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79 Modos de producción en la sociedad actual A pesar de que pocos conceptos han sido utili- zados con tanta profusión ni, con toda probabili- dad, tan fructíferamente en el análisis de las so- ciedades actuales como el concepto de modo de producción, lo cierto es que está muy lejos de ser una categoría clara o de funcionar como un ins- trumento cómodo y no problemático. Aunque en la obra de Marx son constantes las alusiones a los modos «de producción», «de distribución», «de cambio», «de intercambio» o «de circula- ción», los únicos intentos de definición, si es que puede llamárseles así, de la categoría son, que yo sepa, los que se encuentran en dos obras tempra- nas del autor, La ideología alemana y la Contribu- ción a la crítica de la economía política. La primera dice bien poco: (...) El hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que empieza a producir sus medios de vida (...). Al producir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vida mate- rial. El modo como los hombres producen sus medios de vida depende, ante todo, de la naturaleza misma de los medios de vida con que se encuentran y que se trata de reproducir. Este modo de producción no debe consi- derarse exclusivamente en cuanto es la reproducción de la existencia física de los individuos. Es ya, más ’ bien, un determinado modo de actividad de estos indi- viduos, un determinado modo de manifestar su vida, un determinado modo de vida de los mismos. Tal y como los individuos manifiestan su vida, así son. Lo que son, coincide, por consiguiente, con su produc- ción, tanto con lo que producen como con el modo como producen. Lo que los individúos son depende, por tanto, de las condiciones materiales de su produc- ción (Marx y Engels, 1972: 20-21). Más que explicar lo que es un modo de pro- ducción, lo que Marx hace en la cita anterior es argumentar su importancia. La Contribución es más explícita: (...) En la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas, necesa- rias, independientes de su voluntad; estas relaciones de producción corresponden a un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El ,conjunto de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real, sobre la cual se eleva una superestructura jurídica y política y a la que corresponden formas sociales deter- minadas de conciencia. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de vida social, política e intelectual en general (Marx, 1976: 37). En resumen: el modo de producción está cons- tituido por las relaciones de producción y las condiciones materiales y técnicas de la misma, o sea las fuerzas’productivas. Hoy en día, la utilización acrítica de este con- cepto puede producir más ‘problemas de los que Mariano Fernández Enguita, Dpto. de Sociología III, Uni$ Complutense, Madrid F’o/ltica y Socredad 4 (1989). Madrid (pp. 79-100)

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Modos de producción en la sociedad actual

A pesar de que pocos conceptos han sido utili- zados con tanta profusión ni, con toda probabili- dad, tan fructíferamente en el análisis de las so- ciedades actuales como el concepto de modo de producción, lo cierto es que está muy lejos de ser una categoría clara o de funcionar como un ins- trumento cómodo y no problemático. Aunque en la obra de Marx son constantes las alusiones a los modos «de producción», «de distribución», «de cambio», «de intercambio» o «de circula- ción», los únicos intentos de definición, si es que puede llamárseles así, de la categoría son, que yo sepa, los que se encuentran en dos obras tempra- nas del autor, La ideología alemana y la Contribu- ción a la crítica de la economía política. La primera dice bien poco:

(...) El hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que empieza a producir sus medios de vida (...). Al producir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vida mate- rial.

El modo como los hombres producen sus medios de vida depende, ante todo, de la naturaleza misma de los medios de vida con que se encuentran y que se trata de reproducir. Este modo de producción no debe consi- derarse exclusivamente en cuanto es la reproducción de la existencia física de los individuos. Es ya, más

’ bien, un determinado modo de actividad de estos indi- viduos, un determinado modo de manifestar su vida, un determinado modo de vida de los mismos. Tal y como los individuos manifiestan su vida, así son. Lo que son, coincide, por consiguiente, con su produc- ción, tanto con lo que producen como con el modo como producen. Lo que los individúos son depende, por tanto, de las condiciones materiales de su produc- ción (Marx y Engels, 1972: 20-21).

Más que explicar lo que es un modo de pro- ducción, lo que Marx hace en la cita anterior es argumentar su importancia. La Contribución es más explícita:

(...) En la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas, necesa- rias, independientes de su voluntad; estas relaciones de producción corresponden a un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El

,conjunto de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real, sobre la cual se eleva una superestructura jurídica y política y a la que corresponden formas sociales deter- minadas de conciencia. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de vida social, política e intelectual en general (Marx, 1976: 37).

En resumen: el modo de producción está cons- tituido por las relaciones de producción y las condiciones materiales y técnicas de la misma, o sea las fuerzas’productivas. ’

Hoy en día, la utilización acrítica de este con- cepto puede producir más ‘problemas de los que

Mariano Fernández Enguita, Dpto. de Sociología III, Uni$ Complutense, Madrid F’o/ltica y Socredad 4 (1989). Madrid (pp. 79-100)

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resuelve,mientrasla renunciaal mismo nos pri-vadeunacategoríaesencialparael análisisde lasociedadactual. Y es que,si se aceptael con-cepto, o bien se admite a continuaciónque unapartecrecientede la sociedadescapaal mododeproduccióno a la esferade la producciónpropia-mente dicha (el Estado,el trabajo improducti-vo, la familia, los «residuos-de-modos-de-pro-duceción-anteriores»),con lo cual el conceptopierdesusfuncionesexplicativas,o bien se pasaa considerarlo como una especiede poderosoenano que, comprendiendo cuantitativamentecadavezmenos,significaríacualitativamenteca-da vezmás (al desempeñarun papel«determi-nante» y, quizá, «dominante» en relación aellas).

En todocaso,la producción—y el «modo’> dellevarla a cabo—parecerepresentarcadavezme-nos en el conjunto de la vida social, por muchoque se le siga asignandoun papelpredominanteo simplementeprivilegiado. Se admite que esproducciónaquello quesólo esproducción,perono lo quesesolapacon otras relacionessociales,como las del poderpolítico o el parentesco.Encontrade estecriterio restrictivo, aquípostulare-mosla existenciao, mejor,la coexistenciade dis-tintos modosde producción: el capitalista,porsupuesto;el mercantilsimpleo mercantila secas,al quese sueleconsiderarcondemasiadafrivoli-dad periclitado; el doméstico,que podemosin-dentificarde momentocon la esferadel hogarfa-miliar; y el burocrático,que comprendelo quenormalmentellamamossectorpúblico —exclui-das las empresaspúblicas, que son empresascapitalistasde propiedadpública.

El legadode Marx

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sssunque Marx nos legó un análisis ini-gualadodel modode produccióncapi-talista,suobrahasidouna rémorapa-

ra el análisis de los restantesmodosde produc-ción. En primer lugar, nos presentauna imagendel mododeproducciónmercantilcomoun mo-ribundo al que le quedanpocashoras de vidaantesde serdefinitivamentedevoradopor el Mo-loch capitalista,imagena la quela realidadsóloha respondido parcialmente.Marx, lo mismoqueposteriormentela mayoríadesusseguidores,cometió el error de confundir la dinámicade laconcentraciónde los mediosde producciónsec-

torasectorcon unadinámicageneraly, por idén-ticosmotivos,lo quees un procesopermanenteyrecurrentecon un procesoa plazofijo, con prin-cipio y fin. Segúnesto.la historíadiscurridamáso menosdel siguientemodo:unavezquela pro-ducción se (ibera de los lazos de dependenciapersonalesy se someteal único criterio del mer-cado.es decir, una vezque deja de serproduc-ción familiar para la autosubsistenciay/o pro-ducción feudal, y una vez que se eliminan lasregias que obstaculizanel libre desarrollode lacompetencia—o sea, que se suprimenlos gre-mios y sus reglamentaciones—>los pequeñosproductoresseven forzadosa competirentresi ycon losgrandescapitalesproductode la llamada«acumulaciónprimitiva’> —de la que Marx, co-mo es sabido, tenía unavisión muy poco bucó-lica—. Más tardeo mástemprano,los pequeñosproductoressucumbenfrentea la mayorproduc-tividaddelos grandes,con lo queel mododepro-ducción mercantil es progresivae inexorable-mentesustituidopor el modode producciónca-pitalistasectora sector,mercadoamercado,paísa país,iniciándoseunaevoluciónqueculminarácon el dominio indiscutidodel capitalismo,salvoque la revolución socialistase interpongaen elcamino.

El surgimiento de muchos capitalistas—escribeMarx— sólo es posible medianteuna acumulaciónmultilateral,puesel capital,engeneral,sólo mediantela acumulaciónsurge.y la acumulaciónmultilateralse transformanecesariamenteen acumulaciónunila-teral. La acumulación,quebajoel dominio de la pro-piedad privadaes co,tcenrraciórt del cap/ra! en pocasmanos>esuna consecuencianecesariacuandosedejaa los capitalesseguir su curso natural (Marx. 1977:7475).

En la secuenciaquehizo clásicael marxismooficial, al modo de producciónfeudal (?) seguíacaside inmediatoel modode produccióncapita-lista. En medio apenaspodía localizarseun efí-mero modo de producciónmercantil. En reali-dad,Marx evitó inclusoaplicarle el apelativode«modode producción’>, aludiendosiemprea élcomo la producciónmercantilsimpleo la pequeñaproducción.Estaballamado a desaparecery, conél, su clasesocial característica,la pequeñabur-guesia. La pequeñaburguesíaera consideradauna clasede transición,condenadainexorable-menteadesaparecer,cayendosusmiembrosa lasfilas del proletariadoo elevándosea las de laburguesía.

Peorsuenetodavíale estabareservada,en losescritosde Marx, al modode produccióndomés-tico. «(,..) La granindustria habíadisuelto,junto

~PM1Jfi.&ó

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al fundamentoeconómicodela familia tradicio-nal y al trabajocorrespondientea ésta, inclusolos antiguosvínculos familiares’> (Marx, 1975a:1/2, 595). «(...) El sistemafabril (...) seencargódeminarel último vestigiodelos interesescomunes,la comunidadfamiliar de bienes,quesehalla ya(...) en trancedeliquidación’> (Engels,1970: 124).En ningúnmomentose le pasópor la cabezaalcritico del capitalismo que,de puertasadentrodel hogar familiar, pudierahaberalgo susceptí-ble de sercalificado como un modo de produc-ción o digno siquieradeanálisis.No porcasuali-dadescribíaMarx a Kugelmann,en un alardedemenospreciode la problemáticade la mujer:

¿Acasosu esposaparticipaen la gran campañadeemancipaciónde las mujeresalemanas?Creo quelasmujeresalemanasdeberíancomenzarpor impulsarasus maridos a emanciparseellos mismos (Marx.1975b: 119).

Desdela perspectivade Marx, la familia per-tenecíaal campode las superestructurasque selevantansobrela basede la producciónmaterialy solamentepuedencambiarcomo efecto de losucedidoenésta.En todocaso,hayque tenerencuentaque,entonces,no parecíadescabelladalaideade unaabsorcióncrecientede las funcionesfamiliarespor el capitalismo,tal como seapuntaindirectamenteen el texto citadode Engels.

Porúltimo, trescuartosde lo mismoocurriríacon el modode producciónburocrático.Entrelaconcepciónengelsianadel Estadocomo un gru-po de hombresarmados(Engels:1977) y la mar-xíanaquelo identificabacon unaabstraccióndela sociedadcivil (Man, 1970,1975c),por distintasy contrapuestasque fueran,no habíalugar paraconsiderar la existencia de un modo de pro-ducción específicocrecido al amparodel poderpolítico. El Man(fiestoComunistaera tremenda-menteexplícito al respecto:

Hoy. el poderpúblico viene a ser, pura y simple-mente,el consejodeadministraciónquerige los inte-resescolectivosde la claseburguesa(Marx y Engels.1974: 74).

Va de suyo que estaomisión revestíamenorimportanciaentonces,cuandoel Estadodesem-peñabauna función económicaínfima, los libe-ralesqueríanreducirla a cero y la sociedadcivilparecíacomerleel terrenode manerasustancial,que ahora, cuando hemos conocido un creci-mientosin precedentesde las actividadeseconó-micasdirectasdel Estado.

