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I.E.

CÁRDENAS CENTRO

MÓDULO DE EDUCACIÓN RELIGIOSA

CICLO VI

GRADO UNDÉCIMO

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TABLA DE CONTENIDO

pág.

1. DIMENSIÓN SOCIAL DE LA PERSONA 4 1.1. MORAL SOCIAL. PRINCIPIOS GENERALES DESDE LA FILOSOFÍA 5 2. LIBERTAD RELIGIOSA Y PARTICIPACIÓN EN LA VIDA SOCIAL. ESTADO E IGLESIA 7 2.1. DIOS SE REVELA COMO DIOS DE LA JUSTICIA QUE LIBERA AL OPRIMIDO 8 2.2. IGLESIA Y POLÍTICA 8 2.3. IGLESIA Y ECONOMÍA 9 2.3.1. La Iglesia en el ámbito económico desde la Edad Media 9 2.3.2. La aparición de la nación−estado 9 2.4. IGLESIA Y CIENCIA 10 2.5. IGLESIA Y CULTURA 11 3. MISIÓN ESPECÍFICA DE LA IGLESIA EN EL CAMPO SOCIAL 12 3.1. PRINCIPIOS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA 13 3.1.1. Dignidad de la persona humana 13 3.1.2. Primacía del bien común 13 3.1.3. Destino universal de los bienes, solidaridad, y respeto a la propiedad privada 13 3.1.4. Principio de subsidiariedad 14 3.1.5. Participación social 14 3.1.6. Cultura de la vida y de la Calidad de vida 14 3.1.7. La existencia de la ley moral 15 4. ANÁLISIS CRISTIANO DE NUESTRA REALIDAD SOCIAL 15 5. ECUMENISMO Y ACCIÓN SOCIAL CONJUNTA 15 EVALUACIÓN DE COMPETENCIAS 16

BIBLIOGRAFÍA 17

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1. DIMENSIÓN SOCIAL DE LA PERSONA Se organiza en torno a la interacción con otras personas. Supone la expresión de la sociabilidad humana característica, esto es, el impulso genético que la lleva a constituir sociedades, generar e interiorizar cultura, y el hecho de estar preparada biológicamente para vivir con otros de su misma especie, lo que implica prestar atención a otro humano necesariamente presente, y la sociabilidad, o capacidad y necesidad de interacción afectiva con semejantes, expresada en la participación en grupos, y la vivencia de experiencias sociales.

Enfatiza en la diversidad de aspectos que permiten a la persona interactuar con otras personas, para lo que son esenciales la existencia de otros con conciencia de sí mismos, el lenguaje y la intención de comunicar. Es un componente esencial para la vida y el desarrollo humano al resultar imposible ser humano en solitario. La persona nace en una sociedad (antes de nacer ya se está condicionado por una variedad de aspectos sociales, por ejemplo, las costumbres que marcan cuales son los patrones adecuados de comportamiento respecto a la elección de pareja o el embarazo) y necesita vivir en sociedad, ésta favorece la adaptación al medio, lo que le multiplica las posibilidades de sobrevivir. Nace de otras personas y requiere la presencia de otras personas

para sobrevivir, llegar a ser ella misma en todos sus extremos y vivir una vida plena.

De hecho, muchas de las necesidades humanas precisan de la interacción con otros para ser cubiertas. Se interioriza la cultura de la sociedad en la que se nace o en la que se vive a través de los procesos de socialización que, en última instancia, favorecen la construcción del sentido del yo de la pertenencia a un determinado grupo. Mediante los otros, se moldea a la persona hasta que ésta acepta por completo las normas y valores sociales característicos del grupo donde habita, los ajusta a su propia idiosincrasia, y obtiene un marco de referencia para percibir y comprender la realidad y actuar autónomamente en ella. Para ello se aprovechan diversos mecanismos de desarrollo como la imitación o el modelado. La construcción de la propia identidad es otro de los procesos sociales básicos. La conciencia de que existen otros conduce a la adquisición de la idea de uno mismo. El proceso de identificación va a permitir a la persona descubrir el significado de su propia existencia y la construcción de su proyecto vital, aspecto éste imprescindible para la autorrealización. En el contexto de la interacción con otros, la persona puede diferenciarse de los demás y reconocer sus similitudes con ellos. Obtiene así, entre otros, sentido de su cuerpo y de sí misma como algo que permanece aunque esté en cambio continuo; o la creencia en la propia valía.

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1.1. MORAL SOCIAL. PRINCIPIOS GENERALES DESDE LA FI LOSOFÍA La moral son las reglas o normas por las que se rige la conducta de un ser humano en concordancia con la sociedad y consigo mismo. Este término tiene un sentido contrario frente al de «inmoral» (contra la moral) y «amoral» (sin moral). La existencia de acciones y actividades susceptibles de valoración moral se fundamenta en el ser humano como sujeto de actos voluntarios. Por tanto, la moral se relaciona con el estudio de la libertad y abarca la acción del hombre en todas sus manifestaciones.

