrategia

    como de sobrevivencia y para este trabajo se consideraran los aspectos referidos a loscontenidos culturales de: la relacin con el medio ambiente natural; el ejercicio del poderpoltico y las relaciones con el Estado; y la mantencin de la salud mental.

    Se situ el perodo histrico del estudio en los aos de las dictaduras militares,dado que en ese contexto se pondran de manifiesto con especial claridad loscomponentes sociopolticos y culturales de la estrategia. La situacin comn a Chile yArgentina de dictaduras militares, de presencia de grupos mapuches, permiti un estudioen un perodo bien delimitado, en un contexto social especfico, para dos pases y

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    respecto a un mismo pueblo indgena que se concentra territorialmente en las reascentro-sur en Chile y sur-oeste en Argentina.

    Las bases tericas en las que se fundament la investigacin se encuentrandefinidas por vertientes complementarias: los principios epistemolgicos dados por elmaterialismo dialctico e histrico, la reelaboracin hecha por pensadoreslatinoamericanos respecto de los pueblos indgenas y las teoras contemporneas de laantropologa basadas en la cultura. Situado tericamente desde esta perspectiva, searticul un cuerpo explicativo e interpretativo de los procesos de cambio sociopolticos yculturales ocurridos al pueblo mapuche.

    La metodologa se plante a partir de la concepcin que releva el analizar loshechos en una perspectiva histrica, lo que exigi recopilar los antecedentes pertinentesal perodo determinado, vinculndolos a procesos previos y posteriores. Tales datosprovenan del examen de estudios sobre el tema, acerca del propio pueblo mapuche, y dela realidad de los pases de Chile y Argentina. Se sustent tambin en el anlisis enprofundidad de las condiciones del perodo seleccionado, lo que por sucontemporaneidad, permiti contar adems con antecedentes de primera mano,requiriendo la sistematizacin de informaciones propias obtenidas a partir de trabajos

    previos. El mtodo implic una exhaustiva revisin bibliogrfica y documental de lainformacin pertinente, as como de la obtencin de informacin directa. Requiri de unexamen conceptual riguroso, para construir o utilizar las categoras explicativas para laproblemtica que interesa. En este sentido, implic estudiar los grandes marcosinterpretativos como tambin las explicaciones ms concretas para fenmenos bienespecficos.

    La socializacin de la discusin conceptual se implement tanto al interior delpropio Prolam, como fuera de ste, en el Centro Latino Americano de Estudos em SadeMental, en Brasil, y adems con personas y grupos en talleres de discusin en Chile y enArgentina. Esto responde tambin a un propsito sociopoltico del trabajo, que indic parael mtodo, la necesaria vinculacin dialgica con grupos organizados del pueblomapuche, as como con personas y grupos comprometidos con la temtica; tanto para el

    desarrollo de la investigacin como para la discusin de sus resultados.

    Fundamentos Terico- MetodolgicosEstas ideas se sustentan en el conocimento de la realidad de los grupos indgenas

    que se ha acumulado por los cientistas y estudiosos, y en particular por las referencias alos estudios en el sector sur oeste del continente. El conocimiento directo de losmapuches, avalado por una permanencia y contacto estrecho en sectores rurales yurbanos del centro-sur de Chile desde l977, permiten desprender algunas formulacionesque sirven de contextualizacin conceptual del tema de estudio.

    Tales planteamientos se sintetizan de la siguiente manera:a) Los mapuches han desarrollado diversas formas y prcticas de enfrentar los

    procesos sociales globales; las que se adaptan, elaboran y re-elaboran en relacin a lascaractersticas especficas que tales procesos tiene en distintos momentos: relaciones conel Tahuantisuyo; resistencia a la invasin sostenida por el Imperio Espaol; adaptacin,resistencia e integracin/asimilacin a las sociedades estatales chilena y argentina. Enconcreto, estas prcticas se tradujeron en pactos, parlamentos, acciones militares,relaciones comerciales, surgimientos de organizaciones, participacin en instanciaspropias de la sociedad, demandas y exigencias al Estado y propuestas propias.

    b)En el pueblo mapuche se puede constatar la prevalencia de una identidad tnico- cultural, cambiante y dinmica, que acta como elemento unificador ante situaciones de

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    dispersin, de diferencias y conflictos. Esta identidad se manifiesta hoy en unautoreconocimiento, a nivel personal y colectivo, de constituir un grupo humanodiferenciado; el uso y desarrollo de un idioma propio, el "mapudugun"; la referencia a unsistema de relaciones parentales y a una comunidad territorial y social de origen; laperspectiva de un pasado, un presente y un futuro.

    c)Muchos sectores mapuches han establecido vnculos -ya sea individuales ocolectivos- con organizaciones sociales y polticas no-indgenas , dentro y fuera de lasociedad chilena, en una perspectiva multiclasista.

    d)Los mapuches agrupados en organizaciones, han establecido relaciones conotras organizaciones indgenas. En el mbito de la sociedad chilena, ha significado elsurgimiento de una identidad indiana en los sectores dirigentes del pueblo mapuche;quienes estn proponiendo objetivos cada vez ms amplios y profundos deautodeterminacin y de autonoma.

    e)El pueblo mapuche ha desarrollado mecanismos especficos de enfrentameintoa una prctica histrica de acciones y cultura represiva, dominante y opresiva; lo que lesha permitido sobrevivir como grupo y seguir desarrollndose en tales contextos. A pesarde la aguda situacin de crisis en la cual se encuentra el pueblo mapuche, se pueden

    distinguir algunos ejes bsicos que orientan y le dan an consistencia y sentido a suquehacer, impidiendo hasta ahora su eventual colapso como pueblo. Tales ejes puedenser identificados como: el carcter colectivo de sus relaciones sociales; la mantencin deuna relacin estrecha con el medio ambiente natural; las explicaciones globales yrelacionadas de los fenmenos, vinculando al ser humano con otros, con la naturaleza ycon fuerzas no humanas.

    Hiptesis:a) los elementos sociopolticos y de relacin con el medio ambiente caractersticos delpueblo mapuche en Chile, son relacionables al sustrato cultural del pueblo mapuche enArgentina.

    b) los contenidos culturales de la estrategia de integridad y desarrollo del pueblomapuche, se ponen en accin de manera evidente y mltiple en situaciones socialeslimites como son los contextos de las dictaduras militares.

    Objetivos:1-Identificar los elementos culturales constitutivos de la estrategia contempornea decontinuidad, integridad y desarrollo del pueblo mapuche

    2-Analizar las diferencias y similitudes de la situacin vivida por el pueblo mapuche enChile y Argentina durante el perodo de las ltimas dictaduras militaresPropsitos:

    -Contribuir a la autovaloracin y a la recuperacin de la memoria histrica colectiva delpueblo mapuche-Construir un modelo terico capaz de explicar e interpretar los contenidos culturales de laestrategia de vida del pueblo mapuche-Aportar a la superacin de la opresin y explotacin a la que estn sometidos losmapuches

    Quisiera argumentar con ms detalles los dos primeros propsitos.

    La recuperacin de la memoria

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    Est planteado el propsito de contribuir a las interpretaciones del pasado recientede nuestras sociedades. La recuperacin de la memoria es una intencin y es unprocedimiento que contribuye a la elaboracin de la mentalidad de un grupo humano, a laconstitucin de su historia, a la toma de conciencia de su transcurrir, y a la construccinde un posible futuro. Este esfuerzo interpretativo busca entrar en la memoria colectiva delpueblo Mapuche o, al menos, en la de un sector de ste en un espacio y perododeterminado; o sea, los mapuches relacionados con los diversos sectores de lassociedades estatales. Ayuda a sustentar la importancia de este afn, lo planteado hacems de 40 aos por Maurice Halbwachs:" No mais, se a memria coletiva tira sua fora e sua durao do fato de ter por soporteum conjunto de homens, no obstante eles so indivduos que se lembram, enquantomembros do grupo. Dessa massa de lembranas comuns, e que se apiam uma sobre aoutra, no so as mesmas que aparecero com mais intensidade para cada um deles.Diramos voluntariamente que cada memria individual um ponto de vista sobre amemria coletiva, que este ponto de vista muda conforme o lugar que ali eu ocupo, e queeste lugar mesmo muda segundo as relaes que mantenho com outros meios. "[Halbwachs:(1950)1990:51]

    El contexto acadmico y la produccin intelectualDesde el punto de vista acadmico, la investigacin se inscribe en el contexto del

    Prolam, que forma investigadores con un nivel de desarrollo tcnico que permitainterpretar e intervenir en los procesos de las sociedades latinoamericanas, en laperspectiva de la integracin de estas. Aunque proveniendo de una formacin y unaprctica antropolgica, relacionada esencialmente con la problemtica de las sociedadesindgenas; dentro del Programa el rea de concentracin del autor fu Sociologia. Estacombinatoria exigi ampliar los marcos tradicionales de la investigacin antropolgica y hapermitido el conocimiento y eventualmente la apropiacin de categoras sociolgicas parala interpretacin de algunos aspectos de la realidad que nos reclaman respuestas.