Puedeverse quea Marx y Engels les resultabafácil reconocerla existenciade modos de pro-

ducciónestrictamenteeconómicos,como el capi-talistay el mercantilsimple,perono supieronveraquellosotros queseconfundíany seconfundencon institucionesno económicas,o no meramen-te económicas,como el modo de producciónbu-rocrático, que se superponeen partea, o formapartedel Estado,o el modo de produccióndo-méstico,que se desenvuelveen la esferade lafamilia y seentrecruzacon ella. Solamentedesdeestanegaciónde la existenciade sendosmodosdeproducciónburocráticoy domésticopuedeen-viarsetanto a la familia coi~oal Estado,sin car-go de conciencia,a la esferadelas «superestruc-turas”. Tal comoha afirmadobrillantey lapida-riamenteun sociólogode la familia,

(..) la teoría marxiana(>3 no es una teoría de tasfor-tnaciones sociales copitalis¡as, por indispensablequepueda ser para su análisis. Para decirlo de otramanera,el pensamientosocial marxianonos propor-ciona una teoría del modo deproduccióncapitalista,pero no nos brinda una sociologíadel capitalismo(Han-is. 1986: 234).

No debesorprendernosqueel marxismopos-terior a Marx no fuese capazde superarestasdeficiencias,ni siquieraque las llevaseal extre-mo, tal como ha sucedidosalvo rarasexcepcio-nes. La persistenciadel modo de producciónmercantiles, cuandomenos,molestapor diver-sas razonesparael marxismooficial. En primerlugar, porquedesmienteunaprofecíay exponeala críticaa los díscipulosdel profeta.En segundolugar, porqueprovoca la duda sobrela famosasecuenciainevitable de los modosde producciónen la historia —que,por lo visto, pareceexigirquenuncahayamásdeunoenvigor—. En tercerlugar, porque, si ese modo de producciónper-siste,tienequeseraceptado,en cuyocasoparecereducirsela esferaque estállamadaa transfor-mar la revoluciónsocialistay cabeinterrogarse,por ejemplo,sobrepara qué era necesariala li-quidaciónsistemáticadel campesinadoindepen-diente en la URSS;o bien tiene que ser supri-mido, lo queno sepuedeanunciar,naturalmen-te, sin ganarsede inmediatoun buennúmerodeenemigos(la incomodidaddel marxismoantelospequeñoscampesinosno es cosade hoy).

El reconocimientodel modo de produccióndoméstico,por otra parte,habríatraído tambiénconsecuenciasno deseadas.En primer ténnino,hablarde modo de produccióndomésticohaceinevitablehablarde opresoresy oprimidos.y losopresoressonlos varonesy las oprimidaslas mu-jeres,cosaqueno resultafácil de reconocerdesdeel movimiento obrero organizado,predominan-

~PAEifiOsn

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tementemasculino.Además,si lo que ocurreenla esfera doméstica merece el calificativo demododeproducción,¿porquéno solucionarpri-meroo al mismo tiempolo quehayaquesolucio-nar en ella, en vez de esperara que se hayare-suelto la «contradicciónfundamental>’en la es-fera del capitalismo?¿Porquédeberíanlas muje-res «impulsara susmaridosa emanciparseellosmismos>’,y no al contrario,sobretodo teniendoencuentaqueestoúltimo puedesermásfácil, yaqueenlos hogaresno suelehaberejércitoni poli-cia?

Por último, el reconocimientode la existenciade un modo de producciónburocráticoes impo-sible si no se deseaadmitir a continuaciónqueesemodo esprecisamenteel que domina la eco-nomía en los paísesdel Este,empezandopor laURSS,y que uno pertenecea la clase—o algoparecidoa una clase—dominantey opresora,oseaa la burocracia,trátesede la burocraciaen elpoderen coexistenciacon la clasecapitalista(lasocialdemocraciaen muchos paísesoccidenta-les)o enesperade accederal mismoen exclusiva(los partidoscomunistasoficiales).Porlo demás,semejantepostuladocomplica muchoel proble-ma dela estrategiay planteaal historicismomar-x¡stacuestionesincómodascomosi se tratadeunestadio inevitable, si debe ser apoyadocomoescalón«progresivo’>previo al socialismo,etcé-tera.

Una tradición teóricafragmentaria

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o obstante,en los márgenesdela teoríamarxistao en la tierra de nadieentreéstay otras corrientessí hantenido lu-

gardesarrollosnotableso, al menos,toquesdeatenciónsobrela inconvenienciade subsumirto-da sociedaden la lógica del modode produccióncapitalistao, en general,del modode producción«dominante».

La existenciadeun mododeproducciónburo-cráticoha sido apuntada,usandoo no la mismaexpresión,principalmentepor varios autoresdetradición trotskista,algunosde los cualesevolu-cionarondespuéshacia teoríasde la convergen-cía entre los sistemas,y por opositoresde lospaisesdel Este.

Trotsky se mantuvo tercamente,por razonesmáspolíticasqueteóricas,en sudefinición de la

URSS stalinianacomo un «Estadoobrero» (ca-racterizadopor la propiedadcolectivade los me-dios deproducción,la planificacióneconómicayel monopolio exterior) «burocráticamentedege-nerado»,y el trotskismo ortodoxo posteriorex-tenderíaestadefinicióna los paísesdel Estenaci-dos al amparodel Ejército Rojo, sólo queconfi-gurando la nueva categoríade «Estadosobre-ros burocráticamentedeformados»(veánse,porejemplo,Trotsky, 1978, y Germain, 1971).Curio-sa definición, si se tieneen cuentaquelo menos«obrero»de estospaíseses precisamenteel Es-tado: queel problemaradica en buenaparteenquela presuntapropiedadcolectivadejadeserlo.o pasaa serpuramentenominal, y la planifica-ción económicasealejade las necesidadesde lapoblaciónprecisamentepor las característicasdela organizaciónpolítica.

El primerautorquepusoel dedoenla llaga dela existenciade un modo de producciónespecí-fico en la URSS fue Emno Rizzi. Para éste, laburocraciaesun clasequemonopolizael poderyexplotaal proletariadoa travésde la fijación po-lítica de precios y salarios.Rizzi niega tanto laidea del «Estado obrero» como la de «capita-lismo de Estado»,quehabíasido avanzadaporun Lenin desilusionadoy alarmadopor la mar-cha de la revolución, para postular la existen-cia de un nuevo «colectivismoburocrático»(Ri-zzi, 1980) quecreese estáimplantandotambiénen los países occidentales<es la época delnazismo,el fascismoy el «NewDeal»,así comode las«economíasde guerra”,quesupusieronunsalto cualitativo en la intervencióneconómicadel Estadoen los paísescapitalistas).Burnham(1941), Schachtman(1962) y Jacoby(1973) nohicieronsinodar vueltassobrela tesisoriginal deRizzí.

Entre los opositoresde los paísesdel Este po-demosdestacarlos análisis de Djilas (s/f.). queincidió en la aparición de una «nuevaclase»aunquesin caracterizarel sistemay, sobretodo.en el de Kuron y Modzelewskiy el de KonradySzelenyi.ParaKonrady Szelenyi(1981)las socie-dadesllamadassocialistasson el resultadode laascensiónde los intelectuales,a quienesconside-ranunaclasesocial,al poderLos paísesdel Esteson caracterizados como sociedades de«redistribuciónracional burocrática».

Kuron y Modzelewski(1976),sin aludir direc-tamentea la existenciade un modo de produc-ción específicoen su país,Polonia> y otros delEste(pero si indirectamente>a travésde la com-

~PbEt~Oaó

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paracióncon el asiático)se refierena la burocra-cia comounaclasey le atribuyenla misiónhistó-nca,para ellos ya periclitada. de desarrollarlosmediosde producción,esdecir, de industrializarla sociedada costade la claseobrera(enel mar-x¡smo,atribuiruna «misiónhistórica»a unacla-sesocial es lo mismo quecalificarunaformaso-cial como modo de producciónhistóricamentenecesario).Una tesissimilar, la de la «vía no ca-pitalista a la industrialización’>, ha sido soste-nida tambiénporGiddens(1979) y Bahro(1979).

Lo importanteno esdiscutir aquícadaunadeestasinterpretaciones,divergentesentresi y conla nuestra,sino señalarcómo todasellas atribu-yen a los llamadospaísessocialistasunanatura-leza ni capitalistani socialista,pero tampocodetransición,sinocaracterizadapor una lógicapro-pia. En definitiva, cómo las caracterizancomoorganizadasen torno a un modode producciónespecifico.

El modode produccióndoméstico,por supar-te, tampocoha dejadode tenerdefensores,singu-larmenteen el feminismo, la antropologíay elestudio del campesinado.En el primer caso,elanálisisde la posiciónestructuraldelos hogaresy las amasde casaen el capitalismo,mezcladocon la discusiónsobrela naturalezadel trabajodoméstico,su carácter«productivo» o «impro-ductivo”, la posibilidado no decaracterizara lasmujerescomounaclase>etc.,ha llevadoa diver-sosautoresa postular la existenciade un modode produccióndoméstico,distinto del capitalistaaunquesometidoa él. Entrelos partidariosde laidea de la existenciade un especificomodo deproduccióndomésticopodemosdestacarlostra-bajosde Delphy (1976) y Harrison(1976) (opues-tos a la tesisson, por ejemplo,los de Molyneux,1979,y Seccombe,1974).

La antropologíay los estudiossobreel campe-sinadose han encontradocon el mismoproble-ma al examinarlas relacionesentrela economíacapitalistay el llamado «sectorde subsistencia»,de «autoconsumo»o de «economíanatural»,esdecir, la producciónpara el uso,en las socieda-desen queéstano quedalimitada a las mujeres—partiendo la línea divisoria entre economíamonetariay no monetariaa lasunidadesfamilia-resmismas—>sinoque,por elcontrario,el accesoa la economíamonetariay la ventade trabajotienen un caráctersecundarioo excepcional.Elanálisisclásicode la «unidaddeexplotacióndo-méstica»siguesiendo,sin duda,el de Chayanov(1985), referido al campesinadoruso de finalesdel siglo pasadoy principios de éstey retomado

por Sahlins(1977) y por Meillassoux(1977)en elestudiode los pueblos primitivos (y. por el se-gundoautorcitado,de la acumulaciónprimitivay colonial).

Porotra parte,el modode producciónmercan-til ha sidoobjetode estudiopor partede autoresinteresadosenla problemáticadel campesinado,especialmenteen los paísesdel Tercer Mundo.En estalíneahay quedestacarel prolongadode-batequeha tenido por escenariolas páginasdeTheiournalofPeasantStudiesy, en particular,lostrabajosde Shanin(1973/74)y Chevalier(1983).

Finalmente,a partir sobretodode la polémicasobrelas sociedades«subdesarrolladas»,en par-ticular las de «economíadual» (sectorde mer-cadoy sectorde subsistencia),y, secundariamen-te,del debatefeminista,seha producidounacier-ta cantidadde literatura, altamentesofisticadapero no siempre interesante,sobre la llamada«articulación» de los modos de producción(véanse,por ejemplo: Rey, 1973; Taylor, 1979;Wolpe, ¡979; Banaji, 1977;Hindessy Hirst, 1975,1977).

La literatura citadasobre los paísesdel Estetratabadeidentificar la existenciadeun mododeproducción,ni capitalistani socialista,quecons-tituiría una desviaciónindeseada,tal vez evita-ble, o una fase necesariade la transición.Porconsiguiente,compartíacon el marxismo orto-doxo la ideade quela sociedadse agotaen unsolo modo de produccióno en torno a él. Hayqueteneren cuenta,en todocaso,quetal preten-sión no esdescabelladaen suámbitodeanálisis,pues otras formas de producción(excepto,conlimitaciones,la doméstica)sólo puedensubsistiren los paisesdel Este en la medidaen que elEstado lo tolere. La literatura sobre el trabajodomésticoen los paísesoccidentales,por su par-te,se limitabaa señalarla existenciade un modode producción,el doméstico,en coexistenciaconel capitalismomientras,al mismotiempo,no sus-citabapreocupaciónalgunala persistenciade laproducciónmercantil, por no hablarya deleven-mal desarrollode un modode producciónburo-crático en esasmismassociedades.Este último,que corresponderíaal ámbito del Estado comoproductor, distribuidor y redisíribuidor, el lla-mado Estadodel Bienestar,ni siquierase plan-teabacomo posibilidaden una épocaen quesuanálisisestabadominadopor la ideadesu plenafuncionalidaden relación a la acumulacióndelcapital y la legitimación de su dominio(O’Con-nor, 1981: Gough> 1982). En cuantoal modo deproducción mercantil, ha sido estudiadocasi

~PM1J=5.Osñ

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exclusivamentepara las sociedadescampesinaso para islas de campesinadodominadaspor elcapitalismocomercial,sin ningún propósitodeextenderlas conclusionesa un análisis másge-neral de las formacionessocialesactuales.Porconsiguiente,contamoscon una importantelite-ratura sobrecadauno de los modosde produc-ción que aquíseproponedistinguircomo coetá-neos del capitalismo,pero con ninguna sobretodosellosen conjunto.