La palabra «moral» tiene su origen en el término latino mores, cuyo significado es ‘costumbre’. Por lo tanto «moral» no acarrea por sí el concepto de malo o de bueno. Son, entonces, las costumbres las que son virtuosas o perniciosas.

Los conceptos y creencias sobre moralidad son generalizados y codificados en una cultura o grupo y, por ende, sirven para regular el comportamiento de sus miembros. La conformidad con dichas codificaciones es también conocida como moral y la civilización depende del uso generalizado de la moral para su existencia.

Muchos autores consideran como sinónimos a estos términos, debido a que sus orígenes etimológicos son similares.

Sin embargo, en el ámbito de la filosofía se considera a la ética como la disciplina filosófica que

estudia a la moral. Es decir, el uso que le ha dado la gente ha convertido a la moral en el objeto de estudio de la ética.

De ahí que podemos decir que una ética propuesta es el conjunto de normas sugeridas por un filósofo, o proveniente de la religión, en tanto que «moral» vendría a designar el grado de acatamiento que los individuos dispensan a las normas imperantes en el grupo social. En un sentido práctico, ambos términos se hacen indistinguibles y por ello se los considera equivalentes.

El matiz que las delimita está en la observación o aplicación práctica de la norma que entraña el mandato ético. Por ello, la norma ética siempre será teórica, en tanto que la moral o costumbre será su aplicación práctica.

Por otro lado la moral se basa en los valores que la conciencia nos dicta, a su vez, basado en costumbres aprendidas, por lo tanto, la moral no es absoluta o universal, ya que su vigencia depende de las costumbres de una región, de la misma manera que la ética tampoco tiene una validez absoluta al ser ambas imperativos hipotéticos.

En cuanto al origen de las normas éticas, podemos citar el esquema siguiente:

- Sociologismo : Esta concepción defiende que las normas morales se originan en la sociedad y de ella

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reciben la fuerza y el vigor para imponerse a los individuos.

- Marxismo : En su último escrito económico, las Glosas a Wagner, Marx comienza diciendo: «Yo no parto del hombre, sino de un periodo social dado». Con esto estaba significando que, según lo ha venido demostrado la historia como criterio de verdad, en cuanto a las distintas concepciones y formas del comportamiento humano, la ética no es una categoría social cuyos contenidos normativos sean de validez práctica (moral) absoluta, universal y eterna, como ha pretendido Kant con su imperativo categórico, sino que esos contenidos están sujetos al relativismo histórico de los distintos sistemas de vida que los seres humanos divididos en clases fueron adoptando en distintos períodos de su existencia como especie, desde que superaron la barbarie. Así, para Marx, hay una moral y un tipo de ser humano correspondiente a cada período de la historia, en tanto prehistoria del ser humano genérico liberado de toda necesidad exterior, natural o social, que es lo que se está gestando en la moral de los comunistas. Tal como sucede en la base o estructura material de la sociedad, donde los distintos modos de producción configuran sus respectivas formaciones sociales que hasta ahora han correspondido a otras tantas etapas o periodos del desarrollo de las fuerzas productivas, asimismo, las distintas superestructuras éticas, morales, jurídicas, ideológicas y políticas, fueron la expresión periódicamente cambiante de los intereses de las distintas clases dominantes al interior de cada una de las formaciones sociales que han venido configurando la progresiva periodización característica en lo económico-social, político, moral y cultural de los seres humanos a través de la historia.

- Historicismo : Esta posición proclama que, a lo largo de la Historia y según un ritmo variable, la sensibilidad vital de unas generaciones es sustituida por la de otras y, de acuerdo con este proceso, al mismo tiempo que unos principios cobran vigencia, otros desaparecen.

- Teologismo : Esta corriente propugna que las normas morales tienen origen divino. Podemos encontrar una postura teológica, con relativa frecuencia, en los pueblos primitivos, por ejemplo, en Israel y su moral de los profetas: en Egipto y su moral de los faraones, etc.

- Teoría de la ley natural : Existe una amplia pluralidad de teorías que fundamentan sus opiniones éticas y las normas morales en la ley natural. De entre ellas, sin duda alguna, la más importante es la teoría escolástica, según la cual todas las personas poseen una idéntica naturaleza, que es la naturaleza humana. Ésta guarda una profunda relación de orden con el resto de los seres y, sobre todo, con Dios.

- Relativismo moral . Una postura filosófica que tiene mucha aceptación es la que acepta el relativismo de la moral, por lo cual niega la existencia de una moral objetiva, impuesta por la voluntad de Dios o por la vigencia de leyes naturales, sino que supone que se trataría de algo puramente convencional asociado a las diferentes culturas, creencias y épocas.

- Objetivismo . Postura filosófica que afirma que la única forma de alcanzar la moralidad es por medio del uso de la razón y la aceptación de la realidad en forma objetiva, independiente de la percepción del ser humano.

