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  • MITOS, LEYENDAS Y CUENTOS PERUANOS

    Edicin de Jos Mara Arguedas

    y Francisco Izquierdo Ros

    Biblioteca de Cuentos Populares

  • ndice

    Nota a esta edicin Sybila Arredondo de Arguedas 13

    Mitos, leyendas y cuentos peruanos

    Algunas consideraciones acerca del contenido y la finalidad de este libro Jos Mara Arguedas 17

    Costa

    Leyendas El mdano Blanco (Piura) 27La playa de Yasila (Piura) 28El pueblo de Narihual (Piura) 29La barquita misteriosa (Piura) 30El cerro de la Vieja y el Viejo (Lambayeque) 31El cerro de la Campana (La Libertad) 31El cerro de Pitura (La Libertad) 33Las linternas (La Libertad) 33La fiesta de los negros (Callao) 34Las islas de Pachacamac (Lima) 34La laguna encantada (Lima) 35

  • El cerro encantado (Lima) 36El Pjaro Malo (Lima) 36El cerro Hueco (Lima) 36El pozo de La Calzada (Lima) 37La laguna misteriosa (Lima) 38El pozo encantado (Lima) 38La Huega (Ica) 39La pampa del Indio Viejo (Arequipa) 39El cura sin cabeza (Arequipa) 40

    Sierra

    MitosOrigen de la palabra wanka (Junn) 43La aparicin de los seres humanos sobre la Tierra (Junn) 44

    LeyendasEl fretro ambulante (Puno) 45El hombre dormido (Arequipa) 46La campana Mara Angola del Cuzco (Cuzco) 46Pitusira (Cuzco) 47El ciego (Ayacucho) 48Huatuscalla y Ccaser (Ayacucho) 48Ayahuarco (Ayacucho) 49El cerro encantado (Ayacucho) 50El toro encantado (Ayacucho) 51Yanacocha (Ayacucho) 51El Amaru (Ayacucho) 52El cerro de Oyocco (Huancavelica) 54Del pueblo Pillao (Pasco) 55Los tres toros (Pasco) 56Los baos de Piquilhuanca (Pasco) 59Atoghuarco (Pasco) 60El can de Atoghuarco (Pasco) 61El sapo de piedra (Pasco) 61El Seor de Chacos (Pasco) 62Mama Galla (Lima) 63La laguna de las campanas encantadas (Lima) 64

  • La acequia encantada (Lima) 65La laguna de Len Cocha (Lima) 66Los viajeros pachangarinos (Lima) 66El nio encantado (Lima) 67El recibimiento de la Virgen (Ancash) 68Una ciudad de enanos (Ancash) 68El castigo de una madre (Ancash) 69El Achique (Ancash) 70De la laguna de Cojup (Ancash) 72San Isidro y santa Ana (Ancash) 73La piedra que cura el mal de corazn (Ancash) 74La mesa del inca (Ancash) 74El indio de Atun-Irca (Ancash) 76El Seor de Marcabalito (La Libertad) 77Santiago de Chuco y el apstol (La Libertad) 77La laguna de Schururo (Cajamarca) 78La pampa de la Culebra (Cajamarca) 79El cura encantado (Cajamarca) 79La ciudad destruida (Cajamarca) 80Santa Luca (Amazonas) 80La mujer encantada (Amazonas) 82Origen de la laguna de Pomacochas (Amazonas) 83La destruccin del pueblo de Tiapollo (Amazonas) 85La Piedra Jayac (Amazonas) 86La piedra de Yacu-Pachac (Amazonas) 87Las minas de Cullqui-Yacu (Amazonas) 87La laguna de Shuc (Amazonas) 88El encanto de Campana-Urco (Amazonas) 88La laguna de Puca-Cucha (Amazonas) 89El hueco de Carrera (Amazonas) 89

    CuentosLos pishtacos (Lima) 91Los huasca sua (Pasto) 93El Aya Uma (Cajamarca) 94La mona (Cajamarca) 94La sirena (Amazonas) 95Las duendes (Amazonas) 96

    Dionisio Ocmata y la duende 96

  • El campisto y el ngel Cado 97El nio y la duende 98

    La lorera desaparecida (Amazonas) 99Las brujas (Amazonas) 100

    Selva

    Leyendas El santo Cristo de Bagazn (San Martn) 103La Madre de la viruela (San Martn) 104La vaca que arrojaba fuego (San Martn) 105El pueblo de Huasta (San Martn) 106El Ayamaman (San Martn) 107La ciudad encantada (San Martn) 109Curi-Yacu (San Martn) 110La mina de sal (San Martn) 111Ciuca-Cachi (San Martn) 112Cachihuausca (Loreto) 113Padrecocha (Loreto) 113El paucar (Loreto) 114El caballito del diablo o chinchilejo (Loreto) 115La pinsha (Loreto) 116El huancahui (Loreto) 117La garza blanca (Loreto) 117