Modosde produccióny distribución

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iguiendoa Marx, entiendoqueun mo-do de producción viene definido enprimer término por qué, cómo y por

quién se produce.La preguntasobrequésepro-duceno conciernea lascaracterísticasmaterialesdel producto—alimento,vestido,etc.—,sino a suestatuto social —mercancía,simple valor deuso...—; se refiere, además,a quién determinaqué producir. La preguntasobrecómo se pro-duceconciernea quién aportalos factoresde laproducción —materiales, instrumentos, traba-jo— y cómo seorganizasocialmenteésta—coo-peración, división manufacturera,trabajo autó-nomo—. La preguntasobrequién, en fin, se re-fiere, como la primera,al estatutosocial de losproductores.

Porotra parte,todo modo de producciónes ala vezun modode distribución.Pordistribuciónhayqueentenderla formaen quese distribuyeelproducto tanto dentro de la unidad productivacomo entrelas distintas unidadesproductivas.Ambascosaspuedenserla mismao no serlo.Enla esferadoméstica,por ejemplo,puedehablarsede distribuciónen su interior,perono en el exte-flor, ya que esto significaría una contradicho insenninissi pensamossólo en las figuras purasdelos cuatro modosenunciados.Una unidad do-mésticaqueproduceparael exteriores,hoy, unaempresafamiliar, o seaunaunidad del mododeproducciónmercantil.No obstante,no debeolvi-darsequeel truequey el don hanjugadoun im-portantepapelsocialen otrasépocashistóricasytodavía desempeñanalguno. En la esferamer-cantil, por el contrario —al menosen su formaideal—,haydistribuciónexterna,queesel inter-cambio a través del mercado,pero no interna,puestoque no hay interior alguno enel quedis-

tribuir. Cuandola unidad mercantil secomponede másde una personaes porquesesitúaen lasfronterascon la esferafamiliar o con la capita-lista. Los modosde produccióncapitalistay bu-rocrático, por el contrario, presentandos mo-mentosclaramentediferenciadosen la distribu-ción del producto. En un primer momento, sedistribuye entrelos agentesde la producciónlapartedel productoqueno esdestinadaa la repro-ducción de los elementosinmaterialesdel pro-ceso.Podríamosdenominartambién,a estemo-mento, apropiación. En el modo de produccióncapitalista,estadistribución toma la formade re-partoentresalarios,beneficios,interésy rentadela tierra, cualesquieraque seanlas figuras apa-rentesde cadauno de éstos.En el modode pro-ducciónburocrático,los beneficiosse fundenenlos salarios,pues la apropiaciónde plustrabajopuedebeneficiarindistintamenteal público o aun sectorprivilegiado de asalariados—general-mentelos cuadros.

Peroen amboscasoshay un segundomomen-to, el que correspondea la distribuciónde losproductosentreel público o, másen general,en-tre las distintas unidadesde produccióny con-sumo. En el modo capitalista,estadistribución,como enel casode la pequeñaproducciónmer-cantil,dependedelas pautasde la demandaefec-tiva y tiene lugar a travésdel mercado.A estaforma de distribuciónpodemosllamarlacircula-ción. Aquí cabriaincluir los intercambiosno mo-netariosentrelas unidadesdomésticas,pero,fue-ra deesto, podemosconsiderarque,en nuestrassociedades,la circulación no es otra cosaqueelmercado.

En el modoburocrático,como en la esferado-méstica,hayotrasformasdedistribuciónquede-pendededecisionestomadaspor quienesmono-polizan la autoridad.En el casodel modode pro-ducciónburocrático,la autoridades la de la bu-rocracia,y la distribucióntiene lugara travésdela estructurade los serviciospúblicosy las redesasistenciales.En el casodel modode produccióndoméstico,la autoridades la patriarcaly la distri-bución tiene lugar a travésde las relacionesdeparentesco.A estaterceraforma de distribuciónpodemosdarleel nombrede redistrihución.

Por consiguiente,aunquepara no cargarmasunaterminologíaya espesaseguiremoshablandoa menudode modosde producciónsin otro aña-dido, debetenerseen cuentaque se tratade mo-dosdeproducciónydistribución o. paraserexhaus-tivos, modosde producción,apropiación,circu-lación y redistribución.

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Dicho esto,debetenerseen cuenta que, paraun mismo modo, no tienen por qué coincidir elámbito o el alcancede la produccióny el de ladistribución; para ser exactos,no coincidenenningúncaso,al menossi entendemosla distribu-ción en un sentidoamplio.Así, los modoscapita-lista y mercantil distribuyen menos de lo queproducen,mientraslos modosburocráticosy do-mésticosdistribuyenmás.Esto sedebeal hechode quelos dosprimerosrelacionanentresí sola-mentea poseedoresde mercancías—incluida en-tre éstasla fuerzade trabajo—,mientraslosotrosdos alcanzana toda la población.En realidad,deberíamosdecir que los modosburocrático ydomésticodistribuyen lo queellosmismosprodu-ceny redistribuyenpartede lo producidopor losotros dos. Así, el modo burocrático distribuye,ademásde su propio producto,todolo queextraede los modos capitalistay mercantil por vía delos impuestosy del doméstico por medio deprestacionesde trabajoobligatorias.Porsuparte,el mododomésticoredistribuyeentrelos miem-brosdecadaunidadfamiliar todolo queafluyeaéstas,seaen formadesalarios,beneficios,rentas,transferencias,etc.,y siemprequeno se trate deservicios personales;esto significa que redistri-buyetodolo queno sededicaen la distribuciónoapropiacióninicial —dentrode lasunidadespro-ductivas—a la reposicióndeloselementosinani-madosdela producciónni es redistribuidodirec-lamenteporel modoburocráticohastael nivel delos individuos.

Lasdistintascaracterísticasdecadauno dees-tos cuatro modos de produccióny distribuciónaparecenresumidasen el cuadro1. Las comenta-remosbrevemente.

Todosellosproducenvaloresde usoquevan alencuentrode necesidadesexistentes,cualquieraque sea la naturalezade éstas.Sin embargo>mientrasquelos productosdelos modosdomés-tico y burocráticovandirectamentea suencuen-tro, losdelos modosmercantily capitalistasola-mentelo hacena través de la existenciade unademandasolvente>o seaacambiode dinero.Es-lo es lo mismo que decirquetodosellosprodu-cen valores de uso pero dos, el mercantil y elcapitalista,producenvaloresde cambio asocia-dos a ellos, o producenpara el mercado.Tam-bién podríamosdecirque,en los modosdomésti-co y burocrático,lo determinanteson las necesi-dades,mientrasen los modosmercantily capita-lista lo esla demandasolvente,o seala capaci-dad de compra.

Pormanipulaciónde las necesidadesentende-mosla capacidadde un modode producciónpa-rallevar a la gentea desearlo que,de otro modo,probablementeno desearía.Esta capacidadesprivativa de las grandesorganizacionescapacesde influir de forma decisivasobrela realidadso-cialmenteconstruida. El Estado, por ejemplo,crea la demandade educaciónpor el solo hechode ofrecerlay sancionaría,pueshaceque nadiepuedapasarsin ella salvo al precio de caeralfondode la escalasocial.El capital,por suparte,es capazde manipular las necesidadesa travésde la propaganda,de la eliminación de las for-mas de satisfacerlasqueno le proporcionanbe-neficios,etc. Porsobredeterminacióndelas nece-sidadesentiendoel poderdeenunciaríasen lugarde los sujetosa los que sesuponeportadoresdeellas. Esta capacidadsólo existe, naturalmente,enaquellasesferasen las queéstossevensometi-

Cuadro 1CARACTERISTICASDE LOS MODOSDE PRODUCCION

ProducevaloresdeusoProducévaloresdecambio

e. produceparael mercadoDemandapredominasobrenecesidadesManipulalasnecesidadesSobredererminalasnecesidadesSuponeorganizacióncomplejaEl Irabajadorcontrolael procesoCondicionesdetrabajoreguladas ....

ElevadacomposicióntécnicaProductividadcomparativamenlealtaElasticidadesfuerzo(autoexplotación)ProducetrabajoexcedenteHayexplotacióndeltrabajoReproducciónfuerzadetrabajoPredominanbienessobreservicios ...

MPC

SíSíSíSiSiNoSiNo

--- SiSiSiNo

-. . SíSi

... NoSi

MPM

SíSiSiSi

NoNoNoSiNoNoNoSíNoNoNoSi

MPD

SíNoNoNoNoSiNoSiNoNoNoSíSiSiSiNo

MPS

SíNoNoNoSíSiSiNoSiSíSí

NoSiSiSiNo

Page 8: Modos de producción en la sociedad actual

86 Mariano Fernández Enguita

dos a estructurasde poderen el ámbitodel con-sumo,como es el casode la familia y el Estado:así,los padrespuedendecidirquelos niñosnece-sitan comermuchasopay el Estadoque losciu-dadanosdebencursarestudiosde religión o éticaenlas escuelas,no importacuálesseanlos verda-derosdeseosindividualesdeunosy otros.Detrásde esto hay, en realidad,otra diferencia:si bienlos modosmercantily capitalistason «económi-camentepuros>’(ensentidoestricto,el capitalistatampocolo es,puesconlíevaunaestmcturapolí-tica internaa la organizaciónproductiva),los mo-dosdomésticoy burocráticono existende mane-ra tal, sino indisolublementeasociadosa estruc-turas extraeconómicas—la familia y el Estado.

Otro grupo de diferenciasse relacionacon laorganización interna del proceso productivo.Dos de los modosde producción,el capitalistayel burocrático,suponenorganizacionesproducti-vas complejas,mientras los otros,el mercantilyel doméstico,no. Sin entraren mayoresdetallesque nosexigirían muchoespacio,podemosdecirquea estehechoseasociaotro:en los dos prime-ros, el trabajador—la mayoríadelos trabajado-res— ha perdido el control sobresu procesodetrabajo, mientrasen los dos últimos disfruta deuna autonomíacomparativamenteamplia. Encontrapartida,en losdosprimerosexisteuna re-gulación relativamenteestrictade las condicio-nes de trabajo —baja por enfermedad,jubila-ción, jornada,salario, vacaciones,etc.—, mien-trasen los otros sonextremadamenteflexibles y,en sucaso,arbitrarias.

En los dosprimerosseda unaelevadaconcen-traciónde mediostécnicospor trabajador,mien-tras en los dos últimos no, de manera que suposesiónestámás cercadel alcancede los recur-sos obteniblesmedianteel trabajopersonal.Enconsecuencta,la productividad del trabajo esmucho más elevada en unos sectoresque enotros,concretamenteen el capitalistay el buro-cráticoqueenel mercantily el doméstico,al me-nosenlo quedependedela composicióntécnica.(La productividaddependetambiénde la organi-zacióndel trabajoy, por supuesto,de la voluntaddel trabajador,y estopuedeconvertir,en condi-ctonestécnicasconstantes,a lossectoresmercan-til y domésticoen másproductivosquesuscom-petidorescapitalistay burocrático.Lo queocurrees que las condicionestécnicasraramentesoniguales: no lo son casi nunca en la produc-ción de bienesy tampoco,muchasveces,enla deservicios).