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2. LIBERTAD RELIGIOSA Y PARTICIPACIÓN EN LA VIDA SO CIAL. ESTADO E IGLESIA Los modelos de relación entre Iglesia y Estado experimentados históricamente han permitido construir una disciplina autónoma cuyo objetivo es lograr una mejor compresión de la naturaleza y funciones del Estado en sus relaciones con la Iglesia y viceversa. Esta disciplina se ha denominado, a partir de mediados del siglo XX, "Derecho Eclesiástico del Estado".

P. A. D'Avack, en la segunda edición de su Trattato di diritto ecclesiastico italiano, reconocía que el fenómeno religioso no sólo constituye un fenómeno inmanente a la humanidad del hombre, sino que, por sus manifestaciones y realizaciones exteriores, mantiene un carácter eminentemente social, en el sentido de que se exterioriza y se presenta como una necesidad colectiva que es menester satisfacer. El hecho religioso, sea individual o colectivo, exige entonces, de parte del poder político, su consideración y promoción, independientemente de que el Estado sea o no confesional.

Lo dicho encierra dos dimensiones importantes. Por una parte, el Estado como entidad política tiene como primera finalidad la conservación y respeto de los derechos de las personas integrantes de su población, pues tales derechos constituyen una parte esencial del bien común. El Estado no se constituye, por tanto, como simple unidad orgánica "neutra" frente a los ciudadanos y sus derechos, sino que asume una posición necesariamente activa respecto de ellos. Por otra parte, la Iglesia

reconoce igualmente en la persona una unidad a la que se le deben también una serie de derechos que han de respetársele. Ahora bien, mientras que el Estado vela por los fines terrenos o políticos de las personas, la Iglesia se ocupa de facilitarles el logro de sus fines espirituales. Iglesia y Estado se complementan así para servir a la persona en el ejercicio de sus respectivos derechos temporales y espirituales. Martín de Agar confirma esta idea al señalar que "la persona significa, a nivel jurídico, que las relaciones institucionales entre la Iglesia y la comunidad político-civil deben partir de la consideración de los derechos del individuo, orientarse hacia su protección y efectivo ejercicio", corroborando de este modo el carácter político-social del hombre y, a la vez, su carácter espiritual. En uno y otro ámbito, la persona goza de una serie de derechos que como tales han de ser respetados por el Estado y por la propia Iglesia en sus respectivas jurisdicciones.

Esto ha sido perfectamente comprendido por la Iglesia católica:

La comunidad política y la Iglesia son entre sí independientes y autónomas en su propio campo. Sin embargo, ambas, aunque por diverso título, están al servicio de la vocación personal y social de los mismos hombres. Este servicio lo realizarán tanto más eficazmente en bien de todos cuanto procuren mejor una sana cooperación entre ambas, teniendo en cuenta también las circunstancias de lugar y de tiempo. Pues el hombre no está limitado al mero orden temporal, sino que, viviendo en la

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historia humana, conserva íntegra su vocación eterna...

La existencia, por tanto, de los dos poderes, exige al menos dos cosas fundamentales: la diferenciación mutua y la unión en el servicio a la persona y sus derechos. Esta clara distinción y sana separación ha llevado a la doctrina a reconocer los derechos de la persona, tanto cuando actúa como fiel como cuando lo hace como ciudadano. Estos derechos son la libertad religiosa en el orden civil y la libertad temporal en el orden religioso.

En un trabajo publicado en Vetera et Nova, Javier Hervada afirma que la base sobre la que debe constituirse el sistema jurídico de relaciones entre la Iglesia y el Estado tendría que venir estructurada por tres principios fundamentales: "el de incompetencia recíproca, el principio de independencia soberana y el principio de cooperación". Estos vendrían a precisar un sistema de relaciones de "institución a institución".

Estos tres principios expresan con especial claridad la libertad religiosa de la persona y la libertad temporal del fiel como dos caras de una misma moneda. Además, delimitan con precisión los reales y efectivos contornos de los ámbitos donde han de ejercitarse dichas libertades, esto es, la propia Iglesia y el Estado.

2.1. DIOS SE REVELA COMO DIOS DE LA JUSTICIA QUE LIBERA AL OPRIMIDO

La experiencia de la esclavitud de los hebreos en Egipto no sólo es un acontecimiento clave para la constitución del pueblo de Israel, sino una lección para todos los cristianos. A través de ella entendemos que Dios nunca se olvida de los oprimidos y marginados. Él los levanta y anima para que recobren su dignidad y puedan, de ahí en adelante, ser el pueblo de su pertenencia. 2.2. IGLESIA Y POLÍTICA

La Separación Iglesia-Estado es el concepto legal y político por el cual las instituciones del Estado y religiosas (Iglesia) se mantienen separadas y la Iglesia no interviene en los asuntos públicos; teniendo cada parte una autonomía para tratar los temas relacionados con sus esferas de influencia. Es una de las medidas por las cuales se busca el establecimiento de un Estado laico o aconfesional, así como parte del proceso de secularización de una sociedad. La separación Iglesia-Estado está relacionada con la extensión de la libertad de culto a todos los ciudadanos; y, se condiciona a partir de este derecho la relación entre el Estado y la Iglesia. Ocurre sobre todo aquellos estados con religión de Estado u oficial que favorecen legal y/o informalmente una religión en detrimento de las demás por medio del patronato regio u otras acciones similares.

