mitos y leyendas

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MITOS Y LEYENDASNARIÑENSES

Nariño, tierra llena de magia

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Esta cartilla, es un trabajo basado en los mitos y leyendas del departamento de Nariño, con información

recolectada en la web, libros y tradición oral, Se realiza con el fin de que los nariñenses y el resto del mundo

conozcan a través de estos relatos algo más de la cultura de esta hermosa región llena de magia y cultura.

En estos días en los que lo único importante es el desarrollo económico de las regiones y se está

dejando de lado la cultura, es importante incentivar a la población para que no pierda su identidad y su cultura y una forma de

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Índice

Municipio de pastoLeyendas de las iglesias de PastoEl padre descabezado de la iglesia de Santiago.............................................................. 10 La imagen del diablo en la Catedral................................................................................. 11

Leyendas del EncanoEl Duende.............................................................................................................................. 13 La formaciòn de la Cocha ................................................................................................. 14La Turumama ........................................................................................................................ 16La piedra de los Matrimonios............................................................................................ 18

Municipio de ipiaLesEl origen del Rio Guitara.................................................................................................... 20El gritón del Cid.................................................................................................................... 22

Leyendas de tipo religiosoLa aparición de la Virgen de las Lajas.............................................................................. 24

Municipio de tuMacoLa madre monte................................................................................................................... 27La pata de luz........................................................................................................................ 28

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Municipio de RicauRteEl Chutun............................................................................................................................... 30

Municipio de GuitaRiLLaLa vieja del monte................................................................................................................ 32La bruja de la bandera negra.............................................................................................. 34El guagua auca........................................................................................................................ 35El fraile de las guacas............................................................................................................ 36

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LEYENDAS DE LAS IGLESIAS DE PASTO

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En Pasto, por los alrededores del templo de Santiago, los ancianos cuentan que han visto a un cura o fraile descabezado, es un cuerpo que deambula por sus alrededores, vestido con sotana en cuya cintura da vueltas un cordón blanco, doblado y que cae sobre sus piernas en forma de lazo con un peluche.

Algunos que lo vieron dicen que por persecución en la capital se trasla-dó a los pueblos y por ello lo han vis-to en Guaitarilla, Sandoná e Imués.Tambien se lo ha visto por el barrio Santa Bárbara, caminando calle arri-ba calle abajo al filo de la media noche.

Un chofer de madrugada sacando su camión, cerca de la quebrada ha sido perseguido y asustado, “solamente le vi”, afirmaba el alucinado con su sotana y el cuello blanco, era la misma alma en pena, afirma lleno de pánico.

Los que cuentan esta historia lo han visto en época de semana santa, cargando una pesa-da cruz de madera, agachado, como escon-diendo su cabeza, pagando las penas y cas-

tigos por haber sido enamorado en la vieja calle real de una dama muy bonita que abrazaba con afán y besaba detrás de un desven-cijado portón de manera donde casi nadie lo miraba.

Tanta fue la pasión que desenfrenara el cura que por sus bajos instintos cayó en pecado con la dama lo que le mereció el castigo de sus superiores, siendo condenado a que-darse sin cabeza y la dama convertida en una mula briosa, corcobiona que galopa y galopa descarriada por las calles del pueblo.

EL PADRE DESCABEZADO DE LA IGLESIA DE SANTIAGO

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Una de las tantas historias que se cuen-tan de los templos de Pasto hace re-ferencia a una imagen que se ubica en el altar de la capilla de la Catedral.

Según Carlos Daniel Guerrero, la historia dice que se debía entregar el altar que se encuentra en la capi-lla del templo, ahí se debían trabajar partes en piedras y otras en tierra.

El tiempo que se les había dado a las per-sonas que estaban construyendo esta parte de la Catedral se estaba acabando y se dieron cuenta que no iban a alcanzar.

Según cuenta la historia, había una per-sona que conocía a un joven que tra-bajaba con piedra, pero esta tenía la figura del diablo. En ese entonces las personas que estaban ayudando a la construcción del altar fueron a traer a esta persona a la población de Genoy.

Al joven, rubio y de buena apa-riencia física, lo fueron a llamar para que les ayudara a trabajar.

Las personas que lo veían decían que tenía que ver algo con el diablo. El joven al sentirse obligado a terminar unos rostros que hay en la parte alta del altar, a manera de venganza puso su imagen como punto final de la obra.

El restaurador Carlos Guerrero mani-festó que en el altar del Santísimo, en la parte superior derecha, se puede ob-servar el rostro que dejó plasmado el joven, el cual hace referencia al diablo.

Cuando se observa bien se pue-de encontrar dos protuberancias y la cara es totalmente diferente a las otras figuras que aparecen en el arco. Según cuenta la historia, lo que se presentó en esa ocasión fue un pacto con el diablo,

LA IMAGEN DEL DIABLO EN LA CATEDRAL

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LEYENDAS DEL ENCANO

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Se conocen en nuestra agreste topografía, historietas fascinantes de este pequeño hombrecito, regordete y jovial; siempre pí-caro, atractivo, astuto, sencillo y juguetón.

Vive errante entre cañones y cascadas; muchos son los que lo han visto en-tre las chorreras, donde canta y baila al son de guitarras y tambores, en la espe-sura de los montes cambiando de re-pente por lamentos y ay ay a yayayes.