    CuentosLas beatas (San Martn) 119El rbol que quema (San Martn) 120El ayapullitu (San Martn) 120El milagro de los carnavales (San Martn) 121El puma y el zorro (San Martn) 122La Lamparilla (San Martn) 122El indio Francisco (San Martn) 123La carachupita shitarera (San Martn) 125La burra y el toro (San Martn) 126El cazador y el Chullachaqui (San Martn) 127El Chullachaqui (San Martn) 128Los chanchitos (Loreto) 128

  • El Chullachaqui (Loreto) 129La madre de la catahua (Loreto) 130La maquisapa y el aguacero (Loreto) 130El curumaman (Loreto) 131El Sacha Runa (Loreto) 131Un sitio pesado (Loreto) 132El rbol brujo (Loreto) 133El yanapuma (Loreto) 133El Yacuruna (Loreto) 134La capirona (Loreto) 135

    Notas 137 Fuentes 151

  • Con la lectura de este libro podrn conocer algo ms sobre la pre-sencia de seres que han habitado en el Per y se han transmitido en historias; en l se cuenta de alguna manera tambin la historia de amor y respeto que implica escuchar lo que se cuenta, recibir el sentido de la palabra de los que cuentan, la palabra de la gente de las diversas regio-nes y pocas de un pas, del Per.

    Arguedas deca que los peruanos tenan tienen unos diez mil aos de desarrollo social y la finalidad de las investigaciones arqueo-lgicas o etnolgicas es obtener y aportar datos que nos ayuden a trazar el recorrido por el que discurri la ciencia social, porque, aunque en la poca contempornea, el mundo se ha vuelto ms pequeo, la ciencia social se nos presenta ms inasible, enorme en su complejidad y en la riqueza de la sabidura de sus pueblos, con sus tierras amadas a veces expoliadas. As, leemos el pasado para comprender mejor el presente y visualizar la construccin de lo nuevo, lo que permanece de la eterna lucha entre lo viejo y lo nuevo.

    Cuando leemos el artculo de Arguedas Qu es el folklore?, pu-blicado en la revista limea Cultura y Pueblo en 1964, entendemos que se inventa un relato para recrear el espritu de sus oyentes, para ilus-trarlos, para exaltar lo bueno y lo bello, para afirmar las reglas o valo-res morales que rigen la conducta de sus grupos sociales, para infundir temor a los castigos que sufren quienes infringen esas reglas, para ex-plicar el origen de las cosas, para describir las injusticias y demostrar que ellas no quedan impunes, para cimentar en el alma del ser humano la esperanza, para exaltar la imaginacin, la fantasa de los oyentes; en fin, para describir el mundo terreno, celeste o social. El mismo objetivo tiene la literatura escrita.

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    Nota a esta edicin

  • Este libro, publicado originalmente en 1947, es el germen de algo con lo que Arguedas so como etnlogo, escritor y artista hasta sus l-timos das: una recopilacin de literatura oral amplia, intensiva, nunca completa por abundante, y plena de la expresin del espritu de los pue-blos que componen esa nacin en formacin como dira Marite-gui llamada Per. En este libro ...cualquier lector puede encontrar en los cuentos leyendas y mitos la imagen total de un pueblo.

    Presentamos los textos siguientes para mostrar cmo la investiga-cin cientfica, antropolgica y etnolgica aporta conocimiento para comprender el pasado, el presente y para construir el futuro. Adems, nos muestran tambin cmo cambia el alma de los hombres y dioses a travs del tiempo, a travs de la historia, igual que cambia el arte y hasta la geografa de este planeta.

    Sybila Arredondo de ArguedasArdche, 10 de julio de 2008

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  • El hecho de que la poblacin nativa del Per no fuera aniquilada por los conquistadores espaoles, ni fuera frreamente aislada, como los grupos indios de los Estados Unidos de Norteamrica, tuvo consecuen-cias de importancia decisiva para el proceso de la cultura en el Per. Al mismo tiempo que los recientes estudios etnolgicos revelan que la cul-tura india ha conservado en nuestro pas una integridad mucho mayor de lo que generalmente se supona, se reafirma con pruebas cada vez ms abundantes la existencia de un proceso de fusin entre la cultura invasora y la nativa, aunque este proceso slo afecte de manera intensa a las capas sociales intermedias de los valles costeos y de la regin andina; pues, en las poblaciones nativas alejadas an de los importantes centros comerciales y de activo intercambio, tal proceso se realiza con un ritmo lento; constituyendo el polo opuesto las clases elevadas de las ciudades, clases que tradicionalmente han cultivado la pureza occiden-tal de sus costumbres y cultura.

