miradas crÍticas y transversales -...

36
Dossieres EsF n.º 30, Verano 2018 MIRADAS CRÍTICAS Y TRANSVERSALES

Upload: lamduong

Post on 13-Nov-2018

229 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Dossieres EsFn.º 30, Verano 2018

MIRADAS CRÍTICASY TRANSVERSALES

ÍNDICE

PRESENTACIÓN: MIRADAS CRÍTICAS Y TRANSVERSALES 4M.ª Luisa Gil Payno Economistas sin Fronteras

LA FANTASÍA DE LA INDIVIDUALIDAD 6Almudena Hernando GonzaloUniversidad Complutense de Madrid

LA VIDA HUMANA EN UN MUNDO JUSTO Y SOSTENIBLE 12Yayo Herrero LópezEcologistas en Acción

ADIÓS A LAS COSAS 17Santiago Alba RicoFilósofo y escritor

LA NUEVA OLEADA DE TRATADOS COMERCIALES ASEDIA NUESTRAS VIDAS 21Gonzalo Fernández Ortiz de ZáratePaz con Dignidad-OMAL

SEMBRANDO SOBERANÍAS: POLÍTICAS PÚBLICAS LOCALES PARA LA SOBERANÍA ALIMENTARIA 25Bizilur

EL LIBRO RECOMENDADO: EXPULSIONES. BRUTALIDAD Y COMPLEJIDAD EN LA ECONOMÍA GLOBAL(Saskia Sassen) 30José Ángel Moreno IzquierdoEconomistas sin Fronteras

PARA SABER MÁS 33

Los textos de este dossier reflejan exclusivamente la opinión de sus autores/as, que no tiene por qué coincidir con la posición institucional de EsF al respecto.

Economistas sin Fronteras (EsF) es una OrganizaciónNo Gubernamental de Desarrollo (ONGD), fundada en 1997en el ámbito universitario, que actualmente integra a per-sonas interesadas en construir una economía justa, soli-daria y sostenible, con una orientación prioritaria en laerradicación de la pobreza y las desigualdades.

En Economistas sin Fronteras creemos necesario otromodelo de desarrollo, que ponga a la economía al serviciodel ser humano y no, como sucede en la actualidad, a mi-llones de personas al servicio de la economía.

Nuestro objetivo es contribuir a la construcción de unaciudadanía socialmente responsable, activa y comprome-tida con la necesaria transformación social.

Queremos ser una ONG de referencia en la búsqueda deuna economía justa y contribuir a facilitar el diálogo y fo-mentar el trabajo en red de los distintos agentes socialesy económicos. Porque sólo a través del logro de una ampliaparticipación social podremos alcanzar una economía justa.

Gracias a las aportaciones periódicas de nuestros sociospodemos planificar y realizar proyectos de larga duración,sin depender de subvenciones.

Si deseas hacerte socio de Economistas sin Fronteras ycolaborar de forma periódica con nosotros, cumplimentael formulario disponible en nuestra web:

www.ecosfron.orgO en el teléfono 91 549 72 79

Si crees que nuestros Dossieres te aportan nuevos puntos de vista sobre la economía y quieres apoyarnos, realiza unaaportación:

La legislación española para las entidades sin fines lucrativos establece un trato fiscal más favorablepara las donaciones realizadas por personas físicas, obteniendo una deducción a la cuota del IRPF.

CONSEJO EDITORIAL

José Ángel Moreno – CoordinadorLuis Enrique AlonsoMaría Eugenia CallejónMarta de la CuestaJosé Manuel García de la CruzJuan A. GimenoCarmen Valor

Coordinación de este número:M.ª Luisa Gil Payno(Economistas sin Fronteras)

ISSN 2603-848X Dossieres EsF

Dossieres EsF es una publicacióndigital trimestral de Economistas sinFronteras.Maquetación: LA FACTORÍA DE EDICIONES

Economistas sin FronterasCalle Gaztambide, 50(entrada por el local de SETEM)28015 MadridTel.: 91 549 72 [email protected]

Dossieres EsF, por Economistas sin Fronteras(http://www.ecosfron.org/publicaciones/), se distri-buye bajo una Licencia Creative CommonsAtribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional

(http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/).

Se permite la reproducción total o parcial y lacomunicación pública de la obra, siempre que nosea con finalidad comercial y siempre que sereconozca la autoría de la obra original. No sepermite la creación de obras derivadas.

4

Una vez más, la primavera nos recibió con las yatradicionales jornadas «Otra economía está en

marcha», en las que cada año reflexionamos colecti-vamente sobre el modelo económico que aspiramos aconstruir. En ediciones anteriores, hemos debatidosobre la necesidad de cambiar las finanzas, el comer-cio, la fiscalidad o la enseñanza de la economía;sobre la importancia de construir, juntas, formasalternativas de hacer economía. También sobre lanecesidad de cambiar las políticas económicas, por-que queremos (y necesitamos) unas políticas econó-micas que pongan la sostenibilidad de la vida en elcentro. Para ello, es necesario comprender los rasgosfundamentales, las dinámicas y procesos de expul-sión que configuran el orden económico y socialactual y que determinan y condicionan no solo laspolíticas que son posibles, sino también el tipo desociedad que queremos y podemos ser.

Con este objetivo, personas y organizaciones intere-sadas en conocer y debatir sobre estos temas y tam-bién otras que, desde diferentes ámbitos, trabajan enla construcción de modelos alternativos al actualnos reunimos en el Medialab de Madrid los días 9 y10 de marzo. En Economistas sin Fronteras estamosconvencidas de que este debate necesariamente debeser crítico (analizar y comprender para transformar)y transdisciplinar (superando las fronteras entre losdiferentes saberes), y, por ello, en las jornadas con-tamos con personas y organizaciones que analizan—y trabajan para transformar— el orden económicoy social actual desde diferentes disciplinas (sociolo-gía, ecofeminismo, filosofía o arqueología, entreotros). El presente dossier aborda algunos de losprincipales debates y reflexiones que articularon lasjornadas, de la mano de varios de los propiosponentes y participantes en las mismas.

La socióloga Saskia Sassen inauguró las jornadas.Con ella pudimos debatir sobre cómo el sistema eco-nómico capitalista funciona como un gran procesode selección salvaje. Millones de personas son siste-máticamente expulsadas, en palabras de Saskia Sas-

sen, por las complejas dinámicas y procesos quecaracterizan el orden económico y político actual, delas que forman parte las políticas de austeridad, elproceso de financiarización o las prácticas extracti-vistas, entre otras. Es un sistema que no sólo expulsapersonas, sino que también expolia la naturaleza, elplaneta que habitamos, generando, a su vez, nuevasexpulsiones. Son cuestiones que Sassen recoge en sulibro Expulsiones y complejidad en la EconomíaGlobal, del que José Ángel Moreno Izquierdo(Economistas sin Fronteras) nos ofrece una reseña enla sección del dossier «El libro recomendado».

Se trata, además, de un sistema patriarcal, construi-do sobre la división sexual del trabajo y la domina-ción de los hombres frente a la subordinación de lasmujeres. Un sistema que se olvida de que somosseres interdependientes y ecodependientes y que seha construido sobre la base de lo que la arqueólogay profesora universitaria Almudena HernandoGonzalo denomina la fantasía de la individualidad:que el individuo puede concebirse al margen de lacomunidad y que la razón puede existir al margende la emoción. Sobre cómo se construye esta fanta-sía de la individualidad nos habló Almudena Her-nando la mañana del sábado y nos lo sintetiza M.ªEugenia Callejón de la Sal (Economistas sin Fron-teras) en el primero de los artículos del dossier.

Tras la conferencia de Almudena Hernando, conta-mos con Santiago Alba Rico (filósofo y escritor) yYayo Herrero López (Ecologistas en Acción), quie-nes muy generosamente aceptaron nuestra invitaciónde dialogar entre ellos sobre neoliberalismo y ecofe-minismo, con los asistentes como espectadores yespectadoras. Fue un coloquio interesantísimo cuyosprincipales ejes de debate nos presentan los autoresen el presente dossier en sendos artículos. En el pri-mero de ellos, la ecofeminista Yayo Herrero nos ofre-ce una lúcida caracterización de los principales pro-blemas del modelo económico y social actual y nospropone unos apuntes para su reconstrucción. Así, laautora nos recuerda que vivimos en un mundo lleno

PRESENTACIÓNMIRADAS CRÍTICAS Y TRANSVERSALES

M.ª Luisa Gil PaynoEconomistas sin Fronteras

5

(hemos superado la biocapacidad de la tierra) y sinalrededores (sin márgenes, afueras ni extrarradios),que nos obliga a reconocernos como seres ecodepen-dientes e interdependientes. Nos presenta tambiéndos elementos clave sobre los que se construye elmodelo económico hegemónico: una producción des-conectada del mantenimiento de la vida y una nociónde trabajo empobrecida y descafeinada. Para cerrar elartículo, nos plantea cuatro elementos fundamentalesa los que atender para reconstruir la economía: eldecrecimiento de la esfera material, la aceptación delas interdependencias, el reparto de la riqueza y laurgencia de las transformaciones a realizar.

Por su parte, Santiago Alba Rico nos obsequia conun bello artículo —extractado de su libro ¿Podemosseguir siendo de izquierdas?— en el que nos hablade la volatilización de las cosas y de sus consecuen-cias sociales. Además, en línea con los planteamien-tos de Yayo Herrero, el filósofo y escritor nosrecuerda que los seres humanos somos, además desujetos, cosas; y que nuestro valor es el resultadodel trabajo de cuidados realizado siempre (o casisiempre) por las mujeres fuera y antes del mercado.Los cuerpos adquieren, por tanto, valor en tanto encuanto los cuidamos, tocamos y miramos, es decir,en la medida en que los trabajamos. El ser humanovale el tiempo que hemos trabajado en él.

Como no podía ser de otra manera, este primer blo-que de debates y reflexiones de carácter más teóricoy global fue acompañado, en la tarde del sábado,por varios talleres en los que trabajamos, desde unaperspectiva política y aterrizada, cómo transformaralgunos de los procesos y dinámicas en los que sematerializan las lógicas que rigen el orden económi-co y social actual. Para ello contamos con GonzaloFernández Ortiz de Zárate, del Observatorio deMultinacionales en América Latina (OMAL), MarCabra Valero, de la Unidad de Datos e Investigacióndel ICIJ (International Consortium of InvestigativeJournalists) y con Silvia Piris Lekuona, Miren Saiz

Alzugaray y Mikel Kormenzana Okeranza, de Bizi-lur, con quienes trabajamos cuestiones relacionadascon los tratados de libre comercio, los paraísosfiscales y la soberanía alimentaria, respectivamente.

Los dos últimos artículos del dosier recogen precisa-mente los contenidos trabajados en dos de los talle-res. De esta forma, Gonzalo Fernández Ortiz deZárate (OMAL) nos presenta uno de los principaleshitos de la agenda de reconfiguración del capitalismoen el siglo XXI, la nueva oleada de tratados y acuer-dos de comercio e inversión. Para el autor, estos tra-tados, que tienen como objetivo eliminar toda trabaal comercio y a la inversión, son una ofensiva defini-tiva de mercantilización y dominación del espectrocompleto de la vida y, a través de ellos, se estáimplantando un gobierno de facto de las grandesempresas en un mercado global sin trabas.

En el último de los artículos del dosier, las compa-ñeras de Bizilur nos hablan de la soberanía alimen-taria como propuesta contrahegemónica fundamen-tal para transitar hacia otros modelos de organiza-ción sociales, políticos y económicos y sobre elpapel que pueden y deben jugar las políticas públi-cas para favorecer y facilitar estos cambios.

Como en otras ocasiones, cerramos el dossier con lasección «Para Saber más», en la que incluimos losvídeos completos de las jornadas «Otra economíaestá en marcha» y del especial de radio «La mun-dial ambulante» que los compañeros y compañerasdel Colectivo La mundial emitieron en directo.

Finalmente, sólo cabe expresar nuestro más sinceroagradecimiento a todas las personas que con su par-ticipación han hecho posibles, otro año más, las jor-nadas «Otra economía está en marcha» y estedossier y que trabajan incansablemente para ayudar-nos a comprender y a transformar el orden económi-co y social actual y avanzar hacia una economía másjusta. �

6

El texto que presentamos a continuación es un resu-men de la conferencia de Almudena Hernando enlas V Jornadas «Otra Economía Está En Marcha»,celebradas los días 9 y 10 de marzo de 2018, y hasido elaborado por M.ª Eugenia Callejón de la Sal(Economistas sin Fronteras).

Para entender la identidad humana resulta fun-damental conocer cómo se construye. En mi

caso, ha sido a través de procesos no voluntariamen-te planeados. Al trabajar con indígenas, me di cuen-ta de que ellos entienden la realidad de una formacompletamente distinta a cómo la entiendo yo. Yeso me fue llevando a intentar comprender cómoentiende la gente la realidad en la que vive, que nose puede disociar de la manera en que cada uno nosentendemos dentro de la realidad.

Para empezar, hay que tener en cuenta esta premisa:el universo es inabarcable para la mente humana.Está integrado por demasiados fenómenos comple-jos que interrelacionan entre ellos de forma comple-ja. Si nosotros y cada ser humano fuera conscientede la enorme complejidad del mundo en el que vivi-mos, la angustia nos bloquearía, porque se nos haríaevidente la impotencia de nuestra relación con elmundo. Sin embargo, ningún grupo humano se blo-quea, porque hemos desarrollado mecanismos quenos hacen creer que somos fuertes y estamos segu-ros, y éstos son los mecanismos de la identidad.

Un mecanismo imprescindible para generar estasensación de seguridad es estar vinculados a ungrupo de pertenencia, pertenecer a una comuni-dad. Si el ser humano se situara solo frente al uni-verso, se le haría evidente que no puede controlarloy se angustiaría. Sin embargo, esto no se reconoceen todos los grupos humanos. Se reconoce tantomás cuanto menor control se tiene del mundo, cuan-to menos explicación científica se tiene del mundo.Pero cuanto más control se tiene, menos se reconoceesa necesidad.

Sin embargo, el hecho de que no se reconozca lanecesidad no quiere decir que no exista. Entendercómo se ha podido construir la fantasía de que exis-te un yo concebido aisladamente del resto delgrupo, cuando esto es imposible, es entender el dis-curso principal de nuestra sociedad y es entendertambién el género.

¿Cuándo empieza a desarrollarse la idea de que losseres humanos podemos estar separados del grupo?¿Cómo se va construyendo la idea del yo? El con-cepto de individuo sólo aparece como sinónimo depersona en el siglo XVII, cuando hay suficienteshombres con la sensación de que tienen capacidadde poder y de control como para que eso pase al dis-curso.