El único modode producciónqueno produce

trabajoexcedentees el mercantil.Silo producesíentendemospor tal el queva másallá de lo es-trictamentenecesariopara la reproduccióndeltrabajador,pero no si consideramosque paraque exista debesobrepasarla retribución delmismo, o sea,ser trabajono pagado—dejandode lado,tantoen un casocomoenotro, la reposi-ctón de los mediosde producción—.Las carac-terísticasdel plustrabajoen el sectorcapitalistasonbienconocidas,por lo queno hacefalta dete-nerseen él. Grossomodo, resultansimilaresen elsectorburocráticodebido a la existenciade unmercadoúnico de fuerzade trabajo,aunquetaligualdadno es plena dada la segmentacióndedicho mercadoy las especialescondicionescon-tractualesde los funcionarios.En cuantoal sec-tor doméstico,bastacompararla jornada limi-tadade los varonesfueradel mismo con la «jor-nadainterminable»(Berch, 1982)de las mujeresen su interior paracomprenderque hay trabajoexcedente,o seaque las mujeresproducenmásde lo queconsumensi ambosmontantesse mi-denen horasde trabajo.Peroquizála diferenciaesencialaquí vengaconstituidapor el hechodequeen los modoscapitalistay burocráticopocaspersonascontrolanel excedentede muchasy tie-nenel podernecesariopara regularloy, con fre-cuencia,aumentarlo.Estaes labasedela acumu-lación de capital —en el modo de produccióncapitalista— o, simplemente,de mediosde pro-ducción —en el modo de producciónburocrá-tico—. Y esto es lo que,probablemente,ha con-vertido a ambos,históricamente,en las formassocialesnecesariasde la industrialización(véan-seGiddens,1979; Kuron y Modzelewsky,1976,y,por supuesto,cualquierade los pasajesde Marxsobreel papelprogresivodel capitalismo).

En correspondenciacon esto,los modoscapi-talista, burocráticoy doméstico presentanunafracturasocial, mientrasel mercantil no. En losprimerosexistengrupossocialesdistintos,unodeloscualesoprimeal otro y explota sucapacidadde trabajo,por muchasmatizacionesquepuedanañadirsea esto—incluidosel amory otras com-pensacionesen la esferadoméstica—,mientrasen el último no hay más que una relación decompetenciainterindividual que se desenvuelveen el mercado,ajenaal procesoproductivo mis-mo. (Como puedeverse,aunqueevitandoel tér-mino «clasesocial» por el momento,nos referi-mos a gruposque seconstituyenen tomo a lasrelacionesde produccióny de distribuciónden-tro de las unidadesproductivas).

Aunque todo lo que la sociedadproduce,ex-

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Modos de producción en la suciedad actual 87

ceptolosbienesde lujo, se integrade un modouotro en la reproduccióndela fuerzade trabajoode los otros factoresde la producción,no todoslos modosde producciónocupanla mismaposi-ción relativa dentro de ésta.Concretamente,dosde ellos,el burocráticoy el doméstico,jueganunpapelesencialen la reproduccióndela fuerzadetrabajo.Losbienesy serviciosqueproduceel sec-tor domésticosedestinancasi exclusivamenteala reproducciónde la fuerza de trabajo> no im-portaqueéstaestédestinadaa un modode pro-ducciónu otro. Los del sectorburocráticosedes-tinan en sumayor partea lo mismo o a la crea-ción y mantenimientode las condicionesgenera-les dela producción.Los bienesy serviciosenco-mendadosa los sectorescapitalistay mercantil.encambio,no presentanningunainclinaciónco-múnhacia un uso u otro.

Otra diferencia notableresideen el predomi-nio de la producciónde bieneso la de servicios:los modosdomésticoy burocráticoproducenso-bretodoy enprimerlugar servicios,aunquetam-bién puedenproducir y producenbienesen pe-queñasproporciones.Los modosmercantily ca-pitalista,porel contrario,producenen primerlu-garbienesy en segundolugar servicios;si bien,por la mayor facilidad, en general,de elevar laproductividada travésdela composicióntécnicaen la produccióndebienes,estamosasistiendoaun progresivodesplazamientode la fuerzade tra-bajo, en estos modos, hacia la producción deservicios,a pesarde ello, o precisamenteporello,siguenproduciendola inmensamayoría de losbienes.

Dentrode cadapar, los serviciospredominanmásen el mododomésticoqueen el burocrático>mieníraslos bienesson más característicoshoydel modo capitalista que del mercantil. Lo pri-mero se debea la productividadespecialmentebaja del mododomésticofrentea cualquierotro;lo segundo,a la dificultad del modo mercantilparaalcanzarunacomposicióntécnicadel capi-tal elevada.

Tal repartode tareastiene subaseen la voraci-dadconquelossectoresdemercadoengeneral,yel capitalistaen particular, tratande hacerseconla producciónde bienes,en la cual el trabajoesmás productivo que en la de servicios,y en laamabilidady generosidadcon que el sectorpú-blico lo permite,haciéndosecargosiemprede lasactividadesno rentables.Estasdiferenciasdebenentenderse,en todo caso,no deuna maneraab-solutasino relativa.

Porúltimo, y como ya se indicó con anteriori-

dad, los modoscapitalistay mercantildistribu-yen entrelos agentesproductivosdecadaunidadtansólo aquelloqueen ellosmismosproducen,ouna partede lo producido dadala incursiónso-bre ellos del burocrático,pero los modos buro-crático y domésticoredistribuyenhacia el con-sumofinal muchomásde lo queproducenpor simismos,puesempleanla doblevía dela apropia-ción y la redistribución.Para todos los modoscoincidenlosámbitosdela produccióny la apro-piación,peromientraslos modosmercantily ca-pitalistasólotraspasaneseámbito a travésde lacirculación de lo en ellos producido, los modosburocráticoy domésticolo hacenmediantela re-distribucióndelo producidoen ellosy fuera deellos.Comomodosdeproduccióny apropiación.seintegraen cualquieradeellossóloquien incor-poraa susprocesosproductivossu trabajoo sufuerzade trabajo; pero, mientrasen la distribu-ción a travésde la circulación sólo sepuedepar-ticipar en cuantosujetode demandaefectiva ysolvente,enla redistribuciónsehace,parabien oparamal,encuantomiembrodela sociedad(ciu-dadano)o de un hogar, quees tanto como decirpor el hechode habernacido.

Una sociedadno unidimensional

5555555555 ~ sSS5 555 55

555.4.5.5*.+j5 545*

55i~ ~i.

unqueresultedifícil hacerlosin ciertorubor, a veceses necesariovolversobrecosasque son verdaderasperogrulla-

das.Y, así como frente al discursoideológicoli-berales necesariodevezencuandorepetirquelaeconomíano está ni ha estadonunca formadapor robinsonesqueintercambiancarnepor pes-cadodentrode la másabsolutalibertady las másexquisitasreglasde urbanidad—o sea,que novivimos en el modo de producciónmercantil,ymenostodavíaensu idealización—,tambiénhayque recordar,frente al discurso marxista habi-tual. que no todolo que relucees oro ni todo loque produceescapitalismo.

En primer lugar, no debe escapársenosque.aunquea duras penassepamoshoy por hoy irmás allá dela cuantificaciónde la economíamo-netaria.fueradel ámbitode la circulaciónmone-tariaquedatodoun mundo,el del trabajodomés-tico. Puestoqueel trabajodomésticono figuraenningún libro de cuentas,no se refleja en contra-tos y no estáretribuido, tenemosque movernos

~PbI3LW¡ó

Page 10: Modos de producción en la sociedad actual

58 Mariano Fernández Enguita

Cuadro II

HORAS EMPLEADAS EN EL TRABAJO DOMESTICO:MEDIA DIARIA

País Maridos Amasdeca¶a

Mujeresocupadas

ReinoUnido ¡.4 6>5 4.3BélgicaBulgariaFrancia

0.8¡.9¡.6

7>27.98.0

3,93.64.7

HungrtaPolonia

¡.9¡.6

9.38.5

5.34>7

RFA 1.3 7.8 5.5ChecoslovaquiaURSS

2.01.6

7»7.9

5.44.6

EstadosUnidos ¡.1 6.9 4.1Yugoslavia 2,1 10,4 5,5

(Los datosdel Reino Unido se refierensólo al grao Lon-dres:los deEstadosUnidos,a lasciudades.y los deYugosla-via. a Maribor, Correspondena 1965-66.hombresy mujerescasadoscon edadescomprendidasentrelos dieciochoy lossesentay cuatroaños—entrelos treinta y los cuarentay nue-ve parael Reino Unido—.)

Cuadro Iii

TRABAJO DOMESTICO Y EXTRADOMESTICOEN ESPAÑA

PoblaciónactivaocupadaMedia dehorastrabajadas/semana

10,779.140

Trabajo cxirado,n¿st/ca:— Población ¡0,779.1— Horas/semana -

Inactivos: sus labores (amas de casa)

Mujeres con dobiejornada

Media horas trabajadas/semana

431.1647.22¡.81.919.1

63

Trabajo do,n¿srico:— Población 9,141.5— Horas/semana - 575.915

Fuente,- INE> 1986ay 1986WDurán.1986, y elaboraciónpro-pia.

con estimacionesaproximadas.Un estudiointer-nacional realizado a mediadosde los sesentaarrojabajornadassemanalesentre45,5 y 72,8 ho-rasdetrabajodomésticoparalas mujeressin untrabajoremuneradofueradel hogar, entre25,2 y38,5 horaspara las mujeresocupadasfuera delhogary entre5,6 y 14 horasparalos maridos.Losresultadosgeneralespuedenverseen el cuadrofI(Youngy Willmott, 1973).

El cuadroIII incluye un cálculo rudimentarioparaEspaña.Las cifrasde poblaciónactivaocu-paday amasde casaque declarandedicarsea«suslabores»estánsacadasdela EncuesladePo-blación Activa. Los casi dos millones de amasdecasa adicionalesse hancalculadosobrela basedequelas amasdecasadeclaradasconstituyenel

79% del total (Durán. 1986), junto a las cualeshabriaquecomputarotro 21% quetrabajanden-tro y fuera de casay que,presumiblemente,figu-ran como poblaciónactiva. Esoscasi dos millo-nes,por consiguiente,estáncontadassimultánea-menteentrela población«activaocupada»y en-tre la dedicadaal trabajodoméstico,parasudes-dicha. Los datos sobrelas horastrabajadaspro-vienende la Encuesrade salarios, para la pobla-ción activaocupada,y de la ya citadaM. A. Du-ránparael trabajodoméstico—se tratade la me-dia para todaslas amasde casa.

Téngaseen cuentaquetodoesto essolamenteuna indicaciónqueno agotani muchomenoselalcancedel trabajodoméstico.Paraempezar,ca-recede sentidodetenerla comparaciónenel pe-¡lodo semanal,puestoqueel trabajodoméstico.al contrario que el extradoméstico,no sabedefiestasni vacaciones.Además,aunquelas muje-res realizanla inmensamayorpartedel trabajodoméstico,no lo realizantodo: hay queconside-rar tambiéncomotal el realizadopor los varonesadultosy los niños y jóvenesde ambos sexos,que,tomadoen suconjunto,no esunacantidaddespreciable.Aunqueestascifras hay quecoger-las con pinzas,pues,a menudo,las respuestasaentrevistasen quesebasanson másel reflejo dedesiderataque realidades(Harris, 1986) unaen-cuestarelativamentereciente(Del Campo.1982:113) indica unacierta participaciónde los mari-dosen las tareasdomésticas.El cuadroIV recogeparcialmentelos datos.

Cuadro IV

DISTRIBUCION DE LAS TAREAS DEL HOGAR (%)

Tarea Marido Ambos Mujer

Desayunolosdíasdetrabajo - - 4 17 75Fregarplatos,recogercocina- - 1 ¡0 86Repararcosasqueserompen - 38 25 31Dardecomera losniños ¡ 14 66Pagarlosrecibos 17 31 46Limpiar lacasa ¡ 8 88

Porotra parte,dentrodel apanadodel trabajoextradoméstico,o de la economíamonetaria>eltrabajoasalariadoparael capital,aunquemayo-ritario, representatansólo unapartedel total queno debeocultarnosla existenciade otras,el tra-bajo asalariadoparael sectorpúblico y el trabajoautónomo.Por lo demás,la participaciónde losasalariadosdel sectorprivado no parece haberaumentadoen los últimosaños,sino alcontrario.Así lo indica la distribuciónde la poblaciónac-

~RhI3Jfi&b

Page 11: Modos de producción en la sociedad actual

tiva ocupadaparatresañosdiferentesque sere-cogeen el cuadroV

Cuadro Y

DISTRIBUCION DE LA POBLACION ACTIVA OCUPADA0’)

1976 1982 1986

EmpleadoresAsalariadossectorprivadoSECTORCAPITALISTA

3.458.962.3

3.455.058.4

3.252.956.1

Asalariadossectorpúblico...>>>

SECTORPUBLICO ...........

