monografia pensamiento politico de los caudillos federales

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“PENSAMIENTO POLITICO DE LOS CAUDILLOS FEDERALES” Los caudillos eran nacionalistas Tendían a organizar la Nación pero sobre la base de las autonomías provinciales. Todos los movimientos de rebelión contra Buenos Aires y de rivalidad entre las provincias, tenían siempre un instinto y una tendencia comunes hacia la nacionalidad. Dos hechos descubren este sentimiento en los caudillos: 1° los pactos interprovinciales firmados entre ellos, y 2° la reunión de Congresos nacionales que promovieron por propia iniciativa. Los pactos interprovinciales El primer pacto firmado fue el de Pilar, firmado en 1820, después de la Batalla de Cepeda, entre las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, y Entre Ríos, y en el que están de manifiesto el espíritu “nacionalista” de los caudillos y el principio del federalismo. El 25 de enero de 1822 se firmó el Tratado del Cuadrilátero entre los gobiernos de Buenos Aires, Santa Fe, y Entre Ríos y Corrientes, en el que se reconoce la existencia de la nacionalidad argentina y se obligan las partes a convocar a un Congreso Nacional. Por este tratado las divergencias que se originaran entre las provincias “son reservadas al soberano legitimo Congreso General de todas las provincias en la oportunidad que presente el orden de los sucesos americanos en su perfecta tranquilidad, y absoluta cesación de operaciones políticas, cuyas innovaciones convenientes serian obedecidas como emanadas de la soberanía nacional”. Muchos otros pactos, se firmaron entre las provincias, a iniciativa o con asentimiento de los caudillos respectivos, hasta culminar con el Pacto Federal de 1831, y todos ellos insisten en reconocer las autonomías de los Estados como partes integrantes de la Nación.

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Monografia Pensamiento Politico de Los Caudillos Federales

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PENSAMIENTO POLITICO DE LOS CAUDILLOS FEDERALES

Los caudillos eran nacionalistasTendan a organizar la Nacin pero sobre la base de las autonomas provinciales. Todos los movimientos de rebelin contra Buenos Aires y de rivalidad entre las provincias, tenan siempre un instinto y una tendencia comunes hacia la nacionalidad. Dos hechos descubren este sentimiento en los caudillos: 1 los pactos interprovinciales firmados entre ellos, y 2 la reunin de Congresos nacionales que promovieron por propia iniciativa.

Los pactos interprovincialesEl primer pacto firmado fue el de Pilar, firmado en 1820, despus de la Batalla de Cepeda, entre las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, y Entre Ros, y en el que estn de manifiesto el espritu nacionalista de los caudillos y el principio del federalismo.El 25 de enero de 1822 se firm el Tratado del Cuadriltero entre los gobiernos de Buenos Aires, Santa Fe, y Entre Ros y Corrientes, en el que se reconoce la existencia de la nacionalidad argentina y se obligan las partes a convocar a un Congreso Nacional. Por este tratado las divergencias que se originaran entre las provincias son reservadas al soberano legitimo Congreso General de todas las provincias en la oportunidad que presente el orden de los sucesos americanos en su perfecta tranquilidad, y absoluta cesacin de operaciones polticas, cuyas innovaciones convenientes serian obedecidas como emanadas de la soberana nacional.Muchos otros pactos, se firmaron entre las provincias, a iniciativa o con asentimiento de los caudillos respectivos, hasta culminar con el Pacto Federal de 1831, y todos ellos insisten en reconocer las autonomas de los Estados como partes integrantes de la Nacin.Otras de las formas del sentimiento nacionalista de los caudillos fue la iniciativa y propsito que tuvieron de reunir Congresos Nacionales. Este espritu de organizacin que los animaba era, por cierto, personal y egosta. Cada uno de ellos quera organizar el Congreso a su modo para decidir a su arbitrio. Pero, al fin, con propsitos de organizacin.