La separación entre Iglesia (sea esta anglicana, católica, luterana, presbiteriana) y Estado es un fenómeno que surge a partir del humanismo, durante el Renacimiento. Se consolida con la Ilustración, por medio de la corriente

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filosófica racionalista, llegando a ser una política oficial durante la Revolución francesa, la Independencia estadounidense y las revoluciones burguesas que deshacen la "alianza entre el trono y el altar".

Actualmente, la separación entre la iglesia y el Estado se encuentra plasmada en la mayor parte de las constituciones nacionales, mediante el establecimiento de un estado laico. De hecho la tendencia en el mundo desde la edad moderna es hacia una secularización del Estado.

2.3. IGLESIA Y ECONOMÍA La importancia que ha tenido la Iglesia Católica en el desarrollo del comercio mundial, desde la Edad Media ha sido radical. Si bien es cierto que la iglesia ha contribuido activamente en el desarrollo de la economía, nos damos cuenta que su influencia ha estado marcada principalmente por su relación directa con los estados y reyes, o bien, porque aquellos reformadores de la Iglesia, y por consecuencia de la economía, como lo fueron Martín Lutero y Juan Calvino en su época, profesaban fielmente la religión Católica.

Definitivamente, la influencia de la Iglesia Católica sobre la economía mundial se vio disminuida cuando se tomaron en cuenta las ideas calvinistas

de separar el estado de la iglesia. Desde entonces, la iglesia ha adoptado un rol más pasivo en materia económica. Sin embargo, su ideología aún sigue presente en las decisiones económicas actuales, ya que han servido de base para el fundamento ético que debe tener cualquier planteamiento basado en la distribución de las riquezas. 2.3.1. La Iglesia en el ámbito económico desde la Edad Media. Además de sus funciones espirituales, la clerecía medieval preservó la luz del aprendizaje en la Edad del Oscurantismo, cuando ni siquiera los reyes dominaban el arte de leer y escribir y quien encabezaba al Sacro Imperio Romano firmaba sus documentos trazando líneas que conectaban las letras que formaban su nombre. Más aún, la Iglesia fue uno de los grandes poderes de la política medieval y los conflictos entre emperadores, reyes y príncipes de la Iglesia eran seculares. Las doctrinas económicas de la Iglesia se derivaban de la Biblia, de las enseñanzas de los Padres griegos y latinos y de Aristóteles, cuyo prestigio era tan alto en el Siglo XIII que se le llamaba " El Filósofo". Otra influencia importante fueron el Derecho Romano y el Derecho Canónico formado por la legislación llevada a cabo en Concilios así como por Papas y obispos. Las doctrinas económicas de la Iglesia, brevemente, estaban dirigidas a minimizar el pecado y maximizar la caridad, pero no de una manera tal que hubiera impedido que tuvieran lugar importantes desarrollos económicos durante la última parte de la Edad Media. 2.3.2. La aparición de la nación−estado. La aparición de la nación−estado que tuvo lugar primeramente en Inglaterra y Francia y mucho más tarde en el Siglo XIX en Italia y Alemania consolidó y fortaleció el poder del gobierno central, con la consiguiente disminución del poder de las autoridades feudales y regionales. Su decadencia fue acompañada del divorcio de la religión y de la moralidad por un lado, y la política por el otro. La razón de estado, más que la compatibilidad de las políticas públicas con normas éticas o religiosas, pasó a ser el criterio preponderante de las acciones gubernamentales.

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2.4. IGLESIA Y CIENCIA Desde sus orígenes, la relación del hombre y la naturaleza tiene un doble aspecto: el dominio que las todopoderosas fuerzas naturales ejercen sobre el hombre, incapaz de entenderlas si quiera; y el dominio que poco a poco, gracias a sus instrumentos de trabajo, medios de producción y capacidad consiguen los hombres sobre la naturaleza.

La ignorancia de los primitivos sobre el mundo que los rodeaba hizo que volvieran su vista al cielo, donde los objetos desconocidos aparecían y desaparecían sin explicación alguna, influyendo grandemente sobre la vida de todo, fueran seres humanos, animales, plantas y otras cosas. En su busca de explicarse como ocurrían cosas que él no podía hacer, el hombre antiguo desarrolló la creencia en lo sobrenatural. En todas partes y en todas las tribus, el hombre creó dioses que se convertían en invisibles, que volaban por los aires, que caminaban sobre el agua y atravesaban la tierra. En suma: los poderes de los “dioses” estaban limitados sólo por la imaginación del hombre que les atribuía esos y otros poderes. El nacimiento de estos primeros dioses que lograban continuos nacimientos, entusiasmó a la gente, que decidió fabricar más y más dioses para conseguir éxitos en diferentes actividades donde las dificultades eran más serias.