¿Cómo empieza este proceso? Según el sociólogoNorbert Elias, lo que él llama «el proceso de la civi-lización», la transformación histórica, consiste enun progresivo aumento de la división de funciones yde la especialización del trabajo. En un principio,los cazadores-recolectores, tanto del pasado comodel presente, se caracterizan por su ausencia. Todoslos hombres hacen lo mismo y todas las mujereshacen lo mismo. Pero poco a poco fue multiplicán-dose la división de funciones. Aparece la agricultu-ra, la artesanía, el comercio, la metalurgia… hastallegar a la modernidad. En la modernidad existe elmayor número de funciones y especialización deltrabajo conocidas, y eso ha hecho que, a medida queavanzaba el proceso histórico, cada persona delgrupo social tuviera que relacionarse cada vez conmás gente de niveles distintos al suyo. Dice NorbertElias que, a medida que esto sucede en la sociedad,la gente tiene que acostumbrarse a expresar deforma diferente sus emociones, dependiendo de conquién esté. Así, a medida que avanza la complejidadsocioeconómica, la gente se va acostumbrando acalcular el alcance de la expresión de sus emocio-nes. Es un proceso gradual a través del cual se vaabriendo paso la idea de que lo que realmentesomos está contenido en nosotros mismos y que, tal

LA FANTASÍA DE LA INDIVIDUALIDAD

Almudena Hernando GonzaloDepartamento de Prehistoria e Instituto de Investigaciones Feministasde la Universidad Complutense de Madrid

7

vez, no se lo podemos transmitir a nadie en su tota-lidad. Es la idea de que existe algo a lo que llama-mos «yo», que está dentro de cada cual.

Este proceso se dispara cuando aparece la escritura.Es muy importante entender la trascendencia quetiene aprender a leer y escribir, porque transformacompletamente la identidad, empodera e individuali-za.

¿Qué es lo que hace la escritura? La escritura per-mite visualizar el pensamiento. Pero, ¿de dóndearranca el pensamiento? Arranca de un lugar que esla mente. Así, cuando aparece la escritura, aparecela conciencia de la mente, antes no hay concienciade la mente. Claro que, aunque no haya escritura, lagente piensa y duda, pero las poblaciones oralescreen que lo que piensan se lo cuentan los espíritus,los dioses o el cuerpo. La escritura permite tener lasensación de que existe algo que es la mente, quegenera pensamientos, hay una sensación de agenciapersonal y, por tanto, de distancia con los demás.

Por otra parte, la escritura representa la realidad consignos que no pertenecen a la realidad. Con lo cualse establece una distancia entre la realidad y los sig-nos y uno se puede relacionar sólo con los signos.Esto no existe en las poblaciones orales, donde nohay explicaciones de mecánicas abstractas genera-les, sino sólo explicaciones puntuales para cadafenómeno. Así, la escritura da sensación de control,porque permite explicar de una forma abstracta, ypor tanto, predecir, el mundo; y, por otra parte, seasocia a la conciencia de la existencia de la mente, ypor tanto, de la propia subjetividad.

El desarrollo de la explicación racional del mundose asocia al aumento de la complejidad en la socie-dad, lo que va haciendo que cada vez aumente másla distancia emocional entre los miembros del gruposocial. Empieza a aparecer la sensación del «yo»—yo soy distinto del otro— y, por otra parte, la dis-tancia entre la naturaleza humana y la no humana.

¿Cuál es el mecanismo por el que en la individuali-dad nos sentimos seguros? Lo que da seguridad enla individualidad, cuando tenemos una idea del yo,es explicar racionalmente el mundo. La seguridadviene de que cada vez se profundiza más en elmodelo de explicación, cada vez se racionaliza másel mundo, por lo que no se teme al cambio, que vaconvirtiéndose en la base de la seguridad.

Esta idea sólo pasa a paradigma en el discurso histó-rico en el siglo XIX, cuando el mundo y la realidadse explican a través de los cambios.

Así que podríamos decir que el yo es una identidadque se construye de forma reflexiva, a través de loscambios y a través del tiempo. Pienso, luego existo.Yo soy lo que está en mi mente, pero además soy loque ha sucedido conmigo a través del tiempo. Estohace que la individualidad esté llena de ansiedad,porque la seguridad viene de haber podido cambiary de seguir cambiando, de tener proyectos, para locual hay que generar deseos constantemente y sercapaces de satisfacerlos.

Así pues, tenemos un primer esquema: la indivi-dualidad, con las siguientes características: se cons-truye a través del yo y es consciente de sí; se rela-ciona con el mundo a través de la razón; siente dis-tancia emocional de la naturaleza humana y de la nohumana; se asocia a la sensación de PODER sobreel mundo; se organiza a través de los cambios; elsujeto es el agente de su propio destino, se sienteagente de su propio destino; y la seguridad procedede conocer los propios deseos y de tener capacidadpara satisfacerlos. Te pones en posición de SUJETOde tu propia vida.

Ahora bien, cuando la sociedad no tiene división defunciones ni especialización del trabajo, cuando nohay escritura, no existe la dualidad entre el cuerpo yla mente, porque no hay mente, no hay concienciade la mente. Así que todo pasa por el cuerpo, toda laidentidad se construye a través del cuerpo, de la cul-tura material que utiliza y de las acciones que reali-za: eres lo que pareces y lo que haces, y eso es loque te va a definir, junto con los vínculos que ten-gas.

Cuando no hay escritura ni división de funciones, nose entienden las mecánicas abstractas que rigen lanaturaleza no humana, no hay ciencia ni hay tecno-logía para controlarla, al tiempo que no hay diferen-cias interpersonales en la naturaleza humana. Aquíla identidad se construye por identificación con elresto del grupo, porque esa identificación es la que,además, hace que te sientas seguro frente a unanaturaleza que no controlas. Esto es lo que denomi-no identidad relacional: cuando no hay escritura,ni tecnología, la identidad se construye en relaciónal grupo: tú eres sólo en tanto que parte de tu grupo,no puedes concebirte fuera de tu grupo, y esto se

8

visibiliza a través del cuerpo y la cultura material:todo el grupo tiene una apariencia común, comomuestran los grupos de cazadores-recolectores, perotambién las llamadas tribus urbanas.

Ésta es la identidad que tienen todos los hombres ymujeres al principio de las trayectorias históricas.Pero posteriormente, los hombres se van a indivi-dualizar y la identidad relacional queda para lasmujeres: es lo que entendemos como identidad degénero femenina: yo soy la hija de mi padre, laesposa de mi marido, la madre de mis hijos… Aquíla condición para sentirse seguro es no cambiar. Laseguridad deriva de la ausencia de cambio, porqueel cambio implica un riesgo.

Así pues, tenemos otro bloque de identidad: la iden-tidad relacional, con las siguientes características:se construye a través de los vínculos; se relacionacon el mundo a través de la emoción; la persona no

siente distancia, se identifica, con la naturalezahumana y no humana; se asocia a la sensación deimpotencia personal frente al mundo; rechaza loscambios; siempre existe una instancia protectora; yla seguridad procede de la satisfacción de los deseosde esa instancia: dios me va a proteger si cumplosus deseos, te pones en posición de OBJETO de losdeseos de la instancia sagrada.

Con lo cual tenemos dos modelos abstractos deidentidad, dos polos abstractos de identidad.

¿Cuál es el discurso que rige actualmente en nuestrasociedad? Es el discurso de la Ilustración, que nosdice que la identidad relacional es la que caracterizaa los indígenas y que la identidad de la modernidades la de la individualidad. Es decir, es el plantea-miento evolucionista: hemos pasado de la identidadrelacional a la identidad individualizada, que es lacivilización.

DISCURSO DE LA ILUSTRACIÓN

Indígenas Modernidad

Se construye a través de los vínculos

Se relaciona con el mundo a través de la emoción

Se identifica con la naturaleza humana y no humana

Se asocia a la sensación de IMPOTENCIA personal frente al mundo

Rechaza los cambios

Siempre existe una instancia protectora

La seguridad procede de la satisfacción de los deseos de esa instancia.Posición de OBJETO

Se construye a través del yo

Se relaciona con el mundo a través de la razón

Siente distancia emocional de la naturaleza humana y de la no humana

Se asocia a la sensación de PODER sobre el mundo

Se organiza a través de los cambios

El sujeto es el agente de su propio destino

La seguridad procede de conocer los propios deseosy de tener capacidad para satisfacerlos. Posición de SUJETO

El discurso de la Ilustración nos dice que de darimportancia a la comunidad se fue pasando a darimportancia al individuo; que de dar importancia alos vínculos emocionales se fue pasando a darimportancia a la explicación racional; que de lasactividades recurrentes se fue pasando a dar impor-tancia a los cambios; de la sensación de impotenciaa la de poder; y de cómo eran los indígenas a cómosomos en la civilización. Que una cosa es el atraso yla otra es el progreso.

Desde mi punto de vista, y estando de acuerdo conque todo lo que tiene que ver con la individualidades el resultado de un proceso histórico que fue apa-reciendo gradualmente en los hombres, no porque

apareciera dejó de existir la identidad relacional. Esdecir, no se fue pasando de la identidad relacional ala individualidad. La identidad relacional nunca des-apareció, siempre estuvo en la base. Lo que sucedióes que dejó de reconocerse.

La identidad relacional no pudo dejar de existir porla simple razón de que la individualidad no se sos-tiene sola. No se puede sostener porque si unorealmente se quedara solo frente al mundo, se leharía evidente su impotencia y eso habría bloquea-do la transformación. Todos sabemos que la vidano tiene sentido si sólo se piensa. La vida tienesentido cuando se siente. Si no se tienen buenosvínculos emocionales, la vida no tiene sentido,

9

porque la individualidad es una carga demasiadopesada.

Por otra parte, ¿por qué los hombres lo negaron? Elproceso de la individualidad sólo fue experimentado,hasta llegar a la modernidad, por los hombres. Miopinión es que esto fue así porque ambas identidadesse han construido de forma distinta. La individuali-dad es consciente de sí, se construye a través de lamente, a través de las ideas, de la sensación de agen-cia, se construye desde el poder y la consciencia delyo. Así que cuando los hombres fueron desarrollan-do la individualidad, empezaron a dar importanciasólo a esto, porque la identidad relacional no esconsciente de sí. Sin embargo, no por no reconocerlodejaron de construir identidadrelacional. Todos los sereshumanos individualizados cons-truímos el «yo» a través de loque somos, del pensamiento, delo que tenemos dentro, peroseguimos construyendo identi-dad relacional a través del cuer-po y de la cultura material: a tra-vés de la hexis corporal, de laornamentación, de la apariencia,de la moda que llevamos, de lasacciones que realizamos y de losvínculos que nos sostienen.Algunos ejemplos de cómo laconstruimos a través del cuerpo,que es siempre identidad relacional, serían la manerade sentarnos, los tonos de voz similares dentro deuna familia, que, de forma completamente incons-ciente, llevan a identificarse con otros seres humanosy a construir vínculos sin ser consciente de ello, o lamanera de saludarse, que también construye unadeterminada identidad relacional en cada sociedad; olas modas… Porque a través de la cultura material seconstruye identidad relacional.

La individualidad es una fantasía porque el serhumano no se puede sostener solo. Pero, ¿cómo seha construido esta fantasía de la individualidad?Mediante dos mecanismos fundamentales: a) lasrelaciones desiguales de género y b) la adscripción agrupos de pares, dentro o fuera de su propio grupo.

Si bien al principio de todas las trayectorias históri-cas tanto hombres como mujeres tenían identidadrelacional, poco a poco los hombres comenzaron adesarrollar determinados rasgos de individualiza-

ción. Sin embargo, llega un momento en que esospequeñísimos grados de individualización inicialhabrían empezado a desconectarles emocionalmentedel mundo. Como no es posible perder la identidadrelacional, porque es imprescindible, lo que hicieronlos hombres fue impedir que las mujeres se indivi-dualizaran, porque si ellas seguían teniendo sóloidentidad relacional, eso les garantizaría a ellos elvínculo que estaban dejando de cultivar. Eso son lasidentidades de género, que en mi opinión no hacenreferencia sino a la diferencia en el grado de indivi-dualización de hombres y mujeres (que puede sermayor o menor, dependiendo del grado de especiali-zación y división de funciones del grupo): hasta lamodernidad, la identidad de género femenina ha

sido una identidad relacional,mientras que la desarrollada porlos hombres era crecientementeindividualizada.

La identidad de género feme-nina se construye a través delos vínculos, se relaciona con elmundo a través de la emoción,se asocia a la sensación deimpotencia personal frente almundo, rechaza los cambios,siempre existe una instanciaprotectora, que estará creciente-mente encarnada por los hom-bres, además de la instancia

sagrada, y la seguridad procederá de la satisfacciónde los deseos de esos hombres, poniéndose con ellolas mujeres en la posición de «objeto» de los deseosmasculinos.

Los hombres van desarrollando su individualidad,pero es un tipo de individualidad que yo denominodependiente porque no puede sostenerse sin unapoyo emocional relacional subordinado, es decir,sin el complemento de la identidad de género feme-nina. ¿Por qué ese apoyo emocional está socialmen-te subordinado? Porque lo que se denomina «mascu-linidad hegemónica», la masculinidad patriarcal,sólo da importancia a lo que tiene que ver con laindividualidad. Quien cumple el papel de la rela-ción, la mujer, no es valorada socialmente, perocuanto menos cultiva el hombre la relación, más lanecesita, es decir, la necesita tanto más cuanto másla desprecia. Y quienes han construido el discursohistórico han sido los hombres con este tipo de iden-tidad.

La individualidad es una fantasíaporque el ser humano no sepuede sostener solo. Pero,¿cómo se ha construido estafantasía de la individualidad?Mediante dos mecanismosfundamentales: a) las relacionesdesiguales de género y b) laadscripción a grupos de pares,dentro o fuera de su propiogrupo.

10

El segundo mecanismo de construcción del discursoconsiste en la asociación, por parte de los hombres,en grupos de pares, ya que, a pesar de que fuerondesarrollando una individualidad dependiente, tam-bién desarrollaban inconscientemente identidadrelacional, que no se reconoce.

La ventaja que yo tengo por mi profesión comoarqueóloga es que estoy acostumbrada a mirar la cul-tura desde el punto de vista de la cultura material,fijándome en lo que la gente hace y no en lo que lagente dice que hace. Mientras que la historia mira eldiscurso que la gente ha hecho sobre sí misma, laarqueología mira lo que esagente ha hecho en realidad.

Cuando yo miro a los hombres yveo lo que han hecho, veo quelas primeras élites, los primeroshombres que tienen claramentepoder individualizado, aparecenaproximadamente en el 2500a.C., coincidiendo con la apari-ción del cobre, en el Calcolítico.De esa época son los primerosenterramientos que en Europapresentan hombres enterradosde forma aislada, separados delgrupo, y con ajuar de lujo. Eseajuar (integrado por determina-das piezas de oro, cobre y marfily una cerámica con una decora-ción muy particular) coincide alo largo de toda Europa. Cuandono se tiene mirada de género,esto se interpreta como la evi-dencia de que existen buhonerospor toda Europa que van ven-diendo artículos de lujo, o quelas cerámicas viajan por Europa… Pero cuando setiene mirada de género, cuando se está pensando entérminos de identidad, se ven otras cosas y se entien-de de otra manera lo que se ve.

Lo que se ve es que, cuando aparecen por primeravez jefes, o sea, hombres que se diferencian en laapariencia de su propio grupo y empiezan a teneruna apariencia de lujo, resulta que se visten y deco-ran igual entre sí. Es decir, simultáneamente a ladiferenciación respecto del resto de miembros de sugrupo, se identifican con los jefes de los gruposvecinos a través de una apariencia común. Esto sig-

nifica que para salir de la identidad relacional de undeterminado grupo se incluyen en otro grupo, quees el de los hombres con poder. El déficit de identifi-cación con el propio grupo se compensa con laidentificación con los pares. Esto lo han hecho loshombres a lo largo de toda la historia y esto es loque yo llamo una identidad relacional inconscien-te, que no pasa al discurso social, porque el discursosólo reconoce lo que tiene que ver con la individua-lidad.