    En esta perspectiva, se usaron diversas categoras para la interpretacin, y son

    precisamente algunas de las mismas las que motivan estas reflexiones acerca delproceso de conocimiento. La produccin del tipo de conocimiento llamado cientfico puedeser entendido en s mismo como un producto cultural propio de la modernidad. Laspropuestas de nociones, de categoras de interpretacin, de metodologas, de tcnicas, deprocedimientos para la circulacin del conocimiento cientfico, de temas de investigacin,de fundamentos para el desarrollo de las sociedades, se constituyen entonces en lamateria con la cual trabajamos una interpretacin.

    La actividad intelectual es inherente al ser humano, y ha sido inclusosobrevalorada al punto de muchas veces asumir que la razn es lo esencial a la especie.Con frecuencia tambin, sto ha sido relativizado, tanto por la produccin artstica, menoscargada de raciocinio, como por la dinmica social en que bajo determinadas

    circunstancias terminan predominando otras capacidades humanas, como la intuicin y lapercepcin sensorial.Si partimos del supuesto que lo humano se constituye como resultante de la

    interaccin de diversos mbitos de lo vivo, entonces podremos afirmar que todo humanoest en actividad intelectual. Cuando hablamos de produccin intelectual, estamosqueriendo decir que es un tipo de resultado donde los nfasis estan en la reflexin, en laconceptualizacin, en la abstraccin, y en el uso de un lenguaje convencional .

    Obviamente en el proceso de produccin intelectual han participado varios mbitosde una persona en el contexto de sus relaciones con otros, en un medio ambiente

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    especfico, sea natural y/o transformado. Pero, el resultado es predominantementecultural. En este mbito se inscriben las ciencias y la filosofa. La particularidad queasume este trabajo en su fase de produccin intelectual, es que est fuertemente marcadopor mbitos no intelectuales, al punto que se pueden identificar en sus formulacionesaspectos intuitivos, que indican la intencin de construir un discurso y un ambientecomunicativo ms amplio que el estrictamente racional acadmico.

    Entre las lecturas hechas, algunas han sido muy importantes en relacin a sto,particularmente las de Silvia Caiuby, Michael Taussig y de Eric Wolf, quienes colocanmuchas de las cuestiones que me interesa interpretar, entre las cuales est el asunto dereflexionar sobre la propia actividad del investigador. Esta forma parte del material de lamisma investigacin, en el mirar (en nuestro mirar, entonces) a los otros, estn presenteslas imagenes tanto del otro como tambien de lo que se piensa que ste tiene en suimaginario. En la interrelacin establecida se genera una nueva situacin, a travs delcomportamiento relacional se modifican algunos trminos en el otro y en s mismo.

    Estructuro mi interpretacin presuponiendo que mis percepciones son reales, perono necesariamente verdaderas. Pero, tambien presupongo que estas percepciones sonparciales y que en esa pseudo-concrecion solo puedo aprehender el fenmeno, y no as

    directamente la esencia. Para aprehender la esencia, se exige un esfuerzo mayor todava:construir una manera adecuada de aproximacin a la realidad, a la cual puedo acceder atravs del fenmeno, y trabajando con ste, ir ms alla de l para percibir la esencia. Elconjunto interrelacionado del fenmeno y de la esencia constituyen la realidad misma,junto com mi propia percepcin de sta. Estoy asumiendo una concepcin de la realidad,basado en los presupuestos de la dialctica materialista, y en particular referido a lasproposiciones del filsofo Karel Kosik. En sus referencias, la realidad es el fenmeno y laesencia, siendo el fenmeno lo aparente de la cosa, la actividad de sta y la esencia es lacosa misma. Segn el mismo, no podemos conocer directamente la cosa, y necesitamoshacer um recorrido indirecto que pasa a travs del fenmeno. Entonces, la dialctica, quepretende conocer la cosa misma, propone un mtodo de aproximacin, que supone teneren cuenta la realidad del sujeto que hace el intento. Sujeto que es histrico y social.

    Este mtodo, en el que se constituye la propia dialctica materialista, implica irms all de las percepciones inmediatas de los fenmenos, superar la pseudo-concrecincon que la realidad se presenta a nuestro mirar. Se trata de descomponer el todo, y atravs de la abstraccin y los conceptos, se hace una separacion del fenmeno de laesencia. El pensamento aisla y "mata" la realidad, siendo una accin que tiende a un findeterminado, aislando aspectos de sta. Entonces, se escinde la realidad como un todo,interviniendo en ella y "valorndola". Al mismo tiempo, se tiene una percepcn del todo.El ascenso de lo abstracto a lo concreto no es el recorrido de un plano a otro (racional alsensible), sino que es el movimiento del pensamiento en el pensamiento. Se trata de unareproduccin espiritual e intelectual de la realidad, a partir de la actividad prctica objetivadel hombre histrico. [Ver Kosik, (1963)1967:25-77]

    Me parecen complementarias, en esta perspectiva, las formulaciones de MichaelTaussig en relacin a la interpretacin que hacemos de la realidad y en particular a lo quese constituye como mtodo del trabajo cientfico. Seala que no se trata slo de quenuestra percepcin es condicionada histricamente, de que el ojo llega a ser un rgano dela historia, o que las sensaciones son una forma de actividad y no la copia pasiva deeventos, sino que la historia que da cuenta de esta actividad tambin d cuenta denuestra comprensin y de la propia historia. Condicionado por la historia y la sociedad, elojo humano asume estas percepciones como reales. No se puede, sino a travs de ungran esfuerzo, asumir esta percepcin como un movimiento del pensamiento que ratifica

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    las seales a travs de las cuales la historia se expresa a s misma. Para dejar aldescubierto la cualidad ficcional de nuestra realidad social, el analista tiene el arduotrabajo de ir a travs de la apariencia del fenmeno, no slo como simbolos, sino como elresultado de su interaccin con las categoras de pensamiento histricamente producidasque les han sido impuestas. Cualquier trabajo de interpretacin incluye elementos deincertidumbre y autonegacin intelectual. La verdad de la interpretacin reside en suestructura intelectual de contrastes, y su realidad es inherentemente auto-crtica. [Taussig,1980: 3-8]

    E.Wolf tambin coloca algunas cuestiones interesantes sobre este mecanismo decrear categoras y de la cosificacin que se hace de ellas:"Al convertir los nombres en cosas creamos falsos modelos de realidad. Al atribuir a lasnaciones, sociedades o culturas, la calidad de objetos internamente homogneos yexternamente diferenciados y limitados, creamos un modelo del mundo similar a una granmesa de pool en la cual las entidades giran una alrededor de la otra como si fueran bolasde billar duras y redondas" [Wolf, (1982)1987:19]

    b) Referenciales tericos generales

    Categoras marxistasUno de los supuestos tericos de la investigacin es que algunas categoras del

    marxismo que han influido en el pensamiento antropolgico, se constituyen entre losreferentes importantes para la elaboracin explicativa. Para fundamentar esto, esconveniente revisar lo que este enfoque ha estado presente en el desarrollo de lasinterpretaciones de la disciplina antropolgica contempornea y acudir a Sherry B.Ortner, antroploga de la Universidad de Michigan, quin escribe un artculo en 1984, enel que hace un examen de la ciencia antropolgica desde los aos 60.

    Para los 60, distingue una corriente que denomina Antropologa Simblica, cuyasdos principales variantes estn representadas por: Clifford Geertz, quin recibe la

    influencia de Max Weber, va Talcott Parsons; y por.Vctor Turner, influido por EmileDurkheim y tambin por Karl Marx, va Max Gluckman.