Viste pantalón corto y andrajoso, sus rodi-llas rotas y nalgas parchaditas, usa un sacón de grandes bolsillos donde guarda pan; su cabeza la tapa con un chuta (sombrero) muy grande que apenas deja ver sus vivaces ojos.

Le encanta al pillo enamorarse de las ni-ñas menores de los diez y de los chiquillos que anden solos en el monte, los llama y atrae con dulces y ponqué mágico, hecho de boñiga de vaca, les canta tiernamente, les endulza el oído, las seduce y acaricia tiernamente; cuando la niña le agrada le chupa los senos con delicia. Juguetea con los muchachos pero si le salen aburridos y

llorones los entunda y los abandona sin de-cirles el camino, por ello muchas veces se pierden y su familia los encuentra después de varios días enfermos, cansados, ojerosos y flacuchentos. Si son valientes los enamora y deja para sí volviéndo-los también duendecitos.

El duende se burla de los grandes, en las horas de oscurana entra en sus casas espanta las gallinas, azuza a los perros y deja caer tierra entre las mesas y pla-tos, los asusta en el camino real solo por reírse de verlos correr despavoridos.

Si por si acaso lo ven, no le teman, vuél-vanse chiquitos y no se dejen ver, hágan-se la santa cruz y desaparecerá, pero eso sí, no salgan en noches oscuras… quedas advertido, se te puede aparecer… y… sie-rra bien las puertas de tu casa porque se puede entrar mientras juegas en la calle.

EL DUENDE

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El cacique Pucara (Fortaleza) enamo-rado como estaba de la princesa Ta-mia (Lluvia de Estrellas), logró con-quistarla y formar con ella un hogar donde nacieron tres hijos: Chasca (Luce-ro), Coyllur (Estrella) y Waira (Viento).

Los cinco vivían muy felices en ese valle de los Andes que albergaba a siete desco-llantes ciudades, según testimonio tradi-cional de los viejos pobladores del sector.

No podía faltar en tanta singular armo-nía la presencia de maldad y envidia, y así fue que durante una de las fiestas del Inti Raymi (Baile del Sol), cuando ya los ni-ños de Tamia podían desenvolverse por sí solos, Pucara invitó y llevó a su espo-sa a una de las siete ciudades donde ce-lebraban las fastuosas fiestas en honor del dios Sol (Inti), allí se divirtieron con toda la pompa que deparaba la ocasión.

Munani (el amante), bailarín, danzante prin-cipal de la comparsa del festejo popular, impresionó grandemente al público en ge-neral pero de manera particular dejó caer

su gracia y su encanto en la princesa Tamia.Para la princesa Tamia los días a partir de aquella fiesta no fueron los mismos, pensaba en el danzante Munani. Un día, cuando Pucara no se encontraba en casa, llegó Munani a buscar a Tamia, ésta salió y regocijada atendió al danzante, quien definitivamen-te había impactado en su corazón. Besos y abrazos se dieron los nuevos amantes.

Concertando citas a partir del momento, acordaron un día romper con su silencio y declararse públicamente ante el conglome-rado. Conocido el suceso, Pucara se entris-teció, acabó con su liderazgo y no querien-do estorbar en el camino de los nuevos amantes se fue a la montaña con sus tres hijos y comenzó a criar y cuidar tábanos.

Tamia y Munani comenzaron a deambu-lar sin restricción alguna por entre las siete ciudades, se entregaron al amor y jolgorio sin ninguna reputación, situa-ción que escandalizó a la comunidad entera, obligando a las gentes a prohi-bir expresamente prestar cualquier cla-se de servicio a los nuevos amantes.

LA FORMACION DE LA COCHA

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Un día, golpeando de puerta en puerta pe-dían se les regalase un pilche (totuma o mate) con agua, nadie respondía a su llamado hasta cuando se encontraron con un niño, a quien engañaron con la entrega de un pedazo de pan, logrando el pilche con agua. Los dos enamorados, amancebados según el decir de las gentes del sector, se acos-taron para hacer el amor en un po-trero cercano y dejaron el pilche con agua a sus pies, y el hombre lo regó.

No se percató que el agua derramada del pil-che comenzaba a crecer hasta que práctica-mente lo estaba ahogando; en ese momen-to, llegó un tábano, de los que Pucara criaba y cuidaba con sus tres hijos, lo picó y lo hizo vomitar abundante agua por la boca y nariz.

De tal magnitud fue su caudal que rá-pidamente inundó la totalidad del valle quedando bajo el agua las siete ciudades.

Un sonido de campana fue lo último que se escuchó sobre ese sector que hoy co-nocemos como el Lago Guamuez o Laguna de La Cocha. Pucara, que absorto y entris-

tecido observaba desde la montaña con sus hijos el encantamiento del lugar, lloró tristemente su desgracia, se acogió cariño-samente a sus tres párvulos y se quedó pe-trificado para siempre en la montaña que lleva el nombre del insecto que pico la nal-ga de su rival, !El Tábano! Pucara, sus tres hijos y la mascota se observan con claridad en la magnitud de la montaña del Tábano, y cuenta la tradición popular que cuando Pu-cara recuerda la traición de Tamia con Mu-nami, llora tristemente en medio de rayos y centellas y sus lágrimas aumentan el cau-dal de la laguna, causando grandes estragos a los pobladores de las orillas de La Cocha.

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Transcurrió el tiempo y la joven mucha-cha tuvo que prepararse para dar a luz.