Ideas de organizacin del caudillo Quiroga. Los planes de organizacin de Rosas. La carta a Quiroga de diciembre de 1834.El caudillo Quiroga, el tigre de los llanos ha llenado muchos aos de la historia poltica y de las guerras de nuestra Repblica. Se le ha visto triunfar sobre la Madrid en las batallas de El Corneta y Tala y vencido en La Tablada y Oncativo por fuerzas del general Paz. En Ciudadela asest el golpe decisivo al unitarismo vencido derrotando a La Madrid, que se haba hecho cargo del ejercito del general Paz cuando ste fue tomado prisionero. Despus de llevar una vida azarosa y agitada, el caudillo Quiroga vino a radicarse en Buenos Aires, afirmando la necesidad de dictar la Constitucin Nacional.En el ao 1834 se produjo una distancia sangrienta entre los gobernadores de Tucumn y Salta. Rosas pidi a Quiroga que se trasladara a las provincias del Norte, en misin especial para evitar la guerra civil; pero como este ltimo le instara a que se reuniera a la brevedad posible un Congreso con cargo de dictar la Constitucin, Rosas prometi dirigirle una carta en la que expondra las causas que hacan inoportuna la reunin del congreso. Transcribimos algunos prrafos de la carta, llamada de la estancia de Figueroa, cerca de Areco, por el lugar donde fue expedida: Nadie ms que usted y yo poda estar persuadido de la necesidad de la organizacin de un gobierno general, y que es el nico medio de darle ser y responsabilidad a nuestra repblicaUna repblica federativa es lo ms quimrico y desastroso que pueda imaginarse, toda vez que no se componga de Estados bien organizados en s mismos, porque, conservando cada uno su soberana e independencia, la fuerza del poder general, con respecto al interior de la repblica, es casi ninguna. En esa carta se contenan ideas polticas que vena manifestando pblicamente desde 1830.Para comprender mejor este aspecto de Rosas se debe caracterizarlo como expresin de la tirana, despus del asesinato de Quiroga, al asumir el mando con la suma del poder pblico, en 1835, y aun de 1838, el ao de la guerra con los franceses, a partir de cuya poca es evidente que no cree en la organizacin constitucional del pas y no se propone a llevarlo a cabo.

Los caudillos eran exponentes de una democracia inorgnica De lo expuesto se desprende que no es justo imputar a los caudillos la desorganizacin de la Nacin, y que el aplazamiento y retardo en dictar una Constitucin para todas las provincias responda ms bien a un estado de la sociedad.Nuestra democracia era turbulenta e inorgnica, y los caudillos, sus exponentes representativos.Pero fue Rosas, gobernador con las facultades extraordinarias y la suma del poder pblico, quien se opuso a la convocatoria al Congreso Nacional y a dictar la Constitucin, al tratar el Pacto Federal de 1831.

El pensamiento Poltico de Juan Manuel de RosasEl pacto Federal

El 4 de enero de 1831 Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ros firmaron el Pacto de la Confederacin Argentina, conocido como Pacto Federal. Fue uno de los pactos preexistentes que invocara el prembulo de la constitucin de 1853 y adopto el nombre de Confederacin Argentina, uno de los mencionados en el artculo 35 de esa carta como denominacin oficial. Las provincias anteriormente nombradas se encontraban como las Provincias Unidas del Rio de la Plata, que en teora se unificaron con el propsito de una ofensiva/defensiva y hacerle frente a la Liga Unitaria que imperaba. El simbolismo que carga el Pacto Federal es consecuencia de que es un punto de arranque del periodo de transicin, finalizado con el regreso de Juan Manuel de Rosas al gobierno de Buenos Aires en 1835.