    Apenas ha empezado en el Per la investigacin cientfica de nuestra realidad etnolgica. Las conclusiones deducidas del estudio paciente y sistemtico de culturas nativas americanas, especialmente de las mexi-canas y norteamericanas, han dado una gran luz para la investigacin de la compleja estructura etnolgica de nuestro pas. El conocimiento elemental de las conclusiones de la antropologa moderna acerca de la naturaleza de las culturas, de los fenmenos de difusin e integracin, as como el nuevo concepto que se tiene sobre los lmites de la relacin que existe entre la raza y la cultura, son suficientes para comprender en su subyugante vastedad y profundidad el problema de nuestra realidad cultural. Ella, a causa de la tardanza, ser estudiada sin embargo con el

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    Algunas consideraciones acerca del contenido y la finalidad de este libro

  • auxilio importantsimo del mayor desarrollo que en los ltimos tiempos han adquirido todas las ciencias antropolgicas.

    El folklore proporciona elementos sustanciales para el estudio de las culturas; tales datos son an de mayor significacin cuando se trata de investigar el especial proceso de evolucin que han seguido culturas de muy diversa naturaleza que, como en el caso del Per, han sido obli-gadas por hechos histricos a vivir en el mismo medio geogrfico y a entrar, por tanto, en un perodo de mutua y poderosa accin difusora, tanto ms intensa cuanto que ambas culturas haban llegado, cuando se encontraron, a un alto grado de integracin; de tal manera que al mismo tiempo que ambas tenan una extraordinaria vitalidad y poder para conservar sus caracteres, esta misma vitalidad les impela a influir la una sobre la otra.

    Pero los estudios acerca del folklore estn en nuestro pas en un grado an mayor de incipiencia e ineficacia que las dems ciencias sociales. Y en el caso del folklore, esta ineficacia aparece agravada por una fron-dosa literatura, cultivada en toda clase de publicaciones de las provin-cias y de la capital. Esta inmensa e intil literatura prolifera, cada vez con mayor fecundidad, a causa del equivocado concepto que se tiene acerca del folklore y de la peligrosa y tenaz conviccin que ha sido di-fundida en el sentido de que los temas folklricos pueden ser y deben ser aprovechados para la composicin literaria; pues, de este modo, tales composiciones tienen, adems de valor artstico, inters cientfico y, por aadidura, valor nacionalista. Y en realidad, el resultado es que la casi totalidad de esa literatura no tiene realmente valor de ninguna especie; pues el valor cientfico del dato folklrico es totalmente destruido por la ftil y negativa recreacin personal de los autores.

    El caudal del folklore en el Per es excepcionalmente vasto y pro-fundo a causa de las especiales circunstancias en que se ha desarro-llado nuestro proceso cultural. Una sistemtica y objetiva recoleccin del folklore en el Per ofrecer elementos absolutamente necesarios para toda clase de estudios de carcter antropolgico en nuestro pas; pues, si existen principios generales que orientarn acertadamente esta clase de estudios en el Per, faltan casi por entero los datos directos, caractersticos, acerca de la naturaleza de los diversos grupos sociales que forman la poblacin de nuestro complejo pas. Y tales datos, que constituyen en gran parte la materia del folklore, deben ser registrados con la ms completa objetividad a causa de la importancia de su sig-nificacin. Especialmente con respecto a la investigacin de las singu-

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  • lares formas de incorporacin, retraduccin y asimilacin recproca de elementos culturales indio y occidental, el folklore puede ofrecer datos concluyentes. Y el estudio de estas formas y de su trayectoria contri-buir, en mucho, al esclarecimiento de la influencia que estos hechos tienen y tendrn en la direccin particular que, a partir de la iniciacin del encuentro de los pueblos indio y europeo, ha tomado la cultura en los diferentes grupos y capas sociales del Per actual.

    La Seccin de Folklore y Artes Populares de la Direccin de Edu-cacin Artstica del Ministerio de Educacin fue creada con el objeto de que contribuyera a orientar la investigacin cientfica del folklore y aprovechara la valiosa colaboracin de los maestros para la importante labor de recopilar objetivamente el material folklrico. Luego de una previa tarea de divulgacin, por todos los medios utilizables, se dis-tribuy entre los maestros y profesores de la Repblica un minucioso cuestionario. Se tena la ms completa confianza en el entusiasmo y la capacidad de los maestros; en especial de los maestros primarios. En la actualidad casi no existe aldea sin maestro de escuela en nuestro pas. Los pequeos villorrios de los valles de la costa y las comunidades y ayllus indios de las regiones ms inhospitalarias y silenciosas de la re-gin andina estn animados por la actividad y la presencia de un maes-tro. Nos dirigimos con mucha fe a nuestros colegas, pues por medio de la minuciosa red que forman en todo el pas sabamos que era posible conseguir datos absolutamente originales y puros de todas las especies del material folklrico en sus diversos y complejos matices. Las res-puestas al cuestionario propuesto fueron llegando en forma abundante y continua; y por el volumen que ellas tenan comprendimos que el cuestionario fue demasiado exigente y demasiado amplio. Y como era necesario divulgar algo de este importante material escogimos el as-pecto que presentara mayor unidad a pesar de su deficiencia, pues to-dos los datos enviados resultaban siempre extremadamente deficientes en relacin con el inmenso caudal que tienen en el pas. Por otra parte, a causa de la especificacin del presupuesto slo era posible editar, con el material folklrico, un libro de naturaleza escolar. Tales limitacio-nes determinaron la publicacin de una seleccin de mitos, leyendas y cuentos.