Se fue al río solitaria como hacía desde tiempos inmemoriales las mujeres indias, ellas no necesitaban el agua para lavar la criatura que parían. Cuando estuvo allí, con su cuerpo completamente empapado de sudor y encogido como si llevara un gran peso a horcajadas, como si fuera a re-ventarse y a dejar salir de ella un espanto, se recostó constreñida, pujaba, se encogía y más pujaba soltando gritos desabridos.

La mujer con los dolores tan intensos que sentía, apenas sí alcanzó a sacar al niño de su vientre, apenas pudo hacer esto antes de desmayarse, la criatura se aflojó de sus manos y cayó en la corrien-te del río que se lo llevó en su caudal.

Cuando la parturienta se reco-bró lo primero que hizo fue cla-mar desesperada por su criatura.

Desde entonces comenzó a buscar a su hijo por todos los riachuelos, ríos y

Antes de empezar a regar su llanto por los caminos, había sido una mujer como cualquiera, sólo que algún male-ficio hubo de perseguirla desde su niñez cuando corría y cantaba por los mon-tes y no hacía más que arrancar las flo-res de los calabazos y de las higueras.

Cuando creció no se despegó de aque-llas costumbres, hacía caso omiso de las súplicas de su madre cuando le pedía in-sistentemente que no se alejara de su choza, que le ayudara a desgranar las ma-zorcas de maíz, a hilar la lana o a cocinar.

Y sucedió que uno de esos días en que ella se dedicaba a vagar, habiéndose sentado en un peñasco, se le presentó el Arco Iris y encontrándola sola, la preño. Quedó em-barazada de aquel endriago sobrenatural.

A los pocos días comenzó a sen-tir fuertes dolores, a veces le pare-cía que se le desgarraban las entrañas y que se moría de un rato para otro.

LA TURUMAMA

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montes que había andado y por to-dos los lugares se empezó a escuchar su llanto y sus quejidos profundos.

Pero además de la pena a que había es-tado destinada la "Turumama" sufrió una horrible transformación; conforme bus-caba a su hijo, su cuerpo enflaquecía, sus manos se tornaban largas y huesudas, sus cabellos eran una completa maraña y lo que es más, sus senos se alargaron extremadamente, tanto que para po-der caminar tiene que tirar de ellos ha-cia los hombros, pero éstos siempre se le vuelven a caer. Su cara siempre apa-rece enlodada y revuelta con ceniza.

Muchos de los que la han visto, han oído con voz lastimera dice: "Ay...Ayyyy...dón-de lo hallaré...dónde lo encontraré...".

La turumama está destinada a vagar por los caminos en búsqueda del recién naci-do que perdió. Frecuentemente visita los ranchos, cuando esto ocurre las gentes

esconden a sus hijos porque ella puede robarles alguno pensando que es el suyo. Siempre llega llorando y gimiendo sórdida-mente; cuando en sus visitas encuentra un fogón, se lleva a la boca los carbones encen-didos que son su alimento, así descansa para continuar en la busqueda eterna, en la inter-minable llanada del hijo que se llevó el río.

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Cuentan los antepasados que una pa-reja de enamorados venían de la parte alta de Tarata, se fugaban y estaban dis-puestos a casarse, sus padres no acep-taban la relación que existía entre ellos.

Los jóvenes enamorados caminaron tan-to que se sentían cansados y ya no po-dían caminar más por la oscuridad de la noche. Ellos se encontraban al pie del río Estique, por donde pasaba an-tiguamente un camino de herradura, hoy denominado BORDONCILLO.

Cuando dormían tranquilos, siendo las doce de la noche, escucharon el soni-do de una campanita, se despertaron y vieron una iglesia abierta y bien ilu-minada y dentro de ella un sacerdote.

Los enamorados se levantaron y aun-que temerosos e ilusionados a la vez en-traron en la iglesia en que estaba un sa-cerdote que los casó y allí se quedaron.

Pero cuando amanecía los recién casa-dos se quedaron convertidos en pie-

LA PIEDRA DE LOS MATRIMONIOS

dras; es por eso que se ve en el lugar a una pareja de novios y a un sacerdo-te casándolos, convertidos en piedras.

Los pobladores creen que al ir a este lugar y prender velas rojas en pareja es augurio de matrimonio.

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LEYENDAS DE IPIALES

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En un guaico de la región de huntallac-ta, habitada por familias de la población quillasinga, vivía la familia de los guita-ros, aferrados a la tierra que explotaban en pequeñas parcelas y recolectaban frutos silvestres para su alimentación.

Estos originaios adoradores de ídolos de la naturaleza como la ñucallacta (madre tierra) intiguasy (sol), nunca pensaron que a su región le “llegarían los malos tiem-pos”, siendo por entonces atacados por clanes de otras regiones de las que hacía mucho tiempo no tenían mayores datos; tal vez fue en los tiempos de la invasión inca a la región del Pilcomayo. Se llenaron de pavor cuando esto ocurrió, sintieron su mundo derrumbarse creyendo que los cencas del chota, caníbales, guerreris-tas crueles, descendientes de los incas de tiuantisuyo, habían llagado a exterminarlos.

Al saberse de la gran cantidad de in-trusos armados decidieron huir, no tu-vieron tiempo para organizarse, se desparramaron por un desfiladero al Yunguita camino de Ancoya y Sandoná.

