monseñor puiggari tomó posesión de la arquidiócesis

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| www.arzparan.org.ar | www.arzparan.org.ar | www.arzparan.org.ar | www.arzparan.org.ar | www.arzparan.org.ar Nº 1 Nº 1 Nº 1 Nº 1 Nº 169 69 69 69 69 | | | | | MARZO de 2011 MARZO de 2011 MARZO de 2011 MARZO de 2011 MARZO de 2011 Monseñor Puiggari tomó Monseñor Puiggari tomó Monseñor Puiggari tomó Monseñor Puiggari tomó Monseñor Puiggari tomó posesión de la Arquidiócesis posesión de la Arquidiócesis posesión de la Arquidiócesis posesión de la Arquidiócesis posesión de la Arquidiócesis Mons. Maulión: « Mons. Maulión: « Mons. Maulión: « Mons. Maulión: « Mons. Maulión: «La La La La La vida vida vida vida vida y la tarea de y la tarea de y la tarea de y la tarea de y la tarea de la Iglesia la Iglesia la Iglesia la Iglesia la Iglesia es evangelizar es evangelizar es evangelizar es evangelizar es evangelizar » » » » »

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Page 1: Monseñor Puiggari tomó posesión de la Arquidiócesis

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Nº 1Nº 1Nº 1Nº 1Nº 169 69 69 69 69 | | | | | MARZO de 2011MARZO de 2011MARZO de 2011MARZO de 2011MARZO de 2011

Monseñor Puiggari tomóMonseñor Puiggari tomóMonseñor Puiggari tomóMonseñor Puiggari tomóMonseñor Puiggari tomóposesión de la Arquidiócesisposesión de la Arquidiócesisposesión de la Arquidiócesisposesión de la Arquidiócesisposesión de la Arquidiócesis

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Page 2: Monseñor Puiggari tomó posesión de la Arquidiócesis

2 | El Boletín Marzo de 2011 | Nº 169

Delegación Episcopal ParaLa Comunicación Social

DELEGADO:

Pbro. Ignacio Patat

Delegación:Lic. Mariana Madariaga

Lic. Sebastián SarubiSra. Graciela BritosSr. Walter Cepellotti

OFICINA DE PRENSA:Martes a viernesde 9:30 a 12:00

Arzobispado de ParanáMonte Caseros 77

(0343) 4311440Correo electrónico:

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Homilía de Mons. Maulión al finalizar su funciónHomilía de Mons. Maulión al finalizar su funciónHomilía de Mons. Maulión al finalizar su funciónHomilía de Mons. Maulión al finalizar su funciónHomilía de Mons. Maulión al finalizar su función

como Arzobispo de la Arquidiócesis de Paranácomo Arzobispo de la Arquidiócesis de Paranácomo Arzobispo de la Arquidiócesis de Paranácomo Arzobispo de la Arquidiócesis de Paranácomo Arzobispo de la Arquidiócesis de Paraná

Hermanos:1.- Agradezco al Señor por esta Euca-

ristía que estamos celebrando al finalizarmi función como Arzobispo de estaArquidiócesis. Agradezco a todos Uste-des, querido Cardenal Estanislao, queridoMonseñor César Daniel, queridos Sacer-dotes, Consagrados y Consagradas, Fie-les Cristianos Laicos, hermanos de otrasconfesiones religiosas, autoridades, fami-liares, amigos que me acompañan en estacelebración: Aprecio y agradezco muysentidamente la cercanía cordial de todosUstedes. Quise celebrar esta Misa con lasoraciones y los textos bíblicos de la cele-bración de la «Virgen María, Reina de los

Apóstoles»2.- La Palabra de Dios nos presenta dos

momentos de la Iglesia, de esa Iglesia queformamos nosotros y que se une, en espa-cio y en el tiempo, a través de una interrum-pida serie de comunidades desde hace másde 2.000años, conel mismoJesús.

En elEvangeliose nos pro-clamó lamuerte deJesús, talcomo ocu-rrió enaquella Je-r u s a l é nhace ya tantos años. Junto a Jesús Habíalo que podemos llamar (una o la) Iglesia:mínima en su número o cantidad pero ínte-gra en su realidad: Jesús, María, su madre,algunas Mujeres (una de ellas, convertida)y el Discípulo. También cercanos a elloshabía otros: soldados, autoridades religio-sas, curiosos. Unos eran indiferentes o

burlones, otros agresivos y con odio. Po-dríamos decir que era una Iglesia en y fren-te al «mundo».

3.-En esos momentos, a punto ya demorir Jesús después de un cruel y despia-dado proceso y cumplimiento de la conde-

na, se daun inter-c a m b i oentre Je-sús, Maríay el Discí-p u l o .« M u j e r »tienes unn u e v ohijo, nue-vos hijos.Jesús leentrega a

su Madre al Discípulo «que tanto quería»y al Discípulo le dice: Ahí tienes a tu Ma-dre». Y «desde aquella hora el Discípulo larecibió en su casa.