Sostuvo Sampay que Rosas consigui, despus de algunos aos de guerras civiles y de negociaciones, que todas las provincias adhiriesen al Pacto, con lo cual este e convirti en la Constitucin Argentina, vigente hasta que se sanciono la Carta Federal de 1853[footnoteRef:1]. [1: Arturo Sampay, as Constituciones de la Argentina, Buenos Aires, 1897, p. 73-4]

Las preliminares al Pacto Federal reconocido soslayaron un intercambio de opiniones acerca de temas centrales del federalismo. La primera reunin de las Provincias Unidas del Rio de la Plata se realizo en Santa Fe el 20 de Julio de 1830. As mismo conto con los siguientes diputados:1) Domingo Cullen, representante por Santa Fe.2) Diego Miranda, representante por Entre Ros.3) Pedro Ferr, representante de Corrientes.4) JosMariaRoxas y Patrn, representantes de Buenos Aires.Los representantes de Buenos Aires y Corrientes fueron en los que recay el deber de esbozar el proyecto de Tratado. El representante de Corrientes Pedro Ferr dispuso tres puntos, que seran el inicio del primer desacuerdo entre las provincias. Estos 3 puntos fueron:

a) La organizacin debera permanecer la representacin de las provincias ligadas, hasta tanto se organizase la nacin, con determinadas atribuciones.b) La representacin debera de hacer lo imposible por conseguir la organizacin del pas.c) La representacin debera de organizar el comercio de los ros y el comercio exterior.Los representantes de Buenos Aires se opusieron a este proyecto debido a las facultades que carecan y presentaron su proyecto alegando la situacin real que suceda en Buenos Aires en relacin a la Aduana y los gastos que esta provincia posea. Ferr a travs de un memorndum contesto a los diputados, aunque inflexibles los diputados de Buenos Aires hicieron que Ferr se retirara. Debido a esto Juan Manuel de Rosas envi instrucciones a sus representantes para que aceptaran la constitucin de una comisin compuesta por un diputado por cada una de las provincias litorales. Lo mismo ocurri con Entre Ros y Corrientes, que nombraran a sus representantes para su labor. Finalmente Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ros lograron un acuerdo y el 4 de enero de 1831 firmaron el Pacto Federal. Corrientes de adhiri de forma pstuma incorporando su diputado el 19 de agosto de 1831 a laComisin Representativa de los Gobiernos de las Provincias Litorales de la Repblica Argentinacreada por el pacto y establecida en la ciudad de Santa Fe.

Y esa fue la gran obra constitucional de Rosas, quien logro que el pacto firmado entre Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ros en 1831 estuviera ratificado un ao despus por las diez restantes provincias Argentinas (Jujuy solo declaro su autonoma en 1834), adhiriendo en 1831 Mendoza, Corrientes, Crdoba, Santiago del Estero y La Rioja; y en 1832 Tucumn, San Juan, San Luis, Salta y Catamarca.Aun cuando algunos hayan mantenido la idea de Nacin, todos los pactos interprovinciales anteriores haban sido parciales, inspirados en la disputa entre grupos de provincias.Mediante el Pacto Federal impona Rosas su criterio globalizador para comenzar la definitiva organizacin del pas: todo lo que no se haga por tratados amistosos en que obre la buena fe, el deseo sincero de unin y un conocimiento exacto de los intereses generales aplicado con prudencia a las circunstancias particulares, ser siempre efmero, nulo para el bien y solo propicio para multiplicar nuestros males deca en carta a Estanislao Lpez. [footnoteRef:2]. [2: (Alberto Gonzales Arzac, Caudillos y Constituciones Coleccin estrella federal, Instituto de Investigaciones Histricas Juan Manuel de Rosas, p. 93, Vease: Barba,op.cit., p.55)]

El Pacto Federal incluyo una clausula donde se prevea:invitar a todas la dems Provincias de la Republica, cuando estn en plena libertad y tranquilidad a reunirse en federacin con las tres litorales; y a que por medio de un Congreso General Federativo se arregle la administracin general de pas, bajo el sistema federal, tanto su comercio exterior e interior y su navegacin [footnoteRef:3]. [3: (Alberto Gonzales Arzac, Caudillos y Constituciones Coleccin estrella federal, Instituto de Investigaciones Histricas Juan Manuel de Rosas, p. 93)]