    Para el mismo perodo, ubica a la Ecologa Cultural, la que representa una nuevasntesis y una mayor desarrollo del evolucionismo materialista de L.White, J.Steward yV.Gordon Childe. Entre sus principales exponentes estara Elmann Service y MarshallSahlins, este ltimo estableci el foco sobre la adaptacin a factores medioambientalescomo la salida a los factores amorfos como la gestalt cultural y la dialectica histrica. Hayalgunas variantes de la ecologa cultural que se desarrollan ms tarde, y que se expresanen los planteamientos de Marvin Harris y Roy Rappaport. En estos estudios, el inters semovi de cmo el medio ambiente estimula (o previene) el desarrollo de formas sociales yculturales, a las cuestiones de la manera en que tales formas sociales y culturales

    funcionan para mantener una determinada relacin con el medio ambiente. Por su parte,en el mismo perodo Claude Levi-Strauss desarrolla el EstructuralismoEn los aos 70, el smbolo del nuevo criticismo y de las alternativas tericas para

    reemplazar los viejos modelos, fue Marx. Hay dos diferentes escuelas marxistas de teoraantropolgica: el marxismo estructuralista, desarrollado principalmente en Francia eInglaterra, y la economa poltica, que surgi primero en los Estados Unidos y luego enInglaterra. En relacin al Marxismo Estructuralista, la autora sostiene que el adelantoespecfico en relacin a sus antecesores -antropologa materialista- es que ubica lasfuerzas determinantes no en el medio ambiente natural y/o en la tecnologa, sino

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    especficamente al interior de ciertas estructuras de relaciones sociales. El marxismoestructuralista le d al fenmeno cultural (creencias, valores, clasificaciones) una funcincentral en su modelo del proceso social. Especficamente, la cultura fue convertida a"ideologa", y considerada desde el punto de vista de su rol en la reproduccin social:legitimando el orden existente, mediatizando las contradicciones en la base, y mistificandolas fuentes de la explotacin y la desigualdad en el sistema.

    Para los 80 lo que prevalece, es un acercamiento a la prctica de los sujetos, quees elaborado en oposicin al punto de vista dominante -esencialmenteParsoniano/Durkheimniano- que entiende que el mundo es ordenado por reglas y normas.Un aspecto identificatorio de esta tendencia, es su influencia marxista. Es el caso deRaymond Williams, historiador literario/cultural marxista, quin recupera la nocin centralde hegemona de Antonio Gramsci, diciendo que sta incluye y supera a los conceptos decultura e ideologa. V ms all de la cultura (entendida como proceso social global en elque las personas definen y organizan sus vidas), al enfatizar la relacin entre el procesosocial global y las particulares distribuciones de poder e influencia , introducindose as elreconocimiento de la dominacin y la subordinacin en un proceso global. Estaconsideracin de la globalidad del proceso hace que tambin supere el concepto de

    ideologa (como sistema de significados y valores que expresan o proyectan los interesesde clase), ya que lo fundamental no es tn solo la conciencia de este sistema de ideas ycreencias, sino que el proceso social est organizado como un todo a partir de lossignificados y valores especficos y dominantes. [Ortner,1984]

    En el mbito de la sociologa, en 1985, el socilogo francs Pierre Fougeyrrollaslevanta el dilema epistemolgico que se presenta a las Ciencias Sociales al encarar elexamen de los procesos contemporneos. Contrapone los abordajes funcionalistas yestructuralistas al marxismo, concluyendo que ste entrega las herramientas para unamejor comprensin de los fenmenos sociales. Para l, tanto el funcionalismo como elestructuralismo, analizan los fenmenos sociales de acuerdo a las mentalidadesprevalecientes; mientras que el marxismo los analiza a partir de las relaciones de fuerzaexistentes en los grupos que constituyen la sociedad. Propone una revalorizacin del

    marxismo a travs del retorno a su inspiracin original, olvidada por las formasdogmatizadas que ha asumido. De esta manera, el marxismo deja de presentarse comoun modo de pensamiento familiar que nosotros podemos -a nivel personal- defender oatacar, para aparecer, simultneamente como un pensamiento crtico eventualmentecapaz de responder a las exigencias de una situacin general de crisis, y tambin comouna concepcin de las relaciones de clase y de las luchas de clase al servicio de lacomprensin de los procesos fundamentales de los cuales los fenmenos econmicos,culturales y polticos constituyen manifestaciones observables. [Ver Fougeyrrollas, 1985:14]

    Desde una perspectiva de la reflexin filosfica, vale la pena referirse a unosplanteamientos que hace el pensador chileno Osvaldo Fernndez Daz:

    "La 'crisis' del marxismo, y todas las circunstancias en que se expresa la situacin actual,nos invitan a pensar fuera de la ortodoxia(...)Pero romper con el cuerpo ortodoxo noquiere decir desarticulacin de la coherencia interna del campo terico, nica baseposible, por lo dems, de cualquier proposicin de apertura. En esto consisteprecisamente el desafo terico de la formulacin de un 'marxismo' abierto: producir all unrigor.(...) asumir la propia historia es ya autocriticarse, en tanto nos pone en presencia denuestros lmites. Al ingresar en su propia transitoriedad, la nueva manera de pensarmediante la autocrtica reconoce tanto la existencia del otro como de los otros puntos devista y de las otras posibilidades, creando as las condiciones para verse a s misma, por

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    as decirlo, 'desde fuera'. Pero esto slo ocurre cuando pierde su primera satisfaccin y seexpone, renunciando a su vanagloria y a la quimera de la teora como poder."[Fernndez,1991: 213-214]

    Mtodo ComparativoRespecto del Mtodo Comparativo es interesante recoger la contribucin que

    significan los planteamientos de E. A. Hammel . Este autor sostiene que la comparacines una tcnica indispensable del saber analtico, siendo interesante el uso que se hahecho de ella en la antropologa, para llegar a generalizaciones inductivas o para formarconclusiones deductivas, y no aquel que se hace para citar casos ilustrativos queejemplifican pero que no demuestran generalizaciones. Para Hammel, el MtodoComparativo nace con el artculo de Edward B.Tylor, en 1889. El intento de Tylor deconstruir una metodologa rigurosa estaba condicionado por su filosofa evolucionista ypor la nocin de que la mejor forma de explicar cualquier fenmeno era mostrar cmo estehaba llegado a ser, esto es, descubrir su historia. Las dificultades del uso del MtodoComparativo en casi un siglo de prctica, los resume en cuatro grandes reas deproblemas conceptuales: a)la identificacin y clasificacin de los items culturales a ser

    comparados, b)el alcance de la comparacin en tiempo y espacio o, ms generalmente,en el grado de la diferencia esperada entre los pares de unidades sociales comparadas,c)los propsitos de la comparacin y d)el diseo de la comparacin. [Hammel,1980:145-155]

    Por su parte, el profesor argentino Hctor Alimonda establece los cuidadosmetodlogicos a tener presentes para hacer una adecuada comparacin: delimitar lasfases posibles de comparar, establecer la validez de los perodos referidos, evidenciar lospresupuestos que sustentan la comparacin, y establecer claramente los referencialestericos.

    c) De la presentacin de este trabajoEn este trabajo he hecho un esfuerzo para establecer una comunicacin ms

    cercana, profunda y amplia con aquellos que lo consultan , preocupndome por afinar loscdigos como tambin la estructura organizativa. Respecto de los cdigos, he acudido ados lenguajes: la lecto-escritura y las imgenes fotogrficas. De esta forma, esperoestablecer una doble relacin con la persona interesada. Lo ms representativo de lainvestigacin ha sido presentado en el documento escrito, siendo las fotografascomplemento necesario que, espero, amplien, profundizen y contextualizen la temtica.

    En relacin a cmo est organizada la presentacin del trabajo, ste lo heestructurado comenzando por los Agradecimientos, para dejar establecida la influencia dediversas personas en lo que ahora son los resultados de este trabajo. En los Preliminares,intento dejar al descubierto el aspecto acadmico formal de la investigacin,complementando con algunas reflexiones en torno al conocimiento y a la produccin

    intelectual; y en la medida de lo posible, adems explicito las principales vertientestericas en las cuales he basado la interpretacin. Contino con la primera parte,correspondiente a los captulos que son de contextualizacin y referencia, uno dedicado ala caracterizacin del grupo Mapuche, y otro que contiene Imgenes Fotogrficascontemporneas de los Mapuches en diversos contextos y situaciones. En el captulosiguiente, presento una perspectiva que relaciona las dictaduras militares en Chile yArgentina con la dimensin cultural del proceso represivo. La segunda parte estdedicada a los dos captulos que articulan los resultados terico-prcticos de la

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    investigacin. Cierro con la presentacin de los referenciales conceptuales del trabajo, ycon la parte de las fuentes complementarias que lo han alimentado.

    Mi sugerencia es entrar en contacto con los dos lenguajes y recorrer todos loscaptulos. Con este procedimiento pretendo superar en parte los lmites de lacomunicacin en ausencia y espero que me hagan llegar directamente los comentariosque este trabajo les despierte. Hasta que eso no se concrete, esto seguir incompleto ensu intencin de interrelacin humana.

    Referencias de Preliminares

    *FERNANDEZ D., Osvaldo.1991, "Historia e Ideologa en el pensamiento marxistalatinoamericano " en Cuadernos Americanos, Nueva Epoca, No.30, VOL 6.

