miss algrave

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    Miss Algrave. Clarice Lispector.

    Estaba sujeta a juicio. Por eso no le cont nada a nadie. Si lo contara, no creeran en la realidad.

    Pero ella, que viva en Londres, donde los fantasmas existen en las callejuelas oscuras, saba la

    verdad.El viernes, su da, haba sido igual a los dems. nicamente sucedi el sbado por la

    noche. Pero el viernes hizo todo igual como siempre. Aunque la atormentaba un recuerdo

    horrible: cuando era pequea, ms o menos a los siete aos de edad, jugaba al marido y a la

    esposa con su primo Jack, en la cama grande de la abuela. Y ambos hacan todo para tener

    hijitos sin lograrlo. Nunca ms volvi a ver a Jack ni quera verlo. Si era culpable, l tambin lo

    era.

    Soltera, queda claro; virgen, tambin. Viva sola en una buhardilla en Soho. Ese da

    haba hecho sus compras de comida: legumbres y frutas. Porque comer carne lo consideraba

    pecado.

    Cuando pasaba por Picadilly Circus y vea a las mujeres esperando a los hombres en las

    esquinas, slo le faltaba vomitar. Adems por dinero! Era demasiado para soportarlo. Y esa

    estatua de Eros, ah, indecente.

    Despus del almuerzo fue al trabajo: era una mecangrafa perfecta. Su jefe nunca la

    miraba y afortunadamente la trataba con respeto, llamndola Miss Algrave. Su nombre de pila

    era Ruth. Y descenda de irlandeses. Era pelirroja, usaba los cabellos recogidos sobre la nuca en

    un severo moo. Tena muchas pecas y la piel tan clara y fina que pareca de seda blanca. Las

    cejas y pestaas tambin eran pelirrojas. Era una mujer bonita.

    Se senta muy orgullosa de su fsico: bien formada de cuerpo y alta. Pero nunca alguien

    le haba tocado los senos.

    Acostumbraba cenar en un restaurante barato en el mismo Soho. Coma macarrones

    con salsa de tomate. Nunca haba entrado en un pub: cuando pasaba frente a uno, el olor a

    alcohol le causaba nuseas. Se senta ofendida por la humanidad.

    Cultivaba geranios rojos que eran un deleite en la primavera. Su pap haba sido pastor

    protestante y la mam viva an en Dubln con el hijo casado. Su hermano estaba casado con

    una verdadera perra llamada Tootzi.

    De vez en cuando Miss Algrave escriba una carta de protesta al Time. Y ellos la

    publicaban. Vea con mucho gusto su nombre: atentamente, Ruth Algrave.

    Se baaba nicamente una vez por semana, el sbado. Para no ver su cuerpo desnudo,

    no se quitaba ni las bragas ni el sostn.

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    El da que sucedi era sbado y, por tanto, no era da de trabajo. Se despert muy

    temprano y tom t de jazmn. Despus rez. Luego sali a tomar el fresco.

    Cerca del hotel Savoy casi la atropellan. Si eso hubiera sucedido y hubiera muerto,

    habra sido horrible porque nada le habra acontecido en la noche.

    Fue al ensayo de canto coral. Tena una voz maravillosa. S, era una persona

    privilegiada.

    Despus fue a almorzar y se permiti comer gambas: estaban tan buenas que hasta

    parecan pescado.

    Entonces se dirigi a Hyde Park y se sent en el csped. Haba llevado la Biblia para

    leer. Pero que Dios la perdonara el sol estaba tan guerrillero, tan bueno, tan clido, que no

    ley nada, permaneci nicamente sentada en el suelo sin tener el valor para acostarse. Procur

    no mirar a las parejas que se besaban y se acariciaban sin la menor vergenza.

    Luego regres a la casa, reg las begonias y se ba. Entonces visit a Mrs. Cabot, que

    tena noventa y siete aos. Le llev una rebanada de pastel con pasas y tomaron t. Miss

    Algrave se senta muy feliz, aunque...

    Entonces se puso a tejer un suter para el invierno. De un color esplendoroso: amarillo

    como el sol.

    A las siete volvi a casa

    Antes de dormir, tom ms t de jazmn con galletas, se cepill los dientes, se cambi

    de ropa y se meti a la cama. Sus cortinas de chifn, ella misma las haba hecho y las haba

    colgado.

    Era mayo. Las cortinas se balanceaban con la brisa de esa noche tan singular. Singular

    por qu? No lo saba.

    Ley un poco el peridico matutino y apag la luz de la cabecera. A travs de la ventana

    abierta vea el resplandor lunar. Era noche de luna llena.

    Suspir mucho porque era difcil vivir sola. La soledad la oprima. Era terrible no teneruna sola persona con quien conversar. Era la criatura ms solitaria que conoca. Hasta Mrs.