Fueron perseguidos, apresados, obligados a trabajar la tierra como esclavos, subyugada su libertad y tranquilidad.

Entre los prisioneros cayó su cacique Guaita-ra, que se decía era un hombre gran trabaja-dor, rudo pero insigne defensor de su pueblo.

EL Guaitara, rendido y humillado por los implacables incas, mantenía la mirada vaga hacia el Sol, le vieron triste y que su vida se apagaba lentamente, las noches se le volvían negras, nubladas y lluviosas lo que lo llevó a profunda tristeza, lo embargó la impotencia al no poder defender a su pueblo, lloraba de manera incansable y copiosa sin que los suyos pudieran hacer algo para rescatarlo, no contó con la piedad de los invasores que se dedicaron a colonizar sus tierras.

En el lugar de cautiverio su llanto era tan profuso que de sus ojos salían ria-chuelos que al juntarse sobre su coléri-co y agitado pecho formaron un río que bajó como fuente inagotable, rugiente y tormentosa como clamando venganza.

ORIGEN DEL RIO GUAITARA

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Ese río es el mismo Guaitara, cuyo caudal se creció como en temporal de invierno. Río en el que la propia mirada del indio se desvaneció sin esperanzas, su cuerpo languideció, perdió las energías y se dejó llevar en sus propias aguas hasta llegar al Pilcomayo donde formó un remolino que lo impulsa hasta el mar donde logró ganar su libertad para nunca más volver. Los gue-rreros incas invasores jamás lo volvieron a encontrar.

Esta rebeldía parece ser la que lleva años después a que sus descendientes GUA-YROS, (indios de Guaitarilla) reconocidos por su espíritu indómito afloraran un 18 de mayo, todo ese caudal de rebeldía lidera-dos por Francisca Aucu y Manuela Cambal, para protestar contra los extraños Clavijo.

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EL GRITON DE EL CID

Se trata de un ser invisible que en cada centuria de la vida del mundo cumple con el rito sagrado de las divinidades de anun-ciar a los humanos el inicio de un nuevo ciclo de la vida.Este extraño ser se dice que vive en las cuevas del río Guaitara, entre los promon-torios que sirven de base al puente col-gante de la carretera PASTO IPIALES. Se pasea como todo un señor en los lugares inhóspitos de El Cid, Yunguita y Yanagala, llegando al Pedral y Pilcuán y Arguello.

Quienes lo han escuchado indican que es un chillido o alarido que empieza tan lento como suave y profundo "ay ayay" que da la sensación de formar un curva melódica tan grande como un arco que une por sus dos extremos las localidades referidas alcanzando la mayor altura sobre el firma-mento del pueblo Tolentino.

Algunos afirman que se trata del grito del diablo desesperado cuando no le llegan almas condenadas para disfrutar su fiesta almicanibal, en el patio de los infiernos o que es el anuncio que el rato menos

pensado aparecerá entre las familias para llevarse al otro mundo a quien figure en la lista negra de los condenados por su mala vida y actos indignos así como por la falta de fe en el creador.Los más osados que afirman haber visto al GRITON DEL CID, expresan que se trata de una mole informe y color terracota a semejanza de una gran piedra que perma-nece de espalda al sol, para que nunca le llegue la luz del día que le impide salir.

Las contadas veces que el Gritón de El Cid ha emitido su grito, todas las gentes se han asustado de manera sin igual y ha hecho temblar hasta los mas valientes cazadores del pueblo. Tan raro es que en esos días se oscurece el cielo con encapo-tadas nubes que impidiendo el paso de la luz y en las noches de plenilunio el firma-mento se ve tan negro que impide ver la luna y las estrellas.

A quien mal habla de este terrible espanto lo condena a gritar con él por toda la vida o a perder la voz para siempre poniéndole un coto en la garganta.

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LEYENDAS DE TIPORELIGIOSO

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En el siglo dieciocho, en Colombia, María Meneses de Quiñones, que descendía de caciques indígenas de Potosí, solía caminar la distancia de seis millas y un cuarto que separaban su villa de otra llamada Ipiales, ubicado en el Departamento de Nariño en los límites con la frontera del Ecuador. Un día de 1754, cuando ella se acerca-ba al puente encima del río Guáitara, en un sitio de nombre Las Lajas (las piedras planas y lisas), se desató una terrible tor-menta. Muy asustada, la pobre indígena, se refugió en una cueva al lado del camino. Sintiéndose angustiada y sola, comenzó a invocar a Nuestra Señora del Rosario, cuyo patrocinio se había hecho popu-lar en la región gracias a los Dominicos.Entonces, sintió que alguien le tocó la es-palda y la llamó. Ella se volteó, pero no vio nada. Con gran miedo, huyó a Potosí. Días después, María regresó a Ipiales, llevando en la espalda a su hijita Rosa, que era sordomu-da. Cuando llegaron a la cueva del Guáitara, ella se sentó a descansar sobre una piedra. No había terminado de acomodarse, cuan-do la niña se bajó de su espalda y comen-zó a treparse en las piedras de la cueva,

exclamando: "¡Mami! ¡Mami!, ¡Aquí hay una señora blanca con un niño en sus brazos!"

María estaba fuera de sí del espanto, pues era la primera vez que oía a su hija hablar. Y, más aún, no veía por ninguna parte las figu-ras que la niña describía. Muy nerviosa y con temor, colocó a la niña sobre su espalda y se fue para Ipiales. Allí les contó a parientes y amigos lo sucedido, pero nadie le creyó.