    *FOUGEYRROLLAS, Pierre. 1985. Les Mtamophoses de la Crise: Racismes etRvolutions au XXe sicle. ditions Hachette. Francia.

    *HALBWACHS, Maurice. (1950) 1990, "A memria coletiva", Edies Vrtice, SP, Brasil.

    *HAMMEL, E.A. 1980. "The Comparative Method in Anthropological Perspective", enComparative Studies in Society and History, Vol.22. No.2

    *KOSIK, Karel. (1963) 1967. Dialctica de lo Concreto. Editorial Grijalbo, Mxico D.F.,Mxico.

    *ORTNER, Sherry B. 1984. "Theory in Anthropology since the Sixties", en ComparativeStudies in Society and History, Vol.26. No.1.

    *TAUSSIG, Michael T. 1980: The Devil and Commodity Fetishism in South America.Chapel Hill, The University of North Carolina Press, North Carolina, EUA.

    *WOLF, Eric R. (1982) 1987 Europa y la gente sin historia. Fondo de Cultura Econmica,Mxico D. F., Mxico.

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    CAPITULO 1: LOS MAPUCHES

    a) La Gente de esta Tierra (Mapu= Tierra , Che= Gente)El Pueblo Mapuche es un grupo humano cuyos orgenes como sociedad se

    remontan a unos 2.000 aos atrs, existiendo evidencias materiales de su cultura de -porlo menos- hace 1.500 aos, cuando ocupaban una zona que abarca lo que es hoy elcentro-norte y sur de Chile y el centro-sur oeste de Argentina.

    A partir del examen de los restos de un cementerio mapuche en el sur de Chile yde los trabajos de especialistas en el tema, como Latcham, Menghin, Berdichewsky yWilley, el arquelogo Amrico Gordon seala:"En busca de los orgenes y de la poca de llegada del pueblo mapuche, Ricardo E.Latcham realiz excavaciones en el Centro-Sur de Chile(...) De acuerdo con su teora,postula la presencia de dos culturas superpuestas y sin influencias incaicas observales.(Latcham.1928b.:204) Latcham supone la llegada de los mapuches doscientos aos antesde los hispanos (1350 D.C.) Durante su estada en Chile, Menghin excav un cementerioen Pitrn, cerca del lago Calafqun.(...) Adscribe el tipo alfarero de Pitrn a unadenominada poca Paleo-araucana y la ubica, tentativamente, entre los aos 1200-1400

    D.C., sin excluir la posibilidad de llegar con sus orgenes al ao 1000 D.C.(Menghin,1962:56) A su vez B. Berdichewsky postula el comienzo del Pitrense en el ao500 D.C. (1971:111), mientras Willey supone que se ubicara en una poca entre 0 y 1000D.C. (1971:243) ... ha sido posible fechar una muestra de carbn de madera procedentede la T-10 GIF - 4984 en 1290 +- 80 aos A.P. ao 660 +- 80 D.C.Con esta fecha radiocarbnica el cementerio de Huimpil representa el ms tempranoyacimiento agro alfarero conocido en el presente en la zona Centro-Sur de Chile "[Gordon,1985:33-34]

    Interpretando los resultados del Censo Nacional de poblacin de Chile en 1982,realizado sin considerar la especificidad de la existencia de grupos indgenas, un equipode investigadores estableci para esa fecha, hace ya ms de 10 aos, una poblacinmapuche de entre 500 a 700 mil personas -5% a 7% de la poblacin del pas-, habitando

    mayoritariamente en las zonas rurales del rea centro-sur, concentrndose en la IXRegin, donde representan el 37% del total regional y el 60% de la poblacin rural de laregin. [Oyarce, Romaggi y Vidal,1989]

    Cabe decir aqu que, en abril de 1992, se realiz en Chile el Censo Nacional dePoblacin; en el que se incorpor una pregunta en relacin a la ascendencia oidentificacin indgena. Aunque esta preguntada formulada en los siguientes trminos "Siusted es chileno, se considera perteneciente a alguna de las siguientes culturas: 1.Mapuche; 2. Aymara; 3. Rapa Nui; 4. Ninguna de las anteriores", por personal noespecializado, puede sesgar las respuestas en una gran proporcin por aquellos que sinser culturalmente miembros de alguno de estos grupos, haya respondido afirmativamentepor expectativas econmicas o por adhesin poltica. A sto se suma la influencia que

    ejerce el contexto del grado de discriminacin negativa hacia los indgenas que existe enChile. De esta manera, pueden explicarse las cifras de poblacin mapuche en todas lasregiones del pas y especialmente all donde se evidencia de menor manera ladiscriminacin y el control cultural de identidad, como es en el Gran Santiago. Pero, estosmismo criterios, unido al hecho de que la pregunta se le formulara a personas mayores de14 aos, puede hacernos suponer que muchos mapuches no se manifestaron como tales.Teniendo esto presente podemos interpretar los resultados de 982.060 personas (el 9,6%de la poblacin total de Chile) en trminos de una gran cantidad de poblacin urbanamapuche viviendo en Santiago (el 44% del total), un 26,4% viviendo en las regiones

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    tradicionales, la mayora en las reas rurales de estas: en la IX Regin el 15,5%, en la VIIIel 13,5% y en la X Regin el 7,4 %. El resto de la poblacin mapuche (29.6%) aparecedistribuido en los otras nueve regiones del pais. [Ver Haughney y Marimn, 1993]

    En Argentina, no existen datos precisos. De acuerdo a las estimaciones realizadaspor la antroploga argentina Rosa Dierna en una publicacin de 1982, basada en elCenso Indgena Nacional de 1967-68 viven unas 35.000 personas "araucanos mestizadoscon tehuelches", -un 0,2% de la poblacin total-, distribuidos en las provincias de BuenosAires, La Pampa, Neuqun, Ro Negro, Chubut y Santa Cruz. [Dierna:1982] Pero, otrosinvestigadores argentinos Radovich y Balazote, en un trabajo ms reciente , cuestionanlos datos del censo ya que:"...debido a errneos criterios metodolgicos utilizados para definir la unidad censal, dejsin registrar a pobladores rurales dispersos como as tambin a los migrantes en el mediourbano. Debido a ello el total poblacional registrado en el CIN debe considerarse bastantealejado de la realidad. " [Radovich y Balazote,1992:164]

    Independientemente de las cifras, los mapuches constituyen una realidad social,poltica, econmica, histrica y cultural. En su devenir histrico, viviendo a ambos lados dela Cordillera de Los Andes, el pueblo mapuche ha debido enfrentar particulares

    situaciones de movimiento y desarrollo social, que lo destacan en la historia de lasagrupaciones humanas de nuestro continente. Uno de los elementos esenciales que lohacen caracterstico, es que han debido enfrentar las relaciones con otros gruposhumanos en un contexto de conflictos sociales prolongados y sostenidos, derivado depresiones externas y tambin como producto de las propias fuerza en desarrollo. Esto lopodemos ver manifestado en tres grandes situaciones: el expansionismo de los Incas, lainvasin hispana y el establecimiento de las Sociedades-Estado .

    En tales situaciones se desarrollan procesos sociales, econmicos, polticos yculturales, marcados por los afanes de dominacin y ante los cuales los Mapuches hanrespondido de mltiples y variadas formas, a travs de mecanismos de resistencia y deadaptacin. Se va definiendo entonces una estrategia de sobrevivencia de largo alcance,que cada vez ms se conecta con otros grupos indgenas y con el conjunto de la

    sociedad. Esto queda de manifiesto cuando analizamos el perodo contemporneo de larelacin e insercin en las Sociedades-Estado.

    Desde fines del siglo XIX y despus de haber sido derrotado militarmente, elPueblo Mapuche fu obligado a formar parte de una sociedad diferente, organizada comoun Estado Uninacional y que se sustenta en relaciones y prcticas que generanestructuras diferenciadoras de sus componentes humanos en sectores, capas y clasesque los mantienen en conflictos de intereses muy amplios y sin soluciones reales hastanuestros das.

    b) Los Mapuches en la sociedad estatal chilena.Los mapuches han vivido de distinta manera sus relaciones con el Estado chileno

    en los diversos momentos o perodos por los cuales ha pasado ste. En los orgenes delEstado, los mapuches desarrollaron un conflicto militar con la colonia espaola; algunosgrupos fueron asimilados y obligados a realizar labores en las explotaciones mineras yagrcolas y la mayora resisti, existiendo tambin pactos y acuerdos.. Este conflicto estan definido y claro que incluso se marca territorialmente: entre los ros Bo-Bo y Tolten seconstituye un rea geogrfica sobre la cual los mapuches tienen control y autonoma.