    Pero si la naturaleza escolar del volumen exclua por s misma una serie de relatos de gran importancia documental, nos daba en cambio la oportunidad de realizar un doble ideal pedaggico: editar un libro

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  • escrito por maestros y alumnos, valioso no slo como excelente medio de trabajo escolar, sino como modelo para la recopilacin folklrica, aparte de su propia importancia cientfica y literaria.

    Con muy pocas excepciones, los maestros han escrito los relatos y la descripcin de otros asuntos folklricos en un lenguaje directo y con-creto; la mayora por su propia conviccin y los otros porque compren-dieron en forma justa las recomendaciones hechas. La forma sinttica y clara de sus informaciones y relatos, con expresa cita de las fuentes, dan la evidencia de su seriedad e imparcialidad. La esplendente belleza de la mayora de los relatos es fruto directo de la creacin popular, conservada con extraordinaria pureza por la amorosa y verdaderamente admirable objetividad de los maestros y alumnos que los recogieron.

    Creemos que la clasificacin adoptada para la edicin de los rela-tos es justa, si se tiene en cuenta la cortedad del material y el carcter escolar del presente volumen. La divisin del pas en Costa, Sierra y Selva corresponde no slo a la realidad geogrfica, sino a la particular realidad cultural del pas, la cual ha sido en gran parte condicionada por la geografa. Hasta la apertura de las grandes carreteras y su intenso trfico actual, la geografa fsica determin frreamente, como un fac-tor principal, el proceso de la cultura, la asimilacin de los caracteres de la cultura occidental por los diferentes grupos humanos del Per. El proceso era diferente en ritmo y naturaleza en la Costa, en la Sierra y en la Selva. La orografa del Per con su prodigiosa altura y sus extrema-dos accidentes, invencibles hasta la aparicin de la industria moderna tan lentamente importada, pesaban de manera fatal en la evolucin de todos los pueblos. La Costa fue rpidamente dominada por los occiden-tales; y aunque bajo el imperio del castellano, y la total dominacin econmica de los descendientes de espaoles y extranjeros, los campe-sinos seguan guardando una fidelidad indestructible a muchos carac-teres fundamentales de la cultura antigua, estos campesinos se hicieron asimismo ms dctiles en su trato con los hombres extranjeros y su cultura. Es claro que tal ductilidad era determinada adems por causas de orden histrico, pues los pueblos costeos haban sido conquistados por los quechuas y sus originales culturas haban padecido la invasin y la imposicin quechua.

    En la Sierra, como hemos observado al comienzo de esta introduc-cin, la cultura india ofreci una resistencia verdaderamente irreducti-ble, y vencedora en muchos conflictos profundos. El poder aislador de

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  • las montaas fue un aliado de la cultura nativa, pues retardaba el ritmo de penetracin occidental, auxiliando a la retraduccin de los caracte-res culturales europeos impuestos con mayor violencia por la invasin: tal, por ejemplo, el caso de la religin y de la infinita serie de complejos culturales que tienen su fundamento y eje en la religin y sus prcticas externas.

    El caso de la Selva es igualmente distinto y caracterstico. Es sabido cmo los incas no pudieron penetrar a la selva; hicieron llegar su in-fluencia nicamente a los valles clidos, tras los Andes, a la regin que de manera popular se denomina hoy cabecera de montaa; de estos valles hacia lo hondo de la selva el quechua lleg en forma in-directa. La conquista de la selva fue empresa moderna, todava incon-clusa. Sin embargo el folklore de la Selva es muy vasto, especialmente maravilloso y de toda originalidad, a pesar de que su material es abun-dantemente venido de fuera. A travs de las leyendas y cuentos de la selva y de los valles trasandinos que publicamos en este volumen es po-sible identificar la composicin humana de la actual poblacin de nues-tra Selva y su originalsima formacin y estado cultural. El brujo es un personaje principal de los cuentos y leyendas; pero al mismo tiempo que se describe con notable respeto las prcticas de magia y brujera, se muestra a la madre de los lagos, de los ros, rboles y animales de la selva, y de los productos minerales, con patetismo subyugante, con tal violencia, que el oyente o lector logra alcanzar una especie de pro-funda y onrica comunin con la naturaleza, hasta el punto de sentirse contaminado con sus orgenes y su levadura; y junto a estas formas de expresin del ms primitivo dionisianismo se encuentran leyendas de sirenas y ninfas y de personajes con nombres propios, de historia re-ciente, cuyos parientes y amigos an viven; y jocosos y amenos relatos de pura finalidad recreativa. Pero en este vasto mundo de lo maravi-lloso es posible orientarse y reconocer, con mayores probabilidades de certeza que en la compleja materia del folklore andino, lo antiguo y lo reciente; el cuento de origen selvtico puro; el cuento o la leyenda de origen quechua antiguo que ha sido guardado con singular pureza, y los de invencin moderna, aquellos que son la expresin de la imagen y la concepcin que los nuevos colonizadores tienen de la Selva, de esta prodigiosa y realmente salvaje regin que retiene con extraa tenacidad a los inmigrantes.