Una vez que María arregló sus asuntos en Ipiales, regresó a su casa en Potosí. Cuando llegó al sitio donde se hallaba la cueva, sin vacilar, pasó por el frente de la entrada, y entonces Rosa gritó: "¡Mami! ¡La señora blanca me está llamando!"

María no podía ver nada. Asustada en extremo, se apresuró a llevarse a la niña lejos de allí. Cuando llegó a casa, hizo el relato a sus amistades de lo que le ha-bía pasado. De esta manera, muy pronto la región entera supo del misterio de la cueva, la cual todos conocían, pues que-daba al pie de un camino muy transitado.

LA APARICIoN DE LA VIRGEN DE LAS LAJAS

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Unos días después, Rosa desapareció de su casa. María, angustiadísima, la buscó por todas partes, pero no la halló, hasta que su corazón de madre la hizo caer en la cuenta de que su hija debía haber ido a la cueva, pues a menudo decía que la mujer blanca la llamaba. Así pues, se apresuró a la cueva del Guáitara y se alegró muchísimo de que su corazón de madre no la había engañado. Vio a su hija arrodillada frente a la mujer blanca y jugando, cariñosa y familiarmente, con el niño, el cual había bajado de los brazos de su madre para permitirle a la niña disfrutar su divina y sublime ternura. María cayó de ro-dillas ante este hermoso espectáculo; había visto a la Santísima Virgen por primera vez. Temerosa del menosprecio de sus parien-tes y vecinos, que no le habían creído lo que ya les había contado, María prefirió callar al respecto. Comenzó a frecuen-tar la cueva, y, poco a poco, la llenó de flores silvestres y velas de sebo, que su hija le ayudó a pegar en la vía de piedra.Pasó el tiempo, y el secreto lo sabían sólo María y Rosa, hasta el día en que la niña cayó gravemente enferma y pronto mu-rió. María, muy afligida, decidió llevar el

cuerpo de la niña a los pies de la Seño-ra del Guáitara. Allí le recordó a la Virgen todas las flores y velas que Rosa le solía llevar, y le pidió que le devolviera la vida.

Sintiéndose presionada por la tristeza de las súplicas maternales que no cesaban, la Vir-gen Santísima consiguió de su Divino Hijo el milagro de la resurrección de la pequeña Rosa. Llena de alegría, María se fue a Ipiales. Llegó a las diez de la noche. Les contó a todos sus allegados la maravilla ocurrida. Los que se encontraban ya durmiendo, se levantaron; hicieron que tocaran las cam-panas de la iglesia, y una gran muchedum-bre se reunió frente a la iglesia de la villa. Ya estaba amaneciendo, y todos se dirigie-ron hacia la cueva. Llegaron al rayar el alba.

A las seis de la mañana, se encontraban en Las Lajas. Ya no podía haber duda acerca del milagro; de la cueva brillaban luces extraordinarias. Allí, en la pared de piedra, se hallaba grabada para siempre la imagen de la Santísima Virgen

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LEYENDAS DE TUMACO

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Los campesinos y leñadores que la han visto, dicen que es una señora corpulenta, elegante, vestida de hojas frescas y mus-go verde, con un sombrero alón, cubierto de hojas y plumas verdes. No se le pue-de apreciar el rostro porque la ramazón del sombrero la opacan. Hay mucha gen-te que conoce sus gritos o bramidos en noches oscuras y de tempestad peligrosa.

En el llano limpio y habitado, con caminos frecuentados, nunca la han visto. Vive en sitios enmarañados, con árboles frondo-sos, alejada del ruido de la civilización, y en los bosques cálidos, con, animales dañi-nos. Los campesinos cuentan que cuando la Madremonte se baña en las cabeceras de los ríos, éstos se enturbian, crecen, se desbordan, causan inundaciones, borrascas fuertes, que ocasionan daños espantosos.

Castiga a los que invaden sus terrenos y pe-lean por linderos; a los perjuros, a los perver-sos, a los esposos infieles y a los vagabundos. Maldice con plagas y pústulas los ganados de los propietarios que usurpan terrenos aje-nos o cortan los alambrados de los colindantes.

A los que andan en malos pasos, de pron-to les hace ver una montaña inasequible e impenetrable, o una maraña de juncos o de arbustos difíciles de dar paso, borrán-doles el camino y sintiendo un mareo del que no se despiertan sino después de unas horas, convenciéndose de no haber sido más que una alucinación, una vez que el ca-mino que han trasegado ha sido el mismo.

Quienes la conocen, han oído sus rugi-dos o están convencidos de sus conjuros, siempre que van a emprender la ruta por lugares miedosos o cuajados de fronda, llevan escapularios o medallas benditas, bastón de guayacán o varas de cordon-cillo; deben ir fumando, tabaco y llevar en el bolsillo unas pepas de cabalonga.