¡¡.0

¡1.0

15.3

¡5.3

¡7.6

¡7.6Empresassin asalariadosy

trabajadoresindependientes- -AyudasfamiliaresSECTORMERCANTIL

¡7»7.7

25.6

¡8.38.4

26.7

19.46.6

26>0Otrosy no clasificables 0.4 0.3 0.4

Fuente:De Miguel. 1985: INE. i986a.y elaboraciónpropia.

Porun lado disminuyela proporciónde asala-riadosdel sectorprivado; por otro,aumentanlosasalariadosdel sectorpúblico y los trabajadoresautónomos.En otraspalabras,seretraeen térmi-nos de población ocupada el modo de produ-cción capitalistay se expandenlos modosmer-cantil y burocrático.El crecimientode la econo-mía oculta (o «sumergida»)requieretomar conprudenciaestascifras,perodebetenerseen cuen-ta que,si bien el sectormenossusceptiblede sersumergidoes el burocrático,el mássusceptibleesel mercantil,quedandoel capitalistaenel medio.En todo caso, del cuadro puede desprendersecualquiercosa menosideascomo que la socie-dadsereduceal modode produccióncapitalista,queel modode producciónmercantilhadesapa-recidoo queel modode producciónburocráticoesmeramentemarginal.

Cuadro VILA PEQUEÑA BURGUESIA EN OCHO PAISES

País Año %PA.

España ¡970 34.3Japón ¡975 36.3Italia 1971 29.1Francia 1968 22.2GranBretaña ¡966 6.4EstadosUnidos - . - 1969 9.0Argentina ¡960 21.6Chile 1971 25.5

El temade la persistenciadela pequeñabur-guesíaes ya viejo y ha sido abordadoparaotrospaíses.ElcuadroVI recogelosporcentajescalcu-

lados para el sectorde la pequeñaproducciónmercantilen ochopaísesrelativamentedesarro-lIados, incluyendo la pequeñaburguesíaagrí-cola, industrialy artesanaly los llamados«ayu-das» o «trabajadoresfamiliares» (Labini, 1981:146), expresadaen porcentajerespectode la po-blación activa,ocupadao no.

Cuadro VIIPROPORCION DE EMPLEOS PUBLICOS

EN EL SECTOR NO AGRICOLA

País Año

Bélgica ¡980 32,82Dinamarca 1981 27,97R FdeAiemania - 1980 ¡9.96Japón 1980 10>37Italia 1980 ¡9>80Holanda ¡980 18,99Suecia 1979 33.84ReinoUnido 1980 30>80EstadosUnidos - -. 1981 19,55

Tampocola importanciadel sectorpúblico co-mo empleadores un fenómenolocal. El cua-dro VII (Heller y Tait, 1985: 106) muestrael por-centajede losempleosno agrícolasquerepresen-tan los empleospúblicosen una seriede paísesde la OCDE.Aunquetal porcentajedisminuiríaal añadirlosempleosagrícolas,no debeolvidar-se que éstosson unapequeñaminoría, precisa-mentela única parte del sectorde la pequeñaproducciónmercantilquedisminuyede maneraregular,siendocompensadaestadisminuciónporel crecimientodela pequeñaburguesíacomercial.

Ahorabien,la importanciarelativade algunosmodosde produccióncomo tales palideceantesupesocomomodosdedistribucióno redistribu-clon. El mododeproducciónburocrático,o seaelsectorpúblico, distribuyeo redistribuyeun volu-men de riquezamuy superioral quecreapor símismo, ya quese apropiade partede lo produ-cido por otros modos de producción,concreta-menteel mercantily el capitalista,por la vía delos impuestosdirectose indirectos.Una manerade evaluarla importanciade estafunción distri-buidora es calcularel porcentajequerepresentael gastopúblico en relación al productointeriorbruto de un país.Una ideade susdimensiones,yde sucrecimientoenlosúltimos años,quizápue-da darlael hechodequeesteporcentajepasódel26,3 en el año 1960 al 47 en el año 1982,para elconjunto de los paísesde la OCDE (OCDE.1986). Segúnotras fuentes,como el Instituto de

~PM3IMLI,

Page 12: Modos de producción en la sociedad actual

GO MarIano Fernández Engulta

Cuadro VIIIGASTO PUBLICO TOTAL COMO PORCENTAJE DEL P.I.B.

País 1960 1968 /9%? 1976 1979 1982 1984

EstadosUnidos . . .JapónR.F,deAlemania .FranciaReino UnidoItaliaCanadáDinamarcaGreciaEspañaSuecia

27,5

32.434.632,430.128.924.817.4—

31,0

31.3

39.140.339.234.733.036.323.521.342,8

31.322.141,538,540.737.836.042,121.123.044.7

34.527>847.944.045,642239.447,827.426>051.7

32.931247,645.542,945.539.353.229.730.560,7

37,733,649.451.147.354.846.061.236.936.666,6

3

33,1

48.2

52.6

48.0

57.4

47.5

60.7

38,9

63.7

TotalCEE 32.0 37,4 38.9 44.4 45.3 50.2 51,3

TotalOCDE 28.9 33.5 33.2 37.9 38.5 42.1 44.9

EstudiosEconómicos(1985), elcanzadodesdeel 26,3% en 19601982 (en España,del 13,7% en

salto habría al-hastael 47% en1960 al 38% en

1983). Dejandode lado estaspequeñasdiferen-ciasde estimación—no demostradamenteinsal-vables,dado el distinto origende los datos— elcuadroVIII ofreceuna ideageneralde la evolu-ción del gastopúblico (OCDE, 1986: 64).

Cuadro IX

PARTICIPACION DE LAS FAMILIAS EN LA R.N.B.<¡978)

País

R.E deAlemania 70.4Francia- 81,5Ingíaterr 77>0Italia ... 90,3España- 75.5

Una idea, en fin, del potencialdel sectordo-mésticocomo modode distribución nosla da laímportanciarelativade las familias en el repartode la rentanacionalbruta. El cuadroIX (Yábar,1982)presentala participaciónde las familiasencinco países.

Escisionesy dinámicas

SS ~s5 ‘“555SS

adaunode estosmodosde producciónposeesu propia estructurade relacio-nesinternas,que da lugar a la forma-

ción de grupossocialesy a la generacióndecon-

¾

fictos de diverso tipo. Sin duda el caso mejorconocidoy másestudiadoes el del mododepro-ducción capitalista.Como tal modo de produc-ción produceuna esctsiónentrequienesposeenlos mediosde produccióny quienessolamenteposeensu fuerzadetrabajoy se ven obligadosavendérselaa los primeros,es decir, entreburgue-sía y proletariado,o entrecapitaly trabajoasala-nado.Nótesequeestafisuraseparade un lado atodos los propietariosdel capital y, del otro, atodos los asalariados,careciendode sentido aestosefectos,la distinciónentretrabajo«produc-tivo» o «improductivo»,industrial, comercial,deservicios o financiero, y lo mismo es si aplicacorrelativamentea los capitales(FernándezEn-guita, 1985). En suma, el modo de produc-ción capitalistadivide a los en él implicadosendosclasessocialesantagónicas,entendiendoportaleslosgruposformadospor agregadosde indi-viduos que compartenuna mtsmaposición enlas relacionesde producción. Paralo que aquíperseguimos,no es necesarioentraren el debatesobrelas claseso grupossocialesintermediosenel modode produccióncapitalista(véaseWright,1983),ni sobrelas diferenciasentreclase«ensí»y «parasí», simple agregado,con concíenctadesí o con concíencíarevolucionaria,como posi-ción o como proceso,etc. (véaseGiddens,1979).

El panoramano es muy distinto, como modode producción,en el sectorburocrático.La pos’-

internas ción del trabajadorquevendesu fuerzade tra-__ bajo,en principio,es idéntica,puesesindiferente

al hechode que quien la compray gestionalohagacomo propiedadindividual o como repre-sentantede la propiedadpública.Sin embargo,los queejercenla posesiónde los mediosde pro-ducciónno son suspropietariosjurídicos, lo que

~PbEMa6

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implica que no puedendisponerplenamentedeellosy queno puedentransmitirsuposiciónporvía hereditariani por mediodetransaccionespa-trimoniales ni enlaces matrimoniales. Comoconsecuencia,no puedehablarsedeburguesía,nisiquiera de una burguesíade Estado, lo mismoque, al no haber producción para el mercado,nopuedehablarsede capitalismoy tampocode ca-pitalismo de Estado.A partir de aquí,tiene mu-cho de cuestiónsemánticael problemade si laburocracia—entendiendopor tal, de acuerdoconla raízgriegakra¡, el grupodequienesdeten-tan poderdedecisiónsobreotros— es o no unaclase.Lo es si noslimitamos a exigir una posi-ción común en las relacionesde producciónydeja de serlo si añadimosexigenciascomo queéstasedebaa la propiedado queseahereditaria.La existenciao no de clasessocialesen el modode producciónburocráticoha supuestouna in-terminablepolémica en lo que conciernea lasllamadassociedadessocialistas,dominadaspor

Más complicadoresultaanalizarcon estasca-tegotiasel modode produccióndoméstico.Unavez más,pareceque si el conceptode claseselimita a unaposicióncomúnen las relacionesdeproducciónno hayrazónparano afirmarquelasmujeressonunaclase—en realidad,habríaquedecirlos trabajadoresdomésticos,pueshaybas-tantesmujeresno dedicadasal modo de produc-ción domésticoy tal vezhaya algunoshombresdedicadosa él—. Sin embargo,precisamenteesteconceptolimitado de clasesocial excluye a losgruposenlos quela relacióneconómicase fundecon otras.Poreso,cuandohablamosdesocieda-desanteriorescomo la feudal,o de algunassocie-dadesteocráticas,designamosa losgrupossocia-les con el nombre de estamentoso castas:unestamentoimplica, ademásdeunaposicióneco-nómica, una posición en el orden político ge-neral, y una castaes un grupo social vinculadoestrictamentea la sangre,o seaal nacimiento,eimpedidode mezcíarsecon otros. Lo que tene-mosen el modode produccióndomésticoes unarelación económica,la que rodeaal trabajodo-méstico,indisolublementeasociadaa una rela-ción no económicapertenecientea la esferade lafamilia, del parentescoo, másexactamente,a ladel patriarcado,concretamentela dominacióndelos hombressobrelas mujeres—el patriarcadoesestoy la dominaciónde los adultossobrelosjó-venes—.En estesentido,pareceprudenteno em-plearla palabraclasey bastanteapropiadoacu-dir al término género,quedesignael constructo

social creadoalrededordel sexo,o seade lasdife-rencías entre los sexos. El género apareceasícomola síntesisentreunaposiciónenlas relacio-nesde produccióndomésticasy la pertenenciaaun sexo,cuandoexistedivisión sexualdel trabajo(lo queno excluyequepuedaadoptarotro conte-nido en otra épocahistórica).

El mododeproduccióndomésticopresentaensu interior dosgéneros,uno de los cualesoprimeal otro y sebeneficiade suexcedentede trabajo.Hay, además>otra diferenciaentrelos trabajado-res asalariadosy las mujerescomo trabajadorasdomésticas,esencialsi llevásemosel análisis so-cial, másallá de la fotografía estáticade los gru-pos,hastala dinámicadesusconflictos: mientraslos trabajadoresasalariadosse reúnenen gran-des cantidadesen cada lugar de trabajoy cam-bian con frecuenciade un lugar a otro y de unpatróna otro, el mododeproduccióndomésticofija a las mujeres a un solo marido y un solohogarcaside por vida. En esteaspecto,susitua-ción se aproxima mucho más a la impotenciaatomizadade loscampesinossiervosde la glebaquea la concentraciónfavorecedoradela accióncolectiva del proletariadomoderno. Por eso lamovilización de las mujerescontrasu opresióntiene su epicentroen la esferapolítica, no en lafamiliar.

Finalmente,el mododeproducciónmercantiles el único que,por sí mismo, no presentaunafractura,quizáporquepresentatantascomo in-dividuos lo componen.A diferenciade los otrostres,no hay escisiónposibleen el procesopro-ductivoporque,enpuridad,la unidadproductivaes el individuo mismo. Porconsiguiente,lo me-nos que puededecirsede estemodo de produc-ción es que,en sí, no es explotador,que no sebasaen ninguna forma de explotacióndel tra-bajo,lo quetampocoquieredecirqueseanecesa-namenteigualitario —ni lo contrario.