Lo que hacen, sin reconocerlo, los hombres patriar-cales que se sienten individualizados y que tienen

mujeres subordinadas es unifi-car su apariencia (por ejemplo,a través del traje de chaqueta ycorbata en la actualidad), por-que la identidad relacional estan imprescindible que se actúaa través del cuerpo, pero, al noreflexionarse, no pasa al discur-so.

El orden económico neoliberalen el que estamos es la expre-sión de una individualidaddependiente, la que han tenidolos hombres a lo largo de la his-toria. Es un orden patriarcal.Este orden no se deriva de nin-guna esencia o biologicismo, notiene que ver con el cuerpo delas mujeres o de los hombres. Elorden patriarcal es un ordenlógico que sólo da importanciaal yo, a la ciencia, la tecnologíay el cambio, convenciéndonosde que esto es, únicamente, loque nos sostiene y nos refuerza

como grupo. De este modo, el discurso que rigenuestra sociedad niega la importancia de lo que, sinembargo, nos es imprescindible: la pertenencia auna comunidad y los vínculos humanos.

En mi opinión, la individualidad dependiente que hacaracterizado a los hombres sólo se ha sostenido abase de una identidad relacional negada tantoentre ellos mismos (a través de grupos de pares)como a través de la necesidad de vincularse a muje-res subordinadas con identidad de género femenina.Lo mismo ha ocurrido con la relación entre la natu-raleza no humana y la naturaleza humana blanca:

El orden económico neoliberalen el que estamos es laexpresión de una individualidaddependiente, la que han tenidolos hombres a lo largo de lahistoria. Es un orden patriarcal.Este orden no se deriva deninguna esencia o biologicismo,no tiene que ver con el cuerpode las mujeres o de loshombres. El orden patriarcal esun orden lógico que sólo daimportancia al yo, a la ciencia, latecnología y el cambio,convenciéndonos de que estoes, únicamente, lo que nossostiene y nos refuerza comogrupo.

11

sólo se contemplan las relaciones internas de lasegunda, como si fuera posible sostenerlas sin laexplotación de la naturaleza. Y es también lo mismoque ha pasado en las relaciones de occidente con lospueblos colonizados (donde no se reconoce laexplotación de los segundos).

Nos movemos con un discurso que lo único quereconoce es uno de los niveles de lo que está suce-diendo: el nivel que tiene que ver con el poder, conel cambio, con la individualidad dependiente. Peroese nivel no es sustentable, no se puede sostener sinel otro nivel, al cual explota y niega.

Sin embargo, esa realidad en la que vivimos estácambiando porque algo en el discurso está cam-biando. Y tiene que ver con las mujeres, con lasmujeres individualizadas en la modernidad.

¿Qué ha pasado con las mujeres cuando llegó lamodernidad? Que empezaron a leer y a escribir, atener formación superior y, por tanto, a individuali-zarse y a empoderarse. Pero ellas no podían negarla identidad relacional, porque los hombres no esta-ban socializados para servirles a ellas de apoyoemocional, y, además, no querían abandonarla, por-que sabían que lo que da sentido a la vida es sentir-la, es la parte relacional. Así que las mujeres noquieren y no pueden dejar la identidad relacional.Por tanto, lo que han hecho las mujeres en lamodernidad es combinar dos formas de identidadque son contradictorias. Esto es lo que yo llamoindividualidad independiente, en la que unamisma persona se ocupa de su «yo» y de sus rela-ciones en la misma medida. Bajo mi punto de vista,es la única forma de identidad que permite relacio-nes de igualdad.

MUJERES INDIVIDUALIZADAS EN LA MODERNIDAD

Individualidad independiente

Identidad relacional (importancia de los vínculos y la comunidad)

Relación emocional con la realidad

Seguridad derivada de una instancia protectora

Recurrencia como condición de la seguridad

No pueden negarlo

Identidad basada en el yo (individualidad)

Relación racional con la realidad

Seguridad puesta en la ciencia y la tecnología

Cambio como condición de la seguridad

Nos reafirma

Ahora bien, esta identidad está hecha de contradic-ción, porque junta dos formas de identidad que soncontradictorias. Pero hay que asumir la contradiccióncomo la condición de este tipo de identidad, que es lamás potente que hay, porque reconoce lo que es ver-dad: que, por un lado, la individualidad nos dapotencia y, por otro lado, que esto es absolutamenteinsostenible sin la comunidad y los vínculos bienconstruidos.

¿Qué es para mí una economía alejada del ordenneoliberal? ¿Qué es para mí un orden económicono neoliberal? Pues sería un tipo de economía quediera importancia tanto a lo comunitario como a loindividual. Estamos individualizados, la sociedadestá individualizada, tenemos una idea del yo, y eso

hay que atenderlo, porque además eso es lo que teda fuerza para que nadie te domine. Pero sin atendera lo comunitario, a la necesidad de los vínculos, delas actividades recurrentes, el orden no se sostiene,enfermando a las personas que lo reproducen.

El orden económico al que se debe tender, el únicoque puede diseñar un futuro sustentable, es el que dacabida a los dos aspectos de la identidad humana.Para lograrlo, es necesario pasar al nivel del discur-so todo lo que es verdad en el ser humano, no sólosu potencia, sino también su necesidad de vincular-se a los demás. Y si esto sucede, habrá que asumir lacontradicción como parte de la dinámica social,pues estaremos conjugando dos modos estructural-mente contradictorios de identidad. �

12

En los años 70, el Informe Meadows alertabasobre los límites al crecimiento y la inviabilidad

física de un metabolismo económico que pretendie-se crecer de forma permanente a costa de los recur-sos finitos del planeta Tierra.

Cuatro décadas después, los signos de extralimita-ción son evidentes. Los ciclos naturales que regulanlos equilibrios dinámicos de la biosfera se encuen-tran profundamente alterados. La biocapacidad de latierra ha sido superada. La humanidad ha pasado dehabitar un mundo vacío a vivir en un mundo lleno(Daly, 1997). Ha sucedido algo inimaginable para elconjunto de las personas que han vivido hasta elmomento: el metabolismo de la economía global hasuperado la biocapacidad de la tierra. Los sereshumanos ya no viven de lo que la naturaleza regene-ra de forma cíclica, sino que se sostienen destruyen-do las bases que permiten esa regeneración.

La humanidad, en un futuro ya muy cercano, tendráque vivir forzosamente con menos energía y mate-riales. La necesidad de reconvertir el metabolismode la economía es urgente y es preciso impulsar undebate social que permita afrontar la urgencia deestas transiciones y realizar propuestas viables en lobiofísico y justas en lo socioeconómico.

Y hablar de un mundo lleno, conduce a pensar en unmundo sin alrededores. Los límites físicos del pla-neta y los procesos de globalización económica,política y cultural nos llevan a la idea de que elmundo se ha quedado sin alrededores, sin márgenes,sin afueras, sin extrarradios (Innerarity, 2004).

En un mundo sin alrededores, en el que la crisisafecta a prácticamente todas las dimensiones de lavida, la interdependencia es una realidad insoslaya-ble de la que depende la supervivencia de la especiehumana. Para superar esta difícil situación, nosenfrentamos a la necesidad de cooperar y articularestrategias colectivas.

Sólo se podrá salir de una forma digna de esta crisisplanteando otras preguntas: cómo debemos habitarla tierra; qué mantiene vivas a las personas y, portanto, qué debemos conservar; cuáles son las necesi-dades que hay que satisfacer para todas; cómo seproducen y distribuyen los bienes y el tiempo de tra-bajo; quiénes y cómo toman las decisiones en nues-tras sociedades…

La perspectiva ecofeminista proporciona claves, cre-emos, necesarias para repensar las contradiccionesactuales, revertir los imaginarios dominantes y pro-poner nuevas formas de relación con la naturaleza yentre las personas que permitan caminar hacia unacultura de paz que pise ligeramente sobre la tierra(Shiva, 2006).

Ecodependientes e interdependientes

Construida sobre cimientos patriarcales, antropo-céntricos y capitalistas, la arquitectura de nuestrassociedades actuales pone en riesgo los equilibriosecológicos que permiten la vida humana, dificultalas relaciones de interdependencia que nos sostienencomo humanidad y amenaza con provocar un verda-dero naufragio antropológico.

El pensamiento occidental se ha desarrollado igno-rando las bases materiales que sostienen la vida yalimentando el mito de una pretendida individuali-dad de cada persona con respecto a las demás y detodas ellas con respecto a la naturaleza. Sin embar-go, las personas dependemos insoslayablemente dela capacidad regenerativa de la tierra y del tiempoque otras personas nos dedican.

Somos seres radicalmente ecodependientes, y pen-sar la vida humana y la economía al margen de lanaturaleza es simplemente una quimera. Las relacio-nes de ecodependencia nos llevan de forma directa atomar conciencia de la naturaleza limitada de labiosfera.

LA VIDA HUMANA EN UN MUNDO JUSTO Y SOSTENIBLE

Yayo Herrero LópezEcologistas en Acción

13

Existen nueve límites planetarios en los procesosbiofísicos que son fundamentales para garantizar lacontinuidad de los procesos de la naturaleza. Estosnueve límites, interdependientes entre ellos, marcanel campo de juego dentro de los cuales la humani-dad puede desenvolverse con cierta estabilidad(Rockström et al., 2009). Sobrepasarlos nos aboca auna situación de incertidumbre y puede desencade-nar cambios a gran escala y velocidad que conduz-can a otras condiciones naturales menos favorablespara la vida humana.

En el momento actual, cuatro de estos nueve límitesestán sobrepasados. El metabolismo económico nose sostiene sobre lo que la naturaleza es capaz deregenerar, sino que directamentecrece a costa de la destrucciónde la base material.

Pero, además de ser ecodepen-dientes, cada persona presentauna profunda dependencia deotros seres humanos.

Somos seres inmanentes y fini-tos que vivimos encarnados encuerpos vulnerables. La inma-nencia obliga a pensar en lainterdependencia. Durante todala vida, pero sobre todo en algu-nos momentos del ciclo vital —primera infancia, la vejez, losmomentos de enfermedad—, laspersonas no podríamos sobrevi-vir si no fuese porque otras dedi-can tiempo y energía al cuidadode nuestros cuerpos.

En las sociedades patriarcales, quienes se han ocu-pado mayoritariamente del trabajo de atención ycuidado de los cuerpos vulnerables son mayoritaria-mente las mujeres, no porque estén esencialmentemejor constituidas para ello, sino porque ése es elrol que impone la división sexual del trabajo. Y rea-lizan este trabajo en el espacio privado e invisible delos hogares, regido por la lógica de la instituciónfamiliar.

La invisibilidad de la ecodependencia, que conduceal agotamiento de recursos finitos y a la alteraciónde las dinámicas que regulan los equilibrios dinámi-cos de la biosfera, caracteriza a las sociedades antie-

cológicas. La invisibilidad de la interdependencia, ladesvalorización de la centralidad material y antropo-lógica de los vínculos y las relaciones entre las per-sonas y la subordinación de las emociones a la pre-tendida razón, son rasgos esenciales de las socieda-des patriarcales (Hernando, 2012).

El sistema económico capitalista y todo el armazóncultural que le acompaña se han desarrollado encontradicción con las dos dependencias materialesque permiten la vida. Crecen sin observar límites acosta de la destrucción de lo que precisamente nece-sitamos para sostenernos en el tiempo. Se basan enuna creencia peligrosa para el futuro de los sereshumanos: la de una falsa autonomía, tanto de la

naturaleza como del resto de laspersonas.

Transformar ese orden simbóli-co y material requiere una refle-xión y una práctica completa-mente diferentes. Por una parte,es necesario analizar y com-prender sobre qué piso se sos-tiene nuestra cultura, cuáles sonlos dogmas, mitos y creencias através de los que interpretamosy actuamos en todo lo que nosrodea para intentar influir en losimaginarios que los sostienen.

Una producción desconectadadel mantenimiento de la vida

Para construir una economíaadecuada a los seres humanos,

la producción tiene que ser una categoría ligada almantenimiento de la vida y al bienestar de las perso-nas (Pérez Orozco, 2006). Hay producciones queson socialmente necesarias y otras que son social-mente indeseables, por más duro que resulte denun-ciarlo y asumirlo en un momento en el que el des-empleo está desbocado. Distinguir entre ambas esimprescindible si no se quiere hacer más profundoel hoyo en el que ya se encuentran muchos sectoresde actividad económica y si se pretende reconvertirel modelo productivo antes de que sea inviablehacerlo desde el punto de vista físico.

La economía convencional postula que el capital esel motor de crecimiento económico y que puede

El sistema económico capitalistay todo el armazón cultural que leacompaña se han desarrolladoen contradicción con las dosdependencias materiales quepermiten la vida. Crecen sinobservar límites a costa de ladestrucción de lo queprecisamente necesitamos parasostenernos en el tiempo. Sebasan en una creencia peligrosapara el futuro de los sereshumanos: la de una falsaautonomía, tanto de lanaturaleza como del resto de laspersonas.

14

sustituir a los otros dos factores de producción: latierra y el trabajo. Al reducir el concepto de valor alde precio, se ha olvidado la dimensión regenerativay cíclica de la producción orgánica. Se ha pasado ahablar de «producción» de hierro, petróleo o cobre,aunque ésta mal llamada producción esconda unamera venta con beneficio de riqueza finita preexis-tente (Naredo, 2006), ya que el hierro, el petróleo oel cobre no se pueden producir, simplemente existeny se extraen.

En la economía convencional, el concepto de pro-ducción no está ligado a la satisfacción de las nece-sidades humanas y a la genera-ción de valores de uso, sino quese orienta a los valores de cam-bio. El valor de un bien o de unservicio está ligado a su capaci-dad de incrementar las ganan-cias y no a la de satisfacer nece-sidades humanas.

Los procesos de colonización ysometimiento de otros pueblos,la disponibilidad de energíafósil barata o los adelantos tec-nológicos que permitieronincrementar los flujos de ener-gía y materiales en algunaszonas del planeta a costa delexpolio y extracción en otraszonas, fueron algunas de laspalancas que permitieron supe-rar los límites que imponía cadaterritorio.

Algunas zonas, las denomina-das desarrolladas, han podidosuperar su capacidad de carga yvivir por encima de lo que lesposibilitaban sus propios terri-torios, convirtiéndose en econo-mías parasitarias que crecendevorando recursos y destru-yendo ecosistemas lejanos.

La invisibilización del agotamiento y el deterioro dela capacidad de regeneración de la naturaleza y delinmenso trabajo de reproducción cotidiana de lavida ha permitido construir el dogma intocable de laeconomía convencional: el que defiende que cual-quier crecimiento económico, independientemente

de la naturaleza de la actividad que lo sostiene,constituye la única forma de garantizar el bienestarsocial.

Una noción de trabajo empobrecida y descafeinada

Las desconexión de la esfera mercantil y la de lavida redujo la noción de trabajo humano al empleo.La capacidad de trabajo como potencia del ser per-dió fuerza, desplazándose el peso hacia el empleo,ámbito en el que el generador de riqueza no era lapersona que trabajaba, sino la que empleaba. Se

produce una cesión simbólicade poder desde quien tiene lapotencia de trabajo a quien tienela posibilidad de emplear(Mora, 2013).