    Durante el perodo de la lucha entre los criollos chilenos por mantenerse comocolonia o independizarse de Espaa; los grupos mapuches toman posiciones diferentes:desde tomar distancia del conflicto hasta involucrarse a favor de unos u otros,

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    dependiendo de los compromisos que los bandos decan cumplir una vez que triunfaran.La independencia poltica de Espaa, lograda por los criollos de manera definitiva en lasegunda dcada del siglo 19, coloca a los mapuches en un nueva situacin, ya que debenenfrentar una fuerte ofensiva que pretende la derrota militar, el control territorial, eldominio de los grupos.

    Slo a fines del siglo XIX, el ejrcito chileno logra su propsito despus de unasostenida campaa denominada "Pacificacin de la Araucana", derrotando militarmente alos grupos mapuches, y pudiendo entonces, a partir de 1883, poner en prctica un plangeneralizado de colonizacin interna. As es como se impone el sistema de lasreducciones para los mapuches, apropindose el Estado del 95% de las tierras queusaban; se fundan villorios que se transformarn en ciudades, desde donde secentralizaba el comercio, la administracin poltica y la polica.

    Con el nacimiento de ste siglo, surgen nuevas formas de relacionamiento para losmapuches. La sociedad poltica chilena hace esfuerzos diversos para asimilarlos a lasociedad civil. Controlando ahora los territorios que eran soberana mapuche, al mismotiempo que los disgrega en varias "reducciones", concurre con diversos mecanismos paraque se integren a la sociedad chilena: va las relaciones econmicas (comercio, ya sea

    intercambio de productos y/o dinero), mediante su inscripcin como ciudadanos (cdulade identidad, registro de matrimonios, nacimientos y muertes), a travs de las misionescristianas. Es decir, los presiona para ser parte de la estado nacional chileno.

    En tal contexto sociohistrico, de Estados Nacionales con un modo de produccincada vez ms predominantemente capitalista, los mapuches desarrollan resistencias yadaptaciones a los procesos de cambios; constituyndose en protagonistas de accionesreivindicativas, cuyo eje central ha sido la defensa de la tierra que, junto a la lucha porotras demandas e intereses, llev al surgimiento de agrupaciones, asociaciones,sociedades de mapuches del campo y la ciudad. [Foerster y Montecino,1988] Eldesarrollo de estas organizaciones -de nuevo tipo-, lleva a los mapuches a vincularse almovimiento social y poltico clasista, tanto de obreros como empresarios, de campesinos ycapas medias. Junto a sto, forman parte tambin de algunos sindicatos agrcolas, de

    asociaciones de campesinos, de sindicatos de obreros industriales o manufactureros, delas organizaciones del profesorado. Se proyectan as en la doble dimensin: tnica yclasista.

    Algunos mapuches, especialmente aquellos con un mayor contacto con lasociedad chilena, promueven iniciativas organizacionales que levantan demandasdirigidas a las autoridades chilenas. Son grupos de origen local, cuya lgica poltica es nocoercitiva y el poder reside fundamentalmente en el propio grupo, los lderes sonmagnficos oradores que transmiten la sabidura tradicional y ancestral, son polgamos, ydeben ser capaces de responder a las demandas y necesidades de las comunidades quelos sustentan. El representante ms tpico de este poder tradicional reelaborado enorganizaciones de nuevo cuo es Manuel Aburto Panguilef. [Ver

    Morales,R.:1986;Foerster,R. y Montecino,S.:1988.]Aqu la ideologa se construye a partir de la identidad tnica del grupo, de lastradiciones, del idioma, de las creencias, del propio conocimiento, hasta plasmarsepolticamente en una propuesta de autonoma mapuche, ya en la dcada del 30.

    En otras organizaciones mapuches, se revela una orientacin diferente, que valoralo propio: las tradiciones, lo particular y diferenciado, pero que asume una alternativa deintegracin a la sociedad civil y poltica chilena. El grupo delega ms su poder en eldirigente, quin asume una autoridad ms definida en su persona, en el individuo, aplica

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    sanciones, centraliza las desiciones y notamos en todo sto una expresin dedesplazamiento de la no coercin a la coercin en el ejercicio del poder.

    Este tipo de organizaciones tienen variantes que deben ser consideradas, y serefiere a los sectores de la sociedad civil con los que privilegian las relaciones. Existen lasque se vinculan a los sectores con poder econmico y poltico, lo que les permite estar enmejor postura respecto de quienes son hegemnicos. Tambien aqui encontramos undirigente que es figura relevante, convirtindose en uno de los interlocutores msconsiderado por los sectores dominantes de la sociedad poltica chilena en la dcada del40 y del 50, que es Venancio Couepan. [Ver Morales, R.:1986; Foerster, R. y Montecino,S.:1988.]

    Surgieron organizaciones mapuches que se vincularon estrechamente a otrossectores de la sociedad civil chilena: a sus sindicatos obreros, a sus gremios, a lospartidos polticos populares. Martn Painemal Huenchal, Eusebio Painemal Huircapan,Vicente Mariqueo, Melillan Painemal, Rosendo Huenuman, son algunos de los dirigentesque sin dudas han compartido los xitos y fracasos del movimiento popular chileno desdelos aos 60. No podemos dejar de mencionar a organizaciones mapuches que desde uncomienzo asumieron una alternativa de integracin a la sociedad chilena, buscando

    disolver los aspectos diferenciadores, apartndose de las prcticas que marcaban lasdiferencias. Fueron interlocutores privilegiados de la Iglesia Catlica, de otras Iglesiascristianas, de las iniciativas de desarrollo econmico, de los procesos de modernizacinen distintos perodos.

    Los mapuches van estableciendo relaciones directas y frecuentes con el aparatodel Estado chileno, en un primer momento a travs del proceso de radicacin enreducciones (1883-1929) que despus se amplia a otros mbitos de la vida social: lostrmites legales, la asistencia a las escuelas, y el cada vez ms necesario intercambio ycirculacin de bienes y productos regulados por el uso del dinero y de las leyeseconmicas del capitalismo predominante. Los conflictos que se generanfundamentalmente por las delimitaciones de las tierras, por las relaciones de intercambioeconmico, son denunciados por las organizaciones mapuches a las instancias estatales

    chilenas, sin llegar nunca a tener soluciones que los beneficien.Asimismo, las organizaciones sociales y polticas que surgan de las clases

    dominadas de la sociedad chilena, van incorporando las demandas planteadas por losmapuches, pero, en su condicin de trabajadores del campo y la ciudad, sin que hubieracabida en tales organizaciones para las cuestiones de carcter tnico. Este fenmeno esclaramente observable en los planteamientos y las acciones desarrolladas por lasorganizaciones obreras y campesinas como tambin en los partidos polticos progresistasy de izquierda: Demcrata, Agrario,Comunista, Socialista y Mir. [Morales,1992b]

    Paulatinamente se manifiesta un aumento en el protagonismo social y poltico delos mapuches, que se vincula a los procesos de cambios que vive la sociedad chilenadesde la dcada de los sesenta. En trminos generales, se puede decir que desde esos

    aos se perfilaba un acercamiento y adhesin de cada vez ms amplios sectoresmapuches, a las posiciones ms avanzadas y progresistas que se manifestaban en lasociedad y que tuvieron su expresin social y poltica durante los gobiernos de EduardoFrei, democratacristiano (1964-1970) y de Salvador Allende, socialista (1970-1973).

    El desarrollo imperante en la sociedad chilena, su orientacin global, tenda detodas maneras -a pesar de las transformaciones impulsadas en varios mbitos- aincorporar al Pueblo Mapuche, integrndolos al sistema en condiciones que los llevabanobjetivamente a su asimilacin cultural.

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    Podemos decir entonces que, la opresin tnico-social, continu siendo lacondicin que caracteriz la relacin de los mapuches con el conjunto de la sociedadchilena, an en el perodo de mayor avance y apertura de sta. El quiebre del proceso decambios, que resulta con el Golpe Militar de septiembre de 1973 y la consecuenteimposicin de una dictadura, fortalece y diversifica las estructuras de dominacin,acelerando el proceso de asimilacin y desintegracin de los grupos tnico-nacionalesindgenas. En el perodo de la dictadura militar, sociedad poltica es copada totalmente porun ejercicio del poder fuertemente coercitivo que desarticula y reduce a la sociedad civil asus expresiones ms mnimas, imponiendo una ideologa nacional hegemonizada por laapropiacin que de ella hacen los militares conservadores junto al empresariado. Estascondiciones hacen que, desde algunos sectores mapuches, resurga una orientacin decultura propia identitaria, a travs de algunas organizaciones por las que se canalizanreivindicaciones antiguas: defensa y recuperacin de tierras, valoracin del idioma propio,derecho a la autodeterminacin. Demandas imposibles de ser alcanzadas en un rgimencomo el de Pinochet, pero, que en un perodo de mayores libertades polticas, comodesde el gobierno de Aylwin (marzo de 1990), son expresadas con mayor fuerza.