La primera ideología en una religión fue que los dioses son los que manejan todo, si se llegan a enojar, mandan plagas, terremotos, inundaciones y

muertes, pero si los tenemos contentos, nos darán mucho que comer, beber, felicidad, etc.

La creencia en lo que dice la Biblia, fue impuesta a sangre y fuego en casi todo el mundo (la inquisición, conquista de América, colonización de Asia y África, cruzadas, toma de China y Japón, guerra contra infieles, etc.). En toda la historia de la humanidad, los dioses del pueblo conquistado han pasado a ser de la categoría de los dioses falsos, así como sus libros y ritos han sido prohibidos.

RELACIÓN IGLESIA – CIENCIA. Una opinión muy extendida es que la ciencia puede hincar el diente en la explicación de supuestos fenómenos sobrenaturales como los milagros, la Santa Sábana de Taurín o las imágenes que lloran sangre, pero en cuestiones fundamentales de naturaleza, lo más cauto es no intentar demostrar la imposibilidad de que exista un ser creador.

No todos los científicos, opinan así, por ejemplo Paul Kurtz, asegura que “la ciencia es la mejor herramienta que tenemos para explicarlo todo, incluso lo que parece inexplicable, y gana mucho a las diferentes formas de conocimiento, incluida la religión”. Krutz recuerda que a lo largo de la historia se han hecho muchas críticas al pensamiento científico: “se ha dicho que la astronomía no sería capaz de explicar cómo nacen las estrellas, que la biología no encontraría el origen de las especies y que nadie podría hallar una partícula más pequeña que un átomo”. Todos se equivocaron, por eso, este personaje, cree que “la ciencia también dará respuestas a las cuestiones que hoy se antojan incomprensibles y que caen en el terreno de lo religioso”.

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Por otra parte, la opinión de la iglesia católica, el papa Juan Pablo II, es que “hay una profunda e inseparable unidad entre el conocimiento de la fe y el de la razón”. Y llega a advertir que “no hay motivo de competitividad entre ambas fuentes de conocimiento: una está dentro de la otra, y cada una tiene su propio espacio de realización”. La doctrina de la Iglesia católica sigue así el diagnóstico libro de los Proverbios 25.2: “Es gloria de Dios ocultar una cosa y gloria de los reyes escrutarla”. Es decir, el ser humano entiende por naturaleza a medir incluso lo inmensurable, y para ello utiliza la razón y la fe a un tiempo.

A los no religiosos, les puede parecer un poco evasiva la respuesta de la encíclica pero, sin duda, incide en uno de los aspectos más cardinales del problema: los mecanismos racionales e irracionales por los que el hombre pretende llegar al conocimiento. El papa condena a partes iguales la fe ciega y el ateísmo. Ataca las creencias esotéricas en OVNIS, astrología o sucesos paranormales al tiempo que alerta sobre los peligros de un “racionalismo exagerado”. En definitiva, cree que la razón y el método científico apoyan en lugar de contradecir los conocimientos adquiridos por la “revelación y la fe”.

Para Paul Krutz, sin embargo, este último postulado es imposible: “la ciencia no puede estar ni a favor ni en contra de la religión; no puede decir si una fe es verdadera o falsa. A lo máximo que puede llegar es a determinar si es buena o mala, bella o desagradable, socializadora o perturbadora de la cohesión social”.

2.5. IGLESIA Y CULTURA Hoy, por ejemplo, se le acusa a la Iglesia de que no está acorde con los avances de los tiempos. Y cuando dicen esto, ¿a qué se refieren? Pues, a que no se engancha a la cultura moderna de la muerte, que proclama la libertad del aborto, por ejemplo... ¿A qué más se refieren? Pues, a que no admite la cultura moderna de la libertad sexual, permisiva del todo, sin barrera ninguna, aunque sea el peligro más grave que amenaza a nuestra civilización...

¿A qué otra cosa se refieren? Pues, a que no se engancha al carro de la cultura de la libertad total de conciencia, por la cual cada uno puede hacer lo

que quiera, escogerse el dios que quiera, adorar a Dios donde quiera y como quiera, porque ya no existe un Dios personal, que rige el mundo con una ley suya, y que pedirá cuentas y responsabilidades...

Naturalmente, la Iglesia es enemiga de todas estas culturas tan incultas, que, en vez de elevar al hombre, le despojan de toda la dignidad con que le ha revestido el Creador y el Salvador.