La nueva economía transformóel trabajo y la tierra en mercan-cías y comenzaron a ser tratadoscomo si hubiesen sido produci-dos para ser vendidos. Pero ni latierra ni el trabajo son mercan-cías, porque, o no han sido pro-ducidas —como es el caso de latierra— o no han sido produci-das para ser vendidas —comoes el caso del trabajo. Se puedeentender el alcance de esta GranTransformación si se recuerdaque «trabajo no es más que unsinónimo de persona y tierra noes más que un sinónimo denaturaleza» (Polanyi, 1992).

La nueva noción del trabajo exi-gió hacer el cuerpo apropiadopara la regularidad y el automa-tismo exigidos por la disciplinadel trabajo capitalista (Federeci,2010), el cuerpo se convierte enuna maquinaria de trabajo. Y su

regeneración y reproducción no es responsabilidadde la economía, que se desentiende de ellas, rele-gándolas al espacio doméstico. Allí, fuera de lamirada pública, las mujeres se ven obligadas a asu-mir esas funciones desvalorizadas, a pesar de quesean tan imprescindibles tanto para la supervivenciadigna como para la propia reproducción de la pro-ducción capitalista (Carrasco, 2009).

La nueva noción del trabajoexigió hacer el cuerpo apropiadopara la regularidad y elautomatismo exigidos por ladisciplina del trabajo capitalista(Federeci, 2010), el cuerpo seconvierte en una maquinaria detrabajo. Y su regeneración yreproducción no esresponsabilidad de la economía,que se desentiende de ellas,relegándolas al espaciodoméstico. Allí, fuera de lamirada pública, las mujeres seven obligadas a asumir esasfunciones desvalorizadas, apesar de que sean tanimprescindibles tanto para lasupervivencia digna como parala propia reproducción de laproducción capitalista (Carrasco,2009).

15

La producción de vida es una precondición para laproducción mercantil; por ello, el trabajo oculto delas mujeres y la explotación de la naturaleza sonesenciales para «producir» las propias condicionesde producción (Mellor, 2000). El trabajo bajo lalógica capitalista sólo puede ser productivo, en elsentido de producir excedente, mientras pueda obte-ner, extraer, explotar y apropiarse trabajo empleadoen producir vida o subsistencia.

Apuntes para la reconstrucción

Sólo se podrá salir de una forma digna de esta crisisglobal planteando las preguntas adecuadas: quémantiene vivas a las personas y, por tanto, qué debe-mos conservar; cuáles son lasnecesidades que hay que satisfa-cer para todas; cómo se distri-buyen los bienes y el tiempo detrabajo; quiénes y cómo tomanlas decisiones en nuestras socie-dades; en qué conviene utilizarlos recursos escasos.

El primero de los condicionan-tes tiene que ver con el inevita-ble decrecimiento de la esferamaterial de la economía. No esun principio que se pueda o nocompartir; es más bien un datocontra el que es inútil y peligro-so rebelarse. Se decrecerá materialmente por lasbuenas —es decir, de forma planificada, democráti-ca y justa— o por las malas —por la vía de quecada vez menos personas, las que tienen poder eco-nómico y/o militar, sigan sosteniendo su estilo devida a costa de que cada vez más gente no puedaacceder a los mínimos materiales de existenciadigna.

Si asumimos la superación de los límites del plane-ta, es obvio que no va ser posible reactivar un creci-miento económico construido sobre las mismasbases materiales que el que existió en las últimasdécadas. No nos encontramos en la sociedad dedespués de la Segunda Guerra Mundial, con unpoder contrahegemónico al capitalismo y con fuen-tes de energía fósil abundantes y baratas. Pensar eneste horizonte por fuerza más austero en lo materiales una obligación para todos los movimientossociales que tengan la emancipación y el bienestar

humanos como objetivo; esto incluye al movimien-to obrero.

El segundo, tiene que ver con la interdependencia.Habitualmente, el concepto de dependencia se sueleasociar a la crianza, a la atención de personas enfer-mas o con alguna diversidad funcional. Sin embar-go, la dependencia no es algo específico de determi-nados grupos de población, sino que, como exponeCarrasco, «es la representación de nuestra vulnera-bilidad; es algo inherente a la condición humana,como el nacimiento y la muerte» (Carrasco, 2009:178).

Aceptar la interdependencia, condición para la exis-tencia de humanidad, en sociedades no patriarcales

supone que la sociedad en suconjunto se tiene que hacer res-ponsable del bienestar y de lareproducción sociales. Elloobliga a cambiar la noción detrabajo, a reorganizar los tiem-pos de las personas y a priorizarlos servicios públicos.

Un tercer nodo es el reparto dela riqueza. Si tenemos un plane-ta con recursos limitados, queademás están parcialmentedegradados y son decrecientes,la única posibilidad de justiciaes la distribución de la riqueza.

Luchar contra la pobreza es lo mismo que lucharcontra el acaparamiento de riqueza. Será obligado,entonces, desacralizar la propiedad y cuestionar lalegitimidad de la propiedad ligada a la acumulación.

El cuarto elemento es el que introduce una mayorangustia, y tiene que ver con la urgencia. Algunasde las dimensiones de la crisis actual, sobre todo lasque tienen que ver con la ecología y los recursos,requieren actuaciones y transformaciones urgentes.De no acometer las transiciones en plazos cortos,puede que llegue un momento en el que sea física-mente inviable la reconversión del metabolismoeconómico para dar satisfacción a las necesidadesde las mayorías sociales.

La reconversión de la economía bajo esta lógicaimplicará dar respuesta a preguntas básicas: ¿quénecesidades hay que satisfacer para todas las perso-nas?, ¿cuáles son las producciones necesarias para

Aceptar la interdependencia,condición para la existencia dehumanidad, en sociedades nopatriarcales supone que lasociedad en su conjunto se tieneque hacer responsable delbienestar y de la reproducciónsociales. Ello obliga a cambiar lanoción de trabajo, a reorganizarlos tiempos de las personas y apriorizar los servicios públicos.

16

que se puedan satisfacer esas necesidades?, ¿cuálesson los trabajos socialmente necesarios para lograresas producciones?

Se podría decir que, igual que las dinámicas de lanaturaleza y los flujos de energía y materiales seenfrentan de forma constante a la degradación yluchan contra el aumento de la entropía, los trabajosde cuidados, realizados esencialmente por las muje-res, reconstruyen constantemente, ante la tendenciaal desorden, la suciedad, la degradación de los cuer-pos y el abandono afectivo.

Bibliografía

Braudel, Fernand (1985): La dinámica del capitalis-mo, México: Fondo de Cultura Económica.

Carrasco, Cristina (2009): «Mujeres, sostenibilidady deuda social», Revista de Educación, númeroextraordinario, 2009, Madrid: Ministerio de Edu-cación.

Federeci, Silvia (2010): Calibán y la bruja. Mujeres,cuerpo y acumulación originaria, Madrid: Trafi-cantes de Sueños.

Herrero, Yayo (2013): «Miradas ecofeministas paratransitar a un mundo justo y sostenible», Revistade Economía Crítica, n.º 16.

Mies, María, y Shiva, Vandana (1998): Ecofeminis-mo: teoría, crítica y perspectivas. Barcelona: Ica-ria.

Mellor, Mary (2000): Feminismo y ecología. Méxi-co. Siglo XXI.

Mora, Laura (2013): «El trabajo con sentido en pro-yecto constituyente». Madrid: Papeles, n.º 122.

Naredo, José Manuel (2006): Raíces económicas deldeterioro ecológico y social. Más allá de los dog-mas. Madrid: Siglo XXI.

Pérez Orozco, Amaia. (2006): Perspectivas feminis-tas en torno a la economía: el caso de los cuida-dos. Madrid: Consejo Económico y Social,Colección Estudios, 190.

Polanyi, Karl (1992). La gran transformación: losorígenes políticos y económicos de nuestro tiem-po (1944) México: Fondo de Cultura Económica.

Rockström, Johan (2009) «Planetary boundaries:exploring de safe operating space for Humanity»,Ecology and Society, vol.14, núm. 2. �

17

Todas las sociedades pre-capitalistas se resignarona la necesidad del «consumo» como un tributo

destructivo a la reproducción de la vida; pero en sulucha contra el tiempo introdujeron mundo en elmundo a través de toda una serie de objetos declara-dos incomestibles: objetos para el uso y objetos parala mirada, cuyo conjunto definía el recinto de la cul-tura (por oposición a la naturaleza). Su victoriasobre el tiempo tenía forma de hacha, de zapatos, depoema, de templo. Pues bien, allí donde parece quelo que define a nuestra sociedad «de consumo» es laabundancia o el exceso de cosas, lo que hay es másbien, de manera paradójica, una anulación progresi-va de la cosa misma como efecto de la aceleradarenovación de las mercancías en el mercado y de unformato tecnológico que contribuye a sustituir lasmediaciones por fluidos: el tributo destructivo —eleslabón animal— ciñe ahora la totalidad de la exis-tencia, tanto en el ámbito público como en el priva-do. A lo largo de la historia los seres humanos hanconocido sociedades sin petróleo, sin hierro o sinescritura; por primera vez estamos a punto de viviren una sociedad sin cosas. Sin ellas, la victoriacapitalista sobre el tiempo coincide con el tiempomismo y con su duración sin costuras, como en laentraña de un reloj o en los anillos de una lombriz.

(…)

¿Por qué defender las cosas?

Las cosas resisten y están en medio. Ni las consti-tuimos ni las destituimos: las usamos o las miramos.Nos comprometen. Son interesantes; nos interesan.Son mediaciones más o menos estables que nos vin-culan con los otros. (…) Nos atan al mundo y a losotros cuerpos. Pero al acelerarlas, dejan de ser

«objetos espaciales» para convertirse en «objetostemporales», disueltos en el flujo sincrónico delTiempo como si se tratase de «segundos» y «minu-tos» y no ya de paraguas, mesas, libros, montañas,zapatos, novios, niños. (…) Nuestra mirada y nues-tra capacidad de atención son también limitadas yfinitas. No podemos interesarnos por todos los árbo-les del mundo por mucho que los hayamos metido,uno a uno, imagen tras imagen, en nuestra cámaradigital. No se puede amar a todo el mundo ni tenerun millón de amigos. Por decirlo a modo de parado-ja, lo que no se puede mirar se convierte en imagen.Acelerar el mundo es desentendernos de él. Es loque he llamado en otro sitio «el nihilismo espontá-neo de la percepción»: como el piloto del bombar-dero, sólo miramos lo que está a punto de desapare-cer y nuestra mirada y su desaparición coinciden detal modo en el tiempo que casi podemos decir quesólo miramos lo que desaparece y que desapareceporque lo miramos. Ahora la mirada también tienedientes.1

Las cosas son relatos y manuales de instrucciones.Son nuestra memoria fuera del cuerpo, entre loscuerpos. En el objeto manufacturado, es verdad,olvidamos el trabajo del orfebre o del carpintero(por no hablar del del obrero). Pero ese objeto, olvi-do materializado, es también —porque se ha mate-rializado— el relato deformado de su fabricación.Nos cuenta su historia y también la de su usuario,incorporada a la curvatura de su asiento y a la incli-nación de su respaldo; y además nos explica cómohacer una silla. Las cosas son, en efecto, cuento ymanual: tiempo detenido, memoria petrificada antenuestros ojos, el pasaje grumoso entre el pasado y elfuturo que reúne en un coágulo, en una concreciónduradera, el engaño placentero y el conocimientoveraz. Por eso Marx podía hablar de «fetichismo»:las cosas, encantadas en mercancías, pueden ser unjeroglífico, un relato cifrado que hay que desenmas-

ADIÓS A LAS COSAS*

Santiago Alba RicoFilósofo y escritor

*. Texto extractado del libro ¿Podemos seguir siendo de iz-quierdas? Panfleto en sí menor, de Santiago Alba Rico,Pol.lens Edicions, Barcelona, 2014. Cedido para su publica-ción por el autor.

1. Santiago Alba Rico, Capitalismo y nihilismo. Dialéctica delhambre y la mirada,Akal, Madrid, 2007.

18

carar y traducir. Hoy el acelerón tecnológico y mer-cantil nos ha llevado aún más lejos: al derretirlas,nos impide apoyar en ellas ningún relato, ni buenoni malo; la memoria se nos va por el desagüe de laobsolescencia programada y de la liviandad mate-rial; es decir, de la autodestrucción ininterrumpida.La explotación intensiva del tiempo en la produc-ción, en efecto, tiene su paralelo necesario en la ace-leración del consumo y por lo tanto en la licuefac-ción de las mercancías —que son «mercancías» yno «cosas» precisamente por eso. (…) La victoriasobre el tiempo es la victoria del tiempo. Somos,como decía Gunther Anders, hombres-sin-mundo:puro tiempo comercializado.

Las cosas, que resisten un poco, acaban por morir.Son frágiles. Son insustituibles. Son —tarde o tem-prano— irreparables. Son finitas. Podemos encon-trar en el mercado una silla igual, pero no la mismasilla. En este sentido, nuestra condición tantas vecesnegada de sujetos (de razón o de derechos) no debehacernos olvidar que los seres humanos somos tam-bién cosas, como los vasos y el papel; es decir, obje-tos de cuidados. (…) Curiosamente la sociedad quemás ha fragilizado el mundo es la que más ha gene-rado la ilusión subjetiva de victoria sobre la natura-leza y de inmortalidad. Ahora bien, ninguna ilusiónmédica o tecnológica, ninguna fantasía de trabajoinmaterial, podrá jamás liberarnos del trabajo de loscuidados. Sin trabajo no hay humanidad. Peinarse esun trabajo; peinar a un niño es el trabajo que davalor a su pelo y que vuelve irrenunciable su exis-tencia. Todos derivamos nuestro valor objetivo —encuanto que objetos humanos— del trabajo materialde los demás sobre nuestro cuerpo.

¿Puede ya adivinarse qué significa para la condiciónantropológica de la humanidad la desaparición delas cosas? Es la muerte de las tres facultades «neolí-ticas» —la razón, la imaginación y la memoria— yel fin de la «mesopotamia» de la evolución, desdedonde podía hallarse aún un camino hacia la demo-cracia y la igualdad. El mundo se vuelve impensa-ble, irrepresentable e in-memorizable. Nos importamuy poco, por tanto, su destino e incluso su super-vivencia. Ni siquiera nos parece bello. A fuerza deexplotar la fuente de todo valor, el capitalismo hasecado de raíz todos los valores. El ámbito del con-sumo, al que se ha desplazado el eje de la construc-ción de la subjetividad, está tan proletarizado —dicecon razón Stiegler— como el de la producción, perosolo pone en relación, al contrario que la fábrica,

conciencias individuales con flujos temporalesimpersonales: es lo que él llama «miseria simbóli-ca».2

¿Estamos, pues, perdidos? ¿No podemos recuperarlas cosas? La dificultad estriba en que no se trata deuna cuestión política soluble en un aumento de laconciencia; la conciencia puede hacer poco contraun dispositivo material destituyente. Tenemos queafrontar, de entrada, esta cuádruple paradoja:

� La paradoja de que la lucha capitalista contra eltiempo nos disuelve subjetivamente en el tiempo.

