MISA DE MIERCOLES DE CENIZA

MISA DE MIERCOLES DE CENIZAINFORMACION PREVIA:Hermanos, en la liturgia que celebraremos omitiremos el Acto penitencial, el cual ser suplido por el Rito de imposicin de ceniza, recordndonos la caducidad de la vida y lo efmero de las cosas del mundo, as tambin omitiremos el canto del himno Gloria a Dios, y el Aleluya por su carcter festivo. Lo volveremos a escuchar en la Solemne Vigilia Pascual de la Noche santa.ENTRADA:Hermanos, en este da damos comienzo al sagrado Tiempo de Cuaresma, que se caracteriza por la austeridad y un itinerario espiritual de preparacin para la gran solemnidad de la Pascua del Seor.Acogemos la invitacin de la Madre Iglesia, que mediante el austero rito de la imposicin de la ceniza, renueva el llamado a la conversin, recordndonos la caducidad de la vida y lo efmero de las cosas del mundo.Acompaamos al coro.LITURGIA DE LA PALABRAPrimera lectura: Jl. 2, 12-18La profeca de Joel nos presenta al Dios compasivo que se conmueve ante el arrepentimiento genuino y la sincera confesin de los pecados de su pueblo. Salmo: Misericordia Seor, hemos pecadoSegunda lectura: II Cor. 5, 20_6, 2En "este tiempo favorable" de conversin, que gracias a la liturgia de la Iglesia, se renueva ao tras ao, acojamos la invitacin de San Pablo a "dejarnos reconciliar" con Dios, es decir, a no permanecer indiferentes ante el Seor Misericordioso, que siempre sale a nuestro encuentro, ofrecindonos su perdn.Evangelio: Mt. 6, 1-6. 16-18 Como el Gloria, tambin el Aleluya se omite durante este tiempo de Cuaresma, por ser tiempo penitencial.Aclamemos a Cristo, Palabra Viva de Dios, que en el Evangelio que vamos a escuchar, nos ensea en qu consisten las verdaderas prcticas cuaresmales.BENDICION E IMPOSICION DE LA CENIZA (despus de la homila)A continuacin, el sacerdote bendecir la ceniza, que luego nos ser impuesta en la cabeza. Este rito, que se ha conservado desde hace siglos en la Iglesia, quiere recordarnos la fragilidad de la condicin humana, naturalmente inclinada al pecado, y la necesidad que tenemos de la paternal proteccin de Dios, el Cual nos ama tanto que, por los mritos de Cristo, nos purifica y nos perdona.OFERTORIOJunto a la ofrenda de nuestra pequeez, los dones de pan y vino son llevados al Altar como primicias de este Tiempo de gracia que hemos iniciado hoy solemnemente.COMUNINCon un corazn contrito y humillado, al igual que el escritor sagrado del salmo que hoy hemos meditado, acerqumonos a comulgar el Pan de los fuertes, Carne y Sangre del Hijo de Dios, vencedor del Maligno.Acompaamos cantando junto al coro.DESPEDIDAHabiendo participado de la Santa Misa, Sacrificio de reconciliacin y Banquete de unidad, volvemos a nuestro mundo como testigos de la Misericordia de Dios.