    Entre los modernos colonizadores de la Selva una notable propor-cin est formada por indios y mestizos de habla quechua; stos han

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  • llevado nuevamente la lengua inca hacia la selva, revitalizando los res-tos dejados por los nativos que huyeron ante la persecucin de los es-paoles y de los propios emperadores peruanos, cuando masas indias fueron perseguidas en la antigedad como rebeldes o fueron lanzados a la frontera a manera de castigo. Los grupos de mestizos e indios moder-nos de habla quechua han sido portadores de la cultura andina actual, en su grado de reajuste y de integracin. Y como ellos y los indios sel-vticos nativos constituyen casi por entero la poblacin trabajadora de la Selva, el bajo pueblo, han sido asimismo ellos estos dos grupos hu-manos principales creadores del folklore selvtico, pues son los prac-ticantes, los individuos de la cultura cuyo fruto es, en parte, los cuentos y leyendas que aparecen en este volumen.

    Las proposiciones adelantadas en estas lneas con respecto al fo-lklore de la Selva pueden tener una limitada confirmacin en el pre-sente volumen, pero sern materia de estudio por parte de la Seccin de Folklore, pues los datos enviados por los maestros permiten la organi-zacin de un plan de trabajo con respecto a tan importante asunto.

    A pesar de su mayor nmero, los mitos, leyendas y cuentos andinos que aparecen en este volumen son proporcionalmente de menor signi-ficacin, tanto por la vastedad del folklore andino, incomparablemente mayor que el de las otras dos regiones, como por la complejidad igual-mente ms profunda e ilimitada en formas y materias. Sin embargo, pese a su evidente pequeez, los 65 relatos anotados que publicamos constituyen una coleccin valiosa en cuanto ofrece datos importantes acerca de los diversos campos de estudio, no slo del Folklore como ciencia, sino de las otras ciencias afines y ms vastas como la Antropo-loga y la Etnologa.

    Toda la coleccin de leyendas de la Costa que contiene el presente libro ha sido recogida por alumnas del Colegio Nacional Miguel Grau, de Magdalena Nueva, y del Colegio Particular de Nuestra Seora de Lourdes, de Piura. El Colegio Miguel Grau ha sido destinado por el Gobierno para las becarias de provincias; debido a ese privilegio su internado est integrado en un noventa por ciento por estudiantes pro-vincianas de las tres regiones. La inteligencia de su directora y de la profesora de Historia de la Cultura hicieron posible el valioso aprove-chamiento de esta circunstancia para realizar una coleccin importante del folklore literario del pas, coleccin que fue seleccionada por la Seccin de Folklore. La coleccin de leyendas de la Costa recogida por las jvenes alumnas de los dos colegios mencionados es singularmente

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  • valiosa, pues en tanto que la atencin de los folkloristas y recopila-dores ha estado siempre dirigida a la Sierra y a la Selva, la regin de la Costa ha sido muy poco estudiada; la conviccin que se tena de que las poblaciones de la Costa estaban vacas de tradiciones retard la investigacin folklrica de esta regin. El libro Moche de Arturo Jim-nez Borja tiene en ese sentido una especial importancia, porque abri luminosamente la perspectiva de la riqueza folklrica de la Costa. La coleccin que se ofrece en el presente volumen es valiosa, a pesar de su cortedad, porque muestra con elocuencia la composicin general de la tradicin costea, ms simple y elemental que la de las regiones in-teriores del Per. Las muestras que contienen complejos culturales son, sin embargo, accesibles a la interpretacin y anlisis, tales como los que plantean las leyendas tituladas La barquita misteriosa, El cerro de la Campana, El cerro Hueco y El pozo de La Calzada, junto a las cuales aparecen leyendas antiguas guardadas con insospechada pureza y otras leyendas muy simples e ingenuas.

    Parte del material de este libro procede de fuentes relativamente indirectas. Las estudiantes del Colegio Miguel Grau han escrito los cuentos y leyendas de sus pueblos de origen, tal como los recuerdan; los maestros primarios y las estudiantes del Colegio Nuestra Seora de Lourdes citan la fuente originaria. Sin embargo, el lenguaje en que estn escritos los relatos de las estudiantes del Colegio Miguel Grau demuestra que no ha habido exceso de recreacin de parte de las j-venes alumnas, quienes, de acuerdo con las instrucciones impartidas, respetaron hasta donde es posible la pureza original de los relatos. No obstante, esa parte del material de nuestro libro puede despertar las m-nimas sospechas que se tienen ante una recopilacin indirecta, aunque, como en el presente caso, las garantas sean bastante slidas. Asimismo debemos hacer constar que los relatos escritos por alumnas han sufrido las necesarias correcciones gramaticales, pero tales correcciones se han hecho con el ms estricto respeto del estilo de cada alumna como po-dr notarse fcilmente en la lectura. El texto de la colaboracin de los maestros fue objeto de mnimas correcciones.