LA MADRE MONTE

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El curtido pescador, acompañado de un yerno suyo, pescaba en los esteros de Bo-cagrande. Las estrellas se reflejaban en las aguas y el viento se congraciaba con las copas de manglares, en una noche de luna.Mario Huila se llamaba y, en su vida, el atarraya había sido su eterna compañera. Con cachimba en boca fumaba entreteni-do esperando lanzar su red, mientras su canoa se movía al vaivén de las pequeñas olas fluviales, restos de las que azotaban los manglares, pues estaban dentro de la bocana de uno de los brazos del río Mira.Una luz intermitente que se agrandaba y empequeñecía, a unos 100 metros, llamó su atención. La mancha luminosa se acercó a ellos tan velozmente que no se dieron cuenta cómo, lo que los dejó perplejos.Los pescadores, sobreponiéndose al mie-do, les preguntaron quiénes eran sin obte-ner respuesta alguna. Les pareció que eran como cinco, diez, quién sabe cuántos y sus ojos recorrieron la fila de los fantasmagó-ricos personajes, que sólo los miraban. Si-guieron preguntándoles quiénes eran, has-ta que sintieron que su lengua se les ponía pesada y tiesa como pescado muerto. [...]

LA PATA DE LUZ

"Vete al diablo Pata de Luz, desgraciado pa-riente del Riviel", gritó el viejo Mario, cuya voz se perdió en lo profundo del manglar, obteniendo un eco quejumbroso y dura-dero. Vino luego un silencio, las estrellas volvieron a su sitio y las aguas del estero retornaron a su original tamaño, golpean-do suavemente la embarcación. Había sido la Pata de Luz la que había hecho su apa-rición y que hoy la mayoría de los pesca-dores tumaqueños recuerdan con temor.Dice la leyenda que la Pata de Luz es un esqueleto que lleva una luz de color roja, que a veces se torna verde y navega so-bre dos palos. En algunas ocasiones se presenta como si fueran varias personas. En tierra anda como cualquier cristiano y en el agua navega rápidamente. Muchas ve-ces se le ve caminando por la playa como dando zancos, para recordar que aún está con ellos. Su aparición la hace en Semana Santa, época en que los pescadores nariñen-ses ven pasar cerca o lejos la Pata de Luz.

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LEYENDAS DE RICAURTE

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Asustaniños de los campesinos de Tú-querres, en el sur de Colombia. Ataca el Chutun a los niños que acuden a coger cherches: una suerte de uvas silvestres con cuyo jugo irritante juegan los niños, arrojándoselo a los ojos unos a otros.

El entundado por el Chutun puede lle-gar a morir, y sufre en cualquier caso malamente; cosa que, a fuer de hones-tos, también ocasionalmente acontece a quien, más llanamente, se intoxica en ex-ceso con los muy indigestos cherches..

El Chutun es una especie de enano, de ojos azules, de cabellos rubios, de cara infantil, pero con patas de gallo en lugar de pies humanos. El Chutun aparece en tiempo en que las matas de cherches se agobian con el fruto, y precisamente para cuidar las matas

El que es entundado por el gnomo criollo de la región turrequeña se siente atontado y débil, sufre de alucinaciones y son ne-cesarios para curarle los conjuros de los curanderos de la región. Los médicos nada pueden contra los males de la entundada

del Chutun; solamente los curanderos lo-gran curar el mal, y así, con frecuencia, se ve a éstos aplicando sus exorcismos y un-turas y bebedizos a los enfermos víctimas de la entundada del niño patas de gallo.

Se dice al Chutun hijo del mismo Dia-blo. Así lo asegura al menos el can-to, citado por, con el que las curande-ras ensalman a los por él entundados: El Chutun hijo es del diablo y la bruja de Sapuyes; quien su entunde cu-rar quiera sóbese sangre de cuyes

Para el mejor entendimiento del encan-to, conviene saber que el cuy es otro nombre del curí o conejillo de indias, abundante en Túquerres; la curandera moja sus manos en sangre de cuy, y soba con ellas la barriga del niño entundado.

EL CHUTUN

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LEYENDAS DE GUITARILLA

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Dícese que por los años 15 a 30 del siglo pasado (1900) no se abrían carreteras ve-hiculares pero estaba proyectada la vía Pas-to, Túquerres, El diviso, Barbacoas, e cuya obra trabajaron muchos ingenieros y obre-ros de todas partes del país y de Nariño.

Don SALOMON SOLARTE, viejo pobla-dor de Guaitarilla, carreteriano en prin-cipio, sobrestante después, del Ministerio de Obras Públicas; cuenta que "perdió un ojo" porque en esta época dura y trágica, a los campamentos llegaba en medio del croar de grandes sapos y ranas, aullidos de animales y graznidos de aves LA VIEJA DEL MONTE. Que en su modo de descripción la presenta como una mujer bestial de lar-go cabello como si fueran crines, ojos sal-tones, cejas pronunciadas, boca y quijada sobresalientes y mentones y mejillas con un sin número de arrugas, flaca hasta el ex-tremo y su "tetas" largas y desproporciona-das, que para facilitar su movimiento echa-ba sobre los hombros sin mayor escrúpulo.

Entre dormido y despierto al ver dicho fe-nómeno infernal asomarse, CUENTA DON

LA VIEJA DEL MONTE:

Salomón, que salió huyendo al monte, con tan mala suerte que cayó en un zanjón donde un palo pincho su pupila. Incidente que lo llevó a obtener una pensión vitalicia, de la que se mantuvo adquiriendo un casa muy bonita en la salida a Ancuya y otra en la capital, donde vivió hasta sus últimos días; Pensión otorgada con muchas dificultades pues no se le consideraba un accidente de trabajo y su historia una falaz mentira.

