Mis quince años en Europa 4

Yo Lenon y Yoko Ojo

Tras volar horas y horas, de la ciudad de México a Chicago, de Chicago a Paris, y de Paris a Londres, esperando por algunas horas encada aeropuerto llegamos a un hotel cercano a Hyde Park, nuestros cuartos no estaban listos y a todos nos urgía bañarnos, con mucha suerte nuestro cuarto fue de los primeros en estar listos y pudimos deshacernos del fétido aroma que portábamos, mas por desconcierto que por nuestra juventud no sentimos el “jetlag”, salimos a dar una vuelta, queríamos ir a Oxford Street, las primas de Roberto, Chela y Lupe, nos desorientaron muy bien y nos perdimos, conocimos un poco de Londres como peatones, platicamos con colegialas de no malos bigotes y por fin llegamos a Oxford Street, tiendas y grandes almacenes, aparadores con la moda de fines de los sesentas, hippies que deambulaban despreocupados, un mundo que solo había contemplado en las películas, mujeres que lucían grandiosas, vestimenta casual, pantalones con grandes campanas, sostenes delgados como ala de mariposa, acostumbrados a los sostenes que parecían más duros que un chaleco a prueba de balas o armadura de valkiria nos fascinaba mirar a las chicas pasar.

Compramos ropa, recuerdo un saco de piel estilo camisa con peto a la John Wayne que por muchos anos habría de usar y pantalones y camisas con dibujos psicodélicos.

Al pasar por una librería vimos un tumulto, y a nuestro lado pasaron para firmar autografos los legendarios Yoko Ono y John Lennon, su vestimenta era de diseñador, ambos con trajes de tres piezas de color blanco, zapatos blancos de piel y camisas de seda, muy bien peinados, no como aparecían en las revistas y portadas de discos,

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ellos, que inspiraron al flower power y el antistablishment lucian como burgueses capitalistas, aun as la muchedumbre los ovacionaba.

Muy satisfechos regresamos al hotel y ya que todas las viajeras estuvieron listas nos fuimos a cenar, subimos a los autobuses y bajamos en un restaurante lujoso, ahí nos toco junto a las de Tijuana, como la cena parecía un tanto apagada pedí dos botellas de whisky para la mesa de nosotros, ya que toda alegría que no proviene del alcohol es ficticia.

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Las chicas eran de Tijuana, todas de buen ver y alrededor de los 18 anos, muy naturales, y después del segundo whisky la mesa ya tenía ambiente, los de las demás mesas no comprendían de donde habíamos obtenido nuestra natural alegría, si la cena no incluía bebidas alcohólicas, tan fácil que fue el comprarlas…

Dos Carmen, Ana Delia, Chela, Alma, Kira y Bouchard engalanaban nuestra mesa, el restaurante tenia puertas corredizas para poder aislar las mesas, cerramos la nuestra y las conductoras y las primas de Roberto la abrían para asomarse, temerosas que estas chicas pervirtieran a sus primos, Javier la cerraba inmediatamente casi apachurrándoles la nariz, cosa que nos hacia reír mas, ya para salir del restaurante nuestra borrachera era notoria pero no de escándalo.

Como ellas iban en otro autobús nos saludábamos por las ventanas y las primas de Roberto os pellizcaban para que dejáramos de hacerlo, todavía todos estábamos bien portados, cuando íbamos al baño del autobús las chicas nos dejaban pasar sin problemas, mas tarde nos pellizcaban y nalgueaban, hubo ocasiones que nos conteníamos para evitar recibir piropos y caricias estilo Metro de la ciudad de México. Pero en el inicio del viaje todo era paz…

Al día siguiente paseamos por Hyde Park y además de ver muchos practicantes de soccer nos dimos cuenta que a las nueve de la noche todavía había bastante luz del sol, era verano y el calor era notorio, donde estaba la neblina londinense?

Pese a ser los primeros días de viaje ya había quejosas, varias senoras, una de ellas iba con su hija, la señora Velez, era fea, sobretodo la expresión de vinagre en su cara como si estuviera oliendo algo gastrointestinal en el ambiente, la hija era horrible…

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Roberto me pregunto si recordaba a un personaje de la revista Superman, de la Legión de Superhéroes, llamado Proty, era una masa informe de proteína que podía tomar la forma que quisiere, su estado natural era como el de un zapote prieto apachurrado

-“Esta pobre se parece a Proty”- me dijo, y pues sí, era como un zapote prieto…

-“Y como la otra es su mama, es Protygen, ya que la engendro…”- humor clásico Robertiano…

No recuerdo bajo que circunstancias esta señora le ordeno a Roberto que la ayudara en algo, con indiferencia le contesto que no lo iba a hacer

-“Entonces no eres un caballero…”

-“Ni caballero, ni su criado…”

Fue a quejarse con la mama de Roberto, fue inútil, también fue ignorada.

Conforme avanzo el viaje las demás personas les fueron haciendo el vacio, Proty y Protygen comían solas y nadie se quería sentar junto a ellas. Fue en Roma, mucho más adelante, que me encontraba tomando vino en el hotel con una de las chicas, la plática era muy agradable, sin más Proty y Protygen se sentaron en nuestra mesa

-“Aunque no quiérannos vamos a sentar aquí”-dijo quebrándose Protygen, y rompió a llorar diciendo que nadie quería estar con ellas.

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Le serví vino y chupe fuerte mi cigarrillo, se lo tomo y ya no dijo nada, le serví varias mas y platique con las tres, al verla quebrada pensé: -“no que no tronabas pistolita?”

Muchos años más tarde, perdido en los pantanos de Tabasco, realizando obras hidráulicas, esperábamos una pieza de un tractor, llego por lancha envuelta en periódico, me puse a leer estos periódicos, curiosamente encontré entre estas hojas de periódico la esquela mortuoria de Protygen, había muerto nueve anos después de este viaje, no tenía ni siquiera cincuenta años.

Si tuvo en su vida la misma actitud que tuvo en el viaje solo puedo pesar que su existencia fue pobre, muy pobre…