    Mediante las anotaciones hemos hecho resaltar la importancia do-cumental de algunos relatos, estableciendo correlaciones, ofreciendo antecedentes histricos o datos sociolgicos aclaratorios, traduciendo nombres y frases quechuas y esclareciendo los datos geogrficos regio-nales. Todo esto en la medida en que era necesario sustentar el inters

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  • cientfico de este libro sin perturbar con exceso su carcter escolar y pedaggico.

    Es necesario advertir, adems, que cuando la seleccin ya haba sido hecha y el libro estaba en prensa, lleg una abundante colaboracin en-viada por maestros. No se pudo tomar en cuenta esa colaboracin llegada a ltima hora para el presente volumen, pero ser valiosamente aprove-chada en las siguientes publicaciones de la Seccin.

    No hemos recibido colaboracin alguna de los colegios nacionales de varones de la Repblica.

    Ha sido posible editar, de esta suerte, un libro de procedencia escolar que podr convertirse en un buen instrumento para la educacin, pues aparte de servir como medio de enseanza de la lectura, puede emplear se para despertar entre los estudiantes elevadas inquietudes, pudindose aprovechar tambin su contenido como tema de anlisis y como auxiliar en los cursos de Geografa, Historia, Psicologa y Castellano.

    Por otro lado, los mitos, leyendas y cuentos que aparecen en este volumen llevarn, a quienes lo necesitan, el conocimiento directo y ani-mado del espritu popular peruano, extraordinario en la riqueza de su imaginacin y de su capacidad creadora, pues est viviendo un perodo de intensa y profunda lucha interior; y cada fase, cada grado y mo-mento de esa lucha tiene su versin artstica asimismo cambiante e in-tensa, pues el pueblo agrega, quita o cambia elementos de las antiguas formas y crea otras nuevas.

    Y en un pas de tan vasta, tan compleja y maravillosa tradicin, es incompleta la cultura de quienes desconocen esta fuente.

    Jos Mara Arguedas

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  • Costa

  • El mdano Blanco(Piura)

    En el distrito de Sechura, en el desierto, a unos veinte kilmetros de la poblacin, se encuentra un inmenso mdano, que por la blancura de sus arenas le llaman mdano Blanco.

    ste es muy alto, nadie puede subirlo, porque dicen que est encan-tado.

    Est rodeado de forraje y cuentan los pastores que habitan por all, que siempre oan tocar un tamborcito pero que nunca lleg a ser descu-bierto quin lo tocaba. En el centro del mdano, hay corales y cosas de oro, por eso la gente quera subir; y apenas habran subido cinco a seis metros, comenzaban a hundirse; y como tenan miedo, no continuaban.

    Se cuenta que dos seores, yendo por esos lugares se perdieron del camino. Cuando se dieron cuenta que estaban perdidos ya haban cami-nado bastante; tenan sed y no encontraron donde tomar agua.

    Caminaron ms y ms, buscando cmo orientarse. De pronto, vie-ron un ro, se alegraron y se dirigieron a l. Cuando llegaron hicieron beber a sus caballos. Ellos llevaban dos depsitos y tambin los llena-ron de agua. Crean que era el ro de Batn, que pasa cerca de Sechura; pero como estaban cansados, se quedaron a descansar y se durmieron. Cuando despertaron, cul sera su sorpresa al ver que el ro era un m-dano; los depsitos que llenaron de agua estaban llenos de arena. Esta-ban encantados; este mdano era el famoso mdano Blanco, y no saban cmo llegaron a l.

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    Leyendas

  • Dicen que en poca de Semana Santa aparecen varios de esos lla-mados encantos, junto al mdano; tambin dicen que aparece un pa-tito; y creen que ste fue una persona que por curiosa subi al m-dano y se qued encantada. Algunas veces el patito aparece en los ros, transformado en patito de oro, y cuando encuentra alguna persona buena, sale a hablarle, dicindole que en tal o cual lugar hay un tesoro reservado para l.

    La playa de Yasila(Piura)

    Yasila es una atrayente playa situada en las proximidades de Paita.

    Acerca del origen de este nombre unos dicen que viene de dos pala-bras que se unieron. Un joven llamado Zila viva en esa playa, y cuando sus familiares lo llamaban, le decan Ya Zila, y al unirse estas dos palabras, llamaron a esta atrayente playa Yasila.

    Segn otros el origen de la palabra se remonta a los tiempos del ltimo inca de una regin llamada Chinchasuyo. Haba entonces una familia muy respetada y en ella siempre se destacaba el hijo mayor como sabio, o sea, Amauta.