Pero todas esas acusaciones no hacen sino tapar con cortinillas el sol. Es un imposible negar a la Iglesia el haber estado siempre en las avanzadas del pensamiento. Con ello, no ha hecho sino obedecer el doble mandato de Dios. El Creador, dijo: - Dominad la tierra, dominad la creación. Y el Salvador, mandó: - Id y enseñad a todos los pueblos lo que yo os he enseñado a vosotros. La Iglesia ha captado el sentido del primer mandato dado al hombre, y siempre ha fomentado la ciencia humana, que desarrolla la obra del Dios-Creador. La cultura fomentada y desarrollada por la Iglesia es por ello el compendio del saber humano y divino en el hombre.

Durante los primeros mil setecientos años de los dos primeros milenios, fue la Iglesia prácticamente quien salvó toda la civilización occidental, fomentó las artes y amaestró a los pueblos.

Después, en la edad moderna, los grandes inventos no han sido ya privativos de la iglesia, sino de la

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ciencia de todos los hombres, y la Iglesia los ha bendecido siempre, los ha alabado, los ha alentado y hasta los ha promovido según sus fuerzas. Con ello no hace sino cooperar a la obra del Dios-Creador.

Y en el orden espiritual, que es lo propio suyo, nadie se atreve a comparar a ningún líder religioso

con los maestros de la Iglesia, empezando por los Papas; pues los maestros de la Iglesia, con la ciencia que por su Espíritu les comunica Jesucristo, el único Maestro, no encuentran semejantes en el mundo... La Iglesia sabe que es y será siempre la promotora de la más alta cultura divina y humana...

3. MISIÓN ESPECÍFICA DE LA IGLESIA EN EL CAMPO SOCI AL La doctrina social de la Iglesia católica (no plenamente idéntica a la doctrina social cristiana, que tiene un sentido más amplio, pues ésta incluiría documentos no magisteriales pero siempre de inspiración cristiana) es un conjunto de normas y principios referentes a la realidad social, política y económica de la humanidad basado en el Evangelio y en el Magisterio de la Iglesia católica. El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia y el Catecismo católico la definen como un cuerpo doctrinal renovado, que se va articulando a medida que la Iglesia en la plenitud de la Palabra revelada por Jesucristo y mediante la asistencia del Espíritu Santo, lee los hechos según se desenvuelven en el curso de la historia.

Tal como afirma el Cardenal Martino en la presentación del Compendio de Doctrina Social de la Iglesia: "La doctrina social cristiana es parte integrante de la concepción cristiana de la vida, con la que el beato Papa Juan XXIII, en la encíclica Mater et magistra abría el camino, hace ya muchos años, a las sucesivas, importantes y profundas precisiones de Juan Pablo II: La enseñanza y la difusión de esta doctrina social

forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia; la doctrina social, instrumento de evangelización(...) anuncia a Dios y su misterio de salvación en Cristo a todo hombre.".

No obstante, la primera encíclica social fue la Rerum novarum, escrita por el papa León XIII el 15 de mayo de 1891, en el contexto de los eventos de naturaleza económica y social que se produjeron en el siglo XIX, como la Revolución Industrial y la "Cuestión obrera". Dicha inquietud social no da inicio con dicho documento, pues la Iglesia considera que jamás se ha desinteresado de la sociedad.

La Iglesia deja claro que su doctrina social no es una «tercera vía», un camino intermedio entre el capitalismo y el socialismo. No tiene nada que ver con una agenda económica o política, y no es un «sistema». Aunque, por ejemplo, ofrezca una crítica del socialismo y el capitalismo, no propone un sistema alternativo. No es una propuesta técnica para solucionar los problemas prácticos, sino más bien una doctrina moral, que surge del concepto cristiano de hombre y de su vocación al amor y a la vida eterna. Es una categoría propia.

La doctrina social, además de dirigirse de forma primaria y específica a los hijos de la Iglesia, tiene un destino universal. La luz del Evangelio, que la doctrina social refleja sobre la sociedad, ilumina a todos los hombres: todas las conciencias e inteligencias son capaces de captar la profundidad humana de los significados y de los valores expresados en esta doctrina, así como la carga de humanidad y humanización de sus normas de acción.

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3.1. PRINCIPIOS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

3.1.1. Dignidad de la persona humana. Según la Doctrina Social de la Iglesia, la persona humana, por estar hecha a imagen y semejanza de Dios, posee una dignidad que la hace superior a los demás seres creados. He aquí algunas citas de la Doctrina Social de la Iglesia al respecto:

"La dignidad de la persona manifiesta todo su fulgor cuando se consideran su origen y su destino. Creado por Dios a su imagen y semejanza, y redimido por la preciosísima sangre de Cristo, el hombre está llamado a ser "hijo en el Hijo" y templo vivo del Espíritu; y está destinado a esa eterna vida de comunión con Dios, que le llena de gozo. Por eso toda violación de la dignidad personal del ser humano grita venganza delante de Dios, y se configura como ofensa al Creador del hombre." (Christifidelis Laici, n. 37)