    Podemos decir, compartiendo el anlisis que hace de las movilizaciones

    mapuches para el perodo 1973-1990, el cientista chileno Estanislao Gacita que:"Los cambios que ocurren en el contexto socio-poltico chileno afectan el acceso a losrecursos que las organizaciones Mapuches pueden tener.(...) las definiciones que lasorganizaciones Mapuches elaboran de estos cambios determinan la capacidad del grupopara usar estos recursos y, en consecuencia, las diferentes estrategias de accin a seguir,lo que a su vez tienen un impacto en el contexto socio-poltico.(...) la identidad del grupo,la estructura organizacional y, los cambios en el sistema socio-poltico contribuyen a quelas organizaciones Mapuches elaboren y desplieguen estrategias de movilizacin."[Gacita, 1992: 24-25].

    En el rgimen militar, los mapuches, una vez ms, ponen en accin sus recursosde sobreviviencia desarrollados a lo largo de tanto tiempo. De hecho, existe una respuestadiversificada y muy variada, que no responde a una sola orientacin ni representa a todos

    los mapuches. Es algo en torno a lo cual no existe claridad, dado la cercana de losacontecimientos y la ausencia de una preocupacin menos etnocntrica respecto de losgrupos indgenas. [Morales,1992a]

    Actualmente, los mapuches viven dispersos en las ciudades ms importantes delcentro y sur de Chile, siendo Santiago, la capital del pas, la que concentra ms del 40 %de la poblacin total y el 90% de la poblacin urbana. En las zonas rurales de las VIII, IX yX Regiones del pas viven casi el 30% de los mapuches, concentrndose en la IX Regin.En las ciudades son obreros, desempleados, comerciantes ambulantes, trabajadores porcuenta propia, empleados de casas particulares. En los campos, mayoritariamente vivencomo pequeos minifundistas, lo que combinan con trabajo agrcola asalariado.

    Sociopolticamente, actualmente existen varias organizaciones con bases

    pequeas, y todas ellas se esfuerzan en demandar el cumplimiento de los compromisoscontrados por el gobierno chileno. De hecho, el gobierno de Patricio Alwyn (1990 - 1994),cre una Comisin Especial de Pueblos Indgenas -CEPI -para coordinar la elaboracinde un cuerpo legal que busca recoger las demandas de todos los pueblos indgenas. Enseptiembre de 1993 fu promulgada la Ley sobre "Proteccin, fomento y desarrollo de lospueblos indgenas" que comienza su implementacin en los primeros meses del mandatodel gobierno de Eduardo Frei (hijo).

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    Los mapuches hablan su propio idioma, existe una historia y tradicin culturalpropia y diferenciada. Existe pasado, se vive un difcil presente y est renaciendo laperspectiva de un nuevo futuro.

    c)Los Mapuches en la sociedad estatal argentina.En el siglo XVIII los grupos indgenas neuquinos mantenan fluidas relaciones con

    los centros espaoles de Mendoza y Chile, como tambin con los grupos indgenaschilenos, pampeanos y norpatagnicos. Neuqun albergaba dos grandes naciones,divididas por el ro Agrio: al sur la huilliche; al norte, aglutinada bsicamente en losactuales departamentos de Minas y Chos Malal, la pehuenche. La posicin estratgica delNeuqun lo convirti en nexo entre el mercado chileno-consumidor de ganado- y la pampahmeda -proveedor del mismo-. Las tribus pehuenche cumplieron la funcin deintermediarias. Aliadas y protegidas por los blancos desde mediados de este siglo,gozaron de una situacin de privilegio. El comercio alcanz un gran desarrollo, y la ventade ganado lleg a miles de cabezas por ao. Este comercio se limitaba en realidad a unvasto sistema de trueque de bienes europeos e indgenas, en el que el valor de cambioera el ganado. [Biset y Varela, (1989) 1991] [En lengua mapuche el concepto de "kullin",

    se refera tradicionalmente a ganado, y desde este siglo asume tambin el significado dedinero. Nota del autor.]Cuando la guerra de independencia se traslad al sur de Chile, los bandos en

    pugna buscaron atraer a los indgenas, aprovechando y fomentando para ello viejasrivalidades tribales. Adems, en la dcada de 1820 se inicia la poca de los grandesmalones, resultado de una competencia cada vez ms agresiva entre la sociedadindgena y la blanca por el control de tierras y ganados. La situacin en Chile tambinafect a la Argentina, luego de las batallas de Maip (1818) los indgenas chilenostomaron partido por los patriotas o por los realistas. Ello cre una inseguridad que llev aalgunos grupos de la regin de Boroa (departamento Imperial, provincia de Cautn) atrasladarse a las pampas argentinas. [Mandrini,1984: 7-17; Nardi,1984: 243-273]

    La "Campaa del Desierto"En el sur de Argentina, la tensin militar y los intercambios comerciales entre

    indgenas y blancos coexistieron durante muchos aos. A fines del siglo XIX el EstadoNacional conquist militarmente los territorios poblados por indgenas en la reginpampeana-patagnica. Luego de la reduccin de varios caciques, entre ellos Purrn,Namuncur, Curuhuinca y finalmente Sayhueque en 1855, concluyeron las accionesmilitares iniciadas en el ao 1879 que conducidas por Julio A. Roca recibieron ladenominacin oficial de "Conquista del Desierto" y que los mapuches resignifican con losnombres de "Epoca de la Perdicin"o "El Maln de los Blancos" [Radovich yBalazote,1992]

    Las grandes campaas contra el indgena tenan una motivacin econmica

    global, expresada en varios aspectos: la necesidad de tierras para ganadera destinada ala industria saladeril (ms tarde tambin para la produccin de lana para exportacin); elfreno al robo de ganados; la suspensin del racionamiento de los indgenas; la supresinde los sueldos por cargos militares de caciques y capitanejos indgenas; y la eliminacindel pago del rescate de los cautivos. [Nardi,1984:243-273]

    El triunfo de Mitre en 1862 consolid la unidad nacional bajo la hegemonaportea. La imposicin de una poltica econmica liberal y el desarrollo de condicionesbsicas para la expansin de una economa agroexportadora implicaba, entre otrasmedidas, la incorporacin de nuevas tierras. Vencidas las resistencias interiores y

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    superada la guerra con el Paraguay, el estado argentino pudo volcar sus recursos a lasolucin del problema de las "fronteras interiores". El telgrafo, el rmington y el canKrupp hicieron el resto. La conquista del desierto signific la incorporacin efectiva alestado nacional de veinte mil leguas de tierras aptas para la ganadera que fueron, en sumayora, a engrosar la fortuna de la oligarqua portea. El precio pagado fue el exterminiocasi total de la poblacin indgena y la condena a la marginalidad de los sobrevivientes.Desde esta perspectiva, la "gloriosa"conquista del desierto se convierte en un horrendoacto de genocidio. [Mandrini,1984:7-17]

    Al iniciarse la campaa al Desierto en 1879 para fijar la frontera en los ros Negro yNeuqun, los indgenas que estaban en el noroeste de Buenos Aires, La Pampa, sur deCrdoba, San Luis, Mendoza, norte de Ro Negro y Neuqun, fueron empujados por lafuerza expedicionaria detrs de esa lnea. Las tierras que les fueron asignadas al Norte,Centro y Sur de la provincia del Neuqun eran pocas hectreas y de baja calidad quedetermin su actividad productiva, limitada a la cra de ganado y cultivo de pequeasparcelas. [Bonacorsi, Ivorno, Mas, Ozones de Muoz, Spinelli, 1992]

    Despus de la "Campaa del Desierto"En el perodo posterior a la dominacin militar y a travs de distintas leyes seenajenaron alrededor de 35.000.000 de hectreas. Ello produjo que los indgenasderrotados tuvieran que instalarse en las tierras menos frtiles, aisladas y marginales,adoptando una modalidad productiva (crianza de ganado menor en forma extensiva),relacionada y subordinada a un proceso de desarrollo de la ganadera practicada enexplotaciones de tipo capitalista. Algunos caciques como Sayhueque, Coliqueo,Namuncur y otros recibieron, a travs de distintas leyes, tierras en donde instalarse juntoa las comunidades. De este modo comienzan a conformarse las reservas y agrupacionesactuales, compuestas por familias provenientes de distintos puntos de la reginpampeano-patagnica e incluso desde el sur chileno, las cuales se agrupan en torno aalgn cacique comenzando una nueva etapa en la organzacin sociopoltica de las

    comunidades.Los engaos llevados a cabo por comerciantes, con el amparo de la justicia,

    provocaron el empobrecimiento de muchos pobladores que llevaban a cabo una actividadproductiva con cierta prosperidad. La violencia fsica tampoco estuvo ausente en esteproceso de sometimiento de la poblacin aborigen.