    En aquel tiempo la tribu nombr como cacique a un hombre llamado Yucay, el cual era enemigo del Amauta. Siempre, desde su infancia, el hijo de la familia se haba distinguido por su ingenio, es decir, el hijo de la familia respetada. Este hijo era entonces Huayna, contemporneo de Yucay. En cambio Yucay era envidioso, y siempre buscaba la forma de deshacer el trabajo de Huayna, pero ste, que era ms hbil que Yucay, lograba evitarlo.

    Pasaron algunos aos hasta que Yucay se destac como guerrero y lo elevaron a cacique. Lo primero que hizo fue expulsar a la familia de Huayna, y orden que se retiraran en secreto, durante la noche. La familia de Huayna se compona de siete personas, y salieron en ms de 100 llamas, pues se les permiti que llevaran sus tesoros.

    El viaje fue penoso, hasta que llegaron a una playa solitaria. Y sin-tieron temor; pero luego se acostumbraron a la soledad, y decidieron quedarse. Y empezaron a construir sus viviendas.

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  • Pero como la felicidad nunca es duradera, cierto da unos indios desconocidos, incivilizados, llegaron a perturbarles su tranquilidad, atacndolos. Ellos pensaron en salvarse y se embarcaron en un gran bote, gimiendo y pidiendo ayuda. Mas, viendo que todo era intil, re-solvieron callarse.

    La familia de Huayna continu navegando en su canoa, cantando himnos al sol, y en sus estrofas decan varias veces: Yasila, Yasila. De all que la gente de aquellos tiempos opt por llamarle a este lugar Yasila.

    El pueblo de Narihual(Piura)

    A pocos kilmetros de la ciudad de Catacaos existe un pueblecito llamado Narihual. Este pueblo, segn relatos histricos y los restos encontrados, fue poblado por varias tribus. En tiempo en que los talla-nes poblaron esta ciudad, vivan formando ayllus que se dedicaban al pastoreo y la agricultura.

    Al tener noticias de que el conquistador Francisco Pizarro se encon-traba cerca del pueblo, se llenaron de espanto, y se enterraron vivos, con todas las riquezas que posean, a fin de que los espaoles no se apoderaran de ellas. Tambin dicen que este pueblo tena un grandioso templo dedicado al culto del Sol, adornado con objetos de gran valor. Entre estos objetos exista una campana de oro; al descubrirla, los es-paoles se llenaron de admiracin; y aument ms su codicia. Se arro-jaron para capturar la campana, pero ella se desplom, y cay al suelo, hundindose; y no fue posible encontrarla a pesar de los esfuerzos de los espaoles. Hoy este pueblo tiene pocos habitantes; y todava existen paredes de casas antiguas. La iglesia est construida sobre una lomita de tierra, a la cual se le ha denominado el Alto de Narihual.

    Cuentan los pobladores que el da de Viernes Santo1 sale un indie-cito que lleva en la mano derecha un candil encendido y en la izquierda una campana que al tocarla hace gran ruido; y que este da es el apro-piado para hacer la bsqueda de los objetos enterrados.

    Muchas veces han encontrado sepulcros rodeados de objetos de oro, plata y huacos que contienen dentro gran cantidad de perlas.

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  • Est prohibido por el Gobierno y las autoridades apoderarse de estas riquezas, aplicando serios castigos a los que desobedecen esta orden.

    La barquita misteriosa(Piura)

    En el departamento de Piura, como sabemos, se encuentra Cabo Blanco. Dicen que en este sitio ocurri un caso que hasta ahora se re-cuerda con mucho temor. Pues cuentan que gentes que se dedicaban a la pesca en las noches iban en su bote a pescar cerca de Cabo Blanco, pero no volvan nunca ms; slo su barca era devuelta por las olas a la orilla, pero sin la menor sea de algn pobre pescador; desaparecan misteriosamente, como por encanto. Y cuentan que todas las noches apa-reca un barquito luminoso a pasearse y navegar; y luego desapareca en la inmensidad de las aguas. En Semana Santa era cuando los dedica-dos a la pesca sentan un impulso de irse muy adentro del mar a pescar pero no se volva a saber nada de ellos.

    La esposa de un pescador estaba cierta vez triste y desesperada por la tardanza de su esposo, cuando sinti un inmenso calor en todo el cuer po y el reflejo tan grande de la luz de aquel barquito; y luego ella quiso huir hacia su humilde hogar, pero qued petrificada y una voz dbil le dijo: No habr ms aflicciones para este sitio, pero pido que maana, que es da de San Juan, arrojen al mar un nio sin bautizar, a las doce de la noche, o si no, los hombres que fueron a pescar desaparecern.