Si bien estemodelointerpretativo,basadoenelreconocimientodecuatromodosde producción,es mucho más comprensivoque el tradicionalanálisis de las formacionessociales modernasdesdeel exclusivo punto de vista del modo deproduccióncapitalista,no por ello debepensarsequeagotael análisiseconómico.Antetodo, comoes obvio, se trata de un modelo,es decir, de unmarco conceptualque solamenteconstituye elprimerpasoal procederal análisisdesociedadesconcretaso parcelasde las mismas.Ademásdeunaestructura,lassociedadestienenunahistoriaqueintroducevariantesen los modelos—o, más

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bien,los modelossonunaabstraccióna partir derealidadescon rasgoscomunes.

Entrelos grandesmodelosy la casuísticaindi-vidual, además,existen realidadesintermedias.Hay, por ejemplo, formasde producciónque norespondenexactamentea ningunode los modosdescritos,peroquepuedenseranalizadasapartirde ellos. Así, las profesionesliberalespuedenserconsideradascomo un espaciointermedioentreel modode producciónmercantil—trabajanpa-ra el mercadoy no sonasalariados—y el buro-crático —el Estadoprotegesu monopolio—.Lasempresaspúblicas,quepertenecenal Estado,ac-túansegúnlos principios del mercado,mientraslas empresascapitalistasprivadasque trabajanmediantecontratasparael Estado,que pertene-cena particulares,actúansegúnprincipiosde ra-cionalidady gestiónpropios del modo de pro-ducciónburocrático.Las empresasfamiliaressesitúana medio caminoentrelos modosde pro-ducción mercantil y doméstico—o entreel pri-mero y la familia, si se prefiere—,mientras lasllamadaspequeñasempresascompartenrasgosde los modosmercantily capitalista.Las coope-rativas,por último, presentanunamezcladeras-gos sacadosdel sectorcapitalista y de un pre-sunto modo de producciónsocialista,al menosen el casode que la propiedadcooperativaserefleja en el régimende producción.

Porotra parte, los modosde producción,porimportantesque sean,no agotan la vida social.La esferadel consumo,más allá de la distribu-ción,estábajosu influenciaperootorgaunacon-siderableautonomíaa los individuos —de ahíqueseidentifiquetanfácilmenteconla libertadoquese busquenen ella las imágenesde sí mis-mo—. La familia comprendemásrelacionesquelasdela produccióndoméstica,algo tan elemen-tal que no vale la penadetenerseen ello. El Es-tado,en fin, es tambiénmuchomásqueel mododeproduccióny distribuciónburocrático:esunaesferarelativamenteautónoma,de la que todosformamospartecon independenciadedóndede-sarrollemosnuestraactividad productiva,y quese rige de manerageneralpor los derechosde lapersona(aunquea veces no lo parezca)y pormecanismosde poderqueoscilanentrela parti-cipacióndemocráticay la autocracia.

La conflictiva coexistenciade los modosde producción

n un texto clásico, la introduccióna laContribución a la crítica de la economíapolítica, queluegoserviríacomopeque-

ña biblia del materialismohistórico,Marx escn-bió:

Duranteel curso de su desarrollo,las fuerzaspro-ductivasde la sociedadentranen contradicciónconlasrelacionesdeproducciónexistentes,o. lo cual noesmásquesu expresiónjuridica. con las relacionesdepropiedaden cuyo interior se habianmovido hastaentonces.De formasdedesarrollode las fuerzaspro-ductivasque eran,estasrelacionesse conviertenentrabasdeesasfuerzas, Entoncesse abreuna era derevoluciónsocial (.4. Esbozadosa grandesrasgos,losmodosde producción asiáticos.antiguos,feudalesyburguesesmodernos puedenser designadoscomootrastantasépocasprogresivasde la formaciónsocialeconómica(Man, ¡976: 37-38>.

Pasajescomo éstehanservidode fundamentopara unaconsideraciónunilateralmentediacró-nica delasrelacionesentrelos modosdeproduc-ción. Se suponeque cada uno perece más omenosvíctima de un cambio catastróficoy essucedidopor el siguiente,quedesempeñaun pa-pel «progresivo»durante un tiempo para des-pués,tardeo temprano,convertírseen un nuevoobstáculoa superar.Al margende esadiscutibleatribución de medallasal progresismo,semejan-te concepciónlleva a considerarque, junto almodo de producciónpropio de cada época,nodebequedarnadadel pasado,o sólopuedenque-dar «pervivencias»,«reminiscencias»y otros re-síduosno importantesplenamentesubordinadosal mododominante.De ahí la incomodidadconquese trata a semejantesrestos,actitudquesóloha tenido que rendirseante la evidenciaal en-frentarseal problemadel dualismoeconómicoysocial en los paísesde la periferia económicamundial.

Frente a esta concepción autosatisfecha,esprecisoanalizar las relacionessincrónicas,ade-másde las diacrónicas,entrelos distintosmodosde producción.Es cierto quela relaciónentrelosmodos de producción tiene una historia. Másaún,estahistoria esbastantemás compleja,ricay zigzagueanteque la pretendidasucesióndefechasilustresen las quese suponequeunanue-va épocareemplazóa la vieja. Porsupuestoqueestosmomentosestelareshan existido, pero nodividieron la historia en un antesy un despuéscomo quien corta una hoja en dos. La condenamoral de la usuradificultabael desarrollodel ca-

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pitalismo,pero su asunciónpor la reforma pro-testanteno dividió a la sociedaden prestamistasy prestatarios,de la misma forma que las de-samortizacionesespañolasno dejarona la no-blezasin tierrasni la revoluciónbolcheviquedi-namitó los pequeñoscomercios.De un modo uotro, los modos de producciónque han hechoapariciónen la historia sehanvisto obligadosaconvivirpor algúntiempo o indefinidamenteconaquellosa los que,presuntamente,sustituyeron.

El modo de produccióndomésticoes, obvia-mente,el primeroen la historia,la matriz de losdemás,puestoque enun principio seconfundenfamilia y unidad de producción,sin que quepaproducciónalgunafuerade aquélla.En granme-dida,losmodosdeproducciónanterioresal capi-talismo —salvo,quizá, los imperiosfluviales ba-sadosen la realizacióncentralizadade grandio-sasobraspúblicas—, no son sino variantesdelmododeproduccióndomésticoo, por decirlo deotro modo.el resultadode la combinaciónentreéstey diversassuperestructurasde parentescoypolíticas.Si seprefiere,puedeexpresarsetambiénde otra forma: lo que separaa estasestructurasproductivaso estosmodosdeproducciónuno deotro sonjustamentelas modalidadesdel paren-tescoy/o de la organizacióndel poderpolítico(Godelier, 1979; Anderson,1979).Todos los gru-posde necesidadesque hoy son satisfechasporotrosmodosde producciónlo hansido en algúnmomentopretéritopor el mododomésticoen ex-clusiva. Porconsiguiente,puedeafirmarsequeelmododeproduccióndomésticoha ido perdiendoprogresivamenteespacioy funcionesen favor delos demás.Sin embargo,más que de pérdidadefuncionesen sentidoestricto habríaque hablarde pérdida de importanciaen cadaunade esasfunciones.Por ejemplo,los niños se educanenlas escuelasperotambiénen el hogar;la inmensamayoriade la población comprasusalimentos,pero termina de elaborarlos en casa,etcétera.

El modode producciónmercantilsurgedirec-tainentecomo una derivacióndel doméstico.Elprocesoquelleva del truequede los escasospro-ductosque excedende las necesidadesde auto-consumoa la producciónespecializadapara elmercadoes bien conocido,y el procesode pro-ducción del modo mercantil apenases distintodel que tiene lugar en el modo doméstico.Elmodo capitalista, a su vez> surge del desarrollodel modo mercantil y de la descomposicióndeldoméstico,cuandola fuerzade trabajo se con-vierteen unamercancía.El modoburocrático,en

fin, segeneratambién.enlo fundamental.a par-tir dela sustitucióntotal o parcial del domésticoen distintas funcionesde la reproducciónde lafuerzade trabajo, así como de la sustituciónysubrogaciónde los modosde mercadoen la pro-ducción de bienesy serviciosno rentables.

Pero lo que interesa aquí no son ya tanto losorígenesprimeroscomolas relacionesentremo-dos de producción y distribución establecidos.Estasrelacionesson conflictivasy discurrenpordos vías:por un lado,circulanentrelos ámbitosde los distintosmodosdeproducciónbienes,ser-victos y fuerzade trabajoen lo queno siempre,oraramente,es un intercambio de equivalentesreales;por otro, los distintosmodos pugnan deuna manerau otra por sustituirseen la ofertadebienesy servicios,seaen el mercadoo al margendel mismo. De maneramuy sumariapodemoshablarde tresgrandesconflictos.

En primer lugar,entre los modosque produ-cen parael mercadoy los queno. La restriccióndel ámbito del modo de produccióndomésticoha sido en granparteel resultadode su sustitu-ción por los modosmercantily capitalistaen lasatisfacciónde numerosasnecesidades(o, indi-rectamente,a través de la modificación de lasnecesidadesmismasy/o de la forma de satisfa-cerlas).Puestoque,en buenamedida,estasusti-tución fue operadaen favoT del sectoTcapitalistagraciasa su mayorproductividad,la respuestaaello no podíavenir del propio modode produc-ción doméstico,cuya productividades bastanteinelástica.Porello vino, en sulugar,del mododeproducciónburocrático,queengranparteseha-ce cargo de tareasque el sector domésticonopuedeya cubrir peroque,por una razón u otra,no sepuedeo no sedeseaconfiar a la produccióncapitalistao mercantil.

La contrarrespuestaa esto,de la que hoy tene-mos excelentesmuestras,es la privatizacióndelos serviciospúblicos. El móvil de las privatiza-cionesno está,como suele aducirse.en la bajaproductividad>la escasarentabilidad,la inefica-cia o la carestíade las empresasy los serviciospúblicos,sinoen queparael capitaléstosrepre-sentanespaciosvedadosal negocio,comoen sudía lo fue la propiedad vinculada a la corona, a lanobleza,a la iglesia, a los municipios oa los mis-mos siervos. Lo que sebusca son mercadosdon-de poder poner en funcionamiento los capitalesexcedentes.Además, la privatización de los servi-cios públicos significa la apropiación de merca-dos ya construidos, para los que no es necesario

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generarnuevasnecesidadesni esperara quesur-jan por si mismas,porqueya estánahí y la socie-dad no sabríaperscindirde ellas.

Dentro del sectorde producciónpara el mer-cado,existeunaconstantepugnaentrelosmodoscapitalistay mercantil. El capitalismo eliminasistemáticamentea la pequeñaproduccióndeunmercadotrasotro apoyándoseen su mayorpro-ductividad —salvo en aquellos sectoresen losqueno esposibleel aumentode la composicióntécnicay orgánica del capital, por ejemplo ennumerososservicios,paraun estadiodadode lacienciay la técnicao por cualesquieraotrasrazo-nes—,pero éstaresurgeen sectoresnuevosy enserviciosauxiliaresasociadosa losviejos. Esteesel proceso que comúnmenteconocemoscomoconcentracióndel capital,aunqueen sentidoes-tricto solamentecomienza a habercapital des-puésde iniciada la concentración.En los paísesavanzadosha consistido, a grandes rasgos,enuna disminución radical de la pequeñaproduc-ción hastaalcanzarunaespeciede sueloestable.Sin embargo,una mirada al interior del sectormercantil revela que,mientrasla pequeñapro-ducciónagrícolaha caídoen picado—en térmi-nos de trabajoy de valor—, la artesanalse hamantenidomáso menosen cifras perocambian-do enormementesucontenido—desapareciendolosoficios tradicionalesy apareciendootros nue-vos— y la comercialha aumentado.El cuadroX(tabini, 1981: 136, 144) ofrecealgunosejemplosde la disminuciónglobal.