Rosas acompao copia del Pacto en carta a Quiroga del 3 de Febrero de 1831, sosteniendo que este documento instruye de la conducta poltica de Buenos Aires y sus aliados,detallando: soy de sentir que no conviene precipitarnos en pensar en Congreso. Primero es saber conservar la paz y afianzar el reposo; esperar la calma e inspirar reciprocas confianzas antes que aventurar la quietud pblica[footnoteRef:4]. [4: (Alberto Gonzales Arzac, Caudillos y Constituciones Coleccin estrella federal, Instituto de Investigaciones Histricas Juan Manuel de Rosas, p. 93)]

La correspondencia con Quiroga volvera a registrar la opinin de Rosas oponindose a la tentativa de organizar, sin guardar el orden progresivo.Lo cierto es que por entonces el Constitucionalismo no se haba impuesto aun en el mundo y muchos menos en una repblica federal, porque el modelo norteamericano de 1787 no haba tenido aun imitadores.De por si la Revolucin Francesa (1789) haba difundido un modelo de Republica unitaria que solo duro hasta 1804, pero defini el tema de nuestras Constituciones de 1819 y 1826, as como el de otras naciones americana: Chile, Per, Uruguay, Paraguay. Pero la mayor parte de las naciones europeas estaba aun bajo formas monrquicas que por definicin, son unitarias.Debido a la gran carga histrica constitucional que apenas naca en Europa se puede decir que en la dcada del 30 aquella generacin atrada por Francia estaba muy lejos an de pensar como lo hara en 1853, cuando Jos B. Gorostiaga pidi la aprobacin de un proyecto constitucional vaciado en el molde de la Constitucin de los Estados Unidos, nico modelo de verdadera Federacin que existe en el mundo[footnoteRef:5].Por lo tanto todava no se haban vencido de la imposibilidad de hecho para reducir sin sangre y sin violencia a las provincias o a sus gobernante al abandono espontaneo delpoder de la propia direccin, la soberana o libertad local, como reflexionara Alberdi en sus Bases de 1852. [5: Congreso General Constituyente, Santa Fe:Sesin del 20 de abril de 1853]

Rosas no era un adversario de las constituciones escritas, todo lo contrario era un poseedor de un slido realismo constitucional como lo fueron los caudillos argentinos, incluso Jos Gervasio de Artigas[footnoteRef:6] cuyo pensamiento en la materia quedo reflejado en las instrucciones de 1813 (que son claramente un antecedente de nuestro federalismo) [6: (Las instrucciones dadas por Artigas a los diputados orientales en el Congreso del Ao XIII establecan: No admitirn otro sistema que el de la Confederacin. Dijo Enrique Barba que all estaban dadas las bases que podan ser el sostn de nuestro federalismo -en:Orgenes y crisis del federalismo argentino, Rev. Historia, n. 2 Buenos Aires, 1957, p.3-)]

Por eso mismo le legitimidad de la lgica poltica de Rosas fue no solo transgresora para los liberales sino que tambin fue la unin simblica (quirase o no) de las voluntades imperantes de los caudillos. Guillermo Rawson habra de decir aos despus que: Rosas era un gobernante de origen legal y, aunque no haba constitucin escrita, haba un serie de leyes orgnicas que constituan un gobierno, tal vez ms perfecto que el de muchas republicas sudamericanas a pesar de que la mayor parte de ellas tenan constituciones escritas

La revolucin socialBernardino Rivadavia solcito y obtuvo de las provincias que se difiriera la reunin del Congreso en Crdoba, e inicio una verdadera reforma social y poltica,la cual comenz a realizar en las ideas y en los hechos las promesas de la Revolucin de Mayo de 1810.Era un hombre dotado de las cualidades requeridas para presidir un pas de hombres libres, o que aspirasen a serlo; y quien arranco a sus ideales este axiomaque la poltica especulativa concepta todava como un problema: el mejor gobierno es aquel que administra tanto ms cuanto menos gobierna. Estadista devistas profundas, pero con ms corazn que cabeza para confiar, como confiaba, en que los dems participaran de sus principios liberales y progresistas, y seguiran con la fe del patriotismo la serie de sus trabajos.Rivadavia consagro sus afanes a dotar a su pas de instituciones libres introduciendo y generalizando los medios para practicarlas;

Desde luego, mont el gobierno republicano representativo sobre bases orgnicas. Por su iniciativa, se dobl el nmero de los representantes del pueblo, y se estableci que seran elegidos directamente por sufragio universal. El poder Ejecutivo declar innecesarias las facultades extraordinarias que se confiaba a los anteriores gobiernos revolucionarios, y se someti en todos sus actos al control del Poder Legislativo, el cual reasumi las atribuciones inherentes a la soberana de la provincia que investa. Se organiz el Poder Judicial independiente, dentro de orbita de las responsabilidades expresas de los magistrados superiores e inferiores. Por su iniciativa tambin el Poder Ejecutivo se impuso a la obligacin de dar cuenta anualmente del estado de la administracin y de las rentas invertidas con arreglo a las leyes de presupuesto e impuestos, las cuales deba votar el Poder Legislativo: se fund la contadura, la tesorera y la receptora que dependan anteriormente del llamado Tribunal de Cuentas; y que quedo establecida la ms amplia publicidad de los actos gubernativos, de forma que el pueblo juzgara de ellos diariamente.Cuando con tales medidas empezaron a funcionar regularmente las autoridades, Rivadavia elev al Poder Legislativo sus mensajes sobre inviolabilidad de propiedad, sobre seguridad individual y sobre la libertad de imprenta.Elev el proyecto deLey de olvido, esta ley atrajo a Buenos Aires a todos los argentinos que estuvieron alejados por las contiendas civiles, y a quienes les fue dado vincular su esfuerzo a la labor fecunda que se iniciaba.Rivadavia tuvo un digno cooperador en el ministro de hacienda doctor Manuel Jos Garca, una un espritu organizador y metdico. Por obra de estos dos hombres superiores que se complementaban, se fund la institucin del crdito pblico y la caja de amortizacin, afectando a estas las rentas de la Provincia; se levant y aument la hacienda pblica, creando recursos legtimos y moderados, se organiz la administracin de aduanas, y se favoreci el comercio de importacin por los medios que aconseja una prudente y sabia economa.Mejor todas las vas de comunicacin; proyecto la ley para introducir en el pas familias extranjeras, creo bajo su vigilancia una junta de los hacendados ms capaces, como Suarez, Rozas, Miguens, Lastra y Capdevila para fomentar la agricultura e industria de la campaa, organizo los correos, la polica urbana, rural y martima; creo la junta especial para la administracin de la vacuna, los mercados de abasto y el Registro Oficial; redujo el ejrcito y propuso la ley de retiro; reuni todos los archivos en una misma reparticin; y con la creacin del Registro estadstico dio el primer impulso a esta ciencia que regla el progreso de las naciones.Mientras que estas disposiciones despertaban nobles estmulos en el orden poltico y econmico. Rivadavia atacaba el mejoramiento moral y social, llamando a si todas las fuerzas activas de una comunidad que, aunque relativamente diminuta, atrajo desde entonces las miradas de la Amrica. La instruccin es el secreto del engrandecimiento y prosperidad de las naciones ; y sobre esta mxima sencilla, Rivadavia fundo en Buenos Aires ese quinto poder de las democracias que se llama el de la educacin comn, poniendo a la escuela al alcance de la masa del pueblo, que no prospera sino cuando hay manos que la levanten, hizo llegar la educacin a todos los puntos de la provincia. Y ascendiendo en la escala de las necesidades y de los conocimientos, hizo construir edificios ad hoc, fomento la pedagoga y el profesorado; organizo un nuevo plan de estudios en la universidad, derog todas las limitaciones sobre introduccin de libros, y estableci que esta era libre de derechos de aduana; transformo el Seminario Conciliar en Colegio Nacional, pues que invito a los gobiernos de provincia a que enviasen un nmero de jvenes a educarse en este establecimiento; fundo la Facultad de Medicina, la escuela de Agricultura, la Biblioteca Pblica, el Museo.Para que la reforma llegara al corazn de la sociedad, Rivadavia empeo tambin el noble afn de la mujer, brindndola generosos estmulos en el campo de la abnegacin y de la virtud que fecundan el bienestar y la libertad en la Republica. Esto de llamar a la mujer al desempeo de funciones pblicas, es todava una novedad, y apenas se resiste a la sonrisa de los estadistas entre los estremecimientos del positivismo msero de nuestros das. A ese objeto Rivadavia fundo la sociedad de beneficencia con un ncleo de matronas distinguidas, y le confi la superintendencia de las escuelas de nias, la administracin de la casa de expsitos, de la casa de hurfanas, del hospital de mujeres, del asilo de recogidas y dementes: establecimientos que creo, organizo o secularizo aboliendo las comunidades o cofradas que la regentaban.Pero la reforma ms ardua que emprendi Rivadavia, fue la reforma eclesistica. Los intereses eclesisticos derivaban de los derechos y privilegios que reconoci y concedi a la iglesia la legislacin y el gobierno catlico de la Metrpoli, y que el tiempo haba venido consolidando y aumentando. Los gobiernos de la revolucin argentina modificaron las cosas; y aunque la iglesia argentina quedo de hecho separada de Roma desde que el Papa lanzo sus encclicas condenatorias de la independencia, es lo cierto que los intereses eclesisticos se conservan poderosos fuera de su rbita, cuando Rivadavia se propuso recobrar en beneficio de Estado lo que la iglesia hizo suyo durante la poca oscura de coloniaje.Escritores apasionados han presentado a Rivadavia como una especia de Antecristo en el gobierno, atribuyndole mviles que no tuvo, que no se comprueban en sus actos gubernativos, y que no se explicaran jams en esas circunstancias, cuando se esforzaba en desarmar las reacciones que obstaculizasen la obra de reconstruccin y de progreso que emprenda. Rivadavia era una alma religiosa y elevada. Tena adems la conciencia de ser un hombre libre, y aspiraba a que la tuviesen de s mismos sus conciudadanos; y mal poda desnaturalizar la libertad atacando las creencias que vivan como consuelo en los hogares y como base de moral de una sociedad nacida y educada en el catolicismo. Tan as es, que l tuvo de su parte y como colaboradores de su reforma a los principales prelados, honra y prez en todo tiempo del clero argentino, como ser, el den Funes, el den Zavaleta, los cannigos don Valentn y don Gregorio Gmez, los Agero, los Gorritti, Argerich, Vidal, y muchos otros sacerdotes de alcurnia y de dignos antecedentes, que robustecieron con sus talentos la notable evolucin de Rivadavia. La reforma eclesistica tendi nicamente a remover las causas que obstaban a la dilatacin de los progresos que promovan la legislacin y el gobierno. Sancionadas las leyes sobre la libertad de conciencia, secularizo las ordenes monsticas y declaro bienes del Estado los que aparecan como de pertenencia de los conventos suprimidos de Betlemitas, Mercedarios, Recoleletos, etc; aboli los diezmos y primicias a la iglesia, como asimismo los fueros y privilegios del feudalismo que les dio ser, y secularizo los cementerios.Las leyes que iban introduciendo todas las reformas encontraban, no obstante, resistencias entre el elemento inculto, envuelto en los paales del coloniaje y trabajado por las diversas influencias a las cuales se quera reducir en bien de la sociedad. A los rganos de la opinin ilustrada y dirigente incumba, pues, complementar la obra de la ley, demostrando y divulgando los beneficios que envolva la reforma. La prensa argentina nunca desempeo su misin civilizadora con ms brillo que en esos das, cuando la juventud de Buenas Aires recoga la pluma de Moreno y de Monteagudo para continuar la obra de 1810, y mostrar las fuentes de vida y de progreso con que contaba el pas por ser independiente. Por primera vez se vio en Buenos Aires una prensa asociada de lleno a la obra de reforma y de progreso que iniciaba el gobierno a la sombra del orden