� La paradoja de que la destrucción capitalista de lanaturaleza nos hace sentir subjetivamente indes-tructibles.

� La paradoja de que el desencantamiento capitalistadel mundo convierte el desencanto subjetivo enun nuevo e irresistible lazo mundano.

� La paradoja de que la explotación capitalista delcuerpo por medios tecnológicos nos desplaza sub-jetivamente fuera de él.

(…)

Los cuerpos son también cosas

¿Cuánto vale, pues, una vida humana? Una formade calcularlo es la que utilizaron los abogados de lamultinacional Union Carbide para fijar las indemni-zaciones a las víctimas del desastre de Bhopal en1984. Si la renta per capita de la India es (lo era enese entonces) de 250 dólares, mientras que la de losEE. UU. supera los 15000, podemos concluir que elvalor medio de una «vida india» es de 8300 dólares,mientras que el de una «vida estadounidense»asciende a 500.000. Las casas de seguro utilizanhabitualmente este tipo de evaluaciones paraaumentar sus márgenes de beneficios. Otra posibili-dad, que juzgamos más bárbara, es la de esos siste-mas «primitivos» de equivalentes que llamamos«venganza». La forma más extrema es el Talión(«ojo por ojo, diente por diente»), aunque hay otrasmás benignas en distintos pueblos de la tierra quepermiten cambiar una vida humana, por ejemplo,por cuatro ovejas, o la pérdida de un miembro por

2. Me he ocupado de esta volatilización de las cosas y de susconsecuencias sociales en muchos de mis libros: Las reglasdel Caos, La ciudad intangible, Capitalismo y Nihilismo yEl naufragio del Hombre, entre otros.

19

un pedazo de tierra o una mujer en edad fértil. LaSociedad, y no sólo la Historia, pueden ser terribles.

En definitiva, cuando calculamos el valor de la vidahumana solemos recurrir a «expresiones dinerarias»;es decir, a formas contables exteriores mediante lascuales tratamos de asir una cantidad inconmensura-ble: dinero, ganado, mercancías. Pero, ¿cuál es elvalor del dinero, el ganado y las mercancías?

Como sabemos, David Ricar-do y Adam Smith fueron losprimeros en formular en elmolde de una ley una relaciónque todos los pueblos acepta-ban intuitivamente en sustrueques y mercadeos: la queasocia el «valor» de un objetoa una determinada combina-ción de Tiempo y Trabajo.Luego, Karl Marx afinó estaformulación precisando ladiferencia entre trabajo yfuerza de trabajo e identifi-cando el valor de una mercan-cía con «el tiempo socialmen-te necesario para su produc-ción». A partir de ahí Marxdedujo una forma objetiva yparadójica de explotación,independiente de los latigazosy los capataces, escondida enuna cifra positiva y apeteci-ble: el salario. Marx nuncaolvidó la condición previa(«la fuente de toda riqueza es la naturaleza y no eltrabajo», corrigió a sus compañeros en el Programade Gotha), pero digamos que elevó a categoría«científica» una cenestesia subjetiva elemental: lade que un objeto vale tanto más cuando más tiempoy esfuerzo hemos dedicado a elaborarlo o fabricarlo.

El problema estriba en saber cuánto vale la mercan-cía llamada «fuerza de trabajo»; es decir, la vidahumana trasladada al objeto. Para eso, Marx aplicóla lógica valor/trabajo y demostró que, si una mer-cancía vale tanto como el trabajo socialmente nece-sario invertido en su producción, la «vida humana»vale tanto como el conjunto de las mercancías indis-pensables para su (re)producción: pan, calzado, unlecho, todo lo necesario, en fin, para renovar lasenergías físicas del trabajador, de manera que esté

en condiciones, todas las mañanas, para emprenderuna nueva jornada laboral. El hecho de que el capi-talismo (no Marx) calcule de esta manera el valor dela vida humana plantea un doble dilema, uno ético yotro lógico. El ético parece evidente, pues este «cál-culo» (el de las mercancías básicas que permiten lareproducción de una vida desnuda) trata al serhumano como si fuera una mercancía más. Pero ilu-mina también una paradoja, en la medida en que esa

mercancía se diferencia delas otras mercancías en quees la única cuyo valor sedefine estrictamente en elmercado. En efecto, mientrasque el valor —digamos— deuna mesa o de un automóvilprocede de la «fuerza de tra-bajo» humana invertida en suproducción (que es una«fuerza» exterior añadida alos procesos productivos), elvalor de esa «fuerza» se fijaen relación con las mercancí-as que ella misma ha produ-cido.

Pero esta paradoja respondede algún modo a la preguntafundamental: ¿no tiene el serhumano ningún valor propio,ningún valor autónomo? Elcapitalismo le reconoceráuno: precisamente su capaci-dad para «valorizar», a travésde la combinación tiempo/

trabajo, la materia muerta o, lo que es lo mismo,para producir riqueza capitalista. La «fuerza de tra-bajo» es una mercancía peculiar que, lejos de consu-mirse con el uso, añade valor a las mercancías queproduce. El resultado, lo sabemos, es que esta poten-cia mágica del ser humano para dar valor se traduce,en condiciones de explotación de clase, en una des-valorización radical del ser humano. Cuanto másvaloriza lo que toca, más se desvaloriza él mismo yal final, precisamente porque es la fuente de todovalor, es la única mercancía que no vale nada. O sólo8.300 dólares, como en el caso de los trabajadoresindios asesinados por la Union Carbide.

En todo caso, creo que debemos renunciar a demos-trar el valor autónomo de la vida humana. Si el serhumano vale algo debe ser, sin duda, al igual que en

El problema estriba en saber cuántovale la mercancía llamada «fuerza detrabajo»; es decir, la vida humanatrasladada al objeto. Para eso, Marxaplicó la lógica valor/trabajo ydemostró que, si una mercancía valetanto como el trabajo socialmentenecesario invertido en suproducción, la «vida humana» valetanto como el conjunto de lasmercancías indispensables para su(re)producción: pan, calzado, unlecho, todo lo necesario, en fin, pararenovar las energías físicas deltrabajador, de manera que esté encondiciones, todas las mañanas,para emprender una nueva jornadalaboral.

20

el caso de los objetos que produce, por algo que sele ha hecho a él. (…) El ser humano tiene un valorinmenso y lo tiene, en efecto, porque es el resultadode un trabajo. Pero de un trabajo realizado fuera yantes del mercado; de un trabajo que han hechosiempre o casi siempre las mujeres: los cuidados. Elcuerpo humano no es sagrado, sino frágil, y su fragi-lidad lo convierte en un objeto —lo contrario de unamercancía— cuya supervivencia depende de la aten-ción ajena. Si no se puede matar sin horror a un serhumano, si su existencia es irreemplazable no es por-que el ser humano tenga lacapacidad de valorizar lamateria muerta, sino porqueha sido valorizado, desperta-do a la vida, por otro serhumano que casi siempre esuna «mujer»: ha sido ali-mentado, limpiado, peinado,curado, acariciado, protegidopor otras manos, en un tra-bajo entre cuerpos del que sedesprende ese valor incalcu-lable, inasible, sin equivalen-te, sobre el que se levantan la ética y el Derecho, lascuales tienen, como decíamos más arriba, un funda-mento en la razón y otra en la atención.

La atención y los cuidados son femeninos —muyprobablemente— porque los hombres las han pues-to, mediante la fuerza (al menos «en su raíz»), enuna situación en la que sin su atención y sin sus cui-dados no habría reproducción material de la socie-dad. El amor nace de ahí, de esa atención y esos cui-dados —digamos— «forzados», los cuales vuelvenvaliosos los cuerpos. No podemos despreciar ni lashormonas ni el embarazo —el carácter físico de lamaternidad—, pero podemos decir, en todo caso,que la Madre es también un proceso de precipita-ción histórica —como se habla de una precipitaciónquímica— definido por este esfuerzo de valoriza-ción atenta de los cuerpos. Es más fácil ser razona-bles (aunque no es tan frecuente), pero todos pode-mos ser también Madres. Podemos desconectar lamaternidad —como atención y cuidados— de laviolencia del parto y de la violencia del patriarcado.Nadie ha explicado esto mejor que Yayo Herrero,una de las voces más brillantes, sensatas y rigurosas

del ecofeminismo en España: «La historia de lasmujeres les ha abocado a realizar aprendizajes,recreados y mejorados generación tras generación,que sirven para enfrentarse a la destrucción y hacerposible la vida. (…) Su posición de sometimientotambién ha sido al tiempo una posición en ciertomodo privilegiada para poder construir conocimien-tos relativos a la crianza, la alimentación, la salud, laagricultura, la protección, los afectos, la compañía,la ética, la cohesión comunitaria, la educación y ladefensa del medio natural que permite la vida. Sus

conocimientos han demos-trado ser más acordes con lapervivencia de la especieque los construidos y practi-cados por la cultura patriar-cal y por el mercado».3

(…)

En definitiva: no cuidamoslos cuerpos humanos porquetengan valor, sino que, al

contrario, adquieren valor en la medida en que loscuidamos y los tocamos y los miramos; en la medi-da, en definitiva, en que los trabajamos. Por eso qui-zás hay más maltratadores masculinos que femeni-nos y por eso quizás hay tantas mujeres prisionerasde sus verdugos: porque es casi imposible no querera aquél al que has lavado los calcetines y preparadola comida, aunque te maltrate, y es casi imposiblequerer, y casi imposible no maltratar, a quien hasmirado poco, tocado mal y cuidado nunca. Es estolo que une, en una intersección de paradójico des-precio, al capitalismo y al patriarcado: pues el capi-talismo desvaloriza al trabajador que valoriza todaslas mercancías y el patriarcado desvaloriza a la tra-bajadora que valoriza todos los cuerpos. Por eso, sies que queremos conservar la riqueza y la dignidadhumanas (cuya fuente es una combinación de Traba-jo y Tiempo), debemos librar una lucha doble ysimultánea a favor de la independencia económica yde la dependencia recíproca.

¿Cuánto vale un ser humano? El tiempo que hemostrabajado en él. A eso los cursis lo llamamos«amor». �

La atención y los cuidados sonfemeninos —muy probablemente—porque los hombres las han puesto,mediante la fuerza (al menos «en suraíz»), en una situación en la que sin suatención y sin sus cuidados no habríareproducción material de la sociedad.[…]

3. Yayo Herrero y Marta Pascual, Ecofeminismo, una propuestapara repensar el presente y construir futuro,http://www.rebelion.org/noticia.php?id=103036

21

La nueva oleada de tratados y acuerdos de comer-cio e inversión es uno de los principales hitos de

la agenda de reconfiguración del capitalismo en elsiglo XXI. Éste, en un contexto de profunda crisis,necesita garantizar su reproducción y lanza unaofensiva definitiva de mercantilización y domina-ción del espectro completo de la vida, eliminandotoda traba al comercio y a la inversión. La nuevaoleada representaría así la punta de lanza de estaapuesta global: por un lado, trasciende las fronterassectoriales de los mercados, incluyendo nuevosámbitos hasta el momento no completamente absor-bidos por éstos; por el otro, persigue el desmantela-miento de las fronteras políticas definidas por lademocracia liberal-representativa, amputando lascapacidades institucionales en favor de un gobiernode facto de las grandes empresas, vía convergenciareguladora y tribunales de protección de las inver-siones. En definitiva, la principal aspiración de estaofensiva encarnada en la nueva oleada consiste enapuntalar y extender al límite el radio de acción deun sistema biocida, trastocando radicalmente lossentidos comunes sobre el mercado, el gobierno y lademocracia desde una mirada estrictamente corpo-rativa.

El proyecto de capitalismo del siglo XXI

Quienes defienden la primacía del capital son cons-cientes de la gravedad de la crisis que atravesamos.Tal es así que ya están implementando un proyectode redefinición del capitalismo del siglo XXI. Éste,en un momento crítico como el actual, mantieneinercias civilizatorias de mercantilización y domina-ción, pero incorpora notables transformaciones polí-ticas y culturales respecto al modelo que hemosconocido en el siglo XX. Se trata en definitiva decambios estructurales para ampliar las condiciones

de reproducción del capital, hoy en día bajo amena-za.

Dicha amenaza proviene fundamentalmente de dosfenómenos complementarios. Por un lado, la drásti-ca reducción de la base física en la que opera —yoperará— el sistema, fruto del efecto combinadodel cambio climático, la pérdida de biodiversidad,el agotamiento de ciertos materiales y, muy espe-cialmente, de las fuentes de energía fósil —petró-leo, gas, carbón—, hoy en día hegemónicas. Deesta manera, la premisa ambiental del capitalismoen el siglo XX —la inexistencia de límites en unplaneta con capacidad perfecta de absorción detoda actividad económica, que además cuenta coninfinitos recursos disponibles— ha mostrado serrotundamente falsa. Quienes detentan el poder asu-men por tanto la inevitabilidad de este escenario, yse plantean el reto de cómo garantizar el flujo de larenta con una base física menor. A su vez, fuerzanlos procesos de innovación tecnológica para desma-terializar la producción y encontrar nuevas fuentesde energía.

Por otro lado, la expectativa de lánguido crecimien-to económico para las próximas décadas destacacomo preocupación central del capital —la propiaOCDE predice un desempeño global muy bajo eneste sentido al menos hasta 2060—. De esta manera,si el crecimiento representa el indicador de la saludde un sistema que necesita expandirse de manerapermanente, se evidencia la incapacidad de éstepara impulsar una nueva onda expansiva que permi-ta generalizar y aumentar productividad, rentabili-dad, inversión, empleo y consumo. Se trata así de unproblema en la línea de flotación del capitalismo,además en el marco de una notable asimetría entreel ingente excedente generado —máxime en unmodelo marcado por la primacía del crédito, ladeuda y las finanzas— y las cada vez mayores difi-cultades para encontrar espacios de reproduccióndel mismo.

LA NUEVA OLEADA DE TRATADOS COMERCIALES ASEDIA NUESTRAS VIDAS1

Gonzalo Fernández Ortiz de ZáratePaz con Dignidad - Observatorio de Multinacionales en América Latina, OMAL

1. Este texto ha sido publicado previamente en Pueblos, n.º 76,primer cuatrimestre de 2018, con el título «Tratados comer-ciales, ofensiva contra nuestras vidas».

22

Quienes abogan por apuntalar esta cosa escandalo-sa en la que vivimos tienen por tanto el reto de abrirnuevas sendas al capital si no quieren que el sistemacolapse, y han de hacerlo además en un contexto dereducción drástica de la base material y energética,así como de primacía de un ingente excedente espe-culativo. Cuadrar el círculo, en definitiva.

Para enfrentar este momento, como ya hemos ade-lantado, el capital redefine su agenda. Que todocambie para que nada cambie, otros parámetros parafortalecer el crecimientoeconómico y los mercados.Ya no pueden permitirse tra-bas a un comercio y a unainversión seriamente amena-zadas. De este modo, laapuesta reside en el desman-telamiento del conjunto defronteras sectoriales, geo-gráficas, políticas e inclusoculturales que aún limitan laactuación del poder corpora-tivo, una ofensiva absoluta ydefinitiva. Lo que antes eraposible —ámbitos y dinámi-cas ajenas y/o en la periferiade la reproducción del capi-tal—, ya no lo es, y se pos-tula un nuevo-viejo proyectoeconómico, político y cultu-ral de sociedad global.