Cuadro X

EVOLUCION GLOBAL DE LA PEQUEÑA BURGUESIA

País Año % Año %

EstadosUnidos 1890 33.0 1969 9,20Francia 1886 36.52 1968 22,20Italia 1881 41.20 1971 29>10

Una pequeñareaccióncontraesteprocesotie-ne lugar hoy ante la aparenteincapacidaddelsectorcapitalistapara crearempleo: individuosque,en otras condiciones,hubieranbuscadountrabajoasalariado,tratanahorade hacerseun lu-garcomo trabajadoresindependientesen el mo-do deproducciónmercantil,cosaqueapoyanlospoderespúblicosde muchos paísesbajo la con-signa de promoverel «autoempleo».Este movi-mientopuedeinterpretarsetambiéncomoefectode un rechazocrecientedel trabajo asalariado,i.e. de la opciónpor intentarserunosupropio pa-

trón. Esto pareceestartraduciéndose,sobretodoen otros países—quizá porquevan por delantenuestro,quizá porque tienen mejoresestadísti-cas—, en un ligero aumentorelativo del sectormercantil. Sin embargo,es dificil saberen quémedidase tratarealmentede creaciónde nuevosempleos,de sustituciónde empleosasalariadospor relacionescontractualesentregrandesem-presasy pequeñosproductores—la llamadades-centralizaciónproductiva—o del simple efectode la no creaciónde empleosasalariados.En elúltimo casoestaríamosanteuna simple ilusiónestadística,y en el segundoantealgo producidopor las peculiaridadesde la otra vía de relaciónentresectoresa que aludíamos:sustituyendolarelación laboral con parte de sus trabajadorespor una relacióncomercial,las empresascapita-listas puedenbeneficiarsede las relacionesdes-igualesde intercambioentreel sectorcapitalistay el mercantil,acudiendosimplementea otra for-ma deexplotación(volveremossobreesto).

Una pugnaen torno a la distribución de res-ponsabilidadesexisteentrelos sectoresdomésti-cos y burocrático, aunqueaquí es difícil decirquién buscaqué.En general,hayunasustituciónprogresivadel trabajodomésticopor la produc-ción burocráticaen tareasqueformanpartede lareproducciónde la fuerza de trabajo, pero confrecuenciasucedeque un fenómenopuedeserresultadotanto de las tendenciasexpansivasdelsectorburocráticocomo deunaretracciónvolun-tariadel sectordoméstico,de ambascosaso, sim-plemente.de la imposibilidad para éste de des-empeñarfuncionesviejas en unas condicionesnuevas.La expansióndela escuela,por ejemplo,es simultáneamenteel efectodel deseode los pa-dresde librarsepor unashorasde loshijos,de lavoluntaddel poderpolitico de controlary sociali-zara la juventud,de la demandade más puestosde trabajo por los titulados superiores—comoprofesores—y de la imposibilidad práctica deestartodo el día tras los hijos o dejarlossolosenunasociedadurbanay de familia nuclear.

La explotacióna travésdel mercado

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ero las relacionesentrelos modosdeproducciónno se limitan a la pugnapor el espacioeconómico.Tienen lu-

gar. también,a travésdel intercambiode distin-

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tos activosentreellos, es decir, a travésdel mer-cado.Más exactamente,a travésdetresmercadosque,aunqueen la realidada vecesseconfunden>podemosdistinguir limpiamentea efectosanalí-ticos: de capital, de bienesy servicios(mercan-cíasparael consumoproductivoo improductivo)y de fuerzadetrabajo.Lo quees másimportante,estasrelacionespuedenconvertirsey seconvier-ten a menudo,aunqueno tienennecesariamenteque hacerlo,en relacionesde explotación.

En las sociedadescapitalistas,el trabajoasala-riadono esel únicotrabajoexplotado(ensentidoestricto,éstetampocolo es necesariamente,puesel salario puedesuperaral valor-trabajoapor-tadopor el trabajadoro cualquierotra medidaqueutilicemospara marcarla fronteraentreex-plotacióny no explotación,o entreexplotadoresy explotados,perono necesitamosdetenernosenesto).Una formade hacerlo,bien conocidaen lahistoria,es el préstamode capital (capitalfinan-ciero). Como ha explicado muy bien Roemer(1982, 1984),el productorque poseemás bienesde los quenecesitapara poneren actosu propiotrabajo y los alquila, manteniendoo no su tra-bajocon suspropios medios,a otro que,a su vez,no poseeningunoo no poseelos suficientes,ex-plota el trabajode éstegraciasa la distribucióndesigualde la propiedadprivaday la existenciadeun mercadocompetitivo.

Si el primero no trabaja y el segundolo haceenteramentecon capital en préstamo,entoncesestamosantela figura perfectade la explotacióna travésdel capital financiero,perono esnecesa-rio que sea así para que haya explotación.(Elcapitalistaproductor—empresario—quetrabajacon capitalen préstamotambiénes «explotado»por el prestamista,perosuelecompensarconcre-cesestaexplotacióncon la que él mismo ejercesobreotros, sea a travésdel procesoproductivomismo —susasalariados—o del mercado—conlo que,al final de la cadena,volverána aparecerlos pequeñosproductoreso los asalariadosdeotros—. El sentido del radicalismo paretiano—«productores»vs. «especuladores»—,o de laagresividadinicial del fascismocontrael capitalfinancieroes precisamentelibrarsede unaformade explotación para hacer más rentables lasotras: por eso concita el apoyo de la pequeñaburguesía,tambiény más gravementeexplotadaa travésdel mercado,y tiene como objetivo ladestruccióndel movimientoobrero,principal obs-táculodela explotaciónen el procesoproductivoque,a suvez, resultaindiferenteparalos peque-ños productores).

Otra forma es la que tiene lugar a través delmercadode bienesy servicios.La pequeñapro-ducciónmercantil,presuntamentetan libre comoinocentede la explotación,puedesersimplemen-te unavía de explotacióndel trabajode los pe-queñosproductoressin necesidadde que éstosvendansufuerzade trabajoen el mercado.En suformaacabada,estoocurrecuandoalguien,diga-mosel capital comercial,gozade una posiciónmonopolistaen el mercadoen que los pequeñosproductoresadquierensus mediosde consumo(productivos,o mediosde producción,e impro-ductivos,o mediosde vida)y monopsonistaen elmercadoenquevendensusproductos.Entonces.imponiendolos preciosdeventay decompra(decompra y de ventadesdeel punto de vista delproductor),convierte el costede la fuerzade tra-bajo en un elementocalculable y fijable, quepuedeserdeterminadode acuerdocon las nece-sidadesde subsistencia(aunqueéstasno sonna-turales,sino históricas)del trabajadorindepen-dientedela mismaformaqueseharíaen el casodel trabajadorasalariado,perosin necesidaddequesufuerzade trabajosecambiedirectamentepor dinero, es decir, sin necesidadde proletari-zarlo. Paraqueestoocurrano es necesarioqueelmonopoliode ventaalcancesiquieraa todoslosmediosdeconsumo:el pequeñoproductorpuedemantenersecomopropietariodela tierra,si es uncampesino,y o deotros mediosdeproducciónencualquiercaso.Estaesla formaen queseexplotael trabajo de masasenterasde campesinospre-suntamenteindependientesno sólo en los paisesdel Tercer Mundo, dondelas colonizacionesdetierrasvirgenesy los mercadospoco desarrolla-doslos vuelvenespecialmentevulnerablesa losmonopoliosy monopsonios(Chevalier,1983).si-no también en las metrópolis (Mollard. 1977).Por supuesto,la fórmula es tambiénaplicablealos pequeñosproductoresde bienesindustrialesy serviciosen la medidaen queel capitalpuedacontrolar,aunqueen estecasoes másdificil, losmercadosconlosquese relacionan(porejemplo.en las subcontratasy trabajosauxiliares).

En tercerlugar, quedael mercadode la fuerzadetrabajo.Aquí, la unidadeconómicaquevendela mercancíano esya un pequeño—ni medio nigran—productormercantil,sinouna unidaddo-méstica,o una infinidad deellas. La explotacióncapitalista en el procesoproductivo tiene lugaren la medidaen queel precioquesepagapor lafuerzade trabajoes inferioral queseobtieneporla ventadesusproductos;si se prefiereentérmi-nosde valor (no necesitamoscomplicamosaho-

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rala vida con el pasodel valoral precio,ni vice-versa),en la medidaen que el valor producidopor la fuerzade trabajoes superiora su valorcomo mercancía,es decir, al valor de las mer-cancíasnecesariasparasureproducción;o, toda-vía, si se prefiere en términos de tiempo, si eltiempo de trabajoessuperioral tiempo necesa-rio, es decir, si el tiempoque el trabajadorasala-riado incorpora a la mercancíaque produceesmayorque el incorporadoa las mercancíasquenecesitaconsumirparaproducirsu fuerzade tra-bajo.

Peroel tiemponecesarioparareproducir(coti-dianay generacionalmente)la fuerzade trabajono estásólo enlas mercancíasquesupropietarioconsume,sino tambiénen el trabajono mercan-tilizado queseproduceenla esferadoméstica,enespecialel trabajodel amade casa.Si supone-mos, para no complicar innecesariamenteel ar-gumento,que no intervienela reproducciónge-neracional(ni los niños, futuros asalariados,nilosancianos,antiguosasalariados),conlo quelacapacidadde trabajoa reproduciresya la dedospersonasy no la de una,y quecadaunadeéstasconsumeparaello el mismovalor en mercancías(la mitad delasquesepuedeadquirirconel sala-rio), habráexplotacióndel trabajodomésticoenla medidaen que ésteaportemás horasque elequivalentede las de trabajoextradomésticore-tribuidaspor el salario(paraello debemossupo-ner igual la intensidaddel trabajo,podemossu-ponertambiénigual la cualificación,y no cuen-tan para nadalas diferenciasde productividaddebidasa la distinta tecnología),y, como hemosvistoen un apartadoanterior,estoes lo habitual.Quienexplota aquí es el capital industrial (y deservicios, es decir, el «productivo»),pero no lohaceya en el procesode producción,al que re-ducía Marx su función explotadora,sino en elactode intercambio.

Aquí tenemos,pues,a las tresformasdel capi-tal (financiero,comercialy productivo)explotan-do el trabajodeunoso de otros a travésdel mer-cado.Explotandoel trabajoque se mantieneenotros modos de produccióncon independenciadequeéstos,asuvez,contengano no suspropiosmecanismosde explotación.La basequeposibi-lita estoes la distribucióndesigualde un recursoescaso,que toma entoncesla forma de capital:escasezde mediosde financiación,de mediosdeproduccióno de puestosde trabajo. El efecto,latransferenciade excedentede trabajo, sin nin-gunacoercióndirecta,a travésde la relación demercado.

Paraqueestasformasdeexplotaciónsedennoes necesarioqueel capitalcobreunafigura ente-ramentediferenciada.Son también posiblessíquien prestadinero,vendemediosdeconsumoycompraproductos,o compra fuerza de trabajoempleaa su vez su capacidadde trabajoen elmismo procesoproductivo que susprestatanos,compradores-proveedoreso asalariados.Enton-ces, sencillamente,estaríamosantepequeñosomedios empresariosfinancieros, comercialesoindustrialesy de servicios.Lo único que sucedees que,en la sociedadcapitalista,dondeno exis-ten límitesa la concentraciónni a la desposesiónde la propiedad,los poíospuedendiferenciarseal máximoy lo hacen.

Aunque en los tres casoshemoshablado delcapital, de la relaciónentreel modo de produc-ción capitalistay los modosmercantil y domés-tico, es fácil comprenderque las relacionesdeexplotacióndescritasno requieren.en sentidoes-tricto, la existenciadel capital como propiedadprivada.El sectorpúblico o burocráticopuedehacerlo mismo,o más,enla medidaen queactúecomo prestamista,vendedor-compradoro em-pIcador.En las sociedadesde dominantecapita-lista lo puedehaceractuandocomo un capita-lista más,como primer empleadoro a travésdesu partede león en la propiedadde mediosdefinanciacióno de su presenciadeterminante—yúnica en muchoscasos—en el mercado.En lassociedadesen las que es el modo burocráticoelque domina —es decir, el que monopoliza losrecursosescasos—como son las sociedadesdelEste,medianteel simpleestablecimientode pre-cios (deldinero,de las mercancíaso del trabajo)políticos.