Llegaba LA VIEJA DEL MONTE, dice don Salomón, muy de noche al campamento, al encontrar a los carreterianos dormi-dos con cierto sigilo se acercaba a uno de ellos, al mas gordito y se le recostada encima, sobre su cuerpo, cortándole la respiración y una vez dominado, estira-ba su hocico y con su lengua puntiaguda perforaba su pecho llegando al corazón y Chupaba su sangre, hasta dejarlo muerto.Otros carreterianos compañeros del viejo cuentero, como pachito el "Norca" Portilla, confirmaron los hechos y dice que "la vie-ja atacaba también en La Guayacana, La Espriella y Candelillas, indicando que mu-chos obreros perdieron sus piernas por

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fracturas al salir huyendo del espanto y caer entre abismos quedando inválidos o muertos o ahogados entre caños apesta-dos de caimanes o devorados por las boas. Nos inventamos entonces dejar un centi-nela que esté asechando a la vieja y avise con tiempo para huir en caso de su ataque.

En su histeria colectiva cuenta don "pa-cho, descubrimos que dejando una lám-para de querosén encendida se ahuyenta-ba la maligna. La allegada de la petromax fue una bendición, pues con su luz fuer-te y blanca se salvaron muchas vidas pues la vieja no atacaba donde veía luz.

Un colega Tuquerreño, del barrio la re-construcción que trabajo con los anterio-res dice que "La vio morir chamuscada, cuando trepada en gran árbol la pillaron los obreros, quienes de una y sin pensar-lo, rociaron de querosén los matorrales del entorno y prendieron candela al lugar formándose una inmensa hoguera donde por ser de día e encandilada LA VIEJA DEL MONTE, no pudo huir del fuego y solo se escucharon sus quejidos y lamen-

tos, maldiciones y gritos desespera-dos de una agonía que nunca se soñó.

Se dice que los carreterianos invocaron como su protectora a la virgen de Ato-cha, a la vez matrona de los mineros que intercede y los protege y que en todo caso de abrir carreteras o caminos vere-dales es mejor llevar un escapulario pues no se sabe si la vieja realmente murió en aquella hoguera o por sus poderes extraños cambió su cuerpo en figuras indescripti-bles que danzaron como humanas figuras ya de azul, ya de rojo o de amarillo o de negro humo como la describen otros pa-rroquianos que la vieron en Piedrancha y Altaquer, indicando que solo se transfor-mó en otro espanto del que piden a Dios no los deje mas volverse a encontrar.Entre la maraña espesa que bordea el pe-ñasco del rio Guaitara, entre los poblados de Bombona, el Yunguita, Ales y El Cid, no se deja de respirar el olor a tierra fresca y flores nativas, se oye el zumbido de los abejones, el croar de los sapos y el rechi-nar de los árboles.

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No es menos cierto que se evidencia un ventarrón muy gélido, que por esos pa-rajes se siente y sabe el vecindario que cuando la borrasca se siente un extraño personaje de las noches oscuras llega; di-cen los aldeanos que la han visto que es LA BRUJA DE LA BANDERA NEGRA.

Sale a ondear y flamear su bandera, es entonces cuando el viento se pone ace-lerado y ruge sin cesar, tan fuerte como un ciclón que arrasa los techos de las casas pajizas, el mayor temor es que los encuentre dormidos porque con fiere-za empuja las puertas como queriendo entrar y se afirma se ha llevado a algu-nos. La gente asustada se levanta a rezar.

Cuentan los caminantes que han llega-do a la región en horas muy avanzadas de la noche, que es una mujer de mu-chos años, muy flaca pero ágil para vo-lar de un lado a otro con su bandera al hombro, de ropas lleva puesto un follado negro, alpargatas puntiagudas de man-ta y con un sombrerón cubre su cabeza.

La época preferida para salir a asustar la gente es el mes de agosto, aprovecha la ventisca y se asoma por trapiches y campa-mentos de obreros para descansar, más que cuando su bandera negra toca los techos de las casas estas se derrumban fácilmente.

En El Cid, Los conocedores saben cuan-do se va a asomar la bruja, para evitarla ponen es sus mesas de la casa las tijeras en forma de cruz así no llega por esos la-res. Los que la han visto de cerca dicen que se parece AL MISMISIMO DIABLO.

LA BRUJA DE LA BANDERA NEGRA

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En tiempos no muy remotos las gentes de la región creían que extraños dio-ses gobernaban el universo, mas cuando la tradición de los abuelos enseña es-tas historias con las recomendaciones de lo que debían hacer para adorar a las divinidades, es toda una "religión" o ido-latría; el culto es indispensable hacerlo para recibir bendiciones y favores de lo contrario los dioses se enfurecían y man-daban castigos insospechados a la gente.La tribu de los CHAU CHAU, indios de Chauchá en Guaitarilla, se dedicó a la ba-canería, celebraron con chicha sus guerre-ras acciones. Pasó entonces, un ave negra el ave agorera que anuncia los tormentos sembrando el terror entre los poblado-res. Al poco tiempo los días se volvieron cortos, se oscurecía muy temprano, los árboles se quedaron adormecidos y los pájaros no volvieron a trinar, todo parecía haber quedado en un aletargado sueño, elgaleras exhalaba humo y se sintió temblar la tierra.Los temblores dejaron solo ruinas en-tre las gentes, la fumarola del volcán se elevó hasta el infinito como un gigan-

te amenazador. De sus vidas … no se supo y los que sobrevivieron recorda-ron el cueto de que "por infieles el gale-ras se ponía bravo" y pidieron perdón.