"La justicia social sólo puede obtenerse respetando la dignidad trascendente del hombre. Pero éste no es el único ni el principal motivo. Lo que está en juego es la dignidad de la persona humana, cuya defensa y promoción nos han sido confiadas por el Creador, y de las que son rigurosas y responsablemente deudores los hombres y mujeres en cada coyuntura de la historia." (Sollicitudo Rei Socialis, n. 47)

"Quien desea que la estrella de la paz aparezca y se detenga sobre la sociedad, contribuya por su parte a devolver a la persona humana la dignidad

que Dios le concedió desde el principio" (Radiomensaje de Pío XII "Con sempre", nº 35)

3.1.2. Primacía del bien común. Un sentido de pensar en el bien de todos los individuos, sin quitar ni el sentido de sociedad, ni de unicidad.

“El Bien Común está siempre orientado hacia el progreso de las personas: ‘el orden social y su progreso deben subordinarse al bien de las personas y no al contrario’ [...]. Este orden tiene por base la verdad, se edifica en la justicia, es vivificado por el amor” (CIC, n. 1906-9 y 1912).

3.1.3. Destino universal de los bienes, solidaridad, y respeto a la propiedad privada. "Dios ha destinado la tierra y sus bienes en beneficio de todos. Esto significa que cada persona debería tener acceso al nivel de bienestar necesario para su pleno desarrollo. Este principio tiene que ser puesto en práctica según los diferentes contextos sociales y culturales y no significa que todo está a disposición de todos. El derecho de uso de los bienes de la tierra es necesario que se ejercite de una forma equitativa y ordenada, según un específico orden jurídico. Este principio tampoco excluye el derecho a la propiedad privada. No obstante, es importante no perder de vista el hecho de que la propiedad sólo es un medio, no un fin en sí misma." (Compendio de DSI, 171-84)

«El principio del destino universal de los bienes es una invitación a desarrollar una visión económica inspirada por valores morales que permitan a las personas no perder de vista el origen o propósito de estos bienes, de manera que se logre un mundo de justicia y solidaridad, en el que la creación de riqueza pueda tener una función positiva» (Compendio de DSI, 174).

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El respeto a la propiedad privada nace principalmente de dos Mandamientos del Decálogo: "No robar" y "No codiciar los bienes ajenos". Condena las formas de: comunismo, socialismo, socialismo democrático, y libre mercado en forma desmedida.

3.1.4. Principio de subsidiariedad. Protección a los núcleos, especialmente a la familia en su sentido cristiano.

"Cuán grande sea la dignidad del casto matrimonio, principalmente puede colegirse, Venerables Hermanos, de que habiendo Cristo, Señor nuestro e Hijo del Eterno Padre, tomado la carne del hombre caído, no solamente quiso incluir de un modo peculiar este principio y fundamento de la sociedad doméstica y hasta del humano consorcio en aquel su amantísimo designio de redimir, como lo hizo, a nuestro linaje, sino que también lo elevó a verdadero y gran [1] sacramento de la Nueva Ley, restituyéndolo antes a la primitiva pureza de la divina institución y encomendando toda su disciplina y cuidado a su Esposa la Iglesia..." (Casti Connubii, nº 1)

"La Iglesia, iluminada por la fe, que le da a conocer toda la verdad acerca del bien precioso del matrimonio y de la familia y acerca de sus significados más profundos, siente una vez más el deber de anunciar el Evangelio, esto es, la «buena nueva», a todos indistintamente, en particular a aquellos que son llamados al matrimonio y se preparan para él, a todos los esposos y padres del mundo..." (Familiaris Consortio, nº3)

3.1.5. Participación social. consiste principalmente en un compromiso del cristiano, en promover una sociedad más conforme con los designios de Cristo.

"Habrá que proclamar con más firmeza las verdades transmitidas por la Iglesia, toda su doctrina sobre la santidad del matrimonio. la educación doctrinal de los niños, la propiedad de bienes y su uso, los deberes para y con quienes administran el Estado; en fin, deberá restablecerse el equilibrio entre los distintos órdenes de la sociedad, la ley y las costumbres cristianas." (San Pío XII)

3.1.6. Cultura de la vida y de la Calidad de vida. Condena a toda forma de atentado contra la vida humana: aborto -incluso en caso terapéutico-, eutanasia, genocidio, homicidio, suicidio, etc. Y promueve que la persona tenga todas las condiciones necesarias para vivir: educación, trabajo, alimentación, salud, etc.