Todosestosprocesostienenlugar a travésde lavía distributiva entrelas distintasunidadeseco-nómicasquees el mercado.No valela penadete-nerseen la otravía dedistribuciónentreéstas,laredistribuciónburocrática.Es obvio que, segúnordene el Estado sus ingresosy sus gastos(sinhablarya de las prestacionesforzosas),tal redis-tribución se constituirá o no en una Corma deexplotaciónen sí misma y, añadidaa las otras,podrá reforzarlaso compensarías.Si el Estadotoma de unosen mayorpmporcióny les entregaenmenor,y conotros hacelo opuesto,los prime-ros resultan,en esarelación,explotadosen favorde los segundos.La otra parteobligadaconsisteen sabersi tal explotacióntomala mismadirec-ción queotras o. por el contrario,anulao mitigasusefectos,

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Poruna estrategiamúltiplede cambiosocial

olviendoa loscuatromodelosdemododeproducciónpropuestos,parececlaroque una consecuenciade estaplurali-

dadesla necesidadde unaestrategiaigualmenteplural.Un proyectodecambioquesebaseexclu-sivamenteendar respuestaa las formasdeopre-sión y explotacióncorrespondientesal mododeproduccióncapitalistaha de resultarnecesana-menteparcial e insuficiente, por muchaimpor-tancia relativa que concedamosal capitalismodentrode la sociedadglobal y, por consiguiente,a su transformacióndentrode una estrategiadeconjunto.En todocaso,de momentono ha for-mulado nadie otra estrategialógicamentesoste-nible quelayabienconocidaestrategiasocialistaconsistenteencolectivizarlos mediosdeproduc-ción.Hayqueañadir,sin embargo,queexperien-cias como la dela empresapública o los paísesdel Este fuerzan,cuandomenos,a añadirotracondición: la gestión democráticade esos me-dios, sin la cual su colectivización representamuy poco,o representalo contrario de lo quepromete.

Esto nos lleva de cabezaal problemade quéestrategiade cambioes necesariafrenteal modode producciónburocrático, y no cabeimaginarotra quela de su democratización,llámeseauto-gestión,cogestión,participación,democraciadebaseo loquesea.No quiem entraraquíen la dis-cusión sobre el lugar relativo en la gestión deunosmediosde producciónque son propiedadsocialdequienestrabajancon ellos, los trabaja-doresdel sectorpúblico,y quienessesuponesonsuspropietarios,la sociedaden general.Esto sepuededejarpara mejor ocasión. Lo quequieroseñalares,simplemente,queen el modode pro-ducción burocrático no existe un problemadepropiedad,sino un problemade autoridad> departicipación,de gestión:en una palabra,de de-mocratización.

En cuantoal sectordoméstico,tampocohayqueinventardemasiado.Si nosatenemosa sudi-námicainterna,y así lo haremospor el momen-to, no cabeotro objetivoque el reparto igual delas tareasentrehombresy mujereso, al menos,oportunidadesigualesde concentrarseen el tra-bajodomésticoo el extradomésticoy, ensucaso,un intercambiojustoentreserviciosdomésticosyrentamonetariaextradoméstica.Estose expresa

mucho másconcisay precisamenteen unapala-bra: igualdad, y es el objetivo, salvo algún fol-klore marginal,de la estrategiafeminista.

Porúltimo, puestoqueel modode producciónmercantil no presentacontradiccionesentregru-possociales,no parecequequepahablara su res-pectode estrategiastransformadoras,al menosno en lostérminos en quelo hacemosal referir-nos a los otros modosde pmducción.

Si pensamosen lo que ha sido la trayectoriaestratégicade la izquierda,la novedadde estereplanteamientoes bastantefácil de entender.Por un lado> ya no sirve la vieja prioridad delmovimiento obrero:arreglarprimero lo concer-nientea la explotacióncapitalistaporque,siendoel capitalismoel modode producción,y por tantola estructura,lo demás,epifenómenossuperes-tructurales,podría y deberíaesperarturno o in-cluso confiar en una soluciónautomáticaderi-vadade la solucióndel granproblema.Si recono-cemosel estatutodemodosde producciónal do-mésticoy al burocrático,si son igualmentepartede la estructuraeconómicaentodoslos sentidosde la expresión,ya no hay razón apriorísticaal-gunaparaquenadieesperea nadieni paraestra-tegiasde variospisosque prioricen unasformasde explotacióny opresiónsobreotras.Por otraparte,no hay necesidaddeobsesionarsecon bus-car alternativasdondeno son necesarias;no ha-cefalta, por ejemplo,seguirespeculandosobresiel modode producciónmercantil debeser susti-tuido por empresasestatales,cooperativas>etc.Inclusoen una sociedadpostcapitalistabastariacon ponerle límites tales que no permitieran latransformaciónde susunidadesproductivasenunidadescapitalistas,dejándolo,por lo demásasu aire.

De hecho, la realidad ha forzado a la iz-quierda.a pesarde planteamientosiniciales no-toriamentedogmáticos,a hacersuyaslas bande-rasde la democratizacióndel sectorpúblico y delfeminismo y a contemporizarcon la pequeñaburguesía.Estoscambios se presentancon fre-cuencia en un mismo saco con la defensadelmedio ambienteo la lucha contra la carreraar-mamentistaparaargumentarque se tratade unarespuestanuevaa unacnsísnueva—la «crisisdecivilización» o cualquierotra fórmula—. Sin em-bargo, no hay tal. En términos económicos—osea,de modosde produccióny relacionesde ex-plotación— no puededecirseque hayarealida-des esencialmentenuevas;lo que hay es erroreslamentablementeviejos. Lo nuevo se reduce aque algunos sectoressociales,por ejemplo las

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mujeres,han dejadoya de negarsu propia exis-tenciaenarasdel problemasupuestamenteúnicode la claseexplotadasupuestamenteúnica en elmododeproducciónsupuestamenteúnico; esde-cir, han decidido impulsarsu propia emancipa-ción cualquiera que seala suertede la de susmaridos.No hay másmujeresqueantes:simple-mentehantomadola palabra.Precisionesde al-cancesimilar habríaque haceren cuanto a losotros sectores,pero no son urgentesy exigiríandemasiadoespacio. Sí conviene,en cambio, yaunquetampocopodemosdetenernosen ello,volver sobre una cautelaya antesapuntada:lasociedadno se reducea la producción,de ma-nera quelas estrategiasde cambioglobal debenatendertambién a sus otras consecuenciasden-tro del campoeconómico,talescomoel deteriorodel medio ambiente, la acumulaciónde arma-mentou otras,y fuerade él, como la democrati-zacióndela vida públicaengeneraly la transfor-mación de la familia y las relacionesentre —ydentro de— los sexos.

Las formas de explotación a travésdel mer-cado.a su vez, planteannecesidadesadicionales.Puestoque se basanen la escasezde recursosnecesarios,el poderpolíticopuedeplantearseal-ternativao complementariamentela actuaciónen tres frentes,que enumeramossucesivamentesin que ello implique unaopción ni un ordendeprioridades. En primer lugar, sobre la escasezmisma, aportandomediosde financiacióno deconsumoproductivo e improductivoy creandoempleos.En segundo lugar, sobre los precios,seandel capital (interés),de las mercancíaso dela fuerza de trabajo (salados).En tercer lugar,transfiriendorecursosa las unidadesfamiliares,seaen formadedinero,mercancíaso trabajo(enciertosentido,algunosserviciospúblicossonunaforma indirectade transferenciade trabajo).Es-tas posibles actuacionesno solamenteconcier-nen al Estadoen las sociedadesde dominantecapitalistasino, con mayorrazón—dadoqueenellasesel propioEstadoel quepuedeconstituirseen explotador—a las dedominanteburocrática.

Puestoque el pensamientode izquierda—enparticular su variante más potente,el marxis-mo— se ha basadonormalmenteen la presun-ción de que solamentehabía un modo de pro-ducción y queestabaapunto de estallar>siendolo demáspuros residuoso derivacionessecunda-nas y subordinadas,raramentese ha planteadoteóricamenteel problemade quéactitudadoptarante los conflictos entre los distintos sectores,

aunque,en la práctica,susorganizacionesse ha-yan visto obligadasa tomar posturade maneracasuísticay bajola presiónde la opinión públicao de sectoresde la misma —reclamando,porejemplo,másserviciospúblicoso seguridadso-cial para los trabajadoresautónomos—.Sin em-bargo,hay razonesparapensarqueno estájusti-ficada unaactituddeneutralidad,ni sometidaalalbur de las presionesocasionalesejercidaspordistintosgrupos.

Parecesensatopensar,por ejemplo, que, encontra de la ola de neoliberalismoeconómicoque nos invade, convieneapoyar la expansióndel modode producciónburocráticoa costadelcapitalistay, sobretodo, resistirla ofensivapriva-tizadorade este último, al menospor dos razo-nes.La primeraconsisteenqueel sectorburocrá-tico es infinitamente más justo,como modo dedistribución (apropiacióny redistribución), queel sectorcapitalista,puestoque,enprincipio, su-ministrabienesy serviciosa quien los necesitayno a quien puedepagarlos.Esto es así porque,como partede la esferadel Estado,se basaenlosderechosde la personay no en los de la propie-dad.Sin embargo,estaafirmacióndebesermati-zadaen varios aspectos.Poruna parte,el sectorburocráticopareceserun mododedistribucióny redistribución relativamentejusto solamenteallá dondeexiste un cierto control democráticosobre él, pues,de lo contrario, tiende a conver-tirse en un mero mecanismoarbitrario de distri-bución de favores,comosucedeen las dictadurascapitalistasy, de maneramenosescandalosape-ro con efectosmásmasivos,en los paísesdel Este(sobre estos últimos veáse Konrad y Szelenyi,1981). Porotra, no todas las actuacionesdel sec-tor público tienenlos mismosefectosredistributi-vos.Así, la partede los gastossocialesdedicadaasubsidiode desempleoo a sanidadproduceunaciertacompensacióndelas desigualdadesderen-ta. mientraslos dedicadosa educaciónproducenel efecto contrario, según algunos estudios(OCDE. 1985).

La segundarazónconcierneal sectorburocrá-tico como modo de produccióny apropiación.Debido asu imbricaciónconel Estadodemocrá-tico y sudiscursoigualitarioy al estatutoespecialde sustrabajadoresasalariados,el modode pro-ducción burocráticoes notablementemás justo,más igualitario y menos discriminatorio que elcapitalista.Así, losprocesosde trabajodel sectorpúblicosonnormalmentemásbenignosy sussa-larios generalmentemás altos que los del sectorprivado(Heller y Tait, 1985),cosaquela derecha

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económicay política sueleconsideraruna mal-versación de fondos públicos,pero que parecemássensatoatribuir a la ausenciadel móvil cre-matísticoen el empleador.La atribución de lospuestosde trabajoesnotoriamentemásjusta,demaneraqueen el sectorburocráticoencuentranlas mujeresy las minoríasun espacioqueel sec-tor capitalistales niega(Thurow, 1985).

Igualmente,puedenapuntarsemúltiples razo-nesparaapoyarla expansióndel sectorburocrá-tico a costadel sectordoméstico.Puestoque larenta está desigualmentedistribuida, cualquierbieno servicionecesarioestarámásinjustamentedistribuido si dependede los desigualesrecursosde las familias que si es ofrecido con caráctergeneral por el sectorpúblico, siempreque estaoferta en si no seadiscriminatoria —por eso lasanidad pública tiene un efecto redistributivo,mientrasquela escuelapúblicaproduceunadis-crimínación acumulativa—. Además,desde elpunto de vista del conjunto de la sociedad,laproducciónde ciertos bienes y serviciospor elsectorpúblico esmuchomásrentablequesupro-ducciónpor el sectordoméstico,ya queaquélsebeneficiade economíasde escalay puedelograruna composicióntécnicaque hagaaumentarlaproductividad del trabajo. Por último, la trans-ferenciade tareasdel modode produccióndo-méstico al burocráticoes un requisito indispen-sable para la emancipaciónde la mujer en laesferadel primero.

En cuantoa la pugnaentrelos dos sectoresdemercado,el capitalista y el mercantil simple, elprimero tiene a su favor la mayorproductividaddel trabajoy el segundono serun sistemaexplo-tador. De cualquier manera,carecede sentidopensarqueel cursode la historiapuedeserorien-tado y reorientadode la maneraque se nos an-toje,perohay querelativizartanto la ideade queel capitalismoes siempreel progreso—su pre-suntaproductividadmás elevadaes algopor de-mostraren muchoscasos(Piore y Sabel, 1984;FernándezEnguita, 1986)— como la de que lapequeñaproducciónes una especiede Arcadia—lostrabajadoresautónomosseautoexprimenaveces hastalímites que un asalariadono acep-tana—. Lo quesí pareceseguro,es queel modode producciónmercantil, por sí mismo, no hacedemasiadodañoa nadie.

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