«Desde aquella hora…». Esa Hora erala que Jesús venía anunciando y que ya seestaba cumpliendo. La Hora culminante deJesús en que se realizan sus palabras: el

«Con mucha humildad, porque siento elpeso de mi limitación y mi debilidad pero conclaridad quiero decir que el Obispo y su Pres-biterio, como signos e instrumentos de Cristo,

Cabeza de la Iglesia, tenemos la misión dehacer de cada comunidad una comunidad

evangelizadora, acogedora, misionera, decidi-dos incluso a ser «signos de contradicción».

Page 3: Monseñor Puiggari tomó posesión de la Arquidiócesis

El Boletín|3Marzo de 2011 | Nº 169

Cuerpo de Jesús está siendo entregado real-mente, la Sangre está siendo derramadarealmente, por Ustedes y por muchos, parael perdón de los pecados.

Y desde ese momento el Discípulo la re-cibió en su casa.

Así comenzó la Iglesia Y en esa Hora deJesús, estaba María, de pie

4. En la 1ª Lectura se nos proclamó lacontinuidad de la Iglesia. En ese grupo Je-sús ya no está visiblemente. Es la Iglesiaen el mundo pero sin la presencia visiblede Jesús.

Se reúnen en Jerusalén. ¿Quiénes? LosApóstoles, María, algunas mujeres, los pa-rientes de Jesús y por el contexto se puedepresumir que incluirían a algunos más. Ora-ban. Fue la primera novena del Espíritu San-to en la Iglesia. Y se llenan de ese mismoEspíritu Santo que se manifestó en el vien-to recio, en las llamas de fuego y en el por-tento de los asombrosos modos de hablar.

Así comenzaba a manifestarse la Igle-sia al mundo: sin la presencia visible delSeñor pero con la fuerza irresistible delEspíritu que había prometido enviar y quelo había enviado. Es la Iglesia preparadapor Jesús y realizada por Él en su Muerte,en su Resurrección, en el Espíritu santo.Es la Iglesia a la que Él encomendó: «va-yan por todo el Mundo y hagan discípu-los míos». Es la Iglesia que forman los dis-cípulos, los creyentes en Jesús, los queviven de su Vida. Es la Iglesia formada pormisioneros: testigos de Él que son sustestigos porque viven de Él y viven comoÉl.

5.- Esta es nuestra Iglesia. La que for-mamos nosotros. Es la Iglesia en la quenacimos y en la que aprendimos a cono-cer a Jesús, a creer en Él, a ser hombrescreyentes en nuestro mundo, es la Iglesiaestamos llamados a consolidar y acrecen-tar. Es la Iglesia que Jesús hace y vienehaciendo. Y que quiere que, con Él, tam-bién la hagamos crecer y consolidar paraque sirva al hombre, a cada hombre, paratrasmitir la gran verdad del hombre: queDios lo quiere y lo quiere salvar.

Mirar a la Iglesia en su nacimiento esun camino que nos ilumina para que la Igle-sia se renueve mirando a sus mismos orí-genes: Jesús, el Espíritu Santa, María, loscreyentes, presencia ante el mundo.

Es la Iglesia que es nuestra Madre por-que en ella, Jesús nos hace vivir como hi-jos de Dios. Es también la Iglesia -y lodigo casi con atrevimiento y osadía- estambién nuestra hija porque esa Iglesia estambién como la hacemos nosotros, acre-centándola o debilitándola.

6.- La vida y la tarea de la Iglesia esevangelizar. Es presencia en el mundo queanuncia y testimonia a Jesús. En todos

los aspectos y en todos los ambientes.En la Familia que debe ser

evangelizadora por esencia hoy requiereser re evangelizada.

En la convivencia social y en la educa-ción para que se construya entre todosun ámbito de solidaridad y espíritu de paz,de respeto, incluso de reconciliación

En nuestras comunidades se nos estápidiendo que cada vez más sean espaciosdonde se vive, se acoge, se aprende y seenseña una estilo de comunión».

La evangelización pide al Consagradomanifestar el gozo de vivir con el Señor yde convivir, hermanados, en comunidad.La tristeza, la desconfianza y el egoísmoque aparecen con frecuencia en la vidahumana son un reclamo más para que elConsagrado testimonie los valores de unaVida que «viene de lo Alto» y que quiereelevar lo terreno al nivel de lo divino. ElConsagrado es y ha de ser testigo de es-peranza.

Con mucha humildad, porque siento elpeso de mi limitación y mi debilidad perocon claridad quiero decir que el Obispo ysu Presbiterio, como signos e instrumen-tos de Cristo, Cabeza de la Iglesia, tene-

mos la misión de hacer de cada comuni-dad una comunidad evangelizadora, aco-gedora, misionera, decididos incluso a ser«signos de contradicción».

La unidad - como Jesús la pide a losApóstoles y a los que estánsacramentalmente unidos a ellos por el Or-den Sagrado - es una orden precisa, clara,indubitable: «Ámense como Yo los amé(hasta entregar el propio cuerpo y derra-mar la propia sangre)». El amor que se ten-gan entre ustedes hará que el mundo creaque YO SOY.