    Cabot tena un gato. Ruth Algrave no tena un solo animal: eran demasiado bestiales para su

    gusto. No tena televisin por dos motivos: le faltaba dinero y no quera permanecer viendo las

    inmoralidades que aparecan en la pantalla. En la televisin de Mrs. Cabot haba visto a un

    hombre besando a una mujer en la boca. Y eso sin hablar del peligro de la transmisin de

    microbios. Ah! Si pudiera, escribira todos los das una carta de protesta al Time. Pero, por lo

    visto, de nada servira protestar. La falta de vergenza estaba en el ambiente. Hasta ya habavisto un perro hacindolo con una perra. Qued impresionada. Pero si Dios as lo quera, pues

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    entonces que as sucediera. Pero nadie la tocara jams, pens. Permaneca soportando la

    soledad.

    Hasta los nios eran inmorales. Los evitaba. Y lamentaba mucho haber nacido de la

    incontinencia de su padre y de su madre. Senta vergenza de que ellos no hubieran tenido

    pudor.

    Como dejaba granos de arroz en la ventana, los palomos venan a visitarla. A veces

    entraban en la habitacin. Eran enviados por Dios. Tan inocentes. Arrullando. Pero era medio

    inmoral su arrullo, aunque menos que ver una mujer casi desnuda en la televisin. Maana sin

    falta escribira una carta, protestando contra las malas costumbres de esa maldita ciudad que era

    Londres. Una vez, lleg a ver una fila de viciosos junto a la farmacia, esperando su turno para

    que les aplicaran la dosis. Cmo es que la Reina permita eso? Misterio. Escribira otra carta

    denunciando a la propia Reina. Escriba bien, sin errores gramaticales y escriba las cartas en la

    mquina de la oficina cuando tena un momento de descanso. Mr. Clairson, su jefe, elogiaba

    mucho sus cartas publicadas. Hasta le haba dicho que ella, algn da, podra llegar a ser

    escritora. Se sinti muy orgullosa y se lo agradeci mucho.

    Estaba as acostada en la cama con su soledad. Pensando.

    Fue entonces cuando sucedi.

    Sinti que por la ventana entraba una cosa que no era una paloma. Tuvo miedo. Habl

    muy fuerte:

    Quin es?

    Y la respuesta lleg en forma de viento:

    Yo soy un yo.

    Quin es usted?pregunt trmula.

    Vine de Saturno para amarte.

    Pero yo no estoy viendo a nadie! grit.

    Lo que importa es que t me ests sintiendo.Y lo senta realmente. Tuvo un estremecimiento electrnico.

    Cmo se llama usted?pregunt con miedo.

    Poco importa.

    Pero quiero llamarlo por su nombre!

    Llmame Ixtlan.

    Ellos se entendan en snscrito. Su contacto era fro como el de una lagartija, tena

    escalofros. Ixtlan portaba sobre la cabeza una corona de culebras entrelazadas, mansas por el

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    terror de poder morir. El manto que cubra su cuerpo era del ms resignado color morado, era

    oro barato y prpura coagulada.

    l dijo:

    Qutate la ropa.

    Ella se quit el camisn de dormir. La luna estaba enorme dentro del cuarto. Ixtlan era

    blanco y pequeo. Se acost a su lado en la cama de hierro. Y pas las manos por sus senos.

    Rosas negras.

    Nunca haba sentido lo que sinti. Era demasiado rico. Tena miedo de que acabara. Era

    como si un lisiado arrojara al aire su bastn.

    Empez a suspirar y se dirigi a Ixtlan:

    Yo te amo, mi amor! Mi gran amor! y pues s, as sucedi. Ella quera que no se

    acabara nunca. Fue tan rico, Dios mo. Tena ganas de ms, ms y ms.

    Ella pensaba: acptame! O entonces: Yo me ofrezco. Era el dominio del aqu y

    ahora.

    Le pregunt: cundo vuelves?

    Ixtlan le respondi:

    La prxima luna llena.

    Pero yo no puedo esperar tanto!

    Es el chistedijo l, hasta de una manera fra.

    Voy a quedar esperando un beb?

    No.

    Pero te voy a extraar mucho! Cmo hago?

    sate.

    l se levant, la bes castamente en la frente. Y sali por la ventana.

    Empez a llorar bajito. Pareca un triste violn sin arco. La prueba de que todo eso haba

    sucedido realmente era la sbana manchada de sangre. La guard sin lavarla y podra mostrarlaa quien no la creyera.

    Vio que naca la madrugada toda color de rosa. En la bruma, los primeros pajaritos

    empezaban sus trinos con dulzura, an sin alborozo.

    Dios iluminaba su cuerpo.

    Pero como una baronesa Von Blich, nostlgicamente recostada en el dosel de satn de

    su lecho, fingi tocar la campanilla para llamar al mayordomo, quien le traera caf caliente,

    fuerte, fuerte.

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    Ella lo amaba e iba a esperar ardientemente hasta la nueva luna llena. No quiso baarse

    para no quitarse el sabor de Ixtlan. Con l no haba sido pecado pero s un deleite. No quera ya

    escribir ninguna carta de protesta: ya no protestara.

    Y no fue a la iglesia. Era una mujer realizada. Tena marido.

    El domingo, entonces, a la hora del almuerzo, comi un filete min con pur de patata.

    La carne roja era excelente. Y tom vino tinto italiano. Era realmente privilegiada. Haba sido

    escogida por un ser de Saturno.

    Le haba preguntado por qu la haba escogido. l le dijo que por ser pelirroja y virgen.

    Se senta fenomenal! No tena ya asco de los animales. Que stos se amaran era lo mejor del

    mundo. Y ella esperara a Ixtlan. l volvera: lo s, lo s, lo s, pensaba ella. Tampoco

    experimentaba ya repulsin por las parejas de Hyde Park. Saba lo que ellos sentan.

    Qu bueno era vivir. Qu bueno era comer carne roja. Qu bueno era tomar vino italiano

    bien astringente, medio amargando y restringiendo la lengua.

    Era ahora impropia para menores de dieciocho aos. Y se deleitaba, se regocijaba de

    gusto en ello.

    Como era domingo, fue al canto coral. Cant mejor que nunca y no se sorprendi

    cuando la escogieron como solista. Cant su aleluya. As: Aleluya! Aleluya! Aleluya!

    Despus fue a Hyde Park y se acost en el csped clido, abri un poco las piernas para

    que el sol entrara. Ser mujer era algo soberbio. Slo quien era mujer lo saba. Pero pens: ser

    que tendr que pagar un precio muy alto por mi felicidad? No le importunaba. Pagara todo lo

    que tuviera que pagar. Siempre haba pagado y siempre haba sido infeliz. Y ahora se haba

    acabado la infelicidad.

    Ixtlan! Vuelve inmediatamente! Ya no puedo esperar! Ven! Ven! Ven!

    Pens: ser que le gust porque soy un poco estrbica? La prxima luna llena le

    preguntara. Si fuera por eso, no tendra duda: forzara la mano y se volvera completamente

    bizca. Ixtlan, todo lo que quieras que yo haga, lo hago. Slo que lo extraaba muchsimo.Vuelve, my love.

    S. Pero hizo una cosa que era traicin. Ixtlan la comprendera y la perdonara. A fin de

    cuentas, la persona tena que darse una ayuda, no es as?

    Ocurri lo siguiente: al no aguantar ms, se encamin hacia Picadilly Circle y se

    aproxim a un hombre velludo. Lo llev a su habitacin. Le dijo que no necesitaba pagar. Pero l

    impuso su decisin y antes de irse le dej en su escritorio una libra completa. Bien que ella

    necesitaba el dinero. Qued furiosa, no obstante, cuando l no quiso creer su historia. Le mostr,casi en sus narices, la sbana manchada de sangre. Se ri de ella.

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    El lunes por la maana se decidi: ya no trabajara como mecangrafa, tena otros

    dones. Mr. Clairson que se fuera a la porra. Ira a quedarse en las calles y llevar hombres a su

    cuarto. Como era buena en la cama, le pagaran muy bien. Podra beber vino italiano todos los

    das. Tena ganas de comprarse un vestido muy rojo con el dinero que el velludo le haba dejado.

    Se haba soltado los densos cabellos que por lo pelirrojo eran una belleza. Pareca un clamor.

    Haba aprendido que vala mucho. Si Mr. Clairson, el fingido, quisiera que ella trabajara

    para l, tendra que ser de otro modo mejor.

    Primero comprara el vestido rojo escotado y despus ira a la oficina llegando a

    propsito, por primera vez en su vida, muy retrasada. Y hablara as con el jefe:

    Basta de mecanografa! Usted no me venga con otro de sus fingimientos! Quiere

    saber una cosa?

    Acustese conmigo en la cama, desgraciado!, y adems: Pgueme un buen salario

    mensual, imbcil!.

    Tena la certeza de que l aceptara. Estaba casado con una mujer plida e

    insignificante, Joan, y tena una hija anmica, Lucy. Lo vas a disfrutar conmigo, hijo de perra.

    Y cuando llegara la nueva luna llena, se dara un bao para purificarse de todos los

    hombres y estara lista para el festn con Ixtlan.