"El hombre está llamado a una plenitud de vida que va más allá de las dimensiones de su existencia terrena, ya que consiste en la participación de la vida misma de Dios. Lo sublime de esta vocación sobrenatural manifiesta la grandeza y el valor de la vida humana incluso en su fase temporal. En efecto, la vida en el tiempo es condición básica, momento inicial y parte integrante de todo el

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proceso unitario de la vida humana. Un proceso que, inesperada e inmerecidamente, es iluminado por la promesa y renovado por el don de la vida divina, que alcanzará su plena realización en la eternidad (cf. 1 Jn 3, 1-2). Al mismo tiempo, esta llamada sobrenatural subraya precisamente el carácter relativo de la vida terrena del hombre y de la mujer. En verdad, esa no es realidad « última », sino « penúltima »; es realidad sagrada, que se nos confía para que la custodiemos con sentido de responsabilidad y la llevemos a perfección en el amor y en el don de nosotros mismos a Dios y a los hermanos..." (Evangelium vitae, nº 2)

3.1.7. La existencia de la ley moral. La ley moral se deriva de tres fuentes: la Revelación, el Magisterio Social, y la conciencia. Las personas, por su misma dignidad, deben conservarla, cumpliendo con sus deberes, amando a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a sí mismo.

“Si no existe una verdad última, la cual guía y orienta la acción política, entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia” (Juan Pablo II, carta encíclica “Centesimus Annus”, n. 46).

4. ANÁLISIS CRISTIANO DE NUESTRA REALIDAD SOCIAL Redacta un ensayo desde el punto de vista cristiano sobre la realidad social en la que vivimos. 5. ECUMENISMO Y ACCIÓN SOCIAL CONJUNTA El ecumenismo secular o social, hay que considerarlo como una de las etapas del movimiento ecuménico: en primer lugar estaría la era de los pioneros, aquella que se inicia con la Alianza Evangélica [1846] y con la Federación Mundial de Estudiantes Cristianos a finales del siglo XIX. Viene después, la etapa eclesiástica; es el momento en que las Iglesias como tales toman la iniciativa. Se trata de una tendencia dentro del movimiento ecuménico a primar las actividades referentes al campo social, lo cual constituyó la finalidad de una de las ramas del Consejo Ecuménico de las Iglesias ya en los momentos primeros de su nacimiento, a la que se llamó "Vida y Acción". La convicción de que el deber esencial del cristianismo de hoy es también apuntar a la unión de la humanidad, y no solamente de las Iglesias, impulsa este tipo de ecumenismo, por lo que valora más la acción universal de reconciliación con el mundo, que la tarea repetitiva y sin claro fruto de una unión exclusivamente intereclesiástica. Ésta es la definición que da de esta tendencia del ecumenismo el P. Congar: "La experiencia positiva hecha por los cristianos comprometidos efectivamente con otros en las actividades de la liberación humana y que hacen, de este compromiso, una nueva y evangélica experiencia de su fe. El lugar de la vivencia evangélica ya no es la Iglesia en tanto que sociedad sacral puesta aparte, sino la realidad humana o secular de la que sabemos que tiene referencia al reino de Dios..." [Congar, Essais oecumeniques, 57].

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EVALÚA TUS COMPETENCIAS

1. La Biblia es una compilación de textos que en un principio eran documentos separados (llamados «libros»), escritos primero en:

a. hebreo b. arameo c. griego d. Todas las anteriores

2. Quien fue Moisés a. Un apóstol b. Un profeta para el judaísmo c. Un siervo d. Ninguna de las anteriores

3. La religión es un sistema de tipo a. Existencial b. moral c. Espiritual d. Todas las anteriores

4. La cuaresma se conmemora

a. El miércoles de ceniza b. El domingo de resurrección c. el jueves santo d. el martes santo

5. El ateísmo significa

a. Creencia en un dios supremo b. No cree en dios c. Cree en varios dioses d. Ninguna de las anteriores

6. El Antiguo testamento narra principalmente

a. La historia de los hebreos b. La historia de los romanos c. La historia de los musulmanes d. Ninguna de las anteriores

7. Creencia en una o más deidades a. Politeísmo b. teísmo c. Judaísmo d. Islamismo

8. Creencia en la existencia de diversos dioses organizados

a. Monoteísmo b. Islamismo c. Politeísmo d. Budismo

9. El símbolo cristiano originario es a. un ave b. un pez c. un perro d. ninguna de las anteriores

10. La palabra religión proviene del latín: a. Religio b. Relige c. Relig d. Ninguna de las anteriores

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BIBLIOGRAFÍA

http://www.infermeravirtual.com/es-es/actividades-de-la-vida-diaria/la-persona/dimension-social.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Moral

http://www.juridicas.unam.mx/publica/rev/boletin/cont/102/art/art7.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Separaci%C3%B3n_Iglesia-Estado

http://html.rincondelvago.com/ciencia-e-iglesia.html

http://www.clubdellector.com/articulos.php?id_articulos=457

http://riial.org/evangelizacion/030%20La%20Iglesia%20y%20la%20cultura.pdf

http://es.wikipedia.org/wiki/Doctrina_social_de_la_Iglesia

http://www.centroecumenico.org/INFOEKUMENE/ecumenismo.htm