Respecto a la dimensión económica de este proyec-to, se pretende mercantilizar todo ámbito de la vida—todo aquél que sea rentable, claro—. Se pone asíespecial énfasis en los bienes naturales, los servi-cios, lo digital y la esfera de lo público. Éstos, ade-más de extender la frontera mercantil global, garan-tizan negocio en base a necesidades básicas huma-nas, y por tanto permanentes (educación, salud,vivienda, alimentación, bienes naturales, etc.), ahon-dando en el férreo control de territorios y bienesnaturales escasos. Complementariamente, y ante lasescasas vías de reproducción en otras esferas, seredobla la apuesta especulativa mediante el blindajede la desregulación financiera, que bien pudieragenerar otro estallido como el de 2008, dadas lascondiciones. Por último, y con una mirada de largoalcance, se prefigura una nueva onda expansiva apartir del desarrollo de la automatización, la roboti-zación, la economía digital y el capitalismo verde.

En la dimensión política, se trata de eliminar todatraba democrática al natural desempeño económico.La democracia no puede poner ya freno a los nego-cios, y éstos deben realizarse bajo una absolutaseguridad jurídica. Este principio se convierte envalor supremo, por lo que se revisan los fundamen-tos del modelo liberal-representativo en lo que res-pecta a las capacidades legislativas y judiciales. Latensa relación entre capitalismo y democracia explo-ta por los aires, y en el altar de la reproducción delcapital se derriba la arquitectura institucional básica

de parlamentos, tribunalespúblicos y estructuras multi-laterales de derechos huma-nos.

El comercio y la inversión seesencializan, se metapoliti-zan por tanto, implantandoen este sentido y de maneradefinitiva una lex mercato-ria, directamente vinculada ala nueva oleada. La demo-cracia empezaría ahí dondeterminan los mercados capi-talistas. En esa misma lógi-ca, las decisiones políticasestratégicas se elevan y secorporativizan aún más,priorizando los ámbitosregionales y multilaterales dedecisión —alejados de laciudadanía—, así como la

participación activa de las grandes empresas en éstas,ya no sólo de manera indirecta —lobbies, corrupción,etc.—, sino directa, dentro del mismo proceso de ela-boración política y contando con una justicia ad hoc.

Finalmente, se impulsa un relato cultural que cierrael círculo del proyecto. Frente a la deslegitimaciónde la agenda de colores neoliberal, que pretendíatrasladar una mirada progresista y universalista sobrela globalización —en la que podían defenderse agen-das y derechos de todo tipo—, se va posicionandootro imaginario, más acorde con la realidad de vio-lencia y exclusión generalizada. Gana espacio así undiscurso de fascismo social, de miedo y confronta-ción con el otro que, incluso manteniendo cierto plu-ralismo político, preconiza la ley de la selva. Ya nohay sitio para todos y todas, sólo algunas vidas sonvivibles, y se abunda en la guerra con el otro, con lodiferente, desde sentidos comunes explícitamente

Finalmente, se impulsa un relatocultural que cierra el círculo delproyecto. Frente a la deslegitimación dela agenda de colores neoliberal, quepretendía trasladar una miradaprogresista y universalista sobre laglobalización —en la que podíandefenderse agendas y derechos detodo tipo—, se va posicionando otroimaginario, más acorde con la realidadde violencia y exclusión generalizada.Gana espacio así un discurso defascismo social, de miedo yconfrontación con el otro que, inclusomanteniendo cierto pluralismo político,preconiza la ley de la selva.

23

reaccionarios (odio de clase, racismo, violenciamachista, ética reaccionaria del cuidado, des-ciuda-danización de los y las migrantes, etc.). A su vez, ycomo referencia normativa, se proyecta un individua-lismo extremo, moderno, conectado y con acceso atodo —como ejemplifican algunos casos de la eco-nomía colaborativa—, pero que invisibiliza, en elvoluminoso iceberg oculto bajo el agua, una realidadde servidumbre e hipersegmentación a costa delindividualismo de la casta privilegiada.

En definitiva, el sistema articulado en torno al capi-talismo muta y plantea un nuevo-viejo proyecto queincorpora notables transformaciones, a partir delobjetivo de que nada estorbe a una reproducción delcapital amenazada por la crisis. Y la nueva oleada detratados y acuerdos juega un rol estratégico en dichoproyecto.

Gobierno de facto de las grandes empresas en unmercado global sin trabas

Los tratados y acuerdos de comercio e inversión deúltima generación, tanto los aprobados en los últi-mos años como los actualmente en negociación, secuentan por decenas. Su carácter es tanto globalcomo regional y, de entrar en vigor, abarcarían elconjunto del planeta, al menos el más relevante entérminos de mercantilización —incluida China, ycon el papel protagónico de la Unión Europea—. Lanueva oleada se sumaría así a los más de 3.000acuerdos actualmente operativos y haría real el viejosueño de un único mercado autorregulado —o ultra-rregulado, según se mire—. Dicho sueño, que hastael fracaso de la Ronda de Doha representaba laOrganización Mundial de Comercio (OMC) —pro-yecto archivado pero no olvidado, como pone demanifiesto el encuentro de diciembre de 2017 enArgentina—, se pretende mantener vivo por esta víaindirecta de sumar múltiples acuerdos que, en últi-ma instancia, permitan avanzar en ese gran objetivo.

Se trata entonces de un objetivo claramente político,y de gran alcance. Así, pese al ex profeso caráctercomplejo y confuso de cada uno de estos acuerdos;pese a la diferente literalidad de cada iniciativa y sulectura en clave tecnocrática; y pese a la diversidadde compromisos cuantitativos, ámbitos y anexosresultado de cada negociación, podemos identificarel hilo conductor que define la identidad de la nuevaoleada. Ésta combina inercias de oleadas anteriores

que se actualizan y amplían a nivel global —princi-pios, tribunales de protección de las inversiones—,con innovaciones como juntar acuerdos de comercioe inversión —antes separados—, la convergenciareguladora, la mercantilización de nuevos sectores yla apuesta por la armonización a la baja de barrerasno arancelarias.

En síntesis, la nueva oleada toma como referencia elsueño del mercado autorregulado, empeñándose demanera directa y prioritaria en el derribo de las tra-bas sectoriales, geográficas y políticas a la mercanti-lización capitalista, a través fundamentalmente dedos vías complementarias. Por un lado, la amplia-ción de la frontera mercantil, incluyendo en su lógi-ca global los servicios, la compra pública, los bienesnaturales —especialmente la energía—, el comerciodigital, la propiedad intelectual, así como un capítu-lo específico de inversiones de todo tipo.

Por el otro, y aquí nos detendremos especialmente alser el elemento más novedoso, se implanta un gobier-no de facto de las transnacionales que amputa lascapacidades institucionales —principalmente laslegislativas y judiciales— en favor de éstas. Lasempresas imponen así una agenda política y unanueva estructura en defensa de dicha agenda queposiciona un modelo de gobernanza corporativa a tra-vés de una triple apuesta: la primacía político-jurídicade principios corporativos fuertes, exigibles y justi-ciables, de alcance global; la convergencia reguladoracomo lógica de creación de nuevos espacios de deci-sión, en los que las empresas participan directamente,en detrimento del legislador; y los tribunales de pro-tección de inversiones, una justicia privatizada al ser-vicio de los negocios y del poder corporativo. Elresultado, una democracia de bajísima intensidad.

Respecto a la primera apuesta, la nueva oleada expli-cita la hegemonía de los siguientes principios: laseguridad jurídica de las inversiones, frente a cual-quier otra consideración política; las expectativaslegítimas, que sitúan los beneficios empresariales —presentes y futuros— por encima del mandato popu-lar; la armonización normativa, eliminando progresi-vamente toda traba arancelaria y no arancelaria alcomercio y la inversión; el trato nacional para todaempresa extranjera; el trato de nación más favoreci-da, ampliando las mejores condiciones de cualquieracuerdo a los nuevos que se pudieran firmar; y lacláusula ratchet, que impide la reversión de procesosde liberalización a partir de la firma del tratado.

24

Estos principios fuertes conforman, en definitiva, laagenda de referencia de este modelo de gobernanza.

Dicha agenda se posiciona sobre una nueva estruc-tura política sustentada en la segunda apuesta cor-porativa, la convergencia reguladora. Su meta con-siste en armonizar, superando barreras arancelariasy no arancelarias, e incide así en la desregulaciónlaboral, ecológica, social y sanitaria derivada de lacompetencia extrema por atraer inversiones. Secrean nuevas estructuras multilaterales —consejosmixtos, comités sectoriales,etc.— que participarían precep-tivamente en el proceso admi-nistrativo, marcando la línea eincidiendo en favor de la agen-da antes señalada. El procedi-miento de creación de normati-va se altera, incluyendo nuevosespacios bajo la estela de laarmonización —regulación a labaja en realidad— y que cuen-tan con un gran poder. La parti-cipación empresarial en estosespacios es directa, por lo quese naturaliza su rol político enla toma de decisiones.

Por supuesto, no hay una únicaversión de convergencia regula-dora en los diferentes tratados,pudiendo ser ésta obligatoria ono, afectando sólo a las compe-tencias regionales o al conjuntode instituciones, etc. En todocaso, e indiferentemente de laversión aprobada, se trastoca elprocedimiento político en favor de espacios multilate-rales alejados de la ciudadanía y corporativizados, yse dota de gran poder a ciertos espacios de decisión.Esto queda claro por ejemplo en el caso del ComitéMixto del CETA, con amplia capacidad de interpreta-ción de lo que dice —y no dice— el acuerdo, gene-rando así presión y doctrina propia.

Por último, la nueva estructura política se completacon la tercera apuesta, los tribunales de protección delas inversiones. Se implanta un modelo de justicia pri-vatizada global ya vigente en muchos tratados bilate-rales, mediante el cual las corporaciones denuncian alos Estados —nunca al revés— si ven lesionados susintereses. Son espacios ajenos a la institucionalidad

pública, con una asunción absoluta de los principiosmercantiles hegemónicos, y cuyo fin principal consis-te en aplicarlos de manera altamente coercitiva, exigi-ble y justiciable, sin garantías en términos de derechode las personas y los pueblos. Aquí también coexistendiferentes versiones de tribunales —que debatensobre el número y carácter de los árbitros, el sistemade apelación o incluso a la posibilidad de crear unaCorte Multilateral de Inversiones, etc.—. Pese a ello,todas las propuestas rompen la lógica pública y garan-tista, crean espacios privados que vacían la justicia y

sitúan a las empresas como actorprincipal, con amplias capacida-des para defender sus intereses yque, en sentido contrario, noestán en la obligación de cumplirel marco internacional de dere-chos humanos.

En conclusión, la nueva oleadase vincula directamente a la eli-minación del conjunto de trabasal comercio y a la inversión,principalmente en los ámbitospolítico y económico —perotambién en el cultural—,ampliando definitivamente losespacios al relato corporativo.De este modo, avanza en la fron-tera sectorial y geográfica a lamercantilización, impulsa unaagenda política que entroniza losnegocios como valor civilizatoriosupremo y desmantela los míni-mos democráticos al generar unaestructura político-jurídica basa-da en el gobierno de facto de las

empresas y en la justicia privatizada. La democraciase hunde en el altar del capitalismo y del poder cor-porativo. Las instituciones persisten, pero amputadasy amenazadas por nuevos organismos. Un relato, endefinitiva, de fascismo social y hegemonía empresa-rial, ya sin intermediaciones institucionales.

Los impactos de este hito central del capitalismo delsiglo XXI trascienden por tanto la insostenibilidad,exclusión y desposesión de todo proceso de mercan-tilización capitalista, sino que además incorporanuna mirada de largo plazo que pretende alterar lossentidos comunes en favor del poder y del relatocorporativo. Es estratégico impedir su aprobación eimplantación, nos va la vida en ello. �

Se implanta un modelo dejusticia privatizada global yavigente en muchos tratadosbilaterales, mediante el cual lascorporaciones denuncian a losEstados —nunca al revés— siven lesionados sus intereses.Son espacios ajenos a lainstitucionalidad pública, conuna asunción absoluta de losprincipios mercantileshegemónicos, y cuyo finprincipal consiste en aplicarlosde manera altamente coercitiva,exigible y justiciable, singarantías en términos dederecho de las personas y lospueblos.

25

E l modelo alimentario actual, basado en el con-cepto de alimentación como mercancía y no

como derecho y estructurado en torno a los interesesde las grandes empresas del agronegocio, generavulnerabilidad alimentaria, ecológica, social y eco-nómica. Frente a esto, la soberanía alimentaria,construida desde los movimientos campesinos ysociales, se nos presenta como una propuesta con-trahegemónica de primer orden; los territorios,como ámbito estratégico para desarrollarla, y laspolíticas públicas locales, como una de las herra-mientas tractoras para transitar hacia otros modelosde organización sociales, políticos y económicosque coloquen la sostenibilidad de la alimentación yla vida en el centro.

Este momento de crisis profunda del modelo capita-lista neoliberal nos coloca ante grandes debatessobre qué sociedad, qué trabajos, qué instituciones,qué políticas públicas, etc. queremos y necesitamospara hacer frente a las dinámicas actuales de privati-zación y profundización de las desigualdades. Es elmomento de idear y construir alternativas que nospermitan avanzar en términos de justicia, bienestar ysostenibilidad.

En este sentido, el movimiento campesino interna-cional organizado en La Vía Campesina1 (LVC)lleva décadas denunciando las grietas de este siste-ma (crisis alimentaria, crisis climática, crisis social)y proponiendo alternativas para su superación. Fren-

te a quienes ante esta crisis están proponiendo unaintensificación del desarrollismo, de la privatizacióny de la acumulación, LVC y todas las organizacio-nes y personas que conformamos el movimiento porla soberanía alimentaria vemos la situación actualcomo de oportunidad y urgencia para hacer pro-puestas transformadoras, viables y reales en nues-tros territorios para transitar desde lo local hacianuevos sistemas globales.

El modelo agroindustrial actual está controlado porgrandes empresas transnacionales que, utilizandomúltiples estrategias en las diferentes fases de lacadena alimentaria, determinan qué y cómo se pro-duce y también qué vamos a consumir. Este modeloprofundamente dependiente (de los bienes naturales,del mercado global y de las relaciones desigualesnorte-sur), que necesita del patriarcado para su fun-cionamiento y despoja a las comunidades tradicio-nales de sus saberes y recursos (tierra, semillas),entiende la alimentación como un negocio. Así, lasoberanía alimentaria se construye colectivamentecomo una propuesta política que, frente a estavisión, defiende la alimentación como un derecho.

Defendemos la soberanía alimentaria como un enfo-que integral, abierto y alternativo que se basa en elderecho de los pueblos a establecer su propio siste-ma alimentario. Frente a un modelo único basado enla centralidad de los mercados, la privatización de lavida y la generación de desigualdades, este enfoquepropone colocar la vida y la alimentación en el cen-tro y construir colectivamente otros modelos socia-les y económicos que respondan a esta apuesta.