El Volcán es su dios y tenían que agradarlo y recordaron que debían ofrendarle un GUA-GUA AUCA, es decir un niño recién naci-do y sin bautismo, el que debían botar vivo por su cráter para que este se apaciguara.Partieron de Chaucha, los mayores con varios guaguas entre brazos, llegaron al Guaitara, subieron el Cariaco, llegaron al GALERAS, arrojaron a sus hijos al fondo del volcán al darle sus ofrendas y como por encanto este se dejó de rugir y de temblar, se calmó porque los indios vol-vieron a creer en él , desde ese enton-ces El Galeras no ha vuelto a molestar.

Los que han subido al volcán dicen que han escuchado los llantos de los niños que están en su interior, como en un pur-gatorio, estas almas infieles padecen sin piedad un tormento sin igual para que los pueblerinos vivan mas tranquilos y felices.

EL GUAGUA AUCA

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En esta región poblada por los Guitaros, familia de los cencas, vivieron algunas no muy ricas y pudientes, pero fieles a su tra-dición cumplieron con visitar a calimas y quimbayas y de estos aprendieron a amasar el oro que moldeaba con habilidad asom-brosa y elaboraron sus joyas y colares.

Estos trashumantes recorrieron mi-les de kilómetros y mercadearon con los incas de Perú y Bolivia, y conocie-ron de la magia algunos secretos como transformar el oro en tierra bruta.Cuentan que a la llegada de "Los blancos" creyéronlos sus dioses los consintieron y alabaron, pero con los años se dieron cuen-ta que no eran sino bandidos explotado-res y que les quitaban sus riquezas por lo cual decidieron enguacar sus fortunas que no eran para hombres sino para sus dio-ses y con su magia convirtieron inmensas cantidades de oro en montañas del Azuay.

Otros aterrorizados indios prefirieron que sus hijos los enterraran vivos con todos sus bienes y fortunas, o encaletaban bajo tierra y piedra en zurrones de cuero sus tesoros.

EL FRAYLE DE LAS GUACAS

Como venganza contra los ambiciosos blancos que buscaron sin suerte los en-tierros, los indios dejaron un mago cuida-dor, que protegía la cuaca y evitaba como un espanto, la sacasen si la encontraban.

Con el paso de los siglos los cuentos se vuelven historias, muchos aventureros se dedican en la noche de la Santa Cruz, del tres de mayo, a "GUAQUIAR", es decir a excavar en sitios que por cuentos se di-cen que fueron urnas funerarias de los in-dios en busca de sus tesoros escondidos.

Los más conocedores del arte de la GUA-QUERIA, lo hacen con barras de azogue que obran como imanes e indican el lugar, no con mucha precisión, otros lo hacen porque dicen haber visto entre la tierra ar-der de azul el suelo y esto es señal de una guaca, otros saben por referencia los luga-res que en forma de pequeños promon-torios sospechosos son lugares de entie-rro de guacas y allí hacen las excavaciones.

Cuenta don JOSE LEYTON, que la lomita, punto de Guaitarilla, cerca al pueblo, fue

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con sus amigos a guaquear, con tan mala fortuna que se les apareció el fraile, vie-jo cura español al que los indios conde-naron a cuidar la guaca por su desmedi-da ambición, este fraile levantó del hueco su cadavérica figura, hábito derruido y de con sus manos huesudas levantó un rejo y les castigó hasta dejar desmayados.

Otros guaqueros dicen que deben ir bien preparados con agua bendita y escapula-rio para protegerse del espanto, otros ar-gumentan que es bueno llevarse "una de aguardiente" para no ver las brujerías de los indios y contar con suerte; No hablar es re-gla de oro porque si cruzan conversación se oye un rugido, se mueve la tierra y la guaca se les va y no la encuentran para siempre.

Los mas experimentados han logrado sa-car GUACAS, llenas de fortuna, estatuillas, medallones y collares, bolitas y sapitos y variadas figuritas de oro. Otros muy de buenas sin ser guaqueros se han encontra-do de casualidad con la suerte y se sacan la guaca de la manera más insospechada posible. En el patio de una casa en ahuma-

da, al caer de raíz un viejo y moribundo árbol, un humilde campesino ve que en-tre la terramenta de la raíz yace agarrada una olleta, que al tenerla entre sus manos descubre su pequeño pero valioso te-soro que lo saca de la pobreza, otro en-contró la fortuna al tumbar las tapias de una vieja casona donde se había ocultado un zurrón con monedas de oro y plata.

La manera más fácil de encontrarse la GUACA, es que si Ud. Es de buenas se le aparezca en sueños el indio que "encan-tó" la guaca y le diga donde está el entie-rro codiciado, siga las instrucciones dadas porque Ud. Es un afortunado, Sin embargo estas son casualidades y lo tradicional es irse de aventura por los campos y exca-var los entierros más por demostrar la valentía de enfrentarse al miedo de ver el fraile cuidandero que por encontrar quizás tal guaca que no será sino hueco.

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¡MUCHAS GRACIAS!...A todas las personas que contaron sus leyendas, a los dueños de los sitios web de donde fueron tomados estos relatos y a los due-

ños de las imágenes usadas en esta cartilla.

NORANY JOJOAProducciòn Multimedia

SENA - NARIÑO

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