    Por su parte, las actividades econmicas en el pasado eran ms prsperas que enla actualidad. Los productores mapuches contaban con un mayor nmero de animales,practicaban una agricultura y horticultura de cierta importancia que, paulatinamente se vien decadencia, debido al deterioro del medio ambiente y a la presencia cada vez msimportante de instituciones de la sociedad global, en particular el mercado, a travs dediversos agentes que provocaron el paulatino y creciente empobrecimiento de las

    comunidades ante la situacin de indefensin en que se encontraban. [Radovich yBalazote, 1992]Luego de las campaas contra el indio, la poltica oficial fue establecerlo en un

    lugar fijo (reduccin) con la creacin de misiones, pero las leyes sancionadoras tienendirectivas sumamente generales y vagas, en contra de las normas precisas que figurabanen los respectivos proyectos del poder ejecutivo. [Nardi, 1984:243-273]

    Situacin Actual

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    En la Argentina las concepciones asimilacionistas siempre tuvieron sus ejecutores.Son ilustrativas las palabras de un gobernador de la provincia de Ro Negro, quien,durante la anteltima dictadura militar (1966/1973), y al referirse a la "poltica deintegracin" que pensaba implementar declar: "En esta provincia no hay indios. A partirde hoy somos todos rionegrinos" [Radovich y Balazote, 1992:13]

    La poblacin mapuche se encuentra asentada hoy, tanto en el medio rural comoen el urbano, en las provincias de Chubut, Ro negro, Neuqun, La Pampa y BuenosAires. En el caso de la ciudad de Neuqun y segn estimaciones de organismos oficialesde la provincia, en el ao 1973 cerca de 5.000 mapuches vivan en dicha ciudad mientrasque un total de 15.000 aproximadamente lo haca en una serie de pueblos y ciudades dela regin. [Radovich y Balazote, 1992] La mayor parte de la poblacin mapuche que antesde 1879 viviera en la Pampa, se ha incorporado al resto de la poblacin. Muchos de susmiembros fueron hechos prisioneros, llevados a Buenos Aires y desaparecidos luego.Otra parte qued en sus antiguos lares, como el grupo del cacique Coliqueo que seasent en Los Toldos, al occidente de Buenos Aires, o regres a sus antiguos territorioscomo pobladores. En la actualidad. los mapuches argentinos estn concentrados en laparte norte de la Patagonia (Neuqun, Ro Negro y Chubut), donde cada da se van

    asimilando ms al resto de la poblacin.[Canals(1953)1986:535-549]Al convertirse Neuqun en provincia (1955) la poblacin aborigen era deaproximadamente 7.000 habitantes agrupados en comunidades, otro tanto o ms pasarona integrar la poblacin rural y urbana. Al dictarse la Constitucin Provincial en 1957, enuno de sus artculos se establecen importantes disposiciones en favor de los mapuches,asignndoles reservas en tierras fiscales como modo de proteccin. En el ao 1964 sepromulga el decreto 737, siendo sta la primera poltica efectiva del gobierno provincialdestinada a los indgenas. Se reconocen 23 agrupaciones bajo rgimen especial detierras. Se otorgan alrededor de 100 hectreas por comunidad y se pasa as, de lasocupaciones precarias a la asigancin de reservas como un estado de transicin. En 1966el primer Censo Nacional Indgena registra para Neuqun 31 agrupaciones con 7.235aborgenes. En 1972 el Departamento de Asuntos Indgenas, Subsecretara de Accin

    Social del Neuqun, calculaba 7.429 mapuches. Segn los datos provisorios de 1991 hayuna disminucin de alrededor de 2.000 aborgenes con respecto a 1988, pero se debetener en cuenta que 5 agrupaciones no figuran en el ltimo Censo, el resto indica una levebaja poblacional. A partir del mes de noviembre de 1991 se inici un proceso derecuperacin de tierras formndose la comunidad de Ragnico, en el departamentoConfluencia. [Bonacorsi, Ivorno, Mas, Ozones de Muoz, Spinelli, 1992]

    La situacin de las agrupaciones luego de la derrota militar se caracteriz por uncontnuo desplazamiento en busca de tierras aptas donde establecerse. Muchas familiasque hoy viven en las reservas debieron reubicarse repetidas veces al ser "corridos" por losblancos de las tierras que ocupaban. Como la superficie de las actuales reservas nuncafue suficiente para contener el crecimiento de la poblacin, la emigracin se constituy en

    el mecanismo necesario para mantener el equilibrio demogrfico.La organizacin poltica tradicional e interna del grupo ha estado basada en elCacicazgo, donde el cacique es el jefe formalmente reconocido de la comunidad, siendoesta jefatura heredada por el hijo varn mayor del cacique fallecido o renunciante. Antesde la derrota militar, los caciques eran personajes en torno a los cuales muchas familiasse aglutinaban para enfrentar la guerra y generalmente el cacique y su familia seconstituan adems, en los organizadores y promotores de la ceremonia anual o rogativa.Luego de la conquista, los jefes de las agrupaciones caracterizaron su rol en el reclamo y

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    defensa de las tierras que ocupaban. El problema de la propiedad de la tierra pasa acobrar una importancia notable que se mantiene en la actualidad.

    La familia nuclear es actualmente el fundamento sobre el cual se desenvuelve laactividad econmica, participando todos sus miembros en las tareas productivas. La crade ganado menor es realizada tanto por los adultos como tambin por los nios de uno yotro sexo. Lo mismo se puede decir del cuidado de las huertas familiares. [Radovich,1983(?)]

    El pueblo mapuche se vincula a la economa capitalista a travs de diversasinstancias. Constituidos como unidades productivas familiares ingresan en el mercado demercancas como compradores de productos manufacturados y vendedores de materiasprimas. Otro canal se establece a travs de la venta de fuerza de trabajo por parte dealgunos miembros de la unidad domstica. La principal actividad productiva de lascomunidades mapuche de las distintas reas es la ganadera en su modalidad extensivaLa importancia de la ganadera en la economa mapuche est dada en que la mayor partede los ingresos de las unidades productivas se originan en la venta de los subproductos ,lana, pelo, cueros, o bien directamente ganado en pie, sin olvidar el aporte proteico de lascarnes a la dieta familiar. Otra actividad productiva importante es la horticultura, cuya

    produccin, a diferencia de la ganadera, est destinada en su totalidad al consumodomstico. Por otra parte, la recoleccin del pin ("ngilli"), fruto de la araucariaaraucana ("pewen"), constituye una actividad importante para las reservas que se hallanubicadas en la cordillera neuquina entre los volcanes Copahue al norte y Lann al sur. Lasactividades artesanales ms importantes consisten en la elaboracin de tejidos yproductos obtenidos con el trabajo del cuero de vacunos y equinos principalmente.

    En cuanto a la comercializacin de la produccin domstica, sta se realiza atravs de tres canales diferentes: los mercachifles; los acopiadores locales y lascooperativas. Los crianceros indgenas, minifundistas, sin acceso a crditos y conlimitaciones para la incorporacin de tecnologa, constituyen un sector social con escasopoder de negociacin en el mercado. De acuerdo a la caracterizacin de la organizacinproductiva del mapuche, se puede decir que se inserta en distintos grados en el mercado

    de trabajo, de productos, de bienes de consumo, y en menor proporcin en el mercado deinsumos; excepcionalmente en el de crditos. Debido a la imposibilidad del acceso a lapropiedad por su pertenencia tnica que los condiciona a vivir bajo el rgimen de reservaimpuesto por el Estado, tienen que emigrar para conseguir insumos adicionales que lespermitan el apoyo econmico a la unidad domstica. [Bonacorsi, Ivorno, Mas, Ozones deMuoz, Spinelli, 1992; Radovich y Balazote, 1992]

    En un principio, luego de la "Conquista del Desierto", fueron los misioneroscatlicos y actualmente los pastores protestantes, quienes se han encargado dedespersonalizar la religiosidad mapuche a travs de prcticas evangelizadorascompulsivas y asimilacionistas.[Radovich y Balazote,1992] Es precisamente laconjugacin del particular momento histrico y la pervivencia en las comunidades de

    algunos valores fundamentales de su cultura tradicional, lo que las hace particularmentereceptivas a "mensajes salvadores", del tipo de los aportados por las Iglesias reformadas,restauradores de "un orden que da a da amenaza perderse." Comunidades enteras,principalmente del rea precordillerana, se han volcado a los cultos pentecostales. "Si laadhesin a estos cultos es tan importante, ha de ser porque de algn modo ofrecen alindividuo un lugar que la sociedad nacional no siempre le otorga claramente."[Gonzlez,1982] No obstante, en aos recientes y a travs de un proceso relacionado conla aparicin de grupos polticos etnicistas que reivindican la cultura mapuche y que enalgunos casos cuentan con el apoyo de la iglesia catlica local en Ro negro y