Integral, porque, partiendo de la defensa de la ali-mentación no como mercancía sino como derechofundamental, es un enfoque que aborda de maneracrítica las relaciones y dinámicas que se dan en elresto de ámbitos sociales y económicos. Así, pode-mos decir que no se trata sólo de transformar lo quecomemos, sino sobre todo de transformar la realidaden la cual está inserta esta producción y ese consu-

SEMBRANDO SOBERANÍAS: POLÍTICAS PÚBLICAS LOCALES PARA LA SOBERANÍA ALIMENTARIA*

BizilurAsociación para la Cooperación y el Desarrollo de los Pueblos

25

*. Este artículo está basado en la guía Sembrando Soberaníaspara otros modelos de vida en Euskal Herria, Bizilur y Et-xalde – Nekazaritza Iraunkorra, junio 2015.

1. La Vía Campesina es un movimiento internacional que reúnea millones de campesinos, agricultores pequeños y medianos,sin tierra, jóvenes y mujeres rurales, indígenas, migrantes ytrabajadores agrícolas de todo el mundo, en total más de200 millones de campesinos y 181 organizaciones locales.Construido sobre un fuerte sentido de unidad y la solidaridadentre estos grupos, defiende la agricultura campesina por lasoberanía alimentaria como una forma de promover la justiciasocial y la dignidad y se opone fuertemente a los agronego-cios que destruyen las relaciones sociales y la naturaleza.

26

mo de alimentos desde la base del derecho a decidir.Entendemos los pueblos como sujetos soberanoscon capacidad y legitimidad para construir alternati-vas adecuadas a sus realidades.

Es una agenda también abierta, que nace y se cons-truye desde el movimiento campesino, pero que estáen permanente construcción y diálogo con otraspropuestas políticas, como la economía feminista, elecofeminismo, la economía social y solidaria, laeconomía ecológica, el decrecimiento, la economíadel bien común o el Buen Vivir,entre otras.

Y por último, se trata de unapropuesta alternativa, porquefrente a ese modelo hegemónicoque genera pobreza, exclusión,superación de los límites delplaneta, desigualdad, etc., esteenfoque propone un modelosocial y económico alternativobasado en la sostenibilidad eco-lógica, económica y social,necesariamente ligada a losterritorios y a las vidas de laspersonas.

Para la soberanía alimentaria,por tanto, es central el territorio,lo local, como ámbito estratégi-co para la construcción colectivay la puesta en marcha de alter-nativas de vida. Debemos acla-rar que entendemos lo local no desde una perspectivalocalista ni reduccionista, sino siempre en necesariainteracción y relación con lo global. No podemosanalizar nuestros contextos y realidades más cerca-nas sin entender cómo éstas están afectadas por cau-sas globales estructurales. Nuestras propuestas debenpartir tanto del análisis del modelo hegemónicogenerador de múltiples desigualdades como de lasalternativas existentes al mismo, de esta idea deinterdependencia. La Vía Campesina es, en símisma, un ejemplo perfecto para entender esta pro-puesta de articulación local-global.

Así mismo, entendemos lo público como un espaciodel que apropiarse colectivamente y las políticaspúblicas como una herramienta que puede promoverla transformación que, desde los diversos ámbitos,debemos ir concretando y construyendo para articu-

lar un proyecto alternativo que responda a esa nece-saria mirada integral.

Asumir la soberanía alimentaria como enfoque queoriente la construcción de políticas públicas suponerevisarlas desde el inicio, revisar cómo fueron toma-das las decisiones y la gestión. Para que estas políti-cas sean aliadas de agendas alternativas, deben serconstruidas en colectivo y en alianza amplia conotros sectores (movimiento campesino, consumido-res/as, administración pública, asociaciones…)

Desde estas premisas surge lapropuesta del enfoque de inter-sección de soberanías, y nospreguntamos: si quisiéramosconstruir una propuesta alterna-tiva desde la soberanía alimen-taria, ¿qué ámbitos incluiría?¿Cuáles de estos ámbitos sonclaves para poder construir unmodelo alimentario que favo-rezca la construcción de eseotro modelo de sociedad queponga las personas y la vida enel centro?

Para responder, identificamoscinco ámbitos imprescindibles(aunque no exclusivos) sobrelos que debemos construir sobe-ranía:

Soberanía sobre los bienes naturalesTierra, bosques, agua, semillas, etc. resultan funda-mentales para la soberanía alimentaria. Frente a laactual privatización y especulación con los mismos,la soberanía alimentaria defiende que son fuente dediversidad y sostenibilidad y, por tanto, hay queponerlos al servicio del bien común y no de los inte-reses del mercado. En este sentido, debemos promo-ver una visión de nuestros territorios no sólo desdesu perspectiva productiva o económica, sino tam-bién ecológica, cultural y política, y abordar desdeesa mirada la ordenación de los mismos.

Soberanía energéticaFrente a la actual crisis climática y energética, lasoberanía alimentaria es una alternativa real. No setrata de tomar medidas puntuales dirigidas a produ-cir más energía desde fuentes alternativas paraseguir aumentando el consumo. La transformación

Para la soberanía alimentaria,por tanto, es central el territorio,lo local, como ámbito estratégicopara la construcción colectiva yla puesta en marcha dealternativas de vida. Debemosaclarar que entendemos lo localno desde una perspectivalocalista ni reduccionista, sinosiempre en necesariainteracción y relación con loglobal. No podemos analizarnuestros contextos y realidadesmás cercanas sin entendercómo éstas están afectadas porcausas globales estructurales.

27

del modelo de consumo, reorganizar la energía concriterios de eficiencia, promover la autonomía ener-gética y las energías de fuentes alternativas y reno-vables, reducir residuos, reutilizar, reciclar, y avan-zar hacia un modelo público de producción, gestióny distribución de energía pueden ser alguno de loscaminos. La relocalización de la producción y elconsumo de alimentos y la producción agroecológi-ca pueden, sin ninguna duda, ayudar a reducir elconsumo energético.

Soberanía sobre los sistemas alimentarios localesTanto aquellas personas que producen alimentos comoaquellas que nos alimentamos debemos ser capaces dedecidir dónde y cómo se producen, transforman ycomercializan los alimentos,priorizando los territorios, lolocal, la producción ecológica,las relaciones de cooperación ylos canales cortos de comercia-lización, entendiendo el consu-mo como una herramienta detransformación, compartiendoresponsabilidades y constru-yendo relaciones de cercaníaentre personas productoras yconsumidoras, entre el ámbitorural y el urbano.

Soberanía y autonomía de lasmujeres

Debemos fomentar procesos de visibilización yreconocimiento de la realidad, situación y posiciónde las mujeres agricultoras y rurales, desde su diver-sidad, y el establecimiento de las medidas necesariaspara mejorar ésta; dar valor a sus conocimientos ysaberes para la construcción de la soberanía alimen-taria y su papel fundamental para otro modelo deagricultura sostenible; promover procesos de empo-deramiento de las mujeres campesinas, entendidoscomo la toma de conciencia individual y colectivade su situación de desigualdad, de las causas que lageneran y de su organización para superarlas; hastapotenciar el trabajo en redes y alianzas de mujeres,siendo necesario establecer vínculos entre mujeresurbanas y rurales para luchar por objetivos comu-nes.

Soberanía sobre la organización de lo común y conocimientolibre

Entendemos que no será posible construir esos otrosproyectos de vida alternativos si no se abordan

desde la generación de conciencia crítica de las per-sonas y pueblos y desde la comprensión de la cen-tralidad de apropiarnos de la organización de locolectivo. Por tanto, conocimientos libres y diversosy el acceso a la información resultan fundamentales.Desde esta propuesta se reclama dejar de entenderconocimiento e información como algo neutro y eli-tista y hacer como con los circuitos alimentarios,relocalizarlos y recampesinizarlos.

Resulta central ampliar y redefinir los marcos en loscuales se han insertado los procesos de toma dedecisiones, priorizando la construcción y el debatecolectivo sobre las posibles alternativas; y promo-viendo espacios y relaciones basadas en la solidari-

dad y el intercambio. Desdelas administraciones compro-metidas se deben redefiniresas otras maneras de organi-zar lo común.

Este enfoque alternativoimplica grandes retos y des-afíos y serán necesarias innu-merables herramientas paradesarrollarlo. Desde nuestropunto de vista, las políticaspúblicas locales son una deesas herramientas: un ele-mento tractor fundamentalpara ir avanzando en la tran-

sición hacia esos otros modelos deseados. Debemosaproximarlas al bien común, alejarlas de la crecienteprivatización de las vidas, traducirlas en derechos delos pueblos y del bien común.

Esto supone asumir que no podremos hablar detransformación real si la administración va sola; esimprescindible la participación y visión de las per-sonas y colectivos directamente implicados; que laadministración puede tener un papel importantepara facilitar y promover los cambios; que debemostratar de dar respuesta a las urgencias, a las necesi-dades reales e inmediatas, y ser capaces de valorarcómo esas respuestas nos alejan o acercan a esehorizonte de transformación; que hay experienciasautónomas, que seguirán siendo eso, autónomas,pero de las cuales tenemos mucho que aprender;que existen riesgos evidentes de burocratización delos procesos a los que tendremos que hacer frente; yque aterrizar un enfoque como la soberanía alimen-taria en propuestas concretas requiere aunar esfuer-

Desde nuestro punto de vista, laspolíticas públicas locales son una deesas herramientas: un elementotractor fundamental para iravanzando en la transición haciaesos otros modelos deseados.Debemos aproximarlas al biencomún, alejarlas de la crecienteprivatización de las vidas, traducirlasen derechos de los pueblos y delbien común.

28

zos y entender que es una tarea en permanente cons-trucción.

Para ello, las administraciones públicas tambiéndeben asumir los retos que supone llevar a la prácti-ca un enfoque de este calado, asumiendo riesgos ypotencialidades inherentes al proceso y aceptandocierto grado de incertidumbre. Frente a los márge-nes muchas veces estrechos de las competencias, delas limitaciones presupuestarias, de las normativas,etc., necesitamos ir construyendo estas propuestasdesde otros parámetros y miradas, asumiendo que elcamino es en sí mismo parte delproceso de aprendizaje.

Debemos replantearnos inte-gralmente lo que entendemospor participación y construccióncolectiva, revisando las formasactuales, delegadas y de bajoperfil, hacia otras políticasconstruidas desde otras metodo-logías, herramientas y espacios.

Resulta imprescindible cons-truir y mantener una visiónholística, integral y transversalen la definición de los planes ypropuestas a nivel local, frente ala sectorialización de las actua-les políticas públicas. Aterrizary concretar en cada contexto yrealidad particular los enfoquesde soberanía alimentaria e inter-sección de soberanías. Para ellonos parece importante no olvi-dar que dentro de la propuestade la soberanía alimentaria la alimentación juega unpapel fundamental. Por lo tanto, es central aumentar,potenciar y proteger al campesinado y la producciónde alimentos en nuestros territorios, garantizando suacceso para la población. Sin esto, es imposibledefender la alimentación como un derecho.

Muchos son los retos a los que nos enfrentamos,pero también sabemos que ya existen caminos quese están definiendo junto con otras y otros. Unejemplo de ello es Orduña, regresando al futuro.2

Orduña, regresando al futuro

Orduña es un pequeño municipio de Bizkaia enterritorio alavés, con una población de 4.200 habi-tantes y un censo de 50 explotaciones agro ganade-ras. Aproximadamente el 1% de la población sededica al primer sector, siendo el comercio y elturismo los sectores más importantes. Este munici-pio es referente por apostar por la agroecología y lasoberanía alimentaria como marco para definir polí-ticas de desarrollo comarcales.

Entre el año 2000 y 2003 seimpulsó un plan estratégico delmunicipio basado en la apuestapor el primer sector como motorde desarrollo. El primer pasofue un diagnóstico común a tan-tos otros municipios: sectorenvejecido, descenso en elnúmero de explotaciones, pocatransformación del producto,cadenas rotas de comercializa-ción… en definitiva, poco valorañadido. En un segundomomento, se crea en 2006 elservicio de asesoramientoEkoizpen Orduña y se instauraun foro de agroecología que tra-taba temas relacionados con ali-mentación sostenible y se poneen marcha una investigación-acción-participativa dondeconfluyen dos sujetos funda-mentales: el Grupo de la Hierba(grupo para abaratar costes en laproducción) y Urduñako Zapo-

reak (asociación para la promoción de productosagro-ganaderos).

En 2009, con los resultados de Ekoizpen y la parti-cipación del primer sector se da un paso más haciael desarrollo de un sistema alimentario local y secomienza a dar forma a una cocina municipal que adía de hoy abastece tanto a la escuela como a la resi-dencia de la tercera edad. A través de pliegos espe-cíficos para esta cocina, se fomenta la compra localde productos, la frescura, ecológicos…

En torno a esta cocina municipal se promocionan asu vez varios de los intereses identificados durantela investigación y el diagnóstico: la cultura y tradi-

[…] Aterrizar y concretar encada contexto y realidadparticular los enfoques desoberanía alimentaria eintersección de soberanías. Paraello nos parece importante noolvidar que dentro de lapropuesta de la soberaníaalimentaria la alimentación juegaun papel fundamental. Por lotanto, es central aumentar,potenciar y proteger alcampesinado y la producción dealimentos en nuestros territorios,garantizando su acceso para lapoblación. Sin esto, es imposibledefender la alimentación comoun derecho.

2. www.regresandoalfuturo.org

29

ción gastronómica de la comarca, el comercio local,la agricultura y la ganadería, la comercialización deproductos locales, oportunidad para nuevas instala-ciones, planificación de la producción en base anecesidades alimentarias, mejora de la calidad de laalimentación de las personas mayores y de losniños/as…

Otras iniciativas que el municipio ha impulsado eneste tiempo y que han posibilitado el avance de lasoberanía alimentaria como marco fundamental parael desarrollo han sido: la ordenanza para ventaambulante que favorece la venta de productos de lazona, ordenanza de aprovechamiento de fincas depropiedad municipal para poner en marcha huertosurbanos y para la promoción de la instalación dejóvenes en el primer sector y el Plan de Gestión delmonte de Utilidad Pública.

¿Qué aprendemos de este proceso?La dificultad que supone al inicio no tener apoyosexternos ni recursos económicos o humanos orienta-dos a ello, así como las normativas y políticas públi-cas a niveles superiores. O los miedos y resistenciasque aparecen dentro del proceso.

Pero también, que tanto la autonomía de un procesocomo éste como la alianza con otros movimientossociales o municipios que están en el mismo proce-so facilitan que prosperen.

Destacamos la importancia que en este procesotuvieron la formación, sensibilización y dinamiza-ción continua, manteniendo la ilusión de las perso-nas implicadas; la socialización de los avances paraque las personas comprendan y se apropien.