    La mujer palideci y prometi hacer lo convenido; la barca desapa-reci rpidamente. Para esto, todas las mujeres comentaban sobre la voz que haba salido de la barca. Y una mujer, haciendo el ms grande de los sacrificios, tom a su hijita en sus brazos; la nia estaba mori-bunda, desahuciada por los mdicos; y con gran pena arroj la cria-tura al mar. Y una luz hizo estremecer a la mujer: era la explosin de aquella barca que segn dicen era de un pirata que estaba condenado y que quiso salvarse haciendo desaparecer a muchos hombres; pero slo un nio sin pecado poda salvarlo2; y es por eso que desapareci para siempre aquella inmensa pena e inquietud de los pescadores, con el sacrificio de la criatura moribunda. Sin embargo, an hoy, con mucha timidez, van cerca de ese sitio, para ver si sale la barquita mgica, pero

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  • la barquita no se asoma. Y dicen que slo para Semana Santa sale a las doce de la noche y da terror.

    El cerro de la Vieja y el Viejo(Lambayeque)

    Cuentan los antepasados esta leyenda del cerro de la Vieja y del Viejo que se encuentra en el centro de la carretera de Lambayeque a Motupe.

    Dicen que en el cerro vivan un par de viejitos; y un da se les pre-sent Nuestro Seor Jesucristo en persona, y como tena sed, les pidi por favor le dieran agua; y los viejos le negaron; y entonces Nuestro Seor Jesucristo, en castigo, los convirti en cerros. Y dicen que cada ao cae una piedra de los cerros y que stos lanzan sus quejidos.

    El cerro de la Campana(La Libertad)

    Contaba muy pocos aos, cuando una de aquellas tardes en que la familia, entre una y otra cosa, hace recaer la conversacin sobre temas histricos, leyendas y cosas lejanas que han ocurrido aqu o all, que yo escuch una historia, una historia que se grab tanto en mi memoria, que nunca pude olvidar y la cual voy a relatar como yo la escuch entonces:

    Hace muchsimos aos de este suceso y los espaoles an eran due-os y seores del Per.

    En un cerrito de la caleta de Huanchaco apareci una Virgen. En ese lugar se levant una capilla. Poco tiempo despus, y cuando ya la Capi-lla albergaba a la Virgen, muy cerca se encontr una enorme campana de oro de una belleza divina; llevaba una inscripcin que rezaba: Para la iglesia de Huanchaco. La noticia se difundi en un momen to y lleg hasta Trujillo. Se trat de averiguar su procedencia; pero vanos fueron los esfuerzos porque no se supo nada. Se discuti sobre el destino que se deba dar a la campana; segn unos deba quedarse en la capilla de Huanchaco; pero otros alegaban que no poda quedarse una cosa de

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  • tanto valor en una caleta insignificante; que Trujillo adquirira mayor atractivo con su catedral adornada por esa campana; adems lo mismo daba que estuviera en una iglesia o en otra. Aceptndose la segunda opinin, y con mucho trabajo, en el cual cooperaron muchos hombres, se traslad la campana hasta la catedral de Trujillo. Pero si el transporte fue difcil, mucho ms cost subirla hasta la torre y fijarla en las barras donde se deba taer. Muy cansados y transpirando a cual mejor bajaron los hombres de la torre para contemplar cun hermosa se vea la cate-dral con su nueva y potente campana. Mas el espectculo no durara; al da siguiente, y muy temprano, acudieron nuevos curiosos a conocer la campana; pero cul sera su sorpresa al contemplar la torre vaca y los barrotes de la campana rotos. La campana haba de saparecido!

    Un mensajero de Huanchaco vino a confundirlos ms; pues, la cam-pana se hallaba en el lugar donde la vieron por primera vez. Pero a pesar de este raro suceso, no se conformaron con que la campana se quedara en Huanchaco. E hicieron los preparativos para llevarla nuevamente a Trujillo. Esta vez la encontraron muy pesada y tuvieron que redoblar el esfuerzo y el ingenio para conseguir su propsito. Con todo, sintieron gran satisfaccin al contemplar la campana nuevamente en la catedral donde por segunda vez la admiraron. Se pusieron guardianes para evitar que se repitiera el suceso que das antes los haba asombrado. Pero qu sucedi? Quiz los guardianes se durmieron; lo cierto es que al da si-guiente, en lugar de la campana, estaban slo los barrotes rotos.

    Esta vez no podran apoderarse ms de la campana; los habitantes de Huanchaco la haban visto pasar por el aire, en vuelo veloz, y cla-varse con gran estruendo en un cerro que queda cerca de la capilla de esa caleta.

    Y ah est y estar; quin sabe hasta cuando.A la Virgen de la capilla se le hace una gran fiesta cada cinco aos y

    se la lleva desde Huanchaco hasta Trujillo. En las vsperas de esa fiesta, cuentan que a las doce de la noche se oyen los taidos graves y sono-ros de la campana; y otros dicen que no slo por esos das sino todos los das a las doce de la noche se oyen unos toques como si llamaran a misa; que el repique es muy impresionante y extrao.

    Esta capilla es notable por su Virgen y porque ah reposan los restos del Den Saavedra. Y adems junto a ella se halla el cerro de la Cam-pana3.

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