que a todos favoreca, y de la libertad de la palabra escrita donde tenan cabida todas las opiniones. En ese sentido descollaron La abeja argentina, El argos y particularmente El ambig, en cuyas columnas se incrusto, por decirlo as, el espritu de la reforma, y cuya propaganda sostuvo la Sociedad Literaria, compuesta de eruditos que aunaban sus luces para ganar terreno a la ignorancia y el atraso.Pero el campen ms esforzado de esta obra fue el erudito publicista do Juan de la Cruz Varela, quien divulgo desde El Centinela todas las ideas en las que se fundaba la reforma de Rivadavia; quien ventilo uno a uno los progresos que se incorporaron a la legislacin, y quien presentndolos triunfantes a la luz de la razn ilustrada y del buen sentido prctico, pudo augurar en verdad que de la dilatacin de ellos dependa el risueo porvenir de la Republica. Los distinguidos talentos de Varela se posesionaron del nuevo escenario que se abra a la libertad, y brillaron con esta, vinculados a la idea del progreso que l exalto de todos modos. Su propaganda tomo vuelos bajo las formas ms accesibles y ms simpticas al conjunto de la sociedad; ora demostrara la eficacia de la reforma social con caudal inagotable de conocimientos; ora revistiera estas mismas ideas con las galas de la poesa y del arte para seducir al sentimiento del pueblo, cuya ndole pareca haber pulsado de antemano.As, despus de estudiar concienzudamente las reformas que se debatan a la sazn, don Juan Cruz pulsaba su lira y exaltaba esas reformas de odas bellsimas, envolviendo el sentimiento de la mujer en las corrientes de su propaganda. Pero la oda y el canto no le bastaban. Quera llegar de etapa en etapa hasta la ltima. Yhe ah que don Juan Cruz desenvolva las mismas ideas en versos fciles y sencillos, que recoga ese conjunto heterogneo de seres ligeros que viven de las novedades del da. Y para que el pensamiento penetrase en el rincn ms humilde, don Juan Cruz hacia todava de esas ideas asunto de letrillas, stiras y ancdotas que recorran los salones y los ranchos, los cafs y las plazas pblicas; por manera que cuando se sancionaban las leyes, objeto de una de esas discusiones, ya se haban divulgado los principios en que se inspiraban y ya contaban con un apoyo en la opinin. La propaganda de Varela por su eximia generalizacin y por la trascendencia de las ideas que contribuyo a hacer triunfar, en principio, a la faz de una sociedad conservadora en ms de un sentido de las ideas de la poca colonial, constituye una de las pginas ms notables de la sociologa suramericana; como la de Voltaire y los enciclopedistas del siglo XVIII lo es en los fastos de la ciencia social europea. Pasaran las generaciones y siempre habr que ir a buscar los orgenes de la ciencia social argentina en la poca en la que brillo Varela. Este hombre ilustre, ms que un propagandista de la reforma trascendental, es un precursor de los progresos que se han cimentado cincuenta aos despus. Los vuelos de su pensamiento abarcaron por completo el teatro donde actuaba. A un de ligar la tradicin del pueblo argentino con la obra que se trabajaba a la sazn, Varela se remont con el sentimiento popular, bifurcando en un mismo pensamiento el hecho de la emancipacin de la patria y el de su generacin por la libertad. Y bosquejando el porvenir de la Republica con la pompa y los prestigios de la civilizacin, recorre inspirado en sublimes intuiciones desde el hasta el seno de la Pampa, cuya riqueza llamara miles y miles de hombres de todos los puntos del globo.Si se estudian estos antecedentes, el carcter especial, y los mviles de la propaganda de Varela; y si se considera que l hizo suya la obra de asimilar las aspiraciones y los ideales de la multitud con las tendencias civilizadoras del gobierno, se encontrara ciertas analogas con la propaganda que desenvolvi Virgilio en sus Gergicas y en su Eneida, sobre todo, para asimilar tambin el sentimiento del pueblo romano con las reformas sociales y polticas que trabajaba el emperador Augusto. Puede haber algo de presuncin en este paralelismo pero de cierto hay mucha semejanza en el rol que a ambos propagandistas les cupo, y en la forma como lo desempearon. Virgilio fue la expresin potica de las reformas que inicio el trono de los Cesares. Su vnculo con Augusto fue el pensamiento trascendental de esta reforma que l propago en versos inmortales, los cuales le valieron la apoteosis cuando surgieron leyes que obedeci el imperio ms vasto de la tierra. Varela actuaba en un teatro diminuto; pero era tambin la expresin potica de la reforma que inicio el gobierno, cuya alma era Rivadavia, como Mecenas lo haba sido del de Augusto. Como Virgilio, l exalto todos los estmulos del patriotismo y de la virtud, para que el pueblo acompaara con sus sentimientos y con sus conatos ms enrgicos el movimiento inicial de un gobierno reparador que quera cimentar la ventura de un futuro, cuyos grandes lineamientos Varela profetizo con exactitud admirable. Indudablemente, Varela bebi sus inspiraciones en Virgilio, a quien estudio a fondo, para emprender su traduccin de la Eneida en estrofas castellanas. As lo dice el sentido elevado de todos sus versos, que jams se emplean sino en beneficio de las ideas cuyo triunfo espera, y que transpiran el perfume artstico de los del Mantuano. La preciosa parfrasis de aquel viejo rey Evandro, que habitaba una cabaa desde la cual se vea el ganado pacer en los huertos del Forum, y que recibe a Eneas con palabras tiernas y conmovedoras, se reproduce en los versos de Varela cuando cae en uno de esos deliquios patriticos en los que se ve a gobernantes y a gobernados tender sus manos a la Diosa de la Libertad, la que deslizndose por las aguas iluminadas del Plata, viene hacia ellos con los dones que a fuerza de virtudes se conquistan. El Enea vigila que Virgilio pone en boca de la bella ninfa Cymodocea, para advertir a su hroe de los peligros que lo cercan, esto es, de los que amenazan a la virtud y a los bienes que se persiguen, cuando el pueblo no vela constantemente por ellos: esta idea fundamental que el poeta embellece de cien modos para incrustarla en el corazn del pueblo romano, es una de las ms familiares en la propaganda de Varela, cuando en medio del regocijo que le inspiran los progresos de su patria, exhorta al pueblo a que los rodee y los sostenga, para cerrar el periodo de desgracias de sus antepasados sobre cuyos hombros seala el fantasma de las preocupaciones y de los fanatismos que espan los momentos de lanzarse sobre su antigua presa; y canta sucesivamente a la libertad de la prensa, a la libertad de la conciencia, a los derechos individuales, a los deberes del ciudadano, cuyas practicas levantan .La potica argentina del ao 1822, como la griega del tiempo de Pericles, como la italiana de la poca del Dante en el siglo XV, desempeo un rol eminentemente social desde Buenos Aires, porque busco sus inspiraciones en los principios de cuya dilatacin dependa la suerte y el porvenir de la Republica, y los preconizo uno a uno con un entusiasmo y con un brillo que hicieron poca, vinculado el sentimiento de los bello con la libertad que dichos principios simbolizaban. Despert los estmulos ms nobles y divulgo las ideas ms humanitarias, educando y levantando el corazn de un pueblo que vivi sin conciencio de s durante tres siglos de coloniaje. A la patria consagro sus ecos diarios con la conciencia de la benfica misin que desempeo hasta que por su empuje armnico se dibujaron los contornos de la gran capital del sur, como saludaron a Buenos Aires los primeros argentinos que nacieron el mundo de los libres. Fue, pues, original en su colorido, propagandista en sus tendencias, y esencialmente civilizadora en sus manifestaciones. Tal fue el carcter que la imprimi para siempre don Juan Cruz Varela, inspirado en ideas que, por su virtud trascendental, repercutan solemnes en la hora de la organizacin definitiva de la Republica.