Hay muchísimas propuestas en marcha en munici-pios enormes y minúsculos, con grandes áreas agrí-colas o muy pequeñas, que desde su propia realidady desde una reflexión y construcción colectivas,impulsan políticas públicas desde el marco de lasoberanía alimentaria: el Consejo Alimentario deValencia, el Consejo Alimentario de Bristol, el pai-saje natural y cultural de Zerain, Consumiendo Leit-za, Madonie Resilienti…

De todas ellas se pueden extraer aprendizajes y tejerpoco a poco redes que nos permitan blindar, desde lopúblico, alternativas para recolocar la vida y la alimen-tación en el centro. Algunas de ellas están recogidas enel mapa digital Alimentando Alternativas y PolíticasPúblicas (www.politikak-elikatzen.bizilur.eus). Podéisconocerlas, poneros en contacto con sus protagonis-tas o compartir vuestra experiencia y seguir suman-do en el intercambio de experiencias y de saberes,tan necesario para avanzar en una apuesta complejae ilusionante como la que llevamos entre manos:sembrar soberanías.3 �

3. h t tp : / /b iz i lu r. eus /wp-con ten t /up loads /2016 /01 /Sembrando_soberanias-CAS.pdf

30

N o es nada original la idea de que el sistema capi-talista comenzó a entrar en una nueva fase a partir

de la década de 1980, al calor de una transformaciónque no ha hecho sino intensificarse y acelerarse desdeentonces. Varias son las características que la defini-rían: la dinámica de creciente desregulación y priva-tización, la revolución tecnológica, el salto cualitativoen la internacionalización de la economía (la globali-zación), el peso creciente del sector financiero y dela lógica financiera (la financiarización de la econo-mía), el poder cada vez mayor de las grandes empresastransnacionales, el debilitamiento progresivo de lafuerza sindical, la reducción creciente de la capacidadde actuación del Estado en la esfera económica, lasparalelas dificultades estructurales del Estado de Bienes-tar… Todos rasgos complementarios que parecen, enefecto, estar consolidando un modelo diferenciado deeconomía y de sociedad y sobre los que se ha escritoya largo y tendido.

Es una perspectiva en la que incide, pero desde unaperspectiva sustancialmente innovadora, el libroaquí comentado (edición original: The Presidentand Fellows of Harvard College, 2014), de unaautora que viene insistiendo desde hace años en eltema: la socióloga holandesa Saskia Sassen (profe-sora de la Universidad de Chicago y de la LondonSchool of Economics and Political Science y que,entre otras muchas distinciones, fue galardonadacon el Premio Príncipe de Asturias de CienciasSociales en 2013).

Sobre la base de todos los rasgos apuntados, Sassenconsidera que el elemento definidor de la nueva fasees una tendencia a la que empujan todas esas carac-terísticas: una propensión cada vez más intensa a laexpulsión hacia la marginalidad de sectores crecien-tes de la población. Algo que no es, tampoco, estric-tamente novedoso. Otros autores se han referido aeste tipo de fenómenos como caracterizadores denuestro tiempo: muy especialmente David Harvey,con cuya tesis de «la acumulación por despose-sión», coinciden no poco los planteamientos de Sas-

sen. La originalidad de ésta estriba en que para ellase trata de una propensión impulsada por el empleode una tecnología crecientemente compleja (algoque en cierta forma remite al ya casi olvidado E. F.Schumacher). Una tecnología que se hace creciente-mente dura para los menos favorecidos, que estádirigida por una lógica financiera que persigue unbeneficio extraordinario siempre en aumento yque se concentra especialmente en los nichos (secto-riales o geográficos) en los que puede generar unmayor rendimiento a corto plazo.

Se trata de un fenómeno —piensa la autora— que nopuede identificarse simplemente con la profundiza-ción extrema en las desigualdades que, sin duda, elsistema genera. Es algo sustancialmente diferente ymás grave: la generalización e intensificación deprácticas económicas orientadas a la extracción delmáximo beneficio posible y caracterizadas por «lacomplejidad de los medios y por la brutalidad de lasconsecuencias» que está empobreciendo y enmuchos casos excluyendo de la economía formal yarrojando a la marginación (expulsando) a masascrecientes de la población de muchos países (al tiem-po que intensificando la destrucción de la naturaleza:otra forma de expulsión). Prácticas que, con formasdiferentes, rebasan fronteras y sectores, conforman-do lo que Saskia Sassen juzga como una tendenciade fondo crecientemente acusada y definitoria delsistema económico: una «profundización sistémicade las relaciones capitalistas» que ha producido loque califica como «la descomposición de la econo-mía política del siglo XX», que esconde una dinámicadesacomplejada de generación de beneficios y depobreza que la crisis no ha hecho sino robustecer yque recuerda —piensa— a las formas más extremasde acumulación originaria de comienzos del capita-lismo. Tecnologías complejas y de gran escala al ser-vicio de un sistema económico focalizado hacia for-mas de apropiación/expropiación de simplicidad yviolencia que parecían superadas en la noche de lahistoria: «un despliegue de formas complejas deconocimiento y creatividad que con demasiada fre-

SASSEN, S., EXPULSIONES. BRUTALIDAD Y COMPLEJIDAD EN LA ECONOMÍA GLOBAL, KATZ, BUENOS AIRES,2015

José Ángel MorenoEconomistas sin Fronteras

EL LIBRO RECOMENDADO

31

cuencia trae consigo, además de robustas ganancias,brutalidades asombrosamente elementales».

Porque, en efecto, estamos —asegura— ante unatendencia que —como muchos otros autores hanvisto— supone una diferencia esencial con el mode-lo de capitalismo keynesiano-fordista. Un modelo,éste, caracterizado por la búqueda de la integraciónde colectivos que el sistema necesitaba como traba-jadores y consumidores para su adecuado funciona-miento (el modelo que propició la consolidación delEstado de Bienestar y el modelo también en el quemejor arraigó la socialdemocracia). Frente a esemodelo, la nueva fase del sistema se caracteriza poruna estructura productiva, una tecnología y un espa-cio de actuación (global) que convierte en progresi-vamente prescindibles a sectores cada vez mayoresde la población: tanto en los países pobres como enlos desarrollados y tanto en colectivos campesinos eindígenas y en la clase trabajadora tradicional comoen las clases medias. Se ha pasado así «… de unadinámica que atraía gente hacia el interior a otradinámica que empuja gente hacia afuera», en elmarco de una concepción «peligrosamente estre-cha» y acusadamente «corporativa» del crecimiento,en la que la labor de los Estados radica en facilitaral máximo la actividad de las grandes empresas, enla que se eliminan todos los obstáculos que interfie-ren en su camino y en la que dejan de importartodos los elementos que no contribuyen al beneficio.A ello responde la línea mayoritaria de las políticaseconómicas que se vienen aplicando, que la crisis haintensificado y radicalizado y que inevitablementeconducen a reducciones del nivel de demanda y adeterioros de la base productiva (a lo que Sassenllama «contracción de la economía») que a la largaacabarán generando límites evidentes para el creci-miento. Pero una de las características dominantesde la nueva fase del capitalismo es —pese a los dis-cursos— la despreocupación por el futuro y la foca-lización obsesiva en el corto plazo.

En el modelo anterior, el beneficio empresarialdependía esencialmente de la expansión de la capa-cidad de consumo de la población nacional, que seproducía básicamente por su inclusión en la fuerzalaboral. En el actual, crecientemente dominado porlas grandes corporaciones, el beneficio que importa—el de estas corporaciones— depende cada vezmás claramente de otros factores: de su demandamundial, de su gestión financiera y especulativa, desus cadenas de valor internacionales, de su capaci-

dad de extracción de rentas extraordinarias (ingenie-ría fiscal, externalización de costes…)… Un mode-lo, en este sentido, mucho más cortoplacista, muchomás vinculado a la lógica financiera, mucho másgenerador de impactos socio-ambientales negativos,mucho menos arraigado en el espacio nacional ymucho menos preocupado por las personas que elprecedente. Un modelo, así, en el que cambia deforma crucial el carácter del crecimiento económi-co: en lugar de eje impulsor de mayores nivelesmateriales de vida para la mayoría de la sociedad,pasa a ser un fenómeno con efectos positivos gene-rales cada vez menores y más concentrado. Un cre-cimiento esencialmente corporativo, que conduce aun mundo cada día más inclemente y que puedemantenerse e intensificarse al tiempo que se deterio-ran los niveles de ingresos y de calidad de vida desectores en aumento de la sociedad. Algo —creeSassen— que debería llevarnos a replantear radical-mente los criterios con los que definimos el progre-so.

En este contexto —y es quizás lo que de más nove-doso aporta la obra—, esta tendencia a la expulsiónsocial es —para Sassen— consecuencia directa dela aplicación de formas de actuación y tecnologíascrecientemente complejas, de la mano de las gran-des empresas, pero con la complicidad manifiesta degobiernos y organismos internacionales. Una conse-cuencia derivada de una irresponsabilidad social enlas prácticas económicas que imprime un patentecarácter de brutalidad despiadada al conjunto delsistema.

Entre las prácticas de este tipo que Sassen destacacomo particularmente relevantes por sus implicacio-nes sociales y ambientales, figuran la extensiónmundial de una agricultura hipertecnologizada basa-da en el acaparamiento de tierras y unas actividadesindustriales, energéticas y extractivas crecientemen-te agresivas en términos ambientales y sociales,prácticas ambas que se están extendiendo intensa-mente y que están provocando costes irreparablespara las poblaciones afectadas, al tiempo que unsalto cualitativo en la destrucción del capital naturaldel planeta (justo en momentos en que se multipli-can como nunca antes farisaicas preocupacionesconservacionistas por parte de las élites empresaria-les y políticas).

No obstante, hay otro tipo de tecnologías complejasmenos llamativas, pero cuyos efectos pueden ser

32

tanto o más letales. El ejemplo más significativopara Sassen es la sofisticación creciente de la activi-dad del sector financiero, en el que se materializa—dice— «… la más completa y eficaz de esas ten-dencias subterráneas que están transformando nues-tro mundo». Un sector en el que se ha producidouna transformación revolucionaria, de la mano delprotagonismo imparable de actividades y productoscada vez más tecnificados, especulativos y de díficilcomprensión, entre los que sobresale la ya casi uni-versal capacidad de titularización, que permite con-vertir en producto financiero prácticamente todo: losinmuebles, los estudios, las materias primas, loscereales, los alimentos… Todo ya es susceptible,gracias a ella, de ser incorporado a una lógica finan-ciera/especulativa que incrementa continuamente lasfuentes de rentabilidad y los beneficios del sector,en una continua penetración en otros sectores yámbitos de la vida que constituye una de las másconspicuas y efectivas facetas de lo que se ha dadoen llamar la «financiarización» de la economía. Acosta, claro, de incrementar también la inestabilidady los riesgos y produciendo crisis de frecuencia yseveridad en aumento, a la par que terribles trage-dias para muchos colectivos, que se ven abocados ala ruina por la dinámica de un sector que actúa conniveles de irresponsabilidad y violencia cada vezmayores. Estamos, así, ante un sector hegemónico einvasivo, capaz de imponer las líneas de actuación

de los restantes y que está regando el mundo de«una destrucción en gran escala de economíassanas, deudas gubernamentales sanas y hogaressanos», liderando un feroz proceso de «creación deformas extremas de riqueza y de pobreza».

Son sólo algunos aspectos de un libro poliédrico,pero que —para quien esto escribe— constituyeante todo una sombría advertencia sobre los peli-gros derivados de una aceleración científico-tecno-lógica liderada por un poder económico cada vezmás concentrado. Frente al optimismo de quienesconfían en las virtualidades de la ciencia para sol-ventar los problemas del deterioro galopante delpatrimonio natural del planeta, pero también frentea quienes consideran que la revolución científico-tecnológica de nuestro tiempo acabará socavandolos cimientos del sistema dominante, la lectura deSassen obliga a no echar en el saco del olvido elcondicionamiento que la tecnología puede imponeren la orientación de la economía y de la sociedad ylos severos riesgos que entraña la concentración desu control. Una concentración que podría simple-mente reforzar el poder de quienes la detentan y lafocalización de su estrategia: su opción por la maxi-mización cortoplacista del beneficio que la tecnolo-gía puede posibilitar, fortaleciendo así una dinámicade irresponsabilidad, desigualdad y autoritarismoque no por suicida a la larga deja de ser posible. �

PARA SABER MÁS

33

Vídeos de las intervenciones en las V Jornadas «Otra economía está en marcha», celebradas los días 9 y 10 demarzo de 2018, y audio del programa de radio del Colectivo La Mundial, que difundió las jornadas en directo.

Conferencia inaugural de Saskia Sassen: «Expulsiones en la economía global»

Almudena Hernando: «La fantasía de la individualidad»

PARA SABER MÁS

34

Diálogo entre Santiago Alba y Yayo Herrero; «Diálogo sobre neoliberalismo y ecofeminismo»

Mar Cabra: Políticas Fiscales. Los Panama Papers

Programa de radio La Mundial ambulante Otra economía está en marcha

DOSSIERES EsF

http://ecosfron.org/publicaciones/

Dossier n.º 1: «Nuevos tiempos para la cooperación internacional para el desarrollo», abril 2011.

Dossier n.º 2: «¿Cambiar el mundo desde el consumo?», julio 2011.

Dossier n.º 3: «Sombras en las microfinanzas», octubre 2011.

Dossier n.º 4: «La RSE ante la crisis», enero 2012.

Dossier n.º 5: «La cooperación al desarrollo en tiempos de crisis.Nuevos actores, nuevos objetivos», abril 2012.

Dossier n.º 6: «Crisis, indignación ciudadana y movimientos sociales», julio 2012.

Dossier n.º 7: «¿Otra política económica es posible?», octubre 2012.

Dossier n.º 8: «Banca ética ¿es posible?», enero 2013.

Dossier n.º 9: «Desigualdad y ruptura de la cohesión social», abril 2013.

Dossier n.º 10: «Seguridad alimentaria: Derecho y necesidad», julio 2013.

Dossier n.º 11: «La agenda de desarrollo post-2015:¿Más de lo mismo o el principio de la transición?», octubre 2013.

Dossier n.º 12: «Economía en colaboración», enero 2014.

Dossier n.º 13: «Otra economía está en marcha», primavera 2014.

Dossier n.º 14: «RSC: Para superar la retórica», verano 2014.

Dossier n.º 15: «La enseñanza de la economía», otoño 2014.

Dossier n.º 16: «El procomún y los bienes comunes», invierno 2015.

Dossier n.º 17: «Financiación del desarrollo y Agenda Post-2015», primavera 2015.

Dossier n.º 18: «II Jornadas Otra Economía está en marcha», verano 2015.

Dossier n.º 19: «Las exclusiones sociales», otoño 2015.

Dossier n.º 20: «Fiscalidad: eficiencia y equidad», invierno 2016.

Dossier n.º 21: «Recordando a José Luis Sampedro», primavera 2016.

Dossier n.º 22: «Otra economia está en marcha III», verano 2016.

Dossier n.º 23: «El buen vivir como paradigma societal alternativo», otoño 2016.

Dossier n.º 24: «La energía. Retos y problemas», invierno 2017.

Dossier n.º 25: «El enfoque de género en la economía social y solidaria:aportes de la economía feminista», primavera 2017.

Dossier n.º 26: «Repensando nuestro modelo de sociedad y de economía», verano 2017.

Dossier n.º 27: «La inversión de impacto», otoño 2017

Dossier n.º 28: «El gobierno de la globalización», invierno 2018.

Dossier n.º 29: «Economía feminista: visibilizar lo invisible», primavera 2018.

Economistas sin Fronterasc/ Gaztambide, 50(entrada por el local de SETEM)28015 • MadridTlf.: 91 549 72 [email protected]

Dossieres EsFn.º 30, Verano 2018

E sta publicación ha sido realizada con elapoyo financiero de la Agencia Española de

Cooperación Internacional para el Desarrollo(AECID), con cargo al proyecto2016/PRYC/001746, «La agenda 2030 y losobjetivos de desarrollo sostenible (ODS): cambiarla economía para transformarel mundo».El contenido de dichapublicación es responsabilidadexclusiva de sus autores y norefleja necesariamente laopinión de la AECID.

Con la colaboración de: