montero moya y la polÍtica de su tiempolismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las...

18
MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPO Por Manuel María Morales Cuesta Doctor en Filosofía y Letras RESUMEN Manuel María Montero Moya (1826-1914) fue una destacada persona- lidad en el Jaén del siglo xix y principios del xx. Sus principales facetas fueron las de poeta y maestro, pero también sobresalió como político. Perteneció al partido republicano y fue diputado en las Cortes Consti- tuyentes de la Primera República en 1873. Expuso sus ideas políticas en numerosos artículos y tratados teóricos, en los que comenta sus puntos de vista acerca de las doctrinas políticas más difundidas, así como todo tipo de cuestiones de índole social. SUMMARY Manuel María Montero Moya (1826-1914) was an outstanding figure in Jaén during the xixtli century and the beginning of the xxth century. He was a poet and a teacher principally, but also a good politician. He belonged to the Republican Party and was a Member of the Spanish Cortes during the First Republic in 1873. He explained his political ideas in many theoretical árdeles and essays where he expounds his points of view about the more widely spread political ideas besides all kinds of social matters. B.I.E.G. n.° 145, Jaén, 1992 - págs. 109-124.

Upload: others

Post on 24-Mar-2021

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPO

Por Manuel María Morales Cuesta Doctor en Filosofía y Letras

RESUMEN

Manuel María Montero Moya (1826-1914) fue una destacada persona­lidad en el Jaén del siglo xix y principios del xx. Sus principales facetas fueron las de poeta y maestro, pero también sobresalió como político.

Perteneció al partido republicano y fue diputado en las Cortes Consti­tuyentes de la Primera República en 1873.

Expuso sus ideas políticas en numerosos artículos y tratados teóricos, en los que comenta sus puntos de vista acerca de las doctrinas políticas más difundidas, así como todo tipo de cuestiones de índole social.

SUMMARY

Manuel María Montero Moya (1826-1914) was an outstanding figure in Jaén during the xixtli century and the beginning of the xxth century.

He was a poet and a teacher principally, but also a good politician.He belonged to the Republican Party and was a Member of the Spanish

Cortes during the First Republic in 1873.He explained his political ideas in many theoretical árdeles and essays

where he expounds his points of view about the more widely spread political ideas besides all kinds of social matters.

B.I.E.G. n.° 145, Jaén, 1992 - págs. 109-124.

Page 2: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

110 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

MANUEL María Montero Moya fue un poeta y político giennense reconocido en su época (1826-1914) como el patriarca de las letras en

nuestra provincia. Su labor literaria y su labor pedagógica, si bien un tanto olvidadas con el paso del tiempo, alcanzaron altas cotas a nivel nacional. Pero existe una faceta muy interesante y quizá algo desconocida en la vida de nuestro autor: la política.

Un ligero repaso a su pensamiento y su actividad pública nos puede acercar a la realidad social y política de una época tan conflictiva como la segunda mitad del siglo xix.

Coincidieron los años de niñez de Montero Moya con los últimos de Fernando VIL Muy pronto empezó a vivir con intensidad los acontecimientos políticos de la segunda mitad del siglo xix, si bien, su prolongada vida le hizo asomarse también a los primeros años del siglo xx.

Las acciones revolucionarias de Torrijos y Mariana Pineda, la regen­cia de Espartero, la mayoría de edad de Isabel II, los partidos moderado y democrático, el vencimiento de Espartero por O’Donnell, el Gobierno provisional, don Amadeo, la República, Figueras, Pi y Margall, Salmerón, Castelar, la Asamblea Nacional del 73 y su disolución por Pavía, el general Serrano, la Monarquía... son, a grandes rasgos, los acontecimientos políti­cos a los que Montero Moya asistió, participando directamente en algunos de ellos.

Desde su juventud se sintió inclinado hacia la actuación política de un modo activo. Perteneció al grupo «La joven España», formado por los jóvenes liberales de Jaén, fue oficial de la milicia nacional de Baeza y participó en la exaltación que en el año 1856 se opuso, con don Francisco Maza, a la contrarrevolución organizada por O’Donnell.

A raíz de la Revolución de 1868 adquirió un gran protagonismo en la provincia de Jaén y fuera de ella. Su fama de revolucionario y de conspirador republicano le lleva a entablar amistad con los políticos más destacados de la época, como Salmerón y Figueras.

En 1873 es elegido diputado por Alcalá la Real en las Cortes Consti­tuyentes (1). Existen comentarios referentes al ofrecimiento de la Dirección general de Instrucción Pública por parte de Castelar a Montero Moya, si bien:

«...el insigne vate se negó a aceptar tan elevado cargo por considerar

(1) En el libro de Actas del Ayuntamiento de Jaén de 26 de abril de 1873 se consigna la felicitación del propio Ayuntamiento por este hecho.

Page 3: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

MONTERO MOYA Y LA POLITICA... 111

que un humilde maestro de escuela no podía, con su poca prestancia política y social, asumir tan alta responsabilidad de gobernante...» (2).

Es bastante frecuente encontrar a Montero Moya en las listas electora­les que aparecían en los periódicos de la época, defendiendo al partido republicano. Resultan significativos los comentarios al respecto aparecidos en las publicaciones de la oposición, como «El Norte andaluz», periódico que, según rezaba su propio encabezamiento, defendía los intereses morales y materiales, y a nivel político, las posturas más conservadoras. En el año 1889, con motivo de las elecciones para los comités local y provincial y en una sección titulada «De propia casa» vemos un apartado que dice lo si­guiente:

«Los señores republicanos de esta capital deseando, sin duda, que nos ocupemos de ellos, según acostumbramos a ejecutarlo de lo notable que ocurre en la semana o encierra este país, nos ha remitido galantemente el resultado de la elección de comité local de coalición republicana, celebra­da antes de ayer en el teatro de esta ciudad, según los datos aseguran — que arrojan las listas de inscripción personal y los datos recogidos por el Delegado de la autoridad que asistió al acto— que el número de votantes (cuidado con equivocarse cajistas) fue el 1.784. Nos parecen muchos republicanos...» (3).

Como vemos, la noticia, tiene un aire de disputa con sabor decimonónico. Al final de la misma, aparece la lista de los representantes elegidos para el comité local y para el comité provincial, con Montero Moya a la cabeza de esta última.

Dos años más tarde encontramos a nuestro poeta en lucha electoral con los señores Gómez Sigura, conde de las Almenas, Montilla, Abril, Ortí y Lara y Moreno. La circunscripción de la capital de la provincia de Jaén se dividía en once secciones y en todas ellas vence Montero Moya con amplitud, pero cede gran cantidad de votos en algunas localidades de la provincia (4).

No se limitó Montero en la política, como tampoco lo hizo en el magisterio, a cumplir con sus obligaciones, sino que manifestaba sus ideas en artículos esparcidos por los periódicos de la época. Según Francisco Arias Abad, publicó un folleto titulado «La Monarquía o la República», que no ha

(2) Vega Gutiérrez, José de la: «Recuerdos del tiempo viejo: los hombres de letras», Paisaje, núms. 56 y 57, enero-febrero de 1949; pág. 1568.

(3) El norte andaluz, núm. 44, 27 de diciembre de 1889; pág. 3.(4) El norte andaluz, núm. 102, 7 de febrero de 1891; págs. 1-2.

Page 4: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

112 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

llegado hasta nosotros (5), aunque sí otro tratado, muy difundido, sobre cuestiones políticas en el que comenta las causas de algunos asesinatos perpetrados por anarquistas y hace, al mismo tiempo, un análisis del socia­lismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para la regene­ración del país (6).

Comienza aludiendo a las luchas entre carlistas y liberales, entre mode­rados y exaltados y más tarde entre liberales y conservadores, que han ocupado cerca de dos tercios del siglo xix, pero sin llamar la atención de la clase media, que intervenía en ellas de manera indirecta.

Montero llega a la conclusión de que, superada esta difícil etapa, llena de contiendas, asistían por fin a un nuevo horizonte lleno de esperanza:

«...Y hemos presenciado esas luchas, y hemos sido actores en ellas, y han pasado sobre nosotros 60 años, progresando manifiestamente, aceptán­dose y acreditándose teorías y doctrinas tenidas antes por utópicas y hasta por escandalosas, y ascendiendo paulatinamente por la senda difícil y espinosa de las innovaciones hasta coronar la pendiente y ver desde el alto horizontes y luz y espectativas que no imaginaron ni soñaron nuestros abuelos.

Y hoy carlistas, y moderados, y exaltados, y liberales, y conservadores, y republicanos — que también han entrado ya estos últimos en el concierto universal— acatamos benévolamente el hecho consumado y vemos — siquiera sea a lo lejos— el más allá, sin espanto y hasta con interesada curiosidad de verle de cerca, de apreciarle en conjunto y en detalle, y con predisposición a aceptarle si, como es de suponer, no trastorna las bases sociales, limitándose a cambiar o a modificar racional y progresivamente estos o aquellos organismos» (7).

Pero estas nuevas ilusiones van a verse, según Montero Moya, sensible­mente perjudicadas por los socialistas, anarquistas y comunistas:

«Pero ahora que habíamos alcanzado esta relativa tranquilidad; ahora que habían desaparecido de la imaginación de todos los antes aterradores fantasmas del porvenir; ahora que la lucha se había reducido a la esfera de

(5) A rias Abad, Francisco: Almas vivientes (Semblanzasy biografías), Jaén, Talleres de «La Regeneración», 1914; pág. 165.

(6) Montero Moya, M anuel M.a: Ligeros apuntes sobre cuestiones de actualidad, Tipografía de «El Industrial, 1892; 41 págs.

(7) Ibid., págs. 4-5.

Page 5: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA... 113

las ideas y de las especulaciones posibles, los socialistas y los anarquistas y los comunistas se nos vienen encima, presentándonos problemas sin solución, y aterrándonos con la amenaza de un conflicto universal y con el hecho del atropello, del incendio y del asesinato...» (8).

Montero Moya defiende por encima de todo al trabajador, que es la auténtica víctima de estas situaciones derivadas de problemas políticos, y quien padece directamente la violencia provocada por las revueltas sociales:

«...ese problema, en mi entender políticamente insoluble, no lo propo­nen los trabajadores. La inmensa mayoría de nuestros obreros sufre priva­ciones, — es lamentablemente cierto— las soporta con paciencia heroica, las vadea, digámoslo así, como puede; y en último término — tal es su horror al mal— se degrada pidiendo limosna, y ni roba, ni atropella, ni mata (...) ¿Y estos resignados y heroicos menesterosos son los que propo­nen ahora los problemas del socialismo, del colectivismo y del anarquis­mo?...» (9).

Comenta una serie de casos concretos acaecidos recientemente, analiza las causas e incluso expone su opinión contraria a la pena de muerte:

«Sería cien veces estúpido, y más que estúpido inútil negar los hechos. Los obreros llamados anarquistas han producido escándalos lamentables en Bilbao, en Barcelona y en Jerez, asesinando, en este último punto a dos ciudadanos indefensos. Esos obreros, pues, han perturbado la sociedad y han cometido delitos comunes. La sociedad tiene el derecho y el deber de secuestrar a los que la perturban. Esos obreros, por tanto, responsables del hecho material punible, han debido ser juzgados por los Tribunales establecidos para defensa de la socie­dad, y lo han sido, y ha recaído sentencia y han perdido la vida los unos, la libertad los otros.

No es ésta ocasión, ni yo soy quién, como decimos vulgarmente, para tratar el caso de la pena de muerte. Yo, sin embargo, respetando la cosa juzgada, expondré mi opinión de que, si la sociedad, como he indicado arriba, tiene el derecho y el deber de secuestrar a los que la perturban, no tiene el derecho de privar de la vida a quien pudiera arrepentirse de sus crímenes o de sus barbaries, y ser útil a esa misma sociedad, y dar ejemplo, más saludable seguramente que el de su muerte en el patíbulo, con su arrepentimiento y con sus buenas acciones, a los que viven extraviados con riesgo inminente de perderse» (10).

(8) Ibid., págs. 5-6.(9) Ibid., págs. 6-8.(10) Ibid., págs. 8-9.

Page 6: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

114 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

Las doctrinas liberales que Montero Moya defiende, no son, de ninguna forma, las causantes de estos lamentables sucesos:

«Las doctrinas liberales no conducen por camino alguno al asesinato, ni al desorden, ni a la anarquía: conducen al esclarecimiento de la verdad, al reconocimiento de los derechos, detentados muchas veces por la arbi­trariedad o por la tiranía, y al enaltecimiento del ser humano, rebajado y maltrecho por los ambiciosos y por los soberbios; pero jamás al crimen, que es el mal para todos en contraposición al bien que es la moralidad, la igualdad ante la ley, el respeto al derecho, y al amor, bases de nuestra doctrina...» (11).

El propio Montero confiesa la vehemencia con que trata estos temas. En cada una de sus palabras podemos comprobar su exacerbado idealismo y un afán regeneracionista para un país sumido en una grave crisis, que iba a culminar pocos años más tarde con el desastre colonial.

Veamos su declaración de intenciones:

«...conviéneme declarar aquí, para descargo de mi atrevimiento, que estos apuntes han nacido de mi deseo vehementísimo de hacer algo, siquiera sea deficiente y nimio, en provecho de la humanidad, en bien de esta patria infeliz, perturbada y empobrecida y degenerada por las bastar­das ambiciones de algunos de sus hijos, y a fin de evitar — ojalá pudiera conseguirlo— colisiones sangrientas que no pueden conducir a otro resul­tado que aniquilarla más y más, y retardar por tiempo indefinido su necesaria y anhelada regeneración...» (12).

Para comprender la densa mentalidad política de Montero Moya, este pequeño folleto, resulta un excelente resumen de sus más importantes puntos de vista. Define extensamente las tres corrientes políticas que él considera negativas: Socialismo, Comunismo y Anarquismo y defiende su postura republicana. Estos son los párrafos más significativos:

«El socialismo aspira al perfeccionamiento del ser humano por la educación, aspiración por cierto que no es exclusiva de este sistema político; aspira al fomento y al desarrollo armónico de los intereses de todos; aspira a la realización del derecho en todas las esferas, y aspira, por último, a que todo esto se alcance por medio de la asociación universal.

La teoría es verdaderamente deslumbradora, pero no es tan sólida; y precisamente la ciencia política es la que menos puede vivir de especula-

(11) Ibid., pág. 12.(12) Ibid., pág. 16.

Page 7: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA... 115

ciones y de idealismos (...) el socialismo no pasa de ser una tendencia liberal en alto grado, que aceptamos y sustentamos todos los liberales, y sobre todo los republicanos (...) y en cuanto al socialismo del Estado, que parece ser el que piden nuestros modernos socialistas, parecería imposible a no verlo, que hombres que se apellidan liberales se empeñasen en atribuir al Estado todas las facultades y todos los derechos, mermándolos de tal manera al individuo, que habría de perder seguramente gran parte de su libertad y mucho, muchísimo de su dignidad...» (13).

«...¿qué es el Comunismo? Una doctrina, se define, pero se define mal: un sueño estúpido, y entiéndase que no hacemos esta calificación para ofender a los que sueñan, sino para determinar la calidad del sueño, un sueño según el cual debería establecerse en el planeta, o en una parte “privilegiada” de éste, España por ejemplo, la comunidad de bienes con su obligada secuela de la abolición del derecho de propiedad...» (14).

«...réstanos tratar y apreciar la cuestión palpitante, la cuestión de actualidad, la que inspira terror a las gentes por el ayer y las preocupa temerosamente por el mañana: “el anarquismo”.

Y precisamente para esto y por esto hemos tomado la pluma, lamen­tando en verdad nuestra insuficiencia; pero lamentando más la supina ignorancia de nuestras clases proletarias, ignorancia que tiene su origen en la índole de los Gobiernos que han regido este país por espacio de largos siglos, en el apego de los gobiernos de esta época a lo tradicional, sin tener en cuenta los adelantos de los tiempos, y más que en todo esto en la general tendencia de los gobernantes a mantener en la oscuridad a los gobernados, porque así es mayor la libertad arriba y más fácil el dominio sobre los de abajo.

Pero aun suponiendo que no fuesen éstas las causas, el efecto existe: el 75 por 100 de nuestro pueblo no sabe leer. ¿De qué servirá, pues, lo que han escrito, limitándonos a nuestro suelo, Echegaray, Larra, Azcárate, Figueras, Cánovas, Fernández Florez y tantos otros, lumbreras de la política, astros de la literatura, grandes maestros de la ciencia económica, profundos pensadores y fervientes apóstoles de la sociología? (...) ¿cómo hay quien defienda el anarquismo? cómo hay quien exponga su libertad y su vida, como acaba de suceder con los desdichados obreros de Jerez, en defensa de un sistema cuya sola enunciación demuestra el absurdo de su doctrina, si esto pudiera llamarse así, y lo imposible de su realización.

Y he aquí demostrado por manera palmaria que aquellos desgraciados han ido al sacrificio seducidos infamemente por otros que de antemano

(13) Ibid., págs. 18-20.(14) Ibid., pág. 22.

Page 8: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

116 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

contaban con el hambre, con la ignorancia y con la desesperación de sus víctimas. Éstas han aceptado a ciegas el sacrificio, sin pensar en lo insoluble del problema, sin conocerlo siquiera, y sin otra esperanza que las deslumbradoras promesas de sus instigadores. ICaiga sobre éstos el opro­bio de aquellos crímenes! Caiga sobre esos miserables, que ocultan el rostro y hacen a otros esgrimir el puñal, la execración de las generaciones! Y véase cómo la infamia y la perfidia pueden concebir, y conciben, tan siniestros y ominosos planes, y pueden preparar su ejecución, y pueden hacerlos estallar únicamente que con el concurso de la ignorancia del pueblo, mina que explotan los malvados desde el principio de las socieda­des, y que pretenden hacer inagotable perpetuando esa ignorancia y esa oscuridad, elementos principales de su poder y de su esfuerzo...» (15).

Montero Moya propone una sociedad en la que se fomenta:

«...las sociedades cooperativas, Cajas de ahorro, fondos de previsión, Jurados mixtos de obreros y patronos en todas y cada una de las industrias, de las artes y de los oficios; y da participación al jornalero en los productos de la tierra y en las utilidades del taller o de la fábrica...» (16).

Y termina exhortando a los miembros de la sociedad a vivir en armonía y en fraternidad aconsejándose de la razón y el amor en lugar de la soberbia y la ira. Propuestas, como vemos, más que saludables pero prácticamente utópicas.

Existen otros comentarios sobre la ideología política de nuestro autor. El escritor Emilio Gutiérrez Gamero nos ofrece en uno de sus libros (17) un interesante testimonio del republicanismo de Montero Moya:

«...así la ciudad giennense donde, sustrayéndome a la lucha caciquil, encontré un pequeño grupo de literatos prontos a reunirse en mi tranquilo hogar, los cuales hiciéronme cortas las veladas transcurridas en alternativo y amigable consorcio la poesía, cuya voz llevaban D. Antonio Almendros Aguilar y D. Manuel María Montero (el segundo, correligionario mío) y la música, merced a los ágiles dedos de la pianista que por mi causa conoció lo ultramoderno del divino arte en aquel entonces.»

Gutiérrez Gamero, republicano, como Montero Moya, era, como ha quedado demostrado, un gran aficionado a las tertulias y a las conversaciones

(15) Ibid., págs. 29-30.(16) Ibid., pág. 34. Bajo el título de «Cuestiones de actualidad», aparece parte de este

folleto en el periódico giennense El Liberal, núm. extraordinario, mayo, 1905.(17) Gutiérrez G amero, Emilio: La España que fue, cap. XXIV.

Page 9: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

MONTERO MOYA Y LA POLITICA... 117

amenas y reposadas. Una de ellas se refiere a los malos momentos por los que atravesaba el republicano en Jaén en la etapa comprendida entre los años 1875 y 1877:

«No se lo puede usted figurar — decíame Montero— . Como si hubiese caído sobre nuestros amigos una lluvia sedante y abúlica, a todos les ha entrado un desánimo tremendo y no ven, ni en día próximo o remoto, manera de sacudirse este régimen, llegado por un acto de fuerza ajeno a la voluntad del país, si se le consultara sin chanchullos ni trapacerías.

— Pues aquí teníamos un Gobernador militar comprometido con Ruiz Zorrilla — interpuse recordando cartas que yo había visto en París.

— Sí, don Fulano de Tal (callo el nombre), que estaba al caldo y a las tajadas. Escribía a D. Manuel y era esclavo de Martínez Campos; y de los cuatro soldados y un cabo de que podía disponer en esta comarca, según él afirmaba, ni uno solo le hubiera seguido.

— Pero de todos modos, — insistía— los Comités del Partido subsisti­rán.

— Todo desorganizado. Los Comités se han disuelto por miedo de sus individuos a que los metan en chirona.

Cánovas se las echa de liberal y parece huir de violencias para que el país trague la Restauración y sus derivados; pero esos alardes son en Madrid y en provincias se pasan la vida como si estuvieran vivitos y coleando los secuaces de Narváez. Pero, ¿y en punto de clericalismo? Toda esa taifa de beatos y beatas ha sentido recrudecimiento de sus místicos alardes y, como nadie les va a la mano, dentro de poco no podremos cobrar la paga si no llevamos al habilitado la papeleta de comunión que da el cura en la Parroquia.

— Hombre, por Dios, usted exagera! — dije con la invocación intencio­nada al Muy Alto para más tirar de la lengua a mi interlocutor.

— Nada de exageración — continuó Montero. Igualmente como aquí, en Jaén, acontece en toda Andalucía, tanto respecto al aplastamiento de los republicanos, que parecían huestes y ni siquiera son algara como tocante a la preponderancia clerical.

— ¡Claro! Esta taifa a que usted alude estaba agazapada por temor a los abusos y atropellos de los federales y, cuando se vio libre de ellos, saca la cabeza.

— ¡Atropellos, abusos! Quite usted lo de Montilla y lo de Málaga, donde anduvo la mano reaccionaria, y el resto de Andalucía, una balsa de aceite. !Ah! si mis correligionarios no hubiesen, con sus impaciencias, puesto obstáculos a Don Francisco, hoy otro gallo nos cantara.

Page 10: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

118 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

— Verdad como un templo — interpuse— . Hoy sería Jaén cantón y usted su presidente.

— Preferible a Don Alfonso.

— Pues Don Alfonso tenemos para rato...» (18).

En esta conversación. Montero Moya, aguijoneado por Gutiérrez Gamero, expone con bastante intransigencia e indudable soltura, algunos de sus puntos de vista contrarios a la política y a la religión, sustentadas desde la hipocresía y la intolerancia.

Como ha dicho el profesor Alfonso Sancho:

«La entrevista tiene un ingenuo aire decimonónico encantador. Montero se nos aparece como el típico tragacuras de la época que abomina de esta “taifa de beatos y beatas”...» (19).

El semanario político madrileño «El Republicano», en el que Montero Moya participa asiduamente, dedica a nuestro autor las dos primeras páginas de uno de sus números en 1897 (20). El director de esta publicación y secretario de la Junta provincial interina de fusión republicana de Madrid, Miguel Morayta Serrano, esboza una biografía en la que entre otras conside­raciones dice:

«...esta devoción a un ejercicio tan trabajoso y molesto como el Magisterio, hace de nuestro biografiado una figura tan respetable, que a no distinguirse España por la facilidad con que olvida el mérito de los suyos, D. Manuel María Montero y Moya, sería universalmente conocido; que servicios como los por él prestados, todo se lo merecen...» (21).

Los motivos de salud que Montero Moya alegaba en su autobiografía en relación a su salida del Seminario de Baeza, son interpretadas en este artículo de muy diferente forma. El autor incluso aprovecha la ocasión para arremeter contra el absolutismo monárquico:

«Desconcertados, cual cumplía al indocto absolutismo, cuyas prácticas administrativas no pudo destruir en mucho tiempo el sistema constitucio-

(18) G utiérrez Gamero, Emilio: Mis primeros ochenta años. Madrid, Atlántida; pág. 318.

(19) Sancho Sáez, Alfonso: Almendros Aguilar, una vida y una obra en el Jaén del siglo XIX. Jaén, IEG, 1981; pág. 82.

(20) El Republicano, núm. 7, Madrid, 12 julio, 1897.(21) Morayta Serrano, M iguel: «Manuel M.s Montero», El Republicano. Madrid, 12

de julio de 1897; págs. 1-2.

Page 11: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA... 119

nal, subsiguiente a la muerte del rey Fernando; siendo tan limitado el horizonte que se ofrecía a la juventud ilustrada, se matriculó en el Semi­nario conciliar de Baeza, para estudiar Teología. Convencido a poco de que le faltaba la necesaria vocación para dedicarse a la carrera eclesiástica, dejó el Seminario e ingresó en la Escuela Normal de Jaén...»

Termina Miguel Morayta con unas elogiosas palabras hacia las virtudes políticas del maestro y poeta iliturgitano:

«Don Manuel M aría M ontero, por su vasta ilustración y por sus virtudes públicas y privadas, se debía por entero a la causa del progreso; y así desde sus primeros años figuró en los partidos más avanzados. Excelente demócrata, propagó con su palabra y con su ejemplo la buena doctrina, pero siempre dentro de las conveniencias correspondientes a su profesión (...) No hay que decir que Montero saludó con entusiasmo la Fusión republicana, y que es hoy una de sus principales figuras en la provincia de Jaén, donde sus paisanos le han puesto al frente de su junta provincial interina.

Sus setenta y un años ya cumplidos y los achaques a ellos consiguien­tes, le autorizan a un honroso retraimiento, pero como en nuestro biografiado puede tanto el amor a su patria y sus deberes para con la República de él tan querida, nuestros correligionarios de aquella provincia podrán contar siempre con su consejo y con su concurso.»

El prestigio político de Montero Moya a nivel nacional creo que ha que­dado suficientemente probado, pero fue, sobre todo, dentro de los límites de la provincia de Jaén y especialmente en la capital y en Andújar donde se le consideraba cabeza visible del partido y más que jefe del mismo, un símbolo de sus ideales.

En el archivo de la familia Montero existen varios documentos en los que esto queda probado:

Un pliego de tres hojas recoge las firmas de gran parte de la nómina republicana giennense en los primeros años del siglo xx, quienes reunidos en un banquete fraternal le envían un saludo y la «expresión de sus respetos» al que llaman «nuestro ilustre jefe el venerable y virtuoso anciano don Manuel María Montero Moya».

El banquete había tenido lugar el día 11 de febrero de 1904, con el fin de celebrar el 31 Aniversario de la proclamación de la República en España y Montero Moya respondió públicamente al saludo y homenaje de que era objeto con una carta de agradecimiento en la que vierte una serie de afirma­ciones de interés para conocer aun más profundamente sus convicciones políticas y el sentido de su republicanismo:

Page 12: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

i 20 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

«...la República es la garantía del derecho de todos, lo cual quiere decir que representa plenamente el imperio de la justicia.

Necesitamos mucha fe para consagramos por entero a la conquista de nuestros ideales; mucha esperanza para no desmayar en el áspero camino que tenemos delante; mucha caridad para considerar a todos los hombres como hermanos nuestros y para sentir el impulso del altruismo como una necesidad suprema. Necesitamos sacudir la pereza que nos enerva y hacer desaparecer las tinieblas de la ignorancia que nos apoca y nos extravía, y necesitamos trabajar para dignificarnos y para enriquecernos moral y materialmente: sin pan desfallece el espíritu y hambrientos e ignorantes no podemos jamás hacer una patria pujante y próspera, respetable y respetada.

La República vendrá, aunque no la traigamos los republicanos porque es ley de la humanidad, ley dolorosísima pero cierta, que han de deberse más bienes que al bien mismo al exceso del mal. Los insoportables abusos y los odiosos privilegios trajeron el 93 en Francia. El desconcierto y la superstición y el nepotismo precipitaron la ruina del trono de doña Isabel II. Y ahora llevamos el mismo camino. Esperemos el mismo resultado; coadyuvemos a él en la medida de nuestras fuerzas; y cuando se haya realizado nuestro deseo consolidemos la República con el trabajo, con la fortaleza y con la honradez.

No creo que me tendréis por reaccionario, pero aunque me juzgáreis vosotros de esta manera y aunque me apellidaran así todos los republica­nos de la tierra, no sacrificaría yo a una efímera popularidad la santidad de mis convicciones. A mi juicio no hay República posible en España por los caminos de la revuelta y del escándalo. Toda innovación radical trae consigo inevitables convulsiones; pero cuando se haya llegado con la prudencia y con el tiempo a una situación normal, la fuerza de la razón y de la ley deben imponerse por la ley de la razón y de la fuerza. El derecho igual para todos, dentro de un código ampliamente liberal y liberalmente espansivo; pero nada de licencias; nada de libertina socolor de libertad; nada de extravíos. La obediencia a la ley y el derecho al respeto ajeno tan grandes y tan sólidos como el amor a la libertad.

No pretendo enseñaros nada; es que quiero hacer mi profesión de fe, para morir tan sincera y tan lealmente como he vivido...» (22).

Como vemos, Montero Moya no era partidario de la violencia; su convencido republicanismo postulaba la intervención pacífica y la regenera­ción económica y educativa a través del trabajo diario que hiciera salir al país de su tradicional apatía y postración.

(22) El Clamor del Pueblo. Andújar, 4 de mayo de 1904; pág. 1. El encabezamiento de las palabras de Montero Moya lleva por título Una carta notable.

Page 13: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA... 121

También he podido hallar cuatro cuartillas manuscritas, sin fecha, en las que Montero Moya se dirige a los electores republicanos del distrito de Andújar.

Empieza con una evocación nostálgica de su ciudad natal:

«Mis queridos amigos: el mal estado de mi salud, y el natural decai­miento de mis fuerzas agotadas por mi trabajo constante y violentísimo en cumplimiento de mis deberes profesionales y políticos me han impedido ir a estrechar vuestras manos; satisfacción muy grande para mí que hace años abandoné el lugar en que he nacido y el trato de mis íntimos amigos de la infancia para emprender las peregrinaciones de la vida (...) y es mejor, aunque yo necesite con todo mi corazón no abrazaros, es mejor, repito, que os hable por medio de estas desaliñadas frases escritas que haberlo intentado verbalmente, porque estoy seguro de que mi voz se habría anudado en mi garganta y se habrían arrasado en lágrimas mis ojos al hallarme entre vosotros, al respirar el aire que llenó mis pulmones al nacer, al bañarme en esa luz, la primera que vieron mis ojos, al evocar entre vosotros el nunca olvidado y respetuoso recuerdo de mis amados padres, que, en esa hermosa ciudad que baña el poético Guadalquivir y perfuman las auras con el embalsamado aroma de su tierra; echaron los cimientos de mi educación e infiltraron en mi alma los elevados sentimien­tos de amor inquebrantable a la patria y a la humanidad.»

Tras estas poéticas palabras, comienza lo que va a ser un breve análisis de la situación social española, que se debate entre dos corrientes «impetuo­sas ambas»: la tradición y las aspiraciones nuevas.

Da un repaso a los acontecimientos históricos más sobresalientes acae­cidos en nuestro país: Sagunto, Numancia, Colón, la Independencia frente a Napoleón... y exalta las glorias patrias. A continuación hace una defensa vehemente de la democracia, la paz, la libertad y la República:

«...ya no se lucha ¡ojalá no se luchara jamás! en los campos de batalla; ya se lucha en la prensa, en el libro, en la tribuna, en los comicios; ya no se oye el monstruoso estampido de los cañones; ya conquistan el mundo las ideas, y tras la espantosa noche de la tiranía aparece radiante el sol vivificador de la libertad y de la República...»

Palabras claramente electoralistas, que nos muestran la capacidad de nuestro autor para dirigirse a sus posibles votantes. Las palabras que siguen pretenden hacer hincapié en la necesidad que el hombre tiene de liber­tad:

«...el siervo no vive, o mejor dicho, no muere bajo el látigo del señor;

Page 14: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

122 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

la mujer no es la esclava de los torpes caprichos, de los criminales apetitos del déspota (...) y son iguales ante la ley, ante la moral y ante la razón desde el humilde obrero de nuestros talleres o de nuestros campos al soberbio magnate que en otro tiempo menospreciaba vuestro derecho y pisoteaba con el herrado casco de sus caballos vuestros cuerpos y vuestra dignidad (...) qué hermosa transformación ésta que presenciamos, en la cual el obrero, el trabajador, el mendigo, con el corazón firme en sus convicciones y con la cédula del sufragio en la mano vence a los soberbios, destruye los alcázares de la tiranía y se alza triunfante aclamando la libertad y la honra de la patria...»

Existen algunos datos sobre las peripecias revolucionarias de Montero Moya, pero ninguno de ellos tan significativos como uno de sus propios poemas. Me refiero al romance publicado en la revista «Don Lope de Sosa» en el que nuestro autor evoca una escena de los revueltos tiempos de su juventud.

Veamos un breve fragmento:

Hicimos nuestra rebusca hallando ¡suerte benigna! una piedra muy pesada, casi de forma cilindrica, que amarrada fuertemente al estremo (sic) de una lía, la tiramos por el aire, con dirección tan precisa, que cayó pesadamente sobre un cable de la línea; y con el peso y la cuerda se armó allí tal enredijo que no lo corta ni el filo de una espada damasquina; y tirando los tres juntos con nuestras fuerzas unidas, rompimos dos aisladores y el cable se vino encima.

El «Romance histórico», éste es su título, iba dedicado a don Pedro de Miguel García, amigo y compañero de Montero Moya, quien escribió estos versos, de tono eminentemente humorístico y evocador en 1914, es decir, a la edad de ochenta y siete años y con el solo propósito de

Page 15: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA... 123

o b se q u ia r a aqué l qu e le acompañó en tiempos de andanzas políticas febriles y entusiastas con un recuerdo del pasado (23).

Como ocurre con los comentarios sobre su actividad literaria, las alusiones que he podido reunir en torno a su faceta de político, s°n apologías que lo acercan a un ser casi mítico. Una de ellas la he hallado en un periódico murciano (24). El autor del artículo dice haber conocido a Montero en Madrid el 2 de enero de 1891, y admite que aprisiono suespíritu:

«...con su venerable y majestuosa figura. Su busto es un modelo para las dos artes plásticas de la representación. Su mirada imponente y dulce; su actitud natural, suave y dominadora...» (25).

Continúa el admirador de Montero Moya, dando un repaso a todas sus facetas, recuerda su escaño de diputado a Cortes y su condición de jefe de los republicanos en la provincia de Jaén y de presidente de la junta de fusiónrepublicana:

« maestro y republicano de tanta categoría, republicano de historia,

r r

F.„e articulo es. a todas luces, apasionado. Pero lo que parece cierto es

el hecho de que Montero Moya, a pesar de su “ ^ ' “^ " d e b U o a su respetado por todos los partidos contranos a sus tdeas. qu.zacarácter abierto y tolerante. ., f rte

. ^ j r : r . ! r = . W " rtod ó ‘r vlsta <<!V” Espa6a!>>'c„a J o deja bien Caro el propdsito

B„ mayo de ese abo tees,aCatólico» en agradecimiento al ínteres

« * • p* " S S - M.- Monr.ro... B M«,C, 17(24) M artínez P alao, r ascua

de agosto de 1897; pág. 1.(25) lbid.

Page 16: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

124 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

patriótica (26), pero pocos días más tarde aparecía una «carta abierta» de los tres poetas en la que lamentaban el fracaso de «,’Viva España’.» y la necesidad de suspenderla. Según palabras textuales el semanario tenía «por únicos objetos instruir al pueblo en sus deberes patrios, excitarle a cumplirlos con entusiasmo y recabar para la suscripción nacional cuantos más recursos pudiéramos con el producto íntegro de los abonos a nuestro periódico» (27).

Efectivamente la vida de esta publicación se limitó a unos pocos núme­ros, pero dejó manifiesto el sentimiento de los tres poetas más importantes de aquel Jaén de finales del siglo hacia los problemas del país.

Muchos fueron también los poemas dedicados a ensalzar las glorias españolas para dar ánimos a los combatientes. Montero Moya no sería una excepción y creó varias composiciones de este tipo, las cuales solían caer en un inevitable patrioterismo, paliado en parte, al menos en el caso de nuestro autor, por una serie de artículos periodísticos en los que se mostraba realista ante la grave situación, y proponía soluciones de cara al futuro para conseguir una regeneración a partir del trabajo y la lucha diaria.

En definitiva podemos decir que fue Montero Moya un político respe­tado en su tiempo. Sus ideales estaban por encima de las numerosas reyertas que ocurrían entre los políticos en aquellos alborotados años. Sólo he conse­guido encontrar un dato en tomo a una polémica entablada con un tal señor Carbajo, pero pronto salieron en su defensa varias personalidades del viejo

Jaén con un comunicado publicado en la prensa de Jaén (28) y firmado por Jaime Passolas, José María Aguirre y José María Escalona en el que defien­den a Montero Moya, y acusan a su oponente de faltar a sabiendas a la verdad «...con el fin de hacer más hondas, las lamentables divisiones que existen por desgracia entre los distintos miembros y representaciones de la familia republicana...».

Como ha dicho el profesor Alfonso Sancho:

«...al bueno de Montero Moya se le toleraba en Jaén lo que a otros les era negado, (...) gozaba de la estimación general y era un bendito que ejercía de volteriano...» (29).

(26) El Pueblo Católico, 9 de mayo de 1898; pág. 2.(27) El Pueblo Católico, 18 de julio de 1898; págs 2-3

el m SLn LaRegene: ac; ón’núm- 819’ 30 abril, 1903; pág. 2. Según comenta este periódico el mismo comunicado fue también publicado en El Porvenir.

(29) S a n c h o S á e z , A l f o n s o : op. cit., pág. 125.

Page 17: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para

¿brJSZj, ¿&- '¿£X- ^ '¿

/H C C £ 1 C ^Z ¿^/¿¿C cjL ^ ■ - é ¿ '£<-■<-

'( ju t c c ^ ¿<¡<^ á ¿ ¿ - ¿ ¿ ¿ r 'y Z ^ iC -Z ^ r ¿ ^ < - 4¿k-A-H-& '- /~J —

q¡M jL- ytc<~- -< J-^0 -~ s te - ¿ ¿ t'é & J Z - U ¿ u ^< * y- ¿ ¿ * -

¿J¿x-, A ^ „ ¿ > ^ - A ? ¿,../4,< U a ¿ ~ -

J / r t * * * . / t f t

¿ I^ . /£ d //**■'* »^Z vA/**..¿ P " ' ~4

~ til' V'/ ,/ ' / y S.: ¿ ' ¿ ̂ /U ->* *

" T>■ ■ _ ^ —

C _ ' X

■^/¿¡rS* £ ■<! . x ¿¿■<*‘i, ■ <*_:.

r y , .

Page 18: MONTERO MOYA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPOlismo, el comunismo y el anarquismo y una defensa de las doctrinas liberales y republicanas, a las que considera portadoras de soluciones para