Al dejar mi función como Arzobispo les

pido que me permitan decirles lo que yales había pedido al iniciar mi ministerio enParaná: La comunión en el Presbiterio, conel Señor, con el Obispo y entre todos, esgarantía de una Iglesia que, unida por elSeñor, es vigorosa y alegre en el testimo-nio porque evangelizar es esfuerzo y en-trega alegre.

7.- La Virgen, Madre de Jesús y Madrede la Iglesia, es también tipo y modelo de laIglesia. Ella nos guíe en el camino de seguira Jesús.

Hermanos muchas gracias por todo y atodos.

14 a 15 hs.

Page 4: Monseñor Puiggari tomó posesión de la Arquidiócesis

4| El Boletín Marzo de 2011 | Nº 169

Monseñor Juan Alberto Puiggari

Homilía en la toma de posesiónHomilía en la toma de posesiónHomilía en la toma de posesiónHomilía en la toma de posesiónHomilía en la toma de posesiónde la Arquidiócesis de Paranáde la Arquidiócesis de Paranáde la Arquidiócesis de Paranáde la Arquidiócesis de Paranáde la Arquidiócesis de Paraná

PARANÁ, 7 DE MARZO DE 2011Queridos hermanos en el Señor:Los saludo con todo mi afecto con las

palabras del Apóstol San Pablo «…amadospor Dios, llamados a ser santos, llegue la gra-cia y la paz, que proceden de Dios NuestroPadre, y del Señor Jesucristo» ( Rom 1,7).

«Aquí estoy Señor» para hacer Tu Volun-tad. En esta tarde, comienzo mi ministerioepiscopal, en comunión con el sucesor dePedro, nuestro Sumo Pontífice BenedictoXVI, teniendo clara conciencia que meentronco en una antigua y rica tradicióneclesial que ha tenido egregios y santos obis-pos, riqueza de abnegación sacerdotal, devida consagrada y de laicos que han entre-gado su vida al servicio de Dios y de loshermanos.

Esta realidad me hace sentir un cierto te-mor ante la nueva misión que sobrepasa miscapacidades humanas, que no dejan de con-fundirme, pero, al mismo tiempo, es una invi-tación a la confianza y a un sereno abando-no en Aquel que llama a seguirlo más de cer-ca. Resuena fuerte en mi corazón las Pala-bras de Jesús a Pablo «Mi gracia te basta,porque mi poder triunfa en la debilidad» 2Cor9

Con estos sentimientos me presento aho-ra ante Ustedes, queridos hermanos y her-manas, de esta querida Iglesia particular deParaná «no lo hago con sublime elocuenciao sabiduría humana, no pretendo cosa algu-na sino anunciar a Jesucristo, y a este cruci-ficado» 1 Cor, 2 1-3

Quiero ser para ustedes, apóstol de Jesu-cristo, servidor del Evangelio y testigo de laEsperanza que no defrauda.

Una vez más he meditado, en este tiempo,lo que pide la Iglesia al Obispo: El Concilio enLumen Gentium nos recuerda que «Los Obis-pos, presiden en nombre de Dios la grey, dela que son pastores, como maestros de doc-trina, sacerdotes del culto sagrado y minis-tros de gobierno, de modo que quien los es-cucha, escucha a Cristo... y así de modo visi-ble y eminente, hacen las veces del mismoCristo, Maestro, Pastor y Pontífice, y actúanen lugar suyo.» n.22....

El Documento de Aparecida también nosrecuerda con claridad a los Obispos que «elSeñor nos llama a promover por todos losmedios la caridad y la santidad de los fieles…llamados a ser maestros de la fe y por lo tanto

anunciar la Buena Nueva, que es fuente deesperanza para todos, a velar y promover consolicitud y coraje la fe católica… tenemos queser testigos cercanos y gozosos de Jesucris-to, Buen Pastor» Ap. N.187

Es Cristo quien me envía, nuevamente aestas tierras entrerrianas, no por mis condi-ciones personales, ni por méritos propios, sinopor una misteriosa elección de su amor, queelige a los que Él quiere, a los débiles, paraconfundir a los fuertes.

Y me pide que me identifique interiormen-te con Él, que me haga servidor como Él, queno vino a ser servido, sino a servir. Servidorhasta hacerme Siervo como Él. Este es el finúltimo de todo ministerio en la Iglesia y muyespecialmente del ministerio del Obispo: serservidor humilde y fiel de Jesucristo, nuestroúnico Señor; servidor, abnegado hasta la en-trega total al pueblo que se me confía; servi-dor de la esperanza, de la comunión, de lareconciliación y la paz; ser servidor de losmás débiles, los más pequeños, los más po-bres.

Mi servicio no puede nacer sino de la con-templación de Jesucristo, la obediencia alPadre y la docilidad al Espíritu. Mi primeraresponsabilidad es escuchar y contemplarpara obedecer, al proyecto divino del Padre,para esta Iglesia particular.

Hago mío lo que decía maravillosamenteel Santo Padre en el comienzo de su servicioPetrino: «En este momento no necesito pre-sentar un programa de gobierno... Mi verda-dero programa de gobierno es no hacer mivoluntad, no seguir mis propias ideas, sinode ponerme, junto con toda la Iglesia, a laescucha de la Palabra y de la Voluntad delSeñor y dejarme conducir por Él, de tal modoque sea él mismo quien conduzca a la Iglesiaen esta hora de nuestra historia.»

Mi pastoreo será autentico y fecundo sinace del amor.

En la primera lectura el profeta Ezequielescuchábamos las palabras del Señor que sepresenta como el verdadero Pastor, en reali-dad el Pastor es Jesucristo: «»Yo soy el buenpastor [...]. Yo doy mi vida por las ovejas»,

dice Jesús de sí mismo (Jn 10, 14s.).Una de las características fundamentales

del pastor debe ser amar a los hombres que lehan sido confiados, tal como ama Cristo, acuyo servicio está. «Apacienta mis ovejas»,dice Cristo a Pedro, y también a mí, en estatarde. Apacentar quiere decir amar, y amarquiere decir estar dispuesto a inmolarse.

Amar es dar el verdadero bien a las ove-jas, el alimento de la verdad de Dios, de lapalabra de Dios; el alimento de su presencia,que él nos da en el Santísimo Sacramento.

En esta tarde frente a ustedes me quierocomprometer a amar, a entregar la vida porustedes; solamente deseo servirlos, y ponera disposición de todos, mis pobres fuerzas,todo lo poco que tengo y que soy.

Por eso les pido: recen por mí, para queaprenda a amar cada vez más al Señor. Recenpor mí a Jesucristo, para que me ayude a ser,por él y con él, buen pastor de su rebaño, queperegrina en Paraná.

No puedo, en este día, dejar de expresarmi sentimiento más profundo de gratitud. A

Page 5: Monseñor Puiggari tomó posesión de la Arquidiócesis

El Boletín|5Marzo de 2011 | Nº 169

Dios Nuestro Señor, en primer lugar; a la Igle-sia que amo como Madre y quiero servir conrenovada entrega; a Nuestro Santo PadreBenedicto XVI II, al que quiero expresarle enla persona del Señor Nuncio de Su Santidad,a quien agradezco fraternalmente su presen-cia, mi gratitud por la elección, mi obedienciay amor filial.

Gratitud a mi hermano Mons. MarioMaulión, desde el primer momento de mi nom-bramiento puso todo a mi disposición. Gra-cias por tu entrega sacrificada en esta tú que-rida Arquidiócesis. Vengo a continuar tu ta-rea.

Gracias al querido Cardenal EstanislaoKarlic, de sus manos recibí el don del episco-pado y su cercanía aprendí a vibrar con laIglesia Universal.

A ustedes queridos hermanos en el epis-copado: gracias por acompañarme en estemomento. La presencia de ustedes hace visi-ble el misterio de comunión del colegioepiscopal y es un estimulo y apoyo en estanueva etapa de mi servicio episcopal.

Agradezco la presencia de las autorida-des provinciales, municipales, del Secretariode Culto católico de la Nación, de las autori-dades militares y de seguridad.

A mi familia y amigos que han venido devarios lugares, su apoyo ha sido y es suma-mente importante para seguir cumpliendo conmi misión. Gracias

Permítanme un especial agradecimiento alos sacerdotes, diáconos, religiosos y con-sagrados y laicos que me han acompañadode la querida Diócesis de Mar del Plata. Uste-des bien conocen mi afecto, valoro enorme-mente el esfuerzo que han hecho y les reiterolo que les decía hace pocos días: entre altar yaltar no hay distancia y en el Corazón de laMadre se encuentran los hijos. Que Dios losbendiga abundantemente por todo el bien queme han hecho.

Y a ustedes, mis queridos nuevos hijosque el Señor me da dado, gracias por todaslas oraciones, apoyo y preocupación que hantenido hacia mi persona.

Ahora los convoco a la tarea apasionantede la Evangelización En una época de cam-bios culturales radicales y profundos, comoIglesia debemos proclamar que: «Conocer aJesucristo por la fe es nuestro gozo; seguirloes una gracia, y trasmitir este tesoro a losdemás es un encargo que el Señor, al llamar-nos y elegirnos, nos ha confiado...» (DA 18)

A ustedes queridos hermanos sacerdo-tes, los saludo con todo afecto y descuentosu apoyo. Juntos hemos de trabajar para queCristo sea conocido, amado y seguido.

Saben muy bien que el pueblo será, engran parte lo que seamos nosotros los sacer-dotes, por ello quiero animar la santificacióndel presbiterio. Es mi primer deber y será miprimera preocupación.

La hora difícil, pero tan llena de esperan-zas, que vive el mundo nos exige a los sacer-dotes una entrega incondicional y un amorapasionado a Jesucristo, a la Iglesia, y a loshombres, amor que encienda al pueblo deDios en el fuego devorador que consumió alos grandes santos.

A los seminaristas, mi saludo afectuoso ypaternal. Dios me conceda la gracia de acom-pañar la entrega generosa de sus vidas jóve-nes.

Y a ustedes queridos religiosos, religio-sas y de vida consagrada, aprecio el don dela consagración, porque pertenece íntima-mente a la vida de la IGLESIA, a su santidady a su misión; y porque aportan un preciosoimpulso hacia una mayor coherencia evan-gélica y a su vez son testigos del Reino queviene. Cuenten con mi disponibili­dad y miservicio.

Y a los laicos mi gratitud más sincera; mehan acompañado intensamente con sus ora-ciones. Soy consciente de la importancia dela vocación de ustedes de iluminar y ordenartodas las realidades temporales según Dios.La Misión Continental exige una tarea arduadel laicado. Dios me permita acompañarlos yanimarlos.

Un saludo especial a los jóvenes. La Igle-sia cuenta con ustedes, sean protagonistasde un cambio, de la verdadera revolución del

amor, a la que los convoca nuestro queridoSanto Padre. Confíen en Cristo y entreguensus vidas. Tengan la santa ambición de sersantos, como Él es santo. Él no los defrauda.

Permítanme retomar lo que dije en estaCatedral el día de mi ordenación episcopal:

«He querido tomar como lema de mi epis-copado la frase de San Pablo de «instaurartodo en Cristo», ya que me siento llamado aproclamar, con oportunidad o sin ella, queJesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Éles el Camino, la Verdad y la Vida. En Él seencuentra todo el tesoro de la redención. Éles el principio y fin, alfa y omega. Sólo en Élencontramos la vida plena.

Este misterio de recapitular todo en Cristoes obra del Espíritu Santo, agente principalde la Nueva Evangelización, que construyeel Reino de Dios en el curso de la historia.

Quiero dejarme asumir por Él y ser dócil aSu obra.

Los intereses de Dios son mis intereses, aellos quiero consagrar mis fuerzas y toda mivida.

No es el momento de anunciar un planpastoral, como lo dije al principio.

Permítanme simplemente señalar algunasnotas que quisiera que tuviera nuestraArquidiócesis:

Una Iglesia Santa, que en su camino pas-toral, haga una clara elección por la santidad.

«Confesar a la Iglesia como Santa significamostrar su rostro de Esposa de Cristo» noslo recordaba el siervo de dios Juan pablo II (Novo Milenio Ineunte n.30)

Hace pocos días el Santo Padre, afirmabaque ante tanto mal en el mundo, hacía faltauna gran corriente de bien, que es lo mismoque decir de santidad, sólo ella será capaz devencer el mal. Ser cristiano es sinónimo desanto. Hacer hincapié en esto es más quenunca una urgencia pastoral. Sólo los santosson los verdaderos misioneros que renue-van el mundo según el designio de Dios.

Una Iglesia contemplativa: el Rostro deJesús contemplado nos lleva a un conoci-miento profundo y comprometedor de su mis-terio. Contemplar a Jesús con los ojos de la feimpulsa a penetrar en el misterio de Dios Tri-no. Contemplar a Jesús es comprender nues-tra dignidad como personas llamados a suvocación suprema: la intimidad de la vida Tri-nitaria.

Una Iglesia orante es el secreto de un cris-tianismo realmente vital que trasforma, queno tiene motivos para temer, porque vuelvecontinuamente a las fuentes y se regeneranen ellas.

Una Iglesia Comunión: en la lectura de losHechos, escuchábamos como las primerascomunidades cristianas tenían como signo

(sigue en página 6)

Page 6: Monseñor Puiggari tomó posesión de la Arquidiócesis

6| El Boletín6| El Boletín Marzo de 2011 | Nº 169

distintivo la comunión, «íntimamente uni-dos». No podía ser de otra manera porqueescuchábamos a Jesús en el Evangelio: «Pa-dre Santo, cuida en Tu nombre a aquellosque me distes para que sean uno, como no-sotros» Jn 17,11b

«Que todos sean uno…para que el mun-do crea». Tenemos que ser creíbles por launidad. Debemos cultivar la espiritualidad decomunión que significa tener una mirada decorazón sobre todo hacia el misterio de laTrinidad que habita en nosotros y cuya luzha de ser reconocida en el rostro del herma-no.

Una Iglesia misionera: que como nos pideAparecida seamos capaces de relanzar confidelidad y audacia Su misión en las nuevascircunstancias. No podemos replegarnosfrente a quienes sólo ven confusión, peligrosy amenazas… «Se trata de confirmar, renovary revitalizar la novedad del Evangelio arrai-gada en nuestra historia, desde un encuen-tro personal y comunitario con Jesucristo, quesuscite discípulos y misioneros. Ello no de-pende tanto de grandes programas y estruc-turas, sino de hombres y mujeres nuevos queencarnen dicha tradición y novedad, comodiscípulos de Jesucristo y misioneros de suReino...» (DA 11)

Una Iglesia servidora: El primer servicioque la Iglesia hace a los hombres es anunciarla verdad sobre Jesucristo. La crisis es para laIglesia un gigantesco desafío ante laimpostergable tarea de proseguir realizandola Nueva Evangelización. (NMA)

Iglesia servidora, que se preocupe por elhombre, y por lo mismo que trabaje por lafamilia y defienda la vida, toda vida; que cui-de a los pobres, a los enfermos, a los queestán solos, a los que no tienen fe.

Iglesia servidora que construya un Patriade hermanos, sin excluidos, reconciliada enla verdad y la justicia.

Iglesia servidora que no abandone nin-gún campo de la actividad humana, porqueen todos, Cristo tiene algo que decir y trans-

formar.

Todo esto lo hago oración en esta noche,poniéndolo sobre el Altar, con la convicciónque la Gracia de Dios no nos va a faltar sinsomos capaces de poner empeño en una ac-ción pastoral ordinaria, orgánica y vigorosa,de manera que la variedad de carismas, mi-

nisterios, servicios y organizaciones se orien-tan en un mismo proyecto misionero.

Queridos hermanos: quiero ser para uste-des servidor de la esperanza, en este momen-to del mundo, donde hay tanto desaliento ytristeza, necesitamos todos ser testigos dela Resurrección: ¡Alégrense! «No tenganmiedo» Sí Cristo está Vivo, junto a nosotrosy nos dice: …. Yo he vencido al mundo…Yoestoy con ustedes».

Con Pablo me digo y les digo «Esténsiempre alegres, lo repito, estén alegres, queel Señor está cerca»

Término dirigiéndome a mi Madre, Nues-tra Madre:

Querida Madre Nuestra Señora del Ro-sario, una vez más recurro lleno de confian-

za a tu Corazón Inmaculado para decirte eneste momento importante de mi vida y miministerio que «soy todo tuyo». Quiero quelos ojos de mi corazón, como los tuyos, seconcentren sólo en Jesús, en Él solo encuen-tro seguridad, Él es la Roca sobre la cualquiero edificar para «instaurar todo en Cris-to».

Estoy seguro de que Dios me tiene pre-paradas muchas cosas lindas en este nuevoservicio episcopal que me pide: hay muchossacerdotes, nuevos colaboradores a quie-nes debo animar; muchos religiosos, reli-giosas y consagradas que enamorados deJesús, día a día gastan sus vidas en bien desus hermanos; muchos seminaristas a quie-nes debo acompañar ; muchos laicos com-prometidos que santifican las realidadestemporales y ordenan el mundo a Dios; mu-chas familias que reproducen el espíritu delhogar de Nazaret; muchos jóvenes sedien-tos de algo que sacie sus corazones; mu-chos niños que con su inocencia nos comu-nican esperanzas y ganas de vivir; muchospobres a quienes acercarme y en quienespoder descubrir el rostro de Jesús hambrien-to, sediento, sin techo, preso, o sufriendocualquier indigencia; muchos hermanos des-orientados y desanimados, en fin, muchasinstituciones, movimientos y carismas queenriquecen y embellecen esta Iglesia parti-cular de Paraná

Pero, tu mirada de Madre me destapa elalma y no puedo dejar de decirte que tengotemor de no ser el padre y pastor que espe-ran para ayudarlos a caminar hacia Dios.

Pero qué hermoso y qué consolador esescuchar hoy nuevamente de Jesús: «Ahítienes a tu Madre», y mirándote a Ti, queri-da Madre, recordar lo que le dijiste a JuanDiego en Guadalupe: «No tengas miedo, micorazón inmaculado será tu refugio». Eneste, Tu Corazón de Madre, encuentro elrefugio para vivir este momento con paz yalegría. A este Corazón Inmaculado consa-gro hoy este nuevo servicio pastoral y atodos mis hermanos y hermanas de esta Igle-sia que peregrina en Paraná.

Querida Madre, hoy quiero renovar miconsagración a vos para que mi corazón sea«todo tuyo», para que nada me impida sertotalmente de Jesús. Confío plenamente en elamor de tu Corazón Inmaculado. Haz que mipaso por esta diócesis sea nada más que paraanunciar a Jesucristo, el Señor.

Madre únenos a Tí en la tierra y llévanosContigo al Cielo.

Queridos hermanos: Mar adentro

(viene de página 5)

Page 7: Monseñor Puiggari tomó posesión de la Arquidiócesis

El Boletín|7

SERVICIO SACERDOTAL DE URGENCIA

Teléfonos:

De 21.30 A 6 Horas

4221444 - 133

En el interior, llame a su Parroquia.

La Palabra de cada día Marzo 2011

Domingo, 13Génesis 2:7-9; 3:1-7Salmo 51:3-6, 12-13, 17Romanos 5:12-19 o 5:12, 17-19Mateo 4:1-11

Lunes, 14Levítico 19:1-2, 11-18Salmo 19:8-10, 15Mateo 25:31-46

Martes 15Isaías 55:10-11Salmo 34:4-7, 16-19Mateo 6:7-15

Miércoles 16Jonás 3:1-10Salmo 51:3-4, 12-13, 18-19Lucas 11:29-32

Jueves 17EsterC:12, 14-16, 23-25Salmo 138:1-3, 7-8Mateo 7:7-12

Viernes 18Ezequiel 18:21-28Salmo 130:1-8Mateo 5:20-26

Sábado 19San José, Esposo de la VirgenMaría (Solemnidad)II Samuel 7:4-5, 12-14, 16Salmo 89:2-5, 27, 29Romanos 4:13, 16-18, 22Mateo 1:16, 18-21, 24 o Lucas2:41-51

Domingo 20Segunda Lectura:

Evangelio: Génesis 12:1-4Salmo 33:4-5, 18-20, 22II Timoteo 1:8-10Mateo 17:1-9

Lunes 21Daniel 9:4-10Salmo 79:8-9, 11, 13Lucas 6:36-38

Martes 22Isaías 1:10, 16-20Salmo 50:8-9, 16-17, 21, 23Mateo 23:1-12

Miércoles 23Jeremías 18:18-20Salmo 31:5-6, 14-16Mateo 20:17-28

Jueves 24Jeremías 17:5-10

Salmo 1:1-4, 6Lucas 16:19-31

Viernes 25La Anunciación delSeñorIsaías 7:10-14; 8:10Salmo 40:7-11Hebreos 10:4-10Lucas 1:26-38

Sábado 26Miqueas 7:14-15, 18-20Salmo 103:1-4, 9-12Lucas 15:1-3, 11-32

Domingo 27Exodo 17:3-7Salmo 95:1-2, 6-9Romanos 5:1-2, 5-8Juan 4:5-42 o 4:5-15, 19-26, 39-42

Lunes 28II Reyes 5:1-5Salmo 42:2-3; 43:3-4Lucas 4:24-30

Martes 29Daniel 3:25, 34-43Salmo 25:4-9Mateo 18:21-35

Miércoles 30Deuteronomio 4:1, 5-9Salmo 147:12-13, 15-16, 19-20Mateo 5:17-19

Jueves 31Jeremías 7:23-28Salmo 95:1-2, 6-9Lucas 11:14-23

Marzo de 2011 | Nº 169

Page 8: Monseñor Puiggari tomó posesión de la Arquidiócesis

8 | El Boletín Marzo de 2011 | Nº 169

Cuaresma 2011: Mensaje a los sacerdotesCuaresma 2011: Mensaje a los sacerdotesCuaresma 2011: Mensaje a los sacerdotesCuaresma 2011: Mensaje a los sacerdotesCuaresma 2011: Mensaje a los sacerdotesQueridos hermanos en el Sacerdocio, (*)

El tiempo de gracia, que se nos ofrecepara vivirlo juntos, nos llama a una conver-sión renovada, así como siempre nuevo esel Regalo del Sacerdocio ministerial, a tra-vés del cual, el Señor Jesús se hace pre-sente en nuestras vidas y, por medio deellas, en la vida de todos los hombres.

Conversión, para nosotros Sacerdotes,significa sobre todo conformar cada vezmás nuestra vida a la predicación, quecotidianamente podemos ofrecer a nues-tros fieles, si de tal modo nos transforma-mos en «fragmentos» del Evangelio vivien-te, que todos puedan leer y acoger.

Fundamento de una tal actitud es, sinduda, la conversión a la propia identidad:¡debemos convertirnos en aquello que so-mos! La identidad, recibidasacramentalmente y acogida por nuestrahumanidad herida, nos pide la progresivaconformación de nuestro corazón, de nues-tra mente, de nuestras actitudes, de todocuanto somos a la imagen de Cristo BuenPastor, que ha sido impresasacramentalmente en nosotros.

Tenemos que entrar en los Misterios que

celebramos, especialmente en la SantísimaEucaristía, y dejarnos plasmar por ellos; ¡Esen la Eucaristía que el Sacerdote redescu-bre la propia identidad! Es en la celebra-ción de los Divinos Misterios donde sepuede descubrir el «como» ser pastores yel «qué cosa» sea necesario hacer, para serloverdaderamente al servicio de los herma-nos.

Un mundo descristianizado necesita deuna nueva evangelización, pero una nuevaevangelización exige Sacerdotes «nuevos»,pero no en el sentido del impulso superfi-cial de una efímera moda pasajera, sino conun corazón profundamente renovado porcada Santa Misa; renovado según la medi-da del amor del Sagrado Corazón de Jesús,Sacerdote y Buen Pastor.

Particularmente urgente es la conversióndel ruido al silencio, de la preocupación porel «hacer» al «estar» con Jesús, participan-do cada vez más conscientemente de Suser. ¡Cada acción pastoral tiene que ser siem-pre eco y dilatación de lo que el Sacerdotees!

Tenemos que convertirnos a la comu-nión, redescubriendo lo que realmente sig-nifica: comunión con Dios y con la Iglesia,

y, en ella, con los hermanos. La comunióneclesial se caracteriza fundamentalmentepor la conciencia renovada y experimenta-da de vivir y anunciar la misma Doctrina, lamisma Tradición, la misma historia de san-tidad y, por lo tanto, la misma Iglesia. Esta-mos llamados a vivir la Cuaresma con unprofundo sentido eclesial, redescubriendola belleza de estar en una comunidad enéxodo, que incluye a todo el Orden sacer-dotal y a toda nuestra gente, que mira a lospropios Pastores como a un modelo de se-gura referencia y espera de ellos un reno-vado y luminoso testimonio.

Tenemos que convertirnos a la partici-pación cotidiana del Sacrificio de Cristosobre la Cruz. Así como Él dijo y realizóperfectamente aquella sustitución vicaría,que ha hecho posible y eficaz nuestra Sal-vación, así cada sacerdote, alter Christus,es llamado, como los grandes santos, a vi-vir en primera persona el misterio de tal sus-titución, al servicio de los hermanos, sobretodo en la fiel celebración del Sacramentode la Reconciliación, buscándolo para símismos y ofreciéndolo generosamente a loshermanos, juntamente con la dirección es-piritual, y con la oferta cotidiana de la pro-

pia vida en reparación por los pecados delmundo. Sacerdotes serenamente peniten-tes delante del Santísimo Sacramento, quecapaces de llevar la luz de la sabiduría evan-gélica y eclesial en las circunstancias con-temporáneas, que parecen desafiar nues-tra fe, se vuelvan en realidad auténticosprofetas, capaces, a su vez, de lanzar almundo el único desafío auténtico: el desa-fío del Evangelio, que llama a la conver-sión.

A veces, la fatiga es verdaderamentegrande y experimentamos ser pocos, conrespecto a las necesidades de la Iglesia.Pero, si no nos convertimos, seremos cadavez menos, porque sólo un sacerdote re-novado, convertido, «nuevo» se convier-te en instrumento eficaz, a través del cual,el Espíritu llama a nuevos sacerdotes.

Confiamos este camino cuaresmal, a laBienaventurada Virgen María, Reina de losApóstoles, suplicando a la Divina Miseri-cordia, que sobre el modelo de la Madreceleste, nuestro corazón sacerdotal se vuel-va también «Refugium peccatorum».

(*) S. Em. R. el Cardenal Mauro PiacenzaPrefecto de la Congregación para el Clero

Benedicto XVI: «Cuaresma, redescubrir el compromiso bautismal»Benedicto XVI: «Cuaresma, redescubrir el compromiso bautismal»Benedicto XVI: «Cuaresma, redescubrir el compromiso bautismal»Benedicto XVI: «Cuaresma, redescubrir el compromiso bautismal»Benedicto XVI: «Cuaresma, redescubrir el compromiso bautismal»Con el austero símbolo de la ceniza entra-mos en el tiempo de Cuaresma, comenzandoun viaje espiritual que nos prepara para ce-lebrar dignamente los misterios pascuales.La ceniza (...) es un signo que nos recuerdanuestra condición de criaturas, », dijo el PapaBenedicto XVI en la Audiencia General delos miércoles a los 7 mil fieles congregadosen el Aula Pablo VI del Vaticano.

«La Cuaresma es un camino, es acom-pañar a Jesús que sube a Jerusalén, lugarde la realización del misterio de su pasión,muerte y resurrección; nos recuerda que lavida cristiana es un «camino» por recorrer,que consiste no tanto en una ley que cum-plir sino en la persona de Cristo, a quienhay que encontrar, conocer y seguir».

«Sobre todo la liturgia, la participaciónen los sagrados misterios, nos llevan a em-prender este camino con el Señor, (...) revi-viendo los acontecimientos que nos trajeronla salvación, pero no como una simple con-memoración- subrayó el Santo PadreBenedicto 16.

«En los domingos de Cuaresma vivimosun «itinerario bautismal» para «hacer quenuestras vidas recuperen las exigencias y los

compromisos adquiridos con este sacramen-to, que es la base de nuestra vida cristiana».

El primer domingo, «llamado Domingode la tentación porque presenta las tenta-ciones de Jesús en el desierto, nos invita arenovar nuestra decisión definitiva de Diosy afrontar con valentía la lucha que nosespera para permanecer fieles». El segun-

do domingo es el de Abraham y la Transfi-guración y «como Abraham, padre de loscreyentes, nosotros también estamos invi-tados a salir de nuestra tierra, a dejar la se-guridad que hemos construido, para ponernuestra confianza en Dios. La meta ya seentrevé en la transfiguración de Cristo, elHijo amado, en el que también nosotros nos

convertimos en «hijos de Dios».En el tercer domingo encontramos a la

Samaritana. «Como Israel en el Éxodo tam-bién nosotros recibimos en el bautismo elagua que salva. (...) El cuarto domingo noshace reflexionar sobre la experiencia del cie-go de nacimiento. En el Bautismo somosliberados de las tinieblas del mal y recibi-mos la luz de Cristo para vivir como hijosde la luz. (...) Por último, el quinto domingopresenta la resurrección de Lázaro. En elBautismo hemos pasado de la muerte a lavida y nos volvemos capaces de agradar aDios, de hacer que muera el hombre viejopara vivir del Espíritu del Resucitado».

El itinerario de la Cuaresma se caracteri-za, por algunas prácticas: el ayuno, la li-mosna y la oración. El ayuno «significa laabstinencia de alimentos, pero incluye otrasformas de privación para una vida más so-bria» y «está también estrechamente vin-culado a la limosna», que «bajo el nombreúnico de «misericordia» abarca muchasbuenas obras». Asimismo en este tiempola Iglesia «nos invita a una oración más fiele intensa y a una meditación prolongadade la Palabra de Dios».