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    especialmente en Neuqun, se ha retomado la celebracin de la rogativa anual incluso encomunidades en donde se haba abandonado dicha prctica desde haca varias dcadas.La nica ceremonia religiosa de carcter colectivo que an se mantiene entre losmapuches neuquinos es el Nguillatu ceremonia mayor dirigida al "Nguenechen".[Bonacorsi, Ivorno, Mas, Ozones de Muoz, Spinelli, 1992; Radovich y Balazote,1992]

    Coincidiendo con el fin de la dictadura militar, han comenzado a surgirorganizaciones mapuche integradas principalmente por jvenes en su mayora nativos delas ciudades a las que llegaron sus padres o abuelos y en las cuales se formaron endistintas actividades laborales y polticas . [Radovich y Balazote, 1992]

    A partir de un trabajo realizado en el sur argentino entre los aos 1979 y 1980, unainvestigadora seala las comunidades indgenas atraviesan por una situacin de crisis.Visualiza dos tipos de conflictos: intratnicos e intertnicos. Entre los primeros seala ladisolucin de los vnculos familiares, la migracin de los jvenes, problemas de liderazgoen las comunidades (falta de autoridad de algunos caciques); entre los segundos ocupanun papel importante los reclamos que realizan la mayora de las comunidades por laposesin efectiva de las tierras que ocupan y los problemas laborales motivados por suinsercin en el nivel ms bajo de las categoras del sistema ocupacional. El hecho de que

    los pobladores del rea mantengan algunas de las pautas tradicionales, no quiere decirque stas ofrezcan hoy un marco de referencia estable y protector para las nuevasgeneraciones. Estas se enfrentan con una sociedad que introduce cada vez msestmulos y crea brechas en la cultura tradicional. La inestabilidad econmica; laincertidumbre sobre la propiedad de las tierras, de las que muchas veces son expulsados;la migracin de los jvenes, fenmeno que se produce en toda el rea rural; lainestabilidad de los lazos familiares; as como un conjunto de valores propios de lacivilizacin occidental y cristiana que entran muchas veces en conflicto con los valorestradicionales, coadyuvan para crear no pocos conflictos al individuo, conflictos que tratade canalizar a travs de la migracin o bien, de permanecer en su comunidad, con lainscripcin en los cultos evanglicos. [Gonzlez,1982: 105-169]

    Una dcada despus, para los inicios de los noventa, es similar la visin

    diagnstica que entregan otras investigadoras, indicando que tanto la poblacin mapucheque vive en comunidades del interior de la provincia, en parcelas asignadas por elGobierno Provincial, como las familias y los individuos que han emigrado a centrosurbanos, se han visto obligados a alterar, entre otras, las reglas de residencia patrilocal ylas prcticas matrimoniales. El abandono de estas prcticas "no se produce comodesicin propia de este pueblo, sino como consecuencia inevitable de la imposicin denormas, leyes y abusos del "huinca", que confluye, en ltima instancia, a contaminar lamismidad de la vida social mapuche." Como ejemplo de sto, sealan el sincretismoreligioso, con gran repercusin del credo evanglico; el cese de la prctica de la poliginia,los cambios en la eleccin de esposa, y una economa de subsistencia mnima que, alconfinarlos a un alto grado de marginalidad, no les permite respetar las leyes de la

    patrilocalidad.[Bruno y Serafini,1993]Un grupo de investigadoras concluye que, actualmente, el principal problema delas comunidades mapuches es la falta de definicin legal explcita en el acceso a la tierra.[Bonacorsi, Ivorno, Mas, Ozones de Muoz, Spinelli, 1992]

    Entre los investigadores prevalece la opinin de que an hoy, ms all de la mayoro menor integracin social de las comunidades mapuches, los elementosfundamentadores de su cosmovisin se mantienen vigentes, a pesar de la influencia de lallamada cultura occidental. [Gonzlez, 1982:97]

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    d)El proceso de "araucanizacin" o mapuchizacinLa mayora de los investigadores argentinos destacan la relevancia del proceso de

    relaciones intertnicas ocurridos entre diversos grupos indgenas en los territorios que hoycorresponden al sur de Chile y Argentina. Lo denominan "araucanizacin", tomando elnombre de araucano como referencia general, para dar cuenta de la hegemonia logradapor el pueblo Mapuche. [ Acerca del concepto araucano, aunque tiene un origen difuso,fue la palabra usada por los espaoles para referirse a los diversos grupos mapuches conlos que encontraban. Varios investigadores lo utilizan convencionalmente para referirse alos mapuches. Nota del autor]

    Los Mapuches o "araucanos" tenan su hbitat original en Chile. Para la guerra quelibraban con las fuerzas espaolas necesitaban caballos y se los procuraban en laspraderas argentinas. Los Pampas originales los conseguan y los Pehuenche eran susintermediarios. Fueron estos ltimos, los primeros en ser "araucanizados". Despus de la"araucanizacin" de los Pehuenche comenz la expansin hacia el este, ocupandogradualmente la llanura central argentina y regiones aledaas. Hacia mediados del sigloXVIII ya se hablaba mapuche al sur de Mendoza (Malarge) y se encontrabandefinitivamente establecidos en las praderas. La pampa del siglo XVIII v modificado el

    aspecto racial de sus pobladores y predomina la lengua mapuche. Sin embargoculturalmente la modificacin no es tan drstica, ya que los mapuches se adaptaron almodo de vida tpico de los territorios que ocuparon, abandonando el sedentarismo paradedicarse al nomadismo. [Gonzlez,1982:23]

    Las primeras evidencias de "araucanizacin", al parecer pacfica, se remontan alsiglo XVII, cuando los mapuches se mueven en busca de tierras alejadas de losespaoles, de sal, caza y piones. Los misioneros jesuitas sealan el avance no ya a laPatagonia sino hasta las pampas. La causa de los desplazamientos de los mapuches alterritorio que luego sera parte de la Argentina fue fundamentalmente econmica. Al estede los Andes hallaban animales de caza, muy buena sal para la alimentacin y el trueque,caballos alzados y cimarrones, vacas y, desde el surgimiento de las estancias (alrededorde 1750), con el rodeo de animales, la posibilidad de productivos malones. Hacendados y

    autoridades chilenas hacian contratos con los indgenas neuquinos para abastecerse deganado caballar y vacuno trado desde el distrito de Buenos Aires. El siglo XIX secaracteriza por una evidente "araucanizacin" del norte de la Patagonia y de la reginpampeana; siendo el objetivo principal de los mapuches poner su riqueza en ganado. LaPatagonia era una va de paso y tambin serva de invernada en sus valles abrigados.[Nardi, 1984:243-273]

    La expansin mapuche en las pampas argentinas, que se desarrolla a lo largo delsiglo XVIII partiendo de poblaciones cordilleranas ya "araucanizadas", culmina acomienzos del siglo XIX cuando a las influencias culturales o al desplazamiento depequeos grupos mapuches chilenos, se agrega la migracin desde Chile de importantescontingentes. Por lo menos veinte jefes, con sus guerreros y familias, pasaron por

    entonces a las pampas, sea para maloquear o para instalarse en ellas. El proceso de"araucanizacin" alcanz su climax hacia mediados del siglo XIX y contribuy a laformacin de una enorme unidad lingustica y cultural homognea, al sur de la lnea defronteras argentinas y que se prolongaba hasta el Pacfico en la llamada Araucaniachilena. Pero esta unidad no era slo lingustico-cultural: una vasta, compleja y bienorganizada red de circulacin econmica conectaba sus distintas partes y, aunque no selogr la unificacin poltica del rea, la formacin de los grandes cacicatos marc unprimer paso en la constitucin de unidades polticas que englobaran y superaran el niveltribal. Dos grandes unidades polticas controlaban la regin de las llanuras. El cacicato

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    Ranquel, con capital en Leubuc, sede de la dinasta de los Gor (Zorros) El de lasSalinas Grandes tena su centro en Chilihu, residencia de la dinasta de los Cur (Piedra)En la regin de la Cordillera, el importante cacicato de las Manzanas, gobernado porShayhueque, as como los de los pehuenches de Reuque-Cur y de Feliciano Purrn,basaban su poder en el cont